epÍstola a los pisones de horacio

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“EPÍSTOLA A LOS PISONES” DE HORACIO Obra del romano Horacio, originario de Abulia, que vivió durante la segunda mitad del siglo I a.C. Esta obra se considera muchas veces, no sólo como una simple epístola dirigida a unos tales “Pisones”, de la gens Calpurnia, sino que Horacio utilizó ese formato como excusa para escribir una Poética. En cualquier caso, se trata de un análisis en profundidad de todos los aspectos del género poético, y de cómo han de tratarse desde el punto de vista del poeta. Vamos a dividir este resumen en tres partes, tomando como referencia la introducción que hace Aníbal González en su edición bilingüe de la Poética de Aristóteles y la de Horacio de Visor Libros. Primera parte (versos 1 - 152): trata del arte como concepto general, la poesía. Aquí nos habla, en primer lugar de la unidad y la coherencia de un poema, que es como un cuadro. Hay que componer un poema que forme un todo y sea uno. Vemos en este primer fragmento el mismo concepto que ya defendía Aristóteles. Además, hay que evitar los vicios como la oscuridad del que quiere ser muy breve, o la ampulosidad del que busca lo sublime. Para que todo esto se cumpla como es debido, hay que elegir un tema que esté a la medida de las fuerzas de cada uno, pues sólo de esta manera el orden será claro y la expresión bella. Pasa entonces a hablarnos del estilo y la creación de palabras, a las que compara con hojas, defendiendo que han de crearse nuevas palabras para explicar conceptos oscuros, ya que el lenguaje evoluciona y muere. Así, también pueden volver a utilizarse palabras que estaban “muertas”, si el uso así lo quiere. Siempre hay que utilizar en esto la delicadeza y la prudencia. El metro es algo tremendamente importante para Horacio, siendo cada metro propio de un género, y no es adecuado componer un poema en versos que no le corresponde. Así mismo, los poemas tienen la finalidad de producir unos sentimientos en los espectadores, y hay que jugar con el Mª Victoria Yagüe Kuzminska. 1º Grado en Estudios Clásicos. Curso 2010/2011 1

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Page 1: EPÍSTOLA A LOS PISONES de Horacio

“EPÍSTOLA A LOS PISONES” DE HORACIO

Obra del romano Horacio, originario de Abulia, que vivió durante la segunda mitad del siglo I a.C. Esta obra se considera muchas veces, no sólo como una simple epístola dirigida a unos tales “Pisones”, de la gens Calpurnia, sino que Horacio utilizó ese formato como excusa para escribir una Poética. En cualquier caso, se trata de un análisis en profundidad de todos los aspectos del género poético, y de cómo han de tratarse desde el punto de vista del poeta.

Vamos a dividir este resumen en tres partes, tomando como referencia la introducción que hace Aníbal González en su edición bilingüe de la Poética de Aristóteles y la de Horacio de Visor Libros.

Primera parte (versos 1 - 152): trata del arte como concepto general, la poesía.

Aquí nos habla, en primer lugar de la unidad y la coherencia de un poema, que es como un cuadro. Hay que componer un poema que forme un todo y sea uno. Vemos en este primer fragmento el mismo concepto que ya defendía Aristóteles. Además, hay que evitar los vicios como la oscuridad del que quiere ser muy breve, o la ampulosidad del que busca lo sublime. Para que todo esto se cumpla como es debido, hay que elegir un tema que esté a la medida de las fuerzas de cada uno, pues sólo de esta manera el orden será claro y la expresión bella.

Pasa entonces a hablarnos del estilo y la creación de palabras, a las que compara con hojas, defendiendo que han de crearse nuevas palabras para explicar conceptos oscuros, ya que el lenguaje evoluciona y muere. Así, también pueden volver a utilizarse palabras que estaban “muertas”, si el uso así lo quiere. Siempre hay que utilizar en esto la delicadeza y la prudencia.

El metro es algo tremendamente importante para Horacio, siendo cada metro propio de un género, y no es adecuado componer un poema en versos que no le corresponde. Así mismo, los poemas tienen la finalidad de producir unos sentimientos en los espectadores, y hay que jugar con el lenguaje para conseguir este fin, de manera que los caracteres sean coherentes consigo mismos, y se mantengan hasta el final como han sido desde el principio.

Volviendo al tema, este no tiene por qué ser conocido, aunque es más fácil, pero lo que no se debe hacer es traducir palabra por palabra o imitar una obra al pie de la letra. Ha de evitarse el prometer grandes cosas al principio, y limitarse a que el medio con el principio y el final con el medio sean coherentes.

Segunda parte (versos 153 - 294): el poema concreto.

Tragedia: Los caracteres han de ser adecuados en cuanto a la edad. En cuanto a las acciones, las que se representan en escena delante de los espectadores provocan más sentimientos en ellos, pero hay acciones desagradables que hay que dejar entre bastidores y hacer que las describa un testigo presencial. Una obra que se va a representar tiene que tener cinco actos. El desenlace no debe producirse a manos de un dios. Los actores han de ser tres. El coro ha de cantar temas relacionados con la obra, y defender las actuaciones y la obligación viril. La lira y la flauta ahora tienen más protagonismo que antes y aumentan la elocuencia de las palabras.

Mª Victoria Yagüe Kuzminska.1º Grado en Estudios Clásicos.

Curso 2010/2011

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Page 2: EPÍSTOLA A LOS PISONES de Horacio

Drama satírico: ha de buscarse un término medio entre los versos livianos y jocosos de la comedia y la gravedad de la tragedia, pero nunca denigrando a ningún personaje noble.

En el teatro el verso que se utiliza es el trímetro yámbico, y el nos versos impares se permite la sustitución por espondeos, y debe de seguir los modelos griegos

Orígenes de la tragedia: Tespis, Esquilo, comedia antigua y la nueva (fábulas praetextas y togatas de tema nacional). Pero junto a todo esto, el poema ha de estar limado y pulido por el poeta.

Tercera parte (versos 295 - 476): la naturaleza del buen poeta.

Para escribir bien, hay que razonar, y hay que tener una cierta formación de tipo filosófico con base en la filosofía socrática. Hay que analizar el mundo real, las costumbres y extraer palabras vivas. Lo importante son las ideas (la fábula) y los caracteres. La obra ha de ser breve para que pueda ser retenida con facilidad, y que lo que suceda sea verosímil. Un buen poema se basa en la unión de lo útil y lo agradable, de preceptos para la vida en una forma que deleite al público.

La base del buen poema es la educación, y el modelo a seguir son los griegos, que siempre buscan la gloria con sus palabras. En cambio, la excesiva pragmática de la educación romana, hace a los jóvenes incapaces de componer poemas.

Así mismo, la poesía tiene dos tipos: aquella que se puede leer varias veces y agradará, y otra que con una vez basta.

Aquí viene la exhortación al primogénito de los Pisones, que se puede generalizar a todo poeta:

Debe de pedir opinión a los críticos, y esperar a publicar sus obras, pues no hay nada peor que un mal poeta. Más tarde, viene la dualidad ars/ingenium, pues ni el arte sin vena artística es buena, ni el genio sin pulir lo es. Hay que huir de los falsos amigos que alaban por interés, y es mejor una mala crítica que una gran adulación. Pues el hombre sincero corrige los siguientes versos: los que no tienen fuerza, los duros, los toscos, los ornamentos pretenciosos, los poco claros y los ambiguos, y nunca temerá ofender al poeta.

Mª Victoria Yagüe Kuzminska.1º Grado en Estudios Clásicos.

Curso 2010/2011

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