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Qué bello es Nuestro Dios Padre, que ha inspirado al Papa Francisco para que toda la humanidad, sin excepción alguna, tenga a partir del 8 de Diciembre de 2015 y hasta el 20 de Noviembre de 2016, la oportunidad de ver en su propia vida y en la de los demás la manifestación directa y clara de la Misericordia de Dios. Misericordia viene de miser=miseria y cordia=corazón. Misericordia significa entonces, sentir en forma real y verdadera con el otro sus miserias y necesidades y como consecuencia de esa compasión (sentir con) ayudarlo, auxiliarlo. Y a la vez, es sentirnos misericordiosos con NOSOTROS MISMOS y con los demás. Pero, ¿qué es la Misericordia de Dios?, ¿cómo se manifiesta?, ¿es verdad?, ¿pero si yo soy muy pecador(a)?, ¿es posible que yo tenga perdón?, ¿por qué?, ¿para qué?, pero si otros no tienen compasión y misericordia conmigo qué la va a tener Dios!!… Primero hay que saber que nuestro creador: Dios Todopoderoso, Omnipotente y Omnipresente es un –AÑO DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR- 8 DE DICIEMBRE DE 2015 AL 20 DE NOVIEMBRE DE 2016 Happy holidays from our family to yours! PADRE, y es un Padre de verdad, que nos hizo a su imagen y semejanza y que Él nos conoce como nadie más nos conoce, es más, sabe de nuestra debilidad humana y por ello está con nosotros siempre, es más, nos envió a su Único Hijo Nuestro Señor Jesucristo, para que haciéndose hombre, nosotros comprendiéramos (con su ejemplo y vida) que no es fácil seguir el camino dispuesto y propuesto por Él, pero que si vemos la realidad de Jesús (Dios hecho hombre) en su trascurrir en el mismo mundo nuestro, lo que nos indica es muchas fórmulas y ejemplos de cómo sacar adelante todos y cada uno de los retos que se nos presenten en nuestra vida. “Oren para no caer en la tentación”. Lucas 22; 39 Imágenes tomadas de Google: www.revistaecclesia.com “Soy un gran pecador, confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios. En el sufrimiento, acepto” Palabras del Cardenal Jorge Mario Bergoglio al aceptar la elección como Papa. Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016- ENSAYO SOBRE LAS OBRAS DE MISERICORDIA

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Qué bello es Nuestro Dios Padre, que

ha inspirado al Papa Francisco para

que toda la humanidad, sin excepción

alguna, tenga a partir del 8 de

Diciembre de 2015 y hasta el 20 de

Noviembre de 2016, la oportunidad de

ver en su propia vida y en la de los

demás la manifestación directa y clara

de la Misericordia de Dios.

Misericordia viene de miser=miseria y

cordia=corazón. Misericordia significa

entonces, sentir en forma real y

verdadera con el otro sus miserias y

necesidades y como consecuencia de

esa compasión (sentir con) ayudarlo,

auxiliarlo. Y a la vez, es sentirnos

misericordiosos con NOSOTROS

MISMOS y con los demás.

Pero, ¿qué es la Misericordia de Dios?,

¿cómo se manifiesta?, ¿es verdad?,

¿pero si yo soy muy pecador(a)?, ¿es

posible que yo tenga perdón?, ¿por

qué?, ¿para qué?, pero si otros no

tienen compasión y misericordia

conmigo qué la va a tener Dios!!…

Primero hay que saber que nuestro

creador: Dios Todopoderoso, Omnipotente y Omnipresente es un

–AÑO DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR-

8 DE DICIEMBRE DE 2015 AL 20 DE NOVIEMBRE DE 2016

Happy holidays from our family to yours!

PADRE, y es un Padre de verdad, que

nos hizo a su imagen y semejanza y

que Él nos conoce como nadie más

nos conoce, es más, sabe de nuestra

debilidad humana y por ello está con

nosotros siempre, es más, nos envió a

su Único Hijo Nuestro Señor Jesucristo,

para que haciéndose hombre,

nosotros comprendiéramos (con su

ejemplo y vida) que no es fácil seguir el

camino dispuesto y propuesto por Él,

pero que si vemos la realidad de Jesús

(Dios hecho hombre) en su trascurrir en

el mismo mundo nuestro, lo que nos

indica es muchas fórmulas y ejemplos

de cómo sacar adelante todos y cada

uno de los retos que se nos presenten

en nuestra vida.

“Oren para no caer

en la tentación”.

Lucas 22; 39

Imágenes tomadas de Google:

www.revistaecclesia.com

“Soy un gran

pecador,

confiando en la

misericordia y

en la paciencia

de Dios. En el

sufrimiento,

acepto”

Palabras del Cardenal

Jorge Mario Bergoglio

al aceptar la elección

como Papa.

Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

ENSAYO SOBRE LAS OBRAS DE MISERICORDIA

decir, el Padre conoce nuestra

realidad y necesidades, nosotros se

la presentamos a nuestra manera y

le pedimos que nos asista, pero a la

manera como nos la imaginamos,

pero Jesús nos enseña y dice: luego

de pedirle al Padre lo que ustedes

piensen que debe ser –aparta de

mí estos problemas-, se decide a

aceptar la voluntad de Él, a dejar

que Él intervenga como debe ser

para realizar todo como sólo Él

sabe que debe ser. A nosotros nos

resta pedirle los dones, frutos,

gracias y carismas del Espíritu Santo

para fortalecernos espiritualmente y

poder enfrentar, como Jesús, la

realidad y destino de nuestra

salvación y la de nuestro prójimo.

La Misericordia de Dios está

manifiesta en la Parábola del Hijo

Pródigo o de la Misericordia:

cuando el padre acoge a su hijo

(después de haber derrochado

todo y haberse perdido) que

vuelve arrepentido y dispuesto a

aceptar los designios del padre.

(Lucas 15;11-32).

¡Dios nos perdona todo, del todo y

en todo momento!

Imágenes tomadas de Google: www.fundacionmedinaceli.org

Imágenes tomadas de Google:

www.seminariodepalencia.es

www.catholic.net

Aún más, nos demostró en su

propia carne la debilidad humana,

cuando se presenta el momento de

la oración en el huerto y le pide a

Dios “Padre, si quieres, aparta de mí

esta copa” (Lucas 22; 42). Nos

indica que puede haber momentos

muy difíciles en donde no sabemos

qué hacer o en donde nuestras

tristezas o confusiones pueden

superar nuestra razón y debilitar

nuestro espíritu. Pero Él mismo nos

da el ejemplo pues antes en el

versículo 39 les dice a sus discípulos:

“Oren para no caer en la

tentación”. Lo que hace Él mismo:

se postra y ora al Padre Dios para

que le ayude: sus fuerzas se

debilitan y acude a quien debe ser:

al Señor y Dador de Vida, le expone

su naturaleza humana (no nos

debe dar miedo ni temor decirle a

Dios Padre lo que pensamos). Pero

Jesús también nos enseña después

de exponer su necesidad a

acogernos a la decisión del Padre:

“Pero no se haga mi voluntad, sino

la tuya.” (fin del versículo 42). Es

La Misericordia de Dios es el perdón (como en la

Parábola anterior) que Él tiene para con nosotros. Lo

único que Él requiere para PERDONARNOS TODO, DEL

TODO Y EN TODO MOMENTO, es que nosotros le

digamos de corazón, como el hijo pródigo, que

deseamos su perdón y que estamos dispuestos (con la

fuerza del Espíritu Santo) a cambiar. Él nos observa en el

corazón y nunca desprecia un corazón contrito y

humillado “El sacrificio que te agrada es un espíritu

quebrantado, un corazón arrepentido y humillado, oh

Dios, no lo desprecias.” (Salmo 51,19) Se manifiesta con

la satisfacción de la confesión nuestra y nosotros mismos

experimentamos la gracia del perdón cuando salimos

del sacramento de la reconciliación o confesión.

Pero ¿es verdad que perdona todo, del todo y en todo

momento?, SÍ, Jesús nos lo indica en el pasaje de la

mujer adúltera en el evangelio (Juan 8; 1-11). La

narración es compleja pues dice la palabra que “los

fariseos le presentaron a Jesús una mujer sorprendida en

adulterio.” Y sin embargo Jesús no ofende a ninguno de

los que lo desean probar ni tampoco a la mujer. Sólo

entra al corazón de cada uno (como lo hace todavía

con nosotros) y les dice: “El que no tenga pecado, tire

la primera piedra” (Lucas 8; 7) y, después de estas

palabras, se queda solo con ella y es donde le dice:

“tampoco yo te condeno. Ve y en adelante no peques

más”. (Lucas 8; 11).

Página 2 Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

Pero debemos empezar por practicar estas obras

de misericordia con y en nosotros mismos, es decir,

ser comprensivos, reconocer mi realidad,

enfrentarla y con la ayuda de Dios seguir adelante

y cambiarla si es el caso. Pero me debo de

reconocer pecador, débil y necesitado de la

ayuda y soporte de Dios. Sin olvidar que la

Misericordia del Señor es infinita y para nada se

parece a la de los hombres, pues Él perdona

siempre todo, del todo y en todo momento.

Página 3 Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

Esto es, el año de la Misericordia no sólo es arrepentirnos

y qué bueno que así fuera, sino también encaminarnos

por la senda del Señor en nuestra vida real, diaria y

común que tenemos con la presencia de los demás, los

que nos rodean que a veces pueden ser a los que

nosotros les echamos la culpa de nuestros problemas

pero que no los vemos como deben ser, o también

aquellos, que estando a nuestro lado, sufren o padecen

necesidades materiales, humanas o espirituales como

nosotros, y que no hemos visto.

Esto quiere decir que la forma más fácil para que

nosotros también nos hagamos otro Jesús en la tierra,

esto es, instrumento vivo de la Paz, el Amor y la

Misericordia de Dios, además de estar en la presencia

de Dios (con el sacramento de la reconciliación y la

Eucaristía) debemos colaborarle a Él con las

necesidades de nuestro prójimo y que más que

practicando las Obras de Misericordia que son 7

corporales y 7 espirituales. “No acumulen tesoros en la

tierra…, acumulen tesoros en el cielo…” (Mateo 6; 19)

El la Sagrada Escritura encontramos un resumen

maravilloso de estas obras de misericordia en El Juicio

a las Naciones en Mateo 25; 31-45

Es verdad y en muchos hechos de la vida de Jesús,

en la Biblia, y en la vida de muchos hombres y

mujeres que se hicieron santos por creer, aceptar y

proceder a solicitar de corazón el perdón de Dios, los

vemos como reales y tangentes ejemplos.

Pero siendo yo pecador, como lo soy, ¿tengo perdón

de Dios? Sí, porque el amor de Dios es tan grande

que estando siempre a nuestro lado: escuchando y

observando al detalle todas nuestras actuaciones

(por más pecaminosas que sean), Él sólo está

esperando que acudamos con verdadero

arrepentimiento a solicitar su perdón y ayuda para

proceder a darnos su perdón real, definitivo y total. Y

viendo nuestra contrición de corazón nos da la ayuda

del Espíritu Santo para que sigamos el camino con la

dificultad que se presente, pero con la presencia viva

y permanente de Él en nuestro corazón.

Después de haber decidido solicitar y aceptar el

perdón de Dios, esto es, “Amar a Dios sobre todas las

cosas”, (Marcos 12; 30), vamos a pedirle a la

Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo –Nuestro Señor

Jesucristo- y Dios Espíritu Santo que nos ayuden para

“amar al prójimo como a sí mismo” (Lucas 10;27) pues

no estamos solos y debemos de llevar nuestra luz y

nuestro sabor espiritual a los demás.

En este asunto el Papa Francisco en muchas

ocasiones ha reconocido públicamente que “es un

pecador”, hay dos especiales: una en el momento

de la elección como papa que responde si acepta y

una de las cosas que dice es: “Soy un gran pecador,

confiando en la misericordia y en la paciencia de

Dios. En el sufrimiento, acepto”. La otra en una

entrevista concedida y cuando le preguntan quién

es Jorge Mario Bergoglio Él dice: “Soy un pecador en

quien el Señor ha puesto los ojos”

Entonces, desde esa mirada interna, real y concreta

de nosotros con Dios, reconociéndonos pecadores,

también encomendemos esa debilidad al creador, al

Padre Nuestro, para que podamos vernos con los

mismos ojos que Él nos ve y así podamos ver a los

demás con los mismos ojos de Dios Padre.

Es decir, reconocer y solicitar a Dios el pan para este

hambriento de Él, que soy yo; para mí, sediento, que

tengo muchas otras cosas y puedo calmar mi sed de

muchas maneras, pero que sigo teniendo la misma

sed o hasta más sed de la que tenía, pues nada me

sacia.

Que me acoja como peregrino y necesitado de

posada en Dios, pues he caminado en muchos

momentos sin dirección ni horizonte y no me he dado

posada en quien debe ser.

Que me sepa reconocer desnudo ante todas las

cosas que Dios quiere para conmigo y que hasta de

pronto, a veces, he renegado y hablado mal de Él

porque no hace las cosas como me parecen, es más

a veces creo ver que no hace nada por este

desnudo de amor.

“Soy un

pecador en

quien el

Señor ha

puesto los

ojos”

Francisco

Página 4 Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

Que me comprenda como

enfermo y que sólo aspiro a

las cosas materiales, terrenas,

las cosas a mi manera, que

todo me saca de quicio

porque no hacen los demás

las cosas como yo quiero y

por eso vivo triste, infeliz,

aburrido, bravo, iracundo,

malgeniado y creo que nadie

me comprende, cuando

debo ser YO mismo quien

empiece a ver mi

enfermedad y comprender a

la vez las de los demás que

son iguales a mí en el

pecado.

Que me permita socorrerme

en la cárcel en donde estoy:

algún vicio, desorientación,

desviación, dolor, pecado,

tristeza, etc. que muchas

veces ha sido consecuencia

del maltrato de los demás

hacia mí, pero que ha sido

porque YO lo he permitido

pues me hago consciente

que sólo YO, y nadie más que

YO, puedo ser el que me

convenza de todo lo bueno o

malo que dicen de mí, pues

en la esclavitud del qué dirán

puedo estar toda mi vida, y a

pesar de todo lo que digan

de mí, mi Padre Dios, me ama

y espera en mí, tal como soy:

con todas mis dificultades,

debilidades, flaquezas,

aciertos o desaciertos pero

espera que sea YO el que

quiera salir de la prisión pues

el carcelero, el visitante y el

preso soy YO mismo en

muchas ocasiones.

Página 5 Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

Y qué decir cuando nos sentimos que no

valemos nada, que no somos nada, que

nadie nos ama, que a nadie le importamos,

que ya no tenemos el perdón de nadie, que

ya no servimos para nada, que somos tan

pecadores que ya nos vemos como muertos.

Es en el preciso momento en que Dios está

esperando que le digamos que nos ayude a

enterrar este muerto y que, con la gracia de

Él, nazca el nuevo y definitivo YO, para ser un

instrumento de Dios en la tierra, haciendo de

nuestra vida diaria una ofrenda permanente

para Él, y así con Él y en Él seguir avanzando

ya no a nuestra manera sino a la manera de

Él, y así las cosas que a diario se nos

presenten serán todas para bien de nosotros,

de los que nos rodean y para gloria de Dios.

Y en cuanto a las obras de misericordia

espirituales es obvio que después las

debemos también de practicar en y con

nosotros mismos. Buscándonos enseñarnos a

nosotros mismos lo que no sabemos: ir donde

Él, al Santísimo, visitarlo y pedirle nos regale

los dones, frutos, gracias y carismas del

Espíritu Santo para poder enseñarnos en Él,

con Él, por Él y para Él todo lo que Él quiere

que seamos, sólo así podemos darnos un

buen consejo, corregir nuestro error,

perdonarnos las ofensas que nos hayamos

hecho nosotros mismos, consolarnos en la

tristeza, sufrir con paciencia mis propios

defectos o debilidades y rogaré a Dios por los

vivos en la gracia de Él y por los muertos,

como yo, para que volvamos, entre todos a

nacer para nuestro Creador, Salvador,

Redentor, Fortaleza y Firmeza nuestra que es

Dios en la esencia de la Santísima Trinidad:

Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, y

ahora sí estamos preparados para practicar

las obras de misericordia corporales y

espirituales para con los demás. Pues

llegaremos, con la gracia de Dios, a lograr lo

que Jesús nos dice en su Sermón de la

Montaña: “Felices los misericordiosos, porque

serán tratados con misericordia” (Mateo 5; 7)

Es importante tener en cuenta la exhortación

del Papa Francisco: “Nuestra respuesta de

amor tampoco debería entenderse como

una mera suma de pequeños gestos

personales dirigidos a algunos individuos

necesitados, lo cual podría constituir una

«caridad a la carta», una serie de acciones

tendientes sólo a tranquilizar la propia

conciencia. La propuesta es el Reino de Dios”

Las Obras de Misericordia Corporales

son 7

1. Dar de comer al hambriento: hay

que verlo de dos maneras:

La necesidad de pan material:

nosotros podemos tener necesidades

materiales, pero hay otros que tienen

unas mayores a nosotros y por los cuales

también debemos velar. Son los que

realmente requieren de una ayuda y no

sólo porque la pidan (muchos teniendo

la necesidad no la piden por muchas

razones) sino también los que sepamos,

a la luz de Dios, que requieren de

nuestro compartir de lo que tenemos así

sea poco, pero es mucho más valioso

compartir de lo que tenemos que de lo

que nos sobra. “…pero ella en su

pobreza, ha puesto cuanto tenía para

vivir” (Lucas 21; 1-4)

La necesidad de pan espiritual:

cuando nos damos la oportunidad del

perdón con Dios, debemos de llevarlo a

los demás para que sepan, desde

nuestra realidad, del verdadero perdón

y reconciliación con Dios y con los

demás. Que observen nuestro ejemplo,

nuestro cambio para que sean

impulsados a hacer lo mismo. Porque es

el ejemplo el que arrastra y no sólo las

palabras, pues no podemos dar de lo

que no tenemos. “Ustedes hagan y

cumplan lo que ellos digan, pero no los

imiten; porque dicen y no hacen”

(Mateo 22; 3)

Algunas otras citas bíblicas que nos

ayudan a discernir esta primera obra:

Parábola de los Talentos: Mateo 25;

14-30

Unción en Betania: Mateo 26; 6-13

La viuda de Sarepta: Reyes 17; 7-16

El anuncio del nacimiento de Isaac:

Génesis 17; 15-21

“Felices los

misericordiosos,

porque serán

tratados con

misericordia”

(Mateo 5;7)

“…pero ella en su pobreza, ha

puesto cuanto tenía para vivir”

Lucas 21; 1-4

2. Dar posada al peregrino o necesitado: Dar

acogida al prójimo que lo necesite, parcial, momentánea

o definitivamente, así nos haremos parte del plan de Dios.

Es por eso que cuando alguien que no conocemos nos

ayuda, nos “provoca decir” que son ángeles porque no

vemos el cómo pueden haber sucedido los hechos. Pues

aquí es donde se hace verdad que lo imposible y lo

irracional es todo posible y entendible para Dios. En estos

momentos tan difíciles se puede pensar y cómo voy a ser

capaz de hacer esto si es un riesgo.

Pues bien, habiendo tantas situaciones complicadas de

desplazamiento interno en las ciudades, interno en los

distintos países y aún desplazamiento internacional, si no

tenemos la oportunidad de hospedar realmente a alguien

que podamos, nos debemos hacer solidarios con ellos en

las distintas campañas que se hagan para ayudarlos y

respetar su dolor no abusando y aprovechando de la

situación de ellos para ofenderlos o excluirlos, pues en ellos

está la esencia misma de Dios. Recordemos cómo San

Pablo nos exhorta en esta obra de misericordia: “No

olviden la hospitalidad, por la cual algunos, sin saberlo,

hospedaron a ángeles.” (Hebreos 13; 2).

Pero además están también los que requieren de nuestra

acogida en nuestro corazón, empezando por nuestros

propios familiares los cuales deben ser perdonados por

nosotros mismos y así nos hacemos merecedores del

perdón de Dios: “perdona nuestras ofensas como también

nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mateo 6; 12).

Así empieza el ejemplo por mí mismo y me haré digno de

ser instrumento vivo de Él para hacerme no yo, sino Él con

los demás. (Mateo 6; 14-15). Reconocer en todo el que me

rodea mi prójimo, mi hermano para saber comprender y

poder ayudar sólo como Dios quiere y no como yo creo

que debe ser. Esta parte de la “posada en nuestro corazón

a los demás”, es tal vez muchísimo más difícil, pero con la

humildad nuestra, solicitándole al Padre Dios su ayuda, lo

haremos tan fácil que a nuestros propios ojos vamos a ver

cómo es de increíble la manifestación del Amor de Dios y

con qué ternura, facilidad, comprensión y, aún con nuestra

debilidad, cómo lo hace Él todo nuevo.

Algunas otras lecturas bíblicas que nos complementan esta

obra de Misericordia:

Respecto a la venganza: Mateo 5; 38-48

Sobre la práctica de las buenas obras: Mateo 6; 1-8

El juicio a los demás: Mateo 7; 1-5

Perseverancia en la oración: Mateo 7; 7-11

Sobre el perdón de Dios: Marcos 3; 28-30

Sobre el perdón a los demás: Lucas 17; 3-4

Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

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3. Dar de beber al sediento: lo mismo que el

anterior lo debemos ver en los dos aspectos:

Darle de beber al que no tiene o al sediento: al

prójimo que necesite, solicite o requiera así sea de

un vaso con agua, no negarle y asistirle todo en el

nombre de Dios, pues no somos dueños de nada.

“Quien les dé a beber un vaso de agua en

atención a que ustedes son del Mesías les aseguro

que no quedarán sin recompensa” (Marcos 9; 41).

Darle de beber al sediento del espíritu: estando

nosotros en gracia de Dios, podemos, con su

gracia, ayudar al necesitado de compañía, apoyo,

una palabra de aliento y hasta llevarlo a la fuente

de agua viva. “Si conocieras el don de Dios y quién

es el que te pide de beber, tú le pedirías a Él, y Él te

daría agua viva” (Juan 4; 1-45: diálogo con la

Samaritana). Debemos de ponernos siempre en las

manos de Dios para que nos envíe su Espíritu Santo,

porque a veces podemos dudar de nuestra ayuda,

pero debemos tener siempre en cuenta que NO

somos nosotros, sino Dios mismo a través de nosotros

quien orienta y ayuda al que lo necesita. Y así la

obra se completa como debe ser.

Algunas otras lecturas bíblicas que nos

complementan:

Consuelo en la Tribulación: 2 Corintios 1; 3-11

Jesús, fuente de vida: Juan 7; 37-39

El agua viva: Jeremías 2; 13

“Si conocieras el don de Dios y quién es el

que te pide de beber, tú le pedirías a Él, y Él te

daría agua viva”

(Juan 4; 1-45)

“Den y se les

dará: recibirán

una medida

generosa,

apretada,

sacudida y

rebosante.

Porque con la

medida que

ustedes midan

serán

medidos”

(Lucas 6; 38)

“porque miran y no ven, escuchan y no oyen

ni comprenden” (Mateo 13; 13-17).

4. Vestir al desnudo: En esta parte de la

colaboración o ayuda al necesitado de un

vestido, abrigo, calor o protección es un

poco más fácil en lo que tiene que ver con

muchas campañas que se hacen en las

distintas parroquias en todo el mundo. Sólo es

que llevemos nuestra colaboración a dichos

lugares y ellos se encargan de distribuirlo a

donde más lo necesiten. Sin embargo, no

debemos de entregar lo que ya no sirve, o si

es alguna prenda que requiere de un arreglo,

lo debemos hacer nosotros mismos y luego si

regalarla, tampoco debemos entregar cosas

sucias ni inservibles, pues vamos a recibir

según nuestras obras. “Den y se les dará:

recibirán una medida generosa, apretada,

sacudida y rebosante. Porque con la medida

que ustedes midan serán medidos” (Lucas 6;

38). Entonces cuando demos de vestir al

necesitado, el cuerpo de ese pobre, la carne

de aquel cuerpo hablará a Dios de nosotros,

de nuestra caridad (en el grado que la

hayamos realizado), y Dios nos colmará de

bendiciones en todo según nuestra obra.

Ojalá que fuéramos capaces de dar aquello

que más nos gusta o, mucho mejor aún,

regalar algo totalmente nuevo.

Pero hay una desnudez aún peor y que tal

vez no se deje ver o no la notemos: la

espiritual, la moral, la sentimental, la familiar,

la profesional… Aquella que requiere de un

esfuerzo mayor de nosotros que la poseemos

para que sea descubierta y que no la vemos

en el necesitado, para que estando en la

gracia de Dios, podamos hacernos

instrumentos de Él para empezar a

descubrirla, manifestarla con el amor de Dios

al afectado, y pueda la gracia de Dios

empezar a ser mostrada en el desnudo y

podamos ambos empezar un camino de

salvación conjunta. Pues la desnudez de

nosotros o de muchos de los que nos rodean

es tal vez una desnudez conjunta, o por lo

menos, seremos responsables de no ver y no

ayudar así sea la desnudez propia o ajena

pues debemos ver siempre con los ojos de

Dios. “porque miran y no ven, escuchan y no

oyen ni comprenden” (Mateo 13; 13-17).

Y esto nos debe llevar a tener el valor para descubrir mucha

desnudez moral, profesional y ética que hay en el mundo pues

seremos responsables de la misma en tanto nosotros conozcamos

de ella y no actuemos así sea por ser dependientes de la misma.

“Se cumple en ellos aquella profecía de Isaías: Por más que

escuchen, no comprenderán, por más que miren, no verán. Se ha

endurecido el corazón de este pueblo; se han vuelto duros de

oído, se han tapado los ojos.” (Mateo 13; 14-15)

Algunas otras lecturas que nos ayudan a discernir esta obra de

Misericordia:

Roca y arena: Mateo 7; 24-27

Sobre la verdadera pureza: Mateo 15; 10-20

Un corazón puro: Salmo 51 (50); 1-19

5. Visitar al enfermo:

En este capítulo de las obras de

misericordia recordamos aquellos enfermos

familiares y sobre todo los desconocidos o

aquellos que están en clínicas y hospitales

sin que nadie los visite. No sólo es colaborar

con alguna campaña y nada más, lo más

bello sería el donarnos nosotros mismos a

las visitas y llevar alegría, compartir el

tiempo y espacio con ellos y que sepan de

la bondad de nuestro Padre Dios, con

nuestra presencia. Cuando visitemos algún

enfermo hay una cosa fascinante que

debemos hacer: ponernos como si

fuéramos el enfermo y entonces, pensar

qué desearíamos nosotros que nos hicieran,

qué nos dijeran, cómo nos visitaran y qué

nos trajeran, y le hiciéramos lo mismo al

enfermo que visitamos para así estar por lo

menos de acuerdo con lo que hacemos.

Pero hay otro nivel mucho mejor y es el de

orar antes de la visita para que sea Dios el

que, a través nuestro, por medio nuestro, le

visite y le llene de la Paz, el Amor y la

Misericordia que sólo Él sabe que necesita

el enfermo, y de nuestra parte, dejarnos

llevar por El Señor y Él hará todo. El ejemplo

vivo en la Palabra de Dios es la Parábola

del buen samaritano: “Ve y haz tú lo

mismo…” (Lucas 10; 30-37)

Página 7 Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

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Esta etapa espiritual es antes de la desnudez anterior, se está iniciando un proceso

de abandono pues las preocupaciones, problemas, situaciones especiales que

podemos llamar malas nos han llevado a pensar que estamos solos. Y puede que sea

así, que nuestros propios familiares nos dejen “aparentemente” solos en los problemas,

pero acordémonos que por más que nuestra propia madre nos abandone Él jamás lo

hará: “¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus

entrañas? Pero, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré” (Isaías 49; 15) y tener la

certeza de su ayuda: “Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me acogerá”

(Salmo 27(26); 10)

Algunas lecturas adicionales para ayudar a la reflexión:

Oración de un afligido: Salmo 102(101)

Paciencia y confianza: Eclesiástico 2; 2-6

Esperanza de la gloria: 2 Corintios 4; 16-18

6. Visitar y socorrer a los presos:

En esta obra se nos exhorta a visitar y/o socorrer, ayudar a los presos y es en un lugar

como las cárceles en donde prácticamente encontramos todas las facilidades para

realizar, en nombre de Dios y con su ayuda, las obras de Misericordia. Pues en el

mundo en que vivimos, las injusticias han llevado a muchos a tomar la ley por sus

manos, los resentimientos, malos manejos de la tristeza, de la ira, del dolor, de la pena,

de la desilusión, etc… han llevado a muchos a tomar decisiones desesperadas sin

tener en cuenta las consecuencias aún en daño propio. Más aún con la manipulación

de la justicia humana (civil o religiosa) a nivel mundial, se han entrado a las cárceles

muchos(as) personas inocentes que sólo por no ser del corriente los excluyen y pasan

cierto tiempo pagando penas que no son de ellos, pueden ser santos del siglo XXI que

ofrecen su dolor, pena y sufrimiento a Dios por la injusticia. Recordemos lo que Jesús en

su sermón de la montaña, nos dice: “Felices los que tienen hambre y sed de justicia,

porque serán saciados” (Mateo 5; 6).

No sólo esta obra de misericordia es para aquellos presos en las cárceles físicas, sino

también para que, abriendo los ojos que Jesús desea que abramos, veamos los presos

del corazón, los presos del desamor, la ira, la tristeza, la rabia, la mentira, el dolor;

además de ver las cárceles del pecado, la cárcel del permiso a matar que es la del

aborto, la de las distintas adicciones: droga, alcohol, sexo, tabaco, prostitución,

libertinaje, manipulación y desviación sexual, desorientación familiar y social; que

veamos también a los carceleros que permiten todo para el supuesto “bien general”:

los carceleros de las leyes que sólo manipulan y disfrazan de verdad lo que es falso, de

bueno lo que es malo, de realidad lo que es mentira, de permisividad peligrosa lo que

debe ser controlado, de libertad simulada lo que es un desenfreno a mis pasiones y

desorientaciones, lo que substituye el orden moral, ético, familiar, religioso y hasta

espiritual por una simulación bien disfrazada de desórdenes sociales, moral, éticos,

religiosos y espirituales basados todos en una cantidad de mentiras soportadas por

leyes y arreglos jurídicos que sólo tienden a dañar la estructura familiar y por ende la

social para una manipulación más controlada del ser humano. “Dichosos en cambio

los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen. Les aseguro que muchos

profetas y justos ansiaron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y escuchar lo que

ustedes escuchan, y no lo escucharon.” (Mateo 13; 16-17)

Otras lecturas que nos permiten discernir más esta obra:

Parte del juicio a las naciones: Mateo 25; 35-36

Exhortaciones finales: Hebreos 13; 1-3

El ayuno: Isaías 58; 1-12

“Dichosos en cambio los ojos de ustedes porque ven y

sus oídos porque oyen. Les aseguro que muchos profetas

y justos ansiaron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y

escuchar lo que ustedes escuchan, y no lo escucharon.” (Mateo 13; 16-17)

“Felices los que

tienen hambre y

sed de justicia,

porque serán

saciados”

(Mateo 5; 6)

7. Sepultar a los muertos:

Esta obra parece en cierto sentido como muy rara pues es

obvio, normal y claro que hay que enterrar a los muertos,

pero lo debemos ver en el sentido más sencillo, práctico y

humano. El acompañar a las personas que han perdido un

ser querido, el estar presente no por compromiso social sino

por verdadera entrega y solidaridad, respetando,

auxiliando, siendo próximos y aun ayudando (si podemos)

con temas más allá del estar ahí: llevándolos a donde

necesiten, orientando algunas cosas en que podamos

hacerlo y sin ningún tipo de interés, solidarizándonos con

sus necesidades y requerimientos, rezando y orando por el

alma del difunto, por ellos y por nosotros los que quedamos

todavía en este peregrinar para que nos sirva de purga de

nuestros pecados. Y los más importante TOMAR

CONCIENCIA de la realidad que nos espera a todos y que

hoy por ti, mañana por mí.

La realidad de la muerte nos debe llevar a vivir una vida al

estilo de Jesús, con conciencia viva de la fuerza del Espíritu

Santo que debemos de manifestar en todo momento para

cambiar nuestros errores por aciertos y nuestros pecados

por comprensión y misericordia hacia los demás.

Página 9

Teniendo la realidad de este hecho para todos insalvable,

vivir a diario como sólo Dios lo requiere de todos y cada

uno de nosotros. Otro compromiso muy importante es el de

rezar por las almas de los difuntos y ofrecer sacrificios por la

reparación de sus pecados y la salvación de las mismas,

pues es la única forma en que después de muertos

podemos obtener beneficio inmediato de las oraciones

que hagan los vivos.

Es pues un compromiso el de rezar por los muertos así sean

los desconocidos, y más aún por todos los del mundo y en

especial por aquellos que han muertos asesinados, pues no

les han dado la oportunidad de arrepentirse, confesar ni

enmendar sus pecados, y según como va este siglo XXI,

cada vez van a ser más los muertos por asesinatos en serie,

masacres en masa, todas las distintas guerras que el

hombre ha generado por todas partes, sin olvidar los

desastres naturales y demás temas de accidentes no

ocasionados que también generan muchas muertes.

Un ejemplo claro de esta obra la encontramos en el

evangelio: “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron

en lienzos con los perfumes, según la costumbre de

sepultar que tienen los judíos.” (San Juan 19; 40)

Además también debemos de estar pendientes de los

que requieren de nuestra compañía, para que

podamos, entre todos, desterrar y enterrar

definitivamente el aislamiento, abandono o pereza

espiritual que tienen en sus vidas para, con la gracia del

Espíritu Santo, podamos ser ayuda y ejemplo para que

cambien y orienten sus vidas, su actuar diario y su razón

a la sostenibilidad de la vida en el universo en todas sus

dimensiones: espiritual, moral, intelectual, material,

humana, financiera, individual, familiar, grupal y en

sentido general social.

Pues la muerte en todos estos sentidos es mucho más

compleja de ver y cada vez la aceptamos más aún en

forma inconsciente que es mucho más peligroso. “¿No

saben que su cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que

han recibido de Dios y habita en ustedes? De modo que

no se pertenecen a sí mismos” (1 Corintios 6; 19).

Otras lecturas que complementan:

Sepultura de Jesús: San Juan 19; 38-42

No cambiar de condición: 1 Corintios 7; 17-24

Sepulcros blanqueados: Mateo 23; 23-38

Comienzo de los dolores: Mateo 24; 3-31

Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

“¿No saben que su cuerpo es

santuario del Espíritu Santo,

que han recibido de Dios y

habita en ustedes? De modo

que no se pertenecen a sí

mismos”

(1 Corintios 6; 19)

“Tomaron el cuerpo de Jesús y lo

envolvieron en lienzos con los

perfumes, según la costumbre de

sepultar que tienen los judíos.”

(San Juan 19; 40)

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“Delante de Dios y

de Cristo Jesús, que

ha de juzgar a vivos

y muertos, te ruego

por su

manifestación

como rey:

proclama la

palabra, insiste a

tiempo y

destiempo,

convence,

reprende, exhorta

con paciencia y

pedagogía.”

(2 Timoteo 4; 1-2)

Las Obras de Misericordia

Espirituales son 7

Recordemos que primero

debemos de practicarlas en

nosotros mismos para que, con

la ayuda de Dios, podamos ser

instrumentos vivos de Él y, no

siendo nosotros, podamos

manifestarlo a los demás, y así

convertirnos en ejemplos vivos

del amor, la paz y la

misericordia de Dios.

1. Enseñar al que no sabe: siendo nosotros instrumentos vivos de Jesús,

estar siempre pendientes de mostrarlo a Él como debe ser. Jesús, con su vida,

nos dio ejemplo de cómo hacer para vivir en este mundo, rodeado de las cosas

que siempre nos deben acompañar y con las personas que tenemos a nuestro

lado.

No se dejó incomodar por nada ni por nadie, más bien nos mostró claramente,

con su vida, cómo hay que hacer para aceptar la voluntad del Padre en

nosotros, a su manera y no a la nuestra. Además, en el salir al encuentro de los

demás, en los discursos en las plazas, en las sinagogas, en las montañas y en las

distintas partes en donde estuvo con toda clase de personas de distintas

condiciones religiosas, morales, éticas, espirituales, intelectuales, sociales,

políticas, jurídicas, etc., SIEMPRE NOS HABLÓ DE LO QUE NO SABÍAMOS, porque

éramos ciegos y sordos a la voz de Dios que ha estado, está y estará siempre a

nuestro lado.

En esto es muy claro San Pablo en la exhortación a ser servidores de la palabra

de Dios: “Delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos,

te ruego por su manifestación como rey: proclama la palabra, insiste a tiempo y

destiempo, convence, reprende, exhorta con paciencia y pedagogía.” (2

Timoteo 4; 1-2)

Otras lecturas que nos ayudan al discernimiento y profundizan la realidad actual:

Los últimos tiempos: 2 Timoteo 3; 1-17

Servidor de la palabra de Dios: 2 Timoteo 4; 1-5

Resurrección y salvación: Daniel 12; 1-13

Respeto de Dios: Proverbios 22; 1-29

Hijos y esclavos: Efesios 6; 1-9

Exhortaciones de Moisés: Deuteronomio 4; 9-10

Lucha contra el mal: Efesios 6; 10-20

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2. Dar buen consejo al que lo necesita:

recordemos que siempre, para poder, aunque

sólo sea hablar de Dios, debemos estar en gracia

de Él, pues nadie puede hablar de lo que no

conoce. Además, es importante tener en cuenta

que NO debe ser nuestra opinión sobre lo que le

sucede, nuestro parecer de lo que debes hacer,

lo que debes hacer según mi experiencia, NO,

debe ser la inspiración del Espíritu Santo quien nos

guíe y la persona que nos escucha determine por

sí misma la decisión y orientación que debe

seguir.

Sólo es Dios quien puede las cosas, nosotros en

ese momento, y por la gracia de Dios, nos

convertimos en instrumentos de Él para poder

llegar Él al corazón del necesitado y no nosotros.

Recodemos el pasaje del joven rico: es Jesús

(Dios hecho hombre) hablando con un joven

(que puede decirse bueno, santo) y si embargo

al recibir el consejo de Jesús, dice la escritura: “Al

oírlo, el joven se fue triste”. Podemos ver la

reacción del joven y la de Jesús: espera la

respuesta de corazón y deja que se marche.

(Mateo 19; 16-30).

También podemos ver en los Proverbios muchas

orientaciones sobre el buen consejo: “Donde no

hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la

abundancia de consejeros está la victoria”

(Proverbios 11; 14).

Algo fundamental en el momento de dar el buen

consejo es la parte más importante que es el

escuchar al necesitado, pues muchas veces sólo

hay que escuchar y nada más. Al estar en la

gracia de Dios para escuchar, nosotros no

debemos ni podemos recordar nada para

contarlo a los demás, en absoluto, es Dios quien,

a través de nosotros, escucha para amar en el

corazón al que requiere de ayuda.

Cuando el necesitado vea una ayuda especial,

que nos considere como ángeles que le

ayudamos, es cuando nos damos cuenta que es

Dios y solo Él, quien está, a través de nosotros,

ayudando y soportando a los demás. “Escucha el

consejo, acepta la corrección y llegarás a ser

sensato.” (Proverbios 19; 20)

Otras citas bíblicas:

Ocozías de Judá: 2 Crónicas 22 ;3-5

La lengua y los sabios: Proverbios 15; 1-33

No juzgar a los otros: Proverbios 20; 18-30

El Concilio de Jerusalén: Hechos 15; 6-11

3 Corregir al que está en error: Esta obra es un poco difícil

pues no sólo se trata de corregir al que comete errores en todos

los sentidos humanos: en casa, en la oficina, como hombre,

como mujer, como hijo, como padre o madre; tampoco se

trata sólo de ayudar al que comete errores conmigo, con la

sociedad, con el otro, sino también que debemos corregir al

que está en el error del pecado.

Y en este último punto (sin olvidar los otros que pueden ser

consecuencia) es que debemos poner todo el sentido de esta

Obra de Misericordia Espiritual, pues se trata de acoger con

todo el amor con que lo haría Jesús, al pecador:

CONDENAMOS AL PECADO, PERO ACOGEMOS, AYUDAMOS,

RESPETAMOS Y AMAMOS AL PECADOR.

Éste es el sentido profundo de esta obra y lo debemos practicar

en todo momento, con todo el mundo y de todo corazón. Si lo

hacemos así NO debemos discriminar, excluir, señalar ni muchos

menos odiar al que yerra, pues estamos llamados a ser imagen

y semejanza de Dios: entonces debemos hacer sólo lo que Él

haría en nuestro caso.

Un ejemplo concreto de esta obra es el pasaje de Jesús y la

mujer adúltera en el evangelio según San Juan 8; 1-11: Él no

juzga ni a los letrados y fariseos y mucho menos a la mujer, pero

llega al corazón de todos para que analicen, comprendan y

luego les quede claro que NO debemos juzgar a nadie, pues

NO ESTAMOS LIBRES DE PECADO.

Además, en otro pasaje nos enseña cómo debemos hacer una

corrección fraterna: “Si tu hermano te ofende, ve y corrígelo, tú

y Él a solas. Si te escucha has ganado a tu hermano. Si no te

hace caso, hazte acompañar de uno o dos, para que el asunto

se resuelva por dos o tres testigos. Si no les hace caso, informa a

la comunidad” (Mateo 18; 15-17).

“Escucha el consejo,

acepta la corrección y

llegarás a ser sensato.”

(Proverbios 19; 20)

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He aquí el ejemplo claro de corrección hacia los demás,

que debe ser fraterna, llena de caridad, comprensión,

mansedumbre y compasión, pues nosotros mismos somos

también igual o hasta peor de pecadores que los demás,

y entonces, debemos de expresar la corrección como a

mí me gustaría que lo hicieran conmigo y, si por algún

motivo me gusta hacerlo a las malas, hacerlo como

Jesús nos indica.

Y terminemos esta obra como termina el Apóstol

Santiago su carta: “el que convierte al pecador del mal

camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el

perdón de una multitud de pecados” (Santiago 5; 20).

Otras lecturas adicionales:

Parábola sobre el perdón: Mateo 18; 23-35

La verdad libera: Juan 8; 31-38

Los verdaderos hijos de Dios: Juan 8; 39-47

Ciego, guía de ciegos: Lucas 6; 39-40

“el que convierte al pecador del mal

camino salvará su vida de la muerte y

obtendrá el perdón de una multitud de

pecados” (Santiago 5; 20)

“Pues si perdonan a los demás las

ofensas, su Padre del cielo los

perdonará a ustedes, pero si no

perdonan a los demás, tampoco el

Padre los perdonará a ustedes.”

(Mateo 6; 14-15) 4. Perdonar las ofensas e injurias: “Entonces se

acercó Pedro y le preguntó: Señor, si mi hermano me

ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta

siete veces? Le contestó Jesús: No te digo hasta siete

veces, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18; 21-22).

Con esta cita bíblica comprendemos claramente el fondo

de esta obra de misericordia, pues SIEMPRE debemos de

perdonar.

Es fácil decirlo, pero también puede ser muy fácil realizarlo.

Todo depende de la preparación espiritual y

comunicación que mantengamos permanentemente con

Dios, pues es Él y sólo Él, quien nos puede hacer como su

hijo Jesucristo, Nuestro Señor.

El ejemplo claro, contundente, divino, sincero, puro y

definitivo del perdón, está en toda la pasión del Señor,

pero en especial cuando Jesús pronuncia las palabras:

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

(Lucas 23; 34).

Teniendo presente que todos los seres humanos (sin

distinción de sexo, raza, credo, nivel social o económico,

político, religioso, etc.) hemos sido creados a imagen y

semejanza de Dios.

Entonces debemos de acudir a Él para que nos ayude a

sacar esta imagen y semejanza en todos y cada uno de

los momentos de nuestra vida, sean buenos o malos,

tristes o alegres, fáciles o difíciles, solos o acompañados,

para que sea la fuerza del Espíritu Santo en nosotros la

que actúe y enfrentemos así todas las situaciones como

debe ser para el bien de nosotros, de todos los que nos

rodean y sobre todo para gloria de Dios. Pues así no sólo

sabremos salir adelante en los distintos problemas que se

nos presenten, sino que estaremos purgando de la mejor

manera todos nuestros pecados. No debemos olvidar la

oración que Jesús mismo nos enseñó “EL PADRE

NUESTRO” y en la cual está la clave de todo perdón:

“perdona nuestras ofensas como también nosotros

perdonamos a los que nos ofenden.” (Mateo 6; 12).

Pero el mismo Jesús más adelante complementa: “Pues si

perdonan a los demás las ofensas, su Padre del cielo los

perdonará a ustedes, pero si no perdonan a los demás,

tampoco el Padre los perdonará a ustedes.” (Mateo 6;

14-15).

Nos queda muy claro que, en la misma forma, nivel,

manera, estilo, sinceridad, etc. con que perdonemos

las ofensas a los demás, también de la misma forma

nuestro Padre Dios nos perdonará a nosotros. Entonces

si yo realmente quiero estar perdonado

definitivamente y estar tranquilo, debo perdonar total y

definitivamente lo que me hayan hecho sin importar

qué tanto me perjudicaron, pues el ejemplo empezó

claro: con la pasión del Señor Jesús.

Otras citas bíblicas que nos ayudan a discernir:

Arresto de Jesús, negaciones de Pedro, ante Pilato,

condena a muerte: San Juan 18; 1-40

Conducta cristiana: Efesios 4; 17-32

El reino de la luz: Efesios 5; 6-21

La praxis cristiana: Colosenses 3; 12-13

No juzguen y no serán juzgados: Lucas 6; 36-38

“Entonces se acercó Pedro y le preguntó: Señor, si

mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo

que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Le contestó

Jesús: No te digo hasta siete veces, sino hasta

setenta veces siete” (Mateo 18; 21-22)

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5. Consolar al triste: “Bienaventurados los que lloran,

porque ellos serán consolados” (Mateo 5; 4). Es estar presente en

el momento más triste de la persona necesitada. Sea con sólo

nuestra presencia, con una palabra, una ayuda material, una

oración o acompañarla cuando ella lo requiera.

Pero todo acto de solidaridad con el triste debe ser de corazón

y de llorar con el dolor del otro como si fuera mío. Y entender, a

la luz del evangelio, lo que Dios quiere que hagamos y que la

persona deba hacer para enfrentar la situación delicada que

conmueve su corazón.

Lo más hermoso para nosotros es que podamos llorar por el

dolor de nuestros pecados y los pecados del mundo entero, sólo

así comprenderemos el dolor de Dios y la necesidad de

ayudarnos, soportarnos, acompañarnos, amarnos los unos a los

otros. “Te declaré mi pecado, no te encubrí mi delito; propuse

confesarme de mis delitos al Señor; y tú perdonaste mi culpa y

mi pecado.” (Salmo 32; 5).

Muchas veces cuando solemos estar tristes o nos dolemos de lo

que nos sucede, a veces es que la situación de pecado que

tenemos nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos y cometer

actos que no deben ser y, además, también nos puede llevar a

dolernos de todo lo que creemos que los demás nos hacen, y

esto es un indicativo que requerimos siempre del Amor y la

Misericordia de Dios, acercarnos a su perdón y podernos liberar

de muchas cosas que nos impiden ver la verdad y a Dios como

debe ser.

“Porque yo reconozco mi culpa y tengo siempre presente mi

pecado. Contra ti, contra ti, solo pequé, cometí la maldad ante

tus ojos; así serás justo cuando juzgues e irreprochable cuando

sentencies.” (Salmo 51; 5-6).

Otras citas bíblicas importantes para entender más esta

obra:

Perdón para el ofensor: 2 Corintios 2; 5-8

La riqueza falsa: Apocalipsis 3; 15-17

Lamentación por Jerusalén: Lucas 19; 41-44

Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén: Lucas 23; 28-31

La tristeza que proviene de Dios: 2 Corintios 7; 8-11

“Te declaré mi

pecado, no te encubrí

mi delito; propuse

confesarme de mis

delitos al Señor; y tú

perdonaste mi culpa y

mi pecado.” (Salmo 32; 5)

“Bienaventurados los que

lloran, porque ellos serán

consolados” (Mateo 5; 4)

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“¿Por qué te fijas en la pelusa que está en

el ojo de tu hermano y no miras la viga

que hay en el tuyo? ¿Cómo te atreves a

decir a tu hermano: Déjame sacarte la

pelusa de tu ojo, mientras llevas una viga

en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la

viga de tu ojo y entonces podrás ver

claramente para sacar la pelusa del ojo

de tu hermano.” (Mateo 7; 3-5)

6. Sufrir con paciencia los defectos de los

demás: Sí que nos cae como anillo al dedo y de

pronto el guante nos cae encima. Porque nos es muy

fácil quejarnos, echarle a los demás la culpa,

fastidiarnos por los defectos o problemas de los

demás, pero en el mismo grado o nivel conque YO

mire en los demás sus defectos, así mismo o en

mayor cantidad estoy viendo mis propios defectos,

pero soy tan ciego que no los veo en mí sino en los

otros.

“¿Por qué te fijas en la pelusa que está en el ojo de

tu hermano y no miras la viga que hay en el tuyo?

¿Cómo te atreves a decir a tu hermano: Déjame

sacarte la pelusa de tu ojo, mientras llevas una viga

en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo

y entonces podrás ver claramente para sacar la

pelusa del ojo de tu hermano.” (Mateo 7; 3-5).

La paciencia, comprensión, respeto y solidaridad

que tengamos con los defectos de los demás no nos

debe llevar a atentar contra nuestra integridad física

ni mental ni la del otro, al contrario, nos debe llevar,

por la gracia de Dios, a un nivel en donde seamos

capaces de hablar y superar los prejuicios para ver la

verdad como debe ser.

Esta obra consiste en saber entender y comprender

las diferencias, incapacidades, desorientaciones,

actitudes, manifestaciones y demás de los que me

rodean para poder tener la paciencia necesaria

para sobrepasar todas estas situaciones. “Por tanto

no tienes excusa, tú que juzgas, sea quien seas; pues

al juzgar al otro, tú te condenas; ya que tú haces lo

mismo que condenas” (Romanos 2; 1)

Lecturas adicionales en la biblia:

Gozo en las tribulaciones: Romanos 5; 3-5

Ayuda mutua: Gálatas 6; 1-4

Libertad y caridad: Romanos 14; 1-6

7. Rogar a Dios por vivos y muertos: “Una lágrima se

evapora, una flor se marchita, sólo la oración llega al trono

de Dios” (San Agustín). Qué obra tan necesaria e

importante, aunque no veamos los efectos de forma

inmediata, pero si creemos, todo se hará tal como lo

decida el Señor.

La salvación está en las manos de todos nosotros, en el Yo

Pecador lo repetimos diciendo “…y a ustedes hermanos

que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor”. “Cuando

tú vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y

reza a tu Padre a escondidas. Y tu Padre que ve en lo

escondido, te lo pagará.” (Mateo 6; 6).

La oración no sólo debe ser para pedir, también debe ser

para dar gracias por todo lo que estamos pasando bueno o

malo (la vida, el trabajo, los hijos, los padres, el pan diario, y

también los problemas), porque sólo enfrentando las cosas

en la oración, las enfrentaremos como sólo Dios sabe que lo

debemos hacer. Y no hay necesidad de aislarnos, se puede

hacer oración desde el diario vivir, con los retos y problemas

de cada día, es más, ellos mismos son una gran oportunidad

de ofrecérselos a Dios para bien de toda la humanidad y

gloria de Dios.

“Por tanto les digo que, cuando oren pidiendo algo, crean

que se les concederá, y así sucederá.” (Marcos 11; 24). Ya lo

ha dicho el Papa Francisco “No rezar es esto: cerrar las

puertas al Señor, para que no pueda hacer nada. En

cambio, la oración, ante un problema, una situación difícil,

una calamidad, es abrir la puerta al Señor para que venga.

Pues Él hace nuevas las cosas, sabe arreglar las cosas,

ponerlas en su sitio.” (Homilía en la Casa Santa Marta, 8 de

octubre de 2013)

Otras citas bíblicas que nos pueden ayudar a

complementar:

La higuera seca: Marcos 11; 20-26

Oración en el huerto: Marcos 14; 32-42

La prueba en el desierto: Mateo 4; 1-11

“No rezar es esto: cerrar las puertas al Señor, para

que no pueda hacer nada. En cambio, la oración,

ante un problema, una situación difícil, una

calamidad, es abrir la puerta al Señor para que

venga. Pues Él hace nuevas las cosas, sabe

arreglar las cosas, ponerlas en su sitio.” (Papa Francisco)

“Vivan orando y suplicando, oren en toda ocasión

animados por el Espíritu; permanezcan despiertos y

oren con perseverancia por todos los consagrados;

también por mí, para que cuando yo abra la boca,

se me conceda el don de la palabra y pueda

exponer libremente el misterio de la Buena Noticia.” (Efesios 6; 18-20)

Para bien de todo el que lo necesite y gloria de Dios.

Todas las citas bíblicas han sido sacadas de La Biblia de

Nuestro Pueblo

(Biblia del peregrino –América Latina-), Luis Alonso

Schökel, Ediciones Paulinas.

Escrito por Arturo Mariño Wiswell con la gracia de Dios

Diciembre de 2015

Y se diseñó gráficamente en Enero de 2016

Todas las fotos e imágenes han sido encontradas en Google y con

distintas direcciones, entre otras:

www.seminariodepalencia.es www.catholic.net

www.revistaecclesia.com www.salesianos.pe

www.fundacionmedina.org www.periodistadigital.com www.div-

misericordia.com www.delamanodemaria.com

www.webcatolicodejavier.org

Fundación Sikuani. Bogotá, D.C., Colombia –enero 2016-

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