ensayo: los desafíos de las tecnologías de la información y las comunicaciones en la educación
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LAS TECNOLOGÍAS DE LA
INFORMACIÓN Y LA EDUCACIÓN
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERÚ
ESCUELA DE POSGRADO
UNIDAD DE POSGRADO DE LA FACULTAD DE EDUCACIÓN
ENSAYO
PRESENTADO POR:
VASCO OSORIO, Álex
Mención: Psicología Educativa
Semestre: III
Huancayo – Perú 2014
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CONTENIDO
CONTENIDO ………………………………………………………………………………. 2
1. Introducción ……………………………………………………………………………... 3
2. Perspectivas de las tecnologías de la información en la educación básica …………... 4
3. Conclusiones ……………………………………………………………………………... 7
4. Bibliografía ………………………………………………………………………………. 7
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LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA EDUCACIÓN
Por: Alex Vasco Osorio
Semestre: III
Mención: Psicología Educativa
Blog: alexvascoosorio.wordpress.com
1. Introducción
Nos encontramos inmersos en los principios de una nueva era, caracterizada, por una
transformación radical de la interacción social; y sustentada de manera especial en la
aplicación intensiva de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, en el campo
de la educación.
De acuerdo, al informe de OCDE en esta realidad virtual podemos hacernos presentes
e interactuar sin las restricciones de tiempo y lugar, que operan en el entorno social. Además,
es posible apreciar también la manera en que la aplicación de las tecnologías afecta la
percepción, la interpretación y valoración de la realidad; de la identidad personal; y sobre
todo de nuestras capacidades de interacción con los demás. Están, en conclusión, originando
un nuevo entorno social en el que se expresan, bajo condiciones propias, todas las
potencialidades y limitaciones del ser humano, tanto en su capacidad para crear y sostener el
bienestar propio y ajeno, como para causar sufrimiento y destrucción. La sociedad, además
de compleja es cambiante, entonces, una formación nueva es ya irrenunciable para soportar el
cambio (Zúñiga, 2002).
En lo que se refiere a acciones para mejorar la calidad de la docencia y el aprendizaje
del sistema escolar básica, es imprescindible partir de un diagnóstico minucioso, para precisar
las brechas y deficiencias del sistema, y una estrategia es el uso didáctico de las TIC (Ibídem,
2002). Por una parte, es una respuesta a las cambiantes y complejas demandas del mercado
laboral, y por otra a la generalización de la sociedad del conocimiento. Entonces, el desarrollo
de esta sociedad y la difusión de las tecnologías constituyen para la educación un importante
reto y al mismo tiempo una gran oportunidad. Si deseamos mejorar la calidad y la eficacia
del aprendizaje escolar, se debe apostar por las TIC como medio para conseguirlo.
Por lo tanto, la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación
al ámbito educativo peruano puede contribuir a subsanar el proceso dual de las desigualdades
educativas, y a remontar el retraso de la educación básica y a la consolidación de un sistema
educativo nacional que ofrezca servicios de calidad para todos, mediante programas, ya que
se incidiría directamente en la eliminación de las brechas educativas más profundas.
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2. Perspectivas de las tecnologías de la información en la educación básica
El acontecer mundial contemporáneo nos brinda motivos interminables para
reflexionar sobre el contenido y el sentido de las nuevas tecnologías, y sus posibles nexos
entre la moralidad del comportamiento humano y el uso de las nuevas tecnologías. Puesto
que existen en un mundo globalizado, flujos de información y recursos tecnológicos, y un
conjunto de las ideas y valores que tienden a sustentar la necesidad de construir una moral
relevante a las circunstancias del mundo en que vivimos. Por ello, la revolución de los
transportes, de las comunicaciones y de la digital, constituye la base de la información en
el mundo, la cual han generado beneficios y mejoras de las condiciones de vida, pero,
también, han provocado la aparición de problemas nuevos, impensables antes de estas
transformaciones, y han agravado el problema ya existente de la fractura entre ricos y
pobres (Kelley – Salinas, 2002).
Desde el punto de vista tecnológico, ese ritmo acelerado de expansión y
transformación se ha sustentado en factores estrechamente interrelacionados y la clara
convergencia hacia la integración, la digitalización de las distintas tecnologías. La urgencia
de esos esfuerzos se hace posible por el predominio e insuficiencia de esquemas de
justificación moral individualistas y excluyentes. Las fuentes primarias de la moralidad se
constituyen, entonces, en la sociedad para determinar la moralidad del comportamiento
humano.
La ética y el desarrollo tecnológico en el campo de la información y la
comunicación se han sustentado, en gran medida, en la construcción de marcos teóricos
generalizables para explicar y controlar el almacenamiento y el procesamiento de la
información. Por lo que es posible marcar una distinción clara entre nuestro
comportamiento en el mundo virtual y en el mundo real. Sin embargo, nuestra conducta en
el ámbito de la realidad virtual adquiere, con el pasar los días una consistencia propia, en
formas de organización y comportamiento que son independientes de nuestra conciencia.
“Lo virtual está adquiriendo realidad y la realidad se está haciendo virtual”. Esto, también
afecta la conciencia de nuestra identidad y la expresión de nuestra interioridad (Zúñiga,
2002).
Asimismo, esta realidad cibernética hace posible el avance hacia un mundo más
accesible, situado en una evolución cognitiva y moral. Sin embargo, la realidad pareciera
ofrecernos argumentos muy limitados para sustentar esas expectativas. Por el hecho de que
las distintas tecnologías tienen su propio lenguaje, ejercen una influencia determinante
sobre el formato de la información y, en consecuencia, sobre la manera en que es
interpretada por quienes la usan o producen.
Además, el “Software Libre”, que se caracteriza porque todo el mundo tiene
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derecho a usarlo sin costo alguno, a favor del beneficio colectivo y no tanto en la
preservación de los derechos individuales (Zúñiga, 2002). Entonces, las tecnologías de la
información y la comunicación deben articularse para acortar la brecha digital, que refleja
las desigualdades económicas y sociales, y se retome los principios éticos asentados en una
auténtica valoración de la solidaridad y la responsabilidad social. Sin embargo, al mismo
tiempo, amplían los límites de nuestra vulnerabilidad personal y colectiva a la violencia,
el crimen y el abuso.
Las nuevas tecnologías constituyen un factor determinante de la conformación de
una nueva sociedad del conocimiento, a la que las instituciones educativas se verán en la
necesidad de adaptarse, desarrollando nuevas formas de promover la adquisición del
aprendizaje, y establecer su utilidad para la solución de necesidades concretas para el
desarrollo científico y tecnológico. Cabe destacar, por otra parte, que la construcción de una
ética relevante a las condiciones del nuevo mundo de la información y el conocimiento
supone la reafirmación de las responsabilidades que todos debemos compartir. Esto supone,
además garantizar el acceso a las nuevas tecnologías y la capacitación para su uso eficaz,
como parte de las obligaciones del Estado en el campo de la educación básica (Kelley –
Salinas, 2002).
Por otro lado, la tecnología digital, genera en el receptor una postura activa en
relación a la abundante información a la que tiene acceso. Porque de no ser así, esa
información ya no fluye independientemente de la disposición de la persona. Entonces, se
comprueba la actitud participativa que muestra el alumno ante la pantalla interactiva, para
aprovechar todos sus recursos. Este cambio que se está dando en la relación con la
información, establece un comportamiento que se aleja de la pasividad de los modelos
tradicionales, y aparece de una actitud más participativa. Esta tecnología se centra en el
alumno, y tiene en cuenta los tres ámbitos principales que, unidos, determinan la
experiencia de aprendizaje en su totalidad: “la vida dentro del centro educativo y la vida
fuera de él, y ambas”. Al respecto señala el profesor Seymour Papert, expositor del foro
organizado por la OCDE, 2002:
“Mi teoría se centra en el sistema con que contamos en los centros educativos. Por
sistema entiendo todo, desde el hecho de que los centros están organizados con
segregación de edades -primer curso, segundo curso, etc.- y que hay un determinado
tipo de currículo o programa. Todo ello, contenidos y metodología, es reflejo fiel de
las tecnologías del conocimiento de finales del siglo XIX y del siglo XX” (p. 174).
Entonces, se puede distinguir tres series de argumentos principales para incluir las
TIC en la educación: económicos (mercado laboral, personal competente), sociales
(derecho de todos los alumnos) y pedagógicos (mejora del proceso de enseñanza y
aprendizaje) (Ibídem, p. 74). Unidas, estas tres series de argumentos demuestran de forma
convincente la necesidad de que la enseñanza aproveche plenamente los beneficios que
ofrecen las TIC, porque establece una nueva complementariedad entre el aprendizaje formal
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que se lleva a cabo dentro del centro educativo y el aprendizaje informal. Además, la calidad
se evalúa en función del uso que se hace de ellos, además de por sus propiedades
intrínsecas.
El profesor Seymour Papert, señaló: “la necesidad de cambios radicales en
educación, si se desea explotar el pleno potencial de las TIC”. Además, enfatizó “(…) los
aspectos constructivistas del aprendizaje así como la comunicación que las TIC facilitan.
En algunas esferas de actividad, las personas están acostumbradas a pensar que el mundo
va a cambiar. En educación, no” (Ibídem, 2002, p. 174). Por lo tanto, las instituciones
educativas son los ambientes propicios para ofrecer modelos concretos de comportamiento
y fomentar la vivencia de los valores democráticos en esta sociedad del conocimiento.
Atendiendo, claro está, a las características sociales y culturales de los distintos grupos de
población; la naturaleza de los diversos niveles y modalidades educativos; y a las
consecuencias que pueden derivarse de su desarrollo y aplicación.
En esta nueva cultura tecnológica, en la que leer y saber sumar o restar ya no son
suficientes, las instituciones educativas deben estar acorde a esta nueva realidad. Por ello,
la mejora de nuestro sistema educativo a través del uso de estos medios, es un objetivo
prioritario. Sin embargo, esto se obstaculiza por el problema de las desigualdades
educativas. Entonces, en esta mejora también debe procurarse la equidad en materia de
oportunidades educativas, mediante políticas educativas que incidan positivamente en los
problemas de cobertura y equidad, calidad y pertinencia de los servicios educativos.
Un conjunto de condiciones sociales –ingreso económico, educación, origen, edad-
operan como un primer filtro en la población infantil y juvenil con posibilidades de acceso
al sistema educativo. Además, la deficiencia de los servicios básicos y las condiciones de
salud y nutrición. Este proceso excluyente establece las condiciones básicas de la
desigualdad educativa y se convierte en un mecanismo de reproducción de la desigualdad
social en general, al respecto se señaló en el foro de la OCDE, lo siguiente:
“Los sistemas de educación pública tienden a ser demasiado rígidos y centralizados.
Los modelos pedagógicos son por lo general muy tradicionales e inadecuados, y el uso
de recursos tecnológicos en apoyo a la enseñanza es mínimo. En consecuencia, los
servicios tienden a ser de baja calidad y no responden a las necesidades reales de los
diversos sectores de la población” (p. 75).
Por ello, el problema de la desigualdad en el sistema educativo se hace cada día
más agudo en la medida que el proceso dual de concentración urbana y dispersión rural se
acelera. De ahí la urgencia de incorporar tecnologías en nuestro país, que a diferencia de
los países más avanzados que han logrado sistemas educativos con grados de cobertura y
calidad muy altos. Porque, cuentan con una infraestructura de telecomunicaciones e
informática que les permiten crear modelos pedagógicos y tecnológicos que puedan incidir
significativamente en la mejora de las desigualdades y retrasos en la educación (Kelley –
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Salinas, 2002). Además, desarrollan programas de capacitación del personal docente en
servicio y en formación. Es decir, estos últimos asignan recursos públicos especialmente
destinados al desarrollo de estas iniciativas, además tienen el apoyo del sector empresarial
y social.
3. Conclusiones
La implementación de las Tecnologías de Información y Comunicación al ámbito educativo
puede incidir positivamente en lograr una mayor cobertura de los servicios educativos,
mediante la generación de programas flexibles y gratuitos, dirigidos a diferentes sectores de
la población. Tienen también un impacto importante en la calidad de la educación, en tanto
renueva las actividades de enseñanza y aprendizaje en discentes y docentes; además actualiza
y amplia sistemáticamente los contenidos.
Sin embargo, existe el riesgo de que las TIC agudicen las desigualdades actuales e incluso
generen otras nuevas (OCDE, p. 74). Por ello, es fundamental que los programas no agudicen
el dualismo excluyente sino que procuren la solución de las desigualdades y brechas en el
interior del país o de cada región. Ya que, las TIC fomentan un acercamiento entre la
educación formal y el aprendizaje que tiene lugar fuera de la escuela. Crean vías de
comunicación entre los estudiantes, los docentes, las familias y el resto de la comunidad, y
éstas tienen que desarrollarse con determinación y mantenerse de forma activa (Kelley –
Salinas, 2002).
4. BIBLIOGRAFÍA
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (2002). Desafíos de las
tecnologías de la información y las comunicaciones en la educación, España:
Traducción del Ministerio de educación, Cultura y Deporte.
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