enrique díaz Álvarez, "otro humanismo por articular"

Upload: diana-barrera-holyoak

Post on 14-Apr-2018

235 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    1/21

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62819894005

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Sistema de Informacin Cientfica

    Enrique Daz lvarezOtro humanismo por articular

    Andamios. Revista de Investigacin Social, vol. 8, nm. 16, mayo-agosto, 2011, pp. 71-90,

    Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Andamios. Revista de Investigacin Social,

    ISSN (Versin impresa): 1870-0063

    [email protected]

    Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico

    Mxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62819894005http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=62819894005http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=628&numero=19894http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62819894005http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62819894005http://www.redalyc.org/revista.oa?id=628http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=62819894005http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=628&numero=19894http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=62819894005http://www.redalyc.org/
  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    2/21

    Andamios 71

    OtrOhumanismoporarticularEnrique Daz lvarez*

    resumen: Partiendo de un contexto de intenso contacto inter-cultural marcado por la globalizacin econmica, un proundoproceso de urbanizacin mundial y las amplias migracioneshumanas, el presente artculo aboga por des-velar el carcternacional-etnocntrico que ha marcado al humanismo clsico,para proponer articular uno de corte pluralista, que incorpore yest atento a otros relatos y ormas de vida no occidentalocntricas.El reto parece claro: una poca marcada por la incomprensin

    y el conicto de interpretaciones exige pensar en ormas decomunicarse y solidarizarse entre diversos.

    palabrasclave. Humanismo, pluralismo, interculturalidad, alte-ridad, hermenutica.

    Slo si creemos en esa aventura comn podremos

    dar sentido a nuestros itinerarios especcos. Y slo

    si creemos que todas las culturas son igual de dignas

    tenemos derecho a valorarlas e incluso a juzgarlas,

    en uncin precisamente de los valores inherentes a

    ese destino comn, que estn por encima de todas

    nuestras civilizaciones, de todas nuestras tradiciones

    y de todas nuestras creencias.

    amin maalouf

    * Licenciado en Ciencia Poltica, unam. Doctor en Filosoa por la Universidad de Bar-celona. El presente artculo orma parte de una estancia posdoctoral en el Centro deEstudios Polticos de la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la unam, bajo elmarco del Programa de Becas Posdoctorales de la unam 2010. Correo electrnico:[email protected]

    Volumen 8, nmero 16, mayo-agosto, 2011, pp. 71-90

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    3/21

    Andamios72

    enrique Daz lvarez

    Des-velarelcarcternacionalyepistolarDelhumanismo

    En su clebre y polmica respuesta a la Carta sobre el humanismo deHeidegger, Peter Sloterdijk hace un recorrido crtico del concepto de hu-manidad que ha sobrevivido desde Cicern. A partir de una rase delpoeta Jean Paul, en donde afrma que los libros son voluminosas cartasa los amigos, Sloterdijk defne la esencia y uncin del humanismocomo una telecomunicacin undadora de amistad por medio de la escritura.Con esta corrosiva lectura epistolar del humanismo, este pensador poneen evidencia que un elemento primordial del humanismo clsico ha sidola conversacin de pensadores e intrpretes que han orjado una amistado sociedad literaria gracias a la lectura. Desde este punto de vista,

    entrar en dicha comunidad o repblica de las letras, implicaba compartirun culto comn por obras cannicas, un crculo de iniciados queha sobrevivido a travs del tiempo y el espacio debido a las nuevasinterpretaciones compartidas sobre lo que es o debe ser lo humano.

    En su crtica rontal del humanismo clsico, Sloterdijk denuncia queel tema latente a este proyecto se ha caracterizado por pretender rescataral ser humano del salvajismo. As, menciona que la tesis humanistapodra resumirse en que la lectura correcta domestica, esta conjetura deque el acto de leer educa, que Sloterdijk no duda en califcar de buclica,ha sido en eecto parte central de un proyecto que ha sobrevivido has-ta nuestros das y que hoy, con el avance de las telecomunicaciones y laredefnicin de lo prximo y lo lejano que ello conlleva, parece estar enuna crisis prounda.

    Buena parte de la culpa de esta decadencia estriba en que, comomenciona Sloterdijk, detrs de esta escuela domesticadora se halla en

    juego una antropodicea, es decir, una defnicin del ser humano decara a su ranqueza biolgica y a su ambivalencia moral. Hoy en da,insiste el flsoo alemn, la pretensin de conocimiento alrededorde una supuesta naturaleza del ser humano, encubierta en preguntasen torno a qu es o cmo podremos convertirnos en un ser humanoreal o verdadero, no tiene sentido si no es ormulada con respecto alos medios masivos de comunicacin por intermedio de los cuales laspersonas concretas se orientan y con-orman (Sloterdijk, 1999).

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    4/21

    Andamios 73

    OtrOhumanismoporarticular

    Sloterdijk vincula la consolidacin de las identidades colectivas,principalmente las nacionales, al desarrollo de la alabetizacin yla lectura. Particularmente entiende que, entre los siglos xix y xx, elhumanismo dio un giro pragmtico y programtico que termintransormndolo y ampliando su alcance; de un modelo de sociedadliteraria termin convirtindose en norma de la sociedad poltica. De ahen adelante, menciona Sloterdijk: los pueblos se organizan como ligasalabetizadas de amistad compulsiva, conjuradas en torno a un canonde lectura asociado en cada caso con un espacio nacional (Sloterdijk,1999).

    Al leer estas palabras de Sloterdijk es inevitable dejar de pensar endos publicaciones del ao 1983, que han tenido enorme inuencia

    en la concepcin terica alrededor del origen del Estado-nacin y losnacionalismos: Comunidades imaginadas, de Benedict Anderson, queanaliza y revela el papel que juega la categora de la imaginacindentro de la construccin de la comunidad nacional; y La invencin dela tradicin,de Eric Hobsbawm, que puso en evidencia la enorme im-portancia que han tenido mitos y fcciones diversas para cohesionarlas identidades nacionales. En el caso de Sloterdijk parece evidenteque sigue la estela de ese texto clsico de Anderson que, desde unaperspectiva antropolgica, defne a la nacin en tanto comunidadpoltica imaginada como inherentemente limitada y soberana: []es imaginada porque an los miembros de la nacin ms pequea noconocern jams a la mayora de sus compatriotas, no los vern ni oirnsiquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de

    su comunin (Anderson, 2007: 23).Desde entonces se ha arraigado la idea de que la representacin,

    como acultad abstracta, es el actor clave en la construccin de unaidea de nacin; en tanto que la cultura e identidad nacional exige a susmiembros amiliarizarse y solidarizarse con lo ausente, con los anni-mos y desconocidos. Lo radicalmente nuevo de este vnculo nacionales que radica en una imagen comn y con ello en la idea de compartiralgo. Para Sloterdijk, el centro del poder de los humanismos nacionales,que tuvieron su apogeo entre 1789 y 1945, resida en un conjunto defllogos que se saban responsables de una misin importante: iniciar yvincular a millones de desconocidos al crculo de destinatarios de esas

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    5/21

    Andamios74

    enrique Daz lvarez

    ejemplares cartas a los amigos (Sloterdijk, 1999). En este sentido, losmaestros y fllogos humanistas tuvieron un papel clave en tanto queellos detentaban el conocimiento privilegiado de los autores y escritosque pasaban por undadores de la comunidad.

    Es por esto que para Sloterdijk el humanismo nacional no eraotra cosa que la acultad de imponer a los jvenes la lectura de losclsicos y de establecer la validez universal de esas lecturas nacionales.Entendiendo esto, no sorprende que el autor de Eseras califque alos estados nacionales como productos literarios y postales, es decir,fcciones de un destino de amistad entre compatriotas remotos, basadosen una anidad emptica entre lectores inspirados por autores de pro-piedad comn: qu son las naciones modernas sino poderosas

    fcciones de pblicos letrados, convertidos a partir de los mismos es-critos en armnicas alianzas de amistad? (Sloterdijk, 1999).Sloterdijk entiende que si la poca del humanismo nacional-burgus

    lleg irremisiblemente a su fn, no es porque los seres humanos ya nose sientan inclinados a seguir cumpliendo su tarea literaria nacional,sino porque el arte de escribir cartas inspiradoras de amor a una nacinde amigos, aun cuando adquiri un carcter proesional, ya no essufciente para anudar un vnculo telecomunicativo entre los habitan-tes de la moderna sociedad de masas. A partir de la revolucin meditica,tras el fn de la ii Guerra Mundial y catapultada por la televisin ylas revoluciones de redes actuales, el sentimiento de pertenenciade las personas en las sociedades contemporneas se ha vuelto a es-tablecer sobre nuevas y dierentes bases.

    Con esto Sloterdijk no pretende decir que la literatura haya llega-do a su fn, sino que ya han pasado los das de su sobrevaloracin comoportadora de los genios y vnculos nacionales. Considera que la sntesisnacional ya no pasa predominantemente por libros o cartas, sino por losnuevos medios poltico-culturales de la telecomunicacin. Desde estepunto de vista, si la era del humanismo moderno como modelo escolary educativo est en decadencia es porque se ha vuelto insostenible lailusin de que las grandes estructuras polticas y econmicas puedanseguir siendo organizadas siguiendo el modelo amigable de la sociedadliteraria. Ante esta evidencia, Sloterdijk entiende que no hay que servisionario o hacer un gran esuerzo para entender que estas bases

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    6/21

    Andamios 75

    OtrOhumanismoporarticular

    vinculantes o comunicativas son decididamente post-literarias, post-epistologrfcas y, consecuentemente, post-humansticas (Sloterdijk,1999).

    Aunque, como se ver ms adelante, Sloterdijk ignora y subestimala capacidad que sigue teniendo la literatura en tanto orma de co-nocimiento y empata entre extraos, es evidente que su cida crticahacia el humanismo clsico y la antropologa soterrada que sustenta, esmuy sugerente en trminos interculturales. Las corrientes humanistas,suscribo, deben trascender la ptica nacional y actualizarse en clavepluralista partiendo de que la diversidad cultural no es una norma aprescribir, sino un hecho social que condiciona nuestras sociedadesmodernas.

    unhumanismoparalosDiversos

    En pleno siglo xxi, la vocacin humanista no puede ignorar o me-nospreciar que el proceso de urbanizacin mundial, aunado al ujo decapital, inormacin y representaciones heterogneas que han secundadola globalizacin econmica, ha interiorizado en los sujetos la certezade compartir un mismo hbitat con extraos; mientras a nivel virtuallas telecomunicaciones nos conectan y aproximan cotidianamentecon los hbitos y relatos de culturas lejanas geogrfcamente, a nivel sicolos espacios pblicos de las ciudades occidentales se han convertido enel escenario donde se concentra la dierencia y se manifesta la

    multiculturalidad.Si algo nos sugiere esta doble dimensin de contacto intercultural,

    es que el humanismo ya no puede tratar de educar o domesticar alhombre para seguir con el lxico de Sloterdijk en una idea denosotros cerrada u orgnica que suele acabar en ideas de superioridadcivilizatoria delirantes e injustifcables; por el contrario, tendra quecanalizar los esuerzos para inormarnos y amiliarizarnos con los cadavez ms visibles relatos, representaciones y ormas de vida extraas a lasnuestras. Si por un lado suscribo la denuncia crtica de Sloterdijk haciael carcter nacional y epistolar del humanismo hegemnico, por otropienso que subestima el papel vinculante que la literatura y la lectura

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    7/21

    Andamios76

    enrique Daz lvarez

    hermenutica pueden seguir teniendo en una era de cosmopolitizacin1

    y urbanizacin como la nuestra. Evidentemente ya no se trata de pensarese vnculo imaginario en trminos nacionales, sino interculturales. Esdecir, como un medio rtil y potente para reconocer en esa diversidady pluralidad manifesta, lo comn. Dialogar.

    Desde una perspectiva hermenutico-intercultural, las preguntasque la tradicin de pensamiento humanista debe plantearse sobre laormacin y el cuidado del hombre ya no pueden girar alrededor deuna esencia atemporal de lo humano, ni pueden undamentarse en esaracionalidad transhistrica ilustrada, sino actualizarse con base ennuestra condicin concreta, dialgica y plural. Lejos de homogeneizaro postular una idea o esencia de ser verdaderamente humano, otro

    humanismo de corte pluralista tendra que recordarnos que a pesar de ladiversidad y particularidad cultural manifesta, todos los hombres hancompartido, y comparten una humanidad comn que se manifesta, comomenciona Richard Rorty, en coincidencias tan modestas y aparentementesuperfciales como el sentirun cario especial por nuestros padres ohijos (Rorty, 2000: 236-237).

    A dierencia del humanismo clsico, el pluralista debe renunciar aestablecer una ontologa particular que siempre conlleva el riesgode provocar una cruzada etnocntrica, y partir del hecho de quela pluralidad cultural nos obliga, como hecho, a tratar de conocere inormarnos sobre las diversas maniestaciones de lo humano.

    1

    Ulrich Beck reexiona sobre la necesidad de establecer una dierenciacin entre globa-lizacin y lo que denomina cosmopolitizacin, entendida como el proceso multidimen-sional, orzoso e involuntario que se plasma en lapraxis, con la institucionalizacin demovimientos globales como el reconocimiento universal de los derechos humanos, laproteccin al medio ambiente y la consolidacin de organismos y empresas trasnacio-nales. Desde este punto de vista, la cosmopolitizacin de las relaciones sociales, eco-nmicas y polticas es una condicin o denominador comn que determina la realidadinterdependiente e interconectada que caracteriza al siglo xxi. Un enmeno que nodebe identifcarse o reducirse con el globalismo econmico de mercado que defende elneoliberalismo. Tanto las organizaciones supranacionales como los movimientos anti-globalizacin, son indicios o conatos de un cosmopolitismo interiorizado que pone demanifesto el hecho, histricamente irreversible, de que los seres humanos de distintasciudades y localidades del globo viven ya en una relacin de interdependencia real queincide en sus vidas cotidianas (Beck, 2005: 19).

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    8/21

    Andamios 77

    OtrOhumanismoporarticular

    Comunicarnos. En este sentido, humanizar sera estar dispuesto a, y sercapaz de escuchar e imaginar al otro, esto es, poder traducir e interpretaral extrao al grado de amiliarizarnos con experiencias, concepcionesde bien, ormas de vida y relatos ajenos.

    Lejos de caer en un buenismo, la idea que gira entorno a estadisposicin hermenutica-cosmopolita hacia el otro es dotar a los sujetosde sociedades multiculturales de herramientas y virtudes pblicas, paramediar y solucionar de orma deliberativa el inevitable conicto deintereses y valores tico-polticos entre seres diversos que compartenespacios pblicos de realizacin. En sntesis, la fnalidad de un hu-manismo en clave pluralista podra centrarse en visibilizar y revalorarotros relatos, as como desarrollar en sujetos con dierentes identidades

    colectivas la capacidad para advertir, en el otro, esa condicin comnque denominamos humanidad; pensando que la solidaridad humanano es sino el reconocimiento de una humanidad que nos es comn(Rorty, 1991: 207).

    El hecho de que intelectuales y gobernantes conservadores comoSamuel P. Huntington o Nicolas Sarkozy se pregunten en pleno si-glo xxi lo que signifca ser norteamericano o rancs, est directamenterelacionado con el papel que han jugado la nueva relacin entre lo local ylo global, as como la inmigracin y urbanizacin en la transormacin delas sociedades modernas. Parece claro que la proximidad y simultaneidadglobal, aunada a la obsesin contempornea por defnirnos y en-tendernos como distintos, exige una nueva orma de relacionarse conla alteridad. Aunque es evidente que todo yo implica otro, y todo

    nosotros se distingue de un ellos, la omnipresencia del contacto yconicto intercultural exige poner nuestra cultura poltica a la altura delos retos que plantea la globalizacin; de ah que suscriba la necesidadde reconocer y re-construir al otro, es decir a esa comunidad, religin,nacin y/o civilizacin que ha sido inculcada en nuestro imaginario ydiscurso como enemiga o brbara, lejos de los prejuicios y tpicoscomunes (Maalou, 2009: 338; Todorov, 2008).

    Un gran reto del otro humanismo de carcter pluralista ser desa-creditar la unilateralidad encubierta del proyecto humanista clsicoque, como desnud Sloterdijk, oblig a sus miembros a la lectura derelatos y textos cannicos como parte de un modelo que pretenda

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    9/21

    Andamios78

    enrique Daz lvarez

    alcanzar un solo ideal de hombre culto, juicioso o prudente. Ademsde su etnocentrismo encubierto, la ingenuidad del humanismo literarioclsico ha quedado en evidencia a lo largo de la historia en crmenesde lesa humanidad perpetrados por sujetos educados y cultivados conesas lecturas exquisitas o adecuadas. Hoy en da, es dicil seguirsosteniendo aquella premisa idealizada de que la educacin y la lecturacorrecta, por s solas, pueden amansar o erradicar la barbarie.

    La idea de un dilogo intercultural no debe desacreditar, sino re-presentar una alternativa para renovar o actualizar al humanismodesde una ptica no indierente a la diversidad cultural. La tensinentre pluralismo y humanismo reavivada en una poca marcadapor las polticas de identidad y reconocimiento no debe resultar o

    traducirse en un antihumanismo. Hacerlo sera desechar o ignorar sucapacidad para generar, enraizar y extender la posibilidad de dilogo,conmensurabilidad y solidaridad humana a partir de una educacin sen-timental. El reto parece resumirlo Amin Maalou en un par de preguntas:Sabremos, en los aos venideros, edifcar entre los hombres, porencima de todas las ronteras, una solidaridad de un nuevo tipo;universal, compleja, sutil, meditada, adulta? []. Una solidaridad quepueda trascender las naciones, las comunidades, las etnias, sin acabarcon la pltora de las culturas? (Maalou, 2009: 237).

    Para responderlas quiz podramos aprender del xito del nacio-nalismo, ya no slo como movimiento poltico, cultural y social, sinoen tanto proyecto esttico-ideolgico capaz de arraigar una potentesolidaridad entre sujetos diversos y annimos. Y es que si algo dej claro

    el nacionalismo es que slo es posible vincular a extraos provocan-do en ellos pasiones o emociones comunes. En este sentido, parece que estiempo que la flosoa moral y poltica supere el trauma que represent laneasta movilizacin de las pasiones por parte de movimientos ascistasdurante la ii Guerra Mundial y reconsidere moralmente la importanciade una nueva educacin y cultivo de sentimientos como la raternidad,la solidaridad o la simpata entre extraos. Pensar responsablemente so-bre las emociones. El contacto con otras ormas e historias de vida atravs de la representacin potica, audiovisual o teatral, son hoy enda necesarias para desechar la implantacin de una idea monolticade lo humano que, sospechosa y peligrosamente, siempre coincide

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    10/21

    Andamios 79

    OtrOhumanismoporarticular

    con el imaginario y cosmovisin de las comunidades hegemnicasoccidentales.

    Para interiorizar y dar paso a una ampliacin de las responsabilidadesy simpatas hacia sujetos de otras culturas, una educacin humanistaatenta a la diversidad podra girar alrededor de una lectura comn ycompartida de ciertos textos pero, a dierencia del humanismo clsico,tendr que ampliar su espectro uera del propio imaginario cultural onacional. Es decir, que no debe limitarse, como menciona Edward W.Said, a ensalzar patriticamente las virtudes de nuestra cultura, nuestroidioma y nuestras grandes obras:

    El humanismo es el ejercicio de las propias acultades

    mediante el lenguaje con el fn de comprender, rein-terpretar y lidiar con los productos del lenguaje a lo largode la historia, de otros lenguajes, y de otras historias. Talcomo entiendo hoy en da su relevancia, el humanismono es un modo de consolidar y afrmar lo que nosotrossiempre hemos sabido y sentido, sino ms bien un me-dio para cuestionar, impugnar y reormular gran parte delo que se nos presenta como certezas ya mercantilizadas, en-vasadas, incontrovertibles y acrticamente codifcadas,incluyendo las contenidas en las obras maestras agrupa-das bajo la rbrica de los clsicos (Said, 2006: 49).

    A dierencia de lo planteado por Sloterdijk, sostengo que la dimensin

    literaria no debe ser desechada en la sociedad digital, sino que debeser reincorporada en los programas de estudio en trminos trans e in-terculturales; las cartas a los amigos homogneos deben ser suplantadaspor textos que nos expongan y aproximen ante otros heterogneos. Estedenso cruce simblico nos permitir conocer historias y ormas de vidaconcretas, as como amiliarizarnos con los hbitos y concepcionestico-polticas de sujetos con identidades colectivas dierentes, conlos que, cada vez ms, compartimos espacios pblicos urbanos.

    La consecucin de un dilogo intercultural en sociedades heterogneaspasar por la capacidad para ser crticos con la propia cultura, y cultivarhbitos que nos permitan reconocer e interesarnos por otras ormas

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    11/21

    Andamios80

    enrique Daz lvarez

    e historias de vida. Parte de este cambio implica revalorar el enormepoder y las capacidades morales que tienen sentimientos undamentalescomo la amistad, la confanza o la raternidad en los seres humanos.Factores que, independientemente de sus culturas particulares, noslo incitan a la accin, sino a la identifcacin, la amiliaridad y laampliacin de la responsabilidad entre personas y culturas cada vezms interconectadas.

    habituarsealrelatoDelOtrO

    A partir de la Guerra Fra se han ido intensifcando las crticas al

    grandilocuente proyecto del humanismo ilustrado. El contexto an-tibelicista y anti-segregacionista en los Estados Unidos de Norteamrica,aunado a la aparicin en todo el mundo de un amplio conjunto devoces disidentes por parte de minoras y sectores crticos de esa vi-sin provinciana del universalismo eurocntrico entre los quesobresalen los estudios poscoloniales y el eminismo, han producido,a principios del siglo xxi, una ractura y cambio de perspectiva den-tro del propio humanismo. Este nuevo pensamiento crtico que hapuesto en cuestin el universalismo homogneo y estereotipado delhumanismo eurocntrico clsico, ha sido particularmente efcaz pa-ra poner en evidencia la parcialidad y pasividad de una doctrina e ideasobre lo humano que, durante siglos, sobrevivi sin tener en cuen-ta la experiencia histrica de las mujeres, los aroamericanos, y diversos

    grupos marginados o precarios. Como enatizan los autores del girodecolonial (Castro-Gmez y Grosoguel, 2007), el negarnos a escuchary tomar en cuenta relatos otros es abonar una condicin colonial que haencontrado la orma de subalternizar e ineriorizar al otro no europeohasta hoy.

    Poniendo como caso a los Estados Unidos, Edward Said seala cmola visin humanista en realidad ha sido cimentada en un concepto deidentidad nacional, an vigente, que se restringe exclusivamente a unpequeo grupo de la sociedad que no es representativo en la prcti-ca, pues deja sistemticamente auera a grandes sectores de la misma. Siesta parcialidad es materia de anlisis desde una perspectiva pluralista

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    12/21

    Andamios 81

    OtrOhumanismoporarticular

    es porque se contrapone en la prctica con una sociedad que es cadavez ms heterognea y compleja culturalmente debido a las aceleradasmigraciones desde mltiples pases del mundo.

    Este irreversible cambio del paisaje o espectro de nuestras ciudadestiene proundas consecuencias para el humanismo, ya no slo en tr-minos cuantitativos sino, sobre todo, cualitativos. En contraste con laormacin humanstica en la que se orm Said entre 1950 y 1960, esimportante que un nuevo humanismo sensible al imperativo que marcala diversidad cultural siga adoptando una actitud reexiva y autocrti-ca. Como menciona Said, incluso entidades antiguas como Grecia eIsrael, estn siendo sometidas a saludables revisiones que desacreditanbuena parte del ideal o paradigma de la cultura europea. Actualmente

    son cada vez ms los estudios que ponen en evidencia el vnculo de estasculturas con otros pueblos; los griegos con los aricanos y semticos,y a la antigua Israel como parte de un crisol complejo de razas queconstituan la Palestina multicultural.

    Como menciona Said, el universo esttico y mental que se basabalingstica, ormal y epistemolgicamente en el entorno europeo delos clsicos con sus iglesias, imperios, idiomas, tradiciones y obrasmaestras y que estuvo acompaado por un aparato ideolgico deproduccin de cnones, sntesis, relevancia y conciencia, ha quedadoen evidencia y se ha visto remplazado y/o acompaado actualmentepor un mundo mucho ms complejo y diverso en el que conuyeninnumerables corrientes contradictorias, incluso antinmicas y an-titticas (Said, 2006: 67).

    Para ilustrar el impacto cultural que ha representado este cambio,Said pone como ejemplo sus propias clases como catedrtico en unaprestigiosa universidad norteamericana. A dierencia de principiosde los aos sesenta cuando comenz a dar clases, los alumnos ya noson en su mayora varones arios, sino mujeres y hombres de mltiplescomunidades culturales, tnicas, y con diversas lenguas:

    Es un hecho universalmente admitido que, mientras quelas humanidades solan ser el estudio de los textos clsicosinormados por las culturas griegas, romana y hebrea an-tiguas, hoy da hay un pblico mucho ms variopinto y de

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    13/21

    Andamios82

    enrique Daz lvarez

    origen verdaderamente multicultural que est exigiendo yconsiguiendo que se preste atencin a un gran abanicode pueblos y culturas anteriormente descuidados o desa-tendidos que han invadido el espacio indisputado queotrora ocupaban las culturas europeas (Said, 2006: 66).

    El giro pluralista del humanismo ser clave pensando en el es-tablecimiento y consolidacin del dilogo intercultural, porqueimplica relativizar las respuestas de la propia tradicin, y adoptar unamentalidad y relacin abierta con la alteridad. El hecho de que nues-tra misma condicin humana nos obligue a interpretar constantementenuestro entorno y orma de vida permite pensar que, en un mundo cada

    vez ms contrastante e interconectado, se deben desarrollar actitudesy habilidades hermenuticas que nos permitan observar y enrentar-nos a una realidad cada vez ms compleja y diversa desde dierentesperspectivas. De ah que sea importante el intento por ser cada vez ms sen-sibles o receptivos a las corrientes histricas, tericas y a las ormas devida no europeas o norteamericanas.

    El humanismo eurocntrico y nacionalista debe ser desechado paradar paso a uno en clave posnacional y pluralista, pensando en queno existe, y es intil seguir preguntndose sobre una sola naturalezahumana correcta. Es necesario interiorizar que ninguna sociedad actualpuede reducir su identidad histrica y cultural a una nica tradicin,raza o religin, como un paso para idear una situacin de interacciny convivencia cvica de muchas tradiciones, representaciones y relatos

    que, como han demostrado los comunitaristas, siempre han existidodentro de las ronteras nacionales (Said, 2006: 69).

    Uno de los retos que tiene otro humanismo a principios de milenio,es proporcionar modelos, hbitos mentales y ormas de expresin queaciliten o avorezcan la discusin e interaccin simtrica entre sujetosdiversos culturalmente. Algo que slo ser posible cuando se ponganen cuestin y eliminen diversos prejuicios que ueron tolerados o in-cluso impulsados por el humanismo eurocentrista, el nacionalismoo los undamentalismos religiosos. El primer paso es reconocer, porun lado, la propia hibridacin de nuestra cultura, y por el otro quemuchas de las representaciones que tenemos de los otros estn viciadas

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    14/21

    Andamios 83

    OtrOhumanismoporarticular

    por un vnculo o implicacin con el poder, la posicin social, la e o unsupuesto destino nacional. De otra orma ser dicil aceptar que somosresultado del contacto, ni se pretender una comunicacin abierta ysimblicamente densa con el otro.

    El abrirse a otras tradiciones, ayudar a romper los estigmas y malasinterpretaciones que siguen siendo diundidas y arraigadas, en granmedida, por los sistemas educativos y los medios de comunicacin que,en su mayora, siguen atendiendo a los intereses nacionales. Desde losatentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, por ponerun ejemplo claro y reciente, han prolierado y se han radicalizado losdiscursos que atribuyen o vinculan a los atentados suicidas con un su-puesto carcter violento del Islam. Estos crculos conservadores han

    distorsionado la visin de Oriente, e ignorado que existen millones demusulmanes que no son integristas, sino que son personas que no slocondenan tales prcticas sino que han surido tambin en carne propiamltiples atentados perpetrados por undamentalistas.

    Las interpretaciones reduccionistas del Islam generalmente olvidanu ocultan las numerosas aberraciones que son y han sido cometidassimultneamente por el undamentalismo judo, cristiano, o hind. Lasbondades de un humanismo pluralista nos ayudaran a ser conscientes yreconocer, por ejemplo, que el actual conicto no es entre Orientey Occidente, sino entre este ltimo y el undamentalismo islmico.Es esta incomprensin y prejuicios mutuos los que nos urgen, co-mo menciona Said, a recuperar una de las unciones bsicas de lavocacin humanstica; mantener una perspectiva laica y equilibra-

    da que condene el anatismo religioso, cualquiera que ste sea, y con ellose evite increpar exclusivamente al undamentalismo ajeno o extranje-ro (Said, 2006: 73).

    Como recuerda Said (2006: 76), el humanismo no es un movimientocultural e intelectual exclusivamente occidental, sino que ha sido de-sarrollado por tradiciones indias, chinas, aricanas, japonesas, etctera,y tampoco se puede negar que la contribucin islmica represent ungran impulso en el auge del humanismo; doscientos aos antes de queel humanismo se asentara en la Italia de los siglos xiv y xv, se practicabaya en las madaris escuelas y universidades musulmanas de Sici-lia, Tnez, Bagdad y Sevilla.

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    15/21

    Andamios84

    enrique Daz lvarez

    Habra que recordar que uno de los ejemplos histricos msimportantes del pluralismo religioso, la tolerancia y el dilogo in-tercultural hasta nuestros das se dio en el Al-ndalus medieval.Durante ese periodo conocido como la convivencia, y en una poca enque la mayora de Europa viva bajo continuas guerras y un exacerbadoanatismo religioso, Crdoba se consolid como un espacio ejemplar decon-vivencia cultural y religiosa entre musulmanes, judos y cristianos,tan armnico como plural. En esa ciudad, como en ninguna otra delmundo medieval, se desarrollaron y transmitieron disciplinas comolas matemticas, la flosoa, la traduccin, la astronoma, la poesa, laarquitectura y otras humanidades (Jahanbehloo, 2007: 69).

    Pero no slo Crdoba, tambin Toledo, Palermo o Constantinopla

    se constituyeron como centros urbanos multiconesionales, y uerontestigos de un enriquecimiento e intercambio intercultural sin pre-cedentes. Aunque estas ciudades estaban controladas por las reglas dela jerarqua cristiana o islmica que, segn el contexto, detentaron elpoder, uncionaron por algunos periodos como un oasis de paz y demutuo reconocimiento multicultural, en medio de largos y cruentosperiodos de guerras religiosas. Mdicos, traductores, comerciantes, diplo-mticos y clrigos de ambas conesiones religiosas, jugaron un papelpredominante en el orecimiento y la gestacin de proyectos cultura-les realmente cosmopolitas, como universidades y bibliotecas. Proyectosque slo ueron truncados por ambiciones imperialistas de ambas co-rrientes, generalmente impulsadas por el ascenso y capricho de reyes ylderes undamentalistas.2

    La educacin intercultural tendra que poner en evidencia la visinunitaria, monocultural y reduccionista de la propia identidad nacional;recuperar y diundir casos histricos de tolerancia intercultural comoel de la Andaluca medieval, pero sobre todo reivindicar y desarrollar el

    2 Los mltiples conictos de interpretaciones religiosas, plenamente maniestadas enlas cruzadas medievales o en la Jihad y Fatwa vigentes, han eclipsado en el imaginariocolectivo moderno momentos histricos sufcientemente amplios y bien documentadospara demostrar que judos, musulmanes y cristianos han convivido pacfca y ruct-eramente mediante relaciones de mutua comprensin y respeto. Conocer y diundirestos procesos y coyunturas histricas, representara alejarse de una postura maniqueay estigmatizadora del otro. Vase por ejemplo OShea (2006).

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    16/21

    Andamios 85

    OtrOhumanismoporarticular

    acto de leer, traducir y reexionar comprensivamente textos relevantesde otras culturas como un medio privilegiado para adoptar e imaginarseen el lugar de otros seres humanos concretos. La lectura, en su dimensinhermenutica, conlleva la comprensin y re-vivencia de la experienciapersonal que est estrechamente ligada con un proceso colectivo detransmisin de conocimiento, no slo histrico, sino de hbitos, ac-titudes, emociones, conductas y sentimientos (Dilthey, 1978: 239); esdecir, de orma de ver la vida. El humanismo pluralista tendra quebuscar que los sujetos se habiten a ponerse en el lugar de personas conentornos, itinerarios y circunstancias de vida muy distintos. Entre mssatanizados por los discursos nacionales o religiosos heredados mejor.Desde esta perspectiva, ms que undamentarse en normas y principios

    abstractos, la tica intercultural tendra que ser sensible y saber valo-rar a las diversas maniestaciones de lo humano, as como saber apreciarlos casos y experiencias humanas concretas, sin que esto representedejar de ser crtico con ellas.3

    eluniversalismopor-venir

    El sentimiento de pertenencia a una cultura mundial, como podra serla democrtica o la de la deensa de los Derechos Humanos, sugiere laidea del dilogo intercultural y una disposicin a acoger y adminis-trar las dierencias culturales, religiosas y tnicas. Como mencionaRamin Jahanbehloo, la diversidad slo se podr garantizar en un es-

    pacio en el que se reconozca su valor en un contexto en el que lasdistintas identidades culturales muestren inters por la cultura humanaen su conjunto. La cosmopolitizacin e interconexin del mundonos obliga a inormarnos e imaginarnos en el lugar de otras ormas

    3 Para Rorty la gran utilidad e innovacin de Freud radica en su capacidad de apartar-nos de lo universal y dirigirnos hacia lo concreto, disuadindonos de encontrarverdades universales, creencias imprescindibles, y orientarnos a las contingencias per-sonales de nuestro pasado individual y a las ciegas marcas que nuestras acciones llevany terminan representando para el individuo en un elemento crucial para la percepcinde s, pero tambin pueden ser comunes a los miembros de una comunidad histrica-mente condicionada (Rorty, 1991: 54-57).

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    17/21

    Andamios86

    enrique Daz lvarez

    culturales, especialmente, como dije, de aquellas sistemticamenteestigmatizadas y/o con las que se mantiene un contacto ms prximoo estrecho. El desarrollo de una cultura de dilogo hermenutico y ti-co en el que los interlocutores traten de aprender de otras culturas nosimpele a hallar una tica de comprensin mutua que omente el cultivode disposiciones y valores compartidos por todos los ciudadanos.Tenemos la necesidad de entendernos y deliberar entre diversos. Lacomunicacin intercultural presupone que cualquier individuo puedeentrar y salir de cualquier sistema de valores, incluyendo el suyo pro-pio, por ms dicil u obtuso que esto resulte de entender por parte derelativistas culturales y nacionalistas.

    El reconocer a cada ser humano como un interlocutor permite

    pensar en la posibilidad de plantear lugares comunes, al margen de ladiversidad cultural manifesta, para el establecimiento del dilogo in-tercultural. Esta dinmica, implica la adopcin de un universalismointeractivo atento a la diversidad cultural. Como menciona SeylaBenhabib, ms que centrarse en una suerte de racionalidad comn,la pretensin de universalidad debe centrar sus objetivos en la ampliacindel juicio y la proundizacin del encuentro, interpretacin y dilogocon otras experiencias, cosmovisiones y ormas de vida particulares:

    El universalismo interactivo reconoce la pluralidad demodos de ser humano, y las dierencias entre seres hu-manos, sin avalar todas estas pluralidades y dierenciascomo vlidas moral y polticamente. Si bien admite

    que las disputas normativas pueden solucionarse racio-nalmente, y que la equidad, la reciprocidad y algnprocedimiento de universalizabilidad son constituyentes,es decir, condiciones necesarias del punto de vista moral, eluniversalismo interactivo ve la dierencia como un puntode partida para la reexin y la accin. En este sentido launiversalidad es un ideal regulativo que no niega nues-tra identidad materializada y enraizada, sino que apuntaa desarrollar actitudes morales y alentar transormaciones

    polticas que puedan producir un punto de vista acepta-ble para todos (Benhabib, 2006: 176. Cursivas mas).

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    18/21

    Andamios 87

    OtrOhumanismoporarticular

    Ms que en principios o nociones abstractas y ahistricas de serhumano, el universalismo democrtico interactivo debe apelar a laresponsabilidad e imaginacin individual para ponerse en el lugar deotro concreto (Benhabib, 2006: 182-183). Esta ampliacin o miradacosmopolita requerir, ms que de normas y principios imperativos,del contacto con historias de vidas concretas y dierentes a lasnuestras que permitan destruir los estereotipos y prejuicios querecuentemente impiden despertar el reconocimiento, la simpata yla solidaridad entre seres culturalmente distintos. La ampliacin denuestro universo u horizonte moral requiere de ejemplos que nosinciten a encarnar, aunque sea por unos minutos, otros escenarios yormas de vida.

    Como Judith Butler, entiendo que el ser capaz de reconocer quelos patrones de universalidad incluyendo la idea de lo humano con-templada en la ampliamente aceptada nocin de Derechos Humanos,corresponden o han sido histricamente determinados, constituye unaorma de exponer y aceptar los lmites de los conceptos de universalidadactuales. Para Butler, la disposicin a revisar constantemente los pa-trones existentes, desde una perspectiva ms amplia e incluyente, noes en modo alguno una empresa autodestructiva, sino crucial para eluturo de la propia democracia:

    La importante tarea que nos plantea la dierencia culturalno es otra que articular la universalidad a travs de un di-cil proceso de traduccin. Esta tarea pretende transormar

    los trminos mismos de que est ormada la universalidady darles nueva signifcacin; de ah que el movimiento deesa transormacin no anticipada establezca el universalcomo aquello que todava ha de lograrse y que, a fn de resistira la domesticacin, nunca se podr lograr de orma total ydefnitiva (Butler, 1999: 66. Cursivas mas).

    En trminos interculturales es muy sugerente vincular estrechamente estanocin de universalismo siempre por articularcon la tarea de la traduccincultural, entendida como un proceso que permite comprender, dentrode las dierentes afrmaciones del universal que pueden entrar en juego,

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    19/21

    Andamios88

    enrique Daz lvarez

    qu versiones del universal se proponen, y en qu tipo de exclusionesse basan. Esta actualizacin interactiva y hermenutica de la tica,ajena al rigorismo tico de principios, permite argumentar que los sereshumanos no slo son capaces de abstraer y razonar, sino de disponer deciertos hbitos y capacidades morales, emocionales y cognitivas que lespermiten traducir o interpretar las concepciones de bien o justicia delotro. En este sentido, como menciona Butler, lo que todava no ha sidoaprehendido por el universal es lo que esencialmente lo constituye(Butler, 1999); un ejercicio hermenutico de traduccin que enatiza eldesao de incluir y contemplar a quienes no estn comprendidos en l.

    La mirada de otro humanismo pluralista con disposicin aentrar en contacto con la alteridad es apropiada para combatir o

    erradicar aquellos prejuicios y estereotipos que el nacionalismo y elundamentalismo religioso han edifcado en torno al otro, en teorastan monolticas, parciales y beligerantes como el choque de civilizacionesde Huntington.4 En una poca en que el riesgo (Beck, 2005) se haconsolidado como el elemento que priva en el discurso y los imaginarioscolectivos ejemplo y consecuencia son los ejrcitos que se movilizane invaden naciones en busca de un solo sujeto, la aprobacin de unaley demencial y racista en Arizona, o la expulsin de los gitanos deFrancia, urge reexionar de una orma crtica sobre los excesos ylas contradicciones de la praxis poltica hegemnica en Occidente. Eltrnsito de la mera coexistencia a la con-vivencia y dilogo democrticopasa por reconocer las limitaciones de la propia perspectiva, as comodesarrollar nuestra capacidad para interpretar e imaginarnos en el lugar

    del otro en el sentido del pensamiento ampliado (enlarged thought)que plantea Hannah Arendt, y lejos de los estereotipos y prejuiciosheredados. Re-construirnos entre diversos.

    4 En este sentido, no es ortuito el gran recibimiento que tuvo entre los islamistas estaconocida tesis de Huntington. Al respecto, Todorov recuerda que en 2001 un periodis-ta de Al-Yazira le pregunt a Osama Bin Laden su opinin acerca del choque de lascivilizaciones a lo que ste respondi: No hay la menor duda al respecto. El choquede civilizaciones es una historia muy clara, que demuestra el Corn y las tradiciones delProeta, y ningn verdaderamente creyente que proclame su e debera dudar de estasverdades (Todorov, 2008: 135).

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    20/21

    Andamios 89

    OtrOhumanismoporarticular

    La posibilidad de reconocer la humanidad del otro no pasa por lahomogeneizacin o estandarizacin de una supuesta esencia humana,sino por aceptar la pluralidad radical como aquello que tenemos encomn; de otra orma no podremos compartir temas y sensi bilidades co-munes entre sujetos y comunidades dierentes. Humanizarnos, desdeesta perspectiva, radicara en el hecho de reconocernos mutuamen-te como interlocutores, y con ello en desarrollar la disposicin y elesuerzo por traducir, interpretar y encontrar sentido a las mltiplesrepresentaciones e imaginarios culturales que nos rodean.

    La consecucin del dilogo intercultural, en este sentido, est n-timamente ligada a un hbito o disposicin cosmopolita por partede los sujetos culturales involucrados por interpretar y ponerse en

    el lugar del otro. Un esuerzo que permite conocer y comprender lasdistintas variables de lo humano. El hecho de que el punto de vistadel universalismo generalmente haya estado sustentado por conceptos,principios, normas y puntos de vista abstractos, neutros o imparciales,ha representado, dentro de la flosoa moral, una marginacin dela experiencia, sensibilidad y orma de vida particular de los sujetosconcretos. Esta renuncia a proundizar en la contingencia y el contexto,debe ser cuestionada por toda perspectiva tica pluralista que busque, ala luz de la globalizacin y cosmopolitizacin, ya no la mera indieren-cia o tolerancia entre comunidades cerradas, sino una comunicacin einteraccin real entre sujetos diversos.

    fuentesconsultaDas

    anDerson, B. (2007), Comunidades imaginadas, Mxico: Fondo de Cul-tura Econmica (fce).

    benhabib, S. (2006), El ser y el otro en la tica contempornea, Barcelona:Gedisa.

    beck, U. (2005), La mirada cosmopolita o la guerra es la paz, Barcelona:Paids.

    butler, J. (1999), La universalidad de la cultura, en Marta Nussbaum,Los lmites del patriotismo. Identidad, pertenencia y ciudadana

  • 7/30/2019 Enrique Daz lvarez, "Otro humanismo por articular"

    21/21

    Andamios90

    enrique Daz lvarez

    mundial, compilado por Joshua Cohen, Barcelona: Paids, pp.59-66.

    castro-Gmez, S., GrosfoGuel, R. (eds.) (2007), El giro decolonial.Refexiones para una diversidad epistmica ms all del capitalismo

    global, Bogot: Siglo del Hombre/Instituto de Estudios Con-temporneos-Universidad Central/Instituto de Estudios Socialesy Culturales-Pontifcia Universidad Javierana.

    Dilthey, W. (1978), El mundo histrico, Mxico: fce.Jahanbehloo, R. (2007), Elogio a la diversidad, Barcelona: Arcadia.maalouf, A. (2009), El desajuste del mundo, Madrid: Alianza.nussbaum, M. C. (2008), Paisajes del pensamiento, Barcelona: Paids.oshea, S., (2006), Sea o Faith: Islam and Christianity in the Medieval

    Mediterranean, Londres: Profle Books.rorty, R., (2000), Verdad y progreso, Barcelona: Paids.__________ (1991), Contingencia, irona y solidaridad, Barcelona: Paids.saiD, E. W., (2006), Humanismo y crtica democrtica, Barcelona: Debate.sloterDiJk, P. (1999), Reglas para el parque humano. Una respuesta a la

    Carta sobre el humanismo. Versin en lnea disponible en http://cinosargo.bligoo.com/content/view/501153/Normas-para-el-parque-humano-Peter-Sloterdijk.html#content-top. 6 de juniode 2009.

    toDorov, T. (2008), El miedo a los brbaros, Barcelona: Crculo deLectores.

    Fecha de recepcin: 21 de septiembre de 2010Fecha de aprobacin: 20 de noviembre de 2010

    Volumen 8, nmero 16, mayo-agosto, 2011, pp. 71-90