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Curso de formación en el carisma 7 Página 1 EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE. CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL CARISMA EL HERMANO JAVIER: FIDELIDAD EN TIEMPO DE CRISIS

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Curso de formación en el carisma 7 Página 1

EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE.

CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL CARISMA

EL HERMANO JAVIER: FIDELIDAD EN TIEMPO DE CRISIS

Curso de formación en el carisma 7 Página 2

ÍNDICE

PRESENTACIÓN DEL TEMA POR EL HERMANO JAVIER

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS JUNTO CON EL HERMANO JAVIER

2. FICHA DE LECTURA

1.Las memorias del hermano Javier

2.Dialogando con el hermano Javier, que nos lanza sus desafíos

3. Las enseñanzas del hermano Javier

3. SUGERENCIAS PARA ACTIVIDADES

ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…

El hermano Borja, hombre de confianza del padre Andrés Coindre

Curso de formación en el carisma 7 Página 3

PRESENTACIÓN DEL TEMA

POR EL HERMANO JAVIER

Queridos amigos:

Les saluda el Hermano Javier. Lo más seguro es que

este nombre nos les diga mucho y mucho menos

Guillermo Arnaud que fue mi nombre hasta que

comencé a ser hermano el 30 de septiembre de 1821.

Fui el primer hermano corazonista.

San Pablo decía que Dios ha elegido los ignorantes

del mundo para dar lecciones a los sabios, a los débiles

para humillar a los fuertes. Estas palabras pueden

perfectamente aplicarse a mí.

Yo nunca fui un hombre de letras: joven emigrante

en la ciudad de Lyon, aprendiz en el trabajo de hilar la

seda, instructor de los niños en este mismo oficio. Más

tarde me vi obligado a meterme en el tema de las

“pequeñas finanzas” para salvar una institución que se

ahogaba por causa de las deudas y, mal que bien, logré

sacarla adelante.

En mi vida hubo un gran acontecimiento: el encuentro con el padre Andrés Coindre. Él me dio

toda su confianza y me invitó a colaborar con él en los comienzos de su proyecto para devolver la

esperanza a un grupo de niños y adolescentes en la ciudad de Lyon. A causa de su prematura

muerte, solamente pude gozar de su compañía durante seis años, pero esos años dieron ya sentido

a toda mi vida. Cuando él murió me comprometí a que lo que él comenzó siguiera adelante. Uno de

los medios que utilicé fue escribir “mis memorias” para así guardar su “memoria”.

No podía ni imaginar que tantos años después habría un grupo tan numeroso de hermanos y

seglares continuando aquello que comenzó de modo tan humilde.

Sean tan fieles al carisma de Andrés Coindre como lo intenté ser yo.

Hermano Javier

Curso de formación en el carisma 7 Página 4

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS, JUNTO

CON EL HERMANO JAVIER

Estad preparados y tened encendidas vuestras lámparas. Sed

como los criados que esperan a su amo de retorno de las bodas

para abrirle tan pronto como llegue y llame. ¡Dichosos los

criados a quienes el amo encuentra en vela a su llegada! Os

aseguro que los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos él

mismo. Si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra

así, ¡dichosos ellos! Tened en cuenta que si el amo de casa

supiera a qué hora iba a venir el ladrón, estaría en guardia y no

dejaría que asaltaran su casa. Estad preparados también

vosotros, porque a la hora que menos penséis vendrá el hijo del

hombre.

¿Quién es el administrador fiel y prudente, para que dé a la

servidumbre la comida a su hora? ¡Dichoso ese criado si, al

llegar su amo, lo encuentra cumpliendo con su deber! (Lucas

12,35-40.42-44)

Hacía ya unos cuantos años que Jesús había muerto. Los primeros fervores habían disminuido.

La segunda venida del Señor se dilataba mucho. Y los seguidores de Jesús que, en los primeros

momentos, se sintieron entusiasmados por el seguimiento de Jesús, fueron considerando el mismo

como una religión más, como algo que simplemente les daba un seguro para la “vida eterna” que

por lo visto iba a tardar mucho en llegar. Lucas, el evangelista, escribe a las comunidades cristianas

y les recuerda las palabras de Jesús a aquellos criados que esperaban, y algunos desesperaban de la

vuelta de su Señor: “Estad preparados. Estad Atentos”. El Señor estaba viniendo, cada día, en las

personas que vivían cerca de ellos.

Yo no tenía estudios religiosos, (y de los otros tampoco), nos dice el hermano Javier, pero junto

al Padre Andrés iba descubriendo que cuando servía los niños y adolescentes del “Pío Socorro” era

al mismo Jesús a quien servía. ¡Y había que servirlos bien! Esa fue mi teología y mi espiritualidad.

Y yo, como educador, ¿sigo esperando la venida del Señor? El tiempo pasa y estamos tentados a

decir aquello de “no hay más cera que la que arde”. El escepticismo puede dejar paso a la ilusión de

los primeros pasos en el mundo de la educación. Por eso nos puede venir muy repetir estas palabras

del evangelio como dirigidas a nosotros, educadores corazonistas:

Estad preparados, mantened las lámparas encendidas, esperad el retorno del Señor para poder

abrirle la puerta, estad en actitud del que sirve…

Si así lo hacemos un día descubriremos que sirviendo a nuestros alumnos, sobre todo a los que más

lo necesitan, es en ellos que el Señor nos sirve. ¡Extraña paradoja”. Y escucharemos aquellas

palabras que más anhelamos: Dichosos vosotros…

Curso de formación en el carisma 7 Página 5

2. FICHA DE LECTURA

2.1. Las memorias del hermano Javier

Guillermo Arnaud, la primera vocación del Instituto

de los Hermanos del Sagrado Corazón y su “Salvador”,

nació en 1801 en La Rochette. Hijo de humildes

agricultores se desplaza a Lyón para mejorar su suerte.

Podemos considerarlo como el primer “historiador” de

la Congregación al habernos dejado sus “Memorias”.

Aquí tienes un extracto de las mismas.

Algunos de vosotros ya conocéis el texto pero no

viene mal repasarlo, siempre encontraréis algo nuevo.

Guillermo, joven sin estudios pero con buenas cualidades para los trabajos manuales encuentra

trabajo en la naciente Providencia de Andrés Coindre.

En 1817, el señor André Coindre, viendo que los hospitales y las prisiones de Lyón se llenaban de

muchachos, tomó la decisión de fundar una casa para recogerlos y apartarlos del peligro. Comenzó

por reunir a cinco o seis en una celda de los antiguos Cartujos, próxima a la pequeña puerta de la

iglesia; los confió a la vigilancia de un joven, llamado Genthon, a quien designó como encargado.

Ocupaba a estos muchachos en trabajar la seda a la vez que trataba de instruirlos.

<la primera llamada, la primera respuesta. Guillermo, un hombre de palabra

El señor Coindre se dio cuenta de que la fidelidad de los empleados no estaba siempre exenta de

defectos. Entonces decidió preparar Hermanos para que se encargaran de la Obra. Hizo partícipes

de su plan a dos de ellos en los que había observado ciertas disposiciones para la vida religiosa; uno

se llamaba Guillermo Arnaud, el otro Antonio Genthon. El primero respondió que, teniendo en

cuenta que jamás había pensado en ello, la propuesta requería un poco de reflexión. El segundo

respondió que no se sentía atraído por esa clase de vida. Unas semanas después, Guillermo le

respondió que, conociendo ya bastante el mundo, creía, con la gracia de Dios, tener la suficiente

fuerza para comenzar un nuevo camino. Entonces el buen padre le abrazó tiernamente y le dijo:

"Usted será el primero de esta pequeña congregación que pretendo formar. Desde este momento, le

encargo de una manera muy particular del cuidado del establecimiento".

El 30 de septiembre de 1821 en el Santuario de Fourvière de Lyon

Al término del retiro, nos condujo a Nuestra Señora de Fourvière donde celebró la santa misa por

nosotros con el fin de ponernos bajo la protección de tan buena madre. Nos dio después un nombre

de religión para darnos a entender que abandonando el nombre que nosotros teníamos en el mundo,

no debíamos vivir sino para Dios. Así, dio el nombre de Hermano Javier a Guillermo Arnaud (…).

Nuestro primer hábito fue una especie de levita con un pequeño gabán. Una vez finalizado todo,

distribuyó el trabajo que cada uno debía desempeñar. Los hermanos Borja, Javier, Agustín,

Francisco y Pablo permanecieron en Lyon, los otros cinco fueron a Valbenoîte. Era el 30 de

septiembre de 1821 cuando el buen padre Coindre nos constituyó en congregación.

Primeras dificultades: abandono del grupo de Valbenoîte

El señor párroco de Valbenoîte se arrepintió de haber cedido su casa a la obra y todo porque no

podía manejar los negocios a su antojo. El señor Coindre le respondió que si estaba enfadado por

haber cedido su casa podía recuperarla. En efecto, así lo hizo. Los Hermanos que estaban allí,

desanimados, se fue cada uno por su lado.

Dificultades en la diócesis de Lyón al expresar de que su obra no quería reducirse a la sola

diócesis de Lyon

Disgustados por esta decisión, le dieron la espalda diciéndole: "¡No, usted así no ganará nada,

apoyaremos al señor Champagnat!" Es por lo que se advertía, a los párrocos, que si tenían algún

joven apto para la vida religiosa se lo enviasen al señor Champagnat. Esta situación se prolongó

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durante un cierto número de años a lo largo de los cuales se negó todo a nuestros Hermanos. Sin

embargo, la pequeña congregación seguía extendiéndose y se abrieron varias escuelas, la primera de

ellas en Monistrol.

Muerte del Fundador en 1826 y nombramiento de su hermano Francisco como sucesor

Los Hermanos se vieron privados del “padre” en el momento en el que tenían más necesidad. Su

muerte acaeció el 30 de mayo de 1826. Apenas tenían cinco años de existencia, encontrándose sin

experiencia y sin medios. Dicho fallecimiento les sumió en un profundo abatimiento. El Instituto

contaba entonces con once establecimientos. Los Hermanos, conociendo las disposiciones del

Fundador, se reunieron para proceder al nombramiento del nuevo superior. La reunión tuvo lugar el

14 de junio de 1826. Considerando que el señor Francisco Coindre nos había sido dado como padre-

capellán y que había secundado a su hermano en todas sus empresas y que, por otra parte, el padre

Fundador le había ya nombrado su sucesor, no había por qué dudar; se llegó a la votación con

escrutinio secreto y fue elegido por unanimidad.

Y lo que todos consideraban como continuidad de la obra del Fundador resultó un camino que

poco a poco iba conduciendo hacia la muerte.

El señor Coindre dejó entender a los Hermanos que ponía sus bienes en común y que ellos, por su

parte, debían desprenderse de todo por el bien general de la obra. Los Hermanos no pusieron

ninguna dificultad en despojarse de todo, poniendo toda su confianza en el hermano del Fundador.

Pero desgraciadamente, no tardaron en darse cuenta de que la diferencia que existía entre uno y otro

era enorme. Aún no se había acabado de pagar los gastos de la capilla cuando el señor Coindre se

lanzó a construir un edificio para talleres y dormitorios; como actuaba sin planos, a menudo sucedía

que las construcciones que mandaba hacer resultaban deficientes y algunas veces, incluso, había

que deshacer lo que se había construido la víspera.

El sencillo Hermano Javier, el defensor de la obra del Padre Andrés, su salvador.

En 1830, un cierto número de Hermanos se habían dispersado por temor a los acontecimientos

revolucionarios. En todas las obras que el señor Coindre mandaba hacer, empleaba los novicios, de

tal manera que éstos no podían formarse. El señor Coindre estaba a punto de sacrificar sus

propiedades a sus acreedores y de abandonar todo. Lo habría hecho si no hubiera encontrado allí al

Hermano Javier que, hasta entonces no se había ocupado más que de los talleres. Pero viendo que la

congregación iba a perecer si no se evitaba el descalabro, se armó de valor y prometió al señor

Coindre resolver los problemas a condición de que él dejara de construir. La primera preocupación

del Hermano Javier fue la de levantar el ánimo del señor Coindre; durante varios meses, le paseaba

del brazo por el jardín, exhortándole a cobrar ánimos, a confiar en la Providencia. A partir de este

momento el Hermano Javier tomó la dirección general de todos los asuntos. Visitó las casas,

recomendó a los Hermanos una gran economía; remontó la moral de los que se habían dejado

abatir; se preocupó de la formación de los novicios. Activó el trabajo en los talleres, comprometió

de nuevo a los antiguos suscriptores del Piadoso Socorro. El señor Coindre recuperó su primitiva

tranquilidad y pronto olvidó la promesa que había hecho.

Cuenta con la ayuda del H.Policarpo, la persona que podía sacar al Instituto del pozo en que se

encontraba.

Hasta entonces, el pobre Hermano Javier había soportado él solo el peso de las desgracias. Llegado

a Le Puy, es decir a Paradis, pone al tanto de todo al Hermano Policarpo, el único al que creyó

poder poner al corriente, por temor a que cualquier otro se hubiese desanimado.

El padre Francisco acusa al Hermano Javier. Entre los Hermanos se ve la necesidad de reaccionar

de alguna manera

El señor Coindre reunió el capítulo. El Hermano Javier fue acusado de querer desviar los bienes de

la comunidad en su provecho y de otras cosas aún más graves de las que, bien sabe Dios, para nada

era culpable. Pero la intención del señor Coindre era relevar al Hermano Javier de la administración

de los bienes temporales o. El señor Coindre, viendo que el Hermano Javier permanecía impasible y

que no había abierto la boca para hacer la más mínima observación, creyó haber llegado el

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momento oportuno para quitarle del cargo. Todo esto pasó en la oscuridad de la noche, en el

momento en que todo el mundo estaba acostado. El pobre señor Coindre temiendo que los

Hermanos se sublevaran, les prohibió bajo pena de pecado, reunirse y hablar de todo lo que acababa

de suceder. Al día siguiente, los miembros del consejo fueron a dar un paseo. El Hermano Javier,

sonriendo, les dijo: "¿Qué, mis queridos Hermanos, no queréis excomulgarme con lo malo que

soy?" La risotada se dejó oír. En este paseo se quedó en que, por la tarde, tendría lugar una reunión

para hablar de los intereses de la congregación.

No quedaba sino una solución: la dimisión del Padre Francisco.

El Hermano Javier habló al cardenal de Lyón; su eminencia estaba ya un tanto al corriente. Dijo que

había que deshacerse de este hombre porque mientras estuviese a la cabeza de la congregación ésta

no podría marchar.

La Providencia de Lyon, había tenido que cerrar. La casa estaba en venta, finalmente pudo ser

recuperada y comienza un nuevo proyecto.

El Hermano Javier, que había pasado solo casi un año, se puso a reflexionar qué podía hacer con

esta casa ahora que pertenecía definitivamente a la congregación. Como todo había sido dispersado;

pensó en implantar un internado. El Hermano Policarpo lo consideró muy oportuno. No obstante no

era del todo fácil implantar un internado en una casa que había sido mirada durante largos años

como casa penitenciaria. Sin embargo, como el Hermano Javier no contaba con sus fuerzas sino

más bien con las de la Providencia, no temió por el éxito.

La gran preocupación del Hermano Javier: la formación de los hermanos jóvenes

A partir de ese momento, el Hermano Javier comprendió el valor de los estudios: había pasado su

vida en los talleres de mecánica y de oficialía sin tener nunca un minuto para estudiar. Dándose

cuenta de lo que le había faltado en su formación, decidió hacer todo lo posible para hacer estudiar

a sus Hermanos y así rogó al Hermano Policarpo que le enviara algunos Hermanos inteligentes para

lanzarlos en el campo de las ciencias, no solamente para enseñar a los niños sino, también, para

poder dirigir la congregación; les proporcionó profesores particulares, les envió a cursar estudios

oficiales en la ciudad. Él se encargaba de todas las vigilancias para darles más tiempo.

Y de nuevo los problemas. La presencia del capellán de Paradis, el Padre Arnaudon, pone de

nuevo en peligro la independencia del Instituto.

El Padre Arnaudon temía que la casa de Lyón hiciera sombra a la de Le Puy. Incitó al Hermano

Superior a escribir al Hermano Javier para que vendiese esta casa; éste respondió que ello no era

posible. El señor Arnaudon levantó tal maquinación contra el pobre Hermano Javier que faltó poco

para aplastarlo. En el retiro de 1846, el Hermano Javier y el Hermano superior general conversaron

largo y tendido sobre el asunto. El Superior se lamentaba al ver cómo marchaban las cosas. La

presencia del Padre Arnaudon era más nociva a la congregación, que la del señor Francisco

Coindre. Visto que el señor obispo estaba completamente de la parte del señor Arnaudon, tuvimos

una conversación para tratar de encontrar cuál debía ser nuestro proceder. Dijimos que, de ser

autorizado el Instituto en Lyón, sería tan sólo cuestión de trasladar allí el domicilio del gobierno de

la congregación.

Pide una autorización para el Instituto en Lyon, mientras el Hermano Policarpo lo hace en Paradis

para el conjunto del Instituto. El Hermano Javier debe retirarse de Lyón y comienza el periodo de

“su vida oculta”.

El señor Arnaudon acusó al Hermano Javier de armar un cisma, quien protestó contra esta

acusación. Escribió para que le dijesen cuál era el fundamento de esas acusaciones; se le respondía

con palabras vagas. Fue entonces cuando vio la necesidad de tomar medidas para que el Instituto

fuese autorizado en Lyón. El señor Arnaudon quiso dar un golpe de estado haciendo retirar de Lyón

al Hermano Javier. Dos meses después, se escribió a Paradis que la petición de autorización de los

Hermanos de Lyón era aceptada. Todo el mundo conoce la continuación; la dejo para aquellos que

escriben mejor que yo, porque yo tengo mucha dificultad en hacerme comprender.

Una palabra resume la vida del H. Javier: la fidelidad al Fundador.

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Tenía siempre en mi mente las instrucciones de nuestro Padre Fundador, yo quería salvar su obra a

cualquier precio.

El Hermano Javier abandona Lyón en el verano de 1851. Nombrado ecónomo en Paradis en un

primer momento, lo encontramos después en Blesle y en Chambost antes de que se incorpore

definitivamente a Paradis. Allí, rodeado de la veneración de todos, el “Primer Hermano”, el

“Salvador del Instituto” muere el 11 de mayo de 1861. Una tras otra se fueron sucediendo las

dificultades para que la obra del Padre Andrés permaneciera. Y lo más doloroso era que las

dificultades venían de la misma Congregación y de la Jerarquía de la Iglesia. A pesar de tanta

incomprensión el hermano Javier no “tiró la toalla”.

2.2. Las enseñanzas del hermano Javier

2.3 . Dialogando con el hermano Javier, que nos lanza sus desafíos

1. "Le encargo de una manera muy particular del cuidado del establecimiento" Ese fue el encargo

que me dio el Padre Andrés. Ya conocéis mi respuesta ¿Cuál es la vuestra?, ¿cómo cumplir el

encargo de cuidar, de manera muy particular, de la obra educativa en la que estáis trabajando?

¿Cuál es la aportación peculiar de cada uno de vosotros?

2. A veces identifican los comienzos con la “edad de oro” de las instituciones. Pero eso no supone

ausencia de dificultades sino todo lo contrario y como ya sabéis los comienzos de los

corazonistas fueron bastante difíciles. ¿Cuáles son los desafíos a los que tiene que enfrentarse el

colegio, y más en particular el profesorado, en estos momentos?

3. Mi primera preocupación era la de animar: animaba al Padre Francisco en sus momentos de

depresión; animaba a los hermanos en los momentos de crisis. En cada comunidad educativa se

necesitan personas “que levanten los ánimos”. ¿Cómo la presencia de cada uno de vosotros es

también capaz de animar y de curar las heridas?

4. Yo apoyé al Padre Francisco en sus dificultades, pero no me “vendí” a sus arbitrarias decisiones

que ponían en peligro la existencia misma de la Congregación. También entré en conflicto con el

Hermano Policarpo, cuando vi que estaba siendo manipulado por el Padre Arnaudon. ¿Cómo

podéis compaginar el estar dispuesto a cooperar con la dirección y su equipo para llevar

adelante la obra, pero sin caer nunca en la adulación?

5. Aunque mi formación había sido muy elemental fui consciente de que el futuro de las obras

educativas estaba, en buena parte, en la adecuada formación de los que formarían parte de ellas.

Para ello no dudé hacer los mayores sacrificios. ¿Cómo estáis invirtiendo energías y esfuerzo en

la propia formación y en la de los otros?

6. Una tras otra se fueron sucediendo las dificultades en la misión que yo sentía de que la obra del

Padre Andrés no desapareciera. Y lo más doloroso era que las dificultades venían de mi misma

Congregación y de la Jerarquía de la Iglesia. A pesar de tanta incomprensión no “tiré la toalla”.

¿Sentís como propio el carisma corazonista, heredado del Padre Andrés y del Hermano

Policarpo? ¿Qué estáis haciendo para que ese carisma continúe por vuestro medio?

7. Para terminar os doy diez consejos a los que yo intenté ser fiel durante mi vida

No te conformes cuando las cosas no marchan, haz algo

Sé fiel a una persona y a un proyecto Atiende a los muchachos más abandonados y necesitados

Sé audaz

Acompaña a los que lo necesitan

Aprende a dar paso a otros

Aguanta ante las dificultades

Preocúpate por tu formación y por la de los que te van a suceder

Acepta tus propios errores

Sé persona de principios

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3. ACTIVIDADES PARA EL TRABAJO PERSONAL 1. Resérvate un momento para la oración. 2. Lectura del documento de trabajo. 3. Respuesta a este cuestionario: Responde a “los desafíos que lanza el hermano Javier”. ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................

De los 10 “consejos” del hermano Javier selecciona cinco y aplícalas a tu vida de educador corazonista. Si lo deseas, añade alguna “enseñanza” de tu propia cosecha. ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................ ………………………………………………………………................................................................

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ANEXO: PARA SABER MÁS DATOS

EL HERMANO BORJA

HOMBRE DE CONFIANZA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE

El Hermano Borja es un hombre poco conocido entre nosotros y, sin embargo, fue el primer director

del Pío Socorro y el primer Director general de los hermanos. A través de las cartas que le dirigió el

padre Andrés Coindre, conocemos mucho mejor cómo era nuestro Fundador. El hecho de que

abandonara posteriormente la comunidad no le quita nada de la importancia que tuvo, juntamente

con el Hermano Javier, en los comienzos de los hermanos.

El artículo que viene a continuación es un resumen del publicado por el hermano Jean-Pierre Ribaut.

1. Los primeros años

En Bouthéon, en la región del Loira, situada entre la vertiente este del Macizo Central y los montes

lioneses, nace el 16 de julio de 1781 Luis Víctor Guillet (hermano Borja) y es llevado al día

siguiente a las fuentes bautismales. Pertenecía a una familia de campesinos acomodados y recibe

una educación que pronto le permitirá escapar del campo para acceder a la pequeña burguesía.

Ignoramos la fecha y circunstancias de su salida de Bouthéon para establecerse en Saint-Chamond

donde figura como comerciante de tejidos cuando se casa con María Forest el 19 de febrero de

1810. El 6 de diciembre de 1810 nace, en Saint-Chamond, su hija Helena María. El matrimonio

lleva una existencia tranquila hasta la muerte de la esposa, acaecida en 1816 cuando su hijita apenas

tenía seis años. Helena María habría sido educada en un convento tras el deceso de su madre.

Ingresa en el mismo y hace su primera profesión con el nombre de Sor María-Stanislas en las

Hermanas de San José de Lyon en 1832, a la edad de 21 años. Delicada de salud y necesitada de

cuidados especiales, muere el 2 de mayo de 1836, siendo directora de la escuela de San Juan la

Bussière.

La pertenencia de Víctor Guillet al ambiente socio-profesional de los sederos podría justificar, junto

a la edad y experiencia, su destino a Lyon como responsable del Pío Socorro.

2. Aventura comunitaria

Desconocemos las circunstancias precisas que determinaron a Víctor Guillet a elegir la vida

religiosa después de quedarse viudo, así como su actividad profesional durante aquellos años. La

misión de Saint-Étienne, en la primavera de 1821, parece haber sido un factor determinante en su

decisión. En el transcurso de esa misma primavera, el P. Andrés Coindre se trasladó a la antigua

abadía de Valbenoîte; encontró allí siete jóvenes que formaban una especie de comunidad bajo la

dirección del párroco Rouchon. El P. A. Coindre llega a un acuerdo con el párroco para que los

discípulos de éste se unan a los aspirantes de Lyon y Valbenoîte sea un establecimiento dependiente

de la congregación que se está gestando.

El 24 de septiembre de 1821 hace los ejercicios

espirituales, previos a la fundación del Instituto. El 30

de septiembre de 1821 en el santuario de Nuestra

Señora de Fourvière se compromete privadamente por

un periodo de tres años. El padre A. Coindre pone a

Luis Víctor Guillet bajo la protección de san Francisco

de Borja, también viudo y, como él, de vocación tardía

para la vida religiosa. Del grupo de los siete que

proceden de Valbenoîte, los hermanos Borja y Agustín

se quedan en el Pío Socorro, mientras que los otros

cinco, bajo la dirección del hermano Ignacio, regresan

a Valbenoîte para proseguir allí la obra cuya dirección

no tardará en retomar Juan Bautista Rouchon.

La primera profesión pública la emite el 14 de octubre de 1824 en la capilla del seminario menor de

los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, en Monistrol. Al igual que sus compañeros, el

Curso de formación en el carisma 7 Página 11

hermano Borja se compromete entonces para tres años, tras los cuales, el 6 de septiembre de 1827,

emite su profesión perpetua.

En octubre de 1821 el P. Andrés Coindre confía al H. Borja la dirección del Pío Socorro. Durante

los quince años que vivirá en comunidad, el H. Borja sólo tendrá este destino. Las condiciones de su

admisión, que figuran en el Registro de la Sociedad, indican que está de acuerdo con «consagrarse a

la obra del Pío Socorro y colaborar en la formación de la sociedad de hermanos con la facultad de

administrar los bienes personales de su hija».

El P. Andrés Coindre supo ver en el hermano Borja, siete años mayor que él, al hombre generoso a

quien podía confiar su obra.

El P. A. Coindre delega en el hermano Borja la facultad de recibir postulantes, pero les conoce a

todos personalmente y se preocupa por su adaptación y progresos.

Uno de los aspectos más dolorosos de las funciones del hermano Borja es tener que gestionar los

trámites cuando se produce un deceso; el primero fue el del hermano Pablo, fallecido en Lyon el 20

de marzo de 1823, a causa de una tuberculosis ganglionar. El hermano Borja también tiene que

afrontar los siempre dolorosos abandonos.

Con ocasión del primer capítulo general del Instituto, celebrado en Monistrol el 14 de octubre de

1824, el hermano Borja es elegido para el cargo de Director General de los hermanos, encargándose

también de la casa de Lyon en particular y, a título provisional, de la formación de los novicios. En

una carta de otoño de 1825, el padre A. Coindre delimita los poderes del superior de la

congregación y del director general de los hermanos: «Tienen que dirigirse siempre a usted para que

esté al corriente de todo, para que responda y anime a los débiles. Queda reservado para mí el

personal, es decir, los destinos y traslados de los hermanos, la aceptación de nuevos

establecimientos así como la modificación o cierre de los antiguos y todo cuanto afecta a la

dispensa o interpretación de los votos de pobreza y obediencia. Es absolutamente necesario que

recurran a mí para estas cosas, pero avisándole a usted». « Si hay algo que usted cree ser muy

urgente, hable de ello con el padre capellán, y si él opina que hay que actuar, anote que,

provisionalmente, hasta la ratificación del padre superior, usted lo decide así. Cuando me avise y yo

no le responda, el silencio será interpretado como consentimiento»

Tras la muerte del P. A. Coindre en Blois, el 30 de mayo de 1826, es su hermano, P. Francisco

Coindre, quien le sucede, tal como estaba previsto, al frente del Instituto; también asume la

dirección efectiva del Pío Socorro. El estatus del hermano Borja resulta modificado.

Aunque oficialmente sigue siendo el director general de los hermanos, ya que al parecer fue elegido

a perpetuidad, sus funciones quedan poco a poco vacías de contenido; hasta en el Pío Socorro va

regresando poco a poco al estado de “soldado raso”. Mantenido en sus funciones en 1826, el

hermano Borja será apartado de ellas en 1830. La crisis de 1836, que lleva al Instituto al borde de la

ruina, precipita el abandono del hermano Borja.

Evoquemos brevemente los pocos datos que tenemos tras su salida del Instituto en el verano de

1836. La muerte de su hija rompe sus últimas ataduras a la región lionesa y regresa al Loira; en

1837 lo encontramos en Saint-Étienne, donde ejerce el oficio de pasante de notaría.

Muere el 8 de enero de 1867 en Saint-Étienne siendo «rentista, viudo de María Forest»; estaba

domiciliado en la calle Saint-Honoré; se atribuye la causa del deceso a debilidad y senilidad, lo que

no tiene nada de sorprendente para un hombre de 85 años y medio de edad. Su funeral se realizó el

9 de enero en la iglesia de San Carlos y, muy probablemente, fue enterrado en aquel lugar.

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3. Esbozo de un retrato

Como las suyas no se conservaron, serán sólo las cartas que le dirigió el padre A. Coindre las que

nos permitan intentar un retrato del hermano Borja: es preciso extraer los grandes rasgos de su

personalidad a través de una correspondencia pasiva.

El primer rasgo de carácter que llama la atención, es su generosidad. Abandona todo para seguir al

padre A. Coindre: su región, su oficio, su fortuna. Su compromiso es total, es el de un hombre

maduro que tiene experiencia de la vida; ninguno de sus detractores pone en tela de juicio su virtud

personal o su rectitud.

Al fundador y al hermano Borja les une un afecto recíproco que va más allá de la estima.

Encontramos prueba de ello en las cartas; tanto su frecuencia como su intensidad pueden

sorprender. Esas expresiones surgen espontáneamente de la pluma del fundador: son, para el

hermano Borja, una especie de consuelo frente a las preocupaciones y contrariedades que encuentra

en su cargo, algo así como una señal de apoyo y ánimo para proseguir la obra iniciada.

Dicha sensibilidad puede acarrear malentendidos: «Le dije unas palabras que sin duda no

comprendió usted bien, ya que le apenaron». Hasta llega a suceder que el padre A. Coindre se vea

obligado a reprender alguna señal de susceptibilidad: «Le abrazo en los Sagrados Corazones de

Jesús y de María y le invito a no enfurruñarse otra vez conmigo. Calma, paz y confianza. La

Providencia le hará ver que no en vano soy su padre».

En ocasiones se habla de «procedimientos demasiado rígidos y del exceso de celo que manifestaba

para mantener la disciplina religiosa. Pero inmediatamente se apresura a suavizar el rigor de su

juicio, imputando dicha actitud a las exigencias personales del hermano Borja, que tenía en alto

concepto la vida religiosa: «Severo consigo mismo, también lo era con sus inferiores».

Hombre sensible y propenso al desánimo, caería fácilmente en la queja; pero, también ahí, el P.

Andrés Coindre rehúsa entrar en su terreno y reacciona firmemente: «Sufre: pues bien, ¡estupendo!,

camina usted tras las huellas de los apóstoles, que tuvieron cantidad de dificultades, de los mártires,

que derramaron su sangre, de Jesucristo, que entró en la gloria por las contradicciones, humillaciones

y sufrimientos». «Tiene miserias, ¡ánimo!, cada uno tiene las suyas. Aprovechémoslas para hacer la

santa voluntad de Dios. Alabado sea Jesucristo» El fundador es muy consciente de haber colocado

una pesada carga sobre sus hombros al confiarle la dirección de la joven comunidad de hermanos y la

del Pío Socorro. Como si tuviera la intuición del tiempo que le queda, responde a la felicitación que

el hermano Borja le envía en noviembre de 1824: «Si deseo que Dios me conserve todavía durante

algún tiempo, es por perfeccionar todas nuestras obras, entre ellas, ésta de la que usted es uno de los

primeros colaboradores»

Con realismo, reconoce las cualidades, pero también las limitaciones, de su «brazo derecho»; el

inciso «sin que sea usted en modo alguno un águila» corta de raíz cualquier tentación de orgullo o

vanidad. Le invita igualmente a ensanchar sus horizontes, «No vea todo encerrado en el estrecho

recinto de su casa de Lyon».

En sus cartas le invita a guardar siempre la esperanza: «El Señor nos ama demasiado, mi querido

hermano, cuando, después de habernos hecho ver el fondo del abismo, tiene a bien retirarnos de él.

Esperemos, pues, siempre. Abraham se convirtió en padre de los creyentes por haber esperado

contra toda esperanza». Sobre todo, le exhorta a proseguir su trabajo sean cuales fueren las

dificultades que se le presenten: «Que nada le desanime ni le disguste» «Cuento con usted como

conmigo mismo. Su celo me resulta precioso. Espero que, suceda lo que suceda, será usted el

hombre con el que puedo contar y que serviremos a Dios juntos hasta nuestro último suspiro, bien

sea en el lugar donde ahora se encuentra o bien en otra parte; de suerte que lo que pueda hacer

vacilar a los demás no haga nunca mella en usted. Mi queridísimo hermano y tierno amigo, Dios

hará algo con su pobre alma; él ama a los sencillos, a los humildes, a los totalmente entregados; y

espero que será usted siempre así con su gracia». Y concluye con una de las fórmulas que más le

gustan: «Ánimo y confianza, es mi divisa».

Curso de formación en el carisma 7 Página 13

EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE.

CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL

CARISMA DE FUNDACIÓN

EL CARISMA CONTINUA Y SE MULTIPLICA:

EL HERMANO POLICARPO

Curso de formación en el carisma 7 Página 14

ÍNDICE

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL HERMANO

POLICARPO

2. DOCUMENTO DE LECTURA

1. Vida y características del hermano Policarpo extraídas del DECRETO SOBRE LA

HEROICIDAD DE VIRTUDES en el que fue declarado Venerable. 2. ¿Cómo era el hermano Policarpo?

3. SUGERENCIAS PARA ACTIVIDADES

ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…

Documentos varios

1. Un día en la vida del hermano Policarpo.

2. Sus notas espirituales.

3. Nos habla un testigo en la Causa del hermano Policarpo.

4. Historia de la fotografía del hermano Policarpo

Curso de formación en el carisma 7 Página 15

PRESENTACIÓN DEL TEMA

POR EL HERMANO POLICARPO

Mis queridos amigos:

Me dirán que ya están un poco cansados de escuchar cosas sobre mí. Cada año en “mi fiesta” les repiten y repiten las mismas cosas. Pero les tengo que decir que no es tan fácil conocer a una persona. Les invito a releer mi vida pero esta vez “desde el corazón” y también “desde el Corazón”.

Se darán cuenta de que en mi vida no hay nada de extraordinario,

nada que no pueden hacer cada uno de ustedes. Pero les puedo

decir que mi único secreto fue amar mucho al Corazón de Jesús,

querer inmensamente a mis hermanos y entregarme con pasión a

la educación de los niños y jóvenes.

Les doy las gracias porque han querido formar parte de nuestra

familia corazonista. Rezo para que, en sus comunidades educativas,

todo favorezca la estima mutua y la armonía en las relaciones,

compartiendo responsabilidades, valorando los talentos de cada

uno, llevando los unos las cargas de los otros y siendo siempre

portadores del perdón del Padre a cada uno de sus miembros. Así

serán verdaderos corazonistas.

Curso de formación en el carisma 7 Página 16

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL

HERMANO POLICARPO

Aunque hable las lenguas de los hombres y de los

ángeles, si no tengo amor, no soy más que una

campana que toca o unos platillos que resuenan.

Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los

misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que

traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque reparta todos mis bienes entre los pobres y

entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de

nada me sirve. El amor es paciente, es servicial; el

amor no tiene envidia, no es presumido ni orgulloso;

no es grosero ni egoísta, no se irrita, no toma en cuenta

el mal; el amor no se alegra de la injusticia; se alegra

de la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo

espera, todo lo tolera. El amor nunca falla. (Primera

carta de Pablo a los cristianos de Corinto13, 1-8).

Cuando explicaba a mis hermanos cuál era lo que daría vida a la Congregación les decía que era

la caridad fraterna. Mi carta más importante está dedicada a este tema. Uno de mis textos preferidos

es el capítulo 13 de la primera carta a los Corintios.

¿Habéis ponderado bien alguna vez, habéis meditado sus palabras? ¿Las habéis saboreado en alguna

ocasión? ¿Ha calado su unción en algún momento hasta lo más hondo de vuestros corazones?

¿Cuáles deben ser los principales rasgos de su caridad para que engendre la verdadera unión entre

nosotros? San Pablo nos lo enseña en este texto: la caridad es paciente, es servicial, no es envidiosa,

no es jactanciosa, no se engríe, no es ambiciosa, no busca su propio interés.

La caridad es paciente, es servicial

Sí, hay que sufrir con paciencia los defectos de todos y, especialmente, los de aquellos con

quienes tenemos que compartir la vida de cada día. Siendo personas humanas, y por tanto llenos de

faltas e imperfecciones, todos damos motivos abundantes de paciencia a nuestro prójimo. Por otro

lado, somos endebles y muy propensos al mal: necesitamos, pues, que nos ayuden y soporten.

La caridad no es envidiosa ni ambiciosa, y no busca su propio interés

Quien la posee desea tanto bien a su prójimo como a sí mismo, y se alegra por igual de los

progresos y éxitos de ellos como de los suyos propios. De aquí se infiere fácilmente que quien cifra

su propia dicha en la dicha de los demás, está muy lejos de cualquier tipo de sentimiento ambicioso

o de interés personal. Por lo tanto, estad en guardia de todo lo que puede destruir esta caridad: el

orgullo, la envidia, la ambición, la impaciencia. Su enemigo más implacable es el amor propio.

No olviden que uno de los elementos constitutivos de una comunidad educativa es el espíritu de

unión con todos los miembros del colegio. Sin esta unión, es imposible obrar el bien. Con esta

unión, se puede realizar mayor bien puesto que la unión hace la fuerza. Un centro en la que falte

esta unión es imagen del infierno; por el contrario, una comunidad educativa en la que reina esta

unión, es una imagen del cielo, donde reina la más perfecta unión.

Curso de formación en el carisma 7 Página 17

2. DOCUMENTO DE LECTURA

Todos conocemos ya muchas cosas de la vida del hermano Policarpo. Por eso para

presentar de nuevo su figura se ha elegido un texto que podemos considerar como

“oficial” en la iglesia. Está extraído del DECRETO SOBRE LA HEROICIDAD

DE VIRTUDES1 del hermano Policarpo por el cual fue declarado Venerable. Como

se puede ver cada apartado tiene una parte biográfica y otra en que se nos presenta su “retrato interior”.

1 Nacido el Hermano Policarpo en La

Motte-en-Champsaur en la diócesis de Gap, el

21 de agosto de 1801, fue bautizado el mismo

día de su nacimiento y recibió el nombre de

Juan Hipólito. Ya en su niñez, se reveló un

muchacho dócil, inteligente, piadoso,

trabajador, ejemplar en todo, conservándose

igualmente, con dedicación personal constante,

durante toda su juventud.

Y eso no fue sino el comienzo. En todo su vida se nos manifiesta la perfección

excepcionalmente deslumbradora de sus virtudes, engarzadas, cual piedras preciosas de rara belleza,

en una espiritualidad eminentemente cristocéntrica, basada en el amor al Señor Jesús quien, a través

de su Corazón adorable, fuente de vida y santidad, transmite al mundo, la misericordia infinita de

Dios.

2 El año 1822 consiguió, no sin sacrificios, en la Academia de Grenoble, el diploma que le

habilitaba para la enseñanza en las clases elementares. Profundamente convencido de la

importancia que reviste una sana, cristiana y cuidada formación de los niños, abrió una escuela en

el pueblo de La Motte, revelándose como maestro capaz, enteramente dedicado a su misión,

ganándose la estima de sus conciudadanos. .

En la Iglesia, nunca han faltado quienes, investidos de lo alto por una especial misión y

apremiados por una caridad operante, siempre atenta a las necesidades concretas de los hombres, se

han dedicado de diferentes formas y con distintos medios, a la educación integral de los niños y de

los jóvenes, ofreciendo, de esta forma, un valioso servicio a la comunidad ciudadana y eclesial.

Siendo así que «entre todos los medios, reviste una importancia particular la escuela», es en ésta,

donde no pocos hombres y mujeres, a menudo insignes por su ciencia y virtud, han transmitido

abundantemente y con fruto las riquezas de su espíritu y de su amor. Entre éstos, es justo incluir al

Siervo de Dios, Policarpo Gondre.

3 Al no poder seguir los estudios sacerdotales, dada la pobreza de su familia y, aspirando, a

pesar de todo, vehementemente, a una vida de particular perfección en la imitación de Cristo,

supremo modelo de santidad, maduró el propósito de consagrarse por entero a Dios en un Instituto

de Hermanos. Así, después de haber reflexionado, orado y pedido consejo, el 27 de junio de 1827,

ingresó en Lyon en la reciente Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón, fundada en

1821 por el sacerdote lionés Andrés Coindre.

Desde su juventud, el Hermano Policarpo, ávido de perfección evangélica, progresó

continuamente en el seguimiento de Cristo y, sin hechos llamativos, vivió en grado heroico los

1 El primer paso para ser declarado es que se tengo seguridad de que esa persona hyaa vivido las virtudes en grado

heroicoo. Para ello el Papa tiene que publicar un decreto de “heroicidad de virtudes”. Se puede decir que es el paso más

importante. Para los otros pasos, beatificación y canonización, se necesita la aprobación de un milagro en cada uno de

ellos.

Curso de formación en el carisma 7 Página 18

deberes de su estado acomodándose, día tras día, de manera ejemplar y con gran docilidad y a las

llamadas del Señor, sin anhelar otra cosa que la propia santificación y la de las personas a él

confiadas.

4 El 16 de septiembre de 1827, tomó el hábito religioso y recibió el nombre de Hermano

Policarpo. Terminados, con fruto, los dos años de noviciado, el 26 de septiembre de 1829 emitió

los votos religiosos perpetuos. Desempeñó laudablemente el servicio de maestro de novicios

Sus Hermanos, que le amaban entrañablemente, se dejaban conquistar por su personalidad

sencilla, lineal, límpida, inmensamente bondadosa, acogedora con todos y llena de espíritu

sobrenatural. Competente y seguro intérprete del espíritu de su Congregación, cultivó con paternal

solicitud la formación de los novicios y tuvo el consuelo de ver multiplicados los miembros del

Instituto, tanto que, cada año, se pudieron fundar nuevas casas.

5 Clausurado el noviciado durante la revolución de 1830, fue nombrado director de la escuela

de Vals, cerca de Le Puy-en-Velay, donde non sólo destacó como excelente maestro y religioso,

sino que, en los siete años de su permanencia, adoptó las medidas necesarias para organizar un

grupo de novicios, formados por él mismo, con particular esmero.

El Hermano Policarpo, en tiempos difíciles, caracterizados por graves acontecimientos sociales

y políticos, alcanzó la perfección de la caridad, armonizando admirablemente en sí mismo la

práctica alegre y fiel de los consejos evangélicos con una solícita acción educativa en favor de los

niños, una ferviente y rica vida interior con una dedicación iluminada y generosísima a su Instituto

religioso que amó y sirvió con todas sus fuerzas hasta el punto de ser considerado el Segundo

Fundador.

6 Elegido segundo asistente general de la Congregación en 1835 y primer asistente y director

general en 1840, en el Capítulo de 1841, el Siervo de Dios que, gracias a su labor formativa,

prudente y constante, había cimentado en los años precedentes el renacer del Instituto, fue elegido

Superior General por un período de cinco años. Cuando tomó las riendas de la Congregación ésta

atravesaba un momento muy difícil debido a una profunda crisis espiritual y a un preocupante

desconcierto financiero.

Con suma bondad, serenidad, claridad de ideas, se preocupó, sobre todo, de robustecer la vida

espiritual de los Hermanos, fortaleciendo la disciplina y restableciendo la confianza mutua entre los

religiosos y el Superior. Para alcanzar estas metas, estuvo en constante relación con cada Hermano,

sin escatimar las visitas a las distintas casas. Se preocupó de darse cuenta personalmente de las

situaciones particulares y no dejó de escribir muchas y eficientes circulares y cartas personales. . .

7 Multiplicó y mejoró las agotadoras y provechosas visitas a las casas, que vio crecer y

multiplicarse de manera extraordinaria en Francia y en Estados Unidos de América. Consolidó el

noviciado, perfeccionó ulteriormente la legislación del Instituto, se ingenió para que los Hermanos

consiguieran los diplomas necesarios para la enseñanza y, respetuoso con los carismas y talentos

de cada uno, favoreció la especialización en las materias preferidas por los mismos.

Amó la Regla y observó, con espíritu pronto y diligente, todo lo dispuesto en la misma,

inculcando su observancia a los Hermanos por todos los medios a su alcance. Por espacio de

muchos años, dio ejemplo a los mismos de profunda y ardiente fe, intrépido celo apostólico,

esmerada fidelidad a la gracia, filial y eficaz amor a Dios, absoluta disponibilidad hacia el prójimo,

esperanza ilimitada en el Señor, sobrenatural prudencia en el gobierno de sí mismo y del Instituto,

admirable serenidad interior, sorprendente paciencia y fortaleza en las dificultades, bondadosa

firmeza en las decisiones, diálogo atento y respetuoso con sus Hermanos, amor a la abnegación

propia y a las mortificaciones, absoluto desprendimiento de los bienes terrenos, vigilante custodia

del corazón y de los sentidos, sincero respeto hacia la autoridad, sobre todo eclesiástica, y admirable

equilibrio entre las virtudes humanas y religiosas.

8 En la segunda etapa de su gobierno, la primera preocupación del Hermano Policarpo fue la

formación espiritual de los Hermanos, siempre atento a formar educadores hábiles, auténticos

Curso de formación en el carisma 7 Página 19

testimonios y creíbles dispensadores de los valores humanos y cristianos, verdaderos servidores de

la escuela y de los niños.

Aprovechaba toda ocasión para inculcar a los Hermanos absoluta disponibilidad a la voluntad de

Dios, confianza en la divina Providencia, desinteresado espíritu misionero, amor vehemente y

diligente a nuestro Señor y a su Corazón Sacratísimo, a la Eucaristía, a la Virgen María, a la

oración, al sacrificio, a la Regla, a la penitencia, a la caridad fraterna, al servicio recíproco y a las

virtudes cristianas, que son el fundamento y constituyen el espíritu de la vida consagrada.

Quería que sus hermanos fueran, al propio tiempo educadores y apóstoles comprometidos

esforzadamente en la adquisición de la perfección de la caridad y de la gloria de Dios: educadores

entusiastas de las cosas que conciernen al Padre celeste y del crecimiento cultural y religioso de los

hombres; educadores fieles a la Iglesia y a su vocación específica, desprendidos de sí mismos,

animados del espíritu de las bienaventuranzas evangélicas, humildes, mortificados, pobres, castos,

obedientes, amantes de la vida comunitaria y de la vida religiosa.

9 La vida del Siervo de Dios, cuya salud

hacía ya tiempo era un tanto débil e inquietante

a causa de los muchos trabajos afrontados al

servicio de los Hermanos del Sagrado Corazón,

se apagó dulcemente en el alba del domingo, 9

de enero de 1859, en Paradis, cerca de Le Puy-

en-Velay.

Si bien el Hermano Policarpo gozó durante su vida, en su muerte y después de su muerte de

grande, consistente y permanente fama de santidad en diferentes partes del mundo, su causa de

beatificación, por razones extrínsecas a la misma, se inició únicamente en 1929 con el Proceso

ordinario en la curia episcopal de Le Puy-en-Velay.

«Aparece evidente que el Siervo de Dios Policarpo Gondre ha practicado en grado heroico las

virtudes de Fe, Esperanza y Caridad para con Dios y para con el prójimo, así como las virtudes

cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza y las demás anexas en el caso y para el fin

de que se trata.» (Juan Pablo II).

¡CÓMO ERA EL HERMANO POLICARPO’

1. El hombre profundamente enamorado de Jesucristo que fue siempre fiel a la promesa que

hizo el día de su profesión religiosa: ¡Ya está, Dios mío! ¡Quiero ser todo tuyo, sólo tuyo, en

el tiempo y en la eternidad!

2. El hombre que tuvo la pasión de ser maestro, que amó profundamente la escuela desde sus

años juveniles en su pueblo natal. La persona que cuando era Superior general seguía

soñando con volver un día a una “clasecita” para educar a los niños.

3. El hombre que consideraba la caridad y la unión entre los hermanos como lo más importante

en la Congregación, convencido que de este cariño mutuo dependía el futuro de la

Congregación.

4. El hombre sencillo y humilde que siempre pensó que el puesto de Superior general le venía

grande y que pedía fervientemente a sus hermanos que le liberaran de esa carga. Petición

que los hermanos nunca aceptaron pues estaban convencidos de que era el mejor.

5. Un hombre que fue fuerte en su debilidad; que sabía transmitir ese fuego ardiente que había

en su corazón; que tuvo la osadía de extender la Congregación para continuar al otro lado

del Océano, la obra que el padre Andrés había comenzado acogiendo a los huérfanos

educando a los niños que necesitaban escuela.

Curso de formación en el carisma 7 Página 20

3. ACTIVIDADES PARA EL TRABAJO PERSONAL 1. Resérvate un momento para la oración. 2. Lectura del documento de trabajo. 3. Respuesta a este cuestionario: ¿Qué cinco acontecimientos destacarías de la vida del hermano Policarpo?

………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................................... La Iglesia ha declarado al Hermano Policarpo como modelo de hermano y educador corazonista. ¿En qué puede ser un modelo para ti? Puedes ayudarte del apartado ¿Cómo era el hermano Policarpo? Puedes añadir también algo de tu propia reflexión.

1)………………………………………………………………................................................................……………………………………………………………….............................................................................................................................. 2)………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................................................................................ 3)………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................…………………………………………………………

Curso de formación en el carisma 7 Página 21

ANEXO: PARA SEGUIR PROFUDIZANDO SOBRE EL TEMA…

Aquí hay algunos documentos que pueden ayudarnos a conocer un poco mejor

al hermano Policarpo

1. UN DÍA DE LA VIDA DEL HERMANO POLICARPO

¿Cómo era un día en la vida del hermano Policarpo? He aquí el horario: ¡mucho tiempo de oración y

mucho tiempo de clase y atención a los alumnos!

4,30 (4 en verano): hora de levantarse: un cuarto de hora para vestirse, hacer su cama y asearse.

4,45: oración y meditación durante tres cuartos de hora. Al final se rezará el Angelus. Después

estudio hasta las siete.

7: desayuno, durante el que se hará la lectura del libro la "Conducta de las escuelas". Después de

desayunar, recitación de las letanías del Sagrado Corazón y el Oficio Parvo del Sagrado Corazón;

se terminará con el Veni Creator

7,30: Santa Misa; después de la Santa Misa, clase que comenzará con la oración de la mañana

11: fin de la clase y estudio del Catecismo.

11,30: examen particular.

11,45: comida. Durante la comida se hará la lectura: primero, un capítulo de historia abreviada de

la Religión de Lhomond; después, la vida abreviada del santo del día siguiente; finalmente, de un

libro de piedad y algunos versículos de la Imitación de Cristo.

12,15: recreo; durante el primer cuarto de hora, el Hermano Director, o el que fuere designado,

recordará la lectura del comedor o hará otras reflexiones piadosas.

13: Letanías de la Divina Providencia, las oraciones a San Ignacio y a San Luis Gonzaga, patronos

del Instituto, y Vísperas y Completas del Sagrado Corazón.

13,15: señal de entrada para los alumnos y comienzo de clases.

16,30: rezo del Rosario tanto para los alumnos como para los Hermanos.

17,15: estudio del Catecismo.

18: lectura Espiritual. .

18,30: meditación, seguida de Maitines y Laudes2 del Oficio del Sagrado Corazón.

19: rezo del Ángelus y cena. Durante la cena se leerá: 1° un capítulo del Nuevo Testamento; 2.° el

mismo libro de piedad que en la comida, y se terminará por un capítulo de la Regla.

Después de cenar, recreo.

20,45: oración durante la que se harán seis minutos de examen, tanto particular como general;

puntos de meditación del día siguiente. Inmediatamente después de la oración, acostarse.

21,15: todas las luces de la casa deben estar apagadas y todos los Hermanos deberán estar

acostados.

2. NOTAS ESPIRITUALES

Ahora vamos a tener la osadía de hojear su cuaderno de notas espirituales.

Suponemos que nos perdonará esta indiscreción.

He conocido hasta la evidencia la imperfección de mis obras. He tenido horas y días vacíos.

Decididamente quiero reformar mi vida. Hasta ahora no he hecho más que vanas promesas. He

descubierto las llagas de mi alma sin aportarles el remedio eficaz, sin apuntar directamente al

corazón que es donde se encuentra el principio y la fuente del mal. Ojalá comprenda bien esta

palabra de mi divino maestro y no la olvide jamás: «El que no se odia a sí mismo -es decir, al

hombre viejo- no puede ser mi discípulo».

Entonces, Dios mío, por mi parte tomo la determinación firme e irrevocable de ser todo tuyo. No

más titubeos, me pongo a trabajar y me dirigiré directamente a mi meta:

- Como lema tendré estas dos palabras: «Actividad y perseverancia».

2 Como se ve el rezo de la horas no se correspondía con el momento del día ya que maitines y laudes debían ser oración

de la mañana.

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- Como principio: «Poco, pero con energía y hasta la victoria completa».

- Como medida y motivación: «La brevedad del tiempo y el pensamiento en el paraíso y en la

eternidad».

- En una palabra: «Agradar a Dios ».

Desde ahora quiero seguir los pasos de mi divino Maestro a quien elegí como mi modelo y mi

solo y único amigo. ¿No es él el camino, la verdad y la vida de las almas?

Estudiaré las admirables virtudes que él me ha dado como ejemplo: la humildad, la pobreza, la

obediencia, la caridad, la bondad, el celo por servir a su Padre, la salvación del prójimo, etc.

Sí, estoy firmemente resuelto a imitarlo en todo y a no vivir más que para él».

Para alcanzar más fácilmente mi fin, entre otros medios eficaces, quiero emplear los siguientes:

1. Trataré de hacer mis meditaciones con la mayor perfección posible.

2. Mis exámenes de conciencia -examen particular y examen general- los haré con la mayor

exactitud según el método enseñado por San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales.

3. Me esforzaré en mantenerme unido a Dios por la oración, por la recepción de los

sacramentos y por una escrupulosa fidelidad a nuestras santas Reglas cuya trasgresión no

quiero perdonarme.

4. Siempre lleno de confianza en Dios no me acobardaré ante nada, ni ante las penas, ni ante

las adversidades, ni siquiera ante las faltas en las que pudiera caer.

5. Cada mañana renovaré mis propósitos como si estuviera iniciando mi vida al servicio de

Dios y preveré lo que pueda ser ocasión próxima de faltar a mi deber.

6. Procuraré tener una gran vigilancia sobre mí mismo y sobre todos aquéllos que la

Providencia confíe a mi cuidado.

7. Junto con el amar por la oración, tendré una tierna devoción a la Santísima Virgen y a los

Ángeles Custodios.

De estas notas espirituales presentamos una oración dedicada al Sagrado Corazón.

Amado Jesús mío:

¡Ojalá tuviera un corazón semejante al tuyo!

Que yo comparta tu bondad, y el encanto de tu mansedumbre y de tu humildad.

Que tenga también tu celo que se inmola por la gloria de Dios,

que se entrega por la salvación de las almas.

Si no se me concede tal favor, quiero, al menos,

establecer mi morada en ti, sacar de ti mi fuerza y mi felicidad.

Sólo tú eres mi vida, mi esperanza, mi bien.

Salvador mío, hazme comprender ímpetu y la amplitud de tu amor por mí.

Dígnate permitir acercar los labios a tu divino Corazón,

a esa fuente de vida de donde fluyen tantas gracias.

¿Me será permitido, dulce Jesús mío,

escogerte como lugar de mi descanso de donde nunca vuelva a salir?

¿No será demasiada temeridad y presunción por mi parte?

Quiero asemejarme a ti, Jesús crucificado,

devolverte amor por amor, incluso al precio de los mayores sacrificios.

Con el auxilio de tu gracia, mi divino Salvador,

quiero tender a la abnegación de mí mismo esforzándome por preferir siempre

el sufrimiento a los atractivos de la vida, la pobreza a las riquezas,

el rebajamiento y los desprecios a los honores y a la buena fama.

Por tanto, Jesús, graba en mi corazón estas palabras tuyas :

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,

tome su cruz de cada día y sígame”.

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3. NOS HABLA UN TESTIGO EN LA CAUSA DEL HNO. POLICARPO3

Auguste Blanchard, alcalde de La-Motte durante doce años, declaró lo siguiente en el proceso

diocesano para la beatificación del hermano Policarpo-

1. Ha dejado en el pueblo un excelente recuerdo. Puedo decir que, después de su muerte, los

habitantes tenían tal confianza en su intercesión que le atribuían haber protegido al pueblo de

algunas epidemias y de ciertas epizootias.

2. Su padre era Jean Gondre y su madre Victoire Gonsalin. Se les apodaba «los piadosos» a causa

de su devoción. La familia Gondre tenía pocas riquezas. Pero tenía mucha fe y fama de una

gran honradez.

3. El Siervo de Dios se llamaba Hippolyte, en el dialecto regional «Politou». Mi madre nos

hablaba de él muy a menudo, poniéndonoslo como ejemplo, hasta el punto que a veces

llegábamos a decirle: «Ya estamos aburridos de su Politou».

4. Pasó en La-Motte toda su infancia. Frecuentó la escuela municipal hasta la edad de quince años

aproximadamente. Hipólito era el modelo de todos los niños, tanto en su casa, como en la

escuela, como en la iglesia; sus padres lo adoraban.

5. Cuando pastoreaba los rebaños, mientras los demás se divertían, él se apartaba para estudiar, lo

cual le convertía en objeto de pequeñas burlas que soportaba de buen grado.

6. Cuando llegó a los dieciséis años, se entregó con mayor intensidad al trabajo del campo. No

obstante, continuaba estudiando.

7. Hacia la edad de 21 o 22 años, fue nombrado maestro de La-Motte. Desempeñó tan bien sus

funciones de profesor, que tanto los padres de familia como los alumnos estaban muy contentos

de él.

8. Los alumnos, sobre todo, le querían a rabiar, aunque les hiciera trabajar mucho. Sus antiguos

alumnos me hablaban elogiosamente de él sin excepción y todo el pueblo se mostraba unánime

en este punto.

9. Sobre esa explanada de la roca de la Era, levantó un pequeño oratorio que adornó con una

estatuilla de la santísima Virgen, alrededor de la cual plantó rododendros y helechos. Allí

rezábamos y entonábamos cánticos que Juan Hipólito componía.

4. HISTORIA DE LA FOTOGRAFÍA DEL HERMANO POLICARPO

Tenía un retrato basado en una pintura pero me gustaba

poco; además era muy difícil reproducirlo adecuadamente.

Para tratar de conseguir algo mejor, rebusqué entre los

papeles e impresos procedentes de Chirac, papeles que se

hallaban en varias cajas que jamás habían sido abiertas a

pesar de llevar 20 años almacenadas. Yo mismo había

clavado algunas de esas cajas en Chirac en 1903. Apenas

me quedaban vagos recuerdos de lo que contenían. Acabé

por descubrir, con un paquete de diversas circulares de

nuestros antiguos superiores generales, una fotografía del

H. Policarpo hecha en Lyon en 1858, apenas un año antes

de la muerte del siervo de Dios. Es muy buena y reproduce

bien los rasgos venerables de nuestro primer superior.

3 Estos testimonio se hacen en el año 1929. En aquel momento el testigo tenía 83 años.

Curso de formación en el carisma 7 Página 24

La envié a la casa Desclée, a Lille, y la reprodujo muy bien unos de sus empleados más hábiles,

Stoffel. Es la que aparece en la imagen que se ha repartido a millares para hacer propaganda.

Lamento que, en el Canadá, la hayan modificado suprimiendo el “babero”. Es un verdadero

anacronismo. El H. Policarpo nunca estuvo sin “babero”. Esta prenda se suprimió en Francia 50

años más tarde.

Las imágenes se imprimieron en una hoja simple con una oración en el reverso, y en una hoja

doble con una breve biografía en la parte central. Más tarde, en otra tirada, se añadió una pequeña

reliquia.

(De las memorias del H. Teodoro Portalier, Manuscrito).

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EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE.

CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL

CARISMA DE FUNDACIÓN

EL CARISMA CONTINUA Y SE MULTIPLICA:

EL HERMANO POLICARPO

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ÍNDICE

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL HERMANO

POLICARPO

2. DOCUMENTO DE LECTURA

1. Vida y características del hermano Policarpo extraídas del DECRETO SOBRE LA

HEROICIDAD DE VIRTUDES en el que fue declarado Venerable. 2. ¿Cómo era el hermano Policarpo?

3. SUGERENCIAS PARA ACTIVIDADES

ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…

Documentos varios

5. Un día en la vida del hermano Policarpo.

6. Sus notas espirituales.

7. Nos habla un testigo en la Causa del hermano Policarpo.

8. Historia de la fotografía del hermano Policarpo

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PRESENTACIÓN DEL TEMA

POR EL HERMANO POLICARPO

Mis queridos amigos:

Me dirán que ya están un poco cansados de escuchar cosas sobre mí. Cada año en “mi fiesta” les repiten y repiten las mismas cosas. Pero les tengo que decir que no es tan fácil conocer a una persona. Les invito a releer mi vida pero esta vez “desde el corazón” y también “desde el Corazón”.

Se darán cuenta de que en mi vida no hay nada de extraordinario,

nada que no pueden hacer cada uno de ustedes. Pero les puedo

decir que mi único secreto fue amar mucho al Corazón de Jesús,

querer inmensamente a mis hermanos y entregarme con pasión a

la educación de los niños y jóvenes.

Les doy las gracias porque han querido formar parte de nuestra

familia corazonista. Rezo para que, en sus comunidades educativas,

todo favorezca la estima mutua y la armonía en las relaciones,

compartiendo responsabilidades, valorando los talentos de cada

uno, llevando los unos las cargas de los otros y siendo siempre

portadores del perdón del Padre a cada uno de sus miembros. Así

serán verdaderos corazonistas.

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1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL

HERMANO POLICARPO

Aunque hable las lenguas de los hombres y de los

ángeles, si no tengo amor, no soy más que una

campana que toca o unos platillos que resuenan.

Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los

misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que

traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque reparta todos mis bienes entre los pobres y

entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de

nada me sirve. El amor es paciente, es servicial; el

amor no tiene envidia, no es presumido ni orgulloso;

no es grosero ni egoísta, no se irrita, no toma en cuenta

el mal; el amor no se alegra de la injusticia; se alegra

de la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo

espera, todo lo tolera. El amor nunca falla. (Primera

carta de Pablo a los cristianos de Corinto13, 1-8).

Cuando explicaba a mis hermanos cuál era lo que daría vida a la Congregación les decía que era

la caridad fraterna. Mi carta más importante está dedicada a este tema. Uno de mis textos preferidos

es el capítulo 13 de la primera carta a los Corintios.

¿Habéis ponderado bien alguna vez, habéis meditado sus palabras? ¿Las habéis saboreado en alguna

ocasión? ¿Ha calado su unción en algún momento hasta lo más hondo de vuestros corazones?

¿Cuáles deben ser los principales rasgos de su caridad para que engendre la verdadera unión entre

nosotros? San Pablo nos lo enseña en este texto: la caridad es paciente, es servicial, no es envidiosa,

no es jactanciosa, no se engríe, no es ambiciosa, no busca su propio interés.

La caridad es paciente, es servicial

Sí, hay que sufrir con paciencia los defectos de todos y, especialmente, los de aquellos con

quienes tenemos que compartir la vida de cada día. Siendo personas humanas, y por tanto llenos de

faltas e imperfecciones, todos damos motivos abundantes de paciencia a nuestro prójimo. Por otro

lado, somos endebles y muy propensos al mal: necesitamos, pues, que nos ayuden y soporten.

La caridad no es envidiosa ni ambiciosa, y no busca su propio interés

Quien la posee desea tanto bien a su prójimo como a sí mismo, y se alegra por igual de los

progresos y éxitos de ellos como de los suyos propios. De aquí se infiere fácilmente que quien cifra

su propia dicha en la dicha de los demás, está muy lejos de cualquier tipo de sentimiento ambicioso

o de interés personal. Por lo tanto, estad en guardia de todo lo que puede destruir esta caridad: el

orgullo, la envidia, la ambición, la impaciencia. Su enemigo más implacable es el amor propio.

No olviden que uno de los elementos constitutivos de una comunidad educativa es el espíritu de

unión con todos los miembros del colegio. Sin esta unión, es imposible obrar el bien. Con esta

unión, se puede realizar mayor bien puesto que la unión hace la fuerza. Un centro en la que falte

esta unión es imagen del infierno; por el contrario, una comunidad educativa en la que reina esta

unión, es una imagen del cielo, donde reina la más perfecta unión.

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2. DOCUMENTO DE LECTURA

Todos conocemos ya muchas cosas de la vida del hermano Policarpo. Por eso para

presentar de nuevo su figura se ha elegido un texto que podemos considerar como

“oficial” en la iglesia. Está extraído del DECRETO SOBRE LA HEROICIDAD

DE VIRTUDES4 del hermano Policarpo por el cual fue declarado Venerable. Como

se puede ver cada apartado tiene una parte biográfica y otra en que se nos presenta su “retrato interior”.

1 Nacido el Hermano Policarpo en La

Motte-en-Champsaur en la diócesis de Gap, el

21 de agosto de 1801, fue bautizado el mismo

día de su nacimiento y recibió el nombre de

Juan Hipólito. Ya en su niñez, se reveló un

muchacho dócil, inteligente, piadoso,

trabajador, ejemplar en todo, conservándose

igualmente, con dedicación personal constante,

durante toda su juventud.

Y eso no fue sino el comienzo. En todo su vida se nos manifiesta la perfección

excepcionalmente deslumbradora de sus virtudes, engarzadas, cual piedras preciosas de rara belleza,

en una espiritualidad eminentemente cristocéntrica, basada en el amor al Señor Jesús quien, a través

de su Corazón adorable, fuente de vida y santidad, transmite al mundo, la misericordia infinita de

Dios.

2 El año 1822 consiguió, no sin sacrificios, en la Academia de Grenoble, el diploma que le

habilitaba para la enseñanza en las clases elementares. Profundamente convencido de la

importancia que reviste una sana, cristiana y cuidada formación de los niños, abrió una escuela en

el pueblo de La Motte, revelándose como maestro capaz, enteramente dedicado a su misión,

ganándose la estima de sus conciudadanos. .

En la Iglesia, nunca han faltado quienes, investidos de lo alto por una especial misión y

apremiados por una caridad operante, siempre atenta a las necesidades concretas de los hombres, se

han dedicado de diferentes formas y con distintos medios, a la educación integral de los niños y de

los jóvenes, ofreciendo, de esta forma, un valioso servicio a la comunidad ciudadana y eclesial.

Siendo así que «entre todos los medios, reviste una importancia particular la escuela», es en ésta,

donde no pocos hombres y mujeres, a menudo insignes por su ciencia y virtud, han transmitido

abundantemente y con fruto las riquezas de su espíritu y de su amor. Entre éstos, es justo incluir al

Siervo de Dios, Policarpo Gondre.

3 Al no poder seguir los estudios sacerdotales, dada la pobreza de su familia y, aspirando, a

pesar de todo, vehementemente, a una vida de particular perfección en la imitación de Cristo,

supremo modelo de santidad, maduró el propósito de consagrarse por entero a Dios en un Instituto

de Hermanos. Así, después de haber reflexionado, orado y pedido consejo, el 27 de junio de 1827,

ingresó en Lyon en la reciente Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón, fundada en

1821 por el sacerdote lionés Andrés Coindre.

Desde su juventud, el Hermano Policarpo, ávido de perfección evangélica, progresó

continuamente en el seguimiento de Cristo y, sin hechos llamativos, vivió en grado heroico los

4 El primer paso para ser declarado es que se tengo seguridad de que esa persona hyaa vivido las virtudes en grado

heroicoo. Para ello el Papa tiene que publicar un decreto de “heroicidad de virtudes”. Se puede decir que es el paso más

importante. Para los otros pasos, beatificación y canonización, se necesita la aprobación de un milagro en cada uno de

ellos.

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deberes de su estado acomodándose, día tras día, de manera ejemplar y con gran docilidad y a las

llamadas del Señor, sin anhelar otra cosa que la propia santificación y la de las personas a él

confiadas.

4 El 16 de septiembre de 1827, tomó el hábito religioso y recibió el nombre de Hermano

Policarpo. Terminados, con fruto, los dos años de noviciado, el 26 de septiembre de 1829 emitió

los votos religiosos perpetuos. Desempeñó laudablemente el servicio de maestro de novicios

Sus Hermanos, que le amaban entrañablemente, se dejaban conquistar por su personalidad

sencilla, lineal, límpida, inmensamente bondadosa, acogedora con todos y llena de espíritu

sobrenatural. Competente y seguro intérprete del espíritu de su Congregación, cultivó con paternal

solicitud la formación de los novicios y tuvo el consuelo de ver multiplicados los miembros del

Instituto, tanto que, cada año, se pudieron fundar nuevas casas.

5 Clausurado el noviciado durante la revolución de 1830, fue nombrado director de la escuela

de Vals, cerca de Le Puy-en-Velay, donde non sólo destacó como excelente maestro y religioso,

sino que, en los siete años de su permanencia, adoptó las medidas necesarias para organizar un

grupo de novicios, formados por él mismo, con particular esmero.

El Hermano Policarpo, en tiempos difíciles, caracterizados por graves acontecimientos sociales

y políticos, alcanzó la perfección de la caridad, armonizando admirablemente en sí mismo la

práctica alegre y fiel de los consejos evangélicos con una solícita acción educativa en favor de los

niños, una ferviente y rica vida interior con una dedicación iluminada y generosísima a su Instituto

religioso que amó y sirvió con todas sus fuerzas hasta el punto de ser considerado el Segundo

Fundador.

6 Elegido segundo asistente general de la Congregación en 1835 y primer asistente y director

general en 1840, en el Capítulo de 1841, el Siervo de Dios que, gracias a su labor formativa,

prudente y constante, había cimentado en los años precedentes el renacer del Instituto, fue elegido

Superior General por un período de cinco años. Cuando tomó las riendas de la Congregación ésta

atravesaba un momento muy difícil debido a una profunda crisis espiritual y a un preocupante

desconcierto financiero.

Con suma bondad, serenidad, claridad de ideas, se preocupó, sobre todo, de robustecer la vida

espiritual de los Hermanos, fortaleciendo la disciplina y restableciendo la confianza mutua entre los

religiosos y el Superior. Para alcanzar estas metas, estuvo en constante relación con cada Hermano,

sin escatimar las visitas a las distintas casas. Se preocupó de darse cuenta personalmente de las

situaciones particulares y no dejó de escribir muchas y eficientes circulares y cartas personales. . .

7 Multiplicó y mejoró las agotadoras y provechosas visitas a las casas, que vio crecer y

multiplicarse de manera extraordinaria en Francia y en Estados Unidos de América. Consolidó el

noviciado, perfeccionó ulteriormente la legislación del Instituto, se ingenió para que los Hermanos

consiguieran los diplomas necesarios para la enseñanza y, respetuoso con los carismas y talentos

de cada uno, favoreció la especialización en las materias preferidas por los mismos.

Amó la Regla y observó, con espíritu pronto y diligente, todo lo dispuesto en la misma,

inculcando su observancia a los Hermanos por todos los medios a su alcance. Por espacio de

muchos años, dio ejemplo a los mismos de profunda y ardiente fe, intrépido celo apostólico,

esmerada fidelidad a la gracia, filial y eficaz amor a Dios, absoluta disponibilidad hacia el prójimo,

esperanza ilimitada en el Señor, sobrenatural prudencia en el gobierno de sí mismo y del Instituto,

admirable serenidad interior, sorprendente paciencia y fortaleza en las dificultades, bondadosa

firmeza en las decisiones, diálogo atento y respetuoso con sus Hermanos, amor a la abnegación

propia y a las mortificaciones, absoluto desprendimiento de los bienes terrenos, vigilante custodia

del corazón y de los sentidos, sincero respeto hacia la autoridad, sobre todo eclesiástica, y admirable

equilibrio entre las virtudes humanas y religiosas.

8 En la segunda etapa de su gobierno, la primera preocupación del Hermano Policarpo fue la

formación espiritual de los Hermanos, siempre atento a formar educadores hábiles, auténticos

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testimonios y creíbles dispensadores de los valores humanos y cristianos, verdaderos servidores de

la escuela y de los niños.

Aprovechaba toda ocasión para inculcar a los Hermanos absoluta disponibilidad a la voluntad de

Dios, confianza en la divina Providencia, desinteresado espíritu misionero, amor vehemente y

diligente a nuestro Señor y a su Corazón Sacratísimo, a la Eucaristía, a la Virgen María, a la

oración, al sacrificio, a la Regla, a la penitencia, a la caridad fraterna, al servicio recíproco y a las

virtudes cristianas, que son el fundamento y constituyen el espíritu de la vida consagrada.

Quería que sus hermanos fueran, al propio tiempo educadores y apóstoles comprometidos

esforzadamente en la adquisición de la perfección de la caridad y de la gloria de Dios: educadores

entusiastas de las cosas que conciernen al Padre celeste y del crecimiento cultural y religioso de los

hombres; educadores fieles a la Iglesia y a su vocación específica, desprendidos de sí mismos,

animados del espíritu de las bienaventuranzas evangélicas, humildes, mortificados, pobres, castos,

obedientes, amantes de la vida comunitaria y de la vida religiosa.

9 La vida del Siervo de Dios, cuya salud

hacía ya tiempo era un tanto débil e inquietante

a causa de los muchos trabajos afrontados al

servicio de los Hermanos del Sagrado Corazón,

se apagó dulcemente en el alba del domingo, 9

de enero de 1859, en Paradis, cerca de Le Puy-

en-Velay.

Si bien el Hermano Policarpo gozó durante su vida, en su muerte y después de su muerte de

grande, consistente y permanente fama de santidad en diferentes partes del mundo, su causa de

beatificación, por razones extrínsecas a la misma, se inició únicamente en 1929 con el Proceso

ordinario en la curia episcopal de Le Puy-en-Velay.

«Aparece evidente que el Siervo de Dios Policarpo Gondre ha practicado en grado heroico las

virtudes de Fe, Esperanza y Caridad para con Dios y para con el prójimo, así como las virtudes

cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza y las demás anexas en el caso y para el fin

de que se trata.» (Juan Pablo II).

¡CÓMO ERA EL HERMANO POLICARPO’

6. El hombre profundamente enamorado de Jesucristo que fue siempre fiel a la promesa que

hizo el día de su profesión religiosa: ¡Ya está, Dios mío! ¡Quiero ser todo tuyo, sólo tuyo, en

el tiempo y en la eternidad!

7. El hombre que tuvo la pasión de ser maestro, que amó profundamente la escuela desde sus

años juveniles en su pueblo natal. La persona que cuando era Superior general seguía

soñando con volver un día a una “clasecita” para educar a los niños.

8. El hombre que consideraba la caridad y la unión entre los hermanos como lo más importante

en la Congregación, convencido que de este cariño mutuo dependía el futuro de la

Congregación.

9. El hombre sencillo y humilde que siempre pensó que el puesto de Superior general le venía

grande y que pedía fervientemente a sus hermanos que le liberaran de esa carga. Petición

que los hermanos nunca aceptaron pues estaban convencidos de que era el mejor.

10. Un hombre que fue fuerte en su debilidad; que sabía transmitir ese fuego ardiente que había

en su corazón; que tuvo la osadía de extender la Congregación para continuar al otro lado

del Océano, la obra que el padre Andrés había comenzado acogiendo a los huérfanos

educando a los niños que necesitaban escuela.

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4. ACTIVIDADES PARA EL TRABAJO PERSONAL 1. Resérvate un momento para la oración. 2. Lectura del documento de trabajo. 3. Respuesta a este cuestionario: ¿Qué cinco acontecimientos destacarías de la vida del hermano Policarpo?

………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................................... La Iglesia ha declarado al Hermano Policarpo como modelo de hermano y educador corazonista. ¿En qué puede ser un modelo para ti? Puedes ayudarte del apartado ¿Cómo era el hermano Policarpo? Puedes añadir también algo de tu propia reflexión.

1)………………………………………………………………................................................................……………………………………………………………….............................................................................................................................. 2)………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................................................................................ 3)………………………………………………………………................................................................………………………………………………………………................................................................…………………………………………………………

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ANEXO: PARA SEGUIR PROFUDIZANDO SOBRE EL TEMA…

Aquí hay algunos documentos que pueden ayudarnos a conocer un poco mejor

al hermano Policarpo

1. UN DÍA DE LA VIDA DEL HERMANO POLICARPO

¿Cómo era un día en la vida del hermano Policarpo? He aquí el horario: ¡mucho tiempo de oración y

mucho tiempo de clase y atención a los alumnos!

4,30 (4 en verano): hora de levantarse: un cuarto de hora para vestirse, hacer su cama y asearse.

4,45: oración y meditación durante tres cuartos de hora. Al final se rezará el Angelus. Después

estudio hasta las siete.

7: desayuno, durante el que se hará la lectura del libro la "Conducta de las escuelas". Después de

desayunar, recitación de las letanías del Sagrado Corazón y el Oficio Parvo del Sagrado Corazón;

se terminará con el Veni Creator

7,30: Santa Misa; después de la Santa Misa, clase que comenzará con la oración de la mañana

11: fin de la clase y estudio del Catecismo.

11,30: examen particular.

11,45: comida. Durante la comida se hará la lectura: primero, un capítulo de historia abreviada de

la Religión de Lhomond; después, la vida abreviada del santo del día siguiente; finalmente, de un

libro de piedad y algunos versículos de la Imitación de Cristo.

12,15: recreo; durante el primer cuarto de hora, el Hermano Director, o el que fuere designado,

recordará la lectura del comedor o hará otras reflexiones piadosas.

13: Letanías de la Divina Providencia, las oraciones a San Ignacio y a San Luis Gonzaga, patronos

del Instituto, y Vísperas y Completas del Sagrado Corazón.

13,15: señal de entrada para los alumnos y comienzo de clases.

16,30: rezo del Rosario tanto para los alumnos como para los Hermanos.

17,15: estudio del Catecismo.

18: lectura Espiritual. .

18,30: meditación, seguida de Maitines y Laudes5 del Oficio del Sagrado Corazón.

19: rezo del Ángelus y cena. Durante la cena se leerá: 1° un capítulo del Nuevo Testamento; 2.° el

mismo libro de piedad que en la comida, y se terminará por un capítulo de la Regla.

Después de cenar, recreo.

20,45: oración durante la que se harán seis minutos de examen, tanto particular como general;

puntos de meditación del día siguiente. Inmediatamente después de la oración, acostarse.

21,15: todas las luces de la casa deben estar apagadas y todos los Hermanos deberán estar

acostados.

2. NOTAS ESPIRITUALES

Ahora vamos a tener la osadía de hojear su cuaderno de notas espirituales.

Suponemos que nos perdonará esta indiscreción.

He conocido hasta la evidencia la imperfección de mis obras. He tenido horas y días vacíos.

Decididamente quiero reformar mi vida. Hasta ahora no he hecho más que vanas promesas. He

descubierto las llagas de mi alma sin aportarles el remedio eficaz, sin apuntar directamente al

corazón que es donde se encuentra el principio y la fuente del mal. Ojalá comprenda bien esta

palabra de mi divino maestro y no la olvide jamás: «El que no se odia a sí mismo -es decir, al

hombre viejo- no puede ser mi discípulo».

Entonces, Dios mío, por mi parte tomo la determinación firme e irrevocable de ser todo tuyo. No

más titubeos, me pongo a trabajar y me dirigiré directamente a mi meta:

- Como lema tendré estas dos palabras: «Actividad y perseverancia».

5 Como se ve el rezo de la horas no se correspondía con el momento del día ya que maitines y laudes debían ser oración

de la mañana.

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- Como principio: «Poco, pero con energía y hasta la victoria completa».

- Como medida y motivación: «La brevedad del tiempo y el pensamiento en el paraíso y en la

eternidad».

- En una palabra: «Agradar a Dios ».

Desde ahora quiero seguir los pasos de mi divino Maestro a quien elegí como mi modelo y mi

solo y único amigo. ¿No es él el camino, la verdad y la vida de las almas?

Estudiaré las admirables virtudes que él me ha dado como ejemplo: la humildad, la pobreza, la

obediencia, la caridad, la bondad, el celo por servir a su Padre, la salvación del prójimo, etc.

Sí, estoy firmemente resuelto a imitarlo en todo y a no vivir más que para él».

Para alcanzar más fácilmente mi fin, entre otros medios eficaces, quiero emplear los siguientes:

8. Trataré de hacer mis meditaciones con la mayor perfección posible.

9. Mis exámenes de conciencia -examen particular y examen general- los haré con la mayor

exactitud según el método enseñado por San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales.

10. Me esforzaré en mantenerme unido a Dios por la oración, por la recepción de los

sacramentos y por una escrupulosa fidelidad a nuestras santas Reglas cuya trasgresión no

quiero perdonarme.

11. Siempre lleno de confianza en Dios no me acobardaré ante nada, ni ante las penas, ni ante

las adversidades, ni siquiera ante las faltas en las que pudiera caer.

12. Cada mañana renovaré mis propósitos como si estuviera iniciando mi vida al servicio de

Dios y preveré lo que pueda ser ocasión próxima de faltar a mi deber.

13. Procuraré tener una gran vigilancia sobre mí mismo y sobre todos aquéllos que la

Providencia confíe a mi cuidado.

14. Junto con el amar por la oración, tendré una tierna devoción a la Santísima Virgen y a los

Ángeles Custodios.

De estas notas espirituales presentamos una oración dedicada al Sagrado Corazón.

Amado Jesús mío:

¡Ojalá tuviera un corazón semejante al tuyo!

Que yo comparta tu bondad, y el encanto de tu mansedumbre y de tu humildad.

Que tenga también tu celo que se inmola por la gloria de Dios,

que se entrega por la salvación de las almas.

Si no se me concede tal favor, quiero, al menos,

establecer mi morada en ti, sacar de ti mi fuerza y mi felicidad.

Sólo tú eres mi vida, mi esperanza, mi bien.

Salvador mío, hazme comprender ímpetu y la amplitud de tu amor por mí.

Dígnate permitir acercar los labios a tu divino Corazón,

a esa fuente de vida de donde fluyen tantas gracias.

¿Me será permitido, dulce Jesús mío,

escogerte como lugar de mi descanso de donde nunca vuelva a salir?

¿No será demasiada temeridad y presunción por mi parte?

Quiero asemejarme a ti, Jesús crucificado,

devolverte amor por amor, incluso al precio de los mayores sacrificios.

Con el auxilio de tu gracia, mi divino Salvador,

quiero tender a la abnegación de mí mismo esforzándome por preferir siempre

el sufrimiento a los atractivos de la vida, la pobreza a las riquezas,

el rebajamiento y los desprecios a los honores y a la buena fama.

Por tanto, Jesús, graba en mi corazón estas palabras tuyas :

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,

tome su cruz de cada día y sígame”.

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3. NOS HABLA UN TESTIGO EN LA CAUSA DEL HNO. POLICARPO6

Auguste Blanchard, alcalde de La-Motte durante doce años, declaró lo siguiente en el proceso

diocesano para la beatificación del hermano Policarpo-

10. Ha dejado en el pueblo un excelente recuerdo. Puedo decir que, después de su muerte, los

habitantes tenían tal confianza en su intercesión que le atribuían haber protegido al pueblo de

algunas epidemias y de ciertas epizootias.

11. Su padre era Jean Gondre y su madre Victoire Gonsalin. Se les apodaba «los piadosos» a causa

de su devoción. La familia Gondre tenía pocas riquezas. Pero tenía mucha fe y fama de una

gran honradez.

12. El Siervo de Dios se llamaba Hippolyte, en el dialecto regional «Politou». Mi madre nos

hablaba de él muy a menudo, poniéndonoslo como ejemplo, hasta el punto que a veces

llegábamos a decirle: «Ya estamos aburridos de su Politou».

13. Pasó en La-Motte toda su infancia. Frecuentó la escuela municipal hasta la edad de quince años

aproximadamente. Hipólito era el modelo de todos los niños, tanto en su casa, como en la

escuela, como en la iglesia; sus padres lo adoraban.

14. Cuando pastoreaba los rebaños, mientras los demás se divertían, él se apartaba para estudiar, lo

cual le convertía en objeto de pequeñas burlas que soportaba de buen grado.

15. Cuando llegó a los dieciséis años, se entregó con mayor intensidad al trabajo del campo. No

obstante, continuaba estudiando.

16. Hacia la edad de 21 o 22 años, fue nombrado maestro de La-Motte. Desempeñó tan bien sus

funciones de profesor, que tanto los padres de familia como los alumnos estaban muy contentos

de él.

17. Los alumnos, sobre todo, le querían a rabiar, aunque les hiciera trabajar mucho. Sus antiguos

alumnos me hablaban elogiosamente de él sin excepción y todo el pueblo se mostraba unánime

en este punto.

18. Sobre esa explanada de la roca de la Era, levantó un pequeño oratorio que adornó con una

estatuilla de la santísima Virgen, alrededor de la cual plantó rododendros y helechos. Allí

rezábamos y entonábamos cánticos que Juan Hipólito componía.

4. HISTORIA DE LA FOTOGRAFÍA DEL HERMANO POLICARPO

Tenía un retrato basado en una pintura pero me gustaba

poco; además era muy difícil reproducirlo adecuadamente.

Para tratar de conseguir algo mejor, rebusqué entre los

papeles e impresos procedentes de Chirac, papeles que se

hallaban en varias cajas que jamás habían sido abiertas a

pesar de llevar 20 años almacenadas. Yo mismo había

clavado algunas de esas cajas en Chirac en 1903. Apenas

me quedaban vagos recuerdos de lo que contenían. Acabé

por descubrir, con un paquete de diversas circulares de

nuestros antiguos superiores generales, una fotografía del

H. Policarpo hecha en Lyon en 1858, apenas un año antes

de la muerte del siervo de Dios. Es muy buena y reproduce

bien los rasgos venerables de nuestro primer superior.

6 Estos testimonio se hacen en el año 1929. En aquel momento el testigo tenía 83 años.

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La envié a la casa Desclée, a Lille, y la reprodujo muy bien unos de sus empleados más hábiles,

Stoffel. Es la que aparece en la imagen que se ha repartido a millares para hacer propaganda.

Lamento que, en el Canadá, la hayan modificado suprimiendo el “babero”. Es un verdadero

anacronismo. El H. Policarpo nunca estuvo sin “babero”. Esta prenda se suprimió en Francia 50

años más tarde.

Las imágenes se imprimieron en una hoja simple con una oración en el reverso, y en una hoja

doble con una breve biografía en la parte central. Más tarde, en otra tirada, se añadió una pequeña

reliquia.

(De las memorias del H. Teodoro Portalier, Manuscrito).

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CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL

CARISMA DE FUNDACIÓN

TEMA 9

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ÍNDICE

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL HERMANO POLICARPO: Lucas 9,28-43

2. DOCUMENTO DE LECTURA EL HERMANO POLICARPO, UNA PASIÓN DE MAESTRO

1. Importancia de la escuela.

2. Una escuela evangelizadora integral

3.- El entusiasmo del docente

4.- La competencia del pedagogo

5.- La cercanía del educador

6.- La firmeza del responsable

7. Su “fuente” de inspiración

8. La formación de los nuevos maestros

9. Diez consejos a los educadores corazonistas

10. Conclusión: ¿Cómo era el hermano Policarpo?

3. SUGERENCIAS PARA ACTIVIDADES

ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…

Maestro en La Motte

Director en Vals

Curso de formación en el carisma 7 Página 39

PRESENTACIÓN DEL TEMA POR EL HERMANO POLICARPO

Queridos amigos:

Seguramente, ustedes, como educadores, me preguntarán que

cuál era mi pedagogía. No esperen grandes teorías. Mi formación

era muy limitada en comparación de la de ustedes. El Fundador

nos había ya dado la “fórmula” de la educación: una mezcla de

mucho cariño, de un gran respeto, de exigencia, de dar confianza y

una predilección especial por los alumnos más pobres y

necesitados. Con eso y mi experiencia de maestro en mi pueblo fui

construyendo lo que se podría llamar mi estilo pedagógico.

En primer lugar las Reglas decían:

“Todas las escuelas serán gratuitas; si las casas no estuvieran

suficientemente dotadas y fuera preciso recibir retribuciones, estás

serán módicas y, todas, para el bien de la casa. Se recibirán tantos

niños pobres gratuitos como sea posible, procurando no arruinar a la

obra.

Y en unas Reglas que elaboré para los Directores les señalaba estas orientaciones:

“Los directores, dando todos sus cuidados a la clase que tienen a su cargo, deben asegurarse que el

orden, la vigilancia, la asistencia reine en las demás clases. Es bueno que se percaten de los

progresos, de la conducta de los alumnos de cada clase, de las dificultades que encuentran los

maestros, de los medios empleados para formar el espíritu y el corazón y cambiar el carácter de los

niños”.

Queridos amigos, mi único tesoro fueron mis Hermanos y las escuelas. Cuando entré en el

Instituto la situación era desastrosa. Todo indicaba una cercana muerte, pero yo había dado una

palabra y quería ser fiel a ella, independientemente de las circunstancias más o menos adversas.

Quise hacer mío el lema del Fundador: “Valor y confianza”. Todos ustedes, como yo mismo, han

recibido un patrimonio: “los alumnos de nuestros colegios”. Les pido a todos Ustedes que pongan

toda su competencia, todo su cariño, todas sus fuerzas al servicio de ese tesoro precioso que han

recibido. No tengan miedo: el Señor, sus compañeros de comunidad educativa, yo mismo junto a

tantos que les han precedido les acompañamos.

Pueden tener la seguridad de que les tengo mucho cariño y les comprendo muy bien ya que yo

también fui “profesor seglar” y después “profesor hermano”. Cuenten con toda mi confianza.

Desde el Corazón de Dios, mis mejores saludos deseándoles un trabajo educativo fructuoso y

satisfactorio.

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1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL HERMANO

POLICARPO Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al

monte a orar. Mientras él oraba, cambió el aspecto de su

rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura

resplandeciente. (…) Vino una nube y los cubrió y una voz

desde la nube dijo: «Éste es mi hijo, el elegido, escuchadlo». Al bajar del monte un hombre de entre la gente gritó: «Maestro, por favor,

mira a mi hijo, un espíritu maligno se apodera de él y lo retuerce entre

espumarajos He pedido a tus discípulos que lo echasen, y no han podido».

Jesús respondió: «Tráeme aquí a tu hijo». Y mientras el muchacho se

acercaba, el demonio lo tiró por tierra y lo retorció violentamente. Jesús

increpó al espíritu impuro, curó al muchacho y lo devolvió a su padre.

Lucas 9,28-43

La escena de la Transfiguración y la de la curación del muchacho son dos escenas

consecutivas y que se desarrollan en dos planos diferentes: la montaña y el llano.

En el monte vemos a Jesús en oración, a la escucha de la Palabra en diálogo con su Padre que hace oír su voz en la montaña.

Mientras tanto en el llano se está desarrollando otro acontecimiento. Nos encontramos con un muchacho en una situación muy difícil, con problemas de salud y de conducta; unos padres que no saben ya cómo tratar a su hijo y que acuden a los discípulos de Jesús para que les ayuden; los discípulos que intentan resolver el problema con las “recetas” de los libros, que discuten... y que nada consiguen.

Jesús, inspirado por las palabras escuchadas en su oración en el monte, va a encontrar ahora en la presencia del adolescente herido la inspiración para una actuación concreta. Los padres le piden que tenga compasión, que les ayuden porque su fe es débil; el muchacho grita, se revuelve, echa espuma por la boca..., es su manera de expresar todo el dolor de su vida.

Jesús comienza su acción curativa: se acerca al joven, se interesa por él, pregunta a los padres, les alienta a no desesperar. En un momento invita al muchacho a que se desprenda del lado oscuro de su vida y a que descubra sus valores positivos. A pesar de sus esfuerzos parece que no hay solución. Cuando todos están convencidos de que el muchacho es irrecuperable, Jesús permanece junto a él y logra finalmente que salga del abismo en que estaba sumido y que se “ponga de pie”.

Me parece que se necesitan pocas explicaciones para aplicar este texto a nuestra acción educativa. ¿Quién de vosotros no se ha encontrado a veces con alumnos parecidos al del texto evangélico?, ¿quién no ha recibido a padres que buscan su ayuda porque ellos no saben ya qué hacer con sus hijos?, ¿quién no ha sentido algunas veces un sentimiento de impotencia ante casos de alumnos difíciles?

Acudamos al Evangelio y Jesús nos mostrará los caminos para ser una “buena noticia” para todos aquellos alumnos y padres que sufren: el saber acoger, el saber escuchar con paciencia, el seguir confiando aunque no haya ya muchos motivos para ello, el mantener la esperanza y luchar hasta el último momento, aun cuando todo parezca perdido... Y una cosa que muchas veces, inmersos en una cultura de eficacia y actividad sin freno, hemos olvidado: el “tener tiempo” para subir al monte, el gesto gratuito de la oración. Como dice Jesús: hay una clase de “malos espíritus” que sólo pueden ser expulsados, por medio de la oración.

Curso de formación en el carisma 7 Página 41

2. LECTURA DEL DOCUMENTO DE TRABAJO

EL HERMANO POLICARPO, UNA PASIÓN DE MAESTRO

Utilizamos adrede el término maestro no sólo porque ése era el “oficio” original del Hermano

Policarpo, sino porque siempre guardó en su cabeza el modelo de la escuela primaria, incluso

cuando ya teníamos varios colegios importantes (Lyón, Paradis, Marvejols). He aquí lo que escribe,

por ejemplo, al Hermano David, de Estados Unidos: “Verdaderamente el cargo de Director es duro;

pero, ¿acaso no debe haber hombres que lo acepten? Por lo que a mí respecta, preferiría mejor estar

encargado de una clasecita; pero tanto usted como yo debemos hacer la voluntad de Dios y no la

nuestra…”. Leyendo las Reglas, nos damos cuenta también de que tienen por horizonte la

enseñanza primaria. Por otra parte, ése era mayoritariamente el lugar de compromiso de los

Hermanos en aquella época, y lo seguirá siendo en Francia durante un siglo más.

El hermano. Policarpo tenía en alto concepto los deberes de su estado; daba gracias a Dios por

haberle llamado a una misión tan hermosa como la de formar almas jóvenes; estimaba en grado

sumo el poderío y la fecundidad de la educación impartida por maestros inteligentes, llenos de celo

y de profunda piedad.

1. Importancia de la escuela.

Encontramos en las Reglas: “Aquéllos a los que el celo de la gloria de Dios y de la salvación de

los chicos les lleve a abrazar nuestro Instituto, podrán ser admitidos en las casas del noviciado (…)”

(Reglas 24, 1).

“El fin del Instituto no es sólo trabajar con la ayuda de la gracia divina en su propia salvación,

sino también el de entregarse con todas sus fuerzas, con la ayuda de la misma gracia, a la

instrucción religiosa y moral de los chicos” (Reglas 1, 1).

Recordemos también que, antes de que su enfermedad se lo impidiese, el Hermano Policarpo

pasaba de 4 a 5 meses fuera de Paradis visitando las comunidades, pero también las escuelas,

entrando incluso en las clases e interviniendo en ellas.

2. Una escuela evangelizadora integral ¿Cuáles eran los fines perseguidos por las escuelas en el pensamiento del Hermano Policarpo?

Escribirá: «Su primer cuidado será enseñar a los niños las oraciones,... los deberes del cristiano y el

santo Evangelio». Ve pues su escuela como un ambiente en el que se orienta a los jóvenes hacia un

mejor conocimiento de su religión y una inserción en la parroquia. Después de haber afirmado la

primacía de los valores religiosos, escribirá: «Enseñarán todo lo que concierne a la educación pri-

maria y elemental. No aceptarán nunca otro empleo que pueda desviarles de su escuela.»

Comprende pues que la escuela no es un convento: la escuela prepara a los jóvenes para una vida

familiar y social, en un medio dado, rural o urbano.

3.- El entusiasmo del docente

La vocación de maestro nace muy pronto en Hipólito Gondre, ya que siendo muy joven comenzó

a preparar el Diploma de Capacidad para la Enseñanza Primaria de primer grado. Esta vocación se

revela muy intensa en él y la conservará toda su vida, aun cuando no podía ejercerla. Sabemos que

fue un maestro muy apreciado en La Motte, antes de entrar con los Hermanos: “(Hipólito, en la

Motte) se entregó desde entonces con pasión a la tarea de la enseñanza, feliz de poder desarrollar las

jóvenes inteligencias y de formarlas en el amor de todo lo que está bien y en la práctica de la

virtud”. “Hipólito, sigue escribiendo el párroco de La Motte, llegó a ser un maestro competente y

muy apreciado en el pueblo. Las personas que me han dado informaciones sobre esto, me aseguran

que enseñaba muy bien y que formó a muy buenos alumnos” (Biografía, Positio XXXV).

Más adelante, en Vals, dejará un gran recuerdo entre la población. Se le apreciaba por su

disciplina sabia y fuerte, por el interés que despertaba en sus alumnos y sobre todo por el don de

hacerse querer, del que hacía un medio pedagógico y pastoral.

4.- La competencia del pedagogo

Curso de formación en el carisma 7 Página 42

Insistía en una vigilancia estricta, aunque discreta, y estaba convencido también de la necesidad

de corregir a veces, ¡pero con qué medida, con qué equilibrio! “La exacta vigilancia de los

Hermanos debe prevenir los abusos y hacer escasear los castigos; si se ven obligados a imponer

algunos, seguirán las reglas del libro de la Conducta, actuando siempre con moderación sin

impulsos de mal genio ni impaciencia” (Reglas 16, 1). “Usted es demasiado impulsivo, querido hijo

mío (dijo a un Hermano): calma, paciencia, vigilancia, prudencia. No castigue tanto, tenga en

cuenta los caracteres; prevenga las faltas para no tener que sancionarlas” (al H. Marcellin, Positio

LXXVII).

El Hermano Policarpo mantiene una atmósfera de orden y tranquilidad en la escuela. Insiste en el

silencio portador de atención y de concentración, el silencio que da peso a la palabra.

5.- La cercanía del educador “Especialmente los alumnos le querían mucho, aunque les hizo trabajar de lo lindo” (Un

antiguo alumno de La Motte, Positio LXXIX).

“Quería (…) ver a los maestros llenos de esa bondad suave y firme a la vez, de esos santos

sentimientos que la fe inspira, utilizando esos piadosos métodos sugeridos por el verdadero celo y

que, tras haber vencido todos los obstáculos, acaban por hacer gustar el bien y el trabajo, ganan los

corazones para Dios y a menudo las almas” (Biografía, Positio XLV).

6.- La firmeza del responsable

“La buena marcha de la casa (Paradis, recientemente abierta) y la reputación del buen Hermano

Policarpo, que era su director y que había dirigido la escuela de Vals durante varios años, atrajeron

poco a poco a un gran número de alumnos y el internado se hizo enseguida muy floreciente”

(Testimonio del H. Bernardin, Positio LVIII).

“Quise comunicar a nuestro querido Hermano Director de Allanche que yo no aguantaría jamás

que un director se ausentase seis días de su colegio. Tal ausencia sólo puede ser perjudicial para una

escuela” (Carta al párroco de Allanche, 1845, Positio LXXXV).

7. Su “fuente” de inspiración

«Sí, estoy absolutamente decidido a imitar a mi divino Modelo... Hago, pues, el firme propósito

de poner todos los medios a mi alcance para convertirme en verdadero discípulo suyo, en un

religioso perfecto. De ahí la obligación, para mí, de una mayor exactitud en el cumplimiento de

todos los deberes de mi estado. ¡Qué ardor, qué entrega deberé tener sobre todo para educar

cristianamente a los niños rescatados con la sangre de Jesucristo! De ahí también el deber, por mi

parte, de una caridad muy grande hacia ellos, de un celo ardiente para afianzar sus progresos en la

virtud y, en fin, de un afecto, de un cariño paternal, con el objeto de ganarlos a todos para Nuestro

Señor...»

¿Hace falta decirlo? El amor del hermano Policarpo a los niños era santo y generoso. Entre los

jóvenes que se arremolinaban en torno a él, sentía crecer en su corazón la ternura de la caridad y su

abnegación por ellos. Era cada día más padre, en el sentido más noble de la palabra. ¡Y qué bien

comprendía esta paternidad espiritual! Animado de extraordinario espíritu de fe, veía en cada uno

de sus alumnos un alma rescatada por la sangre de Jesucristo, asociada mediante el bautismo a la

gran familia de los elegidos y heredera de las promesas divinas. Los consideraba como un sagrado

depósito que Dios había colocado en sus manos, del cual debía rendir cuentas. Por eso, ¡qué

vigilancia, qué solicitud tan llena de respeto, mezclado de temor, para preservarlos de todo lo que

pudiera atentar contra su inocencia! Fue siempre su fiel guardián y una especie de ángel custodio.

Cuantos le vieron actuar, se muestran unánimes en este punto al tributarle tan glorioso testimonio.

8. La formación de los nuevos maestros7

7 Estos consejos están tomados de libro de la “Conducta de la Escuelas” de los Hermanos de la Salle pero que el

Hermano Policarpo la consideró como guía pedagógica para las escuelas corazonistas.

Curso de formación en el carisma 7 Página 43

Cosas que hay que desarraigar:

- el hablar demasiado; el activismo; la ligereza

- la precipitación; el rigorismo y la dureza; la impaciencia

- el desagrado respecto de algunos; la acepción de personas

- la lentitud; la pesadez; la flojedad

- el desalentarse fácilmente; la familiaridad

- la ternura y amistades particulares; la inconstancia y versatilidad

- un exterior disipado, aéreo, quieto y fijo en un solo lugar

Cosas que hay que adquirir:

- decisión; autoridad y firmeza; circunspección

- vigilancia; atención sobre sí; compostura; prudencia

- aire simpático y atrayente; celo; facilidad para hablar y expresarse con nitidez, con orden y al

alcance de los niños

9. Diez consejos a los educadores corazonistas

1 Quien aspire a educar a los niños, primero deberá hacerse santo. ¿Cómo infundir las virtudes

que uno mismo no tiene? Sin eso, jamás se será otra cosa que malos maestros. Un buen maestro

debe estár lleno de celo y abnegación por la salvación de niños que les han sido confiados.

2 Un educador no debe desanimarse, aun cuando les parezca que sus esfuerzos producen poco

fruto. El desánimo nace ordinariamente de la búsqueda de sí mismo; aspira uno a su partecita de

gloria o a la complacencia, a la fruición interior que el éxito produciría; y Dios, en su bondad,

rehúsa ese éxito o lo hace esperar.

3 Muy persuadidos de que el medio más seguro de llevar a los otros a cumplir con sus

obligaciones es el ejemplo, sin el cual las correcciones y los consejos serían inútiles o mal

recibidos, se aplicarán ellos mismos a cumplir lo que piden a los demás.

4 Antes de tomar una determinación algo importante, intentarán siempre consultas, con los

otros… y con Dios, teniendo cuidado de obrar siempre con calma y prudencia.

5 Se guardarán cuidadosamente de no permitirse nada que pueda ser motivo de crítica de los

demás, de singularizarse permitiéndose lujos que otros no tienen, de decir o hacer cosas penosas

y humillantes para los otros.

6 Si están obligados a reprender, a advertir por alguna falta, la caridad regulará de tal modo su

conducta, para que las advertencias puedan ser recibidas como un servicio, como el

cumplimiento de un deber. En una palabra, deben de obrar con los demás como quisieran ellos

que obraran consigo mismo. Recordarán la prohibición de utilizar las correcciones corporales

por ligeras que sean, por ser igualmente contrarias a la mansedumbre y a la caridad cristiana y

que ocasionan siempre inconvenientes graves.

7 Deben asegurarse que el orden, la vigilancia, la asistencia reine en las demás clases. Es bueno

que se percaten de los progresos, de la conducta de los alumnos de su clase, de las dificultades

que encuentran, de los medios empleados para formar el espíritu y el corazón y cambiar el

carácter de los niños. El cuidado de formar los niños a la limpieza, mediante lecciones de

educación, exige toda la atención.

8 Es de la máxima importancia, que estén precavidos para no “familiarizarse” con los alumnos; no

deben hacer ninguna diferencia en su conducta y en sus atenciones hacia los niños, sin

distinción de situación económica, de inteligencia, de carácter.

9 Se aplicarán en mantener el espíritu de unión y caridad entre todos los componentes de la

comunidad, que deben de mirarse como los miembros de una misma familia, que tiene la misma

finalidad, las mismas esperanzas, poniendo en común sus consolaciones y sus penas,

edificándose mutuamente, Pero, esta caridad debe de ir acompañada de un respeto mutuo, toda

rivalidad, toda envidia ocasionada por el éxito, por los talentos, son completamente opuestas a

la caridad.

10 Deberán tener cuidado de que cada uno mantenga y aumente los conocimientos necesarios para

la instrucción de los niños mediante una formación continua.

Curso de formación en el carisma 7 Página 44

Y uno añadido para los directores: No manifestarán hacia sus profesores un espíritu de dominación,

sino, más bien, serán modelos y amigos de cada uno de ellos. Si están obligados a reprender, a

advertir por alguna falta, la caridad regulará su conducta para que las advertencias puedan ser

recibidas como un servicio. En una palabra, deben de obrar con los demás como quisieran ellos que

obraran consigo mismo. En el supuesto de que las advertencias, las correcciones, sean inútiles, se

guardarán mucho de desalentarse.

10. Conclusión

Como conclusión escuchemos estas palabras que el hermano Policarpo escribió al hermano

David, misionero en América.

“Estad llenos de celo y abnegación por la salvación delos alumnos que os están confiados. No

os desaniméis nunca, aun cuando os parezca que vuestros esfuerzos producen poco fruto. El

desánimo nace ordinariamente de la búsqueda de sí mismo; aspira uno a su partecita de gloria o,

al menos, a la complacencia, a la fruición interior que el éxito produciría; y Dios, en su bondad,

rehúsa ese éxito o lo hace esperar. Avivemos nuestra humildad y nuestro desasimiento, hagamos el

bien gratuitamente. El amor propio representa un obstáculo enorme a la obra divina. Que el

espíritu de celo, de paciencia y de vida interior sean como el corazón de vuestra obra educativa.”

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3. ACTIVIDADES PARA EL TRABAJO PERSONAL

1.

• Qué rasgos de la pedagogía del hermano Policarpo te parecen de

actualidad

• ¿De los diez consejos a los educadores corazonista cuáles

destacarías?

• Al estilo del punto 10 –conclusión- di cinco características de un

educador corazonista con el talante pedagógico del hermano Policarpo.

Vuelve a escribir con palabras propias, breves y sencillas, los diez

consejos del hermano Policarpo a los educadores corazonistas.

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ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…8

1. Maestro en La Motte

No esperé a recibir el título de enseñanza para enviar, con el apoyo del señor cura párroco y el

alcalde del pueblo, una solicitud de autorización para abrir una escuela en La Motte. Esta

autorización me llegó del rector de la Academia de Grenoble el 6 de noviembre de 1822.

Mi clase, como en la mayor parte de las escuelas de los pueblos pequeños, era una especie de

granero muy mal iluminado, encima de una granja abierta a los cuatro vientos; no era raro que “las

aves de corral y los perros fuesen a mezclar sus inmundicias y olores con los de los críos,

amontonados y sucios”.

Personalmente, antes de la entrada a clase, pedía a los alumnos que pasasen por la fuente del pueblo

para lavarse la cara y las manos. Era un gesto simbólico porque, acto seguido, se secaban con la

ropa. En aquella época, tanto en las ciudades como en los pueblos, se daban un baño completo una

vez al año, raramente dos veces. Ese pequeño lavado en la fuente no siempre resultaba cómodo ya

que en los días fríos había hielo en el pilón. Yo también iba, para dar ejemplo, aun teniendo reserva

de agua en casa.

Las autoridades que otorgaban el permiso para abrir una escuela daban una consigna al profesor: no

deambular entre los alumnos a fin de no contagiarse de la tiña, los parásitos o los piojos. Le

aconsejaban permanecer delante, a ser posible sobre un estrado elevado y, en caso necesario, usar

una vara larga que alcanzase a los rebeldes. Personalmente, siempre he rechazado castigar

corporalmente a un alumno.

Para recibir el magro salario de profesor, se me exigía que, además de enseñar, fuese el responsable

del canto en los funerales, bodas, domingos y días festivos; también era sacristán, campanero,

secretario del ayuntamiento, enterrador (aunque es cierto que en La Motte, el párroco, sabedor de

mi poca fuerza física, pedía siempre a otros que hiciesen ese trabajo). Era además vigilante de los

niños en la iglesia y gendarme del pueblo a fin de evitar que los jóvenes hiciesen trastadas. En La

Motte jamás tuve que intervenir a este respecto, pues todo el mundo se conocía y los niños estaban

bien vigilados por sus padres.

Nos faltaba de todo en la escuela. Sólo había un libro de lectura para toda la clase y estaba colocado

sobre una especie de soporte o atril. Allí iban pasando por turno a leer algunas páginas. Y para que

no rompiesen las hojas, normalmente era el profesor el único que las pasaba; personalmente, para

poder dedicar más tiempo a los demás, nombraba a un alumno tranquilo y formal para que las

pasara. Este era uno de los medios de estímulo que empleaba para los mayores: los alumnos que se

habían portado bien y que habían sacado buena nota en lectura gozaban del privilegio de pasar las

hojas y comprobar si el lector leía sin cometer errores.

Para escribir, cada alumno tenía una lámina de madera que colgaba en la pared cuando no la usaba.

Se trabajaba sobre todo por oral. Como mi padre era buen artesano, había juntado varias láminas,

las había pulido con un trozo de vidrio y había fabricado con ellas una especie de tablero que fue

colocado en la parte delantera de la clase. Pero el color negro no duraba mucho tiempo.

El pequeño salario de profesor no me llegaba con regularidad todos los meses. Cuando me pagaban,

se lo entregaba íntegramente a mis padres, que me aseguraban techo y comida. Sin su ayuda, no

hubiera podido continuar.

Sin embargo ¡qué feliz era en medio de aquellos niños a los que amaba como un padre y que me

correspondían con creces! Le confieso que “me gustaría mucho más hallarme hoy en una clase de

jóvenes que al frente de una congregación” a la que, no obstante, amo apasionadamente y “a la que

me he entregado por completo”, pero debemos ante todo “hacer la voluntad de Dios y no la

nuestra”.

8 Textos sacados del libro “Por amor a Dios y a los hombres” del hermano Conrad Pelletier

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Director en Vals

La escuela de Vals, situada al lado de la iglesia de los jesuitas, contaba con unos cincuenta internos

y algunos externos que debían seguir el mismo reglamento y asistir a los mismos oficios religiosos

que los internos.

Me puse a trabajar con mucho entusiasmo, suplicando al Señor que bendijera la abnegación de los

hermanos y que librase a aquellos niños de todo mal. Había hecho un propósito “Cumpliré todos los

deberes de mi estado con la mayor exactitud posible; pero la educación cristiana de estos hijos del

Dios de toda bondad será objeto de todos mis esfuerzos” Quería hacer de ellos buenos cristianos,

ciudadanos honrados y buenos padres de familia.

“Los niños aman a quienes les aman; enseguida distinguen un maestro entregado de un mercenario

indiferente a sus intereses”. Esta es la razón por la que yo pedía a todos los profesores, hermanos y

novicios, que les mostrasen un afecto lleno de respeto, mezcla de disciplina y delicadeza. Yo quería

que cada niño viese un padre bondadoso en su profesor. Todas las mañanas hacía una lectura a los

alumnos y les enseñaba catecismo, poniendo mucho esmero en la preparación de esta clase.

Siempre me esforcé por mostrar una firmeza suave, incluso con los más recalcitrantes, y pedía a los

hermanos que hiciesen lo mismo.

Cada día estaba bien colmado de actividades, desde las cuatro de la mañana hasta las 21h 15m; el

horario era detallado y preciso. No había excepciones, era el horario de todas las comunidades

docentes en aquella época.

Dios siempre sabe obtener el bien de lo que parece un fracaso. Así sucedió con el cierre del Pío

Socorro de Lyon. Varios novicios, y precisamente de los más responsables, aceptaron mi invitación

y acudieron muy pronto a Vals. Esta nueva situación fue beneficiosa para ellos porque, además de

recibir clases de ciencias profanas y religiosas adecuadas, tenían la ocasión de poner en práctica lo

que aprendían dando clase a veces a los niños. Les supervisaban hermanos más antiguos. Disponían

de más tiempo para leer y estudiar, pues ya no tenían que trabajar de continuo en las construcciones.

Las autoridades civiles y religiosas, así como la población, demostraban tener en alta estima la

escuela de los hermanos. En lo que a mí respecta, pasé allí siete años felices.

Pero no vayan a creer, que no teníamos mas que santos y ángeles entre los alumnos. Por citar sólo

un caso, lamentándolo mucho, me vi obligado a pedir a un alumno de los mayores que se excusase

por las cosas licenciosas que había dicho delante de los pequeños. Y fue con el corazón quebrado

por los sollozos como hice la investigación en la clase que había sido testigo de su conducta, a fin

de que la falta, conocida por todos, fuese reparada delante de todos. Ese alumno mayor endureció su

corazón y lo cerró al arrepentimiento. Sin nombrarlo, acabé por decir que si el culpable no pedía

perdón antes de ponerse el sol, sería enviado a su casa. Para no tener que pedir excusas, se escapó

furtivamente al día siguiente a primera hora de la mañana

Fue en Vals donde recibí la noticia de la muerte de mi padre, Juan José, ocurrida en La Motte, en

1837, a la edad de 69 años. Lógicamente, no pude ir al funeral que tuvo lugar el mismo día. Doy

gracias al Señor por haberme dado un padre tan bueno y por haberme concedido la gracia de estar

con él unos meses antes de su muerte, con ocasión de una de las pocas visitas que hice al lugar de

mi nacimiento.

Y como todo se acaba aquel mismo año de

1837, el padre Francisco Vicente Coindre,

superior general, con buena intención, quiso

hacer oficial la existencia del noviciado y

decidió llevarlo a Lyon. El Hermano

Buenaventura fue nombrado director de Vals y

yo emprendí el camino de Lyon con el puñado

de postulantes y novicios que el Señor nos había

dado.

Curso de formación en el carisma 7 Página 48

EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS

COINDRE.

CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL

CARISMA SEGÚN EL PADRE ANDRÉS COINDRE

AÑO 2° TEMA 10

Curso de formación en el carisma 7 Página 49

PRESENTACIÓN DEL TEMA

POR EL HERMANO JOSÉ IGNACIO CARMONA, SUPERIOR GENERAL

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA DEL HERMANO ADRIÁN.

2. DOCUMENTO DE LECTURA:

LA HISTORIA DEL INSTITUTO DESDE 1854 A 19529

Del hermano Adrián al hermano Albertino

3. SUGERENCIAS PARA ACT.IVIDADES

ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…

La “cuestión escolar” en Francia en la segunda mitad del siglo XIX.

Hermano Carlos Almaraz

9 Esta historia habría que encuadrarla en los acontecimientos históricos que la acompañaron, pero esto superaría los

límites de este cuaderno. Además todos vosotros tienen suficiente conocimientos para hacer este enlace .

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PRESENTACIÓN DEL TEMA

POR EL HERMANO JOSÉ IGNACIO CARMONA, SUPERIOR GENERAL

Queridos Corazonistas:

En primer lugar, les quiero expresar mi grande satisfacción por su

participación en este programa. Manifiesto también mi sincero

agradecimiento a los organizadores, a quienes con su trabajo lo

hacen posible y a todos los participantes, hermanos y

colaboradores.

En este capítulo ustedes prosiguen el conocimiento de la historia

del Instituto de los Hermanos desde el Hermano Adrián, Superior

General en el período 1859-1887, como sucesor del Venerable

Hermano Policarpo, hasta el Hermano Josafat, cuyo mandato se

extendió desde 1952 a 1964.

Podrán ver que en este lapso de tiempo el Instituto fue alcanzando

una gran prosperidad no exenta de momentos difíciles, como la

disolución de las Congregaciones religiosas de enseñanza en

Francia, en 1903. Sin duda alguna, en todo momento el Instituto

fue acompañado y sostenido por los Corazones de Jesús y de María

y sus demás Patronos, quienes movidos por el Espíritu de Amor no

cesaron de interceder al Padre bueno que no abandona nunca a sus

hijos.

Durante estos años fueron casi exclusivamente los Hermanos quienes continuaron, en las diversas

obras educativas y apostólicas, la misión iniciada por el Padre Andrés Coindre. Ellos recibieron

del Espíritu la antorcha del carisma, a la vez que sirvieron de mediadores para que la acogieran

sus sucesores.

Quiera el Señor que el conocimiento de nuestra historia facilite nuestra apertura al Espíritu, a fin

de que recibamos de Él el mismo carisma y nos comprometamos hoy en una misión profética que

mire siempre, con una compasión que se expresa en hechos, a los niños y jóvenes con necesidades

urgentes y de los que nadie se ocupa.

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1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS CON LA AYUDA HERMANO ADRIÁN10

Yo -que estoy preso por la causa del Señor- os pido que caminéis de

una manera digna de la vocación que habéis recibido. Sed humildes,

amables y pacientes. Soportaos unos a otros con amor

Esforzaos por mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la

paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, Pero cada uno de

nosotros hemos recibido un don en la medida en que Cristo nos lo ha

querido dar.

Efesios 4,1-7

Siempre me ha gustado rezar con estas palabras de San Pablo. Desde su cautiverio no piensa en sí

mismo siendo en sus hermanos de la comunidad cristiana de Éfeso a quienes tanto ama. Es una

ardiente súplica para que mantengan la unidad entre ellos, que sean como un cuerpo en lo que todos

se necesitan unos de los otros. Y para conseguirlo les presenta la fórmula: humildad, amabilidad,

paciencia, aguante mutuo. La unidad, les dice, no supone uniformidad, querer a todos igualitos

porque cada uno había recibido sus propios dones que tenía que poner al servicio de la comunidad.

Con la muerte del hermano Policarpo había terminado, por así decirlo, el periodo fundacional. La

comunidad había crecido, los hermanos y las comunidades se habían multiplicado y también como

es normal se multiplicaban los problemas. Se vislumbraban, o mejor dicho ya estaban presentes,

tiempos difíciles: las comunidades religiosas y las escuelas católicas se consideraban por muchos

dirigentes políticos como el enemigo público número uno y tenían que desaparecer. Yo era

consciente que para hacer frente a esos ataques había que pedir con fuerza a Dios el don de la

unidad entre nosotros, unas comunidades y unas escuelas unidas alrededor de Jesús.

Y aunque en estos tiempos eso no esté muy de moda os invito a orar, a uniros a mi propia

oración. Señor Jesús te pido para que todos los miembros de la familia corazonista, presentes y

futuros, sientan en sus corazones la necesidad de estar unidos, de obrar de acuerdo, de exhibir su

fuerza en el concierto de todas sus voluntades en una sola. Que aprendan que la fuerza de su acción

educativa no depende tanto del número y de los valores individuales sino de la unión íntima y real

de los corazones, de la capacidad de sacrificio y generosidad. La unidad logrará cautivar los

corazones de los niños y jóvenes a los que educamos… y de cautivarlos para Ti.

10 Cuarto superior general, sucesor del hermano Policarpo. Oración inspirada en su carta de febrero de 1876

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2. DOCUMENTO DE LECTURA

Vamos a comenzar a hacer un pequeño recorrido por la historia de los Corazonistas. Lo haremos en

dos etapas: la primera desde la muerte del hermano Policarpo hasta las vísperas del Concilio

Vaticano II; la segunda del el Concilio hasta nuestros días.

Aunque la primera parte, correspondiente a este cuaderno está protagonizada exclusivamente por

los hermanos esperamos que también los seglares se sientan interesada por ella. “Esa historia es

también tu historia”.

Podrás ver que nuestra historia no es una sucesión de acontecimientos edificantes. Nuestra historia

está hecha de grandeza y de debilidad, de virtud y de pecado, de fidelidad y de infidelidad. Es “una

historia humana”, pero también podrás descubrir: la presencia del Espíritu de Jesús que continúa

actuando y nos va conduciendo hacia la verdad completa; la continuidad del carisma de Andrés

Coindre y del hermano Policarpo que gracias, primero a los hermanos y después también por los

seglares, continúa muy vivo casi 200 años después de la fundación.

LA HISTORIA DEL INSTITUTO DESDE 1854 A 195211

GUILLERMO TAILLAND , HERMANO ADRIÁN,

CUARTO SUPERIOR GENERAL, (1859-1887)

Nací el 21de marzo de 1818. Todos parecían de acuerdo con que tenía

que ser sacerdote. Ingresé en el seminario de los Paúles pero pronto lo dejé.

No era lo mío y a los 20 años ingresé en la Congregación de los Hermanos.

Prácticamente pasé toda mi vida en Paradis (Le Puy). Trabajé ayudando

en lo que pude al hermano Policarpo del que fui su primer asistente.

Cuando murió me eligieron superior general. Siempre pensé que había sido

una equivocación. Yo pensaba que no tenía carácter para ello. Varias veces

presenté la dimisión pero los hermanos no pensaban lo mismo y el tiempo

en que fui superior general fue el más largo de la historia de la

Congregación, ¡28 años!

Intenté ser el fiel seguidor de la obra del hermano Policarpo. Terminé su trabajo de elaboración

de la legislación del Instituto. Eso supuso una renovación bastante profunda para adaptarla a nuestra

situación real del trabajo mayoritario de los hermanos en las escuelas rurales.

La obra en Estados Unidos se fue desarrollando y logré enviar a América 83 hermanos. A los 25

años de la fundación en Estados Unidos se fundó en Canadá, lugar en donde, con el tiempo, los

Corazonistas adquirieron un mayor desarrollo.

En Francia se multiplicaron los problemas. Había comenzado la guerra escolar. Los religiosos

son expulsados de las escuelas públicas, se decreta la laicización de la enseñanza que prohíbe la

presencia de los religiosos en la escuela.

Mis fuerzas fueron mermando y algunos religiosos aprovecharon para bajar el nivel de su vida

consagrada. No obstante el crecimiento de la Congregación fue considerable. El número de

hermanos era de 900 y el de escuelas, cercano a 160.

JUAN FRANCISCO SAINT-CHELY, HERMANO NORBERTO

QUINTO SUPERIOR GENERAL (1887-1900)

Nací el 31 de diciembre de 1832 en Francia. También quisieron hacerme sacerdote, ¡qué manía!

Y llegué a fugarme del seminario. Finalmente, con 20 años comencé mi noviciado como Hermano

del Sagrado Corazón. Igual que los hermanos Policarpo y Adrián pasé la mayor parte de su vida en

Paradis.

11 Esta historia habría que encuadrarla en los acontecimientos históricos que la acompañaron, pero esto superaría los

límites de este cuaderno. Además todos vosotros tienen suficiente conocimientos para hacer este enlace .

Curso de formación en el carisma 7 Página 53

Fui nombrado asistente del Hermano Adrián y provincial de la

provincia de Lyon. A los 54 años fui elegido superior general.

Mi primera tarea fue restablecer un poco la disciplina religiosa

que había quedado un poco debilitada en los últimos años del

hermano Adrián. Quise que los hermanos se sintieran llamados a la

renovación. Para ello utilicé como medios mis cartas, mis

frecuentes visitas a las comunidades y mi presencia en los ejercicios

espirituales anuales.

Trabajé con todas mis fuerzas para conseguir la aprobación de la

Congregación como una entidad dentro de la Iglesia de derecho

pontificio (hasta ahora solamente éramos una congregación de

derecho diocesano).

En 1894 su Santidad León XIII declara a los hermanos como entidad canónica dentro de la

Iglesia Universal. Para ello tuve que viajar a Roma.

La guerra escolar en Francia se recrudecía. Los hermanos, obligados por la ley, tuvieron que

abandonar las escuelas públicas y fuimos fundando como pudimos escuelas libres. Se implantó el

servicio militar obligatorio y eso produjo numerosas bajas de hermanos jóvenes.

Todos estos acontecimientos hizo que me propusiera dos objetivos importantes: el reclutamiento

de nuevas vocaciones y la formación de los hermanos.

Durante cinco meses visité nuestras obras en América del Norte que habían crecido

notablemente.

El número de hermanos creció hasta mil, pero nos vimos obligados a cerrar 21 escuelas.

Llegó el Capítulo de 1900 y allí “se armó el Belén”. Mi mandato era vitalicio pero había un

grupo de hermanos que eran partidarios de la “renovación”. Al comienzo pensé que lo mejor era

seguir, que era la postura mayoritaria de los hermanos, pero cuando vi que la situación se caldeaba

presenté al capítulo una carta con mi dimisión. ¡Se terminaron los superior generales de por vida!

Después de pasar un corto periodo en Francia e Italia marché al noviciado de los Estados Unidos

y, a los pocos meses, se me declaró un doloroso cáncer de boca que me llevó a la muerte el 16 de

octubre de 1906, festividad de Santa Margarita María.

CIPRIANO DESTRUEL, HERMANO PABLO

SEXTO SUPERIOR GENERAL, (1900-1906)

Nací el 15 de marzo de 1851 y fui alumno de la escuela de los Hermanos. A los trece años

ingresé en la casa de formación de Paradis.

A los 49 años, después de haber sido asistente general, fui

nombrado superior general en el difícil capítulo de 1900. Aquél

Capítulo fue un poco extraño: las presiones de un grupo de

capitulares para que el buen Hermano Norbert presentara su

dimisión, porque le veían demasiado apegado al pasado; campañas

medio ocultas con mi nombre, como la persona que podía ser el

salvador del Instituto en tiempos de crisis. En ese momento de mi

elección yo me pregunté por qué los Hermanos habían colocado en

hombros del más débil la pesada carga de dirigir el Instituto.

A pesar de todo me puse a trabajar con entusiasmo esperando no defraudar las esperanzas que

mis Hermanos habían depositado en mí.

Ya me habían encargado del plan de formación de los hermanos en tiempos del hermano

Norberto. Ahora era el momento de ponerlo en marcha y así lo hice.

Intenté organizar el Instituto para los acontecimientos que se preparaban; defendí nuestro

derecho a existir ante las autoridades civiles; intenté animar a los Hermanos de palabra y por

escrito; busqué lugares para que los Hermanos encontraran un lugar en caso de expulsión.

Curso de formación en el carisma 7 Página 54

Así, se fundaron fundó colegios en Bélgica e Italia. También tenía proyectado fundar en España,

pero en 1902, la «Gaceta Oficial. de Madrid, publica la lista de órdenes que en España podían

dedicarse a la enseñanza y no estábamos en ella..

Viajé a Roma para tratar con el Cardenal Vives y Tutó la posibilidad de soslayar las dificultades

de la fundación en España. No se pudo conseguir gran cosa. Pero aproveché su estancia en Roma,

para ver las posibilidades de la introducción de la causa de beatificación del Hno. Policarpo.

Fui a nuestras provincias americanas para alentar a los Hermanos Dividí nuestras obras en dos

provincias: Estados Unidos tenía 15 Casas y 109 Hermanos; Canadá, 21 casas y 181 Hermanos

En Francia los Hermanos habían hecho frente, a todas las exigencias del gobierno: pago de

impuestos especiales, títulos oficiales, servicio militar, expulsión de las escuelas públicas... El

gobierno opta por disolver todas las congregaciones mediante la Ley de Asociaciones.

El 2 de abril de 1903 se recibía en Paradis el comunicado oficial firmado por el Ministro de

Cultos, Emilio Combes, intimando a que' se cerraran todos los establecimientos antes de una fecha

fija, de otro modo terminaría en multa y cárcel.

En el Retiro di las instrucciones a los hermanos sobre cómo actuar ante la nueva situación: Se

comenzó a usar el traje seglar, los bienes y propiedades fueron confiscados. A partir de mayo,

comienza la salida hacia el destierro: Canadá, Estados Unidos, Bélgica, España. Algunos Hermanos

quedaron clandestinamente en Francia, por medio de falsas secularizaciones. Un grupo numeroso

abandonó el Instituto.

De 1900 a 1906 el número de novicios disminuyó de 147 a 51; el de profesos de 932 a 726.

Escribí una carta a los hermanos para animarles pero el que estaba verdaderamente desanimado y

deprimido era yo. Había luchado y luchado… y fui vencido. Así se lo comuniqué a los hermanos en

mi carta de dimisión

Los médicos me comunicaron que una fuerte depresión ha producido en mí ideas pesimistas,

pareceres alarmantes, previsiones de desaliento, que podían incidir negativamente en los Hermanos

y en el Instituto. Sería de mal gusto y, quizá, un error si tratara de justificar mis ideas y opiniones.

No, preferí ver en todo ello una secuela de la enfermedad y aproveché la ocasión para declinar las

funciones que en estos momentos rebasaban mis fuerzas, para dejar el gobierno del Instituto en

manos más prudentes y vigorosas, confiando su dirección al hombre que precisan las penosas

circunstancias que atravesábamos.

Después de presentar mi dimisión abandoné el Instituto. Poco tiempo después me casé con una

funcionaria que había conocido en mis numerosas visitas a los despachos de la administración

pública. Juntos nos dedicamos a la enseñanza.

PIERRE CLAVEL, HERMANO ALBERICO

SÉPTIMO SUPERIOR GENERAL, (1906-1925

Nací en Francia el 27 de octubre de 1852.). Después de ser interno

en un colegio de hermanos ingresé en la casa de formación, pero no

pude comenzar el noviciado porque no daba la talla exigida, 1,48,

cosa que conseguí en 1869.

Pasé muchos años en las casas de formación y también fui director

de escuela. Dicen que me encargaban las cosas más difíciles porque

siempre terminaba por conseguir buenos resultados.

En 1900 fui nombrado asistente del hermano Pablo y pocos años después tuve que ejercer de

superior en funciones debido a la dejación del superior general.

Tras la dimisión del hermano Pablo nos reunimos de modo clandestino en una pensión de

Lourdes el capítulo general formado sólo por 18 hermanos. Allí fui nombrado Superior general “en

una mala pensión” a los 51 años de edad.

Había que volver a edificar un edificio que hacía aguas por todas partes. Si después de la

dimisión del Padre Francisco Coindre se habló de una “segunda fundación” ahora habría que hacer

una “tercera”. Dice la expresión “pequeño pero matón”, pues algo así me pasó a mí. A pesar de mi

Curso de formación en el carisma 7 Página 55

baja estatura se necesitaba un carácter enérgico para poner un poco de orden en una Congregación,

en algunos lugares sobre todo en Francia, desorientada y desanimada.

Hubo que buscar un nuevo lugar para la Casa general y el sitio elegido fue Rentería, en España,

limítrofe con la frontera francesa.

Había que seguir trabajando para la aprobación de las Constituciones y ponerlas de acuerdo con

la cambiante legislación de la Iglesia en aquellos momentos.

Aún con las heridas de la disolución comenzó la Gran guerra de 1914. 105 hermanos fueron

llamados a filas, 19 hermanos fallecieron, 24 abandonaron la vida religiosa.

En ocho ocasiones visité las provincias americanas que ya contaban con 338 hermanos y 33

novicios. ¡Y los viajes no se hacían en avión!

Aparte de las continuas visitas a las casas, las entrevistas a los hermanos cultivé la comunicación

escrita: escribí 60 cartas a toda la Congregación y se comenzó a publicar el Anuario con las

crónicas de todas las Provincias y las biografías de los difuntos.

En 1924, en Bélgica se comenzó el noviciado Mayor, para la formación permanente de los

hermanos. Pronto se trasladó a Rentería.

Debido a la situación en Europa los hermanos pidieron permiso a Roma para prolongar mi

mandato que no podía pasar de 12 años. Finalmente el capítulo de 1925 nombró un nuevo superior

general.

Cuando comencé mi mandato había 726 profesos y 51 novicios; al terminarlo, 1113 Hermanos

profesos, 100 Hermanos novicios.

Cuando terminé como superior general todavía seguí dando guerra: primero en Rentería, luego

en Roma y finalmente en Paradis en donde fallecí a la edad de 91 años.

ANTONIO MARÍA NURIT, HERMANO URCIZE (ANTONIO)

OCTAVO SUPERIOR GENERAL, (1925-1937)

Nací el 22 de septiembre de 1867. Alumnos de los hermanos

desde los 10 años a los 15 manifesté mi intención de hacerme

hermano, a los 17 años comencé mi noviciado. Ejercí varios

años como profesor de escuela y maestro de novicios. En 1903,

con mis discípulos más decididos me trasladé a Jaca. Y algunos

meses más tarde se traslada a lbarra, cerca de Tolosa. En 1905

me hice cargo del colegio de Tudela. En 1906 fui nombrado

Asistente general. Durante mi mandato se reactivó a la Causa de Beatificación del Hno. Policarpo y eso gracias al

hermano Teodoro y los entusiastas jóvenes religiosos de Ibarra.

En 1927 obtuvimos la aprobación definitiva de las Constituciones de la Congregación. Por fin

éramos una Congregación con todas las de la ley.

Respondiendo a la petición de un grupo de hermanos, sobre todo españoles, se comenzó la

expensión misionera por América del Sur y África. Primero fueron los hermanos españoles que

fueron como misioneros a Uruguay, en 1927) y un año después los canadienses fundan en

Madagascar. Luego se fundó en Sudán y después en Basutolandia. (Lesotho); Estados Unidos abre

su misión en Uganda en 1931.

En 1932 se construyó el colegio de Cristo Rey en Roma, que nos llevó casi a la bancarrota en el

Instituto.

Luego vinieron los problemas en España. Las políticas antirreligiosas de la república, muy

similares a lo que había pasado en Francia y la guerra civil. Por lo que trasladé de nuevo la casa

general a Francia.

En esos años la obra corazonista en Estados Unidos no progresó gran cosa. La crisis financiera

mundial afectó a los americanos. Sin embargo Canadá siguió viviendo años de prosperidad. En sólo

unos años había aumentado en casi quinientos.

Nunca gocé de buena salud, por eso cuando el capítulo de 1937 eligió un nuevo superior general,

me sentí muy liberado.

Curso de formación en el carisma 7 Página 56

He leído en alguna parte, hablando de mí, que era la bondad personificada: semblante afable',

hablar dulce y suave, cariño y cordialidad en sus relaciones, sencillez, modestia, piedad acendrada,

confianza ciega en la oración. No lo creáis, exageran.

Aún me llamaron para formar parte del consejo general y desempeñar el oficio de secretario

general. Fallecí en Paradis en 1946 a los 79 años. Aún aguanté a pesar de mi delicada salud durante

casi toda mi vida.

GABRIEL JUGE, HERMANO ALBERTINO

NOVENO SUPERIOR GENERAL 1937 - 1952

Nací en Francia el 15 de marzo de 1879. Como el

hermano Policarpo alternaba la asistencia a la escuela de los

hermanos y el cuidado de los rebaños. Cuando el gobierno

cerró la escuela con 14 años fui al aspirantado de los

hermanos y en 1895 hice mi primera profesión religiosa.

Los superiores me encargaron de la formación de los

jóvenes hermanos, casi de mi misma edad.

Con la expulsión de Francia de 1903 me desplacé hasta

los Estados Unidos y allí seguí desempeñando la tarea de

formador hasta. Fui nombrado provincial de Estados Unidos

y Consejero del General. El capítulo de 1937 me elige como

superior general.

La segunda guerra mundial prácticamente me dejó aislado en Francia sin poder viajar fuera de

Francia. Sin embargo, arrostrando mil peligros, logré viajar a América en donde permanecí un buen

periodo de tiempo.

Las obras en Francia, a pesar de los efectos de la guerra, se rehacen con cierta rapidez. Llegarán

pronto a los ciento setenta hermanos. En 1940 pueden los Hermanos franceses vestir la sotana que

habían tenido que dejar hacía treinta y siete años.

Proseguí con la expansión misionera que había comenzado mi predecesor: Haití, 1943; Chile,

1945; Brasil, 1945; Sudán, 1947; Kenya, 1948

Cuando comencé como Superior General, en 1937, había en el Instituto 137 novicios y 1725

profesos. Al terminar mi mandato, los novicios son 195 y los profesos, 2623. En Canadá llegó a

haber 1770 Hermanos, fue su “Edad de oro”.

Dicen que era un gran conferenciante, aunque, en ocasiones, un poco largo. Daba gran

importancia a las charlas en las visitas y en los Ejercicios espirituales. Escribí 37 cartas circulares.

El tema central fue el de “El cuerpo místico de Cristo”. Al final de cada Carta estaban las noticias,

por lo que los Hermanos comenzaban la lectura de las mismas por el final (los deportes lo

llamaban).

En 1951, y respondiendo a una llamada del papa Pío XII, la casa general se traslada a Roma.

En 1952 y siguiendo la norma establecida el capítulo general nombra un nuevo superior general.

Permanecí en Francia durante cuatro años y me pidieron ser maestro de novicios. En 1956 regresé a

los Estados Unidos, mi segunda patria. Allí me llegó la muerte en 1959.

Curso de formación en el carisma 7 Página 57

3. ACTIVIDADES: TRABAJO PERSONAL

1. Lectura del documento de la ficha

2. Respuesta a este cuestionario

Señala los acontecimientos más significativos de cada de unos de los periodos

marcados por los superiores generales

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Define con una palabra o una frase a cada uno de los superiores generales.

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ANEXOS

PARA SABER MÁS DATOS…

La historia de la escuela en Francia en el siglo XIX influye, como no podía ser menos, en la vida

de los Hermanos del Sagrado Corazón. Por eso el que quiera profundizar en el sentido de nuestra

historia se ve obligado a estudiar lo que estaba pasando en Francia durante este periodo. Esto va a

influir en aquellos momentos de la historia sino también en el futuro de los Corazonistas.

LA “CUESTIÓN ESCOLAR” EN FRANCIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO

XIX

Hermano Carlos Almaraz

1. LA CUESTIÓN ESCOLAR

La "cuestión escolar" es la piedra de toque del movimiento secularizador desplegado por

un gobierno dispuesto a llegar hasta el final en su programa de laicización completa de los

servicios sociales. La nueva sociedad necesita un determinado tipo de ciudadano

(republicano, liberal, patriota, neutral...). La escuela es la institución que mejor puede

garantizarlo porque, según el pensamiento pedagógico de la época, es el principal

instrumento de control social. La escuela de la III República, dirigida principalmente a la

clase obrera, es una respuesta de normalización a la amenaza desestabilizadora del

movimiento obrero emergente. Nuevamente vemos a esta institución al servicio del cambio

social.

Esta enseñanza primaria y popular, hasta ahora indiferente a los gobiernos, comienza a

estar en el punto de mira del gran Organizador, el Estado de los servicios, cuyo modelo de

sociedad tiene como horizonte la consecución de mayores niveles de bienestar.

Progresivamente desplaza el servicio secular de los religiosos en este campo, primero de la

red pública de educación y luego de la legalidad como Asociación, con la complicidad de una

sociedad que se izquierdiza por momentos y una Iglesia adormecida y perpleja.

Nos interesa el tema porque los Corazonistas, al igual que todas las congregaciones de enseñanza

del momento, sufren el conflicto en carne propia. Lo que no puede entender ni aceptar el gobierno

es la presencia confesional de lo religioso en la escuela o en la persona del educador, profesión

estrictamente secular. En la nueva mentalidad lo religioso pertenece al ámbito privado de la

persona, no es una exigencia que pueda competir como valor en la arena de lo público. Una

sociedad laica necesita una escuela confesionalmente laica. La escuela cristiana de los religiosos,

que se mueve en los parámetros del mundo tradicional, se opone radicalmente al diseño de esta

nueva sociedad.

La "cuestión escolar" es en Francia el capítulo más irritante y violento de todos los habidos en

Curso de formación en el carisma 7 Página 59

torno a los procesos de laicización. La escuela pública francesa, nacida de las leyes escolares de

1882-1886, es el resultado de un proceso que arrancó en el comienzo de este "siglo de la escuela",

fue tomando cuerpo durante su transcurso y ahora se presenta en su expresión definitiva: una

escuela renovada, republicana, pública, gratuita, obligatoria, laica... y, en general, bien acogida por

amplios sectores de la sociedad francesa.

Por su parte la catolicidad, que ve mermada por esta conquista laica uno de sus campos

tradicionales y privilegiados de control, consiente en perder la batalla de la escuela puestos los ojos

en la victoria final: la preservación del Concordato. La escuela de los religiosos -contestada ya

fuertemente por la nueva sociedad., sufrió también un movimiento de contestación del lado

católico, tanto de su sector más conservador como, por supuesto, liberal La sospecha planeaba sobre

su validez cristiana. Esto justificaría la facilidad con que esta escuela se sacrifica a los ojos de

todos.

2. LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

1. El tema de la ecuación ministerio - consagración:

La historia nos evidencia la tortuosa andadura de la vida religiosa laical masculina desde que

hace su aparición en la Iglesia en el siglo XVII. La progresiva aceptación de estas

Congregaciones, difíciles de digerir por la Jerarquía, ha estado siempre vinculada a su carácter

utilitario. Los votos simples, en efecto, respondían y se adaptaban mejor que los solemnes a las

nuevas necesidades de los tiempos y lugares. La nueva estirpe de los religiosos educadores se

presentaba así ante los hombres de su tiempo con la doble pretensión de remitir a los pueblos al

futuro de Dios y mitigar una parte de la condición miserable de los desfavorecidos de este

mundo. Pero con el paso del tiempo esta síntesis inicial se báscula peligrosamente hacia la

segunda referencia, edificándose inconscientemente su identidad sobre un concepto utilitarista,

funcional y meramente jurídico de la vida religiosa. Los votos responden más a una razón

instrumental que teológica: aseguran y "fuerzan" a un estado de vida que facilita la misión,

pero... no "significan" (no remiten al futuro de Dios). Se trata de una síntesis defectuosa. No es

de extrañar el comportamiento del Episcopado francés, para quien la consagración de estos

religiosos no añadía nada nuevo a su ministerio eclesial de educadores cristianos, que los

situaba en la frontera de los laicos.

2. Una identidad "dañada" por la secularidad:

• La III República robó a los religiosos educadores, por tanto a los Corazonistas, el sentido

profundo de su misión en la escuela, es decir, la razón de lo que enseñaban: el caudal de

nuevos conocimientos que hubieron de incorporar a su escuela les desconectó del sentido de

sus vidas. Porque lejos de proponer con su escuela una concepción determinada de la vida, el

hombre y el mundo, se convirtieron en funcionarios de un programa dictado por los intereses

del partido ·en el poder. Dejaron, en parte, de ser Maestros, de hacer una escuela original,

alternativa, polarizada en tomo a un proyecto unificador de la vida. Sencillamente, creyeron

servir mejor a su pueblo insistiendo en los modelos anteriores, lo que produjo un inevitable

distanciamiento entre sus instituciones y la sociedad a la que decían servir. Por eso difícilmente

se distinguirían durante muchas décadas (¿nos distinguimos en la actualidad?) por sus

innovaciones pedagógicas, audaces respuestas educativas, metodologías y programas

alternativos...

• El modelo educativo de la III República diluyó la Misión del Hermano en profesión. No lo

afirmamos como un hecho sino como una tendencia o corrimiento peligroso. Cuando los

tiempos subrayan el componente secular de la vida, la cultura y el mundo, el religioso laico

siente cómo se desequilibra su doble pertenencia (a Dios y a los hombres), pudiendo incluso

llegar a romperse: es la tentación siempre presente entre nosotros del profesionalismo. Y ya lo

sabemos: no es lo mismo vivir satisfecho en un trabajo que vivir atraído por una misión.

• La III República logró la desarticulación de los tres polos fundamentales de la identidad del

religioso educador: Misión - Consagración - Espiritualidad.

Curso de formación en el carisma 7 Página 60

Por un lado estaba su misión. Los Hermanos, absorbidos por la urgencia y presiones de un

gobierno adverso, redujeron ésta a preparar la inserción de sus alumnos en el tipo de sociedad

diseñado por sus organizadores: una sociedad sin trascendencia religiosa (aunque en el interior

de sus escuelas siguieran conservando "signos" religiosos). No tiene que extrañar, entonces, la

profunda aceptación y reconocimiento social que han disfrutado sus instituciones a lo largo del

siglo XX: sus alumnos estaban preparados para reproducir, no para innovar.

Poco a poco su quehacer fue afectando a su ser. Son testigo de lo que digo la progresiva

comprensión funcional de sus votos y la desecación de su fuente mística (o espiritualidad).

Aparte de que nuestra andadura histórica arrastra la dolorosa carencia de un

camino específico de espiritualidad, el problema se agravó cuando en el nuevo modelo de

escuela el Hermano no encontró espacios para la contemplación. En el estrecho marco de la

nueva escuela era prioritaria la invitación al esfuerzo, el orden, la disciplina, el sacrificio, la

renuncia... con lo cual quedaba muy mermada su capacidad de ser signos de algo más grande

que la propia eficacia u organización. Por eso su trabajo en la escuela no contribuía a generar

un camino de espiritualidad apropiado a su vida de Religioso Educador. Por eso también su

espiritualidad, principalmente devocional, apenas decía nada a su vida apostólica o poco les

ayudaba para vivida con creatividad, significatividad, disponibilidad, sentido del riesgo y

compromiso con el mundo más necesitado.

3. Al final, cinco pistas para avanzar:

1- La llamada de la periferia, la frontera y el desierto: mientras el mundo siga siendo

mundo, siempre habrá lugares desatendidos, rincones olvidados por la mano organizadora del

Estado, por muy del Bienestar que sea. En las actuales circunstancias, herederas de la

Modernidad, y desde las lecciones de la historia, quizá estemos recibiendo una fuerte llamada

a distanciamos del modelo organizador del Estado -lo que no quiere decir de sus sistemas de

financiación- y buscar nuevas posibilidades educativas en lo alternativo, la periferia, allí

donde nadie quiere ir u otros no pueden estar; o por lo menos a hacer innovadora -desde la

novedad del Espíritu-la labor educativa que actualmente desarrollamos. Los Corazonistas

también necesitan recuperar la "perspectiva" de la que nacieron: la frontera -siempre

peligrosa- del amor extremo, la proximidad de los pobres, la audacia de la primera hora ...

2- Hay que ponerse a trabajar: la vida nos ayudará a teorizar. Es urgente que

transformemos ya en respuestas educativas concretas todo el potencial de recomendaciones y

líneas de acción que continuamente nos llegan de los sistemas de animación del Instituto

(Capítulos Generales y Provinciales, Consejo General, Sesiones de Estudio y

Espiritualidad...).

3- Que la voz profética no se extinga entre nosotros. Es una pista que invita a apoyar el

"fronterismo" como criterio de discernimiento institucional y denunciar como espúreo todo

intento teórico, teológico, práctico, espiritual de estabilización y normalización.

4- Recuperar la escuela, pero una escuela cristiana fiel a la misión original que se le

encomendó en los albores de la Modernidad: hacer de puente entre Dios y la nueva Cultura;

enfrentar la cultura del Evangelio a la nueva cultura de los hombres para celebrar sus

conquistas y desenmascarar sus contradicciones. Y desde ahí contribuir al alumbramiento de

la Cultura que demanda nuestro tiempo aportando la originalidad del pensamiento cristiano.

5- Beber en la fuente de la espiritualidad de la escuela, porque sólo así podremos saldar

nuestra deuda histórica con el futuro. Antes que la espiritualidad del Corazón de Cristo, los

Hermanos somos herederos de una espiritualidad de la Escuela: ésta y todo lo que acontece

en su seno constituyen la mediación por excelencia de nuestro encuentro con Dios.

Encauzar bien la cuestión dependerá de cómo integramos ambos elementos, de forma que

sin renunciar a nuestra especificidad salvemos lo determinante de nuestra espiritualidad.

En definitiva: aún es tiempo de crisis... pero sobre todo, aún es tiempo de esperanza. Y el

futuro, ya lo sabemos, será de aquellos que sepan dar a los jóvenes razones para creer,

motivos para esperar. Los Hermanos aún tenemos mucho que decir y que hacer.

Curso de formación en el carisma 7 Página 61

EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS

COINDRE.

CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN EN EL

CARISMA SEGÚN EL PADRE ANDRÉS COINDRE

AÑO 2° TEMA 11

Curso de formación en el carisma 7 Página 62

…NOS PRESENTA EL TEMA

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS

CON LOS MIEMBROS DEL CAPÍTULO GENERAL

2. DOCUMENTO DE LECTURA:

LA HISTORIA DEL INSTITUTO DESDE 1854 A 195212

Del hermano Adrián al hermano Albertino

3. SUGERENCIAS PARA ACTIVIDADES

ANEXOS: PARA SABER MÁS DATOS…

Sabías que…

12 Esta historia habría que encuadrarla en los acontecimientos históricos que la acompañaron, pero esto superaría los

límites de este cuaderno. Además todos vosotros tienen suficiente conocimientos para hacer este enlace .

Curso de formación en el carisma 7 Página 63

PRESENTACIÓN DEL TEMA

Queridos corazonistas:

Este cuaderno quiere recoger la última etapa de la

historia de la Congregación de los Hermanos del Sagrado

Corazón, que camina hacia los 200 años de fundación.

La Institución ha tenido que ir, a lo largo de su

historia, respondiendo a los retos que en cada momento se

le han ido presentando, siendo fiel a sus orígenes, pero

siempre acorde con los nuevos tiempos. Han transcurrido

ya casi 200 años desde aquel 30 de septiembre de 1821 en

el que el Padre André Coindre y los 10 primeros hermanos

hicieran sus primeros votos en Fourvière.

Si, desde los comienzos, fueron los Hermanos del Sagrado Corazón los depositarios del

carisma del Padre Coindre, los encargados de encarnarlo, en esta última etapa, el elenco de actores

que da vida a la fascinante película de la familia corazonista se ha ampliado.

Cada uno de nosotros -hermanos, seglares, colaboradores- estamos llamados hoy a ser

actores principales en mantener vivo el carisma. Ninguno de nosotros puede sentirse hoy un simple

figurante o actor secundario. Hoy, al igual que ocurriera en Lyon el año 1816, los niños y jóvenes

con mayores necesidades son “Palabra de Dios”, interpelación para todos los colaboradores

corazonistas. Todos y cada uno somos actores principales, llamados por Dios a vivir en comunión

la misión de “crear esperanza, sobre todo en niños y jóvenes con necesidades urgentes de los que

nadie se ocupa”.

Este es el reto que nos plantean los nuevos tiempos. Ojalá sepamos ser tan valientes,

audaces, arriesgados y alternativos como lo fue el Padre Coindre. Ojalá sepamos, también hoy,

tomar el testigo del carisma y vivirlo plenamente siendo “sal de la tierra y luz del mundo”.

¡Ánimo y confianza!

Los seglares de la Comisión de seglares y religiosos.

Curso de formación en el carisma 7 Página 64

1. MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS

CON LOS MIEMBROS DEL CAPÍTULO GENERAL

Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y desde allí

enseñaba a la gente desde la barca. Jesús dijo a Simón: «Rema

mar adentro y echad vuestras redes para la pesca».

Así lo hicieron, y pescaron tan gran cantidad de peces que casi se

rompían las redes. Hicieron señas a sus compañeros de la otra

barca para que fueran a ayudarlos.

Al ver esto Simón Pedro, cayó a los pies de Jesús, diciendo:

«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Jesús dijo a

Simón: «No tengas miedo; desde ahora serás pescador de

hombres». Ellos llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y lo

siguieron.

Lucas 5,1-11

Nos sentimos solidarios de Pedro, de Andrés Coindre, de los Hermanos Policarpo y Javier, que,

cansados, después de una larga noche de fracaso regresan a la orilla de sus vidas con un sentimiento que

hace desconcertar su esperanza. Como ellos, experimentamos a veces la frustración de una tarea sin

frutos cuando “hemos trabajado duro toda la noche sin haber pescado nada”. Con ellos sentimos la

petición de Jesús para subir a nuestra barca y hablar a la gente desde ella.

Como en aquella ocasión Jesús nos dice: «Remad mar adentro y echad las redes…. Emprended el

camino hacia las aguas profundas de vuestra propia existencia, en esas aguas en donde corren peligro de

“ahogarse” niños y jóvenes que han perdido el rumbo y que necesitan que alguien los “recoja” para ser

salvados». Al escuchar sus palabras, nos sentimos impulsados a responder como Pedro y sus

compañeros con confianza, dejando tras nosotros las aguas de nuestra comodidad y de nuestras actitudes

complacientes. Nuestra respuesta común de echar las redes es un acto de confianza en Jesús.

Del mismo modo que Pedro lanza su llamada de socorro a sus compañeros, también nosotros

interpelamos a nuestros compañeros de misión. Con creatividad y lucidez queremos compartir nuestro

carisma con hombres y mujeres que también han comprometido su vida al servicio de los pequeños. Nos

sentimos llamados a descubrir nuevas formas de colaboración.

Y, al igual que Pedro consciente de sus limitaciones y la presencia del pecado en su vida, también

nosotros nos colocamos temerosos a los pies de Jesús en actitud de adoración. Poniendo nuestra fe en el

Señor escuchamos su llamada y su promesa de que nos hará «pescadores de hombres». Creemos que,

siguiendo la intuición apostólica de Andrés Coindre, lanzándonos juntos a lo desconocido, Jesús tocará

los corazones de los niños y jóvenes y transformará sus vidas.

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2. DOCUMENTO DE LECTURA

Vamos a continuar el pequeño recorrido por la historia de los Corazonistas que comenzamos en el

último cuaderno. Comenzaremos con el mandado como superior general del hermano Josafat, que

coincidió en sus últimos años con la inauguración del Concilio Vaticano II.

JOSEPH VANIER, HERMANO JOSAFAT

Décimo Superior General 1952 - 1964

Nací en Canadá el 19 de febrero de 1909. Fui alumno de los

hermanos e ingresé en el seminario corazonista a los trece

años. Fui profesor y director en varios colegios. Siendo

provincial en una de las provincias canadienses fui elegido

Asistente General y me tuve que trasladar a Roma. En 1952 fui

elegido Superior General. Era el primer hermano no francés

que ocupaba este puesto. No era de extrañar pues en Canadá se

encontraban la mitad de los hermanos de la Congregación.

Tres serían las metas que me propuse: la expansión en países de misión; la atención especial a

las casas de formación; el mantenimiento de la disciplina religiosa.

Comenzamos por el primer objetivo. He aquí las fundaciones que se realizaron: Camerún, 1953;

Nueva Caledonia,1954; Inglaterra, 1955; Colombia, 1956; Zambia, 1956; Costa de Marfil, 1957;

Filipinas, 1959; Senegal, 1959; Rodesia (Zimbawe), 1961; Congo, 1962, dos años más tarde

tuvimos que abandonar este país a causa de la guerra en la que la comunidad estuvo a punto de ser

asesinada al completo; Australia, 1964. Se abandonan tres países: Holanda (1959), Sudán (1959) y

Guinea (1961), Congo (expulsados en 1964).

Mis desvelos por los casas de formación son extraordinarios. Como botón de muestra os diré que

en los doce años de mi mandato se abrieron cuarenta nuevas casas de formación. Eran momentos de

expansión y prosperidad, en 1964 la Congragación cuenta con 2894 profesos y 174 novicios, el

mayor número en toda su historia.

Para mantener esta expansión promoví la disciplina y la regularidad en la vida comunitaria. Para

algunos me pasé un poco. Soplaban nuevos aires tanto en el mundo como en la Iglesia. En la

segunda mitad de mi mandato el papa Juan XXIII convocó un Concilio. Os confesaré que yo me

sentía más identificado con el estilo de Pío XII que con el de Juan XXIII. Tuve miedo que las

nuevas tendencias comenzaran a socavar lo que con tanto esfuerzo se había construido. No es que

estuviera en contra del progreso y la renovación, siempre y cuando se mantengan las sanas

tradiciones.

En el Capítulo de J964 fue elegido el nuevo superior. Yo pedí ir como misionero a Senegal en

donde trabajé durante ocho años. Finalmente volví a Canadá en donde aconteció mi muerte el 1982.

GASTON LEDOUX, HERMANO JULIO

Undécimo Superior General 1964-1970

Nací en Quebec, la provincia francófona de Canadá de donde

eran originarios la mayor parte de los hermanos, el 11 de febrero de

1904. Alumno de los hermanos ingresé en el Instituto en 1919.

Excepto algunos pocos años pasados en los colegios, casi toda la

primera parte de mi vida (y el final también) transcurrió como

profesor en los seminarios.

Sentí la llamada misionera y fundé la misión de Basutolandia

(Lesotho). Fui elegido Asistente del Hno. Josafat y en el capítulo

de 1964, superior general.

Menuda carga que me venía encima. Eran momentos de cambio, momentos de esperanza pero

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también de enfrentamientos: para unos se iba demasiado despacio, para otros demasiado deprisa.

¿Cómo lograr el equilibrio.

El capítulo de 1964 introdujo ya algunas novedades Se vuelve al nombre de Bautismo, se

reforma la sotana, Se substituyen los rezos tradicionales por la Liturgia de la Horas y, sobre todo, se

encarga al Consejo preparar un proyecto renovado de Reglas Ese fue mi trabajo fundamental (y de

todos los hermanos pues quise que todos participaran ): preparar el proyecto de las nuevas Reglas

del Instituto, más conformes con los nuevos tiempos y según las normas del Vaticano II. Trabajos

que culminarían en la reunión de un Capítulo General Extraordinario.

Juntamente con mi Consejo nos pusimos a trabajar. ¿Pero cómo actuar? Mi criterio era mantener

casi al completo nuestras reglas precedentes y añadirles las nuevas orientaciones del Concilio. El

resultado fue un grueso volumen de 70 capítulos y de 790 artículos. Mi decepción fue grande,

cuando el proyecto fue presentado al capítulo en 1968 fue dejado de lado. Ni siquiera fue discutido,

decidieron que había que hacer algo completamente diferente. El nuevo proyecto fue aprobado en

la segunda sesión del capítulo en 1970. Durante este capítulo tuvo lugar la aprobación de la

ordenación sacerdotal de un número reducido de hermanos para el servicio de las comunidades y de

las obras educativas allí donde se considerara necesario.

A mí me tocó también el comienzo de la disminución. No solamente en nuestros Instituto sino en

todas las Congregaciones comenzaron los abandonos del Instituto. La apertura que se estaba

produciendo llevaba consigo también abandonos. No sólo la Iglesia estaba cambiando sino también

la sociedad. Las cosas ya no volverían a ser como antes. Había que comenzar a recorrer los caminos

de la disminución y de la pequeñez. Este fue para mí un motivo de preocupación y de sufrimiento.

En 1970 el número de Profesos había descendido a 2488, el de novicios a 111. Como consuelo se

produjeron fundaciones en dos nuevos países: el Distrito de Colombia funda en Ecuador y Canadá

en Vanuatu (Oceanía).

Terminadas en 1970 las sesiones del capítulo, presenté mi dimisión para que un nuevo equipo

pudiera llevar a cabo el nuevo proyecto que el capítulo había elaborado. De mi boca no salió ni una

queja, ni un reproche hacia nadie. Pedí ser destinado de nuevo a una obra misionera y fui enviado a

Senegal en donde permanecí durante 18 años. En 1989 se me declaró un cáncer y volví a Canadá

para ser tratado del mismo. Un año más tarde llegó el momento de la partida definitiva.

HERMANO MAURICIO RATTÉ

Duodécimo Superior General 1970-1982

Nací en Canadá (Quebec) en el año 1919. Después de

frecuentar el colegio de los hermanos, a los 14 años ingresé

en la Congregación. Después de completar mi formación

pase varios años en los colegios y casas de formación hasta

que fui elegido Provincial. Fui llamado a Roma para ser

Consejero del hermano Jules y el capítulo de 1970 me eligió

como su sucesor. Como se puede ver este currículum se

parece muchísimo a la de otros superior generales.

A mí me correspondió la difícil misión de afrontar unos tiempos nuevos para la vida religiosa.

Emprendí la tarea de hacer divulgar entre los hermanos la nueva Regla de vida. Su nuevo estilo,

más animador que legalista, entusiasmaba a algunos y desconcertaba a otros. Se imponía un estilo

nuevo de ser superior general: colegialidad, subsidiariedad, descentralización. Pero al mismo

tiempo se requería no perder el sentido de pertenencia a una Congregación unida y al mismo tiempo

presente en las diversas culturas de los cinco continentes.

El Instituto se hizo presente en nuevos países: Malí y Wallis (Oceanía, territorio francés de

ultramar). El aire de libertad y de respeto de las personas supuso que un buen número de hermanos

se replantearan su vocación (o su falsa vocación, forzada a veces por las situaciones sociológicas o

familiares) y abandonaran la Congregación. Eso fui un calvario en mi vida, pero nunca me cansé de

escuchar, de consolar de animar.

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La nueva Regla estaba aprobada “ad experimentum” y había que preparar la versión definitiva.

Quise que el mayor número de hermano participara en esa revisión.

En el capítulo de 1982 terminaba mi segundo y último mandato. Algunos propusieron hacer una

petición para que la Santa Sede permitiera un tercer mandato. Yo me opuse terminantemente.

Volví a Canadá y allí permanecí cumpliendo diversos servicios hasta mi fallecimiento en

septiembre de 2005

HERMANO JEAN CHARLES DAIGNEAULT

Décimo tercer superior general 1982-1988

Nací en Canadá (Quebec-) en 1928. A los quince años entre

el seminario de los hermanos y en 1945 hice mi primera

profesión. Como de costumbre antes de llegar a ser superior

general en 1982 fui profesor, provincial, primer consejero con

el Hermano Mauricio.

El capítulo de 1982 aprobó ya la versión definitiva de la

nueva Regla. Tuve que recorrer todo el Instituto para

presentarla.

Una de mis preocupaciones fue lo que se llamaba “volver a

las fuentes”.

Dos acontecimientos importantes ayudaron a hacer presentes a nuestros fundadores: el

bicentenario de nacimiento del fundador, el padre Andrés Coindre y el reconocimiento por la Iglesia

de la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios, nuestro hermano Policarpo, que fue declarado

Venerable (el hermano José Luis Gómez Ruiz de Larramendi tuvo un papel decisivo). Los

hermanos volvieron a encontrarse con sus orígenes.

Durante mi mandato los hermanos se hicieron presentes en Perú, Chad, Polinesia Francesa. Se

abrió de nuevo de la misión de Guinea Conakry

Como representante de la Unión de superiores generales tuve el privilegio de participar como

invitado en el Sínodo de los obispos sobre el tema del laicado

Hay dos temas que fueron conflictivos: el sacerdocio en el Instituto y la restructuración.

Habían pasado casi veinte años de la introducción del sacerdocio. Pensé que era llegado el

momento de hacer una evaluación y determinación que durante un periodo temporal no se hicieran

nuevas ordenaciones de hermanos. Algunos vieron en ello una intromisión de Roma en los asuntos

de las provincias.

El número de hermanos continuaba descendiendo y la edad media de los hermanos aumentando,

en particular en los países en que los hermanos habían sido más numerosos. Canadá contaba con

siete provincias y era necesario comenzar a hacer fusiones. Como los acuerdos eran difíciles tuve

que tomar una decisión y decretar la primera fusión entre tres provincias canadienses.

Cuando llegó el capítulo de 1988 estas decisiones pesaron en algunos de los capitulares y aunque

sólo había cumplido mi primer mandato con una apretada mayoría los capitulares decidieron elegir

otro hermano al frente del Instituto.

Cuál no sería mi sorpresa que al poco tiempo de volver a Canadá me nombraron de nuevo

Provincial. Posteriormente estuve en el Centro Internacional Andrés Coindre de Lyon procurando

redescubrir la figura de nuestro Fundador. Ahora estoy retirado en mi tierra natal… hasta que el

Señor quiera.

HERMANO JESÚS MARÍN

Décimo cuarto Superior general 1988 -1994

Nací en 1945, en Pozalmuro (Soria). Fui alumno interno en el Colegio de Zaragoza y cuando

terminé mis estudios ingresé en el Noviciado en Alsasua en 1962.

Terminado mis estudios teológicos en Salamanca fui profesor y maestro formador. En la

comunidad de Madrid, en donde fui superior, había en aquellos momentos 50 hermanos.

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El capítulo general de 1982 me eligió asistente general a la no

corriente edad de 37 años y seis años más tarde llegué a ser superior

general.

La pérdida de colegios en países como Canadá hacía a veces que la

tarea de los hermanos estuviera muy dispersa y hacía muy difícil una

verdadera vida de comunidad. Por eso mi caballo de batalla fue la

elaboración de proyectos comunitarios que integrara la vida comunitaria

y la apostólica. Sus siglas “PAC” (proyecto apostólico comunitario) se

hicieron famosas en el Instituto.

Intenté que hermanos de la toda la Congregación hiciera su aportación en el estudio de los temas

claves por medio de la creación de comisiones internacionales: formación, estructuras, Sesión

Internacional de Roma, sacerdocio, espiritualidad. Promoví la reunión de los superiores de los

diversos países ya sea por regiones o bien en Roma, todos juntos.

Se fundó el Centro Internacional Andrés Coindre (CIAC) de Lyon en la casa de los Coindre que

estaba pegando al Pío Socorro.

Fui miembro del equipo directivo de la Unión de superiores generales de Roma.

Se continuó con la fusión o creación de nuevas estructuras en el Instituto. El número de

hermanos era de 1538.

Algunos dijeron que fui un hermano de escritos y de comisiones, que pasaba demasiado tiempo

en Roma en mi despacho. Cada uno tiene sus virtudes y sus limitaciones.

El Capítulo de 1994 decidió elegir otro superior general.

Después de pasar un año en Francia tomé la difícil decisión de seguir la vocación de sacerdote

diocesano. Desde entonces he trabajado en diversas parroquias de Zaragoza.

HERMANO BERNARD COUVILLION

Décimo quinto superior general 1994 -2006

Nací en los Estados Unidos (Nueva Orleans) en 1946. Mis

hermanos eran alumnos del colegio de los hermanos pero yo

fui directamente al aspirantado de los hermanos. En 1964

comencé mi noviciado.

Terminado mis estudios fui profesor de inglés, encargado de

pastoral colegial, maestro formador y provincial. En el capítulo

de 1994 fui nombrado superior general, sin haber pertenecido

al consejo general. Era la primera vez que acontecía algo

semejante. De igual modo la mecánica de los capítulos se

renovó para hacerlos más efectivos.

Las obras en Australia pasaron de nuevo a la diócesis por falta de hermanos australianos. Se

abrió una misión en la isla de Yule en Papúa-Nueva Guinea. Un lugar peligroso y de difícil acceso.

Al cabo de unos años hubo que cerrarla por los continuos ataques a la casa de los hermanos que

puso en repetidas veces en peligro su vida. Se trató de resistir pero al final se vio que no era posible.

En el capítulo del 2000 se tomaron tres decisiones importantes: La encarnación del grito de los

niños y jóvenes pobres y sin esperanza; la revisión general de estructuras; la financiación para la

solidaridad. Con el cambio de estructuras el mapa del Instituto cambió y se simplificó. Se crearon

nuevas provincias en los tradicionales países de misión. El fondo de solidaridad del Instituto hizo

que hubiera intercambio de recursos y los países con más posibilidades compartieron su dinero con

aquellos que estaban pasando dificultad.

En 1996, con motivo de los 175 años de la fundación de la Congregación el Papa Juan Pablo II

me escribió una carta y nos invitó a participar en la misa que celebraba en su capilla y luego nos

recibió en la biblioteca.

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Se siguió cultivando la memoria viva del Fundador, el Padre Andrés Coindre y en La Motte se

celebró el bicentenario de nacimiento del Hermano Policarpo.

Visité todas las comunidades del Instituto, me hice presente en diversos acontecimientos, di

ejercicios espirituales y participé en variados encuentros.

Un objetivo importante fue la formación de los profesores seglares que en algunos lugares ya se

iban haciendo cargo de algunos de los colegios.

Después de doce años el capítulo nombró mi sucesor. Desde entonces trabajo en los Estados

Unidos y entre otras cosas me tocó trabajar en la reconstrucción de los colegios dañados por el

huracán Katrina.

HERMANO JOSÉ IGNACIO CARMONA

Décimo sexto superior general 2006- ...

Nací en Lácar (Navarra) en 1949. Ingresé el aspirantado de Rentería en

1960. En Alsasua residí cuatro años dedicado a mi formación-Comencé mi

apostolado en el Colegio Sagrado Corazón de Vitoria, año 1968-1969,

enseñando en Primer grado de Primaria. Los dos años siguientes fui

ayudante del Maestro de Novicios. En 1971, hecha la profesión perpetua, y

a punto de cumplir 22 años, marché a Colombia. El Hermano Provincial

me propuso trabajar y estudiar allá durante tres o cuatro años y me quedé

treinta y cinco. Allí fui de todo: estudiante y al mismo tiempo profesor,

formador, director de Colegios, superior regional, superior provincial. En

el capítulo de 2006 fui elegido superior general, sin haber pasado antes por

el consejo general.

El capítulo había aprobado varias modificaciones sobre en la Regla, en materia de estructuras y

gobierno, y hubo que presentarlas a la Santa Sede y publicar una nueva edición de la misma.

Para responder a una petición del capítulo se abrió una nueva obra misionera en Mozambique.

La comunidad se formó con hermanos de diversas provincias, entre ellos el hermano Ángel Monge

que en aquellos momentos estaba en Perú.

He intentado ayudar a hermanos y colaboradores a hermanos y colaboradores con la publicación

de seis cartas que han presentado los temas tratados en el capítulo general.

Temas importantes para mí están siendo, además de la animación de los hermanos, la

colaboración con los seglares y la formación conjunta en el carisma del Fundador. Se ha celebrado

también los 150 años de la muerte de los hermanos Policarpo y Javier y los 200 de la ordenación

sacerdotal del Padre Andrés Coindre.

En el capítulo de 2012 los hermanos me eligieron para un nuevo mandato de seis años. Allí estoy

para lo que ustedes manden…

Al repasar mi vida, veo que todo lo he recibido del Señor. De dicha constatación brota un

sentimiento de humildad y un fuerte deseo de corresponder a su benevolencia con una vida de

servicio a mis Hermanos y a los niños y jóvenes que le sea agradable. He tratado de vivir el amor

del Señor en la confianza, sin pedir nada para mí, siempre disponible. Podría decir que no pedí nada

al Instituto para mi provecho y obtuve mucho más de lo que hubiera podido desear. Que la Trinidad

Santa y María Santísima sean siempre alabados.

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3. ACTIVIDADES: TRABAJO PERSONAL

3. Lectura del documento de la ficha

4. Respuesta a este cuestionario

Señala los acontecimientos más significativos de cada de unos de los periodos

marcados por los superiores generales

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Define con una palabra o una frase a cada uno de los superiores generales.

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ANEXOS

PARA SABER MÁS DATOS…

SABÍAS QUE… DATOS, CURIOSIDADES

UNOS CUANTOS NÚMEROS

Vamos a hablar un poco de estadísticas, pero convendría lo

que decía “El principito”. Las personas grandes aman los

números. Cuando les comunicáis acerca de un nuevo amigo,

jamás preguntan sobre lo esencial: "Cómo es el timbre de su

voz? Cuáles son los juegos que prefiere? Colecciona

mariposas?" En cambio preguntan: "¿Qué edad tiene?

¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su

padre?". Sólo así creen conocerle. Si contáis a los adultos:

"He visto una magnífica casa construida con ladrillos rojos,

geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no podrán

imaginarse la casa. En cambio si dices: "He visto una casa de

cien mil euros", exclaman: "!Qué hermosa es!"

El Instituto de los hermanos está compuesto de 1006 hermanos profesos y 47 hermanos

novicios.

De ellos 274 son africanos, 128 latinoamericanos, 381 norteamericanos (Estados Unidos y

Canadá), 32 de Asia y Ocaanía, 238 europeos.

La edad media es de 60 años. Los que tienen una edad media más baja son los

latinoamericanos y los más viejos los norteamericanos.

Hay 172 comunidades: 53 en África e igual número en Norteamérica; 29 en Latinoamérica y

20 en Europa; 9 en Asia y Pacífico.

248 hermanos son canadienses, 184 españoles y 135 estadounidenses.

El decano del Instituto tiene 98 años. Durante varios años el decano fue el hermano Angel

Sagastuy.

Los corazonistas trabajan en unos 107 colegios y en 36 obras catequísticas y educativas no

regladas. Atendemos a unos 91000 niños y jóvenes.

LOS CORAZONISTAS EN EL MUNDO ESTAMOS EN

AFRICA Y MADAGASCAR

Burkina Faso, Camerún, Chad, Guinea Conakry, Costa de

Marfil, Kenia, Lesotho, Madagascar, Mali, Mozambique,

Senegal, Togo, Uganda, Zambia, Zimbawe.

AMÉRICA

Canadá, Estados Unidos

Haití

Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay

ASIA

Filipinas

EUROPA

España, Francia, Inglaterra, Italia.

OCEANÍA

Nueva Caledonia (Fr), Vanuatu, Wallis y Futuna (Fr)

HEMOS ESTADO EN

Curso de formación en el carisma 7 Página 72

Bélgica y Holanda

Australia, Papúa - Nueva Guinea, Polinesia Francesa.

Sudan, Congo, Argelia

Siria

LA ORGANIZACIÓN DE LOS HERMANOS CORAZONISTAS

Como toda sociedad los hermanos necesitan de una organización

La autoridad suprema es ejercida por el Superior general que es elegido por el Capítulo general cada

seis años. Sólo puede ser nombrado para dos mandatos consecutivos como máximo.

Es ayudado por cuatro consejeros generales y para algunas decisiones necesita el consentimiento de

su consejo.

El Capítulo general se reúne cada seis años entre hermanos procedentes de todo el mundo y

elegidos por cada país. Es la máxima autoridad durante el tiempo que dura. En la actualidad su

duración aproximada es de un mes. El primer Capítulo duró solamente un día. El más largo fue el

extraordinario de 1968-1970 que se desarrolló en dos sesiones.

El Instituto está dividido en quince Provincias. Si una entidad es demasiado pequeña se convierte en

Delegación de una provincia.

Cada Provincia está compuesta de diversas comunidades locales dirigidas por un superior local y su

consejo..

NUESTROS MISIONEROS

Los corazonistas ha sido y es una congregación eminentemente misionera. Muchas historias se

podían contar pero vamos a seleccionar dos:

Hermano Andrés Fredette, siete años para llegar a sus destino.

El hermano Andrés se unió como voluntario al grupo fundador de Hermanos en Lesotho [entonces

Basutolandia]. El Zam Zam, barco egipcio que los transportaba, fue interceptado por un crucero

alemán en 1941. Los pasajeros debieron subir a bordo y el Zam Zam fue hundido. Los misioneros y

el resto de pasajeros se convirtieron en prisioneros de guerra.

Vivieron cuatro años en el campo de concentración de Milag (Alemania) compartiendo barracón

con otras 15 ó 20 personas. Andrés conservó siempre su sentido del humor, precioso don en tales

circunstancias, que puso al servicio de todos durante el periodo del encarcelamiento. Al cabo de

cuatro años fueron liberados y regresaron a Norteamérica; allí Andrew enseñó en primaria hasta que

en 1948, siete años más tarde, el Provincial lo envió de nuevo a Lesotho-

El hermano Roger Morin, “Mártir de la caridad” en Madagascar, a los 75 años de edad.

El hermano Roger llevaba toda su vida en Madagascar. A sus 75 años todavía prestaba sus servicios

como formador de los aspirantes a la vida de hermanos. Eran momentos de guerra civil en

Madagascar. El antiguo presidente no quiso dejar el poder después de perder las elecciones.

La mañana del 12 de abril de 2002, el H. Roger rezaba en la capilla con toda la comunidad. Los

cantos se veían salpicados por los disparos del exterior. Hacía varios días que los Hermanos no

podían salir de casa por el riesgo a caer abatidos. El edificio del noviciado recibía los tiros de los

soldados, cuyo cuartel se encuentra al otro lado de la tapia. El H. Roger subió a su habitación

buscando refugio.

De repente, al pasar delante de la ventana con los cristales rotos, gritó: «¡Mi espalda! ¡Mi espalda!»,

y cayó en brazos de un novicio, el cual lo recostó en el suelo. La sangre corría abundantemente y, a

pesar de las llamadas telefónicas solicitando auxilio, el H. Roger no pudo ser salvado. Se le negó

todo auxilio y una ambulancia tardó seis horas en llegar. Aquella mañana, H. Roger, como última

donación, dio su sangre por Madagascar, en prueba del más grande Amor.

UN HERMANO EN EL CORREDOR DE LA MUERTE

Ocurrió en Montreal. El 8 de septiembre de 1930. En el sótano del colegio un hermano descubre en

un saco el cadáver de la pequeña Simone Caron. El hermano Dosithée, el cocinero, que está sordo y

carece del sentido del olfato, es acusado del mismo. El jurado le declara culpable y la fecha de su

ejecución es fijada para el día 12 de junio, fiesta del Sagrado Corazón. Su abogado presenta pruebas

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de las muchas irregularidades que se habían producido durante el proceso. Se repite el juicio y el

hermano es declarado inocente y puesto en libertad inmediatamente. Falleció en Francia en 1938

después de haber perdonado a sus detractores.

EL “COLOSO” EN LLAMAS

El 18 de enero de 1938 es escucho una fuerte explosión en el colegio internado de St-Hyacinthe en

Canadá (Quebec).Como casi todos los edificios estaba construido en madera y las llamas

comenzaron a devorar el edificio. Se logró evacuar a los alumnos internos del tercer piso., pero los

del cuarto quedaron aislados por las llamas. El hermano encargado incita a los jóvenes a saltar. Tres

se atreven y logran salvarse a los otros ya nos les da tiempo. Entonces se dirigen hacia el tejado. De

repente el techo se hunde y todos se precipitan en una inmensa hoguera. Los bomberos llegaron

demasiado tarde. 41 alumnos y cinco hermanos murieron en el incendio.

Incendio en un colegio de Canadá

LA “GUERRA DE LAS BANDERAS” EN TELLERI

No, no se trata de la guerra sobre la bandera española o la ikurriña. Estamos hablando de la guerra

civil española. El colegio y el aspirantado de Telleri en Errenteria se encontró en medio del fuego

de los ejércitos de ambas partes. Las balas sobrevolaban el edificio y algunas penetraron en las

dependencias.

Para protegerse izaron sobre el edificio las banderas de Francia y Estados Unidos, que fueron

respetadas y finalmente no hubo ni víctimas ni daños materiales.

AVE MARÍA DE GOUNOD

Casi todos habremos escuchado alguna vez el Ave María de Gounod, la más famosa y conocida

después de la de Schubert. Lo que no sabemos es que se compuso e interpretó por primera vez en la

capilla de la casa general de Paradis (Le Puy). Gounod era muy amigo del hermano Victorien, un

gran músico que compuso el que sido considerado el himno de la Congregación “O Cœur de mon

Jésus” Gounod acudía con frecuencia a Paradis a visitar al hermano y allí sintió la inspiración para

componer su Ave María.

NUESTRA INSIGNIA Y LA PIAZZA NAVONA

Si te fijas en el escudo de los corazonistas que

alguno de nosotros llevamos como insignia

verás que en la cinta superior hay una frase.

Está en latín y dice : AMETUR COR JESU.

“Amado sea el Sagrado Corazón. Si vas a

Roma, una visita obligada es la famosa plaza

Navona.

Allí hay dos Iglesia: una, en el centro en frente a la fuente de los Cuatro Ríos, dedicada a Santa

Inés; otra a la entrada a la derecha llamada Nuestra Señor del Sagrado Corazón (su nombre

primitivo era Santiago de los españoles y era la iglesia nacional española). En la parte superior en

una cenefa hay una frase escrita en latín. En el centro dela frase está la frase “Ametur Cor Jesu”.

Cuentan las crónicas que cuando el Hermano Norberto fue a Roma para pedir la aprobación

pontificia de la Congregación se fijó en la frase y al volver a la casa general de Paradis cambio el

lema de “Mitis et humilis” por el de “Ametur Cor Jesu”. Eso dicen las crónicas y si no, como dicen

los italianos, “se non è vero, è ben trovato”.