en educación el contexto define texto
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Psi. Luz María E. Gómez A. Página 1 17/10/2011 [email protected] Bogotá Colombia
EN EDUCACIÓN El CONTEXTO DEFINE TEXTO
Poema
No pido mucho Poder hablar sin cambiar la voz
caminar sin muletas hacer el amor sin que haya que pedir permiso
Escribir en un papel sin rayas. O bien si parece demasiado
Escribir sin tener que cambiar la voz Caminar sin rayas
hablar sin que haya que pedir permiso Hacer el amor sin muletas. O bien si parece demasiado
Hacer el amor sin que haya que cambiar de voz Escribir sin muletas
Caminar sin que haya que pedir permiso Hablar sin rayas.
Miguel Martì i Pol
Vint-i-set poemes en tres temps (1970-71)
Conversando con una madre educadora en casa, sugirió que el contexto nos da el texto, pensándolo bien, así
es y ¿Qué mejor título se podría encontrar para conversar sobre educación, estrategias y comunicación? ¿Qué
hay que echar en el morral para disponernos a educar? Lo que se va a necesitar ¿Y qué se lleva a un territorio
nuevo y casi desconocido como es el encuentro de un extraño con otro extraño, o casi en el proceso de
educación? Lo que permita a ambos extraños a responder en tiempo real ante la incertidumbre la cual, por
naturaleza, es impredecible. Ese es exactamente el problema de la educación. Intentemos resolverlo.
Lo esencial para BIEN EDUCAR es reconocer y aceptar, conscientemente, la naturaleza de lo que educa y
es educado: EL SER HUMANO, sabemos que la naturaleza de ambos es la de ser vivos, asunto que
tratamos en el tema anterior, recordemos a Jorge Wagensberg, “cualquier objeto real divide el mundo en dos
partes: él mismo y el resto del mundo, ambas porciones pueden influirse mutuamente a través de una
superficie común real o imaginaria: la frontera. Cambios en uno inducen cambios en el otro. Fácil es,
entonces, reconocer el por qué de la educación, un ser vivo influye y es influido por los (as) demás y por todo
lo demás, incluso por sí mismo. El aleteo de una mariposa puede desencadenar un tifón en el otro lado
del planeta ¿Somos conscientes del impacto de nuestros aleteos?
Alguien podría responder al planteamiento anterior que le cuesta creer que un objeto real divida al mundo en
dos partes, él mismo y el resto, cuando ya los científicos modernos no reconocen fronteras ni límites y la
física cuántica ya demostró que no hay tal “resto del mundo” donde todo es y no es, a la vez, donde cada cosa
es el resto y viceversa, porque todo y cada cosa no son más que fluctuaciones de energía e información en un
gran vacío, desde la piedra hasta el tú y yo; que tiempo y espacio no son más que convenciones humanas. He
aquí el reto y la gracia de la aventura de educar, responder preguntas, armar conocimientos, juntar saberes,
descubrir la coherencia que les subyace para hacerlos útiles, provechosos y éticamente aprovechables.
Son innegables los cambios en el saber, sin embargo, los mismos nuevos saberes nos aportan que el caos, las
fluctuaciones de energía, materia e información tienen como objetivo organizarse. Una mirada alrededor, el
contexto, puede sorprender. No hay nada igual a nada. Hay que crear el texto. Fijar la atención por cinco
minutos en otra cosa que no sea este texto, puede llevar a descubrir sonidos, olores, texturas, sabores,
sensaciones, estados de ánimo interno, o en los demás, que antes parecía que no estaban ahí. El momento es
único e irrepetible. La mosca que estaba ahí ya no está, el sonido cambió, sintió frío en los pies se puso
medias, se comió una fruta que seguramente había pisado la mosca, le gustó, a la mosca, también, su
organismo hizo la digestión y ahora, está mejor dotado para seguir leyendo y la mosca poder volar, la glucosa
de la fruta hizo su trabajo.
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Frutas, moscas, libros, música, pies, usted ¿qué son? Formas de organización compleja de energía, materia e
información, lo igual, sin embargo, difiere en tamaño, temperatura, composición y estructura ¿Qué lo ha
hecho posible? Un círculo admite a otros seis iguales y tangentes a él mismo, cuando la cercanía los
comprime, el espacio intersticial se esfuma y surgen los hexágonos, la selección favorece lo que existe, si no
lo mata lo fortalece. La diferencia radica en la forma como se organizan energía, materia e información para
atender las fluctuaciones internas o externas propias y consecuentes a dicha organización. Así surgen los
individuos. Un pie por más que esté hecho de materia viva no es un individuo, la mosca si, por más que nos
choque la comparación. Fuera de la televisión, ¿Cuándo se ha visto a un pie por ahí andando sólo? Se requiere
un mínimo para ser individuo, la capacidad de mantenerse independiente de la incertidumbre. ¿Qué podría
hacer el pié de Pelé si está separado de Pelé? Y en la película “Mi pié izquierdo” se puede ver todo lo que
puede hacer un pié, aunque muchas otras cosas fallen, si son parte de un individuo.
Individuos son muchos, usted, su familia, este curso, un árbol, un animal, una bacteria, otra vez las ofensivas
comparaciones. Como siempre, las ideas de Wagensberg llevan a reconocer, desde ya, que en todas esas
aproximaciones siempre hay grados de variación, muchas variaciones. Cada una de las siguientes propiedades
aporta un peso al valor del grado de individualidad.
Un individuo es un Todo:
Compacto, con una superficie, frontera, abierta al paso de materia, energía e información.
Independiente de partes interdependientes, cuya viabilidad es prioritaria a la de cualquiera de sus
partes, al servicio del cual están las funciones de las mismas.
Genéticamente uniforme.
Es el resultado de algún (tipo de) desarrollo.
Es una unidad evolutiva.
Una bacteria tiene frontera y es claramente un individuo, los pólipos de una colonia de coral son más
independiente que la anterior, un termitero es más viable que una termita y una termita lo es más que una
población intestinal de microorganismos. Un sistema inmunitario es más fiel y exclusivo que un ejército
convencional. Una colonia de insectos sociales es más viable que una de insectos no sociales. Para
Wagensberg, al respecto de lo anterior, hay cinco conceptos relevantes en un ser vivo, los cuales son útiles si
queremos comprender la razón de educar:
“Identidad” Un individuo vivo sólo es idéntico a sí mismo, lo identifica como individuo el conjunto
necesario y suficiente de las propiedades que lo caracterizan, las cuales aunque sean similares a la de los
demás individuos de su especie, están todas organizadas de manera particular. Los humanos tienen dos
ojos, una mirada nuevamente alrededor permitirá reconocer que no hay dos que sean iguales, haga el
ejercicio de reconocer lo nuevo del texto en el contexto en el cual está ahora.
“La composición” Todo individuo vivo tiene una estructura que le da soporte material, hace
referencia a una particular distribución de la materia a nivel atómico o molecular. Un buen microscopio
jamás será suficiente para ver la compleja dinámica molecular que lo define, aquí el texto se nos oculta.
“La integridad” Para ser un individuo vivo se necesita una integridad mínima y una composición
definida dentro de una forma, expresa su individualidad, unidad, coherencia y tiene que ver con el
grado de dependencia respecto del resto el mundo, se expresa, por ejemplo, en el tamaño, la forma,
nuevamente vuelva al texto que se está estructurando ¿Más alto, alta?
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“La diversidad” No se puede ser un individuo vivo sin una mínima diversidad en la estructura, en
la composición y en la integridad”, entendida ésta como un concepto externo, que mide la variabilidad
de las integridades según un criterio de clasificación preacordado, lo cual determina finas o grandes
variaciones al compararlo respecto a ese criterio. Se espera que todos los seres humanos tengan dos
manos, observe todas las variaciones que se pueden dar alrededor de ese criterio, “Lo conoce tanto como
a la palma de su mano” dice el adagio popular, si cerrara los ojos en este momento ¿Podría describir con
certeza el diseño de las líneas que hay trazadas en las suyas? ¡Qué desilusión! y eso que ha vivido
siempre con ellas.
“La inteligibilidad” Es la particular combinación de su necesidad y su función. Permite comprender
a un individuo, su relación con el entorno y lo que puede o no ocurrir en consecuencia. La necesidad
hace referencia a fuerzas internas que favorece la probabilidad de que emerja un individuo o forje la
modificación de uno ya existente a partir de las condiciones del entorno. La función, significa otra
probabilidad, la de superar la prueba de la independencia de la incertidumbre del entorno vía selección
natural. La forma de un objeto puede ser una imposición de su entorno: en condiciones de perfecta
isotropía, lo más probable es una esfera. Es una necesidad. Pero si la forma necesaria pertenece a un ser
vivo, entonces ésta puede verse, además, reforzada por la selección natural: los huevos de todos los
animales derivan de la esfera, la forma que expone la mínima superficie al exterior, retrasa la pérdida de
calor y, también, es la forma más difícil de morder. Superar el examen de la selección significa ganar
función ¿Qué dice el nuevo texto sobre el color de su piel o de los ojos de su vecina?
Se dice que la tierra tiene algo más de cuatro mil quinientos millones de años, nadie lo sabe realmente. La
vida tiene más o menos unos mil quinientos millones de años de existencia, configurando identidades,
composiciones, integridades, diversidades e inteligibilidades, trazando planes genéticos haciendo individuos,
es más, haciéndolos inteligentes, cada vez más capaces de enfrentar lo incierto, lo muchas veces,
impredecible. Bueno recordar aquí que los seres humanos son realmente unos recién aparecidos, si
comparamos su existencia con la de la tierra en términos de un año, se puede decir que la especie homo sólo
existe desde hace hora y media.
La condición de vivo se mide por la calidad, eficiencia y eficacia, de las respuestas ante las incertidumbres,
por el ahorro de energía vital que consiga hacer al respecto, por la oportunidad y utilidad con que lo haga,
manteniendo, en consecuencia, su independencia de las mismas. Eso es la inteligencia. ¿Educamos para la
inteligencia? Nuevamente Wagensberg y sus textos. Una piedra no percibe su entorno, por ello depende
mansamente de su incertidumbre. Su inteligencia es grado 0. Las hormigas marcan químicamente el camino
para volver a casa, plan escrito en sus genes. La especie neotropical Odontomachus bauri tiene, además, una
curiosa alternativa: cuando sale a explorar el bosque, frena en seco cada quince segundos para mirar la cúpula
de los árboles. Camina, se detiene, levanta la cabeza, mira, memoriza y reanuda la marcha. Un, dos, tres,
cuatro, un, dos... Así consigue grabar, en su minúsculo cerebro, una secuencia ordenada de imágenes, figuras
en negro y blanco de las ramas contra el cielo. Para volver al hormiguero sólo tiene que pulsar un conmutador
cerebral: a partir de ese momento ya no se mira para grabar, sino para cotejar. Las imágenes avistadas durante
la vuelta deben coincidir, en orden inverso, con las grabadas durante la ida. Es un buen plan. Es, digamos el
plan A. Su inteligencia es grado uno. Si falla el plan A, la hormiga quizá salte al clásico plan de las
feromonas, pero nunca buscará un plan B que no esté preparado en sus genes. Cuando una hormiga cambia
es que ya se ha convertido en otra especie. La inteligencia de grado uno sólo se anticipa a lo previsible y lo
marca como en los programas de computadora 1 o 0. Las verdades de hormiga (de bacteria, medusa o
calamar) no caducan. Eso es cosa del grado dos.
Un pulpo hambriento mira con interés a un cangrejo encerrado en un frasco, lo primero que hará, seguir su
plan A: agarrar la presa a través del vidrio. El plan falla, su genoma no incluye otro plan tipo 'cangrejo
envasado', sin embargo, no tira la toalla, busca otra alternativa. Y la encuentra: abrir el frasco. Su inteligencia,
azuzada por el hambre, es de grado dos: aquella que busca un plan B cuando falla el A ¿Cuántas veces hemos
estado sin Plan B? El pulpo aprende de las contingencias de su entorno. Pero ningún pulpo es capaz de
controlar un instinto en función de otra cosa que no sea otro instinto mayor. La vigencia de una verdad de
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pulpo cambia frente a ciertas contingencias, sí, pero sólo con el permiso de sus instintos más fuertes. Otra
cosa requiere un grado más.
Un perro (que no un caballo) puede ignorar, durante horas, sus urgencias más imperiosas, si lo que hay bajo
sus patas es una alfombra. El perro es capaz de evaluar una particular situación de su entorno y, en función
del resultado, desprogramar ciertos automatismos. Es la inteligencia administrando los instintos, la de grado
tres. La verdad de perro cambia, mal que le pese a su instinto, sí, pero no se eleva mucho sobre lo particular.
Para eso hace falta algo más. El grado cuatro, la inteligencia que puede descubrir una esencia común en
dos casos distintos (comprender). Es la inteligencia de la inteligibilidad. Es la cultura. Con ella un
chimpancé fabrica y hasta repara instrumentos para cazar termitas. Con ella se puede dibujar, cocinar y hacer
ciencia. La verdad inteligible es la única que cambia por oficio y es, por lo tanto, idónea para seguir vivo más
tiempo en un mundo cambiante. Con ella incluso se puede, por ejemplo, organizar la convivencia humana
¿Ya le dio las gracias a los chimpancés que nos antecedieron?
Aunque se olvide con frecuencia, esa es de la inteligencia grado cuatro de la que echa mano la educación.
Contribuir a su desarrollo, es la esencia de educar. La vida no es el desfile tranquilo de los años ni si siquiera,
como dice el poeta, es un árbol que se mece bajo el peso de muchos desengaños, la vida es la respuesta
inteligente al incesante flujo de complejidades inciertas, muchas veces, más de las que a veces se desearía,
para permanecer, para seguir siendo, lo que sea, vivo. A cada momento ocurren cosas que cambian la
dirección de los acontecimientos, creando nuevas formas, nuevas funciones, nuevas identidades, sutiles y
exuberantemente diferentes. La incertidumbre se convierte así en la más grande de las certidumbres y eso
lleva a comprender que toda la evolución está soportada en esa gran certeza. Que la clave de la vida no está en
adaptarse sino en mantenerse independiente de la incertidumbre, en la adaptabilidad. ¿Qué tiene que ver la
educación con esto de la adaptabilidad?
Wagensberg, otra vez. “Se puede ser independiente aislándose, la frontera es impermeable a todo
intercambio de materia, energía e información. Es la peor manera de ser independiente, porque en ese caso el
severo Segundo Principio de la Termodinámica se aplica inapelable y el sistema resbala a un único estado
posible, el de equilibrio termodinámico: la muerte. Hay muchas maneras de estar vivo, pero sólo una de estar
muerto. Con todo, la vida usa muchas y buenas aproximaciones de esta alternativa: la latencia, la hibernación,
las formas resistentes como las semillas, el abrigo o el simple crecimiento (más inercia)... La idea es reducir la
actividad o mantener la simplicidad y cruzar los dedos a la espera de tiempos mejores”. La depresión en los
humanos es un comportamiento típico de esta elección, aunque en el fondo, sin esperanza.
También hay otra opción, la independencia activa “El individuo se abre al mundo para mantener un estado
estacionario lejos del equilibrio. Las ecuaciones de la física de sistemas abiertos y de la matemática de la
comunicación explican cómo se consigue tal cosa. Si la incertidumbre del entorno aumenta, se puede
mantener la independencia del mismo estado aumentando la capacidad de anticipación del sistema (mejor
percepción, mejor conocimiento...), o aumentando la capacidad de influir sobre el entorno inmediato, esto es,
con más movilidad (capacidad para cambiar de entorno) o con más tecnología (capacidad para cambiar el
entorno) como ocurre con la construcción de nidos o guaridas”.
“Si la independencia activa fracasa y las fluctuaciones del entorno son tan caprichosas que no hay manera de
mantener el estado estacionario, todavía queda la posibilidad de la independencia nueva. Es la evolución. Se
logra por combinación de individuos preexistentes. Estrategias de prestigio son la reproducción
(especialmente la sexual, claro), la simbiosis u otro tipo de asociaciones. En este caso, las ecuaciones son
claras: un aumento de la incertidumbre del entorno requiere un aumento de la complejidad del
sistema”.
Elegir la incertidumbre como un aspecto relevante del entorno y no tanto el entorno en sí mismo, es factor
clave para la supervivencia, aprender a mantenerse independientes de ella es la respuesta óptima y en cuanto
mayor sea la capacidad de anticipación a la incertidumbre y la de dar respuestas nuevas a ellas, mayor será
nuestra independencia y mayor serán las opciones de supervivencia. Esa es la misión cuando se educa. Es
curioso como en muchos casos la educación ha sido concebida más como la opción para eliminar
incertidumbres, proveer certezas, lo antagónico a la vida y no una oportunidad para aprender a reconocer, ante
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cualquier tiempo, modo y espacio, la posibilidad de poseer internamente y de tener disponibles en el entorno,
un potencial de respuestas inteligentes que puedan soportar la vida y su permanencia, lo cual permite decir
que además de evolucionar, se coevoluciona, es decir se participa activamente y de manera nueva en la
creación y transformación que hace de la vida lo que es. Los humanos además pueden hacerlo de manera
consciente y voluntaria, el famoso libre albedrío, por eso aunque creámoslo o no ¡Siempre hacemos lo que
nos parece! Eh ahí la confrontación eterna entre quien educa y es educado.
Aprender, aprender a aprender y enseñar a aprender para crear respuestas activas y nuevas, implica reconocer
las ventajas de la organización, de la cooperación y la solidaridad. Valorar el verdadero significado de saber y
de comprender la importancia de compartir el conocimiento que subyace a todo saber, implica ganar
conciencia de que, entre más individuos organizados participen, mayor probabilidad hay de disponer de
dichas activas nuevas respuesta. Esto es la Inteligencia Social, capacidad para elegir la cooperación entre
individuos, con el fin de aumentar las posibilidades y probabilidades de crear respuestas activas y
nuevas que incrementen, de manera más confiable, segura y cierta, la independencia de la
incertidumbre, tanto de cada individuo en particular, como del todo colectivo que se configure. Hacer
sinergia entre las individualidades es asunto de vida, ni más ni menos.
Los principios que soportan la inteligencia social son:
Todo en el universo está conectado con todo
Todo va a algún parte
Ninguna opción para mejorar es gratuita. No hay desayuno gratis en el universo.
La naturaleza sabe lo que hace, hay que saber leer el texto inmerso en cada contexto.
Con frecuencia se olvida que los humanos hacemos parte de un tipo de seres vivos conformado a su vez por
miles de millones de organismos vivos que se han organizado y colaboran entre sí para conservar el máximo
tiempo posible su condición de vivos. Los humanos somos redes organizadas y complejas de organismos
vivos unicelulares con necesidades y funciones que al integrarse aumentan las posibilidades de existir,
aumentan sus respuestas ante las incertidumbres, organismos que han cedido grados de libertad para aumentar
sus posibilidades de existir, ganar grados de libertad. ¿Cuándo se ha visto un riñón caminando por la calle,
con una pancarta gritando “viva la independencia de la incertidumbre”? Toca que le sugiera al resto del
cuerpo participar de la idea.
¿Justifica ceder en libertad absoluta para ganar independencia de la incertidumbre? ¿Se justifica el precio y el
esfuerzo de educar, de evolucionar, de co-evolucionar? Contestó que sin lugar a dudas? Eso es co-evolucionar
es más fácil si hay organización social “Juntos, pero no revueltos”. Aprender a valorar las potencialidades y
fortalezas que hay en el interior de cada uno de los seres humanos con quienes se establece algún grado de
relación, para ampliar las opciones de respuesta ante lo incierto, al riesgo, la aventura, lo inesperado, lo
desconocido, lo crítico; evaluar que tan efectivos, eficaces, ahorrativos, oportunos y conscientes se puede ser
o pueden ser los demás, para responder sinérgicamente ante cualquier incertidumbre y, con ello, valorar y
aprovechar lo que cada individuo y el entorno ofrece, reconocerlo es parte de la función de “Educar”.
Enseñar a aprender, aprender a enseñar, enseñar enseñar, aprender aprender, para saber responder
con eficacia, efectividad, ahorro vital, utilidad, oportunidad y conciencia ante lo inesperado, de tal
manera que se aprovechen e incrementen las opciones individuales y colectivas de conservar la vida con
calidad en todas sus dimensiones.
Para desarrollar la inteligencia social es indispensable la comunicación y, quién mejor que Humberto
Maturana, para aportar una definición que si la comprendiéramos a cabalidad permitiría un incremento
significativo de dicha inteligencia. Para él, comunicar es coordinar comportamientos para acoplarlos
mutuamente en busca de un propósito común. Si hay claridad y acuerdo con respecto al propósito, el
acoplamiento es viable y por tanto aumentan las posibilidades de incrementar las respuestas activas nuevas,
oportunas y útiles ante la incertidumbre. La comunicación no es sólo hacia afuera sino, también, interna. De
hecho, lo que fundamenta la existencia de un organismo vivo es la capacidad de los sistemas que lo
configuran para comunicarse entre sí. Es escribir la partitura entre todos sus componentes, entre los que
participan del mismo contexto.
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La comunicación no es posible sino comprendemos los conceptos que le subyacen y se integran entre sí, lo
cual marca su nivel de complejidad:
Identificar datos y señales (información): Un dato es energía. La información o señal, es energía
estructurada, la experiencia genética o adquirida le da un significado al dato, según el sistema sensorial que lo
capta. Ondas luminosas captadas por el ojo humano (dato) Esto es rojo (información).
Conocer: Cuando se identifican las tramas relacionales que subyacen a cualquier evento observado
(reconocido con uno o todos los sentidos) tanto al interior, como al exterior de sí mismo (a).
Ese vestido rojo me gusta.
Comprender: Cuando con el conocimiento se ahonda en la naturaleza del ser que trama las relaciones y la de
todo (s) aquello (s) que pueda ser afectado por las consecuencias que éstas desencadenan, en el tiempo corto y
en el largo, incluido sí mismo (a) los (as) demás y todo lo demás.
Es mejor que a esta edad no me ponga ese vestido rojo.
Entendimiento: Es cuando se sabe qué Ser, Hacer, Estar y Tener ante las incertidumbres, en el tiempo
largo y en el corto, a partir del conocimiento y comprensión que se posee, apropiando y aplicando principios y
relaciones a las regularidades y permanencias que las rigen y traman (dichas incertidumbres), lo que las
potencializa, interrumpe, impide, desestructura, da sentido y permanencia al existir.
Señorita, véndame, por favor, ese vestido azul ¿Me puede rebajar un poco el precio y encimarme el
recortar un poco el largo? Así me quedará perfecto para lucir en la fiesta.
Qué pena no le puedo rebajar, porque no está el dueño, pero sí hacer que le quede perfecto de largo.
Es un buen comienzo, entonces, ¿En cuánto me queda?
Cien mil.
Aquí está mi tarjeta, aun mes por favor. Gracias
Una sonrisa mutua cierra la comunicación, el propósito implícito de la acción para comprador y vendedor
queda consumado. Maturana dice que la comunicación es coordinación de coordinaciones hasta lograr el
propósito común, implícito e explicito, que generó el intercambio de saberes, expresados a través del
lenguaje, bueno esas no son sus palabras exactas, sin embargo, así lo entendí.
Resignificar el concepto de educación a la luz de la comunicación es fundamental para aprovechar el 98.27%
de disponibilidad de nuestros genes, de los cuales sólo viene activo al nacer el pequeño 1,73%, sin embargo,
tan capaces de tanto, basta mirar un recién nacido (a), esta pequeña porción ya lista viene disponible para que
el pequeño niña o niño, cree sus propias respuestas activas, nuevas, oportunas y útiles ante las incertidumbres
que le va correspondiendo vivir. No se nace con papel y lápiz en la mano, sin embargo, cada cual debe
escribir la propia historia, el texto según el contexto. La educación asume así su misión fundamental, integrar
a las nuevas generaciones en contextos de formación, con la aceptación de lo legítimo, genuino y único de
todos, todas y de todo, para comunicar, compartir información y construir el conocimiento y saber individual
y colectivo, la cultura, que garantice la permanencia humana en el planeta, el mayor tiempo posible,
participando de manera ética y responsable del cuidado de las tramas relacionales que la hacen posible. La
educación lleva de la mano a las nuevas generaciones para que aprendan a escribir, a su nueva manera,
la mejor historia posible de la humanidad.
Por lo crucial del asunto, es importante aquí pensar en una propuesta de concepto de cultura: Patrón de
organización específico de un colectivo social humano, el cual configura un sistema social de
interpretaciones, cuyo significados valorados y compartidos, determinan la manera predominante, por
tanto aceptadas, de Ser, Hacer, Estar y Tener, con el objeto que cada individuo en particular, así como
el colectivo en general, puedan vivir y realizar sus necesidades, cumplir la función que corresponde a su
naturaleza para hacer posibles de esa manera los propósitos individuales y los que acuerden como
comunes, procurando coherencia y consistencia con la existencia de la vida en todas sus dimensiones.
Nada fácil sin lugar a dudas, sin embargo, ninguna cultura tendrá sentido sino considera esas variables. La
educación adquiere dimensiones realmente significativas si se la percibe como creadora, dinamizadora,
soporte y mejoradora de la cultura.
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La educación tiene, entonces, una doble tarea: promover que cada ser humano al interior de sí mismo,
encuentre, cree, mantenga y mejore sus propias respuestas activas y nuevas ante las incertidumbres y lo haga
de manera útil, responsable y oportuna, a la vez que promueve que se sinergicen esas respuestas individuales
para crear, mantener y mejorar otras activas y nuevas respuestas ante las incertidumbres, poco posibles de ser
dadas por individuos particulares y en soledad.
Indispensable que las tareas anteriores busquen hacer coherente al individuo con su entorno y viceversa,
especialmente con el entorno cultural, ya que la vida, en millones de años de aprendizaje, se ha hecho cargo
de la coherencia entre el territorio y la naturaleza humana. Cuando se hacen coherentes territorios, cultura y
naturaleza humana, la calidad de la supervivencia se incrementa. La respuesta incoherente que viene de afuera
puede poner en peligro la coherencia interior y la incoherencia del individuo puede poner en peligro la
coherencia de la naturaleza interna y externamente. Actualmente hay muchas muestras de las fallas en dicha
co-coherencia, sin embargo, si la educación comprende la importancia de contribuir a la construcción de un
Acuerdo social por la coherencia con la vida, tanto en lo individual como en lo colectivo, reconociendo
que con éste, las probabilidades de existencia y su calidad se pueden incrementar de manera
significativa, enfocándose así de manera inmejorable a su misión: “Crear, construir y mantener
acuerdos sociales que eleven la coherencia entre las formas de ser, hacer estar y tener individuales y
colectivas y la naturaleza interna y externa de los mismos, incrementando con ello la INTELIGENCIA”
Educar es como tejer un tapiz colectivo en una maloka, su contribución es tan importante que la hebra que se
coloque o retire puede significar cambiar la esencia de ser del tapiz, hacerlo bello, mediocre o destruirlo.
Saber construir acuerdos con la naturaleza, colocar o retirar hebras, le implica a la educación pensar otros
aspectos tales como el de progreso, Wagensberg viene de nuevo con su ayuda. Para él “Progresar en un
entorno es sencillamente ganar independencia respecto de él. Las líneas progresivas y las regresivas no
son ejemplo y contraejemplo de un mismo evento contradictorio, sino dos casos particulares diferentes de otro
más general. El regreso se da en condiciones de hiperestabilidad y el progreso bajo la presión de la
incertidumbre ambiental. Podemos respirar aliviados y reconciliarnos con la fuerte intuición de que, después
de todo, algo ha ocurrido entre la aparición de la primera bacteria procariota y, digamos, el nacimiento de
Shakespeare”.
La vida progresa porque es creativa por naturaleza, ante las incertidumbres, conocer, comprender y entender
tiene fin propio, construirse a sí misma y de esa manera aumentar las posibilidades de independencia de la
incertidumbre. Autopoiesis, llama Humberto Maturana a la potencialidad de la vida de provocar cambios
continuos al interior de sí misma, configuraciones constantemente nuevas, mientras preserva la esencia
de ser o patrón de organización que identifica al individuo vivo o a los colectivos que la configuran. Lo
que es un ser humano se ha construido despacio y de manera segura, a prueba de muchas incertidumbres. Un
ser humano es el producto de generaciones enteras de evolución, incontables fragmentos de información
reunida en millones de años, concentrados en una forma única, legítima, genuina, sin copia y aunque se
parezca a los miembros de su familia, incluso, parezca idéntico a su gemelo, si lo tiene, siempre habrá algo
que lo distingue, la forma como sus características físicas, funcionales, emocionales y comportamentales se
presentan. He ahí el verdadero reto de la educación “Educar en la diferencia y a favor de la misma”
Los genes humanos están diseñados para desarrollarse con lentitud y requieren de la ayuda de otros humanos
para lograrlo, el desarrollo fetal sigue un camino ordenado y previsible al igual que los demás procesos
vitales. En forma constante hay genes que se encienden y apagan, aumentan o disminuyen su brillo
respondiendo a cambios ambientales, los genes que controlan, orientan y dirigen el desarrollo del cerebro no
son la excepción, las facultades de los genes cambian con el curso del tiempo. La influencia genética aumenta
con la edad y durante toda la edad adulta llegando incluso al 80%, mientras que el efecto del ambiente
compartido desciende casi a 0 con la edad, dicen Dean Hamer y Peter Copeland. Al crecer los humanos son
más responsables de crear su propio ambiente e influirlo, saber aprovecharlo al máximo, depende de lo
temprano haya comenzado y lo adecuada y positiva que haya sido su interacción con el ambiente y, aunque
parezca contradictorio, así se forma la capacidad para mantenerse independiente de la incertidumbre.
Los mismos autores cuentan que la cantidad de información nueva que puede ser depositada en el banco de la
memoria de largo plazo es limitada, dado que sólo se posee una cantidad limitada de proteína activadora
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(CREB), lo cual puede explicar por qué los períodos cortos y múltiples de memorización son más efectivos
que un solo período largo. Los centros productores necesitan tiempo para generar el activador, de ahí que la
manera de recordar algo es mediante múltiples sesiones breves de aprendizaje con recreos intermedios. Se
logra recordar más si se aprende un poco todos los días que atosigándose de demasiada información en una
noche, antes de un examen. Es bueno observar aquí lo que fundamenta los breves períodos escolares seguidos
de cortos recreos. Muchas cosas tienen su razón de ser en el proceso educativo seguido en las escuelas, puede
tomarse en consideración en la educación dada en casa, sin lugar a dudas. Ambientes estimulantes permiten
usar más el cerebro y por tanto recordar complejas topografías, lo cual mejora la funcionalidad y capacidad
del cerebro, de ahí la significativa importancia del ambiente. Es más, hay un período en que esa mejora es
viable, pasado este período llamémoslo de improntas, el cerebro no se construye más y de ahí en adelante
todo es asunto de sacarle el máximo partido a la construcción lograda y, claro, seguir aprendiendo.
Veamos algunos ejemplos de cómo el ambiente puede compaginarse con los genes y marcar la diferencia en
las individualidades. Un bebé, genéticamente orientado a la exploración, puede no serlo, apenas puede se
desplaza a inspeccionar la “altísima silla” que tiene al frente, mamá prevé que puede hacerse daño e impide la
exploración, alejándolo con cuidado del lugar e influyendo su percepción del mundo “esa cosa (todavía no
sabe que esa cosas es una silla) es peligrosa y la mejor manera de afrontar los peligros es alejándose de ellos”.
Otro bebé, igualmente explorador, otra mamá. Él intenta subirse a la silla, mamá se mantiene a prudente
distancia para prevenir que se golpee si se cae, además, puede colocar un cojín en el lugar donde podría caer
si no logra vencer en el intento, lo incita a seguir adelante y, por supuesto, besos, abrazos y felicitaciones
verbales cuando consigue trepar, contempla el mundo desde más arriba y es influido por la experiencia “Qué
bueno soy para esto, ja” Otro bebé explorador, otra mamá. Ella ve al bebé ir a silla y grita espantada, él no
sabe qué pasó “está confundido”. Tres experiencias, tres influencias, tres maneras de interactuar con el
mundo, tres maneras de aprender, tres maneras de ser y todas ellas tienen un mismo sustrato, la genética, que
en relación con el contexto provoca efectos diferentes, bebés diferentes, mamás diferentes, experiencias
diferentes, saberes diferentes.
Y aunque la genética parezca la misma tampoco lo es tanto, Dean Hamer y Peter Copeland nos muestran por
qué. El elemento bioquímico que compone los genes se denomina ADN, ácido desoxirribonucleico y está
compuesto de cuatro bloques, llamados bases de las cuales sólo hay cuatro variedades: A (Adenina), G
(Guacina), C (Citosina)y T (Tiamina), cada cual al unirse en largas cadenas crean las sutiles diferencias que
nos hacen únicos. Cada molécula de ADN consiste en dos de esas cadenas, apareadas según esta regla “A se
une con T y G se une con C. El ADN almacena información en el orden de las bases. La secuencia AGCT,
significa una cosa. La secuencia TCGA otra distinta algo así, dicen ellos, como la diferencia que hay en el
significado de Roma y amor.
Dicen que el cerebro y el cuerpo son construcciones de ADN, que es más o menos igual en todas las personas
en un 99.9%, más o menos no es lo mismo que igual, ahí radica lo interesante, ese 0.1%, o sea una parte de
cien, considerando que se trata de tres mil millones de bases químicas es lo que hace que la diferencia
adquiera importancia. Genéticamente pueden existir treinta millones de diferencias entre un individuo y otro,
esto es lo que nos hace únicos, es más, esas diferencias pueden aún no significar mucho. Las que son
verdaderamente significativas pueden ser mucho menos. La letra menuda es la que hace la diferencia entre un
gran pintor y otro que teniendo pinceles, deseos, escuela y buenos maestros (as) no logre serlo. Que una
persona tenga un gen con T en la posición 4.356, mientras otra tienen en ese sitio una C, es un detalle muy
simple y, sin embargo, puede significar que alguien esté siempre alegre y otro se ponga triste con facilidad,
que alguien pueda comer en exceso sin engordar o lo contrario, que alguien sea un aventurero como los bebés
del ejemplo o, por el contrario, bajos buscadores de novedad.
Sin embargo, agregan ellos, lo que hoy en día se sabe sobre los genes no significa que el ser humano deba
resignarse a un destino predeterminado por ellos, a ningún científico (a), hoy en día, a pocos papás, mamás y
maestros (as), les cabe en la cabeza que el niño o la niña sea una tabla rasa, página en blanco dispuestas a que
alguien escriba en ella, marcando su control sobre su existencia. La verdad, es que poco a poco se ha ido
comprendiendo, ayudados por las computadoras, que él o ella vienen con un hardware que les permite hacer
ciertas instalaciones y establecer ciertas relaciones, vejiga llena micción segura, sin embargo, es el software
que se va a agregando, a medida que interactuamos con nosotros mismos, con los (as) demás y todo lo
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demás, lo que permite opciones de supervivencia. Se hace pis en el baño solamente, a cambio, alegrías y
felicitaciones, apoyo social en contraprestación. Estas experiencias son las que hacen de la vida y de cada
individuo humano en particular, algo único e irrepetible y si no ¿Qué hace que cause tanto dolor la muerte de
alguien a quien amamos? Simplemente, su irremplazabilidad, los demás serán mejores o peores pero, jamás,
idénticos.
Educación y crianza se convierten así en coadyuvantes de la magnífica labor que la naturaleza ha desarrollado
en millones de años; genes diferentes crean personas diferentes, crean cerebros diferentes los cuales, a su vez,
crean respuestas diferentes y provocan consecuencias diferentes cuando entran en relación con un
determinado contexto. Entenderlo puede ayudar a papás, mamás y educadores (as) a aliviar cargas de culpas
“por no saber hacerlo bien”, “si lo hubiera hecho de otra manera”, por el contrario, les permite entender lo
fascinante de la tarea que tienen entre manos, seguir ayudando a la naturaleza a hacer de esos seres humanos
únicos e irrepetibles, por tanto, susceptibles de contar con la respuesta que un día le permita a la vida,
conservarse y mantenerse independiente de la incertidumbre, cualquier incertidumbre, a partir de hacer de
cada niño y niña una muestra única, genuina, de tanta inteligencia como la que lo y la soporta y, sobre todo,
seguir siéndolo por las respuestas que sabe, descubre y crea. Participar de manera activa y nueva en la
Coevolución es tarea que vale la pena emprender. Educar es asunto de vida, ni más ni menos.
Comprender las “bases” genéticas ayuda a comprender las relaciones que surgen entre humanos, la gente es lo
que es, sin embargo, este “que se es” se transforma constantemente en la relación con el otro, la otra, lo otro.
Padres, madres, hermanos, maestros, maestras, niños y niñas se deben descubrir mutuamente, no como el
colonizador y conquistador que llega y subyuga al más débil, al pueblo descubierto y desconocido, al que
mata, castiga, ignora, deja de lado, abandona y excluye al que se le opone para, por el contrario, disfrutar la
danza y el juego creativo y amoroso provocado por el encuentro de las diferencias, la posibilidad de descubrir
y desarrollar las potencialidades escondidas en los genes de unos y otras, las cuales, para que igual que las
flores de monte, que sólo aparecen cuando las condiciones les son favorables, cumplir su propósito, atraer
insectos y dar nuevos frutos, atraer pájaros que se alimentarán de ellos y transportarán sus semillas a mejores
lugares para conservar la vida que les subyace, todo en mutua y armónica corresponsabilidad. ¿Qué hubiera
sido de América si esa hubiera sido la disposición y el carácter de sus conquistadores? ¿Qué será de las
generaciones futuras si el carácter de papás, mamás, maestros (as) y sociedad cambia y se acomoda a los
nuevos saberes sobre la naturaleza que a todos (as) y todo subyace?
Imagínese, por un momento, el planeta como un gran sembrado únicamente de bellas margaritas blancas que
sólo resisten temperaturas entre 10 y 50 grados y en un momento dado una nube de polvo estelar cubre el sol
haciendo bajar la temperatura a menos de 10 grados ¿ Qué pasaría? En su respuesta está el saber que la vida
sabe hace millones de años, entre más variedad, mayor posibilidad y probabilidad de respuesta ante lo
incierto. ¿No es entonces, asunto de lógica e inteligencia la variabilidad de temperamentos y caracteres que
influyen y confluyen en la sala de una casa, en cualquier salón de clase y ni para qué hablar de un estadio de
futbol, un concierto de rock, una manifestación política? ¿Por qué no aprovechar tanta generosidad?
Los genes hacen lo humano y marcan la diferencia individual y de especie, dado su importante papel en
cuanto a la facilidad y la frecuencia con que una persona percibe y reacciona ante un evento, interno o
externo, reconoce, en medidas variables, como los hábitos que se ha adquirido por repetición, que se ha
aprendido a conocer, comprender y entender, influyen en sí mismo, los (as) demás y todo lo demás, las
consecuencias observadas de dicha influencia y, sobre todo, el impacto que lo anterior tiene en la dinámica
social, personal, en el territorio, el planeta mismo y, sobre todo, visceversa. Una referencia interesante de los
autores anteriores, ilustran como la sensibilidad de un niño o una niña es suficiente para responder a las
diferencias individuales de crianza, ellos dicen que en un estudio realizado por la Universidad de Washington
sobre familias con gemelos y/o cuanto menos dos niños del mismo sexo, se descubrió que si los padres dan
un trato distinto a uno de los gemelos, aunque la diferencia sea sutil, él o ella responderán de manera acorde.
Si los padres muestran conductas amorosas y afectuosas la lección “se pega”. La investigación mostró una
clara relación entre la crianza positiva y la conducta positiva en la infancia. Cuando los padres mantienen una
buena comunicación con sus hijos y disfrutan compartiendo actividades con ellos, toda la familia sale
favorecida, la escuela sale favorecida, la sociedad sale favorecida. Descubrieron, también, una verdad de
Perogrullo, el trato duro y negativo tiene el efecto opuesto.
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Cuanto más castigos que incluyen gritos, rechazos activos, no prestarle atención o ignorar al (la) niño (a), más
difícil será que él o ella pueda responder adecuadamente y con calidad a las relaciones sociales, menos aún a
las incertidumbres propias de la vida. Menos inteligencia social. Según los autores, un hallazgo de ese estudio
que vale la pena resaltar aquí, fue encontrar que la crianza negativa tiene, estadísticamente, un efecto más
potente en cuanto a causar mala conducta que la crianza positiva en cuanto a causar buena conducta.
Resultados que vale la pena considerar para entender que cuando el (la) maestro (a) acomodan en el salón
niños y niñas de los cuales no tiene la más mínima referencia sobre los hábitos o patrones de crianza de sus
padres y éstos se encuentran, inesperadamente, con los propios patrones de crianza de sus maestros (as) y,
para completar, con los de sus compañeros (as) de clase, sólo incertidumbre puede esperarse, especialmente,
en los actuales seres humanos sometidos a incertidumbres globalizadas. La genética y la crianza no pueden
explicar todos los comportamientos observados, la escuela, la geografía, el territorio, el momento histórico, la
cultura, la política y economía, vienen a agregarle más ingredientes a la sopa de la personalidad y a las
características de los contextos en la que ésta se cocina, haciendo de la educación algo más cercano a la labor
de un chef que a la de un simple cocinero por obligación.
No se podría cerrar esta, a veces errática disertación, sin antes reconocer que la esencia de la educación es
educar para la autodirección, saber cuánto y cuando demorar la gratificación, sabiendo que con ello se
lograrán, en el tiempo, mayores beneficios. Formar conductas de auto control, más que de control externo,
puede favorecer de manera significativa la labor educativa. Es tan importante este aspecto que hay estudios
que muestran correlaciones directas entre la conducta de autocontrol y el éxito en la vida. La autodirección y
el autocontrol contribuyen a su vez a construir sentido de autoeficacia, opinión que tenemos de lo que
sabemos y podemos hacer para obtener determinado resultado en un determinado ambiente. Esta se relaciona
con la autoconciencia, facultad de saber qué hacer con los deseos, poner los impulsos a disposición del logro
de un propósito consciente, aprovechando la deliberación, pensar antes de actuar, teniendo cuidado de no
demorar la decisión más allá de la consideración de oportunidad y recordando por siempre, que es muy
probable que el libre albedrío, asumir el mando de la propia vida, sea asunto de genética.
Tampoco se puede cerrar sin decir que tomar la educación desde esta perspectiva implica un esfuerzo grande
de planeación, la improvisación y la falta de disciplina, aumentan la incertidumbre. La disciplina aquí no
hace, por supuesto, referencia a la disciplina militar y a su relación con la obediencia y la sumisión, hace
relación al compromiso de concretar los propósitos individuales y colectivos, sociales, ambientales, en
coherencia con el resto de la vida y el planeta, así que vale la pena afrontar la educación como proyecto de
vida.
El máximo de eficacia que se puede concebir como seres humanos será la conciencia de conocer, comprender
y entender, simultáneamente, lo que pasa aquí y ahora en el territorio, en el entorno, al interior de si mismo
(a), las consecuencias inmediatas, mediatas y de largo y muy largo plazo de las elecciones y acciones que se
hacen frente a ese entorno y territorio para tener “el poder” para decidir aquí y ahora qué puede o no, ocurrir.
Muchas de las patologías que el “poder” ha provocado a lo largo de la historia de la humanidad, son el
resultado de querer hacer lo anterior, a veces a cualquier precio. La mayor fortaleza de la especie humana ha
sido, también, su mayor debilidad, tanto que se ha puesto a la especie misma en peligro de extinción. El poder
tiene muchas acepciones, desde la capacidad de hacer lo que uno quiere, hasta la de hacer que otros hagan lo
que uno quiere aunque no quieran. ¿Cómo armonizar ese sentido de autoeficacia humana sin caer en el “abuso
del poder” que ha puesto a la especie en peligro? Poniendo en la sartén: Talento, Suerte y una adecuada
Sintaxis de la Acción.
Del Talento, la genética se ha hecho cargo, la Suerte es simplemente toda oportunidad bien aprovechada. El
que no sabe para dónde va cualquier bus le sirve ¡Qué suerte llegó mi bus! La vida privilegia a los que saben
para dónde van y están listos, atentos. La sintaxis de la acción, es el proceso coordinado seguido para
obtener, crear y dar respuesta a cualquier necesidad o requerimiento que nos hace el diario vivir. Cuando con
esas respuestas se favorece a sí mismo, simultáneamente, que se favorece a los demás, las demás y a todo los
demás, se favorece la vida, de la cual, inevitablemente, los humanos son sólo sus intermediarios, aumentando,
de esa manera las posibilidades de vivir una vida de calidad, darle sentido y valor a la existencia. No hay que
cansarse de repetirlo.
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La sintaxis gramatical es la coordinación íntima entre las palabras de una frase para darle sentido y facilitar la
comunicación verbal, cada cual es libre de elegir el cómo de dicha sintaxis, sin embargo, no hay que olvidar
que ésta dependerá de los datos, la información, los conocimientos, su comprensión y el entendimiento que se
posea respecto al asunto que se trata. Si se presta atención a la forma como se hacen las cosas cuando no se es
consciente, se va a comprobar que seguimos un complejo proceso, sólo que como se hace milésimas de
segundo no siempre es notado. Si se toma más conciencia, tal vez quede fácil comprenderlo y de así aplicarlo
a tareas tan complejas y relevantes como la educación.
Si se piensa, unes y coordinan ideas, conceptos, propósitos, objetivos, actividades, tareas, factores y
recursos, siguiendo un camino que es a la vez lineal, multidireccional y multidimensional, se define un
propósito, utiliza el poco o mucho conocimiento que se posee, busca el orden, la coherencia, la flexibilidad, el
control, la diversidad, la autorregulación y la diferenciación, reconocer el todo y la parte, guardar memoria de
lo realizado, volverse sobre lo aprendido, crear nuevas relaciones y, sobre todo, darle sentido a la interacción
de todos ellos con nuestra acciones, se puede tener la certeza de incrementar las posibilidades de una, cada
vez mejor, calidad de vida, mayor y mejor inteligencia en las respuestas ante las incertidumbres.
¿Y cómo hacer todo eso sin entrar en confusiones y terminar abandonando el proyecto educativo y disfrutar el
logro propuesto, expresado en felicidad? Enfocando, prospectando, dirigiendo y concretando las
respuestas, que por seguir esta sintaxis, se pueden identificar como inteligentes, las cuales al concretarse y
expresarse en el comportamiento, en obras, productos, bienes o servicios, deben permitir atender de la mejor
manera posible las necesidades del ser humano, las organizaciones de las que hace parte y las del planeta del
que somos parte constitutiva, a la vez que se es capaz de aumentar la independencia de la incertidumbre.
“Obras son amores” dice el refrán popular.
Enfoque el proyecto: Dése cuenta consciente de la o las necesidades que lo (la) impulsan a hacer el proyecto.
Identifíquelas plenamente, no sólo las suyas, las de todos los que hacen parte de su proyecto educativo las
cuales, si son efectivamente atendidas permitirán mejorar la calidad de vida individual y colectiva, aumentar
el sentido de autoeficacia y estar mejor preparados para mantenerse independientes de la incertidumbre. Esta
es la razón que motiva y compromete la realización de todo proyecto, seamos o no conscientes de ello. Este
paso “Es la esencia de lo genera un acto amoroso”
Prospecte: Piense y defina la forma óptima de lo que se debe Ser, Hacer, Estar y Tener, para atender las
necesidades identificadas. Es muy importante definir primero el Ser, para que éste defina el Hacer, luego éste
defina el Estar y, por último, éste defina el Tener, para poder cosmosentir (no sólo ver, hay que sentir el
proyecto con los nueve sentidos y en consideración a la totalidad del proyecto). “Pensar el acto amoroso.
¿Con qué se va a atender la necesidad, cómo, cuándo y dónde, con quién y con qué?
Dirija: A partir de la consideración del aquí y ahora y su relación con el cosmosentir, dado por la
prospección, establezca el desfase entre los que se es, hace, tiene o está aquí y ahora y lo que definió que se
quiere, ser, hacer estar y tener. Considere sus condiciones y las del contexto, sea creativo (a) para pensar la
forma de superar el desfase, aproveche sus fortalezas y las oportunidades del entorno, controle sus debilidades
y las amenazas, diseñe con esa información la estrategia de dirección. Considere los ejes estratégicos de un
proyecto:
Organización: Identifique, diseñe, consolide, haga seguimiento y mejore el Patrón de Organización
de las personas que harán parte del proyecto, desde el principio hasta el fin, evalúe que el propósito
sea al mismo para todos y todas y los compromisos que cada uno puede asumir al respecto en razón a
sus propias particularidades. No empiece hasta que quede, absolutamente claro lo que se quiere y va
a lograr.
Invenio, Investigación y Gestión de la Información: Identifique, encuentre, registre, analice,
aproveche, conserve, evalúe, optimice, comunique y conserve la memoria de los datos y la
información necesaria y suficiente, incluida la no explorada y que aparece por azar, promueva la
comprensión de los mismos, genere ideas, metodologías, descubra insumos, herramientas, procesos y
soportes que orienten y apoyen el proyecto. Resalte los aprendizajes que resulten de la experiencia,
los fracasos y los éxitos. Aproveche tendencias y varianzas de la ciencia y el mundo exterior. Llegue
al entendimiento y construya saberes individuales y colectivos.
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Acción y Desarrollo: Identifique, diseñe, coordine, haga seguimiento, evalúe y realimente los
procesos necesarios y suficientes para obtener los resultados esperados. Coordine dirección, factor
humano, compromisos ambiente, tiempos, insumos y recursos, desde el diseño hasta la obtención y
evaluación de los resultados esperados, hágalo con regularidad.
Relaciones y Expansión: Identifique, seleccione, coordine, concrete, haga seguimiento, evalúe y
realimente las tramas relacionales necesarias y suficientes para lograr que los resultados del
proyecto sean oportunos, atractivos y respondan a la calidad que les definió.
Soporte y Sinergia: Diseñe procesos y mecanismos para el soporte, seguimiento, mejora y
evolución de las acciones desarrolladas.
Economía y Finanzas: Defina, dirija, haga seguimiento y evalúe el presupuesto financiero y cuidado
de los bienes, con el fin de obtener y consolidar la economía interna y externa de los sistemas
involucrados, tomando como referencia el mínimo de costo y el máximo beneficio, siempre
relacionando éstos con el bien común, sin por ello dejar de lado el bien individual, igualmente, es su
responsabilidad propender por el flujo financiero que soportan los ingresos y egresos del proyecto.
En este campo improvise lo menos posible.
Para cada uno de estos ejes fije objetivos y metas, considere entorno, y tiempo largo y corto, ética de
cuidado y responsabilidad amplia, y particular de quienes participan del proyecto, las actividades,
tiempos, espacios, conocimientos, recursos y defina indicadores de resultado y la calidad de los mismos.
Concrete: Haga realidad lo pensado, definido y escrito en las etapas anteriores. Verifique y realimente, a
medida que va operando el proyecto, lo que se esté cumpliendo en relación con el propósito y esté
garantizando que la necesidad que le dio origen al proyecto tenga opciones de ser atendida. Evalúe el logro
obtenido en términos de las expectativas, aprenda lo que haya que aprender de la experiencia y guarde
memoria inteligente del proceso, para retomar el conocimiento adquirido cada vez que se esté en situaciones
similares, ahorre energía vital y recursos. Aprenda cómo mantenerse independiente de la incertidumbre, fin
último y razón de toda sintaxis de la Acción. No es fácil, lo sé, sin embargo, vale la pena aprender, la vida
le dirá por qué.
Este video premiado dirá que tan importante es lo que nos ocurre y lo que se puede hacer con la educación.
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BIBLIOGRAFÍA
GOLEMAN, Daniel. La Inteligencia Emocional, Buenos Aires, Javier Vergara Editor,
1996.
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LLINÁS, Rodolfo R. El Cerebro y el Mito del Yo, Bogotá, Editorial Norma, 2003.
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