emprendedores a la fuerza
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El paro, los ajustes de salarios y la reinvención de algunos sectores animan a los jóvenes a crear proyectos. Pero hay apoyos escasos y llegan tarde. Interesante artículo de Susana Pérez de Pablos.TRANSCRIPT
Emprendedores a la fuerza
El paro, los ajustes de salarios y la reinvención de algunos sectores
animan a los jóvenes a crear proyectos. Pero hay apoyos escasos y
llegan tarde
Susana Pérez de Pablos 17 SEP 2012 - 20:16 CET28
Un modelo de negocio innovador. Esto es lo que marca la base del buen
emprendimiento. Es decir, el montar un negocio con posibilidades reales de que sea
rentable y de que se mantenga en el tiempo. Como cualquiera puede imaginar, la idea es
importante, pero no lo es todo e incluso puede no llegar a ser nada. La mayoría de las
ideas nunca llegan a ponerse en marcha, coinciden los expertos, aunque sean fantásticas.
El mundo está lleno de buenas ideas, pero lo importante es llegar a ejecutarlas. Ahí está
el ejemplo de Facebook. La idea no es gran cosa, básicamente una vía de contacto de
antiguos alumnos: lo que hace que sea impresionante es la ejecución. ¿Y un nuevo
proyecto empresarial debe estar ligado a la tecnología? Pues no necesariamente. La
tecnología debe servir para cambiar la forma de hacer las cosas, de una manera más
eficiente y barata y sin perder calidad.
Hay menos ayudas, pero han surgido nuevas formas de financiación
Con pautas como estas arrancan las respuestas de los expertos a los interrogantes que se
plantea una nueva clase de emprendedor, el que emprende por necesidad, porque han
acabado en el paro o afectados por un gran recorte salarial en su empresa. Buscan
huecos por los que colarse en el mercado, en los sectores que conocen y tienen ahora
tiempo para dedicarse a ello, con la esperanza de poder convertir los problemas
laborales en oportunidades de futuro.
Al inicio de la crisis, entre 2008 y 2010 bajó la actividad emprendedora en España, pero
el pasado año se produjo el efecto contrario, según apunta sobre España el último
informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM). Es anual y el último se hizo en 54
países. Este estudio sitúa la tasa de actividad emprendedora de 2011 en un 5,8% de la
población española de 18 a 64 años, lo que supuso un incremento del 35% respecto al
año anterior. No es un síntoma de “recuperación económica”, advierte el informe para
evitar conclusiones erróneas; la actividad emprendedora se ha ampliado en parte por
“iniciativas promovidas por la necesidad y el desempleo”.
Emprender es un proceso que se puede aprender y mejorar
“Es verdad que en estos momentos hay que hacer de la necesidad virtud”, señala Jordi
Vinaixa, director académico del Instituto de Iniciativa Emprendedora de la escuela de
negocios Esade. “Pero sobre lo de ponerse a emprender por necesidad soy pesimista”,
prosigue. “La necesidad hace que las circunstancias sean propicias y las barreras
menores, pero, ¡ojo!, tiene que haber una oportunidad de negocio”.
El hecho de que uno no encuentre trabajo o no dé con la forma de materializar sus
expectativas hace que mucha gente se plantee emprender, y está claro que “si ese
desarrollo profesional lo hago yo, depende directamente de mí, me va a gustar más, y
eso hace que muchos se animen”, prosigue Vinaixa. “De hecho, hay mucha gente en los
viveros de empresas, en las llamadas incubadoras, que viene y te dice ‘dime en qué
tengo que emprender’. No cabe duda de que si se está en paro la barrera para hacerlo es
menor. Y, en realidad, si se tiene claro que se puede poner en marcha algo y se logra el
apoyo económico, es cierto que puede ser el momento, porque se puede dedicar a ello a
tiempo completo, poner todas sus energías en eso”.
Una de las peculiaridades que está ocurriendo en el mundo del emprendimiento, cuentan
los especialistas, es que ser emprendedor se está convirtiendo en un oficio. “El del
emprendedor en serie”, explica Vinaixa, “Se puede dar en un entorno corporativo o no
corporativo y son personas a las que se les da bien la puesta en marcha de un proyecto y
le gusta hacerlo. Saben lanzar la idea, montar el modelo de negocio y escalarlo. En
realidad, emprender es un proceso que se puede aprender a hacer y a mejorar”, añade
este experto.
Facebook, Google e Instagram no son tecnologías rompedoras
No es la primera vez que se contempla el emprendimiento como vía alternativa en
tiempos de crisis. Durante la crisis que se inició a finales de los setenta, la UE promovió
la puesta en marcha programas para ayudar a emprendedores, lo que llevó al desarrollo
de equipamientos, de edificios donde albergarles y apoyarles.
Por entonces nació Barcelona Activa, una de las organizaciones decanas en España en
este apoyo, que pertenece al Ayuntamiento de Barcelona. Con 26 años de experiencia,
recibe a cualquier persona que llama a la puerta con una idea, le ayuda a analizar la
viabilidad del proyecto y la acompaña en la puesta en marcha y la búsqueda de
financiación. “Nuestra vocación es la de atender y ayudar, mediante los contenidos de
nuestro portal y también con atención individualizada, y es verdad que con la crisis,
sobre todo en el último año, hay muchas más personas que acuden a nosotros, pero
hasta dentro de un par de años no veremos el impacto real de los proyectos creados, por
ejemplo, el pasado año”, señala Montse Basora, directora operativa de Emprendeduría
de Barcelona Activa.
Esta agencia favoreció la creación de 700 empresas en 2008, pasando a ser 1.700 entre
2009 y el primer trimestre del 2010. “Se están creando, por ejemplo, muchos negocios
en entornos digitales, ya que requieren inversiones pequeñas y suponen un menor
riesgo”, explica Basora. El comercio electrónico, las ofertas de servicios a través de
Internet, las empresas de base tecnológica, como las que crean aplicaciones para
móviles, son algunos de los sectores con más movimiento emprendedor desarrollado
con la ayuda de Barcelona Activa.
Juan José Güemes, que preside el Centro Internacional de Gestión Emprendedora de IE
Business School, apunta diversos cambios en los últimos años relacionados con el
emprendimiento.
En los jóvenes la percepción del riesgo es menor, y el atrevimiento, mayor
“Uno de los grandes cambios que se está produciendo en el emprendimiento en España
es que la gente está dispuesta a transferir esa tecnología al mercado, y en eso ha
cambiado el discurso radicalmente desde hace 10 años, cuando no era infrecuente oír en
una universidad el lema de que ‘la ciencia no se mercantiliza’. Aunque hay que respetar
todos los puntos de vista, también hay que pararse a pensar que esa producción
científica se financia con los impuestos de todos los españoles, y es justo y legítimo que
la sociedad diga que quiere convertir eso en creación, riqueza y empleo. El siguiente
gran cambio es que es cierto que la tecnología, salvo contadas excepciones, es un
commodity (un bien producido en masa de gran valor y utilidad en muchos campos). Es
decir, el desarrollo tecnológico lo están haciendo 15 países a la vez y lo que marca la
diferencia es la ejecución, el ser capaces de llevar esa tecnología al mercado a través del
emprendimiento, que es lo que nos maravilla, por ejemplo, de Israel, del Massachusetts
Institute of Technology (MIT) o de Stanford, es decir, de quienes han marcado la
diferencia y están revolucionando el mundo llevando esa tecnología al mercado”.
Entonces, ¿el emprendimiento va ligado necesariamente a la tecnología? “No
necesariamente”, responde Güemes. “No es verdad que todo el emprendimiento de alto
potencial esté ligado a la tecnología. Si se piensa en los casos que han asombrado al
mundo en los últimos años (como Facebook, Google o Instagram), ninguno es un alarde
de tecnología disruptiva. Pero sí creo que el tipo de emprendimiento en el que podemos
aportar valor, y el que pasa por nuestras aulas y nuestros recursos tiene un cierto
componente de innovación, aunque sea en el modelo de negocio. Y normalmente
también un cierto grado de tecnología. No es raro encontrarse con alumnos que llegan
con tecnología, o incluso con propiedad intelectual sobre esa tecnología, con patentes, o
que vienen asociado a equipos que sí son propietarios o que gestionan esa tecnología, y
eso sí que es de celebrar en España”.
El mundo está lleno de ideas muy buenas que nunca se llevan a cabo
En la lista Forbes de los más ricos de Estados Unidos está a la cabeza gente que lo es
porque ha creado compañías que han revolucionado el mundo. Esta es la idea que debe
guiar a un emprendedor. Revolucionar la forma en la que trabajamos en un pecé, la
forma en la que hablamos por teléfono, escuchamos música o, ¿por qué no?, nos
tomamos un café. “Veo más legitimidad en el emprendedor innovador”, dice Güemes,
“el que revoluciona la forma de hacer las cosas, como hizo Inditex. La innovación está
en el modelo de negocio”.
Uno de los problemas más citados por los que quieren emprender es la escasez de
ayudas. Sobre ello habla claro, basándose en su experiencia, Montse Basora, de
Barcelona Activa: “Ya no hay apenas subvenciones para autónomas y hay pocas
ayudas, pero han surgido otras formas de financiación para los emprendedores, desde
las inversiones de particulares que ya no quieren jugársela en la Bolsa, a la expansión
incipiente del crowdfunding [financiación en masa a base de pequeñas aportaciones
individuales, que nació en el sector cultural], los grupos de inversores o los foros de
inversión de las escuelas de negocios”.
Jordi Vinaixa reconoce que la escasez de ayudas para emprendedores es una realidad,
“pero también un tópico”, puntualiza. “Una de las cosas que tiene el emprendedor es
necesidad de recursos (material, infraestructura…), por lo que puede intentar contactar
con el que lo tiene y convencerle de que su proyecto merece la pena; y lo mismo puede
hacer con el dinero. En algunos casos, los recursos son imprescindibles, pero en otros
no. Sobre todo lo que necesita el emprendedor es identificar bien lo que necesita e
intentar conseguirlo; el buen emprendedor es el que sabe repartirse lo que no tiene”.
Juan José Güemes incide en la idea de identificar bien el negocio, más allá de las buenas
ideas. “El mundo está lleno de ideas muy buenas, incluso brillantes, que nunca se llevan
a cabo, nunca se ejecutan. No puedo aceptar que la idea es lo fundamental”. ¿Por qué no
se ejecutan? “Por falta de decisión, de voluntad, de persistencia, de constancia... Lo
vemos todos los que acudimos a los foros de emprendedores. Pero además me atrevería
a decir que la mayor parte de las buenas ideas ni siquiera se comparten en esos foros ni
en ningún sitio”.
La tecnología debe servir para cambiar la forma de hacer las cosas
Otra advertencia de los expertos es la necesidad, hoy día más que nunca, de comportarse
como emprendedor en todas partes, en todas las empresas y organizaciones. “Hablamos
de emprendimiento por necesidad, por la crisis, pero la realidad es que vivimos en un
mundo en el que todos necesitamos comportarnos como emprendedores o, mejor dicho,
donde todos necesitamos individualmente ser en alguna medida emprendedores, pero
donde, además, las empresas los necesitan dentro de la compañía”, señala Güemes. “Se
precisa gente que se sepa comportar como emprendedor, definiéndolo no solo como
quien crea una empresa sino como un estilo incluso de vida, que te lleva a estar
permanentemente orientado por la búsqueda de oportunidades y no conformarte
simplemente con los recursos que tienes en cada momento”.
Pero ¿en las empresas grandes y consolidadas hay de verdad un espacio para los
emprendedores, se les da la oportunidad de innovar? “No”, reconoce este experto,
“incluso esas empresas que admirábamos por su éxito hoy, en poco más de una década,
son criticadas porque esos que eran emprendedores anteayer ahora dirigen
organizaciones que no son capaces de hacer aflorar todo el emprendimiento”.
¿Y cómo debe ser entonces un emprendedor? El perfil de esa persona que puede tener
éxito creando una empresa, que puede imaginarse decidida, un buen relaciones públicas,
con ideas..., en realidad, no está tan claro. Jordi Vinaixa apunta: “Estaría en la
treintena”, responde Vinaixa, “porque es cuando se suele ver más fuerza para
emprender”. “Pero aunque la juventud tiene muchas virtudes —como la inconsciencia,
en el buen sentido de la palabra, la percepción del riesgo es menor, lo que hace que el
atrevimiento sea mayor—, sin embargo, la gente mayor tiene otros valores
profesionales, como la experiencia y más cosas que ofrecer al proyecto”.
Juan José Güemes dice que hay mucha literatura científica sobre eso, pero que por cada
perfil hay 500.000 excepciones. “Hay personas que han emprendido porque han visto
una oportunidad; otras, porque en un momento de sus vidas han sentido la necesidad y
están detrás de grandísimas empresas, hay personas más jóvenes, mayores... No hay
nadie que nazca con un gen o con las letras en la frente de soy emprendedor o no soy
emprendedor. A ser emprendedor se puede aprender y se puede enseñar, es más una
cuestión de actitud”.
Pero lo suyo es iniciar una aventura emprendedora en un sector que la persona conozca.
“O bien tú eres quien tiene los conocimientos o bien tú sabes gestionar el conjunto del
conocimiento para llevar eso al mercado. Lo más importante es la visión del individuo
hacia dentro. Que analice ¿qué sé que puedo hacer?”, concluye Jordi Vinaixa.
Dar más valor a algo: vender café, un móvil...
Starbucks ofrece más que café; Apple, más que un móvil con su iPhone... ¿Cuál es la
clave para emprender con éxito? “Está el conocido Análisis DAFO (Debilidades,
Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), que consiste en ver estos aspectos de la
empresa. Pero no es tan sencillo hacer estar reflexión”, explica Jordi Vinaixa, director
académico del Instituto de Iniciativa Emprendedora de la escuela de negocios ESADE.
“Aunque, en realidad, existen muchas más oportunidades de generar cosas de las que
creemos”, asegura.
Juan José Güemes responde que la clave es “ser innovador”. “El emprendedor tiene que
buscar su sitio, y para eso tiene que hacer algo que sea mejor, que aporte más valor al
cliente que todo lo que está a su alrededor. Debe pensar siempre en el cliente, que es el
que tiene que comprar el bien o servicio que él quiere producir. Y preguntarse, ‘¿si no
aporto más valor o una cosa distinta o mejor o que no existe por qué me van a comprar a
mí?”.
“En la formación que les damos a nuestros alumnos en el fondo les enseñamos a
reconocer ese camino: ‘En qué tengo que emprender”, explica Juan José Güemes, del IE
Business School, “y empezamos con un periodo en el que les pedimos que identifiquen
grandes problemas sin resolver y grandes necesidades que todavía no están satisfechas.
Cuanto más grande sea el problema o la necesidad mayor puede ser eventualmente la
oportunidad de negocio”.
Güemes prosigue: “Sobre ese problema construyes una solución, una propuesta de valor
que realmente aporte algo, que resuelva ese problema. Y puede darse así una
oportunidad de negocio que tenemos que evaluar conociendo bien quién es el mercado,
a quién nos dirigimos, con nombres y apellidos, saber muy bien a quién vamos a vender
eso, para asegurarnos de que esa gente tiene una necesidad no satisfecha o mal resuelta
por el mercado en ese momento y donde tú realmente puedes hacer una propuesta de
calidad superior”. Si se cumple todo esto, ya puedes empezar.