emilio rodríguez demorizi - del romancero dominicano

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Del Romancero Dominicano

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Estudio de los romances que perduraron a partir de la colonia de Santo Domingo.Retratan algo del alma española que penetraba nuestro espíritu, como si volviesen a llenar los ámbitosde la Isla, con nuevo y encendido acento, los viejos romancesque trajeron. en las naos descubridoras, los aventureros delmar compañeros del Primer Almirante.

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Page 1: Emilio Rodríguez Demorizi - Del Romancero Dominicano

Del Romancero Dominicano

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FUNOACION RODRl<iUEZ DEMORIZI

Publ icaciones

1. Alessandro Geraldini, Itinerario por las regiones subequtnocctates.Editora del Caribe, Santo Domingo, \ 977, 244 p.

11. E. Rodríguez Demorízi. Bibliografía dominicana (en preparación).

111. fr. C. de Utrera, Noticias históricas de Santo Domingo (Vol. I),Editora Taller, Santo Domingo, 1978, 380 p.

IV. E. Rodríguez Demorizi, Caricaturay Dibujo en Santo Domingo. Edi­tora Taller, Santo Domingo, 1977. 275 p.

V. fr. C. de Utrera. Noticias históricas de Santo Domingo (Vol. m,Editora Taller. Santo Domingo. 1978, 396 p.

VI. E. Rodríguez Demorizi, Fábulas dominicanas. Dibujos de AdaBalcacer. Segunda edición. Gráficas M. Pareja, Barcelona. 1978. 170 p.

VII. E. Rodríguez Demorizi, Marti en Santo Domingo. Segunda edición.Gráficas M. Pareja. Barcelona. 1978, 624 p.

VIII. E. Rodríguez Demorizi, Maceo en Santo Domingo. Segundaedición. Gráficas Pareja, Barcelona. 1978, 432 p.

IX. Fr. C. de Utrera, Noticias históricas de Santo Domingo. (Vol. IIl)Editora Taller. Santo Domingo, 1978.

X. E. Rodríguez Demorizí. El pleito Ovando-Tapia. Comienzos de /avida urbana en América, Editora del Caribe, Santo Domingo, 1978.326 p.

XI. Fe. C. de Utrera, Noticias históricas de Santo Domingo. (Vol. IV).Editora Taller. Santo Domingo. 1979.

XII. E. Rodríguez Demorizi, Del romancero dominicano. (SegundaEdición) Gráficas Pareja. Barcelona. España. 1979, 120 p.

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FUNDACIÓN RODRÍGUEZ DEMORIZI------- Vol. XIl------

E. Rodrlguez Demorizi

Del RomanceroDominicano

Segunda Edición

Gráficas M. ParejaBarcelona, España

1979

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INTRODUCCION

DIBUJOS DE ALLOZA

Grabados de M. Pelcgrin

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Con los aventureros del mar compañeros de Colón en.el viaje del descubrimiento. vino el romance a la Isla Espa­ñola. Músicas y cantos eran el único solaz de la tripulaciónen la incierta y larga travesía. Así entonces, así después.Cuando en 1544. retornan de España María de Toledo y elPadre las Casas, y con ellos los venerandos restos del Al­mirante, en las naos venían "los seglares tañendo guitarra ycantando romances, y cada uno a su modo .. _. otros leyendoen libros ... ", Tal decía uno de los insignes misionerosacompañantes del Apósto] de los Indios (1).

En la memoria de cada capitán, de cada soldado. de ca­<la negociante, venía de España, dice Menéndez Pidal, "algodel entonces popularísimo romancero español, que comorecuerdo de la infancia reverdecería a menudo para en­dulzar el sentimiento de soledad de la patria. para distraerel aburrimiento de los inacabables viajes o el temor de lasaventuras con que brindaba el desconocido mundo que pi­saban (2)". Entre los ilustres aficionados al romance queresiden en la Española antes de pasar a Tierra Firme, seencuentran el magistrado Alonso de Zuazo, oidor de la RealAudiencia de Santo Domingo, Hernán Cortés, que antes delincendio de sus naves era escribano en la villa de Azua. Enmemorable trance, Alonso Hernández Puertocarrero le dice

(1 ) Fray Francisco Ximénez, Historia de la Provineia de SanVicente de Chiapa y Guatemala. Guatemala, 1929, p. 280. Los ca­pítulos relativos a la Isla Española pueden verse en Relacioneshistóricas de Santo Domíngo, Colección y notas de E. R. D., Ciu­dad Trujillo, 1942, p. 106.

(2) Ramón Menéndez Pidal, El romancero. Teorías e ínvestíga­cienes, Madrid, 1927, p. 189.

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8 E'IHLJO nQDRIGUEZ DEMORIZI

al Conquistador, entre adargas y arcabuces: "Paréceme,Señor, que os han venido diciendo estos caballeros que hanvenido otras dos veces a esta tierra:

Cata Francia, Montesinos;cata Paris, la ciudad, ,cata las aguas del Duero,do van a dar a la mar.

y Cortés le responde:

Dénos Dios ventura en armascomo al paladín I{oldán .... _

Desde la Is!a parten los nuevos descubridores y con­quista dores, y el romance, "radiante corona de la musa po­pular", s~ difllnde por todo el Continente (3). El romanceviejo ,lJ,firrl Nero de Tarpeyu, que recuerdan Fernando de

.ROj"1S en La Celestina, Cervanlc>s en el Quijote, Feliciano doSilva en Don Florisel de Niquea y Lope de Vel";a en Romaabrasada, lo repiten, Lázaro Bejarano, en Santo Domingo,y las Casas, Hernal Díaz del Castillo y Fr. Juan de Grijalva,en México. El agudo ingenio de Lázaro Bejarano lanza suscerteras saetas contra el P'"esidenle de la Hcal Audiencia,Alonso de Maldonado, en 1;')!)2, quien prefería los ocios alos trabajos, las plcícidaR riberas del Ozama a los afanes de sugrave ministerio; y desliza al final dc su punzante sátira unareminiscencia del célchrc romance de Nerón:

También "ille a MaldonadoLiscenciado y Presidentea .Ia sombra de una fuente

(3) ¿Qué clase de romances vino a la América? "No hay dudaque los de carácter épico", dice José M. Chacón y Calvo. El doctocrítico cubano señala que "en los Cronistas de Indias hay algunascitas que prueban la boga que iban alcanzando en estas nuevastierras los romances del ciclo Carotingio". V. su admirable ensayoacerca de los romanees trudiclonak-s de Cuba, en su obra Litera­tura cubana. Madrid, \922, p. !I(}.

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rmL HOMANCEIW DOMINICANO

descuidado del cuidadoque el Rey le dió de su gente;y al son de una sinfoníaque Cieza el ciego tañía,cantaban Jos Mclgarejo8,gritos dan niños r oieiosy él de nada se dolía.

9

Cuando Gonzalo Fernández de Ovicdo, el ilustre Alcaidede la Fortaleza de Santo Domingo, escribe aquí su monu­mental Historia de las Indias, los romances viejos acudensiempre a su memoria. Uno de ellos, el del Rey Ramiro:

Buenas las traemos, Señor,pues que venirnos acá •...

Tampoco olvida los cantares de Castilla cuando escri­he, jUl1to a los rumores y soledades del Caribe, sus célebresQuinqlUlgenas:

Deste mal murió mi madre,dPSLc mal moriré yo .•.•

Desde temprano, vivos aún ros tristes y armoniosos ecosdel Areito de Anacaona, la poesía abunda en Santo Domin­go (4). y en tal extremo que Juan de Castellanos, en sus,enormes Elegías, le atribuye vi rtud suficiente para ser cau­sa de que no pueda el español rlomeñar al indio rebelde quede¡.;d.n 1S [9 señorea el Baoruco:

(4) Para el cronista López de Gómara, el areíte era como elromance ric los indios de la Espnñola. Al referirse a las ceremo­nias religiosas de los indígenas decía: "Rodeaban los que oraban,y cnmenznban a cantar como un romance viejo en loor de aquel1I jos. Levnntúbanse todos a responder. en acabando el romancemud abun el tono y decían otro en alabanza del Cacique .. , Areito('S como Ja zambra do moros, que bailan cantando romances en ala­hnllziI de !'IIS ídolos y de los reyes y en memoria de victorias y;¡('i1l'l'imÍl~ll111s notables y antiguos, que no tienen otras historias".Historia l:'l'rll'r:ll ríe las Indias, Rib. de Aut. Españoles, Rivadeneira,M,nll'id, IWi2, vol. 1, pp. 17:J-174.

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10 E\1ILlO /WIHtIl;UEZ Dr·;\WHlZl

Por faltar pues entonces fuerte gentey usarse ya Sonetos y canciones,el Enrique se hizo tan valientesaliendo siempre con sus intenciones.

¡Qué tesoros de poesía perdidos para siempre! Algúnromance recogería la gesta de Enriquillo, la fiereza de Cao­nabo, la prisión del Almirante, la rebeldía de Roldán, lahecatomhe de Jaragua, las proezas de Ojeda, las obras rcrueldades de Nicolás de Ovando, .. Sin embargo, ¡ni el\fecuerdo!

Eseasos nombres asoman en el lento desfile de poetasde la Colonia de los cuales se conserva algún romance: elfraile murciano Antón de Lescámez, quien estuvo en laCiudad del Qzama en 1534, autor del Romance de XiméneZlde Quesada, cuyos ochenta versos fueron los primeros escri­tos en el Nuevo Reino de Granada, según afirma Otero Mu­fioz (5); Tirso de Molina, morador de nuestro antiguo Con­vento de las Mercedes, por los años de 1616 a 1618, quien

'1 • d " lo rú . "D . -lescn re aqui os romances a O rústico". espues, nana sesabe de si escrihieron romances Leonor' de Ovando, Tostadode la Peña, Llerena y demás poetas y versificadores de loslejanos tiempos coloniales. Luis José Peguero, que hacia1763 escribe el Romance a los ualietues dominicanos que­han sabido defender su isla Española; y el versificador anó­nimo que hacia 1830 escribe el patético Romance de las in­vasiones haitianas, son raros ejemplos (6).

(5) G. Otero Muñoz, Los primeros poetas de la conquista, enBoletín de historia y de antigüedades, Bogotá, No. 217, 1932, pp.50 Y 54.

(6) Para utilidad de quien desee formar un Romancero domi­nicano, más completo que la presente colección, limitada selecti­vamente a romances de carácter histórico, doy 13 siguiente rese­ña, que sin duda adolecerá de inevitables omisiones: MI. de J. dePeña y Reynoso, Al Yaque, 1848, (El Iris, Santiago, 10 marzo 1903);C. N. Penson, Arbol caído, (El Teléfono, S. D., 9 nov. 1890); LaSanta ¡"laría (Letras y Ciencias, S. D., 12 oct. 1892); Y Sáneh~,

(en El Boletín Municipal, S. D., febo 1887); Otero Nolasco, La Caíd:Lde las hojas, (en Letras y Ciencias, S. D., No. 99, 1896); Arturo B.

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IlEL ROMANCERO DOl\fINICAI\O .ll

Cierto es también que en la Isla, como en casi loda laAmérica, el romance perdió su prestigio de genuina expre­sión de la musa popular española, y fué sustituido por la

Pellerano Castro, Acuarela, (Letras y Ciencias, S. D., 13 abril 1892)y Funeraria, (en La Cuna de América, S. D., No. 63, 15 marzo1908); Adriano Cordero González, Relieves, La Vega, 1931; AdánAguilar, Criolla, (Ideal, La Vega, núms. 4-5, 1-15 mayo, 1915);Romance histórico, anónimo, (El Dominicano. S. D., No. 2, 7 julio1855); Jaime Colson, Los yanquis en Santo Domingo (en su obraEl gran drama, Puerto Plata, 1922); Virginia E. Ortea, Puerto Pla­ta, (en Letras y Ciencias, S. D., 31 mayo 1893); Encarnación Echava­tría de Del Monte, Romance, 1854, y Francisca C. Valdez de Mota,Despedida a mi patria, 1858, (romances inéditos, en Cuaderno depoesías, manuscrito en poder de Mercedes Del, Monte); Josefa A.Pcrdomo, El sueño de un caminante, (en su libro de poesías, S. D.,1885, p., 170); Salomé Ureña de Henríquez, fragmentos del· poemaAnacaona, (en su libro Peesías, S. D., 1880, p. 113); Francisco Ja­vier Ángulo Guridí, Escenas aborígenes, (El Laborante, S. D., No.70, 12 enero 1872. Véase su drama histórico Iguanlona, S. D., 1881),Y 'I'alebard, extenso romance, inédito, cuyo manuscrito conservaDoña Eva R. de Berrea, en San Pedro de Macoris; Félix Feo. Ro­dríguez, Anaeaona, (en El Eco de la Opinión. S. D., No. 713, 11 febo1893); G<lstón F. Deligne, Soldado, pulpero y comentador, 1888, (enLa Cuna de América, S. D., No. 20 ag. 1903) y Dolorosa, '(en LaCuna de América, No. 58, S. D., 9 de febo 1908); Domingo MorenoJimé!lt:Cz, Don José Núñez de ('áceres, (""1 :>'.1 l ibro 4 (~¡It! se yO}Estambres}, Santiago, 1942); Romances, (en Plus Ultra. Seyl:,.), Ni'51. 9 ahril 1933); Franeiseo Muñoz Dei Merite, Romanees, (en sulibro Poesías, Madrid, 1830); Juana A. E~rnát)d.~I., Cantos popula­rE'S, Moca, 1909; José Joaquín Pérez, fragmentos de diversas compo­siciones de Fantasías indígenas, S. D., 1877; Romance político-bul"­teseo, anónimo, (en El Porvenir, Puerto Plata, No. 106, 11l75); Pa­blo PumaroI, Romances joco-serios, (en El Eco de la Opiníón, S. D.,Nos. 11 y 20, 3 junio y 12 ag. 1879); Pedro Medina, La Coronela,Juana Saltitopa, (en Dominical, C. T., 27 febo 1938); La Coronela,Juana Saltitopa, anónimo, conservamos copia que nos obsequió elfenecido historiador M. Ubaldo Gómez en 193~); Delíades, (seudóni­mo), Aventura nocturna, (en El Oasis, S. D; No. 20, 15 abril 1855) ;Carlos Bello, La Resolución, romance histórico, (en El Eco delPueblo, Santiago, No. 124, 17 ag. 1884); Juan de Js. Reyes, Reman­ce de la ocupación, Santiago, 1928; Federico Hcnríqucz y Carva­jal, Guarocuya, El monólogo de Enriquillo. S. D., 1924; Romanceshistóricos, C. T., 1937; y Los mártires, no incluído en el libro ante­rior, (en El Mensajero, S. D., 27 febrero 1883); Andrejulio Aybar,Mis romances de ternura y de sangre. S. D., 1935; León F. Sosa, Ro­mances, Santiago, 1938; Enrique Henríquez, La leyenda del reclutay El cadalso de Garcia Lorca, (en su libro Nocturnos y otros poemas.C. T., 1939). Debe hacerse especial mención de los bellos romancesque, junto con versos de diversa medida, figuran en la leyenda his­tórica de Félix María Del Monte, Las vírgenes de Galindo, S. D .•1885.

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12 E'\fILIO lWDRJGl;EZ DEMORlZI

décima, que es nuestro metro popular por excelencia (7).Por eso apenas se recuerdan algunos romances de los añosde la Colonia, salvo los romances tradicionales infantiles quetodavía se cantan en las escuelas dominicanas, tales comoDdgadina, Tlilo de oro, La niña convertida en árbol, DoñaAna, Mallmí, Santa Catalina, Muerte del Seiior don GatolY otros (B).

Creada la "República, los poetas escriben poeos roman­ces. 1I08t08 se lamentaba de que las Fantasías Indígenas deJosé Joaquín Pérez no fueran el Romancero de Quisqueya,y expresaba sus pensamientos en SIJS bellas páginas Lo queno quiso el lírico quisqueyano (9). Sin embargo, dice PedroHenr íqucz Ureña, "a mi juicio no era acertada la idea de1I08tOS: el romance, en España popular, no lo es en SantoDomingo, El oído dominicano necesita com,;onantcs, y por

. (7) Una investigación cuidadosa revelará la existencia, en nues­tra noesia popular, del eorrídu, derivado del romance, tan en bogaen México. En esa investigación puede servir de guia la vasta, yexcelente obra de Vicente T. Mcndoza, El romance español y elcorrido mexicano, México, 1939, y el docto ensayo ce Héctor PérezMartinez, Trayectoria del corrido, México, 1935. En cuanto a ladécima en Santo Domingo, véase la obra de Maria Cndüla de Mar­On('7., La poesía popular en puerto Rico. Madrid, 1933, -la mejoren su género en las Antillas,- y nuestro libro Peesía popular doml·níeana, Ciudad TrujilJo, 1938, vol. 1.

(S) V. Pedro Henriquez Urefia, Romances de América, en CubaContemnuránea, No. 4, Habana, dic. 1913; P. H. U. y Bertrán D. wei.fe, Romances tradicionales en lUéjico, Madrid, 1924: Aurelio M. Kg­ninos a. El romancero, en Híspanía, vol. XII, No. 1, fcb. 192:); J. Vicu­ña Cífucntcs, Romanees populares y vulgares. Santiaao de Chile,1!H2, y Carolina Poncet, El romance en Cuba. Habana, 1914.

(9) Decía Hostos: "Con la facilidad de composición métrica quesiempre tuvo, José Joaquín Pérez estaba en capacidad de dotar alas letras patrias con la obra que acaso es más canaz de cerrar elciclo del primer estado y abrir el del segundo estado de la vidanacional. Esa obra era el Romancero ele Quisqueya. , . E:-; seguro quesi José Joaquín hubiera unido a su capacidad para hacer magníficosromances, la idea de que ellos son el molde único <le nuestra fami­lia en la fábrica de lo bello nacional. en la idealización de la vidunacional. en la construcción del ideal poético de la familia étnica,habría llegado infaliblemente al romance de Quisqucya. .. Así en1- antasias murgenas, que son un romancero malogrado a cadu pasodespunta el rornanceru". V. nuestra colección de escritos de l Maes-

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DEL ROMANCERO DOMINICANO 13

eso nuestro pueblo gusta de las décimas y de las redondillas(10)". En realidad, puede afirmarse que la décima es nue.~·

tro romance.

La aspiración de Hostos tenía antecedentes: en 1874 labenemérita Sociedad Amantes de la Luz, de Santiago de losCaballeros, hizo un llamamiento a los poetas del país paraque escribieran algunas "producciones sobre hechos de nues­tras guerras de Independencia y Restauración, dando prefe­rencia para la forma al romance y a la décima, por ser losf1;énerol' más populares, proponiéndose con ello celebrar nues­tros héroes e inflamar nuestro espíritu de autonomía (ll)".El bello propósito tuvo pobre resultado. Prevaleció la déci·ma por encima del romance (12).

tro, Hcstos en Santo Domingo, C. T., 1942, vol. U, pp. 83-85. ComoJos;' Joaquín Pérez en algunas de sus Fantasías, y corno Félix Ma­ria Del Monte, en Las Vírgenes de Galindo, Salomé Ureña. tambiénutilizó pl romance en diversas partes de su extensa leyenda Anaeao­na. inserta en la primera edición de sus Poesías, (Santo Domingo,1880) •

(10) P. Henríquez Ureña, Reflorescenci-a, en la revista La Cunade América, No. 77, Santo Domingo, 18 de dic. de 1904.

(Ll ) El Orden, No. 18, Santiago, 6 de dic. de 1874.

(12) En nuestros escritores del pasado no es raro encontrar alu­siones a 10..<; romances viejos y hasta fragmentos de ellos: en lasdi-cimas acerca del número 7, atribuidas al Maestro Mónica, hayesta alusión al de la lastimera historia de los Siete Infantes deLara:

Los valerosos infantesSiete del nombre de Lara ...

y Galván, en Eoriquillo, (S. D., 1882, p. 2UO) pone en boca deElvíra Pimentel, de los tiempos de María de Toledo, estos dos ver­sos:

Salen las siete cabrillas,la' media noche es pasada ...

En La Celestina dice Melibea:

La media noche es pasada,e no viene:sabedmo si otra amadale detiene ...

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14 EMILIO RODRIGUEZ DEMORIZI

Antes de la frustrada iniciativa de Amantes de la Luz,en los días de la Anexión a España, de 1861 a 1865, el ro­mance alcanzó nueva boga en Santo Domingo. Era la aficiónespañola, al romance, en oposición a la preferencia domi­nicana, por la décima. Mientras los cacharros, españoles, es­criben romances como la jactanciosa Carta de un soldado asu madre después de la acción de Puerto-Caballo (13), losmanigiieros, dominicanos, componen sus décimas o entonansus cantares al son del tiple:

Antonio Guzmánno me gusta a mí;primero cacharroy después mambí.

A las armas manigíieros,cantemos la libertad,que somos dominicanosdel partido nacional.

Ya se van los españolescon su bandera morá,juyéndole a cuatro gatosque salen de la auanzá.

Ya se van los españolescon su bandera amarilla,juyéndole a cuatro gatosque salen de la manigua.

Algunos romances de los soldados españoles teníangrande popularidad y corrían impresos en España. Así elNuevo y curioso romance en que se da cuenta de la victoriaalcanzada por los españoles.... guerra de Santo Domin­go de América, publicado en Salamanca. Y no faltaban las

(13) Véase R. González Tablas, Historia de la dominaeión y últí­ma guerra de España en Santo Domingo. Madrid, 1870, pp. 180-181.

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DEL ROMANCERO DOl\HNICA.~O 15

vulgaridades romanceadas. El ameno historiador NicolásEstévanez, que estuvo en Santo Domingo en el ejército pe­ninsular durante la guerra dominico-española, refiere queen el Campamento de Monte Cristi, diezmado por la disen­tería, un oficial español compuso el siguiente romance, quetuvo grandísima boga en todo el Continente:

Me c ... , c .. "' en Colón.en Cortés y en los Pizarrosoen Américo Vespucioy en don Sebastián del Cano.En Isabel la Católicayen MI esposo don Fernando.J\-1e c. ". en Guatimoúny en el Inca Garcilaso.en los Estados Unirlosy en el Seno Mexicano.en el trono del Brasily encima del Chimhorazoy de Panamá en el Istmopor uno y otro océanos.y por e .....• en América.Me e ... hasta en el tabaco ... (4).

El romanee, pues, flor escasa en nuestro Olimpo, no hatenido pervivencia en Santo Domingo, salvo en los cantosinfantiles. Lo desplazó la "décima, como metro popular. Suaparición nunca fué sino fugaz y esporádica. Se deshizo en losrústicos cantares campesinos. Apareció) con todos sus ata­víos, en los Romances de la Hispaniola, promesa de GastónDeligne sólo en parte cumplida. Asomó en la candorosa y mís­tica Juana Hernández, tan pobre como desconocida. Vivió vi­da intensa, pero escasa (le poesía, en las Cachimbolas de Eu­logio C. Cahral, único de nuestros poetas-populares que,

(14) Hemos reconstruido este romance, quizás incompleto, envista de las versiones fraumentarias dadas por Estévanez, en Fra~­

mentes de mis memorias. Madrid. 1903, p. 169, Y por Antonio JoséRestrepo, en El cancionero de Antioquia. Barcelona, 1930. p. 167.

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]6 EMILIO RODRlGUEZ OEMOmZI

apartándose de la décima, sólo cserihió romances. Reapare­ció, finalmente, como indudable influencia de García torca,cuando el inmortal Romancero gitano recorría triunfal elmundo de habla hispánica. La excelente revista Bahoruco,de IJoracio Blanco Fombona, fué la ardida palestra. Allíestán, recién nacidos y ya olvidados. año de 1934, aquellos"romances de encargo".

Era, sin embargo. algo del alma española que pene­traba nuestro espíritu, como si volviesen a llenar los ámbitosde la Isla, con nuevo y encendido acento, los viejos romancesque trajeron. en las naos descubridoras, los aventureros delmar compañeros del Primer Almirante.

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LUIS JOSE PEGUERO

( ¿ - 1792)

Personaje tan curioso como desconocido rué Luis José Pegue­ro, uno de los fundadores de Bani, la eglógica villa gloriosamentepredestinada a servir de cuna al Libertador de Cuba, MáximnGómez. Hacia 1763 escribió Peguero una Historia de la eonqnistade la Isla Española, que se conserva inédita en la Biblioteca Na"eional, de Madrid, junto con otro manuscrito: Notas, apuntes yversos. Borradores autógrafos de Luis José Peguero, residente en-el valle de Bani, en su hato de San Francisco y el Rosario de laIsla Española ere Santo Domingo, año 1763. En su Historia aparece-el romance que ahora se publica por primera vez, al cual se lehan introducido las correcciones ortográficas indispensables. Sutítulo está todo lleno de sugestiones: "Romance en que se diceque los valientes dominicanos han sabido defender su Isla Espa­ñola". Consúltese: Luis José Peguero. en nuestro libro Poesíapopular domJnicana. C. T., 1938. vol. 1, pp, 109-116.

A LOS VALIENTES DOMINICANOS

Suenen las sonoras trompas,las liras y los timbales>mientras que mi torpe acentova esplicando las lealtadesque en la Española islahan tenido en las edades

de los ya pasados siglossus moradores leales.Pues queriéndola invadir

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18 LUIS JOSÉ PEGUERO

las naciones infernalesde ingleses y de francesespor sus crecidos metales,por sus aguas y sus montes,por sus selvas y sus valles,por sus ríos y sus fuentes,por su cacería volante,sin reparar que es la Primade iglesias y catedrales,

Presidencias y Gobiernos,y también de Virreynatos.Prima de América today Joya de gran cognato,en que tiene el Rey de Españavinculado un Mayorazgo.El primero fué el inglés

aquel Drake Iuterante,que en el siglo de quinientos

noventa y ocho", pasantes,con veinte y ocho bajelesa veinte y cinco de Marzo,con la cautela finjidade españoles estandartes,

entre el puerto se metió,haciendo un desembarquede más de seis mil inglesesque al son de marciales parches,estando los moradorestodos los más en el campo,se apoderó de la fuerza

(.) La invasión de Drake fué el ro enero )586.

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A LOS VALIENTES DOMINICANOS

de castillos y baluartes,apellidando a Isabela

Reyna viuda luteranteque la Gran Bretaña rige;pero entonces los lealesmoradores de la islaporque no pase adelanteDrake, la compran la isla;y el oro por su resgatedicen que se romanió

según cuentan los Anales,que a Drake por la isla dieron,estos vasallos leales,porque no pierda su Reyla que es de Indias la llave,y el gran Felipe TerceroRey de España dominantela titula leal y noble,y la exempta que no paguealcabalas ni derechos,pechos que en España pagan;pero corriendo el tiempocinquenta y siete contabanaños, que Drake se fué,cuando queriendo empuñarla.vino el general Cromuel *con una famosa escuadrade veinte y cinco navíos;y en Jaina nos desembarcamás de nueve mil ingleses

19

C·) Se refiere a la invasión de Penn y Venables en 1655.enviados por Cromwell.

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20 LUIS JOSÉ PEGUERO

y en su escuadra Cromuel pasaa la Ciudad, y se anclóen una grande ensenadaque se llama de Caucedo,de donde venía a batíarla.Pero el Conde de Peñalvaque entonces la gohclnaba,

con los nobles caballerosbreve se puso en campaña,peleando hizarramente

Mieses, Maruchos y Vargaa,

Payanos y Fuenmayores,BaiStidas y nobles Asas,Maldonados y Martines,Nietos, Paredes y Laras,Francos y Caravajales,

que en Jos baluartes estaban,porque Santiago y San Gily Punta Diamante daban,bala y metralla continuo;la milicia en la muralla,

donde los ingleses vieronque se paseaba una damacon un frayle dominicoque mucho temor les Jaba,y sus balas reccbían

en el manto y en la capay Juego retrocedían

sin que daño les causara.

El patache se acercó,echóle a pique una bala,

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A LOS VALIENTES DOMINICANOS

del Baluarte de San Gil,<lue Pedro Pa blos tira ba,que era un famoso artillerode los venidos de España.Tres días duró el combate

de trincheras y murallashasta que vino la gentedel Seybo y de Bayaguana,de La Vega y el Cotuy,de Higüey y de Monte Plata,que como sangrientos [iones,un Jlleves por la mañanaantes de venir el día,diciendo: [avanza, avanza,viva Dios, mueran Luteroy su caterva canalla l,y en cuatro horas les dió fínel machete y la lanza,

quedando seis mil inglesesdifuntos en la sabana;

porque los demás murieronen SlI mal dispuesta marcha;y ninguno se embarcó

;que la noticias llevarade cuantos pisa ron la isla,y se retiró la escuadradejando la Torrecillaenteramente arruinada.San Lázaro y San Franciscoy los que en altura estabaní neron los que padecieron,que los demús. ni una hala

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22 LlJlS JUSI-: PE(~llERO

hizo daño en la Ciudad,en su multitud de casas.y en el año de seiscientoscinquenta y cinco se acabaesta célebre victoria.

Cuando ya el francés andabaen pretensión de la isla,con nuestra Reyna de EspañaMaría Luisa de Borbón,hija de su Rey de Francia,mujer de Carlos Segundo,postrero de Casa, de Austria.y aliados de esta señora,fué su desvergüenza tanta,que hemos tenido con ellostres memorables batallas:sin otros muchos encuentros,y los que pasan de marcael Guarico y Puerto Pé,que Puerto Real se llamaba;postrero Sabana Real,el año que se contabaseiscientos ochenta y siete;treinta y dos que descansabade la guerra de Cromuelesta isla amada patria,y a los siete del Reynadode Carlos Segundo de Austria,se dice se rebelóLorencillo de Canarias,y le ofreció al francés

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A I.OS VALlE:')TES DCnlINICANOS

que le pondría a sus plantas,

la isla y vasallos todosa pesar del Rey de España.Se aprontaron las Colonias,todos tomaron las armas,y se hizo un esfuerzo

de tres mil de estos canallas;y aprontan caballerías

para venir a saltiarla;y el señor Don Juan Barranco,Presidente de gran fama,hizo prevenir las tropasde las villas que comanda.que llevó Don Gil Corrioso,

Comandante de las Armas,junto con Don Juan de Miesesque es Capitán de Corazas,y otros muchos caballerosgrandes en nobleza y fama,a la Ciudad de Santiagodonde pronto esperabael gran Don Pedro Morelcon toda su gente armada;y reunidas las tropasde allí siguieron la marchasetecientos y cuarenta,a Sabana Real citada,para que allí viera el solla más sangrienta batallade españoles y franceses.Un viernes por la mañanaa ocho del mes de enero

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24 LUIS JOSI~ I'J';GUlmO

del año que se declaraal fin de quinta colunade esta historia celebrarla, *se dieron los campos frente,

y la chusma franeesadaparecía un jardín de florestodos vestidos de gala.Mandó pues Don Gil Corrioso,

que los mosquetes formaran

el primer frente, y después

los fusiles y las lanzas,y que se echasen en tierra

para rccebir la cargaque daba el francés, en formade remolina manada:que mataron muchos hombresla multitud de sus balas;

y los acabaran todossi el gran Morel no animaradiciendo: ¡avansá hijos

por la virgen soberana,

Santiago y mueran todos,

y viva el Rey de España,que son pocos, y nosotros

moriremos por la patria!Se levantaron cincuentaque cayeron con las balas

como palomas a tierra;mas fueron las voces tantas

(-) Se refiere al texto de la Historia de Peguero, de don­de ha sido tomado este romance.

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caballomató . . .muerto,

.. ..,..'-.l' ••~

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A LOS VALIENTES DOMINICANOS

de esforzados caballerosy capitanes de fama,

que el avance repetíanpor Marfa soberanade las Mercedes, que fuéjunto el fuego con las lanzas,con tanto vigor que huyeronLorencilIo y su compaña

por la falda de unos cerros.dejando a Monciur Marcanempeñado en la batalla,

que poco se tuvo en piéla máquina francesada,aunque hicieron resistencia,porque la gente orejanacon un iSantiago, y a ellos],

que es la palabra que hablaban,breve se hizo tal destrozocon el machete y la lanza,que fué la sabana tumba

y fué ríos la sabanade la sangre que corría

de la francesa canalla;

y el gran Don Pedro Morel,

sacó en un brazo una baladespués del caballo muerto;se botó a pié con la espaday a Monciur Marcan matócon que huyó la franeesada.y dixo el gran Morel

con discreción sazonada:ahora empezaba yo

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28 DEL RO'.\1"ANCERO DOMINICANO

a irme viniendo la ganade reñir, y ya no veoningún francés en campaña,

y mi espada de corridase va a esconder en loa vaina.Los de~pojo~ fueron muchosy nuestros rn ucrtos no pasande ciento y diez y nuevey treinta heridos de balas.y el despojo se les dió

a la gente y aq ui acabaesta historia verdadera.

DémosJe lodos las graciasal Señor de cielo y tierra,y a su madre soberana

del título de Mercedespor patrona proclamada,la Santa Cruz de La Vegay a Domingo el gran Patriarca;pués teniéndolos a ellos

jamás temeremos nada:aun que vengan con Holanda,

juntas Inglaterra y Francia;que aunque los viejos han muerto,mucha gente. hay reforzadade grande pujanza y bríos,que de reiiir tienen garla:y esperámoslos por horas

por matar tanta canalla.Pide el autor le perdonensus sobradísimas faltas.

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ROMANCE DE LAS INVASIONES HAITIANAS

El patético Romance de las invasiones haitianas, anónimo, la­mentablemente incompleto, 10 conservaba entre viejos papeles, enSantiago de los Caballeros, el distinguido ciudadano don UlisesFranco Bidó. -De sus manos pasó a las del fenecido historiadorManuel Ubaldo Gómez Moya, a quien debernos el obsequio delinestimable manuscrito inédito. Aunque escrito hacia 1830, losrasgos de la letra son del siglo anterior, de lo que puede inducirseque el autor era persona de edad, que había presenciado las dra­máticas escenas descritas. En la versión que ahora se da a conocerhan sido introducidas las correcciones ortográficas indispensables".También han sido completados algunos versos, paciente labor queagradecemos al Dr. Max Henríquez Urefia, Las palabras o versosañadidos, por rotura o ilegibilidad del manuscrito, se imprimen conletra distinta a la del texto original, en cuya transcripción nos haauxiliado el Profesor Vicente Llorens Castillo. E~ un romance degran valor histórico. Revela. con sorprendente dramatismo, cómofueron las espantosas invasiones haitianas. Explica la prudenteactitud del pueblo dominicano frente a la invasión de Boyer, en

°1822, y las circunstancias de fuerza que la hicieron posible. Hansido inútiles las investigaciones relativas a la paternidad del ro­mance, hasta hoy desconocido. Sea testimonio vivo de las mayoresvicisitudes del sufrido pueblo dominicano.

LAS INVASIONES HAITIANAS

En mil ochocientos unocorrió, (J principios de enero.en Santiago, la noticiade que cm poderoso exércuo

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30 DEL ROMANCI':UO DO:\llNICANO

de los Colonias de Haitíavanzaba a hacerse dueñode esta parte ante Espaiiola.Se organizaron corriendouarias columnas valientesque a esperarlo a Mao fueron.Llegaron pronto hasta Mao

los de Guayubín•.hl¡,yendo;

que en vano quiso enfrentarsesu capitán a ese exércao

de algunos miles de hombres;y entre todos decidieronoponerse al enemigo.y montaron sobre un cerroun cañón, para acosarloy hacerle fuego certero.

En esta disposicíónhasta las diez estuvierondel día once del mesque ya referido dejo.En esto vieron venirun exército tan gruesoque de fuerza se aguantarona esperarlos en el Puerto:venía la Infanteríadelante con gran estruendode cajas, música acordey diversos instrumentos;en lo interior de la tropatraían con galanteoseis pabellones hermosos,

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LAS I~V:\SIO:\'ES HAITIA:'JAS

y de colores di versos;detrás venían los dragonesen caballos muy ligeros,gruesos, fuertes y escogidospara los grandes empeños.

Mas de cuatro mil soldadosdicen muchos eran ellos,y los españoles sólollegaban a cuatrocientos;

pero habernos de advertirque de éstos los fusilerossólo a ciento y tres llegaban,los demás eran lanceros.Mas es cierto que teníanun cafioncito pequeñode a cuatro, y ellos veníande Artilleria sin pertrechos:

llegaron tan inmediatoque pudo hacérseles fuego

con una chica pistolasi lo mandase el Gobierno.Mas se pararon allí,y divisan al momentola caballería españolaque estaba detrás del cerro:al punto echáronle manga

para irles al encuentro;lo que viendo el Capitán.(hombre de crecido aliento)Don Cayetano Rosón,picó el caballo resueltopara salir a encontrarlos;

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32 lJEL ROMANClmO DOMINICANO

sus soldados le siguieron,pero fué tal su osadía,que sin orden ni conciertocomenzó a hacer fuego al puntosin esperar, ni dar tiempoque formasen en batallasus soldados, porque el fuegocon siete hombres lo empezó,pero se le acabó prestoporque a pocas embestidas,cuando lo esperaba menosvino una furiosa balaque le dentró por el pecho,pasándole a la otra parte,cayendo difunto al suelo:

a Dios le pido le tengagozando su Santo Reyno.Murieron algunos más,pero los vivos se vierontan sobornados, que apenassi contrarrestar pudieronla furia del enemigoy Jos contrarios esfuerzos.1.0 que viendo el Comandante,que estaba encima del Cerro,hizo al punto dispararel cañón y armas a un tiempo,haciendo un terrible estragoen el contrario; mas luego,viendo que le iban cercandoy serían perdidos presto,mandó que se retirasen

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Don Cayctano Rosón, - pico el caballo resucitopiU'a salir a encontrar'los: - SllS soldarlos le siguieron ...

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LAS J:'iVASIOXES HAITIANAS

a reunirse a su Pueblo,para defender en él,hasta rendir el aliento,sus casas y propiedades:mas luego que confirieronsobre la fuerza contraria,desde luego conocieronser en vano resistirse,y determinaron prestohacer Capitulación,y entregarles al momentodicha Plaza con las armas,municiones y pertrechos.

Cuando a la noche llegaronlos retirados y oyeronque se había capitulado,fué grande su sentimiento.Doblemente acrecentósu pena y su desconsuelover todo el pueblo vacío,con tan funesto silencio,tan tenebrosas las calles,las casas sin luz adentro,por que la gente asombradasin saber bien del sucesose había retirado al campohasta enterarse de ciertode aquesta tragedia el fín;mas luego que conocieronque en buena amistad venían,a sus casas se volvieron.

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36 DEL ROMANCERO DO!\llNICANO

El día trece dentraronlos colonios a este Pueblo,y tarnhién se apoderaron

en aqueste mismo tiemposin un tiro de fusil

del fortalecido Puerto

Ciudad de Santo Domingo,sus órdenes repartiendo

en los Pueblos interiores

de este Arzobispado excelso,

Trece meses p;obcrnaron

la Parte Española, siendo

el Gobierno prillcil;alel Emperador perversoCristóbal, tiranizandoa sus mismos compañeros.Mas en el año de dos,

a principio de Febrero,vinieron sohre esta Isla

veinte mil hombres guerrerosde la Francia, y mas ciudadesy tomándose los PuertosDI:jS flacos, fueron. grangeánrlose

poco a poco sus terrenos,

hasta hacerlos retirara los más remotos pueblosde las Colonias y Sierras:pero luego quiso el ciclo

que los blancos se morían,y fueron oscaeciendo,volviendo a supiditarlos Colonios sohro de ellos,

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LAS INVASIONES HAITIANAS

hasta llegar a tomarsegunda vez sus terrenoshasta el río de Dajabón,donde en esta parte hicieronlos blancos sus fortalezas,y un tiempo permanecieronsufriendo crueles asaltos,

mas luego fallos se vieron,que fué fuerza retirarse

con bastante detrimento

a la Parte ante Española,siendo el principal Gobiernoel valeroso Ferrán,toda la fuerza poniendoen la famosa ciudadde Santo Domingo y Puerto;(donde repartía sus órdenesa los interiores Pueblos)y más Puertos y lugaresde este Arzobispado bello.

Mas en el año de cincoel Emperador soherhioCristóbal, ha prevenidofuertes armadas a un tiempo;por la vuelta del Sur una,y la otra por tierra dentro,

con intento de tomara Santo Domingo presto,con disposición y órdenque no hallando impedimentoni estorbo para pasar

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38 DEL 1l0MA:'oICEHO DOMINiCANO

en los caminos y Pueblos,a nadie le hiciesen daño,siguiendo a su desempeño.Mas el General Serapio,que a la sazón en el Pueblode Santiago gobernaba.como hombre poco diestroe instruido en lo militar,se determinó resueltoa no dejarlos pasar.¡Nunca tal hubiera hecho.pues nos resultó tal ruina,desastres y sacrilegios!Previno la resistenciafortaleciendo los Puertos,

preparó la Artillería,municiones y pertrechospara el funesto combateque esperaba por momentos.Pero hizo el desatinoque aquellos hombres más diestrosen la disciplina de armaslos esparció en cuatro Puestos;doscientos al Barrancón,a la Emboscada trescientos,doscientos al Hato de Yaque,y en la Herradura ciento,sabiendo de positivoque todo el contrario esfuerzovenía por Hato de Yaque, .corno aconteció en efecto.

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LAS INVO\SIONES HAITIANAS

Lunes de Carnestolendasa mediados de Febreroa las seis de la mañanaa este Fuerte vista dieron:y aunque elCeneral Tabaresle persuadió con esmeroal General Españolque no mandase hacer fuego,que la fuerza que veníaexcedía al número nuestro,que tuviese por seguro,por muy evidente y ciertoque la orden que traía,(no teniendo mal encuentro)era pasar de seguido,proveyéndose en el Pueblode todo lo necesario.Mas él respondió diciendo:i me tengo de defendercon los poquitos que tengo!y al punto hizo disparar,a] son de los instrumentos,la pieza de artilleríamuy grande destrozo haciendo;también la fusileríay demás armas de fuegotal incendio despedían,que oscuro se puso el cielo;los montes se estremecíanal oir tan grande estruendo;pero por nuestra desgraciase cayó el cañón al suelo,

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40 DEL RO\1ANClmO UOMINICANO

y aunque de ellos morían muchos.avanzando se vinieron;en la pasada del Ríogrande pérdida tuvieron:mas al fin siempre avanzandohajo el fuego se vinieron.Así que al Fuerte tomaron,con ligereza siguieronderecho para Santiagocon orgullo, en seguimientodel General y su Escolta,que iban siempre haciendo fuegoen retirada, y al fintan precisados se vieronque fué forzoso apearse,y defenderse en el suelo;pero a pocas embestidasel General cayó muerto:hiciéronle mil pedazosaún palpitante su cuerpo,cortáronle la cabeza.

llevándola por trofeo,fijada en la bayonetaa Santiago. [Triste Pueblo!Donde le daremos fin,y concluida dejaremosaquesta Segunda Parte,que en la Tercera prometoahlandar los corazones,aunque fuesen de bronce hechos.

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LAS INVAS10NES IIAITIANAS

TEHCERA PARTE

Pues en la Segunda Parteamado Lector atentodejo dicho como entrarona mediados de Febrerolos Colonios a Santiago:y COmo leones sangrientosrabiosos con el estragoque aquel día le habían hecho,

era sin comparaciónsu furor, rabia, y despecho;y más cuando se encontraroncon los inválidos viejos,inútiles que quedaronpara resguardar el Pueblo

que también se resistían.Entraron a sangre y fuegocon todo Jo que encontraban,'110 perdonando a este tiemponi aún las mujeres y niños,ni a los ancianos y enfermos.Por las calles, por las Plazas,dentro las casas y Templos,en todas partes se veíanamontonados los muertos.Luego a doce Magilltrados,junto con el Carcelero,los colgaron afrentadospara mayor vilipendioal Público en las Columnasdel Vivaque. allí murieron.

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42 DEL IW!\lA:\CEIW IJO!\Il:"iICMIiO

Pero lo que más asombray aturde el entendimiento,que no sé cómo lo diga,¡sólo de pensarlo tiemblo!:que a los pobres sacerdotesaleves reconvinieron

que para eseapar las vida!';habían de dar sin remedio

cierta cantidad de plata,y a todos guanlia pusieron,

Después flue el perdÍln echaron,mandaron COII gradt> imperio

1 los pocos que quedaron

vivos, temblando de miedo,

que a la Sabana a rrnjarantanta rnultitud de muertos ;

lo eua l pusieron por obrasin dilación al momento,y a 1lI11(:ho~ los arrastraron

con cordr-les por el suelo,y hasta (lue vino la nocheeste exercicio tuvieron

Déjolos en este estado)

y prosigo refiriendola partida para arribade este Exército tremendo,

que los Pueblos y lugarestodos se le iban rindiendo.Al fin, a Santo Domingollegaron en breve tiempo,donde el General Ferrán

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LAS INVASIO~ES HAITIANAS

se resistió con esfuerzoa no entregar la Ciudadpor lo cual sitio pusieron.Veinte y dos días cabaleslos tuvieron en el cercoya con ardides sutiles,ya con asaltos soberbios,ya con cautelas y engañospara ver si entraban dentro.En uno de aquestos díasdentro la ciudad salieronuna escolta de soldados,y Don Juan Barón con ellos,Caballero Principal,de grande valor y aliento,que los Capitaneabacon lindo acuerdo y concierto:para ver si a fuerza de armas,de pólvora, plomo y fuegose retiraban de allí,y aunque algún daño le hicieronno 'pudieron conseguirpor entonces sus intentos,pues a pocas embestidasalgunos quedaron muertos,saliendo el Barón heridoque después murió muy presto.Al fin se determinarona levantar dicho cerco:y viendo no habían podidoel salir con sus intentos,creció de tal calidad

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46 IlEL HOM ANU-:H O 1)() 1\1l1'ó leA NO

la rabia y furor en ellos,que de la jurisdicciónde Bayaguana emprendieronsus crueldades y maldadesarrasando y dando fuegoa los Pueblos y lugares,exccutando prolcrvos

innumera bl~:i andal~ias,

traYI:lJ(lose al mismo tie~JlIpo

la ~e~nlc y los animales.

y loc)o c:II:JJ11o pudieron

acarrear llevan consigo:

pl'ro 10 'lile causa en esto

mayor !"cnlirníellto ('8

el saber por [ixo y eierlo

qll(~ a los eliJe Sl~ faligahan

les (lalt.m la muerte luego.

Así que liuhieron pasadode La Vega, se partieronen dos Escoltas, la 'lila

para Stulliago derecho,y la otra para Moea;donde Ht~gando al momento<IUC el Puehlo hallaron vacíoel perdón establecieronque salieran ]05 vecinosa sus casas sin recelo,({ue ya estaban perdonadosy libres de lodo riesgo;y muchos en la confianzadentro el Pueblo se metieron,

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· .. una escolta de soldados - y Don Juan Barón con ellos,caballero principa l - do grande valor y aliento ...

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LAS I:'i'YASIO:\"ES HAITIANAS

y al olro día de mañanamandaron tocar degüello,y a todos le dieron muertesin escapar de este aprietoni aún las mujeres y niños,los inválidos y enfermos,que hasta en el Templo mismoquitaron sus vidas fieros,y saliéndose de allícenizas lo convirtieron.

Cuando a Santiago llegaron:Oh! que dolor! qué tormento!qué tristeza! qué congoja!qué pena! y qué sentimiento!que no sé cómo esplicartan enormes sacrilegios!

Dadme, Dios mío, valorpara decir con acierto,que a los pobres sacerdotessegunda vez requirieronpara que presto entregasenla gran suma de dineroque anterior le habían pedido,como arriba dicho dejo.Mas como no 10 tuviesen,joya, ni alhaja de plataque equivalase al valor,el Gobernador soberbioles mandó quitar las vidas,y para su cumplimiento

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ordenó que los sacasencomo a inocentes Corderosde Casa del Señor Cura,y a él también junto con ellosprisioneros como estabana la Plaza 10:5 trajeron:

a cuatro Santo::' 'Jini"tros,dos Monigotes Profesosa crueles ha vonetazos

les dieron la muerte fiero".¿Cómo no se eclipsa P.1 Sol,y se estremecen los Cielos,la Tierra tiembla de espanto

al Ver tales Sacrilegios?i Oh Santo Dios que sufristan execrable despecho,

mirad con benignidad.y rostro afable y serenoa todos los pecadores,

y asentad en vuestro Hcynolas Almas de tantos Fir-les

que en estas guerra- 1'.ltI muerto!

Habiendo ya executadosu, depravados. intentos,

hicieron un hoyo largodentro de aquel Cementerio,~. juntos los sepultaron,

Lloremos, todo.., lloremostan larnentahle desastreen tan insignes sujetos.Después de haber concluido

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y al otro día de mañuna - mandaron tocar <it .gLjC' 110 ...

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LAS INVASIONES HAITIA::"iA5

tan terrible atrevimiento,dieron fuego a la ciudad,y a las Colonias partieron,llevando al Señor Vicario,y a su familia con ellosa un Frayle de la Merced,tesoro, abastecimiento,gran multitud de personasde uno y de otro sexo,muchedumbre de animalesy mil cosas que no cuento.Los que consigo llevabanlos llevaban prisioneros,o presos y atropelladosy de mil angustias llenos.iCuántos murieron de hambre,cuántos de sed perecieron,cuántos pasando los ríosse ahogaron sin remedio!Al fin llegaron allá,en donde siempre muriendo,pocos con vida quedaronbajo del yugo soberbioe infame cautividad.

En este estado estuvieronpor tres años y seis meses,hasta que permitió el Cieloque consiguiesen permiso,motivado a que viniendosobre los Franceses blancos(que yacían de Gobierno

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DEL HOI\I"'~1 :1·:110 1)()I\lINII :,\:\0

en la Pa rte ante Espaíiola )un Exereilo muy gruesode la Isla de Puerto Rico,gobernado con aciertopor Don Juan Sénchez Ramírez

digno de tan noble empleo,

[Iesernbarcóse en Higiicyy de allí repartió ple.~~

aviso a los Comandantesde los españoles Pueblosdel intento que tra ia,

y como venía resueltotrayendo orden Superior

de entregarse de aquel Puertonoble de Santo Domingo;y 10 aprobaron por bueno.También noticia le dióal esforzado Gobiernode las Colonias, que al punto

le ha ofrecido para estoayudarle en lo posiblecon sus tropas y pertrechosy todo lo necesario

para salir de este empeño.Por consiguiente a Ferránle ha mandado un Parlamento

dándole a entender lo mismo,y que supiese por ciertode cómo enviado veníadel Cathólico y excelsoFernando Séptimo Reya entregarse de aquel Puerto

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LAS JNVASION¡'~S HAITIANAS

y demás Parte Española,sin haber duda en aquesto.De esto se reyó Ferránhaciendo burla y desprecio,imputándole por tonto,por sublevado y por necio.Previno ochocientos homhresde los más fuertes y diestrosen militar disciplina,y con apercibimientode muchos lazos y sogaspara amarrados traerlos.Salió de dicha Ciudadcon notable lucimientogohernando su Escuadrón.el año mil y ochocientos,y ocho, a fines de Octubreesta partida emprendieron.

Buscando van sus contrariospor el camino del Seibo.Ellos tuvieron noticiay se retiraron luegoalgún poco más arriba,hasta llegar al estrecho,lugar bien acomodadopa ra lograr sus intentos,nombrado Palo Hincado,donde aguardando estuvieronalgunos pocos de díassus prevenciones haciendo.Llegó por fin aquel día

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56 DEL ROMANCERO DOMINICANO

que fué fatal y postreropara los Franceses blancoscomo se verá muy presto.

Pues luego que se acercaron,mandó el Español Gobiernohacer sólo una descargay echa r mano a los aceros,sable, lanza y armas tales,y a acometer con denuedo

a los Franceses, que al puntomuy desbaratados fueron,y huyendo desordenados,los espafioles siguierondetrás de ellos con furorgran carnicería haciendo.

y Ferrán que aquesto vido

procuró escapar huyendoen un hrioso caballopara la ciudad ligero.Mas poco le aprovechó,porque le alcanzaron presto,y él, mirándose perdido,

la muerte se dió violento:pues con sus mismas pistolasse metió dentro del cuerpodos onzas de voraz plomo,cayendo difunto al suelo,solamente escapó unopara contar el suceso,que arrasando por el monteaparecióel día tercero.Más de ochocientos Franceses

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LAS INVASIONES HAITiANAS

en este ataque murieron,y de Españoles sólo hubodiez entre heridos y muertos.Recogieron los despojos,y con júbilo y contento,a Dios y a su Santa Madrelas debidas gracias dieron.De esta tragedia quedaroncon grande pavor y miedoel resto que habia quedadoa la ciudad guarneciendo.Aquí pido al Auditorioun poco de sufrimiento,concluyendo aquesta Parte,que en la siguiente ofrezcoproseguir aquesta Historiasi me favorece el Cielo.

CUARTA PARTE

Carísimo Lector mío,pues en la Parte Tercerate ofrecí de proseguiraquesta Historia moderna,quiero cumplir mi palabra,y darte gusto por ella.y así, para continuar,digo: que ya en la Terceraquedamos en que mataronen muy airosa refriegalos valientes Españoles

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(JO HEL 1I01\IA.~CEHO 1I0\'I~¡c:A~()

a la porción de más fuerza

de los Franceses, y así

cuando esta noticia adversa

tuvieron los que quedaron

de guarnición y reserva

en aquel Puerto lucido,

grande sobresalto y pena

en sus pechos sol-revino,

mayormente por la acerbamuerte de Sil General,

a íJl1i~n amahan de veras;

igualmente las familias

Espatíolas, que en aquella

famosa ci udar] vivían,

el sentimiento y tristeza

en todos fup indecible

y gravísimo, que dejasus corazones partidos

en grado sobremanera.

y más cuando verifican

que los contrarios se acercan

a querer tomar la plaza,

y a su vista se presentan

a impedirles las salidasy las entradas por Tierra.De los Pueblos interioresdomiciliados regresan

junto con )08 advenidos

mas de dos mil y cinquenta

hombres de armas reunidos,que por la Tierra le cercan.

impidiéndole dentrar

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LAS I;-.¡ v:\SIOl'i I';S 11:\ ITI:\ NAl;

ni sa lir a las haciendasa buscar la provisiónque a la vida humana alienta.Luego el Inglés por el Mar

también sus Floras presentadando favor a la España,

estorbando con dcstreza

no dentro ni salga Barcoque para Sil favor sea,hasta que sean obligadosdel hambre y de la miseriaa rendirse, aunque forzados,pues siendo de otra maneraes casi como imposible

rendir tales fortalezas.Vamos a lo más preciso,

y más principal de aquestaHisteria; por tanto digo:que el Exército se acerca

y pone sitio a la Plaza,y muy pronto el hambre reinaentre los pobres vecinossin que en la ciudad hubieraratones, perros y gatos,borricos, caballos, yeguasque no supiesen a liebres,y que adentro no valieran;

la asadura de caballose vendía por cosa ciertaen cuatro pesos cabales,como también la botellade miel de abeja costaba

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62 DEL ROMANCI':nO UOMINICAl\lO

un peso por evidencia:a rregulen cual seríanlas cosas que más se aprecian:y con todo no querían

rendirse, sólo en su lemacada día pertinaces.Por lo cual Don Juan intenta

el bombardear la ciudad,(aunque con dolor y penade su corazón piadoso)para ver si con aquestaindustria puede rendirlos.Para cuyo fin comienzaen el principio de Julioa arrojar bombas funestas,

causando muy grande estrago

en las casas e Iglesias,y alguna gente moriacon las activas centellasque al estallar disparabancomo encendidas saetas,

Viéndose tan oprimidos,y angustiados de manerapor todas partes cercadosde mortales contingencias,determinaron rendirse

con la condición espresaque les dejasen llevardonde avecindarse fueranlas armas y los caudales.y Don Juan al punto aceptaeste partido, y así

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J.AS INVASIONES HAITIANAS

los Españoles se entregande esta Ciudad, pues dentraronsin ninguna resistenciaa veinte y cinco de Julio,del año nueve por cuenta.Los Franceses se embarcarony se fueron a otra tierra,quedando los Españolespacíficos, sin molestia,aclamando al Rey FernandoSéptimo, que paz perpetuale tenga Dios, y le guardede traiciones y cautelas.

Hasta el año diez y seisdeha jo de la banderaestuvieron de la España:mas entonces se presentadiferente Pabellón,que Constitucional era.Después el año veinte y unootra nueva Ley se acerca

que llamaban Colombianay se asomaba a sus puertasquel estaba ya al admitirse,pero parece que erapara más desolaciónde esta codiciada Tierra.

Mas cuando no se esperabael Jefe, que ahora gobierna

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64 DEL 1I0MANCJ·;nO nOMIl'<It:I\NO

toda esta Isla de Haití,previno Armada de fuerza,conquistando a los Coloniaspara que a su banda vengan,desertando de su Rey

Cristóbal que con violencialos tiraniza y oprime,y muchos de ellos se alegranporque estaban mal contentos,

y forzados de maneraque la muerte le deseaban,por donde encontraron brechapara salir de tal yugo,

y servidumbre tan fiera:aunque fué forzoso hacerlodebajo de gran cautela,y secreta precaución,como es preciso en la guerra.

y como para el muy alto

no hay muro, ni fortalezaque a su voluntad se oponga,cuando quiso Sil Clemencia

se acabase este Tirano,dispuso su bondad inmensatrazando todas las cosascon Sabiduría Eterna.

y así, sin él saber cómoni cuando, se le presentaa su Palacio una Armadatan terrihle como gruesay le cercan y amenazan,y él cubierto de soberbia

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I.AS ixv ..\SIO;liES IUITIA:'1AS

viendo que 10 habían dejados¡)lo en la mayor estrema,y que escapar no podíade ser muerto a la fierezay manos de sus contrarios,con sus dos pistolas mesrnasquitóse él propio la vida,y se lihertó de aquellainfamia en que podía versesi con vida le prendieran.

Mirando tal maravillael Exército se alegra;rebosando de contentoslas aclamaciones mezclancon la alegría, diciendo:Viva, viva en paz perpetuael Presidente Boyerque nos sacó de tal pena,y muera, muera Cristóbal,para siempre, muera, muera!Al instante aquellas tropasse acogen a las banderasdel Presidente Boyer,y grandes fiestas celebran.

Recogiendo los despojosde las copiosas riquezasque aqueste Imperio tenía,los tesoros y grandezasen pocas partes se han ,-iSIO

otras que mayores sean.Dando las debidas gracias

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66 DEL ROMANCERO DOMINICANO

a Dios y a su Madre bellade haber tenido la dichade concluir esta empresasin un tiro de fusil,cosa que no se creyera ...

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JUAN PABLO DUARTE

(1813 - 1876)

De Duarte, Fundador de la República, se ha dicho siempreque no presumía de poeta. Sin embargo, ¿quién, en su tiempo,puso en sus escritos igual intensidad dramática, igual concentra­da amargura en sus versos? Figura central en el período de ges­tación de la República, de 1838 a 1844, no bien acaba de erearja('5 lanzado al destierro. Vida terriblemente aciaga desde entonces.Del Ozama al frío Hamburgo. De Sain't Thomas a Caracas. De lasoscuras selvas de Venezuela a los campos de Santiago, adondeviene a luchar contra España. De allí a Caracas y a la muerte. Elmás tremendo de sus dolores, quizás, el ostracismo a que lo arrojóSantana en 1344, apenas recién nacida su amada Patria, lo recogióen la más triste flor de nuestro Romancero. Duar1e escribió diver­sas poesías: himno" de guerra, anatemas contra Santana, ansias ynostalgias de la tierra natal, tan dolorosamente lejos para susojos como presente para su espíritu. Esas poesías, en parte inédi­tas, se conservan manuscritas en el Archivo del historiador nació­nal García. Juan Pablo Duarte nació en Santo Domingo el 25 deenero de 1813 y murió en Caracas el 16 de julio de 1876. Desde1884 reposa en la Capilla de Inmortales de la Catedral Primadade América,

ROMANCE

Era la noche sombríay de silencio y de calma;era una noche de oprobiopara la gente de Ozama;

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68 JUAN PABLO IHJAJITE

noche de mengua y quebrantopara la Patria adorada,el recordarla tan soloel corazón apesara.

Ocho los míseros eranque mallo aviesa lanzabaen pos de sus compañeros,hacia la extranjera playa.

Ellos qne al nombre de Dios"Patria y Libertad se alzaran;ellos que al Pueblo le dieronla Independencia anhelada"lanzados fueron del suelopor cuya dicha lucharan;proscritos, sí, por traidoreslos que de lealtad sobraban;se les miró descender

a la ribera callada,se les oyó despedirse,y de su voz apagadayo recogí los acentosque por el aire vagaban.

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• Ir,:'.'

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Sl~ los m ir» descender - a la r ibura ea Iladn,!'(; le.; (,y,', (\ ::>1)1.:1:;]'';(', - Y de su VOl apagadayo recogí los acentos - que por el aire vagaban.

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JOSE FRANCISCO PICHARDO

(1837 - 1873)

El infortunado José Francisco Pichardo nació en 1837, y mu­rió en 1873. Santo Domingo fué su cuna y su sepulcro. Vida depadecimientos, tempranamente rota por la muerte, que solo hallópaz y consuelo en la poesía. Toda su escasa obra poética tiene amar­go sabor de elegía. En ella encontramos un solo romance: A lapalma de la libertad, derribada en tiempos de la Anexión a Espa­ña. Es una poesía si lastimera, de hondo acento patriótico. La Lira.de Quisqueya, de Castellanos, (Santo Domingo, 1874), recoge Iasdolientes poesías de Pichardo salvadas del olvido.

A LA PALMA DE LA LIBERTAD

Indignamente derribada en la nochedel 9 de mayo de 1864

Dejad correr vuestro llanto,dejadlo correr sin tregua,que el árbol de vuestras gloriasderribado está en la tierra.Dominicanos valientes,¿porqué sufrís tanta mengua?¿porqué vuestra boca mudano lanza el grito de guerra?¿porqué sufrís que el Ibero,lleno de arrogancia necia,

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72 JOSE Flt\~c:ISCO l'IClI,\Itl>O

insulte así vuestros lauros,os haga así ta1afrenta '?

Ya no verán vuestros ojos,ya no verán la palmeraque vuestros padres plantaronallá en la infancia serena,que al rumor de su follajeque acariciaban lijeraslas auras y los reflejosdel Sol que fecundo alegra,testigo fué de hechos nobles,de virtudes y grandeza,símbolo de libertad,honra de la patria nuestra.¿Quién su gracia marehilóy su beldad altanera?¿quién al humillar su frentela historia así menospreciade un pueblo que por su arrojoalto renombre adquiriera?Columna inmortal que al libreantigua gloria recuerdas;blasón de la noble patria,dílo a los tuyos que ansíanhorrar del traidor las huellas.Si el déspota de allendeque de la España viniera,el que oprime con rigory lid os mueve sangrienta,el que desola campiñasy tala fértiles tierras,

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A 1.:\ 1'.·\1.'1\ UE 1.:\ I.IBEnTAl>

y vuestros hijos persiguecon inhumana fiereza;razón tenéis de llorarlágrimas ¡ay! bien acerbas,pues gemís desconsoladosentre muy duras cadenas,y el árbol de nuestras gloriasderribado está en la tierra.

Malhaya la mano impíaque tal maldad cometiera!jMalhaya quien la permitey quien tirano la ordena!¡quien profana los recuerdos,el que al triste pueblo vejaque inclina gimiendo el cuelloporque la suerte es adversa,el que insulta al oprimidoy ante el libre teme y ceja,el que sufre el torpe yugoy no resiste a la fuerza!¡oh árbol de los recuerdosque ha." visto cosas tan bellas.palma graciosa y gentilorgullo de lindas vegas,

¡cómo has muerto indignamente!¡cómo cayó tu altiveza!¡cómo estás abandonadaen la tu plaza desierta!Ya tus hojas palidecen,ya tus verdugos te befan,ya no alzas tu copa erguida,

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ya no escucharás las quejasde las aves que a tu sombraanidan como en la selva;ni de la tranquila lunaverás cómo juguetea

el rayo triste y dudosoque en .tu ropaje se quiebra,y que al realzar tu belleza.conforta a los que padecen.y a los que sufren consuela;ni beberás el rocío

que el cielo en brillantes perlaste enviaha para rizartu esparcida cabellera;ni venís inmenso puebloque discurra por tus verjascuando la noche sacudesu rico manto de estrenas;ni oirás marciales orquestasque celebren las hazañaso los triunfos enaltezcan.

Tendida estás en el polvoy una canalla extranjeraarrastrará tu cadáveral mar que ronco se estrella.al mar que en ondas amargaste cubrirá, pobre reina ... !

¡Triste destino fué el tuyo!¡aciaga tu muerte fuera!i pobre reina destronada f

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A I.A I'AI.I\1A me LA L1B¡';HTAO

[cuánto tu desgracia pesa![cuánto mi alma padece!¡cómo tu sino lamentaun puehlo infeliz que miratu triste suerte postrera,imagen fíel y segurade la suerte que le esperasi las armas no apreviene,si el brazo inerte se queda!Tú eres ya gloria borradade la rica patria nuestra,a lma del alma del puebloque arranca indigna torpeza;hoy eres infame oprobio,injuria fuerte y tremendapara el libre de este suelo,para el que su honra aprecia;por eso cuando tu ruinael alma aflijida cuenta,maldice la inicua manoque fin a tu vida diera,:y entre 80)]0:/.05 esclamacon voz que el dolor altera:volved, volved por la honra,volved, volved con presteza,los que en la patria pensáis,los que seguís sus banderas,que el árbol de nuestras gloriasderribado está en la tierra.

Indignado lance el fuerteIa voz que al tirano aterra,

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76 .rosé FHANCISCO PICIIARDCJ

y blanda acero homicidaya la lid se arroje fiera,que los libres nunca temenmorir si el deber lo impera,si la patria así lo exije,que es dulce morir por ellasi hay que lavar un ultrajeque un blasón sin mancha afea,que la sangre sólo borrainjurias que así son hechas.

Hijos de la patria mía,muchos agravios y afrentas,os hace gente sin fé,descomedida, extranjera,¿osaréis sufrir callados?¿aún seguiréis sus banderas?Nó; en aqueste hermoso sueloa la lid muchos se aprestan,y dan su sangre preciosa,y dan la vida con ella.

Sus! a las armas voladque el bronce fiero resuenay a la gloria a todos llamay augura victoria cierta.

Sólo el cobarde se quedey el que torpe lucro mueva,que en corazones servilessólo humillación se encuentra.¿No véis el pendón cruzado

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l:: el es' ó en la t ierrug lori as • derril; LI .0Y C'1 árbol d<' nucst rns

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A LA PAL:MA DE LA LIBERTAD

que por los aires ondea?¿no oís los gritos alegrescon que se animan las selvas?¿No véís el árbol frondoso

que cobarde mano aterra,cuando las luces se extingueny las tinieblas se espesan?i temieron ah! la venganza!¡que a ultrajar no se atrevíanvuestra historia y vuestro honora la luz que el Sol destella!

Dominicanos valientes,volad, volad a la guerra,que el árbol de nuestras gloriasderribado está en la tierra.

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GASTO].\; F. DELIG~E

(1861·1913)

Gastón Fernando Delígne y Fígueroa, de los dioses mayoresdel Parnaso dominicano, fué el más sabio de nuestros poetas, elmás culto de todos, el de más hondura filosófica y de vida mástrágita. También el más digno de estudio. En 1908 recogió su obrapoética en Galaripsos. Tenía en preparación un volumen de ver­sos. Romances de la. Hispaniola, título que finalmente abandonócon propósitos de variedad métrica. No se cumplieron sus votos,Nació el 23 de octubre de 1861. Gran parte de su vida discurriójunto al Ozama, y sus años postreros en San Pedro de Macorís,donde, el 18 de enero de 1913, se fué de la vida por propia vo­luntad. En lS31, admiradores del poeta publicaron la "plaquette"Romances de la Hispaniola. con prólogo de Domingo Moreno Ji­mcnez, que recoge algunos de sus romances. No figura allí el TO­

marice Bayajá, cuya lectura se brinda ahora. Acerca de Delignevéase: Pedro Henríquez Ureña, Horas de estudio, París, 1909; y:Manucl F. Cestero, Ensages críticos, S. D., 1911.

VISITA A LA ISABELA

Habían hecho la jornadaa lo que fué la lsabela,con la unción del mahometanoque camina hacia la Meca.Viejo propósito ha sido;concierto que desde Iberiaformaron, y cumplen hoy

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82 CA5TON F. 1)f';LIGNE

como devota promesa.Vienen a ver )08 lugaresen que sus deudos murieron,bajo el yugo abrumadorde ocupaciones plebeyas.Caballeros de Castilla,con disciplina severaColón les puso al trabajo,y les mató la faena.Vienen a ver las ruinas,el leve polvo que restade aquella ciudad famosa,hace diez lustros deshecha.y ora frente a su perímetroestán, con el alma opresa,y en silencio que habla másque la mayor elocuencia!-"Oh tú, villa! bautizadaen honor de la gran reina!Oh ciudadl, del Nuevo Mundola que fundar~n primera!Llamada a -ser de estas Indiasindisputable cabeza,

'" mh ,[quren te ve, que no se aso ra ..... ... ,I qUIen te ve, que no se apena •.•.Eres patraña del vulgo;de los ociosos conseja:y te dominan, impunes,la broza, terrible dueñade tu asiento, y el lagarto,monarca de la maleza".De altos recuerdos henchida;

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VIStTA A LA ISAlI~LA

subsolada de osamentashumanas: sin pueblo y triste;todo ruido adquiere en ellarepercusión alarmante,sonoridades siniestras.Los arbustos que a los piésde ambos hidalgos se quiebran.emiten chasquido sordo.chasquido de calaveras.Zumba un enjambre en las flores;y el zumbido tenaz. suenacomo el roncón melancólicode alguna gaita gallega.El airecillo sutilque se tuerce y culebreaal pasar entre la fronda,se plañe, como alma en pena.O bien, un pájaro-moscade un aletazo se aleja,moviendo un bronco rumor,tan extraño que consterna.Hasta el mismo sol ayudaa la fatídica escena:entre una nube que pasay otra nube que se acerca,.ilumina incierto a ratos;a ratos su lumbre vela.De pronto, los peregrinosabocan una amplia senda;de corpulentos yagrumosy jabillas corpulentashermosamente sombreada

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a una mano y a la opuesta.Allá en el fondo unos muroshechos pedazos, blanquean:son de casas derruidas

de la difunta Isabela.y hacia mitad del camino,de espaldas a los que llegan,'Unos doce caballeroslentamente se pasean.

Vun con los negros sombrerosornarlos en plumas negras;los vestidos, enlutados,y las capas, cenicientas.Como en una procesión,discurren en dos hileraspausados, ceremoniosos,en silencio, y con cautela.

Es de ver que los estoquesy la oscura vestimenta,lucen pautados por modaque hace tiempo no se lleva.

y en tanto que las pisadasde los hidalgos son huecas;las suyas no alzan más ruidoque el que las sombras hicieran.

De súbito se detienen;las enjutas caras vueltasa los intrusos; les mirancon insistente fijeza;taciturna la expresión,y muy juntadas las cejas.

Saludando los hidalgos

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Saludan, y al saludur, - ;hOl"rol", que la S¡Hl!~rC hiela',se vienen con los som broros - desprcnd idas las cabezas: ..

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VISITA A LA ISABELA

con airosa continencia,de su sombrero, en las manos,las pintadas plumas tiemblan.¡Dios guarde a los caballerospor largos años! Empresasin duda muy semejantey acomodada a la nuestra,os traerá por estos sitios;donde en brevísima épocatales sucesos pasaronque una larga historia llenan.Callando se están los doce;pero en cortés reverencia,a los chambergos levantanpausadamente las diestras;saludan, y al saludar,¡horror que la sangre hiela},se vienen con los sombrerosdesprendidas las cabezas! ...

1898

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BAYAJA,1606

Una madrugada intensa,-pero el recinto aclaradopor re fulgentes lucerosque titilan dormitando,­las gentes de Bayajásu lugar abandonaron,

como lo manda la Audienciaa nombre del rey cristiano.

En el débil claroscuro,tal montón infunde espanto:grupo de leves fantasmasy nó de seres humanos;difuntos que a la trompetadel juicio final se alzaron,y al valle de Josafatdirigen los breves pasos,tal parecen; pero el sol,surgiendo acardenalado,en ellos dá, ya bien lejosde su pueblo originario.

j Qué confusión pi ntoresca !Qué panorama fantástico!

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· .. las gentes de Bayaiá - su lugar abandonaroncomo )0 manda 1<1 Audiencia ...

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BAYAJÁ. 1606

Qué mezcla de edad y sexos!Qué orbe entero, si abreviado! ••.

Allá a la cabeza, un trende acémilas, y de carrospor larga suerte de brutosdomésticos arrastradoscon las cotorras parlerasy filarmónicos pájaros;con las aves de corraly los cochinos cebados.

Entre el chirriar de las ruedas,y el mujir de los ganados,y el ladrido de los perros,y el piafar de los caballos,yel grito de los aurigas,y el trompetear de los gallos! .•.

Después, la caballería;a cuyo frente, en un machomaciso, sin corpulenciaarrellana el cura-párroco.

y cerca de él, la personadel alcalde, en tardo jaco;y sobre yegua roeilla,el afanoso herbolario.

iOh vanidad! que de un duelohaces fiestas y aparato!Siguen después, caballeros

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92 GA~TON F. IH':LH;N~

bizarramente montados;traje y batas de valía,con espolín argentado.

y damas de alto copete,con adornos muy más altos,en monturas cuyo equipoChina y Persia ministraron.

y oh comodona humildad!que doblas el espinazoa lo posible! cabalgan,quienes en humildes asnos,quienes en pencos endebles,y quienes en bueyes tardos.

y quienes•. " cierto los más ...a la infantería obligados,la yegua de San Franciscovan sudosos espoleando.

iQué pena ver a una madrecon el infante al costado!Qué pena, aquel inocentecomo cabrito triscandoy como suda y jadeaaquel venerable anciano! ..•

Les flecha el sol; descoyuntasus huesos el trecho áspero;y ciega y asfixia el polvode ellos mismos levantado.

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III1.Y:\.II1., IhOh

DeI interior! les dijeron;y al interior siguen mansos,Corno errante caravanade vagabundos gitanos.

De ellas, hubo quien salieracon hierro homicida al paliolleno de flores y frutosdel hogar que fué su encanto;

y arremetiendo a un rosalpor ella misma plantado,queriendo destruirle todo,sintióse sin fuerza y ánimo.

Sólo desgajó llorosaalgún diminuto vástago,

¡para plantarle allá lejosdonde la empujan los hados.

De ellos, hLJ ho quien armarade un hacha agresiva el brazoy a fragmentos rerlu jerael cocotero empinado,con iracundo rigory con rigurosa mano.

Por los de su hijo primero,no contará más los años! .••

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¿No es bastante? no es bastante!Criadero de contrabando,

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91 GASTON r, DELlGNE

corno su gente lo fuera,será el lugar castigado.

Se hará con él-lo que en Roma,en otro tiempo los vándalos;lo que hacen Jos que conquistancon los pueblos conquistados;lo que en el nombre del reyestá dispuesto en el bando.

Cuadrilla demoledoraecha las tapias aba jo;y en los lienzos de madera,igualmente derribados,con aceite y pez, las llamasencuentran untuoso pábulo.

Muerde ya el fuego; destellaintermitentes relámpagos:juguetón o perezosose inicia; pero hostigadopor una brisa crecienteque suscita el mar su hermano;corno un infierno en menudo.vivo y pronto como un rayo,crepita, ruje, se extiende.destruye, devora airadoy avienta en sutil cenizala paciencia de los años! ...

Gran previsión! ... Desalojael incendio a los que osaron

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H A Y ¡\ .1 A. J (, () ()

eontravernr lo dispuesto:y son los tozudos gatos.

Si de tercos por alarde,como tercos se quedaron;ya al monte vecino huyenlo mismo que fuegos fatuos.

Pero aún allá, el enemigoles alcanza en breve rato;les obliga a nueva fuga;y con ello no saciado,trepa bermejo y terriblea Irondosisirno árbolen que está feliz parejade turpiales anidados.

Alzan el vuelo los padres,y queda solo y piandola cría implume; mientras ellosimpotentes para el trágicoevento, rápidos pasal'ly repasan el penachode llamas que al nido llegade sus hijuelos amados .••Ay! con rahioso dolor,¿qué resta a los pobres pájaros?Pasar veinte veces más,y trinar desesperados! .•.

Todo 10 ven desde lejosun grupo de hombres no escaso,

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gran número IJ~ mujeres,e innumerables muchachos.Expulses de Bayajá,si curiosos rezagados,¿por qué al horizonte miran,y a qué miran el espacio?¿El montuoso nuhardm

tropical buscan <1caSO,

<le los torrentes pluvialesventrudo depositario? •.

Tal vez! ... Pero al ver llue estánel horizonte plateado,

azuladas las alturas

y rojo y radiante el astro;en pos de los delanterosse encaminan; por lo bajopidiendo a Dios que conjurepestes a los lusitanos;

mal fin a los holandeses,y peor al contrabando.

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Aparte. y en una cuesta,hay tres hombres destacados:son comisario real,

amanuense y escribano.

El último, en suhitánea

conmiseración tocado,

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11"'.'\.1'\. 1<'011

su IWIIS:llllil'llln eehó d ruera

con muy medidos vocablos.

-Par~r,cme.- quizás yerre,que no hay nivel adecuadoo debida proporciónentre lo que viendo estamosy una falta cuasi levecomo lo es el contrabando •..

Con tímida parsimonia,corroboró el secretario:-Salvo mejor parecer,y mayor consejo salvo;creo que es muy fuerte justiciasí nó rigor extremado,el que purgue todo un pueblolas faltas de tres o cuatro ...

Brotando chispas los ojostras de los vidrios ahumados;iracundos voz y gesto.saltó el otro:- tened ambos!y ved que nó a murmurar,a dar fé se os ha llamado!Lo hecho en el nombre del rey.bien hecho está, y acatarlo! ...y sabed que esto se cumplepara luz de temerarios;para aviso de imprudentes;para escarmiento de osados! .••

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Con eso, los tabelionesen un compás saludaron;comba la espina dorsal;casi vueltos garabatos!

1900.

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LA INTERVENCION, 1801

llella mañana! La luzse desparrama a torrentes.por los combos horizontes,~T Jos nácares del éter.En el mar relampaguea,m los tejados se tiende,en Ias ramas se columpia,y por las calles se vierte.

Un céfiro perfumadose desliza hlandamente;'f a las flores secretea.¡Bclla mañana y alegre! ...Bajo esa pompa solar,quién pensara que se cierney a una hecatombe se aprestala guadaña de la muerte! ...Después que los principales,tras continuados reveses,II Toussaint el invasor,y a su selvática gente,de la ciudad del Ozamarindieron destino y suerte;hacia la plaza mayor,hombres, niños y mujeres,

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100

hoya la cita concurrendel fcroclsirno jefe.Va a proclamar la ley nueva,

que de coyundas estérilesal triste esclavo desligapara siempre y para siempre.

La blanca flor del quibei,ponzoña mortal contiene:as i en el noble motivo

sataniza impuro germen.Rencores de piel oscura,

inveterados y crueles;

di lerencias comprimidas.ClJ ya explosión se presiente,Fué Louverture de los duros

de los fatícric05 scides,

que atizaron sin piedadel incendio de Occidente;a cuyo fulgor siniestro,

deudas de ignominia aleveel Africa en sangre azulcobró con enormes creces.

De él se saLe que no admitemed íos, ni distancia entiende.entre la guerra y la paz,entre la vida y la muerte,y que le trae (',cjijunto,

y encontrado en pareceres,el hosco silencio hostildel mal sujetado oriente.Que a más del pañuelo blanco,un rojo lienzo previene:

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1.;\ 1:\ '1' ,.: 11 v 1': ~ L J (1 x , I H () 1 101

para «l perdón, si hay perdón;~j nó, para que degüellen!

Que :;H piadosa cuñada,insomne, angustiada y flébil;porque el cielo le ilumineporque el cielo le serene,pasó la noche rogandocon devoti sirnas preces.a ~1aría, llena de graóa,

y madre de las Mercedes.

Con esa" a larrnas negras,los vecinos comparecen;con esos augurios tristes,el pueblo en 1'1 plaza hierve:mientrasc-e-Íosa de un sepulcro,­

cierran el cuadro las huestes,bajo la pompa solarde aquella mañana alegre!Redoble de ronco parche,son de clarín estridente,a la escolta reforzada

y al jefe intruso preceden.Ay de los pueblos vencidos! ....Qué de zozobra inminente!,cuánta amargura devoranl,y qué de lágrimas beben! .•.La misma hermosa proclamaque un soplo divino enciende;en labios del triunfador,nueva humillación parece.Tan sólo rostros nublados,tan sólo sañudos pliegues,

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102 GASTON f. UELIGNE

odio y espanto escondidos,revelan, denuncian, venden!Si animosos los que están,el valor en ellos duermeaislado, cual se disgregancopos de agrumada leche.Le son acicate vivosus consternadas mujeres;las amadas de su alma,y sus niños inocentes.Que haga Toussaint la señalasesina: i bienlo puede! ...

Por eso, puñal oculto(1 daga afilada tienen;y en todos late el impulsocon que la abeja acometepor clavar el aguijún,

sin cuidarse de que muere.Buscando tal vez pretextoque el trance menguado abrevie;con el orgullo procazde un terrenal prepotente;y las damas cuestionandoinsípidas pequeñeces,con su bastón las alcanzael invasor, al! Icemente.Bizarra Dominga Núñez;altiva doncella débil;tu heroísmo. ¿fué pudor?¿o amor de tu patrio albergue? .•Sublevada, hermosa fiera,tinta en carmín: - Insolente!..

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Sublevada, hermosa, fiera - tinta en carmín: i!nsolcntL'!.exclama, ···-para españolas. otros modules aprende! ...

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LA I~TERVENCIO:'J, 1801 105

exclama, - para españolas,otros modales aprende! ..•

Q , b I ' . di ., Iue asom ro .... que m ignacion....qué furia loca estremecea Toussaint l ... La mano izquierdasatánicamente mueve ...

la multitud hace olasmurmullando sordamente,como espigas de un maizaltomadas de un viento fuerte;...~ avanza la soldadesca,er izanse los satélites,[a escolta se arremolina ...CWl ndo pronto y de repente,hacia antigua cruz de hierro,!U~ en la Catedral se yergue,una nube como un monte,calladamente. aparece.Otras la siguen debajoy otras, cual 10b de nieveque al empuje delos niñosatoneléndose crece.

Tras ellas se eclipsa el Sol;y de eIlas- en chorro tenue­hlanca luz de apoteosis]a cruz y la iglesia envuelve.Alza 105 ojos Toussairrthacia el espacio solemne:el ébano de su tezen ('~nizo palidece;

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106 GASTON F. I>I·;).IC;NE

se abren absortos sus labios;su cuerpo membrudo treme.y en la diestra, con precisasseñales de que despejen,su pañuelo - color cisne ­abanica el aire ambiente.Su pensamiento quién muda?Su ira súbita quién vence?Su mansedumbre qué causa? •..Su terror a qué obedece? ...Señoreando los nublados,de sus plantas escabeles,irradiaba en las alturasla Virgen de las Mercedes!

1899.

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EULOGIO C. CABRAL

(1868 - 1928)

Desde 1<1 desaparición de Juan Antonio Alix. en 1917, fuéEulugio Carlos Cabral el más interesante de nuestros poetas po­pulares. Su obra no es tan vasta ni popular como la del celebradoCantor del Yaque, pero él tuvo d señalado mérito de haber sidoel primero y acaso el único en el país que se consagró exclusiva­mente a escribir romances, apartándose de la décima tradicional,nuestro metro popular por excelencia, como 10 es en casi toda laAmérica española. Nació en Azua el 11 de marzo de 1868, defamilia procera, y murió en Santo Domingo el 16 de julio de1928. Su ilustr-ación fué escasa y su "ida pobre y aciaga. Sus romanees, -casi todos históricos y de acentuado criollismo-, losrecogió en tres volúmenes: Caehímbolas, vol. 1, S. D., 1921, Pró­logo de José Ramón López ; y vol. II, S. D., 1922, Prólogo de AngelRafael Lamarche. Sus hijos conservan el tercer volumen, inédito.

SA~TO\IE, 1855

Eran los tiempos heroicosde lucha contra el haitiano,sin que cesaran por estode vivir hostilizándosebaecistas y santanistas,con un empuje de vándalos.Pero a veces sucedíaque determinados cargos

se confiaban a natriotas

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de valor, honor y rango,sin fijarse en la di ti"iRa,en clase de neccssuios;sobre todo en las Fronterasque eran la boca del Diahlu.En tan. tristes condicionestocó, en los PUe/JIQ5 Abajl},

a C,--thral 1<. jefatura,precisamente en el año

en quE'. Sou{oq~ de ('omluista~

con el anhelo bastardo,lanzaba de ~opetón

sus Rf'gjmientos mneabros

por Cachirrl<Ín y por Neiba,poniendo en las almas pánico,

Conocida (lel Gohiernola fechoría del haitiano,se previno a la defensadel terruño, palmo a palmo,y a Cahm] le dirigj'ó

este lacónico pánafo:

"Si. del enemigo bebenagua en San Juan, loo¡; caballos,pobre de \l",\C\~. C~n~raH"

Cabra! suspiró muy largo;se acordó de DtJverg~

y otros Ci~mprones hí1.arros.caídos entre las redestejidas por adversariosque a veces no les llegahanti la suela del zapato,

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:'l ,\ , T (J :\1 E. I B I ;,

y l(~ dijo a EIl:-;dlio PlJj~lI()

con UIl frah:rrtal abrazo:

Para morir como un Cristomas vale morir peleando.y haciendo su testamento

se dispuso, siempre macho,

a caer por la Hepública

PPrD vendiéndose ea1"0.

Es veilllidús (le diciembre:

ha empezado la hatallay Ca lira I tiene a Sil s órdenes

las tropas de la vanguardia.

Los Regimientos intrusos

al son de pitos y pajas,en correcta [ormación

sobre la llanura avanzan.

A cada instante más recias

sucédenso las descargas,

por los nuevos contingentes

que caen, como en una fragua.

y martillan, titanescos,

con furia de hormigas bravas

El humo de los disparosteje una neblina parda.

bajo la cual los (lue luchan

parecen unos fantasmas.El terrible Emperador

empu ja nuevas Brigadas,

para destrozar el muro

que sus designios retarda.

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no E1JU)(;1O C. CABIt>\I.

y hay un momento en nosotrosen que se va la esperanza,de contener y batirtantas negras cucarachas.

Cabral sobre su caballo,Con la altivez de su castaa todas partes acudebuscando, con locas ansias,que lo acribillen, furiosas,del enemigo las balas,cuando le pa rece verUna criatura seráfica,ante cuya aparición

como que se alivia su alma.

La Virjen de las Mercedes!El cielo está con la Patria!Dice con voz de creyente,y más pujante se lanzacon su machete en la diestray rayos en la mirada,contra la nube de cuervoscon pretensiones de águilas.

Pero por más que martilla,el triunfo no se destaca,que son muchos Hegimientoslos de las fuerzas Haitianas,y si la tropa flaqueala Oficialidad es brava,

y el coco macaco empujasobre la llanura trágica.En esto, bajo del humoque más y más se compacta,

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SANTOME, 1BIS

divisa del enemigoal Jefe de la vanguardia.Es el temible Antón Pierre,guerrero de fuerza raray flamantísimo Duqueen la pandilla del Sátrapa,que sereno, cual si fueransuaves bizcochos las balas,Alons! le grita a los suyoscon el gesto y la palahra,y, para dar el ejemplo,jinete atrevido avanza,buscando por la llanuraen quien descargar sus armas.

Ambos Jefes al mirarsecomo leones se marchan,que si valiente es el unoel otro no le va en zaga.El fuego cesa un momentoy todos la vista clavanen los brillantes campeones,adalides de dos razas,que al combate singularacuden, con arrogancia,en las diestras poderosassus sables como navajas.

¡Héctor y Aquiles de frentede Troya ante las murallas!Cahral, esgrimista hábil,al Duque bien pronto sangra

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112 EUI.Ol:IO C. Ci\BHAL

y con f)UI~VOS mandohlazos

lo desrnDllllza a sus plantas ;

y roto ese bravo rohlecual si fuese frágil caña,

hnndc espuelas al corcel

impetuoso en que cabalga.

y SI.I machete de gllClTa,

ellYo~ filos no se gaslan,

más golpea de )O~ intrusos

sohrc la recia coraza.

seguido con ciega fépor columnas entusiastas,

que sudan Ia gota gordapero ni un punto desmayan,

como que saben so juegael porvenir de )a Patria.

Por donde va su caballo

que solamente no hal-la,pero que Iueha también,

parece como que pasaU11 Hércules leñador

que a los golpes (le su hacha,

todo cuanto se le opone

lleva la muerte en las barbas.

¡Cuunto J¡~l'oísmo en acción!

¡CIIHnl.o prodigio de audacia!Pero aún esos prodigios

no deciden la hatalla,

llues Souloq, siempre tenaz,

a toda prisa destaca

nuevas tropas escojidasIIay que vengar nuestras bajas!

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El ftll'go cosa un momento - v jodos la \'¡~t" clav un~ n los bri llantos carnpcoru-s, ,HÚll id. 's d.' de;s :-:!;t¡" ...

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5ANTOMÉ, 1815

Fusilo a todo el que déal enemigo la espalda!Aulla a sus Capitaneslleno de orgullo y de rabia.Se recrudece la lid,pero las recias descargasponen fuego en el pajónde la reseca sabana,y el viento está con nosotroscomo por Divina Gracia.Bajo los copos del humoy las lenguas de las llamas,parecen los que combatenverdaderas salamandras;y el haitiano atosigadoretrocede, se desbanda,con la derrota en la frentey la vergüenza en el alma.Contreras, Puello, Cabraly Chago Suero, se abrazanen el campo de la acciónsobre las cenizas cálidas.con Aniceto Martinesy otros que la historia ensalza;y con los sables en ah.Viva - rugieron - la Patria!¡Que libre por siempre seala tierra dominicana!

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INDICE

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INDICE

Del Romancero Bomlníeano .

Peguero, A loÍ'! valfentes domlnícauos .

Romane.es de las Invasiones Haitianas .

Duarte, Romance .

Píchardo, A la palma de la libertad .

Deligne, Yisita a la Isahela .

..I

17

29

67

69

81

"

"

Barajá ., .

La Intervencíén, 1801 .

88

99

Cabral, Santomé 107