Emiliano Bustos

Gotas de crítica común(2005-2010)

Librosde la talita dorada

Bustos, Emilianogotas de crítica común / Emiliano Bustos ; 1a. ed. -City Bell : De la Talita Dorada, 2011.86 p.; 20 x 14 cm. (Los detectives salvajes / J.A.)

ISBN 978-987-24647-9-0

1. Poesía Argentina. I. Bustos, Emiliano,prolog. II. Título.CDD A861

Fecha de catalogación: 02/05/2011

Los detectives salvajes / 9Dirigida por J. A.

Diseño de cubierta e interior: Leopoldo DamenoCorrección: Daniel Krupa

©2011, Bustos, EmilianoLibros de la talita doradaCalle 471, esquina 29 Nº 3429(1896) City Bell, Prov. de Bs. As., ArgentinaTel. (0221) 472-1429delatalitadorada@yahoo.com.arwww.coleccionlosdetectivessalvajes.blogspot.comISBN 978-987-24647-9-0

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723Impreso en Argentinay

7

Amodo de Prólogo: el lugar de Ascanio

"Y aunque el canto que escuché hablaba de la guerra,de las hazañas heroicas de una generación entera de

jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que porencima de todo hablaba del valor y de los espejos,

del deseo y del placer. Y ese canto es nuestro amuleto".Roberto Bolaño.

Leyendo los poemas de Emiliano vino a mi mente laescultura de Bernini: Eneas huyendo de la ciudad de Troyacarga sobre los hombros a su anciano padreAnquises, mientrasel pequeño Ascanio, su hijo, camina a un lado llevando elfuego sagrado del hogar1.

Me pregunto en qué lugar elegiría estar Emiliano, enel de Eneas o en el de Ascanio. Presumo que en el de Ascanio,caminando a toda velocidad con lo que queda de fuego yasumiendo los riesgos de portarlo: quemarse las manos por nosaberlo usar, o apagarlo por el camino, o guardarlo y olvidarloen un arcón para siempre, o aprender el arte de dominar elfuego para transformarlo en el rayo de una nueva Troya.

Es como si Emiliano tanteara en la búsqueda paraentender por qué sus instintos lo llevan al rayo y no al fuego.¿Un don o una deuda? La respuesta viene de la mano de undoble trabajo.

El primero: placer por lo arqueológico. Similar altrabajo de un equipo-forense rescata vestigios de un pasadohecho vida y pesadilla. Soñar con el alucinado a través de un ríovioláceo, o montaña-torre por la que sube hasta alcanzar la cima(…pájaro entra al edificio por un agujero / y sale por otro / Nome pregunten qué hace / y qué ve… / Es una ley antigua /). Leerpistas que fue dejando en el trayecto: cada tacha; interpretar la

1. La referencia al poema de Horacio Castillo es inevitable: Todos llevamos, comoEneas, a nuestro padre sobre los hombros. / Débiles aún, su peso nos impide la marcha,/ pero luego se vuelve cada vez más liviano, / hasta que un día deja de sentirse / yadvertimos que ha muerto. / Entonces lo abandonamos para siempre / en un recodo delcamino / y trepamos a los hombros de nuestro hijo. Extraído de La Casa del Ahorcado,Colihue, Buenos Aires, 1999. Pág. 33.

8

2. Como señala Giorgio Agamben: “Lo contemporáneo es lo intempestivo... esarelación con el tiempo que adhiere a este a través del un desfase y un anacronismo.Quienes coinciden de una manera demasiado plena con la época, quienes concuerdanperfectamente con ella, no son contemporáneos ya que, por esta precisa razón, noconsiguen verla, no pueden mantener su mirada fija en ella”. Desnudez. AdrianaHidalgo editora, 2011. Pág. 18/19.3. Emiliano hace un juego experimental intempestivo, pero en todos se dirige hacia loanacrónico como trama de un presente que el poeta (siente) paga o dona con el cuerpoque ya no está. Al respecto, se ha señalado sobre su obra: “Si bien Emiliano esdeclaradamente anacrónico, se revela en realidad como un sesgo de espectador, aquelque espera una línea evolutiva en el tiempo y de repente se halla excavando una fosade cadáveres fuera de moda o pensando acerca de la señal de ajuste”. Romina Freschi.Apuntes de cangrejo, sobre la poesía de Emiliano Bustos. En Plebella, Nª 18, Dic.2009-marzo 2010. Pág. 28.4. Ezra Pound señala que la poesía puede ser impulsada más allá de su significado detres maneras o modos: cuando se resaltan sus cualidades musicales, rítmico fonéticas(melopeia); las imágenes visuales (fanopeia); la danza del intelecto entre las palabras oel juego de la mente sobre todas las facetas de la manifestación verbal (logopeia). EnEzra Pound, El arte de la poesía, Barcelona, Barral, 1983.

anotación; cuidar el incunable; prologar el manuscrito; reseñar;proteger; pasar en limpio; comentar; etc. La espectralidadcomo forma de vida póstuma o complementaria alcanzada porun diálogo filial-filológico que tarde o temprano –es una leyantigua–, llega a su fin.

El segundo: recorrer el tiempo presente, a vecestriste, otras furibundo, corroído, eufórico, haciendo gala de unasutil verba, risa inflama, recargando tropos experimentales,insinuando aire de nostalgia que más tarde se expone a unamilimétrica destrucción. Esa, la urgencia de “lointempestivo”,2 el anacronismo que nos permite aferrarmuestro tiempo en forma de un “demasiado temprano” que estambién “demasiado tarde” tanteado en la tiniebla del presente.Una luz en permanente viaje hacia nosotros3.

De estos dos lugares de trabajo aparece Emiliano quees todos los Bustos a la vez (Bustos recargado). Logopeia4pasada-presente tritura las tradiciones; sedimenta no poracumulación de voces por capas superpuestas (verticales), sinocomo sucesión lisa (horizontal) alcanzando alumbramientocrítico-intempestivo. Nadie sube a los hombros de nadie (nosomos un equipo/verdaderamente/no somos un equipo/vos noestás…). El poeta abandona Troya solo, y lo hace con el pechodesafiante (al presente) hacia la misma bala que pudo matarlo(en el pasado). Y con la percepción del extremo: sin el blancoo negro; el justo medio: puesto a disposición de los grises.

9

Quizás sean estas las cosas que algunos aprecien yotros no le perdonen a Emiliano mientras le siguen exigiendose coloque en el lugar del Eneas que no quiso ser, y midan suestilo para saber cuánto le pesa un maldito, o si cumple el deber(y no el don) de sobrellevar cadáveres propios y ajenos5. Allí elobjetivismo manchado de bosta, o espiritismo al que sigueestando sometida parte de la poesía argentina cuando las viejasgeneraciones le cargan a las nuevas todos los NN que ellos nopueden soportar; y de esa manera, el tener- que-ser-re-escribientes de ciertas voces, o bien, los albaceas de susoperaciones6.

Aquí aparece la comunidad poética, ese chanchosagrado y canónico que no acepta críticas y reparte deudas, lareina del matadero en el que se carnean a los chanchitos-nuevospoetas convertidos en carne envasada epigonal. La salida: lacrítica jacobina que faena al chancho sagrado en su propiomatadero: Alguna vez la comunidad de poetas / me agradeceráel chancho abierto de / par en par, es decir sus tripas, sumaloliente / información, me agradecerán, / digo, el asco de ladaga, las manchas, / los coágulos como ositos, y tendrán /pruebas y contra pruebas de la faena.

La lectura de estos poemas confirma un recorridointrincado con la idea de legado, vislumbra la puerta de accesoa un nosotros imantada a un sujeto político dentro de laliteratura misma (la crítica no puede ser externa al registropoético, la crítica tiene que ser como la daga, despiadadamente

5. “Los desaparecidos, buscaban una historia verdadera, tenían una historiaverdadera. Quiénes son los desaparecidos. Hay padres desaparecidos, estados (delespíritu, de la acción), obras; hay cadáveres. ¿Perlongher quiso decir hay cadáveres?Cuántos NN puede soportar una generación. Cuánto secreto. Cuánto vacío”. EmilianoBustos, en Tres décadas de poesía Argentina, 1976 -2006. Libros del Rojas, BuenosAires; Pág. 2546. Como Hamlet, todas las generaciones de poetas han tenido sus fantasmas y suspadres. Nosotros, poetas más o menos jóvenes pero actuales, padecimos la muerte demuchos padres y el posterior ocultamiento de cuerpos, lugares, obras. Como defensano fue un mal ataque darle voz a los fantasmas. Pero, claro, el tiempo pasado entrefantasmas puede volverse demasiado real. Y entonces hay que dejar la duda,desmalezar, avanzar y largar peso. Pero largar peso no es perder historia. Es criticar,discutir… Los noventa no se discutieron. De hecho, muchos poetas posteriores nopudieron, no supieron o no quisieron discutir con los noventa… Por eso tantoepígono”. Emiliano Bustos, si Hamlet duda le daremos muerte, Antología de poesíasalvaje, Libros de la talita dorada, Los Detectives salvajes/7; BA, 2010, Pág. 18/19.

10

7. “La poesía de Emiliano Bustos se parece a un hilo de luz en la oscuridad. Nopodemos verlo de frente sino como una estrella”. Romina Freschi. Ob. cit. Pág. 31

poética y generacional para salir del vacío). Cada gota desangre que cae quema, y va dejando la intuición de que los 70´no podrán salvarnos de los 90´; pero sí la contemporaneidadhecha de una poética de tajos, cicatrices y –lentamente– deluces7. Allí nuestro talismán, la formula para dominar el rayo.

Julián Axat

Para Rosaura y Mateo

Estrepsíades: Y entonces ¿por qué mira al cielo su ojete?Discípulo: Aprende astronomía por su cuenta.

Las nubes, Aristófanes.

“Yo sé, lo sé sin duda, que no puedo entrar en otro sitioy sin embargo soy uno de esos que sólo con el modo depensar del hombre y con uno de sus dialectos y con loque me ha ocurrido.Han hecho poesía.”

George Oppen

“¡Qué hermoso estaba el senderocuando empezó nuestro amor!Era un cuento prodigioso,que hoy ha quedado en las sombras…¡De donde estés, vuelve paraestar solos!”

Mihail Eminescu

El nadador8

Ni el principio ni el fin;en lo que queda la película es muda,negra y blanca paciencia de un nadador empapado.Hay, casi destruido, un lugar, una casa dondevi esa película, la silla de madera negra,el televisor cerca, una lluvia en la calle.En mi memoria la película no empieza, no termina.Pero guarda al nadador empapadocruzando casa por casa,por los muros, tocando puertas que una amabilidado una indiferencia abren;mi memoria guarda al nadadordiciendo palabras que no oigo, guarda a una rubia,a alguien fino y delgado.Él nada en la pileta de cada casa, por algoque no recuerdo quiere nadar en todas las piletas,cruza como campo las casas, los muros de las casas.Goza en cada cuenca azul; las imagino azules.La euforia, el neto delirio que el nadador tenía cuandose hundió en la primera pileta, fue, de a poco,oscureciéndose como el día atrás del nadador.Sé que él habla aunque en mi memoria no escucholo que dice, los que lo escuchan también le hablan,no se sienten invadidos por él pero quizá sus aguasno sean la piel de un verano, quizás el viaje del nadadorsea el agua hundida, el ardor del ojo, el día de orode la primera pileta, la casa dondela mujer de cabeza dorada habló tan poco;las ondas oscuras de alguien lo detienen.Hablan al borde del agua; evidentemente la fina figuraes un tarot funesto para el nadador; las casas que siguenestán solas. El nadador quiere seguir nadando,el oro del primerchapuzón está lejos como su casa. En cada casa detrásde cristales o jardines de inviernono hay nadie, el nadador es el agua,lo sostienen las ondas, el agua hundida,ya no hay quien le hable.

15

8. Poema escrito a partir de “El nadador”, cuento de John Cheever; más específicamentea partir de la película basada en ese cuento.

El cráneo dorado, el fino oscuro,los que hablaban para alegrar, aun los que hablabanpara entristecer, todos se fueron. Las casasvacías, el nadador empapado y el día casi muerto, elnadador buscando a la rubia, buscando al oscuro,por casas, por muros, por las piletasno avanzó mucho, apenas unas calles,apenas los metros que una caminata deshace deun plumazo. Pero los metros y los pasos están lejos.Hay agua, hay agua hundida, hay que nadar hasta unaúltima casa, y es esa, la casa última la que no recuerdo.Recuerdo la felicidad del nadadorcon la rubia, la desolación en el rostrodel nadador con el fino, las casas vacíasy la brazada, como si alguien lo viera,como si la rubia y el otro lo vieran en cada onda, encada agua hundida, las palabras felices, las hundidaspalabras le quedan al nadador después de la rubia,después del oscuro; las casas están vacíaspero le quedan las palabras, detrás de las gotasen el rostro duro quedan las gotasde palabras felices, de palabras hundidas;gotitas de oro para que las casas solas no seanel cuerpo solo, la mente derruida por el cuerpo solo.El nadador quiere palabras en la mente de las cosassolas; pero en mi memoria su cuerpo no llegaa la última pileta, no llega a ningún lado, se queda enlas cosas solas, con las palabras de la rubiay del otro salvándolo, funcionandosu memoria para salvarlo de las casas solas,de las palabras felices y de las hundidas palabras,no está el principio, no está el fin;lo que tiene mi memoria es oro y sombrahundidos en agua hundida, palabras felices y hundidaspalabras en la memoria, nadando hasta la casa soladel cuerpo solo, la rubia y el otro nadandocomo el nadador; diciéndole a él que el díatambién se termina a pie, él diciéndoles que el díano está solo si la memoria nada,el día no está solo si la memoria se hunde para buscar

16

algo; algo que en la superficie no viva del fondo.Pero no sé si el nadador hizo eso, quizás terminósu día saltando el muro que da a la calle,quizá fueron dos casas o tres, no las infinitas que yo sé,las infinitas casas que en mi memorianada el nadador en un televisor tan lejanocomo La Ilíada, no sé si él es quien nada en algunapelícula, a mi memoria no le importa si es él, si espileta, si es película; mi memoria quiere, como siempre,su lento imperio nadando hasta la casa sola y el cuerposolo, su oro y su sombra acompañando al cuerpo soloen la casa sola; ¿no es ese el oro de una memoria?, ¿noes esa la sombra de una memoria?No importa quién o qué para este retablo de mí,porque importa mi cuerpo tocando un oro que veo,tocando una sombra que veo, importa mi cuerpoacompañado, mi cuerpo fuera de mi memoria.

17

Militante

“de frentemarx”

Roberto Santoro

Hiciste un cóctel de camionero,en la chomba de Chacarita la de Tigrey Temperley, en el gordini la Plèiadey Rico Tipo. Te vi a las seis de la mañanaen Tambo Nuevo, arrastrando la Bola de sebo,y buscabas el mar pero,querido, todo ángulo lujoso percibíatu ritual. La felicidad es un acto del hogardel corazón, dicen. Qué bueno que todo sea tan simple.No hay nada más.Metonimia, dicen, y el culo sólo puede viajara la mierda. Metáfora basta; el culo no es una flory crece desparejo en montes que dan al viento.Tu autito, tu bola de nervios, tu broteen las zapatillas calientes, por el agujeroel agüita,debajo del sauce llorón fresco. Es el finy todo eso; tu cóctel de camionero.Tu arrogancia, en tiempos mejoresapenas municipal; olías al árbol de Ezeizasin Perón, cuerpo a tierra.¿Puede ser una casita junto al mar? Puede ser.Con caracoles pisados la hoz y el martillo,con sangre idiomática otro hijo al inodoro.¿Don Perlimplín?Será que aquel putito en el jardínsueña saña, será su tinta el llantoque nos humedece, Chacarita,Tigre, Temperley. Estabas en tu pañuelo corazóncuando la dirigencia perretista,erpiana fue en Villa Martelli;corazón de fierro o níveo naipe, crucificadaharina,

18

haz de lúgubre exilio. Todo eso.Chacarita, Tigre y Temperley;cóctel de camionero. Los sabiosque juegan al fútbol en la canchitate dicen pop por arrastrar el gordini,pero arrancás, Baudelaire, las floresdel jardín de Salvador.Estrago, San Jorge perdido en los desaparecidos.Ciudadano Robinich,miserable emana lo tuyo, no lo veasni me mires; seguís caminando,seguís caminando. Treinta añoscomo si por un relámpagohubieses visto a Robi, la ventana enrejada;sé que es muy risueño tu ademán corta flores,tu autito, del fulbito te gritan pop,lunático, ático de la B, de la C, D;¿hay alguien ahí?Era estrella roja el piso, combatiente el cielocuando cortaste el alambre,las vías del ex Urquiza titilaban como tigres;cruzaste bien, no venía nadie,y llegaste al lavadero.Qué duración, querido,tu mafia de malhadado epíteto,qué yugo gotita de semenempuja el auto viejo (a veceshay mecánicos que aparecen de la naday se tiran debajo de tu auto, no importaque estés en movimiento, como vinobendito te azotan en el olvido,y además descubren la basurita en el carburador,destapan el sapito cristalino).Tu chomba de Chacarita, Tigre, Temperley,aterriza en King Kong (como Montoneros);tu mirada titila, en los puños tenés algo másque la fuerza que antecede a las tormentasde la sangre, las cadenitas de oro (una de tu abuelo,la otra de una profesora universitaria muerta enel mar), y tu paso siempre tuvieron la velocidad

19

y aun el clasicismo de los que huían de Pompeyaen llamas. Treinta años, y tu arrogancia,como si tuvieras el cadáver de Robi en tu casa,como si tu familia cuidara del cadáver de Robi,como si la última baba de Robi desempolvarapalabras en tu oído, como si de tu autito, estacionadoa metros de Monte Chingolo, bajaran las señasindudablesdel fin.Militante,en el lavadero de Rubén Darío te espera la metonimia.

20

Una estela maya no

Una estela maya no, los hilitos blancosde una mandarina. Mesitas de jade en u-na librería oscura, Katún haciendo gale-rías de libros insanos, y no se venderánlos enfermos (¿no hubo en Marsellaun tullido, en el Británico un trepanado?);no se venderán. Una estela maya no, lossaquitos de los nenes, colorados de jugar.En la cima, verdín, grabadores de nom-bres fugaces, VIVIAN TE CHUPO LACONCHA, Dos años de respeto por elCalamar, etc. Libros de la manera máscruel escondidos, resmas impresas sobrehelados, sobre estufas; ¿somos mayaztecas?,verdaderamente no. Cómo quiere el tiem-po que seamos, ¿larga hemorroides, acaso?,¿bombacha de doncella sucia tal vez?; todoel tiempo frente al televisor, horas y tan-tos Katunes escondidos por la selva. EnBuenos Aires la selva de los libros enfer-mos no es maya, es apenas gris de venascríticas, verde vejiga evacuando para elhombre araña, para que el hombre arañaen el polvo de Pasolini toque crimen yPCI; moscas, moscas, libros enfermos a-hora. ¿No fue Julio Huasi el silenciero de-bajo de su salud por el camino muerto? Yahora se ríen de todo eso, uno que yo séy otro que sabe él y otro, todos se ríen có-mo. Todos se ríen en Katunes que dan alsol, y, en definitiva, no seas amargo, es tutiempo también, es la tuya. Una estela ma-ya no; oliendo axila por axila las chicashermosas vibran, en las botas salteñas loíntimo, como los libros enfermos uno de-trás del otro, arácnidos en cerraduras aban-donadas, en colmillos apaleados. Una este-la maya no, tu risa no es de los señores del

21

Usumacinta, no se hundió en el cenote, sisos de acá, si tu obra es un barcito, escalónpor escalón. Mi hijo baja escalón por esca-lón, pero yo debería hacer otra cosa; mundolejano, quieto, no te vayas a la mesa de losgalanes, a la servilleta de los poetas, quelos libros enfermos de los bardos enfermosson estelas que una lanchita adora dejarcomo cabos entre crenchas, entre terosy poplines himénicos y quillas horquillas.Fulgurantes tretas significantes, estelas delanchita, y el pececero, pecador de su libroenfermo, no es maya, es de Buenos Aireso algo que no respira como todos quisiéra-mos, ahí, batiendo corchos y viejas de río,pero además paseando su cerebro por lagrava húmeda de estacionamientos her-mosos. El 4L de Mugica, el R6 de Urondo,y otros rodados de flores, esmaltados deplumas un minuto antes de 1519 o después.Todos los libros enfermos que yo vi, ylas risas que yo vi, y Huasi Arthur Viel;no son lo mismo, claro. Poesía enferma,de dónde vienes, sin nadie vas al decrépitociclo, a los lentes de cemento del agenciero,de hinojos hace mucho; en tu seso entraronmuchas zanahorias, y ya no es aquel juegomarital ni el cielito de la tía. Ahora es otracosa. Ahora es la tortuga fugada, ahora lapoesía enferma posa toda liebre demente;no es una estela maya, respira entre noso-tros como el abuelo dormido junto a laenfermera enterradora.

22

Un poeta de la Boca para afuera

En la oscura franja, en la gota sentimentalde Patricios y Vuelta de Rocha hablaré, lataza de café, el vasito de ginebra se irán, yla tarde nos motivará. Aparecerán esos nom-bres que la sed reclama, desmenuzaremos elrunrún de la casa natal de Carriego, te diré,amigo reciente, que en el albor de los noventaéramos parra en simiente bebedora, gozo, lápi-da de Dylan aunque todos teníamos futuro. Des-pués A y B quisieron más y se tentaron. No ve-níamos de la droga, apenas se bañaban algunos,a veces se enfrentaban los más. La bohemianos tranzaba; sé de alguien que leyó Moby Dicken la vieja casona de Flores, mientras Sívori ypatrullita peleaban. No sé, es tan basto el pasado.Aquellos viejos compañeros se metieron en elmuseo de cera de la boca del tigre, bueno, logra-ron algo. Dejaron el cemento procaz, la palabramareada; ahora tronchan cáusticos y lamen lospendejos de bronce del horizonte. A, dorado a lahoja por el macilento editor, B, entre la espada yla pared, C perdido; y Nixon Mamerto y Aqua DiSplash. Me fui quedando solo. Fui lunfardo, fuinacional y popular; ahora tengo preparadas mis va-lijas, especialmente el velamen, la cortesana, el aro-ma a Riachuelo desagradecido. Quinquela querido,Lacámera amigo, ya me gané la bufa de los moder-nos. Quiero acción, quiero luz. Un gatopardismohiela, dos son más de lo mismo. Grité, ahora hablo;calé hondo, ahora educo; desmayé en estelas efica-ces a falaces y tiernos, ahora pacto mi equipaje. Es-toy viejo. Me publican las ratas que huyeron delbarco; no soy un fotógrafo mersa, el teatro de losbarcos abandonados quiso lola, tiene ácaros. Eso sí,muy agradecido estoy, viejo pantano. La boina deSeverino Varela es valiosa en cualquier lado. Pero a-hora, aprovechando que el viejo mamarracho comehígados publicados, reptemos un poco, un poquito.

23

Me disfrazaré, invitaré a góticos, émulos, galenos;seré funcional, en la estampida un tropezón es caída.Antes del papel picado, la solemne introducción; des-pués el hirsuto amanuense de estos días morderá delabismo de Bartebly su scon predilecto, y Borges mesalvará. Claro muchacho claro camaleón. Que nadieenturbie su mirada, mucho menos el sedentario,vamos a Tomalín, cónsules, antifaces, repartidoresde helado. Que nadie se equivoque, sigo siendoel mismo, pero entre ellos. ¿La murga aclamará?La murga perderá.

24

Las adúlteras de Buenos Aires

A Leónidas Lamborghini

Acamparon antes lejos del vodevil;luciérnagas del tipo “sombrío” seguiaron durante el día cegadaspor canaletas sanguíneas; susmujeres eran tan hermosas. Erannaturales; después clavaron elcedazo en la momia, despuésconsiguieron para sus magdalenasel cristo vence. Acamparonlejos de la Plaza de Mayo,hirieron las fuentes con zapatosde cocodrilo. Ahora ahuyentan,cerca están, luz artificial tienen.De ninguna manera necesitanaquellas hileras rojas; en primerasnupcias se hubieran fotografiadocon Guevara de la Serna; ahorael dolor de ya no serles enciende el alma quemada.

25

Miguel Ángel Bustos,anotaciones en Antolo-gía de la poesía mejica-na, Concepción GarcíaMoral, Madrid, 1975

“tzotzil (demasiadaserratas, casi ‘errataspremonitorias’)”. Co-rregiste de la defec-tuosa edición, ésa yotras faltas. PusisteTzotzil en lugar delextraño “trotil” queapareció en la notaal pie. Era 1975. Tequedaba poco menosde un año. Me preguntosi la premonición in-cluía la expansivaonda final, ardiendoaños después en tupropia sangre.

26

Miguel Ángel Bustos;Río de Janeiro (1959),Buenos Aires (1976)

Por Leblon, en desa-cuerdo con la poesíaconcreta: “Colocar lapalabra soldado que-brada en diez formasy diagramada en doceserá un buen ejerciciovisual pero como poe-ma es nulo.” En 1959la piel es joven y la are-na dichosa. En 1976 losdesacuerdos son más pro-fundos y concreta el aveque los empolla. Rapiña,por tu vientre pasó el e-ducador, el silenciero;volaron alto y escondie-ron huesos como estos.

27

Nación

A la Industria Nacionalmuerta, salvaje estrella.

1979: en el tablero delTorino se jacta un sol todavíaperonista, seguramente ceba-do por la respiración artificial;en la luneta un calco rescata lahumanidad de los argentinos.En 2005 el ex bólido nacionalacelera gasificado; sus partes,otrora demenciales uñas de unapatria defendida, pitan el óxido,la caspa del escanciador debofes. Polichinela IKA o GrandRutier, 27 años de tribu ciega ymarcha inútil; ayer fiera,hoy fierita.

28

Italianito 1982

Eveready es una pila de vida, Evereeeady.El italianito pasaba debajo de mi balcón cantandoeso, con toda la voz chillona de sus pulmones demierda cantaba la vida de las pilas, y lo hacíacomo un insulto; creía, por alguna razón, que eseera un insulto para mí, y en verdad lo era.Lo era porque no comprendía cómo carajo lo era,no comprendía que Eveready fuese yo, pila de vidayo. Su bicicletita verde, cañitos de mierdadebajo de mi ventana, apoyados en el cantero de laentrada, el italianito debajo del sol insultándomeasí, con Eveready; yo arriba, más perdidoque enfurecido; perdido, ignorante verdadero,buscando si Eveready, si pila de vida era algomío, mi pelo, mi cara, mis costillas salientes,mi madre. Nada era para mí Eveready, nada. Eraalgo para el puto italianito que cantaba Evereadyes una pila de vida, Evereeeady. Era algo para élpero no para mí, y sin quererlo, sin entender cómo,yo estaba en ese insulto, si es que era un insulto,y lo era porque no comprendía cómo carajo lo era.El italianito no era mi amigo, tampoco era mi ene-migo, el italianito era como su insulto; yo era algopara él, él nada para mí, aunque la mierda de suspulmones cantando Eveready es una pila de vida,logró que me acercara a él, eso logró.Quise saber por qué sus pulmones chillaban Eveready.No quiso decirme nada de Eveready, ese canto muriócuando me acerqué a él, murió cuando nos vimosde cerca. Murió cuando nos vimos de cerca y nuestraamistad fue tan corta como una pila; Evereadyera yo, era yo cayendo en él. Eveready era yo para él,breve como una pila para las horasde una Argentina pasajera y breve.Argentina como pila hasta que Alitalia lescambiara la que hoy saco, sulfatada, argentina,pasajera y breve. Quedan otras, quedan Eveready’scomo el ceibo nacional, pero insultan en su idioma.

29

Lisandro de la Torre9

Junto al hipódromo, juntoa las canchas de tenis que la ponen naranja,se abren los lados de una estación de paso.Construida para reducir una distancia,sin atuendo, sin demoras.En un costado de zanja y desagüeuna plancha de cementotuvo a Lisandro de la Torre clavado a un hierro.Muy cerca del oscuro esquinado pasaba el tren;infelices coordenadas le deshacíanla presencia y el honor.Por eso o por algola cabeza de Lisandro desapareció.Nadie trajo una explicación, un duplicado.Ahora es el hierro y la diminuta biografía,útil para el obrero que reformó el Lawn Tennis:allí dejó su gorrita de básquetque inventó una testa invisible para Lisandro.Mi país es este invento en la memoria vacía.

30

9. Poema incluido en Falada (Libros de Tierra Firme, 2001).

Lisandro de la Torre, algunos años después

Hay otros monumentos que lo recuerdan-tal vez fue esa la evaluación final- y esta líneade trenes, después de todo, regaló menosde veinte nombres. Le tocó uno, es suficiente.Porque “la plancha de cemento” sigue, nadiepodría afirmar que el monumento es incom-prensible. No hay una línea divisoria entrelos que vieron el homenaje completo y losque, ahora, entienden entre los restos. Nues-tros pedagogos comprenden esta involuntariadisolución de fronteras. No es exactamente unafalla del sistemacuidamonumentos, es otra co-sa. Perdemos la memoria como el horizontepierde hijos. Siempre hubo coimas en el senadopero aquella vez Enzo Bordabehere le puso el pechoa las balas. Fuimos evolucionando entre lassombras, como si levantar los párpados aldesperdicio fuese el descanso verdadero.Tal vez la evaluación final de los promotoresde monumentos determinó la tracción al-mibarada que nos deshace frente al río…Ciertamente, tantos años sin cabezaarrojaron en esta zona la idea toleranteo desamparada, casi una garrapata dedura piedra argentina. Un pequeño basu-ral se ha montado a los pies del ex monu-mento. Tal vez sea el descarte de los tenis-tas o del hipódromo vecino. Quién puedelimitar el viejo aliento ganadero, subiendopor los caminos sardónicos o menestero-sos de la traición. Patrias, evidentemente,hay muchas.

31

Lisandro de la Torre Matadero

Ecos de Echeverríaecos mantenidos por ecosel matadero el testimonio del mataderopoetas reunidos por el Instituto Faustopasean por el ex mataderono ven no siguen a las vacasatestiguan la amabilidad de las misionesculturales se alejan se alejan¿dónde está el choque?la parálisis es bienvenida¿dónde está el choque?si las vacas son guiadaslos poetas son guiadosecos de Echeverría

Swift

32

Estrella pop10

Ah, otra vez tu educación siniestra.Tu blog en el éter. Eva Perón estrellapop. Si Evita viviera sería montonera.Para que evacúe al loco doctorregalémosle otra k.Todos los muertosque lleva esa mujer, y los millonesdebajo del ministerio, la renuncia,la soledad del General, los embalsamadores,los vampiros; todos tus muertos quisieronguerra. Para que evacúe al loco doctorregalémosle otra k.Idus de marzo, tu misiónCasio es tapar en el árbol al alumno,qué risa el bosque, que se incendie talado;orgullos de hierro me acompañan,ortivas que juegan conmigo en los pasillosde la facultad, átomos en la madreselva.Evita estrella pop, y nosotros, que olfateamosa los imberbes dentro y fuera del bosque,podemos, sin la derecha subiendo de los pelosa la izquierda, aterrizar. El éter es un buen lugar,el éter piensa, el éter invade. Escribo mi blogpara que las piernas del efebo no lleguen al río,escribo para que el dorado palo de las sensacionesno manche el andén. Evita capitana,Evita compañera, todos tus muertos no alteranmi tesis: tu pelo, tu look, tu escala mundial,súbitamente arden de concepto y el crimende todo concepto es su catálogo.Juan Duarte calavera no chilla.Yo sé que el ritmo de mis alumnos mulatocrecerá; como nazi, como nunciode la marina carreteo sobre los cabecitas;como el éter de mi blog. Evita estrella pop, tantosjóvenes no me salen de la boca sino del orto,

33

10. Este poema fue escrito a partir de otro -“KK”- del año 2000, que a su vez tambiéndio lugar a “Alguien recuerda mal a César Vallejo”, incluido en Falada; op. cit. Retomael mismo sujeto, un tal “K”, aunque este nada tiene que ver con el ex presidente NéstorKirchner y todas las derivaciones que tuvo, a partir de su mandato, la letra k.

y yo, alertacomo siempre, educando matarife,como mi éter entrando por una orejay saliendo plumas de gorriones bellos,felices, analmaltrechos.Evita estrella nos dejaste la luz,ni vencedores ni vencidos¡dormidos!

34

Por qué invitan a esa gente

El crítico,que traduce del alemán versos iconoclastas,escucha del ser de guatambúlos informes que se le deben antesde subir al estrado. No podría cumplirsu misión sin oír el transplante,la maceración. La Gran Revista lo envió.Por eso, a través de sus gestos desereno lingüístico, reluce la linternadirectriz. Ya informadohabla sin límite de tiempode la historia de la Gran Revista.El niño estanco mira al nutritivojefe, alisa su pantalón a cuadros,asiente. Tiembla cuando alguienincomoda con aquella vieja políticaal disertante. Por qué invitan a esa gente,habría dicho el traductor. El lacayole habría contestado al oído: estamosen la cima pero, aun así, llegancrápulas con esas credencialesotorgadas por Brecht.

35

La Escuela de Atenas

A Jorge Hardmeier

Unos escalones, es eso, el ascenso. La piedravertical, horizontal, una vez más erguida. Todosquieren subir y subir cuesta. Algunos, sumossacerdotes de la velocidad ateniense, volarán juntoal filósofo central, otros respetarán al despatarrado,acuciado tal vez por el desamparo. Habrá quienes,recién salidos del horno, hallarán el hastío delmagisterio en cada voz, en todo tramo. Pero no hayque olvidar que miramos la pincelada de Rafael, eldiscurso de sus alumnos. Rafael no es tan coiffercomo Botticelli, y las figuras se reparten la escalinata,la soga de oxidente iniciada ahí. No hay que olvidarque miramos una lámina arrasada, en un país debajode todos los imperios. Me muevo entre hermanos queno olvidan eso, pero, ¿y los otros, y el otro? Unosescalones, es eso, el ascenso. La Escuela de Atenas,de dos en dos los otros, de cuatro en cuatro si pudieran;cada uno tiene su estilo en este suburbio. Si hay derechoa tanta piedra de impecable juntura fuera del Cuzco, quéhado levantará en peso a los pescados de Homero, aquívendidos por melancólicos garcas. Nada puedo hacerdesde mi lugar. Alguna vez pedí la cuenta, seguro demi plato, y calenté mi cognac en verano. Todos vivimosen un país apestado, pero hay muertos que pidenun reflejo. Por eso, cuando miro mi pobre lámina leniego a Aristóteles el piso de una burla más.Ya Rafael, pigmentador acuoso, habrá sabido, pienso,que todo estaba hecho. Aún así, quedan, en mi tierra,algunas esperanzas derivadas del cruce ciego de unospichones que nos pertenecen. Todo lo otro es imposible.La situación es esta. Por las migas de mis estudios faltoen la Escuela de Atenas, pero lo cierto es que nadienotará mi ausencia. Y esto también es real, amiga,amigo: el fru fru de las túnicas estan extraño al rígido ascenso como al cuadroque los novatos cuelgan de sus corazones.

36

Una montaña de euros

A los pibes que cruzaron el Rubicón

Hace algunos años juzgué necesario trazar unhilo de sangre en la luna del objetivismo, comosi textos críticos de una luna más infame me hu-biesen empujado a herir –Fontanita- la telamuerta. Por supuesto que no escuché voces niempedernidos freeks me doblaron el cerebro; fuesimplemente el arte de luchar como un pajarito,pero ejercitando vuelo y atmósfera, incluso diáspo-ra. No quería la mierda en curso y desde luego quemi cacosa alocución fue, en el mejor de los casos,calafateada por los nervios ajenos. Ahora es tiempode otra cosa. Diminutas reposeras son trasladadasal papel, caracolitos, lonitas, todo un voluntarismomillonario que acontece en lo más rítmico de la ciu-dad de Buenos Aires, a expensas del pobre pobre,para ver a la luz del día el oro de los mecenas.“Deseo escalar una montaña de euros”, dicen.Tampoco hoy quiero la mierda de los organillerostronando lisérgicos; verdaderamente no. Son cacagubernamental, como si las astillas de la viejaguardia ganadera mezclaran, intactas todavía, elwhisky, la monotonía de la izquierda imbécil. Na-da es como yo pensaba el 4/9/92; esa noche, enla esquina del mueble negro, introduje la palabraastrolabio en un poema; poco sabía del sujetoque volvería tortuosa esa y otras ecuaciones. Mu-cho tiempo después conocí los bellos puestos,despachados por tenderos de basta burbuja mone-taria, y supe, casi viejo, que a la sombra de lamontaña es vivo el color del fin.

37

Juanita la loca

los hombres que vuelven en el sueño/ son losque se fueron en la vida/ vuelven con la cara dehoy/ y aunque no la conozco debo aceptarla/vuelven a alabar mi eficacia (sic)/ a confiarmesu currículum/ y esperan de mis nuevos y viejosamigos/ de mis atenciones a los que amo/ dealgún desinterés que disimulo por el recuerdo/que yo gestione su permanencia/ en un mapamuerto en el setenta/”. Y tu currículum, viejadel orto. Juana XXII, partida POR las gran-des líneas, no estuvieron los rasantes raptos, ca-si amoratados los dedos de la diva en la gestiónde la sobrevida; la cronología de unos años quevolverían a unir/ algunas ideas con algunas vidas/”.Atrás condesa sangrienta, una mujer de cierto or-den entiende el heroísmo de la carta junta, peroquienes quedaron oscuros y firmes rectos, no medicen nada. Nada. Los que vuelven en los sueñosson paracaidistas, rompe portones, florcitas peno-sas y estriadas, son hilitos resistentes en mi bolsi-llo, danzan mezclan las monedas que saco, chicas,chicas nuevas, conmigo no hay peligro, no hay Pi-zarnik; mis nuevos y viejos amigos quieren que de-cida por el muerto. El muerto escribió y caminópor Paseo Colón hasta Garay, joven para siempre.Mis señas personales no siempre vuelven del ves-tigio, a veces de la zona muerta me fotografían ca-si pelada; como el brezo que quito traduciendo, ho-rrendas dóricas jónicas se deshacen en mis manos,aire íntimo de los compañeros muertos. Sus cuader-nos hasta mí; mi cama y mi ventana se llenan de u-na imprenta grande como el sol, y hay que mirarla,y salgo medio ciega y escribo “no” en la servilletitade mi adlátere culito parado. Me hablan al oído laschicas nuevas, me quieren CORREGIR. Yo gestio-no. Gestiono por pus lo tiernizado, qué más. Un ma-pa muerto en el setenta, y yo, viva; lo vendo a colec-cionistas escolares: “Tucumán está acá, chicas, y arde,sí, arde. Los muertos no serán letra viva.”

38

Trabajo con los pintores modernos

Madre, me toca trabajar con los pintores “modernos”,y son distintos de todo lo que pensabas. Madre, visteel nacimiento del Pop Art en New York y estudiastecon Stuart Davis y viste a Marilyn entrar al ActorsStudio. De todos modos, los tiempos cambiaron; enel montaje de una muestra las supernovas imitan elcielo con la punta de la lengua. Tanta técnica comohumus debería ser, aunque supina heráldica es, juntoa las damas viejas de bombacha joven. “Estudio deCarlina a la orilla del Arroyo”. Madre, trabajo con los“artistas visuales”. Qué quedó de tu enseñanza y miaprendizaje; me voy poniendo viejo, el olor de los ó-leos, de los acrílicos descompuestos en tus cajas arra-sadas. Muchos chicos delgados, casi deformes, pintanpara el “maestro”, preparan un dialecto que les cambiael spleen formal de la venta final; “¡Ah, vender, ven-der!” Hijos bobos, bromas de un DJ ontológico salende sus casas-talleres con dedos siena; la galería que losrepresenta, ambarina y erótica nave, los despreciarácuando una gota de sangre inflame iti fom jom el de-do acusador. Madre, podrías haber trabajado para mí;tu técnica, mis ideas. Buen equipo hubiéramos sido,madre e hijo buscando un color, lejos del mundanalruido, entre bambalinas de regazo, como pieles sub-marinas. Juntos, en un taller semi escondido, la telaun día, las horas obstinadas de tu pincel, nuestra com-pañía de ideas; lejos el matrimonio, la displicencia,las deudas desde tu muerte. Madre, ¡qué equipo! Tuhijo cada día más gay, hubiéramos sido dos tías aman-do a Reembrandt De La Cárcoba, hablando sólo depintura, como quisimos siempre. Pero la vida, madre,fue otra cosa, y los apellidos de la pintura “moderna”fueron paridos por otras, querida mía. Y debo decirque la podredumbre de mis garcos ya no es pañalera.Dormí un sueño prolongado del que sólo me despiertoescribiendo. Madre, decíamos ayer que inútil es tras-tabillar acostado, diríamos hoy, como imposible e-quipo: la muerte es el color de la pintura moderna.

39

Un perro de seis meses

A Rosaura y a Mateo

No sé tu pasado. Otro perrote hace compañía, parece másviejo que vos. No faltan en estelugar los padres de familiaque sueltan en la ruta,o en los médanos, cachorrosbien formados como vos.Las ideas de esos padres noson mis ideas, pero muchasveces pasan estas cosas. Todosestamos divididos por algoy en lugares como celdasacantilados tratamos de juntar,ridículos, piezas estrictamentedesordenadas. Pero un perro deseis meses, bien alimentado,te sigue por un camino dearena, entre yuyos altos,probando, ante todos los caminosposibles un encuentro; es su sueño.Su derecho.Todavía conserva el estado.El dolor comienzacuando los líderes desaparecen.Comenzará cuando tu collar,que ahora brilla como amarillo,indique el recíprocomantenimiento de una furia adentro,de unos furiosos afuera.

40

Tu psique MADRE

Para Mirsha, en memoria

Dejé ir a la gata blanca, la psique dela casa MADRE. Maderamen un me-diodía, entre la sombra. La sombra.La gata blanca de una calle de carbónen la cama de mi MADRE. La psiqueALMA dejé ir, le abrí la pequeña ven-tana blanca. Lo que iba, lo que iba; otodo como gata o todo MADRE. Nole puse comida, nos puso maldad elabandono, como un llanto no, peroun poco de agua en un lugar sombrío.Eso es lo que vamos a hacer -pudistedecir- eso y nada más. Un poco de a-gua en un lugar pálido, a la sombra.Títeres con cachiporra guiaron a lagata blanca y se abrieron el pechoen almenas podredumbres. MADRE,si el silencio no nos unió aquella vez,como una oración no nos unió, nos ro-deó. Dejé ir a la gata blanca como elque bebe vino y se esconde de la MA-DRE. Ágape blanco esa colina comola dilación de tu muerte MADRE. Ladejé ir tu psique blanca. Ponía los piesen el durmiente podrido y pensaba entus esculturas en el MARIDO PADRE.Todo eso por acá y solo le di de comer.Pero una tarde la gata como tarquinabrillaba, y relucía el hambre. Como u-nas pocas veces en mi vida conseguíla

inercia del hambretu psique

41

Pedagogía Waldorf

La Argentina es un país generoso.Nuestras puertas siempre estuvieron abiertas.Cuando Rosas marchó a Southampton,cuando Sarmiento, coreógrafo de una purificaciónalbina, envalentonó al bárbaro en un círculo de tiza.Y abrimos nuestros postigos y desenrollamosciertas alfombras cuando el Reich cayó.El hotel de los Inmigrantes era una ruinay se necesitaba -como agua, como sed-un lucro nuevo y una buena despedida al contaminado.Nada se logró.El país derrapó y los peldaños siguen flojos,tan oscuros como la masa que los cincha.Sin embargo, vendemos un tamborde nafta nazi en la feria de Perú Beachdebajo de un sol hermoso incorpóreo.Quién puede preguntar estas cosasen el jardín, cuando los chicos correncomo copos embarrados.Y algunos lloran, y algunospisotean la encina voladora.Todos los padres parecen convencidos: “estoes un jardín”. Pero mi mujer y yono estamos tan seguros.Los chicos pisan donde pisan, y sus pisadas son únicas,pero quién los guía con energía en este jardín pétreo.Los dibujos cuelgan de las paredes,y todos dicen una misma mancha,sin límites, sin forma.¿Quién es Rudolf Steiner?Ah, un austríaco en Alemania,ya vimos eso.¿Será la pedagogía Waldorfla que junta esos carros de oro a las puertasdel cuento falso?La Argentina es un país generoso.Todas estas puertas que se ven desde el marsiempre estuvieron abiertas.

42

Nuestros límites, como en un dibujo Waldorf,son difusos.Llegan los apóstoles y besan el suelo;como en un juego diabólico,nadie mira.Los equipajes pasan.

43

Ausencia

No somos un equipo, verdaderamenteno somos un equipo.Vos no estás,tendrías que estar. Para ser un equipotendrías que estar.Aun así,no deslindo responsabilidades.Como si te llevara del brazo(serías un viejito, te lo recuerdo),te acompaño visitando esas tumbas que no imaginabas.La temperatura es baja,los autos se arremolinana la intemperiey puede que sus dueños no vuelvan.El mundo no está asegurado.Pero, quiero volver a esa idea,y decirte que si bien es imposibleque seamos un equipo, igualfui, durante bastante tiempo,como un soldado de reservaaguantando nuestro campo de acción.Y te acompañé, haciendo de cuenta que estabas,a muchos lugares extraños.No es tu culpa. Hace mucho que no estás.No es fácil decirlo.A veces sueño que pulseocon un brazo, sólo con un brazo,y no tiene el color de todos los brazos,es rojo, verde, ¡índigo!Y me despierto sin saber quién ganó,realmente me despierto sin saber quién ganó.Sería más fácil si estuvieras: podrías ignorartodo lo que sucedey ser lo que verdaderamente sos.Por un instante si estuvieras para explicarmeque esto es así y que va a ser así siempre.

Una explicación de tu partecerraría el círculo.

44

La cruz

Juntaron bicicletascomo quien junta las manos,y las pusieron formando una gran cruz,en la mitad de una calledesierta.Una calle casi privada.Las tiraron en el piso para celebrarquién sabe qué.Celebran siempre,y los ángulos, las presiones,las instalacionespueden variar;en la palma de sus manoshacen girar las estaciones.Y todo, como en un bolsillo, resistejunto a ellos.Con un libro debajo del brazodoblé la esquina.No estaban escondidos; jugaban entre ellossin verme. El juego privadode unos comensales vírgenes.Yo simplemente pasé, y seguí con el rabillodel ojo la bici roja, hiperliviana.Mientras me alejaba imaginé cómo robar,aprovechando mi invisibilidad,esa o cualquier integrante de la cruz.No me habían visto,puedo asegurarlo.Mientras me alejaba imaginé una guerra de clases,y volví sobre mis pasos.Pero también imaginé todas las distorsionesque siguen existiendo en este campo:¿era realmente una cruz?

Tenía que hacerlo, ellos también imaginan:“hagamos una cruz en la calle”.

45

La fábrica

El botón argentino es un tipo sujetoa sus principios, cerca de la ley,arrimado a la letra. Es un botón botón.A veces se lo reconoce por la cabeza limadaal ras. Estima que las delaciones van y vienenmás allá de él, y es frío sumergirse en veranohasta la cintura, cuando los pies desaparecen.Nuestro botón no se aleja de sus costas queridas,borrosas. No es precisamente un soldado porquelos soldados enloquecen o pierden su cuerpo.Tampoco un político porque, necios,menosprecian al vulgo. El botón es botón.Es una fábrica cerrada a los obreros, alpúblico, tal vez a Dios. Sólo recibe poruna abertura disimulada. Los muros sonaltos, blancos, igual que las herramientas;nívea cualquier fricción, salvo los susurrosque el botón ofrece a los enemigos de antaño.

46

La casa de Hopper

¡Norman!

Por la ventana se asoma la madre de losEstados Unidos. Abierta a un soplo minús-culo que marca el polvo de adentro, comomarca la sombra la pose del objeto muerto.La madre de los Estados Unidos gobierna.Cada ventana es un testigo bien pago mane-jando a los pocos que pasan. Y es eso lo quele pasa al que cruza la vía y los durmientesrojos, porque él mira las rojas chimeneas, yel altillo, y es lo que comprende. La madrede los Estados Unidos puso un aviso en eldiario. “Alguien para empujar, sólido, gana-rá su puesto con mi mirada”. En el porcheel tiempo del desierto. Él toca la puerta y u-na mano amiga, antigua como el viaje desdeun país pobre, lo acerca a las habitaciones.La madre de los Estados Unidos es la manoamiga y ahora gira levemente su cabeza yseñala con sus ojos grises dónde debe ponersus manos para empujar. La mirada de a-ceptación lo tiró en los pasillos, en el em-puje de una expresión que domina el lugar.Y a la hora del sueño la subirá en andasy le abrirá un hueco en su propia cama.Y cuando la mañana llegue despuntarácomo un sol del tamaño de un chico idiota,y será la voz de la madre de los Estados U-nidos buscando la llave del viajero. Tododebe ser un soplo de terrible unidad. Unasombra larga se acomodará la peluca hastaperderse en el campo.

47

Detrás de los chicos violados

se esconde una táctica, comohumareda, no quiero decir algometafórico, más exactamentealgo técnico-periodístico y gu-bernamental. Los platitos, lasguarniciones fueron separadasde los planes de distribución.Nadie oye, nadie mueve, sóloel correr del paraíso sólido a-cuático de la trituradora. El có-digo de ruta de los chicos queserán violados está escrito des-de hace mucho. Si todo fueseun invernadero, y estos verdu-gos salieran a dar un paseo, po-dríamos ver los pequeños talli-tos ya barridos de la faz de latierra en un canasto como depiedra infinita. Detrás de loschicos violados se esconde to-do esto; no nacen de la nadani son elegidos al azar. No for-man parte de la vida, tampocode la muerte. Los emisores delpoder los ubican frente al fuegopaulatinamente alimentado. Ro-jos feos, como diría Enzensberger,tienen paralizado el mundo a sualrededor, y ninguno de nosotrosempezaría por ellos al entregar elalma.

DETRÁS NOSOTROS.

48

Los cisnes

A mi amigo Alejandro Ricagno

¿Qué signo haces, oh cisne, con tu encorvado cuelloal paso de los tristes y errantes soñadores? El signodel nuevo alimento, zumo, deshecho, embasado y algaznate de vuestras blancas figuras pintorescas. Enlas grandes naciones todos los pequeños pájaros sesumergen en la emergencia, ni hay Rodrigos ni Jaimes,ni hay Alfonsos ni Nuños; todo el idioma bajo el alaenvenenada. Por eso el hispano come y a falta devictorias fondea la bastedad, otrora muesca decervantina coz, hoy sangüijuela y seca amanuense deGinés de Pasamonte. ¿Tantos millones de hombreshablaremos inglés? Y hay luengas batallas aún, masno brillan las glorias de las antiguas hoces. Oh, cisne,interacción de la pasta fatal que te alimenta; en elmundo moderno vuela el silencio y la perspectiva sobreel valle político habla, por eso tienen que comer lasgrandes aves del pasado, por eso el níveo estruendo delas tardes que se fueron ingresa muerto al comedero.¿Callaremos ahora para llorar después? Maten cisnes,patos, loros; la vieja Europa quema granjas y ordena elcúmulo fantástico de la metamorfosis, casi no hayilusiones para nuestras cabezas. Es la génesis actualdel pájaro sin cielo; y vendrá por más la educaciónsentimental, porque ruinosa y gorda asesinada, quierebalancear su alimento, acaso por última vez. Verán loshombres el cielo vacío del ruiseñor despedido; crepó sutalante y hay humo fétido y entierros risibles (el loroexpulsado de la jaula inglesa, el pavo escrachado entierra rumana); verán los hombres que el gatoescaldado habla el español en férulas distantes, y elestertor postrero de un caduco león se arraiga hirsuto,bellaco y témpano. Cómo lastra el soldadito boliviano,el entrenador panameño, el cerdo argentino. Come ellatinoamericano un ave rapaz, Nos predican la guerracon águilas feroces; y la lengua,cuello del cisne, se agacha quemada por númeneshambrientos, y por todo pienzo la caída contagiosadel vuelo muerto.

49

La costurerita que dio aquel mal paso

La costurerita que dio aquel mal paso...-y lo peor de todo, sin necesidad-; porque,Carriego, qué malo es el paso que se da alvacío, la situación social que empuja, perono todo es maldad o necesidad, hay castigoy rabia. Bueno, lo cierto del caso / es que nose la pasa del todo mal. Olivari apunta queTiene un pisito en un barrio apartado; y cla-ro, del barro siervo tuvo, como la lumbre deun gorila encima, como su ráfaga, y a tientasquedó sola. Los pelos de la concha hermosaabierta pelada con dulzura, ...si te hubierasquedado las baldosas de la calle, espejadas,te hubieran visto salir demudada, alquitrana-da, y asco me da la nada. Carriego, Olivari,Bustos, qué sigue; la costurerita ahora cose,y alada por el cucurucho de estrellas, apuntabien alto. Ah, los lúmpenes averiguan quémundo nos espera. La costurerita que dio a-quel mal paso, ahora tierna rosa de culo par-tido, se deja chupar con la bombacha puestaque desmelena al buitre, jamón del medio latorcacita rasgada, marrón de cuento, crisoltronchado las aspas junto al culito. Ah, cos-turerita, aunque a nada llevan las conversa-ciones de la nueva clase trabajadora, quienobserva la salida de las fábricas mentales, ve-rá que Rómulo y Remo cercaron la Singer enla tarde almibarada, verá que las factorías a-bandonadas llenan de agua el antiguo licor.Costurerita, tu cuatro es versátil, abrís laspiernas para el niño que no ha de venir;quién pudiera votarte en un cuarto oscuro.Las elecciones poéticas de la tradición argen-tina divulgan, prostibularias, el ascenso me-teórico; hoy, bibliotecarios paridos por cos-tureritas señalan aquí la tela, el metro, lossaluda el encargado, y ese viejo por cierto,

50

no los molesta mucho. Por eso no dan puntadasin hilo; el nuevo poeta es hijo y nieto de lacosturerita aquella, y queda mucha tela paracortar del tomo histórico; mucho trapo, quedoblado es servilleta.

51

El círculo del arte

Delante de la cabeza de Nefertiti el estu-diante consagrado escupe. Los que lo ro-dean desafían al bloque milenario elevan-do la causa del jugo brillante; el círculodel arte se cierra a escasos milímetros delcuello y sus collares. El estudiante es el ejedel círculo. Nadie será un espectro en su há-bitat. El Gran Museo, interiorizado, apa-recerá en los mandamientos de la bibliogra-fía que nace. Provee la luz, el piso espejado,el límite perfecto. Estos países antiguos em-pezaron en la arena, y la arena es sucia; poreso todos los traslados de nuestra raza fueronimprescindibles. Limpiamos los objetos y losseparamos de la ignorancia de sus hijos y nie-tos. Nuestros estudiantes conocen a Nefertiti.Tal vez algún poeta enfrascado diga: “los ca-mellos conocen a Nefertiti, el Nilo conocea Nefertiti, los egipcios merecen a Nefertiti”.No es necesario inducir al poeta; no nos in-teresa. Es importante, sin embargo, medirlas consecuencias por fuera del círculo delarte. Las obras fueron llegando al Museo poruna acción que no miente. El círculo es per-fecto. Por eso nuestros estudiantes, cansadosde la historia, pueden impregnar el aire estan-cado. Los juguetes, claro, son caros. Pero Ne-fertiti será felicitada en las sombras, a esca-sos milímetros de la historia iluminada.

52

Lo que dura la acumulación

Te enferma la riqueza moderna; los vesdominando un terreno que la plebe no i-magina, gastada por la dominación. Elperfume la distancia el beso, todo parece,todo es. Tienen la familia que desean; em-piezan a sugerir antes que nadie lo que quie-ren de la vida. Es la fruta ancha, apalmera-da, el pertinaz metabolismo dionisíaco quelos entuba en esta vida llena de fuego. Al-guien me dijo “ahí va, mirá los talones delrico”. Y le creí porque vi, en una calle moles-tada por la desgracia devota, dos manchasde un color puro, distanciándose de mí co-mo una palabra extranjera. Surfean aunque seasalvaje la estación en sus guaridas laborales.Por esa asfixia de la que poco se enteran re-ciben un oro del que poco o nada se sabe.Van a la deriva pero la isla aparece inmedia-tamente. Tal vez no estén atravesados por laira de los obreros acorralados, seguramente nosentarían en sus muslos de gamuza a ningunabelleza fuera de catálogo. Te enferma la rique-za moderna, pero nadie que te conozca pensaráque ese es el motor de tu odio. Te aquejan losmensajes inmateriales de la ausencia. Pero, al-guien te dijo que miraras, por ejemplo, a Rubens:en el retrato de Alberto de Austria se ve unaperfección imposible. Podés imaginar los caba-llos, las tierras, las bodegas. Mas toda esa ex-quisita presión pasó, finalmente pasó. Habráalumnos modernos, pero el cartero siemprellama dos veces. La otra noche viste las viejasinstalaciones de Pueyrredón. Ni el júbilo ni elproteico ayer se mezclan a la blanca luz por laque divagan esos archivistas. Te enferma la ri-queza moderna, pero en algún lugar de la histo-ria crece el libre mundo de lo necesario, mejorque un lucero, muerto y resucitado.

53

Lafuente y San Pedrito

A mi hermana

En la esquina en que San Pedrito, viniendo desdeAsamblea, confluye con Lafuente, se forma unode esos vértices que no registran ni ochava ni árboles;en esa esquina de Flores hay una estación de serviciode fósiles brasileños aparentemente impugnada; espe-ran los surtidores encintados por el peligro. Sobre lacalle y alargando la esquina, pusieron a la venta untractor y además una F-100 y un 128. Lo extraño es eltractor. Pienso, cuando lo veo, que la ciudad llega alcampo con estas desilusiones, alargando la sombra deotras. Hace semanas o quizá meses fue estacionado enun lugar claramente preferencial, y lo rodean de otrosmóviles que, es evidente, se venderían más rápido. Conlos días lo instruyeron: fueron suplantadas las gomastraseras, que ahora brillan como alquitranadas, y otrosaditamentos fueron cuidadosamente encimados a lavista del comprador. De todos modos, cuesta pensar queel tractor que alguien quiere vender en esta esquina deFlores pueda arrancar. Hace mucho mi padre me regalóalgunos tractores de Matchbox; hormiguitas intactasporque nos separamos como manos de agua dibujadasen la roca caliente. Ayer o antes de ayer, mientrassuperaba la cuadra del tractor tuve que esquivar,primero un grupo de jóvenes ladrones, y luego a susperseguidores, que así los llamaban (no jóvenes, sinoladrones). Como epifánicos mordiendo la llanura de lamateria, bajaban por Fernández Moreno. El másdesaforado y quizá despojado, gritaba “puto, vení; puto,vení”, estaba afónico; su amigo de anteojos parabaautos y ciclomotores. Todos, de alguna manera,teníamos la agonía de esas esquinas. Remedadosalgunos por la paternidad material, monárquicadiluyente; otros por sus hierros de malaria; perseguidosy perseguidores horadando un mínimo y esquivo pájaroen el piso.

54

Un poeta de nuestro tiempo

Sabemos que el poeta, con su tic tac,mete y saca de las agujasque piensa unos terrones de azúcarpara mejorar un poco la situación,de por sí amarga.

Por lo menos podemos señalara unos cuantos pastelerossaliendo del nervio podrido a degustar.

Pero algunos se emborrachan.Y ahí está: el gordito cabeza de vergaposa inorgánico; unas tacitascon inscripciones artesanalescuelgan numerosas y equidistantespor detrás,y se lo ve sin los anteojos de solque suelen alumbrarsus alumnos falderosvenidos de todo el paísde la poesía.Le inflamos el culoy ahora no nos deja dormir.

Pero la cosa no es así.

Por eso, volviendo al azúcar,hay una tradición entre nosotros,vieja como sólo ella puede saberlo,y es el tiempo, ¿no?Los poetas no deberíanechar a andar esos rumores en un reinoque no existe.Todos plantamosen huecos que no hicimos.Entonces, viejo,¿de qué te la das?

55

Podés tironearle al cangrejo una pinza,pero la playa esconde un ejércitoque ni siquiera conoce al luchador perdido.

56

Veraneante 70

Tu necesidad de infancia te llevó a las playasde una foto: fueron la constelación de imborra-bles paseos para volver. Y volviste, con tu mujer,con tu hijo; qué recordabas de San Clemente paraque ellos fueran de tu mano crispada. El médanocerca del vivero es de tu hijo, no tenías que tocarlocon el lomo vencido, musgoso en la risa. Apren-diste del cubismo que todo ángulo es un Aleph. Lainfancia y toda la vida es eso. La guerrilla urbanade los 70 no es el lomo equivocado en el estantenegro; es otra cosa. Es lo que decía lejos de tu casael que te llevaba en hombros por estas playas, es loque decían otros que no lo siguieron hasta el final.La guerrilla urbana de los 70 no debería desterrar alDante de tu Florencia empiria, porque el hombrees el Paraíso. Pero, en San Clemente pudiste pen-sar, fumando en el bungallow de la 5, sinmecánicos a la vista. No sos un poeta de los70, pero ritos para reírte como el Che en los hue-sos perdidos no te faltan. ¿Buscaste los huesos?No los buscaste; veraneante, tu hijo te mira. Ve-raneante, tu mujer te necesita. Qué artilugio im-pedirá hoy -desde tu mesa o pedo- que la miradade tu hijo y el amor de tu mujer reformen la vistaque guardás en tu memoria. Ya sé, la memoria estállena de rincones, de jaulas, de intrigas lavativas;pero el poeta sólo tiene una lengüita negra para re-correr el mundo, y la saliva no alcanza, no brilla,no es el mar.

57

Destrucción

Que me destruyan, estoy preparado para eso ypara mucho más. Que me ignoren, sé qué caminovuelve del vacío; lo tuve entre mis manos -rega-lado por sangre- en esos años en los que la ficciónera el reino y la cultura del reino quemando libros.Que me instalen chorreando muza, paquidérmico;qué sé yo, ellos dicen que todo es cultura, que unalata, que un libelo de garbanzos viejos enmendarála dimensión patronal de las nuevas galerías deBuenos Aires. No sé. Que me cuenten los pelos dela pija, que los inviten a podios diminutos cristaliza-dos de antiguo semen. ¿No éramos todos minimalistas?¿No éramos grandes suplementos literarios, tentáculosnivelando el techo, que sobre nosotros un westerncamina? Y no se terminó, nada de eso pasó. No pisenel palito. Que me interroguen, conozco al interrogador;y aunque su rostro me sea oscuro, qué puede llegar enpreguntas alumbradas por la incoherencia y el celibato.Que me digan, por enésima vez, ¿quién sos? Nada delo que soy es un minuto de presentación en la romería.Los pinos de las playas argentinas proveen leña aro-mática para asados de diverso porte. He visto arregla-dores financieros, autopartistas, niñas pop y chicosfutboleros alzando piñas en el sendero. Después layesca y no el vituperio encendió el chorro del vacío.No sé; a veces en el armado, a veces en la elaboraciónde esos fuegos, vi diminutas dagas dando fiebre, ins-trucción y libertad al aire nocturno. Por eso vuelvo alprincipio: que me destruyan, que entibien fácticosel epigrama artero; que me destruyan otra vez, migabinete está en la fosa que comúnmente llega adestino.

58

Los que se ríen

Los que se ríen. De cualquier cosa y aúllan, comoanáforas y en la garganta raspan el mundo y terostiestos asimilan; de cualquier cosa se ríen los quese ríen. Lejos, lejos como antifactorías, tuercen lagubia hasta que es tierra, tierra de tierra. Cosa quemuere en sus ojos entrecerrados es la vida del momen-to, ahí muerta, ahí mirada. Entre maderas y damajua-nas conversan en un hilo de voz, con poca luz, conescaso tímpano. Y pasa alguien por sus ventanas,creativo, vital, y se detiene junto a ellos, derramala idea de un cuadro, y todos se ríen. ¿Ahí el pino,ahí la noche, el bar? Jí, jí, jí. Nosotros vendemoszapatillas, nosotros dejamos huellas. La trementinadiluye cosas más útiles. Los que se ríen giran los a-nillos en sus dedos mientras hablan, recuerdan pelí-culas malas, toman mate entre resuellos anarcotropicalistas. Los que se ríen desean buena suerteaunque escupen la tela blanca. Los que se ríen semiran en el espejo retrovisor del auto estacionadoenlutando el pequeño cristal con negras misas silen-ciosas; son bífidos noctámbulos, y juegan al póqueren un asado a la luz de la luna. Al mundo vinieronen bicicletas oxidadas, otras posesiones tuvieron yotras posesiones tendrán, pero al mundo vinieron enbicicletas oxidadas. Por eso juegan al rugby y son as-censo de scout. Se ríen del que pinta, del que escribe,del que junta aliento de eucalipto para el invierno. Seríen, arrojan caspa en el mate cocido villero, ensucianlos colores, humedecen el pubis de la modelo pero enlos talones tienen mierda. Alejan al pintor con espasmosrealistas pero la calle del agujero en la media no es unatrampera; se ríen de la rata atrapada pero, reidores delorto, sus pinceladas huyeron.

59

De arcilla, un soldado

Los soldados son de arcilla pintada, y puedenromperse al menor influjo. Pueden recibirórdenes equivocadas, pueden sufrir en la mentede un espía, todo eso los quebraría. Son soldadoshechos para durar poco, y por ese menosprecio lle-gan al corazón que los purificará inválidos, insur-gentes como esas flores que, idiotizadas porel camino, son ya el viajero. Por eso los solda-dos son de arcilla, sus misiones, quebradizas.Como verán, el cielo es límpido esta mañana,puro, se diría que de agua la constelación; comoclaras las mentes que persiguen el simbólico roldel creador, tan huidizo y al mismo tiempo com-pañero. Por la mañana que digo o decimos, va unsoldado, se interna en el edificio, casi arruinado,y no lo vemos, no lo veremos por un rato. Obser-vamos, esperamos inquietos en nuestras mesasde algodón, nevadas por hirsutos tragos, volca-dos por la doncella que sirve. Esperamos, y todolo que podemos decir de la guerra es que el tiempo,bala marital, tensa las oraciones del soldado que sehundió en el edificio ruinoso, apenas con una aguje-readora. Es eso, apenas, lo que tiene. Y todos espe-ramos, luengos demagogos hurramos, pero el hipoo la demudada síntesis mueve los bandos, la direc-ción de la guerra. Observamos la caída del edificio,su caída. El soldado llegó lejos, lejos, como su bre-ve máquina. La guerra también, aunque -lo digo,lo decimos- los escombros, dueños del lugar y elorgullo, son, serán arcilla de un nuevo desertor.

60

Hermanos

A los hermanitos Bergman

Como siempre, el tema de los grandes hermanos,que quieren, que salvan, sombras que no se acortancon el filo de los días. En pijama, sacados de sus ca-mas por la hermandad alborotada, sonriendo detrásde la puerta, argumentando inflados de figuras desa-parecidas. Mientras el padre y la madre se auto des-truyen, asfixiados por furcios de mármol, distantessin tacto. Como siempre, el tema de los grandes her-manos, quieren jugar y son bendecidos por el azoguey la niebla de la hermanita a cuestas. Llegan tarde atodas partes, jugadores de ningún lugar. No son grises,no conocen el gris. Cada color los ayuda un poco, peroun poco de ayuda no es el arco iris. Como siempre, losgrandes hermanos alisan la pollerita, punto boreal, des-de la ventana de oro, y la hermanita va por el vidrio aljuego del hermano, y lo arruína. Los grandes hermanoscrecen hasta que las hermanitas sienten la desdicha; laclase de mundo que les espera. Los grandes hermanosempiezan a despedirse del mundo, como abuelos jóve-nes cierran el nesquik por última vez, y quizá silban,quizá brillan en el jardín, lejos de los padres. Queridahermana, esta es mi piedra preferida, aquellos mis autos,diminutos pero íntegros. Pero no soy tan chico. Sobre lasilla de mi cuarto, hermanita, la tarea de segundo año;merecía un diez. Los números, hermanita, aquel amigoque pudo ser tu novio, en el futuro anotará ciertas cosas-quizás sea poeta-, pero no te merece. Como siempre, eltema de los grandes hermanos, que quieren, que salvan,sombras que no se acortan con el filo de los días. Yllega el de la gran salvación, y, al borde de la pileta,ángel o nube por última vez. Como siempre, el tema delos grandes hermanos, salvan y quieren y las hermanitasbajan al mundo desde los corazones que siempre fueroncompañía; y llegan a lo que hay. Hermanitas, quetambién amaron, desoladas que vuelven al barrio paraatravesar edificios, trucos inmóviles; ya no hay quien

61

las salve, el poeta, así era, no las merecía, el tiempo, asíes, no sopla para sus labios anillos de cielo. Comosiempre, el tema de los grandes hermanos. Lashermanas amaron, también serán esqueletos de ira, demúsica. Hermanos y hermanas, el camino losmantendrá unidos. El calor de uno, el polvo de otro,separados por el viento.

62

Los extremos de Bustos

Yo era blanco o negro, pero fui puesto a dispo-sición de los grises. Cómo y por qué la sangrefamiliar llegó al río; yo era blanco o negro, te-nía que saltar del puente, y ver, en el aire, losextremos sangrientos. Para algunos, la sangrede las venas es una tiza, como si la maestra pi-diera otra escritura y otro renglón; poderosovientre para ahuecar el futuro, ¡ah! otro vasosanguíneo al derrotero de la gris graduación.Yo era blanco o negro, pero fui puesto a dispo-sición de los grises, y recorro -cortinado de au-tógrafos- la fama y el chillido adverso, el tongoy la mutilación profana. Yo era un extremo y elotro hilvanando estampitas para rogar de la sedadel cielo el hoyo dilatado del puto devenir. Comosiempre, los colores de la vida verdadera vuelanen los pájaros, los colores que sin verdad horadany refrescan el puño cerrado del enemigo, comosiempre, enanos de jardín, victorioso café suicida.¡Ah!, como el oxímoron, yo era blanco-negro, pe-ro fui puesto a disposición de los grises. Mi pa-dre murió sin conocer del gris la perra suerte; delblanco pasó al negro como la mano del amante escuero flácido en el infierno y hurto impiadoso, le-jos de la sombra, lejos, como tiesas mariposas sinsoporte. Yo era blanco o negro, pero fui puesto adisposición de los grises; no es tu culpa, mamá,tus piernas eran tan blancas como el piso que tocopara ser el demente preferido de tus nuevas ocupa-ciones. Los extremos, el peso de cada lado, la sole-dad fue la mejor solución. Quien elige silva, el quecanta pinta, y el que pinta entiende de un color lasabia del otro; yo era blanco o negro, pero fui pues-to a disposición de los grises. Los extremos de Bus-tos. Salta de una liana a la otra, sin contempladores,con el ojo puesto en la palabra distante, todavía lu-

minosa como una estrella muerta.

63

La alimentación de los extras

Llevar la tiza hasta el tobillo, anotar algo fugazmente,escindido del mundo, como un cipayo debajo del paísmuerto. Ser un escriba y salir del tiempo como de unaruta animal muerto; zorrino que quiso cruzar; olor, tin-ta velocidad máxima. Sos un maestro, por eso tenés ti-za y pizarrón en tu cuerpo. Hacéte uno, uno y escribí.Mientras la moda sistematiza las nuevas ortigas, ylas viejas soplan crudas en la arena, la destitución yel garco; mientras la democracia funciona en los míni-mos espantos acerando su psicodelia (la democracia esun caos que cruje en alta mar desperdigada por los queno se van a salvar); mientras el jefe de estado aloja alviejo izquierdista borrón y cuenta nueva, y le señala laguita intacta; mientras la máxima esperanza de los tiem-pos que huyen toca fondo en el ron celestial hundidofrente a Colón; mientras cada quien en la gran películadefienda su honor. La alimentación de los extras se ex-tiende inhóspita; viandas superstar dosifican la alternan-cia de las almas sujetas a las bambalinas de ultratumba.Nuestra ultratumba es fina, señores, hueca y a veces lu-minosa. Nuestros cerebros no son huecos, molestamos alprójimo como cualquiera, y lejos de ser el atraso funestode alguna vanguardia, somos la tonelada adversa de es-trellas hermosas que todo trago empuja, y en eso se va lavida. La modernidad de los actores principales me llegaa los oídos, es cierto, pero en su vandalismo hago tiro alblanco. ¡Ojo! Llevar la tiza hasta el tobillo no mearredra, el fantasma de Borges tampoco; demasiadas sonlas tumbas NN; toda esa asfixia es la lectura que falta.¿Denunciar al asesino es anunciar su destino? Nuestrasociedad está llena de anuncios, y llegan tarde. El mocodel diablo junta frío en ruta 8 y en otros discípulos, noquieran bloquearlo en la playita popular; 45 filtrosrecomendó el pediatra, pero sigue en el infierno su piel,y el sol en la duda.

64

Montoneros

Cuánta distancia: del ejército Libertadora la iglesia. Del ejército Libertador delejército Libertador. A la iglesia. Había quemirar la patria de un modo flotante, sobrelos cadáveres y toda la siembra descollantedel 55. Todos los padres, que odiaban a Perón,los hicieron más peronistas que cualquier datofáctico. Los años de restricción y silencio fueronlos años de misterio infinito, de doctrina. Comoun gran actor sumergido en las poderosísimasaguas de la distancia, el líder les fue dibujandouna autopista moral verdaderamente de hielo:la juventud maravillosa. Tal vez grandes colegiosy universidades y familias rompieron sus chanchitosderramando lo mejor, pero es imposible que tantasovejas negras salgan de un solo rebaño. Hay ovejasnegras en todas partes, pero bajan de los cerroscon diferentes estilos y dialectos. El ejércitoLibertador las esperó abajo y subieron juntos;en todas las revoluciones en todas las épocas.Pero tal vez esto era simplemente una rebeliónde padres contra hijos. Eso y mucho más. Porqueel movimiento había dibujado tantos círculos queen pistas diversas bailaban las clases como planetasbenéficamente instalados en la conciencia agrariade las cosas justas. La juventud maravillosa.Entre el 55 y el 70 el molde del peronismofuturo, presente pasado. ¿Qué peronismo?¿En cuál de todos los peronismos fueronmadurando esos cuadros? Por orden de nadieaunque tácitamente conminados agruparon al granejército Libertador, y creyeron, secretamente, en laiglesia, en los militares y en su líder, rabiosamenteobsequiado. La juventud maravillosa. Murieronpobres todos los que murieron, los que quedaronquedaron, pero intrigan todavía las traicionesde adentro y de afuera formando una columnaque aún no fue expulsada de la Plaza.

65

ERP

A Rodolfo Mattarollo

Núcleo irreductible e irrecuperable,círculo, inanición, todos los aspectosde unas fieras como no se habían visto;ningún limo. Núcleo irreductible eirrecuperable, franco como número purode economía pura. Aspectos de un ascetismoinquebrantable liderando las emocionesjunto al pueblo, un proletario espantapájarosde oro arrancado de cuajo, joven, en solitariafoto detrás del pueblo y de los instrumentosdel pueblo. Núcleo irreductible e irrecuperable.ERPERPERP. Aferrada a un arbolito frentea los conscriptos en Monte Chingolo,hermosa setentista detrás del pelo y unasonrisa fuera de órbita, transistores y radiosviejas como los locos de la azotea, peroPársifal es Santucho-Urteaga dirigiendo lalegión crisálida extranjera. En los camposdel señor la casa de las diecisiete caídas.La mayor batalla de la guerrilla argentina.Núcleo irrecuperable. Frente a murosy carniceros como la ictericia de un biensupremo, todos a un paso de saltar al vacío,en verdad las Termópilas. ERP Termópilas.Es la gran línea recta revolucionaria argentina.Y nadie puede cambiar esa historia, esenúcleo, nadie que crea en ese núcleo puedecambiar ese núcleo, nadie, porque los queactuaron continúan actuando, porque ese esel tiempo, el gran estado contemporáneo delas cosas del ERP, la gran ruta de losirrecuperables vencidos.

66

Me recuerdan Severino

A Julián Axat

Me recuerdan, te recuerdan Severino; quédijiste a principios de los noventa qué. Ma-tar a López Arango en la puerta de su casa,por un artículo el idealista de la violenciaera mi padre. Matar al padre, la lucha arma-da del padre, del hijo. Me recuerdan Severi-no, todos los hijos me recuerdan disparandoal aire, y de la burla se burlan, cómo Di, có-mo Giovanni la nena muerta en tu huída, to-dos los hijos hoy se burlan de los padres. Merecuerdan, a principios de los noventa en elParaíso del Colón enrojeciendo la noche deMarcelo T. y Regina, me recuerdan, “soy elhijo de Di Giovanni, mi padre era Di”; medefiende un ciclista “¡E viva la anarchia!”.Me recuerdan, hijo del hijo, adolescente en1989; la guerrilla-Paideia me recuerda. Perono, pero humillen al hijo de nadie en febrerode 1931, cincuenta y uno escapando, escalan-do, la generación del monte tucumano hoy no-menclatura humorística, perramus lánguido ins-talado en el Museo de Arte Latinoamericano.Nomenclatura como las involuciones son avan-ces, destajos. Me recuerdan, hijo del que se a-braza al cajón de Villarreal de Santucho Cape-llo Sabelli en avenida La Plata, y grita apalea-do “el dolor no existe”; te recuerdan. Anota loúltimo del padre Enrique González Tuñón,Crítica y manera popular, todos tus hijos, el her-mano de tu novia, para los pobres de la ESMA.Todos los tiros, el del final, el que abre la sendadel padre, ahora salen a la luz en el hijo burlado,amoratado Taco Ralo. Me recuerdan, te recuer-dan, hijo de padre desaparecido, brillo de letraburlada, soñada.

67

zorzal

canta el zorzal no es lo que vuela acá esun zorzal no sé tiene que ser eso estoy cercaes mi tierra tiene que ser tiene voz es tieneque ser un zorzal al cantor de Medellín a élal mudo le decían zorzal criollo tiene que serentonces es debería ser un zorzal pero cómoes debería ser si todavía no descubrí si nosé qué es qué tiene el zorzal su color plumascanto hambre no sé verdaderamente no sé nosé qué es qué tiene que ser un zorzal dóndeen qué terrón y dónde para qué flama sus cenizasdónde qué un zorzal no lo conozco debería esun pájaro de acá vuela y canta y la gente dice“un zorzal, tenemos un zorzal” y la gente lobusca con la mirada y sabe se orienta y ve labelleza del zorzal de acá todo su cuerpo suespesor de acá el gusano el nido el baño en elverano acá no sé no puedo verlo me confundopierdo la brújula mis mapas naranjas mientraslos estudiaba ahora no sé hacen la locura tienenla locura el tedio y no me oriento no sé no puedosaber dónde ese zorzal que canta indudablementey organiza el pedestal el nocivo trueque ahí acádonde yo escribo y no sé es otro pájaro no sé elzorzal pero mi país lo conoce es verídico le cantanél hace lo suyo yo nada o poco estiro mis piesnada o poco canta el zorzal no es lo que vuela acáescondido camina hacia mí desventurado con mivoz no es lo que yo digo acá no digo y hay quevivir dicen de lo que hay en la voz acá ahoracomo los zorzales

68

Poesía de los 90

La poesía es un frankestein armónico.Jorge Boccanera

Publicaron tanto los perros perdidos,los acuosos ecúyeres móngalas, tapa-dos como mujercitas en un baño turco,escurriendo grasas y atorando impren-tas. Trompifai dejó abierto su pecho,unos tiran de su lado izquierdo hawaia-no, otros resoplan su derecha caucásica;publicaron tanto los perros perdidos, sualimento balanceado, sus patitas mojadasen casa de la vieja. El retazo constante,el inhumano transfigurado se envuelve depalabras como nichos, y camina absorto,el pecho abierto a la escritura automática,las sienes horadadas por el “petiso orejudo”;publicaron tanto los perros perdidos. En unbaño turco se esperan, se aprecian, y la nieblalos impregna. Los perros publicadores, mitadveraniegos, mitad “yo leo en público comolos cadáveres leen en privado”; publicarontanto. La poesía se abre paso en la caña hue-ca y en el taco reseco de tiza; quién sabe,la vanguardia potabiliza lo privado ysu escudo, lo hegemónico y su sexo.Y los perdedores qué, como damitas enbaño turco lamiéndose las heridas, tro-quelados, hampones y también mamertos,del cuartito azul a la vida color de rosa;paridos por Mary Shelley en una nochede tormenta. Ah, lelo gárgola, papirolono tan luengo como esperabas. Publicarontanto los perros perdidos; a veces mi venase eriza por los gatos persas de la torre ce-lestial; pero nada digo de los mustios reci-tadores, despellejados citando a Olivari,retaguardia en manada, revolviendo la ba-sura. Más tarde o más temprano, a todos

69

nos toca la perdición, el desamparo. Libé-lulas un día, aguantadero otro. Descen- (un?)demos del Imperio Romano, como los bri-tánicos de pelo corto, y vamos por la granvía guiados por Virgilio impostor, magoyainnombrado. Y así andamos. Como elescarabajo del alemán fanático, picado por abajo.La poesía elige su victoria y su derrota, su frentey su fondo; los perros publican lejos, los gati-tos duermen la siesta almibarados. Para unarata, para un mirlo, qué es mejor, qué prácticapoética no huele a manutención. Para un poeta,quién educa. Quién, tribuno métrico, hace laley. Todo es Frankestein Mary EdicionesPeuser Ledesma Dock Último Reino SiestaSuri, todo es el romántico pegado. La cuestión esla camisa el pecho las balas, la cuestión escon qué cicatrices hacer el mundo.

70

El chancho muerto

Alguna vez la comunidad de poetasme agradecerá el chancho abierto depar en par, es decir sus tripas, su mal-oliente información, me agradecerán,digo, el asco de la daga, las manchas,los coágulos como ositos, y tendránpruebas y contra pruebas de la faena,cuando lejos me encuentre, cuandovaya por el camino del muerto, aúncarniza, todavía afilador, cuando latarde empiece a heder desde el esfé-rico cuerpo, la comunidad de poetasvisitará el anfiteatro como si las mos-cas fueran la pareja del cielo y de latierra, y las hormigas las migajas li-terarias, y las perdices el asombro,y las tranqueras el ganado poéticoalquilado, y, por eso, cuando la tar-de empiece a heder, descansaré a lasombra de lo único que tiene la pam-pa, y los poetas medirán el impulsoasesino y el esférico chancho facilita-rá la soberbia de algunos, la humildadde otros, el impacto de todos, y el muer-to hallará costura y las tripas serán de-vueltas y el hedor será suspendido, lacomunidad de poetas volverá al ruedo,el chancho asesinado comerá intrépidoel jamón de su vecino, la bondiola desu familia, cada uno, en fin, volverá a loque le pertenece, enriquecido, resucita-do, y la comunidad de poetas será eldistante metonímico rapaz que vuelabajo, y olerá la sangre, podrida de ver-dad, y hará señas en el cielo y volará encírculos sobre el asesino de chanchos,y el único gramo de discordia hallarápaz, y el único polvo de terror encontra-rá en el verdadero tajo la salida.

71

Leyenda

Soy un hombre distraído:no podría manejar una cortadora de carne.

El dedo, en parte, depende del ojo. Y no estamoshablando de una relación formal, deunos goznes de oro chirriando parala mirada hermosa.Es algo que se puede contar, como si dijeras:“adentro de la caja cabe un libro más”.Es algo que le podés contar a tu hijoy él a su nieto.

“Soy un hombredistraído: no podríamanejarunacortadoradecarne”.

72

La gran ilusión

Manejás de noche, entrásde pueblo en pueblo:Ramallo, San Nicolás,Campana. Las avenidassemidesiertas, repiqueteadaspor las chicas que van a bailar.Tu hijo duerme, duerme,transpira. Como si caminarasdel brazo de tu familia debajode una ciudad de luces, tambiénencendido, para buscar unospapeles en donde lainspiración actuaráun rato más. Toda la nocheestos inventos, la gran ilusión,despierto entre los límitesdel camino y el regreso.

73

Villa Real

Tal vez sea el mejor domingo de mi historia.Mi hijo, mi mujer. Nada pido por fuera de nosotros,salvo un domingo como ese. Mi hijo tienela energía de un roble. Para mí, que nunca tuve energía,es una gran noticia. Mi hijo es un roble, me digo.Y ese domingo me sirve para pensar en todo estoporque, cortado del muro demasiado escurridizo de losdías, sale continuamente a la luz, como la verdad.¿De qué se compone entonces?De hilos y más hilos de nuestro amor, flotandode la fría calle a nuestros ojos, de la fría callea nuestros ojos.Como las luces que de verdad nos hacen ver.Un domingo cualquiera, un barrio bajo,una familia cruzando calles.Tal vez el secreto es que estas calles parecen liberadas;nadie nos espía, nadie nos vigila o señala.Podemos correr, hablar fuerte, cantar.El sol es y será pleno siempre, las casasestarán cerradas o se abrirán, de tanto en tanto,a otras familias, a caminantes que sonríen para nosotros.Mi hijo, el roble, se gana esas sonrisas.Heredó cosas del abuelo y recuperó una belleza familiarque yo, a mi manera, discontinué. ¿De qué se componeentonces este domingo? De mi hijo de roble, de mimujer de tiempo, de todas esas novelas que nacen ymueren bajo la arena.

74

Oski

Esa noche llamé a su puerta;pasamos al bañoen donde lavabaun pantalón verde.Yo tenía otros kioscospero la necesidad de yerbay el desabastecimientoen el bajome empujaron a Oski,la muerte,como lo había bautizado un rugbier fracasado,luego cilicio de una AFJP y permanente cannabis.

Oski no dejó de fregarmientras derivaba la entrega;era su acto.

Pasó el tiempo,hoy una empleada del Instituto Goetheocupa su lugar.

De todos modos recuerdo unas palabras de esa noche.

“Es una forma de vivir”, dije.Su cara giró, y me miró.“Es una forma de vivir”, repitió.

Todo lo que podíamos hacer esa nocheera instaurar la hemorragia supuestamente controlada.

75

Europa

Europa es un remedio para los europeos.Sus fronteras se van cerrando incomunicadasde madera, y todos los aspirantes recién salidosde la playa escriben sus nombres nucleares enun idioma que se autodestruye debajo de otrosidiomas. Europa es un remedio para los europeos.¿Alguien puede medir el consentimiento de loseuropeos, que avanza royendo gólems comoGoya nos lo recuerda? Somos sus monos, aunquenadie acumula maní. Es otro ritmo el actual.BANANA REPUBLIC is dead. La situación nopodría ser mejor, lograron su moneda, siempre tendránNotre-Dame y el Foro. Los vestigios bárbaros hayque averiguarlos entre las siluetas cibernéticas.Los gladiadores ya no son monotemáticos.Durante siglos se desparramaron como ratasy destruyeron ciudades sin pecado. Durantesiglos no quisieron ser molestados en esa tarea.Ahora es tiempo de recolectar. Sobre las ruinasdel Partido Comunista Italiano un pelado eligeesclavos, y en Francia y en Austria las cosasno son muy distintas. Es decir, las bibliotecassiguen creciendo y piden material y lo paganbien, etc. Pero el lema general es tan sombrío.Y acá, ciertamente, mis compatriotas quierensubir al primer avión en peligro para serviruna mesa en Paris y simpatizar, en el fondo,con todo esto.

76

Sábado nazi

El pasado es lector, las leyes municipales, los apremios,un presente a escondidas. No sabemos qué es el futuro.Ni la peor defunción nos obliga. Eso, todo el tiempo,está ahí. Pero los ejemplos sirven. Todo el puebloalemán o, seamos más justos, una gran parte del puebloalemán, suficiente como para revolear en el aire elpanqueque nacional, subió al pico mortal de Hitler; ydesde ahí vio, unánimemente, la noche. Si hubo planesde evasión, nada funcionó efectivamente hastaNormandía. Ni la peor defunción nos obliga. 6.000.000de muertos intentan como hierba sumergida en lospensadores, algo más carnal, sin embargo, la sangre deun pueblo los ayudó a detonar. Y sigue ayudando encada rincón del mundo a la sombra del gobierno real.Por eso el pasado es lector patibulario tiempo completo,y se repite y se repite; pitagórico sábado nazi.

77

Arte poética

A Mario Pellegrini

Creo recordar una imagen de Keats:“mi libreta como una estrella”. Cual-quiera puede tener una libreta, cual-quiera puede ver una estrella. La libre-ta, incluso, pude ser imaginaria; pen-semos, entonces, en unos papeles, afuera,en el aire, frente a nuestros ojos. Las es-trellas, aun muertas, están. Eso lo sabe-mos. ¿Por qué, entonces, una estrellaen forma de papel, papeles? Nadie sabesi el vino chispeó de más en Keats eldía de su imagen. En la libreta iba, se-guramente, su vida de veintiséis años.Su vida reducida a un punto: la escritura.Y mucho más arriba las estrellas. Alrede-dor de todos, impensables como cada uno.Y por eso, nada al mismo tiempo. Nadacomo algo. Porque si uno se instala enuno de los extremos de la metáfora -laestrella-, desaparece el mundo, y la libreta,desde luego. Sería la contemplación. Peroel otro, ¿qué nos depara? Una libreta muertano trabaja. Por eso creo recordar una imagende Keats: “mi libreta como una estrella”. Nohay polos ni hay lucha. Dos tiempos tanreales: es cierto, no piensan al unísononi son libres en un mismo sentido. Pero estoque recuerdo de Keats en silencio apretómi cabeza trabajadora todas esas veces,frente al sentido de una hoja en blanco.

78

Astianacte se la juega

Cómo es que la despedida, una despedida,es el fin de la historia de alguien, el principiode alguien. Héctor sabía, Astianacte no sabía.Héctor sabía que podía ser la última vez, suhijo jugaba con el brillo, con el penacho.Qué irradiamos por última vez, extendiendouna mano aún de la carne, de la tierra, extendidaal cielo. Esas luchas, esas armas tenía Astianacte.Entre su padre y él se abría un desierto, pero setocaban, como un padre y un hijo con mástiempo que el que tenían ellos. El brillo delyelmo, el penacho, los juegos y la despedidaen la casa más hermosa de Troya. Héctorse defendía de Paris destructor dejando a su hijo;seguramente toda la Ilíada vale por eso. Aquileses la furia, el capricho, luego la pena por Patroclo;pero Héctor se está despidiendo de su hijo, ahí,en algún lugar de su hermosa casa. Astianactequerido, no sufras, todo lo que te espera, queridohijo, es mucho más que lo que me espera a mí.Es la tormenta infinita de un destino sin seguimiento,no un tropiezo; es todo lo que te queda. ¿Dónde estála esperanza? En la piel de Héctor, en la piel delmundo. Si alguien pudiera decirnos dónde estála esperanza cuando un padre y un hijo sedespiden para siempre. Todas las bombas, todoslos ruidos son un pequeño clic, podría un tigreincansable tragarse a pedazos esa foto, que,como en una foto aunque real, padre e hijoseguirían, apenas enterados, despidiéndose.Y ni siquiera despidiéndose. Intentando unaesperanza más allá, que no puede decir muchomás que este poema sobre las cosas que seterminan. Intentando esa esperanza que esde las más duras y transparentes, a través dela cual Astianacte ve a su padre para siempre.

79

Pinacoteca de los Genios

A veces, cuando camino por la playa,me viene el olor a fascículo viejo de la colecciónPinacoteca de los Genios, con Holbeina la cabeza. La tapa del hombre joven, de cuidadabarba, el árbol con la firma del pintor. Nunca tuvemaestros, solo hojeaba. En un largo soliloquio contrala época confieso que fui aprendiz del Renacimiento.Y siempre volvía a Holbein, me fascinaba la exactitudde algo tan antiguo. Me sentía contemporáneo de esetipo de barba, siempre joven, de ninguna edad. Poralgún motivo me hacía creer en la pintura. ¿Quién puededescreer de la pintura viendo un cuadro de Holbein?A veces pienso que la pintura contemporánea (por unaépica que en realidad la asedia) es contemporánea ynada más. Tal vez en su época Holbein fue uncontemporáneo y nada más; pero el tiempo jugóa su favor. Y cuántos aprendices de pintores, como yo,habrán visto ese retrato joven de la Pinacoteca de losGenios. Todos unidos en el corredor de los 60/ 70oliendo la humedad del Renacimiento. Un larguísimocorredor de aprendices de todas las fábulas, de todaslas narraciones extraordinarias, tiznados de tic tac.En mi caso, las agujas eran, en aquellos días, largoscampos tan plásticos como sonoros, abrigados a pesarde la inmensidad. Luego, todo tuvo la versatilidadde los sueños incumplidos, y Holbein se vio envueltoen mil querellas de tiempo y espacio insuperables,unas veces yuppie, caminando por Reconquista,otras veces corredor turgente, por estas playasen donde hoy recuerdo cómo aprendí sin maestro.Somos infinitos jóvenes de Holbein pero arrastradosal duro hoy, alargados irreconocibles en anamorfosis,retirados a la sombra de nuestros embajadores mentales.

80

María Celeste

Ella desconocía todas las hipótesis: la explosiónde unos barriles de licor, las tormentas, los ataques.Sin embargo, las hubiese descartado una a una. Eneste sentido, se puede decir que hay barcos que sonexigidos por la mente en todas sus direcciones posibles,como si realmente navegaran en un mar probable,mientras que otros, inutilizados por la borrasca delcerebro frente al destino, crujen como un intestinooscuro y embriagado. Los barcos barcos son, peropodemos navegar en cualquier momento, marineros entierra. Ella desconocía las hipótesis y se regodeaba en latripulación desaparecida. En cierto modo todas lastripulaciones desaparecen. Ella prefería la terapia tanprivada como caótica de pensar una y otra vez en losdesaparecidos, porque los desaparecidos pueden serpensados una y otra vez, mintiendo y aceptando,por ese tic tac, una hora más específica. Ella creía que enel María Celeste había ocurrido algo más. Losdesaparecidos sostienen todas las pistas que nosotrosbuscamos, entre sus dientes de platino fundidos sin bocasin habla, ocultan lo que algún poeta llamaría la verdad,pero la verdad no desaparece del todo aunque la ocultenlos desaparecidos. Aunque la oculten los desaparecidos.Ella creía en unos raptores tan celestiales comomenesterosos por su causa, creía que los largos zancudosdel espacio se habían cargado uno a uno a los tripulantesdel barco. Pero los desaparecidos siempre están,atravesados por todas las épocas y todos losclimas mentales. Desaparecen de los barcos reales y detodos los barcos en general. Nadie se salva de susdesaparecidos. Burilados entre rejas, estiran el brazo encontadas ocasiones, pero entonces la advertencia sesiente. Se siente como pocas cosas en este mundo. Y estal vez lo que ella sintió. Las hipótesis de nada hubieranservido. Los barriles, los ataques; si los cuerposno fueron conservados de ninguna manera, quién puedeinvocar un poco de luz. Sus zancudos y el cielo que ledecía cosas eran una forma de intervención que aún hoy

81

soporto, porque la quise como nadie. Por eso es buenode tanto en tanto juntar piedras y reventarlas contraalguno de esos pueblos que no existen, para comprobar,como mínimo, la dura existencia de algo.Mi madre hubiese necesitado esta hipótesis.

82

Casa Biagio

Para Rosaura

Una gran tienda abandonada. El cartel que sigueapuntando a todos los costados, en la cima, firme.Casa Biagio en verde, rojo, amarillo. La melancolíaes un ejercicio de estiramiento ante unas costas nuncasugeridas. Casa Biagio, su casa amiga. Paso frente a lacasa de los hogares de Hurlingham ayudado por losdorados semblantes melancólicos de las seis de la tarde,todos los que compraron aquí todos los que cruzaronla Recova frente a acontecimientos mucho másimportantes, descansan de un mismo acontecimientomonstruoso: el registro de la historia. Todas lashistorias son registros, y todos los registros sonregiones codificadas por la invasión. La historiainvadida. Casa Biagio, pongamos un tabique a lasensiblería y veamos el modelo de producción yel arte de época que dominan. Interrumpida porarreglos la vereda dice “su casa amiga”, leyendaque repite un muro revestido en venecitas, de fácillectura desde la avenida Roca. El muro está debajodel cartel, y el cartel es, si no me equivoco, la segundamarca de identidad después de 3M, desde la entradahasta la Plaza. Cuando conocí Hurlingham, en 1994,todavía funcionaba esta casa y todavía funcionabaLa Chapita, en Rubén Darío. La fábrica Opalinas yaera un fantasma. Parado debajo de la marquesina deCasa Biagio recuerdo esos espejos que me reflejabancon mi madre en Avenida del Trabajo, pero esta es unperfecto artefacto geométrico, separado por coloresy direcciones pop. El arte de tapa de Casa Biagio.Ahora mismo, en la iglesia cuadras abajo se reúnenlos que creen. De a ratos me junto con ellos porque sigopensando que es demasiado pronto para creer quenadie hizo nada en el principio, cuando nadie hacíanada. Pero también subo estas cuadras hasta la CasaBiagio para huir a los modos de producción sepultados,porque en toda sepultura habrá un templo de poderpara rezar por lo que fue creíble.

83

Berrymann en Brueghel x Bustos

El tipo pudo darle a sus hombres, que tambiéneran de Brueghel, una historia.Buscó una simetría entre hombres y pájaros.Se nota el cuadro, se nota el poema; se notael cuadro en el poema.

Hay que tener tiempo para todo eso.No es simplemente por pasar el ratoque se cuentan los personajes de un cuadro,en otro siglo,para negociar una nueva obra.

Por eso Berryman cargó sus ladrillos.

La historia del arte es un tiro,no el análisis de un crimen.

Es una condensación del cielo de la historiade la que no hay que irse como de una lluviacualquiera.

Berryman eligió su mancha en este universo.Medieval, fría, legendaria.

Como puse unos ladrillos en tierra yse los llevaron para casas y polvo,no creo en los cuadros que veo, a raudales,siseando como viboritas.

La historia del arte es una condensación de la historia.Una puerta para los descreídos.Ni a la salvación ni al más allá,apenas a todos los torneos.

84

Oficialismo

¿Dónde termina el oficialismo? ¿Cuándotermina el oficialismo? ¿En qué? ¿En quiénes?Hay un oficialismo que es la frontera de todoslos demás. Ese oficialismo final, esencial y centinelade todo lo que debe ser oficialismo está -en cierto modo-derramándose ahora, tan sanguíneo como cristalino,dialogando como sólo los tramos más monótonosde una corriente interna (del cerebro, del país)pueden hacerlo. Si un tren se mantiene en su víano corta, se desliza en sus límites. ¿Dónde terminael oficialismo? ¿Cuándo termina el oficialismo?¿En qué? A veces sueño que soy oficialista de unmundo ideal, pero nadie es oficialista en un mundoideal. Los leoninos espejos de todo oficialismono justifican al francotirador que, apostado comoimán de heladera, embucha todas las notas delejército enemigo. Justificarlo es poco. Es una cuestiónde principios, en el fondo es una cuestión de principiosel parque dilemático de los blancos móviles.Si todos los soldados del oficialismo escalan sumontaña -la de todos- al mismo tiempo, ¿alguienquedará entre las sombras de abajo y las facilidadesde la cima? El oficialismo no puede -llegado esepunto- volar cada vez más alto (como en sus orígenes)y divisar la frontera y alejarse, aunque más no sea avuelo de pájaro, de los movimientos únicamentefronterizos.

85

La iglesia hoy

Cristo y los pobres, Cristo y lasputas o hermanos, etc. Uncarpintero con mucho o poco trabajo,que despertó, suponemos; con un antesy un después. Quién, en la iglesia de hoy, quién.Todas las iglesias y todas sus imágenescontradicen un punto: el movimiento.No hay movimiento en todas las iglesiasy todas sus imágenes.Cristo, ya despierto, iba y venía.Me cuesta creer en los milagros:el agua como una masa de piedras finas,sin fisuras, caminada por el gran Cristo de las iglesias.Es importante pensar en la enorme geografíaque atravesaba entre milagro y milagro,produciendo entre los suyos -y no habíaun límite preciso para saber dónde estabalo “suyo”, lo “otro” (recordemos que se habíapropuesto lo contrario a “pertenecer”)- el movimiento,la escala a toda hora de mover y ser movido.Cristo ya despierto podía olvidar su carpintería,¿le dijo a Pedro que olvidara?Todos eran sus oficios en una tierra de oficios;el movimiento era la llave. La madera, el mar,las ovejas, cómo vencer las iglesias,las imágenes, las pertenencias.Siempre el movimiento es la realidad.La iglesia. Cristo y los pobres, Cristo y las putasen movimiento; único milagro.Jamás me preocupó si era rey o mendigo.Toda la geografía que atravesó le preguntaba otra cosa.

86

Cacería

Para Haydée Jöcker

El pájaro entra al edificio por un agujeroy sale por otro.

No me pregunten qué hacey qué ve…

Es una ley antigua.

87

La torre y la pantera: tu nombre

¿Quién ha de serenar entonces mis cien estatuasque de la luz se desprenden y enloquecen?Julián Axat

Me gustaría pensar que es un campamento, uncampamento abandonado. Las señales de loshombres chamuscadas. Las carpas aplastadas,piletitas para tantos animales que habitan y cruzanel lugar. Cruzan y habitan estos lugares. Lasoledad pero al mismo tiempo la vida. Ni siquierala muerte y el olvido. Hubo vida y ahora hay rastros,pero eso es vida. No quiero escuchar a los que dudande esta evidencia. Nunca los quise escuchar pero sonel Oriente y el Occidente de los que hablan. Unapequeña tregua este campamento. Y para tregua unatorre de madera que alguien, antes de irse, armó. Sepueden ver todos los lados del paisaje a través de lasmaderas cruzadas. Las estrellas y la tierra, pero tambiénsu promedio: el hombre. Pero no hay nadie aquí. Seríabueno entonces subir. Subir para vigilar,¡somos vigilantes!Nos empujan, pero como pinos resistimos apuntando anuestro corazón. Esto también es nuestro corazón. Esto.Donde la torre tiene escalerita, una escalerita incompletay en el medio, cuando falta, y arriba, en las nubes, sepuede ver cómo de verdad aquí hubo alguien que pensóy habitó. Por eso la torre. Y arriba la pantera que rugía.No dije nada pero rugía desde el principio. No es unpoema romántico. Ni Roma ni Argentina en llamas.Acurrucada ruge. Y alguien dice: “de vos no tenemosque dudar, de vos no hay dudas”. No podríamos ver elcollar, la atadura.Es libre y en cierto modo para ella es la torre, lasmaderas cruzadas, todos los lados del paisaje. Si se caepuede ser tu nombre en esta soledad. La historiade un nombre.

88

Música

Para Mateo

El edificio es alto. Muy alto.Cualquiera debería ver lo alto ylargo y ancho que es. Tan alto ysin embargo se sube. Hay formasde rodear la altura. Simplemente hayformas de subir. Pero todos subeny todos bajan y estás solo. A nadiele incumbe nada de nadie, no sosla excepción. Pero es la marea,la marea, y todos, en algún momentoen todos los momentos tenemosque atravesar la marea. Por esoes bueno empezar, subir un poco,probar la altura. Subir es la mitaddel camino. La verdadera mitaddel camino. Podemos entoncessubir los escalones más lindosde la tierra, azules de piedadpor un lado por el otro y dejarahí nuestros pies de barro a laespera de un viento fuerte. Y eledificio es tan alto, tan alto. Cuandoempezamos a subir no podemosestirar la soga de la superficie,encapsular la quebrada horizontalidadde unas hormigas como nosotros;ellos pasan, hay que subir. No leencuentro otra salida al mundo yes irresistible subir, subir. Lospisos y los cuartos despejados oquemados o empapelados de astucias,demoran sus caldos y sus pecerasen las entradas, sobornarlos abiertosde cuajo por flores de la calle¿abrirían sus botas cerebros huecosal paso del que sube? Todo puedeser en el ascenso. Los bailes son

89

perfectos hasta que alguien agachala cabeza hacia el mundo suspendido.Estás subiendo el edificio más altodel mundo y nadie opera allá abajolas cosas del presente. Pero qué eslo que importa, para subir hay quedeshacerse de los compañeros deviaje que olvidan el mundo en lospisos pasajeros. En realidad, todosabsolutamente todos podemosllevar algo. Algo trunco inconcluso.Una mochila un puño cerradobastarán. Por aquí ya nadiecome sobre los vidrios rotos.Es cierto, todo esto lleva a laindisciplina. Pero hay que subir,y subir cuesta. En algún piso tepuede salir al paso cierto borrachín,algún olfateador y también un matón.Es cuestión de andar con cuidado,no sacar los brazos por las ventanillasy ver la fecha de vencimiento de cadamatafuego, mientras se avanza. En ciertomomento nada va a impedir el fluir deunos ratones, en los pisos superioreshacia las ventanas y/ o puertas en buscade oxígeno. En cierto momento, incluso,te van a acorralar con el delirio deldescenso. Pero, ¿de qué te puede servirun intento de fuga cuando las nubeste atraviesan el cuerpo taquigráficamente?Sos carne, hueso y agua, las piedras tehacen tropezar, las puertas cerradasdominan tu memoria. Por eso subir esuna recomendación del diablo de diosy de todos los evangelios que pudisteabrir. No hay nada mejor no hay nadaen el mundo. El edificio más alto delmundo. Y llegan los pisos cerca del sol,como endebles rostros de arena y

90

prisioneros de su evasión. Hay que decirla verdad, y lejos de la verdad hay quesubir el edificio más alto del mundo.Hay que subir y subir como si ardierael piso cada vez, todas las veces. Ycuando los azulejos de los lavaderosdel piso del viento te reflejen, impersonalcomo un zorro blandiendo polvo ogallinas, seguramente engullirá lamarcha la música, la gran música deledificio más alto del mundo. Notas sinpalabras aunque raramente imaginadaspor alguien mudo o sordo. Allí la músicaen las piedras siempre iluminadas por eldía y la noche. Y el que puso esa canciónque te vio nacer ahora baja de dos en dosde cuatro en seis si se lo permite el caminodescendente. Todo un espejo el edificio másalto del mundo. Subir es un espejo únicamentedel alma, bajar es un espejo únicamente delcuerpo. Nada es mejor en esta lluvia.Todo el circuito lo sabe como un malditomensajero muerto en el edificio másalto del mundo.

91

Lacerda

Porque son el corto, Silvio,soco, el negro y el uruguayolos altivos, los de más aire.

Qué Bahía. Por el Lacerda arriba, por el Lacerda aba-jo. Esa poesía que se derrite en los hermafroditas y hie-lo alegra y ogros tumba, no estaba al alcance de tu ma-no. Qué Bahía. Ese tiempo era un buen tiempo. Teníasclase. Acompañaste a esa chica, caminaste detrás de supollera, tapaste la sangre en su vestido. ¿Te acordás deeso? En el Lacerda te miraba y sonreía. Era puro agra-decimiento, y escribiste en Buenos Aires cigarros en tupelo me hacen olvidar, pequeña, olvidar. Qué queríasdecir. Todavía no eras esa clase de poetas que manchanla pelota del jugador de bronce; por eso, si salieran de supisapapeles-Bonavena, asco darían; pero el peso es el pe-so y el espíritu de las torres gemelas atraviesa esos dia-mantes dibujados. Qué Bahía. En Graça espuma no ba-jaste esa mallita y el olor de la chuchi te quitó el sueño.Poco valía estar despierto y verla caminar para todos.Como la poesía que es azul Darío o negra como la perradel que murió. La ergástula es oscura, los yoryisfestejan, y como Aleph lo que se dice Aleph no hay, laavenida Garay se hace enorme, enorme y malsana. Todoera mejor cuando subías el Lacerda, tenías clase. Ahoratodos saben que sos un ignorante porque tienen el lujo dela intimidad universitaria. Qué Bahía. Tus amigos eranaceituneros altivos, verdaderamente en la labranza seveían esos pingos, alazanes con yerba de la buena, portrote alma de otro y de otro. Tres tipos vi ayer: los tresdieron la basura de los troncos mal nacidos. El labradorde más aire siempre es el mismo. Tiene mucha clase, esuno de esos tipos con gloria, a la sombra de un manzanoo entre delfines es una hebra volando perfumada, y llegacomo una carta de amor. Qué Bahía Emiliano. Ahoraqué, ahora nada. Te ven puto del pasado, que te vean asío musicalizando si se calla el cantor; los lobos aprietanel pomo porque es carnaval; son astutos, no moverían unmiserable espanta suegras en Caminito. Qué Bahía,

92

playita Stella Maris, Itapoa, meabas en el mar lleno dealgas. Dorival maconia, subiste por el Lacerda como unadoquín, bajaste como una medusa; agua viva de unesbozo sumamente venenoso, contrario a esosmisteriosos y ajetreados mamelucos de mármol, ¿nadielos vio? ¿nadie amoldó su bofe pancita al fríoconocimiento? Yo no, de ninguna manera.Si andar en pelotas pudre esa infamia y esa otra, la quete moja la nuca; de costa a costa la escoria pernocta ycorrige poemas. Las molduras del techo gotean manteca.A veces me molesta ser tan pelotudo. Todos eligen sucamino; los descamisados de mínimos teléfonos, lostartufos de aliento voraz, las monjitas de pito malva; yo.Y con cuidado hay que andar porque el camino es torvoy las flores no son suficiente alegría para el caminante;no somos nahuas. Cada uno es cada uno, es su paja sutrigo su ET. Por el Lacerda, por esos minutos doradosayer, tosiendo hoy; creo en la poesía, y porque creo enla poesía escribo con los dedos en la medianera delvecino muerto, con los ojos en el corazón, con lospies en la tierra. Aceituneros altivos, las pelucas de losjueces, ¿durarán? La poesía es el pelito que nos queda.

93

“No es necesario limitar la afinidad a una relación puramenteanalógica y sería un error creer que los escritores permutanúnicamente términos sinónimos; un escritor clásico comoBossuet puede sustituir reír por llorar: la relación antonímicaforma parte de la afinidad”.

El grado cero de la escritura, Roland Barthes.

Índice

Prólogo. El Lugar de Ascanio. Por Julián Axat ......................... 7

El nadador ................................................................... 15Militante .......................................................................18Una estela maya no ..................................................... 21Un poeta de la Boca para afuera ................................. 23Las adúlteras de Buenos Aires .................................... 25Miguel Ángel Bustos, anotaciones en antología mejica-na, Concepción García Moral, 1975 ........................... 26Miguel Ángel Bustos; Río de Janeiro (1959), BuenosAires (1976) ................................................................. 27Nación ......................................................................... 28Italianito 1982 ............................................................. 29Lisandro de la Torre .................................................... 30Lisandro de la Torre, algunos años después ............... 31Lisandro de la Torre Matadero ................................... 32Estrella pop ................................................................. 33Por qué invitan a esa gente ......................................... 35La Escuela de Atenas .................................................. 36Una montaña de euros ................................................ 37Juanita la Loca ............................................................ 38Trabajo con los pintores modernos ............................. 39Un perro de seis meses ............................................... 40Tu psique Madre ......................................................... 41Pedagogía Waldorf ...................................................... 42Ausencia ...................................................................... 44La cruz ........................................................................ 45La fábrica .................................................................... 46La casa de Hooper ...................................................... 47Detrás de los chicos violados ...................................... 48Los cisnes .................................................................... 49La costurerita que dio aquel mal paso ........................ 50El círculo del arte ........................................................ 52

Lo que dura la acumulación ....................................... 53Lafuente y San Pedrito ............................................... 54Un poeta de nuestro tiempo ....................................... 55Veraneante 70 ............................................................. 57Destrucción ................................................................. 58Los que se ríen ........................................................... 59De arcilla, un soldado ................................................ 60Hermanos ................................................................... 61Los extremos de Bustos ............................................. 63La alimentación de los extras ..................................... 64Montoneros ................................................................. 65ERP ............................................................................. 66Me recuerdan Severino .............................................. 67Zorzal .......................................................................... 68Poesía de los 90 .......................................................... 69El chancho muerto ...................................................... 71Leyenda ...................................................................... 72La gran ilusión .............................................................73Villa Real .................................................................... 74Oski ............................................................................ 75Europa ........................................................................ 76Sábado nazi ................................................................ 77Arte poética ................................................................ 78Astianacte se la juega ................................................. 79Pinacoteca de los Genios ............................................ 80María Celeste ............................................................. 81Casa Biagio ................................................................ 83Berryman en Brueghel x Bustos ................................ 84Oficialismo ................................................................. 85La iglesia hoy ............................................................. 86Cacería ........................................................................ 87La torre y la pantera: tu nombre ................................ 88Música ........................................................................ 89Lacerda ....................................................................... 92

Algunos títulos de Libros de la talita dorada

Colección TATUAJE EN ELVIENTO-Dirigida por J. M. P. y C. A.-

Naranjos de fascinante música.Poesía contemporánea de amor en La Plata, 34 autores.

Papeles a consideración, Néstor MuxSon dos los que danzan, José María PallaoroDisculpas del irascible. Antología, Néstor Mux

La camisa hawaiana, Carlos ApreaEl cazador metafísico. Poesía reunida 1, Luis Pazos

Colección LOS DETECTIVES SALVAJES-Dirigida por J. A.-

versos aparecidos, Carlos Aiubdesear y tener, Juan M. González Moras

ylumynarya, Julián Axaten la exacta mitad de tu ombligo. Jorge Money

panteo, Pablo Ohdesiempre tu palabra cerca, Joaquín Areta

si Hamlet duda, le daremos muerte, Antología depoesía salvaje.

hubiera querido, Rosa María Pargasgotas de critica común, Emiliano Bustos

Colección SOBREPLAQUETASBasuritas y otras plaquetas. José María Pallaoro

Teatros y otras plaquetas. Carlos Aprea

Colección Línea Recta ALREDEDORESLa lluvia curó las heridas, Gabriel Sagastume

LIBROS DE LATALITA DORADA:www.librosdelatalitadorada.blogspot.com

TALLER-ESPACIO LA POESÍA:www.encuentropoesialaplata.blogspot.com

DETECTIVES POR LAMEMORIA:www.coleccionlosdetectivessalvajes.blogspot.com

POESÍA LA PLATA:www.poesialaplata.blogspot.com

AROMITO:www.aromitorevista.blogspot.com

el espiniyo - revista de poesía

gotas de crítica comúnde Emiliano Bustos

se terminó de imprimiren el mes de agosto

del año 2011en Gráfica M.P.S. S.R.L,

Buenos Aires, República Argentina