elogio de la templanza fragmento

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ELOGIO DE LA TEMPLANZA NORBERTO BOBBIO Interesantísimas consideraciones y distinciones entre: Templanza, arrogancia, moderación, perversidad, benignidad, ostentación, prepotencia, pusilanimidad, condescendencia, humildad, soberbia, modestia, soberbia, tolerancia, opresión (FRAGMENTO) Ante todo, la templanza es lo contrario de la arrogancia, entendida como opinión exagerada de los propios méritos, que justifica la opresión. El moderado no tiene una gran opinión de sí mismo, no ya porque se menosprecie, sino porque es propenso a creer más en la miseria que en la grandeza del hombre, y él es un hombre como todos los otros. Con mayor razón la templanza es contraria a la perversidad, que es la arrogancia ostentada. El moderado no ostenta nada, ni aún la propia templanza: la ostentación es decir el mostrar vistosamente, descaradamente, las propias pretendidas virtudes, es por sí mismo un vicio. La virtud ostentosa se convierte en su contrario. Quien ostenta su propia caridad falta a la caridad. Quien ostenta la propia inteligencia, es en general un estúpido. Con mayor razón, la templanza es lo contrario de la prepotencia. Digo "con mayor razón" porque la prepotencia es algo peor que la perversidad. La prepotencia es abuso de potencia no sólo ostentada sino concretamente ejercitada. El prepotente realiza esta potencia a través de toda clase de abusos y vejaciones, de actos de dominio arbitrario, y cuando sea necesario cruel. El moderado es, por el contrario, aquel que "deja ser al otro aquello que es", incluso si el otro es al arrogante, el perverso, el prepotente. No entra en la relación con los otros con el propósito de competir, de pelear, y al final de vencer. Está por completo más allá

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Page 1: Elogio de La Templanza Fragmento

ELOGIO DE LA TEMPLANZA

NORBERTO BOBBIO

Interesantísimas consideraciones y distinciones entre:

Templanza, arrogancia, moderación, perversidad, benignidad,

ostentación, prepotencia, pusilanimidad, condescendencia,

humildad, soberbia, modestia, soberbia, tolerancia, opresión

(FRAGMENTO)

Ante todo, la templanza es lo contrario de la arrogancia, entendida

como opinión exagerada de los propios méritos, que justifica la

opresión.

El moderado no tiene una gran opinión de sí mismo, no ya porque se

menosprecie, sino porque es propenso a creer más en la miseria que

en la grandeza del hombre, y él es un hombre como todos los otros.

Con mayor razón la templanza es contraria a la perversidad, que es

la arrogancia ostentada. El moderado no ostenta nada, ni aún la

propia templanza: la ostentación es decir el mostrar vistosamente,

descaradamente, las propias pretendidas virtudes, es por sí mismo un

vicio.

La virtud ostentosa se convierte en su contrario. Quien ostenta su

propia caridad falta a la caridad. Quien ostenta la propia inteligencia,

es en general un estúpido. Con mayor razón, la templanza es lo

contrario de la prepotencia. Digo "con mayor razón" porque la

prepotencia es algo peor que la perversidad. La prepotencia es abuso

de potencia no sólo ostentada sino concretamente ejercitada.

El prepotente realiza esta potencia a través de toda clase de abusos y

vejaciones, de actos de dominio arbitrario, y cuando sea necesario

cruel. El moderado es, por el contrario, aquel que "deja ser al otro

aquello que es", incluso si el otro es al arrogante, el perverso, el

prepotente. No entra en la relación con los otros con el propósito de

competir, de pelear, y al final de vencer. Está por completo más allá

Page 2: Elogio de La Templanza Fragmento

de la competencia, de la concurrencia, de la rivalidad, y por lo tanto

también de la victoria. La imagen que él tiene del mundo y de la

historia, del único mundo y de la única historia en que querría vivir,

es la de un mundo y de una historia en la que no hay ni vencedores

ni vencidos, y no hay vencedores ni vencidos porque no existe

competencia por la primacía, ni luchas por el poder, ni competencia

por la riqueza, y faltan en definitiva las condiciones precisas que

permitan dividir a los hombres en vencedores y vencidos.

No debe confundirse la templanza con la pusilanimidad. El

pusilánime es aquel que renuncia a la lucha por debilidad, por miedo

o por resignación. El moderado no: rechaza la destructiva

competición de la vida por un sentimiento de fastidio, por la vanidad

de los fines a los que tiende ésta competición, por un sentimiento

profundo de desinterés respecto a los bienes que encienden la

codicia de la mayoría, por falta de aquella pasión que, según Hobbes

era una de las razones de la guerra de todos contra todos, la vanidad

o la vanagloria, que empuja a los hombres a querer destacar: en fin,

por una total ausencia de la obstinación o de la terquedad que

perpetúa los litigios por naderías, así como de total ausencia del

espíritu de venganza que conduce inevitablemente al final, a la

muerte de los dos o al triunfo de uno sobre el otro.

No es ni pusilánime ni condescendiente, porque la condescendencia

es la disposición de aquel que ha aceptado la lógica de la

competición, la regla de un juego en que al final, es uno el que vence

y el otro el que pierde ( un juego de suma cero). El moderado no

guarda rencor, no es vengativo, no tiene odio contra nadie. No

continúa meditando sobre las ofensas recibidas, echando leña al

fuego de los odios, reabriendo las heridas. Para estar en paz consigo

mismo debe estar antes en paz con los otros. Nunca abre él el fuego

y cuando lo abren los otros, no se deja quemar, aun cuando no

consigue apagarlo. Atraviesa el fuego sin quemarse, las tormentas de

los sentimientos sin alterarse, conservando la propia medida, la

propia compostura, la propia disponibilidad.

Page 3: Elogio de La Templanza Fragmento

El moderado es un hombre tranquilo pero no pusilánime, repito y

tampoco benigno: en la benignidad hay una cierta zafiedad o

tosquedad al valorar a los otros. El benigno es un bobalicón, o por lo

menos no tiene la suficiente malicia como para sospechar de la

posible malicia de los otros.

No debe confundirse la templanza con la humildad. Spinoza define

la humildad como " tristeza surgida del hecho de que el hombre

contempla su impotencia o debilidad" y la "tristeza" es a su vez

definida como "el tránsito de una mayor a una menor perfección".

La diferencia entre templanza y humildad radica en mi opinión en

esa "tristeza": la templanza no es una forma de "tristeza", incluso es

su propio opuesto, entendida precisamente como el tránsito de una

menor a una mayor perfección. El moderado está contento porqué

está íntimamente convencido de que su mundo es mejor que el de

los otros, y lo anticipa en su acción cotidiana, ejercitando

precisamente la virtud de la templanza, incluso aunque sabe que su

mundo no existe aquí y ahora, y posiblemente no existirá jamás. Y

además, lo contrario de la humildad es la excesiva complacencia

consigo mismo, en una palabra la soberbia. Lo contrario de la

templanza es el abuso de poder, en el sentido literal de la palabra, la

arrogancia, la perversidad y la prepotencia. El moderado puede ser

representado como el precursor de un mundo mejor; el humilde es

solamente un testigo, nobilísimo pero sin esperanza, de este mundo.

Mucho menos puede ser confundida la templanza con la modestia.

La modestia se caracteriza por una infravaloración no siempre

sincera y a menudo hipócrita, de sí mismo. La templanza no es ni

infravaloración ni sobre valoración de sí mismo, porque no es una

disposición hacia sí mismo, sino que solamente se justifica en el "ser

hacia el otro". No debe excluirse que el moderado sea humilde y

modesto por sí mismo, pero es moderado frente al prójimo.

Como modo de ser hacia el otro, la templanza roza el territorio de la

tolerancia y del respeto de las ideas y del modo de vivir de los otros.

Y con todo, si el moderado es tolerante y respetuoso, no sólo es esto.

La tolerancia es recíproca: para que exista tolerancia es necesario al

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menos ser dos. Una situación de tolerancia existe cuando uno tolera

al otro. Si yo te tolero a ti y tú no me toleras, no existe una situación

de tolerancia, sino al contrario, hay opresión.

No ocurre cosa diferente con el respeto. Citando a Kant "Todo

hombre tiene el derecho a exigir el respeto de sus semejantes y

recíprocamente él mismo a respetar a los demás". El moderado no

pide, no pretende reciprocidad alguna: la templanza es una

disposición hacia los otros que no necesita ser correspondida para

revelarse en toda su extensión. La tolerancia nace de un acuerdo y

dura lo que dura el acuerdo. La templanza es una donación que no

tiene límites preestablecidos.

Para completar el cuadro, es necesario considerar que, junto a las

virtudes afines, existen también las virtudes complementarias, es

decir las virtudes que pueden ser compatibles y, siendo compatibles,

se refuerzan las unas a las otras.

En relación con la templanza me vienen a la mente dos: la sencillez

y la misericordia (o la compasión). Con la advertencia de que la

sencillez es el presupuesto necesario o cuasi necesario de la

templanza y la templanza es un presupuesto posible de la

compasión. En otras palabras, para ser moderados es necesario ser

sencillos, y sólo el moderado puede estar bien dispuesto a la

compasión. Por "sencillez" entiendo el rehuir intelectualmente las

dificultades inútiles, en definitiva de las posiciones ambiguas. Si se

quiere puede pensarse unida a la limpieza, a la claridad, al rechazo

de la simulación. Difícilmente un hombre complicado puede estar

dispuesto a la templanza: Ve en todas partes intrigas y tramas e

insidias, y por lo tanto es tan desconfiado hacia los otros como

inseguro consigo mismo.

Respecto a la relación entre templanza y compasión, plantearía el

problema de su relación como una relación no de necesidad, sino de

posibilidad: la templanza puede (no debe) ser una disposición hacia

la misericordia. Pero la misericordia es, como habría dicho Aldo

Capitini, un "añadido". Es tan visiblemente un añadido que entre

todos los seres de la naturaleza sólo el hombre conoce la virtud de la

misericordia. La misericordia forma parte de su excelencia, de su

Page 5: Elogio de La Templanza Fragmento

dignidad, de su unicidad. ¡Cuantas virtudes han sido simbolizadas

con un animal! Entre otras, sencilla como una paloma, manso como

un cordero, y el noble corcel y la gentil gacela, y el león valiente y

generoso, y el perro fiel. ¿Habéis intentado alguna vez representar la

misericordia con un animal? Probadlo, no lo conseguiréis. La

misericordia distingue el mundo humano del mundo animal, del

reino de la naturaleza no humana. En el mundo humano ocurre de

vez en cuando que "la piedad ha muerto". En el mundo animal la

piedad no puede morir porque es desconocida.

FUENTE:

http://www.elistas.net/lista/cat- 102/archivo/indice/1/msg/43/

Consultado el : jueves, 09 de junio de 2011 20:19:41