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f.mAujob Revista electrónica de estudios latinoamericanos http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm ISSN 1666-9606 41 Volumen 8, Nº 30 enero-marzo de 2010 Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires Buenos Aires, Argentina

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f.mAujob!Revista electrónica de estudios

latinoamericanos

http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm ISSN 1666-9606

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Volumen 8, Nº 30

enero-marzo de 2010

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Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires

Buenos Aires, Argentina ! !

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e-l@tina, Vol. 8, núm. 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010 – htpp://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm

f.mAujob es la revista electrónica de la Unidad de Docencia e Investigaciones Sociohistóricas de América Latina (UDISHAL), con sede en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. f.mAujob es una revista de publicación trimestral que busca promover un enfoque transdisciplinario de las sociedades latinoamericanas. La UDISHAL es un espacio de articulación entre actividades de enseñanza y actividades de investigación, generación de conocimiento científico y de material de difusión sobre las sociedades latinoamericanas, espacio en el cual los resultados de éstas proveen de "materia" a aquéllas, al tiempo que el desarrollo de contenidos a través del ejercicio docente estimula la búsqueda de nuevos conocimientos mediante la investigación. El objetivo principal de la Unidad es la formación de latinoamericanistas. La dirección del conjunto de actividades de ella está a cargo de Waldo Ansaldi. Institucionalmente, la UDISHAL es una estructura informal que funciona dentro de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. En materia de investigación, sus actividades forman parte de las realizadas por el Área Sociología Histórica del Instituto de Investigaciones Gino Germani. La UDISHAL está constituida por: 1) el Equipo Docente de Historia Social Latinoamericana; 2) el Seminario Permanente de Estudios de América Latina; 3) el Taller de Investigación de Sociología Histórica de América Latina; 4) el Área de Informática Aplicada a las Ciencias Sociales; 5) el Área de Difusión. La UDISHAL tiene como símbolo distintivo una de las esculturas erigidas en el Memorial da América Latina, en Sâo Paulo, Brasil, diseñada por Oscar Niemeyer. Ella es una mano de concreto armado, de siete metros de altura, con los dedos abiertos, en un gesto de desesperación. En la palma, un mapa esquematizado de América Latina, de color rojo, representa la sangre y los sufrimientos de la región y, según el propio Niemeyer, los “negros tiempos que el Memorial registra con su mensaje de esperanza y solidaridad”. El Memorial da América Latina fue construido, entre enero de 1988 y marzo de 1989, por iniciativa del ex gobernador paulista Orestes Quércia, con el propósito de promover la integración de América Latina y representar el testimonio vivo de los brasileños de Sâo Paulo en favor de la unión de los pueblos latinoamericanos. Oscar Niemeyer fue el responsable del proyecto arquitectónico y el antropólogo Darcy Ribeiro, el autor del proyecto cultural. “El Memorial es eso: una presencia física de latinoamericanidad (...). Él marcará, como obra de arte, nuestra generación en el tiempo, un tiempo en el que el sueño de una América, unida e fraterna, volvió a ganar nuevos alientos” (Darcy Ribeiro). La fotografía aquí reproducida fue tomada por Marisa Montrucchio, en agosto de 1999, y digitalizada en nuestra Área de Informática Aplicada a las Ciencias Sociales.

La UDISHAL se encuentra en Internet: www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal

Los artículos originales publicados en f.mAujob han aprobado previamente las instancias de arbirtraje pertinentes f.mAujob obtuvo uno de los premios del Primer Concurso (2008) del

Fondo de Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales “Juan Carlos Portantiero” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO.!

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latinoamericanos

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ISSN 1666-9606 Vol. 8, Nº 30 Enero-marzo de 2010 Imagen de tapa: Ceferino Carnacini (Argentina), El pueblo quiere saber de qué se trata (1938) Ejemplar de distribución gratuita Los artículos e información publica-dos en la revista, pueden ser reproducidos libremente, con el único requisito de indicar la fuente y enviar copia de la publicación a f.mAujob- por vía electrónica o postal (para ediciones en soporte papel, dos ejemplares), según el caso. Se exceptúan aquellos artícu-los en los cuales se hace constar explícitamente la prohibición o, bien, el requerimiento de autoriza-ción previa. f.mAujob no se identifica necesaria-mente con el contenido de los artículos publicados. !!

f.mAujob!!Instituto de Estudios de América

Latina y el Caribe Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires

Contáctenos Dirección postal: Marcelo T. de Alvear 2230, 2º piso C1122AAJ Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina Correo electrónico: [email protected] Alternativo: [email protected]

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ISSN 1666-9606

Unidad de Docencia e Investigaciones Sociohistóricas de América Latina

(UDISHAL) Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires

Buenos Aires, Argentina

Colectivo editorial Waldo Ansaldi Mara Burkart Verónica Giordano Mario Petrone Lorena Soler Los miembros del Colectivo Editorial tienen a su cargo la administración, redacción y dirección de la revista. Además, se desempeñan como docentes e investigadores en Historia Social Latinoamericana y/o Taller de Investigación de Sociología Histórica de América Latina, en la Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Información curricular sobre cada uno de ellos podrá encontrarse en la página web de la UDISHAL: www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal

!f.mAujob se encuentra en el DOAJ, Directory of Open Access Journals www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal y en Latindex, www.latindex.unam.mx Autoridades Facultad de Ciencias Sociales Decano Sergio Caletti Vicedecano Adriana Clementi Secretaria Académica Stella Martini Secretaria de Estudios Avanzados Carolina Mera Secretaria de Gestión Institucional Mercedes Depino

Consejo Asesor Internacional Joan del Alcàzar i Garrido (Historiador. Universitat de València)

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CONTENIDO ! Artículos

Magalí Gouveia Engel, A Liga de Defesa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil 3

Víctor Hugo Algañaraz Soria, Accionar represivo y control en el mundo académico argentino durante el interregno dictatorial 1976-1983: el caso de la Universidad Nacional de San Juan 19

Carlos Barros, José Luís Romero y la Historia del siglo XX 39 Resúmenes / Abstracts 65 Congresos, reuniones, jornadas 69 Concursos, becas, subsidios 83 América Latina en los libros 85 Normas para colaboradores 97 Buscando América Latina

Avisos de cortesía Revistas Electrónicas de la Facultad de Ciencias Sociales 64 Artículos para Temas y Debates 68 Cuadernos del Claeh - LiminaR 84

Cómo citar Si usted cita algún texto publicado en nuestra revista, por favor siga las siguientes indicacionespara una correcta referencia bibliográfica: Apellido(s) del autor(a), Nombre(s), “Título del artículo” (entre comillas), en e-l@tina. Revistaelectrónica de estudios latinoamericanos [en línea], Volumen 9, número 30, Buenos Aires, enero-marzo 2010, página(s), <http://www.ieal.fsoc.uba.ar/hemeroteca.elatina/elatina30.pdf>. Fecha devisita o de descarga del artículo. Muchas gracias por su observancia. Por cualquier duda o consulta, diríjase a una de nuestrasdirecciones electrónicas.

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Artículos

A LIGA DE DEFESA NACIONAL E A CONSTRUÇÃO DA HEGEMONIA BURGUESA NO BRASIL*

MAGALI GOUVEIA ENGEL**

O processo de construção de uma ordem burguesa no Brasil, desencadeado a partir da desestruturação da sociedade escravista no último quartel do século XIX foi marcado por uma intensa e fundamental atuação das novas gerações de intelectuais que emergiam no cenário científico, artístico e político a partir dos anos 1870. Entre esses literatos, médicos, engenheiros, juristas, professores, jornalistas é possível identificar aqueles que atuaram como intelectuais orgânicos (Gramsci, 1987) das frações da classe dominante comprometidas com o advento e a consolidação do capitalismo, formulando e/ou difundindo projetos de (re) construção da nação pautados nas noções burguesas de civilização e de progresso. Vale ressaltar, contudo, as divergências em torno de diferentes propostas de modernização do país, explicitando as tensões entre os diversos interesses e demandas dos segmentos dominantes, bem como os questionamentos do caráter hierárquico e excludente das referidas propostas por representantes das classes subalternas. Exemplo importante dos embates entre as diferentes frações das classes dominantes que marcaram o cenário político da Primeira República no Brasil (1889-1930) são as acirradas disputas pelo “controle do aparato estatal”, tais como as que tiveram lugar em torno de “projetos de ‘modernização agrícola’ divergentes”, que, conforme observou Sônia Regina de Mendonça, nos levam a relativizar o caráter “monolítico e incontestável” da hegemonia paulista no referido período (Mendonça, 1998A: 98). Quanto às vozes que defendiam projetos alternativos para a sociedade brasileira destacou-se a do escritor Lima Barreto (1881-1922) ao criticar, por exemplo, as reformas urbanas implementadas na capital

* Esse artigo apresenta resultados da pesquisa “Sonhos de um Brasil letrado e saudável: os intelectuais

em busca de um Povo (1915-1922)” que conta com o apoio da UERJ (bolsa de prociência), do CNPq (bolsa de produtividade em pesquisa) e da FAPERJ (bolsas de Iniciação Científica e de Incentivo à Graduação). Participaram do projeto os bolsistas de Iniciação Científica Paulo Vitor Faustino Marinho, Fernanda Souza (ambos PIBIC-CNPq), Juliane Soares de Sousa e Danielle Christinne de Souza Salgueiro (ambas FAPERJ) e as bolsistas de Incentivo à Graduação Daniela Vieira dos Santos e Sabrina Soares de Oliveira (FAPERJ).

** Doutora em História pela Universidade Estadual de Campinas, pesquisadora do CNPq, procientista da Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Professora Adjunta da Faculdade de Formação de Professores da UERJ e professora colaboradora do Programa de Pós Graduação em História da Universidade Federal Fluminense. [email protected] (Autorizo a publicação desse endereço no corpo do artigo, bem como a livre reprodução do mesmo em outros meios de difusão).

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republicana, a partir do governo do prefeito Pereira Passos (1902-1906), dentro do espírito “O Rio civiliza-se”, denunciando o cunho excludente das intervenções modernizadoras a elas subjacentes. Completamente desiludido com o regime implantado no Brasil em 15 de novembro de 1889, o médico e escritor anarquista Fábio Luz também representou um exemplo importante nos questionamentos aos projetos burgueses de modernização propostos e/ou impostos “de cima” pelos governos republicanos.

Várias organizações da sociedade civil 1 foram fundamentais como espaços de construção e veiculação desses projetos que disputavam entre si a hegemonia nos campos intelectual e político. 2 Entre tais agências, a imprensa – não apenas os grandes jornais e revistas, mas também os periódicos especializados (literários, científicos, religiosos, militares, etc.) – desempenhou papel fundamental no contexto das primeiras décadas republicanas. No mesmo sentido destacaram-se as associações acadêmicas, científicas e profissionais – como, por exemplo, a Academia Brasileira de Letras, o Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, a Academia Nacional de Medicina, a Academia Brasileira de Ciências e o Clube de Engenharia – e, ainda, as inúmeras Ligas criadas, sobretudo, nas décadas de 1910 e 1920. 3 Reunindo representantes dos mais diversos segmentos sociais, tais instituições levantavam bandeiras de combate ao que identificavam como os grandes problemas nacionais e, colocando-se como portavozes do bem comum, promoviam campanhas que deveriam envolver o conjunto da população brasileira e abrir os caminhos para o progresso do país em bases burguesas.

A Liga de Defesa Nacional, fundada em 7 de setembro de 1916 na cidade do Rio de Janeiro, objeto central do estudo aqui proposto, destacou-se na defesa do serviço militar obrigatório e no combate ao analfabetismo. Desde 1912, um grupo de jovens oficiais 4 passou a defender a modernização do Exército, através da introdução de armamentos e métodos mais atualizados em relação aos adotados pelas grandes potências européias, bem como do estabelecimento do serviço militar obrigatório. No ano seguinte fundaram a revista denominada A Defeza Nacional, 5 que desempenharia papel fundamental na difusão das idéias reformistas e na arregimentação do apoio de autoridades militares no sentido de implementá-las – entre as quais destacaram-se o próprio presidente da República, Marechal Hermes da Fonseca e o chefe do Estado Maior do Exército general José Caetano de Faria. O problema do recrutamento forçado, visto como um dos fatores determinantes do desprestígio do Exército, foi objeto de discussão desde o primeiro número da revista.

As fragilidades reveladas nas ações militares de repressão ao movimento do Contestado (Santa Catarina e Paraná, 1912-1916) foram fundamentais para angariar adesões às propostas de renovação da instituição, já que reforçavam o questionamento de sua competência no sentido de garantir a “ordem interna”. 6 Por outro lado, a eclosão da I Guerra Mundial favoreceu a intensificação da

1 Utilizo o conceito de campo conforme formulação de Pierre Bourdieu (1983: 124). 2 Entendo sociedade civil como uma das dimensões (ao lado da base material e da sociedade política) que, inter-

relacionadas entre si, constituem o Estado ampliado nos termos propostos por Antonio Gramsci (1978). Sobre o conceito gramsciano de Estado veja-se, por exemplo, as reflexões de Sonia Mendonça (1998 B).

3 Entre as quais destaque-se, por exemplo, a Liga Brasileira Contra o Analfabetismo (1915); a Liga Pró Saneamento do Brasil (1918); e, a Liga Brasileira de Higiene Mental (1923).

4 Alguns deles estagiaram no Exército alemão entre 1906 e 1912 e ficaram conhecidos como Jovens Turcos, uma “referência irônica aos reformadores militares de Mustafá Kemal” (Carvalho, 2005:23).

5 Embora não se tratasse de um órgão oficial do Exército, seus mentores tencionavam “colaborar” com o Exército (Castro, 2006). Sobre o assunto veja-se, também, a dissertação de Mestrado de Leila Capella (1985).

6 Ressalte-se que a credibilidade do Exército vinha sendo crescentemente abalada desde as fragorosas derrotas sofridas diante da extraordinária capacidade de resistência dos sertanejos de Canudos (Bahia, 1893-

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campanha pelo estabelecimento do sorteio no recrutamento para o serviço militar que, em 1915, ganhou a adesão de Olavo Bilac (1865-1918), um dos mais atuantes e reconhecidos intelectuais brasileiros da época. Percorrendo várias partes do país o cronista e poeta proferiu conferências dirigidas, sobretudo, a estudantes dos cursos de Direito e de Medicina, em defesa do serviço militar obrigatório e da luta contra o analfabetismo, principais responsáveis, segundo ele, pela “gravidade de nossa situação moral” (Bilac apud Nagle,1977: 262). Como desdobramento concreto do movimento liderado por Bilac foi criada no ano seguinte a Liga de Defesa Nacional, cujos ideais eram divulgados através de vários tipos de publicações (entre os quais, panfletos e livros), bem como de conferências e discursos realizados por todo o país. Criada no contexto profundamente marcado pelas repercussões da guerra, a LDN defendia o apoio brasileiro aos Aliados e a idéia do “cidadão-soldado”. No discurso dirigido aos estudantes mineiros em 24 de agosto de 1916, Olavo Bilac afirmou que entre as “vontades” partilhadas pelos integrantes da LDN figurava o desejo de que “o exército seja o povo, e o povo seja o exército de modo que cada brasileiro se ufane do título de cidadão-soldado” (Bilac, 1917).7

Em suas palestras, Olavo Bilac conclamava os intelectuais para que se engajassem na causa nacionalista, devendo ser eles responsáveis pela defesa da pátria e pela modernização das estruturas sociais. A ampla campanha concretizada pela Liga acabou por atingir a população das principais cidades brasileiras, especialmente, os estudantes, a quem, como foi dito, muitos discursos de Bilac eram diretamente dirigidos. Houve também reações contrárias à defesa do serviço militar obrigatório, entre as quais se destacaram as manifestações explicitamente anarquistas, bem como as críticas de intelectuais como Lima Barreto e Campos de Medeiros. 8 Mas, apesar das contestações, a campanha resultou em algumas vitórias concretas, como, por exemplo, a realização do primeiro sorteio militar em 1916 e, dois anos depois, a imposição de que os candidatos a empregos públicos fossem obrigados a apresentar a carteira de reservistas.

Pensando na possibilidade de considerarmos a ligas, associações e sociedades que atuaram nas duas últimas décadas da Primeira República como um partido político no sentido gramsciano, proponho aqui examinar o exemplo da Liga de Defesa Nacional, buscando identificar e analisar o projeto de construção do Brasil como nação moderna e civilizada nos termos burgueses, veiculado pelos intelectuais orgânicos que participaram de sua fundação. De acordo com o filósofo italiano, instituições que não se encontram pautadas em ações políticas no sentido estrito – tais como a imprensa e diversos tipos de associações – podem ser consideradas como “’partidos’, ‘frações de partido’ ou ‘funções de um determinado partido’”, entendidos como “o modo mais adequado para aperfeiçoar os dirigentes e a capacidade de direção” (Gramsci, 1978: 23 e 20, respectivamente). Segundo Renato Ortiz, para Gramsci, o partido seria caracterizado, portanto, pela

“... capacidade de compreender e organizar coletivamente as vontades individuais. Sua organicidade estaria calcada em valores partilhados por todos e conseguiria, inclusive, orientar a conduta das pessoas. (...) O partido seria o Príncipe dos tempos modernos, o centro de irradiação de uma ‘grande narrativa’, apreenderia o mundo na sua totalidade, ressignificando-o e conferindo-lhe

1895).

7 Entre os componentes do primeiro Diretório Central da Liga predominavam os civis – apenas 7 (ou 15,21% dos 46 membros sobre os quais obtive informações relativas a sua inserção sócio-profissional eram militares, dos quais um era Comandante, um General, dois Marechais e dois Almirantes. Tal fato demonstra que o clima desencadeado pela I Grande Guerra favoreceu a disseminação do apoio à implementação do serviço militar obrigatório entre os setores civis.

8 Vale mencionar, nesse sentido, a crônica de Lima Barreto, publicada na revista Careta, em 25/10/1919, onde as ações da Liga de Defesa Nacional são ridicularizadas pelo escritor, bem como as matérias de Campos de Medeiros contra o serviço militar obrigatório publicadas no jornal carioca A Época em 1915.

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inteligibilidade” (Ortiz, 2006: 96).

Assim, o sentido do termo assume amplitude e flexibilidade, podendo ser aplicado à definição dos espaços da sociedade civil onde alguns grupos constroem sua identidade como intelectuais orgânicos, ou seja, onde “elementos de um grupo social nascido e desenvolvido como ‘econômico’”, são transformados “em intelectuais políticos qualificados, dirigentes, organizadores de todas as atividades e funções inerentes ao desenvolvimento orgânico de uma sociedade íntegra, civil e política” (Gramsci, 2001:24).

A Liga de Defesa Nacional constituiu-se, sem dúvida, como um espaço deste tipo, o que pode ser observado nas justificativas que fundamentaram oficialmente a sua criação:

Acha-se fundada no Rio de Janeiro, com sede provisória à rua do Ouvidor 89, a Liga da Defesa Nacional, sociedade de que fazem parte os vultos mais eminentes do país, congregados pelo desejo sincero de soerguer, numa campanha nacionalista, as forças vivas e a energia moral da nação.

Empenhados, como andamos, pelos mesmos ideais ... é com vivo jubilo que saldamos a patriótica associação que num âmbito mais vasto se propõe a fortalecer o caráter nacional, imprimindo aos brasileiros confiança em seu próprio valor (Estatuto da LDN de 1916).

Tais concepções ficam ainda mais claramente explicitadas no já mencionado discurso dirigido aos estudantes mineiros, em agosto de 1916, onde Olavo Bilac afirmava que a LDN era patrocinada pelos “mais belos nomes do país, verdadeiros estadistas, políticos, educadores, juízes, jurisconsultos, velhos servidores do Exército e da Marinha, comerciantes, industriais, agricultores, publicistas”, enfim, “representantes de todas as classes produtoras e dirigentes”, configurando-se como “uma aliança de vontades, centro de conselho e persuasão, de estímulo e conforto” (grifos meus) (Bilac, 1917). Na definição dada pelo poeta é possível identificarmos o sentido pedagógico que, segundo Gramsci, deve caracterizar a atuação dos partidos.

De acordo com o Art. 19 das Disposições Gerais do primeiro Estatuto daquela agência da sociedade civil,

A Liga de Defesa Nacional nunca poderá intervir em lutas eleitorais, nem em discussões ou propagandas partidárias, políticas ou religiosas; mas intervirá sempre, a título de centro de conselho e de continuidade, nas questões de educação, nos problemas sociais de proteção e de defesa coletiva, dirigindo-se, dentro das garantias da Constituição do país, aos governos e ao povo.

Observa-se assim, mais uma vez, o papel pedagógico da Liga, atuando como intelectual orgânico 9 de certas frações da classe dominante republicana, embora, no discurso, expresse-se a idéia do intelectual como intermediário supostamente neutro entre o “governo e o povo”.

O compromisso com a missão de (re) construir a nação é reforçado nos objetivos relacionados no Art. 1º dos Estatutos de 1916, entre os quais se destacam, por exemplo:

Manter em todo Brasil a idéia da coesão e integridade nacional; propagar a educação popular e profissional; difundir, nas escolas primárias, profissionais secundárias, superiores, civis, militares e religiosas, assim como em todos os lares, oficinas, corporações e associações, a educação cívica, o amor à justiça e o culto do patriotismo; apoiar, pela persuasão e pelo exemplo, a execução das leis de preparo e organização militar; publicar um catecismo

9 Sobre o partido como intelectual orgânico veja-se Castro, Celso (2006:101).

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cívico, e livros de educação patriótica, destinados à infância e adolescentes, para distribuição gratuita (grifos meus).

Assim, a atuação da Liga deveria se orientar no sentido de desempenhar o papel de “persuasor permanente” (Gramsci, 1987), que caberia ao intelectual orgânico, organizando a vontade coletiva, construindo e consolidando a hegemonia das frações da classe dominante que representa.

Através da pesquisa de dados relativos à trajetória biográfica dos fundadores que compuseram o primeiro Diretório Central da LDN 10 foi possível observar que seus perfis revelam uma visível interseção entre as bases materiais da sociedade, a sociedade civil e a sociedade política no âmbito do estado ampliado nos termos propostos por Gramsci. Neste sentido, ressalte-se, primeiramente, a presença significativa de políticos 11 e dos que haviam exercido ou exerciam cargos públicos no âmbito do executivo (de primeiro e de segundo escalões), do legislativo e do judiciário. 12 Também é bastante expressiva a inserção dos membros fundadores da LDN na esfera da produção agrária (cafeicultores, estancieiros, etc.), industrial, comercial e de investimentos. 13

No que se refere a essa questão é interessante observar que os integrantes do Diretório Central foram apresentados no primeiro Estatuto da instituição através de seus títulos e patentes, 14 dos cargos políticos que ocuparam / ocupavam15, de suas atividades profissionais 16 e dos cargos de direção que exerceram/exerciam em outras agências da sociedade civil. 17

Parece, pois, fora de dúvida que os lugares sociais ocupados pelos agentes que viabilizaram o

10 De acordo com o Estatuto de 1916, a LDN teria um Diretório Central composto por 50 membros

permanentes, cuja sede fixava-se na cidade do Rio, contando com um Presidente, onze Vicepresidentes (eleitos de dois em dois anos), uma Comissão Executiva (eleita de dois em dois anos) e um Conselho Fiscal (nomeado pelo Diretório Central de dois em dois anos), além de Diretórios Regionais em todos os Estados (Arts. 2 a 6).

11 Dos 38 membros sobre os quais foram levantadas informações sobre esse aspecto, 19 (ou 50%) optaram pela carreira política, dos quais 5 (ou 26,31%) eram militares.

12 32 (ou 84,21%) dos 38 membros sobre os quais foram obtidas informações sobre tal aspecto. 13 Entre os 46 integrantes do Diretório Central sobre os quais foram levantados dados sobre sua

inserção sócio-profissional, 7 (ou 15,21% são caracterizados como agricultores) e 9 (ou 19,56% como industriais, capitalistas, comerciantes, investidores, etc.).

14 Doutores (22), Conselheiros (3), Almirantes (2), Marechais (2), General (1), Comandante (1), Conde (1), Monsenhor (1).

15 Ministros e ex-ministros de Estado (5), deputados (5), senadores (4), ministros do Supremo Tribunal Federal (2), ex-presidente da República (1) e presidente do Conselho Municipal do Rio de Janeiro (1).

16 Professores e diretores de estabelecimentos de ensino superior e do Colégio Pedro II (7), estancieiros (3), agricultores (2), publicistas (2), industriais (2), escrivão da Santa Casa de Misericórdia do Rio de Janeiro (1), comerciante (1), presidente do Banco do Brasil (1), capitalista (1), diretor Comercial do Lloyd Brasileiro (1), diretor da Biblioteca Nacional (1), Ministros do Supremo Tribunal Federal (2), Consultor Jurídico do Ministério das Relações Exteriores (1) e diretor do Instituto Manguinhos (1).

17 Presidentes da Academia Brasileira de Letras (1), do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro (1), da Academia Nacional de Medicina (1), da Sociedade Brasileira dos Homens de Letras (1), da Associação Brasileira de Imprensa (1), do Centro Industrial do Brasil (1), da Associação Comercial (1), da Federação Brasileira de Sport (1), da Federação das Sociedades de Remo (1), da Liga Metropolitana de Sports Athléticos (1); ex-presidente do Clube de Engenharia (1); vice-presidentes do Centro Industrial e Agricultor (1) e da Sociedade Nacional de Agricultura (1). Vale mencionar que entre as associações às quais os membros do Diretório Central encontravam-se vinculados destacavam-se a ABL (12), o IHGB (6) e a ANM (4), o que assinala o forte traço de seu perfil intelectual.

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projeto de criação da Liga explicitam uma profunda articulação entre os espaços da sociedade civil e da sociedade política. Revelando mais claramente seu perfil de “fração de partido”, a instituição representava mais um dos muitos espaços fundamentais onde certos segmentos da classe dominante e seus representantes buscavam construir, impor e legitimar sua hegemonia dentro do próprio universo da dominação. Nesse sentido, é interessante examinar mais detidamente quem, entre os fundadores, foram indicados para compor os quadros de direção da LDN. De acordo com os Estatutos de 1916 (Art. 4º, Título III), o presidente da instituição seria sempre o presidente da República em exercício. Na época, o cargo era ocupado por Wenceslau Braz Pereira Gomes (1868-1966), bacharel pela Faculdade de Direito de São Paulo e político mineiro que, procurado por uma Comissão composta por Olavo Bilac, Pedro Lessa (1859-1921) e Miguel Calmon (1879-1935), “acolheu com a maior simpatia e entusiasmo” a idéia da criação da Liga de Defesa Nacional (Bilac, 1916A).

Em 7 de setembro de 1916 – data especialmente escolhida a fim de que aniversário da Independência do Brasil fosse celebrado “sem solenidades, mas com o simples e sereno respeito dos verdadeiros crentes” (Bilac, 1916B) – realizou-se a reunião de instalação da LDN. Na ocasião, Cândido Gaffrée, um dos integrantes do Diretório Central, propôs os nomes que deveriam compor o quadro dos vicepresidentes da Liga: General José Caetano de Faria (1855-1920), Ministro da Guerra; Conselheiro João Alfredo Corrêa de Oliveira (1835-1919), Alexandrino Faria de Alencar (1848-1926), Ministro da Marinha; Conselheiro Rui Barbosa (1849-1923), presidente da ABL; Conselheiro Francisco de Paula Rodrigues Alves (1848-1919), ex-presidente da República; Monsenhor Vicente Lustosa de Lima (?-?); Dr. Gabriel Osório de Almeida (?-1925), presidente do Conselho Municipal do RJ e vice-presidente do Centro Industrial e Agricultor; Dr. Pedro Lessa (1859-1921), Ministro do Supremo Tribunal Federal; Dr. João Pandiá Calógeras (1870-1934), Ministro da Fazenda; Dr. Miguel Calmon Du Pin e Almeida (1879-1935), vicepresidente da Sociedade Nacional de Agricultura.

Os nomes que deveriam integrar a Comissão de Estatutos também foram sugeridos por Cândido Gaffrée: Conde de Afonso Celso (1860-1938), diretor da Faculdade Livre de Ciências Jurídicas e Sociais, presidente do IGHB e membro da ABL; Henrique Coelho Netto (1864-1934), deputado federal pelo Maranhão e membro da ABL; Félix Pacheco (1879-1935), publicista e membro da ABL; Homero Baptista (1861-1924), presidente do Banco do Brasil e agricultor; Joaquim Luiz Osório (?-?), estancieiro e deputado federal pelo Rio Grande do Sul; Alfredo Ellis ( 1850-1925), senador pelo estado de São Paulo; Marechal José Bernardino Bormann (1944-1919); Almirante Júlio César de Noronha (1845-1923); Dr. Raul Pederneiras (1874-1953), presidente da Associação Brasileira de Imprensa; Dr. João G. Pereira Lima (?-?), presidente da Associação Comercial; Alberto de Faria (1865-1931), capitalista; Bernardo Monteiro (1858-1924), senador federal pelo estado de MG; Miguel Couto (1864-19134), professor da FMRJ e presidente da ANM; Conselheiro Nuno de Andrade (1851-1922), professor e publicista; e, Monsenhor Vicente Lustosa de Lima (?-?), do Cabido Metropolitano. As indicações de Graffrée foram aprovadas por aclamação, depois de incluídos os nomes de Olavo Bilac, Pedro Lessa e Miguel Calmon, considerados os criadores da “obra cívica” que resultou na criação da Liga.

Foram, portanto, esses os autores dos primeiros Estatutos, aprovados na sessão de 23 de setembro de 1916, que ratificavam os nomes dos vicepresidentes indicados por Gaffrée – incluindo entre eles, o Dr. Miguel Couto – e estabeleceram a seguinte composição para a Comissão Executiva: 18 Pedro Lessa (presidente); Miguel Calmon (vicepresidente), Olavo Bilac (secretário geral), Felix

18 Composta por um presidente, um vicepresidente, um secretário geral, um 1º e um 2º secretários e um tesoureiro (Art. 6), cabia à Comissão, conforme os Estatutos de 1916: “dirigir todos os trabalhos da Liga”, bem como administrar, com a “assistência do Conselho Fiscal” os fundos da instituição – compostos por “donativos, legados. etc. e pelas contribuições dos sócios” (Art. 18). Haveria dois tipos de sócios: as

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Pacheco (1º secretário), Joaquim Luiz Osório (2º secretário) e o comerciante Affonso Viseu (tesoureiro). Também foram definidos os três componentes do Conselho Fiscal: Homero Baptista, o capitalista Alberto de Faria (1865-1931) e o industrial Guilherme Guinle (1882-1960). 19

Primeiramente é importante ressaltar a presença de autoridades públicas de alto escalão no âmbito dos poderes executivo, legislativo e judiciário, entre os vicepresidentes da Liga, especialmente no que diz respeito àqueles que exerciam ou haviam exercido o cargo de ministros de estado. Neste sentido, destaca-se a presença das autoridades máximas das Forças Armadas através dos ministros da Guerra e da Marinha em exercício quando da fundação da LDN, o que se prende evidentemente ao fato de ser a defesa nacional uma das finalidades fundamentais da instituição. Entre os vicepresidentes figurava também o engenheiro, empresário, político e ex-ministro da Agricultura, Indústria e Comércio, Pandiá Calógeras que então ocupava a pasta da Fazenda. 20 Vale notar ainda que o Conselheiro João Alfredo havia ocupado as pastas da Agricultura e da Fazenda durante o império e que Rui Barbosa e Rodrigues Alves haviam sido ministros da Fazenda já no período republicano – o primeiro entre 1889 e 1891 e o segundo, por duas vezes, entre 1891 e 1892 e entre 1894 e 1896.

Também merece destaque especial o fato de que a indicação da composição da direção da LDN foi realizada por Cândido Gaffrée, sócio de Eduardo Palassin Guinle, envolvido em grandes negócios e um dos maiores empresários brasileiros da época. Ambos chegaram a constituir um “pequeno império” caracterizado por vultosos investimentos em áreas diversificadas, tais como a produção de café e os setores portuário e de energia elétrica.21 Gaffrée foi também responsável pela designação de dois dirigentes de importantes órgãos representativos de interesses de certas frações da classe dominante, o que reforça, ao meu ver, o perfil dos grupos hegemônicos no âmbito da Liga. Trata-se do vicepresidente do Centro Industrial e Agricultor, engenheiro e empresário Gabriel Ozório de Almeida e do vicepresidente da Sociedade Nacional de Agricultura, o também engenheiro, ex-ministro da Viação e Obras Públicas (1906-1909), Miguel Calmon –futuro ministro da Agricultura, Indústria e Comércio do governo Artur Bernardes (1922-1926).

Como observou Alexandre Saes (2008:147), entre os políticos e industriais que compuseram alianças estratégicas para a consolidação do poder econômico do grupo Gaffrée e Guinle no Rio de Janeiro, destacaram-se os que integravam o Clube de Engenharia, entre os quais um dos vicepresidentes da LDN, Osório de Almeida. Diretor da Escola Politécnica do Rio de Janeiro (1896), consultor Técnico do Ministério da Indústria e Obras Públicas entre 1902 e 1906 e presidente do

associações (que contribuiriam com 100$000 anuais); e, os indivíduos, divididos em a) honorários (que prestavam serviços relevantes a Liga); b) beneméritos (que contribuíam com donativos de, no mínimo, 1:000$000 numa única prestação); c) efetivos (que contribuiam com quota anual no valor de 12$000); d) remidos (corporações que contribuíssem com quota única de 500$000 e indivíduos que oferecessem contibuição única de 200$000) (Arts. 14 a16).

19 Note-se que dos 9 componentes da Comissão Executiva e do Conselho Fiscal, 7 (ou 77,77% ) pertenceram à Comissão de Estatutos.

20 Calógeras foi ministro da Agricultura, Indústria e Comércio de 1914 a 1915 e da Fazenda entre 1915 e 1918, durante a gestão de Wenceslau Brás. E também Ministro da Guerra do governo Epitácio Pessoa (1918-1922).

21 Depois da Guinle & Cia, de propriedade dos filhos de Eduardo P. Guinle (Eduardo Guinle, Guilherme Guinle e Carlos Guinle), os dois sócios foram os maiores acionistas da Companhia Brasileira de Energia Elétrica (CBEE), fundada no Rio de Janeiro em 1° de junho de 1909, constituindo-se a principal concorrente de grupos capitalistas estrangeiros (especialmente a Light) nas primeiras décadas do século XX. Sobre o tema veja-se, por exemplo, os artigos de Ségio Lamarão (2002); de Alexandre Saes (2008A); e, de Cláudia Hansen, (2008).

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Clube de Engenharia de 1900 a 1901, era acionista de empresas, tais como a Companhia Nacional de Tecidos de Juta e a CBEE, e “um dos homens mais importantes do grupo Graffée & Guinle” (Hansen, 2008:18). 22 Como vimos, o engenheiro e industrial Guilherme Guinle, filho de Eduardo P. Guinle foi um dos membros do primeiro Conselho Fiscal da LDN. 23 Além disto, entre os integrantes do Diretório Central da instituição figurava o industrial ligado ao setor têxtil do Rio de Janeiro e de São Paulo, Jorge Street que participou da diretoria do Centro Industrial do Brasil entre 1904 e 1927. Seu pai, Ernesto Street havia sido amigo e sócio de Cândido Gaffrée e de Eduardo P. Guinle na construção de ferrovias, o que lhe valeu o apoio financeiro da empresa Guinle & Cia para adquirir as fábricas que viriam a integrar, em 1908, a Companhia Nacional de Tecidos de Juta em São Paulo,24 o que viria a consolidar ainda mais profundamente a ligação entre os referidos empresários. Jorge Street foi também importante acionista e grande defensor da CBEE, outro empreendimento que, como já foi dito, era liderado pela família Guinle.

Um outro segmento da classe dominante com representatividade bastante expressiva entre os integrantes da direção da LDN são os grupos ligados às atividades agropecuárias. Neste sentido, destaque-se as presenças dos gaúchos Homero Baptista no Conselho Fiscal e de Joaquim Luiz Osório na Comissão Executiva. E mais importante ainda a do ex-ministro da Agricultura, Indústria e Comércio, Pandiá Calógeras e do vicepresidente da Sociedade Nacional de Agricultura e futuro ministro da Agricultura, Indústria e Comércio (1922-1926), o usineiro baiano Miguel Calmon. Ambos integraram o grupo político que ficou conhecido como “Jardim de Infância”, 25 composto por jovens “intelectuais de sólida formação acadêmica” que “iniciaram suas carreiras públicas como magistrados, professores, jornalistas, vereadores e deputados estaduais”, constituindo-se numa das principais bases de apoio ao governo de Affonso Penna (Faquin, 2007:1).

A trajetória intelectual e política de Miguel Calmon, uma das lideranças mais expressivas da Liga de Defesa Nacional, nos ajuda a delinear melhor o perfil de algumas frações da classe dominante representadas naquela agência da sociedade civil. Natural da cidade de Salvador, descendia de uma família aristocrática de proprietários e políticos de grande projeção desde o período imperial – entre os quais merece destaque o Marquês de Abrantes que era seu tio. Recém formado em engenharia civil pela Escola Politécnica do Rio de Janeiro, assumiu o cargo de Secretário da Agricultura da Bahia (1902-1906), tendo sob sua jurisdição os assuntos relacionados à agricultura, indústria, viação e obras públicas. Com apenas 27 anos foi nomeado Ministro da Viação e Obras Públicas, exercendo o cargo de 1906 a 1909, durante a gestão de Affonso Penna na presidência da República. 26 Vale lembrar que este último ficou conhecido como “presidente das ferrovias” tendo em vista que, em seu governo, este setor foi alvo de grandes investimentos.

22 Segundo a autora, Ozório, juntamente com outros industriais e políticos defendia “um industrialismo

que visava o conjunto da produção nacional”, assumindo “também a luta dos não industriais, mas produtores nacionais” (Hansen, 2008: 19).

23 Após a morte de Eduardo Palassim Guinle, em 1912, Guilherme passou a controlar os investimentos familiares, mantendo as relações com os antigos aliados do pai, entre os quais Cândido Gaffrée e Jorge Street.

24 Trata-se das duas principais produtoras de sacos de juta do Brasil, a Fábrica Santa’Anna e as fábricas do Conde Álvares Penteado (Saes, 2008B:1).

25 Designação dada “pelas forças de oposição e pela crônica política da época” à “jovem frente ministerial e parlamentar” alçada ao poder por Affonso Penna logo depois de ascender à presidência da República em 1906 (Faquin, 2007: p. 1).

26 A carreira política de Miguel Calmon foi deslanchada no plano nacional quando foi eleito deputado federal pelo Estado da Bahia, através do apoio de Rui Barbosa de quem foi correligionário e admirador, tendo participado intensamente da Campanha Civilista.

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Os projetos de construção de um Brasil moderno e civilizado de acordo com os padrões burgueses apostavam na ampliação e na melhoria das vias de comunicação para colocar o país nos trilhos do progresso. Destaque-se, neste sentido, o papel desempenhado pelos engenheiros que conquistavam crescente projeção nos campos intelectual e político das primeiras décadas republicanas. A construção de estradas de ferro marcou as carreiras de muitos deles – entre os quais as de Gabriel Osório de Almeida e de João Teixeira Soares (?-1927), fundadores da LDN – e foi um dos destaques entre as realizações de Miguel Calmon na pasta de Viação e Obras Públicas. Segundo Regina Abreu, para o ministro, a imagem do trem desbravando as matas brasileiras representava “a utilização da ciência em prol da domesticação da natureza” (Abreu, 1996:80).

Proprietário de terras e usineiro, Miguel Calmon teria ainda atuação de destaque no âmbito das políticas agrícolas da Primeira República. Além de ocupar a secretaria estadual da Agricultura foi membro fundador da Sociedade Bahiana de Agricultura (criada em 1902), passando posteriormente a integrar os quadros da Sociedade Nacional de Agricultura da qual foi vicepresidente e depois presidente (1921-1922). 27 Conforme assinalou Sonia Regina de Mendonça, a SNA caracterizou-se como “uma instituição de classe de ampla representatividade”, marcada na Primeira República pela “completa ausência de representantes da grande burguesia cafeeira paulista junto aos seus quadros”, onde em contrapartida destacava-se a presença de “representantes dos complexos agrários do eixo Sul/Nordeste, com ênfase para fluminenses, gaúchos e pernambucanos” (Mendonça, 1998A:98-99). Traço que, segundo a análise da referida autora, marcaria também o perfil do Ministério da Agricultura, Indústria e Comércio, criado em 1909, cujos cargos de primeiro escalão seriam majoritariamente preenchidos por membros da SNA.

Ambas as agências passaram a atuar como espaços de construção e implementação de um projeto contra-hegemônico pautado na defesa de uma modernização agrícola que divergia do modelo proposto pelos representantes da cafeicultura paulista. Embora constatemos a presença de representantes destes últimos na LDN, tais como Alfredo Ellis e Rodrigues Alves, a pesquisa que vimos realizando aponta para o predomínio da representatividade do projeto alternativo no âmbito da referida instituição. 28

Para além dos espaços de convergência e de coesão entre os interesses e as concepções políticas defendidas pelos integrantes do primeiro Diretório Central da LDN, observa-se, portanto, a presença de certas tensões. No que se refere a este aspecto, vale mencionar que, mesmo tendo integrado a Comissão de Estatutos por indicação de Gaffrée, Alfredo Ellis era porta-voz das demandas do setor cafeeiro paulista. Assumindo constantemente posições em defesa dessa lavoura, o fazendeiro e senador pelo PRP foi um dos principais opositores aos empreendimentos da família Guinle e de Jorge Street em diversas esferas. Ellis questionava, por exemplo, o monopólio da fabricação de sacos de juta – onde os grãos de café eram acondicionados para serem exportados – pelo referido grupo, argumentando que os vultosos custos da empresa acabavam sendo repassados para os fazendeiros.

Pobre Lavoura. Quando os senhores Street, Gaffrée, Guinle and

27 Em 1923 foi eleito presidente perpétuo da SNA. 28 Cabe mencionar neste sentido que entre os 37 membros do Diretório Central para os quais

encontramos informações sobre os locais de origem, 14 (ou 37,83%) eram do Rio de Janeiro, 5 (ou 13,51%) do Rio Grande do Sul, 5 (ou 13, 51%) de Minas Gerais e 8 (ou 21,62%) eram de estados nordestinos – 4 (ou 10,81%) da Bahia, 2 (ou 5,4%) de Pernambuco, 1 (ou 2,7%) do Piauí e 1 (ou 2,7%) do Ceará. Perfil que também marcaria a primeira direção da instituição: dos seus 18 integrantes, 7 (ou 38,88%) eram do Rio de Janeiro; 3 (ou 16,66%) do Rio Grande do Sul; 2 (ou 11,11%) da Bahia; 1 (ou 5,55%) de São Paulo; 1 (ou 5, 55%) do Piauí; e, 1 (ou 5,55%) de Pernambuco. Não foi possível identificar os locais de origem de 3 (ou 16,66%) de seus membros. Note-se que 4 (ou 22,22%) são provenientes de estados nordestinos.

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Company, compraram em São Paulo, por doze mil contos, a fábrica de sacos do Conde Penteado, aqui prevenimos, anunciamos com toda a segurança, que os sacos iam subir de preço com enorme prejuízo para a lavoura.(...) Pois bem, já os sacos que custavam 400 réis, estão agora sendo vendidos a 700 réis, segundo informações colhidas numa folha santista (...) os senhores Street, Gaffrée, Guinle & Co. conseguiram monopolizar o comércio de sacaria de aniagem, e puseram logo a faca no peito dos pobres lavradores que não tem outro modo de mandar seu desvalorizado café para os portos de embarque(...) (Ellis, 1909).

No mesmo sentido, criticava o controle de Street e Guinle do porto de Santos, impedindo, assim a entrada de sacos de juta importados. Por fim, no contexto das disputas entre a CBEE e a Light, posicionou-se contrário mais uma vez aos interesses de Graffée e Guinle, bem como de Street, com quem, aliás, entrava em confrontos diretos na imprensa. Talvez esteja aí a razão pela qual, Alfredo Ellis tenha sido um dos poucos membros da Comissão de Estatutos que, como vimos, não foram incorporados à direção da LDN.

Finalmente cabe assinalar que em termos da formação acadêmica e/ou profissional, os componentes do primeiro Diretório Central revelam um perfil fortemente intelectualizado, o que é reforçado pela sua expressiva inserção em associações literárias e técnico-científicas – entre as quais predominam a Academia Brasileira de Letras e o Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro. Não por acaso o local escolhido para a realização da sessão inaugural da Liga de Defesa Nacional foi o salão de conferências da Biblioteca Nacional, definida pelo próprio Olavo Bilac como “casa dos livros”, “templo das idéias” e “cérebro do Brasil” (Bilac, 1916A).

A maioria dos 50 membros fundadores da LDN possuía curso superior nas áreas de Direito, 29 de Engenharia,30 e de Medicina.31 A maior parte dos que se diplomaram em Direito optou pela carreira política assumindo cargos no âmbito dos poderes legislativos e/ou executivos e judiciário nas três instâncias –municipal, estadual e, sobretudo, federal– e muitos possuíam também empregos públicos. Pedro Lessa –um dos mentores da criação da LDN e figura de destaque na primeira direção da instituição– e Viveiros de Castro (1867-1927) foram ministros do Supremo Tribunal Federal, o primeiro ocupou a cadeira n. 11 da ABL e ambos vincularam-se ao IHGB. Figuras de grande proeminência no campo intelectual, produziram obras de referência na área dos saberes jurídicos.

Deve-se ressaltar, por outro lado, a presença significativa de engenheiros entre os componentes do primeiro Diretório Central que se torna ainda mais expressiva se levarmos em consideração o quadro dos primeiros dirigentes que, embora predominantemente formado por advogados e juristas (8 ou 44,44%), incluía 5 (ou 27,77%) membros graduados em Engenharia. 32 Vale registrar ainda que, como foi dito, Cândido Gaffrée, Gabriel Osório de Almeida, Guilherme Guinle e Jorge Street figuravam entre os sócios de maior projeção social e política do Clube de

29 19 ou 38%, sendo que 9 (ou 47,36%) pela Faculdade de Direito de São Paulo e 5 (ou 26,31%) pela

Faculdade de Direito de Recife. Não foi possível identificar a instituição superior onde se formaram 5 (ou 26,31%) deles.

30 8 ou 16%, metade deles pela Escola Politécnica do Rio de Janeiro. 31 8 ou 16%, 5 (ou 62,5%) pela Faculdade de Medicina do Rio de Janeiro Não obtive informações sobre

a formação de 9 (ou 18%) deles e 6 (ou 12%) não fizeram ou não concluíram cursos superiores. Entre estes últimos incluem-se os casos de Olavo Bilac e Coelho Netto (1864-1934) que, embora tenham ambos frequentado os cursos de Medicina e de Direito não chegaram a se graduar em nenhum deles.

32 3 (ou 60%) dos quais pela Escola Politécnica do Rio de Janeiro.

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Engenharia. 33 Criada na corte imperial em 1880, essa importante agência da sociedade civil “reuniu em suas fileiras engenheiros do Brasil e do exterior, industriais, políticos e negociantes de várias partes do país, mas principalmente do Rio de Janeiro, interessados no desenvolvimento da engenharia” concebida, segundo artigo publicado, em 1887, na Revista do Clube de Engenharia, como instrumento para o “engrandecimento da pátria pelo trabalho” (Turazzi, 1989:39). Compromisso perfeitamente coadunado com alguns dos objetivos centrais da LDN, no sentido de “estimular o patriotismo consciente e coesivo” e “defender: com a disciplina – o trabalho”, indicados por Olavo Bilac no discurso proferido na sessão inaugural daquela instituição.

Atuando “a serviço da engenharia”, posto que aberto à participação de representantes de diversas categorias sócio-profissionais, o Clube de Engenharia pretendia contribuir, conforme seus primeiros estatutos com o “desenvolvimento da indústria no Brasil e a prosperidade e coesão das duas classes – engenheiros e industriais” (Revista do Clube de Engenharia, 1905:151). A instituição desempenhou papel de grande relevo na formulação e implementação de projetos de modernização do país pautados em concepções estéticas e políticas de intervenção sobre o espaço urbano profundamente excludentes e hierarquizadoras, tais como aquelas que marcaram a remodelação da capital republicana – desencadeada a partir da administração Pereira Passos – e a construção de Belo-Horizonte (MG), sob a responsabilidade do engenheiro Aarão Reis (1853-1936). No que se refere ao primeiro exemplo, vale lembrar que a voz de Bilac, uma das lideranças mais expressivas da LDN, destacou-se no coro de louvações do tipo “o Rio civiliza-se”. Em muitas de suas crônicas o trabalho é positivado através de imagens onde operários morigerados empunhavam as “picaretas do progresso”, promovendo as “luzes do progresso”. 34

Os dados sobre a formação acadêmica e/ou profissional dos integrantes do primeiro Diretório Central da LDN, anteriormente apresentados, revelam ainda uma presença de médicos tão significativa numericamente quanto a de engenheiros. Embora em termos da participação nos quadros de direção da referida instituição haja apenas um membro formado em Medicina, parece-me que tal inexpressividade, em termos quantitativos, deve ser redimensionada se levarmos em consideração que se tratava do professor da FMRJ e presidente da ANM, Dr. Miguel Couto, uma das figuras de maior destaque do movimento sanitarista, desencadeado a partir das expedições científicas promovidas pelo Instituto Oswaldo Cruz, sobretudo entre os anos de 1911 e 1913. 35 Tal movimento contribuiu para fundamentar o questionamento dos diagnósticos que condenavam de modo absoluto e irremediável o futuro da nação brasileira em função das heranças degenerativas da miscigenação racial. Imagem paradigmática dessa mudança de perspectiva é a do “Jeca Tatu reabilitado” que, de “parasita da terra”, “homem baldio”, “inadaptável à civilização” sem possibilidade de salvação – tal

33 Depois da ABL e do IHGB, o Clube de Engenharia, ao lado da Academia Nacional de Medicina, constituem espaços privilegiados de inserção dos membros da LDN. Vale mencionar que Pandiá Calógeras, como vimos, ministro da Fazenda em exercício quando da criação da LDN e um de seus vicepresidentes, formado em engenharia pela Escola de Minas de Ouro Preto, foi eleito presidente da Sociedade Brasileira de Engenharia em 1928.

34 Veja-se neste sentido, por exemplo, o artigo de minha autoria intitulado “Modernidade, dominação e resistência: as relações entre capital e trabalho sob a ótica de João do Rio” (Engel, 2004).

35 Em especial a de Penna-Neiva, cujos resultados foram divulgados através de uma série de artigos de Belisário Penna publicados no jornal carioca Correio da Manhã entre novembro de 1916 e janeiro de 1917 e reunidos na primeira parte do livro intitulado O Saneamento do Brasil, publicado em fins de 1917. A expedição que percorreu o norte da Bahia, o sudoeste de Pernambuco, o sul do Piauí e Goiás de norte a sul entre março e outubro de 1912, foi uma das muitas realizadas por cientistas do Instituto Oswaldo Cruz na época. A documentação escrita e fotográfica dela resultante é considerada “a mais engajada, crítica e rica em observações de caráter sociológico” (Thielen e outros, 1991: 7) que, publicada em Memórias do Instituto Oswaldo Cruz em 1916, teve grande repercussão nos meios intelectuais da época.

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como foi descrito por Monteiro Lobato no artigo “Velha Praga”, publicado no jornal O Estado de São Paulo em 12 de novembro de 1914.36 passou a ser diagnosticado pelas lentes do microscópio como “doente” e “ancilostomado”, cuja redenção dependia de uma única e simples medida: sanear.37

Membro da Liga Pró Saneamento do Brasil, criada em 11 de fevereiro de 1918, 38 como desdobramento da campanha sanitarista que adquiriu maior legitimidade e sustentação a partir dos trágicos efeitos da epidemia de gripe espanhola que assolou a capital republicana, Miguel Couto destacou-se no enfrentamento das questões relativas à construção de um Brasil moderno e civilizado, sob a ótica do sanitarismo, chegando mesmo a propor a criação de um Ministério de Saúde Pública. O envolvimento da Liga de Defesa Nacional com as concepções e práticas propostas no âmbito do sanitarismo pode ser constatada, entretanto, não apenas através da presença de Oswaldo Cruz, de Miguel Couto e de seu discípulo Aloysio de Castro nos quadros da instituição, mas também em posições assumidas e ações promovidas por outros de seus membros.

Destaque-se, por exemplo, a íntima relação que se estabeleceu entre Cândido Gaffrée, Eduardo P. Guinle e o Dr. Carlos Chagas –que assumiu a direção do Instituto de Manguinhos depois da morte de Oswaldo Cruz em 1917–, responsável pela ação profilática no combate ao surto de malária que ameaçou paralisar os trabalhos de construção de uma usina hidroelétrica na Fazenda de Itatinga (Serra de Santos), mais um dos empreendimentos de Gaffrée & Guinle. Segundo Gisele Sanglard, tal aproximação resultou no estabelecimento de laços de “amizade e confiança”, bem como em apoio financeiro à ciência laboratorial de Manguinhos (Sanglard, 2004). Além disto, a autora observa que a fundação do Hospital Gaffrée e Guinle com seus doze ambulatórios antivenéreos representou a convergência entre o projeto filantrópico dos empresários com as propostas de saneamento do país formuladas por segmentos médicos da intelectualidade e implementadas pelo governo federal. Neste sentido, deve-se considerar que a criação da Fundação Gaffrée e Guinle se deu em consonância com as ações da Inspetoria da Lepra e Doenças Venéreas, fundada em 1920, no bojo da Reforma Sanitária que instituiu o Departamento Nacional de Saúde Pública naquele mesmo ano.

Outro exemplo da convergência entre as idéias veiculadas pelo movimento sanitarista e as concepções defendidas pelos integrantes da LDN são as palavras proferidas pelo jurista e deputado federal Félix Pacheco, em discurso pronunciado por ocasião da solenidade à bandeira, realizada no Tiro da Imprensa, em 1918:

O nosso homem do interior, fisicamente depauperado e, além do mais, sem ensino de nenhuma espécie, refará a sua saúde na passagem pelo quartel, que lhe há de ministrar também, com educação corporal conveniente, as primeiras letras, tão necessárias à vida dos que nasceram brutos ou irracionais. Saneamento, instrução e serviço militar constituem problemas conexos, mais fáceis de solver reunidos do que separados (Pacheco, 1918).

O enfrentamento da “grande questão nacional” teria, portanto, como alvos prioritários os trabalhadores –sobretudo rurais–, devendo direcionar-se em três sentidos: a defesa nacional, a saúde

36 O perfil do personagem Jeca Tatu aparece de forma mais completa no texto “Urupês”, também

publicado n’ O Estado de São Paulo pouco depois. 37 O “Jeca redimido” que “não é assim” (preguiçoso, improdutivo, etc.), mas “está assim” por causa

das doenças que grassavam no âmbito rural aparece pela primeira vez nos famosos artigos de Monteiro Lobato, reunidos em “O Problema vital”, foram originalmente publicados em 1918 no jornal O Estado de São Paulo depois que o escritor teve contato com os registros de viagem de Arthur Neiva e Belisário Penna (publicados em Memórias do Instituto Oswaldo Cruz em 1916). Sobre o tema veja-se, por exemplo, os trabalhos fundamentais de Gilberto Hochman (1998), de Nísia Trindade Lima (1999) e, ainda o artigo de Ricardo Augusto dos Santos (2003).

38 A sessão de instalação da LPSB foi realizada na Sociedade Nacional de Agricultura.

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dos corpos e das mentes e a instrução.

Tanto a criação da LDN quanto da LPSB ocorreram em meio ao clima de “entusiasmo pela educação”,39 disseminado a partir de meados dos anos 1910 e que tem como marco importante a campanha promovida pela Liga Brasileira Contra o Analfabetismo, criada em 7 de setembro de 1915.40 Propagava-se, assim, a convicção segundo a qual para que os brasileiros pudessem ser transformados em cidadãos capazes de colocar o país nos trilhos do progresso capitalista tornava-se imprescindível instruí-los, resgatando-os do obscurantismo e da ignorância, através da luta contra o analfabetismo. Vale destacar que a educação constituía-se ponto central da pauta dos intelectuais que, a partir dos anos 1870 e, sobretudo, 1880 se dispuseram a refletir sobre a realidade brasileira, buscando apontar os caminhos de (re) construção da nação em meio às profundas transformações que colocavam a abolição da escravidão e a mudança do regime político em horizontes cada vez mais próximos. Entre estes destacou-se justamente um dos mentores da fundação da LDN, o poeta e escritos Olavo Bilac.

Proveniente de uma família pertencente aos segmentos médios urbanos e gozando de grande prestígio nos meios literário e político de sua época Bilac teve uma atuação bastante relevante no âmbito da educação, não apenas como autor de livros de leitura (entre os quais, destaca-se Através do Brasil, escrito em parceria com Manuel Bomfim e publicado em 1910) e exercendo cargos na esfera da instrução pública, mas também pela sua ação na luta contra o analfabetismo, que já o mobilizava desde os tempos em que atuava como cronista na Gazeta de Notícias (1890-1908), nas revistas A Semana e Kosmos, no jornal Correio Paulistano, entre outros periódicos importantes do período. Não foi por acaso, portanto, que Bilac despontou como uma das lideranças mais expressivas da campanha que resultaria na criação da LDN. No discurso que proferiu na sessão inaugural, afirmava que, além de promover “o patriotismo consciente e coesivo” e de “defender o trabalho”, através da “disciplina”, conforme já foi mencionado, os compromissos básicos daquela instituição orientavam-se também no sentido de “propagar a instrução primária, profissional-militar e cívica” e de patrocinar “com a força –a paz; com a consciência– a liberdade; e com o culto do heroísmo a dignificação da nossa história e a preparação do nosso porvir” (Bilac, 1916B).41

Nos projetos formulados e difundidos pelo movimento sanitarista, a redenção do país e do povo brasileiro não se daria exclusivamente através da saúde, mas caberia um papel fundamental também à educação. Assim, além da criação de um Ministério de Saúde Pública, Miguel Couto defendeu também a necessidade de se estabelecer um Ministério da Educação – composto por dois departamentos, o do ensino e o da higiene – na famosa conferência proferida na Associação Brasileira de Educação (ABE),42 em 2 de julho de 1927, intitulada “No Brasil só há um problema nacional: a educação do povo” (Couto, 1927).

Entre os “assuntos correlatos com a medicina” que mais ocupavam a atenção do professor da FMRJ distinguia-se a ignorância: “Considero-a não só como doença, senão a pior de todas, porque a todas conduz; e, quando se instala endemicamente, como na nossa terra, assoma as proporções de

39 Expressão cunhada por Jorge Nagle (2001 e 1977). 40 A Sessão inaugural foi realizada no Clube Militar, sob a presidência do Sr. Ennes de Souza e vice-

presidência da Sra. Maria Santos, diretora da Escola Modelo José Bonifácio. 41 O tema da instrução pública foi objeto da preocupação de muitos dos membros da LDN, entre os

quais destaque-se, por exemplo, Miguel Calmon e Pandiá Calógeras, que o tomaram como objeto de suas reflexões.

42 A ABE foi criada em 1924 na cidade do Rio por intelectuais comprometidos com a questão da educação e como desdobramento das discussões em torno das questões nacionais às quais venho me referindo.

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verdadeira calamidade pública” (Couto, 1933). Resumindo os pilares básicos sobre os quais se assentava o projeto de Brasil defendido pelos membros fundadores da Liga de Defesa Nacional, Miguel Couto afirmava que como a saúde, a educação da população brasileira também era uma questão de defesa nacional:

... como se salvou o Japão quando lhe cobiçaram o território? Pela educação do povo. Como nos salvaremos nós? Com a cultura do povo, porque da cultura nasce a ambição, da ambição a atividade, da atividade a riqueza, da riqueza multiplicada a fortuna coletiva, e desta a confiança, a força, a durabilidade, a coesão (Couto, 1933).

Espero que a análise aqui apresentada tenha explicitado o sentido político das “frações de partido” constituídas pelas academias, sociedades científicas, associações de classe e ligas organizadas no Brasil, a partir, sobretudo, do advento do regime republicano, através do exemplo da Liga de Defesa Nacional. Pelo que foi visto aqui, parece-me possível concluir que essa agência da sociedade civil pode ser vista como um dos muitos espaços onde integrantes de certas frações da classe dominante e seus intelectuais orgânicos articularam as bases de sustentação para a implementação de um projeto político contra-hegemônico que colocava em xeque o predomínio dos interesses da cafeicultura paulista e de seus aliados. Para além das divergências e tensões a maioria dos fundadores da LDN comungava certas idéias, valores e práticas que fundamentavam a via para a construção do capitalismo no Brasil que defendiam. Entre estas se destacaram, por exemplo, as críticas ao liberalismo da Primeira República e a defesa de um Estado interventor, seja no âmbito da economia, seja no que se refere à saúde e à educação.

Em completa harmonia com o capital, o trabalho, executado por corpos mental e fisicamente saudáveis, civilizados pelas luzes da instrução e imbuídos do sentimento patriótico constituía-se, aos olhos desses intelectuais orgânicos, um dos pilares fundamentais no sentido de promover o progresso e a modernização do Brasil, elevando-o ao patamar das grandes potências. Projeto que se tornaria hegemônico a partir de 1930, com a ascensão de Vargas e das frações de classe que este representava ao poder. Não por acaso, naquele mesmo ano foi criado o Ministério da Educação e Saúde Pública. Por outro lado, Jorge Street participou da montagem do Ministério do Trabalho, Indústria e Comércio (também criado em 1930), colaborando na elaboração de diversas leis trabalhistas, enquanto Guilherme Guinle integraria o Conselho Técnico de Economia e Finanças do Ministério da Fazenda depois do golpe que instituiu o Estado Novo (1937-1945), bem como a Comissão Executiva do Plano Siderúrgico Nacional, em 1940, assumindo a presidência da Companhia Siderúrgica Nacional (CSN) no ano seguinte. Tais exemplos revelam com clareza as articulações entre a sociedade civil e a sociedade política que fundamentam o conceito de Estado ampliado de Gramsci.

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Magalí Gouveia Engel,, “A Liga de Defesa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil”, en e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos [en línea], Vol. 8 nº 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010, pp. 3-18, en <http://<http://www.ieal.fsoc.uba.ar/hemeroteca.elatina/elatina30.pdf>

Artículo recibido: 15 de diciembre de 2009 - Aprobado: 3 de febrero de 2010

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f.mAujob/!Revista electrónica de estudios latinoamericanos - ISSN 1666-9606

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Artículos

ACCIONAR REPRESIVO Y CONTROL EN EL MUNDO ACADÉMICO ARGENTINO DURANTE EL INTERREGNO DICTATORIAL 1976-1983: EL CASO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

VICTOR HUGO ALGAÑARAZ SORIA∗

Introducción El proceso autoritario-represivo acaecido en Argentina durante el interregno 1976-1983,

autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” (PRN), fue un acontecimiento altamente significativo -en lo material, simbólico y social- caracterizado por dejar una huella imborrable en la estructura social y en la memoria nacional.

El gobierno de facto que tomó por asalto el poder estatal en aquel entonces, tenía como meta central realizar una intensa reestructuración del cuerpo social -considerado “descarriado”- y del Estado Nacional -diagnosticado como corrompido y demagógico-. El objetivo principal de quienes detentaron el poder, fue exterminar toda forma de oposición e imponer el terror en la población, para remover las bases del modelo económico anterior y cambiar el patrón de acumulación vigente, lo que permitiría finalmente la instauración de un plan económico neoliberal en el país.

Específicamente, el ámbito académico nacional fue profundamente perturbado -removido- tras el advenimiento de la última dictadura, dado el ineluctable establecimiento e imposición de una política científica y universitaria acorde al modelo económico-político que se buscaba instaurar. Tal política autoritaria-procesista, vigente entre 1976 y 1983, marcó profundamente el ámbito de la investigación científica -en especial el área de Ciencias Sociales- así como el desenvolvimiento mismo de los diferentes núcleos nacionales de educación superior. En su conjunto, estos núcleos académicos (tanto universidades estatales y privadas como centros independientes de enseñanza superior) se vieron duramente afectados por el accionar represivo y el fuerte disciplinamiento y control ejercido por la dictadura militar.

Por lo antedicho, este trabajo procura no sólo contextualizar socio-históricamente la problemática, sino recorrer en líneas generales las tensiones generadas alrededor del ámbito académico-universitario nacional durante el interregno militar, reflexionando particularmente sobre la política académico-científica implementada y su ensamble con el programa autoritario-represivo del autodenominado “PRN”. Se procura además, ahondar en el develamiento de los mecanismos y/o dispositivos utilizados por el régimen de facto para imponer una política de disciplinamiento social,

∗ Licenciado y Profesor en Sociología (UNSJ). Becario de Posgrado (CONICET). Doctorando en Ciencias Sociales (UNCuyo). Integrante del Proyecto de Investigación 21/852 dirigido por el Mg. José Casas: “Genocidio y Control Social en San Juan” (IISE-UNSJ). Miembro del equipo de investigación dirigido por la Dra. Fernanda Beigel: "Autonomía y Dependencia Académica en el Cono Sur: Las ciencias sociales en Chile y Argentina 1957-1980”, PICT-Redes N°02008, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Proyecto SECYT N° 06/F213 (UNCuyo). Correo electrónico: [email protected]

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control académico y represión de los agentes -así como del conocimiento y de la actividad intelectual misma- en los núcleos universitarios.

En este sentido, cabe destacar que el interrogante trascendental y orientador del trabajo es el siguiente: ¿Cuáles fueron las políticas y/o mecanismos concretos, desplegados por el régimen militar para reorientar y reformar -material y simbólicamente- el accionar académico-universitario argentino, y ensamblarlo así dentro de su programa autoritario-represivo?

Ahora bien, aunque los núcleos académico-universitarios en general fueron profundamente afectados durante el período dictatorial iniciado en 1976 (en tanto constituían un blanco indiscutido del accionar represivo desplegado en el país), en el presente trabajo se prestará especial atención a lo acontecido en la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) durante dicho interregno, procurando vincular este trabajo -aunque exploratoriamente- con los principales hallazgos empíricos -así como reflexiones, conclusiones parciales e interrogantes significativos- provenientes de algunos estudios de investigación realizados con antelación por el autor.

La “Refundación Nacional” El 24 de marzo de 1976 fue el principio de una compleja -y ominosa- etapa en la historia

reciente nacional (poco más de treinta años), que dejó una huella imborrable en la sociedad y en la memoria argentina. “Se trata de un pasado abierto e inconcluso, cuyos efectos en los procesos individuales y colectivos interpelan nuestro presente. De un pasado que entreteje la trama de lo más intimo y privado con la trama de lo público y colectivo. [...] De un pasado que convoca actores y espacios muy diversos y que concita el interés y la atención del grueso de la sociedad que demanda no sólo explicaciones sino también reparación y justicia” (Levin, 2009).

El gobierno militar que tomó coercitivamente el poder estadual argentino en 1976, derribando el endeble y deteriorado -pero democrático- gobierno de Isabel Perón, y que dio inicio al denominado “PRN”, procuró realizar una fragosa reestructuración del Estado y la sociedad. El fantasma de la “disolución nacional” -largo ciclo de inestabilidad política, declive económico y conflictividad social, cuyo inicio se remonta a la primera mitad del siglo XX-, tal como indicara Marcos Novaro (2009), actuó como bisagra de legitimación del golpe y permitiría explicar el “rol refundacional”1 que se autoadjudicaron las Fuerzas Armadas en 1976, y que fuera -aunque parcialmente- convalidado por amplios sectores sociales.

“Fue así que el fantasma de la “disolución nacional” que recorrió durante esos meses la sociedad argentina terminó otorgando a los militares la condición que estos siempre se habían atribuido a sí mismos, la de garantía última de la unidad y el orden de la nación. [...] Estas se hilvanaron en un discurso sobre el proceso histórico que tenía la virtud de darle a los uniformados un rol refundacional, [...] era el momento de recuperar el orden en todos los terrenos, un orden completamente trastocado por “décadas de decadencia, subversión y demagogia”. ¿Y en qué consistía concretamente ese orden perdido? Esencialmente, en una articulación entre el Estado y la

1 Las principales variables en que se sustentaba el autoadjudicado “rol refundacional” de las

Fuerzas Armadas y que suscitó ciertas simpatías y apoyos en determinados grupos sociales fueron: la necesidad de modificar profundamente el sistema político-institucional señalado como corrompido y carente de legitimidad; eliminar el Estado populista-industrial considerado como demagógico; disciplinar el conjunto social diagnosticado como descarriado; aniquilar aquellos sectores sociales considerados subversivos, peligrosos, anormales; y encarrillar al país por la senda occidental y cristiana, entre otras.

Más detalles en Marcos Novaro (2009). “Pasado reciente y escritura de la Historia”, en La Historia Reciente como desafío a la investigación y al pensamiento en Ciencias Sociales, CAICYT-CONICET (http://ecursos.caicyt.gov.ar), Buenos Aires.

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sociedad que diera estabilidad a las relaciones de autoridad, tanto en la economía como en la política, la educación y la religión”. (Novaro, 2009)

Esta pretendida “refundación nacional” emprendida por la última dictadura militar fue muy distinta a las intervenciones castrenses sobrevenidas con anterioridad en la nación argentina, e incluso superadora de aquellas, en tanto sus pretensiones no se circunscribían al carácter meramente “ordenador” de la vida institucional, sino que iba mucho más lejos. Tal reordenamiento de la sociedad y del Estado -refundación nacional- buscaba en última instancia la implantación -mediante la violencia- de una nueva dinámica de acumulación. Se trató de un plan económico de recomposición capitalista con centro en la dimensión represiva, pues había que aniquilar toda posibilidad de realizar un proyecto alternativo. Como dice Marcos Novaro (2009), era necesario remover las bases del Modelo de Industrialización Sustitutivo de Importaciones, había que refrenar -cuando no eliminar- la Argentina populista e industrial, pues el “proteccionismo industrialista y el estatismo”, aparecían a la luz de la óptica financiero-miliar como principios asociados a la politización de las masas, a la proliferación de conflictos sectoriales y, por tanto, a la “penetración subversiva”.

Para cumplimentar lo anterior, fue necesario -tal como lo hicieron- desatar desde el mismo aparato del Estado un plan operacional y sistemático de represión -Terrorismo de Estado-. “La historia reciente argentina, al igual que la de otros países del llamado Cono Sur, está surcada por la violencia, la masacre, la muerte y la desaparición de miles de personas (y también de diversos proyectos de cambio y transformación social) en el marco del accionar de un aparato de Estado terrorista” (Levin, 2009).

Así, el impacto -extendido e insondable- de este proceso autoritario-financiero no sólo alcanzó la vida institucional del país, sino incluso las mismas estructuras económico-sociales y hasta el mundo de la vida de los individuos, identificándose la dictadura militar iniciada en 1976 como la más atroz e inhumana de toda la historia nacional. “El saldo de esta historia es una sociedad totalmente fragmentada y desarticulada, una estructura socioeconómica paralizada y destruida, y la trágica cifra de 30.000 personas desaparecidas” (Levin, 2009).

Sobre las coacciones y restricciones devenidas en el mundo académico argentino durante los años del autoritarismo militar Partiendo de la consideración de que todo núcleo de enseñanza superior tiene dos principios

rectores -complementarios e indisociables-: la libertad académica y la autonomía institucional,2 es factible considerar que tras el avasallante advenimiento del último régimen de facto en el país, el control académico y el accionar represivo fueron reemplazando -gradual y abruptamente- aquellos principios y abriendo paso a una de las etapas más sombrías y nefastas para los núcleos de investigación y educación superior.

Cabe decir además, que la misma noción de democracia así como la de autonomía universitaria se retroalimentan y determinan una a la otra. En este sentido, y considerando que toda institución educativa constituye en sí misma un ámbito que concretiza, a nivel singular, el modelo político-

2 Se entiende por libertad académica, la libertad de los miembros de la comunidad universitaria (investigadores, profesores y alumnos) de desenvolver sus actividades en el ámbito de las normas éticas y académicas establecidas por la misma comunidad, sin presión externa alguna. A su vez, la autonomía institucional se define como el grado necesario de independencia ante toda intervención externa, que los nueve cleos universitarios requieren en cuanto al respeto a su organización y administración, asignación de recursos, obtención de presupuestos suplementarios, contratación de personal, organización curricular, y por supuesto la libertad de educación e investigación, es decir, libertad académica. El principio de la libertad académica concierne a cada uno de los miembros de la comunidad universitaria, mientras que la autonomía refiere a la universidad como institución. Características desarrolladas en profundidad por Luiz Antônio Cunha (2006).

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educativo de tipo universal vigente en la cultura nacional, es posible pensar que la misma anulación del régimen democrático argentino en 1976, conllevó a una profunda transformación del ámbito académico nacional.

Con anterioridad al advenimiento de la dictadura militar de 1976, los núcleos universitarios argentinos. habían experimentado un profuso proceso de reconocimiento institucional y social, conformándose como trascendentes instituciones en línea con el halo de modernidad y desarrollo social vigente. “Desde mediados del siglo XX, estas universidades habían experimentado un rápido proceso de modernización -introducción de nuevos campos de estudio y carreras, incremento en la accesibilidad, expansión de la cantidad de docentes con dedicación exclusiva, etcétera- de acuerdo con el sostenido impulso democratizante originado en los tumultuosos (y todavía inconclusos) procesos de ciudadanización de las clases populares. [...] En esos momentos las universidades gozaban de altos niveles de autonomía institucional y buenas asignaciones presupuestarias por parte de los gobiernos nacionales” (Borón, 2008: 44).

Fue precisamente a comienzos de la segunda mitad del siglo XX, que los núcleos nacionales de educación superior además de recuperar las riendas sobre la autonomía y autarquía financiero-institucional, gozaban de una fuerte presencia y centralidad en la vida social dado el grado de apertura y difusión del conocimiento, lo que conllevó al fortalecimiento de su vínculo dialéctico y orgánico con la sociedad misma.

Al respecto, cabe destacar que el movimiento estudiantil se había constituido en un actor protagónico de la coyuntura, no tanto por el notorio incremento de la matrícula estudiantil como por la militancia universitaria que crecía día a día. Los movimientos estudiantiles universitarios se caracterizaron por acompañar el movimiento social epocal, que quería cambiar el "modelo" y transformar la vida político-social del país. Tal como advierte Marcos Novaro: “Una sucesión de huelgas y movilizaciones en que confluyeron sectores sindicales, estudiantiles y organizaciones peronistas y de izquierda, con centro en los polos industriales más pujantes del país (el más resonante fue el levantamiento de la ciudad de Córdoba, en Mayo de 1969) [...] fue apenas el preludio de una escalada de protestas, levantamientos de poblaciones y ciudades enteras y atentados guerrilleros que acorralaron a los militares y los obligaron finalmente a convocar a elecciones libres” (Novaro, 2009)

No obstante, el prolongado atardecer de aquellas experiencias que habían confluido en la construcción de una “cultura de la militancia universitaria” -que más tarde convergería en la creación de la Juventud Universitaria Peronista (JUP)- y en la consolidación de los núcleos académico-universitarios como instituciones de desarrollo social, había comenzado ya tras el advenimiento de la denominada “Revolución Argentina” en 1966.3 Pero asimismo, otro punto de inflexión significativo para la educación superior nacional fue la llegada de Oscar Ivanissevich al Ministerio de Cultura y Educación de la Nación durante la presidencia de Isabel Perón, pues la política educativa por él promulgada constituyó un verdadero prolegómeno de la política de la dictadura militar de 1976 para la educación superior argentina.4

3 El régimen militar de 1966, autodenominado "Revolución Argentina", profundizó los conflictos

dentro de la sociedad mediante una salvaje represión, una vez más, contra la "amenaza comunista". Se reprimió no sólo en fábricas, clubes, villas de emergencia y barrios populares sino también en universidades. Onganía, fue el primer presidente de facto que se fijó en la universidad como un enemigo político. El advenimiento de la “Noche de los Bastones Largos” (violenta irrupción militar en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, acaecida el 29 de Junio de 1966) marca el inicio de las intervenciones en los núcleos académico-universitarios argentinos y el fin de su autonomía institucional.

4 Con Oscar Ivanissevich en el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación y Alberto Ottalagano como rector-interventor de la UBA, se inaugura un período de liquidación de las conquistas alcanzadas por las universidades públicas, un clima de represión que, como un continum se vivió hasta fines de los setenta en las

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Este fue el comienzo del fin, pues cuando la dictadura cívico-militar toma por asalto el poder del Estado en 1976, el disciplinamiento y control en los núcleos universitarios argentinos se encontraba ya en pleno proceso de consolidación. Por entonces, el ámbito académico-universitario fue obstruyéndose -parcial pero profundamente- sobre un esquema de férreo control institucional y fuerte disciplinamiento académico, culminando por entonces el clima de primavera democrática y académica que había caracterizado el proceso de expansión y fortalecimiento experimentado por los núcleos universitarios a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta.

Entre 1976 y 1983, los grupos militar y económicamente dominantes promovieron e instauraron un proyecto socio-político y económico sin precedente alguno en la historia nacional. “La dictadura que se inició el 24 de marzo de 1976 fue explícita en su voluntad de no simplemente sustituir a un gobierno, sino al entero orden social, económico e institucional hasta entonces conocido, por otro nuevo. [...] La crisis inédita que lo enmarcó dio paso a un régimen mesiánico que pretendió producir cambios irreversibles en la economía, el sistema institucional, la educación, la cultura y la estructura social, partidaria y gremial”. (Novaro, 2009)

El proyecto dictatorial promovido desde 1976, comprendía profusos aspectos: una intensa reconfiguración de la vida organizacional de la sociedad (puesta en marcha de un plan operacional de represión, suspensión de actividades políticas, sindicales y gremiales, disolución de partidos políticos, intervención y ocupación de las principales dependencias estatales, censura mediática, etc.), una modificación radical de las relaciones económicas (tendientes a desarticular el modelo económico anterior, pues la ecuación era desindustrializar-desproletarizar el país e instaurar una política económica neoliberal de corte netamente financiero-militar) y una profunda transformación de la cultura vigente, para lo cual se requería articular una nueva política educativa, esto es: un programa del gobierno militar-estadual para introducir una radical modificación en el ámbito de la educación y la cultura nacional (Algañaraz, 2009).

Tal política-educativa consistió en la redefinición axiomática y posterior ejecución sistemática de una serie de acciones -y en algunos casos omisiones- necesarias para efectuar aquella transformación del ámbito educativo, en lo concerniente al formato curricular (organización formal de los contenidos académicos) de los núcleos universitarios, al rol asignado a la enseñanza y la investigación, a la relación tripartita y consecuente interacción establecida entre conocimiento, cultura y sociedad, así como una profunda redefinición -devenida en cesantías y reposicionamientos- de los agentes vinculados al ámbito educacional.

Con la ejecución de aquella política, los grupos represivo-dominantes procuraban -explícita e implícitamente-, en líneas generales, redefinir y transformar el accionar de los núcleos universitarios argentinos, vistos ya no como espacios democráticos dedicados a la investigación, la educación y el pensamiento crítico, sino como espacios de difusión de ideas subversivas, ateas y antinacionales, ámbitos propicios para el reclutamiento de -lo que Novaro denomina- “agitadores animados por ideas peligrosas”. “Un castigo ejemplar a todos esos “agitadores animados por ideas peligrosas”, conjunto de límites borrosos en que se incluía a militantes juveniles, delegados sindicales e intelectuales radicalizados, de los que se había alimentado la guerrilla, y que tantas simpatías habían sabido concitar poco tiempo antes, aparecía ahora como algo necesario, que permitiría purgar las culpas más difusas de una sociedad que deseaba olvidarse de todo aquello” (Novaro, 2009).

Ahora bien, alcanzado este punto del análisis cabe preguntarse específicamente ¿Cuáles fueron los dispositivos y/o mecanismos concretos, desplegados por el régimen militar devenido en Argentina en 1976, para reorientar y reformar el ámbito académico-universitario, y ensamblarlo así dentro de su programa autoritario-represivo?

distintas universidades y facultades del país.

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Considerando que la política educativo-universitaria propugnada por el “PRN” procuró controlar, depurar, “normalizar” tanto las actividades de investigación y enseñanza como a los agentes universitarios mismos -esto es: tanto los cuerpos como las mentes, tanto las personas como el conocimiento-, es factible pensar que para la ejecución de dicha política, fue menester que los grupos militar-dominantes erogaran e impusieran -mediante coerción física e ideológica-, tal como lo hicieron, una serie de normativas universitarias.

En principio, las leyes 21.276 y 21.809 abrieron una etapa de control, disciplinamiento y depuración en la universidad. La sanción de la primera de estas leyes, prohibía toda actividad de proselitismo, adoctrinamiento, propaganda por parte de alumnos, docentes y personal no docente en el espacio universitario; su complemento fue la ley 21.260 que autorizaba la cesantía de todo aquel personal de la administración pública que presuntamente se hallara vinculado a actividades subversivas. Pero por su parte, la ley 21.809, promovía la descentralización-regionalización de la educación, pues el Estado Nacional buscó des-responsabilizarse de su rol educador, profundizando el proceso de transferencia del servicio educativo a las provincias y acentuando el mecanismo de privatización-fragmentación del sistema educativo.

Asimismo, hacia el final del interregno militar, la ejecución de la ley 22.207 procuró acentuar la etapa de normalización y orden en el ámbito académico-universitario. Esta ley proclamada en 1980, conocida como la `Nueva Ley Orgánica de las Universidades Nacionales´ (similar a la ley 17.245 promulgada durante la dictadura de Onganía en 1966-1970), concebía los núcleos universitarios como aparatos del Estado, reproductores de supuestos valores tradicionales y centros de formación profesional, manifestando además que es ajeno al ámbito educativo superior toda actitud de propaganda, agitación política o adhesión a concepciones subversivas. (Vessuri, 1992)

La aplicación de aquellas leyes, tuvo como consecuencia directa el retroceso de los núcleos universitarios nacionales hacia el “pasado prereformista”, pues el gobierno nacional arremetía en su intromisión en el ámbito académico, aboliendo la autonomía institucional y neutralizando el gobierno tripartito, conquistados con la reforma de 1918.

Sin embargo, el tenaz sojuzgamiento del espacio académico-universitario nacional se debió en gran medida al despliegue por parte de los grupos militar-dominantes de una serie de mecanismos concretos de disciplinamiento (social, ideológico, práctico y corporal) y dispositivos de férreo control académico y vigilancia institucional. Se trata de operaciones concretas, amparadas y promovidas por políticas estatales y ejecutadas por el régimen militar y sus grupos allegados (autoridades académicas, directores de institutos de investigación, interventores universitarios, nuevos agentes -docentes, investigadores y personal administrativo- así como agentes re-posicionados en los núcleos universitarios) que -complementando la erogación de las leyes señaladas con anterioridad- procuraban “des-institucionalizar” el espacio académico -tal y como estaba configurado hasta el momento-5 y consecuentemente “reestructurarlo” articulando en él la nueva política educativa de la dictadura para la universidad.

En este sentido, y para ejecutar primariamente la pretendida des-institucionalización y el correlativo desmantelamamiento del campo académico argentino -y depurarlo así de todos los “males” que lo aquejaban-, los grupos militar-dominantes pusieron en marcha una serie operaciones de represión, disciplinamiento y control en el ámbito universitario. Por un lado se promovió la

5 Una de las apuestas del régimen de facto de 1976, fue realizar una ruptura radical de las redes

educativo-universitarias constituidas por largos años en el ámbito académico argentino y fortalecidas tras el gobierno peronista de 1973, desmantelando agudamente los núcleos universitarios (material y simbólicamente) tanto de su actividad de investigación como de docencia, tanto institucional como individualmente.

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“depuración académica”6 de los núcleos de enseñanza superior mediante mecanismos tales como: expulsiones y detenciones, torturas y desapariciones de agentes universitarios, implementación de políticas de cupos de ingreso, selección de docentes en función de criterios y prácticas arbitrarias (ningún valor tenía la trayectoria académico-curricular por ejemplo, más si lo tenía el vínculo familiar e ideológico con los grupos militar-interventores y allegados), despliegue incluso de prácticas de censura, control y depuración bibliográfica. Por otro lado se establecieron cruentas modificaciones institucionales, tales como: cambios drásticos en planes y programas de estudio, cierre de carreras, desaliento o desfinanciación de departamentos, programas y experiencias de investigación y de extensión universitaria, prescripción de resoluciones que permitían a las nuevas autoridades académicas nacionales -así como a la gestión interventora de cada núcleo superior- reorganizar, supervisar y controlar toda experiencia de docencia e investigación.

No obstante, mientras el proceso de “des-institucionalización” procesista -y sus mecanismos- parece ser más manifiesto, el proceso mismo de “reestructuración” del ámbito académico-universitario mediante la articulación de un programa militar para la educación superior y la investigación no parece vislumbrase con tanta claridad. Aún treinta años después de aquellos acontecimientos, indagar sobre los mecanismos (reposicionamiento de agentes,7 reasignación y/o transferencia de recursos -financieros principalmente- de ciertos núcleos académicos a otros, etc.) que coadyuvaron en la articulación de este programa político-militar para la educación superior, resulta una tarea para nada sencilla. Sin embargo, es factible advertir la existencia de un plan claro de la dictadura para reducir las dimensiones del sistema educativo, redistribuir la matrícula estudiantil hacia el interior (profundizando el proceso de transferencia del servicio educativo a las provincias) y finalmente canalizar la investigación científica hacia ámbitos ajenos a los núcleos universitarios de gestión estatal, es decir, hacia universidades privadas, fundaciones dependientes de organismos de financiamiento externo, y algunos núcleos académicos nacionales catalogados por Brunner (1986) como “centros académicos independientes” (CAI).

Con el proceso mismo de “desinstitucionalización-reestructuración” del espacio académico argentino se pretendía en suma modificar la relación sociedad-conocimiento (provocando una importante grieta entre el conocimiento teórico y el conocimiento aplicado, lo que se traduce en la desvinculación de la producción de conocimiento científico respecto al proyecto económico industrial-popular-nacional antecedente), reformar-moldear a los formadores o educadores mismos, redefinir el rol del estudiantado (considerados ya no como agentes partícipes y activos en la producción crítica del conocimiento, sino como mera materia pasiva en la apropiación de los contenidos de enseñanza), y orillar incluso a los más brillantes investigadores a trabajar desde un método inútil, “el método-censura”, tal como señala Facundo Ortega (1993).

El feroz desmantelamiento experimentado por los núcleos académicos nacionales fue tal que abarcó no sólo a personas (investigadores, docentes, alumnos y personal administrativo) sino que

6 El accionar represivo-militar imponía por sí mismo un sistema selectivo de ingreso en los núcleos

universitarios, en muchos casos las fichas de los candidatos eran férreamente controladas, requiriendo entre otras cosas un “certificado de buena conducta”. También se impuso en los claustros universitarios examen y “cupos” de ingreso. A partir de 1977 se instituyó en el ámbito universitario el pago de aranceles. Con un cuerpo docente “depurado” y un estudiantado sometido a varios mecanismos de selección se esperaba conformar un sistema universitario más pequeño, más eficaz, más controlable. Sobre esto, ver Pérez Lindo (1985).

7 Dada la acentuada expulsión de agentes universitarios, los grupos militar-dominantes promovieron en el ámbito académico -y también en el científico- un proceso de reposicionamiento, agentes que comienzan a ocupar (y hasta en algunos casos acumular) cargos directivos o asesores y muchos otros que ingresan en estos años a los núcleos académico-universitarios sin trayectoria previa alguna.

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alcanzó incluso investigaciones, teorías, orientaciones ideológicas, y disciplinas completas. Pero si bien la devastación, producto del ensañamiento dictatorial, golpeó profundamente la actividad científica y académica nacional en general, fueron las Ciencias Sociales el área más vulnerada, experimentando un giro teórico-metodológico importante. Desde la óptica militar era prioritario recortarlas -limitarlas- en tanto podían constituirse en un peligroso instrumento de transformación social y política, eran percibidas como proclives a la penetración-proliferación ideológica subversiva y vistas como instancias que indefectiblemente conducirían al estallido social.

Tal como indica Vessuri (1992) la dictadura se ensañó contra un “enemigo” que estaba mal herido: las Ciencias Sociales en general, y la Sociología, Antropología y Psicología en particular; disciplinas éstas, que no sólo perdieron apoyo económico al no ser priorizadas con la distribución de subsidios universitarios, sino que tal contracción presupuestaria se tradujo en el acentuado desmantelamiento institucional de los núcleos universitarios para las Ciencias Sociales, en cuanto a método científico y práctica disciplinar. Hubo núcleos universitarios en los que directamente se cerraron carreras del área de Ciencias Sociales y otros en los que lograron sobrevivir aunque con cambios drásticos en los planes de estudio, contenidos programáticos limitados, docentes cesanteados y hasta sustituidos por profesionales nuevos (reposicionados en sus cargos), incluso la política de cupos de ingreso y la expulsión de estudiantes de aquellas disciplinas actuaron como tamizador y purgador en el ámbito de las Ciencias Sociales.

En función de lo antedicho, cabe preguntarse si acaso una de las apuestas del régimen de facto no fue recortar las Ciencias Sociales hasta reducirlas prácticamente a la docencia. Según indica Facundo Ortega, “la desarticulación de la investigación, el sobredimensionamiento de una crítica unilateral fundida en las estrategias de un poder autoritario y, posteriormente, la re-aparición de oposiciones -algunas por resabios ideológicos, otras por la rigidez pretendidamente científica- consolidaron aun más el docente-reduccionismo y la “blandura” de algunas ciencias” (Ortega, 1993: 65).

Sobre los corolarios de la misión “depuradora” y “normalizadora” de 1976 en la UNSJ Aunque el proceso de “des-institucionalización y reestructuración”-así como sus mecanismos-

fue una constante en el campo académico nacional mientras éste fuera sojuzgado por el accionar de la última dictadura militar, no es posible ni apropiado realizar una lectura u análisis monolítico del viraje padecido por la educación y la universidad en aquel contexto epocal, en tanto fueron variados los modos en cómo se llevó a cabo y viabilizó hacia el interior de cada núcleo académico-institucional. Por ello, en esta parte del trabajo, se vuelve imprescindible recurrir al estudio de un caso concreto, el caso de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ)8 y aproximarse así a un aterrizaje empírico sobre lo planteado conceptualmente en líneas generales.

La UNSJ, desde el mismo momento de su génesis, fue articulándose en torno a las inquietudes y demandas científicas y culturales de la sociedad sanjuanina, abriendo desde entonces una etapa de numerosos debates y enfrentamientos entre los distintos actores y sectores ligados a ella. Al igual que otras varias universidades nacionales, nació en el contexto socialmente convulsionado de fines de 1960 y comienzos de 1970, siendo creada en el marco de un ambicioso plan de expansión y diversificación (descentralización-despolitización) del sistema universitario, el plan Taquini.9

8 Esta sección del trabajo está vinculada a dos investigaciones desarrolladas con antelación por el autor:

Algañaraz Soria (2008 y 2009). 9 En materia de educación superior, el gobierno de Onganía -dado su rotundo fracaso frente a la activa

participación estudiantil en el Cordobazo de 1969- comenzó a aplicar el proyecto elaborado por Alberto Taquini, hasta entonces decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Dicho programa procuraba reestructurar el sistema mediante la creación de universidades pequeñas y regionalizadas, dispersando así la población de las que estaban en proceso de masificación, especialmente La Plata y la UBA.

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En principio, la UNSJ no estaba prevista en el listado inicial de creación de nuevas universidades, sin embargo, los más diversos sectores de la comunidad provincial se movilizaron y aunaron esfuerzos para que San Juan tuviera una universidad cofinanciada desde la nación. La llamada "Comisión Pro Universidad" -originada en las gestiones de aquel grupo- cobró fuerza y relevancia cuando se sumaron a su accionar quienes eran partícipes de la Universidad Provincial Domingo Faustino Sarmiento10 (debido a que por entonces el gobierno de la provincia encontraba serios inconvenientes para sostener presupuestariamente esta institución), así como agrupaciones estudiantiles de nivel medio que aspiraban a no tener que cambiar drásticamente su lugar de residencia y continuar sus estudios superiores en la provincia.

Bajo el Gobierno dictatorial del Teniente General Alejandro Agustín Lanusse -quien, en materia de políticas para la educación superior, continuó instrumentalizando el proyecto de descentralización regional universitaria- y dados los innumerables esfuerzos realizados por aquellas organizaciones de la sociedad civil sanjuanina -organizados en una comisión-, se consigue no sólo la realización de un estudio de factibilidad en la provincia de San Juan, sino la posterior creación de la UNSJ el 10 de Mayo de 1973, mediante la ley 20.367. “Desde ese momento hasta la actualidad, la Universidad Nacional de San Juan ha sufrido diferentes reorganizaciones, algunas parten de su propia dinámica y otras vinculadas a los procesos socio históricos en los que ha vivido, tales como los procesos de interrupción democrática”. (García, 2008: 184)

El proceso de creación de la UNSJ se vivió con intensidad en medio de un contexto socio-político marcado por el repliegue del poder dictatorial y la restauración democrática.11 “Creada en 1973, la UNSJ comenzó a funcionar como tal usando las reglamentaciones vigentes en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que hasta ese año pertenecían a la Universidad Nacional de Cuyo. Sus máximas autoridades fueron por ese entonces el Delegado Organizador, convertido después en Rector Normalizador, cargos que ocupó entre 1973 y diciembre de 1974, el ingeniero Julio Rodolfo Millán”. (Yornet, 2005: 17)

Con Julio R. Millán, redesignado como rector normalizador de la UNSJ durante su intervención el 23 de junio de 1973 -en cumplimiento de la Ley 20.654 de normalización de la actividad universitaria, efectuada durante la gestión de Taiana12 como Ministro de Educación y por El proyecto se articulaba en torno a la compatibilización de dos propósitos centrales: la expansión del sistema universitario y por ende el incremento de la matrícula estudiantil, y la diversificación de la oferta de carreras y el fomento a la investigación científica (estimulando particularmente el desarrollo de las ciencias exactas y la tecnología). Este plan de modificación del mapa universitario argentino posibilitó la expansión de la enseñanza universitaria en el interior del país, siendo creadas nuevas universidades nacionales como las de Rio Cuarto, San Luis, Comahue, San Juan, entre otras. Ver más en Buchbinder (2005).

10 Producto de la misma ley que en 1958 posibilitó la creación de universidades de gestión privada, se viabilizó también la creación de universidades provinciales en el país. Fue así que, en 1964, el gobierno de Leopoldo Bravo crea la Universidad Provincial de San Juan, que llevó el nombre de Domingo Faustino Sarmiento. Tal creación se efectúo mediante la ley 3.092 del 12 de agosto, iniciándose precisamente las actividades académicas el 11 de septiembre, en homenaje al destacado educador sanjuanino. Su primer rector fue el ingeniero Juan Carlos Cámpora, desaparecido años más tarde por el accionar terrorista de la dictadura militar de 1976.

11 El peronismo había ganado las elecciones nacionales y provinciales bajo las filas del “Frente Justicialista de Liberación” (FREJULI), resultando electos Héctor Cámpora como Presidente de la Nación y el Profesor Eloy Próspero Camus como Gobernador de San Juan, quienes asumieron sus respectivos cargos el 25 de Mayo de 1973.

12 Perón, como parte de su política para el sistema universitario, mantuvo a Jorge Taiana -distinguido médico y reconocido dirigente peronista, vinculado a los sectores más progresistas del aparato partidario y de claras simpatías hacia la juventud peronista-, en el Ministerio de Educación.

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decreto presidencial de Cámpora-, se iniciaba en el ámbito académico provincial un proceso de “reconstrucción universitaria”, en línea con el proceso de “reconstrucción nacional” impulsado por el tercer gobierno peronista.

Los primeros años de la década de 1970 en la provincia de San Juan, se caracterizaron por el fortalecimiento de una militancia estudiantil -secundaria y universitaria- mucho más masiva que la de años anteriores, e incluso mucho más politizada, siempre enmarcada en un contexto de fuertes luchas y debates contra el poder autoritario y coercitivo dominante. La “resistencia a la dictadura” y la “resistencia a la represión” eran por aquellos años, la consigna social que regía el creciente activismo estudiantil sanjuanino.

“En lo que respecta a la UNSJ, el movimiento estudiantil universitario estaba compuesto en mayor medida por jóvenes provenientes del comunismo (PC), por jóvenes procedentes de la resistencia peronista (JUP) sobre todo desde 1973, y en menor medida por jóvenes del radicalismo revolucionario e incluso por jóvenes cristianos revolucionarios. Esta creciente movilización / participación de los distintos actores universitarios que componían la naciente UNSJ, se vio plasmada en el progresivo aumento de la militancia juvenil en los Centros de Estudiantes de cada facultad”. (Algañaraz, 2008: 127)

Millán, durante su gestión como rector normalizador de la UNSJ, contó con el consenso y apoyo de la JUP -agrupación juvenil de extensión nacional inserta en las filas peronistas-, que revirtió la tendencia minoritaria del peronismo en los claustros universitarios sanjuaninos y se convirtió en la fuerza mayoritaria -y por tanto más influyente- del movimiento estudiantil. Con el advenimiento y consolidación de esta agrupación en la UNSJ, se promovió no sólo una base horizontal y deliberativa de democracia estudiantil, sino que se propagó además un profuso espacio de organización / discusión política y participación/movilización estudiantil, sembrando de este modo sus objetivos de cambio político y transformación social en el seno del espacio universitario provincial.

El ingeniero Carlos Graffigna, -decano de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ entre marzo de 1973 y fines de 1974- relata (en una entrevista para la Revista de la Universidad) su experiencia frente a la creciente participación de la juventud universitaria en la vida política: “Nunca se trabajó mejor en la Facultad de Ingeniería que en los años 1972 y 1973, con todo el hervidero político que había después de un largo período de gobiernos militares y otra vez la vuelta a la democracia. Fluían por todos lados las ganas de hacer; los mejores alumnos de la facultad eran todos dirigentes políticos de diferentes pensamientos, realmente había una formación política en serio” (Galleguillo, 2007: 2)

No obstante, los avatares políticos acaecidos en el país con posterioridad a la muerte de Perón, se hicieron notar muy pronto en la estructura universitaria provincial. La Presidenta María Estela Martínez de Perón y el Ministro de Educación Oscar Ivanissevich -ligado a los sectores derechistas del peronismo- resolvieron intervenir la UNSJ, y demás casas de altos estudios, con objeto de depurarla de los elementos anárquicos y subversivos efervescentes en ella. Tal intervención se llevo a cabo el 27 de diciembre de 1974, debiendo renunciar el hasta entonces rector ingeniero Julio Rodolfo Millán. “Millán dejó el cargo en manos de un abogado estrictamente ligado al partido gobernante, el doctor Antonio Rodolfo Lloveras, quien asumió con carácter de interventor” (Rodríguez, 2009)..

Dado el giro conservador y autoritario del gobierno conducido por Isabel Perón en materia de política universitaria, acontecieron ciertos cambios sustanciales en la casa de estudios superiores de San Juan, siendo su corolario más directo el vaciamiento gradual de la institución y la desmovilización parcial de los estamentos que la componen. Se produjo una notable discontinuidad en la trayectoria político institucional de la UNSJ y particularmente en el itinerario de profesores, investigadores y estudiantes, lo cual anticipaba el desarrollo de las políticas represivo-autoritarias del PRN.

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La etapa de incorporación masiva de estudiantes al ámbito universitario y la extraordinaria ampliación del movimiento estudiantil provincial, se vio fuertemente cohibida y replegada tras el avance de la vocación represiva anidada en la autodenominada misión Ivanissevich. El pase a la clandestinidad de numerosos militantes estudiantiles -que otrora sostuvieron y acompañaron el proyecto de reconstrucción universitaria de 1973-, la desmovilización y acefalia de los cuerpos de dirigentes estudiantiles de la JUP -dada la creciente expulsión y/o detención de alumnos militantes-, la ablución y clausura de los Centros de Estudiantes de algunas facultades, el exilio -por fuertes intimidaciones- y las crecientes exoneraciones -violentas en algunos casos- de profesores y personal administrativo universitario, ponían de manifiesto que la política autoritaria-represiva que regía por aquellos años en la provincia, había encontrado en la UNSJ uno de sus escenarios más fértiles.

Al respecto, Graffigna relata: “Fui decano de la Facultad de Ingeniería desde marzo de 1973 hasta fines de 1974, cuando debí abandonar el cargo por no acordar con algunas medidas que ya por entonces anticipaban una etapa caracterizada por la intolerancia y la violencia [...] Fue entonces cuando desde la Nación mandaron un formulario que teníamos que llenar de cada docente; nos pedían documentos de identidad, orientación política, ideas personales, etc., para hacer un análisis y luego echarlos. Cuando vi el contexto de ese formulario, que incluso nos llegó oficialmente desde el rectorado, llamé a los decanos de Filosofía y de Artes y les expliqué que no podíamos llenarlo porque era mandarlos al “muere”. Ellos me entendieron y opinaron igual que yo, así que elaboramos una renuncia conjunta y arrastramos también al director del Instituto del Profesorado y al Rector. [...] Me desvinculé directamente de la universidad porque no soportaba ver cómo se caía todo lo que veníamos construyendo con los alumnos, además sabía que cada vez que le daba cuerda a alguien sobre el tema, terminaba secuestrado o muerto, entonces era preferible que huyeran y salvaran sus vidas; pensé que cuando esto se serenara, recién llegaría el momento de rescatar lo que quedara en pie” (Galleguillo, 2007: 2),

No obstante, la anticipada instrumentalización de la política represiva en el ámbito universitario local, se vio tenazmente acentuada y amplificada a todo el sistema educativo sanjuanino desde marzo de 1976, a razón de que los sectores militares dominantes tomaran el poder y emprendieran el reordenamiento de una sociedad que -según diagnosticaban- estaba desbordada y sin rumbo; claro está que tal reordenamiento precisó de un proceso de reestructuración educativa.

Dentro del sistema educativo sanjuanino, el ámbito académico-universitario fue uno de los más gravemente afectados con la instauración del programa educativo del régimen militar. La UNSJ constituía por entonces un blanco claramente identificado del accionar represivo desplegado a nivel local, viéndose afectada su dinámica interna propia y duramente truncados los principios y el ideario con los que esta casa de altos estudios nacía en 1973. “La universidad en general fue muy afectada. Su intervención, el 24 de marzo de 1976, no es un hecho más, sino un símbolo porque la Universidad constituía un centro de generación de ideas y a partir de allí un motor que movilizaba la sociedad” (Kuchen, 2006: 2)

La UNSJ tenía poco más de dos años cuando el advenimiento del régimen de facto de 1976 promovió la derogación de todos los reglamentos y estatutos universitarios vigentes en ella hasta ese momento, los cuales connotaban su autonomía respecto del Estado Nacional y organizaciones de la sociedad civil en materia ideológica, política y religiosa, asegurando además la más amplia libertad de investigación y enseñanza y un no desentendimiento de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino más bien un estudio científico de ellos. Tales bases institucionales, fundamento académic.o de la vida universitaria sanjuanina, constituían prácticamente un manifiesto revolucionario (subversivo) para los grupos militar-dominantes que ostentaban el poder por entonces, por lo que mediante la sanción de nuevas leyes -particularmente la ley 21.276- se dictaminó la potestad del ejecutivo en la designación de rectores y decanos, abriéndose conjuntamente una

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etapa de “normalización universitaria” en la UNSJ, esto es: establecimiento de un orden disciplinario interno, clarificación administrativa y regularización de la docencia y del alumnado.

El mismo el 24 de marzo de 1976 se produce la renuncia del doctor Antonio Rodolfo Lloveras, rector interventor designado por el gobierno nacional desde fines de 1974. “Un Delegado Militar ocuparía entonces el despacho del Rector: el Capitán Odontólogo Jorge Ricardo Fernández Monjes, de cuya gestión queda el tremendo recuerdo de las persecuciones y la separación de sus cargos de docentes, personal de apoyo e investigadores incluidos en las “Listas Negras” (Yornet, 2005: 17).

Durante la gestión de Jorge Fernández Monjes, a cargo del rectorado de la UNSJ desde marzo a Septiembre de 1976, se dictaminaron nuevas legislaciones intra-institucionales que -en consonancia con la política educativa del régimen de facto- promovieron cruentas modificaciones tanto en la organización académica universitaria como en la misma estructura institucional.

Mediante una nueva ordenanza, erogada el 14 de julio de 1976 por el flamante rector, se depuso la normativa Nº 33/75 -vigente desde octubre de 1975- referida a la organización académico-institucional de la UNSJ y que había dado origen a la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) y promovido además la separación de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN) de la Facultad de Ingeniería (FI). Fernández Monjes frustró el proyecto de conformación-consolidación de la FCEFyN mediante un explícito bloqueo en el proceso de traspaso de los Departamentos de Matemática y Físico Química desde la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA) al por entonces Departamento de Ciencias Naturales, obstruyéndose de este modo, todo intento de delimitación homogénea de las unidades académicas de la UNSJ. “El capitán Jorge Fernández Monjes, suspendió el traspaso de ambos departamentos […] alegando razones de orden presupuestario, falta de cumplimiento de la aprobación de la nueva estructura del Poder Ejecutivo Nacional en cuanto a creación de nuevas unidades académicas y carreras, y que era necesario adecuarse a exigencias de orden práctico existentes en la actualidad” (Rodríguez, 2009).

Más que significativa fue la profunda consonancia entre la retórica -y las maniobras- del capitán odontólogo Fernández Monjes con el discurso y el accionar sostenido por las Fuerzas Armadas, cuyo cometido era extirpar el “cáncer” de la sociedad. En diversas ocasiones el delegado militar a cargo del rectorado afirmó que era necesario emprender una “intransigente depuración ideológica institucional” para que la universidad pudiera cumplir una destacada labor en sus funciones específicas, y mejorar así la “deprimente” situación del área de la cultura y educación de la provincia, liberándola de las “garras apátridas y traicioneras de la subversión”. Desde la óptica del nuevo rector y grupos allegados, se consideraba que los diferentes agentes universitarios (docentes, estudiantes y personal administrativo) estaban demasiado enviciados de subversión, por lo cual ya no bastaba sólo con imponer una reforma académica en los claustros, siendo necesario acudir a la represión -más cruenta- de los agentes mismos. “Se afirmó -respecto del nuevo rector- que debía proceder ‘a realizar las extracciones de las piezas con caries’, connotando esta expresión la función de censura y de eliminación de todo mal presente en la institución universitaria” (García, 2008: 202)

Como se indicó precedentemente, uno de los propósitos estratégicos del régimen militar fue el reorganizar la vida político-institucional del país, articulando el sistema universitario en pos de ese objetivo; para concretarlo -en lo que refiere a la UNSJ- fue de vital importancia la sustitución de quien hasta entonces fuera el rector-interventor Jorge Fernández Monjes por un reconocido geólogo local: el Dr. Emiliano Pedro Aparicio, el 17 de septiembre de 1976. Con objeto de presidir la ceremonia de traspaso, estuvo presente el Subsecretario del Ministerio de Educación de la Nación,

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contraalmirante Enrique Rodolfo Carranza, quien en una primera etapa dirigió el llamado plan “Operación Claridad”.13

La presencia de Carranza durante la transferencia de la responsabilidad en la conducción de la UNSJ, ponía de manifiesto la vigorosidad que, a partir de entonces, tomaría la política autoritaria-procesista en las claustros sanjuaninos y que dio lugar a una buena cantidad de inhabilitaciones y cesantías, y probablemente también a encarcelamientos y desapariciones. Se reflejaba así, un nuevo intento de los grupos dominantes por hacer encajar la reorganización del sistema universitario con el “PRN”. En una entrevista para Diario de Cuyo, el propio Enrique Carranza así lo manifestaba: “se trata de ese trabajo armónico, pleno de riqueza en los aportes que son capaces cada uno de sus miembros a lograr que el proceso educativo, y dentro de él el proceso universitario se integre plenamente con el proceso de reorganización que se ha emprendido el 24 de marzo. Aspiramos a devolverle a las universidades, la plena vigencia de sus niveles académicos, que hacen que la Universidad sea la plena orientadora fundamental de nuestra juventud” (Algañaraz, 2008: 138)

Con la llegada del Dr. Emiliano Pedro Aparicio, subordinado técnicamente a las decisiones del Ministerio de Educación de la Nación -desde 1978 bajo exclusiva responsabilidad del destacado abogado y profesor de la UCA, Juan Rafael Llerena Amadeo-, se estabilizó por un largo tiempo la pertinaz sucesión de rectores en la UNSJ, conservando el destacado geólogo el cargo de rector por más de dos años.

La política de “reordenamiento universitario” impulsada por Llerena Amadeo tuvo su anclaje en la UNSJ durante la gestión de Aparicio, expresada concretamente en la supresión de la carrera de Ingeniería Civil de la FI14 de la UNSJ, dimisión realizada alegando exiguas e insensatas razones, un bajo nivel académico por ejemplo, que en el fondo encubría la creación de esta misma carrera en la provincia de Mendoza. “En San Juan se sancionó la resolución Nª 1.232 por la cual se creaba la carrera de Ingeniería Civil en Mendoza y se eliminaba la de San Juan, con la explicación de que no podía haber dos iguales en la región” (Rodríguez y Soprano, 2009: 10)

La resolución firmada por el ministro, desató una serie de conflictos internos entre los grupos de poder de la órbita nacional y local, resultando de ello la renuncia indeclinable del entonces rector y la creciente manifestación de disconformidad del sector universitario y de amplios sectores de la sociedad sanjuanina. “Cuando en febrero de 1980 el ministro viajó a esta ciudad, el comercio local mantuvo cerradas sus puertas durante media hora en señal de protesta por su presencia” (Rodríguez y Soprano, 2009: 10).

13 El llamado plan “Operación Claridad”, eufemismo para denominar un conjunto de acciones de espionaje e investigación de funcionarios y personalidades vinculadas con la cultura y la educación, fue implementado por Pedro Bruera -primer Ministro de Educación de la Junta Militar- y consistió en el diseño y ejecución de un sistema de control ideológico en el ámbito educativo. La “Operación Claridad” incluyó la creación, en 1976, del Área de Recursos Humanos y de la Asesoría de Comunicación Social como secciones del Ministerio de Educación de la Nación, se trató de organismos encubiertos de control, censura y represión del personal y del material utilizado en todo el ámbito educativo. Fue dirigido en una primera etapa por el contraalmirante Enrique Carranza y desde 1978 por el coronel Agustín C. Valladares (bajo la responsabilidad de Roberto Viola). Ver más en Chanfreau y otros (2001)..

14 Es de destacar, que la Facultad de Ingeniería (o mejor dicho, la tradicional Facultad de Ingeniería, Ciencias Exactas, Físicas y Naturales dependiente originariamente de la Universidad Nacional de Cuyo) había alcanzado un importante prestigio a nivel local y un gran reconocimiento nacional e internacional a su trayectoria, sobre todo durante el primer gobierno peronista, cuando numerosos científicos de primer nivel provenientes de grandes universidades nacionales -en especial de las universidades de La Plata y Buenos Aires- se asentaron en San Juan y cimentaron una época de gran producción científica en la región, plasmada en la creación de los distinguidos institutos de investigación que hoy llevan el nombre de sus destacados investigadores precursores.

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No obstante, tras la indefectible renuncia de Aparicio en 1979 remontó nuevamente la inestabilidad en el rectorado de la UNSJ, el cuál pasó a estar en manos de un rector sustituto designado por el Poder Ejecutivo Nacional: el doctor Roberto López Aragón, cargo que fue reemplazado finalmente en 1980 por el arquitecto Eduardo Mario Caputo Videla.

Es destacable que más allá de la acentuada inestabilidad en el rectorado -y en las sucesivas gestiones de los rectores- durante el Proceso, no hubo cambios rotundos en cuanto a la implementación de la política autoritaria-represiva diseñada por la dictadura militar para la universidad. Es imposible cualquier intento de pensar las distintas modalidades de concreción que la política educativa-procesista tuvo en el ámbito universitario sanjuanino fuera de los cánones militarizados promovidos por el mismo régimen, y que impactaron contundentemente en la UNSJ y en sus unidades académicas dependientes.

La vida universitaria sanjuanina se vio fuertemente alterada, durante estos duros y dificultosos años devenidos con el PRN. Fue modificado en forma severa el reglamento académico de la UNSJ, se redujo el período de toma de exámenes y se volvieron más exigentes las condiciones para obtener la regularidad, determinándose además cupos de ingreso según carreras y exámenes de admisión. Asimismo, se revisaron y rediseñaron los planes de estudio existentes y fueron suprimidas algunas materias consideradas peligrosas en el nivel de carreras de grado. También se prohibieron subsidios a investigadores, hubo gran pérdida de acervo cultural debido a la incautación de libros, se cerraron carreras -sospechadas de formar futuros “subversivos”-, concretizándose incluso una coordinación y organización sistemática de persecución ideológica y represión que incluía todo el arco universitario.

El ingeniero Carlos Graffigna denota algunos de los corolarios que aquella política educativa-procesista dejó en la estructura universitaria: “La Universidad perdió todo en manos de los militares. Se frustraron muchos proyectos con el golpe militar. Con el gobernador Eloy Camus [...] se estaban iniciando las obras del Complejo Universitario Islas Malvinas (CUIM). La idea era que las facultades de Ingeniería y Filosofía pasaran a ser colegios secundarios y concentrar la universidad en el CUIM, pero derrocado el gobernador se anuló el proyecto. En ese momento, nadie en San Juan se levantó para defender a la universidad. Yo creo que esta va a ser una de las pocas universidades que no tendrá a futuro una ciudad universitaria como corresponde, todos sus predios han quedado encerrados por la urbanización realizada sin planificación alguna. Y todos sabían cuál era la razón por la cual se suspendía la obra: el gobierno militar quería a todos los alumnos dispersos, para que no hicieran alboroto, “por razones de seguridad” se decía. Todo se frustró con el golpe; fui a pedir explicaciones sobre el tema y me recibieron con el arma sobre el escritorio... no me quiero ni acordar. Otro proyecto fue el de la Empresa de Fabricaciones Universitarias que se creó en 1975 y la cerró el gobierno militar nueve meses después, a pesar que hacía un muy buen trabajo. En ese tiempo la empresa le devolvió al gobierno y a la UNSJ el 100% del capital que habían invertido en su creación y tenía contratados trabajos por cuatro años y medio. El régimen militar tenía bien claro que la universidad de ese momento era formadora de críticos en serio y todo lo relacionado con ésta debía ser desarticulado. La universidad lo perdió todo en manos de los militares” (Galleguillo, 2007: 2)

Ahora bien, lo hasta aquí dicho no es sino un modo categórico de adentrarse en los corolarios más profundos que el accionar represivo y el control académico-institucional desplegado por la dictadura militar -y grupos académicos allegados- imprimió a la UNSJ, pues durante el proceso de militarización educativa sostenido por el PRN no sólo fueron removidos en su total plenitud la organización académica e institucional de la universidad, sino que gran parte de la misma comunidad universitaria pasó a integrar las denominadas “listas negras”.

Por aquel entonces, un importante número de agentes que formaban parte del personal docente, administrativo y de apoyo universitario padeció cesantía de sus tareas, pasando a conformar parte de una nueva categoría social: la de “muertos civiles y laborales”. La exoneración de gran parte del personal de UNSJ, al igual que numerosos trabajadores de la administración pública provincial y

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municipal, se efectúo en conformidad con los decretos dictatoriales: acuerdo Nº 00033-Bis-G del 29 de marzo de 1976 y el Nº 0010-Bis-G del 12 de abril de 1976, que promulgaban la separación de sus cargos de todo personal de la administración pública que presuntamente se encontrase vinculado a actividades “subversivas” o “disociadoras”, aduciendo razones de “seguridad”. (Agüero, 2008)

También hubo docentes que por mantener su puesto de trabajo, fueron víctimas de una fortísima “persecución ideológica”, traducida en fuertes amenazas, presiones interminables, siendo obligados a tener que reorganizar el contenido de sus asignaturas, a suprimir determinados contenidos bibliográficos, incluso en muchos casos a omitir sus expresiones, su voluntad. Pero adicionalmente a la censura, la pérdida de la libertad académica y el cercenamiento de las ideas, el estamento docente de la UNSJ sufrió además irreparables pérdidas, pues muchos sufrieron el ostracismo y otros desaparecieron sin dejar rastros.

Entre los docentes desaparecidos de la UNSJ, es destacable el caso de los sociólogos Rafael Olivera y su esposa Nora Jurado Rodríguez, ambos militantes de la Juventud Peronista y docentes del Departamento de Sociología de la FACSO. Rafael Olivera se desempeñaba además como director de dicho departamento. Ambos se marcharon fuera de la provincia dada la fortísima persecución que sufrían y fueron secuestrados finalmente en julio de 1976 en la localidad de San Rafael, Mendoza. También sobresale el caso del ex-rector de la Universidad Provincial Domingo Faustino Sarmiento: el ingeniero Juan Carlos Cámpora, militante peronista que sufrió fuerte acoso policial y allanamiento de una de sus viviendas -en la que presuntamente se escondían subversivos-, desapareció en la ciudad de San Juan en febrero de 1977.

En lo que respecta al personal de apoyo universitario, se destaca el caso de los imprenteros de la UNSJ desaparecidos: José Rolando Scadding y Florentino Arias Berón, secuestrados en la ciudad de San Juan el 23 de octubre de 1976. En una entrevista para Diario de Cuyo, la esposa de Arias revela las vicisitudes de la desaparición de su esposo y del otro imprentero: “Arias era un empleado de la imprenta de la Universidad Nacional de San Juan que con 42 años, 9 hijos y otro en camino, desapareció en la mañana del 23 de octubre de 1976 de la puerta de una imprenta que tenía en pleno centro de la ciudad. […] Arias que era delegado en el gremio de los gráficos y militante peronista, había ido a trabajar esa mañana en el auto de su amigo de toda la vida y socio, José Rolando Scadding. […] Mientras Scadding estacionaba el auto, Arias se bajó a abrir el negocio, cuando llegaron dos Ford Falcon de color verde y bajaron 3 o 4 personas armadas, que rápidamente se llevaron a Arias. Scadding intentó seguirlos algunas cuadras, pero perdió de vista los autos. [...] A mediodía fue hasta la casa de Arias, a avisar lo que había pasado [...] pero antes llegaron 4 personas armadas que dijeron que iban a buscar a Arias. […] Cuando llegó Scadding ya lo estaban esperando. Lo detuvieron y se lo llevaron por el fondo de la casa. Tampoco se volvió a saber más de él” (Leiva, 2008).

Sin embargo, no caben dudas de que el sector estudiantil fue el más duramente golpeado durante los años de autoritarismo militar. Considerados “semilleros de subversión” desde la égida militar-dominante, se promovió la enajenación de todo intento de expresión juvenil universitaria y se emprendió la tarea de anestesiar y desbaratar cada uno de los Centros de Estudiantes que componían la UNSJ. Durante el periodo 1976-1983, “se desactivaron las organizaciones estudiantiles, sus principales dirigentes fueron apresados o bien desaparecieron siendo víctimas del terrorismo de Estado. Muchos de los militantes partidarios estudiantiles pasaron a la clandestinidad, se convocaron al silencio y fueron abandonando en este clima tan hostil, las aulas y la vida universitaria”.(García, 2008: 202)

Durante aquellos años, gran parte del estudiantado universitario sanjuanino fue suspendido por realizar actividades contrarias a las leyes dictadas durante el proceso militar (debates, manifestaciones callejeras, pintadas, lectura de materiales literarios “prohibidos”, etc.) La sanción que infligía el sistema universitario en época militar para los estudiantes considerados “subversivos” era la

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suspensión y/o la expulsión. Lo perverso es que la expulsión de la institución de enseñanza superior era un complemento de la posterior detención-tortura-desaparición de muchos estudiantes. En este sentido, si bien la mayor parte de los estudiantes de la UNSJ fueron suspendidos, otros tantos expulsados y algunos detenidos -puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN)-, hubo también muchos estudiantes “desaparecidos”.

Por referir a los casos más emblemáticos de alumnos de la UNSJ desaparecidos, se puede mencionar el caso de los primeros estudiantes desaparecidos: Portillo José Andrés -estudiante de Ingeniería- y Olivares Narváez José Luis -estudiante de Geología-, ambos militantes peronistas. Portillo desapareció en julio de 1976 en la ciudad de Córdoba y Olivares fue secuestrado en San Juan en Agosto del mismo año. Otro caso significativo fue la desaparición del estudiante de Ingeniería Química y por entonces presidente del Centro de Estudiantes de esa facultad: Víctor Hugo García, militante de la Juventud Peronista y oriundo de la localidad de Jáchal, San Juan. García fue detenido en Agosto de 1975, trasladado al penal de Chimbas y liberado un año después. Dos meses más tarde de su planificada liberación, fue secuestrado de su domicilio en Jáchal, el 1º de octubre de 1976. Asimismo llama la atención el caso del estudiante de Ingeniería Juan Antonio Gutiérrez y de la estudiante de Sociología María Luisa Alvarado Cruz -de nacionalidad peruana-, militantes también de la Juventud Peronista en la UNSJ. La desaparición conjunta de ambos acontece en Mendoza el 29 de Septiembre de 1976. Se tienen noticias de que Alvarado estuvo hasta mediados de Diciembre de 1976 secuestrada en “La Marquesita”, 15 principal centro clandestino de detención en San Juan.

En función de lo antedicho, no caben dudas que la consecuencia más aberrante que la represión dictatorial dejo en la UNSJ se expresa en términos de vidas humanas perdidas, pues el genocidio perpetrado alcanzó toda una generación de agentes universitarios. Gran parte de los secuestrados-desaparecidos de San Juan, habían sido agentes activos en los claustros universitarios de la provincia. Se puede señalar que hubo no menos de 18 personas secuestradas-desaparecidas en época de la dictadura pertenecientes a la UNSJ: 13 estudiantes, 3 docentes y 2 agentes del personal de apoyo universitario. La mayor parte de los secuestros y desapariciones se produjo entre Agosto de 1976 y marzo de 1978. La edad promedio de los secuestrados era de 25 años. La mayoría de ellos fueron estudiantes de Ingeniería y de Sociología.16 (Algañaraz, 2008).

Finalmente, y a modo representativo, resulta significativo referirse a la experiencia padecida por una de las unidades académicas de la UNSJ más duramente abatida durante el periplo de ejecución de la política educativa del régimen procesista para la universidad: la FACSO.

El proceso de afianzamiento de la identidad propia y el profundo reconocimiento social que la FACSO había alcanzado en un período relativamente corto, debido a la alta calidad de sus investigaciones -plasmado en la creación del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas (IISE) en 1974- se vio gravemente afectado durante los años de dictadura. El ejercicio de toda práctica que

15 En líneas generales, pueden señalarse tres grandes escenarios provinciales en los que fueron

torturados y -en algunos casos- asesinados o desaparecidos muchos de los detenidos y secuestrados durante el PRN: el Penal de Chimbas, la Marquesita y el viejo edificio de la Legislatura. Cabe destacar que la penitenciaría local -sita en el departamento Chimbas- funcionó como centro “legal” de detenciones bajo la égida del PEN, mientras que los otros dos funcionaron como Centros Clandestinos de Detención (CCD). El edificio de la Legislatura Provincial -ubicado por aquellos años en el Estadio Parque de Mayo- se puso en marcha desde iniciado el golpe militar, pero como CCD tuvo muy corta duración. La “Marquesita” (camping de suboficiales del Ejército -RIM 22-, ubicado en la localidad de Marquesado) fue en cambio uno de los principales CCD locales, se trató de una organización estructurada militarmente para efectivizar el plan sistemático de represión implementado por los grupos militar-dominantes en San Juan. Más detalles en: Algañaraz (2009).

16 Más detalles sobre las personas secuestradas-desaparecidas durante el PRN pertenecientes a los estamentos de la UNSJ, ver: <http://www.facso.unsj.edu.ar/paginas/novedades/libro.pdf >

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permitiera el desarrollo de una actividad crítica, es decir asambleas, discusiones académicas, debates sociales, etc. -que por entonces caracterizaban notablemente a la FACSO-, fueron desapareciendo procesual pero agudamente de esta casa de estudios. El silencio impuesto por el miedo y la represión ponían de manifiesto que la libertad de pensamiento, expresión y reunión había sido truncada. “El régimen de censura y el temor impuesto por la dictadura produjeron en poco tiempo la desmovilización total de docentes, estudiantes y personal de apoyo universitario”. (García, 2008: 202)

Hubo también muchos docentes de la FACSO que, por cuestionamientos políticos e ideológicos, fueron cesanteados de sus cargos. “En el caso de la Facultad de Ciencias Sociales, casi inmediatamente de producido el golpe, se dio a conocer por los medios de prensa una lista de docentes que fueron exonerados de sus cargos, pudiendo retornar a los claustros en los tiempos democráticos. (García, 2008: 202)

Inclusive, el amplio grupo de carreras de grado que se dictaban en la FACSO se vieron seriamente amenazadas de supresión, medida de extrema gravedad que finalmente se concretó en la carrera de Sociología, suspendiéndose la inscripción en la misma por el período de dos años. Durante los años 1979 y 1980 Sociología no tuvo ingreso a primer año, se trató de una forma de cierre parcial de la carrera, una medida tomada como forma de desactivar coercitivamente todo pensamiento o sistema de ideas que cuestionaran política e ideológicamente el accionar del régimen militar.

Asimismo, durante este largo período, la biblioteca de la FACSO atravesó por una experiencia devastadora, pues durante los meses posteriores al golpe militar se procedió (mediante un índex) a seleccionar primero y retirar luego de los anaqueles de la biblioteca, aquellas obras consideradas “subversivas” y desde entonces “prohibidas”. “Militares y fuerzas de seguridad procedieron al secuestro de todo el material bibliográfico considerado de carácter subversivo. En este operativo fueron secuestrados numerosos volúmenes provocando un menoscabo al patrimonio cultural de nuestra casa de estudios” (García, 2008: 202)

En fin, las consecuencias de aquella nefasta época fueron terribles para muchos sanjuaninos, y en especial para muchos universitarios: dolor, silencio, encierros, entierros, destierros, fueron el destino de la gran mayoría. Las secuelas del accionar represivo han marcado a fuego a la sociedad sanjuanina en general -y concretamente a la UNSJ-, tal que sus heridas aún están vivas y presentes en la realidad social y lo seguirán estando en tanto no pueda realizarse una acción social reparadora, que es la acción de transmitir el conocimiento de la verdad y el reconocimiento social de los hechos sucedidos. Sólo así logrará elaborarse el duelo histórico-social de la tragedia acaecida.

Reflexiones finales Con el autodenominado “PRN”, los grupos militar-dominantes procuraron sobrellevar un

profundo reordenamiento de la sociedad y el Estado argentino. Esta intensa modificación del sistema político-institucional, incluyó hacia su interior el establecimiento e imposición en los núcleos universitarios nacionales de una política académica-cientista acorde al modelo económico-político que se pretendía instaurar, lo que se tradujo en una de las etapas más nefastas para el espacio académico-universitario argentino. Con la implantación de esta política de purga institucional, control académico y accionar represivo, el gobierno militar procuró crear un ámbito aséptico para el desarrollo de la docencia y la investigación, eliminando consecuentemente el gobierno tripartito y la autonomía universitaria.

La supresión de autonomía y la extensión del control académico en los diferentes núcleos nacionales de educación superior, traducidas en las crecientes restricciones a la libertad académica y de investigación, la emigración masiva y, en algunos casos, el exilio de muchos científicos argentinos, así como las cruentas persecuciones ideológicas y el marcado accionar represivo-militar sobre los núcleos universitarios, ponían de manifiesto el viraje padecido por la política educativa nacional, y dentro de ella la política universitaria.

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Sin dudas, el campo académico nacional fue uno de los blancos preferidos de la represión desatada por el último régimen militar, que dejó en nuestro país significativas consecuencias, traducidas en el desmantelamiento de los núcleos universitarios tanto en su actividad de investigación como de docencia y la degradación de la vida institucional misma -por la pérdida de invalorables cuadros técnicos, científicos y políticos-. Además, detener la dinámica y creciente marcha técnica y cientista del momento así como sus planes de proyección a futuro, se tradujo pronto en un importante freno para el ulterior desarrollo socio-económico del país. No obstante, las consecuencias pueden advertirse además en términos de vidas humanas perdidas, pues la depredación académica dejó un saldo de miles de asesinados, secuestrados, desaparecidos, detenidos y exiliados.

Sin embargo, el autoritarismo, el terror y la violencia procuraron anular (aniquilar) -material y simbólicamente- no sólo a los agentes universitarios considerados descarriados y peligrosos (subversivos), sino disciplinar además la capacidad de pensamiento crítico, la voluntad de alcanzar conocimiento, así como. la libertad de investigación y enseñanza en los núcleos nacionales de educación superior.

En suma, este complejo proceso de “desinstitucionalización-restructuración” del campo académico universitario (y también del campo científico) no pretendió más que remover las bases y fundamentos de la política técnica, cientista y educativa con notable prelación durante largo tiempo en Argentina, siendo el corolario de tal avasallamiento un profundo debilitamiento institucional del campo académico y científico nacional.

Con el desenvolvimiento del presente trabajo y teniendo en cuenta el estado de la cuestión, se procuró recorrer reflexivamente, y desde una perspectiva integradora, tal que reúna la Historia y la Sociología, el devenir del campo académico nacional bajo el periodo de subyugación dictatorial y aproximarse -aunque exploratoriamente- a lo acontecido en la UNSJ. Echar luz sobre aquellos rincones del pasado con menos presencia en las reconstrucciones realizadas desde la memoria y la historia es una de las tantas formas posibles de ampliar las fronteras de conocimiento, incluir nuevos actores y posibilitar la transmisión generacional. Pues como bien indica Marcos Novaro (2009) “La historia reciente nos puede ayudar, y mucho, a entender las tendencias, los problemas y las posibilidades que definen nuestro presente”.

Finalmente, cabe destacar que, como perspectiva futura se procura continuar incursionando sobre el complejo proceso de “desinstitucionalización-restructuración” instaurado en los núcleos académicos nacionales durante el interregno dictatorial 1976-1983, tratando de encontrar respuestas a interrogantes prometedores -sobrevenidos del análisis precedente-, tales como: ¿Cuáles fueron las implicancias y corolarios en materia de desarrollo económico-social y técnico-científico que este proceso de “desinstitucionalización-restructuración” procesista trajo aparejado para el país?; ¿Con qué finalidad la dictadura militar de 1976 sistematiza y exacerba este proceso de desmantelamiento de universidades estatales?; ¿Cómo se explicita la situación de auge y consolidación experimentada por las universidades privadas, durante el marcado proceso de desarticulación de los núcleos académicos nacionales en los años setentas?; ¿Los llamados “CAI”, eran del todo independientes del campo científico y del sistema universitario?

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Artículo recibido: 19 de enero de 2010 -Aprobado: 20 de febrero de 2010 Revisado: 20 de marzo de 2010.

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f.mAujob/!Revista electrónica de estudios latinoamericanos - ISSN 1666-9606

Artículos JOSÉ LUIS ROMERO Y LA HISTORIA DEL SIGLO XX*

CARLOS BARROS**

Queremos ante todo felicitar a los organizadores de las Jornadas, y a la familia del historiador homenajeado, por el éxito conseguido, prueba del poder de convocatoria de José Luis Romero, de la vigencia de su obra en este nuevo siglo. El objetivo final de nuestra intervención es, pues, argumentar el interés y la importancia internacional de la vida y obra del historiador argentino para hacer frente a los retos del presente: caída de las grandes escuelas del siglo XX (Annales, Past and Present) y nuevas realidades históricas e historiográficas del siglo XXI, marcado por globalizaciones de distinto signo. Todo ello sin retornar al viejo positivismo ni renunciar al “oficio”, como piden los posmodernos genuinos. Lo que exige pensar por nosotros mismos, aceptando como dijo Peter Burke en el I Congreso Internacional Historia a Debate (1993) que la renovación ahora va por la periferia1: el mejor ejemplo es José Luis Romero y sus “pensamientos anticipatorios”.2

Primeramente ubicaremos a José Luis Romero en la historiografía del siglo XX, haciendo hincapié en una excepcionalidad que explica que su obra histórica -y política- haya resistido mejor que otras aportaciones coetáneas de tipo individual, de ámbito nacional o internacional, al paso del tiempo.

Formado en el periodo de entreguerras, hegemonizado historiográficamente por el positivismo, buscó siempre nutrientes intelectuales menos estrechos, más diversos, en detrimento de una cómoda y segura carrera académica3. Declara Romero, un año antes de morir (1977, con 68

* Versión escrita, revisada, anotada y ampliada por el autor de la conferencia dictada el 1 de abril de

2009 en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional de Argentina, durante las Jornadas Internacionales “José Luis Romero”, organizadas por la Universidad Nacional de San Martín en Buenos Aires.

** Universidad de Santiago de Compostlea. Coordinador de la red Historia a Debate. 1 Intervención profética de Peter Burke en la mesa D sobre el “Tournant critique’ de Annales”: “The

comtemporary historical world is polycentric, in the sense that innovations now arise in many different places, notably in the so-called ‘peripheries’, in Europe and outside”, Historia a Debate. I. Pasado y futuro, Santiago, 1995, p. 52.

2 Carlos Astarita, “Estudio preliminar” a José Luis Romero, Crisis y orden en el mundo feudoburgués [1980], Buenos Aires, 2003, p. XXVI.

3 El valor intelectual e historiográfico de la obra de José Luis Romero es también consecuencia de su escaso interés por una “convencional carrera académica” (loc. cit., p. XXX), y de su compromiso ciudadano,

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años), en ese magnífico testamento, historiográfico y vital4, que son las conversaciones con Félix Luna: “Como usted se imaginará, yo nunca me he sentido muy cómodo entre mis colegas, porque, por mi formación, nunca he tenido la vocación de ser un documentalista. Y como era la única historia admitida, la única manera admitida de hacer historia, yo siempre me he sentido un poco marginado”5. Aunque está hablando, concretamente, de cuándo y por qué organizó su revista crítica Imago Mundi6, en oposición a la academia argentina de los años cincuenta, la verdad es que nunca le abandonó cierto sentimiento de relegación, extensible a los años sesenta y setenta, también patente en el ámbito internacional, dominado en aquel entonces por Annales y el marxismo historiográfico, corrientes teóricamente próximas a su posición historiográfica. No sobra insistir en que de su carácter relativamente “aislado” y “periférico” en la historiografía del siglo XX, deriva no poco su actualidad y proyección de futuro.

Un historiador fuera de carril El desarrollo de José Luis Romero como historiador discurre paralelo al nacimiento y difusión

de Annales (la revista nace en 1929, cuando él tenía ya 20 años) y la historiografía marxista. En general, no se consideró ni le consideraron seguidor de tan importantes movimientos historiográficos, pese a la evidente semejanza de temas y enfoques de investigación e interpretación. Annales y el marxismo historiográfico, conjuntamente y por separado, fueron ciertamente tendencias pujantes y preponderantes en los años sesenta-ochenta, entre los historiadores avanzados de las universidades europeas y latinoamericanas.7 También gracias a la colaboración entusiasta y paradójica de José Luis Romero, principalmente en Argentina, donde introdujo –y tradujo- autores principales de Annales y marxistas a través de su cátedra y centro de Historia Social General (1958)8 en la Universidad de Buenos Aires. Yo mismo, cuando hace más de dos décadas leí por vez primera a Romero, como medievalista e historiador social de las mentalidades, lo consideré -simplemente- un historiador influido por la escuela francesa y el marxismo, pese a la originalidad de su obra, nada habitual entre los seguidores “periféricos” de las “grandes escuelas” europeas del pasado siglo.

José Luis Romero fue, por tanto, un historiador “fuera de carril”. Casi todos los que lo han estudiado coinciden en resaltar su “espíritu libre”, “autonomía intelectual” e “independencia de criterio”9, en general y en su relación con las tendencias historiográficas de su tiempo, de las cuales

Luis Alberto Romero aporta datos significativos sobre una “marginalidad institucional” agudizada por sus ideas liberales y socialistas: “Solo entre 1958 y 1965, apenas ocho años, tuvo una experiencia universitaria plena”, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, La Nación, 4 de abril de 2009 (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1113936).

4 “Maravilloso testimonio de su pensamiento maduro”, ibídem. 5 Félix Luna, Conversaciones con José Luis Romero. Sobre una Argentina con Historia, Política y Democracia,

Buenos Aires, 1976, p. 138. 6 Con Imago Mundi Romero pretendió, en 1953, una “toma de posición en el campo historiográfico”

defensora de “una concepción integral de la historia que no terminaba en la historia política”, ibídem. 7 Carlos Barros, “El paradigma común de los historiadores del siglo XX”, Medievalismo, Madrid, nº 7,

1997, pp. 235-262 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/paradigma_comun.htm). 8 Desde donde “impulsó la renovación entre los historiadores, conjugando diversas corrientes nuevas,

como la francesa de Annales, la del desarrollo económico y la marxista”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.

9 Sería lamentable confundir la singularidad innovadora, creativa y constructiva de Romero con el individualismo típico de nuestro medio, con frecuencia academicista y conformista, provocador en ocasiones de un hipercriticismo destructivo.

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gustaba aparecer ciertamente distante10. Pero no por falta de visión colectiva de la historia y capacidad personal de compromiso.

Romero hizo algo más difícil, poco común entre académicos de ayer y de hoy: actuar como un “hombre de partido”, sin abandonar la investigación y otras actividades universitarias, durante los 16 años (1945-1961) de militancia más o menos activa -según qué épocas- en el histórico Partido Socialista argentino.11 Adhesión política movida por ideales de igualdad y progreso social, militancia desinteresada al ser el PS de una fuerza de oposición con nulas perspectivas de alcanzar cuotas de poder en la Argentina peronista (1945-1955) y aun posteriormente. Después de la caída de Perón, José Luis Romero fue impulsado -desde la base estudiantil12- al rectorado de la Universidad de Buenos Aires (1955-1956)13, que ejerció sin dejar de lado su compromiso socialista, todo lo contrario. Llega a ser uno de los dirigentes importantes del Partido Socialista entre 1956 y 196014, alineado hasta donde pudo con su corriente más juvenil e izquierdista15. Formada por jóvenes estudiantes y docentes vinculados muchos de ellos a Romero16 por medio de su cátedra de Historia Social General en la UBA, tertulias en su casa, etc.17 Difícilmente un hombre así, capaz de compatibilizar la militancia socialista (incluyendo sus desagradables luchas internas18) con la investigación y la vida académica, tendría reparos de soberbia, academicismo o personalismo para formar parte de unas corrientes historiográficas19 por su carácter colectivo. En el caso de José Luis Romero, su

10 “Era algo ambiguo” ante las corrientes historiográficas del momento, reconoce prudentemente Luis Alberto Romero en “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.

11 Omar Acha, La trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero, Buenos Aires, 2005, pp. 44-61. 12 í Acha, La trama profunda, op. cit., p. 51. 13 A decir de Luis Alberto Romero y otros, el rectorado de José Luis Romero constituyó “la más

brillante etapa de la Universidad de Buenos Aires” (La Nación, 4 de abril de 2009), consiguiendo en sus siete meses de gestión desplazar del poder al catolicismo integrista y sacar adelante la reforma universitaria, Luis Alberto Romero, Prólogo a José Luis Romero, Latinoamérica, las ciudades y las ideas, Buenos Aires, 2001, pp. XI-XII.

14 La prolongada espiral de división y fragmentación interna del Partido Socialista iniciada en 1958, y el contexto de radicalización política (véanse las notas 15, 73), acabaron por distanciarlo de manera irreversible, en la primera mitad de los años sesenta, del partido, de la política activa y de la institución universitaria (véase la nota 74).

15 Hasta que “en 1962 decidió que no podía seguir ni a quienes se incorporaban al peronismo ni a los que optaban por la lucha armada”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.

16 También Marc Bloch se vio influido por estudiantes y jóvenes colegas, además de por sus hijos, cuando entra en la resistencia antinazi de Lyon; recomendado por un estudiante de filosofía de 20 años, Maurice Pessis, Bloch comparece ante un dirigente clandestino, a quien le dice humildemente (tiene 57 años y morirá fusilado un año después): “Sí, yo soy el novato de Maurice”, Carole Fink, Marc Bloch. Uma vida na história (ed. original, Cambridge, 1989), Oeiras, 1995, pp. 283-284, 303.

17 Donde se discutían copias de libros y artículos de la nueva historia social en paralelo con un compromiso político de orientación marxista -que implicaba a una parte de los asistentes- influido por la evolución de la exitosa revolución cubana, Omar Acha, Acha, La trama profunda, loc. cit.

18 Con la cura de humildad que suponía para un historiador conocido y valorado soportar las refriegas de la política partidaria de las izquierdas; algunos utilizaron contra Romero, en los debates internos, su estatus intelectual y académico, con las típicas insidias de que no comprendía las reglas de la política, conduciéndose mediante “abstracciones de realidad… citas de citas o comentarios de glosas”, Omar Acha, Acha, La trama profunda, op. cit., pp. 53-54.

19 Una hipotética pertenencia, explícita y reconocida, de Romero a las escuelas de Annales o marxista le habría aportado, a qué dudarlo, una mayor proyección nacional e internacional (véase la nota 36).

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justificación como “historiador-fuera de carril”, en tiempos de fuertes compromisos de todo tipo, hay que buscarla por otro lado.

Romero fue un historiador singular, crítico y creativo, con una ambición historiográfica20 que lo situaba por encima de la mayoría de los historiadores de su tiempo21 y le condujo a ingentes proyectos de investigación histórica y teórica. Además de interesarse continuamente por la historia de Argentina y América Latina, madura tres grandes objetivos históricos-historiográficos22: una historia general de Europa y Occidente (Proceso histórico del mundo occidental23), una monumental historia urbana (La ciudad occidental24), y una teoría de la historia (Teoría general de la vida histórica), que quedaron inconclusos por la brevedad de lo humano individual25 y la variedad de dimensiones que ocuparon su tiempo vital, enriquecieron su vida terrena (la espiritual continúa en la memoria familiar, histórica e historiográfica) y coadyuvaron a formarlo como historiador de excepción.

El problema de la difusión e irradiación internacional de la obra de historiadores importantes, y las corrientes colectivas que puedan generar, es que dependen más del lugar donde nacen y se desarrollan humana y académicamente, y por lo tanto del idioma en que se expresan, que de la propia calidad, novedad y profundidad de sus investigaciones y reflexiones26. José Luis Romero era argentino, ni francés ni inglés,27 y pretendía ni más ni menos que reescribir la historia de Europa y del

20 La ambición de Romero era, desde luego, realizable dado su talento para conectar trabajo empírico

y reflexión teórica; tenía además determinación, “optimismo radical” (Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.) y capacidad de trabajo; en consecuencia, su ambición venía siendo una virtud profesional, una bendición para la historia, peligrosa por consiguiente para sus posibles competidores (véase la nota 27).

21 Romero era equiparable en obra y ambición con el Marc Bloch de la Sociedad Feudal (1939), el Fernand Braudel del Mediterráneo (1949) y el Jacques Le Goff de la Civilización del Occidente Medieval (1965), separándose de ellos en lo teórico: ninguno de los representantes de la gran escuela de Annales –ni tampoco de Past and Present, todo hay que decirlo- se atrevió siquiera a proyectar algo así como una teoría general de la vida histórica; tampoco fueron capaces en general de transcender sus especialidades académicas (más fuertes en Europa que en América Latina), mientras que el historiador argentino, aún considerándose medievalista, hizo además mucha y buena historia antigua, moderna y contemporánea: otro rasgo “fuera de carril”.

22 Félix Luna, op. cit., pp. 127-128. 23 De los cuatro tomos previstos del Proceso histórico del mundo occidental se redactaron y publicaron los dos

correspondientes a la Edad Media (el segundo, póstumamente): La revolución burguesa en el mundo feudal (1967) y el ya citado Crisis y orden en el mundo feudoburgués (1980), del que se hizo una segunda edición, en 2003, con espléndidos prólogos de Jacques Le Goff y Carlos Astarita.

24 Acaba de publicarse, en base a sus clases y algunos textos (1965-1973), por iniciativa de su hijo Luis Alberto Romero, historiador y albacea de nuestro universal historiador (con la ayuda de su nieta, Laura Muriel): La ciudad occidental. Culturas urbanas en Europa y América, Buenos Aires, 2009.

25 Cuando se jubila tempranamente de la UBA en 1965, con 56 años, se plantea culminar sus grandes proyectos historiográficos y teóricos (plan iniciado a los 27 años, Luis Alberto Romero, prólogo a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. III) contando con disponer de 20 años de “vida intelectual útil” (Luis Alberto Romero, prefacio a La ciudad occidental, p. 11), que la naturaleza redujo a 12 años al morir imprevistamente como ya dijimos en 1977, con 68 años, durante un viaje al Japón para asistir al Consejo Directivo de la Universidad de las Naciones Unidas.

26 Véase el párrafo a que hace referencia la nota 135. 27 Sergio Bagú dice, justamente, que La revolución burguesa de Romero está al nivel de la obra de Bloch y

se pregunta por qué no ha sido traducida al francés o al inglés, respondiendo que “se trata de un problema vulgar de competencia profesional, porque su autor es un latinoamericano que escribe sobre un tema europeo”, De historia e historiadores. Homenaje a José Luis Romero, México, 1982, p. 37; la cuestión, con todo, va

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mundo, desde Roma hasta el siglo XX. Es obvio que, desde América Latina, Romero no hubiese podido dirigir una tendencia historiográfica organizada por el mismo28 de ámbito internacional como hubiese correspondido por su temática y enfoques de orden global, aun teniendo la capacidad y las ideas para ello, surgidas de la productiva29 vía de nutrirse de escuelas divergentes para crear una metodología y teoría propias.30 Tampoco generó un movimiento historiográfico de ámbito nacional, por motivos distintos: la influencia agobiante del positivismo (tanto clásico como revisionista) y el tipo de marxismo que imperaba en la Argentina de su tiempo31. Aunque lo intentó modestamente a través de Imago Mundi. Revista de Historia de la cultura (1953-1956), con anhelos de “historia total”32, que respondía a una clara intención de organizar una tendencia intelectual de base historiográfica: “El subtítulo de IMAGO MUNDI caracteriza exactamente a esta revista, mediante la cual quiere sumarse a una corriente de pensamiento…” (editorial en el nº 1). A la hora del balance, Romero destaca ante todo, veinte años después, el papel político de grupo de Imago Mundi33 en la renovación de la Universidad pos-peronista, aportando contactos con la nueva generación estudiantil que llevará al propio Romero al rectorado de la UBA34 y relanzará después hasta el límite su compromiso socialista, según vimos.

En realidad, el historiador Romero no fue más allá de formar sus discípulos y rodearse de colegas más jóvenes, por medio de la docencia docente en el UBA y las reuniones en su casa, tampoco pretendió otra cosa35, y no parecía que quienes lo rodeaban y sostenían le demandasen que

más allá que la mezquina envidia -extendido vicio académico- y los celos profesionales, tiene que ver con el condicionamiento -decisivo en los siglos XIX y XX- de las relaciones académicas por las relaciones económicas y políticas entre lenguas, países y continentes (Waldo Ansaldi, “José Luis Romero, la mala suerte de nacer en el Sur”, en e-l@tina, volumen 7, número 27, abril-junio de 2009).

28 Tampoco le ofrecieron, según veremos más adelante, jugar un papel mínimamente relevante en la escuela de Annales, cuyos dirigentes y representantes siempre fueron franceses, incluso después de su internacionalización, a partir de la II Guerra Mundial, que siguió el viejo esquema centro-emisor / periferia-recepción.

29 El ejemplo mayor es Carlos Marx que se inspiró en el idealismo hegeliano, la economía política burguesa y el socialismo utópico, para construir su teoría materialista y dialéctica de la historia, la economía y la política.

30 Carlos Astarita, op. cit., p. XXX. 31 El contexto político de esta bipolarización historiográfica cambia en 1983, y José Luis Romero, que

había muerto cinco años atrás, “devino un padre fundador de la historiografía argentina”, Omar ACHA, op. cit., p. 171; fama póstuma debida sobre todo a los proyectos desarrollados después de su jubilación, entre 1965 y 1977, años en los que, precisamente, “su estilo intelectual, riguroso y matizado, no encajaba con la polarización militante de entonces. Mucho menos, en tiempos de revolución, sus aspiraciones democráticas y socialistas…”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.

32 Véase la nota 6. 33 Constituido por críticos del peronismo: “los mejores intelectuales marginados dela universidad, junto

con el grupo más joven y contestatario de la revista ‘Contorno”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.

34 Félix Luna, op. cit., pp. 140-141. 35 En la cátedra de Historia Social General, Romero no parecía interesado en generar consenso tan sólo

debate (que no era poco), Carlos Astarita, op. cit., p. XXIX; sobre la evolución dispar posterior de los asistentes a su cátedra, véase una lista de participantes en Waldo Ansaldi (“José Luis Romero, la mala suerte de nacer en el Sur”, loc. cit.), quien ratifica nuestra interpretación: “No dejó discípulos, al menos en el sentido estricto de la expresión. Los avatares políticos del país tampoco contribuyeron a que generara una ‘escuela’… También aquí [en Argentina] tuvo la mala suerte de nacer en el Sur. Pero sigue siendo, como decía Romano, uno de los

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organizara una tendencia historiográfica, al menos con la misma intensidad que le pidieron que encabezará el cambio universitario en Buenos Aires, primero, y la tendencia izquierdista en el Partido Socialista argentino, después. Experiencias políticas breves, en tiempos de grandes cambios, que demostraron que Romero podía estar a la altura de las circunstancias poniéndose temporalmente al frente de colectivos en ámbitos más difíciles y duros que los estrictamente historiográficos.

Ante la falta de opciones reales para constituir una corriente de historiadores a la medida de sus propuestas y ambiciones, se entiende finalmente que el historiador Romero hiciese de la necesidad virtud y dedicase su tiempo a cultivar una obra individual36, sin casi citar a sus pares, nacionales e internacionales: solamente las fuentes (“tan documentalista como cualquiera”, declara suspicaz37) y lo que salía de su propia cabeza, florida donde las haya. Le llegó incluso a decir a Félix Luna: “yo no soy un devoto”.38 Se refería concretamente a Dilthey, pero vale también para comprender una actitud que se repite en Romero ante otras figuras intelectuales, del pasado y del presente, sobre todo si se trataba de historiadores. Sólo desde una interpretación superficial se puede confundir su oposición a la idolatría de los considerados “grandes autores” con la vulgar arrogancia.39 Vicio mimético que no tenía además sentido, en los años cincuenta, hacia historiadores contemporáneos suyos como, por ejemplo, Febvre y Braudel, que sólo después alcanzaron la fama de “grandes historiadores”, gracias al movimiento que supieron desencadenar o mantener.

Justo es reconocer, por otro lado, que las tendencias historiográficas más activas e influyentes en el siglo XX, marxismo y Annales, aunque organizadas y efectivas, desarrollaron una cierta estrechez de miras, con sus dosis de dogmatismo y sectarismo.40 Las circunstancias agravantes en el trato recibido por una figura ilustrada como Romero fueron: el tipo de marxismo mayormente difundido en la Argentina de su tiempo,41 y su ubicación periférica para una escuela tan jacobino-centralista como la francesa: el único trabajo que publicaron en la revista Annales de José Luis Romero, pese a antiguas relaciones con sus promotores, versó precisamente sobre la influencia francesa sobre la historiografía latinoamericana, o al menos así lo entendieron sus editores.42 Les problèmes de l’histoire sociale en Amérique Latine (1965).43 Nunca hubiesen aceptado, por lo demás, un

grandes”.

36 La diferencia con los historiadores europeos más significativos de las vanguardias siglo XX es una representatividad colectiva que promovió altamente sus obras individuales; no fue el caso de Romero, salvo para quienes lo podamos considerar hoy en día precursor de nuestras posiciones historiográficas.

37 op. cit., p. 23. 38 ibídem. 39 Arrogancia académica más típica que quienes, incapaces de cualquier humildad, se muestran

superiores y altaneros sin aportar compromisos y alternativas (véanse las notas 9, 18). 40 Las escuelas historiográficas no escaparon del hábito -muy del “siglo de los extremos”- de estimar

que sólo lo propio vale y que el “deber” de su imposición hace necesario descalificar las propuestas del otro; tanto es así que nos ha costado identificar los paradigmas compartidos que tanto han renovado nuestra disciplina (véase la nota 7).

41 La “aplicación mecánica y esquemática de los criterios más rudimentarios del análisis marxista”, condicionados por la “política del partido”, constituyen un problema general del marxismo historiográfico latinoamericano del siglo XX, Sergio Guerra, Tres estudios de historiografía latinoamericana, Morelia, 2002, pp. 151 ss.

42 Véase la manipulación del título en la nota 99. 43 Annales, 1965, vol. 20, nº 2, pp. 209-215.

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trabajo suyo de mayor ambición; tampoco reseñaron sus obras.44 A Romero le tocaba como latino un papel subalterno en la escuela francesa, y lo sabía. Aunque no hay mal que por bien no venga. El hecho de mantenerse Romero organizativamente, en los años cincuenta-sesenta, al margen de Annales y del marxismo mayoritario en Argentina tuvo, por otro lado, la ventaja de mantenerle asimismo al margen de los errores y las desviaciones economicistas (determinismo vulgar), estructuralistas (negación del sujeto histórico) y sectarias (conmigo o contra mí), que tanto contribuyeron a la decadencia de los Annales braudelianos y del marxismo elemental, y -desde los años ochenta- a la supervivencia y renovada actualidad de la historiografía de Romero, que hoy celebramos y redescubrimos.

El marxismo de Romero Si algo me ha sorprendido de las lecturas historiográficas que acabo de hacer sobre Romero, a

fin de completar y ampliar mi anterior conocimiento de su obra medievalística, es un extendido interés por “negar” su marxismo45: Romero “no era marxista…. Sabía que no lo era y acertaba”46. Elegimos este seguro bienintencionado47 rechazo de Sergio Bagú por su contundencia y tipo de argumentación: justifica la distancia de Romero del marxismo por su formación humanista (como si no hubiese existido un humanismo marxista48), porque no siempre coincidía con Marx (sólo la escolástica marxista lo hace) y le interesaba poco la economía (confundiendo marxismo con economicismo). Prueba de que, en Argentina, imperaba como ya dijimos un marxismo de catecismo, esquemático, fruto de una codificación estalinista que tuvo una especial difusión, precisamente, en los países latinoamericanos en los años de Romero por la férrea dependencia económica, política e

44 He encontrado solamente una cita de La revolución burguesa incluida por Jacques Le Goff -que siempre

lo valoró- en un artículo sobre la encuesta de Centre des Recherches Historiques sobre las ordenes mendicantes, Annales, 1970, vol. 25, nº 4.

45 Impugnación del Romero marxista que acabó afectando a su relación con la juventud estudiantil, incluyendo su propio hijo: “comencé a inquietarme por las críticas que circulaban en el ambiente estudiantil. Particularmente las de quienes ponían en duda ‘el marxismo de Romero’. Mis lealtades estaban en conflicto, pues en mi Facultad, en los tempranos sesenta, nada valioso podía existir fuera del marxismo”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.

46 Sergi Bagú, op.cit. pp. 37-38. 47 Estamos seguros de que el “no marxismo” de Bagú tenía el mismo sentido que en Marx cuando le

confesó a Lafargue, a finales de los años setenta del siglo XIX: “Ce qu'il y a de certain, c'est que moi je ne suis pas marxiste”; criticando la simplificación de su pensamiento por determinados “marxistas” franceses (carta de Engels a Bernstein, 2 de noviembre de 1882).

48 El autor y político más representativo en América Latina de esta corriente interna del marxismo fue Salvador Allende que dijo en 1971: “Pisamos un camino nuevo; marchamos sin guía por un terreno desconocido; apenas teniendo como brújula nuestra fidelidad al humanismo de todas las épocas -particularmente al humanismo marxista-" (http://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo_humanista); con anterioridad Alexander Dubcek intentó en Checoslovaquia un “socialismo de rostro humano” (1968); en Europa importantes teóricos marxistas, de tradición política comunista y/o socialista, definieron y reivindicaron el humanismo marxista: Antonio Gramsci (Cuadernos de la cárcel, Buenos Aires, 1958-1962, véase la nota 62); Jean-Paul Sartre, Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires, 1963; Adam Schaff, La filosofía del hombre, Buenos Aires, 1964; así como Ernest Bloch, Roger Garaudy, Herbert Marcuse y otros presentes en el volumen colectivo coordinado por Eric Fromm, Humanismo socialista, Buenos Aires, 1966; para una visión plural del marxismo resulta útil: Leszek Kolakowski, Las principales corrientes del marxismo, 3 vol., Madrid, 1980; Alvin W. Gouldner, Los dos marxismos, Madrid, 1980; en Argentina era bien conocida, por lo demás, la posición del intelectual italoargentino Rodolfo Mondolfo, El humanismo de Marx, México, 1964; véase también Pablo Ponza, “Existencialismo y marxismo humanista en los intelectuales argentinos de los sesenta” (2006) (http://nuevomundo.revues.org/index2923.html).

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ideológica de la Unión Soviética de sus partidos comunistas nacionales.

Afortunadamente tenemos, contradiciendo la “negación” de su amigo Bagú,49 la propia palabra de José Luis Romero, además de su obra. Romero así como adopta una postura de silencio espeso ante Annales (como si prefiriese no decir lo pensaba50), explicita de manera apasionada, nítida y sugerente su deuda con el marxismo de Marx. Ante Félix Luna, iniciada ya la dictadura militar, Romero se declara marxista51: “creo sinceramente que en el mundo contemporáneo hay muy poca gente que, en alguna medida, no sea marxista… si se entiende por marxismo -y es su expresión más válida- un conjunto de principios de la dinámica histórica”52. Criticando, como otros autores, marxistas y no marxistas, la subestimación del “papel de las ideas en la historia”53, que Engels reconoció, en los años noventa del siglo XIX, al decir autocríticamente como él y Marx se vieron “obligados” a subrayar, ante el idealismo dominante, el papel de la economía en la historia54. La lectura no dogmática y crítica que Romero hacía del Marx original, que como bien sabemos gustaba de no considerarse marxiste55, era asimismo consecuencia de su oposición a la degeneración autocrática y burocrática de la revolución bolchevique56.

La verdad es que la mejor parte del “marxismo occidental” (Perry Anderson57) de los años sesenta y setenta se parecía más a lo que decía Romero que a lo que se entendía mayoritariamente por marxismo en Argentina y Latinoamérica58 (salvo excepciones59) en su tiempo60. Queremos decir que

49 Preservando la originalidad de Romero, inasimilable al marxismo latinoamericano, Sergio Bagú

defiende su propia especificidad y alta creatividad, como historiador asimismo deudor el marxismo; véase Márgara MIllán, “Sergio Bagú: los caminos de la historiografía”, Estudios latinoamericanos, México, 1994, año I, nº 1.

50 Véase la nota 85. 51 Un acto de valor: el 24 de marzo de 1976 los militares habían tomado el poder y las entrevistas

tuvieron en lugar en los meses de setiembre y octubre del mismo año, la editorial Siglo XXI donde participaba y publicaba Romero, había sido allanada por los golpistas, y el editor de Conversaciones con José Luis Romero, que publica en diciembre de 1976, Jacobo Timerman, “desaparece” meses después, Luis Alberto Romero, Prólogo a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. I.

52 Félix Luna, op.cit., p. 91. 53 ídem, p. 93. 54 Carta a Karl Schmidt (27/10/1890): “lo que nosotros llamamos ‘concepción ideológica’ repercute a

su vez sobre la base económica y puede, dentro de ciertos límites modificarla”; Carta a Franz Mehring (14/7/1893): “ni Marx ni yo hemos hecho bastante hincapié en nuestros escritos… En lo que nosotros más insistíamos -y no podíamos por menos de hacerlo así- era en derivar de los hechos económicos las ideas políticas, jurídicas, etc., y los actos condicionados por ellas. Y al proceder de esta manera, el contenido nos hacía olvidar la forma, es decir el proceso de génesis de estas ideas, etc. Con ello proporcionamos a nuestros adversarios un buen pretexto para sus errores y tergiversaciones”, Carlos Marx, Federico Engels, Obras escogidas, vol. 2, Madrid, 1975, pp. 527, 530.

55 Véase la nota 47. 56 Omar Acha, La trama profunda, op. cit., p. 74. 57 Perry Anderson, Consideraciones sobre el marxismo occidental, Madrid, 1979. 58 Del marxismo-leninismo estalinista de los viejos PP. CC. se pasó en los años setenta al marxismo

estructuralista de Althusser, propagado exitosamente a modo de catecismo en América Latina por Marta Harnecker a partir de 1969, sin que hiciese demasiado efecto la crítica feroz de E. P. Thompson (Miseria de la teoría, Barcelona, 1981), respondida por Anderson (Teoría política e historia. Un debate con E. P. Thompson, Madrid, 1985), donde se demuestra que este último no supo ni quiso ver las diferencias esenciales entre el marxismo occidental en su conjunto (dominado por la escuela de Frankfurt y Antonio Gramsci) y el neoestalinismo

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Romero en Europa hubiese sido considerado marxista, y se hubiese aceptando con mayor normalidad la importancia que le daba a conceptos extraídos de otras tradiciones filosóficas e historiográficas, a la manera del Marx original. Hubiese tenido su lugar natural entre los historiadores marxistas de Gran Bretaña61, Francia, Italia y España (influidos también, como los historiadores marxista franceses, por Annales). Con todo José Luis Romero desarrolló, desde Buenos Aires, una obra historiográfica individual con ciertos paralelismos temáticos y de enfoque con los Quaderni del Carcere (1929-1935) de Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano62: antidogmatismo, antiestalinismo; inspiración conjunta en Marx, Maquiavelo y Benedetto Croce (al igual que Mariátegui63); enfatizar en el papel de las ideas y la cultura (sin renunciar al estudio de la sociedad, el poder y la economía, como buenos marxistas).

Otra discrepancia de Romero con la ortodoxia marxista, comunista y revolucionaria, derivada de su propia formación político-cultural que se vio reforzada por los resultados obtenidos en la Unión Soviética y su zona de influencia, es su temprano posicionamiento en favor de un socialismo reformista y democrático, cuya inspiración marxista reivindicaba con claridad64: “La relación entre la teoría y la política en Marx, en mi opinión, no es unívoca, no hay una política para una teoría: hay una teoría y muchas políticas posibles”65. No sólo en su opinión, obviamente: cualquiera persona culta e informada sabe que el marxismo inspiró la II Internacional socialista, creada en 1889 por Engels (Marx muere en 1883) para aglutinar a los partidos socialistas o socialdemócratas que adoptaron el marxismo como principio rector cuando menos hasta bien avanzado el siglo XX66. El propio Engels apoyó explícitamente, antes de su muerte en 1895, la posibilidad de acceder democrática y pacíficamente al poder en Alemania con su partido socialdemócrata. La escisión del

althusseriano.

59 Ante todo, el intelectual y líder peruano del socialismo de izquierdas José Carlos Mariátegui (1894-1930), formado en Italia donde conoció a Gramsci y la obra de Labriola, Croce y Maquiavelo (véase su obra La defensa del marxismo -1930- en www.lahaine.org/index.php?p=34904).

60 Véase la nota 41. 61 La revista Past and Present, creada en 1952 por el grupo de historiadores del Partido Comunista

Británico, generó sin duda la escuela o corriente más valiosa de la historiografía marxista del siglo XX, incluyendo en su seno sin asomo de sectarismo a historiadores liberal-progresistas como Lawrence Stone o John Elliott.

62 Con seguridad Romero habló de Gramsci con los obreros de la construcción italianos “comunistas y filósofos” que laboraron en su casa de Adrogué (Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.), desconocemos si hubo, o hay, obras originales del gran italiano en sus bibliotecas de Adrogué (1948) o Pinamar (1958); el pensamiento teórico-político de Romero estaba, por otro lado, ya formado (Luis Alberto suele decir que, en un momento dado, dejó de seguir las revistas académicas y leer a otros autores, prólogo a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. VIII) cuando el intelectual comunista Héctor Pablo Agosti edita en Argentina los Cuadernos de la Cárcel en su versión temática (Editorial Lautaro) entre 1958 y 1962, y jóvenes gramscianos fundan en 1963 la editorial Pasado y Presente (siendo expulsados ipso facto del prosoviético Partido Comunista Argentino), difundiendo el pensamiento gramsciano y otros marxismos críticos y minoritarios en Argentina y el universo latino, Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente, Buenos Aires, 2005.

63 Véase la nota 59. 64 Otro caso notorio es el historiador marxista y político socialista chileno, Julio César Jobet (véase

Sergio Guerra, op. cit., pp. 158-160). 65 Félix Luna, op.cit., p. 92. 66 En España, el PSOE no “renunció” al marxismo en sus estatutos hasta 1978.

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partido bolchevique y la izquierda de Zimmerwald para formar la III Internacional Comunista en 1919, no significó por lo demás la desaparición de una Internacional Socialista, reconstruída en 1951, que mantuvo vivo internacionalmente un socialismo marxista de tipo reformista, humanista y democrático cuando menos hasta la muerte de Salvador Allende67 (1973). He nombrado al presidente Allende, precisamente por representar en América Latina el primer éxito electoral de un socialismo democrático inspirado en el marxismo, que puso en práctica un reformismo muy revolucionario68. Patente así mismo en los escritos políticos de Romero desde 1948, año de publicación de El ciclo de la revolución contemporánea, donde acepta que en su culminación el movimiento reformista de orientación socialista habría de acabar por la fuerza con los restos del sistema -capitalista- caduco procediendo “como la maceta constriñe al limonero… Entonces sí habrá llegado el momento de la violencia, más sólo a condición de que el tronco sea robusto y las raíces estén ya desbordando… Antes de ese momento…, la violencia esconde tantos peligros como la injusticia contra la que aparentemente se dirige”69. Consecuentemente Romero apoyó de forma abierta la revolución cubana de 1959, y su viraje marxista posterior (denunciando el acoso de la “gran prensa” contra Cuba castrista). Sosteniendo incluso como correcta “la socialización de los medios de producción, único camino para acabar con la situación colonial que caracteriza a la economía cubana” (“Cuba: una experiencia”, Situación, nº 5, 1960)70. Compromiso socialista y marxista que le llevó a participar, fracasado el desembarco de Playa Girón, en actos públicos en solidaridad con Cuba71. La opción posterior por la lucha guerrillera en Argentina, imitando la experiencia cubana, de una parte de los jóvenes socialistas que le seguían, marcó el límite de su compromiso personal72, contribuyendo73 a su decisión de volver de manera total al estudio y la investigación, abandonando para ello la vida pública y la propia institución universitaria, en 196574. Así y todo, la historia ¿no le ha dado política y teóricamente la razón a Salvador Allende, por un lado, y a José Luis Romero, políticamente más modesto, por el

67 Véase la nota 48. 68 Nada que ver, por consiguiente, con la socialdemocracia que, en América Latina y otros lugares,

antes y sobre todo después del socialismo reformista, democrático pero radical, de Romero o Allende, se integró en el establishment, legitimando en algunos países hasta hoy en día las desigualdades y cualquier renuncia a una verdadera transformación social.

69 Omar Acha, La trama profunda, op.cit., pp. 74-75. 70 Acha, La trama profunda, op.cit,, p. 58. 71 Waldo Ansaldi, loc. cit. 72 Seguramente pensaba que no existía, en aquel momento, un movimiento social y socialista en

Argentina que desbordara la maceta del capitalismo, y que una violencia revolucionaria generaría -como así fue- una reacción todavía más violenta y destructiva, etc.; además de consideraciones propias que podemos suponer relativas a la edad y la profesión; dos décadas antes, Marc Bloch, con unas circunstancias individuales parecidas (no así el contexto histórico), había ingresado en la resistencia francesa (véase la nota 16) aportando su escritura a la lucha política y armada contra la ocupación nazi (que posibilitaba y justificaba mejor una violencia patriótica), lo que no lo libró –su pacífica pluma- de ser ignominiosamente torturado y fusilado por los alemanes el 19 de junio de 1944.

73 Junto con las críticas que recibía su heterodoxia marxista y la entrada en las filas peronistas (también guerrilleras en los años setenta) de la otra parte de los jóvenes socialistas que le venían apoyando, Luis Alberto Romero, prólogo a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, pp. XII, XIV (véase también la nota 15).

74 Ídem; sobre lo que ganó la historia y la historiografía después de su jubilación política-universitaria, véase la nota 25; la politización de la vida universitaria (sobre todo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, hasta hoy) le condujo a tomar esa doble decisión, que tenía su motivación más profunda en la vocación investigadora y reflexiva de José Luis Romero.

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otro?75 Pero volvamos al marxismo historiográfico que Romero jamás abandonó, como componente

esencial de su pensamiento histórico, en contraste con un socialismo reformista pero marxista que tuvo que sentir fracasado en 1973. Romero utiliza con su rigor habitual en los análisis políticos de los años cincuenta, la terminología de clase, lucha de clases, clase obrera, proletariado, enemigo de clase…76. Con un lenguaje más académico, y adaptado a la Edad Media (donde no había clase obrera), pero no menos marxista nos habla, veinte años después, en la obra que dejó inédita sobre la crisis bajomedieval, de “conflictos” y “tensiones sociales” entre burguesía y clase nobiliaria, de clases dominantes y clases subordinadas, campesinas, urbanas o populares, sin dejar de indagar el dinamismo de las “facciones” y los “grupos sociales”.77 Ajeno, en este sentido, a un estructuralismo althusseriano que minusvaloraba el papel de subjetividad social y humana en la historia. Más en línea, por tanto, con el Marx humanista y subjetivista de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 y del Manifiesto comunista de 1848 que del objetivismo, estructural y economicista, del Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política de 1859.

En cualquier caso, el Romero marxista, fiel a sí mismo, tampoco es devoto. Aprovechando la real subestimación de la “influencia de las ideas sobre la realidad” que atribuía a Marx, suelta eso de que: “yo también tengo una teoría de la historia, así que para mi Marx es un competidor”. Anunciando que tenía “muy adelantado” un libro sobre “la teoría general de la vida histórica”78, que fundamentaba en un “juego de la realidad y las ideas” superando la dialéctica como “unidad de los contrarios” por una “dialéctica múltiple y plural, más variada y menos lógica”, puesto que a la vida histórica -añade- se “la distorsiona cuando se intenta explicarla de una manera demasiado racional”79. Para lo cual se remonta a Vico, Hegel y Marx, recuperación de las fuentes idealistas de marxismo, que pudo llevarle a encontrar en el camino lo que pudo perderse entre el joven y el viejo Marx. A quién siguió asimismo cuando se puso a estudiar detenidamente, en la larga duración, la historia de la burguesía con el fin de extraer enseñanzas para implantar un socialismo que habría de superar al capitalismo80.

Al margen de Annales Si Marx era para Romero un competidor ¿qué serían los historiadores de Annales, sus

contemporáneos? En el mejor de los casos, sus iguales81; cuando no inferiores por sus deficiencias

75 Primero, con la “inesperada” transición del llamado socialismo real al capitalismo en el Este de Europa, entre 1989 y 1991, que vino a demostrar la inviabilidad histórica de un socialismo autoritario y burocrático (“dictadura del proletariado”); segundo, con la emergencia y extensión en América Latina, desde 1999, de un movimiento político y social, electoral y gubernamental, reformista-revolucionario en sus intenciones, que se plantea, desde 2005, construir un “socialismo del siglo XXI” en Venezuela, Bolivia y Ecuador, aceptando -por el momento -la propiedad privada y la democracia representativa, sin reivindicar claramente -todo hay que decirlo- como antecedente la temprana experiencia en Chile de Salvador Allende entre 1970 y 1973; véase Carlos Barros, "Historia inmediata: marxismo, democracia y socialismo del siglo XXI", prólogo a José Luis Monzant, La conversión de K. La diatriba ideológica del poder, Maracaibo, 2009. [Se publicará en un próximo número de e-l@tina. Nota de los editores].

76 Véanse sus artículos políticos de los años 1957-1958 en Acha, La trama profunda, op.cit., pp. 56-57. 77 Crisis y orden en el mundo feudoburgués, pp. 90-95. 78 En mi opinión es la pérdida mayor de los proyectos inacabados de José Luis Romero. 79 Félix Luna, op.cit., pp. 92-93. 80 Acha, La trama profunda, op.cit , p. 75 81 Compartían la influencia de Henri Pirenne (1862-1935), historiador de su tiempo y precursor de la

historia económico-social de la Edad Media europea.

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teóricas.

En 1953, publica en su recién estrenada revista, Imago mundi82, una reseña de la Introducción a la historia83 de Marc Bloch, donde reconoce la naciente escuela de Annales, al referirse a “Bloch y su escuela”,84 y aplica un doble criterio muy en su estilo: iconoclasta pero comprometido. Por un lado, se muestra sensible y solidario, como buen socialista e historiador progresista, con la lucha de Bloch contra los nazis, admira su humanismo, lamenta las condiciones precarias en las que tiene que redactar la obra -incluso llega a decir por ello que “sería injusto exigir…. mayor rigor y más precisión en el planteo sistemático de los problemas”- y se horroriza ante su muerte terrible en 1944. Por el otro, hace una crítica breve pero severa al libro (y por extensión a la escuela de Annales85) atacando su falta de ambición teórica, valiéndose para ello de la inadecuada traducción -responsabilidad de la editorial- del título original (realmente, son dos, uno de Bloch y otro de Febvre86) como la Introducción a la historia que no es, por ausencia de una teoría de la historia. Correspondiendo realmente el contenido del libro –argumenta Romero- al subtítulo de Febvre, Métier d’historien (le gustaría más sin duda, el que puso inicialmente Bloch: “Cómo y porqué trabaja un historiador”87), puesto que tampoco es una “apología por la historia”. Sentencia, en resumen, nuestro crítico de Bloch: “parece verse limitado a anotar las observaciones acumuladas a lo largo de un sostenido ejercicio de la investigación”. Ello después de iniciar su recensión con las “humildes palabras” de Bloch declarándose un simple “artesano” de la historia, que confiesa haber cultivado “sin creerse por eso matemático”. Hace sangre pues Romero de las atribuidas limitaciones pragmáticas y empiristas de Bloch, reconocidas humildemente –insiste Romero- por tan “ilustre medievalista” e “investigador asiduo y sagaz de la sociedad feudal”, y también por el propio Febvre en su tarea de editor cuando introduce por su cuenta en el titulo a modo de concreción las palabras “oficio de historiador”.

Romero era, desde luego, capaz de trabajar con dos ideas a la vez en la cabeza: a) “vehemente simpatía” con el historiador francés por su compromiso ético-político y trabajo de investigación; b) impugnación sin concesiones de una parte de sus presupuestos de fondo. Reconocimiento sentido de Bloch por su “mucho saber y mucha humanidad, virtudes con las que se hace un buen historiador”,88 pero dura conclusión final de su corta pero sustancial reseña: “No se busque, pues, en

82 Imago mundi, diciembre de 1953, nº 2, pp. 99-100. 83 Libro escrito en 1941-1943 como Apologie pour l’histoire ou Comment et pourquoi travaille un historien;

publicado en 1949 por Lucien Febvre como Apologie pour l’histoire ou Métier d’historien (véase la edición crítica de Étienne Bloch, con un prólogo de Jacques Le Goff, 1993, pp. 39-42); seguramente Romero no leyó la obra hasta su edición española con título ajeno al autor y presuntamente comercial: Introducción a la historia, FCE, 1952.

84 Aunque identifica a Febvre como cofundador de Annales, lo sitúa –tal vez, injustamente- en un segundo plano, no lo que es óbice para que aproveche para criticar a Bloch y defender su concepto de “vida histórica” (véase la nota 89), la siguiente cita de, primer editor de Apologie pour l’histoire: “Ni una sola vez, salvo error, aparece en el libro la palabra evolución”.

85 Romero valora de los annalistes sus trabajos de investigación, que casi no los cita aunque los conoce y utiliza sin sectarismo como material docente, al tiempo que se calla bastante -consciente, supongo, de que iban en el mismo barco- para no tener que exponer sus diferencias con ellos de tipo personal, metodológico y teórico; cosa que no hacía con Marx y el marxismo de sus seguidores más cerrados, que eran legión, con los que discrepaba además políticamente.

86 Véase la nota 83. 87 ídem. 88 Hoy, sin embargo, cuando se dice, ante la caída de las “grandes escuelas”, que lo que importa es

ser “buen historiador” se suele valorando ante todo el uso de fuentes, el trabajo de archivo, Carlos Barros, “El retorno de la historia”, Historia a debate. I. Cambio de siglo, Santiago, 2000, pp. 153-173 (http://www.h-

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este libro un sistema de la vida histórica ni un cuadro acabado de los problemas del saber histórico”. Cuestionando a la par la -posteriormente archiconocida y asumida- definición de historia del fundador de Annales (escribe Romero: “ciencia de los hombres en el tiempo”, dice Bloch), porque el historiador argentino considera superior el concepto crociano de “vida histórica”89 en lugar de los “hombres en el tiempo”: “Bloch no discurre sobre la vida histórica sino en cuanto a objeto de conocimiento, y prefiere reflexionar sobre… una disciplina que quiere alcanzar el más alto rigor”. Otra vez, sugiere Romero con sutileza un Bloch cuyo positivismo y objetivismo,90 viene a decirnos, le impide usar conceptos y reflexiones más abstractas (no era “matemático”), cosa que cuando menos Romero intentaba. Probablemente, su lectura de Bloch desde esa simpatía tan competidora le conduce a infravalorar la importancia renovadora -más fácil de ver a posteriori- de Annales y sus libros fundadores91, al tiempo que pone en valor la superior ambición, inquietud y conocimiento teórico de sí mismo92, junto con la doble y paradójica actitud –jamás explicada- de Annales ante el positivismo alemán: a) cuestionamiento (público) de orden temático como “historia historizante”, superficial, descriptiva, política, narrativa, acontecimental, etc.; b) continuidad (oculta) de orden epistemológico de la manera positivista de investigar que tuvo efectos positivos (fuentes) pero también muy negativos93 para la “nueva historia” que tanto defendió y promovió la pasada escuela francesa. Paradoja que contribuye no poco a explicar su crisis final y el retorno actual de la vieja historia metódica de Seignobos y Langlois.94

Por propia voluntad pero también forzado por el “imperialismo” francés, José Luis Romero se mantuvo en los márgenes de Annales, aunque tuvo sus relaciones personales no fueron al parecer nada buenas en el caso de Fernand Braudel, que dirigió el gran movimiento historiográfico entre 1956 y 1968 de manera especialmente personalista.95 Ruggiero Romano, historiador italiano que debate.com/cbarros/spanish/articulos/nuevo_paradigma/retornohistoria.htm).

89 También Antonio Gramsci importa de Benedetto Croce la noción de “vida histórica” que incluye a la vez el objeto y el sujeto, el pasado y el presente, etc., facilitando enfoques de historia total / global; si bien hoy en día, además de insistir en la relación inseparable entre el objeto y el sujeto de la historia, lo más importante es subrayar la interacción continua entre el objeto y el sujeto del conocimiento histórico (historiadores), redefiniendo la historia como una ciencia con sujeto social y sujeto cognoscente (véase punto I del Manifiesto historiográfico de Historia a Debate en www.h-debate.com/Spanish/manifiesto/manifiesto_had.htm).

90 El propio Romero no quería ser menos “documentalista” que otros, aunque por su formación y posicionamiento tenía claro que había que elevar el umbral intelectual del trabajo de historiador por encima de Annales, superando incluso al materialismo histórico.

91 El otro es Combats pour l’histoire (1952; trad. esp. Barcelona, Península, 1959) del propio Lucien Febvre, más radical en su antipositivismo temático que Bloch, pero igualmente deficitario en lo epistemológico y lo teórico (si comparamos con los fundadores del marxismo); así y todo, tampoco los historiadores marxistas franceses e ingleses intentaron como Marx -y Romero- trabajar en una teoría de la historia (salvo quizás Gordon Childe, 1892-1957).

92 Descalificado por colegas retardatarios como “filósofo” que no historiador, fueron los saberes e intereses filosóficos y teóricos de José Luis Romero los que le permitieron elevarse por encima de las tendencias de la época (al tiempo que aprendía de ellas), sobreviviendo mejor al fin de la “revolución historiográfica del siglo XX”.

93 Véase el apartado II.1 de “Historiografía autocrítica” en Carlos Barros, “Defensa e ilustración del Manifiesto historiográfico de Historia a Debate”, e-l@atina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, UDISHAL, Buenos Aires, vol. 1, números 3 y 4, 2003 (http://www.iigg.fsoc.uba.ar/elatina.htm).

94 Carlos BARROS; “La Escuela de los ‘Annales’ y la historia que viene” (2001) en www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm.

95 En 1969, tuvo lugar una asamblea de investigadores de la VI Sección de Ciencias Sociales de la École

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entró por medio de Braudel en el grupo de Annales y en la École Practique des Hautes Études (donde permaneció hasta 1965), y además amigo y admirador de Romero (“para mi es uno de los grandes”), nos informa elípticamente de lo que pasó entre ellos: “Braudel y Romero de hecho no se entendieron nunca. Braudel sabía que Romero era el historiador más inteligente de Argentina, pero no se entendieron… Tengo cartas, pero de eso no quiero hablar. No se entendieron, punto”.96 Se sobreentiende que hubo choque de caracteres, también cuestiones de fondo historiográfico, seguro.97 Empezando por el problema de la jerarquía internacional de las relaciones historiográficas98. Será justamente durante los segundos Annales de Braudel cuando se intensifican y promueven los rasgos más miméticos de la recepción periférica en parte de Europa y América de la escuela de Annales99. Luis Alberto Romero ha escrito en 2001: “José Luis Romero no era un seguidor acrítico de

Practique des Hautes Études en el Collège de France, dónde se decidió reemplazar en la dirección de Annales (1969) -y después en la École (1972)- a Fernand Braudel por el triunvirato formado Jacques Le Goff (presidente de la VI Sección desde 1972), Emmanuel Le Roy Ladurie y Marc Ferro, véase “La contribución de los terceros Annales y la historia de las mentalidades. 1969-1989", loc.cit.; la principal biógrafa de Braudel evita prudentemente hablar de la defenestración de Braudel en 1969, pero aporta indicios -no por interesados menos útiles- al comentar el radicalismo marxista de la nueva generación de Annales, que ilustra contando los ataques personales que recibió Braudel por parte de algunos de aquellos jóvenes historiadores (Maurice Agulhon, Annie Kriegel; ambos ex miembros del PCF) de un “féroce anti-américanisme” (estábamos en plena guerra del Vietnam, recordemos), por la financiación de las Fundaciones Ford y Rockefeller de la analista VI Sección de la EPHE, Giuliana GemellI, Fernand Braudel, Paris, 1995 (Venezia, 1990), pp. 164-165.

96 Entrevista a Ruggiero Romano en Todo es historia, nº 251, mayo de 1988, p. 38 (http://www.elhistoriador.com.ar/entrevistas/r/romano.php).

97 Véase la nota 99; Romero prefiguró desde Argentina el tránsito, al calor de mayo del 68, de los segundos a los terceros Annales, del “gran patrón” a una dirección colectiva, del estructuralismo económico-social a la historia de las mentalidades, malamente por tanto podía estar de acuerdo con la renuncia braudeliana a la corta duración, las mentalidades y una historia con sujeto social.

98 La historia de Annales ni sufrió cambios en cuanto a la relación centro-periferia a pesar de Jacques Le Goff, cuya concepción de unos cuartos Annales realmente internacionales, compartimos a principios de los años noventa; de la frustración este tournant critique de Annales surgió, en parte, Historia a Debate como foro y tendencia historiográfica internacional pero de iniciativa latina; sobre los terceros Annales (1969-1989) y el intento fracasado de tournant critique (1989), véase “La contribución de los terceros Annales y la historia de las mentalidades. 1969-1989", La otra historia: sociedad, cultura y mentalidades, Bilbao, 1993, pp. 87-118 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/contribucion.htm); "La 'Nouvelle Histoire' y sus críticos", Manuscrits. Revista d'Història Moderna, nº 9, Barcelona, 1991, pp. 83-111 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/nouvelle.htm); "El 'tournant critique' de Annales", Revista de Història Medieval, Valencia, nº 2, 1991, pp. 193-197 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/tournant.htm); “La Escuela de los ‘Annales’ y la historia que viene”, La historia que se fue, Suplemento Cultural, Diario de Sevilla, nº 99, 18 de enero de 2001 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm).

99 Braudel publica en Annales (nº 2, 1965), el texto de la conferencia en la EPHE cuyo título original era “Los puntos de vista: historia política o historia social”, donde Romero proclama que “en todas partes la historia social es inseparable de la historia política”, que la historia política no se debe abandonar –como lamentablemente hizo Annales- sino ir a “una total reconsideración” reemplazando los criterios tradicionales de tipo político, “por otros más ricos y complejos”, empezando por su entronque con la historia social, anticipando en una o dos décadas la “nueva historia política” como historia social del poder; como ya vimos la redacción de la revista cambió el título por “Les problèmes de l'histoire sociale en Amérique latine”, quitando la referencia a la denostada historia política y añadiendo el ámbito geográfico latino, dando a entender erróneamente que el artículo trata de la implantación de la historia social en América Latina, bajo la égida francesa, naturalmente; articulo y título original se reproducen en José Luis Romero, Latinoamérica: situaciones e ideologías, Buenos Aires, 1967, pp. 13-23; las citas están en pp. 9, 16-17.

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Annales”.100 Desde luego, ni lo era ni podía serlo; tampoco creo que se le pueda en rigor considerar “seguidor”, aunque pudiera parecérnoslo por la historia que hacía. Desligazón digamos orgánica de Romero respecto de Annales, en los años 1950-1970, que no podemos menos que lamentar los que valoramos altamente la pasada escuela francesa, cuyo unilateralismo relacional, con la subsiguiente desvalorización de las culturas históricas consideradas periféricas como la latina, fue compartido, por otra parte, por otras tendencias historiográficas e intelectuales surgidas en los países dominantes de la Europa contemporánea, situación que hoy en día está en proceso de reversión como efecto (beneficioso) de la globalización.

Una consecuencia práctica del distanciamiento persistente del “historiador más inteligente de Argentina” (según Romano) respecto de Annales, es que en su historia de la Edad Media europea publicada en dos tomos, La revolución burguesa en el mundo feudal (1967) y Crisis y orden en el mundofeudoburgués (1980), presta más atención a Italia y España que a Francia, centro del feudalismo medieval “clásico” según nos enseñó la historiografía francesa. Otra originalidad que le permitió, en general, marcar también distancias con el estructuralismo mecanicista de Sausurre, Levi-Strauss y Althusser, paradigma hegemónico en las ciencias sociales francesas de los años sesenta, al que se plegaron en exceso los Annales de Braudel, desviándose de los paradigmas fundadores. Se habría entendido mejor, sin duda, con la corriente marxista francesa de George Lefebvre, Albert Soboul, Michel Vovelle y Pierre Vilar, que siempre se consideró de alguna forma el ala izquierda de la escuela historiográfica fundada por Bloch y Febvre, pero tampoco hubo encuentro: bien por la no dedicación a los estudios medievales de sus miembros (en su mayoría, modernistas), bien porque el desinterés de Romero por los hegemónicos Annales arrastró al resto de los historiadores franceses.

El evidente paralelismo en cuanto a descubrimientos historiográficos entre los historiadores de Annales y José Luis Romero, no quiere decir que éste no aprenda de los avances de los franceses, por ejemplo, en lo relativo a la “historia de las mentalidades”. Hasta los años sesenta, Romero trabaja con una idea de la historia de la cultura en apariencia clásica, ya que la entendía como una “concepción integral de la historia”.101 Utilizando para ello nociones que iban más allá de la vieja historia intelectual de autor y obra como: “espíritu burgués”, “concepción de la vida”, “ideales de vida”, “pensamiento histórico-político”.102 Hasta abrazar finalmente el concepto de ‘mentalidad’103 en La revolución burguesa en el mundo feudal (1967), a tiempo por tanto de ser un precursor -no leído, ciertamente, y menos aún reconocido- de los terceros Annales. Si definimos la ‘mentalidad’ por sus componentes principales (lo racional, lo emocional, el imaginario, el inconsciente y las prácticas104), encontramos en Bloch y Febvre, en los años 30-40, esa misma búsqueda de un término abarcador de toda la subjetividad mental, más allá de la conciencia clara y la ideología, que inicialmente no pasaba por utilizar el término “mentalidad”105 que conocían bien a través de la antropología y la

100 Prólogo a José Luis Romero, Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. XIII. 101 Véase la nota 6. 102 José Luis Romero, ¿Quién es el burgués? y otros estudios de historia medieval, Buenos Aires, 1984, pp. 17, 45,

108-109, 172. 103 Omar Acha, La trama profunda, op.cit, p. 101. 104 Carlos Barros, "Historia de las mentalidades: posibilidades actuales", Problemas actuales de la Historia,

Salamanca, 1993, pp. 49-67 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/hm_posibilidades.htm). 105 En 1924, Marc Bloch publica un trabajo paradigmático sobre mentalidades (religiosas), y sólo usa

una vez la palabra “mentalités”, junto con otros términos incluso más habituales como “habitudes de pensée”, “idées collectives”, “opinion commune”, “représentations sociales”, “représentations mentales”, Jacques Le Goff, préface à Les rois thaumaturges, Paris, 1983, pp. XXVII-XXVIII; en 1939-1940, pasa algo parecido en La société féodale (trad. esp. Madrid, 1986) donde, en lugar de valerse del concepto de “mentalidad”, titula el libro segundo “Condiciones de vida y atmósfera mental”, y sus capítulos II y III, “Formas de sentir y de pensar” y

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psicología. Los segundos Annales promueven lo económico-social marginando lo mental, como se puede ver en la Méditerranée (1949) de Fernand Braudel,106 o en la práctica desaparición del término “mentalité” en la revista Annales de los años cincuenta-sesenta.107. Un artículo de George Duby de 1961 sobre la “Histoire des mentalités” trae de nuevo a la memoria historiográfica el tema de forma definida108, sin demasiados efectos, tal vez por el carácter “externo” del renombrado historiador a la revista Annales y sus instituciones, todavía bajo el control braudeliano. Será más efectivo trece años después, otro artículo, también de orden metodológico-historiográfico de Jacques Le Goff publicado en Faire l’histoire109 (primera gran obra colectiva de los Annales post-Braudel) en 1974 (siendo presidente de la VI sección de la EPHE), donde se lanza definitivamente la “historia de las mentalidades110, pese a su título ambiguo y las dudas heredadas de los fundadores111, como banderín de enganche de los terceros Annales.

En ese momento, Romero llevaba años manejando, paralelamente a Duby y Le Goff, incitado como ellos por los avances iniciales de Bloch112, un concepto claro de mentalidad en sus trabajos sobre la Edad Media europea. No tengo duda de que Romero, como historiador de las mentalidades, estuvo influido por sus lecturas previas de los fundadores de Annales.113 Sin que resulte afectado por “La memoria colectiva”; en una carta del 8 de mayo de 1942, Bloch confiesa incluso a Febvre que “mentalité” le parece un “terme médiocre” que se “prête à certains équivoques”, Marc Bloch, Lucien Febvre, Correspondance. III. Les Annales en crises, 1938-1943, Paris, 2003, p. 197; por otro lado, Lucien Febvre que nos dejó valiosos trabajos metodológicos sobre el nuevo enfoque que después llamaremos “historia de las mentalidades”, maneja más bien “utillaje mental”, “sensibilidades” y otros términos vecinos, “Une vue d'ensemble. Histoire et psychologie (1938), “La sensibilité et l'histoire. Comment reconstituer la vie affective d'autrefois? (1941), republicados en Combats pour l'histoire, Paris, 1953 (eliminados de la edición española de Ariel, Barcelona, 1970).

106 Posteriormente, Fernand Braudel llega a hacer una historia moderna de la vida cotidiana desde un ángulo económico, en Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XVe-XVIIIe siècle, Paris, 1979; el estudio de la vida cotidiana es un tema de origen antropológico que sólo años después (1985-1987) George Duby introduce como “historia de la vida privada” en el campo de las mentalidades, añadiendo la sensibilidad y las representaciones mentales a la vida material, tratada por Braudel.

107 Véase la nota 114. 108 George Duby, “Histoire des mentalités”, L'histoire et ses méthodes, París, 1961 (no fue traducido al

español). 109 Jacques Le Goff, “Las mentalidades: una historia ambigua”, Hacer la Historia, III, Barcelona, 1980

(París, 1974). 110 Le Goff viene incluyendo las mentalidades desde los años sesenta, en contraste con Braudel, en sus

investigaciones sobre la Edad Media (véase la nota 113). 111 Véase la nota 113. 112 Véase la nota 105. 113 Como medievalista, Romero sigue, desde las primeras ediciones en francés, las obras de investigación

económico-social de Bloch; en La revolución burguesa en el mundo feudal (1967) cita excepcionalmente -lo que prueba que su reconocimiento de 1953 es sincero- seis veces, a pié de página, al fundador de Annales (pp. 88, 89, 101, 133, 268 y 358); interesa la primera mención a La société féodale (Les Éditions Albin Michel, Collection ‘L’évolution de l’Humanité’, tomes XXXIV et XXXIV bis, Paris, 1939-1940, 1949), donde, fiel a su estilo diferenciador, explica que lo que Bloch llama primera y segunda edad feudal, él denomina periodo feudal y feudoburgués (p. 88 n. 8); no cabe dudar, pues, que leyó en el tomo I de “La sociedad feudal” la parte de las mentalidades, que Bloch relaciona con las “condiciones materiales” de vida, interconexión que Annales abandonará en los años setenta pese al magisterio de Le Goff, quien desde los años sesenta, siguiendo el enfoque global de Bloch, integra las mentalidades con el resto de la historia medieval en La civilisation de l’Occident médiéval, Paris, Arthaud, 1965.

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“edad oscura” de Braudel (para la historia de las mentalidades), durante la cual Annales admite con todo algunas referencias aisladas al término: un raro artículo con “mentalidad” en el título se publica en 1949, y siguen siete más durante las dos décadas de los años cincuenta y sesenta.114

De este ir y venir entre lecturas y reflexiones propias, surge la peculiar historia de las mentalidades de Romero, que no deja de lado el enfoque global, a diferencia de los franceses, cuya historia de las mentalidades se desarrolló, en los años setenta y cohenta, cada vez más separada del resto de la historia, sobre todo de la historia social.115 Por el contrario, el historiador “periférico” incluye la mentalidad en sus investigaciones históricas de conjunto junto -entrelazadamente- con los aspectos social y económico, político y cultural, con mayor fidelidad por tanto al proyecto original de Bloch y Febvre (si bien eso a Romero, la verdad sea dicha, ni le movía, ni le preocupaba). Así analiza nuestro historiador pionero en su gran obra de los años 1960, La revolución burguesa en el mundo feudal, las mentalidades señorial, religiosa y burguesa, así como el cambio de mentalidades medievales que provoca la burguesía a partir de la Plena Edad Media, cuyo estudio pretendía prolongar hasta los tiempos contemporáneos116. Dejando para su continuación bajomedieval, Crisis y orden en el mundo feudoburgués, publicada póstumamente, el análisis de la “mentalidad popular” y el “conflicto de las mentalidades” en el tardo medioevo, previsto para una “cuarta parte” que no llegó a redactar.117 Es evidente que Romero hace lo que hemos llamado, en los años 1980, una “historia social de las mentalidades”.118 No olvida su marxismo cuando investiga la subjetividad humana y mental, otra prueba más de la coherencia entre sus investigaciones históricas concretas y un marxismo que hace hincapié en las “ideas”, antidogmático y no estructuralista, “dialéctico múltiple”, humanista.

Así y todo, no toda la gente de Annales trató de la misma manera a José Luis Romero, inteligente historiador pero argentino: las excepciones son el ya citado Ruggiero Romano (él mismo latino-europeo de origen), en la época de Braudel, y sobre todo Jacques Le Goff, el representante más genuino de los terceros Annales.119 Quien, tres años después de publicarse La revolución burguesa en el mundo feudal, ejecutado ya el giro radical que puso fin a los Annales braudelianos, incluye una cita de la obra de Romero en un artículo de historia medieval en Annales120. Si bien será, ya jubilado, fuera de

114 Albert Silbert, “Ouvrages sur la mentalité des Américains”, Annales, 1949, vol. 4, num. 2, pp. 248-

251 (trata de los EE. UU.); aparecen otros siete más sobre mentalidades en los años cicuenta-sesenta hasta el artículo definitivo de Le Goff en Faire l’histoire (1974), después crecen exponencialmente hasta un total de 1.752 referencias hasta 2002.

115 Carlos Barros, "Historia de las mentalidades, historia social", Temas Medievales, Buenos Aires, nº 2, 1992, pp. 205-230 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/hm_historia_social.htm); “La contribución de los terceros Annales y la historia de las mentalidades. 1969-1989", La otra historia: sociedad, cultura y mentalidades, Bilbao, 1993, pp. 87-118 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/contribucion.htm).

116 Su interés por la revolución burguesa tenía para Romero, además de su intrínseco interés historiográfico, una dimensión comprometida con su lucha por el socialismo, (véase la referencia de la nota 80).

117 Luis Alberto Romero, prólogo a Crisis y orden en el mundofeudoburgués, México, 1980, pp. 9-10. 118 Véanse las referencias bibliográficas de las notas 104, 115. 119 Representatividad de Jacques Le Goff que no todo el mundo, dentro y fuera de Francia, le

reconocía, lo que plantea una duda que algunos nos hemos planteado: Le Goff no tuvo tal vez la posibilidad real de orientar en los años 1970 la escuela de Annales como él hubiese deseado, manteniendo la “historia total” y abriéndose bilateralmente a otras historiografías, generando unos terceros Annales más globales que hubieran facilitado sin duda una mejor adaptación de los historiadores franceses a la mundialización en curso.

120 Véase la nota 44.

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cualquier responsabilidad en boulevard Raspail y desaparecida Annales como corriente colectiva121, cuando conoce más textos de Romero y redacta una presentación realmente elogiosa para la segunda edición (2003) de Crisis y orden en el mundo feudoburgués.122 Dice el gran Le Goff de José Luis Romero que “fue un gran medievalista, uno de los que revolucionaron, que renovaron profundamente, la imagen de la Edad Media”,123 y que su obra inconclusa “permanece como uno de los monumentos más impresionantes y más notables de la historiografía del siglo XX”124. Siendo importante este reconocimiento formal (viniendo de un francés), lo es más125 que se valore retrospectivamente el vanguardismo, la creatividad y la autonomía intelectual de Romero, sea anticipándose a Annales, sea triunfando justamente donde más fracasó la escuela francesa.

Escribe, por ejemplo, Jacques Le Goff en su prólogo que “José Luis Romero volvió a encontrar en los textos medievales la concepción de Georges Dumézil, que tal vez no había leído, de una idea indoeuropea del esquema de la sociedad tripartita (oratores, bellatores, laboratores), casi al mismo tiempo en que Jean Batany, Georges Duby y yo mismo la descubríamos”.126 En realidad, el descubrimiento del sistema trifuncional por parte de Romero es anterior a Dumézil (1958127), Batany (1963128), Le Goff (1968129) y Duby (1973130), ya que el artículo que llamó la atención a Le Goff, El espíritu burgués y la crisis bajomedieval, fue originalmente escrito y publicado en Montevideo por Romero tan pronto como en 1950.131 Texto donde concluye, con espíritu anticipador, que “dentro de la concepción organicista de la sociedad que prevalece durante la Edad Media, se admitía que la integraban tres brazos… Defensores, oradores y labradores”132. Concepción cuyo lejano origen sitúa

121 Carlos Barros; “La Escuela de los ‘Annales’ y la historia que viene”, La historia que se fue, Suplemento

Cultural del Diario de Sevilla, nº 99, 18 de enero de 2001 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm).

122 Véase la nota 23. 123 Crisis y orden en el mundo feudoburgués, Buenos Aires, 2003, p. VII. 124 ídem, p. XI. 125 Por lo que pueda tener de autocrítica del dernier annaliste: para nosotros, Jacques Le Goff es el

historiador actual más relevante que permanece todavía fiel, de alguna manera, en Francia a los presupuestos historiográficos y cívicos de la escuela que fundaron Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929; otros que integraron en el pasado las filas de Annales se consideran hoy solamente parte de una historiographie française que integra su pasado annaliste, pero no lo reivindica públicamente.

126 Crisis y orden en el mundo feudoburgués (2003), p. VIII. 127 Georges Dumézil, L’Idéologie tripartite des Indo-Européens, Paris, 1958; se trata de la obra que difunde

en las ciencias humanas francesas la idea de la trifuncionalidad, que el filólogo francés venía usando en sus investigaciones antropológicas.

128 Jean Batany, “Des ‘trois fonctions’ á ‘trois états’’, Annales, vol. XVIII, 1963, pp. 933-938. 129 Jacques Le Goff, “Note sur société tripartie, idéologie monarchique et renouveau économique dans

chrétientié du IXe au XIIe siècle”, L’Europe aux IXe-XIe siècle (Colloque 1965), Varsovia, 1968, pp. 63-72. 130 Georges Duby, “Aux origines d’une système de classification sociale”, Mélanges à l’honneur de Fernand

Braudel, Paris, 1973, tome II, pp. 183-188. 131 Pensamos que Le Goff conoce el texto sobre el espíritu burgués hacia 2003 a través de la

recopilación editada por la UBA, en 1961, como Ensayos sobre la burguesía medieval. Ensayos de Historia Social (Crisis y orden en el mundo feudoburgués, p. VIII).

132 José Luis Romero, “El espíritu burgués y la crisis bajomedieval”, Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias, nº 6, Montevideo, abril de 1950; reproducido también en ¿Quién es el burgués?, y otros estudios de historia medieval, Buenos Aires, 1984, pp. 18-19.

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Romero en la Política de Aristóteles e infiere, para el periodo medieval, de la conocida frase del francés Adalberto de Laon (siglo XI), seguida de una rica serie de textos españoles del siglo XIII al siglo XV (Alfonso X, Ramón Llull, Juan Manuel, Diez de Games), terminando con el italiano Marsilio de Padua, lo que le permite enlazar con el surgimiento del “subgrupo” de los burgueses del tercer estado de los labradores.133

La difusión de la mentalidad trifuncional en el medievalismo internacional, tiene lugar, 28 años después del descubrimiento de Romero134, gracias a la obra crucial de Georges Duby, Les trois ordres ou l’imaginaire du féodalisme (Paris, 1978), sobre fuentes exclusivamente francesas, por supuesto. Constituyó este libro uno de los grandes éxitos de las mentalidades de los terceros Annales, aunque tuvo poco seguimiento investigativo. Difusión que muestra, en cualquier caso, la importancia135 de estar respaldado por una corriente historiográfica generada en este caso desde un país que, en el pasado siglo, irradió internacionalmente con enorme efectividad su idioma, su cultura y grandeur, con el apoyo ejemplar del Estado.

Con este arranque de honestidad y sinceridad que muy pocos historiadores franceses serían capaces de emular, incluso hoy (a toro pasado), Jacques Le Goff reconoce en José Luis Romero un “pionero de las representaciones y del imaginario”, puesto que, según vimos, el argentino descubre historiográficamente lo mental en 1950 (dice Le Goff en 1961, porque manejó una edición posterior136), cuando publica su trabajo sobre el “espíritu” de la burguesía medieval137. Admirando, por lo demás, su “visión optimista de la historia”,138 vinculada -añadimos nosotros- con sus convicciones profundas de socialista ilustrado. Pero donde el reconocimiento, en 2003, del prologuista parisino es más autocrítico, generoso y historiográficamente significativo es cuando afirma que José Luis Romero triunfó historiográficamente en algo muy importante que Annales pretendió y no consiguió: hacer una “historia total”.139 Confesión que explica lo que decíamos supra sobre cómo la imposible integración de Romero en los Annales de Braudel140, evitó que reprodujera individualmente sus defectos y fracasos, haciendo posible por consiguiente, desde finales del siglo XX, un interés renovado, nacional e internacional, por su obra y vida, inversamente proporcional al agotamiento de las escuelas historiográficas que pudieron servir de referencia crítica, e iconoclasta, en su difícil andadura para nada devota.

Romero y la historia que viene A modo de resumen, vamos a definir ocho aportaciones vitales de José Luis Romero como

historiador avanzado del siglo XX al nuevo consenso (paradigma) sobre la escritura de la historia, en el siglo XXI, que estamos construyendo otros que venimos de parecidas proximidades e influencias

133 Ibídem 134 Sobra decir que los historiadores franceses seguidores de Georges Dumézil (1898-1986) no

conocieron ni podían conocer el texto de Romero: en general, no leían español y cierta mentalidad “imperial”, “legitimada” en parte por la rica tradición francesa, dificultaba cualquier acercamiento libre de prejuicios a la “periferia” latina.

135 Para un historiador con ambiciones historiográficas, además de tener talento, que a Duby le sobraba -al igual que a Romero-, lo importante era estar en el lugar y en el momento adecuado.

136 Véase la nota 131. 137 Crisis y orden en el mundo feudoburgués, pp. X-XI. 138 ibídem. 139 ídem, p. IX. 140 Los terceros Annales (1969-1989) llegaron tarde para Romero, tampoco cambiaron la mentalidad

jerárquica centro-periferia de la historiografía francesa.

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históricas e historiográficas, junto con nuevas generaciones de historiadores que quieren afrontar los desafíos del presente, aprendiendo de los errores del pasado, procurando así una nueva primavera para la historia que nos toca escribir y vivir.

1.- Nueva historia global. Ya lo dijo Jacques Le Goff en su reconocimiento autocrítico sobre Romero de 2003: “Su obra es el más bello ejemplo que conozco de este historia global preconizada y jamás realizada en su totalidad por los historiadores franceses de Annales”141. Tres son los rasgos de la obra de Romero que interesan, en nuestra opinión, para una nueva historia “total” que, al igual que Le Goff, preferimos llamar “global” superando el tono idealista -utópico en el sentido de imposible- del concepto de “totalidad” utilizado por las vanguardias historiográficas del siglo pasado:

a) Su constante huida de la historia fragmentada, especializada, haciendo converger géneros y temas de investigación (lo que hemos llamado “historia mixta como historia global”142) o reemplazando como objeto de investigación el hecho histórico por la vida histórica143.

b) Romero buscó siempre, en verdad, la interrelación de las cosas, aconsejándole a Ruggiero: “Romano, le recomiendo, usted debe mostrar, subrayar, el entronque que existe entre los distintos problemas”, quien tal vez no conocía la palabra ‘entronque’ (ni había aprendido en París lo que le quería decir historiográficamente) pero concluye: “No se hace historia sin imbricación, conexión, intercambio de problemas, o sucesivas convergencias hacia un centro. De esto José Luis Romero ha sido un incomparable Maestro”144.

c) No era un estructuralista al uso, su objetivo era captar globalmente el cambio histórico. El ángulo metodológico elegido para entender la vida histórica medieval fue el conflicto burguesía / nobleza feudal, aun sabiendo que la contradicción señores / campesinos provoca la crisis del feudalismo, que -añade- resulta acelerada y profundizada por la burguesía urbana como factor exógeno145 (un ejemplo de lo que entendía Romero como entronque o dialéctica multilateral). Justamente, lo característico de la nueva historia global que propugnamos -desde HaD- es definir hipótesis de partida que permitan obtener aproximaciones globales, dejando atrás eso de “la historia total como un horizonte utópico” al que nunca se llega. La opción de Romero es investigar globalmente la Edad Media (siglos XI-XV) empleando como hilo conductor, y punto de vista, la burguesía y las ciudades (siguiendo a Pirenne), lo que no excluye -más bien sugiere- otros enfoques concurrentes, como el aplicado por la tradición historiográfica marxista que el autor conoce, valora y logra mejorar.

2.- Ejemplo de futuro: una historia pensada. Todavía hoy bastantes colegas siguen reduciendo el oficio de historiador al documentalismo (que decía Romero), a conocer el pasado “tal como fue” a través de las fuentes, condición desde luego necesaria pero insuficiente para una historia realmente

141 Crisis y orden en el mundo feudoburgués (2003), p. IX. 142 Carlos Barros, “La historia mixta como una historia global”, Enfoques. Revista de la Universidad

Adventista del Plata, Argentina, año XVIII, nº 1-2, 2006, pp. 91-118 (http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/IndArtRev.jsp?iCveNumRev=6913&iCveEntRev=259&institucion); con este título y enfoque hemos organizado, en 2004, con la participación de Ciro F. Cardoso, Carlos Martínez Shaw y Raquel García Bouzas, un apartado temático en el último congreso de Historia a Debate, Historia a debate. III. Historiografía global (Carlos Barros, edit.), Santiago, 2009, pp. 39-71.

143 Véase la nota 89. 144¿Quién es el burgués? y otros estudios de historia medieval, p. 14. 145 Crisis y orden en el mundo feudoburgués (1980), pp. 102-103.

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profesional. Por ello recordar a Romero y su modo de trabajar, refuerza nuestra idea146 de que para ser buen historiador hay que reflexionar sobre metodología, historiografía, teoría de la historia, relación con la sociedad...

Sobre metodología véase la compilación de artículos de Romero editada por su hijo Luis Alberto como La vida histórica (Buenos Aires, 1988). Sobre historiografía lo más significativo sea tal vez el libro Maquiavelo historiador (1943), en cuya introducción a la segunda edición (1970) José Luis Romero lamenta que el “análisis historiográfico” siga siendo un “género de investigación…. deficientemente discriminado”147. Celebrando como una excepción que, a la hora de investigar historiográficamente a Maquiavelo, además de inferir datos de sus obras históricas, se pueda completar éstos con los extraídos de “una actividad pareja en el campo teórico”148. Invitándonos, en suma, a cultivar ambos campos, tanto a la hora de producir historia como de investigar a historiadores. Considerando muy necesario, pues, hacer la historia “de cómo se ha historiado un tema… para desarmar las subjetividades que hayan podido incurrir” los propios historiadores. Mostrando una vez más su sorpresa, en 1976, porque la “historia de la historiografía” como tipo de conocimiento “no ha conseguido la acogida y el interés de la gente, cuando es tan seductor”149. Sobre teoría de la historia, ya hablamos de su gran proyecto inconcluso, Teoría general de la vida histórica: “una investigación que nunca se ha hecho de una manera definitiva”150, declaró Romero a Félix Luna un año antes de morir, después de afirmar la necesidad y la posibilidad de superar dialécticamente al propio Marx.151 Tarea abandonada entonces por otros, y hoy todavía pendiente: por la escasez en el siglo XX de historiadores annalistes y/o marxistas con el interés, la ambición y formación teórica de José Luis Romero; la evolución de la filosofía de la historia al margen de los historiadores profesionales,152 y la crisis intelectual del marxismo iniciada justamente a finales de los años setenta, en la Europa latina y otros lugares, profundizada para muchos de forma irreversible a partir de 1989.

Según nuestro criterio, sin embargo, acertó José Luis Romero cuando se planteó inspirarse en el marxismo para superar al marxismo, no en vano fue la filosofía de la historia más influyente en el siglo XX, también entre los nuevos historiadores. Debería ser, por consiguiente, obligatorio punto de partida para repensar crítica y autocríticamente la teoría de la historia en el siglo XXI; no sólo el papel las ideas (junto con la base material) o la multiplicidad dialéctica y global que preocupaban a Romero, también en lo relativo a la “sucesión de modos de producción”, cuyo fracaso -que el historiador argentino no llegó a conocer plenamente- puso en evidencia la “inesperada” transición, de 1989 en adelante, del socialismo soviético al capitalismo, dando vía libre, de un lado, a filosofías occidentales de la historia pronto desmentidas desbordadas por la aceleración histórica

146 Véase el punto 13 de “La historia que viene”, Historia a debate. I. Pasado y futuro, Santiago, 1995, pp. 95-117 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/historia_que%20viene.htm).

147 José Luis Romero, Maquiavelo historiador, Buenos Aires, 1986 (3ª edición), p. 18. 148 idem, p. 21. 149 Félix Luna, op.cit., p. 72; la respuesta está, sin lugar a dudas, en la prolongada pervivencia del

positivismo y su “idolatría de las fuentes”. 150 ídem, p. 128. 151 ídem, pp. 92-93. 152 Véase, en sentido contrario, María Luz Pintos Peñaranda, “Sobre la utilidad de la Filosofía para la

Historia. Propuesta de distinción y de confluencia”, Historia a debate. III. Problemas de historiografía, Santiago, 2000, pp. 209-223; “Desde la interdisciplinaridad, modelos de “actitud” crítica y de compromiso ante la historia. La convergencia entre Historia a Debate y la Fenomenología”, Historia a debate. III. Historiografía global, Santiago, Historia a Debate, 2009. pp. 163-173.

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(posmodernidad, Fukuyama, Huntington) y, por el otro, a los rebrotes violentos de un fundamentalismo islámico con afán de gobierno global (califato universal). Globalización sin rumbo y retorno del irracionalismo que nos obligan a seguir reflexionando sobre la evolución objetiva y subjetiva de la humanidad, sin poder renunciar a que la razón guie la relación pasado/presente/futuro, sabiendo ahora como sabemos que no existe un final inevitable, que todo depende de nosotros.

3.- Historia comprometida. El modelo (parcial) de Romero es Maquiavelo como historiador, admiraba sobre todo su “pleno compromiso” con su tiempo.153 Consecuentemente el profesor Romero defendió como dirigente político la necesidad de combinar teoría y práctica154, de basar las políticas socialistas en “una investigación profunda de nuestra realidad”, según escribía en su artículo “Estudio y militancia” (Futuro socialista, nº 1, 1958)155. Doble faceta de José Luis Romero que conocemos (junto con los prólogos de Luis Alberto a sus obras) gracias al libro de Omar Acha, La trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero (Buenos Aires, El cielo por asalto, 2005), muy a considerar cuando lo habitual es que se nos ofrezcan visiones exclusivamente académicas de los historiadores biografiados. Ciertamente no suele haber que decir vitalmente de otros historiadores académicos, salvo situar autor y obra en el contexto socio-político, pero no es el caso que nos ocupa, ya que el sujeto historiador quiso ser también sujeto histórico. Es por ello que Romero, a menudo, no distingue su objeto de historiador de su ideología como ciudadano: “soy un socialista reformista, que hoy es, a mi juicio, la máxima expresión de la vivencia del proceso histórico”156, a cuya investigación dedicó buena parte de su vida. Un socialismo de base ilustrada que ilumina su obra, tanto historiográfica como política: “Yo no creo que el hombre sea siempre igual. En esto sí soy un optimista constitucional y filosófico. Yo creo que el hombre es cada vez mejor”157. Visión optimista de la historia -que tanto admiraba Le Goff, como vimos,158 y que Romero también aplicó a sus estudios medievales que supo relacionar, en la larga duración, con la historia contemporánea y actual de Argentina y América Latina. Llegó a decir que “yo no conozco más grandes historiadores que los comprometidos, de alguna manera”.159 Ponía en práctica –a veces con mayor consecuencia- una relación pasado / presente parecida a la defendida por la historiografía marxista y los primeros Annales: “es el presente el que le pregunta al pasado. Y si no, no hay historia”.160 Cara al futuro, pese a su vinculación a la Ilustración y al marxismo fundacional (otra vez autonomía de criterio), se opone tempranamente a cualquier concepción finalista de la historia: “los objetivos que el hombre persigue no los veo en la línea del finalismo metafísico como se entiende esto en el sentido teológico o filosófico. Sin perjuicio de que haya quien pretende imponer ese finalismo, creo que hay más bien objetivos de corto plazo, de mediano plazo, de largo plazo, establecidos, impuestos, inventados, creados por el hombre, que resultan tener después una cierta coherencia”161. Posición anticipatoria sobre el debate de los fines de la historia que hemos recogido como punto de consenso (número XIV) en el Manifiesto historiográfico de HaD (2001). Porque Romero también se preocupaba por el

153 Maquiavelo historiador, p. 9. 154 Se le criticaba acerbamente por ello (véase la nota 18). 155 Omar Acha, La trama profunda, op.cit op. cit., p. 57. 156 Félix Luna, op.cit., p. 143. 157 ídem, p. 107. 158 Véase la cita de la nota 138. 159 Félix Luna, op.cit., p. 22. 160 ídem, p. 21. 161 ídem, pp. 100-101.

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futuro (abandonado hoy por tantos, cuando más falta hace), atreviéndose a incursionar en la prospectiva histórica. Como cuando considera irreversible, en la Argentina peronista, la “toma de conciencia social por parte de las clases populares”, lanzando “una previsión a largo plazo”: “Argentina será un país en el cual las clases populares tengan un papel decisivo”162. De alguna manera fue así, si atendemos al peso histórico de las masas peronistas. Y tal vez lo sea todavía más en países que están viviendo en el nuevo siglo un importante proceso de concienciación popular como Venezuela, Bolivia y Ecuador.

4.- Contra el espíritu de especialidad (Lucien Febvre). Una enseñanza de Romero para jóvenes historiadores de este siglo que quieran seguir los mejores ejemplos pasados es su difícil etiquetación, dentro de la historia académica. En tiempos de hiperespecialización, fragmentación y no poco corporativismo historiográfico, José Luis Romero es referencia saludable, y muy necesaria. Ciertamente se tenía por medievalista, lo que nos place, pero fijémonos como lo argumenta ante Félix Luna, cuanto le pregunta: “Usted es un medievalista. Le pregunto si su especialidad le sirve para entender mejor los procesos históricos argentinos”. Respuesta: “Tengo miedo de contestarle lo que pienso, porque me inclino a creer que sólo los medievalistas los entendemos bien”, sobre todo si estudian como él -que analizaba Argentina como parte de la historia occidental, pese al eurocentrismo dominante- la historia de la burguesía..El caso es que Romero era un medievalista atípico: estudió asimismo historia antigua, moderna, contemporánea y actual, fue un “historiador total”, tanto temporal como espacialmente, a lo que tenemos que añadir su compromiso y una dedicación a la metodología, la historiografía y la teoría de la historia, que aportó coherencia a sus dimensiones varias como historiador (y persona). Práctica global y diversa que le quitó ciertamente tiempo para terminar tal o cual proyecto, pero hizo posible que, tres décadas después, estamos aquí proponiéndolo como precedente de nuevo paradigma global, siendo como es, la segmentación interna de la disciplina, el mayor problema historiográfico a resolver en este siglo XXI.

5.- El universalismo de Romero. Un rasgo asimismo heterodoxo de José Luis Romero, derivado de los puntos anteriores, fue la orientación universal de su obra historiográfica, y también vital. Recorrió más de doscientas ciudades del mundo, fue un activo viajante-historiador que publicaba crónicas en revistas no académicas y no dejaba de sacar notas para su gran historia mundial de las burguesías y ciudades occidentales163. Internacionalismo muy apropiado en tiempos de una globalización que ha generado una valorada World History como nueva historia global164 de la cual también fue Romero precursor ignorado. Supo combinar las historias de Argentina, América Latina y Europa, practicando un eurocentrismo al revés: en lugar de ver el mundo desde Europa, veía Europa desde el mundo, como sólo se podía hacer desde una de las ciudades latinoamericanas más internacionales: Buenos Aires. Ya dijimos que Romero fue un latinoamericano medievalista por vocación, pero nada corporativo: hizo además historia antigua, moderna y contemporánea, nada histórico le resultó ajeno. Unos verán en ello dispersión, académicamente poco “apreciada” -al menos en Europa- pero historiográficamente excepcional, nos acerca al historiador global que fue Romero: lo echamos de menos en la presente sociedad global de información.

6.- Historia inmediata. Su concepción global de la historia, escaso academicismo y elevado compromiso ético, social y político, llevó a Romero a desplazar hasta la actualidad su mirada de historiador, desde Las ideas políticas en Argentina (1946) hasta Latinoamérica: las ciudades y las ideas (1976).

162 Idem, p. 113. 163 Resultado de ello fue su monumental La ciudad occidental. Culturas urbanas en Europa y América, Buenos

Aires, 2009; véase también Omar Acha, La trama profunda, op.cit., pp. 147-167. 164 Carlos Barros, “Primeras conclusiones del III Congreso Internacional Historia a Debate (14-18 de

Julio de 2004)”, Historia a debate. I. Reconstrucción, Santiago, Historia a Debate, 2009, .p. 73 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/nuevo_paradigma/conclusiones.../primeras%20conclusiones.htm).

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Del primer trabajo comentó en 1976. “Yo he tratado de ser lo más objetivo posible, pero como soy un hombre de partido y mis opiniones políticas son tales y cuales, las declaro para que el lector las tenga presentes”165. Sinceridad que hace sobresalir a nuestro historiador de otros colegas, de ayer y de hoy, que se escudan en un caduco concepto hiperobjetivista de ciencia166 dejando, en ocasiones inconscientemente, que sus subjetividades influyan bajo cuerda en sus investigaciones, dificultando el trabajo del historiógrafo futuro. La reconocida subjetividad objetiva de Romero le conduce, decíamos, a una historia menos mediata, más reciente, actual, que reivindica ante Félix Luna: “Yo creo que hay que hacer la historia contemporánea” (en sentido literal, no académico, remarcamos), al tiempo que insiste en la “educación para la objetividad” y el uso de las fuentes orales (rehabilitando a Herodoto167) a fin de captar directamente los sujetos en acción. Teniendo como referente de nuevo a Maquiavelo, antes por su compromiso político ahora por su rigor al estudiar la realidad inmediata (“la historia reciente de Florencia e Italia”), con fuentes .y datos,,criticándolo por no aplicar también un enfoque empírico al analizar “la historia antigua”, los “procesos históricos remotos”, dejándose llevar por esquemas preconcebidos, derivados de un “idealismo racionalista”, de una “filosofía de la historia dogmática”, que le “constriñe a deformar” los hechos, frustrando así sus “dotes innegables de historiador”. Dotes de historiador (según criterios positivistas, se entiende) que reconocía paradójicamente en sus trabajos sobre la historia inmediata de la Florencia y la Italia tardomedievales a través de crónicas y otras fuentes, incluidas sus vivencias. El temor de Romero era más bien el contrario. Le inquietaba no ser suficientemente “documentalista” como medievalista y tenía mala conciencia -como si ello no fuese también normal - por su subjetividad política al hacer -con el rigor habitual- Historia Inmediata sobre Argentina. Con pesar su amigo Ruggiero reconoció que “su independencia de espíritu lo llevaba muchas veces a ciertas contradicciones”, negándose a hacerle la “autopsia”, por ejemplo, de su “parte griega, la romana, la medieval, la americana, la argentina”, o de su definición compleja del ser historiador como “oficio” y como “pasión”168. Realmente no era fácil, hace tres o cuatro décadas, entrever avant la lettre el historiador global que era Romero. El mismo, que iba más allá del puro “documentalismo”, quería ser “normal”. Procuraba ciertamente el rigor empírico pero no dejaba de ser teórico. Se decía medievalista, pero hacía cosas que no hacían ni estudiaban los medievalistas comunes. Cultibaba la Historia Inmediata, confesando su ideología social-democrática al tiempo que define su línea de trabajo historiográfico sobre la actualidad no “exactamente la de la militancia, sino la de la preocupación por las cosas de mi tiempo, en mi país y en el mundo”, añadiendo curiosamente que no es “el campo estrictamente intelectual de mis intereses”, concluyendo: “Yo digo siempre que soy un medievalista”. En fin, vacilaciones y paradojas de un historiador adelantado a su tiempo, en el contexto de un siglo XX en que ni Annales ni la historiografía académica marxista, entendían realmente el presente como objeto de investigación histórica en sí mismo.

7.- Historiador individual, tendencias colectivas. Hemos analizado en detalle la complicada relación de José Luis Romero con el marxismo y Annales, para entender mejor la forma, el contenido y la función de los nuevos movimientos historiográficos del siglo XXI. Partiendo de la base que las tendencias actuales existen, desde mediados de los años noventa en versiones más o menos larvadas y organizadas,169 y son imprescindibles para asegurar el carácter colectivo (en tiempos de

165 Félix Luna, op. cit., p. 86. 166 Véase una crítica actualizada en Carlos Barros, “Por un nuevo concepto de la historia como ciencia”

(2005) en http://www.youtube.com/user/HistoriaDebate. 167 Félix Luna, op. cit., pp. 84-88. 168 ¿Quién es el burgués? y otros estudios de historia medieval, pp. 9-10. 169 Carlos Barros, “Últimas tendencias de la historiografía española" (2007) en www.h-

debate.com/Spanish/presentaciones/lugares/montevideo3/audio.htm; “Tendencias generales de la

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fragmentación), el dinamismo y la adaptación a nuestro tiempo de la disciplina histórica. La experiencia de Romero nos reafirma, pues, en la necesidad hoy de un tipo de corrientes historiográficas más abiertas, reflexivas y globales, sujetas a una dialéctica continua de debate y consenso. De manera que sea posible combinar un mínimo común denominador y un debate permanente,170 un pensamiento crítico y un pensamiento autocrítico, trabajando siempre con dos ideas a la vez en la cabeza. Romero lo hacía, como seguidor al tiempo que crítico de sus autores de referencia, como Marx y Maquiavelo. Hoy debería resultarnos más sencillo: por la complejidad de las mentalidades actuales, por las nuevas tecnologías que están democratizando la comunicación social y también académica.

8.- Iniciativa latina. Dejamos para el último lugar la contribución que mejor resume buena parte de lo dicho: el precoz ejemplo de José Luis Romero como historiador latino de ambición global. Romero “sólo” pudo ser una rareza171 en un siglo XX en que la innovación “sólo” podía irradiar de Europa hacia el mundo latino, y no al revés. La globalización en curso ha cambiado radicalmente los datos del problema: se puede y se debe innovar desde las periferias172 y conseguir además una importante proyección internacional.173 Los conocimientos historiográficos del siglo XX están ya en gran medida extendidos y asumidos en otros continentes, podemos y debemos buscar con la propia cabeza, autocrítica e internacionalmente, nuevas respuestas a nuevos problemas. Aprovechemos a tal fin que el español es ahora la segunda lengua franca occidental, después del inglés, por delante del francés y otros idiomas europeos, dentro y fuera de Internet, medio nivelador por excelencia de la comunicación historiográfica. Recuperemos, en suma, al avanzado José Luis Romero para la nueva historiografía global del siglo XXI.

Carlos Barros, “José Luis Romero y la Historia del siglo XX”,en e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos [en línea], Vol. 8, nº 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010, pp. 39-63, <http://www.ieal.fsoc.uba.ar/hemeroteca.elatina/elatina30.pdf>

Artículo recibido: 15 de febrero de 2010 -Aprobado: 1 de marzo de 2010

historiografía actual" (2008) en www.h-debate.com/Spanish/presentaciones/lugares/caceres/caceres1.htm.

170 Carlos Barros, “Historia a Debate, un paradigma global para la escritura de la historia”, Historia a debate. I. Reconstrucción, Santiago, Historia a Debate, 2009, pp. 133-137.

171 Véase la nota 27. 172 Véase la nota 1. 173 La experiencia de Historia a Debate es, al respecto, el mejor argumento, véase “Primeras

conclusiones del III Congreso Internacional Historia a Debate (14-18 de Julio de 2004)”, loc. cit., pp. 77-78.

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REVISTAS ELECTRÓNICAS DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES UBA

La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires cuenta con cinco revistas electrónicas: Argumentos, Conflicto Social, e-l@tina, Lavboratorio, OSERA.

Premiada en el Primer Concurso (2008) del Fondo de Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales

“Juan Carlos Portantiero” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO

f.mAujob!Revista electrónica de estudios latinoamericanos

Premiada en el Primer Concurso (2008) del Fondo de Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales “Juan Carlos Portantiero” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO.

Invitamos a leerlas. Se encuentran en:

Argumentos: http://argumentos.fsoc.uba.ar/ Conflicto Social:

http://www.iigg.fsoc.uba.ar/conflictosocial/revista/ f.mAujob; http://www.iigg.fsoc.uba.ar/elatina.htm

Lavboratorio: http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/lavbo.htm OSERA: http://www.iigg.fsoc.uba.ar/empresasrecuperadas/index.htm

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Resúmenes / Abstracts

MAGALI GOUVEIA ENGEL A LIGA DE DEFESA NACIONAL E A CONSTRUÇÃO DA HEGEMONIA BURGUESA NO BRASIL O processo de construção de uma ordem burguesa no Brasil, desencadeado a partir do último

quartel do século XIX foi marcado por uma intensa e fundamental atuação das novas gerações de intelectuais brasileiros que emergiram no cenário científico, artístico e político a partir dos anos 1870. Entre esses literatos, médicos, juristas, professores, jornalistas é possível identificar aqueles que atuaram como intelectuais orgânicos das frações da classe dominante comprometidas com o advento e a consolidação do capitalismo, formulando e/ou difundindo propostas de (re) construção da nação pautados nas noções burguesas de civilização e de progresso. Várias organizações da sociedade civil foram fundamentais como espaços de construção e veiculação desses projetos que disputavam entre si a hegemonia nos campos intelectual e político. Entre tais agências, não apenas a imprensa, mas também a Academia Brasileira de Letras, o Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, bem como as inúmeras Ligas criadas nas décadas de 1910 e 1920, desempenharam papel fundamental. Pensando na possibilidade de considerarmos tais instituições como um partido político no sentido gramsciano, proponho aqui examinar o exemplo da Liga de Defesa Nacional RJ, 1916), buscando analisar o projeto de construção do Brasil como nação moderna e civilizada nos termos burgueses, veiculado pelos intelectuais orgânicos que participaram de sua fundação.

Palavras chave: intelectuais, hegemonia, nação, ordem burguesa, Liga de Defesa Nacional.

THE "LIGA DA DEFESA NACIONAL" AND THE CONSTRUCTION OF BOURGEOIS HEGEMONY IN BRAZIL.

The process of construction of bourgeois hegemony in Brazil, which took place from the second half of the Nineteenth Century onwards, was made possible by the agency of a new generation of brazilian intellectuals, who emerged in the political, artistic and scientific scenery around 1870. Among those writers, politicians, doctors, professors and journalists it is possible to identify those who acted as organic intellectuals for the ruling classes and were committed to the advancement of capitalism and to the building of the nation according to the bourgeois values of civilization and progress. Countless civil organizations were also deeply involved in that process, such as the Academia Brasileira de Letras (Brazilian Letters Academy), the Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro (Brazilian Historical and Geographical Society) and other civil alliances, created along the 1910`s and the 1920`s. This article focuses on the Liga da Defesa Nacional (National Defense League), considering it as a "political party" in the sense proposed by Antonio Gramsci, in order to discuss the political agenda of constructing brazilian nation according to those bourgeois values of civilization and progress.

Key words: intellectuals, hegemony, nation, Bourgeois Order, Liga da Defesa Nacional Ω

VÍCTOR HUGO ALGAÑARAZ SORIA

ACCIONAR REPRESIVO Y CONTROL EN EL MUNDO ACADÉMICO ARGENTINO DURANTE EL INTERREGNO DICTATORIAL 1976-1983: EL CASO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

El proceso autoritario-represivo acaecido en Argentina durante el interregno 1976-1983,

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Resúmenes

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autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, procuro reestructurar fragosamente el cuerpo social -considerado descarriado- y el Estado Nacional -diagnosticado como corrompido y demagógico-, con el objetivo de exterminar toda forma de oposición e imponer el terror en la población, para remover las bases del modelo económico anterior y cambiar el patrón de acumulación vigente.

Específicamente, el ámbito académico nacional fue profundamente perturbado -removido- tras el advenimiento de la última dictadura, dada la ineluctable imposición de una política científica y educativa acorde al modelo económico-político que se buscaba instaurar, la cual marcó profundamente el ámbito de investigación cientista -especialmente el área de Ciencias Sociales- así como el desenvolvimiento mismo del ámbito universitario, duramente cohibido por el fuerte disciplinamiento, control y represión ejercidos por el régimen militar. Por ello, este trabajo procura contextualizar socio-históricamente la problemática, recorriendo en líneas generales las tensiones devenidas en el ámbito académico- universitario durante el interregno militar, reflexionando particularmente sobre la política académico-científica implementada y prestando especial atención a lo acontecido en la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) durante aquel periodo.

Palabras claves: Ámbito Académico// Política Educativo-Universitaria // Control Académico// Accionar Represivo// Mecanismos de des-institucionalización y reestructuración//

REPRESSIVE ACTIONS AND CONTROL IN THE ARGENTINE ACADEMIC WORLD DURING THE DICTATORIAL INTERREGNUM 1976-1983: THE CASE OF THE SAN JUAN NATIONAL UNIVERSITY

The authoritarian-repressive process occurred in Argentina during the interregnum 1976-1983, calling itself "National Reorganization Process", abruptly tried to restructure the social body -considered astray- and the national state -diagnosed as corrupt and demagogic-. Its principal objective was exterminating all forms of opposition and impose terror on the population, to remove the bases of the previous economic model and change the pattern of force accumulation.

Specifically, the national academic scope was deeply disturbed-removed-after the advent of the last dictatorship, given the ineluctable imposition of a scientific and educational policy according to the economical-political pattern that was wanted to be establish, which strongly mark the scientist research (specially the Social Sciences area) as well the same university scope, severely restrained by the strong discipline, control and repression exercised by the military dictatorship. Therefore, this work aims at socio-historically contextualizing the problem, covering in general lines, the tensions happening in the academic-university scope during the military interregnum, reflectively particularly on the academic and scientific policy implemented, given with special attention to happened at the University National de San Juan (UNSJ) during that period.

Key words: Academic Scope// Educative University Policy// Academic Control// Repressive Actions// Mechanisms of deinstitutionalization and restructuring//

Ω

CARLOS BARROS

JOSÉ LUIS ROMERO Y LA HISTORIA DEL SIGLO XX Análisis de la trayectoria del historiador José Luis Romero, su vida y su obra, en relación con el contexto histórico del siglo XX, donde se hace hincapié en su peculiar relación con el marxismo y la escuela de Annales, y el interés actual por sus reflexiones, investigaciones e ideología política (socialismo democrático).

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Interesa especialmente verificar cómo el estatus argentino y latinoamericano de Romero, y su autonomía de criterio, que significaron un hándicap en su tiempo, se convierten hoy en ventaja mediante la globalización histórica e historiográfica en curso.

En su condición de coordinador de Historia a Debate, Carlos Barros reconoce en José Luis Romero un valioso precedente de la reconstrucción paradigmática que impulsa la citada red internacional de historiadores.

Palabras claves: José Luis Romero – historia – siglo XX

JOSÉ LUÍS ROMERO AND THE HISTORY OF CENTURY XX

Analysis of the trajectory of the historian Jose Luis Romero, his life and work in conjunction with the historical context of the twentieth century, which emphasizes its special relationship with Marxism and the Annales school, and the current interest in his reflections , research and political ideology (democratic socialism).

Interest to verify how the status of Argentine and Latin American, and independence of mind, that meant a handicap in his time, become the lead today through globalization ongoing historical and historiographical.

As the coordinator of Historia a Debate, Carlos Barros recognized in Jose Luis Romero a valuable precedent for the reconstruction paradigm that drives the international network of historians.

Key words: José Luís Romero - history- century XX Ω

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AVISO PRESENTACION DE ARTICULOS Y RESEÑAS PARA TEMAS Y DEBATES, REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIA POLITICA Y RELACIONES INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO. CONVOCATORIA PERMANENTE

• Los trabajos con pedido de publicación deben ser remitidos al Comité Editorial de la Revista de la Facultad de Ciencia Política y R.R.I.I., y entregados, con nota de pedido en Mesa de Entradas.

• Deberán presentarse 3 copias impresas y una en disquete, en formato RTF.

• La extensión de los artículos deberá ser de un máximo de 20 páginas, en letra Times New Roman, tamaño 12, a espacio simple; las reseñas un máximo de tres páginas.

• Los cuadros, gráficos y mapas se incluirán en hojas separadas del texto, numeradas y tituladas. Los gráficos y mapas se presentaran confeccionados para su reproducción directa.

• Toda aclaración con respecto al trabajo (presentación previa, agradecimientos, etc.) así como la pertenencia institucional se consignaran en notas al pie de página mediante asteriscos remitidos desde el nombre del autor.

• Las citas al pie se enumeraran correlativamente y observaran el siguiente orden: a) nombre y apellido del autor; b) título de la obra, en bastardilla; c) volumen, tomo, etc.; d ) editor; e)lugar y fecha de publicación; f)numero de la pagina. Cuando se trate de un artículo se lo mencionara entre comillas, bastardilla el libro, revista o publicación en la que haya sido publicado.

• Si se insertara bibliografía se la incluirá al final del trabajo, ordenándola alfabéticamente por autor y colocando primero el apellido y luego la inicial del nombre.

• Los trabajos serán sometidos a la evaluación de 2 árbitros, sobre la base del principio de anonimato.

• Los artículos remitidos deberán ser inéditos en lengua española.

• En ningún caso serán devueltos los originales.

CORRESPONDENCIA:

Comité Editorial Revista Temas y Debates Facultad de Ciencia Política y R.R.I.I.

Universidad Nacional de Rosario Berutti 2353 Monoblock 1 (2000) Rosario - Argentina

TEL: 54-0341- 4808521/22

FAX: 54-0341- 4808520 Email: [email protected]

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Congresos, reuniones, jornadas

X CONGRESO CENTROAMERICANO DE HISTORIA

“LAS APORTACIONES DE LA HISTORIA A LA INTEGRACIÓN E IDENTIDAD DE LOS PUEBLOS CENTROAMERICANOS Y DEL

CARIBE” Recinto Universitario Rubén Darío “Rubén Darío”, UNAN

Managua (Nicaragua), 12 al 15 de julio de 2010

Entidades e instituciones co-auspiciadoras: - Consejo Nacional de Universidades (CNU), Nicaragua - Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) - Asociación Latinoamericana y del Caribe de Facultades, Escuelas e Institutos de Ciencias Sociales

(ALACFEICS) - Unión de Universidades de América Latina (UDUAL) - Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) - Comité Nicaragüense de Ciencia y Tecnología (CONYCIT) - Departamentos y Escuelas de Historia de las universidades de Centroamérica - Academia de Geografía e Historia de Nicaragua (AGHN) - Asociación Nicaragüense de Historia Oral (ANIHO) - Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (Universidad Centroamericana) - Centro de Historia Militar (Ejército de Nicaragua) - Centro de Investigaciones Históricas (UNAN-León)

Presentación Desde que en el año 1992 se reunieran en Tegucigalpa, Honduras, diversos historiadores e

historiadoras con el fin de reflexionar sobre el desarrollo de la ciencia histórica se han celebrado hasta la actualidad nueve congresos con un intervalo de dos años entre cada uno de ellos. Así, en 1994, el II Congreso tuvo lugar en la ciudad de Guatemala, el III en la Universidad de Costa Rica, el IV en Managua, Nicaragua, el V en la Universidad de El Salvador, el VI en la Universidad de Panamá, el VII de nuevo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, con lo que se inauguraba una nueva ronda de congresos. El VIII Congreso se realizó en Antigua Guatemala en el mes de julio de 2006, organizado por la Universidad de San Carlos y el IX Congreso Centroamericano de Historia tuvo su sede en la Universidad de Costa Rica (UCR) en las fechas comprendidas entre el 22 y el 26 de julio de 2008.

De nuevo, le corresponde a los historiadores e historiadoras nicaragüenses ser anfitriones a una nueva cita: el X Congreso Centroamericano de Historia, que supone no solo un compromiso de la

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institución que toma la iniciativa, es decir la UNAN-Managua, sino de toda la comunidad nacional, centroamericana, latinoamericana y caribeña y de todos los académicos con vocación centroamericanista vinculados con la historia. Representa un esfuerzo colectivo de estudiantes, docentes e investigadores centroamericanos y de otras latitudes que aprovechan esta excelente oportunidad para debatir, intercambiar y poner a punto los distintos avances y expresión de resultados en el campo de la investigación y la docencia de la historia y su relación con las demás ciencias, estableciendo redes de trabajo en conjunto con colegas y promoviendo la participación de los que en el futuro les corresponderá establecer el relevo generacional en el quehacer histórico: los estudiantes. Este congreso representará, además, una excelente oportunidad para el conocimiento y reflexión sobre la realidad social, política y económica de nuestros países, con el objetivo de buscar una mayor relación del mundo académico con la problemática de los pueblos centroamericanos y caribeños.

Objetivos del congreso 1. Promover el desarrollo de la historia en los diversos ámbitos de la realidad

centroamericana y caribeña. 2. Valorar la inserción de los historiadores e historiadoras en la realidad social de los

diversos países centroamericanos y latinoamericanos. 3. Promover los vínculos de trabajo y reflexión entre la Historia y las demás ciencias

sociales. 4. Contribuir a la integración entre las distintas redes de historiadores

centroamericanos. 5. Analizar, desde una perspectiva histórica, los procesos independentistas y pre-

independentista en el marco de la conmemoración del segundo centenario 6. Analizar el estado de la docencia e investigación histórica en las universidades

centroamericanas y otras instituciones educativas que comparten objetivos similares. 7. Preparar un plan de acción a mediano y largo plazo que fortalezca la actividad

docente e investigadora en los diversos ámbitos. 8. Contribuir desde diversas perspectivas al enriquecimiento curricular de los planes

y programas de las carreras de Historia. 9. Contribuir a la difusión de los fondos documentales existentes en pro de su

valoración en el quehacer historiográfico. 10. Conocer e intercambiar las publicaciones existentes en los diversos países. 11. Desarrollar, por medio de actividades sociales y culturales, el conocimiento e

intercambio de las distintas expresiones de identidad.

1. Participantes - Docentes e Investigadores de Historia y especialidades de las ciencias sociales y las

humanidades de las universidades centroamericanas, latinoamericanas y del Caribe. - Estudiantes de las carreras de Historia y de otras ciencias sociales de las

universidades centroamericanas y del Caribe. - Docentes e investigadores centroamericanistas y del Caribe que laboran en

distintas universidades. - Personalidades invitadas. - Docentes y autoridades del MINED (Ministerio de Educación de Nicaragua) y de

otros países.

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Congresos, reuniones, jornadas

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- Ciudadanos y ciudadanas interesados en el quehacer de la historia. Principales ejes temáticos del Congreso:

- La historia y las demás ciencias sociales, la interdisciplinariedad a debate. - Los procesos pre e independentistas centroamericanistas y su relación continental - El papel de los historiadores e historiadoras ante los nuevos retos de las sociedades

centroamericanas y caribeñas. - El análisis de las sociedades del Caribe centroamericano: su pasado y presente - Balance y perspectivas de la enseñanza de la Historia en Centroamérica y el Caribe

y el relevo generacional en la profesión de historiadores e historiadoras - Estado de la historiografía y las fuentes centroamericanas y del Caribe.

Mesas de trabajo: • Historia social y movimientos sociales Coordinadores: Ligia Peña (Nicaragua) [email protected] y Luis Alfredo Lobato (Nicaragua) [email protected] • Historia de los procesos políticos en los siglos XIX y XX. Las

relaciones internacionales Coordinadores: Xiomara Avendaño (El Salvador) [email protected]

y Justin Wolf (EE.UU.) • Historia Militar en Centroamérica y el Caribe Coordinador: Francisco Barboza (Nicaragua) [email protected] • Historia Económica Coordinadores: Ronnie Viales [email protected] (Costa Rica)

• Historia Colonial en Centroamérica y el Caribe Coordinadores: Stephen Webre (EE.UU.) [email protected] y Coralia

Gutiérrez (México) [email protected] • Historia Cultural y del pensamiento Coordinadores: Miguel Ayerdis (Nicaragua) [email protected]

Patricia Vega (Costa Rica), [email protected] José Cal Montoya (Guatemala [email protected]

• Masonería y sociedades patrióticas Coordinadores: Ricardo Martínez Esquivel (Costa Rica

[email protected]; Roberto Valdés (El Salvador) [email protected] • Las relaciones entre el medio ambiente, los fenómenos físicos y la

historia Coordinadores. Francisco Enríquez (Costa Rica) [email protected]

y Antony Gobbels (Costa Rica) [email protected] La Historia del tiempo presente y las aportaciones de la historia oral Coordinadoras: Jilma Romero (Nicaragua) [email protected] y Marcela Camargo (Panamá) [email protected] • La Historia y las Literaturas centroamericanas Coordinadores: Werner Makemback (Alemania) werner.mackenbach@uni-

postdam.de y Patricia Fumero (Costa Rica) [email protected] • Historia y Género en Centroamérica. Coordinadoras: Eugenia Rodríguez (Costa Rica) [email protected]

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y Sandra Centeno (Nicaragua)[email protected] • Enseñanza de la Historia Coordinadores: Gerardo Zelaya (Honduras), [email protected] Margarita Torres (Costa Rica), [email protected]

• La participación estudiantil en el desarrollo de las carreras de Historia Coordinadores: Eimeel Carolina Castillo (Nicaragua) [email protected] y

José Gerardo Moreno (Nicaragua) [email protected] • Archivo y Memoria en Centroamérica

Coordinadoras: Ligia Madrigal (Nicaragua) [email protected] y Yessenia Martínez (Honduras) [email protected] • Los proyectos de investigación en Historia Regional Coordinadores: Juan José Marín (Costa Rica) [email protected] y Urías W. Ramos (Nicaragua) [email protected] • El desarrollo de la Arqueología y el estado del Patrimonio cultural en

Centroamérica Coordinadoras: Sagrario Balladares (Nicaragua) [email protected] y

Olga Joya (Honduras) [email protected] Conferencias magistrales Se desarrollarán a lo largo del congreso diversas conferencias a cargo de especialistas de

amplio prestigio académico internacional.

Mesas redondas Se desarrollarán durante el Congreso mesas redondas relacionadas con los ejes temáticos. Las

mismas estarán a cargo de diversos especialistas

Presentaciones de libros y documentales video-orales Se llevarán a cabo en el marco de las diferentes mesas temáticas del Congreso. Deberán ser

inscritos a través del formato que oportunamente se hará llegar a los participantes.

Presentaciones artísticas y visitas culturales Habrá una velada cultural amenizada por distintos grupos y solistas que ofrecerán un

programa variado recogiendo las diversas expresiones de la riqueza folklórica y artística nicaragüense. Además, se incluirán en el programa general del Congreso visitas a lugares históricos y tradicionales. De igual forma, durante el evento, habrá un área de exposición y venta de publicaciones en diversos formatos.

Requisitos para la presentación de resúmenes y ponencias: Especificaciones

• Se recomienda cumplir con el formato solicitado para facilitar el trabajo de los organizadores.

• Indicar expresamente si aceptan la inclusión de su trabajo en la Web y en la edición en CD y formato libro y/o revista.

• Tanto los resúmenes como las ponencias serán enviados a los respectivos coordinadores de mesa con copia a la coordinación general del evento.

Fecha definitiva de entrega de ponencias para poder ser presentadas en el Congreso:

30 de mayo de 2010

Cuotas de inscripción y participación Ponentes: 60 dólares; Asistentes: 30 dólares; Estudiantes de licenciatura o equivalente (con

carnet): 10 dólares

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Se entregarán a todos los inscritos carpetas con Programa y resúmenes de todas las ponencias, así como certificados de asistencia y /o participación y otros materiales.

Para más información consulte el sitio: www.unan.edu.ni/fhumanidades/historia

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XXX° ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS - CONICET

Resistencia (Argentina), 19-21 de agosto de 2010

Los Encuentros de Geohistoria Regional tienen por objetivo lograr el acercamiento, la colaboración mutua y el intercambio de experiencias y conocimientos entre los investigadores en ciencias humanas y sociales que estudian la temática regional del Nordeste argentino, en sentido geográfico amplio, incluyendo el área de Misiones Jesuíticas, el Paraguay, sur de Brasil y Bolivia.

La entidad organizadora se compromete a brindar local y elementos que faciliten el desarrollo de las sesiones y la información a los participantes sobre alojamiento y transportes. Los gastos de traslado y estadía correrán por cuenta de los participantes.

La entidad organizadora designará una Comité Organizador, que se integrará con un Coordinador General, quien presidirá las sesiones plenarias, Coordinadores Adjuntos y Secretarias. El Comité Organizador estará facultado para aplicar el Reglamento, fijará los horarios de actividades y sesiones, el programa de exposiciones y decidirá sobre cuestiones que eventualmente no contemple el reglamento.

Para ser miembro pleno del Encuentro se deberá presentar un trabajo original de investigación ajustado a la temática del mismo, de extensión máxima de 15 páginas, tamaño A4, a espacio sencillo, letra Times New Roman cuerpo 12, incluido aparato erudito, gráficos, mapas e ilustraciones. La presentación se hará en un disquete o CD en programa Microsoft Word o por correo electrónico a los coordinadores de la Mesa con copia a la Comisión Organizadora.. No se aceptarán trabajos que impliquen informes de avances, ni proyectos de investigación. Las notas deberán estar a pie de página e incorporadas mediante el sistema automático del procesador de texto (se enviarán pauta en próxima Circular).

Al 8 de mayo de 2010 los participantes deberán enviar un resumen de su trabajo, de no más de 15 renglones, el cual será evaluado por el Coordinador de cada Mesa temática notificando la aceptación del mismo en el plazo de 15 días.

Para el 30 de junio de 2010 los participantes deben remitir el trabajo completo, que será enviado a los comentaristas de las sesiones. Se requieren 2 copias en papel y una en disquete (ver punto 4).

Cada investigador dispondrá de 15 minutos para exponer los aspectos más salientes y las conclusiones de su investigación. Se realizarán luego los comentarios y a continuación los participantes podrán solicitar explicaciones o ampliaciones sobre lo expuesto, con intervenciones de no más de 10 minutos de duración.

Todos los trabajos expuestos por sus autores serán editados en un CD que se distribuirá entre los participantes luego de finalizado el Encuentro. No se incluirán aquellos trabajos cuyos autores no participen en el Encuentro.

El Comité Organizador, conjuntamente con los comentaristas de sesión y mediante consulta

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con otros especialistas si fuera necesario, seleccionará los trabajos aceptados para su publicación en las Actas del Encuentro, en soporte papel. La entidad organizadora podrá requerir una cooperación pecuniaria -a establecerse oportunamente- a los autores de los trabajos seleccionados para dicha publicación.

Durante la sesión de clausura del Encuentro, se debatirán las mociones que por escrito pudieran presentar los participantes.

Recepción de Mesas temáticas: hasta el 27 de febrero de 2010 por correo electrónico a [email protected]

Recepción de Resúmenes: hasta el 8 de mayo de 2010 (serán remitidas al coordinador de mesa y a la Comisión Organizadora)

Recepción de Ponencias: hasta el 30 de junio de 2010

Comisión Organizadora Coordinador General: Lic. Enrique Schaller Coordinadores Adjuntos: Dra. María del Mar Solís Carnicer y Dr. Norberto Lanza Secretarias: María Marta Mariño y Mabel Caretta

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VIII BIENAL DEL COLOQUIO de TRANSFORMACIONES TERRITORIALES

Comité Académico de Desarrollo Regional de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM)

Buenos Aires, 25 al 27 de agosto 2010

El Comité de Desarrollo Regional de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM, organizan la VIII Bienal del Coloquio de Transformaciones Territoriales, que se realizará en Buenos Aires (Argentina) entre el 25 y el 27 de agosto de 2010.

El Coloquio de Transformaciones territoriales se realiza cada dos años por los países componentes de AUGM y tiene por objetivo promover un encuentro de profesores, investigadores y estudiantes en el ámbito de las universidades asociadas, promoviendo el debate académico y contribuyendo para las discusiones y para el avance tanto de la enseñanza, como de la producción de conocimiento sobre el desarrollo regional, en la zona sur de América del Sur, así como fortalecer los vínculos entre las instituciones integrantes. Tales objetivos serán articulados en el VIII Coloquio por medio del Tema General” Territorio y territorialidades en movimiento”, de las conferencias, mesas redondas y mesas temáticas, que propiciarán la profundización de las discusiones.

Mesas Temáticas: 1. Ordenamiento y gestión territorial 2. Transformaciones en los modelos de producción y acumulación. 3. Desarrollo rural y la cuestión agraria. 4. La acción colectiva en el desarrollo territorial. 5. Patrimonios, culturas e identidades. 6. Integración y fronteras. 7. Gestión de riesgos y sustentabilidad ambiental. 8. Redes, sistemas e infraestructuras territoriales. 9. Sistemas de innovación.

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Normas generales del VIII Coloquio: Las lenguas oficiales del Coloquio son el portugués y el español. Los trabajos pueden ser

enviados en cualquiera de las dos lenguas.

Se habilitará la presentación de ponencias y posters, reservando al Comité Académico del evento la capacidad de aceptar y reorientar los trabajos como posters o ponencias

Los trabajos serán enviados al Coloquio en su versión completa, con una extensión máxima de 20 (veinte) carillas, en tamaño A4 (incluyendo figuras, tablas y gráficos), espacio interlineal de 1,5; fuente Arial 12, márgenes (todos) de 2,5cm; el Título, el resumen (máximo de 200 palabras) y las palabras clave (máximo cuatro), deberán estar en una de las dos lenguas del Coloquio: portugués y español.

Cada proponente podrá inscribir como máximo 2 (dos) trabajos, individualmente o en equipo.

Los trabajos que sean aceptados para la presentación oral, compondrán las Mesas Temáticas de coloquio.

La selección de los trabajos será realizada por el Comité Científico del Coloquio, compuesto por miembros de distintas nacionalidades, de los países pertenecientes a la AUGM.

Solamente serán publicados los trabajos efectivamente en el Coloquio.

La presentación del trabajo en el evento podrá ser realizada solamente por uno de los autores del texto.

Comité Académico Organizador Carlos Schiavo : Universidad de la República Hugo Arrillaga: Universidad Nacional del Litoral José Rubioli: Universidad Nacional de Córdoba Julio Talín: Universidad Nacional del Litoral M. Cristina Tamburrini: Universidad Nacional de Rosario M. Estela Crisci: Universidad Nacional de Córdoba Marta Casares: Universidad Nacional de Tucumán Marta Panaia: Universidad de Buenos Aires Olga Firkowski: Universidade Federal do Paraná Alberto Riella: Universidad de la República Vicente C.P.Silveira: Universidade Federal de Santa María Néstor Bono: Universidad de la Plata Coordinación Universidad de Buenos Aires: Marta Panaia Informaciones. [email protected]

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4as JORNADAS DE HISTORIA DE LA PATAGONIA Santa Rosa (La Pampa, Argentina), 20-22 de septiembre de 2010

La Comisión Organizadora de las Jornadas de Historia de la Patagonia convoca a

investigadores/as, docentes y estudiantes que han desarrollado, realizan o se proponen emprender algún trabajo de investigación y/o divulgación sobre la Historia de la Patagonia, a presentar sus avances e iniciativas en las 4as Jornadas, que se realizarán en Santa Rosa (La Pampa) del 20 al 22 de septiembre de 2010.

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Las Jornadas se abren a la presentación de ponencias y demás iniciativas en el campo de la Historia de la Patagonia, enfocada en todos sus períodos (prehispano, colonial, nacional, Territorios Nacionales, Provincias, historia reciente y actualidad), desde cualquiera de sus perspectivas (económica, política, social, intelectual o cultural, teórica, metodológica, historiográfica, etc.) y sin atenerse necesariamente a los límites espaciales impuestos a priori o a los marcos naturales, administrativos o jurídicos-políticos actuales (atendiendo a las distintas realidades territoriales indígenas, hispanocriollas, regionales, nacionales e internacionales en las que se ve inscripta la actual región). También se alienta la presentación de trabajos comparativos con casos o problemas similares de otras regiones, territorios o lugares, por la fertilización cruzada que esto puede suponer para las investigaciones históricas.

Con esta reunión nos proponemos dar continuidad a los contactos, intercambios y espacios de diálogo generados en las Jornadas anteriores (Viedma 2002, Roca 2006 y San Carlos de Bariloche 2008). La cantidad de ponencias y de mesas fue creciendo notablemente de una a otra reunión, hasta las 24 mesas temáticas y cerca de 230 ponencias presentadas en 2008. Para las 4as Jornadas (2010) prevemos una participación cuantitativamente similar a la de las 3as, organizada en torno de ejes tanto temáticos como problemáticos. La cantidad y los perfiles de las mesas de trabajo se determinarán como resultado de la presente convocatoria. Esperamos abrir mesas de trabajo representativas de los avances más recientes en la investigación disciplinaria e interdisciplinaria de la historia de la Patagonia.

Es de destacar el carácter abierto de la reunión, a investigadores/as y equipos de todo el país y del exterior. No se trata de una reunión cerrada al nivel regional, sino que, como ya se experimentó en las ediciones anteriores, el campo de la Historia de la Patagonia despierta interés en diversos lugares del mundo y admite múltiples posibilidades de trabajo comparativo con otras regiones de la Argentina, de América y de otros continentes. También se espera recibir trabajos que se ocupen de la enseñanza y la difusión de la historia de la Patagonia tanto en el sistema educativo nacional como en el público no especializado de todo el país.

En la medida de nuestras posibilidades, invitaremos a conferencistas extrarregionales que con sus aportes enriquezcan nuestras perspectivas de trabajo. También esperamos poder implementar una ayuda económica para la asistencia de quienes no cuenten con recursos provenientes de becas u otros fondos institucionales.

La mayor carga horaria se prevé que esté puesta en las mesas de trabajo, que son el objetivo central de la reunión y el espacio en el que los/as investigadores/as y equipos pondrán a consideración de sus pares los avances y resultados de sus tareas de investigación, siendo la instancia de intercambio más enriquecedora. Sin embargo, y a la luz de diversas experiencias, la Comisión Organizadora también valora otros espacios que sirven al intercambio de información y de ideas, a la discusión y construcción de acuerdos de trabajo, a la optimización de recursos y la coordinación de líneas de trabajo entre instituciones, equipos y personas de la región, del resto del país y del exterior. Con esos propósitos, se facilitarán los espacios de presentación de publicaciones y de presentación de proyectos de investigación. Los proyectos, equipos y centros de investigación también serán invitados a presentarse en un lugar de exposición permanente, mediante pósters. En próximas circulares se precisarán las formas y tiempos de organización de estos espacios.

Mesas temáticas Se convoca a los/as interesados/as en coordinar mesas temáticas, a enviar propuestas de mesas

orientadas a reunir un número de entre un mínimo de cinco y un máximo de doce ponencias en torno de un tema o problema común de la Historia de la Patagonia.

La propuesta debe ser formulada, en lo posible, por dos investigadores/as de distintos lugares o ámbitos institucionales, que actuarán como coordinadores/as del debate. Debe contener un título

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que exprese claramente el problema convocante, y una presentación de unas 200 palabras que explique qué perfil de trabajos se espera recibir. También los nombres, apellidos, pertenencia institucional y direcciones de correo electrónico de los/as coordinadores/as.

Los/as coordinadores/as actuarán como pares evaluadores de las propuestas de ponencias.

El tope máximo de trabajos por mesa responde a la necesidad de organizar las jornadas de trabajo en tiempos razonables y en núcleos temáticos/problemáticos que permitan enriquecer el debate; si los/as coordinadores/as reciben un número alto de propuestas de ponencias podrán hacer una selección fundamentada, o bien desdoblar la mesa. En caso de proponerse mesas de temática similar la Comisión Organizadora podrá consultar a los/as coordinadores/as la posibilidad de fusionar mesas bajo un eje común. Cada expositor/a no podrá presentar más de una ponencia en las jornadas, y en lo posible cada coordinador/a no coordinará más de una mesa.

Cuestiones-ejes Las Jornadas contendrán un simposio central dedicado a La política en la Patagonia: miradas

desde lo local, el territorio y el Estado. También nos proponemos dar un lugar especial al tema del Bicentenario de las revoluciones independentistas, que nos permita generar una reflexión desde una perspectiva regional.

Se convoca a los/as interesados/as en participar en alguna de estas propuestas, a ofrecer ideas concretas para su realización, en la misma forma que las propuestas de mesas temáticas: dos investigadores/as de distintos lugares o ámbitos institucionales que actúen como coordinadores/as del debate, un título que exprese claramente el problema o el subtema convocante, y una presentación de unas 200 palabras que explique qué perfil de trabajos se espera recibir. También los nombres, apellidos, pertenencia institucional y direcciones de correo electrónico de los/as coordinadores/as.

Publicaciones La Comisión Organizadora prevé difundir la producción de las Jornadas por dos medios. Un

CD-ROM conteniendo las ponencias completas, proyectos de investigación, etc., como en oportunidades anteriores, será entregado a los participantes en el momento de su inscripción. También se editará un libro posterior a las Jornadas, con la colaboración de los coordinadores de mesas, cuyo contenido consistirá en una selección y reelaboración de ponencias realizada en un plazo relativamente acotado, de acuerdo con pautas de trabajo que se comunicarán oportunamente.

Comisión Organizadora Prof. Edda Crespo [email protected] Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), Sede Comodoro Rivadavia.

Mag. Graciela Iuorno [email protected] Facultad de Humanidades y Centro de Estudios Históricos de Estado, Política y Cultura

(CEHEPyC) de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).

Lic. José M. Mendes [email protected] Instituto de Formación Docente de El Bolsón / Centro de Estudios de Historia Regional

(CEHIR) de la UNCo.

Dra. Laura Méndez [email protected] CEHIR y Carrera de Historia, Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) y Facultad de

Humanidades de la UNCo.

Dra. Marisa Moroni [email protected] CONICET / Instituto de Estudios Sociohistóricos de la Universidad Nacional de La Pampa

(UNLPam).

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ψ 1º JORNADAS INTERNACIONALES DE HISTORIA DE LA IGLESIA Y LA

RELIGIOSIDAD 3º JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA EN EL NOA

Santiago del Estero, 16, 17 y 18 de septiembre de 2010

Ante los avances alcanzados por los estudios referidos a la Iglesia, sus instituciones y las formas de religiosidad, realizados desde diferentes perspectivas teóricas y disciplinares, estas jornadas organizadas por historiadores del NOA se proponen reunir a investigadores de la Argentina y del exterior que investigan en esta temática. De esta forma, nuestro objetivo es consolidar un espacio de diálogo y actualización ya iniciado en las anteriores ediciones nacionales (Salta 2006 y Tucumán 2008)

Objetivos - Convocar a los investigadores de todo el país y del extranjero que trabajan en temas

relacionados a la Historia de la Iglesia y la Religiosidad en sus distintas expresiones. - Trazar el estado actual de las investigaciones sobre la temática (fuentes disponibles y

bibliografía) - Reforzar vínculos de investigación y discusión en torno a las preguntas que emergen del

estudio de la historia de la Iglesia y la Religiosidad en Latinoamérica. - Fortalecer un espacio que posibilite la difusión de las investigaciones. - Ampliar y afianzar las perspectivas teóricas de análisis y el abordaje interdisciplinario de

nuestras investigaciones.

Ejes temáticos Creación Artística y Religiosidad Religión, Violencia y Política Religiosidad en el mundo andino Laicidad y Secularización Iglesia: Revolución e Independencia. Órdenes y Congregaciones Religiosas Clero y Episcopados Asociaciones Laicales Mujeres y Experiencia Religiosa Archivos, Bibliotecas Eclesiásticas y Nuevas Tecnologías. Prácticas de Evangelización. Formas de Diversidad Religiosa

Comisión Académica Marcelo Lagos (UNJu) Susana Bianchi (UBA -UNCPBA) Pilar García Jordán (Universidad de Barcelona) Ana Teresa Martínez (CONICET, UNSe) Roberto Di Stefano (CONICET-UBA) Gustavo Morello (UCC) Alicia Fraschina (UBA) Victoria Cohen Imach (CONICET, UNT) Gabriela Caretta (UNSa) María Mercedes Tenti (UCSE) Isabel Zacca (UNSa)

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Cynthia Folquer (UNSTA)

Comisión Organizadora Alonso Sánchez (Prelatura de Humahuaca) Sara Mata (CONICET, UNSa) Lucia Santos Lepera (UNT - UNSTA) Osvaldo Geres (UNSA) Federico Medina (UNSA) Esteban Abalo (UNT - UNSTA) Dely Brunelli de Antoraz (UCSE) Alonso Sánchez cmf (Prelatura de Humahuaca) María Mercedes Tenti (UCSE) Ana Cecilia Aguirre (UNSTA - UNT) Mariano Gusils (UNSa)

Presentación de resúmenes y trabajos Los resúmenes serán recibidos hasta el 3 de Mayo de 2010 y los trabajos hasta el 14 de junio

de 2010. En el encabezado de los resúmenes y ponencias/comunicaciones deberá constar: Autor/es: Título: Área/s temática/s sugerida/s Universidad o Institución de pertenencia: Dirección postal: Teléfono: E-mail:

Los resúmenes no podrán superar las 200 palabras, y las ponencias los 40.000 caracteres (con espacios), ambos en letra Arial 12 a espacio y medio y deberán remitirse por correo electrónico a la siguiente dirección: [email protected]

Las imágenes que deseen incorporar al trabajo deben estar en formato JPG (definición alta) e incluirse como anexo al final del mismo, al igual que los cuadros y gráficos.

Inscripción y formas de pago Enviar por mail la ficha de inscripción con todos los datos requeridos (se encuentra al final de

esta circular) Confirmar la inscripción mediante el pago de la misma: - Expositor: $ 200 (doscientos pesos argentinos) - Asistente: $ 100 (cien pesos argentinos) - Estudiante expositor: $ 100 (cien pesos argentinos) - Estudiante asistente: $ 50 (cincuenta pesos argentinos)

Participantes extranjeros: - Expositor: US$ 200 (doscientos dólares) - Asistente: US$ 100 (cien dólares) - Estudiante expositor: US$ 100 (cien dólares) - Estudiante asistente: US$ 50 (cincuenta dólares)

La inscripción a las Jornadas puede realizarse al inicio de las mismas en la sede Jujuy de la UCSE.

Cada autor/a abonará la correspondiente inscripción, incluso en casos de trabajos de autoría compartida. Sólo se admitirán hasta dos autores/as por trabajo. Asimismo, un autor/a podrá presentar hasta dos trabajos. Los autores/as deben tener en cuenta que se otorgarán certificados sólo a aquellos que expongan sus trabajos.

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Lic. M. de los Milagros Pierini [email protected] Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), Unidad Académica Río Gallegos.

Dr. Pedro Navarro Floria [email protected] CONICET / Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio

(IIDyPCa) de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).

Dra. Martha Ruffini [email protected] Centro Universitario Regional Zona Atlántica (CURZA) de la UNCo.

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III ENCUENTRO DE LA RED INTERNACIONAL MARC BLOCH ESTUDIOS COMPARADOS EN HISTORIA EUROPA-AMERICA LATINA

San Salvador de Jujuy, 20-22 de octubre de 2010

La constitución de la Red Internacional Marc Bloch de Estudios Comparados en Historia Europa-América Latina surgió como inquietud de los equipos que en ese momento formaban parte de un PIP de CONICET titulado “«La conformación del poder en Pampa-Patagonia. Políticas de estado, instituciones económicas y actores sociales (siglos XIX y XX)», constituido por el Programa «Estado, Mercado y Sociedad. Continuidades y discontinuidades en la construcción del poder económico, político y social», del IEHS (Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires), el CEHIR (Centro de Estudios de Historia Regional) de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue y el CESOR (Centro de Estudios Sociales Regionales) de la Universidad Nacional de Rosario, con la co-participación del Programa Prioritario I+D: «Continuidades y cambios en la Argentina rural del siglo XX», de la Universidad Nacional de Quilmes; el Programa de Pós-Graduação em História de UNISINOS (Brasil) y el FRA.M.ESPA de la Universidad de Toulouse (Francia).

La primera convocatoria se realizó en Tandil (Argentina) los días 17, 18 y 19 de mayo de 2006 e incluyó a muchos colegas de centros y universidades de Argentina así como de Europa (España y Francia) y América Latina (México y Brasil), quienes, en torno a los temas centrales de las mesas de discusión, confrontaron los resultados de sus investigaciones.

Durante este encuentro se integró a la Red Marc Bloch la Unidad de Investigación en Historia Regional (UNHIR) de la Universidad Nacional de Jujuy, a la vez que los colegas de Brasil se ofrecieron para oficiar de anfitrión del II Encuentro, que se llevó a cabo del 21 al 24 de 2008 en la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul.

En esta oportunidad la sede del evento será la Unidad de Investigación en Historia Regional (UNIHR) de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy, Argentina.

La UNIHR integra conjuntamente con el CESOR (Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario), el CEHIR (Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue) y el CESAL (Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires), la Unidad Ejecutora en Red de CONICET “Investigaciones Socio-históricas Regionales” (ISHIR), creada en diciembre de 2007 bajo la dirección general de la Dra. Marta Bonaudo

Centros participantes -Unidad Ejecutora en Red en Investigaciones Socio-Históricas Regionales. ISHIR- CONICET.

Nodos: CESOR (UNR), CESAL (UNCPB), CEHIR (UNCo)

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-Centre de Recerca d'Història Rural de la Universitat de Girona -CERHIO (Centre de Recherches Historiques de l'Ouest/CNRS) UMR 6258 - Université

Rennes -Programa Regional de Historia Andina (CIFFyH-UNCba). -INTE (Instituto de Estudios Internacionales) Universidad Arturo Prat, Iquique. - Programa I+D: La Argentina Rural del siglo XX (UNQ).

Comité académico Susana Bandieri (Universidad Nacional del Comahue, Argentina) Michel Bertrand (Universidad de Toulouse, Francia) Marta Bonaudo (Universidad Nacional de Rosario, Argentina) Daniel Campi (Universidad Nacional de Tucumán, Argentina) Luc Capdevilla (Universidad de Rennes II, Francia) Rosa Congost (Universidad de Girona, España) Noemí Girbal (Universidad Nacional de Quilmes, Argentina) Sergio González Miranda (Universidad Arturo Prat, Chile) Flavio Heinz (Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul, Brasil) Nelson Manrique (Pontificia Universidad Católica del Perú) Erick Langer (Georgetown University, USA)) Silvia Palomeque (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina) Andrea Reguera (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina) Gustavo Rodríguez Ostria (Universidad Mayor de San Simón, Bolivia) Gabriela Sica (Universidad Nacional de Jujuy, Argentina)

Comité ejecutivo Viviana Conti. (CIC CONICET/ ISHIR UNJu) María Silvia Fleitas. (ISHIR UNJu) Gabriela Sica (CIC CONICET/ ISHIR UNJu) Ana A. Teruel (CIC CONICET/ ISHIR UNJu)

Secretaría: María Teresa Bovi (ISHIR UNJu)

Características de la reunión Las reuniones anteriores de la Red Marc Bloch partieron de la premisa de la necesidad de

establecer la comparación como método en los estudios históricos, cuestión implícita como un tema obligado en la invocación del nombre del gran historiador francés. Tanto los encuentros realizados en Tandil (2006) y Porto Alegre (2008) avanzaron sobre esta cuestión: ¿qué y para qué comparar? Los resultados (plasmados en publicaciones) han demostrado que esta perspectiva permite identificar, en la diversidad de situaciones, trayectorias y regiones, las especificidades y caracteres comunes en las diferentes dimensiones de tiempo y espacio, y las articulaciones de los distintos procesos de la vida social. Entendemos que este nuevo encuentro permitirá complejizar los aportes obtenidos en las reuniones anteriores, profundizando además las perspectivas comparativas entre las historias regionales de nuestro país, de otros países de Latinoamérica y de Europa, de acuerdo a las problemáticas propuestas en las Mesas. Las mismas tratan de expresar la riqueza de enfoques y temas que permite la perspectiva comparada abarcando procesos económicos, políticos, sociales, culturales e historiográficos.

Del encuentro se espera no sólo el afianzamiento y mayor difusión de trabajos ya concluidos o con un grado de avance significativo, sino la oportunidad para socializar y debatir nuevas investigaciones y enriquecer hipótesis con el aporte que significan los estudios comparados, elemento esencial del perfil de este evento. Las mesas propuestas son las siguientes:

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Mesa I: FRONTERAS EN LA HISTORIA. DINÁMICAS SOCIO-ECONÓMICAS, CULTURALES Y POLÍTICAS.

Mesa II: CULTURA POLÍTICA, INSTITUCIONES Y CIUDADANÍA. MIRADAS COMPARADAS EN SOCIEDADES DECIMONÓNICAS Y DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.

Mesa III: CONTACTOS E INTERCAMBIOS CULTURALES: PRÁCTICAS, CONFLICTOS Y REPRESENTACIONES

Mesa IV: LOS CAMINOS DE LA HISTORIA SOCIAL LATINOAMERICANA: VIEJAS Y NUEVAS PERSPECTIVAS

Mesa V: ECONOMÍAS REGIONALES, ACTORES SOCIALES Y FORMAS RELACIONALES EN PERSPECTIVA COMPARADA.

Pautas para presentación de trabajos Se trata de una reunión abierta a la presentación espontánea de ponencias que se adecuen a las

temáticas de las mesas propuestas y que propongan explícitamente un abordaje comparativo. Las ponencias podrán tener las siguientes modalidades:

A- individuales o en coautoría, con enfoque comparativo;

B- presentación de dos trabajos de autoría individual, con previo acuerdo en el tratamiento de determinados ejes de análisis en regiones diferentes, a fin de posibilitar la comparación. Esos trabajos deberán enunciar explícitamente ese propósito y ser enviados en forma conjunta.

Las propuestas de participación deberán ser presentadas en un resumen, de no más de 300 palabras, que explicite claramente la Mesa elegida, el abordaje comparativo en la temática de análisis y la modalidad de trabajo (opción “a” u opción “b”). Se comunicará a los investigadores la aceptación de su propuesta para proceder a la recepción de ponencias.

Las ponencias no deberán superar las 25 páginas tamaño A4, espaciado 1.5, fuente Times New Roman 12.

Plazos de presentación: Resúmenes: 2 de julio de 2010 Ponencia: 6 de setiembre de 2010

Aranceles: Expositores: $80 Asistentes: $40 Estudiantes: $15

Contacto: [email protected]

Este encuentro cuenta con el auspicio de f.mAujob

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Concursos, becas, subsidios

2DA CONVOCATORIA INTERNACIONAL DE ENSAYOS Y

AUDIOVISUALES “BICENTENARIOS EN ACCIÓN: CONMEMORACIÓN, CRISIS

ECONÓMICA Y MOVILIZACIÓN POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA”

Dirigida a la comunidad académica y la sociedad civil, esta 2da Convocatoria está organizada por el Programa Bicentenarios de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU/UBA), el Observatory on Latin America (OLA), The New School, Nueva York, y el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIH/UNAM), con la colaboración de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), la Universidad Central de Chile (UCEN), la Organización Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos de Ecuador (OLACCHI), y la Universidad de la República de Uruguay (UDELAR).

En tanto los años de los bicentenarios coinciden con el creciente impacto de la crisis económica mundial y el recambio de varios gobiernos nacionales en América Latina, constituyen una oportunidad histórica para la reflexión, la acción y el diseño de nuevos caminos para el desarrollo, la inclusión y la justicia social en la región.

En este marco, se solicitan ensayos y audiovisuales sobre alguna de las siguientes líneas de trabajo:

1. Documentación e interpretación de los diferentes modos en que los países latinoamericanos conmemoran sus bicentenarios nacionales a través de iniciativas públicas, privadas y de la sociedad civil.

2. Documentación e interpretación de la relación entre las conmemoraciones de los bicentenarios y los efectos de la crisis económica global en las economías locales.

3. Documentación e interpretación de la relación entre las conmemoraciones de los bicentenarios y las movilizaciones políticas locales.

Se otorgarán: 5 Premios: Pasaje y estadía en México, para participar en una Conferencia Internacional a

realizarse en el año 2011; y publicación de los trabajos en el libro Bicentenarios en Acción. 7 Menciones: Publicación de los trabajos en el libro Bicentenarios en Acción. Los abstracts deben ser enviados antes del 31 de mayo de 2010 y las presentaciones finales

antes del 1° de noviembre de 2010.

Más información en www.bicentenarios.edu.ar o en www.observatorylatinamerica.org.

Contactos: Ileana Versace y Gabriela Sorda Coordinación Programa Bicentenarios, FADU, UBA [email protected]

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Cuadernos del CLAEH Cuadernos del Claeh es la revista del Centro Latinoamericano de Economía Humana, institución que en 2007 celebró su primer cincuentenario. Es también la más antigua publicación periódica de ciencias sociales de Uruguay. Ha sido testigo y portavoz de una parte importante de la historia del CLAEH y receptáculo de autores y temas de Uruguay y del mundo

Zelmar Michelini 1220 11100 Montevideo, República Oriental del Uruguay

Internet: http://www.claeh..org.uy

LiminaR Estudios sociales y humanísticos

LiminaR. Estudios sociales y humanísticos, revista semestral de investigación científica, publica no sólo los resultados de investigación de quienes integran el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas), sino también de los científicos sociales interesados en reflexionar desde la frontera sur de México y Centroamérica.

En la publicación se reflexiona y dialoga sobre las cuestiones que atañen

al mundo contemporáneo desde enfoques disciplinarios que incluyen la economía, la historia, la sociología, la antropología, la ciencia política y las humanidades.

La revista recibió Mención Honorífica en el Primer Concurso Fondo de

Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales de América Latina y el Caribe “Juan Carlos Portantiero”, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Calzada Tlaxcala, 76

Barrio de Tlaxcala San Cristóbal de Las Casas

Chiapas, México Correo electrónico: [email protected]

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América Latina en los libros

Anna Ayuso y Gemma Pinyol, editores, Inmigración Latinoamericana en España. El

estado de la investigación, Centro de Estudios Internacionales de Barcelona CIDOB (Colección Interrogar la Actualidad; 29), Barcelona, 2010 (336 páginas). ISBN 13: 978-84-9251118-1

En los últimos años, España se ha convertido en uno de los destinos privilegiados de la emigración latinoamericana, a la vez que los emigrantes de estos países se consolidaban como origen principal de la inmigración extracomunitaria en España, superando por primera vez en 2005 a los nacionales procedentes de los países del norte de África o del este europeo. La velocidad a la que se ha desarrollado este fenómeno ha suscitado el interés de las instituciones públicas, tanto en la vertiente reguladora como en el desarrollo de respuestas políticas a los cambios sociales sobre todo en la sociedad de acogida, pero teniendo en cuenta el impacto en los países de origen.

Ello ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con informaciones y estudios de calidad que ayuden a la toma de decisiones sobre bases sólidas y adaptadas al contexto local, pero que a la vez tengan en cuenta las experiencias nacionales e internacionales. La comunidad investigadora española ha pasado en pocos años de atender estas dinámicas migratorias desde el punto de vista de país emisor al del país receptor y ese es un bagaje del cual se pueden derivar enfoques característicos. Esta publicación, fruto de un seminario homónimo celebrado en CIDOB, pretende examinar el estado de las investigaciones abiertas en torno a los principales aspectos relacionados con estos flujos migratorios, prestando atención tanto a los países de origen como a la sociedad de acogida. Los diferentes aspectos de las políticas migratorias, la dimensión económica de los procesos migratorios, la inserción en el mercado de trabajo o los efectos sobre la cohesión social y las relaciones familiares son algunos de los temas presentes en los artículos que firman reconocidos expertos en estos ámbitos.

Joan Calzada, Antón Costas y Jacint Jordana, Más allá del mercado. Las políticas de servicio universal en América Latina, Centro de Estudios Internacionales de Barcelona CIDOB, Barcelona, 2009 (416 páginas). ISBN: 978-84-92511-15-0

A principios de los noventa, la mayoría de los países latinoamericanos inició la liberalización de las industrias de red. Esto afectó especialmente a las telecomunicaciones, los servicios postales, el transporte, la energía y la distribución de agua. Desde entonces, los mayores esfuerzos de los reguladores y responsables públicos sectoriales se han orientado al desarrollo de políticas de fomento de la competencia, que tienen como objetivo asegurar el funcionamiento efectivo de los mercados liberalizados. Sin embargo, en los últimos años han ido surgiendo señales de descontento respecto a los resultados de la liberalización. En esta situación se hace más necesario que nunca asegurar que ningún colectivo social o región se queden sin acceso a los servicios públicos básicos en unas condiciones de calidad y precio aceptables. En efecto, es probable que la sostenibilidad a largo plazo de las reformas liberalizadoras dependa en buena medida de un despliegue adecuado de las políticas de servicio universal.

En la última década, todos los países latinoamericanos han impuesto a los prestadores de los servicios liberalizados diversas obligaciones de servicio universal. Estas obligaciones pueden variar considerablemente según las características del sector y del país donde se apliquen. Este libro analiza el desarrollo y la situación actual de estas políticas. Los trabajos incluidos abordan el análisis del

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servicio universal desde una aproximación teórica y empírica, aportando argumentos económicos, análisis políticos y experiencias prácticas que son útiles para los responsables públicos de estos sectores y para investigadores especializados en las industrias de red.

Manuel Cienfuegos y José Antonio Sanahuja, editores, Una región en construcción.

UNASUR y la integración en América del Sur, Centro de Estudios Internacionales de Barcelona CIDOB, Barcelona, 2010. ISBN: 978-84-92511-15-0

Desde los primeros años noventa, distintos estados latinoamericanos optaron por las estrategias de integración del regionalismo abierto para mejorar su inserción internacional y responder a los retos de la globalización. Veinte años después, surgen iniciativas con un enfoque distinto, como el ALBA-TCP y la UNASUR que, de manera paradójica, coexisten con grupos que parecen estancados o en crisis, como el Mercosur y la Comunidad Andina. El papel de estas iniciativas en el desarrollo, la gobernanza democrática y la cohesión social se debatió en el seminario internacional «La integración regional en América del Sur», organizado por CIDOB y el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) en Barcelona los días 14 y 15 de febrero de 2008. Esta monografía recoge las ponencias más destacadas del mismo.

Aníbal Pérez-Liñan, Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en

América Latina, Fondo de Cultura Ecoonómica, Buenos Aires, 2009 (383 páginas). ISBN 978-950-5577903

Tras el colapso de los regímenes autoritarios de América Latina durante la década de 1980 y principios de la de 1990, una nueva era de libertades civiles, prosperidad, democracia y estabilidad política parecía iniciarse en la mayoría de los países. Sin embargo, el legado económico y político de los años noventa no resultó el esperado: el crecimiento económico fue esquivo, la pobreza persistió y los gobiernos electos continuaron fracasando a pesar de la ausencia de los militares en la arena política. Así, a partir de los primeros años de la década de 1990, fueron removidos de sus cargos presidentes de Brasil, Venezuela, Guatemala, Ecuador, Paraguay, Perú, Argentina y Bolivia; en algunos de estos países, de manera recurrente.

Entre 1992 y 2004, seis presidentes fueron procesados y cuatro depuestos. Esta multiplicación de las crisis en tan corto lapso ¿indica un cambio fundamental en las democracias latinoamericanas? ¿Los juicios políticos cumplen las funciones de los antiguos golpes militares? ¿Hay modificaciones en las relaciones entre el poder Ejecutivo y el Legislativo? En este libro, Aníbal Pérez-Liñán explora los orígenes y las consecuencias de este nuevo patrón de inestabilidad y analiza el juicio político como un rasgo distintivo del nuevo panorama político de América Latina.

La recurrencia de crisis presidenciales sin que se interrumpiera la democracia implicó un cuestionamiento a muchas concepciones predominantes entre los politólogos. Debido a esto, este libro propone una exploración interdisciplinaria que incluye la sociología política, la comunicación, el comportamiento político, el análisis institucional, la democratización y el estudio de los movimientos sociales. Su objetivo es demostrar que los juicios políticos indican el surgimiento de un nuevo patrón de inestabilidad política en la región, ya que implican el uso de instrumentos constitucionales para remover presidentes impopulares.

El agudo e innovador análisis desarrollado en Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina por Aníbal Pérez-Liñán es esencial para comprender y actualizar las teorías de la

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democracia y el presidencialismo en América Latina.

Pablo Artaza, Sergio Gonzáles, Susana Jiles, editores, A cien años de la Masacre de

Santa María de Iquique, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2009 (420 páginas) ISBN: 978-956-00-0123-8

Los obreros pampinos se ofrendaron a las generaciones venideras y éstas deben devolverles el don para que se pueda cerrar un círculo de vida, el cual implica hacer el vínculo con las generaciones futuras: relatar, explicar, interpretar, deconstruir, y un largo etcétera, el suceso de 1907, pues en la restitución de ese don que nos legaron (enviaron) hay demandas que trascendieron tiempo y espacio para transformarse en misión y destino de toda la sociedad nacional. A cien años… intenta restituir el sacrificio realizado para que no sea olvidado y sea comprendido desde todos sus ángulos.

Julián Bastias Rebolledo, Memorias de la lucha campesina, Santiago de Chile, Lom

Ediciones, 2009. (244 páginas) EAN: 978-956-00-0117-7 Se relata el encuentro entre jóvenes chilenos y un sector del pueblo mapuche que en los años

sesenta y setenta dieron una lucha común por la recuperación de tierras antes pertenecientes al pueblo indígena y por el proceso de Reforma Agraria. Relatos que no pretenden describir la complejidad de factores objetivos como lo harían sociólogos o historiadores, sino que pretenden mostrar el accionar de personas movidas por sus valores de justicia social. No es una apología ni de una denigración de la lucha revolucionaria, sino un esfuerzo de autenticidad y desmitificación de los estereotipos clásicos de militantes.

Eduardo Basualdo, Estudios de Historia económica argentina. Desde mediados del

siglo XX a la actualidad, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010 (496 páginas). ISBN 978-987-629-118-7

Este libro presenta un recorrido por los procesos de la historia económica argentina que afectaron la política y la estructura social del país en la segunda mitad del siglo XX. Con notable destreza analítica y explicativa, Eduardo Basualdo logra una aguda revisión de aquellas creencias más arraigadas acerca de la economía nacional.

Ese recorrido se inicia con el fin del modelo oligárquico agroexportador de la década de 1940, atraviesa la política de sustitución de importaciones instrumentada durante los gobiernos peronistas, la instauración de un nuevo régimen de acumulación tras el golpe de Estado de 1976, la crisis de las finanzas públicas durante el gobierno de Alfonsín, el estallido hiperinflacionario, la convertibilidad y su crítico desenlace, y concluye con la profunda crisis que se abatió sobre nuestra economía en 2002. El proceso de endeudamiento externo y su contracara, la fuga de capitales al exterior, enmarcan este derrotero. Lejos de presentar una sucesión de acontecimientos económicos, en este libro abundan la política, los conflictos de intereses y la desigual distribución del poder.

Nueva edición revisada de un libro central para comprender, con datos elocuentes, las modificaciones estructurales derivadas del sucesivo desplazamiento de las lógicas económicas, cuyos efectos macroeconómicos y sobre la economía real persisten hasta la actualidad.

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Fernando Camacho Padilla, Suecia por Chile. Una historia visual del exilio y la

solidaridad 1970-1990, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2009 (126 páginas) ISSN: 978-956-00-0120-7.

Las imágenes de este libro presentan las actividades del movimiento de solidaridad con Chile y la vida de los exiliados en Suecia. Por ello, la obra comienza con la victoria de la Unidad Popular en 1970 y termina con la restauración de la democracia en 1990, haciendo un recorrido temporal por cada año de la vida en Suecia durante el periodo del Régimen Militar. Esta fotografía son el rostro histórico de la lucha por la libertad y un ejemplo de la cotidianeidad del exilio, concretamente en el país europeo que más refugiados chilenos recibió a partir del golpe de Estado. A partir de ellas, se ilustran las campañas, los encuentros y las consignas que acercaron a ambos pueblo, siendo así, un documento visual excepcional y necesario para poder entender la historia común que con tanta fuerza une a Chile y Suecia desde hace cuatro décadas.

Vasco Castillo, La creación de la República., Lom Ediciones, Santiago de Chile 2009

(96 páginas). EAN: 978-956-00-0124-5 La creación de la República es un estudio de las ideas políticas fundacionales en Chile (período

de la emancipación) en clave republicana, una clave muy poco utilizada hasta ahora en Chile y que proporciona nuevas perspectivas sobre el nacimiento de la república en Chile. En él se explora la conciencia de los escritores de la época, que pensaron la república como parte de la empresa misma de fundarla, siendo posible así evitar el olvido del vínculo original de la república con la libertad y lo central del mensaje heredado de nuestros “padres fundadores”.

Álvaro Couso, Memorias impersonales. Fantasmas en el exilio, Imago Mundi, Buenos

Aires, 2009 (196 páginas). ISBN: 978-950-793-087-4 El exilio como respuesta o alternativa a la persecución y el exterminio de opositores y

militantes populares, desatados por los regímenes dictatoriales de la década del setenta en nuestros países, ha sido un elemento determinante de la experiencia política (y de vida) de miles de sudamericanos, más aquéllos oriundos del Cono Sur, entre los que se incluyen los rioplatenses, uruguayos y argentinos. Mujeres y hombres arropados en otras pieles, ensayando pasos desconocidos y mimetizándose en una tundra social no siempre receptiva, con la esperanza de volver a empezar, pero también con la premisa de no olvidar. Otra vida que lleva como impronta pérdida y dolor, pero también la alegría de vivir, y la obligación de hacerlo, como homenaje a los que ya no están. Memorias impersonales. Fantasmas en el exilio, traza un puente entre las dos orillas del Plata, (no sin paradas intermedias), aunando pasiones y desasosiegos: de Sendic y los peludos, a la Argentina conflictiva del retorno de Perón, de Alberto Spencer, Peñarol y Rampla, al River de Amadeo Carrizo; de Valizas, a París, Roma, Ámsterdam o Buenos Aires. Sendero a veces sinuoso, contradictorio y resbaladizo, con muchas preguntas, buena pluma y algunas certezas: festejar la amistad, el placer, los afectos, la memoria y a los compañeros. No es poco.

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Gabriela Delamata, coordinadora, Movilizaciones sociales: ¿nuevas ciudadanías? Reclamos, derechos, Estado en Argentina, Bolivia y Brasil,, Biblos, Buenos Aires, 2009 (342 páginas). ISBN: 978-950-786766-8

Este libro aborda la política contemporánea de la Argentina, Bolivia y Brasil a través de cambios en la política de derechos suscitados en la interacción entre reclamos sociales y respuestas estatales. Una constante los atraviesa: la revitalización de la ciudadanía en su dimensión de participación y derechos, junto con la transformación de los sentidos y la sustancia de la pertenencia nacional.

Escriben: Gerardo Aboy Carlés, Gabriela Delamata, Pablo Díaz Estévez, Marina Farinetti, Juan Pablo Ferrero María Silvana Gurrera, James Houston, Astor Massetti, Carolina Schillagi, Alejandro Sehtman, Pablo Stefanoni.

Fernando Devoto, director, Historiadores, ensayistas y gran público. La historiografía

argentina, 1990-2010, Biblos, Buenos Aires, 2010 (140 páginas). ISBN 978-950-786778-1 Es bastante sencillo coincidir con un diagnóstico: la historiografía actual vive momentos que

pueden definirse, a la vez o alternativamente, como de crisis y de transformación. Si la historia profesional argentina parece gozar de buena salud y sus avances cuantitativos y cualitativos son innegables en los últimos veinte años, no es menos cierto que fuera del ámbito de las comunidades académicas (o en sus bordes) también se han producido muchos otros fenómenos que si no indican siempre una contratendencia, sí obligan a matizar el análisis.

La reflexión sobre el papel del historiador en un mundo “presentista”, la situación de la historia social, el análisis de las continuidades y las innovaciones en la historiografía reciente, los relatos “exitosos” sobre el pasado y la controversia que ellos provocan, son algunos de los temas que este libro aborda. A la vez, provee diagnósticos, estados de la cuestión e interrogantes de distinto tipo acerca de la situación de la historiografía hoy.

Enrique Dussel, Eduardo Mendieta, Carmen Bohórquez, editores, El pensamiento

filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” [1300-2000]: historia, corrientes, temas y filósofos, Siglo Veintiuno Editores, México, 2009. (1111 páginas) ISBN 978-607-03-0128-5

Esta obra fue proyectada, más que como un libro, como el inicio de un movimiento filosófico continental. Es decir, los autores de las contribuciones tienen conciencia de que la tarea que han asumido es de tal envergadura que no pueden sino cumplirla parcialmente. Los trabajos a todo lo largo y ancho de toda la región latinoamericana sobrepasan a los especialistas de la historia o de temas expuestos en el orden nacional. Cuando debe abordarse la temática tal como lo exige una obra sobre la filosofía latinoamericana, se encuentran dificultades tales como la falta de bibliotecas especializadas en este tema regional, de especialistas que hayan tratado los temas, de que se hayan estudiado suficientemente los asuntos para poder instaurar diversas hipótesis que permitan fecundos debates. Todo comienza entonces por obtener los materiales bibliográficos y temáticos necesarios. Esto no se logra en corto tiempo: exige años de perseverancia en los que los autores se dan cuenta de los límites de la empresa. Por ello, mucho más que el lector, son los mismos editores y autores de esta obra los que tienen conciencia de que solo se ha iniciado la extracción de un precioso metal de una rica mina casi inexplorada en su conjunto.

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José María Ferri Coll y José Carlos Rovira, editores, Parnaso de dos mundos. De

literatura española e hispanoamericana en el Siglo de Oro, Iberoamericana / Vervuert, Madrid / Frankfurt, 2010 (580 páginas) ISBN: 9788484895077

Se analizan obras y autores, corrientes estéticas y principios ideológicos al abrigo de la idea de que el hallazgo de lo ajeno representa la revisión de lo propio y a un tiempo su enriquecimiento. Contenidos: “El Romancero en América: un recorrido temático”, “El Romancero y América en el Siglo de Oro”, “Última América: los vaticinios imperiales de Ercilla”, “Lectura surrealista del barroco: Sor Juana Inés de la Cruz y Octavio Paz”, “Lo que cantó Sor Juana a los reyes de España: las loas en celebración de los cumpleaños reales”, “Fernando Díez de Leiva y las letras coloniales en Santo Domingo”, “Góngora en la poesía hispanoamericana del siglo XVII: revisión histórico-crítica, claves comparativas y ejemplos eminentes”, “De viajes, conquistadores y lecturas: humanismo y Nuevo Mundo en la poesía sevillana de la segunda mitad del siglo XVI”, “La Grandeza mexicana: ámbito y orbe de un poema descriptivo”, “Del antipetrarquismo en la América colonial: Agustín de Salazar y Torres”, “Filografía y razón dialogística en los sonetos amorosos de Aldana”, “La sintaxis del enredo en Los empeños de una casa”, “La Trilogía de los Pizarros de Tirso de Molina”, “Una aproximación a la novela pastoril hispana”,“Mitos clásicos en la novela pastoril de Bernardo de Balbuena”, “Las cinturas de América. Alegoresis, recurrencias y metamorfosis en la iconología Americana”, “De la conquista a la colonia: Carlos V y don Quijote en una mascarada novohispana de 1621”, “Espacios imaginarios del Nuevo Mundo en la literatura española del Siglo de Oro”, “Imágenes de la mujer en el Siglo de Oro español e hispanoamericano”, “Ecos renacentistas en el mundo andino: la Nueva coronica i buen gobierno de Guaman Poma de Ayala”, “Ecos renacentistas en el mundo andino: los Comentarios reales del Inca Gracilazo”.

Autores: Giuseppe Bellini, Aurelio González, Guillermo Serés, Teodosio Fernández, Javier de Navascués, José Carlos Rovira, Joaquín Roses, Francisco Javier Escobar Borrego, Mercedes López-Baralt, Mar Langa Pizarro, Joaquín Roses, Jaime José Martínez Martín, Ángel L. Prieto de Paula, Ulpiano Lada Ferreras, José María Ferri Coll, Luis Beltrán Almería, Trinidad Barrera, Remedios Mataix, Eva María Valero Juan, Rosa Pellicer.

Roberto Gargarella, María Victoria Murillo, Mario Pecheny, compiladores, Discutir

Alfonsín, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010. (224 páginas) ISBN 978-987-629-121-7

En 1983 el entusiasmo democrático invadió el espacio público con la fuerza de un momento fundacional: imperaba la ilusión, casi el encantamiento, de que todos los problemas de la Argentina podían resolverse y de que el orden político podría recrearse desde la nada. Esa ilusión desmesurada y los temores que entrañaba afectaron la marcha del gobierno de Alfonsín y también las evaluaciones que se hicieron de sus logros y fracasos.

¿Cómo evaluar hoy aquellos años? ¿Cuál es finalmente el legado que nos han dejado? El propósito central de este libro es estudiar ese legado, con sus claroscuros y ambivalencias, a la luz de las promesas incumplidas de una democracia que, tal como se reiteraba, sería la condición de posibilidad para que todos comieran, se curaran y se educaran. El objetivo no es establecer consenso ni ofrecer un diagnóstico final, sino abrir un debate que nos permita distinguir entre los condicionamientos, los errores y los vaivenes, haciendo propia aquella idea de Alfonsín sobre lo que “no pudo, no supo o no quiso hacer” durante su gobierno.

En el libro, se analiza la cuestión militar y la política de derechos humanos, los procesos de

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laicización encarnados en la Ley de Divorcio, el tema de la seguridad, las disputas con el sindicalismo por la política laboral y las tensiones con las corporaciones, como el agro o la industria.

Escrito por un conjunto de intelectuales que ingresaron a la vida política durante esos años de la transición democrática, este libro rescata la voluntad de renovación política y la cultura del diálogo, a la vez que reflexiona sobre el papel que juegan el voluntarismo y el liderazgo personalista en la construcción institucional democrática. En este sentido, clarifica las marcas que tanto Alfonsín como los otros actores principales de ese primer gobierno democrático dejaron en la evolución política posterior.

Elda E. González Martínez y Andrea Reguera, Descubriendo la nación en América.

Identidad, imaginarios, estereotipos sociales y asociacionismo de los españoles en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, siglos XIX-XX, Biblos, Buenos Aires, 2010 (190 páginas) ISBN 9789507867767

El objetivo de este libro es analizar, en forma conjunta y desde una perspectiva multidisciplinaria, algunos aspectos de las migraciones pasadas y actuales, que emergen de las prácticas discursivas elaboradas por los distintos actores sociales (el Estado con sus políticas migratorias y sus discursos, las instituciones en su conformación y objetivos como asociaciones étnicas, la Iglesia, la escuela, etc.; y experiencias y comportamientos individuales vistos a través de diarios, memorias y autobiografías) en la Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. A este propósito apuntan los autores reunidos en este volumen: Carlos Zubillaga, Nadia A. De Cristóforis, Marta Bonaudo, Andrea Reguera, Karl Monsma, Esmeralda Broullón Acuña, Blanca Zeberio, Alejandro Fernández y Elda E. González Martínez.

Luis Herrera-Lasso M., coordinador, México país de migración., Siglo Veintiuno

Editores, México, 2009 (344 páginas) ISBN: 978-607-03-0127-8 México país de migración, es una obra oportuna y pertinente. Oportuna, porque nunca antes

como en la primera década del siglo XXI la migración internacional se ha convertido en un tema central en la agenda política, económica, social e internacional de México. Pertinente, porque los autores plantean retos, problemas y oportunidades que resultan de utilidad como insumos para la formulación de políticas públicas.

La migración es un tema difícil de manejar por la cantidad y diversidad de de factores y actores que en él participan, tanto en México como en el extranjero. Sin duda el reto más grande se halla en torno a las condiciones de vida y trabajo de los migrantes, obligación de todo Estado, pues está en su agenda la responsabilidad de promover y asegurar el bienestar de todos los que habitan en su territorio. En el ámbito económico está sin duda el mayor reto estructural. Una economía que no genera los empleos necesarios para su fuerza laboral, de alta y baja calificación, es una economía destinada a tener altos índices de emigración, si los empleos se encuentran en otras latitudes.

Las aristas internacionales de la migración se han complicado. Ya no se trata solamente de la situación de los mexicanos en Estados Unidos, tema de por si difícil. Se trata también de las migraciones que vienen del sur, en tránsito para Estados Unidos o para permanecer en México. Por si fuera poco, la migración hoy en día no puede desvincularse de otros grandes temas de la agenda internacional; la seguridad es el mejor ejemplo.

México país de migración, es una invitación explícita a reflexionar sobre los temas centrales de

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la migración y de como estos afectan al país. Es también una obra propositiva, pues no sólo alude a los problemas y su diagnóstico, sino también a posibles líneas de acción. La migración es un tema sin un solo dueño y en esta medida, mientras mayor sea el interés y participación de nuestra sociedad en el tema, mayor podrá ser nuestra comprensión, la riqueza de nuestros enfoques y la pertinencia de nuestras políticas.

Inés Izaguirre y colaboradores, Lucha de clases, guerra civil y genocidio en Argentina.

1973-1983. Antecedentes- Desarrollo. Complicidades, EUDEBA, Buenos Aires, 2010 (461 páginas). ISBN 978-950-23-1689-5

El análisis y los relatos que presentamos en este libro son un aporte más al esclarecimiento de un proceso de lucha de clases en el Cono Sur latinoamericano y en particular en Argentina, que transcurre durante la segunda mitad del siglo XX y culmina en guerra civil. Nuestra periodización de este ciclo de luchas se inicia en 1955, con el derrocamiento de Perón, y la guerra militar que lo produce, dirigida no sólo contra la fuerza cívico-militar peronista sino contra la gran masa obrera que lo apoya. A partir de ese momento la lucha de clases en Argentina se desenvuelve en condiciones de guerra civil, en el sentido clásico del término: un proceso de lucha de clases que se va desarrollando hasta alcanzar su estadio político-militar, porque la alianza social que contiene a la mayoría de la clase obrera es excluída políticamente durante 18 años y es el motor que alimentará las confrontaciones del período hasta culminar en guerra civil abierta. Nuestra interpretació n se centra en un proceso de características excepcionales en la historia argentina: la formación y desarrollo de una fuerza social de carácter revolucionario desde fines de los años 1960, su derrota militar y política a cargo de las fuerzas del régimen y el genocidio que le sigue -una matanza política de la que todavía no conocemos la totalidad de las bajas -que toman la forma de muertos y desaparecidos y cuyas consecuencias sociales se siguen desplegando. Las Madres, las Abuelas y los Familiares instalaron una cifra-símbolo: 30.000. Y aunque no tenemos todos los nombres y los datos de los 30.000, sabemos que todos los días aparecen nuevos nombres, nuevos testimonios, y también sabemos que muchos de los que fueron aniquilados no tendrán nunca nadie que los reclame, porque el exterminio alcanzó a toda su familia, o porque quienes quedaron siguen silenciados por el miedo o la ignorancia.

La invesgación procruró indagar las causas de semejante matanza, tratando de avanzar hacia una respuesta no naturalizada, reflexiva, acerca del carácter histórico, político, de clase de ese orden social. El final está abierto y hoy estamos dedicados a analizar sus consecuencias.

Equipo de Investigación: Pablo Bonavena, Flabián Nievas, Agustín Santella, Matías Artese, Gabriela Roffinelli, Marta Danieletto, Fanny Brudny, María Maneiro, María Carla Bertotti.

Autores Invitados: Paula Guitelman, Gabriel Pèriés, Carlos del Frade.

Silvina Jensen, Los exiliados. La lucha por los derechos humanos durante la dictadura,

Sudamericana, Buenos Aires, 2010 (210 páginas) ISBN: 978-9500-731584 ¿Cuáles fueron las relaciones entre los militares golpistas de 1976 y los exiliados argentinos?

¿Por qué la denuncia exterior de la dictadura se definió en términos de defensa de los derechos humanos? ¿Qué hitos marcaron las luchas entre los exiliados y el gobierno castrense a lo largo del "Proceso de Reorganización Nacional"? ¿En qué medida la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en septiembre de 1979 fue un momento bisagra en el cerco exterior del régimen y en el esclarecimiento de la situación de los "desaparecidos"? Esta obra narra la historia de los exiliados políticos, aquellos que los militares calificaban de "subversivos derrotados y en fuga".

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Como protagonistas de la lucha antidictatorial ellos intentaron convertirse en "puentes" con los miles de otros argentinos que vivían "sojuzgados por la represión y la censura que no podían hacer conocer al mundo el genocidio". Haciendo foco en la visita de la CIDH, el libro responde a cuestiones fundamentales que atraviesan la historia argentina en dictadura, dentro y fuera de las fronteras del país, no sólo permitiendo comprender las luchas entre el régimen y sus opositores, sino también iluminando las tensiones, contradicciones, complejidades y debates en el campo de los "derrotados".

Judith Kalman y Brian V. Street, coordinadores, Lectura, escritura y matemáticas como prácticas sociales: diálogos con América Latina, Siglo Veintiuno Editores, México, 2009 (410 páginas). ISBN: 978-607-03-0126-1

El propósito de este libro es difundir las nuevas direcciones que toma la investigación actual acerca de la cultura escrita en América Latina, recurriendo a los avances recientes de las perspectivas de las prácticas sociales, Nuevos Estudios de Cultura Escrita y la sociolingüística.

La intención de este volumen consiste en difundir la teoría y la investigación empírica vigentes a un público más amplio en ambos contextos y en otros más; hacer progresar este campo de estudio al darle mayor visibilidad a los nuevos estudios de cultura escrita realizados en América Latina y ayudar a que los lectores comprendan de que manera la sinergia con el trabajo, desde otras perspectivas y otros lugares del mundo, puede contribuir al campo más amplio de la investigación y a sus implicaciones para la teoría y la práctica. Prevemos que el trabajo en materia de la cultura escrita y matemática en toda América Latina como en otros lugares se verá estimulado por este encuentro, en la medida en que los investigadores involucrados en la exploración de su relación aprendan unos de otros.

Luis A. Ortiz López, El español y el criollo haitiano: contacto lingüístico y adquisición

de segunda lengua, Iberoamericana / Vervuert, Madrid / Frankfurt, 2010 (280 páginas). ISBN: 9788484894797

Mediante datos recogidos in situ, este libro reflexiona sobre los procesos externos e internos que intervienen en el contacto entre el criollo haitiano y el español dominicano en la frontera entre ambos países.

Ana Peluffo e Ignacio M. Sánchez Prado, editores, Entre hombres: masculinidades del

siglo XIX en América Latina, Iberoamericana / Vervuert, Madrid / Frankfurt, 2010 (335 páginas). ISBN: 978-848489491-9

Propuesta de una lectura sexo-genérica del siglo XIX que busca deconstruir el carácter aparentemente homogéneo de la fraternidad letrada, desvelando la masculinidad como constructo cultural y performativo.

Karina Ramacciotti, La política sanitaria del peronismo, Biblos, Buenos Aires, 2009

(144 páginas). ISBN: 978-950-786768-2 Abordar la salud pública en los tiempos peronistas puede remitir a ciertas imágenes, discursos y

relatos que sirven de indicios para reflejar una época en la cual el reconocimiento de los derechos

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sociales constituyó una prioridad dentro de la agenda del gobierno. En este abordaje se encontrará, sin lugar a duda, la figura del neurocirujano Ramón Carrillo, quien fue designado primer secretario de Salud de la Argentina en 1946. Durante los primeros años de su gestión, la cercanía con el presidente Juan Domingo Perón se plasmó en múltiples eventos –lo cual daba cuenta de la confianza presidencial hacia el joven funcionario estatal– y en un presupuesto aparentemente ilimitado que permitió la creación de nosocomios y campañas sanitarias en diferentes lugares del país. No obstante, hacia 1950, estas imágenes comienzan a desdibujarse ya que Carrillo ocuparía en lugar opacado y secundario en las publicaciones oficiales y en los actos públicos.

Raanan Rein y Claudio Panella, compiladores, El retorno de Perón y el peronismo en

la visión de la prensa nacional y extranjera, Edulp, La Plata, 2009 (458 páginas) ISBN: 978-950-34-0601-4

Con toda la prensa en contra, ganamos y con toda la prensa a favor, nos derrocaron” aseveraba Juan Domingo Perón. Quizás aquella máxima determinó que en el período comprendido entre los meses previos al primer regreso de Perón en noviembre de 1972 hasta el golpe de Estado que derrocó a Isabel Martínez de 1976, el justicialismo, señalando un manifiesto contraste con sus dos primeras presidencias, se abstuviese de aplicar medidas de censura contra los principales medios gráficos. Las visiones y las tensiones que, desde la prensa nacional y extranjera, se presentaron en esos artículos periodísticos del retorno peronista al poder conciben una pauta explícita de la turbulenta relación que los medios de comunicación privados y el peronismo han sostenido a lo largo de la historia. El carácter masivo y determinante del movimiento en su aparición como en los años 70, dividió aguas y empujó a las empresas periodísticas a una toma de posición. Este suceso incluso se repitió en los años 90 y al momento de edición de este material, durante otras presidencias peronistas. Los enfoques de periódicos norteamericanos, israelíes, europeos y latinoamericanos, sumados a un estudio sobre la cobertura del retorno de Perón según las fuentes televisivas, formulan las heterogéneas concepciones a la hora de acercar respuestas sobre este fenómeno típicamente argentino, de compleja categorización en comparación a las clasificaciones políticas habituales.

Daniel Schávelzon, Arte y falsificación en América Latina, México, Fondo de Cultura

Económica, México, 2009. (303 páginas) ISBN: 978-950-557819-1 ¿El Museo del Louvre borró la firma del autor de la Venus de Milo para hacerla pasar por una

escultura de otro período? El Laocoonte, la más espectacular obra de arte grecolatina, ¿fue tallada en pleno Renacimiento por un joven falsario llamado Miguel Ángel Buonarroti? La Gioconda, que cuelga en París, ¿es auténtica o una magnífica copia? Al menos la mitad de los productos culturales del pasado son falsos, han sido alterados o están mal atribuidos. Sin embargo, los museos los atesoran y los exhiben; incluso muchos de ellos consideran la falsificación como un mero hecho policial e impiden su estudio y divulgación.

¿Qué es lo falso y qué es lo auténtico? ¿Por qué ambos son conceptos culturales? ¿Qué roles desempeñan la oferta y la demanda en el mercado de lo falso en el arte y la arqueología? ¿Cuál es la responsabilidad de los museos y los coleccionistas? ¿Qué objetivo persiguen los falsarios? En América Latina, las falsificaciones han engañado a los profesionales desde el siglo XVIII. El discutido Códice Grolier y el burdo Códice de La Malinche, el libro colonial fundante de la historia peruana adjudicado a un autor incorrecto, los cuadros de un artista guatemalteco que nunca existió, las urnas zapotecas y las cerámicas negras de Tlatelolco falsificadas en México, el supuesto origen

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medieval del bastón de piedra del Uritorco en la Argentina, los cráneos de cristal de roca en Belice atribuidos a seres extraterrestres y el antropolito brasileño símbolo de la identidad uruguaya son algunas de las muchas imposturas que constituyen el objeto de análisis y reflexión de este libro.

Arte y falsificación en América Latina es una obra excepcional dentro de las investigaciones culturales, ya que se ocupa de un tema que siempre ha sido minimizado y ocultado.

Laura Vazquez, El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina., Paidós,

Buenos Aires, 2010. (352 páginas) ISBN: 978-950-12-2732-1 El oficio de las viñetas nos propone una aventura tan extraordinaria como su propio objeto de

estudio: reconstruir el campo de producción de la historieta argentina como un espacio que revela una serie de tensiones entre el arte, el oficio y la cultura de masas. La investigación –generosa, exhaustiva e inédita en su enfoque– ubica la historieta en el marco de la historia cultural y política argentina del período 1968-1984. La reconstrucción y el análisis de las políticas editoriales, de las revistas y de las trayectorias profesionales abordadas permiten abrir la discusión sobre las interrelaciones entre política y mercado, y pensar la compleja relación entre los intelectuales y sus objetos de estudio. Esta obra de Laura Vazquez pone en escena algunas de las contradicciones de ese proceso, obligando a una relectura de la historieta como fenómeno cultural. La relevancia de esta investigación radica tanto en el carácter original de su abordaje, basado en el nuevo modo de periodización del objeto, como en la profundidad del análisis del mismo. La autora reconstruye un fragmento de la historia de la historieta que aparecía como un área desierta en las Ciencias Sociales y aporta nueva empiria a un campo de estudios que, en la Argentina, todavía se encuentra en formación.

Sergio Visacovsky y Enrique Garguin, compiladores, Moralidades, economías e

identidades de clase media. Estudios históricos y etnográficos, Editorial Antropofagia, Buenos Aires, 2009 (362 páginas). ISBN: 978-987-1238-56-9

Identificar gente de clase media no pareciera algo difícil; lo hacemos cotidianamente, guiándonos por el aspecto, la ropa, el modo de hablar, el lugar de residencia, de compras o esparcimiento. Sociólogos, economistas, administradores y profesionales del marketing delimitan segmentos de la población como clase media, para decirnos cuánto ha crecido o disminuido. Los aumentos de precios golpean a la clase media, la cual también decide los resultados de una elección, nos dicen los medios de comunicación. Pero, ¿existe tal franja social con semejante homogeneidad en sus niveles de vida, valores y actitudes? Una comparación entre diferentes países o regiones, o una mirada al pasado, nos mostrarán cuán diversa es la clase media como sector social y como idea. Entonces, ¿por qué insistir desde los escritorios en la búsqueda de criterios axiomáticos para delimitar a la clase media? En contraste, los trabajos reunidos en este volumen aceptan su pluralidad y complejidad. Sergio Visacovsky y Enrique Garguin presentan diferentes trabajos de investigación histórica y etnográfica sobre la Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Chile y Nepal, donde la clase media, lejos de todo apriorismo universalista, es un proceso histórico abierto, una práctica social.

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Pablo Yankelevich, Ráfagas de un exilio. Argentinos en México, 1974-1983. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010 (367 páginas) ISBN: 978-950-557829-0

Argentina vive una explosión de memorias. El exilio no ha escapado a este deber de recordar, aunque durante muchos años el tema no generó investigaciones atentas a reconstruir la suerte corrida por aquellos que optaron por salir del país escapando de la muerte, la tortura o la cárcel.

En fechas muy recientes este panorama se ha modificado. El perseverante flujo de memorias, la posibilidad de consultar fondos documentales de variada naturaleza y la activación de una reflexión sobre lo sucedido en los años setenta generaron que el exilio cobrara un renovado interés, lo cual posibilitó que se sumara a la formación de un nuevo campo historiográfico dedicado a revisar el pasado reciente. Ráfagas de un exilio se inscribe en ese campo, cuyo expansivo crecimiento es una muestra clara de la necesidad de encontrar explicaciones a la barbarie militar que desgarró a nuestra sociedad.

Este libro examina la historia del exilio argentino en México. Se trata de una exploración sobre diversos temas derivados del encuentro entre mexicanos y argentinos. Se estudia el destierro en su dimensión cuantitativa, reconstruyendo los perfiles sociodemográficos de millares de argentinos que escaparon de la represión y los crímenes perpetrados por los militares. En materia de asilo, se indaga la actuación de la diplomacia mexicana en Buenos Aires, en función de la sostenida negativa del poder castrense a entregar los salvoconductos a un puñado de asilados. Las ideas y las prácticas políticas de los argentinos exiliados así como sus espacios asociativos son analizados para dar cuenta de las divisiones y las polémicas de un destierro muy fracturado en su conformación política. Finalmente, el libro se interna en las memorias del exilio para explicar el surgimiento de nuevas identidades, evaluando el significado de los años mexicanos en la vida de quienes huyeron de la barbarie militar y encontraron en México un refugio donde repensar su país y repensarse a sí mismos.

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NORMAS PARA COLABORADORAS Y COLABORADORES

1. f.mAujob recibe textos sobre temas que analicen las sociedades latinoamericanas, desde las perspectivas

de la antropología, la ciencia política, la economía, la historia, la sociología, la sociología histórica, dándose prioridad a los enfoques transcidiplinarios o de hibridación de disciplinas. Se aceptan asimismo trabajos de orden teórico y metodológico, como también textos y notas de avance de proyectos en curso, críticas a artículos ya publicados en la revista, todos suficientemente objetivos y documentados, y notas sobre novedades de Internet relativas a América Latina. Todos serán evaluados mediante arbitraje académico interno y anónimo de evaluadores externos y los resultados de la evaluación serán comunicados a los autores en un lapso no mayor a los tres meses. En los casos en que se trate de textos publicados o enviados para su publicación en otros medios, deberá indicarse la referencia correspondiente en la presentación del texto o en un párrafo que anteceda a la introducción. El Colectivo Editor dará prioridad a los textos originales o aquellos que, habiendo sido ya publicados, ameriten su difusión en la revista. Si el texto ha sido ya objeto de evaluación previa también debe consignarse en la referencia.

2. Las colaboraciones pueden referirse a América Latina y el Caribe en su conjunto, a subpartes de la región o a alguno(s) de los países que la integran. La dimensión temporal que nos interesa es la de los siglos XXI, XX y XIX, en ese orden de prelación. Podrán considerarse, con menor grado de interés, trabajos referidos al período colonial. Distinguimos entre artículos, contribuciones y reseñas. Todas las colaboraciones serán enviadas por vía electrónica (E-mail) a (sólo) una de estas direcciones [email protected] o [email protected], como archivos adjuntos. La presentación deberá hacerse conforme las normas indicadas en el punto 5.

3. Artículos: Se considerarán tales aquellos aportes de investigación empírica o teórica en proceso de discusión y/o ya consolidados, que constituyen un intento de avanzar o renovar los análisis relativos al mejor conocimiento de las sociedades latinoamericanas y caribeñas. Su extensión no debe superar las 25 (veinticinco) páginas en tamaño carta con un máximo de 3 (tres) imágenes o gráficos, y de 5 (cinco) cuadros o tablas.

Criterios de evaluación: Novedad en el aporte, claridad y coherencia en la presentación, soporte bibliográfico y/o empírico de las consideraciones incluidas en el texto, formato de artículo y relevancia para el mejor conocimiento de las sociedades latinoamericanas.

4. Contribuciones: Se considerarán bajo esta categoría textos que adelantan resultados parciales de una investigación empírica o teórica en proceso de elaboración y/o discusión. La extensión no debe superar las 12 (doce) páginas.

Criterios de evaluación: Claridad y coherencia en la presentación, soporte bibliográfico básico, estilo divulgativo y correspondencia con el objetivo de ofrecer aportes para el mejor conocimiento de América Latina.

5. Configuración de página y condiciones de estilo: Las colaboraciones deberán enviarse teniendo en cuenta el siguiente formato:

5.1 Procesador de texto: puede utilizarse cualquier procesador de texto. Se enviarán dos archivos de un mismo texto: uno, en el procesador de texto empleado por el autor o autora, cualesquiera sea el mismo; el otro, en Formato de Texto Enriquecido (RTF). En caso de que el artículo incluya gráficos, éstos deberán facilitarse en formato original, en un archivo aparte, con las siguientes extensiones .jpg, .tiff o .gif.

5.2. Papel y márgenes: tamaño carta, con márgenes superior e inferior de 2 cm superior e inferior; izquierdo y derecho: 2,5 cm.

5.3. Fuente: Garamond. Título principal: Garamond 16, mayúsculas, negrita. Sin punto final o aparte. Autoro/a: Garamond 14, mayúsculas, negrita. Cuerpo principal: 12. Subtítulos dentro del texto principal: Garamond 12, negrita, justificado a la izquierda. Sin punto aparte al final. Notas al pie, la bibliografía al final y las citas documentales (no la de autores) en el cuerpo principal, Garamond 11.

5.4. Espacio: Sencillo. Separar cada párrafo con un solo golpe de Enter.

5.5. Formato: Al final de título el autor/a indicará, si corresponde, el proyecto de investigación del que el artículo es resultado y la institución que financia el proyecto. Se usará una nota al pie indicada con asterisco *

Al finalizar la indicación de autor/a se pondrá una nota al pie, con *, para dar cuenta del cargo y la pertenencia institucional. Es optativa la inclusión de dirección electrónica en dicha nota.

Tanto en el cuerpo principal como en las notas al pie y la bibliografía final: alineación justificada (salvo en el nombre y apellido del autor/a, que irá justificado a la derecha), comenzando cada párrafo con sangría de 1 cm. (No emplear Tab ni espacios). Interlineado sencillo. Incluir salto de página al pasar del cuerpo principal a la bibliografía final y/o al anexo (si lo hubiere), y/o cuando se produzcan cambios de orientación de vertical a apaisado o de

apaisado a vertical. 5.6. Referencia de obras citadas: Se utilizará el sistema autor y fecha. Paréntesis, Apellido del autor, año

de edición –eventualmente letras a, b…, si se citan dos o más obras del autor aparecidas en el mismo año-, dos puntos, página; paréntesis. Ejemplo: (Palomeque, 1997: 35).

5.7. Notas al pie: utilizando la función “Insertar nota al pie”, con numeración continua, siendo la primera

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que aparezca en el cuerpo principal (es decir, prescindiendo del título que autor, que emplearán asterisco *) la número 1. Los números de las notas deben colocarse luego de los signos de puntuación (incluidas las comillas). Se pondrá especial cuidado en indicar la función “Reiniciar cada sección”.

5.8. Bibliografía: Debe ir al final del cuerpo principal, ordenada alfabéticamente (ordenada alfabéticamente y colocando primero el apellido y luego el/los nombre(s), completo(s). En los casos de ser varios (tres o más) los autores de un libro, capítulo o artículo, sus nombres se indicarán en el orden en el que aparecen en la publicación (no siempre el orden es alfabético), separados por punto y coma (;) y el último precedido por la conjunción copulativa y. Ejemplos:

Bagú, Sergio (1970). Tiempo, realidad social y conocimiento, Siglo XX Editores, México DF

Jaguaribe, Helio; Iglesias, Francisco; Santos, Wanderley Guilherme; Chacos, Vamirch y Comparato, Fabio (1985):

En casos como este -cuatro o más autores- suele apelarse a la forma Jaguaribe, Helio y otros (1985), o bien, Jaguaribe, Helio et all( (1985); ): Brasil, sociedade democrática, José Olimpio J.O. Editora, Rio de Janeiro

Los títulos de los libros, las revistas, los diarios, los filmes, las obras de teatro, los poemas, etc.) se indicarán en itálica (o bastardilla o cursiva). Los títulos de los artículos de revistas o de capítulos van entre comillas, indicándose, al final de la referencia, las páginas inicial y final. Ejemplos:

Fernández Retamar, Roberto (1995). “Nuestra América y el Occidente”, en Leopoldo Zea, editor, Fuentes de la cultura latinoamericana, Fondo de Cultura Económica, México DF, pp.153-184.

Palomeque, Silvia (1997): “El sistema de autoridades de ‘pueblos de indios’ y sus transformaciones a fines del período colonial. El partido de Cuenca”, en Revista Memoria Americana, Nº 6, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, pp. 9-49.

5.9. Citas: van entre comillas y en fuente Normal (no en itálica, salvo que así se encuentre en el texto origina), lo cual deberá señalarse). Si hay lagunas (texto que el autor decide saltear) poner corchetes con tres puntos: [...], no paréntesis, para señalar que se trata de una marca ajena al autor de la cita. Lo mismo para cualquier acotación del autor dentro de una cita. Los paréntesis sólo se utilizarán si están en el texto original citado.

5.10. Comillas dentro de una expresión que a su vez lleva comillas: utilizar, para la expresión interna, apóstrofos simples. Ejemplo: “El ‘clima de época’ afectó libertades”.

5.11. Palabras o expresiones en otro idioma que no sea el de escritura del texto (salvo los nombres propios): en itálica (bastardilla o cursiva). Ejemplos.: “Fue el triunfo del statu quo”; “En 1933 los marines se retiraron por completo de Nicaragua”.

5.12 La primera vez que aparezcan siglas deberá escribirse su significado completo; posteriormente, sólo las siglas. Por ejemplo: Universidad de Buenos Aires (UBA)

5.13. Las mayúsculas llevarán acento cuando éste corresponda (Á É Í Ó Ú).

5.14. No se escribirá, por ejemplo, los 60, sino los sesenta, los años sesenta, o los años 1960, o la década de 1960.

5.15. Los nombres de las ciudades no se abreviarán. No se escribirá Cba. o Mza., sino Córdoba o Mendoza. No se escribirá Sta. Fe o Bs. As., sino Santa Fe y Buenos Aires.

6. .Condiciones varias:

6.1. Verificar (usando buscar/reemplazar) que no haya dobles espacios no deseados ni espacio/dos puntos ni espacio/coma ni espacio/punto, etc.

6.2. Acentos: prestar atención a “éste” en vez de “este”, según el caso, y a “sólo” en vez de “solo”, “aún”/“aun” (no lleva acento cuando es sinónimo de incluso, y sí lleva cuando es sinónimo de todavía, pero de un todavía temporal. Ejemplo: “No llegó nadie aún”. “Aun más”).

6.3. No dejar palabras ni expresiones marcadas en rojo, amarillo, etc., comentarios, etc.

6.4. La palabra Estado va con mayúscula cuando se refiere a la institución jurídico-política.

7. Idioma: Los trabajos podrán enviarse en castellano o portugués.

8. Resúmenes: Cada artículo o contribución deberá ser acompañado por dos resúmenes –uno en castellano o portugués, según corresponda, y otro en inglés-, con una extensión de entre 12 y 15 líneas, espaciado sencillo, en Garamond 11. El resumen en inglés también deberá incluir, en este idioma, el título. Al final de cada resumen se incluirán no más de cinco palabras claves en cada idioma.

9. El autor o autora del artículo o la contribución deberá indicar, explícitamente, si autoriza o no la libre reproducción del artículo en otros medios de difusión o si, autorizándolo, se requiere su expresa aprobación.

10. Los artículos y contribuciones recibidos serán objeto de arbitraje interno y/o externo.

11. Se devolverán las contribuciones no ajustadas a las presentes normas.

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Buscando América Latina América Latina se encuentra también en otras revistas electrónicas disponibles en Internet.

AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana. Antropólogos Iberoamericanos en Red, Madrid, http://www.aibr.org/antropologia/aibr/

Araucaria. Revista Interamericana de Filosofía, Política y Humanidades, Universidad de Sevilla, http://www.institucional.us.es/araucaria/redaccion.htm

Argumentos. Revista Electrónica de Crítica Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, www.fsoc.uba.ar/invest/iigg/argumentos/index.htm

Ariadna Tucma Revista Latinomericana ,Historia, Ciencias Sociales, Arte y Cultura www.ariadnatucma.com.ar

Cuadernos Digitales. Publicación electrónica de Historia, Archivística y Estudios Sociales, Universidad de Costa Rica: www.fcs.ucr.ac.cr/∼historia/cuadernos

EIAL. Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Tel Aviv University: www.tau.ac.il/eial

Escenarios Alternativos, Fundación Centro de Estudios para el Cambio Estructural, Buenos Aires: www.escenariosalternativos.org

Gramsci e o Brasi: www.artnet.com.br/gramsci

Interpretaciones. Revista de Historiografía y Ciencias Sociales de la Argentina,

http://www.historiografia-arg.org.ar

Lavboratorio. Informe de coyuntura laboral, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires: www.catedras.fsoc.uba.ar/sociologia/salvia/index.htm

Mercosul nas Universidades. Edición del Proyecto Mercosur, Pontificia Universidad Católica Minas Gerais: www.pucminas.br/Mercosul

Novamérica/Nuevamérica. Revista de la Patria Grande: http://www.novamerica.org.br/

Nuevo Mundo-Mundos Nuevos, Centre de Recherches sur les Mondes Américains (CERMA), Paris, http://nuevomundo.revues.org

Páginas, Revista Digital de la Escuela de Historia, Universidad Nacional de Rosario, http://www.revistapaginas.com.ar

Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura: www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ind

Política y Cultura. Departamento de Política y Cultura, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco: http://polcul.xoc.uam.mx

Procesos históricos. Revista de Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Los Andes, Venezuela, www.saber.ula.ve/procesos historicos

Revista de Sociologia e Politica: http://www.revistasociologiaepolitica.org.br

Revista Tema Livre, Eletrônica de História, Niterói, www.revistatemalivre.com

Temas. Cultura, Ideología, Sociedad, Cuba, http://www.temas.cult.cu/

Trabajo y Sociedad. Revista del Programa de Investigaciones sobre Trabajo y Sociedad (PROIT), Universidad Nacional de Santiago del Estero, www.unse.edu.ar/trabajoysociedad

Sugerimos también consultar los siguientes sitios de Internet:

Asociación Historia Actual: www.historia-actual.com ALACIP Asociación Latinoamericana de Ciencia Política: www.aclcpa.com/alcp Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de América Latina y el Caribe de la Red CLACSO.

http://www.biblioteca.clacso.edu.ar:8080/biblioteca/biblioteca Casa de América: http://www.casamerica.es/ Ciudad política. Praxis y ciencia política: http://www.ciudadpolitica.com Noticias del Sur. Observatorio de política latinoamericana: http://noticiasdelsur.com/ Taller de Historia Económica (THE): http://the.pazymino.com/

Asimismo, encontrarán numerosos enlaces, dentro de Internet, en nuestra página web www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal