el visitante inesperado

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El visitante inesperado Hace cientos de años, en algún lugar de Europa oriental, vivían un hombre muy pobre y su esposa. Sus nombres eran Josef y Rebela, y su hogar, no más que una casucha. Su única posesión era una escuálida vaca, de cuya leche y queso se alimentaban y obtenían ganancias. Una tarde, poco antes del ocaso, Josef escucho que tocaban a la puerta. Cuando la abrió, quedo boquiabierto por la sorpresa. Ante él se encontraba el hombre conocido como el más grande cabalista del mundo, el Baal Shem Tov, "el maestro del nombre divino. Venía acompañado por unos alumnos, que respetuosamente permanecían detrás de él. Hemos viajado todo el día y pronto será de noche - dijo el Baal Shem Tov . ¿Podemos cenar contigo?Claro, claro, - respondió Josef, haciéndose a un lado mientras el maestro y sus alumnos entraban a la choza. - En ese momento, Rebeca, que estaba junto a la estufa, miro por encima de su hombro. La presencia del gran maestro la sorprendió y asusto un poco. - -Muy bien - dijo el Baal Shem Tov, mirando a su alrededor, pero tengo que decirte que después de nuestros viajes, a mis alumnos y a mí nos da mucha hambre. Nos gustarían algunos finos cortes de carne, verduras frescas y por supuesto un poco de buen vino. Tú puedes darnos esto ¿verdad? Josef dudo un momento, pero luego asintió con entusiasmo - ¡Oh, sí, sí! -dijo-. Este es un gran honor para nosotros y queremos darles todo lo que deseen. Solo permítame hablar con mi esposa un momento. El hombre y Rebeca se apartaron en una esquina de la habitación. - - ¿Qué vamos hacer? - pregunto Rebeca ansiosamente. ¿Cómo vamos a darle a estos hombres lo que quieren? No tenemos carne ni verduras y el vino que bebemos no es digno del Baal Shem Tov. - Josef reflexiono un momento y dijo: - - Solo hay una cosa que podemos hacer: tengo que vender la vaca para comprar comida. ¡No hay tiempo que perder! - Antes de que su esposa pudiera protestar, Josef salió por la puerta rápidamente. - Menos de una hora después, Josef regresó con los alimentos que el Baal Shem Tov había pedido y

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Page 1: El Visitante Inesperado

El visitante inesperado

Hace cientos de años, en algún lugar de Europa oriental, vivían un hombre muy pobre y su esposa. Sus nombres eran Josef y Rebela, y su hogar, no más que una casucha. Su única posesión era una escuálida vaca, de cuya leche y queso se alimentaban y obtenían ganancias.Una tarde, poco antes del ocaso, Josef escucho que tocaban a la puerta. Cuando la abrió, quedo boquiabierto por la sorpresa.Ante él se encontraba el hombre conocido como el más grande cabalista del mundo, el Baal Shem Tov, "el maestro del nombre divino. Venía acompañado por unos alumnos, que respetuosamente permanecían detrás de él.Hemos viajado todo el día y pronto será de noche - dijo el Baal Shem Tov . ¿Podemos cenar contigo?Claro, claro, - respondió Josef, haciéndose a un lado mientras el maestro y sus alumnos entraban a la choza.- En ese momento, Rebeca, que estaba junto a la estufa, miro por encima de su hombro. La presencia del gran maestro la sorprendió y asusto un poco.- -Muy bien - dijo el Baal Shem Tov, mirando a su alrededor, pero tengo que decirte que después de nuestros viajes, a mis alumnos y a mí nos da mucha hambre. Nos gustarían algunos finos cortes de carne,verduras frescas y por supuesto un poco de buen vino.Tú puedes darnos esto ¿verdad? Josef dudo un momento, pero luego asintió con entusiasmo- ¡Oh, sí, sí! -dijo-. Este es un gran honor para nosotros y queremos darles todo lo que deseen. Solopermítame hablar con mi esposa un momento. El hombre y Rebeca se apartaron en una esquina de la habitación.- - ¿Qué vamos hacer? - pregunto Rebeca ansiosamente. ¿Cómo vamos a darle a estos hombres lo quequieren? No tenemos carne ni verduras y el vino que bebemos no es digno del Baal Shem Tov.- Josef reflexiono un momento y dijo:- - Solo hay una cosa que podemos hacer: tengo que vender la vaca para comprar comida. ¡No hay tiempoque perder!- Antes de que su esposa pudiera protestar, Josef salió por la puerta rápidamente.- Menos de una hora después, Josef regresó con los alimentos que el Baal Shem Tov había pedido yRebeca se apresuró a prepararlos. Josef y Rebeca se sorprendieron al ver la manera en que el grancabalista comía y comía, bebía y bebía. Tan pronto terminaba un plato, pedía otro.- ¡Era como una maquina! Incluso sus alumnos estaban sorprendidos. Parecía que el Baal Shem Tovsehabía propuesto vaciar la despensa ¡y eso era lo que estaba haciendo!- Luego de pasar el último bocado, el Baal Shem Tov hizo su silla hacia atrás y se puso de pie.- ¡Estuvo delicioso! Les agradezco mucho - dijo -. Ahora que hemos recargado energías para el camino, nosretiramos.- En un instante, él y sus alumnos se fueron tan de improviso como habían llegado.- ¡Ahora si la hicimos buena! - dijo Rebeca cuando la puerta se cerró detrás de los visitantes. Ya no tenemosnada, ¡ni siquiera esa escuálida vaca! ¿Qué vamos hacer Josef?- ¡Vamos a morir de hambre!- Incapaz de ver llorar a su esposa, Josef abrió la puerta y salió a la helada noche.- Pronto se encontró caminando por el bosque, totalmente perdido. ¿Cómo iba a resolver la terrible situacióna la que él y Rebeca se enfrentaban? Entonces, sin pensar, Josef cerró los ojos, cayo de rodillas y empezóa rezar. Rezo desde el fondo de su corazón, pidiendo todo lo que nunca había tenido, no solo él, también suesposa que había sufrido tanto.

Page 2: El Visitante Inesperado

- En ese instante, Josef escucho el crujido de unas ramas detrás de sí, al abrir los ojos vio a una personaentrar tambaleante en el claro. Era un anciano, bien vestido pero despeinado, y que a toda luces habíaestado bebiendo. Cuando su mirada se cruzó con la de Josef, sus ojos brillaron de alegría.- Me alegra tanto que haya alguien aquí - dijo el anciano arrastrando las palabras.- No quiero morir solo.- ¿Morir? - exclamo Josef poniéndose de pie. No vas a morir, solo has bebido demasiado.- Pero tan pronto como Josef estiro la mano para estabilizar al anciano, éste dio un suspiro y cayó al suelo.Cuando Josef se arrodillo a su lado, el hombre le contó una historia sumamente triste.- Era un hombre muy rico, pero a su familia lo único que le importaba era el dinero. De hecho, como buitres,solo estaban esperando que muriera para echar mano a su fortuna.- Pero se van a llevar una sorpresa - dijo el anciano, sonriendo con amargura. No saben que he enterrado eltesoro en el bosque. ¡No tendrán nada porque no merecen nada!- Lamento que le haya ocurrido todo esto contesto Josef. Hace frío y necesita un lugar cálido paradescansar.- El anciano solo negó con la cabeza. Es demasiado tarde para eso - dijo - .- Pero tú has sido muy amable conmigo. No me habían tratado así en años, así que voy a corresponder tuamabilidad. Mira...- El anciano metió la mano en el bolsillo de su saco, pero súbitamente empezó a toser y sus ojos secerraron. Josef se inclinó rápidamente para ayudarlo, pero el hombre había muerto. Josef estaba másasustado y confundido que nunca. Sin embargo, al mirar el cuerpo que estaba a su lado, vio que justo antesde morir el hombre había sacado un trozo de papel de su bolsillo. Josef lo tomo cuidadosamente y lodesdoblo. Para su sorpresa, era un mapa, y cuando siguió sus instrucciones descubrió un tesoro enterradocon las más grandes riquezas que jamás hubiera imaginado.- Pasaron cinco años. Un día, cuando el Baal Shem Tov y sus alumnos iban de nuevo por el camino, secruzaron con un elegante carruaje que iba en dirección contraria.- Cuando los alumnos vieron el carruaje se sorprendieron al ver al hombre pobre que se había esforzado pordarles de cenar cinco años antes. A su lado estaba su esposa, y no solo daban la apariencia de seracaudalados, sino de no tener preocupación alguna.- Cuando los alumnos pidieron una explicación a su maestro, el Baal Shem Tov sonrió con serenidad, comosi supiera que eso iba a ocurrir.- Josef estaba destinado a la dicha y a la plenitud - dijo a sus alumnos -, pero nunca se le ocurrió pedir nadade lo que le estaba destinado. Para él hubiera sido bastante pasar el resto de su vida con su vaca escuálida.

- Por eso tuve que ayudarlo a deshacerse de ella."La única manera de alcanzar la dicha y la plenitud auténticas es convertirse en un ser generoso"