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EL VINCULO COGNATICO EN AL-ANDALUS
M.a Jesús RUBIERA MATA
Universidad Complutense
Ibn Jaldun afirma en un conocido pasaje de su Muqaddima (1) que la cAsabiyya o solidaridad agnática había casi desaparecido de Al-Andalus. Su afirmación resulta sorprendente ya que en el Al-Andalus de su tiempo, es decir, en el llamado reino de Granada, la base social de la estructuración política son los linajes o grupos sociales solidarios por vínculos de sangre (2). El mismo Ibn Jaldun indica (3) que Ibn al-Ah- mar, el fundador de la dinastía nasri, se hizo con el poder con la ayuda de un pequeño clan de parientes. En efecto, los Banü Nasr con los Banü Asqilüla(4) y los Banü 1-Mawl (5) fundaron, por decirlo así, el reino de Granada y las relaciones entre estos linajes desempeñaron un papel preeminente durante el primer siglo de la historia del emirato, hasta que fueron sustituidos por otros linajes, como los legendarios Abencerrajes, Venegas, Alamines, Mufarriy, etc. (6). La pregunta que cabe hacerse ante este hecho de la presencia de linajes coexistiendo con una debilitada cAsa- biyya, es qué clase de cohesión unía a estos grupos parentales cuya vitalidad social y política es constante a lo largo de dos siglos y medio. Creemos que la respuesta se encuentra en que la solidaridad social de los linajes granadinos no estaba basada en la estructura unilateral —agnática— del modelo árabe-bedunino sino bilateral, es decir, que los vínculos cognáticos —por línea femenina—, tenían tanta importancia como los agnáticos —por línea masculina—. La fuerza de la solidaridad agnática estaba compensada por la fuerza contrapuesta del cognatismo y por tanto debilitada, aunque cabe suponer, dada la vitalidad de los linajes, que agnados y cognados for-
1. Ed. cAB"cAbd al-Wáhid Wafi; El Cairo (1965), II, p. 649.
2. J. CARO BAROJA: Los moriscos en el reino de Granada, Madrid (1957), p. 41; M. A. LADERO QUE- SADA: Granada, historia de un país islámico (1232-1571), Madrid (1969), pp. 54-60.
3. Muqaddima, op. cit. Ibídem.
4. I. S. ALLOUCHE: La revolte des Banu Askilüla contre le sultán nasrite Muhammad II d ’aprés le Kitáb Acmal al-A’lam d ’Ibn al-Hatib. “Hesperis”, XXV (1938), pp. 1-11.
5. IBN AL-JATIB: Al-Lamha al-badriyya, El Cairo (1347), p. 54.
6. L. SECO DE LUCENA: Notas para el estudio de Granada bajo la dominación musulmana: Acerca de algunas familias ilustres arábigo-granadinas. Boletín Universidad de Granada (1951), pp. 169-191; Cortesanos nas- ries del siglo X V “Miscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos” (1953), 5-7; (1954), 5-14; (1958), 19-28. Panorama político del Islam andaluz durante el siglo XV, MEAH (1960), 7-18; Los Abencerrajes. Leyendas e Historia, Granada (1960); Alamines y Venegas, cortesanos de los nasries, MEAH, pp. 127-150; Nuevas noticias de los Mufarrich apud “Etudes... Lévi-Proven gal”, París (1962).
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maban un grupo coherente y solidario entre sí frente a otros grupos que no formasen parte de su parentela. Ahora bien, para que el vínculo cognático tenga importancia es necesario que las mujeres transmitan a sus descendientes el honor y la nobleza de su linaje para que éstos se sientan solidarios con el mismo. Cognatismo y transmisión femenina de la nobleza del linaje, contrarios a la estructuración de la sociedad árabe-beduina (7), son fenómenos que aparecen en los linajes granadinos y así nos lo muestra el funcionamiento vincular de los mismos en relación con los Banü Nasr, el linaje más conocido (8).
Como hemos mencionado antes, el emirato naSri nació de la alianza de varios linajes, emparentados entre sí. Los Banü A§qilüla y los Banü 1-Mawl eran cognados (sahr. Vide Apéndice) de Muhammad Ibn al-Ahmar, casados con Banat Na§r, cuando lo “normal” en un linaje árabe habría sido que el grupo dominante “tomase” a las hijas de los linajes más débiles (9). Los Banat Nasr parecen transmitir la nobleza de su linaje a sus descendientes, pues, por ejemplo, los hijos de cAli b. Asqilüla —casados a su vez con las hijas de su tío materno, es decir, doblemente cognados- tienen el mismo título de honor —arraeces— que los agnados de Muhammad I, por ejemplo el hijo de su hermano Faray Abu Sacid o el de su primo paterno Ahmad Abü Yac-far. El equilibrio entre agnados y cognados es tal que cuando Muhammad II casa a su hija Fátima con su primo paterno, el mencionado Faray Abü SacTd, sus primos paternos y a la vez cuñados, los Banu Asqilüla, se sienten lesionados en sus derechos y ésta es una de las causas de su rebelión (10).
Las Banat Nasr al transmitir la nobleza de su linaje a sus descendientes, realizan con frecuencia matrimonios desiguales para “ennoblecer” la casa del marido, práctica también contraria a la tradición árabe e incluso a la doctrina legal musulmana llamada káfa’a (la norma jurídica de la kafaa exige que un hombre esté en igualdad social con la mujer que va a ser su esposa) (11). El historiador Ibn al-Jatíb nos informa de que éste fue el motivo de que Yüsufl casase a su hija con su sobrino Muhammad Abü SacTd (el futuro Muhammad VI, el rey Bermejo), a fin de elevar su “casa” que estaba en decadencia (12).
Pero la transmisión femenina de la nobleza de su linaje a la casa de su marido y a su descendencia llega a su mayor expresión en un hecho sorprendente en una dinastía musulmana: dos reyes nasríes suben al trono por línea femenina: IsmácTl I y Yüsuf IV Ibn al-Mawl.
El primero, Ismácil, era hijo del ya mencionado Abü SacTd Faray, hijo del hermano de Muhammad I y casado con una hija de Muhammad II. Cuando los granadinos se sienten descontentos con el emir reinante, Nasr, le ofrecen el trono a Abü SacTd, a la sazón gobernador de Málaga, pero éste prefiere proclamar a su hijo IsmáciT, por tener más derecho al ser hijo de Fátima Bint Muhammad II (13).
7. Pierre GUICHARD: Al-Andalus. Estructura antropológica de una sociedad islámica en Occidente, Barcelona (1976), p. 85.
8. La base de nuestro estudio se encuentra en la genealogía de los Banü Nasr según al-NUBÁHI e IBN AL- JATIB. recogidos por LAFUENTE ALCANTARA en Inscripciones árabes de la Alhambra, Madrid (1859).
9. J. CHELHOD: Le mariage avec la cousine para lié le dans le systéme arabe, “L’home” V (1965), p. 161.
10. M. J. RUBIERA MATA: El arraez Abü Scfid Faray b. IsmacJl b. Nasr, “Boletín de la Sociedad Española de Orientalistas”, XI (1975), pp. 128-129.
11. B. LEWIS: Raza y coloren el Islam, “Al-Andalus”, XXXIII, p. 43.
12. Iháta, ed. cInan. El Cairo, s.d., p. 531.
13. El arraez Abü SacTd, op. cit., p. 132.
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El segundo caso es aún más sorprendente porque el emir no era un nasrí por línea paterna sino un Ibn al-Mawl. Este linaje cognado de los Banü Nasr tentó el poder durante el siglo XIV —dos Banü 1-Mawl fueron ministros de Nasr y Yasuf I, respectivamente— y mantienen al parecer una relación cognática constante con los Banü Nasr. El primer Ibn al-Mawl se casó con la hija de un primo de Muhammad I y su hijo con la hija de un hermano del mismo emir. En el siglo XV un nuevo Ibn al- Mawl se casó con una hija del rey Bermejo, Muhammad VI. Su hijo Yusuf sube al trono apoyado a su vez por su cognado Ridwán Bánnigas (14), casado con su hermana y perteneciente a uno de los linajes que dirigen la política granadina del siglo XV (15). Los descendientes de Yusuf IV Ibn al-Mawl en tiempos de los Reyes Católicos, aún se consideran con derecho al trono y tratan a Abü 1-Hasan b. Nasr como a un usurpador (16).
En los linajes del siglo XV, pues, también parecen producirse vínculos cognáti- cos con los Banü Nasr, ya que el caso de la hermana de Yusüf IV no es un caso aislado. Una Mufarriy se casó con Muhammad IX, por ejemplo (17), pero no tenemos datos suficientes y sospechamos que estos vínculos podrían ser la clave de las lealtades de los linajes a determinados pretendientes al trono na§ri.
La estructura de parentesco en los linajes granadinos se nos presenta, pues, como bilateral, formada por una parentela de agnados y cognados, solidarios entre sí. En el estudio ya citado de Pierre Guichard se considera a este tipo de estructura bilateral como “occidental” frente al tipo “oriental” unilateral agnático. El autor considera que si bien ambas estructuras coexistieron durante los primeros siglos del Islam español, acabó prevaleciendo el “oriental” e incluso descubre su persistencia en el siglo XIII (18).
En estas páginas hemos llegado a conclusiones opuestas al señor Guichard: prevaleció el tipo “occidental”. Creemos que una vez más las viejas tradiciones hispánicas sobrevivieron, teñidas con tintes árabes —ciertos matrimonios con la Bin al-cÁmm (prima paterna)—, tal vez por las razones que expone Julio Caro Ba- roja(19) hablando de la “españolización” de los godos '/Nunca, claro es, la línea fe menina se ha tenido en cuenta en las sociedades patriarcales, más aquejadas de prejuicios de linaje. Pero la repetición de un matrimonio y otro, la adopción de costumbres, pasadas varias generaciones, no podían conducir más que al triunfo de lo más vital: los usos y costumbres del país ocupado y las tendencias generales de esposas, madres y abuelas’.
14. R. ARIE: L ’Espagne Musulmane au temps des nasrides (1232-1492), París (1973), p. 134.
15. L. SECO: Alaminesy Venegas, op. cit.
16. R. ARIE: L ’Espagne, op. cit., p. 152.
17. A lamines y Venegas, p. 130-131.
18. Pierre GUICHARD: Un seigneur musulmán dans VEspagne chreétienne: le ra’Ts de Crevillente (1243- 1318), “Mélanges de la Casa de Velázquez”, IX (1973), pp. 283-334.
19. J. CARO BAROJA: Razas, gentes y linajes, Madrid (1957), p. 69.
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ACTAS DEL I CONGRESO DE HISTORIA
DE ANDALUCIADICIEMBRE DE 1976
ANDALUCIA MEDIEVAL
TOMO I
PUBLICACIONES DEL MONTE DE PIEDAD Y CAJA DE AHORROS DE CORDOBA
1978
IMPRENTA SAN PABLO Murcia, 4 - Teléfono 25 60 93 - CORDOBA ISBN: 84-500-2608-3. Obra completa. ISBN: 84-500-2609-1. Tomo I.Depósito Legal: CO. 175-1978 Impreso en España. Printe^m Spain
ACTAS I CONGRESO HISTORIA DE ANDALUCIADICIEMBRE 1976
ANDALUCIA
TOMO I