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ÂÂÂÂ 22 | CUADERNO 2 | EL COMERCIO | Domingo 31 de enero de 2010 QUITO Pase a bordo | Fotos: Bolívar Vásquez / EL COMERCIO Un viaje de negocios. Pa- blo Ortiz y Ju- lián Paredes fueron con destino a Bue- nos Aires, Ar- gentina. Hi- cieron este viaje para ha- cer algunos negocios. Con destino a Estados Uni- dos. Viviana Hidalgo y Ma- rio Proaño to- maron un avión hacia Miami para pasar vaca- ciones y com- prar algunos obsequios. Un viaje de aventura. An- drés Aulestia, Pablo Ribade- neira y Felipe Meneses via- jaron a Guate- mala. Llevarán sus bicicletas para recorrer los lugares tu- rísticos. En el sector de La Mariscal se puede ver el caos en el que se encuentra toda la cuidad de Quito. La calle Veintimilla (fo- to) está obstaculizada por volquetas que impiden el nor- mal tránsito de los carros y los transeúntes. Otro de los pro- blemas es que en la calle Ro- bles, los buses que circulan por la avenida Amazonas to- man una ruta no autorizada para su recorrido. Las autori- dades municipales deben po- ner en orden a la ciudad. Es más importante que pensar en aventuras como la anun- ciada medida de restricción a la circulación vehicular. Rafael Rosales Los choferes no paran adecuadamente Mi hermano Juan Pablo To- bar sufrió un accidente en la avenida Simón Bolívar, en las unidades de transporte que circulan por la vía. Como re- sultado se fracturó el pie iz- quierdo y en este momento se encuentra en la Clínica Villa Flora. El accidente se dio por- que los choferes no paran adecuadamente y no respe- tan el uso de las paradas. Por favor requerimos más atención, que a quienes les corresponda solucionar el problema, definan bien las pa- radas de los buses, señalicen y hagan respetar a los peato- nes. Se necesita el buen uso de las paradas de buses, para evi- tar accidentes. Una nota de EL COMERCIO indica en el año pa- sado hubo 54 caídos. Por favor son vidas humanas. Alfonso Tobar Dos ejemplos del caos que vive la ciudad Envíe sus mensajes a: [email protected] El turista necesita 4 servicios básicos LA MARISCAL En esta zona del norte de la ciudad hay hoteles, Internet, lavanderías y restaurantes. Algunas facilidades no cumplen con las expectativas de los extranjeros. El trato. Ido Mor, del Coffe Tree atiende en inglés a los holandeses Camile Canoy (izq.) y Nico Peursum. Fotos: Isidro Ponce / EL COMERCIO La Internet. Andrew Cook de Chicago, EE.UU. en Papaya net. Las recomendaciones Los viajeros que quieren dormir en La Mariscal encuen- tran cerca de 2 000 camas. Todos los alojamientos son listados en www.quito.com.ec -> Explora -> La Mariscal. Si quiere viajar a Galápagos o a la Amazonia, es recomendable comparar a los tours que ofre- cen las agencias de viaje y no consultar a una sola agencia. En el barrio hay varios sitios turísticos y de compras, como el Mercado Artesanal de La Maris- cal (Washington y Juan León Me- ra), el Mercado Artesanal de El Ejido, el Museo del Banco Central (Patria y 6 de Diciembre). Michel Wenzler. Periodista suizo P ara los turistas, La Maris- cal, en el norte, es como un pueblo autárquico dentro la ciudad de Quito. La oferta de servicios es tan varia- da que los viajeros no necesitan salir de este barrio si no quieren. En este sector, conocido por los quiteños como ‘la zona’ por sus bares, los extranjeros pueden or- ganizar todo su itinerario por el Ecuador, devolver el equipo re- gresando de otro lugar turístico, o descansar en hoteles, hostales; co- mer en restaurantes y cafés. Por ejemplo, en la avenida Amazonas, entre la Foch y la Jorge Washington, este Diario contó, 21 agencias de viajes, 24 restau- rantes, cafés y bares, 10 café inter- net con cabinas telefónicas, seis bancos, cuatro casas de cambio, ocho tiendas fotográficas, cuatro farmacias y seis peluquerías. Y en las calles transversales y paralelas hay mucho más: lavan- derías (a veces codo con codo co- mo en la Foch y la plaza El Quin- de), buzones de los Correos del Ecuador, panaderías, escuelas de español para extranjeros, escue- las de baile, discotecas, librerías, tiendas de ropa o de deporte. En total, la Empresa Metropoli- tana Quito Turismo contabiliza 125 pensiones, hoteles y hostales en toda La Mariscal. Este número muestra que el sector sigue sien- do un imán turístico. Los 464 923 extranjeros que, según la Empre- sa Metropolitana, llegan a Quito cada año no solo visitan el Centro Histórico (donde se ubican 120 hospedajes diferentes), sino tam- bién La Mariscal. Siete turistas interrogados por este Diario el martes pasado es- tán contentos con los servicios que ofrece La Mariscal. Para Re- becca Hermle, turista alemana de 20 años, quien llegó a la ciu- dad el domingo pasado, a la zona no le falta nada. “Aquí encuentro las cosas que más necesito para subsistir: Internet, restaurantes, hoteles y lavanderías...”. Estos cuatro servicios son los más básicos que requieren las tu- ristas. Algunos extranjeros como Bob Betzen, de los Estados Uni- dos, no necesitan más. Para el pro- fesor de 49 años, quien se matri- culó para trabajar como volunta- riado en una escuela, La Mariscal es un lugar para comprar recuer- dos. Ocasionalmente toma un ca- fé en el barrio “porque aquí, el ambiente es amable y es fácil orientarse”. En la zona casi todo está dis- puesto para que sea comprendi- do por los extranjeros. Por eso, en la información turística de La Ma- riscal, en Cordero y Reina Victo- ria, pocas personas llegan con preguntas sobre facilidades del barrio. Según Daniela Villena, empleada de la oficina, “los turis- tas no necesitan ayuda para en- contrar los servicios que buscan. La mayoría de la gente solicita otras informaciones, por ejem- plo, cómo pueden ir a la terminal terrestre Quitumbe”. Sin embargo, lo más difícil para los turistas es encontrar, muchas veces, servicios de buena calidad. Por ejemplo, Ashley Rawson, tu- rista estadounidense de 23 años, dijo que en algunos café internet, la conexión es lenta. “Además, no todos ofrecen webcams para po- der comunicarse visualmente”. Y Jesse Richardson de Canadá dijo que es importante comparar los precios de los servicios. El tu- rista de 25 años reservó un tour a Galápagos y notó que algunas agencias de viaje ofrecen los mis- mos tours a diferentes precios. Se- gún él, le ofrecieron viajes de 5 días en un barco económico a pre- cios entre USD 900 y 1300 (sin vuelo y entrada al parque). Al canadiense, no le gusta viajar con agencias. “Pero La Mariscal parece ser la entrada principal a Galápagos y a la selva. Por un lado, es una ventaja, porque esto facili- ta el acceso a estas regiones. Pero, me parece, que en La Mariscal la gente aprovecha mucho de esto”. Richardson recordó que compa- rado con Perú, donde estuvo an- tes, todo es caro. Otra opinión tiene Jennifer Fel- dt. “Viajé por Colombia y cuando llegué aquí, todo pareció barato”, dice la turista estadounidense de 33 años. A ella le gusta la variedad de comidas que encontró en La Mariscal. Cenó en un restaurante mongolés el lunes pasado. En la zona también hay opciones de restaurantes italianos, franceses, españoles, americanos, tailande- ses, japoneses, chinos, cubanos, argentinos, mexicanos y -por su- puesto- ecuatorianos. 0190010090694 7433

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22 | CUADERNO 2 | EL COMERCIO | Domingo 31 de e n e ro de 2010 Q U I TO

Pase a bordo|

Fotos: Bolívar Vásquez / EL COMERCIO

Un viaje denegocios.Pa -blo Ortiz y Ju-lián Paredesfueron condestino a Bue-nos Aires, Ar-gentina. Hi-cieron esteviaje para ha-cer algunosnegocios.

Con destino aEstados Uni-dos. Vi v i a n aHidalgo y Ma-rio Proañoto -maron unavión haciaMiami parapasar vaca-ciones y com-prar algunosobsequios.

Un viaje deaventura.An -drés Aulestia,Pablo Ribade-neira y FelipeMeneses via-jaron a Guate-mala. Llevaránsus bicicletaspara recorrerlos lugares tu-rísticos.

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En el sector de La Mariscal sepuede ver el caos en el que seencuentra toda la cuidad deQuito. La calle Veintimilla (fo-to) está obstaculizada porvolquetas que impiden el nor-mal tránsito de los carros y lostranseúntes. Otro de los pro-blemas es que en la calle Ro-bles, los buses que circulanpor la avenida Amazonas to-man una ruta no autorizadapara su recorrido. Las autori-dades municipales deben po-ner en orden a la ciudad. Esmás importante que pensaren aventuras como la anun-ciada medida de restricción ala circulación vehicular.

Rafael Rosales

Los choferes no paranadecuadamente

Mi hermano Juan Pablo To-bar sufrió un accidente en laavenida Simón Bolívar, en lasunidades de transporte quecirculan por la vía. Como re-sultado se fracturó el pie iz-quierdo y en este momento seencuentra en la Clínica VillaFlora. El accidente se dio por-que los choferes no paranadecuadamente y no respe-tan el uso de las paradas.

Por favor requerimos másatención, que a quienes lescorresponda solucionar elproblema, definan bien las pa-radas de los buses, señalicen yhagan respetar a los peato-nes. Se necesita el buen uso delas paradas de buses, para evi-tar accidentes. Una nota de ELCOMERCIO indica en el año pa-sado hubo 54 caídos. Por favorson vidas humanas.

Alfonso Tobar

Dos ejemplos del caosque vive la ciudad

Envíe sus mensajes a:q u i t o @ e l co m e rc i o. co m

El turista necesita 4 servicios básicosLA MARISCALEn esta zona del nortede la ciudad hay hoteles,Internet, lavanderías yrestaurantes. Algunasfacilidades no cumplencon las expectativas delos extranjeros.

El trato. Ido Mor, del Coffe Tree atiende en inglés a los holandeses Camile Canoy (izq.) y Nico Peursum.

Fotos: Isidro Ponce / EL COMERCIO

La Internet.Andrew Cook de Chicago, EE.UU. en Papaya net.

Las recomendaciones

Los viajeros que quierendormir en La Mariscal encuen-tran cerca de 2 000 camas. Todoslos alojamientos son listados enwww.quito.com.ec -> Explora ->La Mariscal.

Si quiere viajar a Galápagos oa la Amazonia, es recomendablecomparar a los tours que ofre-cen las agencias de viaje y noconsultar a una sola agencia.

En el barriohay varios sitiosturísticos y de compras, como elMercado Artesanal de La Maris-cal (Washington y Juan León Me-ra), el Mercado Artesanal de ElEjido, el Museo del Banco Central(Patria y 6 de Diciembre).

Michel Wenzler.Periodista suizo

Para los turistas, La Maris-cal, en el norte, es comoun pueblo autárquicodentro la ciudad de Quito.

La oferta de servicios es tan varia-da que los viajeros no necesitansalir de este barrio si no quieren.

En este sector, conocido por losquiteños como ‘la zona’ por susbares, los extranjeros pueden or-ganizar todo su itinerario por elEcuador, devolver el equipo re-gresando de otro lugar turístico, odescansar en hoteles, hostales; co-mer en restaurantes y cafés.

Por ejemplo, en la avenidaAmazonas, entre la Foch y la JorgeWashington, este Diario contó,21 agencias de viajes, 24 restau-

rantes, cafés y bares, 10 café inter-net con cabinas telefónicas, seisbancos, cuatro casas de cambio,ocho tiendas fotográficas, cuatrofarmacias y seis peluquerías.

Y en las calles transversales yparalelas hay mucho más: lavan-derías (a veces codo con codo co-mo en la Foch y la plaza El Quin-de), buzones de los Correos delEcuador, panaderías, escuelas deespañol para extranjeros, escue-las de baile, discotecas, librerías,tiendas de ropa o de deporte.

En total, la Empresa Metropoli-tana Quito Turismo contabiliza125 pensiones, hoteles y hostalesen toda La Mariscal. Este númeromuestra que el sector sigue sien-do un imán turístico. Los 464 923extranjeros que, según la Empre-sa Metropolitana, llegan a Quitocada año no solo visitan el CentroHistórico (donde se ubican 120hospedajes diferentes), sino tam-bién La Mariscal.

Siete turistas interrogados poreste Diario el martes pasado es-tán contentos con los serviciosque ofrece La Mariscal. Para Re-becca Hermle, turista alemanade 20 años, quien llegó a la ciu-dad el domingo pasado, a la zonano le falta nada. “Aquí encuentro

las cosas que más necesito parasubsistir: Internet, restaurantes,hoteles y lavanderías...”.

Estos cuatro servicios son losmás básicos que requieren las tu-ristas. Algunos extranjeros comoBob Betzen, de los Estados Uni-dos, no necesitan más. Para el pro-

fesor de 49 años, quien se matri-culó para trabajar como volunta-riado en una escuela, La Mariscales un lugar para comprar recuer-dos. Ocasionalmente toma un ca-fé en el barrio “porque aquí, elambiente es amable y es fácilo r i e n ta r s e ”.

En la zona casi todo está dis-puesto para que sea comprendi-do por los extranjeros. Por eso, enla información turística de La Ma-riscal, en Cordero y Reina Victo-ria, pocas personas llegan conpreguntas sobre facilidades delbarrio. Según Daniela Villena,empleada de la oficina, “los turis-tas no necesitan ayuda para en-contrar los servicios que buscan.La mayoría de la gente solicitaotras informaciones, por ejem-plo, cómo pueden ir a la terminalterrestre Quitumbe”.

Sin embargo, lo más difícil paralos turistas es encontrar, muchasveces, servicios de buena calidad.Por ejemplo, Ashley Rawson, tu-rista estadounidense de 23 años,dijo que en algunos café internet,la conexión es lenta. “Además, notodos ofrecen webcams para po-der comunicarse visualmente”.

Y Jesse Richardson de Canadádijo que es importante comparar

los precios de los servicios. El tu-rista de 25 años reservó un tour aGalápagos y notó que algunasagencias de viaje ofrecen los mis-mos tours a diferentes precios. Se-gún él, le ofrecieron viajes de 5días en un barco económico a pre-cios entre USD 900 y 1300 (sinvuelo y entrada al parque).

Al canadiense, no le gusta viajarcon agencias. “Pero La Mariscalparece ser la entrada principal aGalápagos y a la selva. Por un lado,es una ventaja, porque esto facili-ta el acceso a estas regiones. Pero,me parece, que en La Mariscal lagente aprovecha mucho de esto”.Richardson recordó que compa-rado con Perú, donde estuvo an-tes, todo es caro.

Otra opinión tiene Jennifer Fel-dt. “Viajé por Colombia y cuandollegué aquí, todo pareció barato”,dice la turista estadounidense de33 años. A ella le gusta la variedadde comidas que encontró en LaMariscal. Cenó en un restaurantemongolés el lunes pasado. En lazona también hay opciones derestaurantes italianos, franceses,españoles, americanos, tailande-ses, japoneses, chinos, cubanos,argentinos, mexicanos y -por su-puesto- ecuatorianos.

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