el tiempo pasa como una gota que no quiere perder nada del borde del techo donde se formó su leve y...

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El tiempo pasa como una gota que no quiere perder nada del borde del techo donde se formó su leve y efímero cuerpo, las gaviotas continúan riendo su adorable risa, mientras vuelan sin que yo pueda verlas en el fondo de su oscuro cielo, practicando su danza nocturna, siendo observadas por las estrellas que te encantan, traigo a la memoria los pajaritos que confundía con colibríes, y te decía: “todos los pajaritos son colibríes que luego crecen, todos son colibríes antes de ser gorriones, zorzales, golondrinas…" tú y yo mirábamos el cielo, te apoyabas en mis hombros, en mi espalda, en mi pecho, tu peso exquisito que sostengo con el cariño que me ha sostenido en más de una docena de tardes. Pienso que no solo las aves que vuelan fueron colibríes en su niñez, sino que en nosotros vive un colibrí libre al cual debemos mantener así. El vuelo de ese colibrí siento en mi pecho cuando te beso, cuando te miro, cuando te hablo; traducido en frases, su movimiento recorre en mi interior y te toca en algún lugar donde nuestras palabras se encuentran y se tocan, ellas mismas con su vuelo, configuran el cuerpo que tocamos, nuestros cuerpos.

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Mientras en el trabajo

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El tiempo pasa como una gota que no quiere perder nada del borde del techo donde se form su leve y efmero cuerpo, las gaviotas continan riendo su adorable risa, mientras vuelan sin que yo pueda verlas en el fondo de su oscuro cielo, practicando su danza nocturna, siendo observadas por las estrellas que te encantan, traigo a la memoria los pajaritos que confunda con colibres, y te deca: todos los pajaritos son colibres que luego crecen, todos son colibres antes de ser gorriones, zorzales, golondrinas" t y yo mirbamos el cielo, te apoyabas en mis hombros, en mi espalda, en mi pecho, tu peso exquisito que sostengo con el cario que me ha sostenido en ms de una docena de tardes. Pienso que no solo las aves que vuelan fueron colibres en su niez, sino que en nosotros vive un colibr libre al cual debemos mantener as. El vuelo de ese colibr siento en mi pecho cuando te beso, cuando te miro, cuando te hablo; traducido en frases, su movimiento recorre en mi interior y te toca en algn lugar donde nuestras palabras se encuentran y se tocan, ellas mismas con su vuelo, configuran el cuerpo que tocamos, nuestros cuerpos.