el sueño de la ciudad gobernable

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  • 7/26/2019 El Sueo de La Ciudad Gobernable

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    Traduccin de Ral Snchez Cedillo

    06 2007

    El sueo de la ciudad gobernablePeste, polica y razn de Estado

    Isabell Lorey

    A lo largo del siglo XVII, a medida que la peste haca estragos en Europa, la polica [Policey] empez a

    desempear un papel cada vez ms importante. En aquel momento lleg a desarrollarse como un

    instrumento de gobierno completamente nuevo, contribuyendo as progresivamente a garantizar la nueva

    soberana secular de reyes y prncipes. Estos basaban ahora su legitimidad en su capacidad de edi!car un

    buen orden, un buen orden para el bienestar de los gobernantes y para el bienestar y la salvacin del

    Estado. Esto se tradujo en la Europa moderna en nuevas modalidades de dominio que tenan que

    en"entarse a la di#cil tarea de gobernar a una enorme cantidad de personas. Entre los siglos XVII y

    XVIII se produjeron diferentes tentativas de poner en prctica y de calibrar la citada tarea con arreglo alos diferentes papeles de la polica: desde la llamada buena polica a la polica como instrumento de

    normalizacin, pasando por la polica en tanto que aparato de represin. En estas pginas quisiera

    centrarme en un enfoque que cobra su apogeo a !nales del siglo XVII: la polica concebida como un

    instrumento de gobierno a cuyo travs cobra forma el sueo de una ciudad completamente gobernable.

    No deja de tener importancia que en este sueo la polica se presenta como lo contrario de la peste, y la

    salvacin del Estado encuentra en el contagio su perfecto antagonista. Las escrupulosas disposiciones

    contra la peste, encaminadas a combatir ese contagio, describen la lgica de la individualizacin

    parcelizadora y la totalizacin que hicieron de la polica a !nales del siglo XVII un instrumento represivo

    de gobierno.

    Razn de Estado

    Desde !nales del siglo XV, tras la construccin de los grandes dominios territoriales y coloniales en

    Europa, el problema del gobierno se plante con nuevas modalidades. La Reforma y la Contrarreforma

    contribuyeron asimismo, con sus diferentes versiones acerca del modo en que poda conseguirse la propia

    salvacin, a introducir una descomposicin adicional de las legitimidades tradicionales. La concepcin

    medieval de la unidad, de cuo religioso, el sueo de un imperio cohesionado llegaban a su !n, y lostratados polticos de la modernidad comenzaron a disputar acerca de las estrategias que mejor

    correspondan a un gobierno basado en la razn. La idea de razn de Estado encuentra aqu su origen.

    Una de las transformaciones centrales en la perspectiva de un gobierno basado en la razn atae a la

    funcin de la salvacin: no slo en tanto que aspiracin individual, sino precisamente en tanto que

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    aspiracin suprema del Estado. En el contexto de la historia de la salvacin cristiana, el soberano deba

    crear las condiciones que permitieran que las personas salieran de su existencia terrena y por ende

    mundana para alcanzar la felicidad a la vera de Dios. De esta suerte, la salvacin resida fuera del Estado

    en un ms all divino. En el contexto de la razn de Estado las cosas se presentan de forma

    completamente distinta: la meta del gobierno se concentra ahora exclusivamente en el Estado mismo. Los

    objetos del gobierno pasaron a ser entonces las cosas, la cualidad, la naturaleza del Estado, esto es, elterritorio y su geogra#a, sus vas de comunicacin, el comercio, las ciudades y por supuesto las personas.

    Lo que resulta completamente nuevo en este caso es que gobernar deja de ser algo evidente, algo que en

    cierto modo estara dirigido por Dios. Gobernar deja de implicar algo natural que ha de concebirse con

    arreglo a un continuo teolgico-csmico para hacerlo, en cambio, por primera vez y en el contexto de la

    razn de Estado, como un arte. El arte de gobernar remite a la arti!cialidad de una tcnica de

    direccin[1]. As pues, ese arte era una tcnica, una tecnologa o, tal y como escribiera Foucault: una

    gubernamentalidad. Con la razn de Estado la !gura del prncipe, de sus pasiones e intereses, deja de ser

    la medida de la direccin del Estado. Por el contrario, en el nuevo arte de gobernar los principios de

    bienestar del Estado se desprenden de la cualidad y de la constitucin del Estado en cuanto tal. Mientras

    que en Maquiavelo el prncipe segua siendo una !gura de dominio, que gobernaba, por decirlo en pocas

    palabras, de arriba abajo, en el contexto de la razn de Estado, por el contrario, el soberano deba partir

    del territorio y de sus sbditos. Su bienestar se corresponda con el de stos y con el bienestar del Estado.

    Si los sbditos eran dichosos se tornaba posible un buen orden interno y la felicidad de todos. En cambio,

    cuando estaban dbiles o moribundos, el Estado se debilitaba otro tanto y en ltima instancia se mostraba

    incapaz de sobrevivir. As pues, el Estado slo era, en sentido !gurado, salvacin y salud, esto es,

    soberano, cuando los muchos no estaban enfermos o fallecan. De esta suerte, la salvacin, la felicidad y el

    bienestar slo podan obtenerse dentro de un Estado. De donde se desprende que lo racional era aquelloque produce la felicidad de los seres humanos, siempre que estos se sometan obedientemente a las

    instituciones del Estado. Resumiendo, el gobierno medieval de las almas se transform entre los siglos

    XVI y XVII en un gobierno de los seres humanos.

    Estado del bienestar y buena polica

    Quien quiera gobernar el Estado debe conocerlo, y a tal objeto debe conocer lo mejor posible a los seres

    humanos. La expresin "ancesa razn de Estado expresa claramente de qu se trataba en un principio:del anlisis de un estado, de unstato o tat, de una condicin. En el concepto mismo quedan reunidos

    el estado, el Statusy el Estado en tanto que constitucin del Estado. Por otra parte, la ratio se presenta

    como un saber sobre ese estado, no slo para la defensa, sino tambin para la optimizacin de las fuerzas

    del Estado[2]. Ms all de las ideas de transcendencia, se trata ahora por consiguiente de la inmanencia

    de las relaciones de poder[3]. Se plantea entonces una cuestin decisiva: cmo y en qu medida puede

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    acrecentarse el potencial de un Estado sin poner en peligro su organizacin interna? Y sta es la

    preocupacin que desde el siglo XVII conduce al reforzamiento constante de la polica. Se llega as a un

    momento en el que la felicidad, la salvacin y el bienestar dejan de ser una meta para convertirse en un

    presupuestode la supervivencia y del vigor del Estado. Slo cuando los seres humanos estn bien puede ser

    fuerte el Estado y puede el soberano gobernar con estabilidad: de donde se desprende la idea de un

    Estado del bienestar, que sin embargo slo se a!rmara en cuanto tal en el curso del siglo XVIII.

    La palabra alemana Policeyno se entenda a principios del siglo XVII como una autoridad concreta, sino

    como un estado de buena organizacin en la comunidad. Haba polica all donde los ciudadanos o los

    sbditos se comportaban de una manera ordenada, modesta, civilizada y decente, all donde la convivencia

    en comunidad se presentaba ordenada[4]. El bienestar de un Estado, tal y como se a!rma por ejemplo

    en una ley de Nassau-Catzenellenbogen, en el estado de Hesse, que se remonta a 1616, depende entre

    otras cosas de la buena polica[5]. Estas leyes que ataen a la polica eran hasta el siglo XVII reglas de

    comportamiento moral promulgadas por las autoridades, es decir, por el gobierno municipal en la mayora

    de los casos, y sobre todo ordenanzas encaminadas al mantenimiento de la buena polica[6]. Sin embargo,para los Estados alemanes hechos pedazos despus de la Guerra de los Treinta Aos no encontramos en el

    periodo del primer Estado del bienestar una de!nicin homognea de lo que cabe entender por polica.

    Con la decadencia del sistema estamental las ciudades y las autoridades territoriales van hacindose con el

    poder de promulgar leyes. Tanto en Alemania como en la Francia absolutista se producen desarrollos

    similares. Los seores de un territorio o los gobiernos municipales podan ejercer, con independencia del

    emperador o del rey, un poder discrecional de regulacin en cuestiones de organizacin policial. Esta

    vieja polica se distingue ya de una justicia reactiva o del ejrcito, en la medida en que se centra en la

    previsin y en la prevencin[7]. Con la reduccin progresiva de la sociedad estamental a una contraparte

    de prncipes y sbditos, estos decretos de prevencin policial condujeron a que las cuestiones de derecho

    privado cayeran cada vez ms en el mbito de la regulacin de una buena organizacin. Dicho de otra

    manera, el decreto fue el instrumento poltico central para garantizar una buena organizacin. Esto trajo

    consigo que las leyes de organizacin del Estado no tardaran en regular todos los mbitos de la vida. Este

    fervor regulador abarcaba desde la blasfemia a la adulteracin del vino o las vestimentas suntuosas[8].

    Lo importante a este respecto es lo siguiente: a pesar de todas las diferencias de contenido, esta polica

    que se presenta cada vez ms completa no constituye una institucin ni un mecanismo interno del

    Estado. Habra que decir ms bien que, con la decadencia de los antiguos rdenes estamentales, la

    polica, tal y como lo expresa Foucault, se torn en una tecnologa de gobierno intrnseca al

    Estado[9].

    Alemania e Italia tuvieron que en"entarse a di!cultades mucho mayores que Francia en la edi!cacin de

    un Estado moderno, lo que podra ser la causa de que en ambos pases encontremos la mayora de los

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    tratados sobre la razn de Estado y la polica[10]. No obstante, y siguiendo en esto a Foucault, en lo

    sucesivo har referencia sobre todo a los tratadistas "anceses sobre la polica, que pueden servir de

    ejemplo de un discurso europeo.

    Loys DeMayerne-Turquet propona en 1611[11] que la polica deba ocuparse de todas las condiciones

    de vida del pueblo, lo que no signi!ca que su mbito de actuacin constituyera un cuarto pilar delEstado junto a la hacienda, el ejrcito y la justicia. Por el contrario, la polica deba comprender en s, a

    juicio de Turquet, hacienda, ejrcito y justicia. Para ello deba considerar a las personas y las cosas desde

    el punto de vista de sus relaciones. As pues, su cometido era garantizar la circulacin entre los seres

    humanos: su convivencia, las relaciones de propiedad, el comercio y sus restantes actividades. Asimismo,

    las epidemias y los accidentes seran competencia de la polica, esto es, sta se encargara de lo relacionado

    con la salud. La polica se interesara, entonces, por los seres humanos vivos, activos y productivos. Con

    arreglo a una perspectiva exhaustiva y total, deba llevar a cabo la administracin de cada uno de los

    individuos[12]. Con esto se pone de mani!esto que en el contexto de la razn de Estado la polica se

    transform en un instrumento de totalizacin. No obstante, la totalizacin y la regulacin exhaustiva nocondujeron en modo alguno a una inexorable homogeneizacin de todos los habitantes de una ciudad.

    Antes bien, el reverso de la totalizacin se presenta como individualizacin. Puesto que para asegurarse el

    control exhaustivo de una ciudad o un pas los muchos deben ser regulados como individuos. Los

    innumerables decretos de polica no se dirigan a un grupo, ni a los habitantes de una ciudad en su

    totalidad: por el contrario, estaban encaminados al control y la administracin de cada uno de los

    individuos. As pues, la polica era una tcnica de reglamentacin, que individualizaba a la par que se

    totalizaba.

    Con esta tecnologa de gobierno policial se aseguraba as el poder y la fuerza del Estado. A tal objeto se

    desarroll una estrecha conexin entre racionalizaciones seculares y tcnicas de poder de carcter

    poltico, que tienen a los individuos como meta y se encargan de dirigirles en todo momento[13]. No

    obstante, no sera adecuado concebir esta plena jurisdiccin de la polica en trminos exclusivamente

    represivos. La polica deba abarcar la vida entera para que los seres humanos puedan sobrevivir y vivir

    mejor. Deba asegurar las comodidades y amenidades de la vida, la buena vida y la felicidad pblica.

    De esta suerte, en la segunda !nal del siglo XVII la polica termina interesndose progresivamente por

    todos aquellos mbitos de la convivencia que Turquet formulara como un dominio utpico de la

    jurisdiccin.

    La creacin de la Lieutenance Gnrale de Police en Pars

    Lus XIV llevaba cinco aos de reinado, aunque slo tena diez aos de edad, cuando se produjeron

    levantamientos, sobre todo en Pars, contra el dominio absolutista que se remontan al reinado del padre

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    de Lus (Lus XIII) y que continuaron con la regencia de su madre, Ana de Austria y por ltimo con el

    cardenal Mazarino. Las !ondesfueron principalmente levantamientos de la alta nobleza "ancesa y de la

    alta judicatura del Parlement, de la corte suprema de justicia de Pars, que se rebelaron co$untamente

    contra el continuo cercenamiento de su autoridad. El Parlementera desde aproximadamente 1300 una

    sede tradicional de administracin de justicia, y dispona adems de una competencia decisiva: el derecho

    a promulgar, al margen de los procedimientos legales establecidos, reglamentos que tenan una ciertafuerza normativa. De esta suerte, los jueces de primera instancia estaban autorizados tambin a promulgar

    decretos de polica, pudiendo acceder as al instrumento poltico central para la salvaguarda de una buena

    organizacin.

    De esta suerte, las lites de las ciudades lucharon durante las !ondesen sus mbitos de autoridad contra

    las ambiciones de la corona de hacerse con el control poltico de Pars, lo que a su vez oblig a los reyes y

    a todo su squito a escapar de Pars en varias ocasiones para retirarse en Saint Germain, donde tuvieron

    que vivir en condiciones menos suntuosas. Habida cuenta de este papel preponderante del Parlement, las

    !ondeshan de verse tambin como un levantamiento de la administracin de Pars contra uncercenamiento centralista de sus derechos. Finalmente, estas resistencias, en las que tambin particip la

    poblacin parisina, continuaran durante treinta aos para terminar en 1661, cuando con 23 aos de edad

    Lus XIV se hizo con el poder absoluto, terminando as con toda esperanza de ocupacin del vaco de

    poder que se haba creado.

    En 1666 el soberano reaccion a los levantamientos de una manera que tambin fue cali!cada de coup

    d'tat: ese mismo ao el ministro Colbert constituy un conseil de policepara Pars y un ao ms tarde, en

    1667, se cre el puesto de lieutenant de police(rebautizado en 1674 como lieutenant gnral de police). El

    primero en ocupar el cargo fue Gabriel Nicolas de la Reynie, que lo conserv asimismo durante treinta

    aos. Esta in%uyente posicin en Pars trajo consigo el establecimiento de una polica independiente que

    estaba subordinada a la corona. La maniobra decisiva consisti en que esta polica poda actuar

    independientemente de la justicia y por ende tambin de la judicatura revoltosa delParlement.Esto dio

    lugar a posibilidades de intervencin policial al margen de las decisiones judiciales. Las lites parisinas (y

    por ende los funcionarios tradicionales de la administracin) perdieron su poder en favor de un nuevo

    control centralizado de la ciudad y fueron objeto de sanciones policiales[14]. Con esta maniobra la polica

    se convirti en un instrumento directamente en manos del soberano, un instrumento que no slo estaba

    ms all de la justicia, sino que potencialmente llegaba a estar ms all del derecho tradicional. No sinrazn este golpe fue cali!cado de coup d'tat[15].

    Tambin Foucault habla a este respecto a modo de conclusin de sus comentarios sobre el origen de la

    polica, al !nal del primer ao de sus lecciones sobre la Historia de la gubernamentalidad. De!ne la polica

    como gubernamentalidad inmediata del soberano en tanto que soberano, de tal suerte que la polica se

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    presenta asimismo como golpe de Estado permanente[16], un coup d'tatpermanente. El rasgo decisivo

    que conduce a esa apreciacin lo constituyen las leyes de polica, que no se corresponden obligatoriamente

    con las reglas efectivas de la justicia. Los decretos de la polica eran prohibiciones y rdenes, que

    cobraban fuerza normativa al margen de los procedimientos de la justicia y nicamente en nombre del

    rey. Se trata, pues, de una transgresin del derecho comn exigida por el bien pblico, tal y como lo

    formulara Gabriel Naud en 1639 en su teora del golpe de Estado[17].

    Esta posicin de la polica de!ne al mismo tiempo la concepcin de la razn de Estado entonces vigente:

    la soberana basada en la razn no deba estar subordinada al derecho tradicional, sino que deba

    intervenir sobre ste en caso necesario. De esta suerte, el golpe de Estado no supuso ruptura alguna con

    la razn de Estado, sino que era uno de sus modos de obrar; el coup d'tatera inmanente a la razn de

    Estado, era una estrategia legalizada encaminada a establecer una buena organizacin en inters del bien

    comn. La razn de Estado representaba por lo tanto una modalidad de gobierno que no tena por qu

    estar subordinada obligatoriamente al derecho tradicional. Cuando le pareca aconsejable dejar de servirse

    de las leyes, la razn de Estado poda pasar por encima de ellas (violentamente) en nombre de lasalvacindel Estado[18]: o al menos, como tendremos ocasin de comprobar, poda soar con la peste.

    Sin embargo, en las primeras dcadas del teniente general de Pars no se habl en absoluto de un control

    exhaustivo. Este objetivo se per!l por primera vez con el cambio de siglo, paralelamente a la fundacin

    de una lieutenance de policeen las principales ciudades de Francia (1699)[19]. En este periodo empez a

    ejercerse un mayor control social de la ciudad al mismo tiempo que cundan los temores de que Pars

    pudiera convertirse en un colector de mendigos, vagabundos, criminales y otros. El discurso sobre las

    medidas irrenunciables de garanta de la seguridad general contribuy a legitimar en lo sucesivo crecientes

    tentativas de control y de vigilancia por parte de la polica parisina[20]. A medida que los anhelados

    controles de cada uno de los barrios no se tradujeron en resultados satisfactorios, se puso de mani!esto al

    mismo tiempo que el viejo y corporativo sistema de control de las lites haba perdido poder e

    in%uencia[21]. Esto dio lugar a nuevos vacos de poder, que unos aos ms tarde crearon las condiciones

    para algo ms que las lecturas sobre la prctica de la polica de Nicolas Delamare.

    Delamare era comisario del Chtelet (que corresponda a l'le de la Cit) para el ayuntamiento parisino, y

    colabor con Nicols de la Reynie, el teniente general de la polica, al que le una asimismo una estrecha

    amistad. El Trait de la policede Delamares, un manual en tres volmenes (publicados desde 1705 a

    1719), fue escrito para una polica municipal en las provincias "ancesas, que comenzaban por primera vez

    a centralizarse considerablemente en torno al soberano conforme a un estado policial[22]. De esta

    suerte, deba garantizarse un objetivo que no careca de poca importancia: que las mismas reglas

    contribuyeran a mantener el orden pblico en cada ciudad. El nuevo paradigma de esta concepcin policial

    se llama prevencin y vigilancia.

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    Los problemas y retrasos en lo que la historiogra#a denomina la aplicacin de las normas espolearon

    los sueos de un control y una vigilancia ms exhaustivos unos aos antes de la publicacin del Trait de

    la police, as como la visin de una ciudad completamente gobernable. Foucault encontr las huellas de ese

    sueo en las ordenanzas contemporneas sobre la peste.

    El sueo de la ciudad apestada

    Tres aos antes de las citadas lecciones de Foucault, en 1975 se public su libro Vigilar y castigar. Al

    comienzo de su clebre captulo sobre el panptico describe la peste descripcin que ha pasado

    prcticamente desapercibida como una de las mayores amenazas no slo para la vida de los seres

    humanos, sino, como es obvio, en particular para todo el sistema urbano y por ende para el Estado.

    El tratamiento poltico de la peste se pone entonces de mani!esto en trminos particularmente claros en

    las modalidades de entrelazamiento de totalizacin e individualizacin, esto es, en cmo el gobierno de los

    muchos tuvo que basarse en el aislamiento y la parcelizacin del espacio. Sin embargo, Foucault escriba

    no slo sobre la peste en cuanto tal, no slo sobre aquella enfermedad tan contagiosa, que tras su primera

    gran irrupcin en Italia a mediados del siglo XIV se presenta ms tarde en Europa tan slo como

    endemismo, esto es, local y temporalmente circunscrita. Estall como un ataque repentino principalmente

    en las ciudades y diezm en poqusimo tiempo a la mayor parte de la poblacin. Desde el primer

    momento la peste fue percibida como un estado de caos e ingobernabilidad, porque hasta el siglo XX no

    se dispuso de los conocimientos mdicos y de los correspondientes mtodos teraputicos adecuados para

    luchar contra la epidemia. No hay ms que ver que salvo la circunstancia fortuita de que en el siglo XVII

    muchas ciudades se incendiaron de resultas de las guerras permanentes, matando as a las ratas y con stasa las pulgas que transmitan la peste, no hubo ningn otro medio para combatir aquella enfermedad[23].

    Durante las grandes epidemias de peste del siglo XVII, la poblacin de Europa se vio profundamente

    diezmada: en 1665-66 la gran peste de Londres se llev a la tumba a ms de un quinto de la poblacin de

    la ciudad, y en 1679 cayeron vctimas de la enfermedad en un periodo de once meses ms de 140.000

    personas slo en Viena. Cuando se declar una nueva epidemia en 1713, Viena termin siendo rodeada

    con un cordn antipeste o cordn sanitario que coincida con las "onteras militares de Austria y que slo

    poda ser atravesado con un salvoconducto de salud. Esta muralla de proteccin de la epidemia estaba

    dirigida sobre todo contra los turcos, de los que se sospechaba que haban introducido a propsito la peste

    en Europa[24].

    Siete aos despus de esta efectiva tentativa de proteccin "ente a la plaga estall en Europa la ltima

    gran epidemia de peste. A pesar de las medidas efectivas de cuarentena y de control aplicadas durante

    aos, no pudo impedirse que en 1720 un barco mercante procedente de Siria introdujera de nuevo la

    enfermedad contagiosa en la ciudad de Marsella. En dos aos cayeron vctimas de la peste ms de la mitad

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    de sus habitantes, al menos 50.000 personas, porque a pesar de las posibilidades legales a su disposicin,

    las autoridades fueron incapaces de adoptar a tiempo las medidas de prevencin adecuadas. Cuando

    llegaron a airearse los primeros casos, que incluso haban sido mantenidos en secreto por la mayora de

    los mdicos, intervino el ayuntamiento contraviniendo las recomendaciones del consejo de sanidad del rey.

    Los ms pudientes huyeron de la ciudad y con ellos los o!ciales de polica, los directores de hospitales, los

    farmacuticos y las comadronas, los jueces y los notarios. Slo pudo establecerse un cordn sanitariomilitar cuando la peste se haba extendido y por toda la Provenza[25]. Sirva esto de breve ilustracin de

    hasta qu punto el sueo de e!cacia y control no poda llegar a tornarse en una realidad efectiva en

    semejante situacin de peligro. Desde luego, los estallidos de peste en Marsella en la dcada de 1720

    fueron los ltimos acontecimientos de este tipo en Europa occidental. En cambio, en el Este la plaga

    volvi a hacer estragos en Mosc en 1770 y de nuevo en los Balcanes en 184&Los historiadores

    atribuyen exclusivamente el !nal de los brotes epidmicos en Europa occidental al carcter preventivo y

    agudo de las medidas de autoproteccin[26] de los cordones contra la peste y las cuarentenas. Comenz

    as la aplicacin de las tecnologas de gobierno burocrticas.

    Foucault considera ejemplar uno de los primeros decretos "anceses sobre la peste de !nales del siglo

    XVII, en el que se detallan las medidas necesarias que han de adoptarse cuando la peste se declara en una

    ciudad[27]. Surgen pues en una poca en la que en todas las ciudades "ancesas se haba creado una

    lieutenance de policey en la que la polica absolutista no era la nica que comenzaba a soar con un

    control exhaustivo. Como hemos dicho ms arriba, los decretos eran uno de los recursos policiales y por

    ende una de las posibilidades de intervencin directa del rey, conforme a un gobierno basado en el golpe

    de estado permanente[28].

    Ahora bien, estos decretos sobre la peste escogidos por Foucault por su carcter ejemplar no se

    limitan en absoluto a las medidas de prevencin. Describen asimismo toda una serie de estrategias y

    tcnicas de control para el tratamiento de una plaga que se ha declarado en una ciudad. Concretamente,

    esto signi!ca que la regulacin y la vigilancia de los contactos humanos, el control del contagio y por ende

    del roce y en general del contacto entre los cuerpos se presentan en primer plano. El medio para

    conseguirlo era la cuarentena de toda la ciudad.

    Para impedir el contagio dentro de una ciudad acordonada fue preciso por encima de todo parcelizar

    progresivamente el espacio. La ciudad fue cerrada al exterior y dividida en su interior en distritos

    reconocibles y controlables. Todos los animales sueltos fueron sacri!cados. Bajo amenaza de la pena

    capital nadie poda abandonar sin permiso su casa o vivienda. Para la vigilancia de cada barrio haba un

    intendente y para cada calle un supervisor. Estos representantes se en"entaban tambin a la pena capital

    en caso de que abandonaran su territorio de actuacin. La distribucin de las raciones alimentarias deba

    llevarse a cabo sin que hubiera contacto entre quienes las donaban y quienes las reciban. Cuando el

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    abandono de las casas era absolutamente necesaria, sta tena que tener lugar en un momento previamente

    determinado al objeto de evitar el encuentro con otras personas. De esta suerte, cada accin y cada

    modi!cacin de los cuerpos estaban permanentemente sometidos a vigilancia y a los controles propios y

    ajenos. Todos los habitantes tenan que asomarse a la ventana una vez al da quienes habitaban las casas

    traseras tenan que hacerlo en una ventana que diera a la calle para dar pblica muestra de su estado de

    salud, donde los habitantes estaban obligados a decir la verdad o se en"entaban a la pena capital[29].Las huellas corpreas de las bubas de la peste slo eran visibles en su estadio ms avanzado y cuando la

    mayora de las personas enfermas estaba postrada en la cama. Quienes no se asomaban a la ventana

    estaban enfermos o ya haban muerto. Un control tan minucioso presupona desde luego registros

    exhaustivos y listas de residentes, que en los comienzos del encierro se elaboraron con arreglo a

    categoras detalladas como edad, nombre y gnero. Adems de esto, se estipulaba asimismo la limpieza de

    cada casa conforme a un calendario preciso, as como el tratamiento de los espacios con sustancias

    perfumadas para fumigar el aire contaminado.

    A juicio de Foucault, este escenario de lucha contra la peste corresponde a un modelo de disciplinageneralizada. La relacin de cada cual con su enfermedad y su muerte pasa por las instancias del

    poder[30], lo que signi!ca que cada cual se ve separado y doblemente amenazado en la relacin forzada

    con su cuerpo y con su vida: por la peste y por el poder clasi!cador. De esta suerte, este tipo de decreto

    sobre la peste representa un modelo represivo de disciplinamiento que gobierna nicamente mediante

    sanciones, prohibiciones y amenazas de muerte. El bien comn no se basa en una buena vida de los

    individuos, sino que los muchos son individualizados obligatoriamente con arreglo a un control total por

    el bien y la supervivencia de la buena organizacin y por ende de su soberana. Puesto que la enfermedad

    del cuerpo individual no poda curarse, la medicina metafrica de la vigilancia y la disciplina garantizabanicamente la salvacin del gran cuerpo. As pues, la peste no era tan slo la mxima amenaza

    concebible. Conforme a la idea de una autoridad policial completa era a su vez el estado que, mediante la

    terapia mdica de la gubernamentalidad, prometa la mxima curacin posible. Sin embargo, lo que aqu

    era curado imaginariamente no era precisamente el individuo, el enfermo, sino el Estado. Por

    consiguiente, con arreglo a la concepcin absolutista el cuerpo del Estado slo poda considerarse sano

    cuando era capaz de establecer una buena organizacin para su propio bienestar. En la medida en que la

    meta y la !nalidad del golpe de Estado era la salvacin del Estado, esto es, la inmunizacin de la

    soberana, la peste era a su vez la contraparte de una polica delcoup d'tat. Era el mejor pretexto posible

    aunque en buena medida no se tratara ms que de un sueo y una fantasa del desorden y el caosideales para ensayar una disciplina y una vigilancia totales. De esta suerte, la vigilancia total y la

    individualizacin se convirtieron en un caso extremo como el representado por la peste en una estrategia

    de inmunizacin del poder.

    En opinin de Foucault, la peste y la cuarentena no eran la regla, sino que constituan la situacin de

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    excepcin[31] y, por as decirlo, un modelo de referencia. En todo caso constituan una prueba

    (preuve en el original "ancs) para el ejercicio ideal del poder disciplinario, para la utopa de una

    ciudad y por ende de una sociedad completamente gobernable[32]. Sin embargo, precisamente

    este sueo no despunt en el siglo XVIII porque las lites encargadas del control fueron las primeras en

    abandonar la ciudad tras el estallido de la peste, sino porque una vigilancia estatal completa mediante la

    polica no pudo llevarse a cabo ante la resistencia de la idea de sujeto masculino-burgus que estabadesarrollndose.

    El !nal de la polica del bienestar

    Johann Heinrich Gottlieb von Justi, uno de los estudiosos alemanes ms in%uyentes de la ciencia de la

    polica, resumi a mediados del siglo XVIII el dilema de la polica de aquel entonces: tena que aumentar

    el poder y la fuerza del Estado y al mismo tiempo asegurar la felicidad y la buena vida de los individuos.

    La paradoja central de la polica de la razn de Estado reside en su tarea de desarrollar los elementosconstitutivos de la vida de los individuos de tal manera que su desarrollo promueva tambin la fuerza

    estatal[33]. Este concepto exhaustivo de polica, que comprenda bajo la buena organizacin el bienestar

    pblico as como la prevencin "ente a los peligros, identi!cando por lo tanto la polica con la

    administracin interna, experiment durante el siglo XVIII un estrechamiento que supuso un cambio de

    su lneas de orientacin[34]. De resultas de ese cambio, el bienestar pasaba a un primer plano sin

    renunciar por supuesto a unas pretensiones administrativas ilimitadas. Todos los mbitos de la vida fueron

    considerados policializables[35]. Esta concepcin estaba representada adems en la Ctedra de Ciencia

    de la polica que Von Justi ocupaba en Gttingen. Finalmente la polica ilustrada y eudemonista-

    utilitarista terminara apoderndose precisamente del mbito que antao quedaba comprendido en el

    concepto cristiano de bene!ciencia, esto es, el de la salvacin de las almas .

    Von Justi investig tambin la cultura de los pases[36], lo que signi!caba una carga adicional del

    concepto de labor de polica[polizieren] que in%uy en el Estado de bienestar en el siglo XVIII, en

    particular en el sentido depolite(en ingls), de corts, inteligente, atento. Sin embargo, esa regulacin del

    comportamiento ya no se remita a la situacin de los siglos XVI y XVII, sino a la accin del aparato de

    Estado policial. Expresiones como comunidad bien vigilada[polizierte] o persona educada[polizierteo

    polite], etc., exceden el signi!cado de una buena organizacin. En el siglo XVIII signi!can asimismo

    gracia, cortesa y belleza. En este contexto se haca mencin tambin de los modos de subjetivacin

    gubernamental: una prueba, una fuente del ao 1770 habla en efecto de la polica[policierung]interna

    de las personas y los Estados. En este sentido, polica[polizieren] era la expresin de una especie de

    superioridad, de una delimitacin consciente respecto a aquellos que carecen de polica, que no se

    conducen a s mismos con polica. Se trataba al mismo tiempo de una cultura y una civilizacin ms

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    !nas, del impulso encaminado a abandonar la incultura y la barbarie[37]. Sera interesante investigar ms

    de cerca este proceso de transformacin de la concepcin de la polica en relacin con las !guras

    imaginarias de la civilizacin hasta el siglo XX.

    En el siglo XVIII la labor policial en tanto que actividad administrativa completa e ilimitada (a diferencia

    de la judicatura) entr cada vez ms en contradiccin con la idea de un sujeto burgus libre en cuya esferaprivada no tena que inmiscuirse el Estado. Comenzaron entonces a multiplicarse la voces que abogaban

    para que se rede!nieran los !nes del Estado y se limitaran claramente las esferas de actuacin policial. La

    actividad administrativa de la polica se vio progresivamente comprimida a medida que eran desechadas

    sus atribuciones de tipo eudemonista. La felicidad del individuo dejaba de ser la tarea de la buena

    polica. Por el contrario, el campo de actuacin restringida de la polica deba centrarse nicamente en la

    seguridad, entendida precisamente como garanta de la libertad del ciudadano[38]. La defensa "ente a

    los peligros continuaba integrando la agenda de la polica, pero esta vez sin bienestar[39]. De esta suerte

    se inverta la relacin: la aspiracin individual hacia la felicidad se presentaba en primer lugar, mientras

    que el Estado y su polica tenan que garantizar proteccin, ayuda y seguridad a esa aspiracin individualen vez de limitarla o impedirla. La tarea de la polica quedaba limitada ahora nicamente a la defensa

    preventiva "ente a los peligros internos. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XIX este concepto

    material de la polica no llegara a imponerse en la realidad, poniendo trmino a la doctrina policial como

    disciplina cient!ca en Alemania[40].

    Antes de terminar, introduzcamos una observacin que desde luego no puede ser ms que indicativa. En

    su comentario a los escritos de Von Justi, Foucault hace referencia a su papel destacado en la historia de la

    polica, porque l fue el nico que pensaba en la poblacin y no en el individuo. Von Justi marc de esta

    suerte una de las transiciones desde la razn de Estado a lo que Foucault llama biopoltica. Se trata por

    encima de todo de una intervencin reguladora en el comportamiento de los individuos encaminada a

    poder gobernarles no de modo represivo sino productivo, mediante la autoconduccin que de s mismo

    ejerce cada individuo y por ende tambin de lo que Foucault denomina gubernamentalidad moderna. A

    esta dimensin de gobierno caracterizada por una gubernamentalidad biopoltica perteneca tambin la

    polica mdica, sobre la cual Johann Peter Frank public a !nales del siglo XVIII en Viena la primera

    obra sistemtica. Al igual que el escrito de Delamares, la obra estaba pensada como un manual prctico

    de instrucciones y no como una utopa. Este primer programa de una sanidad pblica[41] comprenda

    unas consideraciones sobre la organizacin mdica que determinaban un funcionamiento completamentedistinto del de los siglos anteriores. Se orientaba a las estadsticas, las probabilidades y los clculos de

    riesgos. La polica mdica ya no operaba sirvindose de normas disciplinarias, sino mediante clculos de

    lo normal. Con la vista puesta en las normalizaciones, esta polica sanitaria lleg a estar en condiciones de

    tratar otra epidemia con un tratamiento completamente distinto del que se haba aplicado a la peste: la

    viruela. Las vacunaciones preventivas comenzaron precisamente el mismo ao en el que la peste haca

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    estragos por ltima vez en Marsella. El principal objetivo de las actuaciones de la polica sanitaria ya no

    consistan en impedir una extensin generalizada de la viruela y en garantizar la salvacin del Estado

    mediante un exhaustivo sistema de control y vigilancia. Ahora se intentaba en primer lugar mediante la

    inoculacin de la viruela humana (variolacin) y luego mediante la inoculacin de la viruela de las vacas

    (vacunacin), mucho menos peligrosa de utilizar como medicamento precisamente la sustancia txica

    que provocaba la enfermedad. Por supuesto, aquellos procedimientos de vacunacin llevaban aparejado elriesgo calculado de que en determinadas personas la inoculacin provocara, en vez de una inmunizacin,

    el desencadenamiento de una infeccin mortal. Pero sa es otra historia[42].

    Quiero agradecer a Stefan Nowotny, Gerald Raunig y Elmar M. Lorey la ayuda prestada en

    la revisin de este texto.

    [1] Thomas Lenke, Eine Kritik der politischen Vernun". Foucaults Analyse der modernen

    Gouvernementalitt, Das Argument, Hamburgo, 1997, pg. 15'

    [2] Michel Foucault, Geschichte der Gouvernementalitt I. Sicherheit, Territorium, Bevlkerung, Vorlesung

    am Collge de France 1977-1978, edicin de Michel Sennelart, Francfort, 2004, pgs. 369-372; Michel

    Foucault, Omnes et singulatim. Zu einer Kritik der politischen Vernun(, en Joseph Vogl (ed.),

    Gemeinscha"en. Positionen zu einer Philosophie des Politischen, Suhrkamp, Francfort, 1994, pg. 8)En las

    traducciones alemanas de los escritos italianos sobre la razn de Estado sola traducirsedi statocomo

    Policey, lo que viene a indicar la intimidad de los signi!cados de Estado y polica. Vase Hans Maier,Die ltere deutsche Staats- und Verwaltungslehre, DTV, Mnich, 1986, pg. 100. La recopilacin de datos

    concretos numerables y ponderables que fue llevndose cabo progresivamente a lo largo de los siglos se

    torn en efecto a !nales del siglo XVIII en un ciencia de Estado, a saber, la estadstica. Vase Jrgen

    Link, Versuch ber den Normalismus. Wie Normalitt produziert wird, segunda edicin revisada y

    ampliada, Westdeutscher Verlag, Opladen y Wiesbaden, 199*

    [3] Thomas Lenke, Kritik der politischen Vernun", op. cit., pg. 16+Esto se traduce en las relaciones con

    otros Estados en un equilibrio de las fuerzas. Cada Estado debe ser lo bastante fuerte para hacer que no se

    tambalee la esttica del equilibrio internacional.

    [4] Franz Ludwig Knemeyer, Polizei, en Otto Brunner, Werner Conze y Reinhart Koselleck (eds.),

    Geschichtliche Grundbegri#e. Historisches Lexikon zur philosopghisch-sozialen Spgrache in Deutschland,

    volumen 4, Klett-Cotta, Stuttgart, 1978, pgs. 875-898, 87,

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    [5] Ibdem, pg. 87*

    [6] Ibdem, pg. 87*As sucede en algunos lugares incluso hasta bien entrado el siglo XVIII. En 1745

    escribe Justus Christoph Dithmar, uno de los primeros estudiosos alemanes de la ciencia de la polica,

    que sta consista en la buena organizacin y constitucin de las personas y cosas de un Estado (citado

    en Knemeyer, ibdem, pg. 879, nota 26).

    [7] Wolfgang Reinhard, Geschichte der Staatsgewalt. Eine vergleichende Verfassungsgeschichte Europas von den

    An$ngen bis zur Gegenwart, Beck, Mnich, 1999, pg. 36-Vase tambin Knemeyer, Polizei, op. cit.,

    pg. 881, y Maier, Staats- und Verwaltungslehre, op. cit., pgs. 83 y ss.

    [8] Hans Maier, ibdem, pgs. 85 y ss.

    [9] Michel Foucault, Omnes et singulatim, op. cit., pg. 8.

    [10]Ibdem, pg. 8&

    [11] Loys de Mayerne Turquet, La Monarchie aristodmocratique, ou Le gouvernement compos et mesl des

    trois formes de lgitimes rpubliques, Berjob, Pars, 16/

    [12] Michel Foucault,Omnes et singulatim, op. cit., pg. 80Vase tambin Michel Foucault, Die

    Gouvernementalitt, en Ulrich Brckling et alia(eds.), Gouvernementalitt der Gegenwart. Studien zur

    konomisierung des Sozialen,, Suhrkamp, Francfort, 2000, pg. 51 [versin castellana: La

    gubernamentalidad, Esttica, tica y hermenutica, Obras Esenciales, Volumen III, Paids, Barcelona,

    1999].

    [13] Michel Foucault,Omnes et singulatim, ibdem, pg. 6,

    [14] Vase, para esta historia de la polica Gerhard Slter, Urbanisierung, Migration und Kriminalitt als

    Begrndungskontext%r die Entstehung von Polizei. Zur Entstehung einer eigenstndigen Polizei im Paris des

    Ancien Rgime(Policey Working Papers. Working Papers des Arbeitskreises Policey/Polizei in der

    Vormoderne 5), 2002, varios autores, pgs. 12 y ss. (http://univie.ac.at/policey-ak/pwp/pwp_0.pdf).

    Vase tambin Reinhard, Geschichte der Staatsgewalt, op. cit., pg. 365, y Michel Foucault, berwachen

    und Strafen. Die Geburt des Ge$ngnisses, Suhrkamp, Francfort. 1977, pg. 27.No obstante, aqu no se

    tiene en cuenta que la polica no slo puede ser concebida como aparato represivo del soberano. Antes

    bien, consigui fortalecerse en el absolutismo "ancs recurriendo a lasLettres de cachet, las cartas de

    denuncia de la poblacin. Vase Arlette Farge, Michel Foucault,Familire Kon&ikte: Die Lettres de

    cachet, Suhrkamp, Francfort, 198*Sobre la separacin entre polica y justicia en el Estado alemn, vase

    Knemeyer,Polizei, op. cit., pgs. 881 y ss.

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    [15] Gerhard Slter, ibdem, pg. 1

    [16] Foucault hace referencia a la teora del golpe de Estado a principios del siglo XVII: Gabriel Naud,

    Science des Princes, ou Considrations politiques sur les coups d'tat, primera edicin de 1639, reedicin en

    Le Promeneur, Pars, 2004, y Jean Sirmond, Le Coup d'stat de Louis XIII, Au Roy, Pars, 163&Vase,

    entre otros, Michel Foucault, Geschichte der Gouvernementalitt I,op.cit.

    [17] Citado en Michel Foucault, ibdem, pg. 405, nota 2

    [18]Ibdem, pgs. 377-381, la cursiva es nuestra.

    [19] Gerhard Slter, Urbanisierung, Migration und Kriminalitt als Begrndungskontext %r die Entstehung

    von Polizei. Zur Entstehung einer eigenstndigen Polizei im Paris des Ancien Rgime, op. cit., pgs. 14 y ss.

    [20] Ibdem, pgs. 19 y ss.

    [21] Esto se puso de mani!esto sobre todo en los intentos de control de la prostitucin (ibdem, pg. 20).

    [22] A este respecto resulta interesante observar que, aunque de hecho haba muchos tratados en lengua

    alemana acerca de una polica e!caz, las primeras aplicaciones comenzaron en Pars.

    [23] Vase Stefan Winkle, Geieln der Menscheit. Kulturgeschichte der Seuchen. 3, edicin corregida y

    ampliada, Artemis & Winkler, Dsseldorf, 2005, pg. 49'

    [24] Ibdem, pgs. 491 y ss.

    [25] Franz Mauelshagen, Pestepidemien im Europa der "hen Neuzeit (1500-1800), en Mischa Meier

    (ed.), Pest. Geschichte eines Menschenheitstraumas, Klett-Cotta, Stuttgart, 2005, pgs. 237-265; y Winkle,

    Geieln der Menscheit, op. cit., pgs. 496 y ss.

    [26] Ibdem, pg. 26)

    [27] Michel Foucault, berwachen und Strafen, op. cit., pg. 26)

    [28] Michel Foucault, Geschichte der GouvernementalittI, op. cit., pg. 48*

    [29] Foucault cita aqu un decreto sobre la peste sin dar referencias precisas; vase berwachen und

    Strafen, op. cit., pg. 25)

    [30] Ibdem, pg. 25+

    [31] Ibdem, pg. 26+En el original:un mal extraordinaire; Surveiller et punir. Naissance de la prison,

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    Gallimard, Pars. 1975, pg. 206 [versin castellana: Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisin, Siglo XXI,

    Mxico, 1988]). En este caso no se trata del estado de excepcin en la acepcin de Carl Schmitt.

    [32] Ibdem, pg. 25.

    [33] Michel Foucault,Omnes et singulatim, op. cit., pg. 90.

    [34] Knemeyer, Polizei, op. cit., pg. 880

    [35] Sabine Topse, Polizey und Geschlecht. Der Obrigkeitsstaatliche Mutterscha"sdiskurs in der Aufklrung,

    Deutscher Studien Verlag, Weinheim, 1999, pg. 4'

    [36] Citado en Michel Foucault, Die politische Technologie der Individuen, en Michel Foucault et alia,

    Technologien des Selbst, Fischer, Francfort, 1993, pg. 18+

    [37] Maier, Staats- und Verwaltungslehre, op. cit., pg. 10)

    [38] Topse, Polizei und Geschlecht, op. cit., pg. 50

    [39] Vase la entrada Polizei, en Staatslexikon. Recht, Wirtscha", Gesellscha"in 5 Bnden, edicin de la

    Grres-Gesellscha(, n 4, volumen 7, nueva edicin completamente revisada, Herder, Basilea, Friburgo, y

    Viena, 1988, pg. 50)

    [40] Topse, Polizei und Geschlecht, op. cit., pg. 59; vase tambin Knemeyer, Polizei, op. cit., y Maier,

    Staats- und Verwaltungslehre, op. cit.

    [41] Michel Foucault, Technologie der Individuen, op. cit., pg. 170. Sobre la polica mdica, vase

    tambin Foucault, Geschichte der Gouvernementalitt I, op. cit., pgs. 91 y ss., y Gesundheitspolitik im3

    Jahrhundert, Schri"en in vier Bnden. Dits et crits.Band III 1976-197,, Suhrkamp, 2004, pgs. 908-92*

    [42] Vase Isabell Lorey, Weisein und Immunisierung. Zur Unterscheidung zwischen Norm und

    Normalisierung (http://translate.eipcp.net/strands/03/lorey-strands01de).

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