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    Manuela Mesa (coord.)

    El reto de la democracia en un mundo en

    cambio: respuestas polticas y socialesAnuario 2013-2014

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    El reto de la democracia en un mundo en cambio:respuestas polticas y sociales.Anuario 2013-2014

    Jose Abu-Tarbush, Antoni Jess Aguil, Federico Mayor Zaragoza,

    Rosa Meneses, Manuela Mesa, Alberto Piris, Francisco RojasAravena, Jos Antonio Sanahuja, Xulio Ros, Hernando Valencia

    Jose Abu-Tarbush, Antoni Jess Aguil, Federico Mayor Zaragoza, Rosa Meneses,Manuela Mesa, Alberto Piris, Francisco Rojas Aravena, Jos Antonio Sanahuja, , XulioRos, Hernando Valencia

    De esta edicin: CEIPAZFundacin Cultura de PazCiudad Universitaria CantoblancoPabelln CCalle Einstein, 13. Bajo28049 MadridTel. [email protected]:// ceipaz.blogspot.com

    Edicin de textos: CEIPAZDiseo: Alce ComunicacinImpresin: Perfil GrficoPrimera edicin: Mayo 2013ISSN: 2174-3665Depsito legal: M-25510-13

    El papel de este libro es 100%reciclado, es decir, procedede la recuperacin y el reciclajedel papel ya utilizado.La fabricacin y utilizacinde papel reciclado supone

    el ahorro de energa, agua y madera, y una menor emisin de sustanciascontaminantes a los ros y la atmsfera. De manera especial, la utilizacinde papel reciclado evita la tala de rboles para producir papel.

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    CEIPAZ, (Centro de Educacin e Investigacin para la Paz) de laFundacin Cultura de Paz estudia y divulga desde una perspec-tiva multidisciplinar la relacin entre conflictos, desarrollo yeducacin. Analiza las principales tendencias en el sistema inter-nacional, las races de los conflictos armados y las principales

    propuestas para su resolucin pacfica. Promueve la educacinpara la paz, el desarrollo y la interculturalidad como una herra-mienta de transformacin basada en la solidaridad y la justiciasocial.

    Para ms informacin: www.ceipaz.org

    La Fundacin Cultura de Paz fue creada por Federico MayorZaragoza en el ao 2000 con el objetivo de promover la cultura

    de paz. Su actividad se basa principalmente en la vinculacin ymovilizacin de redes de instituciones, organizaciones e indivi-duos que se destaquen por su compromiso con los valores de lacultura de paz. Las acciones concretas de la Fundacin se cen-tran principalmente en los mbitos divulgativos y educativos.

    Mas informacin en: www.fund-culturadepaz.org

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    Sumario

    Introduccin: Ciudadana y democracia ante la crisis globalManuela Mesa........................................................................................... 9

    Tendencias internacionales

    Fortalecer la democracia a escala personal y colectivaFederico Mayor Zaragoza.............................................................. 21

    Democracia y crisis econmica en un mundo globalAntoni Jess Aguil Bonet ............................................................ 39

    Las nuevas geografas de la pobreza y la desigualdady las metas de desarrollo global post-2015

    Jos Antonio Sanahuja ................................................................. 61

    Perspectivas regionales

    Estados Unidos buscando su lugar en el mundo?Alberto Piris................................................................................. 101

    El conflicto China-JapnXulio Ros ..................................................................................... 113

    La guerra civil siria en clave regional: el impacto en

    los pases vecinosRosa Meneses ............................................................................. 129

    Palestina en el nuevo contexto regional:parlisis o avances?

    Jos Abu-Tarbush ........................................................................ 145

    Cambios en el mapa poltico de Amrica Latina y CaribeFrancisco Rojas Aravena............................................................. 163

    La cuadratura del crculo: una evaluacin tempranadel proceso de paz en Colombia

    Hernando Valencia Villa ............................................................. 183

    Relacin de autores y autoras .............................................................. 201

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    Introduccin:Ciudadana y democracia ante la crisis global

    Manuela Mesa. Directora del Centro de Educacin e Investigacin para la Paz (CEIPAZ)

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    La democracia es en la actualidad objeto de un intenso debate, al que quiere contribuir esta edi-cin 2013-2014 del Anuario CEIPAZ, aportando distintos enfoques y perspectivas geogrficas y

    temticas. Se trata de un debate relevante porque, como se seala en alguna de las contribucio-nes a este Anuario, la crisis financiera internacional no solo cuestiona el actual modelo de creci-miento econmico y se presenta como crisis sistmica en cuanto a la gobernanza global. Estambin una crisis poltica, que parece poner en cuestin los sistemas democrticos, sus lgicasde representacin y rendicin de cuentas, sus mecanismos de legitimacin, e incluso el marcoterritorial del Estado-nacin sobre el que se constituye el propio demoscomo comunidad polti-ca, y define el alcance de la accin de gobierno. La crisis econmica, sobre todo, revela la inca-pacidad de los gobiernos y los mecanismos tradicionales de cooperacin internacional para darrespuesta a los acuciantes problemas que afectan a la humanidad, tanto en el plano global como

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    La profundacrisis que afectaal continente semanifiesta en ladesafeccin, el

    desnimo, ladesconfianzacreciente en losciudadanos/ashacia el proyectoeuropeo

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    en el nacional, cada vez ms entrelazados, planteando todo ello cre-cientes problemas de representatividad, legitimidad y eficacia paralas democracias representativas. Como explica en este Anuario elprofesor de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, Antoni

    Jess Aguil, La situacin global en la que nos encontramos exigeuna reflexin urgente sobre los efectos de la crisis econmica en la

    poltica, los desafos a los que se enfrentan las democracias repre-sentativas y las democracias que entre todos tenemos que cons-truir.

    La democracia debe entenderse como un sistema poltico capaz degarantizar a partir de las instituciones pblicas un corpusde dere-chos de ciudadana, tanto de orden poltico, como de naturalezacivil, econmica y social. Ha de contar con un rgimen electoral ade-cuado como un elemento fundamental, aunque no se limita a ello,pues tambin remite, como objetivo central, a la materializacin de

    las aspiraciones colectivas de mejora del bienestar de la ciudadana,definidas por esta como derechos que en algunos casos son decarcter programtico, y en otros casos como derechos exigiblescuya materializacin requiere de polticas pblicas eficaces y de losrecursos fiscales necesarios; la democracia, por ello, no se limita aun ejercicio peridico de renovacin de dirigentes; es un sistema degarantas ciudadanas, y de ejercicio de la ciudadana integral, defini-da a partir de los derechos y obligaciones que todos los individuosposeen en funcin de su pertenencia a un Estado nacional. El carc-ter crecientemente globalizado y transnacional de la economa, las

    relaciones sociales, los problemas ambientales y otros riesgos globa-les, y la naturaleza estatal y territorial de la democracia plantea, sinembargo, una contradiccin cada vez ms difcil de solventar, queconduce a un debilitamiento de la soberana de los Estados y de sufundamento, que es la voluntad popular, lo que a su vez comportaun visible vaciamiento del contenido y alcance de la democracia y desus mecanismos de representacin, de su legitimidad, y de su con-tenido substantivo en cuanto a derechos de ciudadana. De nuevo,como plantea Aguil, la globalizacin neoliberal ha favorecido ladesdemocratizacin del Estado, la poltica y la sociedad. Y esto seexpresa en Una democracia donde la distancia entre representantes

    y representados aumenta, que identifica la expresin del pueblo conel voto emitido cada ciertos aos y un con papel muy limitado a lasociedad civil, sin mecanismos de control ciudadano.

    Es en este contexto ms amplio en el que se ha de situar la crecien-te desafeccin de la ciudadana hacia la democracia y algunas de susinstituciones y actores clave, como los partidos polticos. Se acumu-lan las pruebas de que la percepcin ciudadana sobre los partidospolticos se ha ido deteriorando, y los ciudadanos/as tiene menosconfianza en ellos que en cualquiera de las otras instituciones bsi-

    cas de un sistema democrtico. En los 27 estados miembros de la

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    Unin Europea slo el 18% de los encuestados expresan confianzahacia los partidos polticos. Ya antes del inicio de la crisis, el nivel deconfianza ms alto, que corresponda a Dinamarca, era slo del 40%,mientras que el ms bajo, que corresponda a Hungra, solo llegabaal 8% (Eurobarmetro n 68, mayo 2008). En ese mismo ao, a ttu-lo comparativo, en Amrica Latina slo un 18% afirmaba tener con-

    fianza en los partidos polticos (Latinobarmetro, 2008). Son datospreocupantes, porque los partidos son un elemento central de lademocracia y aunque la democracia no se limita al juego electoralprotagonizado por los partidos, es difcil imaginar una democraciasin partidos polticos fuertes y dinmicos.

    Siguiendo a Aguil, a menudo la democracia liberal actual se carac-teriza por su carcter procedimentalista, minimalista y elitista, que lareduce a un mtodo para la eleccin de representantes polticos, yla vaca de contenido. Otro de sus rasgos problemticos es que se

    trata de un sistema que no comparte el poder pblico con la ciuda-dana, sino con los actores privados y la lites en el poder, cuyos inte-reses son protegidos. La partitocracia cuyo indicador ms visiblesera el peso creciente de los polticos profesionales y la colusinde intereses con los lobbiescorporativos que a menudo se expre-sa en el fenmeno de las puertas giratorias, por el que se alternanlas responsabilidades pblicas y el paso por empresas privadas,cuando no la corrupcin pura y simple, son fenmenos que explicanla brecha creciente entre las lites gobernantes y la ciudadana. Ellose traduce en una profunda desconfianza y desafeccin, y a la pos-

    tre nutren tendencias tan visibles como la desideologizacin, la apa-ta poltica y el conformismo social. Finalmente, este autor realizauna serie de propuestas para (des)aprender la democracia actual,descolonizarla y desmercantilizarla: no se trata de rechazar lademocracia representativa liberal ni sus aportaciones, sino de sea-lar sus insuficiencias, proponiendo caminos para transformarla.

    Con todos estos elementos de contexto, no ha de extraar que eldebate sobre la democracia sea especialmente intenso en el marcoeuropeo. La profunda crisis que afecta al continente se manifiesta enla desafeccin, el desnimo, la desconfianza creciente en los ciuda-

    danos/as hacia el proyecto europeo. Como muestran los datos delEurobarmetro (2012) la confianza en el proyecto europeo ha dismi-nuido significativamente desde el inicio de la crisis en 2007 hasta elmomento actual. En el caso de Espaa, se ha pasado de un 65% afavor de la Unin Europea a un 20%, lo que significa una cada del52%. En el caso de Italia, ha cado un 22% y en el caso de Alemaniaun 29%.

    El dficit democrtico de la Unin Europa y la falta de rendicin decuentas de sus instituciones, as como las polticas de austeridad que

    se han impuesto a los pases del Sur, han hecho que para la gran11

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    La pobreza y ladesigualdadtambin

    erosionan lademocracia ydebilitan sulegitimidad

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    mayora de los ciudadanos/as, la Unin Europea se haya convertidoen el equivalente a lo que fue el Fondo Monetario Internacional (FMI)para los latinoamericanos en la dcada de los ochenta, con sus pla-nes de ajuste estructural. Como explica el Informe de IntermnOxfam (2012), la dcada de austeridad en Amrica Latina duplic elnmero de pobres urbanos y el continente ha tardado ms de 25

    aos, en recuperar el nivel de pobreza previo a la crisis. Como cita,la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff en este Informe: Nosotros yahemos vivido esto. El Fondo Monetario Internacional nos impuso unproceso que llamaron ajuste, ahora lo llaman austeridad. Haba quecortar todos los gastos, los corriente y los de inversin. Asegurabanque as llegaramos a un alto grado de eficiencia, los salarios bajar-an y se adecuaran los impuestos. Ese modelo llev a la quiebra decasi toda Latinoamrica en los aos ochenta.

    En Europa, La austeridad como medida poltica para satisfacer a los

    mercados financieros, cuestionan la legitimidad del proyecto euro-peo. La crisis econmica ha generado una crisis social, que pone enduda, la legitimidad de las instituciones polticas, porque los ciuda-danos/as no comparten las polticas de austeridad, que estn destru-yendo el estado del bienestar. Una democracia que establece unorden social y poltico que considera los intereses particulares de laclase dominante como intereses generales de todos, es un sistemademocrtico dbil, incapaz de promover una sociedad incluyente,que vela por satisfacer las necesidades de todos/as (Nar, 2012). Ypor lo tanto en palabras de Schreck (2012) se trata de un proyecto

    europeo elitista que considera los intereses de los acreedores finan-cieros por delante de los derechos de los ciudadanos/as y cuestionael papel del Estado en regular los mercados.

    Algunos autores (Aguil, 2012) hablan del secuestro de la democra-cia por las lites neoliberales, que estn confiscando las rentas de losciudadanos para salvar a los bancos, mercantilizando la salud y laeducacin, reduciendo las pensiones e imponiendo unas polticas deajuste que incrementan el desempleo, la pobreza y la desigualdad(Aguil, 2013). Estas polticas estn generando un gran sufrimientoy empobrecimiento general de la poblacin del Sur de Europa.

    El resultado es avance del populismo, el desencanto y el hartazgode los partidos polticos y de las instituciones en general por partede los ciudadanos/as. Esta desafeccin y desconfianza sobre el pro-yecto europeo deberan ser una seal de alerta para Europa.

    La percepcin de que es un proyecto encallado en los intereses delas lites, junto con una tecnocracia europea incomprensible y sincapacidad de proponer un futuro que incluya el bienestar y los dere-chos de la mayora de los ciudadanos, es cada vez ms generaliza-

    da. El sueo europeo est hoy ms lejos que nunca. La democracia

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    tiene que ser re-pensada, para fortalecerse e incorporar las deman-das de ese 99% de la poblacin.

    Puede que no sea necesaria, posible o deseable una completa rein-vencin de la democracia, y el debate deba centrarse en la recupera-cin de los fundamentos del sistema democrtico y los pactos

    sociales posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que vinculaban laidea y prctica de la democracia a los conceptos de justicia y paz, yrevisarlos en el contexto de globalizacin que domina la sociedadinternacional contempornea. Como explica Federico MayorZaragoza, presidente de la Fundacin Cultura de Paz, los pueblos,la paz y las generaciones venideras son los tres pilares sobre los quese pretenda edificar un nuevo modelo de convivencia global, comose reflej en la Carta de las Naciones Unidas. Desde entonces, el sis-tema de Naciones Unidas sigue proporcionando unas directricespara la accin en el mbito de la Cultura de Paz, los Derechos

    Humanos y la proteccin del medio ambiente. Sin embargo, hoyexiste un nuevo diseo mundial en el que el predominio del poderde los mercados, la economa de la especulacin y la deslocalizacinproductiva estn erosionando los cimientos del bienestar social enaquellos lugares, como en la Unin Europea, donde se haban logra-do implantar. Federico Mayor plantea que es tiempo de avanzarhacia una democracia genuina en el que los principios democrti-cos se conviertan realmente en la norma de conducta del quehacercotidiano y del funcionamiento de las instituciones locales y nacio-nales. Para lograr esto, son necesarias transiciones mltiples que

    permitan pasar de la economa de la especulacin y la guerra a unaeconoma de desarrollo global basada en valores ticos.

    La pobreza y la desigualdad tambin erosionan la democracia y debi-litan su legitimidad: en cuanto a la legitimidad de origen, al situar alos ciudadanos en una posicin de subordinacin que les impideactuar y decidir de manera autnoma de cara a la eleccin y lasopciones democrticas. En cuanto a la legitimidad de resultado, puesson la expresin ms dolorosa y visible de la incapacidad de los sis-temas democrticos de responder a sus aspiraciones de igualdad yde materializacin de derechos bsicos de orden civil, econmico, y

    social. Cuando el Estado no es capaz de garantizar unos derechosbsicos para la ciudadana a partir de sus instituciones, estn pier-den legitimidad y se vacan de contenido. En este marco, el profesorde relaciones internacionales de la Universidad Complutense JosAntonio Sanahuja describe las nuevas geografas del pobreza y ladesigualdad en el plano global. En los ltimos aos se han produci-do cambios importantes en el sistema internacional, con el ascensode los pases emergentes, en especial en Asia. China e India, en par-ticular, han duplicado su renta per cpita en menos de veinte aos.Dado que en esos dos pases vive un tercio de la poblacin mundial,

    su ascenso afecta de manera determinante a esas geografas. China13

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    y en menor medida India han tenido un papel decisivo en la dismi-nucin global de la reduccin de la pobreza extrema, en el marco delos llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pero enuna aparente paradoja, el fuerte aumento de la desigualdad internaen los pases emergentes, y en particular en China, explican el tam-bin visible aumento de la desigualdad global, que es cada vez ms

    acusada.

    En ese contexto global en el que hay menos pobreza extrema, peroms desigualdad global, hay importantes variaciones por regiones yes en el caso del frica Subsahariana en el que la situacin es mspreocupante, porque en los treinta aos contemplados por los ODMslo se ha logrado reducir la tasa de pobreza extrema en esta reginen tres puntos. Y adems, la reduccin de la pobreza no implica susuperacin; buena parte de las personas que han dejado atrs lapobreza extrema siguen siendo pobres. En 2015 aun habr en torno

    a 1.000 millones de personas sumidas en la indigencia y, unos 800millones que padecern hambre. Se trata de un imperativo tico ypoltico ineludible que debe seguir presente por mucho que en 2015expiren los ODM.

    Como seala Sanahuja en su contribucin al Anuario, 2015 cerrarun ciclo de poltica de desarrollo en el que los xitos alcanzados enla reduccin de la pobreza extrema no deben dar paso a la compla-cencia y a ignorar el fuerte aumento de la desigualdad que se haregistrado en las ltimas dcadas. Si durante la mayor parte del siglo

    XX la desigualdad global se explicaba por las diferencias de rentaentre pases, en la actualidad empiezan a ser ms relevantes las cre-cientes disparidades sociales dentro de los pases. Los datos que seaportan en ese captulo revelan un proceso global de convergenciaque acerca al alza las rentas de los ms ricos, sea en los pases emer-gentes o de la OCDE; que aproxima tambin las rentas de los mspobres, al alza en las economas emergentes y a la baja en las eco-nomas avanzadas; y lo que es ms significativo, una gran divergen-cia que aumenta la desigualdad entre unos y otros, a escala globaly al interior de la mayor parte de todos los pases, tanto avanzadoscomo emergentes. Ello supone un cambio profundo en la tendencia

    histrica, con evidentes riesgos para la democracia, tanto para sudimensin social y de derechos, como en trminos de gobernabili-dad democrtica y estabilidad poltica. No se trata de procesos inevi-tables, y como resultado de opciones polticas, es a travs de lapoltica como se pueden revertir. Ello comporta, segn este autor,exigencias en materia de regulacin de las finanzas globales y deestabilidad macroeconmica y financiera internacional; del comer-cio, la financiacin del desarrollo, de acceso a la tecnologa, demedio ambiente y sostenibilidad y de seguridad humana, a travsdel un multilateralismo eficaz.

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    Amrica Latina y el Caribe es la regin con mayor desigualdad delmundo y esto plantea extraordinarios retos para la democracia en laregin. En las ltimas dcadas, segn los datos de la ComisinEconmica para Amrica Latina y el Caribe de las Naciones Unidas(CEPAL), el 10% ms rico de la poblacin ha recibido, en el promedioregional, el 37% del ingreso. Esta proporcin es casi tres veces la que

    ha recibido el 40% ms pobre (poco ms del 13% de ingreso). Estadesigualdad econmica se refleja en muchas otras formas de des-igualdad, como la concentracin del poder. Segn un informe de laOrganizacin de Estados Americanos (OEA) y el Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (OEA y PNUD, 2009: 14),la funcin de la democracia es redistribuir el poder para garantizara todos los individuos el ejercicio de sus derechos. La desigualdaddel ingreso es causa y consecuencia de la asimetra del poder polti-co, la debilidad del Estado y de secuelas como la crisis de goberna-bilidad y la baja calidad de la democracia (OEA y PNUD, 2009: 62). El

    frecuente incumplimiento de las promesas electorales y la debilidadde lo pblico hace que determinados temas queden marginados dela agenda (OEA y PNUD, 2009: 62). La desigualdad extrema depoder implica prdida de capacidad estatal para expandir la ciudada-na. Dado que restringe el proceso democrtico de la ciudadana(control de agenda), sino que limita tambin la tramitacin de lasdemandas sociales. Esto hace que las sociedades muy desigualestiendan a proporcionar una proteccin social muy limitada, dado quelos sectores con ms recursos acceden a sistemas privados y la vozy las demandas de los sectores excluidos y sus necesidades no se

    tienen en cuenta y por lo tanto no se incluyen en la agenda pblica(Nuestra democracia, 2011: 171).

    Como plantea el informe de la OEA y el PNUD (2009), la combinacin depoco Estado y de los desafos de la democratizacin y de la reduccinde la pobreza y la desigualdad constituye el principal reto queenfrenta la democracia en Amrica Latina (OEA y PNUD, 2009: 65).Otro de los desafos que enfrenta la democracia en Amrica Latina esel que se refiere a la inseguridad en la regin, que se explica por lapenetracin del crimen organizado, en particular el narcotrfico. Elnmero de homicidios en la regin, en trminos absolutos y relati-

    vos, es de los ms altos del mundo. La inseguridad ciudadana hafavorecido la participacin de los ejrcitos en tareas de seguridadciudadana y han permitido que afloren expresiones autoritarias o lautilizacin de prcticas que violan los derechos humanos, que entreotras incluyen las ejecuciones extrajudiciales. Las consecuencias dela prdida de capacidad del Estado para hacer valer la legalidad sonmltiples, como la emergencia de las empresas de seguridad priva-da, o la aparicin de linchamientos y otras expresiones primarias dedemanda de justicia al margen del Estado de derecho. Como se afir-ma en el informe de la OEA sobre Seguridad Pblica en las Amricas

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    La inseguridadciudadana noslo es una de lasamenazascentrales de laconvivenciacivilizada y

    pacfica, sinotambin undesafo para laconsolidacin dela democracia yel Estado deDerecho

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    (2008: 11): La inseguridad ciudadana no slo es una de las amena-zas centrales de la convivencia civilizada y pacfica, sino tambin undesafo para la consolidacin de la democracia y el Estado deDerecho. Los altos niveles de inseguridad ciudadana en AmricaLatina son un riesgo para la estabilidad de la democracia en laregin. Una democracia que no es capaz de asegurar la vigencia de

    unos derechos elementales, como el derecho a la vida, o la integri-dad fsica, o que no es capaz de asegurar el ejercicio pleno de dere-chos sociales y econmicos, termina creando las condiciones quefavorecen la violencia y el autoritarismo: Segn el informe NuestraDemocracia (2011: 185), la inseguridad ciudadana y el temor dete-rioran el apoyo a las instituciones democrticas y permiten que aflo-ren expresiones autoritarias largamente arraigadas en la culturapoltica de la regin. Es ms, la criminalidad es el asunto que conmayor facilidad conducira a la poblacin latinoamericana a justificarun golpe de Estado. En segundo lugar, en los contextos con alta tasa

    de homicidios, las fuerzas policiales y las fuerzas armadas tienden aasumir roles protagnicos, que las pueden llevar a ganar espacios deautonoma indebidos frente a los poderes civiles y democrticos. Entercer lugar, las consecuencias de la prdida de capacidad del Estadopara hacer valer la legalidad, les debilita como institucin. (Nuestrademocracia, 2011:186). Estos retos, sin embargo, no ponen en cues-tin el proceso de consolidacin democrtica que vive la regin y elfin de la amenaza de los golpes militares. Aunque en los ltimosveinte aos, hubo 18 presidentes que no completaron sus manda-tos, esto se debi ms a un cuestionamiento de su desempeo, que

    a su legitimidad democrtica (PNUD y OEA, 2009:18).

    Amrica Latina es una regin democrtica como lo reafirman susprocesos electorales y las tendencias que de ellos emanan. Comoexplica Francisco Rojas Aravena para este Anuario, el nuevo cicloelectoral que vive Amrica Latina refleja la superacin del autoritaris-mo y de los regmenes militares. Desde hace tres dcadas, el deba-te es como lograr una democracia ms amplia, eficaz y participativa.

    El momento parece oportuno para abordar ese debate, pues laregin encara un ciclo de cambio electoral presidencial, que se ha ini-

    ciado con tres elecciones en 2012 (Repblica Dominicana, Mxico yVenezuela), seguidas con cinco elecciones prevista en 2013 (Cuba,Ecuador, Paraguay, Chile, Honduras y de nuevo Venezuela tras lamuerte de Hugo Chvez) y otras siete que se producirn en 2014.Ante ese ciclo electoral, como explica el autor, se constata un debili-tamiento de la cultura poltica y un bajo reconocimiento de la cultu-ra democrtica. Los avances en las democracias latinoamericanasno se consolidarn sino se refuerza la cultura poltica y las formas yprcticas de la democracia misma. Es importante apostar por unademocracia de los ciudadanos/as y trascender a las democracias de

    los electores. Para ello es necesario articular nuevas formas de parti-

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    cipacin poltica para contrarrestar la crisis de representacin; ensegundo lugar, fortalecer la independencia de los poderes, su controly rendicin de cuentas y en tercer lugar modernizar sus organizacio-nes, proveyndolas de recursos humanos eficaces. Son necesariosla ejecucin de polticas pblicas en el campo de la fiscalidad, laexclusin social y la seguridad pblica para la sostenibilidad de la

    democracia en la regin (PNUD y OEA, 2010: 15).

    Para los pases de la en su momento denominada Primavera rabe,que han logrado poner fin a los regmenes autoritarios que llevabandcadas instalados en el poder, se ha iniciado un proceso de conso-lidacin democrtica que se torna complejo y difcil y que presentanumerosos retos. En aquellos pases como en el caso de Tnez,Marruecos y Egipto, la celebracin de elecciones han permitido elascenso de los movimientos islamistas al poder. Estos movimientosde carcter conservador son heterogneos y van desde las posicio-

    nes salafistas hasta las post-islamistas y las islamistas tradicionales.Como planteaba Ignacio Alvarez Ossorio (2012), este periodo detransicin es bastante incierto, porque los rabes debern encontrarsu propio modelo, para profundizar en la senda democrtica y lograrun slido crecimiento econmico sin renunciar a sus valores tradicio-nes (lvarez Ossorio 2012: 121).

    En Jordania, el creciente descontento sociopoltico ante el inmovilis-mo gubernamental ante las demandas realizadas bajo el mpetu dela Primavera rabe ha radicalizado a algunos sectores (Abu-Tarbush,

    2013) que ya no slo exigen la reforma del rgimen, sino un cambioms radical.

    En este proceso, Siria ha quedado enquistada en una guerra civil queno logra derrocar al rgimen de Bashar El Asad y se encuentra atra-pada en una espiral de violencia de la que cada vez resulta ms dif-cil vislumbrar una salida aceptable. Como explica en su contribucina este Anuario la periodista y especialista en Mundo rabe, RosaMeneses, Lo que empez en marzo de 2011 como una revueltapacfica contra la dictadura, al calor de la Primavera rabe, ha evolu-cionado en uno de los conflictos ms sangrientos que ha vivido la

    regin en los ltimos aos. Y la internacionalizacin del conflicto esuna serio peligro para la estabilidad de la regin.

    En otros pases el escenario es tambin incierto. En el caso de Irak,diez aos despus de la invasin de 2003, su frgil democracia noha logrado superar las tensiones sectarias entre chies y sunitas.Retorna a ese pas el riesgo de una confrontacin armada a partir defracturas confesionales, como la que ya desangr al pas entre 2006y 2007, cuanto los atentados y asesinatos selectivos perpetrados pormilicias de ambas ramas del islam causaron miles de muertos. Si el

    actual Gobierno de Al Maliki no logra garantizar una adecuada parti-17

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    La democraciaquedadesvirtuada enun rgimen deocupacin queamenaza conseguir ampliandoy consolidando

    los asentamientosisraeles y quevaca decontenido, lascapacidades delos gobiernospalestinos paraactuar sobre suterritorio

    cipacin de los sunes en el poder, la escalada de tensin seguirsubiendo y la situacin puede devenir en guerra. Irak se ha conver-tido en el octavo pas ms corrupto del mundo, segn el ndice queelabora anualmente Transparencia Internacional. Es el noveno pasen el ranking de Estados fallidos que elabora la revista ForeignPolicy. Las violaciones de derechos humanos y el uso de la tortura

    siguen siendo una prctica habitual. Adems, 1,9 millones de ira-ques pasan hambre, segn el Programa Mundial de Alimentos deNaciones Unidas, pese a que Irak es uno de los pases con mayorriqueza petrolera del mundo, si bien la produccin petrolfera no halegado a superar la de la poca de Saddam. La celebracin de eleccio-nes no ha sido suficiente para consolidar un proceso democrtico ycrear unas instituciones gubernamentales que pongan fin a lacorrupcin, el clientelismo y a la violencia que asola al pas. La ines-tabilidad no acabar mientras que no se supere la fragmentacin delpas en grupos tnicos y religiosos enfrentados entre si, mientras

    persistan los atentados terroristas y se mantenga la crecienteinfluencia de actores externos sobre la poltica de Irak.

    Una situacin muy similar es la que afronta Afganistn, un pas don-de todava la guerra sigue en curso, y en el que el proceso de con-solidacin democrtica, ms all de la celebracin de elecciones estmuy lejos de convertirse en una realidad.

    Tambin resulta difcil hablar de democracia en Palestina, a pesar dela celebracin de elecciones y de la existencia de la Autoridad

    Nacional Palestina en Cisjordania, y del gobierno de Hams en lafranja de Gaza. La democracia queda desvirtuada en un rgimen deocupacin que amenaza con seguir ampliando y consolidando losasentamientos israeles y que vaca de contenido, las capacidades delos gobiernos palestinos para actuar sobre su territorio. El profesorde la Universidad de la Laguna, Jose Abu Tarbush analiza en esteAnuario como el modelo negociador inspirado en los Acuerdos deOslo de 1993 est agotado. La poltica de hechos consumados apli-cadas por el gobierno de Israel hace cada vez ms difcil la opcin delos dos Estados. Asimismo, como se explica en este captulo, Israelse ha presentado tradicionalmente como un oasis democrtico en

    medio de un desierto autoritario y el que se planteaba que slo uncambio democrtico en el mundo rabe podra contribuir a la pazentre los Estados rabes e Israel. Sin embargo, la Primavera rabeha desarmado estos argumentos por la va de los hechos; esto impli-ca que una mayor apertura de los sistemas polticos rabes y laincorporacin de las demandas de la ciudadana rabe, implican unmayor aislamiento y hostilidad hacia Israel, por sus polticas de ocu-pacin.

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    En la regin Asia-Pacfico, el anuario de este ao aborda el conflictoChina-Japn en torno a la disputa territorial por las islasDiaoyu/Senkaku. Como explica el director del Observatorio de laPoltica China, Xulio Ros, se trata de un conflicto que ha estado mar-cado por una ambivalencia ascendente entre, por un lado, las heri-das de las guerras de finales del XIX y XX y por otro, por la

    intensificacin de los intercambios econmicos y comerciales. Esteconflicto es un reflejo de los cambios en los equilibrios de poder quese estn produciendo en la regin con el ascenso de China comopotencia econmica y militar. Asia-Pacfico se ha convertido en lazona con mayor vitalidad econmica del mundo, pero al mismotiempo aumentan los riesgos de conflicto interestatal por razonesterritoriales. En este contexto, Japn coincide con Estados Unidos enel objetivo de contener a China. Al mismo tiempo, como explicaXulio Ros, los vnculos que China y Estados Unidos establezcan enla regin seguirn siendo esenciales para la estabilidad de la zona,

    segn se prime el equilibrio basado en el compromiso con el de-sarrollo en la regin o el antagonismo militar. Esto es particularmen-te relevante en un momento en el que Estados Unidos estdefiniendo una nueva estrategia en la regin, que pasa por la remili-tarizacin, con el objetivo de tener una presencia reforzada. Esto semanifiesta, como explica el general en la reserva, Alberto Piris, en elmantenimiento por parte de la administracin Obama de unas rela-ciones militares que le permitan utilizar las instalaciones locales y/orealizar maniobras conjuntas en Tailandia, Filipinas y Singapur, entreotros. Como menciona en su captulo, Las Fuerzas Armadas de

    Estados Unidos no olvidan que construyeron en Tailandia una de lasms largas pistas de aterrizaje existentes en el Sureste asitico en labase de U-Tapao, desde donde operaron los temibles B-52, respon-sables del bombardeo en alfombra que arras Vietnam.(..) Tambinvuelven a primer plano, la base naval de Subic y la base area deClark, ambas en Filipinas, pivotes esenciales para el esfuerzo blicoestadounidense en los aos sesenta y setenta del pasado siglo.

    En el mundo actual necesitamos construir un modelo de gobernan-za global-local que permita abordar los problemas que enfrenta lahumanidad desde la negociacin y el dilogo. Para ello, los sistemas

    democrticos deben ser repensados, para transformarse en unademocracia de los ciudadanos/as del mundo.

    Referencias bibliogrficas

    Aguil, Antoni Jess (2012), La austeridad se impone a la democracia, Other newsen espaol, 3 de Diciembre.

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    Madrid: Fundacin Cultura de Paz.

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    Intermn Oxfam (2012), Crisis, desigualdad y pobreza. Aprendizajes desde el mundoen desarrollo ante los recortes sociales en Espaa. Disponible en : www.intermonox-fam.org.

    Nar, Sami (2013), Frente al desastre, en El Pas, 8 de marzo

    OEA (2008), La seguridad pblica en las Amricas. Retos y oportunidades, WashingtonDC: OEA.

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    VV.AA. (2009), La democracia de la ciudadana: una agenda para la construccin dela ciudadana en Amrica Latina. OEA/PNUD.

    VV.AA. (2010), Nuestra democracia, Mxico: PNUD, OEA y FCE.

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    Fortalecer la democraciaa escala personal y colectiva

    Federico Mayor Zaragoza

    Presidente de la Fundacin Cultura de Paz

    Justicia, paz, democracia: ocasiones perdidas

    En la historia del poder absoluto masculino, algunos destellos han anhelado procurar Grecia es,no cabe duda, el mejor ejemplo un mayor protagonismo de los ciudadanos. La Constitucin delos Estados Unidos de Norteamrica en 17872, que se inicia con Nosotros, el pueblo, y laDeclaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de Francia, en 17893, que establece

    Este ocaso es el momento de la accin entre todos

    porque otro mundo no slo es posible, es seguro

    Jos Luis Sampedro1

    1 Sampedro, Jos Luis (2012).2 Constitucin de los Estados Unidos de Norteamrica, 17873 Dclaration des Droits de lHomme et du Citoyen de 1789.

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    Los pueblos, lapaz y lasgeneracionesvenideras son los

    tres pilares sobrelos que sepretenda edificarun nuevo modelode convivencia

    explcitamente los derechos naturales, inalienables y sagrados quelos representantes del Pueblo Francs reconocen a la ciudadana,son otros dos ejemplos sobresalientes de pretender, en momentoshistricos de gran relieve, enaltecer la sociedad ante quienes ladominan. Sin embargo, tanto en el interior como en las relaciones

    internacionales, prevalece, tambin en los casos indicados, la fuerza,la autoridad, la preparacin para la guerra, siguindose puntualmen-te siempre el adagio perverso de S vis pacem para bellum.

    Como ya he subrayado en anteriores Anuarios (Mayor Zaragoza,2007 y 2012), es al trmino de la Segunda Guerra Mundial cuandoel presidente norteamericano Woodrow Wilson proclama en 14 famo-sos puntos la Convencin para la Paz, que presenta en laConferencia de Paris, y crea la Liga de Naciones para la resolucin delos conflictos a travs de la diplomacia y, muy importante, estableceel Tribunal Permanente de Justicia Internacional. Por primera vez losconceptos de justicia, paz y democracia integran un proyecto degobernacin que hubiera podido representar la culminacin de lacultura de violencia y guerra iniciando una nueva era. Pero todo fueen vano porque, el propio Senado de los Estados Unidos, dominadopor los Republicanos, hizo imposible entonces, como sigue siendo elcaso ahora, que la voz del pueblo, que en esto consiste la democra-cia, fuera escuchada y tenida en cuenta en las decisiones de las ins-tancias de poder.

    Fin de la Segunda Guerra MundialLa historia se repite y es de nuevo un presidente norteamericano,Franklin Delano Roosevelt, quien al finalizar la Segunda GranGuerra profundamente impresionado por las vctimas y las abomi-nables acciones de exterminio empleadas, decide establecer unSistema de Naciones Unidas, integrado por una serie de institucio-nes que, especializadas en el trabajo (OIT), la alimentacin (FAO),la salud (OMS), la educacin, la ciencia y la cultura (UNESCO), eldesarrollo (PNUD), la infancia (UNICEF)..., aseguraran el cumpli-miento por parte de la organizacin central, la ONU, de una

    gobernacin pacfica y democrtica a escala global, con la CorteInternacional de Justicia como garante de los nuevos paradigmas.

    La Carta de las Naciones Unidas es muy importante reiterar la cla-rividencia de su contenido se inicia con una frase que sigue sien-do hoy todava el gran programa de accin para lograr la inflexinhistrica de la fuerza a la palabra: Nosotros, los pueblos. hemosresuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra.Los pueblos, la paz y las generaciones venideras son los tres pila-res sobre los que se pretenda edificar un nuevo modelo de convi-vencia global. Democracia, justicia y paz. Para hacer viable este

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    gran proyecto, ya en 1944 se haban establecido un Banco Mundialpara la reconstruccin y el desarrollo y el Fondo MonetarioInternacional. Y el Plan Marshall para la ayuda inmediata a los ven-cidos, junto a planes de cooperacin internacional, basados en elsupuesto de que es imperativo com-partir para que pueda crearseun nuevo clima en las relaciones tanto internas como externas.

    La Constitucin de la UNESCO4 establece en su prembulo demanera exclusiva en relacin a las otras Organizaciones delSistema que la gran y terrible guerra que acaba de terminar nohubiera sido posible sin la negacin de los principios democrti-cosde la dignidad, la igualdad y el respeto mutuo de los hombres,y sin la voluntad de sustituir tales principios, explotando los pre-

    juicios y la ignorancia, por el dogma de la desigualdad de los hom-bres y de las razas; que la amplia difusin de la cultura y laeducacin de la humanidad para la justicia, la libertad y la paz son

    indispensables a la dignidad del hombre y constituyen un debersagrado que todas la naciones han de cumplir con un espritu deresponsabilidad y de ayuda mutua; que una paz fundada exclusi-vamente en acuerdos polticos y econmicos entre gobiernos nopodra obtener el apoyo unnime, sincero y perdurable de los pue-blos, y que, por consiguiente, esta paz debe basarse en la solida-ridad intelectual y moral de la humanidad().

    Hay que reconocer que no puede expresarse de forma ms lcidacuales deberan ser los cambios en las estructuras de poder que

    condujeron a innumerables conflictos y confrontaciones blicas.Son estos mismos principios los que se desarrollan, de formainmediata, en un borrador en el que intervienen especialmenteRen Cassin y Eleonora Roosevelt, y que se distribuye profusa-mente entre los representantes de las distintas culturas, creenciase ideologas, para ser aprobado en la Asamblea General deNaciones Unidas que se celebra en Paris, el da 10 de diciembre de1948. Derechos humanos cuyo ejercicio permitir liberar a lahumanidad del miedo, como reza el prembulo de la DeclaracinUniversal. No obstante, habiendo transcurrido ya tres aos desdeel fin de la guerra e inicindose el enfrentamiento de las dos super-

    potencias, los Estados Unidos de Norteamrica y la UninSovitica, la Declaracin Universal no desarrolla ms adelantevolver a tratar este tema los principios democrticos tan preci-sa y oportunamente enunciados en la Constitucin de la UNESCO.

    Pronto, a la sombra de la carrera armamentstica de los dos gran-des poderes, los pueblos se sustituyen por Estados; la coopera-cin internacional por explotacin; las ayudas por prstamosconcedidos en condiciones de privatizacin, disminucin de los

    234 Constitucin de la UNESCO. Londres, noviembre 1945.

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    frica, cuna de lahumanidad, hasido tambin la

    cuna de lacultura de paz yla no violencia

    efectivos administrativos y realizacin de grandes obras deinfraestructura, establecidas en el injusto ajuste estructural altiempo que se tensan peligrosamente las relaciones entre nortea-mericanos y soviticos.

    En los Estados Unidos, el macarthismo ms radical conduce al

    pas, especialmente en los perodos de gobierno republicano, alestablecimiento de relaciones de dominio imperdonables, como elPlan Cndor, por el que se imponen juntas militares y dictadoresen todo el continente latinoamericano, con decenas de miles devctimas.

    Fin de la Guerra Fra

    En el ao 1989 todo preconizaba cambio, nuevos rumbos para lahumanidad en su conjunto, democracia. Sin embargo, al desmoro-

    namiento del imperio sovitico por la accin genial del PresidenteMikhail Gorbachev, sin una gota de sangre, no sigui, como eradeseable, una rpida remodelacin del sistema capitalista. Bien alcontrario, el Presidente Reagan y la Primer Ministra MargaretThatcher impulsaron el movimiento de globalizacin neoliberalque, en muy poco tiempo, sustituy al Sistema de NacionesUnidas por grupos oligrquicos y los valores democrticos por lasleyes del mercado. Se debilit el Estado-Nacin mediante excesi-vos procesos de privatizacin por que lo que es todava peor, enmuchos casos conllevaron transferencias de responsabilidades

    polticas.

    Cuando todo clamaba paz, cuando todo el mundo pensaba que,por fin, podra hacerse realidad aquella cancin de We are theworld, we are the children (...) se recrudecieron, especialmentedesde Occidente, las condiciones para el desarrollo y todo se cen-tr en la competitividad. Es de necio confundir valor y precio,advirti D. Antonio Machado. Los necios arrastraron al mundo,sobre todo durante la dcada de los noventa, a una crisis sistmi-ca de hondo calado. El partido Republicano de los Estados Unidos,con la alianza de los pases ms ricos, promovieron una economa

    basada en la especulacin, la deslocalizacin productiva y la segu-ridad, con inmensos gastos militares y en armamento.

    El balance es horrendo: el gran dominio (militar, financiero, ener-gtico y meditico) se halla concentrado en muy pocas manos quepretenden llevar las riendas del destino comn. A la debacle eco-nmica se ha unido la debacle tica, democrtica y, lo que es toda-va ms peligroso, la desesperanza.

    Hoy existe un nuevo diseo mundial en el cual puede obser-

    varse que, en Occidente, los Estados Unidos de Norteamrica,24

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    hbilmente dirigidos por el Presidente Obama, capaz de hacerfrente, a pesar de todo, a la inmensa influencia de los republica-nos, inician el despegue del bienestar social. Europa, en cambio,que supo establecer, con tanta previsin y prudencia los tratadosdel carbn y del acero, en 1950, cometi el gran error de formali-zar, en pleno auge neoliberal, una unin monetaria sin haber esta-

    blecido antes una unin econmica y una unin poltica. Elresultado es un comportamiento antidemocrtico de la UninEuropea en su conjunto, en la que los mercados se han adueadode buena parte del poder poltico y acosan ahora a los propioscimientos del bienestar social.

    Asia presenta una enorme incoherencia, fomentada por la codiciade un neoliberalismo que, con la nica perspectiva del beneficioeconmico, ha convertido a China, el gran gigante comunista, enun inmenso pas capitalista, en el que se halla deslocalizada bue-

    na parte de la produccin occidental y que, ahora, en los ltimosmeses, deslocaliza a su vez en otros pases que, por su situacintodava ms precaria, ofrecen mano de obra ms barata an. Unpas de una intolerable opacidad en cuanto al armamento nucleardel que disponen, las condiciones laborales, respeto a losDerechos Humanos y libertades fundamentales.

    Y debe considerarse el desarrollo de la India, este inmenso pasque ha sido capaz, despus de la revolucin verde, de seguirconsolidando un rgimen democrtico, con una capacidad de con-

    vivencia intercultural e interreligiosa notable y una formacin cien-tfica y tcnica que, en muy pocos aos, la ha situado junto con laFederacin Rusa y Brasil, al lado de China como pas emergente.

    Por ltimo, en Asia, debe destacarse el inmenso desarrollo indus-trial conseguido tanto en Corea del Sur como en Japn, si bien esprobable que ambos pases tengan que acometer en pocos aosuna serie de ajustes culturales, sobre todo despus del descala-bro neoliberal.

    El despertar de frica es extraordinariamente importante porque

    en muy pocos aos terminar la explotacin, con frecuencia incle-mente e indebida, de sus extraordinarios recursos naturales y seproceder, como se debe, a una cooperacin que permita el rpi-do desarrollo sostenible de unos pases y, sobre todo, de unoshabitantes que bien merecen, quizs ms que nadie en el mundo,esta inflexin histrica de la fuerza a la palabra, este nuevocomienzo. frica, cuna de la humanidad, ha sido tambin la cuna,en Yamusukro, Cote dIvoire, de la cultura de paz y la no violencia.Hace bien poco, en Luanda, se ha celebrado una reunin panafri-cana para favorecer la adopcin por la Unin Africana de las pau-

    tas de conciliacin y resolucin pacfica de los conflictos. Una25

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    Debemos llevar acabo "un nuevocomienzo", en elque las armas se

    sustituyan por eldilogo y laviolencia por elespiritu deconcordia

    buena muestra de este cambio extraordinario, de esta gran madu-rez contando siempre con el ejemplo inverosmil de NelsonMandela es que la mayor parte de los pases africanos han aboli-do la pena de muerte o han aceptado una moratoria indefinida deejecuciones, lo que contrasta con el hecho de que en los EstadosUnidos de Norteamrica, y a pesar de los progresos recientes al

    respecto, todava 34 Estados de los 51 que componen la Unin,sigan siendo retencionistas.

    Por ltimo, pero quizs en primer lugar, la emancipacin deAmrica Latina tan sometida todava hace algunos aos y queahora, pletrica de fuerza, de medios e imaginacin, inicia enestos albores de milenio, una nueva singladura. La CELAC(Comunidad de Estados de Amrica Latina y del Caribe) refleja-r, sin duda, su adhesin a una cultura de paz que ya consta enlas Constituciones de Bolivia y Ecuador y ratificar el derecho

    supremo a la vida, puesto que debe constatarse en ningnpas de Amrica Latina se pone en prctica la pena capital.

    La globalizacin occidental se ha radicalizado todava enlos ltimos aos, restringindose las subvenciones para las ayu-das al desarrollo no ha habido fondos para los Objetivos delMilenio y slo alcanza su proteccin al 20% de la humanidadque vive en el barrio prspero de la aldea global; no se ha firma-do por los Estados Unidos es el nico pas en estos momentosel Convenio de los Derechos del Nio; el Reino Unido y los

    Estados Unidos, lderes del neoliberalismo, abandonaron laUNESCO en 1984, como primer paso para el debilitamiento pro-gresivo de las Naciones Unidas y del Estado-Nacin.

    Por si fuera poco, no se han adherido a los Tribunales PenalesInternacionales y han pretendido canalizar su poder hegemni-co por los grupos plutocrticos ya indicados.

    Una economa de especulacin, deslocalizacin productiva yguerra ha conducido a la actual debacle de este sistema que, apesar de la actitud del partido republicano de los Estados

    Unidos, es probable que se halle en las ltimas etapas de surecorrido histrico. No puede durar, cuando ya los ciudadanosdel mundo pueden expresarse libremente, que siga habiendomil millones de personas viviendo en la pobreza extrema, suje-tas a un dominio absoluto. Ahora se estn perdiendo los pilaresfundamentales en los que se asentaba: el aislamiento, el miedo,y el silencio.

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    No es tolerable que sean los nios/as y los ms vulnerables sec-tores de la sociedad los que estn pagando actualmente, en lospropios pases desarrollados, las consecuencias de la crisis. Noes slo la pobreza sino la ampliacin de las asimetras, de lasdesigualdades, lo que, con toda seguridad, impedir que elpoder de los plutcratas se prolongue en los prximos aos.

    A pesar de su marginacin, el Sistema de las NacionesUnidas ha proporcionado, especialmente en la dcada de losnoventa, una serie de grandes puntos de referencia y guas parala accin que vale la pena recordar: Educacin para todos a lolargo de toda la vida (1990); Agenda 21, para el MedioAmbiente (Cumbre de la Tierra en Ro de Janeiro, 1992); Mujery Desarrollo (Cumbre de las Naciones Unidas en Pekn, 1995);Compromisos para el Desarrollo Social (Copenhague, 1995);Declaracin sobre la Tolerancia (Conferencia General de la UNES-

    CO, 1995); Dilogo de Civilizaciones5 (Asamblea General deNaciones Unidas, 1997); Resolucin del Decenio Internacionalde una Cultura de Paz y No Violencia para los nios del mundo6,2001-2010 (Asamblea General de Naciones Unidas 1998);Declaracin y Programa de Accin sobre una Cultura de Paz7

    (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1999); Objetivos delMilenio (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2000);Declaracin sobre la Diversidad Cultural (Conferencia General dela UNESCO, 2001); Alianza de Civilizaciones8 (Asamblea Generalde las Naciones Unidas, 2007) entre otras. Quiero destacar, por

    su extraordinario valor como documento de referencia y orien-tacin para el maana, la Carta de la Tierra9, aparecida en elao 2000. Se inicia manifestando a todos los habitantes de laTierra la responsabilidad que tienen actualmente de elegir sufuturo. Ya sabemos, conocemos las tendencias actuales condetalle y nos corresponde adoptar las medidas polticas, econ-micas, culturales y medioambientales basadas en principios ti-cos universalmente aceptados. Es en la Carta de la Tierra dondeal final se dice que debemos llevar a cabo un nuevo comienzo,en el que las armas se sustituyan por el dilogo y la violencia porel espritu de concordia. Ha llegado el momento de la plena rea-

    lizacin de la igual dignidad de todos los seres humanos.

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    5 Resolucin sobre Dilogo de Civilizaciones, Asamblea General de las Naciones Unidas,1997.6 Resolucin del Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los nios del mundo, Asamblea

    General de las Naciones Unidas, 1998.7 Declaracin y Programa de Accin sobre una Cultura de Paz, Asamblea General de las Naciones Unidas, 1999.8 Resolucin sobre la Alianza de Civilizaciones, Asamblea General de las Naciones Unidas, 2007.9 Carta de la Tierra, msterdam, 2000.

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    Ha llegado elmomento deexpresarnostodos, deconstruir las

    autnticasdemocracias queson precisas aescala local yglobal

    Poder ciudadano10

    podemos recurrir a la enorme fuerza y

    presin de la opinin pblica

    Eleanor Rooselvet

    Me gusta repetir que hay tres motivos esenciales para considerarque, por fin, el secular poder absoluto masculino est cediendo elpaso a los pueblos, y que el tiempo de la sumisin y del silencio haterminado:

    Posibilidad de expresarse gracias a las modernas tecnologas dela comunicacin y de la informacin.

    Posesin progresiva de una conciencia global. Mayor nmero de mujeres en la toma de decisiones.

    Una conciencia global con profundo conocimiento de la realidad,siendo capaces de ver los invisibles. En efecto, las noticias se refie-ren a lo extraordinario, lo inslito, lo no habitual. Es necesario, portanto, saber ir ms all de lo que iluminan los focos de los mediosde comunicacin y conocer el conjunto. Ver los invisibles que el pro-fesor Bernard Lown, al recibir en 1985 el Premio Nobel de la Paz,deca que era absolutamente imprescindible para hacer los imposi-bles. Posibles hoy, realidad maana, si tenemos en cuenta a todos yno slo a unos cuantos, si conocemos el conjunto y no slo un

    pequeo espacio del mismo.

    Progresivamente, somos ahora menos annimos y ms identifica-bles, menos sbditos y ms ciudadanos activos, menos espectado-res y ms actores.

    Stephane Hessel (2011), el joven nonagenario que fue capaz demovilizar a millones de personas pidindoles que se indignaran y seinvolucrarn con el fin de aparecer en el escenario del poder yhacer posibles los cambios radicales que son exigibles en estosmomentos, proclam lo siguiente: Frente a los peligros que afron-tan nuestras sociedades interdependientes es tiempo de accin, departicipacin, de no resignarse. Es tiempo de democracia genuina.La participacin no presencial que los nuevos medios de comunica-cin han propiciado fortalecer el poder ciudadano, su capacidad deimplicacin, de formular no slo protestas sino propuestas, deexpresarse sin cortapisas.

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    10 Mayor Zaragoza, 2009

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    Es muy importante subrayar esta posibilidad de democracia directaque ha tenido un crecimiento exponencial en los ltimos aos y yano se detendr. El movimiento del 15-M en la Puerta del Sol madrile-a fue especialmente notable, junto con la Primavera rabe, parael establecimiento de las redes sociales que hoy son capaces detransformar a muchos ciudadanos, ayer sometidos e impasibles, en

    personas plenamente comprometidas en las grandes transiciones encurso.

    No cabe duda de que el ciberespacio se est convirtiendo en laPuerta del Sol del mundo y que cada vez sern ms los habitantesde la Tierra que dejarn de ser annimos para ir configurando la ciu-dadana de la nueva era. No cabe duda tampoco de que las comuni-dades acadmica, cientfica, artstica, intelectual, literaria tendrnun papel protagonista en la vanguardia de este clamor popular.

    Nadie deber permanecer atemorizado, inactivo. Una de las frasesque ms ha influido en mi vida es la de Edmund Burke que dice:!Qu pena que pensando que puedes hacer poco no hagas nada!.Todos, cada uno dentro de sus posibilidades, debemos sembrartodos los das una semilla o dar un paso por pequeo que sea. Sloas, si somos muchos, lograremos obtener grandes cosechas y darsaltos en la direccin adecuada.

    Ha llegado el momento de expresarnos todos, de construir las autn-ticas democracias que son precisas a escala local y global. Ha llega-

    do el momento de hablar y de escuchar. Martin Luther King exclam:Tendremos que arrepentirnos, en esta generacin, no tanto de lasmuchas acciones de la gente perversa como del pasmoso silencio dela gente buena. El tiempo de la inaccin ciudadana ha terminado.

    El mundo hoy ya no acepta es esa otra victoria de los ltimos aos,primeros del siglo XXI la imposicin, el dominio, el fanatismo, eldogmatismo, el extremismo. A partir de ahora hablando se entien-de la gente nos espera la gran transicin de la fuerza a la palabra,de una cultura de dominio absoluto a una cultura de equidad, conci-liacin, conversacin y paz.

    Se trata, en suma, de fortalecer sucesivamente la participacindemocrtica, dando a la mujer el papel que siempre se le ha nega-do. En castellano y en cataln- el plural de yo es nos-otros: es unacuestin de emergencia tica situar ahora a los otros, al otro, comocomplemento inseparable de la convivencia futura. Ciudadanos delmundo, preocupados por los problemas del mundo, que actan enel mbito local teniendo en cuanta esta perspectiva global.Ciudadana mundial, sentirse ciudadanos del mundo, sabiendo queno hay fronteras para las condiciones climticas ni para la transmi-

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    A todas lasescalas personal,local, regional,internacional espreciso la puesta

    en prctica de losprincipiosdemocrticoscomo norma deconducta

    sin de enfermedades ni para la propagacin de conocimientos einformaciones. Ciudadanos del mundo que no aceptan que existandiferencias y que promueven con su comportamiento cotidiano prin-cipios democrticos de justicia, libertad y solidaridad.

    La gran inflexin

    Es tiempo de alzarse.

    Jos ngel Valente

    Del poder absoluto a la democracia genuina, de la fuerza a la pala-bra, la gran inflexin histrica que se avecina. A todas las escalas5,

    personal local regional internacional,

    Es preciso la puesta en prctica de los principios democrticoscomo norma de conducta. Democracia en el quehacer cotidiano decada uno; en la composicin y funcionamiento de las institucioneslocales; en la representacin a escala estadual o nacional; en las ins-tituciones internacionales de mbito regional; en el sistema de unasNaciones Unidas refundadas para que puedan plenamente respon-der a lo que se preconiza en el clarividente inicio de la Carta.

    Educacin en Derechos Humanos y Democracia, como establece, enlos distintos grados, de forma permanente, el Plan Mundial de Accinpara la Educacin en Derechos Humanos y Democracia11, que seaprob en Montreal, Canad, en 1993, en una gran reunin de peda-gogos, socilogos, filsofos, politlogos convocada por la UNESCO.Este Plan de Accin se dirige as empieza a todas las personas,familias, grupos y comunidades, educadores, instituciones docentes,estudiantes, jvenes, medios de comunicacin, empleados y unio-

    nes de trabajadores, movimientos populares, partidos polticos yparlamentarios. Desde el primer momento se deseaba que la educa-cin en Derechos Humanos y Democracia se hiciera extensiva atodos los habitantes de la Tierra, porque de esta manera se sentar-an las bases de una vida digna de ser vivida, de una coexistenciasolidaria y fraternal.

    30

    11 Plan de Accin Mundial para la Educacin en Derechos Humanos y Democracia, Montreal, Canad, 1993

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    Buena parte de las conclusiones de esta reunin se trasladaron a laConferencia Mundial sobre Derechos Humanos que tuvo lugar enViena en el mes de junio de 199312. Figuran en la Declaracin yPrograma de Accin de Viena, en cuyo artculo octavo se establece:La democracia, el desarrollo y el respeto a los derechos humanos ylibertades fundamentales son interdependientes y se refuerzan

    mutuamente. La democracia se basa en la voluntad del pueblo libre-mente expresada para determinar sus propios sistemas polticos,econmicos, sociales y culturales y su plena participacin en todoslos aspectos de sus vidas.

    La Conferencia Mundial reafirm el Derecho al Desarrollo y elDerecho especfico de la Mujer, as como la importancia de la promo-cin y proteccin de los derechos de las personas que pertenecen aminoras y los grupos ms vulnerables. Puso de manifiesto la esen-cial importancia de la educacin de los Derechos Humanos, promo-

    viendo la comprensin, mutuo conocimiento, tolerancia, paz yrelaciones amistosas.

    Dedic un captulo especial a la igualdad, dignidad y toleranciateniendo, en cuenta particularmente a los emigrantes y comunida-des indgenas. Otro captulo importante se refiere exclusivamente ala educacin en derechos humanos (alcance y contenidos). La igualdignidad es el fundamento del sentir-pensar democrtico. Es porello que en la Declaracin Universal de la Democracia13 se presenta,al igual que en la de los Derechos Humanos, como inequvoco fun-

    damento de la misma.

    El artculo primero de la Declaracin en su versin actual, dice: Lademocracia es un rgimen poltico, econmico, social, cultural einternacional, fundado en el respecto de la persona humana, cuyosderechos y deberes son indivisibles, en la supremaca y la indepen-dencia de la justicia y del derecho, as como en la posibilidad de todapersona de participar en la vida y en el desarrollo de la sociedad enlibertad y paz, siendo plenamente consciente de la igual dignidad yde la interdependencia de los seres humanos, en un medio culturaly natural favorable.

    A continuacin, los dems artculos forman parte de captulos dedemocracia poltica, democracia econmica, democracia social,cultura democrtica y democracia cultural, y democracia interna-cional.

    31

    12 Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos, Viena, 199313 Declaracin Universal de Democracia, versin mayo 2013.

    Se presenta actualmente en castellano, ingls y francs, en http://www.fund-culturadepaz.org/declaracion/Declaracion_Universal_Democracia.pdf

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    La democraciadebe desarrollarsistemaseconmicosfundados en lajusticia social, a

    la cual sesubordinarnsiempre todos losotros aspectos ydimensiones de lavida econmica

    La democracia poltica establece el artculo segundo constituye unobjetivo fundado en valores comunes a todos los pueblos que for-man la comunidad internacional, con independencia de sus diferen-cias culturales, sociales y econmicas. Por consiguiente, constituyeun derecho fundamental de todo ser humano, que debe ejercerse encondiciones de libertad, igualdad y responsabilidad, en el respeto de

    la pluralidad de opiniones, de creencias, y el inters comn.

    Dentro de este captulo, el artculo 3.6 dice as: El respeto inexcusa-ble a la diversidad de creencias y convicciones de los ciudadanossupone la neutralidad del Estado democrtico frente a todas ellas. Segarantiza as el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia,de religin e ideologa a todas las personas.

    No slo se revisan las mejores modalidades de accin para un fun-cionamiento democrtico basado en la participacin ciudadana, sino

    que se establecen los mecanismos correctores de las mayoras abso-lutas, favoreciendo la permanente escucha por parte de los represen-tantes de los ciudadanos.

    Es muy importante destacar que el captulo de DemocraciaEconmica, en el artculo 11.1 reza as: La democracia debe de-sarrollar sistemas econmicos fundados en la justicia social, a la cualse subordinarn siempre todos los otros aspectos y dimensiones dela vida econmica, que tengan por objeto la libre y leal competenciaas como la indispensable cooperacin, con el fin de alcanzar un de-

    sarrollo humano y econmico sostenible, una prosperidad comparti-da, ()

    El artculo 18, en el captulo de la Democracia Social, establece: Lademocracia comporta una dimensin social esencial, conforme a lasexigencias definidas en el artculo 25 de la Declaracin Universal delos Derechos Humanos. La vulneracin de los derechos sociales fun-damentales amenaza la igual dignidad y oportunidad de todos losseres humanos, constituyendo la igualdad la base misma de lademocracia.

    En la consideracin de la democracia cultural, se antepone la cultu-ra democrtica, ya que artculo 21.1 es esencial que la democra-cia se entienda como cultura, como comportamiento cotidianoarraigado a todos los niveles: personal, institucional y colectivo. Ysigue el artculo 21.2: Es imprescindible tambin una cultura demo-crtica constantemente alimentada y enriquecida por la educacin,por una irrestricta libertad de expresin, por la difusin de formas yde manifestaciones culturales diversas as como por el acceso a unainformacin plural.

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    Por ltimo, en el captulo sexto relativo a la democracia internacio-nal, en el artculo 25.1 se lee: La democracia debe ser reconocidacomo un principio internacional aplicable a las organizaciones inter-nacionales y a los Estados en su relaciones internacionales. La demo-cracia internacional no significa slo una representacin igual yequitativa de los Estados: se extiende tambin a los derechos y debe-

    res sociales, econmicos y culturales.

    Democracia genuina: de la fuerza a la palabra, la graninflexin histrica

    Olvidaron que el tiempo est contado

    y que hay que estar en vela noche y da

    Enrique Badosa

    Son necesarias transiciones mltiples, alguna de ellas ya esbozadas:

    De una economa de especulacin, deslocalizacin productiva yguerra a una economa de desarrollo global sostenible y humano.

    De una cultura de imposicin, violencia y guerra a una cultura deconversacin, conciliacin, alianza y paz.

    De la sustitucin de los valores ticos por los mercados a la pre-eminencia, a escala mundial, de unos valores universales que sir-van, precisamente, para aunar la inmensa diversidad, hasta ellmite de la unicidad personal, que caracteriza a la humanidad.

    De los grupos plutocrticos a unas Naciones Unidas refundadas(Mayor Zaragoza, 2011) con gran autoridad moral y efectiva.Constarn de una Asamblea General integrada a partes iguales porEstados y Sociedad Civil. Al actual Consejo de Seguridad, se unir-an un Consejo de Seguridad Medioambiental y un Consejo deSeguridad Socioeconmica. En ningn caso existira el derecho al

    veto sino una votacin ponderada.

    Se integraran plenamente en las Naciones Unidas el BancoMundial, el Fondo Monetario Internacional y la OrganizacinMundial del Comercio. De esta manera sera posible la regulaciny arbitraje a escala mundial, de tal modo que se evitara el horrorde la guerra a las generaciones venideras.

    Existira una Corte Internacional de Justicia, en la que se integrar-an los Tribunales Penales Internacionales de toda ndole, con el fin

    de poder llevar a cabo esta labor eficiente y diligente en la justicia,33

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    El progreso se haconseguido atravs de la

    cooperacin yno por lacompetividad

    premisa para la paz. Temas como el proceso de paz israel-palesti-no, o la actual situacin de Siria, tendran solucin, exclusivamen-te, en el contexto de estas Naciones Unidas que respondieran alenfoque y visin fundacionales.

    Podran asegurar la solucin en los siguientes casos:

    Injerencia humanitaria: la soberana nacional se ha utilizado comopantalla de proteccin frente a violaciones masivas de losDerechos Humanos. Es el caso de Cambodia (1975-1979) yRuanda (1994). Tanto en estos casos como en aquellos en que nohaya interlocutor gubernamental sino exclusivamente seoresde la guerra, como ha sido el caso de Somalia, intervendran inme-diatamente, por interposicin, los cascos azules.

    Coordinacin de las acciones rpidas en caso de catstrofes natu-

    rales o provocadas: es realmente un escndalo que en estosmomentos no existan los medios adecuados para hacer frente alas catstrofes propias de terremotos, inundaciones, incendios,etc., cuando se dispone de un arsenal militar extraordinariamentesofisticado y costoso.

    Fin de la impunidad a escala supranacional: las Naciones Unidasimpediran los actuales trficos de capitales, drogas, armas, perso-nas, rganos humanos, que actualmente tienen lugar en la mayorimpunidad. Tambin actuaran para la inmediata clausura de los

    parasos fiscales.

    Estas Naciones Unidas ya reflejaran la pujanza actual de la socie-dad civil y estaran tambin capacitadas para la coordinacin aescala mundial de la debida atencin a las grandes prioridades pla-netarias5: alimentacin; agua; servicios de salud; medioambiente(emisin y captura de anhdrido carbnico; energas renovables);educacin para todos a lo largo de toda la vida; desarme (inician-do inmediatamente acciones para el desarme nuclear); y la paz.

    Aplicacin a la Unin Europea14

    Autonoma en seguridad. Unin poltica. Unin econmica federacin Fiscal. Regulacin de la interdependencia y mecanismos correctores

    inmediatos.

    34

    14 http://www.federicomayor.blogspot.com.es/2013/04/europa-refundar-la-union.html.

    Tambien consultar:http://www.federicomayor.blogspot.com.es/search/label/Uni%C3%B3n%20Europea

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    La Unin Europea podra desempear un papel relevante en el nue-vo mundo que, como antes hemos indicado, se ha configurado conespecial nfasis en las pasadas dcadas. El progreso se ha consegui-do a travs de la cooperacin y no por la competitividad. Es apre-miante la reposicin de los principios democrticos como gua parael conjunto de las instancias de gobernacin, en lugar de los merca-

    dos que tan perniciosos han resultado. La excelente Carta de losDerechos Fundamentales de la Unin Europea (diciembre 2000)debe ser el eje tico hacia el futuro.

    Aplicacin a Espaa

    Inmediata reforma de la Constitucin, especialmente del captulo8, sinfona inacabada en la transicin.

    Estado Federal, con gran autogobierno en sus distintasComunidades.

    Reforma del Senado.

    Asegurar que las cuestiones esenciales supra-partido poltico nopuedan abordarse ni modificarse por mayoras parlamentarias,sino que deben responder a actos federales.

    Puesto que Espaa se halla integrada por una pennsula y dosarchipilagos, con una posicin geogrfica y unas caractersticasclimatolgicas, culturales, humanas, naturales, dificilmente igua-lables, favorecer el turismo y facilitar el establecimiento de unasegunda residencia, especialmente en estos tiempos y los que seavecinan en los que la longevidad, fruto del progreso cientfico, seha incrementado en gran manera.

    Fomento de las energas renovables.

    Promocin de la I+D+i y de la educacin a todos los niveles.

    Mantener la calidad de la atencin sanitaria, indispensable para laatraccin exterior.

    Por sus antecedentes de convivencia y las caractersticas del pro-ceso colonial, Espaa podra ser un puente privilegiado con fri-ca, Amrica Latina y los Pases rabes.

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    S, ha llegado elmomento de la

    accin, de noguardar silencio,de movilizarnos

    Diagnsticos ya hechos: inventar el futuro. Es tiempo deaccin

    Cada ser humano es homo viator, caminante por los caminos de lavida. La tarea de cada uno es hacer su camino de tal forma que mejo-re y profundice el camino recibido, enderece lo torcido y legue a los

    futuros caminantes un camino enriquecido con su pisada, ha escri-to Leonardo Boff15.

    Es tiempo de accin y de resistencia activa. Como Mario Benedettirecomendaba a su hijo: Hijo,/no te rindas,/ por favor, no cedas,/porque cada da es un comienzo nuevo.

    S: tenemos que procurar este nuevo comienzo que recomienda ensu eplogo la Carta de la Tierra y que ahora es posible, precisamen-te, por la participacin no presencial de la ciudadana, dando a la

    democracia en los prximos aos un dinamismo y una fuerza de laque sin duda, carecera de otro modo. Somos ms, muchos ms cadada, los que renunciamos a seguir de espectadores impasibles, pusi-lnimes, amedrentados, y queremos demostrar que existen alterna-tivas para terminar de una vez con el actual sistema basado en lacodicia, en la especulacin, en la fuerza, que ha llevado al mundo auna profunda crisis mltiple.

    Por primera vez en la historia, en muy pocos aos, la influencia dela voz ciudadana, expresada libremente, establecer las pautaspara la autntica democracia, que ya no se reducir a las urnas.Democracia a escala personal, local, nacional, regional, mundial.

    S, ha llegado el momento de la accin, de no guardar silencio, demovilizarnos.

    Por eso es crucial seguir, como Pedro Salinas preconizaba en sus ver-sos de Todo ms claro: Cuando el hombre cansado/traiciona almundo, porque ceja/ en su deber supremo, que es seguir Y aa-da: Seguimos temblando de futuro. S, iremos temblando de futu-ro porque el porvenir es la conclusin de esta aportacin est por

    hacer.

    La solucin es ms y mejor democracia para el pleno ejercicio portodosde los Derechos Humanos.

    Un nuevo comienzo es posible.

    Federico Mayor Zaragoza

    Abril 2013.

    36

    15Boff, Leonardo (2012), El camino como arquetipo, 12.07.2012

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    Referencias bibliogrficas

    Carta de la Tierra, msterdam, 2000.

    Carta de los Derechos Fundamentales de la Unin Europea, diciembre 2000

    Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos, Viena, 1993

    Declaracin Universal de Derechos Humanos, Asamblea General de Naciones Unidas,diciembre 1948.

    Declaracin Universal de Democracia, versin mayo 2013.Se presenta actualmente en castellano, ingls y francs, en http://www.fund-cultura-depaz.org/declaracion/Declaracion_Universal_Democracia.pdf

    Hessel, Stephane (2011),Es tiempo de accin en Artal, Rosa M (coord), Reacciona,Madrid: Santillana.

    Mayor Zaragoza, Federico (2007), Un mundo en cambio: el dilogo necesario, enMesa, Manuela (Coord.), Paz y conflictos en el siglo XXI: tendencias globales, AnuarioCEIPAZ 2007-2008, Madrid, Icaria, Fundacin Cultura de Paz.

    Mayor Zaragoza, Federico (2009), Una gran crisis, una gran oportunidad, en Mesa,Manuela (coord.) Crisis y cambio en la sociedad global, Anuario CEIPAZ 2009-2010,Madrid, Icaria, Fundacin Cultura de Paz.

    Mayor Zaragoza, Federico (2012), Un nuevo comienzo, en Mesa, Manuela (Coord.)Cambio de cielo: crisis, resistencias y respuestas globales, Anuario CEIPAZ 2012-2013,Madrid, CEIPAZ, Fundacin Cultura de Paz.

    Plan de Accin Mundial para la educacin en Derechos Humanos y democracia,Montreal, Canad, 1993

    Resolucin sobre el Dilogo de Civilizaciones, Asamblea General de las NacionesUnidas, 1997.

    Resolucin del Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para losnios del mundo, Asamblea General de las Naciones Unidas, 1998.

    Resolucin sobre la Alianza de Civilizaciones, Asamblea General de las NacionesUnidas, 2007.

    Sampedro, Jos Luis (2012) en Artal, Rosa M, Acta, Ediciones Debate.

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    Democracia y crisis econmica en un mundo global*

    Antoni Jess Aguil Bonet

    Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Combra

    La crisis mundial desatada en 2008 ha puesto de relieve las insuficiencias y limitaciones de lademocracia representativa liberal, haciendo ms fuerte el deseo colectivo de impulsar transfor-maciones y promover valores que permitan superarlas. A comienzos del siglo XXI, la institucio-

    nalidad poltica existente (los parlamentos, los diputados, los presidentes, los ministros, lospartidos polticos, los votos, las urnas, las elecciones, los escaos, la divisin de poderes, laslibertades formales del Estado de derecho, las constituciones y dems) experimenta alrededordel mundo situaciones de desequilibrio que, con mayor o menor intensidad, son el resultado deun escenario en el que confluyen numerosas crisis superpuestas (la econmica, la financiera, lapoltica, la social, la ecolgico-ambiental y la moral) que afectan a la sociedad global en su con-

    junto.

    * Este artculo ha sido desarrollado en el marco de las reflexiones originadas en el proyecto ALICE - Espejos extraos, lecciones imprevistas: definiendo paraEuropa una nueva manera de compartir las experiencias del mundo (alice.ces.uc.pt), coordinado por Boaventura de Sousa Santos en el Centro de EstudiosSociales de la Universidad de Combra (Portugal). El proyecto recibe fondos del Consejo Europeo de Investigacin a travs del sptimo Programa Marco de laUnin Europea (FP/2007-2013) / ERC Grant Agreement n 269807.

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    La situacin enque nosencontramosexige unareflexin urgentesobre los efectosde la crisiseconmica en la

    poltica, losdesafos a los quese enfrentan lasdemocraciasrepresentativas ylas democraciasque entre todostenemos queconstruir

    El desplome de la confianza ciudadana en las instituciones democr-ticas parece indicar que la democracia representativa liberal ha llega-do a un punto de no retorno. La crisis global emite una nueva ysignificativa seal del agotamiento de la democracia formal-electo-ral, del profundo declive de una determinada forma de hacer y con-cebir la poltica y, ms en concreto, de practicar y entender la

    democracia. La situacin global en que nos encontramos exige unareflexin urgente sobre los efectos de la crisis econmica en la pol-tica, los desafos a los que se enfrentan las democracias representa-tivas y las democracias que entre todos tenemos que construir.

    Por qu la democracia, en una poca en la que histricamente jamsdisfrut de tanto reconocimiento social como forma de gobierno,atraviesa una grave crisis de legitimidad? Por qu si el ideal demo-crtico constituye el principio legitimador de la poltica vivimos endemocracias frgiles, limitadas y dirigidas (Wolin, 2008) por fuer-

    zas no democrticas? Por qu si la mayora de las personas se decla-ra demcrata, la democracia se ha convertido en la palabra polticams humillada, empobrecida y cuestionada? Por qu la democraciapas de ser un sueo revolucionario en el siglo XIX a un eslogan(Wallerstein, 2001) retrico y sin contenido en el XX? Por qu gobier-nos elegidos estn privatizando derechos esenciales como la sani-dad o la educacin o, en palabras de Harvey (2004: 111), estnllevando a cabo procesos de acumulacin por desposesin de dere-chos? Cmo explicar que instituciones que marcan el rumbo de lapoltica mundial, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco

    Mundial, hayan adoptado eslganes que apelan al buen gobierno yla transparencia cuando se trata de organismos con procedimien-tos y prcticas que nada tienen de democrticos? Estamos en pre-sencia de sistemas polticos electoralmente democrticos perosocialmente antidemocrticos? Qu hay de ficticio en las democra-cias de pases que se nos presentan como ejemplos de sistemasdemocrticos consolidados? Est siendo tutelada la democracia porno demcratas que desean el mantenimiento de democracias dbi-les y deslegitimadas? Cmo creer que los profesionales de la polti-ca, aun cuando exhiben una retrica que se refiere al bien comn yal progreso social, pueden ser los garantes de la voluntad popular?

    Son hoy las instituciones parlamentarias, el sufragio universal y elresto de elementos de la democracia liberal instrumentos al serviciode la emancipacin social, poltica y econmica? Es posible hacerpoltica democrtica fuera de las formas liberales de poltica? Qutipo de transformaciones son necesarias para que la democraciagarantice las dimensiones de igualdad, libertad, solidaridad y diver-sidad en un escenario de creciente complejidad? Por qu, en snte-sis, la democracia representativa parece haberse convertido en unobstculo para la democratizacin del mundo? (Santos, 2012: 113).

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    Globalizacin neoliberal, crisis econmica y democracia debaja intensidad

    La crisis econmica y financiera provocada por la globalizacin delas polticas neoliberales se manifiesta en los lugares ms diversos yde las formas ms variadas. Sus consecuencias varan de un pas y

    de una regin a otra, dependiendo de varios factores. Sin embargo,y sin pretender realizar una enumeracin exhaustiva de sus efectos,pueden observarse ciertas tendencias econmicas, sociales, polticasy culturales que proporcionan algunas claves explicativas del estadoactual de la democracia en un periodo turbulento en que, recordan-do la caracterizacin de Gramsci (1981: 37) de la crisis, lo viejo nomuere y lo nuevo no puede nacer, ya que las viejas formas de pol-tica, economa y sociedad an tienen la capacidad para impedirlo.

    Los pases del Norte viven un momento en que, como dice Petrella

    (2001: 117), los procesos de expropiacin se han multiplicado eintensificado: expropiacin de salarios, de recursos pblicos, dederechos conquistados, de sueos, del futuro y, con ello, de la dig-nidad de la gente. Lo que ayer la democracia daba a los ciudadanos(educacin, infraestructuras, beneficios sociales, etc.), hoy se lo qui-ta. En Europa, y en especial en los pases del Sur, las consecuenciasnegativas de la crisis se expresan en forma de inestabilidad poltica,acaparacin del poder por lites polticas y econmicas, corrupcinen las esferas pblicas, criminalizacin de la protesta social, surgi-miento de nuevos autoritarismos e implementacin de los progra-

    mas de austeridad fiscal: aumento de la carga impositiva a las clasestrabajadoras, congelacin y reforma de las pensiones, despido defuerza de trabajo, reduccin y eliminacin de salarios, recortes en lasprestaciones sociales, las ayudas al desempleo, fondos para coope-racin internacional, disminucin de la inversin pblica en educa-cin y salud, degradacin, privatizacin o cierre de serviciospblicos, transferencia de rentas pblicas a sectores privados, entreotras medidas que incrementan la desigualdad, el desempleo y laexclusin.

    En los pases del Sur, los efectos derivados de la crisis y la globaliza-

    cin neoliberal han supuesto una especie de recolonizacin informalde estos pases a travs de la que poderosos imperios multinacio-nales (sin ejrcitos ni ideologas visibles) [] se sobreponen a losEstados, las identidades, las culturas, las diferencias, sometiendo,anulando, descaracterizando, explotando (Dacosta, 2001: 334). Lasdeslocalizaciones productivas para contratar mano de obra barata, eldesmantelamiento de las formas tradicionales de produccin, lamigracin masiva hacia las ciudades, la profundizacin del modeloextractivista de desarrollo (explotacin minera, pesquera, hidrocar-burfera, maderera, etc.), la feminizacin de la pobreza, la dependen-

    cia del mercado de los pases ms industrializados para exportar41

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    productos y la crisis alimentaria, agudizada por las polticas neolibe-rales (en particular por la especulacin con los alimentos, que ha pro-vocado su encarecimiento y el aumento de las personas que muereny pasan hambre), son los rostros ms visibles de la crisis y la globa-lizacin en el Sur.

    En este contexto de conflictividad generalizada, se extiende el senti-miento de que la soberana popular ha sido secuestrada por las li-tes polticas y econmicas (empresas trasnacionales, bancos,inversores privados, organismos financieros internacionales, agen-cias de calificacin, representantes polticos, entre otros actores) quemanejan el sistema econmico global, instrumentalizndola en favorde sus intereses corporativos. Este sentimiento popular no es infun-dado. Desde las ltimas dcadas del siglo XX, los procesos de globa-lizacin del neoliberalismo vienen sometiendo a la democraciarepresentativa a una dinmica de reduccin y empobrecimiento pro-

    gresivo. En el curso de los ltimos treinta aos, se ha operado unatransformacin de la democracia en una mercadocracia(Ramoneda, 2010) regida por los criterios e intereses del capitalismoglobal neoliberal: desregulacin y liberalizacin de mercados, priva-tizacin de empresas pblicas, flexibilizacin de las relaciones detrabajo, reduccin de la administracin y la inversin pblica, racio-nalidad econmica, crecimiento, competitividad y eficiencia, entreotras orientaciones inspiradas en el Consenso de Washington(Williamson, 1990) destinadas a la expansin del libre mercadocomo valor supremo.

    El proyecto de la globalizacin neoliberal ha favorecido la aceleraciny profundizacin de los procesos de desdemocratizacin del Estado,la poltica y la sociedad (Tilly, 2010). Lo significativo es que la desfi-guracin de la democracia bajo la hegemona neoliberal no se ha rea-lizado fuera de los marcos de la democracia liberal eleccionesperidicas, libres y multipartidarias, sufragio universal, derecho a serelegido en elecciones, libertades civiles y polticas de pensamiento,palabra, informacin y reunin, (Held, 2001:142), sino utilizando lademocracia contra s misma (Gauchet, 2004). La actual crisis de lademocracia se manifiesta, sobre todo a partir de los aos noventa,

    con la promocin y afianzamiento dentro y fuera del mundo occiden-tal de una democracia de baja intensidad (Santos, 2004a) concebi-da como puramente representativa, procedimentalista, minimalista,elitista, competitiva y partidocrtica. Una democracia donde la dis-tancia entre representantes y representados aumenta, que identificala expresin del pueblo con el voto emitido cada ciertos aos, conun papel otorgado a la sociedad civil muy limitado, escasos mecanis-mos de control ciudadano sobre los funcionarios, los fondos pbli-cos y los polticos, que permite la impunidad de fraudes y mentiraselectorales, salpicada de corrupcin, cada vez ms carente de legiti-

    midad social, en la que se imponen la desproteccin, atomizacin,

    En este contextode conflictividadgeneralizada, seextiende elsentimiento de

    que la soberanapopular ha sidosecuestrada porlas lites polticasy econmicas

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    despolitizacin y apartheidizacin de las personas (Santos, 2010:94), subordinada a las leyes del mercado, que hace del problema dela ingobernabilidad poltica y social su preocupacin central, ponin-dolo por encima d