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El Reino de Dios

Por Alan Román

Hablar del Reino de Dios es un tema muy interesante, misterioso, porque ustedes recordarán que cuando comenzamos a leer el Nuevo Testamento y leemos en Mateo 3:2, encontramos a Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”

Este concepto del Reino de los Cielos, tal cual, nunca es mencionado en el Antiguo Testamento. Es un concepto interesante y moderno, como si un ovni se estuviera acercando, no ha llegado por completo a nosotros, pero está ahí, en el horizonte, algo inidentificable que se acerca a nosotros.

Nos plantea por lo menos dos interrogantes, una “el reino de los cielos” y dos “se ha acercado” y no explica más. Luego en el capítulo 4 vuelve a repetir prácticamente las mismas palabras “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”. Nuestro Señor Jesucristo está confirmado el mismo mensaje que dio su precursor. Pero al igual que en el versículo anterior, queda la duda, por lo que vamos a desentrañar y tratar de sacar un poco más de luz y de entender ese concepto del Reino de los Cielos.

A manera de introducción leeremos:

Gen 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Aquí tenemos la promesa madre o el proto-evangelio. Después que el hombre pecó, queda desnudo delante de Dios y se da cuenta de eso, a lo que Dios dirige estas palabras a la serpiente. En este versículo Dios está poniendo enemistad entre la serpiente y el género humano y en ese mismo versículo nos está hablando por primera vez de un Redentor. ¿Dónde está el Redentor? En la simiente de una mujer, ahí está hablando de un Hombre que aplastará la cabeza de la serpiente, es decir la destruirá. Esta es la primera revelación de un Redentor. Es un misterio pero a la vez está muy claro, el que un hombre será el que herirá la cabeza de la serpiente, no hay

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más revelación para nosotros, pero es evidente que en el Edén si hubo más revelación para Adán.

¿Cómo lo sabemos? Porque más adelante en Génesis nos dice:

Gen 3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

¿Qué sucede aquí, simplemente mató a dos corderos y preparó las ropas y los vistió? No, obviamente les explicó que a causa del pecado provocaron el derramamiento de sangre.

Heb 9:22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

En Levítico también tenemos esa enseñanza:

Lev 5:6 y para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado.

Sin derramamiento de sangre no hay expiación, entonces sabemos que Dios siendo consistente a lo largo de toda la historia humana, que a Adán y Eva les dijo: “sin derramamiento de sangre no habrá expiación de pecados.” Tendrá que haber derramamiento de sangre o de ustedes o de un tercero que a nombre de ustedes les consiga el perdón del pecado que han cometido, en este caso, para beneficio de Adán y Eva, fue el tercero, que ya era un tipo del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Como tipo Dios, o Adán, mata a un cordero, cumpliendo con ciertos requisitos y por ello ya tienen pieles, en el sentido físico tienen la piel del cordero y en el sentido espiritual tienen la justicia de Cristo, en aquel momento todavía figurativamente, pero ya es una explicación adicional de ese evangelio que dice que el hombre le aplastará la cabeza.

Con esto comienza un pequeño desarrollo del evangelio de la Buena Nueva, con este derramamiento de sangre y este perdón a Adán y Eva. Sabemos que Adán y Eva aprendieron esa lección, porque en el capítulo siguiente tenemos a Caín y Abel quienes recibieron la enseñanza de sus padres y que por fe tienen que aplicar esa enseñanza. Abel tiene fe en la enseñanza que

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sus padres le han dado, que Dios les había revelado y busca al mejor cordero, lo inmola y debido a que es un sacrificio por fe, Dios lo recibe de buen grado. Caín que es rebelde, dice que él va a ofrecer a Dios lo que él quiera, no tiene por qué ofrecer el cordero, y busca lo mejor que hay en el campo y se lo ofrece, ¿cuál es la gran diferencia entre el sacrificio de Abel y el sacrificio de Caín? Que en el sacrificio de Caín no hay sangre y sin derramamiento de sangre, no se hace remisión, por lo tanto, puesto que el sacrificio se hace en desobediencia y no encaja con el cuadro que Dios exige de derramamiento de sangre, no le es agradable.

Pero vemos cómo se va desarrollando la historia de la salvación. Ahora bien, el proto-evangelio o la promesa madre habla de la simiente de la mujer, esa es la promesa, el futuro redentor, la simiente de la mujer. Esta enemistad entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, es algo que Dios está viendo a la distancia como en un anfiteatro y Dios toma partido por la simiente de la mujer, por lo tanto es una enemistad en la que Dios se identifica con el género humano en contraposición a la serpiente.

Entonces la primera revelación es la simiente de la mujer, luego, en el capítulo 22, versículo 18 de Génesis:

Gen 22:18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.

La simiente de la mujer, aquel concepto vago en Génesis 3:15 cobra un nuevo cariz y se convierte en la simiente de Abraham, ya dejó de ser la simiente de la mujer, para convertirse en algo muy específico, en los herederos de Abraham, y aquí ya nos encontramos nosotros, porque recuerden que en Gálatas se nos dice que no se refiere a la simiente física, porque Dios puede sacar piedras como hijos de Abraham. En este versículo se ve de una manera aún más clara, esta promesa se va transmitiendo y en Génesis 26:4

Gen 26:4 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente

Ahora Dios está hablando con Isaac, la simiente se va transmitiendo.

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Gen 28:14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.

Aquí la promesa es ahora para Jacob. Obviamente esta bendición se va transmitiendo de padres a hijos, y aunque esta bendición le correspondía a Essaú por ser el primogénito, pero Essaú rechaza la maravilla de este evangelio, por un plato de lentejas, aunque luego se arrepiente y llora, él rechazó el evangelio de Cristo, en aquel tiempo figurativamente, pero él era el heredero de ese evangelio. Y cuando vemos en todo el Antiguo Testamento que las herencias van solo a los primogénitos, vemos que la primogenitura es precisamente importante por esto, porque llevan la simiente de esta promesa.

Pero vamos viendo cómo va cobrando vida esta promesa, y como de la simiente de la mujer pasa a la simiente de hombre (Abraham, Isaac, Jacob…) y va pasando generacionalmente y además la promesa se va desarrollando paralelamente, y vemos que se va abriendo como una flor.

Gen 49:10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.

Ya existían las doce tribus de Israel, y aquí se fija en la tribu de Judá. La revelación ahora dice que saldrá de la tribu de Judá, antes venía por patriarcas, porque eran uno solo, primero Abraham, luego Isaac, luego Jacob por el rechazo de Essaú, pero al haber doce tribus, Dios se encarga de designar una responsable de cargar con esta promesa.

2Sa 7:12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.

2Sa 7:13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

He aquí porque muchos en el Nuevo Testamento le gritaban a Jesús, “Hijo de David”, ese hijo de David, no era algo arbitrario sino un reconocimiento automático de que Él era el Mesías, porque los judíos conocían este texto. Y

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cuando le gritaban “Jesús, hijo de David, ten piedad de mí”, Él tenía piedad, porque era una invocación por fe, de reconocimiento de Él como Mesías, el que ha de venir.

Vemos cómo va cambiando la revelación, como se va aclarando, cómo se va haciendo específica diciendo que de David va a salir el Ungido y por esto se convierte en el futuro en el Hijo de David.

En el desarrollo del Antiguo Testamento surgen tres oficios que son importantísimos: Profeta, Sacerdote, Rey.

El profeta era una especie de intermediario entre Dios y los hombres, en términos de hacerle ver a los hombres cuál era la voluntad de Dios, el profeta proclamaba la verdad de Dios, también en muchos casos Dios les daba la facultad de predecir. En otras palabras era maestro porque revelaba la voluntad de Dios.

El sacerdote actuaba como intermediario entre los hombres y Dios a través de los sacrificios. Apretando con fuerza la cabeza del animal que le llevaban para sacrificio, haciendo sentir que quería ser limpio y que quería transmitir toda su porquería, su inmundicia al animal que iba a ser sacrificado, para morir de alguna manera en el animal. Era un intermediario en el perdón de los pecados en este sentido, sin mérito para esto, actuaba en este sentido, un trabajo que vino a hacer nuestro Señor Jesucristo en sacrificio perfecto.

El rey era el gobernante del pueblo de Israel.

Cada uno de estos oficios apuntaba al Mesías.

Deu 18:15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;

Deu 18:16 conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Deu 18:17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Deu 18:18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.

Este pasaje siempre me inquietaba, pues al estar hablando de Jesús, la frase “como tú” me incomoda, pues es Moisés quien fue un gran hombre, pero

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no más que eso, un hombre, claro estamos hablando de la palabra de Dios, quien no se equivoca, pero siempre me sentí inquieto, y encontré la respuesta a esta inquietud en:

Heb 3:1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

Heb 3:2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

Heb 3:3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

Heb 3:4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

Heb 3:5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

Heb 3:6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

Aquí leemos una aclaración de la grandiosa diferencia, Cristo es el profeta que había anunciado a Moisés, pero no es como Moisés, es muy superior a Moisés. Por lo tanto Cristo es el cumplimiento del oficio de profeta y de lo que había profetizado Moisés.

En segundo lugar, el Antiguo Testamento profetiza de igual manera el sacerdocio de Cristo, en el siguiente Salmo, de los que se conocen como Salmos reales (de Rey)

Psa 110:4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec.

Aquí tenemos que el Mesías será el Sacerdote según la orden de Melquisedec, de quien la única referencia que tenemos es en el libro de Génesis en donde hace aparición una figura misteriosa sin padre ni madre ni genealogía, que es sacerdote y a quien Abraham diezma y le reconoce una autoridad suprema y que los eruditos suponen, sin que sea una conclusión irrebatible, que es una teofanía, una manifestación de Dios. Esa presencia fugaz de Melquisedec en el Antiguo Testamento ante Abraham, es una línea real que aparentemente quedó inconclusa, el Salmo nos está diciendo se va a concluir y será un sacerdote para siempre. Cristo vino para cumplir con

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este oficio, finalmente para los judíos, aunque si habían muchas referencias a Dios como rey, pero no había una profecía muy clara acerca del reinado de Dios hasta:

Zec 9:9 Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.

Recuerden que nuestro Señor cabalgó sobre un pollino, y no fue albo arbitrario, sino que con este acto les dijo que Él venía a cumplir con ese oficio de Rey. Cumpliendo los tres oficios, claramente y con satisfacción.

Eh ahí el por qué, lo que nosotros llamamos la fe salvadora no es un capricho, no es algo que los que creen la Reforma, los que creen en las doctrinas de Calvino han inventado. La fe salvadora no es ningún invento humano, sino que estamos creyendo en Jesucristo, en su carácter de Profeta, y ahora sí de Maestro, estamos creyendo en Jesucristo en su carácter de Sacerdote y ahora si de Salvador, y estamos creyendo en Su carácter de Rey, y ahora si de Señor. Por eso es que la fe que llamamos salvadora tiene que cumplir con estos tres requisitos, de ahí sale, de que estamos diciendo, Señor nosotros creemos que tú estás cumpliendo con los tres oficios que estaban figurados y que estaban proyectando tu venida y creemos que tú eres el cumplimiento de esa proyección.

En cuanto a su reinado se predice particularmente que se sentará en el trono de David, el profeta Natán se lo dice a David, pero también Isaías 9:7

Isa 9:7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Vamos a notar ahora, que algunas veces la venida del futuro redentor y rey es identificada con la venida de Dios a su pueblo. Fíjense como se va desarrollando la revelación, los que vivían previamente en la época previa a los reyes, no tenían todavía esta revelación de los tres oficios, era una revelación mucho más limitada. Pero ahora la revelación de que la venida del futuro Rey se identifica con la venida de Dios a su pueblo, de alguna

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manera veremos que ese Hijo de Hombre, el hijo de la mujer que luego se convierte en la simiente de Abraham, cobra mucho mayor peso y se identifica con Dios.

Isa 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

¿Qué significa Emanuel? Dios con nosotros, ahí está identificando a Dios con el redentor que va a venir en

Isa 9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Está diciendo que va a ser Dios a la vez, pero nosotros lo pasamos y algunas veces no captamos que se nos está diciendo que el redentor que va a venir es Dios mismo, pero la revelación está ahí. Seguimos sin ver el Reino de Dios, pero ahí se encuentra todos los elementos para llevarnos a esta revelación. Aún no encontramos el Reino de Dios en el Antiguo Testamento, pero el pensamiento de que Dios es Rey es encontrado tanto en los Salmos como en los Profetas, Dios Rey.

Mencionaremos algunos versículos en donde se habla del reinado de Dios:

Deuteronomio 33:5, Salmo 84:3, Salmo 145:1, Isaías 43:15

Viene como Rey de Israel en algunas ocasiones, y en otras ocasiones es a Rey del mundo, o Rey de toda la Tierra

Salmo 29:10, Salmo 47:2, Salmo 96:10, Salmo 97:1, Salmo 103:19, Salmo 145:11-13, Isaías 6:5, Jeremías 46:18

Por la pecaminosidad y la rebeldía de los hombres, concretamente del pueblo judío, el gobierno de Dios se realizaba de manera imperfecta en la historia de Israel, por lo tanto los profetas esperaban el día cuando el gobierno de Dios sería experimentado plenamente, no solo por Israel, sino por todo el mundo. Recuerden siempre que el designo de Dios fue usar al pueblo de Israel para enseñarle como tener una relación correcta con Él, para que a su vez enseñara a todas las naciones. La elección de Dios siempre

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fue para todas las naciones, no para toda la humanidad, sino para personas provenientes de todas las naciones. Lo vimos en la promesa a Abraham, en la promesa a Jacob, que la elección de Dios fue para tomar gente de todo el mundo. El pueblo de Israel siempre fue rebelde y no llevó a cabo ese plan.

Ahora, el libro de Daniel es el que particularmente desarrolla el pensamiento del Reino venidero, habla del reino que Dios establecerá algún día, que no será destruido y que hará pedazos todos los otros reinos y permanecerá para siempre.

Dan 2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,

Dan 2:45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.

Dan 7:13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.

Dan 7:14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

En estos dos últimos versículos, surge un elemento que en el Nuevo Testamento va a tomar mucha fuerza, que es el Hijo del Hombre. En Daniel encontramos la referencia más clara al Reinado, pero todavía no dice el Reino de Dios o el Reino de los Cielos, pero ya está cada vez más clara revelación. Por lo tanto no solo predice la venida de un futuro reino sino que vincula la venida de este reino con la venida del Redentor, descrito por él como el Hijo del Hombre.

Entonces, aquel redentor que vimos en Génesis 3.15 ahora ya está vinculado a un reino y vemos como se ha ido desarrollando cada vez más la revelación, pero aun así quedo todavía en el misterio.

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Ahora volvamos al Nuevo Testamento y veamos con el reino de Dios más detalladamente y comenzaremos diciendo que el Reino de Dios es el tema central de la predicación de Jesús y por implicación es el tema central de la predicación y de la enseñanza de los apóstoles. Uno de los eventos a los que miraba con esperanza el creyente del Antiguo Testamento era la venida del Reino de Dios y esa expectación estaba vinculada específicamente a Daniel con la futura aparición del Hijo del Hombre, en otras palabras, ya a lo largo de la revelación que hemos visto, el creyente del Antiguo Testamento ya centraba su esperanza en la venida de alguien que conocía como el Hijo del Hombre.

Al inicio del Nuevo Testamento, oímos tanto a Juan el Bautista como a Jesús anunciando la venida del reino. Juan el Bautista les pedía a sus oyentes que se prepararan para la venida de este reino que sería inaugurado por el Mesías, a quien Juan el Bautista no designaba con esta palabra de Mesías, ni Ungido, sino como El que ha de venir.

Juan el Bautista veía la misión del que “había de venir” primeramente como una separación, los que se arrepintieran Él los salvará y los que no se arrepintieran Él los juzgará, por eso él centraba su mensaje en el arrepentimiento. Juan esperaba que estas dos cosas (que los que se arrepintieran y los que no se arrepintieran) iban a suceder simultáneamente.

En Mateo 3, Juan el Bautista les decía a los que llegaban a oírlo en el desierto de Judea

Mat 3:11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Mat 3:12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Su trigo son los que se arrepienten y la paja los no arrepentidos. Esto es importante porque ene l capítulo 11, cuando Juan estuvo preso, comenzó a reflexionar en relación a su predicación y en relación a lo que Jesús estaba haciendo y se da cuenta que Jesús está poniendo al trigo en el granero, pero la paja sigue flotando alegremente en todas partes y no la recoge y no la

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echa al fuego, esto es lo que le motiva a mandar a sus discípulos a preguntarle a Jesús,

Luk 7:19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?

Porque veía que la paja no estaba siendo quemada, entonces nuestro Señor le manda decir

Luk 7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;

Esto lo hace para que se dé cuenta que se está cumpliendo la predicción del Antiguo Testamento, pero el castigo todavía no es tiempo de realizarlo. En otras palabras e indirectamente le está diciendo que vendrá una segunda vez. En esta venida primera vino a salvar no a condenar. Entonces Juan aprende algo que no había entendido y que no era un castigo y juicio simultáneo al recoger el trigo y quemar la paja. Nuestro Señor le dice, sí estoy cumpliendo con la primera parte, pero todavía no es tiempo de cumplir con la segunda parte, no le dice que vendrá una segunda vez, pero queda implícito. Implica veladamente que la primera venida de Jesucristo sería seguida de una segunda venida.

Jesús anunció la venida del reino con palabras similares a las de Juan. Pero en Marcos vemos una pequeña variación

Mar 1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Aquí vemos un nuevo elemento que se agrega a la revelación. El tiempo se ha cumplido, el reino no está cerca, el reino ya está aquí. Aunque los mensajes sonaban semejantes, hay una diferencia básica, Juan decía se ha acercado, nuestro Señor dice ya está aquí, la clave de la diferencia está en las palabras de Jesús, el tiempo se ha cumplido.

Luk 4:21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

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En otras palabras, ya estoy aquí, ya vine. Así Jesús podía decir lo que Juan el Bautista nunca dijo ni podía decir y por eso es que nuestro Señor dice que el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas, porque Juan se quedó viendo a la distancia, “ya está cerca”, nunca, aunque si entró al Reino de los Cielos, no lo hizo con el conocimiento del más pequeño en el Reino de los Cielos tenía de Él como el Salvador.

Mat 12:28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

Ya está nuestro Señor aquí, ya está en acción, ya tenemos una manifestación, ya está echando demonios, ya el reino está aquí.

Luk 11:20 Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Nos queda claro que una de las manifestaciones del reino de Dios es que los demonios no tienen fuerza ante Él, Él es capaz de derrotar al demonio y que lo hizo, es por esta razón que Dios dijo de Juan el Bautista:

Mat 11:11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

En todo el Antiguo Testamento, fue el único que llegó a tener una visión más clara, e incluso físicamente pudo verlo, pero el más pequeño en el reino de los cielos era mucho mayor que él en conocimiento. Juan era el precursor del Reino pero él mismo estaba fuera, anunciaba el nuevo orden pero él no era parte del orden, Jesús introdujo el reino de Dios que había sido predicho por los profetas, por tanto debemos ver siempre el reino de Dios indisolublemente conectado con la persona de Jesucristo.

Aquí hemos visto dos conceptos, uno la evidencia de que los demonios están siendo echados y el reino de Dios ya llegó, segundo, que el reino está indisolublemente conectado con la persona de Jesucristo. Y aquella pregunta con la que comenzamos, ¿el reino de Dios está cerca? Aprendamos a verlo en las palabras, en los actos, en los milagros y en las parábolas, en la enseñanza y en la predicación, ahí está activo y presente el

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Reino, si queremos verlo, en todos esos lugares lo podemos ver, está presente entre los hombres.

Entonces el nombre de Cristo es igual al Reino de Dios en los evangelios, por ejemplo, en respuesta al comentario de Pedro en Mateo 19:27

Mat 19:27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?

Mat 19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

En Marcos 10:29 este mismo tema:

Mar 10:29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio,

Mar 10:30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.

Pero en Lucas 18:29, en esta misma situación hay otra revelación:

Luk 18:29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,

Es aquí en donde nuestro Señor se está identificando directamente con el Reino de Dios

Lo mismo tenemos en Hechos, es decir que los apóstoles entendían ya este concepto del que estamos hablando:

Act 8:12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

Aquí están unidos el reino de Dios y el nombre de Jesucristo.

Act 28:31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

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Al final de Hechos, Pablo está enseñando acerca de Dios y enseñando acerca de Jesucristo.

Para que no perdamos la perspectiva, estamos hablando de la identificación del reino de Dios y nuestro Señor Jesucristo. Cuando leamos en los evangelios del Reino de Dios, tendremos un panorama abierto en donde lo identificaremos con el Señor Jesucristo.

Pasajes de este tipo nos ayudan a entender. ¿Por qué no leemos mucho acerca del reino de Dios en las Epístolas? Es curioso, en el Antiguo Testamento no hay mención del reino de Dios, viene nuestro Señor Jesucristo y hay mención del reino de Dios, pero además hay presencia del reino de Dios en nuestro Señor Jesucristo. Y aparentemente en las epístolas se vuelve a diluir el concepto, no lo encontramos mucho.

En los escritos de Pablo, encontramos el término el Reino de Dios trece veces solamente, que es un porcentaje pequeño, porque el Nuevo Testamento se compone en gran medida de las epístolas de Pablo. Y en las epístolas no paulinas solo se menciona 5 veces. Pero ¿por qué razón? Esto no significa que los apóstoles no enseñaban o predicaban el reino, podemos ver por qué la iglesia apostólica y post apostólica del Nuevo Testamento no habla mucho del Βασιλεια basileia το to θεος theos que en Griego quiere decir el Reino de los Cielos, aunque si lo enfatizaban implícitamente y en referencia al reino de los cielos, sino decían κυριος kurios Ιησους Iesous Χριστος Christos o el Kurios quiere decir Señor, el que tiene los tres oficios. En el Señor está implícito, ahí está todo el peso, en español desgraciadamente estamos muy mal orientados a decir señor al jefe a algún desconocido, pero en el Antiguo Testamento esta palabra tenía una connotación única del Rey de Reyes, Señor de señores, Señor de todos ante los que doblamos la rodilla ante Él. Por lo tanto el reino de Dios no es que se disipa o desvanece, sino que se concentra en el κυριος kurios Ιησους Iesous Χριστος Christos, el Señor Jesucristo, entonces el reino de Dios es el Señor Jesucristo.

También tenemos un tema que mucha gente utiliza, que es el Reino de Dios o Reino del cielo que no son diferentes, solo Mateo es que el utiliza el término Reino del Cielo, lo que sucede es que Mateo dirigía su evangelio a los judíos y entonces los judíos trataban de evitar la mención de la palabra Dios y usaban expresiones sustitutas, básicamente no tienen una connotación diferente.

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Jesús nunca dio una definición del reino de Dios, los apóstoles tampoco y en el Antiguo Testamento no había una mención al Reino de Dios, entonces, puesto que no hay una definición, Pablo en Romanos 14:17 dice lo que no es

Rom 14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

Esto no nos sirve de definición, ¿es un territorio? ¿Es un lugar en donde está reinando? Dios como reino de Dios no es un territorio, ¿es la iglesia o los que son miembros de una iglesia? No, porque hay muchos que están dentro de las iglesias que no son salvos y muchos que están fuera de iglesias que son salvos, entonces el Reino de Dios es más grande que eso. Entonces el Reino de Dios está dinámicamente activo en la historia humana a través de Jesucristo y ¿cuál es el propósito principal de nuestro Señor Jesucristo? La redención del pueblo de Dios, la redención del pecado y de los poderes del demonio, por eso enfatizamos que cuando él estaba echando los demonios, dijo el Reino de Dios está presente, como una señal, porque uno de los propósitos principales es la liberación del pueblo de Dios del pecado y de los poderes del demonio.

¿Entonces debemos entender el Reino de Dios como la salvación de ciertos individuos, los elegidos? No, tampoco, ¿Cómo en los corazones de su pueblo, que es como se presenta? Es solo una parte, no es todo, porque el Reino de Dios es sobre el universo creado entero, entonces una parte es sobre los corazones de los elegidos, de manera especial, pero el Reino de Dios es sobre todo el Universo, el Reino de Dios significa que Dios es Rey y actúa en la historia.

El desarrollo del mundo no se está dando independientemente de Dios, Dios es rey, el problema es que en las iglesias nos centramos en lo interno, diciendo que Dios está reinando en mí corazón, y es cierto, pero Dios también es rey de la historia y la está llevando a una consumación, a un fin específico, el día que Él diga hasta aquí. Y los acontecimientos de la historia se van dando para que se cumpla su propósito en la historia para llevarlo a un final dirigido divinamente. Entonces no es algo humano el reino de Dios, ni la culminación de un esfuerzo humano. Hay muchas iglesias que se dedican a fomentar la venida del Reino de Dios, pero el hombre no puede

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hacer eso, el hombre le pide al Señor, “vénganos tu reino” Dios nos enseña que Él tiene el control sobre el reino y no el hombre, por lo tanto todas esas iglesias que dicen que deben trabajar para que el reino de Dios venga, no han entendido que el reino no depende de un esfuerzo humano, el reino es establecido por la gracia soberana de Dios y sus bendiciones han de recibirse como dones, como algo inmerecido de esa gracia.

El deber del hombre es entrar en el reino por fe, ya sabemos cuál es esa fe, la que cree en que Él cumple esos tres oficios, y el deber del hombre es orar para someterse más y más al benéfico gobierno de Dios en cada área de su vida.

El reino tiene un aspecto positivo y uno negativo, para los que lo aceptan y entran, tiene un aspecto positivo, para los que lo rechazan tiene un aspecto negativo, hay un juicio. Que es lo que veía Juan, pero lo veía de manera simultánea, nuestro Señor le dijo que se iba a dar separadamente y el castigo se dará posteriormente.

Jesús establece en sus enseñanzas, particularmente en sus parábolas este hecho.

Mat 7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Mat 7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Mat 7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

Mat 7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Ese es el positivo y el negativo

Mat 22:1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: Mat 22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de

bodas a su hijo; Mat 22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas

éstos no quisieron venir.

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Mat 22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.

Mat 22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;

Mat 22:6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Mat 22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a

aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Mat 22:8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están

preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Mat 22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a

cuantos halléis. Mat 22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que

hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Mat 22:11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.

Mat 22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

Mat 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Mat 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

El principal propósito del reino de Dios es la salvación en el más pleno sentido de la palabra, de quienes entran en él.

Joh 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Joh 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Luk 20:18 Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

Esta es la aceptación o no aceptación del Reino. Ahora ¿Cuáles son las señales o signos del Reino? Ya vimos el primero, que es echar fuera a los demonios, recuerden que comenzamos con una enemistad entre Satanás y su simiente y la mujer y su simiente. Cuando viene el reino lo primero que se da es una señal de fuerza de un grupo sobre otro grupo, he ahí la importancia, entonces Jesús echaba fuera los demonios demostrando su

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victoria sobre los poderes del mal, de esa enemistad y que por tanto el reino de Dios había llegado.

Mat 12:28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

La derrota en esa enemistad ya está clara

Número dos, la caída de Satanás es la culminación de ese punto uno.

Luk 10:18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

La victoria está sobre Satanás, aunque es decisiva no es final todavía, puesto que Satanás se ha mantenido activo todavía.

Mar 8:33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

¿Qué significa que no es definitiva? Porque demuestra la fuerza del bien sobre el mal, pero todavía falta tiempo en la historia para que se cumpla.

Luk 22:3 Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce;

Luk 22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;

Lo vemos activo, pero derrotado básicamente. Se dio una restricción de sus actividades. Entonces llevamos, como señales del Reino de Dios

1. Echar fuera demonios2. Caída de Satanás3. Milagros

Los milagros eran señales o signos, y eran provisionales en su función, indicando la presencia del reino, pero no marcando su consumación final, ¿por qué lo decimos?, porque los enfermos que fueron sanados volvieron a enfermarse, los muertos que fueron resucitados, como Lázaro, el hijo de la viuda, volvieron a morirse, y todos estos milagros lo único que demostraban

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era la presencia del Rey, el poder del Rey, pero no es la consumación final, es la presencia del Reino hoy lo que falta por venir.

Entonces lo que sucedió fue una muestra, un decir ya estoy aquí, yo soy el Rey, pero por otro lado falta la consumación final que hemos estado repitiendo.

¿Cuál es otra evidencia de la presencian del Reino? Algo muy importante, la predicación del evangelio, la salvación a través de la predicación de la palabra.

Luk 10:20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Nos dice dónde deben estar las prioridades, incluso dentro del campo espiritual. Y en la frase final de Mateo 11:5

Mat 11:5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;

Por eso es una señal del Reino, a los pobres es anunciado el evangelio, no a todo el mundo, sino a los pobres.

Y como quinta señal de que el Reino ya está presente, es el perdón de los pecados, una señal de la presencia del Reino, los profetas del Antiguo Testamento había proclamado el perdón de los pecados como una de las bendiciones de la venida del Mesías, por eso es que los fariseos siempre estaban contra nuestro Señor, porque consideraban que solo a Dios le correspondía perdonar pecados, viendo a Jesucristo hombre, nunca reconocieron su autoridad.

Isa 33:24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.

Jer 31:34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

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Están predicando el perdón de los pecados en el futuro, y los creyentes del Antiguo Testamento por creer en ese futuro eran perdonados. Los fariseos cono cían la palabra de memoria y cuando Jesús decía te son perdonados tus pecados, ellos se molestaban.

Mic 7:18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.

Mic 7:19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

Mic 7:20 Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.

Zec 13:1 En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.

Jesús predicaba el perdón de los pecados y lo otorgaba en efecto, es una de las señales del cumplimiento.

Mar 2:10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):

Mar 2:11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

Qué maravilla, pues aquí hace un juego entre el milagro físico y el perdón de los pecados, el que puede hacer el milagro físicamente tiene poder para perdonar los pecados y el que tiene poder para perdonar pecados, puede hacer el milagro físicamente.

Las consideraciones que hemos tenido el día de hoy creo que son bonitas porque vamos viendo el desarrollo desde la enemistad inicial que Dios estableció entre el demonio y su simiente y la simiente de la mujer como se fue desarrollando, como se fue complementando una revelación que se va abriendo y como llega al final, pero vemos que si está vinculado todo, que no son conceptos que se van agregando. Todo está programado con precisión y en el tiempo del Señor, Él tiene su tiempo para su revelación y espera la fe en nosotros por ello es que no revela todo en un solo acto. Entonces muchas de las cosas del Antiguo Testamento quizás requerían más fe de parte de la gente, porque veían menos, nosotros tenemos más

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revelación y por lo tanto tenemos más obligación de una fe que ve mucho más claramente, que lo vemos en lo que nuestro Señor dijo de Juan el Bautista, que fue el más grande de los profetas y sin embargo es menor porque su revelación era mucho menor. Entonces para nosotros, con esta tremenda revelación, lo que surge es el agradecimiento porque nos ha tocado vivir en una época de gran revelación, en una época en donde la doctrina se fue aclarando. El que vivía en el siglo IX o X de nuestra era no tenía la visión que tenemos nosotros, ni siquiera tenía la Biblia en la mano en muchos casos y no tenía el entendimiento que tenemos que se ha ido desarrollando a lo largo de la historia.

Entonces en nuestro caso es el agradecimiento a Dios por tener toda esta revelación, por tener toda esta doctrina, por tener la Biblia en la mano y porque nos llevó, no porque quisimos estar aquí, sino porque nos trajo aquí esta tarde para reflexionar sobre su palabra, para amarla cada vez más, para ver la coherencia de su palabra, la coherencia de sus enseñanzas y la grandeza del Rey. Finalmente esto a lo que nos tiene que llevar es a amar al Rey, a someternos al Rey, a pedirle más y más gracia para poder someternos verdaderamente. Que es fácil decirlo, muy difícil hacerlo, pero hay que pedirle esa gracia, que verdaderamente podamos someternos y que verdaderamente podamos ser elementos de la predicación de su evangelio y que podamos ayudar a divulgarlo. Salir muy agradecidos, salir con ánimos de reflexionar más y más en su palabra, ver cuán rica es, cuán profunda y que todavía nos falta mucho aprender, que con la ayuda el Espíritu Santo podamos aprender más del reino, podamos entrar, no quedarnos en la puerta sino ir al centro verdaderamente, aprendamos a amar más a ese Rey, a entregarnos a Él, a poner, como dice Pablo, la mira en las cosas de arriba y no en las de la Tierra, sabiendo que las cosas de arriba son el reino y todo lo que conlleva y entonces a reflexionar en todo esto.

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