el radio de pilas - fundarte
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El radio de pilasy otros poemas
Pamela Rahn Sánchez
Colección Yo misma fui mi ruta
El radio de pilas y otros poemas© Pamela Rahn Sánchez, 2020© Fundación para la Cultura y las Artes, 2020
Concepto y edición: Giordana García SojoDiseño y diagramación: J.R.C.
ISBN: 978-980-253-776-1Depósito Legal: DC2020001011Caracas - República Bolivariana de Venezuela
Índice
Presentación
Destrucción de la casaApartamento 11-D Se inunda la casaEl radio de pilas Las palmerasLa mañanaFósforo en lo oscuroUna cifra tristísimaLa metáfora Bañarse con toboAl bordeRosendoEl sol brillaLlegó la oscuridadTiempos amarillos
Pamela Rahn Sánchez (reseña biográfica)
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Presentación
Estoy demasiado cerca. La gran casa ardeSin mí gritando socorro.
Wisława szymborska
¿Qué es una casa? En la exactitud primaria, es un espacio estable, resistente, para ser habitado. Pero no todas las casas se levantan sobre sí sin peligro de cambio, y no siempre son lugar que soporta y se opone a toda violencia, hay muchas que nos contienen sólo el tiempo necesario, o que nos reciben cuando otras nos fueron negadas, hay las que se levantan en la mañana para desaparecer al final del día. Todas ellas son presencia, un cuerpo guardando otros cuerpos en su vientre, y a las más entrañables las llamamos hogar porque han sido fundadas sobre el fuego.
Nuestra literatura guarda esta cercana y mística re-lación con el sitio habitado, Enriqueta Arvelo Larriva escri-bió sobre la casa de su infancia como si hablara de “una ciu-dad bella y extraña”, llena de llano, luz y astromelias: “Casa ancha, alta, pura/ antigua propiedad de vellones y piedra/ quiero que te amen mis amigos”. Ana Enriqueta Terán la describió con entereza y autoridad: “Mi casa, nuestra casa de espalda a los bellos nombres,/ majestuosa y sombría como a través de un mismo sueño;/ reconocida y casi perfecta en núbiles rechazos”.
En el tiempo en que recibo estos poemas de Pamela Ranh Sánchez, la imagen y objeto de la casa han adquiri-do importancia significativa, es el lugar que nos guarda la mayor parte del tiempo ante los riesgos inminentes de una pandemia que se extiende en el afuera. Sus esquinas, techo,
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suelo, ventanas, se nos han vuelto tan próximos que casi opera entre su cuerpo y el nuestro una relación mimética.
La casa que trae Pamela es pasillo angosto, dos baños, dos cuartos, una cocina pequeña, y es también un lugar enti-biado por el flexible tiempo de las mañanas, apagada de luz y ciertas ausencias, es una camioneta blanca, un colegio, una farmacia, árboles, un lugar “para soportar el peso de los días”.
En estos poemas la casa es indicio, signo de un uni-verso personal, puede ser palmera, el cuerpo de un hombre entre astillas y sangre, y puede ser estar al borde. Tan pode-rosa es esta figura y su tratamiento por parte de la autora, que logra dominar con la palabra muchos elementos de una misma sustancia. Su lectura me hizo recordar a Mansfield, esa manera de dominar a través de la literatura las tragedias del cotidiano, a la vez que muestra el transcurrir de la vida puertas adentro: paredes con exceso de humedad pero bocas sin liquidez para saciar la sed, bañarse con el mismo tobo con el que se limpia el piso, un tobo que limpia las dos pieles de carne y baldosas, falta de electricidad, angustia entre ve-las y aviones, el pensamiento como enfermedad, alimentar la tripa con sobras.
Y en medio de este ambiente de cierto ahogo, de cierta falta de presente, se abre paso cada tanto la ternura hecha familia, la canción de un amigo, la certeza de ser parte del recuerdo de quienes están lejos, llorar bajo la belleza de verdes filos.
Agradezco la posibilidad de leer a Pamela Rahn Sán-chez, me encuentro entre sus líneas, me hace visitar tam-bién mis propias casas, y ésta que llevo hacia la hondura del
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pecho. Llego al final de sus versos con la confirmación de Anne Carson: “si la prosa es una casa, la poesía es alguien en llamas corriendo a través de ella”.
Katherine Castrillo
El radio de pilas y otros poemas
A mamá y a papá
Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa.Decidí salvar el fuego.No tengo dónde vivir pero el fuego vive en mí.
Jean Cocteau
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Destrucción de la casa
Abrir todos los grifos de aguadejarla correr por las escaleraslos pasilloslas esquinas de cada cuarto
Dejar incluso al agua subir por las paredes
Dejar que los pájaros se enreden y se remojen las alasdejar que el agua llegue a casa de la vecinaque la sala se convierta en una piscina comunaly el cuarto sea un pozo de librosque dos amantes naden desnudosde mariposa, clavado o ranitacon el horror de lo que está por acabarse
Dejar que el agua corra librea toneladasen todos los sitiossolemney deforme
recordandola memoriaque dejanlas grietas.
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Apartamento 11-D
No lo sabíapero fui feliz en el apartamento 11-D
mi perro estaba vivosaltábamos entre los mueblesmientras ardían los verdes cojinescon el impulso del juego
Bajaba al parquetocábamos cacerolazospensando con ternura que asílograríamos espantarlo
Papá me llevaba al colegiopeinaba mi cabello húmedo en el asiento de atrás
Siempre llegábamos tarde
Estacionábamos nuestra Toyota blancaY subíamos como reyes en la patineta eléctrica
Todos en la cola aplaudían
La vida era simple
Bajaba con mamá hasta la farmaciacaminábamos por la acera
Mamá decía que los pájaros me iban a quitar los pelos
rápido rápido rápido
Nos reíamos, corriendo bajo los árboles
En el centro comercial de la cuadratuve clases de flamencoaprendí la sevillana
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Mamá era mi mejor amigase quedaba viéndome bailarlas otras mamás se la intentaban robarno pudieron nunca
Oía casetes y cd’s en la sala del apartamentono entendía las letras de las cancionespero soñaba con ser esa siluetaen la alfombra
Me escapaba de clasespara ir al techo del colegio
Siempre me gustó la soledadMe faltaban los dientesla ducha era mi sitio favorito
Mis conejos Trompeta y Tamborel bóxer Beethoven se los comió
En mi cuarto las muñecasel armario de plásticoordenadas en fila indiacreaban mis mundos
Las muñecas tenían un columpioun día me senté sobre él y lo rompífue la primera vez que confundí realidad y ficción
En el transporte de la señora Teresaera la última en llegar a casame quedaba dormida en su brazo gordo y suave
Mi mamá me esperaba en la entrada del edificio
Hacia trucos en el estacionamiento con mi monopatínlas palomas volaban asustadas
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El edredón azul de mis papás se ponía frío
cuando hacía calornunca dormí en mi cuarto pero hasta tarde esperabaque se alumbraran en la oscuridad las estrellas del techo
Las medias que lanzábamosdesde la ventana cuando olvidábamoslas llaves de la puertarebotaban en el cemento
Disfrutaba verlas caereran aves en reposo
Construimos una vida,Papá, mamá y yoque luego ya, nunca fue
El pasillo angosto, los dos baños, los dos cuartos, la cocina[chiquita
Fui feliz en el apartamento 11-D.
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Se inunda la casa
Este es un lugar para irseconviene entrarpara soportar el peso de los días
Este es un lugar donde se llega rápido a lo pesado
El novio es el maridoy el marido de pronto es el abuelo
El abuelo comienza a envejecery en un día se convierte en el nieto
Se vive como construyendo una ciudadque todos los días se derrumba
Se inunda la casapero no hay agua para cocinar
La música aún suenaen las copas vacías
el sonido es un lugarque se niega a caer.
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El radio de pilas
Acompaño a papá al auto mercado, dejamos la casa a oscuras,[otra vez sin luz
En el ala de vegetaleshay aguacates de temporada, dice que se va a ganar seis,
[yo sé que son cinco,
mamá me dice en la cocina que son tres
Le digo; no seas tan optimista con una palmada en la espalda
Pero no sabe que su ingenuidad es lo que me hace seguir escribiendo estas palabras, que estas palabras son la herencia de su ingenuidad, en creer que las cosas pasarán
En que el libro se publicará, que el pan durará 3 semanasincluso comiéndolo todos los díasen que a pesar de que se va la luz, hay un radio de pilas
[y comida y una linterna
una vela, una mamá para oír las letras de las cancionesy compartir la enfermedad de la nostalgiaque existe un amigo lejos que se acordará de tique un recuerdo nos distraerá del tedio
Una cena en familia bajo la lluvia, como esa escena de Los[Sopranos, una risa
Algo sencillo que nos salvará para acompañarnos siempre[en nuestra aridez
y el radio de pilas y nuestras manos para elogiar a las sombras[y el radio de pilas
Gracias a Dios por el radio de pilasy el seguir creyendopara nacer otra vez
liberados de la noche.
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Las palmeras
Hacía tiempo que no llorabaFueron las palmerasEl peso de su sombraMe obligo a alzar la cabezapara mirar su verde filosocontra el azul del cieloEstaban allíPero no sabíacaminaba debajo de ellastodos los díasinerte a su bellezaa la posibilidad de no volver a verlaspero estuvieron allísiempresólo que no las veía
Nunca las vi.
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La mañana
La mañana tiene algo raroalgo de espacio largo
de tiempo elásticoque te engaña seductorapara hacerte creer en ella
Se explica eternamente en su rapidezy en su lentitud contemplativa
Es un hombre de campoCantando canciones que le oyó a una oveja
Es un malhumor que se respeta, un lento caminarUn tic tac extraño en el que se separan las agujas del mundo.
Te da la mano, fría y sudorosadespués de un largo resfriado
Las mañanas son lugares que te han amadoEn esta crueldad absurda de quererte y odiarte tanto a ti
[mismo
También sirven para ver crecerde nuevo musgo en las paredes
Y respirarmelodías al ritmo de tu inhalación
Para creer de nuevo que vivirásQue vivirás
Y todo callaráQue la casa se quedará muda. Tibia, para siempre.
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Fósforo en lo oscuro
Ante todo camino sola, siempre vidente de las cosas que se pudren
Ante todo escribo para no hablarensimismada en el no lugar
Sigo buscandola última flor o la sirena sin brazosque con todo en su contra permanece viva
Pero el amor no hace másque alejarme de mi misma
Contemplar ante el espejo la posibilidad del descanso
Pero los poemas no son versos bonitoso palabras combinadascon el misterio o la pureza suficiente
El poema es lo que se ve, detrás del espacio vacío
Una lengua, larga y húmedaque se jala como un trapecio
Es eso que no estálo que buscas serlo que encuentras en el otro
Y que como un fosforote quiebra la luz.
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Una cifra tristísima
En esta cifra tristísima de gente que se queda
Leo a Boccanera
Tirando poco a poco de las alas de las guacamayasy de los caballos flacos que caminan al borde de la calle
y que también se quedaron
Repitiéndome a mí misma:no basta saber nadarpara no ahogarse
como dice Diego hay que saber buscardiamantes en las olas para llegaral albade nosotros
mismos.
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La metáfora
Se está enfermoporque se piensa demasiadose está enfermo porque la posibilidadde salir del ahogoes nimiaentonces una prefiere ahogarseentibiarse la pielsentirse débilesperar el mimoSe está enfermoporque las ganas de hacer cosasestán construidaspor la duración del fuegoentre las casas que se derrumbansiempre hay posibilidad de guardar el escombroo verlo flotar encima del aguaSe está enfermode pasadode amigos que fueron agujapinchado suave en tu pielgotitas de sangreque nunca se van del todo
cada hombre es también un acertijo
Estar enfermoes siempre querer salvar el fuegono dejar que se quemela metáfora.
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Bañarse con tobo
Ya desconozco la ducha común
Me baño en un espacioreducidode baldosaslas que estén más cerca del tobo azulel mismo con que mamá trapea el piso
botellas de agua de 4 litros alrededor del bañollenadas y cargadas por nuestras manos
En esta casa hasta la humedad tiene un peso de trabajo
Se adapta la memoria a la escasez
Aún cargo las botellaspara llenar el toboincluso cuando llega el agua
No es estupidezes la austeridad automática
una inútil inercia hacia lo mundano.
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Al borde
Estar al bordesignifica convertir las sobrasen alimento
Limpiar la casa hasta que quedesin una motica de polvo para que se respire mejor
así olvidar el hambre
Estar al bordees darte cuentaque todo lo que alguna vez creíste lejanoexiste
El espacio hondo entre un lugar y otro.
Es merodear entre el polvodejando que te devore
Es el grito del golpeY no el golpe con su grito
Es tener las pupilas blancasde tanto pararte a verlo invisible
Incluirte en el silenciobuscando la nota que te deje sordo de una buena vez
Estar al bordees dolerte con calma
convertirte en algo largoy absoluto
Conversar con las palmeras
Y saber cuándo están tristes o no.
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Rosendo
Para mi perro, RosendoSe acerca poco a poco a mis zapatosRecuesta su pequeña cabecita en mis piesPaciente ensalivadolleno de llagas y heridasSucio, la nariz desconchada las orejas negras el alma
[intactaEsa alma que me quiso durante tantos años que me vio desnudaque oyó mis conversaciones a solas que sudó conmigoque saltó entre mueble y muebleentre verdad y miedomientras inventaba una infancia mientras inventaba
[un circorepleta de amigos imaginariossu graznido me persiguió su lengua me sumergió en la ternurasus patitas me contagiaron de pulgas su vejez me sucumbió
[a las moscasa la incomodidad al desconcierto a lo lejanosiempre tan fiel en su tristeza en mi tristezasiempre tan fiel aun en mi traición siempre tan viejo en su
[juventudsiempre con la lengua rosa y largay los ojitos entre abiertos como descansado de la felicidad
[siempre de dientes pequeños carcomidos casi podridossin nada afilado sin violencia sin rasguñotodo redondo y suave todo redondo y blandotodo redondo e ingenuotodo relleno y vientoy punta de lengua tocando el suelo fríotodo respiracióntodo jadeotodo esperando morir siempre a mis pies con el hocico mojado.
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El sol brilla
A Carlos
Recuerdo a tus amigos
Construías con viejas tablasde roblejunto a ellosun sueñode esos duraderosque no se dañan con la humedad
Fueron días felices.
Yo detrás tuyomi cuerpo se perforaba por las astillasque dejaba la maderalastimados mis senos y costillas
Fue la sangre la que hizo preguntas
Me quité cada astilla en silenciopara no agobiar el momento de tu alarido
Fuiste el solentre tus rayos me escondípara calentarme
Fue cálido ser sombrahasta que ya no lo fue
¿Fuiste un muro o una casa?
Nuestro goce fue una esquina endeble de ternurajugamos al futuropara reposar del tiempo
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Ahora no siento nada.
La páginapura yblancaante mis ojos
Nuestro viaje fue largo, amor.
Es tan cruel, ahora
este
vacío.
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Llegó la oscuridad
Llegó la oscuridadluego se oyeron los avionesdespués vino la velael radio y la angustia de la esperaLa complicidad silencio de una casa apagadael timbreel vecinola batería muriendoy la noche con linternahasta arroparse sin remediocon los ojos abiertoscazando sombras fugacesen esta casa que se arruga.
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Tiempos amarillos
Mi alma está como mi jardínpodada por manos inexpertascon las estructuras podridastiradas al suelouna a unacon esfuerzocansadaLlena de luciérnagas insomnes
un charco de lodopara unas plantas quenonacieron
Pamela Rahn Sánchez (Caracas, 1994)
Realizadora cinematográfica, mención guion en la Escuela Nacional de Cine de Caracas. Es ganadora del premio Gloria Fuertes de Poesía Joven (2018) con su libro Breves poemas para entender la ausencia (Editorial Torremozas, 2019). Autora del poemario El peligro de encender la luz (Hanan Harawi Editores y Todos tus crímenes quedaran im-punes, 2016), de la plaquette Flores muertas en jarrones sin agua (Difusión Alterna Ediciones, 2017) y del poema-rio La luz entre las cosas (Sion Editorial, 2020). Combina la poesía con el collage, sus creaciones pueden encontrarse principalmente en Instagram y Facebook, en el espacio Pa-peles Renacidos.
Fondo Editorial Fundarteoctubre de 2020
Caracas, República Bolivariana de Venezuela