el psicólogo de conducta del - un dÍa con oriana · esos veinte minutos perdidos de vida. de...

1181

Upload: leanh

Post on 30-Oct-2018

259 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo
Page 2: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El psicólogo de conducta del FBI,Daniel Clark, se ha hecho famosopor sus argumentos de que lareligión es uno de los antagonistasmás grandes de la sociedad. Lo queDaniel no sabe es que supersecución obsesiva de un asesinoen serie conocido sólo como «Eva»terminará en su propia muerte enmanos de Eva. Después de veinteminutos Daniel es resucitado, sólopara luego sentirse perseguido poresos veinte minutos perdidos devida.

Page 3: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

De pronto se hace dolorosamenteevidente que la única manera dedetener a Eva es recobrando esosminutos perdidos al morirse… otravez. Lo que no es tan claro escuántas veces tendrá que morir paradescubrir la verdad, no sólo acercade Eva, sino de sí mismo. Danieltendrá que enfrentar realidades quelo persiguen en cuanto a posesionesdemoníacas en el mundo moderno,y volver a evaluar su propio prejuicioen contra de la religión, paradetener al asesino.

Page 4: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ted Dekker

Adán

ePub r1.0Edusav 13.02.14

Page 5: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo
Page 6: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Título original: AdamTed Dekker, 2008Traducción: Ricardo Acosta & MirtaAcostaIlustraciones: Mary HooperRetoque de portada: Edusav

Editor digital: EdusavePub base r1.0

Page 7: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El ladrón no viene más que a robar,matar y destruir…

Como lo citara el apóstol JuanJuan 10.10

Page 8: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar el informe narrativo de AnneRudolph sobre el asesino conocido ahoracomo Alex Price, presentado en nueveentregas, una cada mes, y titulado «Varón dedolores: Un viaje a las tinieblas». Lagalardonada cobertura investigativa de

Page 9: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Rudolph nos proporciona una visión casi sinprecedentes del bien y el mal en accióndentro de nuestra sociedad moderna.

1964Nadie, ni los trabajadores extranjeros querecuerdan haber visto al bebé con regordetaspiernas que pataleaban mientras yacía sobre unacobija color café al lado de los campos, ni losagricultores de Arkansas que reían mientrasdescubrían la pancita del niño, ni sin dudatampoco sus adorables padres, Lorden y BettyPrice, se podían imaginar que el bebé de ojoscastaños llamado Alex Price, nacido el 8 deagosto de 1964, iba a andar un día con pasoinocente como un lobo al acecho de un corderoherido.

Page 10: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Nuevamente, en 1964 faltaban más decuatro décadas para que Alex Price comenzarael ciclo deliberado de terror que acabaría conlas vidas de muchas jóvenes mujeres.

Como hijos de trabajadores extranjeros,Lorden y Betty Price se criaron con la mismaética laboral firme que tenían muchos obrerosextranjeros de los campos en todo el surdurante las décadas de los cuarenta y loscincuenta. Católicos devotos, pensaron eninculcar amor y buena sensibilidad moral en loshijos con los que Dios los bendijera.

Iban a misa con regularidad a una pequeñacatedral en la cercana Ruta 78 de Conway,donde los fieles se congregaban todos losdomingos. Según aquellos que lo conocían,Lorden pudo haber abierto su propio tallermecánico con solo un poco más de suerte, unpoco más de educación, y unas cuantas

Page 11: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

personas más serviciales. Él tenía una habilidadcon las máquinas que impresionaba a loshacendados locales.

La pequeña familia de tres vivía sin pagaralquiler en una casa móvil en la parte trasera dela granja Hope, en un arreglo con Bill Hope acambio de la ayuda extra de Lorden en elmantenimiento de todos los vehículos de lagranja. Incluso Bill le prestaba a Lorden sucamioneta Dodge 1953 para susdesplazamientos. Considerando todo esto, a losPrice les iba muy bien cuando el pequeño Alexvino al mundo.

«El diablillo de muchacho más listo queusted viera alguna vez —recuerda ConstanceJersey con suave sonrisa y ojos cansinos—.Solían llevarlo a todas partes en uno de esoscochecitos de alambre que Lorden encontró enla basura y arregló. Dondequiera que lopusieran, no se podía lograr que ese chico

Page 12: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dejara de sonreír y cautivar como si se trataradel alma más afortunada en todo el ampliomundo».

Otros trabajadores recuerdan a Lordencorriendo tarde un día de arriba abajo por lascarreteras del campo de algodón, sacando lacabeza por la ventanilla de la camioneta,llamando a gritos a Betty y exigiendo saberdónde estaba Alex. Parece que los habíaperdido momentáneamente a ambos, y se llenóde pánico. Los encontró en el establo,descansando del ardiente sol.

Cuando Alex tenía un año de edad, Betty dioa luz una bebita hermosa de cabello rubio, desiete libras y dos onzas, a quien llamaronJessica. Lorden era la clase de hombre que seaseguraba que toda persona a la que conocíasupiera lo adorables que eran sus hijos, y notenía que esforzarse para cumplir esa tarea.

«Ellos irán a la universidad», anunció a sus

Page 13: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

compañeros un cálido día en el campo dealgodón. El sector algodonero pasaba una malaracha a mediados de la década de los sesenta,reemplazado por el mercado más rentable delmaíz. El trabajo era duro y el salario apenasalcanzaba para mantener viva a la familia. «Juroque irán a la universidad, aunque sea lo últimoque yo haga».

Los compañeros no le prestaban atención. Elidealista de Lorden expresaba a menudo talesanuncios atrevidos, pero la vida como obrerosen el condado Faulkner en 1965 no ofrecíamucha esperanza para algo tan insólito comoasistir a la Universidad de Arkansas Centralcerca de Conway. Sin embargo, Lorden repetíaconstantemente sus intenciones, afirmando queun día ganarían verdadero dinero en las fábricasdel norte, y que enviarían a sus hijos a launiversidad.

Page 14: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Exactamente un año después del nacimiento deJessica, cuando el invierno entraba al centro deArkansas, Lorden anunció a su esposa que BillHope le permitió dejarle llevar la camioneta aChicago para una prolongada visita a parientesque habían salido de Arkansas varios añosantes, con la esperanza de trabajar en lasfábricas. Los Price empacaron sus pertenenciasen dos grandes maletas, se despidieron de susvecinos, y se pusieron en camino por lapolvorienta carretera.

La camioneta Dodge regresó casi cincosemanas después, cargada con regalos delnorte. José Menéndez, quien vivía con suesposa Estella en otra casa móvil cerca de losPrice, recuerda el día con claridad: «Usteddebe entender que los Price eran una familiafrugal; no gastaban dinero en muchas cosas a

Page 15: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

menos que fueran para los hijos. La sonrisa ensus rostros cuando regresaron con ese botínnos hizo pensar a todos en ir al norte paratrabajar en las fábricas».

Una lavadora en perfectas condiciones; dosmaletas nuevas llenas de ropa, sobre todo paraAlex y Jessica. Pero la motosierra era elpremio de Lorden. José recordó que Lordencortó tanta leña esa primera semana que lesduró para dos inviernos tanto a ellos como alos vecinos.

Los primeros cuatro años de la vida de AlexPrice solo se pueden reconstruir a partir de losrecuerdos de personas como los Menéndez ylos Hope. Al enterarse de todo, uno se preguntaqué habría sido de Alex si a sus padres leshubieran permitido continuar su obtenciónlenta pero reflexionada de una vida feliz.

¿Se habrían mudado a Chicago y habríanenviado a sus hijos a una escuela pública

Page 16: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mientras ahorraban el dinero para unaeducación secundaria? ¿Se habría criado Alexen la granja, para finalmente abrir la tienda conla que su padre solamente soñaba?

La noche del 15 de enero de 1968 eracalurosa para los niveles de Arkansas, casicomo unos agradables y templados doce gradoscentígrados según los registros del serviciometeorológico. Nubes cargadas y negras secernían sobre la mayor parte del condadoFaulkner.

Betty acostó a Alex, entonces de cuatroaños, y a Jessica, quien tenía tres, en sus camasgemelas en la habitación trasera, les entonó unsuave cántico como hacía todas las noches, leshizo hacer sus oraciones, y apagó las luces.José Menéndez recordó que la casa móvil delos Price, que se encontraba solo como aquince metros de la suya, ya estaba a oscurascuando él salió a buscar leña a las ocho y

Page 17: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

treinta.Los grillos chirriaban en el bosque cercano;

por lo demás, la noche estaba en silencio.Lorden despertó aproximadamente a la 1:45a.m. por un ruido chirriante, un sonido bastantecomún en la casa de los Price, que estabacolocada sobre una base inestable y quefácilmente se sacudía con el viento. Solocuando Lorden se dio cuenta de que no soplabael viento, abrió los ojos y escuchó con máscuidado. La ausencia de viento fue lo que lodespabiló, le contó más tarde a la policía.

La puerta de malla rechinó en la oscuridad yLorden se incorporó. A sus oídos llegó un débily sordo sonido.

Llevado ahora por el pánico, Lorden aventóla cobija y corrió hacia la diminuta sala. Vioabierta la puerta de entrada, pero su mente sehallaba en la habitación de los niños. Seprecipitó a la puerta y observó algo que lo

Page 18: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

perseguiría en los años venideros.Dos camas vacías.Más tarde recordó: «No lo podía creer.

Sencillamente no lo podía creer». Se quedóhelado en la puerta, mirando por unos segundosinterminables las sábanas blancas vacías antesde gritar y salir corriendo de la casa.

Había una camioneta Ford estacionada en laentrada de gravilla. La puerta del chofer secerró de golpe y por un instante Lorden vio lasfiguras en el interior: en el asiento delconductor se encontraba un adulto consombrero de vaquero, y por el costado delpasajero otro individuo con cabello largo metíaa empujones a Alex y Jessica dentro de lacamioneta. Libres de las manos que losamordazaban, los dos niños comenzaron agritar.

Lorden corrió hacia la camioneta, pero ibasolo a mitad de camino por el césped cuando

Page 19: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

esta retumbó y arrancó bruscamente, arrojandogravilla.

Ahora con inconsciente pánico, Lordencorrió hacia la Chevy, prendió el motor y saliódetrás de la camioneta que se alejaba. Bettysalió de la casa, llamándolo. Él tuvo la fortalezapara abrir de un empujón la puerta del pasajeroy gritarle que informara del secuestro alcomisario del condado. Ella debía hacer lallamada desde la casa principal de la granja.

A Lorden le costó recordar lo que sucedió acontinuación. «¡Yo no lograba pensar! —repetíamás tarde—. ¡Sencillamente… me eraimposible imaginar, no lo podía creer!».

En un comprensible estado de ansiedad, elpadre corrió por la entrada, giró a la izquierdaen la primera bifurcación, siguiendo el polvo

Page 20: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que levantaba la camioneta Ford, y aceleró afondo la vieja Chevy. Tenía los ojos fijos en elpar de luces traseras delante de él.

La siguiente esquina giraba noventa gradosa la izquierda, y Lorden se salió por completode la vía. La camioneta fue a estrellarse contrala cuneta al fondo.

Incapaz de volver a prender el motor,Lorden salió del vehículo y corrió tras laslejanas luces traseras, gritando hacia la casamóvil de los Menéndez a su izquierda. Josésalió corriendo, y un jadeante Lorden anunció agritos que alguien se acababa de llevar a Alex yJessica.

Pero sin una camioneta, José estabaimpotente para salir en persecución. Y paracuando llegó a la casa de la granja Hope a fin dellamar a la policía, la camioneta Ford ya seencontraba muy fuera de la vista.

Page 21: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Bill Hope informó el secuestro alcomisario del condado Faulkner a la 1:56 a.m.,luego saltó a su auto con José y se dirigió a lacarretera vecinal casi a ochocientos metros dedistancia. Encontraron a Lorden Pricecaminando en la intersección, observando lainmensa franja vacía de asfalto que se extendíaen ambas direcciones.

«Fue lo más horrible que nunca vi —recuerda José—. El hombre había corrido casikilómetro y medio, y estaba al borde de unacrisis nerviosa. Había una mirada de muerte enél».

Sin ninguna pista de la dirección en que lossecuestradores habían huido, Lorden no lograbadecidir dónde retomar la persecución, así queBill Hope se dirigió al este. La carretera pasabapor una región forestal sin lámparas de calle, ylas nubes negras bloqueaban la últimainsinuación de luz del cielo. Ellos corrían hacia

Page 22: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el este, siguiendo lo que abarcaban sus lucesdelanteras, y nada más.

En esos primeros diez minutos no habríanpodido calmar a Lorden Price si hubieranquerido hacerlo. Pero pronto él se fuequedando en silencio en el asiento trasero amedida que la carretera no aportaba ningunapromesa. Después de quince minutos Billdisminuyó la marcha del auto y preguntó aLorden si quería que buscaran en la otradirección.

Lorden no respondió. Simplemente setendió en el asiento y sollozó. «Fue horrible —comentó José—. Fue sencillamente horrible».

Page 23: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La casa de los Price en Arkansas

El comisario Rob Green recibió la orden deinvestigar un secuestro en la granja Hope a la1:59 a.m. Dejó su café frío y salió deinmediato. El oficial Peter Morgan deldepartamento de policía de Conway tambiénrespondió al llamado. Los dos habían llegado ala escena cuando Bill Hope, José Menéndez y

Page 24: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lorden Price regresaron.Mientras Lorden hacía lo posible por

tranquilizar a su histérica esposa, losfuncionarios comenzaron a procesar la escenadel crimen. Rápidamente radiaron un anunciocompleto de una camioneta que correspondía ala descripción de Lorden. Aunque el secuestrono era algo frecuente, todos los representantesde la ley sabían lo importantes que eran lasprimeras horas de búsqueda. Un rastro es soloun rastro mientras se pueda percibir.

Con la ayuda de patrullas de carreteras, seinstalaron bloqueos apresurados en cuatro delas seis carreteras vecinales de Conway y susalrededores. La oficina del FBI de Little Rockfue informada del incidente al amanecer, y elagente especial Ronald Silverton estuvo deacuerdo en ayudar al comisario local a iniciarla búsqueda. Los secuestros estabanclasificados como de intervención federal,

Page 25: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pero en su mayor parte el FBI solo seguíaaquellos casos en que se podía interponer unaacción judicial. El secuestro de los Price noera prometedor, pero Silverton creyó que si semovían con la suficiente rapidez podrían teneruna posibilidad.

Esbozo policial de Adán y Jessica Price

Se inició una exhaustiva búsqueda de losniños perdidos, con el agente Silverton en la

Page 26: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

coordinación de los recursos del FBI, y elcomisario Rob Green a cargo de lainvestigación en la región. No se hallóevidencia en campos y zanjas, canales yconductos. Docenas de periódicos y estacionesde radio de Arkansas extendieron la noticia delsecuestro de Alex y Jessica a través de unamplio círculo. Los Price no tenían fotografíasde sus hijos por la sencilla razón de que nodisponían de una cámara. Habían ahorrado paraese año en Navidad hacerse sacar en Conway unretrato de la familia, pero aún estaban a fines dela cosecha.

Del departamento de policía de Little Rockllevaron un dibujante, cuyo retrato de los dosniños se imprimió en periódicos y octavillas,que fueron clavados en cientos de postescubriendo un radio de trescientos kilómetros.Mientras tanto, las autoridades montaron unescenario probable basado en las evidencias

Page 27: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

reunidas en la escena del crimen.Era evidente que los sujetos desconocidos,

o UNSUB (siglas en inglés), como se denominacomúnmente a autores desconocidos de uncrimen, se acercaron tanto a la casa de la granjaHope como a la de los Menéndez antes dedirigirse a la vivienda de los Price. También seencontraron múltiples huellas de botascorrespondientes a las del exterior de laventana de los niños Price en el terreno de lasventanas exteriores de los hogares de los Hopey de los Menéndez.

«Supimos entonces que estábamos tratandocon la peor clase de secuestro —recuerda elagente especial Silverton—. La evidenciasugería que los autores del crimen no tuvieronen cuenta objetos de valor a la vista en laventana de los Hope y que se dirigieron alhogar de los Menéndez. Al no encontrar nadade interés se acercaron a la vivienda de los

Page 28: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Price, donde hallaron aquello por lo que habíanido: los niños».

Hay dos clases principales desecuestradores: los que raptan para pedirrecompensa, y los que secuestran víctimas parasu uso personal.

De inmediato se hizo claro para Silvertonque trataban con la última clase. Era obvio quelos Price tenían poco o nada para dar a unsecuestrador a cambio de sus hijos. Notrabajaban en cargos de influencia ni teníanacceso a información que un criminal pudieraestar buscando.

Con toda probabilidad, Alex y Jessica fueronraptados por alguien que deseaba tener hijospero que no podía procrearlos, o por alguienque pretendía usar a los niños para un propósitono identificado.

Page 29: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Además, la evidencia sugería que losdelincuentes no eran novatos en el crimen quecometieron. Una vez que hallaron a los niñosretiraron concienzudamente de la pared elmarco de la ventana, tornillo a tornillo, tarea enque pudieron haber tardado una hora.

No se obtuvieron huellas digitales en el cuarto.No hubo gritos de alarma de los niños hasta queestuvieron fuera de la casa, lo que sugería quelos levantaron con sumo cuidado de sus camasmientras dormían profundamente. Igual quemuchos padres, a veces los Price permitían asus hijos dormir en el sofá y luego los llevabana sus camas, lo cual podría explicar por qué niAlex ni Jessica hicieron antes un escándalo. Esprobable que el frío de afuera despertara a losniños, pero para entonces tenían las bocastapadas y sus raptores corrían hacia la

Page 30: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

camioneta.

Imaginando que los secuestradores no fuerande los que se ocultaban cerca mientras hacíansaber sus demandas de una recompensa,Silverton amplió su búsqueda a los estadosvecinos de Arkansas. De inmediato se inicióuna extensa pesquisa de los registros del FBI decasos de secuestro correspondientes a estadescripción. Para un examen detallado seenviaron al laboratorio criminal del FBI enQuantico moldes de las marcas de las llantas eimpresiones de las botas.

Pasó una semana sin ninguna pista firme.Lorden y Betty se desesperaron aún más. Laesperanza de un rescate rápido dio paso a laseguridad de una larga búsqueda.

Lorden no había dejado de pensar en el

Page 31: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hecho de que solamente la clase más vil de serhumano podría raptar a un niño. Su temor de loque pudieran estar enfrentando los niños fuereemplazado por una ira continua contra losanimales que cazaron a tales tiernas e inocentescriaturas.

Pasó un mes, y Silverton visitó a los Price conalgunos consejos que ellos se negaron aaceptar. Era insignificante la cantidad de casosen que recuperaban niños secuestrados despuésde estar desaparecidos por más de un mes. Condiscreción el agente animó a Lorden y Betty aprepararse para vivir sin sus hijos.

Pasaron dos meses, y ni una sola pista firmellevó a identificar o localizar a los UNSUB. Lasautoridades sabían que los zapatos que ellosusaban, botas de trabajo Bigton tallas once y

Page 32: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

seis, probablemente pertenecían a un hombre yuna mujer. Quizás un equipo de esposo yesposa. Basados en los moldes de las llantasconcluyeron que el vehículo usado para elsecuestro era una camioneta F150 fabricadaentre 1954 y 1957. Un expediente de evidenciacircunstancial sugería que los raptores vivíanen un ambiente rural, que eran hábiles conherramientas, que tal vez no tenían educaciónformal, y que viajarían distanciasextraordinarias para conseguir un niño. Peroninguna de estas evidencias llevó al FBI o a lasautoridades locales hasta los secuestradoresmismos.

Los dos meses se extendieron a seis,Lorden renunció poco a poco a la esperanza ycomenzó a seguir el consejo del agenteSilverton. Betty quiso tener inmediatamenteotro hijo, pero él insistió en que esperaran.

Page 33: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

«Lorden temía que ellos regresaran y sellevaran también este hijo —comentó JoséMenéndez—. Les aseguro que él nunca serecuperó. Después de eso se encerró en símismo. Como si no se pudiera sacar vida delhombre por mucho que se intentara».

Alex y Jessica habían desaparecido. Por loque Lorden y Betty sabían, sus hijos estabanmuertos.

Pero Alex y Jessica no estaban muertos.

Se hallaban en Oklahoma.

Y no se reincorporarían al mundo durantetrece años.

Page 34: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

U

UNO2007

NA CÁLIDA Y HÚMEDA NOCHE enLos Ángeles. Afuera el tráfico de

la ciudad era pesado y un millón dealmas luchaban por abrirse paso en otrahora pico, preocupadas por infladospagos de hipotecas e intolerablesexigencias sociales. Dentro de la oficinadel FBI de Los Ángeles el zumbido delaire acondicionado tenía en aquelmomento más importancia para Daniel.

A través del amplio escritorio dearce, el agente especial Daniel Clark

Page 35: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

miró fijamente los ojos de FrankMontova, hundidos detrás de hinchadasmejillas, como uvas pasas. El pescuezodel hombre sobresalía de un cuello decamisa dos tallas más pequeñas. De lascincuenta y seis oficinas regionales delFBI, solo cuatro eran suficientementegrandes para ser manejadas por unsubdirector encargado (ADIC, por sussiglas en inglés), a diferencia de unagente especial encargado. Los Ángelesera una de esas cuatro. La bromacontinua era que a veces Montovacumplía su sigla profesional (adicto).

—No digo que yo no utilizaría otrosrecursos a nuestra disposición —

Page 36: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

comentó Daniel.—Sin mucha ayuda no atrapas a un

asesino con patrón metódico que hadejado un rastro de quince víctimas ennueve estados. No me importa lo buenoque seas. Te mueves solo, rompes lacustodia de la cadena de evidencias, yecharás por tierra nuestras posibilidadesde obtener juntos una acción judicial, ymucho menos una condena.

—No solo se trata de obtener unacondena —indicó Daniel—. Se trata dedetener al asesino en el caso Eva antesde que mate a otra mujer. Se trata deentrar a la mente del asesino sin que éllo sepa. Creo que puedo hacer eso mejor

Page 37: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estando solo que teniendo un equipo.Sigamos el protocolo, y quizás nunca loencontremos. Debemos anticiparnos aél, no solo perseguirlo.

—¿Estás seguro de que no se tratade la muerte de Mark White?

Mark era el patólogo forense quehabía trabajado con Daniel, dejando aldescubierto las claves que podían apartir de los cuerpos de las víctimas.Dos semanas antes resultó muerto en unaccidente automovilístico, que aún no sedictaminaba como accidental. Danielhabía considerado a Mark más amigoque compañero.

—Puedo entender cómo pudo llegar

Page 38: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

usted a esa conclusión, pero no. Mark yyo habíamos discutido el asunto de ir deincógnito. Se trata de hacer unainvestigación anticipándonos a Eva, nosolo de esperar para estar al nivel desus escenas criminales.

—Yo estaría más preocupado con lalegalidad y la prioridad judicial —cuestionó Montova, y torció los labios—. Al director no le gusta esto. Existenrazones para que el departamentoinvestigue del modo en que lo hace.

—¿Está usted negando mi solicitud?—preguntó Daniel después de respirarlentamente, serenándose.

—Se trata de mi motivo. Y, sí, a eso

Page 39: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

me estoy inclinando.Daniel se levantó de la tapizada silla

para visitantes y se dirigió a la ventana.Como muchas de las oficinas deldepartamento, el mobiliario eraanticuado, asunto postergado desde laúltima serie de cortes presupuestarios.Dos estanterías llenas de registros encarpetas negras y resúmenes legalesatados con cuero. Un árbol de cauchosintético en un rincón. Una mesa redondade conferencias con cuatro sillasmetálicas. Alfombra industrial gris.

Afuera resaltaba la ciudad, montonesgrises de concreto proyectados hacia elcielo más allá del Boulevard Wilshire

Page 40: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

como una polvorienta barra gráficatridimensional.

—Quince mujeres han muertodebido a nuestra incapacidadburocrática para hacer lo necesario. Élmata en cada ciclo lunar, lo cualsignifica que ya tiene su próximavíctima. Si la investigación es correcta,ya la expuso a la enfermedad. Mañanason veintiocho días. Y no ha habidointerrupciones, ¿de acuerdo?

—Continúa.—Si esta vez no conseguimos nada,

déjeme ir de incógnito. Deme acceso acualquier información que necesite…trabajo estrictamente a través de un

Page 41: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

canal que usted elija. Sáquemeoficialmente del caso. Ponga en juegouna capa de protección legal para noponer en peligro las evidencias o elcaso, y luego inicie el procedimientojudicial como crea conveniente. Perodéjeme hacer lo que sé hacer mejor.Solo.

Montova lo contempló largamente.Volteó a mirar hacia la estantería a suizquierda. Daniel le siguió la mirada.Dos libros sobresalían de una largahilera de obras, uno rojo y uno negro,lado a lado.

El interior de la mente criminal.Cómo solucionar la división entre

Page 42: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

nosotros.Ambos escritos por el mismo autor.

Dr. Daniel Clark.Los escribió después de recibir su

doctorado a los treinta y cinco años deedad. Los cinco años subsiguientes deconferencias y viajes condujeron a sudivorcio de Heather, después de lo cualél exigió y recibió una reasignación alcampo. Eso fue hace casi dos años.

Al principio, el caso Eva le brindóuna vía de escape del dolor deldivorcio. Pero el caso pronto setransformó en obsesión porque, comoinsistía Heather, Daniel solo conocía laobsesión.

Page 43: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Por eso él entendía tan bien la mentecriminal. Por eso había vuelto a lafacultad para obtener su doctorado. Poreso había hecho caso omiso a su esposaal dictar cien conferencias sobre elmismo tema. Se necesitaba una menteobsesiva para conocer a otra.

Los patrones de conducta, comoevidencia forense, no solo podíanllevarlos a una convicción sino tambiéna una nueva comprensión de lapsicología del asesinato en serie. ElPrograma federal de Arresto deCriminales Violentos tenía en desarrollocontinuo una base de datos acerca de lanaturaleza intrínseca de los criminales

Page 44: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

violentos. Una onza de prevencióncontra una victoria arrolladora defuturos psicópatas.

El asesino Eva era un casoemblemático para las conclusionespresentadas en ambos libros de Daniel,si es que alguna vez hubo una.

La mirada de Montova se volvió aposar en Daniel.

—Hacer lo que mejor haces, ¿eh?—Sí.—¿Y qué es lo que mejor haces,

Daniel?—Trabajo mejor solo. Sin todas las

distracciones que me mantienen fuera.—¿Fuera?

Page 45: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—De mi mente —contestó Danieldespués de titubear.

—La mente de Eva.—Sí.Pocos entendían la disciplina y

concentración requeridas para entrar enla mente criminal.

—¿No es eso algo peligroso dehacer? ¿Solo?

Daniel cambió de posición en lasilla, incómodo por primera vez.Recordó las palabras de Heather: Ellosson tu adicción, Daniel. ¡Vives en lasmentes de ellos!

—Si yo no lo hago, ¿quién entonces?—señaló—. Si usted quiere fuera de las

Page 46: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

calles a este trozo de basura, tomealgunos riesgos.

El subdirector sujetó firmemente conlas manos el calendario de escritoriofrente a él. Su ordenado cabello,normalmente peinado hacia un lado,formaba un rizo sobre una oreja.Montova era un hombre respetado, unareversión a la generación anterior,prefería una estilográfica y uncalendario a una Palm Pilot. Como legustaba expresarlo, la mente era másaguda que cualquier poder que pudieratener una computadora.

—En vez de preocuparte lasvíctimas, te interesa más ganarle a Eva

Page 47: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

en su propio juego —manifestóMontova.

—Usted olvida que estuve en el casoDiablo en Utah —cuestionó Danielcruzando las piernas—. He visto lo queun asesino compulsivo puede hacer en ellapso de siete horas. No me diga que nome importan las víctimas. Me importadetener al asesino, no solo andar detrásde él con un recogedor de basura yllenar formularios de informes decrimen.

—No estoy diciendo que no teimportan las víctimas sino que ellas note motivan.

Daniel empezó a objetar, pero las

Page 48: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

palabras se le atoraron en la garganta.—¿Importa eso?—En realidad sí —contestó

Montova.El teléfono de su escritorio lanzó

dos pitidos.—Eso me dice por qué tu

motivación se ahonda tanto. Esto no espara ti solo un trabajo, y eso mismo teconvierte en un riesgo para estainvestigación, incluso en una desventaja.Tu lealtad a los protocolos es crítica…no me importa que los hayas escrito.

El teléfono volvió a sonar dos vecesantes de que él estirara la mano hacia elauricular y se lo llevara al oído.

Page 49: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Sí?Escuchó, interrumpiendo solo una

vez para pedir aclaración.Daniel miró los libros que había

escrito. Heather le había hechoreiteradamente la misma acusación deMontova. La exactitud de esa acusaciónles había costado su matrimonio.

Montova colgó y pulsó el botón deotra extensión.

—Envíala aquí —ordenó y volvió adepositar el auricular en la base.

—¿Enviar aquí a quién?La puerta se abrió y entró una mujer.

Cerró la puerta detrás de ella.—Daniel, te presento a Lori Ames.

Page 50: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lori, este es Daniel Clark, nuestroprincipal agente especial deinvestigación criminal.

—Mucho gusto en conocerla —manifestó Daniel levantándose ydándole la mano.

—Conozco su trabajo —expresóLori—. Es un placer conocerlo al fin.

—Supongo que nuestra conversaciónterminó —dijo Daniel volviéndosehacia el jefe del departamento—.Espero que podamos…

—Siéntate, Clark —ordenóMontova, y luego se dirigió a la mujer—. Toma asiento.

Lori lo rozó al pasarlo, esbozando

Page 51: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

una suave sonrisa. Ojos de suave colorcastaño y cuerpo esbelto abrigado conoscuro traje formal. Tacones negros.Cabello rubio que le colgaba por sobrelos hombros.

Pero la manera en que lo miró fue loque llamó la atención de Daniel. Quizásella sabía más de lo que él habíasupuesto.

La siguió a las sillas de visitantes yse sentó.

Puesto que ninguno de los dos hizocomentarios, Montova se dirigió a ellos.

—La agente Ames es patóloga delequipo de respuesta ante evidencias enla oficina regional de Phoenix. Ella

Page 52: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

conoció a la decimocuarta víctima,Amber Riley, y desde entonces se haenterado mucho del caso. Nos gustaríareasignártela.

Estaban reemplazando a Mark Whitedos semanas después de su muerte.¿Pero por qué no alguien de lalocalidad? Había al menos cincopatólogos cualificados en la oficina deLos Ángeles. Daniel la observó. Faldaajustada, una pierna bronceada cruzadasobre la otra. No exactamente lavestimenta de una agente regional.

—Supongo que esa es su orden,señor.

—Así es, yo lo dispuse así. Ella

Page 53: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

empieza hoy. Y he cambiado de opinión.Te estoy concediendo tu petición.Suponiendo, es decir, que no objetastrabajar a través de Lori. Ellapermanecerá en el caso pero te seguiráde cerca en todo sentido.

—¿Así sin más? —preguntó Danielsin saber qué contestar.

—Sí, así. Trabajar dentro de estosnuevos parámetros que propones, desdeluego. ¿A quién sugieres que le entregueel caso?

—A Brit Holman —contestó sindudar; el hombre era competente y casiestaba tan enterado del caso comoDaniel—. ¿Está usted indicando que me

Page 54: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dejará ir de incógnito estando solo,mientras mi único contacto es una agentenovata en el caso?

Montova miró a Lori, quienevidentemente tomó su mirada como unainvitación a hablar.

—Se cree que la primera víctima fuedescubierta hace dieciséis meses en elsótano de la Iglesia Católica Todos losSantos en Cincinnati, Ohio. MariaStencho, de veintitrés años de edadencargada de limpiar el templo. Sucuerpo presentaba contusiones yampollas, y en la sangre le hallaronrastros de una bacteria antesdesconocida similar a la streptococcus

Page 55: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pneumoniae. Normalmente se asocia ala SP con meningitis, la cual infecta elfluido que rodea el cerebro y la médulaespinal, y puede matar en horas alreceptor en una manera que concuerdacon la muerte de Maria Stencho. Sinseñales de lucha, sin indicio de traumapor fuerza directa. Ninguna evidencia dedaño causado por arma. Según elmédico local examinador, la causa de lamuerte fue encefalitis aguda, másestrechamente asociada con síntomasque concuerdan con ICD-10, código A-85, meningoencefalitis. El trabajo dellaboratorio detalló leucocitos en elfluido cerebroespinal después de una

Page 56: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

punción lumbar, y confirmó que laenfermedad estaba presente con efectototal en el momento de la muerte. Alprincipio se supuso que Stencho muriópor una forma de meningitis. ¿Continúo?

—Entiendo —contestó Daniel.Pero Montova levantó la mano.—Por favor, continúa —pidió.—La siguiente víctima fue

encontrada veintiocho días más tarde enSan Diego. Mormona, de veinte años.Esta vez en el sótano de una iglesia deLos Santos de los Últimos Días. Casiidéntico juego de circunstancias,excepto que esta vez el nombre EVAestaba pintado en rojo en la pared de

Page 57: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cemento al lado del cuerpo. Ellaboratorio obtuvo los mismosresultados en el fluido raquídeo, y eljuez de instrucción local encontróevidencia de la misma presiónintracraneal, así como avanzadainfección de las meninges. Ella murió depresión cerebral que produjohemorragia en el cerebro. Una nuevavíctima se ha encontrado cada lunanueva… es evidente que al asesino legusta la oscuridad. Todas las quince hansido mujeres, entre diecinueve yveinticuatro años. Todas halladas ensubterráneos: siete en sótanos deiglesias, cuatro en bodegas abandonadas

Page 58: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

en granjas desocupadas, cuatro encavernas naturales preseleccionadas porel asesino.

Lori cambió la mirada hacia Daniel.Él la había catalogado de única. Eralozana. Sus ojos centelleaban con unmisterio contagioso. Si él no seequivocaba, ella tenía menos decuarenta años.

—Las evidencias recuperadas decada escena incluyen huellas de zapatostalla trece… botas Bigton disponibles encualquiera de las grandes cadenas entodo Estados Unidos de América. Lalongitud de los pasos indican una alturade un metro noventa y ocho centímetros,

Page 59: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y la profundidad de la pisada lo colocaentre cien y ciento quince kilos. Cercade dos de los sitios se recuperarondiferentes furgonetas blancas. Muestrasde cabello y de células de pielencontradas en cada una identifican alasesino como caucásico, tipo de sangreB positivo, sexo masculino. Ellaboratorio lo revisó a través de la listadel sistema combinado de ADN (CODIS,por sus siglas en inglés), y su perfil deADN no ha aparecido en ninguna otrainvestigación fuera de esta serie. Elcabello revela que tiene más de cuarentaaños. No hay huellas latentes. Tampocosaliva, sangre, semen o ningún otro

Page 60: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fluido que se pudiera rastrear de fuentedistinta a la víctima. El asesino no es unsecretor. Efectivamente es un reciénaparecido o un fantasma.

Una pausa. Luego ella siguióentregando la información conpracticada exactitud.

—El hecho de que el tipo haya idotan lejos para tratar de no dejar ningunahuella sugiere que cree que sus huellasestán en la base de datos del sistemaautomático de identificación de huellas(AFIS, por sus siglas en inglés). Lo cuala su vez sugiere que se trata de unprofesional. Sus asesinatos sonorganizados, con un patrón,

Page 61: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

premeditados y claramente conmotivación religiosa. Está matando conmotivos que concuerdan con un clásicoperfil psicopático… reconoce lo buenode lo malo, y escoge lo malo. Seguiráasesinando hasta que lo capturen o lomaten. Su perfil indica que posiblementenunca se lo capturará vivo. Nada más sesabe acerca de Eva.

Breve pausa.—¿Le gustaría ahora hablarme de

usted? Un caso aun más fascinante.—Me conozco, gracias —contestó

Daniel, ofreciéndole una sonrisa cortés.—¿Verdad?Lori lo expresó con total sinceridad,

Page 62: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

como si ella fuera su terapeuta yestuviera interesada solo en la verdad.

—Espero que no —señaló elladespués sonriendo—. Mi madre siempreme dijo que los hombres que creenconocerse son solo versiones sacadas dequienes no se conocen.

—Inteligente dama.El suave silbido del aire

acondicionado se extendió por el salón.—Como dije, Lori está enterada del

caso —añadió Montova.El teléfono del subdirector sonó, y

tomó la llamada. Asintió de formacortante y volvió a depositar el auricularen la base.

Page 63: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Tendrás tiempo para despejar tusdudas en el camino.

—¿Señor?—La policía local de Manitou

Springs, Colorado, acaba de recibir uninforme de una furgoneta blancaabandonada, hallada por dosespeleólogos cerca de la Cueva de losVientos. Encontraron una entrada a unacueva cercana sin nombre. El reporteestablece una señal del perfil de Evacorrespondiente al Programa de Arrestode Criminales Violentos. Lasautoridades locales están preparando uncerco, pero tienen órdenes de no entrar ala escena hasta que llegues.

Page 64: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel continuó sentado, se habíaquedado sin habla. Eva.

Hielo le recorría las venas.Se puso de pie y atravesó el salón en

tres zancadas. Agarró la manija de lapuerta, y estaba a punto de salir cuandolo detuvo la voz de Montova.

—Lori va contigo.Él giró y vio que ella ya estaba lista

detrás de él.—Está bien.

Page 65: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

HDOS

EATHER CLARK OBSERVÓ su relojpor quinta vez en varios minutos.

Once en punto, decía la nota.Información por la que matarías. Elbar en el Club Esmeralda. Limusina.Por eso ella estaba aquí por primera vezdesde el divorcio.

Su amiga, Raquel Graham, una delas mejores abogadas defensoras deSanta Mónica, se sentó a su lado en elbar, balanceándose con discreción anteel tono rítmico que resonaba por elsistema de sonido del Club Esmeralda.Heather la denominaba la nueva música.

Page 66: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Diferente a la música antigua, quecolmara las ondas radiales cuando ella yRaquel se iniciaban en Santa Mónicacontando con poco más de veinte años.

A las dos les gustaba la músicanueva, solo que no sabían los nombresde los grupos musicales. Ni tampoco delas canciones. Nada tan apreciable comoRed Hot Chili Peppers, que decía lascosas de forma clara y contundente.¿Qué indicaban nombres como SkyBlock Streak? Quizás más de lo que aella le importaba conocer.

El Club Esmeralda servía a lamultitud profesional del centro de laciudad: abogados vestidos con elegancia

Page 67: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y otros por el estilo, a la mitad de loscuales Heather reconocía de lasimportantes empresas alrededor de laciudad. Un año antes ella se había hechosocia de Biggs & Kofford, diez añosdespués de enrolarse como abogadadefensora. Otros dos años y su nombrese uniría a los de Jerry Biggs y KartKofford en la papelería. Suponiendo quese quedara.

Sinceramente dudaba que lo hiciera.El año pasado la arruinaron sus litigioscomunes y corrientes.

Raquel sacudió su oscura cabellera,tomó otro sorbo del Tom Collins quetenía frente a sí, y miró a Simon, un

Page 68: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fiscal de Los Ángeles, mientrasatravesaba el salón en dirección albaño. Ellos habían estado saliendo portodo un mes, todo un récord paraRaquel, quien tenía treinta y nueve añosy aún no había tenido algo que separeciera una relación permanente. Lamujer tendía a aproximarse a loshombres del modo que abordaba loscasos: moviéndose de uno a otro,esperando siempre el siguiente gran díade pago.

—Así que este es, ¿eh? —inquirióHeather, mirando el reloj sobre la pared.

—Podría ser, nunca se sabe —contestó Raquel con una sonrisa

Page 69: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enigmática.—Un mes y sigue el conteo.—Yo no hablaría, encanto.Raquel levantó una ceja y tomó otro

sorbo. Con la cabeza hizo señas a unhombre rubio al otro lado del bar,absorto en una conversación con unamigo. Jake Mackenzie, a quien las dosconocían con reputación de ejemplar deéxito.

—Ahí vas. Siempre te gustaron losrubios.

—Por favor, él no tiene ni un díamás de treinta.

—¿Y es eso un problema? Solotienes treinta y siete, bebé, y cualquier

Page 70: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tipo de este lugar puede verte poner envergüenza al resto de la competencia.

Los ojos de Heather se dirigieron alreloj.

—¡Deja de hacer eso! —exclamóRaquel bajando su trago.

—¿Dejar qué?—¿Estás saliendo recientemente con

alguien, y yo no lo sé? ¡El reloj!—¿Es pecado mirar un reloj?—Estoy tratando de ayudarte aquí,

encanto. Llevas tiempo divorciada…—Por favor, no vuelvas a hablar del

divorcio —suplicó Heather.—Exactamente. Olvídate ya del

divorcio. Ya hace dos años que dejaste a

Page 71: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ese maníaco egoísta por un buen motivo.Pero no, no renunciarás a él, ¿verdad?No, debemos llamarte Heather Clarkporque una vez estuviste casada con undios llamado Daniel Clark. ¿Por qué lodejaste?

—Porque era un maníaco egoísta —contestó Heather, dando un sorbo—, delque me enamoré.

—Escúchame —pidió Raquelmoviendo suavemente hacia ella elrostro de Heather con una mano—.Míranos. ¿Qué ves?

—Dos mujeres, en un bar, a las onceen un miércoles, cuando la mayoría delos abogados razonables de nuestra edad

Page 72: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

están en la cama.—¿Desde cuándo eres razonable?

¿Sabes qué veo? A la abogada defensoramás inteligente del sur de California, tanencerrada en el triste pasado que haolvidado cómo vivir el futuro. El hechode que tengas un cuerpo que luce tantentador con camiseta sin mangas yjeans rotos como con un traje formal,hace aun más trágica tu desesperación,depositada en quien no la merece.Aprende a vivir, querida. Confía en mí,naciste para volverlos locos.

—Hablas como una demandanteexperimentada.

Raquel se centró de nuevo en el bar.

Page 73: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella tenía razón, por supuesto. El tiemposeguía su curso, y Heather se habíadejado arrastrar por el pasado. Sialguien supiera solo a cuántaprofundidad, lo más probable es queconcertaría una terapia.

La manecilla larga del reloj deBudweiser atravesaba el gran doce en loalto. Heather revisó una vez más a losclientes, pero no vio a ninguno que sefijara en ella. Quienquiera que hubieradejado la nota se le aproximaría.

A menos que no quisiera ser vistopor Raquel. Heather había estadotrabajando en el caso Mendoza durantelos últimos tres meses, un prominente

Page 74: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

caso de drogas en que participaba unamexicana de sesenta años de edad, aquien habían acusado de lavar dinero através de un negocio de tintorería delque era propietaria. Toda la evidenciaindicaba un caso clarísimo, perodespués de pasar una tarde con MarieMendoza, Heather no podía creer que lamujer fuera capaz, y mucho menosculpable, de cometer el crimen.

Había alguien más entre bambalinas.Alguien con mucho que ocultar. Si lanota se refería a información sobre elcaso Mendoza, como Heather suponía,sería preferible que viniera de unafuente interesada en la más estricta

Page 75: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

confidencialidad.Pero también se podría estar

topando con alguien que la quisierafuera del caso, y sencillamente la estaríaatrayendo a un callejón en quepretendieran darle una paliza.

—Tenemos que conseguirte una cita,Heather. Dame ese gusto.

—He salido con muchas personas.Su contacto se atrasaba. Buscó en el

salón un indicio de algún hombre oalguna mujer que la reconociera.

—¿Quiénes, dos desde que Danielse fue?

—Daniel no se fue. Yo lo dejé.Un hombre de cabello negro con

Page 76: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mandíbula pronunciada y cejas espesasentró al bar, examinó la multitud, y sefijó en Heather. Su rostro parecía comosi lo hubieran golpeado una o dos vecescon una pistola. Ella pensó en echarsepara atrás.

—Así que lo dejaste. ¿Cuál es ladiferencia? —inquirió Raquel.

—La diferencia es que él aún meama —contestó Heather agarrando lacartera—. Y tienes razón, debo tenermás citas. Como la que tengo esta noche.

Raquel la miró.—¿Tienes una cita? ¿Con quién? —

preguntó y después siguió la mirada deHeather a través del salón.

Page 77: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Chofer de limusina en la puerta.No mires.

—¿Él?—Él —respondió Heather,

poniéndose de pie—. Si no regreso enmedia hora, llámame. Si no contesto,llama a la policía.

Se fue dejando a Raquel siguiéndolacon la mirada.

EL CHOFER DE LA LIMUSINA, con rostrogrisáceo, guió a Heather desde el bar sinpronunciar palabra. Ella no sabíaadónde la llevaba, pero le parecióabsurda la idea de que debía seguirlo.

Page 78: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

¿En qué estaba pensando ella?—¿Adónde vamos? —preguntó

Heather deteniéndose en la acera a diezmetros de la puerta principal del bar.

El hombre siguió caminando, sindarle explicación, como si no leimportara que ella lo siguiera.Sencillamente estaba haciendo lo que leordenaron.

—Discúlpeme —comentó elladando unos pasos más—, quizás estéequivocada, pero no voy a seguirlo sinsaber adónde me está llevando.

Él siguió su camino. Un joven y sunovia o esposa que cruzaban la esquinade la acera miraron a Heather, y después

Page 79: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

al hombre con quien ella hablaba. Ellaasintió cortésmente y continuó, sinmuchos deseos de hacer una escena.

El hombre giró a su izquierda,caminó hasta un antiguo sedán negro,abrió la puerta y regresó a mirarla. Aúnsin decir una palabra.

Curiosa, ella miró hacia atrás, viovarios transeúntes observando, ydecidió acercarse al auto. No entraría,por supuesto. Pero volverse ahorasolamente la dejaría sin pistas de estainformación «por la que mataría».

Se detuvo a metro y medio de lapuerta abierta, quitó la mirada delindividuo que ahora la observaba y

Page 80: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

regresó a ver el interior.El auto estaba vacío.—Entre —expresó el chofer

señalando el asiento trasero.—¿De qué se trata? —exigió saber

ella.—Por favor. Solo estoy haciendo

aquello por lo que me pagan.—¿Dejó usted la nota?—Por favor…—Si usted tiene información, la

tomaré. De otro modo temo que debo irdonde mis amigos. Me están esperando.

—Me indicaron que le dijera que setrata de Daniel Clark —dijo el hombre—. Esto podría salvarle la vida a él.

Page 81: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El terror reemplazó la irritación enHeather.

—¿De qué se trata? ¿Quién lo envióa usted?

—Eso es todo lo que sé. Por favor,señora. No me pagarán a menos queusted entre.

Otras personas observaban ahora enla acera, a ella no le interesaba si erancuriosos o personas preocupadas por loque veían. Haciendo caso omiso de losespectadores, entró al vehículo negro yse corrió para evitar que la puerta lepegara al cerrarse de golpe.

El chofer se deslizó detrás delvolante y se alejó de la acera; pulsó un

Page 82: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

número en su teléfono celular, escuchópor unos instantes, y luego colgó sinhablar.

—¿Adónde estamos yendo? —indagó Heather.

—A casa.—¿Sabe usted dónde vivo?Un celular se iluminó sobre el

asiento al lado de ella.—Contéstelo —sugirió el chofer.Ella vaciló, y luego lo alzó

lentamente. Lo desplegó y se lo llevó aloído.

—¿Amas a tu esposo, Sra. Clark? —preguntó una voz suave y baja en elparlante.

Page 83: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Quién habla?—¿Amas a tu esposo?—Estamos divorciados.Una pausa llena de estática.—¿Es por eso que has conservado

su apellido?—En realidad no creo que eso le

importe a usted.—A mí no me importa —objetó la

voz—. Pero a ti sí. Contéstame, porfavor.

Todo el asunto era desconcertante.Pero había maneras mucho más fácilesde lastimar a alguien. Ella dudó quequien estuviera detrás de esto quisierahacerle daño. Se había molestado en

Page 84: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

contactar con ella en un ambientecontrolado y con una llamada celularimposible de rastrear.

—Por supuesto —expresó ella, al nover que hubiera algo malo en darle unarespuesta.

—Sí, por supuesto. ¿Matarías porél?

La pregunta la desconcertó.—Por tenerlo de vuelta —clarificó

la voz—, sano, sin esta ridículaobsesión que él tiene por… Eva. Paratener su amor y su afecto. ¿Matarías?

Quizás, pensó ella, pero luegorechazó la idea.

—La verdad es que amas mucho a tu

Page 85: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

esposo.Esta vez ella contestó lo que le vino

a la mente.—Sí.—Tal vez debas hacerlo antes de

que sea tarde. En esto hay más de lo quetodos ven a primera vista —expresó lavoz respirando en el teléfono—. No sepuede detener a Eva.

Ella no tuvo palabras para contestar.—Daniel morirá si trata de detener a

Eva. Morirá esta noche, mañana, en unasemana, o en un mes, pero al final estarámuerto.

¿Era Eva quien le hablaba? Ella viocómo le temblaban los dedos.

Page 86: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Usted no puede saber eso.—Estás tan obsesionada con Eva

como él —expresó con voz baja elinterlocutor después de esperar que ellaterminara de hablar.

¿Sabría acerca del sótano la personaal otro lado de la línea?

—Eva es un asesino sádico que estácazando mujeres jóvenes e inocentes —afirmó ella.

—No, inocentes no. Pero este asuntono es acerca de dieciséis jovencitas. Esacerca de Daniel. Acerca de ti. Acercade mí. Y de lo que el mundo crea detodos nosotros cuando esto hayaacabado.

Page 87: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Dieciséis?No hubo respuesta.El auto se detuvo frente a la casa de

Heather.—Aunque todo esto fuera verdad, no

veo cómo yo pueda hacer algo. Lo queusted está sugiriendo… ¡no tiene nadaque ver conmigo!

—Buenas noches, Heather.Se desconectó la línea Ella cerró el

aparato, aturdida.—Deme el teléfono —ordenó el

chofer estirando la mano.Ella se lo entregó.—No pierda su tiempo tratando de

localizarme. Solo soy el mensajero que

Page 88: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a cambio de mucho dinero le dejó unanota. Nunca me he topado con el tipo nilo haré. Salga.

Heather abrió la puerta y descendió.Sin más explicación, el conductor hizodesaparecer el auto en la noche.

El vecindario suburbano estabaoscuro, excepto por unas cuantas lucesencendidas en porches. Heather se sintióirritada. Confundida. Mareada.

Page 89: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

E

TRESMEDIANOCHE

L PUEBLO DE Manitou Springsestaba enclavado en las sombras

del pico Pikes a una hora de viaje al surde Denver.

El Citation del FBI había llevado aDaniel, Lori y otros tres agentes dedivisión al aeropuerto municipal enColorado Springs, donde se reunieroncon la unidad táctica del Departamentode Policía de Colorado Springs. TresSuburban negras serpentearon por lacarretera 24 hacia la salida en la

Page 90: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

avenida Manitou.Daniel seguía al auto delantero. Lori

sentada a su derecha y Brit Holmandetrás. Las llantas del vehículozumbaban debajo de ellos. Ningunohablaba. Ya habían dicho todo lonecesario durante el vuelo sobre lasRocosas. Triunfar hoy sería todocuestión de suerte, y la esperanza eraque en su descaro el sujeto desconocidohubiera cometido una equivocación.

Las apuestas estaban claras.Suponiendo que los excursionistashubieran identificado la escena delpróximo asesinato, Eva estaría presenteo no. O tenía una víctima con él o no. Si

Page 91: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tenía una víctima, probablemente estabamuerta, como las otras quince quehabían encontrado.

Si estaba viva, ellos tendrían suprimera oportunidad verdadera en elcaso. Un testigo.

Si estaba muerta, estarían otra vezdonde empezaron: con otra muchachamuerta pero sin más evidencia de quiénera Eva que el hecho de que usababotas, que era blanco, que a vecesconducía furgonetas con matrículasfalsas, que tenía más de cuarenta años,que sabía una o dos cosas acerca de laenfermedad, y que tenía algo importantecontra las mujeres jóvenes.

Page 92: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Necesitaban una oportunidad… si noun testigo, al menos una colección unpoco mejor de evidencia, por lo cual lasautoridades locales resguardaban elperímetro sin acercarse. Lo que menosnecesitaban era un equipo SWAT quecontaminara una escena virgen decrimen.

Las paredes de las oficinas decrímenes importantes del FBI en LosÁngeles estaban cubiertas con reseñasde Eva, la mayor parte especulaciónbasada en lo que tenían, y más que nadaen lo realizado por Daniel. Reseñasmentales, religiosas, físicas y deeducación. Lo suficiente para producir

Page 93: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

un ser vivo que pudiera pararse y salirdel salón a matar a su próxima víctima.

Pero la especulación no producealgo vivo.

—Por aquí es —indicó Lori,mirando el letrero adelante en laavenida Manitou.

Daniel siguió al vehículo guía por lacurva de una salida muy apretada amano derecha, que confluía en una calledesierta que atravesaba el pequeñopueblo que dormía. Las dispersasfarolas centelleaban por encima de elloscon color amarillo, esparcido por unasuave niebla nocturna.

Pasaron por el centro de Manitou

Page 94: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Springs, giraron en la avenida Canon,serpentearon por debajo de un puente decarretera a treinta metros en lo alto yentraron a un estrecho cañón, dejandoatrás el último rayo de luz.

Oscuridad. Eva tenía inclinación porla oscuridad.

Daniel miró a Lori, vestida ahoracon pantalones informales negros yzapatos tenis. Él portaba su arma en unapistolera en el sobaco, una Heckler &Koch 40. En el vuelo se había enteradode la carrera de Lori en el FBI. Nueveaños en el Cuerpo, cursando medicina.Debido a sus preocupaciones, el agentepasó por alto otra gran cantidad de

Page 95: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

detalles.Con algo de suerte, nada de eso

importaría. Si fallaban esta nocheDaniel sacaría tiempo para entender a sunueva socia, pero por ahora Lorisolamente lo acompañaba en el viaje.

El cañón William se estrechó.Condujeron más profundamente,siguiendo las luces traseras del vehículotáctico que conducía el policía deManitou Springs, Nate Sinclair, quienfue el primero en confirmar la ubicaciónde la furgoneta abandonada, con laayuda de los dos excursionistas. Eraevidente que las colinas que rodeaban elcañón estaban ocupadas por ilegales que

Page 96: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

se ocultaban en un sistema de cavernas ycuevas de las que recién se estabantrazando mapas. La Cueva de losVientos atraía turistas, pero los sistemasno descubiertos de cuevas eran laatracción para los espeleólogos serios.

Pinos y álamos emergían de laniebla a cada lado, apenas visibles conlas cegadoras luces del vehículo.

Daniel levantó su radio.—¿A qué distancia?—Como ochocientos metros —

crepitó una voz que él supuso quepertenecía a Sinclair.

El cañón serpenteaba con curvascada cincuenta metros, lo cual quizás les

Page 97: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ocultaría la llegada.—Apaga las luces —insinuó Lori,

tuteándolo.Daniel la miró. Ella le había leído la

mente.—Creo que él espera cerca hasta

asegurarse de que su víctima esté muerta—comentó ella—. No con la víctimasino bastante cerca para mantener lavigilancia.

—Lo sé, yo escribí la reseña —concordó él mientras levantaba otra vezla radio—. Apaguen las luces.

La radio permaneció en silencio porunos segundos.

—Va a ser difícil ver con esta

Page 98: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

niebla.No era posible que alguien fuera de

los autos oyera las radios, pero de todosmodos la voz de Nate apenas emitió unsusurro. Gran día para el oficialSinclair.

—Apaguen las luces —repitióDaniel—. Deténganse a cien metros dellugar. Seguimos a pie. Los del equipotáctico pueden usar su visión nocturna,pero que no se acerquen hasta que yo loordene. ¿Advertidos?

—Entendido.—¡Comprendido! —exclamó el jefe

del equipo táctico detrás de ellos.Las luces adelante titilaron. Daniel

Page 99: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hizo girar una perilla que creyó quecontrolaba las luces, y en vez de eso fuepremiado con un silbido de loslimpiaparabrisas. Invirtió el interruptore intentó otro.

Las luces delanteras se apagaron.—¿Los ves? —preguntó Lori.Él bajó la velocidad a paso de

tortuga hasta que los ojos se leacostumbraron a la oscuridad. Elcontorno del vehículo de adelantecortaba las líneas de los bosques aldeslizarse por la siguiente curva.

—Más despacio —ordenó Daniel.—Entendido.Unas luces traseras rojas brillaban

Page 100: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

adelante.—Bueno, amigos. Es hora de jugar

—manifestó Brit, hablando por primeravez desde que dejaron atrás ColoradoSprings.

—Recuerden, que nadie se meadelante. Eso incluye al equipo táctico.Mantenlos atrás, Brit. Por allá. Noquiero ninguna clase de contaminaciónen el sitio. Ninguna.

Daniel no había ocultado suconvicción de que no debían utilizar unequipo táctico en esta acción, muchomenos un equipo que él no conocía. Britestuvo de acuerdo, pero el protocoloprevaleció: sospechoso armado más

Page 101: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

escenario hostil era igual a suministrotáctico.

—El equipo alfa está subiendomedia brigada a la falda —anunció Britmientras ponía una bala en la recámarade la pistola—. El resto permanecerá aveinte metros detrás de mí a menos quese ordene otra cosa.

—Simplemente mantenlos fuera demi escena hasta que yo esté adentro —contestó Daniel, alzando la mirada alespejo retrovisor.

El inflexible agente especial queoficialmente habría dirigido el caso siDaniel siguiera de incógnito era nadamás una figura fantasmagórica cerca de

Page 102: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la luz ámbar del tablero. Cabello negro,mandíbula de rasgos firmes… unreceptor de fútbol universitario que sehabía graduado con honores antes de serreclutado por el FBI.

En varias ocasiones Daniel le habíaconfiado su vida al hombre. Al tener laposibilidad de elegir compañero habríaescogido a Brit Holman por sobrecualquier otro sin dudar un instante.

—Es allá afuera —informó Brit—.A mi retaguardia. Entraré detrás de ti.

Daniel asintió.—Solo mantenlos fuera de nuestro

camino.—¿Y yo? —preguntó Lori.

Page 103: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Una simple pregunta hecha sinninguna expectativa, que Daniel no habíaconsiderado. En un caso tan dependientede la información que aportaran lasvíctimas, algunos sostendrían que ellaera más importante para la investigaciónque él.

—¿En cuántas redadas has estado?—Ocho —contestó ella casi antes de

que él hubiera preguntado; no había unápice de duda en Lori.

—Te quedas conmigo —expresó él.Ella asintió.—Se están deteniendo.Daniel detuvo el vehículo justo

detrás del guía, se puso un chaleco

Page 104: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Kevlar, agarró una H&K MP5 de detrásdel asiento, le metió una bala en larecámara y le quitó el seguro. Cargararmas en ciertos momentos era uncamino fácil a una sepultura temprana.El sonido de las cámaras llegaba a todoslos oídos.

Lori ya había preparado su pistola.Ella esperó que él se bajara antes de

salir despacio por su puerta. Danielrodeó el auto, haciendo caso omiso atodos menos a Nate Sinclair, quienestaba saliendo de la cabina.

—Quédese en el asfalto —le susurró—. No hable a menos que se le indique.¿A qué distancia?

Page 105: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Los ojos de Nate eran blancos en lanoche.

—Cerca de la próxima curva. A laizquierda, a cincuenta metros de lacarretera. Usted sí comprende que enrealidad no he visto la furgoneta. Nosordenaron permanecer en la retaguardia.Por allá.

—La cueva, no la furgoneta. Meinformaron que usted podía llevarnos ala cueva.

Nate sacó una unidad GPS y laencendió.

—Suponiendo que son correctas lascoordenadas que me dieron losexcursionistas. Un cálculo rápido…

Page 106: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Vamos —ordenó Daniel,observando el equipo que se habíareunido detrás de él, esperando enuniformes y cascos tácticos, armadospara entrar, listos para la pelea. Listospara iniciar una guerra.

Él asintió.Las suelas de sus botas sonaron

sobre el negro asfalto. Se oía chirridode grillos, Daniel no sabía si ese era uncántico de vida o muerte. Pero su menteya estaba en la tumba.

¿Quién eres tú, Eva? ¿Qué temotiva a tomar las vidas de estasjóvenes? ¿Estás en tu agujero, paradosobre otro cadáver?

Page 107: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Los árboles se separaban a laizquierda y Nate se detuvo. Buscóaprobación mirando a Daniel y viróhacia el claro abierto cuando el agentefijó la mirada en esa dirección.

La furgoneta se hallaba en el claro,oscura y helada con pintura blancaoxidada. Parabrisas roto. Llantas lisas.Era una vieja Caravan Dodge de losnoventa. Números de serie limadossobre el cristal, el chasis, y sin duda elmotor, como las otras furgonetas que élhabía descubierto. Esto mantendría felizpor unas horas al equipo de análisis deevidencias.

Daniel le hizo una seña a Brit y cada

Page 108: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

uno agarró por un lado del vehículo,observando sin suerte hacia el interiorde las ventanillas. Daniel esperó a queBrit lo cubriera, colocó la mano en lapuerta corrediza y la abrió deslizándolade golpe para que su compañero tuvierauna clara visión del interior.

La furgoneta estaba vacía. Sinasientos traseros, sin herramientas, sincuerdas ni restricciones. Sin Eva.

Sin chica.Lori se acercó, examinó los oscuros

árboles adelante y habló con una vozque no perturbaba la noche más que lasalas de una mariposa.

—Él está aquí.

Page 109: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Con esas palabras Lori ingresó alespacio de él. Ella sentía la escena delmismo modo que él.

—Tienes razón. Tranquila.Un murallón rocoso se levantaba al

final de un sendero de venados, acincuenta metros más adelante. La bocade la cueva estaba precisamente dondela ubicaban las coordenadas del GPS. Unenorme pino y una gran roca del doblede la altura de Daniel protegían unafisura de sesenta centímetros en el frentedel murallón.

Daniel hizo una seña a Brit paraenviar el equipo táctico a lo largo delmurallón en ambas direcciones, luego le

Page 110: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

echó una larga mirada a Lori, quien teníalos ojos fijos en los suyos.

Espero que estés lista para esto.Entonces se deslizó hacia el interior.Presionó la mano izquierda contra la

lisa superficie de piedra en el muro sury avanzó paso a paso en la oscuridad. Lapistola lista en el hombro, y el cañónhacia abajo. Lori exactamente detrás,respirando a ritmo constante.

La mano extendida de ella le agarróel codo. Lo soltó. Lo volvió a tocar.

El sonido de agua goteando en unacaverna era la primera evidencia de quese habían introducido en algo más queuna fisura larga y estrecha. Un olor

Page 111: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

húmedo a moho de tierra le inundó lasfosas nasales. Un aroma que habíaimpregnado los sótanos que Eva habíautilizado en otras dos ocasiones.

De repente el terreno se inclinó; yfue allá abajo donde él primero vio latenue pista de luz. Apenas más que uncambio en la oscuridad, del negro másdenso a una sombra de café oscuro.

Instintivamente, retrocedió paradetener a Lori. Su mano le topó elestómago. La agarró de la blusa y laacercó, con el corazón en la garganta.

—Está aquí —le articuló para queella le leyera los labios—. Ten cuidado.

Entonces la soltó y decidió bajar.

Page 112: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Hacia un muro, donde el túnel girababruscamente a la derecha.

La luz brillaba al final de un largocorredor, titilando en anaranjado sobregranito.

Daniel contuvo el impulso de dar lavuelta a la esquina hacia la fuente de esaluz. Esperó hasta que Lori y Britestuvieron a su lado. El crujido depiedras anunció la presencia de doshombres de la unidad táctica detrás.Daniel intentó hacerles señas parahacerlos retroceder, pero aunquepudieran verle la mano, ellos ya bajabanla pendiente.

Él abrió una palma a Brit y le

Page 113: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

articuló que los mantuviera detrás.La voz de Montova le rondó la

mente. ¿Qué haces mejor, Daniel?Trabajo solo. Entro solo a la mente

de Eva.¿Por qué entras solo a la mente de

Eva, Daniel?Porque lo conozco. Sé cómo fue

hecho y sé cómo deshacerlo.Daniel se apresuró a bajar por el

largo corredor. El terreno eraprincipalmente arcilla, desparramadapor el viento durante siglos. Evitópiedras sueltas, avanzando agachado,con la pistola lista.

Entonces llegó a la próxima curva,

Page 114: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

frente a una pared que titilaba con luzque solo podía venir de flamas. Daniellevantó la pistola y llegó agachado a laesquina, cortando cada vez más elreflejo con la visión frontal de su MP5,respirando y examinando, de arriba aabajo, de izquierda a derecha.

La amplia caverna tenía cincuentametros y terminaba en una pared plana.Dos antorchas ardiendo colgaban de uncable incrustado al techo en el extremoopuesto.

A ambos lados había caballerizas,como las que se ven en un establo;delimitadas por listones de diezcentímetros de ancho por cinco de

Page 115: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

grueso que iban del techo al piso.Ningún olor, sonido o indicio deanimales.

La imagen de un ermitaño fulguró enla mente de Daniel. Habían reportadoque toda una tribu de ellos habitabaestos cañones. Este no era Eva. Laguarida estaba ocupada por ilegales.Ellos mantenían aquí sus animales.

Una sensación cálida de pánico leagarró los omoplatos. ¿Se habíanequivocado?

—Una prisión —susurró Lori.La mente de él reaccionó

bruscamente ante las palabras.En alguna parte había un goteo

Page 116: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

constante de agua. Daniel dio un pasoadelante, y enfocó el cañón de la pistolaa la derecha, dentro del primer corral.La luz en este lado era tenue. Giró, yexaminó el redil.

Piso de piedra. Vacío.Volvió a girar e investigó el corral a

lo largo de la pared opuesta. Igual.Daniel corrió por la caverna,

mirando dentro de los corrales a cadalado. Vacíos. Todos vacíos.

Pero no el cuarto. Una cabra muertayacía en medio. Supo que se hallabamuerta, no dormida, porque estaba sobreel lomo, con las cuatro patas estiradashacia arriba. El cadáver estaba intacto,

Page 117: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pero habían cortado y extendido eltórax, y parecían haber sacado losórganos internos en una macabrademostración de patología… una clásicaincisión en Y. No había sangre en elpiso. Mataron al animal en otra parte ylo trajeron aquí, o lo mataron aquí conriguroso esmero.

Daniel continuó, la mirada fija enlos corrales a su izquierda, caminandode lado, los nervios tensados comocuerdas de arcos, las palmas ahorasudadas sobre su pistola. Más luz aquí.Las llamas se movían rápidamente anteel humo que soltaban.

El penúltimo redil de este costado

Page 118: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estaba vacío.Y también el último, excepto por una

cobija gris que colgaba de un alambreestirado entre los postes de madera y lapared trasera.

Daniel miró rápidamente hacia atrásy vio que Brit ya había revisado loscorrales del otro lado. Brit le articulóuna palabra: vacíos. Lo cual, ¿quésignificaba? ¿Que Eva se había llevadoa su víctima? ¿O que no se trataba deEva?

—Daniel.Él giró y vio que Lori ya se le había

adelantado y que estaba mirando elrincón del último redil. Donde la cobija

Page 119: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

gris colgaba como una cortina. Nocontra la pared como él supuso, sino avarios decímetros de ella. Se acercópara ver lo que había atraído la atenciónde Lori.

Impulsada por algo cercano alpánico, ella corrió frente a él, golpeó elpasador de rústica madera y se metió atoda prisa en el cubículo.

Daniel observó entre los listones yentonces vio a la víctima. Sentada sobreuna silla metálica entre la cobija y elmuro de piedra con Eva garabateado enrojo detrás de ella. Vestida con la mismabata blanca sucia de hospital con quehallaron a todas las víctimas de Eva.

Page 120: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Solo que esta víctima tenía un sacode yute sobre la cabeza.

Y temblaba.Viva.—¡Espera! —advirtió Daniel,

avanzando, girando dentro de la jaula, yadelantándose a Lori.

Con el corazón latiéndole como unabomba de vapor, fue hasta la cobija, lajaló hacia atrás y miró a la muchacha.

—Se encuentra en estado de shock—susurró Lori.

—Es obra de Eva —comentó Danielgirando hacia Brit, quien había entradodetrás de él—. Acordona un perímetroal sur hasta Pueblo, al norte hasta

Page 121: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Monument. Vigila veinticuatro horas aldía en ambas direcciones, ochentakilómetros a la redonda. Haz que unequipo táctico registre estos murallones.Quiero que encuentren rutas que suban obajen, específicamente hacia lacarretera. Haz que encuentren y marquencualquier huella grande, cualquieraparecida a nuestro perfil.

Brit repitió rápidamente las órdenesa otros dos hombres que los habíanseguido en el túnel.

—Él estuvo aquí en los últimostreinta minutos —manifestó Lori,señalando un rastro húmedo de sangreen el piso—. Hay que usar guantes.

Page 122: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Quizás la mujer sea contagiosa. Unestornudo y podría convertir suenfermedad en un aerosol.

—No tenemos tiempo —se oyódecir Daniel a sí mismo.

Eva nunca había dejado una víctimacomo esta; no podrían arriesgarse aperderla. Lori no puso objeción, a pesarde la rotura de protocolo. La caverna sequedó en silencio, excepto por el goteode agua y por el ruido apenasperceptible de la silla metálica debajode la víctima de Eva.

La mujer era delgada… ni una onzamás de cuarenta y cinco kilos. Pálida.Venas azules trazaban la carne debajo de

Page 123: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la piel traslúcida y llena de manchas delos brazos, síntomas de la variante demeningitis que había matado a las otras.Manchada, los dedos temblorosos lecolgaban libremente a sus costados.Descalza.

No había señales de que estuvieraconsciente de la presencia de ellos.

—Está moribunda —interrumpióLori el silencio—. Debemos llevarla aun hospital, Daniel. ¡Quizás ya seademasiado tarde!

Lori extendió la mano enguantadahacia el brazo de la muchacha, y le tocósuavemente la piel llena de manchas.

—Todo estará bien, cariño —le dijo

Page 124: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—. Estamos aquí para ayudar. ¿Nospuedes oír?

Daniel se inclinó hacia adelante,agarró entre sus dedos la esquina de labolsa café, y la jaló. Debían mantenercon vida a la chica… ella era el únicovínculo vivo con Eva.

El saco se deslizó hacia arriba,revelando el delgado cuello de la mujer,luego la barbilla. Labios temblorosos,brillando con baba. Mandíbula apretada.

Daniel retiró toda la bolsa.Los ojos de la muchacha estaban

totalmente abiertos, pero se habíanvolteado tanto dentro de la cabeza quelos iris estaban ocultos. Sus blancos

Page 125: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

globos oculares estaban enfocados alfrente, ciegos.

De las dos fosas nasales salía mocoque se mezclaba con baba espumosa quese le filtraba de la boca. El grasientocabello rubio le colgaba de las orejas,temblando.

La cabeza de la muchacha se movió.Giró lentamente hacia ellos. La boca seabrió y comenzó a succionar aire enboqueadas cortas y fuertes. Las fosasnasales se ensanchaban con cadainhalación.

La escena de esta víctima torturadapor una condición tan anormal fijó aDaniel contra el suelo. Mil análisis

Page 126: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

acerca de causas de muertes en lainvestigación Eva no habían preparadoal agente especial para ver realmente losestragos de la enfermedad en unavíctima viva.

Lori se echó hacia atrás.—Sus ojos… —exclamó Daniel, sin

saber cómo expresar su preocupaciónpor la gravedad que indicaban los ojosen blanco.

—La fotofobia es un síntoma clásicode la meningitis —anunció Lori—. Estáreaccionando a la luz.

La boca de la muchacha se abriómás y les gruñó. En la comisura de loslabios le reventaron burbujas.

Page 127: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Entonces las mandíbulas se cerraronbruscamente y ella comenzó a gemir. Unclamor desesperado por ayuda que salíade un rostro arrugado. Por un instante sele enderezaron los ojos, con el iris gris acausa de la enfermedad que la estabamatando, luego se volvieron a meter enel cráneo.

Daniel sintió que el corazón se lesubía a la garganta. Sus propios dedos letemblaban, quizás más que los de ella.

Lori se colocó detrás de lamuchacha, con los ojos abiertos de paren par.

—Tenemos que ayudarla —exclamó,y cautelosamente puso una mano encima

Page 128: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de cada uno de los hombros de lamuchacha.

No hubo respuesta. Solamente lamueca de hiperventilación.

—¡Daniel!—¿Cómo? —contestó él con voz que

parecía un mezclador de gravilla.—Debemos llevarla al hospital.Él nunca había visto una condición

que se presentara en forma tanperturbadora, y no sabía de qué eracapaz la muchacha, pero no teníantiempo para la prudencia… ya habíanperdido mucho tiempo evaluando el malde la joven.

Él intervino, le deslizó un brazo por

Page 129: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

debajo de las piernas y el otro pordetrás de la espalda. La mujer no opusoresistencia. Tampoco se tranquilizó.

Daniel levantó el tembloroso cuerpoy se paró torpemente. La mandíbula dela muchacha se estiró en un gritosilencioso; el cuerpo se le sacudió contal fuerza que por un instante Danielcreyó que se le iba a caer.

Lori puso sus dos manos en lasmejillas de la chica.

—Shh, shh… todo estará bien,cariño. Todo va a salir bien.

Pero los ojos de Lori se le llenaronde lágrimas. Una cosa era tratar con lamuerte, y otra era ver a un ser humano

Page 130: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

atormentado, incluso para una patóloga.—Sus músculos axiales están

totalmente relajados —comentó Lori—.No hay espasmos musculares, ni estáconvulsionando.

Daniel no sabía el significado de laevaluación de Lori. Los ojos de ella setoparon con los de él, nublados por lapreocupación.

Luego se pusieron en marcha,corriendo hacia la entrada. Regresaron ala cavidad. Subieron por el oscurocorredor, iluminado ahora con la luz dela antorcha de Lori. La muchacha sesacudía en los brazos de él como unalicuadora.

Page 131: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Eva estaba liquidando a sus víctimascon una enfermedad extraña relacionadacon la meningitis… eso lo habíanestablecido más de un año atrás.Asesinato en primer grado, que consistíaen exponer intencionadamente a otrapersona a una sustancia que leamenazara la vida.

Salieron a toda prisa del murallónpara hallar a Brit Holman en una urgentediscusión con Nate Sinclair acerca de lacarretera 24. Nate intentaba lograr quela patrulla de caminos de Coloradocerrara el paso.

—Llama al FBI de Denver —exclamó bruscamente Daniel—. Diles

Page 132: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que cierren este sitio y el perímetro.Luego se dirigió a Nate.—¿A qué distancia está el hospital

más cercano? —le preguntó.—A veinte minutos —contestó Nate

con la mirada fija en el temblorosocuerpo que Daniel llevaba en los brazos.

—Usted venga con nosotros. Y túBrit cierra el lugar, no me importa loque se necesite. Él está cerca.

—¿Y tú?—Ella es una testigo. Tengo que

mantenerla viva.

Page 133: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—NCUATRO

ECESITO LA RUTA MÁS rápida—soltó bruscamente Daniel.

—Depende de…—¡La más rápida, ahora! ¿Volvemos

por el mismo camino?—Sí, de vuelta.Nate se sentó en el asiento de

pasajero al lado de Daniel,impresionado aún por la condición de lamuchacha. Detrás de Nate, Lori sosteníacontra su regazo la cabeza de la chicamientras preparaba una jeringuillaintravenosa con una combinaciónantibiótica de cefalosporina y

Page 134: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ampicilina que llevó precisamente poreste motivo. Pronto sabrían si lameningitis era viral, bacteriana o siexistía de veras. Si a Lori le molestabanlos gruñidos, los ojos blancos, o la bocaespumosa de la chica, no lo demostrabapara nada. Su capacitación médicacontribuía a ello.

Daniel lanzó una exclamación en unacurva cerrada y pisó el acelerador afondo. Debían llegar al hospital antes deque los órganos internos de la muchachasufrieran una hemorragia. Altas dosis deantibióticos podrían evitar un asaltobacteriana, pero solo si seadministraban antes de que hubiera daño

Page 135: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

irreversible. Y eso si se tratara de unainfección bacteriana. Esto erasimplemente una fracción de lo queDaniel había aprendido acerca de lameningitis el último año.

Lori le dio una palmada al brazo dela muchacha para distender una vena.

—Luz, ¡necesito luz!Daniel se echó hacia atrás y

encendió la luz del techo.—Aguanta, cariño. Estás con

nosotros. Todo va a salir bien —le decíaLori a la chica mientras presionaba laaguja en una vena secundaria y leadministraba toda la dosis.

Ojalá se detuviera la infección.

Page 136: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

En este momento a Daniel no leimportaba lo que intentaran, mientrasaumentara la oportunidad desupervivencia de la muchacha. Inclusopodrían querer un sacerdote, alguien quepudiera administrar terapia psiquiátrica.A pesar de su desprecio por la religión,Daniel también estaba muy conscientede los efectos calmantes que brindaba ala mente; y la mente a veces necesitabatranquilizantes.

—Consiga un sacerdote —le dijo aNate Sinclair, mirándolo—. Necesito unsacerdote en el hospital cuandolleguemos allá.

—¿Un sacerdote? —inquirió Lori—.

Page 137: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Esto es una enfermedad.—Quizás ella no lo sepa —objetó

él.Nate levantó la radio y dio la orden

a gritos a través de la frecuencia abierta.El vehículo anduvo a toda velocidad

por la angosta calzada de asfalto,ladeándose en cada curva. Daniel sesecó las palmas húmedas en lospantalones y agarró firmemente elvolante.

—¿Está ella respondiendo?—No lo sé. Es demasiado pronto.

No, aún no.—¿Puedes darle más?—Necesita una transfusión. Estamos

Page 138: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

en un vehículo, no en una unidad decuidados intensivos.

—Dale más. Más…—¡Frena, frena, frena, frena!Daniel giró bruscamente la vista y

vio la razón por la que Lori habíagritado. Las luces del auto iluminaban aun hombre en medio del camino,caminando hacia ellos.

Nate estaba en una línea directa deemergencia; las palabras se leatragantaron en la garganta.

Daniel tenía el acelerador a fondo,los músculos paralizados.

—¡Frena! ¡Frena! —gritaba Lori atodo pulmón.

Page 139: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él movió el pie hacia el pedal delfreno y lo presionó hasta el piso. Lasllantas se bloquearon, produciendo unlargo chirrido mientras el auto sedeslizaba. Lori fue a dar contra elrespaldo del asiento de su compañero.

El hombre siguió caminando, sordoy ciego, o sin importarle que enfrentabala arremetida de una mole metálica quelo aplastaría contra el asfalto.

—Tenemos un civil en la carretera—anunció Nate por la radio, a todaprisa—. ¡Está exactamente en medio dela vía! Caminando hacia nosotros.

Todo se hizo más lento en la mentede Daniel, y minuciosos detalles

Page 140: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cobraron vida.El tipo era alto y desgarbado. Vestía

overol oscuro y camisa sucia de mangalarga abierta que colgaba sobre su pechopálido y desnudo. Usaba botas cafés detrabajo. Tenía cabello despeinado yralo. Rubio mugriento.

El brazo derecho le colgaba alcostado. Un reflejo metálico. Tenía unapistola.

El auto coleó a la izquierda, luegocorrigió a la derecha y chirrió hastadetenerse a menos de treinta metros delhombre. Nate se golpeó contra eltablero, y perdió la radio. Lo rebuscó,aturdido.

Page 141: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El sujeto siguió caminando, resuelto,demacrado rostro reflexivo y tranquilo,sosteniendo la pistola holgadamente a sulado. Sus ojos estaban hundidos, debajode cejas pronunciadas, acentuados poruna mandíbula cuadrada y pómulossobresalientes.

Este era Eva, ¿verdad? Debía serlo.Daniel pensó por un breve momento

en volver a acelerar a fondo y dirigirsedirecto hacia el hombre, pero sabía que,si lo intentaba, Eva simplemente seapartaría y desaparecería.

En su prisa por mantener el vehículoen el camino, el agente especial habíapuesto el brazo entre el asiento y el

Page 142: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

apoyabrazos, y ahora intentó agarrar elarma. Aún había tiempo para un disparolimpio.

Pero su mano agarró la pistoleraKydex, no el arma. ¡Tenía que sacar lapistola!

—¡Dispárele! —gritó.Arrancando su propia pistola, vio

que Nate Sinclair aún estabadesorientado. Lori se hallaba deespaldas, ocupada con la víctima, quiense había volcado al piso con ella. Lavoz de Brit resonó en la radio, exigiendomás información.

Daniel debía sacar la pistola delauto para el disparo. Disparar a través

Page 143: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

del parabrisas de cristal templadodesviaría la bala del blanco.

Buscó a tientas el seguro de lapuerta, la abrió, colocó la piernaizquierda en el suelo, y movió la pistolahacia arriba y a través del volante altiempo que se apoyaba entre el vehículoy el marco de la puerta a fin de dispararapoyado.

Estaba consciente de que Lori seencaramaba al asiento trasero.Consciente de Nate, quien miraba ensilencio con su radio presionada a loslabios. Consciente de los latidos de supropio corazón.

Entonces el asesino movió su

Page 144: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pistola, mientras el arma de Daniel salíadel parabrisas para disparar. Sinaminorar su paso rápido, Eva levantótranquilamente la pistola y disparódirectamente hacia el rostro del agente auna distancia como de diez metros. Labala que salió del destello de la bocadel arma no erraría el blanco.

Daniel no sintió miedo, solo unlamento por una fracción de segundo.

Y luego un punzante destello dedolor mientras la bala le pegaba en lacabeza.

En el momento antes de queterminara su vida, Daniel se preguntó siHeather lo recibiría otra vez. Y entonces

Page 145: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

se sumió en un estanque de oscuridad.

LORI OYÓ QUE LA puerta se abría y girósobre una rodilla. No logró tener unavisión clara del rostro del asesino. Solosu cuerpo y la pistola en la mano.

Eva.La muchacha en sus brazos le

impedía cualquier movimiento eficazpero, la verdad sea dicha, no estabasegura de poder detenerlo aunquetuviera ahora una pistola en la mano.

Una helada calma la envolvió. Lamuchacha era demasiado joven para quele arrebataran la vida cuando esta

Page 146: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

acababa de empezar.En la mente le resplandeció la

imagen de Amber Riley, la pelirroja aquien conoció de cerca en la facultad demedicina. La decimocuarta víctima deEva. Antes de recibir la llamada de queun asesino en serie conocido como Evahabía matado a Amber en California, elcaso Eva no se le había cruzado por elhorizonte. El mundo de Lori cambió alver el hermoso cutis de Amberdescolorido en tan mala manera por laenfermedad.

Y ahora su mundo estaba a punto deacabar.

Pensó que estas eran las cosas que

Page 147: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

venían a la mente de las personas queenfrentaban la muerte. Pensamientosinútiles que reemplazaban a losnecesarios para sobrevivir. Por estomuchos morían cuando hubieran podidoevitar la muerte.

—¿Daniel?La mirada de Lori se posó en la

pistola de Eva mientras este lalevantaba. El cañón lanzó fuego, y lacabeza de Daniel se echó bruscamentehacia atrás como movida por un resorte.El costado de la ventanilla se roció desangre, la cual se esparció del impactode la bala desviada.

Como una marioneta en una cuerda,

Page 148: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel se ladeó y se derrumbó. Al caer,la barbilla se golpeó en el apoyabrazossobre la puerta. Lori había visto más deunos cuantos cuerpos muertos, y sabíaque estaba viendo otro.

El asesino no dejó de dar zancadas.Viró del resplandor de las luces hacia lapuerta del pasajero y disparó a NateSinclair a través de la ventanilla lateralmientras el policía buscaba a tientas supistola.

La puerta lateral se abrió, einstintivamente Lori se escudó en lamuchacha. Se iluminó la moldura delasiento. Por detrás venía un vehículo…alguien había respondido al llamado.

Page 149: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Va a matarme, comprendió Lori. Mematará y se llevará su víctima.

Ella se movió con solo unpensamiento: empujar a la muchachacontra la puerta abierta. Su únicaesperanza de sobrevivir ahora eraobligar al hombre a titubear.

Eva agarró a la muchacha de unbrazo, y de un tirón la sacó del automientras Lori se arrojaba al suelo,encogiéndose.

Detrás de ellos chirriaban llantas. Elestrépito del disparo del asesinoretumbó en todo el vehículo, y Lorisintió una punzada de dolor en el brazoizquierdo.

Page 150: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Si Brit Holman no hubiera llegadoen el momento en que lo hizo, es posibleque un segundo disparo hubiera matadoa Lori. Pero evidentemente la víctimaera más importante para Eva.

La agente levantó la cabeza y através del anillo de luz irradiada por lasluces del otro auto vio que el asesino semetía entre los árboles, con su víctimaechada por encima del hombro; como siel equipo táctico, la patrulla estatal y elFBI fueran poco más que una fastidiosainterferencia.

Luego desapareció.Lori salió del auto y lo rodeó.

Agarró la puerta del chofer y la abrió de

Page 151: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

un tirón. El cuerpo de Danieldesplomado sobre un charco de sangresobre el asfalto.

—¡Daniel! —gritó Brit Holmanllegando a toda velocidad, tenía lapistola agarrada con las dos manos—.¿Daniel?

—¡Ayúdeme! —exclamó Lori, cayóde rodillas y tiró del cuerpo flojo deDaniel—. Le dispararon, ¡ayúdeme!

El cuerpo rodó. Rápidamente ellabuscó pulso en el cuello. No lo halló.

—¿Qué sucedió? —preguntó Brit,mirando.

—¡Está muerto! —gritó Lori—. Estámuerto, eso es lo que sucedió. No se

Page 152: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

quede parado allí, ¡ayúdeme!Ella sintió la herida en el costado de

la cabeza de Daniel. La bala habíadejado un corte superficial en formaradial, ocasionándole inconscienciainstantánea, pero no había penetrado laparte anterior media del cráneo.Probablemente la sacudida hidrostáticadel impacto ocasionó una concusión enel tejido cerebral y puso en estado deshock el sistema nervioso de Daniel,seguido por fibrilación ventricular.

Le habían disparado en la cabeza yestaba muriendo de un ataque cardíaco.

Había muerto de un ataque cardíaco.Brit se colocó en una rodilla, sintió

Page 153: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el pulso radial, y luego se paró.—Está muerto —dictaminó,

moviéndose al instante y ordenando agritos a los hombres detrás de ellos—.Sospechoso en el perímetro. Hagan queel equipo se movilice. En parejas.Visión nocturna y extendida. ¡Ahora!Reporten cada cien metros. Denme unalinterna. ¡Muévanse!

Brit enfocó la linterna en elparabrisas.

—¡Tenemos otro policía derribado!—gritó, y corrió alrededor del vehículopara revisar al oficial Sinclair.

Lori miró por breves momentos elcuerpo a sus pies. Sangre roja le

Page 154: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enredaba las cortas ondas de cabello enel costado derecho de la cabeza dondelo había golpeado la bala. Aparte de esoparecía un hombre en paz.

Su piel era suave, juvenil perofirme. Vestía la misma camiseta negra depunto y la misma chaqueta que siempreusaba. Pantalones café oscuros. Unhombre que vivió poniendo cuidadosaatención a detalles tanto en su arreglopersonal como en su trabajo.

Ella había llegado a conocerlo através de sus libros, observándolo a ladistancia en los tres últimos meses,analizando cada caso en que él habíatrabajado, cada conferencia que alguna

Page 155: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vez dictó. Y en el proceso había llegadoa respetar la obsesión de él con elasesino Eva.

Lori inhaló profundamente y dejóque sus venas se llenaran dedeterminación. Actuando con rapidez,con practicada calma, inclinó hacia atrásla cabeza del hombre, le apretó las fosasnasales entre el pulgar y el índice, bajóla boca hasta la de él y le inundó lospulmones con aire. Otra vez.

Luego se inclinó sobre él, lepresionó las dos palmas sobre elesternón y bombeó a un ritmoaproximado de cien palpitaciones porminuto.

Page 156: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Uno, dos, tres, cuatro… treinta vecesantes de infundirle más aliento.

Vamos, ¡Daniel! Ella apretó lamandíbula. ¡Vive!

No hubo reacción.A ella le latía su propio corazón en

los tímpanos. El de él permanecía comouna lápida. Ella necesitaba undesfibrilador, y lo necesitaba ahora.

Brit Holman corría alrededor delauto, hablando por su radio.

—¿Está usted diciendo que el tiposimplemente desapareció? ¡Encuéntrelo!

Se detuvo en seco cuando vio queLori luchaba febrilmente sobre el cuerpoinerte de Daniel.

Page 157: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Hay algo?Ella volvió a soplar en la boca de

él. Luego le bombeó el pecho.—Debemos llevarlo al hospital —

manifestó, agarrando a Daniel de lachaqueta y jalándolo hacia arriba—.Lléveme a un hospital.

—Una ambulancia acaba de salir…—No tenemos tiempo para esperar

una ambulancia. Hay veinte minutos alhospital más cercano. Nos toparemoscon la ambulancia —afirmó ellamientras arrastraba por la capucha elcuerpo inerte—. Ayúdeme. Metámosloal auto. ¡Rápido!

Brit titubeó por un momento, luego

Page 158: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

agarró a Daniel por las piernas.Rodearon la Suburban y colocaron elcuerpo en el asiento trasero.

—Necesito que alguien me lleve.—Lori…—Ahora. ¡Ahora!Brit ordenó que uno de los policías

locales fuera al auto.Ella entró, vio que ya habían sacado

el cuerpo de Nate Sinclair del asientodelantero, y siguió administrandoreanimación cardiorrespiratoria aDaniel. Habían pasado cinco minutos.La agente conocía las estadísticas:menos del dos por ciento de los adultosque hubieran padecido ataque cardíaco

Page 159: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

habían regresado después de cincominutos… y eso en hospitales, bajocuidados de emergencia. Entre estos,menos de uno de cada veinte finalmentesalía vivo del hospital.

—¡Rápido!Ella misma se vio respirando a un

ritmo muy fuerte. Él no podía morir, noahora.

Uno de los policías vestido de civilque acompañaban al equipo táctico sedeslizó detrás del volante.

—Hay una ambulancia en camino —anunció ella bruscamente—. Averigüedónde.

—Se encontrarán con usted en la 24

Page 160: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—contestó Brit, apareciendo en lapuerta—. Canal 9.

Él cerró la puerta de un tirón ygolpeó el costado del auto al salir este atoda prisa.

Page 161: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

HCINCO

EATHER CLARK SE SENTÓ a lamesa de la cocina a la una de la

mañana con una taza de té de menta,tratando de no tener en cuenta laimpresionante voz de la llamadatelefónica de dos horas antes. El archivoMendoza yacía abierto, pero este senegaba a brindarle alguna distracción.

¿Cuántas veces se había sentado allí,mirando un archivo, diciéndose quediera el asunto por terminado, que secentrara en el futuro, que defendiera elcaso, que viviera, que dejara de ser unade esas débiles mujeres agotadas por el

Page 162: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

divorcio? ¿Por qué sufrir elsentimentalismo negativo de la vidacuando se puede encontrar un nuevosendero y caminar por él?

Su terapeuta, la Dra. NancyDrummins, había inculcado una docenade veces el mejor consejo en su duracabeza; Heather conocía lasdeclaraciones repetitivas deautosuficiencia como si ella mismahubiera escrito el libro.

Había estado tentada a hablar conRaquel acerca de la llamada telefónica,pero se contuvo, sin estar totalmentesegura de por qué. Todo estaba bien. Sí,ella obtuvo alguna información. Gracias,

Page 163: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Raquel.—¿Estás segura de que estás bien?Raquel debió gritar por su celular

para acallar el ruido del bar.—Por supuesto. Qué bueno tener una

amiga. Estoy bien, de veras.Y aquí se encontraba ella sentada,

casi dos horas después, sabiendo quenada estaba bien.

Heather se paró de la mesa, levantósus grises pantalones deportivos, dostallas más grandes después de queperdiera nueve kilos, y se sirvió otrataza de té. El pico de porcelana tintineócontra la taza. El juego había sido unregalo de Raquel, una delicada tetera

Page 164: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

negra con una rosa en cada lado…imagen que habría sacado interminablesanálisis de Daniel durante el desayuno.

Regresó a la mesa. La voz le susurrópor centésima vez a través de lamemoria.

No se puede detener a Eva.Debería decírselo a Brit. Él siguió

estando cerca de la amistad de ellosdespués del divorcio, más cerca de loque cualquiera podría saber. Pero Evahabía acudido a ella, no a Brit. Ni aDaniel.

El teléfono celular sonó sobre lamesa. Ella revolvió el té. ¿Eva?

Bajó la taza y agarró el celular. Brit

Page 165: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Holman. Desplegó el teléfono.—¿Aló?—Soy Brit.No en el tono acostumbrado.—¿Qué pasa?—Se trata de… Eva…—Se llevó a otra muchacha —

expresó ella, medio suponiendo, mediosabiéndolo.

—Lo encontramos. Sí. Él…—¿Encontraron a Eva?—Encontramos a la víctima. Y a

Eva. Pero él desapareció. Aún noestamos seguros…

La voz del agente titubeó.Heather se puso de pie.

Page 166: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Dónde está Daniel?—Eva le disparó.—¿Qué quieres decir? Es… ¿qué

quieres decir con le disparó?—Recibió un disparo en la cabeza,

Heather. Está muerto. Están trabajandoen él, pero no se ve bien. Lo siento.Sé…

—¿Cuándo?Las emociones comenzaron a

surgirle en el pecho, primero benignas,luego violentas.

—Hace como diez minutos. Losiento, Heather. Sé cuánto…

Heather cerró bruscamente elteléfono. El mundo se le inclinó.

Page 167: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lentamente giró el rostro hacia la sala.Todo era Daniel. Los muebles que ella yDaniel compraron con la casa cincoaños atrás. La chimenea que él insistióque necesitaban a pesar de losmoderados inviernos. El retrato encimade la chimenea; los elegantesrinocerontes verdes que se hallabansobre el sofá, propiedad de Danieldesde que estaba en tercer grado;incluso el archivado juego de libros deleyes que él le había comprado duranteel segundo año de ella en la facultad dederecho.

Todo era Daniel. ¿Y estaba muerto?Heather obligó a que sus piernas la

Page 168: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

llevaran a través de la sala, al pasilloque daba a la puerta del sótano.

Confusión y dolor le recorrieron lamente. La puerta se cerró con un ruidosordo detrás de ella, y se quedó paradaen el oscuro hueco de la escalera,titubeando sobre piernas entumecidas.Pulsó el interruptor de la luz y empezó abajar las escaleras.

Esta noche Eva se había llevado susvíctimas dieciséis y diecisiete. Y ahorala dieciocho, porque Heather tambiénestaba muerta.

Eva.Las lágrimas brotaron a través del

dolor mientras bajaba a tropezones las

Page 169: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

escaleras; al atravesar la oscura sala dejuegos; al entrar al inconcluso salón enla esquina sur de la casa. Se paró en lapuerta, respirando el aire viciado. Luegoabanicó la mano sobre el interruptor enla pared cercana.

Brillaron luces en lo alto.A lo largo de cada pared había

grandes mesas con patas metálicasplegables. Dos computadoras de altavelocidad a la derecha, ahora con losmonitores oscuros.

Las paredes de concreto estabancubiertas con pizarras de corcho,cubiertas a su vez con fotografías deDaniel y recortes nuevos de prensa.

Page 170: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Expedientes para cada una de las quincevíctimas, provistos por Brit Holman.

Eva. El último en una larga línea deasesinos, quien le había quitado a suesposo. Todo este cuarto giraba en tornoa Eva. Todo movimiento que habíahecho, estaba aquí rastreado porHeather.

¿Cuántas noches había pasado ellaaquí, analizando metódicamente a travésde las minucias, buscando una clave alas motivaciones del asesino, a supróxima jugada, a su identidad? Ella nohabía podido recuperar a Daniel de suobsesión, así que hizo lo único que laconsolaba.

Page 171: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Sin que Daniel lo supiera, despuésdel divorcio ella se le había unido en suobsesión. Eva era tanto el enemigo deella como el de cada víctima que élhabía expuesto a la muerte.

Heather cayó de rodillas y sollozóabiertamente.

Page 172: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ESEIS

L POLICÍA PILOTABA el auto comoun kart sobre un trayecto

protegido, pero la seguridad circulatoriaera lo menos importante en la mente deLori. Ella siguió con la reanimacióncardiorrespiratoria, rogando que concada respiración, con cada bombeo desus palmas contra el esternón de él,Daniel Clark saliera del oscuro hoyo alque lo habían arrojado.

Ella pronto tendría acceso aloxígeno, a la epinefrina y eldesfibrilador que había en todaambulancia. Preferiría un monitor

Page 173: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cardíaco, pero ahora el tiempo era másimportante que el equipo adicional quepodía ofrecer un hospital. Laresucitación era un juego de largosintentos en poco tiempo.

¿Y si estás equivocada? ¿Si ha demorir hoy?

El pensamiento la detuvo en mediode su labor. Estiró con fuerza las manoshacia abajo. El asiento donde se sentabase sacudía cada vez que ella presionabalas palmas. Con el puño le golpeó elpecho a Daniel.

—¡Despierta!Él no despertó. Ella miró su reloj.Diez minutos.

Page 174: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lori alcanzó a oír el gemido de lasirena mientras el auto se lanzaba por lacarretera 24, a media distancia entreManitou Springs y Colorado Springs. Elpolicía hablaba por la radio con elconductor de la ambulancia.

Una tranquila voz masculina hablópor el altavoz.

—Muy bien, los tenemos. Salga dela vía y espérenos. ¿Cuánto tiempo haestado la víctima en paro cardíaco?

—Más de diez minutos —contestóbruscamente Lori.

—Más de diez minutos —repitió elpolicía.

—¿Edad?

Page 175: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Cuarenta y uno. Un metro ochenta.Setenta y siete kilos. Empezaremos confibrilación, y necesitamos un choqueeléctrico rítmico. Tengan listo unmilímetro de epinefrina.

El policía transmitió la información.Lori sabía que los paramédicos harían elintento por su cuenta, pero ella no se loiba a permitir.

El auto se detuvo de repente a unlado de la carretera y Lori continuó conla reanimación.

Estás equivocada. Está muerto.La puerta del auto se abrió y el

chirrido de llantas anunció la llegada dela ambulancia. Un paramédico vestido

Page 176: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

con camisa blanca hizo a un lado alpolicía. La mirada en la figura inerte deDaniel. Regresó a mirar a sucompañero, quien empujaba a toda prisauna traqueteante camilla.

—Ayúdeme con él —pidió Lori, sinaliento por el bombeo constante.

Entre los dos lo deslizaron y, con laayuda del segundo paramédico, subieronel cuerpo inerte a la camilla. Luegocorrieron de vuelta hacia la ambulancia.

Luces azules y blancas deemergencia les centelleaban en losrostros. La parte trasera de laambulancia estaba abierta de par en par,y una gran caja negra reposaba en el

Page 177: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

suelo, ya abierta. Un desfibriladorautomático, o exprimidor portátil, comoalgunos preferían llamarlo.

—¿Es usted médico? —preguntó elprimer paramédico.

—Patóloga forense. ¿Tiene usted unmonitor cardíaco en ese desfibrilador?—inquirió a su vez ella—. ¿Uninterruptor manual?

—Ambas cosas —contestó el primerparamédico—. Mi nombre es Dave, éles José. La herida en esa cabeza se vemuy mal.

Lori sabía lo que él quiso decir.Sencillamente no se regresa a losmuertos después de… ¿Qué? ¿Trece

Page 178: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

minutos? En particular quienes hanrecibido una herida de bala en lacabeza.

—La bala no le penetró el cráneo.Con un poco de suerte tenemosfibrilación ventricular arrítmicaocasionada por estado de shock.Mantenga presionada esa herida, demesu desfibrilador y póngale unaintravenosa, bien abierta. D5-W, vamosa necesitar una dosis elevada deepinefrina.

—¿Casi quince minutos? —preguntóel paramédico llamado José.

Deslizaron la camilla hastadetenerse, y los paramédicos juntos

Page 179: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

soltaron las patas desplegables de lacamilla y la bajaron a tierra.

Lori se puso de rodillas, agarró lacamiseta negra de Daniel y la rompiócon un gruñido.

—Engánchenlo. Esto no terminahasta que yo lo decida. ¿Han hecho antesreanimación cardiorrespiratoriaavanzada?

—Hemos estado presentes, doctora—contestó Dave.

No lo han estado en esto, pensóella.

—Pónganle ahora una intravenosa.Tengan lista la epinefrina.

José ya tenía el desfibrilador en

Page 180: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tierra y había lubricado las paletas.Dave estaba trabajando en la válvula dela máscara sobre el rostro de Daniel.Los dos paramédicos habían hecho estobastantes veces como para desarrollaruna perfecta eficacia, pero Lori no logróhallar consuelo en ese hecho. Danielestaba mucho más allá de los beneficiosde la eficacia metódica. Conmedicamentos, electricidad y una suertesalvaje, quizás lograrían que su cuerpovolviera a la vida. Como darle unapatada a una rocola.

—Listo.Ella agarró las paletas y las colocó

en la posición anterior ápex: el

Page 181: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

electrodo anterior en la derecha, debajode la clavícula, y el electrodo ápex en laizquierda, exactamente debajo delmúsculo pectoral.

—Espere —indicó Dave mientrasfijaba tres electrodos autoadhesivos altorso de Daniel para medir la actividadcardiaca. Alargó la mano a través delcuerpo y pulsó un interruptor. Seencendió la pantalla de nueve pulgadassobre el desfibrilador electrónicoautomático. Líneas grises oscurasatravesaban el fondo gris más claro. Nose trataba de fibrilación ventricular, y aLori se le fue el alma a los pies.Asístole: línea recta continua de muerte.

Page 182: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Está bien, aún podría funcionar. Ellase volvió a mirar las manos.

—Descarga.—Tenemos actividad cardiaca —

anunció Dave.Lori giró la cabeza hacia la pantalla

del desfibrilador. La línea recta seagitaba esporádicamente. El ventrículodel corazón de Daniel se estabamoviendo de modo poco uniforme,negándose a contraerse. Pero losmúsculos lo estaban intentando.

A excepción de lo que pasaba en laspelículas, casi nunca se usabadesfibrilación en pacientes con línearecta continua. Prácticamente era

Page 183: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

imposible la recuperación.—¡Descarga!—Descarga.José pulsó un botón y doscientas

unidades de corriente eléctrica corrieronpor el pecho de Daniel. Los músculos sele estremecieron como se esperaba. Nose arqueó la espalda ni hubo un saltoviolento. Pero era suficiente corrientepara que el corazón respondiera siestuviera en capacidad de hacerlo.

El monitor mostró un pequeño pitidode aumento de actividad del nódulosinoatrial, y luego volvió a la líneagarabateada.

—Otra vez, descarga.

Page 184: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Descarga.José esperó otros tres segundos

mientras se recargaba el desfibriladorelectrónico, entonces volvió a pulsar elinterruptor.

Los músculos de Daniel volvieron areaccionar. Esta vez sin ningunarespuesta del monitor cardiaco.

—¡Dele la epinefrina!Dave ya había enganchado la

jeringuilla a la línea intravenosa.Presionó el émbolo hasta el tope,inundando la vena de Daniel con ellímpido medicamento.

—Golpéelo de nuevo.El monitor cardiaco pitó una vez,

Page 185: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dos veces, y luego regresó a una líneagris recta.

—Revise los contactos —resollóLori—. Revíselos.

Dave lo hizo. Las líneas seguíanrectas.

Lori miró el reloj.¡Diecinueve minutos!—¡Descarga!—Descarga.Otra oleada de electricidad. Otra

pequeña sacudida cuando los músculosrespondieron.

Esta vez no hubo reacción delmonitor. Solo un tono agudo no queseñalaba nada de actividad. Continuó la

Page 186: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

asístole.Dave siguió esforzándose

diligentemente con el respirador,bombeando oxígeno dentro de lospulmones de Daniel. José seguíaalistando el desfibrilador para otraoleada de corriente. Lori seguíainclinándose sobre el cuerpo inerte, losnudillos blancos sobre los mangos delas paletas.

Pero entonces algo cambió en lamente de Lori. Las fuerzas de loinevitable se desconectaron, vaciandode ella las últimas reservas deesperanza.

—Descarga —expresó; luego

Page 187: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

susurró, suplicando—. Vamos, Daniel.Por favor. No me hagas esto.

—Descarga.El cuerpo se sobresaltó un poco.

Luego se quedó inerte.La línea en el monitor corría como

una hebra delgada.Se hizo silencio entre ellos. Lori

miró a un lado y vio que el policía laobservaba. Los dos paramédicostambién observaban.

—Yo creo… —empezó Dave aromper el silencio.

—Dele más epinefrina —lointerrumpió ella.

—Más lo podría matar.

Page 188: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Está muerto! —gritó ella,poniéndole ambas paletas en el pecho—. ¡Usted no lo puede matar! Ya estámuerto. ¡Dele más!

Dave intercambió una mirada con sucompañero, extrajo una segunda jeringay vació su contenido dentro de laintravenosa.

—Descarga —señaló, más débilesta vez.

—Descarga —contestó la maquinalrespuesta de alguien que revisaba unalista que había chequeado cien vecesantes.

Esta vez Lori no se molestó en mirarel monitor. Simplemente esperó oír un

Page 189: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cambio en el tono. Volteó a mirar solocuando esto no ocurrió después de cincosegundos.

Ningún cambio.—Descarga.La mente de ella giraba con

pensamientos imprecisos. Todo era unerror. No había de ser esta noche lamuerte de Daniel. Ella había estado muysegura, muy atosigada por el prospectode lo que yacía por delante.

Ellos no habían respondido.—Descarga.—Doctora, él está… inactivo. Está

fijo y dilatado. Oficialmente reconocidocomo muerto. Sus nódulos están

Page 190: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

totalmente despolari…—¡Dele energía! —gritó ella—. ¡Sé

que está muerto! ¡Dele energía ya!—Descarga —contestó José.Cuando el cuerpo brincó esta vez,

Lori sabía que todo había terminado. Élyacía sobre la colchoneta blanca,muerto. Muerto durante veintiún minutoscompletos.

El historial médico estaba salpicadocon raros casos de resucitación despuésde períodos largos de muerte, siendo elmás prolongado de cuarenta y nueveminutos en Tyler, Texas, ocho años atrás.Un hombre atacado por un rayo habíavuelto a vivir por su cuenta después de

Page 191: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ser transportado a la morgue.Había vivido otros cuatro días en

coma, y luego murió.Se reportaron varios casos de

personas que volvieron a vivir despuésde treinta minutos, incluyendo uno enPolonia en que la víctima había vuelto allevar una vida relativamente normal apesar de la parálisis de su piernaizquierda.

Además, muchos miles de casos enque personas resucitaron después devarios minutos. Millones de casos enque participó alguna forma deexperiencia cercana a la muerte. PeroLori sabía muy bien que las

Page 192: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

posibilidades de que alguien volviera avivir en alguna clase de estado normaldespués de estar muerto por veintiúnminutos eran tan raras como paraconsiderarlas imposibles.

La figura inactiva frente a ellaconfirmaba esa imposibilidad.

Ella se puso en cuclillas, apretandoaún las paletas en cada mano. Las soltóy las oyó sonar contra el asfalto. Con lamente entumecida, levantó las manos ala cabeza, se cubrió el rostro e intentópensar.

Sus dedos temblaban, y surespiración no era cálida en su cara. Porvarios largos segundos la envolvió la

Page 193: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

oscuridad.Lori bajó las manos y miró la figura

inerte que había sido Daniel Clark.Entonces le tocó el vientre desnudo.Presionó su palma contra la carnehúmeda.

Se inclinó lentamente hacia delante,extendiendo la otra mano y tocándole elpecho. Lo que ocurrió a continuación fueproducto de sus más viles deseos einstintos, no debido a ningunapremeditación o pensamientoconsciente.

Lori se movió hacia adelante,empujando a un lado el paramédico, yquitando el respirador del rostro de

Page 194: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel, le inclinó la cabeza, y presionósu boca contra la de él.

Le llenó los pulmones con elcontenido de los suyos.

—Respira —balbució, en partecomo un sollozo y en parte como unsusurro.

Otra respiración profunda, cerrandolas fosas nasales como había hecho en elauto durante diez minutos antes deencontrarse con la ambulancia.

—Respira, Daniel —repitió,soplando hondamente a través de loslabios fríos de él.

Deslizó la mano por la barbilla delhombre y los labios se le cerraron en la

Page 195: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mandíbula. Le agarró el mentón y lojaló, hastiada de su propiadesesperación.

La boca de él se levantó por sucuenta y un grito le inundó la boca deella.

Por un instante, Lori no estuvosegura de si el grito fue de ella o de él.Luego el agente aspiró profundo yvolvió a gritar.

Lori saltó hacia atrás.La mandíbula de Daniel se abrió

estirándose en un grito que hizo temblara los dos paramédicos.

Los ojos se mantuvieron cerrados yel rostro se le contorsionó del dolor. Se

Page 196: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cerró su mandíbula, y luego comenzó agritar. Estaba respirando. Con rápidos ycortos jadeos a través de sus fosasnasales.

El monitor al lado de Lori estabapitando. Rápido. Taquicardiaventricular. Estaba palpitando como untren de carga. Los ojos dilatados, elrostro lanzaba sudor, los pulmonesacaparaban oxígeno. Ya no privado depulso ni aliento, de pronto se animó,frenético y convulsivo, una resurreccióntotal de vida y energía.

Daniel estaba vivo.

Page 197: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la segunda entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 198: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

1984Los detalles de lo que les ocurrió a Alex yJessica después de ser arrancados a la fuerza desu pequeño hogar en Arkansas no se hanreconstruido con facilidad. Los recuerdos delos involucrados han sido encubiertos por eldolor.

El relato que usted está leyendo ahora fueelaborado cuidadosamente durante variasprolongadas entrevistas con Jessica en untranquilo rincón de la sala de estar de lafacultad en la UCLA, donde ahora Jessica dictaclases. La Dra. Karen Bates, una expertaconsultada a menudo por el FBI sobre temas depsicología conductual, y yo llevamos a cabo lasentrevistas con el total apoyo del FBI, comoparte de la investigación criminal dirigida hacialos secuestradores de Alex y Jessica. Nuestra

Page 199: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

prioridad siempre fue la estabilidad emocionalde Jessica.

Quizás el cautiverio de Alex y Jessicadurante trece años se entienda mejor por lainfluencia que esto tuvo en sus vidas despuésde su escape de las remotas regiones boscosasde Oklahoma.

No es posible determinar la fecha exacta desu huida, pero fue a finales de octubre de 1981.A los diecisiete y dieciséis años de edad, Alexy Jessica sabían solo una fracción de lo que lamayoría de los adolescentes conocen a su edad.Sabían leer la Biblia y cómo sobrevivir un díamás. Conocían el sufrimiento. Sabían que unamirada a destiempo a Padre o Madre Dios,Cyril y Alice, podía acabar en tormento. Sabíanque Eva, el espíritu maligno que Aliceconjuraba cada luna nueva, los vigilabaconstantemente y una y otra vez juró matarlossi alguna vez lo contrariaban.

Page 200: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ellos sabían además que dos veces diarias,una a media tarde y otra a altas horas de lanoche, un tren retumbaba por el bosque al surde la choza en que dormían.

Siempre los desanimaron rigurosamente ahacer preguntas de cualquier clase, de locontrario mucho antes hubieran sabido acercade trenes. Pero la curiosidad que lleva a lamayoría de los niños a descubrir su mundo fueacallada desde el principio.

Alex tenía quince años cuando se animó apreguntar a Cyril una tarde acerca del sonidodistante que pasaba.

—Tren —contestó Cyril.—¿Qué es un tren? —volvió a inquirir Alex.—No es asunto tuyo, eso es todo —señaló

Cyril; luego agregó después de un momento—.Lleva bueyes al matadero.

Pasó todo un año antes de que Alex lecontara la conversación a Jessica. Aunque no

Page 201: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

podía animarse a hablar de los detalles de loocurrido ese día, o quizás no lograbarecordarlos, Jessica afirmó que fue un día muymalo. Alice la castigó, y Alex intervino pararecibir ese castigo, lo cual siempre se permitíabajo las reglas de Alice.

Más tarde esa noche, mientras dormían losdemás en la casa, el débil ruido del tren quepasaba llegó al dormitorio de ellos. Cada unotenía un colchón, separados escasamente pordos metros y, tarde en la noche, mientrasyacían quietos sobre sus espaldas como se lesexigía, Alex a veces le susurraba algunos de suspensamientos a su hermana.

Esa noche Alex le dijo a Jessica que habíaestado pensando en el tren. Creía que este iría aalguna parte. Cuando ella le preguntó adónde, élse quedó en silencio por un buen rato antes decontestar.

—Lejos de aquí.

Page 202: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Jessica creyó al principio que Alex debióde haber enloquecido al hablar de ese modo.No había más lugar que aquí. Y aunque lohubiera, no era asunto de ellos. Ella no quisohablar al respecto y finalmente se quedódormida.

Sin embargo, el comentario de Alex sequedó en la mente de la joven, y ella lo volvió asacar varios meses después mientras poníanagua en un balde para el baño semanal de Alice.

Esta vez él le dijo que se callara. No habíatren, y no era asunto de ella adónde pudiera irel tren, aunque hubiera uno.

Jessica creyó que él estaba enojado porquela noche siguiente era luna nueva. La lunanueva, cuando el cielo estaba más negro,siempre era un tiempo difícil. Así que elladecidió quitar el tren de su mente. En su estadofracturado, ninguno de los dos lograbavislumbrar la esperanza que un día les podía

Page 203: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ofrecer el tren. Y si la vislumbraban, tratabaninmediatamente con esa esperanza comoMadre trataría con cualquiera de lasindiscreciones de los jovenzuelos.

Alex volvió a sacar a relucir el tema deltren seis meses después. Alice y Cyril tuvieronesa semana una pelea violenta por una mujer aquien poco antes habían llevado a casa. TantoMadre como Padre salieron ensangrentados dela casa mientras Alex y Jessica miraban.

—¿Has visto a la ramera de Alice? —preguntó Alex a Jessica dos días después,hablando de la mujer.

—No —contestó ella.El lejano ruido sordo del tren llegó hasta

ellos. Alex no mostró reacción alguna ante laposibilidad de que la ramera de Alice sehubiera ido, pero el sonido de ese tren leprodujo un raro destello en los ojos.

Entonces Alex le preguntó a Jessica si

Page 204: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

confiaría en él. En ese momento ella no sabíalo que él en realidad le estaba pidiendo, perosupo que su vida dependía de su hermano.Habría muerto mucho antes sin la protecciónde Alex. Le dijo que siempre confiaría en él yluego no volvió a pensar nada más al respecto.

El recuerdo de la noche anterior a lapróxima luna nueva era más vívido en Jessicaque cualquier otro que hubiera tenido. En algúnmomento después de medianoche, supuso ella,los dos estaban despiertos, acostados como seles ordenaba, mirando al techo. La ventanaestaba oscura sin luz de luna en ella.

Jessica oyó moverse a Alex, volteó amirarlo y vio que se deslizaba de debajo de lasábana que le permitían a cada uno en lasnoches durante los meses más fríos. Observó,asombrada, cuando él se puso las arruinadasbotas de trabajo y gateó hasta el colchón deella.

Page 205: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex le susurró que se vistiera y lo siguieratan silenciosamente como pudiera. Ellaempezó a preguntarle la razón, pero él la acallótapándole la boca con la mano.

—Confía en mí —le susurró.Aunque aterrada por lo que podría

ocurrirles si los descubrían, ella hizo lo que élle indicó por el simple hecho de que siempreconfiaba en Alex.

Se pusieron los pantalones cafés y lascamisas blancas que usaban a diario, agarraronlas sábanas para mantenerse abrigados ysalieron por la ventana. El temor a lasrepresalias de Alice dejó paralizada a Jessica,temblando afuera bajo la delgada sábana. ¿Quése le había ocurrido a Alex? ¿No tenían unacama caliente donde dormir y buena comidapara comer, como siempre decía Cyril?

—La mejor de las suertes —solía gritarles.Este era un pensamiento absurdo que

Page 206: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

indicaba el cuadro mental de Jessica.Pero Alex la jaló de la sábana, y Jessica lo

siguió por el patio y dentro del bosque, dondeél empezó a correr. Ella le habría gritado que sedetuviera de no haber pensado que la oirían, laagarrarían y la castigarían. Pero, sin duda, ahoraMadre había revisado el dormitorio y lo habíaencontrado vacío. Incapaz de pensar enenfrentar a Madre Dios furiosa, Jessica corriótras Alex, profundamente dentro del bosque.

Llegaron a la cerca que les marcaba loslímites. Ninguno de los dos había pasado jamásde esa cerca. Pero después de pasarla bajaroncorriendo por una larga pendiente, atravesaronárboles, subieron una colina, y siguieronalejándose, hasta que Jessica estuvo segura deque estaban totalmente perdidos. Pero tambiéntenía miedo de pronunciar palabra. Los oídosde Alice estaban en todas partes.

Jessica no pudo recordar cuánto tiempo

Page 207: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

corrieron, solo que sintió más temor al correrdetrás de Alex del que recordaba haber sentidoalguna vez. Aunque había sufrido años demaltrato a manos de Alice, huir de ella era loque Jessica más temía. No recordaba a suspadres naturales ni sus primeros tres años.Todo lo que sabía acerca de la vida y de cómose suponía que se viviera lo aprendió de Alice.Tenía poca información del mundo exterior yde cómo vivían otras familias.

Sintió la huida del que fue su hogar durantetrece años como si se zambullera en unaterrible maldad.

Pero ya habían cometido el pecado, y a lospocos minutos tropezaron con dos largas víasférreas que dividían el bosque. Creyendo queahora era seguro hablar, Jessica exigió saber siAlex estaba tratando de que los mataran. Losdos estaban conscientes de que no serían lasprimeras víctimas.

Page 208: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex no le hizo caso y empezó a caminarpor los rieles. Ella lo volvió a seguir, haciendocaso omiso de las voces interiores queinsistían en que dejara a su hermano y volvieraa enfrentar cualquier consecuencia que leesperara.

El tiempo volvió a perderse para Jessica,pero cuando finalmente apareció detrás deellos el enorme y ruidoso tren, ella y Alexcorrieron a los árboles. De cuclillas en lugarseguro, su temor a Alice fue reemplazado porun respeto de que esa cosa tan larga y poderosahubiera pasado por la casa durante tantos años,y cautelosamente se asomó para observar.

El deseo de Jessica de saber cómo podríaser la vida sin Alice superó por primera vez ensu vida el temor a fallarle. Y cuando Alex legritó que lo siguiera y corrió directo hacia eltren, ella comprendió que el temor de perder asu hermano ante ese tren también era mayor

Page 209: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que su temor a Alice.El tren al que Alex y Jessica se las

arreglaron para treparse a finales de octubre de1981 era el Union Pacific 98 que iba endirección oeste, un tren de carga queprincipalmente llevaba trigo, aceite y ganado.Con frecuencia la enorme locomotora jalabamás de cien vagones a través de Texas, NuevoMéxico, Arizona y el Sur de California. Dehaber sido este más corto ellos no habríanpodido treparse.

Page 210: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La bodega subterránea usada para castigo

El vagón al que lograron subir era unaestructura plana, y la noche estaba fría, lo quelos obligó a acurrucarse al frente, detrás de unenorme contenedor que bloqueaba la mayorparte del viento. Estuvieron de cuclillas en laoscuridad bastante tiempo, viendo pasar

Page 211: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

árboles.El tren comenzó a disminuir la velocidad.

Temiendo que los vieran, Alex se desesperó.Insistió en que debían encontrar una manera deentrar a uno de los otros vagones. Se lasingeniaron para arrastrarse por una ventanilla deventilación en un vagón de trigo que solamenteestaba lleno a medias. Se enterraron hasta losbrazos para calentarse y observaron el cielonocturno, el cual lograban ver a través de laventanilla.

Decir que Alex y Jessica habían tropezadocon su primer momento de suerte en trece añossería quedarse corto. Es sorprendentementeobvia la cantidad de aspectos que pudieronhaber salido mal esa noche.

Alice o Cyril los pudieron haber oídoabriendo la ventana y detenerlos antes de queatravesaran el patio. Cualquiera de ellos sepudo haber lastimado mientras corrían por el

Page 212: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

bosque en la oscuridad, o haber muerto cuandointentaban asirse del tren. Pudieron no habersetopado con un raro vagón de trigo, solo mediolleno, y con la ventanilla de ventilación abiertapara que los gases tóxicos no inundaran elespacio. Los pudieron haber visto al apearsedel tren en la siguiente parada y devolverlos alos Brown.

Solo podemos preguntarnos cómo losacontecimientos pudieron haber cambiado parabien o para mal el mundo de los chicos si leshubiera fallado su escape. Algunos hansostenido que la huida de Alex y Jessica fue laúnica tragedia mayor que su secuestro. Perover llorar a Jessica años más tarde mientrasnarraba con voz entrecortada lo que podíarecordar de su cautiverio sugiere algo distinto.

Alex y Jessica sí escaparon. Y cuandofinalmente bajaron del tren tres noches despuésse hallaron en un mundo tan extraño para ellos

Page 213: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

como podría ser Marte para el estadounidensepromedio.

De no ser por el Ejército de Salvación, loscomedores de caridad, y los pocos refugiospara desamparados diseminados por LosÁngeles en 1981, Alex y Jessica quizás nohabrían sobrevivido al repentino y drásticocambio al que se vieron obligados al salir delcautiverio rural a la animada ciudad.

«No hay crisis más grandefrente a la humanidad que

el ateísmo. Una hora a altashoras de la noche con un

hombre endemoniado haráañicos la desobediencia de

un ateo incondicional».

—Padre Robert SeymourLa danza de la muerte

Page 214: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Una transcripción de la entrevista deJessica con las autoridades capta mejor eseprimer mes: «No sabíamos lo que hacíamos.¿Sabe? Sencillamente anduvimos por ahí,temerosos de hablar con nadie, vestidos conesas ridículas ropas que todos se quedabanmirando. Al principio comimos en basureros,hasta que alguien nos habló de los comedoresde caridad. Con eso fuimos felices. ¿Sabe?Alex era como un nuevo individuo».

Y era una persona completamente nueva ycon un apellido que él insistió en que tomaranlos dos puesto que no conocían el de Alice.Serían Alex y Jessica Trane.

El tren que los llevó a Los Ángeles los dejóen las afueras de Union Station en la calleVignes del antiguo barrio chino. El sendero decallejones donde dormirían y los comedores decaridad que buscaron los llevaron a paso seguroal norte hacia Pasadena. Un desamparado que

Page 215: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dijo llamarse Elvis les habló de la fundaciónUnion Station en el boulevard Colorado enPasadena, afirmando que era el mejor lugarpara una pareja de vagabundos perdidos comoellos. Permaneció con los muchachos unasemana antes de desaparecer.

Nancy Richardson, quien sirvió comovoluntaria en la fundación desde 1975 hasta1983, recuerda claramente a Alex y JessicaTrane. «Simplemente eran chicos inocentes, desolo dieciocho años si se les creía. Alprincipio estábamos seguros de que eranfugitivos, pero fallaron todos nuestrosesfuerzos por averiguar su pasado o encontrar asus familiares. No nos quedó más remedio queconfiar en lo que decían».

Nancy recuerda que Alex era el caballeroperfecto, nerviosamente callado la mayor partede tiempo, apuesto cuando se aseaba. Siempreestaba observando, fascinado con las cosas más

Page 216: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sencillas, como un muchacho de la mitad de suedad.

Al principio los trabajadores de lafundación creyeron que él podría ser retardado,porque prefería mirar a las personas en vez dehablar con ellas. Pero cuando lograron que seabriera un poco se dieron cuenta de que Alexsolo sufría de ingenuidad, no de alguna falta deinteligencia. Tanto Alex como Jessica eransocialmente ineptos, en especial entremiembros del sexo opuesto. Alex en particularparecía no tener interés en las mujeres.

«Recuerdo una vez que entré al bañomientras Alex se aseaba, como una semanadespués de que acudieran a nosotros —recordóNancy—. Tenía la camisa más abajo de loshombros, y vi que la parte superior de suespalda estaba cubierta con gruesas cicatrices.La escena era tan impresionante que lancé unaexclamación. Él se levantó la camisa y se dio

Page 217: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vuelta. Antes de que pudiera abotonarse le vimás cicatrices en el pecho. Sin que yo se lopreguntara dijo que había sufrido un graveaccidente automovilístico, y se fuerápidamente. Pudo haber sido así, pero yo noestaba convencida».

Horrorizada por lo que había visto, ypreguntándose si las cicatrices tenían algo quever con el desinterés de Alex por las mujeres,Nancy interrogó a Jessica, pero la muchacha noquiso hablar del asunto.

—No es asunto suyo —contestó.Los dos se negaban a hablar de su pasado,

excepto para decir que sus padres, Bob y SueTrane, murieron cuando un tren los arrolló enLos Ángeles.

Al confrontarlos con el hecho de que lasautoridades no habían registrado un accidentecomo ese, Alex explicó que sus padres tambiéneran desamparados y que el accidente ocurrió

Page 218: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

durante la noche; que alguien más les habíahablado del accidente pero que en realidadnunca vieron los cuerpos. No era posiblecorroborar las muertes de sus padres ni elaccidente automovilístico de Alex. Sin tenermás alternativa, Nancy y el director de lafundación hicieron lo único que podían hacerpor los chicos: alimentarlos, darles una camacuando la necesitaban y llevarlos hacia unanueva vida.

El año siguiente estuvo tan lleno deprimicias para Alex y para Jessica que pudieroneficazmente hacer a un lado la mayor parte dela influencia del cautiverio con que los habíanoprimido. Como dos mariposas que lograronescapar de sus capullos, revoloteaban de undescubrimiento a otro, comprendiendo lalibertad con una pasión recién descubierta porla vida.

Los dos iban sin rumbo y venían a la

Page 219: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fundación, desapareciendo por días a la vez,siempre callados acerca de adónde fueron oqué habían hecho. Nancy sabía que eranecesario conseguirles un ambiente másestable, pero su preocupación la mitigaba elentusiasmo con que Alex y Jessica recibían losdesafíos de la vida.

Habían descubierto los libros y rara vez seles veía sin una bolsa que contuviera al menosdos o tres volúmenes… de todo, desde novelas,que eran las favoritas de Jessica, hasta libros dehistoria y, sin falta, una antigua Biblia a la quehabían arrancado partes.

Un cálido día de agosto de 1982, NancyRichardson presentó a Alex y Jessica al padreRobert Seymour, un sacerdote de NuestraSeñora de la Alianza, una iglesia católica en elcostado sur de Pasadena. El padre Seymourhabía visto a la pareja holgazaneando por elrefugio y se interesó en ellos cuando Nancy le

Page 220: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

habló de la sed de Alex por aprender.El padre Seymour les hizo a los Trane una

oferta sencilla: si aceptaban empleos que él lesiba a conseguir y convenían en quedarse en losapartamentos para personas de bajos ingresosde la calle Holly, él les pondría a sudisposición un plan de estudios, tanto para Alexcomo para Jessica, y les ayudaría a obtener unGED.

¿Qué era un GED? Alex quiso saber. Elpadre Seymour explicó que son las siglas deequivalencia general de diploma,aproximadamente lo mismo que el título debachiller.

Los ojos de Alex se iluminaron ante lasugerencia y, después de una rápida consultacon Jessica, convino de manera entusiasta.Dándole de refilón una mirada a Nancy, Alexbajó por la calle con Jessica «para haceralgunas cosas», prometiendo estar en la iglesia

Page 221: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a las nueve en punto la mañana siguiente. Fue laúltima vez que Nancy vería a Alex. La madre deella enfermaría pronto y se vería obligada asalir del refugio para ir a cuidarla.

«Aún puedo ver la mirada en los ojos deAlex —expresó Nancy años después—. Esosmismos conmovedores ojos castaños queparecían devorar el mundo».

Ni el padre Seymour ni Nancy Richardsonni nadie del personal de la fundación UnionStation en el boulevard Colorado lograbancomprender la magnitud de la ira y el dolor quese ocultaban detrás de esos ojosconmovedores, debajo de las cicatrices quehabían conformado a Alex Price, conocidodurante los ochenta como Alex Trane.

Page 222: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

H

SIETE2008

EATHER CLARK ANDUVO de unlado al otro sobre la alfombra del

cuarto, con una mano temblorosa en labarbilla. El dolor que le aporreaba elpecho se negaba a disminuir. Miró elreloj. 1:55 a.m. ¿Dónde estaba Raquel?Incluso la posibilidad de otro minuto asolas expedía rayos de temor a sucorazón.

Daniel estaba muerto.Sonó el timbre y Heather se

sobresaltó. Raquel.

Page 223: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Corrió hacia la puerta principal,observó la mirilla y, al ver el largocabello negro de su amiga, buscó atientas el seguro para abrir. Raquelentró, miró el rostro bañado en lágrimasde Heather y la estrechó con fuerza.

—Lo siento mucho, querida.La puerta se cerró detrás de ellas y,

con el suave tas, Heather sintió quevolvía a perder su dominio propio.Inclinó la cabeza en el hombro deRaquel y comenzó a sollozarsuavemente. No tiene fondo, pensó. Nologro encontrar el fondo de este dolor.

Por algunos minutos Raquelsolamente la sostuvo, susurrándole sus

Page 224: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sinceras condolencias. Demostrando elmismo carácter firme en que Heathersiempre había confiado, Raquel la llevócon dulzura a la sala y anunció que lasdos tomarían una taza de café.

Varios minutos después Heather leagradecía, tomaba un sorbo de la bebidacaliente, y la depositaba sobre la mesade centro. Había mucho que decir peroninguna razón para hacerlo.

—En realidad lo amabas —comentófinalmente Raquel, mirando un retratogigante encima de la chimenea; unarepresentación artística de Daniel yHeather en el Muelle del Pescador enSan Francisco—. Quiero decir de veras.

Page 225: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather empezó a llorar. Se odió porhacerlo, pero parecía impotente paradetener las lágrimas. Respiróprofundamente, se secó los ojos, y seapretó las manos.

—Por desgracia. Habrás creído quepara este instante yo estaría acabada —expresó, intentando obligar una sonrisa,pero de los labios le salió una mueca—.Yo lo dejé. Le dije que esto lo mataría…

—No es culpa tuya —la consolóRaquel poniéndole una mano en larodilla—. Comenzaste a pensarlo, ypersonalmente te reñiré por eso, ¿meoyes? Así fue Daniel todo el tiempo. Pormucho que todos lo amáramos por su

Page 226: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

confianza, estaba totalmente ciego alrespecto.

—¡No! ¡El no fue quien quiso eldivorcio! Me suplicó que regresara yque no presentara los papeles. Hace dosmeses, la última vez que hablamos, mepidió que lo reconsiderara. Pero no, nolo hice. No a menos que él me prefirierapor sobre todo lo demás…

Se le hizo un nudo en la garganta,por lo que dejó de hablar.

—Y tenías razón —la tranquilizóRaquel—. Querida, tenías más razón delo que posiblemente podías saber.Tienes que renunciar a esto y dejar deculparte. Nunca he visto que una mujer

Page 227: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ame a un hombre como amaste a Daniel.Pero él nunca renunció a lo suyo.

Heather se reclinó y se esforzó pormantener al menos una apariencia deautocontrol.

—Yo lo aparté, Raquel.—Él te abandonó. ¿Cuántas veces

me llamaste, sola, mientras él dictabaclases acerca de los pecados de lareligión?

El tema las estancó.—Nada de eso importa ahora —

continuó después Raquel—. Lo queimporta es que lo perdiste. Y lo siento.Al final el dolor pasará, tú lo sabes. ¿Deacuerdo?

Page 228: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather levantó la mirada al retratoy decidió entonces que Raquel debíasaberlo todo. Ocultar ahora su propiaobsesión la hacía sentir hipócrita.

—Debo mostrarte algo —anunció—.Algo que yo… que sé que es un pocomaniático.

—Aquí me tienes, Heather —replicóRaquel.

Ella se puso de pie y fue hasta elhueco de la escalera. Raquel la siguiósin comentar nada. Bajaron las escalerasy atravesaron el sótano. Al acercarse ala puerta, Heather casi se regresa. Nadiehabía visto este lado de su relación conDaniel. El salón Eva era más un altar

Page 229: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que los esfuerzos de una buenaciudadana por tratar de ayudar a lasautoridades. Empujó la puerta. Encendiólas luces. Ingresó.

Los quince casos estaban ordenadosde izquierda a derecha, con la fecha dela muerte de cada mujer anotada sobrelas respectivas fotografías y recortesperiodísticos.

—Estás bromeando… —balbucióRaquel adelantándose a Heather yobservando lentamente el salón, lamirada fija en las fotografías.

Todas las víctimas estaban en lamisma posición: boca arriba, manoscolocadas delicadamente en el piso,

Page 230: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

piernas extendidas cerca de treintacentímetros, vestidos sucios alisados.Piel pálida. Frágiles. Aparte de lasvastas magulladuras, ninguna señal detrauma.

—Tienes que estar bromeando —comentó Raquel, yendo hacia losexpedientes—. ¿Es de Daniel todo esto?

—No —contestó Heather después deuna pausa.

—¿Qué entonces está haciendo todoesto aquí? Esto es…

Raquel se volvió del expediente quehabía abierto.

—Es mío —confesó Heather—.Supongo que es mi manera morbosa y

Page 231: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enloquecida de conectarme con Daniel.Ahora las lágrimas se le filtraban

silenciosamente, sin que intentaradetenerlas.

—Creíste que ayudarlo a encontrar aEva crearía de alguna forma un vínculo.

Heather pensó que su silencio hacíasuficientemente claro su asentimiento,así que no contestó.

—¿Has encubierto algo que no sepael FBI?

Ella encogió los hombros.—Fui tras unos cuantos

presentimientos míos. Nada concreto.—Está bien, escúchame ahora,

Heather —objetó Raquel mirando la

Page 232: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pared de las fotografías—. Sé queestabas enamorada de él. Sé que todoesto es alguna manera excéntrica deconectarte con él. Pero ahora se acabó.Esto… no puede ser saludable. Nopuedes…

Los ojos de Raquel se posaron enuna foto de la víctima número doce deEva, una muchacha delgada y de cabellooscuro, cuyos labios parecían confusosentre una suave sonrisa y una muecaespantosa.

—Hay más —confesó Heather—. Elhombre al que se suponía que debíaconocer esta noche terminó siendo unallamada telefónica. Creo… creo que

Page 233: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pudo haber sido Eva. Él sabía acerca deesto, de Daniel, del asesino; y me indicóque Daniel iba a morir porque nadiepodía detener a Eva.

—Tu informante… ¿se trataba deesto?

Heather asintió.—Me expresó que si yo no lograba

encontrar una manera de detener aDaniel, él moriría —afirmó ella, yendohasta uno de los pocos recortesperiodísticos que mostraba a Daniel enuna escena de crimen en San Diego—.No es que eso importe ahora.

—Sí importa ahora —afirmó Raqueltocándole el brazo—. Importa, cariño.

Page 234: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Tienes que ir al FBI con esto. Allá afuerahay un asesino en serie, ¡y te reunistecon alguien que aparentemente sabe suidentidad!

—Quizás. Daniel está muerto,Raquel.

—¿Te amenazó?—No. No —negó Heather, y miró a

su amiga—. Parece que creyó queDaniel reaccionaría ante mí.

—¿Por qué dices eso? Tú trataste depersuadir a Daniel incluso desde que seencargó del caso.

El silencio inundó el salón.—Porque era una amenaza velada

contra ti —respondió Raquel a su propia

Page 235: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pregunta—. Él sabía que Daniel habríareaccionado si tu vida se vieraamenazada.

—Él no dijo eso.Heather caminó hasta la puerta,

apagó la luz y salió de la habitación.—Ahora ya no importa.Raquel la siguió en silencio

escaleras arriba. La casa se sentía comouna tumba, pero al menos habíaamainado el aluvión de lágrimas. Lavida como la conocía Heather habíacambiado esta noche. Raquel no loafirmaba, pero estaba segura de quefinalmente Heather vería el ladoprometedor de todo esto. Sin Daniel en

Page 236: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

perspectiva, no había motivo paraobsesionarse con él. Era hora de seguiradelante.

—Quiero que me prometas algo —manifestó Raquel, adelantándosele en lasala, y esperando tener la total atenciónde Heather—. Prométeme que loprimero que harás mañana será llamar aBrit Holman o a alguien más en quienconfíes en el departamento de policía yle contarás todo. La llamada, todo lo quehayas averiguado, algunas de tusteorías… Por descabelladas queparezcan. Luego abandonas todo esto.

—Eva aún está allá afuera, Raquel.—Exactamente —concordó su amiga

Page 237: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mirándola.—Mató a Daniel.—¡Y vendrá detrás de ti si no

renuncias a esto! Eres abogada, noagente federal.

Heather no había procesado hastaahora sus opciones con relación a Eva.Raquel era naturalmente razonable. Laidea de renunciar a su propia búsquedade él la aliviaba y la asustaba al mismotiempo. Tal vez era adecuado que tantoEva como Daniel desaparecieran de suvida en la misma noche.

—Está bien.Su teléfono celular sonó sobre una

repisa, donde Heather lo había

Page 238: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enchufado al cargador. El reloj marcaba2:27 a.m.

Fue hasta la repisa y levantó elteléfono. Vio que se trataba de BritHolman.

—Hablando de…—¿Quién? ¿Es él?—Hola, Brit —contestó Heather

después de desplegar el celular.—Heather… está vivo.Sus palabras no tuvieron sentido

inmediato. Está vivo, significaba queEva estaba vivo. Daniel estaba muerto, yque no lograron atrapar a Eva.

—He tenido una mala noche, Brit.En realidad no creo que yo pueda…

Page 239: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Daniel está vivo.Las palabras sonaron extrañas, como

caracteres chinos que significaban algopara alguien, solo que no para ella, noen este momento.

—Lo resucitaron —confirmó Brit,luego hizo una pausa—. ¿Lo estásescuchando, Heather?

—¿Vivo? —preguntó ella, su vozpareció un eco.

—Lo llevaron a la unidad decuidados intensivos del Memorial deColorado Springs, pero el pronósticopreliminar es bueno. Creen que sepondrá bien.

La cabeza de Heather zumbó con

Page 240: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pensamientos mezclados, surtidos, delocura patas arriba.

—¿Heather? Tengo que irme, peroquiero que me llames en la mañana. Élva a estar bien, solo quise que losupieras lo más pronto posible.

Ella cerró su teléfono sin hacermención de la solicitud de Brit.

—¿Quién está vivo? —preguntóRaquel.

—Daniel —contestó Heathermientras los brazos comenzaban atemblarle como una vía férrea debajo deun tren.

Page 241: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DOCHO

ANIEL YACÍA EN LA cama dehospital la mañana siguiente,

mirando el suave tono de la iluminaciónindirecta que llenaba su cuarto. HospitalMemorial, Colorado Springs. Unasombra oscura bordeaba el blancocentro que moldeaba aquello oculto queél supuso que eran tubos fluorescentes.Tinieblas que invadían la luz.

Muerte acechando la vida.Recordó haber encontrado la

decimosexta víctima de Eva en lascavernas de Manitou Springs.Informaron que el asesino había

Page 242: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

desaparecido.Los estaba esperando, observando a

su víctima. Había salido de la noche y lehizo frente a la Suburban, enconfrontación directa.

Luego mató a Daniel, a un policía, yperforó el brazo de Lori con un disparo.Se había llevado a la muchacha. Aúnestaba desaparecido.

Lori había corrido con Daniel aencontrar una ambulancia y se lasarregló para resucitarlo después devarios minutos. De muerte a vida.

Así se lo contaron, pero Daniel norecordaba nada de eso. Ni la escena deEva saliendo de la oscuridad, ni el

Page 243: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

disparo a su cabeza, mucho menosagonizar o estar muerto. Ni despertar.Sus recuerdos terminaron con Lorisosteniendo en sus manos a la víctimadieciséis de Eva mientras bajaban a todaprisa de la montaña, luego serestablecieron al despertar en esta cama.

Se abrió la puerta a su derecha yLori entró con un hombre que Danielsupuso que era médico. Sin bata, solopantalones caqui y camisa azul concuello abotonado. Cuando la puerta secerraba, Daniel logró ver un guardiaparado afuera.

—¿Cómo te sientes? —le preguntóLori poniéndole la mano en el brazo y

Page 244: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sonriendo dulcemente.—Con un poco de dolor de cabeza.

Y un tanto grogui.—Probablemente se deba a la

morfina —informó el médico,extendiendo la mano—. Soy el Dr.Willis.

Luego miró el lado derecho de lacabeza de Daniel.

—Si usted no cree en la intervencióndivina, ahora podría ser un buenmomento para reconsiderar. Eso, o ustedtiene tanta suerte como para salir de LasVegas siendo un hombre rico.

—¿Les importaría decirme quésucedió? —preguntó Daniel recorriendo

Page 245: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

con la mirada al médico y a Lori.El doctor extendió la mano hacia el

vendaje que rodeaba la cabeza delagente especial y comenzó a despegarlohacia atrás.

—La bala le pegó exactamente porencima y al lado de su ceja izquierda,donde es más grueso el hueso superiorde la cuenca orbital. Tres milímetrosmás arriba o abajo, y usted estaríamuerto.

—Creía que lo estuve.—Lo estuvo —asintió el médico—,

pero menos mal que su cerebro norecibió daño irrecuperable. El huesodesvió lateralmente suficiente energía de

Page 246: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la bala, alrededor de su cabeza, de talmodo que en realidad no penetrara alcráneo. Se desplazó por debajo delcuero cabelludo y salió detrás de laoreja izquierda.

—A veces viene bien tener unacabeza dura —comentó Lori, y luegocontinuó como si hablara perfectamenteen serio—. La bala recuperada delcostado de la Suburban fue disparadapor un 38 especial. Aún la estánexaminando, pero bastante del tronco dela bala está intacto para hacer unaespecie de identificación.Probablemente una Colt Cobra de las dela policía, la cual dispara una bala de

Page 247: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

corte semirelleno… usadaprincipalmente para dianas, no parahumanos.

—A él no le gusta matar con pistola—señaló Daniel, y dirigió la mirada altecho—. Su patrón tiene que ver más concómo y por qué mueren, no con quemueran. La muerte es apenas eldesafortunado final.

Lo miraron, perplejos.—Podría ser —comentó finalmente

Lori—. Tu mente no ha sido abatida, yeso es bueno.

—Como yo estaba diciendo —añadió el Dr. Willis—, usted es muyafortunado. He visto peores casos, pero

Page 248: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

este es digno de un reportaje.—¿Y qué me mató?—Un shock hidrostático —informó

Lori—. La energía de la bala setransmitió al tejido blando de tu cabezay envió una falla a tu sistema nervioso.Tu corazón y tus pulmones entraron enun paro cardíaco y pulmonar.

—Me mató el shock.—El shock mata a muchas personas,

nada excepcional —dijo ella, se puso depie, le miró el cráneo ahora expuestopor el Dr. Willis, luego le pasó unespejo a Daniel—. Dale una mirada.

Al principio él creyó que el espejoestaba invirtiendo los costados de su

Page 249: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cabeza, pero al mirar a la derecha vioque no habían afeitado ningún lado de surizada cabeza rubia. La frente estabasuturada en la izquierda, exactamenteencima de la ceja. Una magulladuratrazaba una línea a través de su sienizquierda. Tendría un ojo negro poralgunos días.

—¿Es eso todo?—Eso es todo —contestó ella.—Entonces puedo irme —indicó él

sentándose en la cama; sintió un dolorpunzante de cabeza, pero dejó que lepasara.

—No tan rápido —objetó el Dr.Willis, instándolo a acostarse de nuevo

Page 250: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

al ponerle una mano en el pecho—.Tenemos que mantenerlo bajoobservación.

—¿Observación? ¿Por su bien o porel mío?

—Usted estuvo muerto hace seishoras, Sr. Clark. Su cerebro no recibióoxígeno por más de veinte minutos.Hipoxia aguda. Se le ve bastanteracional, pero no hay manera de saberqué daños ocurrieron.

—¿Daños? ¿Cómo cuáles?El médico frunció el ceño.—¿Aparte de efectos más graves,

los cuales evidentemente no se hanpresentado? Perturbación de ciertas

Page 251: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

habilidades motoras, pérdida dememoria, posibles alucinaciones. Nohay manera de saberlo.

Daniel estiró los dedos,preguntándose si se habían afectado susbrillantes habilidades motoras. Ningunaseñal aparte de un leve zumbido que lerecorría todo el cuerpo. Al mirarse losdedos le molestó la idea de que hubieracambiado algo. Su capacidad de digeriralimentos, quizás, su sentido del humor,su competencia en construccioneslógicas, sus conductos lagrimales, losmúsculos de su pierna izquierda.

Algo.—Lo importante es que estás vivo.

Page 252: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Montova estará aquí pronto —anuncióLori, luego se reclinó, cruzando losbrazos debajo del pecho—. Así que…¿cómo se siente eso?

—Sinceramente, no recuerdo. Mimente está en blanco. Recuerdo que lehacías reanimación cardiorrespiratoria ala víctima en el asiento trasero, yrecuerdo haber despertado hace unahora en esta cama.

—¿Nada en absoluto entre unrecuerdo y otro?

Daniel negó con la cabeza.—Nada. ¿Por qué?—Porque lo viste. Tienes una

imagen de Eva encerrada en alguna parte

Page 253: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de tu mente.—¿Estás segura? —inquirió él; la

mente le dio vueltas con lasrepercusiones.

—Estuvo a tres metros de ti. Debisteverlo. Iluminado por las luces altas delvehículo.

—Entonces tenemos unaidentificación positiva —analizó él; Evaya no estaba en código, unavisualización positiva les podríaconducir a la primera oportunidadverdadera de obtener la identidad—.¿Cómo era? ¿Cerquillo rubio sobre ojosprofundos? ¿Mandíbula firme ymarcada? ¿Alto? ¿El granjero vecino?

Page 254: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel había construido una imagende Eva basado en una historia hipotéticaextraída de su propio perfil del hombre.

—No sé —contestó Lori, mirándolocon ojos comprensivos y sin parpadear—. No lo vi. Me estaba levantando delpiso cuando te disparó. La muchacha meobstaculizó la vista de la puerta lateral.

Daniel parpadeó, buscó en su menteuna insinuación de algo que nocorrespondiera. Algo que pudieraencender su memoria. Pero su menteestaba en blanco.

—Por tanto, la primera oportunidadverdadera en el caso está encerrada enmi mente. Tenemos que hallar una forma

Page 255: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de sacarla.—¿Una oportunidad? ¿Cómo?—Yo podría proveer los detalles

para un retrato exacto de dibujante.Hacemos conocer ampliamente el caso yponemos su foto en toda pantalla decomputadora de Estados Unidos deAmérica. La información es la másfabulosa arma que tenemos en la era dela Internet.

—Me parece que Eva tambiénsabría eso. En consecuencia, ¿por qué searriesgó a ser visto?

—Porque él no contaba con quealguno de nosotros sobreviviera.

Ella asintió.

Page 256: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Él te mató, y me habría matado siBrit no hubiera aparecido.

—Así parece.—¿Qué se siente? —le preguntó

Lori, volviendo otra vez a lo de sumuerte—. No recuerdas; sin embargo,¿sientes algo? ¿Crees que viste algo? Enel ojo de la mente, es decir.

—Te refieres a una experienciacercana a la muerte —contestó Daniel—. No. No es que una alucinación comoesa nos ayude de algún modo.

—No, pero pulsar los botonescorrectos podría estimular tu memoriapropiamente dicha. Solo tendremos queesperar, ¿verdad?

Page 257: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Esperar qué?—Que vuelva a salir a la superficie

tu recuerdo de Eva. Los recuerdos estánvinculados a químicos. El más probableen tu caso es DMT. Dimetiltriptamina.Excretada en dosis masivas de laglándula pineal durante el traumaalrededor de la muerte. La drogaalucinógena que se creía responsable delas experiencias cercanas a la muerte.Es parte de lo que podría haber causadoel bloqueo en tu memoria.

—Estás diciendo que crees que hayuna forma de provocar este recuerdoescondido que tengo de Eva. ¿Está ahí?

—No sé. Tiempo. El tiempo trae el

Page 258: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

recuerdo.—Volvamos a colocar esto —

informó el Dr. Willis sosteniendo lavenda en alto.

—¿Es necesario? Se trata solo de unpar de puntos en la frente.

—Usted tuvo suerte, pero no tanta.Tiene contusión craneal y un buendesgarrón en la parte trasera de lacabeza. Realmente creo…

—Por favor, doctor, no soy un niño.No se me está desmoronando la cabeza.Deme unos cuantos Advil y me pondrébien.

—Si usted insiste —replicó el Dr.Willis encogiéndose de hombros y

Page 259: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

poniendo la venda en la mesa sobre lacama—. Lo volveré a revisar almediodía.

—Si no meto en problemas aalguien, debo visitar la escena delcrimen, mientras esté relativamentefresca —expresó Daniel; el dolor lepinchó la cabeza, pero la única reacciónde él fue recostarse sobre la almohada—. Quizás algo me refresque lamemoria. ¿Tiene usted problemas coneso?

—Por todo lo que sabemos, usteddará cinco pasos y caerá muerto de unaneurisma —informó el Dr. Willis—.Descanse un poco. Volveré a mediodía.

Page 260: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El médico se disculpó y salió delcuarto.

Daniel se quedó mirando la puertacerrada por un instante, con la mente enblanco de manera extraña. Aventó lassábanas, se quitó la intravenosa delbrazo, se sentó, y balanceó los pieshasta el suelo, haciendo caso omiso deque la cabeza le diera vueltas.

—¿Y qué, soy un muerto que anda?Se puso de pie, e instintivamente

Lori extendió la mano para afirmarlo.—Por favor, Daniel. Hay mucho en

juego para que empieces a actuar demanera atolondrada.

—¿En juego? Eva está en juego. La

Page 261: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vida de su próxima víctima está enjuego. ¿Qué sabes tú de qué está enjuego?

—Tu vida está en juego —objetóella, con la mandíbula firme—. ¡Ahorasiéntate!

Él no se sintió ofendido por lafrustración de Lori. Si algo le daba unapequeña medida de consuelo… estanunca había sido un juego para losdébiles.

Haciendo caso omiso de la orden,Daniel dio cinco pasos al frente y sedetuvo. Ningún mareo ni otro síntoma deadvertencia que pudiera sentir. Atravesóla puerta, la abrió, y salió al pasillo. La

Page 262: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

puerta se cerró detrás de él.El puesto de la enfermera estaba a

tres metros a su derecha, actualmenteatendido por tres asistentes, quieneslevantaron la mirada hacia Daniel. Soloentonces él bajó la mirada y recordó queaún estaba vestido con una bata dehospital cubierta con diminutosestampados azules. Debajo, suspantaloncillos. Sin camiseta.

Daniel regresó a su habitación yentró. Lori se hallaba cerca de la camade hospital donde él la había dejado,con una leve sonrisa en los labios.

—¿Olvidaste algo?—¿Dónde pusieron mi ropa? —

Page 263: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

preguntó él.—En el clóset. Pero yo no saldría

antes de hablar con Montova.—Sabes tan bien como yo que la

escena del crimen es lo único quetenemos ahora. ¿Se sabe algo de lavíctima?

—Están peinando la zona —contestóella.

—Él tenía otro vehículo escondido.Brit está en eso, ¿de acuerdo? —afirmóDaniel, se dirigió al clóset y jaló lapuerta—. Debo estar allá.

—Por supuesto, Brit está en el auto—respondió ella—. Su primerasuposición fue que Eva siempre

Page 264: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

planifica sus escenas hasta el últimodetalle, probablemente meses poradelantado. Conoce toda posible vía deescape y tiene rutas alternativaspreparadas. Ellos se están encargando.La pregunta es: ¿en qué estás tú?

—Estoy en el caso.—También estás con una sobredosis

de DMT.Daniel se abotonó los pantalones y

bajó los brazos, haciendo caso omiso dela camisa por el momento. Allí estabade nuevo. Su memoria. La manera másobvia de encerrar a Eva.

El celular de Lori sonó y ella lodesplegó, volviéndole la espalda a

Page 265: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel después de una prolongadamirada.

—Ames.Daniel agarró su camiseta negra

desgarrada, la desechó, y se preguntó sile caería bien una ducha. Pero lerecorrió un escalofrío debajo de la pielal pensar en el equipo de análisis deevidencias escarbando en la cueva antesque él.

La cabeza le iba a estallar. Una balalo había golpeado con tanta fuerza comopara provocarle un paro cardiaco yrespiratorio. Él debía estar conectado auna máquina o refrigerado en el sótano.No le correspondía estar levantado,

Page 266: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mucho menos ir a la escena del crimen.Daniel terminó de vestirse, recogió

la billetera y el teléfono celular del piede la cama y se puso frente a Lorimientras ella terminaba su conversación.

—Entiendo, inmediatamente —dijoella, y cerró bruscamente el teléfono.

—Encontraron el cadáver.El cadáver dieciséis de Eva. Daniel

dejó que su bien alimentada obsesióncon Eva se le desarrollara en elestómago y encontrara su camino por elpecho. Los cuerpos habían venido unopor mes durante dieciséis meses, y cadavez él había ingresado un poco en lamente de Eva al analizar cada cuerpo

Page 267: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inerte.Daniel avanzó involuntariamente un

paso hacia la puerta.—Está bien, yo… A mitad de

zancada lo cubrió la oscuridad tan derepente que lo obligó a detenerse cuandoel pie derecho llegó al suelo, a sesentacentímetros del izquierdo. La oscuridadlo abatió como un émbolo, atacándoleviolentamente los oídos con un golpe depercusión que le dejó zumbando lacabeza.

En esa oscuridad vio una formaanodina que venía hacia él.

Luego desapareció.Lori lo había alcanzado y tomado

Page 268: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

del brazo para afirmarlo.—¿Estás bien?No tuvo mareo, ni se prolongaron las

tinieblas. El corazón se le esforzabafatigosamente como entre gruesa melaza.

—Diles que permanezcan lejos —pidió, dirigiéndose a la puerta—.Ningún técnico en evidencias hasta queyo haya tenido un poco de tiempo.

—¿Y Montova?—Lo llamaremos en el camino.—El médico…—Tú eres médico —objetó Daniel,

abriendo la puerta de un jalón—. Dimesi no estoy bastante bien para lucir comoun cadáver.

Page 269: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Intenta mantener bajo tu ritmocardiaco —dijo finalmente ellaasintiendo.

Page 270: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DNUEVE

ANIEL SUPO ANTES de poner unpie fuera del hospital que Lori

tenía razón al sugerir que no lecorrespondía a él caminar por un cuarto,mucho menos recorrer la escena de uncrimen. Un dolor agudo le alcanzó elcráneo con la persistencia de un perroladrando. Pero la morfina lo calmó unpoco y no ocurrió el desvanecimientoque había sufrido en el hospital, así quese quedó callado e intentó concentrarseen Eva.

Eva. Un nombre ligado tanto a lasvíctimas del asesino como a él. Mujeres

Page 271: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

jóvenes atrapadas entre la inocencia y laculpa. Y como muchos asesinos en serie,sin duda Eva era motivado porideología. Fe. Religión. Dios. Satanás.Ideas probablemente inculcadas por sumadre.

Daniel opinaba que, igual que lareligión, la ignorancia nutre a losasesinos. Una vez que una personaempieza a buscar respuestas en un lugarno ligado por las limitaciones de laciencia y la lógica, se abre a aceptaredictos religiosos que desafían la razón.Para combatir en una nación vecina obombardear el World Trade Center. Opara matar mujeres inocentes cada ciclo

Page 272: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lunar.Mientras los humanos utilicen la

religión para destruir a otros, la religiónes un enemigo. Daniel exploródetenidamente esta idea en Cómosolucionar la división entre nosotros.

—¿Seguro que estás bien? —preguntó Lori, poniéndole la mano en larodilla. Se sentaron al lado de Joseph,un chofer local que les había asignado elFBI.

Daniel exhaló un poco de aire y tocóla banda que Lori había insistido queusara para proteger las heridas.

—Es solo…El pensamiento se desvaneció.

Page 273: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Solo qué?—Nada, de veras. Eva.—Eva —convino ella asintiendo—.

Se ha metido dentro de ti, ¿verdad? Viveallí.

—Ahora te pareces a Heather. Miesposa.

—Sé quién es ella. Quién fue.—Fue —asintió Daniel mirándola y

viendo que ella observaba por laventanilla lateral.

—Umm.—¿Qué?Ahora le llegó a ella el turno de

jugar a las evasivas.—Nada, de veras —contestó ella,

Page 274: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mirándolo—. Eva.La Suburban serpenteó por la misma

carretera que recorrieron anoche. Unequipo de análisis de evidencias del FBIde Denver ya había acordonado unperímetro que permitía solo un acceso ala escena, limitando potencialcontaminación. El chofer bajó suventanilla, habló con el policía quevigilaba el punto de ingreso y luegoentró al cañón.

Habían establecido el perímetrovarios centenares de metros del sitio enque estaba la furgoneta abandonada,extraño para Daniel hasta que vioatravesada en la carretera la Suburban

Page 275: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

negra que estuvo conduciendo anoche,bajo inspección de un par de agentes.

Una mancha oscurecía el asfalto allado de la puerta del conductor. Susangre, Daniel comprendió.

—¿Recuerdas algo? —inquirió Lori.Él negó con la cabeza.—¿Quiere usted que me detenga,

señor? —averiguó el chofer, mirandopor sobre el hombro.

—Ahora no. Lléveme hasta elcadáver.

Tres furgonetas estaban estacionadasa cincuenta metros más lejos en lacarretera, como a doscientos metros dela cueva a la que Daniel entrara anoche.

Page 276: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El chofer se estacionó al lado de ellas.—Exactamente a través de los

árboles. El agente especial Holman estáesperando.

Daniel siguió un corredor de cintasamarillas a lo largo de los árboles,hacia el murallón. Lori lo seguía decerca.

—Él la sacó del auto y la llevócincuenta metros carretera abajo, sedirigió directo a los árboles y se lasarregló para subir el murallón —afirmóDaniel—. Este no fue el punto deentrada de Eva.

Lori no contestó. Varios agentes losmiraron cuando salieron del sendero.

Page 277: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Solo entonces fue que Daniel considerócómo su aparición en la escena, despuésde recibir un balazo mortal, debió dejarpasmados a todos los que sabían de laexperiencia. Y sin duda eran todos losinvolucrados. Daniel bajó la mirada ypasó entre ellos hacia Brit Holman,quien observaba el murallón, fumandoun cigarrillo. Las viejas costumbres nose pierden fácilmente entre quienesenfrentaban a diario la muerte.

Ninguna cueva que Daniel pudieraver.

—¿Dónde está?Brit se dio la vuelta. Apagó su

cigarrillo en una caja metálica roja de

Page 278: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

caramelos Altoids que llevaba para esepropósito. Metió la caja en el bolsillode la chaqueta y caminó hacia adelante.

—Si serás un hijo de su madre.Tienes que estar bromeando —comentó,estirando la mano.

—Mejor que un hijo muerto de sumadre —contestó Daniel deteniéndose ybuscando una abertura en el murallón—.Parece que le debo la vida a quienestudia la muerte para ganarse la vida.

Miró a Lori, quien sonrió.Reflexionando en la comprensible

observación que acababa de oír, Britbajó la mirada por el cuerpo de Daniel.

—Estuviste muerto, amigo mío. Sin

Page 279: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

embargo, ella te trajo de vuelta, ¿no esasí? He tenido mi parte en salvarme porun pelo, pero… —Brit movió la cabezade lado a lado—. ¿Tienes algún… túsabes… sucedió algo?

—¿Túneles de luz? No. ¿Dónde estála víctima?

—Por aquí.Holman se dirigió a una roca

enorme, la bordeó y pasó a cuatropolicías que esperaban para entrar a laescena del crimen. Hizo señas a uno deellos para que les dieran linternas aDaniel y a Lori, luego ingresó a laentrada de una oscurecida cuevailuminada ahora por luces fluorescentes

Page 280: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de batería, instaladas a lo largo del piso.—Es una cueva sin nombre.

Hallamos primero la salida en lo altodel murallón, luego retrocedimos poreste camino. Ten cuidado, es máspequeña que la cueva que encontramosanoche.

Brit los guió, recorriendo los muroscon su luz.

—No se sabe cuántas rutas más deescape tenía el asesino. Él escoge la quele sirve. Asombrosa manera de pensar,no impulsiva. Tenía un auto esperandoen el otro extremo… las marcas de lasllantas indican un sedán. De ningunamanera habríamos encontrado esta cueva

Page 281: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

o el vehículo en la oscuridad. Y él losabía. Nos lleva unas buenas seis horasde ventaja. Para ahora podría estar enUtah.

—Aguanta, Brit —pidió Danieldeteniéndose; sintió a Lori muy cercadetrás de él.

El agente miró hacia atrás. Danielasintió y lo pasó.

—Si no te importa.Brit no objetó que Daniel tomara la

delantera. Este no volteó a mirar, perooía la respiración de Lori cerca detrásde él, y supo que ella también habíapasado a Brit. La joven patólogadeseosa de aprender. Joven a más no

Page 282: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

poder. Se lo preguntaría en el momentoadecuado.

Él siguió adelante lentamente,escuchando el suave crujido del polvo yla gravilla debajo de sus zapatos. Eva sehabría echado el cuerpo al hombro parano golpearle la cabeza ni los pies en lasparedes laterales. Un tipo fuerte, de unmetro ochenta. Sereno, de paso lento.Esto después de arrebatarles la presacomo un padre que arrebata a su hijo delpeligro.

Extraño pensamiento.Siguieron la cueva en una

inclinación como de cuarenta y cincogrados y se detuvieron a la entrada de

Page 283: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

una bóveda como de cinco metros deancho, la que diez metros más adelantese volvía a estrechar. Más allá la cuevasubía serpenteando hacia la salida porencima del murallón donde habíandescubierto las marcas de las llantas,pero a Daniel no le interesaba cómohabía escapado Eva sino qué habíahecho él aquí, en esta bóveda.

El cuerpo de la muchacha yacía enuna plataforma adelante a la izquierdadel agente. Aún vestía la sucia ropablanca. Sin zapatos. Sin nada que lecubriera la cabeza. Sobre la espalda,mirando al techo, cuidadosamentecolocada.

Page 284: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel estaba enterado de que elfotógrafo ya había registrado la escena,siguiendo el protocolo. Ahora el FBItenía un registro permanente de la cueva.A no ser por eso, no se había alterado lazona desde la salida de Eva en ningúnmomento antes del amanecer.

Un olor a humedad se filtró por lasfosas nasales de Daniel. Detrás flotabaun hedor más fuerte pero menospenetrante. Fuerte como el de la bilis. Élsiguió adelante, pasó sobre una huellaclara y bordeó de izquierda a derecha laplataforma de la roca.

Examinó el cuerpo de pies a cabeza.Colocado exactamente como Eva había

Page 285: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

puesto los cuerpos de las otras quincevíctimas. Las manos a los costados, losdedos suavemente curvados, los piesligeramente separados. Los ojoscerrados.

Un olor acre se levantaba delcadáver. La víctima había vomitadoantes de relajarse y finalmente morir.Por su hombro izquierdo una manchahúmeda que no contenía sólidos obvios.

—Él no las odia —comentó Lori allado de Daniel.

—¿Qué te lleva a esa conclusión?—La muerte de la chica provino de

la enfermedad en su interior, no de él.—Muy bien, Dra. Ames. Sin

Page 286: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

embargo, cuando hagas tu autopsia creoque descubrirás que su arma asesina esmucho peor que una bala en la cabeza.¿Por qué las infecta?

—Porque merecen ser infectadas.Pero no las culpa ni utiliza violencia. Élno está enojado con sus Evas.

Lori se puso un par de guantesverdes quirúrgicos y los chasqueó sobrelas muñecas. Inclinándose, separó loslabios de la víctima, le bajó el labioinferior hasta dejar al descubierto losdientes y las encías.

—Sangre —indicó ella—. De unacortada en el interior del labio de lamuchacha que no estaba anoche. Le

Page 287: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

comprimieron los labios con tanta fuerzaque les sacaron sangre.

Levantó la mirada hacia Daniel.Él le correspondió la mirada.—La besó en los labios al final.—Él necesita verlas morir —añadió

ella.—Está obsesionado con ver cómo

las extingue la enfermedad.—Y está allí para saborear el último

aliento.—¿Por qué? —preguntó Daniel.Hablaban sincronizados como

compañeros de tenis. Lori había seguidoun sendero que la llevó hasta un empleoy un título conocido como patóloga

Page 288: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

forense, pero él no se habríasorprendido de saber que a lo largo delsendero ella había estudiado mucho másallá que el cuerpo humano.

—¿Y las otras víctimas? —indagóella—. ¿Cortes similares?

—Contusiones. Algo de sangre. Perosiempre se atribuyó a la enfermedad.

—¿Cuándo la podemos llevar a LosÁngeles? —preguntó ella poniéndose depie y mirando por encima del cuerpo.

—Tan pronto como se le proceseaquí —contestó Brit—. Estará en hielo yen un avión dentro de dos horas. Amenos que quieras usar el laboratorio deDenver.

Page 289: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No.—¿Por qué arriesga él la vida

besándolas? —inquirió Daniel en vozalta, pero se estaba planteando lapregunta para él mismo—. ¿Qué hay enla respiración de ellas que lo motiva?Eva no dudó anoche en arriesgar su vidapara quitarnos a la chica. ¿Por qué? Asípudo terminar lo que había iniciado.Terminar quitándole la vida por mediode una enfermedad.

—O terminar tomando el aliento deella —añadió Lori.

Ellos estaban parados al lado deBrit, quien les respetaba laconversación. Una vez con el equipo de

Page 290: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

análisis de evidencia, él tomaría elliderazgo.

—Montova está en el primer sitiocon equipo de rastreo terrestre —manifestó Brit después de un extensosilencio—. Quiere hablar contigo,Clark.

—Denme un minuto, ¿de acuerdo?Lori le tocó el brazo, luego salió con

Brit. Solo con el cadáver. Respiróprofundamente, caminó a lo largo de laplataforma de roca, formó una torre conlos dedos, y se tocó los labios.

Eva había besado a su víctima. Lechupó el aliento. O la sofocóenérgicamente con sus labios, pero

Page 291: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

evidencias adicionales debilitarían casicon seguridad la tesis de un asesinatocon fuerza. Eva nunca había expresadosu pasión por medio de violenciapersonal.

—No quieres matarlas, ¿verdad? —resonó la voz del agente a través de labóveda—. Sientes pena por ellas.

Un dolor le atravesó la cabeza, yluego se desvaneció. La morfina perdíasu efecto y el naproxen se diluía. ¿Porqué Lori había revisado los labios de lavíctima?

Pero vio la razón. Una delgada líneade sangre seca se trazaba en el labioinferior. La patóloga de Phoenix era

Page 292: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

excepcionalmente observadora.Daniel dejó la víctima número

dieciséis de Eva exactamente comohabía muerto, boca arriba sobre unaplataforma, y se unió a los demás fuerade la cueva.

Brit se dirigió a uno de los técnicosvestidos con traje Tyvek, que examinabael suministro de energía hasta una luznegra.

—Es todo tuyo, Frank. Desglósaloen cuadrantes y remueve toda piedra.Hazme saber lo que encuentres antes dellenar el informe.

Las luces negras ocasionarían fotoreacción de fluorescencia o

Page 293: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fosforescencia en diferentes artículos deevidencia. Una vez examinadatotalmente la caverna para buscarelementos de rastreo, secreciones yfibras, llevarían luces artificiales parauna búsqueda visual meticulosa. Astillasen la roca, raspaduras, artículos de ropa,armas y toda la gama. Para cuando lacueva fuera empolvada en busca dehuellas, sería inmaterial cualquiermolestia creada por el polvo mismo.

—Por aquí —ordenó Brit,llevándolos a lo largo del murallón,donde la cacería había dejado undelgado rastro a través de la maleza.

—¿Estás bien? —indagó Lori.

Page 294: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Tienes un poco más de Advil?

AHORA LA CUEVA con corrales paraanimales parecía un zoológico, llena detécnicos equipados con las herramientasdel oficio. La evidencia reunida sepondría en bolsas, se etiquetaría y sellevaría a toda prisa al laboratorio paraser examinada. Solamente la policía deTokio y de Scotland Yard igualaban lascapacidades del FBI en sacar muestrasde las evidencias. Pero las sugerenciashechas entre líneas era lo que interesabaa Daniel.

Ninguna señal de Montova.

Page 295: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel pasó diez minutosrecorriendo los corrales, caminandoentre técnicos que se movían a través depaja y suciedad. Ya habían levantado dela escena una abundancia de pruebas,pero nada que los pudiera acercar a laidentidad de Eva. Podrían captar algúncambio, pero quince meses tras el rastrodel asesino habían dejado a Daniel conuna comprensión clara: no había unrastro verdadero.

Eva solo dejaba evidencias queconfirmaban el perfil del que yadisponían. Había tenido cuidado de nosuministrar el más leve indicio quepudiera expandir el conocimiento que el

Page 296: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

FBI tenía de él, y Daniel dudaba que estavez algo se le hubiera escapado alasesino.

Había algo en común entre elbolígrafo azul Bic hallado en la tercerajaula, el limpio corte de navaja a lolargo del esternón de la cabra, la sillade metal en la jaula de la muchacha, elbarro impreso por el fondo de las botasde Eva, la uña recuperada al lado de lasilla, y una docena de otras evidenciasempacadas: nada de esto adelantaría laidentidad del sujeto desconocido.

Era la séptima vez que encontrabanun animal sacrificado cerca de lavíctima. Parte del perfil religioso de

Page 297: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Eva.—¿Podría verte en privado, agente

Clark?Daniel se volvió y quedó frente a

Montova, quien estaba cerca de laentrada de la cueva.

—Buenos días, señor. Desde luego.El subdirector encargado llevó a

Daniel a su auto, donde Lori se apoyabaen el guardabarros delantero, con losbrazos cruzados. Se enderezó cuando losvio acercarse.

Estaban cargando la corroída DodgeCaravan blanca en un camión sinestacas, lista para ser llevada a un localseguro en Colorado Springs a fin de

Page 298: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

continuar la investigación.Montova lo miró hacia abajo,

frotándose la mandíbula entre su pulgary su índice.

—¿Sabes por qué estoy aquí?—No, realmente no.—Por muchas razones que tienen

sentido para el departamento de policía.Primera víctima hallada viva. Primeragente hallado muerto. Para mencionarun par.

Daniel asintió. La cabeza le dolía apesar del Advil que había tomado. Ungrillo en los árboles cercanos parecíaanormalmente bullicioso. El cañónestaba lleno de sonidos del FBI que

Page 299: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

trabajaba en la escena de un crimen:voces acalladas, el chasquido mecánicode una cámara, débil parloteo por laradio. Para el observador casual elloseran solo atareados cuerpos trabajandoen forma metódica, difícilmente unaimagen de guerra declarada.

—Considérate fuera del caso,efectivo de inmediato, agente Clark.

—¿Cómo dice? —cuestionó Daniel,sintiéndose momentáneamente pasmado.

—No solo enfrentamos importantesresponsabilidades al enviar a un agenteen tu condición física —expresó, y luegomiró a Lori—, tampoco podemos darnosel lujo de poner un caso de esta

Page 300: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

magnitud en manos de un hombrevapuleado.

—¿Vapuleado?Daniel sintió un jalón en el ojo

izquierdo, una condición que solo suesposa llamaba una idiosincrasia. Eraevidente que el jalón llegaba cuando seponía furioso, algo poco frecuente quesolo notaría alguien que viviera con élpor algún tiempo. Así lo decía Heather,su único y verdadero amor.

—Lo siento, señor —intervino Lori—, pero creo que en riesgo fue laexpresión que utilicé.

—A mi juicio, en riesgo de unacrisis mental es vapuleado, al menos

Page 301: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cuando se trata de mi campo del deber.Fuiste asesinado. Al menos acéptalohasta allí. Tu cuerpo regresó entero,¿pero tu mente? No estoy deseandosentarme cerca y averiguarlo. Al menosno oficialmente.

—Le puedo asegurar que estoy bien—señaló Daniel bruscamente—. Apartede un dolor de cabeza y algún mareoocasional, todo está funcionando bien.Usted no puede quitarme así no más delcaso.

—Estuviste muerto durante…—Estoy vivo, ¡por el amor de Dios!

¡No me castigue por negarme a morir!—No lo estamos haciendo.

Page 302: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Simplemente dudamos de tu estabilidadmental.

—Lo siento, yo tenía la impresión deque ella es una doctora —cuestionó,señalando a Lori—. Yo soy el psicólogode conducta. ¿O también perdí midoctorado mientras estuve muerto?

—No es aceptable la evaluaciónpersonal. Política del FBI. Te estoydando licencia, sin más discusión —seobstinó Montova, exhalando un poco deaire—. Por otra parte, si decides seguiren este caso por tu cuenta, no te loimpediré.

—Lo cual quiere decir…—¿Ya lo olvidaste? —preguntó

Page 303: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Montova, con una ceja levantada.—Usted está diciendo que puedo ir

de incógnito con la condición de quetrabaje con la mujer que me hadeclarado inestable —afirmó Danielmirando a Lori.

Lori tomó con calma la frustraciónde él, y le devolvió la mirada como unasocia maternal y llena de empatía. Todosaldrá bien, confía en mí.

—Que hagas todo a través de Lori,sí —informó Montova mirando entreellos—. Ella te proporcionará acceso aelementos necesarios en la investigaciónen curso. Y para el expediente, creo quepodrías usar a alguien que te ayude a

Page 304: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

procesar lo que ocurrió aquí.—Quiere decir que alguien me

mantenga controlado —objetó Daniel.—Llámalo como quieras —expresó

Montova inclinando la cabeza de maneracasi imperceptible.

Daniel miró el camión sin barandasque estaba transportando la furgonetablanca.

—Deseo revisar las llantas —manifestó.

—Apégate al juego principal, agenteClark. Deja las llantas al agenteHolman.

—Las llantas son parte del juegoprincipal —contestó rápidamente

Page 305: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel; sintió un dolor punzante en lacabeza y por un momento seoscurecieron los bordes de su visión.

Luego desapareció. Estable, pensó.Quizás Montova y Lori estabansiguiendo la pista.

—Las llantas nos dicen dónde haestado él.

—El laboratorio le dirá a Brit dóndeha estado él —cuestionó Montova—.Brit se lo dirá a Lori. Lori te lo dirá.Tendrás acceso total, y créeme, esperoque lo acorrales en uno de sus oscuros ymal olientes agujeros. Pero mi labor esasegurarme de que sea Eva quientermine en el suelo, no tú. Haz las cosas

Page 306: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a mi manera.Daniel decidió aceptar lo que

expresaba el hombre. Si fuera totalmentefranco, tendría que agradecerles a losdos por darle más de lo que pidió. Laparticipación de Lori podría serinvaluable; solamente en la última horaella había demostrado todo eso.

—Muy bien —aceptó finalmente.—A partir de este momento

considérate de incógnito —le señalóMontova asintiendo.

Page 307: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

HDIEZ

EATHER CLARK CAMINÓ por laacera de concreto, dirigiéndose a

los escalones que conducían al juzgado,con la mente aún zumbándole por losacontecimientos que la tuvierondespierta toda la noche. El mundoparecía haber rodado y dejado aldescubierto un punto vulnerable que ellaaún no podía soportar.

Una hora antes Brit la había puestoal tanto de los detalles de la muerte y laresucitación de Daniel. Heather le habíarogado que la dejara hablar con suesposo, pero él insistió en que se

Page 308: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

debería dejar que Daniel procesaraprimero el asunto. La muerte. Su salud,cuerpo y mente, o la falta de todo eso.La escena del crimen.

Fue entonces cuando ella se enteróde que él en realidad se había ido a laescena del crimen. Se disiparon todaslas preocupaciones persistentes por elbienestar del hombre. Daniel habíamuerto y regresado de la muerte, pero alfinal seguía siendo el mismo. Su primerapreocupación siempre fue la escena delcrimen. Tal vez ni siquiera se detuvo apensar en el dolor que su muerte lehabía ocasionado a ella.

—¿Sabe él que estoy enterada? —

Page 309: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

averiguó Heather.—No.Eso le dio un poco de alivio. De

haberlo sabido, él habría llamado paraver cómo estaba ella. A menos queDaniel finalmente decidiera que sehallaba harto de las posiciones de ella.Toda persona tenía un límite. Se diceque cuanto más tiempo estén separadasdos personas, menos probable es que sevuelvan a unir. Ella y Daniel llevabandos años de separación.

Heather subió los peldaños,considerando hasta ahora llamar a laoficina para encargar a Cynthia o a otrode los nuevos abogados la continuación

Page 310: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de su juicio.Su teléfono sonó y ella lo extrajo del

gancho en su cinturón. Raquel.—¿Estás bien? —preguntó su amiga.—Hasta donde puedo. ¿Descubriste

algo?—Bobby examinó las placas y

resultaron falsas —contestó después dehacer una pausa.

Bobby Nuetz trabajaba para laPatrulla de Carreteras de California, unbuen amigo de Raquel que, en más deuna ocasión, había echado mano a susrecursos estatales a favor de ellas.Como era de esperar, Raquel habíaseguido anoche a Heather al salir del

Page 311: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

bar, la vio subir al auto negro, luegoanotó rápidamente la placa en unaservilleta antes de volver a entrar.

—¿Qué quieres decir con falsas?—Quiero decir que no existen. Es

obvio que olvidé algo. No recuerdas lamarca o el modelo del auto, ¿verdad? SiBobby hubiera tenido lo uno o lo otro lopodría cruzar con parte del número de laplaca y posiblemente tendría éxito.

—No. Era un sedán negro. Perohubo otros que me vieron subir, estoysegura de eso. Quizás lo sepa elempleado que estaciona los vehículos.

—Revisaré —expresó Raquel ytomó aire—. ¿Has hablado con Daniel?

Page 312: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Todavía no.—¿Vas a contarle?—Aún no lo sé.—Tienes que darle la vuelta a esto.

Juega con fuego y te quemarás, Heather.Ella saludó con la cabeza a un

hombre vestido de negro que abrió lapuerta de cristal del edificio deljuzgado.

—Gracias —le dijo, e ingresó alabarrotado vestíbulo—. Te llamarédespués del juicio. Estoy ante laseguridad.

—Llámame.Heather metió el teléfono en su

cartera, la puso en la banda de rayos X y

Page 313: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pasó por el detector de metales. Elguardia que la recibió era un policíajubilado llamado Roy Browning, quienlevantaba la gorra cada vez que ellallegaba al juzgado.

—Encantadora como siempre estamañana.

El teléfono de Heather estabasonando al pasar por el túnel de rayosX… un sonido de timbre tradicional quesolía apagar antes de ingresar acualquier oficina.

—Gracias, Roy. Me siento como sialguien me hubiera restregado con lassuelas de sus zapatos.

—Usted parece un ángel. Y puede

Page 314: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

decirle al juez que yo dije eso.Ella levantó la cartera, le sonrió, y

sacó el teléfono al cuarto timbrazo. Unomás y habría ido al buzón de mensajes.

Heather desplegó el celular,pensando que la llamada podrían sermás noticias de Brit, quien habíaprometido contactar con ella si algocambiaba en Colorado Springs.

—¿Aló?El auricular se llenó de estática.Ella se apuró, corriendo hacia la

recepción.—¿Aló?Solo estática.Miró el indicador de señal en la

Page 315: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pantalla, vio que tenía tres barras, yvolvió a presionar el aparato contra eloído.

—Lo siento, no le puedo escuchar.Sonó un suave clic. Una voz apenas

audible entre resoplidos.—Heatherrrrr.Se detuvo en el pasillo. Varias

personas, la mayoría con traje, semovían alrededor de ella, pero sequedaron en silencio mientras ella seconcentraba en escuchar el pequeñoaltavoz afirmado a su oído.

—Heather. Heather… ¿estás ahí?Una voz masculina, la misma que

había llamado antes, si ella no estaba

Page 316: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

equivocada. Susurrando esta vez. En vozbaja.

—Heather, Heather. ¿Me hiciste unapromesa?

—¿Quién habla? —exigió ella; peroya lo sabía, ¿verdad que sí?

—Soy tu salvador Jesús —contestóla voz, aún susurrando—. Soy tu peorpesadilla. Soy Lucifer. Depende de loque desees que yo sea. De lo que hagas.

La voz se le hundió en la mente y leenvió un temor diferente de cualquieraque Heather pudiera clasificar del todoa través de sus nervios.

—¿Eva? —preguntó ella, la voz lesalió áspera, muy suave.

Page 317: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Aún mientras hablaba, Heather dudóque él pudiera oír.

—Amo a Eva —volvió a susurrar lavoz—. ¿Amas a Daniel? Él estáolvidando su promesa. Va a morir si nologras detenerlo.

—¿Cuál promesa? —objetó ella,ahora en voz tan alta como para queregresaran a mirar dos hombres quepasaban.

—No puedes detenerme. Mearrancaron de mi papi, de mi hermana,de mi sacerdote. Nadie puede detener aEva.

Respiración.—¿Quién es usted?

Page 318: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El teléfono hizo clic.—¡Espere! ¿Cuál promesa?Esta vez ella gritó la pregunta y una

docena de transeúntes se volvieron amirarla. Heather permaneció pegada alpiso de mármol. Abandonada yexpuesta, cerró el teléfono y obligó a suspies a seguir adelante.

La advertencia de Raquel le recorrióla cabeza. Juega con fuego y tequemarás, Heather.

Dio dos pasos antes de girarlentamente y dirigirse hacia la salida.

METIERON LA FURGONETA al garaje para

Page 319: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inspeccionarla. Daniel salió de lacabina de la Dodge Caravan, miróalrededor y luego se fue a la parte deatrás, saludando con una inclinación decabeza al mecánico encargado. Seagachó y pasó el dedo por el borde de lallanta trasera derecha.

—Banda de rodamiento decente.¿Podemos levantarla un poco?

—Claro que sí —contestó elmecánico dirigiéndose a las palancas enla pared.

Daniel y Lori habían llegado antesque los técnicos que esta tardetrabajarían en la furgoneta. Lori habíainsistido en que Daniel volviera al

Page 320: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hospital para un chequeo después delalmuerzo. Era obvio que el médicoquería que se quedara toda la noche parauna serie de exámenes. Daniel convino,pero no antes de pasar algún tiempo enla furgoneta. Observaron juntos almecánico operar un elevador hidráulicoque levantó la furgoneta hasta quedarexactamente sobre las cabezas de ellos.

—¿Así que no hubo suerte con losdemás vehículos abandonados por Eva?—preguntó Lori.

—Por desgracia no. Las muestras detierra correspondían a terreno local.Desechos típicos de las carreteras. Nadadistintivo. Pero las llantas en ambos

Page 321: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vehículos estaban muy gastadas.—Menos banda de rodamiento,

menos desechos y polvo recogido yesparcido en el interior de losguardafangos.

—Correcto.Daniel agachó la cabeza y se colocó

debajo de la llanta trasera derecha.Ciento sesenta mil kilómetros de usohabían hundido los resortes y corroídoel chasis. Pasó la mano por la irregularsuperficie metálica. Sintió algo comoasfalto, lo cual no les aportaría nada. Lamayor parte de las carreteras en EstadosUnidos las hacían con alquitrán.

El agente enfocó una lámpara de

Page 322: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

trabajo en la llanta y la giró. Lostécnicos quitarían las cuatro llantas ybuscarían residuos en cada una. PeroDaniel iba tras algo distinto.

—¿En qué estás pensando? —preguntó Lori de tal modo que elmecánico no pudiera oír.

—Un asesino se hace en la mente —contestó él levantando la mirada haciaella y viendo la fascinación en los ojosfemeninos—. Años de maltrato, unacrisis nerviosa traumática. Todo tieneque ver con la mente.

—Estás mirando una llanta —expresó ella.

—¿Sí? —replicó él volviendo a

Page 323: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mirar el caucho negro—. Tú ves unallanta, yo veo la decisión del asesino.Más importante aún, yo miro cómo ladecisión ingresó al mundo de él. Lascarreteras que recorre. Las tiendas enque compra. Las mujeres a las queacecha.

—Imaginación: el asesino enciernes; el sacerdote en potencia —aportó ella, citando del segundo libro deDaniel.

—Uno y el mismo. Por suerte, lamisma imaginación que lleva a unasesino a matar permite que loentendamos seres como nosotros.Imaginemos mucho y alguna vez

Page 324: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tendremos suerte y lo agarraremos. Esoes lo que estoy haciendo. Estoy tratandode tener suerte.

—Umm.Daniel volvió a enfocar en la llanta

que giraba lentamente. Había diminutaspiedrecillas alojadas en la banda, variasramitas, probablemente de pino de losarbustos donde él dejara abandonado elvehículo cerca de la Cueva de losVientos. Goma de mascar o…

—¿Tienes una navaja?Lori desapareció y regresó con una

navaja y un sobre para evidencias. Suatención a los detalles era natural parauna patóloga, pero ella parecía

Page 325: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

desarrollarse mucho en el trabajo decampo. Daniel agarró la navaja ycurioseó una mancha lechosa de lo queparecía goma de mascar fuera delespacio entre dos bandas de rodamiento.

—Parece plástico.—O cera —añadió ella.Daniel cortó el material. Metidos en

la confusa sustancia había pequeñosgranos negros de algo que parecíaasfalto. Depositó la evidencia en elsobre e inspeccionó la otra llanta traseray luego las dos llantas delanteras. Tresde ellas contenían al menos una muestrade un material parecido.

—Sea lo que sea, él atravesó un

Page 326: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

amplio camino lleno de esto.—Suponiendo que fue Eva, no el

dueño anterior, quien conducía en eseentonces —señaló Lori.

¿Dónde has estado, Eva?—Él ya eligió el siguiente agujero;

quizás dos o tres. Se nos adelanta en elpensamiento y pone componentes extraen el lugar. Tres o cuatro vías de escape,más de un medio de transporte, al menosdos posibles agujeros de matanza. Hapensado en todo como un jugador deajedrez. Calculado, no apasionado.

—¿Por costumbre?—No. Porque debe hacerlo. Porque

es su ritual y lo debe observar con

Page 327: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

reverencia.—¿Trabaja solo?—Sí —contestó Daniel después de

titubear—. Al menos cuando mata.Lori alargó la mano y Daniel le puso

la muestra en la palma. Se miraron. Suesposa lo había acusado de hacerrápidos juicios de carácter, y él nunca lediscutió el punto. Años de estudiarpatrones conductuales le habíanenseñado a interpretar cada movimiento,cada mirada, cada palabra y cadaaliento de una persona.

Pero al mirar dentro de los ojos deLori sintió tanto al asunto como a ella.Ella lo estaba analizando,

Page 328: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estructurándole su perfil, decidiendo siconfiaría en él, si continuaría con él. Losdos compartían una palpable intensidadligada por la misma pasión de descubrir.

El teléfono de Daniel le vibró en elbolsillo. Parpadeó y se alejó de Lori.

—Diles que necesito lo más prontoposible el análisis espectrométrico demasa en eso. Tal vez no sea nada, peropodríamos tener suerte.

—Considéralo hecho.Él desplegó el teléfono y vio el

número. Heather Clark.Daniel observó el aparato negro

vibrando en su mano. Solo unaexplicación para una llamada de ella:

Page 329: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Brit le contó lo de su muerte. Danielsabía que Heather y Brit hablaban devez en cuando, y que Brit la mantenía alcorriente de todo avance con Eva. Perola última vez que Daniel había habladocon ella fue dos meses atrás. Ella nuncalo llamaba. Aducía que para protegerse.¿De qué? De algún enredo emocionalinnecesario. No parecía que ella no loamara.

El teléfono dejó de sonar. Él pulsóel botón de aceptar, esperando que nofuera demasiado tarde.

—¿Aló?Línea muerta.—¿Estás bien? —inquirió Lori.

Page 330: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Muy bien —contestó, alejándose ypulsando el número de Heather.

Con toda sinceridad, él ya no estabamuy seguro de cómo se sentía respectode ella. Había llegado a aceptar elhecho de que su ex esposa tenía razónacerca de la barrera entre los dos. Nosolo Eva, sino su obsesiva compulsiónde darle caza.

—¿Daniel?—Hola, Heather.La línea dejó pasar estática, y él

supo de inmediato que algo estaba mal.—¿Qué pasó?—¿Estás bien? —preguntó ella—.

Brit me contó lo sucedido.

Page 331: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Así que se trataba de su muerte.—Una locura, ¿verdad? No se

pueden librar muy fácilmente de mí.—No, tú siempre fuiste obstinado.

¿Seguro que te encuentras bien?—Aparte de una abertura en el cuero

cabelludo, de un persistente dolor decabeza que no se quiere calmar y dealgunos mareos, estoy vivo.

—Estoy asustada, Daniel.Ella no se molestaba con temas

triviales. Nunca lo había hecho.—Estoy bien, Heather. En serio. Y si

te hace sentir un poco mejor, no hecambiado mi testamento. El Ford Pintoes para ti.

Page 332: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él no tenía un Ford Pinto, ni siquierasabía si se podría conseguir uno de esosridículos autos viejos.

—¡Yo no quiero ningún estúpidoFord Pinto!

—¿Qué quieres, Heather?La línea se silenció. Calculado.—Necesito hablar contigo.—No sé si eso…—No. Escúchame. Debo hablar

contigo lo más pronto posible —rogóella, con un pálpito—. Se trata de Eva.

—Siempre se trata de Eva. Túquieres que yo renuncie a Eva. Quieresque abandone el caso. Dime si meequivoco.

Page 333: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Basta, Daniel! ¡Estoy aterrada!Daniel pensó que el apremio en la

voz de Heather era nuevo. Algo habíaocurrido. Entonces recordó que él habíamuerto, y su preocupación sedesvaneció.

—Mañana estaré en Los Ángeles.¿Te puedo llamar luego?

—Sí. ¿Puedes venir a la casa?Definitivamente pasaba algo.—¿A qué hora?—¿A las ocho?—Allí estaré.

Page 334: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LONCE

A SERIE DE EXÁMENES a los quese sometió Daniel solo reveló lo

que se podría esperar de un terriblegolpazo en la cabeza. Su pérdida dememoria era normal al considerar laconmoción cerebral, su dolor de cabezadesaparecería, la esporádica limitaciónde su vista era coherente con el trauma ala corteza visual.

Tanto el Dr. Willis como Loriestaban más interesados en descubrirmanifestaciones sintomáticas de muertey resucitación, nada de lo cual eraremotamente previsible.

Page 335: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Según resultaron las cosas, regresarde la muerte, como ocurrió, no era algocomprendido con facilidad. Ladesfibrilación de un corazón dentro deunos cuantos segundos hasta un minutocompleto no era un verdadero misterio,pero más allá de eso la reanimación eramás cuestión de suerte que obra de laciencia.

Las experiencias cercanas a lamuerte eran distintas; más previsibles ymejor conocidas por la ciencia, sinimportar que la mayoría de las personasprefiriera deleitarse en las posibilidadessobrenaturales de la vida después de lavida, antes que aceptar la razón médica

Page 336: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

para la experiencia común.Daniel sabía que la ciencia médica

calculaba que ocho millones deestadounidenses vivos ahora habíantenido experiencias cercanas a lamuerte, con túneles de luz y todo eso.Algunos mientras estaban clínicamentemuertos, otros durante sufrimientostraumáticos… todo, desde dar a luzhasta padecer una enfermedad aguda.

Por otra parte, el agente especial notuvo una experiencia cercana a lamuerte, a menos que se hubierasuprimido su recuerdo de esto. Demucho mayor interés era si él quedómentalmente estable después de un golpe

Page 337: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

así. Y la respuesta llegó clara con cadaexamen adicional: vapuleado peroestable.

Lori lo dejó a las once,prometiéndole regresar a las siete de lamañana para abordar un vuelo privadohacia Los Ángeles. La investigación dela escena del crimen no había reveladonada nuevo sobre Eva. Por todos losindicios parecía que Eva realizaba elpropósito para el cual creía estar en latierra y luego escapaba para hacerlo denuevo.

El único cambio tras el cual aúnpodían ir era la visión que Daniel habíatenido de Eva. Él vio el rostro del

Page 338: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

asesino y vivió; no así sus recuerdos.Con el tiempo esos recuerdos podríanemerger intactos. Quizás. Podrían pasardías o semanas. Más probablementemeses, o nunca.

La hipnosis, aunque una cienciainexacta, le podría sacudir la memoria.En este momento él intentaría cualquiercosa.

Daniel ingirió cuatro Advil y serecostó, sintiéndose derrotado. Mediomuerto. Atrapado por el desesperanzadociclo del cual él era la víctima másprolongada.

No era verdad. Eva era una víctima.Un asesino malicioso, sí, pero también

Page 339: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

prisionero de sus propias estratagemas.La profunda psicosis de la mayoría delos asesinos en serie los llevabafinalmente a reclamarse como su últimavíctima, si no en muerte, cediendoentonces de manera subconsciente a unacreciente necesidad de ser atrapados.

Era obvio que Eva no padecía talcompulsión, no. Pronto iniciaría suspreparativos finales para atrapar a supróxima víctima seleccionada.

La última vez que Daniel habíamirado el reloj despertador, estemostraba en resplandecientes númerosrojos la 1:12 a.m. Luego cayó en unsueño irregular.

Page 340: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lo despertó un grito.No se trataba de una distante

petición de ayuda a gritos, sino de unalarido que se le coló en la mente,repitiéndose como un rápido rasgado deguitarra a todo volumen. Detrás deldesgarrador chillido, cascabeleó unsusurro. Una voz poco definida. Surgiótemor como nube tóxica.

Daniel comprendió que el gritovenía de él. No así el susurro, pero elgrito sí. El terror lo despertó. Y esetemor fue como un mazazo cuando se diocuenta de que en realidad no estabadespierto en absoluto. Se hallabaconsciente, pero aún atrapado por el

Page 341: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sueño. Una figura negra revoloteaba alfinal de su cama. Una sombra contra laoscurecida pared de la habitación delhospital.

Sin rostro. Solo una formadescomunal en silencio, mirándolo sinojos. Susurrando.

Eva.Daniel se encogió de miedo,

paralizado. Su grito emergió, y luegoregresó, rasgándole las cuerdas vocales.

Curiosamente, él sabía lo que estabaocurriendo. Vio con los ojos de su mentelo que más temía: la forma oculta delhombre que había dado muerte adieciséis mujeres.

Page 342: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Algo se estrelló contra su mejilla,liberándolo de su fijación. ¿Lo habíacacheteado la oscura figura?

—Te veo, Daniel Clark.Otra cachetada, en la otra mejilla.—Señor Clark… Señor Clark…Abrió los ojos y lanzó un grito

ahogado. Una enfermera lo miraba,hablándole en murmullos.

—Señor Clark. Todo está bien.Puedo verlo, usted está bien. Es solo unsueño. Solo relájese. Shh, shh, shh.

Daniel se sentó, agarrando lasempapadas sábanas que se adherían a supecho desnudo. Difícilmente lograbareconocer el rostro que lo miraba desde

Page 343: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el espejo del tocador. Tenso y pálido…el rostro de un hombre mayor a quien laluz del sol no había tocado en un año.Puntas de cabello sobresalían de la cintanegra para la cabeza. El pecho deDaniel se expandió y se contrajo con losmúsculos que se habían formado enincalculables horas disciplinadas en elgimnasio. Del cuello para abajo setrataba de él, sosteniéndole la mirada.

De la cabeza hacia arriba…Daniel respiró profundamente,

aclaró la garganta, y se movió hacia unlado.

—Pesadilla.—No bromee —contestó la

Page 344: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enfermera.La mujer era un pájaro viejo y

delgado con corto cabello rojo. Enrealidad, el rostro de él se había vistoun poco como el de ella. Muertealrededor. Menos por su colorete rubí.

—¿Está usted bien?—Bien. Lo siento.—Nos sucede a todos. Sin embargo,

lo suyo fue único. ¿Necesita algo para lacabeza?

El agente especial se tocó elvendaje. Ahora que pensaba en elasunto, el dolor de cabeza habíadesaparecido.

—Estoy bien. ¿Qué hora es?

Page 345: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Las seis y media.—Debo alistarme —manifestó

Daniel aventando la sábana yponiéndose de pie solo con lospantaloncillos puestos—. A las sietepasan por mí.

DANIEL TIRÓ LA BANDA negra y se pusola gorra gris que Lori había compradopara él, abordó el Cessna Citation, y yaaterrizaban en el aeropuerto de LosÁngeles antes de que el temor lovolviera a visitar.

Se trataba apenas de algo más que unresplandor que le atravesó la mente

Page 346: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mientras el avión se alineaba con lapista, pero para ese momento a Daniello había atrapado un terror tanabrumador que perdió el conocimiento.

Solo por un instante. Enfrentandouna figura oscura al final de su cama.

—Te veo, Daniel Clark —como uninsecto chillando—. Te veoooo…

Abrió los ojos de repente. Lori sehallaba en el asiento del frente,observándolo con esos ojoscentelleantes.

—¿Estás bien?Una mirada por fuera de la

ventanilla mostraba la tierraacercándose; se había ido por un

Page 347: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

segundo o dos.—Bien. Solo me quedé dormido —

confesó él, obligándose a respirar através de sus fosas nasales.

Uno no empieza a hiperventilarsecuando se queda dormido.

—Parece como si necesitaras beberalgo —le sugirió ella pasándole unabotella de agua—. ¿Está en calma lacabeza?

—¡Te dije que estoy bien!Daniel tomó una bocanada de aire.

Cerró los ojos. Se puso cómodo y seobligó a calmar su comportamiento hastadonde pudo.

—Lo siento. Solo estoy cansado.

Page 348: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él miró hacia fuera y se dispuso aencontrar paz. La mente era una pieza dearte misteriosa y a menudomalinterpretada que apenas empezaba arevelar sus secretos a investigadoresdiligentes.

Los resultados recién publicados deun estudio de placebos clarificaban elasunto más de lo que alguien pudieraimaginar. El poder de creer en unamedicina (que en realidad solo era unapastilla de azúcar) eliminado grancantidad del dolor en sesenta y ocho porciento de sujetos examinados. Esoexplicaba que la mayoría de las«curaciones» espontáneas se atribuían a

Page 349: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

creer en lo sobrenatural. Una oración ouna píldora, usted elige. Ambas puedenengañar a la mente con curaciónespontánea y verdadera.

Eso era lo que Daniel necesitabaahora al mirar por la ventanilla delCitation. Cualquier enfermedad queafligía a quienes ansiaban oracionessacerdotales no podía ser mentalmentemás molesta que el temor que él yahabía sentido dos veces. Que el cielo loayude.

La mente sobre la materia. Danieldecidió entonces, mientras las llantasdel avión tocaban tierra, que élsencillamente no permitiría que el temor

Page 350: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

regresara.Este volvió una hora después,

cuando se hallaba en su oficina, como untren de carga que lo azotaba de manerahorrible y luego le rugía por encima.

En esta ocasión el cuerpo se leretorció una vez, descontrolado. Un fríose le extendió por los miembros.Manteniendo cerrada la boca logróamortiguar el grito hasta un suavequejido.

Una vez más, el terror se fue tanrápido como había venido.

Regresó a ver la puerta de suoficina, aliviado de encontrarse solo.Lori había empezado la autopsia y

Page 351: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel se le uniría después de recogeralgunas cosas para llevar de vuelta alapartamento de él.

Se sentó pesadamente y calmó sustemblorosos dedos.

—Contrólate, hombre. Te estásdescontrolando.

—Un poco de exageración, ¿nocrees? —preguntó Brit, quien entrabasonriendo.

—¿Qué?—Estás hablando solo. Recibiste un

buen golpe. Permítete un descanso —explicó Brit, luego puso una mano en elescritorio de Daniel—. ¿Así que escierto?

Page 352: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué es cierto? —inquirió Daniel,sacando su expediente Eva delarchivador lateral.

—Montova dice que te estástomando una licencia para curarte. No esque no deberías. ¡Qué diablos! Hastadonde recuerdo, nunca te has tomado undía libre. Sencillamente es difícil deimaginar. Tú fuera del caso, quierodecir.

—Tendré todo bajo control, créeme.No es como si me hubiera muerto.

—De acuerdo —reconoció Brittamborileando el escritorio con losdedos—. Si aparece algo, serás elprimero en saberlo.

Page 353: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Mi contacto principal es Lori. ¿Telo dijo Montova?

—Sí —contestó Brit arqueando laceja y brindándole una sonrisaenigmática.

Daniel puso en una caja a lo largo dela foto enmarcada de Heather sietecarpetas relacionadas con Eva, luegobuscó en el salón algo más que pudieranecesitar. Tendría acceso remoto a sucomputadora, donde se almacenaba lamayor parte de información quenecesitara. Esta era su vida: carpetas deEva, recuerdos de Heather.

Apagó la luz y se dirigió a lamorgue, con la caja bajo el brazo.

Page 354: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Atravesó el pasillo, entró al huecode las escaleras, bajó por ellas, y estabaa mitad de camino hacia la puertametálica con la palabra Morgue pintadaen letras negras sobre una pequeñaventana de observación, cuando volvió agolpearlo el tren.

Esta vez volcó involuntariamente lacaja y cayó sobre una rodilla.

Presionó la palma de la mano en elfrío concreto para afirmarse. Tranquilo.Está bien, solo tranquilízate. El temorciego había desaparecido, pero ahoraafloraba a sus venas otra emoción.

Pánico.Estaba perdiendo el control. Una

Page 355: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cosa era una pesadilla. Esto era unarepetición, incluso un tercer episodio.Pero ahora entraban en escena losataques de pánico. Él no podía hacercaso omiso a la posibilidad de que sumente hubiera sufrido más de lo queestaba dispuesto a admitir.

Daniel se puso de pie tambaleándosey corrió hacia la puerta.

Page 356: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la tercera entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 357: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

1983-1986Alex Y Jessica Price, conocidos en el sur deCalifornia como Alex y Jessica Trane, semudaron al apartamento 161 en losDepartamentos de la calle Holly el 21 deagosto de 1983, con la ayuda del padre RobertSeymour. Para quedarse era necesario que almenos uno de los dos se mantuviera empleado.La misma semana Alex empezó a trabajar comolavaplatos en Barney’s Steak House, en la calleUnion.

«Estaba aterrado de ir a trabajar el primerdía —recordó Jessica, sentada balanceando unapierna sobre la otra en el comedor de laUniversidad de California en Los Ángeles; susojos tenían una mirada distante mientrasdesenterraba los detalles de su memoria—. Noes que le asustara trabajar… pues había

Page 358: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

trabajado mucho, sino hacerlo para personasque le sacaran de casillas. Le producía miedotener que trabajar con una mujer. Nunca tuvomucha suerte al hablar con mujeres».

Y así fue, la cocina tenía personaltotalmente masculino y, como lavaplatos, él nose relacionaba mucho con las meseras. Unasemana después el padre Seymour encontró untrabajo para Jessica, limpiando oficinas en lanoche.

Y tal como lo prometió, el padre Seymourles consiguió un curso por correspondenciaque les daría un título en educación general sipasaban los exámenes, los cuales Alex teníaplena confianza en que aprobarían.

Ahora con diecinueve y dieciocho añosrespectivamente, Alex y Jessica iban por buencamino para lograr una sana transición haciauna vida bien adaptada a solo dos años deescapar del cautiverio. O así les pareció a

Page 359: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

aquellos que no tenían ni idea del abuso que losmuchachos sufrieron en Oklahoma.

El apartamento amoblado que los hermanosllamarían hogar por los nueve años siguientestenía una cocina básica con mesones de coloramarillo claro, una refrigeradora, una estufa yun fregadero blanco esmaltado. Los mueblesconsistían en once piezas inventariadas: unamesa de cocina con cuatro sillas, un sofámarrón, una mesa de centro de roble, doscamas (una en cada dormitorio) y dos mesitasde noche. Lo demás les pertenecía.

Los dormitorios, uno con ventana y el otrono, estaban en lados opuestos a la sala. Dormirsiempre representó un problema para ambos,en particular dormir en la oscuridad, lo cual erapoco menos que imposible. Cuando finalmentese quedaban dormidos, con frecuencia losdespertaban las pesadillas. Según Jessica, lapolítica de luces apagadas fue la razón principal

Page 360: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de que Alex se hubiera negado a pasar muchotiempo en el albergue. Prefería más bien hallaruna lámpara de calle para dormir debajo.

Cada uno de los dormitorios tenía unabombilla incandescente, pero ellos no podíandarse el lujo de tenerlas prendidas toda lanoche, o así lo razonaban. No había forma deque Alex pudiera dormir en el cuarto sinventana. En realidad, Jessica tampoco estabasegura de poder dormir sola en su habitación.

Alex ideó inmediatamente una solución.Los dos dormirían en la sala, ella en el colchónde él, el cual Alex sacaba del dormitorio sinventana, y el muchacho en el sofá. Mantendríansu ropa y sus artículos personales en susrespectivos dormitorios pero, hasta queresolvieran la situación, tendrían que dormir enla sala. Con la luz de la cocina prendida.

Poco a poco el apartamento comenzó atomar forma. «Alex llevaba a casa toda clase de

Page 361: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cosas —recuerda Jessica—. Es decir, si no eraun destartalado escritorio que, según él, lehabían dado en la iglesia, o una lámpara sacadadel basurero de alguien, era algún otro muebleo baratija. Yo también llevé algunas cosas acasa».

Entre estas baratijas había una variedad decuadros enmarcados. No importaban laspinturas; de todos modos ambos preferían losmarcos ornamentales a las pinturas. Prontocomenzó a tomar forma la decoración delapartamento. Lo llenaron con velas y cualquiercosa fabricada de cristal de colores, además decoloridos tapices para cubrir la alfombra café.

Y cruces. Dos o tres en cada dormitorio.Alex tenía obsesión con las cruces, algo quehabía aprendido de Alice, Madre Dios.«Excepto que él insistía en que debían colgarseal revés —expresó Jessica—. Siempre creímosque la parte larga era para arriba, pero todas las

Page 362: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

iglesias las tenían del otro modo, y aprendimosa hacerlo de la forma correcta».

Jessica clarificó desde el primer día que semudaron al apartamento que no harían nada delmodo que se hacía en su antiguo hogar. A Alexno le hizo falta que lo animaran.

«No culpo a quienes no creenen el diablo; los compadezco.Los habitantes de este planetatambién creyeron una vez que

la tierra era plana. Fue su faltade experiencia, no la falta de

inteligencia, la que les mantuvoignorantes de la verdad».

—Padre Robert SeymourLa danza de la muerte

Más tarde Jessica indicó: «Ese primer año

Page 363: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que vivimos en la calle Holly fue el más felizde mi vida. Los dos trabajábamos, los dosestudiábamos, a menudo juntos. Ambos éramosmuy libres y optimistas. No es que notuviéramos nuestros problemas, perocomparados con lo que vivimos al lado deAlice prácticamente estábamos en el cielo».

Y Jessica tenía razón. Mirando hacia atrás,1984 parece haber sido el mejor año quetuvieron. Los problemas a los que Jessica serefería eran relativamente mínimoscomparados con los que vendrían.

El padre Seymour resume su parte conrelación a los hermanos ese año: «Yo eraconsciente de que había detalles que solamentepodían ser explicados por un pasado tenebrosoque ninguno de ellos quería revivir, pero Alexen particular progresaba a pasos agigantados.Parecía firme en dejar atrás el pasado yforjarse una nueva vida. Los dos demostraron

Page 364: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ser estudiantes ejemplares».¿Qué clase de detalles? Para empezar, las

pesadillas continuaron. Es más, sin que losupiera el padre Seymour, Alex las padecía concreciente intensidad. Dormía menos, se volviómás irritable y luchaba con la depresión.Pequeños incidentes lo hacían estallar, como lavez que su jefe contrató a una mujer para quetrabajara en la cocina. Jessica recordó: «Alexllegó a casa y lanzó una de las sillas contra lapared. Luego se encerró en su cuarto por variashoras para calmarse. Por suerte la muchacharenunció al día siguiente. Creo que se debió aalgo que él le dijo, aunque no me contó qué».

Hubo otros detalles: La aversión inesperadade Alex por las luces en lo alto, que lo motivó aque llevara a casa siete u ocho lámparas viejas ylas colocara en todos los rincones. Se volviómás sensible en cuanto a su espacio personal.Al sugerirle Jessica que podrían pensar en

Page 365: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

volver a sus respectivos dormitorios, él ni laoyó. En vez de eso, él quiso que ella mantuvieraimpecable su lado en la sala. Todo tenía sulugar, y él se volvió más sensible acerca decuáles eran esos lugares.

Si Alex no podía controlar el desorden quese desenmarañaba en su mente, lo compensabacontrolando su ambiente.

Aunque Alex no quiso ir a dormir aldormitorio, comenzó a usarlo como susantuario personal, un lugar al que se retirabapara escapar de los demonios que lo rondaban.Pero siguió inmutable, usando una fachada debienestar que engañó incluso a Jessica.

Mientras tanto, Jessica hacía una transiciónmás equilibrada a una vida normal, ganandofirmemente confianza en su capacidad deunirse a la sociedad. Ella sufría un nerviosismocomprensible entre los hombres, y preferíaconcentrarse en un libro que pasar tiempo con

Page 366: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

alguien a quien se podría considerar un amigo,pero reía más y hasta comenzó a disfrutar sutrabajo de limpiar oficinas.

Ninguno de los dos se relacionaba más quecon lo que se podrían considerar conocidos, ymuchos menos con miembros del sexoopuesto. Al mismo tiempo, Alex era un ferozprotector de Jessica, y ella de él. Y Alex noconsentiría que fuera de otro modo.

El 17 de enero de 1986, Alex y Jessica sepresentaron a la prueba de desarrollo deeducación general bajo la supervisión del padreSeymour. Ambos pasaron con facilidad. Fue unmomento de júbilo y lo celebraron yendojuntos a un restaurante por primera vez en susvidas.

Alex pidió una botella de vino y cada unotomó dos vasos, aunque ninguno de los dos erabebedor de vino.

Sencillamente parecía que hacer esto era lo

Page 367: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

correcto. Ahora Jessica tenía veintiún años yAlex veintidós. Estaban dentro de la ley, teníanempleos y educación, y les sonreía la vida.

Volvieron al apartamento un poco mareadoscomo a las diez y se durmieron, él en el sofá,ella en su colchón en la esquina, comosiempre. Poco después de medianoche, segúnel antiguo reloj del abuelo que Alex encontróen alguna parte, Jessica despertó por el sonidode un grito. Temerosa de que despertara a todoel edificio, corrió al sofá y despertó a Alex desu pesadilla.

Él se retiró a su santuario y cerró la puerta.Salió la mañana siguiente con oscuras ojerasdebajo de los ojos y dictaminó una nueva regla.Bajo ninguna circunstancia, Jessica no debíavolver a entrar al cuarto de él. Cuando ella lepreguntó la razón el dijo que necesitaba elespacio para sanar, y que debía realizar lasanidad estando solo. Luego se dirigió al

Page 368: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

trabajo, llevándose la llave del dormitorio.Jessica regresó del trabajo a casa ese

miércoles a las diez y descubrió que Alex yadormía, agotado por la noche anterior en vela yun largo día de trabajo.

Dos horas después la volvió a despertar ungrito terrible. De nuevo corrió hacia él y lodespertó antes de que molestara a los vecinos.Él se volvió a encerrar en su santuario.

Jessica comenzó a preocuparse cuando eljueves en la noche se repitieron lascircunstancias. Las pesadillas de Alice no erannuevas para ellos, pero ella las padecía conmenos intensidad, mientras que a Alex loestaban abatiendo.

«Le sugerí que hablara con el padreSeymour respecto a las pesadillas, perocontestó que se taparía la boca con cinta antesde poner toda su basura a los pies de “eseproxeneta”. Esas son exactamente las palabras

Page 369: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que utilizó: “ese proxeneta”. Fue la primera vezque lo oí expresarse así acerca del padre.Imaginé que simplemente estaba cansado».

Esa noche Alex cumplió su promesa.Cuando Jessica llegó a casa vio que él se habíatapado la boca con cinta de conducto antes dequedarse dormido.

Por absurdo que le pareciera a Jessica, lacinta funcionó. Al no poder abrir la boca, losgritos de Alex se mitigaron y lo despertaronantes de que ella se diera cuenta. Las pesadillasno amainaron, pero al menos no se despertó alvecindario. Él se metía a su cuarto, cerraba lapuerta y pasaba a solas el resto de la noche, amenudo sin volver a dormir. Jessica norecordaría haber vuelto a ver a Alex dormir sincinta gris de conducto tapándole la boca.

Pasaron seis meses sin mayores incidentes.Pero sin estudios en qué ocupar la mente deAlex, pasaba más y más tiempo a solas en su

Page 370: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dormitorio, hundiéndose en una depresión de laque no lo sacaba ninguna clase de estímulo porparte de Jessica. Él se obligaba a enfrentar lavida cada mañana con una debilidad que a ella lepartía el alma.

El primer cambio importante en la relaciónentre ellos ocurrió un sábado a finales deagosto de 1986. Los dos tenían la noche libre.Jessica sugirió que salieran a la ciudad, y quetal vez bebieran otra botella de vino. Ella lopersuadió, presionándolo un poco.

Caminaron hasta el bulevar Colorado ydeambularon por la calle, animada con vidanocturna. Pero cada vez que Jessica sugirió queentraran a uno de los bares o restaurantes, Alexrehusó. Para esta época en su vida, Jessicahabía empezado a interesarse más en loshombres… no hasta el punto de entrar en unarelación, pero ella no podía pasar por alto elmodo en que la mayoría de los hombres la

Page 371: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

miraban con interés. La atención empezaba alevantarle la confianza.

Alex, por otra parte, no solo se alejabacompletamente de las mujeres sino queobviamente le molestaba el hecho de queJessica parecía estar más cómoda entre loshombres. Esa noche, como cualquier otranoche de sábado, el bulevar Colorado estaballeno de hombres y mujeres al acecho.

Exactamente después de medianoche,cuando pasaban por un callejón al lado delSister’s Bar en el lado silencioso de la calle, ungrupo de cuatro mujeres jóvenes queevidentemente habían bebido demasiado,lanzaron risitas reprimidas mientras Alex yJessica pasaban.

Jessica recordó: «Simplemente eranjovencitas, quizás de dieciocho o diecinueveaños que tan solo se divertían, eso era todo».

Una de ellas hizo al pasar un comentario

Page 372: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

entre dientes, insinuando que Alex «dejara a esaramera para divertirse de verdad».

«Alex se detuvo y se volvió hacia ellas. Ledije que siguiera caminando. Que no habíaproblema, que solo siguiera caminando. Y él lohizo hasta que ellas soltaron la carcajada. Allíes cuando se estropeó todo».

Enfurecido por el insulto a su hermana,Alex fue hasta la muchacha más cercana yexigió que se disculpara. Como ella torció losojos, él la golpeó en la boca. La chica setambaleó, asombrada.

Las otras tres gritaron indignadas, lanzandoinsultos no solo a él sino a Jessica. «Fue lo quedijeron de mí lo que lo sacó de casillas —analizó Jessica—. No le preocupaba mucho loque dijeron de él, pero era un maniático acercade protegerme».

Llevado por la ira, Alex golpeó a otra mujeren la cabeza con suficiente fuerza para dejarla

Page 373: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inconsciente. Pero no se detuvo ahí. Fue traslas otras en una furia ciega, lanzándole golpes acada una en rápida sucesión.

Todo ocurrió con tanta rapidez y ferocidadque Jessica no se animó a gritar, mucho menosa detenerlo. No es que ella no pudiera hacerlo.La paliza terminó en diez segundos, y Alexquedó jadeando sobre cuatro figuras derribadas.

Alguien gritó en la calle y Alex reaccionó.Agarró la mano de Jessica y la sacó delcallejón. No dejaron de correr hasta quellegaron al apartamento.

Jessica recordó: «Para entonces resonabauna sirena, y yo sabía que era por esas pobreschicas. Insistí en que llamáramos a la policía yles contáramos lo sucedido, pero él me dijoque no podíamos hacerlo. Él solo caminaba,llorando, diciéndome que lo apresarían y queno podía ir a la cárcel. Si esas rameras estabanheridas realmente, él le contaría todo el asunto

Page 374: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

al padre Seymour en la mañana».Finalmente Jessica estuvo de acuerdo. Y

cuando supieron en la mañana que, aparte dedos narices rotas, ninguna de las muchachashabía salido gravemente herida, Alex lapersuadió de no entregarlo.

Jessica señaló: «Esa noche él lloró yexpresó verdadero arrepentimiento. Parte demí creyó que este podría ser en realidad unmomento decisivo, porque por primera vez enmeses Alex durmió toda la noche en el sofá.No lo despertó una pesadilla».

Pero las pesadillas regresaron la nochesiguiente y en un par de semanas Alex habíacaído en una depresión aun más profunda. Fueentonces cuando empezó a hacer pequeñascosas que a Jessica le recordaron a Alice.«Sobre todo lo que expresaba. Alice solíadecirnos que teníamos mucha suerte, y Alexcomenzó a decirme que yo tenía mucha suerte

Page 375: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de tenerlo a él para que me protegiera. Pero lodecía exactamente como Alice lo expresaba».

Otras cosas que Alex decía le molestaban aJessica. Se volvió quisquilloso con respecto ala comida y empezó a llamar «porquería» acualquier alimento que no encontrabaaceptable, usando la misma entonación quetenía Alice. Los policías se convirtieron en«cerdos». Nada de eso era suficiente paradesencadenar preocupación alguna en Jessica,pero el cambio en él comenzó a causarleansiedad.

Ellos habían jurado nunca volver a hablar deAlice, pero cuando Jessica llegó una tarde acasa y vio que Alex había puesto patas arribauna de las cruces, ya no pudo contener más suirritación.

«¿Qué pasa contigo? —le preguntó—.¡Estás empezando a convertirte en Alice!».

Ella supo al mirarle el rostro que había

Page 376: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dicho lo que no debía. Alex permaneció calladopor un largo instante, con ojos bien abiertos ylustrosos. Jessica comenzó a disculparse deinmediato, jurando que no había querido decireso y prometiendo no volver a decirlo. Sinpronunciar una palabra, Alex agarró su chaquetay salió del apartamento.

Jessica se preocupó a medida que entraba lanoche. A él no le gustaba estar fuera hasta tardedebido a su temor a la oscuridad. Ella no podíarecordar la última vez que él había salido solohasta tarde. Llegó y pasó la medianoche.

Ella finalmente estaba entrando en unagotado sueño a las cuatro de la mañana,cuando se abrió la puerta, despertándola. Alexpermaneció un rato en la entrada antes deingresar a la casa y cerrar la puerta detrás de él.Tenía el rostro untado de tierra, y Jessica pudover que había estado llorando.

«Le pregunté si estaba bien, y empezó a

Page 377: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

llorar». Alex corrió hacia Jessica, cayó derodillas, y empezó a besarle las manos,rogándole que lo perdonara.

«Se me partió el alma por él. Ambos nospusimos a llorar, aferrándonos uno del otro ysollozando». Meses y años de sufrimientorebosaron de Alex y Jessica mientras se asíanmutuamente temprano en la mañana. Jessicajuró nunca más mencionar a Alice, y Alexintentó hacerla callar, insistiendo en que fueculpa de él. Ella tenía razón, ahora que élpensaba al respecto, ella tenía razón. Él noestaba consciente de lo que le ocurría.

Esa noche Alex dijo más. Siguiódisculpándose, diciendo que no quiso hacereso. Él estaba tan lloroso que Jessica sepreguntó si se refería a algo más que alcomentario de ella acerca de Alice. Lepreguntó dónde había estado, pero él no se lodijo.

Page 378: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex finalmente se quedó dormido,enroscado al lado del colchón de ella. Esanoche no lo molestaron las pesadillas.

Page 379: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LDOCE

A DECIMOSEXTA VÍCTIMA de Evayacía desnuda sobre la acanalada

mesa de acero inoxidable, cadavéricadebajo de las resplandecientes luces enlo alto. Lori Ames estaba inclinadasobre el cadáver, vestida con batablanca y guantes de cirujano.

Regresó a mirar a Daniel cuando lapuerta chirrió cerrándose detrás de él,luego volvió a su trabajo sin pronunciarpalabra.

Daniel miró alrededor de laconocida sala mortuoria. Unaespeluznante inquietud lo sobrecogió.

Page 380: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

De no ser por los irrazonables esfuerzosde Lori en revivirlo, ella muy bienpodría estar examinándole el cuerpo eneste momento. En este mismo salón.

Las herramientas del oficio sehallaban en sus estantes: sierras,escalpelos, cinceles, taladros. Aquí sedesbarataban cuerpos, no se arreglaban.Se calmaron los pensamientos de suspropios temores sofocantes. En ningunaparte la cacería de evidencias críticasera tan visceral como en la mesa deacero, bajo la cuchilla de la patóloga.

La ropa de la víctima estaba en unamesa lateral, esperando el meticulosoexamen del equipo de análisis de

Page 381: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

evidencias. Ya habían terminado otrospreliminares: revisión de la base dedatos del sistema automatizado deidentificación de huellas digitales;muestras de sangre para las pruebas delaboratorio: toxicológica, viral,bacteriológica.

—¿Quieres echar un vistazo? —preguntó Lori mirándolo otra vez.

Daniel agarró una bata del percheroa su derecha, se puso un par de guantes yse acercó a la mesa. La piel de lavíctima estaba traslúcida y bastantemagullada, igual a las otras víctimas queEva había abandonado. A diferencia delas demás, a la dieciséis de Eva la

Page 382: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

habían puesto en hielo losuficientemente pronto como paradetener la descomposición.

Lori bajó un micrófono suspendido ypulsó un interruptor para iniciar lagrabación. Dos cámaras registraban laautopsia desde ángulos opuestos. Ellalevantó una tabla y leyó a la grabadorasus conclusiones hasta el momento.

—Patóloga forense del FBI, LoriAmes. Estoy examinando el expedientefederal 62-88730, cadáver de alguien noidentificado hasta ahora. Una mujercaucásica como de veinticinco años,cabello rubio, ojos castaños. Peso delcuerpo, cuarenta y cuatro kilos,

Page 383: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

seiscientos gramos, un metro sesenta ytres centímetros de estatura.

Lori puso la tabla en una mesarodante y comenzó a examinar el cuerpocon sus manos enguantadas,proporcionando sus conclusiones confacilidad practicada.

—El examen externo del cuerpomuestra rigidez cadavérica presente enlas extremidades. Parece habercontusiones sistemáticas extendidas porambos antebrazos. En el bajo tronco ylas partes superiores de los muslosparecen presentarse moretones desalpullido. Magulladuras predominantesen el torso y las extremidades. Posible

Page 384: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

presencia de síntomas de meningitis.Daniel la miró, asombrado por su

propia fascinación al observar a Lori.Ella parecía estar en un mundoexclusivamente suyo, como cuando élanalizaba patrones de conducta.

—No parece haber heridas depinchazos, ni de inyeccionesintravenosas. Las únicas perforacionesestán en los lóbulos de las orejas.

Ella levantó la mirada hacia él porprimera vez.

—Clásico de Eva. Sea lo que seaque la haya matado, no lo introdujeronpor vía intravenosa. Ayúdame a darlevuelta.

Page 385: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El cuerpo giró rápidamente bajo lasmanos de ambos.

—Comienzo punción lumbar.Lori giró hacia la carretilla de

operaciones, levantó una esponja deyodo y empezó a limpiar la parte baja dela espalda. La víctima llevaba muertamás de un día, pero la punción lumbarrequería técnica aséptica para asegurarque la muestra CSF no estuvieracontaminada. Lori curvó el cuerpo enposición fetal, palpó a lo largo de lacolumna vertebral hasta que localizó elespacio entre L4 y L5, e insertó la puntade una aguja raquídea, la cual se deslizócon facilidad.

Page 386: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Membrana exterior pinchada.Extraigo diez centímetros cúbicos defluido cerebroespinal. Presiónacrecentada indica infección. Como seesperaba.

Daniel sabía lo que iban a encontrar.Las meninges son pequeñas membranasque cubren el cerebro y el sistemanervioso central, diseñadas paraproteger de infección. Sin embargo, siun virus o una infección bacterianapenetraban la membrana exterior einfectaban las meninges internas, lasmembranas se hinchaban. Esta hinchazónponía una gran cantidad de presión enlos componentes del sistema nervioso

Page 387: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

central. La infección se extendía por elcuerpo, descomponiendo capilares, locual provocaba contusiones ymagulladuras. Si la hinchazón no matóantes a la víctima, lo hizo ladesintegración de los órganos.

Daniel ya conocía los resultados;Eva había matado a esta joven, y sehabía llevado cada vida de la mismamanera. Pero Lori enfocó su primeraautopsia en el caso con el asombro de uncientífico que examina el cuerpo de unextraterrestre.

El agente miró su reloj. Veinteminutos y no había vuelto el temor. Peroel estómago se le revolvió al pensar en

Page 388: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que se podría repetir. Él estiró la manohacia arriba y apagó la grabación.

—¿Sí? —dijo Lori mirándolo a losojos.

—Solo necesito un segundo.—Dame media hora y soy toda

oídos.—No. No, de veras, no estoy seguro

de poder esperar treinta minutos.—Está bien —respondió ella,

retrocedió de la mesa, se quitó losguantes, los echó al cesto de papeles, yse frotó el rostro—. De todos modosnecesitaba guantes nuevos para eltrabajo duro. ¿Ocurre algo?

—Yo, eh… —titubeó él, asintiendo

Page 389: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—. He tenido unos pocos…¿Pocos qué? Buscó una palabra

apropiada.—Episodios —concluyó—. Temor.

Más como terror.—¿Los has estado teniendo? —

indagó ella, levantando una ceja.—No son graves o algo así, no hasta

donde yo pueda…El temor lo alcanzó entonces, a

mitad de frase, como la cornada de uncarnero en el estómago. Por un períodointerminable supo que se estabamuriendo. Eso es lo que era esto… unarepetición del momento de la muerte, deese instante en que la vida es arrancada

Page 390: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

por un destino poco grato.—¡Ay…! —lanzó un grito ahogado y

estiró la mano para apoyarse en la mesa.Sintió que se doblaba.Y entonces desapareció el temor. Se

apoyó en la mesa, agotado.—¿Daniel? —exclamó Lori,

agarrando una silla y deslizándola haciaél.

—No, no, está bien. Solonecesitaba…

—¡Siéntate!Se sentó.—Cuéntame.El agente tomó una bocanada de aire

y se frotó las sienes. Un estremecimiento

Page 391: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le recorrió por los brazos.—Con una condición.—No te ves en condiciones de hacer

exigencias.—Con una condición —insistió él.—Por supuesto.—Que esto se quede entre tú y yo, y

que no se relacione con miinvestigación. No permitiré que mesaquen de este caso.

—Oficialmente estás fuera de él.—Tú sabes lo que quiero decir.—Está bien. Así que habla.Él le contó lo de la pesadilla y las

repeticiones cada vez más violentas detemor que parecían venir de ninguna

Page 392: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

parte, sofocándolo por algunossegundos, y que luego desaparecían derepente.

Daniel se puso de pie y miró sureloj.

—Veinte minutos. Dime por favor siesto tiene sentido para ti.

—En realidad sí lo tiene.—Mi muerte.Lori se sentó en la silla que él dejó

vacía, cruzó los brazos y las piernas ymiró a la víctima.

—DMT —dijo—. Dimetiltriptamina.—¿El alcaloide I? ¿Ese DMT?—Aún es una ciencia un poco

confusa —explicó ella encogiéndose de

Page 393: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hombros—. Pero hay investigacionesque indican que la glándula pinealdeposita enormes dosis de DMT en elcerebro al momento de la muerte. Secree que es la causa principal de lasllamadas experiencias cercanas a lamuerte. Alucinaciones provocadas porgraves traumas. Un depósito químicoque genera un reflejo de las creencias dela persona. Los cristianos ven un túnelde luz y a Jesús; los indiosestadounidenses ven al gran EspírituGuerrero. DMT.

La propia investigación de Danielponiendo en duda el mito de unarealidad sobrenatural que encaja en su

Page 394: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lugar.—Las experiencias cercanas a la

muerte son provocadas al creer que unoestá muriendo. Engañan a la mentehaciéndole creer que ha muerto yemergen alucinaciones. ¿Estásinsinuando que mi mente aún cree estarmuerta?

—Puedo verlo. Pero el DMT es unalcaloide natural ligado con los sueños ylos recuerdos. Se cree que la drogapodría estar vinculada a desórdenes deestrés postraumático, desencadenandoescenas retrospectivas cuando laglándula pineal vierte sobredosis deDMT dentro del cerebro —declaró ella,

Page 395: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y encogió los hombros—. Comoexpliqué, aún no es una ciencia exacta.

—Pero explica algunas cosas, ¿no esverdad? ¿Qué provoca esta liberaciónde DMT? Además de la muerte.

—Creer que has muerto. Una tablacae sobre la cabeza de un obrero deconstrucción y la imagen visualpersuade a la mente de que no podrásobrevivir al impacto. El hombre tieneuna experiencia cercana a la muerte,cuando en realidad no está en absolutocerca de la muerte.

—El punto es que se puede engañara la mente para tener una experienciacercana a la muerte —añadió Daniel

Page 396: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

frotándose la mandíbula y tejiendopensamientos—. O una pesadilla. O, enmi caso, volver a vivir el recuerdo deestar frente a frente con Eva.

La mirada de Lori estaba fija en él,escudriñándole los ojos,adelantándosele. Era como si ellahubiera especulado mucho desde elprincipio, pero hubiera querido que élsacara la conclusión. ¿Por qué? ¿Porquedeseaba que Daniel intentara algo quesolo él podría decidir hacer…?

—Esta forma tenebrosa que ves —expresó de pronto ella, apartando lamirada—. ¿Qué te hace creer que setrata de Eva?

Page 397: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Nada —contestó él negando conla cabeza.

—A menos, como tú afirmas, que tusrecuerdos de esa noche los estédesencadenando algo como el DMT.

Daniel fue alcanzado otra vez por lasensación de que ella lo estaba llevandoa alguna parte. O guiándolo.

—El DMT —repito insinuando queeste miedo que siento podría ser unpequeño problema en mi cerebro… unadosis extra de DMT.

—De ser así, se trata de la punta deliceberg.

—Siendo el iceberg mi recuerdo deEva exactamente antes de que me

Page 398: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

matara.Ella lo miró. Su mirada lo decía

todo.—¿Se puede simular una experiencia

cercana a la muerte? —inquirió él.—Sucede todos los días —contestó

ella—. La llamamos un mal viaje.—¿Ácido?Lori se paró, fue hasta el aparador,

se puso guantes nuevos y se acercó alcuerpo.

—Levántala, ¿quieres?Él la ayudó a deslizar un bloque de

caucho debajo de los hombros, lo quehizo que la cabeza se echara atrás y losbrazos oscilaran.

Page 399: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Y qué de la hipnosis? —preguntóél.

—Tú eres el psicólogo, dime tú.Pero algo me dice que los trucos demanos no lograrán nada.

Daniel sabía que la hipnosis, aunqueocasionalmente era una herramientaeficaz para lograr que la mentedebilitara sus defensas, no provocaba larecuperación de sucesos traumáticos…excepto en las películas.

—Empiezo la incisión Y —anuncióLori—. Tal vez quieras ayudar.

Ella se cubrió la cara con unamascarilla quirúrgica transparente, alzóde la carretilla de operaciones la sierra

Page 400: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Stryker de batería, y presionó el botónde encendido. El chirrido era un sonidoque Daniel no apreciaba mucho.

Lori cortó desde la punta de unhombro hasta el otro. Muy poca sangre;casi toda ya se había ido a la parteposterior del cuerpo. Una vez que lacirculación se detiene, se instaura lagravedad. La patóloga siguió el primercorte con otro, este desde la base delcuello hacia el tronco, desviandoalrededor del ombligo y bajando haciael hueso púbico. Desaceleró la sierragiratoria y la bajó.

—El DMT es endógeno, creado en elcerebro humano, pero se puede sintetizar

Page 401: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—expresó ella levantando la mirada.El cuerpo de la mujer yacía entre

Lori y Daniel, cortado por la sierra,pero ninguno de los dos se fijaba ahoraen la autopsia. En el momento, lasrepercusiones de lo que Lori estabasugiriendo tenían más relación con elcaso.

Lo que se esperaba hallar en elcadáver probablemente no emitiríanueva luz sobre Eva. Lo que aguardabaen la mente de Daniel muy bien podríaabrir del todo el caso.

—La forma sintética es tanpsicoactiva que es necesario supervisara quienes usan la droga —continuó Lori

Page 402: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—. Su efecto es fuerte y rápido; esprobable que quien la usa deje caer lapipa que fuma, o que la consuma porcompleto. O que deje la aguja en subrazo si se la pone de maneraintravenosa. El viaje es sumamenteintenso y alcanza su clímax en el primerminuto. Tarda entre cinco y treintaminutos en calmarse. Un poco como unaexperiencia cercana a la muerte.

—Sugieres que yo considere unviaje —insinuó Daniel respirandosuperficialmente.

—No sugerí eso.—Enfrentar al monstruo de mi

sueño.

Page 403: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Eso es ilegal.—Desenmascararlo. Desmitificarlo.

Esclarecer su identidad.—Podría funcionar —avino ella

mirándolo fijamente.—Como una hipnosis con

esteroides. ¿Sentiría yo el temor?La intensidad de la mirada de Lori

perdió concentración. Frunció el ceño yse relajó de forma visible.

—Olvídalo. Es una vía tan peligrosae irresponsable que ni siquiera se puedeconsiderar. Una cosa es la teoría; otra esenviar a un hombre sano al viajealucinógeno más radical.

Lori volvió a acelerar la sierra y a

Page 404: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

centrar su atención en el cadáver. Con laincisión Y realizada, ella extendió lapiel, hizo cortes laterales a través de lascostillas, levantó la caja torácica y lapuso sobre la carretilla. Ahora estaban ala vista los órganos internos.

Daniel estaba tan distraído con laidea de mirar detrás del velo de sumente, que la disección del cadáver sele asentó en la cabeza como música deascensor: lejana e incoherente. Lorisiguió trabajando, y Daniel no supo sienfrascada en la tarea entre manos o enel dilema de él. Empezando con elcorazón y bajando hacia el estómago,ella examinó y extrajo los órganos,

Page 405: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

buscando señales de trauma, indicioscontagiantes, bacterias ingeridas. Aúnno habían determinado el método por elcual Eva infectaba a sus víctimas,concluyendo solo que no era por víaintravenosa.

Peor aún, en realidad no habíanidentificado la meningitis comobacteriana o viral. Todas laspresentaciones sintomáticas demeningitis bacteriana estaban allí, perosolo mínimos indicios de la bacteriamisma, no necesariamente más de losque el humano promedio era portador enalgún momento dado.

—Esta mujer pudo haber vivido

Page 406: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

noventa años —indicó Lori—. Sucuerpo estaba en perfecto estado.

—¿Ningún indicio exclusivo? —curioseó Daniel.

—Nada nuevo que yo vea.Presentación clásica de meningitis agudaen el tronco. Si tuviera que especular, yodiría que fue inhalada.

Concluido el trabajo en el tronco,Daniel ayudó a Lori a deslizar el bloquede caucho debajo de la cabeza.Trabajando con tranquila precisión, ellahizo una incisión por detrás de la orejaderecha, a través del cuero cabelludo,hasta el mismo lugar de la orejaizquierda. Retiró la piel sobre el cráneo

Page 407: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y agarró otra vez la sierra.Daniel suspiró y se fue hacia la

papelera. Se quitó los guantes, feliz dedeshacerse de los fríos y pegajososobjetos. La sierra rechinaba detrás de élmientras Lori dejaba al descubierto elcerebro.

Pero la Dra. Lori Ames, patólogaforense de Phoenix, ya había expuesto sumente ante Daniel. Miraba dentro de losojos de ella y se veía a sí mismo.Ambos estaban cortados con las mismastijeras. En este momento ninguno deellos hablaba, pero los dos se habíanabierto para hacer lo impensable por lamisma pasión. Desenmascarar a Eva.

Page 408: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La sierra se silenció. El agenteespecial vio a Lori levantando la placadel cuarto frontal del cráneo. Ellaobservó el cerebro.

—Ven a ver.Daniel fue hasta la mesa de

operaciones y vio lo que Lori veía. Todoel cerebro estaba hinchado hasta elpunto de hemorragia peridural. Sangreencharcada en dilatación vascular, casinegra.

—Igual que las demás —anunció él.El teléfono chirrió y Daniel fue

hacia la pared y levantó el auricular.—Morgue, agente Clark.—Soy Riley, Dr. Clark. Tuvimos

Page 409: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

éxito en la base de datos del sistemaautomatizado de identificación dehuellas digitales.

Daniel captó la mirada inquisitivade Lori y pulsó el botón de altavoz.

—Continúe.—El nombre de la víctima es

Natalie Laura Cabricci, de veinticuatroaños de edad, de Phoenix, Arizona. Seestá informando ahora a sus padres.

—¿Algún detalle de su secuestro?—Solo que desapareció hace seis

días cuando fue a comprar leche alsupermercado.

—¿Religión?—Católica. Los agentes en la zona

Page 410: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tendrán más tan pronto terminen deinterrogar a los padres.

—Gracias, Riley.Daniel cerró la conexión. Lori

volvió al cadáver y reasumió su trabajo.La autopsia duraría otra hora, y él ya nosoportaba más. Con los familiares yaidentificados, otro patólogo cerraría elcuerpo y lo prepararía para ser enviadoa Phoenix. A excepción del corazón, elestómago, los pulmones y el cerebro,todos los demás órganos seríanincinerados.

Él había pasado dieciséis veces poreste mismo réquiem de muerte en losdos últimos años, sintiéndose cada vez a

Page 411: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

solo una respiración, una mirada, unapalabra de la única pieza que podíahacer encajar un cuadro perfecto de esteilógico rompecabezas.

En ese momento, la evidenciadesvanecida parecía intrascendente. Lode verdadera trascendencia se hallabaencerrado en su propia mente. Si hubierauna manera, alguna esperanza posible,sin importar cómo… El temor vinosobre él antes de poder concluir elpensamiento; igual que una manada delobos atacándole el cuello y clavándolelos colmillos en el corazón y la mente.Aullando de ira a través de undespiadado desgarrón de carne.

Page 412: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Te veo, Daniel…Entonces desapareció, tan brutal y

tan rápido que él no tuvo tiempo dereaccionar hasta que el temor loabandonó. Luego se le cortó larespiración e instintivamente se agarróel pecho. Cerró los ojos y con ungemido rechazó una punzada de dolorque le atravesó la cabeza.

—¿Estás bien?Lori estaba frente a él otra vez.

¿Había él perdido el conocimiento? Sele ocurrió que podría tener problemas alconducir.

—Sí.Daniel caminó hacia el frente con

Page 413: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

piernas adormecidas. Miró lagrabadora. Ella la apagó y volvió a sulado.

—Tienes que ayudarme, Lori. No meimporta lo que se necesite, tenemos quehacer algo.

—Quizás no comprendas lopeligroso que es esto —le contestó ellamirándolo por un instante largo—. Poralgo se trata de un alcaloide I.

—¡No me importa si es una bala enla cabeza! Debemos intentarlo, con talde detener esto —exclamó élgolpeándose con fuerza la frente.

—Eso sería una violación a la ley desustancias controladas. Un delito grave.

Page 414: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Circunstancias especiales. Estopodría llevar a evidencias decisivaspara detener a Eva.

—Sus efectos no son previsibles.Hasta donde sé, otro viaje quizás soloempeore las cosas.

—Esa es decisión mía, no tuya.Lori vaciló. Él no tenía duda de que

ella deseaba hacerlo, pero supreocupación por él la hacía dudar.

—No puedo hacer esto solo —rogóDaniel alargando la mano y tocándoleligeramente la de ella.

—Montova no lo aprobaría.—Ya no trabajo para Montova.Lori le frotó el dorso de la mano con

Page 415: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el pulgar.—Podría funcionar —afirmó ella,

alejando la mirada—. Podríamosempezar con una pequeña dosis.

—¿Puedes conseguirla?—¿DMT? Estoy segura de que

disponen de algo aquí bajo llave. Si no,la hay en el laboratorio de Phoenix.

—Cuanto más pronto mejor, ¿deacuerdo? —expresó él soltándole lamano y alejándose un poco—. Estanoche. Después de nuestra reunión conHeather.

—¿Reunión con Heather?Él no le había hablado de la llamada

telefónica. No estaba seguro de qué lo

Page 416: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

detuvo, pero ahora el motivo parecíairrelevante.

—Ella tiene algo que contarnos. Estanoche. A las ocho.

Page 417: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

HTRECE

EATHER PASÓ LOS quince minutosantes de las ocho tratando de

mantenerse ocupada en la cocina. Hizocafé. Limpió el mesón. Sacó la lechepara el café. Colocó al lado de la lecheun montón de galletas con trozos dechocolate que ella había horneado, yluego volvió a poner la leche en larefrigeradora después de decidir queafuera se iba a calentar. Entonces,después de quitar la leche, decidióponer la jarra de café y las galletassobre la mesa de la cocina, donde ella yDaniel se sentarían y hablarían sin nada

Page 418: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que los incomodara.Para empezar.Habían pasado dos meses desde que

habló con Daniel. Seis meses desde laúltima vez que lo vio. Considerando elhecho innegable de que, como diríaRaquel, Heather estaba verdaderamenteloca por él, no era de extrañar quetuviera las palmas húmedas de sudor.

Quizás loca era una expresióndemasiado fuerte. Ella había sido quiencontrolaba la relación, no él. Decir queella estaba sometida, o loca por él,enjuiciaba mal la relación.

Quizás obsesionada. Pero eso erapeor aun. Mutuamente respetuosos.

Page 419: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Enamorada. Agobiada con un caso muyreal de afición. Amor. Daniel siempre lehabía fascinado, no como un simpleobjeto de interés sino como un hombreapasionado que irrumpió en su vida conun agudo enfoque. Por desgracia, talenfoque solo beneficiaba una relacióncuando el objeto enfocado era larelación en sí.

Ella había sido una vez el objetivodel foco de Daniel. Lo esencial de suvida. Su pasión viva. Y así lo asegurabaél hasta el día de hoy. Pero ella habíapuesto sus límites para probarle su amory él había fallado tristemente. Que ladejara siete meses de cada doce para

Page 420: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

servir a su profesión, a pesar del clamorreiterado de ella pidiendo ayuda, habíasido el colmo.

Tal vez ella era una tonta al amarlo;quizás estaba tan confundida como él; esposible que ella fuera quien necesitabauno o dos años de terapia.

Lo más probable es que ambosestuvieran tan traumatizados que ningunode los dos merecía más que elsufrimiento que obtuvieron. Su mutuaobsesión con Eva había atravesado otralínea. Por primera vez en la vida ellatemía de veras por la vida de Daniel.Por la suya propia.

Heather miró el reloj de la cocina,

Page 421: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

un plato blanco redondo sin marcas. Elminutero acababa de pasar la vertical. ADaniel se le estaba haciendo…

El timbre sonó.… tarde.Heather respiró profundamente, se

frotó las manos en los jeans, y atravesóla alfombra. Caminó sobre el piso demadera que conducía a la puertaprincipal. Durante la remodelaciónDaniel insistió en madera en vez dealfombra. Una buena decisión.

—Ya voy —anunció ella, respirandoy jalando la puerta.

Una mujer estaba en el porche allado y ligeramente en frente de Daniel.

Page 422: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La idea de que él no viniera solo nisiquiera le había pasado por la cabeza.Ella esperaba que él viniera para estarcon ella tanto como por lo que ella lediría. Claramente no era así.

Antes de que Heather pudieraprocesar adecuadamente su desilusión,la mujer alargó la mano.

—Hola, Heather. Soy la doctoraLori Ames, del FBI. Daniel creyó que mesería útil oír lo que tienes que decir.

Lori vestía jeans y botas, una blusaazul con tirantes, cubierta en parte poruna chaqueta corta de algodón. Elcabello rubio hasta los hombros metidodetrás de las orejas dejaba ver aretes de

Page 423: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

plata.Heather le dio la mano y miró a

Daniel, quien parecía un poco distraído.Hasta preocupado.

—Hola, Daniel. Qué bueno quehayas traído a tu amiga.

Él usaba una gorra gris para cubrirla herida en la cabeza. Con diez añosmenos se podría parecer a JustinTimberlake.

—Hola, Heather —contestótímidamente, asintiendo—. ¿Estás bien?

Ella soltó la mano de Lori yretrocedió un paso, negándose areconocer tal pregunta como tonta.Fantástica, Daniel, en particular ahora

Page 424: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que he conocido a tu encantadoraamiguita.

—Entren.Entraron. Daniel le dio un beso en la

mejilla. Uno de sus dulces hábitos que aella normalmente le agradaban. En esemomento lo menos que ella podíapreguntarse era dónde más se habíanposado esos labios. Los celos estabancompletamente fuera de lugarconsiderando lo que Daniel habíapasado en los dos últimos días, peroella no se los pudo quitar de encima.

Heather los llevó a la sala y losobservó sentarse en el sofá. Pensó enbrindarles las galletas y el café, pero

Page 425: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

decidió que ir directo al grano lesserviría mejor a todos.

—¿Estás bien, Daniel?—Un poco vapuleado, pero

considerando todas las cosas…—Francamente, está estropeado —

lo interrumpió Lori—. Afortunado, perono en perfecto estado. Considerandotodas las cosas.

Ella no parecía atrevida. Solamentela clase de chica «hecha para lacacería». Del tipo de Daniel.

—¿Qué quieres decir?Lori condescendió. Heather miró al

hombre a quien juró amar hasta lamuerte y sintió que el corazón se le

Page 426: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tensaba de empatía. La confianza quetípicamente él mostraba con todatranquilidad había desaparecido. Ahorase veía canoso y demacrado, con ojerasdebajo de los ojos.

—¿Qué pasa, Daniel? —vino ahorala pregunta con más fuerza.

—Bueno, me morí, ¿no fue así? Norecuerdo mi muerte, ni losacontecimientos que la rodearon, perome indican que vi a Eva. Resulta quecuando tu mente cree que has muertoenvía químicos y señales eléctricas queprovocan algunos estragos. A no ser porun par de heridas en el cuero cabelludo,mi cuerpo está bien. Pero mi mente no

Page 427: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

parece saberlo todavía. Eso casi loresume todo.

—Lo que Daniel intenta decir es queestá teniendo pesadillas. A vecesestando despierto.

—Yo no las clasificaría comopesadillas —explicó Daniel—. Paranoiamisteriosa.

El cabello rubio de Daniel se rizabafuera de la gorra. Debajo de esos suavesrizos, una mente que casi nunca seimpresionaba. Hasta ahora. Daniel lamiraba con abatidos ojos azules. Él notenía mucha barba pero, si ella no seequivocaba, no se había afeitado hoy.

—¿Qué clase de pesadillas? —

Page 428: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inquirió Heather.—Simplemente… temor. Como un

martillazo en la cabeza.—Lo cual tendría sentido, ¿de

acuerdo? Te dispararon en la cabeza —opinó ella, recostándose y cruzando laspiernas—. Estás vivo, eso es loimportante. Me dijeron que habíasmuerto.

—¿Quieres decir antes de que merevivieran? —preguntó aclarando lagarganta.

—Sí.—Lo siento —se excusó él, y la

comprensión le cruzó el rostro—. No mepuedo… ¿Brit?

Page 429: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella asintió. Trató de quitarse de lamente esas horas terribles.

—Tienes razón, estoy vivo. Eso eslo que importa.

Intercambiaron unos cuantoscomentarios corteses más,principalmente acerca del acertadonombramiento de la nueva doctora comola forense patóloga en el caso Eva. ADaniel le habían pedido que se tomarauna licencia, lo cual haría. Pero soloformalmente.

Ni con una camisa de fuerza losacarían del caso.

No fue sino después que Heatherdecidiera servirles el café que Daniel

Page 430: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tocó el asunto que revoloteaba en suscabezas.

—Así que quieres hablar acerca deEva.

Helo aquí. Ahora sentía distante ytonta la extraña llamada telefónica quela llevó a entregar sus juicios a otroabogado. Daniel padecía los efectossecundarios de un balazo en la cabeza yella corría asustada por una travesuratelefónica.

Ella había pensado en mostrarle elcuarto; y quizás hasta en repasar algunasideas en que había estado trabajando.Solo eran teorías totalmente al azar,pero todos ellos sabían que las teorías

Page 431: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

al azar introducen aspectos importantesque finalmente se demuestran ciertos.

Mirando a Lori, supo que no seatrevería a mostrarles el cuarto.

—Probablemente no es nada, pero…No es cierto, Heather.

¡Desembúchalo!—Heather, te conozco. Algo te está

asustando. Dímelo, por favor.La manera en que él lo expuso le

recordó una época durante el cortocompromiso que vivieron en que élexigió conocer a Bill, un abogado que lehabía hecho a ella algunos comentariosindecentes y potencialmenteamenazadores durante un juicio. Daniel

Page 432: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

confrontó al hombre en un bar y, aunqueno quiso decirle de qué hablaron, desdeentonces el abogado la había eludido.

—Está bien —concordó ella,bajando su taza de café.

Habló de la llamada que recibió lanoche en que murió Daniel. Los dos laobservaron con creciente interés. Oincredulidad, ella no estaba muy segura.

Cuando terminó, Daniel la mirabacon los ojos muy francos.

—¿Es eso todo? —preguntó élponiéndose de pie y caminando—.¿Ocurrió antes o después de mi muerte?

—Durante. O tal vez después.—Así que el tipo no lo sabía. Estaba

Page 433: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

haciendo amenazas vanas. Y sabemosque no pudo haberse tratado de Eva.

—Lo importante es que él sabía quehallaron a la decimosexta víctima deEva. ¿Cómo sabían eso tantas personas?Y él clarificó que morirías si no teechabas atrás.

Daniel cruzó los brazos.—A menos que no esté obrando solo

—terció Lori—. No es una teoría nueva.—No, pero nunca nos habíamos

topado con algo tan definitivo —opinóDaniel al tiempo que atravesaba la salahacia el teléfono de la cocina; su miradade determinación difícilmente se podríaasociar con un viaje a la refrigeradora.

Page 434: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué estás haciendo? —preguntóHeather, poniéndose de pie—. Nopuedes llamar.

—No seas ridícula. Debemosencontrar al chofer, al auto. Necesitamosrecursos.

—Ya investigamos las placas. Noexisten —anunció Heather—. ¡Él no estan estúpido y ese no es el punto!

—¿Y cuál es el punto, Heather? —inquirió Daniel girando hacia ella, aúncon el auricular en la mano.

—Tú. ¡Tú eres el punto!El tono de la voz de Heather lo

detuvo. Ella presionaba mientras tuvierala ventaja.

Page 435: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Escúchame! Quienquiera que seaeste tipo, lo sabe todo. Hasta dondesabemos, él está con el FBI. En elmomento en que toques esto, él sabráque haces exactamente lo que insistió enno hicieras.

—Ese es un riesgo que debemostomar.

—¡Ese no es un riesgo que yo estédispuesta a tomar! —exclamó ellabruscamente—. No estoy preparada paraperderte.

Creyendo que ella exteriorizabademasiado, se volvió a sentar en su sillay puso las manos sobre las rodillas.

—Él volvió a llamar —confesó

Page 436: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather.Daniel volvió el auricular a la

horquilla. Regresó a la sala, miró sureloj, y se sentó.

—¿Y qué dijo?—Lo mismo.—¿Estás segura de que se trataba de

él?—No del todo, no. Habló en

susurros, y su voz parecía como siviniera de una caja. Lejana.

—Dime qué dijo.—Ya te dije, más o menos lo mismo.—No —objetó él, moviendo la

cabeza de lado a lado—. Dimeexactamente lo que…

Page 437: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel se puso tenso e inhalóbruscamente. Por un segundo, quizásdos, pareció que lo hubieranelectrocutado. Luego se arqueó y exhaló.

Lori se paró y le puso la mano en elhombro.

—¿Estás bien?—Esto es algo a lo que no te

acostumbras —expresó él con vozentrecortada.

—¿Era eso de lo que estabashablando? —preguntó Heather, inquieta—. ¿Un ataque de pánico?

Daniel no respondió. El intensocolor había desaparecido de sus ojos.Se sentaron en silencio por varios

Page 438: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

minutos. Heather se dio cuenta de que éltenía más dolor emocional del querevelaba, entonces se reprendió por nomanifestar la preocupación que la roía.Ella debería extenderse a él,consolándolo. Debajo de esta muestrade fortaleza, él era apenas más que unniño herido, desesperado por aliviarse.Y ella sabía cómo darle ese alivio. Unsuave toque en la mejilla, una gentilpalabra de ánimo, una promesa desolidaridad.

En vez de eso la dejó paralizada lainesperada intrusión llamada Dra. LoriAmes. Parte de Heather estabaconsciente de que debía expresar su

Page 439: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

amor por Daniel; parte de ella queríadarse un jalón de orejas por ser taninsensible.

La última parte estaba ganando. Lamisma parte que en primera instancia losllevó a un divorcio. Sinceramente, ellano sabía si sus decisiones fueron nobleso totalmente egoístas.

—Dime lo que él te dijo —le pidióDaniel, mirándola—. Exactamente comolo recuerdas.

—Que si yo no mantenía mipromesa, tú ibas a morir.

—Usa sus palabras. Como lasrecuerdas.

Ella había repasado centenares de

Page 440: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

veces las palabras en su mente, pero noestaba segura de si su versión actual eraprecisa. La voz le había preguntado siamaba a Daniel. Ella decidió que eldetalle no era pertinente para lainvestigación del FBI.

—Él preguntó si…—No, usa sus palabras.—¡Yo soy! —exclamó ella,

mirándolo—. Le pregunté quién era y élcontestó: «Soy tu Jesús. Tu peorpesadilla. Lucifer. Depende de lo quedesees que yo sea. De lo que hagas».Algo muy parecido a eso; queriendodecir que si no te lograba detener, túibas a morir.

Page 441: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué te hace pensar eso? —lepreguntó Daniel.

—¡Porque él lo afirmó! Él dijo: «Élestá olvidando su promesa. Él va amorir si no puedes detenerlo».

—¿Usó esas palabras? —inquirióDaniel, con la piel moviéndoselealrededor de los ojos.

—Sí. O algo muy parecido. Luegoexpresó algo acerca de su papá y de unsacerdote… no recuerdo exactamente.Mi mente estaba concentrada en lo queacababa de decir. Respecto de ti.

—¿Qué papá? ¿Qué sacerdote?—Ya te lo dije, no recuerdo. Dijo

que nadie puede detenerlo.

Page 442: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Hablando de sí mismo? ¿Fueronesas sus palabras?

—Yo no soy uno de tus testigos, ysin duda tampoco uno de tus pacientes.Sus palabras eran él. Nadie puededetenerlo, queriendo decir alguien más,quienquiera que él sea. Eva.

—¿Dijo él…?—No, no afirmó ser Eva. Solo estoy

suponiendo. ¿Quién más sería él?Daniel la miró, con la mente en

actividad. Ella había visto mil veces lamirada, absorta en especulaciones,evaluando, siempre evaluando. Esa erauna de las cosas que le gustaban de él,esta búsqueda desesperada de la verdad.

Page 443: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

No exactamente cuando sustituyó suinterés en ella.

Lori Ames rompió el silencio.—Él mencionó a su padre y a un

sacerdote. Cuidado paterno y religión.Daniel se levantó y se dirigió a lachimenea, aparentemente sin prestaratención al retrato de él con Heather quecolgaba encima de la repisa.

—Referencia a factores informativospredominantes en su vida —manifestóél, volviéndose—. Por lo que sabemos,Eva fue maltratado por los dos.

A Daniel se le fruncieron losmúsculos de la mandíbula defrustración. Si había algo por lo que se

Page 444: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le conocía en el campo de la cienciaconductual, era por su franca posicióncontra ideologías que alimentaban odiohacia los demás, y que se justificabanactuando sobre esta base, todo ello porculpa de la sumisión a alguna deidadsobrenatural.

Heather pensó que este era uno delos muchos argumentos que Danielresaltaba con excepcional claridad ensus libros y conferencias. Sean cualesfueran sus deficiencias, a Daniel no lefaltaba nada en el departamento deinteligencia.

—Esto me asusta, Daniel.—No lo permitas.

Page 445: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Eva ha matado a dieciséismujeres. ¿Cómo puedes pararte allí ydecirme que no deje que él me asuste?

—Él está detrás de mí. Me estoyacercando y él lo sabe. Algo que hehecho es fastidiarlo, y está tratando deasustarme. ¿Sugieres sinceramente queme aparte ahora?

—Sí —afirmó ella, mirándolofijamente—. Porque le creo.

—Ella tiene razón, Daniel —apoyóLori—. Oficialmente estás fuera delcaso. Ese es un comienzo. Quizás eso teha beneficiado más de lo quecomprendes.

Él se puso cómodo. Ahora que su

Page 446: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

amiguita médica había sugerido lomismo que Heather, él escuchaba deveras. A ella no le importó. En esemomento, ella solo quería que él dejarael caso.

—Renuncia a Eva. Toma otro caso.Cualquier caso. No me importa cuántode tu tiempo te lleve —pidió ella, e hizouna pausa—. Quiero que vengas a casa.

Sus palabras le pegaron decostado… ella pudo vérselo en elrostro. Él miró, silencioso.

Entonces ella clarificó, paraasegurarse que él había entendido.

—Simplemente suelta a Eva. Porfavor.

Page 447: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Al mirar en los ojos azules perdidosde Daniel, ella posiblemente no podíasaber lo que pasaba por la mente de suex esposo. No era terror recurrente.

—Lo pensaré —contestó él.

Page 448: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

E

CATORCEDIEZ EN PUNTO

L APARTAMENTO QUE DANIELhabía alquilado dos años atrás era

de dos dormitorios, uno de los cualeshabía convertido en una oficinatotalmente equipada. El otro conteníauna cama extra larga sin cabecera, unamesa de noche con una enorme lámparacafé de cerámica y un clóset empotrado.

La sala tenía un sofá verde de dosplazas que encontró en un almacén Rent-to-Own, y una mesa de centro de cristalque Heather le había dejado llevar. Dos

Page 449: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lámparas de piso con pantallas negras.Una cocineta cuadrada con vidrio en

la parte superior completaba elapartamento. Cuando lo alquiló, Danielno pensaba permanecer allí más queunos pocos meses, y había estadodemasiado ocupado para añadirle másdetalles al lugar después de comprenderque podría estar aquí más tiempo delanticipado.

Dos semanas antes había compradoy colgado dos grandes pinturas que lerecordaban las montañas cerca deHelena, Montana, donde pasó susprimeros dieciocho años antes de entrara la Universidad de California en Los

Page 450: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ángeles y empezar una nueva vidadestinada al FBI.

A su madre, Claire, le habríangustado las pinturas, pero no mucho mássi aún estuviera viva. A su padre no lehabrían importado, mientras Danielhiciera carrera en el FBI. El único hijode Rudolph Clark lo había hecho sentirorgulloso.

Con toda sinceridad, Daniel no pudodecir si Lori aprobaría o no. Ella entróal apartamento, dio una miradaalrededor y preguntó:

—¿Le faltan muebles o estátotalmente decorado?

—Las dos cosas —contestó él; el

Page 451: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

apartamento estaba inmaculado, Heatherdiría que era un reflejo de la propiamente de Daniel, aunque ella no habíavisto el lugar—. No he tenido tiempo dehacer mucho con él. ¿Dónde lo quieres?

Lori miró la caja blanca quecontenía la pequeña muestra de DMT quehabía sacado del laboratorio para hacerpruebas.

—¿Estás seguro de que no quierespensarlo mejor? Se conservará en larefrigeradora.

—Lo he pensado muy bien —contestó él mientras ponía la caja en lamesa de centro.

Sus pensamientos tenían dos

Page 452: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vertientes. Primero, necesitaba alivio alos frecuentes temores que le veníancada treinta a cuarenta y cinco minutos.Si hubiera alguna posibilidad deinterrumpir el ciclo, dando a su mente unchoque químico, gustosamente aceptaríael riesgo de fracasar. Pero segundo, y lomás importante, él simplemente no podíadejar pasar la oportunidad de sacudir sumemoria haciendo un viaje inducidoquímicamente, más o menos como el queen primera instancia le borró a Eva desu mente.

La forma sombría parada en elextremo de su cama de hospital tenía unrostro. El rostro de Eva. Era agobiante

Page 453: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la urgencia de alargar la mano yarrancar ese rostro de las sombras de sumente.

—¿Cómo lo hacemos?—Tomaré eso como un no —afirmó

ella quitándose el abrigo y colocándoloen una silla—. ¿Tienes una correa, oalguna cuerda?

—¿Para qué?—No quiero correr ningún riesgo.

La dosis que te voy a dar no es mucha,pero el DMT no es previsible. Nosabemos en realidad cuánto libera lamente en el momento de la muerte.

—No entiendo. ¿Qué tiene que ver ladosis con una correa?

Page 454: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

A pasos rápidos ella se dirigió alsofá.

—Debo inmovilizarte —le dijo,mirándolo con sus tiernos ojos castaños.

—Creí haberte oído decir que ibas aempezar con una dosis pequeña.

—Así fue.—Está bien, sujétame —aceptó

Daniel—. Conseguiré una correa.—Tres correas.—Tres correas.Él sabía que ella solo estaba

tomando precauciones por si se poníaviolento. Ya habían analizado elinsignificante riesgo de adicción con usocontrolado, así como los efectos

Page 455: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

colaterales: aumento de ritmo cardíaco ypresión sanguínea, dilatación de pupilas,alucinaciones disociadas. Reaccionespotencialmente violentas que podríanhacerle agitar inconscientemente lospuños. Era evidente que a ella lepreocupaba que él destrozara la mesa decentro, se cortara las muñecas, o algoentre lo uno y lo otro.

Daniel se quitó los zapatos y regresóa la sala con tres correas.

Lori había tendido una tela blanca dela morgue sobre el vidrio de la mesa decentro. Una jeringa reposaba al lado deuna extensión de tubería quirúrgica y deuna botellita que contenía media pulgada

Page 456: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

del turbio líquido.DMT.Daniel le pasó las correas y

retrocedió.—Necesito un vaso de agua.

¿Quieres tú también?—Gracias —contestó ella,

siguiéndolo con la mirada a la cocina.Surrealista, el uso encubierto de

droga. Daniel nunca había siquierapensado en inyectarse en el cuerpo unnarcótico ilegal, ni mucho menos quefuera endógena, creada por el cuerpomismo. Ahora encontraba desagradablela perspectiva de hacerlo.

Alterar el protocolo del FBI era

Page 457: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ligeramente menos desagradable… antesse había visto obligado varias veces aeludir trámites. Pero esto… esto deinyectarse para ver el rostro de Eva eranada menos que una locura.

El temor le retumbó a través de lamente mientras alargaba la mano haciados botellas de agua mineral,paralizándolo hasta que se fue; lo cualocurrió, dejándolo con un ligero tembloren la mano extendida.

Físicamente le estaba yendo mejor alaguantar los ataques, pero no así a sumente. El terror era terror, y cada vezque lo visitaba le rayaba los nervios.

Lori aún lo observaba cuando cruzó

Page 458: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hacia ella con las botellas en la mano.No quiso discutir el temor… ya habíananalizado el tema una docena de veces.Por tanto ensayó un guión más conocido.

—Estaba pensando que deberíamoshacer un viaje a Phoenix —anunció él.

Ella solo se quedó mirándolo.—Tenemos que suponer que la

investigación del secuestro de la víctimarevelará algo. No perdamos lasesperanzas. Siempre hay unaposibilidad.

—Por supuesto.—Alguien que viera algo; que

agarraran a la víctima, que la metieran auna furgoneta, que hablara con un

Page 459: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

extraño, cualquier cosa.—Exactamente como las otras

quince víctimas —expresó ella.Los dos sabían que él estaba usando

evasivas, tratando de amortiguar elimpacto de su mente contra esa agujasobre la mesa de cristal. Pero tampocoparecían interesados en apurar elproceso ahora que la aguja estaba frentea ellos.

—Vamos, Daniel. Ambos sabemosque no habrá ningún testigo —indicóella con voz suave y tranquila—. Comodijiste, Eva conoce demasiado bien sushábitos como para llevarlos a cualquierparte en donde se puedan ver. Natalie

Page 460: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Cabricci iba a pie cuando la agarraron.La ruta que normalmente tomaba hacia elsupermercado cruzaba dos parques ytres estacionamientos. La policía localya hizo un sondeo del lugar. No hay queperder las esperanzas, pero un viaje aPhoenix no revelará nada nuevo en estecaso.

Antes de salir para encontrarse conHeather habían pasado una horaestudiando minuciosamentetranscripciones de entrevistas y variosreportes investigativos archivados en laoficina de Phoenix. Brit estabarecogiendo información tan rápido comopodía, pero dieciséis meses en el caso

Page 461: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

los había convencido a todos de quecuando llegara algún cambio, este nosería de una fuente esperada.

El FBI calculaba que en EstadosUnidos operaban al menos treintaasesinos en serie en algún momentodado. Como mínimo la mitad de ellosnunca serían atrapados. A menos que unasesino hiciera un cambio y decidieraque había tenido suficiente, simplementese hacía más difícil de agarrar con cadaasesinato, contrario a lo que el públicocreía.

Sí, el FBI reunía más evidencia concada suceso, y sí, cuando un patrón sehacía evidente, también se volvía más

Page 462: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fácil anticipar el siguiente movimientodel asesino. Pero un asesino que seguíasuelto después de matar a quincemujeres lo estaba en primera instanciapor ser bueno, y además refinaba sushabilidades evasivas con cada muerte.

En una escala de uno a diez enfijación de habilidades, la calificaciónde la mayoría de los asesinos comunes ycorrientes estaba en dos o tres. Lamayoría de los asesinos en serieoperaba en cinco o seis.

Según cálculos de Daniel, Evaoperaba en nueve o diez.

—¿Estás listo? —preguntó Lori.—Como nunca —respondió Daniel

Page 463: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tomando una bocanada de aire yexpulsándola—. Átame.

—¿Te importaría quitarte la camisa?Daniel se quitó la camisa, la tiró al

suelo, y se sentó en el sofá vestidoúnicamente con jeans.

—Pon los brazos sobre las piernas—ordenó ella—. Te puedes acostar.

—¿No sería más fácil sobre el piso?Más espacio.

—Si tú quieres.Él se acostó sobre la espalda,

extendió un poco las piernas, y presionólas manos horizontalmente contra lascaderas. Lori le deslizó una correadebajo de la parte superior de los

Page 464: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

muslos y la aseguró alrededor de lacintura.

—Puedes sacar la mano si lointentas, pero esto restringirá tusmovimientos.

—Bueno es saberlo, doctora —bromeó él tratando de sonreír.

—La otra mano.Ella le ató la muñeca izquierda a su

costado, luego le enlazó la última correaalrededor de los tobillos.

Con algodón y alcohol le limpió lavena periférica en el brazo derecho,hablando tanto para evitar el silenciocomo para ofrecerle información útil.

—La muestra que tengo fue

Page 465: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sintetizada usando dimetilamina, hidrurode litio y aluminio, y oxalilo cloruro. Teinyectaré en la vena un centímetrocúbico de la droga. Sentirás los efectosiniciales a los veinte segundos yprobablemente perderás el conocimientoen el primer minuto mientras el DMT seextiende a los capilares en tu lóbulotemporal.

—¿Por tanto estará fuera en cincominutos?

—Hasta en treinta. No te preocupes,estoy justo aquí.

Ella le puso la mano en el pecho y labajó lentamente hasta el vientre. Sumirada seguía a los dedos a medida que

Page 466: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le tocaban la piel.—No te dije cómo fue —le dijo

mirándolo a los ojos—. Devolverte a lavida.

—¿Cómo fue?—Las palabras no pueden describir

lo que sentí. Cuando tu aliento me llenóla boca…

Ella se interrumpió, sonrió y Danielhizo caso omiso a unas ansias repentinasde levantarse y besarla.

—Gracias —le dijo él.Ella exhaló, le tanteó ligeramente el

estómago y agarró la banda quirúrgicade caucho. Actuando ahora rápidamenteretorció el torniquete alrededor de la

Page 467: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

parte superior del brazo de él y loapretó con un extremo del caucho en laboca. Insertó la aguja de la jeringuilla enel frasco de DMT, extrajo un centímetrocúbico, bajó el frasco y le sacó el aire ala jeringa.

—Cierra los ojos.Él lo hizo. El corazón ya le

palpitaba con fuerza.La punción en el brazo fue apenas

más que la picadura de un mosquito. Yluego la aguja estuvo afuera.

Daniel comenzó a contar lossegundos. Llegó hasta veinte antes deque el primer martillazo le cayera sobrela mente.

Page 468: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Sintió que su cuerpo se sacudió unavez cuando una luz brillante le explotóante los ojos.

Un segundo golpe pareció sacudirloentre los ojos, luego un tercero en rápidasucesión. Dos erupciones candentes másle hicieron tragar aire.

Luego cayó un cuarto martillazo, elcual lo llevó a una oscuridad como bocade lobo.

Empezó a retorcerse.

Page 469: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DQUINCE

ANIEL HABÍA TENIDO en su vidados viajes inducidos por drogas.

El primero, cuando al morir su cerebroaventó DMT en su sistema, produciendouna experiencia cercana a la muerte queno lograba recordar.

El segundo cuando Lori le inyectóuna pequeña cantidad de DMT sintéticoen su brazo derecho dos horas despuésde que él le prometiera a Heather pensaren abandonar el caso Eva… promesaque no tenía intención de cumplir, nohasta que Eva estuviera en cadenasdentro del pabellón de condenados a

Page 470: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

muerte.Él sabía que ambos viajes fueron

inducidos químicamente, provocando enla mente reacciones que evocabaneufóricas emociones, luces, sonidos,colores… una plétora de sensacionesque la naturaleza había perfeccionadopara aliviar traumas graves en la mente.

Daniel sabía que ninguno de losviajes tenía relación con un futuro o conotra realidad, excepto por su capacidadde extenderse hacia atrás en la memoriay proyectar lo que en alguna ocasión elcerebro viera, oyera, oliera, sintiera osaboreara.

Él estaba enterado de todo esto, pero

Page 471: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

todo perdió sentido en ese momento deoscuridad. Apenas importaba en eseinstante cualquier recuerdo al que eltemor estuviera entrando para añadirlemás detalles.

Lo que sí importaba era que losfrecuentes temores que Daniel habíaexperimentado desde el principio de lajornada palidecían al lado de este nuevotemor. Él no estaba muy consciente desus propios gritos. De sus violentasconvulsiones.

Entonces un estallido de luz azul yblanca inundó la oscuridad. El temordesapareció en el transcurso de una solarespiración. Por el pecho le corrió una

Page 472: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

euforia que se desbordó en lo que élcreyó que podría ser verdadera risa quele salía de los labios.

Vaya. Ahora, ahora… esto es unviaje, pensó, sonriendo ridículamente.

Unas imágenes pasaron volando: unlargo túnel de luz, arremolinándose conluz de lento movimiento. Su madre,sonriendo, besando a su padre. Unaenorme limusina blanca con una etiquetaadhesiva de carita feliz en el parabrisastrasero.

Heather mirándolo con ojosmisteriosos.

La risa de Daniel se desvaneció.Entonces aquí vino, otro mazo,

Page 473: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

descendiendo del cielo, negro comopetróleo. Lo golpeó en el pecho.

Te veo, Daniel…Su mundo se oscureció y él comenzó

a gritar.Y el viaje terminó. El temor se

disipó como pasa el vapor. La negruracomo boca de lobo fue reemplazada poruna oscuridad ligeramente roja que élcomprendió que era la parte posterior desus párpados.

Daniel abrió lo ojos y levantó lamirada hacia Lori, quien se hallaba derodillas sobre él, mirándole el rostro.

—Shh, shh, shh, todo está bien, deveras. Todo saldrá bien.

Page 474: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué… qué sucedió? —titubeó él,respirando con dificultad; sobresaltado;humedecido por el sudor—. ¿Qué pasó?

—¿Estás bien?Daniel intentó levantarse y lo logró

solamente con ayuda de ella.—¿Cómo te sientes ahora?—Aparte de un dolor de cabeza, no

muy mal. ¿Cuánto tiempo?—Doce minutos —contestó ella,

dándole una mirada al reloj.—¿Tanto tiempo? Me pareció un

minuto —informó él tiritando—. Vaya,eso fue un viaje.

—Esperemos que no hayasdespertado a los vecinos.

Page 475: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Hice tanto ruido? Caramba… —balbuceó, se paró temblando, fue hastael sofá y se dejó caer—. Diantre…

—¿Y?—¿Y qué?—¿Lo viste?La intensa emoción le había

apartado el objetivo de la mente.—No.—¿No? ¿Nada en absoluto?Él pensó en eso con tanta atención

como pudo, con la cabeza a punto deestallarle.

—Nada, excepto algunas emocionesmuy radicales —contestó él—. Viexperiencias de mi pasado. Luz.

Page 476: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Oscuridad. Pero principalmente soloreía como un tonto o gritaba a todopulmón.

Lori se sentó y se reclinó. Cruzó laspiernas y los brazos, sumida en suspensamientos.

—Bueno, eso no es muy útil.¿Verdad? —opinó al fin.

Entonces él tuvo conciencia delfracaso de la experiencia.

—A menos que se haya llevado mitemor. Es posible, ¿no?

—Es posible. Pero no viste a Eva.Comprendo que desees aliviarte de estetemor, pero yo esperaba…

—Sí. Bueno, ahora sé.

Page 477: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué sabes?—Cómo es una experiencia cercana

a la muerte. Vi la luz, el túnel, todo elmecanismo —comentó, luego bebió untrago prolongado de su botella de agua ynotó que aún le temblaban los dedos—.El cielo y el infierno en el espacio de unminuto. Deberías intentarlo.

—No gracias —objetó ellasentándose en el borde del sofá ycomenzando a meter el equipo en la cajablanca.

—Pareces muy desilusionada —expresó Daniel.

—¿No lo estás tú?—Si el temor regresa… más de lo

Page 478: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que puedas saber.Lori asintió.—Algo más me está molestando —

anunció ella.El sudor en el pecho de él se había

secado. Pensó en volver a ponerse lacamisa, pero decidió esperar hastaducharse.

—¿Y si solo fue un mal viaje? —preguntó Lori.

—Lo fue. No entiendo.Ella se encogió de hombros.—Un viaje sintéticamente inducido

por droga, aproximado a los efectos dela muerte.

—Una falsa experiencia cercana a la

Page 479: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

muerte —añadió él—. Experiencias queen esencia todas son falsas. Ilusionescreadas por un flujo de reaccioneselectroquímicas.

—Ese no es mi punto. Cuando uncerebro muere, como pasó con el tuyo enColorado Springs, sufre un trauma quesolo podemos imaginar. Losneurotransmisores y receptores están encaos sináptico. Mueren el hipotálamo yla amígdala. Todo el sistema nervioso seinunda de DMT, como te sucedió, perohay más. En alguna parte entre laquímica del lóbulo temporal y la falta deoxígeno para el resto del cerebro, elproceso crítico se vuelve sumamente

Page 480: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

confuso. Es como desarrollar en minutoy medio un caso de Alzheimer de treintaaños.

—No solo un mal viaje inducido porunos cuantos químicos.

—No me malinterpretes, losquímicos pueden matar el cerebro. Unadosis más alta de DMT, por ejemplo. Esees el problema.

—Lo más probable es que mematara la dosis de DMT que yonecesitaría para volver a crear lo queperdí en la muerte —opinó Daniel.

—Exactamente.Se observaron por largos segundos.—¿Vas a aceptar la propuesta de tu

Page 481: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

esposa?—Heather no es mi esposa.

Llevamos dos años divorciados. ¿Tengouna alternativa?

—Ella parece un encanto de dama.Él no le hizo caso al comentario.—No, supongo que no tienes

alternativa. No te podrías dedicar más aEva si una pistola te apuntara a lacabeza.

—¿La hay? —inquirió él—. Unapistola apuntándome a la cabeza, quierodecir.

Lori se paró, rodeó la mesa decentro y se le acercó. Se detuvoponiendo suavemente los dedos de los

Page 482: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pies contra los pies de él.—La hay. Una pistola hacia tu

cabeza —bromeó ella inclinándose ybesándole la frente, luego se irguió,levantó la caja blanca, recogió lachaqueta y los zapatos sin ponérselos, ycaminó a largos pasos hacia la puerta.

—Que duermas bien, Dr. DanielClark. Sin pesadillas.

Daniel cerró la puerta tras ella, seduchó y se sumió en sus preocupacionesantes de comprender que había pasadouna hora desde su viaje con DMT.

No había vuelto el temor. Se acostóa medianoche, sintiéndose aliviado yagradecido. Por la paz y otros aspectos

Page 483: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pequeños en un mundo caótico. Comolos amigos. Como Lori.

Como no tener pesadillas.Sus sentimientos lo honraron con

seis horas de sueño. Y entonces volvióel temor. Y cuando ocurrió, quizás él nohabría podido impedir cortarse lasmuñecas de haber estado despierto, y dehaber tenido a su alcance una cuchilla.

Despertó en medio de un grito a todopulmón, con las cuerdas vocales yaalteradas y ásperas, porque él las habíaafectado gritándole a la forma siniestra ysin rostro parada al pie de su cama.

Te veo, Daniel.

Page 484: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la cuarta entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 485: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

1986-1989Ni Alex ni Jessica sabían sus fechas reales denacimiento, solo aquellas que les asignaraAlice, pero ellos habían calculado fechasaproximadas que terminaron siendo bastanteexactas. Decidieron que no habían nacido enoctubre, como decía Alice, sino en septiembre,ella el diecisiete y él el diecinueve, con un añode diferencia.

Alex acababa de cumplir veintidós,aproximadamente un mes después de su crisisnerviosa en brazos de Jessica en el otoño de1986 en que él entró una tarde e hizo unanuncio.

Después de mucha reflexión y deliberación,había decidido convertirse en sacerdote.

Jessica no sabía qué creer acerca de estaidea, pero cuando su hermano explicó su

Page 486: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

razonamiento, ella creyó que tal vez tenía susmotivos.

Alex estaba convencido de que convertirseen sacerdote sería una especie de absoluciónpor el pecado pasado. Constituiría una limpiaruptura con la religión distorsionada de Alice,la cual resultó ser una fusión de cristianismo,islamismo, hinduismo, secularismo ysatanismo, que Alice denominaba ConventoSagrado de Eva. Alex manifestó que necesitabaorden en su vida y que el sacerdocio tenía quever con el orden. Es más, él instó a Jessica aconsiderar convertirse en monja.

Sin embargo, ¿estaba preparado? Ella queríasaberlo.

Si él no lo estaba, se prepararía. Tenía suGED y era un excelente estudiante. Lo únicoque necesitaba era cuatro años de seminario.Explicó que esto calzaba con su amor por laverdad. Y sin duda no tendría problema con los

Page 487: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

votos de castidad. La misma idea delmatrimonio lo intranquilizaba. Si había alguiennacido para ser cura, era él. Al ver el arranquede entusiasmo de Alex, Jessica creyó que elsacerdocio podría ser exactamente lo que suhermano necesitaba.

Él había hablado de la idea con el padreSeymour, y aunque el sacerdote no estuvo deacuerdo en apoyarlo, no rechazó del todo elpensamiento. El padre Seymour recordó: «Laidea era algo extraña. Alex era un almaatormentada. Pero la Iglesia Católica no tieneen cuenta pecados pasados contra quienesbuscan servir a Dios. De haber sido así, elSeñor sabe que yo no habría calificado. No sedecide por capricho aceptar a este pecadorsobre aquel otro; es asunto del corazón. Si Alexpodía probar su corazón, lo demás se pondríaen orden por su cuenta. Como ocurrió».

Al recordarle su error por no examinar y

Page 488: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

detener a Alex en ese entonces, mientras aúnestaba a tiempo, el padre Seymour solo seencogió de hombros. «En realidad, si todosreconociéramos el mal por lo que es, el mundosería utópico. Pero el Hacedor de todo estáganando con facilidad, a pesar de nuestraignorancia. En su esquina hay vítores, noretraimiento cobarde».

Alex aceptó el desafío del padre Seymourde que probara su corazón, regresando a casacon un montón de libros sobre teologíasacados de la biblioteca. Empezó a leerlos enel sofá a la luz de la lámpara y no en sudormitorio. «Hasta trajo una Biblia a casa»,recordó Jessica, no la que Alice les habíapresentado. Aquella tenía todo el NuevoTestamento pero le había arrancado elApocalipsis.

Alex estaba encaminado. No dejó de insistiren la limpieza y el orden, y sus pesadillas no

Page 489: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cesaron, pero su nuevo enfoque le calmó ladepresión. Comenzó a verse como unsacerdote y compró varias camisas negras, lasque usaba abotonadas hasta la parte superior,aunque no llegó a usar alzacuellos.

Pero aun en esas primeras semanas Jessicaobservó señales de que estudiar para elsacerdocio demostraría ser un camino difícilpara su hermano. Con creciente frecuenciacerraba de golpe un libro, balbuceaba algoacerca de ideas estúpidas y se retiraba a sucuarto sin los libros.

Una noche ella llegó a casa y encontrópáginas arrancadas de la Biblia y tiradas portoda la sala. Al oírla entrar al apartamento, Alexsalió de su dormitorio y recogió las hojas sindecir nada. Cuando ella lo presionó pidiéndoleuna explicación algo acerca de la limpieza dellugar. Al día siguiente mudó todos sus libros deteología a su santuario, donde afirmó que podía

Page 490: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estudiar sin distracción.

«Destruir todas lasformas de luz es la

principal ocupación deldiablo. Su segundo

propósito es hacerlo sinser detectado. Yo diríaque todo ser humano

roza la más vil forma demal al menos una vez aldía. Pero lo podría notar

solo una vez cada diezaños».

—Padre Robert SeymourLa danza de la muerte

A finales de noviembre de 1987, Alexfinalmente convenció al padre Seymour de que

Page 491: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estaba listo para ganarse su apoyo para entrar alSeminario Universitario San Pedro enPasadena. Jessica comentó: «Fue como si sehubiera ganado la lotería. Él iba a ser sacerdote.El hecho de tener dificultades para estudiaresos libros de teología nunca pareció ser unobstáculo para él. Sería cura y nada más leimportaba».

Para el semestre de la primavera en 1987se inscribieron 273 estudiantes en elSeminario Universitario San Pedro, y muchosde ellos recuerdan al tímido estudiante vestidode negro que se sentaba en la parte trasera delsalón.

Uno de los estudiantes recuerda: «Él usabasu camisa negra, igual todos los días, muyapretada alrededor del cuello. Parecía ungángster con su cabello lacio peinado haciaatrás y bien limpio».

Pero fue el comportamiento de Alex lo que

Page 492: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

más llamó la atención de la mayoría de losestudiantes. No solo era tímido; por lo generalse negaba a mirar a los demás a los ojos,enfocando su atención en otras partes de losrostros de las personas cuando se veía obligadoa hablarles. Y por encima de todo, le costabamucho trabajo hablar con mujeres.

La hermana Mary Hickler recuerda ese añoun incidente que calificó de curioso. Un día enque se hallaba estudiando en la biblioteca tuvouna duda acerca de los deberes de un curso. Alver a Alex sentado en solitario a una mesa de laparte trasera, se le acercó. Ella se sentó frentea él y le apartó el libro. Al instante él se pusode pie y se fue a otra mesa. Ofendida por estaconducta, ella se volvió a acercar a él. Esta vezél se quedó quieto pero no quiso mirarla. «Enese entonces yo era joven y un pocobatalladora. Y quise que él me dijera si siemprese apartaba de las mujeres. Como no contestó,

Page 493: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le pedí que me mirara, lo cual también se negóa hacer. No se sonrojó ni mostró señales devergüenza como yo esperaba, sino que se irritó.Los músculos de la mandíbula se le tensaron ysu respiración pareció más rítmica. Esa fue aunpara mí una experiencia más bien aterradora».

Dos meses más tarde, la hermana MaryHickler caminaba detrás de Alex cuando a él sele cayó un libro. Ella lo recogió por él.Evidentemente reconociéndola de la biblioteca,Alex giró y se alejó, dejándola con el libro.Ella corrió a alcanzarlo y, poniéndole el libroen las manos, le cantó cuatro verdades.

«Si quieres ser sacerdote tendrás queaprender a amar a otros más que a ti mismo. Loque incluye a las mujeres». Luego ella se fue.

Jessica también recuerda ese día. Era elotoño de 1987, el segundo semestre de Alex enel seminario. Él llegó a casa y anduvo de unlado a otro mordiéndose las uñas, puesto que le

Page 494: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

había dado por hacer de esto parte de su rutinade limpieza. Quiso saber si ella creía que él laamaba. Desde luego, contestó Jessica.

Pero eso no lo tranquilizó. Quiso saber siella creía que él era egoísta. «Bueno, todospodemos ser egoístas», contestó ella. Pero élquiso saber si ella pensaba que él eraespecialmente egoísta. Porque un cura no podíaser egoísta. Entonces él le contó lo que habíaocurrido, dándole a los detalles un giro a sufavor, afirmando que una ramera enrecuperación se le había tirado encima, y quecuando él se le negó ella había dicho que éldebía aprender a amar a las mujeres, porquehasta Cristo amó a las adúlteras.

«Esa historia de los evangelios nunca tuvosentido para Alex —expresó Jessica—. Ytampoco para mí tenía sentido. El sexo era paranosotros algo no permitido. Siempre lo habíasido. Alice era muy estricta respecto incluso a

Page 495: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cualquier insinuación de cualquier conductasexual. No había sexo en la casa de los Brown.Yo fui severamente castigada la primera vez quemenstrué, y todas las veces posteriores. Yoopinaba que se debería haber castigado a laadúltera en la historia del evangelio».

Ninguno de los dos volvió a hablar delincidente.

A pesar de sus limitaciones sociales, Alexdemostró ser un estudiante excepcionalmentebrillante. Su sed de conocimiento se hizo obviapara sus profesores, quienes lo veían como unalma lastimada que tal vez entendía elsufrimiento más que la mayoría, y que como talalgún día muy bien podría ser un buensacerdote.

Alex comenzó poco a poco a abrirse antesus profesores, quienes lo animaban aparticipar en discusiones de clase, lo cualempezó a hacer precisamente para el otoño de

Page 496: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

1988, no muy a menudo, pero con tal dicciónque le dio un poco de fama. En vez de ser vistocomo el fenómeno de la ridícula camisa negra,ahora se le conocía como el inteligente conalgo que decir.

Su profesor de escatología recuerda: «Suspensamientos siempre estaban muy bienorganizados y sus argumentos, aunqueretadores, eran muy convincentes. No puedodecir que yo estuviera de acuerdo con muchosde sus argumentos, pero sí ofrecían unequilibrio».

Alex aún sufría de su aversión general a lasmujeres, pero pronto reconoció que estaextraña conducta era lo único que amenazaba surecién descubierto respeto de sus compañeroshacia él. Ya no podía culpar a la timidez, por loque al menos trató de tolerar a las mujeres conquienes estaba obligado a entrar en contacto.

Jessica recuerda: «Yo estaba muy orgullosa

Page 497: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de él. Cada noche me hablaba de cómo lomiraban todos. Después hablaba de cómo ni losprofesores podían refutarle sus argumentos.Este era un enorme refuerzo de confianza. Mepidió que lo ayudara a tratar mejor con lasmujeres, esa fue la primera vez que llegó aadmitir que tenía un problema con ellas».

Mientras Alex se entusiasmaba con sunuevo poder como estudiante respetado,Jessica estaba descubriendo un verdaderointerés en los hombres. Puesto que su hermanoera demasiado protector, ella no le contabanada relacionado a las propuestas que lospretendientes interesados le hacían, pero ellasabía que finalmente ella y su hermano tendríanque analizar la posibilidad de que no viviríanjuntos toda la vida.

Ahora, con veintitrés años y crecienteautoestima, Jessica pasaba más y más tiempopreguntándose cómo sería tener una relación

Page 498: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

romántica con un hombre. En el otoño de 1988dejó la compañía de limpieza que la mantuvoconstantemente empleada desde 1983 y seempleó como mesera en un restauranteDenny’s a tres cuadras de los apartamentos dela calle Hope.

Le habló a Alex del cambio que había hechoy él reaccionó como ella creyó quereaccionaría: con ira. Él sostuvo que ella nodebería trabajar con tantos hombres ansiososde arruinar la vida de la primera mujer hermosaque encontraran, el cual sería definitivamenteel caso con ella. En la mente de Alex, Jessicano solo era la mujer más hermosa que conocía,sino quizás la única mujer hermosa queconocía.

La oportunidad de Jessica era deliberada.Con Alex ansioso de acostumbrarse a lasmujeres en San Pedro, no se encontraba enposición de rehusarle la misma cortesía, ¿no

Page 499: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

era cierto? Después de algunas horas de debate,su hermano finalmente estuvo de acuerdo y nose habló más del asunto. Él ni siquiera le hacíapreguntas acerca de los hombres de su trabajo,en realidad de ningún hombre en la vida de ella.

Para el invierno de 1988, Alex y Jessicallevaban vidas que aparentemente eran muynormales con relación a todo, incluso a ellosmismos. Es más, estaban tan bien ajustados queAlex comenzó a desarrollar un sano deseo desaber quiénes eran sus padres biológicos. Hastaeste momento nunca le había contado a Jessicasus sospechas de que de niños los adoptaron olos robaron.

Los dos se criaron creyendo ser hijosnaturales de los Brown. Pero una cantidad deincongruencias llevaron a Alex a pensar otracosa.

Para empezar, la aversión de Alice por elsexo y su afirmación de ser virgen no le habría

Page 500: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

permitido tener hijos, un hecho que Alex nodedujo sino hasta estar en California. Tambiénestaba el vago recuerdo de otro padre y otramadre cuando él era muy niño. El recuerdo leardió dentro de su mente cuando tenía catorceaños. Había encontrado un antiguo pantalón depijama con el nombre Alex Price cosido en loselásticos de la cintura. Al saber que Alex habíadescubierto el pantalón, Cyril lo quemó al díasiguiente.

Cuando Alex sentó a Jessica un día y lecontó sus teorías, ella se quebrantó y lloró.Pero él se lo dijo por una razón: había decididoque buscarían a sus verdaderos padres. Jessicaconvino de inmediato.

Deberían ser muy cuidadosos, porque segúntodos los documentos legales, ellos ahora eranAlex y Jessica Trane. Exponerse como Pricelos identificaría ante los Brown, y ninguno delos dos dudaba que Alice hallaría una manera de

Page 501: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hacerlos matar si alguna vez localizaba suparadero.

Usando sus recursos en San Pedro, Alexcomenzó su búsqueda de registros deperiódicos que involucraban individuos con elapellido Price, empezando en Oklahoma yluego en estados vecinos. Suponiendo quehubiera ocurrido un secuestro cuando elloseran muy jóvenes —de tres o cuatro años, ajuzgar por el tamaño del pantalón de pijama quehabía descubierto— necesitaba periódicosfechados por allá en los sesenta.Desgraciadamente, las bibliotecas de la regiónno conservaban registros de periódicos deotros estados de tanto tiempo atrás. Tendría quehallar otra manera de acceder a los registros.

Los investigadores rastrearían más tardepor medio de agentes de la ley yconocimientos forenses la obsesión de AlexPrice en la búsqueda que este realizó para

Page 502: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

encontrar a sus padres biológicos durante elinvierno de 1988. Para un estudiante de granéxito que tenía un voraz apetito deconocimiento, el paso de investigar religión ainvestigar crímenes fue apenas un pequeñosalto.

Había métodos más sencillos de encontrarla verdad, pero Alex prefirió el que más leinteresaba. Emprendió la tarea de escribir unartículo para sus clases de hermenéutica en SanPedro, que comparaba métodos deinvestigación e interpretación bíblica con losempleados por la policía en la sociedadcontemporánea. Su profesor, el Dr. Winthrow,creyó que la idea era buena.

Con todo el apoyo de su profesor expusouna tesis en cuanto a que la investigación deevidencias en el registro bíblico era en esenciaigual a la investigación de la veracidad dehechos encontrados en el archivo criminal.

Page 503: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Para completar su artículo debía escoger unsuceso criminal reportado y, usando soloinformes de archivo, intentar determinar si eseacontecimiento ocurrió de veras.

Como parte de su investigación insistió enque debía entrevistar a un profesionalinvolucrado de manera cotidiana en esosaspectos. Alguien de la división de registroscriminales del FBI, por ejemplo. Ansiosa deayudar, Cynthia Barstow de la oficina regionalde Los Ángeles, aceptó la sugerencia del Dr.Winthrow de una entrevista telefónica conAlex.

Fue solo cuestión de tiempo y de variashabilidosas entrevistas que Alex obtuviera loque necesitaba. Su artículo utilizó comoejemplo un pretendido caso de asesinato enTexas pero, durante el curso de sus entrevistascon Cynthia Barstow, usando una serie de «¿ysi?» y «por ejemplo», para entender mejor

Page 504: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cómo el FBI guarda expedientes, Alex se enteróque el secuestro ampliamente publicitado deAlex y Jessica Price fue reportado de veras enArkansas el 15 de enero de 1968.

También se enteró de que el padre y lamadre de los hermanos, Lorden y Betty Price,murieron en un accidente automovilísticoocurrido en 1976 en su camioneta. No lesobrevivieron hijos. El caso del secuestro aúnestaba sin resolver.

Cuando Jessica regresó de trabajar comomesera esa noche a casa y supo la verdad deldestino de sus verdaderos padres, lloró. Alex,por otra parte, pareció extrañamente noafectado. Le molestaba mucho más laconfirmación de haber sido secuestrados porlos Brown.

Jessica declaró: «Al principio no lograbaentender por qué estaba molesto, pero laemoción no era de tristeza, remordimiento o

Page 505: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

algo parecido. Entonces comprendí que teníaque ver con Alice».

El caso del secuestro aún estaba sinresolver y Jessica se dio cuenta de que ellostenían la información necesaria para resolverlo.Simplemente le podrían decir al FBI quiéneseran ellos realmente y que buscaran a losBrown en alguna parte a lo largo de las vías deltren en Oklahoma.

Pero Alex rechazó la idea. Adujo toda clasede argumentos. Los Brown (Jessica dijo que senegó a usar el nombre Alice) eran demasiadointeligentes para eso. Se habrían mudadomucho tiempo atrás y habrían cubierto todas lasevidencias. Probablemente estarían enCalifornia, esperando tener noticias de Alex yJessica. Abrir el caso ahora era algo demasiadoarriesgado y no probaría nada. De todos modos,sus verdaderos padres estaban muertos.

Jessica abogó por justicia, pero él solo se

Page 506: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inquietó más, rogándole que no lo obligara arevivir algo que lo acercara a «esa ramera».

Sin embargo, Jessica creía que eso no eratodo, y cometió la equivocación de sugerirle aAlex: «Eso no es lo que importa de veras,¿verdad? Tú quieres protegerla. ¡En realidaddeseas proteger a Alice de la misma maneraque me proteges a mí!».

Ella intentó retractarse en el mismoinstante en que las palabras salieron de su boca.Alex montó en cólera, despedazando todo en elapartamento, destrozando baratijas y arrojandolibros. Luego salió furioso dando un portazo.

Como ya había hecho antes, Alex se quedófuera mientras Jessica se preocupaba y andabade un lado al otro. Y como antes, cuandoregresó temprano en la mañana se arrojó a lospies de ella y sollozó como un niño, pidiéndoleperdón. Jessica creyó que él había hecho algoterrible, pero no tuvo valor para confrontarlo.

Page 507: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

En vez de eso, ella lo abrazó y lloró con él.Razonó que él tenía razón. Que ya habíansufrido suficiente, y no debían revivir nada desu infancia, ni siquiera por el bien de la justicia.Hasta donde sabían, los Brown estabanmuertos. Sollozando juntos, hermano yhermana se reafirmaron su amor y su juramentode sacar a los Brown para siempre de sus vidas.

Poco sabían Alex o Jessica cómo estadecisión conduciría a una investigación queharía que el secuestro de ellos en Arkansaspareciera nimio en comparación.

Page 508: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

D

DIECISÉIS2008

ANIEL NO ESTABA SEGURO de cuálde sus crecientes problemas era

peor: el hecho de que no estaba cerca dehallar a Eva, el hecho de que Eva lohabía matado y dejado con un aterradorcaso de temor recurrente, o el hecho deque evidentemente Eva lo habíaamenazado con matarlo otra vez si noabandonaba el caso.

En su estado de deterioro, no habíamanera de que él pudiera pasar más deunos pocos minutos en la oficina

Page 509: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

regional. Su ida a las tinieblas habíaconstituido un golpe de tenebrosabrillantez. Lo que menos se imaginabaera que hacer eso lo protegería más quela totalidad del caso.

Decir que los temores que llegarondespués del DMT le dieron un breverespiro habría sido solo un engaño deproporciones ofensivas. Era cierto queel temor había vuelto, pero el DMT no ledio ningún respiro; el temor solo se lehabía enroscado en la mente como unavíbora, esperando golpearlo conredoblada ferocidad.

Después de despertar de supesadilla a las seis de la mañana, Daniel

Page 510: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

había logrado vencer dos rachas más deterror, más o menos cada noventaminutos. Cada una fue tan grave que lotiró al piso del baño y al sofárespectivamente. Simplemente no podíapermanecer de pie bajo el asalto; nilavarse los dientes; ni hablar porteléfono; ni darse un baño; ni prepararseunos huevos.

Ni conducir.A las nueve llamó a la oficina

regional, cinco minutos después delsegundo ataque, sintiéndose casi segurode estar a salvo por casi una hora. Comoél esperaba, Lori ya estaba en ellaboratorio.

Page 511: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Buenos días, Dr. Clark.—Buenos días.Ella dejó pasar solo una respiración

antes de lanzar la gran pregunta.—¿Dormiste bien?—Sí. Durante seis horas.—Eso es fantástico. Muy bueno, ¿no

es así?—Entonces me despertó una

pesadilla que hizo que la que tuve en elhospital pareciera un viaje aDisneylandia.

Lori hizo silencio en el otro extremo.—¿Alguna novedad en el caso? —

indagó él.—Lo de siempre. Los exámenes de

Page 512: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

piel y de cabello volvieron a serpositivos.

—De Eva.—El equipo de análisis de evidencia

en Colorado dio un informe completo dela Caravan. Fue reportada como robadaen Billings, Montana, hace seis mesesbajo un par diferente de placas. Pareceque nuestro muchacho cometió un error.

—No —objetó Daniel recostándoseen su silla de oficina—. A él no leimporta que sepamos que estuvo enMontana seis meses atrás; o que robó laCaravan a algún pobre infeliz enBillings. Brit irá tras el maldito finalpero, si conozco a Eva, eso no lo llevará

Page 513: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a ninguna parte.—Él estuvo en Montana por una

razón. ¿Cuál?—Porque estaba acechando a una

mujer en Billings —opinó Daniel—. Oporque Montana resulta estar entreVancouver y Florida. Él solo pasaba ynecesitó una nueva furgoneta. Podría sercualquier cosa.

—Brit va a investigar Montana —anunció Lori.

—Sería necio no hacerlo. Por lo quesabemos, pellizcaremos una posibilidad.Solo te estoy diciendo lo que ha sido miexperiencia con Eva.

Daniel se inclinó, agarró un

Page 514: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estilográfico negro que Heather le habíaregalado por su cuarenta cumpleaños, ylo hizo girar entre los dedos.

—¿Tenemos ya los efectospersonales físicos de la furgoneta? Yadebieron haber llegado en un vueloespecial.

—Los informes están…—No. Quiero ver cualquier cosa que

encontraron. Hábitos personales de Eva.Qué clase de comida consume.Cualquier cosa que irradie luz sobre elhombre. Si está allí, necesito verlo lomás pronto posible.

—Espera.Aunque toda la evidencia

Page 515: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

recuperada era importante paracualquier investigación, Daniel preferíacentrarse en detalles que nonecesariamente se relacionaban con elcrimen mismo. Eva sacaríacuidadosamente de la escena del crimencualquier evidencia comprometedora,pero era más difícil cubrir rastros dedetalles rutinarios relacionados con lavida cotidiana. Evidencia que revelaramás al hombre que al crimen.

Lori volvió en treinta segundos.—Aquí está.—¿Puedes pasar por mí? No quiero

manejar.—¿Así de mal estás? —preguntó

Page 516: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ella, titubeando.—Peor —respondió él—. No muy a

menudo, pero peor. Mucho peor.—¿Me das una hora?—En realidad…Una hora lo pondría al borde de otro

ataque. Pero además, no podría correr aesconderse cada noventa minutos.Tendría que encontrar un modo de tratarcon el temor durante el transcurso de undía normal, por anormal que eso pudieraser.

—Está bien.Daniel colgó y revisó su correo

electrónico. La mayor parte era basura,incluso la que su filtro le dejaba pasar.

Page 517: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Abrió una nota de Montova pidiéndolecopiar al nuevo agente especial (BritHolman) toda información relacionadacon Eva que Daniel pudiera encontrardurante su licencia médica. El siguientepárrafo aseguraba que Daniel seguiríaen convalecencia hasta que una seriecompleta de exámenes psicológicos leaclarara cualquier efecto secundario.

Daniel agarró el teléfono parallamar a Heather a la oficina y luegocambió de opinión. Seis meses atráspudo haber considerado en serio lasugerencia de Heather de abandonar aEva y tomar otro caso, si estosignificaba volver a estar juntos. Pero

Page 518: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ella debía saber que había menguado elinterés de él en reavivar la relación.Dos años era mucho tiempo para serrechazado sistemáticamente. Él creíaamarla aún, pero vivir separado de ellase había vuelto sinónimo de ser élmismo.

Estaba el asunto de la amenaza deEva de matarlo, suponiendo que fueraEva quien llamó. Pero dejar salir delatolladero a Eva para salvar su pellejoera moralmente reprensible para Daniel.

Pasó los treinta minutos siguientesdisponiendo una exhaustiva búsquedadel chofer que recogiera a Heather. Élno revelaría la verdadera amenaza, pero

Page 519: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

les dio bastante información a suscontactos en la patrulla de carreteras yel departamento de policía de SantaMónica para que lo ayudaran. El jefeTilley convino de inmediato en enviaresa noche al bar un par de policías paraque interrogaran testigos.

Él fue un poco más franco con Brit,quien acordó mantener a Heather fuerade la investigación, pues quien llamópodría representar una amenaza paraella si se enterara de que estabahablando con las autoridades.

Satisfecho de que las cosas seestuvieran moviendo, Daniel apagó sucomputadora y se puso los zapatos. Si el

Page 520: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tipo que llamó había dejado algunaclave de su verdadera identidad, lohallarían. Daniel dudaba que lo hubierahecho.

Lori pasó por él exactamentedespués de las diez, como prometió, lollevó a la oficina regional y se mantuvocerca mientras él abría una papeleraplástica con evidencias personales queella pidió para él: las evidenciaspersonales que Eva había dejadoalrededor de la escena en que habíamatado a su decimosexta víctima.

La papelera contenía un montón debolsas transparentes de evidencia, lascuales Daniel esparció en una mesa del

Page 521: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

salón.

Tres envolturas de color rojo, blanco yazul de caramelos Baby RuthUna lata arrugada de aluminio de Coca-Cola CherryUna envoltura de dulces toffee HeathTres plumas, etiquetadas gallinaUna media sucia deportiva blancaUn rollo vacío de cinta gris de conducto,y otro al que aún le quedaban casi trescentímetros de cintaUna tira de cecina secaUna barra de goma de mascar Big Red,aún en su envoltura

Daniel hizo a un lado las ochobolsas plásticas, dejando una novenafrente a él.

Page 522: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Esto es nuevo.—Lo mismo cada vez, ¿eh? —

comentó Lori moviendo la cabeza delado a lado.

Ella había leído el expediente.Daniel miró las bolsas esparcidas quehabía hecho a un lado.

—Prácticamente vive de barras decaramelos y Coca-Cola Cherry. Bastantetípico que personalidades obsesivo-compulsivas limiten sus patrones dealimentación. La salud no significa nadapara él.

—¿Ningún recibo de estas cosas?¿De dónde saca su dinero?

—Nunca deja un recibo. Ninguna

Page 523: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

envoltura ha tenido alguna vez unaetiqueta de precios con el nombre dealguna tienda. Él las deja sabiendo queno nos ayudarán a precisar sus patronesde viaje. El resto claramente no esllamativo.

—Somete a sus víctimas con unanestésico general por inhalación —añadió Lori agarrando la bolsa con lamedia vieja.

—Media sin marca, que se vende entodo Target y Wal-Mart en EstadosUnidos. La séptima que hemosrecuperado. Si ya no lo hicieron, en ellaboratorio encontrarán rastros deanestésico general por inhalación.

Page 524: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Por qué deja él tan claraevidencia de sus secuestros? —inquirióLori bajando la bolsa—. Pensarías queuna persona tan cuidadosa no dejaríanada tan comprometedor.

—A él no le importa nada acerca deevidencias comprometedoras, mientrasno se le logre identificar y atrapar. Eneste caso es claro que cree másimportante que sepamos que dejainconscientes a sus víctimas antes deinocularles una enfermedad fatal.

—Como nuestra propia sociedad —opinó Lori, mirándolo—. Diría alguien.

—Muy bien, doctora.La última bolsa contenía una página

Page 525: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

arrugada que habían arrancado delprimer libro de la Biblia. Génesis.Capítulo tres. Versión King James.

Daniel la levantó hacia la luz parapoder ver los diminutos caracteres en ellado opuesto. No logró ver ningunamarca.

—¿Puedo verla? —preguntó Lorialcanzando la bolsa y sosteniéndola enalto—. La historia de la caída. Adán yEva.

—Eva es engañada por la serpientey come del árbol del conocimiento delbien y del mal. He estudiadocuidadosamente una docena de vecescada palabra de la historia. Hemos

Page 526: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estado muy seguros de que él seguía lasinsinuaciones del relato de Eva, peroesta es la primera vez que dejaevidencia comprometedora.

—La pregunta es: ¿Qué tiene que verla meningitis con la caída del hombre?

Lori lo miró, con ojos centelleantes,y contestó su propia pregunta.

—Las meninges protegen la mentede enfermedades. Como una capa deinocencia.

Impresionante. Daniel había tardadoun año en llegar a la misma conclusión,sin la ventaja de la extensa reseña queella había leído, de acuerdo. Aún así.Quizás se debía a la doctora que había

Page 527: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

en ella.—Destruye las meninges y acabarás

con la mente —enunció Daniel—. Esoes correcto. Nuestro muchacho estáreviviendo la caída del hombre alintroducir una enfermedad que perfora elvelo de inocencia y mata a la víctima.¿Quién habría creído que el tercercapítulo del Génesis podría ser un armatan letal?

Daniel señaló la bolsa.—Haz que la examinen en busca de

alguna marca que no corresponda.La negrura de su pesadilla le azotó

la mente, oscureciéndole la visión.Instintivamente se aferró a la mesa con

Page 528: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

una mano. No hubo temor. La negrurapareció paralizarse, y por un instante élcreyó que este cambio podría indicaruna tregua de los episodios de…

Llegó el temor, como un mazo desdeel cielo, atacándole violentamente lagarganta.

Cada nervio de su cuerpo se estirócon fuerza como si se prendiera fuegocon queroseno. El aire fue absorbido desus pulmones, dejándolos vacíos. Peroera la negrura… Un foso de intenso fríoa pesar del calor.

Horror.Daniel sintió que se le doblaban las

piernas. Su barbilla golpeó la mesa

Page 529: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

antes de que pudiera aminorar la caída,y con ese golpe en la cabezadesapareció el temor.

—Daniel —exclamó Loriarrodillándose encima.

Él oyó abrirse la puerta.—¿Daniel?Brit rodeó la mesa mientras Daniel

trataba de arrodillarse. Rápidamente serevisó la barbilla y sintió alivio al nohallar sangre.

—¿Estás bien? ¿Qué sucedió?Se levantó con la ayuda de Lori y se

sacudió los pantalones.—Está bien, qué vergüenza. No

encontré la silla —expresó, forzando

Page 530: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

una sonrisa juguetona—. ¿Retiraste lasilla?

La ceja del agente se arqueó.—¿Viste esto? —preguntó Daniel

pasándole a Brit la página arrugada delGénesis.

Brit agarró la bolsa, con la miradaen las manos temblorosas de Daniel.

—¿Seguro que estás bien?Daniel necesitó toda su

concentración para tratar de no temblarde pies a cabeza en el períodosubsiguiente al brutal temor. Se sentó.

—Me golpeé la cabeza en la mesa—indicó, acomodándose la gorra—.Estaré bien.

Page 531: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Brit dejó la bolsa de evidenciassobre la mesa.

—Ya la hice procesar. Una latentehuella corresponde a la de Eva.Hallaron esta página metida en unconducto del tablero.

Daniel debía ir a un terapeuta, apesar de saber que la terapia no lebrindaría ayuda para su condición. Porotra parte, un sedante tal vez sí.

Brit los dejó solos algunos minutosdespués, y la resolución de Daniel demantenerse firme desapareció en elmomento en que se cerró la puerta. Pusolos dos brazos sobre la mesa y descansóla frente entre ellos.

Page 532: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La mano fría de Lori le tocó la nucay comenzó a masajearle losengarrotados músculos. Ella permanecióen silencio, un pequeño gesto que élagradeció. No había mucho que sepudiera decir. El agente especial debíaencontrar una manera de detener eltemor.

Cualquier manera.—Quizás debamos intentar una dosis

más fuerte —enunció él.—Hagamos de cuenta que no dijiste

eso —opinó ella mientras movía lasmanos hacia los hombros de él.

—¿Crees poder hacer quedesaparezca con masajes?

Page 533: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Prefieres que te golpee con unmazo? Porque eso es lo que haría unadosis más fuerte de DMT. Te podríamatar. Imposible.

—¿Qué entonces?—Tiempo.—No tengo tiempo —declaró Daniel

levantándose y yendo hacia la puerta.Abrió la puerta y entró al pasillo

antes de recordar que su auto aún estabaen el apartamento.

—¿Me puedes acercar a casa?—¿Ya?—Ahora. No puedo estar aquí.

Page 534: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DDIECISIETE

ANIEL TRABAJÓ DESDE la casa elresto del día, aunque tal vez

trabajar describía mal el modo en quepasó las horas.

No quiso hablar con Lori acerca delos episodios repetitivos a pesar de queella se lo preguntó en dos ocasionesdistintas. Ella sugirió que después de lacena analizaran las evoluciones en elcaso Eva, pero la posibilidad de sufrirun ataque de pánico mientras esperarana que en el restaurante les asignaran unamesa fue suficiente para cerrar concandado la puerta.

Page 535: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

No, él necesitaba algún tiempo asolas. Le dio instrucciones a Lori de queenviara por fax los informes a medidaque llegaran. Los analizaría desde sucasa, donde se podía concentrar sin lapreocupación de caerse en una calleatestada de gente. Parecía tranquilo yrazonable por teléfono.

Estando solo, caminó de un lado aotro en el apartamento como un tigre,buscando en su memoria y sus textosalgo que pudiera calmar su tormento.

Y cuando su memoria se puso enblanco, agotó a Google, indagando tanprofundo como permitía el motor debúsqueda, tratando de encontrar casos

Page 536: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de estudio con características parecidas.Incluso remotamente parecidas.Psicosis. Muerte inminente. Paranoiaprofunda. Ideas delirantes de cualquierclase que atacaran el sistema nervioso.

Su sufrimiento se caracterizaba poransiedad no causada por ideasdelirantes, eso era muy claro. Másprobablemente era una forma dedesorden de estrés postraumáticoprovocado por su experiencia de muerte.Pero los síntomas graves que enfrentabano se explicaban de manera adecuada enla literatura escudriñada.

Es más, solo esos casos en queparticipaban experiencias cercanas a la

Page 537: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

muerte se aproximaban a los síntomasque Daniel presentaba. Todo este asuntode reacción de la mente ante la muertebañándose a sí misma con fuertesestímulos electroquímicos erasencillamente irritante. El cerebro de lavíctima estaría en cortocircuito parasiempre si no moría desahuciada deveras.

Al final, su búsqueda lo premió solocon el entendimiento general de que elcerebro humano era un órganomisterioso y poco entendido, que encomparación hacía parecer a lascomputadoras como bloques deconcreto. Pero él ya sabía eso.

Page 538: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pidió a un colega que también eramédico que le ordenara una receta deAtivan, un relajante comúnmenteformulado para calmar la ansiedad. Conla relativa confianza de que no sufriríaun ataque a los treinta minutos de otro,Daniel se arriesgó a conducir hasta lafarmacia Vons a las seis de esa tarde.

Se tomó dos Ativan y una pastillapara dormir que ya tenía en su botiquín yse alistó para caer en un atenuado sueño.Era extraño lo rápido que habíancambiado sus prioridades. Su razón totalpara ir a la oscuridad había sido escapara una obsesión de hallar a Eva. Ahorasolo quería salir de esta nueva

Page 539: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

oscuridad.Dos Ativan con la pastilla para

dormir lo debían haber dejado en camasin sentido. Así fue. Por dos horas.

A las nueve despertó sobresaltadoen su sofá, húmedo de un sudor frío, conel corazón latiéndole por los efectos delpoder de las medicinas, como lospistones de un barco.

El temor pasó, pero ahora brotó unanueva clase de horror. Si una dosisdoble de Ativan no podía darle algo depaz, no lo haría ninguna clase deanestésico. Aun así, ¿y si el anestésicole hacía efecto pero no detenía el temor?¿Y si él quedara incapacitado cuando el

Page 540: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

terror le atormentara la mente? Unaperspectiva aterradora.

Daniel yacía en el sofá y empezaba atemer seriamente el próximo ataque.

Al sobrevivir a otro caso de horror alas once, casi llama a Lori para pedirleque estuviera sentada a su lado. Pero lepareció ridícula la idea de que él, unconocido psicólogo conductual quecazaba a los más viles asesinos de lasociedad, solo podía dormir en losbrazos de una hermosa doctora.

Finalmente logró dormirse a las dosde la mañana, y el estridente timbre delteléfono lo despertó a las diez de lamañana siguiente. ¿Había dormido

Page 541: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

durante la noche? Se llenó de alivio.Luego recordó que no había dormido

todas las ocho horas. Es más, una y otravez fue despertado por la figura siniestraal final de su cama.

Dejó que el contestador automáticorecibiera la llamada de Lori, quienestaba preocupada por él. La habíallamado alguien del departamento depolicía de Santa Mónica. No habíandescubierto nada definitivo sobre elvehículo o el chofer, pero enviarían porcorreo electrónico lo que tenían.

—Llámame, Daniel. Estoypreocupada por ti.

Él se bañó y se cepilló los dientes.

Page 542: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Bebió un vaso de jugo de naranja.Intentó hacer caso omiso de la ansiedadproducida por la expectativa de tenerque pasar otro día de terror.

Se preguntó de dónde provenía laexpresión celda para casosirremediables. Quizás antes de que seidearan los cuartos con paredesacolchadas como una manera máshumana de encarcelar a los locos, algunavez los metían en una enorme jaula.

Daniel no recordaba la última vezque estuvo enfermo de verdad. Aunquetécnicamente no estaba enfermo, o talvez sí lo estaba, decidió quedarse encasa todo el día. Si surgía algo, Lori

Page 543: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

llamaría. Brit llamaría. Montovallamaría. Todos lo necesitaban. Almenos en cuanto a Eva, lo necesitaban.

A mediodía sonó el timbre de lapuerta. Daniel salió aprisa de su estudiodonde estaba estudiando casos deexperiencias cercanas a la muerte, locual le ayudó a tolerar el tiempo entresus ataques de ansiedad. Pensó que conun poco de suerte se trataría de Lori, yentonces se preguntó de inmediato porqué no la había llamado si quería verlacon tanta intensidad.

Porque estaba enfermo. De lacabeza. Y para ser perfectamentesincero, un poco avergonzado por estar

Page 544: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enfermo de la cabeza.Pero no era Lori. Era la policía,

investigando varias quejas por las quelos habían llamado la noche anterior.Era obvio que alguien del vecindario lohabía oído gritar a tempranas horas de lamadrugada. ¿Estuvo él consciente delalboroto, y había oído algo?

—¿Gritos, como si estuvierantorturando a alguien?

—No estamos seguros. Solo gritos.Pero suficientemente fuertes como paradespertar a dos parejas distintas, ysucedió tres veces casi por un minutocada una. ¿Los oyó usted?

—No. ¿Están seguros de que

Page 545: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

salieron de aquí, no de la calle?—Estamos revisando todas las

casas. Probablemente nada, pero siusted oye algo, llámenos por favor —indicó el policía levantando el sombrero—. Buenas tardes.

Daniel cerró la puerta y corrió elcerrojo. Más que del de nadie, estabafuera de su alcance cómo le habíasucedido esto. Él no era ningún sicóticoque necesitara un chaleco de fuerza. Eraquien ponía a sicóticos callejeros enesos chalecos de fuerza.

Lori llamó una hora después y él leexplicó que había estado haciendoalgunos progresos en una nueva teoría;

Page 546: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que aún no estaba listo paracomunicársela; que le diera un par dedías y que se la probaría. ¿Necesitaba élalgo de compañía? ¿Se las estabaarreglando solo? Quizás debería salir adar una caminata.

Sí tenía compañía, acechándolodesde el extremo de su cama, pero no selo hizo saber a ella. Manifestó que se lasestaba arreglando; que solo necesitabaunos pocos días para poner todo enorden.

La parte razonable de Daniel queríarogarle a ella que pasara la noche a sulado, agarrándole la mano, coninstrucciones de amordazarlo si

Page 547: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

empezaba a gritar. Pero él no podía caertan bajo.

Esa noche se tomó otros dos Ativany añadió un Seroquel… le dijeron queera una dosis peligrosa pero tolerablepara un hombre sano de su peso. Losmedicamentos lo noquearon, algo bueno.

Despertó gritando dos horasdespués. Esto no era bueno.

Hasta ahora había olvidado la visitade la policía y, temiendo que los vecinosestuvieran abriendo sus ventanas paraidentificar el ruido, recurrió a una ideaque ya se le había ocurrido temprano esatarde.

Aún grogui por las drogas, Daniel

Page 548: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sacó de la caja de herramientas en sugaraje un rollo de cinta de conducto.Volvió a tropezones a la cama, rasgó unpedazo de quince centímetros, se lo pusosobre los labios, y se volvió a recostar.

Una hora después despertó gritandocontra la cinta. No le gustó el sabor deladhesivo, pero pensó que al menos lacinta funcionaba, y volvió a sucumbir alentumecimiento de los medicamentos.

DANIEL INVENTÓ Y emitió con eficaciauna docena de excusas para no ver aLori en los dos días siguientes. Cada díahablaban largamente alrededor del

Page 549: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mediodía, y revisaban la nuevainformación que había llegado, nada útilen particular, y luego platicaban otra vezen las noches, satisfaciendo a Lori consus afirmaciones de que estaba bien deverdad.

Ella debía saber que él no estababien. Fuera cual fuera la discusión, élsiempre hallaba maneras de volver altema de los efectos de la experienciacercana a la muerte, como llamaba a losataques de ansiedad. Le aseguraba aLori que los efectos no empeoraban,pero temía que el tono de su voztraicionara la verdad.

En realidad no solo se fortalecían

Page 550: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

los efectos de la experiencia, sino quetambién le venían con mayor frecuencia.Y con más forma. Allí estaba un Eva sinrostro, mirándolo en la oscuridad comolo había hecho en la noche en ManitouSprings, burlándose de la muerte deDaniel.

Estaba tan desesperado por alivio alfinal de esa semana, que en la segundanoche de su aislamiento volvió a llamara Lori una hora después de que hubierancolgado.

—¿Aló?—Hola, Lori.—¿Daniel?Un puño se le cerró en la garganta,

Page 551: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

impidiéndole respirar y hablar.—Daniel, ¿estás bien? Voy a verte.—No. No, está bien. Simplemente…—No, no está bien. Está peor, ¿no es

cierto?—No, no…—Deja de mentirme, Daniel, por el

amor de…—¡Pues sí! ¡Empeoró! —exclamó,

con tono exagerado, sin poder detenerse—. Es mucho peor, pero no hay nada quenadie…

Él cerró los ojos y trató de calmarse.—Está bien, eso es todo, voy para

allá. Tranquilízate, estoy…—Por favor, Lori. No. No estoy…

Page 552: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

De veras, no hay nada que puedas hacer.Quisiera que lo hubiera, créeme.

Él quería decirle más. Por tanto lohizo.

—Estoy durmiendo con cinta sobrela boca.

—¿Que estás qué?—Para no despertar a los vecinos.

Tú sabes… cinta de conducto.Sencillamente es algo práctico.

La línea permaneció en silencio.—Ha pasado una semana y esto no

mejora, Lori. No sé que hacer.—Deberías volverte a chequear en

el hospital, ¡eso es lo que deberíashacer! Conozco un médico en el Cedars-

Page 553: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Sinai que se especializa en graves…—No me estás escuchando, Lori. Ni

aunque que me pongan anestesia, estoysolo frente a este miedo.

—Eso no lo sabes.—¡Sí lo sé! Tengo un doctorado en

ciencia conductual, ¿o cambia esotambién el hecho de lo que estoysoportando?

—Lo siento.Hablaron durante otros quince

minutos y no lograron más que pasar eltiempo. Ella le preguntó una vez más sipodía pasar a verlo, y una vez más élrechazó la idea.

Daniel pasó otra noche empapando

Page 554: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sus sábanas de sudor y gritando dentrode la cinta de conducto.

El día siguiente demostró ser peoraún. Eva se acababa de silenciar, comohacía siempre entre ciclos lunares. Lainvestigación había caído en unatolladero basado en nuevas evidenciasque no brindaban nada nuevo.

Lori no creyó oportuno llamar yrevisar las evidencias con Daniel, y éldudó que se debiera a que ella estabamuy ocupada. Él sabía cómo el rechazocontinuo era eficaz para desalentarcualquier relación. Ahora él habíaestado en las dos posiciones.

Este era su cuarto día completo en

Page 555: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

casa y, con cada hora que pasaba, nopodía escapar a la creciente certeza deque en algún momento su lento descensoal terror sería demasiado. Con seguridadfinalmente se romperá un hilo.

Él no podía saber que el hilo llegaraa las cinco y media esa misma tarde conun simple toque a la puerta.

Daniel abrió la puerta de par en par,esperando que fuera Lori porque, aunquedebía ser fuerte, su fortaleza sedesmoronaba.

No era Lori sino Brit Holman. Ytenía pálido el rostro.

—Hola, Brit.—Daniel —contestó Brit inclinando

Page 556: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la cabeza—. ¿Puedo entrar?—¿Qué pasa?—Yo… Bueno, probablemente yo

debería…—Suéltalo, Brit.—Se trata de Heather.—¿Qué le pasa? ¿Le hablaste de las

llamadas telefónicas?—No acudió hoy a nuestra cita para

almorzar. Cuando llamé a la oficina medijeron que no compareció al tribunalesta mañana, y que no llamó.

—Tiene que estar en casa —expresóDaniel alargando la mano hacia unasilla.

—Llamé. No hay respuesta.

Page 557: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

¿Qué estaba diciendo?—Creo que Heather puede haber

desaparecido, Daniel.Entonces el temor descendió sobre

él, parado en la entrada. Una brutalpatada al pecho que lo hizo gritar, nodistinta a otras doce andanadassimilares de temor que había soportadoese día.

Pero esta no se desvaneció; y leatravesaba a gritos la cabeza con unapalabra.

Eva.

Page 558: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DDIECIOCHO

ANIEL SE MOVIÓ SIN clarareflexión ni consideración. Pasó a

Brit, golpeándolo en un costado. Porsobre un pequeño seto que bordeaba unjardín de piedras que no requería muchoesfuerzo para mantenerlo bien. A travésde la puerta lateral del garaje.

—¡Iré contigo! —exclamó Brit.Daniel apenas lo oyó.El Lexus negro de Daniel se hallaba

en la oscuridad, inmóvil ya por cuatrodías. Él se sentó detrás del volante,pulsó el control remoto de la puerta yprendió el motor.

Page 559: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Solo entonces recordó los efectos dela experiencia cercana a la muerte.Cuánto tiempo lo dejaran solo podríadeterminar cuánto tiempo viviera. Peroconducir hasta la casa de Heatherllevaría solo quince minutos.

Por primera vez estuvo agradecidode haberse obligado a vestirdecentemente cada mañana, una tretaineficaz para convencerse de que todoestaba bien. Salió del garaje, dejando aBrit en la puerta, giró bruscamente elvolante hacia su derecha al final de laentrada a la casa y se metió a la callefrente a un sedán blanco que viróbruscamente para no chocarlo.

Page 560: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El temor que lo atormentara treintasegundos antes ya no lo derribaba, peroél sabía que no se trataba de los efectosde la experiencia cercana a la muerte;estos otros lo golpeaban con fuerza y leatravesaban los nervios como olasgigantescas de energía.

El temor que ahora enfrentabapresionaba un frío constante a lo largode sus nervios.

El teléfono sonó y Daniel lo agarró.Brit.

—Te llamaré después, Brit —enunció rápidamente, antes de que Britpudiera hablar—. Solo voy a revisar lacasa y después te llamaré.

Page 561: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Puedo seguirte…—No. Debo hacer esto a solas. Te

llamaré.Colgó.Había una docena de explicaciones

posibles para la desaparición deHeather, si es que había desaparecido, yél revisó cada una.

Caerse y golpearse en el sótano.Irse a las montañas, furiosa por la

decisión de él de no aceptar suproposición. Ella debió armarse demucho valor para sugerir el acuerdo. Talvez él había sido un necio.

Un fin de semana en Isla Catalinacon una amiga.

Page 562: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero habría llamado a alguien.Además no se habría perdido unacomparecencia en el tribunal. NoHeather. Nunca.

Daniel giró en la esquina siguientecon un chirrido de llantas. Pulsó elbotón de menú y lo hizo avanzar hastaencontrar la llamada que Lori le hicierala noche anterior. Pulsó el botón dellamar.

—Hola, Dr. Clark —contestó ella altercer timbrazo—. Qué bueno que…

—Heather desapareció, Lori.—¿Heather qué?—Desapareció. Se trata de Eva,

tiene que ser él. Espero que sea una

Page 563: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

equivocación.—Tranquilízate. ¿Dónde estás

ahora?—Me estoy dirigiendo a su casa.—¿Estás conduciendo?—¡Ella ha desaparecido!—Está bien. Te encontraré allá.—No. Te necesito allá.—Ya iba a salir. Son casi las seis.—Quédate allá, Lori. No te muevas.

Te llamaré en quince minutos.Él colgó e intentó quitarse de la

mente una imagen de Heather sola en lacocina. La imagen fue reemplazada conotra, una figura siniestra y Heather. Enun sótano. Golpeó el volante con la

Page 564: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mano abierta y se abrió camino entre eltráfico, con la bocina resonando.

Daniel tardó doce minutos en llegara la casa. Subió por la acera, encontrócerrada la puerta, y sacó una llave dedebajo de una higuera a la derecha de lapuerta.

Las luces de la casa estabanapagadas. Todas.

—¿Heather?La voz le sonó ahogada.—¡Heather! ¡Contéstame!Daniel atravesó una sala vacía y

subió las escaleras hasta el dormitorioprincipal. Gritó el nombre de ella encada cuarto, revisando debajo y detrás

Page 565: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de los muebles. En el baño, volvió abajar a la planta baja, en el garaje.

El BMW blanco de Heather estabaestacionado en uno de los dos espacios.

Musitando una maldición, Danielcorrió hacia la cocina y revisó elcontestador automático. Nueve mensajesnuevos. El primero era de Raquel a lassiete y treinta esta mañana.

Hizo avanzar el identificador dequienes llamaron, encontró el númerocelular de Raquel, y lo marcó.

—Hola, muchacha —contestóRaquel con voz alegre y vivaracha—.¿Dónde has estado escondida?

—Raquel, soy Daniel.

Page 566: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Daniel? Ah, lo siento. No quiseinterrumpir.

—Yo te llamé. Escúchame: Necesitosaber cuándo hablaste por última vezcon Heather.

—¿Qué quieres decir? Ayer, nostomamos un trago después del trabajo.

—¿A qué hora?—¿Qué pasa, Daniel? ¿Estás

diciendo que ella no está allá?—No, no está. ¿A qué hora la

dejaste ayer?—Como a las seis. Llamé y hablé

con ella a las diez.Así que Heather había estado en

casa.

Page 567: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué está sucediendo? —preguntóRaquel, su voz denotaba preocupación.Daniel colgó el teléfono y lo dejó sobreel mesón. No se pudo mover por algunosmomentos. Se habían llevado a Heather.

¿O estaba ella haciendo esto paracaptar la atención de él? ¿Podría ser?Así no era ella. Pero había otrasposibilidades. Quizás no se tratara deEva. Para empezar, él siempre se llevó asus víctimas cuando la luna estaba enmenguante, y no cerca de luna llena.

Eva había estado en Colorado unasemana antes, y habría tenido quedeshacerse de su auto, hallar otro, yabrirse camino hasta California… todo

Page 568: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo cual llevaba tiempo.Luego estaba Heather, quien nunca

había estado asociada con algunareligión. Hasta aquí Eva solo habíaagarrado mujeres con alguna afiliaciónreligiosa.

En realidad, Eva era demasiadocuidadoso para entrar con grandesenfado en una casa y secuestrar aHeather solo para enviarle un mensaje aDaniel.

El sótano.Daniel presionó el botón de la luz en

el hueco de la escalera y bajó de dos endos los peldaños. Había cajas dealmacenaje apiladas a lo largo de una

Page 569: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pared del inconcluso salón de juegos. Lapuerta al salón posterior estaba cerrada.

Atravesó corriendo el piso deconcreto, hizo girar la manija de broncey abrió la puerta de un empujón.

El salón estaba en tinieblas. Palpó lapared en busca de un interruptor.Encontró uno. Lo levantó. Tubosfluorescentes titilaron.

Al principio la iluminada escena loconfundió. Las paredes estabancubiertas de información relacionadacon Eva. Y con él. Era como si elasesino mismo hubiera armado el salón.Él miró en asombrado silencio. Pero laescritura era de Heather. Así como la

Page 570: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

computadora. Igual que todo en el salón.Heather había estado investigando elcaso.

Investigando a Eva.Daniel siguió adelante, con las

piernas entumecidas. Todo este tiempoella había estado acosando no solo aDaniel sino también al asesino. Eva. Locual decía mucho más acerca de Heatherde lo que él posiblemente se habríaimaginado.

El efecto de la experiencia cercana ala muerte lo golpeó con una nueva estelade terror mientras se encontraba paradoen mitad del suelo. Y esta vez la figuraal extremo de su cama surgió

Page 571: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

amenazadora sobre él.Te veo, Daniel.El agente sacudió la cabeza pero se

negó a caer.Cuando el terror pasó momentos

después, dejando solo el frío, quedótemblando pero aún de pie, todavíamirando los recortes de periódicos, aúndesafiando al miedo. En muchas formasHeather los había desafiado a todos. Porlo que a Daniel le constaba, ella habíaido tras Eva por su cuenta. Quizás él nola había agarrado; ella lo estabaagarrando a él.

Daniel se volvió, revisando lasparedes. Una mancha púrpura en el piso

Page 572: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le hizo bajar la mirada. Un vaso roto devino en un lado. Un pequeño bultoblanco a su lado.

Era una media.Él había visto siete veces en su vida

una media idéntica a esta. Cada vez enuna funda plástica transparente. Cadavez se había usado la media para dejarinconsciente a una víctima.

Eva había agarrado sudecimoséptima víctima.

El temor regresó otra vez,provocado por la media… por elconocimiento de que Heather estabadesaparecida, de que se había esfumadopor casi veinticuatro horas.

Page 573: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ahora él cayó, pesadamente, sobreuna rodilla. Se levantó, luchando con lasolas de terror con la mandíbulaapretada. Ella estaba en posesión deEva por culpa de él.

Daniel se las arregló para agarrar suteléfono y presionar otra vez el botón dellamar. Lori contestó a la primeratimbrada.

—¿La encontraste?—Eva se la llevó —contestó él con

temblor en la voz.—¿Estás seguro?—Quédate allí, Lori.—Me estás asustando, Daniel.—Quédate allí, pasaré por ti.

Page 574: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Dime lo que estás pensando.Él tomó una profunda bocanada y la

dejó escapar lentamente.—Sé qué hacer, Lori. Sé dónde

hallarla.

Page 575: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la quinta entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 576: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

1990Mil novecientos noventa marcó el inicio delfinal de la entrada de Alex Price a alguna clasede existencia social normal.

Habiendo aceptado y luego desechado susverdaderas identidades, tanto Alex comoJessica continuaron sus nuevas vidas conpropósito y entusiasmo durante el invierno de1989 y principios de 1990. El variadocalendario de Jessica en el restaurante lepermitía mantener horas imprevisibles, algunasde las cuales empezó a pasar con amistades quehacía en el trabajo. Comenzó a hablar másfrancamente con hombres, no acerca de supasado sino de su vida y de sus sueños, loscuales se estaban desarrollando con crecientelibertad.

Casi nunca hablaba de su hermano fuera de

Page 577: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la vida de él como seminarista en San Pedro.Aunque ninguno de los amigos de Jessica Tranehabía conocido a Alex, todos sabían que suhermano se estaba convirtiendo en sacerdote yque le iba mejor que a la mayoría.

El ambiente del hogar empezó a incomodarlentamente a Jessica, pero no lo suficientecomo para hacerla impulsar algún cambio. Alexaún dormía en el sofá y ella en el colchón, nopor su bien sino por el bien de él. A solicitudde ella, en un par de ocasiones él había tratadode dormir en su propio cuarto, pero lemanifestó a su hermana que allí simplementeno lograba dormir.

Jessica sugirió que colocaran las dos camasen el dormitorio de ella, solo para sacar elcolchón de la sala, pero él se justificó en laidea de que estaría en su espacio personal.Sencillamente no podían dormir juntos en elmismo dormitorio ahora que eran adultos. No

Page 578: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

era correcto.La única solución era la sala y,

considerando bien todas las cosas, a Jessica nole importaba mucho esto, excepto cuando ladespertaban las pesadillas de Alex. En todocaso, estas habían empeorado. Él despertabatodas las noches, gritando en la cinta deconducto que le cubría la boca, y luego seretiraba a su dormitorio privado.

Dentro de su cuarto colgó del techo unacobija negra, de tal modo que no se pudiera verel dormitorio aunque se abriera la puerta. Alinterrogársele si alguna vez ella se preguntóqué estaba haciendo él en su cuarto todo esetiempo, Jessica solamente se encogía dehombros. «Esto era extraño en Alex, pero yo loentendía. El espacio privado era muyimportante para él. Se había criado en una casasin espacio privado, y ahora quería tener supropio sitio de seguridad».

Page 579: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Jessica manifestó que no era que Alex nose sintiera seguro con ella, sino que la mayorparte de sus luchas no tenían nada que ver conella y, como él afirmaba, todos tenían queluchar con sus demonios por su cuenta.

Alex seguía destacándose como estudiante,ahora en su tercer año, y se volvió más audazcon sus argumentos verbales y aún más con susartículos. Estudiar para llegar a ser sacerdotese había vuelto su propósito de vida, lo únicoque le daba significado.

Asistía a clases en la mañana, regresabapara dormir más o menos una hora en la tarde, ycaminaba hasta el restaurante donde aúntrabajaba un turno de tres horas comolavaplatos. Al regresar a casa a las cuatrotrabajaba entonces en sus controversialesdocumentos de teología y filosofía hasta queJessica llegaba a casa, a menudo tarde en lanoche. Después de hablarle de su día y de oírle

Page 580: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hablar del de ella, él se preparaba para unirregular sueño que generalmente terminabacomo a las dos o tres de la mañana. Alex pasódurante semanas enteras por el mismo ciclo.

En abril de 1990 este ciclo terminó demanera abrupta. Alex presentó un trabajoescrito que tituló «Dios», en el cualargumentaba que Dios, como lo definía lamayor parte de las principales religiones delmundo, incluyendo el islamismo, elcristianismo y el judaísmo, se podría entendercomo si no fuera real. Razonaba que elcatolicismo podría resultar mejor como unareligión que sostuviera la creencia de que Diosera una extensión del hombre.

Su ex profesor de teología Herman Stillercomentó: «El argumento de Alex se habríarebatido como broma filosófica si él nohubiera defendido el caso con tanta convicción.Tenía la reputación de ser alguien con ideas

Page 581: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

innovadoras, pero al leer el artículo yo noestaba seguro de que Trane creyera en lo quehabía escrito».

Al ser confrontado, al principio Alexdefendió su posición pero luego se echó paraatrás. El asunto fue descartado y él siguió consus estudios.

Hasta este momento los demás estudianteshabían visto a Alex como un fuerte pensadorcrítico, con una buena dosis de cinismo. Peroél nunca había propuesto doctrina que la IglesiaCatólica viera como herejía, hasta que escribióel artículo sobre la no existencia de Dios.Cuando algunos de los estudiantes se enterarondel articulo comenzaron a cambiar su actitudhacia Alex.

«He visto el rostro deldiablo y, de no ser por la

gracia del mismísimo

Page 582: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Dios, me habría cortadola garganta para no tenerque volver a enfrentarlo».

—Padre Robert SeymourLa danza de la muerte

Mientras tanto Alex tenía problemas paraocultar sus verdaderos sentimientos acerca dela religión y la fe. En verdad, él no creía enDios, no de la manera en que los demásestudiantes creían. La suya era una fe muchomás subjetiva: un extraño brebaje desecularismo que usaba la palabra Dios como sifuera una etiqueta para algo inexplicable.

Jessica confesó: «Observé que algunas delas cosas que él decía parecían bastanteconocidas». Alex usaba expresiones como«almas revestidas del demonio» y «bebés deLucifer», expresiones que Alice solía usar para

Page 583: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

describir a los pecadores. Pero nada de esto lepreocupaba a Jessica porque, como ella loexpresara, «él no estaba adoptando las manerasde Alice. Creo que las rechazaba, así comocualquier cosa que tuviera que ver con lareligión falsa».

En realidad, Alex parecía estar tomando elmismo sendero que muchos niños toman unavez que hallan su libertad. Al haber sidoadoctrinados desde niños con ciertas creencias(como en la existencia de Dios), entran almundo y descubren que esas creencias sondesafiadas, y que a menudo se vuelven contraellos mismos.

En el caso de Alex, él fue adoctrinado ymaltratado por la religión de Alice. Aunque alprincipio pareció creer que el cristianismo erala religión superior, no podía negar suresentimiento hacia la religión en general. Esmás, cuanto más estudiaba doctrina, más se

Page 584: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

volvía contra toda religión y fe. Igual que laconsabida rana en una olla de guisado religioso,su fe comenzó a morir. Y solo fue cuestión detiempo que sus creencias, o la falta de ellas, sehicieran obvias para los demás.

Lo que empezó como unos cuantoscomentarios aislados a estudiantes,rápidamente se salió de control. Al hacerleclaras preguntas de fe en discusión abierta, élobjetaba mediante una respuesta a menudoconfusa y perspicaz.

Increíblemente, Alex no parecía notar queel caso se levantaba contra él. En marzoentregó otro artículo, esta vez desmantelandosistemáticamente lo sobrenatural en todas susformas, sin afirmar en realidad que no habíarealidad sobrenatural. Herman Stiller recuerda:

«Todos los argumentos estaban allí, demodo que era irrelevante el hecho de que Traneno sacara una conclusión definitiva. Las

Page 585: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

conclusiones estaban implícitas».Alex no oyó nada durante una semana, y

entonces lo llamaron a la oficina del decano.Presentes estaban su profesor, Herman Stiller;el diácono académico, Bradley Ossburger; y susacerdote, Robert Seymour. Durante una horael padre Seymour interrogó cuidadosamente albrillante estudiante acerca de su fe personal yprobó que Alex no podía encubrir susprofundas dudas respecto de la validez decualquier fe.

«Lo que me molestó fue la manera en queme miró y lo que dijo —señaló el padreSeymour—. Su mirada me heló hasta loshuesos. Él a menudo sustituía palabras. Decíaquien todo lo ve, en vez de Dios Todopoderoso;reino de luz, por reino de Dios».

Una pregunta sencilla casi al final de laentrevista sacó a relucir el claro enfoque.

—Como sacerdote, ¿juraría usted su lealtad

Page 586: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a Jesucristo, el Hijo del Dios Altísimo? —inquirió el padre Seymour.

—Eso depende —contestó Alexmoviéndose incómodo en su silla.

—Necesitamos un sí o un no —presionó eldecano.

—Ustedes sí, ¿verdad? —fue su respuesta—. ¿Y por qué suponen que ustedes, quienespor su propia admisión son simples hombresmortales, pueden saber más que yo?

Ossburger no renunció a la pregunta.—¿Sí o no?Alex se inclinó hacia adelante y miró al

hombre, con ira en los ojos.—Entonces no —contestó, recostándose,

claramente agitado—. ¿Cómo pueden ustedessentarse aquí y exigir que yo dé conclusionescuando ni siquiera he terminado mis estudios?Les daré una respuesta cuando haya analizadotoda la evidencia.

Page 587: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El decano había oído suficiente. Despuésde pedir a Alex que saliera por unos minutos, lovolvieron a llamar y le dieron el veredicto: Loliberarían de los estudios en San Pedro, conefectividad inmediata.

Alex se puso de pie impactado. Les exigióque reconsideraran, pero la decisión eradefinitiva. En una diatriba que continuó por diezminutos, Alex Trane finalmente confesó,haciendo saber al panel exactamente lo quepensaba acerca de la llamada religión de ellos.La Iglesia Católica era una farsa, porque lasmonjas y los curas servían a un dios que noexistía, en una imaginaria batalla contra unSatanás que habían inventado como excusa parasus propias almas acongojadas y traficantes deprostitutas. Almas que, a propósito, tampocoexistían. La única razón de que ninguno de ellosse pudriría en el infierno era porquesencillamente todos se pudrirían en una tumba.

Page 588: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Las verdaderas creencias de Trane,expuestas en el estilo porfiado lleno decolorido que lo había caracterizado, finalmentelo traicionaron. Cualquier esperanza de servir ala humanidad como clérigo se desvaneciódecididamente en esos diez minutos.

El padre Robert Seymour llevó a Alex a suauto y expresó preocupación por su saludespiritual. Hablaron francamente, dejando alpadre con pocas dudas de que la junta habíatomado la decisión correcta. Los problemas deAlex Trane eran perturbadores, por decir lomenos.

Alex trató de volver a ingresar en San Pedrotres días después haciendo una llamada deprofundo arrepentimiento al decanoacadémico, pero Ossburger rehusócortésmente y sugirió a Trane que intentaradedicarse a la ciencia o la psicología, camposen los cuales había demostrado reiterada

Page 589: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

brillantez. Pero Alex no quería ser «científicoloco ni loquero», como Jessica lo expresó.Deseaba ser sacerdote y ellos se lo impidieron.«Él estaba frustrado de verdad. No solomolesto o furioso. Quiero decircompletamente arruinado. Había desaparecidolo único que él creía que podía hacer para quetodas las cosas mejoraran».

Después de la ira inicial al ser expulsado deSan Pedro, Alex redirigió su frustración delprofesorado y los estudiantes en el institutohacia sí mismo. Sin la distracción de las clasesque le llenaran los días, Alex andaba deprimidopor el apartamento, preguntándose dónde habíacometido un error. «Daba lástima —dijoJessica—. Y sentí mucha pena por él».

Pero ellos tuvieron razón para rechazarlo,afirmó ella, aunque nunca le admitió esto a él.Alex y Jessica hablaron muchas veces acercadel seminario hasta altas horas de la noche, y

Page 590: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

para ella se hizo evidente que él no habría sidoun buen sacerdote. Él en realidad no creía enDios, en Satanás, o en algo remotamenteparecido a Dios o Satanás. ¿Cómo podíaalguien servir a un Dios en quien no creía?

La respuesta de Alex era simple: «Tú nosirves a Dios. Sirves a personas que piensanque creen en Dios pero, cuando las presionas,cuando las provocas, en realidad no creen.Personas exactamente como yo. Soy elsacerdote perfecto porque represento a todos».

El enojo de Alex desapareció, la confianzaen sí mismo se aniquiló, y lentamente sehundió en una profunda depresión. Estababuscando significado.

Esencia; incluso amor. Y hablaba de sussentimientos con su hermana en una monotoníaque a ella le partía el alma.

A menudo le expresaba a Jessica que solouna cosa en la vida tenía algún significado.

Page 591: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Tú. Te amo solo a ti.—No quieres decir eso —expresaba ella—.

¿Y tú?—Yo me odio.Alex Price estaba diciendo la verdad.

Page 592: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DDIECINUEVE

ANIEL ESTABA A DOS CUADRAS dela oficina regional del FBI en

Wilshire cuando la siguiente racha deefectos de experiencia cercana a lamuerte le envolvió la mente.

Absorbió el aire viciado del auto amedida que la oscuridad le nublaba lavisión. Pero no podía perder elconocimiento. La oficina se hallaba asolo un minuto de distancia. Cazar a Evaestaba ahora más allá de su propianecesidad de cumplir o de limpiar lasociedad de un mal que se habíaextendido. Ahora la vida de Heather

Page 593: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estaba en sus manos.Y sus manos se hallaban en el

volante, moviéndolo sin ningunacoordinación mientras luchaba con laoscuridad. Su cuerpo empezó aconvulsionarse y por un instante creyóque iba a vomitar.

Daniel abrió los ojos de par en par ymantuvo la visión. Por desgracia, elesfuerzo dio como resultado menoscontrol en los brazos. El auto giró a laderecha y fue a dar contra una barricadatitilante. Resonaron bocinas.

Entonces se disipó el temor,mientras el Lexus avanzaba hacia unabrecha en el pavimento. Presionó los

Page 594: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

frenos y se detuvo a un metro de la peorparte de la vía en construcción.

Daniel miró hacia atrás, vio quevarios autos se habían detenido a veintemetros detrás, y, dando marcha atrás,salió de la zona en construcción. Volvióa entrar en Wilshire y condujo por elcarril con conos, dejando boquiabiertosa más de un par de conductores.

Estacionó en un espacio paravisitantes y se dirigió directo al sótano.Solamente otro trabajador lo vio: unasecretaria del tercer piso, quien losaludó con la cabeza cuando salía haciala noche.

La ventanilla en la puerta de acero

Page 595: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de la morgue estaba iluminada en elextremo del oscuro pasillo. Daniel dejóde correr y se puso a caminar. Como unhombre que se dirigía hacia la luz en unaexperiencia cercana a la muerte, sedirigió hacia la luz de la morgue.Silencio, excepto por su respiración y elsonido de sus pasos.

Corrió los últimos tres metros, de unempujón abrió la puerta y se puso frentea Lori, quien estaba inclinada contra lamesa de acero para exámenes, con losbrazos cruzados, esperándolo.

Se miraron por unos instantes,Daniel calmando su respiración y Loriescudriñándole los ojos con férrea

Page 596: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

interpelación. Los dos estabanconscientes de que un momento cruciallos había forzado, pensó él. Al fin élhabía aceptado la verdad, y esperabaque ella también lo hiciera.

—Lori.—Hola, Daniel.Palpitaciones.—Sabes que solo hay una manera de

hacer esto, Lori.—¿Lo sé?—Algo me ocurrió allá en Manitou

Springs. Resulté muerto. Mi cerebro fuesometido a una descarga electroquímicaque borró de mi memoria el rostro deEva y provocó un cortocircuito en mi

Page 597: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mente. ¿No es eso lo que sucedió?—Sí. Sí eso es lo que sucedió.—Debo regresar a ese momento,

Lori. Sabes que ahora es la únicamanera.

Ella se quedó en silencio.—Tienes que matarme, Lori.—No seas tonto.Aquí venía. El callejón sin salida al

que Daniel sabía que este asuntollegaría.

—Eva se ha llevado a Heather —lerecordó él con voz crispada—. Soy elúnico que puede ayudarla. Sé cómo esEva; él está encerrado en mi mente.

—No voy a matar…

Page 598: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Tienes que hacerlo! —interrumpió Daniel acercándosele, sintener en cuenta que acababa de gritarle;luego se presionó la cabeza—. Suimagen está encerrada aquí. Allá afuerano hay nada que la pueda ayudar, y túsabes eso tan bien como yo.

—Y si no te puedo resucitar, ¡esaimagen morirá contigo! Con el tiemposaldrá por sí sola.

—¡No tenemos tiempo! Eva tiene aHeather.

Con cuidado se tocó la doloridafrente, luego se alejó de Lori, con losojos cerrados. Durante los dos últimosdías había hecho la investigación y tenía

Page 599: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

confianza razonable en que ella lo podíalograr. Pero era una locura; los dos losabían.

—Mira —indicó él, volviéndose—.Sé que es una locura, pero no tienes ideade cuánto dolor llevo por dentro. Él latiene, Lori. Eva tiene su víctimadiecisiete. Anestesiarme es arriesgado.Tal vez no nos lleve a ninguna parte,pero si no me ayudas tendré que buscara alguien más que lo haga.

—¡Me esforcé mucho paramantenerte vivo! —exclamó ella,bajando los brazos y pasando a Danielcon determinación y con la mandíbulafirme—. No tienes idea de lo que estás

Page 600: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pidiendo. Esto no es una película.—Te equivocas. Sé lo que estoy

pidiendo. Y sé que podemos subir lasposibilidades a setenta y cinco porciento. ¿Conoces los casos en queparticipó el Dr. Cheslov, cirujanorumano del corazón? Antes de la llegadade la tecnología cardiopulmonar, élexperimentó con alternativas a la cirugíade corazón abierto deteniendo yreiniciando externamente el corazón,cierta clase de recarga para tratar con…

—Él era un curandero con pocaética. No existe documentación.Experimentó con enemigos del estado,por amor de Dios.

Page 601: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Estás diciendo que nofuncionaría? Hay nuevos medicamentosque mejoran mis posibilidades deresucitación. Comprendo por qué lacomunidad médica no experimente enambientes no controlados, pero estasituación ya está fuera de nuestrocontrol.

Daniel hizo una pausa.—Tú sabes cómo hacerlo, ¿no es

así? —concluyó.Lori no contestó. Pero él creyó que

ya había logrado conmoverla. Ella habíaestado pensando en la mismaposibilidad incluso desde que falló lainyección de DMT cuatro noches antes.

Page 602: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Se les estaba acabando el tiempo.Daniel fue hasta donde ella y la

oprimió contra su pecho.—Por favor, necesito que hagas esto

por mí —le susurró suavemente al oído—. Inyéctame una vena periféricacercana al corazón con una gran dosis deun relajante de miocardio. Obliga a micorazón a una fibrilación ventricular.Dejaré de bombear sangre. Mi cerebroempezará a privarse de oxígeno y elsistema nervioso simpático entrará enshock. Eso es lo que necesito, Lori.Necesito que mi mente crea que estámuriendo.

Ella respiró firmemente en el

Page 603: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hombro de Daniel. Él había repasadolos detalles precisos centenares deveces en los dos últimos días. Élretrocedió, y le quitó a ella un cabellode la frente.

—Solo entonces mi cerebro hará loque hacen los cerebros cuando mueren.Sin adecuada presión sanguínea, misnervios se desconectarán y toda energíaremanente será transferida a mi cerebroen un esfuerzo desesperado porsobrevivir. Mi lóbulo temporal liberarárecuerdos. Al sentir el final, mi cerebroextraerá DMT de la glándula pineal. Losneurotransmisores entrarán en enormeconfusión, cruzando circuitos

Page 604: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

electroquímicos al azar. Tendré unaexperiencia cercana a la muerte.

—¿Y si no te puedo hacer volver?—inquirió ella, mirándolo a los ojos—.Setenta y cinco por ciento…

—Es un riesgo que estoy dispuesto atomar. Tú me puedes hacer volver. Medejarás en fibrilación ventricular por unminuto y luego estimularás el músculocardiaco con grandes dosis deepinefrina y atropina en la misma vena.Un shock de 360 julios parará porcompleto el corazón y se reiniciará en supropia contracción automática.

Dejando pocas dudas de lo quehabía estado haciendo en los dos

Page 605: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

últimos días, Daniel retrocedió y lamiró. El rostro de Lori había palidecidounos cuantos tonos, pero ella no estabareacia del todo a lo que el agenteespecial pedía.

—Sería asesinato, ¿sabes?—Esto te salvará —enunció él

sacando su billetera y extrayendo la notaque había firmado.

—El suicidio asistido no es legal,bajo ninguna circunstancia. Una nota nome impedirá ir a la cárcel si mueres…ni siquiera es un testamento holográfico.Una corte no admitirá esto.

Desde luego, ella tenía razón.Probablemente el FBI la dejaría libre,

Page 606: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

considerando todas las cosas, pero seríadecisión de ellos, no de ella.

—Entonces lo mejor es que mehagas volver.

A ella le volvió lentamente el coloral rostro.

—No es algo muy difícil deentender, Lori. En este salón tenemostodo lo necesario. Podríamos terminaren media hora.

—No puedo creer que estemoshablando de este modo —declaró ellaalejándose.

—Hay posibilidades de quefuncione, ¿no es cierto? —preguntó él.

—Ese no es el punto.

Page 607: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Es posible que esta vez yo vea aEva y lo recuerde.

—Posible, pero…—Que este cortocircuito en mi

cerebro sea reinstalado por el shock deotra muerte.

—Eso no es…—Que como resultado de mi riesgo,

¡yo pueda enterarme de algo que salvaráa mi esposa!

Lori cruzó un brazo y levantó el otropara frotarse la sien.

—Ella no es tu esposa.—¿Posible?—¡Sí! ¡Posible! ¡Pero no tenemos

una pista de lo que sucederá de veras!

Page 608: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Allí es donde te equivocas.Sabemos que si no hago esto, Heatherestará muerta en pocos días, quizás máspronto.

Daniel fue hasta la mesa de aceroinoxidable y enfrentó a Lori.

—Necesito que me mates, doctora, ynecesito que lo hagas ahora.

AL FINAL, TRAMAR SU muerte era másfácil que enfrentarla. Lo que empezócomo varias sesiones maratónicas deexaminar esperanzas e hipótesis, habíallevado a Daniel a un lecho de muerte,enfrentando el blanco techo de una

Page 609: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

morgue.—¿Está cerrada la puerta? —volvió

a preguntar él.—Nadie va a venir aquí, confía en

mí. Esto no solo es lo más reprensiblemoralmente que he hecho en mi vida;también es totalmente ilegal.

—Olvida eso. Solo tráeme devuelta.

—No hay forma de que esta nocheno salgas de este cuarto caminando entus dos piernas —advirtió ella.

Ella estaba pronunciando esaspalabras, pensó Daniel, pero él no dejóde advertir algo de impaciencia en lamirada femenina. Al recordar, ella fue

Page 610: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

quien le presentó la idea. Él y Lori eranparecidos.

—Gira tu cabeza hacia mí —indicóella gentilmente.

Él se volvió y ella le limpió elcostado del cuello con un desinfectante.

—Esto arderá —anunció Lori, altiempo que le insertaba en el cuello unalarga y flexible cubierta de aguja, abríala intravenosa y le hablaba paratranquilizarlo—. Esto está entrando a tuvena carótida, más o menos tan cercadel corazón como puedo llegar sin entrara tu pecho.

Ella la sujetó con cinta, satisfecha.Tres grandes jeringuillas yacían sobre

Page 611: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

una bandeja metálica al lado de la cama.Los medicamentos en cada una entraríana las venas de Daniel a través de laaguja intravenosa.

Se le ocurrió que él era adecuadopara un ataque de muerte inminente.

—¿Cuánto tiempo más?—No tengas tanta prisa en morir. Ya

casi.Ella le adhirió los parches

adhesivos del desfibrilador electrónicoal costado del pecho, y revisó una vezmás el voltaje. Los impulsos eléctricossacudirían el nódulo sinoatrial delcorazón mientras Daniel estaba debajo,sustentando la fibrilación ventricular

Page 612: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hasta que Lori estuviera lista parareiniciar el corazón con una ráfaga de360 julios. Era este adelanto entecnología lo que hacía diferentes losintentos de ellos.

Lori levantó una mascarilla deválvula con bolsa conectada a unpequeño cilindro verde plateado deoxígeno y respiró profundamente.

—Muy bien, empezarás a sentir elflujo del aire, pero no dejaré correr eloxígeno hasta que reiniciemos.

Él asintió.Lori se inclinó hacia adelante, lo

besó suavemente en los labios.—Sé que tienes un corazón fuerte,

Page 613: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel. Prométeme que volverás.—Lo prometo. Por favor, antes de

que pierda mi valentía.Le puso la máscara sobre la nariz y

la boca, y la apretó para asegurarla.Luego levantó una de las jeringas, lesacó el aire a la aguja, la presionódentro del chupón intravenoso y llenó eldepósito que alimentaba el conducto.

—Cien miligramos debenzodiazepina. Que el cielo nosayude…

Lori liberó un bloqueo, y Danielobservó la droga ámbararremolinándose en la solución que leserpenteaba hacia el cuello. Ella ajustó

Page 614: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el regulador de flujo para dejar que todala dosis entrara a la vena carótida.

Él tardó menos de diez segundos ensentir el primer efecto del poderosotranquilizador. La presión le aumentó enel pecho a medida que los músculos querodeaban el corazón reaccionaban a susúbita disminución del ritmo.

Por el brazo izquierdo le recorrió undolor y, de pronto, él tuvo la seguridadde haber cometido una terribleequivocación. Iba a morir. Por segundavez en una semana. ¿Cómo podía tentardos veces al destino y tener esperanzasde sobrevivir?

La inevitabilidad de la muerte le

Page 615: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

comprimió la mente y sintió que elpánico lo tocaba ligeramente de cerca.

El dolor le agarró el pecho y todo sucuerpo se anquilosó. Gimió.

—Lo siento, Daniel. Por favor, yoestoy… No logró oír el resto. Sucerebro ya se estaba desconectando desus órganos a fin de conservar oxígenovalioso para sí. Daniel sintió asentarsesus pulmones, como globosdesinflándose.

Tenía los ojos cerrados, pero suvisión pareció estrecharse, formando untúnel dentro de una oscuridad másprofunda. El pánico comenzó aapalearlo. Pudo sentir que su cuerpo se

Page 616: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sacudía sobre la mesa, rebotando por unataque.

Solo entonces, cuando el dolor de sumuerte se extendió a una certeza mental,Daniel comprendió su equivocación.

Iba a morir. A morir de veras.Y entonces el dolor se disipó y lo

tragó la oscuridad, y Daniel supo queestaba muerto.

Page 617: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

MVEINTE

UERTO PERO VIVO, pensó. Almenos, vivo en alguna parte en

el lugar más profundo de su mente,donde los últimos resoplidos de sucerebro producían una clase de vidamágica.

En el horizonte de su mente explotóluz. Las estimulantes ráfagas de un viajeDMT… él había estado aquí antes. Peroesta vez era más extenso. Cien vecesmás brillante. Sobre la mesa, suspulmones se habían cerrado y su sangreaún estaba en las venas.

En su mente se vio flotando a través

Page 618: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de suficiente energía pura como parailuminar cien estadios.

Y entonces desapareció la luz, comosi su mente hubiera disparado uninterruptor. Se inundó de recuerdos: suinfancia, su primera cita con Heather, elrecinto de charlas. Su introducción alcaso Eva. Docenas de fotos instantáneas,en algunas de las cuales no habíapensado por mucho tiempo.

La vez que fingió ahogar un ratónque su padre había atrapado en una deesas trampas que los agarra vivos. Unrecuerdo oculto revivido ahora porrazones más allá de él.

¿Cuántos otros recuerdos

Page 619: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

almacenaba el cerebro en profundacongelación, traídos a la imaginaciónsolo cuando se encendían ciertoscircuitos?

Daniel se volvió vagamenteconsciente de lo que significaba serdevuelto a la vida por medio de Lori. Enel instante siguiente se desvaneció lavaguedad, y él pensó que ella quizá yalo había hecho porque él estaba de pie.Vivo.

Pero esto no era la morgue. Sehallaba en un cuarto negro de cobalto,vestido con pantalones, sin camisa, sinzapatos, con electrodos aún adheridos asu pecho.

Page 620: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El cuarto era aproximadamente dediez metros cuadrados; las cuatroparedes y el techo estaban hechos de unmaterial perfectamente liso, tan negroque parecía absorberle el color aDaniel.

Sintió en los huesos una espantosa yconocida emoción, como si emanara delas paredes. Las manos comenzaron atemblarle.

El miedo.Al instante supo que su mente había

entrado al lugar en el cual se originabasu temor. Había formado esta imagen desus boqueadas finales de vida. Perosabiendo que esto no le ofrecía tregua

Page 621: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

alguna.Este era el lugar que en la

experiencia humana los hombrestrataban de explicar con palabras comoinfierno. Llanto y rechinar de dientes.Un lago de fuego.

Temor crudo.El piso era un tablero de ajedrez

blanco y negro. Había frío debajo de losdedos de los pies.

Era casi como si estuviera en unacocina, o en un enorme horno negro conel piso de la cocina más bien como unarejilla debajo de los pies.

Se dirigió a la pared más cercana ylevantó la mano para tocar la negra

Page 622: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

superficie. Pero se detuvo a centímetrosde distancia, seguro de que si tocaba lapared sucedería algo peor. Mucho peor.

La tonta risita de un muchachoresonó en el cuarto. Daniel giró, pero nologró ver a nadie. No había más fuentede luz que los cuadrados blancos en elsuelo, y estos no iluminaban bien losrincones. Sin embargo, en un espacio tanpequeño, hasta ahora él tendría quehaber visto de quién se trataba.

¿Quizás era él quien reía?La risita volvió, detrás de él, donde

estaba la fría pared. Giró bruscamente,inquieto al ver que ahora se encontrabaen el costado opuesto de donde había

Page 623: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

creído que estaba. El cuarto entero sehallaba frente a él. Había dado toda lavuelta. O tal vez no. Todas las paredeseran idénticas. Era probable que tansolo estuviera confundido.

Se volvió a oír la risita, la risainocente de un niño a su derecha.

Y ahí, en el rincón a su izquierda, unmuchacho agachado frente a la pared. Sehallaba inclinado sobre algo divertido,como un niño que juega canicas en elrincón.

—¿Hola?La voz de Daniel rebotó en las

paredes. El muchacho contuvo el alientoy se quedó paralizado. Pero no volteó a

Page 624: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mirar. Después de un momento reanudóel juego. Entonces la risita de nuevo.

Daniel fue hacia el centro del cuarto,con los ojos fijos en el niño. Elmuchacho (suponiendo que de verasfuera un muchacho) parecía como deseis o siete años de edad, con lacolumna vertebral y las costillaspresionándole la piel lisa y casitraslúcida. El oscuro cabello le colgabahasta los hombros. Usaba pantaloneshabanos raídos. Sin zapatos.

—¿Hola? ¿Puedes oírme?El muchacho se paralizó. Pero aún

no giró.Daniel se acercó más, avanzando a

Page 625: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

su izquierda para poder ver más delmuchacho que parecía hacerle casoomiso intencionalmente. ¿Se trataba deél mismo, de niño?

Pero nada del cuarto parecía unrecuerdo o algo de un pasado lejano. Seveía tan real como si Daniel estuviera ensu propio apartamento.

Vio que una puerta surgía de lasombra más allá del muchacho. Cerrada.Quizás el chiquillo había ingresadomientras él estuvo de espaldas.

Daniel se acercó un poco más, luegose detuvo y observó el objeto quecaptaba la atención del muchacho. Erauna muñeca. Una de esas muñecas

Page 626: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

gordas con cabello rubio que usaba unpañal blanco. Algo extrañamenteconocido en el rostro, pero no lograbahallar de qué se trataba.

El muchacho quitó la mirada y la fijóen el piso. Dos hoyos negros lo miraron.Mientras Daniel observaba, el muchachometió un dedo en el ojo de la muñeca ylo hizo girar profundamente, luego losacó. La cuenca del ojo se ensanchócomo si la muñeca estuviera hecha debarro suave. O cera.

El chico rió, ligeramente divertido.Daniel estaba a punto de volver a

hablar cuando un insecto se arrastró delojo de la muñeca. Una abeja, luego otra

Page 627: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de la otra cuenca del ojo.Eva, Daniel. Tienes que hallar a

Eva.La voz le susurraba en la mente,

sacándolo de su fascinación con laescena surrealista del niño jugando conla muñeca. La respiración se le hizopesada, como la de un buzo silbando através de un regulador a treinta metrosdebajo de la superficie. Las negrasparedes parecían amplificar todosonido, incluso la respiración delmuchacho. De manera constante, adentroy afuera, adentro y afuera.

Otra risita.—¿Dónde está Eva? —preguntó

Page 628: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel.El muchacho se paralizó, agachado

sobre la muñeca. Lentamente, levantó lacabeza y miró la puerta que teníadelante.

—Eva está allá adentro —contestó.La inocencia que salía de la voz del

muchacho calmó la tensión de Daniel. Elniño también estaba atrapado aquí,pensó, una imagen de la infancia deDaniel. Aunque él no tenía indicios dequé tendría que ver con su infancia unamuñeca de cera con abejas que le salíande los ojos.

Volvió a mirar la muñeca. Ahoramás conocida.

Page 629: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Y entonces el rostro se volvió claroen el ojo de la mente. Era Heather. Elmuchacho estaba jugando con unamuñeca que se parecíasorprendentemente a Heather.

Dio un paso adelante, inquieto.—¿Qué es… es esa… es esa

Heather?El muchacho giró lentamente la

cabeza, mostrando su rostro por primeravez. Solo que no era la cara de unmuchacho de seis o siete años.

Tenía la piel tensamente estirada, loslabios apretados, los párpados se abríanpara dejar ver ojos color negroazabache. Un niño difícilmente podía

Page 630: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

exagerar la incongruencia de un rostrotan retorcido y maligno.

Todos los músculos en el cuerpo deDaniel se contrajeron en repulsión. Si elcuarto contenía su miedo, este niño erael mismísimo miedo, y el poder de esetemor le martilló la mente con talintensidad que aceptó la espantosaverdad de su aprieto.

Estaba muriendo. Este era elmomento final de la muerte. Latenebrosidad se lo devoraría ahora.

Los labios del muchacho setorcieron en un gruñido. Su voz ahorasalió grave y áspera, lenta, cortando losnervios de Daniel con cada sílaba

Page 631: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

crujiente.—Me hiciste una promesa —

expresó, y su voz absorbió el aire delsalón.

Daniel comenzó a gritar.Y, con ese grito, la oscuridad fue

desvanecida por una blanca brillantez.La luz en lo alto en la morgue.

Había vuelto.

DANIEL NECESITÓ VARIOS minutos paracalmarse mientras su cuerpo se ajustabaa la fresca entrada de oxígeno. Su mentehabía salido de la muertesorprendentemente activa, pero cada

Page 632: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

músculo suplicaba que lo dejarandormitar.

—Despiértame —balbuceó.—Eso hago. Solo dale un minuto a la

medicación.Lentamente se desvaneció el

aturdimiento. Solo cuando su cerebro seconvenció de que estaba fuera depeligro, pudo volver a zambullirse enrecuerdos del tiempo allá abajo.

Cincuenta y seis segundos, segúnLori.

Recuerdos de acontecimientosperdidos durante la vida de él. El cuartooscuro. El muchacho. El piso en tablerode ajedrez.

Page 633: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Recuerdo —enunció dentro de lamáscara.

Lori asintió y le quitó la máscara.—Tu saturación de oxígeno es

buena.Daniel pensó que ella se veía

sorprendentemente tranquila con lamuerte y resucitación de él. ¿En quéhabían estado pensando?

—Lo recuerdo todo —manifestóDaniel.

—Voy a tener que mantenerte bajoalguna dosis muy pesada demedicamentos para evitar que…

Un recuerdo fresco cobró vida.¿Dónde está Eva?

Page 634: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Eva está allá adentro. El muchachohabía señalado la puerta.

¿No había visto él a Eva?Daniel se sentó, e hizo caso omiso

del dolor punzante.Lori le puso una mano en el pecho

como si pretendiera instarlo arecostarse, y en vez de eso le quitóentonces los electrodos.

—¿Y? ¿Qué pasó?—Eva está detrás de la puerta.Una imagen de la muñeca de cera le

inundó la mente. Heather.Daniel se deslizó de la mesa, dio un

paso y cayó de rodillas.—¡Cuidado, despacio! —advirtió

Page 635: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lori, afirmándolo—. Esto tardará algúntiempo. Ya hablamos al respecto.

—Es ella —expresó él, luchandopor ponerse de pie—. Eva la tiene.

Lori lo dirigió hacia la mesa, pero élse alejó y usó su brazo derecho paraapoyarse.

—Había una muñeca, él estabajugando con una muñeca. Creo que eraella.

—¿Quién era? ¿Era Eva?—No. El muchacho. Sin embargo…Daniel la miró.—¿Qué resultado dio la

espectrometría de masa en la muestra dela llanta del Dodge Caravan recuperada

Page 636: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

en Manitou Springs?—Cera. Cera de abejas. ¿Por qué?—¿Qué más? —indagó Daniel

mientras el pulso se le hacía más denso.—No recuerdo. Brit está

investigando eso.—¿Me puedes pasar mi teléfono? —

pidió él señalando el mostrador, dondese hallaba su teléfono encima de sucamisa.

Agarró el teléfono, vio que Brithabía llamado varias veces en la últimamedia hora, tratando de localizarlo.

—Daniel. ¿Estás bien? —contestócon voz tensa el agente especial deinvestigación criminal.

Page 637: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Él la tiene, Brit. Encontré unamedia en nuestro sótano. Es de Eva.

—¿Estás seguro?—No hay ninguna duda en mi mente

—contestó Daniel, preguntándose cómohabía dicho esto—. ¿Tienes losresultados de la espectrometría de masaen esas muestras de cera que rescatamosde las llantas del Caravan?

—Cera de abejas. Variedad comúnde jardín. Podría venir de cientos deorígenes. Todavía no hemosprofundizado en los análisis.

—¿Por qué no?—Phoenix y Montana tenían

prioridad. Dispondremos de eso

Page 638: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mañana.—No. Necesito que consigas la

información esta noche. No me pidasexplicaciones, llámalo unpresentimiento. Debemos localizar esacera de abejas.

—¿Heather?—Sabemos que Eva examina

cuidadosamente sus sitios con meses deanticipación. Hasta que tengamos unapista mejor, trabajemos con la cera.

—Carbón —reveló Brit.—¿Qué pasa con el carbón?—Había rastros de carbón en la

cera.Daniel se estremeció. No era mucho,

Page 639: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pero era una pista, una partícula deesperanza.

—¿En cuánto tiempo puedes veniracá?

—¿Estás en el laboratorio?Él miró a Lori, quien lo estaba

observando.—Sí.—¿Haciendo qué?—Buscando a mi esposa.

Page 640: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LVEINTIUNO

AS DROGAS QUE LORI LE habíadado le aclararon la mente a

Daniel y le quitaron la mayor parte deldolor, y para cuando Brit regresó a laoficina, Daniel se estaba sintiendobastante bien como para evitar uninterrogatorio acerca de la palidezcadavérica que le había emblanquecidoel rostro en la primera hora.

Colleen Hays, una agente subalternaque investigaba la cera, acompañaba aBrit. Se unieron a Daniel y Lori en loque se había llegado a conocer comosalón Eva, una sala de conferencias que

Page 641: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tenía las paredes cubiertas de fotos yreportes relacionados con Eva.

—Antigua, pero sí, simple cera deabejas —indicó Colleen.

—¿Rastros? —demandó Daniel.Ella exhaló un poco de aire y

recorrió el dedo por la hoja.—Hidrocarburos, 14%;

monoesteres, 35%… —informó, y luegosaltó a otra sección—. Rastros de polende vara de oro.

—Vara de oro —repitió Brit—.Limitadas concentraciones del polen.Norte de Estados Unidos. Por tanto,tenemos un Dodge Caravan que pasó poruna gran concentración de cera formada

Page 642: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

por abejas que depositaron polen devara de oro en la cera, ubicándolas encualquier parte de la mitad superior deEstados Unidos.

—Y carbón —añadió Daniel—.¿Qué clase de carbón?

Brit sacó otro informe, agitando elpapel.

—Carbón sin lavar —enunció—.Las estrías indican una pequeña mina.También podría ser de cualquier parte.Extraído en Pennsylvania o Virginia, portodo lo que sabemos, y distribuido entodo Estados Unidos.

Bajó el informe y levantó la mirada.Se quitó los lentes para leer.

Page 643: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No veo adónde nos está llevandoesto, Daniel.

Daniel se levantó y buscó en subolsillo los Advil que Lori le habíadado. Se dirigió a la fuente de aguapotable y tomó cuatro pastillas de unsolo trago. Había pasado una hora sintemor.

Pero eso apenas importaba. Sidesaparecieron sus ráfagas, las habíareemplazado una desesperación por laseguridad de Heather. Apenas podíasoportar la idea de que en este mismomomento ella estuviera en el hoyo deEva. ¿Estaría consciente? ¿Cortada ymagullada? ¿Viva? ¿Pidiéndole a alguna

Page 644: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fuerza rectora de la fortuna que Daniella encontrara?

Él le había fallado tan a menudo queno lograba recordar cómo se sentiría alsalvarla.

Miró a Lori, quien estaba recostadaen la pared más lejana con los brazoscruzados, ocultó su emoción y se dirigióa Brit.

—Supón que sabemos que ella esparte del descabellado proyecto.

—Heather —enunció Brit.Daniel lo miró pero se negó a

reconocer, lo cual en sí era suficientereconocimiento.

—Eva se la llevó anoche, sabiendo

Page 645: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que dentro de doce horasdescubriríamos su desaparición. Laquiere en el lugar antes de que podamosempezar una búsqueda.

Él miró un enorme mapa de EstadosUnidos salpicado de alfileres, queindicaban cada uno de los dieciséisasesinatos.

—Concedámosle un manejo deveinticuatro horas desde Los Ángeles —anunció Brit yendo hacia el mapa—. Tanlejos hacia el norte como la frontera conCanadá, llegando hasta Baja. Tan lejoshacia el occidente como la frontera entreColorado y Kansas. Eso es muchoterritorio.

Page 646: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Cruza toda granja conocida deabejas en Estados Unidos, conproducción de carbón —señaló Daniel—. Estamos buscando una minaabandonada de carbón.

Todos lo miraron.—Solo hazlo, Colleen.Ella miró a Brit, en busca de

aprobación, luego asintió y salió desalón.

—¿Una mina abandonada de carbónen el noroeste? —indagó Brit—. Noinspira exactamente confianza. El carbónpudo haber venido de cualquier parte.

—Lo averiguaremos con suficienteprontitud, ¿de acuerdo? Es la granja de

Page 647: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

abejas la que nos dirá si estamos cerca.Brit no parecía remotamente seguro.

Daniel no podía culparlo. En el pasadohabían seguido cien pistas parecidas sinencontrar más que desgastados restos.

—Agregaré esto al boletín —anunció Brit, y salió del salón.

Daniel se sentó, se reclinó y cerrólos ojos, luchando por conservar lacompostura.

—Estamos pasando algo por alto —dijo, soltando aire.

—Debes descansar —recordó Lori—. Esto es una locura. No tiene sentidoque dirijas una investigación en tucondición.

Page 648: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué sugerirías? ¿Qué dejemosque la mate?

—No, pero no estás en ningunacondición…

—¡Es mi condición la que la metióen esto! —exclamó él bruscamente—.¡Es mi condición la que podría sacarla!

—¿Porque tu mente asoció la cerade abejas que encontraste en las llantasde Eva con el secuestro de Heather?

Ninguno de los dos tenía mucho quedecir, y Daniel había hecho lo posiblepor no hacer caso de la insinuación,pero ambos sabían que lo que él habíavisto estando muerto a lo mejor fue elintento desesperado de su mente de

Page 649: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sacar significado de libre asociaciónalmacenado en su memoria.

Cera. Una muñeca que se parecía aHeather. Un muchacho enojado con esamuñeca. Un caso clásico de un niñointerior que descarga su frustración en lapersona que más lo habría herido.

—Quizás —contestó él—. Pero esono significa que esas asociaciones esténerradas.

—No, pero te estás aferrandodesesperado a una esperanza, Daniel. Siexiste una relación entre la cera y elcarbón, ellos no necesitan que tú laencuentres.

—¿Y si tengo razón?

Page 650: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Si tienes razón —respondió ella,suspirando y dejándose caer en una silla—, entonces tendremos que reconsiderartodo el asunto de la experiencia cercanaa la muerte, ¿no crees?

—No me eches encima losobrenatural. Tienes razón, solo hicealgunas asociaciones naturales, uncuarto cuadrado con una puerta. Y detrásde esa puerta está el escurridizo rostro.Mi mayor equivocación fue no abrir esapuerta.

—¿Has considerado alguna vez laposibilidad de que estés descartandodemasiado rápido lo sobrenatural? —cuestionó ella, mirando a lo lejos; luego

Page 651: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo volvió a mirar—. Quiero decir, sihubiera alguien que alguna vez vivió unasemana inmerso en lo sobrenatural, eseeres tú.

—Eso es exactamente lo que eljurado necesita oír. A continuaciónsugerirás que los demonios que tienenposeído a Eva lo impulsan a matarmujeres inocentes. ¡Yo preferiríarenunciar al caso y dejar que él haga loque hace, en lugar de creer alguna deesas estupideces!

—Relájate. No estoy diciendo queesto tenga nada que ver con adoración aSatanás o posesión demoníaca, pero almenos tendrás que aceptar la firme

Page 652: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

posibilidad de que Eva sí lo crea.—¡Yo he aceptado eso! —exclamó

él bruscamente, inclinándose haciaadelante—. ¡Lee el expediente! Eso esexactamente lo que él cree. Pero eso notiene nada que ver conmigo ni con esosefectos cercanos a la muerte.

—No arremetas contra mí.Precisamente no creo en Dios o en eldiablo. Este no es territorio conocidopara mí.

—Es tan conocido como el infierno—objetó él—. Ese es exactamente elpropósito.

—Podría ser entonces muyconocido. Da un paso atrás —añadió

Page 653: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ella, suspirando—. Mira, lo siento. Note corresponde someterte tan pronto aesta clase de estrés.

Ella forzó una sonrisa de aliento y leagarró una mano.

—Necesito que duermas unas pocashoras; prométeme ese tanto.

Él asintió, obligándose a ocultaremociones a las que no sabía que podíasucumbir con tanta facilidad. Pensó quese había vuelto un tonto quejumbroso.Era evidente que perder una esposa ymorir el mismo día podían hacer eso enun hombre.

—Tienes razón, Lori. Ella no es miesposa. Pero me siento mal por haberle

Page 654: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fallado cuando lo fue.—Ella es afortunada al tener a

alguien tan leal como tú —lo consoló,aún con la mano en la de él—. Larelación entre ustedes aún no haterminado.

—Los dos sabemos que él la matará—expresó Daniel con un ronco susurro,al tiempo que las lágrimas le empañabanlos ojos y él apartaba la mirada.

—No digas eso —pronunció ellaapretándole la mano.

—La triste verdad es que no habríafuncionado entre nosotros. Nosamábamos, y el cielo sabe que yo haríacualquier cosa por ella. Pero es

Page 655: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

demasiado tarde para nosotros.—Deja de hablar como si todo esto

estuviera en el pasado —cuestionó Lori,soltándole la mano—. Ella te necesitaahora. Y no eres bueno en estacondición. Debes dormir.

La puerta se abrió y Brit llenó elespacio, con el rostro demacrado.

—Dimos en el blanco. Nos esperaun viaje.

—¿Adónde? —preguntó Danielparándose.

—Wyoming. La granja Miel BowMedicinal, la más grande en el paíshasta finales de los cincuenta, cuando elgobierno de Estados Unidos descubrió

Page 656: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

una rica veta de carbón. La mina quebró,fue abandonada en 1978 y declaradapropiedad peligrosa del estado deWyoming. Es una de las dos ubicacionesen la nación que coinciden con tusparámetros. La otra está enPennsylvania.

—Demasiado lejos —interrumpióDaniel, quien ya estaba caminando—.¿Concuerdan las estrías?

—No lo sabremos sin una muestrade comparación, pero en este instante eladministrador operacional de la fusiónde la compañía carbonífera está encamino para revisar los registros queellos tienen de la mina. Se hallaba

Page 657: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

durmiendo con su esposa en Maryland.—¿Cuánto tiempo durará el vuelo?—Dos horas.Daniel revisó su reloj. Diez para las

ocho. Sea donde sea que Eva tuviera aHeather, esperaría hasta la hora de másoscuridad. Era un pensamientoesperanzador.

—Haz que la patrulla de carreterasde Wyoming cierre e inmovilice loscaminos de acceso. Llevamos nuestropropio equipo. Que Dios nos ayude.

Page 658: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la cuarta entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 659: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

1991-1992Para la primavera de 1991 las pesadillas deAlex se habían vuelto tan inquietantes, yocurrían con tanta regularidad, que apenaslograba dormir más de una hora sin despertarcon sudores, gritando dentro de la cinta gris deconducto que se ponía sobre la boca antes deacostarse en el sofá.

Para Jessica era difícil hablar de esta épocatenebrosa de la vida de su hermano sinquebrantarse. Hasta el día de hoy ella escategórica respecto de creer que sus propiasequivocaciones contribuyeron de algún modo alos males de Alex.

Ella no debió dejarlo solo durante el día.Debió haber ido donde el padre Seymour

mucho antes de lo que lo hizo.Sin embargo, en ese tiempo los dos

Page 660: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

convinieron en que él debía seguir trabajandoen el restaurante, por ninguna otra razón quehacer que saliera de la casa. Alex se sintióatrapado entre las pesadillas, la implacabledepresión y su falta de propósito. Una y otravez le decía a su hermana que temía volverseloco.

Por motivos que ninguno de los dosentendía, las pesadillas eran peores durante lanoche que en el día. Alex parecía tener unaconexión psicosomática con la oscuridad, quese remontaba al maltrato que recibió de niño.Fuera de día o de noche, sus ojos estabancerrados mientras dormía, razonaba él, demodo que su mente no debería saber ladiferencia. Pero sí la sabía.

Decidió permanecer cada vez más despiertotoda la noche y dormir durante el día. Sinclases en la mañana, podía dormir al amanecery levantarse al mediodía, a tiempo para ir a

Page 661: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

trabajar a la una. Gradualmente cambió surutina diaria, y para el verano casi nunca dormíaen la noche. Después de que Jessica seacostaba, Alex entraba a su dormitorio, dondepasaba las cinco o seis horas siguientes sinmolestarla.

Al preguntársele por qué no presionó aAlex para saber lo que él hacía en su cuartotoda la noche, Jessica afirmó que lo hizo envarias ocasiones. «Él aseguró que trabajaba enun libro. Lo llamaría Varón de Dolores. Quedeseaba mantenerlo como una sorpresa».

Jessica razonaba continuamente que Alexmerecía su privacidad después de una horribleinfancia. Aparte de su fuerte vínculo conJessica, pasar tiempo en su dormitorio parecíaser lo único que le calmaba el espíritu. Esto yel hecho de que ella estaba durmiendo de verasla mayor parte del tiempo que Alex pasaba ensu cuarto, bastaron para rechazar cualquier

Page 662: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inquietud.Otro beneficio que resultó de la decisión

de Alex de dormir únicamente durante el día esque Jessica ahora podía mudarse de la sala. Enrealidad fue idea de Alex. Él siempre la habíanecesitado cerca para quedarse dormido en lanoche. Ella era para él como la cobijita deseguridad de un niño. Pero se había llegado aacostumbrar a dormir por su cuenta cuando elsol había salido.

Ahora en su propio dormitorio, ysintiéndose independiente, Jessica dio otrosgrandes pasos en su viaje a la edad adultacompleta. En julio de 1991, cuando tenía casiveintiséis años, se interesó románticamente enun hombre dos años menor que ella llamadoBruce Halstron, hermano de su mejor amiga,Jenny Gardner, jefa de meseros en elrestaurante Denny’s, donde Jessica aúntrabajaba como mesera.

Page 663: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Difícilmente pudo haber habido una mejorpareja para Jessica, y ella lo sabía. Por razonesque ninguno de sus compañeros lograba saber,ella había rechazado a muchos individuos que lemostraron interés. Pero en Bruce reconoció aun hombre amable y dulce que se dejaba llevarmás por la manera bondadosa de hablar de ellaque por su rostro.

Aunque Jessica cumplía sus deberes diariosen el restaurante con la cara de un ángel, soloella conocía qué horribles cicatrices le cubríanel cuerpo debajo de su uniforme. Su autoestimahabía mejorado con los años, pero aún leaterraba la idea de que la vieran desnuda.

Bruce era la clase de hombre a quien ellacreyó que un día confiaría su cuerpo, y más poresta razón que por cualquier otra le aceptó lainvitación a comer con él un miércoles por lanoche.

Alex trabajaba ahora en un turno de cinco

Page 664: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

horas, habiendo añadido funciones de portero alas de lavador de platos, y su trabajo terminabaa las seis. Esa noche Jessica le dejó una notasobre la mesa, explicándole que le habíancambiado su turno y que estaría en casa a lasonce. Su cita estaba programada para las siete.Salió del apartamento a las cinco y cuarenta ycinco, nerviosa como un ratón, con la seguridadde que Alex sospecharía que algo pasaba sinotaba el nerviosismo de ella. No era que a élle incumbiera la vida social de ella, sino que noquería dar explicaciones.

Su noche con Bruce en la churrasqueríaCasablanca no pudo haber sido más tranquila delo que ella hubiera soñado. Él la trató como unareina, abriéndola la puerta y ordenándole elbistec de costilla que ella había elegido delmenú. La joven estaba descubriendo elromanticismo, además de ciertos deseos quehabían inundado la superficie de su mente.

Page 665: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Jessica estaba tan atraída por el rubiosueco, cuyos ojos centelleaban a la luz de lasvelas, que ella decidió que tarde o tempranodebía saber si él tendría problema con lascicatrices de ella. No se arriesgaría aencariñarse con él si la iba a rechazar másadelante. Por tanto, le contó que tuvo unaccidente automovilístico que la había dejadocicatrizada en mala manera, y observó lareacción de él.

Page 666: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Páginas escritas a mano recuperadas de losexpedientes de Alex

Sin nada de vacilación, Bruce le contestóque eso no era problema, porque su pierna se lehabía quemado feamente en un incendio congasolina en la tienda de autos en que trabajaba.

Page 667: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Le aseguró que había mucho más en la vida quela atracción física. El amor tenía que ver con elcorazón.

Jessica supo entonces que en realidad habíaencontrado un hombre extraño. Uno que estabatan herido como ella, al menos físicamente.Uno que le confió un secreto parecido al suyo.Ella quiso ver de inmediato la pierna de él, yluego se reprendió a sí misma. Nueva en estosasuntos de amor y cortejo, la joven tomaríalentamente la relación, pero ya sabía haciadónde se encaminaba.

Llegó a casa a las diez y media, tratando deconvencerse de que era demasiado pronto paracreer que estaba enamorada. Se equivocabamiserablemente.

Al llegar a casa Jessica encontró a Alexsobre el sofá con la cabeza entre las manos,llorando. ¿Lo sabía él? Sintió una oleada de irade que él se hubiera entrometido en la relación

Page 668: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de ella, pero cuando le preguntó qué pasaba, suhermano le ofreció una explicación inesperada.

Lo habían despedido.Alex se lo contó todo. Se había quedado

dormido y había ido a trabajar tarde ocho onueve veces en los últimos dos meses, desdeque empezara a quedarse despierto durante lanoche. Había suplicado, pero el administradorlo rechazó, sugiriendo que él era un bicho raro.

Jessica lo había animado muchas veces aconseguir un trabajo mejor… sin duda él teníainteligencia para una escala salarial mayor.Cada vez Alex se negó, citando su temor a lagente y a nuevos ambientes. Su espaciopersonal era fundamental para él, y lemolestaba el más leve cambio: una almohadafuera de lugar o un vaso sucio en la sala, nadade esto escapaba a su atención. La posibilidadde encontrar un nuevo empleo en un nuevolugar y trabajar con nuevas personas, era más de

Page 669: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo que podía soportar.Jessica abrazó una vez más a su hermano

mientras lloraba. «No se trataba solo de perderun empleo —explicó ella—. Le habíanarrancado de todo lo que lo hacía normal. Y sehallaba aterrado».

Consoló al desecho joven en sus brazos conuna compasión que habría desafiado elentendimiento de la mayoría de los sereshumanos. Pero la mayoría de los sereshumanos no habían sufrido el maltrato quepadecieron ella y Alex.

La mayor parte de los seres humanos notuvo un hermano que interviniera repetidamentepara evitarles peor maltrato aún.

La mayoría de los seres humanos no tuvoun hermano que les ayudara a escapar delcautiverio, que hubiera aprendido a enfrentar elmundo y que se aferrara a una nueva vida.

Alex tenía sus problemas, pero ellos

Page 670: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

superarían esto de algún modo y hallarían unamanera de recuperarse totalmente.

En los días siguientes Alex entró en un odioa sí mismo que produjo culpa en Jessica y ledificultó alimentar su relación con Bruce.¿Cómo podía ella andar por ahí con paso ligeroy corazón dispuesto cuando Alex estaba encasa, apenas capaz de levantarse del sofá?

Ella mencionó a Bruce la depresión de Alexy su reciente novio le recomendó un terapeuta.Increíblemente, Alex convino en ver al médico.

Ningún registro de las veintisiete citas deAlex Trane con el Dr. Chuck Alexandersobrevivió al incendio que se propagó en suconsultorio cuatro años después. El mismo Dr.Alexander falleció en un accidente de barcomientras estaba de vacaciones en Florida el añopasado. La riqueza de información que sepodría haber extraído de esta fuente se perdiópara el campo de la ciencia conductual. Solo

Page 671: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

permanecen los recuerdos muy limitados deJessica acerca de lo que Alex le dijo duranteunas pocas conversaciones.

Ella expresó: «En su mayor parte él se negóa hablar de sus sesiones con el terapeuta. Peroyo estaba bien mientras estas funcionaran… yrealmente creo que sin ellas él se pudo habermatado».

Dos detalles sobresalen en la memoria deJessica, además de creer que las sesionesestaban ayudando a Alex. El primero fue que élllegó a casa de una de sus primeras citas,hablando entre dientes de que quizás entraría alFBI y se convertiría en psicólogo conductual.Así podía andar merodeándolos.

El segundo, que llegó varios mesesdespués, exactamente antes de su crisisnerviosa, fue que él había estado equivocado encuanto a que no hay un dios. Había un dios, y sunombre era Psicología.

Page 672: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pronto se hizo evidente para Alex que sussesiones de terapia no eran la solución a sudepresión cada vez más profunda. En todo caso,solamente lo convencieron de que no habíaesperanza. Había intentado la religión, llegandoa abrazar el sacerdocio. Había entrado a laacademia, luciéndose como estudiante. Sehabía expuesto, al menos en parte, a unterapeuta. Si nada de esto le podía brindarliberación, ¿qué podría lograrlo?

A inicios del otoño de 1991 Jessicaobservó un cambio sutil pero desconcertanteen su hermano. Empezó a apartarse de ella porprimera vez desde que escaparan de sucautiverio once años atrás.

Aun en medio de su depresión, él siemprehabía hablado a Jessica acerca de sus luchas.Dependía del consuelo de ella. Desde lainfancia ellos confiaron en su fuerte vínculo deamistad para tratar con los obstáculos que

Page 673: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enfrentaron. Y por encima de todo, siempre sehabían protegido mutuamente, con Alextomando la delantera. Quizás que él se separarade Jessica era un intento de su parte deprotegerla del mayor obstáculo queenfrentarían.

Él mismo.Aparte de sus sesiones de terapia dos veces

por semana y de un viaje ocasional a labiblioteca o a comprar alimentos, Alexpermanecía principalmente encerrado en elapartamento, hundiéndose más y más dentro desí mismo. Su piel palideció, y perdió peso.

Mientras tanto, Jessica hallaba más y máslibertad en compañía de su novio, BruceHalstron, de quien Alex aún no sabía nada.

Las vidas de los hermanos se distanciaban yJessica no sabía qué hacer para impedirlo.«Pensé que era algo bueno. No su depresión,sino el hecho de que no tuviéramos que hablar

Page 674: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

al respecto. Mi felicidad solamente lofrustraba. Cuanto menos nos viéramos, mejorpara los dos».

Un día, a principios de noviembre, Alexsalió de su dormitorio mientras Jessica sepreparaba para ir a trabajar. Entró al cuarto deella, algo que nunca antes hizo, y la mirómientras ella se recogía el cabello. Después deun momento ella le preguntó qué pasaba.

Él contestó: «Creo saber cómo arreglaresto».

Descartando mentalmente la declaración deél como una más en una larga serie de intentosfallidos de encontrar luz en el mundo detinieblas de Alex, Jessica solo asintió y le dijoque eso era bueno porque ella no sabía cuántomás podría soportar la situación.

La miró por largo tiempo, luego dio lavuelta lentamente y se dirigió de regreso a sudormitorio. Ella oyó que la puerta se cerraba y

Page 675: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que se trancaba la cerradura con el pasador queél había instalado. Sintiéndose culpable de talvez haberlo alejado de modo tan impertinente,Jessica consideró tocar la puerta y pedirledisculpas pero, debido al respeto por sus leyesde privacidad, decidió no hacerlo.

Ella salió del apartamento y fue al Denny’s,sin pensar más en el asunto.

Cuando Jessica regresó esa noche despuésde cenar rápidamente con Bruce, encontró unAlex muy distinto esperándola. No se hallabapor ninguna parte aquel que había rondado porel apartamento como un zombi en los mesesanteriores. Estaba sentado a la mesa de lacocina, comiendo tranquilamente y leyendo unlibro sobre el FBI.

—Cómo está tu trabajo —le preguntó,levantando la mirada.

—Bien —contestó Jessica.—Eso es bueno —opinó él sin ningún

Page 676: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

esfuerzo y sonriendo cortésmente—. Eso esbueno.

Luego dio un mordisco al sándwich queestaba comiendo, volteó la página y siguióleyendo.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó ella.—Sí, Jessica —respondió él—. Estoy bien.

Y tú sabes que no permitiré que te lastimen.Animada por la seguridad en sí mismo,

Jessica le puso audazmente la mano en elhombro y le manifestó que valoraba supreocupación, pero que ella en realidad noestaba segura de querer que él la protegiera dealguien. Hasta pensó en hablarle a Alex acercade Bruce, pero no pudo. No todavía.

Esa noche hablaron de cuestionesrazonables por primera vez en semanas. «Élestaba cansado. Parecía que hubiera salido deun ataúd, pero actuaba como un perfectocaballero, con voz suave y que mostraba

Page 677: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

seguridad personal. Cuando le pregunté por quéestaba de tan buen humor, solo se encogió dehombros y afirmó que se trataba del tiempo».

Alex le dijo que el libro estaba marchandobien. Con un poco de suerte conseguiría que lepublicaran Varón de dolores y la compensaríapor haberle dado una mano en todas las cuentasde estos últimos meses.

Pero el mayor cambio sorprendente enAlex vino a medianoche, cuando expresó queiba a tratar de dormir. Jessica lo observóponerse la cinta en la boca, le deseó un buensueño durante la noche y se fue a sudormitorio.

La mañana siguiente lo encontró durmiendoen el sofá.

Esa noche Alex dio un pasó más. No solodurmió toda la noche, sino que lo hizo en sucuarto.

Las esperanzas de Jessica aumentaron en la

Page 678: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

semana siguiente. Su hermano le comunicó quelas pesadillas aún lo visitaban cada noche, perono con tanta intensidad como para despertarlo.

Todavía pasaba la mayor parte de su tiempoen su dormitorio, escribiendo y reflexionando,pero salía todas las noches y hablaba con ella,casi como una figura paternal, tranquilamente,con propósito y entendimiento.

Alex era una nueva persona, y Jessica lecontó a Bruce la buena noticia al final de esaprimera semana. La depresión de su hermanohabía desaparecido. Ella no le había contado aBruce acerca de los Brown ni de ningún detalleacerca de la vida disfuncional de Alex, pero élsabía que la depresión del hermano de su noviatenía fuerte importancia sobre ella, y Bruceparticipó de la emoción de la joven.

Jessica se dirigió temprano a casa ese día,decidida a contarle finalmente a Alex todorespecto de su relación con Bruce. Ellos

Page 679: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estaban pensando en casarse… y era hora deque su hermano supiera la verdad.

Nada pudo haber preparado a Jessica para laescena que la recibió al abrir la puerta de lavivienda 161 en los apartamentos de la calleHolly el 23 de noviembre de 1991.

Page 680: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

H

VEINTIDÓS2008

EATHER ESTABA EN LA silla,temblando tanto de frío como de

miedo. El olor a tierra se filtraba por labolsa que él le había puesto sobre lacabeza. Por la sien le corría sudor,mezclado con mucosidad de las fosasnasales, lo que le humedecía lascomisuras de los labios con una mezclaviscosa y salada que, por extraño queparezca, la ayudaba a sentirse viva.

Tenía las manos atadas detrás y a lolargo de sus brazos podía sentir el

Page 681: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

helado metal de la silla. Sus piesestaban atados juntos, enlazados dealguna manera a las patas de la silla,pensó. La boca estaba cerrada con cintaadhesiva.

Eva no le había hablado. Heather lehabía sentido la respiración y olido elalmizcle de su piel, nada de lo cual eradesagradable. Pero no lo había visto nihabía oído su voz. Ni siquiera estabasegura de que él se hallara con ella en ellugar.

Su rapto había sucedido muyrápidamente. En realidad, de maneratranquila. Sin verdadera lucha, sinviolencia, sin palabras amenazadoras.

Page 682: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather había llegado a casadespués de tomarse unos tragos conRaquel, había revisado el contestadortelefónico por si encontraba algúnmensaje de Daniel, luego se habíaatareado con algunas labores en la casaantes de agarrar una copa de vino e ir alsótano, como hacía a menudo.

Al salón Eva.Entró, encendió la luz, y estaba

parada bajo las titilantes luces cuandoEva la agarró por detrás y le cubrió lanariz y la boca con una media. Un fuerteolor medicinal le invadió la cavidadnasal, y dejó caer la copa.

Se agarró de la mano del hombre,

Page 683: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pero se desmayó antes de que elverdadero temor se apoderara de sumente.

El verdadero temor llegó algúntiempo después, al despertar atada yamordazada con cinta en la parte traseradel vehículo de él. Estaba conscienteque fue raptada por Eva, y en lasprimeras horas permaneció tranquila,diciéndose que mantuviera la calma.Ella podía golpearlo. Lo golpearía. Nole ayudaría ahora nada que hiciera odijera, pero en algún momento se lepresentaría una oportunidad… siempresucedía. Siempre. Y cuando eso pasara,ella estaría lista.

Page 684: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero la delgada capa de valor seadelgazaba más y más a medida que lashoras pasaban en silencio. Lo quepodría ser un siempre con cualquier otroasesino, con Eva era más probablementeun nunca. El hombre que conducía lafurgoneta ya había calculado laeventualidad de todas las oportunidadespotenciales que ella pudiera tener, yhabía hecho los arreglos necesarios paradescartarlas por completo.

Lo sabía porque conocía a Eva.Viajaron bastante tiempo, quizás un

día. Ella no lo podía saber porque él lehabía puesto una bolsa sobre la cabeza.Se había obligado a orinarse en el piso,

Page 685: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a través de sus jeans. Él la habíaalimentado una vez desde atrás, unabotella de agua y una barra de chocolateHeath.

Ella había hecho una sola preguntacuando él le quitó la cinta de la boca.

—¿Quién es usted?Pero Heather sabía que él no le iba a

contestar, así que contuvo la necesidadde preguntarle más. Ya llegaría elmomento.

O no.Estaba oscuro otra vez cuando él le

volvió a cubrir la boca, la sacó de lafurgoneta y la metió a la cueva en queahora se hallaba, temblando con

Page 686: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

renovado miedo.Algo se movió a su derecha y ella

tranquilizó su respiración. Rodó unapiedrecilla. Él estaba allí, a su derecha.

La bolsa salió de su cabeza. Heathermiró dentro de la negrura. Nada desombras ni tinieblas, sino la clase deoscuridad como boca de lobo propia delos ataúdes, a dos metros bajo tierra.

Unos dedos escarbaron la cintapegada a sus labios. Lentamente laquitaron. Ella gimoteó una vez perocontuvo un grito de dolor por eldesgarrón del adhesivo.

Un encendedor centelleó a treintacentímetros a la derecha del rostro de

Page 687: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather. Se sobresaltó. La llamaanaranjada sometió a la oscuridad, y porun breve instante ella vio paredessucias, con viejas vigas incrustadas.

Pero su atención cambióinmediatamente hacia la mano quesostenía un encendedor Bic rojo. Uñasnítidas. Poco o ningún vello en el brazo.Él estaba parado detrás de ella,estirándose hacia adelante de modo queella no le pudiera ver el rostro.

—¿Te gusta la luz, Heather?Era la primera vez que Eva había

hablado, y su voz la sorprendió. Ella nosabía qué había esperado… quizás algoronco, no la voz suave y baja que le

Page 688: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

habló en su oído derecho.Su aliento olía a pasta dental.Entonces la llama se apagó,

hundiéndola de nuevo en la negrura.—¿Eva? —inquirió ella con voz

temblorosa; intentó dejar de temblar.—No. ¿Te gustaría conocerla?—¿Cuál es su nombre?No hubo respuesta.—¿Va usted a matarme?—No. No mato gente.—¿Por qué entonces estoy aquí?—Porque él rompió su promesa de

dejarme tranquilo —contestó élmoviéndose a la izquierda de ella, ahoraa algunos metros—. Él le hizo una

Page 689: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

promesa a Eva. Por eso ella lo dejóvivir otra vez. Pero él mintió.

Heather sabía que todo esto erainútil. Él iba a matarla. La enfermedadla iba a matar.

—¿Va usted a lastimarme?—Vi el salón en tu sótano —enunció

el hombre, hablando lentamente—. Nosabes mucho, ¿verdad? Yo iba a sersacerdote, ¿sabías eso?

Una fuerte respiración.—Pero yo no creía. Heather, ¿crees

tú?—¿Creer qué?—Que la serpiente es real. Que

corroe la mente.

Page 690: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Era su primera referencia a lameningitis, la enfermedad que traspasala capa protectora de las meninges yenvenena el cerebro. Heather seestremeció. Esto era. Él se estabaproponiendo algo.

—Por favor… por favor, no melastime, por favor.

Nada sucedió por diez o quinceminutos. Eva respiró con regularidaddetrás de Heather, quien se estremecióen la silla. Luego los dedos de él letocaron la mejilla. Una tierna caricia.

—Heather, ¿has oído alguna vez deDaisy? Daisy Ringwald, nacida en 1934en Milwaukee.

Page 691: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No.—Nació ciega. Sin nervio óptico.

Murió ciega.Una lágrima se deslizó por la mejilla

de Heather.—Pero ella vio. Ciega como un

murciélago hasta que murió en la mesade operaciones el 23 de enero del 2002.Cuando la trajeron de vuelta a la vidales contó lo que había visto. Describiócon perfecto detalle el anillo estiloesmeralda del cirujano del corazónsobre la mesa al lado de losinstrumentos. Lo vio todo, Heather. Loque las enfermeras usaban, sus joyas, ladisposición de la cama y las luces.

Page 692: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Hasta la portada de una copia deHuckleberry Finn que había pasadodesapercibida cinco años en lo alto deun gabinete en el rincón.

Él respiró profundo y le acarició elpómulo con el dedo pulgar.

—¿Cómo lo vio, Heather? Si eraciega.

Ella estaba temblando demasiadocomo para responder.

—¿Eres ciega, Heather?Casi contesta que no, pero en el

contexto de la historia de él, cambió deopinión.

—Sí.—La sabiduría convencional diría

Page 693: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que lo que planeo hacer contigo es unaequivocación. Me acusarán de rompermis propias reglas. De hacer la jugadaestúpida que hace que atrapen alcriminal. Te digo esto por si más tarde tepreguntas si he cometido unaequivocación. No lo hagas.

—Le creo —susurró ella.—No te asustes. No voy a

lastimarte. Te voy a ayudar a ver. Porcompleto.

Pero Heather estaba asustada. Muyasustada.

EL VUELO A LARAMIE, Wyoming, a

Page 694: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

bordo del Citation, tardó dos horas ysiete minutos desde el despegue hasta elaterrizaje y, con un poco de ayuda deLori, Daniel se las arregló para dormirdurante hora y media del vuelo.

La redada era una posibilidad muyremota, le había dicho Brit a Montova,pero todos sabían que las posibilidadesremotas revelaban casos. La patrulla decarreteras de Wyoming había colocadobarreras en cada carretera dentro y fuerade la abandonada explotación de lacompañía al oriente de Laramie. Paraapoyarse, esta vez Daniel y Britentrarían con Lori y con un equipo local.La policía estatal permanecería atrás en

Page 695: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

un perímetro de ocho kilómetros.Antes de la mina, el terreno de

ochenta hectáreas había alojado lagranja Miel Bow Medicinal, la másgrande granja de abejas conocida endocumentos, propiedad operada por unafamilia de colonos hasta que untopógrafo descubriera una veta decarbón en 1959 en el terreno. Llena dedeudas, la familia vendió los derechosde minería a una subsidiaria de lacompañía carbonífera Consolidación, lacual comenzó operaciones de minería en1961.

Mudaron a las abejas en enjambres yaplastaron más de cien mil colmenas…

Page 696: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

algo que tuvo que ver con lacompetencia y la baja calidad de lamiel.

A diferencia de la mayoría de lasminas que abrían profundos túneles ocavaban enormes hoyos destapados, lascortas paredes de los túneles casi nuncapasaban de cincuenta metros,apoyándose a su vez en gruesas venasque podían ser cortadas del lado de lamina. Según el gerente de operaciones aquien habían despertado en Maryland, lamina Bow Medicinal constaba de unaveta de carbón con cuatro puntos deentrada, tres de los cuales se habíanderrumbado en 1977, después de lo cual

Page 697: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la mina se cerró. Las estrías del carbónparecían corresponder con la muestradel FBI, al menos en el tipo.

Daniel dejó que Brit condujera laSuburban alquilada, color verde oscuro,último modelo, apropiada para la tarea.Mark Tremble, del departamento depolicía de Laramie, viajaba adelantecomo guardia armado, Lori y Danielatrás.

Él sintió la mano de Lori en larodilla.

—¿Estás bien? —le susurró ella.Cinco horas desde que regresara a la

vida y aún ninguna reaparición deltemor, a diferencia de la prueba con

Page 698: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DMT. Cualquier cosa que su cerebrohubiera hecho durante esos cincuenta yseis segundos pareció haber obradomaravillas. Hasta aquí. Él asintió.

Ella le apretó la rodilla, luego retiróla mano.

Por segunda vez en una semanaviajaban silenciosamente en la noche,presionando en la ubicación sospechadade Eva. Más allá de esa similitud, laincursión apenas se parecía.

Esta vez Daniel había muerto paraestar aquí.

Esta vez Heather moriría.Llegaron a una puerta con una

cadena oxidada y un candado.

Page 699: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Antes de irrumpir aquí, este sitiosolía ser frecuentado por tipos quevenían a fumar marihuana —anuncióTremble—. El candado en realidad nofunciona.

Él se apeó, miró al frente, luegodescorrió el pestillo de la puerta y laabrió. Un chirrido perturbó el silencio.

—¿Qué está haciendo ese tipo? —preguntó bruscamente Daniel—. Evaoirá eso. Vamos, ¡adelante!

Brit hizo avanzar la camioneta, bajóla marcha para que Tremble subiera,luego siguió adelante.

—¿A qué distancia? —inquirió Brit.—El pozo abierto está como a cien

Page 700: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

metros.—Cuando toquemos tierra, usted se

queda quieto —ordenó Brit apagandolas luces—. Ningún sonido, ni radio niteléfono celular. Si este tipo está aquí,estará observando y escuchando.

Tremble permaneció en silencio.Una enorme banda transportadora se

alzaba hacia la colina a la izquierda deellos, como una garra negra con cadenasy correas. La mina hacia la que señalabaparecía una garganta negra en el costadode la colina.

—¿Listos? —exclamó Brit,deteniendo el vehículo.

Daniel ya había sacado su pistola.

Page 701: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Concentrado. Abrió la puerta ensilencio.

—Mantente tres metros atrás —lesusurró a Lori—. Brit va a mis espaldas.

Luego echó a correr en las puntas delos pies, directo hacia esa garganta.

Según Tremble, habían cerrado laentrada con tablas, pero un huecoabierto en el lado izquierdo lespermitiría entrar. Los zapatos de ellosdispersaban carbón y la luz de la lunailuminaba la tostada superficie cobrizaque quedaba de las colmenas. La cera deabejas había sobrevivido treinta añossolo porque este lado de la colina lohabían explotado al final y los camiones

Page 702: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

se habían acercado a la entrada por elcostado lejano, dejando inalterada granparte de la cera.

Una muñeca de cera. Heather. Si elmuchacho no era Eva, ¿quién era?

Daniel se deslizó hasta la entrada dela mina y esperó que Brit llegara con elreflector. La luna le daba una tonalidadgris a su rostro.

—¿Listo?Daniel asintió.Y luego entraron, uno al lado del

otro, enfrentando la oscuridad. Britprendió la lámpara de halógeno. Brillóla luz, inundando un largo y oscuro túnelde treinta metros de profundidad. A lo

Page 703: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

largo del muro izquierdo había grandescolumnas. Rieles por el medio.

Ninguna señal de Heather.Daniel corrió al frente, parándose

sobre piedras y trozos de carbón.Ninguna señal de… Un dolor se le

extendió por el pecho en que palpitabasu corazón. Se hallaban más allá decualquier pretensión de sigilo.

—¡Heather!La voz de Daniel rebotó en los

muros. La luz de Brit reveló un leveviraje adelante a la izquierda y Danielsalió corriendo a toda velocidad haciaesa curva, desesperado por la imagenque su mente se esforzaba por ver. Una

Page 704: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

silla. Una mujer en esa silla.Daniel giró alrededor de la curva,

con la pistola extendida, y se detuvo,jadeando. Entonces Brit lo alcanzó y lalinterna que traía reveló la escena comosi fuera de día.

Una vieja vagoneta carbonífera sehallaba volcado al final de los rieles. Yal lado de la vagoneta, una silla deacero.

Una silla vacía de acero.Las manos de Daniel temblaron

fuertemente. Brit lo pasó y se detuvo allado de la silla. Hizo brillar la luz sobreuna envoltura de barra de chocolateHeath que había sobre el asiento

Page 705: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mohoso.Daniel sintió que se le fueron las

fuerzas. Se asentó sobre una rodilla ybajó la pistola.

—Estuvieron aquí —anunció Brit.Lori rodeó la curva y se detuvo

detrás de Daniel, respirando condificultad.

Daniel se esforzó en que lo que veíatuviera sentido. Brit tenía razón, Evaestuvo aquí. Pero se les habíaanticipado. ¿Cómo? Tomó una profundabocanada de aire y obligó a calmarse asu mente.

—No —exclamó Daniel, poniéndosede pie, giró y pasó a Lori, haciendo caso

Page 706: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

omiso de la mirada compasiva de ella.No, te equivocas, Brit. Te equivocas

por completo.—Este solo es uno de cuatro túneles

de ingreso —comunicó Brit—. Él estuvoaquí. Aún podría estar en uno de losotros túneles.

Entonces pulsó su transmisor deradio.

—Háganlos salir. Quiero cerradotodo túnel ahora. ¡Vamos!

—Pierdes tu tiempo, Brit.—No estoy dispuesto a tomar ese

riesgo.—¡Se nos adelantó! —gritó Daniel,

dando la vuelta—. Sabía que

Page 707: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

encontraríamos la cera en sus llantas yque rastrearíamos este lugar.

Luego señaló la silla.—Eso es lo que dice la envoltura

Heath.—De ahí que… —titubeó Lori

mirando entre Brit y Daniel—. ¿Dóndenos deja eso?

Daniel se volvió y a grandeszancadas se dirigió hacia el cielonocturno.

—Muerta —informo— esta muerta.

Page 708: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

UVEINTITRÉS

NA EXHAUSTIVA BÚSQUEDA DELtúnel no reveló nada más que la

silla metálica y la envoltura de la barrade chocolate Heath. Daniel caminó de unlado a otro por el terreno, empujandotrozos de carbón, pasándose la mano porel cabello, haciendo lo posible poreludir a Brit y a Lori.

Lidiaba con una idea sin sentido quese negaba a salirle de la mente.

Un equipo de análisis de evidenciasya estaba en camino desde Cheyenne.Las huellas demostrarían que unapersona, y no dos, había entrado

Page 709: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

recientemente al hueco. No Eva yHeather. Solo Eva.

Las huellas digitales en la sillametálica y en la envolturacorresponderían a las que ellos teníande Eva. Las marcas de neumáticos cercade la entrada mostrarían que la DodgeCaravan manejada por Eva había estadoaquí al menos varias veces. Esta fue unade las numerosas ubicaciones que élhabía escogido por anticipado.

El Cessna Citation fue abastecido decombustible y alistado para llevarlos devuelta a Los Ángeles tan pronto comoBrit quedara satisfecho con la operaciónen tierra. Una hora caminando de un

Page 710: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lado a otro y Daniel empezó a sentir elconocido mareo que precedía a algunosde sus ataques de pánico.

Descubrió a Lori hablando con Briten tono silencioso a la entrada de lamina. Se detuvo como a siete metros ylos dejó hablar. Ahora no le importabanlos pasos que pudieran estarconsiderando.

Solo había una manera de encontrara Heather.

Lori dejó la conversación y sedirigió hacia él.

—Vamos, te llevaremos de vuelta ala ciudad.

—¿Cuándo volvemos a Los

Page 711: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ángeles?—En la mañana —contestó Lori.—¿En la mañana? —cuestionó

Daniel, deteniéndola—. No, ¡tenemosque regresar ahora mismo!

—Brit quiere un poco de luz del día.No hay nada que podamos hacer en LosÁngeles que no podamos hacer aquí —objetó ella, y se dirigió hacia laSuburban—. Tenemos cuartos en elMarriott de Laramie. Vamos.

La persistente falta de sentido en lamente de Daniel se convirtió en terror.

—No, no… debemos regresar estanoche.

Él debía discutir el asunto con Brit,

Page 712: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pero Lori lo agarró del brazo cuando sevolvía.

—Lo que necesitas es descanso,¡aunque tenga que meterte a la fuerza ala cama y sujetarte yo misma!

—Sabes tan bien como yo que élgeneralmente las mata en los tresprimeros días. Eso nos da otras treinta yseis horas. Aún podemos detenerlo. Nopodemos dejar pasar doce horas sinhacer nada.

—Esta es una desviación importantede su patrón. No tenemos indicio de quevaya a proceder antes de la próximaluna llena.

—¡No estoy dispuesto a correr ese

Page 713: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

riesgo! Él no la retendrá todo un mesantes de…

Le tembló la voz.Brit los miró desde la entrada del

túnel.Ella agarró a Daniel del brazo y lo

llevó al vehículo.—Entra.Él subió al asiento del pasajero.

Todavía ninguna ola de temor. La claveestaba allí, en las capas protectoras desu mente. En las meninges.

Lori encendió el auto, lo hizo giraren U y se fue rugiendo por la carreterade tierra enlodada. Permanecieron ensilencio los primeros cinco minutos.

Page 714: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel porque no sabía qué decir, nosabía qué deseaba decir. Lori porque…Él analizó la resuelta mandíbula de ella.Lori porque ya sabía lo que él queríadecir.

Sentado al lado de ella, Daniel fuevencido por la desesperanza que loshabía llevado a este punto. Esetenebroso espacio donde la únicaalternativa es ninguna alternativa enabsoluto. Una madre obligada a escogerentre las muertes de dos hijos. Unavíctima de cáncer a la que se le da laúltima oportunidad de montar sucaballo, sabiendo que al ser sacudida enla silla se le romperán todas las

Page 715: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

costillas.Un condenado a muerte que escoge

la inyección antes que la silla eléctrica.Detrás de sus ojos aumentó la

presión, con lágrimas amenazadoras.Estaba demasiado cansado para resistir,así que las dejó rodar por sus mejillasen la oscuridad. Lori lo miró una vez,pero él no quiso devolverle la mirada.

—Lo siento —enunció finalmenteella, rompiendo el silencio.

—Sabes que no hay otro camino.Lori se pasó un semáforo en rojo y

subió por la calle principal.—El temor no ha regresado —

continuó él.

Page 716: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Lo sé.—Estoy vivo.—Y me gustaría mantenerte así.—Ella va a morir.—Aunque creyéramos que haría

algún bien, es demasiado temprano paraintentarlo de nuevo. Tu cuerpo deberecuperarse.

—Eva está detrás de la puerta, Lori.Lo único que necesito es abrir esapuerta.

—Y si no regresas, Heather moriráde todos modos. ¿Has pensado en eso?

—He vencido a la idea de la muerte—comentó Daniel; luego giró y leagarró el brazo—. Escúchame. La única

Page 717: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ventaja que tenemos sobre Eva es mirecuerdo. Lo vi antes de que me matara.Ahora sabemos cómo recuperar eserecuerdo. Tenemos que hacerlo. Te loruego.

—Aunque atravesaras esa puerta yrecuperaras ese recuerdo, ¿qué bien haráa la larga una imagen de Eva?

El punto no se le había escapado aDaniel. Poder identificar a Eva.Reproducir el rostro del asesino paramostrarlo por televisión, para pasarlopor el sistema del FBI… podría llevar ala captura de Eva en algún momento, yseguramente lo haría. Pero no a tiempopara salvar a Heather.

Page 718: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él le soltó el brazo y se acomodó ensu asiento.

—No lo sé. Pero tengo que haceresto ahora, mientras sé que ella tienetiempo. No mañana, no en una semana.Esta noche.

Los nudillos de Lori estaban blancossobre el volante. Pero ella no emitióotro argumento de inmediato. Esta era lamanera de ella de procesar. Negación yrechazo, sabiendo desde el primermomento que consentiría y aceptaría.Ella estaba tan ansiosa como él dedetener a Eva.

—¿Dónde podemos hacerlo? —inquirió él.

Page 719: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Basta! ¡Estás actuando como siestuviéramos hablando de una raya decocaína!

—¡Cómo trate con mi muerte esasunto mío, no tuyo!

Ahora se estaban gritando.—Lo que hicimos anoche no solo fue

totalmente inmoral; ¡fue irracional!—¡Él es irracional!—Entonces, ¿nos tenemos que

volver como él para detenerlo? —objetóella.

Él sabía que estas eran acusacionesinútiles nacidas de la frustración.

Ella tragó grueso y movió la cabezade lado a lado.

Page 720: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No puedo creer siquiera que teesté escuchando —afirmó finalmenteentre dientes.

—Porque sabes que tengo razón. Ysabes que es mi decisión, no tuya.

—Es obvio que no has investigadoel suicidio asistido.

—Por suerte los dos trabajamospara el FBI. Eso nos da ciertos derechos.

—¿Cómo el de matarnos?Él no hizo caso al comentario.

Pasaron un motel Super 8 y un 7-Elevena la derecha. Estaban en Laramie,conduciendo a través de semáforos, peroél apenas podía recordar algo de estasluces.

Page 721: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Tiene el hospital de aquí lo quenecesitas?

—Esto es una locura —contestó ellasacudiendo la cabeza.

—¿Lo es?Lori presionó los frenos, miró por el

espejo retrovisor y luego hizo girar en Ua la Suburban, atravesando la calle.

—¿Adónde vas?—Al hospital —contestó ella—.

Está detrás de nosotros.

Page 722: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—HVEINTICUATRO

AY DOS MANERAS de haceresto —manifestó Lori,

siguiendo un letrero azul que indicabaque el Hospital Memorial Ivinson estabaubicado en una calle lateral a la derecha—. Con la total cooperación delhospital, lo cual significará convencer…

—Solos —interrumpió él—. Quenadie lo sepa.

—No será fácil.—No tenemos alternativa. Quizás

sería mejor conseguir en el hospital loque necesitamos y hacerlo en un cuartode hotel.

Page 723: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Es más equipo del que teimaginas.

Ella giró en la otra esquina y sedirigió hacia un letrero que decíaEmergencia.

—Mejor es que ingreses muerto.—¿Muerto? ¿Qué quieres decir?

¿Matarme aquí afuera?—Más o menos —respondió ella

frunciendo el ceño—. Sí. Tengo labenzodiazepina en mi bolso. En realidadtengo la epinefrina y la atropina. Lo quenecesito es lo demás.

—¿Las trajiste?—Solamente las drogas. La

epinefrina y la atropina son estándar.

Page 724: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Para ser sincera, no sé por qué traje elrelajante muscular. Lo importante es quelo tengo.

Ella detuvo el vehículo en elbordillo y puso la palanca en modo deestacionamiento.

—Yo podría llamar antes, pedir quetengan listo un cuarto con desfibrilador,e inyectarte aquí la benzodiazepina.

—¿No es eso peligroso?—¿Peligroso? Te matará —advirtió

ella, mirando adelante hacia las puertasde emergencia—. La droga necesita almenos treinta segundos para detener elcorazón. Si el pabellón estuviera listo,pensando que ya estuvieras muerto, y te

Page 725: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lleváramos a los pocos segundos dehaberte inyectado…

Ella lo miró.—No más peligroso que matarte en

la cama.—¿Así que me inyectarás mientras

estoy fuera de la puerta?—Bastante cerca. Directamente a la

misma vena que usamos antes —explicóLori, y cerró los ojos—. Esto es unalocura.

—Si muero, o si estoy muy cerca deestarlo, la sala de emergencia solo sepreocupará de mi resucitación —declaró Daniel—. ¿Correcto? ¿Qué ledirás a la agencia?

Page 726: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Un fallo cardiaco agudo aconsecuencia del estrés por perder aHeather. Moriste hace una semana…creo poder explicar el caso.

A Montova le dará un ataque, peroDaniel estaba por encima de lapreocupación del momento.

—Está bien. Dime lo que necesitas.—Ponte en el asiento trasero.Lori sacó un bolso negro de mano de

la parte posterior, llenó una jeringa conel mismo poderoso relajante muscularcon que lo había matado la nocheanterior y se fue al asiento de atrás.

La luz de la lámpara calle debajo dela que estaban estacionados le hacía

Page 727: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

palidecer el rostro a Lori. Rápidamentele limpió el cuello con una gasadesinfectante de uno de esos paquetescerrados y sacó el aire a la aguja.

—¿Estás seguro de esto? —inquirióella.

—Haz la llamada. Se nos acaba eltiempo.

Lori agarró su teléfono, pulsó 9-1-1,y lo miró a los ojos. El tono de ella eraapremiante.

—Habla la Dra. Lori Ames del FBI.Tengo un agente que sufrió un ataquecardiaco, y lo estoy transportando alHospital Ivinson. ¿Me podríacomunicar?

Page 728: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Sus ojos no se apartaron de los deél. La fingida preocupación de ellaempezó a ponerlo nervioso.

La comunicaron con la sala deemergencia, se presentó con voz escuetay exigió hablar de inmediato con elmédico encargado. No quitó la miradade él hasta que la conectaron con quienella necesitaba.

—Estoy a un par de minutos de allá.Por lo que puedo ver, el paciente está enfibrilación cardiaca. Necesito unacamilla esperando afuera, todo lo demásen el salón disponible más cercano.Desfibrilación manual, epinefrina,atropina… todo eso.

Page 729: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella escuchó por un breve momento,luego cerró de golpe el teléfono.

—Muy bien, he aquí cómo loharemos. Te vas a acostar en el asiento.Yo insertaré la aguja y haré quesostengas la jeringa mientras conduzcoalrededor de la cuadra. No presiones elémbolo hasta que te lo ordene. Vacía lajeringa, libera la aguja y aplica presióncon esta gasa. ¿Está claro?

—Sí.Ella tomó una bocanada de aire.—Acuéstate.Daniel se estiró, con las piernas

colgándole a un lado.Lori le golpeteó el cuello una vez

Page 730: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

más, encendió la luz del techo.—Esto arderá.Duele una barbaridad.Ella le agarró la mano y puso en ella

la jeringa.—¿La tienes? No toques el émbolo

hasta que yo vea esa camilla. ¿Estáclaro? No quiero esa droga en tu sistemahasta que sepa que están listos.

—Cuenta con eso, confía en mí.Lori trepó sobre los asientos, puso

la Suburban en directa y condujo.—¿Estás bien?La aguja en su cuello se movió con

el zarandeo del vehículo, obligándolo aagarrarla con las dos manos. Pero el

Page 731: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pensamiento de una aguja insertada en suyugular era más perturbador.

—Excelente. ¿Cuánto tiempo más?Ella no respondió.El cuello le ardía y se preguntó si él

había pinchado la pared interior de suvena. ¿Tenían nervios las venas? Estabaa punto de preguntarle a ella, cuando elauto avanzó a toda prisa.

—Muy bien, puedo verlos con lacamilla, dos paramédicos exactamenteen la calle. Esto debería ser bueno,debería ser bueno. Muy bien… muybien, hazlo. Y saca la jeringarápidamente.

Daniel sostuvo la jeringa con la

Page 732: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mano izquierda y con la derechapresionó el émbolo hasta el fondo. Jalóla aguja, se presionó el cuello con lagasa. Dejó caer la jeringa.

—¿Daniel?—Ya está.El dolor lo pateó más rápido de lo

que recordaba. Como una mula.Instintivamente se agarró el pecho ycerró los ojos.

Como antes, la certeza de que habíacometido una terrible equivocación se levino encima mientras el corazóncomenzaba a luchar con lainsensibilizadora droga.

—Oh, Dios…

Page 733: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ben Kingsley había dicho estaspalabras mientras asesinaban a Ghandi.Oh, Dios. La siguiente escena fue laprocesión de su funeral. Un ataúdblanco. Pero, en ese ataúd, un salónoscuro.

Daniel sintió que estaba perdiendola conciencia. Lori daba órdenes agritos, hasta allí pudo oír él. Luego ledeslizaron el cuerpo del asiento. Lomanipularon violentamente sobre algomás plano. Una camilla.

Él estaba muerto. Aunque el corazónno hubiera dejado de palpitar todavía, élestaba muerto.

Pero su corazón había dejado de

Page 734: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

palpitar. Y sus pulmones habían dejadode respirar. El oxígeno en su mente seescapaba a toda prisa. Pronto entraría enesa agonía extrema de supervivencia,que generaría las respuestaselectroquímicas que él necesitaba condesesperación para abrir la puerta.

Un violento destello de luz. Unaluvión de imágenes.

Y entonces el mundo de Danielquedó muerto. Solo que él no estabamuerto, muerto. Estaba en el cuartooscuro.

Oyó un sonido profundo, largo, desucción, una respiración que resonabasuavemente alrededor del cuarto oscuro.

Page 735: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel examinó las paredes. Luego girólentamente hacia cada rincón, esperandover al muchacho.

Pero se encontró a sí mismo en unsalón vacío. Sin muchacho, sin risitastontas, sin muñeca de cera con abejassaliendo de las cuencas vacías.

—¿Hola?Su voz inundó el salón. Luego esta

también desapareció, dejandoúnicamente el sonido de sus pulmonesbombeando aire. Y el tiempo se estabaacabando. ¿Había alguna correlaciónentre la duración de una experienciacercana a la muerte y el tiempo en queuno se hallaba muerto?

Page 736: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Entonces Daniel vio la puerta, solovisible en un rincón sombreado. La vozdel muchacho resonó en su recuerdo.Eva está allí.

Fue hacia la puerta, agarró laplateada manija con la mano derecha,luego pensó dos veces respecto deabrirla. Detrás estaba… ¿qué… el llantoy rechinar de dientes?

Giró la manija y abrió la puerta.Entró cautelosamente a otro salón conparedes negras. Por toda la apariencia,idéntico al primer salón.

Paredes iguales. Igual piso comotablero de ajedrez. La misma calmaabsoluta.

Page 737: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La misma risita burlona.Daniel giró a su derecha y fijó la

mirada en el rincón. El muchachocolocado en cuclillas, observándolo conlos mismos horripilantes ojos negros yrostro de piel tensa, sonriendo. Laimagen más perturbadora en que Danielhabía puesto la mirada.

Tan perturbadora que no podíahablar.

—Hola, Daniel —expresó elmuchacho, con la inocente voz de unniño—. Te veo.

Daniel se sintió sofocado. Comenzóa respirar en jadeos rápidos ysuperficiales.

Page 738: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Estaba esperando que volvieras.—¿Dónde está Eva? —se las arregló

para preguntar Daniel.La voz del muchacho cambió de la

de niño encantador a un gruñido ásperoa mitad de la segunda palabra.

—Soy Eva —contestó.Pero su rostro sonriente no cambió

con esta voz.Daniel retrocedió un paso. Ya antes

había oído la voz grave, una vez,exactamente antes de ser jalado otra veza la tierra de los vivos la primera vezque la dejó. Al mirar dentro de esosojos azabaches, esa boca estirada, esecabello rubio que caía libremente

Page 739: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

alrededor de hombros delgados…Daniel quiso gritar.

—¿Quieres que te saque los ojos?—preguntó el muchacho, ahora con vozotra vez inocente—. Puedo, tú lo sabes.

—No —respondió Daniel.—¿Por qué entonces incumpliste tu

promesa?—No lo hice. ¿Qué promesa?Breve pausa.—La primera vez que me viste,

cuando te disparé —contestó ahora envoz grave, estridente, en gruñidos,resaltando cada palabra—. Norecuerdas, que lastima, pero meprometiste que te echarías atrás, que me

Page 740: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dejarías seguir matando. Te permitívolver debido a esa promesa, o de locontrario estarías en una caja de pino, ados metros bajo tierra. Te dejé vivir.

Una sonrisa retorcida dividió elrostro tenso del muchacho, dejando verdientes negros.

—Ahora te voy a sacar los ojos.Heather.Daniel intentó protestar, pero no

pudo hablar. Una vocecita en su propiamente dentro de esta otra mente lepreguntaba si se estaba hablando a símismo de niño. ¿Quién era el muchacho?Eva… sin embargo, ¿quién era Eva?

—¿Qué pasa, estás mudo ahora? —

Page 741: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inquirió el muchacho; se levantó ycaminó como pato en piernas arqueadashacia Daniel.

Daniel retrocedió torpemente,horrorizado. Se dio contra la pared,temblando de miedo. El muchacho sedetuvo exactamente fuera del alcance delos brazos.

—¿Es… es esta mi mente? —averiguó el agente especial.

El muchacho, divertido, ladeó lacabeza.

—Médico tonto —lo insultó; unanauseabunda fetidez le salió de la boca—. Puedes salvarla. Una últimaoportunidad de conservar viva tu

Page 742: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mujercita, médico tonto. La voy aacuchillar como a un cerdo de dentrohacia afuera.

—Por favor…—Surrrrrrrr —resaltó el muchacho

estirando los labios—. Solo tú.Daniel no podía quitar la mirada del

grotesco rostro que lo observaba.—Si le cuentas a esa pequeña

puerca, voy a hacer que mama grite porun largo tiempo —volvió a hablar convoz de niño.

El muchacho levantó una mano yseñaló a Daniel con su dedo índice.

—Ven acá.¿Quería Eva que Daniel se inclinara

Page 743: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a oírle? Vomitaría. Sin duda elmuchacho podía decir lo que deseabadesde esta distancia segura.

—¡Ven acá! —exclamó el muchacho,ahora su voz chasqueó como un látigo.

Daniel se inclinó.El muchacho colocó su húmedo

pómulo contra la mejilla derecha deDaniel y susurró lentamente.

—Vamos a ser los mejores amigos,Daniel.

Algo suave y húmedo le tocó laoreja. La lengua del muchacho.

Daniel retrocedió. El corazón lelatía y el pecho se le estremecía. Leestaba dando otro ataque cardiaco. Los

Page 744: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

brazos y las piernas comenzaron asacudírsele debido a una convulsiónespantosa que no podía controlar.

El salón titiló. Las luces lo cegaron.Voces.

—Lo tenemos… Eso es, Daniel.Tranquilo, tranquilo.

Solo medio consciente de Lori y deotras dos personas de emergenciaparadas alrededor de la cama.

Totalmente consciente de una vozinfantil serena y prolongada.

Te veo, Daniel.Él se irguió sobresaltado y gritó.

Page 745: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la séptima entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 746: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

23 de noviembre de 1991Jessica abrió la puerta del apartamento en lacalle Holly, ansiosa de aligerarse del secretoque había guardado todos estos meses. Si habíauna época en que Alex se hallaba preparadopara saber que ella estaba enamorada y queplaneaba mudarse, ese momento había llegado.

Tranquilamente cerró la puerta detrás deella y la trancó. Ya en la sala dejó caer el abrigoy miró alrededor del apartamento. Comosiempre, el espacio estaba inmaculado. Cadatapiz perfectamente recto, cada adornitoadecuadamente ubicado. Ahora una mecedoraocupaba el rincón en que el colchón de Jessicaestuvo varios años.

Ella estaba a punto de llamar a Alex,imaginándose que se encontraba en eldormitorio trabajando en su libro, cuando vio la

Page 747: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mancha roja en la puerta de él. Lo primero enque pensó fue salsa de tomate. Pero Alexodiaba la salsa. Y él nunca sería tan descuidado.

Un fuerte chasquido seguido de un gritoagudo atravesó la puerta del cuarto. Jessica sequedó pasmada frente a la puerta principal,tratando de aceptar lo que acababa de oír. Serepitió el sonido.

Esta vez le recorrió un frío. Ella no podíaconfundir ese sonido, ni en un millón de años,no después de haberlo oído tantas veces deniña. Era el chasquido de un látigo seguido porun grito de dolor.

Recuerdos de Alice la sujetaron al piso.Habría huido del apartamento si no la hubierainmovilizado el terror. Su mente se remontó alpasado, recordando noches tenebrosas, atada auna mesa.

¡Alice los había descubierto!¿O acababa Jessica de despertar de una

Page 748: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

prolongada pesadilla para descubrir que ella yAlex no habían escapado a su infierno enOklahoma? Entonces otra posibilidad leatravesó la mente.

Alex, no Alice, estaba azotando a alguien.—¿Alex?Ella dio varios pasos y se detuvo al final del

sofá. Se abrió la puerta del cuarto de Alex,dejando ver a un hombre parado desnudo frentea ella. Le sangraban las manos. De varios corteslargos en el pecho le manaba sangre. Usaba unamascarilla de rojo; se había embadurnado esacosa en el rostro.

Alex.Jessica no pudo decir nada. Alex la miró sin

expresión por algunos segundos, entonces leexplicó lo que había hecho con dos simplespalabras.

—Lo arreglé —enunció él.Entonces corrieron lágrimas por el rostro

Page 749: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de Alex y le comenzaron a temblar loshombros. Salió y cayó de rodillas, y le agarrólas manos a su hermana antes de que ellapudiera echarse hacia atrás.

—Lo hice, Jessie. Lo hice.Ella pudo ahora verle la espalda, cubierta

con cortes frescos, y supo que solo un látigocon incrustaciones de vidrio o metal podríaexplicar ese daño. Ella miraba, horrorizada, ymientras tanto Alex seguía sollozando,diciéndole que lo había arreglado.

Jessica volvió en sí y retiró bruscamentesus manos de las de él. Él se le lanzó a los piesy le abrazó los tobillos con sus brazos. Bocaabajo y desnudo ante los pies de ella, lloró.

«Los debates acerca de laexistencia de Dios y de

Satanás son tonterías deniños que discuten sobre si

Page 750: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el mundo termina en ellindero de árboles de su

patio trasero. Una aventuraen la tarde al interior delbosque les solucionaría el

asunto. Haga un viajeconmigo, señor. Le

mostraré el bosque, y leprometo agarrarle la manocuando empiece a llorar».

—Padre Robert SeymourLa danza de la muerte

Ella se quedó observándolo, sintiéndosedividida entre emociones opuestas. Por unaparte, los dedos le temblaron de alivio aldescubrir que Alice no los había localizado yque esta no era la pesadilla que ella más temía.

Por otra parte, los dedos le temblaron ante

Page 751: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la comprensión de que Alice los habíalocalizado, y esta era una pesadilla que ellatemía más. Alex era Alice, y él había revivido lapesadilla.

Además, Alex para nada era Alice, sino sumuñequito herido, desnudo y azotado paraapaciguar las exigencias del convento sagradode ella. Jessica sintió repulsión y lástima a lavez, y no supo si unirse a Alex en el piso opatearle la cabeza.

Jessica recordó: «Nunca me había sentidotan enojada con él. Sin duda había sentido antesfrustración, pero no la clase de resentimientoque sentí parada frente a él. Sentía pena por él,pero al mismo tiempo me sentía más enojadaporque lo hacía del mismo modo en que Alicepudo haberlo hecho».

Algo se desgarró en la mente de Jessicamientras cedía a la ira y rechazaba su empatíapor el hombre tirado a sus pies. Intentó zafarse

Page 752: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

los pies, pero él se aferró a ella con los brazos.Entonces, ella agarró una vela blanca delextremo de la mesa y se la estrelló en lacabeza.

Asombrado, Alex soltó a su hermana. Sussollozos se calmaron y la miró, mudo. Selevantó lentamente, aturdido y confuso. Jessicapudo al fin recobrar la voz. Le preguntó si élmismo se había azotado. Él solamente la miró.Cuando lo presionó, él asintió con unmovimiento de cabeza.

Ella preguntó: ¿Por qué? ¿Por qué habíahecho lo que solo Alice podía haberle hecho?¿Por qué había vuelto a traer a Alice a susvidas?

Alex no dijo nada y retrocedió a sudormitorio, dejando la puerta abierta a la cobijanegra que ocultaba su mundo privado. Cuandosalió cinco minutos después, Jessica habíalimpiado la alfombra, y él se había quitado la

Page 753: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mayor parte de la sangre del rostro y el cuerpo,pero un poco aún se le filtraba a través de lacamisa azul que se había puesto.

Por largo rato ninguno de los dos habló.Finalmente ella le volvió a preguntar por qué lohabía hecho.

—¿Por qué has traído a nuestro hogar lacloaca enferma de la religión de Alice despuésde tantos años?

—Ella estaba equivocada —contestó élalejando la mirada—. Dios y Satanás noexisten. Están en la mente.

—Eso es lo que ella solía decir —replicóla joven.

Aunque Jessica encontraba mucho más fácilrecordar sus años en California que los añosvividos de niña con Alice, logró sacar al menosun bosquejo de las intrincadas creencias quemotivaban a Alice y a Cyril al brutal maltrato atan tiernos niños.

Page 754: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La impía creación de Alice, a la cual ellallamaba Convento Sagrado de Eva, parecíaextraer cosas de toda religión mundialimportante, a menudo en contradicción directaa la premisa subyacente de esas religiones,concretamente encontrar a Dios. Lanzandoalgún animismo y una buena dosis de ritualsatánico, lo que resultó fue el evangelio segúnAlice.

Ella exigía orden y creaba reglas. Sinexcepciones. Al final, el juicio de las personasno lo determinaba lo bien que servían a algúnser omnipotente llamado Dios, sino cuántopoder obtenían de esta vida para convertirse enDios.

En la mente de Alice, ella era Dios.Es dudoso que Alice creyera de veras en un

Dios fuera de ella misma. O en realidad en unSatanás. Para ella las nociones de Dios ySatanás eran simples instrumentos que usaba

Page 755: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

para invocar poderes que al final solo residíanen ella misma.

Las reglas del universo eran claras como elcristal. Era necesario mantenerse puro paramantener poder en esta vida. Y aunque Alicecreía mantenerse casi en existencia virginal enprácticamente todo aspecto de su vida, siemprehabía un poco de mal que se introducía y diluíaesa pureza. Solo una vasija realmente purapodía aprovechar el poder del mal en vez dedejarse contaminar por ese mal. Ellasimplemente debía mantener la pureza siesperaba conseguir el poder que necesitabapara permanecer pura. Razonamiento circularsin esperanzas. Humanismo secular con unamáscara horrible.

Tomando los sacrificios del judaísmo y elapaciguamiento a dioses de antiguas tribussuramericanas, Alice halló una forma de tratarcon la impureza que la amenazaba. Necesitaba

Page 756: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

un cordero sin mancha, lo cual en realidadsignifica una virgen inocente, para pagar elprecio requerido por cualquier mal persistenteque le diluiría su poder.

Para este propósito ella necesitaba jóvenesniños, y los mantendría puros a través de unvigoroso sistema de reglas y castigo. Ella luegolos hacía pagar por el mal una vez al mes,durante la luna nueva.

En la retorcida mente de Alice, la únicamujer en lograr verdadera perfección fue Eva.Virginal y totalmente inmaculada en el jardín,ella pudo engañar a Lucifer para que le diera supoder, el cual luego ella transmitió a la especiehumana. Todas las guerras y las enfermedades,y toda clase de maldad venían de Eva, quiensedujo a la serpiente. Desde entonces nunca hahabido una mujer tan poderosa. De ahí elnombre de la diminuta secta de Alice:Convento Sagrado de Eva.

Page 757: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El ritual satánico era para Alice nada másque una forma de experimentar con distintasmaneras de engañar a Lucifer como lo habíahecho Eva.

Por supuesto, todo esto era una metáforapara su propia lucha consigo misma, porque alfinal el bien y el mal, Dios y Satanás, vivíandentro de ella. En toda persona digna. Alice eraDios; Alice era Satanás.

Al mirar el cuerpo manchado de sangre deAlex esa noche en el apartamento, a Jessica lepareció que él estaba siguiendo los pasos deAlice, castigándose para hallar pureza ypoder… como Alice había castigado unaversión mucho más joven de él para el mismopropósito.

A Jessica le inquietó el hecho de que Alexcentrara la atención en esta parte central de lafilosofía de Alice. Dios y Satanás no existen.Están en la mente.

Page 758: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella presionó más a Alex, acusándolo deabrazar la religión de Alice. En vez dereaccionar con repulsión, como hizo en elpasado cuando ella sugirió que aún persistíaalguna asociación con Alice, él se sentó en lamesa de la cocina, cruzó las piernas, y le pidióperdón. Tranquilamente explicó que solo estabatratando de probarse que podía enfrentar condesafío el dolor de su pasado para así poderterminar su libro, Varón de dolores. Porhorroroso que pudiera parecer, lo que él habíahecho era solo un experimento. Una prueba quehabía superado. No volvería a ocurrir.

Pero Jessica necesitaba más tranquilidad,así que presionó aun más. ¿Cómo podía ellasaber que él no estaba experimentando unaregresión? Y si podía azotarse como Alice lohabía azotado, ¿quién le aseguraba que un día élno se animaría y tratara de darle a ella unapaliza del modo en que Alice lo había hecho?

Page 759: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex retrocedió ante la sugerencia, y poralgunos minutos se convirtió en el antiguo Alexque ella conocía muy bien. Se levantó,impactado. Con ojos empañados le preguntócómo podía pensar siquiera que él la lastimaría.¡Él moriría por ella! Casi lo había hecho, ¡envarias ocasiones!

Jessica recordó el momento determinante através de las lágrimas: «Él era otra vez solo unniño herido. Fue muy triste. Yo sencillamenteno podía ignorar el dolor. Pero por primera veztuve miedo de él».

Finalmente Jessica se quebrantó y consolóa su hermano, y cuando él se negó a ir a la salade emergencia para recibir tratamiento, ella lelimpió y le vendó las heridas. Acordaronmantener entre ellos el incidente, comohicieron con todo lo relacionado con Alice.Las preguntas llevarían a que tanto ella como élquedaran expuestos. Ninguno de los dos estaba

Page 760: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

listo para exponer sus pasados al mundo. Lanoticia se filtraría. Hasta donde les constaba,Alice aún estaba allá afuera, esperando saber deellos.

Al día siguiente la vida en el apartamentocontinuó como si no hubiera pasado nada. PeroJessica empezó a preguntarse más y más cómosería la vida sin Alex.

3 DE ENERO DE 1992El día estaba nublado, pero el nuevo año le

trajo una emocionante sorpresa a Jessica. Lavíspera de Año Nuevo, Bruce Halstron la llevóa los columpios que los vecinos conocíancomo Parque de los Amantes, la columpió enel aire y le informó que no se detendría hastaque ella aceptara casarse con él. Encantada, ellaaceptó en medio del primer balanceo.

Pasaron tres días antes de que Jessica

Page 761: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

decidiera que debía contar la noticia a Alex,quien se hallaba en su estado normal de tristemeditación. El compromiso de ella con Brucesignificaba que se mudaría del apartamentocuando se casaran, probablemente en el verano.

Abrigando más que un poco de temor, ellale pidió a Alex que se sentara y se prepararaporque tenía un anuncio maravilloso. Él sonrióy le pidió que continuara. Ella le dijo queestaba enamorada de un hombre llamado BruceHalstron.

Él siguió sonriendo en silencio, pero ahorasu sonrisa parecía forzada. Como él noreaccionaba de forma negativa, ella decidiósacar rápidamente el resto.

Le contó que había aceptado la proposiciónmatrimonial de Bruce.

El rostro de Alex palideció por completo.—¿Va él a vivir aquí? —inquirió.—No —le explicó ella sentándose a su lado

Page 762: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y poniéndole una mano en la rodilla—.Tenemos que mudarnos, Alex. Me estoycasando. Eso significa…

—¡Sé lo que eso significa! —lainterrumpió y se puso de pie.

Como ella esperaba, él le lanzó una diatriba,recordándole las circunstancias especiales deellos. Él no tenía trabajo y no podía pagar elapartamento. Estaría perdido sin ella. ¡Toda suvida giraba alrededor de Jessica! Rápidamentesu ira se convirtió en temor y luego en pánico.¿Cómo podía ella siquiera pensar enabandonarlo?

Pero Jessica conocía muy bien a suhermano y estaba preparada. Le planteó denuevo el tema con sensatez, explicándole queella ya no era una niñita.

Alex le dio una bofetada. Atónita, ella sevolvió a sentar y se llevó una mano al rostrolastimado. Al verla horrorizada, él cayó de

Page 763: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

rodillas y le rogó que lo perdonara. No sabíapor qué la había abofeteado. Ella era su vida, yel temor de perderla lo había enloquecido. Élpuso la cabeza en el regazo de ella y lloró deremordimiento.

En vez de atraerlo hacia sí, ella le apartó lacabeza, se fue a la cocina y se sirvió una bebida,sabiendo que él la seguiría; así lo hizo, y ahorale dijo que ella tenía todo el apoyo de él. Porsupuesto que ella debía irse. Ella merecía sufelicidad. No podía vivir con él el resto de suvida en esta pocilga.

¿Quiso él decir eso? Sí, sí, en realidad asífue. Ella tenía razón, ellos no eran niños.Debían continuar con sus vidas.

Aliviada, Jessica lo abrazó y le agradeció.Permanecieron abrazados bastante tiempo. Suvida desequilibrada en el apartamentofinalmente se acercaba a su fin.

Entonces Jessica le habló de Bruce: cómo

Page 764: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

se habían conocido, adónde fueron en suprimera cita, cuán maravillosamente se sentíaestando con él. Mientras tanto Alex escuchabacon una valiente sonrisa, forzándose a hacerpreguntas corteses. Le confesó que sería difíciltratar de vivir sin ella.

Jessica recuerda: «Había una mirada vacíaen sus ojos. Pero yo estaba acostumbrada aeso. Él estaba siendo muy valiente, y yo lorespetaba por eso».

Incapaz de contenerse, Jessica le contóalgo más a Alex. Bruce la había besado. Y loque era más, le había visto las cicatrices. Lashabía tocado.

La mirada de horror en el rostro de suhermano se quedó grabada en la mente deJessica. Pero Alex no se molestó. «Solo estabatratando de que todo tuviera sentido. Nuncahablamos de sexo. Eso estaba fuera de nuestroslímites, ¿sabe?, debido a Alice. Simplemente

Page 765: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

no podíamos tocar el tema».La discusión terminó poco después de la

confesión de Jessica, quien se disculpó, entró asu dormitorio y cerró la puerta. Esa nochedurmió con una sonrisa en el rostro. Al finhabía dado el último paso para encontrarlibertad de Alice. O, más exactamente, lo haríacuando dejara a Alex por Bruce.

Page 766: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DVEINTICINCOANIEL YACE TEMBLANDO en lasala de emergencia del Ivinson de

Laramie, Wyoming, luchando con unaviva conciencia de haber estado en unprecipicio con una mano empujándolopor la espalda. Siendo el precipicio laexigencia del muchacho de que sedirigiera al sur por su cuenta, a pesar desu estado físico; y siendo la mano que loempuja su motivación de salvar aHeather.

Y en el fondo de ese precipicio, larealidad concreta de que un resbalón delpie significaría para ambos una muerte

Page 767: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

con los huesos destrozados.Habían pasado quince minutos. En el

salón solo estaba Lori, quien volvió arevisarle los signos vitales y, satisfecha,se colocó junto a la cama de Daniel.

—No tienes idea de lo cerca queestuvo —le comunicó ella en un susurro—. Ellos querían darse por vencidos.

—¿Cuánto tiempo? —averiguó él.—Dos minutos, veinticinco

segundos. Nunca más, Daniel. Se acabó.—Dime que valió la pena —enunció

Lori mirando la cortina cerrada.Él pensó en contarle todo, luego

descartó la idea, creyendo que hasta queél lo entendiera por sí mismo, esto

Page 768: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

podría ser peligroso. Para todos.—¿Viste la puerta?—Sí.—¿La abriste?—Sí.—¿Y?¿Cómo explicar el hecho de que la

experiencia cercana a la muerte queacababa de tener no había tenidosentido, al menos no en su totalidad? Élpodía entender por qué su mente volvióa ver al muchacho. Es más, esperaba laexperiencia. La solicitud de dejar elcaso Eva tenía sentido:subconscientemente luchó con la culpadurante dos años por continuar el caso a

Page 769: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

costa de Heather.Pero este asunto de dirigirse al

surrrrrrrr, como lo pronunció elmuchacho, era menos obvio. Solo habíaunas pocas explicaciones de por qué sumente había sacado a relucir elpensamiento: quizás había sucedido algomás en ese momento antes de que Eva lomatara en Manitou Springs; tal vez elasesino sí había ido al extremo de lacama de Daniel mientras este dormía yle había dicho algo que él solo ahorarecordaba.

O quizás su mente, confrontada porla muerte, se aferraba desesperadamentea una esperanza.

Page 770: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Lori podía suponer tan bien como él,pero nada de eso sería más queespeculación.

—Por favor, solo dime lo quesucedió —rogó Lori, con el ceñofruncido por la preocupación yagarrándole una mano con la suya.

—Eso es todo. En realidad nosucedió nada.

—¡Aseguraste haber abierto lapuerta! —exclamó ella, dio una rápidamirada por una rendija en la cortina, yluego bajó la voz—. ¿No viste a Eva?

—No, no lo vi. El muchacho me dijoque él era Eva.

Daniel levantó una mano hasta la

Page 771: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cabeza y pensó en pedir más medicaciónpara el dolor, pero rápidamente decidióadmitir que ahora el dolor solamente leharía lenta la respiración.

El pensamiento lo agarródesprevenido. Seguiría las exigenciasdel muchacho, ¿no es así? Aun sihubiera una ligera esperanza de salvar aHeather, él la llevaría a cabo solo, comoel muchacho había ordenado.

—No —cuestionó Lori moviendo lacabeza de un lado al otro—. No, eso nopuede ser correcto.

—Por supuesto que puede ser. Elmuchacho es mi subconscienteazotándome por mis fallas; por fallarle a

Page 772: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather, por no parar el caso Eva.—Sí, pero… ¿Nada más? ¿Estás

manifestando que esto no tiene nada quever con que lo vieras a él esa noche?

Daniel no podía contarle susintenciones. Si, por algún extraño girodel destino que él aún no lograbaentender, su ida al sur efectivamente loconduciría a Eva, Lori no podía saberlo.Si Eva había demostrado algo durante elaño pasado, era que podía hacer, yharía, precisamente lo que había dicho.

—No lo creo, no. Nada que ver conesa noche.

—¿Qué quieres decir con eso? —quiso saber ella.

Page 773: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Que debemos volver a empezar decero —contestó él sentándose.

—Acuéstate —ordenó Lori conbrusquedad, claramente molesta poralgo más que porque él se sentara—.Debes descansar.

—Tengo suficiente epinefrina dentrode mí para mantener despierto a uncaballo durante una semana. Créeme,descansar no está en el panorama, no sindrogas.

—Entonces conseguiremos algunas.Nada ocurrirá antes del amanecer eneste punto.

—Nada de drogas. ¿De acuerdo? —formuló él, y miró el reloj: casi las dos

Page 774: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de la mañana.Surrrrrrrr. El fétido aliento del

muchacho le flotó en las fosas nasales.Surrrrrrrr, Daniel, te veo. Daniel tragógrueso, tratando de no hacer caso a laapremiante urgencia. Surrrrrrrr ahora,Daniel. ¡Ahora!

—Quizás algún analgésico para lahinchazón y para este dolor de cabeza—pidió él—. Nada más.

Lori lo miró y luego se puso de pie.—Todo este asunto fue una

equivocación. Tenemos suerte de queestés vivo —añadió ella, sacudiendo lacabeza—. No puedo creer quehiciéramos esto. Otra vez.

Page 775: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él asintió con la cabeza.Surrrrrrrr, Daniel. ¿Quieres que le

saque los ojos a ella?—Estoy vivo.—Gracias a Dios.—Yo podría usar el analgésico.Ella se fue hacia la cortina, regresó

a ver con el ceño fruncido y luego salió.Daniel se arrancó la intravenosa del

brazo y se bajó de la cama. Letemblaban las piernas y tardó unosinstantes en afirmarse. Le habían quitadola camisa y la habían puesto sobre elrespaldo de una silla gris al otro lado dela cama de hospital. Caminó hacia ellaafirmándose con la mano derecha en los

Page 776: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

rieles de la cama.Agarró la camisa y luchó con cada

manga. Por absurdo que fuera su intentode irse, la idea de dirigirse al sur —soloal sur, sin ningún destino en mente— erapeor.

Como él esperaba, las llaves de laSuburban estaban en el bolso negro deLori, el mismo en que ella escondiera elrelajante muscular. Lo cual le parecióinteresante una vez más. Era como siella hubiera previsto la posibilidad deque él quisiera volver a morir.

Respiró profundamente y salió dedetrás de la cortina al lado de la cama.Las manos le temblaban, por lo que las

Page 777: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

metió en los bolsillos. Aún tenía untrozo de gasa pegado al interior delbrazo derecho, y él pensó enarrancárselo. En vez de eso retiró lamano izquierda y cubrió la gasa deforma tan natural como pudo.

A través de la puerta abierta se veíael puesto de enfermeras… ellas sin dudase preguntarían qué estaría haciendo élparado tan pronto. Pero los pasos de él através de la sala de emergencia notenían tanto que ver con evitar lasmiradas curiosas de las enfermeras y losmédicos de guardia, como con lograrsalir sin que Lori lo supiera.

Mantuvo la cabeza agachada y

Page 778: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

caminó tranquilamente, como si todoestuviera en perfecto orden, sin importarque el sudor le empapara el rostro.

—¿Señor?Él miró por sobre una de las

enfermeras que lo observaban.—Dígale a la doctora Ames que fui

al baño.—Tenemos uno girando en la

esquina —indicó ella, moviendo el dedoen la dirección opuesta, con mirada aúndubitativa.

—Está bien, ya vuelvo.Él aligeró el paso, salió por una

amplia puerta blanca y entró al pasillo.Nadie en ambas direcciones. Agradeció

Page 779: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a Dios por esos pequeños favores.Daniel estaba a mitad de camino en

la larga rampa para sillas de ruedas a laderecha, cuando oyó la voz de Loridesde la sala de emergencia. Salió atoda prisa con la impresión que esto eramás seguro que salir corriendo. En sucondición, cualquiera que fuera, nodebía presionar el corazón.

—¡Daniel!Él se escabulló hacia fuera, cerró la

puerta y se dispuso a atravesar elestacionamiento hacia el vehículo. Teníaque suponer lo peor: que ella no loencontrara en el baño y de inmediatosaliera hacia el auto.

Page 780: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El aire nocturno le susurraba por elcuello, a través de su cabello expuestoal viento. La Suburban chirrió cuando élpresionó el control remoto. Lucesanaranjadas titilaron dos veces.

Lori salía corriendo por las puertasde emergencia mientras él se deslizabaen el asiento.

—¡Daniel!Intentando torpemente manejar la

llave, se las arregló para introducirla enel encendido. Prendió el motor. Puso lapalanca en directa.

Lori permaneció frente a la puerta,gritando algo que él no logró oír. Eso noimportaba en este momento. No había

Page 781: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

manera de que ella pudiera atraparlo, yella no tenía idea de adónde se dirigíaél.

¿Cómo podía saberlo, si él mismono lo sabía?

Surrrrrrrr…La Suburban salió disparada del

estacionamiento y giró dos veces antesde entrar rugiendo a la calle principal.

Daniel se sacudió de la cabeza unaimagen del muchacho susurrando conlabios estirados sobre una negradentadura y aliento tan fétido que casi sepodía ver.

—Sur. ¿Por qué al sur?Ninguna señal de persecución en su

Page 782: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

espejo retrovisor. Conducía un vehículoalquilado; distraídamente se preguntócuán lejos lo llevaría. ¿Cuánto tiempo sesupone que conduciría hacia el sur antesde comprender que toda esta insensatezera producto de su mente?

Pasó debajo de un letrero que leinformaba que la Interestatal 80 estabakilómetro y medio adelante. Más aloriente que al sur, pero se unía a laInterestatal 25 como a ochentakilómetros adelante.

Su celular zumbó en el asiento delpasajero donde lo había dejado. Miró lapantalla, vio que era Lori y lo desplegó.Luego lo pensó mejor y lo cerró antes de

Page 783: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

contestar. Si iba a hacer esto, un asuntoclaramente decidido, debía hacerlo alpie de la letra. Solo, en todo sentido.

El tráfico era escaso en la I-80 e ibaa prisa, acelerando a ciento treintakilómetros por hora, luego a cientosesenta.

El hecho de que en realidad no seestaba dirigiendo al sur le humedecíalas palmas y le cubría el volante consudor.

El hecho de que en realidad estabasiguiendo el consejo del muchacho condentadura negra, a quien había conocidoen su mente estando muerto, le lanzabaun frío al cuello. Hace una semana no

Page 784: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

habría escapado de la sala deemergencia para seguir los antojos de unálter ego que insistía en que era Eva.Además, una semana antes no habíaestado muerto. Tres veces.

Después de treinta y seis minutos ycuatro llamadas más sin contestar,Daniel tomó la rampa de setentakilómetros por hora hacia la I-25 surcorriendo entre noventa y cinco y cien, yluego acelerando sin demora hacia lamarca de ciento sesenta. Después detodo él era del FBI. Las multas porexceso de velocidad no lo afectarían.

Todavía, el corazón le palpitaba.Todavía, sus palmas engrasaban el

Page 785: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

volante. Todavía, el frío le recorría porel cuello como las garras de undepredador.

Las llantas zumbaban. Le dolió lacabeza. Se dirigía al sur, ¿correcto? Estoera lo que significaba surrrrrrrr, sur enla interestatal, no directo al sur deLaramie. ¿Y si se equivocaba alrespecto? ¿Y si a Heather la habíanmetido a un sótano al sur de Laramie?

¿Y si para Eva no había ningún suren absoluto?

Su teléfono volvió a sonar, y élsolamente lo miró de refilón, esperandosimplemente ver el número de Lori o deBrit. Fuera del estado. Código de área

Page 786: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

508.A las tres de la mañana…Levantó el teléfono, con la mirada

fija en esos diez números. ¿Usaría Evaun teléfono que se pudiera rastrear?

Abrió el celular y se lo llevó aloído.

—Clark.La voz que contestó era confiada.

Baja.—Entiendo que te diriges al sur. Aún

hay tiempo si te das prisa.—¿Quién habla?La persona que llamó esperó cuatro

o cinco segundos, como si estuvieraconsiderando la pregunta con alguna

Page 787: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

incertidumbre.—Lo siento. No esperaba de ti una

pregunta tan ridícula. Ve al sur. Toma la40 al este. Volveré a llamar con unteléfono diferente. Apúrate por favor.Heather no está tan bien.

La línea quedo muerta.

Page 788: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿MVEINTISÉIS

UERTO? —EXCLAMÓ BRIT—. Como en…

—Fibrilación cardiaca aguda. Se ledetuvo el corazón. Imagínalo como unaréplica. Pero, como dije, pudimosresucitarlo en el hospital.

Lori pasó el teléfono a la manoderecha y anduvo de un lado al otro ensu cuarto de hotel la mañana siguiente alas nueve. Debían despegar en una horay Daniel aún no había vuelto ni habíacontactado.

—¿Por qué no me informaron? —cuestionó Brit—. Han pasado siete

Page 789: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

horas, ¿y apenas ahora me estoyenterando?

—Lo siento, debí haberlo hecho.Solo que… Lo trajimos de vuelta, y eratarde —anunció ella yendo hacia laventana y mirando al estacionamiento—.Oíste lo que dije, aunque…

—Que él se había ido. Me dijisteque lo habían traído de vuelta. ¿Cómopuede una persona morirse dos veces enuna semana?

Tres veces, casi dice ella.—No, que se fue, como que agarró

la Suburban y se fue.—¿Después de haber vuelto? —

exclamó Brit, esta vez lentamente—.

Page 790: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

¿Adónde? Creí que estaba en el hospital.—Salió de la sala de emergencia, se

subió a la Suburban y se fue. Adónde, notengo idea. A poner en claro su mente,hasta donde me consta.

—Así que hasta donde te constapuede estar muerto a un lado de laautopista. ¿Y ni siquiera te molestaste enllamarme?

Ella había pasado las últimas sietehoras pensando lo mismo.

—Creí que solo se estabadesahogando. La patrulla de carreteraslo sabrá. Llamé, y en un radio deochocientos kilómetros no hay reportesque involucren una Suburban.

Page 791: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Brit permaneció en silencio en elotro extremo.

—Entonces, ¿qué hacemos?—Retardar nuestra salida y

encontrarlo —contestó Brit.—¿Y si no lo logramos?—Si él no aparece para la tarde,

regresamos y mantenemos los dedoscruzados. O aparece o lo encontramos.Tenemos el número de placa de laSuburban y podemos rastrear su teléfonocelular.

—Lo siento, en realidad creí que élvolvería antes de una hora.

Brit hizo caso omiso a las disculpasde ella e hizo la pregunta obvia.

Page 792: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Alguna razón para creer quepudo haber ido solo tras Eva?

—Heather.—Desde luego. Pero en lo que a ti

respecta, él no tenía ninguna informaciónque no sepamos.

Lori pensó: Sí, él vio en su mente unmuchacho que aseguró llamarse Eva.Aunque ella no sabía cómo eso pudomotivar a Daniel a irse solo. Si se fuetras Eva, el muchacho le debió haberdado a conocer algo que él no quisocomunicarle a ella.

El propio deseo de Lori de contarlea alguien lo que sabía le golpeaba elpecho como un tren de carga.

Page 793: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No que yo sepa —concordó ella—. Volverá.

—Espero que tengas razón. De verasespero que tengas razón.

Pero ella no estaba segura de tenerrazón. Ni siquiera escasamente.

—Brit, me preocupa que le falle elcorazón. No creo que pueda soportarmucho.

Page 794: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

DVEINTISIETEANIEL CONDUJO LA Suburbanlentamente por la carretera de

gravilla llena de maleza, buscando conla mirada la reja de contención deganado que Eva le había dicho queencontraría después de la señal 97. Lanoche era oscura. A lado y lado surgíanárboles, como negros centinelas queveían pasar el solitario vehículo,sabiendo lo que solo un necio no podíasaber.

Este era un viaje solo de ida.Usando una serie de teléfonos

públicos, Eva lo había llevado a

Page 795: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Oklahoma, al sur de la Interestatal 40,dentro de los bosques. Habían pasadocuarenta y cinco minutos desde queDaniel vio las luces de otro vehículo.Eva había trazado meticulosamente laruta, quizás la misma que había usadopara transportar a Heather una vez quegiró al sur en la I-25.

La treta de Eva tenía un sentidointimidatorio para Daniel. Eva agarró aHeather para atraerlo. Había calculadolas veces que Daniel debió parar parareabastecerse de combustible y eltiempo que tardaría entre parada yparada. Se había detenido en cada una yescrito los números de teléfonos

Page 796: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

públicos, planeando que en cadaocasión Daniel solo supiera la próximaetapa de su viaje al sur.

Nada de esto era particularmentemolesto para Daniel. No habríaesperado nada menos de un adversariotan meticuloso.

Lo que lo angustiaba era el hecho deque Eva pretendiera exponerse a símismo. ¿Cómo podría él saber queDaniel no había reportado las llamadas;que no lo estaba siguiendo por aire unequipo táctico en este instante, listo parasometer a Eva cuando Daniel llegara asu destino?

Te veo, Daniel.

Page 797: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Sí, allí estaba el niño interior, esemuchacho en el ojo de su mente queafirmaba ser Eva. Pero la invención dela mente no creaba un adversario decarne y hueso. El muchacho no podía dara Eva más información sobre lasllamadas de Daniel que la que el propioasesino podría tener con un simplevistazo en el vehículo.

No. Eva, o sea cual sea su verdaderonombre, planeaba algo mucho máspeligroso.

Tenía planeado a Daniel mismo.Cómo, Daniel no podía estar seguro,pero Eva lo conocía tan bien como él seconocía a sí mismo. Sabía que Daniel

Page 798: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

era desesperadamente leal a Heather.Que solo su obsesión por Eva puso unabrecha entre los dos. Que en la últimasemana Daniel se había agotado alextremo de una cuerda raída, angustiadopor el temor de modo tan antinatural queestuvo dispuesto a matarse no una vezsino dos veces desde que Eva lo matara.

Él sabía que después de una caceríatan larga, Daniel no se arriesgaría aperder ni a Heather ni a Eva informandode su paradero al FBI. Que, si lo hacía,Eva lo iba a saber. Daniel no sabíaexactamente cómo, pero el asesino habíaprobado de manera reiterada que erademasiado listo para arriesgarse a

Page 799: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ponerse al descubierto sin habercubierto todo peligro posible.

¿Y si… solo y si, por improbableque fuera, lo sobrenatural fuera real yEva fuera un ser sobrenatural? ¿Si fueraun demonio, como los llamaban loschiflados religiosos; una presencia quefuncionaba con el asesino y que habíavisitado a Daniel en su muerte y en sussueños?

Llevando a Daniel al sur hacia sumuerte definitiva.

La tentación de hacer saber suubicación le había fastidiado por horas.Pero Eva tenía razón: Daniel no podíaaventurarse a arriesgar la vida de

Page 800: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather. Ni se podía arriesgar aencontrar una solución para el abismoque lo había devorado desde su primeramuerte en Colorado.

La tentación se había esfumadomedia hora antes, cuando perdió lacobertura de su celular.

Te veo, Daniel. Una últimaoportunidad de conservar viva a tuhembrita.

El agente especial hizo que laSuburban rodeara una curva larga, y susfaros iluminaron una cerca. Una reja decontención de ganado unía la brecha enel alambre de púas.

Sus brazos estaban tensos. No logró

Page 801: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ver nada más allá de la reja, solo máscarretera llena de maleza con pasto en elmedio y un rastro doble de gravilladonde el paso ocasional de vehículoshabía impedido que el pasto creciera.Tal vez cazadores.

Las llantas de la Suburban vibraronsobre los tubos de acero.

Había una marcada posibilidad deque Eva ya hubiera infectado a Heathercon la enfermedad. Que Daniel laencontrara sobre una silla, los ojosvirados hacia atrás, y estremeciéndose amedida que la presión letal deestreptococos le destrozaba la mente yel cuerpo.

Page 802: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel aflojó el acelerador. Elsonido de gravilla crujiendo debajo deél se convirtió en un rugido sordo. Sesecó el sudor de los ojos y miró laconfusa línea entre el alcance de losfaros y la oscuridad.

Eva manifestó que había una viejacabaña en la carretera, pero noespecificó a qué distancia.

El cansancio lo había obligado asalir de la carretera exactamente paradescansar después de cruzar la líneafronteriza de Oklahoma. Durmió treintay siete minutos antes de despertar degolpe y reanudar su esfuerzo.

Después de pensarlo bien, no sentía

Page 803: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

buena la idea de que el muchacho en elojo de su mente fuera algo más que unareacción electroquímica. No obstante,por ridículas que fueran las ideas sobrelo sobrenatural, ahora entendía consorprendente claridad por qué noventa yocho por ciento de la población delmundo ponía su fe en ellas.

Explicar su experiencia en términossobrenaturales sería aceptable paracualquier persona menos informada. Yera tentador, hasta para él. Daniel estabaconsciente que el infierno era realporque estuvo allí y conoció al mismodiablo: un muchachito que se llamaba así mismo Eva. Cuando el asesino lo

Page 804: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mató esa noche en Manitou Springs,Daniel conoció al muchacho, a estedemonio llamado Eva, y evidentementele hizo la promesa de echar para atrás lainvestigación a cambio de su vida. Asífue como Lori pudo volverlo a traer.

Ahora Daniel estaba pagando elprecio por no cumplir su parte del trato.Esa era la reacción religiosa de lo quele estaba sucediendo.

En algunas maneras la explicaciónparecía convincente. Solamente losnombres estaban equivocados. Elinfierno era la mente, el diablo era enrealidad un químico poco entendido,llamado DMT, y el muchacho era una

Page 805: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

reacción electroquímica aun menoscomprendida y mejor conocida comoconciencia.

La luz que se extendía en laoscuridad iluminó una vieja casucha.Daniel cambió el pie al freno, oyó quelas llantas frenaban, y luego se detuvo.El miedo no había vuelto desde quesaliera de Wyoming, pero ahora elpánico intentó abrirse paso. Luego seesfumó.

Pensó que la casucha quizás era detres metros por tres… demasiadopequeña. Entonces las luces de los farosdescubrieron un cobertizo, y Danielsupo que había llegado.

Page 806: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Detuvo la Suburban y miró el claro.Una casita cuadrada surgía de entre lamaleza demasiado crecida a suizquierda. Viejas tablas grises colgabande las paredes, la mitad del techo caído,ventanas rotas.

Una pequeña colina se levantabamás allá antes de llegar al bosque. Loque parecía ser un viejo arado mohosose apoyaba en la maleza en la base de lacolina. Más allá una cerca de maderapodrida.

Tres pensamientos saturaron lamente de Daniel. El primero era que nila casucha ni la casa calzaban en elperfil de Eva.

Page 807: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El segundo fue que él estaba aldescubierto, las luces encendidas, enpunto de mira de alguien que vigilaradesde el bosque.

El tercero fue que le dolía el pechoen gran manera.

Estiró la mano hacia la llave y apagóel motor. El zumbido que había sido suconstante compañía en las últimasdiecisiete horas fue reemplazado por unrepiqueteo en sus oídos. El relojmostraba las 20:13.

Daniel apagó las luces. Una medialuna irradiaba suficiente luz sobre elclaro como para que él distinguiera elcontorno de la casa contra el negro

Page 808: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

bosque. Una rápida mirada a su celularconfirmó que aún se hallaba fuera decobertura. Eva debió haber usado unteléfono satelital.

Se sentó con las dos manos sobre elvolante, dejando que sus ojos seacostumbraran a la oscuridad. Habíaconsiderado innumerables escenarios,pero abandonado ahora en el claroninguno de estos pareció importar. Evaya estaba observando, esperando.

Daniel solo tenía dos opciones.Podía dar media vuelta, conducir lamedia hora hasta la cobertura del celulary hacer saber su ubicación; o podíainvestigar el cobertizo y confiar en su

Page 809: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

instinto.Instinto que le decía que asesinos

metódicos como Eva dependían de susobsesiones hasta el punto de la adicción.Eva mataba mujeres en luna nueva porrazones bastante poderosas como paraimpedirle matar ahora a Heather.Cualquier cosa que tuviera en mente, noera matar directamente a lo loco.

Aunque esta no parecía una maneralógica de pensar, había una posibilidadde que Eva hubiera hecho todo esto paraque sirviera como advertencia, paramostrar su dominio sobre la situación.Eso calzaría en su perfil.

Daniel extrajo su arma de la

Page 810: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pistolera, instaló una bala en larecámara y se bajó del vehículo. Cerróla puerta y se mantuvo parado cerca alguardabarros delantero, escudriñando.Qué, no lo sabía. Movimiento. Sonido.Algo que le sugiriera un curso deacción.

En el bosque se oía el chirrido degrillos. El motor de la Suburbancrepitaba fuertemente al enfriarse. Porlo demás, el cobertizo estaba ensilencio.

Se metió a toda prisa entre la malezaa su derecha, tratando de mantener a susespaldas el bosque cercano. Encualquier otra circunstancia se

Page 811: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

arrastraría rápidamente, manteniéndoseagachado, tratando de encontrar unasuperioridad a través del sigilo o lavelocidad. Pero la idea de tratar deimponerse a Eva después de ser traídohasta acá parecía insensata.

Por eso giró a su derecha y fue hastala mitad del camino del cobertizo, dondese detuvo. Aún nada. Sostenía la pistolacon las dos manos, medio levantada.

—¡Heather!Su voz se levantó por el claro, luego

se disipó entre los árboles. Daniel diotres pasos hacia la casa y volvió a gritar,esta vez más fuerte.

—¡Heather! ¿Puedes oírme?

Page 812: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Esta vez un grito apenas perceptibleresonó a través del cobertizo.

Daniel levantó bruscamente lapistola y miró a la derecha, luego a laizquierda. Ese grito pudo haber sidoproducto de su imaginación. O un animalen el bosque. Un búho, o un…

Llegó de nuevo, pero él aún nopodía determinar de qué dirección.

—¡Heather!Se dirigió a la casa, corriendo un

poco agachado, con la pistola aún en lasdos manos pero dirigida hacia el suelo.Escogió su camino rápidamente sobreramas caídas y varias rocas. La casa notenía puerta. Solo un enorme boquete

Page 813: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

negro.Daniel se pegó a la pared, luego

giró, con la pistola extendida. A la débilluz de la luna logró ver que el lugarhabía sido destruido mucho tiempoatrás. Ningún rastro de Eva. Nada deesto calzaba con Eva.

—¿Heather? —enunció, esta vezmás suavemente.

Se paró sobre varias latas oxidadasde pintura y vio una entrada a laderecha. Sobre el suelo se hallaban doscolchones destrozados cubiertos conlatas vacías, uno en cada rincón. Unviejo dormitorio.

Daniel estaba retirando la mirada

Page 814: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

del cuarto cuando vio la mancha negraen la pared, apenas visible a la luz de laluna. Una palabra, esparcida sobre lamadera podrida. Un nombre.

Eva.Observó, y la mente le dio vueltas.

No el mismo estilo que usaba el asesino,pero en definitiva el mismo nombre.Escrito aquí años atrás.

El asesino lo había llevado a un sitiovinculado con su pasado. Su infancia osu adolescencia. La noche era cálida,pero el cuarto parecía haberse enfriado.Los brazos de Daniel se le pusieroncomo carne de gallina.

Por primera vez en veinticuatro

Page 815: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

horas el miedo rechinó a través de losnervios de Daniel. Se sintió jadeando,sintió que los músculos le temblaban yque las rodillas se le doblaban.

Estiró las dos manos, buscando algoen qué afirmarse. La pistola cayó alpiso. Su mano derecha había hallado unfilo muy agudo en el costado de lapuerta… un clavo o una astilla se lemetió en la carne en la base del pulgar.

Pero el terror que le recorrió lossentidos le ocultó el dolor físico.Tambaleó, sintió que se le desgarraba lapiel de la mano, y se contuvorápidamente dando un paso al frente.

Entonces pasó el miedo, dejándolo

Page 816: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

temblando en el aire helado.Se puso de pie y trató de calmar la

mente. La pistola se hallaba a cincuentacentímetros a su derecha, y se inclinóhacia ella. Se dio cuenta entonces,mientras se volvía a levantar, que sualiento empañaba el aire.

El frío no era asunto de nervios. Latemperatura había bajado drásticamente.¿Cómo era posible eso?

Otro grito le llegó a los oídos.Dando una última mirada a la manchaque deletreaba el nombre de Eva, Danielsalió corriendo de la casa, respirandoregularmente ahora. El ataque de temor ysu posterior calma lo dejaron más

Page 817: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cauteloso de su propia mente que deEva. No podía vivir con algo que leapaleara sus emociones con talferocidad.

Enfrentar a Eva era una posibilidadpreferible. El aire era cálido.

Un grito cortó la noche, esta vezclaramente desde su izquierda. Endirección de la colina. Daniel saliócorriendo a través de la elevada hierbay casi cae cuando su pie tropezó en algooculto en la maleza. El dolor se extendiópor su pierna, pero él no le hizo caso yatravesó corriendo el camino.

Giró a la izquierda y aminoró lacarrera hasta un rápido caminar

Page 818: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

alrededor de la base de la cuesta.—¡Heather!Esta vez no se oyó ningún grito. Pero

él no necesitaba uno para guiarse,porque al rodear la colina vio el negroagujero que llevaba hasta el terreno.

Daniel subió con esfuerzo, jadeando.Gruesos maderos enmarcaban una puertade madera que se sostenía medioabierta. Una bodega subterránea.

Imágenes de otras bodegassubterráneas donde Eva había matado asus víctimas le saltaron a la mente.Piezas faltantes que encajaban en elrompecabezas de Eva. El niño que sehabía convertido en asesino en serie

Page 819: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

había vuelto a casa.Daniel fue hasta la puerta, agarrando

la pistola con su ensangrentada palma.—¿Heather?Un suave gemido desde el interior.Ahora él se hallaba a un lado de la

entrada, forzando la vista ante unresplandor apagado y centelleante.Comprendió que su ingreso a la bodegasubterránea no podía terminar bien paraél, pero también sabía que no entrar noterminaría bien para Heather.

Daniel atravesó la entrada dentro dela bodega subterránea.

Una cambiante luz de llama hacíamover sombras sobre largos durmientes

Page 820: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de vía férrea que apoyaban el combadotecho. La enorme bodega subterráneaolía a ratas muertas y a creosota. Unaagitada respiración resonabasuavemente. Otro gemido.

Daniel movió rápidamente los ojosde un lado al otro, buscando a Heather.Una mesa a su derecha, montones deescombros, un par de vigas caídas. Peroel sonido no tenía dirección alguna.

Dio dos pasos y giró hacia atrás.Heather se hallaba en una silla

metálica, con los brazos atados a laespalda y los tobillos sujetos a las patasde la silla con cinta de conducto.Tiritando.

Page 821: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Tenía una bolsa en la cabeza.Ninguna señal de Eva.—Heather…En cuatro zancadas atravesó el suelo

mugriento.—Aquí estoy. Soy Daniel. Está bien,

ya estoy aquí —le susurró rápidamente,buscando al asesino.

Tenían que salir de allí, él sabía esotan claramente como sabía cuánimprobable era. Regresó a ver laentrada. Aún despejada. Empezó a jalarla cinta alrededor de los tobillos de ella,pero la situación se hizo lenta al tener lapistola agarrada. No podía soltarla.

Heather aún se estremecía,

Page 822: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hiperventilando. Había gritado más deuna vez, ¿por qué estaba ahora tancallada?

—Está bien, Heather. Lo siento, losiento mucho.

La cinta cayó y él la emprendió conla segunda pierna.

—Perdóname —suplicó mientras laemoción le subía por el pecho—. Losiento, lo siento muchísimo…

Liberó la segunda pierna, pero ellano hizo ningún movimiento para pararse.Daniel se puso de pie y enfrentó loinevitable. Al quitarle la bolsa de lacabeza descubriría si la habíancontagiado con la enfermedad.

Page 823: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Vaciló un poco, inseguro de poderenfrentar la respuesta. Luego estiró lamano, agarró la juntura de la bolsa en sumano izquierda y la arrancó de la cabezade Heather.

El cabello de ella estabaenmarañado con sudor. Lo que quedabade su rímel le embadurnaba lascoloradas mejillas. El moco lemanchaba el labio superior. Cinta deconducto le sellaba la boca.

Pero los aterrados ojos quebuscaban frenéticamente los de élestaban limpios de la enfermedad. No lahabían contagiado.

Una rápida inspección a la entrada

Page 824: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le aseguró a él que esta aún estabadespejada.

—¡Tenemos que irnos! Debemossalir de aquí.

Las manos de ella aún estabanatadas y los labios sellados, pero estabalibre de la silla. No tenían tiempo paradesatar los nudos en la espalda.

Él empezó a levantarla, mientrasobservaba por encima de su propiohombro.

—Vamos, por favor, tenemos quesalir de aquí.

Los ojos de ella se movieron dederecha a izquierda, llenos de miedo.Heather intentaba decirle algo a él, por

Page 825: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo que la soltó y agarró el borde de lacinta.

Fue entonces, mientras la mano deDaniel estaba sobre la cinta, cuando Evahabló. No desde la entrada detrás deellos sino desde las sombras más allá dela silla.

—Baja la pistola.Él giró bruscamente y miró a un

hombre vestido con overol y camisa defranela a cuadros, apuntando con unapistola a Heather. Había salido de laoscuridad, pero su rostro aún estaba ensombras, dándole la apariencia de notener ojos.

Daniel se quedó pegado al suelo

Page 826: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

durante varias respiraciones profundas.El momento lo había agarradodesprevenido. Pero aquí estaba.

Debió haber sabido que la cinta deconducto fue una adición reciente,aplicada solo momentos antes.

Dejó caer la pistola y retrocedió.Entonces el hombre salió de las

sombras detrás de Heather y miró aDaniel a los ojos.

—Hola, Adán.

Page 827: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

EVEINTIOCHOVA VOLVIÓ A COLOCAR la bolsa enla cabeza de Heather antes de

arrastrarla de la bodega subterránea,pero no sin antes darle la vuelta mirandoa Daniel.

Eva había atado de pies y manos aDaniel a espaldas de ella, luego loencadenó a uno de los durmientes de víaférrea que se levantaban a lo largo delmuro. Le pasó varias veces cinta deconducto sobre la boca y alrededor de lacabeza. El agente especial yacía decostado, movía la mirada alternandoentre Heather y el hombre detrás de ella.

Page 828: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Eva no le había permitido a Heatherverle el rostro. Algo que podía ser debuen augurio para ella.

Daniel, por otra parte, miraba ahoraa Eva.

Heather aún tenía las manos atadas,o si no habría luchado con fiereza aquí yahora, sin importarle las consecuencias.La cinta aún le atravesaba el rostro, o delo contrario habría manifestado a gritossu amor por el hombre en el suelo y lehabría exigido a Eva que la tomara aella en vez de Daniel.

—Te daré una bebida cuandoregrese —le anunció Eva a Daniel.

Luego le quitó la bolsa a Heather, le

Page 829: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dio la vuelta y la obligó a salir de labodega subterránea.

El aire caliente de la noche lasofocó. No tenía idea de dónde estaban,solo que fue un largo viaje desde LosÁngeles… un día de camino. Ella habíavisto el interior de la bodegasubterránea, pero nada más.

Eva la condujo por terreno irregularpor cien pasos, luego la detuvo.

—Desocúpate por favor —le dijoél.

Ella se había despojado tanto de suvergüenza al pasar la terribleexperiencia, que agradecida lo hizo conla ayuda de él.

Page 830: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Anduvieron un corto trecho antes devolver a detenerse. Él abrió la puertacorrediza de una furgoneta y congentileza la ayudó a subir. Él no habíasido áspero con ella. No la empujaba nila jalaba. Solamente el asalto inicial lehabía requerido algo de fuerza.

Incluso cuando le hablaba, Eva lepareció un hombre inteligente ycauteloso motivado por ideología en vezde violencia. Y fue por medio de esaspocas palabras expresadas que ellahabía sabido más de Eva que lo que leenseñara un año de obsesión.

Heather se acostó en el pisoalfombrado de la furgoneta. La puerta se

Page 831: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cerró de golpe. Ella quedó en silenciopor treinta segundos antes de oír elrugido de otro motor.

Él estaba moviendo otro vehículo.El de Daniel.

La mujer nunca antes supo que losconductos lagrimales podían producir lacantidad de lágrimas que ella habíaderramado en los dos últimos días.Nada de su angustia llegó a conmover alhombre que la había raptado. Ella pensóque él no sentía pena, pero que tampocole ilusionaba el dolor ajeno.

La gravilla se aplastaba debajo delos pies del hombre al acercarse. Trepóal vehículo, encendió el motor. La

Page 832: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

furgoneta se movió en una curva, luegoaceleró.

Heather no estaba segura de por quéél se había molestado tanto en llevarladurante todo este recorrido, si suobjetivo era Daniel desde el principio.Este solía decir que una mente obsesivasigue a menudo su propio razonamientointrincado. La mente se guiaba porprincipios evidentes solo para los fieles.No obstante, esta era otra forma en queél relacionaba a los asesinos confanáticos religiosos.

Quizás por esto Eva quería a Danielen la bodega subterránea. Heather habíaestudiado el espacio durante las horas

Page 833: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de espera. Alguien había talladoConvento Sagrado de Eva en cada vigasuperior que cubría la pared trasera.Había aros mohosos de antorchasasegurados a los durmientes verticalesde vía férrea.

Pero fue la mesa a lo largo de lapared cercana lo que le indicó más quecualquier otra cosa el propósito delcuarto. En cada rincón habían perforadohoyos, de los cuales salían correasinmovilizadoras. La picada superficiepresentaba manchas oscuras. Heatherhabía mirado la mesa e imaginadoanimales atados y sacrificados. Inclusoimaginó algo peor, pero no quiso pensar

Page 834: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

demasiado en ello.Viajaron durante una hora, y Heather

dejó que su mente se preguntara qué leiba a pasar a su ex esposo. Ella yacía delado y lloró ante los pensamientos.

Lentamente, el ruido sordo debajode su oído derecho le trajo agotamiento,y se sumió en un profundo y letárgicosueño.

CUANDO HEATHER VOLVIÓ a abrir losojos se filtraba luz por el cuello de labolsa sobre su cabeza. Había dormidodurante la noche y parte del díasiguiente.

Page 835: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La furgoneta no se movía.Heather levantó la cabeza y escuchó.

Pudo oír a Eva en el asiento delantero,comiendo algo. Una envoltura plásticaque se desgarraba, luego otro mordisco.Después un trago prolongado. Él comíauna barra de golosina con una gaseosa,pensó ella. Coca-Cola Cherry.

Ningún otro sonido que ella pudieraoír. Volvió a bajar la cabeza. Pero sudescanso duró menos de un minuto antesde que la puerta de Eva chirriara y élbajara. Se abrió la puerta corrediza dela furgoneta.

—¿Te gustaría desocuparte?Ella se sentó con ayuda de él. Salió

Page 836: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a prisa hacia el borde de la furgoneta,bajó las piernas, y se puso de pie. Él lealejó la cabeza del techo y la guió a lolargo de una superficie dura. Una acerao una calle.

Entraron a un salón que olía a bañorecién lavado. ¿Estaban en una paradade descanso?

Eva le pidió que se sentara en unrincón, luego le sujetó con cinta lasmanos a un tubo helado y se lavó en unlavabo.

—Deberías saber dos cosas. Laenfermedad tarda tres días endesarrollarse. Si el FBI tiene suerte y nosencuentra antes de que hayan pasado

Page 837: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

esos tres días, lo mataré antes de queellos lleguen.

Una pausa breve, luego volvió ahablar.

—No intentes burlarte de mí. Esoúnicamente hará que mueran máspersonas. Dejarte ir no es un error amenos que hagas de eso unaequivocación. Para ti, para Daniel.

Luego salió.Heather tardó varios minutos en

comprender que en realidad él noregresaría. ¡La había dejado sola en elbaño de una parada de descanso paraque la hallara el siguiente viajero!

Intentó liberarse, pero el agarre de

Page 838: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la cinta demostró ser muy seguro. Tratóde gritar a través de la cinta en la boca,pero la tensión había desgastado suscuerdas vocales. Por tanto se calmó yoró porque el chofer del próximovehículo en llegar fuera un hombre conuna vejiga llena.

No tuvo que esperar mucho tiempo.Un hombre, un adolescente por la vozentrecortada que recalcaba la letra deuna canción rap que Heather noreconoció, abrió la puerta. Ellanormalmente odiaba el rap. Pero en esemomento se convirtió en la música conel sonido más agradable que hubieraoído alguna vez.

Page 839: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La letra musical del supuesto raperose le atoró en la garganta al entrar albaño.

Pero en vez de correr a liberarla, elmuchacho huyó. Heather gritó tras éldentro de la cinta, pero él saliócorriendo. Ella no había considerado lareacción que pudo haber causado en eldespreocupado viajero la imagen de unamujer atada y amordazada en un baño dehombres.

Fuertes pisadas le disiparon lostemores. El muchacho había ido porayuda, la cual llegaba rápidamente.

—Señora, ¿está usted bien?Ella contestó la ridícula pregunta

Page 840: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

con un ridículo y apagado rugido.Luego hubo manos sobre sus brazos,

rasgando y sacando la cinta. Levantaronla bolsa, y Heather vio a un tipo fornido,de piel oscura que parecía haber sido uncorredor de béisbol universitario.

—¿Está usted bien, señora?El hombre le quitó la cinta de la

boca.—¿Parezco estar bien? —contestó

ella, desesperada por estar libre,totalmente desatada—. Desamárreme…¡Quíteme esta cosa!

Las lágrimas le inundaron los ojos yempezó a llorar, tanto de alivio como dealgo más. Pero su propio rescate lo

Page 841: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estropeaba saber que Eva estaba encamino de vuelta a Daniel.

—¡Quíteme esto!—¡Tyrone! —gritó bruscamente el

hombre.El hijo del hombre, tal vez el rapero,

se sobrepuso a su impresión, sacó unanavaja y la emprendió rápidamentecontra la cinta que le ataba las muñecasa Heather.

Tuvieron que ayudarla a ponerse depie. Ella observó sus manos desatadas,tranquilizándose.

—Gracias. Gracias, ¡muchasgracias! —exclamó, echando los brazosalrededor de Tyrone y besándole el

Page 842: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

rostro sin contenerse—. Gracias,gracias.

Abrazó fuertemente al jugador deofensiva.

—¿Seguro que se encuentra bien?Heather retrocedió. Olfateó. Se

limpió la nariz y la boca.—¿Tienes un teléfono celular,

Tyrone?Él extrajo un iPhone del bolsillo y se

lo pasó.—¿Dónde estamos?—En las afueras de Trinidad —

contestó el hombre—. Colorado. I-25.Heather marcó el número con mano

temblorosa y levantó la mirada hacia el

Page 843: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hombre, quien seguía mirándola.—Gracias —comentó ella tocándole

el brazo—. Muchísimas gracias.Una sonrisa le retorció los labios al

hombre, quien agachó la cabeza.—¿Aló? —se oyó la voz de Brit por

el teléfono.—¿Brit?Ella sabía que era él, pero quiso

oírselo decir.—Habla Brit Holman. ¿Quién

llama?—Soy Heather, Brit.—¿Heather?—Soy Heather…—¿Estás… estás bien?

Page 844: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Él tiene a Daniel, Brit —anuncióella, apoyándose en la pared yempezando otra vez a llorar.

Page 845: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la octava entrega del informenarrativo de Anne Rudolph sobre el asesinoconocido ahora como Alex Price, presentadoen nueve entregas, una cada mes.

Page 846: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

7 de enero de 1992Una semana después de aceptar la proposiciónmatrimonial de Bruce en el Parque de losAmantes, Jessica quiso que caminaran esanoche a las diez en el mismo parque paradiscutir los planes de la boda.

Alex había aceptado la noticia con tantagracia como ella pudo esperar de él. Enrealidad con más gracia de la que ella esperaba.Después de su arrebato inicial de ira y de pedirdisculpas, él se había apartado. Cada díahablaban, y él no se mostraba preocupadorespecto de la relación de Jessica con Bruce.Ella se refirió una vez al tema, y él habló deotra cosa. La joven pensó que era mejor darlesu espacio a su hermano para que seacostumbrara.

El turno de Jessica debía terminar a lasdiez, pero un cliente irritado que se negó a

Page 847: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pagar su cuenta la retrasó quince minutos. Paracuando ella se metió a la fría noche fuera delrestaurante, eran casi las diez y veinte, y nohabía señales de Bruce.

El Parque de los Amantes estaba a solo unacuadra de distancia. Ella recorrió el camino através de la calle para encontrarlo en loscolumpios, donde se veían a menudo. Una vezél la había sorprendido desde los arbustos en laentrada al parque y, aunque él había rodado portierra a carcajadas, ella no consideró el susto niun poquito divertido. Sin embargo, pensar ahoraen eso la hacía sonreír. Mientras ella seacercaba mantuvo la mirada en los arbustos.

La vida con Bruce sería una aventura queJessica apenas podía imaginar. Como un viaje alespacio sideral para la mayor parte de la gente.Ella hasta podría tener hijos con un hombrecomo Bruce, aunque la idea la aterraba.

La joven caminó por el parque con mirada

Page 848: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

recelosa y dirigida hacia los columpios. Nologró ver a nadie cerca. Al llegar a loscolumpios no vio señales de Bruce, y sepreocupó. Él nunca había llegado tarde, y yahabían pasado veinte minutos de la horaconvenida para reunirse. ¿Se habría ido ya? ¿Ysi se hubiera ido al apartamento de ella?

Un gemido en la ladera a la derecha deJessica la hizo girar. Allí cerca había una figura.¿Bruce? Ella corrió hacia allí, llamándolo.

Bruce estaba boca abajo, tratando demoverse, gimiendo. Ella se arrodilló a su lado ysolo entonces vio la magnitud de sus heridas.Tenía el rostro destrozado y manchado desangre. La camisa estaba hecha jirones,revelando largos tajos sobre el pecho y losantebrazos.

Jessica trató de ayudarlo en medio desollozos, pero él perdió el conocimiento. Ellavolvió corriendo al restaurante, pidiendo a

Page 849: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

gritos una ambulancia y luego volvió al lado deBruce.

Todo el tiempo le resonó una palabra en lamente. Alex. Alex había hecho esto. Habíagolpeado a Bruce y lo había flagelado con unlátigo de nudos. Jessica corrió a los arbustos allado del cuerpo boca abajo de Bruce y vomitó.

La ambulancia llegó a las 10:31 y sinpérdida de tiempo se fue con Bruce a la sala deemergencias. Jessica vio que los paramédicoslo metían en camilla a la sala, y no lograbapensar por la ira que sentía. Le contó al médicoexactamente lo que había visto, lo cual no fuemás de lo que el galeno podía deducir. Alguienhabía atacado a Bruce en el parque, dejándoloaporreado y dolorido.

El médico opinó que Bruce viviría. Lasangre hacía parecer las heridas peores de loque eran. Lo mantendrían de noche en elhospital y quizás le darían de alta en algún

Page 850: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

momento del día siguiente.Jessica corrió a casa. «Yo estaba hecha un

desastre», recordó. Entró al apartamento ycerró la puerta. Como esperaba, Alex no estabaen la sala. Sobre la mesa había varias velasardiendo. Él estaba allí, en su dormitorio.

Cegada por la ira, Jessica se lanzó contra lapuerta. Agarró la manija, pero estaba cerrada,así que se lanzó de hombros contra la puerta,gritándole a Alex. Sorprendentemente, elmarco de la puerta se astilló y ella atravesó lapuerta abierta, pasó la cortina negra, y entró alcuarto de Alex.

Se paró en seco, jadeando. Por primera vezel espacio privado de su hermano estaba antesus ojos. Dos docenas de velas en candelabrosy pedestales iluminaban el cuarto. Las cuatroparedes estaban pintadas de negro. Una mesacon huecos perforados en cada esquina sehallaba contra una pared. Docenas de cruces

Page 851: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

invertidas habían sido clavadas en las paredes,mezcladas con cabezas de pollos que teníanalfileres clavados en los ojos. No veas aldiablo.

Más libros de los que Jessica pudo haberimaginado abarrotaban tres grandes estantes.Volúmenes legales y médicos. Libros sobrereligión y filosofía. Una mecedora en unrincón, un colchón en el piso a la izquierda.Solo una sábana, sin cobija. Sin almohada. Lapuerta del clóset al otro lado del colchónestaba cerrada.

Alice pudo haber vivido aquí. Jessica lo viotodo de una sola mirada y quedó helada. Eracomo si hubiera vuelto a entrar al claustro deAlice.

Su hermano se hallaba sentado al escritorio,desnudo hasta la cintura. De varias cortadasfrescas en la espalda le salía sangre. Él sevolvió lentamente y la miró con ojos afligidos,

Page 852: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sin mostrar preocupación ni impresión ante lasúbita intromisión de ella.

Jessica fue hasta el clóset y abrió la puertade un jalón. Al menos una docena de látigoscolgaban de un palo. Había navajas, cuchillas yratoneras entre otros artículos, todosnítidamente colocados.

—¡Te has convertido en ella! —exclamóJéssica girando y enfrentándose a su hermano.

Alex la miró con los ojos completamenteabiertos.

—Te estoy defendiendo —expresó.—¡No, esto es obra de Eva! —gritó ella—.

¡El espíritu impío te está obligando a haceresto!

El rostro de Alex cambió, los ojos se leestrecharon como rendijas, la piel se le pusotensa. Cuando habló, su voz gruñó.

—Intenta detenerme alguna vez, puerca, ymataré más tipas de las que sabes cómo

Page 853: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

enterrar. Y lo sabré. Sabré si dices una palabra.Porque te puedo ver, puerca.

Jessica clavó la mirada en el suelo, inmóvil.Lentamente el rostro de Alex volvió a lanormalidad y la miró, absorto.

«El temor que me invadió… nunca lo habíasentido, ni siquiera cuando éramos niños. Supeentonces que no podía tocar a Alex sin pagar unprecio terrible».

Al comprender que había cometido unaequivocación, Alex se lanzó al piso y le pidióperdón. Pero esta vez fue demasiado paraJessica, quien entendía las terribles heridas desu hermano y quien lo amaba de la manera enque solo podía hacerlo alguien que habíasufrido los horrores de Alice. La joven saliócorriendo del cuarto, aventó sus pertenenciasmás importantes en una mochila y huyó delapartamento.

Page 854: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Al preguntársele por qué no informó elincidente a la policía, la respuesta de Jessicafue simple: «¡Estaba aterrada!».

Y los acontecimientos de los días siguientessolo fortalecieron su miedo. Al volver alhospital encontró a Bruce durmiendo, así quese registró en un motel cercano y esperó parair en la mañana. Agotada por la terribleexperiencia, se quedó dormida en las horasoscuras de la madrugada y, sin un relojdespertador, durmió hasta que la mucama legolpeó la puerta al mediodía.

Corrió al hospital y descubrió que habíandado de alta a Bruce. Él le había dejado unanota en el puesto de las enfermeras. Estabaescrita en la papelería del hospital. La sangre se

Page 855: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

le drenó de la cabeza mientras leía la nota.

Mi querida Jessica:Debo irme por un tiempo para poner en

orden mis ideas. Tengo el corazóndestrozado, pero no sé qué más hacer.

Significas mucho para mí. Por favor, mi amor,debes saber que estoy haciendo esto por ti.

En realidad no creo que podamos estarjuntos por ahora. Tú sabes la razón. Quizásalgún día. Perdóname por favor. Lo siento

mucho.Bruce

Jessica salió entumecida del hospital e hizouna serie de llamadas desesperadas en unintento de encontrar a Bruce. Finalmentecontactó con Jenny, la hermana de él, quien leinformó que Bruce había salido del estado yque no deseaba ser hallado. Todos los demás

Page 856: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

senderos llevaron a Jessica a un callejón sinsalida.

Ella sabía qué ocurrió. Alex habíaamenazado a Bruce con algo que le clavó unaestaca en el corazón. ¿O fue Eva quien loaterró?

Seguramente había una manera de detener asu hermano, pero todo lo que ella pensóterminaba en un escenario sin salida. Si iba a lapolicía, le aterraba que Eva se enterara. Elpeligro para ella y para Bruce era muy grande.

Ella quiso acudir al padre Seymour. Elsacerdote trató varias veces de lograr que Alexvolviera a asistir a misa, pero él no quiso hablarcon el cura. El padre Seymour le habíaexpresado a Jessica su preocupación y la habíaconsolado. Sin duda él entendería.

Pero Jessica creyó que ir a la iglesiasolamente la obligaría a acudir a la policía. Lomás probable es que ni siquiera un sacerdote

Page 857: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

podría mantener confidencialmente todas estascosas.

Se había cometido un crimen. Y ella notenía confianza de que el mismo clérigo quehabía expulsado a Alex del seminario podríaprotegerla o proteger a Alex de Eva.

La imposibilidad de Jessica de ir a lapolicía, un camino que cualquier ser humanonormal habría tomado dadas sus circunstancias,quizás ilustra mejor que cualquier otra realidadcuán profundo la habían marcado sus heridas yel temor. Durante dos largos días Jessicaanduvo angustiada de un lado a otro en el motel.Finalmente siguió el único camino que lequedaba: volver al apartamento en la calleHolly.

Nada se había tocado en la sala, la cocina oel dormitorio de Jessica. El lugar estabainmaculado, y parecía como si hubieran lavadolas alfombras. Jessica corrió al cuarto de Alex

Page 858: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y abrió la puerta de un empujón.El cuarto estaba vacío y limpio. Ni una

pizca de polvo, ni un pelo suelto, solo paredesnegras y alfombra limpia. Alex se había ido.Jessica se sentó en la entrada, metió la cabezaentre las manos y lloró.

Las dos semanas siguientes pasaron comouna pesadilla para Jessica. Ella sabía que Alexno volvería. Comprendió que había huido por elbien de ella, no por el de él. Proteger a Jessicade sí mismo había sido su regalo final para ella.Él sabía que su hermana tenía razón que ya nose podía confiar en él. La única solución eraque él mismo se apartara de la persona a quienamaba más que a sí mismo.

Pero ella no podía mudarse del apartamentopor si él cambiara de opinión. Se sentía llena deculpa y molesta por sentirse llena de culpa.

Por más que buscó, no encontró a Bruce. Élsencillamente estaba fuera de la vida de

Page 859: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Jessica, al menos por ahora.Finalmente, después de dos semanas,

Jessica acudió al padre Seymour y le contó queAlex se había ido del apartamento y queamenazó con no volver. Le dijo que habíanpeleado y que ella no creía poder permaneceren el apartamento con todos los recuerdos. Elpadre Seymour la dejó quedarse en un pequeñoapartamento-estudio de la casa parroquial,donde la joven vivió durante cuatro meses. El17 de mayo de 1992 el padre recibió unallamada del restaurante Denny’s donde Jessicatrabajaba; le informaban que ella había faltado ados turnos.

Él fue al apartamento de ella temiendo lopeor. Al abrir la puerta halló vacía la vivienda.Al instante comenzó a hacer llamadas a todoaquel que pudiera saber su paradero. Como lasllamadas no dieron ningún resultado, el curapresentó un reporte de personas extraviadas y

Page 860: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

comenzó su búsqueda caminando por las calles.Durante la semana siguiente, el padre

Seymour y un puñado de confidentes de fiarestuvieron buscando a la hermosa muchachaque había venido a ellos proveniente de lascalles. La semana se extendió a un mes, luego ados.

Dos años después él recibió una carta conmatasellos de Dakota del Norte que solo decía:

Quise que usted supiera que estoy viva, bieny estudiando para ser maestra. Por favor, notrate de localizarme. Gracias por todo lo que

ha hecho.Jessica

La búsqueda del padre Seymour por JessicaTrane de Oklahoma resultó en vano. No lavolvería a ver hasta muchos años más tarde,tiempo después de que Alex se hubiera

Page 861: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

convertido en Eva, el asesino que habíaarrebatado las vidas de muchas mujeres.

Page 862: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

SVEINTINUEVE

E SENTARON ALREDEDOR de lamesa de conferencias, demacrados

por dos días de trasnocharse y de dormirpoco. Brit Holman usaba una corbataaflojada y torcida, camisa blancaarremangada hasta los codos y mentónáspero con barba de dos días. Montovamiró a Heather con ojos penetrantes.Ella siempre había creído que el rostroresplandeciente y el cabello alisado delhombre encajaban mejor en un póster deuna película de la mafia que en un pósterde reclutamiento para el FBI.

Sombras oscurecidas bordeaban los

Page 863: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ojos castaños de Lori Ames. Tenía elcabello despeinado y grasoso. Lasarrugas de preocupación marcadas en surostro la hacían parecer diez años mayorque la mujer que Heather conoció en sucasa una semana antes. Lori sepreocupaba por Daniel, y Heather,sorpresivamente, se sintió a gustosabiéndolo. Quizás porque ahora ellaera una aliada.

Heather se hallaba en un extremo dela mesa después de dos horas de rendirinformes en la oficina regional de LosÁngeles. Un policía de carreteras lahabía llevado a un Wal-Mart de lalocalidad para conseguirle ropa limpia,

Page 864: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

y luego al aeropuerto municipal deTrinidad, desde donde ella había vueltoa Los Ángeles. La dejaron refrescarse yle sugirieron que descansara antes dellamarla a rendir informes. Pero ella notenía deseos de descansar.

—Entonces eso es todo —comentóMontova después de una larga pausa;varios agentes habían venido y se habíanido durante la reunión, pero ahora solopermanecían los cuatro—. ¿Quétenemos, Brit?

El agente especial encargado ahoradel caso Eva golpeó el bolígrafo en laalmohadilla amarilla frente a él.

—Él está en una bodega subterránea.

Page 865: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Grillos y otros sonidos nocturnos queoyó Heather indican una región forestal.A unas quince horas…

—No, doce —interrumpió Heather—. Eso es tres horas menos. Debúsqueda en la región.

Brit la miró sin levantar la cabeza,una discreta muestra de la frustraciónque sentía ante las constantesinterrupciones de Heather. Ella estabaconsciente de su nerviosismo, pero nohacía ningún intento por ocultar ocambiar esa realidad.

Daniel estaba allá afuera. Y en lashoras desde que Heather fue liberada, unhecho le había estado martillando dentro

Page 866: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de la mente: Aunque el FBI pudiera serde enorme ayuda, ella, no ellos, era laúnica que en realidad podía salvarle lavida a Daniel, por improbable quepareciera.

Deberías saber dos cosas. Laenfermedad tarda tres días endesarrollarse. Si el FBI tiene suerte ynos encuentra antes de que hayanpasado esos tres días, lo mataré antesde que ellos lleguen.

—El mejor cálculo es que Danielnecesitó al menos medio día paraencontrar el lugar. Digamos quincehoras.

—Aún no sabemos si todo el tiempo

Page 867: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estuvo en movimiento —intervino Lori—. Salió del hospital aproximadamentea las dos de la mañana, pero se pudohaber detenido en cualquier parte porcualquier cantidad de tiempo.

—Si creemos lo que Eva le dijo aHeather, tenemos tres días —opinó Brit—. Ahora menos. Debemos hacerciertas suposiciones. Hasta que losepamos mejor, supongamos que él estáviajando.

Brit se esforzó por levantarse, sedirigió a un mapa de Estados Unidos enque habían ubicado con exactitud a lasvíctimas de Eva con pequeños alfileresrojos. Tres alfileres amarillos marcaban

Page 868: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Laramie, Wyoming; Trinidad, Colorado;y Long Beach, California.

—Un viaje de quince horas desdeLaramie…

Trazó un círculo grande con un lápiz.—Después tendremos medidas más

exactas. Veinticuatro horas desde LongBeach…

Otro círculo.—Doce horas desde Trinidad —

enunció, trazando un tercer círculo.Brit dejó el lápiz en la bandeja y

volvió a su asiento.—Las regiones que coinciden en los

tres círculos son nuestra red debúsqueda. Más probablemente en los

Page 869: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

perímetros.—Texas, Oklahoma, Iowa, Missouri,

Kansas… —intervino Montova, e hizouna pausa—. Podría estar en cualquierparte.

Brit asintió, luego volvió a sualmohadilla.

—Sabemos que la bodegasubterránea está en algún lugar conocidopor Eva por mucho tiempo. El ConventoSagrado de Eva es nuevo, pero lasmarcas eran antiguas. Nuestro muchachoestá volviendo a sus orígenes.

—Iba a ser sacerdote —añadióHeather.

Otra mirada de Brit.

Page 870: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Sabemos que él quería sersacerdote; que su motivación esclaramente religiosa. Ya estamosinstaurando búsquedas sobre elConvento Sagrado de Eva y el casoDaisy Ringwald que él le citó a Heather.La cabra en Manitou Springs y la mesaen la bodega subterránea indican que elsacrificio animal es parte de su eventoteatral. Posibilidades todas queconfirman el perfil que hiciera Daniel,pero que nos ayudan muy poco a aislarsu actual ubicación.

Había algo respecto del asunto deque Eva quería ser sacerdote que lecarcomía a Heather, pero no lograba

Page 871: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

identificar de qué se trataba.—Aún no sabemos qué motivó la

salida de Daniel en primera instancia —opinó Brit—. Encontró a Eva, lo cualsignifica que él tenía acceso ainformación esencial que decidió notransmitir.

Movió la cabeza de lado a lado.—No tiene sentido —concluyó.—Una experiencia cercana a la

muerte —informó Lori.—Así que vio algo en su mente

mientras estuvo muerto. Como dije, notiene sentido.

—Parece que Eva tiene un aprecioúnico por las experiencias cercanas a la

Page 872: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

muerte —explicó ella.—¿Nos ayuda eso a ubicar a

cualquiera de los dos? ¿Hay algo en larealidad de todo eso que pudierairradiar luz en quién es él, en dóndeestá?

—No —contestó Lori quitando lamirada del hombre.

—Hay algunas consideracionesmenores —formuló Brit reclinándose ysuspirando—. Procederemos con todo loque tenemos. Detesto decir esto, pero noparece muy animador.

—¿Es eso todo entonces? —objetóHeather—. ¿Es todo lo que ustedespueden concluir?

Page 873: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Los otros tres la miraron sincontestar. Brit tenía razón, por supuesto,pero Heather se negó a aceptarlo. Aquíhabía algo más que Daniel habríaobtenido. Una clave de la infancia deEva, su personalidad, su probablecrianza. Algo. ¡Alguna cosa!

—Ustedes hablan como si todohubiera acabado —dijo ellabruscamente.

—No ha acabado —cuestionó Brit,negando con la cabeza.

Lori observó el mapa, con miradasusceptible. Se había desvanecido laconfianza que tuvo una semana atrás.

Montova se puso de pie.

Page 874: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Quiero todo recurso posible enesto. Manténganme al tanto concualquier cosa que sepan, porinsignificante que sea —enunció, lelanzó una mirada a Heather y salió delsalón.

—Lo siento, Heather —expresó Britcon una exhalación—. No creas que herenunciado a la esperanza. Y nodescartes a Daniel. Él sigue siendonuestra mejor posibilidad en estemomento.

—Yo estuve allí, Brit —advirtióHeather poniéndose de pie ydirigiéndose a la puerta—. Si Daniel esnuestra mejor posibilidad, está muerto.

Page 875: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella empujó la puerta, dejando a Brity a Lori sentados en sus propiasdesesperanzas.

Pero ellos tienen razón —pensóella—. No hay esperanza.

HEATHER PASÓ LAS TRES horassiguientes en su sótano, estudiandominuciosamente análisis de experienciascercanas a la muerte desde todaperspectiva imaginable. Y había muchas,la mayoría descartadas. Las fotos en lapared tenían ahora nuevo significadopara ella, pero nada de ese significadohacía más lento el tiempo ni la acercaba

Page 876: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

más a Daniel.Ella sabía por lo que ellos habían

pasado. Por lo que Daniel estabapasando ahora mismo. Aunque Eva no lainfectó con la enfermedad, ellaexperimentó de antemano el horror de laexpectativa, atada a la silla, con unabolsa en la cabeza, oyendo su voz.

Eran las tres de la tarde. Eva aúnconducía de vuelta a la bodegasubterránea, donde Daniel yacíasudando sobre el piso.

Hola, Adán.¿Qué haría Daniel en cuanto a lo que

ellos habían llegado a saber? Nadieingresaría en la mente de él como ella

Page 877: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

podía hacerlo. Quizá entendería mejor aEva, pero Heather creía entender mejora Daniel que él mismo.

Eva estaba repitiendo la caída deAdán y Eva, infectando con unaenfermedad las mentes virginales de susvíctimas. Pero más que eso, les ofrecíauna forma de hallar expiación por elpropio pecado de él. Porque él perdió lafe. Ellas eran sus chivos expiatorios.

Nada de esto estaba ayudando aHeather. Y el tiempo transcurría. Ellostenían razón. Todo era desesperanzador.

Volvió a enfocar su atención en loscasos de muerte inminente. El hecho deque Daniel hubiera muerto y que lo

Page 878: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

resucitaran dos veces erasuficientemente único en sí. Erainconcebible el hecho de queevidentemente él fuera tras Eva despuésde tener en Laramie una experienciacercana a la muerte.

El hecho de que Eva hubiera citadouna experiencia de muerte inminente, lade Daisy Ringwald, como su motivaciónpara creer en lo sobrenatural, era de lomás aterrador. No hace falta decir queHeather había escarbado en los casoscon un respeto recién descubierto.

Ella conocía a fondo todas lasrazones de por qué las experienciascercanas a la muerte eran nada más que

Page 879: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

reacciones electroquímicas en elcerebro en el momento de la muerte… alo largo de los años Daniel le habíaexplicado el fenómeno docenas deveces.

Sin embargo, la evidencia queapoyaba una conclusión diferente a lasalucinaciones químicamente inducidasera sorprendentemente irrefutable.

Es necesario reconocer que lamayoría de los casos no tenían sentido.Ella estaba casi segura de que la granmayoría de experiencias cercanas a lamuerte en realidad eran inducidasquímicamente. Ocho millones deestadounidenses vivos hoy las han

Page 880: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

experimentado, y muchos de ellos hansacado provecho de sus historias, sinduda adornándolas a veces hasta elpunto de la deshonestidad.

Pero no todas. Heather se centró enlos casos de quienes nacieron ciegos,como al que se refirió Eva.

Daisy Ringwald, nacida en 1934 enMilwaukee. Heather vio variasreferencias al caso de Daisy, pero noañadían nada a lo que Eva ledescribiera.

Pero un estudio de treinta pacientesque experimentaron muerte inminente enun período de dos años, realizado por elDr. Kenneth Ring y Sharon Cooper,

Page 881: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

agregó más de lo que Heather pudohaber imaginado. Parecía que la Daisyde Eva no estaba sola. Entre losnumerosos casos documentados en queciegos tuvieron experiencias cercanas ala muerte, un total de ocho por cientopudo describir acontecimientos yobjetos durante sus muertes.

¿Cómo una persona que nació ciegadescribe algo que nunca ha visto? Enmuchos de los casos los sujetos habían«visto» por primera vez en sus vidas ydescribieron lo que vieron.

Si nunca habían visto estos objetoscon ojos físicos, ¿con qué los vieron?Era claro que había más para el ser

Page 882: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

humano que las reaccioneselectroquímicas.

La pregunta de Eva le cruzó lamente. ¿Crees tú, Heather?

¿Creer qué, Eva? ¿Que eres unpsicópata atrapado en tu propiaenfermedad, una versión distorsionadade la realidad? Sí, creo.

Te voy a ayudar a ver, Heather. Porcompleto.

¿Y cómo va usted a ayudar a Daniela ver, Eva? Porque él es tan terco comouna mula.

Yo iba a ser sacerdote, Heather.Sonó el timbre de la puerta,

sobresaltándola de su concentración.

Page 883: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Dejó el expediente y subió corriendo lasescaleras. Lori se hallaba en la entrada,con los brazos cruzados. ¿Habríanaveriguado algo?

—Hola, Heather.—¿Qué pasa?—¿Puedo entrar?—¿Qué ha ocurrido? —inquirió

Heather alejándose de la puerta.—Nada nuevo —contestó Lori, pero

las líneas en el rostro revelaban otracosa—. Yo solamente…

La mujer estaba consternada.Actuaba más como una esposa de lutoque como una patóloga forense quehabía visto esto centenares de veces.

Page 884: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Lo amo, Lori.—Lo sé. Por favor, no te preocupes.

Esto no tiene nada que ver con Daniel yyo, no en ese sentido. No he estado conél y no lo haré.

Bueno, eso estaba descartado.—Está bien. Entonces, ¿de qué se

trata? Perdóname por estar un pocoangustiada, pero a diferencia de ti, yome he entregado a Daniel desde el díaen que lo conocí. Él significa todo paramí, parezca eso como parezca.

—Tengo miedo —contestó Lori,asintiendo—. Por él, quiero decir.

—Todos lo tenemos.—Yo lo maté, Heather.

Page 885: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La declaración permaneció entreellas, como una roca muda. Sin sentido.

—¿Qué, así que ahora eres Eva?—No, quiero decir que me

convenció a que le forzara el corazón auna fibrilación en un intento por teneruna experiencia cercana a la muerte. Lohice dos veces.

Heather no sabía qué hacer con tanabsurda admisión. Por lo demás, esteera el Daniel del que estaban hablando.

—Cuéntamelo todo.Heather llevó a Lori al sótano, se

sentó frente a ella y se enteró de todo.La prueba con DMT, la experiencia en lamorgue, la manera en que lo mataron en

Page 886: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Laramie, el temor que lo llevó a eso, lasvisiones acerca del muchacho en elcuarto oscuro. Les llevó media hora,pero a los cinco minutos Heather yasabía que Daniel había estado en algo.

Algo más allá de todos ellos.Encerrado en la mente de Eva.

—Me sorprende que nada de esto teinquiete más —opinó Lori.

—No me extrañaría nada de Daniel.Lo que me inquieta es el hecho de que élesté en una bodega subterránea con elmismo muchacho de sus sueños —comentó Heather, tragándose un nudoque se le hizo en la garganta—. Créeme,yo creería o haría cualquier cosa por

Page 887: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hacer que regrese.Lori se paró y fue hacia el tablero de

corcho cubierto con recortes deperiódico.

—Hace una semana recibiste unallamada en la corte.

Solo una semana, y sin embargo esasdos llamadas parecían una vida atrás.

—Así es.—Algo respecto de ser arrancado de

su…—¡Su sacerdote! —exclamó

Heather, quedándose paralizada; laspalabras de quien llamó le chirriaron enla mente como una sierra—. «¡Mearrancaron de mi papi, mi hermana, mi

Page 888: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sacerdote!». Él iba a ser sacerdote. Esosignifica que no era un sacerdote. Fuearrancado del sacerdocio, no sacado apatadas de una iglesia… ellos nuncaecharían a patadas a un alma caprichosa.Pero sí a un seminarista. Él fueexpulsado de un seminario.

Heather corrió hacia el teléfono ypulsó el número pregrabado de Brit.Rápidamente se lo dijo, escuchó surespuesta, hizo algunas sugerencias ycolgó bruscamente.

—Esa es una gran cantidad deseminarios. Los de la Costa Este estáncerrados, pero de inmediato averiguaránen los de la Costa Oeste. ¿Cuántos

Page 889: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estudiantes son expulsados deseminarios por ser herejes? ¿O porperder su fe? No pueden ser muchos.

Ella se dejó caer en su silla y giróhacia la computadora.

—¿Cuántos seminarios podríahaber?

—La oficina regional lo estáaveriguando, Heather. Al menos dentrode una hora tendrán una lista parcial delos estudiantes expulsados deseminarios de la Costa Oeste —anuncióLori, luego fue a la puerta y regresó—.En cuanto a lo que te dije…

—Es irrelevante. Que Daniel semate a sí mismo solo es asunto de

Page 890: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

nosotras.—Gracias —se tranquilizó Lori,

sonriendo—. Tenía que sacarme eso delpecho.

—Sin embargo, me gustaría pedirteun favor —pidió Heather.

—Lo que sea.—Viéndolo como que

fundamentalmente tengo tu carrera enmis manos, supongo que puedo confiaren ti.

—Continúa… —balbuceó Lori.—Yo no les dije todo.Lori arqueó una ceja.—Eva me dijo que si el FBI se

acerca a la bodega subterránea, matará

Page 891: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

antes a Daniel. Y le creo.Ella pudo ver la mente de Lori

asimilando este nuevo detalle.—Si obtienes alguna información,

cualquier cosa que sea, ¿me la hacesllegar primero a mí?

—No le puedo ocultar información aBrit.

—No te estoy pidiendo que lo hagas.Solo dame una ventaja. ¿Dudas de lapromesa de Eva?

—Veo tu punto —concordó Lori—.Creo que Brit me dejará ir delante enesto… conservar la delantera. Recibirásmi primera llamada.

Page 892: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LA LLAMADA DE Lori llegó cincuenta ytres minutos más tarde, diez minutosdespués de entrar a la oficina.

—Tuvimos éxito, Heather. Dosestudiantes fueron expulsados duranteese tiempo. Uno de ellos vive en Seattley trabaja como bombero. Situaciónsolucionada.

—¿Y el otro?—Desapareció después de ser

expulsado por herejía del SeminarioUniversitario San Pedro en 1990.

—¿Dónde?—Pasadena.—¿Aquí?—Aquí.

Page 893: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Cómo se llama?—Trane —contestó Lori con un

temblor en la voz—. Alex Trane.Heather articuló el primer nombre.

Alex. Intentó imaginar a Eva llamándoseAlex Trane, pero no hubo ningunarelación.

—Intenta con el sacerdote.—¿El sacerdote?—El que lo expulsó —explicó Lori.Tres llamadas más tarde, Heather

tenía el número telefónico y la direccióndel sacerdote que ayudó a Alex Trane aingresar al Seminario Universitario SanPedro en el semestre de la primavera de1987, y que más tarde logró que lo

Page 894: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

expulsaran. El padre Robert Seymour,jubilado, vivía ahora en Burbano.

Ella marcó el número y oró al Diosdel sacerdote que Seymour contestara.

—¿Aló? —gruñó una voz áspera enel teléfono de ella.

—¿Padre Seymour?—Sí, cariño. ¿Quién habla?—Soy Heather Clark. Lo llamo

respecto de un estudiante seminarista aquien usted apadrinó una vez. ¿Le suenael nombre Alex Trane?

Silencio.—¿Padre?—¿Lo encontró usted? —preguntó;

el entusiasmo había desaparecido de su

Page 895: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

voz.—No. Lo estoy buscando. Creo que

él pudo haber secuestrado a mi esposo.Otra larga pausa.—Padre, ¿lo recuerda usted?—¿En cuánto tiempo puedes estar

aquí?

Page 896: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

CTREINTA

ONVENTO SAGRADO DE EVA.

Daniel yace sobre el sucio pisode tierra, dormitando y despertando demanera irregular. Conciencia. Cordura.Sueños. Pesadillas. Temor.

Había intentado liberarse de lacadena pero a los pocos minutos se diocuenta de que Eva no había cometidoerrores al prepararle el encierro. Eva nisiquiera sabía cómo cometer errores.

Eso significaba que su secuestradorestaría lejos por largo rato, dedujoDaniel. Eva iba a liberar a Heather, y

Page 897: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hacerlo en alguna parte cerca deOklahoma le ayudaría al FBI a estrecharel cerco de búsqueda. Daniel estaríasolo durante veinte horas o más.

Sin comida ni agua. Sin un baño.A medida que se afincaba su

desaliento, Daniel sentía que ladesesperanza comenzaba a ceder a ladeterminación. No de vivir, sino dedejar que el final llegara como fuera.

Había algo mal en el ConventoSagrado de Eva… él lo sabía debido alos sonidos, los olores, las subidas y lasbajadas de temperatura. Quizás elConvento Sagrado de Eva era su propiamente y estuviera perdiendo la razón.

Page 898: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El primer indicio de que se le estabadesmoronando la mente vino con el acreolor a orina. Palideció, volvió aexaminar el aire y confirmó que enrealidad olía a una orina muy potente; notenía idea de dónde llegaba, o cómovenía. No era de él.

El olor había venido y se había ido.Igual que los sonidos. Estrepitosos alprincipio, lo cual habría sido razonableen la casa pero no en esta bodegasubterránea. Luego la voz del muchacho,susurrante.

Te veo, Daniel.Las primeras veces que oyó la voz,

había girado bruscamente la cabeza y

Page 899: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

había mirado las sombras en el lejanorincón.

Te veo, Daniel.Gemía el viento. Pero él no creía

que hubiera viento afuera.Te voy a llevar, Daniel. Vamos a ser

buenos amigos.Supo entonces que estaba perdiendo

la razón. Si no por los frecuentestemores, que le producían suficienteterror para eclipsar cualquier otraconsideración, las irregularidades lopodrían haber mantenido en un estadoconstante de ansiedad. Cuando elagotamiento lo obligaba a entrar a lainconsciencia, el temor lo despertaba,

Page 900: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

gritando dentro de la cinta.Se dijo que el abundante sudor solo

aceleraría su deshidratación, pero eraimpotente para controlar sus glándulas.Y finalmente su vejiga.

La libertad de Heather le dio ciertamedida de absolución que le ayudaba asoportar el extremo temor y loscalambres que le inutilizaban losmúsculos después de las primeras sieteu ocho horas. Y saber que iba a morir enesta bodega subterránea en los bosquesde Oklahoma.

Pero su última acción había sidosalvar a Heather. A su mente le llegó elantiguo cliché, El que la hace, la paga.

Page 901: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El dolor que él le había causado poraños lo estaba visitando ahora, tancondensado y purificado que en vez deapesadumbrarle el corazón durantemuchas noches sin poder dormir, lodevastó durante una semana de horror.

El miedo en los ojos de Heathercuando él le quitó la bolsa de la cabezase negaba a salir de la memoria deDaniel. Su esposa tenía los ojosempañados y abiertos de par en parporque sabía que Eva estaba detrás deella, aguardando su momento oportuno.

Pero Daniel había visto algo más enlos ojos de Heather. Había vistoangustia. ¿Por qué, Daniel? ¿Por qué

Page 902: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

me tienes atada a esta silla? ¿Por quéme dejaste? ¿Por qué me partiste elalma?

Él pensó en la posibilidad de queEva se hubiera equivocado al romper surutina: Agarrar a Heather y luegoliberarla, la primera víctima con la quehabía hecho eso. Daniel esperaba queesa fuera una equivocación, e intentabanutrir esa esperanza.

Pero al final la esperanza misma sederrumbó. Eva había agarrado yliberado a Heather solo para atraer a suprimer Adán. Si Heather no se lasarreglaba para irradiar nueva luz en elcaso y traer agentes con ella en un

Page 903: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

intento de rescatarlo, él no tenía dudasde que acabaría muy mal.

Eva estaba obrando en maneras quereducían las destrezas del FBI a unesfuerzo sin ningún profesionalismo.

Daniel cambió otra vez de posición,tratando de aliviar un calambre en laparte baja de la espalda. La bodegaestaba fría. Afuera era verano, pero lacavidad en la tierra se sentía como eninvierno, otro truco que le jugaba sumente en deterioro.

Mucho tiempo atrás habíarenunciado a los intentos de imaginar loque estaba sucediendo. ¿Por qué tantotemor? ¿Cómo logró él que su mente lo

Page 904: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hubiera dirigido al sur? ¿Por qué ahoraEva lo estaba llamando Adán?

En realidad él tenía la respuesta aesa última pregunta. Eva iba a matar aDaniel, su primer Adán, de la mismamanera que mató a sus Evas.Infectándolo con una enfermedad queatacaba la capa protectora del cerebro, yhaciendo eso volvería a crear la caídade Adán y Eva. La pérdida de lainocencia.

En expiación por su propio pecado,Eva estaba tomando la vida de otros.Daniel no sabía qué en realidad, perosabía suficiente para estar seguro de quepor lo menos estaba cerca.

Page 905: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Sea como sea, Daniel moriría. Seacomo sea, Heather viviría. Y bien porella, quien realmente merecía vivirdespués de aquello a lo que él la habíasometido.

El aliento de sus fosas nasales seempañó. Frío.

Entonces oyó la respiración detrásde él… no el susurro del muchacho sinolos pulmones funcionando de un hombre,como un fuelle.

Daniel se dio vuelta para mirarhacia la entrada. Eva estaba de piemirándolo, con las manos sueltas a loslados y los ojos sin pestañear. Él eraapuesto, de mandíbula armonizada,

Page 906: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

grande y fornido, esbelto. Pantalones detrabajo color verde. La camisa acuadros la reemplazaba un suéter negro.

Eva cruzó la distancia hacia Daniely le desenrolló la cinta alrededor de lacabeza, liberándole la boca.

—Puedes beber.De un empujón le acercó el tazón y

Daniel bajó la cabeza hasta el agua fría.Bebió profundamente, agradecido apesar de las circunstancias. Cuandoterminó, Eva desató la cadena, puso depie a Daniel y lo llevó hasta la sillametálica, la cual había puesto ante lamesa cubierta de sangre.

Todo sin pronunciar más palabras.

Page 907: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel permaneció sentado, peroEva no se movió para atarlo a la silla.Los brazos del agente especial estabanfuertemente atados a la espalda… noiría a ninguna parte, no en su actualcondición.

Eva se colocó detrás de él, luego letocó el cabello con los dedos.

—¿Me llamas Eva?Daniel dijo que sí, pero su voz salió

ronca e imperceptible. Aclaró lagarganta.

—Sí.—Mi nombre no es Eva. Mi nombre

es Alex Price.El nombre no parecía conocido.

Page 908: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero a Daniel apenas le importó. Leimportaba mucho más el hecho de queAlex Price le hubiera dado a conocer sunombre porque la información moriríacon él.

—Pero sé dónde está Eva —expresóAlex Price.

—¿Quién es ella? —inquirió Danielaclarando más flema de su garganta.

—Viniste a salvar a Heather —contestó Alex mientras se movía frente aDaniel, analizándolo—. Sé que loharías. Eres un hombre bueno, DanielClark.

—¿Vas a matarme? —le preguntó,correspondiéndole el tuteo.

Page 909: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No. No, espero no tener quehacerlo. Yo no maté a ninguna de ellas.

—Pero Eva sí —concordó Daniel.Alex se movió a un lado, con la

mirada fija en los ojos de Daniel.—Una vez estudié psicología. Por

mi cuenta. Suficiente para obtener unamaestría si hubiera pasado por todo elaburrido papeleo. Leí tus libros.Erróneos la mayor parte. Y yo deberíasaberlo.

—Quizás. A menos que seaincorrecto tu punto de vista —contestóDaniel, y levantó la mirada hacia la viganegra directamente frente a él—. Tecriaste aquí, ¿verdad?

Page 910: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Sí. El Convento Sagrado de Eva.Esa es la religión de mi madre. No miverdadera madre. Alice. Ella nos atabaa mi hermana y a mí a esa mesa y noscastigaba cada vez que la luna se veía almínimo.

Lo confesó de manera muydespreocupada, no como Daniel habíaesperado.

—Ahora te has convertido en ella.¿O la estás odiando? Siempre es lo unoo lo otro.

—Me he vuelto ella —enunció Alexcomo lo más natural—. ¿Crees en eldiablo, Dr. Clark?

A Daniel se le ocurrió que ya

Page 911: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

estaban en el rito del asesino.Probablemente así es como Evaenfocaba todos sus asesinatos. Al menosdebería pasar por el formulismo.Mantener al hombre hablando, tener unpoco de tiempo.

—Depende de lo que quieras decirpor diablo.

—No, por supuesto que no crees —manifestó Alex levantando levemente lacomisura de los labios—. No muchoscreen estos días. Hablan, pero no creen,no realmente.

—Yo sí creo en el demonio, Alex.Solo que no como crees tú. ¿Me haceeso estar equivocado?

Page 912: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Yo no creí siempre, ¿sabes? Meequivoqué.

—Entonces quizás yo estéequivocado.

—¿No te importa averiguarlo? —preguntó Alex.

—¿Averiguar qué?—Si tienes razón o si te equivocas.El temor no había vuelto desde la

entrada de Alex; tampoco los sonidos niel olor a orina. De alguna forma toda laescena parecía perfectamente natural aDaniel, lo cual era en sí y de por sí unpoco incómodo.

Daniel miró a Alex, no seguro deque su captor esperara una respuesta.

Page 913: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Crees que soy un hombre depalabra? —indagó Alex.

Considerando el perfil del hombre,Daniel tenía pocas dudas.

—Sí —contestó.—Entonces, si juro no matarte, me

creerías.—Supongo que sí.—Eva quiere hacer amistad contigo

—anunció Alex.—Lo sé. Hablé con Eva.—¿Se lo permitirías?—Creo que ya lo he hecho, Alex.

Creo que todos hacemos amistad connuestras Evas.

—No el niño interior. Sé que todos

Page 914: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tenemos recuerdos e influencias que nosconforman durante nuestros años deformación. No estoy hablando de esaEva, como la denominas.

—¿De qué entonces, del demonio?—No. El espíritu que conociste en la

caja. En el infierno. El que me habla,quien te dirigió aquí.

Un frío le recorrió la espalda aDaniel, luego desapareció. Esta charlade demonios y espíritus parecía muyinocente.

—¿Estuve en el infierno? Norecuerdo haber visto llamas ni tridentes.

—Entonces no tendrás problema enpedir a Eva que tenga amistad contigo.

Page 915: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel titubeó. ¿Y si se equivocabarespecto de todo esto? Pero sabía que nopodía ser. Había defendido toda su vidaque rechazaba esos aspectos taninfantiles como cielo, infierno, Dios odiablo. Un maníaco no cambiaba eso.

—Si lo haces, te prometo que no telastimaré de ninguna manera —formulóAlex—. Te dejaré aquí y seguiré con misasuntos. Tus amigos te encontrarán ypuedes continuar con lo tuyo.Cazándome. Con nueva información másque suficiente para hacerme imposiblela vida.

Así que eso era. Una especie detrato. Extrañamente desconcertante a

Page 916: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pesar de ser tan infantil.—Pero tienes que invitar a Eva a

entrar a tu corazón —indicó Alex—.Pídele que te dé su amistad. Dile que loamas y que le permitirás alojarse dentrode ti.

Oírlo formulado en estas palabrasprodujo un temblor en los dedos deDaniel. Sea lo que Alex Price fuera oque hubiera sido, cualesquiera quefueran las experiencias que lo habíanllevado a este lugar, era un verdaderocreyente en el poder del demonio.

Y probablemente estabadesequilibrado.

Sin embargo, ¿qué alternativa tenía

Page 917: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel en realidad? Se podía negar porninguna otra razón que por un repentinotemor irrazonable. O podía aceptar,quizás enfrentar las consecuencias deotro sueño horripilante y esperar queAlex cumpliera su palabra y lo dejara.

Además, Alex ya había insistido enque no lastimaría a Daniel. Eva haríaeso. ¿Qué daño le ocurriría si se negabaa participar en el juego de Alex?

—No —contestó—. No invitaré aEva a entrar a mi corazón.

—Porque sabes que él te mataría.Porque sabes que todo lo que has escritosobre el tema son tonterías. No creer enel poder de Satanás es estupidez en el

Page 918: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

más bajo nivel. ¿Es por eso?—No.—Entonces no tienes nada que

temer. Si te niegas me veré obligado adejarte a solas con Eva. El muchachofinalmente te convencerá de que hagas loque él quiere. Para entonces no tendrásmentalmente ningún valor.

Queriendo decir que Eva, su propiamente, finalmente obtendría lo mejor deél. El argumento tenía perfecto sentido.

—Si insistes —formuló Daniel.—No, no estoy insistiendo. Es tu

decisión, no la mía.—Me estás obligando. Tienes una

pistola proverbial en mi cabeza.

Page 919: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Sugieres que te aterra la idea deinvitar a Eva a entrar a tu corazón? ¿Queno lo harías bajo circunstanciasnormales? ¿Que crees en el infierno?

Desequilibrado, pero inteligente.—No, no estoy sugiriendo eso.—Entonces no finjas que solo

obligado invitarías a Eva.Daniel sabía que Alex lo había

acorralado, no con argumentos delmismo Alex sino con los suyos propios,expuestos en cien conferencias. Alexsolo estaba pidiendo a Daniel querespaldara su propia afirmación de queno había fundamento para la fe en losobrenatural o para ser leal a ello.

Page 920: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

No obstante, todo el asunto acabócon el aplomo de Daniel.

—El muchacho que conocí cuandomorí… es producto de mi imaginación.Una imagen formada por misubconsciente en un momento de crisis.Tú has oído acerca de fumar heroína.

—No quiero hablar de drogasalucinógenas —objetó Alex—. Meaburre. Quiero que decidas. Solosatisface a un psicópata engañado. Invitaa Eva a estar contigo y te dejaré a solascon él.

—Conmigo mismo entonces.—Como quieras. Sí o no.Daniel recorrió con la mirada la

Page 921: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

bodega y vio lo que esperaba ver:Un silo subterráneo cavado un siglo

atrás, apoyado en durmientes deferrocarril. Una mesa de madera, usadapara avivar la morbosa religión deAlice. Un montón de tierra bajo los pies.

Nada más.Nada de demonios, espíritus o

muchachos con dentadura negra que sehacían llamar Eva.

Miró dentro de los ojos de AlexPrice.

—Sí.

Page 922: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LTREINTA Y UNO

A NOCHE HABÍA CAÍDO y el tráficoera fluido. Una sola luz de porche

brillaba en el patio delantero de laantigua casa blanca de la calle Vine enBurbank. El pasto estaba reducido aespacios de tierra y el corto seto quebordeaba el césped necesitaba cuidado.Una casa de dos o tres habitaciones, a lomáximo. ¿Era esta la vida que llevabanlos curas católicos jubilados?

Curas como el padre RobertSeymour, por lo menos.

Heather caminó hasta la puertaprincipal, atravesando parches de pasto

Page 923: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que se habían metido entre las grietas dela acera de concreto. Una búsqueda másbien rápida del padre Seymour por laInternet había revelado más de lo queella hubiera imaginado.

Él había servido durante quince añosen Nuestra Señora de la Alianza, unaiglesia católica en el costado sur dePasadena. Aparte de servir en unacantidad de asambleas no demostróaspiraciones políticas ni interés enmejorar su posición en la iglesia. Era unhombre sencillo… una especie deleyenda en una cantidad de blogs de laInternet, conocido por su humildad ysabiduría, particularmente en sus

Page 924: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

últimos años, tras su regreso de unalarga visita a Francia en 1992. Habíaescrito un libro acerca de esa épocatitulado La danza de la muerte.

Algo profundo había ocurrido enFrancia. Heather no sabía con certeza dequé se trataba. Las referencias eranindirectas y su libro era poco claro.Evidentemente él había ido a Francia aestudiar bajo la tutela de un famosoobispo. Pero lo habían obligado a dejarsu programa debido a razonespersonales. El año de estudio seconvirtió en un año sabático, durante elcual el padre Seymour se recuperó delos efectos de un ritual de exorcismo en

Page 925: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que fue colaborador.Heather tocó la puerta y retrocedió.

Había visto en la Internet fotos de unSeymour joven; el hombre que abrió lapuerta no solo parecía mucho mayor,sino más delgado.

—Hola, Heather. Entra, querida. Porfavor, entra.

—¿Padre Seymour?—¿No esperabas a alguien tan joven

y vibrante? Entra.Ella se le adelantó. Él tenía los

pómulos demacrados, pero las líneasmarcadas en su rostro parecían formaruna sonrisa.

—Siéntate.

Page 926: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él la condujo a una antigua sillaReina Ana frente a una mesa de centrocon bordes de bronce. La sala erapequeña, decorada con piezas de épocasque sin duda habían sido coleccionadasy heredadas. Un piano negro antiguo sehallaba pegado a una pared.

—¿Toca usted? —preguntó Heather.—Cuando hay demasiado silencio

—contestó él, sirviendo dos tazas de té—. Supongo que no rechazarás tomaruna.

—Gracias. ¿Está usted solo aquí?—No —respondió el padre

Seymour, y le pasó una de las tazasblancas de porcelana—. Pero la

Page 927: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ausencia de otras personas hace que aveces lo parezca.

Ella miró alrededor de la sala,medio esperando ver un fantasmaobservándolos, luego sonrió ante supropia insensatez.

—¿Dices que Alex Trane se hallevado a tu esposo?

Heather le devolvió la mirada,mirándolo por sobre la taza deporcelana con brillantes ojos verdespintados alrededor de los bordes.Hablaron del secuestro de Danielmientras tomaba el té.

La taza tintineó contra el platillo enla otra mano, de repente incapaz de

Page 928: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sostenerlo con firmeza. Ella lo asentó.—Todo va a salir bien, cariño. Si te

puedo ayudar, lo haré. Cuéntamelo todo.Ella se reclinó y cruzó las piernas.

En el transcurso de unos cuantos minutosel padre se las había arreglado paraganarse la confianza incondicional deella, quien nunca había hablado con unsacerdote. De vez en cuando con unpastor protestante, principalmente en suadolescencia. Sin embargo, al mirar aeste hombre de profundos ojos azules,ella supo que podía y que le contaríacualquier cosa, todo.

—Padre, ¿ha oído hablar de unasesino en serie conocido como Eva?

Page 929: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Eva. He oído algo, sí. ¿Es AlexTrane el mismo Eva?

Heather empezó a hablarle de lallamada telefónica que recibió de unhombre que ella creía que era Eva, peroel padre Seymour la interrumpió.

—Comienza por el principio,Heather. El mismísimo inicio.

—Ha matado a dieciséis mujeres.Solo hacerle saber a usted lo másimportante me llevaría tiempo.

—¿Ha matado Alex a dieciséismujeres?

Sea lo que sea que el sacerdotehubiera leído sobre el caso, no eramucho.

Page 930: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Sí.—¿Quieres mi ayuda?—Sí.—Entonces cuéntame todo.Eva había dicho: Tres días. No iban

a lograrlo.—Él va a matar a mi esposo, padre.

ENUNCIAR LOS HECHOS como Heatherlos conocía le llevó una hora, y tardóese tiempo porque el padre se la pasódeteniéndola con preguntas,principalmente acerca de las palabrasexactas de Eva y de las experiencias demuerte inminente de Daniel. El padre

Page 931: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Seymour escuchó los detalles de variasvíctimas y luego le pidió que resumieralos pormenores macabros. Afirmó queno necesitaba oír lo mismo una y otravez.

Así lo hizo ella. El género de lasvíctimas, el hecho de que hallaron bajotierra a cada una, la naturaleza de laenfermedad que las había matado. Elnombre Eva escrito sobre cada víctima.El perfil completo de Daniel acerca delasesino.

Pero las palabras que Eva habíautilizado fue lo que interesó a Seymourmás que cualquier otra cosa. La mirócon ojos brillantes mientras con

Page 932: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

palabras entrecortadas ella le hablabade su encuentro con Eva en la bodegasubterránea.

—¿Adán? —preguntó el padreSeymour levantando la mano—. ¿Élllamó Adán a Daniel?

—Sí.—Así que él está volviendo a crear

el nacimiento del demonio, probandoque el diablo tiene verdadero poder,como con Eva en el jardín. Algo que élrechazaba en el seminario.

—Tenemos que encontrarlo, padre—suplicó Heather mientras se limpiabauna lágrima debajo de su ojo derecho—.Y para hacerlo tenemos que saber dónde

Page 933: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

se crió. Estoy casi segura de que él estáallí. Tiene a Daniel en el mismo lugar enque su madre lo lastimaba de niño.Hasta donde sabemos, ya ha infectado aDaniel con la enfermedad. Nodisponemos de mucho tiempo.

—¿Has pensado en la posibilidad deque no se trate de una enfermedad?

—Tenemos sólida informaciónmédica que identifica la causa de lamuerte. Una especie de meningitis.

—¿Una especie?—Sí, bueno, no es seguro. Una

nueva variedad.—Entonces podría haber otra

explicación —opinó Seymour.

Page 934: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Ninguna identificable para lacomunidad médica.

—¿Y qué tendría la comunidadmédica que decir acerca de una mujernacida ciega que puede describirobjetos de un salón después de morir?

—Nada.—No, querida mía. Dirían que es

imposible, a pesar de que ocurrió.—¿Está usted diciendo que no se

trata de una enfermedad?El padre Seymour se paró y fue hasta

el estante detrás de Heather, luegoregresó con una gruesa obra empastadaen cuero. La bajó y extrajo una foto enblanco y negro, que puso sobre la mesa.

Page 935: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Qué ves?La foto mostraba el costado de una

mujer con un vestido, tendida sobre unsofá. Su brazo, estirado por fuera de sucostado, estaba hinchado y magullado enmala forma. Un corte en el codo lesangraba.

—Una mujer con un brazodesfigurado —contestó Heather.

—Yo no tomé la foto, pero estuveallí. Se llamaba Martha. Tenía veintiséisaños de edad y vivía en Monte Carlo.Veinte minutos antes de que se tomaraesta foto ella tenía el brazo tan normalcomo el tuyo. La cortada en el codo fuehecha por un libro que estaba sobre una

Page 936: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mesa, a tres metros de distancia.Heather sabía adónde se dirigía él.—¿Qué te llevaría a concluir la

información médica con relación a ladesfiguración de Martha?

—No sé.—Ella pasó una semana en el

hospital después del exorcismo. Laevidencia mostró que la mujer habíasufrido alguna clase de caída grave, oque sufrió el azote de una de variasenfermedades extrañas que dan comoresultado graves hemorragias ymagulladuras internas. Es uno de los tresexorcismos que he presenciado… y notengo deseos de volver a participar en

Page 937: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

uno. El padre Gerald, el exorcistacolaborador, pasó dos mesesrecuperándose.

Heather volvió a mirar la foto eintentó imaginar los sucesos que estabasugiriendo el padre Seymour. No loconsiguió.

—No estoy segura de que esto nosayude a encontrar a Daniel —manifestóella.

—Nos ayuda a entender a Alex —expresó él, volviendo a deslizar la fotoen el libro—. No estoy insinuando quecada una de sus víctimas no muriera dealguna extraña especie de meningitis,como supones. Estoy sugiriendo que

Page 938: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex mismo podría estar recurriendo aalgo más que medicina. Tú misma dijisteque él afirma que Eva, y no él, estácometiendo los asesinatos.

—Él es mentalmente inestable,padre.

—Lo dudo. El Alex que conocí eramuy cuerdo. Vi los indicios en eseentonces, y sinceramente he orado másde una vez porque no se repita esaépoca. Yo mismo me veo culpable.

—Todavía no sé cómo algo de estonos puede acercar…

—Porque no entiendes cómo unapersona llega a estar poseída, Heather—enunció él haciendo girar una mano en

Page 939: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

señal de rechazo—. No puedo hablarpor quienes ven demonios debajo detodo árbol. Francamente, sospecho quela mayoría de los casos de posesión sonexpresiones psicosomáticas de maldadhumana. No lo sé. Pero existen casos deposesión genuina que desafían todo loque la ciencia pueda lanzarles. Y solounos pocos logran limpiarse alguna vez.

—Lo siento, padre, yo solo…—Créeme, a diferencia de algunas

iglesias, la Católica Romana no tieneinterés en descubrir ni promocionarnada de esto. La mayoría de los obisposhallan embarazoso todo el asunto, poruna buena razón: Para la gente es

Page 940: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

absurdo. Pero ni siquiera estos obispospueden hacer caso omiso de laevidencia una vez que están frente a ella;y tampoco las personas normales.

Ella encontró fascinante laexplicación metódica y razonada delhombre.

—¿Y?—En la mayoría de los casos la

posesión es un proceso gradual,difícilmente comprendido por lavíctima. Contrario a lo que muchossuponen, la mayoría de las víctimas soninteligentes. Pero su posesióngeneralmente gira alrededor de una solaobsesión. Negación de la moral.

Page 941: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Obsesión con el género. Incredulidadprofunda. Cualquiera de una serie deideas que empiezan en la mente y que seabren paso hacia el corazón.

—La obsesión de Eva, lo que ustedestá persiguiendo.

—Encuentra la obsesión de Alex yhallarás al hombre —concordó él con elceño fruncido—. ¿No es el lema de todobuen psicólogo forense?

—Tenemos que encontrarlo. Sunombre, su historia, sus motivaciones…

—No, ni su nombre ni su historia.No existe Alex Trane. Lo sé, porque heinvestigado. Ellos vinieron a nosotroscon el cuento de que perdieron a sus

Page 942: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

padres en un accidente automovilístico,pero no hubo accidente, de todos modosno en los archivos policiales.

—¿Ellos?—Alex y su hermana, Jessica. Dos

almas heridas con un pasado oculto queintentaron rechazar. Pero Eva los hahallado y agarrado para sí. Al menos aAlex.

Heather se puso de pie y anduvo deun lado al otro, frotándose la partederecha del cuello. A pesar de laveracidad de la sugerencia de Seymourde que Eva era algún demonio querondaba a Alex, el sacerdote solo habíadestapado otro problema complicado.

Page 943: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella no podía dejar de pensar en que enalguna parte había una clave paralocalizar la bodega subterránea.

—La obsesión de Alex… Loexpulsaron por sus argumentos contra lafe. ¿Tiene usted algo que él escribió?

—Creo conocer su obsesión —contestó el padre—. Pero, sí, yo pedísus artículos. Están en una caja dezapatos en alguna parte por aquí.

Se levantó y se dirigió a un clóset deabrigos cerca de la puerta.

—¿Y cuál es la obsesión de él? —inquirió Heather.

Seymour abrió la puerta del clóset yhurgó dentro.

Page 944: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Estaba aquí… —masculló entredientes, luego se apartó con las manosvacías y se dirigió a la cocina.

—¿Cuál era? —volvió a preguntarHeather.

El padre Seymour salió de la vista yempezó a abrir y cerrar gabinetes.

—¿Su obsesión?—Sí.—Aquí está —dijo, y regresó

sosteniendo una caja café de botas—. ¿Aqué era a lo que Alex se la pasabavolviendo?

—Eva —contestó ella después depensarlo por un momento.

—¿Y quién era Eva? ¿De quién era

Page 945: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el convento sagrado?—De Eva —respondió Heather—.

La madre de Alex.—Su madre, a quien él odiaba. A

quien se vio obligado a matar oabandonar, pero de quien no pudoescapar. ¿Qué fue lo que él te dijo en eljuzgado? «¡Me arrancaron de mi papi,mi hermana, mi sacerdote!». ¿Quiénseparó a Alex de su padre, su hermana,su ambición de convertirse ensacerdote?

—Eva.—Eva, su madre. Su madre…—Lo arrancó de su padre.—De su verdadero padre —explicó

Page 946: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el padre Seymour.—Alex y Jessica fueron

secuestrados —concluyó Heather,sintiendo que se le aceleraba el pulso.

—Yo he estado viviendo con Alex yJessica por quince años —enunció élmientras se tocaba la cabeza—. Aquí. deescuchar lo que acabas de decir estanoche, eso es lo único que tiene sentido.Mucho sentido.

Heather buscó el celular en subolsillo y llamó a Lori, quien contestó alprimer timbrazo.

—Soy Lori.—Él fue secuestrado. Trane no es su

verdadero nombre. Fue secuestrado y

Page 947: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cambió su apellido.Ella casi pudo ver la mente de Lori

dando vueltas.—¿Sabía eso el sacerdote?—No exactamente. Eso es lo que

cree después de oírme. ¿Por qué?—Él tiene razón, Trane es un nombre

ficticio. No hay registros de Alex Traneantes de 1983. Dijiste que le fuearrancado a su padre. Brit estáejecutando un amplio sistema debúsqueda por casos de secuestro queinvolucraran a un hermano y unahermana desde hace cincuenta años.

Lori hizo una pausa.—Cura inteligente.

Page 948: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Esto podría ser. ¿Cuánto tiempotardará?

—Si es un caso del FBI, no mucho.Un poco más si se deben hacersolicitudes a otras jurisdicciones. Y estosuponiendo que hubo un secuestro, porsupuesto.

—Espero que sí. Llámame.—Lo haré.Ella cerró el teléfono. El padre

Seymour permanecía sosteniendo lacaja, con la mirada fija en Heather. Letendió la caja.

—Contiene algo así como diez desus artículos más memorables, algunaspoesías, notas, etc. Si creías, te advierto

Page 949: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que leerlos te podrían tentar a lanzar tufe por la ventana. No sé cómo funcionapara Alex, pero Eva no es su únicaobsesión. De alguna manera todo lorelacionado con Eva es el conocimientodel bien y del mal, creer en losobrenatural, Dios, Lucifer, la serpiente.

Heather agarró la caja.—Yo tendría cuidado —advirtió él

—. No permitas que te muerda laserpiente.

—Gracias, padre. Estoy muyagradecida.

—Una petición, si no te importa —expresó el padre al tiempo que sedirigía al estante.

Page 950: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Si puedo.—Puedes, e insisto —afirmó él;

extrajo un libro y se lo pasó a ella—. Elrehén del diablo, de Malachi Martin.Léelo, por favor. Léelo pronto.

Ella agarró el libro y lo mirócortésmente.

—Sé lo que estás pensando —añadió él—. El libro contiene cincocasos documentados de posesióncontemporánea que ayudarán a todos loslectores, agnósticos, protestantes,católicos, musulmanes, a cualquiera, areconsiderar todo lo que creían saber.

Page 951: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

STREINTA Y DOSI EL CANSANCIO NO hubieraabrumado a Heather, habría leído

anoche todas las páginas extendidassobre la mesa de su cocina.

Pero las ideas eran intensas yninguna clase de determinación pudoevitar que su cansada mente seconcentrara después de varias horas.

En la mañana caminó alrededor dela mesa, café en mano, mirando losmontones de páginas. El reloj sobre lapared indicaba las siete y quince. Aúnno habían llamado Brit ni Lori.

Heather había leído la mitad de los

Page 952: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

artículos de Alex, en su mayor parteargumentos filosóficos escépticos quesocavaban lo sobrenatural con unaclaridad que habría impresionadoincluso a Daniel, pensó ella. Eranargumentos que Alex mismo habíadesarrollado, aunque él quizás eralevemente menos pretencioso. Y sinembargo lo hacía con confianzaimpuesta.

Nada de esto era particularmentenuevo para Heather… la mayor parte sereducía a presentar el existencialismo enlenguaje fresco, incluso ahora, quinceaños después de haber sido escritos.

Ella se sentó y agarró el siguiente

Page 953: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

artículo, cinco páginas con las esquinasdobladas, tituladas simplemente «Dios»en letras pequeñas. Por Alex Trane. Laestructura del comentario estaba escritaen letras más grandes y mástradicionales.

Heather leyó rápidamente elartículo. El mismo tono que los otrospero en términos más directos. Unargumento dispuesto en niveles acercade la no existencia de Dios. Ella seesforzó por concentrarse en laspalabras. Un mes antes los artículoshabrían sido oro en sus manos. Lo queDaniel pudo haber extraído de ellos…

Bajó las hojas y dejó que su mente

Page 954: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vagara hacia la bodega subterránea.Eva, ahora conocido como Alex Trane,habría vuelto anoche. El hombre habíasido cortés con ella, pero entonces habíapensado en liberarla.

No. No, él nunca había dejadoevidencia de violencia. La enfermedadhabía hecho su trabajo sucio. Estaenfermedad que el padre Seymoursugería que podría ser una afeccióntotalmente distinta.

El libro de Malachi Martin, El rehéndel diablo, estaba en el mesón donde lodejara anoche. La parte más inquietantede todo el asunto que el padre Seymourhabía presentado era que si —y en

Page 955: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

realidad hay que reconocer unimportante si— la enfermedad de Evano era de carne y sangre, Daniel notendría problemas en descubrirlo.

—Espero que se equivoque, padre—musitó ella, con los codos sobre lamesa y la cabeza entre las manos; estoera exasperante.

El timbre de la puerta repicó, unsuave bang que Daniel había escogidoen vez del típico ding-dong queresonaba en la mayoría de las casas.Según él, «una casa de paz necesita untimbre melodioso».

Lori estaba en las gradas de laentrada. Se había cambiado a jeans y

Page 956: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

camisa verde, pero no parecía haberdormido.

—Buenos días, Heather.—Entra. Te ves terrible.—Me siento terrible.—¿Manejaste todo el camino? —

indagó Heather—. Desde luego que lohiciste, pero ¿por qué?

Lori cerró la puerta detrás de ella.—No debí haberlo hecho, lo sé.

Anoche le dije a Brit que lo haría,pero…

—¿Anoche? ¿Qué, lo encontraste?—¿A Daniel? Me gustaría que fuera

así de sencillo.—¿Qué? Ven acá —manifestó

Page 957: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather tomando a Lori de la mano yjalándola en el pasillo, hacia la sala.

—Ahora dime.—¿Qué son esos papeles? —

preguntó Lori miando la mesa de lacocina.

—Algunos artículos de los que tehablé. Los repasaré, la mayor partetonterías. Dime.

—La buena noticia es que hallaronun caso que involucró a dos niñossecuestrados en 1964, aproximadamentede la misma edad. Nombres correctos.Alex y Jessica Price fueron sacados desu casa en Arkansas. Una extensabúsqueda resultó vana.

Page 958: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Alex Price.—Hijo de Lorden y Betty Price.

Ambos fallecidos.—¿Cuándo averiguaste eso?—Como a las once.—¿Las once? ¡Eso fue hace ocho

horas! —profirió Heather reclinándose ycruzando los brazos—. Dame ahora lamala noticia.

—La mala noticia es que no hay másnoticias. Su nombre es Alex Price. Fuesecuestrado con su hermana JessicaPrice cuando eran niños pequeños.Aparecieron en 1983 como Alex yJessica Trane, y luego los dosdesaparecieron en 1991, para nunca

Page 959: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

volverse a saber de ellos.—A pesar de eso, debemos

encontrar a Jessica Price.—Así que estos son los escritos de

él —formuló Lori levantando una de laspáginas.

—Sí —suspiró Heather—.Principalmente burlas filosóficas.

—No pensé que hubiera tanto —dijoLori, caminando a lo largo de la mesa—. Esto debería estar en el laboratoriopara los análisis.

—¿Para darnos qué, sus huellasdigitales? Las tenemos.

—Su mente.—Encantador, ¡la obsesionada y

Page 960: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

preciosa mentecita de Alex Price! —exclamó ella y cerró los ojos—. Losiento, solo estoy un poco frustrada.Tómalos si quieres.

Lori se colocó detrás de ella, lepalpó suavemente el hombro y luego sesentó en la cabecera de la mesa.

—¿Revisaste todo esto?—Los he organizado, como puedes

ver. He leído estos artículos, deprincipio a fin —expresó, señalando laspáginas a su izquierda.

—¿Estas? —indagó Lori, y levantóun montón de páginas sueltas en unaesquina.

—Poesía, notas escritas a mano,

Page 961: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

varias cosas.—Poesía, ¿eh? ¿Tienes más café?

HEATHER RELEYÓ EL DOCUMENTO Dios,motivada por el entusiasmo de Lori endarle una pasada a las páginas antes dellevarlas al equipo analítico y a laoficina regional.

Lori estudió minuciosamente lasnotas escritas a mano con ojos bienabiertos, haciendo comentariosocasionales, la mayoría con relación ala tendencia de Alex de volver una yotra vez a los mismos temas. Dios yLucifer, los cuales equiparaba con

Page 962: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

psicología y parapsicología.En su poesía hablaba de sus

pesadillas, y Lori le dedicó tiempo atrece páginas que había puesto a un lado,refiriéndose a ellas como cavilacionespoéticas de Alex.

—Escucha esto: «El muchacho vieneen la noche, susurrando mentiras a micabeza; El reino de luz, pero esoscuridad en mi cama. Despega la cinta,despega la cinta, quiero oírte gritar,traidora, traidora, tú, madre, madre,madre…».

—Cinta… —titubeó Heathertratando de recordar lo que Lori le habíadicho respecto de las pesadillas de

Page 963: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel—. Dijiste que Daniel…Lori simplemente la miró.—Quizás el cura no esté tan loco.—¿El cura Seymour? ¿Acerca de

qué?Heather le contó respecto del rito de

exorcismo que el sacerdote afirmó haberpresenciado en el sur de Francia. Oírsea sí misma repitiendo la historia en latranquila mañana, con los artículos deAlex esparcidos frente a ellas, fue aunmás perturbador que oírselo al cura.

Los papeles en las manos de Lori seestremecían mientras la patólogaescuchaba embelesada.

Heather terminó y bajó la mirada a

Page 964: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la mesa. Afuera, Santa Mónica sepreparaba para otro fin de semana,totalmente ajena a la idea de que eldiablo podría acechar en las formasdescritas por el padre Seymour. Un jetzumbó muy en lo alto. Pantera, una perralabradora negra tres casas más allá,ladraba a un vehículo que pasaba. Elreloj en la pared sonaba, desapercibidopor completo aunque no en losmomentos más silenciosos.

Esta era Santa Mónica, una vida deplástico, concreto, metal y mil millonesde circuitos electrónicos que actuabanjuntos en tal manera que obligaba atodos a observar asombrados.

Page 965: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero Daniel… Daniel estaba en unavieja bodega subterránea abandonadaque olía a orina y tenía grabadas laspalabras Convento Sagrado de Eva endurmientes de vías férreas recubiertascon alquitrán.

—¿Heather?Ella levantó la mirada. Lori

observaba un papel en sus manos.—¿Qué hay?—Creo que acabo de encontrar algo.—¿Qué?—Él escribió un poema con lápiz.

Luego lo borró.—¿Y?Ella leyó con voz entrecortada.

Page 966: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Entre la hierba de los Brownla serpiente acecha;

Del país de las maravillasAlice a niños se lleva.

La lujuria de Eva sealimentará de la manzana;

O si no de treinta latigazosen la espalda.

Heather le quitó el papel a Lori, leyórápidamente el poema y levantó lamirada.

—La lujuria de Eva… —comentóLori parpadeando.

—Más que eso —añadió Heather, ybajó la hoja—. Él ha escrito con

Page 967: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mayúscula algunas palabras. Losnombres.

Las palabras Brown, Alice y Evaestaban con mayúsculas y ligeramentemás oscuras, aunque borrosas.

—«Del país de las maravillas Alicea niños arrebata». Estás diciendo queAlice es Eva.

—Brown Alice. O Alice Brown…Heather volvió a leer rápidamente el

poema. Pensando en términos denombres, el significado parecía obvio.Alice Brown era la serpiente en eljardín, que acecha a inocentes niños.Eva pagaría por su pecado azotandotreinta veces.

Page 968: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

O haciendo que una ofrendaexpiatoria recibiera los treinta latigazosen lugar de Alice.

Heather se puso de pie. Anduvo deun lado al otro, pensandodesesperadamente.

—No podemos decírselo a Brit. Notodavía.

—Heather…—Óyeme, sabes muy bien que si

esto es cierto y localizamos esta granjaregistrada a nombre de alguien llamadoBrown, ¡Brit llevará allá un equipo yDaniel morirá! —exclamó ella,expulsando las palabras como untorrente—. ¡Ellos no tienen idea de lo

Page 969: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que estamos enfrentando!—¿Y la tienes tú?—¡Creo a Alex Price! —le gritó

Heather; ella había sobrepasado ellímite, pero sabía que de ninguna otramanera haría que Lori la escuchara—.¡Ese que está allá es mi esposo! Bueno,todo lo que sugiero es que lo pensemoscon calma. Somos las únicas que losabemos.

—¿Y si hallamos a Alice Brown ocualquiera que sea su verdaderonombre? ¿Entonces qué?

Heather puso la mandíbula firme.Hizo rechinar los dientes.

—Entonces yo voy. Sola.

Page 970: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—De ninguna manera.—¡Me hiciste una promesa!—Estabas molesta.—¡Ahora estoy molesta! —volvió a

gritar, luego agarró a Lori del brazo,suplicante—. Sabes que él matará aDaniel.

—Eres abogada, no agente decampo.

—Si él me quisiera muerta, mehabría matado. No me matará, él no esasí. ¡Lo conozco!

Lori la miró, con el rostroenrojecido.

—Te lo ruego.Lori tenía razón. Heather no era

Page 971: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

agente, pero la abogada que había enella disponía de un fuerte caso, y Loriestaba teniendo dificultades paralevantar una defensa.

Lentamente relajó los músculos. Laoposición le desapareció del rostro.

—Espero que tengas razón.—No pierdas tu esperanza en mí —

la animó Heather soltándole el brazo—.Oremos porque esta Alice Brown no seauna ocupante ilegal.

Page 972: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

YTREINTA Y TRES

A HABÍA PASADO UNO DE LOS tresdías dados por Eva cuando

Heather abordó el vuelo 465 de Uniteddesde el Aeropuerto Internacional deLos Ángeles hacia Oklahoma City a lasonce de la mañana ese martes.

Ella no sabía ni le importaba cómoLori obtuvo la información de Brit. Soloque los registros públicos de tierrasindicaban que una pequeña parcela en laprofundidad de los bosques del sur deOklahoma había pertenecido realmente auna Alice Brown entre los años 1958 y1993. En 1993 el estado se había

Page 973: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

posesionado de la concesiónabandonada.

Se sentó en un asiento conventanilla, mirando al claro cielo azul,una pierna cruzada sobre la otra,sintiéndose como un trapo estrujado.Luciendo como tal. Los dos asientos allado de ella estaban vacíos y eladolescente roquero sentado al otro ladodel pasillo se la pasaba mirándola. Peroa ella no le importó.

A treinta mil pies de altura el mundose veía sereno y perfectamenteordenado. Pero allá abajo en lasuperficie café, el diablo acechaba. Losacontecimientos que habían salido a la

Page 974: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

luz en las vidas de Daniel y de ella aúnla golpeaban como algo tomado de unamítica historia de horror, desconectadade la realidad. Los demás pasajeros,alrededor de cincuenta, a bordo del 737se entretenían con novelas, iPods oconversaciones en voz baja sobreasuntos triviales.

¿Tenían algunos de ellos una clavede la naturaleza de las Evas de estemundo? De ser así, el conocimiento seocultaba en los pliegues más profundosde sus mentes como un virus latente,obrando en el anonimato. Alguien lehabló. Ella giró la cabeza y miró a laazafata, quien arrastraba un carrito por

Page 975: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

el pasillo.—¿Perdón?—¿Le gustaría una bebida?—¿Una bebida? Agua.Ella puso la botella de agua de

manantial en el bolsillo del asiento sindestaparla, y sacó el libro del padreSeymour. El rehén del diablo. Un gruesolibro en rústica con el subtítulo: Casosde posesión y exorcismo de personasaún vivas. El autor, Malachi Martin, exjesuita y ex profesor del InstitutoBíblico Pontificio del Vaticano, habíareunido cinco de innumerables casosdocumentados de posesión. Un seriolibro académico muy apreciado por el

Page 976: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

New York Daily News y Newsweek,entre otros. ¿Por qué ella no había oídode esto? ¿O quizás oyó hablar y lorechazó?

Hojeó las páginas, luego comenzó aleer un caso que le llamó la atención:«Padre Bones y Señor Natch».

Pronto Heather se ensimismó en elcaso meticulosamente organizado de uncaprichoso sacerdote que fue poseídopor un espíritu llamado Señor Natch.Con el tiempo, el sacerdote perdió su feen la doctrina básica y la reemplazó conuna creencia en lo natural. El exorcismofinal casi destruyó al exorcistainvolucrado, el padre Bones.

Page 977: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El escritor parecía sugerir que lamayoría de los exorcistas eranprofundamente afectados por susbatallas con las fuerzas que enfrentaban,y que raramente podían dirigir más deunos cuantos exorcismos durante susvidas, la mayoría de los cuales tardabansemanas en organizar y llevar a cabo.

Ella dio vuelta a la página y leyóotro relato, este acerca de un estudianteuniversitario que había adoptado unespíritu llamado Sonriente. Esteexorcismo estaba grabado en cinta, y elespíritu maligno que hablaba erainteligente, pues conocía detalles de lasvidas de los que estaban en el cuarto, y a

Page 978: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

veces era caótico.La Voz, como el autor se refería a

ello, era un variado desorden que veníade todos los costados del cuarto,hablaba ante labios que se movían envarias octavas a la vez, y lo hacía paraadelante y para atrás al mismo tiempo.Solo tocando la cinta al revés se hacíaclaro un poco de lo que expresaba. Algohumanamente imposible.

Esa era una de las muchasimposibilidades humanas grabadas enestos casos muy bien documentados.Heather revisó una y otra vez tanto laportada frontal como final del libro, yrevisó las referencias del autor. Si no lo

Page 979: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hubiera sabido mejor, ella supondría queesta era una obra de ficción.

Pero no lo era. Al contrario, setrataba de una simple documentación.Publicada por Harper SanFrancisco,1992. El escritor figuraba en la lista delos más vendidos del New York Times.Suficiente para que a ella se le pusieranlos pelos de punta.

Heather cerró el libro, su menteestaba llena de aprensión mientras elavión se acercaba a Oklahoma City. Elmundo del que había leído no era niremotamente parecido al suyo propio.¿O sí? Si alguien se debería identificarcon el análisis detallado de Malachi

Page 980: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Martin, debería ser ella, al habersemetido en la mente de Eva en losúltimos meses.

Aquí no había proselitismo, solo uninforme objetivo de casos verificadospor quienes grabaron la cinta, lospolicías, los psicólogos y los clérigospresentes en cada caso.

Heather descendió del avión, sedirigió al mostrador de Hertz, recogió suFord Explorer, y salió en la ruta queLori le trazara. La llamó, ansiosa de oíruna voz conocida.

—¿Ya estás allá? —contestó Lori,nerviosa.

—Estoy conduciendo. ¿Algo nuevo?

Page 981: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Tengo que darles los artículos,Heather. No puedo retener esto pormucho más tiempo.

—Ya casi estoy allí. Solo damecuatro o cinco horas. Si no he llamado,dáselos a Brit. He llegado hasta aquí.No puedes hacerme volver ahora.

Las dos sabían que ella tenía razón,y el silencio que siguió hablabasuficientemente claro.

—No puedo creer que te dejara irsola —dijo Lori—. Él dijo que nada deFBI. Quizás yo debería llamar a lapolicía estatal.

—Ya hablamos al respecto. Él no mematará, Lori.

Page 982: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Y si estás equivocada?—Es un riesgo que estoy corriendo

por mi cuenta. Daniel merece al menoseso.

Heather sabía que todo esto era unaforma de procesar la emoción. Yahabían hablado acerca de todaeventualidad.

—¿Hay algo más que yo puedahacer?

—No —contestó Heather mirandopor fuera de la ventanilla un maizal quepasaba.

—Llámame cuando estés más cerca.—Lo haré —prometió Heather y

colgó.

Page 983: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Los pensamientos de diablos,exorcistas y las batallas entre ellos sedesvanecieron rápidamente,reemplazados por una preocupación másinmediata: un asesino en serie llamadoAlex Price, que había asesinado adieciséis mujeres en nombre de lareligión distorsionada de su madre.

Una imagen de lo que iba a encontrarsi lograba localizar esa bodegasubterránea se le representó en la mentecomo una antigua película de cine mudo.

Ella hallaría a Daniel, atado a unasilla ya sea con Alex Price o solo,sudando a medida que la enfermedad leinvadía lentamente el cuerpo. Tres días.

Page 984: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Había pasado uno. Si se la trataba consuficiente antelación, hasta la variedadmás agresiva de meningitis se podíahacer retroceder con la gran dosis deantibióticos que Lori le había dado paraque inyectara en el torrente sanguíneo deDaniel.

Había perdido una hora durante elvuelo de tres horas. Eran casi las seiscuando se dio cuenta de que estaba apunto de llegar. El sol colgaba en elhorizonte occidental como una naranja.La carretera de dos carriles en que habíaestado conduciendo la última horaseguía un curso directo por tierra planay estéril interrumpida con ocasionales

Page 985: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

parcelas pequeñas de árboles.Disminuyó la velocidad al

aproximarse al atajo. Se detuvo ante elcamino de gravilla que giraba hacia elsur. Revisó el mapa. Este era.

Heather entró al camino.Los kilómetros pasaban con rapidez.

Se le pasó por la mente que no habíavisto ninguna casa durante algún tiempo.Ni vehículos. Revisó su teléfono celulary vio que no tenía señal. Lori se hallaríatensa… y Heather no iba a regresar parabuscar señal. Quizás pronto volvería atenerla.

Pero no, no la iba a tener, ¿correcto?Alex Price sabía lo que se estaba

Page 986: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

proponiendo.Un nuevo pensamiento le cruzó la

mente. ¿Y si Alex le había hablado delos tres días y advertido claramente delFBI, no porque deseaba que lo dejaranen paz sino porque quería que ellaregresara? Sola.

De ser así, ¿por qué la habíaliberado? No, eso no tenía sentido. PeroEva era demasiado inteligente para noesperar que Heather regresara. Aquíhabía algo más que ella no lograbadescifrar.

La tierra plana dio paso a árboles, ylos árboles bloquearon el sol poniente.Ella se hallaba sola, yendo por una

Page 987: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

carretera abandonada de gravilla sinningún contacto con el mundo exterior.En medio del camino y a cada ladocrecía pasto.

Cerca, debería estar cerca.Sintió pegajosas las palmas de las

manos. Soplarlas no ayudó mucho, perole enfrió los dedos. Sintió el ruido desus llantas pasando sobre una reja decontención de ganado. Hizo cambio deluces, pero estas no influyeron en eloscuro anochecer.

El claro con la arruinada casuchaapareció ante Heather en forma tanrepentina que ella lanzó unaexclamación y giro con brusquedad el

Page 988: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

volante, el vehículo viró violentamente,y luego se enderezó. Heather presionólos frenos y detuvo el auto con unchirrido.

La sangre se le agolpaba en lasvenas. Apretó con fuerza el volante ymiró la barraca frente a ella.

La antigua vivienda se levantaba porencima de la maleza adelante a laizquierda; un destartalado cobertizo a laderecha. No había indicios de ningunaactividad. ¿Era aquí? Heather soltó elfreno y arrancó lentamente. Hacia elcentro del claro, cerca de un rosal a laizquierda.

Fijó la mirada en la cuesta. No logró

Page 989: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ver ninguna abertura, pero era la mejorubicación natural para una bodegasubterránea. Detuvo de nuevo elvehículo y esta vez apagó el motor.

Dejando las llaves en el encendido,agarró el bolso y bajó del auto. Loprimero que oyó fueron los grillos en elbosque.

Lo segundo fue el silencio, si este enrealidad fuera algo que se pudiera oír.Este silencio era una profunda ausenciade vida más allá de los grillos. Elsonido de un cementerio. El débilsonido de la muerte.

Perfecta calma rodeaba losestridentes chillidos de insectos ocultos.

Page 990: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Dejó la puerta abierta y caminóhacia delante, cada paso la alejaba másde la relativa seguridad del vehículo.¿Estaba Daniel en ese montículo detierra frente a ella? Se detuvo y volvió aescudriñar la barraca. Nada se movía, nisiquiera la crecida hierba.

Pero ella no se podía quitar deencima la certeza de que alguien, o algo,la estaba observando desde los árboles.

Heather corrió hacia el frente,reprimiendo el pánico. Ahora jadeabamientras rodeaba la cuesta.

El hueco en la tierra parecía unagarganta enmarcada, una enorme bocadentro de un gigantesco hormiguero.

Page 991: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Subió con dificultad, medio esperandover un enjambre de insectos saliendopor la puerta entreabierta.

Anduvo sobre la tierra desniveladaque llevaba a la bodega subterránea,terreno que ella misma había cruzadomenos de dos días antes con una bolsacubriéndole la cabeza.

La mente se le llenó de terror.Estaba consciente que solo había unaforma de hacer esto, así que se deshizode sus últimas reservas, abrió del todola puerta y entró a la oscura cavidad.

De la boca le salió vapor nebuloso.El frío la golpeó como un muro de hielo,y se le disminuyó todo en su línea de

Page 992: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

visión. Miró hacia el rincón en quehabía visto a Daniel. Las llamas de unaantorcha donde ella había estadoacariciaban el aire. A lo largo del murohabía vigas negras. Todo igual.

Pero Daniel no estaba allí.La tierra olía a heces y orina.

Heather giró a su derecha y miró alfondo de la bodega, donde la luz apenasdeshacía las profundas sombras.

Daniel se hallaba sobre una sillametálica. Las manos atadas a su espaldacon cinta. No tenía cinta en las piernas.

Un pequeño saco de yute le cubría lacabeza.

—¿Daniel?

Page 993: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La mirada de ella recorrió toda labodega. Ningún indicio de Eva. AlexPrice.

Heather atravesó en cinco zancadasel yermo espacio entre ella y Daniel, yse detuvo al verle el cuerpo. Vio quetenía puesta la camisa de franela queEva había estado usando. Debajo de esacamisa el cuerpo de su esposo seestremecía.

—¿Daniel? —volvió a exclamarHeather, puso el bolso en el suelo,cuidando de no romper la jeringas en elinterior—. Está bien, mi vida, todo estábien. Vamos a sacarte de aquí.

Ella estaba consciente de que

Page 994: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

parecía no tener más confianza que unratón tembloroso, pero de todos modosno estaba segura de que él pudiera oírla.

Debía ponerle las medicinas. Lastres, como dijo Lori.

—Todo saldrá bien, cariño —dijomientras estiraba la mano y le empezabaa quitarle la bolsa de la cabeza—. Todova a estar…

Heather no logró pasar de estar.Nunca antes había visto un cuerpohumano en que la meningitis hubierahecho estragos, y no estaba preparadapara la grotesca escena que enfrentabaahora.

Los ojos de Daniel estaban cerrados.

Page 995: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

No apretados.La piel del rostro de él estaba

pálida, sin sangre. Estiradaapretadamente sobre las mejillas y lanariz. Los labios aplastados contra losdientes.

Pero fue la leve torsión en el rostrodel agente lo que dejó momentáneamenteparalizada a Heather. El lado izquierdodel rostro estaba retorcido, máshinchado que el derecho, como si lehubieran adherido cordeles a lacomisura izquierda de la boca y alpómulo, y los hubieran jaladoligeramente arriba hacia la sien.

Ni una sola arruga en el rostro.

Page 996: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather debió tratar de apartar elhorror de ver a Daniel en talsufrimiento, agarró el bolso y con manostemblorosas sacó la primera jeringa.

—Resiste, solo resiste…Quitó la tapa protectora de la aguja,

presionó un chorrito del claro fluidohasta el extremo para sacar todo el aireatrapado. No tuvo el valor de hallar unavena, así que le pinchó la aguja en elbíceps y le introdujo el antibiótico en eltembloroso músculo.

Daniel no mostró indicios de estarconsciente de la aguja, mucho menos deHeather.

—Resiste, resiste, mi amor… Todo

Page 997: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

saldrá bien.Ella dejó caer la jeringa a tierra,

buscó a tientas la segunda, y le inyectótodo el contenido en el mismo brazo.Luego repitió el procedimiento con latercera, esta aguja llena con laadrenalina que Lori insistió en que usarasi hallaba a un Daniel que no respondía.

Todo el proceso tardó menos de unminuto. Tiró la última jeringuilla y echómano de su cuchillo.

A excepción de su propiarespiración fuerte y del suavechisporroteo de las llamas de laantorcha detrás de ella, la cavidadpermanecía en silencio.

Page 998: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather se puso detrás de Daniel ycortó la cinta que le ataba las muñecas.Le cortó la piel, con bastanteprofundidad para dejar al descubiertocarne blanca. El corte no sangró, peroella estaba demasiado desesperada paraconsiderar si la meningitis evitaba quela sangre fluyera.

Los brazos de él ondearon libres ycolgaron más abajo del asiento.

Daniel estaba suelto. Con suficientesantibióticos para matar las variedadesmás fuertes de meningitis abriéndosepaso ahora a través de su sistema.

—Bien. Muy bien, paso a paso —sedijo para sí—. Todo va a resultar bien.

Page 999: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella no sabía cómo iba a levantar elpeso muerto de él, pero ahora le rugía enla mente la necesidad de sacarlo de esatumba.

Heather volvió a meter el cuchilloen su bolso y se volvió hacia Daniel. Élno se había movido; pero su rostro sí.

Ya no tenía la grotesca contorsión.Ahora el rostro se veía relajado, casijuvenil. Y sus convulsiones se habíancalmado hasta convertirse en un levetemblor. La medicación estaba obrando.

—¿Puedes oírme? —le preguntó ellaarrodillándose frente a él y frotándole elbrazo derecho.

Aún ninguna respuesta.

Page 1000: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Por favor, Daniel, necesito que meescuches —le susurró, suplicante—.Tenemos que sacarte de aquí. Por favor.

Lo zarandeó ligeramente. Luego conmás fuerza.

Pero él seguía más tieso que unatabla. Respirando regularmente.

Heather aspiró.—Bueno…Se inclinó hacia adelante, le colocó

los brazos sobre el hombro de ella, loagarró del pecho y lo levantó con granesfuerzo. Ella se tambaleó debajo delpeso inerte y debió hacer acopio detodas sus fuerzas para no irse deespaldas.

Page 1001: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero tenía que cargarlo; era la únicamanera.

Heather permaneció con Danieltendido sobre su hombro y giró hacia lapuerta. Aún no había indicios de Eva.Quizás había dejado a Daniel para quemuriera. Esta no era su costumbre, peroDaniel era su primer Adán. Quizás aquíestaban viendo un patrón totalmentenuevo. Tal vez él se había ido, sinconfiar en que el FBI no lo encontraría.

A tropezones ella siguió adelante yhabía recorrido medio camino hacia lasalida antes de recordar su bolso.Tendría que dejarlo. Recuperarlosignificaría poner…

Page 1002: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

El cuerpo de Daniel se tensó comoun espiral y se deslizó del hombro deHeather con tanta fuerza como parahacer que ella lo soltara. Él chocó enuna viga a un metro por encima de lacabeza de ella y cayó a tierra, de bruces.

Heather gritó y saltó hacia atrás. Suprimer pensamiento fue que laadrenalina había contribuido.

Pero entonces Daniel se paró por sucuenta, regresó a la silla y se sentófrente a Heather. Por un momento ellavio los mismos tiernos ojos azulesdentro de los cuales había mirado pormuchos años. Luego él los cerró y sequedó tranquilo, con las manos en las

Page 1003: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

rodillas.—¿Daniel?Ella se acercó con cautela.—Escucha, cariño, no sé lo que él te

haya hecho, pero soy yo. Soy Heather.Has sido infectado. Tu mente estádesorientada. Tienes que dejarmeayudarte.

Una suave risita resonó en lacavidad. Ella giró bruscamente lacabeza alrededor. Pero no había niño nianimal ni…

El sonido se apagó y ella volvió lamirada otra vez hacia la silla.

Entonces Daniel abriótranquilamente los ojos y miró la pared

Page 1004: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a su izquierda con ojos tan negros comocarbón.

La respiración se le cortó a Heather.Daniel ya no convulsionaba comocuando lo encontró. Pero ella lo estabahaciendo.

La voz de él susurró como viento através de pasto crecido.

—Te veo Heather.Él tenía los dientes negros.La mujer retrocedió, respirando con

dificultad. Estaba consciente de que nopodía dejarlo. Pero ahora la aterraba laposibilidad de volver hacia él.

—Daniel. Oh, por favor, Daniel.—No —susurró él, todavía con la

Page 1005: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mirada fija en la pared—. Muyequivocada. Muy, muy, muy equivocada.

Lentamente giró la cabeza y la miródirectamente a los ojos.

—¿Serás mi amiga? —le susurrócon total sinceridad.

—Oh Dios, ¡oh Jesús! —exclamóella; olas de pavor se le estrellaroncontra el pecho.

—No —masculló Daniel—. No,Dios no, el otro no. Adán.

Los negros ojos que no parpadeabanle taladraron el alma femenina.

—¿Quieres una manzana, Eva?Una ligera sonrisa se retorció

alrededor de la boca de Daniel como la

Page 1006: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cola de una serpiente.—Si te vuelves a acercar a mí,

pequeña prostituta obsesionada, teagarraré la lengua y te la embutiré por tugarganta. La manzana de Adán.

Ella retrocedió otro paso.La sonrisita coqueta de Daniel se

alargó un redoble más, entonces ante lamirada de ella el rostro se le empezó atransformar, estirado una vez, retorcidootra. Él cerró los ojos.

Heather se quedó inmóvil sabiendocon seguridad que se enfrentaba nadamenos que a Daniel. Comenzó ahiperventilarse.

De repente los párpados de Daniel

Page 1007: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

se abrieron, dejando ver los ojos negros.Se lanzó con un movimiento bruscohacia delante y gruñó con voz suave ychirriante a través de labios retorcidos.

—¡Déjame, puerca!Sabiendo que no podía dejar a

Daniel, que no se podía quedar, quemiraba por la garganta de la muertehacia el mismo infierno, Heather perdiótoda la capacidad de pensamientoracional que le quedaba. Se echó haciaatrás, casi tropieza sobre sus talones algirar, y salió corriendo hacia la nochecada vez más negra.

Los grillos chirriaban. Los pulmonesde ella le hicieron atorar la garganta

Page 1008: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

como un émbolo, desesperados pordejar pasar conductos atascados de aire.

Heather llegó al auto y se golpeó elcostado de la cabeza al deslizarse en elasiento frontal, pero no sintió dolor. ElExplorer se encendió y ella lanzó lapalanca a directa, luego la devolvió yretrocedió sobre el camino de gravillaen un giro apretado.

No disminuyó la marcha hasta quellegó a la carretera pavimentada. Y soloporque debía girar. Cinco kilómetrosmás adelante en la carreterareaparecieron por primera vez lasbarras de señal en su teléfono.

Heather detuvo chirriando el

Page 1009: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

vehículo sobre el arcén e hizo lallamada que cambiaría para siempre sucomprensión de la realidad.

Page 1010: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿A

TREINTA YCUATRO

LÓ?—¿Padre?

Heather sabía que quien contestó erael padre Seymour, pero perdió la nociónde sus pensamientos. El sonido de otravoz humana nunca la había inundado contanta emoción como ahora.

—¿Padre?—Lo siento, ¿quién llama?De los ojos femeninos se deslizaron

lágrimas.—Soy Heather. Heather Clark —

Page 1011: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

expresó, y luego sus palabras salierondesesperadas—. Necesito ayuda. No séque hacer. Estoy… No sé que deberíahacer…

—Tranquila, querida. Debescalmarte y respirar profundamente.¿Puedes hacer eso?

Ella aspiró con profundidad, sintióque se le inflaban los pulmones, luegointentó calmar sus nerviosas manos.

—Bien, dime ahora cuál es elproblema.

¿Dónde empezar?—Lo que yo le diga se queda entre

nosotros, ¿de acuerdo?—Por supuesto —contestó el padre

Page 1012: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

con una suave voz tranquilizadora.—Leí el libro mientras viajaba. ¡El

rehén del diablo!Él esperó que Heather le señalara lo

esencial, pero ella ni siquiera estabasegura de qué era lo esencial.

—Muy bien —opinó finalmente él.—¿Es posible que alguien llegue a

estar…? —se interrumpió ella; laspalabras eran muy extrañas en su lengua,incluso ahora—. Usted sabe…

—Poseído —concluyó él.—Poseído. En un tiempo corto.

¿Como en un día? Los casos que leífueron graduales, con los años.

—Es fuera de lo común, pero

Page 1013: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ocurre. Todo depende de la naturalezade la parte afligida —contestó él;Heather prácticamente podía oírlotratando de leerle la mente—. No es ellibro lo que te alteró, ¿verdad?

—Y el exorcismo dura tiempo.Demasiado tiempo.

—El rito del exorcismo en sí por logeneral dura horas, y hasta un día. Peroen la Iglesia Católica Romana somosmuy cuidadosos. Antes de realizar algúnexorcismo, el exorcista consulta conautoridades diocesanas. Al sujeto se lesomete a un plan cabal de pruebasmédicas y psiquiátricas paraasegurarnos de que el problema no sea

Page 1014: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

solo de naturaleza clínica o psicológica.La mayoría son individuos mentalmentedesquiciados o psicológicamenteheridos que necesitan una buena dosisde terapia, no un exorcista. Una vezdeterminado que el sujeto está realmenteposeído por un espíritu demoníaco,existen otros pasos, preparaciones…

—Comprendo. Está bien, bueno.Pero nada de eso es necesario. Quierodecir, si fuera muy obvio que unapersona tuviera un problema, ustedpodría hacer el… realizar este rito deforma inmediata, ¿correcto?

—Se podría. Depende de ladisposición del sujeto y…

Page 1015: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Tiene que estar de acuerdo?—Desde luego, cariño. Un hombre

tiene libre albedrío. No se le puedequitar la posesión en contra de suvoluntad, como tampoco puede serposeído contra su voluntad.

—¿Tiene él que estar de acuerdo?—Sí. Definitivamente.—¿Y si no lo está?El padre hizo una pausa.—Igual que un drogadicto que

ingresa a rehabilitación, debe participar.Eso podría ser un problema. Era

inquietante incluso que ella estuvierapensando en esta forma. Además, esto nisiquiera se aproximaba a las imágenes

Page 1016: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tan perturbadoras que la bodegasubterránea había plantado en su mente.

—Ahora, por favor, no me llamastepara una lección de Escuela Dominical—continuó el padre—. Cuéntame quésucedió.

Heather le refirió toda la historia,repitiendo una y otra vez los detallesmás macabros, tanto para convencersede la veracidad de estos como paraasegurarse de que él entendieraexactamente lo que había ocurrido.

Seymour se quedó en silenciocuando ella terminó.

—Entonces, ¿se trata de él? —inquirió ella—. ¿Y cómo es posible

Page 1017: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

eso? Quiero decir los ojos, los dientes.—¿Ya olvidaste las fotografías que

te mostré anoche?—No.—Qué bueno, entonces. Está muy

bien documentado que los espírituspueden afectar objetos en el mundonatural. Ahora lo estás viendo por timisma.

—Es solo que… nadie me creería—titubeó ella, dando un manotazo alvolante—. ¿Sabe usted cuán perturbadores esto?

—Te equivocas. Muchos sí creen, ono les asustarían las películas sobre eltema, ¿no es así? Tiburón aterrorizó a la

Page 1018: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

nación porque la gente sabía que losataques de tiburones eran reales. Larazón de que muchos detalles deexorcismos se hayan vuelto asuntostrillados es porque estos también sonreales. Cualquier investigador te diráeso. Spiderman, Superman… no asustan,son fantasías. ¿Pero la película ElExorcista? A excepción de algunosdetalles, es asombrosamente exacta. Ynos aterra a todos. Digo todo estoporque tienes razón al estar aterrada,Heather. Francamente, hasta a mí mepreocupa.

—Entonces es él. ¿Correcto?—Si lo que me estás diciendo es

Page 1019: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

correcto…—Lo es. Estuve allí —aseguró ella

alzando bastante la voz.—¿Ves cómo se siente que duden de

uno? —reaccionó con lentitud el padreSeymour.

—Está bien, bueno. Necesito suayuda, padre. Los dos sabemos eso.

—¿Ningún indicio de Alex?—No. ¿Puede usted venir?—¿Yo? No, en realidad no creo que

pueda. Pero estoy seguro de que con unpoco de búsqueda lograré encontrar aalguien que te ayude. El FBI…

—¡No! Eso no funcionará —ellasabía que al terminar de hablar con él

Page 1020: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tendría que llamar a Lori, pero el FBI nopodía ayudar ahora a Daniel—. Usted loconoce, padre. Y sabe que Alex estáaquí.

—Perdóname por parecer grosero,querida. Lo siento mucho por ti, pero meparece que Daniel fue tomado con tantarapidez debido a una profundaincredulidad. Imagino que ya rompieronel hielo durante una de sus experienciascercanas a la muerte. Me parece que élno es la clase de hombre que cambia deopinión de la noche a la mañana.

—Sí, mi esposo es tan obstinadocomo él solo —aseguró Heathercambiando el teléfono al otro oído—.

Page 1021: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero ahora lo sabe, además es tan fuertecomo un buey.

La línea permaneció en silencio.—Usted debe venir.—Me gustaría…—Tiene que venir porque nos falló a

todos al no haber tratado bien a AlexPrice. Él ha asesinado con Eva adieciséis mujeres. Es culpa suya, almenos en parte.

Hubo un lento soplido, pero Heathersabía que él no podía desestimar lodicho.

—Mire, —continuó ella mientras élestaba en desventaja—, sé que se debepagar un precio en todo esto, y es claro

Page 1022: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

que lo que usted vio en Francia le hizovivir un auténtico infierno. ¡Pero se tratade mi esposo! ¡Se lo suplico!

Otro período de silencio.—Padre… Si Alex Price tiene

razón, Daniel estará muerto en dos días.Si el FBI viene, Alex lo matará. Hastadonde sé, Alex quiere que usted venga.Todo asesino regresa a sus orígenes, yusted es parte del de él.

Heather no había considerado eso demanera consciente hasta que laspalabras salieron de su boca, perocomprendió que la idea no era absurda.

—Iré en el primer vuelo de lamañana —contestó él.

Page 1023: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No, tiene que ser lo más prontoposible. Por favor.

—Entonces esta noche, si logrohacerlo. ¿Dónde te quedarás?

Ella miró la oscuridad. Imaginó aEva llegando hasta su vehículo yarrastrándola de vuelta a la bodegasubterránea. Deslizó la palanca endirecta y se metió a la desierta carretera.

—En un pueblo bien iluminado y conun bar repleto —respondió ella—.Necesito tener gente alrededor.

—Te llamaré. Otra cosa, Heather…—Sí.—Debo pedirte algo.—¿Qué?

Page 1024: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Termina el libro. Examina tupropio corazón. No tenemos por qué verque tus ojos se vuelvan negros sobrenosotros.

Page 1025: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LTREINTA Y CINCO

ORI AMES RECORRIÓ EL PASILLOen compañía de Brit, con la mente

perdida en la información que retenía deforma intencional.

Se había llenado la cabeza conbastante justificación para no revelardatos, pero la carga de hacerlo se volvíademasiado inmensa para soportarla sola,y ahora con Daniel y Heatherdesaparecidos ella solo pendía de unhilo.

Heather había llamado y dejado unenigmático mensaje. Esperaba que se leuniera un sacerdote antes de ir tras

Page 1026: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel. Le pedía por favor que no dejaraescapar una palabra. Desde entoncesmuchas llamadas de Lori habíanquedado sin respuesta.

—Heather está yendo tras él —opinó Brit.

El sudor le oscurecía la camisadebajo de los brazos, y manchas cafésrodeaban el cuello blanco. El agenteespecial solo había salido de la oficinaregional para algunas extensasentrevistas en el seminario al que AlexTrane había asistido. No tardaron muchoen deducir que Alex Trane era enrealidad Alex Price, secuestrado con suhermana Jessica de su hogar en

Page 1027: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Arkansas cuando eran niños.Pero sin la página que Lori había

ocultado del artículo que ellos estabananalizando, el rastro se había enfriado.

—Tienes razón, es lo que yo haría enla situación de ella —concordó Lori.

—O encontraron a Eva y no creenque puedan llamar, o él los agarró y nopueden llamar.

—Esperemos que sea lo primero.Entraron al salón de conferencias,

donde el agente Joseph Reynolds estabainclinado sobre varios documentos deAlex Trane.

—¿Alguna pista, Joe?—El asunto del abandono de él es

Page 1028: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

claro, pero eso ya lo habíamosesperado.

—¿Alguna insinuación de su vida encautiverio? —preguntó bruscamenteBrit.

—No.Lori se detuvo en la puerta,

pensando que no podía mantener su farsafrente a estas personas.

—Dame un minuto, Brit —pidióella, retrocedió al pasillo y se dirigió albaño.

La insistencia de Heather en que Evamataría a Daniel si el FBI se acercabahabía dejado paralizada a Lori lasprimeras veinticuatro horas, y con buen

Page 1029: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

motivo. Heather tenía razón. Armadocon la información que poseía Lori, Britirrumpiría pronto en Oklahoma, y tal vezle daría fin a Eva y con seguridad aHeather o Daniel, y posiblemente a lostres.

Lori no podría vivir con eso. Perotampoco podría vivir si dejaba a Daniely a Heather solos frente a un destino queno podían controlar.

Entró al baño. Miró el espejo.Estás jugando con fuego.Si alguien que no fuera Heather

hubiera exigido ir tras Alex sin ella,Lori se habría negado de plano.

Eva había dicho tres días, y los

Page 1030: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cumpliría. Ya habían pasado dos. Si notenía noticias de Heather en la mañana,Lori iba a hacer lo que sabía que era suobligación.

—Que Dios te ayude, Heather —exclamó, se paró frente al espejo y dejóescapar un prolongado suspiro—. QueDios te ayude.

Page 1031: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LTREINTA Y SEIS

A MAÑANA ESTABA cubierta denubes grises. Heather conducía el

Explorer, respetando al padre Seymour,quien se había quedado callado cuandogiraron en el camino de gravilla y sedirigieron a los árboles.

Él había agarrado un vueloinmediato y llegó al Motel Super 8 a lastres de la mañana, dejó un mensaje deque lo despertaran a las nueve, yrápidamente se quedó dormido.

Heather había leído la mayor partedel libro hasta tarde en la noche y nologró dormir muy bien.

Page 1032: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La única mochila del padre sehallaba detrás de ellos, con los símbolosreligiosos que trajo: las vestidurassacerdotales apropiadas, un crucifijo,dos velas, agua bendita y un libro deoraciones. En sus manos sostenía otropequeño libro titulado El ritual romanodel exorcismo, y revisaba las páginas.

Cuando ella le preguntó acerca delcrucifijo y el agua bendita, élpacientemente le explicó que en sí notenían ningún poder, pero que comosímbolos humanos asociados con Cristoeran profundamente ofensivos para lospoderes de las tinieblas, y que comotales brindaban alguna protección.

Page 1033: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Aunque no necesariamente mucha.Él insistió en café y rosquillas, dijo

que para tranquilizarse. Hablaron de loque esperaban o no esperaban, de losritos del exorcismo, de la naturaleza deldiablo, de Eva. Pero aparte de loespeculativo, ella pensó que el padreiba al bosque cargado con más preguntasque respuestas.

No podían saber si Daniel aúnestaba vivo. O qué realmente le habíaennegrecido los ojos. Además estaba elasunto de Alex. Entrar al bosque,sabiendo que muy bien podría estaresperándolos un asesino en serie quehabía evadido al FBI por dieciséis

Page 1034: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

meses, bastaba para poner en lugarsecundario a todo lo especulativo delexorcismo.

—¿Te gustaría confesarte?Heather observó a Seymour, quien

miraba al frente. Él vestía pantalón grisde lana y camisa blanca, abotonadahasta el cuello. Tenía peinado haciaatrás el cabello canoso y se veíaasombrosamente lozano a pesar dellargo viaje.

—No soy católica —contestó ella.—Dudo que Dios te tenga eso en

cuenta —afirmó él mirándola con susprofundos ojos azules.

—Bueno, Dios sabe que he pecado

Page 1035: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—añadió ella mirando otra vez elcamino de gravilla.

—Bien, vamos al grano entonces.—He sido una puerca muy mala —

expresó ella con los ojos nublados—.Así es como Daniel me llamó.

—Lo siento.—No sé cómo hacer esto. Ni

siquiera sé en qué creo.—No quiero que hables si lo

hallamos vivo —enunció él después deuna breve pausa.

—¿No confía en mí, padre?—No. No confío en él. O en ello. Si

dices algo indebido, las consecuenciaspara ti podrían ser desastrosas. Créeme,

Page 1036: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo he visto.—¿Francia?Él asintió. La lozanía le había

abandonado el rostro.—¿Qué sucedió?—Yo estaba ayudando, como un

favor hacia un amigo. El último de tresexorcismos en que he estado presente —declaró él con voz monótona—. CuandoMichael enfermó después de diez horas,intervine en contra de sus órdenes. Lamuchacha estaba en terrible tormento, yno pude soportar en absoluto lo que vi.¿Leíste en el libro el caso de lamuchacha delatora de defectos?

—Sí.

Page 1037: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Un espíritu con el mismo nombrehabía poseído a un joven.

—Igual que el sacerdote allí quecasi resultó muerto, yo también consoléa la muchacha atormentada. Como un serhumano a otro. Pero como humano, mesalí de mi protección y resulté apaleado.No por la muchacha sino por una fuerzaque me golpeó una y otra vez en elestómago, llevándome por el cuartomientras la muchacha enumeraba mispecados en los términos más vilesposibles. Recibí golpes en el estómago,pero sentía que la mano me agarraba pordentro. Y me acusaba de cosas que yonunca había confesado a un alma

Page 1038: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

viviente.Anoche Heather había leído acerca

de esto y de otros casos, pero ahora alobservar el rostro del padre Seymour, laseguridad de tales sucesos se le afincóen la mente, sin respuesta. No logrópensar en qué decir.

El pasto crecía en gruesos cúmulosen medio del estrecho camino.

—Nos estamos acercando —anuncióella.

—Ahora escúchame —dijo élmirándola fijamente—. Quiero quehagas a un lado tu temor. Yo pago unprecio, pero no me pueden tocar si acatola disciplina. En cuanto a ti… para ti es

Page 1039: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

muy peligroso. No debes, bajo ningunacircunstancia, sobrepasar la autoridadque te doy, ¿me hago entender?

—Sí.—Si Daniel no se contiene, tendré

que dominarlo.—¿Es eso realmente necesario?Ella sabía que lo era, pero iba

contra sus más recónditos instintos.—Yo tomaré la determinación, no tú.

No debes cuestionar nada. No hablarás amenos que yo te dirija. Te quedarásdonde yo te diga que te quedes, y saldrássi te lo ordeno. Necesito tu absolutaconfianza en este asunto.

—Sí. Sí, por supuesto.

Page 1040: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Quizás habría sido buena idea traeruna fuerza militar. Brit la pudo haberprovisto al menos eso.

Pero Eva dijo que no.—La cuestión es que yo, no tú, seré

quien tome toda determinación. Seríapara ti mejor no pensar, si eso fuerahumanamente posible.

—Entiendo.—Si yo pensara que entendiste, no

fustigaría ahora.Ella asintió.—Si hay algo que ellos conocen

íntimamente es la humanidad. Recurrirána debilidades que apenas sabes queexisten: Tus obsesiones, tus temores,

Page 1041: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pero peor aun, tus razones. Siempre,como en la mayor parte de la vidamisma, la razón traiciona a una persona.Si quieres salir íntegra, te sugierofirmemente que me dejes a mí elrazonamiento.

—Comprendo —contestó ella—. Lejuro que lo capto.

La reja de contención de ganadoapareció a la vista.

—Espero que así sea por tu bien.Heather aminoró la marcha.—Es al rodear la curva, allá arriba.Ella agarró el volante con mayor

fuerza para afirmar las manos.El padre Seymour miró al frente,

Page 1042: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ahora en silencio. Pasaron sobre lostubos metálicos. El sonido hizo parecermuy bullicioso al Explorer: El zumbidodel motor, las llantas al pisar la gravilla,el susurro del aire acondicionado, elmás leve chirrido en los resortes de losasientos.

El establo apareció a la vista en loprofundo del bosque a medida que elvehículo daba la última curva. La casa ala izquierda y el cobertizo a la derecha.El montículo adelante. Una tumba.

Tranquila.Y en esa tumba, Daniel.

Page 1043: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—DTREINTA Y SIETE

ETÉN EL VEHÍCULO —ordenóel padre Seymour.

Ella ya tenía el pie en el freno.Observaron el claro en busca de algúnindicio de vida. No se movía ni elcrecido pasto.

Entonces el padre se movió. Buscóen la parte de atrás, agarró su bolsa y sebajó del vehículo. Sin volver la miradaal establo, se puso una larga sotananegra que lo cubrió desde los pies alcuello y luego abotonó con cuidado cadabotón. Se puso encima una sobrepelliz yse colocó una estrecha estola morada

Page 1044: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

alrededor del cuello que le colgólibremente hasta la cintura.

—Dijiste detrás de la colina.—Sí.—Sígueme.Él agarró la mochila y empezó a

caminar hacia la pequeña cuesta. Suaparente tranquilidad le brindó un pocode valor a Heather, pero ella habíaestado en esa bodega subterránea, y élno.

—Padre, pienso que tal vez… —enunció ella subiendo y corriendo paraalcanzarlo.

—No te pedí que pensaras. Te pedíque me siguieras.

Page 1045: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Ella siguió, pues no tenía deseos deperturbar su confianza. Luchando con unprofundo desasosiego, lo siguió tan decerca que con una mano le tocó el codo.

Seymour no aminoró la marcha alrodear la cuesta y quedar frente a lapuerta abierta de la bodega subterránea.

—¿Fue así como la dejaste? —lepreguntó él en voz baja—. Ahora puedescontestar.

—Sí.Él asintió, caminó hasta la negra

entrada, y solo entonces disminuyó elpaso. De día apenas se podía ver lavacilante luz de la antorcha en elinterior.

Page 1046: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather quiso mencionar lo queempezó a sugerir antes, que quizás elladebía esperar afuera, pero descartó laidea después de observar los árboles.Estar sola, incluso afuera, sería difícilpara ella.

El padre Seymour llegó a la puerta,asomó lentamente la cabeza ydesapareció dentro. Heather volvió amirar los árboles, imaginó a Evaobservándola, y siguió entonces tras elsacerdote al interior de la bodegasubterránea.

Cegada por la luz exterior, ella enprimera instancia solo vio los murosnegros alquitranados y la antorcha

Page 1047: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ardiendo. Luego la silla.Solo que ahora Daniel no estaba en

la silla.Heather parpadeó y se puso al lado

del cura, quien estaba de piesosteniendo la mochila a la derecha deella.

—Se ha ido —susurró ella, mirandopor encima.

De inmediato esperó un reproche,pero el sacerdote no le prestó atención.Él miró al frente. A la derecha.

Ella le siguió la mirada. La largamesa con huecos en la esquina aúnestaba entre las tinieblas a lo largo delmuro. Daniel se hallaba acostado en el

Page 1048: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

extremo, con las manos a los costados,boca arriba. No parecía estar atado, eincluso desde aquí ella podía ver que elpecho de él subía y bajaba.

Heather dio un paso adelante, perola mano del sacerdote la contuvo.

Se quedaron mirándolo por treintasegundos. Finalmente el sacerdote seacercó, luego se volvió a detener, a tresmetros de la mesa.

Heather se colocó detrás de él. Adiferencia de la temblorosa forma quehabía hallado la noche anterior, Danielahora parecía estar en medio de unsueño pacífico. El frío en la bodegahabía desaparecido.

Page 1049: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Toda la atmósfera había cambiado.—¿Daniel?—No, Heather —le volvió a

advertir el sacerdote.Los ojos de Daniel se abrieron.

Escudriñaron el techo con rápidosmovimientos. Luego se sentó y miróalrededor con ojos abiertos einquisitivos.

Ojos azules.El cambio en él, de la víctima

atormentada a este hombre a quien ellaconocía muy bien, la inundó de emoción.Ella no pudo contenerse.

—¿Daniel?—¿Heather? —exclamó él girando

Page 1050: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hacia el sonido de la voz femenina.—¿Daniel?Ella se movió al frente, pero la mano

del padre Seymour la detuvo.—No, Heather. Aún no. No hables,

por favor.Daniel deslizó sus piernas de la

mesa y miró al sacerdote, luego observóalrededor del espacio. Los ojos se leempañaron.

—Viniste… Gracias a Dios… fuistetú anoche… me diste los antibióticos. Élse puso de pie, se sintió el torso como silo revisara para ver si se hallaba bien.

—Funcionó, me diste losantibióticos. Yo… —titubeó, luego

Page 1051: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

levantó bruscamente la cabeza—. ¿Sefue él?

—¿Quién se fue, Daniel? —preguntóSeymour.

Los pensamientos de Danielparecieron aclararse rápidamente y semovió hacia la puerta.

—Sé quién es Eva, Heather. Sunombre es Alex Price. Él se crió aquí,en este hueco de una secta. No tenemosmucho tiempo. Él estuvo aquí. Creo quetiene otra víctima. Una muchachallamada María Sánchez. Él va a…

El padre Seymour se estabamoviendo para cortarle el paso de lapuerta cuando Daniel se detuvo y giró.

Page 1052: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Dónde está Brit? ¿Lori?—Nosotros no los…—¡Silencio! —exclamó el padre

Seymour lanzándole a ella una furiosamirada; luego se dirigió a Daniel—. Megustaría hacerte una pregunta.

—Puedo comprender por quéHeather lo trajo aquí —enunció Danielmirando de arriba abajo las vestidurasdel cura—. Si hay un lugar que apesta ainfierno, Dios sabe que es este. Peroesto tiene que ver con Eva, no conmigo.No tenemos tiempo para esto.

Él volvió a mirar la puerta.—¿Estarías dispuesto a orar

conmigo?

Page 1053: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel parpadeó, incrédulo.—¿Orar? No siento en mi cuerpo

ningún deseo de orar —afirmó, y sevolvió a dirigir a la salida—. Todo estoes muy ingenioso, pero tenemos queregresar a donde haya señal de celular ycontactar a Brit.

—El nombre de Jesucristo deNazaret te obliga, Daniel.

Daniel no detuvo la marcha.—El nombre de Jesucristo de

Nazaret te obliga, Eva.Daniel se detuvo y enfrentó al

sacerdote, no convencido, luego miró aHeather.

—¿Vienes conmigo? Supongo que

Page 1054: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tienes un vehículo.—Ni una palabra —advirtió el

padre en voz baja.Heather permaneció en silencio.

Pero ella sabía que Seymour estabaequivocado. Ella había cometido unaequivocación. Los antibióticos habíanobrado y ella tenía otra vez a Daniel.Alex Price tenía algo más en mente.

Mientras ellos estaban aquí almargen, Alex se había ido a terminar loque fuera que hubiera empezado.

—No te puedes quedarsencillamente aquí —expuso Danielyendo otra vez hacia ellos, frustrado alas claras—. Por favor, Heather. Dios

Page 1055: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sabe que toda esta experiencia ha sidouna tortura para los dos.

Literalmente.Su rostro se suavizó y cerró los ojos;

luego los abrió.—No te puedo dejar, Heather —

siguió hablando dulcemente—. Nuncamás. Yo estaba equivocado. Dios sabeque me equivoqué.

Ahora su tono era de súplica.—Podemos dejar todo esto detrás de

nosotros. Por favor, tenemos que salir.Si no detenemos ahora a Eva, estoyacabado. Pero lo detendremos. Tenemossu nombre, su infancia, todo.

Alargó la mano hacia la mejilla de

Page 1056: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather y la acarició con el pulgar.—Sabes que tengo razón.Este era el primer toque tierno de él

en dos años. Ella quiso lanzársele a losbrazos; sabía que él se la llevaría.

—Ora entonces, Daniel —enunció elpadre Seymour—. Repite conmigo unasencilla oración para que podamos salir.

—Yo no creería una sola palabra deesa oración.

—Hazlo por mí —expresó el curayendo hacia la silla y empujándolacontra la pared; Heather no tenía idea depor qué lo hizo—. Solo es jergareligiosa inofensiva, ¿correcto? Solosatisface a un sacerdote tonto que voló

Page 1057: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

trescientos kilómetros para estar aquí.—Tenemos un asesino en serie a

nuestro alcance y usted está sugiriendoque me detenga a orar —advirtió Danielmirando todavía a Heather—. Necio.

—Porque ese asesino en serie esEva —cuestionó el sacerdote,regresando.

—Eso no es ni remotamenteracional.

—Es espiritual. Siéntate en la silla yora conmigo.

Una pausa. Daniel aún se negaba amirar al sacerdote a los ojos.

—¿Cree usted que es prudentediscutir conmigo, cura? —preguntó él.

Page 1058: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Entonces discute con el poderde…

—Está bien, ¡haré su ridículaoración! —exclamó bruscamente elagente, girando la cabeza para enfrentaral padre Seymour.

El rostro se le hundió y parecía queestaba a punto de llorar. Se alejó deellos, se dejó caer en la silla metálica,reposó los codos en la rodilla, y bajó lacabeza colocándola entre las manos.Encogió los hombros una vez, luegovarias veces más con un insólitosollozo.

Heather se esforzó por mantener elcontrol. Su promesa al padre parecía

Page 1059: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

invalidarse debido a la salud de Daniel.Había venido esperando un cautivo quegruñía, un cuerpo contraído por fuerzasmás allá de su comprensión.

En vez de eso había hallado aDaniel. Sencillamente a Daniel, tanagnóstico y obstinado como siempre.

Ella miró a Seymour con ojossuplicantes, pero él no le hizo caso,colocó la mochila sobre la mesa y sacólos artículos que había llevado. Colocólas velas a medio metro de distancia ylas encendió, luego puso el crucifijoentre ellas.

Ahora Daniel estaba llorando. ¿Porqué? Ella había visto su lado débil más

Page 1060: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

veces de las que podía contar. Loscompañeros de él lo veían como unbuldog, pero ella había pasado muchasveladas animándolo cuando todo le erademasiado insoportable.

Heather no podía imaginar el horrorque él debió soportar en estas dossemanas. Las muertes, las ráfagasinexplicables de miedo, intercambiarsepor ella, sabiendo que Eva lo infectaría.

—Padre… —comenzó ella aprotestar.

—Por favor, ¿es eso necesario? —inquirió Daniel, señalando lasherramientas del oficio—. Dije queoraría con usted, y que confesaría sus

Page 1061: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mentiras. De modo que podamos salir deaquí… detener a Eva…

Se levantó y anduvo de lado a lado,ahora llorando abiertamente.

—No juegue al sacerdote con todasesas baratijas.

—Vamos a orar, Daniel. Sisimplemente me tienes paciencia,ofreceremos nuestra lealtad a lasupremacía de…

—Bueno, bueno, haremos suoracioncita —interrumpió Danielrespirando fuerte.

Su terrible experiencia lo habíareducido a algo vacío.

Daniel miró a Heather, tenía

Page 1062: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

arrugada la piel alrededor de los ojos deél.

—Tenemos que detenerlo, Heather.El nombre del asesino es Alex Price. Séqué aspecto tiene. Me dijo que nosdejaría ir si te las arreglabas parasalvarme. Que podíamos cazarlo.

El padre Seymour lo enfrentó,destapando una pequeña botella de aguabendita.

—Me amas, ¿no es así? —suplicóDaniel—. Él está afuera ahora mismo,Heather. Está allá…

—Me gustaría… —interrumpió elpadre dando un paso adelante ysalpicando agua con la mano.

Page 1063: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Voy a hacer esta oración ydespués debemos irnos. ¿Correcto,Heather?

—Para bendecir…—Ah, ¡basta ya! —gritó Daniel,

golpeando la botella de agua bendita dela mano del sacerdote.

Heather vio la botella salir volandopor el aire, rodar ruidosamente sobre lamesa y detenerse a un lado, derramandosu contenido sobre la superficie demadera manchada de sangre.

Un fuerte silbido envió una sacudidade espanto a través de los nervios deHeather. El agua sobre la mesa comenzóa burbujear, luego se evaporó. Los tres

Page 1064: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

miraron en un estado de ligero shock.Cien preguntas chocaron en la mente

de Heather a medida que el aguasilbaba, pero por sobre todas surgióuna: Si el padre había tenido razón encuanto al agua, ¿podría también tenerrazón en cuanto a Daniel?

Giró hacia su esposo. Pero él sehabía movido de donde estaba.

Ahora se hallaba en la silla, loscodos otra vez sobre las rodillas, lacabeza entre las manos. Llorando.

Susurrando. Heather no lograbaentenderle las palabras. Apenas erancomo un graznido.

De los ojos de ella brotaban

Page 1065: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lágrimas. El padre levantó una mano deadvertencia.

Ahora la voz llegó audible.—Libre… Por favor libéreme…El padre Seymour miró a Heather.

Luego otra vez a Daniel.—Daniel, escúchame —le indicó,

cayendo sobre una rodilla a su lado;tenía algo brillante en la mano—. Noestoy aquí por mi cuenta, ¿me oyes?

Rápidamente deslizó un extremo delo que Heather vio ahora que eranesposas alrededor de la muñeca deDaniel. Medio metro de cadena entre lasargollas.

—Otro conoce y sufre tu dolor…

Page 1066: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Seymour cerró el otro extremo de lasesposas en una enorme rosca de aceroincrustada en la viga detrás de la silla.Ahora ella comprendió por qué él habíamovido la silla.

Las manos de Daniel reposabanahora sobre sus rodillas. No parecíaconsciente de la restricción que colgabade su muñeca derecha.

—Otro fue atormentado por elpecado de Eva.

El llanto de Daniel cambió de tono.La cabeza se inclinó y los hombros letemblaron, pero el tono de sus sollozosse volvió más agudo, los temblores másrápidos.

Page 1067: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

¿Estaba llorando? ¿O riendo?Una débil risita resonó a través de la

bodega subterránea, luego se convirtióen una fuerte risa socarrona. Daniellevantó la cabeza y se volvió hacia eltecho, los ojos cerrados. Estaba riendo,con la boca abierta, temblando con cadarisotada… una risa de deleite conrespiración entrecortada que parecíaimposiblemente larga.

Mientras tanto el padre Seymour sededicó indiferente a rescatar su crucifijoy el libro de oraciones.

La risotada se apagó en algunasrisitas articuladas y Daniel bajó lacabeza, con los ojos aún cerrados,

Page 1068: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sonriendo como alguien que saboreabaun divertido recuerdo.

—Lo sé —manifestó—. Lo sé.La sonrisa desapareció y su voz se

convirtió en un susurro.—Estuve allí.Heather se hallaba tan desconcertada

por el cambio total en él que no oyó lasprimeras palabras expresadas por elpadre. Quiso salir. Abrirse paso hasta lapuerta y lanzarse al aire despejado deafuera.

Correr hacia el claro, meterse a losárboles, al auto, a cualquier lugar menosaquí.

Entonces ella recordó que le había

Page 1069: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

suplicado al padre Seymour que vinierapor esta misma razón.

El sacerdote estaba leyendo dellibro de oraciones.

—No recuerdes, oh Señor, nuestrospecados…

—Demasiado tarde.De repente los ojos de Daniel se

abrieron de par en par. Negros como elalquitrán. Una sonrisa le curvaba loslabios, una comisura arriba, la otraabajo. Giró la cabeza y miró alsacerdote a través de dos huecos queobservaban desde el abismo mástenebroso.

—… ni los pecados de nuestros

Page 1070: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

antepasados. No nos castigues pornuestras ofensas, y no nos dejes caer…

—En el sucio sacerdocio cuandonosotros mismos somos tanextravagantemente culpables de losmismísimos pecados de los queesperamos que nos absuelva la ramera.

Daniel recitaba las interrupcionescomo si supiera lo que el padre iba aleer. Seymour volvió a fijar los ojos enla página y continuó rápidamente.

—Y no nos dejes caer en tentación,sino líbranos del maligno. Salva a estehombre, tu siervo…

—Le estás ladrando al árbolequivocado, Seymour. Guau, guau, guau.

Page 1071: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—No permitas que el enemigo tengavictoria sobre él. Y no permitas que elhijo de iniquidad logre lastimarlo…

—Porque su cuerpo es un templo ysu mente ya es un basurero lleno degusanos.

—Envíale ayuda desde el LugarSantísimo, Señor. Y dale proteccióndivina…

—Una caja llena de condones y unlibro sobre cómo funciona todo esto delas convulsiones y los químicos.

—Señor, oye mi oración y deja quemis lamentos lleguen a ti.

Daniel giró su negra mirada haciaHeather. La temperatura había bajado

Page 1072: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

veinte o treinta grados, de modo que surespiración salía en vapores.

—Hola, Heather.El tono de la voz subió.—¿Quieres ser mi amiga?Ahora era la voz de un niño.—¿Te quieres unir a Adán en la

caja?—Te mando en el nombre de

Jesucristo de Nazaret —enunciótranquilamente el sacerdote—. ¿Cuál estu nombre?

La sonrisa en el rostro de Danieltitubeó por un momento, luego se volvióa retorcer.

—¿Quieres a Eva en tu caja?

Page 1073: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Puerquita asquerosa.Ella nunca había sabido que Daniel

usara alguna clase de lenguaje soez, yahora su uso la repelió casi tanto comola negrura en sus ojos. El olor a orina lasofocaba, y por primera vez ella volvióa ver que los dientes de él eran negros.

—¿Cuál es tu nombre, espírituinmundo? Te lo ordeno en la autoridadde Je…

Daniel giró bruscamente la cabezapara enfrentar al sacerdote, y gruñó.

—¿Qué derecho tienes de obligarmea hacer algo?

Él se puso de pie; la cadena setensó. Bajó la mirada, y luego siguió

Page 1074: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hablando, distraído solomomentáneamente.

—¿No aprendiste tu lección enFrancia? ¿Cómo están tus costillas,padre?

Seymour se puso tenso.—¿Le dijiste a ella por qué te

convertiste en sacerdote? ¿El verdaderomotivo?

La boca del sacerdote se abrió, perono pareció poder hablar.

Daniel bajó la mirada a su muñeca,luego hacia atrás al hoyo de la tuerca.Cuando volvió a enfrentarlos tenía losojos azules. Normales.

Una expresión de terrible angustia le

Page 1075: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

contrajo el rostro y Heather supo que elDaniel de ella había salido a lasuperficie. Dio un paso involuntario alfrente.

—Eso es, Daniel. Tú puedeslograrlo, eres fuerte. Te amo.

Él se paralizó. Levantó el rostro ygritó a las vigas grabadas con laspalabras Convento Sagrado de Eva.

Ella no supo si esto venía del Danielde ella o del Daniel de Eva hasta que élbajó la cabeza y la traspasó con ojos tannegros como la medianoche.

—¿Me amas? ¿Es eso lo que ledijiste a Mitch? —inquirió el Daniel deEva arrastrando lentamente las palabras.

Page 1076: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Heather retrocedió. Ella no le habíahablado a nadie acerca de Mitch. Élapenas fue más que un experimentosugerido por su terapeuta nueve mesesdespués del divorcio. La terapeuta lehabía insistido en que debía soltarse deDaniel. Le aconsejó tener algo íntimocon otro hombre. Heather había acogidoel consejo con una pasión que duró unmes, luego renunció a él y se retiró a susótano a reanudar su obsesión conDaniel. Con Eva.

—¿Qué pasa, arpía de Mitch? —gruñó Daniel—. ¿No quieres que sedescubra el pastel?

Ella se llevó una mano temblorosa a

Page 1077: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la boca.—La próxima vez que me mires con

curiosidad voy a partir tu caja con unbate. A enseñarte a dejar que tu mentevague.

El padre Seymour se habíarecuperado.

—Tus distracciones de boca suciano cambian el hecho de que estásderrotado por el poder de Cristo quees…

Un rugido por sobre la capacidad dela garganta humana atravesó el aire porun breve instante, luego paró. Danielhabía abierto una bocaza por una décimade segundo, pero Heather no estaba

Page 1078: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

segura de que el sonido hubiera salidode él.

Luego en voz baja, suplicante.—No lo haga.—¡Espíritu inmundo! —exclamó

bruscamente el sacerdote, esta veztemblando—. Por los misterios de laencarnación, el sufrimiento, la muerte yla resurrección de nuestro Señor Jesús,te ordeno que me digas tu nombre. Tunaturaleza.

—Eva hizo esto —susurró Daniel—.Eva tomó a Adán.

Los ojos se le despejaron otra vez yparecieron normales.

Era el Daniel de ella, desgarrado

Page 1079: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

por la angustia, implorando.—Por favor, Heather, no le permitas

que haga esto. Tú me conoces, sabes queyo no dejaría que él te lastimara. Vinepor ti. Me entregué por ti —le recordó,y le salieron lágrimas de los ojos—. Yono quería lastimarte. Tú conoces micorazón…

—¡No respondas! —ordenó elsacerdote; luego se dirigió a Daniel,apurando las palabras—. Te estoyhablando espíritu inmundo. Eva, ¿qué teda derecho a esta alma que intenta serlibre?

—Por favor, Heather. ¿Me invitarása entrar a tu corazón? Ve y haré morada

Page 1080: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

contigo y nunca te dejaré. Podemosolvidarnos de todo esto.

—¡No! —pronunció el padreSeymour dando un paso adelante.

Pero Heather apenas lo oyó. Laspalabras de Daniel la jalaron con unacuerda que se hizo fuerte e inseparabledebido a dos años de separación delhombre que ella amaba.

—Yo estaba equivocado, Heather.Morí y vi. Él me ayudó a ver la verdad.He sentido el miedo recorriendo por mishuesos y ahora sé que es real, es muyreal.

—Eva, te ordeno que reveles…—¡Cállese, padre! No es Eva. Sino

Page 1081: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Adán. Daniel —exclamó, luego sevolvió a dirigir a Heather—. Estuvimosequivocados. Pero no es como el curadice. Tú puedes ayudarme. Tu amor. Deniño él no tuvo nada de amor. Tienes quesalvarme. Pero solo tú puedes hacerlo.Ámame, tómame de vuelta, acéptame entu corazón. ¡Rápido, antes de queregrese el muchacho!

Sus palabras la confundieron, perola alcanzó un hilo de sensatez que corríaentre esas palabras. El niño interior. Elmuchacho estaba ansiando amor. Se diceque el amor cubre multitud de pecados.A menudo Daniel había hablado delpoder del amor sobre la fe.

Page 1082: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel estaba llorando, suplicándolesu misericordia. Todo en ella deseabaconsolarlo. Ella se dio cuenta de quelloraba tanto como él.

—¿Matas a quienes amas? —inquirió el padre Seymour.

Daniel parpadeó, confuso por unmomento.

—Por favor, padre, esto no es conusted. ¡Usted va a hacer que me maten!

—¿Castiga Eva a aquellos que lebrindan su amistad, burlándose de esemismo amor? ¿Los mata como unsacrificio? ¿Fue Eva quien mató adieciséis mujeres?

—Padre, padre, ¡por favor! Estoy

Page 1083: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tratando de que salgamos de aquí. AlexPrice las mató, ¡idiota! Pero hay algo enmí, ahora lo sé. ¿No basta eso parausted?

—No, no basta.Heather ya no estaba segura de qué

creer. Quien hablaba era su Daniel, no elDaniel de Eva. Ella había aprendido aconfiar en los juicios de él, en suinteligencia, en su capacidad deentender situaciones complejas comoesta. Ahora, confrontado con la verdadacerca de sí mismo, ¿había hallado él uncamino?

—Tonto. Usted es un tonto —expresó Daniel sentándose con fuerza—.

Page 1084: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Él va a matarnos a todos.

Page 1085: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ETREINTA Y OCHO

RA DANIEL.Pero a veces él no podía estar

seguro de eso. Así había sido ahora porinnumerables horas, casi hasta donde élpodía recordar.

Cuando él estaba seguro, se rogabaa sí mismo no estar seguro, porque siDaniel aún estaba vivo, y esto no erasolo otra pesadilla, entonces habíaocurrido algo muy, pero muy malo.

De algún modo él se encontraba devuelta en la caja negra. Esta vez habíainvitado al muchacho a ser su amigo. Loque había ocurrido a continuación era

Page 1086: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

tan confuso que se perdió con lapregunta de si realmente era o no era él.

Pero era él.El temor que había sentido después

de morir había regresado, pero másfuerte. A veces lo inmovilizabatotalmente. En ocasiones no podía nisiquiera mover los ojos.

Era como si el temor hubiera tomadoverdadera forma física y se hubieravuelto ondas negras hirvientes hechas desangre, heces y bilis. Él se habíaderretido y se había vuelto parte de todoeso.

Y la confusión… Nada tenía sentidopara él. Había escrito cientos de páginas

Page 1087: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

acerca de cómo la mente fabricabacosas como maldad, infierno y pecado y,sin embargo, si no estaba equivocado, locual podría ser, se estaba ahogando en lamisma maldad que según él no existía.

El muchacho estaba allí,exactamente a su lado, gritándoleiracundo al sacerdote, corriendodesnudo por su mente. Presentandoargumentos que apenas tenían sentido.

En momentos de fugaz claridad,Daniel creía saber algunas cosas.

Como el hecho de que esto no estabasolo en su cabeza; que la maldad erareal y palpable; y que él había hallado lapeor de su clase.

Page 1088: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Que el muchacho era real. Eva eraalgo real. Una bestia hambrienta que semolestaba al ser interrumpida por estesacerdote.

De muchas formas, él amaba almuchacho y odiaba al cura. Odiaba aHeather. Odiaba a Dios, quien era real,y a Eva, quien al momento era aun másreal.

Daniel sentía los ojos oscurecidos.Él va a matarnos a todos, pequeña

prostituta.—Él va a matarnos a todos, pequeña

prostituta.Te odio, puerca enferma.—Te odio, ¡puerca enferma!

Page 1089: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

EL PADRE SEYMOUR FUE hacia Heather,la alejó de Daniel y susurró.

—Él está diciendo medias verdadesconfusas. No supongas que es normalporque parezca serlo. ¿Comprendes queel enemigo aquí es Eva?

—Sí —concordó ella limpiándoselas lágrimas con una mano temblorosa—. Él está en un sufrimiento muygrande.

—Te está seduciendo. Nada lesaterra tanto como no tener un lugardonde vivir. Creo que la misma Eva queposeyó a Alice Brown en esta religióndistorsionada, Convento Sagrado de

Page 1090: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Eva, está ahora con nosotros. Ella es unaasesina, que no te engañe.

Los dos susurraban, con apremio.—Creo que puedo ayudarlo, padre.

Él está sufriendo…—¡No puedes hacerlo en tus fuerzas!

No creo que entiendas con qué estamostratando aquí. Este espíritu podríaalguna vez haber estado satisfecho conel tormento, pero ahora toma vidahumana, burlándose de la muerteexpiatoria de Cristo, celebrando lacaída de Eva en el jardín. Matará aDaniel y luego te matará a ti.

Seymour respiraba con jadeos largosy firmes.

Page 1091: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Quizás deberías salir.—¡No! No, él me necesita.—¡No tienes ningún poder aquí!Heather no entendía qué reglas o

principios gobernaban este orden, y noestaba segura de querer entender. Perose rebelaba a todo instinto que teníarespecto del orden adecuado de lascosas.

Ella cerró los ojos y asintió.—Está bien. Le creo.—Gracias.Se dieron vuelta para enfrentar la

silla y a Daniel.Pero no era Daniel quien estaba

sentado en la silla sino Alex Price.

Page 1092: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Vestido con camisa negra y overoles,piernas cruzadas, manos en las rodillas.La cadena estaba en el suelo, lasesposas habían saltado.

—¿Quiere quitar la mirada delpremio, padre Seymour?

Heather buscó a Daniel, pero nohabía señales de él. ¿Cómo era esoposible? Pensó que Alex pudo habersalido de las sombras profundas desdedonde tal vez estuvo observando.

Pero Daniel…Entonces ella vio el rostro pálido

del sacerdote. Él no miraba a AlexPrice. Miraba al techo por encima deAlex Price.

Page 1093: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La espalda sin camisa de Danielestaba presionada contra una gruesa vigaalquitranada, y sus brazos extendidoscomo si estuviera crucificado en eltecho. Pero no había clavos o cuerdasque lo sostuvieran en el lugar.

Daniel miraba fijamente hacia abajoa la parte superior de la cabeza de Alexcon ojos como brasas, perfectamentetranquilo.

Page 1094: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ETREINTA Y NUEVE

L PADRE SEYMOUR BAJÓ lamirada. Durante una docena de

fuertes latidos el corazón de Heatherbombeó sangre a través de estrechasvenas. Nadie habló, nadie se movió.

Daniel estaba estirado en el techo,mirando hacia abajo sin expresión.Pálido y seco el desnudo pecho.

Alex estaba sentado directamentedebajo de él, mirándolos sin ningunapreocupación aparente.

El padre Seymour mantuvo la miradafija en el hombre que sin darse cuentahabía dejado suelto en el mundo varios

Page 1095: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

años atrás.Heather observó a su esposo y pensó

que en ese instante él no era ni su esposoni Daniel. Recordó un pasaje del librode Martin Malachi. El autor decía quemuchos líderes en la Iglesia Católica senegaban a aceptar que una personaestaba realmente poseída a menos que sepresentaran ciertos fenómenos físicos.En particular, piel estirada o unadistorsión del rostro, choques violentosde muebles, portazos repetidos, tela quese desgarra… todo esto sin motivoaparente.

Además de levitación.Cuando ella le había preguntado al

Page 1096: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

padre por qué, si todo esto estabasucediendo de veras en el mundo, no eracomúnmente conocido, él simplementecontestó:

—Sí lo es, querida. Solo que no loes para aquellos que tienen una venda enlos ojos.

Ella lo presionó para que seexplicara, diciendo que no era posibleocultar del público la presencia de talesfenómenos.

—Se puede, si el objetivo principaldel diablo es mantener en gran parteocultas esas demostraciones patentes desí mismo.

Ahora Heather entendía con una

Page 1097: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

claridad que le estremecía los huesos.Este era Daniel. Pero no era Daniel.

Él estaba vivo… ella podía ver elvapor que se extendía de sus fosasnasales mientras lentamente respiraba elaire helado.

—Hola Alex —saludó el sacerdote—. Qué bueno volverte a ver.

—¿De veras?—No realmente, no.—No creí que lo fuera.Heather parecía no poder apartar la

mirada del cuerpo de Daniel,suspendido inexplicablemente porencima de ellos. Un temor que no habíaconocido hasta ahora la presionó, le

Page 1098: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pasó por el pecho y se le enroscóalrededor del corazón y los pulmones.La abrumadora presencia del diablo nole venía de la imaginación, ella estabatotalmente consciente de eso.

El horror era una presencia física,unida al aire mismo, que le traspasaba lapiel y los huesos para oprimirle esaparte de sí misma que nunca antes habíareconocido.

—Lo he estado esperando —anuncióAlex—. He esperado quince años.

—Sabes que Daniel no te pertenece.—No, él no. Ahora es de Eva. Se

han vuelto amigos.—¿Es así como las matas?

Page 1099: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Yo no las mato —contestó Alex—. Ella lo hace.

—Si este es tu acto de expiación,¿cuál es tu pecado?

—Usted debería saberlo —objetóAlex ladeando la cabeza, aunque muylevemente—. Fue usted quien me mostrómi pecado.

—Perder tu fe.—Yo estaba equivocado. Usted tenía

razón —asintió Alex; quitó las manos delas rodillas y extendió los brazos a loslados—. Y ahora estamos aquí.

—Si te ayudé a entender entonces,déjame ayudarte a entender algo másahora. No te descartaron por no creer en

Page 1100: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo sobrenatural —ahora fue el padrequien extendió sus brazos—. Fue tuprofunda falta de fe en el ordenadecuado de las cosas lo que llegó aconvertirse en tu caída. Por eso ahoraestamos aquí.

—Esa es su versión —respondióAlex, brindándole una irónica sonrisa.

—Esa es la única versión que tepuede salvar, Alex.

Una gota de líquido cayó en la manode Alex con un ligero sonido. Heatherlevantó la mirada y vio que otra lágrimaestaba a punto de caer del rostro fijo deDaniel. Alex miró la lágrima en sumano. Por un instante ella creyó ver

Page 1101: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

arrepentimiento.Él se secó la gota de la mano,

desdobló las piernas, y se puso de pie.—En este santuario mi versión es la

única que cuenta. Temo que voy a tenerque pedirles que salgan. A los dos.

—¿O?Alex encogió los hombros.—O Eva se podría enojar y tomarla

también a ella —respondió y miró aHeather—. Y sabemos que esto seráfácil para Eva. Ella difícilmente esmejor que él. Incluso peor, ahora que havisto y aún no cree.

—Yo sí creo —afirmó Heather envoz alta y poco firme.

Page 1102: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—La pregunta es —manifestó elpadre Seymour, volviéndose a la mesaen que estaban las dos velas encendidas—. ¿Creer qué? ¿Qué sucedió en estabodega que te destruyó tanto el corazón,Alex?

Observó los muros y el techo,fijándose en las palabras grabadas allí.Convento Sagrado de Eva.

—¿Qué mundo te saca a golpes laverdad?

—Un mundo en que usted no puedesobrevivir —contestó Alex—. Créame.

—No sorprende. Muy pocossobreviven a este mundo con su feintacta.

Page 1103: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Exactamente, pero esa épocaquedó detrás de nosotros. Salgan porfavor para que Eva pueda terminar loque empezó.

—Alice te azotaba aquí, ¿verdad quesí? —enunció el sacerdote volviéndoseotra vez a él.

Alex no respondió.—Un chivo expiatorio como pago

por la culpa de ella —continuó Seymour—. Cada luna nueva. Ahora estáshaciendo lo mismo, tomando mujeresjóvenes que al menos representaninocencia, y ofreciéndolas como pagopor tu propio pecado. Como Alice hizocontigo y con Jessica.

Page 1104: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex permaneció en silencio. Al oírla teoría ahora en esta mazmorra,Heather supo que era cierta. El temorpresionaba contra ella, implacable.Seguía mirando a Daniel en lo alto, peroél no se movía.

—Usted está desperdiciando sutiempo —expresó finalmente Alex.

Pero lo dijo con una voz llena dearrepentimiento. Y Heather supoentonces que Alex era tan víctima comoDaniel. Al mirarlos a los dos ahora ellano estaba segura de quién era peor.

El sacerdote levantó el crucifijo ycaminó hacia Alex.

—Sabes que tengo a alguien más

Page 1105: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

grande, Alex. Que la luz disipafácilmente las tinieblas si se la abraza.Has estado suficiente tiempo en estemundo de oscuridad para saber que leaterra la luz. ¿Te has preguntado porqué?

—Yo no soy de los que seconmueven con baratijas —contestóAlex mirando los ornamentadossímbolos religiosos.

—Pero Eva sí.—Ella no está conmigo ahora. Está

en el techo.Daniel aún seguía inmóvil.—¿Y qué es lo que te conmueve,

Alex?

Page 1106: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Ya nada. He conseguido mi paz.—¿Has hecho todo esto por lograr

una buena noche de sueño?El rostro de Alex se contrajo

bruscamente.—Recién ayer supe que te

arrebataron de tus padres y que tetrajeron aquí para los propósitosmorbosos de Alice —expresó el padreSeymour—. Cuando Heather me lo contóse me partió el alma por ti. No me puedoimaginar los horrores que te lanzaronpateando y gritando al mismo infierno.

—No tenemos tiempo para esto.—Nunca has experimentado el

verdadero amor, ¿verdad que no? Alice

Page 1107: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

te azotaba, y ahora estás haciendo lomismo a otras mujeres. Se trata deburlarse de la primera entre las mujeres,Eva. Y de todas las hijas de Dios dequienes crees que no te pueden amar.Después de todo, Alice no te amaba.

—El amor no existe.—Tu hermana te amaba.—Mi hermana me abandonó —

exclamó con los labios aplanados.El padre Seymour respiró

profundamente.—La primera vez que te vi en el

refugio en Pasadena supe que erasespecial.

—Usted no conoce a Eva —enunció

Page 1108: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex en voz baja; esta era unaadvertencia—. Ella necesita su hogar.

—Solo que yo no sabía cuánprofundo era tu tormento. Aun entoncesmi corazón se dolía por ti.

—Si usted trata de entretenerme paradarle al FBI tiempo de llegar, solo estáconsignando a Daniel a una muerteterrenal. No se equivoque. Eva lomatará. No hay manera de que el FBI ladetenga.

—No, el FBI no. Pero otro…—Nadie puede salvarlo a menos que

él crea.—A todo el mundo se le da el

derecho de creer —continuó el padre

Page 1109: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Seymour, sin inmutarse—. Incluso yo.Fui a Francia dos años después de tudesaparición, y fue allí donde me fueronabiertos los ojos a tu mundo, Alex. Alinfierno.

Una larga pausa.—Usted no tiene idea de qué es el

infierno —aseveró Alex, cuyarespiración se había hecho másprofunda.

El padre Seymour negó con lacabeza.

—Tú has sido torturado toda la vida,pero torturar a otros no te absuelve.Solo te libra ahora de un poco de dolor.

—Habla como el sacerdote perfecto.

Page 1110: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Quien no comprende cuán cerca estáEva para destruir mucho más que lasmeninges del cadáver que está sobre sucabeza.

—¿Qué pesadillas te manejaban,Alex? ¿Eran iguales a las de Daniel? ¿Tevisitó el mismo muchachito de la caja?

La ira perceptible que habíacambiado la conducta de Alex aumentó,enrojeciéndole la cara.

—Usted perdió su derecho deentrometerse en mi mundo cuando meechó del suyo —vociferó bruscamente.

—Tú nunca entraste a mi mundo —contestó el sacerdote.

Alex dio dos pasos largos hacia la

Page 1111: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

puerta débilmente iluminada de labodega subterránea, luego giró, conambas manos empuñadas.

—¿Ha sido usted azotado con unlátigo de nueve nudos? —rugió—. ¿Seha despertado usted cada noche gritandodentro de una cinta?

Se agarró la camisa con fuerza y ladesgarró en el hombro, dejando vergruesas y horribles cicatrices.

—¿Anda usted por ahí con la pieldestrozada?

Alex temblaba.—¡Entonces aléjate de Eva! —gritó

el padre Seymour.Heather retrocedió instintivamente.

Page 1112: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel colgaba del techo.La escena cambió de crudo horror a

terror surrealista. Esta batalla devoluntades sobre la tierra mientrasDaniel colgaba en el aire, crucificadopor manos invisibles.

Page 1113: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

LCUARENTA

A CONFUSIÓN AUMENTABA en lamente de Daniel como marea en un

océano negro, arremolinándose ysofocando las rocas de la razón ancladasen lo profundo de su psiquis. Y porencima de las negras olas rugientes, ungrito de furia. No de él.

De Eva.El muchacho estaba enojado.Y con cada fibra de su cuerpo y su

mente Daniel pudo sentir la frustración,el enojo y la irritación de Eva. Porque aél también le molestaba la sugerencia deque pudieran ser ciertas esas distantes

Page 1114: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

palabras expresadas por el padreSeymour, el tonto cura.

Por eso cada vez que el sacerdotehablaba, el muchacho gruñía y sehumillaba en su propio estado ansiosode autocompasión e ira.

¿Por qué odias al cura, Daniel?Porque está hablando en esos tontos

términos, como si su basura tuvieraalgún poder real en el mundo real.

¿Y estás tú en el mundo real,Daniel?

Sí. Siempre he estado.¿Por qué estás en el techo?¿Lo estoy?¿Por qué sientes tanto dolor? ¿Y

Page 1115: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

temor? ¿Tienes miedo de ese nombre?Daniel no tuvo respuesta para esto.

Solo una furia que hervía ante todo loque se encerraba en ese nombre, esesimbolismo, esa antigua reliquiallamada la cruz.

¿Y si es más que solo un nombre?¿Más que un simbolismo?

Las olas de tinieblas parecierondetenerse por un momento. Esa era laterrible pregunta. ¿Y si todo fueracierto? ¿Y si él realmente hubiera estadoequivocado?

Daniel sintió que sus nervios seasían de un nuevo temor, más biennacido de la desesperación que de la

Page 1116: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pesadilla del muchacho. Su carneempezó a convulsionar en formaespástica.

Supo entonces por primera vez loque debía hacer. Tenía que mirar alsacerdote. Por ridículas, ofensivas eingenuas que fueran sus palabras, el curasabía algo que hacía acobardar almuchacho.

Daniel debía saber lo que sabía elsacerdote.

De repente el rostro del muchachoestaba a centímetros del suyo, ojosnegros penetrantes, dientes descubiertos,gruñendo.

—Cerdo, ¡despreciable montón de

Page 1117: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

excremento! —exclamó; su fétido yvaporoso aliento sofocó a Daniel—.Eres mío, mi amigo. Y te voy a matar.

Daniel cerró los ojos y sollozóhorrorizado.

—¡Dilo! Dime lo que eres, cerdo.Él lo dijo, jadeando, anhelando

morir.—Eres un montón despreciable de

excremento…

HEATHER HABÍA TRATADO DE hablar unadocena de veces, pero sus pensamientoshuían cada vez que levantaba la miraday veía los ojos negros de Daniel

Page 1118: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

mirando hacia abajo.Él habló ahora, inmóvil excepto por

la boca.—Eres un montón de excremento.

Una puerca asquerosa e inmunda.De sus labios estirados salió saliva,

formando un largo hilo. Mezclado consangre.

El temor obligó a las palabras aatravesar la garganta de Heather.

—¡Basta!Ninguno de ellos pareció haberla

oído. El padre Seymour aún estabaconvenciendo a Alex con palabras desinceridad. Alex permanecía inmóvil,los puños apretados, enérgico.

Page 1119: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Daniel simplemente miraba aHeather con ojos negros. Chorreandobaba y sangre.

—Aléjate de Eva —volvió a decirel padre Seymour.

—Lo he intentado, mil veces lo heintentado —formuló Alex con voztemblorosa.

Se acercó al sacerdote, le agarró elcrucifijo de las manos y lo besó. Luegolo hizo a un lado.

—¿Cree usted que esto me ayudará?¿Cree que no odio cada minuto de mivida?

—No, Alex. Es a este demonio, Eva,a quien debes odiar.

Page 1120: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Ella puede oírle —declaró Alexventilando otra vez la advertencia—.Ella tiene sus necesidades.

Pero al sacerdote pareció noimportarle.

—Alice te introdujo al mundo deEva, e intentaste huir de ese mundo.Recurriste a Los Ángeles, a la misión, amí, al seminario. Pero ella te volvió aarrastrar y te dejaste. ¡Ódiala! ¡Odia aEva! —exclamó el padre, luego levantóla mano y señaló al techo—. ¡Odia aeste asesino degenerado que ha matado atantos!

Una suave risita burlona recorrió labóveda, tragándose todos los demás

Page 1121: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sonidos. Heather levantó la mirada. Vioque el cuerpo de Daniel habíacambiado.

Donde antes el torso estaba cubiertode carne pálida, ahora negrasmagulladuras y venas pronunciadasaparecían ante los ojos de Heather. Ellahabía visto miles de veces las fotos delas otras víctimas de Eva y supo que,fuera lo que fuese lo que las hubieramatado, atormentaba ahora el cuerpo deDaniel.

El rostro de su esposo estabacambiando, la piel se le estiró tantosobre la dentadura ennegrecida que ellacreyó que sin duda se iba a rajar.

Page 1122: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

La risita burlona se convirtió en elsonido de suave silbido, pero en lalejana distancia detrás de esa ráfaga deaire, ella logro oír el eco de una risitatonta. Por primera vez la cabeza delagente giró desde que fuera levantado altecho.

Lentamente. Sin parpadear. Lamirada de Daniel se clavó en ella.Observándola con esos ojos negros sinvida.

—Hola, Heather —profirió más ungruñido que una voz—. ¿Quieres queseamos amigos?

Heather chocó de espaldas contra lapared y comenzó a resbalarse. Apenas

Page 1123: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

podía respirar, mucho menos levantarse.—Se lo advertí —comentó Alex.El padre Seymour retrocedió y

empezó a recitar en voz alta del libro deoraciones.

—Palabra de Dios, Cristo Jesús,Dios de toda la creación, concédemepoder para pedirte por medio deJesucristo, quien vendrá a juzgar a losvivos y a los muertos.

—Es demasiado tarde, padre —gruñó la voz, lentamente, resaltandocada palabra—. Su mente ha sido míapor mucho tiempo. Él no cree. Aunquenosotros creamos.

—Te echo fuera, Eva, espíritu

Page 1124: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

inmundo, invadiendo el poder de lastinieblas —siguió leyendo el sacerdoteen voz alta—. En el nombre de nuestroSeñor Jesucristo, ¡sé desarraigado yexpulsado de esta criatura de Dios!

Todo el cuerpo de Daniel se sacudióviolentamente.

—¡Te advertí que no dijeras eso! —exclamó ahora con la propia voz deDaniel—. Tortúrame, cura despreciable,y despellejaré a Daniel y luego lecortaré en jirones la mujercita. Ningunode ellos está protegido.

—¡Basta! —gritó Heather,encogiéndose de miedo en el piso—.Deténgase, por favor.

Page 1125: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Pero Eva no se detuvo. De pronto seabrieron dos cortaduras en el centro delas palmas de Daniel. De los dos huecossalió sangre en un chorro continuo quesalpicó en la tierra y empezó aencharcarse. Luego apareció lo mismoen sus desnudos pies montados unosobre el otro. Tres chorros de sangrepara dar cuerpo a la crucifixión.

Heather desvió la mirada de lahorripilante escena y vio que Alex Pricehabía bajado la cabeza y cerrado losojos. Aunque él tuviera el poder dedetener la situación, no teníamotivación.

El sacerdote seguía realizando los

Page 1126: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ritos del exorcismo, pero sus palabrasparecían no hacer más que torturar aEva, y por extensión a Daniel, cuyacondición se deterioraba con rapidez.

—Libéralo. El poder de Cristo teobliga.

—No tengo que hacerlo, no estandovivo.

La piel de Daniel se rasgórepentinamente. Un estigma de la heridaen el costado de Cristo. Salió un gruesochorro de sangre.

Alex permanecía perfectamentequieto, cabeza inclinada, ojos cerrados.

Heather lloraba, ahora a todopulmón, incapaz de quitar la mirada.

Page 1127: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Libéralo! —gritaba el sacerdote—. ¡Libéralo!

Daniel comenzó a reír como un niño.—¿Alex?La voz venía detrás de ellos,

expresándose claramente, oída justo porencima del ruidoso horror. Una voz demujer.

Y con esa voz dejó de manar sangrede las heridas de Daniel. Como sihubieran cerrado el grifo. Se hizosilencio en la bodega subterránea.

Heather giró lentamente la cabeza.Una mujer estaba de pie en la entrada,los brazos a sus costados, mirando laespalda de Alex.

Page 1128: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Alex, soy Jessica.Pero Heather no conocía a esta

mujer como Jessica.La conocía como Lori Ames.

Page 1129: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ECUARENTA Y UNO

L SONIDO Y EL MOVIMIENTO separalizaron. Lori miraba desde la

entrada, vestía jeans y blusa blanca,tenía el cabello despeinado por elviento. Heather no supo cuánto tiempoella había estado allí… suficiente paraentrar en el lugar. Ella no estabamirando a Daniel en el techo. Su miradaestaba fija en Alex.

En su hermano.Y todos los demás la miraron.

Excepto Alex, quien había abierto losojos de par en par al sonido de la voz deella, y se quedó paralizado con la

Page 1130: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

cabeza aún agachada y de espaldas a suhermana.

Las últimas gotas de sangre de lasheridas de Daniel salpicaronruidosamente en el charco que seextendía en el suelo. Resonaron. Eracomo si el tiempo se hubiera detenido enese instante, y con él cesara todomovimiento menos el bombeo, elderramamiento y la coagulación de lasangre.

—¿Alex?Lori, quien era Jessica, avanzó un

paso y se detuvo. Heather miró haciaarriba y vio a Daniel con los negros ojosfijos en Jessica. Curiosidad o

Page 1131: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

preocupación, ella no podría decirlo.Pero el repentino ingreso de la hermanade Alex había trastornado alguna clasede equilibrio en el salón.

El padre Seymour miró a Jessica, laboca separada en una fascinada sonrisa.La mirada de él se dirigió hacia Alex.

—Es ella, Alex. Es Jessica.Los ojos de Alex aún miraban hacia

abajo, pero estaban totalmente abiertos.—Ella está detrás de ti.—Mi hermana está muerta —susurró

él—. Eva la mató.—¡Te advertí que no interfirieras,

puerca! —exclamó una voz áspera quesalió de Daniel—. Ahora los mataré a

Page 1132: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

todos.Jessica levantó el rostro y lo miró,

magullado y ensangrentado, él la mirabahacia abajo. Por las mejillas de ellacorrían lágrimas.

—La sangre de él está en tus manos—gruñó Daniel.

—Ya no puedo huir más —comentóella suavemente; luego se dirigió a Alex—. Escúchame, Alex. Soy Jessica.Cuando volví al apartamento te habíasido. Yo estaba segura de que habíasmuerto.

Los ojos de ella revolotearon haciaDaniel.

—Estaba asustada debido a la

Page 1133: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

amenaza… tú sabes… Pero nunca dejéde preocuparme y esperar.

Ahora ella temblaba, una mujerfrágil sacudida por terribles emocionesque se las había arreglado para ocultardebajo de años de lucha.

—Entonces oí hablar de Eva. Pormucho tiempo me negué a creer quepodrías ser tú —le tembló la voz—.Pero cuando Heather me habló de labodega subterránea fui consciente de loque ya sabía.

—Jessica está muerta —manifestóAlex levantando lentamente la cabeza.

Una risa ahogada de Daniel.—Date la vuelta, Alex —ordenó el

Page 1134: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sacerdote; parecía resuelto, como si dealgún modo la reunión de Alex y Jessicasignificara algo para todos ellos.

—Ella no es mejor que los demás —enunció Daniel con su propia voz—. Sinesperanza todos están completamenteatrapados en sí mismos. Ninguno deellos está protegido.

Pero había desaparecido laconfianza en la voz de él, pensó Heather.

Los ojos de Alex se movieron,quizás sintiendo lo mismo.

Jessica avanzó ahora con cautela,los labios le temblaban, de los ojos lebrotaban lágrimas transparentes,lágrimas de remordimiento y tristeza,

Page 1135: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

nada más, pensó Heather.—Alex… —ella pronunció su

nombre como si este colgara de unahebra de cristal—. Alex, ¿qué hashecho?

Alex aún estaba paralizado, peroahora miraba adelante con ojos quebrillaban débilmente.

—Ella es una ramera, Alex —formuló Eva—. Tú llevaste su castigo ypor eso Alice se volvió contra ti.

Jessica caminó hacia su hermano.—Alex… —se detuvo a un metro de

él—. ¿Te puedo ver el rostro?Heather se puso de pie.Jessica alargó la mano y tocó la piel

Page 1136: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de su hermano donde él había rasgado lacamisa en el hombro. Ella siguióligeramente el rastro de una de lascicatrices.

Entonces Alex se volvió,torpemente, cambiando de pie variasveces hasta conseguir un giro completo.Por primera vez en diecisiete años,hermano y hermana se veían.

—Jessica es una inmunda puerca,puerca, puerca —repitió Daniel—.Deberías azotarla, Alex. Dale una palizaahora o tendré que hacerlo por ti.

DANIEL ERA EL MISMO MIEDO. Y el

Page 1137: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

dolor de ese miedo había tomado sucuerpo de tal forma que no lograbareaccionar. Estaba encima de todos,sangrando, pero ellos quizás no podíanconocer el tormento que le rugía en lamente. Con mucho gusto habría ofrecidosu piel, sus miembros, su sangre, surostro… todo por aliviarse del horror.

Daniel tuvo todos esos pensamientosen un breve instante mientras lostemores se reagrupaban para otrointercambio, como él había llegado adenominarlo.

Entonces regresó. Atormentándolelos nervios como si los hubieranarrancado de su cuerpo y atado a la silla

Page 1138: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

eléctrica para recibir los azotesrepetitivos de la descarga.

Comenzó a gritar. Solo minutosdespués se hizo claro cómo su gargantapodía seguir destruyéndose a medidaque gritaba estridentemente condesesperación. Había estado gritando deeste modo por horas, pero ellos nopodían oírlo porque Eva habíaencontrado una manera de detenerle lascuerdas vocales. A ojos de ellos, élsimplemente colgaba allí, mirándolos ensilencio.

O peor, riendo.Sin embargo, él no podía dejar de

gritar. Este era el mundo de Eva, y Eva

Page 1139: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo estaba matando.No siempre había sido así. Se había

sentido realmente como él mismocuando despertó sobre la mesa.Desorientado, pero libre de todo dolor opensamiento de maldad. Esto le hizopreguntarse más tarde, cuandocomprendió que era cautivo de Eva, sise podía ser amigo de Eva por muchosaños antes de sentir que lo agarraba elnegro pegamento del temor.

El temor se iba momentáneamentesiempre que el sacerdote comenzaba ahablar, pero cuando pronunciaba esenombre, le llegaba el aluviónestrellándosele peor que antes.

Page 1140: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Eva descargaba su ira sobre él deigual manera que la olamomentáneamente se hace más largaantes de que un tsunami arrase la playa,dándole una paliza a las playas de sumente con un tsunami de engrudo negro.

Había dos cosas a las que Eva teníamiedo: Temía no tener a alguien a quiénmatar. Temía que el sacerdote leimpidiera matar a alguien.

Él no le tenía miedo al sacerdote,sino a las palabras que pronunciaba…Ese nombre, ese nombre que inclusoahora Daniel no lograba recordar. Unnombre que hacía que secretamente Evase encogiera, y a veces no tan

Page 1141: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

secretamente. Ninguna otra cosa de laspresentes tenía un efecto parecido.

Entonces entró la muchacha. El salónquedó en silencio. Daniel sinió que susangre dejaba de fluir. Por un instantehasta su griterío cesó.

Pero casi de inmediato empezó denuevo. Eva estaba interesada en lahermana, pero eso no interrumpiría elsufrimiento de Daniel. Por tanto gritó através del silencio de ellos, sin ser oído.

—ALEX —REPITIÓ JESSICA elnombre, como si ella misma no pudieraaceptar haberlo encontrado después de

Page 1142: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

todos estos años.El rostro de ella se contrajo con

terrible tristeza. Estiró la mano máslentamente que nunca. Le tocó el rostro.

Él no reaccionó.—Dile que se acueste sobre la mesa

—ordenó Eva.—¿Es eso lo que quieres, Daniel?

—preguntó ella mirando a Daniel en loalto.

El sacerdote extendió las manos ycerró los ojos. Su voz era fuerte.

—Padre nuestro que estás en loscielos, santificado sea tu nombre.

—¿Es eso lo que quieres, Eva? —ahora la voz de ella era un poco más

Page 1143: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

fuerte.—Venga tu reino, hágase tu

voluntad en la tierra como en el cielo.—¿Es eso lo que quieres, vieja

ramera? ¿Matarme finalmente?—Más de lo que te puedes imaginar

—contestó Eva con un suave gruñido.La voz del sacerdote retumbaba

debajo de ellos.—Gloria al Padre, al Hijo y al

Espíritu Santo. Como era en unprincipio, así sea para siempre.

Alex parecía haber caído en untrance, observando a Jessica sinexpresión. Ella le miró los ojosvidriosos y avanzó hacia adelante.

Page 1144: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¿Es eso lo que quieres, Alex?¿Terminar lo que Eva empezó cuandoéramos niños?

—Alma de Cristo, santifícame.Cuerpo de Cristo, sálvame.

—Te amo, Alex. Te amo —dijoJessica inclinándose y besándolo en lamejilla.

—A ti te clamamos, pobres hijosdesterrados de Eva.

Heather reconoció la oración de Elrehén del diablo… era el «SalveRegina», refiriéndose a Eva delGénesis.

El rostro de Alex comenzó atemblar.

Page 1145: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—Libra de las tinieblas a estapobre alma, Jesucristo nuestro Señor.

—No se trata de ti, Alex. No fuistetú quien mató a todas esas mujeres —enunció Jessica—. Fue Eva.

—¿Quieres ser mi amiga, Jessica?—Eva es la prostituta —siguió

diciendo Jessica, esta vez en voz másalta—. Ella fue quien nos azotó cuandoéramos niños.

—En tus heridas escóndeme.—Llévala a la mesa y átala, Alex.—¿Es eso lo que quieres? —

preguntó Jessica, retrocediendo con ojosfuriosos—. ¿Me tomarás y los dejarásir? ¿Es eso, cerdo enfermo? Entonces

Page 1146: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

hazlo.Ella giró y estiró las manos.—¡Azótame!El cuerpo de Daniel cayó del techo,

golpeó la pared y quedó inmóvil amedio metro del suelo en la mismaposición vertical crucificada.

—¡Azótala!Las palabras retumbaron en la

cavidad en un gruñido muy fuerte.Alex comenzó a temblar de pies a

cabeza.—¡Azótame! —gritó Jessica.La blusa se partió desde la nuca

hasta la cintura, rasgada hasta abajo enel centro de la espalda por manos

Page 1147: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

invisibles. Un látigo que colgaba en lapared detrás de la mesa atravesóvolando la cavidad y fue a parar a lamano de Alex.

—¡Azótala! —gruñó Eva.—Mi Dios, mi Jesús, óyeme. En tus

heridas escóndeme.Cicatrices largas y horribles cubrían

la piel de la espalda de Jessica. Lapieza final de la imagen entró a la mentede Heather. Como el padre Seymourhabía especulado, los dos habían sidoazotados de forma sistemática cuandoeran niños. Gravemente. Con frecuencia.Por Eva. Quien ahora se había graduadode simples golpizas a asesinato ritual.

Page 1148: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Alex sostenía el látigo sin mirarlo.Sus ojos estaban fijos en las cicatricesde su hermana.

Alex empezó a temblar conviolencia. El látigo se deslizó de sumano y cayó a tierra.

—Perdóname —susurró.—Azótala —le gruñó Eva a Alex—.

¡Azótala, pequeño gusano!—No —exclamó con el rostro

contraído en angustia—. No, ¡no puedo!Jessica se sacudió en sollozos, pero

no bajó los brazos ni les volvió elrostro.

—¡Azótame, Alex! —gritó ella—.¡Mátame! Mátame y nunca más volverás

Page 1149: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

a matar…—Mi Dios, mi Jesús, óyeme. En tus

heridas escóndeme.Alex comenzó a gemir. Se agarró la

camisa y la rasgó por el medio, dejandoal descubierto las mismas cicatriceslargas y horribles que cubrían la espaldade Jessica. Agarró el látigo y regresódonde Daniel, quien aún estaba contra lapared, con el rostro contraído,sangrando otra vez por sus heridas.

—Soy yo —gritó Alex—. Yo soy aquien quieres. ¡Tómame!

Jessica giró el rostro pálido.—¡Tómame! ¡Mátame! —le vociferó

Alex otra vez a Daniel, un gemido

Page 1150: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

terrible tan fuerte como el grito.Tomó aire.—¡Mátame! ¡Mátame!—¡No! —exclamó Jessica—. Oh,

Dios, ¡no!Alex saltó sobre la mesa y empezó a

darse azotes sobre el hombro.—¡Tómame, tómame, tómame! —

clamó mientras le brotaban lágrimas delos ojos.

Daniel movió bruscamente la cabezahacia el techo y comenzó a gritar.

Page 1151: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

ACUARENTA Y DOS

ÚN ERA DANIEL. Apenas existía.Apenas era él.

Y todo lo que era, era oscuridad. Unvacío tan profundo y tan insondable quelo que había quedado de su vida fuearrastrado dentro de este abismo deangustia.

Daniel no podía hacer nada más quegritar, prolongados y espeluznantesgritos de angustia, suplicando alivio,ayuda.

Ahora sabía algo que nunca anteshabía comprendido: Existía para ser ypara pertenecer, y el oscuro foso que le

Page 1152: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

había tragado la mente era enemigo delo uno y lo otro, separándolo a unaterrible soledad tan horripilante que leproducía muchísimo dolor físico.

Por eso no podía dejar de gritar. Entotal silencio.

Tan grave era el dolor que sepreguntó si habían derramado fuegolíquido en sus huesos. Quizás le habíanserruchado la parte superior del cráneoy le habían vertido un chorro de lavaque le achicharraba los nervios.

Pero no había lava o fuego líquido.Solo una extrema oscuridad. Separaciónde la luz.

Y esta verdad definitiva y extraña

Page 1153: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

era lo que ahora revoloteaba en sumente, haciendo girar la oscuridadalrededor.

Él no debía ser separado de la luz.La luz. Todo lo que había rechazado

por mucho tiempo era ahora su únicaesperanza. Y sin embargo estaba muylejos, a demasiada distancia.

No quería ser apartado de la luz,como no quiere una uña ser apartada deldedo.

Y esa era la razón. Era él. Gritando.Pero hasta los gritos se agotaban.

Las fauces del silencio estaban abiertasdesde la misma garganta de estaoscuridad. Quería gritar, solo para hacer

Page 1154: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

algún sonido, porque el sonido mismoera algo a lo cual pertenecer.

Entonces se desvaneció el último delos sonidos y Daniel colgó sin fuerzascontra la pared. Lentamente aumentó untemblor, no a través de su carne sino ensus huesos.

Los demás no podían verle sutemblor… solamente eso le habríaofrecido algún consuelo y le habríacalmado el temblor. Para que al menoslo supieran, lo vieran y que por tantoreaccionaran ante este temblor suyo.Cualquier cosa menos esto… estaperfecta soledad en las tinieblas. Estevacío.

Page 1155: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

En realidad, era la profunda soledadlo que lo hacía temblar.

Él no debía estar solo. Ahora losabía, como un globo ocular que almirar una hojilla de afeitaracercándosele sabe que no debe sertajado por esta.

Si solo pudiera gritar, su voz loacompañaría.

Si solo pudiera llorar, sus lágrimasserían una compañía bienvenida.

Si solo pudiera ser visto, visto deveras en esta oscuridad, lo entenderían,y tal vez él le importaría a alguien.Quizás a Heather, después de todo…

Una voz le atravesó la oscuridad de

Page 1156: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

la mente. ¡Inmundo del infierno!De repente se desvaneció la

oscuridad. Daniel lanzó un gritoahogado.

Fue difícilmente más que una olanegra que volvía a deslizarse en elocéano de temor en una medianoche sinestrellas, pero el sutil cambio deextrema oscuridad a una leve oscuridadmenor también podría haber sido un solen el horizonte de su mente.

No había luz, pero este leve aliviohizo gritar otra vez a Daniel. Ahora enviva desesperación. Por favor, porfavor, ¡encuéntrame por favor!Encuéntrame, ¡aquí en la oscuridad!

Page 1157: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

No me dejes, por favor.Pero las tinieblas se volvieron a

instalar, tan densas como antes,sofocándole sus gritos.

Daniel colgaba allí y temblabatotalmente, sin vida en los ojos, comouna cruz ennegrecida y magullada.Suplicó la muerte. Suplicó ser tragadopor…

La oscuridad se retiró de su mentecomo un mar vaciándose, revelando unfondo gris arenoso. El muchacho, Eva,iba y venía corriendo en el horizonte,frenético. Girando y mirando por uninstante o dos a la vez, pero volviendosiempre la atención al horizonte.

Page 1158: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Gritando obscenidades.A Daniel se le atoró la respiración

en la garganta. Pero no se atrevió a teneresperanza, no podía esperar, erademasiado doloroso.

Cerró los ojos y comenzó a gritar aquienquiera, a cualquier cosa, jalándolode vuelta a la oscuridad absoluta.

—¡Auxilio! ¡Auxilio!Las palabras que quería usar, las

palabras que explicarían sus funestosapuros, no llegaron. Solo esa únicapalabra, en un bramido, ronco ycortante.

—¡Libérameeeeeee! Oh, Dios,libérameeee…

Page 1159: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Abrió bruscamente los ojos, y vioque la oscuridad se retiraba, retrocedíay se perdía por completo.

—Mírame, mírame, por favor,mírame. Libérame…

Brotaron lágrimas y los hombros sesacudieron en violentos sollozos.

—Por favor, por favor, por favor…Oyó otra voz lejana sobre la suya y

dejó de gritar.—Mi Dios, mi Jesús, óyeme. En tus

heridas escóndeme.Era el sacerdote. Clamaba por

Daniel, una voz en este oscuro desierto,tratando de hallarlo.

La voz volvió.

Page 1160: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

—¡Aquí! —gritó Daniel—. Aquíestoy, estoy aquí, sálvame, ¡sálvame!

Nadie parecía oírlo.La oscuridad empezó a regresar,

como una inmensa ola negra.—¡Dios, no! ¡No me dejes! No me

dejes… Un rugido gutural desgarró elaire, se elevó hasta convertirse en unalarido y Daniel se estremeció hasta loshuesos. Esta era, esta era la muerte.

Pero no era la muerte. El rugidogruñó y luego se desvaneció, dejandoatrás solo un eco.

Y con él se fue la oscuridad, dejandoun pálido horizonte.

Pero en la mente de Daniel este

Page 1161: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

pálido vacío libre de las tinieblas deEva podrían haber sido cien solesluminosos.

Entonces fueron cien solesbrillantes, explotando en el horizontecon un calor que envolvió a Daniel;presionando contra su piel y soplándoleel cabello hacia atrás con su furiasalvaje.

La luz.Él lanzó la cabeza hacia el cielo y

gimoteó.

—¡TÓMAME!—¡No! —gritó Jessica otra vez—.

¡No, Alex!

Page 1162: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Una nueva voz sonó desde la pared.Daniel. La cabeza estirada hacia eltecho, gimiendo con voz quebrada yjadeante.

—Libérame…Todos quedaron inmóviles a la vez.

Había algo monumental respecto de esaspalabras vociferadas por Daniel en estafosa de desesperación. El aire parecióhaber sido succionado del salón.

—Dios, oh Dios, libérameeeeeeee…—gimió Daniel.

Mi Dios, mi Jesús, óyeme. En tusheridas escóndeme.

Un rugido desgarró el aire, pareciósalido de las vigas. Del aire, del lugar,

Page 1163: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

de la pared detrás de Daniel. De Daniel.Pero de su pecho, no de su garganta.

Su cuerpo, estirado en forma decrucifijo, se aflojó y cayó amontonado alsuelo.

Manos invisibles lanzaron a AlexPrice sobre la mesa, lo giraron devientre, boca abajo. Su brazo izquierdofue jalado con violencia hacia unaesquina, y la antigua correa de cuerosujetada a la mesa se le encajóalrededor de la muñeca y se apretó deun tirón.

Luego pasó lo mismo con el brazoderecho. Y con cada pierna, un poderinvisible movía y ajustaba

Page 1164: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

frenéticamente los controles de cuero.La camisa de Alex se le salió,

dejando al descubierto una espaldafuerte y musculosa.

Todos observaban, asombrados antelo repentino de todo esto.

Se abrió la carne sobre su columnavertebral, dejando un corte profundocomo de medio metro de largo. Alexgritó de dolor. Pero no luchó.

Luego otro corte, y otro. Lo estabaazotando un látigo invisible de nuevenudos. Pero ahora más. Le aparecieronmagulladuras en los brazos y lecorrieron hinchazones sobre el torso,dejándole largas rayas azules.

Page 1165: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Una risita tonta ondeó en el aire.—¡No! —gritó otra vez Jessica y se

lanzó al cuerpo de su hermano,sollozando—. ¡No!

Le cubrió la espalda con el torso,tendiéndose con los brazos paraprotegerlo del asalto invisible.

—No, oh, Dios no… —gritó al airevacío por encima de ellos—. ¡Yo loamo!

Un resoplido. Se le estiraron lostendones en la nuca.

—Lo amo, ¿me oyes? ¡Yo lo amo!Un alarido ahogado y prolongado

recorrió el aire y atravesó el salón,seguido por un largo corte que tajó la

Page 1166: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

piel de la espalda de Jessica.—¡Yo lo amo! —exclamó ella

bruscamente.Y luego nada. Silencio.Alex Price estaba tendido inmóvil.Está muerto, pensó Heather. Eva lo

mató. Ella/él/eso había abandonadofurioso a Daniel, había matado a Alex yhabía huido.

Pero entonces se le movió la cabeza,y Jessica se puso a besar la cabeza de suhermano.

—Lo siento, Alex. Perdóname,perdóname, lo siento muchísimo…

Heather volteó a mirar a Daniel,quien aún estaba sollozando.

Page 1167: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Temblando.—¿Daniel?Ella corrió hacia él. Sus heridas

habían dejado de sangrar, pero enparticular la de su costado parecíaamenazarle la vida.

—Daniel, por favor, cariño, no temuevas.

Él giró la cabeza hacia el sonido dela voz, miró hacia arriba con ojosempañados y, al verla, la agarró de lamanga. La jaló frenéticamente hacia sí.

—¡No me dejes! ¡No me abandones!—exclamó él con voz tan cortante, tancomprimida por la desesperación, queella se preguntó si él todavía estaba

Page 1168: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

atormentado. Sus ojos buscaron más alláde ella, hacia el techo. Ella comprendióque él le estuvo gritando a algo, aquienquiera que lo había rescatado. Sinquerer volver a algún infierno que lohabía mantenido en sus garras.

Heather le rodeó la cabeza con losbrazos y lloró con él.

—No, no, está bien. Nunca te dejaré—le expresó, se inclinó y le besó lafrente—. Shh, shh, solo descansa. Todova a salir bien.

El sonido de los sollozos de Jessicainundó el salón.

—Se acabó —anunció el sacerdote.

Page 1169: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

VARÓN DEDOLORES:

UN VIAJE A LASTINIEBLAS

por Anne Rudolph

La revista Crime Today se complace enpublicar la novena y última entrega delinforme narrativo de Anne Rudolph sobre elasesino conocido ahora como Alex Price.

Page 1170: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

2008Las ocho entregas anteriores de «Varón dedolores: Un viaje a las tinieblas», escritas parala revista Crime Today, brindan un vistazolimitado pero satisfactorio de las fuerzas quedeterminaron que Alex Price se convirtiera enel asesino conocido como Eva.

La mayor parte de lo que sabemos respectode los primeros veintiocho años de Alex vinode entrevistas con Jessica Price, tambiénconocida como Lori Ames. Después dedeclararse culpable de los asesinatos dedieciséis mujeres atribuidos al asesino Eva,Alex Price fue sentenciado de por vida en unapenitenciaría federal. Él aún se niega a hablarmás de lo que se ha registrado en este relato.

Page 1171: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

No es difícil imaginar cómo pudo habersido su vida entre la época en que desaparecióde Pasadena y el tiempo en que volvió aemerger en el 2007 como el asesino en serieconocido simplemente como Eva.

¿Vivió en un apartamento en alguna parte,estudiando minuciosamente volúmenes deteología y filosofía? ¿Pasó mucho tiempo en laInternet, escudriñando indirectamente en lasvidas de aquellos que sin ser conscientes seexponen a que todos los observen?

¿Mató a más de las dieciséis mujeresregistradas en este libro?

Aunque sabemos bastante acerca de lasenda que finalmente escogió Alex Price,quizás nunca sepamos mucho de las paradas quehizo a lo largo del camino. Algo es claro: eltrato que le propinó Alice Brown cuando niñofinalmente influyó en que él asesinara a muchasmujeres. Pero aun más que Alice, fue Eva quien

Page 1172: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

lo llevó de manera implacable al borde de lademencia, exigiendo que para estar en su sanojuicio él debía alimentar la lujuria de ella.

Al huir del sur de California en 1991,Jessica Price se dirigió a Dakota del Norte,donde se cambió el nombre a Lori Ames.Ansiosa por dejar atrás su pasado, estudióafanosamente. Después de pasar dos años en laUniversidad de Dakota del Norte en GrandForks con la intención de convertirse enmaestra, decidió en vez de eso estudiarmedicina. Obtuvo su título médico en laFacultad de Medicina de UCSD en el 2000 yposteriormente trabajó con el FBI en Phoenix.

Después de la admisión de culpa de suhermano, Jessica dejó el FBI y ahora dictaclases de medicina en la Universidad deCalifornia en Los Ángeles, donde desdeentonces ha salido a la luz mucho de lo quesucedió durante sus años de formación.

Page 1173: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Los verdaderos detalles de su propiotrayecto están disponibles en una cantidad deartículos publicados a través de Hijos deEsperanza, su fundación con base en LosÁngeles, que ayuda a recuperarse a niñossecuestrados y a sus padres.

Al preguntársele por qué no reveló antes surelación con Alex, Jessica responde apartandola mirada, quizás preguntándose si tomó ladecisión correcta. Pero ella no estuvoabsolutamente segura de que el asesino Eva eraAlex hasta que Heather Clark fue liberada de labodega subterránea y describió su lugar decautiverio. Naturalmente, ella siempre tuvo sussospechas, pero no una certeza. Era posible queEva hubiera terminado finalmente con Alex yse hubiera mudado a otro ser vivo. En realidadella estuvo impulsada a ayudar a Daniel arecuperar su recuerdo del asesino que habíavisto en Manitou Springs para saber con

Page 1174: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

certeza, basada en la descripción, si el asesinoEva era Alex. Sin conocimiento preciso ella nopodía actuar, y aun entonces solo de maneramuy cuidadosa.

El temor de Jessica estaba principalmentemotivado por las amenazas directas que Eva lehabía hecho, amenazas que ella pensaba quecumpliría. Si el asesino era Alex, Eva estaríaobservando si ella se acercaba demasiado.Jessica no tenía duda de que si confesaba sussospechas al FBI, Eva lo sabría y haría mayormal que el que Alex ya estaba haciendo.

Por otra parte, Jessica sabía que quizás ellaera la única persona con capacidad de detener aAlex. Enfrentada con el dilema, razonó quedebía acercarse mucho a Alex para detenerlosin presentar una amenaza directa para Eva. Locual, al final, es justo lo que consiguió hacer.

No está exactamente claro cómofuncionaba el poder de Eva. ¿Lo poseían Alex y

Page 1175: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

sus víctimas al mismo tiempo? El padreSeymour cree que es más probable queparticipara de más de una entidad. Aunque sonprevisibles ciertos aspectos de la conducta delos espíritus malignos, gran parte es unmisterio.

Jessica afirma que varias veces estuvo apunto de confesarle todo a Heather. Peroconcordaba con Heather en que Alex mataría aDaniel si el FBI intentaba ayudar. En vez de eso,Jessica ayudó a Heather a atar cabos y la dejó irsola, esperando que pudiera salvar a Daniel.

Cuando Jessica tomó finalmente ladecisión de hacer caso omiso de la amenaza deEva e ir a Oklahoma tras Heather y Daniel, leaterraban las represalias de Eva. Tal era elpersistente poder que el espíritu tenía sobreella.

Al final, aunque poco ortodoxa, la decisiónde Jessica de no dar a conocer sus sospechas al

Page 1176: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

FBI demostró ser un factor invaluable paraterminar el ciclo de terror de Alex Price.

Aunque he dado lo mejor de mí paracaracterizar los acontecimientos que rodearonla vida de Alex y Jessica, no saco conclusionesdefinitivas acerca de cómo funcionan lasfuerzas más allá de nuestros sentidos. Sinembargo, sí creo que la historia contada en laspáginas anteriores debería hacer pensar másacerca de si es buena idea cerrar la puerta cadanoche. Después de todo, las fuerzas queimpulsaban a Alex no se preocupaban muchopor las cerraduras.

Pregunte a cualquier clérigo conexperiencia, o pregúntele a un sacerdotellamado padre Seymour, y sabrá que lasvíctimas de posesión demoníaca siempre sonparticipantes dispuestos, aunque casi nuncareconocen su buena disposición hasta muchodespués.

Page 1177: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Usted sabrá que el demonio tiende aenfocarse en quienes menos sospechan delpoder del mal.

Conocerá que el diablo hará todo lo posiblepor permanecer oculto. La evidencia vista eneste reportaje es únicamente la mismísimapunta de un gigantesco iceberg oculto en lastenebrosas profundidades, donde en buena parteel diablo permanece día a día sin serreconocido.

Ninguno de los acontecimientos de estereportaje es exclusivo a la serie particular decircunstancias expuestas aquí. Sucesossimilares son menos extraños de lo que lamayor parte de personas supondría, y sonasunto de registro público. Para los curiosos,el libro de Martin Malachi, El rehén deldiablo, detalla varios ejemplos convincentes.Solamente los más firmes de los escépticosnecesitan preocuparse si no encuentran

Page 1178: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

suficiente evidencia que les brinde un seriodescanso. Para esos escépticos que quedan,quizás una experiencia cercana a la muerte lesclarificaría el asunto. Funcionó para Daniel.

Los hechos de este reportaje no apoyan deninguna manera, ni siquiera sugieren, un patrónverosímil de conducta criminal o tratodiscriminatorio relacionado con posesióndemoníaca. Los psicólogos no son máscandidatos a ser poseídos que los agentes delFBI. No todos los asesinos en serie exhiben lascaracterísticas de Eva. No existe conexiónentre ninguna especie de meningitis y laposesión.

Si usted se llama Daniel, Eva, Jessica oHeather no es más candidato que su vecino aenfrentar formas de maldad ocultas yperturbadoras.

Lo cual, a decir de todos, es sin dudaprobable.

Page 1179: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Anne Rudolph, 2008

El ladrón no viene más que a robar,matar y destruir;yo he venido para que tengan vida…

Como lo citara el apóstol JuanJuan 10.10

Page 1180: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

TED DEKKER. Es reconocido pornovelas que conviene de historias llenasde adrenalina con giros inesperados enla trama, personajes inolvidables eincreíbles confrontaciones entre el bieny el mal. Él es el autor de la novelaObsessed, La Serie del Círculo (Negro,

Page 1181: El psicólogo de conducta del - UN DÍA CON ORIANA · esos veinte minutos perdidos de vida. De pronto se hace dolorosamente ... Los grillos chirriaban en el bosque cercano; por lo

Rojo, Blanco), Tr3s, En un instante,The Martyr’s Song series (Heaven’sWager, When Heaven Weeps y Thunderof Heaven). También es coautor deBlessed Child, A Man Called Blessed yLa casa. Criado en las junglas deIndonesia, Ted vive actualmente con sufamilia en Austin, Texas.