el poder narco

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poder del narcotrafico

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  • Eugenio Burzaco y Sergio Berensztein.con la colaboracin de Gustavo Carbajal

    El poder narcoDrogas, inseguridad y violencia en la Argentina

    Sudamericana

  • INTRODUCCIN

    El fenmeno del narcotrfico constituye, entre los muchos problemas que arrastramos, el principaldesafo de gobernabilidad que tiene la Argentina. Condensa y representa otras cuestiones alarmantesque sobrellevamos y que tampoco han recibido una atencin que permita resolverlas. Enfatiza elriesgo y la injusticia de la creciente pobreza extrema y la marginalidad. Expone los costosextraordinarios de no afrontar desde una poltica integral, de Estado, los aspectos de Defensa y deSeguridad.

    El avance del narcotrfico permite evaluar cmo la combinacin de cambios sociales, ticos, devalores y paradigmas de un pas pueden generar las condiciones para que se acelere el consumo deproductos que van en detrimento de la salud fsica y psquica de la poblacin. Asimismo, corre el velorespecto de la existencia de fracasos rotundos en el diseo, la implementacin y el control de lapoltica pblica, incluyendo comportamientos y preferencias de las instituciones tutoras del sistemarepublicano bajo la presin de lderes polticos cuya prioridad, por razones cortoplacistas, se apoyasobre el relato, a expensas de la realidad.

    Por qu escribimos este libro?Porque creemos en la importancia central que tiene un Estado democrtico, eficaz, eficiente y

    transparente, para que la sociedad pueda vivir y desarrollarse en paz, estabilidad y armona. Un Estadocuyo tamao no es importante, pero s lo es la calidad de las polticas pblicas que produce y, sobretodo, su inteligencia, es decir, su capacidad para advertir a tiempo la aparicin de problemas quepueden afectar a la poblacin y de actuar antes de que estos escalen y se arraiguen. Precisamente loque no tenemos.

    Porque, como al resto de la sociedad argentina, nos preocupa la inseguridad. Un tema sumamentecomplejo que no se reduce al narcotrfico, pero que tiene en ste a un poderoso aliado. El fracaso delEstado para brindar un piso mnimo de seguridad ciudadana a la altura de las demandas y expectativasde la gente gener el clima y las condiciones adecuadas para que se desarrolle exponencialmente en laArgentina el fenmeno narco. En un pas bien custodiado y con umbrales de calidad razonables en sus

  • polticas de seguridad, nunca hubiera alcanzado su actual dimensin.Porque confiamos en el papel fundamental de la justicia en una sociedad democrtica. Los derechos

    ciudadanos se evaporan si el Estado no puede garantizar una justicia rpida, eficiente y accesible.Debe tratarse de un sistema con los suficientes recursos humanos, financieros y tecnolgicos comopara responder a los desafos que surgen en sociedades complejas, inequitativas y en evolucinconstante. Este libro hecha luz sobre cmo la justicia argentina, en muchos casos manipulada por elpoder poltico, no est a la altura de las circunstancias. Todos los casos judiciales que analizamoscontienen informacin que, procesada con inteligencia y rapidez, podra haber servido para la luchacontra el avance del narcotrfico. Los mecanismos que componen esta compleja y creciente industriaestaban definidos, o al menos insinuados, en esas causas. No obstante, las autoridades polticas ypoliciales no aprovecharon esa informacin de manera integral. An no lo hacen.

    Porque entendemos que los problemas estructurales que explican la notable expansin delnarcotrfico generan enormes dificultades para la sociedad. Un ejemplo grave y costoso, pero deningn modo el nico, de la ausencia de una planificacin estratgica de poltica pblica. Somos unasociedad que reacciona slo antes las tragedias, como Cromagnon o el accidente ferroviario de PlazaMiserere (Once). Por inters individual, desidia o corrupcin, nuestra dirigencia poltica sueleplantearse objetivos de corto plazo, muchas veces inmediatos, sin establecer prioridades de largoalcance. As, los recursos se orientan a lo urgente, pero no a motorizar el progreso ni a crearmecanismos de movilidad social ascendente para generar igualdad de oportunidades.

    En sntesis, escribimos este libro porque estamos convencidos de que si la Argentina logra contenery revertir el avance del narcotrfico, podr remover uno de los principales factores de violencia,inseguridad y muerte y, adems, constituir un xito de la poltica pblica que influir en otras reascrticas del Estado. Humildemente, nos proponemos contribuir con evidencias objetivas y flagrantes aun debate que, como sociedad, nos adeudamos.

    A fin de evitar malentendidos o confusiones, dejamos establecida nuestra postura filosfica frente aesta cuestin. Creemos que el Estado debe poner ciertos lmites cuando est en juego el intersgeneral. Esto no implica erosionar el principio de libertad ni el de autonoma individual, sinointervenir cuando haya evidencia incontrastable y cientficamente fundada acerca de que la saludpblica y la seguridad nacional pueden estar en juego. Es un error resignarse a no hacer nada porqueno se haya diseado una poltica pblica adecuada hasta hoy. Tampoco consideramos que existanatajos que puedan dar un vuelco a la problemtica ni que haya que comprar recetas extranjeras dedudosos resultados, como la llamada Guerra a las Drogas. Se requiere planificacin, tiempo,recursos, informacin y coordinacin entre los tres niveles de gobierno (nacin, provincias ymunicipios) y entre los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Tambin esimportante aprovechar y complementar esfuerzos con la sociedad civil y cooperar con los medios decomunicacin y con lderes naturales (como artistas o deportistas) para que contribuyan a generar

  • conciencia sobre los peligros de las drogas. Educar, incluir y brindar informacin son pilares clavepara prevenir el consumo de estupefacientes y dar herramientas para que nuestros jvenes elijan otrasopciones de vida.

    Decamos que creemos en el Estado inteligente y en la poltica pblica bien diseada y controlada,con un seguimiento estadstico real de patrones, de la evolucin y de la dimensin de la penetracin delas drogas ilegales en la sociedad. Una poltica pblica que debe surgir del consenso activo de todaslas partes que integran o estn involucradas en la problemtica, en especial la dirigencia social y lapoltica. Se puede y se debe aprender de los errores, as como de la experiencia comparada con otrospases que intentaron polticas innovadoras y no obtuvieron los resultados esperados.

    Esto es particularmente importante en relacin al debate sobre la legalizacin del consumo dealgunas drogas, como la marihuana. En las ltimas dos dcadas, hubo un notable avance, tanto enEuropa como en los Estados Unidos. Incluso en Uruguay se tom recientemente una medida similar.Un influyente documento elaborado en conjunto por una comisin integrada por prestigiosos exmandatarios de la regin hizo recomendaciones en la misma direccin(http://www.drogasedemocracia.org/Arquivos/livro_espanhol_04.pdf). Nosotros tenemos una posturadiferente. En lnea con las investigaciones ms recientes, estamos convencidos de que es un erroravanzar en ese sentido. Las polticas implementadas hasta ahora obtuvieron logros regulares y, si biense percibe una reduccin de incidencia y consumo en las ltimas dcadas en los principales mercados,no se dieron los resultados esperados en nuestra regin, en donde se observan pocos cambiossustanciales. Hace falta una estrategia integral y consensuada, que nunca hemos logrado en laArgentina. Sin embargo, no nos resignamos a elegir el mal menor, puesto que est demostrado que lasconsecuencias en trminos de salud pblica seran escandalosas. Ms an, muchos de los pases queavanzaron en la legalizacin volvieron sobre sus pasos frente a la evidencia emprica de que, lejos deacotarse, el problema haba escalado y desmadrado la infraestructura sanitaria. Aprendamos de esaexperiencia.

    El libro est organizado en captulos, cada uno de los cuales contiene una historia real, basada encasos judiciales, que exponen la multiplicidad y la complejidad del fenmeno. Luego se expone unanlisis conceptual para identificar qu enseanza deja esa historia sobre el problema general.Cerramos volviendo a la trama original para permitir al lector conectar ambas caras de la mismamoneda y agregamos un nuevo anlisis que sintetiza la problemtica tratada en el captulo.

    La investigacin nos tom ms de un ao. En ese perodo, la informacin recopilada se nos presentcomo un proceso de aprendizaje esclarecedor y traumtico. A medida que los medios de comunicacinreflejaban la importancia del tema, prcticamente a diario, tomamos conciencia de la penetracinnarco y de sus consecuencias inmediatas: el lavado del dinero y la corrupcin institucional, a nivelnacional e internacional, que socavan las bases de la sociedad. Hubiramos deseado que este librosirviera para alertar sobre el potencial del fenmeno y llamar la atencin sobre la necesidad de

  • reaccionar a tiempo. Lamentablemente, llegamos tarde.

  • AGRADECIMIENTOS

    Los libros son siempre el fruto de un trabajo en equipo, aunque los autores asuman un protagonismomayor y algunos de sus integrantes no tengan cabal dimensin de la importancia de su contribucin.Nobleza obliga, fue Eugenio Burzaco el que propuso originalmente la idea, dada su experiencia tericay prctica en cuestiones de inseguridad. Sergio Berensztein advirti lo importante que era el tema pararepensar la problemtica de las capacidades del Estado y los dilemas de la gobernabilidaddemocrtica. Lo cierto es que una amistad de muchos aos facilit enormemente el desarrollo de esteproyecto en cuyo transcurso aprendimos muchsimo en un clima de respeto y cordialidadextraordinarios.

    No faltar quien argumente que este libro es tambin el fruto de frustantes jornadas futbolsticas enel barrio de Nez, en las que era preferible hablar de trabajo y de cuestiones personales queconcentrarse en el partido; algo de eso probablemente sea correcto, aunque tambin del ejemplovivido all sobre la voluntad de sobreponerse a las dificultades y la posibilidad de resurgir, aun de loscontextos ms difciles, fortalecidos y con enormes posibilidades de proyectarnos a futuro como pas.

    Conscientes de nuestras limitaciones, convocamos rpidamente a Gustavo Carbajal, a nuestroentender el periodista especialista en temas policiales ms experimentado en las principales causasjudiciales vinculadas con el fenmeno narco y el avance del consumo de drogas en la Argentina.Gustavo tiene un conocimiento detallado e inigualable de los protagonistas y de las tramas que seanalizan en el texto. Por eso, desempe un papel clave en nuestro equipo y queremos expresarlenuestra enorme gratitud por su contribucin.

    Las autoridades de Penguin Random House, Javier Lpez Llovet y Juan Boido, nos alentaron aavanzar en la investigacin, focalizar en los aspectos ms relevantes y mejorar sustantivamente lossucesivos borradores. Muchsimas gracias a ellos, en especial a nuestro editor Roberto Montes, portoda su confianza y sobre todo por su paciencia, y a Walter Duer, por su trabajo final de edicin detextos, grficos, citas y dems detalles. Uno cree que se las arregla relativamente para escribir hastaque un profesional se encarga con calidez y espritu pedaggico de demostrar lo contrario. Ese

  • aprendizaje fue fantstico, nos permiti incorporar tcnicas y conceptos que enriquecieron nuestroinstrumental analtico para poder expresar nuestras ideas de forma ms clara y contundente.

    En el plano de la escritura y la correccin de los sucesivos borradores, fue central el aporte de EwaDziewanowska, madre de Eugenio Burzaco, por interminables horas de lectura y edicin. En ellareflejamos el agradecimiento a nuestros padres por habernos brindado amor, una formacin en valorescentrados en el respeto al prjimo y el servicio a los dems, fortalecidos por el privilegio de recibiruna educacin de excelencia en el pas y en el extranjero. Asimismo, hacemos extensivo nuestroafecto y reconocimiento a nuestras esposas e hijos, a quienes muchas veces quitamos tiempo valioso ysin su apoyo incondicional este trabajo no tendra sentido.

    Escribimos este libro pensando en nuestras familias, en especial en nuestros chicos, con la ilusinde contribuir para que la Argentina pueda avanzar en la senda del desarrollo y sea un pas ms justo,seguro, equitativo, prspero y solidario, en el que todos podamos realizarnos en nuestros proyectos devida. Sin embargo, para avanzar en la investigacin y en el proceso de escritura a menudo apelamos ala paciencia de nuestros respectivos entornos familiares, pues ambos disponemos de escaso tiempolibre para leer y reflexionar. Muchas gracias por todo el apoyo recibido.

    Por ltimo, quedan los reconocimientos a los equipos de trabajo que acompaan a los autores en elda a da y que han aportado anlisis, trabajo y sobre todo horas de escucharnos hablar y discutir sobreeste tema tan complejo. En el caso de Eugenio, un agradecimiento especial a Daro Oroquieta, PatricioFurlong, Martn Verrier, Gastn Schulmaister, Alejandro Itzcovich, Gabriela Varsallona, Laura Curi,Andrs Firpo y Elizabeth Caamao. Tambin al personal policial y civil que lo acompa en laJefatura de la Polica Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires y a Mauricio Macri, quien le dio laoportunidad de ser uno de los creadores y conductores de dicha fuerza. Sin esa experiencia prctica,mucho del espritu y conocimiento de este libro hubiera sido imposible. En el equipo de Sergio cabedestacar a Gabriela Sanguineti, un ejemplo inigualable de eficiencia, compromiso y lealtad. Gaby haceposible lo imposible sin perder jams la paciencia y sin que se le borre nunca su sonrisa. MarianoTurzi, el politlogo ms brillante de su generacin, es una fuente permanente de ideas innovadoras yde formas originales de pensar la cuestin de las capacidades del Estado. Nicols Solari fuefundamental en la elaboracin y el anlisis del estudio de opinin pblica. Y Dalila Brosto ha sido unaasistente fantstica durante los ltimos seis aos. Una mencin muy especial para Soledad Guilera,por todos los sueos y realidades compartidos. En la concepcin y el desarrollo de todo este proyecto,Sergio estuvo ms cerca que nunca de su admirado amigo Fabin A.

    A lo largo de esta investigacin, hemos hablado con infinidad de personas vinculadas directa eindirectamente con el fenmeno narco y el avance del consumo de drogas en la Argentina:funcionarios pblicos (del poder judicial, ejecutivo, policas, etc.), periodistas y editores de medios,mdicos, familiares de adictos, trabajadores sociales, obispos, pastores y curas villeros, especialistasen cuestiones de adicciones, seguridad, marginalidad, juventud, criminalidad, etctera. De todos ellos

  • aprendimos muchsimo y gracias a ellos pudimos comprobar de primera mano la extraordinariarelevancia de esta cuestin. Muchos de ellos nos han alentado a profundizar la investigacin y nos hanincentivado con su ejemplo a seguir adelante a pesar de la complejidad y peligrosidad del tema.Creemos que quien sintetiza el rol de consejero, aporte, apoyo y una visin superadora fue JorgeBergoglio, hoy papa Francisco, por entonces arzobispo de Buenos Aires, quien nos convenci sobre elvalor de involucrarse y aportar en este debate sobre el dao que genera el consumo y el trfico dedrogas, que el centro de esta problemtica y sus soluciones deben estn en el ser humano y en susposibilidades de trascender, de tener una vida digna con oportunidades, y tal vez tambin con el mejorconsejo de polticas pblicas, que el tiempo siempre es superior al espacio.

    La multiplicidad de visiones y opiniones que identificamos de cada uno de ellos constituyeron unaseal de alerta en el sentido de enfatizar la importancia de acordar un diagnstico comn y consensuarobjetivos de poltica pblica de corto, mediano y largo plazo. En otras palabras, si bien tenemosnuestras opiniones y las volcamos con la mayor claridad posible en el texto, trabajar en este libro nosvolvi de alguna manera ms democrticos, plurales y respetuosos de la diversidad de ideas quecaracteriza a nuestra sociedad. En ese sentido, queremos expresar nuestra gratitud y nuestraadmiracin por la enorme cantidad de mujeres y de hombres que han sufrido en carne propia el flagelode la droga y el avance narco en la Argentina y que luchan a diario y silenciosamente para revertirlos.

  • 1. EL DESEMBARCO NARCO EN ARGENTINA

    Si no puedes hacer las cosas bien,por lo menos no hagas dao.

    HIPCRATES

    Parte ILa Operacin Langostino: la sorpresade ser un pas de trnsito relevante

    La Operacin Langostino fue la primera gran embestida contra una banda de narcotraficantes queoperaba desde la Argentina y que se dedicaba a mandar droga, producida en Bolivia y con el sello delcartel de Medelln, a Europa. Fue tambin el momento en que nos sorprendimos al darnos cuenta deque ramos un pas de trnsito relevante para los carteles. Tal vez, a la distancia, el secuestro de 588kilogramos de cocana ocultos en un embarque de langostinos parezca menor, si se lo compara, porejemplo, contra los 1.600 kilogramos de droga hallados en junio de 2010, durante el operativoManzanas Blancas. Sin embargo, lo cierto es que cuando tuvo lugar Langostino, el 12 de julio de 1988,poco se saba en Argentina sobre las actividades de los narcos.

    La operacin consisti en una serie de allanamientos concretados por la Divisin Drogas Peligrosasde la Polica Federal, con la colaboracin de la Secretara de Inteligencia de Estado (SIDE, actual SI)y la Drug Enforcement Administration de los Estados Unidos (DEA), con el objetivo de desbaratar unabanda que usaba el puerto metropolitano para triangular los embarques rumbo al Viejo Continente.Hasta ese momento, no haba registros de secuestros de grandes cantidades de cocana en nuestro pas.Los carteles colombianos lo consideraban un buen punto de partida para los embarques a Europa,debido a que las autoridades policiales de ese continente no registraban a la Argentina como productorde cocana y eran laxas a la hora de controlar las cargas que llegaban desde all. La Operacin

  • Langostino tuvo, entonces, otra funcin: alertar a las fuerzas antinarcos de las policas europeas deque los jefes de los carteles colombianos haban cambiado las rutas. En el plano interno, puso enevidencia la fragilidad de los controles para evitar el ingreso de cocana desde Bolivia o Colombia, yencendi una luz de alarma sobre la presencia en nuestro pas de algunos delegados de los caposnarcos.

    El primero de los allanamientos se realiz en un depsito situado en Gattemeyer 2375, a doscuadras de la avenida Mitre, en la localidad de Crucecita, partido de Avellaneda. Luego de variasjornadas en las que policas disfrazados de barrenderos y repartidores de bebidas haban mantenido ellugar bajo vigilancia, efectivos de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Polica Federalsecuestraron 256,5 kilogramos de cocana, ocultos en un doble fondo del piso y en uno de los lateralesde una camioneta Trafic. En el galpn, de 35 metros de fondo, los policas encontraron, adems, unacmara frigorfica que se usaba para congelar pescado. Segn inform en ese momento un jefepolicial, la droga era escondida en cajones con langostinos. De ah el nombre del operativo. Los otros330 kilogramos fueron encontrados en una camioneta estacionada en una de las zonas ms caras de laciudad de Buenos Aires: la esquina de 9 de Julio y Posadas. La cocana haba sido envasada al vaco enpaquetes de papel de aluminio.

    La investigacin encarada por la Polica Federal, en ese momento comandada por el comisariogeneral Juan ngel Pirker y supervisada por el juez en lo penal econmico Julio Virgolini, determinque la organizacin haba extendido sus redes a Mar del Plata y Santiago del Estero. En la localidadbalnearia, se allan un depsito que perteneca a la pesquera que figuraba en el logo de las cajas conlangostinos congelados donde se ocultaba la droga. Cuatro sospechosos, entre ellos dos mujeres,fueron apresados. Uno termin con una condena a siete aos y seis meses. Los investigadoresobtuvieron la mayora de los domicilios que luego allanaron en escuchas telefnicas realizadas altelfono 73-4676, correspondiente a una vivienda situada en Guido al 200, que perteneca a uno ellos.

    En la localidad de La Verde, a 130 kilmetros de la capital de Santiago del Estero, la policaencontr una pista area clandestina de 1.800 metros de largo por 60 de ancho, donde aterrizabanavionetas con droga que haban iniciado su travesa en Bolivia. Luego la cocana era trasladada portierra hasta el depsito en Crucecita, donde se embalaba junto con los langostinos. El ltimo pasoconsista en mandar las cajas al puerto metropolitano para ser embarcadas a Europa.

    En 1996, ocho aos despus, la Sala B de la Cmara en lo Penal Econmico, a travs del tribunalintegrado por los jueces Marcos Grabivker, Roberto Hornos y Carlos Pizzatelli, marc la condena msdura impuesta contra una banda de narcotraficantes hasta ese momento: el supuesto jefe de laorganizacin, Jorge Francisco Alonso, recibi 20 aos de crcel, Alberto Fagoaga y WalterBarlikowski, 18. Eduardo Salvador Ulla, 17. El colombiano John Arroyav Arias, 13. Emilio JosPuerto, 12. Roberto Quesada, 11. Eduardo Nicodemo Kobylarz, 7 aos y 6 meses.

    De todos ellos, Alonso volvi a las primeras planas en 2005, cuando fue detenido en Valencia,

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  • Espaa, acusado de intentar contrabandear 28 kilogramos de cocana disimulados en un embarque debalizas. Haba salido de la crcel en 2001, por el beneficio de la libertad condicional luego decumplir los dos tercios de la condena y de pedir la aplicacin de la ley del dos por uno, la norma de lalegislacin argentina que permita contabilizar como doble la cantidad de das de detencin sinsentencia firme. Si bien existi alguna sospecha, no se pudieron encontrar pruebas que lo vincularancon el escndalo de las narcovalijas con 60 kilogramos de cocana enviadas sin marbete a travs devuelos de Southern Winds a Madrid. En la crcel, Alonso comentaba que una vez que recuperara lalibertad se radicara en Espaa, record un investigador policial que lo conoca muy bien. Finalmentecumpli, aunque fue nuevamente detenido por presunta colaboracin con una banda de traficantes.

    La Operacin Langostino es el resultado de un cambio de estrategia entre los narcotraficantescolombianos. Las autoridades de los pases europeos y de Estados Unidos haban comenzado aobservar con ms recelo los embarques que provenan de Colombia, sin diferenciar su contenido. Losjefes de los grandes carteles de ese pas comenzaron a necesitar triangular la droga. Es decir, buscarun pas desde el que se pudiera mandar a Europa o a los Estados Unidos sin que la carga despertarasospechas. Se eligi Argentina como uno de los vrtices de ese tringulo.

    Nuestro pas ofreca diversas ventajas: careca de una fuerza federal antidrogas preparada yequipada para interceptar comunicaciones y aviones, brindaba facilidades para comprar campos ypropiedades destinados a depsitos y acopio de los embarques de cocana, presenta una geografadominada por terrenos llanos que permitan improvisar pistas de aterrizajes clandestinas y exhibanichos de corrupcin en las distintas policas y falta de controles y radares en las fronteras.

    Si bien la triangulacin aumentaba el costo de la droga debido al flete y a la distancia que debarecorrer el embarque hasta llegar a destino, los traficantes decidieron continuar con el plan porque erala nica forma de hacer llegar el producto a los consumidores. En esa poca, un kilo de cocana,cuyo costo era de 2.000 o 3.000 dlares en el origen, llegaba a pagarse 25.000 dlares en Europa.Haba otra razn para semejante incremento: los sobornos a las autoridades intermedias para quedejaran pasar los cargamentos.

    Anlisis I: La historia del negocionarco en Argentina

    Histricamente, el rol regional de Argentina fue el de pas de trnsito de las redes de narcotrfico. Ladroga ilegal, fundamentalmente cocana, ingresaba al pas por sus vastas fronteras proveniente de losprincipales productores, Bolivia, Per y Colombia, y sala hacia los mercados de consumo msimportante, Estados Unidos, Europa y, en menor medida, frica y el sudeste asitico.

    An hoy, como entonces, la cocana ingresa al pas con facilidad. Lo hace por va terrestre, a travs

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  • de fronteras porosas, y recorre las rutas hasta llegar a ciudades con puertos y aeropuertos desde dondese puede reenviar a su destino final. Tambin a travs de vuelos irregulares que aterrizan en pistasclandestinas y aerdromos diseminados por todo el pas, fundamentalmente en las provincias delnorte. En otros casos, arrojan la mercadera en puntos acordados, donde sus cmplices los buscan parallevarla a algn punto de produccin o de distribucin. Barcos y barcazas que surcan los ros hastallegar a los grandes puertos constituyen la tercera va de ingreso.

    Ese primer modelo de trnsito comenz a verse afectado por dos caractersticas propias delnegocio en nuestro pas. La primera es que, originalmente, los ingresos econmicos se obtenan enMarbella, Pars, Madrid o Miami y no en Buenos Aires u otras ciudades argentinas. No obstante, losgrandes carteles pagaban a los eslabones intermedios en el pas en especie, es decir, dejaban a lasredes en Argentina cantidades de drogas ilegales que stas introducan al mercado local para hacerefectivo su propio negocio. Esta dinmica desarroll un consumo propio, que fue madurando hastaconvertir a la Argentina en el pas de mayor consumo per cpita de cocana y marihuana de toda laregin, segn datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Drogas y el Delito (UNODC), conniveles de prevalencia similares a los de los Estados Unidos o los de pases europeos occidentales, conmercados histricos y ms maduros. La lgica cambia: una parte del negocio ahora se desarrolla en elmercado local y esto implica que los narcos deben llegar con su producto a cada rincn del pas,pasando de ser una actividad eminentemente logstica a un negocio de consumo masivo. As, tambindeben comenzar a controlar el territorio para asegurarse la distribucin, lo que implica cooptarsectores del Estado, como policas, jueces, fiscales o polticos. De este modo, logran trabajar conimpunidad y eliminar competidores.

    La segunda caracterstica es que la Argentina, junto con Brasil, son los dos principales productoresregionales de precursores qumicos necesarios para la elaboracin de estupefacientes como la cocana.A nivel industrial, en ambos pases se fabrican acetona, anhdrido clorhdrico y permanganato depotasio, entre otros productos que, antes, se exportaban a Bolivia, Per y Colombia, en donde seelaboraba la cocana en todas sus etapas, desde el cultivo de la hoja de coca hasta la cocana demxima pureza. A medida que aument la presin en estos pases productores y que la influencia delos carteles y el negocio se extendi hacia los dos grandes pases del subcontinente, se comenz aimportar la pasta base de los pases originales y a dejar la ltima etapa de elaboracin para que secomplete en pequeos laboratorios clandestinos en Brasil y la Argentina, ubicados generalmente ensuburbios de grandes ciudades como Buenos Aires, Rosario, San Pablo o Ro de Janeiro. Se los llamalaboratorios, pero, en la mayora de los casos, no son ms que cocinas literales dentro de las casas, ysirven para sintetizar la pasta base y transformarla en cocana o refinar la cocana hasta darle unmayor nivel de pureza y generar subproductos como el paco.

    Para poder operar con impunidad y desarrollar estas pequeas pero relevantes estructuras, ltimoeslabn del proceso productivo del clorhidrato de cocana, los narcos debieron extenderse hacia los

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  • territorios con poca presencia del Estado y con mucha permeabilidad a la corrupcin, las reasurbanas sin ley. Zonas abandonadas en materia de seguridad, infraestructura social bsica y acceso ala educacin y a la salud. Generalmente, las ms pobres y marginadas: las villas de emergencia en laArgentina y las favelas en Brasil. Con el tiempo, las organizaciones criminales comienzan a ocupar ellugar del Estado: proveen bienes pblicos, como crditos para gente humilde que no los obtendra eninstituciones formales, y brindan servicios, como el gas, la electricidad o la televisin por cable. Seerigen como organizaciones paraestatales, que controlan el ingreso y el egreso de las personas en eseterritorio, disponen de sus bienes y hasta de sus vidas y, como resultado, desafan la existencia delEstado. La Argentina enfrenta hoy la amenaza de territorializacin del narcotrfico. Las consecuenciasde la inaccin se pueden sufrir por dcadas, como ocurre en varios pases hermanos latinoamericanos.

    Parte IICaf Blanco: la dcada del 90y la consolidacin del negocio de trnsito

    Siete aos despus de Langostino, los funcionarios argentinos descubrieron otro gran emprendimientocolombiano, supuestamente montado por el Cartel de Cali para enviar cocana desde nuestro pas aEuropa. El operativo que termin con el secuestro de 1.030 kilogramos de cocana se conoci comoCaf Blanco, bautizado as porque nueve de los once detenidos, condenados luego por trfico dedrogas, eran colombianos.

    El cargamento fue secuestrado en un campo que algunos de los imputados haban comprado en elparaje Palo Blanco, Catamarca, cerca del lmite con Crdoba. Los policas llegaron cuando la avionetaque haba transportado la cocana desde la frontera entre Colombia y Ecuador qued encajada en elbarro por el peso de la droga y de los tanques de combustible suplementarios, necesarios para realizarsemejante trayecto.

    Eran muy audaces. El avin sala del sur de Colombia. Llevaban la droga lo ms al sur posible portierra. All, cerca de la frontera con Ecuador, cargaban la cocana en el avin. Tenan que hacersemejante maniobra para reducir al mximo la distancia de vuelo entre el punto de partida y el campoque haban comprado en septiembre de 1994. No fue casual que compraran ese predio, porque tenanla necesidad de conseguir una pista de aterrizaje para el avin que estuviera lo ms al norte posible,explic uno de los jefes policiales a cargo del operativo.

    La investigacin comenz con el dato de un informante que aportaba indicios sobre movimientosnarcos a la Polica Federal, a la bonaerense y a la Secretara de Inteligencia de Estado (SIDE). Indicque un grupo de colombianos haba adquirido el mencionado campo de Catamarca. Fue suficiente paraque la Divisin Drogas Peligrosas de la polica bonaerense arrancara la pesquisa.

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  • Los narcotraficantes corran muchos riesgos para mandar la droga hasta el campo de Palo Blanco.Para evitar los radares, tenan que recorrer casi 6.000 kilmetros sin poder aterrizar a cargarcombustible. Para que el viaje fuera rentable, deban cargar la mayor cantidad de cocana posible. Asque llenaban el avin con al menos 17 bidones de nafta. Venan el piloto, el copiloto, la droga, todoslos tanques auxiliares y un tercer tripulante que se encargaba de operar la bomba para mandar elcombustible desde los bidones a los tanques, agreg el oficial.

    Al principio de la pesquisa hubo entredichos entre los agentes antidrogas de la polica bonaerense ysus colegas de la Federal. Aparentemente, los ltimos no haban credo la versin del informante yhaban descartado el dato. No obstante, los efectivos de la bonaerense la confrontaron con otros datos.Adems, consiguieron el dinero necesario para financiar a este infiltrado y obtuvieron la colaboracinde la SIDE, que aport los equipos para intervenir los telfonos y realizar escuchas a distancia.

    Se alquil una casa en la localidad de Ascochinga, Crdoba. Desde all, con micrfonos ocultos, seescuch a uno de los colombianos. Adems, se instal un puesto de vigilancia en Recreo, cerca delcampo que haban comprado para bajar la droga, a poca distancia de la ruta 34. Varios grupos seinternaron en el monte y vivieron en carpas para vigilar a todos los integrantes de la banda. As, nosenteramos que haban comprado cuatro tanques de 1.000 litros cada uno para enterrarlos y guardar lacocana dentro, record el jefe policial.

    En los primeros das de marzo de 1995, varias brigadas de la polica bonaerense, la SIDE yefectivos de la Federal, que contaron con la colaboracin de personal de la Agencia Antidrogas de losEstados Unidos (DEA), partieron en dos aviones desde el aeropuerto metropolitano Jorge Newberyrumbo a San Miguel de Tucumn. Desde all, por tierra, tomaron la ruta 34 hacia el lmite conCrdoba y luego pasaron a Catamarca. Un micrfono colocado en un cactus, en uno de los extremos dela improvisada pista de aterrizaje, que tena el receptor en una carpa situada a dos mil metros,confirm el dato que tenan los investigadores: haba llegado el avin con droga que esperaban desdehaca ms de un mes.

    Cuando aterriz, se encaj en el barro. Bajaron la droga y la escondieron en los tanques que tenanenterrados. Aun as, con menos peso por la falta de la carga y de los bidones con combustible, nopudieron mover la aeronave. Este percance los oblig a esperar hasta el da siguiente para regresar. Nopodan volver a cualquier hora, porque deban esperar el momento en el que los radares instalados enla triple frontera de Ecuador, Colombia y Per dejaran de funcionar por cuestiones de mantenimiento.Esperamos a que se durmieran y los sorprendimos. All secuestramos los 1.030 kilogramos decocana, explic el veterano jefe policial, para quien los narcos planeaban mandar la droga por tierraa travs de la ruta nacional 34 hasta Necochea y, de all, por barco a Europa. Durante el operativofueron apresados diez sospechosos: nueve colombianos y un uruguayo que haba vivido en Colombia.Tambin hubo un imputado argentino.

    En noviembre de 1997, la Cmara Federal de San Martn conden a 12 aos de prisin a Jos

  • Camargo Salamanca y a Humberto Nio Torres; a 10 aos a Ricardo Delgado Len y Manuel CardonaMndez; a 6 aos a Simn Soto, Armando Sanabria Monroe, Guillermo Martnez Garca, Fabio NelSanabria Castillo y Gilberto Acua Delgado; y a 8 aos al uruguayo Enrique Villalba Yacco. Luegode escuchar a los testigos, decidieron absolver al argentino Guillermo Ricardo Sosa. En las diferentesaudiencias, cada uno de los acusados sostuvo su inocencia. Todos negaron cualquier clase de vnculocon el Cartel de Cali. Sus abogados fundaron sus defensas en las supuestas irregularidades registradasdurante la investigacin y en las diversas etapas del proceso. Uno, incluso, plante la posibilidad deque los acusados haban sido convocados a delinquir por el mismo y sostuvo que la droga haba sidocomprada por la necesidad del Poder Ejecutivo Nacional, entonces representado por Carlos Menem, deconcretar un importante operativo contra el narcotrfico, con el objetivo de mejorar su imagen antelos organismos internacionales de la lucha antidroga.

    Al dictar la sentencia, los jueces rechazaron ese planteo, aunque no coincidieron con el dictamendel fiscal federal de San Martn, Jorge Sicca, que haba solicitado condenas de 24 aos de prisin paraCamargo Salamanca y Nio Torres, debido a que sostena que haban sido organizadores de labanda.

    Operacin Strawberry: el dulce sabor de la droga

    Dos aos ms tarde, efectivos de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la polica bonaerense yun grupo de agentes de la SIDE coincidieron otra vez en el seguimiento que deriv en el secuestro del,hasta ese momento, mayor cargamento hallado en territorio argentino. En este caso, la investigacinno termin con condenados, como en Caf Blanco, sino con la escandalosa absolucin los imputados,debido a que la justicia consider que se haban registrado graves irregularidades durante lainstruccin del sumario.

    El 30 de abril de 1997, uniformados y espas irrumpieron en el galpn situado en Constituyentes165, en la localidad de Pacheco, zona norte del Gran Buenos Aires. All, revisaron 300 barriles de 200kilogramos cada uno, acopiados en dos camiones de gran porte. Estaban cargados con pulpa de frutillay tenan como destino final el puerto alemn de Hamburgo. En el interior, los efectivos hallaron,adems, paquetes de material impermeable que contenan 50 kilogramos de cocana. En total,secuestraron 44 envoltorios que sumaron 2.200 kilogramos de droga. El operativo recibi el nombrede Strawberry.

    La polica apres a 17 imputados. Alberto Rodrguez Vargas, quien sera primo de GilbertoRodrguez Orejuela, uno de los supuestos jefes del Cartel de Cali, logr escapar. Entre los acusadosfiguraban los colombianos Luis Travi, Juan Ramos y Oscar Taboada Ramrez, adems del basileoJos Solimao. En noviembre de 1999, el Tribunal Oral Criminal No 3 de San Martn absolvi atodos debido a errores de procedimiento y a las nulidades dictadas en la etapa inicial del proceso, lo

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  • que deriv en que no pudieran ser aceptadas las pruebas que haban surgido a partir de las escuchastelefnicas. El mayor cargamento de droga secuestrado en la historia judicial y policial argentinaqued en la nada. A la falta de condenas se sumaron otros ribetes escandalosos. Un grupo deinvestigadores argentinos viaj a Alemania para coordinar con las autoridades de ese pas la entregacontrolada del embarque, con el objetivo de desbaratar la red de distribucin en el destino.

    Los alemanes hicieron una importante inversin en recursos humanos y en dinero para financiar lainvestigacin. Pero, inexplicablemente, el 30 de abril de 1997, alguien dio la orden en nuestro pas deinterceptar el cargamento en el galpn de Pacheco. De esta forma, se perdi la oportunidad de apresara los traficantes que comercializaran la cocana en territorio europeo. Los alemanes se enfurecieron,porque ninguna autoridad del gobierno argentino dio una explicacin y se derrumb todo el trabajorealizado con seguimientos y escuchas. Tan importante era la organizacin de narcotraficantes que sieste embarque llegaba bien, en la siguiente carga, planeaban mandar 5.000 kilos de cocana, expresun ex oficial de la polica bonaerense que comenz investigando el caso en esa fuerza de seguridad yluego asesor a la SIDE.

    El ambiente poltico argentino estaba sacudido por la onda expansiva provocada por lainvestigacin del homicidio del fotgrafo de la revista Noticias, Jos Luis Cabezas, ocurrido enPinamar el 25 de enero de 1997. Dos semanas despus, el juez en lo Criminal y Correccional deDolores, Jos Luis Machi, proces a cuatro efectivos de la bonaerense por su responsabilidad en elcrimen del reportero grfico. As, el magistrado fij las pautas que direccionaban la pesquisa hacaAlfredo Yabrn como presunto autor intelectual del hecho. Yabrn era uno de los empresarios msimportantes de la Argentina, con llegada directa a varios ministros de la administracin Menem. Elimpacto meditico provocado por la operacin Strawberry no logr distraer a la opinin pblica de latensin que haba en torno de Cabezas.

    El gran error que provoc el fracaso de la operacin Strawberry fue no haber documentado lainvestigacin. Cuando el jefe policial reciba alguna informacin producto de escuchas telefnicas ode tareas de inteligencia, tena que volcar todos los datos en un acta y describir la forma en cmo loshaba obtenido. En sntesis, el jefe policial responsable del sumario deba hacerse cargo de refrendartodos los datos que reciba y despus defender esa informacin en un juicio oral. Sin embargo esto,que se hizo en la causa de Caf Blanco, no se repiti en sta, explic uno de los espas que intervinode forma indirecta en el expediente Strawberry.

    La investigacin haba comenzado con un dato aportado por un informante de la SIDE. Apuntaba areuniones entre Solimao y Taboada con el objetivo de instalar una empresa de importacin yexportacin de pulpa de frutas. Aparentemente, de las escuchas telefnicas se desprenda que esteltimo ofreca 4.500 dlares por cada kilogramo de cocana enviada a Europa, de los cuales 2.500quedaban para los argentinos que haban puesto sus nombres para abrir la empresa, 500 dlares eranpara el brasileo por su intermediacin y 1.500, para los socios alemanes. Otro disparador fue un

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  • llamado telefnico, interceptado por las autoridades alemanas, en el que se mencionaba la compra deun cargamento de cocana al Cartel de Cali, que llegara al puerto de Hamburgo luego de pasar porBuenos Aires. La cruza de esa informacin con el dato del informante fue el punto de partida pararastrear operaciones de exportacin a Alemania.

    Los investigadores advirtieron que haba aumentado notablemente el volumen de comercializacinde pulpa de frutilla y anan hacia ese pas. El foco se puso en la empresa que haba monopolizado esosembarques: una firma creada haca poco, a nombre de la sociedad annima Viardot, con sede engalpn de Pacheco, el mismo en el que tras un ao de seguimientos y escuchas telefnicas, seprodujo el secuestro de 2.200 kilos de cocana. Luego de la protesta de las autoridades alemanas, laSIDE inform que no haba existido ningn pedido oficial de ese pas al gobierno argentino para dejarpasar el cargamento.

    Anlisis II: Cmo funcionanlos carteles del narcotrfico?

    Los carteles del narcotrfico estn conformados por un grupo de personas que establecen un sistemade relaciones, con asociaciones y jerarquas temporarias, con el objetivo de cometer delitos paraobtener un rdito econmico. Se enfocan en actividades predatorias y en la oferta de servicios y bienesilegales (estupefacientes) en un mercado diverso, con capacidad coercitiva, uso de la violencia contraaquellos que los desafen (sean otros grupos criminales o el Estado) y cierta duracin en el tiempo.Su principal motor es el lucro a partir de la comercializacin de drogas ilegales. Para ello, debenmontar estructuras complejas con mltiples instancias: plantaciones de coca, marihuana o amapolas;laboratorios de refinamiento para producir clorhidrato de cocana, marihuana o herona; logstica paratrasladar esas sustancias prohibidas a travs de diversos pases; comercializacin a niveles mayoristay minorista; traslado del dinero (casi en su totalidad en efectivo) y lavado de esa plata ilegal paraformalizarla en la economa.

    A diferencia de una organizacin terrorista, que atenta contra el propio sistema, las redes narcosestn insertas y hasta se nutren del sistema econmico, poltico y legal. Es un modelo de relacionesclientelares, con facciones que interactan temporalmente, cuyos roles, expectativas y beneficios porparticipar se basan en acuerdos y obligaciones. El lavado de dinero es la necesidad de legalizar losbeneficios econmicos obtenidos por un accionar ilegal y criminal. En la medida que la globalizacinde la economa mundial se fue consolidando, los mercados ilegales y las estructuras criminalesescalaron a niveles internacionales y los carteles ms relevantes se convirtieron en empresasglobales.

    Es difcil precisar la dimensin del impacto econmico del crimen organizado internacional.

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  • Estimaciones de UNICRI (Instituto Interregional de Investigacin de las Naciones Unidas sobre elDelito y la Justicia) estiman que se ubica entre el 3 y el 5% del PBI mundial, es decir, en el orden delos trillones de dlares. Los mismos estudios determinan que el narcotrfico movilizara alrededor de300.000 millones de dlares al ao. Puntualmente, sobre el negocio de la cocana Naciones Unidastiene estimaciones un poco ms precisas: ganancias de entre 85.000 y 90.000 millones de dlares cada12 meses. Los agricultores, para comparar, generan en el mismo perodo menos de mil millones. Apesar de las crticas acerca de las polticas implementadas en el mundo respecto del trfico de esteestupefaciente, el mercado viene en retroceso, tanto en volumen como en ganancias. Hace 15 aosgeneraba el doble, unos 170.000 millones de dlares al ao.

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  • Algunos carteles se especializan en un solo mercado, geogrfico o por tipo de droga, y dirigen allsu foco y su actuacin. Otros operan en segmentos criminales diversos y realizan varias actividadesilegales. Por eso, es comn que, adems del trfico y la comercializacin de estupefacientes, sedediquen tambin a contrabandear armas y otros productos, cometan secuestros, extorsionen ycorrompan autoridades y ciudadanos y laven dinero. Adems de la integracin horizontal del negocio,la utilizacin de las mismas redes para cometer distintos delitos, existe una integracin vertical, enocasiones completa, por la que se ocupan de todo el proceso: desde las plantaciones de coca hasta lacomercializacin en las calles. En la mayora de los casos, aun tomando los carteles ms importantes,varias actividades centrales del negocio se tercerizan en manos de otras organizaciones criminales. ElCartel de Sinaloa, por ejemplo, es tal vez la organizacin criminal ms exitosa en el trfico ilegal deestupefacientes de las ltimas dos dcadas. Sin embargo, no realiza la comercializacin minoristadirecta en Estados Unidos ni fabrica pasta base, que adquiere fundamentalmente en Colombia y

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  • Per.En general, tienen estructuras violentas para protegerse de otras organizaciones criminales y de

    organismos del Estado que les puedan quitar mercancas, dinero, posesiones o el manejo del negociopara establecer precios ventajosos (rutas, mercados y laboratorios). En ocasiones funcionan como unaconfederacin de bandas delictivas que acuerdan un formato, un rea de accin y su estructura deliderazgo, para llevar adelante todas sus actividades. En otros casos, son organizaciones de basefamiliar, que redistribuyen roles y tareas dentro del seno de una o varias familias mafiosas. Si bienintentan monopolizar el mercado, en la prctica se comportan como oligopolios, que acuerdan algunosaspectos con otras redes y se enfrentan en otros. Esto, en economa, se conoce como comportamientocartelizado. Les resulta vital la capacidad coercitiva para controlar todos los eslabones involucrados:campesinos, empleados de laboratorios, mulas, distribuidores, pilotos de avin, capitanes de barcos,choferes de camiones y otros medios de transporte, distribuidores, guardias, sicarios Esto abarcaagentes externos, pero vitales, como polticos, jueces, fiscales, policas, guardias de crceles,funcionarios de aduana o de recaudacin de impuestos, periodistas y comunicadores sociales, etctera.

    Si bien prefieren amenazar a usar la violencia directa, la capacidad coercitiva depende de que cadatanto la ejerza contra quien se ponga en su camino, ya sea el Estado u otra organizacin criminal. Seemplea contra quienes amenazan sus monopolios, rompen con la disciplina, jerarqua yfuncionamiento de la organizacin o brindan informacin sobre sus actividades o cooperan conorganismos estatales. Cuando las redes llevan un tiempo importante asentadas en un determinadolugar, intentarn imponer sus propias reglas a los habitantes, generarn lealtades y compromisos conesas personas e intentarn usurpar el monopolio del uso de la violencia al propio Estado. No esextrao que, en el territorio que ocupan, ejerzan sus propias nociones de justicia entre los vecinos.

    En trminos criminales, generan valor agregado en la venta y la transaccin de bienes y servicios.Para diferenciar: el robo de un banco o la entradera en una casa son tpicos delitos predatorios, dondese produce tcnicamente una redistribucin de bienes preexistentes y pueden o no generarse daos odetenciones a las partes involucradas. La caracterstica central del narcotrfico es, en cambio, queproduce nuevos bienes y servicios. Tambin cometen crmenes predatorios, pero el objetivo es lacomisin de delitos que agregan valor econmico. As, muchas de las redes narcos usan sus cadenasde distribucin para traficar ms de un producto ilegal. Todos los bienes y servicios que sufran unarestriccin del Estado y para los que exista una oferta y una demanda generan la oportunidad de undelito y promueven la existencia de una organizacin destinada a proveerlos: armas, mujeres, nios,rganos, animales, personas indocumentadas y material qumico o nuclear son algunos de losnegocios paralelos que pueden tomar los carteles. Otra particularidad dificulta el accionar delEstado contra los narcos: en los crmenes predatorios, las vctimas tienen incentivos para denunciar alvictimario, mientras que aqu, comprador y vendedor coinciden en que no desean que se conozca suvnculo.

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  • El narcotrfico intenta corromper a funcionarios pblicos para facilitar su accionar, proteger sunegocio y actuar con impunidad. Apunta a los tres poderes del Estado y hasta intenta ocupar cargospara maximizar sus beneficios o eliminar a la competencia. En el legislativo, busca influir sobre elmarco legal para que sus actividades sean impunes y bloquear iniciativas que generen organismos,mecanismos o recursos destinados a perseguirlos. En el judicial, apunta a bloquear y desviarinvestigaciones, reducir o evitar condenas y obtener informacin de testigos o funcionarios pblicosinconvenientes para el negocio. En el ejecutivo, pretende conseguir impunidad, beneficios directos eintercambios de favores, prevenir ofensivas u operativos contra ellos y obtener bienes pblicos parauso privado y viceversa. La necesidad de ocultar y facilitar esta compleja trama hacen del sobre y elapriete una actividad esencial.

    Otra funcin clave de los carteles, y a la que los Estados le prestan menos atencin de la quedebieran, es el blanqueo del dinero ilegal, que se conoce como lavado. Existen mtodos tradicionalesasociados a actividades bancarias, de comercio internacional e inversiones en inmuebles. A medidaque aumentaron los controles internacionales, las acciones de lavado se diversificaron. Hoy tambinse realiza a nivel de individuos o de empresas comunes: personas que prestan sus nombres paratransferencias bancarias de bajo monto, utilizan facturas por servicios o bienes nunca consumidos(que les permiten, adems, deducir impuestos), declaran exportaciones e importaciones que nunca seproducen y hasta denuncian haber ganado la lotera u obtenido una herencia, entre otros hechosinslitos. Actividades comerciales comunes, como empresas que necesiten liquidez, se prestan paralavar dinero. Esto da lugar a una paradoja enunciada por el famoso politlogo venezolano MoissNaim: Lo que sabemos es que el crimen organizado ha penetrado en la sociedad de maneraimpensada. El shopping al que uno va el fin de semana, el restaurante al que uno le gusta ir a cenar, lafarmacia de la esquina donde compro mis remedios y hasta el departamento en el que vivo puedenestar siendo o haber sido financiados por dinero del narcotrfico.

    Analizar el objetivo econmico de los carteles del narcotrfico, su cadena de valor, su aceptacinsocial en la comunidad y su interrelacin con los actores pblicos es crucial para combatirlos. Si slole prestamos atencin al accionar violento y criminal, se pierde de perspectiva el ncleo a partir delcual es posible revertir la escalada en el accionar de estas redes. Como sostuvo el especialista EdgardoBuscaglia en una entrevista al canal CNN en espaol: Es importante tomar acciones en cuatro reasde polticas pblicas: un sistema judicial efectivo, desmantelamiento patrimonial en materia no penal,ataque a la corrupcin poltica, tanto operativa como administrativa, y prevencin social del delito.Los enormes mrgenes de ganancias y las dificultades para producir, transportar, comercializar yblanquear dinero y drogas ilegales son el corazn de esta actividad y, por ende, el eje sobre el cual esposible elaborar una poltica pblica eficaz.

    La duracin de los carteles depende de factores exgenos, como la capacidad y la voluntad delEstado a la hora de combatirlos o la competencia de otras organizaciones criminales que intentan

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  • dominar ese mercado. En la mayora de los casos, los quiebres se producen por dificultades internasen la administracin del poder y del negocio. Las disputas por el liderazgo y los beneficios de estosenormes negocios hacen que las propias organizaciones se desangren hacia adentro y colapsen, porejemplo, ante la aprehensin o muerte de un lder. La mayora carece de reglas o leyes de sucesinclaras, por lo que eso suele producir el desmembramiento o su total implosin. El caso ms rotundo esel del Cartel de Golfo, en Mxico. Cuando sus dirigentes fueron apresados y extraditados, en la dcadapasada, se gener una escisin liderada por sus soldados de alto rango: sicarios con pasado policial ymilitar que conformaron el Cartel de Los Zetas, uno de los ms sanguinarios y violentos, que dominael trfico en el noreste de Mxico.

    Notas:

    1 Diario La Nacin, 15 de julio de 1988.

    2 Diario La Nacin, 16 de julio de 1988.3 Diario La Nacin, 18 de julio de 1988.4 Diario Clarn, 30 de agosto de 1996.5 Causa 3.161 Alonso, Jorge Francisco y otros sobre contrabando y causa 34.048 de la Cmara en

    lo Penal Econmico.6 Diario La Nacin, 17 de septiembre de 2005.7 UNODC (United Nations Office on Drugs and Crime), World Drug Report, p. 173, 2010.8 Garzn, J. C. Mafia & Co, The Criminal Networks in Mexico, Brazil and Colombia, p. 139.

    Woodrow Wilson International Centre, 2008.9 Lavagna, R. Un futuro posible. Artculo de Burzaco, E. y Gorgal, D. La (in)seguridad en su

    laberinto, pp. 307-309. Editorial El Ateneo, 2013.10 La informacin del caso Caf Blanco proviene, fundamentalmente, de entrevistas realizadas por

    Gustavo Carbajal con un comisario retirado de la polica bonaerense, que pidi permanecer en elanonimato, corroborada a travs de la causa.

    11 Diario Clarn, 25 de noviembre de 1997.12 Ibdem.13 Diario La Nacin, 2 de mayo de 1997.14 Ibdem.15 Diario Judicial, 16 de noviembre de 2000, y diario Clarn, 1 de diciembre de 1999.16 Diario Judicial, 16 de noviembre de 2000, y diario La Nacin, 2 de mayo de 1997.17 Garzn, J. C. Op. cit., p. 29.

  • 18 Albini, J. Donald Cresseys Contributions to the Study of Organized Crime: An Evaluation. EnRyan, P. & Rush, G. (editores) Understanding Organized Crime in Global Perspective: A Reader.Sage Publications, 1997.

    19 Garzn, J. C. Op. cit., p. 139.20 Killebrew, B., Bernal, J. Gangs, Cartels and US National Security. Center for a New American

    Security, p. 20, 2010.21 Finckenauer, J. Problems of Definition: What is Organized Crime?. En: Organized Crime, N.

    8, pp. 63-83, 2005.22 Naylor, R. T. Mafias, Myths, and Markets: On the Theory of Enterprise Crime. En:

    Transnational Organized Crime, Vol. 3, N 3, p. 4, 1997.23 Garzn, J. C. Op. cit., p. 140.24 Naim, M. Revista Foreign Affairs, 2006.25 Buscaglia E. Entrevista con Carmen Aristegui. CNN en Espaol, 5 de marzo de 2013.

  • 2. EL PACO Y LOS NARCOS EN BUENOS AIRES

    Cuando la injusticia se tolera,con el tiempo se pierde

    la nocin de lo justo.PLATN

    Parte IUn ejrcito narco en Flores

    A no ms de 90 cuadras de la Casa Rosada, sede central del Poder Ejecutivo de la Nacin, la gentehace largas filas para adquirir droga en el puesto situado a metros de la calle Varela, dentro de la villa1-11-14. Los autos de alta gama de los compradores contrastan con las familias que viven encontenedores de basura volteados. En ese asentamiento, situado en el barrio de Flores, se instal unejrcito narco que maneja la mayor distribucin de cocana y paco de la ciudad ms importante de laArgentina. De la mano de la droga, llegaron los robos cometidos por quienes necesitan dinero paraconsumir y los asesinatos entre bandas rivales que se disputan el dominio del territorio. Entre 2005 y2007, se contabilizan 23 muertos, cinco de ellos asesinados el 29 de octubre de 2005, durante lamasacre del Seor de los Milagros.

    Slo una de esas bandas cuenta con 150 integrantes identificados por la justicia, algunos procesadosy otros con pedidos de captura vigentes. A partir de una investigacin encarada por el juez federalSergio Torres se determin que el grupo era comandado desde la crcel por Marco Antonio EstradaGonzlez, alias Marcos, de nacionalidad peruana. En la denominada megacausa del Paco, por laprincipal droga que venda la banda, Torres puso al descubierto cmo funcionaba la organizacin.Segn consta en el expediente 11.882 de 2010, se secuestraron 75 kilogramos de droga, entre cocana,marihuana y paco. Llam la atencin el poder de fuego con que contaba el grupo y que permiti armar

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  • a los soldados que custodiaban los cuatro puestos de venta identificados. Durante los distintosallanamientos, Gendarmera secuestr 2.600 municiones de distinto calibre, ocho chalecos antibalas,dos silenciadores, dos granadas de mano, miras telescpicas y 52 armas de fuego, entre ellas dospistolas ametralladoras, un subfusil calibre 9 milmetros y un fusil FAL.

    A pesar de estar presos, Marcos y su actual rival y ex socio, Alionzo Rutilio Ramos Marios, aliasRuti, tambin peruano, siguen manejando el negocio. Ruti cumple una condena de 22 aos por elasesinato de Hctor Corvaln, una de las cinco vctimas de la masacre mencionada. Marcia TorresPacheco, que durante el ataque recibi 12 balazos en las piernas, logr sobrevivir y lo identific en eltribunal. La mayora de los 44 testigos convocados por los fiscales no pudieron ser localizados en elmomento del juicio. Algunos volvieron a Per, otros haban sido asesinados y otros ms, amenazados.Por eso, no fue posible probar la supuesta responsabilidad de Ruti en los otros cuatro homicidios.

    La masacre del Seor de los Milagros

    Casi mil personas caminaban detrs de la imagen del Seor de los Milagros, un Cristo morenovenerado por la comunidad peruana arraigada en el barrio 1-11-14. Caa la tarde en ese sector de laciudad de Buenos Aires, cerca de la cancha de San Lorenzo. Ninguno de los fieles imaginaba que cadapaso que daban los acercaba a una emboscada. Cuando la fila de peregrinos lleg a pocos metros de lacancha de ftbol en la que se juntan los vecinos, se desat la masacre. En menos de dos minutos seregistraron unos 90 disparos. Un grupo de narcos peruanos atac a miembros de una banda rival queparticipaban de la peregrinacin. Fueron asesinados Hctor Corvaln, Jos Malarcho, Luis Rojas, LuzMayor Galazot y un beb de 8 meses. Ms de veinte heridos debieron ser atendidos en el HospitalPiero.

    En junio de 2008, el Tribunal Oral en lo Criminal N 15, integrado por Elena Do Pico Farrell,Hctor Grieben y Ricardo Galli, conden a 18 aos de prisin a Ruti.

    Los jueces no pudieron condenar al resto de los acusados a penas superiores a los cinco aos porqueno contaron con las pruebas relacionadas con los cuatro homicidios restantes. Durante el debate, seencontraron con testigos atemorizados, reticentes a declarar. No queran involucrar a ninguno de losnarcos, porque conviven con ellos en el barrio y se los cruzan a diario en los pasillos a los que nollegan ni policas ni gendarmes, en los que el Estado est ausente, como en las ocho cuadras queseparan el asentamiento de la cancha de ftbol. Negocios y viviendas tienen pintadas banderasbolivianas o peruanas y en las veredas se escuchan dialectos difciles de comprender. No ingresancolectivos ni taxis. Los custodios de los quioscos de droga detectan rpidamente la presencia decualquier extrao.

    Uno de los supuestos colaboradores de Ruti, identificado por fuentes judiciales como Roger ReyesSubieta, fue condenado a 5 aos por portacin ilegal de arma de guerra, resistencia a la autoridad y

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  • abuso de armas. En la resolucin, se consider que Ruti remat a Corvaln de un balazo en la cabeza.La escena fue advertida por una mujer, que grit al ver la escena. Ramos Mario la escuch, seaproxim a ella y le dispar varios balazos. La mujer salv su vida de milagro.

    Los soldados del narco peruano haban abierto fuego contra la gente que participaba en laprocesin, a pesar de que no estaba Marcos, el rival, el hombre al que haban ido a buscar. Amboshaban sido socios en la distribucin de droga en la villa, haban llegado juntos de Lima y se habaninstalado en el Bajo Flores. Fueron apresados en 2001. En 2004 recuperaron la libertad y siguieron susactividades por separado. Entonces comenz la guerra por el dominio del territorio. Si bien sesospech que Ruti y Marcos haban integrado el grupo guerrillero Sendero Luminoso, la versin nuncafue comprobada en las causas judiciales en las que fueron procesados y condenados. En su historial, aRuti le pudieron probar slo el homicidio de Corvaln, aunque ambos son sospechados por variasejecuciones cometidas en la 1-11-14. Ruti tambin fue investigado junto a su hermano, EsidioTeobaldo Ramos Marios, alias Meteoro, por su presunta responsabilidad en un triple homicidioocurrido en 1999, en la misma villa, cuando fueron asesinados Julio Chamorro Revollar, MarcoAntonio Carrizo Hinostroza y Mario Rossi, quienes hasta ese momento dominaban la venta de drogaen la zona. Por entonces, la justicia sospech que tambin haba participado Marcos, lo quedemostrara que Estrada Gonzlez y Ramos Mario eran socios hasta que se pelearon en la crcel.

    Las imgenes obtenidas a partir de la investigacin policial permitieron certificar que en lospuestos de mayor comercializacin, y en horas pico, los adquirentes forman filas para comprar droga auno o ms vendedores, mientras los soldados se encargan de la organizacin y control de las hileras ylos satlites o marcadores, de vigilar la zona para evitar incidentes o ser descubiertos por las fuerzasde seguridad encargadas de la prevencin. La explicacin corresponde al juez y detalla, a partir de losinformes realizados por efectivos de Gendarmera, cmo funcionaba el quiosco de droga puestoVarela, situado en el pasillo que separa las manzanas 13 y 21 y cercano a la manzana 22, a cuatrocuadras de la cancha de San Lorenzo. Lo manejaba la banda de Marcos.

    Durante ms de dos aos, Torres encar una investigacin que desbarat gran parte de la banda,detuvo y proces a 45 personas e identific a otras 150. Sin embargo, la agrupacin en estudio habraalcanzado un nivel de organizacin tal que le permitira mantener inclume su estructura y,consecuentemente, tambin la vigencia de las actividades criminales desplegadas, ms all de lamarginacin de algunos de sus integrantes producidas por detenciones, deserciones, expulsiones ofugas frente a los intentos de captura por las fuerzas de seguridad.

    Para entender el funcionamiento de la organizacin, el juez necesit aplicar una instruccin judicialpoco convencional que incluy, entre otros aspectos relevantes, el relato de un traficante arrepentidoque permiti armar un diagrama de la estructura y los roles que desempeaba cada uno de losacusados. As, los investigadores lograron establecer que el delegado de Marcos en el barrio designadopara continuar con los negocios de la familia era su sobrino, John Paul Revilla Estrada, alias Burro o

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  • Jean Paul, de nacionalidad peruana, hijo de Hugo Ral Revilla Snchez y Olga Estrada Gonzlez.Segn consta en el pedido para que sea sometido a juicio oral, Jean Paul, sera el jefe de unaasociacin destinada primordialmente a ejecutar en el interior y fuera de la villa 1-11-14 actosrelacionados con el trfico ilcito de sustancias estupefacientes, incluyndose entre los mismosintroduccin, almacenamiento, fraccionamiento y distribucin definitiva de distintas clases denarcticos, entre las que se verifica aquellas conocidas, como marihuana, cocana y paco.

    El propio Marcos lo haba ungido en su cargo, luego de haber sido detenido en Paraguay, hastadonde haba llegado luego de robarse una avioneta en Misiones. En 2007, fue extraditado a nuestropas y comenz a ser enjuiciado por distintas causas relacionadas con el trfico de drogas. Siguiendordenes de su to, Jean Paul comand la organizacin hasta su detencin por parte de la PolicaMetropolitana, el 16 de noviembre de 2012.

    Anlisis I: El paco y su legado mortal en Argentina

    Uno de los impulsores de la evolucin del negocio narco en el pas, al igual que en otros territorios dela regin, fue la aparicin del paco. Llamado bazuko en Colombia, piedra o crack en Mxico ycraqui en Brasil, es un estupefaciente que se elabora con pasta base de cocana, es decir, lo quequeda en el fondo de la olla donde sta se cocin, mezclada con toda clase de sustancias: bicarbonato,pegamento, solventes, harina, vidrio molido, cal, etctera. No tiene una frmula qumica determinada.Es un producto intermedio en el proceso de elaboracin de la cocana, derivado de la mezcla de lapasta base con solventes de alta toxicidad, como parafina, benzina, ter y cido sulfrico. Es unasustancia psicoactiva que acta sobre el sistema nervioso central y provoca alteraciones psquicas,fsicas e intelectuales.

    Su caracterstica principal es que produce un perodo de euforia de corta duracin (ya que tienepoca sustancia estupefaciente), inmediatamente sucedido por una enorme ansiedad por volver aconsumir para estar lcido. Genera, como consecuencia, un alto nivel de consumo diario, es altamenteadictivo y produce un rpido deterioro fsico. No necesita de una cocina ni de un laboratoriocomplejo para ser elaborado, cortado con toda clase de porqueras, lo que genera una sustanciaamarillenta con forma de piedra, que los jvenes fuman en pipetas, generalmente elaboradas con papelde aluminio, o un polvo blanquecino que se inhala. Al dao cerebral propio del estupefaciente, seagrega el generado por otras sustancias txicas utilizadas para cortar la droga. El resultado: unejrcito de jvenes extremadamente flacos, con ojos salidos de sus rbitas, una desesperacin notablepor volver a consumir y una dependencia extrema hacia sus proveedores.

    En cuanto a los daos que produce su consumo, se cuentan los corporales (delgadez extrema yrpida, problemas de vista, heridas en los labios producidas por las pipas); orgnicos (dolenciaspulmonares, con dificultades para respirar y daos neurolgicos); psicolgicos (prdidas de proyectos

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  • y de sentidos, desmotivacin, despersonalizacin, miedo y paranoia) y sociales (prdida de redessociales familiares, escolares, laborales, etc.). Produce un antes y un despus: nios y jvenesmanifiestan rpidamente un consumo intenso y difcil de controlar, con notables cambios de conducta,aumento de la irritabilidad y frecuentes accesos de ira. Los jvenes notan deterioro en las funcionescognitivas y pierden inters en casi todas las actividades, incluso las recreativas.

    Varios socilogos y analistas del fenmeno lo consideran una pandemia. Los adictos tienen unasobrevida muy baja y la comunidad que rodea al joven tiende a destruirse. Segn informacinestadstica relevada por el Sedronar, aparece con fuerza en las grandes urbes del pas despus de lacrisis de 2001 cuando se extendi el consumo de drogas baratas y de alta toxicidad, como solventes einhaladores. Se populariz en ese momento como la droga de los pobres. Su consumo aument200% entre 2001 y 2005.

    El consumo de paco genera mucha violencia, ansiedad, descontrol de los impulsos, incapacidad depensar en las consecuencias de los actos y reacciones psicticas ante la abstinencia. Como suscomponentes son muy txicos, vulneran y lastiman las mucosas y los aparatos cardio ycerebrovascular, provocan fuertes lesiones bronco pulmonares y descalcifican los huesos. Lasconsecuencias son para uno y para los dems, porque ponen en riesgo la seguridad del individuo y dela especie. Se producen daos cerebrales irreparables, en especial microinfartos en el lbulo frontal.Los consumidores suelen convertirse en discapacitados, explica el Dr. Eduardo Kalina.

    Su precio de mercado del paco es muy bajo: la dosis ronda los 10 pesos, o alrededor de un dlar. Sinembargo, la suma para sostener una adiccin es enorme: la cantidad de veces que se debe consumirpuede ser de diez a veinte dosis por da. Al mismo tiempo, es muy difcil que un adicto al paco logremantener un empleo formal, por lo que muy pronto se dedica a actividades ilegales y violentas. Segenera un nivel de dependencia y desesperacin muy particular, tal como relatan los familiares de losjvenes adictos, que los lleva a robar a sus padres o a vender bienes clave de la familia. LaSubsecretara de Atencin a las Adicciones del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires realiz unestudio en villas del sur del Gran Buenos Aires y concluy: El paquero es un doble excluido, primeropor formar parte de un grupo social aislado (pobres estructurales) y a la vez por familiares, vecinos yamigos por el estigma de sujeto peligroso que otorga el consumo de paco.

    Un estudio ms reciente, realizado por el Observatorio de la Coordinacin de Polticas Sociales enAdicciones del Gobierno de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, determina que en la Capital elnivel de prevalencia en el consumo de paco se encuentra en el 1,3% de la poblacin de 12 a 65 aos.En hogares con necesidades bsicas insatisfechas, asciende a 2,8%, frente al 0,9% de hogares nopobres (entre los indigentes, llega al 3,5%). El nmero de hombres que consume duplica al demujeres, el pico de consumo se da entre los 15 y los 25 aos y casi desaparece entre los mayores de 45aos. La edad de inicio promedio es a los 12 aos, frente a los 14 de marihuana, cocana y xtasis.Cuanto ms temprano un joven empieza a consumir un estupefaciente, mayor probabilidad tiene de ser

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  • adicto.La mejor forma de graficar el dao que genera sobre el contexto familiar y social que rodea al

    consumidor es la dura experiencia de vida que narra Rosa, una madre desesperada a la queentrevistamos gracias a la gestin de Gloria Martnez, lder de la organizacin Madres del Paco. Rosadijo entre sollozos: Hace cuatro aos que vivo una pesadilla. Mi hijo tena veinte y volva todo rojode la calle y alcoholizado. Yo era novata en el tema y nunca imagin que atrs de eso vena lo otro. Unda reviso los bolsillos y encontr un resto como negro, gris y viruta. Rasp lo puse en una servilleta yse lo llev a Juan, un mdico amigo. Me pregunt de dnde lo haba sacado, de quin era. Es paco,Rosa, busc ayuda urgente, treme a tu hijo que yo hablo con l, me dijo. Intent con mdicos,asistentes sociales y en el CGP. Finalmente, un psiclogo me hizo una nota y termin en el Sedronar.Ah lo internaron por primera vez. Dur seis meses y se escap. Ya no lo puedo dejar entrar a casa. Setransform en un ladrn domstico, todo lo que me puede robar, se lo lleva. Cuando logro llevarlo auna granja, a los dos das se vuelve a escapar.

    Rosa habla sin parar ni se detiene a tomar aire. Relata su drama con una enorme carga de angustia.Cada vez es ms difcil contenerlo. Un da llega un amigo y me dice que le rob las zapatillas y queest encerrado en una villa. Mando al hermano, que lo busca y lo trae pasado de vueltas. Esta vezinterviene un juez y lo manda a un neuropsiquitrico en Belgrano. Ya no reconozco a mi hijo. Dejo unpaquete y es mi hijo. Un mes y medio despus se escap rompiendo la puerta. Empez a robar mspesado y lo detuvo la polica. Termin en Ezeiza. l siempre se corta, tiene los brazos cortados concicatrices abiertas, pero nunca se dej curar. Luego de varios meses de gestin logr que lo internen enun psiquitrico. En el Borda dur 9 das. Le hizo el juego a la enfermera como ayudante del carro desbanas y se raj. Lo encontramos unos das ms tarde, en la 1-11-14. Haba vendido todo lo que lellev al Borda y volvi, en pleno invierno, con un pantaloncito y una musculosa. Hace seis meses esten casa. Est en condiciones unos das, ayuda con la limpieza, no es violento, pero despus se pierdedos o tres das y vuelve. A veces duerme dos das seguidos y despus se come todo. No s cunto msva a durar.

    El negocio del paco mueve cifras significativas, permite vender los restos de produccin y llegar ala base del mercado de consumo. Pero, adems, tiene otro valor estratgico para las redes narcos: lespermite contar con jvenes que pueden hacer de dealers, de guardias de seguridad, de sicarios y hastade prostitutas. La altsima dependencia que genera convierte a los adictos en soldaditos, como se losdenomina en el mundo del crimen. A muy bajo sueldo y dispensables, si es necesario. Como seala enun testimonio un joven adicto en tratamiento que fue parte de las redes: Con el paco no pods hacernada: ni hablar, ni ir a baarte ni dormir. Ests siempre alerta. Para colmo, sals a robar con un arma ocuchillo y se complica, porque no sos consciente de lo que hacs. Ah se juega todo: vos, la otrapersona, el resto de tu vida, tu familia Aparte ests asustado. Pero cuando hay una situacin deviolencia te sacs y pods hacer cualquier cosa.

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  • Estas son las caractersticas propias del ltimo eslabn de la cadena del narcotrfico, de los quedistribuyen muy pequeas cantidades y estn muy vulnerables, de los que deben exponer su cuerpo ysus vidas para cuidar a un jefe o eliminar un enemigo. El negocio logstico y exportador pas a unsegundo plano. Las redes se concentran ahora en el creciente y redituable mercado local. Por eso loslderes necesitan soldados que luchen cuerpo a cuerpo para controlar el territorio, ahora fuenteprincipal de ingresos, que sirvan de campana para avisar cuando vienen los polis, que trasladen ycuiden los cargamentos y que ajusticien a los miembros de bandas rivales que se metan donde nodeben.

    El fenmeno del paco es conocido en todo el continente y su manifestacin de violencia, susjvenes sin futuro, instrumentales para los dueos del negocio, se verifica tanto en las calles de NuevaYork (donde se la denomin la epidemia de crack cocaine), como en las barriadas de Medelln (dondeel bazuko caus estragos entre los jvenes paisas), o en Ro (donde el craqui es la herramienta paraque los preadolescentes se conviertan en peones de comandos criminales, como Vermelho o Amigosdos Amigos). Aqu son soldaditos o paqueros. Jvenes que perdieron todo, cuyas vidas valen poco yestn dispuestos a cualquier cosa para conseguir la siguiente dosis.

    Parte IIEl cdigo : cinta roja y cinta negra

    Adems de los lazos familiares, la banda de Marcos se distingua del resto de los grupos denarcotraficantes que usan la villa 1-11-14 como centro de operaciones por la forma de fraccionar yconfeccionar los envoltorios para la venta minorista. La marihuana la envolvan en pequeos sobresarmados con retazos de nailon negro, de forma cuadrada o rectangular y de distintos tamaos, cerradoscon cinta transparente. Para la cocana utilizaban envoltorios pequeos elaborados con retazos debolsas de nailon blanco y rojo, los colores de las bolsas de un supermercado de la zona. La de mejorcalidad se cerraba con cinta aisladora roja. La de menor, con cinta negra. Adems de droga y armas,durante los operativos en estos depsitos de estupefacientes, los efectivos de Gendarmera y PolicaMetropolitana secuestraron telfonos celulares, que sirvieron para probar los contactos entre cada unode los 45 integrantes de la banda procesados.

    Tambin encontraron cuadernos en los que se registraban las ventas, los inventarios, el dinero queingresaba y los pagos a los soldados. La organizacin distribua en varios barrios de la ciudad aclientes que se acercaban a determinadas casillas. Segn testigos y filmaciones, se vean llegar desdeautos de alta gama hasta las tpicas motos desvencijadas de las que llevan paquetes. Uno de loselementos ms interesantes de la incautacin son anotaciones alfanumricas en papeles, cuadernos yagendas, encontradas en distintos operativos relacionados con la misma causa judicial. Figuraban

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  • trminos como: marca, pierna, colecta, giro, pago, envo, debe, adelanto, presto,bolsas, sobra, materia, sueltos, bajo, arriba y abajo. Estos tres ltimos indicaban lascalidades de la droga. Junto a esos conceptos, se haban anotado, en algunos casos, las palabrascanchita, cancha, Varela o corraln. Con respecto a los tres primeros, correspondan a puntosde venta. En el caso de corraln, se haca referencia a uno de los puntos de encuentro y mayorcontrol, por su trascendente localizacin dentro de la villa.

    En el barrio de labernticos pasillos funcionan decenas de puestos de venta. La investigacin deljuez Torres identific cuatro puestos de absoluto dominio de la banda de Marcos: Crner de Lalo,instalado en el pasillo que divide las manzanas 21, 22 y 23, cerca del ingreso por la avenida Riestra;Varela, emplazado en el pasillo que divide las manzanas 13 y 21 y prximo a la manzana 22, queoperara durante las 24 horas; San Juan, situado en el pasillo interno que divide las manzanas 19 y 21;y Cancha de los Paraguayos, o San Jorge, que funciona en el pasillo que separa las manzanas 16, 17 y19, cerca del predio donde juegan al ftbol los habitantes del barrio que pertenecen a la comunidadparaguaya. En todos, los investigadores observaron constantemente la presencia de una o dos personasque se desempeaban como vendedores. Pero tambin algunos adolescentes, cuya cantidad cambiabasegn el momento del da y el volumen de droga que tena el puesto, para funciones de vigilancia yseguridad general. Los soldados. Caminan por los techos o los pasillos y muestran sus armas, paraamedrentar ladrones o narcos rivales. Vigilan la zona, verifican quines circulan por el sector, alertansobre la presencia policial. En algunos casos, cuidan a los vendedores para que no les roben la droga oel dinero que tienen en su poder. Tambin deben velar por los clientes, para que no sean vctimas deun asalto y sigan viniendo al barrio.

    Entre las pruebas incorporadas en el expediente que instruy el juez Torres, figur la declaracin deun testigo que era imputado y que se arrepinti. Describi cmo se movilizan los traficantes, cmollevan la droga entre puestos y de qu manera realizan los deliveries. Los acusados comercializandroga y matan gente. Son los dueos de las manzanas del barrio. Meten miedo en la villa. Tienengente en los pasillos. Estn armados y se pasan los datos por radio. Al ver que entran personas que noson de la villa, disparan y se esconden. El jefe de los vendedores de droga siempre fue Marcos. Loayudaba su mujer, Silvana. Junto con Jean Paul manejaban todo. Para moverse y salir de la villausaban las remiseras Los Rebeldes y Santa Rosa, revel el testigo, identificado en el expedientecomo Imputado A. A partir de sus dichos, los investigadores establecieron que Jean Paul estabaunos das en la villa y luego volva a su casa en Florencio Varela o a Per. El sobrino de Marcostambin fue investigado en la causa judicial que se instruy por el ataque a Los Milagros, ocurrida en2004. En ese expediente, radicado en el juzgado de Instruccin 45, Jean Paul apareca en unafotografa junto a uno de los indicados como uno de los autores de la balacera contra la remisera.Jean Paul es un jefe. No hace nada. Mira las cuentas y controla. Si alguien lo traiciona, le mete unbalazo en las piernas, sostuvo el arrepentido.

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  • El legajo 150, que se abri a partir de la investigacin contra Marcos y que deriv en la causa contraJean Paul, se incorpor el expediente iniciado a partir del secuestro de 37 kilogramos de marihuana yms de un kilogramo de cocana en un sector conocido como el Pasillo de la Muerte. El arrepentidole cont al juez que el regreso de Jean Paul de Per se precipit cuando los efectivos de Gendarmeracomenzaron a realizar operativos de saturacin en la villa que dispersaron a los clientes.

    John Paul Revilla Estrada cumplira dentro de la banda una funcin destacada, es decir, de mayorjerarqua y posibilidad de decisin que otros integrantes. Ello se desprende no slo de los dichos delpersonal policial encargado de la investigacin, sino tambin de la versin ofrecida por el arrepentido,los propios antecedentes judiciales en los que fuera involucrado de una u otra forma y,fundamentalmente, del contenido de los mensajes de texto encontrados en el telfono celular queaqul tena en su poder al momento de ser detenido el 16 de noviembre de 2012, seal el magistradocuando pidi el enjuiciamiento del sobrino de Marcos. De acuerdo al nivel en el que se encontrara elimputado dentro de la estructura piramidal que registra la banda, es lgico que no fuese necesaria supresencia fsica para el desarrollo de las actividades ocurridas en la villa 1-11-14, pudiendo comandarlas mismas desde otra posicin, circunstancia que se habra visto dificultada a partir de la constanteinjerencia de la Gendarmera Nacional en el referido asentamiento poblacional, probable motivo de sureaparicin en la zona mencionada, explic.

    Para tener una idea de las ganancias y el rinde que la banda le sacaba a la cocana, alcanza conrevisar el acta de secuestro de un puesto de venta de droga allanado entre el 14 y 15 de junio de 2012en la 1-11-14 y que perteneca a la banda liderada por Marcos y Jean Paul. Se secuestraron 2.253gramos de cocana distribuidos en 6.346 sobres, cada uno de los cuales tena un precio de entre 20 y 30pesos. Slo en un punto de venta, facturaba 190.000 pesos.

    Ocho aos despus de la matanza del 29 de octubre de 2005, el barrio fue escenario de otra masacre.Cinco personas fueron asesinadas, con la impronta narco, en un pool. Entre los fallecidos figuran tresparaguayos (Amado Bentez Fernndez, de 47, Mio Altagracia Ferreira, de 50, y Rodolfo MartnezJara), dos de los cuales tenan causas por drogas. Las otras vctimas fueron Hugo Herrera, de 43 aos yJos Daniel Lpez, de 21, ambos argentinos y dueos del bar en donde ocurri el ataque.

    Dos sicarios irrumpieron a cara descubierta en el bar, situado en la manzana 9 de la villa 1-11-14.Al atravesar, la puerta se separaron. Uno se qued en la salida, mientras su cmplice fue directamenteal mostrador. Casi sin mediar palabra, comenzaron a disparar contra toda la concurrencia. Vaciaronlas cargas de sus armas y luego huyeron; dejaron tras de s un tendal de vctimas ensangrentadas.Hechos como ste se producen casi todos los meses, con ejecuciones o muertes que aparecen dentro oen los permetros de la villa, y que en general llevan la firma de un asesinato narco.

    La 1-11-14 contina siendo uno de los principales centros de venta de drogas ilegales en la ciudadde Buenos Aires y las bandas narcos siguen peleando por controlarla. Desde la instalacin deGendarmera en el cordn sur de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y de la creacin de la Polica

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  • Metropolitana, se produce un nmero mayor de procedimientos y controles en esa rea. Sin embargo,la detencin de este fenmeno est lejos de producirse. Incluso, durante los incidentes del ParqueIndoamericano, a fines de 2010, muchos especialistas y funcionarios pblicos dieron testimonio deque crean que el objetivo era crear una gran centro narco en la capital argentina. La toma hubierapermitido generar uno de los asentamientos precarios ms grandes de Latinoamrica, gracias a launin de dos grandes villas: la 1-11-14 y la 20. Ambas, sumadas al terreno propio del parque, hubiesenconformado un territorio del tamao de las favelas Rocinha o el Alemo, los principales centros dedistribucin de drogas de Ro de Janeiro durante dcadas y hogar de carteles famosos, como ComandoVermelho o Amigos dos Amigos.

    Anlisis II: Los territorios sin leynecesarios para el negocio narco

    La gestacin, el desarrollo y la potenciacin de organizaciones narcocriminales, muchas de las cualesoperan trascendiendo las jurisdicciones nacionales, no se produce de manera aleatoria. Se detectanpatrones como entornos institucionales degradados, capacidades estatales deterioradas, institucionespblicas corrompidas o poder poltico cooptado. La localizacin en un determinado pas no serelaciona tanto con el poder de fuego al que deben enfrentar (polica o ejrcito), si no con la existenciade controles aduaneros laxos, autoridades migratorias corruptas, funcionarios judiciales ineficaces,polica involucrada en actividades ilcitas o poderes polticos permeables. Esos mismos atributosconspiran contra la efectividad del Estado para hacer cumplir la ley en cuestiones de delincuenciacomn y violencia criminal.

    El desarrollo del entorno urbano tambin es vital para comprender la territorialidad delnarcotrfico. Diferentes estudios comprueban que el hacinamiento, las villas miserias y los barrios deviviendas precarias suelen tener una vinculacin estrecha con la marginalidad y la violencia,potenciado esto por el anonimato que ofrece la ciudad a quien comete un delito. Como sostieneWilson: El problema que esto presenta es que las zonas abandonadas por el Estado y aquellas en lasque proliferan los asentamientos precarios, funcionan como centros difusores de violencia hacia laszonas aledaas, lo que afecta a la ciudad en su conjunto y favorece el comportamiento delictivo.Por el contrario, la presencia integral del Estado en barrios pobres y la existencia de redes socialescohesionadas son las principales herramientas para combatir la amenaza narco. El Estado ausentegenera una tipologa morfolgica apropiada para la defensa de las bandas frente a amenazas externas:pasajes sin salida, espacios sin iluminacin, muros ciegos, edificaciones sin conexin a la calle,deterioro fsico del barrio, falta de equipamiento urbano bsico Todo favorece la ocurrencia dedelitos y actos violentos.

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  • En Latinoamrica, incluyendo Argentina, se produce un fenmeno sobre el que GuillermoODonnell, Juan E. Mndez y Paulo Pinheiro reflexionaron hace ms de diez aos: la presencia delEstado no es uniforme a travs del territorio nacional considerado en su conjunto. La falta decapacidades estatales y la baja calidad institucional hacen que la efectividad de la ley se distribuya deforma irregular y d lugar a pequeos espacios en los que el Estado, y por tanto la ley, no existe.All, fenmenos paraestatales de distinta intensidad y escala funcionan como autoridad, aun al margende la legalidad. Entonces, puede pensarse un mapa de un pas en el que se distingan zonas segn lafortaleza de la presencia del Estado: fuerte, media, ausente. ltimamente, a diferencia de lo queocurra hace unos aos, no hay que ir hasta la selva o el monte para identificar la ausencia estatal y laexistencia de poderes paraestatales. Se observa en los mismos centros urbanos, muchos de elloscapitales de los pases.

    Las megalpolis latinoamericanas son epicentro de este vaco estatal, con amplios sectores coninsuficiente presencia de fuerzas de seguridad y carencias bsicas de infraestructura social, comoiluminacin, cloacas, veredas y calles. Ro de Janeiro funciona como caso testigo. Fernandinho BeiraMar, uno de los principales lderes narcos de esa ciudad, refleja la impunidad y la violencia con que semanejan en esos entornos urbanos: El territorio bajo su reino forma una herradura militar, montadasobre los morros, desde donde se controla la capital carioca y sus vas de salida. No hay playa en Roque no est cercada por las favelas, donde se esconden y se apuestan los soldados del narcotrfico.Durante la rebelin del jueves, 13 barrios fueron copados por las bandas armadas: lossupermercados, invadidos; los bancos y las escuelas, obligados a cerrar; el comercio no abri laspuertas. El problema se proyecta ms difcil en el futuro, por la socializacin de las prximasgeneraciones en este medio, que desconoce el poder pblico y el orden jurdico y social al que, enteora, garantiza, y en el que no predominan los valores legitimantes de las instituciones.

    Por un lado, se produce una autoexclusin de los sectores socioeconmicos ms elevados, quedisponen de recursos para proveerse su propia seguridad y constituyen guetos de riqueza (casas decampo, countries, barrios privados y cerrados). Por otro, se expanden en cantidad y se refuerzan lossectores tradicionalmente marginados (villas de emergencia), que conforman guetos de pobreza. Estafragmentacin socioespacial del tejido urbano, an embrionaria en nuestro pas pero extendida enalgunos territorios de la regin, tiende a generar un crculo vicioso, dado que implica la desintegracinde la comunidad, una de las principales barreras de ingreso al delito, y la fractura del sentido depertenencia a la misma. Estos guetos conforman una sociedad de clusters, es decir, donde secristalizan la desigualdad y la fragmentacin.

    En estos mbitos de pobreza extrema y marginalidad se gestan subculturas: sistemas de valores ycreencias distintos, en ocasiones opuestos, al que rige para el resto de la sociedad. El patrn comn esque se eclipsa la idea de ley como el tercero autorizado a intervenir en un conflicto entre privados.Hay un no lugar para la ley en el accionar del individuo expulsado de todo marco de proteccin

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  • simblico y material, instituido en la soledad para la resolucin de sus necesidades. Como sealaSegura: La ciudad es segmentada y se sealan zonas peligrosas, se construye la cartografa del miedoy se despliegan manuales de supervivencia urbana en base a las mismas. Esto genera un proceso deestigmatizacin, de construccin de un imaginario de ellos frente a nosotros. La estigmatizacindel espacio conlleva la de sus residentes. Por lo tanto, residentes y lugar de residencia cargan con lamisma catalogacin, concluye Segura. Cuando se llega al concepto de los que viven en tal lugarson todos narcos, estamos frente al default del Estado y a la victoria de estas bandas criminales, quelograron ponerle su sello y su control a toda una poblacin. Los espacios sin Estado comenzaron a sertratados por los estudios de seguridad ciudadana recin en los ltimos aos.

    Existe una tercera dimensin del problema: la de las zonas de inefectividad de la ley, que abordala cuestin no desde el punto de vista espacial, sino desde el funcional. El caso paradigmtico es elsistema financiero, cuya complejizacin y tecnificacin facilit el apoyo a actividades ilegales ocriminales de gran envergadura, como el lavado de dinero proveniente del narcotrfico, de lacorrupcin o