Los estudios sociológicos y geográficos definen Abegondo como un ayuntamiento “rururbano”, es decir, que se sitúa en la periferia de una gran

ciudad (en este caso A Coruña). Esta cercanía conlleva una progresiva urbanización y significó la reducción de la población rural y del empleo agrario. Aún así Abegondo es un ayuntamiento esencialmente agrícola, ganadero y forestal. La presencia del CIAM, Centro de Investigación Agraria de Mabegondo, donde se trabaja con el fin de mejorar cultivos, pastos y la producción maderera, refleja la importancia del sector primario en nuestro ayuntamiento. Esta pequeña introducción tiene como finalidad presentar nuestro contexto más

próximo y que caracteriza y condiciona el papel de la mujer.Este trabajo conjunto con los IES Aubenç y Diego Angulo pretendía ser

una reflexión sobre la mujer en cargos y puestos de responsabilidad, ya sea política, empresarial o de otro tipo, pero nosotros nos encontramos con un entorno eminentemente rural donde la mujer no suele ostentar este tipo de puestos y donde su participación en órganos de toma de decisiones tradicionalmente está copado por hombres; lo que no menoscaba su papel en el desarrollo de la zona. Los puestos de responsabilidad, como los de concejalías, direcciones en los centros de enseñanza o coordinación en el centro médico u otros, suelen estar desempeñados por mujeres que provienen de esa periferia urbana que caracteriza nuestro contexto y de la que hablábamos en el párrafo anterior.

Por tanto vamos a presentar una pequeña reflexión sobre la mujer en nuestro entorno rural, en el que como ya dijimos no suele desempeñar cargos de responsabilidad político administrativa, pero donde su trabajo y nuevo rol de iniciadora de nuevas actividades está llevando a una profunda transformación del rural y que supone el descenso de personas ocupadas en actividades agrarias y ganaderas al tiempo que aumenta el peso en otros sectores. En esta transformación tiene un papel clave el asociacionismo de la mujer rural.

La población femenina de nuestro ayuntamiento no es ajena a la progresiva incorporación al mercado laboral. En Abegondo las mujeres parten de una situación de invisibilidad, donde su labor se esconde bajo eufemismos

como el de “ayuda familiar” o “colaboración” y que por supuesto implica que no están registradas como trabajadoras activas. Han demostrado ser una mano de obra flexible que trabaja simultáneamente en la explotación familiar y son asalariadas en otro sector de actividad, lo que muchas veces posibilita la continuidad de la empresa familiar agraria.

En los últimos años han pasado a desempeñar iniciativas empresariales que se caracterizan por la compatibilización con sus responsabilidades familiares, y que por tanto se traduce en la puesta en marcha de pequeños negocios con un volumen de beneficios reducido. Esta diversificación de empleo se refleja en actividades como:

• el turismo rural, en nuestro ayuntamiento la mujer ha sido pionera en la implantación de casas rurales. Esta es una alternativa muy valorada, ya que no sólo le permite tener una fuente de ingresos complementarios sino que le permite compaginarla con sus tareas habituales.

• Transformación artesanal de productos agroalimentarios, por ejemplo en Abegondo tenemos la “Casa das Abellas”, un centro en el que se realizan actividades relacionadas con las abejas, la ecología, el medioambiente, al tiempo que se comercializan productos como la miel, cosméticos, velas o publicaciones relacionadas con la apicultura.

• Calidad alimentaria, destacando principalmente la agricultura ecológica, y• la floricultura.

En definitiva, las mujeres de Abegondo están llevando a cabo una importante función, que tiene tres dimensiones:

• Social, en tanto que ayuda a mantener la unidad familiar en el entorno rural asumiendo funciones de atención a personas dependientes.

• Cultural, ya que colabora en la conservación del patrimonio, sin olvidar su papel indispensable en la conservación y transmisión del patrimonio gastronómico.

• Medioambiental, gestionando el espacio rural y conservando los recursos naturales.Las razones que explican por qué son estos los sectores en los que la

mujer está empezando a tomar la iniciativa tienen que ver con la flexibilidad que proporciona a la mujer para que, al mismo tiempo que se ocupa de estas

actividades, no tenga que descuidar las otras tareas que tradicionalmente se le han asignado. A esto se le une la insuficiencia de servicios sociales como centros de día, servicios de transporte (imprescindible en una población tan diseminada como la de Abegondo), que padece el entorno rural, y que de otro

modo posibilitarían una mayor autonomía. Otras dificultades con las que se encuentran nuestras mujeres, son la necesidad de acercar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación a los núcleos rurales, la falta de oferta de trabajo a tiempo parcial, la escasa oferta de formación continua que permita el reciclaje profesional, etc.La mayoría de las mujeres

promotoras de iniciativas empresariales en el mundo rural deciden implicarse en actividades que ocupan su jornada a tiempo parcial que le permiten cierta flexibilidad horaria, o que apenas requieren desplazamientos. Esto se ha traducido en la implantación de pequeños negocios que aunque tienen un volumen de beneficios reducido se han convertido en elementos clave para dinamizar y permitir la superviviencia de las comunidades y familias rurales.

El reparto desigual de las tareas supone también un obstáculo en el logro de la participación política y pública semejante a la del hombre, ya que uno de los motivos que generalmente indican las mujeres de nuestro entorno más próximo para no participar activamente en organizaciones políticas, económicas y/o profesionales (cooperativas, sindicatos, ayuntamientos, asociaciones...) es la falta de tiempo.

Casi todas las mujeres con las que hablamos indicaban que la motivación principal en el inicio de su actividad empresarial fue complementar los ingresos familiares, todas ellas destacan que ahora disponen de mayor información sobre la actualidad, de haber iniciado contactos con instituciones para la ayuda y/o la orientación empresarial, tener un mayor conocimiento sobre las infraestructuras y servicios de la zona, así como del funcionamiento de diversos organismos públicos.

Para concluir nos gustaría señalar que la participación de la mujer abegondesa en la economía y sociedad rural de nuestro ayuntamiento es fundamental, aunque también puede resultar poco llamativa y valorada. El trabajo agrario de la mujer como “ayuda a la familia” y su dedicación a actividades empresariales modestas dificulta nuestra concienciación como mujeres trabajadoras con un papel clave en el desarollo social, económico y productivo. Precisamos de iniciativas, ayudas y medidas institucionales que mejoren la situación y hagan del mundo rural abegondés un mundo más joven, formado y diversificado, con oportunidades de futuro que nos permitan conservar nuestro patrimonio rural, gastronómico, cultural y medioambiental.