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1 EL PANTEÓN DE PARÍS TEMPLO DE LA NACIÓN. Germán Peñalver Tribaldos.

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EL PANTEÓN DE

PARÍS

TEMPLO DE LA

NACIÓN.

Germán Peñalver Tribaldos.

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INTRODUCCIÓN.

¿Saint-Geneviève o Panteón, iglesia o templo? Rara vez ha conocido tantas

transformaciones sucesivas un edificio.

Su origen se debe a un voto piadoso de Luis XV, fue obra maestra de Soufflot, y

este edificio renueva la arquitectura religiosa de su época.

La Revolución se lo apropia, dedicándolo al nuevo culto laico; el culto de “los grandes

hombres”. Desde entonces el edificio será objeto de disputa, en la cual, según los

regímenes se sucederán las funciones religiosa y laica.

Hasta que en 1885 fue restituido a su destino republicano, sigue acogiendo hoy en día

las cenizas de los grandes hombres de Francia.

Un edificio con multitud de cambios que ofrecen una yuxtaposición y mezcla de

esculturas y pinturas laicas y religiosas que testimonian su propia historia.

IGLESIA DE SAINTE GENEVIÈVE.

En el 451, cuando los ejércitos de Atila amenazaban Lutecia, una joven llamada

Genoveva animó a la población a resistir y

mediante su acción y su prolongada oración ayudó

a salvar la ciudad. A su muerte fue enterrada en el

monte Lucotitius y allí se levantó un pequeño

oratorio. Clodoveo remplazó este oratorio por una

iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo, siendo

enterrado allí junto a su mujer, y muy pronto el

tempo fue designado con el nombre de Santa

Genoveva (Sainte Geneviève).

En el siglo IX, se construyó una nueva iglesia y en

el siglo XII se instalaron allí los canónigos de la

orden de San Agustín; los genovevanos.

Así, alcanzando más fama día tras día,

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atribuyéndole milagros y surgiendo gran devoción hacia la Santa; está se convirtió en la

patrona de París y desde entonces sus reliquias se sacan en procesión para resguardar a

la ciudad.

LA PROMESA DE LUIS XV.

Pero en 1744 se produce un hecho importante, durante la guerra de Sucesión de Austria,

cuando Luis XV cae enfermo, invoca la protección de la Santa y sana milagrosamente.

Una vez restablecido, el Rey acudió en peregrinación a la iglesia y los genovevanos le

pidieron la reconstrucción de la iglesia abacial ante la estrechez y el mal estado del

edificio. Aunque obtuvieron la promesa real, no sería hasta diez años más tarde que el

Consejo se decidiera a financiar la obra con las loterías.

La reconstrucción no estaba solamente motivada por la piedad del Rey, también por

cuestiones políticas, ya que al terminar la guerra de Sucesión el prestigio real se había

debilitado frente a la opinión pública, y a esto se suma que desde el inicio de su

mandato encontraba una fuerte oposición de los parlamentos.

Para afirmar su imagen y promover su buen gobierno, Luis XV promovió una política

ambiciosa a favor de las artes, pero ¿por qué restaurar esta iglesia?.

La importancia de este templo para Luis XV es muy simbólica, ya que había sido

fundada por Clodoveo, el primer rey cristiano, y así constituía un sitio emblemático de

alianza entre la monarquía francesa y la Iglesia, y con este gesto también recurría a la

historia nacional, muy apreciada en el siglo XVIII, para poner de manifiesto su

legitimidad política.

El marqués de Marigny fue el encargado del proyecto de reconstrucción y eligió como

arquitecto a un hombre innovador, Soufflot.

En aquella época, la arquitectura religiosa estaba dominada por un modelo creado dos

siglos antes durante la Contrareforma.

Soufflot se empeñó en superar este

esquema y buscó competir con obras como

San Pedro en Roma y Saint-Paul en

Londres, así creó una obra la unión

perfecta entre ligereza y clasicismo.

En 1755 presentó un primer proyecto, un

plano de cruz griega con cúpula sobre el

crucero y en la fachada principal un

peristilo coronado por un frontón triangular. En 1758 se añadió un nártex, un coro y dos

torres y en 1764, la forma de la cúpula sufrió algunas transformaciones, pero su forma

definitiva se obtendría en 1777, tras cinco proyectos sucesivos.

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Sin embargo, las diversas modificaciones no

alteraban la principal característica del proyecto

inicial, las columnas aisladas que soportan

directamente las

bóvedas, además cabe

señalar el nuevo uso del

hierro en arquitectura,

ya que para reforzar la estructura del edificio se emplearon

unas armaduras metálicas incrustadas en la albañilería.

Soufflot murió en 1780 y la obra fue proseguida por sus

predecesores, Brébion y Jean-Baptiste Rondelet, a pesar de

las dificultades financieras en 1789-1790 se terminó la

cúpula.

De la decoración prevista por Soufflot solamente se ejecutó las del frontón y las del

peristilo (obras hoy destruidas), mientras en el interior tenía pensado una representación

de la historia de la religión cristiana, desde el Génesis hasta el presente y en la cúpula la

apoteosis de Santa Genoveva. Además diseñó una plaza monumental diseñada entorno

al peristilo.

Cuando estalló la Revolución, la nueva iglesia aún no estaba acabada, los grandes ciclos

decorativos previstos para el interior del monumento apenas estaban esbozados. Los

acontecimientos políticos se fueron sucediendo y rápidamente surgió la idea de un

nuevo destino.

NACIMIENTO DEL PANTEÓN FRANCÉS.

Ya en 1790, el influyente marqués de Villette reclamaba para su amigo Voltaire

un lugar de sepultura en donde la Nación pudiese celebrar su memoria y la de los

grandes hombres. Había sido el primero en sugerir la apropiación de Saint-Geneviève

con este fin: “para estar más cerca de los griegos y romanos, de quiénes hemos

heredado máximas de libertad, para

dar ejemplo a Europa, tengamos el

valor de no poner este Templo bajo

la invocación de un Santo. ¡Que sea

el Panteón francés!, que reciba las

estatuas de nuestros grandes

hombres, y que sus bóvedas

subterráneas guarden las cenizas de

nuestros muertos célebres”.

La idea no se adoptó de inmediato,

hubo que esperarse hasta la muerte

de Honoré-Gabriel de Mirabeau, el 2

de abril de 1791 para que se volviese

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a replantear el asunto, aunque ahora se propondría que el templo fuese el “templo de la

Patria” y dos días después un decreto consagró este nuevo destino y decidió la

inscripción que llevaría el frontón del edificio: “A los grandes hombres de la Patria

agradecida”; no obstante el relicario de la Santa no se retiró hasta agosto de 1972, tras

la caída de la monarquía.

Una vez promulgado el decreto, los funerales de Mirabeau se llevaron a cabo ese mismo

día en la antigua iglesia, aunque una vez descubierta su traición a la República fue

“expulsado” su cuerpo de allí varios años después. Las cenizas de Voltaire fueron

también trasladadas al Panteón, así como fueron llevadas las cenizas de otros grandes

como Louis-Michel Le Peletier de Saint-Fargeau “mártir de la libertad” o Jean-Paul

Marat, quién debido a los cambios políticos corrió la misma suerte que Mirabeau, o

Rousseau.

Tras los varios contratiempos de exhumación debidos en su mayoría por cambios

políticos y a la mala fama que estaba alcanzando la institución, la Convención se vio

obligada a adoptar un nuevo decreto en 1975, donde sólo se autorizaba la inhumación

en el Panteón solamente al cabo de haber pasado diez años de la muerte de la persona.

TRANSFORMACIONES DEL EDIFICIO.

Convertida en tempo de la Patria, la “ex”-iglesia exigía entonces algunos

acondicionamientos que la hiciesen conforme con su nueva función. Las obras fueron

encargadas a Quatremère de Quincy, y éste intentó dar al edificio un carácter más

funerario, más acorde con su destino. Para ello tapió las ventanas bajas e hizo oscurecer

los vidrios de las ventanas altas para dar la idea de monumento, transformando la idea

original que tenía proyectada Soufflot de edificio luminoso. Además hizo cambios en la

fachada principal, que presentaba ahora una fachada ciega, con guirnaldas del friso

conservadas por Quatremère, y con la idea de renovación destruyó algunas esculturas

religiosas.

Una vez realizados los diferentes

acondicionamientos decidió crear

un nuevo decorado, el frontón del

Panteón fue sustituido por la Patria

corona las virtudes cívicas y

guerreras obra de Moitte, bajo el

peristilo los bajorrelieves que

representaban las vidas de Santa

Genoveva, de San Pablo y San

Pedro se destruyeron para dar paso

a La devoción patriótica de

Antoine-Denis Chaudet y la

Instrucción publica de Jacques-Philippe Lesueur, (obras aún conservadas) y a la

Declaración de los derechos del hombre de Boichot, el Imperio de la Fe de Fortin y la

nueva jurisprudencia de Roland (destruidas en 1837).

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En el interior, no se había terminado la decoración de las partes altas dedicadas a la

historia de la religión, así que Quatremère de Quincy la sustituyó con otra decoración

dedicada a la filosofía, a las ciencias, a las artes y al patriotismo, concluida en 1793

(sólo subsiste la del nártex).

En 1796 se comprobó la existencia de unas grietas en el Panteón y se comenzó a

discutir sobre la estabilidad del edificio, aunque este tema ya venía de atrás porque

Pierre Patte lo propuso en 1770 y se creó una comisión de arquitectos y de ingenieros,

multiplicándose los proyectos de restauración más diversos hasta que finalmente en

1798, se decidió apuntalar provisionalmente los pilares, y las obras de consolidación

fueron realizadas por el sucesor de Soufflot.

LOS CAMBIOS DE UN MONUMENTO EN FUNCIÓN DE LOS CAMBIOS

POLÍTICOS.

Bonaparte sucedió a los años revolucionarios y, convertido en primer cónsul,

quiso restaurar la autoridad del Estado y la cohesión de la sociedad, La religión fue uno

de los instrumentos de esta política, con la firma del Concordato el 15 de julio de 1801.

Este tratado concluido entre el papa Pío VII y Bonaparte restablecía oficialmente el

catolicismo en Francia. La Iglesia recobraba la mayor parte de sus antiguos derechos, y

así el Panteón fue restituido al culto por decreto en 1806. Sin embargo, el decreto decía

que la cripta conservaría el destino cívico asignado al edificio por la Asamblea

Constituyente.

1806-1815 DOBLE DESTINO, RELIGIOSO Y CÍVICO.

Desde el decreto de 1806, el edificio estaba dividido en dos, una parte alta

dedicada a la iglesia y la cripta como lugar de sepultura de los grandes hombres. Del

servicio de la iglesia se encargaron los canónigos de Notre-Dame; y allí se celebraban

las fiestas religiosas principales y a su vez se celebraban los acontecimientos más

relevantes del reino, tales como la victoria de Auterlitz o la coronación del Emperador.

Este destino doble del edificio provocó

nuevos acondicionamientos, como el que se

dio en la iglesia, dónde el arquitecto Rondelet

terminó el enlosado que quedó inconcluso

durante la Revolución.

La realización de la cúpula se confió al pintor

Antoine-Jean Gros en 1811, quien reanudó

La apoteosis de Santa Genoveva prevista por

Soufflot bajo el Antiguo Régimen y habría

previsto la representación de Clodoveo y Clotilde así como la de su Majestad el

Emperador y la Emperatriz consagrando la nueva iglesia al culto Santa Genoveva.

En la cripta, para que se cumpliesen las dos funciones del edificio, era necesaria una

nueva entrada diversa de aquella del templo religioso. Rondelet construyó entonces el

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porche oriental que da acceso directo a la cripta, aumentando el número de

personalidades y el rango o la labor de éstas para la sociedad francesa que fueron

inhumadas allí.

1816-1830 RESTAURACIÓN RELIGIOSA.

La caída del Impero en 1815 provocó la restauración de la monarquía a favor de

los Borbones. Luis XVIII intentó reafirmar la importancia de la Iglesia católica en el

nuevo régimen. En 1816, firmó un decreto que restituía el Panteón, en su totalidad al

culto católico.

En 1822, asistió a la consagración de la iglesia de Sainte-Geneviève, que no se había

celebrado hasta entonces. El relicario de Santa Genoveva que fue destruido en 1793

pudo restituirse a través de algunas reliquias conservadas y se colocó de nuevo en la

iglesia (hoy se encuentra en Saint-Étienne-du-Mont).

Respecto al legado revolucionario e imperial, en 1821 se decidió regalarlo a una sección

de la cripta que no estaba abierta a los visitantes, las tumbas se colocaron en una parte

cerrada con llave. El rey no quería continuar con el culto de los grandes hombres

iniciado por la Revolución, excepto por la inhumación del arquitecto Soufflot que se

llevo a cabo en está época.

Para adecuarse a su nueva función, la inscripción del frontón “A los grandes hombres

(…)” fue sustituida por el texto en latín D.O.M. sub. Invocat. S. Genovafae. Lud. XV.

Dicavit. Lud. XVIII. Restituit. el frontón de Moitte fue disimulado con toldos y después

destruido para dar paso a uno nuevo frontón que representaba una cruz, diseñado por el

arquitecto Baltard.

En el interior se efectuó la decoración de la sacristía y del salón de los obispos, y al

pintor francés François Gérard se le encargaron las pinturas de las pechinas con

representaciones de alegorías de la justicia, la

muerte, la Patria y la celebridad.

El pintor Antoine-Jean Gros, encargado de la

decoración de la cúpula bajo el Imperio, tuvo

que modificar el tema de su fresco en el que

Napoleón figuraba en el linaje de los reyes de

Francia, fue reemplazado por Luis XVIII y su

familia, se añadirían también Luis XVI y María

Antonieta, y por último Santa Genoveva, a

quién está dedicado el fresco, rodeada de

ángeles. La cúpula terminada fue inaugurada

por Carlos X en 1824.

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1830-1851 SÍMBOLO DE LAS IDEAS REVOLUCIONARIAS.

Los días 27, 28 y 29 de julio de 1830, la revolución pondría fin al reinado de los

Borbones para llevar al trono a Luis Felipe de Orleans. El 26 de agosto de 1830 surgía

un nuevo decreto por el que Sainte-Geneviève volvía a ser el Panteón. No obstante, la

“Monarquía de Julio” se apartó rápidamente del movimiento reformista, intentando

conciliar las diferentes oposiciones. Como medida de

prudencia política, durante el reinado de Luis Felipe no se

utilizó el Panteón ya que era símbolo de los ideales

revolucionarios. La cripta se cerró al público y no se programó

ninguna inhumación hasta épocas posteriores.

El pintor Gérard acabó las pechinas comenzadas durante la

Restauración sin grandes modificaciones, pues señaló que se

eligieron temas alegóricos que convienen a todas las épocas y

a todas las religiones.

Los pocos cambios en el Panteón decididos

por la Monarquía de Julio concernían las

esculturas del frontón y del peristilo. El

frontón que representaba una cruz radiante

fue remplazado en 1837 por la obra de David

d’Angers; la Patria distribuye a los grandes

hombres, civiles y militares, las coronas que

le tiende la Libertad mientras que la Historia

inscribe su nombre.

Bajo el peristilo, tres bajorrelieves que

databan de época revolucionaria se

cambiaron por unos de Nanteuil, La

apoteosis del héroe muerto por la Patria, y La Magistratura y Las Ciencias y Las Artes.

Tras la abdicación de Luis Felipe en febrero de 1848, la II Republica no cuestionó la

función del edificio. Ese año fue un año de exaltación política en el que se rindieron

honores a los ideales revolucionaros como nunca antes. Se designó al Panteón como el

“Templo de la Humanidad”. El pintor Chenavard propuso al gobierno provisional un

ambicioso programa decorativo que simbolizase los grandes hechos de la historia

universal, con casi setenta pinturas murales.

En este programa el pintor se hizo eco de una concepción contemporánea de la

evolución histórica, según la cual la historia estaba forjada de rupturas, con las guerras y

las catástrofes, y de progresos tales como el desarrollo de las libertades, los

descubrimientos científicos y el perfeccionamiento de las ideas filosóficas. Entre los

episodios elegidos por el pintor, cabe destacar: El diluvio, la invención de la imprenta,

la escalera de Voltaire o incluso Napoleón y la Revolución francesa. Desde fines de

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1848, el régimen se volvió más conservador, y el proyecto de Chenavard fue

considerado demasiado progresista, y se fue abandonando poco a poco.

Luis Napoleón Bonaparte, elegido presidente en diciembre de 1848, no quería privarse

de un importarte apoyo a su política. En vísperas del golpe del Estado que le otorgaría

plenos poderes, decidió cerrar el Panteón, lugar simbólico

del que podrían apoderarse sus oponentes, tal y como había

ocurrido en junio de 1848.

En 1851, el Panteón acogió una experiencia científica

totalmente innovadora, destinada a demostrar la rotación

de la Tierra. El físico Léon Folcault instauró un péndulo de

28 kg suspendido de un cable de acero de 67 metros bajo la

cúpula del edificio. La experiencia atrajo a numerosos

visitantes; sin embargo, las visitas se interrumpieron el 1

de diciembre del mismo año ante la oposición del partido

católico.

1851-1885 UNA BASÍLICA NACIONAL

El 2 de diciembre de 1851, aniversario de la batalla de Austerlitz y de la

coronación de Napoleón I, su tío, Luis Napoleón Bonaparte dio el golpe de Estado que

abriría la vía a la Restauración del Imperio. El refuerzo del papel de la Iglesia en el seno

del Estado figuraba entre las opciones políticas del nuevo régimen. El 6 de diciembre de

1851, un decreto restituyó al culto católico la antigua iglesia Sainte-Geneviève, elevada

entonces al rango de basílica nacional. Un capítulo de canónigos, llamados capellanes

de Sainte-Geneviève, cuidaba del servicio de la iglesia. En una ceremonia solemne, se

volvió a trasladar el relicario de Santa Genoveva a la iglesia y se instaló en un altar.

El arquitecto Constant-Dufeux fue el encargado de realizar los acondicionamientos

necesarios para restablecer el edificio al culto católico. Mandó realizar un púlpito para

la predicación, un altar maestro, las sillas del coro y un altar dedicado a la Santa.

También ideo un amplio programa decorativo en favor de la Santa y de la historia

nacional, aunque tuvo que limitar sus aspiraciones por falta de crédito. Las únicas obras

realizadas durante el Segundo Imperio fueron los grupos esculpidos de Hippolyte

Maindron, colocados bajo el peristilo.

Tras la capitulación de Sedán, el 2 de septiembre de 1870, se derrumbó el Segundo

Imperio y se proclamó la Republica aunque las tropas prusianas seguían ocupando

Francia. La cripta de la basílica se convirtió en una reserva de pólvora y de municiones

en el París asediado. Los cañones prusianos ocasionaron graves daños, atravesando la

cúpula así como algunas bóvedas. Cuando acabó la guerra franco prusiana, una facción

revolucionaria, indignada por las condiciones del armisticio, impugnó en París la

autoridad de la Asamblea Nacional reunida en Versalles. En marzo de 1781, se instauró

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la Comuna de París, que se opuso a las tropas del ejército regular. En la basílica, la

cripta albergaba las municiones de los federados mientras que la bandera roja ondeaba

en el frontón. Las tropas versallescas pusieron fin a la insurrección en mayo de 1871

mediante una sangrienta represión.

Sainte-Geneviève, en donde estaban reunidos numerosos insurrectos, fue nuevamente el

foco de los acontecimientos. El edificio se convirtió en blanco de la artillería de

Versalles, que causó estragos en la cúpula, en las bóvedas y en los muros exteriores.

Tras las insurrecciones de 1871, la situación política se estabilizó. La oposición se

manifestaba entonces en la Asamblea Nacional, dominada por una mayoría monárquica

y católica, que organizó una reacción política y religiosa, designada bajo el nombre de

“Orden Moral”. Por tanto, la iglesia de Santa Genoveva, siguió siendo lugar de culto.

En su interior, la cúpula de Gros y las pechinas de Gérard constituían el único decorado

pintado mientras que los muros presentaban aún grandes superficies lisas desde el

tabicado de las ventanas en la época de la Revolución.

En 1874, el director de Bellas Artes, Philippe de Chennevières, decidió realizar un

amplio programa de pinturas y esculturas conforme a las orientaciones del gobierno del

Orden Moral y en favor de Santa Genoveva, que sigue siendo “la figura más ideal de los

primeros tiempos de nuestra raza”. Para esto se propusieron a los mejores artistas de la

época, entre ellos Pierre Puvis de Chavannes y Alexandre Cabanel, a la entrada de la

nave, dos paneles debían ilustrar la vida de San Dionisio. En los muros de la nave

central, se le rendía tributo a Santa Genoveva. En cuanto a los extremos del crucero,

éste estaba dedicado a la historia de Clodoveo, de Carlomagno, de San Luis y de Juana

de Arco. Además hay que señalar que en la bóveda del ábside se encontraba el mosaico

de Antoine-Auguste-Ernest

Hébert, Cristo muestra al

ángel de Francia el destino

de su pueblo. Chennevières

completó el decorado

pictórico con varios grupos

de esculturas que

representaban a los santos y

padres de la iglesia, hoy

retirados. El conjunto del

programa se terminó en 1889,

cuando el edificio había

recobrado una vez más su destino más laico.

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DESDE 1885 EL PANTEÓN Y LA REPÚBLICA.

EL PANTEÓN RESTITUIDO A “SU DESTINO LAICO”.

Desde los inicios de la III Republica, los republicanos se opusieron a la decisión

de la mayoría católica y monárquica que había mantenido el status religioso de Sainte-

Geneviève. Progresivamente, fueron recuperando la ventaja en la Cámara de los

diputados y el 30 de enero de 1879 hicieron que cayera definitivamente la política del

Orden Moral, cuando el presidente de la República Mac-Mahon, su defensor, presento

su dimisión.

LA ELECCIÓN DE LA III REPÚBLICA.

En 1879, François-Vicent Raspail, diputado de extrema izquierda, volvió a

lanzar el debate en la Cámara de los Diputados, que contaba con mayoría republicana.

La polémica sobre el destino del monumento proseguiría hasta 1885 cuando falleció

Victor Hugo, ardiente defensor de la República. Al día siguiente de su muerte se

promulgó un decreto que restituía el edificio a su destino republicano, siendo inhumado

en el propio Panteón con numerosa muchedumbre.

Así mismo, el Panteón, además de acoger

por segunda vez la experiencia de Folcaut,

se convertía en lugar de celebraciones

nacionales; con ocasión del centenario de

la Revolución francesa, con la III

República se decidió rendir tributo a

varias personalidades del periodo

revolucionario y se mandaron las

inhumaciones de varios personajes ilustres

y héroes militares; pero 1879, el régimen más bien de izquierdas decidió un gran

espacio a las personalidades del mundo socialista, como Pierre-Eugène-Marcellin

Berthelot o Émile Zola, creando la oposición de los partidos conservadores.

Durante los regímenes anteriores, los cambios laicos o religiosos del Panteón habían

ocasionado destrucciones y modificaciones de la decoración. Esta vez, en un afán de

reconciliación nacional, se decidió no tocar el decorado del sitio. La mayoría de las

pinturas se terminaron según los deseos de Chennevières. Sólo se modificó la

composición prevista en el extremo de la nave norte. En un principio, estaba dedicada a

la Virgen de Lourdes, pero este tema fue considerado demasiado religioso y se modificó

con alegorías.

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Los muros del monumento ya estaban adornados con grandes pinturas murales, por lo

que la III República decidió que en 1889 se terminase la decoración con obras de

escultura, grupos, bajorrelieves que representen las grandes épocas y los grandes

hombres de la historia de Francia.

En el coro se proyecto un grupo

de François-Léon Sicard

representando la Convención

Nacional y terminado en 1921.

En el crucero, delante de los

pilares que sostienen la cúpula se

erigieron cuatro monumentos

conmemorativos a los grandes

oradores y escritores de la

Restauración, a la gloria de los

generales de la Revolución, a

Jean-Jacques Rousseau, a

Diderot y a los enciclopedistas y

este amplio programa didáctico se

completaba con la representación

de hombres ilustres como Mirabeau o Lazare-Louis Hoche.

DESDE 1945 HASTA NUESTROS DÍAS.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la IV República mantuvo la costumbre de las

inhumaciones en el Pantéon. En 1948, se enterraron allí a los físicos Paul Langevin y

Jean Perrin. Al año siguiente, con ocasión del centenario de la abolición de la

esclavitud, se rindió homenaje a Victor Schoelcher y así sucedió con varias

personalidades e incluso se llegaron a realizar inscripciones en las naves para honrar a la

memoria de los desaparecidos durante las dos guerras.

Al inicio de la V República, el jefe de Estado sólo decretó una inhumación, la de Jean

Moulin, símbolo de la Resistencia. Después habrá que esperar hasta François Mitterrand

para ver reanimada la liturgia republicana. El día de su investidura en 1981, el

presidente celebró el retorno de los socialistas al poder, tras varios decenios de ausencia,

reanudando la transición del monumento que lleva la marca de personalidades de

izquierdas.

En 1987 René Cassin, premio Nobel de la Paz por su obra sobre los derechos humanos

ingresó en el Panteón, seguido de Jean Monnet, fundador de la Comunidad Europea, y

así sucesivamente hasta nuestros días, donde se suceden inhumaciones de hombres

ilustres y homenajes a los que ya reposan en la cripta. En la actualidad, el decreto

autorizando la transferencia de un cuerpo al Panteón debe ser firmado por el jefe de

Estado, y éste debe ser una personalidad o un descendiente de personajes que hayan

contribuido a defender los valores republicanos o que haya participado al progreso de la

humanidad.

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La actualidad parece ser que esta marcada por una cierta estabilidad, ya que ningún

elemento estructural ha sido retirado o añadido desde mediados del siglo XX, a

excepción de renovaciones o restauraciones menores, como la del péndulo de Foucault,

que ha sido cambiado ya que en 2010 se rompió causando graves daños en el

pavimento.

La época contemporánea manifiesta una preocupación evidente de preservación y de

conservación del monumento.

Ejemplo claro es el nerviosismo ante la humedad del edificio debido a la escasa

ventilación del templo y como consecuencia el aumento del frío de las piedras y la

corrosión de la estructura metálica, por ello se nombró en 1984 a Hervé Baptiste, como

arquitecta jefe para la restauración.

También son notorias la promulgación de diversas leyes que garantizan y preservan su

estado para un presente y un futuro, como el proyecto de ley de finanzas del año 2006

que prevé la persecución de la renovación del edificio.

Así hemos visto los cambios sufridos en un edificio que fue el primer monumento de

importancia de la capital francesa. Su construcción es anterior a la de monumentos

como la Torre Eiffel y fue el primer lugar desde el que se podía divisar París desde las

alturas. Un edificio diseñado con la intención de combinar la sencillez de la arquitectura

gótica con la majestuosidad de la arquitectura griega y que a lo largo de su historia ha

sabido conjugar el paso del tiempo y de los acontecimientos en sus muros adaptándose a

las mutaciones que le han otorgado diferentes funciones y que hoy en día está destinado

a albergar los cuerpos de los hombres ilustres.

Page 14: EL PANTEÓN DE PARÍS TEMPLO DE LA NACIÓN.mupart.uv.es/ajax/file/oid/463/fid/776/patrimonio.pdf · de Honoré-Gabriel de Mirabeau, el 2 de abril de 1791 para que se volviese . 5

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