el nuevo movimiento social animalista
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PRIMER ENCUENTRO INTERNACIONAL DE PROTECCIÓN ANIMAL : FUNDAMENTOS Y
PARTICIPACIÓN DEL NUEVO MOVIMIENTO SOCIAL ANIMALIST A
ANDREA PADILLA VILLARRAGA
Codirectora del colectivo animalista Agenda Animal
Miembro de AnimaNaturalis Internacional, sede Colombia, of. Bogotá
Bogotá, Colombia
A comienzos de la década del 70, más
exactamente a finales de la década del 60, tras el
ciclo de protesta “post-68”, comenzaron a
conformarse lo que los teóricos de las ciencias
políticas y sociales han llamado, particularmente
en Europa, los nuevos movimientos sociales.
Hablaron de nuevos movimientos porque los
fenómenos de acción colectiva que entonces
empezaban a conformarse, eran luchas por la
supervivencia y la emancipación, claramente
diferenciados de los movimientos sociales que
reivindicaban, por ejemplo, como el clásico movimiento obrero, los derechos de clase o de acceso a
la propiedad. Por el contrario, estos nuevos movimientos, como el pacifismo o el ecologismo,
reivindicaban un proyecto alternativo de sociedad en el marco de una nueva situación histórica que
anunciaba la vulnerabilidad de la vida en el Planeta por el carácter biocida del capitalismo
industrial, demandando así una nueva radicalidad política y cultural, y la más absoluta coherencia
entre el sentir, el pensar y el actuar de las nuevas subjetividades y ciudadanías que, entonces,
empezaban a emerger. En este contexto, ciudadanos y ciudadanas se comprometieron con la más
importante crisis de civilización, la crisis ecológica global, que exigía, y hoy más que nunca, la
renovación de las viejas fuerzas emancipatorias y la forja de una alianza entre las diversas
expresiones sociales que cimientan su ideario en la claridad de que no basta con operar reformas o
adecuaciones en nuestras formas de consumir, producir o relacionarnos entre nosotros mismos y
con los otros animales y formas de vida, sino que debemos propiciar y hacer parte de una decidida
transformación cultural y de conciencia que comienza por ampliar nuestro círculo moral para
abarcar en él a todas las formas de vida que, al igual que nosotros, miembros de la especie humana,
tienen necesidades e intereses individuales y de especie, que merecen respeto y consideración. Por
ello, podemos decir que hoy la revolución es de la conciencia y la cultura y de nuevas formas de
acción política que convocan nuestra más decidida participación.
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Este Primer Encuentro Internacional de Protección Animal: Fundamentos y participación del NMS
Animalista, es una apuesta por esta revolución; un esfuerzo de organizaciones locales, nacionales e
internacionales por darle a la protección de los animales el estatus que le corresponde ocupar en el
amplio espectro de los discursos emancipatorios del siglo XXI, cuyo común denominador es el
proyecto histórico de reconstruir los vínculos entre las diversas expresiones de vida, humanas y no
humanas, sobre fundamentos de igualdad, libertad, compasión, respeto y solidaridad, y de ampliar
la idea tradicional de los derechos humanos, para incorporar en este concepto, fundamental para la
preservación de la vida digna, derechos reconocibles a los animales no humanos, e incluso a otras
formas de vida. Es por ello que los NMS constituyen una reacción racional al catastrófico
funcionamiento de las sociedades occidentales –segregadoras, especistas, arrasadoras– y proponen
iniciativas que apuntan hacia un modelo de sociedad cualitativamente distinto: sin explotación ni
opresión, austero, respetuoso de las diversas expresiones de vida, validador de lo local y con
relaciones humanas gozosas y sujetas al grado más bajo posible de enajenación.
Los MS son definidos como agentes colectivos que intervienen en los procesos de transformación
social, promoviendo cambios u oponiéndose a ellos (Riechmann, 2001). Se caracterizan por un
elevado grado de pluralismo y diferenciación interna, por una multiplicidad de corrientes,
tendencias y formas de acción que hacen que no sean unitarios, pese a lo cual el movimiento es
siempre más que las diversas organizaciones que lo integran. Sus objetivos no tienen porque ser
revolucionarios, en el sentido de implicar una subversión total de los sistemas, pero sí persiguen la
transformación cultural y de estructuras sociales relevantes. Suelen identificar y hacer una
conceptualización de sus oponentes, que generalmente son actores sociales reales que intervienen en
los ruedos de una cultura política, y determinan los contextos en los cuales se debe llevar a cabo la
acción. Reconocen que los problemas no pueden resolverse transformando un solo factor, por lo
cual acentúan la necesidad de enfoques globales y movilizaciones amplias sobre reivindicaciones
delimitadas: pensar globalmente y actuar localmente, suele ser la directriz de su actuar.
Sin embargo, la característica más importante de los MS es que son ante todo fenómenos
sociopolíticos que operan en contextos duros de poder político y cultural y que privilegian formas
no convencionales de acción individual y colectiva –piensan de otro modo y actúan de otro modo-
teniendo en cuenta, precisamente, que surgen ante la incapacidad del sistema social establecido para
hallar respuestas a los diversos problemas en torno a los cuales se articulan. Incluso, abren nuevos
espacios valorativos y sociales, ampliando el ámbito de lo que puede pensarse y hacerse, el ámbito
de lo posible, en coherencia con el referido nuevo proyecto de sociedad. Por ello, según algunos
teóricos (Dalton y Küchler, 1990), los MS desafían muchos de los objetivos que gozan de consenso
en las sociedades occidentales, adoptan tácticas políticas que contrastan con las formas
convencionales y emplean nuevas estructuras de organización –heterogéneas, descentralizadas,
participativas, no jerárquicas ni caudillistas- como extensión de sus ideales de reforma social.
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Hoy, ante este mar extenso y profundo de posibilidades revolucionarias que nos ofrece el estar
conformando un NMS que reivindica y defiende el derecho de todos los animales a la vida digna, a
la libertad, al desarrollo pleno de sus capacidades en entornos habitables, tenemos múltiples retos
que asumir como colectivo, sino queremos perecer como movimiento reivindicatorio que espera
cada año su 4 de octubre para regodearse en las eternas lamentaciones del sufrimiento de los
animales.... sin resultados.
El movimiento animalista es un movimiento crítico y alternativo que ha sabido mantener su
independencia de las subvenciones estatales, de la extrema profesionalización y de los poderes
establecidos que lo distancian de los grupos de presión institucionalizados. De nuestras formas de
acción, podemos decir que enfatizamos la importancia de la política local, hacemos una
movilización orientada a proyectos, hacemos uso de formas convencionales y no convencionales de
participación, y expresamos un abanico de comportamientos que van desde la resistencia a la
propuesta de formas alternativas de hacer política. De esta manera, si bien no hemos logrado hasta
el momento cristalizar un verdadero movimiento coordinado y estructurado, si estamos anunciando,
al igual que otros NMS, un concepto emergente de ciudadanía para el siglo XXI y un proyecto
alternativo de sociedad. Pero aún nos falta racionalidad estratégica, trabajo organizado y
coordinación, incluso en lo local; y sobretodo, autorreflexividad, aprender a actuar y pensar sobre
nosotros mismos, o sobre el movimiento, para obtener efectos en nuestro entorno y hacer más
eficaces nuestras acciones. De no asumir esta responsabilidad, ni siquiera podremos pensar en
articularnos con otros movimientos como el pacifismo, el ecofeminismo o el ambientalismo, con los
cuales compartimos contenidos, ideales de justicia social y ambiental y un proyecto de sociedad
alternativa fundamentado en los principios de la no-violencia, manteniendo un así un grado bajo de
convergencia y alto nivel de aislamiento, que afectará profundamente nuestro actuar.
En este sentido, podemos afirmar que nuestro carácter es pro-sociedad civil; no porque
desconozcamos que casi cualquier programa de cambio social profundo supone una intervención
estatal, sino porque buscamos desarrollar formas de poder “de base” para transformar hondamente
la vida social y devolver poder a la sociedad, en lugar de concentrarlo en el Estado, con el fin último
de incorporar la protección de los animales en la agenda pública y crear así nuevos contenidos en la
política (a propósito, esta tarde tendremos un Conversatorio con los candidatos y precandidatos a la
Alcaldía de Bogotá para saber qué piensan de todo esto quienes aspiran a asumir el gobierno de la
ciudad). Y es precisamente sobre este último punto, de la participación política, que quisiera
concentrarme por considerar que allí radica uno de nuestros retos más importantes como
movimiento, antes de contarles cuál será nuestro programa para estos dos días de Encuentro.
La política, satanizada en nuestro país y reducida por muchos a lo electoral, gracias al sesgo
partidista de los medios de comunicación, a la pobre democracia participativa y a la
automarginación de los ciudadanos y ciudadanas que han olvidado o desdeñado su responsabilidad
en los temas de Gobierno y Estado, e incluso, muchas veces, subvalorado su lugar de actores
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sociales, es ante todo una práctica o actividad individual o colectiva que los miembros de una
comunidad llevan a cabo para gestionar conflictos de distinta naturaleza. En ella, existen diversas
formas de intervenir, que las más de las veces, cuando son sostenidas, construyen procesos políticos
de participación y decisión; no obstante puede suceder que quienes intervienen en ellos, lo hagan,
en ocasiones, sin tener plena conciencia de su actuar. Basta escuchar cualquier episodio político o
suceso relevante de la sociedad para identificar en él múltiples actores que van desde el ciudadano
de a pie que manifiesta una opinión, hasta el decisor que tiene la responsabilidad de ejercer control
político o proponer nuevos marcos normativos que afectarán a quienes conformamos la base de la
sociedad. En este sentido, hablamos de la diversidad de la acción política, entendiendo que no solo
los políticos hacen política, sino que somos todos, quienes, casi a diario, intentamos influir en los
procesos: expresando nuestra opinión, integrando un colectivo, asistiendo a una movilización,
resistiéndonos al cumplimiento de imposiciones que consideramos arbitrarias o injustas, votando en
las elecciones, reivindicando un derecho o contribuyendo a una causa, entre otras formas
convencionales y no convencionales de acción política.
Lo interesante de esta dinámica, es que los movimientos sociales, principales actores políticos
colectivos, encuentran la oportunidad para reivindicar nuevos idearios e ideologías, definir nuevos
problemas y vías alternativas de acción, incidir en amplios sectores de opinión, transformar valores
sociales, e incluso, politizar ámbitos que hasta entonces habían sido patrimonio del entorno privado
y de la vida cotidiana. Quiero recalcar entonces que el papel de los movimientos sociales en la
dinámica de los procesos políticos de hoy no es marginal ni secundario; mas aun cuando esta
participación conlleva, como en el caso del movimiento animalista, nuevos contenidos y formas de
hacer política, pues aun si apelamos a formas de acción convencionales como el cabildeo, solemos
darles un uso pragmático y flexible para generar relaciones de cooperación, consulta e incluso
negociación, asumiendo que las instituciones públicas y sus representantes reconocen el papel que
desempeñamos en la política contemporánea. El inmovilismo de las instituciones estatales y de los
actores políticos establecidos ante la problemática animal ha sido una constante que no variará de
manera inmediata, y los efectos perversos de las sociedades occidentales que han hecho de los
animales meros instrumentos continuarán manifestándose; así que de negarnos esta posibilidad, la
de interlocutar con las instituciones públicas, correremos el riesgo de extraviarnos en una dinámica
reivindicatoria y menguar nuestro potencial como fuerza de cambio social, político y cultural; pero
más importante aún, de obtener resultados concretos y duraderos en beneficio de los animales.
El programa que desarrollaremos en estos dos días de Encuentro con compañeros y compañeras del
movimiento animalista local, nacional e internacional, es un intento por abordar, desde diferentes
perspectivas, dos de los factores que han incidido en el salto cualitativo de la conciencia animalista
y ecológica de los últimos años: el primero, se refiere a los debates académicos y científicos sobre
el bienestar y los derechos de los animales, la ética de los seres vivos y la bioética en las actividades
humanas, entre otros aportes de las ciencias naturales, sociales, humanas y jurídicas, que le han
dado al movimiento por la defensa de los animales un sustrato teórico y conceptual de altísimo nivel
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que hoy se plasma en una bibliografía ya inabarcable por lo extensa. El segundo es el creciente
activismo de los animalistas que nos obliga, necesariamente, en el espíritu autorreflexivo al que
antes hice alusión, a hacer un análisis del movimiento y las problemáticas más apremiantes en
Colombia y el mundo, de las formas de activismo contemporáneo y los procesos nacionales e
internacionales de participación de organizaciones y colectivos, que arrojan buenas prácticas y
lecciones aprendidas sobre los resultados que obtenemos los animalistas cuando asumimos, con
responsabilidad y entereza, nuestra participación e interlocución con el Estado. Estos dos son los
escenarios que estaremos debatiendo de la mano de quienes han sido sus protagonistas o han
coadyuvado de manera destacada a su construcción, con miras a dos objetivos concretos: construir y
apropiarnos de un tejido argumental de base para la defensa de los animales y fortalecernos como
movimiento, identificando distintos escenarios y formas de participación social.
En la mañana de hoy escucharemos tres conferencias: ética y derechos de los seres, bioética y
bienestar animal y los animales desde los animales que niegan serlo, que nos permitirán introducir
el debate sobre los derechos, el bienestar o el derecho de los animales al bienestar, donde tendremos
un primer bloque de preguntas y de conversación con los expositores. En la tarde, un compañero de
las organizaciones nacionales nos propondrá un análisis sobre la situación de los animales y del
movimiento animalista en Colombia, que servirá de abrebocas al Conversatorio: Bogotá y
Colombia: territorios animalistas del siglo XXI, en el que escucharemos a los candidatos y
precandidatos a la alcaldía de Bogotá, pronunciarse sobre las preguntas que han sido formuladas a
través de la página web y que nos permitieron enriquecer el documento “Voto animalista” que
pondremos a su consideración. La presencia o ausencia de los candidatos, ya será para nosotros un
primer indicador de su interés y compromiso con la defensa y protección de los animales.
Mañana, al igual que hoy, tendremos un panel de conferencistas que abordarán temas de
participación: derechos de los animales y políticas ambientales, empoderamiento del animalismo en
la comunidad y experiencias del activismo práctico en el movimiento animalista internacional, para
enseguida dar lugar al debate sobre el porvenir del movimiento animalista en materia de
participación. Este será nuestro tercer bloque de preguntas y conversación con los expositores. En la
tarde, la jefe del área de la Policía Ambiental y Ecológica de la Policía Nacional nos contará cuáles
son los compromisos institucionales de la entidad para la protección de los animales. Y para
finalizar, tendremos un panel sobre procesos de participación de los animalistas, experiencias
nacionales e internacionales, en el que esperamos sintonizarnos con un movimiento social con
resultados, capaz de trascender el discurso y la reivindicación, para dar cabida a la acción concreta.
Este será nuestro cuarto y último bloque de debate.
Gracias a la Universidad de la Salle y a la Dra. Claudia Aixa, directora del CISAHE, por poner a
nuestra disposición este Teatro y su Campus, en el que hemos venido trabajando temas de
protección animal. Gracias al Centro de Estudios Políticos, Ambientales y Sociales CEPAS, al
colectivo animalista Agenda Animal, a la organización AnimaNaturalis Internacional, a Rentec y a
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la organización Manzano & Manzano por contribuir a materializar este sueño. Gracias a los
compañeros de Chile, México, Perú y Argentina por dejar sus países para compartir con nosotros
dos días de intenso aprendizaje y la nutrida agenda que tenemos prevista para la semana entrante;
gracias a los compañeros y compañeras de Cali, Medellín, Armenia, Pasto y Pereira que nos
compartirán sus experiencias de participación; a los conferencistas de Bogotá, que desde la
docencia y la investigación han venido alumbrando el movimiento; a todos los animalistas,
estudiantes, investigadores, que vinieron de más de 15 ciudades de Colombia en medio de una
complicada situación ambiental –una muestra incontrovertible del compromiso de los animalistas–,
a la Policía nacional por demostrar que esta institución no solo sigue siendo la amiga del pueblo –
significado del término policía–, sino ahora, también, de los animales, y que su compromiso con
ellos y con nosotros es real; y por supuesto, a todos los compañeros y compañeras de Bogotá que
están participando activamente en la organización de este Encuentro, que realizaron el video de
apertura que antecedió mi intervención y estarán grabando las conferencias que posteriormente
estarán en Internet, para conservar de estos dos días una memoria imborrable que nos permita
revisar, constantemente, la maduración de nuestro movimiento por la defensa de todos los animales
Sean todos y todas bienvenidos.