el museo virtual - deloche

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El museo Virtual / Bernard Deloche CUESTIONES (introducción a su obra p.p. 17-27 ) La virtualidad de la imagen se identifica con imagen de síntesis. Imagen virtual ha pasado al lenguaje corriente, hacia los técnicos de informática y los medios de comunicación y hacia el gran público para quien designa una especie de percepción artificial y desmaterializada un poco misteriosa y sobre cargada de técnica. Imagen virtual engloba de manera confusa dos aspectos: lo digital (todo es calculable en una imagen), la idea de síntesis (simular lo real por el sistema de recomponer y pegar). La imagen virtual no tiene una relación directa con el arte quien ha sido el productor por excelencia de imágenes desde hace milenios, la imagen virtual tiene una relación sugerida con el arte por un nuevo modo de creación en el que el ratón y los pixeles sustituyen a los pinceles y los colores por el efecto de una magia incomprensible y por un nuevo modo de contemplar por pantalla electrónica interpuesta. Lo virtual entendido como un concepto está modificando tanto los hábitos de pensamiento y la manera de percibir como la manera de organizar las relaciones sociales, lo virtual renueva el estatus de la imagen y modifica su relación con el arte y eso escapa a la comprensión general Este libro propone barrer el halo de mitología y misterio que rodea al producto artístico para reconocerlo como solo una imagen entre otras imágenes datada de un poder cuya eficacia e4stá muy lejos de poderse calibrar; esto nos lleva a preguntarnos sobre los modos de presentación y difusión de las imágenes como instrumentos de esta presentación ya sean institucionales o espontáneo, tradicionales o revolucionario, artesanales o higt- tech y en este punto llegamos al museo.

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El museo virtual por Bernard Deloche

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El museo Virtual / Bernard Deloche

CUESTIONES (introduccin a su obra p.p. 17-27 )La virtualidad de la imagen se identifica con imagen de sntesis.Imagen virtual ha pasado al lenguaje corriente, hacia los tcnicos de informtica y los medios de comunicacin y hacia el gran pblico para quien designa una especie de percepcin artificial y desmaterializada un poco misteriosa y sobre cargada de tcnica. Imagen virtual engloba de manera confusa dos aspectos: lo digital (todo es calculable en una imagen), la idea de sntesis (simular lo real por el sistema de recomponer y pegar).

La imagen virtual no tiene una relacin directa con el arte quien ha sido el productor por excelencia de imgenes desde hace milenios, la imagen virtual tiene una relacin sugerida con el arte por un nuevo modo de creacin en el que el ratn y los pixeles sustituyen a los pinceles y los colores por el efecto de una magia incomprensible y por un nuevo modo de contemplar por pantalla electrnica interpuesta.Lo virtual entendido como un concepto est modificando tanto los hbitos de pensamiento y la manera de percibir como la manera de organizar las relaciones sociales, lo virtual renueva el estatus de la imagen y modifica su relacin con el arte y eso escapa a la comprensin general

Este libro propone barrer el halo de mitologa y misterio que rodea al producto artstico para reconocerlo como solo una imagen entre otras imgenes datada de un poder cuya eficacia e4st muy lejos de poderse calibrar; esto nos lleva a preguntarnos sobre los modos de presentacin y difusin de las imgenes como instrumentos de esta presentacin ya sean institucionales o espontneo, tradicionales o revolucionario, artesanales o higt-tech y en este punto llegamos al museo.

El museo es una de las principales figuras de mediacin, pues su papel esencial es poner al pblico en relacin sensible como una cosa tambin sensible, sea la que sea y que de momento llamaremos imagen.

El museo al igual que otras tantas instituciones no puede eludir el fenmeno de la internet, llamado la invasin de los nuevos medios de comunicacin, otra gestin de las imgenes, otros soportes de archivo, otras tcnicas de difusin estos cambios afectan tambin la institucin del hacer ver?1. Como un museo puede ocultar otro.

El verdadero museo probablemente sea solo virtual, enteramente imaginario no irreal sino extramuros; el museo es esa sorprendente mquina que transforma espontneamente en imagen todo lo que penetra a su recinto, un proceso que remite a un problema y solo eso; la irrupcin en los museos de los nuevos medios de comunicacin Es un proceso coyuntural de adaptacin-moda, o est amenazando a la institucin en su identidad ms profunda?El museo es un lugar de comunicacin y tiene que renovarse sin cesar y adaptarse a las nuevas tecnologas cuando aparecen, lo que se pretende es cuestionar radicalmente esta visin de la entrada en el museo de los nuevos medios de comunicacin so se puede tratar de modo indiferente el objeto presentado (cuadro, objeto tcnico o etnogrfico) ye modo de presentacin ( iluminacin , recorridos, dioramas, etc.) como si se tratara de dos mbitos diferentes uno de los cuales se redujera a instrumentar al otro , no se pueden abordar las herramientas de presentacin de las exposiciones como simples medios evolutivos y perfectibles, como si dependiera solo de un problema museogrfico y no de un problema museolgico que implica el estatus de la institucin, el guin no puede presentarse sin la secreta complicidad de los diferentes actores, es mucho ms tranquilizador no adentrarse en ideas que podran desestabilizar una relacin tan gratificante para todos ( los dogmas de la contemplacin, del placer esttico, de la perennidad de la institucin).

2. El punto de vista filosfico sobre el museo: ir al fondo de las cosas

Por qu ha de ser filosfica la mirada que se proyecte sobre el museo? Mientras la museografa se limita a plantear y resolver diversas cuestiones tcnicas de conservacin y presentacin de las colecciones, la museologa, por el contrario, es una disciplina totalmente filosfica, por mucho que los responsables institucionales quieran negarlo: disciplina de estatus an dudoso, que estudia los fundamentos de la institucin, as como los diferentes enfoques sobre su funcionamiento. Y sin ningn lmite ni prohibicin, ni siquiera las prohibiciones generadas por los imperativos continuamente reiterados de salvaguardia de las colecciones y transmisin del patrimonio, ya que la funcin de la filosofa es decirlo todo y por tanto, decir lo que suele estar prohibido o lo que no conviene decir, o incluso lo que nos e quiere escuchar. La filosofa es la nica disciplina que, contra corriente y empujada por el juego de los conceptos y slo por l, se proponer ir al fondo de las cosas, hasta su mxima contradiccin. Por el contrario, por motivaciones explcitas e implcitas que sin duda, convendra a aclarar, agentes y usuarios del museo raramente van al fondo de las cosas, porque comprenden espontneamente la relacin del museo y de los medios de comunicacin como una simple relacin de uso: hay que realizar una funcin que se sobreentiende, y hay herramientas para hacerlo que han ido evolucionando gracias a las tcnicas modernas, del mismo modo que las tcnicas de reproduccin grfica para un impresor han evolucionado con el cambio de la linotipia por el offset, o de las de los transportes ferroviarios con el paso del tren de vapor al AVE. Es decir, todos funcionan en un circuito corto, sin cuestionarse los pormenores de las acciones que realizan, pero hay que empezar a pensar desde otra ptica, una ptica que no est sesgada en la medida de lo posible- por la funcin o el puesto que ocupe el que piensa. (fragmento copiado textualmente p.p. 20-21)Al pensamiento filosfico museolgico le corresponde decir cul ha de ser el uso concreto de los medios de comunicacin, ya que difcilmente se puede discutir la legitimidad de una operacin sin referirse al concepto. Si realmente el mensaje es indisociable del medio qu relacin tienen los nuevos medios de comunicacin con el concepto de museo? a dnde lleva ese acercamiento entre el museo y los nuevos medios de comunicacin , hasta donde va a llegar en detrimento de la propia institucin?

Aqu no se pretende evaluar la incidencia de esos nuevos medios, esa tare le corresponde a las ciencias sociales cuyo objetico es levantar acta de funcin de lo sabido, la filosofa es radical y fundadora, quiere ser el punto de vista de los puntos de vista y la teorizacin de la imposible unidad de los puntos de vista, por eso no duda en cuestionar los principios que rigen la institucin del museo, se interroga sobre el sentido.

El vnculo que une los trminos museo y virtual procede de los propios conceptos se basa en una determinacin del concepto, condicin imperativa en una poltica cultural real.

La llegada masiva de los medios de comunicacin plantea el decisivo problema de lo que est en juego, es ah al margen de los cambios empricos, es en donde interviene un tercer trmino: la esttica, la autntica plataforma, el pivote de las relaciones con los medios de comunicacin. La esttica se encarga de dar cuenta de nuestras relaciones sensibles y comprender cmo contribuyen a determinar nuestros comportamientos y nuestros pensamientos.

El vnculo entre museo, esttica y medios de comunicacin no es al azar, no es cuestin slo de evolucin tcnica, es esencial y determinante, la naturaleza misma de los medios de comunicacin, lo cual resita la importancia del acontecimiento actual, cuyas inevitables consecuencias le corresponde extraer al museo institucional.3. Omnipresencia de lo virtual: el surgimiento de la otra cultura

La recurrente importancia social de lo virtual, an no se comprende ni se controla, la visita al museo se ha convertido en metfora, todo est ah, si no tangible al menos visible, el objeto esta ante nosotros y para nosotros solo, nueva prctica de la visita pera tambin nuevo objeto.

Todo lo que puede ser imagen o que puede ser vahiculado por la imagen, no es un modo inculto frente a la cultura, son otra cultura, una cultura realmente diferente, incluso aunque a veces no de la sensacin de que nos remite a la que nos ha modelado. Y tambin son todas las dems culturas son inmediatamente accesibles, sin real diferencia de naturaleza con la que llambamos hace poco la cultura.

El museo se ha dispersado abruptamente en su objeto, presenciando a su pesar y fuera de sus paredes y de su marco institucional como cobra vida el viejo sueo de una confiscacin general de los productos del hombre y la naturaleza. Todo lo que se muestra o puede mostrarse en ese mismo momento, susceptible de entrar en ese campo de lo sensible( visual y auditivo) para el que el museo ya no es ms que una vetusta especificacin , lo virtual, de repente, ampla sin restriccin el campo de la expografa.

El reto consiste en saber si el museo institucional debe seguir siendo lo que es ahora, caso de que pudiera serlos no est sin quererlo y probablemente sin ni siquiera verlo, cedindole sitio a una distribucin salvaje e incontrolada de imgenes, que ya esboza ante nuestros ojos la figura del museo del maana? Un museo sin el nombre sin edificios sin colecciones, frente an abanico de funciones de una eficacia que sorprende y preocupa an ms por ser inesperada; en definitiva es lo mismo decir que el museo va a desestabilizarse por la invasin de las nuevas imgenes o afirmar que el problema de los nuevos medios de comunicacin es un problema de museologa. El reto es de sentido cmo planteamos los problemas?4. La triple reciprocidad del arteArte: operacin que consiste en mostrar lo sensible por medio de un artefacto, ya que se trata de una relacin entre tres trminos: lo esttico, lo museal y lo virtual.

CampoObjetoProceso

Lo estticoLo sensibleSentir

Lo musealLo mostrableExponer

Lo virtualEl artefactoSustituir

Lo sensible es lo que se produce en el campo esttico lo que se ofrece a la experiencia sensorial mediatizada ya sea por el arte o por otros medios, incluso la prensa o la publicidad lo los nuevos medios de comunicacin.

El privilegio del arte a diferencia de otros medios de comunicacin est en la voluntad exclusiva y deliberada de mostrar lo sensible, de proponer posibles experiencias. Al arte le corresponde tender el puente entre lo esttico y el mbito de mostrar, lo museal, ese medio de comunicacin de los medios de comunicacin. Pero esta operacin no puede realizarse sin la intervencin de un proceso de sustitucin que permite pasar de una solucin empricamente dada a su problema, el propio hecho de mostrar una cosa significa sustraerla de de su propio contexto para insertarla, mediante un acto de designacin en un nuevo contexto; en este punto intervienen lo virtual entendido como un proceso de paso a la problemtica por deslocalizacin o por manipulacin de artefactos. El arte, el museo y lo virtual estn vinculados por una relacin de reciprocidad cuyo alcance no se ha querido an evaluar, ni siquiera tener en cuenta.

Hay que destacar que la entrada a este proceso puede hacerse por cualquiera de las tres vas, ya que estn en perfecta y mutual relacin, lo sensible necesita al museo para exponerse en tanto que arte, el museo cuando se separa de los sensible se convierte en pura mecnica formal, lo virtual remite a la vez a lo sensible y a su presentacin por el museo.

Por haber ignorado o minimizado esta triple accin el verdadero arte parece haber desaparecido de la escena cultural, habr que preguntarse porque la sociedad actual tiende a minimizar tanto la experiencia sensible reducindola a ser solo soporte de otra cosa, sin embargo lo sensible no deja de influir en nuestros comportamientos; el destino y el sentido del museo, como los de la imagen y los medios de comunicacin estn insociablemente ligados a esta cuestin. MUSEAL (captulo 2 del libro)El arte y el museo

El museo no tiene vocacin de vertedero de arte, lo sensible llama al museo con todas sus fuerzas y le reclama que confirme, mediante la adecuad exhibicin, la funcin de presentacin que ya era la esencia del arte; pero el museo aporta a esa funcin de exhibicin una dimensin suplementaria, le da un estatus institucional.

El museo presenta indudables analogas con la sala de conciertos o los teatros, que son tambin instituciones mediadoras, no solo espacios de presentacin, sino autnticos lugares de desarrollo de una accin viva, gracias a ellos la sinfona y el drama acceden a la plenitud de su realidad sensible.

1. Un vnculo privilegiado

El museo y el arte tienen un vnculo privilegiado que se trata de un parentesco realmente congnito, inscrito en la dimensin antropolgica de la actividad artstica, que es, que es ante todo, una elaboracin de lo sensible.

Lo nico que hace el artista es ofrecernos experiencias sensibles por medio de un soporte material (lienzo, pared, piedra, sonidos, etc.) de un trozo de la realidad convertido en artefacto y asilado del resto del mundo con este nico propsito. El marco, la peana, el margen o la moldura del museo no tienen en realidad otra funcin que la de designar explcitamente el campo de la experiencia sensible presentada: indicar lo pictrico por medio del margen.

Mostrar lo sensible mediante un artefacto: precisamente esta definicin del arte ya incluye al museo entendido como la simple operacin de mostrar, operacin que se transform empricamente, primero en el lugar de la relacin sensible con los expsitos y despus en institucin histricamente fundada del hacer ver

El museo se nos presenta con su doble funcin de archivo y de presentacin: conservar experiencias sensibles con el fin de mostrarlas.

Es legtimo ir al museo a ver un automvil, una locomotora, etc., pero es evidente que la experiencia de ver solo tiene una funcin didctica o pedaggica, porque lo que se ha podido ver e incluso a veces tocar se asimila mejor; esto tiende a hacer del museo un anexo de a escuela para uso de analfabeto, enorme contradiccin cuando se sabe que el arte , por el contrario ofrecer artefactos que han sido con el mero fin de ser mostrados; los objetos etnogrficos , cientficos o tcnicos tienen su propia funcin, generalmente utilitaria, en cualquier caso ajena al museo, mientras que el producto artstico estara exclusivamente destinado a la presentacin sensible.

El papel del museo parece ser, en efecto, mostrar algo a un pblico, es decir, presentarle ese algo de manera sensible. Pero falta saber porqu mostrar y que mostrar.

2. La doble funcin esttica del museo

Tener en cuenta el vnculo congnito que lo relaciona con el arte demuestra que el museo es la herramienta principal de la presentacin experimental de lo sensible, convirtindose as en el instrumento por excelencia de comunicacin de la induccin sensomotriz. Entrar en el museo es sin duda un acto espiritual, como se ha dicho siempre, pero no exactamente por la razn que se ha credo hasta ahora. Se visitaba el museo con la secreta idea de encontrar el rostro del hombre, espejo portador de una promesa de identidad; pero eso era confundir la vida del espritu con el tranquilizador mito de la humanidad intemporal, pues la vida del espritu es la propia vida de los conceptos, mediante la induccin sensomotriz generadora de conceptos. Se puede definir el museo de arte como un medio de comunicacin de segundo grado, un medio de comunicacin de medios de comunicacin, pues a l le corresponde poner al pblico en relacin con las fuentes de la cultura, su objetivo es que cada cual se relaciones con las experiencias originarias y construya, a partir de las, no slo sus propios puntos de referencia comportamentales, sino tambin sus referentes simblicos, sus marcos axiolgicos y sus conceptos.Si el arte es el manejo experimental de las percepciones sensibles, si por ello determina los grandes marcos de la cultura, lgicamente es indispensable asignar al museo la doble tarea: 1. De mostrar las obras al pblico, pues modelan su mirada por medio de las experiencias sensomotrices que se le ofrecen (funcin de exposicin) y 2. Poder estudiarlas atentamente, para tener el control de los espacios y de las imgenes que las presentan, se trata de comprender mejor los efectos de la experiencia perceptiva; el museo promete convertirse en el principal instrumento de las ciencias cognitivas aplicadas a los efectos sensomotrices de la imagen, estos estudio lejos de ser ajenos a la tarea de exposicin, se refieren directamente a los efectos de la presentacin.Comunicacin y anlisis son pues dos funciones principales que le han tocado en suerte al museo, junto con la de la coleccin. No slo la presentacin de lo sensible y el anlisis sistemtico de lo que se presenta estn lejos de ser incompatibles, sino que una y otro se ejercen gracias a la expografa. Se ha hablado del museo como un lugar, ms valdra entenderlo como un espacio experimental de presentacin.

Obstculos y cambios de rumbo

La doble funcin adjudicada al museo de exhibicin y de conocimiento, estn lejos de haber sido siempre conocida como tal.

El museo, rehn de los actuales exponentes del culturalismo, fue utilizado como trampoln, incluso como portavoz por los que tienen problemas de identidad; traz fronteras y delimit mbitos por tanto asil y encerr objetos fetiches, a veces en detrimento de su funcin de presentacin, y lo que es pero creo y mantuvo ilusiones que conviene empezar a denunciar.1. Las trampas de la identidad

La raz del fenmeno de sacralizacin debe buscarse en los cimientos de la cultura occidental, en la idea misma de cultura. El arte desinteresado por esencia, aparece como el duplicado sagrado de lo humano, la obra se convierte en el smbolo de la persona humana y el museo en el templo de esa imagen.

El museo tradicional se entendi desde sus orgenes como el garante de una imagen del hombre, se le adjudico una funcin a la vez identitaria y patrimonial, pues es el lugar en el que voy a apropiarme simblicamente de las obras de la humanidad para conseguir yo mismo ser plenamente humano, el museo se transform en mquina de fabricar lo sagrado, hasta el punto de olvidar su misin elemental de comunicacin, sacralizar es poner aparte.

Esa aspiracin oficial a la universalidad de la cultura, pretende mantener el sistema de valores de la cultura occidental, es todo lo que tiende a valorar al hombre en tanto que sujeto intemporal y universal, como si fuera uno, por encima de las civilizaciones y las generaciones. Es esta una de las figuras principales del imperialismo occidental: imponer al mundo entero su sistema de valores, su ideologa de la persona, esos valores pretendidamente universales y sagrados no son en realidad ms que los de una elite occidental burguesa y cultivad, bien pensante y aferrada a sus tradiciones, en estas condiciones, el museo resulto ser una traba para el conocimiento objetivoLa identidad humana universal es constitutiva y fundadora de nuestra cultura occidental desde el Renacimiento pero gracias a la valorizacin de los particularismos locales, recientemente se ha empezado a manifestarse una nueva figura de identidad, ya que cada grupo tiene su propia especificidad. Recuperar las races es descubrir modelos a medida, sin tener que remitirse a lo fantstico o excepcional. Esa identidad que se podra clasificar de identidad de proximidad, tiene a sustituir el ideal inaccesible de una humanidad nica y universal. Sin embargo la idea de las identidades regionales se erigi definitivamente en dogma y en nueva misin sagrada, e hizo del museo un mecanismo implcito de propaganda ideolgica.

2. Separacin y anexin: ensayo del tpico museal

A esas dos figuras sucesivas de la identidad les corresponden dos esquemas de reparto de los diferentes museos:

a) La identidad universal, principio de separacin, en un primer momento la tarea del museo era proteger la imagen del hombre de todo tipo de mancha, mezcla o confusin, mostrar lo humano en sus puntos lgidos, los destinados a simbolizar el espritu, de ah la extremadamente rigurosa seleccin de lo que podra entrar legtimamante al museo, el museo de arte slo conservaba la excepcin ejemplar: la representacin de los dioses y de los hroes.La vida de los museos est casi dominada por ese doble comento conflictivo de separacin y anexin. A la exigencia de separar, de distinguir escrupulosamente el objeto de museo de lo vulgar, de lo prosaico, de lo profano, se le opone el esfuerzo inverso por englobar todo en la representacin, para cubrir enteramente la realidad con una red cada vez ms densa y ms fina, la pretensin continuamente renovada de la aculturacin de la naturaleza, esto explica la relativamente reciente evolucin del tpico museal hace la segunda figura que ya anunciaba la apertura del museo a nuevos objetos ( las ciencias, las tcnicas, lo cotidiano, el propio territorio)

b) Identidad relativa, valorizacin de la anexin devoradora, ahora se trata de ampliar la influencia del hombre a toda la realidad, el museo se convierte en una amplia red en cuya malla atrapamos todas las cosas, la anexin trata de que no se le escape nada, invade la naturaleza para hacerla suya hasta recuperar lo prosaico y lo trivial.

Estas dos exigencias se cruzan para tejer la red museal con su desglose temtico, de su tensin y equilibrio resulta la multiplicidad combinatoria de los museos actuales.

Cuanto ms nos alejamos de la sacralidad para dirigirnos hacia lo cotidiano, ms entramos en el campo etnolgico, cuyo principio esencial de reparto de la relacin cultura/ naturaleza, que sustituye al antiguo principio de seleccin; la relacin sagrado/profano. Esta ampliacin y esa sustitucin de la apertura por la seleccin son dos figuras inversas y complementarias de un mismo proceso: abrir y cerrar proceden del mismo gesto, del mismo esquema y la inversin del sentido probablemente no cambie la estructura latente del sistema. La institucin del museo sigue rigindose por la misma problemtica: est en funcin del mismo mecanismo narcisista; en las operaciones de seleccin y de anexin el hombre sigue repitiendo incansablemente una historia tan vieja como la humanidad: la de narciso.

3 Sueos y delirioCiencias y tcnicas, etnografa, territorioEstos nuevos mbitos parecan presentar considerables ventajas y ser capaces de liberar la institucin del museo de dejar de seleccionar y acoger ampliamente. Los beneficios resultantes eran importantes: el museo1. Desacralizador por la apertura a los objetos profanos, 2 se democratizaba, mostrar al hombre su verdad concreta: presencia de lo cotidiano, , lo banal, las herramientas, las costumbres, el folclore, 3 cumpla una funcin didctica: ampliar el conocimiento mostrando las prcticas humanas.

Esos museo de la poca moderna, nacidos de una transformacin de la imagen del hombre, ahora tan grande, la de su poder estn realmente al margen de las objeciones contra el museo tradicional? En absoluto, porque tanto unos como otros siguen dominados por la problemtica de la identidad.a) El museo de las ciencias y tcnicas invita al visitante a entrar en un sueo, a sentirse por un momento piloto de cohete interplanetario y hacer realidad los viejos sueos de la humanidad, es decir objetivarse a travs de los rasgos idealizados que ofrece la imagen del otro. Los sueos ms peregrinos estn ahora al alcance de la mano y la ciencia se confunde totalmente con ficcin.b) Alimentandose de nuestra cotidianeidad, el museo de antropologa nos invita a identificarnos con un modelo que ha dejado de sernos ajeno porque ahora ya no sonlos hroes y los dioses, sino usted mismo y tambin yo. El museo de atnropologa es probablemente ms perverso que el museo cientfico y tcnico, ya que ofrece un delirio: descubrirse a s mismo como un se excepcional, la nueva figura de la fetichizacin de los expsitos es transformar los propios rasgos de identidad en valores ejemplares. El museo sigue desempeado secretamente el papel de un vendedor de ilusin. El museo al evolucionar, ha seguido la mutacin de su esquema de referencia inicial, el de la identidad sacralizadora.

4 Suprimir la institucin?

La funcin de reunir productos artsticos para mostrarlos y analizarlos tiene una considerable dimensin social y constituye, en tanto que medio de comunicacin, un instrumento muy poderoso cuyo uso deberamos aprender a controlar lo cual nos llevara a concluir que la figura institucional del museo constituye el aspecto pblico concreto e irreductible de la funcin museal, es decir, el aval de su reconocimiento oficial.

Podemos definir la institucin como la manera convencional de organizar la socializacin de una necesidad o de una funcin. El museo es la dimensin social e institucional de la recepcin.

El visitante entra en el museo, no para humanizarse reapropindose de los smbolos de su identidad patrimonial, sino para recibir percepciones sensibles. Hay que recordar que la recepcin es una funcin elemental de lo vivo en su relacin transaccional con el medio, esa experiencia sensible nunca es aprehendida de modo plenamente consciente por el sujeto y que no debe confundirse con una muy superficial delectacin o goce esttico, ni con la contemplacin mtica.La funcin de presentacin / recepcin parece ser propiedad exclusiva del museo, pues mediante el museo, el arte se dirige a m, el museo tiene el privilegio de ser la institucin de la aprehensin intuitiva; desde esta perspectiva, el mostrar o el hacer sentir es una de las ms importantes fuciones del museo, funcin que justifica su figura institucional.5 El Musum de Historia Natural un modelo?Cualquier institucin, al no ser en s ni buena ni mala, puede ser utilizada con propsitos a veces contradictorios. Nada obliga a pensar que la figura institucional en la que est inscrito el museo desde hace dos siglos sea la mejor posible.El musum de Historia Natural tuvo un estatus y una historia atpicos, desde sus orgenes see encargo de reunir muestras de la naturaleza con fines de estudio, pragmticos y didcticos, coleccin y conservacin no fetichistas, porque la naturaleza porque la naturaleza prodiga sus obras de arte generosa y espontneamente. As fue como el Musum, compuesto inicialmente por expsitos vivos, pudo eludir la sacralizacin; y por eso no debemos considerar su figura actual como un fracaso, pues solo tena un enfoque exclusivo de conocimiento y de accin, la grandeza del Musum es su independencia radical con respecto a la identidad y su preocupacin por vincular la eficacia prctica con el conocimiento. El enfoque es enciclopdico: mostrar sinpticamente y destacar las redes que unen secretamente linajes paralelos; en definitiva, lo vivo se entiende desde entonces como modelo de lo cultural. Y por qu no imaginar un museo de arte creado sobre el modelo del Musum? Un museo que presentara series de obras, variaciones y accidentes, en definitiva, la visualizacin de una lgica y de sus dificultades, lo mimo que se intent hacer en mbitos poco comprometidos con respecto a la sacralidad del arte, como son el arte popular y la arqueologa.Estatus de la museologa

La importancia del acto de exponer, los procesos de recuperacin con fines ideolgicos, los consiguientes esfuerzos por escapar de la sacralizacin y los patinazos hacia otro tipo de ilusiones, son otros tantos fenmenos que exigen una disciplina capaz de teorizarlos. A esa disciplina se le dio el nombre de museologa, sin saber realmente cul era su objetivo ni cul iba a ser su tarea.

La museologa as entendida, no sera ms que el intento de aportar una respuesta racional a la pregunta de la finalidad de la institucin museal. Pero antes de precisar esta definicin, hay que discutir el estatus de la museologa con respecto a la ciencia y levantar la hipoteca de su eventual pertenencia al campo de las disciplinas cientficas.

1. La especificidad del campo musealHay que reconocer que la disciplina existe, como su propia denominacin, y que la reivindican especialistas que consideran que la practican, pero queda por saber si responde a una definicin unitaria y satisfactoria. Hemos de sealar la falta de consenso sobre la definicin de la museologa y la determinacin de su objeto, a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho desde hace ms de treinta aos para intentar caracterizar la museologa, el consenso todava no se alcanz y sigue reinando la mayor confusin en cuanto a la definicin de esta peculiar disciplina.

Sin duda es difcil determinar el objeto de una disciplina que todava no se ha definido enteramente y recprocamente, definir una disciplina cuyo objeto no se conoce-: de ah que, en este aspecto, tambin reinen la incertidumbre y el desacuerdo. Hemos estado obsesionados por la idea de que el objeto de la museologa es el museo, el objeto de la museologa no puede ser el museo.

Frente a las incertidumbres que pesan sobre la museologa y sobre su objeto hay que precisar lo que aporta la mirada filosfica. Para elaborar su obra, el filsofo define campos generadores de problemas a los que respondern los conceptos, lo cual se traduce en tres operaciones complementarias: 1. Definir campos de especificidad, 2. Formular problemas, 3. Elaborar conceptos como soluciones a problemas. Hay que situar exactamente la problemtica especfica del museo a partir de este planteamiento del proceso de problematizacin.1 Analoga del campo museal y del campo poltico

Z.Z. Strnsk empez a denunciar hace mucho tiempo la inadecuacin del museo como objeto de la museologa. Fu l quien advirti sobre la necesidad de definir una especificidad del campo museal con respecto al cual el museo no sera ms que un caso particular, incluso un simple medio al servicio de una funcin. En efecto, hay un campo especfico que no se reduce a una institucin particular, sino que sustenta tericamente un abanico de instituciones diversas: as experiencias tan diferentes como los ecomuseos, los museobus, los museos de reproducciones o incluso las bases de datos infomatizadas, interesan a la museologa en la medida en que pertenecen a la campo museal, aunque no se identifiquen con la figura habitual del museo. Podemos hablar entonces de lo museal, del mismo modo que se dice por ejemplo lo poltico y no se confunde con la poltica.La especificidad del campo museal fue concretada por la museloga eslovaca Anna Gregorov, cuando afirmaba desde el punto de vista ontolgico que el museo se define por una relacin especfica entre el hombre y la realidad. Esa relacin remite a la funcin social de coleccin y de preservacin conscientes y sistemticas y a la utilizacin cientfica, cultural y educativa de objetos inanimados, materiales, mviles (sobre todo tridimensionales) que documentan el desarrollo de la naturaleza y la sociedad, la especificidad de lo museal es la funcin documental intuitiva concreta.2. El problema de la homogeneidad del campoFilosficamente hay dos conceptos del museo cada uno de los cuales responde a uno de estos dos problemas, ambos conceptos coexistieron casi como homnimos mientras se desarrollaba el museo-institucin. Lo sagrado determina el problema de la seleccin y de la proteccin (esto es digno de ser conservado?, cmo preservarlo?), mientras que lo documental define el problema de la presentacin (qu mostrar?, cmo mostrarlo?).

3. Interseccin de los dos planos

Estos dos planos tienen procesos comunes que justificaran un mismo tratamiento: el museo imaginario puede a veces ser utilizado para fines de sacralizacin y el museo institucional garantiza la gestin documentaria.La museologa precede y fundamenta la institucin museo y por ello puede mostrar cmo lo museal se manifest antes del nacimiento oficial del museo bajo diferentes formas, como las salas de curiosidades o los museos de sustitutos, tambin es cierto que el cuestionamiento reflexivo y la constitucin de la disciplina precedieron a la existencia histrica del museo como institucin.

Lo museal -es decir la funcin documental intuitiva concreta- tiene como carcter original el de producir histricamente la institucin del museo, al igual que lo poltico produjo histricamente el Estado como un medio de accin. Es difcil disociarlos, y este aspecto ser esencial en la definicin de la museologa.

2. Porqu la museologa no es una cienciaLa museologa no responde realmente a los criterios que definen una ciencia. Destacaremos tres importantes criterios que caracterizan cualquier plantemaiento cientfico y que sirven muy en especial para identificar las ciencias humanas cuyo valor cientfico se suele cuestionar: el mtodo de modelizacin, la fecundidad y la objetividad.

a) La museologa practica cientficamente la modelizacin? No parece que haya actualmente ningn modelo que pueda servir para explicar la relacin museal de hombre con la realidad. En la medida en que el museo es una institucin creada deliberada y conscientemente por el hombre para unos fines determinados, cualquier forma de modelizacin ser como mximo ilustrativa o normativa, pero no explicativa. En general los modelos servirn para decir lo que debe de ser el museo y no para explicar lo que es.

b) La museologa genera contenidos de conocimiento?

Toda ciencia es una herramienta de explicacin y de previsin de los fenmenos basada en el postulado del determinismo. Sin duda este rigor es menor en las ciencias humanas que tienden a acercarse a ellas por los mtodos d aproximacin que les proporciona el uso de la estadstica. En esas ciencias, el autntico conocimiento se arraiga en la recurrencia del modelo en la posibilidad de aplicar fructferamente el mismo modelo a un nmero ilimitado de casos para prever los fenmenos. Como metadisciplina, la museologa no porporciona ningn contenido de conocimiento, es slo una reflexin sobre una organizacin de conocimiento.

c) la museologa es una disciplina objetiva?

La museologa no practica ninguna objetividad, el museo est siempre constuyendose y transformndose. La museologa no estudia la evolucin de los museos desde el exterior, privndose de cualquier accin sobre lo que analiza, sino que lo modifica para actuar mejor a travs del l. El museo no es para la museologa un fenmeno para comprender y explicar, sino una institucin o un conjunto de herramientas para definir y parar corregir. No se trata de determinar lo que es lo museal, como determinar cmo esa funcin social reconocida debe ejercerse realmente, la museologa se parecera ms bien a las disciplinas normativas.Por todas estas razones, no parece posible equiparar la museologa con un ciencia, ni tan siquiera con un ciencia en vas de elaboracin, pues realmente no responde a ninguno de los requisitos necesarios para la definicin y el ejercicio de las ciencias humanas. El debate queda pues cerrado.

3 Una disciplina filosficaEl trmino prctica puede revestir un sentido muy fuerte segn el cual la prctica resulta inseparable de una teora que la sustenta, la razn prctica no es ms que otro nombre para designar las condiciones de ejercicio de la voluntad razonable. La prctica del museo no puede confundirse con la rutina de las tareas cotidianas, o incluso con las tcnicas de expografa y de la exposicin, sino que consistira en poner en prctica, segn los principios elaborados por esa teora, objetivos de accin para el museo. As la museologa se definira, pues, por la conjuncin de una teora y una prctica.En la medida en que la museologa trata lo museal, entra en pleno derecho en lo que podramos llamar las filosofas regionales. Estas diversas disciplinas abordan cada uno de los fundamentos de un campo especfico de relacin del hombre con la realidad.La museologa no es nada ms que la filosofa de lo museal, encargada de comprender la especificidad de esa relacin y de definir las modalidades concretas de su aplicacin, la filosofa no es un saber ( conocimiento fundamental y definitivo) ni una ciencia ( planteamiento de adquisicin de conocimiento a la vez histrico y acumulativo); como actividad fundadora, la filosofa es ms bien el principio de todas las metateoras, podramos decir que la museologa es la metateora de la ciencia documental intuitiva. Por otra parte la museologa est estrechamente vinculada a los cimientos de la accin, interviene en la definicin de los objetivos del museo, ya que su papel principal es fijar el sentido de la institucin, debe entenderse como el principio de una actividad, es decir, de una manera de actuar consciente. Si el museo puede considerarse, no solo como un instrumento didctico, sino como una poderosa herramienta de conocimiento, siempre es un medio al servicio de otra cosa, y a esta metadisciplina que es la museologa le corresponde determinar los fines.

El museo es una institucin diversificada y reformable cuyos objetivos se pueden determinar y sobre la que se puede actuar para transformarla. No hay, pues, un modelo normativo nico de ideal del museo que haya que respetar o buscar a cualquier precio. Estamos ms bien buscando una institucin o un haz de instituciones que pueda responder a necesidades especficas de la sociedad humana. La cuestin estriba ahora en saber a qu necesidades debe responder y si estas necesidades son susceptibles de evolucionar. Justamente por eso es posible de hablar de tica.

La tica consiste en dejar que el hombre defina libremente sus valores para seguidamente proporcionarle los medios para alcanzarlos. La tica es la teora del relativismo de los valores.

Cada institucin porque es convencional y, por lo tanto susceptible de conocer figuras e interpretaciones muy diversas, siempre est controlada por una tica que decide su norma y su buen uso. Es la tica la que le da un sentido a la institucin, la que la hace comprensible, pues la satisfaccin de la necesidad y el ejercicio de la funcin estn limitados por la institucin y puestos al servicio de un orden de valores. El museo no se libra de esta regla: la institucin limita la funcin documental concreta, pues no se rene y muestra cualquier cosa de cualquier modo, sino que se hace siempre en nombre de un sistema de valores.La museologa siempre se practico como una tica, o ms bien como una moral, es decir, ligada a dogmas inmutables, sobre todo, plantear los valores del humanismo occidental como valores absolutos y definitivos. Esos supuestos morales impuestos desde el exterior privaban a la museologa de su tarea de determinacin de los valores, pues toda moral es una tica truncada, separada de su poder de decisin, es decir, de una ideologa que desconoce sus autnticos fundamentos.

La museologa debe pues, desprenderse de cualquier moral, es decir, de cualquier jerarqua de valores recibida desde el exterior como una restriccin.Lo museal, para conquistar una independencia real, tambin tuvo que abandonar los supuestos humanistas de los que pareca inseparable. En ese contexto, la nueva museologa se presento en su momento como el estandarte de la tica por su rechazo deliberado de los valores impuestos, como una protesta contra un sistema de valores desgastado, concretamente contra la moral burguesa que quiere a toda costa preservar el orden que la justifica.

En tanto que tica, la museologa es una rama de la filosofa encargada de definir a la vez valores y una conducta determinada en el marco que constituye el campo museal. Sin ningn orden de valores est inscrito de una vez por todas en la naturaleza de las cosas, nos corresponde a nosotros inventarlo en funcin de nuestras aspiraciones y de nuestras urgencias. No obstante, en la medida en que se trata de una relacin especfica del hombre con la realidad, concierne a todos los hombres, y juntos corresponde fundar un orden de justicia social y de paz.

De este modo no tendremos que preguntarnos qu es la museologa, ms bien tenemos que decirnos que slo ser lo que la hagamos ser.

As entendida, la museologa es una filosofa de lo museal con dos tareas: 1. Servir de metateora de la ciencia documental sensible, y 2. Ser adems una tica reguladora de cualquier institucin encargada de administrar esa funcin documental intuitiva concreta, ya revista esa institucin la figura de un museo o no. Esto significa que define la especificidad de un campo y que determina sus finalidades, as como los medios de ponerla en prctica. A ella le corresponde decir por qu mostrar qu objetos, a quin y en qu condiciones.A la museologa le corresponde decidir las finalidades, es decir, le corresponde una misin, en la cual hay ms un matiz de responsabilidad que la idea de la realizacin metdica de una tarea; esta misin consiste en tres aspectos complementarios: la teora de lo museal, los fines y los medios de su realizacin concreta.

a) Construir la teora de lo msueal. A la museologa le corresponde definir su campo, precisar lo que es el punto de vista museal sobre una cosa cualquiera; la museologa decide el enfoque, la extensin y la comprensin de lo llamado musealia (los objetos del museo que el museo transforma en expsitos).

Tomando deliberadamente partido por una opcin museolgica, se puede decir que es museal todo acto, institucional o no, que trate de reunir, de forma directa o sustitutiva, objetos sensibles cualesquiera, para analizarlos y presentarlos a un pblico.b) Determinar los objetivos. Definir los fines para alcanzar, los valores a los que se va a someter el conjunto de medios que dependen de la funcin documental concreta. Podemos reunir, analizar y mostrar objetos por razones muy diversas como el conocimiento y tambin el uso pragmtico. Cualquier herramienta documental siempre es un medio junto a otros medios posibles cuyo uso puede ser desviado en provecho de algunos.Si hubiera que adoptar una postura clara en cuanto a los objetivos en el tratamiento de las formas y de los espacios percibidos, es decir, en el estudio de los esquemas perceptivos y de las imgenes que los vehiculan, como la comprensin de su impacto sobre la cultura, todo objeto es sensible es soporte de formas y es generador de espacio, ya sea este objeto natural o cultural, tcnico, etnolgico o artstico. Si el vnculo entre el arte y e museo es congnito, no por ello es exclusivo, pues todo expsito puede funcionar como un producto del arte, en tanto porte en l un potencial de utilizacin del espacio.c) Elaborar los medios. Consiste ne construir las herramientas ms adecuadas para alcanzar los objetivos definidos, y esas herramientas no se reducen en absoluto al museo en la figura tradicional que conocemos. Globalmente esos medios son dos: uno es terico (la ciencia documental)y el otro prctico ( la museografa), es un error minimizar la museografa, pues concreta y realiza, bajo la tutela de la museologa, los objetivos que esta define y sus modalidades diferirn segn que el objetivo sea conservar piadosamente o educa al pblico, o presentara un objeto cualquiera por su impacto senso-motriz.

Es en la institucin donde los principios museolgicos encuentran lo ms eficaz y lo ms estructurado de sus medios, porque la institucin es la figura socialmente organizada de la gestin de lo museal; pero la institucin no es el nico medio y prueba de ello son las discusiones sobre la ampliacin del campo museal.

La forma institucional s que tiene una gran importancia social y adems es el mejor medio para estabilizar los valores adquiridos; por ello constituye el punto de llegada normal del proceso.

La museologa determina dos tipos de principios que, por su parte, necesitan medios paralelos: 1 desde el punto de vista terico, la museologa define el campo museal e indirectamente la ciencia documental como el medio para ejercer el conocimiento en materia de fenmenos sensibles, 2 desde el punto de vista prctico, determina valores y genera, en concepto de medio, una prctica museogrfica.La metfora del automvil permite explicar con una imagen el papel exacto de la museologa, pues no basta con poseer un automvil y con haber aprobado el carn de conducir para saber a dnde se va. Y el conocimiento de la geografa o de la mecnica del automvil no decidir si quiero pasar mis vacaciones en el Sahara o en el cabo norte. Pero cuando haya decidido a donde voy, e s posible que necesite algunas nociones de geografa y de mecnica, pues el itinerario y los problemas mecnicos que podran plantearse son muy diferentes en los dos casos. Esta es al parecer, la relacin que une la museologa (voluntad del conductor), lo museal (el viaje), los valores (el lugar de destino), la ciencia documental (la geografa), la museografa (los conocimientos prcticos del mecnico) y el museo (el motor de automvil).