El matrimonio se ha convertido en un tabú, o una idea sacada de un cuento de hadas, en el que prima el proverbio popular, si no funciona nos separamos y punto. Lo primero que debemos saber es que para casarse tenemos que tomar en cuenta la decisión de Dios para nuestra vida en matrimonio. Todos soñamos con una princesa o un príncipe azul, jamás tomamos en cuenta a Dios para que El dirija mis pasos para conocer el príncipe azul; un cordel de un doblez, pronto será abatido; el de dos dobleces resistirá un poco, pero el de tres dobleces jamás será dominado absolutamente por nada y por nadie.Al seguir los pasos con un propósito matrimonial debemos tener presente:1).- ser amigos2).- ser enamorados3).- ser novios4).- ser espososEn estos períodos de tiempo, vamos conociendo y adaptándonos a vivir en pareja; cada vez más cerca del matrimonio; siempre debemos poner en primer lugar a Dios para este proceso hacia el matrimonio, y luego ser esposos, para que nuestra familia sea fortalecido y para siempre. En Eclesiastés 4.11-12 dice: “También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.”El versículo 11 podemos interpretar, que de una forma se refiere al matrimonio el marido y la mujer, y también de dos amigos compañeros de viaje en un lugar de turismo; es pues el mutuo estímulo de dos creyentes al amor y a las buenas obras; y el versículo 12 nos dice con una buena razón; con las batallas contra nuestros enemigos espirituales a los que debemos vencer con la ayuda de Dios. Con nuestro único Dios llegamos a ser tres, y es una linda figura de la unidad, Dios, esposo y esposa, tres cordones formando la unidad que jamás se romperán.