el libro de mi destino

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  • 1Sin tener en cuenta el honor y la reputacin de supadre, mi amiga Parvaneh haca cosassorprendentes. Hablaba en voz alta por la calle ymiraba los escaparates, incluso a veces se parabay me sealaba los artculos expuestos. Daba igualque le repitiera: Vmonos, es de malaeducacin; no me haca caso. En una ocasin,hasta me grit desde la acera de enfrente y, por sifuera poco, me llam por mi nombre de pila. Senttanta vergenza que rogu que se me tragara latierra. Gracias a Dios, no haba por all cercaningn hermano mo, porque no s qu habra

  • pasado si me hubieran visto.

    Cuando nos marchamos de Qum, mi padre permitique siguiera asistiendo a la escuela. Ms tarde, alexplicarle que en Tehern las nias no llevabanchador en clase y que sera el hazmerrer de miscompaeras, accedi a que me pusiera slo unhiyab, un pauelo de cabeza, pero hube deprometerle que ira con cuidado y que no meestropeara ni corrompera, para que l no tuvieraque avergonzarse de m. Yo no entenda que unania pudiera estropearse, como la comida; pero ssaba qu hacer para no avergonzar a mi padre,aunque no llevara chador ni hiyab. Una vez o quemi to Abbas le deca: Hermano, una muchachatiene que ser buena por dentro. No se trata de quelleve un hiyab adecuado. Si es mala, puede hacermil cosas bajo su chador que mancillen el honorde su padre. Ahora que te has instalado enTehern, tendris que vivir como teherans. Lostiempos en que se encerraba a las chicas en casa

  • pasaron a la historia. Djala ir a la escuela yvestirse como las otras nias, o slo conseguirsque destaque an ms.

    El to Abbas era muy sensato y prudente, yo loadoraba. Entonces l ya llevaba casi diez aosviviendo en Tehern; slo regresaba a Qum cuandomora algn familiar. Mi abuela paterna, que enpaz descanse, siempre le deca: Abbas, por quno vienes a verme ms a menudo? Y el to Abbassoltaba una carcajada y responda: Qu quieresque haga. Diles a nuestros parientes que se mueranms a menudo. Mi abuela le daba un cachete y lepellizcaba la mejilla, tan fuerte que le quedaba lamarca un buen rato.

    La mujer de mi to Abbas era de Tehern.Siempre usaba chador cuando vena a Qum, perotodos saban que en la capital prescinda hasta delhiyab. Sus hijas no observaban esas normas deconducta y tampoco llevaban hiyab en la escuela.

    Cuando muri mi abuela, sus hijos vendieron la

  • casa familiar donde vivamos y repartieron lasganancias. El to Abbas le dijo a mi padre:

    Hermano, ste ya no es un buen sitio paravivir. Haz las maletas y ven a Tehern. Uniremosnuestras partes y compraremos una tienda. Tealquilar una casa cerca de la ma y trabajaremosjuntos. Ven; empieza a construir tu propia vida. Elnico sitio donde puedes ganar dinero es en lacapital.

    Al principio, mi hermano mayor, Mahmud, seopuso.

    En Tehern, la fe y la religin son algosecundario deca.

    Pero mi hermano Ahmad estaba contento.S, tenemos que ir insista. Al fin y al

    cabo, debemos labrarnos un futuro.Pero pensad en las nias les advirti

    madre. En Tehern no encontrarn un maridodecente, all no conocemos a nadie. Todos nuestrosamigos y parientes viven aqu. Masumeh tiene sucertificado de primaria desde el ao pasado y yaha estudiado un ao ms de la cuenta. Va siendo

  • hora de casarla. Y Fati debe empezar la escuelaeste ao. Slo Dios sabe qu sera de ella enTehern. Todos dicen que las nias criadas all seestropean.

    No se atrever dijo Al, que cursabacuarto grado. Acaso no estoy yo aqu? Lavigilar como un halcn y no dejar que se desve.Y le propin una patada a Fati, que jugabasentada en el suelo. Mi hermana se ech a llorar,pero nadie le hizo caso.

    Eso son tonteras repuse yo, yendo aabrazarla. Insinas que todas las nias deTehern son malas?

    Mi hermano Ahmad, que adoraba Tehern, legrit a Fati:

    Cllate! Entonces se volvi hacia losdems y aadi: El problema es Masumeh. Lacasaremos aqu y nos iremos a Tehern. As nosquitamos un problema de encima. Y Al seencargar de vigilar a Fati. Dio unas palmaditasen el hombro a Al y, orgulloso, dijo que suhermano pequeo era honesto y actuara

  • responsablemente.Me sent frustrada. Ahmad siempre se haba

    opuesto a que yo fuera a la escuela. Como l eramuy mal estudiante, suspenda un curso tras otro yhaba tenido que dejar los estudios; no quera quefuera ms culta que l.

    A mi abuela, que en paz descanse, tampoco legustaba que yo siguiera en el colegio, y siempre leestaba diciendo a mi madre: Tu hija no tieneaptitudes. Cuando la cases, te la devolvern alcabo de un mes. Y a mi padre: Por qu siguesgastando dinero en esa nia? Las nias sonintiles. Pertenecen a otro. Trabajas mucho, gastasmucho en ella, y al final tendrs que pagar muchoms para entregrsela a otro hombre.

    Ahmad estaba a punto de cumplir los veinte, perotodava no tena empleo fijo. Aunque trabajaba derecadero en la tienda del bazar del to Asadol,siempre andaba deambulando por las calles. No separeca a Mahmud, que, pese a ser slo dos aos

  • mayor que l, era serio, responsable y tan devotoque jams olvidaba sus oraciones ni se saltaba losayunos. Todos crean que Mahmud le llevaba diezaos a Ahmad.

    Madre quera que Mahmud se casara con miprima materna, Ehteram-Sadat, y deca que staera una sayyida, una descendiente del Profeta.Pero yo saba que a mi hermano le gustabaMabubeh, mi prima paterna. Cada vez que vena anuestra casa, Mahmud se ruborizaba y empezaba atartamudear. Se quedaba en un rincn, desde elcual observaba a Mabubeh, sobre todo cuando leresbalaba el chador de la cabeza. Y ella, benditasea, era tan alocada y traviesa que olvidabacubrirse debidamente. Cuando mi abuela laregaaba por no ser ms recatada delante de unhombre que no era pariente directo suyo, lecontestaba riendo: Tranquila, abuela!, es como sifueran mis hermanos.

    Yo me haba fijado en que, nada msmarcharse Mabubeh, Mahmud se sentaba a rezardurante dos horas, y luego no paraba de repetir:

  • Que Dios se apiade de mi alma! Supongo quecrea que haba pecado, pero eso slo Dios losabe.

    Durante un tiempo, antes de irnos a vivir aTehern, hubo peleas y discusiones frecuentes encasa. Slo haba acuerdo unnime en que tenanque casarme y librarse de m. Pareca que toda lapoblacin de Tehern estuviera aguardando millegada para corromperme. Yo iba a diario alsantuario de la santa Masumeh y le suplicaba queintercediese para que mi familia me llevaraconsigo y me dejara ir a la escuela. Lloraba y melamentaba de no ser un chico, y soaba conenfermar y morir, como Zari. Zari era tres aosmayor que yo, pero contrajo difteria y muri a losocho.

    Gracias a Dios, mis oraciones fueronescuchadas, y nadie llam a nuestra puerta parapedir mi mano. Cuando lleg el momento, mipadre arregl sus asuntos y el to Abbas nos

  • alquil una casa cerca de la calle Gorgan. Todosestaban pendientes de lo que la vida me deparara.Cada vez que mi madre se encontraba en compaade personas a quienes consideraba importantes,comentaba: Ya va siendo hora de casar aMasumeh, mientras yo me ruborizaba de rabia yhumillacin.

    Pero la santa Masumeh estaba de mi parte ynadie apareci. Al final, mi familia habl con unantiguo pretendiente que ya se haba casado ydivorciado, para proponerle que me ofrecieramatrimonio. Era acomodado y relativamente joven,pero no se saba por qu se haba divorciadoapenas unos meses despus de casarse. Mepareci feo y antiptico. Cuando descubr loshorrores que me esperaban, dej a un lado elrecato y las ceremonias, me arroj a los pies de mipadre y llor desconsoladamente hasta queaccedi a llevarme con ellos a Tehern. Mi padretena buen corazn y me quera aunque fuera unania. Segn mi madre, despus de la muerte deZari, l se haba preocupado mucho por m; yo era

  • muy delgada y mi padre tema que murieratambin. Siempre crey que, como se habamostrado desagradecido cuando naci Zari, Dioslo haba castigado y se la haba llevado. Quinsabe, quiz tambin haba sido desagradecido enel momento de mi nacimiento. Pero yo lo queramucho. Era la nica persona en casa que meentenda.

    Todos los das, cuando mi padre volva deltrabajo, yo coga una toalla y esperaba junto a lafuente. l se apoyaba en mi hombro y meta lospies en el agua varias veces. Luego se lavaba lasmanos y la cara. Le tenda la toalla y, mientras sesecaba, me miraba con sus ojos castao claro, yentonces yo confirmaba que me quera y que estabaorgulloso de m. Me daban ganas de besarlo, perono estaba bien visto que una nia ya mayor besaraa un hombre, aunque fuera su padre. Por el motivoque fuese, se compadeci de m y le jur que nome echara a perder ni le dara motivos paraavergonzarse de su hija.

  • Aunque haba conseguido que me llevaran aTehern, que me dejaran ir a la escuela iba a serms difcil. Ahmad y Mahmud se oponan a que yocontinuara estudiando, y mi madre crea que erams importante que me apuntara a clases decostura. Pero con mis ruegos, splicas y lgrimasincontenibles consegu convencer a mi padre paraque les plantara cara, y al final me matricul en eloctavo curso de la escuela secundaria.

    Ahmad se enfad tanto que, de haber podido,me habra estrangulado, y aprovechaba cualquierexcusa para pegarme. Pero yo saba qu era lo queen el fondo lo fastidiaba, y por eso me callaba. Miescuela no estaba muy lejos de casa; slo tardabaquince o veinte minutos a pie. Al principio, Ahmadme segua a hurtadillas, pero yo me cea bien elchador procurando no darle ningn pretexto.Mahmud, por su parte, dej de hablarme y meignoraba por completo.

    Mis dos hermanos mayores encontrarontrabajo. Mahmud en una tienda del bazar,propiedad del hermano del seor Mozaffari, y

  • Ahmad como aprendiz en un taller de carpinteradel barrio de Shemiran. Segn Mozaffari, Mahmudno sala de la tienda y era digno de confianza, y mipadre siempre deca: En realidad, es Mahmudquien lleva el negocio del seor Mozaffari.Ahmad enseguida hizo amigos y empez a llegartarde a casa por las noches. Al final, todos nosdimos cuenta de que el pestazo que desprenda erade alcohol, arak para ser exactos, pero nadiedeca nada. Padre agachaba la cabeza y no ledevolva el saludo; Mahmud le daba la espalda ymurmuraba: Que Dios tenga piedad, que Diostenga piedad, y madre corra a recalentarle lacena y deca: Mi hijo tiene dolor de muelas y seha puesto alcohol para aliviarse. No estaba claroqu clase de dolor de muelas era aqul, un dolorque jams se curaba, pero ella acostumbrabaencubrir a Ahmad. Al fin y al cabo, era supredilecto.

    Mi hermano Ahmad haba encontrado otropasatiempo: vigilar la casa de nuestra vecinadesde una ventana del piso de arriba. La seora

  • Parvin se pasaba la vida arreglando cosas en supatio delantero, y a veces se le resbalaba elchador. Ahmad no se mova de la ventana de lasala de estar. Una vez, incluso vi que secomunicaban mediante signos y gestos.

    El caso es que Ahmad estaba tan entretenidoque se olvid de m por completo. Cuando mipadre me dio permiso para ir a la escuela con unpauelo de cabeza en vez del chador, slo tuve quesoportar un da de gritos y peleas. Ahmad no loolvid, pero dej de regaarme y ni siquiera mediriga la palabra. Para l, yo era lapersonificacin del pecado. Ni me miraba.

    Sin embargo, no me importaba. Iba a laescuela, sacaba buenas notas y tena muchasamigas. Qu ms poda pedirle a la vida? Erarealmente feliz, y lo fui an ms cuando Parvanehse convirti en mi mejor amiga y prometimos notener secretos entre nosotras.

    Parvaneh Ahmadi era una chica muy alegre. Se le

  • daba bien el voleibol y jugaba en el equipo delcolegio, pero en los estudios no iba muy bien. Yoestaba convencida de que no era mala chica,aunque no respetara las normas. Me refiero a queno distingua el bien del mal ni lo correcto de loincorrecto, y nunca pensaba en el buen nombre niel honor de su padre. Tena hermanos, pero no lostema. A veces hasta se peleaba con ellos y, si lepegaban, devolva los golpes. Parvaneh loencontraba todo gracioso y rea dondequiera queestuviese, incluso en la calle. Tambin pareca queno le hubieran enseado que cuando una chica reno deben vrsele los dientes y nadie debe orla. Seextraaba mucho si yo le deca que rer as eraindecoroso y que no deba hacerlo. Entonces memiraba sorprendida y me preguntaba: Por qu?A veces se quedaba mirndome como si yo fuerade otro planeta. (Y acaso no tena razn?) Porejemplo: ella conoca los nombres de todos loscoches y quera que su padre se comprara unChevrolet negro. Yo ignoraba qu tipo de cocheera un Chevrolet, pero no quera admitirlo para no

  • hacer el ridculo.Un da seal un coche muy bonito que

    pareca nuevo y pregunt:Parvaneh, se es el Chevrolet que te gusta?Ella mir el coche, luego a m, solt una

    carcajada y dijo casi a gritos:Qu risa! Cree que un Fiat es un

    Chevrolet!Me ruboric, muerta de vergenza por sus

    carcajadas y por mi estupidez al haber revelado,finalmente, mi ignorancia.

    La familia de Parvaneh tena una radio y untelevisor. Yo haba visto un televisor en casa delto Abbas, pero en la ma slo tenamos una radiogrande. En vida de mi abuela, y cuando mihermano Mahmud estaba en casa, nuncaescuchbamos msica, porque era pecado, sobretodo si el cantante era mujer y la cancin, ligera.Nuestros padres eran muy religiosos y saban queescuchar msica era inmoral, pero no eran tanestrictos como Mahmud y les gustaban lascanciones. Cuando mi hermano mayor no estaba,

  • mi madre encenda la radio. Pona el volumenbajo, por supuesto, para que no la oyeran losvecinos. Incluso se saba la letra de algunascanciones, sobre todo las de Puran Shahpuri, ysola cantarlas en voz baja en la cocina.

    Madre, sabes muchas canciones de Puranle dije un da.

    Ella dio un respingo.Cllate! me espet. Qu pretendes?

    Que tu hermano nunca te oiga decir esas cosas!Cuando mi padre llegaba a la hora de comer,

    encenda la radio para escuchar las noticias de lasdos y luego se le olvidaba apagarla. Entoncesempezaba el programa de msica Golha y, sindarse cuenta, mova la cabeza al comps de lamsica. No me importa lo que dijeran: estoyconvencida de que le encantaba la voz de Marzieh.Cuando ponan sus canciones, mi padre nuncadeca Que Dios tenga piedad de nosotros!Apaga eso! Pero, si cantaba Vighen, de pronto seacordaba de su fe y devocin y gritaba: Yavuelve a cantar ese armenio! Apaga la radio! Sin

  • embargo, a m me gustaba la voz de Vighen. No spor qu, pero me recordaba al to Hamid. Que yorecuerde, Hamid era un hombre apuesto. No separeca a sus hermanos ni a sus hermanas. Ola acolonia, algo nada habitual en mi familia. Cuandoera pequea, me coga en brazos y le deca a mimadre:

    Te felicito, hermana! Qu nia tanpreciosa! Gracias a Dios, no se parece a sushermanos. Si no, tendras que buscar un gran tonely encurtirla en vinagre para aclararle la piel.

    Pero qu dices! exclamaba mi madre.Acaso mis hijos son feos? Son muy guapos, loque pasa es que tienen la piel un poco aceitunada,pero eso no es malo. Los hombres no deben serguapos. Siempre se ha dicho que los hombres hande ser desgarbados, feos y antipticos!

    Y lo repeta como una cantinela, mientras suhermano rea a carcajadas.

    Yo me pareca a mi padre y a su hermana. La gente

  • sola tomarnos a mi prima Mabubeh y a m porhermanas. Pero ella era ms guapa. Yo era delgaday ella, llenita; yo tena un pelo lacio que, hiciera loque hiciese, no consegua rizar, mientras que ladensa cabellera de mi prima estaba repleta detirabuzones. Pero ambas tenamos los ojos verdeoscuro y la piel clara, y al rer nos salan hoyuelosen las mejillas. Mabubeh tena los dientes un pocotorcidos, y siempre me deca: Tienes muchasuerte. Qu dientes tan blancos y rectos.

    Mi madre y el resto de la familia erandiferentes. De piel aceitunada, ojos negros y pelorizado, estaban un poco gordos, aunque ningunoera tan corpulento como la hermana de mi madre,la ta Gamar. No eran feos, desde luego, y mimadre an menos. Cuando se depilaba las cejas yel vello facial, era clavada al retrato de MissSunshine de nuestros platos y bandejas. Mi madretena un lunar junto al labio, y siempre deca: Elda que vuestro padre vino a pedir mi mano, seenamor de m nada ms reparar en mi lunar.

  • Yo tena siete u ocho aos cuando el to Hamid semarch. Al venir a despedirse, me cogi enbrazos, mir a mi madre y le dijo: Te lo ruegopor Dios, hermana: no cases a esta flor antes detiempo. Djala estudiar y convertirse en unadama.

    El to Hamid fue el primer miembro de lafamilia que viaj a Occidente. Yo no tena ningunaimagen de ningn pas extranjero. Crea que elextranjero era un lugar como Tehern, slo quems lejano. De vez en cuando, nos enviaba unacarta y fotografas para la abuelita Aziz. Eran unasfotos preciosas. No s por qu, pero siempreapareca de pie en un jardn, rodeado de plantas,rboles y flores. Ms adelante envi una donde selo vea con una mujer rubia que no llevaba hiyab.Nunca olvidar ese da. Al atardecer, la abuelitaAziz vino para que mi padre le leyera la carta. Mipadre estaba sentado al lado de su madre, mi otraabuela, en los cojines del suelo. Primero ley lacarta en silencio, y de pronto exclam:Maravilloso! Felicidades! Hamid Aga se ha

  • casado y nos enva una fotografa de su esposa.La abuelita Aziz se desmay, y mi abuela

    paterna, que nunca se haba llevado bien con ella,se tap la boca con el chador y ri. Mi madre sedaba palmadas en la cabeza, sin saber sidesmayarse o reanimar a su madre. Al final,cuando la abuelita Aziz recobr el conocimiento, ytras beber abundante agua caliente con azcar,pregunt:

    Pero, esa gente, no son pecadores?No, no lo son! exclam mi padre con

    despreocupacin. Al fin y al cabo, son cultos.Armenios.

    La abuelita Aziz empez a darse palmadas enla cabeza, pero mi madre le sujet las manos ydijo:

    Basta, por el amor de Dios. No es tangrave. La ha convertido al islam. Puedes ir ypreguntar a cualquier varn. Un musulmn puedecasarse con una no musulmana y convertirla. Yadems as gana una recompensa de Dios.

    S, lo s repuso la abuelita, lanzndole

  • una mirada lnguida. Algunos de nuestrosprofetas e imanes tomaron esposas no musulmanas.

    Esto es una bendicin asegur mi padre,jovial. Cundo vamos a celebrarlo? Unaesposa extranjera merece una gran fiesta.

    Mi abuela paterna frunci el ceo y dijo:Dios nos libre! Todas las nueras son malas,

    pero sta, para colmo, es extranjera, ignorante, yno sabe nada de la pureza y la impureza en nuestrafe.

    La abuelita Aziz, que pareca haber recobradolas fuerzas, se recompuso y, cuando se levantpara marcharse, declar:

    Una novia es una bendicin. Nosotros nosomos como otros, que no valoran a sus nueras ycreen que lo que se han llevado a su casa es unasirvienta. Nosotros queremos a nuestras nueras yestamos orgullosos de ellas, y ms si se trata deuna occidental!

    Mi abuela, que no poda tolerar que suconsuegra presumiera, coment con malicia:

    S, ya vi lo orgullosa que estabas de la

  • esposa de Asadol Jan. Y aadi: Y a sabersi ser cierto que se ha convertido al islam. Quizhaya convertido a Hamid Aga en un pecador. Dehecho, Hamid Aga nunca ha practicado la fe comoes debido. De lo contrario, no se habra ido a viviral pas del pecado.

    Has visto, Mostaf Jan? salt la abuelitaAziz. Has odo lo que me ha dicho?

    Al final, mi padre intervino y zanj ladiscusin. La abuelita Aziz organiz una granfiesta y alarde ante todos de su nuera occidental.Enmarc la fotografa, la puso en una repisa y se laense a las mujeres. Pero hasta el da de sumuerte sigui preguntndole a mi madre: Laesposa de Hamid se volvi musulmana? Y siHamid se hubiera convertido en armenio?

    Tras morir la abuelita Aziz, las noticias querecibamos del to Hamid cada vez escaseabanms. Una vez llev sus fotografas a la escuela y selas mostr a mis amigas. A Parvaneh le gustaronmucho. Es guapsimo dijo. Qu suerte tuvomarchndose a Occidente. A m me encantara ir.

  • Parvaneh conoca muchas canciones. Era una granadmiradora de Delkash. En la escuela, la mitad delas nias adoraban a Delkash, y la otra mitad aMarzieh. Yo tuve que hacerme admiradora deDelkash. Si no, Parvaneh habra dejado de ser miamiga. Hasta conoca a cantantes occidentales. Ensu casa tenan un gramfono y ponan discos. Unda me lo ense. Pareca una maleta pequea conla tapa roja; me explic que se trataba de ungramfono porttil.

    El curso escolar todava no haba terminado,pero yo ya haba aprendido mucho. Parvanehsiempre me peda prestadas las libretas y losapuntes y a veces estudibamos juntas. A ella no leimportaba venir a casa. Era muy simptica y seconformaba con todo, y no se fijaba en lo quenosotros tenamos o no.

    Nuestra casa era relativamente pequea. En elportal haba tres escalones que daban al patiodelantero, con un estanque rectangular en el centro.En un lado habamos puesto una gran cama demadera y en el otro haba un arriate de flores

  • alargado, paralelo al estanque. La cocina, quesiempre estaba a oscuras, se encontraba al finaldel patio, separada de la casa. Al lado estaba elcuarto de bao. Fuera haba un lavamanos, demodo que no tenamos que utilizar la bomba delestanque para lavarnos la cara y las manos. Dentrode la casa, a la izquierda de la puerta principal,cuatro escalones conducan a un pequeo rellanoal que daban las dos habitaciones de la plantabaja. Una escalera llevaba al piso superior, dondehaba otras dos habitaciones comunicadas. La dela parte delantera, con dos ventanas, era la sala deestar: desde un lado se vea el patio y parte de lacalle, y desde el otro, la casa de la seora Parvin.Las ventanas de la otra habitacin, donde dormanAhmad y Mahmud, daban al patio trasero, desdedonde se divisaba el patio de la casa que habadetrs de la nuestra.

    Siempre que vena Parvaneh, bamos al piso dearriba, a sentarnos en la sala de estar. No haba

  • gran cosa, slo una gran alfombra roja, una mesaredonda y seis sillas de madera alabeada, una granestufa en el rincn y al lado varios cojines desuelo y respaldos. La nica decoracin en la paredera una alfombra enmarcada con el sura Van Yakaddel Corn. Tambin haba una repisa, que mimadre haba tapado con un bordado sobre el quehaba dispuesto el espejo y los candelabros de laceremonia de su boda.

    Parvaneh y yo nos sentbamos en los cojinesdel suelo y hablbamos en voz baja, reamos yestudibamos. Yo tena prohibido ir a su casa.

    Ni se te ocurra pisar la casa de esa chica grua Ahmad. Para empezar, su hermano es unzopenco, y ella es descarada y caprichosa. Alinfierno con ella, hasta su madre se pasea por ahsin hiyab.

    Y quin lleva hiyab en esta ciudad? replicaba yo. Como es lgico, slo lo murmuraba.

    Un da en que Parvaneh quiso ensearme susrevistas Womans Day, fui a su casa a escondidas,slo cinco minutos. Estaba muy limpia, era muy

  • bonita y haba muchos objetos preciosos. De todaslas paredes colgaban cuadros de paisajes yretratos de mujeres. En la sala haba unos grandessofs azul marino con faldones de borlas. Lascortinas de las ventanas que daban al patio eran deterciopelo a juego con los sofs. El comedorestaba en el lado opuesto, separado de la sala deestar por otras cortinas. En el saln haba untelevisor y unas cuantas butacas y sofs. Desde allse acceda a la cocina, el cuarto de bao y elretrete. No tenan que cruzar continuamente elpatio delantero, soportando el fro en invierno y elcalor en verano. Los dormitorios estaban en elpiso de arriba. Parvaneh y su hermana pequea,Farzaneh, compartan habitacin.

    Qu suerte! Nosotros no disponamos de tantoespacio. Aunque en teora tenamos cuatrohabitaciones, en realidad vivamos todos en lagran sala de la planta baja, donde comamos ycenbamos; en invierno montbamos el korsi, yFati, Al y yo dormamos all. Mis padres dormanen la habitacin de al lado, donde haba una gran

  • cama de madera y un armario para la ropa y lostrastos. Cada uno tena un estante para sus libros,pero, como yo tena ms que nadie, ocupaba dos.

    A mi madre le gustaba mirar las fotografas deWomans Day, pero escondamos las revistas paraque no las vieran mi padre y Mahmud. Yo lea elconsultorio sentimental y las novelas por entregas,y luego se lo contaba a mi madre. Exageraba tantolos detalles que casi la haca llorar, y yo tambinlagrimeaba. Parvaneh y yo habamos decidido quetodas las semanas, cuando su madre y ellahubieran terminado de leer el nuevo ejemplar, noslo regalaran.

    Le cont a Parvaneh que mis hermanos no medejaban ir a su casa.

    Por qu? me pregunt, sorprendida.Porque tienes un hermano mayor.Dariush? Hermano mayor? Pero si tiene

    un ao menos que nosotras!Pero ya no es un cro, y aseguran que no es

  • correcto.No entiendo vuestras costumbres, la verdad

    repuso ella encogindose de hombros. Pero novolvi a pedirme que fuera a su casa.

    En los exmenes de evaluacin obtuve unasnotas excelentes y las maestras me elogiaronmucho. En cambio, en mi casa nadie reaccion. Mimadre no entendi lo que le cont.

    Y qu? Qu crees que has conseguido? me espet mi hermano Mahmud.

    Y entonces, por qu no eres la mejoralumna de tu clase? me pregunt padre.

    Cuando lleg el verano, Parvaneh y yo dejamos devernos. Los primeros das, ella an vena a micasa cuando no estaban mis hermanos. Nosquedbamos hablando en el portal, pero mi madreno paraba de quejarse. Ya no se acordaba de queen Qum se pasaba las tardes charlando y comiendosemillas de sanda con las mujeres del barrio hastaque mi padre volva. En Tehern no tena amigas ni

  • conocidas, y las mujeres del barrio la miraban porencima del hombro. Ms de una vez se habanredo de ella, para gran disgusto de mi madre. Conel tiempo, se le olvid aquella costumbre de pasarla tarde de chchara, y por eso a m no me dejabahablar con mis amigas.

    En general, mi madre no se alegraba de quenos hubiramos ido a vivir a Tehern.

    Nosotros no estamos hechos para estaciudad deca. Todos nuestros amigos yparientes viven en Qum. Aqu me encuentro muysola. Si ni la esposa de tu to, esa que se da tantosaires, nos hace ningn caso, qu podemos esperarde los desconocidos?

    Rezong y protest hasta que convenci a mipadre para que nos enviara a Qum, a casa de suhermana, a pasar el verano.

    Aqu todo el mundo se va a veranear a sucasa de campo, y t quieres que nos vayamos aQum brome.

    Qu rpido has olvidado de dnde vienes,eh? replic mi madre, fulminndome con la

  • mirada. Antes vivamos en Qum todo el ao ynunca te quejabas. Y ahora la seorita quiere ir deveraneo! Hace un ao que no veo a mi pobrehermana, no s nada de mi hermano, no he visitadolas tumbas de mis parientes... Con que slo nosquedemos una semana en casa de cada pariente, nonos daremos ni cuenta y el verano habr pasado.

    Mahmud accedi a dejarnos ir a Qum, peroquera que nos quedramos con la hermana depadre, porque de ese modo, cuando fuera avisitarnos los fines de semana, slo tendra quever a Mabubeh y a nuestra ta.

    Quedaos en casa de la ta propuso. Nohay ninguna necesidad de que os hospedis entantas casas distintas. Si lo hacis, habris abiertolas puertas a todos para que vengan a Tehern avisitarnos, lo que slo nos traer complicaciones.

    As de hospitalario era mi hermano.Muy bonito! replic madre, enojada.

    Te parece bien que vayamos a casa de tu ta y queellas vengan aqu, pero no quieres ni or hablar deque mi pobre hermana venga de visita.

  • Me entraron ganas de decirle: Dale unacolleja! Dale un pescozn y ponlo en su sitio!

    Nos fuimos a Qum. No protest mucho, porqueParvaneh y su familia pasaran el verano en lafinca de su abuelo, en Golab-Darreh.

    Regresamos a Tehern a mediados de agosto.Al haba suspendido varias asignaturas y tenaque repetir los exmenes finales. No s por qumis hermanos eran tan vagos para los estudios. Mipobre padre tena grandes sueos para sus hijos;quera verlos convertidos en mdicos e ingenieros.En realidad, me alegr de volver a casa. Nosoportaba que viviramos como vagabundos, deuna casa a otra, de ta materna a to paterno y deta paterna a to materno... Lo que menos me gustfue la estancia en casa de la hermana de mi madre.Pareca una mezquita, mi ta no paraba depreguntarnos si habamos rezado nuestrasoraciones y se quejaba de que no lo hacamoscorrectamente. Se pasaba el da jactndose de lo

  • piadosa que era y de los parientes de su marido,que eran todos muls.

    Un par de semanas despus, Parvaneh y su familiaregresaron tambin a Tehern. Y cuando empez elnuevo curso escolar, mi vida volvi a colmarse dealegra. Estaba muy contenta de ver a mis amigas ymis maestras. A diferencia del ao anterior, ya noera una recin llegada ni una novata; ya no mesorprenda por todo, no haca comentariosestpidos, las redacciones que escriba tenan mscalidad literaria, era tan espabilada como lasnias de Tehern y saba expresar mis opiniones.Y por todo eso le estaba agradecida a Parvaneh,que haba sido mi primera y mejor maestra. Aquelao tambin descubr el placer de leer otros librosque no fueran los de texto. Intercambibamosnovelas romnticas, las leamos con muchossuspiros y lgrimas y pasbamos horascomentndolas.

    Parvaneh hizo un bonito lbum de

  • opiniones. Su prima, que tena muy buena letra,escriba los ttulos en cada pgina, y mi amigapegaba una fotografa adecuada. Todas las niasde clase, sus parientas y algunas amigas de sufamilia escriban respuestas a cada pregunta. Lascontestaciones a cuestiones como Cul es tucolor favorito? o Cul es tu libro preferido?no eran muy interesantes. Pero las respuestas aQu opinas del amor?, Alguna vez has estadoenamorada? y Qu requisitos debe cumplir elmarido ideal? resultaban fascinantes. Habaquienes escriban con toda franqueza, sinplantearse lo que pasara si el lbum acababa enmanos de la directora del colegio.

    Yo hice un lbum de poesa, en el que escribamis poemas favoritos con pulcra caligrafa. Aveces haca algn dibujo al lado o pegaba unafotografa que Parvaneh recortaba para m de susrevistas extranjeras.

    Una luminosa tarde de otoo, cuando volvamos

  • andando de la escuela, Parvaneh me pidi que laacompaara a la farmacia a comprar un vendajeadhesivo. La farmacia estaba a mitad de caminoentre el colegio y mi casa. El doctor Atai, elfarmacutico, era un anciano muy circunspecto alque todo el mundo conoca y respetaba. Cuandoentramos, no haba nadie tras el mostrador.Parvaneh llam al doctor y se puso de puntillaspara ver ms all del mostrador. Un joven con batablanca estaba arrodillado ordenando las cajas demedicinas de los estantes inferiores. Se levant ypregunt:

    En qu puedo ayudarlas?Necesito un vendaje adhesivo contest

    Parvaneh.Muy bien. Ahora mismo se lo traigo.Quin es? Es guapsimo! susurr mi

    amiga, propinndome un codazo.El joven le dio el vendaje, y entonces ella se

    acuclill para sacar el dinero de su mochila yvolvi a susurrarme:

    Eh! Mralo. Es guapo de verdad.

  • Alc la vista y nuestras miradas seencontraron un instante. Experiment una extraasensacin en todo el cuerpo; not que meruborizaba y rpidamente agach la cabeza. Era laprimera vez que senta una emocin tan rara. Mira Parvaneh y le dije:

    Vmonos. Y sal a toda prisa de lafarmacia.

    Qu te pasa? me pregunt mi amiga,siguindome. Es la primera vez que ves a unchico?

    Me ha dado vergenza.Vergenza?De las cosas que dices de un hombre al que

    no conoces.Y qu?Cmo que y qu? Es muy indecoroso. Me

    parece que te ha odo.No, no me ha odo. No ha odo nada.

    Adems, qu he dicho que sea tan horrible?Que es guapo y que...Por favor! exclam Parvaneh. Aunque

  • me haya odo, seguramente se habr sentidohalagado. Pero, entre t y yo, despus de mirarlobien me he fijado en que no es tan guapo. Tengoque decirle a mi madre que el doctor Atai hacontratado un dependiente.

    Al da siguiente salimos rumbo al colegio unpoco tarde, pero cuando pasamos por la farmaciaadvert que el joven nos miraba. De regreso, nosasomamos al escaparate. El chico estaba ocupado,pero me pareci que nos vea. A partir de ese da,segn un acuerdo tcito, nos veamos todas lasmaanas y tardes. Y Parvaneh y yo encontramos unnuevo y emocionante tema de conversacin. Alpoco tiempo, la noticia se haba extendido por laescuela: todas las nias hablaban del apuestojoven que haban contratado en la farmacia ybuscaban cualquier excusa para ir a verlo.

    Parvaneh y yo nos acostumbramos a verlo adiario, y creo que l tambin esperaba vernospasar. No nos ponamos de acuerdo sobre a quactor se pareca ms, aunque al final decidimosque a Steve McQueen. Yo haba aprendido mucho

  • y ahora conoca los nombres de numerosos actoresextranjeros famosos. Un da obligu a mi madre allevarme al cine, y le encant. A partir deentonces, una vez a la semana, y sin que seenterara Mahmud, bamos al cine de la esquina.Solan pasar pelculas indias que nos hacan llorara lgrima viva.

    Parvaneh no tard en obtener informacinsobre el empleado farmacutico. El doctor Atai,que era amigo de su padre, haba comentado:Said estudia farmacia en la universidad. Es buenchico. Es de Rezaieh.

    A partir de entonces, intercambibamosmiradas con ms naturalidad, y Parvaneh le pusoun apodo: Don Angustias.

    Siempre parece preocupado y expectante,como si buscara a alguien explic.

    Aqul fue el mejor ao de mi vida. Todo me salabien. Estudiaba mucho, mi amistad con Parvanehse fortaleca da a da y poco a poco nos

  • convertimos en almas gemelas. Lo nico queensombreca mi felicidad era el horror que meproducan los susurros en mi casa, cada vez msfrecuentes a medida que se acercaba el final decurso, y la amenaza de que pusieran fin a mieducacin.

    No puede ser dijo Parvaneh. No serancapaces de hacerte eso.

    Es que no lo entiendes. No les importa silos estudios me van bien o no. Dicen que todo loque pase de los tres primeros aos de secundariano puede beneficiar a ninguna nia.

    Los tres primeros aos? exclamParvaneh, sorprendida. Hoy en da, ni siquierael graduado escolar es suficiente. En mi familia,todas las chicas han ido a la universidad. Bueno,slo las que aprobaron los exmenes de ingreso. Yt seguro que apruebas. Eres ms inteligente queellas.

    La universidad! Me contentara con que medejaran acabar la secundaria.

    Pues tienes que plantarles cara.

  • Qu cosas deca Parvaneh! No tena ni ideade mis circunstancias. Poda hacerle frente a mimadre, contestarle y defenderme, pero no podahablar con franqueza con mis hermanos.

    Cuando hicimos los exmenes finales, fui lasegunda mejor alumna de mi curso. La profesorade Literatura, que me tena mucho cario, alentregarme el boletn de notas me dijo:

    Enhorabuena! Tienes mucho talento. Ququieres estudiar?

    Mi sueo es estudiar Literatura contest.Cunto me alegro. De hecho, iba a

    proponrtelo.Pero es que no puedo, seorita. Mi familia

    se opone. Dicen que tres aos de educacinsecundaria ya bastan para una chica.

    La seorita Bahrami frunci el ceo, neg conla cabeza y entr en la secretara. Al cabo de unosminutos sali con la directora, que cogiendo miboletn de notas dijo:

    Sadegui, dile a tu padre que venga a laescuela maana. Me gustara hablar con l. Y dile

  • que, si no viene, no te entregar las notas. No teolvides!

    Esa noche, cuando le cont a mi padre que ladirectora de la escuela quera verlo, sesorprendi.

    Qu has hecho? me pregunt.Nada, te lo prometo.Mujer, ve a la escuela a ver qu quieren

    dijo entonces, dirigindose a mi madre.No, padre, eso no servir intervine.

    Quieren hablar contigo.Qu quieres decir? No pienso entrar en

    una escuela de nias!Por qu? Los otros padres s van. Dicen

    que, si no te presentas, no me entregarn el boletnde notas.

    Mi padre puso ceo. Le serv el t e intentengatusarlo un poco.

    Padre, te duele la cabeza? Quieres que tetraiga las pastillas? Le puse un cojn en laespalda y le llev un vaso de agua. Al final,accedi a ir a la escuela conmigo al da siguiente.

  • Cuando entramos en el despacho de ladirectora, sta se levant, salud afectuosamente ami padre y le ofreci asiento.

    Lo felicito, tiene una hija excelente dijo. Saca muy buenas notas, es muy educada y muybuena. Yo, que me haba quedado de pie en elumbral, agach la cabeza y no pude evitar sonrer.La directora me mir y dijo: Querida Masumeh,espera fuera, por favor. Quiero hablar con el seorSadegui.

    No s qu le dijo, pero, cuando mi padre salidel despacho, estaba sonrojado, le brillaban losojos y me mir con orgullo y bondad.

    Vamos al despacho de la supervisora ahoramismo a matricularte para el ao que viene. Notengo tiempo para volver ms tarde anunci.

    Me puse tan contenta que cre que iba adesmayarme.

    Gracias, padre. Te quiero. Te prometo queser la mejor alumna de la clase. Har todo lo queme pidas. Ojal Dios me deje dar la vida por ti aad, caminando tras l.

  • No digas esas cosas! exclam mi padreriendo. Lo nico que lamento es que tusindolentes hermanos no se parezcan un poco ms ati.

    Parvaneh me esperaba fuera. La pobre estabatan preocupada que no haba pegado ojo en toda lanoche. Me pregunt por seas: Qu ha pasado?Puse cara triste, negu con la cabeza y me encogde hombros. Mi amiga deba de estar conteniendolas lgrimas, porque de pronto empezaron aresbalarle por la cara.

    No, tonta! exclam, corriendo hacia ellay abrazndola. Es mentira! Todo ha ido bien.Me he matriculado para el ao que viene.

    Nos pusimos a saltar en el patio, riendo comolocas y enjugndonos las lgrimas de felicidad.

    La decisin de mi padre provoc un gran revueloen casa. No obstante, se mantuvo firme.

    La directora de la escuela asegura que tienemucho talento y que llegar a ser alguien

  • importante declar.Y a m, loca de alegra, no me import lo que

    dijeran los dems. Ni siquiera las miradas de odiode Ahmad lograban asustarme.

    Lleg de nuevo el verano, y aunque esoimplicaba que Parvaneh y yo volveramos asepararnos, estaba contenta porque saba que elcurso siguiente estaramos juntas otra vez. Comoslo pasamos una semana en Qum, todas lassemanas Parvaneh encontraba alguna excusa paravenir a Tehern con su padre y visitarme. Estabaempeada en que fuera a pasar unos das con ellosa Golab-Darreh. A m me habra encantado, perosaba que mis hermanos no me dejaran, as que nisiquiera saqu el tema. Parvaneh aseguraba que, sisu padre hablaba con el mo, lo convencera paraque me diera permiso. Pero yo no quera causarlems quebraderos de cabeza a mi padre. Saba querechazar la invitacin del seor Ahmadi le seradifcil, como lo era controlar las discusiones ypeleas que haba en mi casa. En cambio, paraganarme el favor de mi madre acced a tomar

  • clases de costura, y as tener al menos algunahabilidad cuando me fuera a vivir al hogar de mimarido.

    Casualmente, la escuela de costura estaba enla calle contigua a la farmacia. Said enseguidarepar en mi nuevo horario de clases, de tal modoque siempre sala a la puerta a tiempo. Unamanzana antes de llegar a la farmacia, el coraznempezaba a latirme con fuerza y se me acelerabala respiracin. En vano trataba de no mirar haciala farmacia ni ruborizarme. Cada vez que nuestrasmiradas se cruzaban, enrojeca hasta la raz delpelo. Resultaba muy violento. Y l, con timidez ymirndome expectante, me saludaba con unainclinacin de cabeza.

    Un da, al doblar la esquina, me top con l.Me aturull tanto que se me cay la regla decostura. l se agach, la recogi y, cabizbajo,dijo:

    Perdneme por haberla asustado.No pasa nada repuse. Cog la regla y me

    escabull.

  • Tard mucho en recuperarme. Cada vez querecordaba aquel momento, me ruborizaba y notabaun agradable estremecimiento en el corazn. Nosaba por qu, pero estaba segura de que lexperimentaba lo mismo.

    Cuando llegaron los primeros vientos de otoo ylos primeros das de septiembre, nuestra largaespera finaliz y Parvaneh y yo volvimos a laescuela. Tenamos infinidad de cosas quecontarnos. Estbamos impacientes por compartirtodo lo que haba pasado a lo largo del verano, loque habamos hecho y pensado. Pero siempreacabbamos hablando de Said.

    Dime la verdad dijo Parvaneh.Cuntas veces has ido a la farmacia en miausencia?

    Te prometo que no he entrado ni una solavez contest. Me habra dado muchavergenza.

    Por qu? l no tiene ni idea de lo que

  • pensamos o decimos.Eso es lo que crees t!Qu? Te ha dicho algo? Cmo lo sabes?No, no me ha dicho nada. Pero me lo

    parece.Bueno, podemos hacer como si no

    supiramos nada y seguir a la nuestra.Pero lo cierto es que algo haba cambiado.

    Mis encuentros con Said haban adquirido un carizdiferente; parecan ms serios. Notaba un fuerteaunque silencioso vnculo con l que no resultabafcil ocultarle a Parvaneh. Cuando slo haca unasemana que haban empezado las clases, mi amigaencontr un pretexto para ir a la farmacia y mellev con ella. Yo me mora de vergenza. Eracomo si toda la ciudad supiera qu ocurra en micorazn, como si todos estuvieran observndome.Cuando Said nos vio entrar, se qued paralizado.Parvaneh le pidi varias veces una caja deaspirinas, pero l no pareca orla. Al final seacerc el doctor Atai, salud a Parvaneh y lepregunt por su padre.

  • Qu haces ah parado como un pasmarote?le espet entonces a Said. Dale a la seoritauna caja de aspirinas.

    Cuando salimos, todo se haba desvelado.Has visto cmo te miraba? me pregunt

    Parvaneh, sorprendida. Yo no dije nada; ella memir a los ojos. Por qu ests tan plida?Pareces a punto de desmayarte!

    Yo? Qu va! No me pasa nada.Pero me temblaba la voz. Seguimos andando

    en silencio. Mi amiga iba muy pensativa.Qu pasa, Parvaneh? Ests bien?De pronto explot como un barril de plvora

    y, en voz an ms alta de lo normal, me solt:Eres mala y astuta. Y yo, qu estpida soy.

    Por qu no me lo contaste?Contarte qu? No haba nada que contar.Est claro que vosotros dos tenis algo.

    Habra que ser ciego para no verlo. Dime laverdad, hasta dnde habis llegado?

    Cmo puedes decir eso?Basta! Deja de hacerte la tonta. Eres capaz

  • de cualquier cosa. Desde llevar ese pauelo decabeza hasta esta aventura! Qu tonta soy! Y yoque crea que Said sala a la puerta para verme am. Qu ladina. Ahora entiendo por qu dicen quelos de Qum son astutos como zorros. Ni siquierame lo has contado a m, que soy tu mejor amiga.Yo te lo cuento todo. Especialmente las cosasimportantes como sta.

    Se me hizo un nudo en la garganta.Jrame que no se lo dirs a nadie, por favor

    le supliqu, agarrndola del brazo. No hablestan alto en la calle, es de mala educacin. Puedenorte. Te juro por la vida de mi padre, te juro sobreel Corn que no ha pasado nada.

    Pero, como un torrente que va cobrandofuerza, mi amiga estaba cada vez ms furiosa.

    Eres una traidora. Y te atreves a escribir enmi lbum que t no piensas en esas cosas, que parati lo nico importante son los estudios, que loshombres no te interesan, que son malos, que noest bien hablar de esos temas, que es pecado...

    Basta, te lo suplico. Te lo juro sobre el

  • Corn: entre nosotros no hay nada.Estbamos cerca de su casa cuando por fin me

    derrumb y me ech a llorar. Mis lgrimas lahicieron reaccionar, como agua que sofocara lasllamas de su ira.

    Y ahora por qu lloras? inquiri en untono ms suave. Y en plena calle! Slo estoyenfadada porque no entiendo por qu me loocultaste. Yo te lo cuento todo.

    Le jur que siempre haba sido su mejor amigay que nunca haba tenido ni tendra secretos paraella.

    Juntas, Parvaneh y yo experimentamos todas lasetapas del amor. Ella estaba tan emocionada comoyo y no dejaba de preguntarme: Qu sientesahora? En cuanto me vea pensativa, me deca:Dime, en qu piensas? Y yo le hablaba de misfantasas, mis ansiedades, mis emociones, mispreocupaciones acerca del futuro y el miedo a queme obligaran a casarme con otro hombre. Ella

  • cerraba los ojos y exclamaba: Qu potico! Demodo que esto es enamorarse. Pero yo no soy tansensible ni tan emotiva como t. Muchas cosas quese dicen los enamorados me dan risa. Y nunca meruborizo. As que cmo sabr que estoyenamorada?

    Los hermosos y radiantes das de otoo pasaronmuy deprisa. Said y yo todava no nos habamosdicho ni una palabra. Pero ahora, cada vez queParvaneh y yo pasbamos delante de la farmacia,l murmuraba un saludo en voz baja,provocndome un vuelco en el corazn, como unfruto maduro que cae en un cesto.

    Todos los das, Parvaneh averiguaba algndato nuevo sobre Said. Ya sabamos que era deRezaieh, donde seguan viviendo su madre y sushermanas; provena de una familia respetada; seapellidaba Zareii; su padre haba fallecido hacaunos aos; estudiaba tercero de Farmacia; era muyinteligente y aplicado; y el doctor Atai confiaba en

  • l sin reservas y estaba satisfecho con su trabajo.Cada nueva informacin era como un sello deaprobacin sobre mi puro e inocente amor. Mepareca conocerlo desde siempre; crea quepasara el resto de mi vida a su lado.

    Una o dos veces por semana, mi amigainventaba algn pretexto para llevarme a lafarmacia. Said y yo nos mirbamos con disimulo; al le temblaban las manos; a m se me encendanlas mejillas. Parvaneh vigilaba atentamente cadauno de nuestros movimientos.

    Siempre me haba preguntado qusignificaba comerse con los ojos me dijo unavez. Ahora por fin lo s!

    Parvaneh! No digas esas cosas!Por qu? Acaso es mentira?

    Por las maanas, pona especial cuidado enpeinarme y me colocaba el pauelo de forma queme recogiera bien el flequillo y dejara aldescubierto mi melena por la espalda. Me

  • esforzaba en hacerme unos tirabuzones, pero mipelo no se rizaba.

    No seas idiota! me dijo un da Parvaneh. Tienes un pelo precioso. Llevarlo liso es laltima moda. No te has enterado? En la escuela,las chicas se planchan el pelo.

    Lavaba y planchaba regularmente mi uniformeescolar. Le supliqu a mi madre que comprara mstela y encargara uno nuevo a la modista, porque lasprendas que me haca ella eran sosas y sin estilo.En mis clases de costura slo haba aprendido aencontrar fallos a lo que cosa mi madre. Laseora Parvin me confeccion un uniforme muyelegante; en secreto le ped que me acortara unpoco la falda. Aun as, el mo era el uniforme mslargo de toda la escuela. Cuando ahorr un pocode dinero, Parvaneh y yo fuimos de compras. Mecompr un pauelo de cabeza de seda verdeoscuro.

    Te favorece mucho asegur mi amiga,realza el verde de tus ojos.

    Ese ao el invierno fue fro. An no se haba

  • derretido la nieve de las calles cuando ya volva anevar. Por la maana, con hielo por todas partes,tenamos que ir con cuidado al cruzar la calzada.Alguien resbalaba y caa a diario, y un da me toca m. Estaba cerca de casa de Parvaneh cuandoresbal en el hielo y me di un fuerte golpe. Intentlevantarme, pero me dola mucho un tobillo. Encuanto puse el pie en el suelo, una punzada dedolor se extendi hasta mi cintura y volv acaerme. Justo en ese momento mi amiga sali de sucasa, y tambin apareci Al, que se diriga a laescuela. Me ayudaron a levantarme y meacompaaron a casa. Mi madre me vend eltobillo, pero por la tarde el dolor y la hinchaznhaban empeorado. Cuando los hombres volvierona casa, todos se pusieron a opinar.

    No os preocupis, no es nada dijo Ahmad. Si se hubiera quedado en casa como las chicasdecentes y no hubiera salido con este fro, esto nohabra pasado. Y se march a beber.

    Llevmosla al hospital propuso padre.Espera terci Mahmud. El seor

  • Esmaiil sabe vendar fracturas. Vive justo a lavuelta de Shemiran. Ir a buscarlo. Si dice que seha roto la pierna, la llevaremos al hospital.

    El seor Esmaiil era de la edad de mi padre ysaba entablillar. Ese invierno tena mucho trabajo.Me examin el pie y dijo que no me haba rotoningn hueso, que slo era un esguince. Mesumergi el pie en agua caliente y lo masaje. Sepuso a hablarme, y cuando yo iba a decir algo, depronto me torci el pie. Grit de dolor y medesmay. Al recobrar el conocimiento, estabafrotndome el tobillo con un mejunje de yema dehuevo, crcuma y diversos aceites. Luego me lovend y me aconsej no ponerlo en el suelodurante dos semanas. Qu catstrofe!

    Tengo que ir a la escuela! me lamentabaentre sollozos. Los exmenes del segundotrimestre estn a punto de empezar. Saba quean faltaba un mes y medio y que mis lgrimastenan un motivo muy diferente.

    Pas unos das sin poder moverme. Metumbaba bajo el korsi y pensaba en Said. Por la

  • maana, cuando todos estaban en la escuela,entrelazaba las manos bajo la nuca y, con el dbilsol invernal en la cara, me suma en mis dulcesfantasas y viajaba a la ciudad de mis sueos, a losfelices das del futuro y a una vida con Said.

    Por la maana, slo me molestaba la seoraParvin, que siempre encontraba alguna excusa paravisitar a mi madre. Me resultaba tan antiptica queen cuanto oa su voz me haca la dormida. Noentiendo por qu mi madre, que siempre estabahablando de la fe y la decencia, se haba hechoamiga de una mujer que, como todo el vecindariosaba, no iba por el buen camino, ni cmo no sehaba dado cuenta de que los halagos de la seoraParvin se deban a Ahmad.

    Por la tarde, cuando Fati y Al volvan delcolegio, se me acababan la calma y el silencio. Alera capaz, l solo, de causar estragos en todo unbarrio. Se haba vuelto desobediente y descarado.Intentaba seguir los pasos de Ahmad y se mostrabatan desagradable conmigo como l, sobre todoahora que yo no poda ir a la escuela. Mi madre

  • me cuidaba y mi padre se interesaba por m, lo quepona celoso a Al. Se comportaba como si lehubiera robado sus derechos. Saltaba por encimadel korsi, molestaba a Fati hasta que sta se ponaa chillar, daba patadas a mis libros y, queriendo ono, me golpeaba el pie lesionado y me haca gritarde dolor. Un da, tras mucho suplicar, convenc ami madre para que trasladara mi cama a la sala deestar del piso de arriba; as estara a salvo de mihermano y podra estudiar un poco.

    Cmo subirs y bajars la escalera? razon ella. Adems, arriba hace fro. La estufagrande est estropeada.

    Me basta con la estufa pequea.Al final cedi y me traslad arriba. Por fin

    poda estar tranquila. Estudiaba, soaba despierta,escriba en mi lbum de poesa, viajaba con laimaginacin, escriba el nombre de Said en mislibretas con un alfabeto inventado. Busqu la razde su nombre en rabe, enumer sus flexiones Saad, Said, Saadat y las utilic en cada uno delos ejemplos que tena que dar en mis tareas

  • escolares.

    Un da vino Parvaneh a visitarme. Mientras mimadre estaba delante, hablamos de la escuela y losexmenes, que comenzaran el 5 de marzo, pero, encuanto nos dej solas, mi amiga dijo:

    No puedes imaginarte lo que ha pasado.Supe que tena noticias de Said.Cuntame, por favor le ped

    incorporndome. Cmo est? Rpido, hablaantes de que entre alguien.

    ltimamente estaba muy preocupado. Todoslos das lo vea en la puerta de la farmaciamirando alrededor, y en cuanto se daba cuenta deque yo iba sola, se le ensombreca la cara y volvadentro. Pero hoy se ha armado de valor y se me haacercado. Al principio se ha puesto plido ycolorado, luego me ha saludado tartamudeando, yal final ha dicho: Desde hace unos das su amigano va a la escuela. Estoy muy preocupado. Lepasa algo? Reconozco mi malicia, pues me he

  • hecho la tonta y he respondido: A qu amiga serefiere? Mirndome muy sorprendido, hacontestado: A esa joven que siempre va conusted. Vive en la calle Golshan. Ya ves, hastasabe dnde vives! No tiene ni un pelo de tonto.Seguramente nos ha seguido. Le he dicho: Ah, serefiere a Masumeh Sadegui. La pobre resbal y setorci el tobillo. No podr ir a la escuela durantedos semanas. Palideciendo, ha dicho que eraterrible y se ha alejado. Quera llamarlo paradecirle que haba sido muy grosero, pero se hadado media vuelta y me ha dicho: Dele recuerdosde mi parte, por favor. Luego se ha despedidocomo cualquier persona normal y se ha ido.

    Dios mo! exclam presa del pnico, conla voz y el corazn temblando. Le has dichocmo me llamo?

    No seas boba. No pasa nada. Adems, l yalo saba, al menos tu apellido. No te quepa dudade que ya ha investigado tu linaje. Estperdidamente enamorado de ti. Creo que cualquierda vendr y pedir tu mano.

  • Yo me puse loca de alegra, tan atolondradaque, cuando entr mi madre con la bandeja del t,me mir sorprendida y pregunt:

    Qu pasa? Qu contenta ests!No, no pasa nada! balbuce.Ver, es que hoy nos han devuelto los

    exmenes y Masumeh ha sacado las mejores notasse apresur a intervenir mi amiga. Y me guiun ojo.

    Y de qu te servir, hija ma? sas no soncosas prcticas para una chica declar mi madre. Ests perdiendo el tiempo. Pronto debersmarcharte a casa de tu marido y empezar a lavarpaales.

    No, madre. De momento no voy a irme a lacasa de ningn marido. De momento tengo queobtener el diploma.

    Y luego se convertir en la doctora terciParvaneh, muy pcara.

    La fulmin con la mirada.Ah, s? dijo mi madre. Seguir

    estudiando? Cuanto ms va a la escuela, ms

  • descarada se vuelve. La culpa la tiene su padrepor consentrselo todo, como si fuera alguienespecial. Y sali refunfuando de la habitacin.

    Parvaneh y yo nos echamos a rer.Por suerte, mi madre no te ha hecho caso,

    porque si no te habra dicho: desde cundo seconvierte una en doctora con un diploma enLiteratura?

    Qu tonta eres repuso mi amiga,enjugndose las lgrimas. No me refera a quevayas a ser doctora, sino la seora del doctor.

    En aquellos das dichosos, cualquier cosa mehaca rer. Me senta tan feliz que ni siquiera meacordaba de que me dola el tobillo. Cuando semarch Parvaneh, me recost en la almohada y medije: Est preocupado, me echa de menos, qucontenta estoy. Ese da ni siquiera me importaronlos gritos de Ahmad cuando se quej a mi madreporque Parvaneh hubiera venido a visitarme. Yosaba que Al, el espa, le haba hecho un informe

  • detallado, pero me dio igual.Todas las maanas me despertaba y, a la pata

    coja, limpiaba la habitacin. Entonces, con unamano en la barandilla y la otra apoyada en elbastn de la abuela, bajaba lentamente la escalera,me lavaba las manos y la cara y desayunaba. Yluego volva a subir trabajosamente. Mi madre sequejaba de que fuera a pillar una neumona o acaerme por la escalera, pero yo no le haca caso yme las apaaba con la pequea estufa de parafina.No habra renunciado a mi intimidad por nada delmundo, y el calor interior que senta me impedanotar el fro de fuera.

    Dos das ms tarde, Parvaneh vino de nuevo.La o entrar por la puerta de la calle y rpidamenteme asom a la ventana. Mi madre la recibi confrialdad, pero mi amiga no le hizo caso y dijo: Letraigo el horario de exmenes a Masumeh. Corriescaleras arriba, entr en la habitacin, cerr lapuerta y se apoy contra la hoja, jadeando. Tenalas mejillas coloradas, pero no supe si era del froo la emocin. Me volv a la cama sin quitarle ojo.

  • No me atrev a preguntarle nada.Qu lista eres: t ah tumbada en la cama,

    dejando que yo solucione tus problemas dijo alfin.

    Qu ha pasado?Djame recobrar el aliento. Vengo

    corriendo como una posesa desde la farmacia.Por qu? Qu pasa? Cuntame!Iba caminando con Maryam. Cuando

    llegamos a la altura de la farmacia, Said estaba enla puerta. Empez a hacerme gestos y seales conla cabeza. Y ya sabes lo malpensada que esMaryam, que enseguida dijo: El Guapo intentadecirte algo. Qu va. Qu iba a querer de m?,le contest.

    No le hice caso y continu andando. Pero lnos sigui. Disculpe, seorita Ahmadi, leimportara entrar un momento? Necesito hablarcon usted, me pidi. Tu Don Angustias estabacomo un tomate. Me puse muy nerviosa, pues nosaba qu hacer con la entrometida de Maryam.Ah, s, he olvidado recoger las medicinas de mi

  • padre. Ya estn preparadas?, respond. Pero elmuy idiota se qued all plantado, mirndomefijamente. No esper a que contestara. Me excuscon Maryam y le coment lo de las medicinas demi padre. A continuacin, me desped y le dije queya nos veramos maana en la escuela. Pero la muyfisgona no quiso desaprovechar la oportunidad.Dijo que no tena prisa, que me acompaara.Cuanto ms insista yo en que no haca falta, mssospechaba ella. Al final asegur que tambintena que comprar unas cosas en la farmacia yentr conmigo. Por suerte, Don Angustias se diocuenta de lo que ocurra. Puso un medicamento yun sobre en una bolsa, comentando que habaincluido la receta y que deba asegurarme deentregrsela a mi padre. Met la bolsa en lamochila a toda prisa, porque tema que Maryamme la cogiera. Ya sabes que es capaz. Es unacotilla y una chivata. Sobre todo ahora que en laescuela todas hablan de tu Said. La mitad de laschicas que pasan por la farmacia creen que l salepara verlas a ellas. A saber qu historias contarn

  • maana sobre m. En fin, dej a Maryam en lafarmacia, comprando pasta de dientes, y vinecorriendo.

    Qu horror! exclam. Ahora todavasospechar ms.

    Bah, ella ya sabe que pasa algo. Cmo sele ocurre a Said poner la receta en un sobrecerrado! Alguna vez has visto que unfarmacutico meta una receta en un sobre? YMaryam no es tonta. No apartaba la vista delsobre. Por eso me he asustado y he salido a lacarrera.

    Me qued unos segundos petrificada, hecha unlo. Sin embargo, de pronto me acord del sobre yme incorpor.

    Dame la carta! ped. Pero antes miradetrs de la puerta, asegrate de que no hay nadiey luego cierra bien.

    Me temblaban las manos cuando cog el sobre,que no tena nada escrito. No tena valor paraabrirlo. Qu poda haber escrito Said? Nunca noshabamos dicho nada; como mucho, algn hola.

  • Parvaneh estaba tan emocionada como yo. Yentonces mi madre entr en la habitacin. Escondel sobre bajo la colcha; mi amiga y yo nosincorporamos y la miramos en silencio.

    Qu pasa? pregunt, recelosa.Nada! balbuce.Pero ella sigui observndonos con

    desconfianza, hasta que Parvaneh me rescat denuevo.

    Nada repiti, slo que su hija es muysensible y todo lo exagera. Se volvi hacia m yaadi: Qu pasa si no has sacado buena notaen Ingls? Qu ms da? Tu madre no es como lama. No te reprender sin motivo. Mir a mimadre y pregunt: No es as, seora Sadegui?Verdad que no va a regaarla?

    Mi madre la escrut, sorprendida; luegoesboz una mueca y dijo:

    Qu puedo decir? No me importa que nosaques buenas notas. La verdad es que preferiraque suspendieras. As retomaras las clases decostura, que son mucho ms tiles. Dej la

  • bandeja del t en el suelo y se march.Mi amiga y yo nos miramos en silencio unos

    momentos y luego rompimos a rer.Por qu eres tan torpe? inquiri

    Parvaneh. Se te nota a la legua que escondesalgo. Ten cuidado, o nos descubrirn.

    Estaba mareada de emocin y ansiedad. Conel corazn desbocado, abr el sobre blanco condelicadeza, tratando de no estropearlo.

    Venga! se impacient mi amiga. Dateprisa!

    Saqu la carta y la desplegu. Las lneas depulcra caligrafa danzaban ante mis ojos. Estabamareada. La le rpidamente: slo constaba deunas pocas lneas. Luego nos miramos ypreguntamos a la vez:

    La has ledo? Qu dice?La relemos, esa vez con ms calma.

    Empezaba as:

    Ojal su cuerpo nunca requiera loscuidados de un mdico.

  • Ojal su delicado ser nunca sufra ningndao.

    A continuacin, tras el saludo, Said seinteresaba por mi salud y me deseaba una rpidarecuperacin.

    Qu educado y qu bonito. Por su caligrafa ysu redaccin, era un hombre instruido. Parvaneh nose qued mucho rato, porque no haba avisado a sumadre de que vena a verme. De todas formas, yono estaba prestndole mucha atencin. Meencontraba en otro mundo. No notaba mi presenciafsica. Era todo espritu, flotaba en el aire. Hastame vea tumbada en la cama con los ojos abiertosy una gran sonrisa, apretando la carta contra mipecho. Por primera vez me arrepent de haberdeseado morir en lugar de Zari. Qu maravillosaera la vida. Me daban ganas de abrazar el universoentero y besarlo.

    Pas el resto del da extasiada y fantaseando,ni siquiera me percat de que anocheca. Qucen? Quin vino a verme? De qu hablamos?

  • En plena noche, encend la luz y rele la carta unay otra vez. La apret contra mi pecho y tuve dulcessueos hasta el amanecer. Mi intuicin me decaque aqulla era una experiencia que slo se tieneuna vez en la vida, y slo a los diecisis aos.

    Al da siguiente estaba impaciente por ver aParvaneh. Sentada junto a la ventana, vigilaba elpatio delantero. Mi madre, en su ir y venir de lacocina, me vea. Qu quieres?, me pregunt porseas.

    Abr la ventana y dije:Nada. Es que me aburro. Slo miro la calle.Pasados unos minutos, son el timbre. Mi

    madre abri la puerta rezongando. Al ver a miamiga, me mir con ceo, como diciendo: Asque esto era lo que esperabas!

    Parvaneh subi la escalera y tir su mochilaen medio de la habitacin, mientras intentabaquitarse el zapato de un pie con el otro pie.

    Pero qu haces?

  • Dichosos zapatos de cordones! Al finalconsigui descalzarse y se sent a mi lado.Djame leer la carta otra vez. Se me han olvidadoalgunas partes.

    Cuntame qu ha pasado hoy le ped,pasndole el libro entre cuyas pginas la habaescondido. Lo has visto?

    l me ha visto primero. Sonri. Estabaen los escalones de la puerta de la farmacia, y porsu forma de mirar en torno, era evidente queesperaba a alguien. Cuando he pasado por delante,me ha saludado sin ruborizarse. Cmo est suamiga? Le entreg la carta? Y yo he contestado:S. Se encuentra bien y le manda saludos. l hasuspirado, aliviado, y ha dicho que le preocupabaque te hubieras enfadado. Un poco indeciso, haaadido: No ha contestado? Le he dicho que nolo saba, que slo te haba entregado la carta y mehaba marchado. Bueno, qu vas a hacer? Estesperando respuesta.

    Crees que debera escribirle? pregunt,nerviosa. No, es indecoroso. Si le escribo,

  • seguramente pensar que soy una descarada.Es que lo eres. Eres una descarada me

    espet mi madre, entrando en la habitacin.El corazn me dio un vuelco. No saba qu

    parte de nuestra conversacin haba odo. Al mirara Parvaneh, me percat de que ella tambin estabaaterrorizada. Mi madre dej el cuenco de fruta quenos haba trado y se sent.

    Me alegro de que por fin te hayas dadocuenta de lo descarada que eres dijo.

    Para m, eso no es ser descarada intervino mi amiga, recomponindose.

    A qu te refieres?Ver, le dije a mi madre que Masumeh

    quiere que venga a verla todos los das pararepasar las lecciones. Y Masumeh estabadicindome que mi madre seguramente pensarque es una descarada.

    Mi madre neg con la cabeza y nos mir conrecelo. Entonces se levant, sali de la habitaciny cerr la puerta. Le indiqu a Parvaneh queguardara silencio. Saba que mi madre se haba

  • quedado tras la puerta, escuchndonos. Nospusimos a hablar de la escuela y de nuestrasclases, y de lo mucho que me estaba retrasando. Yentonces Parvaneh empez a leer nuestro libro detexto de rabe. A mi madre le encantaba el rabe,y supuso que estbamos leyendo el Corn. Pasadosunos minutos, la omos bajar la escalera.

    Vale, ya se ha marchado susurrParvaneh. Rpido, decide qu quieres hacer.

    No lo s!Al final tendrs que escribirle o hablar con

    l. No podis pasaros el resto de vuestras vidascomunicndoos por seales y gestos. Al menos,debemos averiguar qu tiene en mente. Estpensando en casarse o no? A lo mejor slo quiereengaarnos y llevarnos por el mal camino.

    Era interesante. Mi amiga y yo estbamosfusionndonos tanto que ya hablbamos en plural.

    No puedo repuse, nerviosa. No s quescribirle. Escribe t.

    Yo? No sabra. T redactas mejor que yo ysabes muchos poemas.

  • Escribe lo primero que se te ocurra. Yohar lo mismo. Luego lo juntaremos ycompondremos una carta.

    A ltima hora de la tarde, los gritos de Ahmaden el patio me sacaron de mi ensimismamiento.

    Me he enterado de que esa chica tan vulgarviene todos los das. Qu significa esto? No tehe dicho que no me gusta y que no me gustan losaires que se da esa pretenciosa? Por qu se pasala vida aqu? Qu quiere?

    Nada, hijo mo respondi mi madre.Por qu te enfadas tanto? Slo viene a darle losdeberes a Masumeh, y luego se va enseguida.

    Y un cuerno! Si vuelvo a verla por aqu, laechar de una patada en el trasero.

    Me habra gustado coger a Al y darle unabuena tunda. El muy imbcil nos espiaba y luegose lo contaba todo a Ahmad. Me dije que ste nopoda hacer nada, pero de todas formas tena queprevenir a Parvaneh para que slo viniera cuandono estuviese Al.

    Me pas el da y la noche escribiendo y

  • tachando. Ya le haba escrito algunos textos a Said,pero era todo inventado y demasiado emotivo entimo para una carta formal. Adems, utilizaba unlenguaje cifrado, pues no poda correr riesgos. Enprimer lugar, en nuestra casa no haba ningunaintimidad, y no dispona de ningn cajn propio.En segundo lugar, necesitaba escribir, no podaparar, tena que plasmar mis sentimientos y sueosen el papel. Slo as podra poner orden en mispensamientos y entender exactamente lo quequera.

    Sin embargo, no saba qu decirle a Said. Nisiquiera cmo dirigirme a l. Estimado seor?No, demasiado formal. Querido amigo? No,qu indecoroso. Deba usar su nombre de pila?No, demasiado informal. El jueves por la tarde,cuando Parvaneh vino despus de las clases,todava no haba escrito una sola palabradefinitiva. Ella, ms exaltada que nunca, al abrirleFati la puerta ni siquiera le dio una palmadita en lacabeza como sola. Subi la escalera a toda prisa,tir la mochila al suelo, se sent all mismo, junto

  • a la puerta, y se puso a hablar mientras intentabadescalzarse.

    Hace un momento, volva de la escuela y lme ha llamado: Seorita Ahmadi, las medicinasde su padre ya estn listas. Pobre padre mo,quin sabe qu enfermedad tendr para necesitartantas medicinas! Por suerte, la entrometida deMaryam no estaba conmigo. He entrado y me hadado un paquete. Abre mi mochila y lo vers.

    El corazn iba a salrseme del pecho. Mesent en el suelo y me apresur a abrir la mochila.Dentro haba un paquetito envuelto en papel. Loabr. Era un librito de poesa con un sobre entrelas pginas. Empec a sudar; cog la carta y meapoy contra la pared. Todo me daba vueltas.Parvaneh, que por fin se haba descalzado, se meacerc y dijo:

    Ahora no te desmayes! Primero lela; ya tedesmayars despus.

    Justo entonces entr Fati, se cogi a mi brazoy dijo:

    Madre quiere saber si a la seorita

  • Parvaneh le apetece un t.No, no! repuso mi amiga. Muchas

    gracias. Tengo que irme enseguida.Separ a mi hermana de m y la bes en las

    mejillas.Ahora vete y dale las gracias a tu madre de

    mi parte, s buena. Pero Fati volvi a abrazarsea m. Me di cuenta de que le haban ordenado queno nos dejara solas. Parvaneh sac un caramelodel bolsillo, se lo dio a mi hermana y dijo: Sbuena y dile a tu madre que no tomar t. Si no,tendr que subir ella la escalera, y no le conviene.Empezarn a dolerle las piernas. Entonces Fatise fue. Date prisa, antes de que venga alguien me apremi Parvaneh, arrebatndome el sobre. Loabri y empez a leer: Respetable seorita...

    Nos miramos y remos.Qu divertido! exclam Parvaneh. A

    quin se le ocurre empezar una carta conrespetable seorita?

    Supongo que no quiere ser demasiadoinformal en sus primeras cartas y llamarme slo

  • seorita. La verdad es que tengo el mismodilema. No s qu encabezamiento usar.

    Bueno, ya lo pensaremos. Lee el resto.

    Todava no me atrevo a escribir sunombre en el papel, aunque mi coraznlo grita un millar de veces al da. Ningnotro nombre ha sido tan apropiado parauna cara. La inocencia de su mirada y surostro es un regalo para la vista. Me hevuelto adicto a verla a diario. Tanto esas que, cuando me veo privado de esabendicin, no s qu hacer con mi vida.

    Mi coraznes un espejo que el dolor empaa.Limpie el polvo de este espejocon su sonrisa.

    Como hace das que no la veo, me sientoperdido y a la deriva. En esta soledad, leagradecera que me recordara con unapalabra o un mensaje, pues as podra

  • volver a encontrarme a m mismo. Rezo contoda mi devocin para que recupere prontola salud. Cudese, por amor de Dios.

    Said

    Nos quedamos aturdidas y embriagadas por labelleza de la carta. En ese instante, entr Al.Escond rpidamente el libro y la carta bajo mispiernas.

    Madre quiere saber si la seorita Parvanehse quedar a comer dijo mi hermano en tonocortante y lanzndome una mirada agresiva.

    No, no, muchas gracias contest mi amiga. Tengo que irme.

    Muy bien gru Al. Pero nosotrosvamos a comer ya. Y sali de la habitacin.

    Estaba enfadada y avergonzada, y no saba qudecirle a Parvaneh.

    Vengo demasiado a menudo coment ella,que ya se haba percatado de la fra actitud de mifamilia. Creo que se han hartado de m. Cundovolvers a clase? Ya llevas diez das sin salir de

  • casa. No es suficiente?Me estoy volviendo loca. Estoy cansada y

    aburrida. Seguramente volver el sbado.Crees que podrs?Me encuentro mucho mejor. Empezar a

    ejercitar el tobillo para estar lista el sbado.Entonces tendremos ms libertad. Te juro

    que ya no me atrevo a mirar a tu madre a los ojos.Te recoger el sbado por la maana a las siete ymedia en punto.

    Me dio dos besos y se precipit escalerasabajo, sin molestarse en atarse los zapatos.

    Lo siento, pero hoy tena que venir o quele deca a mi madre, que estaba en el patio.Ver, el sbado tenemos un examen y deba avisara Masumeh para que pueda prepararse. Gracias aDios, parece que est mucho mejor del tobillo. Elsbado la recoger e iremos despacito hasta laescuela.

    Ser mejor que no vengas dijo mi madre. Todava no est curada.

    Es que tenemos un examen! insisti

  • Parvaneh.Bueno, y qu? Tampoco es tan importante.

    Y Al me ha dicho que an falta un mes para queempiecen los exmenes.

    No, madre! grit, abriendo la ventana.Tengo que ir. Es un examen preparatorio. La notahace promedio con la nota del otro examen.

    Mi madre, enojada, me dio la espalda y entren la cocina. Parvaneh me mir, me gui un ojo yse march.

    Me puse a ejercitar el tobillo de inmediato. Encuanto notaba dolor, me tumbaba y pona el piesobre un cojn. En lugar de masajermelo con unayema de huevo, usaba dos, y tambin dobl lacantidad de aceites. Y, entretanto, aprovechabacualquier oportunidad para leer la carta, que sehaba convertido en mi bien ms preciado.

    Por qu escribi que su corazn es unespejo empaado por el dolor? Debe de tener unavida difcil. Evidentemente, trabajar, mantener a sumadre y a sus tres hermanas y estudiar una carrerano debe de ser fcil. Quiz si no tuviera tantas

  • responsabilidades y si todava viviera su padre, yahabra venido a pedir mi mano. Segn el doctor,son una familia respetable. Estara dispuesta avivir con l en una habitacin fra y hmeda. Peropor qu ha dicho que mi nombre es apropiadopara mi rostro y mi carcter? Acaso no hedemostrado al aceptar sus cartas que no soy taninocente? Me habra enamorado de l si fuera deverdad inocente? Pero no pude evitarlo. Intentabano pensar en l, impedir que mi corazn seacelerara cuando lo vea, trataba de noruborizarme, pero no lograba controlarme, merepeta una y otra vez.

    El sbado por la maana me despert antes de lohabitual. Apenas haba pegado ojo. Me levant ehice mi cama para demostrarles a todos que yaestaba recuperada. Dej el bastn de mi abuela,que me haba sido de gran ayuda; me agarr alpasamano, baj la escalera y me sent a desayunar.

    Seguro que ya puedes ir a la escuela?

  • me pregunt padre. Por qu no te llevaMahmud en su motocicleta?

    Pero qu dices? exclam mi hermano,mirndolo con expresin severa. Lo nico quefalta es que la vean montar en motocicleta detrsde un hombre y sin hiyab!

    Pero, hijo mo, llevar el pauelo decabeza, no?

    Claro asegur. Cundo he ido a laescuela sin pauelo de cabeza?

    Y t eres su hermano, no un desconocido aadi padre.

    Que Dios se apiade de nosotros! Padre,por lo visto Tehern te ha trastocado...

    No temas, padre interrump a mi hermano. Parvaneh vendr a buscarme. Me ayudar eiremos juntas a la escuela.

    Madre mascull, pero no entend qu deca. YAhmad, con los ojos hinchados por haber bebidola noche pasada, salt con su tono amargohabitual:

    Vaya! Parvaneh, nada ms y nada menos.

  • Te digo que no vayas con ella por la calle, y t vasy la usas de bastn.

    Por qu? Qu pasa con Parvaneh?Que qu pasa? Es vulgar, re sin parar,

    lleva una falda demasiado corta y se contonea alandar.

    No lleva la falda demasiado corta repliqu, sonrojndome. Es de las ms largas dela escuela. Es deportista, y no de esas nias queandan pavonendose. Adems, cmo sabes que secontonea al andar? Cmo te atreves a mirar a lahija de otro hombre?

    Cllate, o te dar tan fuerte en la boca quese te caern los dientes! Madre, ves lo insolenteque se ha vuelto?

    Basta! bram padre. Conozco al seorAhmadi. Es un hombre muy respetable y educado.El to Abbas le pidi que mediara cuando tuvoproblemas con Abol-Ghassem Solati por lo de latienda de al lado. Nadie se opone a lo que dice elseor Ahmadi. Todo el mundo respeta su palabra.

    Ahmad, con la cara roja, mir a madre y dijo:

  • Claro! Y luego te preguntas por qu estachica se ha vuelto tan insolente. Cmo no va aserlo si todo el mundo la defiende? Entonces memir y aadi: Vete, vete con ella, hermana. Tuamiga es la decencia personificada. Ve a aprenderdecencia con ella.

    Por suerte, en ese preciso instante son eltimbre de la puerta.

    Dile que ahora mismo voy le ped a Fati.Y para zanjar la discusin, me puse el pauelo decabeza tan deprisa como pude, me desped y salcojeando.

    Fuera, en la calle, me par un momento paradisfrutar del viento fro en la cara. Ola a juventud,amor y felicidad. Me apoy en Parvaneh. Todavame dola el tobillo, pero no me importaba. Intentrefrenar mi emocin y poco a poco nosencaminamos a la escuela. De lejos divis a Saiden los escalones de la farmacia, oteando la calle.Al vernos, baj de un salto a la calzada y vino asaludarnos. Me mord el labio, y al darse cuentade que no deba acercarse a nosotras, retrocedi

  • hacia la puerta. Su rostro se entristeci al repararen mi pie vendado y mi cojera. El corazn mepalpitaba con fuerza, como a punto de escapar dela jaula de mi pecho. Era como si llevara aos sinver a Said, pero me senta ms prxima a l que laltima vez que nos habamos visto. Ahora loconoca, saba qu senta por m, y lo amaba msque nunca.

    Debes de estar cansada me dijo mi amigavolvindose hacia m cuando llegamos a la alturade la farmacia. Y me propuso: Paremos unmomento.

    Apoy una mano en la pared y, discretamente,le devolv el saludo a Said.

    Le duele mucho el tobillo? me pregunt. Quiere un analgsico?

    No, gracias. Ya estoy mucho mejor.Cuidado me susurr Parvaneh, nerviosa

    . Viene tu hermano Al.Nos despedimos apresuradamente y seguimos

    nuestro camino.

  • Ese da tuvimos una hora de Educacin Fsica,pero Parvaneh y yo nos saltamos esa clase y otrams. Tenamos muchas cosas que contarnos.Cuando la secretaria de direccin sali al patio,corrimos a escondernos en los lavabos, y luegofuimos a sentarnos en el comedor. Bajo el dbilsol de febrero, lemos la carta de Said dos o tresveces ms y elogiamos su delicadeza, ternura,buena educacin, caligrafa, prosa y erudicin.

    Parvaneh, creo que tengo una enfermedaddel corazn confes.

    Por qu lo dices?Porque me late de forma rara. Tengo

    palpitaciones continuas.Cuando lo ves o cuando no lo ves?Cuando lo veo mi corazn se acelera de tal

    modo que no puedo respirar.No ests enferma del corazn, tonta

    asegur, riendo. Lo que tienes es mal de amores.Si yo, que no soy nadie, noto que me da un vuelcoel corazn y que me late desbocado cuando lo veo,imagino qu debes de sentir t.

  • Crees que seguir sintindome as cuandoestemos casados?

    No seas tonta! Pero, si continas notandoesos sntomas despus de casaros, te recomiendoque visites a un cardilogo, porque eso s podraser una enfermedad del corazn.

    Ay! Tendr que esperar al menos dos aos,hasta que l termine su carrera. Bueno, no es tangrave. Para entonces yo me habr sacado eldiploma.

    Te olvidas de sus dos aos de serviciomilitar. A menos que ya lo haya cumplido.

    No, no lo creo. Cuntos aos tiene? Quizno est obligado a prestar el servicio militar. Eshijo nico, sin padre y mantiene a su familia.

    Quiz no. Pero deber buscar trabajo.Crees que ganar suficiente para mantener doscasas? Cunto cobra un farmacutico?

    No lo s. Pero, si es necesario, me ir avivir con su madre y sus hermanas.

    Cmo? Ests dispuesta a vivir enprovincias, con tu suegra y tus cuadas?

  • Claro que s. Junto a l podra vivir en elinfierno. Y Rezaieh es una ciudad muy bonita.Dicen que es muy limpia y agradable.

    Es mejor que Tehern?Al menos tiene mejor clima que Qum. O es

    que no recuerdas que me cri all?Qu dulces fantasas! Como cualquier chica

    romntica de diecisis aos, estaba dispuesta a ira cualquier lugar y hacer lo que fuera por Said.

    Parvaneh y yo pasamos gran parte del daleyendo las respuestas que habamos escrito a lascartas de Said. Repasamos nuestros borradores eintentamos componer algo bonito. Pero tena losdedos helados y, como escriba con la hojaapoyada en la mochila, mi caligrafa era atroz. Alfinal decidimos que la reescribira esa noche encasa y que se la daramos a Said al da siguiente.

    Aquel da de invierno fue uno de los msbonitos de mi vida. Senta que tena el mundo enmis manos; lo tena todo: una buena amiga, unamor verdadero, juventud, belleza y un futurobrillante. Estaba tan contenta que hasta me gustaba

  • que me doliera el tobillo; al fin y al cabo, si no mehubiera lesionado, jams habra recibido aquellaspreciosas cartas.

    A ltima hora de la tarde, el cielo se nubl yempez a nevar. Tras varias horas sentadas a laintemperie, ahora volva a dolerme el tobillo y mecostaba andar. De vuelta a casa, cargaba todo elpeso en el hombro de Parvaneh y cada dos pasostenamos que parar para recobrar el aliento. Alfinal llegamos ante la farmacia. Said, al verme enaquel estado, se apresur fuera, me cogi pordebajo del brazo y me ayud a entrar. La farmaciaestaba caldeada e iluminada, y a travs de lasventanas, altas y empaadas, la calle se veainhspita y fra. El doctor Atai estaba ocupadoatendiendo a los clientes que hacan cola ante elmostrador. Los llamaba uno por uno y hablaba conellos de sus medicaciones. Como todos estabanpendientes de l, nadie se fijaba en nosotras, quenos habamos sentado en el sof del rincn.

    Said se arrodill ante m, me levant el pie ylo puso sobre la mesita frente al sof. Con

  • cuidado, me palp el tobillo vendado. Pese a lasvendas, el tacto de su mano hizo que meestremeciera como si hubiera tocado un cable. Fueuna sensacin muy extraa. l tambin temblaba.

    Todava lo tiene muy inflamado dijomirndome con ternura. No debera haberloapoyado en el suelo. Le he preparado un ungentoy un analgsico.

    Se levant y fue tras el mostrador. Yo lo segucon la mirada. Volvi con un vaso de agua y unapastilla. Me tom la pastilla, y al devolverle elvaso, me acerc otro sobre. Nuestras miradas seencontraron. Todo lo que hubiramos queridodecirnos se reflejaba en nuestros ojos: nonecesitbamos palabras. Me olvid del dolor. Slovea a Said, lo dems quedaba envuelto en niebla;las voces de los otros clientes me llegabanamortiguadas e incomprensibles. Flotaba en otromundo, como si delirara, cuando de pronto miamiga me propin un codazo.

    Qu pasa? pregunt, aturdida.Mira!

  • Arque las cejas y seal hacia el escaparate.Automticamente me enderec con el coraznacelerado. Al estaba fuera, con la cara pegada alcristal y hacindose pantalla con una mano.

    Qu pasa? pregunt de pronto Parvaneh,volvindose hacia m. Por qu ests tan plida?Entonces se levant, sali a la calle y grit:Al, Al, ven a ayudarme! A Masumeh le duelemucho el tobillo. No puedo llevarla a casa sola.Mi hermano la mir con desprecio y se alej.Parvaneh entr de nuevo y dijo: Has vistocmo me ha mirado? Le habra gustado cortarmela cabeza!

    Cuando llegamos a mi casa ya era casi de noche.Antes de que pudiera llamar al timbre, la puerta seabri de par en par y una mano tir de m.Parvaneh no se dio cuenta de lo que pasaba eintent seguirme.

    No quiero volver a verte por aqu. Eres lacausante de todo nuestro sufrimiento! le grit mi

  • madre, abalanzndose sobre ella y echndola a lacalle. Luego cerr de un portazo.

    Baj los escalones a trompicones y acab enmedio del patio. Al me agarr por el pelo y mearrastr dentro de casa. Yo slo pensaba enParvaneh. Me senta humillada.

    Sultame, idiota! grit.Entr mi madre y, sin dejar de despotricar e

    insultarme, me pellizc un brazo con fuerza.Qu pasa? grit. Qu ha pasado? Os

    habis vuelto todos locos?Qu crees que ha pasado, golfa? chill

    madre. Ahora coqueteas con un desconocido enpblico?

    Qu desconocido? Me dola el tobillo; elfarmacutico me lo ha examinado y me ha dado unmedicamento. Nada ms! Me mora de dolor.Adems, segn el islam, un mdico no seconsidera un desconocido.

    Un mdico! Un mdico! Desde cundo ellacayo de una tienda es un mdico? Crees que soyestpida y que no me he dado cuenta de que hace

  • tiempo que te traes algo entre manos?Por amor de Dios, madre, no es verdad.Al me dio una patada.Mentirosa! bram, con las venas del

    cuello hinchadas. Te segu todos los das. Esepatn se queda en la puerta vigilando la calle,esperando a que vosotras aparezcis. Todos misamigos lo saben. Dicen: Tu hermana y su amigatienen tratos con ese hombre.

    Rezo a Dios para que te lleve! aullmadre, dndose palmadas en la cabeza. Miracunta vergenza y deshonra nos has causado!Qu les dir a tu padre y tus hermanos? Yvolvi a pellizcarme el brazo.

    Entonces se abri la puerta y entr Ahmad,con los ojos inyectados en sangre y los puosapretados. Lo haba odo todo.

    As que por fin lo has conseguido, eh? gru. Ah la tienes, madre. Es toda tuya. Sabadesde el principio que si vena a Tehern y seemperifollaba y se paseaba por las calles con esachica, acabara por ser nuestra vergenza. Dime,

  • cmo mantendrs la cabeza alta ante nuestrosamigos y vecinos?

    Qu he hecho mal? grit. Juro por mipadre que no poda andar. Me han llevado a lafarmacia, donde me han dado un analgsico.

    Madre me mir el pie. Lo tena tan hinchadoque pareca un almohadn. Nada ms tocrmelo,solt un aullido de dolor.

    No le hagas caso le espet Ahmad.Despus del escndalo que ha montado, todavaquieres mimarla?

    Escndalo? Quin ha montado elescndalo, yo o t, que llegas a casa borrachotodos los das y tienes tratos con una mujercasada?

    Ahmad se abalanz sobre m y me peg en laboca con el dorso de la mano, tan fuerte queempec a sangrar.

    Acaso miento? le grit hecha una furia. Te vi con mis propios ojos. Te colaste en sucasa cuando no estaba su marido. Y no era laprimera vez. El segundo golpe, esta vez en un

  • ojo, me dej aturdida. Por un instante cre que mehaba quedado ciega.

    Cllate, nia! grit madre. No seasdesvergonzada!

    Espera a que se lo cuente a su marido! grit.

    No te he dicho que te calles? repitimadre, acercndose para taparme la boca con lamano.

    No sabes que llega borracho a casa todaslas noches? chill fuera de m, zafndome deella. Y dos veces la polica se lo ha llevado a lacomisara por amenazar a alguien con un cuchillo.Eso no son escndalos, pero, si yo me tomo unaaspirina en la farmacia, deshonro a toda la familia!

    Recib dos bofetadas seguidas y not unzumbido en los odos, pero no poda controlarmeni dejar de gritar.

    Cllate. Que Dios te castigue con ladifteria! No es lo mismo, t eres una chica! Madre rompi a llorar, alz los brazos al cielo ysuplic: Slvame, Dios mo! A quin puedo

  • acudir? Que Dios te castigue, nia. Rezo para quete fulmine.

    Yo estaba tirada en el suelo, en un rincn de lahabitacin, abatida y con los ojos anegados enlgrimas. Al y Ahmad se haban ido fuera, alpatio, y hablaban en voz baja.

    Basta, Al. Cllate ya los interrumpimadre con voz llorosa.

    Pero Al todava no haba acabado deinformar a Ahmad. Yo ignoraba de dnde habasacado tanta informacin.

    He dicho basta, Al! Ve a comprar pan insisti madre, y al final le dio un pescozn y loech.

    Entonces o a padre entrar en el patio ysaludar a su mujer.

    Llegas pronto a casa, Aga Mostaf! repuso ella.

    Con este fro nadie sale a comprar, y hedecidido cerrar pronto. Qu pasa? Parecesalterada. Ahmad tambin est en casa. YMahmud?

  • No, Mahmud todava no ha vuelto. Por esoestoy preocupada. Siempre llega antes que t.

    Hoy no se ha llevado la moto. Hay muchotrfico, seguramente no habr encontrado taxi. Haynieve y hielo por todas partes. Por lo visto, esteao el invierno no quiere dejarnos. Veo que elarmenio tambin ha cerrado pronto y que alguienha decidido volver a casa. Padre casi nuncahablaba con Ahmad, y cuando haca comentariossobre l siempre era con indirectas einsinuaciones.

    Pues no, no ha cerrado pronto replic mihermano mediano, sentado al borde del estanque. Pero no pienso salir hasta saber qu puedoesperar de todos vosotros.

    Padre se apoy contra la jamba de la puerta yse dispuso a descalzarse. La luz del recibidor sloiluminaba parcialmente la habitacin. Yo estaba enel suelo, junto al korsi, y l no poda verme.

    Bueno! En lugar de averiguar qu podemosesperar del caballero, el caballero quiere saberqu puede esperar de nosotros brome.

  • De ti no. De esa indecente hija tuya.Cuidado con lo que dices le advirti

    padre, de repente blanco como la cera. El honorde tu hermana es nuestro honor. No seasdesvergonzado.

    No te preocupes! Ya se ha encargado ellade destrozar nuestro honor. Saca la cabeza de lanieve, padre, y deja de acosarme. La gran cuba detu vergenza se ha volcado. Todo el vecindario laha odo caer, excepto t, que tienes algodn en losodos y no quieres or nada.

    Mi padre temblaba.Ahmad, hijo mo suplic madre,

    aterrorizada. Ahmad! Que Dios me quite lavida, que todos tus males y tus problemas recaigansobre m, pero no digas esas cosas. Tu padre se vaa morir. No ha pasado nada. A tu hermana le dolael tobillo y le dieron una pastilla.

    Djalo. Quiero or lo que tenga que decirreplic padre, ya ms sereno.

    Por qu no se lo preguntas a la mimada detu hija? inquiri mi hermano sealndome, y

  • padre me busc con la mirada. Como no vea bien,alarg un brazo para encender la luz. No s quaspecto ofreca yo, pero de pronto exclamaterrorizado:

    Dios mo! Qu te han hecho?Se acerc y me ayud a incorporarme. Se sac

    el pauelo del bolsillo y me limpi la sangre delas comisuras de los labios. Su pauelo ola a aguade rosas.

    Quin te ha hecho esto?Las lgrimas corrieron por mis mejillas.Sinvergenza asqueroso, le has pegado a

    una mujer?! le grit a Ahmad.Ya empezamos buf ste. Ahora el

    culpable soy yo! Qu importan la castidad y lavirtud? Nosotros no tenemos de eso. Qu ms daque mi hermana acabe en manos de cualquiera, ode todos. A partir de ahora, tendr que llevar unsombrero de bellaco.

    Yo no saba en qu momento haba llegadoMahmud a casa, pero de pronto lo vi plantado enel patio con cara de desconcierto.

  • Basta ya! grit madre, echndose elchador sobre los hombros. Ahora alabemos alProfeta y sus descendientes. Quiero servir la cena.T, aprtate. Y t, coge ese mantel y extindeloah, en el suelo. Fati? Fati! Dnde ests,diablillo?

    Fati estaba all desde haca mucho rato, peronadie se haba fijado en ella. Sali de detrs delos colchones apilados en un rincn y corri haciala cocina. Unos minutos ms tarde, volvi con losplatos de la cena y los puso sobre el korsi.

    Quin te ha hecho esto? me preguntpadre, tras haberme examinado la herida de laboca, el ojo y la ensangrentada nariz. Ha sidoAhmad? Maldito sea. Entonces se volvi haciael patio y grit: Cmo te atreves a tratar as ami esposa y mi hija, canalla? Ni siquiera Shemr,que asesin al imn Husein en Kerbala, les hacaesas cosas a sus esposas e hijas.

    Vaya! As que ahora la seorita es undechado de pureza y santidad, y yo soy peor queShemr. Padre, tu hija ha mancillado tu honor. Quiz

  • a ti no te importe, pero a m s. Deseo conservarmi reputacin. Espera a que vuelva Al. Pregntalequ ha visto. A esa mujerzuela coqueteando con eldependiente de la farmacia delante de todo elmundo!

    Padre! Te juro por Dios que miente! supliqu. Te lo juro por tu vida, lo juro sobre latumba de mi abuela, me dola el tobillo, lo tenapeor que el primer da, he estado a punto decaerme en la calle, Parvaneh me ha arrastradohasta la farmacia. Me han puesto el pie en alto yme han dado un analgsico. Adems, Al estabaall, pero cuando Parvaneh lo ha llamado para queviniera a ayudarnos, se ha ido corriendo. Y cuandohe vuelto a casa, se me han echado todos encima.

    Romp a llorar. Mi madre estaba preparandolos platos de la cena. Mahmud, a mi lado yapoyado en un estante, observaba el alboroto conuna calma poco habitual. Ahmad lleg corriendo,pero en el umbral se detuvo y grit:

    Dilo, dilo! Ese hombre te ha puesto lapierna encima de la mesa para tocarte y

  • acariciarte. Cuntales que no parabas de rer.Coqueteabas con l. Cuntales que te espera en lacalle todos los das y te saluda, que te da cobapara...

    Mahmud se sonroj y mascull, pero apenasentend Que Dios tenga piedad. Mi padre memir con gesto inquisitivo.

    Te lo juro, padre. Al acababa de traer elpan recin hecho, cuyo aroma colm la habitacin. Miente, habla pestes de m porque me enterde que visita a la seora Parvin cuando su maridono est en casa.

    Ahmad volvi a abalanzarse sobre m, peropadre me protegi con un brazo y le advirti:

    No te atrev