el libro de la vida sta teresa de jesus

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  • 7/30/2019 El Libro de La Vida Sta Teresa de Jesus

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    LIBRO DE LA VIDA

    INTRODUCCIN

    PRLOGOCAPTULO 1

    En que trata cmo comenz el Seor a despertar esta alma en suniez a cosas virtuosas, y la ayuda que es para esto serlo lospadres.

    CAPTULO 2

    Trata cmo fue perdiendo estas virtudes y lo que importa en laniez tratar con personas virtuosas.

    CAPTULO 3

    En que trata cmo fue parte la buena compaa para tornar adespertar sus deseos, y por qu manera comenz el Seor a darlaalguna luz del engao que haba trado.

    CAPTULO 4

    Dice cmo la ayud el Seor para forzarse a s misma para tomar hbito, y las muchas enfermedades que Su Majestad la comenz adar.

    CAPTULO 5

    Prosigue en las grandes enfermedades que tuvo y la paciencia queel Seor le dio en ellas, y cmo saca de los males bienes, segn sever en una cosa que le acaeci en este lugar que se fue a curar.

    CAPTULO 6

    Trata de lo mucho que debi al Seor en darle conformidad con tangrandes trabajos, y cmo tom por medianero y abogado al gloriosoSan Jos, y lo mucho que le aprovech.

    CAPTULO 7

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    Trata por los trminos que fue perdiendo las mercedes que el Seor le haba hecho, y cun perdida vida comenz a tener. -. Dice losdaos que hay en noser muy encerrados los monasterios demonjas.

    CAPTULO 8

    Trata del gran bien que le hizo no se apartar del todo de la oracinpara no perder el alma, y cun excelente remedio es para ganar loperdido. - Persuade a que todos la tengan.- Dice cmo es tan granganancia y que, aunque la tornen a dejar, es gran bien usar algntiempo de tan gran bien.

    CAPTULO 9

    Trata por qu trminos comenz el Seor a despertar su alma ydarla luz en tan grandes tinieblas y a fortalecer sus virtudes para noofenderle.

    CAPTULO 10

    Comienza a declarar las mercedes que el Seor la haca en laoracin, y en lo que nos podemos nosotros ayudar, y lo mucho queimporta que entendamos las mercedes que el Seor nos hace. -Pide a quien esto enva que de aqu adelante sea secreto lo queescribiere, pues la mandan diga tan particularmente las mercedesque la hace el Seor.

    CAPTULO 11

    Dice en qu est la falta de no amara Dios con perfeccin en brevetiempo. - Comienza a declarar, por una comparacin que pone,cuatro grados de oracin. -Va tratando aqu del primero. - Es muyprovechoso para los que comienzan y para los que no tienen gustosen la oracin.

    CAPTULO 12

    Prosigue en este primer estado. - Dice hasta dnde podemos llegar con el favor de Dios por nosotros mismos, y el dao que es querer,hasta que el Seor lo haga, subir el espritu a cosas sobrenaturales.

    CAPTULO 13

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    Prosigue en este primer estado y pone avisos paraalgunastentaciones que el demonio suele poner algunas veces. - Daavisospara ellas. - Es muy provechoso.

    CAPTULO 14

    Comienza a declarar el segundo grado de oracin, que es ya dar elSeor al alma a sentir gustos ms particulares.- Declralo para dar a entender cmo son ya sobrenaturales.- Es harto de notar.

    CAPTULO 15

    Prosigue en la misma materia y da algunos avisos de cmo se hande haber en esta oracin de quietud. Trata de cmo hay muchasalmas que lleguen a tener esta oracin y pocas que pasen adelante.- Son muy necesarias y provechosas las cosas que aqu se tocan.

    CAPTULO 16

    Trata tercer grado de oracin, y va declarando cosas muy subidas,y lo que puede el alma que llega aqu, y los efectos que hacenestas mercedes tan grandes del Seor. - Es muy para levantar elespritu en alabanzas de Dios y para gran consuelo de quien llegareaqu.

    CAPTULO 17

    Prosigue en la misma materia de declarar este tercer grado deoracin. - Acaba de declarar los efectos que hace. -Dice el daoque aqu hace la imaginacin y memoria.

    CAPTULO 18En que trata del cuarto grado de oracin. *- Comienza a declarar por excelente manera la gran dignidad en que el Seor pone alalma que est en este estado. - Es para animar mucho a los quetratan oracin, para que se esfuercen a llegara tan alto estado, puesse puede alcanzar en la tierra, aunque no por merecerlo, sino por labondad del Seor. - Lase con advertencia, porque se declara por muy delicado modo y tiene cosas mucho de notar.

    CAPTULO 19

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    Prosigue en la misma materia. - Comienza a declararlos efectos quehace en el alma este grado de oracin. Persuade mucho a que notornen atrs, aunque despus de esta merced tornen a caer, ni

    dejen la oracin. - Dice los daos que vendrn de no hacer esto. -Es mucho de notar y de gran consolacin para los flacos ypecadores.

    CAPTULO 20

    En que trata la diferencia que hay de unin a arrobamiento. -Declara qu cosa es arrobamiento, y dice algo del bien que tiene elalma que el Seor por su bondad llega a l.- Dice los efectos quehace. - Es de mucha admiracin.

    CAPTULO 21

    Prosigue y acaba este postrer grado de oracin.* - Dice lo quesiente el alma que est en l de tornara vivir en el mundo, y de laluz que la da el Seor de los engaos de l. - Tiene buena doctrina.

    CAPTULO 22

    En que trata cun seguro camino es para los contemplativos nolevantar el espritu a cosas altas si el Seor no le levanta, y cmoha de ser el medio para la ms subida contemplacin la Humanidadde Cristo. - Dice de un engao en que ella estuvo un tiempo. - Esmuy provechoso este captulo. *

    CAPTULO 23

    En que torna a tratar del discurso de su vida, y cmo comenz atratar de ms perfeccin, y porqu medios. - Es provechoso para laspersonas que tratan de gobernar almas que tienen oracin saber cmo se han de haber en los principios, y el provecho que le hizosaberla llevar. *

    CAPTULO 24

    Prosigue en lo comenzado, y dice cmo fue aprovechndose sualma despus que comenz a obedecer, y lo poco que le

    aprovechaba el resistir las mercedes de Dios, y cmo Su Majestadse las iba dando ms cumplidas.

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    CAPTULO 25

    En que trata el modo y manera cmo se entienden estas hablas que

    hace Dios al alma sin orse, y de algunos engaos que puede haber en ello, y en qu se conocer cundo lo es. - Es de muchoprovecho para quien se viere en este grado de oracin, porque sedeclara muy bien, y de harta doctrina.*

    CAPTULO 26

    Prosigue en la misma materia. - Va declarando y diciendo cosasque le han acaecido, que la hacan perder el temor y afirmar queera buen espritu el que la hablaba.

    CAPTULO 27

    En que trata otro modo con que ensea el Seor al alma y sinhablarla la da a entender su voluntad por una manera admirable. -Trata tambin de declarar una visin y gran merced que la hizo elSeor no imaginaria. - Es mucho de notar este captulo. *

    CAPTULO 28

    En que trata las grandes mercedes que la hizo el Seor y cmo leapareci la primera vez. Declara qu es visin imaginaria. - Dicelos grandes efectos yseales que deja cuando es de Dios. - Es muyprovechosocaptulo y mucho de notar. *

    CAPTULO 29

    Prosigue en lo comenzado y dice algunas mercedes grandes que lahizo el Seor y las cosas que Su Majestad la deca para asegurarlay para que respondiese a los que la contradecan.*

    CAPTULO 30

    Torna a contar el discurso de su vida y cmo remedi el Seor mucho de sus trabajos con traer al lugar adonde estaba el santoFray Pedro de Alcntara, de la orden del glorioso San Francisco. -Trata de grandes tentaciones y trabajos interiores que pasaba

    algunas veces.

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    CAPTULO 31

    Trata de algunas tentaciones exteriores y representaciones que lahaca el demonio, y tormentos que la daba. Trata tambin algunas

    cosas harto buenas para aviso de personas que van camino deperfeccin. *

    CAPTULO 32 *

    En que trata cmo quiso el Seor ponerla en espritu en un lugar delinfierno que tena por sus pecados merecido. - Cuenta una cifra delo que all se lo represent para lo que fue. - Comienza a tratar lamanera y modo cmo se fund el monasterio, adonde ahora est,de San Jos.

    CAPTULO 33

    Procede en la misma materia de la fundacin del glorioso San Jos.- Dice cmo le mandaron que no entendiese en ella y el tiempo quelo dej y algunos trabajos que tuvo, y cmo la consolaba en ellos elSeor.

    CAPTULO 34

    Trata cmo en este tiempo convino que se ausentase de este lugar.- Dice la causa y cmo la mand ir su prelado para consuelo de unaseora muy principal que estaba muy afligida.- Comienza a tratar loque all le sucedi y la gran merced que el Seor la hizo de ser medio para que Su Majestad despertase a una persona muyprincipal para servirle muy de veras, y que ella tuviese favor yamparo despus en l. - Es mucho de notar.

    CAPTULO 35Prosigue en la misma materia de la fundacin de esta casa denuestro glorioso Padre San Jos. - Dice por los trminos queorden el Seor viniese a guardarse en ella la santa pobreza, y lacausa por qu se vino de con aquella seora que estaba, y otrasalgunas cosas que le sucedieron.

    CAPTULO 36

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    Prosigue en la materia comenzada y dice cmo se acab deconcluir y se fund este monasterio del glorioso San Jos y lasgrandes contradicciones y persecuciones que despus de tomar hbito las religiosas hubo, y los grandes trabajos y tentaciones que

    ella pas, y cmo de todo la sac el Seor con victoria y en gloria yalabanza suya.

    CAPTULO 37 *.

    Trata de los efectos que le quedaban cuando el Seor le habahecho alguna merced. - Junta con esto harto buena doctrina.- Dicecmo se ha de procurar y tener en mucho ganar algn grado msde gloria, y que por ningn trabajo dejemos bienes que sonperpetuos.

    CAPTULO 38

    En que trata de algunas grandes mercedes que el Seor la hizo, asen mostrarle algunos secretos del cielo, como otras grandesvisiones y revelaciones que Su Majestad tuvo por bien viese. -. Dicelos efectos con que la dejaban y el gran aprovechamiento quequedaba en su alma.

    CAPTULO 39

    Prosigue en la misma materia de decir las grandes mercedes que leha hecho el Seor. - Trata de cmo le prometi de hacer por laspersonas que ella le pidiese. Dice algunas cosas sealadas enque le ha hecho Su Majestad este favor.

    CAPTULO 40

    Prosigue en la misma materia de decir las grandes mercedes que elSeor la ha hecho. - De algunas se puede tomar harto buenadoctrina, que ste ha sido, segn ha dicho, su principal intento,despus de obedecer: poner las que son para provecho de lasalmas. - Con este captulo se acaba el discurso de su vida queescribi. - Sea para gloria del Seor, amn.

    EPLOGO

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    PRLOGO

    JHS

    1. Quisiera yo que, como me han mandado y dado larga licenciapara que escriba el modo de oracin y las mercedes que el Seor me ha hecho, me la dieran para que muy por menudo y con claridaddijera mis grandes pecados y ruin vida. Dirame gran consuelo.Mas no han querido, antes atdome mucho en este caso. Y por esto pido, por amor del Seor, tenga delante de los ojos quien estediscurso de mi vida leyere, que ha sido tan ruin que no he halladosanto de los que se tornaron a Dios con quien me consolar. Porqueconsidero que, despus que el Seor los llamaba, no le tornaban aofender. Yo no slo tornaba a ser peor, sino que parece traaestudio a resistir las mercedes que Su Majestad me haca, comoquien se vea obligada a servir ms y entenda de s no poda pagar lo menos de lo que deba.

    2. Sea bendito por siempre, que tanto me esper, a quien con todomi corazn suplico me d gracia para que con toda claridad yverdad yo haga esta relacin que mis confesores me mandan (yaun el Seor s yo lo quiere muchos das ha, sino que yo no me heatrevido) y que sea para gloria y alabanza suya y para quede aquadelante, conocindome ellos mejor, ayuden a mi flaqueza para quepueda servir algo de lo que debo al Seor, a quien siemprealabentodas las cosas, amn.

    CAPTULO 1

    En que trata cmo comenz el Seor a despertar esta alma en suniez a cosas virtuosas, y la ayuda que es para esto serlo lospadres.

    1. El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastara, si yono fuera tan ruin, con lo que el Seor me favoreca, para ser buena.Era mi padre aficionado a leer buenos libros y as los tena deromance para que leyesen sus hijos. Esto, con el cuidado que mimadre tena de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de

    nuestra Seora y de algunos santos, comenz a despertarme de

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    edad, a mi parecer, de seis o siete aos. Ayudbame no ver en mispadres favor sino para la virtud. Tenan muchas.

    Era mi padre hombre de mucha caridad con los pobres y piedad

    con los enfermos y aun con los criados; tanta, que jams se pudoacabar con l tuviese esclavos, porque los haba gran piedad, yestando una vez en casa una de un su hermano, la regalaba comoa sus hijos. Deca que, de que no era libre, no lo poda sufrir depiedad. Era de gran verdad. Jams nadie le vio jurar ni murmurar.Muy honesto en gran manera.

    2. Mi madre tambin tena muchas virtudes y pas la vida congrandes enfermedades. Grandsima honestidad. Con ser de hartahermosura, jams se entendi que diese ocasin a que ella hacacaso de ella, porque con morir de treinta y tres aos, ya su traje eracomo de persona de mucha edad. Muy apacible y de hartoentendimiento. Fueron grandes los trabajos que pasaron el tiempoque vivi. Muri muy cristianamente.

    3. Eramos tres hermanas y nueve hermanos. Todos parecieron asus padres, por la bondad de Dios, en ser virtuosos, si no fui yo,aunque era la ms querida de mi padre. Y antes que comenzase aofender a Dios, parece tena alguna razn; porque yo he lstimacuando me acuerdo las buenas inclinaciones que el Seor mehaba dado y cun mal me supe aprovechar de ellas.

    4. Pues mis hermanos ninguna cosa me desayudaban a servir aDios. Tena uno casi de mi edad, juntbamonos entrambos a leer vidas de Santos, que era el que yo ms quera, aunque a todostena gran amor y ellos a m. Como vea los martirios que por Dioslas santas pasaban, parecame compraban muy barato el ir a gozar de Dios y deseaba yo mucho morir as, no por amor que yoentendiese tenerle, sino por gozar tan en breve de los grandesbienes que lea haber en el cielo, y juntbame con este mi hermanoa tratar qu medio habra para esto. Concertbamos irnos a tierrade moros, pidiendo por amor de Dios, para que all nosdescabezasen. Y parceme que nos daba el Seor nimo en tantierna edad, si viramos algn medio, sino que el tener padres nospareca el mayor embarazo.

    Espantbanos mucho el decir que pena y gloria era para siempre,

    en lo que leamos. Acaecanos estar muchos ratos tratando de estoy gustbamos de decir muchas veces: para siempre, siempre,

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    siempre! En pronunciar esto mucho rato era el Seor servido mequedase en esta niez imprimido el camino de la verdad.

    5. De que vi que era imposible ir a donde me matasen por Dios,

    ordenbamos ser ermitaos; y en una huerta que haba en casaprocurbamos, como podamos, hacer ermitas, poniendo unaspedrecillas que luego se nos caan, y as no hallbamos remedio ennada para nuestro deseo; que ahora me pone devocin ver cmome daba Dios tan presto lo que yo perd por mi culpa.

    6. Haca limosna como poda, y poda poco. Procuraba soledadpara rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario,de que mi madre era muy devota, y as nos haca serlo. Gustabamucho, cuando jugaba con otras nias, hacer monasterios, comoque ramos monjas, y yo me parece deseaba serlo, aunque notanto como las cosas que he dicho.

    7. Acurdome que cuando muri mi madre qued yo de edad dedoce aos, poco menos. Como yo comenc a entender lo quehaba perdido, afligida fuime a una imagen de nuestra Seora ysupliqula fuese mi madre, con muchas lgrimas. Parceme que,aunque se hizo con simpleza, que me ha valido; porqueconocidamente he hallado a esta Virgen soberana en cuanto me heencomendado a ella y, en fin, me ha tornado a s.

    Fatgame ahora ver y pensar en qu estuvo el no haber yo estadoentera en los buenos deseos que comenc.

    8. Oh Seor mo!, pues parece tenis determinado que me salve,plega a Vuestra Majestad sea as; y de hacerme tantasmercedescomo me habis hecho, no tuvierais por bien -no por mi ganancia,sino por vuestro acatamiento- que no se ensuciara tanto posadaadonde tan continuo habais de morar? Fatgame, Seor, aun decir esto, porque s que fue ma toda la culpa; porque no me parece osqued a Vos nada por hacer para que desde esta edad no fueratoda vuestra.

    Cuando voy a quejarme de mis padres, tampoco puedo, porque novea en ellos sino todo bien y cuidado de mi bien.

    Pues pasando de esta edad, que comenc a entender las gracias

    de naturaleza que el Seor me haba dado, que segn decan eran

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    muchas, cuando por ellas le haba de dar gracias, de todas mecomenc a ayudar para ofenderle, como ahora dir.

    ------------------------------------------------------------------------CAPTULO 2

    Trata cmo fue perdiendo estas virtudes y lo que importa en laniez tratar con personas virtuosas.

    1. Parceme que comenz a hacerme mucho dao lo que ahoradir. Considero algunas veces cun mal lo hacen los padres que noprocuran que vean sus hijos siempre cosas de virtud de todasmaneras; porque, con serlo tanto mi madre como he dicho, de lobueno no tom tanto en llegando a uso de razn, ni casi nada, y lomalo me da mucho. Era aficionada a libros de caballeras y notan mal tomaba este pasatiempo como yo le tom para m, porqueno perda su labor, sino desenvolvamonos para leer en ellos, y por ventura lo haca para no pensar en grandes trabajos que tena, yocupar sus hijos, que no anduviesen en otras cosas perdidos. Deesto le pesaba tanto a mi padre, que se haba de tener aviso a queno lo viese. Yo comenc a quedarme en costumbre de leerlos; yaquella pequea falta que en ella vi, me comenz a enfriar losdeseos y comenzar a faltar en lo dems; y parecame no era malo,con gastar muchas horas del da y de la noche en tan vanoejercicio, aunque escondida de mi padre. Era tan en extremo lo queen esto me embeba que, si no tena libro nuevo, no me parecetena contento.

    2. Comenc a traer galas y a desear contentar en parecer bien, conmucho cuidado de manos y cabello y olores y todas las vanidadesque en esto poda tener, que eran hartas, por ser muy curiosa. Notena mala intencin, porque no quisiera yo que nadie ofendiera aDios por m. Durme mucha curiosidad de limpieza demasiada ycosas que me pareca a m no eran ningn pecado, muchos aos.Ahora veo cun malo deba ser.

    Tena primos hermanos algunos, que en casa de mi padre notenan otros cabida para entrar, que era muy recatado, y pluguiera aDios que lo fuera de stos tambin. Porque ahora veo el peligro que

    es tratar en la edad que se han de comenzar a criar virtudes conpersonas que no conocen la vanidad del mundo, sino que antes

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    despiertan para meterse en l. Eran casi de mi edad, poco mayoresque yo. Andbamos siempre juntos. Tenanme gran amor, y entodas las cosas que les daba contento los sustentaba pltica y oasucesos de sus aficiones y nieras nonada buenas; y lo que peor

    fue, mostrarse el alma a lo que fue causa de todo su mal.3. Si yo hubiera de aconsejar, dijera a los padres que en esta edadtuviesen gran cuenta con las personas que tratan sus hijos, porqueaqu est mucho mal, que se va nuestro natural antes a lo peor quea lo mejor.

    As me acaeci a m, que tena una hermana de mucha ms edadque yo, de cuya honestidad y bondad -que tena mucha- de sta notomaba nada, y tom todo el dao de una parienta que tratabamucho en casa. Era de tan livianos tratos, que mi madre la habamucho procurado desviar que tratase en casa; parece adivinaba elmal que por ella me haba de venir, y era tanta la ocasin que habapara entrar, que no haba podido. A sta que digo, me aficion atratar. Con ella era mi conversacin y plticas, porque me ayudabaa todas las cosas de pasatiempos que yo quera, y aun me pona enellas y daba parte de sus conversaciones y vanidades.

    Hasta que trat con ella, que fue de edad de catorce aos, y creoque ms (para tener amistad conmigo -digo- y darme parte de suscosas), no me parece haba dejado a Dios por culpa mortal niperdido el temor de Dios, aunque le tena mayor de la honra. Estetuvo fuerza para no la perder del todo, ni me parece por ningunacosa del mundo en esto me poda mudar, ni haba amor de personade l que a esto me hiciese rendir. As tuviera fortaleza en no ir contra la honra de Dios, como me la daba mi natural para no perder en lo que me pareca a m est la honra del mundo! Y no mirabaque la perda por otras muchas vas!

    4. En querer sta vanamente tena extremo. Los medios que eranmenester para guardarla, no pona ninguno. Slo para no perdermedel todo tena gran miramiento.

    Mi padre y hermana sentan mucho esta amistad. Reprendanmelamuchas veces. Como no podan quitar la ocasin de entrar ella encasa, no les aprovechaban sus diligencias, porque mi sagacidadpara cualquier cosa mala era mucha. Espntame algunas veces el

    dao que hace una mala compaa, y si no hubiera pasado por ello,no lo pudiera creer. En especial en tiempo de mocedad debe ser

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    mayor el mal que hace. Querra escarmentasen en m los padrespara mirar mucho en esto. Y es as que de tal manera me mudesta conversacin, que de natural y alma virtuoso no me dej casininguna, y me parece me imprima sus condiciones ella y otra que

    tena la misma manera de pasatiempos.5. Por aqu entiendo el gran provecho que hace la buena compaa,y tengo por cierto que, si tratara en aquella edad con personasvirtuosas, que estuviera entera en la virtud. Porque si en esta edadtuviera quien me enseara a temer a Dios, fuera tomando fuerzas elalma para no caer. Despus, quitado este temor del todo, quedmeslo el de la honra, que en todo lo que haca me traa atormentada.Con pensar que no se haba de saber, me atreva a muchas cosasbien contra ella y contra Dios.

    6. Al principio daronme las cosas dichas, a lo que me parece, yno deba ser suya la culpa, sino ma. Porque despus mi maliciapara el mal bastaba, junto con tener criadas, que para todo malhallaba en ellas buen aparejo; que si alguna fuera en aconsejarmebien, por ventura me aprovechara; mas el inters las cegaba, comoa m la aficin. Y pues nunca era inclinada a mucho mal -porquecosas deshonestas naturalmente las aborreca-, sino a pasatiemposde buena conversacin, mas puesta en la ocasin, estaba en lamano el peligro, y pona en l a mi padre y hermanos. De los cualesme libr Dios de manera que se parece bien procuraba contra mivoluntad que del todo no me perdiese, aunque no pudo ser tansecreto que no hubiese harta quiebra de mi honra y sospecha en mipadre.

    Porque no me parece haba tres meses que andaba en estasvanidades, cuando me llevaron a un monasterio que haba en estelugar, adonde se criaban personas semejantes, aunque no tanruines en costumbres como yo; y esto con tan gran disimulacin,que sola yo y algn deudo lo supo; porque aguardaron a coyunturaque no pareciese novedad: porque, haberse mi hermana casado yquedar sola sin madre, no era bien.

    7. Era tan demasiado el amor que mi padre me tena y la muchadisimulacin ma, que no haba creer tanto mal de m, y as noqued en desgracia conmigo. Como fue breve el tiempo, aunque seentendiese algo, no deba ser dicho con certinidad. Porque como yo

    tema tanto la honra, todas mis diligencias eran en que fuesesecreto, y no miraba que no poda serlo a quien todo lo ve.

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    Oh Dios mo! Qu dao hace en el mundo tener esto en poco ypensar que ha de haber cosa secreta que sea contra Vos! Tengopor cierto que se excusaran grandes males si entendisemos que

    no est el negocio en guardarnos de los hombres, sino en no nosguardar de descontentaros a Vos.

    8. Los primeros ocho das sent mucho, y ms la sospecha que tuvese haba entendido la vanidad ma, que no de estar all. Porque yayo andaba cansada y no dejaba de tener gran temor de Dioscuando le ofenda, y procuraba confesarme con brevedad. Traa undesasosiego, que en ocho das -y aun creo menos- estaba muyms contenta que en casa de mi padre. Todas lo estaban conmigo,porque en esto me daba el Seor gracia, en dar contentoadondequiera que estuviese, y as era muy querida. Y puesto queyo estaba entonces ya enemigusima de ser monja, holgbame dever tan buenas monjas, que lo eran mucho las de aquella casa, y degran honestidad y religin y recatamiento.

    Aun con todo esto no me dejaba el demonio de tentar, y buscar losde fuera cmo me desasosegar con recaudos. Como no habalugar, presto se acab, y comenz mi alma a tornarse aacostumbrar en el bien de mi primera edad y vi la gran merced quehace Dios a quien pone en compaa de buenos.

    Parceme andaba Su Majestad mirando y remirando por dnde mepoda tornar a s. Bendito seis Vos, Seor, que tanto me habissufrido! Amn.

    9. Una cosa tena que parece me poda ser alguna disculpa, si notuviera tantas culpas; y es que era el trato con quien por va decasamiento me pareca poda acabar en bien; e informada de conquien me confesaba y de otras personas, en muchas cosas medecan no iba contra Dios.

    10. Dorma una monja con las que estbamos seglares, que por medio suyo parece quiso el Seor comenzar a darme luz, comoahora dir.

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    CAPTULO 3

    En que trata cmo fue parte la buena compaa para tornar adespertar sus deseos, y por qu manera comenz el Seor a darla

    alguna luz del engao que haba trado.1. Pues comenzando a gustar de la buena y santa conversacin deesta monja, holgbame de orla cun bien hablaba de Dios, porqueera muy discreta y santa. Esto, a mi parecer, en ningn tiempo dejde holgarme de orlo. Comenzme a contar cmo ella haba venidoa ser monja por slo leer lo que dice el evangelio: Muchos son losllamados y pocos los escogidos. Decame el premio que daba elSeor a los que todo lo dejan por El.

    Comenz esta buena compaa a desterrar las costumbres quehaba hecho la mala y a tornar a poner en mi pensamiento deseosde las cosas eternas y a quitar algo la gran enemistad que tena conser monja, que se me haba puesto grandsima. Y si vea algunatener lgrimas cuando rezaba, u otras virtudes, habala muchaenvidia; porque era tan recio mi corazn en este caso que, si leyeratoda la Pasin, no llorara una lgrima. Esto me causaba pena.

    2. Estuve ao y medio en este mnnasterio harto mejorada.Comenc a rezar muchas oraciones vocales y a procurar con todasme encomendasen a Dios, que me diese el estado en que le habade servir. Mas todava deseaba no fuese monja, que ste no fueseDios servido de drmele, aunque tambin tema el casarme.

    A cabo de este tiempo que estuve aqu, ya tena ms amistad deser monja, aunque no en aquella casa, por las cosas ms virtuosasque despus entend tenan, que me parecan extremosdemasiados; y haba algunas de las ms mozas que me ayudabanen esto, que si todas fueran de un parecer, mucho me aprovechara.Tambin tena yo una grande amiga en otro monasterio, y esto meera parte para no ser monja, si lo hubiese de ser, sino adonde ellaestaba. Miraba ms el gusto de mi sensualidad y vanidad que lobien que me estaba a mi alma. Estos buenos pensamientos de ser monja me venan algunas veces y luego se quitaban, y no podapersuadirme a serlo.

    3. En este tiempo, aunque yo no estaba descuidada de mi remedio,

    andaba ms ganoso el Seor de disponerme para el estado que meestaba mejor. Diome una gran enfermedad, que hube de tornar en

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    casa de mi padre. En estando buena, llevronme en casa de mihermana -que resida en una aldea- para verla, que era extremo elamor que me tena y, a su querer, no saliera yo de con ella; y sumarido tambin me amaba mucho, al menos mostrbame todo

    regalo, que aun esto debo ms al Seor, que en todas partessiempre le he tenido, y todo se lo serva como la que soy.

    4. Estaba en el camino un hermano de mi padre, muy avisado y degrandes virtudes, viudo, a quien tambin andaba el Seor disponiendo para s, que en su mayor edad dej todo lo que tena yfue fraile y acab de suerte que creo goza de Dios. Quiso que meestuviese con l unos das. Su ejercicio era buenos libros deromance, y su hablar era -lo ms ordinario- de Dios y de la vanidaddel mundo. Hacame le leyese y, aunque no era amiga de ellos,mostraba que s. Porque en esto de dar contento a otros he tenidoextremo, aunque a m me hiciese pesar; tanto, que en otras fueravirtud y en m ha sido gran falta, porque iba muchas veces muy sindiscrecin.

    Oh, vlgame Dios, por qu trminos me andaba Su Majestaddisponiendo para el estado en que se quiso servir de m, que, sinquererlo yo, me forz a que me hiciese fuerza! Sea bendito por siempre, amn.

    5. Aunque fueron los das que estuve pocos, con la fuerza quehacan en mi corazn las palabras de Dios, as ledas como odas, yla buena compaa, vine a ir entendiendo la verdad de cuando nia,de que no era todo nada, y la vanidad del mundo, y cmo acababaen breve, y a temer, si me hubiera muerto, cmo me iba al infierno.Y aunque no acababa mi voluntad de inclinarse a ser monja, vi erael mejor y ms seguro estado. Y as poco a poco me determin aforzarme para tomarle.

    6. En esta batalla estuve tres meses, forzndome a m misma conesta razn: que los trabajos y pena de ser monja no poda ser mayor que la del purgatorio, y que yo haba bien merecido elinfierno; que no era mucho estar lo que viviese como en purgatorio,y que despus me ira derecha al cielo, que ste era mi deseo.

    Y en este movimiento de tomar estado, ms me parece me movaun temor servil que amor. Poname el demonio que no podra sufrir

    los trabajos de la religin, por ser tan regalada. A esto me defendacon los trabajos que pas Cristo, porque no era mucho yo pasase

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    algunos por El; que El me ayudara a llevarlos -deba pensar-, queesto postrero no me acuerdo. Pas hartas tentaciones estos das.

    7. Habanme dado, con unas calenturas, unos grandes desmayos,

    que siempre tena bien poca salud. Diome la vida haber quedado yaamiga de buenos libros. Lea en las Epstolas de San Jernimo, queme animaban de suerte que me determin a decirlo a mi padre, quecasi era como a tomar el hbito, porque era tan honrosa que meparece no tornara atrs por ninguna manera, habindolo dicho unavez. Era tanto lo que me quera, que en ninguna manera lo pudeacabar con l, ni bastaron ruegos de personas que procur lehablasen. Lo que ms se pudo acabar con l fue que despus desus das hara lo que quisiese. Yo ya me tema a m y a mi flaquezano tornase atrs, y as no me pareci me convena esto, y procurlopor otra va, como ahora dir.

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    CAPTULO 4

    Dice cmo la ayud el Seor para forzarse a s misma para tomar hbito, y las muchas enfermedades que Su Majestad la comenz adar.

    1. En estos das que andaba con estas determinaciones, habapersuadido a un hermano mo a que se metiese fraile (*,1)dicindole la vanidad del mundo. Y concertamos entrambos deirnos un da muy de maana al monasterio adonde estaba aquellami amiga, que era al que yo tena mucha aficin, puesto que ya enesta postrera determinacin ya yo estaba de suerte, que acualquiera que pensara servir ms a Dios o mi padre quisiera, fuera;que ms miraba ya el remedio de mi alma, que del descanso ningncaso haca de l.

    Acurdaseme, a todo mi parecer y con verdad, que cuando sal decasa de mi padre no creo ser ms el sentimiento cuando memuera. Porque me parece cada hueso se me apartaba por s, que,como no haba amor de Dios que quitase el amor del padre yparientes, era todo hacindome una fuerza tan grande que, si elSeor no me ayudara, no bastaran mis consideraciones para ir

    adelante. Aqu me dio nimo contra m, de manera que lo puse por obra.

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    2. En tomando el hbito, luego me dio el Seor a entender cmofavorece a los que se hacen fuerza para servirle, la cual nadie noentenda de m, sino grandsima voluntad. A la hora me dio un tan

    gran contento de tener aquel estado, que nunca jams me falthasta hoy, y mud Dios la sequedad que tena mi alma engrandsima ternura. Dbanme deleite todas las cosas de la religin,y es verdad que andaba algunas veces barriendo en horas que yosola ocupar en mi regalo y gala, y acordndoseme que estaba librede aquello, me daba un nuevo gozo, que yo me espantaba y nopoda entender por dnde vena.

    Cuando de esto me acuerdo, no hay cosa que delante se mepusiese, por grave que fuese, que dudase de acometerla. Porqueya tengo experiencia en muchas que, si me ayudo al principio adeterminarme a hacerlo, que, siendo slo por Dios, hastacomenzarlo quiere -para que ms merezcamos- que el alma sientaaquel espanto, y mientras mayor, si sale con ello, mayor premio yms sabroso se hace despus. Aun en esta vida lo paga SuMajestad por unas vas que slo quien goza de ello lo entiende.Esto tengo por experiencia, como he dicho, en muchas cosas hartograves. Y as jams aconsejara -si fuera persona que hubiera dedar parecer- que, cuando una buena inspiracin acomete muchasveces, se deje, por miedo, de poner por obra; que si vadesnudamente por solo Dios, no hay que temer suceder mal, quepoderoso es para todo. Sea bendito por siempre, amn.

    3. Bastara, oh sumo Bien y descanso mo!, las mercedes que mehabais hecho hasta aqu, de traerme por tantos rodeos vuestrapiedad y grandeza a estado tan seguro y a casa adonde habamuchas siervas de Dios, de quien yo pudiera tomar, para ir creciendo en su servicio. No s cmo he de pasar de aqu, cuandome acuerdo la manera de mi profesin y la gran determinacin ycontento con que la hice y el desposorio que hice con Vos. Esto nolo puedo decir sin lgrimas, y haban de ser de sangre yquebrrseme el corazn, y no era mucho sentimiento para lo quedespus os ofend.

    Parceme ahora que tena razn de no querer tan gran dignidad,pues tan mal haba de usar de ella. Mas Vos, Seor mo, quisisteisser -casi veinte aos que us mal de esta merced- ser el agraviado,

    porque yo fuese mejorada. No parece, Dios mo, sino que prometno guardar cosa de lo que os haba prometido, aunque entonces no

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    era esa mi intencin. Mas veo tales mis obras despus, que no squ intencin tena, para que ms se vea quin Vos sois, Esposomo, y quin soy yo. Que es verdad, cierto, que muchas veces metempla el sentimiento de mis grandes culpas el contento que me da

    que se entienda la muchedumbre de vuestras misericordias.4. En quin, Seor, pueden as resplandecer como en m, quetanto he oscurecido con mis malas obras las grandes mercedes queme comenzasteis a hacer? Ay de m, Criador mo, que si quiero dar disculpa, ninguna tengo! Ni tiene nadie la culpa sino yo. Porque sios pagara algo del amor que me comenzasteis a mostrar, no lepudiera yo emplear en nadie sino en Vos, y con esto se remediabatodo. Pues no lo merec ni tuve tanta ventura, vlgame ahora,Seor, vuestra misericordia.

    5. La mudanza de la vida y de los manjares me hizo dao a lasalud, que, aunque el contento era mucho, no bast.Comenzronme a crecer los desmayos y diome un mal de corazntan grandsimo, que pona espanto a quien le vea, y otros muchosmales juntos, y as pas el primer ao con harta mala salud, aunqueno me parece ofend a Dios en l mucho. Y como era el mal tangrave que casi me privaba el sentido siempre y algunas veces deltodo quedaba sin l, era grande la diligencia que traa mi padre parabuscar remedio; y como no le dieron los mdicos de aqu, procurllevarme a un lugar adonde haba mucha fama de que sanaban allotras enfermedades, y as dijeron haran la ma. Fue conmigo estaamiga que he dicho que tena en casa, que era antigua. En la casaque era monja no se prometa clausura.

    6. Estuve casi un ao por all, y los tres meses de l padeciendotan grandsimo tormento en las curas que me hicieron tan recias,que yo no s cmo las pude sufrir; y en fin, aunque las sufr, no laspudo sufrir mi sujeto, como dir.Haba de comenzarse la cura en el principio del verano, y yo fui enel principio del invierno. Todo este tiempo estuve en casa de lahermana que he dicho que estaba en la aldea, esperando el mes deabril, porque estaba cerca, y no andar yendo y viniendo.

    7. Cuando iba, me dio aquel to mo que tengo dicho que estaba enel camino, un libro: llmase Tercer Abecedario, que trata de

    ensear oracin de recogimiento; y puesto que este primer aohaba ledo buenos libros (que no quise ms usar de otros, porque

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    ya entenda el dao que me haban hecho), no saba cmoproceder en oracin ni cmo recogerme, y as holgume mucho conl y determinme a seguir aquel camino con todas mis fuerzas. Ycomo ya el Seor me haba dado don de lgrimas y gustaba de

    leer, comenc a tener ratos de soledad y a confesarme a menudo ycomenzar aquel camino, teniendo a aquel libro por maestro. Porqueyo no hall maestro, digo confesor, que me entendiese, aunque lebusqu, en veinte aos despus de esto que digo, que me hizoharto dao para tornar muchas veces atrs y aun para del todoperderme; porque todava me ayudara a salir de las ocasiones quetuve para ofender a Dios.

    Comenzme Su Majestad a hacer tantas mercedes en losprincipios, que al fin de este tiempo que estuve aqu (que era casinueve meses en esta soledad, aunque no tan libre de ofender aDios como el libro me deca, mas por esto pasaba yo; parecamecasi imposible tanta guarda; tenala de no hacer pecado mortal, ypluguiera a Dios la tuviera siempre; de los veniales haca pococaso, y esto fue lo que me destruy...), comenz el Seor aregalarme tanto por este camino, que me haca merced de darmeoracin de quietud, y alguna vez llegaba a unin, aunque yo noentenda qu era lo uno ni lo otro y lo mucho que era de preciar,que creo me fuera gran bien entenderlo. Verdad es que duraba tanpoco esto de unin, que no s si era Avemara; mas quedaba conunos efectos tan grandes que, con no haber en este tiempo veinteaos, me parece traa el mundo debajo de los pies, y as meacuerdo que haba lstima a los que le seguan, aunque fuese encosas lcitas.

    Procuraba lo ms que poda traer a Jesucristo, nuestro bien ySeor, dentro de m presente, y sta era mi manera de oracin. Sipensaba en algn paso, le representaba en lo interior; aunque loms gastaba en leer buenos libros, que era toda mi recreacin;porque no me dio Dios talento de discurrir con el entendimiento nide aprovecharme con la imaginacin, que la tengo tan torpe, queaun para pensar y representar en m -como lo procuraba traer- laHumanidad del Seor, nunca acababa. Y aunque por esta va de nopoder obrar con el entendimiento llegan ms presto a lacontemplacin si perseveran, es muy trabajoso y penoso. Porque sifalta la ocupacin de la voluntad y el haber en qu se ocupe encosa presente el amor, queda el alma como sin arrimo ni ejercicio, y

    da gran pena la soledad y sequedad, y grandsimo combate lospensamientos.

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    8. A personas que tienen esta disposicin les conviene ms purezade conciencia que a las que con el entendimiento pueden obrar.Porque quien va discurriendo en lo que es el mundo y en lo que

    debe a Dios y en lo mucho que sufri y lo poco que le sirve y lo queda a quien le ama, saca doctrina para defenderse de lospensamientos y de las ocasiones y peligros. Pero quien no sepuede aprovechar de esto, tinele mayor y convinele ocuparsemucho en leccin, pues de su parte no puede sacar ninguna.

    Es tan penossima esta manera de proceder, que si el maestro queensea aprieta en que sin leccin, que ayuda mucho para recoger (a quien de esta manera procede le es necesario, aunque sea pocolo que lea, sino en lugar de la oracin mental que no puede tener);digo que si sin esta ayuda le hacen estar mucho rato en la oracin,que ser imposible durar mucho en ella y le har dao a la salud siporfa, porque es muy penosa cosa.

    9. Ahora me parece que provey el Seor que yo no hallase quienme ensease, porque fuera imposible, -me parece-, perseverar dieciocho aos que pas este trabajo, y en stos grandessequedades, por no poder, como digo, discurrir. En todos stos, sino era acabando de comulgar, jams osaba comenzar a tener oracin sin un libro; que tanto tema mi alma estar sin l en oracin,como si con mucha gente fuera a pelear. Con este remedio, que eracomo una compaa o escudo en que haba de recibir los golpes delos muchos pensamientos, andaba consolada. Porque la sequedadno era lo ordinario, mas era siempre cuando me faltaba libro, queera luego desbaratada el alma, y los pensamientos perdidos; conesto los comenzaba a recoger y como por halago llevaba el alma. Ymuchas veces, en abriendo el libro, no era menester ms. Otras leapoco, otras mucho, conforme a la merced que el Seor me haca.

    Parecame a m, en este principio que digo, que teniendo yo libros ycmo tener soledad, que no habra peligro que me sacase de tantobien; y creo con el favor de Dios fuera as, si tuviera maestro opersona que me avisara de huir las ocasiones en los principios y mehiciera salir de ellas, si entrara, con brevedad. Y si el demonio meacometiera entonces descubiertamente, parecame en ningunamanera tornara gravemente a pecar; mas fue tan sutil y yo tan ruin,que todas mis determinaciones me aprovecharon poco, aunque

    muy mucho los das que serv a Dios, para poder sufrir las terribles

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    enfermedades que tuve, con tan gran paciencia como Su Majestadme dio.

    10. Muchas veces he pensado espantada de la gran bondad de

    Dios, y regaldose mi alma de ver su gran magnificencia ymisericordia. Sea bendito por todo, que he visto claro no dejar sinpagarme, aun en esta vida, ningn deseo bueno. Por ruines eimperfectas que fuesen mis obras, este Seor mo las ibamejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecadosluego los esconda. Aun en los ojos de quien los ha visto, permiteSu Majestad se cieguen y los quita de su memoria. Dora las culpas.Hace que resplandezca una virtud que el mismo Seor pone en mcasi hacindome fuerza para que la tenga.

    11. Quiero tornar a lo que me han mandado. Digo que, si hubiera dedecir por menudo de la manera que el Seor se haba conmigo enestos principios, que fuera menester otro entendimiento que el mopara saber encarecer lo que en este caso le debo y mi graningratitud y maldad, pues todo esto olvid. Sea por siempre bendito,que tanto me ha sufrido. Amn.

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    CAPTULO 5

    Prosigue en las grandes enfermedades que tuvo y la paciencia queel Seor le dio en ellas, y cmo saca de los males bienes, segn sever en una cosa que le acaeci en este lugar que se fue a curar.

    1. Olvid de decir cmo en el ao del noviciado pas grandesdesasosiegos con cosas que en s tenan poco tomo; masculpbanme sin tener culpa hartas veces. Yo lo llevaba con hartapena e imperfeccin, aunque con el gran contento que tena de ser monja todo lo pasaba. Como me vean procurar soledad y me veanllorar por mis pecados algunas veces, pensaban era descontento, yas lo decan.

    Era aficionada a todas las cosas de religin, mas no a sufrir ningunaque pareciese menosprecio. Holgbame de ser estimada. Eracuriosa en cuanto haca. Todo me pareca virtud, aunque esto no

    me ser disculpa, porque para todo saba lo que era procurar micontento, y as la ignorancia no quita la culpa. Alguna tiene no estar

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    fundado el monasterio en mucha perfeccin; yo, como ruin, bame alo que vea falta y dejaba lo bueno.

    2. Estaba una monja entonces enferma de grandsima enfermedad

    y muy penosa, porque eran unas bocas en el vientre, que se lehaban hecho de opilaciones, por donde echaba lo que coma.Muri presto de ello. Yo vea a todas temer aquel mal. A mhacame gran envidia su paciencia. Peda a Dios que, dndomelaas a m, me diese las enfermedades que fuese servido. Ninguname parece tema, porque estaba tan puesta en ganar bieneseternos, que por cualquier medio me determinaba a ganarlos. Yespntome, porque an no tena -a mi parecer- amor de Dios, comodespus que comenc a tener oracin me pareca a m le he tenido,sino una luz de parecerme todo de poca estima lo que se acaba yde mucho precio los bienes que se pueden ganar con ello, pues soneternos.

    Tan bien me oy en esto Su Majestad, que antes de dos aosestaba tal, que aunque no el mal de aquella suerte, creo no fuemenos penoso y trabajoso el que tres aos tuve, como ahora dir.

    3. Venido el tiempo que estaba aguardando en el lugar que digoque estaba con mi hermana para curarme, llevronme con hartocuidado de mi regalo mi padre y hermana y aquella monja mi amigaque haba salido conmigo, que era muy mucho lo que me quera.

    Aqu comenz el demonio a descomponer mi alma, aunque Diossac de ello harto bien. Estaba una persona de la iglesia, queresida en aquel lugar adonde me fui a curar, de harto buenacalidad y entendimiento. Tena letras, aunque no muchas. Yocomencme a confesar con l, que siempre fui amiga de letras,aunque gran dao hicieron a mi alma confesores medio letrados,porque no los tena de tan buenas letras como quisiera.He visto por experiencia que es mejor, siendo virtuosos y de santascostumbres, no tener ningunas; porque ni ellos se fan de s sinpreguntar a quien las tenga buenas, ni yo me fiara. Y buen letradonunca me enga. Estotros tampoco me deban de querer engaar,sino no saban ms. Yo pensaba que s y que no era obligada ams de creerlos, como era cosa ancha lo que me decan y de mslibertad; que si fuera apretada, yo soy tan ruin que buscara otros. Lo

    que era pecado venial decanme que no era ninguno; lo que eragravsimo mortal, que era venial. Esto me hizo tanto dao que no es

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    mucho lo diga aqu para aviso de otras de tan gran mal; que paradelante de Dios bien veo no me es disculpa, que bastaban ser lascosas de su natural no buenas para que yo me guardara de ellas.Creo permiti Dios, por mis pecados, ellos se engaasen y me

    engaasen a m. Yo enga a otras hartas con decirles lo mismoque a m me haban dicho.

    Dur en esta ceguedad creo ms de diecisiete aos, hasta que unPadre dominico, gran letrado, me desenga en cosas, y los de laCompaa de Jess del todo me hicieron tanto temer,agravindome tan malos principios, como despus dir.

    4. Pues comenzndome a confesar con este que digo, l se aficionen extremo a m, porque entonces tena poco que confesar para loque despus tuve, ni lo haba tenido despus de monja. No fue laaficin de ste mala; mas de demasiada aficin vena a no ser buena. Tena entendido de m que no me determinara a hacer cosacontra Dios que fuese grave por ninguna cosa, y l tambin measeguraba lo mismo, y as era mucha la conversacin. Mas mistratos entonces, con el embebecimiento de Dios que traa, lo quems gusto me daba era tratar cosas de El; y como era tan nia,hacale confusin ver esto, y con la gran voluntad que me tena,comenz a declararme su perdicin. Y no era poca, porque habacasi siete aos que estaba en muy peligroso estado, con aficin ytrato con una mujer del mismo lugar, y con esto deca misa. Eracosa tan pblica, que tena perdida la honra y la fama, y nadie leosaba hablar contra esto.

    A m hzoseme gran lstima, porque le quera mucho; que estotena yo de gran liviandad y ceguedad, que me pareca virtud ser agradecida y tener ley a quien me quera. Maldita sea tal ley, quese extiende hasta ser contra la de Dios! Es un desatino que se usaen el mundo, que me desatina; que debemos todo el bien que noshacen a Dios, y tenemos por virtud, aunque sea ir contra El, noquebrantar esta amistad. Oh ceguedad del mundo! Fuerais Vosservido, Seor, que yo fuera ingratsima contra todo l, y contra Vosno lo fuera un punto! Mas ha sido todo al revs, por mis pecados.

    5. Procur saber e informarme ms de personas de su casa. Supems la perdicin, y vi que el pobre no tena tanta culpa; porque ladesventurada de la mujer le tena puestos hechizos en un idolillo de

    cobre que le haba rogado le trajese por amor de ella al cuello, yste nadie haba sido poderoso de podrsele quitar.

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    Yo no creo es verdad esto de hechizos determinadamente; mas diresto que yo vi, para aviso de que se guarden los hombres demujeres que este trato quieren tener, y crean que, pues pierden la

    vergenza a Dios (que ellas ms que los hombres son obligadas atener honestidad), que ninguna cosa de ellas pueden confiar; que atrueco de llevar adelante su voluntad y aquella aficin que eldemonio les pone, no miran nada. Aunque yo he sido tan ruin, enninguna de esta suerte yo no ca, ni jams pretend hacer mal ni,aunque pudiera, quisiera forzar la voluntad para que me la tuvieran,porque me guard el Seor de esto; mas si me dejara, hiciera el malque haca en lo dems, que de m ninguna cosa hay que fiar.

    6. Pues como supe esto, comenc a mostrarle ms amor. Miintencin buena era, la obra mala, pues por hacer bien, por grandeque sea, no haba de hacer un pequeo mal. Tratbale muyordinario de Dios. Esto deba aprovecharle, aunque ms creo lehizo al caso el quererme mucho; porque, por hacerme placer, mevino a dar el idolillo, el cual hice echar luego en un ro. Quitado ste,comenz -como quien despierta de un gran sueo- a irseacordando de todo lo que haba hecho aquellos aos; yespantndose de s, dolindose de su perdicin, vino a comenzar aaborrecerla. Nuestra Seora le deba ayudar mucho, que era muydevoto de su Concepcin, y en aquel da haca gran fiesta. En fin,dej del todo de verla y no se hartaba de dar gracias a Dios por haberle dado luz.

    A cabo de un ao en punto desde el primer da que yo le vi, muri.Y haba estado muy en servicio de Dios, porque aquella aficingrande que me tena nunca entend ser mala, aunque pudiera ser con ms puridad; mas tambin hubo ocasiones para que, si no setuviera muy delante a Dios, hubiera ofensas suyas ms graves.Como he dicho, cosa que yo entendiera era pecado mortal no lahiciera entonces. Y parceme que le ayudaba a tenerme amor ver esto en m; que creo todos los hombres deben ser ms amigos demujeres que ven inclinadas a virtud; y aun para lo que acpretenden deben de ganar con ellos ms por aqu, segn despusdir.

    Tengo por cierto est en carrera de salvacin. Muri muy bien ymuy quitado de aquella ocasin. Parece quiso el Seor que por

    estos medios se salvase.

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    7. Estuve en aquel lugar tres meses con grandsimos trabajos,porque la cura fue ms recia que peda mi complexin. A los dosmeses, a poder de medicinas, me tena casi acabada la vida, y elrigor del mal de corazn de que me fui a curar era mucho ms recio,

    que algunas veces me pareca con dientes agudos me asan de l,tanto que se temi era rabia. Con la falta grande de virtud (porqueninguna cosa poda comer, si no era bebida, de grande hasto)calentura muy continua, y tan gastada, porque casi un mes mehaba dado una purga cada da, estaba tan abrasada, que se mecomenzaron a encoger los nervios con dolores tan incomportables,que da ni noche ningn sosiego poda tener. Una tristeza muyprofunda.

    8. Con esta ganancia me torn a traer mi padre adonde tornaron averme mdicos. Todos me desahuciaron, que decan sobre todoeste mal, decan estaba htica. De esto se me daba a m poco. Losdolores eran los que me fatigaban, porque eran en un ser desde lospies hasta la cabeza; porque de nervios son intolerables, segndecan los mdicos, y como todos se encogan, cierto -si yo no lohubiera por mi culpa perdido- era recio tormento.

    En esta reciedumbre no estara ms de tres meses, que parecaimposible poderse sufrir tantos males juntos. Ahora me espanto, ytengo por gran merced del Seor la paciencia que Su Majestad medio, que se vea claro venir de El. Mucho me aprovech para tenerlahaber ledo la historia de Job en los Morales de San Gregorio, queparece previno el Seor con esto, y con haber comenzado a tener oracin, para que yo lo pudiese llevar con tanta conformidad. Todasmis plticas eran con El. Traa muy ordinario estas palabras de Joben el pensamiento y decalas: Pues recibimos los bienes de lamano del Seor, por qu no sufriremos los males? Esto parece mepona esfuerzo.

    9. Vino la fiesta de nuestra Seora de Agosto, que hasta entoncesdesde abril haba sido el tormento, aunque los tres postreros mesesmayor. Di prisa a confesarme, que siempre era muy amiga deconfesarme a menudo. Pensaron que era miedo de morirme y, por no me dar pena, mi padre no me dej. Oh amor de carnedemasiado, que aunque sea de tan catlico padre y tan avisado -que lo era harto, que no fue ignorancia- me pudiera hacer grandao! Diome aquella noche un paraxismo que me dur estar sin

    ningn sentido cuatro das, poco menos. En esto me dieron elSacramento de la Uncin y cada hora o momento pensaban

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    expiraba y no hacan sino decirme el Credo, como si alguna cosaentendiera. Tenanme a veces por tan muerta, que hasta la cera mehall despus en los ojos.

    10. La pena de mi padre era grande de no me haber dejadoconfesar; clamores y oraciones a Dios, muchas. Bendito sea El quequiso orlas, que teniendo da y medio abierta la sepultura en mimonasterio, esperando el cuerpo all y hechas las honras en unode nuestros frailes fuera de aqu, quiso el Seor tornase en m.

    Luego me quise confesar. Comulgu con hartas lgrimas; mas a miparecer que no eran con el sentimiento y pena de slo haber ofendido a Dios, que bastara para salvarme, si el engao que traade los que me haban dicho no eran algunas cosas pecado mortal,que cierto he visto despus lo eran, no me aprovechara. Porque losdolores eran incomportables, con que qued; el sentido poco,aunque la confesin entera, a mi parecer, de todo lo que entendhaba ofendido a Dios; que esta merced me hizo Su Majestad, entreotras, que nunca, despus que comenc a comulgar, dej cosa por confesar que yo pensase era pecado, aunque fuese venial, que ledejase de confesar. Mas sin duda me parece que lo iba harto misalvacin si entonces me muriera, por ser los confesores tan pocoletrados por una parte, y por otra ser yo ruin, y por muchas.

    11. Es verdad, cierto, que me parece estoy con tan gran espantollegando aqu y viendo cmo parece me resucit el Seor, queestoy casi temblando entre m. Parceme fuera bien, oh nima ma,que miraras del peligro que el Seor te haba librado y, ya que por amor no le dejabas de ofender, lo dejaras por temor que pudieraotras mil veces matarte en estado ms peligroso. Creo no aadomuchas en decir otras mil, aunque me ria quien me mandmoderase el contar mis pecados, y harto hermoseados van.

    Por amor de Dios le pido de mis culpas no quite nada, pues se vems aqu la magnificencia de Dios y lo que sufre a un alma. Seabendito para siempre. Plega a Su Majestad que antes me consumaque le deje yo ms de querer.

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    CAPTULO 6

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    Trata de lo mucho que debi al Seor en darle conformidad con tangrandes trabajos, y cmo tom por medianero y abogado al gloriosoSan Jos, y lo mucho que le aprovech.

    1. Qued de estos cuatro das de paroxismo de manera que slo elSeor puede saber los incomportables tormentos que senta en m:la lengua hecha pedazos de mordida; la garganta, de no haber pasado nada y de la gran flaqueza que me ahogaba, que aun elagua no poda pasar; toda me pareca estaba descoyuntada; congrandsimo desatino en la cabeza; toda encogida, hecha un ovillo,porque en esto par el tormento de aquellos das, sin podermemenear, ni brazo ni pie ni mano ni cabeza, ms que si estuvieramuerta, si no me meneaban; slo un dedo me parece poda menear de la mano derecha. Pues llegar a m no haba cmo, porque todoestaba tan lastimado que no lo poda sufrir. En una sbana, una deun cabo y otra de otro, me meneaban.

    Esto fue hasta Pascua Florida. Slo tena que, si no llegaban a m,los dolores me cesaban muchas veces y, a cuento de descansar unpoco, me contaba por buena, que traa temor me haba de faltar lapaciencia; y as qued muy contenta de verme sin tan agudos ycontinuos dolores, aunque a los recios fros de cuartanas doblescon que qued, recsimas, los tena incomportables; el hasto muygrande.

    2. Di luego tan gran prisa de irme al monasterio, que me hice llevar as. A la que esperaban muerta, recibieron con alma; mas el cuerpopeor que muerto, para dar pena verle. El extremo de flaqueza no sepuede decir, que solos los huesos tena ya. Digo que estar as medur ms de ocho meses; el estar tullida, aunque iba mejorando,casi tres aos. Cuando comenc a andar a gatas, alababa a Dios.Todos los pas con gran conformidad y, si no fue estos principios,con gran alegra; porque todo se me haca nonada comparado conlos dolores y tormentos del principio. Estaba muy conforme con lavoluntad de Dios, aunque me dejase as siempre.

    Parceme era toda mi ansia de sanar por estar a solas en oracincomo vena mostrada, porque en la enfermera no haba aparejo.Confesbame muy a menudo. Trataba mucho de Dios, de maneraque edificaba a todas, y se espantaban de la paciencia que el Seor me daba; porque, a no venir de mano de Su Majestad, pareca

    imposible poder sufrir tanto mal con tanto contento.

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    3. Gran cosa fue haberme hecho la merced en la oracin que mehaba hecho, que sta me haca entender qu cosa era amarle;porque de aquel poco tiempo vi nuevas en m esta virtudes, aunqueno fuertes, pues no bastaron a sustentarme en justicia: no tratar mal

    de nadie por poco que fuese, sino lo ordinario era excusar todamurmuracin; porque traa muy delante cmo no haba de querer nidecir de otra persona lo que no quera dijesen de m. Tomaba estoen harto extremo para las ocasiones que haba, aunque no tanperfectamente que algunas veces, cuando me las daban grandes,en algo no quebrase; mas lo continuo era esto; y as, a las queestaban conmigo y me trataban persuada tanto a esto, que sequedaron en costumbre. Vnose a entender que adonde yo estabatenan seguras las espaldas, y en esto estaban con las que yo tenaamistad y deudo, y enseaba; aunque en otras cosas tengo bienque dar cuenta a Dios del mal ejemplo que les daba.

    Plega a Su Majestad me perdone, que de muchos males fui causa,aunque no con tan daada intencin como despus suceda laobra.

    4. Quedme deseo de soledad; amiga de tratar y hablar en Dios,que si yo hallara con quin, ms contento y recreacin me daba quetoda la polica -o grosera, por mejor decir- de la conversacin delmundo; comulgar y confesar muy ms a menudo, y desearlo;amigusima de leer buenos libros; un grandsimo arrepentimiento enhabiendo ofendido a Dios, que muchas veces me acuerdo que noosaba tener oracin, porque tema la grandsima pena que haba desentir de haberle ofendido, como un gran castigo. Esto me fuecreciendo despus en tanto extremo, que no s yo a qu compareeste tormento. Y no era poco ni mucho por temor jams, sino comose me acordaba los regalos que el Seor me haca en la oracin ylo mucho que le deba, y vea cun mal se lo pagaba, no lo podasufrir, y enojbame en extremo de las muchas lgrimas que por laculpa lloraba, cuando vea mi poca enmienda, que ni bastabandeterminaciones ni fatiga en que me vea para no tornar a caer enponindome en la ocasin. Parecanme lgrimas engaosas yparecame ser despus mayor la culpa, porque vea la gran mercedque me haca el Seor en drmelas y tan gran arrepentimiento.Procuraba confesarme con brevedad y, a mi parecer, haca de miparte lo que poda para tornar en gracia.

    Estaba todo el dao en no quitar de raz las ocasiones y en losconfesores, que me ayudaban poco; que, a decirme en el peligro

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    que andaba y que tena obligacin a no traer aquellos tratos, sinduda creo se remediara; porque en ninguna va sufriera andar enpecado mortal slo un da, si yo lo entendiera.

    Todas estas seales de temer a Dios me vinieron con la oracin, yla mayor era ir envuelto en amor, porque no se me pona delante elcastigo. Todo lo que estuve tan mala, me dur mucha guarda de miconciencia cuanto a pecados mortales. Oh, vlgame Dios, quedeseaba yo la salud para ms servirle, y fue causa de todo mi dao!

    5. Pues como me vi tan tullida y en tan poca edad y cul me habanparado los mdicos de la tierra, determin acudir a los del cielo paraque me sanasen; que todava deseaba la salud, aunque con muchaalegra lo llevaba, y pensaba algunas veces que, si estando buename haba de condenar, que mejor estaba as; mas todava pensabaque servira mucho ms a Dios con la salud. Este es nuestroengao, no nos dejar del todo a lo que el Seor hace, que sabemejor lo que nos conviene.

    6. Comenc a hacer devociones de misas y cosas muy aprobadasde oraciones, que nunca fui amiga de otras devociones que hacenalgunas personas, en especial mujeres, con ceremonias que yo nopoda sufrir y a ellas les haca devocin; despus se ha dado aentender no convenan, que eran supersticiosas. Y tom por abogado y seor al gloriosoSan Jos y encomendme mucho a l.Vi claro que as de esta necesidad como de otras mayores de honray prdida de alma este padre y seor mo me sac con ms bienque yo le saba pedir. No me acuerdo hasta ahora haberlesuplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espantalas grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de estebienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, as decuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Seor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengoexperiencia que socorre en todas y que quiere el Seor darnos aentender que as como le fue sujeto en la tierra -que como tena elnombre de padre, siendo ayo, le poda mandar-, as en el cielo hacecuanto le pide.

    Esto han visto otras algunas personas, a quien yo deca seencomendasen a l, tambin por experiencia; y aun hay muchasque le son devotas de nuevo, experimentando esta verdad.

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    7. Procuraba yo hacer su fiesta con toda la solemnidad que poda,ms llena de vanidad que de espritu, queriendo se hiciese muycuriosamente y bien, aunque con buen intento. Mas esto tenamalo, si algn bien el Seor me daba gracia que hiciese, que era

    lleno de imperfecciones y con muchas faltas. Para el mal ycuriosidad y vanidad tena gran maa y diligencia. El Seor meperdone.

    Querra yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo,por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza deDios. No he conocido persona que de veras le sea devota y hagaparticulares servicios, que no la vea ms aprovechada en la virtud;porque aprovecha en gran manera a las almas que a l seencomiendan. Parceme ha algunosaos que cada ao en su da lepido una cosa, y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida lapeticin, l la endereza para ms bien mo.

    8. Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena ganame alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hechoeste glorioso Santo a m y a otras personas; mas por no hacer msde lo que me mandaron, en muchas cosas ser corta ms de lo quequisiera, en otras ms larga que era menester; en fin, como quienen todo lo bueno tiene poca discrecin. Slo pido por amor de Diosque lo pruebe quien no me creyere, y ver por experiencia el granbien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerledevocin. En especial, personas de oracin siempre le haban deser aficionadas; que no s cmo se puede pensar en la Reina delos ngeles en el tiempo que tanto pas con el Nio Jess, que noden gracias a San Jos por lo bien que les ayud en ellos. Quien nohallare maestro que le ensee oracin, tome este glorioso Santopor maestro y no errar en el camino. Plega al Seor no haya yoerrado en atreverme a hablar en l; porque aunque publico serledevota, en los servicios y en imitarle siempre he faltado.Pues l hizo como quien es en hacer de manera que pudieselevantarme y andar y no estar tullida; y yo como quien soy, en usar mal de esta merced.

    9. Quin dijera que haba tan presto de caer, despus de tantosregalos de Dios, despus de haber comenzado Su Majestad adarme virtudes, que ellas mismas me despertaban a servirle,

    despus de haberme visto casi muerta y en tan gran peligro de ir condenada, despus de haberme resucitado alma y cuerpo, que

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    todos los que me vieron se espantaban de verme viva! Qu esesto, Seor mo! En tan peligrosa vida hemos de vivir? Queescribiendo esto estoy y me parece que con vuestro favor y por vuestra misericordia podra decir lo que San Pablo, aunque no con

    esa perfeccin, que no vivo yo ya sino que Vos, Criador mo, vivsen m, segn ha algunos aos que, a lo que puedo entender, metenis de vuestra mano y me veo con deseos y determinaciones yen alguna manera probado por experiencia en estos aos enmuchas cosas, de no hacer cosa contra vuestra voluntad, por pequea que sea, aunque debo hacer hartas ofensas a VuestraMajestad sin entenderlo. Y tambin me parece que no se meofrecer cosa por vuestro amor, que con gran determinacin medeje de poner a ella, y en algunas me habis Vos ayudado para quesalga con ellas, y no quiero mundo ni cosa de l, ni me parece meda contento cosa que salga de Vos, y lo dems me parece pesadacruz.

    Bien me puedo engaar, y as ser que no tengo esto que he dicho;mas bien veis Vos, mi Seor, que a lo que puedo entender nomiento, y estoy temiendo -y con mucha razn- si me habis detornar a dejar; porque ya s a lo que llega mi fortaleza y poca virtuden no me la estando Vos dando siempre y ayudando para que noos deje; y plega a Vuestra Majestad que aun ahora no est dejadade Vos, parecindome todo esto de m.

    No s cmo queremos vivir, pues es todo tan incierto. Parecame am, Seor mo, ya imposible dejaros tan del todo a Vos; y comotantas veces os dej, no puedo dejar de temer, porque, enapartndoos un poco de m, daba con todo en el suelo.

    Bendito seis por siempre, que aunque os dejaba yo a Vos, no medejasteis Vos a m tan del todo, que no me tornase a levantar, condarme Vos siempre la mano; y muchas veces, Seor, no la quera,ni quera entender cmo muchas veces me llamabais de nuevo,como ahora dir.

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    CAPTULO 7

    Trata por los trminos que fue perdiendo las mercedes que el Seor le haba hecho, y cun perdida vida comenz a tener. - Dice los

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    daos que hay en no ser muy encerrados los monasterios demonjas.

    1. Pues as comenc, de pasatiempo en pasatiempo, de vanidad en

    vanidad, de ocasin en ocasin, a meterme tanto en muy grandesocasiones y andar tan estragada mi alma en muchas vanidades,que ya yo tena vergenza de en tan particular amistad como estratar de oracin tornarme a llegar a Dios. Y ayudme a esto que,como crecieron los pecados, comenzme a faltar el gusto y regaloen las cosas de virtud. Vea yo muy claro, Seor mo, que mefaltaba esto a m por faltaros yo a Vos.

    Este fue el ms terrible engao que el demonio me poda hacer debajo de parecer humildad, que comenc a temer de tener oracin, de verme tan perdida; y parecame era mejor andar comolos muchos, pues en ser ruin era de los peores, y rezar lo queestaba obligada y vocalmente, que no tener oracin mental y tantotrato con Dios la que mereca estar con los demonios, y queengaaba a la gente, porque en lo exterior tena buenasapariencias.

    Y as no es de culpar a la casa adonde estaba, porque con mi maaprocuraba me tuviesen en buena opinin, aunque no de advertenciafingiendo cristiandad; porque en esto de hipocresa y vanagloria,gloria a Dios, jams me acuerdo haberle ofendido que yo entienda;que en vinindome primer movimiento, me daba tanta pena, que eldemonio iba con prdida y yo quedaba con ganancia, y as en estomuy poco me ha tentado jams. Por ventura si Dios permitiera metentara en esto tan recio como en otras cosas, tambin cayera; masSu Majestad hasta ahora me ha guardado en esto, sea por siemprebendito; antes me pesaba mucho de que me tuviesen en buenaopinin, como yo saba lo secreto de m.

    2. Este no me tener por tan ruin vena que, como me vean tanmoza y en tantas ocasiones y apartarme muchas veces a soledad arezar y leer, mucho hablar de Dios, amiga de hacer pintar suimagen en muchas partes y de tener oratorio y procurar en l cosasque hiciesen devocin, no decir mal, otras cosas de esta suerte quetenan apariencia de virtud, y yo que de vana me saba estimar enlas cosas que en el mundo se suelen tener por estima, con esto medaban tanta y ms libertad que a las muy antiguas y tenan gran

    seguridad de m. Porque tomar yo libertad ni hacer cosas sinlicencia, digo por agujeros o paredes o de noche, nunca me parece

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    lo pudiera acabar conmigo en monasterio hablar de esta suerte, nilo hice, porque me tuvo el Seor de su mano. Parecame a m -quecon advertencia y de propsito miraba muchas cosas- que poner lahonra de tantas en aventura, por ser yo ruin, siendo ellas buenas,

    que era muy mal hecho; como si fuera bien otras cosas que haca.A la verdad, no iba el mal de tanto acuerdo como esto fuera,aunque era mucho.

    3. Por esto me parece a m me hizo harto dao no estar enmonasterio encerrado; porque la libertad que las que eran buenaspodan tener con bondad (porque no deban ms, que no seprometa clausura), para m, que soy ruin, hubirame cierto llevadoal infierno, si con tantos remedios y medios el Seor con muyparticulares mercedes suyas no me hubiera sacado de este peligro.Y as me parece lo es grandsimo, monasterio de mujeres conlibertad, y que ms me parece es paso para caminar al infierno lasque quisieren ser ruines, que remedio para sus flaquezas.

    Esto no se tome por el mo, porque hay tantas que sirven muy deveras y con mucha perfeccin al Seor, que no puede Su Majestaddejar, segn es bueno, de favorecerlas, y no es de los muy abiertos,y en l se guarda toda religin, sino de otros que yo s y he visto.

    4. Digo que me hace gran lstima; que ha menester el Seor hacer particulares llamamientos -y no una vez sino muchas- para que sesalven, segn estn autorizadas las honras y recreaciones delmundo, y tan mal entendido a lo que estn obligadas, que plega aDios no tengan por virtud lo que es pecado, como muchas veces yolo haca. Y hay tan gran dificultad en hacerlo entender, que esmenester el Seor ponga muy de veras en ello su mano.

    Si los padres tomasen mi consejo, ya que no quieran mirar a poner sus hijas adonde vayan camino de salvacin sino con ms peligroque en el mundo, que lo miren por lo que toca a su honra; y quieranms casarlas muy bajamente, que meterlas en monasteriossemejantes, si no son muy bien inclinadas -y plega a Diosaproveche-, o se las tenga en su casa. Porque, si quiere ser ruin, nose podr encubrir sino poco tiempo, y ac muy mucho, y en fin lodescubre el Seor; y no slo daa a s, sino a todas; y a las veceslas pobrecitas no tienen culpa, porque se van por lo que hallan; y eslstima de muchas que se quieren apartar del mundo y, pensando

    que se van a servir al Seor y a apartar de los peligros del mundo,se hallan en diez mundos juntos, que ni saben cmo se valer ni

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    remediar; que la mocedad y sensualidad y demonio las convida einclina a seguir algunas cosas que son del mismo mundo. Ve allque lo tienen por bueno, a manera de decir.

    Parceme como los desventurados de los herejes, en parte, que sequieren cegar y hacer entender que es bueno aquello que siguen, yque lo creen as sin creerlo, porque dentro de s tienen quien lesdiga que es malo.

    5. Oh grandsimo mal, grandsimo mal de religiosos -no digo ahorams mujeres que hombres- adonde no se guarda religin, adondeen un monasterio hay dos caminos: de virtud y religin, y falta dereligin, y todos casi se andan por igual; antes mal dije, no por igual, que por nuestros pecados camnase ms el ms imperfecto; ycomo hay ms de l, es ms favorecido. Usase tan poco el de laverdadera religin, que ms ha de temer el fraile y la monja que hade comenzar de veras a seguir del todo su llamamiento a losmismos de su casa, que a todos los demonios; y ms cautela ydisimulacin ha de tener para hablar en la amistad que desea tener con Dios, que en otras amistades y voluntades que el demonioordena en los monasterios. Y no s de qu nos espantamos hayatantos males en la Iglesia, pues los que haban de ser los dechadospara que todos sacasen virtudes tienen tan borrada la labor que elespritu de los santos pasados dejaron en las religiones.

    Plega a la divina Majestad ponga remedio en ello, como ve que esmenester, amn.

    6. Pues comenzando yo a tratar estas conversaciones, no mepareciendo - como vea que se usaban- que haba de venir a mialma el dao y distraimiento que despus entend era semejantestratos, parecindome que cosa tan general como es este visitar enmuchos monasterios que no me hara a m ms mal que a las otrasque yo vea eran buenas -y no miraba que eran muy mejores, y quelo que en m fue peligro en otras no lo sera tanto, que alguno dudoyo le deja de haber, aunque no sea sino tiempo malgastado-,estando con una persona, bien al principio del conocerla, quiso elSeor darme a entender que no me convenan aquellas amistades,y avisarme y darme luz en tan gran ceguedad: representsemeCristo delante con mucho rigor, dndome a entender lo que deaquello le pesaba. Vile con los ojos del alma ms claramente que le

    pudiera ver con los del cuerpo, y quedme tan imprimido, que haesto ms de veinte y seis aos y me parece lo tengo presente. Yo

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    qued muy espantada y turbada, y no quera ver ms a con quienestaba.

    7. Hzome mucho dao no saber yo que era posible ver nada si no

    era con los ojos del cuerpo, y el demonio que me ayud a que locreyese as y hacerme entender era imposible y que se me habaantojado y que poda ser el demonio y otras cosas de esta suerte,puesto que siempre me quedaba un parecerme era Dios y que noera antojo. Mas, como no era a mi gusto, yo me haca a m mismadesmentir; y yo como no lo os tratar con nadie y torn despus ahaber gran importunacin asegurndome que no era mal ver persona semejante ni perda honra, antes que la ganaba, torn a lamisma conversacin y aun en otros tiempos a otras, porque fuemuchos aos los que tomaba esta recreacin pestilencial; que nome pareca a m -como estaba en ello- tan malo como era, aunquea veces claro vea no era bueno; mas ninguna no me hizo eldistraimiento que sta que digo, porque la tuve mucha aficin.

    8. Estando otra vez con la misma persona, vimos venir hacianosotros -y otras personas que estaban all tambin lo vieron- unacosa a manera de sapo grande, con mucha ms ligereza que ellossuelen andar. De la parte que l vino no puedo yo entender pudiesehaber semejante sabandija en mitad del da ni nunca la habido, y laoperacin que hizo en m me parece no era sin misterio. Y tampocoesto se me olvid jams. Oh grandeza de Dios, y con cuntocuidado y piedad me estbais avisando de todas maneras, y qupoco me aprovech a m!

    9. Tena all una monja que era mi parienta, antigua y gran sierva deDios y de mucha religin. Esta tambin me avisaba algunas veces,y no slo no la crea, mas disgustbame con ella y parecame seescandalizaba sin tener por qu.

    He dicho esto para que se entienda mi maldad y la gran bondad deDios y cun merecido tena el infierno por tan grande ingratitud; ytambin porque si el Seor ordenare y fuere servido en algntiempo lea esto alguna monja, escarmienten en m; y les pido yo por amor de nuestro Seor huyan de semejantes recreaciones. Plega aSu Majestad se desengae alguna por m de cuantas he engaadodicindoles que no era mal y asegurando tan gran peligro con laceguedad que yo tena, que de propsito no las quera yo engaar;

    y por el mal ejemplo que las di -como he dicho- fui causa de hartosmales, no pensando haca tanto mal.

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    10. Estando yo mala en aquellos primeros das, antes que supiesevalerme a m, me daba grandsimo deseo de aprovechar a los otros;tentacin muy ordinaria de los que comienzan, aunque a m me

    sucedi bien.Como quera tanto a mi padre, desebale con el bien que yo mepareca tena con tener oracin -que me pareca que en esta vidano poda ser mayor que tener oracin-, y as por rodeos, comopude, comenc a procurar con l la tuviese. Dile libros para estepropsito. Como era tan virtuoso como he dicho, asentse tan bienen l este ejercicio, que en cinco o seis aos -me parece sera-estaba tan adelante, que yo alababa mucho al Seor, y dbamegrandsimo consuelo. Eran grandsimos los trabajos que tuvo demuchas maneras. Todos los pasaba con grandsima conformidad.Iba muchas veces a verme, que se consolaba en tratar cosas deDios.

    11. Ya despus que yo andaba tan destrada y sin tener oracin,como vea pensaba que era la que sola, no lo pude sufrir sindesengaarle; porque estuve un ao y ms sin tener oracin,parecindome ms humildad. Y sta, como despus dir, fue lamayor tentacin que tuve, que por ella me iba a acabar de perder;que con la oracin un da ofenda a Dios, y tornaba otros arecogerme y apartarme ms de la ocasin.

    Como el bendito hombre vena con esto, hacaseme recio verle tanengaado en que pensase trataba con Dios como sola, y djele queya yo no tena oracin, aunque no la causa. Psele misenfermedades por inconveniente; que, aunque san de aquella tangrave, siempre hasta ahora las he tenido y tengo bien grandes,aunque de poco ac no con tanta reciedumbre, mas no se quitan,de muchas maneras. En especial tuve veinte aos vmito por lasmaanas, que hasta ms de medioda me acaeca no poder desayunarme; algunas veces, ms tarde. Despus ac quefrecuento ms a menudo las comuniones, es a la noche, antes queme acueste, con mucha ms pena, que tengo yo de procurarle conplumas y otras cosas, porque si lo dejo, es mucho el mal que siento.Y casi nunca estoy, a mi parecer, sin muchos dolores, y algunasveces bien graves, en especial en el corazn, aunque el mal queme tomaba muy continuo es muy de tarde en tarde. Perlesa recia y

    otras enfermedades de calenturas que sola tener muchas veces,me hallo buena ocho aos ha. De estos males se me da ya tan

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    poco, que muchas veces me huelgo, parecindome en algo se sirveel Seor.

    12. Y mi padre me crey que era sta la causa, como l no deca

    mentira y ya, conforme a lo que yo trataba con l, no la haba yo dedecir. Djele, porque mejor lo creyese (que bien vea yo que paraesto no haba disculpa), que harto haca en poder servir el coro; yaunque tampoco era causa bastante para dejar cosa que no sonmenester fuerzas corporales para ella, sino slo amar y costumbre;que el Seor da siempre oportunidad, si queremos.

    Digo siempre, que, aunque con ocasiones y aun enfermedadalgunos ratos impida para muchos ratos de soledad, no deja dehaber otros que hay salud para esto; y en la misma enfermedad yocasiones es la verdadera oracin, cuando es alma que ama, enofrecer aquello y acordarse por quin lo pasa y conformarse conello y mil cosas que se ofrecen. Aqu ejercita el amor, que no es por fuerza que ha de haberla cuando hay tiempo de soledad, y lodems no ser oracin. Con un poquito de cuidado, grandes bienesse hallan en el tiempo que con trabajos el Seor nos quita el tiempode la oracin, y as los haba yo hallado cuando tena buenaconciencia.

    13. Mas l, con la opinin que tena de m y el amor que me tena,todo me lo crey; antes me hubo lstima. Mas como l estaba ya entan subido estado, no estaba despus tanto conmigo, sino como mehaba visto, base, que deca era tiempo perdido. Como yo legastaba en otras vanidades, dbaseme poco.

    No fue slo a l, sino a otras algunas personas las que procurtuviesen oracin. Aun andando yo en estas vanidades, como lasvea amigas de rezar, las deca cmo tendran meditacin, y lesaprovechaba, y dbales libros. Porque este deseo de que otrossirviesen a Dios, desde que comenc oracin, como he dicho, letena. Parecame a m que, ya que yo no serva al Seor como loentenda, que no se perdiese lo que me haba dado Su Majestad aentender, y que le sirviesen otros por m. Digo esto para que se veala gran ceguedad en que estaba, que me dejaba perder a m yprocuraba ganar a otros.

    14. En este tiempo dio a mi padre la enfermedad de que muri, que

    dur algunos das. Fuile yo a curar, estando ms enferma en elalma que l en el cuerpo, en muchas vanidades, aunque no de

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    manera que -a cuanto entenda- estuviese en pecado mortal entodo este tiempo ms perdido que digo; porque entendindolo yo,en ninguna manera lo estuviera.

    Pas harto trabajo en su enfermedad. Creo le serv algo de los quel haba pasado en las mas. Con estar yo harto mala, meesforzaba, y con que en faltarme l me faltaba todo el bien y regalo,porque en un ser me le haca, tuve tan gran nimo para no lemostrar pena y estar hasta que muri como si ninguna cosa sintiera,parecindome se arrancaba mi alma cuando vea acabar su vida,porque le quera mucho.

    15. Fue cosa para alabar al Seor la muerte que muri y la ganaque tena de morirse, los consejos que nos daba despus de haber recibido la Extremauncin, el encargarnos le encomendsemos aDios y le pidisemos misericordia para l y que siempre lesirvisemos, que mirsemos se acababa todo. Y con lgrimas nosdeca la pena grande que tena de no haberle l servido, quequisiera ser un fraile, digo, haber sido de los ms estrechos quehubiera.

    Tengo por muy cierto que quince das antes le dio el Seor aentender no haba de vivir; porque antes de stos, aunque estabamalo, no lo pensaba; despus, con tener mucha mejora y decirlolos mdicos, ningn caso haca de ello, sino entenda en ordenar sualma.

    16. Fue su principal mal de un dolor grandsimo de espaldas que jams se le quitaba. Algunas veces le apretaba tanto, que lecongojaba mucho. Djele yo que, pues era tan devoto de cuando elSeor llevaba la cruz a cuestas, que pensase Su Majestad le queradar a sentir algo de lo que haba pasado con aquel dolor. Consolsetanto, que me parece nunca ms le o quejar.Estuvo tres das muy falto el sentido. El da que muri se le torn elSeor tan entero, que nos espantbamos, y le tuvo hasta que a lamitad del Credo, dicindole l mismo, expir. Qued como un ngel.As me pareca a m lo era l -a manera de decir- en alma ydisposicin, que la tena muy buena.

    No s para qu he dicho esto, si no es para culpar ms mi ruin vida

    despus de haber visto tal muerte y entender tal vida,que por parecerme en algo a tal padre la haba yo de mejorar. Deca su

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    confesor -que era dominico, muy gran letrado- que no dudaba deque se iba derecho al cielo, porque haba algunos aos que leconfesaba, y loaba su limpieza de conciencia.

    17. Este padre dominico, que era muy bueno y temeroso de Dios,me hizo harto provecho; porque me confes con l, y tom a hacer bien a mi alma con cuidado y hacerme entender la perdicin quetraa. Hacame comulgar de quince a quince das. Y poco a poco,comenzndole a tratar, tratle de mi oracin. Djome que no ladejase, que en ninguna manera me poda hacer sino provecho.Comenc a tornar a ella, aunque no a quitarme de las ocasiones, ynunca ms la dej.

    Pasaba una vida trabajossima, porque en la oracin entenda msmis faltas. Por una parte me llamaba Dios; por otra, yo segua almundo. Dbanme gran contento todas las cosas de Dios; tenanmeatada las del mundo. Parece que quera concertar estos doscontrarios -tan enemigo uno de otro- como es vida espiritual ycontentos y gustos y pasatiempos sensuales. En la oracin pasabagran trabajo, porque no andaba el espritu seor sino esclavo; y asno me poda encerrar dentro de m (que era todo el modo deproceder que llevaba en la oracin) sin encerrar conmigo milvanidades.

    Pas as muchos aos, que ahora me espanto qu sujeto bast asufrir que no dejase lo uno o lo otro. Bien s que dejar la oracin noera ya en mi mano, porque me tena con las suyas el que me querapara hacerme mayores mercedes.

    18. Oh, vlgame Dios, si hubiera de decir las ocasiones que enestos aos Dios me quitaba, y cmo me tornaba yo a meter enellas, y de los peligros de perder del todo el crdito que me libr! Yoa hacer obras para descubrir la que era, y el Seor encubrir losmales y descubrir alguna pequea virtud, si tena, y hacerla grandeen los ojos de todos, de manera que siempre me tenan en mucho.Porque aunque algunas veces se traslucan mis vanidades, comovean otras cosas que les parecan buenas, no lo crean.

    Y era que haba ya visto el Sabedor de todas las cosas que eramenester as, para que en las que despus he hablado de suservicio me diesen algn crdito, y miraba su soberana largueza, no

    los grandes pecados, sino los deseos que muchas veces tena deservirle y la pena por no tener fortaleza en m para ponerlo por obra.

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    19. Oh Seor de mi alma! Cmo podr encarecer las mercedesque en estos aos me hicisteis! Y cmo en el tiempo que yo msos ofenda, en breve me disponais con un grandsimo

    arrepentimiento para que gustase de vuestros regalos y mercedes!A la verdad, tomabais, Rey mo, el ms delicado y penoso castigopor medio que para m poda ser, como quien bien entenda lo queme haba de ser ms penoso. Con regalos grandes castigbais misdelitos.

    Y no creo digo desatino, aunque sera bien que estuviesedesatinada tornando a la memoria ahora de nuevo mi ingratitud ymaldad.

    Era tan ms penoso para mi condicin recibir mercedes, cuandohaba cado en graves culpas, que recibir castigos, que una de ellasme parece, cierto, me deshaca y confunda ms y fatigaba, quemuchas enfermedades con otros trabajos hartos, juntas. Porque lopostrero vea lo mereca y parecame pagaba algo de mis pecados,aunque todo era poco, segn ellos eran muchos; mas verme recibir de nuevo mercedes, pagando tan mal las recibidas, es un gnerode tormento para m terrible, y creo para todos los que tuvierenalgn conocimiento o amor de Dios, y esto por una condicinvirtuosa lo podemos ac sacar. Aqu eran mis lgrimas y mi enojode ver lo que senta, vindome de suerte que estaba en vspera detornar a caer, aunque mis determinaciones y deseos entonces -por aquel rato, digo- estaban firmes.

    20. Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Parceme a mque si yo tuviera con quin tratar todo esto, que me ayudara a notornar a caer, siquiera por vergenza, ya que no la tena de Dios.

    Por eso, aconsejara yo a los que tienen oracin, en especial alprincipio, procuren amistad y trato con otras personas que traten delo mismo. Es cosa importantsima, aunque no sea sino ayudarseunos a otros con sus oraciones, cunto ms que hay muchas msganancias! Y no s yo por qu (pues de conversaciones yvoluntades humanas, aunque no sean muy buenas se procuranamigos con quien descansar, y para ms gozar de contar aquellosplaceres vanos) no se ha de permitir que quien comenzare de verasa amar a Dios y a servirle, deje de tratar con algunas personas sus

    placeres y trabajos, que de todo tienen los que tienen oracin.Porque si es de verdad la amistad que quiere tener con Su

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    Majestad, no haya miedo de vanagloria; y cuando el primer movimiento le acometa, salga de ello con mrito. Y creo que el quetratando con esta intencin lo tratare, que aprovechar a s y a losque le oyeren y saldr ms enseado; aun sin entender cmo,

    ensear a sus amigos.21. El que de hablar en esto tuviere vanagloria, tambin la tendren or misa con devocin, si le ven, y en hacer otras cosas que, sopena de no ser cristiano, las ha de hacer y no se han de dejar por miedo de vanagloria.

    Pues es tan importantsimo esto para almas que no estnfortalecidas en virtud -como tienen tantos contrarios, y amigos paraincitar al mal- que no s cmo lo encarecer. Parceme que eldemonio ha usado de este ardid como cosa que muy mucho leimporta: que se escondan tanto de que se entienda que de verasquieren procurar amar y contentar a Dios, como ha incitado sedescubran otras voluntades malhonestas, con ser tan usadas, queya parece se toma por gala y se publican las ofensas