el karst de andalucía- i geoespeleología

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  • 7/28/2019 El Karst de Andaluca- I Geoespeleologa

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    ElkarstDE ANDALUCA

    Una mirada al sexto continente que habita bajo nuestras montaas

    Geoespeleologa, Bioespeleologa y Presencia Humana

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    AGRADECIMIENTO:

    Los trabajos contenidos en este libro son el fruto de las exploraciones e investigaciones de numerosos espelelogos andalucesdurante muchos aos.

    Las fotos y topografas son igualmente trabajo de espelelogos y grupos que las han cedido desinteresadamente para estapubl icacin.

    Los captulos han sido capitaneados por investigadores de primera lnea.

    Estos son los nombres de las personas que han colaborado en la realizacin del presente libro:

    Agui lar Alcoholado, Franci sco; lvarez Garc a, Genar o ; Andreo Navarro, Bartolom; Baena Her rador, Manuel; BarrancoVega, Pablo; Benavente Gonzlez, Javier; Berrocal Prez, Jos Antonio; Calaforra Chordi, Jos Mara; Calvache, M Luisa;Camacho, Ana Isabel; Campos, Pilar; Cantalejo Duarte, Pedro; Carrasco Cantos, Francisco; Daz del Olmo, Fernando; DurnValsero, Juan Jos; Fernndez Corts, ngel; Ferrer, Manuel; Ferrer Martn, Rogelio; Ferrer Rico, Vctor; Fijo Len, Alberto;Garrido Garca, Jos Antonio; Gonzlez Montero, Juan Manuel; Gonzlez Ros, Manuel J.; Gracia Prieto, Francisco Javier;Guerrero Snchez, Manuel Jess; Gutirrez Ruiz, Francisco; Hoyos Mndez, Francisco; Ibez Ulargui, Carlos; JimnezGaviln, Pablo; Jimnez Lpez, ngel; Lauritzen, Stein-Eri k; Les, Javier; Lian, Cristina; Lpez Chicano, Manuel; Maqueda,Gustavo; Martn Rosales, Wenceslao; Mayoral Valsera, Juan; Milln Naranjo, Jos; Mingues, Elena; Molina, Luis; MolinaRodrguez, Jos; Moreno Rueda, Antonio Jess; Navarrete, Fernando; Nogueras Montiel, Jess; Pedroche Fernndez, Andrs;Prez Gutirrez, David; Prez Prez, Andrs; Puch, Carlos; Pulido Bosch, Antonio; Quetglas, Juan; Ramrez Trillo, Federico;Rodrguez , Carlos M.; Rodrguez Tomasetti, Jos Luis; Sez, Francisco; Snchez Martos, Francisco; Snchez Prez, JosEnrique; Sanchidrin Torti, Agapito; Simn, M Dolores; Tinaut Ranera, Alberto; Vallejos, ngela; Vzquez Navarro, Juan;Wallace Moreno, Loreto.

    Este conjunto de hombres y mujeres es sin duda el mejor patrimonio de la espeleologa andaluza.

    A todos el los queremos expresa r nuestro ms sincero agradec imiento.

    Federacin Andaluza de Espeleologa

    Coordinacin de la Publicacin: Jos Mara Calaforra Chordi

    Diseo: Mara del Carmen Nuo

    Francisco Gutirrez Ruiz

    Maquetacin: Francisco Gutirrez Ruiz

    Photo Shop Digital Mlaga

    Fotomecnica: abcdefghijklm

    Impresin: abcdefghijklmn

    de la obra, Federacin Andaluza de Espeleologa

    de los textos, sus autores

    de las fotografas, sus autores

    depsito legal: 123456789

    ISBN: 123456789

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    Paso del cable en la surgencia de Alfaguara del Cinojal, Parauta (foto: Manuel Jos Guerrero Snchez)

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    NDICE

    PRLOGOFuensanta Coves

    (CONSEJERA DE MEDIO AMBIENTE DE LA JUNTA DE ANDALUCA)

    PRESENTACINJos Antonio Berrocal

    (PRESIDENTE DE LA FEDERACIN ANDALUZA DE ESPELEOLOGA)

    I. GEOESPELEOLOGAIntroduccin Geoespeleolgica al Karst de Andaluca

    Formas exokrsticas en AndalucaHidrogeologa del karst de Andaluca

    El endokarst en AndalucaEspeleotemas de las cuevas de Andaluca

    II. BIOESPELEOLOGAIntroduccin Bioespeleolgica al Karst de Andaluca

    Los quirpteros caverncolas de AndalucaLa fauna acutica subterrnea de Andaluca

    Entomofauna caverncola de Andaluca

    III. LAS CUEVAS Y EL HOMBRE

    Introduccin al Karst y el Hombre en AndalucaModos de vida y presencia humana en las cavidades Andaluzas

    Cavidades tursticas de AndalucaHistoria de la espeleologa en Andaluca

    Conservacin y Proteccin de las cavidades Andaluzas

    IV. KARST Y CAVIDADES DE ANDALUCAIntroduccin al Karst y Cavidades de Andaluca

    Cavidades de la Sierra de las Nieves

    La Cueva de NerjaEl Paleokarst del Cerro del HierroEl Torcal de Antequera

    El karst en yeso de SorbasSierra Gorda y Polje de Zafarraya

    El complejo del Arroyo de la RamblaLa Gruta de las MaravillasSistema Hundidero-Gato

    El Sistema Republicano-CabitoLa Cueva del Agua de Iznalloz

    El Complejo krstico del Cerro de las Motillas

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    Fuensanta CovesCONSEJERA DE MEDIO AMBIENTE DE LA JUNTA DE ANDALUCA

    PRLOGO

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    Galera Fataland, Sima GESM (foto: Vctor Ferrer)

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    Jos Antonio Berrocal Prez

    PRESIDENTE DE LA FEDERACIN ANDALUZA DE ESPELEOLOGA

    PRESENTACIN

    L a Gruta de Aracena en Huelva, la Pea del Hierro en Sevilla, la Cueva de Nerja enMlaga o el karst de yeso de Sorbas son algunos parajes sobradamente conocidospara la mayora de los andaluces, que alguna vez admiraron su extraordinariabelleza. Son parajes bien difundidos y conocidos pero que apenas representan la puntadel iceberg gigantesco que se oculta bajo los montes de Andaluca. Nos referimos anuestro Patrimonio Espeleolgico. A caballo entre dos continentes, Andaluca ha sidodurante milenios crisol de culturas desde el propio origen de la humanidad. Sus cuevascontienen uno de los ms importantes registros culturales de Europa que nos hapermitido desvelar nuestro pasado.

    En las cuevas de Andaluca se encuentran fenmenos naturales, una enormebiodiversidad y recuerdos de nuestra cultura pasada que merecen ser tenidos muy encuenta a la hora de abordar nuestra historia. La cueva representa un reducto en dondese ha conservado de forma peculiar la historia natural y cultural durante milenios. Enellas converge el estudio de los fenmenos geolgicos que han conformado nuestroentorno. Una fauna relicta que denota otro clima y tambin restos de nuestra culturamaterial que nos pone en contacto con nuestros antepasados ms remotos. La cueva espor tanto un libro escrito en hojas de piedra que solo los cientficos pueden ir descifrandopara comunicarlo a la inmensa mayora de andaluces.

    La espeleologa es una actividad reciente pero no es tan reciente el inters que elhombre siente por los misterios que albergan las cavidades. Desde la esplendorosapoca rabe vivida en Andaluca encontramos relatos vinculados a las cavernas y suentorno. Despus, los cristianos las vincularon a sus mitos y creencias. Tal es el caso deldemonio que viva en la Cueva de Belda en el malagueo pueblo de Cuevas de SanMarcos. O el relato en que se describe la Sima de Cabra como uno de los sieterespiraderos del infierno en el que desde su boca se oyen los lamentos de los herejes quepenan sus pecados en las llamas eternas a las que da acceso esta sima.

    Pasado unos aos la ilustracin trajo un inters por las cuevas que comenz a tenernecesidades de conocimientos sobre las ciencias naturales. El filsofo jiennense Eduardo

    J. Navarro, el arquelogo granadino Manuel de Gngora y Martnez, el gelogosevillano Gabriel Puig y Larraz o el arquelogo malagueo Miguel Such son buenamuestra del inters que, hacia finales del siglo XIX y principios del XX, sobre las cuevasexiste en los mbitos culturales andaluces.

    El paso del tiempo ha ido poniendo en su sitio, ha ido decantando, una definicin de laespeleologa en su doble vertiente deportiva y cientfica. Son los espelelogos los queabordan la bsqueda y exploracin de las cuevas por todo el territorio andaluz. Losespelelogos son los primeros que se asoman a la boca de los abismos para, con arrojoy destreza deportiva, adentrase en ellas para explorarlas, medirlas y fotografiarlas y porfin divulgarlas dando pie as a que los cientficos las estudien y desvelen sus misterios.

    Trabajos de geologa, sobre la fauna o la arqueologa prehistricas que se puedenestudiar en sus restos adquieren un cuerpo formal que puede ser trasmitido para elenriquecimiento personal de los andaluces.

    Tienes en tus manos las pginas que han producido el esfuerzo colectivo de losespelelogos andaluces cientficos y exploradores.

    Andaluca tiene un rico patrimonio natural e histrico del que hoy ponemos en tus manosuna parte. Esperamos que tomes conciencia de la importancia que para la ciencia y lacultura tiene la Andaluca Subterrnea.

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    Cueva de las Excntricas de Igualeja (foto: Juan Mayoral)

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    I. GEOESPELEOLOGA

    Introduccin Geoespeleolgica al Karst de Andaluca(Jos Mara Calaforra)

    A ndaluca puede considerarse como un territorio privilegiado encuanto a la abundancia y variedad de formas krsticas presentes,tanto superficiales (epikrsticas) como subterrneas(endokrsticas). Del orden del 10% de la superficie de Andaluca essusceptible de karstificacin. Calizas, pero tambin yesos, son las rocasms frecuentes que sufren los procesos de disolucin y formacin decavidades, denominados genricamente como karstognesis oespeleognesis.

    Algunos ejemplos del karst andaluz son notables a nivel internacional,

    como el Torcal de Antequera y el Karst en yeso de Sorbas, junto concavidades de renombre mundial como son la Cueva de Nerja y SimaGESM. Pero el Karst de Andaluca est constituido por otros muchosejemplos, no tan conocidos, pero que por "cotidianos" casi les restamosimportancia. En este sentido, hay que hacer notar que la inmensamayora de la superficie declarada como Espacio Natural Protegido porla Junta de Andaluca son terrenos krsticos (Sierra de Cazorla, lasSierras Subbticas, El Torcal, el Karst de Sorbas, Sierra de Grazalema, elCerro del Hierro, Sierra de Mara y un largo etctera). Este hecho noshabla, intrnsecamente, de la importancia que ha tenido la proteccinde los entornos krsticos en Andaluca, an cuando esta proteccin se

    basara, inicialmente, slo en aspectos paisajsticos y biticos. Hoy enda, la idea de que tambin es necesario trabajar en pro de laproteccin de la Geodiversidad va tomando cuerpo y fuerza. Sin duda,las cavidades son una parte muy importante de la valiosa geodiversidadandaluza. Al adentrarnos en las profundidades del subsuelo es cuandose empieza a vislumbrar la enorme belleza escondida bajo este curiosopaisaje. Aparecen ante nuestros ojos intricadas galeras, pozos yespeleotemas, clara expresin de la pasin que la Naturaleza tiene porla "arquitectura gtica". Cientos de formas petrificadas exclusivas de lascavidades y que slo se pueden admirar en este Mundo Subterrneo.Algunas de ellas son exclusivas de las cavidades de Andaluca.

    Durante el siguiente conjunto de Captulos el lector se acercar aconocer este paisaje -poco conocido todava- de dolinas, poljes,escarpados barrancos, caudalosos manantiales, extraos espeleotemasy profundas simas y pozos; una pequea ventana al conocimiento deuna parte del Patrimonio de Andaluca que, por desconocido, tal vez nolo hayamos valorado lo suficiente hasta ahora.

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    Desfiladero de Los Gaitanes, Mlaga (foto: Francisco Gutirrez)

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    FORMASEXOKRSTICASEN ANDALUCA

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    F. JAVIER GRACIA PRIETO

    JAVIER BENAVENTE GONZLEZ

    DEPARTAMENTO DE GEOLOGA, UNIVERSIDAD DE CDIZ

    El karst es el resultado del proceso de disolucin de una roca f isurada debido a la circulacin deagua. Las rocas que ms comnmente experimentan este proceso se engloban en dos grandesconjuntos: carbonatos (cal izas, dolomas, brechas calcreas, calcarenitas, etc.) y evaporitas

    (yesos, anhidri tas, sales, etc.). El proceso de karsti f icacin da origen a un conjunto de formas ypai saj es prop ios de la s reg io ne s k rstic as, tant o en la sup erfi ci e (e xok arst ) co mo en el int erio r de losmacizos montaosos (endokarst). La aparicin de dist intas formas krsticas depende de laconcurrencia de factores cl imticos, estructurales y l i tolgicos que favorezcan su desarrol lo. Por

    ejemplo, en el caso de los carbonatos, su disolucin se ve favorecida por un alto contenido en CO2en el agua, condiciones qumicas de acidez y temperaturas bajas. Las formas exokrsticascorresponden a las que se pueden observar a simple vista en la superf ic ie de un macizo krstico.Tienen aspectos muy variados y obedecen a procesos diferentes que actan a escalas temporales yespaciales muy diversas: desde pequeas microformas de disolucin (lapiaces), pasando pordepresiones simples (dolinas) y simas de tamao mediano, hasta grandes depresiones de fondo planode dimensiones ki lomtricas (poljes).

    An dal uc a po see una eno rme riq ue za de fo rma s de or ige n k rstic o, co ns ti tu yen do un a de la s regio ne smediterrneas con mayor prol i feracin de este t ipo de paisajes. La gran espectacularidad de algunasde las zonas karsti f icadas en Andaluca ha dado lugar a diversos espacios protegidos, cuyo intersnatural st ico y paisaj st ico principal est l igado al desarrol lo de grandes y vistosas formas de origenkrstico [1]. Es el caso de los parques y parajes naturales del karst en yesos de Sorbas, el desf i laderode Los Gaitanes, el Torcal de Antequera o las sierras de Grazalema, subbtica cordobesa, Aracena,Cazorla, Mgina, de las Nieves, etc. (Figura 1.1 y Tabla 1.1). Las razones de esta abundancia deformas krsticas estn relacionadas con el clima mediterrneo dominante en la zona, la tectnicaactiva y la densa fracturacin de los macizos rocosos, y especialmente porque en esta regin afloran

    muchas rocas karsti f icables de muy diversa naturaleza. Predominan los carbonatos, la mayora deellos del Mesozoico (Jursico y Cretcico), si bien las evaporitas tambin dan lugar localmente aformas exokrsticas muy interesantes. A continuacin haremos un repaso sucinto a las principalesformas exokrsticas, su origen y su desarrol lo en el terri torio andaluz.

    LAS MICROFORMAS KRSTICAS

    En general consisten en pequeas incisiones de tamao

    variable, habitualmente centimtrico a decimtrico, debidas ala accin del agua sobre la superficie rocosa. Reciben el

    nombre genrico de lapiaz, y se dan tanto en la superficie desnudade la roca como bajo el suelo, en la zona de contacto entre la roca yla cobertera edfica. Son muy comunes en rocas carbonatadas,

    aunque tambin se han descrito en rocas evaporticas como yesos ysales. Las formas generadas directamente por el agua de lluvia o por

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    14la escorrenta directa se agrupan dentro del llamado lapiaz libre odesnudo. Dependiendo de la pendiente de la superficie rocosa, suorientacin, pureza de la roca, grado de fracturacin, etc., el procesode disolucin da lugar a formas muy variadas [16] como pequeosregueros paralelos separados por crestas agudas, escalones, surcosrectos o meandriformes y pequeas cubetas de disolucin.

    Cuando la karstificacin se produce en el contacto entre el suelo yla roca se habla de lapiaz cubiertoy se forma por corrosin de laroca debido al alto contenido en CO2 del suelo y al bajo pHambiental derivado de los cidos hmicos aportados por lavegetacin [9]. Dentro de este conjunto destaca el llamado "lapiazestructural", que forma estrechos pasillos y hendiduras rectilneas apartir de la corrosin y ampliacin de fracturas y diaclasas previas.Estos pasillos estructurales pueden llegar a alcanzar dimensiones

    importantes, con paredes de varios metros de altura y longitudesde cientos de metros, en cuyo caso reciben diversos nombres(grikes, bogaz, zanjn, etc.). En Andaluca destacan los zanjonesdel Cerro del Hierro (Constantina) y de Sierra Blanca (Marbella).

    Figura 1.1. Localizacin de los principales macizos y regiones krsticas de Andaluca,con indicacin de las formas exokrsticas dominantes (Ver Tabla 1.1)

    Tabla 1.1. Principales afloramientos krsticos de Andaluca

    Nom bre Lapiaz Dolinas Sim as Poljes Caones Otras1) Sierra de Aracena

    2) Constantina-Cerro del Hierro

    3) Complejo lagunar de Puerto de Sta. Mara y Puerto Real

    4) Laguna de Medina 5) Sierra de las Cabras

    6) Cerro de Las Motillas

    7) Sierra de Ljar

    8) Sierra del Pinar

    9) Sierra del Endrinal-Callo

    10) Sierra de Ubrique

    11) Sierra de Lbar-Sierra del Palo y Can del Guadiaro

    12) Sierras del Oreganal, Hidalga y Blanquilla

    13) Sierra de las Nieves

    14) Sierra Crestellina

    15) Sierra Blanca 16) Laguna de Fuente de Piedra

    17) Complejo lagunar de Campillos-Antequera-Archidona

    18) Sierras del Valle de Abdalajs y de La Pizarra

    19) Sierra de la Chimenea

    20) Torcal de Antequera

    21) Sierra de Cabra

    22) Sierra Gorda

    23) Sierra Alhama-Polje de Zafarraya

    24) Sierra Tejeda

    25) Sierra Almijara

    26) Sierra de Ljar

    27) Sierra de la Contraviesa

    28) Sierra de Gdor

    29) Sierras del Hacho de Loja, Parapanda, Madrid y Obellar

    30) Sierra Arana

    31) Sierra de la Pandera

    32) Sierra Mgina

    33) Cumbres de Sierra de Cazorla

    34) Lanchar de Linarejos-Valle del Borosa

    35) Sierra de Segura

    36) Sierra de Duda

    37) Sierras de Huscar

    38) Karst en yesos de Sorbas

    PRINCIPALES FORMAS EXOKRSTICAS DE LOS AFLORAMIENTOS KRSTICOS DE ANDALUCA

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    15Tambin es comn el lapiaz tubular, que forma oquedadescilndricas y perforaciones, a veces generadas alrededor de racesvegetales. No es raro encontrar formas de lapiaz cubiertoexpuestas en la superficie rocosa, lo que nos indica que tras sugeneracin tuvo lugar una fase de desmantelamiento erosivo de lacobertera edfica que las cubra.

    Comnmente las microformas krsticas aparecen agrupadasdando campos de lapiaz, cuyo desarrollo depende del tipo deroca (se dan mejor en calizas microcristalinas), de la topografa, laorientacin, el rgimen habitual de lluvias, etc. Existen numerososejemplos andaluces de espectaculares campos de lapiaz, cuyodesarrollo ha llegado a producir relieves ruiniformes y acastilladosmuy vistosos (sierras del Endrinal, Ubrique, Lbar, de las Nieves,Mgina, Cazorla, Pinar Negro, Torcal de Antequera). Por otro lado,

    tambin existen ejemplos espectaculares de microformas dedisolucin desarrolladas sobre evaporitas [14]. Por ltimo, enzonas costeras se genera un tipo especial de lapiaz picudo y muyirregular, asociado a las salpicaduras del oleaje; en Andaluca ellapiaz litoral tiene un desarrollo modesto, centrado fundamen-talmente en algunas zonas rocosas de la costa de Mlaga.

    LAS DOLINAS

    Las dolinas son depresiones cerradas de dimensionesmoderadas, con profundidades que oscilan entre unos pocos

    metros y ms de 100 m. En planta suelen tener formascirculares o elpticas. Se originan por procesos de disolucin enzonas favorables de la superficie o cerca de la superficie rocosa.Pueden encontrarse tanto aisladas como agrupadas en campos dedolinas. En su crecimiento, unas dolinas pueden unirse a otras paraformar depresiones ms amplias e irregulares, denominadasuvalas. Segn su morfologa las dolinas reciben varios nombres: encubeta o artesa, en embudo, en pozo o ventana, etc. No obstante,se suelen utilizar criterios genticos para su diferenciacin([9][12]):

    1) Dolinas de colapso (Figura 1.2a). Se generan por elhundimiento de la superficie rocosa debido al desarrollo degaleras endokrsticas de gran tamao y cercanas a la superficie.Se favorecen cuando la roca se encuentra intensamentefracturada. Suelen tener paredes verticales y comnmente recibenel nombre de simas. En Andaluca existen ejemplos muyespectaculares de estas cavidades, que con distinto desarrolloaparecen en casi todos los macizos krsticos principales de lasCordilleras Bticas (Tabla 1.1).

    2) Dolinas de disolucin normal (Figura 1.2b). Se generan en

    zonas de fcil disolucin, que progresa paulatinamente a favor dediaclasas, fracturas y planos de estratificacin. A menudo danlugar a morfologas en embudo. Dado que los procesos dekarstificacin se ven favorecidos por las bajas temperaturas, escomn que en reas de montaa los procesos nivales se combinencon los procesos krsticos para dar lugar a extensos campos dedolinas en embudo (jous). En Andaluca destaca el campo de jousde Sierra Mgina, en Jan [8].

    3) Dolinas de subsidencia (Figura 1.2c). Se originan cuando ladisolucin tiene lugar bajo una cobertera de material suelto

    (generalmente depsitos aluviales). El agua se infiltra a travs delmaterial poroso y produce la disolucin en el contacto con el

    Figura 1.2. Principales tipos de dolinas (modificado de JENNINGS, 1985). a) dolina decolapso; b) dolina de disolucin normal; c) dolina de subsidencia; d) dolina de karst

    subyacente; e) dolina-sumidero

    Lapiaz en la Sierra de Cazorla (foto: F. Javier Gracia)

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    substrato rocoso. En superf icie estas dolinas suelen tenermorfologas muy suavizadas, con pendientes tendidas yprofundidad no muy acusada, llegando a alcanzar dimetros muyimportantes. Cuando se genera la depresin, el agua deescorrenta arrastra partculas finas (limos, arcillas) del depsito

    superficial hasta el fondo de la dolina, que de esta manera quedasellado. Se forman as lagunas ms o menos extensas, cuyapersistencia depende del grado de impermeabilizacin de sufondo. Este tipo de depresiones lacustres son muy comunes en casitodos los afloramientos evaporticos de Andaluca, tanto delTrisico como del Mioceno, y a menudo se concentran dandocomplejos endorreicos de gran inters paisajstico y ecolgico(Laguna de Fuente de Piedra, Laguna de Medina, complejoslacustres de Puerto de Santa Mara, Puerto Real, Campillos,Archidona, etc.).

    4) Simas de karst subyacente (Figura 1.2d). A diferencia delcaso anterior, se forman cuando la cobertera est constituida poruna unidad rocosa no karstificable, con un comportamientomecnico frgil. De este modo se generan simas muy similares alas dolinas de colapso, aunque en superficie no llega a aflorar laroca karstificable. Se trata de un caso poco comn, que enAndaluca se limita a determinadas dolinas desarrolladas sobrebrechas de piedemonte en las laderas de algunas sierras deMlaga [15].

    5) Dolinas-sumidero (Figura 1.2e). Se trata de dolinas queconstituyen puntos de entrada de flujos hdricos superficiales haciael interior del macizo krstico. Se localizan habitualmente en losfondos de poljes, donde funcionan como puntos de absorcin deldrenaje superficial de estas grandes depresiones. En Andaluca sonmuy habituales en los principales poljes, y a menudo presentanparedes verticales con morfologa de sima (simas de Villaluenga,

    Polje de Lbar. Mlaga (foto: Francisco Gutirrez)

    Nombre

    Nmero de

    dol inas (n/km2) Autor

    Pinar Negro (S Segura) 1880 80 Lpez Limia, 1987

    Sierra Gorda 1700 7,9 Pezzi et al., 1979

    Karst de Sorbas 1100 91 Calaforra, 2004Sierra Arana 285 16 Pezzi et al., 1979

    Valle del Guadalhorce 25 3 Durn, 1984

    Tabla 1.2. Algunos ejemplos de campos de dolinas en Andaluca

    de Lbar, del Republicano, etc.). Un caso especialmenteespectacular es la Sima del Hundidero, en el complejo krstico deLbar (Montejaque), donde el ro Gaduares penetra en el macizorocoso a travs de una dolina-sumidero de grandes dimensiones yparedes muy escarpadas [4].

    Los campos de dolinas conforman paisajes comunes en los macizoskrsticos andaluces, con dimensiones muy variables (Tabla 1.2). Sedesarrollan sobre superficies relativamente planas y horizontales ydan lugar a una topografa irregular donde las dolinas estnseparadas unas de otras de manera ms o menos homognea.Destaca el campo de dolinas de "Los Hoyones", en la plataforma deJarcas (al sur de la Sierra de Cabra), con espectacularesmorfologas en embudo. A menudo las dolinas presentan un fuertecontrol estructural, manifestado tanto por la forma alargada de lasdepresiones como por su alineacin siguiendo directricestectnicas muy marcadas.

    LOS POLJES

    E l trmino polje, de origen eslavo, se refiere a grandesdepresiones cerradas con fondos muy planos labrados sobrerocas calizas. Generalmente estas depresiones aparecenalargadas y orientadas paralelamente a las directrices tectnicas

    dominantes. Los bordes de los poljes normalmente estn formadospor laderas ms o menos abruptas sobre calizas muy karstificadas.

    Polje de Cabra, Crdoba (foto: F. Javier Gracia)

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    17La gnesis de estas depresiones est relacionada con elrebajamiento de la superficie del terreno por disolucin krsticasuperficial, o bajo una cobertera edfica. La topografa plana sedebe a procesos de corrosin que actan debajo de la coberteraaluvial (planacin por corrosin)y que estn controlados por la posicindel nivel fretico [7].

    Estas depresiones krsticas pueden estar formadas por unasecuencia escalonada de superficies de corrosin, que constituyenrestos de antiguos fondos de polje y que registran periodosalternantes de profundizacin vertical y de planacin lateral. Lahidrologa de los poljes se caracteriza por un drenaje subterrneoa travs de sumideros o ponors. A favor de estos puntos el agua delluvia penetra en el interior del macizo krstico; no obstante, enperiodos de elevada pluviometra, el nivel fretico del macizo

    puede subir tanto que el agua es expulsada hacia fuera a travs deestos mismos sumideros, lo que lleva a la inundacin temporal delfondo del polje ([9][16]). Generalmente, el substrato calcreo delfondo del polje est cubierto por una fina capa de material aluvial,con una topografa de una planitud casi absoluta.

    Los poljes de la Cordillera Btica tienen un claro origen tectnico[10]. Algunos de ellos estn limitados por fallas y originalmenteligados a depresiones o fosas tectnicas (poljes de la Sierra deLbar), mientras que otros estn asociados a cabalgamientos(poljes de la Sierra de Cabra), o a estructuras tectnicas ms

    complejas (Zafarraya). La mayora de ellos tienen de 2 a 4 km delongitud y no ms de 1 km de anchura. El de Zafarraya es el poljems importante de los an funcionales en Espaa y sufreinundaciones peridicas al igual que otros grandes poljesandaluces, como los de Lbar y Pozuelo (Sierra de Lbar) o el deCabra (Sierra Subbtica de Crdoba). Por otro lado, aunque laformacin de poljes en evaporitas es menos frecuente, tambin sehan descrito este tipo de morfologas en los complejos krsticos deAntequera-Archidona [3].

    Cuando los procesos de karstificacin pierden intensidad, bienporque las nuevas condiciones climticas no favorecen ladisolucin, o bien porque el rebajamiento krstico del relieve haceaflorar materiales menos solubles, la evolucin qumica del relievese ralentiza. Pasa entonces a tomar protagonismo la erosin

    mcanica ligada a la actividad fluvial, que puede dar lugar a lacaptura de las dolinas y poljes generados hasta ese momento.Muchos de los poljes andaluces son abiertos, es decir, estn en laactualidad drenados total o parcialmente por la red fluvial y sudinmica krstica actual es prcticamente inactiva. Es el caso delos afloramientos carbonatados cmbricos de Sierra Morena,donde se han descrito hasta ocho diferentes paleopoljesdistribuidos por el norte de las provincias de Huelva, Crdoba yespecialmente Sevilla, en el sector Cazalla-Constantina [5]. Lacaptura fluvial y posterior evolucin de los poljes consistehabitualmente en un cambio de su perfil transversal, que de una

    Relieve acastillado, barranco del Bailn, Crdoba (foto: F. Javier Gracia)

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    18seccin original en U, tpicamente krstica, suele evolucionar haciasecciones en V, tpicamente fluviales [4].

    OTRAS FORMAS DE RELIEVE KRSTICO

    D ada la proliferacin de simas, sumideros y puntos deabsorcin de agua en los macizos krsticos, el flujo hdricogeneralmente circula en profundidad y es raro encontrarvalles fluviales en paisajes krsticos. No obstante, existen casos enlos que la red fluvial capta sus aguas fuera de la regin krstica ydurante su trayecto cruza el macizo krstico. Si no existensuficientes puntos de absorcin del agua superficial, se llegan aformar valles continuos con caudal ms o menos permanente.Estos valles, llamados "algenos", suelen formar caones ygargantas asociadas a una intensa excavacin vertical del canal y

    a una muy limitada migracin lateral del cauce. En las paredes ylechos de estos caones son muy comunes las formas de origenkrstico, como galeras y conductos, pequeas simas, lapiaces dedistinto tipo, formas turriculadas, etc. En Andaluca los caoneskrsticos son muy numerosos y espectaculares, entre los quedestacan los asociados al valle del Guadalhorce (Mlaga) al sur de

    la Sierra del Valle de Abdalajs (Can de los Gaitanes, desfiladerodel Chorro).

    Otras veces los sumideros son capaces de absorber en su totalidad

    el caudal fluvial, dando lugar a "valles ciegos", donde la prdida deflujo hdrico puede ser progresiva o bien localizada en un punto(Sima del Hundidero). Del mismo modo, los flujos subterrneospueden aflorar a la superf icie dando lugar a surgenciasimportantes que alimentan a ros perifricos al macizo (Cueva delGato, Mlaga) y que originan a veces "valles en saco" directamentealimentados por manantiales krsticos (Molino del Santo, enBenaojn). Pero lo ms comn es encontrar pequeos valles secos,donde la absorcin es muy superior al caudal normal, y que fueronfuncionales en pocas climticas anteriores, ms hmedas (Sierradel Endrinal y Can de las Motillas, en Cdiz).

    En los valles krsticos asociados a surgencias importantes es comnencontrar depsitos resultantes de la precipitacin bioqumica delcarbonato clcico aportado por los flujos krsticos. Se producen aslos complejos travertnicos que dan origen a morfologasdeposicionales muy espectaculares como cascadas, pozas,cortinas, etc., caractersticas de valles krsticos (Valle del Borosa yLanchar de Linarejos en Cazorla, Sierra Norte de Sevilla, etc.).

    Finalmente, los procesos de erosin mecnica combinados con ladisolucin krstica diferencial dan lugar a veces a formas

    caprichosas y muy espectaculares, como torres y pinculos ("frailes"y "monjas" de Sierra Mgina), "formas hojaldradas" (como el"tornillo" del Torcal de Antequera), relieves acastillados yruiniformes (Sierra de Ljar y Macizo de Algodonales). Por otrolado, el karst en yesos produce abombamientos muy caractersticosen las capas ms superficiales, conocidos como "tmulos" [14].

    Dolina de colapso en los yesos de Sorbas (foto: Jabier Les)

    "El Tornillo", Torcal de Antequera, Mlaga (foto: F. Javier Gracia)

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    REFERENCIAS

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    [2] CALAFORRA, J.M. (2004). "El karst en yeso de Sorbas, un recorrido subterrneo por el interior del yeso". Consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andaluca, 88 p.[3] C , J.M. y PULIDO BOSCH, A. (1999). "Gypsum karst features as evidence of diapiric processes in the Betic Cordillera, Southern Spain". Geomorphology, 29, 251 - 264.[4] DELANNOY, J.J. (1998). "Contribucin al conocimiento de los macizos krsticos de las serranas de Grazalema y de Ronda". En: Karst en Andaluca (J.J. Durn y

    J. Lpez, eds.), I.G.M.E., 93 - 129.[5] DAZ DEL OLMO, F.; BAENA, R. y ALVAREZ, G. (1998). "Karst y paleokarst de Sierra Morena (Sector Ossa Morena, Hesprico meridional)". En: Karst en Andaluca

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    [6] DURN, J.J. (1984). "Evolucin geomorfolgica del can del ro Guadalhorce en el Tras de Antequera (Archidona, Mlaga)". Cuad. Inv. Geogrfica, Logroo,T. X (1-2), 43 - 54.[7] FORD, D. y WILLIAMS, P. (1989). "Karst Geomorphology and Hydrology". Chapman & Hall, London, 601 p.[8] GARCA-ROSSELL, L. y PEZZI, M.C. (1975). "Un karst mediterrneo supraforestal en Sierra Mgina (Jan). Condicionamientos geolgicos y geomorfolgicos". Cuad.

    Geografa Univ. Granada, Monogr. 1, 19 - 57.[9] JENNINGS, J.N. (1985). "Karst geomorphology". Blackwell, 293 pp.

    [10] LHNAFF, R. (1998). "Los poljes de Andaluca". En: Karst en Andaluca (J.J. Durn y J. Lpez, eds.), I.G.M.E., 55 - 58.[11] LPEZ LIMIA, B. (1987). "Geomorfologa del karst de Pinar Negro (Sierra de Segura, Jan)". Lapiaz, Monogr. 2, 55 p.[12] NICOD, J. (1972). "Pays et paysages du calcaire". Ed. Presses universitaires de France, Pars, 239 p.[13] PEZZI, M.; MUOZ ROJAS, A. y MOLINA ESPINAR, V. (1979). "Anlisis de la relacin entre dolinas y fracturas de algunos paisajes krsticos de las Cordilleras Bticas".

    Actas VI Coloquio de Geografa, Palma de Mallorca, 101 - 107.[14] PULIDO BOSCH, A. (1986). "Le karst dans les gypses de Sorbas (Almera). Aspects morphologiques et hydrogologiques". Karstologa Mmoires, 1, 27 - 36.[15] RUBIO CAMPOS, J.C.; CALAFORRA, J.M.; MOLINA, A.L. y DELGADO, J. (1993). "Procesos krsticos en brechas de pie de monte al norte de la Sierra de la Chimenea

    (Mlaga, Cordilleras Bticas)". En: 2 Reunin del Cuaternario Ibrico, Madrid. AEQUA y GTPEQ, vol. 1, 141 - 146.[16] SWEETING, M. (1973). "Karst landforms". Columbia Univ. Press, New York, 362 p.

    Sumidero (ponor) en el polje de Zurraque, Mlaga (foto: F. Javier Gracia)

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    Boca de la Cueva del Gato en crecida (foto: Archivo Grupo Plutn)

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    HIDROGEOLOGA

    DEL KARSTDE ANDALUCA

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    ANTONIO PULIDO-BOSCH

    FERNANDO NAVARRETE

    JOS MARA CALAFORRA

    NGELA VALLEJOS

    FRANCISCO SNCHEZ-MARTOS

    LUIS MOLINA

    JUAN GISBERT

    GRUPO DE INVESTIGACIN "RECURSOS HDRICOS Y GEOLOGA AMBIENTAL" UNIVERSIDAD DE ALMERA

    MANUEL LPEZ-CHICANO

    WENCESLAO MARTN-ROSALES

    MARA LUISA CALVACHE

    GRUPO DE INVESTIGACIN "RECURSOS HDRICOS Y GEOLOGA AMBIENTAL" UNIVERSIDAD DE GRANADA

    INTRODUCCIN

    E

    l trmino karst, desde el punto de vista hidrogeolgico, tieneunas caractersticas muy definidas e indica que se trata de un

    medio de elevada heterogeneidad donde se ha desarrolladoun flujo preferencial manifiesto, con eventual rgimen turbulento,en el que la capacidad de almacenamiento es baja en general,pero el tiempo de trnsito es muy rpido. Si empleramos eltrmino acufero carbontico estaramos frente a un conceptomucho ms amplio, pues englobara desde los medio de flujodifuso, de caractersticas parecidas al medio de porosidadintergranular, hasta el medio constituido por grandes conductos ycavidades, con todos los tipos intermedios posibles ([38][39]).

    Es por eso que en lo que sigue nos vamos a referir esencialmenteal medio carbontico en general, aunque hagamos ms nfasis enlos acuferos krsticos sentido estricto, en lo que al flujo se refiere.

    Andaluc a es una comunidad c laramente priv i legiada en lo que a la exis tenc ia de acu feroskrst icos se ref iere, englobando una gran gama de t ipos. Adems, los estudios c ient f icosy tcnicos en tal dominio son muy numerosos y de gran re levancia en e l mbi to de la

    invest igac in. Por sus caracter s t icas l i to lgicas, los acu feros krst icos suelen dar rel ievesposi t ivos que dominan el paisaje; debido a el lo, son reas poco pobladas y de morfo logaquebrada con s ingular bel leza que favorece notablemente la inf i l t rac in, que f recuentementesupera el 50% de la prec ip i tac in ca da. E s por el lo que se pres tan a ser reas protegidas

    bordeadas de caudalosos manant ia les de agua de gran ca l idad s in mues t ras de con taminac in ,al no exis t i r en esos macizos focos de poluc in. Andaluc a cuenta con 146 espacios protegidosde los que posiblemente la mi tad inc luyen terrenos krst icos dentro de sus l mi tes.

    En realidad, en la evolucin hidrogeolgica de un macizocarbontico juegan un papel importante tanto factores intrnsecosde la roca (composicin, textura, estructura, fisuracin,fracturacin y otras discontinuidades...) como factores externos

    tales como dimensiones, pendientes, climatologa y msprecisamente precipitacin media y su distribucin espacial ytemporal.

    El inters de estos acuferos es manifiesto, tanto desde el punto devista econmico y de aprovechamiento, como desde el punto devista ambiental. Se trata de macizos que suelen dar relievespositivos muy poco poblados y con prcticamente ausencia defocos de contaminacin. Por otro lado, la existencia de vas rpidasde acceso del agua en cantidades masivas y frecuentemente enrgimen turbulento, hacen que la infiltracin media en ellos seacercana al 50% de la precipitacin cada. En consecuencia, se tratade grandes cantidades de agua de buena calidad que, en muchos

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    TIPOLOGA DE LOS ACUFEROS KRSTICOS DEANDALUCA

    Como ya hemos indicado, los macizos carbonticos puedenintegrarse entre los extremos que conformaran los de flujodifuso y los de flujo muy concentrado, tipo conducto

    krstico o "ro subterrneo". Mediante los anlisis de correlacin yespectral es siempre posible cuantificar ese comportamiento, acondicin de disponer de datos de caudales de las surgencias y delas lluvias cadas sobre el macizo con un tiempo de medida devarios aos, a ser posible con datos diarios o a un paso de tiempoinferior ([20][27][28]).

    Los estudios iniciados en los ochenta pusieron de manifiesto la

    singularidad de los acuferos krsticos andaluces, y muyespecialmente del acufero de El Torcal de Antequera decaractersticas relativamente similares a las de los acuferos deporosidad intergranular, permitiendo su modelizacin con lasherramientas de aquellos [33]. De hecho, Mangin [20] propone aeste acufero como tipo caracterizador de la mayor inerciaconocida hasta esas fechas en las respuestas de surgenciaskrsticas.

    Estudios ms recientes ponen de manifiesto que esta caracterstica escomn a muchos sistemas mediterrneos posiblemente generadosbajo condiciones climticas ms hmedas que las actuales, por loque podran tener redes krsticas "sobredimensionadas" en las

    condiciones actuales. En la figura 2.1 se muestra el correlogramasimple del manantial de La Villa, drenaje principal de El Torcal,comparado con los de otras surgencias krsticas. Se puedeconstatar que la inercia del sistema drenado por el manantial de la

    Villa es notablemente superior a la de los otros tres, de respuestamucho ms rpida indicativa de un tiempo de trnsito muchomenor.

    Eso no impide que existan acuferos krsticos en sentido estricto eincluso casi tipo "ro subterrneo". Posiblemente el que ms seaproxime a ello sea el del sistema Hundidero-Gato en la sierra deLbar, conectado con la presa de Montejaque, en el ro Guadares,con caudales punta cercanos al centenar de metros cbicos [1],aunque con estiajes probablemente ms amortiguados que otrassurgencias tpicas, como el nacimiento del ro Mundo que drena el

    Calar del Mundo, en las provincias de Albacete y Jan.

    Sistema Superficie

    (km2)

    Recarga

    (hm3/ao)

    Alto Guadal qui vi r-S. Jan-Cabra 2530 995Alto Guadiana Menor 315 55

    Sierra de Baza 330 100

    Padul-La Peza 300 120

    Alto Gen il 270 100

    Serrana de Ronda-S. Estepa 500 270

    Sierras Banca-Mija s 185 60

    Los Torcales 100 55

    Sierra Gorda 300 140

    Sierras Tejeda-Almijara 425 135

    Sierra de Gdor-Turn-Peagolosa 750 150Sierras Estancias-Filabres 150 30

    Tabla 2.1. Principales sistemas o grupos de acuferos andaluces, agrupados porproximidad geogrfica, con indicacin de la superficie aflorante orientativa y un ordende magnitud de la alimentacin media anual (modificado de Benavente et al., 1986)

    Los datos existentes sobre las propiedades hidrulicas de la matrizde los acuferos krsticos no son muy numerosos, aunque s que yahay datos suficientes como para afirmar que cubren un ampliorango de valores -de varios rdenes de magnitud- tanto en lo quea conductividad hidrulica se refiere como a porosidad,almacenamiento especfico y drenabilidad relativa [35], lo queparece apoyar la hiptesi s de que la matriz de la mayora delos sistemas krsticos andaluces contribuye pobremente alalmacenamiento y transmisin del agua, aunque podra explicarciertos procesos relacionados con el vaciado-llenado en reassobreexplotadas.

    En la Figura 2.2 se indican los principales afloramientos decarbonatos y de yesos andaluces y en la Tabla 2.1 se indican losprincipales grupos de sistemas acuferos andaluces. Recordemosque los primeros -que podemos denominar krsticos sentidoestricto- estn representados tanto en el Macizo Hesprico -sierraMorena- como en las Cordilleras Bticas y, dentro de ellas, encualesquiera de los tres dominios: Btico, Subbtico y Prebtico. Setrata de mrmoles, calizas y dolomas de edades muy diferentes.Los terrenos evaporticos adquieren amplio desarrollo en el Trasgermano-andaluz de facies Keuper, y en el Messiniense. En losprimeros pueden coexistir ncleos diapricos de sal con grandesespesores circundantes y/o suprayacentes de yesos. El caso ms

    Figura 2.1. Correlograma del manantial de La Villa (Torcal de Antequera) comparadocon los de otros manantiales krsticos

    casos, no han sido objeto de explotacin o sta es pequea. Unvalor orientativo de los recursos es 2000 hm3/ao [4]. Sucontribucin al caudal de base de los ros es, pues, muy relevante.

    A todo ello podemos aadir los materiales krsticos hipersolublesque, en el caso andaluz, alcanzan un notable desarrollo. Se trataesencialmente de los yesos trisicos y messinienses, comoconstituyentes de los afloramientos ms extensos y que contienensistemas nicos en el mundo ([5][34]).

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    23espectacular es el relacionado con el embalse de la Toba en el roGuadalhorce en cuyo borde se sitan los manantiales de Meliones,hipersalinos, que "contaminan" las aguas del embalse [7]. Esosmismos afloramientos trisicos dan lugar a algunas surgencias

    hipersalinas en Fuente Camacho, ya aprovechadas por losromanos [6].

    En el Macizo Hesprico hay algunos afloramientos marmreos ycalizos paleozoicos, en general de dimensiones reducidas, algunos

    muy conocidos por su inters minero, como es el caso del Cerro delHierro en la provincia de Sevilla, cuya explotacin ancestral hapuesto al descubierto formas krsticas muy singulares bajo elrelleno ocupado por el mineral. Sin embargo, su inters y

    conocimiento hidrogeolgico no es muy profundo. Algo similar sepuede decir de los afloramientos de mrmoles del Btico s. str. quehay en Sierra Nevada.

    Panormica de la presa del embalse de Montejaque (Mlaga), inicio y recargasuperficial del sistema Hundidero-Gato. Fue uno de los primeros fracasos hidrulicosen nuestro pas relacionado con acuferos krsticos (foto: Juan Mayoral)

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    Alpujrride

    Los materiales alpujrrides cubren una notable superficie en laparte oriental de Andaluca, una parte de los cuales estconstituida por rocas carbonticas (calizas, dolomas ms o menosmarmorizadas) a veces intensamente fisuradas (brechas

    tectnicas). Los procesos de brechificacin son especialmentevisibles en las dolomas, que podran considerarse como acuferosfisurados bastante homogneos a lo largo de distanciasrelativamente grandes. El manto de Trevenque en las proximidadesdel cerro de mismo nombre sera un buen ejemplo de ello [29]. Porel contrario, los terrenos ms calizos o calizo marmreos muestranindicios de un cierto comportamiento krstico aunque siempredentro de una relativa homogeneidad deducida de losrendimientos elevados y bastante similares en acuferos como losdel Campo de Dalas, por ejemplo. El manto de Ljar (equivalenteal de Gdor hacia el Este) sera el que ocupa mayor extensin.

    Adems de la orla prxima de acuferos carbonticos alpujrridesde sierra Nevada, destacan otros tres, por su importancia yprofundidad de los estudios llevados a cabo en ellos. Se trata de losde sierra de Ljar en la provincia de Granada, sierra de Gdor enla de Almera, y sierras Blanca-Mijas en Mlaga. Numerosaspublicaciones y, especialmente, la realizacin de tesis doctoralesen todas ellas ([1][2][22][21][26][36][37]). Mientras que los dosltimos sistemas estn intensamente explotados, la sierra de Ljarmantiene un rgimen prcticamente natural. Este sistema esbastante complejo y completo, en lo que a variedad de elementosque intervienen en su funcionamiento se refiere: relaciones ro-acufero complejas; existencia de un gran embalse en su entorno

    (Rules); y posible flujo profundo con anomala trmica positiva. Losmanantiales de Albuol fueron inicialmente relacionados con Ljaraunque posteriormente se ha apuntado la posibilidad de quecorrespondan exclusivamente al drenaje de su propia cuenca

    vertiente, explicando el termalismo como consecuencia del granespesor de la serie acufera, que puede superar el millar de metros,lo cual justificara la existencia de flujos profundos y fenmenosconvectivos [11].

    La sierra de Gdor es considerada el rea de alimentacin delsistema de mayor inters econmico almeriense: el Campo deDalas, aunque parte del mismo drena hacia la cuenca del roAndarax [36]. El hecho de que existan dos unidades alpujrridessuperpuestas en la mitad oriental confiere una mayor complejidada ese sector, favorecido por el hecho de que la serie carbontica

    tiene intercalaciones y tramos de calcoesquistos de bajapermeabilidad ([21][37]). Con algo ms de 600 km2 de superficiey un valor de infiltracin cercano al 50%, la sierra de Gdor puederecibir una recarga media anual del orden de 150 hm 3, lo que leconvierte en el mayor sistema hidrogeolgico de toda la provincia,sin contar sus prolongaciones y conexiones con el Campo de Dalas(330 km2) y con el acufero detrtico del Andarax. La descargaprincipal del sistema, en rgimen natural, se producadirectamente al mar Mediterrneo en los manantiales deAguadulce que dieron nombre a la pedana de Roquetas de Mar.Con la explotacin intensiva iniciada en los sesenta, la descarga atravs de manantiales se ha visto muy mermada, aunque siguenexistiendo algunos en el borde noroccidental en el Andarax que se

    Figura 2.2. Esquema de la ubicacin de los macizos ksticos ms relevantes de Andaluca. a: calizas y/o doloma; b: yesos y evaporitas; c: manantial.1: sierra de Gdor; 2: sierra de Ljar-Tejada-Almijara y borde de sierra Nevada y Harana; 3: sierra Gorda; 4: Torcal; 5: sierras de Mijas y Torremolinos;6: Alto Guadalquivir; 7: sierras de Orce y Mara; 8: tras de la cabecera del Guadalhorce; 9: yesos de Sorbas. En rojo, macizo hesprico; en verdemacizos prebticos; en azul, subbticos y/o penibticos; en violeta, alpujrrides

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    25explican por la notable compartimentacin que los tramos decalcoesquistos provocan, dando lugar a niveles colgados,independientes o con escasa conexin con los puntos de gran bombeo.

    Las sierras Blanca y Mijas, esencialmente marmreas, constituyensendos sistemas relati vamente complejos [2] drenados pornumerosas surgencias algunas de las cuales se han agotado tras laexplotacin intensiva de los ltimos 30 aos. Con medio centenarde cavidades, en general de escaso desarrollo, ambas sierras noparecen manifestar una elevada karstificacin, salvo en el bordeoccidental de sierra Blanca, en donde las sugencias registranacusadas respuestas a las precipitaciones, con bruscasfluctuaciones de caudal.

    Las sierras de Tejeda-Almijara constituyen asimismo un extenso

    sistema acufero complejo de caracters ticas detalladasdesigualmente conocidas. Con una serie carbontica muy potentey existencia de niveles dolomticos altamente tectonizados,intercalaciones de calcoesquistos y superposicin de unidadesdiferentes. con descarga en la cara Norte y en el borde meridional-manantiales de Frigiliana y posibles salidas directas al mar-, es elasiento de una de las cavidades tursticas ms visitadas deAndaluca, las cuevas de Nerja.

    Penibtico

    Este dominio es de transicin entre las Zonas Internas y Externas,aunque dentro de la segunda. Alcanza su mximo desarrollo en la

    serrana de Ronda [22]. Hacia el Este pasa a confundirse con eldominio Subbtico Interno. Las serranas de Grazalema y Ronda,que engloban materiales del Penibtico y Subbtico s. str. y conmateriales calcarenticos miocenos [9], encierran acuferoskrsticos del mximo inters, incluyendo las sierras de Lbar yYunquera-Nieves ([13][16]) donde se desarrollan el sistemaHundidero-Gato y sima GESM, con grandes surgencias y unaexplotacin casi inexistente. Los ros Grande (625 L/s), Verde (550L/s) y Genal (400 L/s) tienen su origen en las surgencias quedrenan la unidad Yunquera-Nieves, de 165 km2 de superficie. Setrata de aguas de facies bicarbonatada clcica o clcico-

    magnsica, cuando las dolomas participan en el almacenamientoy transmisin.

    Posiblemente el sistema mejor conocido sea el Torcal deAntequera, bastante bien individualizado, aunque algunos autoresencontraron indicios de alguna salida oculta, cuyo punto dedrenaje ms relevante es el manantial de La Villa, utilizado en elabastecimiento a la ciudad de Antequera. La surgencia principal,situada a 586 m sobre el nivel del mar, junto con la de los Berros,

    Surgencia de Zarzalones en Yunquera - Sierra de las NIeves(Foto: Jos Enrique Snchez)

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    nica de las 14 inventariadas que supera los 3 L/s, ha sido medidaen continuo desde 1974. Su caudal ha variado entre 1785 L/s ycero en perodos de sequa y de funcionamiento de los pozosperforados en las proximidades de la surgencia. El manantial de LaVilla muestra una gran inercia y memoria superior a 70 das. Es porello que el Torcal ha sido considerado como tipo de acufero decomportamiento similar a un medio intergranular, aunque conparticularidades krsticas indiscutibles.

    Subbtico

    Los materiales dolomticos y calizos lisicos son los de mayorinters hidrogeolgico, aunque localmente pueden existir tramosjursicos ms recientes. Posiblemente Sierra Gorda constituya elsistema ms paradigmtico. Tiene surgencias en numerosos puntosde su periferia [16], sin descartar salidas directas al ro Genil. Elpolje de Zafarraya se encuentra estrechamente relacionado coneste sistema, al que alimenta a travs de varios ponors. Los datosde balance ponen de manifiesto que la infiltracin es cercana al 50% de la precipitacin, superando 120 hm3/ao como valor medio.A pesar de las cotas topogrficas elevadas, la explotacin haaumentado de manera considerable en los ltimos veinte aos,dando lugar a ligeras muestras de vaciado, muy especialmente en

    los bordes meridional y SE (poljes de Zafarraya y la Dona-Dedil). ElHacho de Loja es un macizo mucho ms pequeo, pero muyinteresante. Los materiales acuferos son muy similares a los deSierra Gorda, de la que lo separa el ro Genil.

    Ocupan tambin una extensin notable los macizos del Subbticode Crdoba. Incluyen numerosos macizos, como los de las sierrasde la Cabra-Alcaide [19], en general poco explotadas. Losnumerosos manantiales que drenan estos macizos presentancaudales variables, destacando los de Fuente del Ro (470 L/s, con

    puntas de 1500 L/s) y Alhama (360 L/s). Son aguas bicarbonatadasclcicas de contenido salino relativamente bajo, aunque lasevaporitas trisicas pueden hacer que aumenten las sales enalgunos sectores.

    Sierra Magina, tambin protegido, como tantos otros macizoskrsticos andaluces (Torcal, Subbtico de Crdoba, Grazalema,Mara-Los Vlez, Tejeda, Almijara y Alhama, Baza, Castril, Hutor,Cazorla, Segura-Las Villas, de las Nieves....) sera asimismo otroejemplo muy espectacular de acufero krstico subbticoescasamente explotados y de recursos considerables. Con cumbressuperiores a 2000 m y escarpado relieve, las precipitaciones enforma de nieve son frecuentes en otoo y, especialmente, invierno.

    Manantial de La Villa en plena descarga (marzo de 1998), principal surgencia delTorcal de Antequera (foto: ngela Vallejos)

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    27Se pueden superar los 600 mm/ao en las cumbres, aunque en elborde SE no se superan los 400 mm/ao. Hay numerosascavidades inventariadas (cueva del Aire, sima de la Encant, simadel Pozo...), aunque no se han descrito grandes complejos

    subterrneos.

    De mucha menor envergadura sera el acufero de Parapanda [8]o el de Sierra Elvira, estrechamente relacionado con el acufero dela Vega de Granada, en todos ellos las calizas y dolomas jurasicasfuertemente fracturadas, plegadas y karstificadas, constituyen laedad dominante de las formaciones carbonatadas. Otras unidadeshidrogeolgicas dentro del Subbtico seran las de Jabalcuz, LaSagra, Orce-Mara-Gigantes, todas ellas escasamente explotadas ycon gran potencialidad. Los macizos krsticos que integran elSubbtico de Crdoba son igualmente de notable inters.

    Prebtico

    Los manantiales del Castril y Guardal, en un entornoespecialmente singular, drenan sierra Seca ([24][25]); Caracters-ticas hidrolgicas de sierra Seca (Granada y Jaen). Con cerca de500 L/s y concentracin salina equivalente a conductividadesinferiores a 300 microS/cm, los manantiales de Natividad y FuenteAlta tienen un notable inters medioambiental.

    Rocas evaporticas

    Los yesos trisicos y messinienses juegan un papel importante enalgunos entornos, sea por dar lugar a surgencias de cierto inters

    (Molinos del Ro Aguas) o porque generan surgencias de elevadocontenido salino con efecto sobre el entorno. Dentro de losafloramientos trisicos evaporticos destacan los del sectorGobantes, Antequera, Fuente Camacho. En este ltimo ncleo hayuna surgencia de escaso caudal pero de contenido salino muyelevado. Por su importancia econmica, se pueden sealar lassurgencias saladas de Meliones, en la cola del embalse deGuadalhorce, que ha dado muchos problemas a los gestores delagua de dicha cuenca, que han tratado de paliar los efectos detanta salinidad, en un embalse utilizado para el abastecimiento aMlaga capital ([7][10]).

    Los yesos de Sorbas, en tanto que afloramiento de extremasingularidad, tienen en su entorno, sondeos, alguno de los cualesera capaz de bombear 80 L/s, con descenso poco significativo.Pero, sin lugar a dudas, estos yesos messinienses tienen su mayorrelevancia en la karstificacin tan intensa que presentan [5].

    Las aguas de los yesos messinienses, aunque con menos contenidosalino que las de las evaporitas trisicas, presentan faciessulfatadas-clcicas, y sus posibilidades de aplicacin para distintosusos, se restringen a aquellos usos ms tolerantes con las sales.

    Los materiales yesferos tambin pueden estar relacionados con reas krsticas.Manantial de los Molinos del Ro Aguas (Almera) con galeras de origen rabehoradadas en la roca yesfera (foto: Andrs Prez)

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    manantial de los Berros, al W de la Villa. Hay que decir que la granmayora de las surgencias tiene un aprovechamiento bastanteexhaustivo, aunque no existan sondeos perforados en su entorno.

    Por la espectacularidad del entorno del manantial, podramosdestacar el Castril, sin desmerecer muchos otros como son la delGato en Benaojn. Dentro de los lechos de los ros o muy prximosa ellos hay muchas otras. Las fuentes de Marbella, en el ro Adra,drenan la ventana de Turn; su singularidad estriba en que estnconectados con el embalse de Bennar, de forma que cuando sepuso la presa en carga, de 400 L/s pasaron a arrojar unos 20 m3/s.

    Es un esquema parecido a la surgencia citada de Benaojn.Las surgencias termales de Alhama de Granada afloran junto alro Alhama; la surgencia que abasteca a la ciudad de Ronda saleen el propio tajo excavado en las calcarenitas miocenas. Elmanantial de don Alonso, que abasteca a Motril, tena sunacimiento en la espectacular garganta de Escalate, en carbonatosalpujrrides; las obras de la nueva carretera provocaron la"desaparicin" de este manantial.

    Los trop-pleins ms espectaculares estn ligados a sierra Gorda, enel grupo de manantiales que dan nacimiento al ro Fro, afluentedel Genil; hay al menos cinco. Con motivo de la inundacin del l

    MANANTIALES

    U na superficie tan extensa ocupada por terrenos krsticos notiene ms remedio que ser asiento de numerososmanantiales muchos de ellos de gran singularidad. En laFigura 2.2 se han incluido algunos, ante la imposibilidad derepresentarlos todos. Dentro de las surgencias reguladas podemosdestacar la de Deifontes en el ncleo del mismo nombre. Con uncaudal medio superior a 1000 L/s fue objeto de un estudio deregulacin por parte del desaparecido Servicio Geolgico de Obras

    Pblicas, para lo cual perforaron varios sondeos de investigacin alos que siguieron cuatro sondeos de explotacin de unaimpresionante productividad (ms de 500 L/s). El sistema estuvofuncionando unos tres aos. Ante la falta de previsin en lo que arespeto del entorno de la surgencia, que se secaba en cuanto quebombeaban el agua hacia el canal de Albolote, la poblacinprotest enrgicamente hasta conseguir que se abandonara elbombeo. Ejemplos similares se vieron con posteridad en muchoslugares de Espaa (Pego, Callosa d'Ensarri,....).

    El manantial de la Villa, que drena a El Torcal de Antequera, seraotro ejemplo de regulacin. Para ello perforaron dos sondeos juntoa la surgencia, y posteriormente un tercero ms cercano al

    El manantial de Deifontes, drenaje de Sierra Harana, con un caudal medio de unos800 L/s es uno de los manantiales krsticos ms significativos de la provincia deGranada. Se intent regular mediante cuatro sondeos de gran caudal, pero laoposicin de los habitantes hizo rectificar a la Administracin (foto: Antonio Pulido)

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    29poder de "contaminacin" del embalse de Teba en el roGuadalhorce, empleado para el abastecimiento a la ciudad deMlaga y que ha hecho gastar muchos millones a la administracincon el fin de eliminar su negativa influencia sobre la salinidad del

    agua del embalse.

    Ciertamente que los manantiales submarinos existen tambin ennuestro territorio, aunque posiblemente ya con menos caudal quecuando tenan su rgimen natural. De entre los muchos existentes,merece especial mencin los de Aguadulce, por el mrito de darnombre a la localidad almeriense, pedana de Roquetas de Mar. Ensu momento deba ser la surgencia principal de la sierra de Gdor.La explotacin intensiva en su entorno ha debido reducir el caudalde descarga.

    La prolongacin de la sierra de Almijara-Tejeda hacia el mar en elentorno de Nerja es posiblemente otro lugar de descargasubmarina.

    Dentro de las surgencias integradas en ciudades se puede researla de la Salud que alimenta a la Fuente del Rey en la ciudad dePriego (Crdoba), de original decoracin. Empezada a construir enel siglo XVI, hasta 1803 no se termin. Tiene 139 caos quearrojan sus aguas en tres grandes estanques diferentes,escalonados aguas abajo del manantial de la Salud, el cual tienetambin una bonita decoracin, aunque mucho ms modesta. Es

    monumento Nacional.

    Por ltimo, hay que sealar que algunas surgencias ligadas a estosmacizos presentan anomala trmica positiva, habiendo sidoaprovechados en estaciones balnearias desde hace muchos aos.De entre ellos podemos sealar las Alhamas, de Granada yAlmera, aunque tan slo la primera continua de fluir, pues lasegunda se ubica en un rea sometida a explotacin intensiva.Como dato anecdtico, el manantial de Alhama de Granada sufriun notable cambio con motivo del terremoto de Andaluca (1884),aumentando su caudal de manera considerable. Estara

    relacionado con sierra Tejeda, aunque est mucho ms cercano asierra Gorda. De caudal algo menor es el de sierra Alhamilla, conbalneario en funcionamiento tambin. Los baos de Zjar, ligadosa la sierra de Jabalcn, tuvieron que cambiar su instalacin comoconsecuencia de la puesta en funcionamiento del embalse delNegratn, al quedar la edificacin clsica bajo la cota tericamenteinundable. Con cerca de 200 L/s de caudal y temperatura delorden de 40C, podra recibir alimentacin lateral desde la sierrade Baza [15]. Fuencaliente, en Huscar, es otra surgencia termalligada a un macizo krstico subbtico. El agua alimenta una granbalsa utilizada por baistas.

    El potencial hidrogeotrmico andaluz sigue siendo una asignaturapendiente que retoma vigencia en estos perodos de gran crisisenergtica. Finalmente, hay que recordar que las surgenciaskrsticas o de cualquier otro tipo, suelen constituir lugares muysingulares desde el punto de vista esttico y medioambiental,adems de su inters como recurso, lo que obliga a tomar concienciade la necesidad de la correcta conservacin de su entorno.

    El trop-plein de mayor cota en Riofro (Granada)en plena descarga (foto: Antonio Pulido)

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    Surgencia de Zarzalones en Yunquera - Sierra de las NIeves (foto: Jos Enrique Sanchez)

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    Galeras modeladas por la accin de la mezcla entre agua dulce y agua de maren la Cueva del Tesoro (foto: Jos Antonio Berrocal)

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    EL ENDOKARSTEN ANDALUCA

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    JUAN JOS DURN VALSERO

    JUAN VZQUEZ NAVARRO

    INSTITUTO GEOLGICO Y MINERO DE ESPAA, MADRID

    Andaluc a posee un terr i tor io r ico y variado en cavidades krst icas. La extensin de susterrenos karst i f icables es de aproximadamente 7.000 ki lmetros cuadrados ( [13][27]) , conuna variedad de recursos de gran importanc ia natural , soc ial y econmica, entre los que

    destacan los ms de 2.000 hm 3 de recursos h dr icos subterrneos medios [4] y las numerosascavidades habi l i tadas para su vis i ta tur s t ica. Tambin los paisajes exokrst ixos andaluces son degran importanc ia c ient fca y natural s t ica [38]. En la actual idad se conoce un nmero importantede cuevas naturales, con una notable variedad t ipolgica. Se han explorado grandes redes

    horizontales, s imas de ms de mi l metros de profundidad y cavidades inundadas de grandesarrol lo y profundidad. Exis ten ejemplos de cavidades andaluzas desarrol ladas en l i to logasmuy variadas: cal izas, dolomas, mrmoles, conglomerados, areniscas, yesos y t ravert inos, entreotras. Dentro de este variado mundo subterrneo, la divers idad gent ica es igualmente notable:cuevas l igadas a procesos termales ac t ivos, cavidades estruc turales, s i s temas krst icos l igados ala presenc ia de c iertas mineral izac iones, redes con al imentac in h dr ica procedente de cuencasalctonas, cavidades l i torales, re lac ionadas con la in terfase entre agua marina y dulce, y, porsupues to, cav idades krs t icas normales.

    3

    LAS GRANDES CAVIDADES ANDALUZAS:HISTORIA Y PANORMICA ACTUAL

    A lgunas cuevas andaluzas han sido conocidas, exploradas ycitadas en la literatura desde muy antiguo. Es el caso, porejemplo de la Cueva del Tesoro, en Rincn de la Victoria(Mlaga), que segn algunos autores podra ser la cavidad citada

    por Plutarco en su obra Vidas Paralelas, en la cual se refugi MarcoCraso en ao 86 a.n.E. Posiblemente esta cueva andaluza sea laprimera con una topografa realizada con criterios cientficos, en elao 1789 [5]. Otra cavidad notable, conocida desde tiempos de losromanos, y profusamente citada es la Sima de Cabra. Sobre estacavidad hay una referencia rabe, escrita en el siglo X, diversascitas literarias del siglo XVII (entre ellas, una de El Quijote), y unaexploracin del ao 1683 [24]. La Cueva de las Motillas, a caballoentre las provincias de Cdiz y Mlaga, tambin es una de lascavidades que citan las crnicas del XVIII; con un documento quedetalla una travesa subterrnea entre la Cueva de las Motillas y elSumidero de Parralejo, en el ao 1762 [40]. A finales del XVIII, ydurante el siglo XIX algunos libros de viajes de autores

    prerromnticos y romnticos citan ciertas cavidades andaluzas, enespecial aquellas cuyas bocas gozan de gran espectacularidad,como es el caso de la Cueva del Gato, en la Serrana de Ronda [8],que sera ampliamente explorada con fines ingenieriles a principiosdel siglo XX ([1][17]). En el ao 1821 fue descubierta, debido a la

    apertura de su boca por un terremoto la Cueva de Ardales(Mlaga) (tambin conocida como de Doa Trinidad), segn lasnoticias proporcionadas por Madoz (1845-50), que se convertiraposteriormente en una de las primeras cavidades tursticasespaolas [11]. Otra cueva de la que se tiene constancia de suconocimiento y exploracin en esta poca, es la Cueva de lasVentanas, en Piar (Granada) con una descripcin de la mismapublicada en el ao 1841 [23].

    El conocimiento de las cavidades andaluzas ha ido de la mano delritmo de las exploraciones y de las investigaciones cientficas. DeGngora cita en 1868, al referirse a las "antigedadesprehis tricas de Andaluca", casi una treintena de cuevas

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    34Despus Jan (excepto si se consideran las cuevas en yeso, en cuyocaso la segunda es Almera), Granada, Cdiz (simas)/ Crdoba(cuevas), y Sevilla y Huelva (Tabla 3.1 y Figura 3.1). Este repartoest condicionado netamente por los factores geolgicos (las

    provincias con ms cavidades son aquellas en las que existe mssuperf icie de litologas karsti ficables), climt icos (mayoresprecipitaciones) y orogrficos (altitud de los macizos krsticos yenerga del relieve, en relacin con los niveles de base locales).

    Muchas de ellas presentan en la actualidad actividad hidrolgica,condicionada por la dinmica y el funcionamiento de los ros yacuferos con los que estn conectadas, mientras que otras estnprcticamente desconectadas de los mismos, con volmenesimportantes de depsitos endokrsticos, tanto qumicos(espeleotemas) como detrticos. En este ltimo caso, algunas

    presentan importantes yacimientos arqueolgicos ypaleontolgicos, que han permitido datar distintas fases dekarstificacin desde el Mioceno Superior hasta la actualidad([2][6][9][12]).

    Con anterioridad a este periodo de karstificacin postalpino, existenpaleocavidaes descritas en los materiales mesozoicos de la ZonaExterna de la Cordillera Btica ([31][42]), de edad jursico-cretcica.

    ASPECTOS GENTICOS DEL

    ENDOKARST ANDALUZ

    P ese a que la mayor parte de las cavidades andaluzas poseeuna gnesis normal, en el sentido de ser cavidades krsticasligadas a la disolucin de materiales carbonticos (u otrosmateriales solubles), en condiciones estndares, similares a laspresentes en la actualidad, no es as en todos los casos. Existen unaserie de ejemplos que son de inters por su excepcionalidad.

    Cavidades termales

    Existen una serie de simas andaluzas relacionadas con la presenciade aguas termales en su interior, o cuya temperatura hace suponerque poseen una estrecha relacin gentica con procesos termaleso anomalas geotrmicas locales [3]. Los ejemplos mssignificativos pueden ser Raja Santa (en Sierra Elvira, Granada), laSima de las Fumarolas, interesante cavidad desarrollada encarbonato de estroncio (en Montevives, Granada), y la Sima deCarratraca (en la Serrezuela de Carratraca, Mlaga).

    Cavidades condicionadas por la fracturacin

    Existen muchos ejemplos de cavidades andaluzas en las que sugnesis est ligada prcticamente en exclusiva a procesos defracturacin reciente, sin apenas participacin de los procesos de

    andaluzas, repartidas por las provincias de Granada (en la quedestaca la clebre Cueva de Los Murcilagos de Albuol, exploradaen 1831), Crdoba, Jan y Almera [7]. A finales del siglo XIX, Puigy Larraz incluye en su catlogo de cavernas y simas de Espaa ms

    de 200 cavidades de Andaluca [35], aunque muchas de ellas son depequeo tamao, artificiales o incluso estn fuera de los lmitesterritoriales del actual territorio andaluz. Posteriormente, durante elsiglo XX, son numerosas las cuevas y simas exploradas por vezprimera (en el sentido moderno del trmino, pues muchas de ellascontienen yacimientos arqueolgicos que prueban que en realidadfueron exploradas y utilizadas mucho tiempo antes de suredescubrimiento en la edad contempornea), sobre todo a partir delos aos 60 de dicho siglo. Posiblemente, el descubrimiento de unagran cueva como la de Nerja en el ao 1959, con gran despliegueen los medios de comunicacin, espole las conciencias

    espeleolgicas. Otro hito de gran trascendencia para la Espeleologaandaluza fue el descubrimiento y la exploracin de Sima GESM, laprimera (y de momento la nica) sima de ms de 1000 metros deprofundidad de Andaluca, en el ao 1972. Desde entonces, el ritmode las exploraciones y de los descubrimientos ha ido en continuocrecimiento. En 1998 ya aparecan catalogadas un total de 63 simasde ms de 100 metros de profundidad y 34 cuevas de ms de 1000metros de desarrollo [7]. Actualmente se conocen 82 simas y 42cuevas de esas caractersticas ([1][17]), y las novedades se continanproduciendo a buen ritmo.

    La longitud acumulada de las principales cuevas andaluzas es de113.740 metros. El desnivel acumulado para las simas msimportantes es de 12.557 metros. Con estos datos, la densidad deendokarstificacin en el conjunto del territorio karstificable andaluz-considerando solo las cuevas de desarrollo subhorizontal- es de16,24 m/km2.

    La provincia con ms desarrollo del endokarst es la de Mlaga, enla que se han explorado un mayor nmero de simas y de cuevas.

    Mlaga Jan Granada Almera Cdiz Crdoba Sevilla Huelva Total

    Simas 28 15 12 5 9 6 75Cuevas 12 3 3 9 0 2 1 1 31Simas y Cuevas 3 2 1 1 1 8Totales 43 20 16 15 10 8 1 1 114

    Figura 3.1. Histograma de distribucin provincial de grandes cavidades andaluzas

    Tabla 3.1. Distribucin de las grandes cavidades andaluzas por provincias

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    La Sima de Raja Santa, cavidad surcada por aguas termales (foto: Manuel J. Gonzlez Ros)

    disolucin. Son conocidas a veces con la denominacin de simastectnicas; presentan una morfologa tpica, con pozos estrechos yalongados en la direccin de la fractura que condiciona la cavidad.En ocasiones, pueden tener relacin con procesos ssmicos

    recientes (algunas simas de las Sierras de Alhama o Sierra Gorda,entre las provincias de Granada y Mlaga, posiblemente ligadas alTerremoto de Andaluca de 1884), o con grietas tensionales derelajacin presentes en muchos de los macizos krsticos andaluces.

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    Otro patrn genrico de control del endokarst andaluz es surelacin con los principales dominios geolgicos paleogeogrficosexistentes en el territorio de Andaluca. En lneas generales, elendokarst est ms desarrollado en el Penibtico y en la DorsalBtica, debido a la presencia de potentes series carbonticas biendesarrolladas y expuestas en los afloramientos correspondientes aestos dominios. En un segundo trmino, en cuanto a abundanciade formas endokrsticas, estn los dominios Alpujrride (en laZona Interna de la Cordillera Btica) y el Prebtico (en la ZonaExterna), que presentan tambin notable desarrollo de secuenciascarbonticas, pero con intercalaciones de materiales menos

    prospeccin, as como a la posible evolucin del karst, con elcolmatamiento y cierre de bocas.

    Por lo general, las simas andaluzas se encuentran en su mayor

    parte por encima de los 800 m s.n.m., aunque existen excepcionespara las de menor desnivel. Las mayores siempre se encuentran encotas elevadas, por encima de los 1000 metros, donde existendiferencias de cota importantes entre las reas de recarga y lasreas de descarga, con potentes zonas no saturadas en los macizoskrsticos montaosos.

    Igualmente es significativo que a partir de una cierta cota noexisten (con algunas excepciones muy notables, como la cueva dela Rbita, en Sierra Tejeda, situada a ms de 1.600 m s.n.m.) redeshorizontales (Figura 3.2 C y D). Las grandes cuevas se sitan

    mayoritariamente por debajo de los 500-600 m s.n.m., asociadasa zonas de descarga o paleodescarga, aunque existen importantesexcepciones de grandes cavidades colgadas a gran altura, debidoa que se hallan en macizos que se han levantado relativamentecon gran rapidez, a que pertenecen a redes muy antiguas, o a queexisten condiciones locales que explican dicha circunstancia;algunos ejemplos son: la Cueva de la Pileta (Benaojn, Mlaga), laGruta de las Maravillas (Aracena, Huelva), la Cueva de lasVentanas (Piar, Granada), la Cueva de los Murcilagos (Zuheros,Crdoba), la Cueva del Agua (Iznalloz, Granada), entre otras.

    Cavidades litorales

    Algunas cavidades del litoral andaluz estn genticamenterelacionadas con la disolucin en la zona de mezcla entre el agua

    dulce procedente de los acuferos krsticos costeros y el aguamarina. Posiblemente los ejemplos ms notables sean la cueva deNerja (Mlaga) y las cavidades existentes en los Cantales entre laciudad de Mlaga y la de Rincn de la Victoria. En ambos casos setrata de cuevas situadas en la actualidad por encima del nivel delmar, aunque su gnesis se remonta a momentos del Plioceno yPleistoceno con niveles del mar relativos por encima del actual [18].

    Cavidades ligadas a la presencia de mineralizaciones

    En algunas cavidades andaluzas es frecuente la presencia de

    mineralizaciones en el seno de la masa calcrea en las que sedesarrollan. En ocasiones es evidente la interrelacin estrechaexistente entre ambos fenmenos (mineralizacin yendokarstificacin), como por ejemplo en la cueva-mina deBenalmdena (Mlaga), en la que volmenes importantes dexidos e hidrxidos de hierro se alojan en cavidades krsticas delos mrmoles trisicos de la Sierra de Mijas. En otros casos, larelacin no es tan directa y evidente, pero la presencia de sulfurosde hierro transformados en xidos de hierro hace suponer que lakarstificacin ha sido propiciada por la liberacin de cidosagresivos (sulfrico), como ocurre en la Cueva de Ardales (Mlaga)

    [14]. En otras ocasiones, la existencia de espeleotemas concationes metlicos (zinc por ejemplo en los aragonitos azules de laGruta de las Maravillas, en Aracena, Huelva) hace sospecharinteracciones como las anteriormente descritas.

    Cavidades asociadas a clima fro

    Ciertas cavidades presentes en las partes somitales de los macizoskrsticos andaluces ms elevados parecen relacionados con lapresencia de nieve en su interior. Incluso podran estar generadasbajo una cubierta nival prcticamente permanente, en pocas fras

    pleistocenas. Es el caso de los pozos de nieve descritos en SierraTejeda, entre 1970 y 2020 m s.n.m., donde la accin nival enperiodos fros parece demostrada ([16][41]). Tambin tienen unorigen similar las denominadas simas monopozo de la Serrana deGrazalema y de la Sierra de las Nieves [10]. En algunas redeshorizontales (Sistema Hundidero-Gato), se ha constatadoigualmente la actividad karstogentica en momentos frospleistocenos [14].

    CONTROLES DEL ENDOKARST YRELACIN CON SU TIPOLOGA

    En lneas generales, en Andaluca pueden establecerse unospatrones que condicionan los diversos tipos de endokarst presente.A continuacin se describen algunos de los ms importantes.

    La altitud es un control evidente (Figura 3.2 A y B): las simasimportantes se ubican en los macizos ms elevados (casos de laSierra de las Nieves y la Sierra de Lbar); sin embargo, la relacinno es biunvoca, puesto que existen ciertos macizos que alcanzanlos 2.000 m s.n.m. en los que no se conocen simas de importantedesnivel (Sierras de Cazorla [14], Mgina, Almijara, Tejeda, entreotros). Posiblemente ms que a la inexistencia de simas se deba ala falta de conocimiento del endokarst en estas zonas de difcil

    Figura 3.2. A: Histograma de frecuencias de la altura (m s.n.m.) de las bocas de lassimas de Andaluca mayores de 100 metros de profundidad; B: Valores altimtricos deboca y profundidad mxima de las simas andaluzas; C: Histograma de frecuencias dela altura (m s.n.m.) de las bocas de cuevas de ms de 1.000 metros de desarrollo; D:Distribucin hipsomtrica de la boca de las grandes cuevas andaluzas de desarrollomayor de 1.000 metros

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    permeables. Otros dominios geolgicos donde las cavidades noson tan abundantes son el resto del Subbtico (aunque es extraoque no se conozcan ms grandes cavidades en el Subbtico

    Externo, pues presenta condiciones litolgicas favorables paraello), y los materiales del Macizo Hesprico en Sierra Morena. Aesta relacin habra que aadir las favorables condicionesgeolgicas para el desarrollo de la endokarstificacin enmateriales yesferos, en los afloramientos del Trisico Subbtico(sobre todo en el sector de Antequera-Archidona, al norte de laprovincia de Mlaga) y algunas depresiones negenas (Sorbas, enAlmera).

    Un tercer factor genrico es el climtico. En Andaluca existe unpatrn neto de reduccin de las precipitaciones desde el oeste haciael este. Este gradiente pluviomtrico tiene un reflejo grosso modo enla abundancia de grandes cavidades, mucho ms frecuentes en losmacizos situados al oeste de la Cordillera Btica, en ntima relacinespacial con algunos de los macizos donde las precipitacionesmedias anuales son ms abundantes (Grazalema, Lbar, Nieves). Lamayora de las grandes cavidades andaluzas se ubican en reas conprecipitaciones medias anuales por encima de los 800 mm, con lanotable excepcin de las cuevas en yeso del karst de Sorbas, dondela precipitacin es del orden de los 300 mm o menor.

    El ltimo control genrico destacable es la relacin que presentanlas grandes cavidades andaluzas con la arquitectura del relieve yla disposicin de la red de drenaje. El drenaje andaluz est

    vertebrado por el eje del Guadalquivir hacia el Atlntico y por lascuencas vertientes al Mediterrneo; es decir, hacia el oeste y haciael sur. Muchas cuevas estn controladas en su orientacin por esos

    trazos generales del drenaje regional, y por la disposicin del nivelde base local y los sucesivos encajamientos del mismo a lo largodel levantamiento y la evolucin reciente de los macizos krsticos.

    PRINCIPALES FORMAS ENDOKRSTICAS.GALERAS, POZOS, SALAS Y SIFONES

    E l conjunto del endokarst andaluz presenta una gran riquezaen endoformas, a todas las escalas. A continuacin seofrecen algunos datos referidos a las principales formasmayores: galeras, pozos, salas y sifones y cavidades inundadas.

    Por galeras se entienden aquellos tramos subhorizontales de unared krstica, que conectan pozos, salas u otras galeras dediferente morfologa, gnesis u orientacin. Se ha procedido alanlisis de aquellos tramos de galera de ms de 100 metros delongitud en los que la orientacin general se mantiene. El resultadoes que existen 36 grandes galeras de estas caractersticas, es deciralgo menos de una galera por gran cavidad horizontal. Ladistribucin de estos tramos de galeras rectilneas es bimodal(Figura 3. 3 A), con un grupo mayoritario de galeras entre 100 y220 metros de longitud, y otro minoritario de galeras entre 260 yms de 340 metros de longitud, estas ltimas asocidas a lasgrandes redes lineales, como el Sistema Hundidero-Gato,

    Surgencia Alfaguara del Cinojal Parauta (foto: Manuel J. Gerrero Snchez)

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    posiblemente la red endokrstica con galeras de mayor tamao

    (secciones de cien metros de altura) y variedad. Tambin presentangaleras de grandes dimensiones e inters el Complejo del Arroyode la Rambla (Jan), y el Sistema Motillas-Ramblazo (Cdiz-Mlaga). Algunas de las grandes simas de la Sierra de las Nieves(la Sima del Aire, por ejemplo) conectan tras una serie de pozoscon un sistema de galeras horizontales muy desarrolladas, lo quees relativamente frecuente cuando se acercan al nivel fretico (o alos paleoniveles).

    En relacin con las salas, vacos de forma subredondeada o elpticaen planta, se han detectado 38 grandes salas en las redesendokrsticas andaluzas. Algunas de estas salas presentansuperficies y volmenes muy notables, como son la sala Sper y laPlaza de Toros en el Sistema Hundidero-Gato, y la Sala de laMontaa, en la Cueva de Nerja (Mlaga). Tambin existen salas degran volumen, ligadas a procesos de hundimiento del techo, en lascuevas en yesos trisicos de Antequera.

    Por pozos se entienden aquellos tramos de una cavidad contrazado subvertical o vertical. En Andaluca se ha constatado laexistencia de 36 pozos mayores de 40 metros, alcanzando enocasiones ms de 160 (Pozo Paco de La Torre, en Sima GESM). Ladistribucin de los pozos es tambin bimodal, con un grupomayoritario comprendido entre 40 y 90 metros de desnivel, y otrominoritario con pozos entre 100 y ms de 130 metros, este ltimoligado a las principales simas de los macizos de Lbar y Sierra delas Nieves, fundamentalmente (Figura 3.3 A).

    En lo relativo a los sifones, tramos inundados de galeras, ocavidades inundadas, se han contabilizado un total de 23 en elconjunto de grandes cavidades andaluzas. Las principalescavidades inundadas son la Surgencia de Rio Grande (Mlaga),tambin denominada Zarzalones, uno de los principales puntos dedescarga del acufero de la Sierra de las Nieves, conectado

    hidrolgicamente con Sima GESM; y Fuentesegura (Jan),

    Figura 3.3. A: Distribucin frecuencial de los pozos mayores de 40 m en las simasandaluzas; B: Distribucin frecuencial de las galeras mayores de 100 m en lascuevas andaluzas

    Cueva de las Motillas: una d