El informe México sobre los acuerdos de Jomtien ¿optimismo justificado? (1/2)

Balance latinoamericano sobre los problemas pendientes en Educación para TodosReconsideración de los compromisos pactados hace una décadaOmisión de rezagos en el informe mexicano

Al final de este mes de abril se celebrará el Foro Mundial de Educación en Dakar, Senegal, para evaluar los compromisos asumidos hace una década en el marco de la Conferencia Mundial de Educación para Todos (Jomtien, 1990). Previo a la realización del Foro, los gobiernos han elaborado sus informes y participado en evaluaciones por región. El pasado mes de febrero, en Santo Domingo, se llevó a cabo la reunión que concentró a los países de América Latina y el Caribe, en donde se elaboró el informe regional -con base en los nacionales- y un nuevo Marco de Acción Regional. El gobierno mexicano participó en Santo Domingo con el informe correspondiente (México Jomtien + 10. Evaluación nacional de Educación para Todos) y también asistirá a Dakar.

Las metas que se establecieron en Jomtien hace diez años fueron suscritas por 155 Estados y constituyeron una importante esperanza de educación para millones de niños, jóvenes y adultos de todo el mundo; en el Foro de Dakar se discutirá y valorará en general qué tanto se han cumplido o no los acuerdos. A nivel latinoamericano, el resultado de la evaluación muestra logros todavía insuficientes y retos por enfrentar. En el caso de México, sin embargo, preocupa la ausencia de un balance equilibrado en su informe y la presentación de cifras que soslayan graves problemas.

El informe regional de América Latina y el Caribe muestra la persistencia de problemas de equidad, cobertura y calidad en el acceso a las oportunidades educativas. Por ejemplo, es insuficiente la atención en la primera infancia, particularmente a los menores de cuatro años; las tasas de deserción y reprobación siguen siendo altas en la educación primaria; y la alfabetización y educación de jóvenes y adultos no ha sido prioritaria. En suma, se realizaron esfuerzos notable en la región y hubo logros, pero no se alcanzaron las metas de Jomtien.

En la misma reunión de Santo Domigo se aprobó el documento Educación para todos en las Américas. Marco de Acción Regional, en donde se renuevan los compromisos para los siguientes 15 años. Se reconoce que los desafíos siguen siendo la búsqueda de equidad, de calidad educativa y de corresponsabilidad social.

La autoevaluación de la SEP

La instancia internacional que se formó para darle seguimiento a los acuerdos de Jomtien -bajo la coordinación de UNESCO- y preparar su evaluación, seleccionó

18 indicadores para organizar los informes nacionales. El gobierno mexicano se apegó exclusivamente a las Directivas Técnicas que recibió.

Los indicadores estadísticos seguramente facilitaron la tarea de realizar una evaluación regional, al proporcionar insumos de información equiparables, pero no reflejan con exactitud qué tanto se avanzó en cada país en el cumplimento de los compromisos de Jomtien. Como lo señaló una ONG peruana en la reunión de Santo Domingo, no existen estándares ni instrumentos para valorar la calidad y el impacto de las acciones. Una apreciación distinta se tendría si, como lo hizo la misma organización de Perú, la evaluación se hubiera realizado en función de las metas establecidas en Jomtien.

Todavía es más preocupante que la serie de indicadores seleccionados correspondan a una reducción conceptual y práctica del espíritu de Educación para Todos. Al final de la década, la propuesta de Jomtien redujo su alcance: solamente incluyó a niños y niñas, no a los jóvenes y los adultos; la educación básica únicamente en su modalidad escolar y equivalente a la primaria; el aprendizaje básico como lo mínimo. El informe del gobierno mexicano parece confirmarlo

El informe México sobre los acuerdos de Jomtien ¿optimismo justificado? (2/2)

El informe México Jomtien + 10 muestra los datos correspondientes a los 18 indicadores, entre los que se encuentran: matrícula en programas de primera infancia, cobertura en primaria, el gasto público, las tasas de reprobación, y las tasas de analfabetismo según edad y sexo. En general, las cifras que se reportan muestran resultados positivos en el avance de los objetivos y acuerdos de Educación para Todos; sin embargo, no reflejan la verdadera situación en el país. Observatorio Ciudadano ha llamado la atención desde hace más de un año sobre diversos problemas, pero las autoridades educativas han ignorado las preocupaciones de la ciudadanía y omitido responder a las preguntas de OCE.

Por ejemplo, en cuanto a la primera infancia el informe destaca que a lo largo de la década la población atendida pasó de 62.2 a casi el 77 por ciento de todos los niños y niñas de entre tres y cinco años (edad correspondiente a preescolar). El problema es que no distingue entre crecimiento urbano y rural, ni en la prestación del servicio por régimen público y privado (como lo señalaban las Directivas técnicas). Tampoco se dice que solamente el 11.5 por ciento de los niños de tres años son atendidos y que sigue sin alcanzarse la meta del programa sectorial.

Los indicadores de la primaria muestran logros importantes. Según los cálculos que se hacen: 9 de cada 10 niños que se inscribieron a primer grado de primaria han cursado al menos un año de preescolar; la universalización de la educación primaria está muy próxima; las tasas de reprobación y deserción han disminuido; el estudiante promedio se aproxima a los seis años ideales para concluir la primaria; y los recursos financieros han sido crecientes.

Sin embargo, los avances en la educación primaria adquieren otra dimensión cuando se recuerda que sabemos poco de su calidad: los resultados de la evaluación de los aprendizajes se manejan con carácter secreto. La primaria no es equivalente a educación básica y las cifras expresadas en porcentajes son en realidad miles o millones de alumnos. Por ejemplo, anualmente más de 400 mil niños abandonan la primaria, suman casi tres millones los que no la concluyen y casi 300 mil egresados ya no se inscriben a secundaria (Comunicado 23).

El caso de los jóvenes y adultos que no entraron en el espíritu de Educación para Todos es más preocupante. Más de 5.5 millones de jóvenes entre los 13 y los 17 años (54 por ciento del total correspondiente) están excluidos. Las cifras del rezago educativo (quienes no están alfabetizados o no tienen educación básica completa) suman más de 36 millones de personas mayores de 15 años, más de un tercio de la población total del país. De hecho, el director del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, recientemente reconoció que será difícil o imposible atender a 21.1 millones de las personas que se encuentran en situación de rezago (La Jornada 06.04.2000).

Interrogantes

¿Por qué las autoridades educativas realizaron esta evaluación sin participación de la sociedad, o al menos de algún grupo de investigadores o de maestros independientes? ¿No hubiera sido éste un asunto que proponer, al menos, al Consejo Nacional de Participación Social (sobre cuyas actividades, por cierto, no se informa)?

¿Por qué el gobierno de México no presenta un análisis más cualitativo de logros y esfuerzos que aún hay que realizar para cumplir con la propuesta de Jomtien? ¿Hasta qué punto el Informe México Jomtien + 10 puede servir de base para planear una política educativa más precisa?

¿Cuándo será una verdadera prioridad la educación preescolar? ¿Por qué no se reconoce que el nivel de aprovechamiento escolar en matemáticas nos sitúa entre los países que ocupan los últimos lugares? ¿Qué explicaciones se tienen para el crecimiento anual de las cifras de rezago educativo especialmente en secundaria-, en lugar de su disminución?

¿Por qué las autoridades conciben las reuniones internacionales más como ocasiones de lucimiento que como oportunidades de aprendizaje? ¿Qué compromisos se piensa contraer en la reunión de Dakar y cómo se informara de ellos a la opinión pública?

Cuadro 1. Las metas de Educación para Todos. Jomtien, 1990

1. Expansión de la asistencia y las actividades de desarrollo de la primera infancia, incluidas las intervenciones de la familia y la comunidad, especialmente para los niños pobres, desasistidos e

impedidos.

DR. Observatorio Ciudadano de la Educación

Redacción:  Alejandro Canales, María de Ibarrola, Pablo Latapí Sarre, Felipe Martínez Rizo, Javier Mendoza, Humberto Muñoz García, Carlos Muñoz Izquierdo, Roberto Rodríguez y Lorenza Villa Lever.

Abril 12 de 2000