el fin de la política

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  • 8/18/2019 El Fin de La Política

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    El fin de la política Robert Kurz 

    1.

    La autoconciencia de la modernidad desarrollada en Occidente deshistorizó y ontologizósistemáticamente desde la Ilustración las formas propias de la socialización y sus conceptos. Estovale para todas las corrientes de la historia de la modernización, incluyendo la izquierda y elmarxismo. La falsa ontologización se refiere en ltimo t!rmino a los conceptos "ásicos de#econom$a# y #pol$tica#. En vez de reconocer ese par de conceptos como espec$fico de lamodernidad "asada en la producción de mercanc$as, los impone a todas las sociedades premodernas%y futuras& como supuesto ciego y lo ad'udica a la existencia humana como tal. La ciencia históricaindaga entonces cómo ha"rá sido la #econom$a# o la #pol$tica# entre los sumerios, Egipto o en lallamada Edad (edia. )s$, no sólo se pierde "ásicamente la comprensión de las sociedades

     premodernas, sino tam"i!n la comprensión de la propia sociedad moderna.

    Las sociedades premodernas ten$an un #proceso de meta"olización con la naturaleza# %(arx&, perono #econom$a#* ten$an conflictos internos y externos, pero no #pol$tica#. En la propia tradición ehistoria occidentales, de las cuales provienen tales conceptos, ellos significan originalmente algo deltodo diverso de lo que significan hoy, tal vez incluso lo contrario. +o ha"$a una esfera #económica#socialmente diferenciada, mucho menos en la condición de dominante* y no ha"$a tampoco, enconsecuencia, criterios #económicos# diferenciarlos anal$ticamente y considerarlos determinanteses tarea  post festum  de la conciencia moderna, con lo que se dificulta la comprensión de la

    naturaleza de las formaciones históricas investigadas. Lógicamente, no ha"$a ninguna esfera#pol$tica# diferenciada, mucho menos como complementaria de la econom$a, y no ha"$a tampoco, por tanto, ningn criterio #pol$tico# propio. Las cuestiones comunes segu$an criterios enteramentedistintos. Esas relaciones tampoco pueden ser descritas con los conceptos modernos de espacio#p"lico# y #privado#* mucho del supuesto espacio p"lico premoderno era #privado# en nuestrosentido y viceversa.

    El pro"lema es soluciona"le diciendo lo que hemos de hacer con formas de universalidad socialsustancialmente diferentes. La #universalidad a"stracta# de las sociedades premodernas, o sea, delas culturas agrarias avanzadas, esta"a determinada esencialmente por un sistema fetichista cuyosvestigios son calificados hoy como #religión#. En el sentido moderno, sin em"argo, este concepto se

    refiere ya a una esfera diferenciada %complementaria marginalmente de las esferas de la #econom$a#y de la #pol$tica#&, en tanto que el momento religioso de las sociedades premodernas a"arca"a lareproducción de la propia vida. )unque suene como pura parado'a a una conciencia moderna, es

     preciso decir que la religión encerra"a en s$ la #econom$a# y la #pol$tica# y no pod$a, por tanto, ser #religión# en el sentido moderno %diferenciado&. La religión no era una #superestructura ideológica#,sino la forma "ásica de mediación y de reproducción, tanto en lo referente a la naturaleza como alas relaciones sociales. Esto no significa, claro está, que las personas viviesen del maná celestial.(ientras la sociedad no toma conciencia de s$ misma, el proceso de apropiación de la naturaleza, encuanto proceso humano y social, tiene que pasar por un sistema ciegamente supuesto decodificación sim"ólica. En la situación de inconsciencia de s$ mismo, el hom"re, en gran partedesligado de las codificaciones gen!ticas, necesita de una forma social de universalidad a"stracta

     para poder actuar como su'eto. La constitución inconsciente de tal universalidad a"stracta puede ser llamada %con (arx& fetichismo.

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    ero las constituciones históricas fetichistas son numerosas su sucesión %si es posi"le ha"lar as$&configura una metahistoria y no puede ser explicada por el esquema de "ase y superestructura, ni

     por la oposición materialismo/idealismo. El propio #materialismo histórico# de (arx cae aqu$ enuna falsa ontologización de las pro"lemáticas espec$ficamente modernas. 0onceptos económicoscomo #so"reproducto# o #modo agrario de producción# no pueden ser puestos como la "ase o lacausa de la universalidad a"stracta y premoderna que tiene la forma de la religión* del mismo modo,

    además, que la universalidad a"stracta de la modernidad no puede ser deducida de la pura y simplematerialidad de las fuerzas productivas industriales. En am"os casos, estamos ante distintascodificaciones sim"ólicas fetichistas que no es posi"le determinar directamente en t!rminos#materiales#, sino que representan siempre una relación con la naturaleza en que emergen tantomomentos #materiales# como #ideales#.

    )l contrario que la forma religiosa de la premodernidad, la universalidad a"stracta en las sociedadesmodernas está determinada por la forma de la mercanc$a. La moderna constitución fetichista ya noes la constitución religiosa de la sociedad, sino algo totalmente diverso es mercanc$a y dinero,dinero que es capitalizado #productivamente#, fundando as$ una nueva forma de universalidadsocial. Esta novedad no es atenuada por el hecho de que mercanc$a y dinero existieran tam"i!n en

    sociedades premodernas, o, más precisamente, por el hecho de que en esas formas seanreconoci"les relaciones de intercam"io similares. ero no fue sólo en el aspecto de tales formas hoydefinidas como #económicas# que ocurrió un cam"io fundamental en la modernidad, por medio dela capitalización #productiva# del dinero %englo"ando ah$ la relación con la naturaleza& el propio

     peso de aquellas formas en la codificación sim"ólica de la reproducción social se modificó de mododecisivo. 1i en las sociedades premodernas la mercanc$a y el dinero permanec$an como unmomento marginal en el interior de la universalidad social determinada por la religión, en lamodernidad, por el contrario, es la religión la que constituye un momento marginal en launiversalidad social determinada por el dinero y por la mercanc$a 2universalidad !sta que semuestra por tanto comparativamente #secularizada#. Las etapas del proceso de transformación deuna situación fetichista en otra pueden ser reconstituidas históricamente.

    3odas las formaciones sociales constituidas fetich$sticamente, esto es, "asadas en la propiainconsciencia y en las #leyes de reproducción# social producidas ciegamente de una #segundanaturaleza#, contienen necesariamente un rasgo de dualismo a"surdo y de #esquizofreniaestructural#. 4e hecho, la escisión de la conciencia humana, por un lado, en conciencia relativa a la#primera naturaleza# y, por otro, en inconsciencia en cuanto a la constitución de la propia #segundanaturaleza# social e histórica, de"e manifestarse en las expresiones, actitudes, instituciones,reflexiones, etc., del #su'eto# que tiene su origen en esa contradicción. La esquizofrenia estructurales, sin em"argo, mucho más pronunciada en la modernidad "asada en la producción de mercanc$as%y sólo as$ !sta puede ser reconocida& que en las culturas avanzadas premodernas. La razón de ello

    reside en la cualidad espec$fica de la forma social de la mercanc$a, que crea una diferenciaciónmucho más fuerte que la de la constitución de las sociedades fetichistas premodernas.

    La antigua constitución religiosa roza"a directamente todos los aspectos de la vida y un$a a lasociedad mediante un con'unto de tradiciones fi'as, sólo dif$cil y lentamente altera"les. La religiónesta"a presente en todo de manera inmediata, por el hecho de determinar de ra$z el código social %adiferencia de la #religión# actual&* se trata"a de una forma difusa de universalidad a"stracta queyac$a como una ne"ulosa so"re la conciencia social. 3odas las cosas de"$an estar fundadasdirectamente en la religión. 0on todo, esa inmediatez difusa de la religión hac$a que !sta semanifestase tam"i!n en una variedad superficial* la envoltura superficial de la universalidada"stracta era por as$ decir más suelta %por e'emplo, en las formaciones paraestatales&, lo que de

    ninguna manera contradice el carácter firmemente arraigado de la #segunda naturaleza# como tal.

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    or su parte, la constitución moderna en forma de mercanc$a no aparece inmediatamente como unatotalidad, sino que está mediada por #esferas# diferenciadas y aparentemente autónomas entre s$ %uncampo dilecto del análisis descriptivo para la teor$a de los sistemas funcionalista e históricamenteciega, tipo Luhmann&. La forma de la totalidad %mercanc$a y dinero& aparece al mismo tiempo como#esfera funcional# particular de la llamada econom$a* o sea, la totalidad "a'o la forma mercanc$atiene que mediarse primero consigo misma a trav!s de su #volverse otro# %el verdadero fundamento

    social de toda la construcción hegeliana&. or eso, la esquizofrenia estructural ya no puede estar difusamente dispersa como en la constitución religiosa premoderna, sino que tiene que manifestarsecomo separación de esferas funcional %#econom$a# y #pol$tica#&, y de ah$ como separacióninstitucional.

    La universalidad a"stracta tendencialmente inmediata, difusa y rela'ada, que resulta"a de laestructura religiosa profunda y comporta"a una totalidad poco diferenciada del proceso vital ysocial, se escinde por tanto con la transformación moderna de la constitución fetichista en unsistema de esferas separadas, en el que la forma de la mercanc$a total se media consigo misma. Laesquizofrenia estructural ahora institucionalizada hace aparecer las esferas separadas en la forma de

     pares antagónicos lógicos e institucionales, en los cuales el nexo mediador se manifiesta en la

    superficie, sin de'ar huellas de su g!nesis. 4el mismo modo en que la totalidad en la forma demercanc$a se disocia en el antagonismo estructural #individuo/sociedad#, el espacio social en elantagonismo #p"lico/privado# y la vida cotidiana en el antagonismo #tra"a'o/tiempo li"re#, as$tam"i!n el nexo funcional de esa totalidad se escinde en el antagonismo #econom$a/pol$tica#.

    )l contrario que en las sociedades premodernas, el #proceso de meta"olismo con la naturaleza# yano es codificado por tradiciones de tipo religioso, sino por el proceso de a"stracción de la forma dela mercanc$a transformación del contenido material y sensi"le de la reproducción en #cosasa"stractas#, cuya forma fenom!nica es el dinero indiferente a aquel contenido. La universalidadsocial ya no se presenta directamente, a trav!s de la constitución religiosa y de las tradiciones quede ah$ nacen %la nica forma posi"le de mediación, en ese caso, es la fuerza directa&, sino mediada

     por el mecanismo del mercado, que a"arca progresivamente toda la relación con la naturaleza. Elnexo social ya no representado y codificado directamente por la tradición y por la fuerza, sino sóloindirectamente por la mediación del mercado, es incapaz, sin em"argo, de sustituir completamenteel nexo fundado en la tradición y en la fuerza.

    aradó'icamente, por la propia separación rec$proca t$pica de la forma de la mercanc$a, los hom"resdependen mucho más de las relaciones sociales en el #proceso de meta"olismo con la naturaleza# delo que depend$an en la sociedad premoderna, caracterizada en este aspecto por peque6as unidadesautárquicas de reproducción. La sociedad de la mercanc$a, que por su lógica tiende a unaespecialización siempre creciente en la relación con la naturaleza, representa sólo indirectamente

    una socialización superior, o sea, de modo invertido, en la propia forma fenom!nica de la#desocialización#, por medio del mecanismo ciego y sin su'eto del mercado. 0omo las mercanc$asno pueden ser por s$ su'etos y como por tanto en la relación de las mercanc$as los individuos de esa#socialización asocial# %en s$ a"surda& tienen, sin em"argo, que relacionarse entre s$secundariamente de modo directo, de"e formarse el su"sistema de la #pol$tica# donde son tratadastales relaciones directas secundarias. or el propio grado más elevado de socialización 2todav$adeterminado por una fuerte separación y desconexión de las personas, ahora sólo indirectamentemediadas entre s$ en las relaciones con la naturaleza2 surge una necesidad de regulación muysuperior a la de la sociedad premoderna, necesidad que es transferida a la esfera funcional separadade la #pol$tica#.

    El espacio institucional de la esfera funcional %primaria, indirecta& de la #econom$a# es el mercado*el espacio institucional de la esfera funcional %secundaria, directa& de la #pol$tica# es el Estado. Enla moderna constitución fetichista "asada en la forma de la mercanc$a, el Estado es as$ algo

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    constituyó y formuló su conflicto interno como conflicto externo con el antiguo sistema. En esta perspectiva histórica, el polo estatista y politicista pudo prevalecer, puesto que ten$a una do"lefunción por una parte, como una de las dos polaridades internas del sistema capitalista* por otra,como oposición externa del sistema a la constitución premoderna de la sociedad agraria estamental.La esfera funcional directa de la #pol$tica#, desde el punto de vista inmanente al sistema, meramentesecundaria, reci"ió as$ un papel adicional con las revoluciones "urguesas, que fueron esencialmente

    #pol$ticas#, pues ten$an que imponer directamente y en conflicto institucional con el antiguo sistemauna nueva forma de inconsciencia, al tiempo que por el lado de la #econom$a# el proceso detransformación se efectua"a con espontaneidad y, por as$ decir, por ósmosis.

    ) partir de esta situación histórica nació el !nfasis de la pol$tica. El carácter secundario de estaesfera fue ignorado o incluso invertido en su contrario el #primado de la pol$tica# y sus diversascele"raciones surgen como refle'o del nivel de desarrollo desigual en las diversas regiones, pa$ses ycontinentes. En otras pala"ras, la #pol$tica# se convirtió en un modo de afirmación del sistema

     productor de mercanc$as contra las resistencias y atrasos premodernos* sólo as$ pudo asumir !sta su!nfasis caracter$stico, del todo in'ustificado en su papel inmanente al sistema. or eso, durantemucho tiempo la oposición polar verdaderamente interna al sistema no fue el patrón de formulación

    de los conflictos* antes "ien, el pro"lema interno de la contradicción y el pro"lema externo de lamodernización se reprodu'eron y se amalgamaron en el interior del polo #pol$tico# comoantagonismo entre derecha e izquierda, en una metáfora del orden de los asientos tomada en

     pr!stamo a la 0onvención revolucionaria de ar$s.

    El predominio del polo pol$tico y su modo de manifestarse prevalecientemente como alternativaizquierda/derecha en el interior de la esfera pol$tica se alimenta"a a su vez de dos fuentes. or unlado, los poderes de la antigua constitución decadente y las figuras de propagación temporales aninmaduras, a ser superadas cada vez %o más precisamente, mltiples com"inaciones y amalgamas,siempre de nuevo disueltas, de la antigua y de la nueva formación fetichista&, esta"an o"ligadas aafirmarse, para su defensa, en el terreno propio de lo nuevo y en sus configuraciones funcionales. Elresultado era inevita"le, lo que no imped$a la repetición de conflictos muchas veces largos ytenaces. 4icho de otra manera los antiguos poderes a ser desmantelados fueron o"ligados a surgir ala arena como #partidos pol$ticos# %o como su forma em"rionaria, sucedáneo, remedo, etc.& ycontri"uyeron as$ involuntariamente a la creación de la esfera funcional moderna de la #pol$tica#,as$ como a la forma antagónica de la automediación del moderno sistema productor de mercanc$as.

    La oposición izquierda/derecha interior a la pol$tica reproduc$a de este modo, en t!rminos t$picos oideales %en la empiria  histórica, por supuesto, siempre #impuros# y atravesados por vectorescontradictorios, entrelazados, incluyendo los de la propia constitución innovadora&, la oposiciónexterna del sistema en desarrollo a la sociedad premoderna o incluso a sus predecesoras. La

    #izquierda# era entonces la vanguardia radical del nuevo sistema, y por tanto de la revolución "urguesa* la #derecha#, a su vez, el partido de la tradición y del establishment  correspondiente* los#moderados# eran relativamente #de izquierda# frente al establishment  y relativamente #de derecha#frente al partido de la modernización radical. En la confusión ideológica de esta constelación, laoposición al nuevo sistema, que present$a sus propias deficiencias y catástrofes, puede ser am"iguamente de #derecha#, sin per'uicio de aparecer en otro punto de vista %posterior& como deizquierda, caso de ?alzac y so"re todo de los románticos, que fueron utilizados para los fines deautolegitimación por los más diversos cr$ticos posteriores. Institucionalmente, a esta constelacióncorrespond$a un sistema partidario an no desarrollado, en la medida en que a trav!s de los#partidos# se transparenta"an los vie'os estamentos y sus corporaciones representativas, a veces en

     posición dominante.

    La segunda fuente del !nfasis de la pol$tica %y del antagonismo interior a la pol$tica& vino de lacontienda acerca de las formas de modernización de los elementos funcionales del propio sistema

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    moderno. )qu$ se confronta"an posiciones que pueden ser descifradas como reacciones polarizadasde un sistema de referencias id!ntico, cuyos elementos se formaron de modo no contemporáneo ycontradictorio. ara poder desarrollarse, el sistema productor de mercanc$as tuvo que romper lasfronteras de la antigua sociedad en dos direcciones por un lado, como superación de lamultifac!tica cerrazón local, a trav!s de la constitución de econom$as y Estados nacionales* por otro, como superación de la estupidez social, por medio de la constitución de la democracia y del

    Estado social. )m"os momentos se condicionaron mutuamente, pero en el transcurso de sudesarrollo se distri"uyeron de manera diversa o hasta antagónica en el interior del esquemaizquierda/derecha.

    La derecha o"tuvo preponderancia en lo referente a la nación, a medida que, en el interior de laesfera pol$tica naciente, la oposición izquierda/derecha de'a"a de representar la lucha entre la nuevay la vie'a constitución y era reformulada en el propio terreno del nuevo sistema. 1i el !nfasis en laformación nacional en el per$odo entre la 9evolución Arancesa y -< era an modulado por laizquierda y cargado de contenidos li"erales o socialistas, como ápice de la lucha contra la #derecha#de los secuaces de (etternich y su a"solutismo, el centro de gravedad del nacionalismo se desplazóde ah$ en adelante cada vez más hacia la derecha, a medida que la sociedad mercantil evoluciona"a

    y crea"a su propia derecha %ahora s$, verdaderamente #pol$tica&. El nacionalismo de derecha a suvez no pod$a entusiasmarse tan fácilmente con la construcción de la democracia y del Estado social.Esto no significa de ninguna manera que tales instituciones no estuviesen integradas tam"i!n por laderecha* desde la legislación social de ?ismarcB hasta los programas sociales de fascistas ynacional/socialistas, la derecha pol$tica conservó siempre, a pesar de todo, una tendencia estamental

     "ásica, enriquecida por una ideolog$a elitista, corriente esta que 'amás pudo verse completamenteli"re de las escorias reaccionarias, disfuncionales frente al moderno sistema productor demercanc$as.

    La izquierda, por el contrario, logró preponderancia en el campo de la democracia y del Estadosocial, a los que envolvió en un aura metaf$sica %como hizo la derecha con la nación&. El !nfasis enla #democratización# surgió como marca registrada de la izquierda, que adoptó el  pathos  de larevolución "urguesa, saturándolo con la #cuestión social#. +i la democracia ni el socialismo deizquierda pudieron sin em"argo desposarse sin reservas con la ideolog$a nacional, pues el conflictogestionado por la #izquierda#, que acompa6a"a a la #democratización# y a la #socialización#, al ser esencialmente un conflicto interior a la sociedad nacional de la mercanc$a en formación, parec$a

     poner en cuestión parcialmente a la nación y al estado nacional como elementos unificadores. Entanto que la gestión de la ideolog$a nacional por la #derecha# da"a forma a la voluntad deautoafirmación externa %contra otras naciones y contra otros #intereses nacionales#& y ten$a queorientarse, por tanto, más hacia la #unidad interna# %aunque coercitiva&. ero as$ como la derecha

     pol$tica no esta"a privada de su momento social y democrático %o, en t!rminos irónicos,

    socialdemócrata&, tampoco la izquierda faltó al momento nacional e ideológicamente nacionalista,como se compro"ar$a con el entusiasmo socialdemócrata con la rimera ;uerra (undial y con loselementos nacionales en las revoluciones "urguesas de los retrasados históricos %Cnión 1ovi!tica y3ercer (undo&. 0on todo, el elemento nacional siempre encontró ciertas reservas en la izquierda 2 aunque a veces casi inefa"les2, en virtud de la orientación "ásica de tenor democrático y socialista.) causa de estas reservas, la ideolog$a nacional nunca pudo ser movilizada con tanta fuerza yrepercusión como en la derecha.

    En el con'unto de esta constelación, que correspondió a un estadio avanzado del ascenso del sistema productor de mercanc$as %a partir de finales del siglo :I:&, se afirmó un sistema partidario másdesarrollado, que durar$a hasta mediados del siglo ::. El esquema izquierda/derecha sólo entonces

    adquirió sus propios contornos en el contexto de la nueva constitución. 1e puede ha"lar al respectode una #era de la ideolog$a# y de una #ideologización de las masas#, que fueron entonces arrancadasde sus lazos estamentales y de la econom$a de su"sistencia por el ascenso de la forma de la

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    mercanc$a total. Los partidos de "ase an estamental fueron sustituidos por partidos ideológicos querepresenta"an intereses completamente traduci"les ahora en la forma de la mercanc$a* sólo en estos

     partidos la pol$tica alcanzó su propia esencia, como modo de imposición de la nueva constitución*sólo con ellos fue ela"orada una verdadera esfera pol$tica de toda la sociedad.

    La fase ascendente, le'os entonces de estar terminada y superada, ya no se halla"a relacionada sólo

    con la moldura institucional externa, sino con la propia forma del su'eto en cuanto tal* y nosolamente con una !lite, sino con las masas en formación. 1i la universalidad social en laconstitución religiosa premoderna esta"a encarnada exclusivamente por la !lite respectiva, en lamedida en que la masa le esta"a sometida de modo secundario, en la configuración moderna de laforma de la mercanc$a, sin em"argo, la masa ten$a que ser directamente a"arcada. )l carácter naturalmente inmediato de la relación premoderna con la naturaleza correspond$a una existenciasecundaria, mediada y personificada de la universalidad social* inversamente, a la moderna relacióncon la naturaleza, ya no directa sino mediada por la forma de la mercanc$a, ten$a que corresponder el carácter inmediato de la universalidad fetichista de la sociedad en la forma del su'eto ahoracomn a todos, sin ninguna particularidad social. ues una vez desvinculados los productores de larelación inmediata con la naturaleza y una vez transformados en unidades de gasto de cantidades de

    tra"a'o a"stracto, tam"i!n la universalidad a"stracta se transformó, de una ne"ulosa omnipresente pero difusa de la conciencia t$pica de la constitución religiosa, en una totalidad tam"i!nomnipresente pero r$gida del dinero y de su autovalorización.

    ero como la autovalorización del dinero 2como #forma de representación# fetichista del tra"a'oa"stracto convertido en ciego o"'etivo tautológico de la sociedad2 sólo es posi"le con la mediacióndel mercado, esto es, que sólo puede #realizarse# en actos de compra y venta en masa, incluyendo atodas las personas sin excepción, fue preciso as$, en contraste radical con la sociedad premoderna,imponer tam"i!n una forma de su'eto sin excepción para todas las personas, forma !sta homog!nea,#igualitaria# y presa dictatorialmente del dinero. La realización de la autovalorización fetichista deldinero, de hecho, sólo es posi"le por medio del acto #li"re# de la voluntad de los hom"res comosu'etos totales de la compra y la venta. 3al necesidad no es compati"le ni con los lazos tradicionalesni con la restricción a una !lite del #su'eto depositario# de la forma fetichista de la universalidad. Elascenso de la nueva constitución, dominada por el fetichismo de la mercanc$a, surge as$, enretrospectiva, como li"eración de las coacciones de la constitución religiosa, como !nfasis deligualitarismo y del #li"re ar"itrio#* sin em"argo, desde la perspectiva futura, ello se revela comooscurecimiento ideológico, pues este nuevo igualitarismo de la forma del dinero total genera no sólonuevas diferencias sociales y nuevos fenómenos mucho más "rutales de po"reza y dedespo'amiento de todos los medios de producción, sino tam"i!n nuevas y no menos "rutalescoerciones. El #li"re ar"itrio# no es de ninguna manera #li"re# en relación a sus leyes compulsivas,a las que las potencialidades y carencias humanas no son menos sacrificadas que en la constitución

    fetichista premoderna. La antigua sumisión a la tradición religiosa y a sus personificaciones essustituida simplemente por la sumisión %incluso más desesperante& al poder impersonal y cosificadodel dinero y de sus #leyes#, que, como las tradiciones religiosas de la premodernidad, son aceptadasciegamente como leyes naturales.

    4urante el ascenso del moderno sistema fetichista y productor de mercanc$as, a cada grado de sudesarrollo, estas correlaciones incomprendidas suscita"an nuevas producciones ideológicas y unanueva transformación de la esfera pol$tica que se forma"a. La sustitución de la pol$tica del siglo:I:, todav$a impregnada por los estamentos, y del correspondiente sistema partidario aninmaduro, por la ideologización de las masas y su enfática inserción en la pol$tica 2lasocialdemocracia marxista fue la precursora y protagonista de esa tendencia, que entonces empezó a

    ser cada vez más incorporada por la #derecha#2 correspond$a, por tanto, no sólo a la lógica internadel moderno sistema fetichista, sino tam"i!n a su pro"lemática espec$fica de ascenso desde finalesdel siglo :I:. La transición #fordista# hacia la producción en masa, concluida en Europa con la

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    rimera ;uerra (undial %al fin del conflicto el continente pod$a decirse motorizado& exig$a comoconsecuencia lógica el paso al consumo de masas de mercanc$as producidas capital$sticamente y,con ello, a la democracia pol$tica de masas, fuese cual fuese su forma fenom!nica. Fuizás lesescandalice a los fetichistas de la democracia, pero de esa #democratización# y consecuente

     politización de las masas tam"i!n formaron parte los reg$menes fascista, nacional/socialista yestalinista, en la medida en que promovieron la movilización t!cnica, ideológica y

    #destradicionalizante# de las masas, que es el supuesto de la mercanc$a total y de la democraciaconsumada.

    La democratización no es más que la completa sumisión a la lógica sin su'eto del dinero. Cna vezque las masas alcanzaron ese estadio, que al poco tiempo se empezó a cerrar glo"almente despu!sde la 1egunda ;uerra (undial, la esfera de la #pol$tica# fue o"ligada, otra vez, a alterar sus modosde agregación. La movilización politicista de las masas, que en las regiones más atrasadas delmundo cele"ra"a an algunas victorias %#movimientos de li"eración# del 3ercer (undo&, empezó aconvertirse en disfuncional en las sociedades mercantiles más avanzadas. Las masas ha"$analcanzado ya plenamente la fase de #ganadoras de dinero# y ya no necesita"an ser movilizadascompulsivamente o estimuladas ideológicamente para ello. )s$, despu!s que el sistema fetichista

    moderno completara casi por completo su historia de ascenso tras la 1egunda ;uerra (undial y sevolviera id!ntico a s$ mismo, el propio furor ideológico tuvo que desaparecer y por la fuerza de lascosas paralizarse el !nfasis politicista. 4esde este punto de vista, el movimiento de -GD< puedeentenderse tam"i!n %aunque no se agote en ello& como la ltima conmoción superficial del impulsodemocratizante y politicista. La lógica profunda del sistema hac$a mucho tiempo que apunta"a a la#desideologización# y a la #despolitización# %por lo menos en el sentido tradicional del conceptoenfático de pol$tica&.

    El propio sistema partidario siguió necesariamente esa transformación. Los partidos perdieron elaspecto ideológico reci!n adquirido y se convirtieron en los llamados #partidos populares#, o sea,conglomerados de intereses y clientelas pautados por la forma de la mercanc$a, en los cuales lossedimentos de los antiguos estamentos, de las clases sociales y de las ideolog$as de la difunta faseascendente del sistema son visi"les ahora sólo dentro de contornos difuminados. )s$ llegó la modade la ideolog$a de la ausencia de ideolog$a, cuyo contenido es el consentimiento mudo, ciego y sinreservas a los criterios ahora maduros del fetichismo de la modernidad. 0on el derrum"e delsocialismo de Estado, con el fin de la descolonización %cuyo ltimo acto fue pro"a"lemente Hfricadel 1ur& y con la unificación negativa del sistema productor de mercanc$as en # one world # total,quedó concluida definitivamente la transformación de la esfera de la #pol$tica# en esfera #no/ideológica#.

    3al vez los politicistas tradicionales, tanto de izquierda como de derecha, lamenten este hecho cada

    uno a su modo, pero o"viamente no se puede volver atrás. (ientras los de #izquierda# lloran denostalgia por la democratización que les fue infundida ideológicamente, los de #derecha# no pierdenla oportunidad de desde6ar el chato #esp$ritu de tendero# y recuerdan con a6oranza los tiempos enque la pol$tica an era un monstruo marcial con "andera en ristre, en marcha contra los ca6ones. )su vez, los #realistas# sin distintivo pol$tico ni patria se consideran en sinton$a con el tiempo, con elmundo y con la modernidad realizada cuando rinden homena'e al est!ril #carácter de concertación#de una #pol$tica# ahora desencantada, proclamándolo como el me'or legado y la conclusión lógicade la racionalidad occidental.

    3.

    1in em"argo, con la conclusión histórica del sistema que se volvió sistema mundial total, sólo sevolatilizó el momento enfático de la #pol$tica#, agotado en cuanto ligado al ascenso del sistema y a partir de ahora re"a'ado a mera función inmanente. )s$ pues, al desaparecer la do"le función de la

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    esfera pol$tica, salta a la vista por primera vez el antagonismo polar de las esferas funcionales#econom$a# y #pol$tica# en que el sistema productor de mercanc$as de"e mediarse consigo mismo.0uanto más se evapora"a el excedente ideológico de la fase de ascenso y aparec$a en su desnudezo"scena el yermo fin en s$ mismo de la valorización del valor, despo'ado de su "rillante ropa'eideológico, tanto más se hac$a patente el carácter dependiente y secundario de la esfera funcional

     pol$tica. La #pol$tica# tiende a reducirse de forma cada vez más a"ierta y unidimensional a la

     pol$tica económica. 4el mismo modo que en las sociedades premodernas todo ten$a que estar fundado religiosamente, as$ tam"i!n hoy todo de"e ser fundamentado económicamente. ?asta o$r cómo el t!rmino #econom$a de mercado# adquiere un tono litrgico en la "oca de todos los idiotashistóricos a partir de -G

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    asumir formas acepta"les. Eso significar$a que su'etos de hecho capaces de entender y de querer,conscientes de su socia"ilidad, se relacionan comunicativamente y deciden directamente so"re lautilización de recursos sensi"les y materiales* sin em"argo, en ese caso ya no se tratar$a de su'etosconfigurados por la forma de la mercanc$a. 4esde la perspectiva del inter!s constituido, por elcontrario, ninguna decisión es posi"le cuando faltan las condiciones marginales y la #tercera#instancia. 1i la socia"ilidad se resolviese en una unilateral institución socioeconómica y todos los

     portadores de funciones en la forma de la mercanc$a se encontrasen sólo inmediatamente en cuanto#sindicados# en sus intereses especiales, entonces nada más se podr$a concertar, ya que no ha"r$auna instancia para el criterio comn %de la Volonté Générale&. Eso ser$a el regreso a la fuerza "rutay, as$, a la rápida disolución de toda la estructura. La #concertación# tiene que ocurrir dentro de unsistema de reglas imperativas %derecho&, cuya fi'ación no puede darse en el mismo plano en el quese desarrolla el conflicto de intereses en la forma de la mercanc$a* al contrario, de"e pasar a trav!sde la esfera funcional opuesta de la #pol$tica#.

    1egundo, la esfera pol$tico/estatal no es solamente necesaria como #ár"itro# de los intereses enconflicto y de por s$ no mediados, sino tam"i!n como portadora de aquellos recursos que, comoinfraestructuras, se volvieron condiciones generales de todo el proceso de valorización, sin poder 

    valorizar directamente el dinero. )s$, tales agregados no pueden ser a"andonados a las furias delinter!s particular, pues ninguna instancia particular de valorización pondr$a a disposiciónvoluntariamente dinero suficiente para los faux frais de todo el sistema, y los recursos o"tenidos por una simple #concertación# entre los intereses particulares 'amás podr$an ser atra$dos en cantidadsuficiente. 3anto como #ár"itro# del conflicto de intereses y depositario de la forma 'ur$dica, cuantocomo administrador de las infraestructuras, el Estado permanece as$ imprescindi"le para el sistemacomo #capitalista colectivo ideal#. En este sentido, la esfera de la #pol$tica#, como forma deautomediación del sistema, no puede desaparecer.

    4espu!s de la desmistificación histórica de la #pol$tica#, se revela hoy su carácter secundario ydependiente, aunque contine siendo necesaria. La pol$tica es una simple forma de mediación dealgo que la trasciende, so"re lo cual ella, #como pol$tica#, no tiene poder autónomo* as$, la forma dela mercanc$a como tal y su ley de movimiento quedan fuera del #li"re ar"itrio# de los su'etos de lamercanc$a como tam"i!n, lógicamente, de la forma #pol$tica# de la voluntad, que es sólo una formaderivada. El Estado es la s$ntesis de los intereses particulares y, por tanto, un #capitalista colectivoideal#, pero no en el sentido de que pueda alcanzarse una meta/voluntad, que tendr$a a la#econom$a# como "ase, so"re la cual podr$a efectivamente actuar de forma #li"re#, limitadosolamente por la cantidad y por la calidad de sus #medios de poder#. Esta fue la ilusión politicista yestatista alimentada durante la historia del ascenso hoy concluido. 1i en esta fase la #econom$a#

     pudo aparecer como #politizada#, hoy por el contrario es la #pol$tica# la que aparece forzosamentecomo #economizada#. 0on ello se resta"lece la verdadera relación en el campo del sistema

     productor de mercanc$as.En esta coyuntura, vivimos tam"i!n la derrota histórica del aparentemente incorrupti"le paradigmade la izquierda so"re el #economicismo#. 1u fundamento conceptual es un sofisma elemental laforma de la mercanc$a como forma de la totalidad es confundida con la superficial esfera funcionalde la #econom$a#, en la cual mercanc$a y dinero actan y aparecen inmediatamente de modoemp$rico* la forma de la mercanc$a, en la verdad total, aparece entonces reducida como mera#econom$a#, so"re la cual la #pol$tica# tendr$a capacidad de intervención autónoma y decisiva. Enrigor, de'a de ha"er entonces un concepto del todo, o sea, la totalidad mediada se disociaconceptualmente en #econom$a# y #pol$tica#, que no pueden %al menos de forma coherente& ser reconocidas como esferas funcionales derivadas de algo id!ntico y superior* o incluso el propio

    concepto del todo es distorsionado en el sentido politicista %#capitalismo# como falso concepto del#poder# entendido su"'etivamente&. 4e manera irónica, la usual #cr$tica al economicismo# de laizquierda argumenta ella misma en t!rminos #economicistas#, toda vez que atri"uye simplemente la

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    forma de la mercanc$a a la esfera funcional visi"le de la #econom$a#, en vez de reconocerla comoforma de la totalidad que encierra tam"i!n la esfera de la #pol$tica#. La oposición entre la#econom$a# y la #pol$tica# ya no puede ser entonces comprendida como el conflicto inherente a laforma de la mercanc$a y a su constitución fetichista, que resulta del pro"lema de su automediación,sino sólo como oposición exterior y no mediada, que a"re el camino %igualmente usual& a lahipostatización de la pol$tica por parte de la izquierda.

    El verdadero secreto de esta hipostatización es la total incapacidad de todas las tradicionales formasde la #izquierda# para llegar a a"ordar siquiera el pro"lema de una superación de la forma de lamercanc$a. En el fondo, la #cr$tica del economicismo# siempre fue una huida de este pro"lema* as$se salta"a rápidamente hacia la #pol$tica#. En vez de la superación de la forma de la mercanc$a, queni siquiera pod$a ser pensada, surg$a una variante cualquiera de regulación #pol$tica#, que de"er$ae'ercer el control pol$tico so"re la forma de la mercanc$a ontologizada y reducida a esfera funcionalde la #econom$a#. La hipostatización del concepto de democracia forma parte, generalmente, de estaconcepción. El capitalismo, entendido en t!rminos a"solutamente reducidos, de"$a ser superado no

     por medio de la superación de la forma fetichista moderna, sino por su #democratización# y#politización#. Esta campa6a politicista de la izquierda, totalmente ideológica e inconsciente con

    relación a la verdadera constitución del sistema, era complementada por una hipostatización inversatam"i!n politicista del poder estatal capitalista, considerado capaz de una autonom$a en relación asu #"ase económica#, de una relación instrumental con esta ltima y de una posición general demando. La izquierda, as$ como quer$a a"surdamente superar el capitalismo de forma #pol$tica#,ignorando el carácter sist!mico inmanente de la esfera funcional pol$tica, as$ tam"i!n infló aladversario, al Estado capitalista y sus depositarios pol$ticos, como meta/su'eto y presunto demiurgode todo el proceso. Esta imagen de un enemigo #superior# no i"a más allá de la superficie funcional,

     pues la cr$tica no ahonda"a hasta el ncleo del modo de producción capitalista.

    La idea de la dirección pol$tico/estatal so"re la #econom$a# %no superada y an en la forma de lamercanc$a&, sea como un poder revolucionario o reformista del #tra"a'o#, sea como un centroimperialista de mando, deam"uló siempre con nuevas variantes por las teor$as del movimientoo"rero, del marxismo y de la izquierda. Esa concepción englo"ó a los dos campos del cisma entresocialdemócratas y comunistas* se encontró tanto en Lenin como en ilferding, aunque "a'o formasdiversas. En la teor$a de )dorno y orBheimer so"re el #Estado autoritario#, acompa6ada ent!rminos de econom$a vulgar por las investigaciones de Ariedrich ollocB, esa idea alcanzó unnuevo apogeo, aunque con una tónica pesimista. 1e 'uzgó que el Estado ha"$a puestodefinitivamente "a'o su control el proceso de valorización y el mecanismo del mercado, de un modonegativo, #equivocado# y autoritario, y los ha"$a transformado en un sistema planificado y

     'erárquicamente estructurado.

    or más que esa concepción sea comprensi"le "a'o el influ'o directo del nacional/socialismo, node'a de constituir un error teórico fundamental. El modo estatal y politicista de afirmación delsistema, entre cuyos depositarios esta"a el propio nacional/socialismo, fue confundido con la lógicaestructural del sistema y con su perfeccionamiento. El mismo error se halla tam"i!n en el#o"rerismo# de extrema izquierda %+egri y otros&, donde ya es, históricamente, menos perdona"le*y, por fin, ese mismo equ$voco surge an en el esfuerzo de a"ermas y de los teóricos posmodernos%?audrillard&, en los cuales la #teor$a del valor# de (arx o incluso el #valor# en general se da como#superado#. Estas posiciones no reconocen el potencial de crisis del proceso de valorización o creendevotamente en los simulacros fantásticos del #capital ficticio#. 3odo el nuevo radicalismo deizquierda más reciente está profundamente enredado en ese paradigma teórico groseramenteerróneo, cuyas ra$ces históricas, en gran parte, es ya incapaz de reconocer.

    La cr$tica de la izquierda al #economicismo#, por tanto, sólo se explica por el excedente politicistade la historia de la fase ascendente "urguesa* y con ello la propia izquierda %y el #izquierdismo# en

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    general& se revela como un mero elemento de esa fase, como un polo en el interior de laconstitución moderna, y no como su cr$tica. 3al cr$tica está an por hacerse y no se la puedeformular desde el punto de vista de la izquierda tradicional. La angustia "urguesa de la cr$tica al#economicismo# se explicita a partir del nexo funcional inmanente. La supuesta autonom$a de la#pol$tica# es desmentida ya por el hecho de que la esfera pol$tica no dispone de ningn medio

     propio de influencia. 3odo lo que el Estado hace por intermedio de la pol$tica, tiene que hacerlo por 

    medio del #mercado#, esto es, en la forma del dinero. 4e hecho, cada medida y cada institucióntienen que ser #financiadas#. El pro"lema de la #financiación# hace naufragar toda la autonom$a dela #pol$tica#, inclusive la llamada autonom$a #relativa#, tan evocada por la izquierda %incluso esafrase hecha fue, la mayor$a de las veces, una profesión de fe en la irresuelta cr$tica de la econom$ade (arx* en realidad, la izquierda trató siempre la supuesta autonom$a de la #pol$tica# comoa"soluta&.

    La dependencia de la #pol$tica# de la financiación de sus medidas y, de tal manera, de la forma deldinero del mercado es a"soluta, ya que la esfera pol$tica y estatal no puede crear dineroautónomamente. 1iempre que el Estado intenta reclamar para s$ la competencia para la emisión demoneda, eso ya constituye un momento de colapso del sistema el funcionamiento de las prensas de

    la 0asa de la (oneda y la producción de #dinero sin sustancia#, o sea, la emisión estatalimproductiva de dinero, es siempre castigada con la hiperinflación ruinosa para el sistema. Loa"surdo es presentar esa supuesta intervención de la seudoemisión estatal de dinero como #medidasaneadora#, como intenta casualmente el radicalismo politicista de izquierda. or el contrario, lainflación es el propio t!rmino de rendición de la esfera pol$tica en el terreno para ella intangi"le dela forma de representación del #valor#. La quie"ra definitiva de la #pol$tica# en este terreno, hechorecurrente en la historia, nunca fue, en tal sentido, superada o aplazada mediante medidas pol$ticas,sino siempre y nicamente a trav!s de un avance histórico ulterior de la valorización del dinero,independientemente de toda #pol$tica#.

    Esta limitación del Estado revela la verdadera impotencia de la esfera pol$tica* en efecto, !ste ser$ael punto decisivo en el que la autonom$a de la #pol$tica# y de la capacidad de mando del Estadode"$an ponerse a prue"a. El Estado, por tanto, sólo puede recaudar recursos para financiar todas susmedidas por medio de procesos exitosos de valorización que el mercado media. 1u función derecoger los tri"utos y el autoritarismo conexo lo hacen parecer, al o'o histórica y estructuralmentedesarmado, como el comandante de todo el proceso, mientras que, de verdad, es literalmente apenasel #ministro# %servidor& del fin en s$ mismo fetichista, a cuyo ciego movimiento permaneceirremedia"lemente entregado. 3odas sus deli"eraciones, decisiones y leyes, por cuya#configuración# se "ate el proceso pol$tico, aparecen rid$culamente ineficaces cuando sufinanciación no se ha #ganado# regularmente en el proceso de mercado.

    Esto vale, por ltimo, para los propios medios de poder. 3am"i!n los tanques, aviones y sistemaselectrónicos militares tienen que ser o"viamente financiados antes de ser utiliza"les* y viceversa, el proceso de valorización, las leyes de mercado y los mercados financieros no se de'an impresionar en lo más m$nimo por unidades especiales o especialistas en tortura, por portaaviones o e'!rcitos enmarcha. )s$ se pone de manifiesto, tam"i!n en la relación emp$rica de las dos esferas funcionales,#econom$a# y #pol$tica#, la verdadera proporción de pesas que nunca de'ó de regir, aunque haya

     podido ser encu"ierta momentáneamente por la nu"e de polvo levantada durante el ascenso delsistema. 1olamente por medio de los ciegos impulsos sist!micos de acumulación real se puede crear un espacio de acción para la #pol$tica#. El carácter de totalidad de la forma de la mercanc$a relega ala pol$tica a una figura funcional su"ordinada y sometida, lo que aparece como su dependencia de la#econom$a#. +o hay un dualismo por resolver entre dinero y poder el poder sólo puede ser el

    #ministro# del dinero. 0on esto, de hecho, el poder 2y tam"i!n la esfera funcional de la pol$tica2 queda desenmascarado como la forma fenom!nica de la totalidad fetichista, dominado por la formade la mercanc$a social. La #pol$tica#, por su esencia, no puede organizar los recursos humanos y

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    naturales, aunque sea la esfera de la comunicación social directa* tal comunicación, de todos modos,no es #li"re# ni a"ierta, sino que está enclaustrada en la codificación ciega de la forma de lamercanc$a y de sus #leyes#, que siempre se anteponen, como cuasi/leyes naturales inconscientes dela #segunda naturaleza#, a todas las leyes 'ur$dicas conscientemente creadas de la esfera estatal y

     pol$tica.

    Esta desgraciada circunstancia hace prevalecer so"re todo una corriente que, como #li"eralismo# o#li"eralismo económico#, acompa6ó desde el principio la historia del moderno sistema fetichista. 1ucredo es la #li"ertad de los solventes#* #li"re curso para ciudadanos li"res#, por as$ decir. Elli"eralismo fue inicialmente, en correspondencia con el nacimiento revolucionario y #pol$tico# delsistema, una avalancha contra los antiguos poderes, en gran parte an premodernos. )l mismotiempo, sin em"argo, lleva"a en s$ un impulso #antipol$tico#, en cuanto antiestatal %de ah$ tam"i!ncierto parentesco del li"eralismo radical con el anarquismo, am"os igualmente aferrados a la formade la mercanc$a&* as$, demostró ser el paradó'ico depositario pol$tico del polo contrario a la pol$ticaen general, o sea, de la esfera funcional #económica# disociada. or eso el li"eralismo, en la faseascendente con su retórica politicista, traspasó el lema a los politicistas de izquierda y de derecha alos socialistas y #comunistas#, nacionalistas, #conservadores#, fascistas, etc. En el interior de la

    esfera pol$tica, que en verdad le era "astante sospechosa, se mantuvo como un cuerpo extra6o tanmarginado como los antiguos monárquicos y partidos de la no"leza, aunque por razonesdiametralmente opuestas. 1i estos ltimos corporiza"an los estertores del pasado premoderno, elli"eralismo, a su vez, representa"a el ncleo #económico real# 2en cierto modo, la totalidad ocultade la forma de la mercanc$a social, que todav$a de"$a afirmarse históricamente en la sociedad* aunas$, en la apariencia superficial y en la concepción ideológica, encarna"a el automovimiento de la#econom$a# contra las instancias de regulación de la #pol$tica#.

    ?a'o esta perspectiva, el li"eralismo ostentó una posición ideológica central tanto al principio comoal final del proceso de modernización 2desde la invisible hand  en la teor$a de )dam 1mith hasta elli"eralismo tard$o de hoy, que se infiltró en todos los partidos. 1i el antiguo li"eralismo eraforzosamente !l mismo #pol$tico#, hoy su parado'a se invierte representa el criterio #económico# enla #pol$tica#, y se vuelve el fermento general %ya no limitado nicamente a los partidos li"erales& dela economificación de la #pol$tica#. La #li"ertad económica# por !l propagandizada es,superficialmente, apenas la li"ertad su"'etiva y destructiva de los #solventes#* en rigor, detrás deella asoma la #li"ertad# salva'e de la forma fetichista desencadenada, monstruosa y sin su'eto, de lacual el li"eralismo es el agente directo en la #pol$tica#. 1u credo completamente #economicista#, enel fondo ya formulado por )dam 1mith, apunta a la regulación total de todas las cuestioneshumanas a trav!s de las ciegas #fuerzas del mercado#, lo que es id!ntico a la sumisión ciega detodos los recursos humanos y naturales al #dios# fetichista de la valorización del valor, altautológico automovimiento del dinero.

     +aturalmente, tam"i!n el li"eralismo se ramifica en un vasto espectro ideológico. Las posicionesclásicas de'a"an a la esfera pol$tico/estatal cierta función regulativa externa %#Estado guardián#&, yla posición monetarista del neoli"eralismo contemporáneo %(ilton Ariedman& quiere erigir so"retodo al Estado como austero #guardián# de la esta"ilidad monetaria, so"re cuya "ase podr$a actuar la #mano invisi"le# del mercado. El li"eralismo extremista %ayeB, por e'emplo& pretende inclusoa"andonar el dinero como tal a las ciegas #fuerzas del mercado# y disolver los "ancos centrales* enltima instancia, desea eliminar la esfera pol$tico/estatal en general, a fin de someter directamentetodas las funciones y expresiones vitales %hasta la #seguridad#& al mecanismo del mercado. En sucon'unto y especialmente, claro está, en sus posiciones más radicales, el li"eralismo ignora por completo la necesidad funcional y sist!mica de una esfera pol$tica. La diferenciación o"'etiva de

    esta ltima, en el ciego proceso histórico del sistema, les parece sólo un #error# su"'etivo o unaviciosa a"erración.

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    1u n$tido carácter asocial aflora tam"i!n a la superficie con la capitulación incondicional a losinsensatos criterios del proceso inmediato de valorización. La afirmación ideológica de que elmecanismo del mercado es en s$ social y regula la #distri"ución de recursos# para el "ienestar detodos, se convierte rápidamente en a"ierto cinismo desde el momento en que se sa"e que tal cosa nosucede evidentemente en la realidad. Entonces el li"eralismo afirma que la creciente miseria de"eser imputada a la escasa voluntad de tra"a'ar de los po"res y excluidos, a la pereza y a la decadencia

    moral* o, en un discurso po"re de ideas, llega incluso a decir que la po"reza y la miseria existiránsiempre y que tal destino de"e ser aceptado, ya que el mercado y sus criterios, conce"idos comonecesidad natural eterna, a pesar de todas las expectativas, no #permiten# nada más a innumera"les

     personas.

    Llegado a este punto %documentado, por e'emplo, en los discursos recientes de la "ritánica (argaret3hatcher o del alemán Otto ;raf Lam"sdorff&, el li"eralismo se revela como lo contrario exacto dela li"ertad humana para configurar la propia vida. )ntes recursos improductivos y arruinados %o, ala inversa, movilizados de forma destructiva&, que #permitir# que sean puestos en movimiento deacuerdo con criterios diferentes a los del mercado. El li"eralismo como fuerza determinanteconduce as$, naturalmente, a todo tipo de guerra civil. or fin se transforma paradó'icamente en su

    contrario, pues no le queda otra alternativa que ponerse voluntariamente "a'o la tutela de cualquier  poder armado %sea una "anda mercenaria o de gángsters&, que se r$e a su costa, sin que !l pueda,como resulta claro, acercarse a la comprensión de las leyes del movimiento de la forma de lamercanc$a sin su'eto y de la mediación del mercado. La inconsciencia de todos los involucradosrespecto a los verdaderos motivos y resultados de su propia acción está ya siempre supuesta.

    El li"eralismo es, a"iertamente, el contrario complementario del politicismo, sea de derecha o deizquierda. 0ontra la cr$tica siempre infrasist!mica de izquierda %y a veces tam"i!n de derecha& del#economicismo#, constituye la franca ideolog$a y propaganda de un #economicismo real#. En ello serevela un paradó'ico enredo ideológico de estas dos posiciones. La cr$tica de izquierda al#economicismo# tiene su razón relativa 2o me'or, su pretexto2 cuando com"ate una concepción enverdad poco sustentada, que defiende una dependencia directa y mecánica de la #pol$tica# respectoal proceso económico emp$rico. 0laro que incluso hoy la pol$tica no es una varia"le directamentedependiente, por e'emplo, del I?, de los precios de importación y exportación, etc. ero, a lainversa que en la pasada fase ascendente del sistema, este proceso económico emp$rico está en laactualidad mucho más próximo a la pol$tica, al punto de casi paralizarla. La dependencia emp$ricadirecta de la #pol$tica# con relación a la #econom$a# 'amás se manifiesta, sin duda, de manera que elcurso del proceso pol$tico reproduzca mecánicamente el curso del proceso económico o lo siga deforma directa. El mayor peso de la esfera funcional económica se muestra en el hecho de que su

     proceso restringe y estrangula las posi"ilidades de acción de la #pol$tica#, lo que puede llevar en laesfera pol$tica, por e'emplo, a explosiones irracionales, acciones desesperadas, corrientes

    regresivas, etc., que o"viamente no son un mero #refle'o# especular del #desarrollo económico#emp$rico.

    Auera de eso, sin em"argo, el verdadero error de la cr$tica al #economicismo# es lo que ella de'a dedecir, en su ignorancia acerca de la constitución fetichista estructural de la forma de la mercanc$atotal. La cr$tica al #economicismo# aca"a por excluir cualquier cr$tica a la socialización en la formade la mercanc$a o a la forma de la mercanc$a social como tal, e intenta compensar esta omisión atrav!s de fantas$as politicistas. En esta secreta aquiescencia al sistema, entra en contacto con elli"eralismo, que de manera igualmente inconsciente hace la misma afirmación de forma inversa.Los cr$ticos del #economicismo# de izquierda o de derecha y los #economicistas reales# li"eralesunen sus voces en una cele"ración comn del sistema productor de mercanc$as* los primeros se

    encuentran con esta amante a escondidas, de manera vergonzante y #cr$tica del economicismo#* lossegundos a"iertamente y cantando loas al #economicismo real#.

    ->

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    La crisis de todo el campo de referencia es hoy evidente, y se volvió conocida del p"lico como#crisis de la pol$tica#. ) medida que la forma de totalidad de la mercanc$a se hace manifiesta como

     principio dominante en el final de su fase de ascenso y a medida que, en consecuencia, el#su"sistema econom$a# impone su dominio estructural so"re el #su"sistema pol$tica#, el cielo

     pol$tico se viene a"a'o. La pol$tica vive su desmistificación económica como distorsión de todos sus parámetros. )unque todav$a existan e incluso sur'an partidos expl$citamente de derecha %o de

    extrema derecha&, todos los partidos %incluso los de izquierda& "asculan hacia la derecha comoreacción a la crisis* y aunque el neoli"eralismo se presente como ideolog$a espec$fica y los li"eralescomo partido espec$fico, la posición de li"eralismo económico y de radicalismo mercadológico seinsina relativamente en todos los partidos y en todas las ideolog$as, tanto en la derecha como en laizquierda. El punto decisivo es el a"andono creciente de la #pol$tica# a los criterios económicosautonomizados. 0on ello, además de extinguirse el !nfasis histórico de la pol$tica, se torna visi"le lacrisis existencial de todo el modo de socialización. La #crisis de la pol$tica# crece con la #crisis de laeconom$a# y la de su categor$a nuclear, el #tra"a'o#* la crisis de los #su"sistemas# apunta hacia lacrisis de todo el sistema de la mercanc$a, el cual alcanza su l$mite histórico a"soluto en el precisomomento en que de'a atrás su fase ascendente, logrando ser id!ntico a s$ mismo sólo durante un

     "reve momento histórico.

    4.

    0omo muestran cada vez más claramente sus circunstancias y sus desarrollos, la #crisis de la pol$tica# no significa sólo la p!rdida de su !nfasis y de su hipostatización históricas, de manera queella cola"ore ahora, en la paz más perfecta, como sistema reducido y desmistificado,correspondiendo as$ a su verdadera esterilidad funcionalista. 1e tornan visi"les o entran en laconciencia p"lica las estructuras que ha"$an formado hasta ahora el telón de fondo tácito de todo el

     proceso social como #condición de posi"ilidad# de la pol$tica, y que hoy se hacen notar comotrastornos de funciones elementales. Estos trastornos, que se6alan el colapso histórico del sistema,se manifiestan esencialmente como crisis ecológica, como crisis de la sociedad del tra"a'o, comocrisis del Estado nacional y como crisis de la relación entre los sexos. J, 'ustamente en estoscampos, los telones de fondo tácitos de la #pol$tica# ven la luz y emergen del silencio. Los ruidos dela catástrofe social, provocados por su desmoronamiento, se transforman directamente en los gritosde dolor de la #pol$tica#, cuya función reguladora se desintegra, 'unto con el mecanismo funcionaleconómico. En la exacta medida en que las "ases del sistema, inalcanza"les por la #pol$tica#,

     pierden su capacidad de funcionar, la esfera pol$tica comienza necesariamente a girar en falso.

    4esde el inicio del sistema industrial "a'o la forma de la mercanc$a, se lamentó su potencialdestructivo en relación con la naturaleza "iológica. Esta fuerza destructiva reside en el propio

     proceso de a"stracción operado por la forma de la mercanc$a, esto es, en la indiferencia del dinero a

    cualquier contenido sensi"le. En tanto la forma de la mercanc$a pose$a sólo una existencia perif!ricadentro de nichos en las constituciones premodernas, el carácter destructivo de esa #a"stracción real#%1ohn/9ethel& y de su trato #no/concreto# con la materia concreta del mundo sólo pudomanifestarse de manera dispersa y casual. ero a medida que la forma de la mercanc$a se convert$aen la forma social de totalidad en la forma del capital, ten$a que salir tam"i!n a la luz su carácter destructivo de la #primera naturaleza#. En un primer momento, la crisis ecológica as$desencadenada se limitó a ciertos sectores y regiones* ella segu$a al proceso de industrialización enla forma de la mercanc$a. or tanto es lógico que, con el perfeccionamiento estructural y glo"al delsistema productor de mercanc$as despu!s de la 1egunda ;uerra (undial, se haya vuelto unaamenaza directa para la humanidad. )fectados el suelo, el aire, el agua y el clima, el potencialdestructivo de la forma de la mercanc$a total alcanza los fundamentos más elementales de la vida,

    convirti!ndose as$, a partir de los a6os =, en una cuestión pol$tica permanente.

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    ero incluso en la llamada cuestión ecológica, el carácter no autónomo y estructuralmentedependiente de la #pol$tica# se hace evidente* más de un cuarto de siglo de de"ates ecológicossuministró hace mucho la prue"a práctica de ese hecho. or su propia esencia, la pol$tica sólo puederesolver pro"lemas funcionales en el interior de la lógica del dinero, pero no los pro"lemascausados por dicha lógica como tal. 0omo el Estado tiene que financiar todas sus medidas deregulación, esto vale tam"i!n, claro está, para las medidas ecológicas. Los fundamentos naturales

    son destruidos por la lógica a"stracta del dinero* pero la reparación de los fundamentos naturales, asu vez, cuesta dinero, que primero ha de ser #ganado#. ara poder reparar las destruccionescausadas por el dinero, la sociedad, por tanto, tiene que ganar más dinero y provocar másdestrucciones. 9esulta fácil imaginar que tal c$rculo se vuelve cada vez más vicioso, en per'uicio dela naturaleza y de los fundamentos de la vida.

    )s$, es imposi"le solucionar el pro"lema ecológico a partir de la lógica estructural del sistema. Jcomo la pol$tica no puede ocupar otro espacio funcional que no sea el Estado, de"e capitular enltima instancia frente al potencial de destrucción ecológica. Entonces pasa a concentrarse enmedidas secundarias, que cuesten lo menos posi"le al Estado, como las intervenciones legales parala #internalización# de los #costos ecológicos# por parte de las empresas* se ha"la actualmente de

    #impuestos ecológicos# %en especial, la tasa so"re el consumo de energ$a&. Estas medidas puramentelegales, que incluso llegan a aportar al Estado una renta suplementaria, son puestas en rid$culo, sinem"argo, por la lógica del sistema. En primer lugar, se enfrentan con la competencia internacional.0omo el espacio de actuación del Estado y de sus leyes está restringido a la nación, y como losEstados perdedores en el mercado mundial no se vinculan a los acuerdos ecológicos internacionales,el mercado mundial tiene que penalizar los productos más caros en virtud de los impuestosecológicos con la p!rdida de la capacidad competitiva, demostrando rápidamente lo a"surdo de estamedida.

    1e argumenta que dicho efecto podr$a ser evitado si el Estado, para compensar los impuestosecológicos, redu'ese los costos del tra"a'o %gastos salariales, aportes a la seguridad social, etc.& y, deesta forma, limitase la elevación de precios de los productos penalizados por el mecanismo demercado. 1in em"argo, ello significar$a que ser$a el propio Estado el que pagase el impuestoecológico, pues tendr$a que reducir en otra parte sus ingresos y su"vencionar las medidas hastaahora costeadas por otros %por los #acompa6antes sociales#&. ero toda la construcción muestra sucarácter ilusorio cuando se afirma que el Estado ser$a capaz de financiar medidas para la reducciónde los costos del tra"a'o con el impuesto ecológico. Cn discurso claramente a"surdo, pues elimpuesto ecológico de"e servir para, en "eneficio de la naturaleza, reducir drásticamente elconsumo de energ$a y forzar a la industria a invertir en medidas de reducción del consumo paraeximirse del impuesto. En suma, si la medida legal se aplicara, el impuesto ecológico no ser$arecaudado en cantidad suficiente para poder financiar duraderamente providencias que

    acompa6asen dicho impuesto en t!rminos sociales y de mercado.or tanto, el efecto de un impuesto ecológico so"re el consumo de energ$a es fácil de prever. Lagran industria invertirá en medidas de ahorro energ!tico, pero los costos para ello serán repercutidosen los precios, lo que se convertirá en una amenaza en lo que se refiere a la competencia* o entoncesde'ará de lado esa repercusión de los costos, a causa de la competencia, pero emprenderá unacampa6a ante el Estado contra la elevación de los costos empresariales. El Estado, a su vez, alreaccionar la gran industria al impuesto ecológico con inversiones para el ahorro de energ$a,recaudará menos impuestos de lo necesario para financiar la reducción de los costos la"orales, loque lo pondrá en una situación de gran dificultad, y para financiar esta "a'a los recortará de otrolado, etc. 0on todo, si la gran industria prefiere desem"olsar el impuesto ecológico antes que

    invertir en el ahorro de energ$a, el Estado será capaz de financiar esa elevación de costos con lacompensación de los costos la"orales acrecentados, pero el con'unto recaerá en un mero 'uego desuma cero, y el verdadero o"'etivo no será alcanzado, pues la destrucción de la naturaleza

    -D

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    continuará como antes, sólo que con impuesto ecológico. La peque6a industria, por su parte,incapaz ya de asumir los costos de inversión para una drástica reducción del consumo de energ$a,quedará entonces entre dos fuegos por un lado sufrirá el impuesto ecológico* por otro, el Estadosólo podrá financiar en peque6a escala las medidas de compensación, en virtud precisamente de lasinversiones de la gran industria en el ahorro energ!tico.

    or más vueltas que se le d!, la alternativa es la misma o "ien el impuesto ecológico so"re laenerg$a tropieza con el pro"lema de la financiación, o "ien se reduce a un 'uego de suma cero y noalcanza su o"'etivo ecológico. En ninguna hipótesis el sistema estructural de la valorización deldinero se de'a impulsar por el su"sistema de la #pol$tica#, que constituye su función sist!mica. Cna#pol$tica# ecológica es, por tanto, una contradicción en s$, ya que el remedio es peor que laenfermedad. En general no se arriesga a enfrentar el principio de la valorización del dinero, queconstituye el verdadero pro"lema. Esta contradicción en s$ no es más que la forma fenom!nica de laesquizofrenia estructural de los su'etos en la forma de la mercanc$a* as$, ella se manifiesta, en lo quese refiere a la cuestión ecológica, en cada individuo de la forma de la mercanc$a, y no solamente enlas grandes instituciones estructuradas en la forma de la mercanc$a. En la crisis ecológica cadaindividuo ganador de dinero ve el horizonte de sus intereses escindirse dramáticamente. El inter!s

    en el dinero producido por el sistema o"liga a que se tome parte en la destrucción siempre crecientede la naturaleza, mientras que el inter!s elemental en la vida y en la supervivencia impone lasuperación de la lógica del dinero. 1in em"argo, este ltimo inter!s, por esencia, es trascendente alsistema, y sólo se manifiesta en evasivas hipócritas. La infeliz tentativa de limitar por medio deldinero los efectos ecológicos del dinero conduce al a"surdo en la misma medida en que sedestruyen aquellos recursos naturales que ni los magnates pueden pagar ya con dinero. La #pol$ticaecológica#, por otra parte, es la falsa coartada de una humanidad que, a trav!s de la esquizofrenia dela forma de la mercanc$a, se transformó en asesina de s$ misma.

    La crisis ecológica puede ser aplazada, postergando c$nicamente la catástrofe "iológica final paralos propios hi'os y nietos, mientras todav$a afluya dinero para las medidas de reparación másurgentes. ero entretanto la #crisis de la sociedad del tra"a'o# se superpone a la crisis ecológica. Elmodo de producción capitalista %el sistema productor de mercanc$as& se manifiesta comovalorización del dinero* !ste, sin em"argo, no es más que la representación del tra"a'o a"stracto

     pasado %#muerto#&. El capital como dinero que se autovaloriza 2un fin en s$ mismo a"surdo2 se "asa, por tanto, en el tautológico e incesante gasto empresarial de cantidades a"stractas de tra"a'o.El crecimiento constante es necesario al sistema, ya que el tra"a'o vivo empleado tiene querevalorizar la masa acumulada de tra"a'o muerto, o sea que se trata de un proceso de progresióngeom!trica. )unque interrumpido periódicamente por #crisis de desvalorización#, !stas no logranque se vuelva al nivel anterior de acumulación del capital. En realidad, de"ido al aumento de

     productividad exigido por la competencia, el nivel de acumulación alcanzado antes de la crisis de

    desvalorización es alcanzado nuevamente en per$odos cada vez más cortos.El ncleo del pro"lema reside en el hecho de que, gracias al aumento de productividad, se producecada vez menos #valor# por producto y por capital empleado, ya que #valor# es un conceptorelativo, medido por el respectivo nivel de productividad históricamente creciente del sistemacapitalista al que se refiere. Esta tendencia inmanente a la crisis sólo puede ser compensada con laampliación a"soluta del modo de producción como tal, a fin de posi"ilitar una ulterior acumulación.En la medida en que el aumento de productividad de"ido a la aplicación de la ciencia supera ent!rminos a"solutos la ampliación del modo de producción, ese mecanismo de compensaciónempieza a fallar. 3al estadio fue alcanzado hoy por la sociedad mundial productora de mercanc$as.Lo que en el lengua'e de la sociolog$a se denomina #crisis de la sociedad del tra"a'o#, es, en ltima

    instancia, el l$mite histórico a"soluto de la propia acumulación del capital. 3odo el proceso social,de vida y de reproducción es prolongado de forma cada vez más penosa a trav!s desustancia/#tra"a'o# pasada y en v$as de p!rdida de validez.

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    ero la fuente de la forma fetichista capitalista se agota por o"ra de su propio mecanismo interno.La contradicción fundamental de esta sociedad 2que se "asa en la transformación incesante de#tra"a'o# en dinero, aunque por su propio desarrollo haya llegado al punto en que es incapaz demovilizar, de forma renta"le, #tra"a'o# suficiente dentro del patrón de productividad por ellacreado2 ya no se manifiesta sólo c$clicamente, sino de modo permanente y visi"le en la superficie, yse convierte en parálisis histórica. J es aqu$ donde se hace evidente el a"surdo del tradicional

    extremismo de izquierda, que niega una crisis terminal de la acumulación del capital, pues esincapaz de trascender el paradigma del #tra"a'o#, y se aferra so"re esa "ase al concepto "urgu!s desu'eto* para !l, el capital tiene que ser capaz de #explotar# la fuerza de tra"a'o ad infinitum.

    Esta cuestión hace expl$cita nuevamente la dependencia estructural y la impotencia de la #pol$tica#,que no puede intervenir so"re los mecanismos "ásicos de funcionamiento del sistema. 0uando seseca la verdadera fuente del dinero, la esfera pol$tica desfallece, 'ustamente porque no posee ningnmedio propio de vida. or un lado, se consume la riqueza histórica restante, y los retrasadoshistóricos y los ltimos en llegar son los primeros alcanzados por la crisis del sistema y lanzados ala ruina. Ja se vio en innumera"les casos que !sta no puede ser contenida con medios estatales y

     pol$ticos. Las #vie'as# naciones del fetiche del capital pueden resistir durante más tiempo, en virtud

    de su mayor volumen histórico de sustancia, aunque tam"i!n sean alcanzadas por los fenómenos dela decadencia. 0omo #sustancia# aparece a su vez el tra"a'o muerto, acumulado "a'o la forma dedinero más o menos #sólido# y de reservas competitivas de capitales.

    or otro lado, tanto las econom$as en colapso como los pa$ses capitalistas centrales intentan prolongar la reproducción "asada en la forma de la mercanc$a a trav!s de la creación de #monedasin sustancia# %cr!dito y consumo estatal, emisión de dinero&. El cr!dito para ello, esto es, el accesoa una capitalización ficticia de #tra"a'o# futuro %mercados financieros internacionales, formasderivadas de capital monetario& es dado por el respectivo patrón de productividad. ero tampoco lasdiversas formas de #capital ficticio# %(arx& pueden ser ya sustentadas cuando, del mecanismo

     "ásico de valorización de la fuerza de tra"a'o a"stracta productiva de capital, de'a de afluir lasustancia #real# suficiente. Incluso este pro"lema es eludido por el vie'o extremismo de izquierda,fi'ado en una acepción "urguesa de #explotación# en el interior del sistema productor demercanc$as. La #crisis financiera del Estado tri"utario# 2ya discutida con la parcial desvinculaciónestructural del capital ficticio de la sustancia real del tra"a'o, surgida con la financiación de larimera ;uerra (undial2 entra hoy en una fase terminal, que fue considerada imposi"le por los

     politicistas de todas las tendencias. En la mayor$a de los Estados de la actual sociedad mundialcapitalista, la hiperinflación, el colapso de las finanzas estatales y el fin de la propia autonom$amonetaria demuestran ya los l$mites de la capacidad de acción pol$tica en el interior del medioautónomo del dinero. Es sólo una cuestión de tiempo %de mediano o incluso de corto plazo& paraque tam"i!n en las supuestas #monedas esta"les# centrales se manifieste fenom!nicamente la

     p!rdida real de sustancia ya ocurrida y, as$, el colapso del sistema financiero mundial.Ja aqu$ se muestra que en la práctica la #crisis estructural de la sociedad del tra"a'o# conducelógicamente 2por medio de la p!rdida de sustancia del dinero pol$ticamente no influencia"le2 a la#crisis estructural de la pol$tica#. La p!rdida "ásica de funciones de la #econom$a# se reproducecomo p!rdida de funciones de la #pol$tica#, que, en su propio terreno de acción estatal, está cada vezmás estrangulada monetariamente. +o le queda más remedio que aferrarse a su destino y seguir elcurso tur"ulento o a"iertamente catastrófico del trastorno de sus funciones "ásicas. 4e un modo

     "anal, el de"ate pol$tico so"re la distri"ución de recursos se transforma en el de"ate so"re larestricción de recursos. 1egn sea la situación de la econom$a nacional en la crisis planetaria, sellega a la exclusión de sectores enteros o de parcelas enteras de la po"lación. El Estado social se

    encoge o es liquidado, sectores estatales de infraestructura decaen, las medidas ecológicas sonlimitadas, la pretensión pol$tica de regulación se vuelve cada vez más d!"il y finalmente amenazacon extinguirse. En este punto, el parpadeo de las ltimas luces de la vida pol$tica sigue al ciclo

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    económico cada vez más d!"il, al que desde hace mucho se le superpone la crisis estructural de lavalorización del dinero.

    3al como la crisis ecológica y la crisis del #tra"a'o# y de la valorización del dinero se solapanmutuamente y paralizan la #pol$tica#, as$ tam"i!n a am"as formas de crisis sist!mica se superponela glo"alización del capital, que rompe los moldes de las econom$as nacionales ha"ituales,

    a"oliendo más radicalmente an el espacio de acción de la esfera de la pol$tica. Las mismas fuerzas productivas que destruyen estructuralmente, por dentro, el mecanismo funcional estructural del#tra"a'o# y de la valorización del dinero disuelven tam"i!n, paso a paso, los moldes nacionales de la#econom$a# en todos los niveles. ) la internacionalización y la glo"alización de los mercadosfinancieros siguió la internacionalización y la glo"alización de la propia producción y, asimismo, lade los mercados de tra"a'o. Estamos cada vez menos ante una importación y exportación demercanc$as y de capital entre las econom$as nacionales* antes "ien, la importación y exportación demercanc$as son tan sólo formas fenom!nicas de un capital total que se glo"aliza directamente.

    El Estado de'a de ser el nexo funcional de una econom$a nacional coherente y su #capitalistacolectivo ideal#. )s$ como la p!rdida de sustancia del dinero estrangula en el plano monetario la

    acción estatal y pol$tica, tam"i!n esta ltima pierde la capacidad de controlar e influenciar larestante acumulación real del capital productivo* finalmente tam"i!n se le escapa el propiomovimiento del #capital ficticio#. )cumulación real residual y #capital ficticio# am"os "uscanrefugio en la #tierra de nadie# estructural %;. 9eimann& de los mercados, que actan fuera de losmarcos de las econom$as nacionales, a pesar de que formalmente todo sea territorio de una nación.El Estado se vuelve reh!n de la #cuestión coyuntural# y de los movimientos financieros yespeculativos internacionales. Esta p!rdida de control, que apenas puede ser disimulada condificultad, entorpece y de"ilita los ltimos msculos de la #pol$tica#. El cielo pol$tico se viene a"a'otam"i!n en el sentido de que desaparece la distinción clara entre pol$tica externa e interna. Ja nohay más #exterior# e #interior# en t!rminos de econom$a nacional, lo que desorienta a la pol$tica, yaque ella es incapaz por naturaleza de seguir esta inversión del sistema de referencias.

    5.

    La crisis de todo el sistema pol$tico y económico, que alcanzó sus l$mites históricos, se extiendemás allá de las esferas funcionales visi"les, hasta las profundidades de la #privacidad# 2no sólo enel sentido de que crecen el desempleo estructural en masa, la nueva po"reza y la p!rdida de rum"o

     pol$tico, sino tam"i!n como decadencia de la propia forma del su'eto. oy es dif$cil reconocer esto,as$ como la crisis en general y su concepto, porque la cr$tica social %#de izquierda#& fue incapazhasta ahora de pensar por encima de la forma de la mercanc$a, de"ido al simple hecho de queconfundió la progresiva formación y #revelación# del su'eto "a'o la forma de la mercanc$a con su

    decadencia. Cna aut!ntica parado'a. 4e modo que ahora ya no logra descifrar históricamente laefectiva crisis terminal y la efectiva ruina del su'eto, sino que tan sólo descu"re en !sta lo yaconocido, o sea, el eterno retorno de un capitalismo siempre igual.

    Esta o"servación vale tam"i!n para la más avanzada %y en muchos aspectos trascendente ya alsistema& teor$a de izquierda de orBheimer y so"re todo de )dorno. La reducción decisiva yfechada de esta concepción puede resumirse as$ el proceso en el que el individuo, el su'eto "a'o laforma de la mercanc$a, se vuelve id!ntico a s$ mismo fue confundido con su progresiva decadencia,

     pues el ascenso del sistema productor de mercanc$as fue confundido con su decadencia. El puntoculminante, o sea, el punto de una superación considerada como #perdida# o fracasada ha"r$a de ser se6alado entonces, erróneamente, en algn punto de la curva ascendente de la modernización, en

    verdad an no concluida, fuese -< o -G-< %o en cualquier punto intermedio&, en vez de conce"ir el nivel sólo hoy alcanzado %que para )dorno y orBheimer era todav$a futuro& de la socializaciónmundial negativa, de las fuerzas productivas, de la forma de la crisis y de la crisis del su'eto como

    -G

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    tal cima, despu!s de la cual el sistema productor de mercanc$as de la modernidad, o "ien serásuperado %lo que sólo ahora es posi"le&, o "ien se precipitará al a"ismo.

    Lo que en )dorno era todav$a una tragedia teórica se transforma en muchos adornianos 2y gestoresdel expolio de la 3eor$a 0r$tica2 en farsa teórica. )dorno an pudo, en lo relativo a la superaciónsupuestamente negativa, estatal y #falsa# del capital, lanzar su #mensa'e en la "otella#* sin em"argo,

    no existe mensa'e en la "otella de un mensa'e en la "otella. 3oda actividad práctica y teórica de unacr$tica social que ya no alega para s$ una razón histórica espec$fica y sólo puede desem"ocar en unaela"orada imprecación p"lica, es superflua como una papada, representando as$ poco más que unescapismo intelectual. 1i, segn propia confesión, todo se halla sustancialmente dicho desde hacemucho tiempo, entonces insistir en la conversación se vuelve sospechoso y tal vez más $ntimamentefamiliar a la ideolog$a criticada de lo que nunca se aceptará. El #politicismo negativo# seudorradical

     2por as$ decir, la resignación radicalizada %que incluso se enorgullece de su pretendido #realismonegativo#&2 es sólo complementario del #politicismo y el realismo positivos#, de la manera como!stos se constituirán desde los socialistas acad!micos de izquierda, pasando por el ala izquierda dela socialdemocracia, hasta llegar a los miem"ros del artido erde que integran el mainstream deizquierdistas y ex izquierdistas. Los restos actuales del radicalismo adorniano de izquierda %además

    de otros& no se reconocen a s$ mismos no analizaron su propia situación histórica, ya que, con suinstrumental teórico vuelto o"tuso, no son capaces de tomar conocimiento siquiera del sistema

     productor de mercanc$as en las ltimas d!cadas.

    La fallida superación teórica de la forma de la mercanc$a social se revela tam"i!n en )dorno por elhecho de que !l %aunque no inequ$vocamente& no encuentra su referencia positiva en la superaciónexpl$cita de la forma de la mercanc$a como tal, sino en una imagen utópica o hasta ideológica del

     pasado, en el agente de la circulación %más o menos secretamente idealizado& con la su"'etividadenfática de la antigua "urgues$a culta* y, por tanto, en una #razón circulante# idealizada y en unafalsa hipostatización de la democracia. Es desde la 9evolución Arancesa que la izquierda se arrastradetrás de ese concepto ideológico de la democracia, en el que la lógica de la circulación de lasmercanc$as aparece como arquetipo de la comunicación discursiva en la esfera de la pol$tica. Enltima instancia, se trata del reino #ideal# de la producción total de mercanc$as, reducido acirculación, en vez de a su vil realidad. 4igámoslo a"iertamente y en contra de su sacralización por la izquierda radical #en ltima instancia#, )dorno permanece como un demócrata radical "urgu!s,aferrado a un equivocado concepto de razón derivado de la esfera de la circulación, que no va másallá de la forma de la mercanc$a con coherencia %aunque va más le'os que la mayor$a de sus

     posteriores disc$pulos&. a"ermas no #traicionó# el nivel de reflexión adorniano, sino que más "ien,con su #razón comunicativa# %de la que la forma de la mercanc$a es claramente la ra$z&, lo puso demanifiesto, con formulaciones menos cr$pticas que las de )dorno. 4e esta manera no se superahistóricamente la mort$fera #a"stracción real#.

    Este dilema "ásico de )dorno y de los adornianos trae consigo otros dos. rimero, la individualidady la su"'etividad "urguesas no son criticadas en cuanto fetichistas, sino que su evolución históricaes medida por su ideal falso e ideologizado. 4e ah$ deriva aquella confusión entre #coincidir con el

     propio concepto# y decadencia, donde incluso el concepto de #decadencia# deriva ya de aquel patrón ideológico. En vez de llegar a la cr$tica del carácter fetichista de la su"'etividad en cuanto tal,a partir del análisis del desarrollo histórico del su'eto, se quedan en la lamentación de las

     posi"ilidades perdidas del su'eto, conce"ido de modo enfático e ideológico. La c!le"re falta devergMenza de decir #yo# Nalusión a una frase de )dorno en  Minima Moralia, 5G 2 +.3. port.Pforma parte de la estructura del yo deducida de la forma de la mercanc$a en general, y no sólo de su#ocaso#, como se conci"e erróneamente aquello que en verdad es el histórico #coincidir con el

     propio concepto# de este #yo# fetichista.

    5=

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    En segundo lugar, la razón de la supuesta decadencia es fundamentalmente malinterpretada. 0omoel falso concepto enfático del su'eto está ligado a la circulación, el desarrollo real aparece comocreciente su'eción de la esfera de la circulación al estatismo y, por tanto, a la esfera pol$tica.Kustamente por eso la 3eor$a 0r$tica se adapta tan perfectamente al !nfasis politicista de la historiadel ascenso capitalista hasta mediados del siglo :: %deslices #economicistas# ocasionales noinvalidan esta tendencia "ásica de la 3eor$a 0r$tica&. La diferencia en relación a los otros

     politicismos de izquierda y de derecha reside nicamente en el carácter negativo del politicismoadorniano* 'unto al reino idealizado de la circulación, la tam"i!n idealizada #democraciadiscursiva#, en cuanto estructura pol$tica, es conce"ida como dominada e invalidada precisamente

     por o"ra del presunto dominio estatal so"re la circulación, Qque llega a su #supresión#R %Cna nuevamuestra de este análisis #democrático# superficial, reci"ida con '"ilo por los radicales de izquierda,se puede encontrar en )gnoli&.

    0omo ya fue dicho, tal error teórico en estos autores es comprensi"le históricamente a la luz delimpacto del nacional/socialismo %y tam"i!n de la Cnión 1ovi!tica estalinista&* pero el desarrollo de

     posguerra desmintió rápidamente este paradigma. ?a'o las alas de la  pax americana, estamos ahorafrente al triunfo de la circulación %competencia& y de la democracia, que se precipitan desde su

    apogeo rum"o a la crisis histórica terminal de la forma de la mercanc$a social. +o es de asom"rar que una teor$a ideológica %desde hace mucho tiempo "analizada, en comparación con la de )dorno&que mantiene el concepto de un predominio estatal latente o manifiesto so"re la circulación y lademocracia, y que ve ale'arse cada vez más su falso o"'etivo idealizado, ya no sea capaz de explicar esta realidad. 4e la misma manera que no de'a de suspirar por las posi"ilidades del su'eto, en vez decriticarlo radicalmente en su carácter fetichista, as$ tam"i!n se preocupa por la #razón circulante# yla democracia, en vez de someterlas a una cr$tica radical como elementos de la constitución "asadaen la forma de la mercanc$a.

    1i, de este modo, no podemos descifrar los l$mites históricos a"solutos del sistema productor demercanc$as en el plano de la ecolog$a, de la #sociedad del tra"a'o# %acumulación de capital& y de laglo"alización %disolución de las econom$as nacionales cohesionadas&, tampoco somos capaces dedescifrar la verdadera crisis del su'eto, que sólo se torna patente con la crisis de la propia forma dela mercanc$a. Esta crisis se manifiesta, por un lado, como crisis del su'eto pol$tico, pues la funciónreguladora de la #pol$tica# comienza a agotarse, y de ah$ como crisis y decadencia de la #esfera

     p"lica "urguesa#* por otro lado, ella aparece tam"i!n en el reverso oscuro del su'eto, a sa"er, en losaposentos ocultos e $ntimos de la #privacidad# en la forma de la mercanc$a. +o es por casualidadque la identidad de la crisis de la #esfera p"lica# y de la #privada# asuma la forma de una crisisfundamental de la relación entre los sexos. 4el mismo modo que los otros supuestos hasta ahoratácitos y o"vios del sistema productor de mercanc$as, como la naturaleza "iológica, el #tra"a'o# y lanación, tam"i!n el supuesto de la #feminidad# comienza a emitir sonidos estridentes de trastorno, a

    causa del desarrollo del sistema.3ales supuestos, claro está, nunca fueron a"solutamente tácitos, pues la contradicción interna delsistema productor de mercanc$as esta"a siempre presente. ero cum grano salis se puede ha"lar desupuestos tácitos, en la medida en que la formación del #tra"a'o# y de la nación, as$ como ladomesticación de la mu'er y de la naturaleza %por lo demás, ideológicamente equiparadas&

     provocadas por la forma de la mercanc$a, sólo hoy se vuelven en gran medida insosteni"les yempiezan a perder el fundamento de su #o"viedad# construida a lo largo de los siglos. En loconcerniente a la relación entre los sexos, se pone en evidencia el carácter #estructuralmentemasculino# de la su"'etividad en la forma de la mercanc$a. ) pesar de que orBheimer y )dorno, enla  Dialéctica de la Ilustración, tocan este punto %aunque una vez más en formulaciones cr$pticas&,

    no logran en ltima instancia ir más allá de la #masculinidad# construida "a'o la forma de lamercanc$a, precisamente porque no van más allá del concepto fetichista del su'eto y de la #razóncirculante#. +o es sorprendente que los actuales adornianos de extrema izquierda ignoren por 

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    completo los tramos cr$ticos correspondientes de su maestro y poco tengan que decir, en t!rminosteóricos, so"re la crisis manifiesta de la relación entre los sexos 2lo que tam"i!n se revela en unarelación un tanto desde6osa para con el feminismo %ya que prefieren aprender la dura realidad conlos guantes puestos&. La teor$a feminista, por el contrario, cuando se refiere a )dorno y orBheimer,

     perci"e muy "ien este pro"lema.

     +o es nada extra6o que la #razón circulante# y las conexas esferas #p"lica# y #privada# semuestren estructuralmente masculinas, desmintiendo su carácter a"stracto, universal yaparentemente asexuado. En el sentido histórico y estructural, la universalidad a"stracta sólo lo es,de verdad, como contexto de vida masculino. El su'eto masculino de la mercanc$a es privado encuanto su'eto circulante del dinero, que persigue sus intereses monetarios* y #p"lico# como su'eto

     pol$tico, que se refiere disc