el espiritu santo da la fe - gottfried herrmann

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  • 7/22/2019 El Espiritu Santo Da La Fe - Gottfried Herrmann

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    El Espritu Santo da la fe1

    Dr. Gottfried HermannIglesia Evanglica Luterana Libre Alemania

    1. El Espritu Santo en nuestro tiempo

    A veces existe la queja de que el Espritu Santo recibe muy poca atencin en la teologa yen los sermones de las iglesias cristianas. Hasta cierto punto esto puede ser cierto en el caso detiempos pasados (aunque no del modo en que usualmente se expresa). Pero en nuestros das ya nohay razn para este temor. Es probable que no ha habido ninguna poca antes en que se hayadiscutido en las iglesias el Espritu Santo y sus obras tanto como hoy.

    Desde hace aproximadamente 100 aos ha recibido mucha atencin un nuevo movimientoentusiasta. A principios del siglo XX llegaron a existir las iglesias pentecostales. Exigieron unbautismo en el Espritu que se supona deba tener ms importancia que el bautismo con agua. Se

    debe exhibir mediante obras extraordinarias del Espritu. Hablar en lenguas y otrasmanifestaciones extticas reciban mucha atencin en ese tiempo.

    En el pasado ms reciente el movimiento carismtico motiv atencin de un modo similar.Los carismticos creen que el Espritu Santo debe ser exhibido en obras de poder visibles yperceptibles. La llamada bendicin de Toronto se puede mencionar como el ejemplo mspopular, segn la cual la gente debe ser lanzada a la tierra y retorcerse all gritando bajo lainfluencia del Espritu Santo. Mediante cultos de alabanza o adoracin los carismticos intentanproducir un trance y creen que esto sea obra del Espritu Santo. Sabemos por la Biblia que elEspritu Santo puede producir tales efectos (compare 1 Samuel 10:10ss). Pero hay que preguntarsi aun cuando se viera tal manifestacin extraordinaria automticamente se debera ver al EsprituSanto como el que lo origine. Tal conclusin no es posible porque Satans tambin puede usar

    esas seales (vea xodo 7:11ss). Si queremos estar seguros de que estamos tratando con elEspritu Santo tenemos que usar los medios que l dijo que usara. Quiere obrar mediante lapalabra de Dios y los sacramentos. All es donde lo debemos buscar. (Pero ste no debe ser eltema de este ensayo; el siguiente tratar en detalle de ello.)

    Aqu slo preguntamos cul es la razn por la que las obras extraordinarias del EsprituSanto atraen tanto inters hoy. Probablemente se debe a que el centro de la teologa se transformen el tiempo del pietismo. Bajo la influencia del individualismo creciente de los tiemposmodernos, el centro del pensamiento teolgico se movi hacia los sentimientos y experienciassubjetivas, y se alej de los hechos objetivos de la salvacin. No el contenido de la fe (lo que sellamafides quae creditur) sino el acto de creer (fides qua creditur) fue lo importante para muchagente. No interesaba qu creo sino cmo creo y cmo esto influye en mi vida.

    Cuando el asunto es la salvacin, ya no se refieren a toda la obra del Espritu Santo, sinoslo la salvacin con un significado limitado: la vida cristiana que se basa en la fe. Esto conducea la situacin en la que la obra verdadera y ms importante del Espritu Santo se pone casitotalmente en el fondo. Parece mucho ms importante prestar atencin a los aspectospsicolgicos de la fe.

    1Conferencia dictada en la Tercera convencin trienal del CELC, Winter Haven, Florida, Estados Unidos, 20 22 deabril de 1999

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    2. La obra del Espritu SantoTenemos un proverbio en Alemania. Como hacen, as se llaman. Eso quiere decir:

    Algunos se apellidan Miller (molinero) y efectivamente trabajan en un molino. Otros se apellidanLittle (pequeo), y realmente son pequeos de tamao. Otros se apellidan Schuetze y realmenteson buenos tiradores. Es as con el Espritu Santo. Tiene su nombre en su obra. Martn Luteroescribe en su Catecismo Mayor

    No podra yo titular mejor este artculo que denominndolo artculo de lasantificacin, como antes indiqu; porque en l se expresa y presenta el EsprituSanto y su accin, o sea que nos santifica. Por eso, debemos basarnos en lapalabra Espritu Santo, porque est tan brevemente expresado que no se puedetener otro trmino. En la Escritura se enumeran, adems, diversos espritus, comoson el espritu del hombre, los celestiales y los de maldad. Mas slo el espritu deDios recibe el nombre de Espritu Santo, es decir, el espritu que nos hasantificado y nos sigue santificando. As como se denomina al Padre: El Creador,y al Hijo: El Redentor, tambin al Espritu Santo debe denominrsele segn suobra, el Santo o el Santificador. (Catecismo Mayor, II, 36ss.)

    En seguida, Lutero tambin explica qu es lo que quiere decir Santificador. Mediante susufrimiento, muerte y resurreccin, nuestro Seor Jess hizo todo lo necesario para la eternasalvacin de todos los pueblos. Pero esto no nos sera til si no supiramos nada de ello.Viviramos y moriramos sin haber odo nada de este don maravilloso. Precisamente en estepunto comienza la obra del Espritu Santo. Asume el papel de hacernos apreciar lo que Jess halogrado por nosotros. Lutero escribe:

    En efecto, ni t ni yo podramos saber jams algo de Cristo, ni creer en l, nirecibirlo como nuestro Seor, si el Espritu Santo no nos ofreciese estas cosaspor la predicacin del evangelio y las colocara en nuestro corazn como un don.La obra tuvo lugar y fue realizada, pues Cristo obtuvo y conquist para nosotrosel tesoro con sus padecimientos, su muerte y su resurreccin, etc. Mas, si estaobra de Cristo permaneciese oculta y sin que nadie supiera de ella, todo habrasucedido en vano y habra que darlo por perdido. Ahora bien, a fin de evitar queel tesoro quedase sepultado y para que fuese colocado y aprovechado, Dios haenviado y anunciado su palabra, dndonos con ella el Espritu Santo, paratraernos y adjudicarnos tal tesoro y redencin. Por consiguiente, santificar no esotra cosa que conducir al Seor Cristo, con el fin de recibir tales bienes que pornosotros mismos no podramos alcanzar. (Catecismo Mayor, II, 38ss)

    El Espritu Santo nos lleva a Cristo; nos conduce a la fe en el Salvador. La fe que nos dioes la mano con que nos apropiamos y nos aferramos a Cristo. Por medio de la fe participamos enlo que Cristo nos logr. Nos permite producir frutos por fe mediante el Espritu Santo que obraen nosotros.

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    3. Ninguna fe sin el Espritu Santo

    La obra primera y ms importante del Espritu Santo es conducirnos a la fe en CristoJess. El apstol Pablo escribe en su Primera Carta a los Corintios: Nadie puede llamar a JessSeor, sino por el Espritu Santo. Esto significa: Nadie puede reconocer a Jesucristo como elSalvador y aceptarlo como tal. El Espritu Santo nos da tal reconocimiento. El Espritu Santodescribe este proceso con varias imgenes, hablando en esta conexin de ilustracin, conversiny renacimiento: quien nos salv y llam con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras,sino segn el propsito suyo y la gracia (2 Timoteo 1:9). O Mas vosotros sois linaje escogido,real sacerdocio, nacin santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciis las virtudes de aquelque os llam de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9).

    Sin embargo, la obra del Espritu Santo se expresa en su manera ms significante con laimagen de la regeneracin. Pero cuando se manifest la bondad de Dios nuestro Salvador, y suamor para con los hombres,nos salv, no por obras de justicia que nosotros hubiramos hecho,sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneracin y por la renovacin en el EsprituSanto (Tito 3:4,5). El Seor Cristo mismo dice a Nicodemo: De cierto, de cierto te digo, que elque no naciere de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:5).

    Desde la cada cada ser humano nace como pecador. Todos sufrimos de la manchaheredada de no poder vivir sin pecado. El pecado es resistencia contra Dios. No vivimos comodebemos; no vivimos en comunin y armona con nuestro Creador y Seor, sino como susenemigos. La Biblia llama a esto la mente pecaminosa o la muerte espiritual: Los designiosde la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden(Romanos 8:7). Estabais muertos en vuestros delitos y pecados (Efesios 2:1).

    Slo con un comienzo completamente nuevo podemos ser rescatados de esta situacindesesperada. Este nuevo comienzo sucede mediante el renacimiento. El Espritu Santo obranuestro nuevo nacimiento esta vez como seres humanos espirituales, agradables a Dios. Nosmuestra la voluntad de Dios, que se expresa en los diez mandamientos. l es quien, mediante lapalabra de la ley, nos hace reconocer cun perdidos somos como pecadores y cunto necesitamosa un Salvador. Por la palabra del Evangelio despierta en nosotros la confianza que ponemos eneste Salvador. Nos lleva a confiar solamente en l y en lo que l ha logrado para nosotros. LaBiblia llama esto la fe.

    En la Apologa de la Confesin de Augsburgo, Melanchthon describe este proceso con lassiguientes palabras:

    En el ltimo captulo de Lucas (24:47), Cristo nos manda predicar en su nombre elarrepentimiento y la remisin de los pecados. Pues el evangelio convence a todoslos hombres de que estn bajo el pecado, de que todos son merecedores de eterna iray muerte, y ofrece, a causa de Cristo, remisin de pecados y justificacin que recibeaquel que cree. La predicacin del arrepentimiento que nos acusa, estremece lasconciencias con autnticos y graves terrores. En estos terrores, los corazones tienenque ser nuevamente consolados. Y lo sern si creen en la promesa de Cristo, a saber,que por causa de l conseguimos perdn de pecados. Esta fe, que en estos terroresnos inspira nimo y consuelo, consigue remisin de pecados, justifica y vivifica.Porque este consuelo es una vida nueva y espiritual. (Apol. IV, 62).

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    El Espritu Santo nos da la fe por pura gracia. Y no lo hace de cualquier forma, sino pormedios. La palabra del evangelio y el santo bautismo son sus vehculos mediante los cualesllega a nosotros y obra en nosotros. (El prximo ensayo tratar de esto con ms precisin).

    Seguramente no es ninguna coincidencia que el Espritu Santo compara nuestro llegar a la

    fe a un segundo nacimiento, porque esta comparacin muestra que el renacimiento no es una obrahumana. El nacimiento significa que algo me pasa; estoy pasivo, no activo. En el renacimientoel Espritu Santo hace lo mismo conmigo; me da nueva vida, la vida espiritual que se extiendems all de la muerte de mi carne. Lo hace por pura gracia. No hay nada que yo podra contribuir.Dios lo hace todo: Mediante su palabra, me enva su Espritu (compare la Frmula de Concordia,Ept. II, 18).

    Aqu la razn del hombre pone sus objeciones. No degrada al hombre hacindolo unamquina si acta slo pasivamente durante el renacimiento? No conduce a que la conversinsea una compulsin irresistible (como insiste Calvino)? Sigue siendo un secreto cmo el Espritude Dios obra en nuestros corazones en detalle. Solamente conocemos sus medios (la palabra y lossacramentos) y el resultado. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes dednde viene, ni a dnde va; as es todo aquel que es nacido del Espritu (Juan 3:8). Conduce alerror especular sobre el papel de la voluntad del hombre en la conversin (como lo hizoMelanchthon en sus ediciones posteriores de sus Loci). Tales especulaciones rpidamenteterminan en el pelagianismo y su doctrina de que el hombre sea capaz al menos de obrar elcomienzo de la conversin misma. La Frmula de Concordia dice con correccin:

    Pero una vez que el Espritu Santo ha efectuado y realizado esto, y la voluntaddel hombre ha sido transformada y renovada por el poder y la obra exclusiva deDios, entonces la nueva voluntad del hombre es instrumento y rgano delEspritu Santo, de modo que el hombre no slo acepta la gracia divina, sino quetambin coopera con el Espritu Santo en las obras subsecuentes. (Epit. II, 18).

    Sin embargo, es cierto que podemos resistir la obra del Espritu Santo. Dios no obliga aningn ser humano a estar en su felicidad. Como dijeron los antiguos padres de la iglesia, no nosarrastra a s mismo por los cabellos sino por el corazn.2 No experimentamos con demasiadafrecuencia que la gente no permite que la palabra de Dios siquiera les llegue, o tercamente pasanpor alto su voz? Se pierden por su propia culpa.

    4. La fe - una obra?

    No hay nada que nuestro viejo Adn aborrezca ms que recibir un don. Aun aquellasocasiones en que regularmente damos regalos, la Navidad por ejemplo, se convierten ensolamente un intercambio de regalos. Pero la Sagrada Escritura es muy clara: Somos salvos solopor gracia, por causa de Cristo, no debido a nuestras obras. Si se entremezclan slo un poco lasobras, la gracia ya no es gracia. Esto es vlido tambin en el caso de la conversin o laregeneracin.

    Pero an cuando se toma en serio slo por gracia (sola gratia) y slo por causa deCristo (solus Christus), hay peligro. Frecuentemente se entiende mal la expresin slo por fe

    2Pieper/Mller, Christliche Dogmatik, St. Louis 1946, p. 469

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    (sola fide), como si la fe fuera una obra humana. En este caso dicen: Por supuesto somos salvospor la gracia de Dios, por causa de Jess. Dios hizo lo decisivo por nosotros. Pero ahora esperaque el hombre haga su obra tambin. El hombre tambin tiene que acordar aceptar esta oferta;tiene que dar su asentimiento a esta oferta. Dios toca la puerta pero el hombre tiene que abrirla.Billy Graham lo describe:

    La conversin bblica incluye tres pasos dos de ellos son activos, uno pasivo. Elarrepentimiento significa apartarse de la vida anterior. La fe es el tornarseconscientemente hacia Dios. El renacimiento es el don de la nueva vida de Dios queresulta.3

    Eso quiere decir: Primero el ser humano tiene que dar dos pasos en direccin de Dios,entonces Dios da un paso hacia el humano. En este caso se declara que la fe es una obra que elhombre tiene que hacer antes que Dios sea misericordioso con l.

    La pregunta es: Qu tiene que ver en fin la fe con el reconocimiento consciente?Seguramente no hay ninguna duda de que el reconocimiento es una parte de la fe adems de laconfianza. No dice el Seor Jess: Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el nico Diosverdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado (Juan 17:3)? Y el apstol Pedro escribe: Comotodas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,mediante el conocimiento de aquel que nos llam por su gloria y excelencia (2 Pedro 1:3).

    Sin embargo, cuando la Sagrada Escritura describe la fe como el reconocimiento, entreotras cosas, no quiere decir un entendimiento puramente intelectual de la verdad divina. La raznes sta: Quin ense al Espritu de Jehov, o le aconsej ensendole? (Isaas 40:13;Romanos 11:34; 1 Corintios 2:16). Y el apstol Pablo escribe sin equivocarse: Pues ya que en lasabidura de Dios, el mundo no conoci a Dios mediante la sabidura, agrad a Dios salvar a loscreyentes por la locura de la predicacin Sino que lo necio del mundo escogi Dios, paraavergonzar a los sabios; y lo dbil del mundo escogi Dios, para avergonzar a lo fuerte (1Corintios 1:21,27).

    Cuando la Escritura llama a la fe un reconocimiento, entonces este reconocimiento noslo se aplica a la razn sino abarca el ser humano completo. Una participacin firme o comuninque procede del profundo amor (como la palabra hebreayadah= reconocer). El hebreo describela relacin sexual de hombre y mujer con la misma palabra. Tal reconocimiento de Dios no tienenada que ver con obras intelectuales; todo lo contrario. Especialmente en el caso de personas conenfermedad mental y los nios, este fiel reconocimiento de nuestro Salvador y la confianza en lpueden ser mucho ms pronunciados que en el caso de un adulto. Puesto que la razn con msfrecuencia resulta en un obstculo para la fe en el caso de un adulto, el Seor Jess nos recuerda:Si no os volvis y os hacis como nios, no entraris en el reino de los cielos (Mateo 18:3).

    Por tanto es insensato y antibblico cuando los bautistas niegan la fe de los nios y por esarazn rehsan bautizarlos. Desafortunadamente, este concepto equivocado y no bblico de la fe sepuede encontrar en casi toda la teologa evanglica pietista de la decisin. Se anima a la gente adecidir por Jess o a entregar sus vidas a Jess para ser salvos eternamente. Piden una obrahumana. Y hasta se refieren a afirmaciones bblicas. No pide la Biblia la conversin o la fe en laforma imperativa con mucha frecuencia? No dice el Seor Cristo a sus discpulos: Arrepentosy creed en el Evangelio? Y el apstol Pablo anima al carcelero en Filipos: Cree en el SeorJesucristo, y sers salvo, t y tu casa (Hechos 16:31).

    3Billy Graham, Friede mit Gott, 22. Aufl., Neuhausen-Stuttgart 1997

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    Pero aqu hay que notar que en tales peticiones la fe slo se describe como una manera enque la salvacin llega a nosotros. Si la fe fuera una condicin que el hombre tuviera que cumplir,entonces esto estara en directa contradiccin a los claros testimonios de la Escritura. El SeorJess indica: Ninguno puede venir a m, si el Padre que me envi no le trajere (Juan 6:44). O elprofeta Jeremas confiesa: convirteme, y ser convertido, porque t eres Jehov mi Dios

    (Jeremas 31:18). Por tanto se elimina cada una de las acciones humanas en la conversin desdeel comienzo. Si alguien sigue la voz de Dios, esto no es un paso independiente hacia Dios, sinouna seal de lo que el Espritu Santo ya ha obrado. Y donde se enciende la primera chispa de fe,all ya ha sucedido la conversin.4

    Despus de la cada, ningn ser humano es capaz de hacer nada bueno en lo que a Dios serefiere. Enfrenta a su Creador, ya no con neutralidad, sino como su enemigo. Ya no es capaz pors mismo de volver a Dios. El apstol Pablo dice: Como est escrito: No hay justo, ni aun uno;No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieronintiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (Romanos 3:10-12). Y a loscorintios escribe: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espritu de Dios,porque para l son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente (1Corintios 2:14).

    La Frmula de Concordia resume:

    En las cosas espirituales y divinas el intelecto, el corazn y la voluntad del hombreson completamente incapaces, mediante sus propias facultades naturales, deentender, creer, aceptar, pensar, desear, empezar, efectuar, hacer u obrar alguna cosao cooperar en ella; sino que son corruptos y estn enteramente muertos a lo bueno;de manera que en la naturaleza del hombre desde la Cada, antes de la regeneracin,no existe ni se observa la menor chispa de poder espiritual por la cual el hombremismo pueda prepararse para la gracia de Dios o aceptarla cuando se le ofrece, niser capaz por s mismo de poseerla (2 Co. 3:15), ni de aplicarse o acomodarse a ella,ni por sus propias facultades ayudar a hacer algo en su conversin o cooperar en loms mnimo para obtenerla (DS II, 7).

    Cuando nuestra confesin elimina toda cooperacin humana en cuanto a la conversin (yestamos de acuerdo con ella), eso no quiere decir que todo sentimiento del ser humano tambin seelimina. Se trata de que este sentimiento es tambin una obra del Espritu Santo. La Frmula deConcordia dice:

    De manera que cuando Lutero dice que en la conversin la voluntad del hombre espuramente pasiva, es decir, que no hace hada en absoluto, sino que slo sufre lo queDios obra en l, esto no quiere decir que la conversin se realiza sin que la palabrade Dios sea predicada y oda. Tampoco quiere decir que en la conversin no seencienden en nosotros nuevos impulsos por medio del Espritu Santo ni se empiezauna obra espiritual. Mas s quiere decir que el hombre por s mismo, o por su propiopoder natural, no puede hacer nada ni ayudar nada en su conversin, y que laconversin no es slo en parte, sino nica y exclusivamente la operacin, ddiva yobra del Espritu Santo, que la ejecuta y la efecta por su poder y fortaleza,

    4Pieper/Mller, Christliche Dogmatik, St. Louis 1946, p. 438

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    mediante la palabra, en el intelecto, la voluntad y el corazn del hombre (DS II,89).

    5. Permanecer en la fe hasta el fin.

    En la explicacin de la doctrina de la regeneracin y la conversin de acuerdo a laEscritura, no se trata de un sofisma teolgico. En donde no hay claridad acerca de lo que sucedeen la regeneracin, toda nuestra vida cristiana est en peligro. Si la regeneracin an en lamedida ms mnima consiste de obra humana, entonces nuestra fe depende del fundamentotambaleante de nuestros sentimientos. Entonces en las aflicciones siempre resurgir la pregunta sinos hemos acercado lo suficientemente a Dios, o si hemos credo con suficiente fuerza. Slocuando aceptamos el claro testimonio de la Escritura, (aunque no le guste a nuestro viejo Adn) ycuando dejamos que la regeneracin sea totalmente la obra del Espritu Santo, podemos encontrarconfianza de que somos salvos. Nuestra Confesin Luterana indica exactamente este aspectoconsolador, una y otra vez:

    En resumen, permanecer eternamente verdadero lo que el Hijo de Dios dice,Separados de m nada podis hacer (Jn. 15:5). Y San Pablo, Dios es el que envosotros produce as el querer como el hacer, por su buena voluntad (Fil. 2:13).Este ltimo pasaje es muy consolador para todos los cristianos que sienten yexperimentan un pequeo destello de la gracia divina y la salvacin eterna o lasanhelan fervorosamente; pues saben que Dios ha encendido en su corazn estecomienzo de la verdadera santidad y que adems los fortalecer y los ayudar en sugran flaqueza para preservarlos en la verdadera fe hasta el fin. (DS II, 14).

    El Espritu Santo nos conduce a la fe; obra en nosotros la regeneracin. Pero con esto noha terminado su obra. Tambin nos cuida para que permanezcamos en la fe. Al considerar lapermanencia en la fe es importante que no dejemos entrar la duda de la obra del Espritu Santo.El Seor Cristo dice: Mas el que persevere hasta el fin, ste ser salvo (Mateo 24:13) Muchoscristianos se preocupan de permanecer en la fe hasta el fin de sus vidas. Se comprenden talesdudas. Quin sabe que traer la vida? Quin puede estar seguro que no va a tropezar? Simiramos a nosotros mismos jams podemos encontrar esta confianza.

    Pero esto no es necesario, porque no es nuestro esfuerzo lo que nos preserva en la fe. ElEspritu Santo obra la fe en nosotros, y tambin quiere mantenerla. Nos lo prometi. El ApstolPablo escribe acerca de este asunto: Estando persuadido de esto, que el que comenz envosotros la buena obra, la perfeccionar hasta el da de Jesucristo (Filipenses 1:6). Y en 1Corintios leemos: As como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, detal manera que nada os falta en ningn don, esperando la manifestacin de nuestro SeorJesucristo; el cual tambin os confirmar hasta el fin, para que seis irreprensibles en el da denuestro Seor Jesucristo (1 Corintios 1:6-8).

    Todo el que considera la fe y la regeneracin como obra del hombre pronto perder otravez la fe. Hay muchos ejemplos de esto en la historia de la iglesia. Satans hace todo lo quepuede para llevar las almas que ya fueron ganadas por Jess otra vez a su reino. Podemos resistirsus ataques solamente cuando tambin confiamos en la obra del Espritu Santo en cuanto a lapreservacin de nuestra fe.

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    Como sucede esto? El Espritu Santo preserva nuestra fe obrando en nuestro beneficiopor los medios de gracia. Nos conduce a la comunin de los creyentes que se renen alrededor dela palabra y los sacramentos. Aqu recibimos alimento para nuestra fe y aqu somos fortalecidosen la comunin de los hermanos y hermanas. De este modo obra en nosotros y se cuida de queperseveremos hasta el fin. Merece por esto nuestra alabanza y gratitud diaria!

    6. Conclusin.

    Finalmente debemos evitar un malentendido. Hemos odo lo importante que es eliminartoda cooperacin humana en cuanto a la conversin y la regeneracin. No existe tal cooperacin.La conversin no es un trabajo en conjunto, en donde Dios y el hombre trabajen mano a mano.Esto se aplica a la regeneracin, el llegar a la fe (conversio prima). Pero es vlido tambin para laconversin diaria, (conversio continua). Lutero dice acerca de esto en su Catecismo Menor

    que el viejo Adn en nosotros debe ser ahogado por pesar y arrepentimientodiarios, y que debe morir con todos sus pecados y malos deseos; asimismo, tambincada da debe surgir y resucitar el hombre nuevo, que ha de vivir eternamentedelante de Dios en justicia y pureza. (Cat. Men., IV, 12, p. 363-364).

    Y en la primera tesis de 1517 Lutero dice:

    Cuando nuestro Seor y Maestro Jesucristo dijo: Haced penitencia ha queridoque toda la vida de los creyentes fuera penitencia.

    Este volver diario es necesario para el creyente tambin. S, la fe hasta es un requisito paraello. Mediante ella el creyente se hace capaz y obtiene la voluntad por medio del Espritu Santopara cooperar en esta obra que agrada a Dios.5Toda pasividad sera errnea. (Pero otro ensayoposterior tratar con este asunto). Animmonos unos a otros siempre y oremos a Dios:

    Tu templo entra, Oh SeorInvitado de mi espritu.Me diste al que en tierra nacUn bendito renacimiento.Tu, Seor, que aqu morarTe dignas en mi corazn,Como Dios t reinas,Y recibes igual adoracin. Amn (The Lutheran Hymnal 228:1)

    5Esto es vlido solamente mientras el Espritu Santo obra en el regenerado. La Frmula de Concordia (SD II, 66, p.576) indica que el ser humano no es un colaborador en trminos de igualdad con el Espritu Santo (no como doscaballos tiran juntamente de un carro).

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    Bibliografa

    Einigungsstze zwischen der Ev.-Luth. Kirche Altpreuszens und der Ev.-Luth. Freikirche, hrsg.Von W. Oesch und G. Heinzelmann, Frankfurt 1948 (These 2).

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    Reaccin al ensayo, El Espritu Santo da la fe

    Los ensayos sobre el Espritu Santo que se estn presentando en esta convencin son unafuente de gran consuelo y fortaleza para cada uno de nosotros. Sin la obra del Espritu Santo,ninguno de nosotros seramos hijos de Dios, discpulos de Jesucristo, salvos por la eternidad.

    Por qu? Porque desde la cada del hombre cada uno de nosotros por naturaleza es un incrdulo,un enemigo de Dios, perdido para siempre. No hay nada que podamos hacer por nosotros mismospara cambiar esto, para hacernos discpulos del Seor. Necesitamos un cambio de corazn ysomos incapaces de producirlo. Por eso tenemos necesidad de escuchar un mensaje tal como esteensayo el cual nos asegura que Dios puede cambiar esta situacin y lo har. Cmo lo har? Alllevarnos a la fe en nuestro Seor Jess. Y esa es la obra de la tercera persona en la deidad, laobra del Espritu Santo.

    El Dr. Herrmann lo expres as: Slo con un comienzo completamente nuevo podemosser rescatados de esta situacin desesperada. Este nuevo comienzo sucede mediante elrenacimiento. El Espritu Santo obra nuestro nuevo nacimiento - esta vez como seres humanosespirituales, agradables a Dios. Nos muestra la voluntad de Dios, que se expresa en los diezmandamientos. Mediante la palabra de la ley l nos hace reconocer cun perdidos somos comopecadores y cunto necesitamos a un Salvador. Nos lleva a confiar solamente en este Salvadory en lo que l ha logrado para nosotros. La Biblia la llama la fe El Espritu Santo nos da la fepor pura gracia. Y lo hace no de cualquier forma, sino por medios. La palabra del evangelio y elsanto bautismo son sus vehculos mediante los cuales llega a nosotros y obra en nosotros

    Seguramente no es ninguna coincidencia que el Espritu Santo compare el que lleguemosa la fe a un segundo nacimiento. Porque esta comparacin muestra que el renacimiento no es unaobra humana. El nacimiento significa que algo me pasa; estoy pasivo, no activo. En elrenacimiento el Espritu Santo hace lo mismo conmigo; me da nueva vida, la vida espiritual Lohace por pura gracia. No hay nada que yo podra contribuir. Dios lo hace todo: Mediante supalabra, me enva su Espritu.

    Hay muchos que se llaman cristianos y rehsan aceptar que solamente el Espritu Santonos convierte y nos transforma. Este ensayo, por tanto, llama nuestra atencin al pietismo, elpentecostalismo, los carismticos, los bautistas y otros. Los bautistas, por ejemplo, no creen queel Espritu Santo pueda conducir a un bebito a la fe por medio del bautismo. Pero la fe no es obrahumana, es obra del Espritu Santo. Agradezcamos al Seor el hacer algo que ni nosotros niningn ser humano seramos capaces de hacer por otros ni por nosotros mismos, es decir,conducirnos a la fe y sostenernos en ella.

    Aunque por nosotros mismos no podemos llevar a nadie ms a la fe, sin embargo elEspritu Santo, cuando ha producido la fe en nosotros, busca obras de agradecimiento de nuestraparte, es decir, compartir la palabra salvadora con otros. Al envejecerse el mundo, la tarea se hacesiempre ms grande. En el peridico de mi ciudad le recientemente lo siguiente: La poblacindel mundo, actualmente de 6 mil millones, aumentar a 8 mil millones para el 2026 y el totalalcanzar 9.3 mil millones para el ao 2050, la mayora de ellos viviendo en los pases menosdesarrollados del mundo. Como creyente, sabes lo que esto significa para ti, lo que el Espritute est pidiendo hacer? Compartir la palabra con estos miles de millones de personas, la palabra ylos sacramentos mediante los cuales el Espritu Santo lleva a las personas a la fe. Esto es lo quenos enfrenta como miembros de la CELC en el nuevo milenio. Y va a tomar ms de cincominutos! Fortalcenos, Espritu Santo!

    Harold E. Wicke

  • 7/22/2019 El Espiritu Santo Da La Fe - Gottfried Herrmann

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