el destello de los mil soles (1)

8/19/2019 El Destello de Los Mil Soles (1)

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Cervantes Isaí 0 imbo Solaris

________________El destello de los 1000 soles _____________


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Créditos

Derechos de autor:

Isaí Cervantes JM

Editor:

Isaí Cervantes JM

Limbo Solaris Vol.1 El destello de los mil soles es el

segundo libro de un copilado de 4 del proyecto

Mente Alternosis

www.facebook.com\mentealternosis

Autor:

www.facebook.com\isaisnake

Edición Alfa

Registro en Safe Creative: # 1308095555030

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Dedicado a: La negra Soledad

Les presento el primer capítulo de Limbo Solaris Vol.1

El destello de los 1000 soles

Disfrútenlo!!


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Lista de Escenas

Capítulo 1

El desierto de Tepes

Pagina

Prologo……………………………………… 6

Escena

1. El valle de la muerte 82. Premonición 103. El mundo espectral 134. Welcome to Tonopah 16

5. La casa abandonada 196. Bud1le Park 227. Fuego Ardiente 248. Dos desgraciados 279. Cuchilla de Alas Celestiales 3010. Sombras ocultas 3411. Más oscuro que la noche 3712. Perseguidos 41

13. Desolados 4314. Manos milagrosas 4615. Camaleón F3D 4916. El último samurái 5217. Alma vagabunda 55


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Prologo

La gran llamarada

En tiempos no muy lejanos, donde la humanidad al-

canzo su límite de desarrollo humano. El sol entro en

una nueva etapa de actividad solar, volviéndose másactivo y expulsando más calor.

Cuan mayor actividad del sol sobre los seres huma-

nos, poco a poco se incrementaron los niveles de dopa-

mina en su cerebro. Esto los hacía más “espirituales”

volviéndolos mansos y dóciles.

La felicidad empezó a florecer entre las naciones dela tierra, produciéndose la tan anhelada paz que tantos

deseaban. A esta oleada de armonía y mansedumbre se

le domino “la gran llamarada” (alegría del astro rey).

La segunda llamarada

La felicidad en el ser humano solo se experimentó

por pocos años. La actividad solar no ceso, y continúo su

acelerado incremento, esto origino una fuerte sobre-

producción de dopamina en el cerebro humano y en las

demás especies animales, provocándoles ataques esqui-

zoides acompañados de alucinaciones, furia desenfrena-

da y otros trastornos empáticos.


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Pero la gran energía solar irradiada no solo afecto al

humano, sino también al núcleo de la tierra, enfriándolo

y provocando que de sus profundidades emergiera laoscuridad que ahí se alojó por muchos años, invadiendo

los corazones sus habitantes, generando una oleada de

crímenes y terror. A este fenómeno se le denomino “la

segunda llamarada”(La furia del astro rey).

El destello de los mil soles

Tras la llegada de la segunda llamarada, las naciones

de la tierra se pusieron en conflicto nuevamente. Impul-

sando una guerra de grandes proporciones que sería el

comienzo de “El destello de los mil soles”

Benditas sean todas las formas de inteligencia.


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Capítulo 1

El desierto de Tepes

Reconozco a mi espíritu en la arena,

esparcida en un mundo inagotable

de espacio y de ruido.

Casi soy una sombra más que pena,

como ermitaño antiguo, que incansable

de verdad y dolor

buscaba iluminarse entre las sombras.

DIA 1

Escena 1

El valle de la muerte

Un viento inhóspito surcaba el ambiente, me localizaba en

“El valle de la muerte” un desierto caluroso y seco, situado al

noroeste de la ciudad de las vegas, mi destino era incierto,

vagando como alma en pena, conducía mi Camaro (1986 ZZ8)

buscando un lugar tranquilo donde poder descansar de mis

perseguidores. La ola de crímenes y terror que empezó a

invadir mi región era devastadora.

Mis enemigos me querían ver muerto. Aunque como esta-

ba el mundo después de los efectos de la segunda llamarada

no me extrañaba que alguien pretendiera finiquitar mi vida.

La realidad es que el mundo como lo conocemos estaba a

punto de caer…


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Conducir por el desierto es algo peligroso, el sol es muy

fuerte, y con el calor abrazador un parece un infierno. Cruzar

sus montañas, entre pueblos fantasmas y ruinas dejadas por lacreciente violencia, era algo difícil de asimilar. La fiebre

producida transformaba mi psique, volviéndome cada vez más

agresivo y experimentando ligeras alucinaciones.

Pensé. Cuando de pronto un terrible mareo invadió mi

cabeza, que me hizo derrapar por la caliente carretera deldesierto. . Deduje de prisa.

Las alucinaciones empezaron a convertirse en delirios. Me

estacione cerca de una pequeña cueva, perfecta para descan-

sar, mientras me recuperaba de la terrible confusión.

La sensación de estar bajo los rayos del sol por muchotiempo se asemejaba a estar intoxicado con una dosis excesiva

de metanfetaminas, acompañado de efectos alucinatorios.

— ¡Ah! descansare un par de horas hasta que la noche se

haga presente—. Mis ojos se cerraron como si tuvieran dos

enormes pesas, un agudo adormecimiento invadía cada parte

de mi cuerpo. Ingrese en un profundo sueño, una premonición.


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Escena 2

Premonición

Voz desconocida:

—Tepes… Tepes… Despierta.

Mi sueño era tan sensato que no podía distinguir entre lo

real y lo irreal. Me sumergí en un estado de ensueño, aplazan-

do todo deseo de estar vivo. En eso la cueva, transformo suscolores apagados y obscuros por colores vivos. Una inmensa

luz alumbrando cada rincón de esa pequeña cueva, me llamaba

por mi apellido que por alguna razón lo sabía. — ¿Quién

eres?—Pregunte…

Esa gran esfera de luz me responde:

—Soy Anael, un ángel enviado de los cielos que viene a

salvar a la raza humana de su pronta destrucción. Y tú me

servirás.

Atónito por las palabras de Anael, como se hacía llamar la

luz. Le respondí — ¿Por qué yo?

El me contesto:

—Porque así fue ordenado en lo alto, y nada sobrepasa las

órdenes establecidas por el creador. Ahora te enseñare una

visión de lo que está por ocurrir en la tierra, también te

mostrare el mundo de los espíritus donde podrás conocer el

corazón de cada persona y saber cuál ha caído en la corrupción

de la oscuridad. El caos y la destrucción están por venir.


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Anael se puso sobre mi cabeza como aureola de luz y me

mostro una visión de lo que pronto estaría por ocurrir en el

mundo. En la ilusión se mostraba: “Una terrible guerra mun-dial, comandada de un lado por la: Alianza Coalición Fuerzas

del Nuevo Orden integrada por: China, Rusia, Corea del norte,

los países del medio oriente y toda la américa del sur (CONO).

Contra la Coalición Pueblos Unidos por la Libertad (PUL)

integrada por: los 3 grandes de América del norte (EEUU,

Canadá, México), la Unión Europea, África y el Japón.

La locura en el mundo era inimaginable la gran nación del

norte de América (EEUU) no solo tenía problemas internos,

sino que estaba al borde de un ataque nuclear inminente. La

terrible violencia que vivía el país y el insoportable calor, hacía

que un ataque de esta naturaleza fuera razonable para acabar

con el sufrimiento de cada habitante.

Las bombas cayeron en cada rincón de la unión americana y

de sus aliados. Sin que estos pudieran reaccionar ante tal

masacre envuelta en fuego y destrucción. Cada estruendo

producido por una explosión de tal magnitud, hacia cimbrar el

suelo de la tierra como terremoto de grandes proporciones. La

onda expansiva de fuego arrasaba con cada alma que encon-

traba a su paso.

Las ciudades, bosques, desiertos, montañas. Estaban en-

vueltas en un fuego oscuro que consumía toda vida que existía

en estos lugares.

Mi vida corría peligro en esta nación…

Pero la visión no termino en esa terrible premonición demuerte que me mostro Anael, el me mostro la segunda parte,

la parte en donde seria usado.


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Elevado en una gran éxtasis. A miles de metros sobre la

superficie de la tierra, traspasando su atmosfera. El me mostro

lo que él llamaba la puerta “Al nuevo mundo”. Una pequeña y

destellante luz que brillaba en un punto de la Antártida. Ahí es

donde tenía que ir.


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Escena 3

El mundo espectral

Después de la visión Anael se retira de mi cabeza, la éxtasis

que había experimentado durante aquella revelación se había

esfumado. Me sentía triste, vacío, necesitaba de esa luz otra

vez. Anael me responde: —Esa sensación la disfrutaras en el

lugar donde tendrás que ir. Ahora te mostrare como podrás

entrar al mundo de los espíritus, esto solo lo harás paraconocer el corazón de las personas y no dejarte fiar por los

corruptos de la oscuridad.

La esfera de luz me indicaba como entrar al mundo de

los espíritus:

—Junta tus manos y cierra los ojos, repite el verso después

de mí…

— ¡Que se abra la puerta espiritual!

—Concédeme la gracia de entrar a tu aurora espacio-

temporal.

— ¡ABRIL ONICE!

El ambiente inmediatamente se empieza transformar, las

paredes de la cueva se ensanchan y se acomodan al entorno.

La temperatura de golpe comenzó a descender, contrariando

con la del mundo terrenal. Los colores se desvanecen, dejando

un tono gris verdoso por cada rincón de aquel mundo frio

carente de color.


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Lo único que se puede apreciar es la tranquilidad de sus

sonidos. Escuchando solo ecos de almas vagabundas expresan-

do su pena con gritos y lamentos tristes, esparcidos por el airetempestuoso que surca ese lugar “El mundo de los muertos”.

—Este es el mundo donde vagan los espíritus, solo podrás

entrar durante el día y por máximo de una hora, si permaneces

más tiempo quedaras atrapado en este mundo para siempre.

—Las advertencias de aquella entidad de luz me sorprendieron

de inmediato surgieron solo dos preguntas:

— ¿Por qué solo de día? y ¿Cómo rayos escapaba de este

mundo?”

La rebosante luz me contesto mis dos incógnitas:

—No entraras al mundo espiritual durante la noche porque

es cuando se desatan las fuerzas oscuras, el reino de lassombras se hace presente. Espíritus oscuros asechan por la

tierra en busca de corromper las almas y aun no estás prepa-

rado para luchar contra esas fuerzas. Si llegas entrar durante la

noche serás consumido por la oscuridad.

—La forma de escapar es juntando tus manos y recitar el

verso de esta forma. Repite después de mí.

— ¡Que se abra la puerta terrenal!

—Concédeme la gracia de entrar en tu espacio-temporal.

— ¡ABRIL ONICE!


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Después de pronunciar aquellos versos, el mundo tal como

lo conocía empiezo a surgir con sus colores intensos y su cálido

ambiente. Las paredes de la cuerva empezaron retomar suforma original.

La gran luz me dio los últimos detalles de mi misión:

—Ve al pueblo de Tonopah que está a kilómetros al norte

de este sitio y rescata solo a las personas que no estén corrup-

tas por las tinieblas. En ese pueblo encontraras un alma que te

llevara hasta luz parpadeante en la Antártida.

—Encuéntrala buscando en el mundo espiritual. Recuerda

no permanecer más de una hora en ese mundo, porque

podrías quedar atrapado en medio de las sombras.

La presencia de aquella luz se desvanecía poco a poco. Su

inmensa luminosidad se apaga por completo.


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Día 2

Escena 4

Welcome to Tonopah

Desperté confundido de aquella vivida visión, la noche es-

taba presente en aquel desierto. La baja temperatura del

crepúsculo yacía sobre el valle de la muerte, era ideal para

continuar mi camino.

Presuroso me encamine donde estaba mi preciado Camaro.

Dentro en la parte trasera encuentro mi Desert Eagle .50Action

Express con su cargador y unas cuantas balas de repuesto, era

la pistola con la cual mi padre me había enseñado a disparar, y

el único recuerdo que tenia de él. Le puse de nombre Espíritus,

mi compañera de muchas batallas, por alguna razón sabía que

la usaría cuando llegara a mi destino.

Me encontraba transitando la carretera 95, rumbo al Pue-blo de Tonopah, miles de pensamientos invadían mi mente enesos momentos, con fragmentos de la visión mostrada poraquella entidad de luz. Incrédulo no sabía si creer en suspalabras o así de simple seguir sus órdenes. Lo único que sí

sabía es que si era cierto, no disponía de mucho tiempo antesde que cayeran las bombas. El camino se hizo largo y las horastrascurrieron sin ningún inconveniente y la noche se esfumodando lugar al:

Amanecer

Los primeros rayos de la mañana se hicieron presentes so-bre aquel yermo. Esto me alegraba pero al mismo tiemposabía que la locura de la 2ª llamarada estaba cada vez máscerca.


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La ciudad a plena vista muestra las primeras actividades deldía. Me estacione en lo alto de una colina observando desde

arriba los movimientos de sus ciudadanos.

Durante las primeras horas matutinas me adentro en elpueblo de Tonopah, los habitantes al verme parecen extrañar-se, como si no les agradaran los extranjeros.

Los efectos del calor pronto comenzaron a brotar entrelos lugareños. El enojo, la enemistad y el odio poco a poco

dominaban los corazones de aquellas personas. Sus miradasreflejaban unos ojos vidriosos llenos de ira.

Uno de los pueblerinos se acerca con un gesto de enojoy me pregunta:

—¡Hey tú! ¿Qué haces aquí? ¿A quién buscas?

Sabía que tenía que actuar con cautela para no desper-tar su enojo, pero esas miradas se clavan en mí ser comopuñales queriendo desgarrar mi cuerpo. Miradas perturbadaspor una nube de prejuicios, me hundían en un sentimientoaplastante, que sofocaba mi garganta.

Mi vida corría peligro de nuevo, mi instinto de supervi-vencia me decía corre, huye de este lugar. Aunque primero

tenía que encontrar esa alma que me llevaría hasta la luz en laAntártida.

Trate de calmar los ánimos no respondiendo a sus abundan-tes acosos pero uno de ellos se acercó hasta mí y me agrediófísicamente atizándome un golpe en el rostro. Exclamando—¡Contesta cuando te pregunten!


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Esto me enfureció y le respondí sacando mi Espíritus; gol-peándole la cabeza con el mago de la pistola, él sujeto quedo

inconsciente tumbado en el suelo por el golpe que le propinede gran potencia. Los poseídos embravecidos por los hechosocurridos piden mi muerte.

Se abalanzan en contra de mí, pero con un ágil movimientoevado cada intento de sujetar mi cuerpo. A gran velocidadprosigo por la calle evadiendo una enardecida chusma condeseos de matar.

Mi única solución para salir de este enredó era la de entraral mundo espiritual.

Estaba a punto de poner a prueba cada palabra y cada sen-sación de aquella entidad de luz. Pero había un problema,tenía que buscar un lugar seguro donde pudiera recitar cadafrase del verso que me da el poder para entrar por la puerta de

lo espiritual.


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Escena 5

La casa abandonada

En medio de la huida percibí una casa abandonada antes depasar la esquina, un sitio perfecto para perderlos y poderejecutar la transición. Me adentre cruzando su desgastada yvieja puerta color marrón. Dentro estaba oscuro y en silencio.El lugar era un desastre, parecía como si alguien lo hubieraarrasado, o que hubiera sido el escenario de una trifulca.

Unos pasos se escucharon cada vez más cerca de mi posi-ción… se escuchan pisadas… ¡oh! Sorpresa un maldito me atacacon un cuchillo hiriéndome en una pierna. Con el dolor ysangrando eludo el segundo ataque del maniático sujeto.

De prisa desenfunde mi Espíritus, apretando el gatillo dis-para una poderosa bala calibre 12,7 mm que al hacer contacto

con la cabeza del pusilánime mal nacido, explota botandopedazos de cerebro por doquier. Quede asqueado ante talescena de horror, aunque ya lo había hecho antes no podíasoportar el olor a sangre.

Tenía que actuar rápido, la chusma enardecida escucho elestruendoso disparo producido por mi Desert Eagle .50 ActionExpress. Era hora de juntar mis manos, cerrar los ojos y

pronunciar cada palabra de ese poderoso verso que metransporta fuera de este mundo:

—¡Que se abra la puerta espiritual!

—Concédeme la gracia de entrar a tu aurora espacio-

temporal.

—¡ABRIL ONICE!


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Las paredes de la casa se deforman geométricamente de-

siguales, los opacos colores grises verdoso pinta cada parte de

este ambiente. Algo impactante ocurrió una vez dentro de esemundo, algo que no me había dicho aquella entidad de luz, la

herida que me había ocasionado aquel sujeto, pronto comenzó

a desvanecerse, ausentando el dolor y la sangre. Ahora podía

analizar mejor los eventos ocurridos y lo que tenía que hacer.

De pronto se oye un lamento de dolor junto al cadáver del

poseído brutalmente asesinado. Su alma estaba limpia peroatrapada en esta dimensión, fija solo tenía su atención sobre

su antiguo cuerpo terrenal, no poniendo atención a mí presen-

cia.

La turba furiosa entra en la casa asechando cada rincón de

ese desmantelado lugar.

Buscan… y buscan… Y encuentran el cuerpo ultimado sin

vida de uno de sus vecinos.

Por primera vez podía ver los corazones de aquellas perso-

nas latiendo en su pecho a simple vista, los seres vivos que

estaban en el mundo terrenal, matizados del gris verdoso que

cubre este espacio, solo resaltaba el intenso rojo-sangre

palpitando en sus corazones, asemejando a grandes luciérna-gas contrastando con esta dimensión.

En el frio corazón de cada lugareño rondaba un pequeño

humo que traspasaba y hurtaba su brillo. Cuan menos res-

plandor, mas oscuridad ocultaban en su interior. Eso era signo

de que estaban corruptos y no conseguiría hacer nada por

ellos, solo la muerte podría acabar con los efectos de la 2ªllamarada. Por suerte ellos no me podían verme estando en el

mundo espiritual.


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El enjambre de poseídos cegados por el enojo. Exclamaban

frases de odio y venganza por lo que le hice a uno de sus

miembros.

La muchedumbre gritaba:

— ¡Tenemos que matarlo! ¡Mátenlo! ¡Acabemos con el!

—Vigilen por todo el pueblo, busque en sus casas, cierren

todos los caminos—. Expreso el sheriff con actitud altiva.

— ¡No saldrá vivo!

El alguacil del pueblo con ademan y señalando la puerta,

comanda la orden de buscar y destruir al extranjero. La

multitud enseguida se dispersa por todo el pueblo pasando la

voz de casa en casa.


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Escena 6

Budle Park

Aun estando en el mundo de los muertos, abandono esa

casa esperando encontrar en el pueblo, un alma limpia antes

de que se corriera la voz por todo el pueblo, y se agravara más

la situación.

Estando fuera mire una placa de metal, donde está graba-

do el nombre de la calle, escrito con letras negras “Ave.

Florence”. A paso veloz recorrí la avenida y doble rumbo a la

izquierda encontrándome con la calle Circle Mizpah. Transitan-

do la calle, a lo lejos me percato de un parque que me parece

perfecto para esconderme de momento.

No disponía de muchos minutos antes de que límite de

tiempo terminara. Recordé las palabras de Anael al decirmeque si permanecía más de una hora seria perseguido y al final

consumido por las sombras.

Había llegado a Budle Park, desde fuera pareciera como si

nadie estuviera presente ningún alma lo habitaba. Dentro un

amplio parque ante mí.

Solo unos pocos minutos más. Pero antes de entrar al mun-

do terrenal tenía que asegurarme que estaba en un lugar

seguro. Ronde las inmediaciones y llegue a un punto en

donde al suroeste había una casa muy linda y al noroeste… me

quede impactado.

Por la calle Mizpah Cir. Divagaba un alma con un corazón

deslumbrante, un destello emitía cada vez que su fuerza lo

hacía latir. Felizmente sabía que esa anima me ayudaría a


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llegar hasta la brillante luz de la Antártida, las palabras de

Anael se cumplían poco a poco.

De pronto se escuchó un estruendo en el mundo espiritual,

empezó a temblar como si estuviera a punto de ocurrir algo.

Pilares espirituales emergían de la superficie por doquier. Él

alma de la tierra se acomodaba y con ello el mundo terrenal

sufría los estragos.

De inmediato junto mis manos, eh invoco las palabras de

salida de aquella dimensión:

— ¡Que se abra la puerta terrenal!

—Concédeme la gracia de entrar en tu espacio-temporal.

— ¡ABRIL ONICE!

Los colores vuelven, los pilares espirituales se desvanecen.El mundo terrenal estaba ante mis ojos. Mi visión se concentró

en la persona con ese corazón limpio, tenía que acudir a su

encuentro. Algo está a punto de suceder.

Presuroso converjo en dirección donde estaba ella… cada

vez más cerca distingo que es una mujer… cuando de pronto:

Un gran terremoto sacude la tierra, algo de verdad impre-

sionante, como rugido de león, así de estruendoso fue el

sonido. Surcan grietas en la superficie, algunos árboles se

caen ante tal movimiento, postes eléctricos se desploman

dejando varias partes del pueblo sin energía eléctrica, el caos

se hace presente de momento.


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Escena 7

Fuego Ardiente

Lo que había presenciado en el mundo espiritual, sus efec-

tos transitaban poco tiempo después en lo terrenal.

Por un momento perdí de vista a la chica de limpio corazón.

Pero el sonar de una sirena de camión me llamo la atención. El

camionero hacía sonar el silbato de su unidad, en señal de

advertencia, había perdido el control de su vehículo.

Calle abajo, confundida, y en peligro de ser arrollada por el

camionero, la joven desprotegida se encontraba apunto de un

choque fatal.

Con un esfuerzo sobre humano que surge de mi interior, me

desplace corriendo para salvarla. Pocos metros faltaban paraque la desgracia ocurriera. Un rápido movimiento de mi mano

por desenfundar mi Espíritus, apuntar a la cabeza del conduc-

tor del camión y disparar una de sus balas calibre 12,7 mm.

Con gran precisión la bala impacto en la cabeza del camio-

nero, despedazando su cráneo al contacto. Tal impacto

descontrolo aún más la unidad que ahora se encontraba con

un conductor sin mollera. El camión voltea volviéndose su

movimiento más lento, arrastrándose por la calle.

La joven aún continuaba con los mareos y la desorientación

como para darse cuenta de la situación. Proseguí veloz mi

camino hasta donde se encontraba la fémina.

Ávidamente faltando poca distancia antes de que la estruc-tura del camión realizara contacto con la mujer… Me abalance

sobre ella. Salvándola de una trágica muerte inmediata.


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Estando tumbados los dos en el suelo, veo sus ojos de la

chica y me parecen algo maravilloso. Tan cristalinos, vivos y

llenos de luz. Me cautivaron desde la primera vez que los mire.

Ella reacciono y puso sus manos en mi pecho. Y algo extra-

ño ocurrió, grito la última frase de transición que usaba para

acceder al mundo espiritual:

—¡ABRIL ONICE!

De pronto sus manos empezaron a cubrirse de un fuegoardiente que envolvía mi corazón palpitante. Un enorme calor

surco todo mi cuerpo, la respiración me comenzó a faltar, ella

me estaba quemando el corazón. No lo podía resistir, la

oscuridad ardía dentro de mí, y se desvanecía poco a poco

pero me estaba matando. Así que retire sus manos de mi

pecho, me lastimaba. De prisa me levante y le grite:

—¡No lo vuelvas hacer, podrías haberme matado!

Sin duda esa hermosa mujer tenía un don parecido al mío.

Ella se levanta de prisa, me mira sin decir palabra, solo para dar

un respiro y gritar:

— ¡Oye tú! ¿Quién eres para hablarme de esa manera? Solo

trataba de purificar tu corazón.

—Pues no lo vuelvas hacer otra vez, tus llamas podrían

haberlo consumido. —Ella molesta exclama— ¡Calla! ¿Con qué

derecho, te has arrojado sobre mí? ¿Cuál era tu objetivo? ¡Eh!

—Si fuera más lista se daría cuenta del peligro que la ase-

chaba. Yo solo vine a salvarla; y tú a mí. Así que vámonostolerando ¡Entendido!


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La actitud de la joven mujer me comenzó a impacientar. Los

poseídos del pueblo no tardarían en dar con mi paradero y el

alma que me llevaría a la luz parpadeante de la Antártida nocooperaba.

Le pedí —Tienes que ayudarme la gente del pueblo se ha

vuelto loca; quieren matarme. Ellos están corruptos por la

oscuridad y también vendrán por ti, porque eres de corazón

limpio.

Las palabras dichas a aquella mujer hacían mella en su ser.

— ¿A qué te refieres?— Ella pregunto.

La mente de la chica tenía dudas de lo que le acaba de de-

cir, pero en su interior sabía que decía la verdad.

Cuando de pronto la joven emite un urgente grito:

— ¡Cuidado de tras de ti!


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Escena 8

Dos desgraciados

Di la vuelta de prisa y era un desgraciado poseído tratando

de asentar un violento ataque con una afilada navaja. La

proximidad a la que se encontraba el sujeto no me permitió

desenfundar mi Espíritus, pero evadí el ataque y le propine un

fuerte golpe en la cara, habiendo caído al piso le puse mi pie

en su garganta tratándolo de ahorcar.

De pronto la mujer me golpea en mi brazo una y otra vez

pidiendo:

— ¡Basta no lo mates, no lo mates!

Con mi mano izquierda retiro a la mujer y con la derecha

desenfundo mi Espíritus; y aprieto el gatillo, matando alinstante al corrupto. Sabía que no podía negociar con ellos ya

estaban condenados.

La mujer grita de horror ante presenciar mis terribles actos.

Sé que no estaba bien, pero era necesario hacerlo si quería

protegerla; al mismo tiempo salvar mi vida.

La mujer llorando me sostuvo el brazo con fuerza. Ella mecuestiona:

— ¿Porque lo hiciste? ¿Por qué?

Sencillo no había razón para contestar preguntas tan obvias,

el me ataco y lo único que hice fue defenderme. Mientras la

mujer me distraía con su llanto. Un segundo poseído atraído

por el sonido del potente disparo, se acercó con un hacha en

mano.


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Sagaz aprese a la chica de la cintura y di un salto hacia atrás,

esquivando el mortífero corte de la afilada hacha del lugareño,

que frenético con un nuevo impulso trato de herir a la joven,pero antes que el filo del hacha acertara sobre alguna parte de

su cuerpo… Dispare mi Espíritus acertando la bala sobre el

acero del hacha, desprendiendo esa parte del mango de

madera. En un rápido movimiento el sujeto con el palo que le

quedaba, golpeo mi pistola Desert Eagle .50 Action Express,

tirándola al piso e insistente intento golpear mi cabeza pero lo

paralice con mi mano izquierda y con la derecha le propine ungolpe en el estómago sacándole el aire, efusivo le arrebate el

palo, tome impulso y lo impacte sobre su maldita cabeza,

dejándolo inconsciente por el tremendo palazo.

Dispuesto a dar el golpe de gracia, la mujer se tiende sobre

el sujeto protegiéndolo de mi ataque final.

Ella me dijo:

— Espera no lo mates, quiero saber si es verdad lo que di-

ces.

La muchacha con sus manos toca el pecho del poseído,

posicionándose sobre su corazón. Cierra los ojos y da un

respiro. Por un momento la chica se queda en esa posiciónexaminando el corazón del aquel hombre. Lo mismo que había

hecho conmigo. Ella dice:

— ¡ABRIL ONICE!

Abre los ojos, se pone de pie y dice: —Me has dicho la ver-

dad, no me engañaste por eso te ayudare, no mates a este

hombre y te llevare a mi casa donde podrás estar seguro.


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La nueva actitud de la chica, me agradaba. Los efectos del

calor eran más agresivos y fuertes, me desquiciaban. La

oscuridad en mi corazón me empezaba a controlar.

Le respondí a la chica con un tono sarcástico —Está bien no

lo matare, pero podría delatarnos, que te parece si le cortamos

la lengua para que no hable, ¡eh!

Ella responde —Claro que no, ¿Estás loco?

—Tenemos que irnos no tardaran en llegar más. Los fuertesdisparos debieron alertar a los demás pueblerinos. ¡Vamos

deprisa!

La bella mujer a paso veloz me conducía hasta su vivienda.


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Escena 9

Cuchilla de Alas Celestiales

En medio de la huida, rumbo a la casa de la mujer, ella se

presenta:

—Mi nombre es Valentina Belmont, vivo en la calle Queen

muy cerca de aquí. Gracias por salvarme.

—No desde las gracias hasta que estemos a salvo, los urba-nos no descansaran hasta encontrarnos. Por cierto mi nombre

es J…—de improviso un nuevo terremoto estremeció la tierra

con un sonido estruendoso— Y me gusta que me llamen Tepes

así de simple.

—Así que de ahora en adelante confía en mí, que lo único

que quiero es ayudarte.

Valentina repuso:

—Ok Tepes, te lo has ganado, nos cuidaremos uno al otro.

Llegamos a la calle Queen.

—Entremos por la parte trasera, la principal podría resultar

peligrosa si los vecinos llegaran a vernos—.dijo la mujer en voz

baja.

Valentina se encamino hacia la puerta delantera; mientras

yo me desplace por el jardín trasero buscando la puerta de la

cocina. Llegando. Me asome por la ventana de la entrada y al

parecer alguien estaba dentro, era claro que no podía entrar,

no sabía cómo era el corazón de aquella persona, esperepaciente afuera. De pronto se abre… Sorprendido me escondo

tras los arbustos del jardín.


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De la puerta sale Valentina. Tenía que esconderme en su

casa pero nadie lo tendría que saber. Pronto el pueblerino que

no mate daría aviso a los demás y Valentina quedaría expuestaa la persecución también.

Valentina me llevo hasta su alcoba, tenía que vendar mi

mano estropeada por la trifulca. Veloz pasamos sigilosamente

por toda la casa, hasta llegar a su habitación. Estando dentro

ella busca material de curación.

Mientras Valentina me cura no puedo parar de mirarla,

están bella, que me pierdo en su rostro lleno de luz y bondad.

De repente reacciono y le cojo la mano diciéndole— ¿En que

estabas pensando al dejar con vida aquel sujeto?

Valentina me contesta:

—No podías matarlo, es el Sr. Freelan. Fue muy amigo de mipadre.

El Sr. Freelan un amigo de su padre, no sabía quién era,

pero si él conocía donde vivía Valentina estábamos perdidos.

Teníamos que salir de ahí, los pobladores furiosos con ansias

de matar pronto vendrían.

— ¡Tenemos que escondernos, vamos busquemos un lugar

dentro de la casa donde podamos ocultarnos, deprisa no hay

tiempo! —exclame. Y ella respondió —Sí, ven.

Valentina me muestro el camino, acciono un mecanismo

que dejo entrever una escalera que sube hasta lo más alto de

la casa, ahí se encuentra el ático de los Belmont. Entre anti-

güedades y polvosas estanterías, Valentina me lleva hasta unpequeño escondrijo, una abertura en la pared de madera que

aparecer desapercibida ante los desconocidos.


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Dentro del pequeño cuarto solo había dos cosas: “Una

magnifica espada en su soporte y un baúl en una de sus

esquinas.”

De pronto se escuchó un gran alboroto en la parte baja de

la casa. La chusma frenética entro en la casa de los Belmont

registrando cada rincón, y a su paso destruyendo todo sin

ninguna consideración.

No podíamos salir por ningún motivo las cosas estaba real-

mente fuera de control, seria nuestro final si encontraban el

escondite.

Valentina me dice:

—Tranquilo este lugar no lo podrán encontrar, ni siquiera

mi madre sabe de él, solo mi padre ocupaba este lugar, para

guardar la espada Totsuka.

La espada que estaba en la habitación era hermosa, brillaba

por su magnífico filo. Valentina me cuenta una historia mien-

tras esperábamos a que fuera de noche:

—Esta espada era de mi padre. Totsuka que significa “Cu-

chillas de alas celestiales”. Mi padre creía que tenía un poder

especial, que protegía en contra de los malos espíritus.

—Mi madre sabía sobre la Katana porque tiempo atrás mi

padre la utilizo para defenderla de unos tipos. La uso con

maestría matando a varios de ellos. Aterrada mi madre le hizo

prometer a papá que no la utilizaría de nueva cuenta. Así que

la oculto aquí.

.


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Este pequeño espacio era donde me ocultaba de niña,

cuando quería estar a solas el intenso brillo de la Katana me

hacía sentir tranquila, era como si emitiera algo especial queme recordaba a mi padre Yishay Belmont.


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Escena 11

Sombras ocultas

La noche descendió mientras escuche la historia de aquella

magnifica espada, Valentina y yo sabíamos que las cosas se

habían calmado. La muchedumbre se había esfumado por

completo pero algo me decía que no olvidarían las muertes

que había ocasionado y nos perseguirían aun de noche, sus

corazones ya estaban demasiado corruptos como para bajar laguardia, ellos estarían alerta buscándome no solo a mí; sino

también a Valentina que se había convertido en mi cómplice.

Valentina abre la puerta secreta y sale primero. No podía

dejar pasar la oportunidad de tener tan valiosa Katana, así que

sin que se diera cuenta la hurte; y la disimule en mi espalda

dentro de la ropa. “Podría necesitarla contra aquella furibunda

chusma. Las balas de mi Espíritus eran contadas y no estaba

seguro si encontraría más en el trayecto.”

La casa era un desastre. La madre de Valentina se encon-

traba sollozando abajo en la sala. Valentina le pregunta:

— ¿Madre que tienes?

— ¡Mira hija! ¿Qué ha pasado con la casa?

—Madre no hay tiempo para explicaciones tenemos que

irnos del pueblo.

La mujer de madura edad me mira y pregunta:

— ¿Quién es este tipo? ¿Es el que ocasiono este desastre

verdad?— Valentina le contesta:


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—No madre, él no lo hizo, él me salvo la vida, rápido te

contare en el camino, tenemos que huir.

Valentina coge del brazo a su madre y la saca de la casa.

Estando fuera ella me pregunta:

—Bien, ¿A dónde vamos?

—Tenemos que conseguir salir del pueblo rumbo a la Antár-

tida y la única forma es volando. Iremos al aeropuerto y

conseguiremos un aeroplano.

Valentina me cuestiona:

— ¿Sabes pilotear?

— No, pero encontraremos la manera de que alguien lo

haga, tú que vives en este pueblo, ¿Conoces a alguien?

Su madre interviene:

—Richter podría ayudarnos. —Sí, claro mi amigo Richter,

tenemos que encontrarlo y lo más seguro es que este en el

aeropuerto del pueblo— añade Valentina.

—Ok, vamos a buscar a ese tal Richter, tu ve por delante

Valentina.

Como sombras ocultas por la negra noche, transitábamos

con precaución cada calle rumbo al aeropuerto de Tonopah,

evadiendo transeúntes que aún permanecían despiertos hasta

altas horas de la noche.

Valentina era el puntero que nos guiaba atreves de aquellaspeligrosas avenidas, seguida por su madre y por mí. Pronto

llegamos a una gran avenida donde teníamos que cruzar. El


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sitio era oscuro y había poca visibilidad así que decidí ponerme

al frente y tomar el riesgo de cruzarla primero.

Analizando la situación desenfunde mi Espíritus, puse mis

sentidos a máxima alerta esperando cualquier inconveniente.

La madre de Valentina, seguía mis pasos. En ese momento

decidí preguntarle su nombre, el cual no sabía aun. Ella

respondió:

—Mi nombre es Sophie. Que modales los de mi hija, que no

nos ha presentado.

—Calla, madre este no es el momento de presentaciones.

Tepes no te distraigas.

—¿Tepes es tu nombre?— me pregunto Sophie.

—No, es mi apellido, y así es como me gusta que me llamen

Tepes, mi nombre es J…—En ese momento la madre de

Valentina tropezó estúpidamente. Eche un vistazo hacia atrás,

descuidando la delantera, y no percibiendo que frente de

nosotros se acercaba un vehículo a gran velocidad.

Valentina socorrió veloz a su a su madre tratándola de le-

vantar, así que decidí ayudarle a que Sophie se pusiera en pie.

El vehículo se acercó muy rápido hasta nuestra posición sin

darnos cuenta del inminente peligro frente a nosotros.

— Madre te dije que no era el momento para presentacio-

nes, mírate ahora estas en el piso ¿de seguro te dolió el

porrazo verdad?— Dijo Valentina. —Cuando de pronto Sophie

exclamo con gran horror:

—¡Cuidado un auto!


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Escena 12

Más oscuro que la noche

Rayos había descuidado mi papel de vigía por un momento

y ahora estaba una gran camioneta a punto de colisionar

contra nosotros. Por suerte el vehículo freno faltando pocos

metros antes del fatal impacto.

La camioneta estaba justo enfrente de nosotros, en ese

instante me levante y apunte mi Espíritus con dirección a la

cabina, pensando en finiquitar al mal nacido que por poco nos

arrolla. El conductor parecía asustado y puso una cara de

asombro al vernos, como si fuéramos conocidos para él. En mi

particular punto de vista no lo conocía, así que solo pude

pensar en que era uno de los malditos corruptos que me había

reconocido.

Apunto de disparar mi Espíritus. Valentina me detiene gri-tando:

— ¡Alto, no lo hagas es Richter!

Poco falto para volarle la cabeza al que nos llevaría hasta laAntártida. Mi única preocupación era llegar hasta esa estela de

luz brillante.

Él se baja de su vehiculó y pregunta:

— ¿Qué pasa?

Sin duda es un pusilánime pero lo necesitábamos de algunaforma.

Valentina le responde:


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— ¡Oh! gracias al cielo que te encontramos, necesitamos de

tu ayuda Richter.

—Calmada valentina, primero antes que nada dime porque

estás aquí con tu madre y con este sujeto que casi me dispa-

ra—. Respondió Richter.

Valentina sin responder a su pregunta sube en seguida al

vehículo, saca la cabeza por la ventana y dice:

—¡Vamos amigo tenemos prisa! Te explicare todo los deta-lles mientras conduces ¡suban todos!

De inmediato todos los presentes abordamos cada asiento

de la camioneta, Richter de conductor, Valentina de copiloto,

mientras que en la parte de atrás nos encontrábamos Sophie y

yo.

Pronto Richter pone en marcha el automóvil y dijo—Ok,

Valentina de una vez por todas dime ¿Qué pasa? ¿Quién es

este sujeto y a dónde vamos? ¡Rayos tengo tantas preguntas!

—Bien— dice Valentina. — ¿Por dónde comienzo? ¡Ah ya

se!

—Primero tenemos que ir al aeropuerto, segundo Mmm…No tenemos casa fue arrasada, nos persiguen nuestros vecinos

y este sujeto que ves aquí atrás es Tepes, un forastero que no

se mucho de él, pero salvo la vida de mama y la mía.

— ¡Que! No te entiendo nada—Richter respondió con

asombro— No es posible, ¿cómo es que ocurrió eso?

La Sr. Sophie interviene diciendo— Si, valentina explícanos

con más detalle porque nos persiguen.


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— ¡Ahhhh¡ Bueno de hecho…— Valentina calla por un mo-

mento.

En ese momento de silencio intervengo diciendo —

Valentina, ahórrate tus explicaciones, yo les diré porque nos

persiguen.

—Mate a tres pueblerinos, a dos le destroce la cabeza por

completo, a un vagabundo y aun camionero, y al tercero

lamentablemente Valentina estaba presente cuando lo

extermine. Los efectos de la segunda llamarada volvieron locos

a los habitantes de la tierra. Ahora solo queda escapar rumbo a

la Antártida ahí estaremos seguros.

Richter voltea mientras tanto hacia la parte de atrás donde

me encontraba platicando lo acontecido y pregunta:

—¿Porque tenemos que ir hasta la Antártida?

—¿Quién eres tú?

Así, pues le dije:

—La Antártida es el único lugar seguro antes de que el fue-go de los mil soles arrase con todo el planeta. Y mi nombre esJ…—Cuando de pronto Valentina se percata de algo en el

camino y grita:

— ¡Cuidado Richter hay alguien en medio del camino!

Richter por más que intento esquivar al sujeto que estaba

en medio la calle, no pudo e impacto la camioneta contra el

desprevenido, expulsándolo hasta la banqueta. Al momento

Richter frena el vehículo y bajamos para atestiguar la condición

de salud en la que se encontraba el accidentado individuo.


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Valentina llego primero hasta donde estaba tumbado el

hombre, reviso sus signos vitales, y se percató de su trágico

fallecimiento. Todos quedaron asombrados por el deceso ymás Richter con su cara pálida de la impresión. El estruendoso

choque ocasionado atrajo en un santiamén a gente alrededor,

que al observar con detenimiento se dieron cuenta de la

muerte de uno de sus paisanos.

Los lugareños parecían desconcertados, y al mismo tiempo

serenos, sin ningún rastro de cólera o violencia mostradosdurante el día. Pero en eso uno de los pueblerinos levanta su

dedo y me señala. En ese momento pensé: “¿Por qué me

señala?”. Cuando de pronto grito:

— ¡Ahh es el maldito que está buscando el sheriff!, es el

asesino suelto por el pueblo.

Algunos integrantes de la chusma pronto recordaron loacontecido durante el mediodía y eso trajo a sus mentes el

recuerdo de la persecución. El sentimiento de enojo por haber

matado a varios de sus compatriotas, no se hizo esperar

circulando en un instante por sus contaminados corazones,

alertándose unos a otros.

— ¡Vamos llamen al sheriff!

— ¡Si, atrápenlo es un fugitivo de la justicia!

— ¡Y a ellos también son sus cómplices!

Sin pensarlo dos veces desenfunde mi pistola y los amane-

ce, manteniéndolos a raya. A toda velocidad corrí hasta el

automóvil, abordando mi asiento previo.

—¡Hey que esperan vámonos!— grite con energía.


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Escena 13

Perseguidos

Valentina y los demás anduvieron hasta la camioneta ocu-

pando cada uno sus respectivos asientos. Richter pone en

marcha el automotor y avanza esquivando a cada lugareño

enfurecido. En eso Valentina pregunta:

— ¿Richter a donde te diriges?

—Pues al aeropuerto de Tonopah Valentina ¿a dónde más?

—No, no puedes si nos inmiscuimos mas en la ciudad esta-

remos perdidos—. Repuso Valentina.

— ¡Sí, rayos, si nos adentramos en la ciudad pronto ten-

dremos a todo el pueblo tras nosotros, no saldremos vivos¡—

dije con asombro.

—¿Entonces?—pregunto Richter— y se quedó pensando

por un momento. Le conteste— no sé, tú eres el que vives

aquí, no me preguntes a mí.

— ¡oh! Ya se— dijo con admiración.

—El único lugar viable fuera de la ciudad es… El Tonopah

Test Range airport (campo de pruebas de Tonopah), está a

unos kilómetros fuera del pueblo. Es donde me dirijo todos los

días, me sé el camino a la perfección, ahí podremos encontrar

un aeroplano—.Expuso un buen plan Richter. Así que dio la

media vuelta cruzando una calle aledaña para retomar un

nuevo camino.


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La situación era crítica, los pueblerinos enardecidos comen-

zaron la cacería por todo el pueblo, Richter mantenía la

velocidad constante, el tránsito a esa hora de la madrugada enel pueblo de Tonopah era prácticamente nulo, a excepción de

algunos trasnochadores circulando por las avenidas.

Manteníamos una buena distancia respecto a nuestros

perseguidores, cuando de pronto al casi cruzar un semáforo en

rojo, emergió de una calle transversal, una flotilla de autos,

comandada por la patrulla del sheriff.

Poco falto para una terrible colisión, pero Richter intrépi-

damente esquivo a la flota y siguió el camino de frente,

aumentando la velocidad y manteniendo los sentidos más

despiertos.

Llegamos a un cruce dispuestos a abandonar el pueblo de

Tonopah, Richter doblo a la izquierda y abordando la carretera6, rumbo a la Tonopah Test Range. Continuamos nuestro

camino, pasando de largo el abandonado aeropuerto militar de

Tonopah y continuando por esa desértica pista.


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DIA 2

Escena 13

Desolados

La oscuridad de la noche se desvanecía al pasar el tiempo,

los primeros rayos del sol hacían acto de presencia en aquella

parte del planeta y la flota enardecida continuaba su incesante

asechanza.

Richter conducía con gran habilidad, cuando llego a una

desviación y expreso:

—Miren hemos llegado a la desviación AR504 que conduce

a hasta el Tonopah Test Range, hemos llegado apenas a la

mitad de nuestro destino.

— Richter lo estás haciendo muy bien sigue así — Intervino

la madre de Valentina.

Los minutos trascurrían y los numerosos kilómetros tam-

bién, mientras transitábamos por esa carretera desértica, el

sheriff y los pueblerinos seguían nuestro rastro, por alguna

razón sabían a donde nos dirigíamos, era evidente que solo

buscábamos escapar de aquella terrible pesadilla. El calor en eldesierto comenzaba a despertar la locura de los poseídos,

aumentando cada vez más su cólera. Los efectos perturbado-

res de la temperatura surgían en mí, en lo más profundo de mí

ser, trataba de controlar esta sensación de enojo y falta de

cordura, las alucinaciones comenzaban y la nubles de vista se

acentuaba cada vez más, cuando Valentina volteo hacia donde

me encontraba y sujeto mi mano diciendo:


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—Tepes yo sé que puedes luchar contra la oscuridad de tu

corazón, y también sé que controlarse así mismo es un reto

muy difícil, pero tengo esperanzas de que lo lograras y llega-remos sanos a nuestro destino, ¡No te dejes llevar por la

corrupción, Animo!

Las palabras de Valentina me llenaron de una fuerza algo

especial, el solo verla a los ojos me parecía algo hermoso.

—Muy cerca, está la base aérea de pruebas de Tonopah. Es

un lugar secreto donde se experimentan nuevos prototipos de

naves y armas de destrucción masiva, por lo tanto es un lugar

prohibido para los visitantes—.Dijo Richter algo desequilibrado

por el calor.

Valentina le pregunto— ¿Cómo entraremos?, seguro que

nos seremos bienvenidos.

Richter reconoció:

—Si lo sé, solo el personal autorizado tiene permiso de en-

trar, pero cerca de aquí hay un hangar secreto exclusivo para

transporte de empleados de confianza, podremos ingresar sin

problemas, mi buen amigo Jack me respalda.

Los efectos persistían, Richter acciono el acelerador y nos

condujo por un camino diferente evitando lo que sería el

punto de control militar. Pronto llegamos a un sendero

desértico, a lo lejos no parecía haber ningún sitio o estructura

que asemejara un hangar, mientras más permanecíamos bajo

los rayos del sol, las cosas parecían ir empeorando. Richter en

medio del trayecto desvarió un tanto provocando que la

unidad móvil saliera de la tangente, y derrapara por la cálida

arena del desierto. El auto se detuvo y no avanzo más, Richter


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quedó en shock por el calor no pudiendo manejar la unidad, la

oscuridad se había apoderado de él por completo, sus ojos

brillaban como dos fulgurantes estrellas, su cuerpo temblaba ypor su boca escurría baba. Cuando él dijo con la poca cordura

que le quedaba:

—¡ahh! ¡ahh! No puedo más estoy cediendo a esta rabia,

será mejor que sigan sin mí, les daré indicaciones de cómo

llegar. Sigan por el camino en línea recta pronto verán un

alambrado, crúcenlo y a la vista se percataran de una pista deaterrizaje… ¡Ahh! Más adelante esta el hangar secreto…


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Escena 14

Manos milagrosas

La madre de Valentina por primera vez, empezó a sufrir la

consecuencia del acaloramiento, parecía que también era

presa de la 2ª llamarada, en su corazón existía un grado de

oscuridad.

Valentina al ver el estado en el cual se encontraba Richter

trato de calmarlo, poniendo su mano sobre su hombro dicién-

dole:

—Tu puedes amigo, no debes dejarte vencer. ¡Vamos con-

trola tu oscuridad!

—No valentina… es muy fuerte, necesito ayuda.—Dijo Rich-

ter con voz pausada y frágil por la lucha interior.

El corazón de Richter era más sensible a la contaminación

en esos momentos. Cuando recordé que yo había pasado por

algo similar, pero Valentina me había salvado, entonces me di

cuenta de que ella era la única con el poder de ayudar a

Richter, así que le dije:

—Valentina pronto pon tus manos sobre el corazón de Rich-ter y utiliza tu don por poco tiempo, antes de que quemes por

completo su corazón, solo úsalo para calmar la invasión de la

oscuridad.

—Tienes razón Tepes— dijo Valentina y sin vacilar ningún

instante, salió del auto y corrió hasta donde se encontraba

Richter poniéndolo en el asiento del copiloto y ella sentándoseen el asiento del conductor. Puso sus manos en el pecho de su

estimado amigo y conjuro las palabras mágicas:


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—¡ABRIL ONICE!

Sus manos se pusieron al rojo vivo y comenzaron a quemarla oscuridad lentamente, Richter se revolcaba de dolor y

exclamaba con voz alterada.

—¡Ahhh! ¡Me quema, me quema…! ¡Ahhh! —El cuerpo de

Richter se sacudió con violencia y por su boca escurría saliva.

Cuando sus ojos empezaron a blanquearse supe que era

momento de que Valentina detuviera su cometido antes de

que se lo llevara a la tumba.

—Valentina detente lo mataras si continuas, ¡Alto!— Grite

antes de que fuera demasiado tarde, ella se detuvo y retiro sus

manos del pecho de Richter, permitiéndole recobrar el aliento.

Ahora la única preocupación que tenía era la de llegar hasta el

hangar con vida.

Richter había recobrado el juicio pero se encontraba debili-

tado por la impetuosa hoguera en su corazón, la oscuridad fue

consumida, aunque no del todo, podría resistir a la contamina-

ción de una manera más prolongada.

La señora Sophie pronto comenzó a presentar síntomas

similares, los candentes rayos del sol hacia mella sobre susentir, ocasionando cada vez más efectos colaterales.

Valentina pregunto a Richter su estado anímico:

—¿Cómo te sientes amigo?—Mejor el respondió en voz

baja. Luego dio la vuelta y le pregunto a su madre por su

estado de salud en el cual se encontraba:

—¿Madre que tal te sientes?


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—No muy bien hija, los mareos y los delirios son más inten-

sos al estar bajo los rayos del sol, tenemos que seguir y buscar

refugio antes de que perdamos el juicio.

Richter alzo la voz diciendo—Tu madre tiene razón Valenti-

na, tú conduce de ahora en adelante, no me encuentro en

óptimas condiciones para seguir.

Valentina escucho las recomendaciones y puso en marcha

el automotor prosiguió el camino. Unos kilómetros más

adelanté observamos la reja a la cual se refería Richter,

Valentina acelero de una manera brusca y dijo— sosténganse

de lo que puedan, cruzaremos la reja.

La camioneta impacto contra la reja desprendiendo parte

de ella y de esta manera acceder a la pista de aterrizaje.

Metros más adelante al cruzar la pista, Richter señalo con su

de dedo lo que sería el hangar escondido. Exclamando— ahí

está, en medio de ese montículo de rocas.


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Escena 15

Camaleón F3D

El hangar se encontraba muy bien camuflado, dentro de la

cavidad de una montaña impidiendo ver su ubicación.

Llegamos a ese montículo de rocas y Valentina detuvo el

auto y comentó—Pero si aquí no hay nada, ¿dónde está el

hangar?

Richter bajo del vehículo, miro por la ventana del auto y

detallo:

—Tranquila es un hangar secreto, está ahí enfrente de no-

sotros cubierto por tecnología de última generación, denomi-

nada capa virtual camaleón F3D(Fotogram 3er dimension)

ahora vuelvo. Richter se alejó y se puso frente al montículoaccionado lo que sería un interruptor y charlando por medio de

un interfono. Al terminar se acercó hasta la camioneta y dijo:

—Lo lamento Valentina, Sr. Sophie, Tepes. Solo personal

autorizado tiene permiso de entrar, espérenme un momento

aquí afuera, les prometo que saldré en poco tiempo.

Valentina dijo— está bien aquí aguardaremos, no tardesmucho por favor, no sabemos en cuanto tiempo se pondrá la

situación difícil.

—les prometo que saldré en poco tiempo.—dijo Richter y

se acercó de nueva cuenta al pie de la montaña. Momentos

después se desvaneció la capa virtual camaleón F3D y se pudo

observar una puerta de metal de aproximadamente 3 metrosde alto y 2 de ancho. Luego se desplegaron sus puertas y


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Richter accedió perdiéndole de vista. Acto seguido las puertas

se cerraron y se alzó nuevamente el camuflaje que las cubría.

Valentina volteo su mirada hacia nosotros primero avistan-

do a su madre y después posicionando su vista sobre mí

diciendo:

— No hay de otra tendremos que esperar a que Richter

salga mientras esperamos a que todo salga bien.

La situación al parecer no podía ir de mal en peor cuandopor el retrovisor del auto pude observar como a lo lejos se

levantaba una gran nube de polvo provocada por la turba

enardecida que nos perseguía. Asombrado le dije a Valentina:

—Mira la flotilla del sheriff nos ha encontrado. Ella solo

añadió— ¡Tenemos que escapar pronto!—Pero le dije—No, no

llegaremos muy lejos con el combustible que queda en lacamioneta, será mejor que baje y los enfrente.

— ¡Estás loco! No podrás contra todos ellos — dijo Valenti-

na con asombro.

Si, le respondí — Si, puedo—. Baje del auto y fui hasta el

cofre de la camioneta, lo abrí y puede observar que tenía una

garrafa con agua, la tome y le dije a Valentina:

—Fuera del auto, baja a tu madre y rocíale el agua para que

se refresque—. A lo lejos pude avistar un árbol de mediana

altura que daba un poco de sombra, y a sus lados habían unas

rocas que serían ideales para que Valentina, junto con su

madre Sophie se escondieran mientras me encargaba de las

fieros pueblerinos poseídos por los efectos de la 2ª llamarada.


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Valentina primero descendió del auto y acto después, fue

por su madre a la parte trasera de la camioneta, la sustrajo, la

sostuvo en sus brazos, y le arrojé el agua sobre su cuerpo paraque la alta temperatura que presentaba disminuyera. Su

madre reacciono de inmediato, parecía confundida y desorien-

tada, pero aún permanecía en sus 5 sentidos. Le señale a

Valentina:

—Rápido lleva a tu madre hasta ese árbol que ves ahí junto

a esas rocas, y escóndanse. Si percibes que tu madre presentasíntomas de enloquecimiento, y te quiere atacar, usa tu don en

ella pero solo un poco porque si no la mataras, recuerda solo

úsalo un poco.

Con la mirada hacia abajo, Valentina asentó con la cabeza un

sí y me pregunto:

—¿Y tú que harás?

—Yo estaré bien, me esconderé detrás de la camioneta, y

los enfrentare de una vez por todas.

Valentina apreso a su madre de la cintura, y las dos se aleja-

ron poco a poco hasta llegar al árbol donde les indique sé que

se escondieran.


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Escena 16

El ultimo samurái

No disponía de mucho tiempo antes de que los maniáticos

llegaran hasta mi posición, y esta vez los tenía que afrontar. Así

que prepare mi armamento para la batalla, desgraciadamente

solo contaba con un cargador para mi Desert Eagle .50 AE y

unos cuantos proyectiles sueltos, entonces decidí rellenarlo

con 4 balas más, ya que solo tenía 3 en su interior, completan-do así los 7 proyectiles que soporta su cargador.

Estaba preparado para el conflicto y los perturbados no

tardaron en llegar, la patrulla del sheriff arribo primero seguida

por la de los demás pueblerinos, el policía bajo de su unidad y

dijo:

—Miren ahí está la camioneta, no deben de estar lejos,inspeccionen el área.

Los aldeanos bajaron de sus automóviles siendo alrededor

de unos diez sujetos armados con machetes y armas punzocor-

tantes; el sheriff con su arma de fuego, la desenfunda y camina

despacio hasta mi posición, continuo avanzando sigiloso,

cuando de pronto sin temor alguno salte a su encuentroapretando el gatillo de mis Espíritus.

La bala emitida por mala suerte solo alcanzo a impactar su

brazo derecho donde portaba su pistola, incapacitándolo para

disparar, del enorme dolor que le produjo solo pudo gritar:

—¡Ahh Maldito! ¡Mátenlo!

Los demás pueblerinos al ver el ataque se enfurecieron aún

más, los diez sujetos encolerizados se apresuraron hasta mi


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punto, apreté de nueva cuenta el gatillo impactando el proyec-

til en el pecho de uno ellos cayendo fulminado al instante,

seguí disparando en cuatro ocasiones más, acertando cadadisparo y matando a varios de ellos quedando con vida solo

cinco, pero aún eran demasiados y solo quedaba una sola bala

en el cargador de mi Espíritus.

La situación era crítica y no podría hacer frente con una sola

munición a tanto demente perturbado, así que decidí desfun-

dar la espada que había hurtado de la casa de los Belmont, laKatana que perteneció al padre de Valentina, la afilada

“Totsuka” (cuchilla de alas celestiales).

Los cinco malnacidos me rodeaban, uno de ellos atizo el

primer golpe con un machete, lo bloque exitosamente con

Totsuka, otro hizo descender la afilada hoja de su hacha

furiosamente, esquive su ataque aprisa dando una marometa

hacia atrás, quede tumbado en el piso por el movimiento, y

aproveche para contraatacar agitando a Totsuka, cortando la

pierna derecha del sujeto que portaba el hacha y este cayó al

suelo, dejándolo fuera de combate, mas no muerto.

Me lévate en dos zancadas y continúe evadiendo numero-

sos ataques, un sujeto con un azadón en mano lo perfilaba con

fuerza hacia mí, bloqueándolo con destreza y propinándole un

contragolpe que cerceno su cabeza.

Después de tal movimiento, solo pude observar a dos de los

trastornados perdiendo de vista a uno de ellos, cuando de

pronto sentí una enorme punzada en la espalda, un calor

repentino recorriendo dicha parte acompañado de un segundo

más tarde por el frio del acero que penetraba mi carne.


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Un maldito poseído había incrustado su filoso cuchillo en mi

espalda, la vista se me nublo por un instante dejándome

confuso, pero un doloroso impulso acompañado de un esta-llamiento de adrenalina me hizo entrar en razón. Levante a

Totsuka al nivel de mi estómago con el filo apuntado hacia mí,

muy similar a lo que hacen los samuráis cuando efectúan su

acto de suicidio, el llamado “harakiri”.

Con toda la fuerza que aun tenia perfile la filosa espada

Totsuka hacia mi vientre esquivándolo y penetrando al sujetoque tenía detrás de mí, acto seguido hice un leve movimiento

con dirección arriba destripando al malnacido que me había

lacerado. Aun clavada la espada en el sujeto, se apresuraban

con furia los dos restantes.

El primero que llego llevaba consigo un puntiagudo garapu-

llo, lo alzo con intensión de finiquitarme de una vez por todas,

pero un ágil movimiento de mi mano derecha, hizo desincrus-

tar a Totsuka del vientre del poseído que estaba detrás de mí y

con impulso, antes de que el filo del cuchillo me tocara, corte

las manos que lo sostenían, y a su vez parte de filo de la espada

rozo el cuello del pobre diablo delante de mí, mancillándolo y

provocando su terrible agonía, que lo ahogaba con su propia

sangre.

El segundo sujeto se apuraba con enfado a mi encuentro

con una terrible hoz entre sus manos, imposible de esquivar

para el estado en el que me encontraba, múltiples recuerdos

de mi vida transitaron por pequeños fragmentos de segundo

atreves de mi memoria, recordando a mi preciosa Espíritus y la

última bala que aún conservaba.


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Escena 17

Alma vagabunda

El poseído se perfilaba cada vez más con su terrible hoz en

lo alto, deseoso de atizar el mortífero golpe. Así que con mi

mano izquierda desenfunde mi poderosa pistola Desert Eagle

.50 AE, apreté el gatillo disparando el ultimo proyectil, impac-

tando en la cabeza del desgraciado que se acercaba con

fiereza, ultimándolo al instante.

El peligro al parecer se había desvanecido, ocho pueblerinos

yacían muertos en el polvoroso terreno, un se encontraba

agonizando asfixiándose con el torrente de su propia sangre

que brotaba por su garganta, otro más permanecía fuera de

combate tumbado en el piso sin una pierna y solo gritando de

dolor. Y el sheriff… el sheriff no se encontraba a la vista, pero

en ese momento no preste atención por la grave herida que

presentaba, solo hice lo que pude y saque de mi cuerpo el

afilado cuchillo.

Cuando de pronto escuche algo a lo lejos… un motor de una

aeronave, es cuando supe que era Richter y que había podido

conseguir un medio de transporte para llegar al punto brillante

en la Antártida.

Cansado y con dolor me acerque hasta la camioneta para

sostenerme de ella. Estando recostado sobre el automóvil a lo

lejos se escuchaba cada vez más cerca el bullido de las elipses

del aeroplano. Pensé que la habíamos librado y me contente

por unos instantes cuando a lo lejano pude percibir, otra

polvorosa gran nube que se levantaba por los aires, era la deun convoy de militares acortando distancia rumbo a nuestra


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posición. Sin duda no venían con buena voluntad, se aproxi-

maban en pos de batalla.

Quede en shock, la situación no podía empeorar en verdad

eso creí, cuando un disparo de un arma se hizo escuchar,

impactando el proyectil en un costado de la camioneta cerca

de donde me encontraba.

Era el encolerizado sheriff, sosteniendo su arma con la

mano izquierda y apuntando en dirección a mí. Mis reflejos se

activaron instintivamente y me tire al piso, el sheriff disparo de

nueva cuenta, pero la mano con la que portaba su pistola, lo

hacía poco capaz para apuntar y la bala impacto en el suelo, así

que rodé debajo de la camioneta y me puse a salvo del otro

lado.

—¡Te matare maldito, juro que lo hare, nadie le hace esto al

prestigioso sheriff del pueblo de Tonopah, nadie!—Grito el

petulante policía.

El sheriff me perseguía alrededor del vehículo, y yo tratan-

do de esconderme de ese maldito loco guardián de la ley.

Esquive otro disparo, pero mi movilidad era limitada, el dolor

aumentaba y no podía pensar más con claridad, al tratar de

escabullirme tropecé y caí. El sheriff pronto me alcanzo sehallaba frente a mí, apuntándome con su pistola, listo para

finiquitarme y mandarme al otro mundo.

Sus ojos febriles, rojos inundados de la más intensa rabia

me miraban fijamente deseando mi muerte. Una sombra tras

él se avisto, un largo palo se alzaba sobre su cabeza y se asentó

con firmeza en su nuca provocándole un lógico desmayo antesde disparar…


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La sombra era de Valentina que me había salvado la vida.

Mis ojos se llenaron de esperanza y gratitud al verla, un bello

ángel me había rescatado de una muerte segura.

—¡Mira Tepes, es Richter!—Exclamo con júbilo Valentina.

Era Richter piloteando un jet y acercándose hasta nuestra

posición. Pero había un pequeño dilema transitando por mi

mente, cuál de los dos llegaría primero, el convoy militar o

Richter.

Yacía recostado en el ardiente suelo del desierto, mi desva-

rió a causa del intenso sol y la grave herida que presentaba, me

hacía perder la razón, el sueño y la debilidad se apodero de mi

organismo. No lograba pensar con claridad ni tampoco podía

acceder al mundo espectral. Una profunda pesadez se fue

apoderando de mí, cada vez más, mis ojos fueron cerrándose

poco a poco, y lo único que podía percibir era la miradafijamente clavada en mí, de Valentina, que con dulce y baja voz

me decía:

—Tepes no te puedes rendir vamos tu puedes.

Mi alma parecía dejar este mundo, la penumbra total se

hizo presente acompañada de una calma que borraba tododolor del cuerpo. Antes de desvanecerme por completo.

Continuara…


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Los demás capítulos se encuentran fase de edición

muy pronto los tendrá a su disposición.

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Capítulo 1 El desierto de Tepes terminado de escribir el

09/02/2013

Edición terminada

07/08/2013

Fecha de publicación:

10/08/2013
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el destello de los mil soles (1)

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