el desarrollo sostenible

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ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE Lectura 23 DOCENTE: Rosa Ferrín Schettini Página 1 II Semestre: marzo-julio de 2004 EL DESARROLLO SOSTENIBLE: ¿EL NUEVO PARADIGMA? Rosa Ferrín 1 El Desarrollo Sostenible, tal como fuera planteado en 1981 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y difundido en 1986 por la Comisión Mundial para el Ambiente y el Desarrollo, también conocida como Comisión Brundtland, a través de su Informe “Nuestro futuro común, significa “aquel desarrollo que atiende las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades” 2 . Con esta definición se tendió un puente entre aquellas concepciones surgidas desde el ambientalismo, por un lado, y desde el desarrollo, por el otro, y se logró maximizar consensos. Tal como lo declara Wolfgang Sachs “la definición funciona como un cemento que pega todas las partes, a amigos y enemigos por igual. Los oponentes de los 70’ y 80’ se encuentran a sí mismos en una base común y desde entonces todo gira alrededor de la noción de ‘desarrollo sostenible’. La aceptación de la noción de Desarrollo Sostenible, sin embargo, no ha generado el mismo consenso en cuanto a la interpretación y aplicación del concepto. El mismo Sachs señala que el precio resultante del consenso respecto del Desarrollo Sostenible ha sido muy elevado, pues: “circulan docenas de definiciones entre expertos y políticos, porque detrás de la idea clave se esconden muchos y diversos intereses y visiones. Como tan frecuentemente ocurre, profundas controversias políticas y éticas hacen de la definición de este concepto una arena de lucha” 3 . En este punto, convendría preguntarse, sobre lo que tienen en común o hace diferente la producción de conocimiento de los diversos actores involucrados en la interpretación y la puesta en práctica del Desarrollo Sostenible. Sachs encuentra que el elemento que tienen en común todos los discursos sobre el Desarrollo Sostenible “es la corazonada de que la era de la esperanza del desarrollo infinito ha pasado, dando 1 Conferencia preparada para el Segundo Simposio “Alexander Von Humboldt”, PUCE, 8-9 de junio de 2000. 2 Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, Nuestro futuro común, Bogotá, Alianza Editorial, 1987. 3 Wolfang Sachs, “La anatomía política del Desarrollo Sostenible ”, en: La gallina de los huevos de oro: Debate sobre el concepto de Desarrollo Sostenible , Colombia, Ecofondo-Cerec, 1998, pág. 23.

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Page 1: El Desarrollo Sostenible

ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE Lectura 23 DOCENTE: Rosa Ferrín Schettini Página 1 II Semestre: marzo-julio de 2004

EL DESARROLLO SOSTENIBLE: ¿EL NUEVO PARADIGMA?

Rosa Ferrín1

El Desarrollo Sostenible, tal como fuera planteado en 1981 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y difundido en 1986 por la Comisión Mundial para el Ambiente y el Desarrollo, también conocida como Comisión Brundtland, a través de su Informe “Nuestro futuro común, significa “aquel desarrollo que atiende las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”2.

Con esta definición se tendió un puente entre aquellas concepciones surgidas desde el ambientalismo, por un lado, y desde el desarrollo, por el otro, y se logró maximizar consensos.

Tal como lo declara Wolfgang Sachs “la definición funciona como un cemento que pega todas las partes, a amigos y enemigos por igual. Los oponentes de los 70’ y 80’ se encuentran a sí mismos en una base común y desde entonces todo gira alrededor de la noción de ‘desarrollo sostenible’.

La aceptación de la noción de Desarrollo Sostenible, sin embargo, no ha generado el mismo consenso en cuanto a la interpretación y aplicación del concepto. El mismo Sachs señala que el precio resultante del consenso respecto del Desarrollo Sostenible ha sido muy elevado, pues: “circulan docenas de definiciones entre expertos y políticos, porque detrás de la idea clave se esconden muchos y diversos intereses y visiones. Como tan frecuentemente ocurre, profundas controversias políticas y éticas hacen de la definición de este concepto una arena de lucha”3.

En este punto, convendría preguntarse, sobre lo que tienen en común o hace diferente la producción de conocimiento de los diversos actores involucrados en la interpretación y la puesta en práctica del Desarrollo Sostenible.

Sachs encuentra que el elemento que tienen en común todos los discursos sobre el Desarrollo Sostenible “es la corazonada de que la era de la esperanza del desarrollo infinito ha pasado, dando lugar a una era en la cual la finitud del desarrollo se vuelve una verdad aceptada”. Y las profundas diferencias están “en la forma en que ellos entienden lo finito; ya sea que ellos enfaticen la finitud del desarrollo en el espacio global y desestimen su finitud en términos del tiempo, o que enfaticen la finitud del desarrollo en relación al tiempo y consideren irrelevante su finitud en términos del espacio global”4.

Para mostrar la diversidad interpretaciones con relación a la finitud del desarrollo podrían citarse tres perspectivas de análisis del Desarrollo Sostenible: La Perspectiva Fortaleza, en consonancia con las propuestas de la economía convencional; la Perspectiva Astronauta, asumida por la Ecología, también convencional; y la Perspectiva del Hogar, más a tono con las propuestas de la Economía Ecológica y de la Nueva Ecología.

La Perspectiva Fortaleza considera que el desarrollo debe ser restringido espacialmente y que la durabilidad del mismo podría ser factible en el Norte. En tal sentido, el énfasis está 1 Conferencia preparada para el Segundo Simposio “Alexander Von Humboldt”, PUCE, 8-9 de junio de 2000.2 Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, Nuestro futuro común, Bogotá, Alianza Editorial,

1987. 3 Wolfang Sachs, “La anatomía política del Desarrollo Sostenible”, en: La gallina de los huevos de oro: Debate

sobre el concepto de Desarrollo Sostenible, Colombia, Ecofondo-Cerec, 1998, pág. 23.4 Ibid, pág. 23.

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puesto en la protección de la productividad de los recursos naturales para el uso económico. Esto se puede apreciar en los cambios que ha ido asumiendo el concepto de Desarrollo Sostenible.

En sus inicios, el concepto de Desarrollo Sostenible tenía un significado transitivo que implicaba el uso sostenible de los recursos vivientes, tales como el bosque o los recursos pesqueros.

Para la Comisión Brundtland, el Desarrollo Sostenible debía centrar su atención en la sostenibilidad del desarrollo económico antes que en la sostenibilidad de los recursos naturales. De acuerdo con este informe:

“Está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, es decir, que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias. El concepto de desarrollo sostenible implica límites –no límites absolutos, sino limitaciones que imponen los recursos del medio ambiente, el estado actual de la tecnología y de la organización social y la capacidad de la biosfera de absorber los efectos de las actividades humanas-, pero tanto la tecnología como la organización social pueden ser ordenadas y mejoradas de manera que abran el camino a una nueva era de crecimiento económico...

La satisfacción de las necesidades esenciales exige no sólo una nueva era de crecimiento económico para las naciones donde los pobres constituyen la mayoría, sino la garantía de que estos pobres recibirán la parte que les corresponde de los recursos necesarios para sostener ese crecimiento...

El desarrollo sostenible a escala mundial exige que los más ricos adopten modos de vida acordes con medios que respeten la ecología del planeta, en el uso de la energía, por ejemplo...

Pero en último término el desarrollo sostenible no es un estado de armonía fijo, sino un proceso de cambio por el que la explotación de los recursos, la dirección de las inversiones, la orientación de los programas tecnológicos y la modificación de las instituciones concuerdan con las necesidades tanto presentes como futuras”5

El Banco Mundial, en 1992, al definir al Desarrollo Sostenible como “el desarrollo que perdura” puso en la agenda internacional la necesidad de valorar los servicios de la naturaleza considerados indispensables para el desarrollo económico. De esta manera la naturaleza pasa a ser una variable crítica de la sostenibilidad del desarrollo, a la vez que adquiere el carácter de capital, el cual puede ser sustituido por el capital económico (capital manufacturado y capital humano) siempre y cuando ello no conduzca a una disminución del capital agregado. Al respecto, el Banco Mundial señala: “Las sociedades podrán escoger acumular el capital humano o capital manufacturado a cambio de, por ejemplo, disminuir sus reservas minerales o convertir una forma de uso de la tierra en otro. Lo que importa es que la productividad global del capital acumulado... compensa de sobra cualquier pérdida debido al agotamiento del capital natural”6.

Cabe señalar que la Perspectiva Fortaleza limita la responsabilidad de los daños ambientales globales a los asuntos del Norte, transfiriendo al Sur el mayor peso del ajuste

5 Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, Nuestro futuro común, Op. Cit. pág.29.6 The World Development Report, 1991, p. 168-175. Citado por Wolfang Sachs, “La anatomía política del

Desarrollo Sostenible”, pág. 28.

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ambiental, en razón de que los problemas ambientales en estos países, en última instancia, son resultado de insuficiencia de capital, utilización de tecnologías atrasadas, carencia de conocimiento científico y técnico y disminución del crecimiento; en suma resultado de la incompetencia para actuar responsablemente ante los riesgos ambientales, la pobreza y la desestabilización económica.

La Perspectiva Astronauta, por su parte, reconoce que el desarrollo es precario en el tiempo y busca un ajuste global para lidiar con la crisis, tanto de la naturaleza como de la justicia. Para esta perspectiva de análisis el Desarrollo Sostenible requiere:

Que se mantenga el balance en el volumen de las emisiones y extracciones humanas con las capacidades regenerativas de la naturaleza.

Que ese balance entre la humanidad y la naturaleza se dé a nivel del planeta. La localización óptima de los recursos naturales y económicos se realice a escala

mundial.

Detrás de estas consideraciones está la idea de utilización óptima del espacio ambiental disponible, es decir la óptima explotación de la naturaleza dentro de los límites dados, de manera de no alterar el valor de los sistemas de soporte de vida del ambiente natural7.

Dentro de la perspectiva Astronauta se inscribe el llamado mundial para que el desarrollo tecnológico propenda al uso eficiente de energía y materiales, reduciendo al mínimo el uso de la naturaleza por cada unidad de producto. La meta es separar el crecimiento económico del crecimiento del consumo de la naturaleza. En los términos planteados por Sachs, esto significa:

Reducir drásticamente la utilización de la naturaleza como una mina de insumos y como un depósito de basuras.

Lograr estas transformaciones mediante nuevos productos, nuevas tecnologías y nuevas técnicas gerenciales.

Extender el imperativo económico moderno del cálculo del flujo monetario al cálculo de los flujos físicos: Producir más con menos.8

La Perspectiva Hogar acepta la finitud del desarrollo en el tiempo y sugiere desligar la cuestión de la justicia de la búsqueda del desarrollo convencional. Este enfoque vincula a activistas, Ong’s, políticos e intelectuales disidentes del norte preocupados por la justicia con aquellos que están preocupados por la naturaleza. Estos grupos plantean que el Norte deje de usar la naturaleza de otras zonas y que reduzca su huella ecológica al tamaño que le permite la extensión de su territorio.

Para la Perspectiva Hogar la revolución de la eficiencia no sería suficiente si ello no va acompañado de una revolución de la suficiencia, es decir que no basta con hacer un uso eficiente de la naturaleza, sino que, además, deben revisarse las metas del crecimiento.

7 Ambiente de soporte de vida es aquella parte de la Tierra que satisface las necesidades fisiológicas de la vida (alimento y otras formas de energía, nutrientes minerales, aire y agua). Sistemas de soporte de vida es un término funcional para el ambiente, los organismos, los procesos y los recursos que interactúan para cubrir dichas necesidades físicas. Los procesos son las actividades naturales (producción de alimento, recirculación del agua, asimilación de desechos, purificación del aire, etc.) accionados por energía solar u otras formas naturales de energía. Los procesos vitales implican actividades de organismos distintos del ser humano: plantas, animales y microorganismos. E.P. Odum y F. O. Sarmiento, Ecología: El puente entre ciencia y sociedad, México, McGraw Hill, 1998, pág. 15.

8 Wolfang Sachs, Op. Cit. pág. 37.

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Para Herman Daly, por ejemplo, “la eficiencia sin suficiencia es contraproducente; la última tiene que definir las fronteras de la primera”9.

Para la Perspectiva Hogar tanto la crisis de la justicia como la crisis de la naturaleza sugieren la búsqueda de nuevas formas de desarrollo que no requieran de crecimiento, pues el problema de la pobreza radica en la riqueza y el problema de la naturaleza en el sobredesarrollo. En resumen, la Perspectiva Hogar plantea una posición que sea capaz de permanecer en un nivel intermedio de desempeño10. No es mi intención ir más allá de la caracterización que acabo de realizar con respecto a las diferentes interpretaciones del concepto de Desarrollo Sostenible ni validar o invalidar tales posiciones. Esto en razón de que estamos transitando hacia un nuevo paradigma.

Como bien lo señala Thomas Kuhn, la transición hacia un nuevo paradigma constituye una revolución científica y mientras se da esa transición se verifica la existencia de un conjunto de escuelas y subescuelas de pensamiento que compiten entre sí y que aceptan una u otra variante de la teoría vigente y como tales hacen contribuciones importantes al cuerpo de conceptos, fenómenos y técnicas. Mientras dure este período diferentes personas describirán e interpretarán de modo diferente una misma gama de fenómenos. Los primeros en aceptar el nuevo paradigma lo hacen con el convencimiento de que éste tendrá éxito al enfrentarse a los muchos problemas que se presentan en el camino, sabiendo únicamente que el paradigma antiguo ha fallado en algunos casos. Su tarea será desarrollar argumentos tenaces para ganar adeptos. Poco a poco las conversiones se producirán, aunque ello pueda requerir de una generación de científicos. Al final, cuando el último de los científicos en oponer resistencia muera toda la ciencia se encontrará practicando con un solo paradigma, aunque diferente11.

Esto es, lo que a mi modo de ver, caracteriza el momento actual con relación al Desarrollo Sostenible: Diferentes interpretaciones del concepto, varias comunidades científicas que admiten el concepto pero aceptan una u otra interpretación y comunidades científicas inscritas en la tradición de la ciencia normal, que se resisten a aceptar el nuevo paradigma y, por tanto, siguen buscando respuestas a las anomalías en la disciplina en la que se formaron.

Haciendo relación al objetivo de mi participación en este evento, que consiste en plantear el modelo económico del desarrollo sostenible, quiero señalar que en la ciencia económica al momento se puede hablar de tres escuelas de pensamiento que abordan la relación economía medio ambiente y cuyo desarrollo se ha dado, precisamente en torno a la interpretación del desarrollo sostenible. Estas escuelas de pensamiento son:

La economía ambiental, de corte más tradicional, y que centra su atención en los efectos externos de las actividades productivas y la necesidad de internalizar dichos efectos en el precio de los bienes como mecanismo de valoración de los servicios que presta la naturaleza a la humanidad.

La economía ecológica, que trata de integrar la economía con la ecología en la toma de decisiones a todos los niveles. Para esta escuela de pensamiento, la economía no tiene viabilidad si es que no garantiza la sostenibilidad de la base de recursos y servicios del medio ambiente. Además, considera que tampoco es posible una gestión sostenible de los recursos y servicios ambientales si no hay una racionalidad económica en la asignación de

9 Ibid, pág. 41.10 Ibid, pág. 43.11 Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 1998.

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la escasez de la biosfera. Por ello, plantea la necesidad de una síntesis entre la economía y la ecología que conduzca a la solución de los problemas de la interrelación entre los sistemas humanos y los sistemas ambientales.

La economía del desarrollo sostenible que plantea la necesidad de contar con nuevos principios económicos que se complementen con otros principios metaeconómicos de tipo ético, social y políticos. Esta escuela de pensamiento considera que la dimensión del cambio global y el largo plazo, conjuntamente con el capital natural, son los que llevarán definitivamente a conformar un nuevo sentido estratégico de la adaptación de los sistemas humanos por la vía de la integración Medio Ambiente – Desarrollo que implica, al mismo tiempo, la integración Ecología-Economía en una síntesis operativa. Para esta nueva visión, la salida de la crisis global tendrá que hacerse a través de un hilo conductor eminentemente económico-ecológico. La fase de transición pasa necesariamente por la ecologización de la economía y por la economización de la ecología.

Señalado estos aspectos, quiero centrarme en las propuestas básicas de la Economía del Desarrollo Sostenible. Para el efecto, voy a valerme de los planteamientos que al respecto hace Luis Jiménez Herrero, Investigador y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, a quien se le considera uno de los profesionales más completos en materia de economía ambiental y desarrollo sostenible de España. La obra que sirve de base para esta presentación es “Desarrollo Sostenible y Economía Ecológica: Integración Medio Ambiente – Desarrollo y Economía – Ecología”.

Jiménez Herrero nos dice que estamos ante un fenómeno que se puede expresar mediante un conjunto de síndromes multidimensionales de las transformaciones ambientales y de los procesos de desarrollo, los cuales han coadyuvado a que se tome conciencia de la insostenibilidad de los modelos de desarrollo humano en relación con el medio ambiente. Estos síndromes son:

El síndrome de la amenaza a la seguridad global que se deriva de la destrucción del sistema ambiental y pone en peligro la viabilidad del sistema económico mundial y la propia supervivencia humana.

El síndrome de los límites del crecimiento con el reconocimiento de la imposibilidad del crecimiento material indefinido dentro de un sistema terrestre finito.

El síndrome de la interdependencia entre pobreza y riqueza ante la inextrincable interrelación entre medio ambiente y desarrollo humano.

Lo anterior significa que tanto los modos de producción y consumo de los modelos depredadores de la riqueza (consumo opulento), como los de la pobreza (subsistencia de población creciente), así como las interdependencias y relaciones asimétricas, generan un entramado de tensiones ambientales y sociales insostenibles. Surge así la imperiosa necesidad de mantener el tamaño de la economía mundial dentro de la capacidad de sustentación del ecosistema global.

En la figura Nº 1 se representa la dinámica interactiva entre el subsistema económico y el ecosistema planetario. Mientras el subsistema económico es relativamente pequeño en comparación con el sistema ambiental (figura 1A), los límites de fuentes y sumideros planetarios son menos relevantes y se pueden ir desplazando según se expande la economía. Pero cuando la escala de la actividad económica se acerca a la dimensión del ecosistema total (figura 1B), tal como está sucediendo actualmente, las fuentes y sumideros tiene una capacidad limitada para soportar los procesos económicos.

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ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE Lectura 23 DOCENTE: Rosa Ferrín Schettini Página 6 II Semestre: marzo-julio de 2004

La idea de mantener la dimensión del sistema económico a una escala óptima con relación al sistema ambiental y de acuerdo con sus límites presenta dificultades para su instrumentación, pues, ante todo, se requiere una transformación estructural del sistema económico. Ello, por cuanto entre los objetivos más inmediatos para invertir las tendencias actuales de insostenibilidad se incluyen los de:

“Producir más y mejor con menos”, en lo que se refiere a la utilización de recursos y energía.

Mejorar la eficiencia de los procesos productivos (reciclado, reutilización); y

FIGURA Nº 1: EL ECOSISTEMA GLOBAL FINITO CON RELACIÓN AL SUBSISTEMA ECONÓMICO EN CRECIMIENTO

Poblacióny bienes producidos

Poblacióny bienes producidos

Recursos Desechos

Energía

Energía

Pérdida de calor

Energía solar

Subsistema económico en crecimiento

Materia reciclable

Población y bienes producidos

Población y bienes producidosRecursos

Energía Pérdida de calor

Energía solar

Subsistema económico en crecimiento

Materia reciclable

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Ecosistema global finito

Figura 1AFigura 1A

Figura 1BFigura 1B

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Reformar la base tecnológica actual para impulsar una actividad económica que no sea ambientalmente destructiva, sino creativa.

Con estas premisas la Economía del Desarrollo Sostenible propone:

Unos principios básicos que permitirían que la escala óptima del subsistema económico se ajuste al ecosistema global.

Centrar la discusión teórica en aspectos relativos a los valores y funciones del medio ambiente y en el papel del capital natural en la sostenibilidad del desarrollo global.

Los principios básicos que propone la economía del desarrollo sostenible se constituyen en los pilares básicos de la viabilidad de una estrategia de desarrollo sostenible global son: El ritmo o tasa de explotación de los recursos naturales renovables no puede exceder a

la tasa de regeneración y su uso debe ajustarse a la capacidad regenerativa del ecosistema suministrador.

El ritmo o tasa de explotación de los recursos naturales no renovables no debería exceder a la correspondiente tasa de creación de sustitutos renovables (compensación del agotamiento con alternativas renovables).

El ritmo o tasa de emisión de residuos contaminantes no puede exceder a la capacidad de asimilación de los ecosistemas naturales (reciclado, absorción o esterilización por el medio ambiente), ni tampoco disminuir irreversiblemente la capacidad de suministro de servicios ambientales de tales ecosistemas.

Observar el principio de precaución debido a:

o Los cambios ambientales globales de tipo “sistémico” (cambio climático) y “acumulativo” (pérdida de biodiversidad).

o Los riesgos de fenómenos irreversibles.

La comprensión de las funciones y contribuciones del medio ambiente natural y sociocultural, según la economía del desarrollo sostenible constituyen un aspecto clave para una gestión racional del medio ambiente y un uso sostenible de sus recursos ambientales. Esta comprensión supone:

Una mejor evaluación de los diferentes aspectos ambientales en su plena dimensión y sus múltiples funciones tanto cuantitativas como cualitativas, aprendiendo a reconocer el comportamiento dinámico de los sistemas ambientales y sus distintas reacciones a las propias perturbaciones naturales y a las modificaciones originadas por las acciones humanas, en especial la actividad económica.

Reconocer los límites del sistema ambiental, que no siempre es extremadamente frágil, pero tampoco es infinitamente resistente y resiliente, teniendo en cuenta su capacidad de asimilación y adaptación para mantener y mejorar la base de recursos naturales sin traspasar los umbrales críticos de la sostenibilidad. Y,

Lograr una integración funcional y operativa entre economía y ecología, modificando el tratamiento económico convencional del medio ambiente que se ha centrado exclusivamente en el suministro de materias primas y energía para la actividad productiva sin tener en cuenta otros servicios básicos prestados y otras funciones económicas primarias, como la de receptor de residuos y sustentador de los sistemas vitales.

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El conocimiento de las funciones ambientales es un aspecto esencial del análisis de las interrelaciones económico ecológicas.

Las funciones del medio ambiente han sido clasificadas desde principio de los años setenta, aunque su sistematización corresponde a épocas más reciente. Básicamente se distinguen cuatro funciones ambientales. Éstas son:

De regulación o sustento de la actividad económica y del bienestar social, tales como regulación del clima.

De producción: suministro de recursos básicos materiales, biológicos y energéticos, por ejemplo: agua, medicinas, combustibles, etc.

De soporte o carga: proporcionan espacios ambientales y asimilación de impactos, por ejemplo: agricultura, silvicultura, infraestructura.

De información: permiten beneficios estéticos, culturales y científicos, por ejemplo: inspiración artística e información cultural

Ahora bien, la economía del desarrollo sostenible reconoce que las funciones ambientales no son independientes unas de otras, sino que son el resultado de estructuras dinámicas y evolutivas, donde se encuadran las propias funciones de los subsistemas ecológicos. Por tanto, es necesario considerar los valores socioeconómicos de estas funciones ambientales y de los ecosistemas, pero sin perder de vista las interrelaciones y los procesos en el conjunto del sistema global. Sólo en el núcleo de la integración económico-ecológica se podría establecer el valor real de las funciones, usos y capacidades del medio ambiente de tal manera que se pueda apreciar el proceso de sostenibilidad global del desarrollo humano.

Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, el valor económico del medio ambiente se determina, al menos hasta el momento, en base a las contribuciones que hace al desarrollo económico, a la calidad de vida y al producto nacional bruto. Desde esta perspectiva, el valor económico del medio ambiente, comprende los siguientes tipos de valores:

De uso (valor antropomórfico): Se aprecia el uso de manera directa y tangible

o Funciones de uso directo: Productos que se pueden consumir directamente (alimentos, biomasa, salud, especies) o utilizar de forma tangible (bosques, suelo).

o Funciones de uso indirecto: Beneficios funcionales que brinda el medio ambiente y que no se pueden apreciar de manera tangible (funciones ecológicas, regulación de las tormentas, protección contra crecidas).

De no uso (valor intrínsico): Los individuos no se benefician ni directa ni indirectamente de los beneficios ambientales, pero pueden desear mantener la opción de disfrutar los mismos en el futuro

o Valor de opción: Valor de uso directo e indirecto en el futuro (espaciamiento, hábitats protegidos, biodiversidad).

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o Valor de existencia: Valor derivado del conocimiento de la existencia permanente basado, por ejemplo, en convicciones morales (hábitats en peligro de extinción, diversidad biológica, especies amenazadas).

o Valor de legado: Valor de uso y no uso para los descendientes (hábitats, cambios irreversibles).

La estimación de los valores se hace a través de precios de mercado, en el caso de las funciones de uso directo, y de la disposición al pago de las personas por los servicios y bienes ambientales o de la disposición a ser compensada como indemnización por el daño ambiental, para el caso de los otras funciones.

Esta forma de valorar los aportes que hace el medio ambiente al sistema económico presenta dificultades, sobre todo, en lo que tiene que ver con el valor que se le puede asignar al futuro y las repercusiones tanto económicas como ecológicas de largo plazo, así como también con la forma de abordar los efectos irreversibles y la consideración de los límites en las relaciones humanas y los procesos ecológicos.

La economía del desarrollo sostenible considera que estas dificultades podrían abordarse a partir de un tratamiento más integral del capital natural. En tal sentido se busca complementar los principios tradicionales de eficiencia económica con otros principios en donde la asignación óptima está supeditada a principios ligados a valores intrínsecos o de seguridad mínima para el conjunto del sistema terrestre.

Desde esta perspectiva, una economía del desarrollo sostenible que haga viable el proceso de desarrollo sostenible global debe incluir en sus principios operativos:

a) Los usos del capital y de los recursos naturales dentro de la capacidad asimilativa y regenerativa de los ecosistemas.

b) La revalorización económica de las funciones, bienes y servicios ambientales, incluyendo los reajustes de precios, la eliminación de los fallos de mercado y la asignación correcta de los derechos de propiedad.

c) El mantenimiento de la escala de la economía en los límites impuestos por la ecología, dentro de un margen de seguridad amparado en criterios de precaución ante efectos irreversibles.

d) El aseguramiento de los capitales críticos, natural y cultural, para hacer posible la equidad intergeneracional y fomentar los procesos de sustitución del capital y recursos no renovables en renovables.

e) Medir, contabilizar e indicar los procesos de desarrollo sostenible, teniendo en cuenta las anteriores consideraciones.