el buen libro 2013

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Revista de la Exposición del Libro Católico Año XXXVII - Nº 20 - Agosto 2013

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Page 1: El buen libro 2013

Ponti�cia Universidad Católica Argentina

Departamento de Ingreso y Estudios Pre-universitarios DIEPU

Edi�cio Santa MaríaAlicia M. de Justo 1300 1er piso.Tel. (54 11) 08010 - 333 - 4647 [email protected]

- Artes y Ciencias Musicales- Bioética- Ciencias Agrarias- Ciencias Económicas- Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería- Ciencias Médicas- Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales- Ciencias Sociales- Comunicación Social, Periodismo y Publicidad- Derecho- Derecho Canónico- Filosofía y Letras- Matrimonio y Familia- Psicología y Psicopedagogía- Teología

En este momento en que se está intentando desmon-tar la cultura de nuestra

patria, en que se está desmontanpatria, en que se está desmontanEpatria, en que se está desmontanE

-do la cultura católica con un esdo la cultura católica con un espatria, en que se está desmontando la cultura católica con un espatria, en que se está desmontanpatria, en que se está desmontando la cultura católica con un espatria, en que se está desmontan

-fuerzo cada día más fuerte, esta fuerzo cada día más fuerte, esta Exposición tiene un significado Exposición tiene un significado muy particular, porque muestra muy particular, porque muestra Exposición tiene un significado muy particular, porque muestra Exposición tiene un significado Exposición tiene un significado muy particular, porque muestra Exposición tiene un significado

cómo la cultura católica arraigó cómo la cultura católica arraigó muy particular, porque muestra cómo la cultura católica arraigó muy particular, porque muestra muy particular, porque muestra cómo la cultura católica arraigó muy particular, porque muestra

en nuestra patria, cómo la culen nuestra patria, cómo la culcómo la cultura católica arraigó en nuestra patria, cómo la culcómo la cultura católica arraigó cómo la cultura católica arraigó en nuestra patria, cómo la culcómo la cultura católica arraigó

-tura católica es parte de nuestra tura católica es parte de nuestra en nuestra patria, cómo la cultura católica es parte de nuestra en nuestra patria, cómo la culen nuestra patria, cómo la cultura católica es parte de nuestra en nuestra patria, cómo la cul

patria, y no es una capa de pintupatria, y no es una capa de pintutura católica es parte de nuestra patria, y no es una capa de pintutura católica es parte de nuestra tura católica es parte de nuestra patria, y no es una capa de pintutura católica es parte de nuestra

-ra que se puede cambiar o “limra que se puede cambiar o “limpatria, y no es una capa de pintura que se puede cambiar o “limpatria, y no es una capa de pintupatria, y no es una capa de pintura que se puede cambiar o “limpatria, y no es una capa de pintu

-piar”. La Exposición del Libro piar”. La Exposición del Libro ra que se puede cambiar o “limpiar”. La Exposición del Libro ra que se puede cambiar o “limra que se puede cambiar o “limpiar”. La Exposición del Libro ra que se puede cambiar o “lim

Católico tiene, en momentos de Católico tiene, en momentos de piar”. La Exposición del Libro Católico tiene, en momentos de piar”. La Exposición del Libro piar”. La Exposición del Libro Católico tiene, en momentos de piar”. La Exposición del Libro

contracultura, una importancia contracultura, una importancia sumamente especial. Comprosumamente especial. Comprocontracultura, una importancia sumamente especial. Comprocontracultura, una importancia contracultura, una importancia sumamente especial. Comprocontracultura, una importancia

-meto la oración de todos nometo la oración de todos nosumamente especial. Comprometo la oración de todos nosumamente especial. Comprosumamente especial. Comprometo la oración de todos nosumamente especial. Compro

-sotros por aquellos que se preosotros por aquellos que se preo-cupan por organizarla y llevarla cupan por organizarla y llevarla sotros por aquellos que se preocupan por organizarla y llevarla sotros por aquellos que se preosotros por aquellos que se preocupan por organizarla y llevarla sotros por aquellos que se preo

adelante. Y para que todos los adelante. Y para que todos los cupan por organizarla y llevarla adelante. Y para que todos los cupan por organizarla y llevarla cupan por organizarla y llevarla adelante. Y para que todos los cupan por organizarla y llevarla

años sea una nueva sorpresa.Cardenal Jorge Mario Bergoglio, S.J.Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina

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XIV Exposición del Libro Católico en La Plata 2012

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D. Manuel Outeda BlancoPalabras del Fundador y Presidente de la Exposiciónen el acto inaugural de la XXIV Exposición

Ing. Agrón. Mario Francisco AbalEstatuilla “Padre Leonardo Castellani” 2013

Natalia RodríguezTrabajo ganador del XVIII Certamen Literario Católico Nacional “Cardenal Antonio Quarracino” 2012

Natalia RodríguezTrabajo Católico Nacio

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S.E.R. Mons. Emil Paul TscherrigNuncio Apostólico en la República ArgentinaS.E.R. Mons. Emil Paul TscherrigNuncio Apostólico en la República ArgentinaS.E.R. Mons. Emil Paul Tscherrig

Homilía del Nuncio Apostólico en la Santa Misa de Clausura de la XXIV Exposición.de la XXIV Exposición.de la

Da. María Angélica Sánchez de TorilloPalabras de la Presidente de la Federación de Asociaciones Católicas

de Empleadas, en el acto inaugural de la XXIV Exposiciónde Empleadas, en el acto inaugural de la XXIV Exposiciónde Empleadas, en el acto inaugural de la

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IndiceXXIV Exposición del Libro Católico 2012

Alocución de Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, en el acto inaugural

Discurso de apertura de D. Manuel Outeda Blanco,Fundador y Presidente de la Exposición

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"Tolle, lege" ("Toma, lee")Escuchó San Agustín acosado por las dudas, recibiendo una epístola de San Pablo que encaminó su conversión. San Agustín, (Confesiones VIII,12).

Revista de la Exposición del Libro CatólicoAño XXXVII - Número 20Agosto de 2013

Director ResponsableManuel Outeda Blanco

Secretario de RedacciónLuis Ricardo Fernández

CorrecciónIng. Mario Francisco Abal

ArchivoProf. Raquel Radis

Coordinación GeneralCentro de Profesionales de la Acción Católica

“Santo Tomás de Aquino”

TapaFotos correspondientes a la

XXIV Exposición del Libro Católico, y a la XIV Exposición en La Plata

FotosAdrián Radis

[email protected]

Diseño y Producción GráficaEmilio y Sergio Buso / 4204-5612

[email protected]

EditaEditorial Serviam

Comité Ejecutivo de la Exposición del Libro Católico

Presidente Honorario:S.E.R. Mons. Héctor Aguer

Fundador y Presidente: Manuel Outeda Blanco

Secretaria Ejecutiva: Rosana Mabel Radis

Leandro N. Alem 3183B1653HHE Villa Ballester

Pcia. de Buenos AiresRepública Argentina

(011) 15-4-470-7734

[email protected]

exposiciondellibro.catolicoVisite nuestro sitio en Internet:

www.librocatolico.com.arSe autoriza la reproducción total o parcial de los

artículos publicados haciendo mención de la fuente.

(011) 15-4-470-7734

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Monseñor Héctor AguerDiscurso Inaugural del Arzobispo de La Plata en la XXIV Exposición

Monseñor Héctor AguerDiscuen la XXIV Exposición

8 D. Manuel Outeda BlancoPalabren el acto inaugural de la XXIV Exposición

Momentos en la Exposición del Libro Católico en la Ciudad de La Plata

Palabras en el Acto Inaugural del Sr. Intendente de laMunicipalidad de La Plata, Dr. Pablo Bruera

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ser la denigración y el fraser la denigración y el fraser la denigración y el f caso social y profesional. Ninguna generación an-tes de la nuestra ha tenido tantas po-sibilidades para establecer contactos y para dialogar a través de los medios modernos de comunicación. Pero, alguna vez, parece que todos hablan y que ninguno escucha. Sufrimos de un bombardeo de palabras escritas y a través de ondas magnéticas, pero el verdadero diálogo conducido con respeto recíproco y con el uso de la

razón es siempre menor.

Por esto es tan impor-tante la promoción del buen libro y en particular el de inspiración católica. Esta exposición es, en efec-to, una ocasión de diálogo auténtico sobre la fe entre los creyentes y no creyen-tes, y una profundización de la fe para todos aquellos que son cristianos practi-cantes. Al mismo tiempo, ella es una invitación a los

autores y a los editores a es-cuchar la propia conciencia y

a entrar, a través del diálogo con el Dios que es vida y amor, en el gran misterio de la persona humana y de su vocación.

Para el cristiano, este diálogo con Dios se desarrolla a través de la persona de Jesús. En El, el misterio-so siervo de Dios del Profeta Isaías recibe su identidad definitiva. Cuan-do el Señor pregunta a los discípulos qué dice la opinión pública sobre su persona, recibe un resumen de las noticias que circulaban. Pero el pun-to crucial para Jesús era el de saber qué pensaban sus discípulos, es decir aquellos que lo conocían y que vivían con El. Pero cuando Pedro responde en nombre de todos con entusiasmo:

Hoy clausuramos la ExHoy clausuramos la ExH -posición del Libro CatóHposición del Libro CatóH -lico, una muestra anual Hlico, una muestra anual H

que se ha tenido con el lema: “Bue-nos Libros para crecer en la fe”. En primer lugar querría saludar a todos en nombre del Santo Padre a quien tengo el privilegio de representar en la Argentina y, al fin de esta celebración, tendré el honor de impartirles su Bendición Apostólica. Como saben, el mismo Papa Benedicto XVI ha es-crito mucho, como Profesor de teología, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ahora también como Papa. El fin de estas actividades literarias, era y es siempre el mismo: educar a los católicos en la fe e invitarlos a crecer en la fe que profesa la Iglesia.

Los mejores libros con referencia a la fe, son los que llamamos las Sagradas Escri-turas. Ellas son en efecto, tes-timonios de hombres y muje-res que han creído en la pre-sencia activa de Dios Señor y Salvador en la historia humana. No se trata de inventos humanos o de hermosas his-torias fruto de la imaginación, sino de la autorrevelación de Dios. Dios mis-mo viene al encuentro del hombre. Es un Dios que habla y entra en diálogo con la humanidad y es, sobre todo, un Dios que ama al hombre. El pri-mer acto de esta historia de salvación, después de la creación, consiste en la vocación de Israel. El Señor se elige un pueblo que deberá llevar la salva-ción hasta los confines de la tierra.

Así la primera lectura del libro del profeta Isaías se refiere a la esen-cia de la vocación de Israel, (Is.50,5-9a). El texto nos habla de un miste-rioso siervo sufriente que en cuatro cantos es identificado, alguna vez, con el pueblo de Israel y que asume otras veces, como en el texto de hoy, las características de un profeta. Este profeta conoce el arte de la escucha, porque Dios le ha abierto los oídos. El tiene también un mensaje y es por

esto que es perseguido, difamado y maltratado. Pero él no se rinde por-que se sabe sostenido y ayudado por el Señor, que no lo dejará acabar en la vergüenza y lo justificará.

Nuestro tiempo tiene necesidad de profetas, de hombres y mujeres que sean capaces de escuchar la voz de Dios que se revela en la propia conciencia y en la escucha de la Pa-labra de Dios. Nosotros tenemos ne-cesidad de cristianos dignos de este nombre, que no tienen miedo, como el siervo sufriente, de ser testigos de la verdad sobre Dios y sobre el hom-bre y que también están dispuestos a aceptar las consecuencias que pueden

Profesionales de Acción Católica "Santo Tomás de Aquino".

S.E.R. Mons. Emil Paul TscherrigHomilía del Nuncio Apostólico en la Santa Misa de Clausura de la XXIV Exposición del Libro Católico (Domingo 16 de septiembre del año del Señor 2012)Exposición del Libro Católico (Domingo 16 de septiembre del año del Señor 2012)Exposición del Libro Católico (Domingo 16 de septiembre del año del Señor 2012)

* XXIV Domingo “durante el año” – Ciclo B: Isaías 50, 5-9a;Salmo 114, 1-2. 3-4. 5-6.; Santiago, 2, 14-18; Marcos 8, 27-35)

tante la promoción del buen libro y en particular el de inspiración católica. Esta exposición es, en efecto, una ocasión de diálogo auténtico sobre la fe entre los creyentes y no creyentes, y una profundización de la fe para todos aquellos que son cristianos practicantes. Al mismo tiempo, ella es una invitación a los

autores y a los editores a esMons. Emil Paul Tscherrig junto a miembros del Centro de Profesionales de Acción Católica "Santo Tomás de Aquino".

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tú eres el Mesías, es decir el Ungido del Señor (Mc. 8,27), Jesús prohíbe a los discípulos que lo hablen con los demás. La explicación sigue inme- diatamente: Jesús no es el Rey-Me-sías que muchos esperaban con el fin de liberar a Israel de la esclavitud del dominio romano, sino que es el siervo sufriente de Dios que dará su vida por la salvación del mundo. Je-sús revela que ha venido al mundo para hacer la voluntad del Padre, que consiste en la misión de amar a los hombres hasta el fin. Y es amando que termina sobre la cruz y llega a ser el siervo fiel por excelencia.

Cristo nos enseña también que el amor debe ser la medida y la regla de nuestra vida. Pero amar significa sobre todo darse a sí mismo, tener el coraje de consumirse con el fin de que también otros tengan la vida. La ley del amor se asemeja a la del sufri-miento y del morir, porque siempre se trata de un despojarse de sí mismo para servir y para hacer felices a las personas amadas. También es éste el contenido de las grandes obras de la literatura humana y, en particular, de la cristiana. Las vidas de los santos nos hablan, y también las obras del arte figurativo y de la música no se cansan de hablar, de este amor que da esperanza y nueva vida al mundo. Los poetas cantan la fuerza y belleza de este amor, que es todo bondad y don. La misma liturgia de la Iglesia, en el fondo es una alabanza perenne a Dios que es Amor y Misericordia, Belleza y Bondad.

Hablando entonces de “buenos libros para crecer en la fe” debemos pensar también en la liturgia de la Iglesia que alguna vez es pobre y no contribuye al crecimiento en la fe. Por lo tanto la Iglesia en la Argen-tina, tiene necesidad de escritores, poetas y compositores de música que canten el amor de Dios con un len-guaje moderno y accesible a todos, sin por esto caer en la trampa de la pura popularidad y de la pérdida del misterio. Por esto es necesario, como lo pide el Santo Padre, descubrir la belleza de la liturgia sobre todo en el próximo Año de la Fe. Y sería un hermoso regalo a la Iglesia , el que los escritores y compositores colabo-rasen en la tan deseada renovación de la liturgia católica.

En fin, la fe sin la caridad no da fruto, como escribe Santiago en la segunda lectura de hoy. El Papa Be-nedicto XVI escribe en el documento donde anuncia el Año de la Fe , que “la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutua-mente, de modo que una permite a la otra seguir su camino” (Nº 14). En todos los tiempos de la historia de la Iglesia , los cristianos se dedicaron a los pobres, a los excluidos, a los enfer-mos y a los abandonados convencidos que, sobre todo en ellos, se reflejaba el rostro de Cristo resucitado. Y el evangelio nos recuerda: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 40). Es la fe la que

nos permite reconocer a Cristo, y es El quien nos mueve a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe nos ocupamos de la misión perso-nal que nos ha confiado y esperamos con esperanza “unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia” (2 Pe. 3, 13; cf. Ap. 21, 1).

Dar esperanza es, ciertamente, una de las nobles misiones del libro católico. Transmitir la esperanza de la tierra nueva y de los cielos nuevos en un mundo lleno de confusión y de incertidumbres, representa, desde siempre, la misión de los escritores cristianos. Contribuir a que el mun-do encerrado en sí mismo abra el horizonte humano al trascendente, es el corazón de los esfuerzos evan-gelizadores de la Iglesia. Como dice el Papa Benedicto: “ La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en ca-mino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquél que nos da la vida, y la vida en plenitud” (Porta Fidei, 2).

Es mi oración que el libro católico en la Argentina , continúe siendo un instrumento de evangelización. Que continúe invitando a los Lectores a la escucha de la Palabra de Dios y a la meditación sobre el gran misterio de Dios y del hombre. Que ofrezca una visión del amor que también es ca-paz del sacrificio y que dé esperanza a nuestra generación. Amén. u

HS.E.R. Mons. Emil Paul Tscherrig

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Los buenos liLos buenos liL -bros nos ayuLbros nos ayuL -dan a crecer Ldan a crecer L

en la fe, como reza el lema de esta XXIV Exposición, pero asimismo iluminan el camino del hombre. En efecto, la revelación divina, que alcanza su cima en Je-sucristo, no sólo nos descu-bre el misterio de Dios, sino que también nos manifiesta la identidad del hombre como criatura. Al presen-tar al hombre como imagen y semejanza de Dios nos permite reconocernos en nuestra auténtica realidad. La Igle-sia, al instruir a los pueblos en las verdades de la fe, comunica tam-bién nociones fundamentales de humanidad; así lo demuestra, por ejemplo, la historia de la catequesis y el análisis de los textos empleados tradicionalmente en los procesos catequísticos y educativos. Durante siglos, en diversos ciclos y espacios culturales, se transmitió, de modo más explícito o más implícito se-gún los casos, una idea del hombre asentada en una metafísica.

A título ilustrativo mencionemos la respuesta que ofrecía a la pregun-ta ¿quién es Dios? el breve catecismo de primeras nociones difundido ampliamente y durante décadas en nuestra patria. Decía: Dios nuestro Señor es el ser infinitamente perfecto, Creador del cielo y de la tierra. No-temos que en esa fórmula abreviada el conocimiento que se transmite de Dios se apoya en las nociones de ser, de perfección y de infinito; además –y esto resulta clave desde la perspectiva metafísica y antro-

pológica– se afirma el hecho de la creación. Los niños aprendíamos de memoria esa respuesta, quizá sin comprenderla cabalmente, pero esas palabras se albergaban para siempre en la celda más íntima de nuestra alma. Con el paso del tiem-po, si aquellas palabras aún miste-riosas para la lógica infantil no se borraban del todo, podían surgir ocasionalmente y revelarse a la luz de la inteligencia, en especial cuan-do ante una situación extrema de la vida era preciso recurrir a la búsque-da de un fundamento sólido. Siem-pre hay tiempo y circunstancias pro-picias para que aquel enunciado se ofrezca al hombre ansioso, inquieto, apesadumbrado, como campo de indagación, o como sitio nostálgico y sereno de anclaje contemplativo. Si todo hombre es filósofo –como apuntó certeramente Juan Pablo II– en aquella especie de definición del Indefinible se hallaba el secreto de nuestro origen y de nuestro fin, clave para encarar los enigmas de la condición humana. ¿Entenderán más de lo que entendíamos nosotros

los niños de hoy día, cuando a la misma pregunta quién es Dios responden mi amigo, o mi padre? ¿Representa acaso este cambio una ganancia de la teología sobre la me-tafísica?

Lo que acabo de insi-nuar sobre la catequesis se puede extender a la litera-tura cristiana de todas las épocas. En cuanto cristiana refleja la misma condición, la condición cristiana, veri-ficada en una cultura, como eco de las verdades de la re-

velación, de los misterios estricta-mente tales y de la idea del hombre que los acompaña. Pero también ocurre muchas veces que sin vin-cularse raigalmente con la fe, la li-teratura le debe al cristianismo un bagaje de humanidad que resulta un seguro punto de apoyo en tiem-po de confusión e incertidumbre. Podríamos aventurar entonces que la buena literatura –si la cualidad de buena no se reduce a los alar-des técnicos del lenguaje– es la que aun ajena a las luces de la fe cris-tiana nos acerca de algún modo a la verdad del hombre; más todavía si incluye un analogado natural de la profecía bíblica sobre el origen y sobre el fin, es decir la proximidad al descubrimiento del sentido de la existencia humana.

Benedicto XVI ha dicho re-cientemente, y varias veces, que el hombre tiene necesidad del infinito. Cito a este propósito un mensaje fechado el 10 de agosto pasado: “Hablar del hombre y de su anhelo de infinito significa ante todo reco-

Monseñor Héctor AguerArzobispo de La PlataDiscurso inaugural de la XXIV Exposición del Libro Católico Discurso inaugural de la XXIV Exposición del Libro Católico Discurso inaugural de la XXIVBuenos Aires, 3 de septiembre del año del Señor 2012

Mons. Héctor Aguer junto a miembros del Centro de Profesionales de Acción Católica "Santo Tomás de Aquino".Profesionales de Acción Católica "Santo Tomás de Aquino".Profesionales de Acción Católica "Santo Tomás de Aquino".

los niños de hoy día, cuando a la misma pregunta Dios mi padre? este cambio una ganancia de la teología sobre la metafísica?

nuar sobre la catequesis se puede extender a la literatura cristiana de todas las épocas. En cuanto cristiana refleja la misma condición, la condición cristiana, veriMons. Héctor Aguer junto a miembros del Centro de

Las letras, el hombre y su destino

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LMonseñor Héctor AguerArzobispo de La Plata

Las letras, el hombre y su destino

nocer su relación constitutiva con el Creador. El hombre es una criatura de Dios. Hoy esta palabra –criatu-ra– parece casi pasada de moda: se prefiere pensar en el hombre como en un ser realizado en sí mismo y ar-tífice absoluto de su propio destino. La consideración del hombre como criatura resulta “incómoda” porque implica una referencia esencial a algo diferente, o mejor, a Otro –no gestionable por el hombre– que entra a definir de modo esencial su iden-tidad; una identidad relacional, cuyo primer dato es la dependencia originaria y ontológica de Aquel que nos ha querido y nos ha creado. Sin embargo esta dependencia, de la que el hombre moderno y contemporáneo trata de liberarse, no sólo no esconde o disminuye, sino que revela de modo luminoso la grandeza y la dignidad suprema del hombre, llamado a la vida para entrar en relación con la Vida misma, con Dios.”

Así como el ejercicio de la ra-zón se verifica con pleno respeto de su dinamismo natural en el de-sarrollo de una filosofía abierta y dispuesta al encuentro con la fe, también existe una literatura abierta en la que la belleza es esplendor de

la verdad del hombre y por tanto preámbulo de la afirmación de Cris-to, en quien el misterio del hombre se esclarece. Existe asimismo una circularidad en la relación, ya que la palabra de Dios, su elaboración teológica, y los monumentos de la cultura cristiana, han inspirado y continuarán inspirando creaciones literarias.

La literatura, y todas las artes, constituyen un ámbito de encuen-tro de la fe y las mejores y más pro-fundas inquietudes humanas. Me complace, frecuentemente, men-cionar el caso paradigmático de los Cursos de Cultura Católica, una realización laical que no se limitó a la enseñanza de disciplinas hu-manísticas y teológicas. Los Cursos se abrieron más ampliamente en el Convivio, que reunía a escritores y artistas empeñados en la contem-plación y la creación de la belleza. El nombre mismo de aquella me- morable iniciativa evoca un cli-ma de amistad –¿cómo no recoger la alusión al sympósion? Convivioequivale a convite, banquete al cual se invita y en el cual se ofrece y se comparte. Muchos fueron movidos, incitados por el Convivio a crear y

exhibir el fruto de su inspiración y sus esfuerzos. Fue un modelo in actu excercito de diálogo entre la fe y la cultura.

La Exposición del Libro Ca-tólico intenta, a su manera, algo aunque lejos parecido. Por lo me-nos, promueve la lectura, y ojalá consiga un efecto entre los jóvenes de hoy, de quienes se dice que no gustan demasiado de ella. Esti-mula asimismo la dedicación a la producción literaria con los pre-mios anualmente discernidos, y la iniciación en las letras de los alum-nos de nuestras escuelas secundarias. Falta algo, y me permito sugerirlo: la promoción de la poesía; no sólo su lectura, también la creación poé-tica. Poëta nascitur, orator fit dice el Poëta nascitur, orator fit dice el Poëta nascitur, orator fitadagio latino: poeta se nace, orador se hace. Es verdad, pero quizá po-demos contribuir a que algún poeta auténtico nazca de nuevo, de algún modo, descubriéndose a sí mismo como tal y manifestándose a los de-más. No es pequeña cosa, en estos tiempos prosaicos, y debe importar-nos singularmente a los cristianos, ya que la poesía tiene su fuente en aquel fondo profundísimo, recóndi-to, del alma que es también sujeto de la experiencia de Dios.u

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hombre con su historia y con su psicología, que nos permiten interpretar de modo actualizado y sensible las exi-gencias y los problemas de la sociedad moderna, pero teniendo presente, por encima de todo, que la Verdad viene de lo alto, y que la ciencia auténtica debe ir constantemente acompañada por la humildad de la razón.

La adhesión al Año de la Fe, pro-clamado por Su Santidad el Papa Be-nedicto XVI, a través del lema “Bue-nos libros para crecer en la fe”, hace que esta edición adquiera aún mayor trascendencia.

Y en este año de la fe, en el que nuestra Santa Madre María está pre-sente de manera especial, encomende-mos esta exposición en sus manos con particular devoción, en la seguridad de que su amor maternal nos condu-cirá a expandir nuestra tarea evange-lizadora, para poder llegar con ella a muchas más personas.

Porque la fe se fortalece creyen-do, los buenos libros constituyen, sin duda, un inmejorable recurso para avanzar en este camino.

Muchas gracias a todos por reafirmar con su presencia, año tras año, la fundamental labor que esta exposición desarrolla. u

Edición tras edición, recorriendo los diferentes sectores de la muestra, tomamos conciencia de lo mucho que tenemos por leer y del excelente com-pendio que podremos encontrar aquí.

Puesto que es evidente que una persona no puede leer todo, sería una verdadera pena, entonces, dejar de leer lo que es importante, en tanto

bueno, interesante y útil para la vida.

Es verdad que hay mucho por leer. Y como no todo resulta benefi-cioso para todos, hay necesariamente que seleccionar lo que se lee.

Cuenta la exposición con mate-rial bibliográfico de distintas ciencias, que nos acercan al conocimiento del

Da. María Angélica Sánchez de TorilloPalabras de la Presidente de FACE en el acto inaugural de la XXIV Exposición del Libro Católico (Casa de la Empleada, 3 de septiembre de 2012)Año tras año renovamos Año tras año renovamos AAel cA ompromiso asumiA ompromiso asumiA -

do por la obra de MonAdo por la obra de MonA -señor de Andrea de colaboración en la promoción de los buenos libros.

Año tras año acompañamos a la Exposición del Libro Católico en su apostolado en favor de las buenas lecturas, aquellas que reconfortan nuestro corazón, nos hacen crecer en virtud y nos guían hacia el encuentro con Dios.

El compromiso de FACE en tal sentido es irreductible. Y es por eso que esta exposición constituye el acto cultural central desarrollado cada año en nuestra institución.

En este marco hemos decidido entregar el premio Monseñor de An-drea, en homenaje al fundador de esta casa y en reconocimiento a personas e instituciones que encarnan su lema episcopal, “en caridad y justicia, paz”.

Este año acompañamos también con enorme satisfacción a Francisco D'Aquino, trabajador insustituible de la obra desde hace 50 años, a recibir el galardón Cruz del Sur, distinción me-recidísima, por su entrega incondicio-nal, su voluntad de colaboración y su hombría de bien, puestas al servicio del prójimo, de los valores defendidos por nuestra institución y, por extensión, de esta exposición y de los buenos libros.

clamado por Su Santidad el Papa Benedicto XVI, a través del lema “Buenos libros para crecer en la fe”, hace que esta edición adquiera aún mayor trascendencia.

nuestra Santa Madre María está presente de manera especial, encomendemos esta exposición en sus manos con particular devoción, en la seguridad de que su amor maternal nos conducirá a expandir nuestra tarea evange

María Angélica Sánchez de Torillo junto al Nuncio Apostólico, Mons. Emil Paul Tscherrig y el Presidente de la Exposición Tscherrig y el Presidente de la Exposición

D. Manuel Outeda Blanco.

hombre con su historia y con su psi-

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Da. María Angélica Sánchez de Torillo

A

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Esta XXIV Exposición se realiEsta XXIV Exposición se realiE -za en adhesión al Año de la Fe Eza en adhesión al Año de la Fe Ey lo hace bajo el lema Ey lo hace bajo el lema E “Buenos

libros para crecer en la Fe”.libros para crecer en la Fe”.libros para crecer en la Fe”

El Año de la Fe que comienza el próximo 11 de octubre conmemora los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II y el vigésimo de la promulgación II y el vigésimo de la promulgación IIdel Catecismo de la Iglesia Ca-tólica, instrumento indispensable para la correcta hermenéutica de los textos conciliares. ¡No podemos olvidar, en efecto, que se trata del Catecismo de este Concilio!

Como nos recordaba el San-to Padre Benedicto XVI, nos to Padre Benedicto XVI, nos to Padre Benedicto XVIencontramos ante “un analfabe-tismo religioso que se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente”.

Los elementos fundamenta-les de la Fe, son cada vez menos conocidos. Para poder vivir y amar nuestra fe, para poder amar a Dios y llegar por tanto a escucharlo de modo justo, debemos saber que es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro corazón han de ser interpelados por su Palabra.

Los buenos libros son los que, de muchas y diversas maneras y a veces a la larga, acercan a Dios. Son medios efica-ces para “abrir las puertas” de la inteli-gencia y del corazón a la Verdad.

Este año, se realiza por séptima vez la Exposición en esta histórica Casa de la Empleada que cumple 80 años. La la Empleada que cumple 80 años. La la Empleadagenerosidad de esta benemérita institu-ción nos permite inaugurar esta noche una nueva edición. Agradecemos al Consejo Superior de la FACE y a su Consejo Superior de la FACE y a su Consejo Superior de la FACEPresidenta Doña María Angélica Sán-chez de Torillo por su hospitalidad.

La sabia intuición de Monseñor de Andrea, estableció hace 90 años en los Estatutos de la FACE, que el primer fin específico de la Federación es el fomen-to y defensa de la cultura moral, física, profesional, literaria e intelectual de sus asociadas y así se preocupó por lograr

D. Manuel Outeda BlancoXXIV Exposición del Libro Católico, palabras pronunciadasen el Acto Inaugural, 3 de septiembre de 2012 , Casa de la Empleada, Obra de Monseñor Miguel de Andrea.

una importante biblioteca en esta Casa, verdadero solaz de formación y espar-cimiento.

Hace 90 años también nacía en nuestro país una iniciativa apostólica eminente: Los Cursos de Cultura Ca-tólica, que dieron frutos magníficos en

la formación de la fe de muchísimos laicos. Su labor intelectual, de ediciones de libros y revistas dejó una marca pro-funda en la vida de la Iglesia argentina.

Cada año la Exposición recuerda y rinde homenaje a un escritor. En esta edición conmemoramos el cincuenta aniversario de la partida a la Casa del Padre del Dr. Gustavo Martínez Zu-viría.

En un tiempo de compromisos, as-tucias y oportunismos, su condición de católico sin doblez le permitió dar con valentía más de una prueba pública de la sinceridad de su Fe.

Como hombre de hogar, dejó un testimonio ejemplar de su generosa personalidad: 12 hijos, 54 nietos y biz-nietos.

Gustavo Martínez Zuviría a lo larGustavo Martínez Zuviría a lo larGustavo Martínez Zuviría -go de su vida fecunda se destacó como escritor y patriota, dando testimonio como cristiano. Maestro en todos los aspectos, supo darnos todavía una últi-ma lección, mostrándose también en el arte de morir.

Hugo Wast empleó su pluma para empleó su pluma para Hugo Wast empleó su pluma para Hugo Wasthonrar a Dios y demostrar su amor al prójimo, proponiendo los divinos pre-ceptos en forma amena y accesible a la mentalidad popular.

En su relato autobiográfico nove-lado, 15 Días Sacristán, Hugo Wast, acompaña al ilustre obispo de Temnos,

monseñor Miguel de Andrea, en una gira por Galicia. En distintos pasajes, en las ciuda-des, pueblos y villas que reco-rre, descriptos con galanura, el lector sigue las alternativas del seudo sacristán en pos de los diversos pasos que da un hom-bre elevado a la máxima digni-dad sacerdotal.

El padre jesuita Guiller-mo Furlong, su gran amigo, pronunció un panegírico desde el púlpito de la Iglesia del Sal-vador. Hizo un paralelo entre

Manuel Belgrano y Gustavo Martínez Zuviría. Ambos mu-

rieron en horas confusas de la Patria y ambos se ocuparon con empeño por la educación popular, ambos fueron ciu-dadanos “cristianísimos”. El General Belgrano quiso que sus restos fueran revestidos con el hábito de Santo Do-mingo, el Doctor Martínez Zuviría fue sepultado con la sotana de los Hijos de San Ignacio de Loyola.

Llegar a este día de la inaugura-ción es fruto de la generosidad de mu-chas personas e instituciones, escritores, editoriales y miembros de los jurados. A todos ellos agradecemos sus valiosas contribuciones.

Nos es muy grato, finalmente, inaugurar esta XXIV EXXXIV EXXXIV E posXposX IposIpos cIcI IcIc ónIónI dEdEd lElElIlIl broIbroI católcatólc IatólIatól coIcoI , invocando a la Santí-sima Virgen María, a quien honramos en su hermosa imagen de Nuestra Se-ñora del Libro, Patrona de la Exposi-ción, pidiéndole a ella que siga inspiran-do a muchos escritores argentinos para que nos ofrezcan mensajes de verdad, de paz y de justicia, que sean verdaderos “mensajes del Espíritu”.

Muchas gracias.u

Francisco D' Aquino¨junto al personal de FACE luego de

monseñor Miguel de Andreaen una gira por Galicia. En distintos pasajes, en las ciudades, pueblos y villas que recorre, descriptos con galanura, el lector sigue las alternativas del seudo sacristán en pos de los diversos pasos que da un hombre elevado a la máxima dignidad sacerdotal.

mo Furlongpronunció un panegírico desde el púlpito de la Iglesia del Salvador. Hizo un paralelo entre

Manuel Belgrano

Francisco D' Aquino¨junto al personal de FACE luego de recibir el Galardón "Cruz del Sur".

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Ingeniero Agrónomo Mario Francisco AbalDelegado de Formación del Centro de los Profesionales de Acción Católica"Santo Tomás de Aquino" de Buenos Aires.

Estatuilla Padre Leonardo Castellani 2013

"AD MAIOREM DEI GLORIAM"

Unión de Trabajadores del Instituto Nacional deServicios Sociales para Jubilados y Pensionados

Personería Gremial N° 1619

El Gremio de los Trabajadores del PAMI

Perú 1567 C.P. 1141 - Capital Federal ( 4-300-3574/9707www.utiweb.org.ar - email:[email protected]

católica, con una perseverancia ejem-plar y con la solidez de su adhesión sin reservas al Magisterio, lo constitu-ye como una de las voces y columnas que, por décadas, iluminaron y hoy continúan reforzando el entramado cultural católico de nuestra Patria.

El Papa Julio III, en su Car-ta Apostólica Exposcit Debitum de 1550 decía:

“Todo miembro de la Compañía de Jesús está obligado a militar bajo el estandarte de la Cruz por Dios, y a servir sólo al Señor y a la Iglesia, su esposa, bajo el Romano Pontífice, comprometiéndose, sobre todo, a la defensa y propagación de la Fe, tra-bajando por el bien de las almas en la vida y la doctrina cristiana, me-diante las predicaciones públicas, las

clases y cualquier otro ministerio de la Palabra de Dios”

Los libros, escritos, cursos y con-ferencias del Padre Laje muestran su incansable tarea de exponer con cla-ridad y exactitud el tesoro de la doc-trina cristiana. Y entre las muchas obras que ha impulsado y guiado, queremos resaltar –con filial y emo-cionada gratitud– su vida de asesor en la Rama de Profesionales de la Ac-ción Católica en Buenos Aires y en el Centro San Roberto Belarmino con sus Cursos de formación.

El lema de la Exposición de este año (“Buenos libros, luces para la fe”) en adhesión al Año de la Fe, se condice muy bien con su obra y su trabajo al servicio de la restauración del Evange-lio en la cultura de nuestra sociedad.

El recordado Cardenal AnEl recordado Cardenal AnE -tonio Quarracino inspiró Etonio Quarracino inspiró Ela institución de una nomiEla institución de una nomiE -

nación anual en gratitud y recono-cimiento a los intelectuales católicos argentinos destacados por su trayec-toria al servicio de la cultura católica en las realidades y necesidades de la Argentina. La misma se concreta en la entrega de una Estatuilla del querido Padre Leonardo Castellani, obra de la artística plástica María Alba Blotta.

Este año el Comité Ejecutivo de la Exposición del Libro Católico ha decidido distinguir con esta Estatuilla al Reverendo Padre Enrique Laje s.j., ponderando su obra al servicio de la evangelización de la cultura.

Su vida sacerdotal dedicada a la docencia y a la difusión de la doctrina

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Como lo expresara el Papa Bene-dicto XVI en su discurso a la Ponti-ficia Universidad Gregoriana del año 2006:

“Hoy no se puede menos que tener en cuenta la confrontación con la cultura secular, que en muchas partes del mun-do no sólo tiende a negar todo signo de la presencia de Dios en la vida de la so-ciedad y de cada persona, sino que tam-bién, con varios medios que desorientan y ofuscan la recta conciencia del hombre, quiere minar su capacidad de persona a la escucha de Dios”

“Sin su referencia a Dios, el hombre no puede responder a los interrogantes fundamentales que agitan y agitarán siempre su corazón con respecto al fin y, por tanto, al sentido de su existencia. En consecuencia, tampoco es posible comunicar a la sociedad los valores éti-cos indispensables para garantizar una convivencia digna del hombre”

En este orden, nos inquieta que algún autoproclamado “intelec-tual” (quizás egresado de una sala-manca santiagueña) desespere por

el genuino y unánime sentimiento de alegría de nuestro pueblo cristia-no ante la elección del Papa Francis-co. Nuestro “intelectual”, abocado a una supuesta “batalla cultural”, decía muy preocupado: “Lleva el mito de la Nación católica al límite de la estupi-dez electoralista”.

Ya el despotismo ilustrado, azu-zado por la masonería –los poderes concentrados de ese entonces-, cre-yó en 1773 que ganaba esa “batalla” con la expulsión de los jesuitas, que interrumpió en nuestro Virreinato la maravillosa obra evangelizadora, de integración y de enaltecimiento cultural en las Misiones guaraníticas. Sin embargo, para su confusión, lue-go de dos siglos, un Arzobispo jesuita del Río de la Plata asume la Cátedra de Pedro. El mismo y querido Pastor que nos acompañó y nos alentó con su presencia ininterrumpida a lo largo de quince años de esta Exposición.

La fe del pueblo sigue firme: mi-llones de argentinos la expresan pú-blicamente en Luján, en el Milagro, en el Valle, en San Nicolás y en tan-tos otros santuarios.

Reverendo PadreEnrique José Laje s.j.

La vida del Padre Enrique Laje, está incorporada a esa cadena secu-lar de hombres y mujeres argentinos fieles a Jesucristo, que han dado a nuestra Patria el alma que vivifica su entramado familiar, social, cultural y político, con valores sublimes que enaltecen y dignifican al hombre.

Nació en Santa Rosa, La Pampa, el 13 de noviembre de 1927.

Ingresó a la Compañía de Jesús a los 16 años y fue ordenado sacerdote el 7 de

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Diciembre de 1957, en el Colegio Máxi-mo de San Miguel.

Es: Licenciado en Filosofía por la Facultad de Filosofía de Mount Saint Michel´s, Spokane, Estados Unidos, 1952; Master of Ars in Philosophy and Scien-ces, Gonzaga University, Spokane, Estados Unidos, 1952; Licenciado en Teología por la Facultad de Teología del Colegio Máxi-mo de San José, San Miguel, Buenos Aires, en 1958; Doctor en Teología por la Uni-versidad Gregoriana, Roma, 1964.

Entre sus actividades docentes, destacamos: En la Universidad del Salvador, Área San Miguel: Profesor de la Cátedra de Teología Dogmática; de Teología Fundamental; de De Deo Crean-te, Elevante et Consumante; de Ontología teológica y metafísica y de Doctrina Social de la Iglesia.

Profesor: En el Instituto Superior Marista; en los Cursos de Cultura Cató-lica de la UCA en Buenos Aires e interior del país; en la Escuela de Servicio Social Camila Rolón de Muñiz, Buenos Aires; en el Seminario Catequístico María Auxiliadora de Buenos Aires; en el Ins-tituto de Ciencias Religiosas San Miguel Arcángel de San Miguel, Buenos Aires; y en el Centro de Formación San Roberto Belarmino.

Ocupó los siguientes cargos: En la Universidad del Salvador, Área San

Ocupó los siguientes cargos:la Universidad del Salvador, Área San

Ocupó los siguientes cargos:

Miguel: Vice-prefecto de Estudios y Vice-decano de Teología; Prefecto de Estudios; Decano de Teología; Vice-rector interino del Colegio Máximo de San José; Director de la Revista Stromata. En la Universidad del Salvadro, Área Centro: Consejero de la Universidad y Delegado Rectoral en la Facultad de Medicina.

Co-director de la Revista Estudios de la Academia del Plata; Asesor de la rama de Profesionales de la Acción Ca-tólica en Buenos Aires, Asesor del Centro de Formación San Roberto Belarmino y asesor de la Fundación Juan de Garay;Capellán castrense del Comando de Insti-tutos, del Ministerio de Defensa y Estado Mayor Conjunto, de los Institutos Supe-riores del Ejército y del Estado Mayor del Ejército; Juez del Tribunal Eclesiástico Na-cional (segunda instancia).

Idiomas: Traduce, escribe y habla en castellano, inglés, francés y latín; Traduce en italiano, portugués y alemán; Estudió griego, chino y hebreo.

Se destaca su tarea en la predicación de Ejercicios Espirituales Ignacianos.

Entre sus libros publicados, des-tacamos: La voluntad del Padre en la soteriología de Santo Tomás de Aquino;

Apuntes sobre Iglesia y Liberación. Liberación desde la realidad argentina; Fe y Política; La autoridad en la Iglesia; Unidad nacio-nal y responsabilidad del cristiano; Insti-tución, misión y continuidad de la Iglesia; Iglesia y sociedad humana; Iglesia y Teolo-gía ante la revolución sexua; El nuevo orden mundial y el cristianismo; El orden tempo-ral en el pensamiento católico; Los Papas y el liberalismo.

Ha publicado en colaboración con otros autores: El ateísmo y el hombre; ¿Es liberador el marxismo?; Renovación y compromiso profesional; Comentarios a la Encíclica Laborem Exercens; Naturaleza y funciones de la autoridad en la sociedad;Principios y orientaciones del Magisterio Social de la Iglesia

Ha escrito infinidad de notas y artí-culos en variadas revistas, como Ciencia y Fe, Stromata, Estudios, Elexalumno, Cias, Mensaje Iberoamericano, Reconciliaciön, Universitas, Ethos, Didascalia, Gladius, Bellarminus y Corporación de Científicos Católicos.

Ha dado cursos y conferencias en Buenos Aires y en 32 ciudades argentinas. Entre ellas, destacamos sus temas expues-tos en varias ediciones de esta Exposición del Libro Católico en Buenos Aires y en La Plata.u

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Mamá siempre decía que Mamá siempre decía que Mla vida es como un libro. Mla vida es como un libro. MComo un libro de esos MComo un libro de esos Mbien gordos lleno de hojas que esperan des-bordar de aventuras hasta el último renglón; era tarea de cada uno que al libro no le cayera polvo ni se le amarillearan las hojas.

Mamá dejó de escribir el día de mi quinto cumpleaños. Por más que le llorara a gritos por qué había dejado tantas hojas en blanco, no estaba allí para consolarme. El día en que le pregunté a papá adónde había ido, le faltó la voz para responderme. “En el cielo, junto a Papá Dios” consiguió articular. Pero por más que la buscara, no la encontra-ba entre las nubes. ¿Dónde había aprendido mamá a jugar tan bien a las escondidas?

El domingo de esa semana acompañé a papá a la fiesta en la casita de Dios. Tal vez mamá, que ahora vivía con Él, también hapapá a la fiesta en la casita de Dios. Tal vez mamá, que ahora vivía con Él, también hapapá a la fiesta en la casita de Dios. Tal vez

-bía sido invitada. Me sorprendí al ver cuán-tos amigos tenía Papá Dios. Pero eran tantos los invitados que no alcancé a ver a mamá. Tironeándole del saco, le pregunté a papá si había traído la cámara para sacar fotos, como hacía en las fiestitas de mi cumpleaños. Me respondió que no, que no hacía falta, que ya teníamos una en casa y que me la mostraría apenas regresáramos. Me explicó que la ha-bía tomado el día de mi Bautismo, el día en que yo di mi primer paso en el camino de la Fe. No entendí bien que había querido de-cirme, pero imaginé que ese día iniciaba un nuevo capítulo en el libro de mi vida.

Cuando comencé primer grado conocí a Panchi. De ahí en adelante, su nombre apa-recería en todas las páginas de mi libro: sin saberlo, había conocido a mi mejor amigo. Todas las tardes nos juntábamos a mojar las vainillas en la leche y a jugar que éramos se-ñores grandes con bigotes de chocolate.

La seño del cole siempre decía que to-dos teníamos otro amigo muy especial que se llamaba Jesús. A veces me ponía triste porque, como no sabía dónde vivía, nunca podía invitarlo a jugar con nosotros. Con el tiempo comprendí que cada risa que com-partí con Panchi también la compartí con Jesús.

Esa no fue la primera vez que escuché Su Nombre. Papá hablaba con Él todas las

Esa no fue la primera vez que escuché Su Nombre. Papá hablaba con Él todas las

Esa no fue la primera vez que escuché

noches. Un día me enseñó que Jesús, como nosotros, también tenía un libro de vida y se llamaba “La Biblia”. Cuando le pregunté dónde vivía para poder visitarlo, me dijo que Él está siempre con nosotros aunque no lo dónde vivía para poder visitarlo, me dijo que Él está siempre con nosotros aunque no lo dónde vivía para poder visitarlo, me dijo que

veamos. Por un tiempo creí que era invisible, hasta que el día de mi Primera Comunión comprendí que vivía en el corazón de todos los hombres y que se había hecho pan para alimentarnos con Su amor.

Tiempo después, con Panchi nos uni-mos a una escuelita de fútbol del barrio. En-trenábamos dos días a la semana, y los par-tidos del torneo se disputaban los domingos a la mañana. Mi libro se llenó de rodillas raspadas, botines embarrados, gritos de gol. Papá con su paciencia infinita, no se ausentó

a ningún partido. Me abrazaba fuerte cuan-do ganábamos, pero su abrazo era inmenso cuando nos tocaba perder.

Esas tardes de domingo me quedaba peloteando en el patio de Panchi, y papá me pasaba a buscar después de misa. Siempre me preguntaba si no quería acompañarlo, pero mis labios respondían con un no re-belde, sin haber consultado a mi corazón. Durante ese tiempo no le hice lugar a Dios ni a Jesús en las páginas de mi libro. Las misas me resultaban aburridas, y el fútbol con amigos aparentaba ser tanto mejor. Me olvidé de visitarlos, de hablar con ellos, cre-yendo, tal vez, que como todo andaba bien, no los necesitaba.

Me di cuenta de mi error una noche que escuché a papá rezar por los dos. Ya no era un chiquilín, y me di cuenta del vacío en el que había caído y que había tratado de llenar inútilmente con goles y carcajadas. El nudo de mi garganta se apretó aún más cuando me percaté de que también había ol-vidado a mamá. Los ojos se me llenaron de lágrimas de culpa y esa noche no encontré el valor suficiente para pedirles perdón.

Al día siguiente, cuando papá me vio anudarme los cordones de las zapatillas y descolgar el abrigo, me preguntó a dónde iba. Con una fuerza que no me conocía, le respondí que la misa de jóvenes comenzaba en diez minutos. Cuando la sonrisa le ilumi-nó los ojos, recordé que el amor de mamá,

Natalia RodríguezDel Instituto Redemptrix Captivorum (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Trabajo ganador del XVIII Certamen Literario Católico Nacional "Cardenal Antonio Quarracino" 2012

Vida se escribe con Fe

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Jesús y Papá Dios, como solía llamarlo, era infinito, al igual que su perdón.

Con tinta nueva en mi lapicera, me uní a un grupo de la parroquia de enfrente de casa. Tal vez allí no sabían hacer jueguito con la pelota o todas las reglas del fútbol, pero supieron hacerme feliz e iluminarme el camino que se me había desdibujado. Ese camino que Jesús había trazado, pero no para que lo caminemos solos, sino, para que lo caminemos con Èl.para que lo caminemos solos, sino, para que lo caminemos con Èl.para que lo caminemos solos, sino, para que

Al poco tiempo lo invité a Panchi. La emoción de sus ojos me hizo reír. Compar-timos momentos de juego, de risa, de re-flexión, y el lazo de amistad que nos unía se volvió indestructible. Mi vida se llenó de nuevas preguntas y nuevas respuestas, y con el tiempo de típico ¿quién soy? ¿a dónde voy? Comenzó a adquirir sentido.

Cuando cumplimos diecisiete años, re-cibimos el Sacramento de la Confirmación. Ese día papá preparó una cena especial y planchó su mejor camisa. En la Iglesia se le escaparon lágrimas silenciosas. Nunca me lo confesó, pero leí en sus ojos que le hubiera gustado que mamá estuviera allí. Le apreté fuerte la mano, diciéndole sin palabras que mamá estaba con nosotros, que siempre es-tuvo y estará con nosotros.

Elegí a papá de padrino: era el mayor testimonio de Fe que había conocido. Re-

cibir el Espíritu Santo en mi vida, borró de mi libro todas las dudas que habían asaltado alguna vez mi corazón, me llenó de infinita confianza en Dios, y me dio la fuerza para ser testigo suyo allá donde fuera.

Ese mismo verano, con Panchi y los chi-cos de la parroquia, nos fuimos de misión a un pequeño pueblito de Formosa. En un princi-pio, ver tanta necesidad, me acobardó. ¿Era yo capaz de sanar tanta falta? Pero ver los ojos de aquella gente me bastó para ver su grandeza de corazón. Compartieron con nosotros hasta lo que no tenían, sin esperar nada a cambio. Encontré en ellos la fuerza para transmitir el mensaje de Dios que me había guiado hasta allí. Tal vez no sabían fechas ni nombres, pero del Amor lo sabían todo.

Aprendí que el pobre y ciego allí, era yo. Muchas veces no había sido capaz de ver todos los regalos que Dios me había dado. Encerrándome en lo que me faltaba, no ha-bía visto cuánto tenía. Sin embargo, lo que más le agradecí a aquella gente fue que me recordó que Dios no está allá en el cielo, mi-rándonos desde lejos. Él brilla en los ojos de recordó que Dios no está allá en el cielo, mirándonos desde lejos. Él brilla en los ojos de recordó que Dios no está allá en el cielo, mi

cada niño, joven y hombre, esperando un abrazo fuerte y un sí profundo de corazón.

El día en que empecé la facultad tenía tanto miedo que no fui capaz de terminar el café del desayuno. No obstante, la certeza de que no estaba solo me dio la fuerza ne-

cesaria para entrar en ese mundo nuevo tan inmenso e incierto. Con el tiempo aprendí que Dios siempre busca lo mejor para noso-tros, aunque a veces no sea lo que queremos o esperamos.

En la facultad conocía a Bianca. No me alcanzaron las palabras para agradecerle a Dios el haberme enviado un ángel de su cielo para protegerme. Puse nuestro amor en Sus Manos la primavera en que nos ca-samos. Era tal la felicidad que me envolvía con Bianca a mi lado y con Panchi y papá en el primer banco de la Iglesia que temí volverme loco.

Ese día comencé un nuevo capítulo en el libro de mi vida. Bianca no fue el único personaje que se sumó a mi historia. Al poco tiempo Thiago y Kiara también escribieron conmigo. Compartí con ellos mi Fe, que tanto había crecido desde la primera pági-na; siempre guiado por los libros de vida de mamá y papá, los mayores testimonios de Fe y Amor que había conocido.

La tarde en que Thiago me preguntó por su abuela, me aleteó el corazón y le res-pondí más seguro que nunca: “En el cielo, junto a Papá Dios”, convencido de que su libro no había quedado en blanco, porque mamá nunca había dejado de escribir. u

MNatalia Rodríguez

Vida se escribe con Fe

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Los peones de taxis con profunda emoción y cristiana alegría, saludamos la elección del supremo pastor de la Iglesia Católica.En la investidura de Francisco, "nuestro" Cardenal Jorge Mario Bergoglio ha sido consagrado al mundo como prenda de paz y confraternidad entre los pueblos de la tierra.

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XIV Exposición del Libro Católico

en La Plata

Monseñor Héctor AguerArzobispo de La PlataDiscurso inaugural de la XIVDiscurso inaugural de la XIV Exposición Discurso inaugural de la XIV Exposición Discurso inaugural de la XIVdel Libro Católico en La Plata, del Libro Católico en La Plata, 27 de noviembre del año del Señor 2012del año del Señor 2012

EEl E Año de la FeE Año de la FeE , inicia-do el 11 de octubre, Edo el 11 de octubre, Enos permite interpreEnos permite interpreE -

tar y valorar en un sentido muy preciso la continuidad de esta Exposición a través de los años, su utilidad y su con-veniencia actual. Este período ha sido promulgado por Be-nedicto XVI como un tiem-po de redescubrimiento de la fe y de reflexión sobre ella. Se nos invita a comprender de manera más profunda los contenidos de la fe –que pueden ser contemplados con inteligencia siem-pre nueva, con mayor convicción y gozo– y a considerar detenidamente qué significa creer, poner el acto con el que decidimos entregarnos con plena libertad a Dios y adherir con amor a la Verdad divina.

La fe establece una relación esen-cial con la Palabra de Dios; es una respuesta a Dios que nos habla, se nos

comunica y nos da acceso a su miste-rio. La Palabra de Dios es ante todo el Verbo eterno, la segunda persona de la Santísima Trinidad, por medio de quien han sido hechas todas las cosas. La creación, el “libro de la na-turaleza” nos habla de Dios, es una cierta palabra suya. Dios se ha ma-nifestado luego al pueblo de Israel, a quien dio a conocer su designio de salvación; en el Credo afirmamos nuestra fe en el Espíritu Santo, que

habló por los profetas, expre-sión que se refiere también a la inspiración de la Sagrada Es-critura. La revelación de Dios ha alcanzado su plenitud en Jesucristo, el Verbo encarna-do: él es la Palabra definitiva de Dios, que se transmite en la tradición viva de la Iglesia, y a la que adhiere el cristiano mediante el acto de fe. Bene-dicto XVI nos ha recordado que el cristianismo no es una “religión del Libro”, sino la re-

ligión de la Palabra de Dios; no de una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo. La Sagrada Escritura, el Antiguo y el Nuevo Tes-tamento, es la Palabra de Dios ates-tiguada y divinamente inspirada; por eso la Iglesia la venera con devoción (cf. Verbum Domini, 7).

A partir de estos datos, com-pendiosamente evocados, podemos barruntar la relación de la fe con el

Los libros y la fe, en el Año de la Fe

D. Manuel Outeda Blanco y el Ing. Agrón. Mario Francisco Abal.

habló por los profetassión que se refiere también a la inspiración de la Sagrada Escritura. La revelación de Dios ha alcanzado su plenitud en Jesucristo, el Verbo encarnado: él es la Palabra definitiva de Dios, que se transmite en la tradición viva de la Iglesia, y a la que adhiere el cristiano mediante el acto de fe. Benedicto XVI nos ha recordado que el cristianismo no es una

Monseñor Héctor Aguer, junto al Dr. Pablo Bruera,

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libro, con los libros. En primer lu-gar, con la Biblia; notemos que esta palabra es una transcripción del grie-go Biblía, un plural que significa los libros (se entiende: los libros santos, libros (se entiende: los libros santos, librosla Sagrada Escritura). Pero también con muchos otros libros que de di-versas maneras son un eco de la Pa-labra de Dios y pueden servir como instrumentos providenciales para llegar a la fe o ser confirmados e ilus-trados en ella. El Santo Padre dice, por ejemplo, de San Agustín: sus numerosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la “puerta de la fe”(Porta fidei, 7). Esta valoración po-dría aplicarse, proporcionalmente, a otros Padres de la Iglesia, a los santos Doctores y en general a muchísimos autores católicos.

En la biblioteca del cristiano, por más reducida y elemental que sea, la Sagrada Escritura ocupa el sitio prin-cipal y su lectura debe ser el alimen-to asiduo de la fe. Se entiende, una lectura auténticamente católica, ecle-sial. No se puede leer la Biblia con el ánimo con que se aborda cualquier obra literaria, o un documento de interés puramente histórico, por más valioso que sea para el conocimiento del pasado y para acrecentar la cultu-ra general. La Biblia reúne también esos valores, pero es algo esencial-mente diverso: es el documento de la Palabra de Dios, cuya comprensión requiere la fe y una afinidad viva con

su contenido y con el espíritu con que fue compuesta. No la leemos so-los, sino en la Iglesia y con ella, guia-dos por su tradición y su magisterio, e invocando al Espíritu Santo en un clima de escucha espiritual y de ora-ción: se trata de encontrar en el texto sagrado a Jesucristo, que es la Palabra viva y permanente de Dios.

El Año de la Fe incluye la con-memoración de dos acontecimientos eclesiales: el inicio del Concilio Vati-cano II, del que se cumple el cincuen-tenario, y el vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo de la Igle-sia Católica. Según la intención ex-presada por Juan XXIII en el discurso inaugural, el Concilio quiso ser una afirmación solemne de la unión de Cristo y de su Iglesia que condujera a una irradiación universal de la ver-dad, a la recta orientación de la vida individual, familiar y social, al robus-tecimiento de las energías espirituales, en elevación constante hacia los bie-nes verdaderos y eternos. Juan Pablo II lo señaló como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Son bien conocidas las dis-cusiones que se suscitaron acerca de la interpretación del Concilio y de sus enseñanzas, las reticencias en cuanto a su aceptación, así como los errores que se difundieron y los graves abusos que se cometieron en nombre de un así llamado “espíritu conciliar”. El actual pontífice nos ilustró repetidamente acerca de la correcta interpretación del acontecimiento conciliar, que no ha significado una discontinuidad o ruptura con la tradición, sino la reno-vación de la Iglesia en la continuidad

de su historia bimilenaria. El Concilio–dice el Papa– no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo; más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe sien-do una fe viva en un mundo en trans-formación. También ha insistido en la necesidad de retornar a la lectura de los textos del Concilio, para encontrar en ellos su auténtico espíritu. Entre los dieciséis documentos conciliares se destacan las cuatro constituciones: la constitución sobre la sagrada litur-gia, dos dogmáticas (sobre la Iglesia y sobre la divina revelación), y la cons-titución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual. He aquí un segundo libro a tener especialmente en cuenta en este Año de la Fe.

El Catecismo de la Iglesia Cató-lica sintetiza de un modo orgánico y sistemático los contenidos funda-mentales de la fe. Benedicto XVI lo propone nuevamente como un ins-trumento apropiado para redescubrir y estudiar esos contenidos; nos dice que en él se pone de manifiesto la ri-queza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de teología a los Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doc-trina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe (Porta fidei, 11). A este propósito, destaquemos que la fe no se reduce –como piensan muchos actualmente– a un sentimiento, una

"Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús"Carisma: Amor, Gloria, Honor y Reparación al Sagrado Corazón

“CoCoC LEGIoLEGIo oLEGIoLEGI SANTASANTAS MARGARITAMARGARITAM MARMARM íARíAR AíAí DE ALACoquLACoquLAC EoquEoqu ”Calle 177 N° 1670 entre 66 y 67 - 1900 La Plata - Argentina

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"Nuestra Fe debe... RESPLANDECER y brillar en nosotras"Sierva de Dios Madre Clelia Merloni, Fundadora

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emoción, ni consiste en una especie de impulso irracional; implica una decisión de la voluntad movida por una gracia de amor que lleva a adhe-rir con la inteligencia a la verdad de la revelación propuesta por la Iglesia. El conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para ofrecer a Dios el asentimiento, la adhesión plena de la inteligencia y de la voluntad en ese encuentro personal con el Señor que es el creer. La ignorancia de esos con-tenidos, o su comprensión escasa o deformada, defectos que se verifican abundantemente, aun en personas de alto nivel cultural, tiene una estrecha relación con la tibieza de la fe y su fal-ta de encarnadura en la vida. Es una verdadera plaga, y de crónica vigencia que el estudio del Catecismo puede remediar.

Me he referido a tres libros, de diverso carácter y jerarquía aunque vinculados íntimamente entre sí, de los cuales el cristiano puede reci-bir apoyo para su fe, para una más honda e iluminada comprensión de la verdad y un mayor arraigo de ese don divino en su vida. Quiero aña-

dir la mención de un cuarto libro, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, publicado en 2004 por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz. Este texto ofrece una exposición sin-crónica y sintética de esta dimensión de la enseñanza católica desarrollada a lo largo de los siglos y cuya formula-ción moderna suele identificarse con los documentos pontificios publica-dos a partir de la encíclica Rerum novarum de León XIII. El Compen-dio parte de la consideración de la persona humana como imagen viva de Dios, y estudia la familia, el tra-bajo, la vida económica, la comu-nidad política, la comunidad inter-nacional, la salvaguardia del medio ambiente y la promoción de la paz. Se exponen los principios funda-mentales de esa enseñanza social: el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la parti-cipación, la solidaridad. El conjun-to está enmarcado en una reflexión sobre el designio salvífico de Dios en favor del hombre y sobre la mi-sión evangelizadora de la Iglesia, lo que permite comprender el sentido

de las intervenciones del magisterio. Como sostuvo Juan Pablo II, la doc-trina social de la Iglesia pertenece al ámbito de la teología, y especialmen-te de la teología moral. También en este campo tenemos que lamentar el desconocimiento de los católicos en general y especialmente de personas que ocupan puestos de responsabili-dad en la sociedad, que se consideran católicos y en sus opciones tempora-les se dejan arrastrar por las ideolo-gías o guiados por el oportunismo político o por intereses subalternos adoptan posiciones incoherentes con la fe que dicen profesar.

La Exposición del Libro Ca-tólico brinda un servicio a la fe en la medida en que presenta una muestra abundante de lo que se escribe y pu-blica sobre ella y sobre la cosmovi-sión cristiana que en ella se funda. Lo ha venido haciendo desde sus comienzos, pero en esta décimocuar-ta edición platense, en coincidencia con el Año de la fe, dicho servicio adquiere un significado más eviden-te. Un servicio que debemos agrade-cer y aprovechar. u

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Doctor Pablo BrueraPalabras pronunciadas por el Sr. Intendente de La Plata en el Acto de Inauguración de la XIV Exposición del Libro Católico a la entrega del Galardón Cruz del Sur 2013, 27 de noviembre de 2012.

Muchas gracias a toMuchas gracias a toM -das las autoridades Mdas las autoridades Maquí presentes. Para Maquí presentes. Para M

mi es un gran gusto poder acom-pañarlos en este emprendi-miento cultural. Pienso que se han excedido conmigo al entregarme este Galardón Cruz del Sur; honestamente, intento cumplir con mi deber y quería contarles un poco cuáles son nuestros objetivos en la gestión de la Ciudad de La Plata, en correspondencia con el ánimo que impulsó a sus fundadores, de ser una ciudad donde la educación y la cultura tuvieran un lugar preponderante.

El fundador de La Plata le puso algunas improntas a la ciudad, deseando que las genera-ciones que se sucedieran las siguieran cumpliendo. Por eso, en el salón do-rado de la Municipalidad de La Pla-ta se hallan algunos vitrales con pa-labras que indicaban cuál había sido la intención fundacional, más allá de la cuestión política, que exigía una capital para la Provincia de Buenos Aires, que había cedido la Ciudad de Buenos Aires para capital nacional.

Esas palabras que quiso poner el fundador en el Palacio Muncipal, para que los sucesivos gobiernos platenses no lo olvidaran, tienen que ver con el arte y con la cultura. Dardo Rocha pensaba que La Pla-ta tenía la posibilidad de ser como un faro cultural, por su cercanía con la Capital Federal y como un articulador de los pueblos chicos bonaerenses: por eso la creación de Universidades (hoy La Plata cuenta

contribuye precisamente a esa iden-tidad.

Cada una de las generaciones le tiene que dejar a la generación siguiente un "valor agregado" con una clara conciencia de la historia, (porque para saber a dónde vamos tenemos que sadónde vamos tenemos que sadónde vamos -ber de dónde venimos). En este dónde venimos). En este dónde venimossentido, el libro ha constitui-do en la historia de la huma-nidad un lugar privilegiado de trasmisión de valores. Por eso consideramos muy importan-te que hoy se abra la edición número catorce de la Expo-sición y debemos pensar que ésta vino para quedarse defi-nitivamente, como uno de los Ciclos Culturales que tiene la ciudad de La Plata en su ca-

lendario. En este Centro Cultural, cuando se programan los distintos eventos, ya sabemos que la Exposi-ción del Libro Católico tiene su lugar anual, que nos vincula con los cole-gios, las facultades, los centros del pensamiento y a muchos ciudadanos que seguramente estarán agradecidos por esta permanencia.

Con respecto al Galardón, no me siento merecedor de él. Lo reci-bo como intendente de la ciudad de La Plata porque estoy absolutamente convencido que la mayoría de sus ha-bitantes ama la fe católica, la profesa profundamente y se sienten represen-tados con este Galardón. Agradezco, por ello, a monseñor Aguer, a todos los organizadores, y espero poder llevar esta distinción con la dignidad que la han llevado mis antecesores.

Muchas gracias. Felicitaciones. u

con tres Universidades, condición casi única en la Argentina: la Uni-versidad Católica, la Tecnológica y la Nacional) y los tantos institu-

tos de investigación, científicos, de postgrado y culturales.

La Plata tiene la mayor cantidad de investigadores por habitante de la República Argentina. Llevamos realizados cincuenta Congresos Internacionales vinculados con la ciencia y la técnica. Y muchos otros emprendimientos educativos, que sería muy largo enumerar aquí.

La Muestra que hoy se inaugura en este Centro Cultural también es otro hito en este sentido. En este lugar es uno de los lugares emblemáticos e identificativos de La Plata y para no-sotros es muy importante que esta Ex-posición se siga haciendo aquí, porque ya forma parte del espíritu que anima a la ciudad. La vinculación con el li-bro, elemento muy importante en la trasmisión de la cultura, y la vincula-ción que tenemos con la fe católica,

El Doctor Pablo Bruera, Mons. Héctor Aguer y D. Manuel Outeda Blanco en el Acto Inaugural de la XIV Exposición

del Libro Católico en La Plata.

siguiente un "valor agregado" con una clara conciencia de la historia, (porque para saber dónde vamosber de sentido, el libro ha constituido en la historia de la humanidad un lugar privilegiado de trasmisión de valores. Por eso consideramos muy importante que hoy se abra la edición número catorce de la Exposición y debemos pensar que ésta vino para quedarse definitivamente, como uno de los

El Doctor Pablo Bruera, Mons. Héctor Aguer y D. Manuel

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bro Católico en La Plata.

Lo hacemos con asombro y agra-decimiento, ya que han transcurrido catorce años desde la primera muestra realizada en este Centro Cultural donde late el pulso cultural de la Ciudad, y cada año ha ido creciendo en convocatoria, en calidad y en repercusión cultural.

Desde este lugar emblemático vaya nuestra adhesión a la celebración de los ciento treinta años de la Fundación de La Plata. La Exposición, como una “ciudad de libros” se ha convertido en un referente cultural valioso en la vida platense y rinde así homenaje a los fundadores y visionarios de la gran capital bonaerense, ofreciendo buenos libros para crecer en la Fe.

En este Año de la Fe, el Papa nos dice que: “la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo con-tinuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios” 1experimenta siempre como más grande

1experimenta siempre como más grande

.

Desde los comienzos, la Iglesia ha procurado que la formación doctrinal de sus hijos se dirija a los contenidos funda-mentales, es decir, al kerygma, expuestos con claridad. La Fe es un inmenso teso-ro, y hemos de poner los medios necesa-rios para conservarla y hacerla crecer en nosotros y en los demás.

La lectura espiritual cobra parti-cular importancia en nuestros días, pues de ordinario es uno de los me-dios más importantes para alimentar nuestra piedad y para dar a conocer la

Fe a un mundo sumido en una pro-funda ignorancia.

Sigue siendo actual lo que en los primeros siglos del cristianismo, escri-bía San Juan Crisóstomo, lamentándo-se de la ignorancia religiosa de muchos cristianos de su época: "a veces ocurre –escribe el Santo–escribe el Santo– – que consagramos – que consagramos –todo nuestro esfuerzo a cosas, no sólo superfluas, sino incluso inútiles o per-judiciales, mientras se abandona y des-precia el estudio de la Escritura".

Cuando son tantas las publicacio-nes y las imágenes, que por sí mismas no acercan a Dios y muchas veces tien-den a separar de Él, se hacen urgentes no acercan a Dios y muchas veces tienden a separar de Él, se hacen urgentes no acercan a Dios y muchas veces tien

unos momentos de reflexión al hilo de esa lectura adecuada que nos recuerde nuestro fin último, el sentido de la vida y de los acontecimientos a la luz de las enseñanzas de la Iglesia.

D. Manuel Outeda BlancoPresidente y Fundador de la Exposición del Libro CatólicoPalabras pronunciadas en el Acto de Inauguración de la XIV Exposición del Libro Católico enLa Plata, Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha, 27 de noviembre de 2012.

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apostólicamente ante la difícil tarea de organización que este evento re-quiere.

Apreciamos a lo largo de estos años, Monseñor, su vivo interés y su respaldo episcopal hacia este apostola-do del buen libro que permite un acer-camiento más efectivo entre los lectores y la palabra escrita que el pensamiento católico tiene para ofrecer. Le agrade-cemos profundamente, este acompa-ñamiento, su trabajo silencioso y sus sabios consejos, y, lo consideramos el verdadero anfitrión de esta muestra.

Para concluir, les invitamos a diri-girnos espiritualmente hacia la Dulce Figura de Nuestra Señora del Libro. Ella, con el Libro Santo de Israel so-bre el regazo, enseña al Niño -“Pala-bra abreviada”, según la expresión de San Bernardo- las palabras que de Él bra abreviada”, según la expresión de San Bernardo- las palabras que de Él bra abreviada”, según la expresión de

hablan y con las que salvará al mundo por el anuncio de la Verdad.

A Ella encomendamos esta nueva Exposición. Que Ella ampare mater-nalmente el trabajo apostólico de estos próximos catorce días.

Muchas gracias.u

1.- Carta Apostólica “Porta Fidei” de S.S. “Porta Fidei” de S.S. “Porta Fidei”Benedicto XVI, 11/10/2011.

que todos los años sea una nueva sor-presa.”

Un buen libro, puede llegar a ser un excelente amigo <<que nos pone delante los ejemplos de los santos, condena nuestra indiferencia, nos re-cuerda los juicios de Dios, nos habla de la eternidad, disipa las ilusiones del mundo, responde a los falsos pretextos del amor propio, nos proporciona los medios para resistir a nuestras pasiones desordenadas>>.

Una buena lectura espiritual puede ser decisiva en la vida de una persona, como lo fue en la vida de tantos santos y cristianos. Aconsejar buenos libros es también una forma excelente de apos-tolado, de enriquecer espiritualmente a nuestros amigos.

Los homenajes que tributamos en el desarrollo del Programa de esta Muestra tienen la finalidad de propo-ner arquetipos de intelectuales que nos ofrecen su talento en obras que nos ayudan a crecer en el conocimiento de la fe.

Damos a todos una cordial bien-venida a esta muestra que se concreta gracias a la firme convicción de Su Excelencia, el Señor Arzobispo de esta Arquidiócesis platense, que no ha escatimado esfuerzos, alentándonos

Quienes se presentan como maes-tros, sino sus teorías personales, que siembran dudas o confusión, son un peligro grande para los fieles.

Hoy, también hay en medio del tri-go, una abundante siembra de cizaña, de mala doctrina. La radio, televisión, literatura, conferencias, son medios poderosos de difusión y comunicación social, para el bien y el mal: junto con mensajes buenos, difunden errores que afectan de modo más o menos directo a la doctrina católica sobre la fe y las cos-tumbres.

Nos decía el Cardenal Jorge Mario Bergoglio: “En este momento en que se está intentando desmontar la cultura de nuestra patria, en que se está desmon-tando la cultura católica con un esfuerzo cada día más fuerte, esta Exposición tie-ne un significado muy particular, porque muestra cómo la cultura católica arraigó en nuestra patria, cómo la cultura católi-ca es parte de nuestra patria, y no es una capa de pintura que se puede cambiar o “limpiar”. “limpiar”. “limpiar”

La Exposición del Libro Católico tiene, en momentos de contracultura, una importancia sumamente especial. Comprometo la oración de todos noso-tros por aquellos que se preocupan por organizarla y llevarla adelante. Y para

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Momentosde la XIV Exposición en La Plata

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