el averroísmo latino
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El averroísmo latino: Siger de Brabante
1) Principales doctrinas de los averroístas latinos
El término averroísmo latino refiere a un aristotelismo integral y radical.
Aunque Averroes era el comentador por excelencia, el verdadero “patrón
de movimiento” era Aristóteles.
Dogma característico de los aristotélicos radicales: el entendimiento pasivo,
lo mismo que el activo, es el mismo en todos los hombres, y sólo él
sobrevive a la muerte, de modo que la inmortalidad personal individual
queda excluida. Dicha doctrina además era apoyada por la interpretación
averroísta de Aristóteles, por lo que sus seguidores pasaron a ser llamados
“averroístas”.
Llevaron su adhesión por Aristóteles más allá de su incompatibilidad con el
dogma cristiano.
Plantean la teoría de que hay solamente un alma racional para todos los
hombres.
Adoptando la interpretación averroísta de Aristóteles, mantenían que tanto
el entendimiento activo como el pasivo es uno y el mismo en todos los
hombres, lo que tiene como consecuencia la negación de la inmortalidad
personal y sanciones en la vida futura.
Otra de sus doctrinas aristotélicas era la eternidad del mundo.
Mientras que para Santo Tomás no se había probado ni la imposibilidad del
mundo creado ni su verdad, para los averroístas, que sostenían la
eternidad del mundo, del cambio y del movimiento, sí podía ser
demostrado. Incluso algunos de ellos negaban la providencia divina
(siguiendo a Aristóteles) y seguían a Averroes en la afirmación del
determinismo. Debido a esto los averroístas fueron fuertemente atacados
por los teólogos argumentando (como lo hizo Santo Tomás) que su
pensamiento era una equívoca interpretación de Aristóteles.
Estaban de cierta forma obligados a ofrecer alguna teoría de relación entre
la razón y la fe, que relacionada con Aristóteles, les permitiera afirmar que
hay solamente un alma racional para todos los hombres, y al mismo tiempo
con la iglesia, que cada hombre tiene su propia alma racional individual.
Para realizar dicha relación, se dice que recurrieron a la teoría de la doble
verdad, manteniendo que una cosa puede ser verdadera según la razón
(para la filosofía) y al mismo tiempo la cosa opuesta pueda ser verdadera
para la fe (teología). SIger de Brabante es uno de ellos; sostiene que
doctrinas de Aristóteles y Averroes son irrefutables, aunque lo opuesto sea
verdadero según la fe.
Racionalmente se puede demostrar que hay sólo un alma intelectiva para
todos los hombres, y teológicamente que dios ha multiplicado
milagrosamente el alma intelectiva.
Así, lo que es verdadero en filosofía es falso en teología y viceversa.
Debido a esto, los teólogos no estaban dispuesto a admitir que dios
interviniese para conseguir milagrosamente lo que racionalmente era
imposible. Según Buenaventura (al parecer) los filósofos rebatían
argumentando que “eso fue lo planteado por Aristóteles”, siendo
considerado esto como un mero subterfugio para los teólogos.
2) Siger de Brabante
Fue el más destacado de los averroístas (aristotélicos radicales). Nació el
año 1235 y murió en 1282 asesinado por su secretario loco. Fue profesor
de la universidad de Paris.
Fue condenado por sus doctrinas averroístas, además de modificar sus
propios planteamientos. No hay pruebas de que abandonara su averroísmo
definitivamente, aunque Santo Tomás en sus escritos pareciera liberarlo de
tal doctrina. Si esto último hubiese sido verdad, sería complicado explicar
por qué fue condenado en 1277 y el inquisidor de Francia lo citó a tribunal.
Sin embargo, afirmar el cambio de sus planteamientos no se puede afirmar
hasta hacer un análisis cronológico de su obra.
Algunas de sus obras fueron De anima intellectiva, De aeternitate mundo,
algunas Quaestiones naturales, etc. Pareciera que De intellectus era una
réplica a De unitate intellectus de Santo Tomás contra los averroístas, y
que en éste (De intellectus) se mantenía que el entendimiento activo es
dios, y la beatitud del hombre sobre la tierra es la unión con el
entendimiento activo.
De la identificación del entendimiento activo, sin embargo, no se puede
concluir necesariamente que fuese monopsiquista (como se le acusa) en el
sentido de averroísta.
No sólo es posible mencionar su controversia del averroísmo, sino además
su sistema, y no solamente puntos aislados en los que siguiera a Averroes.
Dicho sistema difería en aspectos importantes de la filosofía del Aristóteles
histórico, así como también del averroísmo. Por ejemplo, Aristóteles
consideraba a dios como la causa primera en sentido de causa final, pero
no de causa eficiente, mientras que Siger siguió a Averroes planteando que
dios es la primera causa creadora. Sin embargo, y siguiendo más a
Avicena que a Averroes, plantea que dios opera a través de causas
intermedias, por lo que su filosofía no puede ser llamada averroísmo
radical. Y por el mismo error de interpretación aristotélica, tampoco puede
ser llamado aristotélico radical.
Estaba de acuerdo con la eternidad de la creación, más porque los
averroístas lo planteaban que porque fuera algo realmente planteado por
Aristóteles.
Todos los acontecimientos terrestres están determinados por los
movimientos de los cuerpos celestes (influencia islámica).
Se retractó de sus opiniones heterodoxas; al comentar De anima admite
que el mono-psiquismo de Averroes no es verdadero y admite que el peso
de las objeciones de Santo Tomás y otros.
Es imposible que dos actos individuales diferentes, en dos seres humanos
diferentes, procedan simultáneamente de un principio que sea
numéricamente uno.
En sus cuestiones de la física plantea que el movimiento no es eterno y
que tuvo un comienzo, aunque esto no puede ser racionalmente
demostrado.
No se sabe si dicho cambio de opinión era genuino, o más bien una actitud
adoptada en función de su condena en 1270.
3) Dante y Siger de Brabante
Dante coloca en un pedestal a Siger y pone sus alabanzas en las palabras
de Tomás de Aquino, su adversario, lo que es difícil de explicar.
Mandonnet creía que Siger era averroísta y Dante anti averroísta, viéndose
obligado a sugerir que Dante desconocía la doctrina de Siger. Sugiere que
el Dante, tal como aparece en la divina comedia, es más un símbolo que el
verdadero Siger de Brabante de la historia. Coloca en el paraíso a
Buenaventura junto a Joaquín de Fiore, cuya doctrina era rechazada por el
primero y por Santo Tomás.
Santo Tomás representa la teología especulativa, San Bernardo la teología
mística, Aristóteles, en el Limbo, a la filosofía, y Siger que era cristiano, la
representa en el paraíso.
Al hacer cantar las alabanzas de Santo Tomás a Siger, lo que intenta es
complementar la teología especulativa con la filosofía. Gilson explica de
manera análoga la alabanza de Joaquín puesta en la boca de
Buenaventura en la divina comedia.
Por otro lado, Bruno Nardi argumentó que Dante no era un tomista puro,
sino que hizo suyas fuentes tanto de la escolástica como musulmana,
especialmente de Averroes, a quien admiraba particularmente.
No podía colocar a Avicena y a Averroes en el paraíso, por lo que los puso
en el Limbo, a Mahoma en el infierno, y a Siger como era cristiano, en el
paraíso. Dante obró de manera deliberativa para mostrar su aprecio por la
devoción de Siger de Brabante a la filosofía islámica.
Según Copleston, tanto la postura de Bruno Nardi como la de Gilson
pueden complementarse; si Dante admiraba a los filósofos islámicos y
había sido influido por ellos, eso explicaría por qué puso a Siger en el
paraíso. Pero, ¿por qué puso alabanzas a Siger en los labios de Santo
Tomás? Si sabía que Siger era averroísta, debía también saber que Santo
Tomás era anti averroísta. Según gilson, la alabanza de Siger por Santo
Tomás representaría un tributo de la teología a la filosofía.
Van Steenberghen plantea que Siger abandonó el averroísmo en la medida
que éste estaba en conflicto con la teología, y se aproximó a Santo Tomás.
Si esto es verdad y Dante sabía que Siger había cambiado de opinión, no
se podría explicar cómo Santo Tomás cantaba las alabanzas de Siger.
Para explicar que sitú en el cielo a Siger, y además que alabase a su
adversario, Santo Tomás, hay que entender la evolución de las opiniones
de Siger.
4) Oposición al averrísmo: condenas.
La controversia a propósito de doctrinas tomistas (como la unicidad de la
forma sustancial), fue fácil de distinguir de la controversia del averroísmo.
Desde Alejandro de Hales, hasta San Buenaventura y Duns Escoto fueron
unánimes con Alberto Magno y Santo Tomás. Con agustinos como Gil de
Roma y con miembros del clero secular como Enrique de Gante, opuestos
todos a lo que consideraban un movimiento peligroso.
El rasgo más importante de esta oposición fue la refutación crítica de
teorías nocivas, expuestas en los textos escritos de estos últimos
pensadores mencionados.
Los teólogos, además de escribir y predicar contra los averroístas, se
empeñaron en condenarlos por la autoridad eclesiástica. En 1270 el obipo
de París, Esteban Tempier, condenó las doctrinas del monopsiquismo, la
negación de la inmortalidad personal, el determinismo, la eternidad del
mundo y la negación de la providencia divina.
Los averroístas continuaron enseñando en secreto, aunque en 1272 se
prohibió en la facultad de artes que se trataran temas teológicos, y en
1276, la enseñanza secreta en la universidad.
EN 1277 hubo una nueva condena y excomulgó a quien persistiera en
mantener dicho pensamiento. Dicha condena iba principalmente dirigida
contra las enseñanzas de Siger y Boecio, e incluía el subterfugio de la
doble verdad.
Boecio, contemporáneo de Siger, sostenía que solamente los filósofos
pueden alcanzar la verdadera felicidad, mientras que los no-filósofos pecan
contra el orden natural. Como profesor de la facultad de artes, omití toda
mención al orden sobrenatural, y trataba, desde el punto de vista de la
razón, la doctrina aristotélica de la beatitud como adecuada.