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CLÁSICOS

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CLÁSICOS

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Jonh HustonHoward Hawks

Jonh Ford

La Reina de ÁfricaEl sueño eterno

Mogambo

Katharine HepburnLauren BacallAva Gardner

Humpry BogartMontgomery Clift

Clark Gable

Billy WilderOrson Welles

Alfred Hitchcock

Con faldas y a lo locoCiudadano Kane

Solo ante el peligro

Marilyn MonroeBette DavisGrace kelly

Jack LemonRob HudsonCary Grant

Fritz LangFrank Capra

George Cukor

Encuentro en la nocheSucedió una noche

Lo que el viento se llevó

Barbara Stanwyck Claudette Colbert

Vivien Leigh

Spencer TracyHenry FondaJames Dean

DIRECTORES

PELÍCULAS

ACTRICES

ACTORES

Una selección del cine clásico de Hollywoodrealizada por Pilar Hoces

http://Blogspot.pilarhoces.com

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En la historia del cine ha habido algunos directores que han estado más

allá, casi por encima de su propia filmografía, convirtiéndose ellos mis-

mos en parte fundacional de la mitología que rodea al mundo de Hollywood.

Trabajaron en el Hollywood legendario, de los llamados Años Prodigiosos en los

que todo estaba por hacer y los cineastas eran, también, hombres de acción, es-

critores, pintores, músicos, viajeros... Años protagonizados por sujetos como Er-

nest Hemingway, Howard Hawks o Paul Bowles.

Tipos proteicos cuyas agitadas y tempestuo-

sas vidas estaban a la altura de las biografías

que narraban en sus novelas y sus películas.

Tipos que si contaban la historia de un aviador,

no sólo habían compartido tragos con pilotos de

verdad en alguna remota cantina de Sudamérica,

escuchando sus historias, sino que también se ha-

bían sentado junto a ellos en la carlinga de cualquier

d e s - vencijado avión, para experimentar en prime-

ra persona, en vivo y en directo,

las emociones que, después,

trasladarían a sus cuen-

tos, novelas y películas.

Presentación

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Jonh Huston

LA REINA DE ÁFRICA

Katharine Hepburn

Humphrey Bogart

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“Los críticos no han conseguido encontrar nunca un tema unifica-dor en mis películas. A decir verdad, tampoco yo”.

(Nevada, 1906 - Newport, 1987) Hijo de la periodista Thea Gore y del director y actor Walter Huston, se vin-culó desde muy pronto al mundo del cine, lo que no le impidió probar fortuna en numerosas actividades de diversa índole, desde boxeador, militar y criador de caballos a escritor. Después de su primer matrimonio, y ya abandonado el boxeo, trabajó para el ejército mejicano y publicó una obra titulada Frankie y Johnny, que demostraba una interesante capacidad literaria. Esa circunstancia le permitió el acercarse a periódicos y re-vistas y ser atendido a la hora de publicar artículos e historias. Su afán viajero le llevó hasta París, donde trabó conocimiento con la bohemia de la época. Tras vagar por Europa, se estableció más o menos definitivamente en Hollywood, donde contrajo su segundo matrimonio en 1931.

A través de su padre fue contratado como guionista. Trabajó para William Wyler en La casa de la discordia (1932), película que inició una larga serie de colaboraciones como guionista: El doble crimen de la calle Mor-gue (1932); Jezabel (1938), dirigida también por Wyler, o El sargento York (1941) con dirección de Howard Hawks. En 1941 acometió su primer trabajo como director, tras convencer a los hermanos Warner para que financiaran El halcón maltés; convirtió la novela de Dashiell Hammett en un clásico. Sin embargo, sus tra-bajos posteriores no estuvieron a la misma altura y pueden calificarse de rutinarios; es el caso de Como ella sola. Por estos mismos años rodó una serie de documentales para el ejército como Report front Aleutianas o Let there be Light.

En 1948 vuelve a recuperar su pulso narrativo con El tesoro de Sierra Madre. Fichado por la Metro Goldwyn Mayer, Huston llega a sus cotas más altas como creador cuando dirige La jungla del asfalto, una obra densa y tensa, del mejor estilo policiaco y en la que aparecía una atractiva Marilyn Monroe. Después vino La roja insignia del valor, que fue cortada por la productora, pero en cuyos restos todavía es posible descubrir el talento de su director en su mejor fase creativa. La mítica La reina de África, con Humphrey Bogart y Kathe-rine Hepburn, tuvo un rodaje muy accidentado como veremos más detalladamente. Realizada en el Congo, el equipo hubo de superar numerosas dificultades de todo tipo dado el clima del lugar.

Tras las incursiones en el mundo bohemio y pictórico de Toulouse-Lautrec en Moulin Rouge, y en la obra de Herman Melville Moby Dick, entre otros títulos, llega a los sesenta y aborda Vidas rebeldes, una extraña película que reunió a un puñado de personalidades en crisis, de Clark Gable a la Monroe, pasando por Mont-gomery Clift, y con guión de Arthur Miller. Es una obra de seres y ambiente crepuscular, a caballo entre el western y el filme intimista. Le siguieron Reflejos en un ojo dorado, donde contaría con el excelente trabajo de Marlon Brando y Elizabeth Taylor, entre otros, y , una peculiar obra en la que los protagonistas eran su hija Anjelica y Asaf Dayan, hijo a su vez del famoso general israelí del mismo apellido. Ambientada en la Guerra de los cien años, se trata de una cinta llena de un romanticismo sincero que se da la mano con una visión cruel de la vida.

John Huston

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Aunque buena parte de su cine posee elementos autobiográficos, quizá sea Ciudad dorada la más representativa en este sentido. Tres años más tar-de logra plasmar uno de los proyectos que llevaba acariciando más tiempo y que, por diversas circuns-tancias, nunca había podido concretar. Se trata de El hombre que pudo reinar, una aventura colonial en la que dos hombres marchan en busca de tesoros para encontrar la muerte y la mutilación. A finales de los setenta rueda una de sus obras más signifi-cativas, Sangre sabia, adaptación de una novela de Flannery O’Connor, acerca de un predicador del sur de Estados Unidos.

Sus últimas películas fueron El honor de los Prizzi (1985), por el que su hija Anjelica consiguió un Oscar a la mejor actriz secundaria, y Los muertos (1987), basada en un relato corto del irlandés James Joyce, adaptado para la pantalla por su hijo Tony, y que también protagonizaba su hija Anjelica.

Su interés y curiosidad por los personajes, con mu-cho duros pero también con mucho de perdedores, le permitió crear una galería de tipos, humanos y creíbles, representativos de una sociedad que se mueve entre la derrota y los deseos de vivir a cual-quier precio. Su propia curiosidad se acaba por con-tagiar a los espectadores y les invita a profundizar más en su psicología. Su última obra fue Dublineses, un trabajo introspectivo, lírico y testamental.

También realizó trabajos como actor, entre sus in-terpretaciones destacan las de La Biblia (1966, John Huston), El cardenal (1963, Otto Preminger) y China-town (1974, Roman Polanski).

En 1964 adquirió la nacionalidad irlandesa.

Contrajo matrimonio por primera vez, a los 20 años, con Dorothy Jeanne Harvey, en 1926; con Leslie Black, en 1937; con la actriz Evelyn Kayes, en 1946; en 1950 se casó con Erika Ricki Soma, madre de su hija actriz Anjelica. En 1972 contrajo matrimonio con Celeste Shane. En total tuvo cinco hijos.

John Huston sufrió de afecciones pulmonares que le obligaban a respirar con una bomba de oxígeno y a desplazarse en silla de ruedas. En 1977 fue opera-do a corazón abierto. En 1987 estuvo hospitalizado aquejado de un enfisema pulmonar y finalmente fa-lleció el 28 de agosto de 1987 mientras dormía en una casa alquilada en Newport, Rhode.

Filmografía

• El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941).

• A través del Pacífico (Across the Pacific, 1942).

• Como ella sola (In This Our Life, 1942). • Report from the Aleutians (1943) • The Battle of San Pietro (1944). • Let there be light (1946). • Cayo Largo (Key Largo) (1948). • El tesoro de Sierra Madre (The Treasure of

the Sierra Madre, 1948).

• Éramos desconocidos (We Were Stran-gers, 1949).

• La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950).

• La reina africana / La reina de África (The African Queen, 1951).

• Medalla roja al valor (The Red Badge of Courage, 1951).

• Moulin Rouge (1952). • La burla del diablo (Beat the Devil, 1954). • Moby Dick (1956). • Sólo Dios lo sabe (Heaven Knows, Mr.

Allison, 1957). • El bárbaro y la geisha (The Barbarian and

the Geisha, 1958).

Basada en una novela de Bruno Traven, con esta película Huston ganó el Oscar al mejor director y al Mejor guión adaptado.

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• Las raíces del cielo (The Roots of Heaven, 1958).

• Los que no perdonan (The Unforgiven, 1960).

• Vidas rebeldes (The Misfits, 1961).

• Freud, pasión secreta (Freud, 1962). • El último de la lista (The List of Adrian

Messenger, 1963). • La noche de la iguana (The Night of the

Iguana, 1964). • La Biblia (The Bible: In the Beginning,

1966). • Casino Royale (1967). • Reflejos de un ojo dorado (Reflections in

a Golden Eye, 1967). • La horca puede esperar (Sinful Davey,

1968). • Paseo por el amor y la muerte (A Walk

with Love and Death, 1969). • La carta del Kremlin (The Kremlin Letter,

1970).

Con marilyn Monroe, Clark Gable y Montgomery Clift. Gable sufrió un ataque al corazón 4 días des-pués de terminar el rodaje y falleció 10 días más tarde, 5 meses antes de ser padre.

• El juez de la horca (The Life and Times of Judge Roy Bean, 1972).

• Fat City, ciudad dorada (Fat City, 1972). • El hombre de Mackintosh (The Mackin-

tosh Man, 1973). • El hombre que sería rey / El hombre que

pudo reinar (The Man Who Would Be King, 1975).

• Sangre sabia (Wise Blood, 1979). • Phobia (1980). • Let There Be Light (1981). • Escape a la victoria / Evasión o victoria

(Escape to Victory) (1981). • Annie (1982). • Bajo el volcán (Under the Volcano) (1984). • El honor de los Prizzi (Prizzi’s Honor)

(1985). • Los Muertos / Dublineses (The Dead)

(1987).

Protagonizada, después de ser rechazada por mu-chos de los actores de Hollywood, por los británi-cos Sean Connery y Michael Cain.

PREMIOS

1948 Oscar al Mejor director y al mejor guión adaptado por “El tesoro de Sierra Madre”1963 Globo de oro al Mejor actor de reparto por “El Cardenal”1980 BAFTA Honorífico1985 Globo de oro al Mejor director por “El honor de los Prizzi”

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Con independencia del género o su país de origen, el mundo del cine está lleno de histo-rias sobre personajes con caracteres muy diferentes a los que una situación adversa une en su destino común, cambiando su relación inicial hacia otra que al principio parecía improbable o inesperada. Casi ninguna película consigue mostrar mejor esta evolución y empatizar con el espectador como lo hace “La reina de África”, donde Bogart y Hep-burn realizan un emocionante viaje interior -y exterior- río abajo.

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La Reina de África

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The African Queen, conocida en castellano como La rei-na de África, es una película británica estadounidense de 1951, basada en la novela del mismo título de C. S. Forester; protagonizada por Humphrey Bogart, Kathari-ne Hepburn, Robert Morley, Peter Bull, Theodore Bikel y Walter Gotell en los papeles principales.

Gracias a la novela de Peter Viertel -guionista no acre-ditado durante el rodaje del film-, adaptada luego al cine en 1990 por Clint Eastwood en “Cazador blanco, corazón negro” (White Hunter, Black Heart), sabemos que Huston se pasó todo el rodaje en África más in-teresado en cazar elefantes que en filmar esta obra maestra. En sus memorias, el propio Huston confesaba su obsesión por cazar un animal.De tal modo que cuando el productor del film propone rodarla en un plató se muestra tajante, “o la ruedan en Uganda o no hay película”.

Cabe destacar que obtuvo un gran éxito de taquilla -estrenada el 23 de diciembre de 1951, fue la 6ª película con mayor recaudación del año 1952-, sin duda ayudada por sus nominaciones a los 4 Oscars más importan-tes: director, actor, actriz y guión. Finalmente ganó un Oscar al mejor actor principal (Humphrey Bogart), y obtuvo otras tres nominaciones, al mejor director, a la mejor actriz principal y al mejor guion.

Es famosa la célebre la discusión por el final que debería tener la película protagonizada por Bogart y Hep-burn. Para el escritor, después de tanto sufrimiento y padecimiento, los personajes se merecen tener un final feliz. Para el director, por contra, el final tenía que ser necesariamente amargo. De hecho, Huston se caracterizó por sus finales tristes y desesperanzadores, abonado a la estética del fracaso. Ya sabemos que “El halcón maltés” estaba fabricado del material del que están hechos los sueños y que el oro “El tesoro de Sierra Madre” terminó volatilizado en el aire, perdiéndose como lágrimas entre las gotas de lluvia...

ArgumentoLa Primera Guerra Mundial ha comenzado y en África Oriental Alemana, Charlie Allnut (Humphrey Bogart), un canadiense que se dedica a transportar mercancías por el río Ulanga con su vieja embarcación, llamada

The African Queen, llega a una aldea que visita regularmen-te. Después de ser invitado por un misionero, el reverendo Samuel Sayer (Robert Morley) y su hermana Rose (Katharine Hepburn) a tomar un, para él, incómodo té, se despide de sus anfitriones y se marcha. Al poco rato aparece un pelotón de soldados coloniales alemanes, que queman la aldea y se llevan a los habitantes con ellos. Solos quedan el misionero y su hermana entre las ruinas. Él, agobiado por la destrucción de su congregación por los soldados, enloquece y muere. Charlie aparece nuevamente por la aldea, ya que se ha ente-rado de otras aldeas destruidas, y piensa llevar en su barca al misionero y su hermana para regresarlos a la civilización. Allí

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se entera de la muerte del misionero y luego de enterrarlo, apura a Rose para abandonar el lugar, ya que supone que los alemanes lo estarán buscando para requisarle su embarca-ción. Charlie sabe los peligros de la travesía y advierte a Rose, pero ella le dice que está dispuesta a correr el riesgo. Durante el viaje por el río, pasan juntos por varias peripecias. Primero deben pasar frente a un fuerte alemán, donde son sorpren-didos y tiroteados por los soldados. Una bala destruye una manguera de la máquina y la lancha sólo puede avanzar con la fuerza de corriente del río, pero ambos logran sobrevivir. Entre Charlie y Rose, dos personas adultas, pero sencillas e ingenuas, empieza a nacer una creciente simpatía. Deben luego pasar por un trecho de corrientes turbulentas del río,

entre rocas de gran tamaño. La lancha sufre varios desperfectos, que los obligan a detenerse y buscar una manera de repararlos. Rose comienza a fraguar una venganza por la muerte de su hermano, teniendo como blanco la cañonera alemana Empress Louisa que patrullaba las costas del lago Victoria, cuya existencia Char-lie le había contado, y lo convence de adaptar La reina de África con torpedos improvisados hechos con ma-teriales que cargaba, y hundir la cañonera. Pasan por otro trecho difícil, y luego de pasar- lo con dificultad, Charlie en su entusiasmo, besa a Rose, quedando luego estupefacto por su acción. Sin embargo, Rose también siente atrac-ción por él y comienza a nacer la pasión entre ellos. La últi-ma parte del río, antes de lle- gar al lago Victoria, es la más difícil, es un delta en el cual se pierden y deben empujar a duras penas la pesada em- barcación para poder conti-nuar. Exhaustos, ven cómo las aguas del río bajan y como el lanchón queda apresado en el limo. Charlie enferma de fiebre y Rose reza una oración por ellos, convencida de que morirán. Una torrencial lluvia cambia la situación, Charlie es despertado por el movi- miento de la embarcación, que sigue la corriente creada por la lluvia salvadora. Ya recuperados, ven a la distancia que la cañonera ale-mana se dirige hacia ellos, y Charlie decide ocultarse junto con la embarcación entre la vegetación. La caño-nera se acerca más y más, y de pronto gira y regresa. Se trataba sólo de un patrullaje. Rose vuelve a insistir en su plan de torpedear la cañonera, esta vez contando con Charlie. El plan está en plena ejecución y ambos amantes saben que pueden morir en el intento, cuando estalla una tormenta y La reina de África se vuelca, separándose la pareja. Charlie es capturado e interrogado por el capitán de la cañonera (Peter Bull), que ordena más tarde su ahorcamiento, acusa-do de espionaje. En tanto, un bote salvavidas de la cañonera recoge a Rose, para alivio de Charlie, que la creía muerta. El capitán alemán decide entonces ahorcar a los dos. Ya con ambos con la soga al cuello, Charlie le pide al capitán que los case antes de morir, éste acepta, y luego de hacerlo, ordena continuar con la ejecución de ambos. En ese instante, una enorme explosión, causada por el choque de la cañonera con los torpedos de la semihundida La reina de África, hunde al navío de guerra. Entre los restos de las naves aparecen Charlie y Rose, milagrosamente vivos. Aferrados a un tablón de La reina de África nadan hasta la costa, cantando, buscando continuar con sus vidas.

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(1907 Hartford, Connecticut- 2003 Old Saybrook, Connecticut) Es hasta la fecha la única actriz esta-dounidense que ha ganado cuatro premios Óscar y una de las más nominadas con doce candidaturas. Célebre por la combinación única de talento, belleza distinguida y espíritu independiente.

En 1932 tuvo un enorme éxito con la obra teatral The warrior’s husband, una fábula griega. Ese mis-mo año fue requerida por el cine y protagonizó para la RKO la película Doble sacrificio, junto a John Barrymore, dirigida por quien llegaría a ser uno de sus más íntimos amigos, George Cukor.

Protagonizó Hacia las alturas en la que interpretó a una piloto, muy inspirada en la figura de Amelia

Earhart. En 1933 ganó su primer Óscar por interpretar a una actriz provinciana que va a buscar gloria en la gran ciudad, en Gloria de un día. En 1934 ganó el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Venecia por su interpretación en Little Women, donde interpretó a Jo March, en la versión de George Cukor del clá-sico Mujercitas.

Sus siguientes películas, Sangre gitana (en la que interpreta a una gitana irlandesa) y el gran clásico de la comedia screwball La fiera de mi niña, son un rotundo fracaso y las productoras la bautizan como «veneno para la taquilla» como a Fred Astaire, Joan Crawford, Dolores del Río y Marlene Dietrich.

Protagoniza junto a las Chicas de la RKO la peícula Damas del teatro, que es nominada a varios Óscar pero no asienta totalmente a Hepburn. En 1933 y tras el éxito de Gloria de un día, se embarca en la obra teatral The Lake, de la que sale muy mal parada.

Vuelve a Connecticut con su familia y regresa triunfante al teatro en Broadway con la comedia Historias de Fi-ladelfia, que en 1940 es adaptada para el cine y protagonizada por ella, James Stewart y Cary Grant, y que la devuelve a la palestra cinematográfica. El guion de Historias de Filadelfia fue un regalo del magnate Howard Hughes, su pareja entonces.

En 1942, protagoniza junto a Spencer Tracy, con quien mantuvo una relación sentimental hasta la muerte del actor, la comedia La mujer del año en la que hace gala de su plurilingüismo hablando francés, ruso y español. Hepburn y Tracy harían nueve películas en común. Durante los años 40 protagoniza varias películas junto a Tracy: Sin amor dirigida por George Stevens o Mar de Hierba de Frank Capra, con Angela Lansbury. En 1949, protagoniza junto a Tracy La costilla de Adán que narra las situaciones en las que un matrimonio de aboga-dos se pone cuando se enfrentan en un tribunal. En 1951 rueda junto a John Huston y Humphrey Bogart La reina de África (La reina africana, en Latinoamérica), otro gran clásico. En 1952 realiza en Venecia y dirigida por David Lean Locuras de Verano, en la que encarna a una solterona secretaria de vacaciones que descubre el amor. Durante todos los años 50, Hepburn realizó numerosas obras de teatro, entre ellas Como gustéis y El mercader de Venecia de William Shakespeare y La Millonaria de George Bernard Shaw.

En 1959, Hepburn realiza el papel más iconoclasta de su carrera, el de Violet Venable en de Tennessee Wi-lliams, junto a Elizabeth Taylor y Montgomery Clift, y por el cual es aclamada por la critica.

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Katharine Hepburn

A partir de ahí, se especializa en adaptaciones cinematográficas de obras teatrales, como Larga jornada ha-cia la noche de Eugene O’Neill, en la que interpreta con maestría a una morfinómana metida en una familia rota y por la que gana el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes. Tras cinco años de parón, en los que cuida a un cada vez más enfermo Tracy, reaparece junto a él en su último film juntos Adivina quién viene esta noche (también conocida como ¿Sabes quién viene a cenar? y Adivina quién viene a cenar), tras la que Tracy muere, motivo por el que Hepburn nunca vio esta película. Hepburn gana, por este film, su segundo Óscar. En esta película su sobrina Katharine Houghton, hacía el papel de su hija. En 1968 interpreta a Leonor de Aquitania en El león en invierno y gana su tercer Óscar, compartido con Barbra Streisand por Funny Girl.

En 1969 Hepburn realiza uno de sus papeles más recordados en el teatro. Protagoniza Coco, musical de gran éxito inspirado en la vida de la diseñadora de moda Coco Chanel. Hepburn grabó un álbum con las canciones del musical que vendió numerosas copias. Cansada de este duro trabajo diario dejó la función. Su rol fue asumido con solvencia por la actriz y cantante francesa Danielle Darrieux.

Ya en la década de 1970, realiza papeles importantes en más adaptaciones a la pantalla de clásicos teatrales, como el de la Condesa Aurelia en La loca de Chaillot de Jean Giraudoux y el de Hecuba en Las troyanas de Eurípides junto a Irene Papas y Vanessa Redgrave. Encarna a Eula Goodnitgh en El rifle y la biblia, un film del Oeste junto a John Wayne y cuyo argumento se parece demasiado al de la exitosa La reina de África. Inter-viene en Un balance delicado con Paul Scofield y dirigida por Anthony Harvey y en la obra de teatro filmada El zoo de cristal.

Realiza además algunos trabajos para televisión, y dirigida por George Cukor protagoniza Amor entre ruinas con Laurence Olivier y por la que gana un premio Emmy, además de El trigo esta verde. En 1981, Hepburn in-terviene en la romántica En el estanque dorado(en América latina, En la laguna dorada) junto a Henry Fonda y por el cual gana su cuarto Óscar.

Sus últimos papeles en el cine son el de La última solución de Grace Quigley en el que interpreta a una ancia-na que contrata a un sicario, Nick Nolte, para matar a sus amigos que ya sufren los achaques de la edad y el de la anciana tía Ginny en la película de Warren Beatty, Un asunto de amor. A partir de ahí Hepburn realiza pequeñas películas para televisión que la mantienen en activo pero una vez su estado de salud se agrava se retira a Connecticut.

Casada con Ludlow Ogden Smith, se divorció de él en la década de los 30 y mantiene relaciones con John Ford, que la dirigió en María Estuardo, con su agente Leland Hayward y con el magnate Howard Hughes man-tiene una relación amistad-amante.

En 1942 conoce a Spencer Tracy, del que no se separaría hasta su muerte en 1967. Hepburn y Tracy mantuvie-ron esta duradera relación sin casarse, pues Tracy, que era católico, no quiso separarse nunca de su esposa.

Aunque muchos dijeron que Hepburn padecía la enfermedad de Parkinson , ella siempre lo negó diciendo que era una herencia de su abuelo, al que también le temblaban las articulaciones y la cabeza, en verdad de lo que padecía era de temblor esencial benigno. Hepburn padeció también de pequeños cánceres en su piel y en sus últimos meses, un tumor en el cuello se le agravó.

Hepburn murió en su casa de Old Saybrook, en el estado de Connecticut el 29 de junio de 2003.

Katharine Hepburn publicó su autobiografía en 1991 con el título en español Yo misma, historias de mi vida. Hepburn ya había publicado con gran éxito un cuaderno de viaje del rodaje de La Reina de África con el largo título Cómo viajé a África con Huston, Bogart y Bacall y casi pierdo la razón.

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(1989 Nueva York – 1957 Los Ánge-les, California) El estilo cínico y mo-ralmente dudoso de muchos de sus personajes, el eterno cigarrillo siem-pre entre sus dedos y su condición de galán poco convencional son algunos de los rasgos más recordados de su filmografía.

Se alistó en la Marina para combatir en la I Guerra Mundial y fue destinado como marinero al buque USS Leviathan. En 1918 el barco fue atacado por submarinos y un torpedo lo alcanzó, sin lograr hundirlo pero un fragmento astillado de madera saltó y le rasgó la boca, afectando para siempre su forma de hablar.

A su vuelta fue contratado como administrador en la compañía cinematográfica y de teatro World Film Cor-poration, propiedad del padre de su amigo. Su manera de hablar y su aspecto físico, que no se correspondía con el del clásico galán de la época, dificultaron sus inicios en su carrera como actor. Desde 1922 (cuando hizo su primera aparición en el escenario en la obra The Ruined Lady) hasta 1935 sólo hizo pequeñas intervencio-nes en escenarios y en algunas películas.

Entre los papeles secundarios que Bogart realizó cabe que destacar su aparición en Tres vidas de mujer (1932), película que tuvo una gran repercusión en su carrera ya que contribuyó a sacarle del anonimato.

El actor Leslie Howard, protagonista de El bosque petrificado, exigió a la Warner Brothers la participación de Bogart en el papel de Duke Mantee. Así, en 1936, el enorme éxito que tuvo El bosque petrificado supuso el comienzo de una carrera sólida para el actor.

La figura de Humphrey Bogart se asocia indefectiblemente con todo un género: el cine negro. “En mis últimas 34 películas fui tiroteado en doce, electrocutado o ahorcado en ocho e hice de presidiario en nueve.” Con estas palabras, Humphrey Bogart resumía en 1941, a la puerta del palacio de los mitos y a punto de entrar en la década más importante de su carrera, su trayectoria, forjada en su mayor parte en el cine de gángsters de los años 30.

El Bogart que renació después sería otro. El Bogart de los años 40 fue el melancólico, el detective de rostro esculpido por el tiempo cuya sonrisa torcida en los labios pugnaba por salir para ocultar todo el dolor sufrido, la emoción a punto de desbordarse. Nadie como él supo jamás cómo no mostrar lo que sus ojos, a pesar de todo, traicionaban. El género ya existía antes de él, pero con Bogart, más que con cualquier otro actor, el cine negro llegó a ser lo que fue.

Su consagración llegó en 1941 con El último refugio, dirigida por Raoul Walsh. Bajo la dirección de John Hus-ton rodó El halcón maltés, donde interpretó al detective Sam Spade.

En 1942 filmó Casablanca, en la cual protagoniza, junto a la bellísima actriz sueca Ingrid Bergman, una de las más grandes historias de amor de la cinematografía mundial. La cinta, dirigida por Michael Curtiz, es catalo-gada como una de las cinco más grandes películas jamás filmadas.

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Humphrey Bogart

Desaliñado, rudo, áspero, tierno y bebedor: la marca del paso del tiempo en su personaje (algo que en el universo de las estrellas parecía no existir hasta entonces) fue lo que permitió que Bogart se convirtiera en el mayor romántico, el hombre por excelencia, con el que todo espectador temía que soñara su compañera. Contribuyó no poco a esa percepción de Bogart como el último romántico la mítica película de Casablanca. Con este filme, la voz de Bogart se incrustó en la galería de los sonidos más recordados del cine. “Presiento que éste es el principio de una gran amistad”, “Siempre quedará París”, “Ve con él, Ilsa”: jamás los diálogos de Hollywood resonaron tan profundamente en los oídos del espectador como en este film.

Oscuros ambientes cargados de tinieblas, humo de incontables cigarrillos y la humedad espesa de la ciudad tras la lluvia: ése fue el hábitat del detective de los años 40. La voz en off del protagonista cortando el silencio de las calles vacías por la noche o acallando ruidosas orquestas en los nightclubs, mientras el detective se movía por una telaraña de corrupción y venenosas mujeres de labios y mirada oscura y de aún más oscura moralidad. En el cine negro todo es ambiguo, nada es lo que parece: en Callejón sin salida (1947), su perso-naje sigue los pasos de una fascinante Lizabeth Scott hasta descubrir el hielo de su corazón cruel y, como Fred McMurray frente a la voluptuosa Barbara Stanwyck de Perdición (Billy Wilder, 1944), deberá luchar contra la obsesión que ella le inocula.

En este turbio mundo sin salida y de labios demasiado humedecidos por el alcohol fue donde Bogart encar-nó a algunos de sus personajes más legendarios. Tras encontrar en 1944 en un plató de rodaje (el de Tener y no tener, de Howard Hawks) a “la flaca” Lauren Bacall, e iniciar uno de los romances (y matrimonios) más recordados de Hollywood (cuyo punto de partida es, en la mente de todo cinéfilo, el célebre “Si me necesitas, silba”, con que Bacall apuntala la seducción del protagonista en esta cinta de aventuras), ambos rodaron en 1946 una de las cumbres del género, El sueño eterno (1946), también a las órdenes de Hawks.

Su trabajo fue reconocido por la Academia de Cine americana cuando en 1951 obtuvo el Oscar al mejor actor por su interpretación en La reina de África, coprotagonizada por Katharine Hepburn. Desde el inicio de su ca-rrera en cine, filmó varias películas, con quien sería una de sus grandes amigas artistas, la mítica y legendiaria actriz Bette Davis, quien es considerada como la primera dama del cine en blanco y negro.

Bogart estuvo casado cuatro veces. Su primera esposa fue la veterana actriz Helen Menken, con quien se casó en 1926, y de la que se divorció tan sólo un año y medio después. En 1928 se casó de nuevo con la tam-bién actriz Mary Phillips, divorciándose en 1938. Apenas cinco días más tarde volvió a casarse, esta vez con Mayo Methot, también actriz, con la que estuvo casado durante siete años. Sin embargo, todavía contraería matrimonio una cuarta vez, el 21 de mayo de 1945, con su compañera de reparto en Tener y no tener, Lauren Bacall. Con ella protagonizó varias destacadas películas de su filmografía, como El sueño eterno, La senda tenebrosa o Cayo Largo y con la que tuvo dos hijos: Stephen en 1949 y Leslie en 1952. Hasta la muerte de Bogart la pareja permaneció muy unida, y constituyó uno de los matrimonios más carismáticos del mundo del cine.

En el libro Conversaciones con Billy Wilder, el genio austríaco confiesa a Cameron Crowe, en varias ocasiones, que Bogart era antisemita y por eso se llevaban mal (como evidenció el rodaje de Sabrina), hasta el punto de incluirle en una lista de personas indeseables con las que no tratar; algo extraño porque Bogart estaba casado con Bacall, mujer judía (po r lo que sus hijos con ella también lo eran). En su lecho de muerte, arrepentido, Bogart, muy enfermo por su avanzado cáncer, se reconcilió con Billy Wilder y le pidió perdón.

Murió en 1957 en Hollywood, víctima de un cáncer de esófago. Tenía 57 años.