ejercicio de reticula para revista

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Abril, 2013 Juanco Murcia Designer MODA CHANEL, Karl Lagerfeld “Todo está en el viento”, decía Karl Lagerfeld después del desfile de primavera de Chanel, mientras la vista de los asistentes se elevaba ante los molinos de viento que el Kaiser había erigido en el Grand Palais. ¿Un mensaje ecológico? ¿Una revisión de Lagerfeld del pasaje más famoso y simbólico de El Quijote y de la lucha contra molinos de viento? Nada de eso. Simplemente, el viento. “No es nada que haya que traducir o interpretar”, insistió. “Empecé con los primeros bocetos en Central Park. Hacía tanto calor que yo solo quería aire fresco… Aún así, tiene más que ver con el signo de los tiempos.Está en el aire, está en el viento”. Mientras las aspas de los molinos blancos giraban, como impulsando el discurrir de las modelos, la primera salida del desfile lo dejó claro: la cosa va de perlas, y de un tamaño monumental. También de tweed, pero nada de camelias ni cadenas, los otros dos grandes emblemas de Chanel. Mientras las aspas de los molinos blancos giraban, como impulsando el discurrir de las modelos, la primera salida del desfile lo dejó claro: la cosa va de perlas, y de un tamaño monumental. También de tweed, pero nada de camelias ni cadenas, los otros dos grandes emblemas de Chanel. “Lo he quitado todo”, explicaba Lagerfeld, “menos las perlas”. Y si el movimiento de las aspas parecía impulsar levemente a las modelos, también parecía que había hecho volar esas omnipresentes perlas y las había depositado en su cuello, en sus muñecas, en sus jerséis y vestidos. Una de las colecciones más simples de Chanel que se recuerdan, pero también de las más impactantes. Por sencilla, por bella, por calma, por directa. Por ese espíritu ‘min to max’ que se revela como una de las grandes respuestas en moda. También hubo grandes momentos maximalistas, como ese 2.55 blanco insertado en un hula hoop. Puede que los paneles solares que parecían recrear el suelo de la pasarela llenaran de energía limpia y positiva todos los rincones del Grand Palais y que todo resplandeciera de una manera espectacular. Especialmente las perlas, esas gloriosas perlas. ¿Puede el viento hacerlas volar, levantarlas de donde estaban posadas y dejarlas caer en los diseños con los que todas las mujeres sueñan? En Chanel, sí.

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Page 1: ejercicio de reticula para revista

Abril, 2013Juanco MurciaDesigner

MODA

CHANEL, Karl Lagerfeld

“Todo está en el viento”, decía Karl Lagerfeld después del desfile de primavera de Chanel, mientras la vista de los asistentes se elevaba ante los molinos de viento que el Kaiser había erigido en el Grand Palais. ¿Un mensaje ecológico? ¿Una revisión de Lagerfeld del pasaje más famoso y simbólico de El Quijote y de la lucha contra molinos de viento? Nada de eso. Simplemente, el viento.

“No es nada que haya que traducir o interpretar”, insistió. “Empecé con los primeros bocetos en Central Park. Hacía tanto calor que yo solo quería aire fresco… Aún así, tiene más que ver con el signo de los tiempos.Está en el aire, está en el viento”.

Mientras las aspas de los molinos blancos giraban, como impulsando el discurrir de las modelos, la primera salida del desfile lo dejó claro: la cosa va de perlas, y de un tamaño monumental. También de tweed, pero nada de camelias ni cadenas, los otros dos grandes emblemas de Chanel.

Mientras las aspas de los molinos blancos giraban, como impulsando el discurrir de las modelos, la primera salida del desfile lo dejó claro: la cosa va de perlas, y de un tamaño monumental. También de tweed, pero nada de camelias ni cadenas, los otros dos grandes emblemas de Chanel.

“Lo he quitado todo”, explicaba Lagerfeld, “menos las perlas”. Y si el movimiento de las aspas parecía impulsar levemente a las modelos, también parecía que había hecho volar esas omnipresentes perlas y las había depositado en su cuello, en sus muñecas, en sus jerséis y vestidos.

Una de las colecciones más simples de Chanel que se recuerdan, pero también de las más impactantes. Por sencilla, por bella, por calma, por directa. Por ese espíritu ‘min to max’ que se revela como una de las grandes respuestas en moda. También hubo grandes momentos maximalistas, como ese 2.55 blanco insertado en un hula hoop.

Puede que los paneles solares que parecían recrear el suelo de la pasarela llenaran de energía limpia y positiva todos los rincones del Grand Palais y que todo resplandeciera de una manera espectacular. Especialmente las perlas, esas gloriosas perlas. ¿Puede el viento hacerlas volar, levantarlas de donde estaban posadas y dejarlas caer en los diseños con los que todas las mujeres sueñan? En Chanel, sí.