Una tensin de la existencia cristiana:Eficacia y finitudNo podemos decir, con ligereza, que el compromiso cristiano, por s mismo, es una clave de la adhesin a la voluntad de Dios. Tampoco podemos dejarnos reducir por la espiritualidad de la eficacia, por muy loable que sea lo que hagamos.Hay aqu una tensin que requiere madurez. Efectivamente, es claro que Dios requiere una accin eficaz: la propia realidad lo exige. Todo lo que va en contra del Reino exige una respuesta clara y eficaz, desde las esclavitudes morales hasta las calamidades fsicas.Pero cuando la eficacia se convierte en el objetivo, caemos de nuevo en un ideal que poco tiene que ver con nuestra naturaleza ni con la relacin afectiva con Jess, que no se ajusta a los criterios de eficacia de nuestro tiempo. Muchas veces no vemos su eficacia porque slo vemos lo que podemos controlar y responde a nuestros deseos. En el compromiso en el camino de seguimiento, con frecuencia: No hay frutos inmediatos. No podemos controlar todos los factores, ni creer que por centrarnos en los ms evidentes (como los socio-polticos) ya lo estamos haciendo bien. Nos cuesta aceptar la finitud, la limitacin. Queremos evitar el conflicto y nos dejamos llevar por el activismo, por la utilidad, centrando nuestras expectativas en los resultados. Pretendemos ver los resultados a corto plazo, con impaciencia, confundiendo el querer hacer bien las cosas con el que sean inmediatas y exitosas.Qu ocurre cuando nos vienen mal dadas en un proyecto en el que hemos puesto todas nuestras energas, con la confianza de que estamos haciendo lo que Dios quiere de nosotros? Ocurre con frecuencia que la sntesis es difcil, porque es fruto de la confrontacin entre la fe y la voluntad de Dios, en medio de nuestra propia realidad vital y existencial. Te puede llevar a asumir un compromiso fuerte, pero tambin a asumir la injusticia esperando un mejor momento. El criterio pedaggico de la eficacia tiene que ver con el ejemplo de Jess: Eficacia s, pero sin apropiarnos de los resultados ni dejarnos apropiar por la mentalidad de empresa: amar la realidad por encima de nuestras propias metas. Lucha y compromiso s, pero valorando an ms la obediencia al Padre, incluso en el fracaso, junto con la confianza en la Providencia. Eficacia del amor sin juego sucio, con entrega incondicional, entendiendo que la obra de Dios cuenta con el mal y que la impaciencia y la prisa, en vez de ayudar, dificultan la eficacia del Reino. Lucidez ante la inconsistencia de la existencia humana, atravesada por la finitud y la muerte. El fracaso puede ayudarnos a experimentar la accin transformadora de Dios. El trabajo til desde abajo y desde dentro, en el ocultamiento y la discrecin. Recordar siempre que la ltima palabra pertenece al Padre. Este horizonte escatolgico nos ayuda a salir de miradas a corto plazo.

A partir de Camino de transformacin personal (pp. 228-230) y Meditacin de la existencia cristiana (pp. 175-180).Jorge Sierra