LA REVOLUCION DE LA INTELIGENCIALuis Alberto Machado.

“Si a la orilla del mar encuentras alguien con hambre, no le regales un pez; enséñale a pescar”. La aplicación de esta frase, resumen de sabiduría, es universal y constante. Esa es la única forma como los individuos y los pueblos pueden alcanzar el progreso. Educar significa “sacar afuera” lo que la persona lleva por dentro. Al educar, por tanto, es imprescindible el más absoluto respeto por la personalidad de cada quien, para que sea ella misma quien logre su propio perfeccionamiento y desarrollo.

Hay algo de vital importancia que no ha sido enseñado sistemáticamente hasta nuestro tiempo. Hasta ahora se han enseñado conocimientos pero no se ha enseñado a pensar. Se ha enseñado incluso dónde y cómo encontrar todo tipo de conocimientos, pero no se ha enseñado la manera de combinar conocimientos para obtener otras ideas. Se han enseñado las reglas del pensamiento lógico, pero no se han enseñado las de la producción de pensamientos nuevos. Se ha enseñado cultura pero no se ha enseñado originalidad; a lo largo de la historia a las gentes se les ha dado peces pero no se les ha enseñado a pescar.

Son múltiples los ejemplos de filósofos, escritores, artistas, científicos y hombres de estado que han producido su mejor obra en temprana edad. Pero mucho más grande es la lista de aquellos que les han ofrecido a los demás hombres el mejor fruto de su trabajo después de los cincuenta, de los sesenta, de los setenta y aún más años de edad:Platón muere, en plena capacidad creadora, a los 80;Leibniz, en igual forma, a los 70; Kant a los 80; Bergson, a los 72; Víctor Hugo, a los 83; Goethe, a los 83; Verdi, a los 80; Wagner, a los 70; Matisse a los 83; Pasteur, a los 73; Fleming,a los 74; De Gaulle, a los 82; Adenauer, a los 91; Churchill, a los 91; Picasso, a los 91; Casals, a los 96. La capacidad intelectual no depende de los años. La edad puede más bien convertirse en una ventaja, porque a mayor edad, mayor experiencia, y a mayor experiencia, mayor diversidad de ideas relacionables.

En la primera etapa de la vida no hay aprendizaje sin alguna forma de enseñanza. Necesitamos de la enseñanza para vivir como seres humanos. Se enseña la vida. Se enseña la cultura. Y también se puede enseñar la inteligencia. Podría definirse al ser humano como el animal con mayor capacidad de aprender. Por la educación debe aprender a aprender y también a entender. Esto no depende de una capacidadhereditaria determinada. Lo que un padre inteligente sí le suministra a su hijo son medios de expresarse, hábitos de aprendizaje, facilidades materiales, orientación...para facilitarle el desarrollo de la inteligencia. Los primeros años son vitales: en ellos formamos el “primer envoltorio cultural”: el lenguaje, los modos, las creencias, las costumbres, los prejuicios.

Quien ejercita los valores intelectuales está en mejores condiciones que nadie para fomentar en otros el ejercicio de esos valores. Son abrumadoramente más los hijos de los profesionales, comerciantes, industriales, funcionarios y empleados que llegan a terminar estudios universitarios, que los hijos de obreros y campesinos. No son factores intelectuales sino económicos, sociales y psicológicos los que marcan la diferencia. Un joven de estratos elevados tiene ante su vista un campo más rico en perspectivas que no considera inalcanzables. Percibe, eso sí, que las cosas cuestan pero que vale la pena el esfuerzo. La inercia lleva al hijo de barrendero a ser barrendero. El hijo del profesional por lo general será profesional. Se requiere de una fuerza poderosa para vencer esas tendencias. Un barrendero habla de lo que conoce hasta que decide hacer los sacrificios necesarios para llegar a ser médico. Es asunto de voluntad. Esta facultad está condicionada por factores tanto internos como externos al individuo. Lo que hay que lograr es la transformación de dichos factores. No basta con tener las oportunidades; es necesario optar por ellas. Cualquier meta, individual o colectiva, requiere de la indoblegable convicción de que puede ser alcanzada. En tal sentido la tarea fundamental de la educación es la de inducir posibilidades.

Nos creemos incapaces de hacer muchas cosas. Ese tipo de creencia proviene generalmente de una deformación adquirida durante los primeros años, cuando hay que iniciar al niño, con la palabra y el ejemplo, en la idea de que toda persona es capaz de desarrollar cualquier facultad si se persigue con constancia. En este proceso hay que exigir. Racionalmente, pero exigir. Cuanto más, mejor. Para rendir hay que pedir mucho. La inteligencia es el resultado de la educación. De ahí la responsabilidad de padres, maestros, psicólogos, neurólogos, bioquímicos y pensadores. Ni la raza, ni el sexo, ni la herencia, ni la edad determinan la capacidad intelectual de un ser humano. Por eso es tan falso el aforismo: “lo que la naturaleza no da, Salamanca no hace”. Salamanca completa, realiza y perfecciona. Igualmente es falso “Con eso se nace, eso no se hace”: Prácticamente se nace con nada; prácticamente todo se hace.

Hoy el cociente intelectual de la humanidad es superior. La inteligencia puede mejorar y si esto es posible tenemos que lograr que mejore al máximo posible. Un hombre que, con constancia, ejercite su inteligencia como inteligencia, con el fin deliberado y concreto de llegar a ser más inteligente, tendrá más posibilidades de lograrlo que otro, en igualdad de condiciones, que por una u otra razón no haga lo mismo. Se puede llegar a la excelencia en el uso de la inteligencia. los faquires han logrado en el oriente un desarrollo especial que hoy la ciencia médica conoce con el nombre de biorealimentación (biofeedback), mediante la cual se puede aprender a bajar o subir la presión arterial, a cambiar la frecuencia de los latidos cardíacos y aún a modificar los ritmos cerebrales. Las experiencias demuestran que esta es una realidad indiscutible.. Estos misteriosos ascetas hindúes, que durante mucho tiempo no merecieron ninguna consideración científica especial, dominan mediante un entrenamiento adecuado, este “sistema nervioso autónomo”.

Sin el desarrollo del número cero no se hubiera podido lograr el desarrollo de la humanidad en los últimos tiempos. Su importancia es tan grande y su uso actual tan general, que nos es difícil creer que no se hubiese inventado algo que hoy nos parece tan simple sino en los primeros siglos de nuestra era, más de cuatrocientos años después de la existencia de Arquímedes y miles de años más tarde de los inicios históricos del pensamiento matemático y que fuera sólo en el siglo VII cuando se le comenzara a dar todo su valor. Hasta entonces se utilizaba la numeración romana. Hasta el siglo XVI se contaba con los dedos. Hoy se aprenden las tablas de multiplicar desde los primeros años de la escuela.

Los órganos fisicos de los seres humanos funcionan de la misma manera y esto es la base del desarrollo de la medicina. Todos disponemos del dispositivo necesario para cualquier proceso mental. El que desarrolle más su inteligencia entiende más rápidamente que el que no la ejercita. Nunca podremos decir que una persona no entiende algo , sino que hasta ahora no la ha entendido. A menudo, en el proceso de aprendizaje muchas veces son los más lentos al comienzo los que llegan más lejos. Los hombres no se dividen dicotómicamente en inteligentes y torpes, sino en rápidos y lentos.

En los Estados Unidos han desarrollado los tests para aumentar la capacidad mental. Existe incluso un término para denominar a quienes han adquirido esa facilidad: se les llama “sabios en tests” (test wise). Este mecanismo funciona a través de una característica común: en el fondo, en todas las preguntas, lo que se exige es encontrar la relación que existe entre varios objetos sometidos a consideración o buscar una relación nueva entre ellos.

Ni Kepler, ni Copérnico, ni Newton, ni Juan Jacobo Rousseau, ni Juan Sebastián Bach, por ejemplo, habrían podido ingresar en una organización internacional llamada “Mensa”, fundada en Inglaterra al término de la segunda guerra mundial y de la que forman parte miles de personas con un cociente intelectual no menor de 150 puntos. Entonces,¿en qué consistió su genialidad?. Pese a los incontables realizados, hasta ahora no se ha detectado ninguna condición física o fisiológica, o relacionada con la edad, la raza o el sexo, que pueda considerarse como propia de los seres reconocidos como geniales.

Hay genios enfermos y genios sanos. Hay genios locos y genios psíquicamente normales. Hay genios eruditos y genios diletantes. Hay genios precoces y genios tardíos. PERO NO HAY GENIOS SIN CURIOSIDAD, SIN TRABAJO Y SIN CONSTANCIA. El genio es como un niño. El genio es un niño constante. ambos tienen la capacidad de asombrarse. Para ambos el mundo siempre es nuevo. El genio mantiene una actitud humilde frente a la naturaleza y a su propia obra. Las genialidades no proceden por arte de magia ni son obra de la extravagancia de sus autores. No se conoce una sola obra que no haya sido parida con dolor.

Cuando el artista o el científico van a crear, no disponen sino de su pensamiento, no tienen otra decisión que la de realizar su obra, ni otro recurso que no sea el trabajo. Trabajo, trabajo y más trabajo. Una hora y otra hora. Un día y otro día. Y así hasta terminar. El creador de hoy es un hombre normal, que se angustia, sufre, goza y disfruta, que ve televisión o va al cine, nada en las playas, sonríe como todo el mundo, es un hombre de su tiempo. De ahí la pregunta de Picasso:

“¿Qué creen ustedes que es un artista?, ¿un imbécil que sólo tiene ojos si es pintor, orejas si es músico, o una lira en todos los recovecos del corazón si es poeta o, inclusive, si es boxeador, sólo músculos? Muy al contrario, es al mismo tiempo un ser político, constantemente despierto ante los desgarradores, ardientes o dulces sucesos del mundo...”

El genio desarrolla la técnica de relacionar. Los Medios de Relación no tienen por qué ser puestos en práctica por pequeño grupo de privilegiados, aunque hasta ahora haya sido así. Pueden ser practicados por cualquier persona normal. Se pueden aprender y se pueden enseñar. Cualquier persona normal puede ser un genio. Utilizar la mecánica cerebral lo más racionalmente posible es alcanzar la genialidad. Genio es aquel que descubre las reglas de la creación y las añade a su propia personalidad. Eso fue Miguel Angel Buonarrotti.

Se ha establecido una tradicional diferencia entre genio y talento en todo proceso de creación: El minuto fecundante es atributo del genio del autor; la gestación del artífice es obra de su talento; genio es inspiración instantánea; talento, sudor de las horas; genio es pasión; talento, serenidad. Yo creo, en contraposición, que el genio no es más que el fruto acabado de la constancia, la voluntad, el amor, el entendimiento y la poesía. Nadie es un genio por obra del cielo o de la suerte. Y esto no es reducir el genio, es engrandecer al hombre.

Vivimos en la era de los ordenadores. Ahora bien, el más perfecto de los ordenadores es el cerebro humano. Contiene treinta mil millones de células nerviosas, llamadas neuronas. Cada una de ella está conectada a otras diez mil y muchas de ellas tienen más de cincuenta mil conexiones. La cifra correspondiente a la cantidad total de conexiones no cabría en varios libros como éste. Las capacidades de memorización del cerebro humano son casi ilimitadas. El kilo y medio de cerebro tiene la potencialidad de millones de ordenadores juntos.

La mayor ventaja del hombre sobre la máquina termina siendo la de que no es tan perfecto como ella. La grandeza del hombre radica en su propia imperfección. Si no pudiéramos cometer errores tampoco podríamos progresar. La historia cabalga sobre una serie ininterrumpida de rectificaciones.

¿Podrá el hombre crear máquinas que piensen?. Pienso que sí. Es más ya se han construido. Su fundamento está en que pueden relacionar y eso es el

pensamiento. Pero el hombre pondrá los límites. El meollo está radica en que una máquina no puede pensar líbremente. Una máquina por definición, está programada. Si el hombre estuviera programado sería la máquina más perfecta de las conocidas hasta ahora, pero al fin y al cabo, una máquina más. Lo que en definitiva diferencia la hombre de la máquina no es el pensamiento sino la libertad. No tiene sentido que el hombre compita con la máquina en lo que ésta puede hacer mejor.

Cada vez que el hombre ha logrado llevar a cabo una operación, ha inventado después una máquina para que la realice por él. Cuando un hombre hace algo que deba repetirse exactamente igual, está ocupando provisionalmente el sitio que le corresponde a la maquina. Cuando la mayor parte del trabajo que realizan ahora los hombres sea efectuado por máquinas entonces podrá proyectarse hacia que los caracteriza y diferencia: el pensamiento como una libre y maravillosa aventura.

La palabra inteligencia proviene del latín “entre-ligare”, unir, unir de nuevo, es decir, relacionar. La inteligencia es una aptitud para relacionar. La relación produce algo más que lo contenido en los elementos relacionados. Toda la música del mundo es ha escrito con siete sonidos. Escribir es relacionar palabras y significados. Toda palabra es metáfora y toda metáfora una relación nueva. El universo entero es una gran metáfora. El diccionario es una colección de metáforas dormidas a la espera de alguien que les de vida. El hombre es la metáfora maestra de Dios. Memorizar es relacionar porque cada recuerdo surge de la correspondiente relación entre circuitos neurónicos. Pensar es relacionar una idea que se tiene con otra que se tenía.

En los últimos 30 años, sobre todo en Estados Unidos, se han escrito multitud de libros a través de los cuales se han presentado diversas técnicas para estimular la inteligencia. La mayor parte de éstas procuran suscitar las condiciones externas que faciliten el surgimiento y protección de nuevas ideas, a través del trabajo en equipo y de la estimulación del inconsciente. La creación es individual pero puede ser estimulada externamente. Se ha podido comprobar que los grupos de creatividad dirigidos autoritariamente obtienen resultados más rápidos que los “democráticos”, pero a la larga éstos superan a aquéllos por notable ventaja. Es necesario conocer los mecanismos de la mente en el proceso creativo, pensar sobre el pensamiento.

En los antiguos tratados de Retórica se afirma que la oratoria se reduce a cinco partes: invención, disposición, elocución, memoria y pronunciación; sobre la primera no dicen nada o casi nada y es la más importante. Es necesario descifrar el secreto de la invención. Quien es capaz de elaborar un solo pensamiento es capaz de elaborar cualquier pensamiento. Si logramos desmontar las piezas de la más simple de todas las ideas, tendremos en las manos la clave de todo acto de creación. Sistematizar lo que hacemos al pensar, esquematizarlo y establecer una fórmula y después aprenderse la fórmula y practicarla. Es posible que la fórmula sea simple y puede estar ante nuestros ojos. La verdad puede encontrarse entre lo más elemental y si esto se compone de elementos contradictorios, mejor.

He aquí una fórmula, en la cual quizás se concreten todas las demás: primero, convertir lo complejo en simple y después darle a lo simple el carácter de general. Se sistematiza lo complejo simplificándolo. Constantemente estamos generalizando. Por eso, sabio que no generaliza no es sabio. No se trata de conocer las cosas sino de reconocerlas.

Un problema se resuelve mediante la aplicación de un esquema utilizado con anterioridad en otro problema. Los siguientes son los pasos que da la inteligencia para resolver un problema:

1. Se separan todos los aspectos del problema que no tienen un importancia fundamental para que él sea lo que es, es decir encontrar la esencia del mismo.

2. Se equipara el problema, ya simplificado, a otro para el que se cree que se tiene la solución.

3. Se encuentra esa solución, que figura en el conjunto de fórmulas que se poseen.

4. Se aplica la solución encontrada al problema que sirve de modelo.5. Se aplica la solución al problema que debe ser resuelto, tal como se

presentó originalmente. Es factible que se tenga que descomponer el problema en varios subproblemas, cada uno de los cuales puede requerir su propia solución.

Comprendemos por semejanzas, es decir, por medio de relaciones. La inteligencia se perfecciona a través de ejercicios metódicos que pueden ser enseñados y aprendidos. Es importante que cada quien encuentre un medio de relación lo más adecuado posible para alcanzar objetivos. El proceso mental del chiste, del descubrimiento científico y de la poesía es el mismo (Koestler). En un medio de relación lo único original es la relación misma. Pero no podemos creer que un medio de relación es una fórmula mágica. Nada puede sustituir al trabajo. Este se potencia con el adecuado sistema de relaciones. La meta no se alcanza hasta que no haya sido incorporado al subconsciente. El escritor no escribe solamente cuando está frente al papel. Es mucho lo que llega a escribir estando dormido. El subconsciente está despierto las veinticuatro horas del día. Jamás ha podido realizarse nada que valga la pena sin una dosis inmensa de entusiasmo.

Para avanzar en lo individual como en lo colectivo, es imprescindible mantener una lucha constante contra los prejuicios que influyen sobre nuestros conceptos y decisiones. En la vida diaria utilizamos casi siempre las mismas frases hechas que, por lo general, no son más de doscientas cincuenta. Los prejuicios son barreras que impiden el andar expedito, son una herramienta eficaz de manipulación mental. Mi sinceridad está alterada por mi propio pensamiento. Por inclinación natural tenemos una marcada tendencia hacia la comodidad. El pensamiento puede caer en dicha comodidad. Si se busca un pensamiento creador es necesario derrotar la rutina del pensamiento. Hay muchas ideas que le cortan el paso a otras en su afán de desarrollarse.

La intuición siempre precede a la certeza. El investigador antes de experimentar, piensa y pensando atisba, intuye, vislumbra. Para ello se necesita un alto grado de ingenuidad. Quien no tenga el don y el coraje de la profecía jamás podrá ser un sabio. En un invento la mitad la pone el científico; la otra mitad, las coincidencias. Pero la mayor parte de éstas también se la debe el científico a sí mismo.A la verdad se puede llegar por error, de las equivocaciones. Nunca se logra al primer intento; es una batalla en la que hay que pasar por encima de los cadáveres de multitud de pensamientos equivocados. A menudo toneladas de esfuerzo sólo producen gramos de energía. Es necesario aprender a empezar muchas veces.

El investigador sigue las señales de la naturaleza. La historia de la ciencia y del arte está jalonada por la lógica, la racionalidad y el orden, pero también por incomprensibles paradojas, equivocaciones repetidas e intuiciones absurdas. A todo contrasentido puede encontrársele un nuevo sentido lógico.

El universo tiende hacia la diversidad unitiva y unificante. Por distantes que hayan sido los puntos de partida, todas las especialidades convergen hacia un lugar. Más tarde o más temprano los especialistas se dan cuenta de que todos estudian lo mismo.

Allí donde la ciencia y la técnica han avanzado más, cada vez se utilizan con mayor frecuencia las sesiones de grupos polivalentes en los que participan personas de muy diversas orientaciones intelectuales, con el fin de resolver problemas de la competencia directa de una sola de aquéllas. Se suele encontrar el camino con mayor facilidad.

Hace un tiempo Alexis Carrel pensó que para lograr la renovación del hombre moderno, era necesario encontrar un grupo de personas dispuestas a los sacrificios imprescindibles para adquirir, cada uno de ellos, conocimientos profundos sobre, Anatomía, Fisiología, Química biológica, Sicología, Metafísica, Patología, Medicina, Genética, Nutrición, Desarrollo, Pedagogía, Estética, Moral, Religión, Sociología y Economía. Esta superciencia, a la que hoy habría que agregarle nuevas materias, según Carrel, podría adquirirse en unos veinticinco años ininterrumpidos.

Hay que pensar en una sola cosa a la vez, pero hay que pensar en muchas cosas. Cuando se conoce perfectamente un camino es muy difícil hallar un nuevo camino para ir al mismo sitio. En algunas ocasiones es necesario olvidar totalmente las vias que se conocen para poder avanzar. Pasteur , rechazado por los médicos de la Academia de Ciencias de París, no era médico, pero sus descubrimientos involucraron una de las más profundas transformaciones que ha conocido la medicina. A Graham Bell le sucedió lo mismo con el teléfono. Faraday llegó a producir una de las transformaciones más importantes que se han producido den la ciencia física sin la ayuda de las Matemáticas, porque no las había estudiado. El sabio sobresale por ser autodidacta. El especialista a ultranza a ultranza necesariamente tendrá que desaparecer; dentro de poco su trabajo lo realizarán máquinas. A mayor especialización, más atraso; a mayor diversificación, más progreso. La historia

natural nos muestra que las especies que han desaparecido son aquellas que, por especializadas, no pudieron adaptarse a nuevas circunstancias. El hombre es el único animal al que la naturaleza no le ha impuesto ninguna especialidad. Esto le ha permitido dominar la tierra. La inmensa mayoría de los hombres que hoy figuran en la Historia como grandes genios tuvieron la mente diversificada hacia muy variados campos del pensamiento. Y casi todos ellos han sido magníficos escritores: Albert Schweitzer, Mirabeau, Leonardo Da Vinci..Al igual que ellos cada hombre lleva dentro de sí un Renacimiento.

En circunstancias adecuadas y mediante los correspondientes incentivos, cualquier aptitud puede ser desarrollada. Es muy difícil que una persona tenga inclinaciones solamente para un determinada actividad. Podemos afirmar que en cierta manera todos somos “polímanos”, es decir aficionados a muchas cosas.. Cuanta mayor capacidad intelectual posee una persona, mayor es el número de sus facultades que lo capacitan para el ejercicio de diversas actividades. No tenemos que ir al cementerio rodeados de tantos fantasmas de lo que pudimos haber sido. Nadie está llamado a desempeñar en la vida un solo papel. Todos tenemos “multivocacionalidad”.No hay químicos y biólogos: hay científicos. No hay poetas y novelistas: hay escritores. Y no hay escritores y pintores y músicos: hay artistas. Y científicos y artistas son lo mismo: creadores.Cuando se domina la técnica se actúa con seguridad porque es la fórmula para producir y generar. El primer acto creativo es el invento, luego siguen las producciones. Picasso hasta los 90 años estuvo produciendo cuadros y generando estilos. Siempre estuvo dispuesto a comenzar de nuevo. Hay pintores y pintantes, escritores y escribientes, compositores y compositantes, ejecutores y ejecutantes, actores y actuantes. Se puede tener facilidad para pintar sin ser realmente pintor. Dígase lo mismo de músicos, escultores...

Beethoven decía:“Mi memoria es tan fiel, que cuando he captado un tema tengo la seguridad de no olvidarlo, aún después de muchos años. Cambio partes, desecho, pruebo de nuevo, tantas veces hasta sentirme conforme; entonces comienza la elaboración en mi mente, a lo ancho y a lo largo, hacia arriba y hacia abajo y, consciente de lo que quiero, la primera idea no me abandona jamás. Ella surge, crece y se eleva. No sé de donde saco mis ideas; ellas vienen sin ser llamadas, directa o indirectamente, caminando por el bosque a en el silencio de la noche, en la mañana temprano, motivado por impresiones variadas y zumban y zumban hasta que se me aparecen como notas”.

Uno busca muchas veces las razones de su propio fracaso en el medio ambiente, al que considera hostil, cuando donde hay que buscarlas es dentro de uno mismo. Esto sucede a nivel individual y colectivo. Es más fácil culpar a los demás. Por lo general cuanto más fiel es uno a sí mismo, más dispuesto se siente para comprender las fallas de los demás. En cada persona hay genialidades en potencia; lo difícil es volverlas acto. A la postre, el trabajo de creación siempre será un trabajo en soledad. En verdad la llamada decadencia de un hombre o de un pueblo no es más que una falta de renovación.

Los problemas de los países en vias de desarrollo no se podrán resolver como por arte de magia. Todo problema es una madeja de problemas. Todo problema existe por una multitud de factores interrelacionados. No existen problemas de una sola causa. En este momento histórico parece que los problemas son muchos y las soluciones pocas. Por eso es necesario encontrar una fórmula que permita estimular la capacidad de pensar del conjunto de la población, lograr un grado de inteligencia superior. Las individualidades no pueden resolver los grandes problemas sociales. Se requiere un esfuerzo de inteligencia colectiva mayor que la actual. No hay alternativa

Muy pronto llegará el momento en que muchos hombres tengan por única misión en la sociedad la de dedicarse a pensar. A la multitud de profesiones de hoy se agregará una más: la del pensador y esta será la más importante, la más requerida, la mejor remunerada. Esas será la labor fundamental de escuelas, liceos y universidades. Tenemos que decidir si dejamos que la inteligencia busque su propio camino en forma espontánea y a tientas, como hasta ahora, o si intentamos su perfeccionamiento de una manera sistemática. El gobernante que decrete como obligatorias clases de inteligencia a todos los niveles de la enseñanza habrá logrado un beneficio para su país, para la humanidad y para su propia figura histórica, que nadie nunca le podrá desconocer. La mayor cantidad de personas inteligentes marcará la diferencia entre un país y los demás. Será la más importante de las revoluciones. Engendrar hijos para enseñarles desde la cuna a pensar, será una tarea de unas dimensiones enormes. Soñemos con eso.

“Todos somos iguales” no significa que tengamos iguales organismos, ni que sean iguales tampoco los otros condicionantes de la libertad. Pero sí tiene que significar que todos tenemos las mismas potencialidades que, a lo largo de la vida, se van encarnando en forma diferente, según la existencia de cada quien.

Siempre se ha tratado de justificar todo tipo de discriminación social con razones científicas o teológicas: “es la naturaleza y no los hombres la causante de las desigualdades que justifican el sometimiento de unos a otros”.En las ciencias biológicas cada vez se ve más claro que biológicamente no hay hombres superiores. Jamás se ha podido aducir una prueba científica que demuestre que genéticamente una raza es más perfecta que otra. En todo hombre que se crea superior hay un racista en potencia. Y en la creencia de que la inteligencia está determinada por razones genéticas hay una mayor o menor dosis de racismo.

Hay un tipo de racismo que es necesario combatir, una especie de “racismo social”, según el cual las diferencias sociales tienen un origen genético. Los hijos de profesionales muestran, en números estadísticos, un grado de inteligencia mayor que el de los hijos delos obreros. ¿La razón de esta diferencia es genética? Si así fuere, ¿no habría que concluir en que las diferencias sociales tienen un origen biológico, transmisible por herencia? Según los esclavistas de todos los tiempos, es la naturaleza la que impone todo sistema de esclavos. Estos son seres inferiores. Si es la naturaleza misma la que de antemano establece la injusticia, no se podría tildar a los hombres de injustos, las diferencias sociales tendrían explicación y toda lucha

por la justicia sería inútil. Si la naturaleza fuera reaccionaria, la batalla por el progreso de las personas y los pueblos subdesarrollados estaría irremisiblemente perdida de antemano. Pero no lo es. Vale la pena luchar.

Al menos desde el paleolítico superior el cerebro del hombre no ha variado. Con el mismo cerebro el número y calidad de los hombres creativos es cada vez mayor. Quién los produce: ¿los cromosomas? ¿la educación?. En esta última está la clave. Al comienzo de la evolución los cambios eran biológicos pero a medida que pasa el tiempo la proporción de esos cambios es cada vez más pequeña. La evolución actual del hombre es una evolución que se aprende. Cada niño que nace hoy tiene la suerte de heredar una especie de “predisposición cultural”, fruto evolucionado de los siglos de historia. Nadie nace como un civilizado ni como un primitivo, pero en pocas horas de viaje en avión uno se encuentra en cualquiera de los dos mundos. El hijo de un hombre y una mujer civilizados nunca llegará a ser un persona civilizada si no se le enseña. El hijo de una pareja primitiva llegará a ser una persona civilizada si se le educa para serlo.La diversidad de comportamientos y costumbres son fruto del aprendizaje y eso lo podemos transmitir de generación en generación. El proceso educativo es la revolución del hombre contra la necesidad. Nos diferenciamos de los animales porque podemos trasmitir generacionalmente los conocimientos. Progresamos por cultura no por biología. Más que lo racional, lo que nos distingue es la libertad, su mayor valor, su propia esencia. La libertad también se aprende: el hombre es un ser para la libertad. No puede ser un ser determinado por factores externos, ni siquiera por la “voluntad de Dios”. Cuando el hombre se cree determinado por cualquier poder exterior a su propia voluntad –la historia, el destino, la naturaleza, Dios...- en esa misma proporción está impedido de avanzar.

Existe una ley que no se puede evadir, si se persigue el bien individual y colectivo: “Haz el bien y evita el mal”. La diferencia entre uno y otro está en que contribuya o no al perfeccionamiento de la naturaleza humana. El bien es lo que debe hacerse. Nadie nace con principios fundamentales: los va descubriendo a través de la inteligencia. Lentamente vamos alcanzando el conocimiento de la justicia. El hombre no nace antisocial, ni asocial, ni siquiera social. Nace con la potencialidad de aprender a ser sociable y libre, cada vez más libre y en comunidad. El hombre no es para la sociedad; la sociedad es para el hombre. La sociedad es el resultado de actos de inteligencia de los miembros que participan en ella.

Nacemos con la capacidad de aprenderlo todo pero sin saber nada. Puede aprender a desarrollar un sin fin de potencialidades. No estamos determinados a vivir por enseñanzas recibidas. En verdad, nada se puede enseñar; sólo se facilitan los medios para que se pueda aprender. Todo hábito puede ser transformado y sustituido por un hábito contrario. Podemos ser educados y reeducados. Educación y autoeducación se combinan para cualificarnos.

El creer que las actitudes humanas tienen un origen genético es una posición que ofrece multitud de ventajas personales y sociales. Por de pronto, tranquilidad, producida por el conformismo y la autojustificación. Las

responsabilidades son menores en un mundo de ignorancias colectivas donde las obligaciones se trasladan a “seres superiores”, a los astros, a los dictados de la élite... En el mundo de lo ignoto es muy difícil caminar. No podemos crear un Dios a nuestra imagen y semejanza para endilgarle nuestras características y ponerlo a nuestro servicio. El no distribuye la genialidad o la virtud de acuerdo a su capricho: esa es una manera de pensar humana. Fácilmente Dios ha servido de excusa para muchas arbitrariedades, para justificar la injusticia. Dios no es un hacedor de privilegios; éstos los construye el hombre.

De acuerdo con lo que se ha considerado como una de las disposiciones de la misma naturaleza, la mujer ha sido sometida a la mayor injusticia que se haya perpetrado nunca. La frase de Schopenhauer “la mujer es un ser de cabellos largos e ideas cortas”, corresponde a uno de los basamentos esenciales sobre los cuales se ha construido la vida social. Parir con dolor no es estar programado para lo sentimental: el desarrollo intelectual quedó aplastado por siglos de discriminación. Hoy sabemos que en igualdad de condiciones puede brillar tanto o más que el varón

La injusticia social es el primero de los males de una sociedad. Y ella se basa siempre en un privilegio. Por eso todos los privilegios son inadmisibles. No es concebible una sociedad justa en donde ellos existan. Privilegio es hegemonía. Y toda hegemonía, de cualquier tipo, toda concentración de poder, es lesiva a la libertad de todos. El esclavista nunca es libre. Cuando un hombre es explotado, la naturaleza misma es explotada. Y el explotador, a su vez, también es explotado por la misma explotación.

Hasta ahora la inteligencia ha sido un privilegio. El último reducto de los privilegios. La riqueza peor repartida de la tierra. Y, a la vez, la causa y fundamento de los demás privilegios. Toda oligarquía, a la postres, es una oligarquía intelectual. Inteligencia es sinónimo de3 poder. Meditar sobre la inteligencia es meditar sobre el poder. El poder de la inteligencia constituye la principal fuente de opresión a través de la historia (¿será cierto que a lo largo de la historia los opresores han sido los inteligentes? ¿no habrá otro tipo de razones ? Lo que determina la existencia de las clases sociales es un factor de tipo cultural: el grado de desarrollo de la inteligencia. Las castas, las clases, los estamentos, todo tipo de esclavitud y de servidumbre, tienen su origen en el dominio de unas inteligencias por otras ( ¿?) La injusticia social es el resultado de una injusticia cultural (¿?) Mientras el talento sea usufructuado sólo por una minoría no podrá haber justicia en el mundo. Un hombre inteligente es muy difícil que pueda ser instrumento de nadie. El torpe siempre estará a merced de los inteligentes. Pero ninguno ha nacido para ser dominado.

La educación que conocemos mecaniza. Destruye la originalidad. Envejece. De la mayor parte de las escuelas, colegios y universidades del mundo son pocos los estudiantes que salen en posesión de una mente creativa. Cuando un estudiante no aprende, la culpa, en una u otra forma, es del sistema en el que aprende. Todo sistema que no forme hombres inteligentes, cualesquiera que fuesen sus logros en otros aspectos, constituye un fracaso social, imposible de evadir. Cada alumno sin la inteligencia desarrollada es una censura contra un sistema que no ha sabido educarlo. Y sin educación no hay

nada. La primera necesidad del mundo actual es la educación. El ignorante no come. La ignorancia es esclavitud. Es la educación la que nos hace libres. El sistema educativo vigente, consciente o inconscientemente está al servicio de la explotación Es posible sistematizar los procesos que se hayan desarrollado de una manera anárquica. Toda enseñanza es susceptible de concretarse en método. La torpeza es una “enfermedad” curable, es un mal social contra el cual es posible luchar. Einstein aprendió inteligencia al igual que una persona aprende a tocar piano “por oído”. ¿Adónde hubiera llegado si hubiera aprendido inteligencia sistemáticamente, a lo largo de todo el proceso educativo ?Mediante una adecuada terapia los subnormales alcanzan metas extraordinarias. Pues bien, ¿cuánto podría lograrse si a los normales se les aplicara una “terapéutica” adecuada a su normalidad ? Los genios son pocos porque no se han generalizado los medios que le permitan a una persona llegar a serlo. El genio no es un superhombre, es una persona normal. Lo que hoy es la excepción mañana será la regla. Lo natural es la inteligencia. A lo que hay que buscarle explicación es a la estupidez. Con el cerebro actual, ¿dónde llegaremos dentro de cien, mil, cinco mil años ? Cuanto más inteligentes seamos, más inteligentes podremos llegar a ser. Esa debe ser política de Estado.El derecho a ser inteligente es un derecho inherente a todo hombre, por su condición de hombre. Es un derecho natural que hay que hacer valer. Ahora podemos reclamarlo. Los pueblos lo harán cada día con mayor fuerza. Nadie lo podrá evitar. Cuando el sistema educativo se dedique a esta enseñanza, se llevará a cabo la revolución más importante de la historia. Un mundo inteligente no hace la guerra, la evita.Violencia e inteligencia sin incompatibles. La violencia es manifestación de barbarie. La via hacia la inteligencia es la inteligencia no la fuerza. La violencia es el arma de los débiles.El proceso de la evolución cultural de la historia puede ser conscientemente transformado para impulsar el devenir. No podemos esperar a que los hechos cambien por sí mismos. Los cambios hay que provocarlos, acelerarlos. Debe empezar en los brazos de las madres.En la actualidad, si no se procura por todos los medios incrementar la inteligencia del mayor número de seres humanos, en el más breve espacio de tiempo, se estaría malgastando, de la manera más escandalosa, el más valioso de los recursos de los que se pueda disponer. El futuro no nos permite ser tímidos. Y las generaciones por venir tendrán derecho a maldecirnos si, pudiéndolo hacer, no aceleramos a través de la inteligencia el curso de la historia.

La tarea no será fácil. Si ha habido férrea resistencia a la democratización del gobierno, mayor aún la habrá a la democratización del talento.Algún día no muy lejano la productividad de la tierra y de las máquinas aumentará hasta donde fuere necesario para que las necesidades materiales de toda la humanidad sean completamente saciadas y quede eliminada la miseria de toda la faz de la tierra y ya no sea concebible en ella el imperio de la avaricia.El desarrollo nunca será real mientras no sea resultado de la creciente liberación de las personas.

El subdesarrollo ha matado más gente que las bombas. ¿Cómo podemos garantizar a las futuras generaciones un mundo de paz si permitimos que los hombres y mujeres sigan muriendo en condiciones de absoluta desigualdad ? Trabajar por la inteligencia es trabajar por la paz. Más inteligencia es más justicia. Y justicia es paz. Todo programa social dirigido a la justa distribución de las riquezas tiene que enfrentarse a la realidad de la cuantía de las riquezas que se van a distribuir.La mejor manera de combatir todo poder hegemónico es aumentar el número de los hombres capaces. La justicia social consiste en distribuir la capacidad. Y toda justicia es justicia social.

Las naciones más poderosas de la tierra, cualquiera que fuere su signo ideológico, han de contribuir al desarrollo de las más débiles. Y no por filantropía o generosidad, sino por imperativo indeclinable de la justicia social internacional.Las que se encuentran en una situación de desarrollo tienen el deber de compartir con aquellas que todavía no la han alcanzado, no sus riquezas -esto es lo menos importante- sino los medios que les permitieron producirlas. Estos medios son de índole intelectual y deben favorecer la creatividad de todos los pueblos.Toda ayuda económica internacional está destinada al fracaso, no resuelve nada. Con ella los problemas se agravan. Los pueblos que no han podido desarrollarse por ellos mismos deben negarse a aceptar cualquier asistencia de carácter material. Eso no es lo que necesitan; es más, les hace daño. La cuestión no se resuelve ni siquiera con el pago de precios justos. Lo que necesitan los pueblos subdesarrollados son instrumentos para lograr una mayor capacidad mental y no se trata simplemente de transferir conocimientos de una región a otra, sino de que ellos se produzcan en todas las regiones. El desarrollo es un problema de justicia. La inteligencia y los frutos de la inteligencia son patrimonio común de la humanidad.

No existe ningún pueblo cuya inteligencia no pueda parangonarse a la de cualquier otro. Ninguno se encuentra incapacitado para la creatividad. Cada pueblo debe sentirse orgulloso de su identidad y mantenerla. Los países subcapacitados no pueden resignarse a mantenerse a la zaga en materia científica y tecnológica. Es posible usufructuar los avances de la ciencia sin haber participado en su realización, pero debe dar vergüenza. Las causas del subdesarrollo de un pueblo se encuentran en el pueblo mismo. Allí hay que resolverlos. Para afianzar procesos de perfeccionamiento es necesaria la cooperación que no significa interdependencia. Nadie debe depender de nadie. Los países deben complementarse sin subordinación alguna. El asunto consiste en que ninguno necesite imprescindiblemente de los demás para poder subsistir. Un hombre, un pueblo es independiente cuando puede valerse por sí mismo.

La primera obligación de los hombres y de los pueblos es la de afirmar su propia identidad y no hay identidad sin inteligencia. Antes que nacionalizar productos o materias primas hay que “nacionalizar” la inteligencia. La dependencia científica y tecnológica es mucho más profunda que ninguna otra. El peor de todos los colonialismos es el colonialismo cultural. Aquellas

naciones que no se decidan a transformar radicalmente sus sistemas educativos, indefectiblemente, más tarde o más temprano, terminarán siendo colonias.Ninguno es subcapacitado porque lo colonicen. Si lo colonizan es porque es subcapacitado. Los pueblos colonizados por la ciencia y la técnica son los responsables de su propia colonización. Son los explotados los que producen a los explotadores. Son esclavos porque se han conformado con serlo.

No hay pueblos a los que la naturaleza haya destinado a ser inferiores. Pero, de hecho los pueblos de los países subdesarrollados son inferiores. No se puede aceptar sin acción una realidad que puede ser transformada, si verdaderamente se quiere. Esa es la clave.Una de las características de los países subdesarrollados es la de que sus dirigentes desempeñan una función determinante en la orientación de la vida colectiva. ¿A cuántos de ellos les interesa que sus países se desarrollen ?

La posición que cada hombre adopte ante el problema de la inteligencia determina sustancialmente su actitud ante la vida. Ello representa toda una revolución ideológica. Es la vida entera la que entra en juego y la posibilidad de construir un nuevo tipo de sociedad. El ideal no puede radicar en la existencia de una sociedad sin problemas. A medida que se avance, éstos aparecerán en mayor número y medida. Es una ley inevitable. Ahora tenemos mejores condiciones para realizar el papel que nos corresponde: empujar el mundo hacia delante, desarrollando las facultades del hombre.

Cada vez se necesita más inteligencia para progresar y subsistir. Inteligencia es capacidad, es liberación del destino, es decisión consciente, es aceptar la evolución.A través del trabajo y sólo a través de él, el hombre puede lograr la satisfacción de las necesidades inherentes a su naturaleza. De alguna manera los artefactos que el hombre construye son como una prolongación de la especie humana. Las máquinas no deshumanizan al hombre, son el sustituto de la fuerza.

La mayor fuerza económica reside en la mente de los hombres. La propiedad de cualquier riqueza material externa al individuo tendrá cada vez menor importancia porque vamos hacia la total decadencia del poder de los propietarios. La inteligencia es el medio de producción más importante que existe y, a la postre, el único de verdadero valor.

En la actualidad el Estado tiene que intervenir para evitar la explotación de los débiles por los fuertes. Pero el Estado a su vez es uno de los fuertes. El más fuerte entre los fuertes. Teóricamente, el Estado podría evitar la explotación por parte de los otros, ¿cómo impedir la suya propia ? Y para ese Estado un hombre inteligente es un hombre sospechoso. Cuando el poder político, económico, social, técnico o cultural está concentrado en pocas manos, la libertad está en peligro. Es necesario que surja un nuevo poder: el poder de los hombres. Cuántos más hombres débiles existan mayor será la fuerza del Estado. Es necesario impedir que el Estado absorba a los individuos. A medida que los ciudadanos fortalezcan su fuerza intelectual será menos

necesaria la fuerza coercitiva. A mayor inteligencia, menor poder estatal, hasta que no haya ningún poder omnímodo del cual dependa la suerte de los hombres. El Estado morirá. La nueva organización social coordinará acciones de inteligencia general.

No hay moral sin inteligencia ni inteligencia sin moral. A mayor inteligencia mayor sentido del deber, mayor honestidad.Cambiemos al hombre y así cambiará la sociedad. Se trata de desplazar la lucha de lo accidental y transitorio a lo que es verdaderamente importante. La condición humana, de que el hombre no sólo tenga más sino que sea más. Se trata de una revolución que haga posible la verdadera democracia, que hasta ahora sólo ha sido un ideal. Mientras el hombre no se forme seguirán apareciendo aquí y allá procedimientos de fuerza y dictadura. La educación debe conducir a que el pueblo sea capaz de ejercer la democracia plenamente. Sin desarrollo intelectual, el pueblo también será reaccionario. Un gobierno que no eduque al pueblo no es un gobierno democrático, aunque haya sido elegido por el pueblo. Al pueblo ignorante se le manejan sus sentimientos a través de recursos demagógicos.

El ideal democrático se basa en que todos los hombres nacen con iguales derechos. Es necesario llevar esta premisa hasta sus últimas consecuencias. La democracia no es, en si misma, el menos malo de los sistemas. Es el mejor en términos absolutos. Concebido así, tendrá cada día mayor vigencia en el mundo.

Cada uno tiene el derecho de ser libre y cada vez más libre. Este incremento se obtiene en la medida en que el ser humano perfeccione progresivamente todas sus facultades. Lo único necesario es la libertad. Todo lo tenemos si nos queda libertad. La inteligencia es un instrumento de la libertad. Sin inteligencia nadie puede ser libre y, por ende, justo. Justicia sin libertad no es justicia, al igual que libertad sin justicia no es libertad. Algún día, los que en nombre del pueblo negaron las libertades, volverán a enarbolarlas. La inteligencia libre de cada hombre es también imagen y semejanza de la inteligencia de Dios. A medida que esa inteligencia se desarrolle, esta imagen y semejanza será cada vez mayor.Una sociedad libre en la que se viva la libertad, ha sido el objetivo final de todas las ideologías. No son tan ilusos los que creen en la posibilidad de la paz en la tierra.Nada en la tierra es definitivo. Hay que revisar una y otra vez todo lo que se da por sentado. Esa es la única forma de avanzar. Hay que destruir todos los mitos que, como pesada carga, hemos recibido a través de las generaciones. El pasado como pasado no tiene que ser censurable, pero sí lo es cuando se convierte en presente. Solamente hay un equilibrio válido: el de la transformación. Lo estático no produce progreso. La vida vale la pena vivirla para transformarla. La dinámica de la historia no se detendrá nunca. Lo que mueve a los pueblos es la esperanza. Toda utopía, cualquiera que ella sea, siempre tendrá quien la siga y de lo que más necesita el hombre es de formidables utopías. Muchas utopías ya han sido alcanzadas. Estas líneas son una utopía y algún dia perderán valor porque serán superadas por la historia.