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EL CÓMIC EN LA EDUCACIÓN "Una imagen vale más que mil palabras" es un dicho popular que resumiría la importancia de la expresión visual en cualquier momento de nuestra vida. Comentarios como "esa persona come por los ojos" o "la primera impresión es lo que cuenta", etc. nos indican que la forma más sencilla de captar una información es a través de la vista. Si alguien pretende mostrar algo rápidamente utiliza un dibujo, aunque sea esquemático. Pero, y si además de la imagen se unen también las palabras; podríamos captar, no doblemente la información, sino que aumentaríamos los matices de una idea, la ampliaríamos de tal manera que, con sólo ver ese conjunto, podríamos recrear mentalmente una escena completa. En los centros educativos, como es lógico, esto se hace patente en cualquiera de las áreas que se imparten; pero no de una forma directa, sino que se emplea de una forma innata en las explicaciones o en las actividades realizadas en clase, sin que el alumnado llegue a darse cuenta de lo que realmente está consiguiendo con ello. "Es la forma más amena de estudiar". Es cierto que se hace referencia a diversos medios de comunicación (televisión, radio, prensa, nuevas tecnologías, etc.) en distintas áreas para que el alumno los conozca y, en teoría, llegan a su fin último: analizar críticamente el entorno social, motivar la imaginación y potenciar actitudes creativas, dominar los diversos medios de comunicación (verbal y no verbal) para transmitir situaciones diversas. Pero de todos esos medios de comunicación, el que más variedad presenta es la imagen, el medio más antiguo del mundo. Y qué mejor complemento que las palabras para enriquecer esa imagen. Ambos medios quedan resumidos en el “Cómic”. Se ha comprobado que por medio de las imágenes (como pueden ser las viñetas de un cómic) se obtiene una mayor capacidad de retención de distintos datos, cómo periodos de la historia de la humanidad han quedado impresos en la mente de una persona de forma indeleble, como si de un grabado imperturbable en el tiempo se tratara. Si esto no fuera así, las empresas publicitarias no invertirían su dinero en los avances técnicos ni estudiarían cómo la imagen influye en las emociones de las personas, ni tampoco las productoras de videos (por ejemplo) realizarían series divulgativas (científicas, históricas, de arte, de cocina, de pesca, etc.) y mucho menos en "dibujos animados". ¿Por qué no hacer que el alumno sea capaz de "aprenderse" un periodo de la historia a través de un cómic?, ¿por qué no mostrarle que es posible escribir un relato después de haber "visto" un hermoso cuadro?, ¿por qué no informarles que desde mucho antes de que surgiera la literatura como tal, existían personas que narraban a los campesinos los sucesos que ocurrían a diario mediante imágenes y la oratoria?, ¿por qué no hacer ver, no sólo a los niños y niñas sino también a los adultos, cómo Alfonso X el Sabio reconquistaba Jerez o cómo convivían distintas culturas en nuestra Comarca o cómo era Tartessos…? Eva P. Nieves

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Editorial Eva

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EL CÓMIC EN LA EDUCACIÓN

"Una imagen vale más que mil palabras" es un dicho popular que resumiría la importancia de la expresión visual en cualquier momento de nuestra vida. Comentarios como "esa persona come por los ojos" o "la primera impresión es lo que cuenta", etc. nos indican que la forma más sencilla de captar una información es a través de la vista. Si alguien pretende mostrar algo rápidamente utiliza un dibujo, aunque sea esquemático. Pero, y si además de la imagen se unen también las palabras; podríamos captar, no doblemente la información, sino que aumentaríamos los matices de una idea, la ampliaríamos de tal manera que, con sólo ver ese conjunto, podríamos recrear mentalmente una escena completa.

En los centros educativos, como es lógico, esto se hace patente en cualquiera de las áreas que se imparten; pero no de una forma directa, sino que se emplea de una forma innata en las explicaciones o en las actividades realizadas en clase, sin que el alumnado llegue a darse cuenta de lo que realmente está consiguiendo con ello. "Es la forma más amena de estudiar".

Es cierto que se hace referencia a diversos medios de comunicación (televisión, radio, prensa, nuevas tecnologías, etc.) en distintas áreas para que el alumno los conozca y, en teoría, llegan a su fin último: analizar críticamente el entorno social, motivar la imaginación y potenciar actitudes creativas, dominar los diversos medios de comunicación (verbal y no verbal) para transmitir situaciones diversas.

Pero de todos esos medios de comunicación, el que más variedad presenta es la imagen, el medio más antiguo del mundo. Y qué mejor complemento que las palabras para enriquecer esa imagen. Ambos medios quedan resumidos en el “Cómic”.

Se ha comprobado que por medio de las imágenes (como pueden ser las viñetas de un cómic) se obtiene una mayor capacidad de retención de distintos datos, cómo periodos de la historia de la humanidad han quedado impresos en la mente de una persona de forma indeleble, como si de un grabado imperturbable en el tiempo se tratara. Si esto no fuera así, las empresas publicitarias no invertirían su dinero en los avances técnicos ni estudiarían cómo la imagen influye en las emociones de las personas, ni tampoco las productoras de videos (por ejemplo) realizarían series divulgativas (científicas, históricas, de arte, de cocina, de pesca, etc.) y mucho menos en "dibujos animados".

¿Por qué no hacer que el alumno sea capaz de "aprenderse" un periodo de la historia a través de un cómic?, ¿por qué no mostrarle que es posible escribir un relato después de haber "visto" un hermoso cuadro?, ¿por qué no informarles que desde mucho antes de que surgiera la literatura como tal, existían personas que narraban a los campesinos los sucesos que ocurrían a diario mediante imágenes y la oratoria?, ¿por qué no hacer ver, no sólo a los niños y niñas sino también a los adultos, cómo Alfonso X el Sabio reconquistaba Jerez o cómo convivían distintas culturas en nuestra Comarca o cómo era Tartessos…?

Eva P. Nieves

“EL LARGO TIEMPO” o de cómo contar la historia en imágenes.

Me he tomado la libertad de dar título a este texto como ya otros lo hicieron y que aparece reflejado en las Crónicas de Alfonso X cuando narra lo acontecido en la conquista de Al-Andalus. Con ésto no sólo hago referencia a esta época histórica sino a un amplio periodo de tiempo en el que el acontecer de la vida nos ha llegado de diversas formas.

La Historia, entre otras, es una de las materias que más se presta para transmitirla a través de imágenes, ya sean acompañadas con palabras o por sí solas. Muestra de ello aparece reflejado en los jeroglíficos, en las pinturas o en los mosaicos griegos y romanos, en las vidrieras de las catedrales o en esas maravillosas miniaturas que aparecen en los manuscritos y libros ilustrados de la Edad Media.

La primera reseña a la que hago mención, aunque de transmisión oral, son las cantigas (poesías cantadas, cuya letra y música venía compuesta por trovadores e interpretadas por los juglares) que trataban temas de ámbito social: amores y desamores, criticas y maldiciones a enemigos o a la sociedad, etc., situaciones todas ellas muy vivas en la actualidad.

Una variante de éstas, son las de tema religioso que ampliamente divulgó Alfonso X el Sabio y que tan bellamente ilustró con las miniaturas, surge de esta forma la primera manifestación aceptada como tal de la historia transmitida por imágenes.

Posterior a esto, encontramos los romances de ciego, también llamados “coplas”, que versaban sobre relatos de hechos más bien recientes y localizados, que impresionaron a las gentes por su dramatismo o truculencia, o por su desenlace trágico. Eran principalmente los ciegos quienes las difundían a partir de su interpretación oral directa y de la venta de pliegos con el texto impreso. Estos pliegos eran variables en su extensión, generalmente de una a cuatro páginas, y solían presentar unos dibujos xilografiados en la parte superior. Reciben el nombre de "pliegos de cordel", y conforman en sí la llamada Literatura de Cordel.

Íntimamente relacionado con la literatura de cordel están las aleluyas, datadas entre los siglos XVIII y XIX, que facilitaban a todos los lectores un primer acercamiento a las formas elementales de la lectura a través de la imagen y de textos esquemáticos y fáciles, y que abrían una ventana al mundo y al conocimiento en una época de gran analfabetismo.

Ya en la época actual nos encontramos con los cómics y la novela gráfica, herederos de la importante misión de contar la historia en imágenes. Muestra de ello la tenemos en obras como “La Gran Aventura de la Historia” o de la mano de Antonio Hernández Palacios.

Ni que decir tiene que todas estas formas de transmisión tienen cabida en la actualidad como recurso didáctico y que dada su valía hay que potenciar, así ya lo han hecho Antonio Lara García, Manuel Barrero, y otros tantos autores que quedan en el anonimato.

Eva P. Nieves