economía para todos, por xavier puig y gemma cid

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Economia para todos Xavier Puig i Gemma Cid, professors de la Universitat Pompeu Fabra

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Economy & Finance


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Una parte muy importante – seguramente la más importante - de los servicios que recibimos las personas en nuestra llamada “sociedad del bienestar” no tenemos que pagarlos directamente, aparentemente son gratuitos. Sin embargo el Estado debe pagar todos esos servicios públicos. Son las empresas viables y las personas que trabajan las que permiten sufragar los enormes gastos sociales del “Estado del bienestar”. Los emprendedores, son personas que intentan transformar ideas en empresas rentables. Pero muy pocas tienen éxito y sus ideas se materializan en una empresa viable. Xavier Puig y Gemma Cid.

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Page 1: Economía para todos, por Xavier Puig y Gemma Cid

Economia para todos Xavier Puig i Gemma Cid, professors de la Universitat Pompeu Fabra

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T1 Rodeados de economía

P1 ¿De dónde sale el dinero para pagar la escuela, el médico, la policía…?

Una parte muy importante – seguramente la más importante - de los servicios que recibimos las personas en nuestra llamada “sociedad del bienestar” no tenemos que pagarlos directamente, aparentemente son gratuitos. Solemos dar poca importancia a cosas tales como:

- Ir a un pueblo alejado de nuestra casa y que exista una carretera asfaltada - Que los semáforos de la ciudad funcionen día y noche - Cuando alguien se jubila siga cobrando el resto de su vida sin trabajar - Cuando alguien tiene un accidente de circulación aparecen en pocos minutos

ambulancias, médicos, policías, etc. - Que al declararse un incendio, los bomberos acudan en seguida con grandes

camiones y helicópteros. - Ir a un hospital de la Seguridad Social y que nos atiendan sin pagar

Es tan cotidiano que quizás hemos olvidado que estos logros no los disfrutaban las personas que vivieron en generaciones anteriores. Estos grandes beneficio sociales como el de tener una sanidad y educación gratuita para todos, es lo que da nombre al llamado “Estado del bienestar”. Nunca antes las personas habían vivido con un grado tan alto de prestaciones del Estado gratuitas que les aseguran un bienestar mínimo.

Sin embargo nada es gratis. El Estado debe pagar todos esos servicios públicos. Los médicos, los profesores, los bomberos, los policías, etc., cobran un salario cada mes. El alumbrado de las calles, el asfalto de las carreteras, los helicópteros de los bomberos, etc. Tampoco son gratis. ¿Quién paga todo ello? ¿Y con qué dinero?

Los grandes estados modernos, como España o la mayoría de los estados de la Unión Europea, en la actualidad son las organizaciones que más trabajadores tienen en un país, las que más gastan, las que más invierten, las que más ingresan. Sus presupuestos son mayores que los de las mayores empresas de sus países respectivos. Los Estados tienen un tamaño enorme cuya gestión es un factor clave de éxito en una sociedad moderna. Sus ingresos provienen de la recaudación de impuestos, de diversos impuestos, y si no llegan con ellos a cubrir los gastos enormes del Estado en sanidad, educación, seguridad, etc., entonces tienen que pedir dinero prestado - la famosa Deuda Pública – a personas del país o de otros países.

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T1 Rodeados de economía

P2 “Facebook” no existía hace unos años, ahora vale miles de millones… ¿Por qué?

El espíritu emprendedor de las personas es un motor económico de desarrollo muy importante en una sociedad, quizás el más importante. Algunas personas con este espíritu son capaces de generar riqueza colectiva creando empresas. Generar riqueza, en cuanto a crear empresas que sean capaces por ejemplo de:

- Ofrecer puestos de trabajo a otras personas, - Realizar actividades e inversiones que den ocupación a otras personas y otras

empresas, - Vender productos o servicios que satisfagan necesidades de personas o

empresas, - Generar beneficios que puedan destinarse a más gasto o inversión en la misma

empresa o a repartir dividendos para pagar a las personas que tomaron el riesgo de crearla.

Una empresa produce un efecto multiplicador. Primer nivel: La empresa

Segundo nivel: Todas las personas relacionadas directamente con la empresa: trabajadores, accionistas, proveedores y profesionales que le suministran servicios

Tercer nivel: Todas las personas que consiguen trabajo indirectamente gracias a la existencia de esa empresa: trabajadores, profesionales y empresas que suministran productos o servicios a los trabajadores, accionistas, proveedores y profesionales del segundo nivel

Cuarto nivel:…..Y así sucesivamente

En todos los niveles hay personas y por tanto familias que cobran dinero, lo que les permitirá pagar impuestos a todos ellos, ya sea directamente – como el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) – o indirectamente – como pagar el IVA de las compras de productos y servicios que consuman. La misma empresa dedicará una parte de los beneficios a pagar impuestos, el impuesto de sociedades.

El Estado sólo recauda impuestos si las personas y las empresas pueden pagarlos. Si una persona no tiene trabajo o no compra nada no podrá pagar impuestos, del mismo modo si una empresa no tiene beneficios tampoco podrá pagar impuestos sobre esos beneficios.

Los impuestos sólo provienen de las personas que trabajan y consumen, y de las empresas que obtienen beneficios. Las personas tienen trabajo y pueden consumir si existen empresas viables que puedan ofrecérselo. Son las empresas viables y las personas que trabajan las que permiten sufragar los enormes gastos sociales del “Estado del bienestar”.

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Sin embargo tener una idea brillante de negocio no es suficiente - ni tan siquiera a veces relevante - para crear una empresa de éxito que genere muchos puestos de trabajo y que sea capaz de obtener beneficios.

Existen muchos ejemplos de ideas que hace sólo unos años imaginó una persona y hoy día se han convertido en empresas que dan trabajo a mucha gente en todo el mundo y que valen mucho dinero (Apple, Microsoft, Inditex, Mango, etc.). Los emprendedores, son personas que intentan transformar ideas en empresas rentables. Pero es muy difícil conseguirlo, muchos tienen ideas de posibles negocios y desarrollan sus proyectos, asumen riesgos y sólo “algunas” veces, muy pocas, tienen éxito y sus ideas se materializan en una empresa viable. Una empresa que puede llegar incluso a convertirse en una gran compañía con presencia en diversos países del mundo. El proceso puede parecer sencillo: Tener una idea, invertir, buscar financiación y controlar las áreas más importantes de la empresa, producción, marketing, recursos humanos y finanzas. Pero en realidad es muy complicado. Es como pintar un cuadro. El proceso es fácil: Buscar un lienzo, seleccionar colores, mezclarlos y plasmarlos en la tela:¡¡ FÁCIL!!... Picasso no hizo más que eso… hasta podríamos conseguir a alguien que copiara un cuadro suyo a la perfección,… pero no sería Picasso. Su mérito no sólo fue pintar como lo hizo – y que un copista puede replicar - , su gran mérito fue la valentía con que rompió con los esquemas de su época, innovando, arriesgándose y luchando con entusiasmo por conseguir el reconocimiento del mercado artístico.

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T1 Rodeados de economía

P3 Si quiero comprarme una moto… ¿Quién me presta el dinero?

Tanto los estados como las familias como las empresas, en algún momento pueden necesitar dinero, que no tiene, para acometer inversiones importantes o poder sufragar gastos ineludibles. Cuando un país tiene que construir un hospital, una autovía, una línea de alta velocidad ferroviaria, y un puerto en un mismo año, es difícil que pueda pagar todo lo que cuestan esas inversiones ese mismo año. De hecho, el hospital, la carretera, la línea de tren y el puerto no se utilizarán sólo ese año sino que en el futuro muchas personas, incluso las que todavía no han nacido, disfrutarán de esas infraestructuras. No parece descabellado, pues, que el Estado se endeude para poder hacer frente a esas inversiones y vaya devolviendo ese préstamo poco a poco en el futuro con los impuestos pagados por los ciudadanos que las utilizarán en los años venideros.

Una empresa o una familia también hacen cosas similares. La gran inversión financiera de una familia suele ser la compra de una vivienda. Difícilmente una familia dispone de dinero ahorrado para pagar esa casa, una casa que utilizará durante muchos años en el futuro. Parece lógico también que se endeude para adquirirla y la vaya pagando poco a poco con sus ingresos futuros.

En definitiva el endeudamiento no es malo o bueno, simplemente es necesario para afrontar inversiones importante para el futuro de las personas, empresas o estados.

¿Cuándo es peligroso endeudarse y cuándo no lo es? ¿Quién me presta el dinero y cuánto cuesta? ¿Qué análisis debo hacer para no sobre-endeudarme?

Estas son las grandes preguntas a la hora de buscar financiación para nuestros proyectos personales, familiares, empresariales o estatales.

Si quiero comprar una moto a ¿quién le pido el dinero?

Hace muchos siglos las pocas personas que necesitaban dinero – con posibilidad de devolverlo - se lo pedían a las pocas que tenían dinero sobrante; en ambos casos eran relativamente pocas personas (la nobleza, algunos comerciantes…y pocos más) y se empezó a crear un “mercado de dinero” incipiente, es decir, un lugar físico – una lonja – donde se encontraban cada día unos y otros y realizaban contratos de préstamos de dinero entre ellos.

En la actualidad, las personas que necesitan dinero – con garantías de que lo podrán devolver – somos casi toda la población y las personas que tienen dinero sobrante en algún momento (…a principio de mes cuando cobramos el sueldo) también somos casi todos. Pero hoy sería difícil que “todos” nos encontráramos en una lonja a principios de mes, por ejemplo, para prestarnos el dinero entre nosotros, pactando plazos (a 1 día, a una semana, a un año, a tres años, etc.) y tipos de interés (al 5%, al 6%, al 10% anual,

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etc.).

Como en la actualidad se ha complicado tanto, por el hecho de que es difícil encontrarnos todos en un solo lugar, han aparecido los intermediario financieros (entidades bancarias) con multitud de oficinas que facilitan este encuentro entre gente que tiene dinero sobrante y gente que necesita dinero.

Esos bancos sólo hacen eso: actuar como intermediarios. Nos compran el dinero a través de cuentas corrientes, depósitos, etc. lo más barato que pueden y nos venden dinero lo más caro que pueden a través de créditos, préstamos, etc. Lo más normal es que para poder pagar la moto acudamos a un banco y pidamos un “préstamo”. El dinero que nos dejarán no lo crea el banco si no que es dinero ahorrado por otros. Los ahorradores recibirán un interés del banco por sus cuentas corrientes o depósitos (por ejemplo un 2%) y el banco nos concederá un préstamo a un interés mayor (por ejemplo un 7%). Con ese 5% de diferencia (margen) el banco pagará los sueldos de sus empleados, los alquileres de las oficinas, la electricidad, los ordenadores, etc. y obtendrá también un beneficio.

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T2 De la tribu autosuficiente a la compleja sociedad actual

P1 Economía autosuficiente y primeros intercambios

¿Cómo empezó todo?

La primera organización humana fue una tribu nómada que buscaba su sustento moviéndose de un lugar a otro, allá donde encontraban comida y protección suficientes. En algún momento - hace aproximadamente unos 8.000 a 10.000 años - esa tribu nómada abandona una vida basada en la mera recolección de frutos silvestres, en la caza y en la pesca de animales y descubre la agricultura.

La agricultura fue una innovación clave para el desarrollo de la humanidad. La aparición de la agricultura implicó que la tribu se tuvo que asentar en un lugar fijo para cuidar sus cultivos. Deja de ser “nómada” para tener una vivienda estable. Ello conlleva la necesidad de construir casas, fabricar utensilios para trabajar la tierra o para cocinar y conservar la comida, domesticar animales e iniciar el pastoreo, confeccionar prendas de vestir, etc.

En definitiva, esa actividad agrícola propició otras actividades económicas basadas en un comercio sustentado por el trueque de la cosecha sobrante por otros productos necesarios para la tribu: otros productos agrícolas, sal, utensilios de cerámica, animales, etc. Durante muchos años las tribus, ya asentadas (sedentarias), basaron su economía en el “trueque”, intercambiándose productos sobrantes por otros que no tenían. Ese fue el principio del “comercio”. Hace entre 4.000 y 5.000 años la tecnología incipiente creó maquinarias más sofisticadas y apareció la “rueda”, que inicialmente se utilizó como rueda de alfarero, para fabricar vasijas y otros utensilios de cerámica, pero luego se utilizó para facilitar el transporte de personas y mercancías, lo que hizo que el comercio se ampliara en cantidad y en espacio.

Ese incremento de intercambios económicos y el aumento de población producida por la abundante comida aportada por las cosechas y el pastoreo de animales, favoreció la aparición de grandes aglomeraciones de personas en pueblos y ciudades. Empezaron a forjarse las primeras grandes civilizaciones como Mesopotamia, Egipto, China y la India, que comenzaron a utilizar “unidades de cambio” (dinero) para facilitar un intercambio a mayor escala que el trueque ya no permitía.

Es precisamente en Mesopotamia, en la ciudad de Ur, donde aparecen las primeras inscripciones sobre transacciones y registros contables en unas tablillas de arcilla que los antiguos “sumerios” utilizaban como nosotros podemos utilizar libros.

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La aparición de los metales (en especial el hierro) aceleró el desarrollo de las herramientas y por tanto de la producción agrícola, la construcción de casas, graneros, murallas de defensa, muebles, telas; también mejoró los sistemas de transporte como los carruajes y los barcos, lo que desarrolló enormemente la capacidad de comerciar con más cantidad de productos y poder hacerlo más lejos y con diferentes poblaciones.

Los intercambios se multiplicaron y las sociedades crecieron. Empezaron a aparecer los grandes imperios: Persia, Grecia, Roma…

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T2 De la tribu autosuficiente a la compleja sociedad actual

P2 La aparición del “Estado” y la recaudación de impuestos

Grecia y sobre todo Roma iniciaron el despegue económico de la humanidad, creando una sociedad compleja con grandes similitudes con la actual. Se inició el concepto de ”Estado”, con poder centralizado, con instituciones militares organizadas, instituciones jurídicas, servicios públicos, recaudación de impuestos, es decir con una maquinaria administrativa compleja.

La economía romana se centraba en la agricultura, la cría de ganado y el comercio, pero a su alrededor se desarrollaron múltiples actividades económicas por parte de sus ciudadanos, ya fueran libres o esclavos. Estas actividades se fueron especializando y se crearon oficios tales como: Carpinteros, panaderos, carniceros, zapateros, herreros, tintoreros, plateros, maestros, prestamistas, arquitectos, etc.

El Estado realizaba obras públicas que necesitaban especialistas: albañiles, canteros, transportistas, fontaneros, ingenieros, etc. Asimismo, el Estado mantenía servicios públicos tan importantes como el abastecimiento de agua, el circo o los baños públicos. Sin embargo la mayor parte de dinero público del Estado se dedicaba a gastos militares. Este dinero público provenía de multitud de impuestos que el Estado recaudaba entre sus ciudadanos y especialmente de las provincias fuera de la península itálica (la actual Italia)

El “Derecho romano”, que es la base de nuestras leyes actuales, aportó seguridad jurídica, elemento básico para el desarrollo de las actividades comerciales. La expansión de Roma se ve acompañada por la necesidad de utilizar un sistema monetario. El uso del dinero representado por monedas de oro, plata, cobre y bronce con relaciones fijas entre ellas, facilitó los intercambios, abandonando en gran medida el trueque.

Los gastos militares iban en aumento. Los impuestos no podían cubrirlos y Roma invadía nuevos territorios que con sus riquezas sufragaban el gran consumo de recursos que implicaba mantener su gran ejército: salario de los soldados, alimentos, armas, calzado, ropa, etc.

Cuando Roma se dedicó a defender sus fronteras sin expandirse más, empezó un proceso de decadencia que acabó con su imperio. Los gastos fueron creciendo y se subieron los impuestos, pero éstos no cubrían el presupuesto del Estado, con lo que los gobiernos sucesivos a partir de inicios del siglo III empezaron a “devaluar” la moneda ¿Cómo?.... Lo que se hacía era malear el metal noble (oro y plata) mezclándolo con proporciones cada vez mayores de otros menos valiosos (cobre y bronce). Es decir, con la misma cantidad de oro (el áureo) que antes acuñaban una sola moneda de oro, hacían varias aparentemente iguales que las anteriores pero que contenían menos oro y más cobre o bronce. De una libra de peso de oro se hacían unos poco “áureos”, pero al cabo de los años, a principios del siglo III se llegaron a acuñar 50 monedas con esa misma libra de oro, después desapareció de la circulación. Lo mismo

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hicieron con las monedas de plata (el denario), al principio el “denario” contenía el 95% de plata y el resto de bronce y a principios del siglo III llegó a contener sólo el 50 % de plata, al final de sus días no era más que una moneda de bronce bañada en una fina capa de plata..

Empezó a conocerse lo que era la inflación.

Al Estado romano, absorbido por sus gastos básicamente militares y de obras públicas suntuosas, se le hizo casi imposible recaudar fondos suficientes para mantener esa maquinaria enorme de gasto y endeudamiento en la que se había convertido.

La primera gran crisis había empezado:

Crisis fiscal: Los gastos públicos superaban de forma abultada los ingresos de un estado burocratizado y alejado de las necesidades reales de sus ciudadanos

Crisis monetaria: Las devaluaciones de las monedas no hicieron más que aumentar los precios de forma continua en largos periodos de tiempo. La inflación empobreció a grandes capas de la sociedad romana.

Crisis económica: Al no estar seguros de cuál sería el valor de la moneda en el futuro, los comerciantes bajaron su actividad y con ello se apagó el motor del imperio.

Crisis política: Todo ello produjo que los últimos emperadores, que fueron militares, elevaran los impuestos a niveles insostenibles y aumentaron el tamaño de un ejército al que apenas podían mantener. El Estado se convirtió en una pesada carga para sus ciudadanos hasta que quebró, abriendo la puerta a las tribus bárbaras que dominaron sus territorios paulatinamente.

Lo que siguió en Europa fue una noche larga de 1.000 años. Europa no volvió a conocer actividad económica ni estándares de vida comparables a las del imperio romano hasta el Renacimiento (…de ahí su nombre!).

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T2 De la tribu autosuficiente a la compleja sociedad actual

P3 Las grandes empresas y la aparición del crédito. La compleja economía actual.

Con el Renacimiento (siglos XV y XVI), Europa empezó una época de transformación continua que afectó a una nueva forma más libre de relacionarse y por tanto, afectó también a las relaciones económicas, facilitando la aparición de los modernos Estados nacionales.

La apertura de nuevas rutas marítimas hacia Asía y sobre todo con el descubrimiento de América, el comercio “mundial” empezó un crecimiento imparable hasta los niveles actuales.

La comida habitual en esa época en el centro y norte de Europa – con inviernos largos y rigurosos - eran las “salazones” de carnes y pescados (no existían los frigoríficos esa era la forma de conservar durante mucho tiempo los alimentos). Gracias a las Cruzadas, los europeos conocieron las especias: la canela, la pimienta, el clavo, etc y otras plantas medicinales traídas de oriente que consiguieron mejorar el sabor de las salazones y otros alimentos. Esas especias eran comercializadas a través de Constantinopla (Estambul), pero a mediados del siglo XV cayó en manos de los turcos y se cerró el comercio con Asia. Los portugueses consiguieron abrir una ruta marítima directa a las Indias (India y Sudeste Asiático) para traer esos productos tan apreciados por los europeos. Tan rentable era ese negocio que Colón consiguió que los Reyes de España financiasen su viaje, convenciéndoles de que la Tierra era redonda y se podía llegar a las Indias por la ruta occidental, el camino contrario, que él aseguraba que era más corto. Lo que no supuso es que entre Europa y Asia se interponía una gran isla que hoy llamamos América.

Las primeras grandes empresa se crearon en aquella época. Las grandes travesías marítimas de los siglos XV y XVI ofrecían la posibilidad de generar negocios muy rentables. Pero para fletar un barco que fuera a las Indias y cargara especias, seda, piedras preciosas, etc, que después se venderían en los mercados europeos con grandes beneficios, se requería mucho dinero: Comprar o alquilar un barco, pagar a los tripulantes, disponer de dinero para comprar las mercancías, abastecer de alimentos a los tripulantes durante un período largo de tiempo, etc...pero también se debía asumir un riesgo: que el barco no volviera por cualquier causa. Una sola persona difícilmente podría asumir esa inversión y ese riesgo, y se crearon las primeras sociedades: un grupo de personas ponían dinero y repartían el riesgo y por tanto también repartían los posibles beneficios o pérdidas. Nacieron las primeras sociedades mercantiles cuya propiedad se repartía en “acciones” o títulos de propiedad. Con la aparición de los productos provenientes de América, este comercio se amplificó y empezaron a producirse en Europa grandes acumulaciones de oro y plata en manos, no de los españoles que los extraían de las minas de su imperio, si no de los comerciantes centroeuropeos e italianos que dominaban el comercio de todo tipo de bienes.

Aparecieron así, con ese excedente de oro y plata, los primeros bancos que prestaban dinero de forma habitual y los primeros mercados financieros donde se

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intercambiaban esas acciones u otros títulos de propiedad de activos financieros. Hasta la revolución industrial del siglo XIX, la actividad económica creció basada en la agricultura y el comercio. A partir de la revolución industrial, empezó la actividad económica basada en la producción, que gracias a los nuevos adelantos tecnológicos creó maquinaria (como la máquina de vapor) que revolucionó los procesos de producción y transporte hasta entonces conocidos.

La producción y comercialización de productos se multiplicó. Los medios de transportes – trenes y barcos de vapor – consiguieron llevar más lejos y más rápido que nunca esos productos. Las transacciones financieras cobraron una importancia primordial, pues el capital pasó a sustituir la fuerza del trabajo como el medio de producción más apreciado: Gente para trabajar había de sobras, pero dinero para invertir en grandes fábricas no.

Las crisis y revoluciones sociales de los siglos XIX y XX, hijas de la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII, culminaron con la gran crisis del año 1929 que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Lo que sigue es la aparición de un Estado fuerte que intenta proveer a la totalidad de sus ciudadanos de unos servicios sociales y una legislación laboral que proteja sus derechos e intente que no se den las circunstancias que produjeron tamaño desastre a la humanidad. Nace el llamado “Estado del bienestar”

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T3 La economía doméstica

P1 Los gastos y los ingresos familiares

La economía, en general, pretende ayudar a gestionar mejor los recursos limitados disponibles. Si nos fijamos en las familias, la economía doméstica no es una excepción. Vamos a intentar conocer algunos conceptos que ayudan a mejorar la economía doméstica:

La mayoría de nosotros encontramos cada día el plato en la mesa, compramos ropa nueva cuando se necesita y en verano nos vamos de vacaciones. Todos estos gastos son posibles por el hecho de que hay una o varias personas aportando ingresos a la economía familiar… y no porque el cajero automático fabrique billetes de la nada… ¡Como cuando éramos niños solíamos pensar!

Imaginemos una situación muy simple, en que los padres reciben un sueldo a cambio del trabajo que realizan, y que éstos son los únicos ingresos de la economía familiar

Con estos ingresos se pagan la ropa, la comida, los muebles; también se pagan los servicios, como el agua, la luz, el teléfono; y otros gastos como son las vacaciones, las salidas, los regalos... Es lo que, en conjunto, llamamos “el consumo familiar”.

Veamos ahora qué significan esas flechas. Las flechas centrales se refieren a cantidades de dinero. El consumo familiar debe realizarse en función de lo que se gana. Para ello es necesario tener el control de los ingresos por un lado y, por el otro, el control de los gastos. En nuestra sociedad damos mucha importancia al dinero (estas flechas centrales que hemos visto), pero el dinero sólo es una referencia, es el precio de “algo”. Este “algo” (las flechas exteriores del diagrama), tiene mucha importancia: no es el dinero que cuestan las cosas, sino a lo que las cosas valen para cada uno. Saber valorar las cosas, y ser consciente de ello, sin duda nos ayuda muchísimo a mejorar nuestras finanzas. Un ejemplo: ¿Cuánto vale un vaso de agua? Quizás para ti muy poco, pero para alguien perdido en un desierto, seguramente muchísimo más.

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En la parte inferior del diagrama, donde se representan las compras y el pago de las mismas, lo importante es el valor que realmente tienen las cosas, no cuánto dinero cuestan. VALOR y PRECIO son conceptos diferentes, y es importante distinguir entre el valor que tienen las cosas para nosotros y el precio que se está pagando por ellas en ese momento. En la parte superior se representan el trabajo realizado y el sueldo que se recibe a cambio. Pero, igual que antes, lo que realmente tiene VALOR no es el dinero que se cobra, sino la capacidad de las personas. Por último, tres ideas importantes como resumen:

- Debemos conocer nuestros ingresos y analizar nuestros gastos reales, para asegurarnos que consumimos en función de lo que ganamos, no más.

- Debemos analizar siempre el “valor de las cosas” que podemos comprar y compararlo con su precio. En muchas ocasiones nos daremos cuenta que ciertas cosas cuestan (precio) mucho más de lo que valen (valor), y que realmente no merece la pena pagar ese dinero por ellas.

- Los ingresos que percibiremos en el futuro, dependerán muy probablemente de nuestras capacidades personales, nuestro “valor personal”. Cuanto más hagamos crecer este valor, mejor!

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T3 La economía doméstica

P2 El ahorro y el endeudamiento

Para que la economía doméstica no entre en problemas, está claro que las familias deben llevar un control de sus gastos e ingresos. Pero esto no quiere decir que las familias TENGAN QUE gastar TODO lo que ingresan (pueden gastar o consumir menos, y por tanto generar ahorro), ni tampoco significa que NUNCA PUEDAN DISPONER de más dinero del que ingresan (pueden solicitar un préstamo para comprar una vivienda, por ejemplo). Veamos los conceptos de AHORRO y DEUDA 1.- AHORRO “Cuando la familia gasta menos de lo que gana, le queda un dinero disponible para ahorrar. ¿Por qué es necesario este ahorro? Principalmente por dos motivos: “Primero, como colchón de seguridad, por un motivo de prudencia. Puede que en el futuro tengamos algún gasto imprevisto, o bien que desaparezca temporalmente algún ingreso.” “…. El segundo motivo para ahorrar sería poder realizar, en el futuro, un gasto mayor, por ejemplo comprar un coche o una moto, ir a la universidad, o hacer un viaje.”

Si gastamos en función de lo que ingresamos; vivimos al día, y no estamos pensando en el futuro. Es conveniente guardar una parte del ingreso para el “consumo futuro”. O sea: gastar menos de lo que ingresamos para poder gastarlo más adelante.” “El ahorro supone dejar de consumir ahora para poder consumir en el futuro. Y también ahorramos por precaución, porque nunca se sabe lo que pueda pasar.” 2.- DEUDA: “La comida, la electricidad, la entrada del cine o de la discoteca... se consumen de forma muy inmediata y por eso se les llama “gastos”. Pero una moto, un coche o una casa, no se “gastan” en un año…..¡¡esperemos!! Por eso no los consideramos un gasto, sino una “inversión”. Son bienes que durarán varios años y se irán “consumiendo” -se irán gastando- año tras año.” Las inversiones importantes de una familia difícilmente se pueden acometer sin utilizar nuestra capacidad de endeudamiento. Es decir, deberemos pedir un préstamo. Si la finalidad es correcta y tenemos capacidad de devolver lo prestado, endeudarse no sólo no es malo sino que suele ser imprescindible.”

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El préstamo, que normalmente lo concede una institución financera, me permite consumir por encima de mis ingresos... pero ¡ojo! me comprometo a devolver el dinero prestado destinando parte de mis ingresos futuros.

“Por tanto, debemos estar seguros que seremos capaces de “ahorrar” algo cada mes, como mínimo lo suficiente para pagar la cuota del préstamo.” Como resumen:

AHORRO: La familia consume menos de lo que ingresa. / Ese ahorro, en primer lugar aporta tranquilidad, en segundo lugar, puede permitir un consumo mayor en el futuro, y en tercer lugar, será indispensable en el futuro a la hora de pedir un crédito, pues difícilmente un banco financiarán nuestros proyectos de inversión si nosotros no somos capaces de aportar una parte. DEUDA: La familia consume más de lo que ingresa. / En ese caso deberá endeudarse, lo cual suele ser imprescindible para afrontar sus decisiones de inversión más importantes: adquirir una vivienda, elegir una buena formación para los hijos o incluso emprender un negocio familiar. Después deberá tener capacidad para devolver el importe prestado.

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T3 La economía doméstica

P3 La planificación

Cuando Alicia se encuentra con el gato de Cheshire, le pregunta: “¿Me podrías indicar por qué camino debo ir?”, “Bueno, eso depende de dónde quieras llegar” responde el gato. “El hombre propone y Dios dispone” reza un antiguo refrán, “el devenir es incierto” nos auguran nuestros mayores, “la ruleta de la fortuna es caprichosa” dicen los aprendices a pitonisos, “la providencia proveerá”, susurran los optimistas…….todas estas frases nos animan a la inacción. ¿Por qué hacer planes, si éstos pueden verse truncados por las circunstancias adversas del futuro? Ciertamente no podemos eliminar los imprevistos de la vida, pero no por ello debemos desertar de nuestros propósitos. Planificar es trazar un plan, en nuestro caso un “plan financiero” para conseguir unos objetivos concretos, tratando de controlar todo lo que sí sea “previsible”. El riesgo que aporta el azar no se puede eliminar, pero sí intentar minimizarlo. ¿Cómo se intenta “controlar el azar” desde un punto de vista de la economía doméstica? Con planificación. Una vez decidido el destino al que queremos llegar, para realizar el camino disponemos de 4 herramientas básicas: los INGRESOS, los GASTOS, el AHORRO y el ENDEUDAMIENTO. Son como los mandos de nuestro vehículo (pedales, marchas, volante…). En la economía doméstica, “dejar todo al azar”, o no utilizar nuestros mandos, significaría “vivir al día”; ingresar y consumir sin ningún tipo de control ni planificación de futuro. Esta estrategia conlleva muchos riesgos (imaginemos un vehículo sin control!), pues es muy probable que una familia se encuentre con gastos imprevistos, o también con una falta repentina de ingresos, y en general, con diferentes necesidades a lo largo de los años. En cambio, situados ya en el puesto del piloto, ¿qué debemos controlar? Para empezar, es muy importante controlar los GASTOS familiares, para que éstos no sean mayores que los INGRESOS. Parece evidente, ¿verdad? Pues son muchas las familias que no controlan adecuadamente los gastos que tienen cada mes, lo que les conlleva no pocos sustos. En segundo lugar, es importante tener consciencia de la importancia del AHORRO, es decir, intentar gastar menos de lo que se ingresa para ir formando un colchón de seguridad para imprevistos, y también para acometer gastos importantes en el futuro: estudios de los hijos, compra de un coche o vivienda, etc. Por último, es importante entender que para acometer según qué inversiones (vivienda, estudios, etc) la mayoría de familias no tienen más alternativa que ENDEUDARSE,

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pero también está claro que deben estar seguras que en el futuro podrán ahorrar lo suficiente para ir pagando las cuotas comprometidas para devolver el préstamo… esto jamás debe dejarse al azar!!! Decidir el destino, planificar el camino, y conducir el vehículo de nuestras finanzas requiere mayor esfuerzo que dejarnos llevar, pero pensemos que este “dejarnos llevar” no sabemos dónde nos conducirá!! La planificación es, por ello, una cuestión de disciplina y de rigor, valiendo la pena el esfuerzo. Al igual que en nuestro camino conducimos y controlamos los mandos durante todo el trayecto, no debe pensarse que al planificar debemos hacer simplemente unas previsiones de ingresos y gastos y esperar a ver si se cumplen en el futuro. NO. La planificación es un proceso continuo que tiene las siguientes fases recurrentes: 1.- Cálculo de las previsiones de ingresos y gastos 2.- Control periódico de los resultados reales. 3.- Análisis de las desviaciones (diferencias entre lo previsto y lo real) 4.- Corrección, si procede, de las previsiones iniciales

Ideas importantes como resumen: 1.- Primero hay que definir los objetivos que tiene la familia, luego se debe trazar un plan financiero para conseguir dichos objetivos. 2.- La planificación es un proceso dinámico que debe revisarse continuamente y contiene básicamente cuatro conceptos: Ingresos, Gastos, Ahorro y Endeudamiento. 3.- Crear el hábito de planificar y controlar los presupuestos financieros de la economía doméstica genera una disciplina y un rigor útil más allá de nuestras finanzas.

Control periódico de los resultados reales.

Análisis de las desviaciones

Corrección, si procede, de las previsiones iniciales

Cálculo de las previsiones

de ingresos y gastos

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T4 La empresa

P1 Los emprendedores: de una idea a un negocio

Todos estamos rodeados de empresas en nuestra vida. Algunas son muy grandes y conocidas y otras muy pequeñas, pero todas ellas deben “ofrecer algo” (un bien o un servicio) que tenga valor para sus clientes, deben saber “crear valor” para ellos. Es el requisito esencial, si no, no podrán sobrevivir: no serán viables.

Una vez que se tiene la idea de negocio, todas las empresas, empiezan su andadura tomando la primera decisión sobre el tipo de empresa que se crea para desarrollar la idea de negocio: Una empresa unipersonal, un sociedad que aglutine varios socios o propietarios (SA, SL, etc.), una cooperativa, etc.

Una vez elegida la forma jurídica de nuestra empresa, empiezan las decisiones financieras iniciales: básicamente dos: 1ª: Qué inversiones iniciales se deben realizar y 2ª Cómo se tienen que financiar esas inversiones iniciales..

La primera pregunta debe responder la siguiente reflexión empresarial: ¿qué necesito para poder desarrollar mi idea/negocio? Cada empresa necesitará recursos diferentes, pero en general la mayoría de ellas contestará cosas como:

- Comprar un local o fábrica

- Comprar maquinaria

- Instalar mobiliario

- Adquirir elementos de transporte (furgonetas, etc.)

- Comprar e instalar elementos informáticos

- Adquirir existencias (material que necesito para fabricar o vender mi producto)

- Disponer de un “colchón” de dinero en efectivo para poder hacer frente a los pagos que deberemos realizar las primeras semanas o meses, ya que seguramente en ese periodo inicial de arranque de la empresa tendremos que hacer frente a pagos (salarios, luz, teléfono, alquileres, tasas municipales, etc.) sin tener demasiados cobros.

A todas estas cosas que necesitamos para iniciar nuestra empresa las llamamos: inversiones iniciales. Hecha ya la lista completa de lo que necesitamos, nos podemos plantear ya la segunda pregunta: ¿cómo financiamos esas inversiones iniciales?

En este caso, la pregunta tiene sólo dos posibles respuestas: o con dinero propio o pidiendo prestado. Al igual que una familia, que para hacer una compra de un importe elevado puede hacerlo, bien con el ahorro que hayan podido generar, o bien pidiendo un préstamo, en el caso de una empresa se tratará de lo mismo.

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Dinero propio serán las aportaciones que realizan los socios de la empresa (los accionistas en el caso de una S.A). Ellos son los que más arriesgan ya que si la empresa genera pérdidas no recuperarán lo invertido, pero si obtiene beneficios ellos podrán recuperar sus aportaciones más una ganancia adicional.

La segunda forma de financiarse es mediante deuda, normalmente mediante préstamos o créditos de entidades financieras, sobre todo las empresas de menor tamaño. Por este dinero prestado, la empresa tendrá que pagar unos intereses.

Una vez hechas las inversiones iniciales, y obtenida la financiación necesaria para realizarlas, la empresa inicia su andadura y comienza a vender sus productos o servicios obteniendo por ello unos ingresos. Asimismo debe asumir una serie de gastos (salarios, consumo de existencias, gastos de luz, agua y electricidad, reparaciones, alquileres, intereses bancarios, impuestos, etc.). La diferencia entre esos ingresos y esos gastos durante un año, será el beneficio (o pérdida) anual obtenido por la empresa.

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T4 La empresa

P2 La gestión empresarial: ¿Cómo crear "valor"?

Para crear una empresa, es imprescindible saber en qué debemos invertir y cómo vamos a financiarlo. Pero eso sólo es el inicio. No implica que vayamos a tener éxito seguro con nuestra empresa.

Sería lo mismo que pensar que porque nos hemos entrenado a fondo y hemos adquirido la mejor equipación deportiva, esto ya nos garantiza ganar la siguiente carrera. Las carreras hay que disputarlas para poderlas ganar, y hay que tomar un sinfín de decisiones antes, durante y después de cada una de ellas: Tengo que trabajar mejor la respiración, ahora puedo apretar, ahora debo reservar fuerzas, debo reforzar mis músculos, etc. Dependiendo del acierto en mis decisiones, el resultado será uno u otro.

En una empresa ocurre igual. Dependiendo de las decisiones que vayamos tomando día a día, iremos mejorando o empeorando el resultado o beneficio de la empresa. Pero, ¿qué tipo de decisiones se toman en el devenir diario de una empresa? Principalmente, las relacionadas con sus cuatro áreas funcionales básicas: márketing, producción, finanzas y recursos humanos. Veámoslas:

Márketing.

Toda empresa tiene como objetivo satisfacer alguna necesidad por la cual sus clientes estén dispuestos a pagar un precio, tanto si fabricamos un producto, si lo comercializamos, o si ofrecemos un servicio determinado.

En cualquier caso, el departamento de márketing es el encargado de analizar las necesidades de los clientes para tratar de que su producto o servicio se adapte lo mejor posible a ellas. También ayuda a decidir cómo quiere la empresa “posicionar” ese producto y su marca en el mercado (¿quiero que sea visto como un producto o servicio exclusivo, o de consumo de masas?), también debe tomar decisiones sobre el precio de venta de sus productos o servicios, sobre cómo va a distribuirlo (supermercados, tiendas exclusivas?), y sobre cómo va a promocionarlo (¿Realizaremos o no publicidad? ¿De qué tipo).

Decisiones bien tomadas en el área de márketing, conseguirán que el producto/servicio se adapte realmente a los gustos de los consumidores y que el precio que éstos paguen sea percibido como adecuado, lo que favorecerá el éxito de la empresa.

Producción. Una vez se han tomado todas estas decisiones (producto, precio, promoción, etc.), el departamento de producción lo ejecuta: diseña el mejor proceso de fabricación para cumplir con las especificaciones del producto o servicio, al mejor coste posible (eficiencia en el uso de los recursos), con la calidad requerida, con una logística óptima en fabricación, distribución, etc. y comienza su producción para su posterior venta.

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Por supuesto, también es muy importante que las personas encargadas de la toma de decisiones estén lo más capacitadas posibles, pues de ellas dependerá que el producto/servicio se realice con calidad, cumpliendo o mejorando los costes previstos, se distribuya de forma óptima, etc. Decisiones erróneas perjudicarán a la empresa, aunque es muy importante tener en cuenta que es difícil acertar siempre en todas las decisiones. De los errores se debe aprender, y las empresas que hoy son exitosas también se han equivocado muchas veces.

Finanzas. El departamento financiero debe controlar toda la parte económica de la empresa: analizar y seleccionar las inversiones que se realizan, obtener una buena financiación para esas inversiones, planificar entradas y salidas de dinero (tesorería) para que siempre haya fondos para realizar los pagos comprometidos, llevar la contabilidad de la empresa para comprobar que todo marcha correctamente, etc. De nuevo, muy importante que las personas estén suficientemente capacitadas para las tareas que tengan que realizar y las decisiones que deban tomar, como ya se ha ido señalando en los otros departamentos. En cualquier caso, lo más perjudicial es que se tomen decisiones erróneas derivadas de no haber realizado los análisis pertinentes o que hayan sido tomadas por personas no capacitadas para ello.

Recursos humanos. Al repasar los objetivos y tareas de cada departamento, siempre se ha hecho mención a las personas que los integran, no ha sido de forma gratuita.

Es muy importante desterrar la idea que el objetivo del departamento de recursos humanos deba ser reducir al máximo el coste de personal. En efecto, en la mayoría de las empresas, los “gastos de personal” suelen ser la partida más importante, por ello es muy tentador intentar reducir estos costes para mejorar los resultados de la empresa. Esta puede ser una política muy peligrosa.

Lo realmente crucial para una empresa, y por tanto el objetivo primordial del departamento de personal, es poder rodearse (el emprendedor o la empresa) de las personas adecuadas para cada labor. Y adecuadas en dos sentidos:

El primero: técnico. Es decir, que las personas que trabajan en cada departamento tengan los conocimientos y el criterio necesarios para dicho departamento: en finanzas, sobre contabilidad, productos financieros, tesorería… en producción, sobre procesos, logística… etc.

El segundo es común para todos los que forman parte de la empresa. Los departamentos de una empresa no toman las decisiones que les competen de espaldas a los demás: en márketing no pueden decidir poner un precio a un producto que no cubra los costes de producción, por ejemplo. Todos los departamentos deben interrelacionarse, y por tanto, siempre será importante que las personas que los integran tengan buenas capacidades de comunicación, sepan trabajar en equipo, y antepongan el interés colectivo de realizar una labor bien hecha a sus intereses particulares.

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Como resumen, una empresa está hecha de personas, y el trabajo bien hecho día a día por el conjunto de esas personas es lo que “genera valor” en la empresa. Si el desempeño de todas las personas que trabajan en la empresa va encaminado a poder ofrecer al cliente el producto o servicio que necesita de la forma más óptima posible, la empresa tiene una gran probabilidad de éxito.

Todos los departamentos son esenciales para la buena marcha de la empresa, y entre ellos, muy importante el de personal, en el sentido que es el que selecciona a las personas adecuadas para que cada departamento y la empresa en general, funcionen lo mejor posible.

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T4 La empresa

P3 La información contable y financiera

Una empresa como cualquier proyecto, debe ser controlado minuciosamente en cada momento. En cuestión de control financiero, “el balance”, “la cuenta de resultados” y la “cuenta de tesorería”, nos dan la información básica e imprescindible de cómo va la empresa en cuanto a sus números históricos, actuales y previstos (ventas, beneficios, costes, tesorería, endeudamiento, inversiones, etc.). Si no es así, lo más probable es que más pronto que tarde nos veamos sin tesorería para realizar los pagos comprometidos, o con un exceso de deuda, o cualquier otra situación que pondría en peligro la viabilidad de la empresa. Veamos que son y qué información dan “el balance”, “la cuenta de resultados” y la “cuenta de tesorería”

EL BALANCE: INVERSIÓN Y FINANCIACIÓN.

El balance nos muestra una “foto” a una fecha determinada de la situación patrimonial de la empresa, es decir, de las inversiones (a largo plazo y a corto plazo) que la empresa ha realizado hasta el momento para poder desarrollar su actividad, y de su estructura de financiación (Fondos Propios + Deuda).

INVERSIÓN FINANCIACIÓN (ACTIVO) (PASIVO)

INVERSIONES A LARGO PLAZO

(duran más de 1 año)

INVERSIONES A CORTO PLAZO

(duran menos de 1 año)

FONDOS PROPIOS

DEUDA A LARGO PLAZO (a más de 1 año)

DEUDA A CORTO PLAZO (a menos de 1 año)

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En el activo se enumeran las inversiones realizadas: - Local o fábrica.

- Instalaciones (pintar, poner tabiques, cableado,etc.).

- Maquinaria

- Mobiliario Inversiones o activos a largo plazo

- Elementos de transporte (furgonetas, etc) (permanecerán más de 1 año en la

- Elementos informáticos. empresa……..¡esperemos!)

- Existencias (material prima o producto acabado), etc. Inversiones o activos a corto

- Clientes (que todavía no nos han pagado. Nos deben dinero) plazo (estarán menos de 1 año

- Caja necesaria para el desarrollo de la actividad en la empresa.)

El orden en el balance indica el tiempo que los activos se prevé que permanecerán en la empresa; el local tiene una “vida útil” muy larga, la maquinaria algo menos, los ordenadores deben renovarse con cierta frecuencia, y el dinero en caja suele “desaparecer” mucho antes (!), aunque por suerte también va entrando dinero “nuevo” El pasivo indica el origen de los fondos con que se “pagaron” estas inversiones y están ordenados según su “exigibilidad”, es decir, la deuda a corto plazo se nos exigirá devolverla antes que la de largo plazo y por último los fondos propios no se han de devolver a los accionistas a no ser que la empresa cierre y se liquide. Este origen de los fondos será de dos tipos: Fondos propios o deudas.

Los socios o propietarios, son los que arriesgan su propio dinero, por ello a sus aportaciones se les llama “fondos propios”. Los acreedores o personas que prestan dinero a la empresa (en la mayoría de los casos son instituciones financieras), no tienen el mismo riesgo que los socios. Cuando una empresa recibe un préstamo pacta cómo se realizará la devolución del mismo, y se compromete a ella tanto si ese año la empresa tiene beneficios como si no los tiene.

En definitiva, un balance de una empresa, nos muestra una fotografía de quién ha aportado dinero a la empresa (o quién la ha financiado: socios y acreedores) y en qué cantidad, y al mismo tiempo nos muestra en qué se ha invertido ese dinero (máquinas, local, furgonetas, existencias…). Con estos activos la empresa ha de generar dinero suficiente para retribuir a los que aportaron su dinero: propietarios y acreedores (básicamente entidades financieras).

Tiene que haber un equilibrio entre ambas fuentes de financiación. Demasiada deuda ahogará a la empresa y demasiado poca le impide realizar inversiones, a veces, imprescindibles para su supervivencia.

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LA CUENTA DE RESULTADOS: INGRESOS menos GASTOS La cuenta de resultados informa del resultado (beneficio o pérdida) que ha obtenido la empresa en un periodo de tiempo. La cuenta de resultado resume lo que ha pasado en la empresa en un año, en un trimestre, en un mes, etc. en cuanto a sus ingresos y sus gastos.

El concepto es muy sencillo, comenzamos por la cifra de ingresos que ha tenido la empresa, y a partir de ahí vamos restando todos los gastos (materia prima, sueldos, intereses, impuestos…) hasta llegar al beneficio final….¡si lo hay! Por supuesto, para que todo vaya bien, interesa que la empresa, después de hacer frente a los gastos de personal, de suministros de luz, gas, de alquileres, intereses, impuestos, etc., tenga beneficios suficientes para poder devolver sus deudas y remunerar correctamente a sus accionistas por el dinero invertido en la empresa.

LA CUENTA DE TESORERÍA En términos contables financieros, ingreso no es sinónimo de cobro y gasto no es lo mismo que pago. Esta diferencia es muy importante para entender los números de una empresa. Cuando una empresa recibe un pedido de un cliente y empieza a trabajar para servirlo, todavía no existe ningún ingreso ni ningún cobro; cuando la empresa factura al cliente, en ese momento la empresa contabiliza un ingreso (tiene derecho a cobrar del cliente), pero todavía no ha cobrado; cuando al cabo de unas semanas o meses, la empresa reciba el dinero, entonces sí habrá cobrado.

Aparte de los ingresos y gastos (la empresa ingresa cada vez que factura o gasta cada vez que decide una compra), es muy importante controlar los cobros (cuando el cliente efectivamente le paga por la venta) y los pagos (cuando efectivamente se paga a los proveedores por las compras). Ingresar no es necesariamente cobrar, y gastar no es necesariamente pagar, es posible que nuestra empresa tarde en cobrar sus ventas y nos encontremos sin liquidez para poder pagar nuestras compras!!.

Ingresar y cobrar sería lo mismo si la empresa cobrara de sus clientes al contado y gastar y pagar sería idéntico si la empresa pagara a sus acreedores al contado.

Si una empresa fuera un coche: el balance es lo exterior (la carrocería, las ruedas, etc.), la cuenta de resultados es el motor y la tesorería es la gasolina. Para que el coche (empresa) funcione necesita una carrocería y ruedas (balance) en buen estado, un motor (cuenta de resultados) que funcione correctamente y suficiente gasolina (tesorería) para poder funcionar. Como resumen, hemos de tomar una serie de decisiones encaminadas a tener controlada nuestra situación financiera: (1) tener equilibrio entre deudas y fondos propios (2) tener un balance equilibrado entre pasivos a corto plazo y activos a corto plazo (3) conseguir unos beneficios positivos y suficientes, y (4) tener una tesorería positiva

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T5 El estado

P1 La gestión pública: Cosa de todos

Las personas trabajan y por su trabajo reciben una remuneración. Con esa remuneración, adquieren los bienes y servicios que precisan: alimentación, ropa, utensilios para la casa, ocio, etc.

Sin embargo, hay cosas que no se pueden adquirir de la misma forma. Por ejemplo, si deseo ir a la playa, no puede “comprar” un tramo de carretera, o solicitar a una empresa que lo construya para mí. ¿Qué pasaría después con ese tramo de carretera? ¿Nadie más podría utilizarlo? Hay muchos otros ejemplos además de las obras públicas: la sanidad, la policía, el alumbrado de las calles, la limpieza, la ayuda a los más desfavorecidos, etc.

Hay una serie de bienes y de servicios que son, por lo tanto, gestionados por las administraciones públicas del Estado (Gobierno, Comunidad Autónoma, Municipio, etc.). Deben ser financiados entre todos, y también su uso debe ser para todos. Por tanto, en estos casos, el Estado es un proveedor de bienes y servicios, tanto a personas/familias como a las propias empresas. Actualmente los Estados suelen ser la “mayor empresa” de cada país, ya que contrata a mucha gente (funcionarios) y tiene un presupuesto de ingresos y gastos mayor que la mayoría de grandes empresas de cada país. Los únicos motivos por los que es conveniente que estos bienes y servicios se gestionen públicamente no son solamente su coste, o el hecho de que sean para disfrutarlos todos. También es conveniente porque es la mejor forma de intentar que esos bienes y servicios sean repartidos de la forma más justa y equitativa posible. Por ejemplo si decisiones tales como: el derecho de cobrar una cantidad de dinero después de la jubilación, la obligatoriedad de escolarización universal de todos los niños o la construcción de un centro de salud en una pequeña localidad las tuviera que tomar el sector privado, probablemente decidiría no hacerlo, pues no son rentables para la inversión privada. Por eso, en estos casos, la iniciativa pública llega donde la privada no lo hace.

Incluso en el caso de la construcción de una autopista por parte de una empresa privada, que luego nos cobrará un peaje para recuperar la inversión que ha tenido que hacer, es el Estado el que realmente ha decidido que en ese tramo se precisaba de la construcción de la misma, pues debe asegurarse de que el territorio tenga unas redes de transporte equitativas y racionales.

Por esta razón, a veces se critica la gestión pública por ineficiente y costosa, y hay sectores que proponen que todo deba dejarse a la iniciativa privada (por resultar más eficiente).

Este tema debe analizarse con mucho cuidado. Es cierto que debemos exigir que la gestión pública se realice de forma eficiente, que ningún gestor público confunda el “dinero de todos” con “dinero de nadie”, y lo asigne de forma eficiente. Pero si para evitar errores de gestión pública se deja todo en manos de la iniciativa privada, quedarían partes de la población sin servicios que hoy consideramos básicos o de primera necesidad. El equilibrio entre gestión privada y gestión pública es delicado y fruto de muchas discusiones políticas.

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Además de proveer de bienes y servicios públicos, el Estado tiene otra importante labor en su gestión de recursos, que es la redistribución de riqueza. En nuestro llamado “Estado del bienestar” existe un acuerdo social que garantiza unos servicios mínimos para todos los ciudadanos, especialmente para aquellos más desfavorecidos. Por ello, una parte importante del “gasto” público, va destinada a “transferencias sociales”: subsidios de paro, diversos tipos de pensiones (por larga enfermedad, las de jubilación…), becas de estudios, etc. En definitiva el Estado destina recursos, básicamente a dos conceptos: gastos sociales e inversiones públicas. Pero… ¿Cómo los financia? (también aquí las dos preguntas básicas: dónde se destina el dinero y de dónde sale, cómo se financia). Sus dos fuentes básicas de ingresos son: en primer lugar los impuestos que pagan personas y empresas, y en segundo lugar el dinero que obtiene de la emisión de títulos de Deuda Pública (Letras del Tesoro, Bonos del Estado, y Obligaciones del Estado). Es decir: o bien ingresos de los ciudadanos a través de impuestos o bien dinero prestado por ellos y por otros ciudadanos de otros países. En efecto, igual que una empresa o una familia piden prestado dinero, también los estados lo hacen, y se comprometen a devolverlo en la forma y plazo que establezcan, y también pagando un tipo de interés, por supuesto.

La forma que tiene el Estado de planificar y controlar todos estos ingresos y gastos es mediante la formulación de los Presupuestos Generales del Estado.

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T5 El estado

P2 Gastos e Inversiones del Estado: autopistas, hospitales, escuelas…

¿Qué diferencia existe entre gasto e inversión? La diferencia es el plazo (el tiempo). En realidad todo, tarde o temprano, se gastará (…excepto los terrenos). Una inversión es un “gasto a largo plazo” o un gasto es una “inversión a corto plazo”. Si se construye una carretera, es una inversión ya que se gastará, se consumirá, año a año aunque dure muchos años. Si pagamos el recibo de la luz, es un gasto, ya que se consume inmediatamente, la “gastamos” al usarla; por eso el pago del salario de los trabajadores públicos (médicos, profesores, militares, policías, etc.) se les llama “gasto público de personal”.

El Estado, como las empresas y las familias, gastan e invierten. Los principales gastos del Estado son las aportaciones sociales: pensiones, sanidad, educación, etc. y las principales inversiones del estado son: infraestructuras (carreteras, trenes, aeropuertos, etc.), materiales (armamento, equipos de extinción de incendios, etc.), préstamos a largo plazo para empresas, etc. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) detallan la asignación que hace el Estado de sus recursos. En ellos se detallan los ingresos del Estado y las asignaciones de los gastos e inversiones públicas. Cada gobierno dará mayor o menor importancia a cada partida dependiendo de su estrategia política y de la situación económica del país.

Las principales partidas de gasto de los PGE son:

Pensiones. Durante todos los años que trabaja una persona en su vida, cada mes se le va apartando una cantidad de dinero destinada al pago de la jubilación, para que, una vez se llegue a una edad (65 – 67 años) y se jubile, no se quede sin ningún ingreso. No es que el dinero se le guarde año a año para su jubilación, sino que con lo que ahora se retiene a los que trabajan, se paga la jubilación a los actuales jubilados. Cuando se jubilen los trabajadores en activo actuales, los nuevos trabajadores contribuirán para su jubilación.

Sanidad. En España, la sanidad es universal y gratuita. Universal quiere decir que es para todos, y gratuita porque no debemos pagar para que nos atiendan (otra cosa es que, evidentemente, se paga con los impuestos de todos!!)

Educación. Como en la sanidad, la educación en España es universal, gratuita y obligatoria hasta los 16 años de edad.

Prestación por desempleo Para aquellas personas que se han quedado sin empleo, las sociedades avanzadas como la nuestra, tienen previsto una prestación económica para que puedan cubrir sus gastos personales y familiares hasta que encuentren un nuevo empleo o hasta una fecha determinada.

Las principales partidas de inversión son:

Infraestructuras públicas. La construcción de nuevas carreteras, autovías, puertos, líneas de ferrocarril, aeropuertos, etc. forman parte de esta partida.

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Operaciones financieras. Las concesiones de préstamos, inversiones en empresas de propiedad pública, etc. serían inversiones de dinero cuyo destino es financiar proyectos público o la creación de líneas de crédito oficial para empresas privadas que cumplan una serie de requisitos.

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T5 El estado

P3 Ingresos del Estado: Impuestos y Endeudamiento

Para que el Estado pueda proporcionar bienes y servicios públicos, como sanidad, enseñanza, infraestructuras, seguridad, etc, debe obtener los recursos necesarios para ello.

O lo que es lo mismo: para que entre todos podamos pagar esos bienes y servicios públicos, como sanidad, enseñanza, etc. debemos proporcionar entre todos los recursos necesarios para ello… esto lo hacemos mediante los impuestos. Es muy importante, para que los impuestos se paguen de forma equitativa entre todos, hacer un correcto diseño y reparto de los mismos, esto lo hacen los países mediante la Política Fiscal.

La primera gran clasificación, para comprender los diferentes impuestos mediante los cuales contribuimos todos, es diferenciar los impuestos directos e indirectos.

Los directos gravan directamente a personas y empresas: El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o el Impuesto de Sociedades (IS). Estos impuestos se liquidan (calculan) una vez al año. En el IRPF las personas contribuyen según sus rentas (rentas recibidas por el trabajo o actividades económicas, por inversiones, por alquileres cobrados, etc). Cuanta más alta es la renta de una persona, más paga en impuestos… pero no sólo el importe es más alto… también el porcentaje que se le aplica a su renta… por ejemplo, alguien con pocas rentas podría pagar un 25% y alguien con rentas muy altas podría pagar el 45% de las mismas. Por esta razón, el IRPF se considera un impuesto progresivo… a más renta, más proporción de la misma se paga como impuestos para contribuir a los gastos públicos.

El Impuesto sobre Sociedades se le cobra a las empresas en función de los beneficios que han tenido. En el caso de las empresas, también hay dos tipos impositivos, uno para empresas con beneficios más modestos, y otro superior para empresas con grandes beneficios.

Los impuestos indirectos ya no gravan a personas o empresas, sino que éstos los pagan de forma indirecta cuando se adquieren producto o se consume un servicio, por ejemplo. El impuesto indirecto más importante es el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) que lo pagamos todos al comprar/adquirir diferentes bienes y servicios. En este caso, pagan el mismo impuesto personas con rentas altas y bajas, cuando compran el mismo bien (por ejemplo un coche) o consumen el mismo servicio (por ejemplo la reparación de una avería del coche).

Otros impuestos indirectos son los llamados “Impuestos Especiales” que gravan productos como la gasolina, el tabaco, el alcohol, la electricidad, etc.

También hay impuestos que no cobra directamente el Estado central, lo hacen las

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Comunidades Autónomas o los Municipios. El equilibrio que buscar en el tema impositivo es difícil. Por una parte, impuestos elevados pueden contribuir a un Estado del Bienestar mayor, con mejor sanidad y educación, etc. pero por otra parte, cuando se pagan muchos impuestos, a las familias les queda menos dinero disponible para su consumo y por tanto no podrán gastar tanto en compras de productos o servicios de las empresas, lo que puede provocar su cierre y consiguiente despido de trabajadores. También se debe analizar si se está dando una protección excesiva: si, por ejemplo, un país tiene un subsidio por desempleo demasiado elevado (o de mucha duración) puede desincentivar a la búsqueda de empleo por parte de las personas que están en el paro.

Es importante ver, aunque el tema parezca complicado, que realmente se trata de financiar entre todos los bienes y servicios de todos. Y que es mejor hacerlo de la forma más eficiente y equitativa posible, lo que no es fácil y provoca arduas reflexiones al respecto. Por ello, cuando hay personas o empresas que realizan “fraude fiscal”, es decir, no pagan los impuestos que les corresponden, nos están perjudicando a todos ya que, o bien habrá bienes/servicios/transferencias que no podrán realizarse, o bien las personas que no defraudan deberá contribuir más de lo que les tocaría, para poder hacer frente a dichos gastos. Es muy importante que cada uno aporte en función de lo que puede. El Estado, además de financiarse vía impuestos, también se puede financiar endeudándose, de forma similar a como lo hace una familia o una empresa. En todos los casos, la decisión de endeudarse debe ser meditada. Cuando una familia se endeuda, y consume hoy por encima de lo que sus ingresos le permite, sabe que en el futuro deberá destinar parte de sus ingresos a devolver la deuda, podríamos decir que consume hoy en base a ingresos futuros. Un Estado, si se endeuda hoy para gastar por encima de lo que los impuestos recaudados le permite, sabe que en el futuro deberá destinar parte de los impuestos que recaude a devolver la deuda. Por ello debe ser cuidadoso, para no favorecer a los ciudadanos actuales (mejor sanidad, educación o mayores transferencias) pero empeorando la calidad de vida de los ciudadanos de las siguientes generaciones (que pagarán más impuestos, pero no para tener más servicios, sino simplemente para pagar las deudas anteriores).

Es más lógico cuando un Estado se endeuda como lo hace una empresa. Cuando una empresa decide financiarse vía deuda, lo hace porque sabe (o por lo menos estima) que gracias a ese dinero va a obtener una rentabilidad que le va a permitir devolver la deuda adquirida y aun obtener un beneficio adicional. El Estado, por ejemplo, cuando invierte en mejorar infraestructuras (carreteras, tren, líneas aéreas) consigue que mejore la actividad económica en el país: las empresas distribuyen a un coste mejor sus productos, más empresas se crean aprovechando estas infraestructuras, los consumidores pueden acceder a nuevos productos o a mejor precio… en definitiva, hay más actividad económica, lo que resulta en mayores impuestos en el futuro. En estos casos la deuda sí es beneficiosa, pues permite construir unas infraestructuras que generarán beneficios (impuestos) en el futuro, que permitirán ir devolviendo la deuda.

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¿Y cómo se endeuda un Estado? al igual que una empresa o una familia pide prestado dinero, y se comprometen a devolverlo en la forma y plazo que establezcan, también los estados lo hacen, y también pagando un tipo de interés, por supuesto. En España, los títulos de deuda que emite el Estado son tres: Las Letras del Tesoro. Las Letras tienen vencimiento como máximo a dieciocho meses, es decir, si le dejamos dinero hoy al Estado Español, él a cambio nos da esa “Letra del Tesoro”, que no es más que un reconocimiento de deuda por parte del Estado Español, mediante el cual se obliga a devolvernos en un plazo establecido (no superior a 18 meses) el dinero que le hemos prestado más un interés.

Los Bonos del Estado son otro tipo de título, en este caso con vencimiento mayor, de 3 a 5 años (por tanto ahora el Estado nos devolverá el dinero prestado en 3 o 5 años, aunque cada año nos irá pagando intereses), y por último, las Obligaciones del Estado son muy similares a los Bonos, pero en este caso su vencimiento (cuando recuperamos el dinero invertido) es a 10, 15 o 30 años, aunque igualmente cada año nos paga un interés.

Del mismo modo que con los impuestos, la financiación del Estado vía deuda, se debe analizar escrupulosamente. No sólo por el hecho de estar comprometiendo “impuestos futuros” para pagar la deuda, sino también porque la deuda (ya lo hemos visto) compromete al país a pagar unos intereses anuales a los que le han prestado (los inversores que han comprado Letras, Bonos u Obligaciones). El pago de estos intereses conlleva menos dinero para los gastos e inversiones que realmente debemos satisfacer (sanidad, educación, pensiones, infraestructuras…). Si la deuda es pequeña o moderada no afectaran mucho, pero si es excesiva, los pagos por intereses pasan a ser un problema.

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T6 Los mercados y la fijación de los precios.

P1 Mercado de bienes y servicios: ¿Quién pone el precio?

Las personas trabajan para empresas (o en sus propios negocios) por lo que reciben un salario o renta.

Con este dinero adquieren los bienes y servicios que éstas producen.

Este gran intercambio se da en un mercado, al que denominamos “mercado de bienes y servicios”

Todos hemos ido en multitud de ocasiones al mercado. ¿Cómo lo definiríamos? Sin duda como aquel lugar en que se encuentran compradores y vendedores que tratan de ponerse de acuerdo sobre el precio y la cantidad de la compra-venta de un producto. Los vendedores desean cobrar el mayor precio posible, y los compradores pagar el menor precio posible… ¿quién decide el precio?

Si el mercado está funcionando correctamente, compradores y vendedores llegarán a un acuerdo, un equilibrio, pues todos ellos desean el intercambio.

Imaginemos que un vendedor pone el precio muy alto para ganar más: entonces los compradores irán a otros vendedores que tengan un precio menor. Si el primer vendedor quiere vender, deberá bajar el precio.

En el otro extremo, si un vendedor baja mucho los precios para vender más, pero no cubre sus costes, verá como esa gran venta no le servirá para nada (sufrirá perdidas), y que los compradores que aun necesitan el producto los adquirirán a otros vendedores a un precio superior. Como su estrategia le supone no ganar nada, seguramente al día siguiente subirá algo su precio para no perder.

En definitiva, en el mercado se dará un equilibrio entre compradores y vendedores.

Aunque nosotros no solemos “ver” que existe esta negociación, en realidad, con nuestras decisiones diarias de compra o de venta y las del resto de compradores y vendedores, este equilibrio se va creando día a día. Por ejemplo, decidimos no comprar por estar muy caro, o comprar a otro vendedor, o decidimos comprar más o menos cantidad en función de lo que quiero gastar, etc.

Por supuesto, también la “cantidad de producto” afecta al precio de equilibrio: si un día no hay casi oferta de un producto en el mercado, su precio subirá, porque todos los compradores que lo desean/necesitan estarán más dispuestos a pagar un precio mayor con tal de no quedarse sin él. Y al contrario, si hay mucha oferta, el precio del producto bajará.

Hemos dicho que se llega a un buen equilibrio si el mercado “está funcionando correctamente”, ¿qué significa correctamente? Lo ideal, para que los precios del mercado sean justos, es que haya muchos vendedores y muchos compradores, sin trabas ni impedimentos legales y que ninguno de ellos tenga más fuerza que los

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demás para imponer lo que a él más le conviene. Cuando esto ocurre, decimos que son “mercados de competencia perfecta”, y el precio se decide con el juego de equilibrios que hemos visto antes, el juego puro de “la oferta y la demanda” Pero ahora imaginemos que hay un solo vendedor. Si los compradores no tienen más remedio que comprarle a él (pensemos en un producto de primera necesidad, que los compradores tienen que comprar quieran o no), entonces este vendedor podrá prácticamente poner el precio que quiera, pues no hay alternativas. El precio, seguro, será mucho más alto que el que se daría si hubiera más “oferentes” en un mercado libre, y los compradores saldrán perjudicados. En este caso estaríamos delante de un caso de monopolio. Y el “equilibrio” que se alcanzaría no sería tan bueno como el de competencia perfecta. (Ejemplo: cuando hay un único fabricante de un producto). Si los vendedores fueran más de uno (pocos) pero igualmente tuvieran poder sobre los compradores, diríamos que estamos ante un oligopolio. En un oligopolio, si los vendedores compiten entre ellos, los compradores saldrán algo beneficiados, pero también puede ser que se pongan de acuerdo para poner precios altos (todos a la vez) y de esta forma perjudicar más a los compradores beneficiándose ellos (Ejemplo: la OPEP, los países productores de petróleo). Sin embargo, el Estado a través de sus leyes incide en este mercado, incentivando o desincentivando el consumo de ciertos productos o servicios con el objetivo de beneficiar el “bien común”. Por ejemplo, para desincentivar el consumo de gasolina, altamente contaminante, impone unos impuestos que la gravan (la mayor parte del precio de la gasolina son impuestos), o al contrario, para favorecer la “formación” de las personas, reduce el IVA de los libros o elimina totalmente el IVA para los servicios de formación (clases) para favorecer su venta y su consumo.

Por último, para el buen funcionamiento del mercado existe una “legislación mercantil” que regula el comercio en sentido amplio, para resolver los conflictos entre empresa o personas que ejercen su actividad para comprar o vender bienes y servicios, por ejemplo, leyes sobre la competencia, la libertad de horarios comerciales, la propiedad industrial o intelectual, la regulación de la quiebra de una empresa y de los derechos de los acreedores de ésta, etc.

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T6 Los mercados y la fijación de los precios.

P2 Mercado de trabajo: ¿Por qué cobra más un futbolista que un profesor?

Como hemos visto, las personas trabajan para empresas (o en sus propios negocios) por lo que reciben un salario o renta.

Este intercambio se produce en lo que se llama el “mercado de trabajo”. En los mercados que primero nos vienen a la cabeza, los mercados de alimentos o de ropa, los compradores somos nosotros y los vendedores pequeñas o grandes empresas. En ese mercado nos venden bienes (por ejemplo fruta, o carne, o unos pantalones) y nosotros los compramos y pagamos por ello una cantidad de dinero, el precio.

En el mercado de trabajo es al revés: nosotros (las personas) vendemos nuestro trabajo (se lo ofrecemos a) las empresas, y éstas nos pagan por ello una cantidad de dinero, nuestro salario. Como en cualquier otro mercado, el precio (en este caso el salario) vendrá dado por un equilibrio entre los deseos del comprador (las empresas, que desearían “comprar barato”, es decir pagar salarios bajos, para mejorar sus beneficios) y del vendedor (las personas, que desearían “vender caro” y cobrar salarios altos que les permitan mejorar su consumo y su ahorro).

Dependiendo de la “fuerza de negociación” entre compradores y vendedores, y la “cantidad de trabajo” disponible (la cantidad de oferta que haya), el precio pactado - el precio de equilibrio - será mayor o menor.

Por ejemplo, si una empresa busca una persona para realizar un trabajo sencillo, para el que no se necesite mucha cualificación, encontrará en el mercado muchos candidatos que pueden realizarlo. En este caso, los “vendedores de trabajo” (las personas que quieren trabajar en la empresa) no tendrán mucha fuerza para solicitar un salario alto, ya que hay muchas otras personas dispuestas y capaces de realizarlo y la empresa no le escogería si exige mucho. En este caso, el mayor poder lo tiene el “comprador de trabajo” (la empresa), y además fijémonos que la oferta es grande, siempre que hay mucha oferta de un producto, su precio baja. Por tanto, en este caso el salario de equilibrio será seguramente bajo.

En un ejemplo totalmente contrario, imaginemos una empresa que busca una persona para realizar un trabajo que requiere mucha formación o muy especializada, o unas capacidades que no muchas personas poseen. En este caso, el “comprador” (la empresa) tendrá que estar dispuesto a pagar más, y el poder de negociación del “vendedor” (la persona cualificada) será mayor el salario de equilibrio resultará, sin duda, mayor. Fijémonos que mayor calificación y mayores capacidades suelen tener relación con mayor poder de negociación y salarios más elevados. No es que se deba cumplir siempre, pero en circunstancias normales suele ser así. Pero, ¿por qué cobra más un futbolista que un profesor universitario con dos carreras y tres doctorados? Lo que puede realizar un futbolista de élite no muchas personas saben hacerlo y sí, en cambio, hay muchas, muchísimas personas dispuestas a pagar por verle jugar. En este

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caso, el profesor tiene una mayor cualificación académica, pero no hay tanta gente dispuesta a pagar por ella. La cualificación puede ser diversa, el efecto diferencial es cuán apreciada es esa cualidad por el mercado, por la gente en general. Seguro que hay personas que saben hacer cosas mucho más complicadas y que exigen de una formación más compleja que jugar muy bien al fútbol, y mucho más valiosas socialmente, pero estas habilidades quizás no supongan un salario muy alto simplemente porque la empresa que le paga no va a “vender” o ingresar mucho con ellas y no puede pagar mucho al profesional. En cambio, fijémonos en los miles (mejor dicho millones) de personas que van a los campos de fútbol pagando su entrada, o que son socios, o los que pagan por ver partidos por televisión, o bien que compran camisetas de sus jugadores preferidos… ningún profesor, por lo menos por el momento, ha resultado nunca tan mediático!! Este es el punto clave: ¿Qué puedo ofrecer de diferente que me haga más “demandado” en el mercado laboral? En este mercado, como en el de bienes y servicios, existe una legislación laboral (derecho laboral o derecho del trabajo) que regula y tutela las relaciones entre trabajadores y empresas, por ejemplo, entre otros temas, contempla: los contratos laborales, los derechos colectivos de los trabajadores (sindicatos, convenios colectivos, etc.), la asistencia social, seguridad e higiene en el trabajo, etc.)

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T6 Los mercados y la fijación de los precios.

P3 Mercados financieros ¿Qué vale el dinero?

En los mercados de bienes y servicios se intercambian todo tipo de productos (casas, coches, alimentos, ropa, productos tecnológicos, libros, etc) y servicios (educación, ocio, vacaciones, etc) por dinero (el comprador paga un precio al vendedor).

En el mercado de trabajo se intercambia el trabajo que ofrecen las personas (que son los “vendedores” de trabajo) a las empresas (que son los “compradores” de trabajo), a cambio de dinero: de nuevo, el comprador paga un precio, en este caso el salario, al vendedor.

En los mercados financieros, el producto que se intercambia es directamente dinero… a cambio también de dinero… suena extraño, ¿verdad? La explicación es que se intercambia dinero de hoy por dinero a devolver “en el futuro”. Veámoslo con un ejemplo. Un inversor, que tiene un dinero ahorrado que quiere invertir, le presta hoy ese dinero a la empresa. La empresa, le entrega un papel en el que “reconoce esa deuda” (llamado “obligación” o “bono”) en el que por escrito se compromete a devolverle el dinero en el futuro: la cantidad que le ha prestado hoy más otra cantidad en concepto de intereses en una fecha futura determinada.

Supongamos que una empresa emite un bono de 100 € a tres años al 5% de interés anual. ¿Qué significa esto?, muy sencillo, quien “emite” pide dinero, si lo que se emite es un “bono” se intenta que “alguien” se lo preste comprando ese bono. Si un ahorrador adquiere ese bono, significa que presta 100 € a la empresa emisora a cambio de ese papel - el bono - que no es más que un contrato entre emisor y comprador, en el que el emisor se compromete a devolver al comprador el dinero (esos 100 €) dentro de tres años, y mientras no se lo devuelve, le irá pagando 5 € (el 5% de 100 €) cada año. Por eso decimos que en los mercados financieros se intercambia dinero de hoy por dinero “del futuro”. El inversor ve que adquiere un activo (en el ejemplo un bono), pero todos los activos que se adquieren en los mercados financieros son en realidad “dinero futuro”. Cuidado! “dinero futuro” no significa dinero seguro al 100%, después veremos que se trata de unas inversiones con riesgo (unas más que otras) El precio de ese intercambio es el tipo de interés. En el ejemplo, el acuerdo ha sido intercambiar 100 € hoy por 5€ dentro de un año, 5 € dentro de dos años y 105 € dentro de tres años (5 € de intereses del tercer año más la devolución de los 100 €)

¿Qué mercados financieros existen y qué activos se negocian en ellos?

Podemos decir que existen 3 grandes mercados financieros 1.- Mercado monetario. El “dinero futuro” que se negocia aquí es a un futuro muy cercano; entre 1 día y 18 meses como máximo. Cuando un Estado, por ejemplo el español, pide prestado dinero a un año o menos, lo que entrega a los inversores es un activo llamado Letra del Tesoro en el que se compromete a la devolución de la deuda. Cuando es una empresa la que pide dinero a corto plazo, el activo que entrega al inversor en contrapartida se llama Pagaré. El único riesgo para el inversor sería que la

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empresa o el estado quebrasen y no le pudieran pagar los intereses pactados ni devolverle el dinero invertido. No es imposible, aunque el hecho de que el compromiso sea a tan corto plazo implica menos riesgo que si el préstamo fuera a muchos años.

2.- Mercado de renta fija (mercado de bonos, también llamados obligaciones). Aquí, el “dinero a futuro” que piden empresas y estados es a más largo plazo (5 años, 10, 30, o incluso algunos bonos son perpetuos!). El inversor que presta su dinero a estos plazos recibe un bono, en el cual la empresa o estado se compromete a devolver el dinero prestado en el plazo previsto, y además se compromete a ir pagando intereses, hasta ese plazo, al inversor. Como hemos dicho, el riesgo ahora para el inversor es algo mayor, pues a cuantos más años es el préstamo la posibilidad de que las cosas vayan mal es mayor. Un bono es un producto de “renta fija”, dado que el inversor cuando adquiere el bono ya conoce de antemano la “renta” que, si todo va bien, recibirá en el futuro (en el ejemplo anterior esa renta será de: 5€ + 5 €+ 105 €).

3.- Mercado de renta variable (acciones de empresas). En este mercado ya no se compra/intercambia deuda, o bonos, sino acciones de las empresas. El inversor que compra acciones se hace socio de la empresa, una pequeña parte de esa empresa es de su propiedad mientras no se venda dichas acciones. ¿Cuál es el “dinero a futuro” que obtendrá el inversor que compra acciones? No se sabe, la renta que obtendrá será “variable”, dependiendo de los beneficios que consiga la empresa. Ya vemos que el mercado de renta variable tiene más riesgo que los mercados monetarios o de renta fija, pues la empresa no garantiza ni retribución fija (dependerá de cómo vaya el negocio) ni devolución de lo invertido.

Hemos visto que invertir en los tres mercados tiene diferentes riesgos. ¿Por qué razón, si un inversor puede elegir, elegiría asumir más riesgo comprando acciones en vez de bonos o pagarés? Por una razón muy sencilla, porque la inversión en acciones, a largo plazo, se espera que reporte mayores ganancias que la inversión en deuda (bonos o pagarés).

Nos queda una última pregunta, ¿quiénes son los compradores y vendedores en estos mercados? Los compradores son los ahorradores (inversores) y los vendedores son las empresas y estados (que emiten los títulos y los intentan venderé a cambio del dinero de esos inversores).

Del mismo modo que en los mercados de bienes y servicios y en el mercado laboral rigen leyes para el buen funcionamiento de los mismos, en los mercados financieros ocurre lo mismo. Las normativas y regulaciones de los mercados financieros se intentan unificar a nivel mundial dado que la gran libertad de movimiento del dinero hace que una legislación nacional por sí sola no suele ser efectiva para asegurar ese correcto funcionamiento.

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T7 El dinero, la inflación y la aparición de los bancos centrales.

P1 ¿Quién crea el dinero? El problema de la inflación y la deflación.

¿En qué se parecen la sal, los granos de cacao, el arroz y los cigarrillos?....En que todos ellos han sido utilizados alguna vez como monedas. Los romanos pagaban en sal (de ahí el nombre de “salario”) a sus soldados (“sueldo”), los mayas utilizaban los granos de cacao como unidad de intercambio así como los chinos lo hacían con granos de arroz y, más recientemente, en los campos de concentración de la segunda guerra mundial, los cigarrillos eran la “moneda” más utilizada en los intercambios entre prisioneros.

Cuando los intercambios entre personas se multiplican y empieza a generarse un incipiente comercio, se necesita una unidad de cambio para valorar e intercambiar los objetos o los servicios prestados. Los reyes, emperadores o personas de gran poder empiezan a acuñar monedas propias de un mismo peso y por tanto de un mismo valor. Los gobernantes tenían el monopolio de la acuñación de la moneda utilizada en su país. El dinero en forma de monedas de metales diversos (cobre, plata, oro, etc.) empieza a circular por el mundo y se convierte en un instrumento muy útil y práctico para: medir el valor de las cosas y como medio de cambio (cobro y pago) unificado. Al pasar del trueque a intercambiar cualquier cosa a cambio de monedas, se facilitan enormemente las transacciones; cualquier cosa se puede medir en términos de una sola: la moneda.

Los gobiernos empezaron a emitir también “papel-moneda” (billetes) y tanto las monedas como los billetes se utilizaron indistintamente para realizar los cobros y pagos entre personas, empresas y administraciones públicas.

El uso del dinero se popularizó y empezaron a aparecer los bancos. De la misma forma que al popularizarse el uso de las especias en Europa (pimienta, clavo, nuez moscada, etc.) aparecieron los intermediarios de especias que las compraban lo más baratas que podían y las vendían lo más caras que podían, también aparecieron los intermediarios de dinero, los bancos, que captaban dinero de la gente que tenía ahorros (depósitos) ofreciéndoles unos intereses y ese dinero lo prestaban a otros (créditos) exigiendo un tipo de interés mayor. La diferencia entre lo que pagaban por el dinero captado y lo que cobraban por el dinero prestado era, y sigue siendo, su margen de beneficio.

El comercio se multiplicó y los movimientos de dinero también. Los Estados entraron en enormes gastos públicos, principalmente militares, y emitieron dinero para financiarlos. Esas grandes emisiones de dinero provocaron en varias ocasiones períodos de subidas de precios continuadas. Al haber más billetes y monedas pero prácticamente las mismas “cosas” (casas, caballos, carruajes, vacas, trigo, etc.), cada “cosa” se intercambiaba por un mayor número de billetes y monedas. Eso hacía que el Estado emitiera más billetes y monedas y se entraba en una espiral infernal. Un mismo pan podía valer el doble a los pocos días ya que la gente tenía más y más billetes y monedas cada día. Esta pérdida del valor adquisitivo de una moneda, esta situación, en la

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que el valor del dinero disminuye continuadamente en relación a los bienes y servicios que se pueden comprar con él, se le llama inflación y suele medirse a través del IPC (Ïndice de Precios al Consumo), que no es más que una estadística de la variación de los precios de varios bienes y servicios (pan, carne, ropa, calzado, entrada del cine, gasolina, etc.) durante un periodo de tiempo. La inflación es una situación en la que los precios de los bienes y servicios suben de forma generalizada y continuada durante un periodo largo de tiempo. Cuando la inflación es enorme (100 %, 500 %, 1000 % o más, en un año) se le llama hiperinflación. Esa inestabilidad de precios impide a las personas y a las empresas poder realizar planificaciones de sus ingresos, de sus gastos y de sus inversiones. Ello producirá poco o ningún incentivo ni para ahorrar ni para invertir, y la gente preferirá gastar y anticiparse a la subida de los precios, pero nadie invertirá y las empresas tendrán pocos incentivos para crecer lo que puede provocar una escasez de bienes y servicios.

Podría pensarse que la situación ideal fuera la de que los precios bajasen de una forma generalizada y continuada durante un periodo largo de tiempo. Cada mes, cada año, la comida más barata, la ropa a mejor precio, los coches disminuyendo su valor, ¡¡todo bajando de precio!!. Esa situación es conocida como deflación, y no sólo no es buena si no que es la peor de las situaciones, incluso peor que la hiperinflación. A una situación larga de deflación se la conoce como “depresión económica”. Sucede que si las personas no consumen, las empresas para poder vender sus productos, bajan los precios. Con los precios bajando de forma generalizada, la demanda disminuye más, ya que la gente piensa que podrán comprar más adelante a un precio menor. Si las empresas no venden, tendrán que despedir trabajadores o directamente quebrar. Con más desempleo menos gente dispuesta a compra y por tanto menor consumo, y así sucesivamente entrando en un círculo vicioso difícil de salir.

Y como sería difícil que los políticos pudieran sustraerse de la tentación de emitir dinero para solucionar sus problemas cotidianos de gobierno, se creó la figura del “banco central”, independiente del poder político y cuyo principal objetivo es controlar la inflación. En la actualidad, ese objetivo se concreta en intentar mantener la inflación a una tasa pequeña (sobre el 2%) y estable.

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T7 El dinero, la inflación y la aparición de los bancos centrales.

P2 ¿Qué es un banco?

Lo que hace una entidad bancaria es bien simple. Es básicamente un “intermediario financiero”. Si se entiende qué hace un intermediario de naranjas, por ejemplo, también se entiende qué hace un intermediario de dinero. Un intermediario de naranjas compra las naranjas al agricultor lo más baratas que puede y las vende al consumidor final lo más caras que puede, cuanto mayor sea ese “margen”, más beneficios obtendrá. Un banco hace lo mismo: en vez de naranjas, compra dinero lo más barato que puede y lo vende lo más caro que puede. ¿Cómo?, muy sencillo, compra nuestro dinero con “productos de pasivo”, es decir a través de cuentas corrientes, imposiciones a plazo, etc. Y nos lo vende a través de sus “productos de activo”: préstamos, hipotecas, líneas de crédito, etc. Cuanto mayor sea ese margen, más beneficios obtendrá. Las entidades financieras, entonces, ofrecen básicamente dos servicios: 1.- Captan la liquidez de las personas, de las empresas y del estado y lo remuneran a un tipo de interés dependiendo del plazo y la disponibilidad. Por ejemplo, si abrimos una cuenta corriente - disponibilidad “a la vista”, es decir en cualquier momento puedo disponer del dinero – con 300 €, obtendremos un tipo de interés a nuestro favor muy pequeño. En cambio si con ese dinero abrimos un depósito a plazo de 1 año – sólo podremos disponer de ese dinero una vez pasado ese año – obtendremos una rentabilidad mayor. En definitiva, podemos ahorrar y depositar esos ahorros en un una entidad bancaria obteniendo una rentabilidad por ese dinero.

2.- Prestan dinero a personas, empresas y al Estado y exigen por ello un tipo de interés mayor que el que ofrecen por nuestros ahorros. Cuando una persona, empresa o estado necesita financiación puede recurrir a una entidad financiera y ésta, una vez analizada la petición, se aprueba el crédito o se deniega.

La clave del negocio bancario es saber conceder créditos a personas, empresas o estados que tengan poco “riesgo”. El “riesgo” en finanzas es un concepto primordial. Analizar el riesgo de cualquier operación financiera es responder a la siguiente pregunta: ¿Se recuperará lo invertido junto con los intereses pactados? Por eso se dice que el negocio bancario es un negocio de gestión de riesgos. Si el banco presta el dinero de los depositantes - de las personas, empresas o entidades públicas que han depositado allí su dinero - de forma muy arriesgada y nunca lo recupera, puede llegar a quebrar y esos depositantes pueden no recuperar su dinero. En ese caso, existe un Fondo de Garantía de Depósitos, formado por las aportaciones que cada año ingresan en él todas las entidades financieras, y en el caso de que una entidad quiebre ese fondo garantiza una cantidad (un máximo de100.00 € en España) por cada depósito y depositante.

Existen otros servicios aparte de aceptar depósitos y conceder préstamos, que las entidades financieras también realizan y cobran una comisión por ello: domiciliación de recibos, gestión de nominas, transferencias, etc.

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T7 El dinero, la inflación y la aparición de los bancos centrales.

P3 La aparición de los bancos centrales. El precio del dinero… ¿Quién lo marca?

La importancia de la inflación - esa continuada y generalizada escalada de precios en un periodo importante de tiempo - en la vida de las personas, ya hace tiempo que se evidenció. El control de la inflación es de suma importancia para asegurar las bases del bienestar de los ciudadanos. Muy importante. Demasiado importante para dejarlo en manos de políticos. Y se crearon los primeros Bancos Centrales - que todavía hoy son independientes del poder político - para confiarles esa misión. El objetivo principal, por ejemplo, del Banco Central Europeo (BCE), como el de cualquier Banco Central, es controlar la inflación. El Consejo de Gobierno del BCE ha cuantificado ese objetivo alrededor del 2 % anual como máximo. Una inflación anual superior al 2%, malo. Menos del 2%, no está mal. 1,5%, bien. 0,5%, bien pero cuidado. Inflación negativa, ¡mal! Inflaciones negativas (deflación) en un largo periodo de tiempo, ¡lo peor! Para llevar a cabo ese cometido los bancos centrales tenían, y tienen, como principal herramienta la “máquina de hacer dinero”, de emitir billetes. La potestad de ser el único emisor de billetes y monedas de curso legal. Así que al Banco Central le pedimos que controle la inflación, que la controle de cerca y continuamente. El Banco Central, obviamente, pedirá ser el único que pueda hacer funcionar la máquina de imprimir dinero para controlar la masa monetaria, la cantidad de dinero que hay en el sistema. Porque si la controla el Gobierno… el sistema está condenado al caos. ¿Los profesores del sistema público de enseñanza quieren un incremento salarial? Pues a hacer dinero. ¿Los médicos de la seguridad social también? Pues a darle a la máquina para hacer más billetes. Y lo único que se crea así es esa ilusión monetaria y un desbarajuste absoluto en la evolución de los precios. Cuanto más imprevisible es la situación futura de las variables clave de la economía, y la inflación es de las más importantes, menos facilidades damos a la inversión y por tanto al crecimiento. Sin estabilidad de precios difícilmente se puede sustentar un crecimiento equilibrado en una economía. El Banco Central tiene la “máquina de imprimir billetes”, pero también controla a las entidades financieras de su territorio para que no conceda más créditos de los que debiera. Cada vez que una entidad nos concede un crédito, de alguna manera está creando “dinero bancario”, ya que, generalmente, no nos da billetes o monedas si no que nos da unos cheques para emitirlos de nuestro puño y letra cuando compremos una casa o un coche o cualquier activo. Es decir, de repente existe un dinero en circulación que nadie ve, pero que todo el mundo utiliza. Pensemos en los últimos cobros y pagos que hemos hecho… ¿Cuántos han sido efectuados con dinero en efectivo, es decir, imprimidos por el Banco Central?...muy pocos (alrededor de un 10 %, en las economías occidentales) Así el Banco Central también controla y supervisa a todas las entidades financieras de su territorio para que no emitan (concedan préstamos) más “dinero bancario”

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del que tienen captado, y si lo hacen, les permite crear un mercado entre ellas, el mercado interbancario (IBOR, “Inter Bank Offered Rate”), donde las entidades que han concedido en exceso créditos y por tanto les falta dinero en sus balances, pueden pedir prestado a otras entidades que tienen liquidez de sobra ya que no han concedido tantos créditos. El Euribor es el precio del euro en este mercado. Es decir, es el tipo de interés al que en este mercado mayorista de dinero, los grandes bancos de la zona euro se prestan dinero entre ellos a plazos cortos de tiempo (a 1 día, a 1, 3, 6, 9 o 12 meses, por ejemplo) y lo hacen básicamente para cumplir con las exigencias del Banco Central de que tengan sus cuentas equilibradas y no concedan más créditos de los debidos porque entonces generarían un exceso de “dinero bancario” y por consiguiente inflación. Pero el Banco Central juega otro papel primordial para el buen funcionamiento de todo este entramado. Dispone de otra herramienta. La pieza clave que nos falta para entender el funcionamiento de todo el sistema. Los bancos los podemos visualizar, simplificando, como sucursales o franquicias del Banco Central y podríamos representar el sistema bancario, comentado hasta ahora, de la siguiente forma:

No olvidemos que el objetivo principal de un Banco Central es controlar la inflación. Pues bien, El Banco Central es el “banco de bancos” y marca, unilateralmente, el tipo de interés básico del sistema. Fija el precio del dinero en primera instancia, al que sólo pueden acceder las entidades financieras. Esa es su herramienta básica para controlar la inflación de la zona monetaria que supervisa. ¿Cómo funciona? Imaginemos que la inflación de la zona euro está subiendo y se encuentra en el nivel del 2,5% anual. El BCE (Banco Central Europeo) no hace nada y a los pocos meses sigue subiendo hasta colocarse en el 3,2 %. El BCE tiene que actuar, recordemos que el BCE debe mantener las tasas de inflación próximas, aunque inferiores, al 2% ¿Cómo lo hace? Subiendo el tipo de interés básico del sistema. Supongamos que el BCE tenía fijado el tipo de interés básico en el 1 %, al subir la inflación decide actuar y lo sube al 1,5%. ¿Por qué? El dinero es una materia prima, como el petróleo o el cobre: se produce, se genera y tiene un precio. Y su precio, como el de cualquier otro producto que se vende y se compra: varía. Obviamente, si sube ese medio punto porcentual, los bancos entre sí también se prestarán el dinero a un precio más caro. Y el Euribor subirá. La banca, al subir el precio

Banco 1 Banco 4Banco 3Banco 2 Banco n…

BANCO CENTRAL

I.B.O.R.

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de su “materia prima” – el dinero – en ese mercado mayorista que es el interbancario (mercado IBOR), lo repercutirá en el mercado minorista, en sus clientes. Empezando por su producto de activo (préstamo) más barato: el préstamo hipotecario, supongamos que el “banco 1” del cuadro ofrece hipotecas al “Euribor a un año más un 2%” (supongamos euribor = 1,96 %) entonces ese préstamo hipotecario, al subir el Euribor también subirá al 3,96 %. Sigue el dominó. ¿Qué pasa si pido un préstamo al consumo? Que es más caro, ya que tiene más riesgo: entre el 7 % y el 9 %, por ejemplo. El banco está pidiendo más porque la garantía es peor. ¿Cuál es el producto más caro? El tener números rojos, estar en descubierto bancario, que en alguna entidad puede llegar al 25%... ¡o más!

Supongamos que la inflación sigue subiendo a pesar de todo. ¡Peligro! ¿Qué hace el Banco Central para contener esta subida de precios? Pues vuelve a subir el tipo de interés. Y si lo sube, el precio del dinero en el mercado interbancario también subirá. Y la hipoteca subirá, y el crédito al consumo subirá. ¿Y por qué lo sube? Para bajar la inflación, porque todos compramos actualmente endeudándonos. Sube todo, y el consumidor, si sube el precio del dinero, no pedirá tanto dinero, con lo cual comprará menos, la demanda bajará y las empresas tendrán que bajar precios para que la gente compre, porque si no habrá una sobreoferta de bienes y servicios. Luego, ¿sube la inflación?, ¿suben los precios? El Banco Central subirá el tipo de interés y dejaremos todos de pedir tanto dinero para comprar tantas cosas. ¿Qué los precios bajan mucho? ¿Qué hará el Banco Central para reanimar el consumo y la actividad? Bajará el precio del dinero para que la gente se endeude y compre más cosas. Esto es siempre así, es un péndulo. La política monetaria es esto: bajar y subir el tipo de interés básico del sistema, es una sucesión continua de subidas y bajadas que mantienen a la economía lo más estable posible.

Banco 1 Banco 4Banco 3Banco 2 Banco n…

BANCO CENTRAL

I.B.O.R.

Tiposde

interés

1,5 %

1,96 %

3,96 %

7 – 9 %…

18-25 %

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T8 El sistema financiero. Las instituciones, los mercados de valores y los productos financieros.

P1 El sistema financiero en su conjunto. Sus instituciones

El sistema financiero de un país está formado por el conjunto de instituciones, mercados y productos cuya misión primordial es canalizar el dinero disponible y no utilizado de familias, empresas y administraciones públicas (ahorradores) hacia las familias, empresas y administraciones públicas que lo precisen (inversores). En España, y en general en la mayoría de países, la responsabilidad última en temas financieros es del Ministerio de Economía y Hacienda, que a su vez vela por el buen funcionamiento de todo el sistema, básicamente a través de: - Banco de España (BdE) - Dirección General de Seguros (DGS). - Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Éstos a su vez deben supervisar a las entidades que realizan la actividad correspondiente a cada área, principalmente: El Banco de España supervisa a las instituciones financieras La DGS supervisa a las empresas de seguros y las gestoras de fondos de pensiones La CNMV supervisa a los intermediarios de los mercados de valores: sociedades de valores, agencias de valores y gestoras de fondos En definitiva llamamos “instituciones” del sector financiero a todo este entramado:

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El sistema financiero de un país, es como el sistema sanguíneo de una persona. Todas las partes del cuerpo desde la más minúscula célula hasta el órgano más vital, necesita un flujo constante y continúo de sangre para vivir. El Estado, las empresas y las familias necesitan un flujo de dinero mínimo para sobrevivir. El sistema financiero debe facilitar y preservar ese flujo. Las instituciones financieras, gestoras de fondos de inversión, compañías de seguros, etc. son meros intermediarios y deben realizar su labor con el objetivo principal de: preservar el ahorro confiado por sus clientes, invirtiéndolo de forma prudente, estable, transparente y eficiente. A su vez las instituciones que actúan como órganos superiores que regulan y supervisan a esos intermediarios: Banco de España, DGS y CNMV deben asegurarse de que así lo hacen, sancionando si es preciso a los que realicen su actividad de forma imprudente, opaca, ineficiente o que atente contra su solvencia, pues ello podría suponer una sangría que provocara una crisis económica importante. Y en última instancia el Ministerio de Economía debe estar vigilante de que esos órganos supervisores realicen su trabajo correctamente. Si alguien necesita dinero o alguien quiere colocar su ahorro, tiene dos caminos: hacerlo a través de un intermediario bancario o intentarlo de forma directa, aunque necesitando también intermediarios especializados para ello. Igual que el que quiere comprar naranjas: puede ir al supermercado o comprarlas directamente al agricultor. Lo normal es que quien quiera sólo unas pocas naranjas vaya al “super”, pero si alguien quiere cientos o miles de naranjas vaya al agricultor directamente. ¿Dónde serán más baratas las naranjas? Obviamente las compradas al agricultor, ya que el intermediario también las compra al agricultor y las vende más caras ya que las acerca al consumidor final. Es decir no es lo mismo que, por ejemplo, una empresa necesite 1000 euros o 10 millones de euros, o en el caso de un ahorrador, no es lo mismo si quiere invertir 1000 euros o 10 millones de euros. Veamos el siguiente gráfico: AHORRADORES INTERMEDIARIOS INVERSORES (Ofrecen dinero) BANCARIOS (Demandan dinero)

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

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Las flechas que van directamente de ahorradores a inversores reflejan el flujo de dinero canalizado a través de los mercados de valores. Las flechas pequeñas serían como el flujo de sangre (dinero) que circula por las venas pequeñas (pequeños inversores o ahorradores, que son la mayoría) y las flechas grandes serían las arterias (grandes compañías o el Estado que capta dinero directamente de ahorradores grandes y pequeños). Sin embargo, este flujo de dinero canalizado en los mercados de valores también necesita intermediarios especializados (sociedades y agencias de valores, fondos de inversión, fondos de pensiones, etc.) que gestionan, compran o venden los productos financieros (básicamente bonos y acciones) que en esos mercados se comercializan. Cuando una gran empresa o el Estado necesita pedir mucho dinero puede ir al banco, pero lo normal es que acuda a pedirlo a los mercados de valores nacionales e internacionales. Las grandes emisiones de bonos o de acciones de las grandes empresas y de los grandes Estados del mundo, se canalizan a través de los mercados de valores directamente. En España y en muchos países europeos, el sector bancario domina el sector financiero, ya que son los propietarios o mayores comercializadores de las mayores empresas de seguros, de las mayores gestoras de fondos de inversión, de las mayores agencias y sociedades de valores y de las mayores gestoras de fondos de pensiones. Cuando a una institución financiera se la denomina “independiente”, significa que no es propiedad de ningún banco.

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T8 El sistema financiero, los mercados de valores y los productos financieros.

P2 Los mercados de valores. La bolsa…. ¿Sólo un gran casino?

Existen tres grandes mercados financieros: 1.-El mercado de crédito (básicamente canalizado a través de instituciones bancarias) 2.-El mercado de seguros (básicamente canalizado a través de compañías de seguros y fondos de pensiones) 3.- El mercado de valores (básicamente canalizado a través de sociedades y agencias de valores y fondos de inversión) Nos centraremos en los mercados de valores, ya que son los mercados mayoristas de dinero y afectan en cascada al resto de mercados financieros. ¿Qué son los mercados de valores? Unos mercados mayoristas de dinero - mueven grandes volúmenes - donde se compran y se venden capitales a largo plazo: A dos, a tres, a cinco, a diez, a treinta años, etc... Y a perpetuidad! El mercado de valores se divide, básicamente, en dos: el mercado de renta fija (bonos) y el mercado de renta variable (acciones). Las empresas financian sus proyectos de inversión con deuda (emitiendo bonos) o con fondos propios (emitiendo acciones). Los estados sólo pueden emitir bonos. Las familias no pueden acudir a estos mercados mayoristas para buscar financiación, pero sí para invertir sus ahorros comprando bonos y acciones. El mercado de renta fija y el mercado de renta variable, del mismo modo que el mercado de coches y el mercado de motos, disponen de un mercado de primera mano y otro de segunda mano. Tanto el mercado primario o de primera mano de bonos y acciones, como su mercado secundario o de segunda mano tienen una función clave en el sistema financiero. Cuando la empresa SEAT vende un coche en un concesionario, el dinero que el cliente paga va a la empresa SEAT. Eso es el mercado primario de un coche SEAT. Pero una vez adquirido por ese cliente, éste puede vender su coche (de segunda mano) a otra persona, y ésta a otra, y ésta a otra y así sucesivamente. Es decir, después de la primera compra (de primera mano), todo el dinero pagado y cobrado por esas personas no llegará nunca a la empresa SEAT sino que irá del comprador al vendedor en cada transacción. Eso es el mercado secundario de un coche SEAT. En el mundo financiero ocurre lo mismo. Cuando TELEFÓNICA emite bonos o acciones por primera vez, de primera mano, se dice que emite en el mercado primario y el dinero que TELEFÓNICA capte por la venta de esos bonos o acciones, entrará en la

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tesorería de TELEFÓNICA. Pero a partir de ese momento, ese bono y esa acción pueden cambiar de manos multitud de veces, pero no afectará a la tesorería de TELEFÓNICA sino sólo a la de los que vendan y compren esos bonos de segunda mano en el mercado secundario. La bolsa es el mercado secundario financiero...Entonces, si no realiza esa función de canalizar el dinero sobrante de las personas y empresas a las empresas o estados que lo necesitan a cambio de un precio (eso lo hace el mercado primario)…. ¿Para qué sirve la bolsa? ¿Es sólo un gran casino? NO. Es imprescindible para que el mercado primario - el verdaderamente importante para el funcionamiento de la actividad económica - pueda funcionar de forma eficiente. ¿Qué es la bolsa pues? Suele confundirse el mercado secundario de renta variable con el nombre genérico de “la bolsa”, pero una “bolsa” es simplemente un mercado, existen bolsas de bonos, de trigo, de ganado, etc. pero la “bolsa de acciones” se ha apropiado del nombre genérico en el lenguaje popular. La bolsa, entonces, no es más que un negocio como otro cualquiera. Las bolsas más importantes del mundo son sociedades anónimas con muchos propietarios. Si queremos comprar un coche de segunda mano, podemos preguntar a un amigo, o dar voces en el barrio, etc., aunque seguramente es más “fácil” si vas a un mercado organizado de compra-venta de coches de segunda mano, es decir hay empresas con una gran cantidad de coches expuestos donde la transacción es más fácil por el gran volumen de coches que tienen en su exposición, en su escaparate. ¿Qué negocio realiza el propietario de ese “mercadillo”? pues una comisión por cada compra y venta. La bolsa de valores es lo mismo, sólo que en vez de coches se venden acciones de segunda mano de forma más “fácil” que si intentas venderlas a un amigo o poniendo un anuncio en el diario. Por eso las empresas que sus acciones “cotizan” (se pueden vender y comprar) en una bolsa se dicen que son fáciles de comprar y vender, es decir son “líquidas”. Esta es la gran aportación de una bolsa: que da una calidad de liquidez a las acciones que cotizan en ella……..y las que no cotizan son acciones poco líquidas. Obviamente la gran mayoría de personas prefieren poner su dinero en una acción o un bono “líquido” – cotizado – que en una acción o un bono no líquido (no cotizado en ningún mercado secundario o bolsa) Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor: Imaginemos que hoy dos empresas desean captar 10 millones de euros para realizar inversiones. Una es PEPITO PÉREZ SL (no cotiza en bolsa) y la otra es TELEFÓNICA (sí cotiza en bolsa): las dos emiten 1.000.000 acciones, a un precio de 10 € cada acción. Si consiguen vender todas las acciones emitidas en el mercado primario, significará que en los balances de cada una de ellas, habrán entrado 10.000.000 € de dinero disponible en su activo y en su pasivo, los fondos propios se verán incrementados en 10.000.000 €. El mercado primario es en el que se realiza esa canalización del ahorro a la inversión (de 10 millones de euros en cada empresa del ejemplo). Muchas personas o empresas habrán adquirido estas acciones a cambio de una rentabilidad futura variable (en función de los beneficios futuros que consigan TELEFÓNICA y PEPITO PËREZ SL) y TELEFÓNICA y PEPITO PÉREZ SL habrán obtenido 10 millones de euros cada una para poder realizar sus inversiones…..pero realmente a PEPITO PÉREZ SL no le habrá

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sido fácil conseguirlo, es más: ¿en la realidad intentará emitir ese millón de acciones? Seguramente no, pues casi nadie las querrá comprar. PEPITO PÉREZ SL no “cotiza” en bolsa, es decir no está aceptada en ese mercado “organizado” de segunda mano y TELEFÓNICA sí que “cotiza” en un mercado secundario “organizado”, como la Bolsa de Madrid o la de Nueva York……. PREGUNTA: si fueras tú que tiene que poner tu dinero comprando acciones de PEPITO PÉREZ SL o de TELEFÓNICA SA, suponiendo que las dos obtuvieran los mismo beneficios, ¿cuál preferirías adquirir?......TELEFÓNICA es líquida i PEPITO PÉREZ SL no lo es, es decir, si compras acciones de TELEFÓNICA sabes que al cotizar en bolsa podrás venderlas, liquidarlas, cuando quieras, porque cada día se compran y venden miles de esas acciones en bolsa. Por el contrario, las acciones de PEPITO PÉREZ SL no cotizan y si algún día necesitas el dinero invertido no podrás venderlas con tanta facilidad, es decir, son poco líquidas. De hecho las grandes gestoras del mundo - empresas que gestionan el dinero de los pequeños y grandes ahorradores – no pueden invertir en la mayoría de los casos en acciones o bonos “no líquidos”, es decir: no cotizados en una bolsa, sólo pueden hacerlo en “activos financieros” cotizados. En definitiva: Si las acciones de una empresa cotizan en bolsa (ese mercado secundario organizado), esta empresa podrá acudir al mercado primario más fácilmente y captar el dinero que necesita para realizar sus inversiones, que otra empresa similar que no cotiza.

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T8 El sistema financiero, los mercados de capitales y los productos financieros.

P3 Los productos financieros.

Existen tres conceptos básicos de las finanzas, que no han cambiado desde que las transacciones financieras existen: “plazo, riesgo y rentabilidad”. Este triángulo sigue siendo la base para comprender cualquier producto financiero.

Demos vueltas a estos tres conceptos y definiremos cualquier producto financiero. Obsérvese además que los tres conceptos están interrelacionados:

- PLAZO: ¿Qué prefiere usted, prestar dinero a un año o a diez años….o a perpetuidad? … ¡Cuanto más plazo, más riesgo!.

- ¿Qué RIESGO?.....básicamente que no recupere su dinero parcial o totalmente. ¿Quién le pide el dinero? ¿Qué garantía respalda su devolución? Si antes del vencimiento quiere desprenderse del bono o de la acción o de cualquier otro producto financiero ¿Podrá hacerlo? ¿Cotiza en un mercado secundario con suficiente liquidez? Y...

- ¿Qué RENTABILIDAD le ofrecen por asumir dicho riesgo? ¿Cuánto le dan a cambio de esto?

Cualquier producto está representado por un plazo, un riesgo y una rentabilidad. Los productos financieros más comercializados son los productos bancarios, que básicamente son de inversión o de ahorro. Los productos de ahorro se ofrecen a los ahorradores para que coloquen su dinero en la institución financiera y ésta, a cambio, paga un tipo de interés que variará según el plazo y las condiciones específicas de cada producto (cuenta corriente, libreta de ahorro, imposiciones a plazo, etc.). Los productos de inversión se ofrecen a los que necesitan dinero y a cambio la institución exige un tipo de interés que cobra y que también variará según el plazo y las

Plazo

Rentabilidad Riesgo

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condiciones específicas de cada producto (préstamo hipotecario, línea de crédito, microdréditos, tarjeta de crédito, etc.) Prod. de ahorro Prod. de inversión AHORRADORES INTERMEDIARIOS INVERSORES (Ofrecen dinero) BANCARIOS (Demandan dinero)

La rentabilidad de los productos bancarios se mide por la TAE (Tasa Anual Efectiva o Equivalente), que es una fórmula matemática que el Banco de España obliga a que todas las entidades la calculen de la misma forma y lo publiquen en todos sus productos. La TAE no es más que un “termómetro” para que los ciudadanos que no tienen ninguna obligación tener conocimientos financieros, puedan comparar rentabilidades de productos diferentes ofrecidos por entidades diversas. Si un español va a USA y el termómetro marca 96º Fahrenheit, o le indican que una ciudad está a 30 millas, seguramente no comprenderá esas indicaciones. Sin embargo si se lo traducen en grados Celsius: 35,5º C y en kilómetros: 48,3 km., entonces sí. …Y sin embargo el calor y la distancia son los mismos, sólo que no sabe interpretar esas mediciones extrañas para él. Ahora bien si al cabo de poco rato encuentra una indicación de otra ciudad que está a 60 millas, aunque no sepa convertirlas en km. ya sabe algo: que esa ciudad está más lejos que la primera, exactamente el doble de lejos. Y si al día siguiente al mirar el termómetro ve que marca 90 º Fahrenheit, sabe también que hace menos calor que ayer. La TAE sirve precisamente para esto, para que la gente normal y corriente que no tiene ninguna obligación se saber de finanzas, sepa que un producto de ahorro (una imposición a plazo fijo) que ofrece un 4,3 % da más que otro que ofrece un 3,8 % TAE y que si por un producto de inversión (préstamo) te piden el 7,5 % TAE significa que es más barato que otro al 9 % TAE.

Ello no implica que la TAE sea la única variable que se deba tener en cuenta a la hora de elegir un producto, pero sí es una de las más importantes.

Otras instituciones financieras, aparte de instituciones bancarias, como las gestoras de fondos de inversión o de pensiones, las empresas de seguros o las agencias y sociedades de valores, también captan dinero del ahorro y lo invierten en los mercados de capitales y con la rentabilidad obtenida pagan a esos ahorradores y se quedan una parte, que es su beneficio. Sus productos más importantes son:

Gestoras de fondos de inversión: Fondos de inversión,

Gestoras de fondos de pensiones: Planes y fondos de pensiones

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Empresas aseguradoras: Seguros de vida, seguros de automóviles, seguros de incendios, etc.

Agencias y sociedades de valores: Gestión de carteras de valores, compra y venta de valores (bonos y acciones), etc.

CUADRO RESUMEN (Inversión y desinversión) PASO 1: INVERSIÓN AHORRADORES INVERSORES (Ofrecen €) (Demandan €) PASO 2: DESINVERSIÓN AHORRADORES INVERSORES (Ofrecen €) (Demandan €)

F. Inv., F. Pens., Seguros, compra venta valores, etc.

€ €.

Depósitos, etc. Créditos, etc.

BONOS y ACCIONES

F. Inv., F. Pens., Seguros, compra venta valores, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

BONOS y ACCIONES

Bancos, Mcdo. VALORES €. €.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Sociedad/Agencia de valores, Gestora de F. Inversión, Gestora de F. Pensiones, etc.

Créditos, etc. Depósitos, etc.

F. Inv., F. Pens., Seguros, compra venta valores, etc.

F. Inv., F. Pens., Seguros, compra venta valores, etc.

BONOS y ACCIONES

BONOS y ACCIONES

Bancos,

Mcdo. VALORES €. + intereses

€ + Plusvalía € + Plusvalía

€. + intereses €. + intereses + dividendos

Bonos y acciones.

Bonos y acciones.

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T9 La economía (casi) al completo.

P1 La producción (El PIB).

¿Cómo se mide el desarrollo económico de un país?, el indicador más utilizado es el PIB (Producto Interior Bruto), que calcula todo aquello que produce un país o una región en un periodo de tiempo, en principio cuanto mayor sea, cuanto más produzca un país, mayor bienestar material tendrá su población, ya que podrá satisfacer un mayor consumo de bienes y servicios.

Pongamos un ejemplo: en una economía básica, muy rudimentaria, en la que la única actividad económica es la pesca… el producto de la economía serán los peces pescados. Eso es todo lo que tienen las personas para alimentarse, por eso es importante, porque es una medida de la capacidad que tiene una sociedad para poder consumir (en este caso alimentarse).

¿Cómo se mide? En esa sociedad tan básica podría medirse en número de peces, o en kilos de pescado. Pero imaginemos que la sociedad es algo más compleja: unos pescan peces, pero otros recolectan fruta, otros construyen las barcas, otros las casas, etc. ¿En qué unidad medimos ahora el producto? ¿En kilos? ¿En peces-fruta-barcas...? Pues la solución es hacerlo en dinero, sumando el valor monetario de todo lo producido: peces, frutas, barcas, casas, etc.

Por tanto, el PIB es una cantidad monetaria que da el valor de todo lo que una economía ha producido en un tiempo determinado, y que muestra la capacidad que tiene para satisfacer las necesidades de las personas que la componen.

El PIB nos sirve de termómetro de la actividad económica de un país. Solemos observar si de un trimestre a otro el PIB – se calcula trimestralmente - crece o decrece. Si crece, todo va bien, y cuanto mayor el crecimiento, mejor la “salud económica del país”, pues las empresas están produciendo más, contratan nuevos trabajadores, disminuye el paro, las personas aumentan sus ingresos y consumen más, etc. Cuando el PIB decrece, la economía puede entrar en recesión – dos o tres trimestres consecutivos bajando el PIB ya se considera “recesión económica” - por el efecto contrario: las empresas producen menos, despiden personal, las personas dejan de trabajar e ingresar, el estado debe destinar más dinero a subsidios, para ello sube impuestos o se endeuda más, las familias entonces tienen menos recursos disponibles para consumir, etc.

El PIB se puede calcular de diferentes formas, la más habitual es la siguiente: PIB = C + I + G + X – M Esta fórmula dice que todo lo que se ha producido es la suma de:

“C” significa “Consumo” privado: lo que las personas han consumido: en el ejemplo anterior, el número o kilos de pescado más los kilos de fruta recolectados. Todo traducido a dinero: es decir, lo que las familias han gastado en comprar la fruta y el pescado

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“I” significa “Inversión” privada: lo que las personas y empresas de la economía han destinado a invertir: en el ejemplo, si las personas que han estado fabricando las barcas hubieran pescado, el número de peces consumidos hubiera sido mayor (C hubiera sido más grande) pero al haber “invertido” en nuevas barcas, la capacidad de pesca de la economía ha aumentado, y el siguiente trimestre pescarán más que si no tuvieran más y mejores barcas. También cuando una familia compra una vivienda, ésta se considera inversión, y no consumo.

“G” significa los “Gastos del Estado”: hay muchos servicios que “consumimos” pero no pagamos: policía, bomberos, médicos, etc. Como no se pagan (bueno, se pagan con los impuestos de todos) y por tanto no hay “precio de mercado” de ellos (como sí lo hay del pescado y la fruta que compramos), para contabilizar este “producto” en el PIB se hace a partir de lo que el Estado se ha “gastado” en pagar todos estos servicios (sus sueldos y salarios, etc.)

“X” significa “exportaciones”: si una economía ha fabricado un millón de coches, pero ha vendido 700.000 en la propia economía y otros 300.000 en el extranjero, al calcular el PIB comenzaríamos por el consumo “C”, y allí contabilizaríamos 700.000 coches (los que se han “consumido” en el país), pero en realidad se han producido un millón, ¿no? Efectivamente, los otros 300.000 se contabilizan aquí, en las exportaciones, que se suman al consumo (C), inversión (I) y gasto público (G).

“M” significa “importaciones”: ejemplo contrario: si en una economía se han comprado dos millones de móviles pero sólo 500.000 se habían fabricado en el país, el PIB debe reflejar la producción real. De nuevo, comenzaríamos contabilizando el consumo (C) que es de 2 millones de móviles, pero al llegar a las importaciones (M) contabilizaríamos 1,5 millones, como en la fórmula M tiene signo negativo (se resta) finalmente obtendríamos 2M – 1,5M = las 500.000 unidades realmente producidas.

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T9 La economía (casi) al completo.

P2 El consumo, el ahorro-inversión

Una familia, con los ingresos que obtiene por su trabajo, puede consumir (bienes y servicios) o puede ahorrar. El sistema financiero le ofrece diversas formas de inversión (depositarlos en un banco, adquirir bonos o acciones, contratar un seguro, etc.). En cualquier caso, la familia ha decidido que no consume hoy, no “gasta” hoy, sino que ese dinero lo “lleva” al sistema financiero con el objetivo de recuperar un dinero mayor en el futuro. Cambia consumo hoy por consumo futuro.

El Sistema Financiero se ocupará de canalizar el dinero de todos los ahorradores hacia aquellos que necesitan financiación para poder invertir.

Si miramos a toda la economía en conjunto, a todas las familias, empresas y el Estado, veremos que todo el producto (todo lo que la economía ha producido, que medimos mediante el PIB), una parte se destinará a consumo (privado y público), y otra parte será lo que entre todos han decidido ahorrar y que, mediante el sistema financiero, irá a parar a aquellos que necesitan invertir y necesitan fondos.

Por tanto, dentro de una economía (como en una familia), la capacidad global de invertir proviene de la capacidad global de ahorrar.

Recordemos la fórmula del PIB:

PIB = C + I + G + X – M = Consumo privado + Inversión + Consumo público + Exportaciones – Importaciones

Para simplificar y comprender el concepto ahorro= inversión supongamos que el país no tiene relación con el resto de países. En este caso la fórmula del PIB será: PIB = C + I + G Es decir, lo que produce un país se puede destinar:

- o bien a consumir (C + G, fijémonos que el gasto público; policías, bomberos, profesores… no es más que un consumo que realizamos todas las personas, pero que en vez de pagarlo de forma individual, lo produce el Estado, es decir todos nosotros, con los impuestos que pagamos)

-o bien a invertir (I)

O, dicho de otra forma, el país puede invertir en función de lo que los agentes renuncian a consumir y destinan a ahorrar: ahorro=inversión.

Y para que una economía avance es importante que invierta: que las empresas adquieran mejor maquinaria, que sean más competitivas, que logren producir con menores costes, etc. esto será beneficioso para todos, pues se podrán consumir bienes y servicios de más calidad y a un precio inferior, o se podrán empezar a producir productos más avanzados, que requieran mejores tecnologías y de mayor valor añadido.

Para que esto ocurra deben ocurrir tres cosas:

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1.- que se produzca ahorro en la economía: si todas las familias gastan todos sus ingresos en consumir, y no ahorran, no habrán fondos suficientes para que las empresas inviertan!

2.- que el sistema financiero sea eficiente en la asignación de recursos hacia las empresas que desean invertir.

3.- que las empresas inviertan eficientemente el dinero que han recibido gracias al sistema financiero (préstamos bancarios, inversores que han adquirido sus acciones o sus bonos, etc.). Deben recordar que esos fondos provienen del ahorro de los demás, que han renunciado a consumir “hoy” con la expectativa de poder consumir más “mañana”. Si las empresas invierten bien, podrán retribuir a los que han invertido en ellas. Si invierten mal o malgastan esos recursos, no podrán retribuir a los inversores y estos dejarán de invertir en ellas.

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T9 La economía (casi) al completo.

P3 El sector exterior: exportaciones/importaciones, y capacidad/necesidad de inversión.

¿Cómo es la relación una economía de un país con las economías de otros países?

¿Produce lo suficiente para su consumo o debe importar? ¿Produce más de lo consume y puede exportar el resto?

Recordemos la fórmula con la que calculamos el producto de una economía, lo que ha sido capaz de producir para satisfacer las necesidades que las personas que viven en esa economía tienen:

PIB = C + I + G + X – M = Consumo privado + Inversión + Consumo público + Exportaciones – Importaciones

Imaginemos una extraña economía, sin relación con el exterior y sin un sistema financiero que permita el ahorro y la inversión. Todo lo que se produce se consume, y no se puede consumir más de lo que se produce:

PIB = C + G

Solo consumo privado (lo que cada familia compra) y consumo público (lo que “consume” el conjunto de la sociedad financiado por ella misma a través de los impuestos, consumo al fin y al cabo).

Si aparece el sistema financiero, aparece la posibilidad de ahorrar e invertir. El ahorro agregado de todos, se canaliza a través del sistema financiero hacia aquellos que quieren invertir. El producto total, lo que la economía ha sido capaz de producir, se divide ahora una parte para el consumo y otra para la inversión (que es la que va a permitir que la economía avance):

PIB = C + I + G

Por último, ya solo falta que esta economía se relacione con las demás, añadimos el sector exterior:

- las exportaciones (X): lo que la economía produce, y vende en el exterior, y

- las importaciones (M): lo que la economía consume pero ha adquirido (y que ha sido “producido”) en el exterior.

En la fórmula:

PIB = C + I + G + X – M

Si el saldo X-M es positivo (la economía exporta más que importa) entonces es porque su producto, el PIB, es mayor a lo que la economía consume e invierte, hay producción en exceso disponible para ser vendida en otros países. Al revés, si X-M es negativo (se exporta menos de lo que se importa) entonces la economía consume/invierte más de lo que es capaz de producir, necesita importar

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para complementarlo. Pero, ¿cómo se pagan éstas importaciones? No con el producto del esfuerzo de todos, pues este ya ha ido a comprar bienes y servicios y a invertir. Entonces… ¿Cómo? Si no se paga con el producto nacional, ahorrando una parte del mismo, entonces deberá hacerse con el ahorro de las personas de otros países, es decir, a través del sistema financiero internacional. En efecto, si la economía consume por encima de lo que su capacidad de producción le permite, debe hacerlo endeudándose con el exterior. Pensemos en una familia, si ésta consume menos de lo que ingresa, puede ahorrar utilizando el sistema financiero, esperando cambiar consumo presente por mayor consumo futuro. De la misma manera, también puede necesitar consumir por encima de sus ingresos en algún momento, esto lo consigue endeudándose en el sistema financiero (probablemente a través de un banco). Pero sabe que estos préstamos tiene que devolverlos con ahorro futuro, es decir, en el futuro consumirá menos de lo que ingrese para poder devolver el préstamo.

En las economías pasa exactamente igual: si consumen por encima de su producto, de su PIB, entonces es porque se están endeudando con el resto de economías. Esto pueden hacerlo puntualmente, pero no para siempre: quien ha invertido en el país, lo hace esperando que en el futuro le devuelvan lo prestado. Por ello, lo mejor es un equilibrio. Que el país sea capaz de “producir” en función de lo que necesita para no tener que endeudarse. ¿Quiere esto decir no tener relación con el exterior (autarquía)? Ni mucho menos!!

Importar productos cuando éstos se producen en el extranjero de una forma más competitiva es una decisión correcta, pues es beneficioso para los consumidores, pero el país también debe esforzarse en potenciar aquellos sectores en los que es competitivo para que también las exportaciones sean elevadas. El equilibrio exacto es casi imposible, lo “equilibrado” es que haya algunos periodos de déficit seguidos de otros de superávit. Los desequilibrios permanentes no son posibles.

La “Balanza Comercial” calcula esta diferencia entre exportaciones e importaciones de bienes y servicios entre un país y el resto del mundo.

La “Balanza de Pagos” registra todas las transacciones de dinero entre un país y el resto del mundo. Esta Balanza de Pagos tiene que sumar cero ya que si un país está importando más de lo que exporta, su Balanza Comercial estará en déficit, pero la falta de fondos en esta cuenta será contrarrestada por otras vías, como la obtención de préstamos de otros países.

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T10 Reflexiones finales.

P1 Una nave espacial llamada "TIERRA"

Un paradigma es una forma de interpretar la realidad; son todas aquellas creencias o valores que se aceptan como verdades y no se cuestionan… hasta que empiezan a “fallar” o se hallan nuevas o mejores formas de mirar a lo que nos rodea… y pasamos a cuestionarlos!!

Antes de que Cristobal Colón descubriera América, el paradigma dominante consideraba que la tierra era plana…

….De igual forma… hasta la segunda mitad del S.XX se consideraba que los recursos eran… infinitos!

No existía realmente una conciencia de que los recursos “se acaban”. Si se agotaba un pozo de petróleo “ya se descubrirá otro”, si en una zona se acababa la pesca “se buscan zonas nuevas”. Durante toda nuestra historia siempre había habido más y más recursos, no era un problema. Además, si algo necesario se agota… “ya se inventará una nueva tecnología mejor que no utilice ese recurso”.

En la actualidad, el paradigma de los recursos infinitos está cambiando. El mundo se ha globalizado, ahora es más fácil que las personas tengamos una visión del planeta “como un todo” en vez de estar concentrados en nuestro país (o zona económica) y ver el resto del planeta como eso… el resto del planeta; grande e infinito en recursos.

Nuestro planeta es lo que tenemos, no hay más, ahora no hay “otros” que nos puedan echar una mano aportando más recursos. Por ello, ahora hay conciencia que los recursos pueden ser “renovables” o “no renovables”, y que todos ellos deben gestionarse con cuidado, los primeros porque se debe encontrar un equilibrio entre su consumo y su capacidad regeneradora (sino podrían agotarse), y los segundos porque cuando se agoten ya nunca podrán renovarse. Incluso aquellos recursos que consideramos “inagotables” podemos deteriorarlos!!

El concepto de sostenibilidad del planeta ha llegado, pues, para quedarse. Además, las decisiones deben tomarse de forma consensuada, entre todos los países. Uno solo tomando medidas de sostenibilidad no podría conseguir nada. Incluso entre todos es complicado, fijémonos en los acuerdos de Kyoto.

Pero no solo el paradigma de los recursos infinitos está cambiando, hay muchos otros que se empiezan a cuestionar (o que deberían empezar a cuestionarse), a todos los niveles: ¿estamos utilizando las herramientas útiles para gestionar nuestra economía (global)? ¿Utilizamos los “indicadores más indicados”? Veamos, para medir la salud financiera de un país (o incluso de la suma de todos los países del planeta) utilizamos el crecimiento constante y perpetuo de su producto (PIB). El PIB cada año debe crecer…. ¿puede existir crecimiento infinito con recursos finitos? Si el PIB de un país crece un fabuloso 4% pero su población ha aumentado en ese periodo un 5%, la cifra sola del 4%, ¿nos da toda la información?

Page 62: Economía para todos, por Xavier Puig y Gemma Cid

Si en un país hay una catástrofe y el Estado debe gastar una fortuna en reconstrucción o en bomberos o en atención médica… el PIB crece! De igual forma, si aumenta la delincuencia y el Estado debe aumentar sus gastos en salarios para más policías… el PIB también crece!

Además, el PIB muestra el producto producido o riqueza generada, pero no cómo ésta se reparte. Un país puede tener un elevado crecimiento en el PIB y al mismo tiempo un elevado porcentaje de desigualdad y pobreza… ¿no hemos de mirar más cosas?

El PIB no tiene en cuenta el consumo, deterioro o agotamiento de recursos del planeta de recursos del planeta. ¿Deberíamos “restar” todos estos costes en el PIB que calculamos? Ah no! … que si hay un accidente ecológico y el Estado debe realizar un importante gasto en reparación…. El PIB crece!!

Como con el PIB, hay infinidad de indicadores que los agentes económicos utilizan sin cuestionarlos: porque los usan los gobiernos, los medios de comunicación, los grandes bancos y corporaciones, los políticos, se enseñan en las escuelas y universidades… ¡cómo se van a cuestionar si parecen verdades absolutas! ¿Deben redefinirse las variables macroeconómicas que utilizamos? ¿Debemos incluso cuestionarnos el propio concepto de crecimiento económico tal y como hoy en día se utiliza? (crecimiento sostenible vs. crecimiento en cualquier caso y de cualquier forma)

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T10 Reflexiones finales.

P2 Recursos limitados impiden crecimientos ilimitados. La RSC (Responsabilidad Social Corporativa)

Dentro de una economía, todo lo que ocurre en el ámbito de las empresas es de suma importancia; prácticamente todo el valor que se crea, toda la creatividad y trabajo de las personas, toda la gestión de recursos para obtener bienes y servicios se produce en el seno de las empresas! Ya sean éstas grandes multinacionales o bien pequeños negocios o actividades profesionales.

En el mundo de las empresas y su gestión, existen multitud de objetivos, formas de gestión e incluso la propia forma de entender la empresa, que no se suelen cuestionar. Se han aprendido en las universidades, las reafirman los expertos empresariales, las analiza la prensa económica, etc. Es difícil que los directivos de las empresas cuestionen ciertas “formas de hacer”, pues son las comúnmente aceptadas.

“Las ventas deben crecer año tras año”, está claro que sin ventas no hay beneficio, pero, ¿es realmente necesaria la fuerte presión que existe en muchos sectores hacia los propios empleados o comercializadores externos? ¿Son necesarias campañas telefónicas llamando a las familias a cualquier hora del día o (casi también) de la noche?

“Hay que maximizar los márgenes”, el margen debe ser suficiente, sin duda, pero que un objetivo sea la maximización (de lo que sea) lleva siempre a decisiones y comportamientos, por decirlo de forma suave, agresivos. Si puedo presionar aun más a clientes o proveedores ¿cómo no voy a hacerlo? Mi objetivo es “maximizar”, no obtener un margen razonable.

“El beneficio debe aumentar año a año”, y no sólo año a año, las empresas cotizadas deben “rendir cuentas” cada trimestre… ¿seguro que estas políticas no conllevan que “beneficios a corto” sean contrarios a “sostenibilidad a largo”?

“La empresa debe crecer”, siempre crecer y siempre maximizar… si nuestra empresa no está teniendo por sí sola el resultado que se espera de nosotros (crecer i maximizar) entonces compremos otra, o dos… lo importante es crecer!

Muchos dogmas de este estilo, asumidos e interiorizados por la mayoría de empresarios y directivos, sin que nos demos cuenta pueden estar suponiendo consecuencias que, si nos parásemos a analizarlas fríamente, no son las más deseables ni convenientes para la sociedad: muchas de las empresas que se consideran exitosas por su gran crecimiento lo están haciendo sin que las decisiones que les han llevado hasta ahí, tengan el más mínimo sentido de la prudencia o del respeto por las personas a las que esta empresa “afecta”, como clientes, empleados, proveedores, y la sociedad en general o el medioambiente. Y además, aceptadas y alabadas por todos, ya que parece que hemos interiorizado que, como su objetivo único (y lícito) son los beneficios, es normal, por poner un ejemplo, que su publicidad sea engañosa… esto es algo que ya lo hemos asumido y lo entendemos como normal.

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Pero algunas cosas están cambiando. Las empresas se están volviendo más conscientes, por poner un primer ejemplo, de los riesgos y consecuencias medioambientales de sus decisiones. Y no solo eso, también empiezan a ser más responsables en muchos otros ámbitos, adoptando lo que generalmente llamamos la RSC (Responsabilidad Social Corporativa). La RSC no pretende ser un conjunto de políticas “sociales”, sino que pretende ser una forma de gestión global, que lleve a una relación ética entre la empresa y su entorno. Las empresas que adoptan políticas de RSC emprenden un camino, como su nombre indica, hacia la responsabilidad.

Responsabilidad con el medio ambiente. Por ejemplo, incorporando políticas de reciclaje, de gestión de residuos, etc.

Responsabilidad con los trabajadores. Con unas condiciones laborales dignas y que permitan el desarrollo de las personas y la conciliación familiar.

Responsabilidad con la sociedad. Por ejemplo contratando personas en riesgo de exclusión social o con minusvalías. O pensando si nuestros productos o servicios realmente cubren necesidades de las personas o si pueden mejorar la sociedad en la que vivimos. Un ejemplo en la banca sería intentar cubrir un segmento de población hasta ahora privado de financiación: los microcréditos a familias y pequeños negocios y emprendedores.

Etc.

Seguramente este movimiento irá a más, y debe ir a más, hasta cuestionar aspectos aun más internos y estratégicos de las empresas. Por ejemplo:

La publicidad de las empresas ¿solo pretende explicarnos las bondades de sus productos, o pretende crear en nosotros la necesidad de poseerlos? Las cantidades astronómicas de dinero que las grandes corporaciones han destinado a publicidad en las últimas décadas realmente han modificado nuestra forma de entender lo que es importante en la vida y nuestra escala de valores…Esto debería hacernos reflexionar…

Y en temas financieros se podrían revisar muchos conceptos, empezando, como hemos dicho por los de maximización y crecimiento…

…¿no somos suficientemente imaginativos para pensar en unos objetivos empresariales que promuevan decisiones éticas, socialmente responsables, de visión de largo plazo y sostenibilidad de la empresa, y de mejora de la calidad de vida de las personas?

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T10 Reflexiones finales.

P3 Las personas: objeto último de la economía. La ética como valor de supervivencia.

Los principales agentes económicos son las familias, las empresas y el Estado. La suma de las decisiones individuales de cada uno de ellos: decisiones de compra, de ahorro, de inversión, de fabricación, legislativas, de subir o bajar los impuestos, de formación, de compra de una vivienda, de conceder crédito a los clientes, de aumentar el gasto sanitario, etc, la suma de todas ellas es la que deriva en la situación económica del país. Pero, ¿qué es una “empresa”?¿”toma” decisiones? Evidentemente quien toma decisiones son las personas que trabajan en ella y la gestionan. Lo mismo con el Estado, son las personas que trabajan para el Estado (para todos nosotros) los que deciden. Por tanto, la situación económica de un país (y de un área económica, y de un continente, y del planeta en general), depende de nuestras decisiones, las de todos. Las familias gestionan su economía doméstica, y deciden la distribución de sus ingresos y sus gastos, de su ahorro y su inversión. Ser consciente de lo que son necesidades verdaderas y lo que no, mejorar nuestras capacidades y aptitudes para emprender un negocio o desarrollarnos dentro de una organización, realizar un consumo ético y responsable, y planificar el consumo presente y futuro mediante el ahorro y la inversión, ayudan a conseguir tener una economía sana y controlada.

También es importante ser conscientes que vivimos en sociedad, que damos y también recibimos, que cuánto más cuidemos las cosas que son de todos (y las que son de los demás) mucho mejor, que si “defraudamos” en realidad “nos defraudamos” a nosotros mismos… imaginemos que en mi comunidad de vecinos decido que voy a dejar de pagar mi parte, ¿es lógico suponer que a los demás no les va a importar y que gustosos pagarán por mí? seguramente no, pero además yo, por supuesto, voy a utilizar todos los servicios comunitarios como los demás… hasta que otro vecino decidirá que si yo no pago él tampoco, el resto de la comunidad tratará de convencernos, seguramente se aplazarán arreglos y ni se considerarán mejoras… en un país, si una parte de la población decide que va a procurar pagar los menos impuestos posibles, de forma legal o no legal, los perjudicados son todos…

Las empresas… bueno, las personas que trabajan y gestionan las empresas, toman un sinfín de decisiones económicas a diario. También, como en las familias, como más capacitadas y cuantas más actitudes positivas y éticas tengan las personas que allí trabajan, mejores decisiones tomarán, no sólo para la empresa (entendido ese “mejor para la empresa” bajo criterios de sostenibilidad futura, más que de maximización presente y cultura del “pelotazo”), sino también para todas las personas e instituciones que tienen relación con ella: trabajadores, clientes, proveedores y la sociedad en general.

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El Estado… bueno, las personas que trabajan para el Estado, es decir, las personas que están gestionando el dinero que ponemos entre todos para proveernos de bienes públicos (sanidad, educación, policía, bomberos, obra pública, etc), toman decisiones que tienen mucha repercusión, tanto en la economía en general, como en el día a día de todas las personas que vivimos en el país. A un máximo nivel, deben gestionar el presupuesto público (el dinero de todos), deben dotar al país de unas leyes justas, que incentiven al resto de agentes a tomar decisiones en beneficio de todos. Sus decisiones siempre tienen que tener en cuenta que deben gestionar el dinero con la máxima precaución, destinándolo a los fines más eficientes, y nunca, nunca, destinarlo a intereses privados. La principal excusa de los defraudadores es que las personas que gestionan el dinero público lo hacen de forma interesada y que benefician a conocidos y familiares tomando decisiones que no son las que deberían tomar. El Estado, debe realizar un ejercicio de transparencia y las leyes, y la justicia deben castigar casos de este estilo.

Recordemos que vivimos en sociedad. Cada uno en nuestra parcela (en nuestra economía doméstica, si trabajamos en una empresa, si trabajamos para el Estado…) debemos tomar decisiones óptimas para nosotros/nuestra empresa pero a la vez beneficiosas para el resto de la sociedad.

En realidad, cuando tomamos decisiones “éticas” estamos beneficiándonos tanto a nosotros como a los demás.

Cuando tomamos decisiones con las que pretendemos beneficiarnos a nosotros (o nuestra familia, o nuestros amigos) en perjuicio de los demás, podemos pensar que somos más listos que los demás… pero si pensamos así es porque o no sabemos o no queremos ver que también nos perjudicamos a nosotros… ¿alguien cree en serio que es el único listo en el mundo? Ese tipo de “inteligencia” se contagia rápido… al final, los que se intentan aprovechar empiezan a ser demasiados… y aquel “trabajar todos para todos” desaparece, y al final TODOS estamos peor… hasta los listos!!

La economía es una ciencia social. Las relaciones humanas son el objeto último de su campo de estudio. Por ello, las interacciones económicas que se producen entre las personas no son independientes de sus consideraciones éticas. El compromiso ético de una persona influye, de forma cada vez más reconocible, en su comportamiento económico. No podemos esperar que los estados, mediante sus leyes, o las empresas, con sus códigos internos de responsabilidad social, solucionen los problemas éticos de la economía. Como decía J.F.Kennedy: “no preguntes los que el país puede hacer por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por el país”. El comportamiento ético en la economía empieza por el comportamiento ético de las personas, no al revés.