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UNIDADES DE LECTURA MARÍA MOYA

MONTOROGRUPO DE TRABAJO: CREACIÓN DE MATERIALES PARA EL DESARROLLO

DE LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA EN LA EDUCACIÓN DE ADULTOS

ÍNDICE:1. SEIS AÑOS Pág. 22. LA CUERDA DEL ROBLE Pág. 83. LA ÚLTIMA VEZ Pág. 124. CELEBRACIÓN DE LA REALIDAD Pág. 185. CRÓNICA DE LA CIUDAD DE LA HABANA Pág. 23

SEIS AÑOS1




Actividades de Pre-lectura

Este relato describe las impresiones de una persona al ver inesperadamente a alguien que una vez fue muy importante en su vida. ¿Alguna vez has coincidido después de mucho tiempo con una antigua pareja o amigo? ¿Fue un encuentro agradable? Escribe alrededor de 5 líneas.

Parte del público aprovechó para ir al servicio, a fumar o simplemente a estirar las piernas. Aquel tipo calvo había dicho que sentía el retraso y que esperaba que el grupo estuviera en media hora sobre el escenario, aunque tampoco parecía muy confiado en ello. Sandra se había quedado en la butaca, mientras que Miguel había preferido ir al servicio. Por eso distraía el tiempo observando a la gente. En uno de sus vistazos recibió un fogonazo de la memoria. Y atravesó todas y cada una de las fases que suelen darse en estos casos, cuando el recuerdo es indeseado y la visión resulta borrosa. Es decir: 1. No puede ser2. Ojalá no sea3. Mierda, sí que esY sí era. Algo más gordo, con el pelo más corto, pero con la misma pose de suficiencia que le recordaba. Alberto ocupaba una localidad en la parte inferior del auditorio, acompañado de una rubia. Él estaba levantado, hablando con ella, mientras manipulaba su teléfono móvil. Sandra se quedó unos instantes paralizada al volver a ver de aquella forma inesperada a su primer novio.

Seis años de su vida habían reaparecido de repente, después de más de tres sin saber nada de aquel tipo, que le había enseñado todo acerca del dolor y del amor.

Lo que más le sorprendía era que, en realidad, no sentía mucho más que la sorpresa. Le resultaba difícil pensar que había amado con locura a aquel hombre, que ahora le parecía tan lejano y tan ajeno. Y sobre todo le sorprendía ver hasta qué punto había desterrado de su memoria casi todo lo que tuviera que ver con él, del mismo modo que había destruido las fotos o tirado los regalos. Era como si se le hubiera aparecido un fantasma de alguien que una vez fue real, y que ahora sólo transitaba por la parte más profunda de escasos recuerdos. La indiferencia tenía algo de poso amargo, pero nada más.

Le reconoció fácilmente en sus gestos. Siempre con una actitud dominante, decidida y arrogante. La rubia le sonreía con cierta fascinación. Y ella recordaba esa sensación. Sabía lo que era estar loca por aquel chico casi cinco años mayor que ella, que la sedujo con su seguridad en sí mismo y su atractivo natural. Calculó a la rubia unos cuantos años menos que él. Alberto tendría ya unos 30, mientras que su acompañante parecía acercarse más a los 25 que Sandra había cumplido el mes anterior.

Sin darse cuenta, mientras pensaba sobre aquello, se había llevado la mano a la cabeza. Se estaba acariciando aquella cicatriz en forma de semicírculo que le había quedado como recordatorio más evidente del accidente que había cambiado su vida. Aquella marca era imperceptible para los demás, quedaba disimulada con su media melena. Ella la acariciaba a

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veces, la recorría con la yema de su dedo índice cuando tenía alguno de aquellos dolores de cabeza que le habían quedado como secuela, o simplemente cuando recordaba algo en torno a aquel día.

Curiosamente, aquel accidente de moto había sido el que la separó de él. Cuando despertó, tan sólo acertó a decir que lo había visto todo muy claro. Quizás por estar tan cerca de la muerte, entendió mejor que nunca su propia vida. Y le dejó. Fue lo primero que hizo cuando se restableció. En los momentos en los que estuvo cerca de morir había entendido que aquel tipo la anulaba, la dominaba, la manejaba. Había entendido que aquella relación era desigual, que había dejado por el camino a prácticamente todos sus amigos para estar con él.

Había entendido que tenía 21 años y sólo le tenía a él. Y porque estuvo cerca de morir, decidió reinterpretar su forma de vivir.

No era capaz de recordar los momentos bonitos que pasó con él, y apenas guardaba algunos instantes de aquellos seis años de su vida. Había experimentado todo por primera vez con aquel hombre, y ahora no era capaz de sentir nada por volver a verlo. Apenas se habían encontrado unas cuantas veces desde el final. Él no insistió, no trató de convencerla. Probablemente porque no la quería. Y los lazos establecidos durante seis años se disolvieron en pocos días, los que pasaron hasta que ella decidió acostarse con otro chico para sentirse otra vez dueña de sí misma. Tanto tiempo para nada, seis años viviendo “para siempre” y apenas un instante para decidir “hasta nunca”.Las luces se apagaron y el público comenzó a regresar a sus asientos. Miguel apareció quejándose de la cola enorme que había tenido que guardar para entrar en el baño y se sentó. Sandra le agarró la mano izquierda y se la llevó a su regazo, para encerrarla entre las suyas. Él se extrañó por el gesto, y más aún por el temblor que notaba en sus manos. Justo cuando iba a preguntarle si le pasaba algo, aparecieron los primeros miembros del grupo sobre el escenario y todos comenzaron a aplaudir. Todos menos ellos, porque Sandra no soltó su mano en todo el concierto.

Actividades de comprensión

Señala si las siguientes oraciones son verdaderas o falsas según la información del texto:

1. La protagonista del relato había ido al auditorio para asistir a una representación teatral.

2. La visión de Alberto despertó en Sandra recuerdos agradables.

3. La chica rubia parecía tener unos cinco años menos que Sandra.

4. Los dolores de cabeza de Sandra eran una secuela de su accidente de moto.

5. Sandra no le explicó a Miguel por qué le temblaban las manos.

Contesta a las siguientes preguntas basándote en la información del texto:

1. ¿Dónde estaba Miguel cuando Sandra advirtió la presencia de Alberto?

2. ¿Cómo había sido la relación de Sandra y Alberto?

3. ¿Qué fue lo que le hizo a Sandra replantearse su vida y terminar su relación con Alberto?

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4. ¿Cómo reaccionó Alberto cuando Sandra le dejó?

5. ¿Qué hizo Sandra cuando Miguel se volvió a sentar a su lado?

Actividades de gramática

Busca en el texto tres adjetivos que describan la actitud de Alberto.

Elige cinco verbos en forma personal que aparezcan en el texto y clasifícalos indicando la conjugación a la que pertenecen, persona, número tiempo y modo

Actividades de extensión

Vuelve a leer el relato e imagina cómo habría sido la situación si Sandra y Alberto se hubieran encontrado cara a cara y hubieran tenido que hablarse. Escribe al menos una cara de un folio.

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SEIS AÑOS (SOLUCIONES)


Este relato describe las impresiones de una persona al ver inesperadamente a alguien que una vez fue muy importante en su vida. ¿Alguna vez has coincidido después de mucho tiempo con una antigua pareja o amigo? ¿Fue un encuentro agradable? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

Parte del público aprovechó para ir al servicio, a fumar o simplemente a estirar las piernas. Aquel tipo calvo había dicho que sentía el retraso y que esperaba que el grupo estuviera en media hora sobre el escenario, aunque tampoco parecía muy confiado en ello. Sandra se había quedado en la butaca, mientras que Miguel había preferido ir al servicio. Por eso distraía el tiempo observando a la gente. En uno de sus vistazos recibió un fogonazo de la memoria. Y atravesó todas y cada una de las fases que suelen darse en estos casos, cuando el recuerdo es indeseado y la visión resulta borrosa. Es decir: 1. No puede ser2. Ojalá no sea3. Mierda, sí que esY sí era. Algo más gordo, con el pelo más corto, pero con la misma pose de suficiencia que le recordaba. Alberto ocupaba una localidad en la parte inferior del auditorio, acompañado de una rubia. Él estaba levantado, hablando con ella, mientras manipulaba su teléfono móvil. Sandra se quedó unos instantes paralizada al volver a ver de aquella forma inesperada a su primer novio.

Seis años de su vida habían reaparecido de repente, después de más de tres sin saber nada de aquel tipo, que le había enseñado todo acerca del dolor y del amor.

Lo que más le sorprendía era que, en realidad, no sentía mucho más que la sorpresa. Le resultaba difícil pensar que había amado con locura a aquel hombre, que ahora le parecía tan lejano y tan ajeno. Y sobre todo le sorprendía ver hasta qué punto había desterrado de su memoria casi todo lo que tuviera que ver con él, del mismo modo que había destruido las fotos o tirado los regalos. Era como si se le hubiera aparecido un fantasma de alguien que una vez fue real, y que ahora sólo transitaba por la parte más profunda de escasos recuerdos. La indiferencia tenía algo de poso amargo, pero nada más.

Le reconoció fácilmente en sus gestos. Siempre con una actitud dominante, decidida y arrogante. La rubia le sonreía con cierta fascinación. Y ella recordaba esa sensación. Sabía lo que era estar loca por aquel chico casi cinco años mayor que ella, que la sedujo con su seguridad en sí mismo y su atractivo natural. Calculó a la rubia unos cuantos años menos que él. Alberto tendría ya unos 30, mientras que su acompañante parecía acercarse más a los 25 que Sandra había cumplido el mes anterior.

Sin darse cuenta, mientras pensaba sobre aquello, se había llevado la mano a la cabeza. Se estaba acariciando aquella cicatriz en forma de semicírculo que le había quedado como recordatorio más evidente del accidente que había cambiado su vida. Aquella marca era imperceptible para los demás, quedaba disimulada con su media melena. Ella la acariciaba a veces, la recorría con la yema de su dedo índice cuando tenía alguno de aquellos dolores de cabeza que le habían quedado como secuela, o simplemente cuando recordaba algo en torno a aquel día.

Curiosamente, aquel accidente de moto había sido el que la separó de él. Cuando despertó, tan sólo acertó a decir que lo había visto todo muy claro. Quizás por estar tan cerca de la muerte, entendió mejor que nunca su propia vida. Y le dejó. Fue lo primero que hizo cuando se restableció. En los momentos en los que estuvo cerca de morir había entendido que aquel tipo la anulaba, la dominaba, la manejaba. Había

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entendido que aquella relación era desigual, que había dejado por el camino a prácticamente todos sus amigos para estar con él.

Había entendido que tenía 21 años y sólo le tenía a él. Y porque estuvo cerca de morir, decidió reinterpretar su forma de vivir.

No era capaz de recordar los momentos bonitos que pasó con él, y apenas guardaba algunos instantes de aquellos seis años de su vida. Había experimentado todo por primera vez con aquel hombre, y ahora no era capaz de sentir nada por volver a verlo. Apenas se habían encontrado unas cuantas veces desde el final. Él no insistió, no trató de convencerla. Probablemente porque no la quería. Y los lazos establecidos durante seis años se disolvieron en pocos días, los que pasaron hasta que ella decidió acostarse con otro chico para sentirse otra vez dueña de sí misma. Tanto tiempo para nada, seis años viviendo “para siempre” y apenas un instante para decidir “hasta nunca”.Las luces se apagaron y el público comenzó a regresar a sus asientos. Miguel apareció quejándose de la cola enorme que había tenido que guardar para entrar en el baño y se sentó. Sandra le agarró la mano izquierda y se la llevó a su regazo, para encerrarla entre las suyas. Él se extrañó por el gesto, y más aún por el temblor que notaba en sus manos. Justo cuando iba a preguntarle si le pasaba algo, aparecieron los primeros miembros del grupo sobre el escenario y todos comenzaron a aplaudir. Todos menos ellos, porque Sandra no soltó su mano en todo el concierto.



1. La protagonista del relato había ido al auditorio para asistir a una representación teatral. F

2. La visión de Alberto despertó en Sandra recuerdos agradables. F

3. La chica rubia parecía tener unos cinco años menos que Sandra. F

4. Los dolores de cabeza de Sandra eran una secuela de su accidente de moto. V

5. Sandra no le explicó a Miguel por qué le temblaban las manos. V


6. ¿Dónde estaba Miguel cuando Sandra advirtió la presencia de Alberto?

En el baño.

7. ¿Cómo había sido la relación de Sandra y Alberto?

Desigual y dominada por Alberto.

8. ¿Qué fue lo que le hizo a Sandra replantearse su vida y terminar su relación con Alberto?

Un accidente de moto que la puso al borde de la muerte.

9. ¿Cómo reaccionó Alberto cuando Sandra le dejó?

No insistió ni trató de convencerla.

10. ¿Qué hizo Sandra cuando Miguel se volvió a sentar a su lado?

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Le cogió una mano y la puso en su regazo.


Busca en el texto tres adjetivos que describan la actitud de Alberto.

Dominante, decidida, arrogante.

Elige cinco verbos en forma personal que aparezcan en el texto y clasifícalos indicando la conjugación a la que pertenecen, persona, número tiempo y modo

RESPUESTA LIBRE


Vuelve a leer el relato e imagina cómo habría sido la situación si Sandra y Alberto se hubieran encontrado cara a cara y hubieran tenido que hablarse. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

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LA CUERDA DEL ROBLE


Vas a leer un texto en el que se relata un acontecimiento que cambia radicalmente la vida de una persona. ¿Te ha ocurrido o conoces a alguien que haya tenido un cambio repentino en su vida? ¿Fue un cambio positivo o negativo? Escribe alrededor de 5 líneas.

La cuerda del roble

Marta fue la mejor compañera de juegos que tuve jamás. Nos conocíamos desde siempre, porque siempre fuimos vecinos. Al principio me molestaba que mi madre me hiciera jugar con una niña mientras ella tomaba el café con su madre. Las chicas me parecían un rollo. Pero ella demostraba que era distinta cada día.Era capaz de correr tan rápido como Jaime y trepaba a los arboles del parque mejor que Tomás, incluso llegó a ganarle en un reto. Pero donde mas destacaba era en la cuerda del roble. Aquella era una vieja maroma colgáda de un roble añoso, en las afueras del parque. Sé trataba dé una zona medio abandonada que una vez albergó la villa de una familia señorial. Nadie sabía que hacía aquella cuerda allí, atada a una de las ramas más gruesas de aquel árbol tan grande, cerca de un muro semiderruido. Pero lo cierto es que un día la descubrimos, cuando Alberto mandó allí el balon de una patada. No tardamos en aficionarnos a colgarnos de aquella cuerda, era un pasatiempo fascinante. Nos colocábamos sobre lo que quedaba del muro y nos lanzábamos, para alcanzar la mayor altura posible. Cuando se enteraron, nuestros padres nos lo prohibieron, decían que era peligroso. Pero a nosotros nos encantaba. Y Marta era la mejor. Llegaba más alto que nadie, aún siendo la más bajita y la menos fuerte de entre nosotros, que éramos chicos. Muchas veces estábamos ella y yo solos en aquel lugar, y pasábamos horas subidos en aquella cuerda. Luego tratábamos de borrar las huellas que dejaba la maroma en nuestras manos lavándolas en la fuente durante mucho rato, para que la piel recuperara el color y perdiera la porquería. Y así durante años.El día anterior a nuestra mudanza Marta llamó a mi casa desde el portal. Quería que bajara para despedirnos. Estuvimos hablando un rato y me dijo que le daba mucha pena que mis padres hubieran decidido trasladarse a Asturias. Le expliqué que era un cambio obligado por el trabajo de mi padre y le confesé que a mí también me apenaba mucho. Después, le dije que fuéramos a la cuerda del roble para colgarme de ella por última vez. Cuando iba a tomarla ella me la quitó riendo y me dijo que, ni aun siendo mi última vez me iba a permitir usarla a mí primero. Y se lanzó. Pero, de repente, aquella cuerda que habíamos disfrutado durante tanto tiempo se rompió. Se quebró justo cuando Marta había alcanzado su altura máxima. Antes de que pudiera reaccionar, cayó como un saco y se golpeó la cabeza contra los restos de ladrillos que había debajo.Me quedé paralizado, y sólo a los pocos segundos se me ocurrió comenzar a gritar y acercarme a ella. Al poco tiempo, apareció el padre de Alberto, después el de Tomás, y luego el de Marta. Cuando me vieron desde lejos arrodillado delante de ella empezaron a gritar. Su padre se lanzó sobre ella llorando mientras aullaba que llamaran a una ambulancia. El padre de Tomás se quedó

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con él, mientras el de Alberto usaba su móvil para pedir ayuda. Pronto, aquel lugar, que llevaba años casi desierto, estuvo lleno de personas, de adultos que bramaban contra la desobediencia de los niños, contra el estado de abandono de la zona o que respiraban aliviados en silencio porque no era su hijo el que estaba tendido sobre la hierba. Muchos me abroncaban, pero yo ya no podía oír nada.Hace dos meses volví a verla. Estaba prácticamente igual que siempre.Le habían cortado un poco el pelo y tal vez tenía mejor color. Creo que incluso cambió la cara cuando me vio. Cuando salí estaba desencajado, como siempre me ocurría cuando la veía tras aquel día. Mi mujer condujo hasta casa. Cené un poco y me fui a la cama llorando. A veces, mientras duermo, soy yo el que coge la cuerda y quien cae sobre los ladrillos. Y el que permanece postrado en una cama desde hace quince años, con la mirada perdida buscando un futuro que se quebró, como la cuerda del roble.

Picallo - 25 de Marzo 2005



1. Al narrador le apetecía mucho jugar con chicas porque eran muy divertidas.

2. Marta era una chica a la que le gustaba jugar a juegos de chicos.

3. A los padres de Marta y el narrador no les importaba que jugasen con la cuerda de roble.

4. El narrador tuve un accidente que le mantuvo postrado en una cama quince años.


5. ¿Cómo describe el narrador a Marta?

6. ¿Por qué tenía que mudarse Marta de ciudad?

7. ¿Con qué se golpeó en el accidente?

8. ¿Cómo seguía sintiéndose el narrador después tantos años?

Actividades de ortografía

Vuelve a leer el segundo párrafo y corrige las tildes que faltan o sobran, explicando por qué.

Lee las siguientes oraciones extraídas del texto:

Después, le dije que fuéramos a la cuerda del roble para colgarme de ella por última vez.

Mi mujer condujo hasta casa.

¿Por qué se escribe sin h- la palabra a en la primera oración?

¿Por qué se escribe con h- la palabra hasta en la segunda oración?


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Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en el narrador la actual situación de su amiga. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del padre de Marta, imaginando que actualmente vive con ella y es su cuidador. Escribe al menos una cara de un folio.

LA CUERDA DEL ROBLE (SOLUCIONES)


Vas a leer un texto en el que se relata un acontecimiento que cambia radicalmente la vida de una persona. ¿Te ha ocurrido o conoces a alguien que haya tenido un cambio repentino en su vida? ¿Fue un cambio positivo o negativo? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

La cuerda del roble

Marta fue la mejor compañera de juegos que tuve jamás. Nos conocíamos desde siempre, porque siempre fuimos vecinos. Al principio me molestaba que mi madre me hiciera jugar con una niña mientras ella tomaba el café con su madre. Las chicas me parecían un rollo. Pero ella demostraba que era distinta cada día.Era capaz de correr tan rápido como Jaime y trepaba a los arboles del parque mejor que Tomás, incluso llegó a ganarle en un reto. Pero donde mas destacaba era en la cuerda del roble. Aquella era una vieja maroma colgáda de un roble añoso, en las afueras del parque. Sé trataba dé una zona medio abandonada que una vez albergó la villa de una familia señorial. Nadie sabía que hacía aquella cuerda allí, atada a una de las ramas más gruesas de aquel árbol tan grande, cerca de un muro semiderruido. Pero lo cierto es que un día la descubrimos, cuando Alberto mandó allí el balon de una patada. No tardamos en aficionarnos a colgarnos de aquella cuerda, era un pasatiempo fascinante. Nos colocábamos sobre lo que quedaba del muro y nos lanzábamos, para alcanzar la mayor altura posible. Cuando se enteraron, nuestros padres nos lo prohibieron, decían que era peligroso. Pero a nosotros nos encantaba. Y Marta era la mejor. Llegaba más alto que nadie, aún siendo la más bajita y la menos fuerte de entre nosotros, que éramos chicos. Muchas veces estábamos ella y yo solos en aquel lugar, y pasábamos horas subidos en aquella cuerda. Luego tratábamos de borrar las huellas que dejaba la maroma en nuestras manos lavándolas en la fuente durante mucho rato, para que la piel recuperara el color y perdiera la porquería. Y así durante años.El día anterior a nuestra mudanza Marta llamó a mi casa desde el portal. Quería que bajara para despedirnos. Estuvimos hablando un rato y me dijo que le daba mucha pena que mis padres hubieran decidido trasladarse a Asturias. Le expliqué que era un cambio obligado por el trabajo de mi padre y le confesé que a mí también me apenaba mucho. Después, le dije que fuéramos a la cuerda del roble para colgarme de ella por última vez. Cuando iba a tomarla ella me la quitó riendo y me dijo que, ni aun siendo mi última vez me iba a permitir usarla a mí primero. Y se lanzó. Pero, de repente, aquella cuerda que habíamos disfrutado durante tanto tiempo se rompió. Se quebró justo cuando Marta había alcanzado su altura máxima. Antes de que pudiera reaccionar, cayó como un saco y se golpeó la cabeza contra los restos de ladrillos que había debajo.Me quedé paralizado, y sólo a los pocos segundos se me ocurrió comenzar a gritar y acercarme a ella. Al poco tiempo, apareció el padre de Alberto, después el de Tomás, y luego el de Marta. Cuando me vieron desde lejos arrodillado delante de ella empezaron a gritar. Su padre se lanzó sobre ella llorando mientras aullaba que llamaran a una ambulancia. El padre de Tomás se quedó con él, mientras el de Alberto usaba su móvil para pedir ayuda. Pronto, aquel lugar, que llevaba años casi desierto, estuvo lleno de personas, de adultos que bramaban contra la desobediencia de los niños, contra el estado de abandono de la zona o que respiraban aliviados en silencio porque no era su hijo el que estaba tendido sobre la hierba. Muchos me abroncaban, pero yo ya no podía oír nada.Hace dos meses volví a verla. Estaba prácticamente igual que siempre.

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Le habían cortado un poco el pelo y tal vez tenía mejor color. Creo que incluso cambió la cara cuando me vio. Cuando salí estaba desencajado, como siempre me ocurría cuando la veía tras aquel día. Mi mujer condujo hasta casa. Cené un poco y me fui a la cama llorando. A veces, mientras duermo, soy yo el que coge la cuerda y quien cae sobre los ladrillos. Y el que permanece postrado en una cama desde hace quince años, con la mirada perdida buscando un futuro que se quebró, como la cuerda del roble.

Picallo - 25 de Marzo 2005



1. Al narrador le apetecía mucho jugar con chicas porque eran muy divertidas. F

2. Marta era una chica a la que le gustaba jugar a juegos de chicos. V

3. A los padres de Marta y el narrador no les importaba que jugasen con la cuerda de roble. V

4. El narrador tuve un accidente que le mantuvo postrado en una cama quince años. F


5. ¿Cómo describe el narrador a Marta?

Era capaz de correr tan rápido como Jaime y trepaba a los arboles del parque mejor que Tomás, incluso llegó a ganarle en un reto.

6. ¿Por qué tenía que mudarse Marta de ciudad?

Era un cambio obligado por el trabajo de su padre.

7. ¿Con qué se golpeó en el accidente?

Sobre algunos ladrillos.

8. ¿Cómo seguía sintiéndose el narrador después tantos años?

Cuando salí estaba desencajado, como siempre me ocurría cuando la veía tras aquel día. Mi mujer condujo hasta casa. Cené un poco y me fui a la cama llorando.

Actividades de ortografía

Vuelve a leer el segundo párrafo y corrige las tildes que faltan o sobran, explicando por qué.

Era capaz de correr tan rápido como Jaime y trepaba a los árboles del parque mejor que Tomás, incluso llegó a ganarle en un reto. Pero donde más destacaba era en la cuerda del roble. Aquella era una vieja maroma colgada de un roble añoso, en las afueras del parque. Se trataba de una zona medio abandonada que una vez albergó la villa de una familia señorial. Nadie sabía que hacía aquella cuerda allí, atada a una de las ramas más gruesas de aquel árbol tan grande, cerca de un muro semiderruido. Pero lo cierto es que un día la descubrimos, cuando Alberto mandó allí el balón de una patada. Lee las siguientes oraciones extraídas del texto:

1) Después, le dije que fuéramos a la cuerda del roble para colgarme de ella por última vez.2) Mi mujer condujo hasta casa.

¿Por qué se escribe sin h- la palabra a en la primera oración? Es una preposición y no una forma verbal.

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¿Por qué se escribe con h- la palabra hasta en la segunda oración? Es una preposición y no un sustantivo.


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en el narrador la actual situación de su amiga. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del padre de Marta, imaginando que actualmente vive con ella y es su cuidador. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

LA ÚLTIMA VEZ


El relato que vas a leer se desarrolla en un lugar en el que no parece haber pasado el tiempo. ¿Conoces algún lugar así, que te traiga recuerdos muy vivos del pasado? Escribe alrededor de 5 líneas

- Te doy un beso a cambio de tus pensamientos. No es mucho, pero es todo lo que llevo encima...-Lucía giró la cabeza y sonrió. Ya había oído esa frase muchas veces, pero siempre le sacaba una sonrisa. Jorge apareció tras ella y dejó con ternura una chaqueta de lana sobre sus hombros. Después, la besó en la cabeza, tomó una banqueta y se sentó en el balcón, a su lado. Lucía se ajustó un poco la chaqueta, con la mano que le dejaba libre el cigarro consumido a medias, y volvió la mirada hacia el cielo. La noche era clara y la luna nueva brillaba con intensidad. Había refrescado un poco, pero la temperatura seguía siendo agradable.- ¿Sigues fumando? – Preguntó Jorge.- Bueno, lo dejo y vuelvo cada cierto tiempo. Supongo que en realidad no lo he dejado nunca. Sólo fumo menos. Ya sabes, cuando estoy nerviosa o cuando estoy a gusto.- ¿Y ahora? ¿Estás nerviosa o estás a gusto?Lucía le miró unos instantes, sin saber muy bien qué responder. Jorge le sostuvo la mirada y se dio cuenta de que ella estaba meditando algo, algo que quería decir sin saber muy bien cómo. Pero después se fijó en que Lucía llevaba puesto el camisón gris plateado que guardaba en uno de sus cajones, y se sorprendió. Nunca llegaron a convivir, pero ella fue dejando allí algo de ropadurante el tiempo que estuvieron juntos. Aquel camisón formaba parte del reguero de recuerdos que ella le dejó cuando decidió terminar aquella relación.No había vuelto a tocarlo desde que Lucía lo guardara por última vez en el cajón central de su armario. Se encontraba con él cuando iba a coger alguna prenda suya, pero nunca quiso sacarlo de allí. Al principio, porque tenía la esperanza de que ella volviera a necesitarlo y quería dejarlo por ello en el mismo lugar en el que lo buscaría; y después, porque se dio cuenta de que aquel camisón le traía algunos de los recuerdos más bonitos de su vida. Era la única prenda que ella se había dejado en su casa. Quizás la olvidó. O quizás la dejó allí a propósito. Nunca se atrevió a preguntárselo.

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Entonces, Lucía le leyó el pensamiento. Como había hecho casi siempre.- He ido a por él sin darme cuenta. Es curioso. Vuelves a un lugar que no pisabas desde hace más de un año y te comportas como si hubieras estado aquí ayer. Como si no hubiera pasado nada. Me ha sorprendido que siguiera allí. – Dijo.- Bueno... al principio pensé en devolvértelo, pero no encontré el momento. Y más tarde pensé que sería bonito conservarlo en el mismo sitio. Aunque ya no te lo pusieras. – respondió Jorge.Ella sonrió tristemente al cielo y cerró los ojos. Durante aquella noche había recuperado sensaciones perdidas, sentimientos olvidados. Y se sintió débil y confusa. Había vuelto a un lugar en el que fue muy feliz en otro tiempo, y echaba de menos sentirse así. Pero era consciente de que todo eso eran sólo emociones antiguas, recuerdos bonitos. Su vida había cambiado demasiado, aunque en aquel rincón de su memoria sentimental todo siguiera como siempre. Cuando Jorge abrió la puerta de su casa había esperado encontrarse un lugar desconocido, eso hubiera hecho las cosas más fáciles. Pero vio todo tal y como lo dejó la tarde en la que quiso terminar con todo. La foto que ambos se hicieron en el parque seguía reinando sobre la mesa en la que compartía espacio con otras imágenes de su vida. El tiempo se había detenido en aquel lugar, y quizás en la vida de quien lo habitaba.Entre tanto, él la miraba sin entender muy bien lo que estaba pasando. No sabía por qué ella le había llamado tantos meses después de que todo terminara. “Te quiero, pero ya no lo suficiente para estar contigo”, le había dicho en aquel momento. Desde entonces no se habían visto apenas, porque ella lo había preferido así. El amor de su vida se le había escurrido entre los dedos sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Y de repente, ella había querido verle aquella noche, sin demasiadas explicaciones. Él tampoco se las pidió. Habían cenado juntos en un restaurante cercano a su casa, en el que ya habían estado varias veces cuando eran pareja. Y quizás eso lo precipitó todo.La conversación, tensa al principio, se hizo más natural a medida que pasaba el tiempo, hasta que pareció que simplemente nunca habían dejado de hablar. La complicidad dejó libre el camino para el cariño, que también volvió a aparecer sin que ninguno de los dos se diera cuenta. Él le acarició la cara tras bromear con ella cuando se levantaban de la mesa. Y ella le respondió con un beso en la mejilla. La piel siempre recuerda el contacto de la piel que la ha amado, por eso ya sólo fue cuestión de tiempo que la noche terminara con un ajuste de cuentas al tiempo y a los sentimientos.Mientras Jorge recordaba lo que les había llevado hasta allí, Lucía dio una última calada al cigarro y lo dejó en el cenicero que ella misma había llevado a aquella casa cuando él se mudó allí. Después, se levantó y tomó de la mano a Jorge. Le llevó a la habitación y se quitó la chaqueta. Le pidió que le hiciera el amor despacio, tan dulcemente como pudiera, porque sería la última vez. Él le quitó el camisón suavemente y se abandonó a ella, olvidándose inmediatamente de todas las dudas que tenía en la cabeza.

Pocas horas después, ella se despertó y se levantó en silencio de la cama.Para eso tuvo que zafarse de los brazos de Jorge, que se aferraba a ella en sueños. Perdido el cuerpo de su amante, Jorge se revolvió despacio hasta abrazar la almohada, mientras Lucía lo miraba divertida. Siempre le había hecho gracia que necesitara dormir agarrado a algo o alguien. Quizás era un rasgo que hablaba fielmente del cariño que necesitaba aquel chico tan especial.Se vistió sin hacer ruido y observó a Jorge unos segundos más. Hubiera querido despedirse con un beso, decirle algo bonito. Pero prefería dejar así las cosas. Así era menos duro marcharse, aunque durante un instante deseó tener algo más de tiempo para intentarlo otra vez. Lamentablemente, el cáncer que le habían detectado unos días antes no se lo iba a dar. Hubiese querido explicarle que por eso quiso volver a verle, para despedirse de él. Pero le gustaba más este final.

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1. La escena que se narra en el relato tiene lugar en casa de Jorge.

2. Jorge estaba seguro de que Lucía había dejado su camisón a propósito.

3. Al entrar en casa de Jorge Lucía se sintió invadida por recuerdos desagradables.

4. Aquella noche se encontraron porque Lucia se lo pidió.

5. Lucía y Jorge vivieron juntos en aquella casa durante su relación.


1. ¿Qué dos estados emocionales le hacen a Lucía fumar más?

2. ¿Cuánto tiempo había pasado desde el final de la relación?

3. ¿Qué hicieron antes de ir a casa de Jorge?

4. ¿Cómo se sintió Lucía cuando entró en la casa de Jorge?

5. ¿Por qué razón buscó Lucía ese encuentro con Jorge?


Busca en el texto 2 ejemplos de nombres propios, 2 nombres concretos y 2 nombres abstractos.

Escoge una oración simple del texto y analízala.

Actividades de extensión14




Vuelve a leer el texto. Imagina que Jorge despierta y Lucía le habla de su enfermedad. ¿Cómo reaccionaría Jorge? ¿Cómo serían los últimos días de Lucía? Escribe al menos una cara de un folio.

LA ÚLTIMA VEZ (SOLUCIONES)


El relato que vas a leer se desarrolla en un lugar en el que no parece haber pasado el tiempo. ¿Conoces algún lugar así, que te traiga recuerdos muy vivos del pasado? Escribe alrededor de 5 líneas

RESPUESTA LIBRE

- Te doy un beso a cambio de tus pensamientos. No es mucho, pero es todo lo que llevo encima...-Lucía giró la cabeza y sonrió. Ya había oído esa frase muchas veces, pero siempre le sacaba una sonrisa. Jorge apareció tras ella y dejó con ternura una chaqueta de lana sobre sus hombros. Después, la besó en la cabeza, tomó una banqueta y se sentó en el balcón, a su lado. Lucía se ajustó un poco la chaqueta, con la mano que le dejaba libre el cigarro consumido a medias, y volvió la mirada hacia el cielo. La noche era clara y la luna nueva brillaba con intensidad. Había refrescado un poco, pero la temperatura seguía siendo agradable.- ¿Sigues fumando? – Preguntó Jorge.- Bueno, lo dejo y vuelvo cada cierto tiempo. Supongo que en realidad no lo he dejado nunca. Sólo fumo menos. Ya sabes, cuando estoy nerviosa o cuando estoy a gusto.- ¿Y ahora? ¿Estás nerviosa o estás a gusto?Lucía le miró unos instantes, sin saber muy bien qué responder. Jorge le sostuvo la mirada y se dio cuenta de que ella estaba meditando algo, algo que quería decir sin saber muy bien cómo. Pero después se fijó en que Lucía llevaba puesto el camisón gris plateado que guardaba en uno de sus cajones, y se sorprendió. Nunca llegaron a convivir, pero ella fue dejando allí algo de ropadurante el tiempo que estuvieron juntos. Aquel camisón formaba parte del reguero de recuerdos que ella le dejó cuando decidió terminar aquella relación.No había vuelto a tocarlo desde que Lucía lo guardara por última vez en el cajón central de su armario. Se encontraba con él cuando iba a coger alguna prenda suya, pero nunca quiso sacarlo de allí. Al principio, porque tenía la esperanza de que ella volviera a necesitarlo y quería dejarlo por ello en el mismo lugar en el que lo buscaría; y después, porque se dio cuenta de que aquel camisón le traía algunos de los recuerdos más bonitos de su vida. Era la única prenda que ella se había dejado en su casa. Quizás la olvidó. O quizás la dejó allí a propósito. Nunca se atrevió a preguntárselo.Entonces, Lucía le leyó el pensamiento. Como había hecho casi siempre.- He ido a por él sin darme cuenta. Es curioso. Vuelves a un lugar que no pisabas desde hace más de un año y te comportas como si hubieras estado aquí ayer. Como si no hubiera pasado nada. Me ha sorprendido que siguiera allí. – Dijo.- Bueno... al principio pensé en devolvértelo, pero no encontré el momento. Y más tarde pensé que sería bonito conservarlo en el mismo sitio. Aunque ya no te lo pusieras. – respondió Jorge.Ella sonrió tristemente al cielo y cerró los ojos. Durante aquella noche había recuperado sensaciones perdidas, sentimientos olvidados. Y se sintió débil y confusa. Había vuelto a un lugar en el que fue muy feliz en otro tiempo, y echaba de menos sentirse así. Pero era consciente de que todo eso eran sólo emociones antiguas, recuerdos bonitos. Su vida había cambiado demasiado, aunque en aquel rincón de

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su memoria sentimental todo siguiera como siempre. Cuando Jorge abrió la puerta de su casa había esperado encontrarse un lugar desconocido, eso hubiera hecho las cosas más fáciles. Pero vio todo tal y como lo dejó la tarde en la que quiso terminar con todo. La foto que ambos se hicieron en el parque seguía reinando sobre la mesa en la que compartía espacio con otras imágenes de su vida. El tiempo se había detenido en aquel lugar, y quizás en la vida de quien lo habitaba.Entre tanto, él la miraba sin entender muy bien lo que estaba pasando. No sabía por qué ella le había llamado tantos meses después de que todo terminara. “Te quiero, pero ya no lo suficiente para estar contigo”, le había dicho en aquel momento. Desde entonces no se habían visto apenas, porque ella lo había preferido así. El amor de su vida se le había escurrido entre los dedos sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Y de repente, ella había querido verle aquella noche, sin demasiadas explicaciones. Él tampoco se las pidió. Habían cenado juntos en un restaurante cercano a su casa, en el que ya habían estado varias veces cuando eran pareja. Y quizás eso lo precipitó todo.La conversación, tensa al principio, se hizo más natural a medida que pasaba el tiempo, hasta que pareció que simplemente nunca habían dejado de hablar. La complicidad dejó libre el camino para el cariño, que también volvió a aparecer sin que ninguno de los dos se diera cuenta. Él le acarició la cara tras bromear con ella cuando se levantaban de la mesa. Y ella le respondió con un beso en la mejilla. La piel siempre recuerda el contacto de la piel que la ha amado, por eso ya sólo fue cuestión de tiempo que la noche terminara con un ajuste de cuentas al tiempo y a los sentimientos.Mientras Jorge recordaba lo que les había llevado hasta allí, Lucía dio una última calada al cigarro y lo dejó en el cenicero que ella misma había llevado a aquella casa cuando él se mudó allí. Después, se levantó y tomó de la mano a Jorge. Le llevó a la habitación y se quitó la chaqueta. Le pidió que le hiciera el amor despacio, tan dulcemente como pudiera, porque sería la última vez. Él le quitó el camisón suavemente y se abandonó a ella, olvidándose inmediatamente de todas las dudas que tenía en la cabeza.

Pocas horas después, ella se despertó y se levantó en silencio de la cama.Para eso tuvo que zafarse de los brazos de Jorge, que se aferraba a ella en sueños. Perdido el cuerpo de su amante, Jorge se revolvió despacio hasta abrazar la almohada, mientras Lucía lo miraba divertida. Siempre le había hecho gracia que necesitara dormir agarrado a algo o alguien. Quizás era un rasgo que hablaba fielmente del cariño que necesitaba aquel chico tan especial.Se vistió sin hacer ruido y observó a Jorge unos segundos más. Hubiera querido despedirse con un beso, decirle algo bonito. Pero prefería dejar así las cosas. Así era menos duro marcharse, aunque durante un instante deseó tener algo más de tiempo para intentarlo otra vez. Lamentablemente, el cáncer que le habían detectado unos días antes no se lo iba a dar. Hubiese querido explicarle que por eso quiso volver a verle, para despedirse de él. Pero le gustaba más este final.



1. La escena que se narra en el relato tiene lugar en casa de Jorge. V

2. Jorge estaba seguro de que Lucía había dejado su camisón a propósito. F

3. Al entrar en casa de Jorge Lucía se sintió invadida por recuerdos desagradables. F

4. Aquella noche se encontraron porque Lucia se lo pidió. V

5. Lucía y Jorge vivieron juntos en aquella casa durante su relación. F


6. ¿Qué dos estados emocionales le hacen a Lucía fumar más?

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El nerviosismo y el bienestar.

7. ¿Cuánto tiempo había pasado desde el final de la relación?

Muchos meses.

8. ¿Qué hicieron antes de ir a casa de Jorge?

Habían cenado en un restaurante conocido.

9. ¿Cómo se sintió Lucía cuando entró en la casa de Jorge?

Se sintió débil y confusa, se sorprendió de que todo siguiera igual.

10. ¿Por qué razón buscó Lucía ese encuentro con Jorge?

Porque sabía que le quedaba poco tiempo de vida y quería estar con él una última vez.


Busca en el texto 2 ejemplos de nombres propios, 2 nombres concretos y 2 nombres abstractos.

RESPUESTA LIBRE

Escoge una oración simple del texto y analízala.

RESPUESTA LIBRE


Vuelve a leer el texto. Imagina que Jorge despierta y Lucía le habla de su enfermedad. ¿Cómo reaccionaría Jorge? ¿Cómo serían los últimos días de Lucía? Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

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CELEBRACIÓN DE LA REALIDAD


En el relato que vas a leer se narra una anécdota sucedida durante la celebración de una boda. ¿Alguna vez has protagonizado o presenciado alguna situación curiosa durante una celebración? ¿Fue algo bueno o fue una situación desagradable? Escribe al menos 7 líneas.

Si la tía de Dámaso Murúa hubiera contado su historia a García Márquez, quizá la Crónica de una muerte anunciada habría tenido otro final.

Susana Contreras, que así se llama la tía de Dámaso, tuvo en sus buenos tiempos el culo más incendiario de cuantos se hayan visto llamear en el pueblo de Escuinapa y en todas las comarcas del golfo de California.

Hace muchos años, Susana se casó con uno de los numerosos galanes que sucumbieron a sus meneos. En la noche de bodas, el marido descubrió que ella no era virgen. Entonces se desprendió de la ardiente Susana como si contagiara la peste, dio un portazo y se marchó para siempre.

El despechado se metió a beber en las cantinas, donde los invitados de su fiesta estaban siguiendo la juerga. Abrazado a sus amigotes, él se puso a mascullar rencores y a proferir amenazas, pero nadie se tomaba en serio su tormento cruel.

Con benevolencia lo escuchaban, mientras él se tragaba a lo macho las lágrimas que a borbotones pujaban por salir, pero después le decían que chocolate por la noticia, que claro que Susana no era virgen, que todo el pueblo lo sabía menos él, y que al fin y al cabo ése era un detalle que no tenía la menor importancia, y que no seas pendejo, mano, que nomás se vive una vez. Él insistía, y en lugar de gestos de solidaridad recibía bostezos.

Y así fue avanzando la noche, a los tumbos, en triste bebedera cada vez más solitaria, hacia el amanecer. Uno tras otro, los invitados se fueron yendo a dormir. El alba encontró al ofendido

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sentado en la calle, completamente solo y bastante fatigado de tanto quejarse sin que nadie le llevara el apunte.

Ya el hombre estaba aburriéndose de su propia tragedia, y las primeras luces le desvanecieron las ganas de sufrir y de vengarse. A media mañana se dio un buen baño y se tomó un café bien caliente y al mediodía volvió, arrepentido, a los brazos de la repudiada.

Volvió desfilando, a paso de gran ceremonia, desde la otra punta de la calle principal. Iba cargando un enorme ramo de rosas, y encabezaba una larga procesión de amigos, parientes y público en general. La orquesta de serenatas cerraba la marcha. La orquesta sonaba a todo dar, tocando para Susana, a modo de desagravio, Negra consentida y Vereda tropical. Con esas musiquitas, tiempo atrás, él se le había declarado.

El libro de los abrazos. Eduardo Galeano.Actividades de comprensión

Contesta a las siguientes preguntas a partir del relato:

1. ¿Qué fue lo que molestó tanto al marido de Susana?

2. ¿Cómo reaccionaban los amigos del recién casado ante sus lamentos?

3. ¿Qué hizo el recién casado cuando se le pasó el enfado?

4. ¿Tiene la historia un final feliz? ¿Por qué?

5. ¿Qué piensas que hizo Susana cuando vio aparecer a su marido con esa gran procesión?

Actividades de ortografía, gramática y vocabulario

Vuelve a leer los dos primeros párrafos del texto. Observa los monosílabos en negrita y explica por qué llevan o no tilde en cada caso.

Identifica los adverbios del texto y clasifícalos:

Duda:

Modo:

Cantidad:

Negación:

Tiempo:

Lugar:

Busca en el texto palabras propias del español de América y escribe su significado.

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¿Cómo termina la historia en el libro que se cita al principio, Crónica de una muerte anunciada? Averígualo, escribe un breve resumen de lo que sucede en el libro y da tu opinión. Escribe al menos una cara de un folio.

CELEBRACIÓN DE LA REALIDAD (SOLUCIONES)


En el relato que vas a leer se narra una anécdota sucedida durante la celebración de una boda. ¿Alguna vez has protagonizado o presenciado alguna situación curiosa durante una celebración? ¿Fue algo bueno o fue una situación desagradable? Escribe al menos 7 líneas.

Respuesta libre

Si la tía de Dámaso Murúa hubiera contado su historia a García Márquez, quizá la Crónica de una muerte anunciada habría tenido otro final.

Susana Contreras, que así se llama la tía de Dámaso, tuvo en sus buenos tiempos el culo más incendiario de cuantos se hayan visto llamear en el pueblo de Escuinapa y en todas las comarcas del golfo de California.

Hace muchos años, Susana se casó con uno de los numerosos galanes que sucumbieron a sus meneos. En la noche de bodas, el marido descubrió que ella no era virgen. Entonces se desprendió de la ardiente Susana como si contagiara la peste, dio un portazo y se marchó para siempre.

El despechado se metió a beber en las cantinas, donde los invitados de su fiesta estaban siguiendo la juerga. Abrazado a sus amigotes, él se puso a mascullar rencores y a proferir amenazas, pero nadie se tomaba en serio su tormento cruel.

Con benevolencia lo escuchaban, mientras él se tragaba a lo macho las lágrimas que a borbotones pujaban por salir, pero después le decían que chocolate por la noticia, que claro que Susana no era virgen, que todo el pueblo lo sabía menos él, y que al fin y al cabo ése era un detalle que no tenía la menor importancia, y que no seas pendejo, mano, que nomás se vive una vez. Él insistía, y en lugar de gestos de solidaridad recibía bostezos.

Y así fue avanzando la noche, a los tumbos, en triste bebedera cada vez más solitaria, hacia el amanecer. Uno tras otro, los invitados se fueron yendo a dormir. El alba encontró al ofendido sentado en la calle, completamente solo y bastante fatigado de tanto quejarse sin que nadie le llevara el apunte.

Ya el hombre estaba aburriéndose de su propia tragedia, y las primeras luces le desvanecieron las ganas de sufrir y de vengarse. A media mañana se dio un buen baño y se tomó un café bien caliente y al mediodía volvió, arrepentido, a los brazos de la repudiada.

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Volvió desfilando, a paso de gran ceremonia, desde la otra punta de la calle principal. Iba cargando un enorme ramo de rosas, y encabezaba una larga procesión de amigos, parientes y público en general. La orquesta de serenatas cerraba la marcha. La orquesta sonaba a todo dar, tocando para Susana, a modo de desagravio, Negra consentida y Vereda tropical. Con esas musiquitas, tiempo atrás, él se le había declarado.

El libro de los abrazos. Eduardo Galeano.



1. ¿Qué fue lo que molestó tanto al marido de Susana?

Descubrir que ella no era virgen.

2. ¿Cómo reaccionaban los amigos del recién casado ante sus lamentos?

Lo escuchaban con paciencia, pero la cuestión les aburría y les parecía una tontería.

3. ¿Qué hizo el recién casado cuando se le pasó el enfado?

Se dio un baño, se tomó un café y fue a pedir perdón a Susana.

4. ¿Tiene la historia un final feliz? ¿Por qué?

Sí, el marido de Susana pronto se da cuenta de su error.

5. ¿Qué piensas que hizo Susana cuando vio aparecer a su marido con esa gran procesión?

Respuesta libre


Vuelve a leer los dos primeros párrafos del texto. Observa los monosílabos en negrita y explica por qué llevan o no tilde en cada caso.

Si: no lleva tilde porque es una conjunción condicional (la lleva cuando es un pronombre personal o un adverbio de afirmación).

De: no lleva tilde porque es una preposición (la lleva cuando es una forma del verbo dar).

Se: no lleva tilde porque es un pronombre personal (la lleva cuando es una forma del verbo saber).

Más: lleva tilde porque es un adverbio (no la lleva cuando es una conjunción adversativa).

El: no lleva tilde porque es un artículo (la lleva cuando es un pronombre personal).

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Identifica los adverbios del texto y clasifícalos:

Duda: quizá.

Modo: así, como, completamente, bien.

Cantidad: más, bastante, tanto.

Negación: no.

Tiempo: siempre, mientras, después, ya.

Lugar: donde.

Busca en el texto palabras propias del español de América y escribe su significado.

Nomás: solamente.

Pendejo: tonto, estúpido.

Mano: amigo, hermano.

Bebedera: acción de beber en exceso.


¿Cómo termina la historia en el libro que se cita al principio, Crónica de una muerte anunciada? Averígualo, escribe un breve resumen de lo que sucede en el libro y da tu opinión. Escribe al menos una cara de un folio.

Respuesta libre

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CRÓNICA DE LA CIUDAD DE LA HABANA


En el siguiente relato aparece un personaje que queda profundamente impresionado por el carácter de las gentes de La Habana. ¿Alguna vez te han sorprendido las costumbres o la forma de vida de algún lugar en el que hayas estado? Escribe al menos 7 líneas.

Los padres habían huido al norte. En aquel tiempo, la revolución y él estaban recién nacidos. Un cuarto de siglo después, Nelson Valdés viajó de Los Ángeles a La Habana, para conocer su país.

Cada mediodía, Nelson tomaba el ómnibus, la guagua 68, en la puerta del hotel, y se iba a leer libros sobre Cuba. Leyendo pasaba las tardes en la biblioteca José Martí, hasta que caía la noche.

Aquel mediodía, la guagua 68 pegó un frenazo en una bocacalle. Hubo gritos de protesta, por el tremendo sacudón, hasta que los pasajeros vieron el motivo del frenazo: una mujer muy rumbosa, que había cruzado la calle.

—Me disculpan, caballeros —dijo el conductor de la guagua 68, y se bajó. Entonces todos los pasajeros aplaudieron y le desearon buena suerte.

El conductor caminó balanceándose, sin apuro, y los pasajeros lo vieron acercarse a la muy salsosa, que estaba en la esquina, recostada a la pared, lamiendo un helado. Desde la guagua 68, los pasajeros seguían el ir y venir de aquella lengüita que besaba el helado mientras el conductor hablaba y hablaba sin respuesta, hasta que de pronto ella se rió, y le regaló una mirada. El conductor alzó el pulgar y todos los pasajeros le dedicaron una cerrada ovación.

Pero cuando el conductor entró en la heladería, produjo cierta inquietud general. Y cuando al rato salió con un helado en cada mano, cundió el pánico en las masas.

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Le tocaron la bocina. Alguien se afirmó en la bocina con alma y vida, y sonó la bocina como alarma de robos o sirena de incendios; pero el conductor, sordo, como si nada, seguía pegado a la muy sabrosa.

Entonces avanzó, desde los asientos de atrás de la guagua 68, una mujer que parecía una gran bala de cañón y tenía cara de mandar. Sin decir palabra, se sentó en el asiento del conductor y puso el motor en marcha. La guagua 68 continuó su recorrido, parando en sus paradas habituales, hasta que la mujer llegó a su propia parada y se bajó. Otro pasajero ocupó su lugar, durante un buen tramo, de parada en parada, y después otro, y otro, y así siguió la guagua 68 hasta el final.

Nelson Valdés fue el último en bajar. Se había olvidado de la biblioteca.




1. ¿Dónde nació Nelson Valdés?

2. ¿Qué quiere decir el autor cuando señala que los padres de Nelson huyeron al norte?

3. ¿Cuál le pareció en un principio a Nelson la mejor manera de conocer Cuba?

4. ¿Cuál fue la reacción de los pasajeros al darse cuenta de que la causa del frenazo había sido una mujer?

5. ¿Por qué crees que Nelson se olvidó de la biblioteca?


Busca en el texto palabras llanas acentuadas que terminen en vocal o en n. ¿Por qué llevan tilde estas palabras?

Extrae del texto tres adjetivos en grado positivo y otros tres en grado superlativo.

Encuentra en el texto:

-Una palabra con terminación de aumentativo.

-Una palabra con terminación de diminutivo.

-Una palabra compuesta.

-Una palabra propia del español de las Antillas, que no se utiliza en nuestra Península:


Piensa en una ciudad que conozcas bien e imagina qué podría ocurrir si se da una situación parecida a la relatada en el texto. Escribe al menos una cara de un folio.

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CRÓNICA DE LA CIUDAD DE LA HABANA (SOLUCIONES)


En el siguiente relato aparece un personaje que queda profundamente impresionado por el carácter de las gentes de La Habana. ¿Alguna vez te han sorprendido las costumbres o la forma de vida de algún lugar en el que hayas estado? Escribe al menos 7 líneas.

Respuesta libre

Los padres habían huido al norte. En aquel tiempo, la revolución y él estaban recién nacidos. Un cuarto de siglo después, Nelson Valdés viajó de Los Ángeles a La Habana, para conocer su país.

Cada mediodía, Nelson tomaba el ómnibus, la guagua 68, en la puerta del hotel, y se iba a leer libros sobre Cuba. Leyendo pasaba las tardes en la biblioteca José Martí, hasta que caía la noche.

Aquel mediodía, la guagua 68 pegó un frenazo en una bocacalle. Hubo gritos de protesta, por el tremendo sacudón, hasta que los pasajeros vieron el motivo del frenazo: una mujer muy rumbosa, que había cruzado la calle.

—Me disculpan, caballeros —dijo el conductor de la guagua 68, y se bajó. Entonces todos los pasajeros aplaudieron y le desearon buena suerte.

El conductor caminó balanceándose, sin apuro, y los pasajeros lo vieron acercarse a la muy salsosa, que estaba en la esquina, recostada a la pared, lamiendo un helado. Desde la guagua 68, los pasajeros seguían el ir y venir de aquella lengüita que besaba el helado mientras el conductor hablaba y hablaba sin respuesta, hasta que de pronto ella se rió, y le regaló una mirada. El conductor alzó el pulgar y todos los pasajeros le dedicaron una cerrada ovación.

Pero cuando el conductor entró en la heladería, produjo cierta inquietud general. Y cuando al rato salió con un helado en cada mano, cundió el pánico en las masas.

Le tocaron la bocina. Alguien se afirmó en la bocina con alma y vida, y sonó la bocina como alarma de robos o sirena de incendios; pero el conductor, sordo, como si nada, seguía pegado a la muy sabrosa.

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Entonces avanzó, desde los asientos de atrás de la guagua 68, una mujer que parecía una gran bala de cañón y tenía cara de mandar. Sin decir palabra, se sentó en el asiento del conductor y puso el motor en marcha. La guagua 68 continuó su recorrido, parando en sus paradas habituales, hasta que la mujer llegó a su propia parada y se bajó. Otro pasajero ocupó su lugar, durante un buen tramo, de parada en parada, y después otro, y otro, y así siguió la guagua 68 hasta el final.

Nelson Valdés fue el último en bajar. Se había olvidado de la biblioteca.




1. ¿Dónde nació Nelson Valdés?

En Cuba.

2. ¿Qué quiere decir el autor cuando señala que los padres de Nelson huyeron al norte?

Que a raíz de la revolución cubana abandonaron su país para irse a Estados Unidos.

3. ¿Cuál le pareció en un principio a Nelson la mejor manera de conocer Cuba?

Pasar las tardes en la biblioteca leyendo libros sobre el país.

4. ¿Cuál fue la reacción de los pasajeros al darse cuenta de que la causa del frenazo había sido una mujer?

Aplaudieron y le desearon buena suerte al conductor.

5. ¿Por qué crees que Nelson se olvidó de la biblioteca?

Porque lo que acababa de presenciar lo había dejado atónito, y tal vez pensó que aquello le podía enseñar más sobre su país que todos los libros de la biblioteca.


Busca en el texto palabras llanas acentuadas que terminen en vocal o en n. ¿Por qué llevan tilde estas palabras?

Había, mediodía, caía, había, heladería, seguía, parecía, tenía.

Llevan tilde para deshacer el diptongo.

Extrae del texto tres adjetivos en grado positivo y otros tres en grado superlativo.

POSITIVO: tremendo, buena, cerrada

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SUPERLATIVO: muy rumbosa, muy salsosa, muy sabrosa

Encuentra en el texto:

-Una palabra con terminación de aumentativo. sacudón

-Una palabra con terminación de diminutivo. lengüita

-Una palabra compuesta. bocacalle

-Una palabra propia del español de las Antillas, que no se utiliza en nuestra Península: guagua


Piensa en una ciudad que conozcas bien e imagina qué podría ocurrir si se da una situación parecida a la relatada en el texto. Escribe al menos una cara de un folio.

Respuesta libre

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