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UNIDADES DE LECTURAPEDRO JOSÉ MALENO PATÓN

GRUPO DE TRABAJO: CREACIÓN DE MATERIALES PARA EL DESARROLLO DE LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA EN LA EDUCACIÓN DE ADULTOS

ÍNDICE:1. EL BILLETE Pág. 22. EL JUEGO Pág. 93. REGRESO AL COLEGIO Pág. 154. UNA VIEJA GUITARRA ACÚSTICA Pág. 215. VIDA Y FÚTBOL Pág. 276. YO NO SOY MALA Pág. 33

1



EL BILLETE

Actividades de Pre-lectura.

En este relato, vas a encontrar cómo un hombre mantiene una relación un tanto excepcional con una mujer a la cual no llega a conocer. ¿Te ha pasado o conoces a alguien que mantenga una relación con alguien vía carta, teléfono, internet, etc. sin haberse conocido en persona? Escribe alrededor de 5 líneas.

Como cada tarde, tras salir del trabajo, entré en el bar cercano a la oficina y pedí una cerveza en la barra. Había sido un día muy largo. Con dos compañeros de baja y más trabajo que nunca, había salido casi una hora más tarde de lo normal, a las ocho y media. Saqué el periódico de la cartera y le eché un vistazo mientras bebía lentamente mi consumición. Acabada la cerveza, me dispuse a pagar, para lo que registré mis bolsillos en busca de monedas.

Las pocas que encontré no sumaban suficiente dinero, con lo que tuve que darle al camarero un billete de 20 euros.

Recogí el cambio, un billete de diez euros y algunas monedas; cuando estaba guardando el billete en la cartera, observé que tenía algo escrito en uno de sus laterales, al dorso de la banda iridiscente de seguridad. Se trataba de una caligrafía inconfundiblemente femenina, elegante y pequeña. Caía un poco hacia la izquierda y el trazo azul parecía ser de tinta de pluma. La leyenda no podía ser más descorazonadora: “me siento sola”.

Escamado, salí del bar y tomé el metro. Durante el trayecto hasta mi casa, de unos 25 minutos, observe detenidamente el billete con la enigmática frase. Las primeras letras estaban algo borrosas, seguramente a causa del efecto de los dedos al manipular el papel, que estaba casi en perfecto estado.

La letra me gustó mucho. Admiro a la gente que tiene una bonita caligrafía, sobre todo porque la mía es horrorosa. Tengo entendido que existe una práctica, ignoro si científica o no, que retrata el carácter de las personas a través de los trazos de su caligrafía. “Lástima no tener ni idea de eso”, pensé en aquel momento.

Ya en casa, dejé la cartera sobre la cama y me tumbé en el sofá. Traté de imaginar a la persona que había escrito aquello. La supuse joven, bien formada e incluso con un buen trabajo. Tal vez estaría atravesando una mala etapa. Todos estamos expuestos a ello, yo mismo había tenido unas semanas atrás un periodo negro, relacionado con la separación de mi mujer. Llegué a la conclusión de que había escrito esa frase sentada en alguna cafetería, mientras repasaba una existencia llena de frustraciones y desengaños. De algún modo, me sentía como si hubiera encontrado una botella con un mensaje dentro, como las que lanzaban los náufragos en tiempos. En este caso, ella era una náufraga en mitad de una ciudad de 3 millones de personas. La suya era una soledad de hormiguero.

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Recordé entonces que cuando yo era pequeño tenía la costumbre de firmar los pocos billetes que caían en mis manos. Siempre esperé que alguno de ellos regresara a mí después de haber cruzado el país de punta a punta, de haber servido para pagar infinidad de cosas. Revisaba por ello todos los billetes que veía entrar en mi casa. Nunca volví a ver ninguno de aquellos ejemplares que firmaba con tanta ilusión. Un día mi tío Jaime, que es bancario de profesión, me vio firmar uno de aquellos billetes. Me preguntó el motivo, y yo le dije que esperaba que regresara a mí, transcurrido un tiempo. El se rió y me aclaró que no era el único que pensaba aquello, puesto que en el banco donde él trabajaba a diario encontraban billetes con todo tipo de dibujos, firmas y frases escritas cuando se realizaban los ingresos. Pero también me indicó que, por instrucciones del Banco de España, tanto ellos como los demás empleados de cualquier sucursal se encargaban de destruir aquellos billetes. Parece ser que en la Casa de la Moneda no hacía mucha gracia el hecho de que circularan por ahí billetes con frases malsonantes, dibujos o firmas. Esto último me dio que pensar. Deduje que aquel billete no había sido escrito hace mucho. Vencido ya por el sueño, me fui a la cama.

Al día siguiente, cuando volví a aquel bar para tomar mi habitual cerveza, se me ocurrió pagar con ese mismo billete, pero después de haber escrito en él algo agradable para la autora de la frase. En realidad, no existían apenas posibilidades de que quien escribió la frase en aquel billete lo volviera a recibir con mi “respuesta”. Ciertamente, era casi imposible. Aún así, quise hacer la prueba, nada me costaba intentarlo. Además, como receptor de aquel billete me sentía deudor de esa mujer y no estaba dispuesto a dejar de hacer lo único que tal vez podía ayudarla. Así, justo debajo de la frase anterior escribí: “no estás sola, estoy contigo”. Aquello era un poco tópico, y hasta cierto punto difícil de creer para dos desconocidos, pero fue lo más adecuado que se me ocurrió. Pagué la cerveza con él y me marché a casa, con una extraña satisfacción.

Al cabo de una semana salí a cenar con unos amigos a un restaurante del centro. Lo pasamos realmente bien. Ya había olvidado el episodio del billete, puesto que tras ponerlo otra vez en circulación no había vuelto a pensar en el tema. Cuando acabamos de cenar solicitamos la cuenta. El camarero nos la trajo, alguien hizo el cálculo y tocábamos a pagar 20 euros por cabeza. Cada uno fue depositando en el centro de la mesa su parte correspondiente. Yo esperé a que todos los demás hubieran dejado el dinero para obtener cambio, ya que sólo disponía de un billete de 50. Me correspondía, por tanto, retirar del montón uno de 20 y otro de 10. Cogí ambos y cuando los estaba guardando me di cuenta, sin salir de mi asombro, que el billete de 10 era el de la semana anterior. Lo miré con detenimiento y vi que realmente era el mismo, con la atormentada frase que descubrí el primer día y la que yo añadí justo debajo de ella. Pero lo más increíble es que bajo lo que yo había escrito se leía una nueva frase. De repente, me puse muy nervioso y pensé que lo estaba imaginando.

Pero no era así. La letra de la nueva frase era idéntica a la de la primera, y estaba escrita con la misma tinta. Decía: “gracias, ¿cómo te llamas?”.

Sin poder creerme todavía lo que me estaba pasando, pensé en intentar averiguar cuál de mis amigos había dejado aquel billete allí. Tal vez de ese modo pudiera averiguar la identidad de la autora. Pero luego me lo pensé mejor y decidí no hacerlo, puesto que sabía que me mirarían con cara rara o en el peor de los casos se reirían de mí, pensando que había bebido más de la cuenta. Guardé el billete en un bolsillo interior de la chaqueta, para no entregarlo por error y salimos del restaurante mientras trataba de buscar una explicación lógica a todo aquello.

Unas horas después, mientras regresaba andando a mi casa, lo saqué de nuevo y empecé a pensar sobre el asunto. Todo me parecía muy extraño. Difícil era que el billete cayera en manos

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de nuevo de la persona que había escrito la primera frase, muy complicado que escribiera a su vez una nueva frase y francamente imposible que el billete volviera otra vez a mí. Pero aquello era exactamente lo que había ocurrido. Ni más ni menos. Entonces me di cuenta de que fuera quien fuera, esa mujer no era alguien convencional. Y aquello me inspiró la suficiente curiosidad como para continuar aquel juego extraño que ha seguido hasta hoy, sin que hasta el momento hubiera contado nada a nadie.

No es sencillo explicar que me comunico con esa anónima solitaria a través de un billete. Puede resultar chocante, pero esa es la realidad. Tras la cena, para comprobar si realmente aquello se salía de lo normal o no, escribí mi nombre, como ella me pedía y usé el billete en la otra punta de la ciudad. De hecho, lo utilicé para hacerme con el bono del metro, seguro como estaba de que los billetes que se introducían en aquella máquina iban directamente al banco. Para mi sorpresa, éste regresó a mí unos días después en forma de cambio entregado en un supermercado. Eso sucedió hace varios meses. Y todavía hoy, sin que sepa cómo ni por qué, ese billete regresa a mí en los lugares más insospechados, después de que ella haya contestado a cada frase mía. Sigo sin saber demasiado de esa mujer, salvo que gracias a mí se siente menos sola. A veces aparece junto a nuestro “diálogo” alguna intervención no deseada de algún curioso. Pero nosotros lo ignoramos. A fin de cuentas, se trata de una conversación privada, aunque todo el mundo pueda leerla.

Actividades de comprensión:

Señala si las siguientes oraciones son verdaderas o falsas según la información del texto.

1. La primera vez que encontró la marca fue en un billete de 10 euros.

2. El narrador pensaba que el autor de la marca era una persona con problemas de soledad.

3. Al narrador le fascinó la idea de un billete firmado porque no los había visto nunca.

4. El narrador pensaba que todos los billetes firmados no tenían valor e iban directamente al Banco de España.

5. El narrador no quiso seguir con la relación vía billete porque no pensaba que fuese verosímil su continuación.

Contesta a las siguientes preguntas basándote en la información del texto.

1. ¿Qué hacía el narrador cuando encontró por primera vez el billete firmado?

2. ¿Qué tipo de persona pensaba el narrado que sería la que señaló el billete?

3. ¿Qué información le dio el familiar del narrador sobre los billetes firmados cuando era joven?

4. ¿Dónde se encontraba el narrador cuando vio por segunda vez el billete firmado?

5. ¿Cómo crees que se siente el narrador con su relación que mantiene con su desconocida?Actividades de Gramática.

Escribe diez conjunciones que encuentres en el texto.4



Escribe un ejemplo de los siguientes tipos de oraciones compuestas sacados del texto:

- Oración Coordinada Copulativa

- Oración Subordinada Adjetiva

- Oración Subordinada Adverbial de Tiempo

- Oración Subordinada Adverbial de Fin.

Actividades de Extensión.

Ahora vuelve a leer el texto y reescríbelo inventándote un inicio y un final. Escribe al menos una cara de un folio.

EL BILLETE (SOLUCIONES)

Actividades de Pre-lectura.

5



En este relato, vas a encontrar cómo un hombre mantiene una relación un tanto excepcional con una mujer a la cual no llega a conocer. ¿Te ha pasado o conoces a alguien que mantenga una relación con alguien vía carta, teléfono, internet, etc. sin haberse conocido en persona? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

Como cada tarde, tras salir del trabajo, entré en el bar cercano a la oficina y pedí una cerveza en la barra. Había sido un día muy largo. Con dos compañeros de baja y más trabajo que nunca, había salido casi una hora más tarde de lo normal, a las ocho y media. Saqué el periódico de la cartera y le eché un vistazo mientras bebía lentamente mi consumición. Acabada la cerveza, me dispuse a pagar, para lo que registré mis bolsillos en busca de monedas.

Las pocas que encontré no sumaban suficiente dinero, con lo que tuve que darle al camarero un billete de 20 euros.

Recogí el cambio, un billete de diez euros y algunas monedas; cuando estaba guardando el billete en la cartera, observé que tenía algo escrito en uno de sus laterales, al dorso de la banda iridiscente de seguridad. Se trataba de una caligrafía inconfundiblemente femenina, elegante y pequeña. Caía un poco hacia la izquierda y el trazo azul parecía ser de tinta de pluma. La leyenda no podía ser más descorazonadora: “me siento sola”.

Escamado, salí del bar y tomé el metro. Durante el trayecto hasta mi casa, de unos 25 minutos, observe detenidamente el billete con la enigmática frase. Las primeras letras estaban algo borrosas, seguramente a causa del efecto de los dedos al manipular el papel, que estaba casi en perfecto estado.

La letra me gustó mucho. Admiro a la gente que tiene una bonita caligrafía, sobre todo porque la mía es horrorosa. Tengo entendido que existe una práctica, ignoro si científica o no, que retrata el carácter de las personas a través de los trazos de su caligrafía. “Lástima no tener ni idea de eso”, pensé en aquel momento.

Ya en casa, dejé la cartera sobre la cama y me tumbé en el sofá. Traté de imaginar a la persona que había escrito aquello. La supuse joven, bien formada e incluso con un buen trabajo. Tal vez estaría atravesando una mala etapa. Todos estamos expuestos a ello, yo mismo había tenido unas semanas atrás un periodo negro, relacionado con la separación de mi mujer. Llegué a la conclusión de que había escrito esa frase sentada en alguna cafetería, mientras repasaba una existencia llena de frustraciones y desengaños. De algún modo, me sentía como si hubiera encontrado una botella con un mensaje dentro, como las que lanzaban los náufragos en tiempos. En este caso, ella era una náufraga en mitad de una ciudad de 3 millones de personas. La suya era una soledad de hormiguero.

Recordé entonces que cuando yo era pequeño tenía la costumbre de firmar los pocos billetes que caían en mis manos. Siempre esperé que alguno de ellos regresara a mí después de haber cruzado el país de punta a punta, de haber servido para pagar infinidad de cosas. Revisaba por ello todos los billetes que veía entrar en mi casa. Nunca volví a ver ninguno de aquellos ejemplares que firmaba con tanta ilusión. Un día mi tío Jaime, que es bancario de profesión, me vio firmar uno de aquellos billetes. Me preguntó el motivo, y yo le dije que esperaba que regresara a mí, transcurrido un tiempo. El se rió y me aclaró que no era el único que pensaba aquello, puesto que en el banco donde él trabajaba a diario encontraban billetes con todo tipo de dibujos, firmas y frases escritas cuando se realizaban los ingresos. Pero también me indicó que, por instrucciones del Banco de España, tanto ellos como los demás empleados de cualquier sucursal se encargaban de destruir aquellos billetes. Parece ser que en la Casa de la Moneda no hacía mucha gracia el hecho de que circularan por ahí billetes con frases malsonantes, dibujos o firmas. Esto último me dio que pensar. Deduje que aquel billete no había sido escrito hace mucho. Vencido ya por el sueño, me fui a la cama.

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Al día siguiente, cuando volví a aquel bar para tomar mi habitual cerveza, se me ocurrió pagar con ese mismo billete, pero después de haber escrito en él algo agradable para la autora de la frase. En realidad, no existían apenas posibilidades de que quien escribió la frase en aquel billete lo volviera a recibir con mi “respuesta”. Ciertamente, era casi imposible. Aún así, quise hacer la prueba, nada me costaba intentarlo. Además, como receptor de aquel billete me sentía deudor de esa mujer y no estaba dispuesto a dejar de hacer lo único que tal vez podía ayudarla. Así, justo debajo de la frase anterior escribí: “no estás sola, estoy contigo”. Aquello era un poco tópico, y hasta cierto punto difícil de creer para dos desconocidos, pero fue lo más adecuado que se me ocurrió. Pagué la cerveza con él y me marché a casa, con una extraña satisfacción.

Al cabo de una semana salí a cenar con unos amigos a un restaurante del centro. Lo pasamos realmente bien. Ya había olvidado el episodio del billete, puesto que tras ponerlo otra vez en circulación no había vuelto a pensar en el tema. Cuando acabamos de cenar solicitamos la cuenta. El camarero nos la trajo, alguien hizo el cálculo y tocábamos a pagar 20 euros por cabeza. Cada uno fue depositando en el centro de la mesa su parte correspondiente. Yo esperé a que todos los demás hubieran dejado el dinero para obtener cambio, ya que sólo disponía de un billete de 50. Me correspondía, por tanto, retirar del montón uno de 20 y otro de 10. Cogí ambos y cuando los estaba guardando me di cuenta, sin salir de mi asombro, que el billete de 10 era el de la semana anterior. Lo miré con detenimiento y vi que realmente era el mismo, con la atormentada frase que descubrí el primer día y la que yo añadí justo debajo de ella. Pero lo más increíble es que bajo lo que yo había escrito se leía una nueva frase. De repente, me puse muy nervioso y pensé que lo estaba imaginando.

Pero no era así. La letra de la nueva frase era idéntica a la de la primera, y estaba escrita con la misma tinta. Decía: “gracias, ¿cómo te llamas?”.

Sin poder creerme todavía lo que me estaba pasando, pensé en intentar averiguar cuál de mis amigos había dejado aquel billete allí. Tal vez de ese modo pudiera averiguar la identidad de la autora. Pero luego me lo pensé mejor y decidí no hacerlo, puesto que sabía que me mirarían con cara rara o en el peor de los casos se reirían de mí, pensando que había bebido más de la cuenta. Guardé el billete en un bolsillo interior de la chaqueta, para no entregarlo por error y salimos del restaurante mientras trataba de buscar una explicación lógica a todo aquello.

Unas horas después, mientras regresaba andando a mi casa, lo saqué de nuevo y empecé a pensar sobre el asunto. Todo me parecía muy extraño. Difícil era que el billete cayera en manos de nuevo de la persona que había escrito la primera frase, muy complicado que escribiera a su vez una nueva frase y francamente imposible que el billete volviera otra vez a mí. Pero aquello era exactamente lo que había ocurrido. Ni más ni menos. Entonces me di cuenta de que fuera quien fuera, esa mujer no era alguien convencional. Y aquello me inspiró la suficiente curiosidad como para continuar aquel juego extraño que ha seguido hasta hoy, sin que hasta el momento hubiera contado nada a nadie.

No es sencillo explicar que me comunico con esa anónima solitaria a través de un billete. Puede resultar chocante, pero esa es la realidad. Tras la cena, para comprobar si realmente aquello se salía de lo normal o no, escribí mi nombre, como ella me pedía y usé el billete en la otra punta de la ciudad. De hecho, lo utilicé para hacerme con el bono del metro, seguro como estaba de que los billetes que se introducían en aquella máquina iban directamente al banco. Para mi sorpresa, éste regresó a mí unos días después en forma de cambio entregado en un supermercado. Eso sucedió hace varios meses. Y todavía hoy, sin que sepa cómo ni por qué, ese billete regresa a mí en los lugares más insospechados, después de que ella haya contestado a cada frase mía. Sigo sin saber demasiado de esa mujer, salvo que gracias a mí se siente menos sola. A veces aparece junto a nuestro “diálogo” alguna intervención no deseada de algún curioso. Pero nosotros lo ignoramos. A fin de cuentas, se trata de una conversación privada, aunque todo el mundo pueda leerla.Actividades de comprensión:

Señala si las siguientes oraciones son verdaderas o falsas según la información del texto.

7



1. La primera vez que encontró la marca fue en un billete de 10 euros. V

2. El narrador pensaba que el autor de la marca era una persona con problemas de soledad. V

3. Al narrador le fascinó la idea de un billete firmado porque no los había visto nunca. F

4. El narrador pensaba que todos los billetes firmados no tenían valor e iban directamente al Banco de España. V

5. El narrador no quiso seguir con la relación vía billete porque no pensaba que fuese verosímil su continuación. V

Contesta a las siguientes preguntas basándote en la información del texto.

1. ¿Qué hacía el narrador cuando encontró por primera vez el billete firmado? Tomando algo en un bar.

2. ¿Qué tipo de persona pensaba el narrador que sería la que señaló el billete? Joven, bien formada e incluso con un buen trabajo.

3. ¿Qué información le dio el familiar del narrador sobre los billetes firmados cuando era joven?Parece ser que en la Casa de la Moneda no hacía mucha gracia el hecho de que circularan por ahí billetes con frases malsonantes, dibujos o firmas.

4. ¿Dónde se encontraba el narrador cuando vio por segunda vez el billete firmado? En un restaurante con unos amigos5. ¿Cómo crees que se siente el narrador con su relación que mantiene con su desconocida? Chocado, sorprendido.

Actividades de Gramática.

Escribe diez conjunciones que encuentres en el texto.Como – y - que - mientras - para que - con lo que – cuando - puesto que – pero - quien

Escribe un ejemplo de los siguientes tipos de oraciones compuestas sacados del texto:

- Oración Coordinada Copulativa. Entré en el bar cercano a la oficina y pedí una cerveza en la barra.

- Oración Subordinada Adjetiva. Las pocas que encontré no sumaban suficiente dinero.

- Oración Subordinada Adverbial de Tiempo. Cuando estaba guardando el billete en la cartera, observé que tenía algo escrito en uno de sus laterales.- Oración Subordinada Adverbial de Fin. Guardé el billete en un bolsillo interior de la chaqueta, para no entregarlo por error.

Actividades de Extensión.

Ahora vuelve a leer el texto y reescríbelo inventándote un inicio y un final. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBREEL JUEGO

• Actividades de Pre-lectura

8



Vas a leer un texto en el que se relata sobre el juego. ¿Juegas con dinero, apuestas o conoces a alguien que lo haga? ¿Has ganado mucho dinero? Escribe alrededor de 5 líneas.

Me preparaba para una partida de cartas aquel dia, habia estudiado lo que yo crei que cubria todas las posibilidades para sacar una buena mano.

Habia jugado desde niña y aunque al principio no entendia todas las posibles tiradas, conforme fui creciendo llegue a ser muy buena. Casi siempre le ganaba a todos con los que jugaba. Muchos se sorprendian y me aplaudian, otros hacian corajes entripados. ¡Como era posible que una mujer les ganara!

Me llego a gustar tanto este juego de azar que me volvi un poco presuntuosa e irreverente con todo aquel que queria jugar una partida conmigo.

En mi afan de ser mejor, me puse a jugar con todos aquellos que alardeaban de ser buenisimos en las cartas. Con hombres interesantes y cultos que tenian por tradicion este juego, con novatos que resultaron tener muy buena suerte, con vagos y patanes que tenian miles de jugadas sucias bajo la manga y el sombrero; y con tahures reconocidos de mucha y larga experiencia.

Debo admitir que me enseñaron muchas cosas que no sabía, a veces las mismas, pero desde otra perspectiva.

Hare mi orgullo a un lado para reconocer que un par de ellos me ganaron el juego y por aquellas experiencias, llegue a pensar que era muy mala en los naipes y comencé a quejarme mucho y a pregonar que realmente había tenido muy mala suerte en los juegos de azar y que aquel pasatiempo no era lo mío.

No fue hasta años después que pude darme cuenta que, en realidad, no era mala jugando, solo me había convencido de lo contrario. Decidí arremangarme, hacer algunas respiraciones rápidas que me dieran valor de nuevo y comencé a jugar ese juego que descubrí desde niña y que tanto me había fascinado.

Descubrí que mi don no se había ido, quizá estaba un poco oxidado, necesitaba práctica, pero en cuanto comencé a ganar de nuevo, me aburrí un poco, este juego era muy fácil. No había cambiado mucho desde que lo abandone y no me había encontrado con alguien que me retuviera en la mesa de juegos al borde de la silla.

Fue cuando encontré a alguien que me pareció podría tener una jugada interesante, aunque en el fondo pensé que le ganaría tarde o temprano. Decidimos jugar, comenzamos a barajar los naipes, los repartimos, las primeras manos fueron bastante divertidas. Lo miraba por encima de mis cartas y él me regresaba la mirada entretenido. Me gano un par de manos, le gane otras yo.Luego, el comenzó a decir que siempre había tenido muy mala suerte en las cartas, cosa que me hizo bajar un poco la guardia, quise enseñarle un par de movidas que a mí me habían funcionado muy bien. Comencé a poner más atención en su juego que en el mío, por lo que me gano varias manos. Me sentí un poco orgullosa por haber pasado mis conocimientos a alguien que lo necesitaba.

9



En algún punto del juego, me sentí realmente mal, no conseguía entender porque mi ayuda no me daba la satisfacción que yo esperaba. Perdí mas y mas cartas, mas y mas manos…

El me decía que no lo habría logrado sin mi ayuda, yo seguía mas confundida cada vez, estaba dolida y asustada.

Hasta que oí una voz que me decía, “confía en ti, pon atención en tu juego”.

Me relaje un poco y me concentre en mis naipes, solo así pude darme cuenta que mi contrincante guardaba algunos trucos y lo que yo creí que eran ases baja la manga…

Pero los tenía guardados bajo el pantalón, la camisa, el zapato, el calcetín y hasta en los calzones también, vayaa… ¡pero si además era muy bueno blufeando!

De pronto, mi consciencia regreso y dije: “pago por ver”.

El quedo muy callado y serio, se quejo, protesto, pero eran las reglas del juego, pago por ver.

Con una mirada de desprecio me dijo, “solo lo haces porque crees que estoy engañándote, pero yo sería incapaz de hacerte eso”. Tenía una mirada de indignación y de dolor. Pensé que a pesar de haber visto ya todos sus trucos, quizá decía la verdad y yo estaba un poco sugestionada y enojada porque me había ganado varias manos ya. Que injusta había sido. Volvió a ganar otra partida.

En la siguiente mano decidí hacer caso a aquella voz y le dije, “pago todo lo que tengo por ver”.

Finalmente tuvo que aceptar, con un suspiro que revolvía incredulidad con resignación, bajo los naipes y descubrió una a una su suerte.

Me sentí mareada, dolida, asqueada…Vi aquel par de ases, buen comienzo, pero no era suficiente para ganar la partida. Después vi varios comodines.

Tenía 3 cartas más, con las que obviamente podría ganarme con facilidad. Una era la manipulación, otra era la carta del dolor y la ultima, la de la compasión…

En ese momento mi aliento se congelo, me sentí enferma…me tomo unos minutos para poder regresar a la realidad, a la mesa donde habíamos decidido retar a la suerte.

No podía creer que me hubiera ganado tantas manos con un juego tan sucio. Pero esta vez, no sería lo mismo. Podíamos intercambiar algunas cartas.

Yo no cambiaria ninguna, más que mi reina por su rey de corazones, pero él, el no tenía esa carta. La suerte había cambiado ya.

Kizzy - 13-01-2012

• Actividades de comprensión

Señala si las siguientes oraciones son verdaderas o falsas según la información del texto:

10



1. A la narradora le había gustado jugar a las cartas desde pequeña.

2. Durante un tiempo se dio cuenta que lo suyo no era los juegos de azar.

3. Volvió a jugar a las cartas por necesidad económica.

4. Un día se dio cuenta que su contrincante le engañaba escondiéndose cartas en la ropa.

Contesta a las siguientes preguntas basándote en la información del texto:

5. ¿Cómo describían a la narradora como jugadora?

6. ¿Con qué tipo de jugadores se las veía la narradora?

7. ¿Qué le decía la voz de su conciencia cuando llevaba una racha mala?

8. ¿Qué tipo de trato llegaron la narradora y su contrincante?

• Actividades de ortografía

Vuelve a leer el texto y corrige las tildes que faltan en los primeros cuatro párrafos.

• Actividades de extensión

Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en la narradora los juegos de azar. Escribe un inicio y final del mismo relato desde el punto de vista del último contrincante. Escribe al menos una cara de un folio.

EL JUEGO (SOLUCIONES)• Actividades de Pre-lectura

11



Vas a leer un texto en el que se relata sobre el juego. ¿Juegas con dinero, apuestas o conoces a alguien que lo haga? ¿Has ganado mucho dinero? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

Me preparaba para una partida de cartas aquel dia, habia estudiado lo que yo crei que cubria todas las posibilidades para sacar una buena mano.

Habia jugado desde niña y aunque al principio no entendia todas las posibles tiradas, conforme fui creciendo llegue a ser muy buena. Casi siempre le ganaba a todos con los que jugaba. Muchos se sorprendian y me aplaudian, otros hacian corajes entripados. ¡Como era posible que una mujer les ganara!

Me llego a gustar tanto este juego de azar que me volvi un poco presuntuosa e irreverente con todo aquel que queria jugar una partida conmigo.

En mi afan de ser mejor, me puse a jugar con todos aquellos que alardeaban de ser buenisimos en las cartas. Con hombres interesantes y cultos que tenian por tradicion este juego, con novatos que resultaron tener muy buena suerte, con vagos y patanes que tenian miles de jugadas sucias bajo la manga y el sombrero; y con tahures reconocidos de mucha y larga experiencia.

Debo admitir que me enseñaron muchas cosas que no sabía, a veces las mismas, pero desde otra perspectiva.

Hare mi orgullo a un lado para reconocer que un par de ellos me ganaron el juego y por aquellas experiencias, llegue a pensar que era muy mala en los naipes y comencé a quejarme mucho y a pregonar que realmente había tenido muy mala suerte en los juegos de azar y que aquel pasatiempo no era lo mío.

No fue hasta años después que pude darme cuenta que, en realidad, no era mala jugando, solo me había convencido de lo contrario. Decidí arremangarme, hacer algunas respiraciones rápidas que me dieran valor de nuevo y comencé a jugar ese juego que descubrí desde niña y que tanto me había fascinado.

Descubrí que mi don no se había ido, quizá estaba un poco oxidado, necesitaba práctica, pero en cuanto comencé a ganar de nuevo, me aburrí un poco, este juego era muy fácil. No había cambiado mucho desde que lo abandone y no me había encontrado con alguien que me retuviera en la mesa de juegos al borde de la silla.

Fue cuando encontré a alguien que me pareció podría tener una jugada interesante, aunque en el fondo pensé que le ganaría tarde o temprano. Decidimos jugar, comenzamos a barajar los naipes, los repartimos, las primeras manos fueron bastante divertidas. Lo miraba por encima de mis cartas y él me regresaba la mirada entretenido. Me gano un par de manos, le gane otras yo.

Luego, el comenzó a decir que siempre había tenido muy mala suerte en las cartas, cosa que me hizo bajar un poco la guardia, quise enseñarle un par de movidas que a mí me habían funcionado muy bien. Comencé a poner más atención en su juego que en el mío, por lo que me gano varias manos. Me sentí un poco orgullosa por haber pasado mis conocimientos a alguien que lo necesitaba.

En algún punto del juego, me sentí realmente mal, no conseguía entender porque mi ayuda no me daba la satisfacción que yo esperaba. Perdí mas y mas cartas, mas y mas manos…

El me decía que no lo habría logrado sin mi ayuda, yo seguía mas confundida cada vez, estaba dolida y asustada.Hasta que oí una voz que me decía, “confía en ti, pon atención en tu juego”.

12



Me relaje un poco y me concentre en mis naipes, solo así pude darme cuenta que mi contrincante guardaba algunos trucos y lo que yo creí que eran ases baja la manga…

Pero los tenía guardados bajo el pantalón, la camisa, el zapato, el calcetín y hasta en los calzones también, vayaa… ¡pero si además era muy bueno blufeando!

De pronto, mi consciencia regreso y dije: “pago por ver”.

El quedo muy callado y serio, se quejo, protesto, pero eran las reglas del juego, pago por ver.

Con una mirada de desprecio me dijo, “solo lo haces porque crees que estoy engañándote, pero yo sería incapaz de hacerte eso”. Tenía una mirada de indignación y de dolor. Pensé que a pesar de haber visto ya todos sus trucos, quizá decía la verdad y yo estaba un poco sugestionada y enojada porque me había ganado varias manos ya. Que injusta había sido. Volvió a ganar otra partida.

En la siguiente mano decidí hacer caso a aquella voz y le dije, “pago todo lo que tengo por ver”.

Finalmente tuvo que aceptar, con un suspiro que revolvía incredulidad con resignación, bajo los naipes y descubrió una a una su suerte.

Me sentí mareada, dolida, asqueada…Vi aquel par de ases, buen comienzo, pero no era suficiente para ganar la partida. Después vi varios comodines.

Tenía 3 cartas más, con las que obviamente podría ganarme con facilidad. Una era la manipulación, otra era la carta del dolor y la ultima, la de la compasión…

En ese momento mi aliento se congelo, me sentí enferma…me tomo unos minutos para poder regresar a la realidad, a la mesa donde habíamos decidido retar a la suerte.

No podía creer que me hubiera ganado tantas manos con un juego tan sucio. Pero esta vez, no sería lo mismo. Podíamos intercambiar algunas cartas.

Yo no cambiaria ninguna, más que mi reina por su rey de corazones, pero él, el no tenía esa carta. La suerte había cambiado ya.

Kizzy - 13-01-2012



1. A la narradora le había gustado jugar a las cartas desde pequeña. V

2. Durante un tiempo se dio cuenta que lo suyo no era los juegos de azar. V

3. Volvió a jugar a las cartas por necesidad económica. F

4. Un día se dio cuenta que su contrincante le engañaba escondiéndose cartas en la ropa. V


13



5. ¿Cómo describían a la narradora como jugadora?

Casi siempre le ganaba a todos con los que jugaba. Muchos se sorprendian y me aplaudian, otros hacian corajes entripados. ¡Como era posible que una mujer les ganara! Me llego a gustar tanto este juego de azar que me volvi un poco presuntuosa e irreverente con todo aquel que queria jugar una partida conmigo.

6. ¿Con qué tipo de jugadores se las veía la narradora?

Con todos aquellos que alardeaban de ser buenisimos en las cartas. Con hombres interesantes y cultos que tenian por tradicion este juego, con novatos que resultaron tener muy buena suerte, con vagos y patanes que tenian miles de jugadas sucias bajo la manga y el sombrero; y con tahures reconocidos de mucha y larga experiencia.

7. ¿Qué le decía la voz de su conciencia cuando llevaba una racha mala?

“Confía en ti, pon atención en tu juego”.

8. ¿Qué tipo de trato llegaron la narradora y su contrincante?

Podían intercambiar algunas cartas.


Vuelve a leer el texto y corrige las tildes que faltan en los primeros cuatro párrafos.

Me preparaba para una partida de cartas aquel día, había estudiado lo que yo creí que cubría todas las posibilidades para sacar una buena mano.

Había jugado desde niña y aunque al principio no entendía todas las posibles tiradas, conforme fui creciendo llegue a ser muy buena. Casi siempre le ganaba a todos con los que jugaba. Muchos se sorprendían y me aplaudían, otros hacían corajes entripados. ¡Cómo era posible que una mujer les ganara!

Me llego a gustar tanto este juego de azar que me volví un poco presuntuosa e irreverente con todo aquel que quería jugar una partida conmigo.

En mi afán de ser mejor, me puse a jugar con todos aquellos que alardeaban de ser buenísimos en las cartas. Con hombres interesantes y cultos que tenían por tradición este juego, con novatos que resultaron tener muy buena suerte, con vagos y patanes que tenían miles de jugadas sucias bajo la manga y el sombrero; y con tahúres reconocidos de mucha y larga experiencia.


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en la narradora los juegos de azar. Escribe un inicio y final del mismo relato desde el punto de vista del último contrincante. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

REGRESO AL COLEGIO• Actividades de Pre-lectura

14



Vas a leer un texto en el que se relata el primer día y vuelta a las clases. ¿Cómo te sientes cuando terminan las vacaciones y debes volver a la rutina escolar? ¿Te apetece volver siempre? ¿Sufres del síndrome postvacacional? ¿Repasas o lees algo durante las vacaciones? Escribe alrededor de 5 líneas.

El primer día de clases era siempre muy especial, pues nos juntábamos en el patio del colegio, esperando la campana para hacer las filas frente a cada sala de clases. Todos muy compuestitos, con uniformes nuevos, zapatos impecables, intercambiando las vivencias de nuestras vacaciones de verano. Havíamos pasado a quinta preparatoria con diez años y nos sentíamos jóvenes grandes.

-¡Yo estuve en el norte en una playa espectacular! - Nos decía el pelado Acosta.-¡Yo fui algunos días con mis dos hermanos a la casa del hermano de mi papá, que está más al interior de Melipilla! – Contava el huaso Gutiérrez.-¿Anduviste a caballo? – le pregunté.-Claro que anduve a caballo, es muy rico y esta vez no me caí. – Me contestó Gutiérrez.El flaco Zubia, era el más alto del curso, nos mirava y disfrutava con lo que contava cada uno de nosotros. Hasta que nos dijo:-Yo no fui a ninguna parte, pues mi abuela materna se enfermó y estuvo todo el verano muy delicada de salud y mi madre se dedicó a atenderla día tras día.

El grupo siguió creciendo, y cuando faltavan cinco minutos para las ocho y media de la mañana, nos havíamos juntado unos veinte alumnos.

A las ocho y media sonó la campana y nos formamos frente a la sala de la quinta preparatoria A. Al poco rato llegó el señor San Martín con el libro de clases bajo el brazo, quien sería nuestro profesor jefe. Abrió la sala y nos hizo ingresar a ella. Nos fuimos ubicando en los pupitres a medida que íbamos entrando. Cuando pasó el último, el señor San Martín cerró la puerta y se fue a ubicar al escritorio del profesor en la parte delantera derecha de la sala. Nos saludó diciendo:

-¡Muy buenos días estimados alumnos! – Y le contestamos al unísono.-¡Buenos días señor San Martín!-Espero hayan tenido unas lindas y descansadas vacaciones. Muy merecidas por lo demás. Creo adivinar por las caras sonrosadas que traen, deben haver cargado muy bien las pilas, para aprender los ramos de este año.-Voy a pasar lista y a medida que los vaya nombrando van a ir ubicándose en los pupitres alfabéticamente por sus apellidos, partiendo por el que está acá frente a mí.

Comenzó a pasar lista, y junto con decir “presente señor”, nos fuimos ubicando seguidamente en los distintos pupitres, de izquierda a derecha.

Una vez ya ubicados cada uno en su pupitre definitivo, miré alrededor de la sala y vi que havía cuatro de ellos vacíos, entonces llegamos solo veintiocho alumnos.

15



A continuación el profesor San Martín, se levantó de su asiento, se dirigió a la pizarra, tomó una tiza y comenzó a escribir el calendario del curso, detallando los horarios, los ramos y los profesores que tendrán a cargo cada ramo.

-¡Jovencitos!, tomen nota del calendario del curso, para no tener problemas con los ramos y con los horarios. -- Luego nos dio un tiempo adicional. Pasó un rato y nos dijo:-Ahora quiero preguntarles si leyeron algún libro en las vacaciones. – Todos nos miramos y solo vi levantar la mano a diez alumnos.-Parece que la gran mayoría se dedicó a descansar y a pasarlo muy bien. Pero eso está bien, pues siempre es muy bueno dedicarle algún tiempo a leer libros interesantes, nos educan, nos enseñan y aprendemos vocabulario y a expresarnos mejor.-Les haré otra pregunta. ¿Quién de ustedes leyó algún diario, alguna revista o historietas?En esta ocasión, prácticamente todo el curso levantamos la mano. Entonces el señor San Martín se sintió contento y dijo:-¡Así me gusta! – Ven que todos leyeron algo, incluso historietas, pues todo ayuda en mayor o menor medida a mejorar nuestro vocabulario y a comprender mejor las cosas.

El profesor San Martín era un excelente profesor de castellano, lo sabíamos por los comentarios de los alumnos que ya havían estudiado con el. Tenía un método muy agradable de enseñar, logrando motivación para leer, para escribir bien y comprender lo que se leía.

-Este año, tendrán como tarea de todo el año, hacer una copia diaria de lunes a viernes, de una página en el cuaderno de castellano, y debe incluir un pequeño dibujo acerca del tema. Estoy seguro que al terminar el año serán lectores motivados y escritores con una excelente ortografía.-Ahora jovencitos, deseo que conversemos de sus vacaciones. ¿Quién quiere comenzar contando su experiencia? – Entonces Guido levantó la mano y el profesor le pidió que nos contara.-Señor San Martín, yo fui a la playa de Punta de Tralca a nuestra casa de veraneo y me reuní con varios primos con los que hicimos excursiones por los alrededores, por las rocas y nos bañamos mucho. También aproveché de leer, pues en la casa, mi papá guarda muchas Selecciones del Reader´s Digest, y un día me dijo que eran míos, los podía leer y descubrí que havía muchas historias de casos reales muy entretenidos y emotivos.-Muy bien, alguien más desea contarnos sus vacaciones. – Entonces el huaso Gutiérrez levantó la mano y dijo:-Profesor San Martin, yo vivo en Melipilla en el campo, con mi familia. Hay caballos, cerdos, vacas, gallinas, gallos, y me entretengo mucho ayudando a alimentarlos. También aprendí a montar a caballo y eso me gusta mucho. Este año no me caí como el año pasado.-Gutiérrez, ¿leyó algo cuando no estava alimentando a sus animalitos?-No señor.-Entonces espero que este año se motive mucho y comience a leer, pues si le gustan tanto los animales y el campo, debe aprender a tratarlos, a alimentarlos, qué hacer cuando se enferman. - ¿Está de acuerdo conmigo?-Si señor San Martín. Me gustó la idea de leer sobre los animales. En ese momento sonó la campana que indicava el primer recreo del día y el primero después de las vacaciones. Ya havíamos regresado al colegio.

Alfildama – Guillermo Gaete ©18.07.2011.


16




1. El narrador estaba contento de volver al colegio y ver a sus compañeros.

2. El profesor San Martín era muy exigente y estaba disgustado con las actividades que habían realizado sus alumnos en vacaciones.

3. Casi todos los alumnos había leído durante las vacaciones.

4. El profesor San Martín les dijo que leer cuentos, tebeos o comics no era una lectura que les ayudase a aprender vocabulario o expresarse mejor.


5. ¿Quién estuvo en una playa espectacular de Punta de Tralca?

6. ¿Quién estuvo en Melipilla trabajando con los animales?

7. ¿Qué beneficios tiene leer libros interesantes?

8. ¿Qué escribió el profesor San Martín en la pizarra?


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas ortográfica respecto a las “b” y las “v”.


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en el narrador la vuelta al cole. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del profesor, el Señor San Martín. Escribe al menos una cara de un folio.

REGRESO AL COLEGIO (SOLUCIONES)• Actividades de Pre-lectura

17



Vas a leer un texto en el que se relata el primer día y vuelta a las clases. ¿Cómo te sientes cuando terminan las vacaciones y debes volver a la rutina escolar? ¿Te apetece volver siempre? ¿Sufres del síndrome postvacacional? ¿Repasas o lees algo durante las vacaciones? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

El primer día de clases era siempre muy especial, pues nos juntábamos en el patio del colegio, esperando la campana para hacer las filas frente a cada sala de clases. Todos muy compuestitos, con uniformes nuevos, zapatos impecables, intercambiando las vivencias de nuestras vacaciones de verano. Havíamos pasado a quinta preparatoria con diez años y nos sentíamos jóvenes grandes.

-¡Yo estuve en el norte en una playa espectacular! - Nos decía el pelado Acosta.-¡Yo fui algunos días con mis dos hermanos a la casa del hermano de mi papá, que está más al interior de Melipilla! – Contava el huaso Gutiérrez.-¿Anduviste a caballo? – le pregunté.-Claro que anduve a caballo, es muy rico y esta vez no me caí. – Me contestó Gutiérrez.El flaco Zubia, era el más alto del curso, nos mirava y disfrutava con lo que contava cada uno de nosotros. Hasta que nos dijo:-Yo no fui a ninguna parte, pues mi abuela materna se enfermó y estuvo todo el verano muy delicada de salud y mi madre se dedicó a atenderla día tras día.

El grupo siguió creciendo, y cuando faltavan cinco minutos para las ocho y media de la mañana, nos havíamos juntado unos veinte alumnos.

A las ocho y media sonó la campana y nos formamos frente a la sala de la quinta preparatoria A. Al poco rato llegó el señor San Martín con el libro de clases bajo el brazo, quien sería nuestro profesor jefe. Abrió la sala y nos hizo ingresar a ella. Nos fuimos ubicando en los pupitres a medida que íbamos entrando. Cuando pasó el último, el señor San Martín cerró la puerta y se fue a ubicar al escritorio del profesor en la parte delantera derecha de la sala. Nos saludó diciendo:

-¡Muy buenos días estimados alumnos! – Y le contestamos al unísono.-¡Buenos días señor San Martín!-Espero hayan tenido unas lindas y descansadas vacaciones. Muy merecidas por lo demás. Creo adivinar por las caras sonrosadas que traen, deben haver cargado muy bien las pilas, para aprender los ramos de este año.-Voy a pasar lista y a medida que los vaya nombrando van a ir ubicándose en los pupitres alfabéticamente por sus apellidos, partiendo por el que está acá frente a mí.

Comenzó a pasar lista, y junto con decir “presente señor”, nos fuimos ubicando seguidamente en los distintos pupitres, de izquierda a derecha.

Una vez ya ubicados cada uno en su pupitre definitivo, miré alrededor de la sala y vi que havía cuatro de ellos vacíos, entonces llegamos solo veintiocho alumnos.

A continuación el profesor San Martín, se levantó de su asiento, se dirigió a la pizarra, tomó una tiza y comenzó a escribir el calendario del curso, detallando los horarios, los ramos y los profesores que tendrán a cargo cada ramo.

-¡Jovencitos!, tomen nota del calendario del curso, para no tener problemas con los ramos y con los horarios. -- Luego nos dio un tiempo adicional. Pasó un rato y nos dijo:-Ahora quiero preguntarles si leyeron algún libro en las vacaciones. – Todos nos miramos y solo vi levantar la mano a diez alumnos.

18



-Parece que la gran mayoría se dedicó a descansar y a pasarlo muy bien. Pero eso está bien, pues siempre es muy bueno dedicarle algún tiempo a leer libros interesantes, nos educan, nos enseñan y aprendemos vocabulario y a expresarnos mejor.-Les haré otra pregunta. ¿Quién de ustedes leyó algún diario, alguna revista o historietas?En esta ocasión, prácticamente todo el curso levantamos la mano. Entonces el señor San Martín se sintió contento y dijo:-¡Así me gusta! – Ven que todos leyeron algo, incluso historietas, pues todo ayuda en mayor o menor medida a mejorar nuestro vocabulario y a comprender mejor las cosas.

El profesor San Martín era un excelente profesor de castellano, lo sabíamos por los comentarios de los alumnos que ya havían estudiado con el. Tenía un método muy agradable de enseñar, logrando motivación para leer, para escribir bien y comprender lo que se leía.

-Este año, tendrán como tarea de todo el año, hacer una copia diaria de lunes a viernes, de una página en el cuaderno de castellano, y debe incluir un pequeño dibujo acerca del tema. Estoy seguro que al terminar el año serán lectores motivados y escritores con una excelente ortografía.-Ahora jovencitos, deseo que conversemos de sus vacaciones. ¿Quién quiere comenzar contando su experiencia? – Entonces Guido levantó la mano y el profesor le pidió que nos contara.-Señor San Martín, yo fui a la playa de Punta de Tralca a nuestra casa de veraneo y me reuní con varios primos con los que hicimos excursiones por los alrededores, por las rocas y nos bañamos mucho. También aproveché de leer, pues en la casa, mi papá guarda muchas Selecciones del Reader´s Digest, y un día me dijo que eran míos, los podía leer y descubrí que havía muchas historias de casos reales muy entretenidos y emotivos.-Muy bien, alguien más desea contarnos sus vacaciones. – Entonces el huaso Gutiérrez levantó la mano y dijo:-Profesor San Martin, yo vivo en Melipilla en el campo, con mi familia. Hay caballos, cerdos, vacas, gallinas, gallos, y me entretengo mucho ayudando a alimentarlos. También aprendí a montar a caballo y eso me gusta mucho. Este año no me caí como el año pasado.-Gutiérrez, ¿leyó algo cuando no estava alimentando a sus animalitos?-No señor.-Entonces espero que este año se motive mucho y comience a leer, pues si le gustan tanto los animales y el campo, debe aprender a tratarlos, a alimentarlos, qué hacer cuando se enferman. - ¿Está de acuerdo conmigo?-Si señor San Martín. Me gustó la idea de leer sobre los animales. En ese momento sonó la campana que indicava el primer recreo del día y el primero después de las vacaciones. Ya havíamos regresado al colegio.

Alfildama – Guillermo Gaete ©18.07.2011.



1. El narrador estaba contento de volver al colegio y ver a sus compañeros. V

2. El profesor San Martín era muy exigente y estaba disgustado con las actividades que habían realizado sus alumnos en vacaciones. F

3. Casi todos los alumnos había leído durante las vacaciones. V

4. El profesor San Martín les dijo que leer cuentos, tebeos o comics no era una lectura que les ayudase a aprender vocabulario o expresarse mejor. F


5. ¿Quién estuvo en una playa espectacular de Punta de Tralca? 19



Acosta

6. ¿Quién estuvo en Melipilla trabajando con los animales?

Gutierrez

7. ¿Qué beneficios tiene leer libros interesantes?

Nos educan, nos enseñan y aprendemos vocabulario y a expresarnos mejor.

8. ¿Qué escribió el profesor San Martín en la pizarra?

El calendario del curso, detallando los horarios, los ramos y los profesores.


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas ortográfica respecto a las “b” y las “v”.

Havíamos (habíamos) - Contava (contaba) - mirava (miraba) – disfrutava (disfrutaba) - contava (contaba) – faltavan (faltaban) – habían (habían) – estaba (estaba) – indicava (indicaba) – havíamos (habíamos)


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en el narrador la vuelta al cole. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del profesor, el Señor San Martín. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

UNA VIEJA GUITARRA ACÚSTICA


20



Vas a leer un texto en el que se relata una historia sobre un músico. ¿Sabes tocar algún instrumento? Si no, ¿te gustaría aprender a tocar alguno? ¿Qué tipo de instrumento nunca tocarías? ¿Crees que los músicos disfrutan más de la música que los que no saben tocar los instrumentos? Escribe alrededor de 5 líneas.

michael foucault sostenía que los que ostentan el poder definen la normalidad. Defendí esa idea hasta que percibí un error en ella, principalmente porque mantiene cierta discordancia con el concepto de democracia, de eso que, según occidente, es el gobierno de los pueblos. Luego, volví a defenderla, una vez que conprobé que mi trabajo teórico hondaba en dispositivos inposibles de contrastar con la enpiría. En fin, yo me entiendo.

Así las cosas, he dejado de beber y he abandonado proyectos. Tanbién, lo confieso, he salido menos a la calle. Mi casa ha mutado en una jaula de coyotes dotado de tecnologías y ostracismo, e intento reducir mi tamaño hasta que las lunas adopten mi forma. No cabe en mí la posibilidad de hacer otras cosas: tengo miedo; es un miedo profano, instintivo. Sin enbargo, con antelación a estas decepciones, que por lo demás no son montajes alegóricos de un insociable, supe llevar una vida más o menos uniforme, estandarizada, con aciertos de tipo común. Es cierto que un día noté que el camino de mi casa al trabajo era toda la aventura posible para mí. No inporta.

Probablemente, la historia que aquí me propongo a contar no despierte emoción alguna. No lo haré con este propósito; ciertos niveles de humillación estoy dispuesto a tolerar. La contaré, a secas, solo para prevenirlos porque hoy he despertado de buen genio.

Sucedió en el ´99, en un bar de temperley. Me encontraba bebiendo un whiskie, uno de los peores que he degustado. Sabía a orín, y además adolecía de tenperatura y edad. Con la mirada registraba celosamente el antro, atiborrado de almas sinples, de las que me causan sorpresas, culpables de no sé cuántas fechorías. Estaba allí por una razón: por el artista, el tiránico de la prosa, la voz herida, la conjunción exquisita de lírica dentellada y conpromiso. Algo somnoliento, aplanado en el humo, lo vi aparecer.

El tipo subió al escenario (que no era otra cosa más que una tarima a punto de desmoronarse) y colocó una banqueta justo debajo de una tenue luz azul. Se sentó en ella y sacó una guitarra acústica del estuche. Era una washburn. La conectó a un anplificador. En solo segundos, la afinó valiéndose de un diapasón de metal al que hizo vibrar golpéandolo en la caja del instrumento. Luego, ecualizó el sonido. Se cercioró de que no tuviera lugar desbalances. Ordenó, con un gesto, un vaso con jugo de limón. En su último concierto, había tenido problemas con su garganta; solía padecer ataques de tos y flemas. Una camarera enfundada en cuero negro y de caderas malvadas tuvo la gentileza de alcanzarle el vaso con jugo de limón. De inmediato, el tipo comenzó a cantar. Al hacerlo, su voz silenció las que pululaban en la clandestinidad de la noche.

21



Terminada su primera canción, encendió un cigarro. Nada dijo. Lo fumó, arrastrando su mirada por las caras apagadas de su público, sus sensibles incondicionales. Solo atinamos a observarlo; pero tanbién lo hacíamos entre nosotros: ese tipo nos despertaba alguna emoción fantástica en el menguar de la madrugada y el devenir de las primeras luces matinales, que nos mantenía cautivos y absortos. Se llevaba el cigarro a la boca y largaba el humo por la nariz. Tanbién lo hacía por la boca, formando pequeños círculos, que terminaba por deformar con sus manos. Cada tanto, jugaba a desafinar y afinar su guitarra. Terminó el cigarro y lo arrojó al piso, sin apagarlo. En seguida, siguió cantando.

Entonó una veintena de hermosas canciones folk de su extenso y noble repertorio. A mi gusto, faltaron “raven, el criminal y estadista”, “Levitando en rusia” y “Gas pimienta para las masas desconsoladas”, sus mejores conposiciones. Escuché que alguno se quejó porque no interpretó “Un dólar entre las piernas” ni “Amor despótico”. En fin, todos allí esperábamos cosas distintas.

Cuando terminó su concierto, y antes de retirarse, nos confesó que aquella era su última función. Sentí desvanecer en un hondo penar. Su honestidad desmanteló mis ilusiones, en verdad, y creí estremecer: el, mi ídolo, me abandonaba. Sentí la orfandad rondar en torno a mí, otra vez.

Segundos después, advertí que no era el único al que la novedad lo había perturbado. Nos quedábamos sin cristo, sin crucifixión. Un incauto entre el gentío exigió una razón, increpándolo. El cantante no contestó de inmediato y, de hecho, no lo hizo en momento alguno. Decidió que era propicio mantenerse en el silencio, después de todo el artista sabe lo que hace y por qué. El incauto volvió a preguntar, solo que esta vez lo notamos enfurecido. Tomó una botella y la partió contra una columna. Su mano sangraba. Pasamos de la contenplación a la expectación silenciosa y quizás a la perversidad. El instante se tensó y todo lo mágico se deslizó a un plano secundario.

Lo cierto es que el cantante no dio las razones. El incauto, tras un ataque de ira que supimos controlar a tienpo y entre muchos, asimiló la verdad con dolor. Algunos lloraban silenciosamente. Otros gemían afligidos.

Desde entonces y una vez a la semana, el incauto (cuyo nonbre sé que es falso) viene a mi casa y me visita. Solo un desequilibrado con mi distorsionado sentido de la realidad pudo darle la dirección de su casa a un lunático como él, cuyo fanatismo desencajó por conpleto su cordura. El tipo zozobra por fuera de toda sensatez y, aún así, mantiene cierta lucidez que prefiero olvidar.

Jura que me visita porque me estima y porque supe ayudarlo, y por el entusiasmo que nos despierta las canciones del artista retirado.

Sé, no obstante, que me visita por otra razón. Aquella noche, al consumarse el show, el cantante me obsequió su vieja guitarra acústica. Tanbién sé que, en cierta forma, el peligro se apuesta y me circunda, ya que no faltara oportunidad para que intente lo peor: hacerse del instrumento una vez que consiga apoderarse de mi amistad. Ignoro hasta dónde es capaz de llegar. Y algo me dice que, en la noche de hoy, me estará visitando. Por las dudas, y por si acaso, esconderé una navaja en mi cintura. No vaya a ser cosa que, conjeturando lo inevitable, me tome por desprevenido y consiga su cometido.

® Boro Laicris.• Actividades de comprensión


22



1. El narrador es una persona ocupada, ordenada, con buen humor y no aprecia la música.

2. El narrador cuenta una historia de finales de los 90 sobre un concierto de Blues.

3. Fue un concierto lleno de sorpresas aunque faltaron los clásicos del autor.

4. Un fan del cantante quiso invitarle a una botella de whisky y al rechazarla se enfadó con él amenazándole.


5. ¿Cómo describe el hogar del narrador?

6. ¿Por qué era especial ese concierto?

7. ¿Qué le regaló el cantante al narrador?

8. ¿Qué cree el narrador que pretendía el fan ganándose su amistad?


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas ortográficas respecto a la “m” y “n” y las maýusculas.


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los detalles que da el narrador sobre su vida y el concierto. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del fan groupie. Escribe al menos una cara de un folio.

UNA VIEJA GUITARRA ACÚSTICA (SOLUCIONES)


23



Vas a leer un texto en el que se relata una historia sobre un músico. ¿Sabes tocar algún instrumento? Si no, ¿te gustaría aprender a tocar alguno? ¿Qué tipo de instrumento nunca tocarías? ¿Crees que los músicos disfrutan más de la música que los que no saben tocar los instrumentos? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

michael foucault sostenía que los que ostentan el poder definen la normalidad. Defendí esa idea hasta que percibí un error en ella, principalmente porque mantiene cierta discordancia con el concepto de democracia, de eso que, según occidente, es el gobierno de los pueblos. Luego, volví a defenderla, una vez que conprobé que mi trabajo teórico hondaba en dispositivos inposibles de contrastar con la enpiría. En fin, yo me entiendo.

Así las cosas, he dejado de beber y he abandonado proyectos. Tanbién, lo confieso, he salido menos a la calle. Mi casa ha mutado en una jaula de coyotes dotado de tecnologías y ostracismo, e intento reducir mi tamaño hasta que las lunas adopten mi forma. No cabe en mí la posibilidad de hacer otras cosas: tengo miedo; es un miedo profano, instintivo. Sin enbargo, con antelación a estas decepciones, que por lo demás no son montajes alegóricos de un insociable, supe llevar una vida más o menos uniforme, estandarizada, con aciertos de tipo común. Es cierto que un día noté que el camino de mi casa al trabajo era toda la aventura posible para mí. No inporta.

Probablemente, la historia que aquí me propongo a contar no despierte emoción alguna. No lo haré con este propósito; ciertos niveles de humillación estoy dispuesto a tolerar. La contaré, a secas, solo para prevenirlos porque hoy he despertado de buen genio.

Sucedió en el ´99, en un bar de temperley. Me encontraba bebiendo un whiskie, uno de los peores que he degustado. Sabía a orín, y además adolecía de tenperatura y edad. Con la mirada registraba celosamente el antro, atiborrado de almas sinples, de las que me causan sorpresas, culpables de no sé cuántas fechorías. Estaba allí por una razón: por el artista, el tiránico de la prosa, la voz herida, la conjunción exquisita de lírica dentellada y conpromiso. Algo somnoliento, aplanado en el humo, lo vi aparecer.

El tipo subió al escenario (que no era otra cosa más que una tarima a punto de desmoronarse) y colocó una banqueta justo debajo de una tenue luz azul. Se sentó en ella y sacó una guitarra acústica del estuche. Era una washburn. La conectó a un anplificador. En solo segundos, la afinó valiéndose de un diapasón de metal al que hizo vibrar golpeándolo en la caja del instrumento. Luego, ecualizó el sonido. Se cercioró de que no tuviera lugar desbalances. Ordenó, con un gesto, un vaso con jugo de limón. En su último concierto, había tenido problemas con su garganta; solía padecer ataques de tos y flemas. Una camarera enfundada en cuero negro y de caderas malvadas tuvo la gentileza de alcanzarle el vaso con jugo de limón. De inmediato, el tipo comenzó a cantar. Al hacerlo, su voz silenció las que pululaban en la clandestinidad de la noche.

Terminada su primera canción, encendió un cigarro. Nada dijo. Lo fumó, arrastrando su mirada por las caras apagadas de su público, sus sensibles incondicionales. Solo atinamos a observarlo; pero tanbién lo hacíamos entre nosotros: ese tipo nos despertaba alguna emoción fantástica en el menguar de la madrugada y el devenir de las primeras luces matinales, que nos mantenía cautivos y absortos. Se llevaba el cigarro a la boca y largaba el humo por la nariz. Tanbién lo hacía por la boca, formando pequeños círculos, que terminaba por deformar con sus manos. Cada tanto, jugaba a desafinar y afinar su guitarra. Terminó el cigarro y lo arrojó al piso, sin apagarlo. En seguida, siguió cantando.

Entonó una veintena de hermosas canciones folk de su extenso y noble repertorio. A mi gusto, faltaron “raven, el criminal y estadista”, “Levitando en rusia” y “Gas pimienta para las masas desconsoladas”, sus mejores conposiciones. Escuché que alguno se quejó porque no interpretó “Un dólar entre las piernas” ni “Amor despótico”. En fin, todos allí esperábamos cosas distintas.

24



Cuando terminó su concierto, y antes de retirarse, nos confesó que aquella era su última función. Sentí desvanecer en un hondo penar. Su honestidad desmanteló mis ilusiones, en verdad, y creí estremecer: el, mi ídolo, me abandonaba. Sentí la orfandad rondar en torno a mí, otra vez.

Segundos después, advertí que no era el único al que la novedad lo había perturbado. Nos quedábamos sin cristo, sin crucifixión. Un incauto entre el gentío exigió una razón, increpándolo. El cantante no contestó de inmediato y, de hecho, no lo hizo en momento alguno. Decidió que era propicio mantenerse en el silencio, después de todo el artista sabe lo que hace y por qué. El incauto volvió a preguntar, solo que esta vez lo notamos enfurecido. Tomó una botella y la partió contra una columna. Su mano sangraba. Pasamos de la contenplación a la expectación silenciosa y quizás a la perversidad. El instante se tensó y todo lo mágico se deslizó a un plano secundario.

Lo cierto es que el cantante no dio las razones. El incauto, tras un ataque de ira que supimos controlar a tienpo y entre muchos, asimiló la verdad con dolor. Algunos lloraban silenciosamente. Otros gemían afligidos.

Desde entonces y una vez a la semana, el incauto (cuyo nonbre sé que es falso) viene a mi casa y me visita. Solo un desequilibrado con mi distorsionado sentido de la realidad pudo darle la dirección de su casa a un lunático como él, cuyo fanatismo desencajó por conpleto su cordura. El tipo zozobra por fuera de toda sensatez y, aún así, mantiene cierta lucidez que prefiero olvidar.

Jura que me visita porque me estima y porque supe ayudarlo, y por el entusiasmo que nos despierta las canciones del artista retirado.

Sé, no obstante, que me visita por otra razón. Aquella noche, al consumarse el show, el cantante me obsequió su vieja guitarra acústica. Tanbién sé que, en cierta forma, el peligro se apuesta y me circunda, ya que no faltara oportunidad para que intente lo peor: hacerse del instrumento una vez que consiga apoderarse de mi amistad. Ignoro hasta dónde es capaz de llegar. Y algo me dice que, en la noche de hoy, me estará visitando. Por las dudas, y por si acaso, esconderé una navaja en mi cintura. No vaya a ser cosa que, conjeturando lo inevitable, me tome por desprevenido y consiga su cometido.

® Boro Laicris.• Actividades de comprensión


1. El narrador es una persona ocupada, ordenada, con buen humor y no aprecia la música. F

2. El narrador cuenta una historia de finales de los 90 sobre un concierto de Blues. V

3. Fue un concierto lleno de sorpresas aunque faltaron los clásicos del autor. V

4. Un fan del cantante quiso invitarle a una botella de whisky y al rechazarla se enfadó con él amenazándole. F


5. ¿Cómo describe el hogar del narrador?

Su casa había mutado en una jaula de coyotes dotado de tecnologías y ostracismo,

6. ¿Por qué era especial ese concierto?

Porque era el último que daba.

7. ¿Qué le regaló el cantante al narrador?

Una vieja guitarra Washburn.25



8. ¿Qué cree el narrador que pretendía el fan ganándose su amistad?

Arrebatarle la guitarra.


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas ortográficas respecto a la “m” y “n” y las maýusculas.

michael foucault (Michael Foucault) - conprobé (comprobé)- inposibles (imposibles) – enpiría (empiria) – Tanbién (También) – enbargo (embargo) – inporta (importa) – temperley (Temperley) – tenperatura (temperatura) – sinples (simples) – conpromiso (compromiso) – washburn (Washburn) – anplificador (amplificador) – tanbién (también)– Tanbién (También) – folk (Folk) – raven (Raven) – rusia (Rusia) – conposiciones (composiciones) – cristo (Cristo) - contenplación (contemplación) - tienpo (tiempo) - nonbre (nombre) - conpleto (completo) - Tanbién (También) • Actividades de extensión

Vuelve a leer el texto, prestando atención a los detalles que da el narrador sobre su vida y el concierto. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del fan groupie. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

VIDA Y FÚTBOL


Vas a leer un texto en el que se relata una historia sobre el deporte del fútbol. ¿Cómo crees que influye el fútbol en los jóvenes? ¿Te hubiera gustado jugar al fútbol de manera profesional?

26



¿Crees que los futbolistas profesionales llevan vidas normales? Si no, ¿crees que influyen en su rendimiento profesional? Escribe alrededor de 5 líneas.

Abrí el último regalo, la felicidad se conjugo con la nostalgia de mis limitaciones; era una versión mejorada de los botines con los que convertí el único gol de mi corta y risueña carrera de futbolista amateur.

Mi casa, mejor dicho la de mi progenitora, se situaba tras el arco del lado norte de la cancha de la población, lo cual, por ser un sector emergente, no contaba con los resguardos característicos a las barreras de contención; por esto, se me izo fácil poder jugar al fútbol. Ustedes interpretarían tras lo señalado que pude aber desarroyado abilidades para el juego, pero quiero ser sincero y dar a conocer la verdadera razón; las pelotas caían todo el tiempo en mi patio y no todas eyas eran devueltas, los deportistas acomodados, en base a mi criterio de selección por prendas de vestir, no tenían derecho; los descalzos y los de botines desgastados con una carga claramente observable de cientos de minutos tras el balón se podía mediar. Así fue cómo me volví un coleccionista por circunstancia y de pasada, el mejor amigo instrumental de los jóvenes y revoltosos de la población Neruda; lo de instrumental no me parece mal, siendo que sólo se trata de lo futbolístico, porque en la caye, los años y las riñas compartidas fueron cimiento acerado del compromiso que el destino forjó.

Fue difícil aceptar a medida que pasaba el tiempo que nunca pude aprender a correr, era como ver una avestruz con chuteadores y menos patear el balón, si mi mente y pié nunca fueron aliados. Pero como poseía balones para todos los encuentros, siempre tocaba minutos y formaba parte del plantel Sub catorce de la gloriosa y esforzada amariya. Recuerdo en ocasiones lo triste que fue recibir diplomas por el esfuerzo, compromiso, dedicación; mientras Marco lo ganaba todo y merecía ganar aún más; cuenta el viejo Claudio, el vago más deportista, reabilitado creo de todas las drogas de consumo características de la clase media, que Marco formó su técnica jugado con la pelota de tenis que él le regaló; Ingeniosa pipa de consumo desapercibido, pasó a transformarse de un objeto de estancamiento a juguete esperanzador; ya a los diez años dominaba cincuenta, y la armonía, equilibrio y goce, deslumbraban a cualquiera que se enlazara en el momento y lugar donde se realizaba tan sutil destreza, incluso asta a el Pastor Alonso ,un detractor del fútbol, izo lo imposible por cerrar la cancha, argumentando que los pelotazos en los ventanales de la iglesia provenían de agnósticos desenfrenados, toxico maníacos que ocultaban sus andares tras la sombra de la galería Torrealba.

Marco deslumbró desde la primera vez que toco el balón, a los catorce años formada parte de los cadetes de Everton de Viña del Mar; y como éramos grandes amigos, tenía que ayudarlo a recolectar fondos para su gira por Paraguay y Venezuela. No fue fácil elaborar rifas falsas, ni crear un torneo sin fondos con premios que nunca se entregarían, más bien, en ese instante se creó un compromiso con la esperanza y fidelidad. Todo marcho a la perfección, por alguna razón

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desconocida la rifa de la adjudicó un miembro del club, y la final del torneo se gano nada más y nada menos que por un golazo de quien les escribe.

Pero todo no fue tan fácil, las personas en ocasiones tienen otras prioridades u otros objetivos que obstaculizan los proyectos a realizar; así como Ernesto y Darío, eyos estaban completamente enamorados de las adolescentes más guapas de la población, razón por la cual, en las noches bebían alcool frente a sus casas, eyos siempre señalaron que era la mejor manera de empezar un relación amorosa, y creo que les dio resultados, engendraron cada uno tres niños maraviyosos. Bueno, pero ese no es el tema, lo que realmente importa fue que Ernesto y Darío, dos titularísimos del equipo se encontraban completamente borrachos el día de la final, por lo tanto, los relevos naturales eran Kevin y yo; yo por que no abían más. En ese instante me sentía feliz y preocupado, jugar en frente de sesenta personas asta el momento fue mi gran proeza; preocupado porque sabía que abía que ganar y mi talento, igual a cero, no encajaba en el engranaje que demostraba ese equipazo, pero el corazón es más fuerte y los instintos de supervivencia podrían dilucidarme que poder acer en el trayecto del partido.

El cero a cero era el resultado durante todo el encuentro, lo que significaba que el premio tendría que repartirse; imposible, las utilidades ya estaban destinadas. Corría el minuto noventa desesperados nos mirábamos unos a otros, los rostros de Marco y Kevin claramente demostraban tristeza, el mío pánico, estábamos a dos minutos del fracaso. Pero en ocasiones la vida te va a sorprender y el éxito está de tu lado, y como es el fútbol, tiene que aber un ganador y no muchas veces, siempre es el mejor. Corría desesperado sin saber qué acer; en ese entonces observaba a Marco desesperado tras de mí, él agarra el balón, yo notaba que sus nervios disminuían su claridad de ver el fútbol; en la desesperación lo golpea a veinte metros del arco, por instinto corrí acia adelante, voltié la mirada y la pelota golpea en mi rostro tan fuerte que caí aturdido a la tierra de la maraviyosa cancha de la Neruda.

Abrí los ojos, más bien los abrazos y besos de mis amigos me icieron abrirlos, reaccione un minuto después del impacto, la intersección con mi cráneo se clavó en el ángulo izquierdo, dando el triunfo a mi compañeros. Al principio señalé que el desvió fue intencional, pero las risas abundaron; no me preocupé del todo ni me sentí avergonzado, en el fondo era un éroe, por casualidad y no por causalidad; pero lo era.

Marco tras su gira se volvió una figura del fútbol nacional, declaró una vez tras las pantayas del canal del deporte, que los dos goles más importantes asta el momento de su carrera eran el 2-1 que marcó en el ascenso a la primera división, y el gol en el barrio que le dio la oportunidad de su gira y posteriormente la consolidación como profesional; quisiera señalar que ese gol no ubiese existido sin mi intercepción y posterior desvío del balón.

El viejo Claudio recayó en el vicio, su dependencia que se creía superada por el deporte fue más fuerte; él nunca fue malo, sólo apagaba la yama de su existencia día a día, nunca robo, nunca golpeó, en su silencio aogo las tristezas de la desesperanza y soñó una y otra vez poder aber conocido sus virtudes en su años mozos; él fue grande dentro de su anonimato.

El pastor Alonso nunca volvió a ser el verdugo, el cheque en garantía para la reparación de su iglesia que Marco ofrendaba cayó su malestar y lo situaban muy cerca de sus venerados personajes. Yo, sólo aprendí, me di cuenta de que Amar no es sinónimo de éxito, de que eres grande sólo por el echo de sentir ese gran sentimiento, que las palabras son mínimas ante los actos y que no importa quien sea, sino más bien que entrega; me comprometí aún más con el

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fútbol y la juventud, busqué repetir la misma istoria sin fruto alguno, pero me sentía bien caminando en el círculo cultural.

Termina mi cumpleaños, agradezco a Marco por los botines, al mismo tiempo agradezco quizás a Dios, o al destino, no lo sé; pero me siento íntegro dentro de las circunstancias en la que la vida me a puesto; prendo un cigarriyo y me pregunto: ¿Qué es el fútbol? Me respondo casi por inercia: Libertad, compromiso, igualdad, esperanza y diversión; Ingredientes que contribuirán enormemente a la búsqueda de tu felicidad.

Texto de arturo_navia agregado el 23-12-2011.



1. El narrador llegó a ser jugador profesional gracias a un gol que metió en un partido de barrio.

2. Su amigo Marco hablaba en la TV que uno de los goles más importantes que metió fue en el barrio.

3. El narrador jugó el famoso partido del barrio porque dos compañeros estuvieron bebiendo para ligar a dos chicas.

4. El narrador ha dejado el fútbol porque no cree que tenga ninguna influencia social en la gente.


5. ¿Cómo había desarrollado su habilidad su compañero Marco?

6. ¿Cómo logró meter el gol el narrador?

7. ¿Cómo define el fútbol el narrador?

8. Escribe mínimo diez términos relacionados con el fútbol que aparezcan en el texto.


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas referentes a las “ll” y las “y”, así como las “h”.


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en el narrador la repercusión que tiene el fútbol en su vida. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del compañero Marco. Escribe al menos una cara de un folio.

VIDA Y FÚTBOL (SOLUCIONES)


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Vas a leer un texto en el que se relata una historia sobre el deporte del fútbol. ¿Cómo crees que influye el fútbol en los jóvenes? ¿Te hubiera gustado jugar al fútbol de manera profesional? ¿Crees que los futbolistas profesionales llevan vidas normales? Si no, ¿crees que influyen en su rendimiento profesional? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

Abrí el último regalo, la felicidad se conjugo con la nostalgia de mis limitaciones; era una versión mejorada de los botines con los que convertí el único gol de mi corta y risueña carrera de futbolista amateur.

Mi casa, mejor dicho la de mi progenitora, se situaba tras el arco del lado norte de la cancha de la población, lo cual, por ser un sector emergente, no contaba con los resguardos característicos a las barreras de contención; por esto, se me izo fácil poder jugar al fútbol. Ustedes interpretarían tras lo señalado que pude aber desarroyado abilidades para el juego, pero quiero ser sincero y dar a conocer la verdadera razón; las pelotas caían todo el tiempo en mi patio y no todas eyas eran devueltas, los deportistas acomodados, en base a mi criterio de selección por prendas de vestir, no tenían derecho; los descalzos y los de botines desgastados con una carga claramente observable de cientos de minutos tras el balón se podía mediar. Así fue cómo me volví un coleccionista por circunstancia y de pasada, el mejor amigo instrumental de los jóvenes y revoltosos de la población Neruda; lo de instrumental no me parece mal, siendo que sólo se trata de lo futbolístico, porque en la caye, los años y las riñas compartidas fueron cimiento acerado del compromiso que el destino forjó.

Fue difícil aceptar a medida que pasaba el tiempo que nunca pude aprender a correr, era como ver una avestruz con chuteadores y menos patear el balón, si mi mente y pié nunca fueron aliados. Pero como poseía balones para todos los encuentros, siempre tocaba minutos y formaba parte del plantel Sub catorce de la gloriosa y esforzada amariya. Recuerdo en ocasiones lo triste que fue recibir diplomas por el esfuerzo, compromiso, dedicación; mientras Marco lo ganaba todo y merecía ganar aún más; cuenta el viejo Claudio, el vago más deportista, reabilitado creo de todas las drogas de consumo características de la clase media, que Marco formó su técnica jugado con la pelota de tenis que él le regaló; Ingeniosa pipa de consumo desapercibido, pasó a transformarse de un objeto de estancamiento a juguete esperanzador; ya a los diez años dominaba cincuenta, y la armonía, equilibrio y goce, deslumbraban a cualquiera que se enlazara en el momento y lugar donde se realizaba tan sutil destreza, incluso asta a el Pastor Alonso ,un detractor del fútbol, izo lo imposible por cerrar la cancha, argumentando que los pelotazos en los ventanales de la iglesia provenían de agnósticos desenfrenados, toxico maníacos que ocultaban sus andares tras la sombra de la galería Torrealba.

Marco deslumbró desde la primera vez que toco el balón, a los catorce años formada parte de los cadetes de Everton de Viña del Mar; y como éramos grandes amigos, tenía que ayudarlo a recolectar fondos para su gira por Paraguay y Venezuela. No fue fácil elaborar rifas falsas, ni crear un torneo sin fondos con premios que nunca se entregarían, más bien, en ese instante se creó un compromiso con la esperanza y fidelidad. Todo marcho a la perfección, por alguna razón desconocida la rifa de la adjudicó un miembro del club, y la final del torneo se gano nada más y nada menos que por un golazo de quien les escribe.

Pero todo no fue tan fácil, las personas en ocasiones tienen otras prioridades u otros objetivos que obstaculizan los proyectos a realizar; así como Ernesto y Darío, eyos estaban completamente enamorados de las adolescentes más guapas de la población, razón por la cual, en las noches bebían alcool frente a sus casas, eyos siempre señalaron que era la mejor manera de empezar un relación amorosa, y creo que les dio resultados, engendraron cada uno tres niños maraviyosos. Bueno, pero ese no es el tema, lo que realmente importa fue que Ernesto y Darío, dos titularísimos del equipo se encontraban completamente borrachos el día de la final, por lo tanto, los relevos naturales eran Kevin y yo; yo por que no abían más. En ese instante me sentía feliz y preocupado, jugar en frente de sesenta personas asta el momento fue mi gran proeza; preocupado porque sabía que abía que ganar y mi talento, igual a cero, no encajaba en el engranaje que demostraba ese equipazo, pero el corazón es más fuerte y los instintos de supervivencia podrían dilucidarme que poder acer en el trayecto del partido.

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El cero a cero era el resultado durante todo el encuentro, lo que significaba que el premio tendría que repartirse; imposible, las utilidades ya estaban destinadas. Corría el minuto noventa desesperados nos mirábamos unos a otros, los rostros de Marco y Kevin claramente demostraban tristeza, el mío pánico, estábamos a dos minutos del fracaso. Pero en ocasiones la vida te va a sorprender y el éxito está de tu lado, y como es el fútbol, tiene que aber un ganador y no muchas veces, siempre es el mejor. Corría desesperado sin saber qué acer; en ese entonces observaba a Marco desesperado tras de mí, él agarra el balón, yo notaba que sus nervios disminuían su claridad de ver el fútbol; en la desesperación lo golpea a veinte metros del arco, por instinto corrí acia adelante, voltié la mirada y la pelota golpea en mi rostro tan fuerte que caí aturdido a la tierra de la maraviyosa cancha de la Neruda.

Abrí los ojos, más bien los abrazos y besos de mis amigos me icieron abrirlos, reaccione un minuto después del impacto, la intersección con mi cráneo se clavó en el ángulo izquierdo, dando el triunfo a mi compañeros. Al principio señalé que el desvió fue intencional, pero las risas abundaron; no me preocupé del todo ni me sentí avergonzado, en el fondo era un éroe, por casualidad y no por causalidad; pero lo era.

Marco tras su gira se volvió una figura del fútbol nacional, declaró una vez tras las pantayas del canal del deporte, que los dos goles más importantes asta el momento de su carrera eran el 2-1 que marcó en el ascenso a la primera división, y el gol en el barrio que le dio la oportunidad de su gira y posteriormente la consolidación como profesional; quisiera señalar que ese gol no ubiese existido sin mi intercepción y posterior desvío del balón.

El viejo Claudio recayó en el vicio, su dependencia que se creía superada por el deporte fue más fuerte; él nunca fue malo, sólo apagaba la yama de su existencia día a día, nunca robo, nunca golpeó, en su silencio aogo las tristezas de la desesperanza y soñó una y otra vez poder aber conocido sus virtudes en su años mozos; él fue grande dentro de su anonimato.

El pastor Alonso nunca volvió a ser el verdugo, el cheque en garantía para la reparación de su iglesia que Marco ofrendaba cayó su malestar y lo situaban muy cerca de sus venerados personajes. Yo, sólo aprendí, me di cuenta de que Amar no es sinónimo de éxito, de que eres grande sólo por el echo de sentir ese gran sentimiento, que las palabras son mínimas ante los actos y que no importa quien sea, sino más bien que entrega; me comprometí aún más con el fútbol y la juventud, busqué repetir la misma istoria sin fruto alguno, pero me sentía bien caminando en el círculo cultural.

Termina mi cumpleaños, agradezco a Marco por los botines, al mismo tiempo agradezco quizás a Dios, o al destino, no lo sé; pero me siento íntegro dentro de las circunstancias en la que la vida me a puesto; prendo un cigarriyo y me pregunto: ¿Qué es el fútbol? Me respondo casi por inercia: Libertad, compromiso, igualdad, esperanza y diversión; Ingredientes que contribuirán enormemente a la búsqueda de tu felicidad.

Texto de arturo_navia agregado el 23-12-2011.• Actividades de comprensión


1. El narrador llegó a ser jugador profesional gracias a un gol que metió en un partido de barrio. F

2. Su amigo Marco hablaba en la TV que uno de los goles más importantes que metió fue en el barrio. V

3. El narrador jugó el famoso partido del barrio porque dos compañeros estuvieron bebiendo para ligar a dos chicas. V

4. El narrador ha dejado el fútbol porque no cree que tenga ninguna influencia social en la gente. F

Contesta a las siguientes preguntas basándote en la información del texto:31



5. ¿Cómo había desarrollado su habilidad su compañero Marco?

Jugando con una pelota de tenis.

6. ¿Cómo logró meter el gol el narrador?

Desviando el tiro de Marco con la cabeza.

7. ¿Cómo define el fútbol el narrador?

Como libertad, compromiso, igualdad, esperanza y diversión; Ingredientes que contribuirán enormemente a la búsqueda de tu felicidad.

8. Escribe mínimo diez términos relacionados con el fútbol que aparezcan en el texto.

futbolista amateur - arco – cancha - botines - chuteadores – patear – balón – plantel – golazo - titularísimos – gira - figura - carrera - ascenso - primera división – profesional -


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas referentes a las “ll” y las “y”, así como las “h”.

izo (hizo) - aber (haber) - desarroyado (desarrollado) - abilidades (habilidades) - eyas (ellas) – caye (calle) – amariya (amarilla) – reabilitado (rehabilitado) – asta (hasta)– eyos (ellos)- alcool (alcohol) - eyos (ellos)– maraviyosos (maravillosos) – abían (habían) – asta (hasta)- abía (había) – acer (hacer) – aber (haber) – acer (hacer) - acia (hacia) - maraviyosa (maravillosa) - icieron (hicieron) – éroe (héroe) – pantayas (pantallas) – ubiese (hubiese) - yama (llama) - aogo (ahogo) - aber (haber) - echo (hecho) – historia (historia) – a puesto (ha puesto) – cigarriyo (cigarrillo) • Actividades de extensión

Vuelve a leer el texto, prestando atención a los sentimientos que despierta en el narrador la repercusión que tiene el fútbol en su vida. Vuelve a escribir el relato desde el punto de vista del compañero Marco. Escribe al menos una cara de un folio.

RESPUESTA LIBRE

YO NO SOY MALA


Vas a leer un texto en el que se relata una historia sobre la bondad o maldad de las personas. ¿Crees que las personas son buenas o malas por naturaleza? ¿Piensas que las personas se hacen malas por las circunstancias? ¿Conoces a alguien que haya cambiado su manera de ser o comportarse por las circunstancias? Escribe alrededor de 5 líneas.

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La muger se detuvo un momento pa tomá aliento, respiraba ruidosamente y en el subir y bagar de los abundantes senos, su agitación delataba el gran esfuerzo que había realizado al correr. Con ojos asustados miró a su alrededor como buscando a alguien, tenía miedo, miedo de que la continuaran persiguiendo “ellos”. Reemprendió la carrera, sudorosa, jadeante, con el rostro chamagoso, descompuesto por una mueca extraña que mostraba el terror de que era presa; trastabilló y cayó de bruces, permaneció así un momento, con la cara pegada al suelo, mojando con su sudor, el polvo amarillento de aquella tierra. El sol caía inclemente en la despoblada llanura, sin una sombra donde guarecerse.

Se levantó trabagosamente, con la manga del mugriento y roto vestido se restregó la cara, y miró a los pocos y raquíticos troncos pelones que se alzaban no muy legos semegando terribles seres fantásticos. El llano desolador, agrietado y reseco, le dio en un instante la dimensión de su pequeñez

“No puedo perder tiempo, debo seguir mi marcha, “ellos” no deben estar muy legos y no quiero que me encuentren; hace mucho que me vienen persiguiendo pero hasta ahora los he burlado, no deben encontrarme, “ellos” no deben encontrarme”. Siguió corriendo.¿Pero, quiénes eran “ellos”, a los que con tanta vehemencia quería burlar y que la perseguían?Volvió a caer.“Me muero de sed y ya no puedo más, hasta me dan ganas de quedarme aquí tirada bago el sol y esperar hasta que vengan “ellos”, ¿qué importa seguir si tarde o temprano me han de alcanzar? Yo no quería matarlos, verdad buena que no. A “la Negra”, no lo niego que le tenía mala voluntad y que ni remordimientos sentí de haberla matado, partiéndole la cabeza de un machetazo; me acuerdo como se le abrió, como una frágil calabaza, botando sangre y sesos por todas partes; pero pa que andaba de “coscolina” tratando de robarme el amor del Policarpo, se merecía lo que le pasó y más. Además, pa mi era una obligación matarla, tenía que lavar mi honor de muger ofendida, mi hombre era mi hombre y nada más que mío.

Pero al pobre del Felipe, ¡caray, si yo lo estimaba retiharto!. ¿Por qué se le ocurrió al mocoso llegar en ese instante en que estaba yo, todavía con el machete entre las manos y a mi lado “la Negra”, chorree y chorree sangre.

¡Hasta se me salen las de cocodrilo nomás de acordarme!, ¿pero que le iba a hacer?...Aluego podía ir con el chisme a cualquiera y sabrían que yo me había echado al plato a “la Negra”. ¡Pobre escuincle!, todavía se me revelan sus ogitos tan negros, reflegando el miedo que le anegaba el esmirriado cuerpo y como me miraron cuando le abrí la pancita de un solo tago.. Estaba como loca, desquiciada, no era yo aquella muger de pasiones desatadas. Tiré el arma y eché a correr aterrada; no paré hasta que llegué a mi choza y sólo estuve algo más tranquila, bago la protección tibia y acogedora de las cobigas de mi catre. Los ogos de Felipe, los traía

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clavados en la cabeza como si me los hubieran grabado; su mirada llena de miedo y desesperación, me atosigaba en todo momento. Era ya noche, una noche muy negra, como el color de los ogos del Felipe”.

“Pero las cosas no pararon ahí nomás. Si lo pensaba fríamente, el Policarpo me había traicionado. No lo podía matar, pues entonces si no, ¿pa qué había matado yo a “la Negra” y al Felipe?; pero el también tenía su parte de culpa en lo que acababa de pasar. Tendría que pagar de alguna manera.

Oí ruido en la puerta de entrada y los pasos inseguros del Policarpo me indicaron que venía medio borracho. Yo sabía bien que toda la tarde se la había pasado con los amigos gugando baraga y bebiendo vino barato en la cantina del pueblo; por eso me había atrevido a ir a buscar a la piruga de “la Negra”. Se desnudó con trabagos y se tumbó despatarrado a mi lado. Me arregunté a el, pa sentir un poco de calor, los dedos de los pies y las manos, las sentía como enormes trozos de hielo. Instintivamente el Policarpo me abrazó y acurrucó entre sus fuertes brazos. Yo me degé hacer, el era mi hombre”.

“A la mañana siguiente, mucho antes del mediodía, vinieron a buscar al Policarpo, eran cuatro, todos empistolados y con sombrero. Que es que venían por el, porque la noche anterior había matado a una muger y a un niño. ¿Qué cómo sabían que había sido el?...¿Pos luego, no encontraron en el lugar de los crímenes su machete, todo lleno de sangre reseca? Porque era su machete, las iniciales grabadas en el, bien claro lo decían.

Bien que hice mi San Quintín y grité como chiva loca alegando que mi hombre era inocente, que no era gusto que se lo llevaran; lloré a grito pelado pa que soltaran al Policarpo, pero bien sabía yo que todo eso era inútil. Luego que se lo llevaron, no volví a verlo más hasta el día en que lo ahorcaron. Yo quería que sufriera un poco pa pagar su traición, pero nunca “desié” que lo mataran. Lo “pior” es que el sabía muy bien quién era la culpable de todo aquello; nadie más podía haber tomado su machete, nadie más que yo. El me lo había confiado a mi.

El Policarpo no digo nada y se calló como los hombres, aunque si hubiera dicho la verdá, que la asesina era yo, ¿quién iba a creerle?...Ese día lo ahorcaron todito; los que eran o se decian sus amigos, lo maldigeron y escupieron cuanto se les vino en gana. Si hasta parecía mentira que me hubiera traicionado con “la Negra”.

¿Y luego qué?...que vienen saliendo con que “la Negra” era su hermana y el Felipillo su sobrino. ¿Entonces pa´qué matarlos?¿Acaso no tenían su misma sangre?...Y que me empiezan a venir los remordimientos. A “la Negra” la odiaba, porque siempre pensé que quería robarme el amor del Policarpo; pero al Felipe lo estimaba y el Policarpo era mi adoración. Anduve todo el tiempo que mi hombre estuvo preso, buscando la manera de salvarlo; hablé con el comisario, con el guez, con el cura, con mucha gente de dinero, pero todo fue inútil.Pienso que el Policarpo no debió de ocultarme nada; si el me hubiera dicho que esos dos eran de su familia, nada malo hubiera pasado; pero ¿quién lo sabía?...Yo, no.

Fue entonces cuando “ellos” vinieron, como a la semana de que habían ahorcado al Policarpo. Yo no vivía en paz, y lloraba a mares; pero los tres estaban bien muertos y nada podía hacer pa remediarlo. La cuestión es que una noche, mientras dormía, escuché que me llamaban por mi nombre y de inmediato reconocí la voz de “la Negra” que decía que venían por mi pa llevarme al infierno. Desperté sobresaltada y víctima de aquella horripilante pesadilla. Creí que todo había sido un sueño; pero cuando vi al Policarpo ahí, enfrentito de mi, con los ogos en blanco y la

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lengua de fuera, me entró mucho miedo; ahí estaba también “la Negra” con su cabeza abierta y chorreando sangre y el Felipe contemplándome con sus ogitos asustados; me llené de pavor.

Eran “ellos”, volvían pa vengarse, pa vengarse de mi. Galé mi vestido y me lo puse a medias, aterrorizada, inerme. Salí corriendo de la casa, con “ellos” detrás de mi.

¿Cuánto he corrido?...¡Quién lo sabe!...pero desde anoche no paro de hacerlo; los burlé cuando el sol apenas salía, entonces se esfumaron, de eso hace ya muchas horas. Orita el sol está muy alto, pero cuando caiga la noche volverán, volverán por mi. Yo, no soy mala. Yo no sabía. Todo lo hice por amor al Policarpo”.La muger no podía más, degándose desvanecer, cerró los ogos. Cuando despertó, las sombras la envolvían. ¡Se había quedado dormida en medio del llano!¿Dónde estarían “ellos”? Con seguridad, andaban cerca, tanto, que le pareció de pronto que muchos ogos la acechaban.Echó a correr de nuevo...una, dos tres, cuatro, ¿cuántas horas más estuvo corriendo?, nunca lo sabría. “Ellos” aparecieron de la nada en la noche negra y se le paron enfrente. Ahí estaban los tres, bien muertos, pero tan reales que no podían ser mentira..La muger cayó por tercera vez de bruces, muda y solitaria, ante “ellos”. Amanecía, cuando dos arrieros que pasaban por el llano, encontraron el cadáver de la muger.

Texto de maparo55 agregado el 14-01-2012.



1. La mujer había asesinado a “la Negra” y “al Felipe” por amor.

2. Policarpio fue colgado por robar a dos familiares.

3. La mujer corría porque pensaba que le perseguían fantasmas.

4. Dos campesinos encontraron el cuerpo de la mujer muerto.

Ahora clasifica el texto según el nivel del lenguaje y justifica tu respuesta con ejemplos:


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas ortográficas referentes a las “g” y las “j” y las tildes diacríticas en los monosílabos.


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los acontecimientos encontrados en la historia. ¿Conoces alguna historia con crímenes de sangre, con venganzas, etc.? ¿Te ha parecido sencillo

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entender la historia? ¿Crees que todavía hoy hay sucesos como éste? ¿Piensas que los celos son suficientes razones como para matar a alguien? ¿Crees que la venganza debe servirse en plato frío? ¿Eres o no una persona vengativa? Contesta las preguntas y escribe sobre los celos y las venganzas con la extensión de al menos un folio.

YO NO SOY MALA (SOLUCIONES)• Actividades de Pre-lectura

Vas a leer un texto en el que se relata una historia sobre la bondad o maldad de las personas. ¿Crees que las personas son buenas o malas por naturaleza? ¿Piensas que las personas se hacen malas por las circunstancias? ¿Conoces a alguien que haya cambiado su manera de ser o comportarse por las circunstancias? Escribe alrededor de 5 líneas.

RESPUESTA LIBRE

La muger se detuvo un momento pa tomá aliento, respiraba ruidosamente y en el subir y bagar de los abundantes senos, su agitación delataba el gran esfuerzo que había realizado al correr. Con ojos asustados miró a su alrededor como buscando a alguien, tenía miedo, miedo de que la continuaran

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persiguiendo “ellos”. Reemprendió la carrera, sudorosa, jadeante, con el rostro chamagoso, descompuesto por una mueca extraña que mostraba el terror de que era presa; trastabilló y cayó de bruces, permaneció así un momento, con la cara pegada al suelo, mojando con su sudor, el polvo amarillento de aquella tierra. El sol caía inclemente en la despoblada llanura, sin una sombra donde guarecerse.

Se levantó trabagosamente, con la manga del mugriento y roto vestido se restregó la cara, y miró a los pocos y raquíticos troncos pelones que se alzaban no muy legos semegando terribles seres fantásticos. El llano desolador, agrietado y reseco, le dio en un instante la dimensión de su pequeñez

“No puedo perder tiempo, debo seguir mi marcha, “ellos” no deben estar muy legos y no quiero que me encuentren; hace mucho que me vienen persiguiendo pero hasta ahora los he burlado, no deben encontrarme, “ellos” no deben encontrarme”. Siguió corriendo.¿Pero, quiénes eran “ellos”, a los que con tanta vehemencia quería burlar y que la perseguían? Volvió a caer.

“Me muero de sed y ya no puedo más, hasta me dan ganas de quedarme aquí tirada bago el sol y esperar hasta que vengan “ellos”, ¿qué importa seguir si tarde o temprano me han de alcanzar? Yo no quería matarlos, verdad buena que no. A “la Negra”, no lo niego que le tenía mala voluntad y que ni remordimientos sentí de haberla matado, partiéndole la cabeza de un machetazo; me acuerdo como se le abrió, como una frágil calabaza, botando sangre y sesos por todas partes; pero pa que andaba de “coscolina” tratando de robarme el amor del Policarpo, se merecía lo que le pasó y más. Además, pa mi era una obligación matarla, tenía que lavar mi honor de muger ofendida, mi hombre era mi hombre y nada más que mío.

Pero al pobre del Felipe, ¡caray, si yo lo estimaba retiharto!. ¿Por qué se le ocurrió al mocoso llegar en ese instante en que estaba yo, todavía con el machete entre las manos y a mi lado “la Negra”, chorree y chorree sangre.

¡Hasta se me salen las de cocodrilo nomás de acordarme!, ¿pero que le iba a hacer?...Aluego podía ir con el chisme a cualquiera y sabrían que yo me había echado al plato a “la Negra”. ¡Pobre escuincle!, todavía se me revelan sus ogitos tan negros, reflegando el miedo que le anegaba el esmirriado cuerpo y como me miraron cuando le abrí la pancita de un solo tago.. Estaba como loca, desquiciada, no era yo aquella muger de pasiones desatadas. Tiré el arma y eché a correr aterrada; no paré hasta que llegué a mi choza y sólo estuve algo más tranquila, bago la protección tibia y acogedora de las cobigas de mi catre. Los ogos de Felipe, los traía clavados en la cabeza como si me los hubieran grabado; su mirada llena de miedo y desesperación, me atosigaba en todo momento. Era ya noche, una noche muy negra, como el color de los ogos del Felipe”.

“Pero las cosas no pararon ahí nomás. Si lo pensaba fríamente, el Policarpo me había traicionado. No lo podía matar, pues entonces si no, ¿pa qué había matado yo a “la Negra” y al Felipe?; pero el también tenía su parte de culpa en lo que acababa de pasar. Tendría que pagar de alguna manera.Oí ruido en la puerta de entrada y los pasos inseguros del Policarpo me indicaron que venía medio borracho. Yo sabía bien que toda la tarde se la había pasado con los amigos gugando baraga y bebiendo vino barato en la cantina del pueblo; por eso me había atrevido a ir a buscar a la piruga de “la Negra”. Se desnudó con trabagos y se tumbó despatarrado a mi lado. Me arregunté a el, pa sentir un poco de calor, los dedos de los pies y las manos, las sentía como enormes trozos de hielo. Instintivamente el Policarpo me abrazó y acurrucó entre sus fuertes brazos. Yo me degé hacer, el era mi hombre”.

“A la mañana siguiente, mucho antes del mediodía, vinieron a buscar al Policarpo, eran cuatro, todos empistolados y con sombrero. Que es que venían por el, porque la noche anterior había matado a una muger y a un niño. ¿Qué cómo sabían que había sido el?...¿Pos luego, no encontraron en el lugar de los crímenes su machete, todo lleno de sangre reseca? Porque era su machete, las iniciales grabadas en el, bien claro lo decían.

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Bien que hice mi San Quintín y grité como chiva loca alegando que mi hombre era inocente, que no era gusto que se lo llevaran; lloré a grito pelado pa que soltaran al Policarpo, pero bien sabía yo que todo eso era inútil. Luego que se lo llevaron, no volví a verlo más hasta el día en que lo ahorcaron. Yo quería que sufriera un poco pa pagar su traición, pero nunca “desié” que lo mataran. Lo “pior” es que el sabía muy bien quién era la culpable de todo aquello; nadie más podía haber tomado su machete, nadie más que yo. El me lo había confiado a mi.

El Policarpo no digo nada y se calló como los hombres, aunque si hubiera dicho la verdá, que la asesina era yo, ¿quién iba a creerle?...Ese día lo ahorcaron todito; los que eran o se decian sus amigos, lo maldigeron y escupieron cuanto se les vino en gana. Si hasta parecía mentira que me hubiera traicionado con “la Negra”.

¿Y luego qué?...que vienen saliendo con que “la Negra” era su hermana y el Felipillo su sobrino. ¿Entonces pa´qué matarlos?¿Acaso no tenían su misma sangre?...Y que me empiezan a venir los remordimientos.

A “la Negra” la odiaba, porque siempre pensé que quería robarme el amor del Policarpo; pero al Felipe lo estimaba y el Policarpo era mi adoración. Anduve todo el tiempo que mi hombre estuvo preso, buscando la manera de salvarlo; hablé con el comisario, con el guez, con el cura, con mucha gente de dinero, pero todo fue inútil.

Pienso que el Policarpo no debió de ocultarme nada; si el me hubiera dicho que esos dos eran de su familia, nada malo hubiera pasado; pero ¿quién lo sabía?...Yo, no.

Fue entonces cuando “ellos” vinieron, como a la semana de que habían ahorcado al Policarpo. Yo no vivía en paz, y lloraba a mares; pero los tres estaban bien muertos y nada podía hacer pa remediarlo. La cuestión es que una noche, mientras dormía, escuché que me llamaban por mi nombre y de inmediato reconocí la voz de “la Negra” que decía que venían por mi pa llevarme al infierno. Desperté sobresaltada y víctima de aquella horripilante pesadilla. Creí que todo había sido un sueño; pero cuando vi al Policarpo ahí, enfrentito de mi, con los ogos en blanco y la lengua de fuera, me entró mucho miedo; ahí estaba también “la Negra” con su cabeza abierta y chorreando sangre y el Felipe contemplándome con sus ogitos asustados; me llené de pavor.

Eran “ellos”, volvían pa vengarse, pa vengarse de mi. Galé mi vestido y me lo puse a medias, aterrorizada, inerme. Salí corriendo de la casa, con “ellos” detrás de mi.

¿Cuánto he corrido?...¡Quién lo sabe!...pero desde anoche no paro de hacerlo; los burlé cuando el sol apenas salía, entonces se esfumaron, de eso hace ya muchas horas. Orita el sol está muy alto, pero cuando caiga la noche volverán, volverán por mi. Yo, no soy mala. Yo no sabía. Todo lo hice por amor al Policarpo”.

La muger no podía más, degándose desvanecer, cerró los ogos. Cuando despertó, las sombras la envolvían. ¡Se había quedado dormida en medio del llano!¿Dónde estarían “ellos”? Con seguridad, andaban cerca, tanto, que le pareció de pronto que muchos ogos la acechaban.

Echó a correr de nuevo...una, dos tres, cuatro, ¿cuántas horas más estuvo corriendo?, nunca lo sabría. “Ellos” aparecieron de la nada en la noche negra y se le paron enfrente. Ahí estaban los tres, bien muertos, pero tan reales que no podían ser mentira..

La muger cayó por tercera vez de bruces, muda y solitaria, ante “ellos”. Amanecía, cuando dos arrieros que pasaban por el llano, encontraron el cadáver de la muger.

Texto de maparo55 agregado el 14-01-2012.• Actividades de comprensión

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1. La mujer había asesinado a “la Negra” y “al Felipe” por amor. V

2. Policarpio fue colgado por robar a dos familiares. F

3. La mujer corría porque pensaba que le perseguían fantasmas. V

4. Dos campesinos encontraron el cuerpo de la mujer muerto. V

Ahora clasifica el texto según el nivel del lenguaje y justifica tu respuesta con ejemplos:

NIVEL COLOQUIAL - VULGAR

pa tomá (para tomar) - retiharto! (¡muy harto) - Aluego (hasta luego) - piruga (bruja) - pa sentir (para sentir) - empistolados (con pistolas) - ¿Pos luego (¿Pues luego)- pa que (para que) - “desié” (deseé) - “pior” (peor) - verdá (verdad) – todito (todo) - pa´qué matarlos? (para qué matarlos?) - pa remediarlo (para remediarlo) - enfrentito de mi (frente a mí) - pa vengarse, pa vengarse de mi (para vengarse de mí) - Orita (ahora).


Vuelve a leer el texto y corrige las faltas ortográficas referentes a las “g” y las “j” y las tildes diacríticas en los monosílabos.

muger (mujer) – bagar (bajar) - trabagosamente,(trabajosamente) – semegando (semejando) – bago (bajo) - muger (mujer)- ogitos (ojitos)- reflegando (reflejando) – tago (tajo) – bago (bajo) – cobigas (cobijas) – ogos (ojos) - gugando (jugando) - baraga (baraja) – piruga (piruja) - trabagos (trabajos) - arregunté (arrejunté) – pa el (para él) – degé (dejé) - el era (él era) – muger (mujer) - a mi (a mí) - maldigeron (maldijeron) – guez (juez) - el me (él me) – enfrentito de mi (frente a mí)– ogos (ojos) – ogitos (ojitos) - Galé (Jalé) – muger (mujer)– degándose (dejándose) – ogos (ojos) – ogos (ojos) - muger (mujer)– muger (mujer).


Vuelve a leer el texto, prestando atención a los acontecimientos encontrados en la historia. ¿Conoces alguna historia con crímenes de sangre, con venganzas, etc.? ¿Te ha parecido sencillo entender la historia? ¿Crees que todavía hoy hay sucesos como éste? ¿Piensas que los celos son suficientes razones como para matar a alguien? ¿Crees que la venganza debe servirse en plato frío? ¿Eres o no una persona vengativa? Contesta las preguntas y escribe sobre los celos y las venganzas con la extensión de al menos un folio.

RESPUESTA LIBRE

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