Download - Vampire Academy:Spirit Bound
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CCaappííttuulloo 11 TTrraadduucciiddoo ppoorr MMoonnttyy
Hay una gran diferencia entre amenazas de muerte y cartas de amor -incluso si la persona que escribe las amenazas de muerte todavía reclama
que realmente te quiere. Por supuesto, teniendo en cuenta que una vez trate de matar a alguien que amé, tal vez yo no tenga derecho a juzgar.
La carta de hoy había sido perfectamente sincronizada, no es que esperara menos, la había leído cuatro veces hasta ahora, y aunque se estaba
haciendo tarde, no pude evitar leerla por quinta vez. Mi querida Rose, Uno de los pocos defectos de ser despertado es que ya no necesitan dormir, por lo que tampoco sueñas... Es una lástima, porque si pudiera soñar, se que soñaría contigo... Soñaría con tu el olor y cómo tu pelo negro se siente como seda entre los dedos. Soñaría con la suavidad de tu piel y la fiereza de tus labios cuando nos besamos. Sin sueños, tengo que conformarme con mi propia imaginación - que es casi tan buena. Me imagino todas esas cosas a la perfección, así como la forma en que será cuando me tome tu vida de este mundo. . Es algo que lamento tener que hacer, pero he tomado una decisión inevitable. Tu negativa a unirte a mí en la vida eterna y el amor no me deja ningún otro curso de acción, y no puedo permitir que alguien tan peligroso como tu este viva. Además, aunque sea en contra de tu voluntad, ahora tienes tantos enemigos entre los Strigoi que no pasaría mucho tiempo antes de que uno de ellos te matarían… Si debes morir, será por mi mano.. De nadie más. Sin embargo, te deseo lo mejor y suerte para tus pruebas de hoy --- no es que la necesites.. Si estás son las que realmente creo --- y no tengo ninguna duda de que lo son --será una pérdida de tiempo para todos.. Eres la mejor del grupo, y esta noche llevaras tu marca de promesa. Por supuesto, eso significa que todo será mucho más que un desafío cuando nos reunamos de nuevo --- definitivamente lo voy a disfrutar. Y nos reuniremos de nuevo. Con la graduación, serás expulsada de la Academia, y una vez que estés fuera de sus muros. No habrá lugar en este mundo donde puedas esconderte de mí. Lo estoy viendo.
Con Amor, Dimitri
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A pesar de sus buenos deseos, no es una carta realmente inspiradora la
arroje sobre la cama y salí de la habitación, intentando no dejar que me afectara. ―No hay lugar en este mundo donde puedas esconderte de mí.‖ .
No lo dudaba. Sabía que Dimitri tenía espías. Desde que se convirtió en un vampiro malo, muerto viviente, también se había convertido en una especie de líder entre ellos - algo que me ayudó en mi huida cuando mató
a su antigua jefa. Yo sospechaba que una gran parte de sus espías eran humanos, mirándome através de las fronteras de la escuela, ya que un Strigoi no podría quedase veinticuatro horas allí plantados. Los seres
humanos pueden, y me he enterado recientemente de que muchos de los seres humanos estaban dispuestos a servir a la Strigoi a cambio de la
promesa de convertirse en un no de ellos algún día. Los seres humanos consideran que la vida eterna merece la pena así sea corrompiendo sus almas y matando a otros para sobrevivir. . Los seres humanos me ponen
enferma
."Parece que estás listo para enfrentarte a un ejército". Salí de mis pensamientos oscuros. . Estaba tan obsesionada con Dimitri y
su carta, que había estado caminando por el campus, ajena al mundo, y no me había dado cuenta de mi mejor amiga, Lissa, me había alcanzado, una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro. Que pillara por sorpresa fue
una rara, porque compartimos un lazo psíquico, que siempre me mantuvo al tanto de su presencia y sentimientos. Tenía que estar muy distraída
para no reparar en ella, y si alguna vez hubo una distracción, esa era que el hombre que yo amaba quería matarme.
Lissa me dio lo que ella esperaba que fuera una sonrisa convincente. Ella sabía lo que había ocurrido con Dimitri, mi ex profesor convertido en
amante se había convertido en Strogi y ahora esperaba matarme después de que yo había intentado matarlo a él- sin lograrlo. Sin embargo a mi amiga no sabía de las cartas que recibía de él cada semana, estas la
preocuparían, y ella ya tenía suficiente para hacer frente en su vida sin mí acosador no-muertos como para agregar esto a su lista.
― Como que estoy frente a un ejército", señalé. Era tarde, pero a finales de verano todavía brillaba el sol en el cielo de Montana, bañándonos en una
luz dorada mientras caminábamos. Esto me encantó, pero un Moroi -vampiro pacifico que no vive eternamente - como Lissa, tiende a debilitarse con el sol y finalmente suele ser incómodo para ella.
Ella se rió y se echó el pelo platino sobre un hombro. El sol iluminaba su color pálido dándola un brillo angelical. "Supongo que sí. . No creí que todo
esto realmente te preocupara‖.
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Podría entender su razonamiento. Incluso Dimitri había dicho que serían una pérdida de tiempo. Después de todo, me había ido a Rusia y luchado
contra Strigoi reales --- matando a varios de ellos por mi cuenta. Tal vez no debería haber tenido miedo, pero toda la parafernalia y toda la gente de repente presionadme. Aumento mi ritmo cardíaco. ¿Qué pasa si no puede
hacerlo? ¿Qué pasa si no era tan buena como yo pensaba que era? Los profesores a los que me enfrentaría serían un reto para mí, ellos no eran Strigoi, pero fueron entrenados y llevaban luchando mucho más tiempo
que yo. La arrogancia podría meterme en un montón de problemas, y si no, estaría haciendo frente a todas las personas que se preocupaba por mí.
Toda la gente que había puesto tanta fe en mí. Otra cosa que también me preocupa.
"Estoy preocupado acerca de cómo estas marcas afectará mi futuro", le
dije. Esa era la verdad. Los ensayos eran el examen final de un tutor novato como yo. Pasando a garantizar que podría graduarse en la Academia de San Vladimir y tomar mi lugar con verdaderos guardianes y
defender a mi Moroi asignado. A través de nuestro vínculo, sentí la compasión de Lissa --- y su
preocupación propia. "Alberta cree que hay una buena probabilidad de que podamos estar juntas --- que vas a ser mi tutor".
Me hizo una mueca. "Creo que Alberta lo estaba diciendo para mantenerme en la escuela." La abandone para cazar a Dimitri hace unos
meses y luego regrese - algo que no se veía bien en mi expediente académico. También estaba el hecho de que la pequeña reina Moroi,
Tatiana, me odiaba y, probablemente, trataría de influir en la manera de llevar mi tarea e incluso de que no la realizara- pero esa era otra historia. . "Creo que Alberta sabe que tendría que poner a la mitad de los tutores del
mundo a intentar eliminarme antes de que dejara de protegerte. Y aun así, las probabilidades serían bastante pequeñas. "
Delante de nosotras, el murmullo de la gente se hizo más fuerte. Uno de los muchos campos de la escuela destinados a las clases de gimnasia se
había transformado en un estadio deportivo al estilo de la época romana y sus gladiadores. Las gradas se habían remodelado, ampliándose desde simples asientos de madera a bancos lujosamente acolchado. Multitud de
banderines rodeaban el campo, sus colores brillantes azotando el viento eran visibles desde nuestra posición. No lo podía ver todavía, pero sabía que habría algún tipo de cuartel construido cerca de la entrada del estadio
para que los principiantes esperaran.
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En el campo se habría un circuito de obstáculos con truco y peligros.. Y de
allí provenía el sonido estruendoso de los aplausos, muchos ya estaban allí para presenciar el evento.
"No nos rendiremos", dijo Lissa con firmeza. A través del vínculo, yo sabía que lo decía en serio..Eso era una de las cosas fantásticas de Lissa --- su
fe inquebrantable y el optimismo de que hacía que viera las más horribles pruebas como algo fácil de superar. Era un gran contraste con mi cinismo reciente. "Y yo tengo algo que podría ayudarle hoy."
Ella se detuvo y busco en el bolsillo de sus vaqueros, saco un anillo de
plata con piedras pequeñas diseminadas que parecían diamantes. Yo no necesitaba ninguna explicación `para entender lo que estaba ofreciéndome.
―¡Oh, Liss ... no sé. Yo no quiero, um, una ventaja desleal‖.
Lissa echo los ojos hacia tras. "Ese no es el problema, y tú lo sabes. Ésta permitido, te lo juro".
El anillo que ella me ofreció estaba encantado, con una fusión de la extraña magia que ella ejercía. . Todos los Moroi tenía el control de uno de los cinco elementos: tierra, aire, agua, fuego, o espíritu. ―El Espíritu‖ era el
más raro - tan raro que había sido olvidado durante siglos. Hasta que, Lissa y algunos otros descubrieron que había surgido en ellos. . A
diferencia de los demás elementos, que son más de naturaleza física, el espíritu estaba vinculado a la mente y todo tipo de fenómenos psíquicos.
Hacer encantos con el espíritu era algo con lo que Lissa apenas había comenzado a experimentar --- y ella no era muy buena en eso. Su
especialidad con espíritu era el poder de curación, así que ella seguía intentando hacer hechizos de sanación. El último había sido un brazalete que quemó el brazo.
"Este funciona. No es muy poderoso, pero te ayudan a mantener la oscuridad a raya durante la prueba. "
Todos los dones espirituales llevaban un precio: una oscuridad que
finalmente acababa en locura. . La oscuridad que a veces se filtraba en mí a través de nuestra conexión. Lissa y yo habíamos descubierto que con encantos y su curación, se podía combatir. Esto era algo que tampoco
teníamos dominado aun. Le di una leve sonrisa, movida por su preocupación, y acepte el anillo. No
me quemo la mano, cosa que tomé como una señal prometedora. Era pequeño --- Lissa tienden a trabajar pedacitos de plata que encuentra --- y
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sólo cabía en mi dedo meñique. No sentí nada en absoluto, una vez o tuve
puesto.
Esto suele suceder con los encantos de curación. O podría significar que el anillo era totalmente ineficaz. . De cualquier manera, ningún no sufrí ningún daño.
. "Gracias", dije. Sentí la alegría que provenía de ella a través de nuestro vinculo, y seguimos caminando.
Levante la mano frente a de mí, admirando la forma en que las piedras
verdes brillaban. No era una buena idea llevar una gran joya en la clase de suplicios físicos a los que tenía que enfrentarme, pero tendría guantes para cubrirla. "Es difícil de creer que después de esto, vamos salir de aquí
y enfrentarnos al mundo real", que reflexione en voz alta, sin tener realmente en cuanta mis propias palabras.
A mi lado Lissa se tenso, y me arrepentí inmediatamente. "Estar en el mundo real" esto significa que Lissa y yo íbamos a emprender una tarea de
la cual ella no estaba muy convencida, pero que desgraciadamente prometió ayudarme hace un par de meses.
Mientras estuve en Siberia, descubrí que podría existir una manera de hacer que Dimitri fue de nuevo a un Dhampir como yo. Es algo realmente
difícil de lograr, posiblemente, una mentira - y con la manera en que estaba obsesionado con mi muerte, no tenía ilusiones de que hubiera ninguna otra opción que la de matarle si antes él no me mataba a mí. Pero
si había una manera de salvarlo antes de que esto sucediera, tenía que averiguarlo.
Desafortunadamente, la única pista que teníamos sobre cómo hacer este milagro realidad, la conseguimos a través de un criminal. . No cualquier
criminal, si no: Víctor Dashkov, un Moroi real que había torturado a Lissa y cometió toda clase de atrocidades que había hecho de la vida de Lissa un infierno. La justicia cumplió, y Víctor fue encerrado en la cárcel, lo que
complicaba las cosas. Sabíamos que mientras que él estuviera destinado a una vida tras las rejas, no vería razón para compartir lo que sabía sobre su
hermano, posiblemente, lo único --- --- por lo que lógicamente Víctor podría querer dar esa información seria si le ofreció la única cosa que nadie más podía: la libertad.
Esta idea no era infalible, por varias razones. En primer lugar, yo no sabía si iba a funcionar. Esto era una cosa importante. . En segundo lugar, no tenía ni idea de cómo irrumpir en una prisión, por no hablar de la prisión,
donde él fue.
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Y, por último, estaba el hecho de que significaría la liberación de nuestro
enemigo mortal. Eso fue lo suficientemente devastador para mí, por no hablar de cuanto lo fue Lissa.
Sin embargo, tanto como la idea que le preocupaba --- y créanme, lo hacía --- Ella había jurado firmemente que me ayudaría. Yo le había ofrecido
librarla de su promesa una docena de veces en el último par de meses, pero ella se mantuvo firme. . Por supuesto, considerando que no tenía manera de encontrar ni siquiera la prisión, su promesa no era tan
importante al fin y al cabo. Pretendía acabar con el incómodo silencio entre nosotras, hablándole sobre donde podríamos celebrar por todo lo alto
su cumpleaños la semana siguiente. . Mis intentos fueron interrumpidos por Stan, uno de mis instructores de toda la vida. "Hathaway", me ladró, desde el campo. "Sería muy amable por tu parte que te unieras a nosotros.
¡Ven aquí ahora! ―Los pensamientos sobre Víctor desaparecieron de la mente de Lissa. Ella me dio un abrazo rápido. . "Buena suerte", susurró.
"No es que la necesites." La expresión de Stan me dijo que la despedida de diez segundos había sido
diez segundos más larga de lo debido. Le di las gracias a Lissa con una sonrisa, y ella se dirigió a buscar a nuestros amigos en las gradas mientras que yo corría tras Stan. "Tienes suerte de que no ser uno de los
primeros", gruñó. "La gente incluso estaba haciendo apuestas sobre si aparecerías."
"¿De verdad?" Le pregunté alegremente. "¿Cómo van las apuestas?. Todavía puedo cambiar de opinión. "
Entorno los ojos y me lanzó una advertencia que no necesitaba palabras al
entrar a la sala de espera al lado del campo, a través de las gradas. Siempre me sorprendió en los últimos años, cuánto trabajo suponían en estas pruebas, y no me impresionó menos ahora que lo veía de cerca. Los
novatos esperaban en los cuarteles construidos en madera, con un techo. Parecía como si la estructura siempre hubiera formado parte de la cancha. Se había construido con notable rapidez y se desmontaría igual de rápido,
una vez que los ensayos terminaran. Una puerta de tres hojas dejaba ver parte del campo, donde uno de mis compañeros estaba esperando
ansiosamente. Todo tipo de obstáculos se daban lugar allí, retos pensados para poner a prueba el equilibrio de los estudiantes y la coordinación mientras esquivaban a los tutores que les acechaban alrededor de los
objetos y las esquinas. Se habían construido padres con paneles de madera en el extremo de campo, creando un laberinto oscuro y confuso. Redes y plataformas inestables colgado en otras áreas, destinadas a
comprobar lo bien que luchabas en condiciones difíciles.
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Algunos de los otros novatos llegaban a la puerta, con la esperanza de
obtener una ventaja al mirar a los que iban delante de ellos. Yo no. A mí me gustaría llegar sin ver nada, asumir lo que cualquier reto que pusieran
delante de mí. Estudiar el curso ahora simplemente me haría pensar demasiado y entrar
en pánico. Ahora lo que necesitaba ahora era calma. Así que me apoyé en una de las paredes del cuartel y vi que me rodeaban. Parece que realmente había sido la última en aparecer, y me pregunte si la gente realmente
había perdido dinero apostando por mí. Algunos de mis compañeros susurraban en grupitos. Algunos estaban haciendo estiramientos y otros
ejercicios de calentamiento.. Otros se quedaron con los instructores que fueron sus mentores. Los maestros hablaron con atención a sus alumnos, dando palabras de asesoramientos de último minuto. Yo seguía
escuchando palabras como concentración y calma. Al verlos así se me encogía el corazón. No hace mucho tiempo, así era como me había
imaginado el día de hoy. Me imaginaba a Dimitri y a mí, de pie juntos, diciéndome que me tomara todo esto en serio y que no perdiera la calma cuando estuviera en el campo. Alberta había designado una buena
cantidad de mentores para mí desde que había regresado de Rusia, pero como capitán, que estaba en su propio campo, estaba ocupada con todo tipo de responsabilidades. Ella no tenía tiempo para venir y estrechar mi
mano. Los amigos que podría haberme ofrecido confort --- Eddie, Meredith, y otros --estaban ocupados con sus propios temores. Yo estaba sola.
Sin ella, o Dimitri --- o, bien, nadie --- Sentí un dolor extraño producto de la soledad atravesarme. Dimitri debería haber estado aquí conmigo. Así es
como se suponía que debía haber sido. Cerré los ojos y fingí que realmente estaba allí, a sólo unos centímetros de distancia como cuando hablamos.
"No te preocupes, camarada. Yo puedo hacer esto con los ojos vendados. ¿Qué demonios? Puede que lo haga ¿Tienes algo que yo pueda utilizar para
taparme los ojos? Si me haces ese favor, puede que incluso te deje empatar. ―Pensando que esta fantasía tendría lugar después de que hubiéramos dormido juntos y habríamos decidido que lo nuestro
funcionaria, cabía una gran posibilidad de que más tarde el me ayudara a quitarme esa venda --- entre otras cosas.
Me podía imaginar perfectamente la sacudida exasperada de cabeza que él me daría en respuesta a ese comentario. "Rose, te lo juro, a veces siento
que cada día contigo es mi examen personal." Pero yo sabía que habría una sonrisa de todos modos, y la mirada de orgullo y aliento que me daría cuando me dirigiera hacia el campo sería todo lo que necesitaría para
pasar las pruebas ---
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"¿Estás meditando?" Abrí los ojos, asombrada por la voz. ―¿Mamá? ¿Qué
estás haciendo aquí? "Delante de mí estaba Janine Hathaway, mi madre, que era a unos cuantos centímetros más baja que yo, pero ella tenía lo
suficiente para lucharon alguien de dos veces mi tamaño. El aspecto peligroso de su rostro bronceado hacía que nadie la desafiara.
Ella me dio una sonrisa irónica y puso una mano en su cadera. "¿Sinceramente, pensaste que no vendría a verte?"
―No sabía", admití, sintiéndome un poco culpable por dudar de ella. Ella y
yo no habíamos tenido mucho contacto en los últimos años, y sólo los acontecimientos recientes la mayoría de ellos malos, habían hecho que comenzáramos a restablecer la conexión entre nosotras. La mayoría del
tiempo, no sabía cómo sentirme respecto a ella. Oscilaba entre la necesidad de una niña hacia su madre ausente y el resentimiento de un
adolescente por el abandono. "Me imaginé que tendrías, ya sabes, cosas más importantes que hacer."
"Nada haría que me perdiera esto", dijo con firmeza. Ella inclinó la cabeza hacia la puerta, haciendo que sus rizos color caoba se balancearan. "Ni tampoco tu padre."
"¿Qué?"
Corrí hacia la puerta y me asome al campo de pruebas. Mi punto de vista de los palcos no era fantástico, gracias a todos los obstáculos en el campo, pero fue lo suficientemente bueno. Era fácil de identificar con su barba y
bigote negro, así como el pañuelo de color verde esmeralda con nudos por encima de su camisa de vestir. Incluso podía captar el brillo de sus aros de
oro. Tenía que estar derritiéndose con en este calor, pero pensándolo bien se necesitaría más que un poco de sudor para que rebajara su sentido de la moda. Si la relación con mi madre era incompleta, mi relación con mi
padre era prácticamente inexistente. Había hablado con él en mayo, y aun entonces, no fue hasta después de que le perdí de vista que me enteré de que era su hija. Todos los dhampirs tenían un Moroi como padre o madre,
y él era el mío. Todavía no estaba segura de cómo me sentía respecto a él. La mayor parte de su vida seguía siendo un misterio, pero había muchos
rumores de que él estaba involucrado en negocios ilegales. La gente actuaba como si fuera un matón o un mafioso y aunque yo había visto pocos indicios de ello, no me sorprendía. En Rusia, le llamaban Zemy: la
serpiente.
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Mientras yo lo miraba con asombro, mi madre se acercó a mi lado. "Estará
contento de que hayas llegado a tiempo", dijo. "Fue él quien inicio las grandes apuestas de si se habría espectáculo. El aposto por ti, si eso te
hace sentir mejor.‖Gemí. "Por supuesto. Por supuesto que él era el corredor de apuestas de detrás de las gradas. Debería haberlo sabido tan pronto como…. Mi mandíbula cayó hasta el suelo.
"¿Está hablando con Adrián?" Sentado junto a Abe estaba Adrian Ivashkov --- mi más o menos pareja. Adrián era un Moroi real --- y otro usuario del
espíritu como Lissa.. Había estado loco por mí desde que nos conocimos, pero yo sólo tenía ojos para Dimitri. . Tras el fracaso en Rusia, yo había
regresado y estaba comprometida a dar Adrian una oportunidad. . Para mi sorpresa, las cosas habían ido... bien entre nosotros. Geniales, incluso. Él me había escrito una propuesta en la que exponía de por qué él era una
buena decisión. Había incluido cosas como "Dejare los cigarrillos a menos que realmente necesita uno" y "Preparare sorpresas románticas cada
semana, como por ejemplo: un picnic improvisado, rosas, o un viaje a París --- bueno en realidad ninguna de esas cosas valen ya porque no serian sorpresas".
No era como si hubiera estado con Dimitri, pero bueno, se supone que no hay dos relaciones que puedan ser exactamente iguales. Sigo pretendiendo
intentar salvar a Dimitri, pero eso no significa que mi vida no tuviera romance nunca más --- algo que me había llevado un tiempo aceptar.
Adrián me hacía feliz. Y por ahora, eso era suficiente. Pero eso no necesariamente significa que yo quería suavizar las relaciones
con mi padre mafioso, tampoco. "Es una mala influencia", protesté. Mi madre me dio un resoplido. "Dudo que Adrián pudiera influenciar
mucho a Abe,‖. "¡No Adrián! Abe. Adrián está intentando comportarse como se debería.
.Abe lo estropeara todo. "Junto con el tabaquismo, Adrián había jurado que había dejado de beber y otros vicios en su propuesta de noviazgo. Los mire a través de las gradas atestadas de gente, tratando de averiguar qué
tema podría ser muy interesante.
"¿Qué están hablando?" "Creo que es la menor de sus preocupaciones ahora". Janine Hathaway no
era ella si no era tremendamente práctica. "Preocúpate menos por ellos y más por este campo."
―¿Crees que están hablando de mí?"
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―Rose "Mi madre me dio un golpe de atención en el brazo y arrastré mi
mirada hacia ella." Tienes que tomarte esto en serio. Mantén la calma, y no te distraigas. "Sus palabras fueron tan parecida a lo que había imaginado
que me diría Dimitri que una pequeña sonrisa se deslizó en mi cara. No estaba sola, después de todo.
"¿Qué es tan gracioso?"-Preguntó con cautela. "Nada", dije, dándole un abrazo. Ella se puso tensa en un principio y luego
se relajó, de nuevo me abrazo brevemente antes de marcharse lejos. "Me alegro de que estés aquí."
Mi madre no era del tipo excesivamente cariñoso, y la pille por sorpresa. "Bueno", dijo, visiblemente nerviosa, "Te dije que no me lo perdería".
Miré hacia las tribunas. "Abe, por otra parte, no estoy tan segura."
O esperar. . Una extraña idea vino a mí. . No, no ara tan extraño, en realidad. Sospechoso o no, Abe tenía contactos lo suficientemente extensos
como para haber sido capaz de deslizar un mensaje a Víctor Dashkov en la cárcel. . Abe había pedido información sobre Robert Doru, como un favor para mí. Cuando Víctor envío un mensaje diciendo que no tenía razón para
ayudar a Abe, con lo que le pedía, deseche rápidamente la posibilidad de que mi padre pudiera ser de más ayuda y salte inmediatamente a la idea
de planear una fuga en la prisión. Pero ahora ….. "Rosemarie Hathaway!"
Era Alberta, quien me llamaba, con su voz de timbre claro y fuerte. Era
como una trompeta, una llamada a la batalla. Todos los pensamientos de Abe y Adrian --- y sí, incluso Dimitri --- desaparecido de mi mente. Creo que mi madre me deseó buena suerte, pero las palabras exactas se
perdieron según me dirigía hacia Alberta y el campo. La adrenalina se apoderó de mí. Mi pulso se acelero una vez más. .Toda mi atención estaba ahora en lo que se avecinaba: la prueba que, finalmente, haría de mí un
guardián.
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CCaappííttuulloo 22
TTrraadduucciiddoo ppoorr MMoonnttyy,, EEeeMMaarriiaa,, AAuurriimm
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMoo00sshhaa
Mis pruebas fueron borrosas. Uno pensaría, que ya, que era una parte importante de mí educación en St. Vladimir, recordaría todos los detalles perfectamente. Sin embargo, mis pensamientos anteriores eran del tipo a
tener en cuenta. ¿Cómo se podrían medir hasta lo que yo, ya había enfrentado? ¿Cómo podrían estos simulacros de combate compararse con
una turba de Strigoi descendiendo en nuestra escuela? Yo había tenido que oponerme a desventajas abrumadoras, sin saber si mis seres queridos estaban vivos o muertos. ¿Y cómo temer a una llamada batalla con
instructores de la escuela, después de haber luchado contra Dimitri? Había sido letal como un dhampir y peor como un renacido Strigoi. No es
que yo quisiera hacer ligeros los ensayos, fueron graves. Novatos les habían fallado todo el tiempo, y me negué a ser uno de ellos. Fui atacada por todos lados, por guardianes que habían estado luchando y defendiendo
a los Moroi desde antes de que yo naciera. La arena no era plana, lo que complicaba todo. La habían llenado de artículos y de obstáculos, las vigas pusieron a prueba mi equilibrio - incluyendo un puente que me recordó
dolorosamente a la última noche que había visto a Dimitri.
Lo empuje tras clavarle una estaca de plata en su corazón - un juego durante el que había caído en plomada al río, aguas abajo. El puente del estadio era un poco diferente al de madera sólida sobre el cual Dimitri y yo
habíamos luchado en Siberia. Esta era desvencijada, un camino construido por tablones de madera en mal estado, con carriles de cuerda
sólo para apoyarte. Cada paso que daba, columpiaba el puente entero y lo agitaba, los agujeros entre los tablones me mostraban dónde estaban mis antiguos compañeros de clase (por desgracia para ellos) descubrí mi punto
débil. La prueba que se me asignó en el puente fue probablemente la peor de todas. Mi objetivo era conseguir mantener a un "Moroi" lejos de un grupo de "Strigoi", que fueron en su persecución. Mi Moroi estaba siendo
interpretado por Daniel, un nuevo tutor que había llegado con los demás a la escuela para sustituir a los muertos en el ataque. Yo no lo conocía muy
bien, pero para este ejercicio, el estaba completamente dócil y desamparado - incluso con un poco de miedo, como cualquier Moroi yo lo estaba custodiando. El dio un poco de resistencia al pisar el puente, y yo
estuve más tranquila, la mayoría de voces halagándome llegaban por delante de donde caminaba. Al parecer, las personas tenían conocimientos, y habilidades para el combate.
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No muy lejos detrás de nosotros, sabía que los guardianes en calidad de
Strigoi se acercaban. Daniel salió, y yo lo seguí, mientras que todos mis sentidos se quedaron en estado de alerta. El puente se abrió
violentamente, con una sacudida supe que nuestros perseguidores se habían unido a nosotros. Miré atrás y vi a tres "Strigoi" que venían tras nosotros. Los guardianes de la prueba estaban haciendo un trabajo
extraordinario -se movían con mucha destreza y velocidad como harían verdaderos Strigoi. Ellos nos iban alcanzar si no, nos movíamos.
"Lo estás haciendo muy bien", le dije a Daniel.
Era difícil mantener el tono adecuado de mi voz. Gritando al Moroi podría ponerle en estado de shock. Si lo hacía con delicadeza le haría pensar que no era grave.
"sé que puedes moverte más rápido. Tenemos que seguir por delante de
ellos – están cada vez más cerca. Sé que puedes hacer esto. Vamos." Debí haber aprobado esa parte persuasiva de la prueba, porque él,
efectivamente, empezó a tomar velocidad – no era lo suficiente rápido comparada con la de nuestros perseguidores, pero era un comienzo. El puente se agito bruscamente. Daniel gritó y se quedó inmóvil, sujetando la
cuerda con fuerza a ambos lados. Delante de él, vi a otro guardián-como-Strigoi esperando en el lado opuesto del puente. Creo que su nombre era
Randall, otro nuevo instructor. Yo estaba en medio entre él y el grupo a mi espalda. Sin embargo, Randall se quedó quieto, esperando en la primera tabla del puente comenzando a moverla, para hacérnoslo mas difícil a
nosotros.
"Continua", insistí, en mi mente giraba. "puedes hacerlo." ―! Pero hay una Strigoi! Estamos atrapados", exclamó Daniel.
"No te preocupes. Voy a tratar con él. Sólo tienes que moverte."
En esta ocasión mi voz era feroz, Daniel se deslizó hacia adelante impulsado por mi mando. En estos momentos requería una sincronización
perfecta por mi parte. Mire a los "Strigois" que estaban a ambos lados de nosotros y mantuve a Daniel en movimiento, Cuando estábamos casi a tres cuartas partes de llegar le susurre,
"!a cuatro patas ahora mismo! ¡Rápido!" Él obedeció. De inmediato se arrodilló, hablándome en voz baja:
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"Estoy a punto de gritarte, e ignorarte." Dijo en voz más alta, en beneficio
de los que vienen después de nosotros, exclamé:
"¿Qué estás haciendo? ¡No podemos parar!" Daniel no se movió, y le hable en voz baja.
"Bien. ¿Ves las cuerdas conectadas a la base de los rieles?. Agarrarlos tan firmemente como puedas, y no las sueltes, no importa lo que suceda.
Envuelve tus manos en torno a ellas si es necesario. ¡Hazlo ahora! "
Él obedeció. El reloj seguía corriendo, y no podía perder otro minuto más. En un solo movimiento, mientras todavía estaba en cuclillas, me di la vuelta y corte las cuerdas con un cuchillo que me habían dado para la
prueba . La hoja, gracias a Dios, era fuerte. No corte las cuerdas al instante, pero corte tan rápidamente que los "Strigoi" que estaban a cada
lado de nosotros no tuvieron tiempo de reaccionar. Rompí las cuerdas a la vez que le recordaba a Daniel que aguantara. Las dos mitades del puente giraron hacia los lados del andamio de madera. Daniel y yo habíamos
estado preparados. Dos de los perseguidores cayeron. Uno apenas logró agarrarse a una tabla, se deslizo un poco antes de asegurar su control. La caída real fue de seis metros, pero parecía como si hubieran sido
cincuenta – a una distancia que nos mataría a mí y Daniel si cayéramos. Contra todo pronóstico, cayó sin soltar la cuerda. Yo estaba pendiente de
todo, y una vez que la cuerda y la madera se quedaron planas contra el andamiaje de los lados, empecé a trepar por ella como una escalera. No era fácil trepar sobre Daniel, pero lo hice, y me dio la oportunidad para decirle
que esperara. Randall, que había estado esperando delante de nosotros, no se había caído. Había tenido los pies en el puente cuando corte la cuerda,
sin embargo, le sorprendí lo suficiente para que perdiera el equilibrio. Se recupero rápido, las cuerdas estaban vibrando, trató de subir a la superficie sólida de arriba. Estaba mucho más cerca que yo, pero logre
agarrarle la pierna y detenerlo. Lo tiré hacia mí. Él mantuvo su control sobre el puente, y seguimos luchando. Yo sabía que probablemente no podría tirarlo, pero era capaz de mantenerlo cada vez más cerca. Por fin,
nos soltamos agarre el cuchillo de mi cinturón - algo que puso a prueba mi equilibrio. La torpe posición de Randall me dio una buena posición de su
corazón, y la tomé. Para los ensayos, teníamos cuchillos que no traspasaban la piel, pero podrían ser utilizados con la fuerza suficiente para convencer a nuestros oponentes que sabíamos lo que estábamos
haciendo. Mi alineación era perfecta, y Randall, admitió que fue un golpe mortal, renunció a su control y cayó desde el puente.
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Eso me dejó la penosa tarea de persuadir a Daniel para subir. Le tomó
mucho tiempo, pero una vez más, su comportamiento no estaba fuera del carácter de un Moroi con miedo.
Sólo estaba agradecido de que no fuera un verdadero Moroi, si no, habría perdido el equilibrio y se habría caído. Después de ese desafío vinieron
muchos más, pero no deje que el cansancio me afectara. Me deslicé en modo de batalla, mis sentidos se centraron en los instintos básicos: luchar, esquivar, matar. Y mientras me mantuviera en sintonía con ellos,
tendría que ser innovadora y no caer en un período de calma. De lo contrario, no sería capaz de reaccionar ante una sorpresa como el puente.
Me las arreglé para, luchar contra ellos sin otros pensamientos más allá de cumplir las tareas antes que yo misma. Traté de no pensar en mis instructores, gente que yo conocía. Yo los trataba como Strigoi. Cuando
finalmente terminó, casi no me di cuenta. Simplemente estaba allí de pie en medio del campo sin atacantes cerca de mí .Estaba sola. Poco a poco,
me hice más consciente de los detalles del mundo. Las multitudes en las gradas animándome. Instructores asintiendo con la cabeza el uno al otro, No fue hasta un Alberta tiró de mi brazo con una sonrisa me di cuenta de
que había terminado. La prueba que había esperado toda mi vida, terminó en lo que parecía un abrir y cerrar de ojos.
"Vamos¨-dijo ella, envolviendo su brazo alrededor de mi hombro y me guió hacia la salida.
"Necesitas un poco de agua y sentarte."
Me dejé llevar fuera del campo, alrededor del cual la gente seguía aplaudiendo y gritando mi nombre. Detrás de nosotros, escuché a algunas
personas decir que tenían que tomar un descanso y arreglar el puente. Ella me llevó de nuevo a la sala de espera y me empujó con suavidad sobre un banco. Alguien se sentó junto a mí y me entregó una botella de agua.
Miré y vi a mi madre. Tenía una expresión en su rostro que nunca había visto antes: radiante de puro orgullo.
"¿Eso es todo?" Le pregunté por fin. Me sorprendió de nuevo con una risa divertida.
"¿Eso es todo?" , repetí.
"Rose, estuviste allí casi una hora. Usted sopló a través de esa prueba con colores de vuelo - probablemente una de las mejores pruebas que esta escuela haya visto.
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"¿En serio? Me parecía. . . "fácil no era la palabra correcta." Fue una
neblina, eso es todo. "
Mi madre me apretó la mano." Estabas increíble. Estoy tan, tan orgullosa de ti. "
La realización de todo realmente, me di cuenta entonces, y sentí una sonrisa de mi propia difusión sobre mis labios."
¿Y ahora qué pasa? ", pregunté." Ahora te vas a convertir en una guardiana‖.
Me habían tatuado muchas veces, pero ninguna de aquellas veces se podía comparar con la ceremonia y la fanfarria que se produjo al obtener mi
marca de la promesa. Antes, ya había recibido las marcas molnija por las muertes que había dado en trágicas e inesperadas circunstancias: la lucha
contra Strigois en Spokane, el ataque a la escuela y el rescate –acontecimientos que eran motivos de luto, no de celebración. Después de todas esas muertes, como que perdimos la cuenta, y aunque los
guardianes tatuadores todavía intentaban registrar todas las muertes individuales, al final me habían dado una marca en forma de estrella que era una manera elegante de decir que habían perdido la cuenta.
El tatuar no es un proceso rápido, incluso si estabas recibiendo una pequeña, y mi clase entera al graduarse tenía que hacérselos. La ceremonia tuvo lugar en lo que solía ser el comedor de la Academia, una
habitación que fueron capaces de transformar notablemente en algo tan espléndido y elaborado como lo que nos encontramos en la Corte Real. Los
espectadores –amigos, familiares, guardianes– llenaban la sala cuando Alberta nos iba llamando por nuestros nombres uno por uno e iba leyendo nuestras calificaciones al acercarnos al tatuador. Las calificaciones eran
importantes. Se harían públicas y, junto con los grados de la escuela generales, influían en nuestras asignaciones. Los Moroi podían requerir cierta categoría en sus guardianes. Lissa me había solicitado a mí, por
supuesto, pero ni siquiera las mejores calificaciones del mundo podían compensar todas las notas de mal comportamiento que tenía en mi
expediente. Sin embargo, no había Morois en esta ceremonia, aparte de los pocos que
habían sido invitados en calidad de invitados por los nuevos graduados. Todos los reunidos éramos dhampirs: o bien guardianes experimentados o recién llegados como yo.
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Los invitados se sentaron en la parte posterior, y los guardianes veteranos
se sentaron cerca de la parte delantera. Mis compañeros y yo estuvimos de pie todo el tiempo, tal vez como una especie de última prueba de
resistencia. No me importó. Me había cambiado mi ropa sucia y rota por pantalones
sencillos y un suéter, un conjunto que parecía elegante al tiempo que conservaba un aire solemne.
Fue una buena elección, porque el aire de la habitación estaba cargado de tensión, todos los rostros con una mezcla de alegría por nuestro éxito y
ansiedad por nuestro nuevo papel letal en el mundo. Yo miraba con ojos brillantes mientras mis amigos fueron llamados, sorprendida e impresionada con muchas de las calificaciones.
Eddie Castile, un amigo cercano, tuvo una alta puntuación en particular
en una protección de Moroi cuerpo a cuerpo. No pude evitar una sonrisa mientras miraba al tatuador hacerle a Eddie su marca.
"Me pregunto cómo llevó a su Moroi por el puente", murmuré en voz baja. Eddie era muy ingenioso.
A mi lado, otra amiga mía, Meredith, me dio una mirada de perplejidad.
"¿De qué estás hablando?" Su voz era suave y por igual. "Cuando fuimos perseguidos sobre el puente con un Moroi. El mío era
Daniel.‖ Ella todavía parecía confundida, y le di detalles. "¿Y pusieron Strigois en cada lado?"
"Yo crucé el puente," susurró, "pero acabé siendo perseguida. Tomé a mi Moroi a través de un laberinto."
La mirada fulminante de un compañero cercano nos hizo callar, y me escondí mi ceño fruncido. Tal vez no era yo la única que había pasado por
la prueba aturdida. Meredith la había cagado en sus prácticas.
Cuando mi nombre fue mencionado, oí unas cuantas exclamaciones ahogadas cuando Alberta leyó mis calificaciones. Yo tenía las más altas de la clase con diferencia. Estaba contenta de que no leyera mis notas
académicas.
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Habrían restado totalmente algo de la gloria del resto de mi actuación. Yo
siempre lo había hecho bien en mis clases de combate, pero las matemáticas y la historia… bueno, en esas estaba un poco escasa,
particularmente ya que siempre parecía estar entrando y saliendo de la escuela.
Mi pelo estaba bien recogido en un moño, con cada mechón rebelde sujeto con horquillas para que el tatuador no tuviera nada que interfiera en su trabajo. Me incliné hacia adelante para facilitarle la visión y oí su gruñido
de sorpresa. Con la parte posterior de mi cuello cubierta de marcas, tenía que ser complicado. Por lo general, un nuevo guardián proporcionaba un
lienzo en blanco. Este hombre era bueno, sin embargo, y logró colocar delicadamente la marca de la promesa en el centro de la nuca después de todo.
La marca de la promesa se parecía a una larga S extendida, con los
extremos enroscados. Lo ajustó entre las marcas molnija, dejando que se envolviera a su alrededor como un abrazo. El proceso dolió, pero mantuve la cara en blanco, resistiéndome a retroceder. Se me mostró el resultado
final en un espejo antes de que lo cubriera con un vendaje, de modo que curara limpiamente.
Después de eso, me reuní de nuevo con mis compañeros de clase y vi cómo el resto de ellos recibían sus tatuajes. Lo que significaba estar de pie
durante dos horas más, pero no me importó. Mi cerebro aún estaba conmocionado con todo lo que había sucedido hoy. Ya era un guardián. Un guardián de verdad, puro y duro. Y con ese pensamiento me llegaron
preguntas. ¿Qué pasaría ahora? ¿Mis calificaciones serían lo suficientemente buenas para borrar mi historial de mal comportamiento?
¿Sería la guardián de Lissa? ¿Y qué pasaba con Víctor? ¿Qué pasaba con Dimitri?
Me moví incómoda cuando el todo impacto de la ceremonia de guardianes me golpeó. Esto no era sólo sobre Dimitri y Víctor. Esto era sobre mí… sobre el resto de mi vida. La escuela había terminado. Ya no iba a tener a
maestros siguiendo todos mis movimientos o corrigiéndome cuando cometiese errores. Todas las decisiones las tomaría yo cuando estuviera
ahí fuera protegiendo a alguien. Los Moroi y los dhampirs más jóvenes me verían como a la autoridad. Y yo ya no podría darme el lujo de practicar la lucha un rato y después no hacer nada en mi habitación luego. Ya no
habría clases bien definidas. Estaría de servicio todo el tiempo. La idea fue sobrecogedora, la presión casi demasiado grande. Yo siempre había equiparado la graduación con la libertad.
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Ahora no estaba tan segura. ¿Qué nueva forma iba a tomar mi vida? ¿Qué
decidiría? ¿Y cómo podría llegar hasta Victor si era asignada para proteger a nadie más que a Lissa?
Al otro lado de la sala, me encontré con los ojos de Lissa entre el público. Quemaron con un orgullo que hacían juego con el de mi madre, y ésta
sonrió cuando nuestras miradas se cruzaron. ‗Quita esa mirada de su cara,‘ me reprendía a través del vínculo. ‗No
deberías parecer tan preocupada, no hoy. Tienes que celebrarlo.‘
Sabía que ella tenía razón. Podía hacerme cargo de lo que estaba por venir. Mis preocupaciones, que eran muchas, podían esperar un día más… sobre todo ya que el exuberante estado de ánimo de mis amigos y familia
aseguraba que lo iba a celebrar. Abe, con esa influencia que siempre parecía ejercer, había conseguido una pequeña sala de banquetes para dar
una fiesta para mí, que parecía más adecuada para una debutante real, no para una humilde dhampir temeraria.
Antes del evento, me cambié una vez más. Una ropa más bonita de fiesta parecía ahora más apropiada que el conjunto formal para la ceremonia molnija. Me puse un vestido cruzado verde esmeralda de mangas cortas y
me colgué mi nazar alrededor del cuello. El nazar era un pequeño colgante que parecía un ojo, con diferentes tonos de azul en círculos. En Turquía,
de donde venía Abe, se creía que ofrece protección. Él se lo había dado a mi madre hacía años, y ella a su vez me lo dio mí.
Para ese momento, me había puesto maquillaje y me peiné mi desbocado pelo suelto en oscuras ondas (porque el vendaje de mi tatuaje no iba con el
vestido en absoluto), apenas me parecía a alguien que fuera capaz de luchar contra monstruos o incluso lanzar un puñetazo. No… no era del todo cierto, me di cuenta un momento después. Mirándome en el espejo,
me sorprendió ver una mirada angustiada en mis ojos marrones. Había dolor allí, dolor y pérdida que ni siquiera los mejores vestidos y maquillajes podían ocultar.
Hice caso omiso y salí para la fiesta, topándome de inmediato con Adrian
tan pronto di un paso fuera del dormitorio. Sin decir una palabra, me arrastró a sus brazos y me asfixió con un beso. Me cogió totalmente desprevenida. Supongo. Las criaturas no-muertas no me sorprendían, pero
un impertinente Moroi de la realeza sí. Y fue todo un beso, uno que casi me hacía sentirme culpable por sumirme
en él.
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Había tenido preocupaciones al principio de salir con Adrian, pero muchas
de ellas habían desaparecido con el tiempo. Después de verle coquetear descaradamente y no tomarse nada en serio durante tanto tiempo, nunca
había esperado ver tanta devoción de él en nuestra relación. Asimismo, no esperaba encontrar que mis sentimientos cada vez se hicieran mayores hacia él, lo que parecía muy contradictorios teniendo en cuenta que
todavía amaba a Dimitri e iba tramando imposibles maneras para salvarlo. Me reí cuando Adrián me depositó en tierra. Cerca de allí, unos pocos
Moroi jóvenes habían dejado de mirarnos. Morois que salieran con dhampirs no era tan poco común a nuestra edad, pero ¿una dhampir con
mala fama saliendo con el sobrino-nieto de la reina Moroi? Como que eso no se daba por allí… especialmente, puesto que era extensamente conocido lo mucho que la Reina Tatiana me odiaba. Había habido unos
pocos testigos de mi último encuentro con ella, cuando ella me gritó para que me mantuviera alejada de Adrián, pero ese tipo de cosas de ese tipo de
cosas siempre se propagaba con facilidad. "¿Qué tal el espectáculo?" le pregunté a nuestros voyeurs.
Dándose cuenta de que había sido descubierto, los jovencitos Morois rápidamente siguieron su camino. Me volví hacia Adrian y sonreí.
"¿Qué fue eso? Fue una especie de gran beso para exponerme en público."
"Eso", dijo con grandilocuencia, "fue tu recompensa por patear tantos culos en esas pruebas." Hizo una pausa. "También fue porque te ves
totalmente caliente con ese vestido."
Le di una mirada irónica. "Recompensa, ¿eh? El novio de Meredith le consigue pendientes de
diamantes." Él se agarró de mi mano y se encogió de hombros indiferente cuando empezamos a encaminarnos a la fiesta.
"¿Quieres diamantes? Te voy a dar los diamantes. Te voy a bañar en ellos.
Caray, voy a conseguirte un vestido hecho de ellos. Pero va a ser muy escaso."
"Creo que me conformo con el beso después de todo," le dije, imaginando a Adrian vistiéndome como a una modelo de trajes de baño. O una streaper. La referencia a la joyería también me trajo de repente un recuerdo
indeseado.
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Cuando Dimitri me había mantenido cautiva en Siberia, adormeciéndome
en una maravillosa autocomplacencia con sus mordeduras, que también me había bañado en joyería.
"Sabía que eras una chica mala", continuó Adrián. Una cálida brisa de verano revolvió su pelo marrón que tan laboriosamente se peinaba cada
día, y con su mano libre, distraídamente trató de ponerlo en su lugar. "Pero no me di cuenta de hasta qué punto hasta que te vi alejarte de los guardianes ahí fuera."
"¿Eso significa que vas a ser más amable conmigo?" me burlé.
"Ya soy amable contigo" dijo él con altanería. "¿Sabes lo desesperadamente que quiero un cigarrillo en este momento? Pero no. Valientemente aguanto
mi retirada de la nicotina… todo por ti. Pero creo que verte ahí fuera me hará un poco más de cuidadoso contigo. Ese alocado padre tuyo como que
me va a hacer también más cauteloso." Gemí, recordando cómo Adrian y Abe había estado sentado juntos.
-Dios. ¿De verdad tiene que salir con él?
- Hey, él es impresionante. Un poco inestable, pero impresionante. Nosotros nos llevamos bien. - Adrián abrió la puerta del edificio que
estábamos buscando. -Y es un genio a su manera también. Quiero decir, cualquier otro tipo que llevaban pañuelos así. Habría que reírse de él en esta escuela. No con Abe. Habría que golpear a alguien casi tan mal como
lo harías. De hecho. .. - la voz de Adrian se volvió nervioso. Le di una mirada de sorpresa.
-De hecho, ¿qué?
-Bueno... Abe dijo que yo le gustaba. Pero también dejó en claro lo que haría de mí si alguna vez te hago daño o algo malo.- Adrian hizo una mueca. -De hecho, describió lo que él haría con gráfico detalle. Entonces,
sin más, pasó a algunos, tema al azar sin importancia. Me gusta el chico, pero me da miedo.
-¡Está fuera de lugar!- Llegué a un alto frente a la sede de la fiesta. A través de la puerta, oí el rumor de las conversaciones. Nos pareció ser de
los últimos en llegar. Supuse que eso significaba que había que hacer una gran entrada para los invitados de honor. -Él no tiene derecho a amenazar a mis novios. Tengo dieciocho años. Un adulto. No necesito su ayuda.
Puedo poner en peligro a mis novios por mí misma -Me indine con él.
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-Pero eso no quiere decir que no voy a aceptar su "consejo" en serio. Mi
cara es demasiado bonita para ponerla en riesgo.
Su cara era bonita, pero eso no me impidió sacudir la cabeza con exasperación. Agarre la puerta de acceso, pero Adrian tiró de mi de nuevo.
-Espera,- dijo. Me atrajo a sus brazos de nuevo, nuestros labios se unieron en un beso ardiente.
Mi cuerpo estaba pegado al suyo, y me encontré confundida por mis propios sentimientos y la seguridad de que estaba llegando a un punto
donde yo podría querer algo más que besos. Está bien, -dijo Adrian cuando había roto por fin nuestra cercanía.-Ahora
podemos entrar.
Tenía esa misma luz en su tono de voz, en sus ojos de color verde oscuro, vi la chispa de la pasión. No fui la única pensando en algo más que besos. Hasta ahora, habíamos evitado hablar sobre sexo, y que había estado muy
bien en realidad que no me presionara. Creo que él sabía que yo no estaba preparada después de Dimitri, pero en
momentos como estos, podía ver lo difícil que era para Adrian contenerse. Algo se ablando en mi interior, de pie y de puntillas, le di otro beso.
-¿Qué fue eso?" -preguntó unos momentos después. Sonreí.
-Tu recompensa.
Cuando finalmente entramos en la fiesta, todos en la sala me recibieron con vítores y orgullosas sonrisas. Hacía mucho tiempo, habría disfrutado de ser el centro de atención. Pero ahora, ese deseo se había desvanecido
un poco. Puse un rostro confiado y acepte con arrogancia y fingida felicidad los elogios de mis amigos. Levanté mis manos triunfales, ganando más aplausos y aprobación. Mi fiesta fue casi igual de borrosa que mis
pruebas. Nunca te das realmente cuenta de cuántas personas se preocupan por ti hasta que todos se reúnen para apoyarte. Me hizo sentir
humilde y casi suelto un par de lágrimas. Aunque me guarde esto para mí misma, sin embargo. Me costó comenzar a gritar por mi propia victoria. Todo el mundo quería hablar conmigo, y yo estaba sorprendida y
encantada cada vez que alguna persona se me acercaba. No era frecuente tener a todas las personas que más amaba en un mismo lugar, y con inquietud me di cuenta de que esta oportunidad no pudría dar otra vez.
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-Bueno, finalmente conseguiste una licencia para matar. Ya era hora
Me di vuelta y me encontré los ojos divertidos de Christian Ozera, una
antigua molestia que se había convertido en un buen amigo. Tan bueno, de hecho, le di gracias al el celo por él, extendí los brazos hacia él y lo abracé - algo que él claramente no esperaba. Estaba sorprendiendo a todos
en la actualidad. -Alto, alto,- dijo ruborizado separándose un poco. -Era de esperar. Tú eres
la única chica que podía ponerse emocional en torno a la idea de matar. Yo no quiero ni pensar lo que pasara cuando usted e Ivashkov estén solos.
-Hey, mira quién está hablando. Tú pagarías por estar allí.
Cristian se encogió de hombros mostrándose de acuerdo. Era una norma estándar en nuestro mundo: Los Guardianes protegían a los Moroi. Moroi
no se involucraban en las batallas. Sin embargo, tras los recientes ataques Strigoi, un montón de Moroi - aunque apenas una mayoría - había comenzado a argumentar que era el momento de los Moroi de dar un paso
adelante y empezar a ayudar a los guardianes. Los usuarios del fuego como Christian son particularmente valiosos ya la
quema era una de las mejores maneras de matar a un Strigoi (junto con el empalamiento y la decapitación). El movimiento para enseñar a los Moroi a
luchar en la actualidad - con tal propósito-estaba estancado en el gobierno Moroi, pero algunos no había dejado de practicar sus trucos Moroi en secreto. Christian era uno de ellos. Al mirar a su lado, parpadeó con
asombro. Había alguien con él, alguien a quien apenas había visto.
Jill Mastrano flotaba cerca de él como una sombra. Una estudiante de primer año Moroi - así, que pronto será un estudiante de segundo año - Jill se había presentado como alguien que también quería pelear. Se había
convertido en una especie de estudiante de Cristian. -Hey Jill, dije, dándole una cálida sonrisa. -Gracias por venir. -Jill se
sonrojó. Estaba decidida a aprender a defenderse, pero su nervioso crecía, entre otros, particularmente alrededor de "celebridades" como yo.
-Tuve que-dijo, apartando su lustroso, y castaño pelo largo de su cara. Como siempre, era una maraña de rizos. -Quiero decir, fue tan genial lo
que hiciste en las pruebas. Todo el mundo está asombrado.
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Escuché que uno de los guardianes decía que nunca había visto a nadie
como tú, así que cuando Christian me preguntó si quería venir, por supuesto que tenía que hacerlo. ¡Oh! -Sus ojos de color verde claro se
desviaron. -Yo solo quería darte mis felicitaciones. Perdón. Felicitaciones. A su lado, Christian luchó para mantener una cara seria. Yo ni lo intente y
riendo, le di un abrazo a ella también. Estaba en grave peligro de convertirme en alguien cálido y difuso. Yo probablemente conseguiría que mi tutor revocada mi licencia de guardián si seguía con esto.
-Gracias. ¿Estáis listos ya para atacar en un ejército Strigoi?
- Pronto, -dijo Christian. -Pero tendremos que mantenerte como reserva.
El sabía muy bien cómo sacar a un Strigoi del juego El solo con su magia del fuego me había ayudado mucho. Pero eso era otra historia. Él y Jill se
estaban aprendiendo a usar la magia ofensiva, y cuando yo había tenido tiempo entre las clases, les enseñaba unos pocos movimientos de combate. La cara Jill cayó un poco.
Esto se terminara cuando Cristian se haya ido.
Me volví hacia él. No fue una sorpresa que él se fuera. Todos nos marchábamos.
-¿Qué vas a hacer con tu vida?-Le pregunté.
Se encogió de hombros.
-Iré a la corte con el resto de vosotros. Mi tía Tasha dice que vamos a tener una charla" sobre mi futuro. - Él hizo una mueca. Lo que sus planes fueran, parecían que no ser los mismos que los de Tasha.
La mayoría de los Moroi reales iban a los colegios de élite. Yo no estaba segura de lo que Christian tenía en mente. La práctica habitual después de
la graduación de nuevos guardianes era ir a la Royal Court Moroi para la orientación y para conseguir tus asignaciones. Todos estábamos por salir
en un par de días. A raíz de la mirada cristiana, vi a su tía a través del cuarto, y así me ayuda, ella estaba hablando con Abe.
Tasha Ozera estaba casi en los treinta años, con el mismo pelo negro brillante y los ojos azules de hielo que Christian. Su hermoso rostro se vio empañado, sin embargo, por algunas cicatrices terribles en un lado - el
resultado de lesiones infligidas por los propios padres de Cristian.
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Dimitri se había convertido en un Strigoi en contra de su voluntad, en
cambio los Ozeras lo habían elegido a propósito por el lujo de la inmortalidad. Irónicamente les costó la vida cuando los guardianes les
cazaron. Tasha había acogido a Christian (cuando él no estaba en la escuela)
y era uno de los líderes principales en el movimiento que apoya aquellos Moroi que quisieron luchar contra los Strigoi. Cicatriz o no, yo la admiraba
y todavía pensaba que ella era hermosa. La actitud picara de mi padre, dejaba claro que él hizo también la consideraba del mismo modo. Él la
sirvió una copa de champán y dijo algo que hizo ella riera. Ella se inclinó adelante, como si ella le dijera un secreto, y él se rió. Mi mandíbula cayó. Incluso tan lejos, eran obvio que ellos coqueteaban.
-Dios mío-dije con un estremecimiento, me apresure a volverme hacia
Christian y Jill. Cristian estaba dividido entre la suficiencia provocada por mi malestar y
su propia inquietud al ver a la mujer que consideraba como su madre al ser conquistada por un tipo mafioso y pirata. Un momento después, su expresión se suavizó, Cristian se volvió a Jill y continuamos nuestra
conversación.
-Hey, no me necesitas- dijo. -Vas a encontrar a otros por aquí. Tendrás tu propio club de superhéroe antes de darte cuenta.
Me encontré riendo otra vez, pero mis sentimientos amables fueron cortados de repente por una sacudida de celos. Aunque no eran míos,
Eran Lissa, Atravesándome por nuestra conexión. Asustada, eché un vistazo alrededor
y la encontré a través del espacio, dando a Christian una mirada de muerte por como él hablaba a Jill.
Vale la pena mencionar que Cristian y Lissa habían sabido mantener muy bien las apariencias hasta el momento. Habían estado profundamente
enamorados, y honestamente, ellos todavía lo estaban. Lamentablemente, los acontecimientos recientes habían calado mal en su relación, y Christian había roto con ella. La había amado, pero había perdido su
confianza en ella.
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Lissa tenía se salió de control cuando otro usuario espíritu llamado Avery
Lazar había buscado controlarla. Habíamos detenido finalmente Avery, y ella estaba encerrada bajo llave en estos momentos en una institución
mental, según lo último que había oído. Cristian ya sabía las razones del horrible comportamiento de Lissa, pero el daño estaba hecho. Lissa había estado inicialmente deprimida, pero su dolor se había tornado ahora a la
ira. Decía que no quería saber nada más de él, pero solo mantenía las
distancias. Ella siempre estaba celosa de cualquier chica que habló con él - en particular de Jill, con quien había estado pasando mucho tiempo en
los últimos tiempos. Yo sabía a ciencia cierta que no había nada romántico entre ellos. Jill lo idolatraban como a un sabio maestro, nada más. Si ella estaba enamorada de alguien, era de Adrián, que siempre la trataba como
una hermana pequeña. Cristiana siguió mi mirada y su expresión se endureció. Al darse cuenta de que tenía su atención, Lissa de inmediato
dio media vuelta y empezó a hablar con el primer chico que encontró, un dhampir con buen aspecto de mi clase. Activo la coquetería que tan fácilmente lograban los usuarios de espíritu, y pronto, los dos estaban
riendo y charlando en una forma similar a la de Abe y Tasha. Mi fiesta se había convertido en una ronda de citas rápidas. Cristian se volvió hacia mí.
-Bueno, parece que ella tiene mucho para mantenerlo ocupado.- Hice
rodar los ojos. Lissa no era la única que estaba celosa. Así como ella se enojaba cada vez
que salía con otras chicas, Christian se convertía en espinoso cuando hablaba con otros chicos. Era exasperante. En lugar de admitir que aún
tenía sentimientos y sólo necesitaban arreglar las cosas, esos dos idiotas simplemente seguía mostrando más y más la hostilidad hacia el otro.
-¿Quieres dejar ya todo esto y tratar de hablar con ella como una persona racional de una vez?- Gemí.
-Claro-dijo con amargura. -El día que empiece a actuar como una persona
racional. -Oh, Dios mío. Vosotros vais a hacer que me quede calva.
-Sería una pérdida de pelo bonito,-dijo Christian. -Además, ella ha dejado su actitud perfectamente clara.
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Comencé a protestar y decirle lo estúpido que era, pero no tenía intención
de quedarse para escuchar una conferencia que había dado ya una docena de veces.
-Vamos, Jill,-dijo. -Rose tiene que hablar con más gente.
Rápidamente se alejó, y yo tenía casi decidido a ir a s encuentro para hacerle entrar en razón cuando una nueva voz habló.
-¿Cuando vas a arreglar esto?- Tasha estaba de pie junto a mí, moviendo la cabeza en dirección a la partida de Cristian. -Los dos necesitan volver a
estar juntos. -Ya lo sé. Tú lo sabes. Pero parece que no pueden registrarlo en sus
cabezas.
-Bueno, sería lo mejor para él- dijo. -Si Cristian se va a la universidad a la otra punta del país, ya será demasiado tarde.
No había ni sequedad o una exasperada nota en su voz cuando ella mencionó que Cristian iría a la universidad. Lissa iba a ir a Lehigh, una universidad cerca de la Corte, por un acuerdo con Tatiana. Lissa llegaría a
asistir a una universidad más grande que solían ir a Moroi, a cambio de pasar tiempo en la Corte aprendiendo el oficio real.
-Ya lo sé-dije con exasperación. -Pero ¿por qué soy yo el que tiene que arreglarlo?
Tasha hizo una mueca.
-Porque eres la única lo suficientemente fuerte como para hacerlos entrar en razón.
Decidí dejar pasar la insolencia de Tasha, sobre todo porque el que hablara conmigo significaba que ella no estaba hablando con Abe.
Echando un vistazo por la habitación, de repente me puso rígida. Ahora
estaba hablando con mi madre. Retazos de la conversación llegaron a mí a través del ruido.
-Janine, dijo encantador, -no has envejecido ni un día. Podrías ser la hermana Rose. ¿Te acuerdas de aquella noche en Capadocia?- Mi madre realmente se rió. Nunca había oído eso antes. Decidí que no quería volver a
verlo otra vez.
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-Por supuesto. Y recuerdo lo ansioso que estabas por ayudarme cuando a
mi vestido se rompió la cremallera
-Dios mío-dije-. Él es imparable. Tasha parecía perpleja, hasta que vio de lo que estaba hablando.
-Abe. Él en realidad es muy encantador.
Me dirigí a mis padres. Acepto que una vez tuvieron un romance - que condujo a mi concepción - pero eso no significa que yo quisiera verlos
revivirlo. Estaban contando algunos paseos por la playa cuando les alcancé. Rápidamente tire del brazo de Abe para distanciarlos. Estaba de pie demasiado cerca de ella.
-Hey, ¿puedo hablar contigo?-Le pregunté. Me miró sorprendido, pero se
encogió de hombros. -Desde luego.- Le dio a mi madre una sonrisa cómplice. -Hablaremos más
tarde. -¿No hay una sola mujer segura contigo por aquí?- Exigí llevándomelo
-¿Qué estás hablando?-Llegamos e hicimos una parada junto a la
ponchera. -¡Estás flirteando con todas las mujeres de este cuarto! -Mi enfado no le
afectó.
-Bueno, hay muchas mujeres hermosa aquí.... ¿Es eso lo que querías hablar conmigo?
- No, yo quería hablar contigo acerca de haber amenazado a mi novio. No tienes derecho a hacer eso. -Su cejas oscuras se dispararon.
-¿Qué, que? Eso no era nada. Sólo un padre que mira por el futuro de su hija.
-La mayoría de padres no ponen en peligro de ser destripados a los novios
de sus hijas. -Eso no es verdad. Y de todos modos, eso no es lo que realmente dije. Era
mucho peor.
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Suspiré. Él parecía deleitarse en mi exasperación
-Piensa en ello como un regalo de graduación. Estoy orgulloso de ti. Todo
el mundo sabía que sería buena, pero nadie sabía que serías tan buena.- Me guiñó un ojo. -Ciertamente no esperaba que pararas destruir su propiedad.
-¿Qué propiedad?
-El puente. -Yo fruncí el ceño.
-Tuve que hacerlo. Era la forma más eficiente. Dios, así que era un jodido desafío. ¿Qué hicieron los demás graduados? Ellos en realidad no lucharon en medio de esa cosa, ¿verdad?
Abe negó con la cabeza, amando cada minuto de su conocimiento
superior. -Nadie más fue puesto en esa situación.
-Por supuesto que sí. Todos nos enfrentamos a las mismas pruebas.
-Tú no. Si bien la planificación de los ensayos, los guardianes decidieron le faltaba algo... extra. Algo especial. Después de todo, habías estado
peleando en el mundo real. - ¿Qué? - El volumen de mi voz llamó la atención de algunos otros. Lo bajé,
y las anteriores palabras de Meredith regresaron a mí. -¡Eso no es justo!
Parecía como si la cosa no fuera con él. -Tú eres superior a los otros. Obligándote a hacer las cosas fáciles no
habría sido justo. Me había enfrentado a un montón de cosas ridículas en mi vida, pero esto
ya era el colmo.
-Así que tuvieron que complicarme la vida con un truco loco en el puente. Y si se sorprendieron- corté, -¿qué diablos esperaban que hiciera? ¿De qué otra manera iba yo a sobrevivir a algo así?
- Hmm -Él se acarició el mentón distraídamente. -Honestamente no creo que lo supieran.
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-Oh, por el amor de Dios. Esto es increíble.
-¿Por qué estás tan enfadada? Que ha pasado.
-Porque me pusieron en una situación en la que ni siquiera ellos sabían cómo salir.- Le di una mirada sospechosa. -¿Y cómo se sabes tú acerca de
esto? Este es todo el negocio de ser tutor.- Una expresión que no me gustó en absoluto se apoderó de su rostro.
-Ah, bueno, estaba con tu madre la noche anterior y…
- Whoa, está bien. Detente-le interrumpí-.No quiero oír lo que tú y mi madre estabais haciendo la noche anterior. Creo que sería peor que el puente.
Él sonrió.
-Ambos están en el pasado, por lo que no hay necesidad de preocuparse ahora. Disfruta de su éxito.
-Lo intentaré. Pero no me hagas más favores con Adrian, ¿de acuerdo? Quiero decir, me alegro de que vinieras a apoyarme, pero eso es más que
suficiente.-Abe me dirigió una mirada astuta, recordándome que debajo de esa arrogancia él era realmente un hombre astuto y peligroso.
-Estuviste más que feliz de que te hiciera un favor después de tu regreso de Rusia.
Hice una mueca. Tenía un punto, ya que se las había arreglado para
obtener un mensaje en una prisión de alta seguridad. Incluso si no hubiera conducido a nada, aún tiene sus puntos.
-De acuerdo-admití. -Eso fue bastante sorprendente. Y te estoy agradecida. Todavía no sé cómo lo conseguiste.
De pronto, como un sueño que recuerdas un día después, me acordé de la idea que había tenido justo antes de mis pruebas. Bajé la voz.
-Tu realmente no irías allí, ¿verdad?- Él soltó un bufido.
-Por supuesto que no. Yo no pondría los pies en ese lugar. Yo simplemente extendí mi red.
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-¿Dónde está ese lugar? -Pregunté, esperando que sonara suave. No se
dejó engañar.
-¿Por qué lo quieres saber? -¡Porque soy curiosa! Los criminales siempre desaparecen sin dejar rastro.
Soy un guardián, y yo ni siquiera sé nada acerca de nuestro sistema penitenciario propio. ¿Hay una sola prisión? ¿Hay un montón?
Abe no respondió de inmediato. Me estaba estudiando cuidadosamente. En su negocio, todo el mundo sospechaba de segundas intenciones. A medida
que su hija, que era probablemente doblemente sospechoso. Fue en los genes. Tenía que haber subestimado mi potencial para la locura, porque dijo al fin…
-Hay más de uno. Víctor está en una de las peores. Se llama Tarasov.
- ¿Dónde está?
- ¿Ahora mismo? - El sopeso-En Alaska, creo. -¿Qué quieres decir, con 'ahora mismo'?
-Se mueve todo el año. En este momento está en Alaska. Más tarde, será
en Argentina.-Él me dio una sonrisa socarrona, al parecer preguntándose cómo era de astuta. -¿Sabes por qué?
-No, - esperar.- La luz del sol.-Tiene perfecto sentido. -Alaska tiene casi todo el día luz solar sin parar esta época del año, pero la noche sin parar
en el invierno.- Creo que estaba más orgulloso de mi comprensión que de mis pruebas.
-Cualquier prisionero que intentan escapar tendría un momento difícil. -En pleno sol, ningún fugitivo Moroi llegaría muy lejos-No es que nadie puede escapar a través de ese nivel de seguridad de todos modos.-Traté de
ignorar como sonó a mal presentimiento
-Parece que lo habían puesto muy lejos al norte de Alaska entonces-dije, con la esperanza de sonsacar la ubicación real indirectamente-Se consigue más luz de esa manera.
Él se rió entre dientes.
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-Ni siquiera yo no puedo decirte eso. Esa es la información que los tutores
mantienen vinculados, enterrado en su cuartel general.- Me quedé helada. Abe, a pesar de estar generalmente atento, no se dio cuenta de mi
reacción. Sus ojos estaban mirando algo en la habitación. -¿Es Renee Szelsky? Ay, ay... Ella se ha vuelto hermosa con los años.
Yo le despedí con un gesto de mala gana, en gran parte porque quería perseguir este nuevo plan en mi mente - y porque no había nadie Renee sabía muy así, lo que le hizo pegar en una manera menos terrible.
-Bueno, no dejes que yo te detenga. Ve atraer a más mujeres en tu red.
Abe no necesitó mucha insistencia. Sola, dejé que mi cerebro volara, preguntándome si mi plan de desarrollo tenía alguna posibilidad de éxito.
Sus palabras habían provocado un nuevo plan en mi mente. No era mucho más loco que la mayoría de los otros. Al otro lado de la habitación, me
encontré con los ojos de jade Lissa de nuevo. Con la marcha de Cristian de su vista, su estado de ánimo había mejorado. Ella se estaba divirtiendo y estaba entusiasmada con las aventuras que nosotros teníamos por
delante, ahora que éramos libres en el mundo. Mi mente capto de nuevo la ansiedad que había sentido antes. Podríamos
ser libre ya, pero la realidad se pondría al día con nosotros muy pronto. El reloj seguía corriendo. Dimitri estaba esperando, observando. Me pregunté
brevemente si yo todavía recibiría sus cartas semanales, ahora que yo me iría de la escuela. Sonreí, sintiéndome un poco mal por estar arruinando su estado de ánimo cuando le dije que ahora podría tener una posibilidad
muy real de reventar a Víctor Dashkov.
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CCaappííttuulloo 33 TTrraadduucciiddoo ppoorr MMeell BB yy MMoonnttyy
Los próximos pares de días eran extraños. Los otros novicios y yo podríamos haber tenido la más llamativa graduación, pero no éramos los únicos en terminar nuestra educación en San Vladimir. Los Moroi tenían
su propia ceremonia de graduación, y el campus creció lleno de visitantes. Luego, casi tan rápido como llegaron, los padres desaparecieron - llevándose a sus hijos e hijas con ellos. Los Moroi Reales pasan los veranos
con sus padres en las fincas de lujo - muchas en el hemisferio sur, donde los días eran más cortos en esta época del año. Los "Ordinarios" Moroi
también se iban con sus padres, a pasar fuera las vacaciones a hogares más modestos, posiblemente para conseguir trabajos de verano antes de la universidad. Y por supuesto, con la escuela vacía para el verano, todos los
demás alumnos la dejarían también. Algunos, sin familia para ir a casa, por lo general los dhampirs, permanecían durante todo el año, teniendo optativas especiales, pero eran una minoría. El campus se fue quedando
vacío y cada día como mis compañeros y yo esperamos el día en que seríamos llevados a la corte real. Nos despedimos de los demás Moroi a los
que aun les quedaban años en la escuela, y a los dhampirs que pronto estarían siguiendo nuestros pasos.
Una de las personas por la que me sentía un poco triste era Jill. Fui a su encuentro mientras caminaba hacia la residencia de Lissa el día antes de
mi viaje a la Corte. Había una mujer con Jill, presumiblemente su madre, y ambas llevaban cajas. La cara de Jill se iluminó al verme.
-Hey Rose me despedí de todos los demás, pero no te podía encontrar,- dijo con entusiasmo.
Sonreí.
-Bueno, me alegro de que me encontraras. No podía decirle que estaba de despedida también. Me había pasado mi
último día caminando por San Vladimir por todos los sitios conocidos, empezando por los patios de primaria, donde estuve, cuando Lissa y yo
nos conocimos en cierto modo por primera vez.
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Había explorado los pasillos y rincones de mi dormitorio, pase por delante de mis aulas favoritas, e incluso visite la capilla. Me pase también un
montón de tiempo en áreas llenas de recuerdos agridulces, como las áreas de formación donde había conocido a Dimitri por primera vez. La pista en la que antes me hacía correr dando vueltas. La cabaña en la que
finalmente nos habíamos entregado el uno al otro. Había sido una de las noches más increíbles de mi vida, y pensar en ella siempre me traía alegría y dolor.
Jill no tenía por qué cargar con nada de eso, sin embargo. Me volví hacia
su madre y empezó a ofrecerle mi mano hasta que me di cuenta de que ella no la podía mover, mientras maniobraba con la caja.
-Soy Rose Hathaway. Espere, Deje que lleve eso.
Tomé la caja antes de que ella pudiera protestar porque, estaba segura de que lo haría.
-Gracias-dijo, sorprendida agradablemente. Seguí en el paso con ellas, ya que comenzó a caminar de nuevo.
-Soy Emily Mastrano. Jill me hablo mucho de ti.
-Ah, ¿sí? -Pregunté, dando a Jill una sonrisa burlona. -No mucho. Solo cómo paso el rato contigo a veces.- Hubo una ligera
advertencia en los ojos verdes de Jill, y se me ocurrió que Emily probablemente no sabía que su hija practicaba de forma prohibida como
matar a un strigoi con magia en su tiempo libre. -Nos gusta tener a Jill alrededor-, le dije, sin añadir nada más. -Y uno de
estos días, vamos a enseñarle a dominar ese pelo. Emily se rió.
-He estado intentándolo durante casi quince años. Buena suerte.
La madre de Jill era impresionante. Las dos no se parecerían mucho , al menos no superficialmente. El pelo lustroso de Emily era recto y negro,
sus ojos azul profundo y largo azotado. Se movía con una gracia esbelta y muy diferente de la de Jill siempre a pie auto-consciente. Sin embargo, pude ver los genes que compartian aquí y allá, las caras en forma de
corazón y la forma de los labios.
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Jill todavía era joven, y cuando ella se convirtiera en una adulta, ese día se
convertiría en una rompe corazones - algo que era probablemente ajeno a este momento. Esperemos que su autoestima crezca.
-¿Dónde está vuestra casa? - Le pregunté.
-Detroit, -dijo Jill, haciendo una mueca. -No es tan malo-, se rió su mamá.
-No hay montañas. Solo carreteras.
-Soy parte de una compañía de ballet allí, -explicó Emily. -Así que nos quedamos donde podemos pagar las cuentas.- Creo que estaba más
sorprendida que la gente fuera al ballet en Detroit que de que Emily fuera una bailarina. Tenía sentido, observándola, y realmente, con su alta y
delgada complexión, los Moroi eran bailarines ideales en la medida que los humanos se refiere.
-Hey, es una gran ciudad,- le dije a Jill. -Disfruta de la emoción mientras puedas antes de regresar a la aburrida escuela en medio de la nada.- Por supuesto, el entrenamiento de combate y ataques ilícitos Strigoi eran poco
aburridos, pero yo quería hacer que Jill se sintiera mejor. -Y no será tanto tiempo. - Las vacaciones de verano Moroi apenas duraban dos meses. Los
padres estaban ansiosos por regresar a sus hijos a la seguridad de la Academia.
-Supongo, -dijo Jill, no sonaba convencida. Llegamos a su coche, y metí la carga de las cajas en el maletero.
-Voy a enviarte un correo electrónico cuando pueda,- le prometí. -Y apuesto que Christian también. Tal vez incluso también puedas hablar con
Adrián. Jill se iluminó, y me sentí feliz de verla emocionada y que volviera a su
estado normal.
-¿En serio? Eso sería genial. Quiero escuchar todo lo que sucede en la Corte. Probablemente sucedan todo tipo de cosas interesantes con Lissa y Adrián, y apuesto a que Christian encontrará toda clase de cosas... sobre
las cosas. Emily no parecía darse cuenta del intento fallido de Jill para hablar en
clave y en su lugar me observo con una sonrisa bonita.
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-Gracias por tu ayuda, Rose. Fue genial conocerte.
-Para mí también - afortunadamente
Jill se había arrojado a mí con un abrazo.
-Buena suerte con todo-, dijo. -Tú eres muy afortunada, ¡vas a tener una vida tan grande ahora!
Yo le devolví el abrazo, no pude explicar lo celosa que estaba de ella. Su vida era todavía segura e inocente. Ella se quejaba por pasar el verano en
Detroit, pero la estancia sería breve, y pronto estaría de vuelta en el mundo familiar y fácil de San Vladimir. Ella no se preocuparía por lo desconocido y sus peligros.
Fue sólo después de que ella y su madre se habían ido que me atreví a
responder a su comentario. -Espero que sí, -murmuré, pensando en lo que se avecinaba. -Así lo
espero. Mis compañeros de clase y selección Moroi volamos temprano al día
siguiente, dejando las montañas rocosas de Montana detrás de las colinas de Pennsylvania. La Real Audiencia se parecía mucho a lo que yo
recordaba, con su imponente vista, se veía más antigua que San Vladimir tratando de transmitir con sus altos edificios y la arquitectura de piedra intrincadas. Pero la escuela también parecía querer mostrar un aire de
sabiduría, estudio, Considerando que el Tribunal era más ostentoso. Era como si los propios edificios quisieran asegurarse de que todos sabíamos
que se trataba de la sede del poder y la realeza entre los Moroi. El Tribunal Real quería que te sorprendieras y tal vez hacerte sentir un poco intimidado.
Y aunque yo había estado aquí antes, me volvió a impresionar. Las puertas y ventanas de los edificios de piedra eran de relieve y enmarcado en unas bellas decoraciones doradas. Estaban muy lejos de la brillantez que había
visto en Rusia, pero ahora me di cuenta de que los diseñadores de la Corte habían remodelado estos edificios que no pertenecen a las europeas de
edad - las fortalezas y palacios de San Petersburgo. En San Vladimir había bancos y senderos en los cuádriceps y los patios, pero la Corte dio un paso más. Las fuentes y estatuas elaboradas de los gobernantes pasados
adornaban el césped, exquisitas obras de mármol que habían sido previamente escondidos en la nieve. Ahora, en plena temporada de verano, eran brillantes y ostentosos. Y en todas partes, había flores en los árboles,
arbustos, caminos - era deslumbrante.
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Era lógico que los nuevos graduados visitaran la administración de los
guardianes centrales, pero se me ocurrió que había otra razón por la que se trajo nuevos guardianes aquí en el verano. Querían que mis
compañeros y yo viéramos todo esto, de sentirse abrumado y agradecido de la gloria para los que estábamos luchando.
En cuanto a los rostros de los nuevos graduados, yo sabía que la táctica estaba funcionando. La mayoría nunca había estado aquí antes. Lissa y Adrián había estado en mi vuelo, y nos agrupamos mientras caminábamos
con el grupo. Era tan caliente como lo había sido en Montana, pero la humedad aquí era mucho más gruesa. Yo estaba sudando después de una
caminata corta. -¿Trajiste un vestido esta vez, ¿verdad?- preguntó Adrián.
-Por supuesto- le dije. -Ellos tienen algunas cosas de lujo y quieren que
nosotros vayamos, aparte de la recepción principal. Aunque, puede ser que me den mi negro y blanco para eso.
Sacudió la cabeza, y me fijé en su mano para empezar a avanzar hacia su bolsillo antes de dudar y tirando hacia atrás. Podía haber venido avanzando en dejar de fumar, pero yo estaba bastante segura de que el
subconsciente deseo de llegar a un paquete de forma automática para cuando al aire libre era difícil deshacerse tan rápidamente.
-Quiero decir para esta noche. Para la cena.
Mire inquisitivamente a Lissa. Su horario en la Corte siempre ha tenido una variedad de funciones arrojado en él que "la gente promedio" no
asistía. Con mi estado de nueva e incierta, no estaba segura de si iría con ella. Percibí su perplejidad por el vínculo y podría decir que ella no tenía ni idea de los planes de cena especial.
-¿Qué cena?-Le pregunté.
-La que planee con mi familia.
-La que- Llegué a un alto precipicio y se quedó mirando con los ojos abiertos, no me gustaba la sonrisa en su rostro. "¡Adrian!" Algunos de los recién graduados les dio curiosidad y siguieron caminando a nuestro
alrededor.
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-Vamos, que hemos estado saliendo un par de meses. Reunión de padres
es parte del ritual de citas. He conocido a tu madre. ¡Hasta conocí a tu padre miedo-culo. Ahora es tu turno. Te garantizo que ninguno de mi
familia va a hacer el tipo de sugerencias que tu padre hizo. Yo realmente había conocido al padre de Adrián en una reunión antes. O, bueno, yo lo había visto en una fiesta. Dudaba que él tuviera la menor idea
de quién era yo - mi reputación era algo loca. No sabía casi nada sobre la madre de Adrián. En realidad habla muy poco sobre los miembros de su familia - la mayoría de ellos.
-¿Sólo tus padres?- Le pregunté con recelo. -¿Algún detalle sobre tu familia que deba saber?
-Bueno... - la mano de Adrián tembló de nuevo. Creo que esta vez quería un cigarrillo o algún tipo de protección frente a la nota de advertencia en la
voz. , Observé a Lissa, parecía muy divertido con todo esto. -Mi tía abuela
favorita podría pasarse. -¿Tatiana?- Exclamé. Por centésima vez, me pregunté donde estaba la
suerte de tener una relación con un hombre emparentado con líder de todo el mundo Moroi. -¡Ella me odia! ¿Sabes lo que pasó la última vez que
hablamos?- Su Majestad había ido contra mí, gritando acerca de cómo yo era muy mala opción para conectar con su sobrino y cómo había grandes "planes" para él y Lissa.
-Creo que ella entrara en razón.
-Oh, vamos.
-No, en serio.-Casi parecía que estaba diciendo la verdad. -Hablé con mi madre el otro día, y... No sé. Tía Tatiana no parece que te odie tanto.
Fruncí el ceño, y los tres empezamos a caminar de nuevo.
-Tal vez ella apruebe tu trabajo de vigilantes reciente, -reflexionó Lissa. -Tal vez- dije. Pero yo realmente no le creí. En todo caso, mis recientes
rebeldías, debieron de haberse hecho más despreciables a los ojos de la reina. Me sentí traicionada de que Adrián hubiera planeado esta cena para mí, pero no había nada que hacer al respecto ahora.
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La única esperanza que brillaba era que yo tenía la impresión de que me
estaba haciendo alguna broma sobre que su tía pasar por aquí. Le dije que iría, y mi decisión lo puso de buen humor suficiente como para que no
hiciera muchas preguntas, cuando Lissa y yo le dijimos que íbamos a hacer "nuestras cosas" por la tarde. Mis compañeros de clase tenían que conseguir un tour de la Corte y sus terrenos como parte de su
adoctrinamiento, pero yo lo había visto todo antes y fui capaz de escaparme. Lissa y yo dejamos nuestras pertenencias fuera de nuestras habitaciones y luego se dispuso a ir la cara oculta de la Corte, donde la
gente no-tan-real vivía.
-¿Vas a decirme cual es la otra parte de tu plan?- preguntó Lissa. Desde que Abe había explicado sobre la prisión de Víctor, que había estado haciendo otra lista mental de los problemas que tendría que irrumpir en
ella.
Principalmente, existen dos, que fue menos de lo que había tenido inicialmente ya que hablar de Abe. No es que las cosas estuvieran realmente fáciles. En primer lugar, no teníamos idea de en qué lugar de
Alaska estaba. En segundo lugar, no sabíamos cuales eran las defensas de la prisión y el diseño. No teníamos idea de lo que teníamos que atravesar.
Sin embargo, algo me dijo todas estas respuestas podrían encontrarse en una fuente, lo que significaba que en realidad sólo había un problema
inmediato: cómo llegar a esa fuente. Afortunadamente, yo conocía a alguien que podría ser capaz de ayudarnos a nosotros.
-Vamos a ver a Mia-, le dije.
Mia Rinaldi era una antigua compañera de clase Moroi - un antiguo enemigo, en realidad. También fue la niña del cartel para la remodelación de la personalidad total. Había pasado de puta intrigante que estaba
dispuesta a aplastar - y a dormir con - cualquier persona en su búsqueda de popularidad, la niña aseguraba tener ganas de aprender a defenderse por sí misma de los demás Strigoi. Vivía aquí en la Corte con su padre.
-¿Crees que Mia sabe cómo introducirse en una prisión?
-Mia es buena, pero no creo que ella sea así de buena. Probablemente es inteligente y puede ayudarnos a llegar.
Lissa gimió.
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-No puedo creer que hayas usado la palabra inteligencia. Esto realmente
se está convirtiendo en una película de espionaje.- Ella habló con ligereza, pero yo podía sentir la preocupación dentro de ella. El tono de luz era para
disimular su temor, la inquietud que aún sentía por la liberación de Víctor, a pesar de su promesa hacia mí. Los no miembros de la realeza que trabajaban y hacían las cosas ordinarias en la corte vivían en
apartamentos lejos de la parte privada de la reina. Yo había conseguido la dirección de Mia por adelantado, y comenzamos a
atravesar los motivos perfectamente cuidados, gruñendo la uno a la otra en el camino sobre el día caluroso. La encontramos en su casa, vestida
informalmente con pantalones vaqueros y una camiseta con una paleta en la mano. Sus ojos se abrieron cuando nos vio afuera de su puerta.
-Bueno, que me condenen, -dijo.
Me eché a reír. Era el tipo de respuesta que daría.
-Me alegro de verte también. ¿Podemos pasar?
-Por supuesto. -Se hizo a un lado.-¿Quieres un helado?
En otra ocasión. Tomé una uva y me sentó con ella y Lissa en el pequeño salón. El lugar estaba muy lejos de la opulencia de la vivienda huésped real, pero era acogedor y limpio y, sin duda, muy querido por Mia y su
padre.
-Sabía que los graduados venían-, dijo Mia, apartándose los rizos rubios de la cara. -Pero no estaba segura si estabais con ellos o no. ¿Te has graduado?
-Lo hice, -le dije. -Tengo la marca de la promesa y todo.- Levanté mi pelo para que ella pudiera ver el vendaje.
-Me sorprende que te dejaran entrar otra vez después de tu excursión de
Asesinato múltiple. ¿O te dan más crédito por eso? Al parecer, Mia había escuchado el mismo cuento de mis aventuras que
todos los demás. Eso estaba bien conmigo. No quería hablar sobre la verdad. No quería hablar de Dimitri.
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-¿Crees que alguien podía dejar a Rose hacer lo que quiere?- preguntó
Lissa con una sonrisa. Ella estaba tratando de evitar entrar en demasiados detalles sobre mi pasado paradero, por lo que yo se lo agradecí.
Mia se rió y crujió en un gran trozo de hielo de limón. Fue un milagro que no llegara a congelar su cerebro. "Verdad". Su sonrisa se desvaneció
mientras se tragó el bocado. Sus ojos azules, siempre sagaz, me observaron en silencio durante unos momentos.
-Y Rose quiere algo ahora.
-Hey, estamos felices de verte-le dije. -Te creo. Pero también creo que tienes un motivo oculto.
La sonrisa de Lissa creció. A ella le hizo gracia que me hubieran atrapado
en mi juego de espionaje. -¿Por qué dices eso? Puedes leer a Rose así o sólo asumes que siempre ella
tiene un motivo oculto? Ahora Mia sonrió de nuevo.
-Las dos cosas.- Se escabulló hacia delante en el sofá, mirándome con una
mirada seria. ¿Cuándo se había vuelto tan perceptiva? -Está bien. No tiene sentido perder el tiempo. ¿Qué ayuda necesitas de mi?
Suspiré, reventada.
-Necesito conseguir entrar a la oficina de los guardianes de seguridad principal.
A mi lado, Lissa hizo una especie de ruido estrangulado. Me sentí un poco mal por ella. Mientras que ella pudo ocultar sus pensamientos de mí en alguna ocasión, no había mucho que ella hiciera o dijera que fuera una
verdadera sorpresa. ¿Yo? Continuamente la dejaba noqueada a ella. Ella no tenía idea de lo que se avecinaba ni la mitad del tiempo, pero
honestamente, si estuviéramos pensando en saltar a un conocido criminal de la cárcel, a continuación, entrar en una oficina de seguridad no debería haber sido tan chocante.
-Wow, -dijo Mia. -No pierden el tiempo con cosas pequeñas.- Su sonrisa tembló un poco. -Por supuesto, no me vengan con cosas pequeñas. Sé que
podría hacer eso mismo.
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-¿Me puedes meter dentro?- Le pregunté. -Tú eres amiga de algunos de los
guardianes aquí... Y tu padre tiene acceso a un montón de lugares.... - Yo no sabía exactamente el trabajo del Sr. Rinaldi, pero pensé que era
relacionado con el mantenimiento. -¿Qué estás buscando?- preguntó. Ella levantó una mano cuando yo abrí
la boca para protestar. -No, no. No necesito más detalles. Sólo una idea general para poder resolver esto. Ya sé que no vamos allí solo para recorrer el lugar.
-Necesito unos pocos registros, expliqué.
Sus cejas se levantaron.
-¿Del personal? ¿Tratas de conseguir un trabajo?"
-Yo. No. -Huh. Eso no era una mala idea, teniendo en cuenta mi situación precaria con que se me asigne a Lissa. Pero no. Una cuestión a la vez. - -Necesito saber acerca de la seguridad fuera de los registros en otros
lugares, escuelas, casas reales, las prisiones. -Traté de mantener mi expresión ocasional como ya he dicho la última vez. Mia se apuntaba a muchas cosas locas, pero incluso ella tenía sus límites. -Me di cuenta de
que debía haber mucho de ese tipo de material ahí
-Ellos lo tienen, -dijo. -Pero la mayor parte en registros electrónicos. Y no te ofendas, pero podría estar incluso más allá de tus capacidades si pudiéramos llegar a una de sus computadoras., Todo está protegido por
contraseña. Y si se alejan, se bloquearán los ordenadores. Supongo que no te han convertido en un pirata informático desde la última vez que te vi.
No, por cierto. Y a diferencia de los héroes de las películas de espías Lissa me tomaban el pelo alrededor, no tenía amigos conocedores de la
tecnología, que incluso podría acercarse a romper ese tipo de encriptación y seguridad. Maldita sea. Me miró con tristeza a mis pies, me preguntaba si había alguna posibilidad de conseguir más información de Abe.
-Pero, -dijo Mia, -si la información que necesitas no es muy actual, todavía
podrían tener copias en papel. Tiré mi cabeza.
-¿Dónde?
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-Tienen habitaciones de almacenamiento masivo, escondido en uno de los
sótanos. Archivos y archivos. Aún bajo llave, pero probablemente es más fácil llegar a dejar de luchar contra las computadoras. Una vez más,
depende de lo que tú necesites. ¿Cómo es de viejo? Abe me había dado la impresión de que la prisión Tarasov había estado
alrededor por un tiempo. Seguramente hubo un registro de ello en estos archivos. No me cabe duda de los guardianes habían pasado a ser digitales hace un tiempo, lo que significaba que no podría encontrar detalles
actualizados al minuto en la seguridad del lugar, pero yo me conformaría con un plano.
-Podría ser lo que necesitamos. ¿Podemos entrar?- Mia estuvo en silencio durante varios segundos, y pude ver su mente zumbando.
-Es posible.-Miró a Lissa. -¿Es posible obligar a la gente a ser sus
esclavos? Lissa hizo una mueca.
-No me gusta pensar en él así, pero sí, puedo.- Era otro de los beneficios del espíritu.
Mia consideró unos instantes más y luego hizo un gesto rápido.
-Muy bien. Vuelve en torno a las dos, y veremos qué podemos hacer. - Dos de la tarde para el resto del mundo significa la mitad de la noche para
Moroi, quienes se movían en un horario nocturno. Estar en plena luz del día no se sentía particularmente escurridizo, pero tuve que cifrar la
planificación de Mia aquí se basó en el hecho de que también habría menos personas en torno a esa hora del día.
Yo estaba tratando de decidir si deberíamos socializar más o racionalizar cuando alguien interrumpió mis pensamientos. Mia se estremeció y, de repente parecía incómoda. Se levantó para abrir la puerta y una voz
familiar derivó por el pasillo hacia nosotros.
-Siento llegar temprano, pero… Christian entró en la sala de estar. De repente, se calló cuando vio a Lissa
y luego a mí. Todo el mundo parecía congelado, por lo que parecía que era yo quien tenía que fingir como esta no era una situación terriblemente difícil.
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-Hey, Christian,- le dije alegremente. -¿Cómo te va?-
Sus ojos estaban puestos en Lissa, y le tomó un momento para
arrastrarlos a mí. -Bien.- Echó un vistazo a Mia. -Puedo volver....
Lissa se levantó apresuradamente.
-No.- dijo ella, con la voz fría de princesa.-Rose y yo tenemos que irnos de todos modos.
-Sí,- yo estuve de acuerdo, a raíz de su ejemplo. -Tenemos... cosas... Que hacer. Y no queremos interrumpir su…- Caray, yo no tenía idea de lo que
iban a hacer. No estaba segura de que quisiera saberlo.
Mia había encontrado su voz. -Christian quería ver algunos de los movimientos que he estado
practicando con los guardianes de la escuela. -Genial. -Me quedé con la sonrisa en mi cara como Lissa y yo nos
trasladamos hacia la puerta. Ella dio un paso en la medida en torno a Christian como pudo. -Jill estará celosa.
Y no sólo Jill. Después de otra ronda de despedidas, Lissa y yo nos fuimos a recorrer los jardines. Podía sentir la ira y los celos que irradiaba a través de su enlace.
-Es sólo su club de lucha, Liss- dije, sin tener necesidad de su lado de la conversación. -Nada de lo que estás pensando. Ellos van a dar puñetazos y patadas, y otras cosas aburridas.- Bueno, en realidad eso fue muy dulce,
pero yo no iba a glorificar a Christian y Mia fuera. -Tal vez ahora no esté pasando, -gruñó ella, mirando fríamente por
delante.-¿Pero quién sabe qué podría pasar? Pasan tiempo juntos, practican algunos movimientos físicos, una cosa lleva a la otra
-Eso es ridículo- dije. -Ese tipo de cosas no son románticas en absoluto.
Otra mentira, ya que era exactamente como mi relación con Dimitri había comenzado. Una vez más lo mejor era no hablar de eso. -Además, Christian no puede estar involucrado con cada chica que pasa el tiempo.
Mia, Jill , sin ánimo de ofender, pero en realidad no es que gran mujeriego.
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-Él es muy guapo, -argumentó, esos sentimientos oscuros todavía hervía
en su interior.
-Sí- admití, manteniendo los ojos con cuidado sobre la vía. -Pero se necesita más que eso. Y, además, pensé que no te importaba lo que hiciera
-No- convino ella, ni ella misma sonaba convincente, por no hablar de mí. -No, en absoluto.
Mis intentos de distraerle han demostrado ser bastante inútiles para el resto del día. Las palabras de Tasha volvieron a mí: ¿Por qué no te fijas
esto? Debido a Lissa y Christian estaban siendo demasiado condenadamente razonable, tanto atrapados en sus propios sentimientos cabreados - que eran una especie de que fueran a cambiar. Christian
hubiera sido muy útil en mis aventuras ilícitas, pero tenía que mantener mi distancia por el amor de Lissa.
Finalmente le dejó a su mal humor cuando la cena llegó.
En comparación con su situación romántica, mi relación con un playboy malcriado semi-real de una familia de desaprobación parecía francamente optimista.
¡Qué mundo tan triste y de miedo se estaba convirtiendo!. Le aseguré a
Lissa con la cabeza hacia atrás, después de la cena que íbamos a ir a ver a Mia juntos. La mención de Mia no hizo a Lissa feliz, pero la idea de un posible robo hizo distraerla un momento de Christian.
El vestido que había para la cena era marrón, hecho de material ligero, de
gasa que era grande para el tiempo de verano. El escote era decente, y pequeñas mangas casquillo le dio una ventaja con clase. Con el pelo recogido en una coleta baja que hizo un trabajo digno de ocultar el tatuaje
de curación, que casi parecía una novia respetable - que sólo iba a mostrar cómo engañosas apariencias, ya que era parte de un plan loco para traer a mi último novio de entre los muertos.
Adrián me examinó de pies a cabeza cuando llegué a la casa de la ciudad
de sus padres. Mantuvieron una residencia permanente aquí en la Corte. La pequeña sonrisa en su rostro me dijo que le gustó lo que vio.
- ¿Tú me aprobarías? -Pregunté, dando vueltas. Deslizó un brazo alrededor de mi cintura.
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-Por desgracia, sí. Tenía la esperanza de que aparecieras con algo más de
zorra. Algo que escandalizaría a mis padres. A veces es como si ni siquiera se preocupan por mí como persona,- observó que a medida que entró. -Es
como si estuvieras usando solo para conmocionarme. -Es a la vez, un poco dhampir. Me preocupo por ti, y yo estoy usando el
valor de la conmoción. Me escondí una sonrisa mientras el ama de llaves de los Ivashkovs nos
llevó hacia el comedor. El Tribunal de Justicia en realidad había restaurantes y cafés escondidos dentro de sus edificios, pero miembros de
la realeza como los padres de Adrián consideraría más clase para tener una cena de lujo en su casa. Yo, yo habría preferido estar fuera en público. Más opciones de escape.
-Tú debes de ser Rose.
Mi evaluación de las salidas fue interrumpida cuando una gran mujer alta, muy elegante Moroi entró en la habitación. Llevaba un vestido largo y
oscuro de raso verde que inmediatamente me hizo sentir fuera de lugar y que encajaba perfectamente con el color de ella - y los ojos de Adrian. Su pelo oscuro estaba tirante en un moño, y ella me sonrió con calidez
genuina y me cogió la mano.
-Soy Daniella Ivashkov,- dijo. -Es muy agradable conocerte por fin ¿Era realmente? Mi mano automáticamente sacudió la suya a cambio.
-Encantada de conocerla también, Señora Ivashkov.
-Llámame Daniella, por favor.- Se volvió hacia Adrián y chasqueó la lengua cuando ella le arregló el cuello de la camisa abotonada. -Sinceramente,
cariño-, dijo.-¿Podrías mirarte en un espejo antes de salir por la puerta? Tu pelo es un desastre.
Él le esquivó al llegar a la cabeza.
-¿Estás bromeando? Me pase horas delante del espejo para que se vea de esta manera.
Ella dio un suspiro atormentado. -Algunos días no puedo decidir si tengo suerte o no de tener ningún otro
niño.
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Detrás de ella, la servidumbre tranquila estaba colocando los alimentos en
la mesa. El vapor se levantó de los platos, y me rugió el estómago. Tenía la esperanza de que nadie más escuchara. Daniella echó un vistazo por el
pasillo más allá de ella. -Nathan, date prisa. La comida se está enfriando".
Momentos después, sonaron unos pasos pesados en el suelo de madera adornado, y Nathan Ivashkov irrumpió en la habitación. Al igual que su
esposa, estaba vestido formalmente, el raso de la corbata azul brillante junto a la crudeza de su abrigo pesado traje negro. Me alegré de que había
aire acondicionado aquí, o que habría sido la fusión en que los tejidos pesados. La característica de él que se destacaron los más era lo que yo recordaba de antes: una cabeza clara de plata de pelo y bigote. Me
pregunté si el pelo de Adrián se parecería cuando él fuera más viejo. No, yo nunca debería averiguarlo. Adrian probablemente se teñiría el cabello a la
primera señal de gris - o de plata. El padre de Adrian podría ser exactamente como yo lo recordaba, pero
estaba claro que él no tenía idea de quién era yo. De hecho, parecía estar realmente sorprendido al verme.
-Se trata de Adrián, y su amiga, Rose Hathaway,- dijo Daniella suavemente.-¿Te acuerdas ?,dijo que la traería esta noche.
-Es un placer conocerle, Señor Ivashkov.
A diferencia de su esposa, él no se ofreció a ser llamado por su primer nombre, lo que me alivio un poco. El Strigoi que había convertido a Dimitri
por la fuerza se llamaba Nathan también, y no era un nombre que quisiera decir en voz alta.
El padre de Adrián me miró de arriba-abajo, pero no fue con la apreciación que Adrian había mostrado antes. Era más como si fuera una rareza. "Oh. La chica dhampir."
Él no fue grosero con exactitud, sólo desinteresado. Quiero decir, no era
como él me llamó puta sangre ni nada. Todos nos sentamos a comer, y aunque Adrián mantuvo su sonrisa típica diablo-poder-cuidado de su rostro, yo obtuve una vez más el ambiente que él realmente quería un
cigarrillo. Probablemente licor fuerte, también. Estar cerca de sus padres no era algo de lo que disfrutaba. Cuando uno de los criados nos sirvió todo el vino, Adrian parecía inmensamente aliviado y no se echaron atrás.
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Le lance una mirada de advertencia a la que él no hizo caso.
Nathan logró devorar rápidamente sus medallones de cerdo balsámico
glaseado mientras que todavía parecía elegante y apropiado. -Entonces-dijo, la atención se centró en Adrian, -ahora que Vasilissa se
graduó, ¿qué vas hacer? Tú no te vas a mantener en los barrios bajos con estudiantes de secundaria, ¿verdad? No tiene sentido el que tú estés presente más.
-No sé, -dijo Adrian perezosamente. Sacudió la cabeza, con el pelo más
desordenado y cuidadosamente despeinado. -Me gusta salir con ellos. Piensan que soy más divertido de lo que soy.
-No me sorprende, -respondió su padre. -Tú no eres nada gracioso. Es hora de hacer algo productivo. Si no se va a volver a la universidad, al
menos debes comenzar a sentarte en algunas de las reuniones de la empresa familiar. Tatiana se estropea, pero puedes aprender mucho de Rufus.
Sabía lo suficiente acerca de la política real para reconocer el nombre. El miembro de mayor edad de cada familia solía ser su "príncipe" o "princesa"
y mantuvo una posición del Consejo Real - y fue elegido para convertirse en rey o reina. Cuando Tatiana había quitado la corona, Rufus se había
convertido en príncipe de la familia Ivashkov ya que era el mayor. -Es verdad- dijo Adrian inexpresivo. Él no estaba comiendo tanto como el
impulso de su comida alrededor.
-Realmente me gustaría saber cómo mantienes a tus dos amantes en secreto a tu mujer.
-¡Adrian!- Daniella rompió, derramando un rubor sobre sus mejillas pálidas.-No diga cosas como esas en nuestra mesa y menos en frente de
un invitado.
Nathan parecía fijarse en mí otra vez y se encogió de hombros desdeñoso. -Ella no tiene importancia.
Me mordí el labio en que, reprimiendo las ganas de ver si podía lanzar mi plato de porcelana al estilo frisbee y golpearlo en la cabeza. Decidí no
hacerlo.
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No sólo sería la ruina de la cena, pero la placa probablemente no
alcanzaría el ascensor que yo necesitaba. Nathan se volvió de nuevo con su ceño fruncido hacia Adrian.
-Pero si lo haces. Yo no tengo que sentarme sin hacer nada, y utilizar nuestro dinero para tu financiación.
Algo me dijo que debería mantenerme al margen de esto, pero yo no podía soportar ver a Adrian embestido así por su padre molesto. Adrian lo hizo
sentarse y perder el dinero, pero Nathan no tienen derecho a burlarse de él por ello. Quiero decir, claro, yo hice todo el tiempo. Pero esto era diferente.
-Tal vez tú podrías ir a Lehigh con Lissa,- le ofrecí. -Mantener el espíritu estudiar con ella y luego... Por lo demás que estaba haciendo la última vez
que estaban en la universidad....
-Beber y saltarse las clases,- dijo Nathan. -Arte, -dijo Daniella. -Adrian tomó clases de arte.-
-¿En serio?, -Pregunté, volviéndome hacia él, sorprendida. De alguna manera, me lo imaginaba como un tipo de artista. Encajaba en su
personalidad errática. -Entonces eso sería perfecto. Tú podrías acogerlo de nuevo.
Se encogió de hombros y terminó su segundo vaso de vino.
–No lo sé. Este colegio probablemente tendría el mismo problema que el último.
Fruncí el ceño. ¿Y cuál sería? -Tareas.
-Adrián, -gruñó a su padre.
-Está bien, -dijo Adrian despreocupadamente. Apoyó el brazo casualmente en la mesa. - realmente no necesito un empleo o dinero extra. Después de
que me case con Rose, los niños sólo voy a vivir de su sueldo de guardia. Todos se congelaron, incluso yo. Sabía perfectamente que era una broma.
Quiero decir, incluso si albergara fantasías de matrimonio y los niños (y yo estaba bastante segura de que no lo hizo), el bajo salario de un tutor nunca sería suficiente para mantenerlo en la lujosa vida que necesitaba.
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El padre de Adrian, sin embargo, claramente no pensaba que estaba
bromeando. Daniella parecía indecisa. Yo, yo estaba incómoda. Fue un muy, muy mal tema para que aparezca en una cena como esta, y yo no
podía creer lo que Adrian había dicho allí. Yo ni siquiera creí que el vino fuera el culpable. A Adrian le gustaba mucho atormentar a su padre.
El terrible silencio creció cada vez más. Mi instinto para llenar los huecos de la conversación estaba en su apogeo, pero algo me dijo que me quedara tranquila. El aumento de la tensión. Cuando sonó el timbre, los cuatro
casi saltamos de la silla.
El ama de llaves, Torrie, se escurrió para responder a ella, y me dieron un respiro de alivio mental. Una visita inesperada ayudaría a aliviar la tensión. O quizá no.
Torrie se aclaró la garganta cuando regresó, evidentemente nerviosa,
mientras miraba de Daniella a Nathan. -Su Majestad la Reina Tatiana está aquí.
No, de ninguna manera.
Los tres Ivashkovs se levantaron bruscamente, y medio segundo después, me uní a ellos. No me lo había creído antes, cuando Adrian dijo que
Tatiana podría venir. De su rostro, parecía muy sorprendido ahora también. Pero, efectivamente,
allí estaba ella. Se deslizó en la habitación, elegante en lo que debió ser casual de negocios para ella: pantalones a medida negro y chaqueta de
seda roja y blusa de encaje por debajo. Pocas joyas, un broches brillaba en su pelo oscuro y los ojos imperiosos miró hacia abajo a todos nosotros cuando le ofrecimos reverencias apresuradas. Incluso su propia familia
seguía el protocolo. -Tía Tatiana,-dijo Nathan, obligando a lo que parecía una sonrisa en su
rostro. No creo que lo hacía muy a menudo. -¿No quiere usted unirse a nosotros para la cena?
Ella hizo un gesto con la mano despectivamente. -No, no. No puedo quedarme. Estoy en mi camino a reunirme con Priscilla,
pero pensé en pasar cuando me enteré de que Adrian había regresado. - Su mirada se posó sobre él. -No puedo creer que has estado aquí todo el día y no has venido a visitarnos.-Su voz era fría, pero juro que había un
brillo divertido en sus ojos.
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Daba miedo. Ella no era alguien que yo consideraba cálida y difusa. Toda
la experiencia de verla fuera de una de sus salas de recepción era totalmente irreal.
Adrian le sonrió. Era evidente que era la persona más cómoda en la sala en este momento. Por razones que nunca entendí, Tatiana amaba y
mimaba a Adrian. Eso no quiere decir que ella no amaba a los miembros de su familia, era claro que él sólo era su favorito. Lo que siempre me sorprendio, teniendo en cuenta lo sinvergüenza que era a veces.
-Ah, pensé que tenía cosas más importantes que hacer que verte conmigo ,
-le dijo. -Además, dejé de fumar, así que ahora no vamos a poder fumar furtivamente cigarrillos detrás de la sala de los tronos juntos.
-¡Adrian!- reprendió Nathan, volviéndose de color rojo brillante. Se me ocurrió entonces que podría haber basado en un juego que bebe alrededor
de cuántas veces, exclamó el nombre de su hijo de desaprobación. -Tía, me sor.. -Tatiana levantó una mano de nuevo.
-Oh, calla, Nathan. Nadie quiere oírte.-Casi me ahogaba. Estar en la misma habitación que la reina era horrible, pero casi valió la pena ver a su perra bofetada verbal hacia el Señor Ivashkov. Se volvió de nuevo a Adrián,
con cara de descongelación. -¿Has dejado de fumar? Ya era hora. Supongo que esto lo hace por ti.
Me tomó un momento para darme cuenta de que me estaba hablando a mí. Hasta ese momento, me gustaría que hubiera un tipo de esperanza de
que ella no me notara. Parecía que la única explicación para que ella no me gritará era para quitar la puta rebelde poco de sangre. Fue impactante.
Su voz no era acusatoria, tampoco. Lo fue. . . impresionado. -Bu-bueno, no fui yo, Majestad- le dije. Mi mansedumbre fue muy lejos de
mi comportamiento en nuestra última reunión. -Adrián fue el que tuvo, eh, la determinación de hacerlo.- Así me ayude, Tatiana se rió entre dientes.
-Muy diplomático. Deberían asignarte a un político.
Nathan no le gustó la atención que presto en mí. No estaba seguro de que hice bien, o no.
-¿Estás esta noche y Priscila en un negocio? O simplemente van a tener una cena agradable?
Tatiana arrastró su mirada de mí.
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-Las dos cosas. Ha habido algunas disputas intrafamiliares. No en público,
pero se está saliendo. La gente está haciendo ruido por la seguridad. Algunos están listos para empezar a entrenar ahora mismo. Otros se
preguntan si los guardianes pueden ir sin dormir.- Ella enrollo los ojos.-Y son más dóciles en las sugerencias.
No hay duda al respecto. Esta visita se había vuelto mucho más interesante.
-Espero contar con que vamos a cerrar a los aspirantes a militantes para eso,- gruñó Nathan. -Nosotros luchando junto a los guardianes es
absurdo. -Lo que es absurdo, -dijo Tatiana, -está teniendo la lucha entre las clases
reales. Eso es lo que queremos cerrar 'para callar'.- Su tono se hizo nobles, muy de reina.
-Somos los líderes entre los Moroi. Tenemos que dar ejemplo. Tenemos que estar unidos para sobrevivir.
La estudié con curiosidad. ¿Qué significaba eso? Ella está de acuerdo o en desacuerdo con la postura de Nathan en la lucha contra Moroi. Sólo había mencionado que se establece la paz entre su pueblo. Pero, ¿cómo? ¿Era su
manera de alentar el movimiento nuevo o equipo? La seguridad fue una gran preocupación para todo el mundo después del ataque, y cayó sobre
ella para averiguarlo. -Suena muy duro para mí, -dijo Adrián, jugando ajeno a la gravedad de la
cuestión. -Si aún deseas un cigarrillo después, voy a hacer una excepción.
-Me conformo con que hayas venido a realizar una visita correcta mañana, -dijo ella con sequedad. -Deja el cigarrillo su sitio.- Echó una mirada a su copa de vino vacía.- Y otras cosas.
Un destello de su firme determinación cruzó su mirada, y aunque se derretía tan rápido como había llegado, me sentí casi aliviada. Allí estaba
el hielo Tatiana sabía. Saludó. "Se tomó nota."
Tatiana nos dio al resto de nosotros breves miradas. -Tengan una buena noche,- fue su despedida solamente.
Nos hizo otra reverencia, y luego se dirigió hacia la puerta principal. Mientras lo hacía, oí voces y forcejeos en murmuros. Ella había estado
viajando con un séquito, me di cuenta, y había dejado a todos en el vestíbulo mientras ella vino a saludar a Adrian.
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La cena fue tranquila después de eso. La visita de Tatiana nos dejó a todos
atónitos. Al menos eso significaba que no tenía que escuchar a Adrian y su padre discutir más. Daniella sobre todo mantuvo lo poco que había de
conversación, tratando de indagar sobre mis intereses, y me di cuenta de que no había dicho una palabra durante la breve visita de Tatiana. Daniella se había casado con uno de los Ivashkovs, y me pregunté si
encontraba a la reina intimidante. Cuando llegó el momento de irnos, Daniella era todas sonrisas mientras Nathan se retiró a su estudio.
-Tienes que venir más a menudo,- dijo a Adrian, alisando el pelo a pesar de sus protestas. -Y te invitamos en cualquier momento, Rose.
-Gracias- dije, pasmada. Yo seguí estudiando la cara para ver si estaba mintiendo, pero no pensé que así fuera. No tenía ningún sentido. Los
Moroi no estaban de acuerdo con las relaciones a largo plazo con dhampirs. Real Moroi especialmente no lo hacía. Y el Real Moroi en
relación con la reina no hizo todo, al menos si la experiencia pasada fue ninguna indicación. Adrian suspiró.
-Tal vez si él no está. Oh, maldita sea. Eso me recuerda. Dejé mi abrigo aquí la última vez, Yo quise salir muy rápido.
-Tienes, como, cincuenta abrigos- comenté.
-Pregúntale a Torrie, -dijo Daniella. -Ella sabrá dónde está. Adrián se fue a buscar al ama de llaves y me dejó con su madre. Me han hecho para hablara con finura, pequeños gestos intrascendentes, pero mi
curiosidad era conseguir lo mejor de mí.
-La cena fue realmente genial,- le dije con sinceridad. -Y espero que usted no tomará a mal... Pero me refiero... Bueno, parecen estar bien con que Adrián y yo salgamos.
Ella asintió con la cabeza serena.
-Lo estoy.
-Y... - Bueno, tenía que ser dicho. -Tat – la Reina Tatiana parecía estar bien con eso también."
-Lo es. Me aseguré de que mi mandíbula no caería al suelo.
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-Pero... Quiero decir, la última vez que hablé con ella, estaba muy enojada.
Ella me decía una y otra vez que nunca se nos permitiría estar juntos en el futuro o que nos casaran ni nada de eso.- Me encogí, recordando la broma
de Adrián. -Me imaginé que iba a sentir lo mismo. El Señor Ivashkov. Realmente no puede querer a su hijo con un dhampir para siempre.
Daniella con su sonrisa fue amable, pero irónica. -¿Piensas en estar con él para siempre? ¿Planeas casarte con él al
instalarte?
La pregunta me cogió totalmente por sorpresa. -Yo... No... Quiero decir, no quiero ofender a Adrian a sí que no. No hay
planes de futuro en absoluto- Ella asintió con la cabeza sabiamente.
-Eso es lo que yo pensaba. Créeme, sé que Adrian no estaba hablando antes. Todo el mundo está saltando a conclusiones que ni siquiera han ocurrido. He oído hablar de ti, Rose, todo el mundo habla. Y te admiro. Y a
partir de lo que he aprendido, estoy adivinando que no eres del tipo que dejaría de ser un guardián para ser ama de casa.
-Tienes razón-admití.
-Entonces no veo el problema. Los dos son jóvenes. Tenéis derecho a divertiros y hacer lo que querais ahora, pero tú y yo sabemos, que incluso si tú ves con Adrián el resto de tu vida, no se van a casar o a establecer. Y
no tiene nada que ver con lo que Nathan o alguien dice. Es la manera del mundo. Es el tipo de persona que eres. Puedo verlo en tus ojos. Tatiana se
ha dado cuenta también, y por eso se relajó.
Tienes que estar ahí luchando, y eso es lo que vas a hacer. Por lo menos si tienes realmente la intención de ser un guardián.
-La tengo. -Yo la miraba con asombro. Su actitud fue increíble. Ella fue la primera Moroi Real que conocí que no se había asustado a cabo de
inmediato y se ha vuelto loca ante la idea de una pareja entre un Moroi y una dhampir. Si otras personas compartían su opinión, haría de la vida de los demás más fáciles. Y tenía razón. No importaba lo que Nathan pensara.
No hubiera importado si aun Dimitri hubiera estado alrededor. El resultado final fue que Adrián y yo no estaríamos juntos por el resto de nuestras vidas porque siempre estaría en servicio de guardián, no sentada
ahí como él lo hizo.
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Al darse cuenta de que las cosas liberadas. . . sin embargo, me hizo
ponerme un poco triste también.
Detrás de ella, pude ver a Adrian que se acercaba por el pasillo. Daniella se inclinó hacia delante, lanzando su voz de bajo para mí. Había una nota nostálgica a sus palabras al hablar, el tono de una madre preocupada.
-Sin embargo, ¿Rose? Mientras yo estoy bien con vosotros y el con sus citas sea feliz, por favor trata de no romper demasiado su corazón cuando
llegue el momento.
57
CCaappííttuulloo 44 TTrraadduucciiddoo ppoorr DDaannyy
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr EEeeMMaarrííaa
Decidí que sería mejor no hablarle a Adrian, de mi conversación con su madre. No necesitaba poderes psíquicos para sentir su estado de ánimo mixto, mientras caminábamos de regreso al área de huéspedes. A su padre
le había molestado, pero la aceptación aparente de su madre lo había alegrado.
No quería hacerle daño, al permitir que Adrian supiera que ella sólo estaba de acuerdo por nuestra cita porque pensó que era una cosa temporal, de
diversión. -―Así que, ¿saldrás con Lissa?" -preguntó cuando llegamos a mi habitación.
-"Sí, lo siento. Tú sabes - cosas de chicas". Y por cosa de chicas, me refería a allanamiento de morada.
Adrian parecía un poco decepcionado, pero sabía que él no envidia nuestra
amistad. Me dio una pequeña sonrisa y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, inclinándose para darme un beso. Nuestros labios se encontraron, y la calidez que siempre me sorprendía se propagó a través
de mí. Después de unos dulces momentos, nos separamos, pero la mirada en sus ojos me dijo que no era fácil para él.
-"Hasta luego", le dije. Me dio un beso más rápido y, después me dirigí a su habitación.
De inmediato busque a Lissa, que estaba en su propia habitación. Ella estaba mirando fijamente a una cuchara de plata, y a través de nuestra
unión, podía sentir su intento. Ella estaba tratando de infundirle espíritu en coacción, de modo que quien lo sostuviera le levantara el ánimo. Me
pregunté si ella lo intentaba por sí misma o lo acababa de experimentar al azar. No mire su mente para averiguarlo.
-"¿Una cuchara?" -Le pregunté con diversión.
Ella se encogió de hombros y la dejó.
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-"Hey, no es fácil de seguir recibiendo un poder de la plata. Tengo que
tomar lo que puedo conseguir."
-―Bueno, lo harías para cenas de gala." Ella sonrió y puso los pies sobre la mesa del café de ébano que estaba en
el medio de su pequeña sala de estar. Cada vez que la veía, no podía dejar de recordarme a los muebles en negro brillante, que habían estado en mi propia prisión-suite en Rusia. Había luchado con Dimitri, de hecho con la
pata de una silla.
-―Por cierto... ¿Cómo fue tu cena de gala?" -"No fue tan malo como yo pensaba", admití. "Nunca me di cuenta de lo
imbécil que era el padre de Adrian, sin embargo. Su madre era realmente linda. Ella no tuvo problemas con que nosotros saliéramos."
-Sí, la he conocido. Ella es agradable... Aunque nunca pensé que fuera lo suficientemente agradable para estar bien con una cita escandalosa. No
creo que Su Real Majestad se presentara? "Lissa estaba bromeando, así que mi respuesta la desconcertó
-"Ella lo hizo, y... No fue horrible".
-"¿Qué? ¿Has dicho « NO »? -Lo sé, lo sé. Era tan loco. Fue una visita muy rápida para ver Adrian, y
ella actuó como que yo no era gran cosa." No me molesté en profundizar en la política de Tatiana y sus puntos de vista sobre la formación Moroi para
la batalla. "Por supuesto, ¿quién sabe qué hubiera pasado si se quedaba? Hubiera alucinado… Habría necesitado toda vajilla de plata -- para que dejara de tirarle cuchillos."
Lissa gimió.
- "Rose, no se puede hacer ese tipo de bromas." Sonreí.
-"Yo soy la que dices las cosas, tu eres demasiado miedosa." Esto hizo que su sonrisa regresara.
-"Ha pasado mucho tiempo desde que he escuchado algo así ", dijo en voz baja. Mi viaje a Rusia había fracturado nuestra amistad, que había ido a
para mostrarme lo mucho que significaba para mí.
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Pasamos el resto del tiempo fuera, hablando de Adrián y otros chismes. Me
sentí aliviada al ver que había superado su estado de ánimo sobre Christian, pero según avanzaba el día, su angustia crecía sobre nuestra
misión pendiente con Mia. -"Va a estar bien-le dije cuando llegó el momento. Nos dirigimos al otro
lado del Tribunal de Justicia, vestidas con pantalones vaqueros y camisetas cómodas.
Fue bueno estar libre del toque de queda de la escuela, pero una vez más, estar bajo la luz del sol, no me hacía sentir muy encubierta.
-"Esto va a ser fácil".
Lissa me cortó con la mirada, pero no dijo nada. Los guardianes son la seguridad vigente en nuestro mundo, y esta es su sede. Romperla iba a ser
cualquier cosa menos fácil. Mia nos miró cuando llegamos a ella, sin embargo, y sentí que estaba
alentada por su actitud – iba toda de negro. Es cierto que no servirá de mucho a la luz solar, pero que hizo todo esto se sienten más legítimo. Me moría por saber qué había pasado con Christian y Lissa, era
demasiado. Una vez más, era uno de esos temas que era mejor dejar sin explicación.
Mia, sin embargo, empezó a explicar su plan para nosotras, y honestamente sentía que había una probabilidad del 65 por ciento de trabajo. Lissa se sentía incómoda con su papel para utilizar la fuerza, pero
era un soldado de caballería y estaba de acuerdo en hacerlo. Pusimos todo en detalle un par de veces más y luego propusimos el edificio que
albergaba las operaciones de la guarda. Yo había estado allí una vez antes, cuando Dimitri me había llevado a ver a Víctor a los calabozos junto a los guardianes." HQ*.
(* Cuartel General (en inglés Headquarters o HQ) es el nombre que recibe el lugar en
el que se concentran la mayoría de, si no todas, las funciones...
es.wikipedia.org/wiki/HQ)
Nunca antes había pasado mucho tiempo en las oficinas principales, y como Mia había predicho, tenían un personal reducido a estas horas del
día. Cuando entramos, nos recibieron de inmediato por una zona de recepción
como encontrarías en cualquier oficina administrativa. Un severo guardia se sentó en un escritorio con un ordenador, archivadores y mesas a su alrededor.
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Era probable que no tuvieran mucho que hacer en estos momento de la
noche, pero estaban claramente en alerta. Más allá de él había una puerta, que presto mi atención. Mia nos había explicado que era una puerta de
entrada a todos los secretos de los guardianes, a su historial y principales oficinas - y zonas de vigilancia que monitoreaban las regiones de alto riesgo de la Corte.
Severo o no, el tipo le dio una pequeña sonrisa de Mia.
-"¿No es un poco tarde para ti? no estarás aquí para las lecciones, ¿verdad? "
Ella le devolvió la sonrisa. Debió haber sido uno de los guardianes con los que había entablado amistad durante su tiempo en la corte.
-"Nah, sólo con unas amigas, quería mostrarle el lugar. "
Él arqueó una ceja mientras nos tomaba en cuenta a Lissa y a mí. Le dio un ligero gesto de reconocimiento. ―Princesa Dragomir. Guardián
Hathaway". Al parecer, nuestra reputación nos precedió. Era la primera vez que había
estado dirigida por mi nuevo título. Me sorprendió - y me hizo sentir culpable por traicionar al grupo que acababa de convertirme en miembro.
-"Este es Don", explicó Mia. "Don, la princesa tiene que pedirle un favor."
Ella miró significativamente a Lissa. Lissa respiró hondo, y sentí como quema la mágica de la coacción a través
de nuestro vínculo, como centró su mirada en él. -"Don", dijo con firmeza, "danos las claves y códigos a los registros de la
planta baja de archivos. Y luego, asegúrese de que las cámaras en las áreas estén cerradas." Frunció el ceño. "¿Por qué?-" Pero a medida que sus ojos siguieron
influenciados por los suyos, se podía ver la compulsión apoderarse de él. Las líneas en su cara se alisaron en cumplimiento, y me pude suspirar de
alivio. Muchas personas eran lo suficientemente fuertes para resistir la compulsión - en particular la de un Moroi ordinario. Pero Lissa era mucho
más fuerte porque tenía el espíritu, aunque no se sabía si alguien lo podía romper.
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-"Por supuesto-dijo, poniéndose de pie. Abrió un cajón del escritorio y le
entregó a Mia un juego de llaves, que rápidamente me dio a mí.
-"El código es 4312578". Lo aprendí de memoria, y nos hizo señas a través de la puerta del
todopoderoso. Más allá, los corredores en todas las direcciones. Señaló una a nuestra derecha.
-"Allá abajo. Ir a la izquierda hasta el final, bajar dos plantas y es la puerta de la derecha¨ Mia me miró para asegurarse de que lo había entendido.
Asentí, y ella se volvió hacia él. -"Ahora asegúrese de que la vigilancia está apagada."
-"Llévanos allí", dijo Lissa con firmeza.
Don no pudo resistirse a sus órdenes, y ella y Mia lo siguieron, dejándome sola. Esta era la parte del plan que me tocaba a mí, y me apresuré por el
pasillo. La instalación podría tener un personal reducido, pero aún podría llegar hasta alguien - y no tendría obligación de ayudarme a hablar con mi salida de problemas.
Las direcciones de Don eran exactas, pero todavía no estaba preparada cuando introduje el código y entré en la cámara acorazada. Filas y filas de
ficheros se extendía por un pasillo enorme. No pude ver el final de la misma. Los cajones se apilaban por cinco de alto, y con la iluminación tenue y misteriosa reinaba un silencio espeluznante. Toda la información
de los Guardianes de antes eran ahora digital. Sólo Dios sabía de qué fecha eran estos registros. ¿A la época medieval en Europa? De pronto me
sentí intimidada y me pregunté si podría salir del paso. Me acerqué a la primera caja a mi izquierda, aliviada al ver que estaba
etiquetada. AA1 leí. Seguido de AA2 y así sucesivamente. ¡Dios mío! Esto iba a tomarme varios gabinetes para desquitarse de la medida. Estaba
agradecida de que la organización fuera tan simple como el orden alfabético, pero ahora entendía, que era por qué estos gabinetes eran para
siempre. Tenía que atravesar más de tres cuartas partes de los camino a través de
la habitación para llegar al "TS". Y no fue hasta que llegué al cajón TA27 que encontré el archivo de la Prisión Tarasov. Me quedé boquiabierta. El archivo era grueso, lleno de todo tipo de
documentos.
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Eran páginas de la historia de la prisión y sus patrones de migración, así
como planes para cada una de sus localidades. Casi no lo podía creer. Tanta información. . . pero ¿qué necesito? ¿Cuál sería útil? La respuesta
fue rápida: todo. Cerré el cajón y metí la carpeta bajo el brazo. Está bien. Era momento para salir de aquí.
Me di vuelta y empecé a dirigirme hacia la salida. Ahora Tenía lo que necesitaba, la urgencia de escapar presionaba dentro de mí. Estaba casi en la salida cuando oí un chasquido suave, y se abrió la puerta.
Me quedé inmóvil cuando un dhampir, que no reconocí pasó por mi lado.
Se quedó paralizado, claramente sorprendido, y lo tomé como una pequeña bendición, que no respondiera de inmediato, me sujeto contra la pared y empiezo a interrogarme.
-"Tú eres Rose Hathaway," dijo.
¡Qué barbaridad! ¿Hay alguien que no supiera quién era yo? Me puse tensa, sin saber qué esperar ahora, hablaba como si reunirnos aquí
tuviera sentido. -¨ ¿Quién eres?"
-"Mikhail Tanner", dijo, todavía perplejo. "¿Qué estás haciendo aquí?"
-"haciendo un recado‖, le dije despreocupadamente. Le indique el archivo."El guardián de turno necesitaba algo."
-"Estás mintiendo", dijo. "Yo soy el guardián de turno de los archivos. Si
alguien necesitaba algo, me habrían enviado a mi". Oh, mierda., un extraño pensamiento me vino. Su aparición no estaba
familiarizado en absoluto: rizado cabello castaño, estatura media, treinta años. Muy buen aspecto, de verdad. Pero su nombre. . . algo en su nombre. . .
-"La señora Karp," me cortó la respiración. "Usted es el... Usted estuvo
involucrado con la Sra. Karp". Se puso rígido, estrecho sus ojos azules con cautela.
-"¿Qué sabe tu acerca eso?"
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Tragué saliva. Lo que había hecho - o intentado hacer por Dimitri - no era,
sin precedente.
-"quería…. Saliste a matarla después de que... Después de que ella se convirtiera."
La Sra. Karp había sido nuestra maestra hace unos años. Ella había sido una usuario del espíritu, y con los efectos comenzó a conducir su locura, había hecho la lo único que podía salvar a su mente: convertirse en un
Strigoi. Mikhail, su amante, había hecho lo único que había conocido a fin de su mal estado: buscarla y matarla. Se me ocurrió que yo estaba de pie
cara a cara con el héroe de una historia de amor casi tan dramática como la mía.
-"Pero nunca la encontraste,‖ le dije en voz baja.
Tomó mucho tiempo para responder, los ojos me pesan mucho. Yo me pregunte lo que estaba pensando. ¿En ella? ¿En su propio dolor? ¿O era Su análisis de mí?
-―No‖-dijo finalmente-. "Tuve que parar. Los guardianes me necesitaba más."
Habló de manera calmada y controlada que se destacaban los guardianes,
pero en sus ojos, vi el dolor - un dolor que nadie más entendía. Dudé antes de decir nada más la única oportunidad que tenía de no ser descubierta y terminar en una cárcel móvil.
-"Lo sé... Sé que tienes razón para sacarme de aquí y a su vez deberías. Es
lo que se supone que debes hacer - lo que haría también. Pero lo que pasa es esto. . . "Una vez más asintió con la cabeza
-." Bueno, estoy tratando de hacer lo que hiciste. Estoy tratando de salvar a alguien."
Se quedó en silencio. Probablemente podría adivinar a quién me refería y "salvar" significaba "matar". Si sabía quién era yo, sabía quién había sido
mentor. Pocos sabían acerca de mi relación sentimental con Dimitri, -"Es inútil, ya sabes," dijo Mikhail al fin. Esta vez, su voz se agrieto.
-"Traté de... me he esforzado tanto en encontrarla. Pero cuando desaparecen. . . cuando no quieren ser encontrados. . . "Negó con la cabeza.
64
-"No hay nada que podamos hacer. Entiendo por qué quieres hacerlo.
Créeme, Pero es imposible. Nunca lo encontraras si no quiere. Me pregunté cuánto debía contarle a Mikhail. Entonces se me ocurrió, que si había
alguien más en este mundo que entendía lo que estaba pasando, sería este hombre. Además, yo no tenía muchas opciones aquí.
-"La cosa es que creo que puedo encontrarle, le dije lentamente. "me está buscándome".
-"¿Qué?" Mikhail levanto las cejas. "¿Cómo lo sabes?"
-Porque, bueno, me envía cartas al respecto". Me hecho una mirada feroz de guerrero.
-"Si usted sabe esto, si lo puedes encontrar. . . usted debe recibir una
copia de seguridad para matarlo." Me dio un respingo en esas últimas palabras, una y otra vez temía lo que
tenía que decir a continuación. -"¿Me creerías si te dijera que había una manera de salvarlo?
-"¿Me quieres decir mediante su destrucción?."
Negué con la cabeza. -No... Me refiero a realmente salvarlo. Una manera de recuperar su estado, su estado original".
-"No," dijo Mikhail rápidamente. "Eso es imposible."
-"Puede que no lo sea. Conozco a alguien que lo hizo - que resultó ser un Strigoi. "Bien, eso era una pequeña mentira. Yo en realidad no sabía de
esa persona, pero no iba a entrar en la cadena de saber-de-alguien-que-conocía-a-alguien. . .
-"Eso es imposible-repitió Mikhail. "los Strigoi están muertos. Son no-Muertos. Es lo mismo. "
-"¿y si hay una oportunidad?" Le dije. "¿Qué pasa si se puede hacer? ¿Y si la Sra. Karp - si Sonya - podría convertirse en Moroi otra vez? ¿Qué
pasaría si vosotros podríais estar juntos otra vez? ―también sería que volvería a estar loca otra vez, pero eso fue un tecnicismo que miraríamos más adelante.
65
Paso una eternidad antes de responder, y creció mi ansiedad. Lissa no
podía obligarme para siempre, y le había dicho a Mia que sería rápida. Este plan iba a desmoronarse si no salía pronto. Sin embargo, lo observe
deliberadamente, pude ver su cara vacilar. Después de tanto tiempo, todavía amaba a su Sonya.
-"Si lo que estás diciendo es verdad - y yo no lo creo - entonces voy a ir contigo. " Whoa, no. Este no era el plan. "No puedes-le dije rápidamente. "Ya hay
gente en tu lugar." Otra pequeña mentira."Añadir más podría arruinar las cosas.
-―No voy a hacerlo sola ", le dije, cortando lo que me imaginé que sería su próxima argumento. "Si de verdad quieres ayudarme - en verdad quieres
tener una oportunidad para traerla de vuelta - tienes que dejarme ir."
-"No hay manera de que puede ser verdad", repitió. Pero había duda en su voz.
-"¿Se puede correr ese riesgo?" Más silencio. Yo estaba empezando a sudar. Mikhail cerró los ojos por
un momento y respiró hondo. Luego se hizo a un lado e hizo un gesto a la puerta. "vete". Me hundí en relieve de la puerta y de inmediato tome el
pomo -"Gracias. Muchas gracias."
-" podría meterme en un montón de problemas por esto", dijo con
cansancio. "todavía no creo que sea posible. " -"Pero espero que sea." Yo no necesitaba una confirmación de él para saber
que yo estaba en lo correcto. Abrí la puerta, pero antes de atravesarla, hice una pausa y lo miré. Esta vez, no ocultó su dolor. -Si en serio. . . si quiere ayudar. . . podría haber una forma."
Otra pieza del rompecabezas se había desentrañado para mí, otra manera
podríamos salir del paso. Le expliqué lo que necesitaba de él y me sorprendí de lo rápido que estuvo de acuerdo. Realmente era como yo, me di cuenta. Los dos sabíamos que la idea de traer de vuelta Strigoi era
imposible. . . y sin embargo, era tan, tan querido creer que se podía hacer. Me puse a subir sola después de eso. Don no estaba en su escritorio, y me pregunte qué había hecho Mia con él. No esperé a saber y en su lugar .Salí
hacia fuera a un pequeño patio que habíamos establecido como nuestro punto de encuentro.
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Mia y Lissa estaban esperándome allí, paseando. No distraje con la
ansiedad, y fui hasta ellas, sentí la agitación de Lissa .
-"Gracias a Dios-dijo cuando me vio. "Creíamos que había sido capturada." -Bueno... Es una larga historia. Una que no se molestó contar. "Obtuve lo
que Necesitamos. Y. . . De hecho creo que podemos hacerlo".
Mia me dio una mirada que era a la vez irónica y melancólica.
-"Claro que sí, sabía que vosotras estabais tramado algo." Negué con la cabeza cuando los tres nos alejamos. -No-le respondí.
-"pero no sé si estás segura de lo que haces. "
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CCaappííttuulloo 55 TTrraadduucciiddoo ppoorr AAnnggiiee
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr AAuurriimm
Decidí que era mejor que Lissa y yo volviéramos a su habitación y nos quedáramos despiertas hasta tarde, estudiando detenidamente los
documentos. Tuvo un remolino de sentimientos cuando le hablé del encuentro con Mikhail, que yo no le había mencionado a Mia. Primero
Lissa reaccionó con sorpresa, pero había otras cosas también: el miedo a los problemas en los que me podría haber metido, un poco de romanticismo también sobre lo que Mikhail y yo estábamos dispuestos a
hacer por lo que amábamos. Se preguntaba si ella haría lo mismo si Christian se encontrara en esa situación. Ella decidió al instante que su
amor por él era todavía así de fuerte. Luego se dijo que ya no le importaba él, que me habría encontrado molesta si no estuviera tan distraída.
-¿Qué pasa? -le pregunté. Ella había suspirado con consternación sin darse cuenta mientras yo
miraba en sus pensamientos, no deseaba saber que yo estaba leyendo su mente detenidamente. Me señaló los papeles extendidos sobre la cama
-Tratando de darle sentido a esto. -No estaba tan lejos de la verdad.
El diseño de la prisión era complejo. Las celdas ocupaban dos pisos y eran pequeñas, sólo había un preso por celda. En los documentos no se
explicaba el porqué, pero la razón era obvia. Venía de lo que Abe había dicho sobre impedir que los criminales se convirtieran en Strigoi. Si yo fuese encerrada por años, lejos en una prisión, podría entender la
tentación de atacar y matar a mi compañero de habitación para hacerme Strigoi y fugarme. Las celdas estaban también ubicadas en el mismísimo centro del edificio y rodeadas de guardias, oficinas, habitaciones de
―ejercicio‖, una cocina y una sala de alimentadores. En los documentos se explicaba la rotación de guardias, así como los horarios de alimentación de
los prisioneros. Ellos eran al parecer cuidadosamente escoltados de uno en uno hasta los alimentadores y sólo se les permitían pequeños tomas de sangre. Una vez más, todo para que los prisioneros estuvieran débiles y no
pudieran convertirse en Strigoi.
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Todo era buena información, pero no había ninguna razón para creer que
esto aún era así, porque el archivo tenía cinco años. También era probable que hubiesen instalado nuevos equipos de vigilancia por toda la prisión.
Probablemente lo único que seguiría siendo igual era la localización del lugar y el diseño del edificio.
-¿Cómo te sientes con tus habilidades para hacer hechizos? -le pregunté a Lissa.
A pesar de que ella no había sido capaz de poner tanto espíritu de curación en mi anillo como la mujer que conocí llamada Oksana, me había
dado cuenta de que mi oscuro temperamento inducido se había calmado un poco. Lissa hizo también otro anillo para Adrian, aunque ciertamente no sabría decir si era eso lo que le estaba ayudando a controlar sus vicios
últimamente, vicios que por lo general usaba para controlar el espíritu.
Ella se encogió de hombros y rodó sobre su espalda. El agotamiento la llenó, pero estaba tratando de mantenerse despierta por mí.
-Cada vez mejor. Me gustaría poder practicar con Oksana. -Tal vez algún día -dije vagamente. La verdad es que pensaba que Oksana
nunca dejaría Siberia. Había ido con su guardián y quería mantener un perfil bajo. Además yo no quería a Lissa allá en ningún momento después
de mi experiencia-.¿Has podido poner la curación en otra cosa? -Un momento después, respondí a mi propia pregunta-. Oh, está bien. La cuchara.
Lissa hizo una mueca, pero se convirtió en bostezo.
-No creo que haya funcionado tan bien.
-Hmm. -¿Hmm?
Volví a mirar los planos.
-Estoy pensando que si pudieras hacer unos cuantos más de hechizos de coacción, sería un gran avance para ayudar a esto. Tenemos que hacer que la gente vea lo que queremos que vean.
Seguramente, si Víctor, cuyos poderes de coacción no se acercaban ni de lejos a los de ella, había podido con un hechizo de lujuria, Lissa podría
hacer lo que necesitábamos. Sólo necesitaba más práctica.
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Ella sabía los principios base, no tuvo problemas para hacer que los otros hicieran lo que quisiera en el pasado. El único problema era que al hacer
eso, estaban usando demasiado el espíritu. Incluso si los efectos secundarios no vinieran de inmediato, lo más probable era que llegaran en el futuro.
Ella me miró con curiosidad, pero cuando bostezó de nuevo le dije que no se preocupara. Yo se lo explicaría mañana. Ella no se opuso y después de
un rápido abrazo, cada una fue hacia su cama. No íbamos a dormir mucho, pero teníamos que descansar todo lo que pudiéramos. Mañana era
un gran día. Yo había llevado una variación de la vestimenta formal de los guardianes
cuando fui al juicio de Victor. En situaciones normales el guardaespaldas usa ropa de calle. Pero para los eventos importantes, tenían que lucir
serios y profesionales. La mañana después de nuestro robo, conseguí la verdadera muestra de la moda de guardián.
Había usado mi ropa de segunda para el juicio de Víctor, pero ahora tenía un equipo oficial, que se adaptaba exactamente a mi medida: pantalones negros, botas largas, una blusa blanca de botones, y una chaqueta de traje
negro que encajaba perfectamente. Por cierto, no estaba destinado a ser sexy, pero la forma en que se ajustaba a mi estómago y a mis caderas
hacían cosas buenas por mi cuerpo. Me sentí satisfecha con mi reflejo en el espejo, y después de varios minutos de pensar, me recogí el cabello en un moño perfectamente trenzado que dejaba ver mis marcas molnija. La
piel aún estaba irritada, pero al menos el vendaje se había ido, yo parecía muy… profesional. Realmente me recordaba a Sydney. Una alquimista,
una humana que trabajaba con dhampirs y Morois para ocultar la existencia de los vampiros en el mundo. Con su buen sentido para la moda, siempre parecía lista para una reunión de negocios. Seguía
pensando en enviarle un maletín por Navidad.
Si alguna vez había una ocasión para exhibirme, hoy era el día. Después de las pruebas y de la graduación, este era el paso más grande para convertirse en guardián. Era un almuerzo al que todos los recién
graduados debían asistir. Los Moroi que requerían elegir nuevos guardianes también asistirían, confiando en ver y conocer a los candidatos. Nuestras calificaciones en la escuela y las pruebas habrían
sido de conocimiento público para entonces, y esta era una posibilidad para los Moroi de encontrar y poner una oferta por los que querían para
custodiarlos. Naturalmente la mayor parte de los invitados serían parte de la realeza, pero otros Moroi importantes también tendrían derecho.
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Realmente no tenía ningún interés en conocer y conectarme con una
familia de lujo. Lissa era la única a la que yo quería proteger. Aun así tenía que causar una buena impresión. Debía dejarles claro que yo era la que debía estar con ella.
Lissa y yo fuimos al salón del baile real juntas. Era el único lugar con capacidad suficiente para todos nosotros, porque no sólo los graduados de
St. Vladimir estaban presentes. Todas las escuelas de Estados Unidos habían enviado a sus nuevos reclutas, y por un momento me encontré en
un mar de blanco y negro vertiginoso. Los puntos de color –miembros de la realeza vestidos con sus mejores ropas- animaban el cuadro un poco. A nuestro alrededor, los muros al fresco hacían parecer brillar la pared.
Lissa no llevaba un traje de fiesta ni nada, pero se veía muy elegante con su vestido verde azulado de seda.
La realeza se mezclaba con la facilidad característica en la reunión, pero mis compañeros se movían con inquietud. A nadie parecía importarle.
Nuestro trabajo no era socializar con otros; sólo teníamos que estar cerca. Todos los graduados llevaban etiquetas con el nombre –grabado en metal- nada de pegatinas con ―HOLA MI NOMBRE ES…‖ Las etiquetas de
identificación eran para que los miembros de la realeza pudieran venir y hacer los interrogatorios.
No esperaba que nadie viniera a hablar conmigo, excepto mis amigos, por lo que Lissa y yo nos fuimos directamente hacia el buffet y luego a ocupar
un lugar tranquilo donde zamparnos nuestro caviar y canapés. Bueno, Lissa comía caviar. A mí me recordaba demasiado a Rusia.
Adrian, por supuesto, nos vino a buscar. Le di una sonrisa torcida.
-¿Qué estás haciendo aquí? Sé que no requieres de un guardián. Sin planes concretos para su futuro, se suponía que Adrian simplemente
vivía en la Corte, y como tal no tenía necesidad de ninguna protección exterior, aunque seguramente lo necesitaría si decidiera emprender algo en
el mundo. -Es cierto, pero difícilmente podría faltar a una fiesta -dijo.
Tenía una copa de champagne en la mano y me pregunté si los efectos del anillo de Lissa se habrían acabado.
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Por supuesto, la bebida ocasional no era el fin del mundo, y el lenguaje de
la propuesta de salir juntos había estado aligerando en esa área. Era del tabaco de lo que yo quería que se mantuviera alejado.
-¿Se te ha acercado una docena de personas esperanzadas? Negué con la cabeza.
-¿Quién quiere a la imprudente Rose Hathaway, la que abandona la escuela antes de tiempo para hacer sus propias cosas?
-Muchísimos -dijo-. Seguro que yo sí. Pateaste traseros en la batalla, y
recuerda, todo el mundo piensa que te fuiste de juerga a una matanza de Strigoi. Algunos podrían pensar que vale la pena tu loca personalidad.
-Tiene razón -dijo de pronto una voz.
Miré hacia arriba y vi a Tasha Ozera de pie cerca de nosotros, una pequeña sonrisa en su rostro lleno de cicatrices. A pesar de la desfiguración, pensé que hoy se veía hermosa, más que nunca de todas las
veces que la había visto. Su largo pelo negro brillaba, llevaba una falda azul marino y una camisa sin mangas negra de encaje. Incluso llevaba tacones altos y joyería, algo que estaba segura que nunca le había visto
usar.
Estaba feliz de verla, no sabía que vendría la Corte. Un pensamiento extraño se me ocurrió.
-Finalmente, ¿te permiten tener un guardián? -Los miembros de la realeza tenían un montón de formas cortezas de rechazar a los que estaban en
desgracia. En el caso de los Ozera, su asignación de guardianes había sido cortada completamente como una especie de castigo por lo que los padres de Christian habían hecho. Era totalmente injusto. Los Ozera merecían los
mismos derechos que cualquier familia real. Ella asintió con la cabeza.
-Creo que esperan que eso me tape la boca sobre Morois luchando junto a
dhampirs. Es una clase de soborno. -Un soborno en el que tú no caerás, estoy segura.
-No. En todo caso sólo me dan a alguien con quien practicar. -Su sonrisa se desvaneció y echó inciertas miradas sobre nosotros-. Espero que no se
sientan ofendidas… pero presenté una solicitud por ti, Rose.
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Lissa y yo intercambiamos miradas de sorpresa.
-Oh. -No sabía qué más decir.
-Espero que te den a Lissa -agregó Tasha apresuradamente, visiblemente incómoda-. Pero la reina parece bastante motivada a tomar sus propias
decisiones. Si ese es el caso… -Está bien -le dije-. Si no puedo estar con Lissa, realmente preferiría estar
contigo.
Era la verdad. Yo quería a Lissa más que a nadie en el mundo, pero si nos separaban, prefería absolutamente a Tasha en vez de a un snob real. Desde luego, estaba bastante segura de que mis posibilidades de ser
asignada a ella eran tan malas como las de tener a Lissa. Los que se enfadaron conmigo por escapar tratarían de ponerme en la situación más
desagradable posible. Y aunque ella iba a tener un guardián, tuve la sensación de que las preferencias de Tasha no tendrían mucha importancia. Mi futuro todavía era un signo de interrogación.
-Oye -exclamó Adrian, ofendido de que no lo había nombrado como mi segunda opción.
Negué con la cabeza hacia él.
-Tú sabes que me asignarían a una mujer de todos modos. Además, tienes que hacer algo con tu vida para ganar un guardián.
Lo dije medio en broma, pero una pequeña mueca me hizo pensar que en
verdad podría haber herido sus sentimientos. Tasha por su parte, pareció aliviada.
-Me alegro de que no les importe. Mientras tanto haré lo que pueda para ayudarlos. -Puso los ojos en blanco-. No es que mi opinión cuente mucho. Compartir mis dudas acerca de la posibilidad de ser asignada a Tasha no
tenía sentido. En cambio, empecé a darle las gracias por la oferta. Pero entonces otra visitante se nos unió: Daniella Ivashkov.
-Adrian -le reprendió suavemente, con una pequeña sonrisa-. No puedes mantener a Rosa y a Vasilisa siempre contigo. -Se volvió hacia Lissa
y hacia mí-. La reina quiere verlas a las dos. Perfecto. Ambas nos pusimos de pie, pero Adrian se quedó sentado, no
parecía tener deseos de visitar a su tía.
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Tasha al parecer tampoco. Al verla, Daniella hizo un seco gesto de cortesía.
-Lady Ozera... -y luego se alejó, suponiendo que la seguiríamos. Me parecía
irónico que Daniella estuviera dispuesta a aceptarla, pero a pesar de su buena intención aún mantenía el típico prejuicio-Ozera. Supongo que la amabilidad no significaba mucho por ahora.
Tasha, sin embargo, hacía tiempo que se había hecho inmune a ese tipo de trato.
-Que se diviertan -dijo, luego se giró hacia Adrian-. ¿Más champagne?
-Lady Ozera -respondió con elocuencia-, tú y yo tenemos dos mentes con un mismo y único pensamiento.
Dudé antes de seguir a Lissa hacia Tatiana. La apariencia de Tasha me
había impresionado, pero recién ahora me daba cuenta de un detalle. -¿Todas tus joyas son de plata? -le pregunté.
Ella tocó distraídamente el collar de ópalos en su cuello. Sus dedos estaban adornados con tres anillos.
-Sí -dijo confundida-. ¿Por qué?
-Esto va a sonar realmente extraño… Bueno, tal vez no tanto como mi rareza normal. Pero ¿podríamos, umm, pedirte prestados todos tus
anillos?
Lissa me lanzó una mirada y de inmediato adivinó mis intenciones. Necesitábamos practicar los encantos del espíritu, y en plata era mejor. Tasha arqueó una ceja, pero al igual que la mayoría de mis amigos, tenía
una notable capacidad de lidiar con ideas extrañas. -Claro -dijo ella-. Pero, ¿te los puedo dar más tarde? De verdad, no quiero
despegarme de mis joyas en medio de esta fiesta.
-No hay problema. -Te las mandaré a la habitación.
Lissa y yo caminamos hacia donde estaba Tatiana rodeada de admiradores. Daniella debía estar equivocada sobre que la reina quería
vernos a las dos.
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El recuerdo de ella gritándome por Adrian aún ardía en mi cabeza. Y la
cena con los Ivashkov no cambió mi pensamiento sobre la reina, no nos habíamos convertido para nada en mejores amigas.
Para mi sorpresa, cuando nos vio, ella era toda sonrisas.
-Vasilissa. Y Rosemarie. -Ella nos hizo una señal para acercarnos y el grupo se separó para dejarnos pasar.
Me acerqué con Lissa, con pasos titubeantes. ¿Me gritaría delante de toda esta gente?
Parece que no. Siempre había nuevos miembros de la realeza por conocer y Tatiana presentó por primera vez a Lissa ante todos ellos. Todo el mundo
sentía curiosidad por la princesa Dragomir. A mí también me presentó, aunque las alabanzas no fueron tan buenas como las que usó con Lissa,
por lo menos reconoció que había hecho cosas increíbles. -Vasilissa -dijo Tatiana una vez que las formalidades se hubieron
terminado-. He estado pensando que debes ir de visita a Lehigh pronto. Se están tomando las medidas para tu ingreso en..., oh, tal vez una semana y media. Pensamos que sería un buen regalo de cumpleaños. Serena y Grant
te acompañarán, naturalmente, y voy a enviar a algunos más. -Serena y Grant eran los guardianes que sustituían a Dimitri y a mí como protección
de Lissa. Por supuesto que irían con ella... Pero entonces, Tatiana dijo lo más impresionante de todo-: Y tú, Rose, puedes ir también si lo deseas. Vasilissa difícilmente no podría celebrar sin ti.
Lissa se iluminó. La Universidad de Lehigh. La oferta que le había hecho
aceptar una vida en la Corte. Lissa anhelaba tanta educación como podía, y la reina le había dado la oportunidad. La perspectiva de una visita la llenó totalmente de ilusión y entusiasmo, especialmente si podría celebrar
sus dieciocho años allí conmigo. Eso era suficiente como para distraerla de Víctor y Christian, que ya era decir.
-Gracias, Su Majestad. Eso sería estupendo.
Había una posibilidad importante, yo lo sabía, de que no pudiéramos ir a esa visita programada, no si mi plan para Víctor funcionaba. Pero no quería arruinar la felicidad de Lissa, y yo apenas podía mencionar esto en
medio de la multitud real.
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También me sorprendía la invitación que me había hecho delante de
todos. Después de decirlo, la reina no me dijo nada más y siguió hablando con los otros que estaban a su alrededor. Sin embargo, había sido
agradable – por lo menos para de ella– mientras hablaba conmigo, igual que en la casa de los Ivashkov. No podía decir que fuera simpática como la mejor amiga, pero ciertamente tampoco era una perra loca de remate. Tal
vez Daniella había tenido razón.
Todo el mundo siguió charlando y haciendo bromas, todos tratando de impresionar a la reina, y pronto se hizo evidente que yo ya no era necesaria. Al mirar alrededor del cuarto, encontré a alguien que sí
necesitaba hablar y silenciosamente me separé del grupo, sabiendo que Lissa podría valerse por sí misma.
-Eddie -le llamé al llegar al otro lado del salón de baile-. Al fin solos.
Eddie Castile, un viejo amigo mío, sonrió cuando me vio. Él también era un dhampir, alto, de rostro largo y estrecho que aún tenía un aspecto lindo y juvenil. Había domado su pelo rubio arena oscuro, para
variar. Lissa una vez quiso que Eddie y yo fuéramos pareja. Pero él y yo éramos estrictamente sólo amigos. Su mejor amigo había sido Manson, un
chico dulce que estuvo loco por mi y que fue asesinado por un Strigoi. Después de su muerte, Eddie y yo tomamos la actitud de protectores de los demás. Fue secuestrado después durante el ataque a St. Vladimir, y su
experiencia lo convirtió en un guardián serio y decidido... a veces un poco demasiado serio. Yo quería que se divirtiera más y estaba encantada de ver
un brillo feliz en sus ojos color avellana. -Creo que toda la realeza en la sala está apostando por ti -me burle. No era
del todo una broma. Lo estuve vigilando todo el tiempo, y casi siempre había alguien cerca de él. Su record era estelar. Sobrevivir a los terribles acontecimientos de su vida lo había marcado, y reflejaba bien sus
habilidades. Obtuvo grandes elogios y calificaciones en las pruebas. Y lo más importante era que no tenía mi reputación de imprudente.
Definitivamente era un buen partido. -Eso parece -se echo a reír-. De verdad que no lo esperaba.
-Eres muy modesto. Eres la cosa más caliente en esta sala.
-No comparado contigo.
-Sí. Como demuestra la gente que hace fila para hablar conmigo. Tasha Ozera es la única que me quiere, y Lissa, por supuesto.
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La cara de Eddie se arrugó en señal de meditación.
-Podría ser peor.
-Va a ser peor. De ninguna manera me quedaré con alguna de ellas.
Nos quedamos callados, y una repentina ansiedad me llenó. Había venido a pedirle un favor a Eddie, y ya no me parecía una buena idea. Eddie estaba en ciernes de una brillante carrera. Era un amigo leal, y yo estaba
segura de que me ayudaría con lo que necesitaba… pero no me sentía capaz de pedírselo. Al igual que Mia, sin embargo, Eddie era observador.
-¿Qué pasa Rose? -Su voz era de curiosidad, de la naturaleza protectora.
Negué con la cabeza. No podía hacerlo.
-Nada. -Rose -dijo en señal de advertencia.
Aparté la vista, incapaz de mirarlo a los ojos
-No es importante. En serio. -Iba a encontrar otra manera. A otra persona.
Para mi sorpresa, él se acercó y levantó mi barbilla, atrapando mi mirada de manera que no pudiera escapar.
-¿Qué necesitas?
Le miré fijamente durante mucho tiempo. Estaba siendo egoísta, arriesgando la vida y la reputación de los amigos que me importaban. Si Christian y Lissa pudieran, también se lo pediría. Pero Eddie era lo único
que me quedaba. -Necesito algo… algo que es muy extremo.
Su rostro seguía siendo grave, pero una pequeña sonrisa irónica tiró de
sus labios. -Todo lo que haces es extremo, Rose.
-No como esto. Esto es… Bueno, es algo que podría arruinarte todo. Ponerte en un gran problema. No te puedo hacer eso.
Esa media sonrisa se desvaneció.
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-No importa -dijo con fiereza-. Si me necesitas, lo haré. No importa lo que
sea.
-No sabes lo que es. -Confío en ti.
-Es algo ilegal. Incluso traición.
Eso lo desconcertó un poco, pero enseguida se repuso.
-Dime lo que necesitas. No me importa, te cubriré las espaldas. -Yo había salvado la vida de Eddie dos veces, y sabía qué quería decir con eso. Se sentía en deuda conmigo. Iriá donde quiera que yo lo necesitara, no por
amor romántico, sino por amistad y lealtad.
-Es ilegal -repetí-. Tendrías que escaparte de la Corte… esta noche. Y no sé cuándo volveremos. -Era muy posible que no regresáramos. Si nos encontrábamos con los guardianes de la prisión… Bueno, podrían tomar
medidas letales para cumplir con su deber. Era para lo que se habían entrenado. No podía enfrentarlo sólo con la coacción de Lissa. Necesitaba
otro luchador que me respaldara. -Sólo dime cuándo.
Y eso fue todo. No le conté todo el plan, pero le di el lugar de encuentro y le dije que debía estar listo. Nunca me cuestionó, sólo dijo que estaría allí.
Una nueva familia real llegó a hablar con él en ese momento, y lo dejé sabiendo que lo vería más tarde. Era duro, pero dejé de lado mi
sentimiento de culpa por poner en peligro su futuro. Eddie llegó tal como había prometido, a la hora en el que el plan
comenzaba. Lissa también. Una vez más, la noche significaba 'a plena luz del día'. Sentí la misma ansiedad que cuando nos habíamos colado aquí
con Mia. La luz nos exponía a todos, pero a esta hora, la mayoría de la gente dormía. Lissa, Eddie y yo aún nos movíamos a través de los dominios de la Corte tan secretamente como pudimos, encontrándonos
con Mikhail en una sección donde estaban estacionados todo tipo de vehículos. Los garajes eran grandes edificios de metal, de aspecto
industrial, situados en la periferia de la Corte, y nadie más merodeaba. Nos deslizamos en el garaje que había indicado ayer por la noche y me
sentí aliviada al no encontrar a nadie más por allí. Él nos echó una mirada a los tres, sorprendido de mi 'equipo de ataque', pero no hizo preguntas y no hizo ningún intento de unirse a nosotros. Más culpa surgía dentro de
mí. Aquí había otra persona más que arriesgaba su futuro por mí.
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-Va a ser un viaje apretado -reflexionó.
Forcé una sonrisa. -Estamos todos los amigos aquí.
Mikhail no se rió de mi broma, en su lugar nos señaló la cubierta de un Dodge Charger negro. Él no estaba bromeando acerca de lo del viaje
apretado. Era el más nuevo, lo que era bastante vergüenza. Los modelos más antiguos eran más grandes, pero los guardianes no mantienen sus
cosas por ser espaciosas. -Una vez que estemos lo suficientemente lejos, me pararé y les permitiré
salir.
-Vamos a estar bien -le aseguré-. Lo conseguiremos. Lissa, Eddie y yo nos metimos en el maletero.
-Oh, Dios -murmuró Lissa-. Espero que nadie sea claustrofóbico.
Era como un mal juego de Twister. El maletero era lo suficientemente grande para un poco de equipaje, pero no estaba hecho para tres
personas. Estábamos apretados, y el espacio personal no existía. Todos estábamos demasiado cerca. Satisfecho de que estuviésemos cómodos, Mikhail cerró el maletero y la oscuridad nos envolvió. El motor comenzó a
sonar un minuto más tarde, y sentí el movimiento del coche.
-¿Cuánto tiempo crees que tardemos? -preguntó Lissa-. ¿O moriremos por intoxicación con monóxido de carbono?
-Ni siquiera hemos salido aún de la Corte -señaló Eddie. Ella suspiró. El coche partió y no demasiado tiempo después, llegamos a una parada.
Mikhail debería haber llegado a las puertas y estaría conversando con los guardias. Me había dicho antes que iba a salir con la excusa de un
mandado, y no teníamos ninguna razón como para creer que los guardias revisarían el coche. La Corte no estaba preocupada porque la gente saliera a hurtadillas, como lo estaba nuestra escuela. La mayor preocupación allí
era la gente que se quedaba dentro. Pasó un minuto y comencé a preguntarme si habría algún problema.
Luego el coche se movió otra vez y los tres exhalamos el aire con fuerza.
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Tomamos velocidad y después de más o menos una milla el coche se
desvió y se detuvo. El maletero se abrió y casi corrí fuera de él. Nunca había estado tan agradecida del aire fresco. Me metí en el asiento del
copiloto al lado de Mikhail, y Lissa y Eddie en los asientos traseros. Una vez que todo estuvimos acomodados, Mikhail siguió conduciendo sin una palabra más.
Me permití unos momentos más de culpa por la gente que había participado, pero luego lo deje ir. Era demasiado tarde para arrepentirse.
También dejé la culpa por Adrian. Hubiera sido un buen aliado, pero no podía pedir su ayuda en esto.
Y después de aquello, me volví a acomodar y regresé mis pensamientos al trabajo que teníamos ante nosotros. Nos llevaría aproximadamente una
hora llegar al aeropuerto y, desde allí, tres de nosotros partiríamos de Alaska.
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CCaappííttuulloo 66
Traducido por Galadriel, Monty, EEMaría y Aurim
-"¿Sabes lo que necesitamos?" Estaba sentada entre Eddie y Lissa, en nuestro vuelo de Seattle a
Fairbanks. Como el más corto -marginalmente hablando - y el cerebro se me había pegado en el asiento del medio.
-"¿Un nuevo plan?" preguntó Lissa.
-"¿Un milagro?" -preguntó Eddie.
Hice una pausa y mire a los dos antes de responder. -¨¿Desde cuándo os convertisteis en comediantes? "
-¨no cosas, necesitamos artilugios si estamos en esto y vamos a hacerlo‖
Tome el plano penitenciario que había estado en mi regazo casi toda la parte de nuestro viaje. Mikhail nos había dejado en un pequeño aeropuerto
a una hora de distancia de la Corte. Habíamos cogido un vuelo diario desde Filadelfia, y desde allí a Fairbanks Seattle y de ahí hasta el aeropuerto. Lo que me recordó un poco los vuelos locos que había tenido
que tomar de nuevo a Siberia desde los EU. El viaje había sido también a través de Seattle. Estaba empezando a creer que esta ciudad era una
puerta de entrada a los lugares oscuros. -"Pensé que las únicas herramientas que necesitábamos eran nuestros
ingenios", reflexionó Eddie. Él se tomaba en serio su trabajo de guardián la mayor parte del tiempo,
pero su humor también se encendía cuando estaba relajado. No es que estuviese muy a gusto con nuestra misión aquí, ahora que él sabía más
(pero no todos) los detalles. Yo sabía que él volvería a su mismo estado una vez que aterrizásemos. Había estado comprensiblemente conmocionado cuando me reveló que estábamos liberando a Víctor Dashkov. Yo no le
había dicho a Eddie nada de Dimitri o el espíritu, sólo conseguí decirle que Víctor acabaría desempeñado un mayor papel por un bien mayor.
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Eddie confiaba en mí de una manera tan implícita que se había tomado a
pecho cada una de mis palabras, y decidí no llevar las cuestiones más lejos.. Me pregunté cómo reaccionaría cuando se enterara de la verdad.
-"Por lo menos, vamos a necesitar un GPS," dije. "Sólo hay latitud y longitud en esta cosa. No hay indicaciones reales‖.
-"No debería ser difícil" dijo Lissa, girando una pulsera una y otra vez en sus manos. Ella había abierto la bandeja y extendió la joyería de Tasha.-
"Estoy segura de que incluso Alaska tiene la tecnología moderna. "Había convertido también su actitud en algo gracioso, incluso la ansiedad se
irradiaba a través de la confianza. El buen humor de Eddie se perdió.
- "Espero que no estés pensando en armas ni nada de eso. "
-"No. Por supuesto que no. Si esto funciona como queremos, nadie se dará cuenta de que estamos allí. "un enfrentamiento físico era probable, pero esperaba minimizar las lesiones graves. Lissa suspiró y me entregó el
brazalete. Ella estaba preocupada porque una Gran parte de mi plan dependía de sus encantos - literal y figurativamente hablando. -No sé si esto va a funcionar, pero a lo mejor nos dará más resistencia‖.
Tomé el brazalete y la deslizó en mi muñeca. No sentí nada, pero rara vez
sentía algo con los objetos encantados. Le había dejado a Adrian una nota diciendo que Lissa y yo habíamos querido salir y hacer una "escapada de niñas" antes de mi misión y su visita a la universidad. Yo sabía que él
estaría herido. El ángulo de escapada de niñas¨ podía llevar mucho peso, él se sentiría herido por no haber sido invitados a lo largo de las
vacaciones - si creía que estábamos en una. Es probable que me conociera bastante bien por ahora supongo que la mayoría de mis acciones tenían motivos ulteriores.
Mi esperanza era que se extendiera la historia hasta los funcionarios de la Corte cuando nuestra desaparición se notara. Íbamos a tener problemas
de todos modos, pero un fin de semana salvaje era mejor que una fuga de la prisión. Y Honestamente, ¿las cosas se podrían ponen peor para mí? El
único error aquí era que Adrián podía visitar mis sueños y me mostrarle lo que realmente estaba pasando. La habilidad con el espíritu fue una de las cosas más interesantes - y
molesta en ocasiones - Lissa no había aprendido a caminar por los sueños, pero tenía una comprensión de ello algo cruda en el principio. Entre eso y la coacción, había tratado de encantar la pulsera de manera que pudiese
bloquear a Adrian cuando durmiera...
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El avión comenzó a aterrizar en Fairbanks, miré por la ventana los altos
pinos y los trozos de tierra verde. En los pensamientos de Lissa, leí, que había esperado glaciares y bancos de nieve, a pesar de saber que era
verano aquí.
Después de Siberia, había aprendido a mantener una mente abierta sobre estereotipos regionales. Mi mayor preocupación era el sol. Había sido completamente de día cuando había dejado la Corte, y como nuestro viaje
nos llevó al oeste, el tiempo cambio de zona e hizo que el sol permaneciera con nosotros. Ahora, sin embargo eran casi las nueve de la noche, tuvimos
un cielo lleno, de un azul luminoso, gracias a nuestra latitud norte. Era como una manta de seguridad gigante. No les había mencionado esto
a Lissa o Eddie, pero parecía que Dimitri tenía espías por todas partes. Me había hecho intocable en San Vladimir y la Corte, pero sus cartas habían
dicho claramente que me estaría esperando fuese de esos límites. Yo no sabía el alcance de su logística, pero seres humanos espiando el Tribunal en pleno día no me habría sorprendido. Y aunque me escondiera en un
baúl cavia la posibilidad de que Dimitri ya estuviera persiguiéndome... Pero la misma luz de vigilancia de los presos nos mantendría a salvo a nosotros también. Habíamos tenido apenas unas horas de la noche para
protegernos, y si nos retiramos rápidamente, estaríamos fuera de Alaska, en cualquier momento. Por supuesto, eso no podría ser tan buen.
Perderíamos el sol. Nuestra primera complicación se produjo después de aterrizar y tratar de
alquilar un coche.
Eddie y yo teníamos dieciocho años, pero ninguna de las empresas de coches de alquiler tenia opción para alguien tan joven. Después de la tercera negativa, mi ira comenzó a crecer. ¿Quién hubiera pensado que
nos retrasaríamos por algo tan tonto? Por último, al cuarto intento, una mujer nos dijo que había un tipo a unas millas del aeropuerto que probablemente nos alquilaría un coche si teníamos una tarjeta de crédito y
un depósito lo suficientemente grande.
Hicimos el recorrido con un clima agradable, pero me di cuenta de que el sol estaba empezando a molestar a Lissa en el momento en que llegamos a nuestro destino. Bud - Alquiler de coches Bud – parecía de tan mala
calidad como habíamos esperado, efectivamente, pudimos alquilar el coche en cuanto le dimos el dinero suficiente. A partir de ahí, tuvimos una habitación en un modesto motel y nos dirigimos de nuevo con nuestros
planes.
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Toda nuestra información indicaba que la cárcel funcionaba en un horario
vampiro, lo que significaba que este era el momento más activo del día. Nuestro plan era quedarnos en el hotel hasta el día siguiente, cuando la
―noche‖ Moroi llegara, y así dormiríamos un poco antes. Así lissa tenía más tiempo a Lissa para que trabajara en sus encantamientos.
Nuestra habitación era fácil para defender.
Mi sueño estuvo libre de Adrian, lo cual se lo agradecí enormemente, ya
que significaba que había aceptado nuestro viaje de chicas o que no podía romper la pulsera de Lissa. A la mañana, comimos rosquillas para el desayuno y un poco de fuerte café.
Correr contra nuestro horario vampírico nos estaba cansando a todos un
poco. El azúcar ayudó para empezar, Eddie y yo salimos sin Lissa alrededor de las diez para ir a hacer algo de exploración. Compramos un GPS y unas pocas cosas más en una tienda de artículos deportivos por el
camino y lo usamos para navegar por las carreteras remotas del país, que parecían conducir a ninguna parte. Cuando el GPS nos indico que estábamos a unas millas de la prisión, nos retiramos a un lado, en un
campo pequeño lleno de tierra y partimos a pie a través de un sendero de hierba alta que se extendía sin cesar ante nosotros.
-¨Pensé que Alaska era desierta‖ dijo Eddie, haciendo crujir los tallos. El cielo estaba claro otra vez, con sólo unas pocas nubes que no hacían nada
por mantener el sol alejado. Llevaba una chaqueta ligera, pero la ate alrededor de la cintura, mientras empezaba a sudaba.
Ocasionalmente, venia alguna ráfaga de viento so, aplastando el césped y azotando mi cabello.
-¨Supongo que no en todas partes. Quizás tenemos que ir más al norte para encontrarla. Ah, oye. Esto parece que promete mucho¨ Nos detuvimos frente a una valla de alambres de púas con un enorme
letrero que decía: PROPIEDAD PRIVADA. SÓLO PERSONAL AUTORIZADO. Las letras eran
rojas, Personalmente, hubiera agregado un cráneo y unos huesos cruzados para enfatizar el mensaje.
Eddie y yo estudiamos la valla por unos momentos, y nos dimos una mirada.
-¨Lissa nos curará si nos lastimamos¨. Dije con optimismo
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Subir a través de un alambre de púas no era imposible, pero tampoco era
divertido. Tire mi chaqueta sobre los alambres me protegió un poco, pero aún así acabé con algunos rasguños y con la ropa rota. Una vez que
estuvimos arriba, bajé de un salto, calculando el duro aterrizaje antes de hacerme más rasguños. Eddie hizo lo mismo, haciendo una mueca antes del duro impacto.
Andamos un poco más lejos, una oscura línea de un edificio entró en nuestra vista. Nos detuvimos al mismo tiempo y nos
arrodillamos, intentado cubrirnos con con el césped. El archivo de la prisión nos había indicado que tenían cámaras por fuera, lo cual
significaba que nos arriesgábamos a ser descubiertos si nos acercábamos más. Habíamos comprado unos auriculares junto con el GPS, y los agarre y estudie el exterior del edificio.
Los auriculares eran buenos, realmente buenos, considerando su algo
precio. El nivel de detalle era asombroso. Como tantas creaciones de los Moroi, el edificio era una mezcla de lo antiguo y lo nuevo. Las paredes estaban hechas de bloques de piedra, grises, siniestras, casi oscurecían la
prisión, cuyo techo apenas podía verse. Un par de figuras se movieron por encima de la pared. El lugar parecía una fortaleza, impenetrable e ineludible. Era merecedor de estar en un precipicio rocoso, con un cielo
negro detrás. El campo y el sol de aquí parecían estar fuera de lugar.
Entregué los auriculares a Eddie. Él hizo su propia evaluación y entonces me hizo gestos a la izquierda.
-¨Allí¨. Concentrándome, apenas puede ver un camión y un SUV subiendo hacia la prisión. Recorrió la parte de detrás y desapareció de la vista.
-¨Nuestra única forma de entrar¨ murmuré, recordando el plano. Sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad de escalar las paredes ni acercarnos
lo suficiente a pie sin ser vistos. Necesitábamos entrar por la puerta principal, y ahí es donde el plan se volvía algo complicado.
Eddie se quito los auriculares y me echó un vistazo, con el ceño fruncido.
-¨ Antes quise decir lo que dije, sabes. Yo confío en ti. Cualquier razón que tengas para hacer esto sé que es una buena. Pero, antes de que las cosas empiecen a complicarse, ¿estás segura de que esto es lo que quieres?¨
Le di una sonrisa dura. -¨¿Lo que quiero? No. Pero es lo que debemos hacer¨
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-¨Es suficiente para mí¨ asintió
Observamos la prisión un rato más, mirando a través de ángulos
diferentes pero aun manteniendo un gran perímetro. El lugar era lo que habíamos esperado, pero tener una visión en 3D hubiera sido útil.
Después de cerca de media hora, volvimos al hotel. Lissa estaba sentada con las piernas cruzadas en una de las camas, todavía trabajando en los
encantamientos. Los sentimientos que venían de ella eran tibios y felices. El espíritu siempre la hacía sentirse bien, incluso si tuviera efectos
secundarios posteriores, pensé que estaba progresando. -"Adrian llamó a mi teléfono móvil dos veces", me dijo cuando entramos.
-"¿Pero no me contestaste?
-No. Pobre chico. Me encogí de hombros.
-"Es mejor así." Le dimos un resumen de lo que habíamos visto, y su buen humor comenzó a desplomarse. La visita que íbamos a hacer más tarde se iba a convertir en algo real. Y trabajar con tanto brío ya la había puesto
muy nerviosa. Unos momentos más tarde, sentí como se tragaba su miedo. Me dijo que iba a hacer esto y que tenía la intención de cumplir su
palabra, a pesar de que temía cada segundo por atraerla más cerca de Víctor Dashkov.
Almorzamos, y una hora después, era el momento de poner el plan en marcha. Era tarde para los seres humanos, lo que significaba que la noche
vampírica llegaría pronto a su fin. Era ahora o nunca. Lissa nerviosamente distribuidos los encantamientos que había hecho para nosotros, estaba preocupada de que no funcionaran. Eddie iba vestido con su recién
otorgado uniforme de guardián en blanco y negro, mientras que Lissa y yo íbamos con ropa de calle - con un par de modificaciones. el pelo de Lissa era marrón color tierra, era una coloración temporal. Yo llevaba el pelo
fuertemente atado debajo de una peluca pelirroja que incómodamente me recordó a mi madre. Nos sentamos en el asiento trasero del coche mientras
que Eddie nos hacía de chofer, nos llevó nuevamente por la carretera que habíamos tomado antes. A diferencia de antes, no nos detuvimos. Permanecimos conduciendo por la carretera hasta llegar a la prisión, o
más bien dicho hasta su puerta. Nadie habló mientras nos dirigíamos, pero la tensión y la ansiedad crecían y crecían dentro de nosotros. Antes de que pudiéramos acercarnos a la pared exterior, había un puesto de
control de un guardia.
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Eddie acerco el coche y traté de mirar la calma. Bajó la ventanilla, el
guardián de turno se acercó y se agacho para que estuviera a la misma altura.
-"¿Cuál es su negocio aquí?" Eddie entregó un pedazo de papel, su actitud era confiada y despreocupada, como si esto fuera algo normal. "Dejar
Nuevo alimentadores." El archivo contenía todo tipo de formas y documentos para las empresas de prisión, incluidos los informes y las hojas de pedido para suministro - como alimentadores.
Habíamos hecho una copia del pedido para ser alimentador y la rellanamos. .
-"no fue notificada la entrega ", dijo el guardián, un yanto sospechoso y perplejo. Miró el papeleo.
-" Esta es la forma vieja " Eddie se encogió de hombros.
-" Esto es lo que me dieron soy nuevo en esto. ―El hombre sonrió. -¨apenas tienes la edad para estar fuera del colegio ¨. "Miró hacia Lissa y
hacia mí, a pesar de que tenia control me puse tensa. El guardián frunció el ceño mientras nos estudiaba. Lissa me había dado un collar, y ella
llevaba un anillo, ambos hechizados para que los demás pensaran que éramos. Hubiera sido mucho más sencillo haber usado a nuestra víctima y a verle obligado a pensar que éramos humanas. Era fácil pero no era
posible. La magia era mucho más difícil de esa forma. Entrecerró sus ojos, nos miraba como si estuviera mirando atreves de una
neblina. Si los encantos habían funcionado a la perfección, no nos volvió a echar una segunda mirada. Los encantos habían sido defectuosos. Habían cambiado nuestra apariencia pero no como nosotros esperábamos. Por eso
nos habíamos tomado la molestia de alterar nuestros cabellos: si la ilusión cambiaba podríamos proteger nuestra identidad. Lissa se preparo para trabajar con la coacción directa, aunque esperábamos que no tuviera que
recurrir a ello con cada persona que nos encontráramos.. Momentos después, el guardián se volvió hacia nosotros, al parecer pensó que si
éramos humanos después de todo Exhale y aflojó mis puños. Ni siquiera me di cuenta de que lo estaba haciendo.
-"Espera un minuto, mientras llamo ", le dijo a Eddie. El guardián se apartó y cogió un teléfono que había dentro de su cabina. Eddie nos miro.
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- "¿Hasta ahora todo bien?"
-"si sobre todo la forma vieja", me queje.
- "¿No hay manera de saber si mi encantamiento está funcionando?" –me preguntó Eddie.
Lissa le había dado uno de los anillos encantados de Tasha, para hacerle parecer bronceado y de pelo negro. No estaba alteraba su raza, la magia sólo difuminaba su cara. Al igual que nuestros encantos humanos,
sospechaba que no era la imagen exacta que él hubiera esperado, solo era para alterar su apariencia lo suficiente para que nadie lo identificara.
Con nuestra resistencia a la coacción –sabíamos que el lugar tenía un
hechizo y los efectos no funcionarían con nosotros.
-"Estoy segura de que está bien", dijo Lissa con tono tranquilizador. El guardián volvió
-"Dicen que paséis lo solucionaremos allí. " -" Gracias, "dijo Eddie,
El Guardia tomo la actitud implícita al suponer que se trataba de un error
administrativo. Seguían siendo diligentes, pero la idea de alguien haciéndose pasar por alimentadores en una prisión no era el tipo de cosa que uno podría esperar - o ver como un riesgo de seguridad. Pobre tipo.
Dos guardianes nos recibieron cuando llegamos a la puerta en la muralla
de la prisión. Los tres bajaron y fuimos llevados a los terrenos entre la pared y la propia prisión. Considerando que San Vladimir y el recinto de la Corte había sido exuberante y lleno de plantas y árboles, la tierra aquí era
dura y solitaria. Ni siquiera la tierra tenía malas hierbas. ¿Era esto lo que servía como área de ―ejercicio‖ para los prisioneros? Me sorprendió que no hubiera un foso de algún tipo.
El interior del edificio era tan sombrío como su exterior. Las celdas de
detención en la corte eran estériles y fríos, metal y blanco por todas las paredes. Yo esperaba algo similar. Pero el que había diseñado Tarasov había renunciado a la imagen moderna y en su lugar emulaba el tipo de
prisión que se podría haber encontrado de nuevo en Rumania en la época medieval. Las paredes de piedra dura continuaban por el pasillo, gris y amenazante, y el aire era frío y húmedo. Tenía que hacerse desagradables
trabajar como tutores asignados aquí con estas condiciones.
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Al parecer, se quería garantizar que la fachada intimidante se extendiera
por todas partes, incluso para los primeros pasos de los prisioneros nada más entrar por la puerta. De acuerdo con nuestra información, había una
pequeña sección de dormitorios donde los empleados vivían. Esperábamos que esos fueran más agradables.
Decoración Edad Media o no, pasamos por delante de alguna cámara de vez en cuando mientras caminábamos por el pasillo. La seguridad del lugar no era primitiva. De vez en cuando oímos el golpear de una puerta
pesada, pero en general, hubo un silencio absoluto, inquietante, que era casi más escalofriante que si fueran gritos y más gritos.
Nos llevaron a la oficina del alcaide, un cuarto que aún tenía la misma
arquitectura sombría aún que estuviera llenó de los accesorios administrativos habituales: escritorio, ordenador, etc Parecía eficiente,
nada más. Nuestros escoltas explicaron que íbamos a ver al director adjunto, ya que su superior estaba todavía en la cama. Me figure que el subordinado estaba quedado atascado con el turno de noche. Tenía la
esperanza de que eso significara que estaba cansado y distraído. Probablemente no. Rara vez pasaba eso con los tutores, sin importar sus asignaciones.
-Theo Marx, -dijo el director asistente, estrechando la mano de Eddie. Era
un dhampir no mucho mayor que nosotros, y me pregunté si hubiera sido recientemente asignado allí.
-Larry Brown, -respondió Eddie.
Le dimos un nombre aburrido, que no llamaría la atención, y lo había utilizado en la documentación. Theo no dijo nada a Lissa o a mí, pero sí que nos dio una desconcertada mirada, la misma que el primer chico tuvo
cuando intento ver a través de la de ilusión. Otro repaso después, pero una vez más, lo logramos. Theo volvió su atención a Eddie y tomó la hoja de pedido.
-Esto es diferente de lo habitual, -dijo.
-No tengo idea, -dijo Eddie en tono de disculpa. -Esta es mi primera vez.
Theo suspiró y miró el reloj. -El guardián estará de servicio hasta dentro de unas horas, deberíamos
esperar aquí para resolver todo esto.
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Había pocas instalaciones Moroi en el país que contaran con
alimentadores - aquellos al margen de la sociedad humana, que se contentaban con pasar sus vidas sumidos en las endorfinas de vampiro - y
luego los distribuían. Sommerfield era el nombre de una de esas instalaciones, ubicado en Kansas City.
-Yo no pedí recibir gente nueva,-dijo Eddie. -Tal vez alguien se confundió. -Típico, -resopló Theo. -Bueno, pueden tomar asiento y esperar. Puedo
traeros un café si quieres.
- ¿Cuando obtenemos una mordida?- Pregunte de pronto, con la mirada deseosa, y la voz más ensoñadora que pude.
-Ha sido tanto tiempo.- Lissa siguió mi ejemplo. -Dijeron que podría ser en
cuanto llegáramos aquí. Eddie puso los ojos en lo que fue la típica conducta de un alimentador .
-¿Van a estar así todo el tiempo?
-Puedo imaginarlo, -dijo Theo. -Hum. Alimentadores.
La puerta de su despacho fue parcialmente entreabierta y llamó a alguien por ella. -
-Hey, ¿Wes? ¿Podéis venir?- Uno de los guardianes escolta metió la cabeza dentro.
-¿Sí?- Theo nos dio una ola de rechazo.
-Lleva a estas dos hasta el área de alimentación para que no nos saquen de quicio. Por Si pasa alguien, que las pueda utilizar.
Wes asintió con la cabeza y nos animo a seguirle. Eddie y yo hicimos un brevísimo contacto con los ojos. Su rostro no delataba nada, pero yo sabía
que él estaba nervioso. Ahora era cuando nuestro trabajo con Victor comenzaba, y a Eddie no le gustaba que fuéramos a la guarida del dragón.
Wes nos llevó a través de más puertas y otros controles de seguridad a medida que se profundizábamos en la cárcel. Me di cuenta de que por cada capa de seguridad que atravesábamos para entrar, iba a tenerla que
cruzar de nuevo para salir.
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Según el plan, el área de alimentación se encontraba en el lado opuesto de
la prisión. Yo había asumido que tomaríamos alguna ruta a lo largo de la periferia, pero no que atajaríamos cruzando directamente por el centro del
edificio - donde los presos eran retenidos. El estudiar los planos me había dado un sentido de la disposición, pero Lissa no se dio cuenta hacia dónde nos dirigíamos hasta que una señal nos alertó: ADVERTENCIA - AHORA entrar en la zona de los PRISIONERO (penal). Yo creí que era un texto un tanto extraño. ¿No eran todos aquí criminales?
Pesadas puertas dobles bloqueaban esta sección, y Wes utilizó tanto un código electrónico y como una llave física para abrir. El ritmo de Lissa no
cambió, pero yo sentía el aumento de su ansiedad cuando entramos en un largo pasillo recubierto por celdas cubiertas de barras. Yo no me sentía
mejor que ella, pero Wes, que estaba todo el tiempo alerta, no mostró ningún signo de temor. Entraba en esta área continuamente, me di cuenta.
Él conocía su seguridad. Los detenidos podrían ser peligrosos, pero el pasar entre ellos era una actividad de rutina para él.
Aún así, espiar dentro de las células estuvo a punto de causarme una parada cardíaca. Los pequeños compartimentos eran tan oscuros y sombríos como la nada, sólo contenían mobiliario escueto. La mayoría de
los presos estaban durmiendo, por suerte. Unos pocos, sin embargo, vieron como pasábamos por allí. Nadie dijo nada, el silencio era casi
aterrador. Algunos de los Moroi encerrados allí se parecían a la gente común que te pasa cuando vas caminando por la calle, y yo me preguntaba lo que podían haber hecho para terminar allí. Sus caras
estaban tristes y desprovistas de toda esperanza. Al ver a dos dhampirs encarcelados me di cuenta de que algunos de los presos no eran Moroi; . Tenía sentido, pero de todos modos me pilló con la guardia baja. Mi propia
especie tenía también criminales que debían ser ajusticiados.
Pero no todos los prisioneros parecían benignos. Otros parecían que definitivamente pertenecían Tarasov . Había una maldad en ellos, una sensación siniestra en cómo sus ojos se fijaban en nosotros y no los
retiraban. Ellos nos estudiaron sin perderse detalle, aunque ¿por qué razón?, no pude decir. ¿Estaban buscando cualquier cosa que pudiera
ofrecerles esperanzas para escapar? ¿Pueden ver a través de nuestras fachadas? ¿Era que simplemente tenían hambre? Yo no lo sabía, pero me sentía agradecida por los guardianes silenciosos difundidos en toda la
sala. También me alegré de que no ver a Víctor y asumí que él vivía en una sala diferente. No podíamos arriesgarnos a ser reconocido todavía.
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Finalmente salimos del corredor de los prisioneros a través de otra serie de
puertas dobles y, por fin llegamos a la zona de alimentación. También ésta se sentía como una mazmorra medieval, pero las apariencias tenían que
mantenerse por el bien de los prisioneros. Decoración a un lado, el diseño de la sala de alimentación era similar a la que había en San Vladimir, excepto que era más pequeña. Unas pocas cabinas que ofrecían una
privacidad moderada y un tipo de aspecto aburrido, Moroi, que estaba leyendo un libro en un escritorio, pero parecía a punto de quedarse dormido. Sólo había un alimentador en la sala, un humano de mediana
edad que estaba sentado en una silla con una sonrisa tonta en la cara, mirando a la nada.
El Moroi se estremeció cuando entramos, los ojos se le ensancharon. Era evidente que era la cosa más emocionante que le pasaba en toda la noche.
No tuvo ese momento de desorientación cuando nos miró a, al parecer tenía una baja resistencia a la compulsión, era bueno saberlo.
-¿Qué es esto? -Dos nuevas acaban de llegar, -dijo Wes
.-Pero es que no se debe, dijo el Moroi. -Y nunca nos los traen tan joven. Siempre nos dan los más utilizados.
-No me preguntes, -dijo Wes, dirigiéndose hacia la puerta una vez que
había indicado los asientos para Lissa y para mí. Estaba claro que había encontró escolta para los alimentadores, alguien por debajo de él. -Marx los quiere aquí hasta que Sullivan se levante. Mi conjetura es que va a
resultar ser un error, pero se quejaban de que necesitan una solución.
–Marx las quiere aquí hasta que Sullivan se levante. Mi suposición es que va a resultar ser un error, pero se estaban quejando de que necesitaban una dosis.
–¡Genial! –Gruñó el Moroi–. Bien, nuestra próxima alimentación es en quince minutos, así que puedo darle a Bradley un descanso. Está tan ido,
dudo que se dé cuenta si otra persona da sangre en vez de él.
Wes asintió con la cabeza. –Llamaremos abajo cuando tengamos esto solucionado.
El guardián se fue, y el Moroi cogió un sujetapapeles, suspirando. Yo tenía la sensación de que todo el mundo aquí estaba bastante cansado de su trabajo. Podía entender el porqué. Aquel debía de ser un lugar deprimente
para trabajar. Sin duda, a mí que me dieran el ancho mundo.
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–¿Quién debe alimentarse en quince minutos? –pregunté.
El Moroi alzó la cabeza con asombro. No era el tipo de pregunta que haría
un alimentador. –¿Qué has dicho?
Lissa se alzó y le interceptó con la mirada.
–Responda a la pregunta.
La cara del hombre se aflojó. Era fácil de coaccionar. –Rudolf Kaiser.
Ninguna de nosotras lo conocía. Bien podría haber estado allí por
asesinato en masa o desfalco por todo lo que yo sabía.
–¿Cuándo es la toma de Victor Dashkov? –preguntó Lissa. –En dos horas.
–Cambie el programa. Dígales a sus guardias que ha habido un reajuste y
él tiene que venir ahora en vez de Rudolf. La mirada vacía del Moroi –ahora realmente de aspecto tan aturdido como
la de Bradley, el alimentador– pareció necesitar un momento para procesar aquello.
–Sí –respondió él.
–Esto es algo que podría suceder normalmente. No despertará sospechas. –No despertará sospechas –repitió él en un tono monótono.
–Hágalo –le ordenó ella, con voz enérgica–. Llámelos, dispóngalo así, y no
me quite ojo de encima. El Moroi accedió. Mientras hablaba por el teléfono, se identificó a sí mismo
como Northwood. Cuando colgó, las disposiciones ya estaban hechas. Ahora no teníamos nada más que hacer sino esperar. Mi cuerpo entero estaba fuertemente ovillado por la tensión. Theo había dicho que teníamos
como una hora hasta que el alcaide estuviera de nuevo a cargo.
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Nadie haría preguntas hasta entonces. Eddie simplemente tenía que
matar el tiempo con Theo y no levantar sospechas tras el error administrativo.
‗Cálmate, Rose. Puedes hacer esto.‘
Mientras esperábamos, Lissa coaccionó a Bradley, el alimentador, sumergiéndolo en un profundo sueño. Yo no quería ningún testigo, ni siquiera uno drogado. Asimismo, yo volví ligeramente la cámara de
seguridad de la sala, de forma que ésta ya no pudiera ver la mayor parte de la estancia. Naturalmente, tendríamos que ocuparnos del sistema de
vigilancia entero de la prisión antes de marcharnos, pero por ahora, no necesitábamos al personal de seguridad de observando y atisbando lo que estaba a punto de suceder.
Yo acababa de acomodarme en uno de los cubículos cuando la puerta se abrió. Lissa había permanecido en su silla cerca del escritorio de
Northwood, de forma que pudiese mantener su coacción sobre él. Le ordenamos que yo fuera la alimentadora. Yo estaba aislada, pero a través de la visión de Lissa vi al grupo entrar: dos guardianes… y Victor Dashkov.
La misma angustia que había sentido ella cuando lo vio en su juicio se disparó en su interior. Su corazón aceleró sus latidos, las manos le
temblaban… Lo único que finalmente le había vuelto a la calma en el juicio fue la resolución que tuvo de todo esto, saber que Victor sería encerrado
bajo custodia para siempre e incapaz de volver a hacerle daño de nuevo. Y ahora nosotras estábamos a punto de cambiar todo eso.
Por la fuerza, Lissa sacó el miedo de su mente para poder mantener su
poder sobre Northwood. Los guardianes que flanqueaban a Victor estaban serios y listos para la acción, aunque en realidad no necesitaran estarlo. La enfermedad que le había asolado durante años –de la que Lissa le había
sanado temporalmente– estaba empezando a levantar la cabeza otra vez. La falta de ejercicio y aire fresco parecían haberle pasado factura también, como les sucedía teóricamente a los prisioneros con restricción de sangre.
Los guardias lo tenían atenazado con grilletes a modo de una precaución extra, y la pesada carga tiraba de él, haciéndole casi arrastrar los pies.
–Por allí –dijo Northwood, señalándome a mí–. A esa.
Los guardianes dejaron que Victor pasara junto a Lissa, y él apenas le dedicó un segundo vistazo. Ella estaba empleándose en una coacción doble: mantener a Northwood bajo su control y utilizar una rápida ráfaga
para hacerse insignificante ante Victor cuando pasó por al lado.
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Los guardianes lo llevaron hasta una silla junto a mí y luego dieron un
paso atrás, con él aún a la vista. Uno de ellos entabló conversación con Northwood, comentando sobre nuestra novedad y juventud. Si alguna vez
hacíamos esto de nuevo, haría que Lissa nos hiciera un hechizo con el que aparentáramos ser mayores.
Sentándose a mi lado, Victor se inclinó hacia mí y abrió la boca. Alimentase era una acción tan instintiva, los movimientos siempre eran los mismos, que él apenas tenía que pensar sobre lo que hacía. Era como si ni
siquiera me viese.
Salvo que luego… lo hizo. Se quedó paralizado, con sus ojos abriéndose como platos. Ciertas
características señalaban a las familias reales Morois, y los ojos verdes jades claros se daban en ambas, la de los Dashkovs y los Dragomirs. El
aspecto de cansada resignación desapareció de él, y el filo astuto que tanto lo caracterizaba –la inteligencia perspicaz que yo conocía bien– tomó su lugar repentinamente. Me recordó de forma inquietante a algunos de los
prisioneros junto a los que habíamos pasado antes.
Pero él estaba confuso. Como con las demás personas con las que nos habíamos encontrado, mi hechizo estaba embarullando sus pensamientos.
Sus sentidos le decían que yo era humana… aunque la ilusión no era perfecta. Estaba también el hecho de que Victor, como fuerte usuario de coacción no de espíritu, era relativamente resistente a ella. Y al igual que
Eddie, Lissa y yo habíamos sido inmunes a los hechizos unos de otros porque sabíamos nuestras identidades verdaderas, Victor experimentaba
el mismo efecto. Su mente podría insistir en que yo era humana, pero sus ojos le decían que yo era Rose Hathaway, incluso con aquel pelo. Y una vez ese conocimiento se hubo solidificado, la ilusión de humana desapareció
para él. Una sonrisa lenta e intrigante se extendió por su rostro, mostrando
descaradamente sus colmillos.
–Oh, Dios mío. Esta debe de ser la mejor alimentación que he tenido jamás. –Su voz era apenas perceptible, solapada por la conversación de los otros.
–Pon tus dientes en cualquier parte cerca de mí y será tu última comida –murmuré, con mi voz igual de queda–. Pero si quieres una oportunidad de
salir de aquí y ver el mundo otra vez, haz exactamente lo que te digo.
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Él me dirigió una mirada inquisitiva. Yo respiré profundamente, temiendo
lo que tenía que decir a continuación.
–Atácame.
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CCaappííttuulloo 77 TTrraadduucciiddoo ppoorr AAuurriimm
–No con tus dientes –añadí a toda prisa–. Lánzate sobre mí. Blande tus grilletes. Cualquier cosa que puedas hacer.
Victor Dashkov no era un estúpido. Otros puede que hubieran vacilado o hecho más preguntas. Él no. Él puede que no supiera exactamente qué es
lo que estaba sucediendo, pero advirtió que ésta era una oportunidad de conseguir la libertad. Posiblemente la única que tendría. Él era alguien que
había pasado una gran parte de su vida planeando y organizando complejos complots, así que era un profesional en meterse de cabeza en ellos.
Sosteniendo sus manos en alto tanto como pudo lograr, me embistió, haciendo una magnífica demostración de intento de ahogarme con la
cadena de entre sus puños. Cuando lo hizo, yo proferí un grito desgarrador. En un instante, los guardianes estuvieron allí para detener al
prisionero enloquecido que estaba atacando sin sentido alguno a una pobre chica. Pero cuando lo alcanzaron para someterlo, di un salto y yo les
ataqué. Incluso aunque hubiesen esperado que fuera peligrosa –y no lo habían hecho– yo les había sorprendido tanto que no tuvieron tiempo para reaccionar. Casi me sentí mal por lo injusto que era esto para ellos.
Le di un puñetazo al primero con fuerza suficiente para hacerle perder su
agarre sobre Victor y caerse hacia atrás, golpeando el muro cerca de donde Lissa estaba compeliendo frenéticamente a Northwood a permanecer en calma y no llamar a nadie en mitad de aquel caos. El otro guardián tuvo
algo más de tiempo para reaccionar, pero aún fue lento en soltar a Victor y volverse hacia mí. Yo aproveché la oportunidad y conseguí pegarle, obligándonos a sumirnos en un combate de forcejeos. Él era grande e
imponente, y una vez me juzgó como una amenaza, no se reprimió. Un golpe dirigido a mi hombro me mandó un disparo de dolor por el brazo y
respondí con un rápido rodillazo en su estómago. Mientras tanto, su compañero estaba ya en pie dirigiéndose hacia nosotros. Tenía que terminar con esto rápido, no sólo por mi propio bien, sino también porque
ellos sin duda alguna pedirían refuerzos si se les daba la oportunidad.
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Agarré más cerca de mí al que tenía y le empujé con tanta fuerza como
pude contra una pared, de cabeza. Él se tambaleó, aturdido, y lo volví a hacer de nuevo, sólo hasta que su compañero me alcanzó. Ese primer
guardián se desplomó en el suelo, inconsciente. Odiaba hacer aquello, pero una parte de mi entrenamiento había sido aprender a diferenciar entre incapacitar y matar. Él sólo debía de tener dolor de cabeza. Eso esperaba.
Sin embargo, el otro guardián estaba muy a la ofensiva, y él y yo nos acechamos en círculo el uno al otro, dirigiendo algunos asaltos y esquivando otros.
–¡No puedo noquearle! –le grité a Lissa–. Lo necesitamos. Compélele.
Su respuesta vino a través del vínculo. Ella podía compeler a dos personas al mismo tiempo, pero eso tomaría mucho de su fuerza. No habíamos
salido aún de esto, y no podía arriesgarse a consumirse tan pronto. Dentro de ella la frustración sustituyó al miedo.
–Northwood, vete a dormir –le ladró ella–. Ahora mismo. A tu escritorio. Estás agotado y dormirás durante horas.
Por el rabillo del ojo, vi a Northwood desplomarse, con su cabeza golpeando el escritorio con un ruido sordo. Todos los que trabajaban allí
tendrían una conmoción cerebral para cuando hubiéramos terminado. Me arrojé entonces sobre el guardián, utilizando todo mi peso para ponerle en
la línea de visión de Lissa. Ella se aproximó hacia donde nosotros luchábamos. Él le lanzó una mirada, sorprendido, y eso fue todo lo que ella necesitó.
–¡Detente!
Él no respondió con tanta celeridad como Northwood, pero titubeó. Aquel tipo era más resistente.
–¡Deja de luchar! –le repitió ella enérgicamente, intensificando su voluntad.
Fuerte o no, él no pudo alzarse contra tal espíritu. Sus brazos cayeron a los lados, y dejó de luchar conmigo. Di un paso atrás para recuperar el
aliento, volviendo a colocar mi pelo en su lugar. –Contenerlos va a ser difícil –me advirtió Lissa.
–¿Difícil como cinco minutos o cinco horas?
–En algún lugar en medio de eso.
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–Entonces, movámonos. Cógele a él la llave de Victor.
Ella ordenó al guardián que le diera la llave de los grilletes. Éste nos dijo que las tenía el otro guardián. En efecto, cacheé el cuerpo inconsciente, él
respiraba con regularidad… gracias a Dios, y recuperé la llave. Ahora volví toda mi atención hacia Victor. Una vez hubo comenzado el enfrentamiento, él se apartó del camino y simplemente se quedó observando en silencio
mientras sin duda alguna toda suerte de nuevas posibilidades se formaba en su retorcida mente.
Me acerqué y puse mi cara de película de terror mientras alzaba la llave.
–Voy a liberar tus manos ahora –le anuncié con una voz al mismo tiempo dulce y amenazadora–. Vas a hacer exactamente lo que te digamos que
hagas. No vas a correr, empezar a pelear o nada que interfiera en nuestros planes.
–¡Oh! ¿También tú estás utilizando la coacción ahora, Rose? –preguntó él secamente.
–No lo necesito. –Abrí los grilletes–. Puedo dejarte inconsciente tan fácilmente como a ese tío y hacer que dure. A mí me da igual.
Las pesadas cadenas y esposas cayeron al suelo. Aquella mirada maliciosa y petulante permanecía en su rostro, pero sus manos se tocaron con
delicadeza las muñecas. Me di cuenta entonces de que había en ellas verdugones y moratones. Esos grilletes no estaban pensados para la
comodidad, pero me negué a sentir pena por él. Victor volvió a alzar la mirada hacia nosotras.
–Qué encantador –reflexionó él–. De todas las personas que intentarían rescatarme, jamás habría esperado en vosotras dos… y aun así, en retrospectiva, vosotras erais probablemente las más capacitadas.
–No necesitamos tus comentarios en directo, Hannibal –le solté–. Y no
utilices la palabra ‗rescatar‘. Hace que suene como si fueras un héroe injustamente encarcelado.
Él enarcó una ceja, como si creyera que, de hecho, ése era el caso. En vez de cuestionarme, hizo un movimiento con la cabeza hacia Bradley, que
había estado realmente dormido durante la refriega. En su estado drogado, la coacción de Lissa había sido más que suficiente para noquearle.
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–Entrégamelo –dijo Victor.
–¿Qué? –exclamé–. ¡No tenemos tiempo para eso!
–Y yo no tengo fuerzas para lo que sea que tengáis en mente –silbó Victor entre dientes. Esa máscara agradable y sabelotodo desapareció, reemplazada por una feroz y desesperada–. El encarcelamiento conlleva
más que barrotes, Rose. Nos privan de alimento y sangre, tratando de mantenernos débiles. Caminar por aquí es el único ejercicio que tengo, y
ese no es esfuerzo suficiente. A menos que realmente tengáis intención de sacarme de aquí, ¡dadme sangre!
Lissa interrumpió cualquier respuesta que yo pudiera dar.
–Sé rápido. La miré estupefacta. Yo había estado a punto de negárselo a Victor, pero a
través del vínculo sentí una extraña mezcla de sentimientos venir de ella. Compasión y… comprensión. Oh, ella aún lo odiaba, desde luego. Pero también sabía cómo era vivir con restricciones de sangre.
Por fortuna, Victor fue rápido. Su boca estuvo en el cuello del humano
prácticamente antes de que Lissa terminara de hablar. Aturdido o no, sentir los dientes en su cuello fue suficiente para espabilar a Bradley. Se despertó repentinamente, con su rostro adoptando el deleite que los
alimentadores conseguían de las endorfinas de los vampiros. Una corta toma de sangre era todo lo que Victor necesitaría, pero cuando los ojos de
Bradley comenzaron a abrirse mucho por la sorpresa, me di cuenta de que Victor estaba tomando más que un trago rápido. Di un salto al frente y alejé de un empujón a Victor del alimentador desparramado.
–¿Qué demonios estás haciendo? –le exigí, sacudiendo a Victor con fuerza. Era algo que yo había querido hacer desde hacía mucho tiempo–. ¿Te crees
que puedes drenarle y convertirte en Strigoi justo enfrente nuestra?
–Difícilmente –señaló Victor, haciendo una mueca de dolor ante el agarre que yo ejercía sobre él.
–Eso no es lo que estaba haciendo –indicó Lissa–. Sólo perdió el control por un segundo.
Con su lujuria de sangre satisfecha, el porte tranquilo de Victor había regresado.
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–Ah, Vasilisa. Siempre tan comprensiva.
–No hagas ninguna suposición –gruñó ella.
Yo los fulminé a ambos con la mirada. –Tenemos que irnos. ¡Ahora! –Me volví hacia el guardián compelido–.
Llévanos a la sala desde donde se monitoriza todo el material de seguridad.
Él no me contestó y, con una señal, miré expectante a Lissa. Ella repitió mi orden, y él inmediatamente comenzó a abandonar la estancia. Mi adrenalina corría velozmente por la lucha, y estaba ansiosa por terminar
con todo aquello y salir de allí. A través del vínculo, sentí el nerviosismo de Lissa. Podía haber defendido la necesidad de sangre de Victor, pero
mientras caminábamos ella se mantenía tan lejos de él como le era posible. La comprensión descarnada de quién era él y de lo que estábamos haciendo estaba entrando sigilosamente en ella. Ojalá hubiera podido
consolarla, pero no había tiempo. Seguimos al guardián –Lissa le preguntó su nombre, era Giovanni– a
través de más pasillos y puestos de control. El camino por el que él nos guió iba rodeando la zona carcelaria, en vez de a través de las celdas. Yo
contuve la respiración casi todo el tiempo, temiendo que nos encontráramos con alguien. Teníamos demasiados factores en contra nuestra; no necesitábamos también eso. Sin embargo, nuestra suerte
duraba y no nos cruzamos con nadie, de nuevo probablemente el resultado de hacer aquello cerca del final de la noche y de no pasar por una zona de
alta seguridad. Lissa y Mia también habían utilizado a los guardianes de la Corte para
borrar el material de seguridad allí, pero yo no fui testigo de ello. Ahora, cuando Giovanni nos condujo al interior de la sala de vigilancia de la prisión, no pude evitar una pequeña exclamación. Los monitores cubrían
las paredes y había consolas con complejos botones e interruptores situadas frente a ellos. Había escritorios con ordenadores por todas partes.
Sentía que aquella sala tenía el poder para lanzar un cohete al espacio. Todo en la prisión estaba a la vista: cada celda, varios pasillos e incluso el despacho del alcaide, donde Eddie estaba sentado charlando con Theo.
Otros dos guardianes estaban allí, y me preguntaba si nos habrían visto en los pasillos. Pero no, estaban demasiados atentos a otra cosa: una cámara que había sido girada para enfocar una pared vacía. Era la que yo había
ajustado en la sala de alimentación.
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Los guardianes estaban inclinados hacia ésta, y uno de ellos estaba
diciendo que deberían llamar a alguien para que la revisara allá abajo. Luego, ambos alzaron la mirada y nos vieron.
–Ayúdala a someterlos –le ordenó Lissa a Giovanni.
De nuevo hubo vacilación. Nos habría ido mejor con un ―ayudante‖ con una voluntad más débil, pero Lissa no tenía ni idea cuando lo eligió. Como
antes, él finalmente entró en acción. También al igual que antes, la sorpresa fue de gran ayuda para conseguir dominar a aquellos dos
guardianes. Yo era una desconocida, inmediatamente los puse en guardia, pero aún parecía una humana. Giovanni era su compañero; no esperaban un ataque viniendo de él.
No obstante, aquello no se les puso fácil el derrotarnos. Conseguir
refuerzos fue un arduo camino, y Giovanni era bueno en su trabajo. Dejamos inconsciente a un guardián con bastante rapidez, utilizando Giovanni una llave de estranguladora para brevemente arrebatarle el aire
al tipo hasta que cayera rendido. El otro guardián se mantuvo a distancia de nosotros, y me di cuenta de que sus ojos se desviaban continuamente hacia una de las paredes. Allí había un extintor, un interruptor de la luz y
un redondo botón plateado.
–¡Esa es una alarma! –exclamó Victor, justo cuando el guardián se lanzó hacia ésta.
Giovanni y yo le hicimos placaje al mismo tiempo, deteniendo al tipo justo antes de que su mano rozara el botón y enviara una legión de guardianes
sobre nosotros. Con un golpe en la cabeza, también este guardián quedó sin conocimiento. Con cada persona que me quitaba de encima en esta fuga de la prisión, un nudo de culpabilidad y náusea se retorcía más y
más fuerte en el estómago. Los guardianes eran buenos tipos, y no podía evitar sino seguir pensando que yo estaba del lado del mal.
Ahora que estábamos libres, Lissa supo cuál era el siguiente paso.
–Giovanni, inutiliza todas las cámaras y borra las últimas horas de grabación.
Hubo una gran indecisión por su parte esta vez. Hacer que luchara contra sus amigos había requerido de mucha y enérgica coacción por parte de ella. Mantenía su control pero se estaba cansando, y eso sólo iba a hacer
más difícil que él obedeciera nuestras órdenes.
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–Hazlo –rugió Victor, situándose junto a Lissa.
Ella se estremeció con su proximidad, pero cuando su mirada fija se unió
a la de ella, Giovanni accedió a la orden y comenzó a accionar botones sobre la mesa de mando. Victor no podía igualar el poder de Lissa por mucho tiempo, pero su pequeña ráfaga de coacción había reforzado la de
ella.
Uno por uno, los monitores fueron quedando en blanco, y luego Giovanni introdujo unos cuantos comandos en el ordenador que guardaba el
material digital de las cámaras. Las luces rojas de error se encendieron sobre la mesa de mando, pero no había nadie allí ahora para fijarse en ellas.
–Incluso aunque él lo borre, habrá quienes puedan ser capaces de
recuperarlo del disco duro –señaló Victor. –Es un riesgo que tendremos que correr –dije con irritación–. Reprogramar
o de lo que se trate no está realmente dentro del abanico de mis habilidades.
Victor puso los ojos en blanco.
–Quizá, pero la destrucción desde luego que sí. Me llevó un momento comprender a qué se refería, pero luego caí en la
cuenta. Con un suspiro, agarré el extintor de la pared y golpeé el ordenador hasta que no hubo más que un montón de fragmentos de
plástico y metal. Lissa hacía un gesto de dolor con cada golpe y seguía mirando hacia la puerta.
–Espero que esté insonorizada –murmuró. –Parece maciza –afirmé con seguridad–. Y ahora es hora de marcharse.
Lissa ordenó a Giovanni que nos llevara de regreso al despacho del alcaide,
en la parte delantera de la prisión. Él cumplió la orden, conduciéndonos de nuevo a través del laberinto por el que habíamos atravesado antes. Sus claves y sus pases de seguridad nos dieron acceso en cada puesto de
control. –¿Debo suponer que no puedes compeler a Theo para que nos deje salir? –
le pregunté a Lissa.
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Su boca era una severa línea. Negó con la cabeza.
–Ni siquiera sé cuánto tiempo más puedo mantener a Giovanni. Nunca
antes he utilizado a alguien como si fuera una marioneta. –Está bien –le dije, tratando de que ambas nos tranquilizáramos–. Casi lo
hemos conseguido.
Pero íbamos a tener otra batalla entre manos. Después de dar una paliza a la mitad de los Strigois de Rusia, aún me sentía segura respecto mi propia
fuerza, pero esa sensación de culpabilidad no me abandonaría. Y si nos encontrábamos con una docena de guardianes, ni siquiera mi fuerza iba a resistirlo.
Yo me había desorientado del trazado, pero resulta que el camino de vuelta
de Giovanni al despacho principal estaba llevándonos a través de un bloque de celdas después de todo. En otro rótulo elevado se leía ADVERTENCIA, NO ENTRAR, ZONA DE RECLUSOS (PSIQUIÁTRICO).
–¿Psiquiátrico? –pregunté sorprendida.
–Desde luego –murmuró Victor–. ¿Dónde si no crees que envían a los prisioneros con problemas mentales?
–A hospitales –le respondí, reprimiendo un chiste sobre que todos los malhechores tenían problemas mentales.
–Bueno, eso no es siempre…
–¡Deteneos! Lissa le interrumpió y se detuvo abruptamente ante una puerta. El resto
de nosotros casi chocamos con ella. Lissa se apartó de golpe, dando varios pasos atrás.
–¿Qué pasa? –le pregunté.
Ella se volvió hacia Giovanni. –Encuentra otro camino hacia el despacho.
–Este es el camino más rápido –indicó él.
Lissa negó con la cabeza lentamente.
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–No me importa. Encuentra otro, uno en el que no nos encontremos con
nadie.
Él frunció el ceño, pero su coacción aún funcionaba. Se volvió bruscamente y nosotros salimos corriendo tras él para seguirle el ritmo.
–¿Qué pasa? –repetí. La mente de Lissa estaba tan embarullada que me era imposible extraer sus razonamientos.
Ella hizo una mueca. –Sentí auras del espíritu allí atrás.
–¿Qué? ¿Cuántas?
–Al menos dos. No sé si ellos me sintieron a mí o no.
Si no hubiera sido por el avance de Giovanni y la urgencia que nos atenazaba, me habría detenido.
–Usuarios del espíritu…
Lissa había buscado durante tanto tiempo y con tanta desesperación a otros como ella… ¿Quién habría pensado que nos encontraríamos con ellos ahora? En realidad… tal vez deberíamos haber esperado aquello. Sabíamos
que los usuarios del espíritu se las veían con la demencia. ¿Por qué no terminarían en un lugar como aquel? Y, teniendo en cuenta los problemas que nos había acarreado saber de la prisión, no era de extrañar que esos
usuarios del espíritu hubieran permanecido ocultos. Dudaba de que nadie que trabajara allí tan siquiera supiese qué eran ellos.
Lissa y yo intercambiamos breves miradas. Sabía lo desesperadamente que deseaba ella investigar aquello, pero ahora no era el momento. Victor ya
parecía estar demasiado interesado en lo que habíamos dicho, así que las siguientes palabras de Lissa fueron en mi cabeza:
‘Estoy bastante segura de que cualquier usuario del espíritu vería a través de mis hechizos. No podemos arriesgarnos a que nuestras descripciones físicas reales sean descubiertas… ni siquiera aunque se trate de personas que estén supuestamente locas.’
Asentí con la cabeza a modo de acuerdo, poniendo a un lado la curiosidad e incluso el remordimiento. Tendríamos que inspeccionar aquello en otro
momento… digamos, como en la próxima ocasión que decidiéramos asaltar una prisión de máxima seguridad.
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Finalmente, llegamos al despacho de Theo sin más incidente, aunque me
estuvo golpeteando el corazón con furia durante todo el camino mientras mi mente seguía gritándome, ¡Adelante! ¡Adelante! ¡Adelante! Theo y Eddie
estaban charlando de política de Corte cuando nuestro grupo entró. Inmediatamente Eddie se abalanzó y fue a por Theo, dándose cuenta de que había llegado la hora. Dominó a Theo con una llave de asfixia con
tanta eficiencia como lo había hecho anteriormente Giovanni, y me alegré de que alguien más estuviera haciendo este trabajo sucio a mi lado.
Desafortunadamente, Theo dio un buen aullido antes de quedar inconsciente y caer al suelo.
De inmediato, los dos guardianes que nos habían escoltado anteriormente irrumpieron en el despacho. Eddie y yo nos metimos en la refriega, y Lissa
y Victor incitaron a Giovanni para que entrara en ella también. Para hacer las cosas aún más difíciles, justo después de que sometiéramos a uno de
los guardianes, Giovanni se liberó de la coacción y comenzó a luchar contra nosotros. Peor aún, corrió hacia la pared en la que descubrí –
demasiado tarde– que había otro plateado botón de alarma. Dio un golpe con el puño contra él, y un bramido penetrante llenó el aire.
–¡Mierda! –grité. Las habilidades de Lissa no estaban en la lucha física, y Victor no era
mucho mejor. Todo recaía en Eddie y en mí para acabar con estos dos últimos, y teníamos que hacerlo rápido. El segundo de los guardianes
escoltas sucumbió, y luego fuimos sólo Giovanni y nosotros. Él consiguió darme un buen porrazo, uno que golpeó mi cabeza contra la pared. No lo bastante bueno para dejarme inconsciente, pero todo me dio vueltas y me
bailaban puntos blancos y negros tras los ojos. Me dejó inmóvil por un momento, pero entonces Eddie estuvo sobre él, y pronto Giovanni dejó de
ser una amenaza. Eddie me agarró del brazo para estabilizarme, y luego, inmediatamente,
nosotros cuatro salimos corriendo de la habitación. Eché un vistazo atrás, hacia los cuerpos inconscientes, de nuevo odiándome a mí misma por aquello. Pero, no había tiempo para sentirse culpable. Teníamos que salir
de allí. ¡Ya! Todo guardián de la prisión estaría allí en menos de un minuto.
Nuestro grupo corrió hacia las puertas de entrada, sólo para descubrir que estaban cerradas desde el interior. Eddie soltó una maldición y nos dijo
que esperáramos. Corrió de vuelta al despacho de Theo y regresó con una de las tarjetas de seguridad que Giovanni había utilizado en las puertas.
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Efectivamente, ésta nos dejó salir y nos lanzamos en una carrera
desesperada hacia el coche de alquiler. Nos subimos y me alegré de que Victor nos siguiera el ritmo a todos nosotros y no hiciera ninguno de sus
fastidiosos comentarios. Eddie arrancó el coche y se dirigió de nuevo hacia el camino por el que
habíamos venido. Yo me senté a su lado delante. –Te aseguro que el tipo de la puerta va a saber de la alarma –le advertí.
Nuestra idea original había sido salir simplemente y decirle que había habido un lío administrativo después de todo.
–Sip –estuvo de acuerdo Eddie, con rostro tenso. En efecto, el guardián dio un paso fuera de su garita, ondeando los brazos.
–¿Eso es una pistola? –exclamé.
–No voy a pararme a descubrirlo. –Eddie pisó a fondo el acelerador y, cuando el guardián se dio cuenta de que íbamos a pasar a toda costa,
saltó apartándose de la trayectoria. Chocamos contra el brazo de madera que bloqueaba el camino, dejando
atrás un lío de astillas.
–El amigo va a quedarse con nuestro depósito –dije yo. Detrás de nosotros, pude oír el sonido de los disparos. Eddie maldijo otra
vez, pero a medida que nos alejábamos a toda prisa, los tiros se hicieron más débiles y pronto estuvimos fuera de alcance. Eddie exhaló.
–Si nos hubieran dado en los neumáticos o en las ventanas, habríamos tenido mucho más de lo que preocuparnos que del depósito.
–Van a mandar a gente tras nosotros –señaló Victor desde el asiento trasero. Una vez más, Lissa se había apartado tanto como podía de él–.
Probablemente, las furgonetas deben de estar saliendo ahora mismo.
–¿No crees que ya hemos adivinado eso? –le espeté yo. Sabía que estaba tratando de ser útil, pero él era la última persona a la
que quería oír en aquel momento. Incluso mientras hablaba, miré hacia atrás con atención y vi las formas oscuras de dos vehículos devorando a toda velocidad la carretera detrás de nosotros.
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Estaban ganando terreno rápidamente, sin dejar lugar a dudas de que los
SUV pronto alcanzarían a nuestro pequeño compacto. Miré en nuestro GPS.
–Tenemos que girar pronto –le advertí a Eddie, aunque no es que él necesitara mi asesoramiento.
Habíamos planeado una ruta de huída con antelación, una que suponía montones y montones de curvas serpenteantes en aquellas remotas
carreteras secundarias. Por fortuna, había muchas de ellas. Eddie hizo un giro cerrado a la izquierda y luego, casi de inmediato, a la derecha. Aun
así, los vehículos que nos perseguían continuaban tras nosotros en el espejo retrovisor. No fue hasta unas cuantas curvas después que el asfalto tras nosotros quedó despejado.
Un tenso silencio llenó el coche mientras esperábamos que los guardianes
nos alcanzaran. No lo hicieron. Habíamos hecho demasiados giros confusos, pero me llevó casi diez minutos aceptar que realmente podíamos haberles dado esquinazo.
–Creo que les hemos perdido –señaló Eddie, el asombro de su voz
concordaba con mi sensación. Su rostro aún seguía fruncido con la preocupación y sus manos apretadas con fuerza al volante.
–No les perderemos hasta que pasemos Fairbanks –indiqué yo–. Estoy segura de que lo inspeccionarán, y aquello no es muy grande.
–¿A dónde vamos? –preguntó Victor–. Si se me permite preguntar.
Yo me revolví en mi asiento de forma que pudiera mirarlo a los ojos.
–Eso nos lo vas a decir tú. Tan difícil como resulta de creer, no hemos hecho todo esto sólo porque echábamos de menos tu agradable compañía.
–Pues sí que es difícil de creer.
Entorné la mirada. –Queremos encontrar a tu hermano, Robert Doru.
Tuve la satisfacción de pillar momentáneamente a Victor con la guardia
baja. Luego su mirada astuta regresó.
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–Desde luego. Esto es un seguimiento a petición de Abe Mazur, ¿no es así?
Debería haber sabido que no aceptaría un no por respuesta. Desde luego, jamás habría supuesto que vosotros estuvierais aliados con él.
Al parecer Victor no sabía que yo estaba en realidad entre los aliados familiares de Abe, y no estaba por iluminarle ahora.
–No viene al caso –le dije fríamente–. Ahora vas a llevarnos hasta Robert. ¿Dónde está?
–Olvídalo, Rose –susurró Victor–. Tú no eres aquí la que ejerce coacción.
–No, pero soy la que puede atarte, tirarte en la cuneta y hacer una llamada anónima a la prisión con tu paradero.
–¿Cómo sé que no conseguirás lo que quieres de mí y luego me devolverás
de todos modos? –preguntó él–. No tengo motivo para confiar en ti.
–Tienes razón. Estoy segura como el Infierno de que no confiarías en mí. Pero si la cosa sale bien, hay una oportunidad de que podamos dejarte
marchar luego. –No, en realidad no la había–. ¿Es eso algo por lo que correrías el riesgo? Nunca tendrás otra oportunidad como esta, y lo sabes.
Victor no tuvo una salida ocurrente para aquello. ¡Me apunté otro tanto!
–Así que –continué–, ¿vas a llevarnos hasta él o no?
Los pensamientos que yo no podía leer se revolvían detrás de sus ojos. Sin duda estaba confabulando sobre cómo podría llevar esto a su terreno, seguramente pensando cómo escapar de nosotros antes de que siquiera
llegáramos a Robert. Era lo que yo habría hecho. –Las Vegas –dijo finalmente Victor–. Tenemos que ir a Las Vegas.
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CCaappííttuulloo 88 TTrraadduucciiddoo ppoorr EEeeMMaarrííaa yy MMoonnttyy
Después de la tontería que le había hecho a Abe, sobre ir a jodidos lugares remotos ¡ay! me entusiasme con la idea de ir a la ciudad del pecado. Tenía algunas reservas acerca de mi próximo viaje épico. En primer lugar, Las
Vegas sería el último lugar donde esperé que estuviera un recluso medio-loco. Por lo que había oído, Robert había salido fuera del radar y que quería estar solo. Una ocupada ciudad llena de turística en realidad no
encajar en esa descripción.
En segundo lugar, las ciudades eran perfectas, lugares atestados para la alimentación de descuidados Strigoi. Bajo inhibiciones. Muy fácil para la gente a desaparecer - cuando la mayoría de ellos fueron sobre todo por la
noche. Una parte de mí estaba segura de que esto tenía que ser una broma por parte Víctor. Las Vegas se convirtió en nuestro próximo destino. No teníamos mucho tiempo para debatir lo más importante de todos modos, a
sabiendas de que los guardianes estarían buscando Fairbanks para nosotros. Era cierto, los encantos de Lissa habían alterado nuestra
apariencia ya que no estaban buscando gente con nuestras descripciones. Sin embargos, ellos sabían quién era Víctor, así que cuanto antes nos fuéramos de Alaska, mejor. Desafortunadamente, tuvimos un pequeño
problema.
-"Víctor no tiene identificación," dijo Eddie. "No podemos llevarlo en avión." Era cierto. Todas las posesiones de Víctor habían sido tomadas por las
autoridades penitenciarias, y en medio de desactivar la vigilancia y sacarlo de entre medias de madia docena de guardianes, que había tenido apenas tiempo para ir en busca de sus cosas personales. la coacción de Lissa fue
fenomenal, pero estaba agotada después de tanto blandiendo en la prisión. Además, los guardianes probablemente estuvieran vigilando aun el
aeropuerto. Nuestro "amigo" Bud el que alquilaba los coches, nos propuso una solución. No se emocionó cuando Eddie le devolvió su coche lleno de arañados con su conducción temeraria, pero con suficiente dinero en
efectivo por fin había dejado de murmurar sobre "alquilar a un grupo de niños." Fue Víctor quien pensó en un plan alternativo y le dijo a Bud:
-"¿Hay un aeropuerto privado cercano? ¿Podríamos alquilar un avión?
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- "Claro", dijo Bud. "Pero no será barato."
-"No es un problema", le dije. Bud nos miró de reojo. -"¿te dedicaste a robar alguno banco o algo así?
No, pero estaban empacando un lote de divisas. Lissa tenía un fondo de fideicomiso** **(es un contrato o convenio en virtud del cual una
persona, llamada fideicomitente o también fiduciante, transmite bienes, cantidades de dinero o derechos, presentes o futuros, de su
propiedad a otra persona) Que repartía su dinero cada mes hasta que ella tuviera los dieciocho años,
así como un límite alto en su tarjeta de crédito. Yo tenía una tarjeta de crédito, de cuando Adrian me financió mi viaje a Rusia. Dejé de lado el
resto de mis bienes, como la cuenta bancaria enorme que había creado. Pero, para bien o para mal, había decidido mantener una tarjeta cerca, sólo en caso de emergencia. Sin duda se trataba de una emergencia, así
que utilizamos la tarjeta para pagar una parte del avión privado. El piloto no podía llevarnos hasta Las Vegas, pero nos llevaría hasta Seattle, donde sería capaz de contactar con otro piloto que nos llevaría el resto del
camino. Más dinero. "Y Seattle otra vez", reflexioné, justo antes de que el avión despegara. En el interior del pequeño jet habían cuatro asientos, dos
a cada lado uno frente al otro. Me senté junto a Víctor, Eddie se sentó frente a él. Pensamos que era la mejor medida de protección.
-"¿Qué hay en Seattle?" -preguntó Eddie, perplejo.-No importa. "
Los jets privados no eran tan rápidos como los aviones comunes, y nuestro viaje duró gran parte del día. Durante el mismo, continué preguntando a Víctor sobre el papel de su hermano en Las Vegas y finalmente obtuve la
respuesta que quería. Víctor nos lo habría contado, pero creo que había conseguido una emoción sádica en la espera de la respuesta.
-"Robert no vive justo en Las Vegas", explicó. "Tiene una pequeña casa en el Cañón Red Rock, a unos kilómetros de la ciudad. "
Ah. Ahora sí que era esto lo que yo espera. Lissa se puso tensa ante la mención de una cabaña, me sentí molesta a través del vínculo. Cuando
Víctor le había secuestrado, la había llevado a una cabaña en el bosque y la había torturado allí. Le di una mirada tranquilizadora. En momentos como estos me hubiera gustado que el vínculo funcionara en ambos
sentidos para así poderle enviar sentimientos de comodidad
.
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- "¿Así que vamos a salir?" Víctor resoplo.
-"De ninguna manera. Robert valora demasiado su vida privada. No permití que los extranjeros vayan a su casa. Pero él vendrá a la ciudad si se lo pido. "
Lissa me miró. Víctor nos podría estar tendiendo una trampa. Tenía mucha gente como sus seguidores. Ahora que él estaba fuera, podía llamar
a Robert para reunirse con nosotros. Le di una pequeña inclinación de cabeza, de nuevo deseando poder establecer el vínculo con ella. Es
imperativo nunca dejaríamos solo a Víctor para que hiciera llamadas sin supervisión. Y en realidad, este plan para satisfacer en Las Vegas sí me hizo sentir mejor. Por nuestra propia seguridad, era mejor estar en la
ciudad y no medio de la nada.
-"Viendo que he sido de gran ayuda", dijo Víctor, "Tengo el derecho a saber qué queréis de mi hermano‖. Miró a Lissa. "¿estás buscando lecciones para el espíritu? Has tenidos que haber hecho un excelente trabajo para
averiguar cosas de él¨ - "No tienes derecho a saber nada acerca de nuestros planes", repliqué
bruscamente.
-"¿en serio? He sido el más útil aquí. Te queda mucho camino por recorrer para ponerte al día después de lo que hicimos en Tarasov."
El resto de nuestro vuelo se llevo a cabo de noche, era de madrugada cuando aterrizo en las Vegas. Estábamos seguros de la luz solar. Me
sorprendió lo lleno que estaba el aeropuerto. La parte privada en Seattle tena una buena cantidad de aviones, pero el aeropuerto de Fairbanks estaba casi desierto. Esta área estaba llena de pequeños aviones, muchos
de ellos gritando "lujo". Las Vegas fue el escenario de las celebridades y otras personas ricas, muchas de las cuales probablemente no podría rebajarse a volar con pasajeros comerciales ordinarios. Había taxis allí,
nos ahorra la odisea de alquilar otro coche. Pero cuando el conductor nos preguntó a dónde íbamos, todos nos quedamos en silencio. Se volvió hacia
Víctor. -"Al centro de la ciudad, ¿no? "
-"Sí", aceptó. Estaba segura, Robert quería quedar en lugares públicos con desconocidos
para así poder huir fácilmente.
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-"El centro es un lugar muy grande," dijo el conductor. "¿Tienes algún
lugar en particular o os dejo en el medio de la calle?"
El silencio cayó sobre nosotros. Lissa me lanzó una mirada significativa. -"¿The witching Hour (La hora de las brujas)?" Lo consideré.
Las Vegas era el lugar preferido para algunos Moroi. El brillante sol lo hacía menos atractivo para los Strigoi, casinos sin ventanas, atmósferas
oscuras. La hora de las brujas era un hotel y casino del cual habíamos oído todos. A pesar de que había un montón de clientes humanos, era
actualmente propiedad de un Moroi, por lo que había un montón de características clandestinas para que fuera una gran salida de los vampiros. Alimentadores de trastienda. Salas especiales para moroi. Un
buen número de guardianes patrullando. Guardianes. . . Negué con la cabeza y miró de reojo a Víctor.
- "No podemos llevarlo allí." De todos los hoteles en Las Vegas, la hora de las brujas era el último que nos apetecía ir. La huida de Víctor tuvo que
ser noticias de última hora en todo el mundo Moroi. Trayéndolo a la mayor concentración de moroi y guardianes en las Vegas era probablemente lo peor que podíamos hacer en este punto. La cara del conductor nos miro
impaciente desde el espejo retrovisor.
- "El Luxor." Fue Eddie quien contesto finalmente Él y yo estábamos en el asiento trasero, con Víctor entre medias de
nosotros.
-¿De dónde ha salido eso? "" Pone distancia entre nosotros y la hora de las brujas ". Eddie repente pareció avergonzado.
- "Y siempre he querido quedarme allí. Quiero decir, si vas a venir a Las Vegas, ¿por qué no quedarse en una pirámide?"
-"No se puede culpar a esa lógica," dijo Lissa.
-"El Luxor¨- le dije al conductor. Viajamos en silencio - a excepción de Víctor - mirando con temor a los
lugares de interés. Incluso de día, las calles de Las Vegas estaban atestadas de gente. Jóvenes glamurosos caminaban con parejas mayores venidas de Sudamérica. Los hoteles y casinos por donde pasábamos eran
enormes, llamativo y atractivo. Y cuando llegamos a la Luxor. . . yup.
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Fue exactamente igual como Eddie había dicho. Un hotel con forma de
pirámide. Me quedé mirando cuando bajamos del coche, tratando de no dejar caer mi mandíbula como turista que era. Le pagué al conductor y
nos dirigimos al interior. No sabía durante cuánto tiempo nos íbamos a quedar, pero
definitivamente necesitaba una habitación para nuestra base de operaciones. Entramos al hotel, era como estar de nuevo en uno de esos clubs nocturnos de San Petersburgo y Novosibirsk. Las luces intermitentes
y el olor del humo eran abrumadores. Y el ruido. Ruido, ruido, ruido. Las máquinas de juego sonaban y sonaban, las fichas caían, la gente gritaba,
consternada con deleite, habían repiqueteos en voz baja que llenaban la habitación como abejas zumbando. Hice una mueca.
Los estímulos rallaron en mis sentidos. Pasamos por el borde del casino para llegar a la recepción, donde el empleado ni parpadeo cuando vio a
tres adolescentes y un anciano pedir una habitación para los tres juntos. Nuestra habitación era de tamaño medio, con dos camas dobles, y tuvimos suerte ya que teníamos unas vistas impresionantes. Lissa estaba en la
ventana, fascinada por los lugares de interés por las personas y los coches que estaban en la zona. Pero salté directamente al negocio.
-"Está bien, llámalo," le dije a Víctor.
Se había instalado en una de las camas, con las manos cruzadas y expresión serena, como si en verdad estuviera de vacaciones. A pesar de su sonrisa de suficiencia, podía ver la fatiga dibujada en su rostro. Incluso
con su sustento de sangre, el viaje fue largo y agotador, los efectos de su enfermedad fueron volviendo lentamente, naturalmente, a hacer estragos
en su fuerza física. Víctor se acerco de inmediato al teléfono del hotel, pero negué con la cabeza.
- "Liss, permítele utilizar tu teléfono móvil. Quiero tener registrado este número‖
Ella le pasó el teléfono con cuidado, como si fuera a contaminarla. Él lo tomó y me dirigió una mirada casi angelical-.
-"¿No puedo tener algo de privacidad? Ha pasado mucho tiempo desde que Robert y yo hablamos"
- "No", le dije. La dureza de mi voz me sorprendió incluso a mí, Lissa no fue la única que sufrió la conexión del espíritu. Víctor se encogió de
hombros y comenzó a marcar.
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Nos había dicho en uno de los vuelos que había memorizado el número de
Robert, tuve que confiar en que estaba llamándolo a él. Esperábamos que Robert no hubiera cambiado de número. Por supuesto, incluso si Víctor no
había visto a su hermano en años, Víctor había sido encarcelado un corto tiempo y probablemente había mantenido conversaciones con Robe antemano.
La tensión llenó la habitación mientras esperábamos que el teléfono sonara. Un momento después, escuché una voz a través del altavoz del
teléfono – aunque No podía distinguir exactamente las palabras.
- "Robert", dijo Víctor agradablemente-, soy Víctor. " Este recibió una respuesta frenética. Sólo pude escuchar la mitad de la
conversación, pero fue intrigante. Primero Victor tuvo que estar un rato para convencer a Robert de que ya estaba fuera de la cárcel. Al parecer,
Robert no estaba tan alejado de la sociedad Moroi para estar fuera del contacto de las noticias actuales de la sociedad. Víctor le dijo que revelaría los detalles más tarde, luego le comento que tenía que venir a conocernos
cosa que le llevo mucho tiempo. Tenía la sensación de que Robert vivía en el miedo de la paranoia, me recordó a la Sra. Karp cuando había estado en las etapas avanzadas de la locura del espíritu. Lissa se quedó fija mirando
por la ventada durante toda la llamada, pero sus sentimientos se reflejaron en mí: miedo a lo que algún día podría deparar su destino. O el mío, si era
sacados los efectos espíritu. La imagen del signo Tarasov apareció brevemente en su mente:
ADVERTENCIA – ZONA DE PRISIONERO (psiquiátrica).
Víctor voz era sorprendentemente halagadora mientras hablaba con su hermano, aunque suave. Me acordé de los viejos tiempos, antes de que hubiera sabido acerca de los planes dementes de Víctor de la dominación
Moroi. Entonces, él nos había tratado con amabilidad, había sido prácticamente un miembro de la familia de Lissa. Me pregunté si en algún momento habría sido sincero o si todo había sido una actuación. Por
último, después de casi veinte minutos, Víctor convenció a Robert para que viniera a vernos. Las palabras inteligibles en el otro extremo del
teléfono estaban llenas de ansiedad, y en este momento, me sentí convencida de que realmente Víctor estaba hablando con su hermano loco y no uno de sus cómplices. Víctor estableció una reunión, una cena en
uno de los restaurantes del hotel y por fin colgó. -"¿una cena?" -Le pregunté cuando Víctor cerró el teléfono. "¿No está
preocupado por estar fuera esta noche?"
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-¿No estarás preocupada por estar fuera de noche? Es una cena temprana,
-respondió Víctor. -Cuatro y media. Y el sol no caerá hasta casi las ocho.
-¿Cuatro y media? - Le pregunté. -¡Dios mío. ¿Estamos tratando con las manías de la tercera edad?
Pero se anoto un punto sobre el tiempo y el sol. Sin la seguridad de la luz de Alaska en verano casi sin pausa, yo estaba empezando a sentirme ahogada por la presión de la salida y los límites de la puesta del sol, a
pesar de que era verano aquí. Por desgracia, una cena temprana segura aún significaba que teníamos que esperar horas. Víctor se recostó en la
cama, con los brazos detrás de la cabeza. Creo que estaba intentando tener un aire despreocupado, pero mi suposición es que en realidad era el agotamiento de la planificación lo que le llevaba a buscar la comodidad de
la cama.
-¿Cuándo piensas probar suerte con las escaleras*?- Miró a Lissa. -Los usuarios de Espíritu son muy buenos jugadores de cartas. No tengo que decirte lo bien que viene la lectura de mentes. -Ella no respondió.
-Nadie se va de esta habitación-dije-. No me gustaba la idea de todos nosotros estando encerrados allí, pero no podía arriesgarme a un intento
de fuga o a los Strigoi que acechan en los rincones oscuros del casino.
Después de la ducha el tinte de pelo, Lissa acercó una silla a la ventana. Ella se negó a estar más cerca de Víctor. Me senté con las piernas cruzadas sobre la cama segunda, donde había mucho espacio para que se
sentara Eddie también, pero se mantuvo en posición vertical contra una pared, en la postura perfecta de tutor, mientras observaba a Víctor. No me
cabía duda Eddie podría mantener esa posición durante horas, no importa lo incómodo que fuera. Habíamos estado todos capacitados para soportar las más duras condiciones. Hizo un buen trabajo mirando al frente, pero
de vez en cuando, me gustaría atraparlo estudiando a Víctor con curiosidad. Eddie había estado conmigo en este acto de traición, pero aún no sabía por qué lo había hecho. Habíamos estado allí unas cuantas horas
cuando alguien llamó a la puerta. Me levante de un salto.
Eddie y yo nos copiamos el gesto mutuamente, ambos enderezados con la atención rígida, las manos sobre nuestras armas. Habíamos ordenó el almuerzo hacía una hora, pero el servicio de habitaciones hacía tiempo
que había ido y venido. Era demasiado temprano para Roberto, y además, él no sabía el nombre bajo el cual estaba registrada nuestra habitación . Sin embargo, no hubo náuseas. No había Strigoi llamando a nuestra
puerta.
116
Me encontré con la mirada de Eddie, un mensajes silenciosos pasó entre
nosotros sobre qué hacer. Pero fue Lissa quien actuó en primer lugar, levantándose de la silla y dando unos pasos por la habitación.
-Es Adrian.
-¿Qué? -Exclamé. -¿Estás segura? Ella asintió con la cabeza. Los usuarios del Espíritu por lo general sólo
veían auras, pero podían sentirse unos a otros si estaban lo suficientemente cerca, tal como lo había sido en la prisión. Sin embargo,
ninguno de nosotros se movió. Ella me dirigió una mirada seca. -Sabe que estoy aquí, señaló. -Puede sentirme con demasiada claridad.
Suspiré, manteniendo la mano en el arma, y me dirigí hacia la puerta.
Mire por la mirilla. De pie, con una expresión divertida e inquieta, estaba Adrián. No pude ver a nadie más, y sin indicaciones de Strigois cerca, por fin abrí la puerta. Su rostro se iluminó de alegría al verme. Apoyado en el,
me dio un rápido beso en la mejilla antes de entrar en la habitación. -Realmente no pensabas que podrías salir por un fin de semana fiesta sin
mí, ¿verdad? Especialmente aquí entre todos los lugares - Se quedó paralizado, y fue uno de esos raros momentos en que los que Adrián
Ivashkov era total y completamente pillado con la guardia baja- ¿Sabías que, -dijo lentamente, -que Víctor Dashkov está sentado en tu cama?
-Sí-le dije. -Fue una especie de shock para nosotros.
Adrian arrastró la mirada de Víctor y miró a su alrededor, dándose cuenta de la presencia de Eddie por primera vez. Eddie había estado tan tranquilo que casi parecía parte del mobiliario. Adrian se volvió hacia mí.
-¿Qué diablos está pasando? Todo el mundo le está buscando. Las palabras de Lissa me llegaron a través de nuestro vínculo. Y
textualmente me dijo, algo que yo ya sabía. ―Tu sabes que él no se irá ahora.‖ Ella tenía razón. Yo no sabía cómo Adrian nos había encontrado,
pero ahora que lo había hecho, no había manera de que él se fuera. Mire vacilante a Eddie, quien adivinó mis pensamientos.
-Vamos a estar bien, -dijo. -Ve a hablar. Yo no permitiría que algo sucediera.
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- Y yo soy lo suficientemente fuerte otra vez que podría doblegarle si
intenta algo, -agregó Lissa. Suspiré.
-Muy bien. Estaremos de vuelta. -Tomé el brazo de Adrián y lo lleve afuera. Tan pronto como nos encontrábamos en el pasillo, empezó de nuevo.
-Rose, ¿qué narices...? Negué con la cabeza. En nuestro tiempo allí, había oído el ruido lo
suficiente de otros huéspedes en el salón para saber que mis amigos podían oír nuestra conversación, si hablamos allí. En su lugar, Adrian y yo
pasamos de largo el ascensor y nos metimos bajó las escaleras, donde el ruido del casino enmascararía nuestras palabras. Encontramos un rincón, y Adrián prácticamente me empujó contra la pared, con oscura expresión.
Su actitud me molestaba a veces, pero yo lo prefería cuando estaba molesto, en gran parte porque temía que el espíritu le volviera inestable.
-¿Me dejaste una nota diciendo que te marchabas ilegalmente a la última fiesta de fin de semana, y en su lugar te encuentro escondida con uno de
los más notorios criminales de todos los tiempos? Cuando me fui de la Corte, eso es lo único que todo el mundo estaba hablando! ¿Que chico no intenta matarte? -le respondí a su pregunta con otra pregunta.
-¿Cómo, nos has encontrar?
-La tarjeta de crédito, dijo. -Yo estaba esperando a que la utilizaras.- Mis ojos se abrieron.
-¡Tú me prometiste que cuando llegara el momento no me espiarías!
Desde mis cuentas y tarjetas había venido con su ayuda, yo sabía que tenía acceso a los registros, pero le creí cuando él me dijo que respetaría
mi privacidad. -Cuando estabas en Rusia, respete esa promesa. Esto es diferente.
Mantuve el control y la comprobación con la empresa, y tan pronto como la actividad con el vuelo chárter se presentó, me llamó y me entere de
dónde ibas. La llegada de Adrian aquí tan pronto después de la nuestra no era tan
increíble después de saber que lo hizo por el control de la tarjeta. Una vez que había tenido la información que necesitaba, podía fácilmente haber reservado un vuelo.
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Con un avión comercial sin escalas se había recorrido en un momento lo
mismo que nosotros en nuestro lento, viaje multiparada.
-No había manera de que me pudiera resistir a las Vegas, continuó. -Así que pensé que te sorprenda y no te molesta si me unía a la diversión.
Yo había usado mi tarjeta para pagar la habitación, me di cuenta, que de nuevo había delatado nuestra ubicación. No había nadie más ligado a mi o a las tarjetas de Lissa, pero la facilidad con la que había seguido dar con
nosotros me puso nerviosa.
-No deberías haber hecho eso, -gruñí.- Podemos estar juntos, pero hay límites que tienes que respetar. Esto no es asunto tuyo.
- ¡No es que yo estuviera leyendo tu diario! Yo sólo quería encontrar a mi novia y - hubo una señal de malestar en Adrian, su mente estaba ahora
empezando a retroceder y a poner las piezas juntas.- ¡Oh Dios. Rose, por favor dime, ¿Qué vosotros no sois los que le secuestraron? Todos están buscando a dos chicas humanas y un chico dhampir. Las descripciones no
coinciden en absoluto. . .-Gimió-.-Pero fuiste tú, ¿no? De alguna manera, irrumpieron en una prisión de máxima seguridad. Con Eddie.
-No debe ser tan segura, -comenté a la ligera.
-¿Rose? Este tipo tiene revolvió la vida de ambas. ¿Por qué ponerlo en libertad?
- Porque. . . -Vacilé. ¿Cómo explicarle esto a Adrian? ¿Cómo podría explicar lo que, por todas las pruebas en nuestro mundo, era imposible?
¿Y cómo podría yo explicar lo objetivo, en particular, estaba manejando esto?- Víctor tiene información que necesitamos. O, bueno, él tiene acceso a alguien que necesitamos. Esta era la única forma de poder conseguirlo.
-¿Qué diablos puede saber para que se haga todo esto?
Tragué saliva. Entré en las cárceles y los nidos de Strigoi, pero decir le porque lo a Adrian me llenó de temor.
-Porque podría haber una manera de regresar a un Strigoi. Para que ellos vuelvan a ser lo que eran. Y Víctor... Víctor conoce a alguien que podría
haber hecho esto. -Adrián me miró durante varios segundos, e incluso en medio del casino del movimiento y el ruido, era como si el mundo se quedara quieto y en silencio.
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-Rose, eso es imposible.
-No puede serlo.
-Si hubiera una manera de hacer eso, lo sabríamos.
-Se trata de usuarios de espíritu. Y apenas se sabe de ellos. - Eso no significa que Es. ¡Oh. Que veo. - Sus profundos ojos verdes
brillaban, y esta vez, está enojado. -Es él, ¿no? Este es tu último intento loco para llegar a él. Para Dimitri.
-No sólo por él,-dije vagamente. -Podría salvar a todos los Strigoi.
-Pensé que esto había terminado!- Adrian exclamó. Su voz era lo suficientemente fuerte para que algunas personas cercanas a las
máquinas tragaperras miraran por encima. - Tú me dijiste que todo había terminado. Tú me dijiste que podías seguir adelante y estar conmigo.
-Lo dije en serio, -le dije, sorprendida por la nota desesperada de mi voz. -Es algo de lo que apenas me acabo de enterar. Teníamos que intentarlo.
-¿Y luego qué? ¿Qué pasa si esta estúpida fantasía funciona? Si tu liberas a Dimitri en algún acto milagroso, ¿Dónde me deja a mí eso -Chasqueó los
dedos. -No sé-dije con cansancio. -Tú y yo estamos descubriendo esto a la vez. Me
encanta estar contigo. En serio. Pero no puedo ignorar esto.
-Por supuesto que no.- Volvió los ojos hacia el cielo. -Los sueños, son sueños. No son reales, y yo estaba viendo uno. Me engañe con esto. Es un milagro que haya podido descubrir la realidad, nada más.
El extraño sonido de su voz me ponía nerviosa. Pude reconocer uno de sus lapsos un poco locos, inducido por el espíritu. Luego, se volvió a mí con un
suspiro.
-Necesito un trago.- Cualquiera que fuera la pena que había sentido por él se volvió ira.
-Oh, bueno. Eso lo arreglara todo. Me alegro de que en un mundo enloquecido, todavía tengas tus viejos recursos.- Me dio una mirada asesina. Él no lo hacía muy a menudo, y cuando lo hacía, era una cosa de
gran alcance.
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-¿Qué esperas que haga? , me preguntó.
-Puedes... puedes…- Oh Dios. -Bueno, ahora que estás aquí, nos podría
ayudar. Además, este plan está funcionando. Eres otro usuario de espíritu. Adrian no traicionó a sus pensamientos, pero tenía una sensación de que
había despertado su interés. -Sí, eso es exactamente lo que quiero. Para ayudar a mi novia a recibir a
su antiguo novio de vuelta. - Se volvió de nuevo, y le oí murmurar: -Necesito dos tragos.
-Cuatro y media, le grite -Estaremos reunidos a las cuatro y media.- No hubo respuesta, y Adrián se fundió en la multitud.
Volví a la sala en una nube oscura que tenía que ser obvio para todos.
Lissa y Eddie fueron lo suficientemente inteligentes como para no hacer preguntas, pero Víctor, por supuesto, no tenía tales reservas.
-¿Qué? ¿El Sr. Ivashkov no está con nosotros? Había estado tan ansioso acerca de su participación.
-Cállate, -le dije, cruzando los brazos y apoyadote en la pared cerca de Eddie. -No hables a menos que te dirijan la palabra.
Las horas próximas pasaron lentas. Estaba convencida de que en cualquier momento, Adrián volvería y de mala gana estaría de acuerdo en
ayudarnos. Podríamos utilizar su compulsión si las cosas salían mal, a pesar de que no podía competir con Lissa. Sin duda. . . seguro que me amó
lo suficiente como para venir en mi ayuda. Él no me abandonaría. Eres una idiota, Rose. Era mi propia voz la que me reprendió en mi cabeza, no la de Lissa. Le había dado ninguna razón para ayudar. Acaba de hacerle
daño una y otra vez. Al igual que lo hice con Masón. Cuando las cuatro quince llegaron, Eddie me miró.
-¿Si vamos a nuestra mesa?
-Sí. -Estaba inquieta y molesta. Yo no quería quedarme en esa sala por más tiempo, atrapada con los
sentimientos oscuros que no se iban. Víctor se levantó de la cama, y se estiro como si se levantara de una siesta. Sin embargo, yo habría jurado que había un brillo ansioso oculto en las profundidades de sus ojos.
121
En todos los sentidos, él y su medio hermano estaban cerca, aunque yo
había visto ningún indicio de que Víctor muestra el amor o la lealtad a nadie. ¿Quién sabía? Tal vez en alguna parte había verdadero afecto por
Robert. Formamos una especie de formación de protección conmigo en la parte
delantera, Eddie en la espalda, y el Moroi entre nosotros dos. Abrí la puerta de la habitación y me encontró cara a cara con Adrián. Su mano se levantó como si hubiera estado a punto de llamar. Él arqueó una ceja.
-Oh, bueno,-dijo. Adrian tenía su habitual expresión relajada en el rostro,
aunque su voz era un poco tensa. Yo sabía que él no estaba contento con nada de esto. Lo pude ver en la
línea estricta de la mandíbula y la agitación en sus ojos. No obstante, estaba poniendo buena cara a los demás, cosa que agradecí. Lo más
importante, que había vuelto. Eso era lo que importaba, y yo podía ignorar el olor de alcohol y humo que desprendía.
-Así que... He oído que hay alguna fiesta. ¿Te importa si me uno a vosotros.
Le di una débil sonrisa, agradecida.
-Vamos.- Nuestro grupo ahora con un total de cinco, nos dirigimos por el pasillo hacia el ascensor.
-Yo estaba arrasando en el póker, tu sabes no, -añadió Adrián.
-Eso está bien. Bueno, No sé si estará bien,- reflexione yo. Las puertas del ascensor se abrieron. -Pero creo que va a ser memorable.-Entramos en el interior, a ver a Robert Doru. Y lo que podría ser la única salvación de
Dimitri. ----------------------------------------------
* Escalera: jugada de poker, consistente en 5 cartas de números
correlativos.
122
CCaappííttuulloo 99 Traducido por Anae
Corregido por Mo0sha
ROBERT DORU FUE FÁCIL DE RECONOCER.
No porque se pareciera a Víctor. Ni siquiera fue la cosa típica de los reencuentros dramáticos en los que corren al encuentro entre ellos. Por el contrario, era la mente de Lissa la que me avisó. Vi a Robert a través de
sus ojos, el aura de oro de un usuario del espíritu iluminando el rincón del restaurante como una estrella. Eso la tomó por sorpresa, y ella tropezó
brevemente. Los usuarios del Espíritu también eran demasiado raros de ver para que
ella por lo que se encontraba totalmente enajenada con él. El ver las auras era algo que podía sintonizar dentro o fuera, y justo antes de "volver al frente", note que a pesar de su brillantez, como el oro que había visto en
Adrian, también había una sensación de inestabilidad en la misma. Las chispas de otros colores brillaban también allí, temblaban entre ellos y
parpadeaban. Me pregunte si se trataba de una marca de la locura del espíritu que se posicionaba internamente.
Sus ojos se iluminaron cuando Víctor se acercó a la mesa, pero ninguno de los dos se abrazo ni toco. Victor, simplemente se sentó al lado de su
hermano. El resto nos quedamos de pie con torpeza por un momento. Toda la situación era demasiado extraña. Pero era la razón por la que habíamos llegado, y después de varios segundos más, mis amigos y yo nos unimos a
los hermanos en la mesa. -Víctor...-balbuceaba Robert, con los ojos muy abiertos. Robert podría
haber tenido algunos de los rasgos faciales de los Dashkov, pero sus ojos eran de color marrón, no verde. Sus manos jugaban con una servilleta. -No
lo puedo creer.... He querido verte por tanto tiempo.... Víctor era amable con su voz, como lo había sido en el teléfono, como si
estuviera hablando con un niño. -Lo sé, Robert. Yo también te he echado de menos.
-¿Te quedas? Puedes volver a vivir conmigo?- Una parte de mí quería contemplar que se trataba de una idea ridícula, pero la desesperación en
la voz de Robert provocó un poco de compasión en mí.
123
Permanecí en silencio, simplemente mirando el drama que se desplegaba
ante mí. -Me encantaría quedarme. Sería genial. Solo nosotros dos.- Víctor vaciló. Él no era estúpido.
A pesar de mis vagas afirmaciones en el avión, él sabía que las probabilidades de dejarlo ir consigo no existían. -No, lo sé-, dijo en voz
baja. -No, lo sé. La llegada del camarero nos sacó de nuestra nube, y todos ordenamos
bebidas. Adrian ordenó un gin-tonic y fue incluso sin identificación. No estaba seguro si era porque se veía de veintiuno o fue lo suficientemente
convincente utilizando el espíritu. De todos modos, yo no estaba muy contenta con él. El alcohol apagaba al espíritu. Estábamos en una situación precaria, y me habría gustado que él estuviera en pleno
rendimiento. Por supuesto, teniendo en cuenta que había estado bebiendo antes, probablemente no importaba ahora. Después de que el camarero se
fue, Robert pareció darse cuenta del resto de nosotros. Sus ojos pasaron de Eddie rápidamente en punta, por Lissa y Adrián, y se quedó en mí por mucho tiempo. Me puse rígida, no me gustaba su escrutinio. Por último,
se volvió hacia su hermano. -¿A quién has traído, Víctor?- Robert todavía tenía ese aire absorto, y
disperso Pero en el brillaba la sospecha. El miedo y la paranoia.
-¿Quiénes son estos niños? Dos usuarios del espíritu y...- Su mirada se posó en mí otra vez. Estaba leyendo mi aura. -Y a una besada por las
sombras?- Por un momento, yo estaba admirado el uso del término. Entonces me acordé de lo que Mark, el marido de Oksana, me había dicho.
Robert había estado una vez unido a un dhampir - y el dhampir había muerto, y eso acelero drásticamente el deterioro de la mente de Robert.
-Son amigos-, dijo Víctor sin problemas. -Amigos a quienes les gustaría hablar contigo y hacerte algunas preguntas.
Robert frunció el ceño. -Estás mintiendo. Puedo decir que no te considera un amigo. Están tensos. Mantienen su distancia hacia ti.
Víctor no negó la afirmación de amigos. -Sin embargo, necesitan tu ayuda, y se las prometí. Era el precio para mí, para que se me permitiera visitarte.
-No deberías haber hecho promesas por mí.- la servilleta de Robert estaba en pedazos. Yo quería darle la mía.
124
-Pero ¿no quieres verme?- preguntó Víctor victorioso. Su tono era cálido,
su sonrisa casi real. Robert parecía preocupado. Confundido. Me acordé de nuevo de un niño y fue a partir de ahí que tuve mis dudas de que este
individuo se hubiera transformado alguna vez a un Strigoi. Él se salvó de una respuesta una vez más, cuando llegaron nuestras
bebidas. Ninguno de nosotros la había tomado, incluso hasta nuestros menús, para gran disgusto evidente del camarero. Se fue, y yo abrí el mío sin verlo realmente.
Víctor después nos presento a Robert, formalmente como en cualquier
función diplomática. La cárcel no le había quitado su sentido de la etiqueta real. Víctor dio nombres solamente. Robert se volvió hacia mí, todavía con el ceño fruncido en su rostro, y miró entre Lissa y yo. Adrian había dicho
que siempre que estábamos juntas, nuestras auras demostraban que estábamos ligadas.
-Un lazo... ya casi había olvidado lo que era... Pero Alden. Nunca he olvidado a Alden...- Sus ojos grises soñadores y casi vacíos. Estaba
reviviendo un recuerdo. -Lo siento- dije, el se sorprendió al oír la simpatía de mis palabras. Este no
era el interrogatorio agresivo que había imaginado. "Sólo puedo imaginar lo que debió haber sido... Perderlo....
Sus ojos de ensueño crecieron fuertes y duros. -No. No puedes. No es como nada que tú puedas imaginar. Nada. Ahora... Ahora... Usted tiene el
mundo. Un universo de los sentidos más allá del de los demás, la comprensión de otra persona que nadie puede tener. Para bajar de eso...
para arrancarlo... le hará desear la muerte. Wow. Robert había sido bastante bueno para matar la conversación, y
todos sentados esperábamos a que el camarero volviera en este momento. Cuando lo hizo, todos realizamos a medias, el pedido de nuestros alimentos - a excepción de Robert - la mayoría de nosotros decidimos al
momento. El restaurante servía comida asiática, yo ordene lo primero que vi en el menú: un simple rollo de huevo.
Con los alimentos ya pedidos, Víctor continuó tomando la mano firmemente de Robert que yo parecía incapaz de registrar.
125
-¿Vas a ayudarlos? ¿Vas a responder a sus preguntas?- Tenía la sensación
de que Víctor estaba empujando a Robert para que este no se negara, no como una forma de devolver lo de su rescate, sino más bien porque la
naturaleza intrigante de Víctor se moría por conocer los secretos de todas sus motivaciones.
Robert lanzó un suspiro. Cuando miró a Víctor, no era tan fuerte su expresión de devoción e incluso idolatría. Robert probablemente no podía rechazar nada que pidiera su hermano.
Él era el tipo perfecto para jugar en los planes de Víctor, y me di cuenta de
que posiblemente debería estar agradecido de que Robert había crecido inestable. Si hubiera estado en pleno control de sus poderes, Víctor nunca habría molestado a Lissa la última vez. Él ya tenía a su propio portador del
espíritu privado, sin embargo él lo quería.
"¿Qué quieres saber?" preguntó Robert cansado. Él se dirigió a mí, al parecer, reconocía mi liderazgo.
Miré a mis amigos por apoyo moral y no recibí respuesta alguna. Ni Lissa ni Adrian aprobaban esta misión, en primer lugar, y Eddie seguía sin saber su propósito. Tragué saliva, y dirigí mi atención a Robert.
-Escuchamos que liberó a un Strigoi una vez. Y que ha podido convertirle -
o convertirla - de nuevo a su estado original. Sorpresa brilló en el rostro por lo general imperturbable de Víctor. Desde
luego, no esperaba eso.
-¿Dónde has oído eso?- exigió Robert. -De una pareja que conocí en Rusia. Sus nombres son Mark y Oksana.
-Mark y Oksana...- De nuevo, la mirada de Robert se perdió por un momento. Y Tuve la sensación de que paso mucho tiempo, pero en
realidad no fue así. -Yo no sabía que todavía estaban juntos.
-Ellos lo están. Y lo están haciendo realmente bien.- Necesitaba que regresara al presente. -¿Es cierto? ¿Hizo lo que dijeron ? ¿Es posible?- Las respuestas de Robert eran siempre precedidas por una pausa. -Ella.
-¿Eh?
-Era una mujer. Yo la libere.
126
Yo jadeaba, tratando, de procesar sus palabras, a pesar de mí misma.
-Estás mintiendo.- Fue Adrián quien habló, su tono era áspero.
Robert le miró con expresión divertida y burlona. -¿Y quién eres tú para decir eso? ¿Cómo puedes tu saberlo? Has golpeado y abusado tanto de tus
poderes, que es un milagro que no puedes afectar más la magia. Y todas estas cosas que te haces a ti mismo... y que no te ayudan realmente, ¿verdad? Es un castigo, el Espíritu todavía te afecta... pronto no serás
capaz de distinguir la realidad de los sueños....
Las palabras sorprendieron a Adrian por un momento, pero él siguió su argumento. -Yo no necesito ningún signo físico para ver que usted está mintiendo. Sé que lo eres, porque lo que estás describiendo es imposible.
No hay manera de salvar a un Strigoi. Cuando se van, se van. Se está muerto. Muerto. Por siempre.
-Los que están muertos no siempre se quedan muertos....- Dijo Robert y las palabras no estaban dirigidas a Adrian. Me hablaba a mí. Me
estremecí. -¿Cómo? ¿Cómo lo hiciste?
-Con una estaca. Ella fue asesinada con una estaca, y al hacerlo, fue
traída de vuelta a la vida. -De acuerdo- dije -Eso es mentira. He matado a un montón de Strigoi con
estacas, y créame, se quedan muertos.
-No cualquier estaca-. Los dedos de Robert bailaron a lo largo del borde de la copa. -Una estaca especial.
"Una estaca encantada con el espíritu", dijo Lissa de repente. Alzó los ojos hacia ella y sonrió. Era una sonrisa escalofriante. -Sí. Eres
una chica inteligente e ingeniosa. Una chica inteligente. Tierna y amable. Puedo verlo en tu aura.
Mire fijamente a la mesa, con un plan en marcha. Una estaca encantada con el espíritu. Las estacas de plata estaban encantadas con los cuatro
elementos principales Moroi: tierra, aire, agua y fuego. La infusión de la vida, que destruyó la fuerza de los no-muertos Strigoi.
127
Con nuestro reciente descubrimiento de cómo los objetos encantados con
el espíritu, infundidos en una estaca, nunca se nos habían ocurrido a nosotros. El Espíritu sana.
El Espíritu podría haber traído a los muertos. Al unirse con los otros elementos dentro de un estaca, era realmente posible que la oscuridad
retorcida que se apoderó de los Strigoi pudiera ser borrada, por lo tanto el restablecimiento de esa persona a su estado correspondiente
Yo estaba agradecida por la llegada de los alimentos, debido a que mi cerebro todavía se movía lentamente. El rollo de huevo me proporcionaría
una buena oportunidad para pensar. -¿Es realmente tan fácil?- Le pregunté por fin. Robert se burló. -No es
nada fácil.
-Pero usted acaba de decir... acabas de decir que necesitamos la participación del espíritu encantado.
Y entonces matar a un Strigoi con ella. -O bien, no matar. Los aspectos técnicos no eran pertinentes.
Su sonrisa volvió. -No para usted. Usted no puede hacerlo.
-Entonces, ¿quién...- Me detuve, con el resto de mis últimas palabras en mis labios.
-No. No.
-Un besado por la sombra no tiene el don de la vida. Lo tiene El espíritu bendecido- explicó. -La pregunta es: ¿Quién es capaz de hacerlo? La chica tierna o la bestia borracha?- Sus ojos se fijaron entre Lissa y Adrian. -Mi
apuesta sería por la chica tierna. Esas palabras fueron lo que me sacó de mi estado aturdido. De hecho, se
destrozó todo esto, este inverosímil sueño de salvar a Dimitri.
-No- repetí. -Incluso si es posible, y no estoy segura si creerle a usted, no puedo hacerlo. Yo no sé los permitiré.
Y en un giro de los acontecimientos casi tan asombrosa como la revelación de Robert, Lissa giró hacia mí, y sentí la ira inundando nuestro vínculo. -¿Y desde cuándo puedes tu decirme lo que puedo o no puedo hacer?
128
-Ya no te acuerdas como tomaste la formación de tutores y aprendizaje del
juego con un Strigoi,- respondí de manera uniforme, tratando de mantener la voz calmada. -Sólo le diste un puñetazo a Reed, y te fue bastante difícil.-
Cuando Avery Lazar había tratado de apoderarse de la mente de Lissa, y había enviado a su hermano el besado por la sombra a hacer el trabajo sucio. Con mi ayuda, Lissa le había golpeado y le mantuvo alejado. Había
sido bellamente ejecutado, pero ella lo había odiado. -Lo hice, ¿no? -exclamó ella.
-Liss, lanzar un puñetazo no es nada comparado a estacar a un Strigoi. Y
eso no es todo, contando con el hecho de que tienes que acercarte a uno en primer lugar. ¿Crees que podrías conseguir llegar a uno antes de que te rompa el cuello? No.
-Voy a aprender.- La determinación en su voz y su mente era admirable,
pero le tomaría décadas con tutores aprender lo que habíamos hecho - y la cantidad suficiente que yo aun no sé.
Adrian y Eddie parecían incómodos en medio de este debate, pero Víctor y Robert estaban intrigados y divertidos. No me gustó eso. No estábamos aquí para su entretenimiento. Traté de desviar el tema peligroso, y dar
vuelta atrás a Robert. -Si un usuario del espíritu trae un Strigoi, entonces esa persona se convertiría en un besado por la sombras?
No señale la conclusión obvia a Lissa. Parte de lo que había conducido a Avery la loca (aparte de su estado de ánimo anormal) es que se había
ligado con más de una persona. Si lo hace, crea una situación muy inestable que rápidamente se llevó a todas las personas involucradas a la
oscuridad y locura. Los ojos de Robert crecieron de ensueño mientras miraba más allá de mí. -
Los lazos se forman cuando alguien muere, cuando el alma ha salido, y se traslada hacia el mundo de los muertos. Traer de vuelta es lo que los hace besados por la sombra. La marca de la muerte está sobre ellos.- Su mirada
se rompió de repente sobre mí. -Así como tú.
Me negué a evitar sus ojos, a pesar de la frialdad, que sus palabras enviaban través de mí. –Los Strigoi están muertos. Guardar significaría que su alma fue traída desde el mundo de los muertos también.
-No,- argumentó. -Sus almas no siguen adelante. Sus almas permanecen... Ni en este mundo, ni en el otro.
129
Es incorrecto y antinatural. Es lo que los convierte en lo que son. Matar o
salvar a un Strigoi envía el alma a un estado normal. No hay lazo.
-Entonces no hay peligro-, me dijo Lissa. -Aparte de que un Strigoi te este matando,- señale.
-Rose…
-Vamos a terminar esta conversación más tarde.- Le di una mirada dura. Continuamos la mirada un momento más y luego se volvió hacia Robert.
Todavía había obstinación por parte de ella en el vínculo, no me gustó. "¿Cómo se encanta la estaca?- le preguntó. -Todavía estoy aprendiendo.
Una vez más comenzó a preguntar ella y luego se lo pensó mejor.
Tal vez Robert se equivocó. Tal vez todo lo que realmente lo llevó a convertir a un Strigoi era un juego del espíritu infundido. Sólo pensó que
un usuario del espíritu tenía que hacerlo porque él lo había hecho. Según dice. Además, yo preferiría que Lissa se preocupara por encantar que con luchar. Si la parte del encanto sonaba demasiado duro, ella podría querer
renunciar a todo.
Robert me miro y luego a Eddie. -Uno de ustedes debe tener un interés en ti. Yo te mostraré.
-No se puede hacer una participación en público,- exclamó Adrián, en lo que fue una observación muy sabia. -Puede ser que sea extraño para los
seres humanos, pero sigue siendo evidente que se trata de un arma. -Tiene razón,- dijo Eddie.
-Podríamos volver a la sala después de la cena,- dijo Víctor.
Hacía parecer perfectamente agradable y suave su rostro. Le estudié con la esperanza de que mi expresión mostrara desconfianza. A pesar de su celo,
yo podía sentir la vacilación de Lissa también. Ella no tenía interés en seguir cualquier sugerencia de Víctor. Habíamos visto en el pasado ahora cuán desesperadamente Víctor iría a tratar de cumplir sus planes. Había
convencido a su propia hija que a su vez era Strigoi de ayudarle a escapar de la cárcel. Por todo lo que sabía, él mismo era la planificación -
-Eso es- murmure, sintiendo como mis ojos lo miraban fijamente.
130
-Eso es qué?- preguntó Víctor.
-Por eso es que has convertido a Natalie. Pensaste... Usted sabía sobre
esto. Lo que Robert había hecho. Usted iba a utilizar su fuerza de Strigoi y luego la iba a regresar.
La cara pálida de Víctor se torno aun más y parecía de mayor edad ante nuestros ojos. Su mirada con aire satisfecha desapareció, y él miró hacia otro lado. -Natalie ha muerto hace mucho tiempo- dijo con frialdad. -No
hay sentido discutir sobre ella.
Algunos de nosotros hicimos el intento de comer después de eso, pero mi rollo de huevo parecía de mal gusto ahora. Lissa y yo estábamos pensando lo mismo. Entre todos los pecados de Víctor, yo había considerado siempre
que convencer a su propia hija de ser Strigoi era el más terrible. Era lo que había sellado el acuerdo realmente para mí, que él era un monstruo.
De repente, me vi obligada a reevaluar las cosas. Si hubiera sabido que podía regresarla de Nuevo, que hizo lo que lo había hecho terrible - pero no
tan terrible. Todavía estaba mal en mi mente, no hay duda. Pero si él había creído que podía traer de vuelta Natalie, entonces eso significaba que él creía en el poder de Robert. Todavía no había manera en que yo
dejara a Lissa, cerca de un Strigoi, pero esta increíble historia se había convertido en algo más real. No podía dejarla ir sin más investigación.
-Podemos ir a la sala después de esto,- dije por fin. -Pero no por mucho tiempo.
Mis palabras fueron para Víctor y Robert. Robert parecía haberse
desvanecido en su propio mundo de nuevo, pero asintió con la cabeza a Víctor.
Eddie me dio un vistazo rápido y una inclinación de cabeza cortante de un tipo diferente a la suya. Comprendía el riesgo de ir con los hermanos a un lugar privado. Eddie me indicaba que sería extra vigilante - no es que él no
lo estuviera ya. En el momento en que terminamos la cena, Eddie y yo estábamos rígidos y tensos. El caminó cerca de Robert, y yo me quedé con
Victor. Seguimos a Lissa y Adrian entre los hermanos. Sin embargo, aun manteniéndonos cerca, era difícil a medida que atravesábamos el casino lleno de gente. La gente no dejaba el camino libre , se acercaba a nuestro
alrededor, a través de nosotros. . . era un caos. Dos veces, nuestro grupo se dividió por los turistas inconscientes. No estábamos muy lejos de los ascensores, pero yo estaba inquieta por la posibilidad de que Víctor o
Robert corrieran entre la multitud de personas.
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-Tenemos que salir de entre esta gente,- me gritó Eddie.
Me dio otro de sus rápidos movimientos de cabeza y dio un giro brusco a la
izquierda que me pilló por sorpresa. Dirigí a Víctor en esa misma dirección, y Lissa y Adrian eludieron el mantenerse con nosotros. Yo estaba perpleja, hasta que vi que nos acercábamos a una sala con un signo de Salidas de
Emergencia en ella. Lejos del bullicio del casino, el nivel de ruido disminuía.
-Figuraba que probablemente hubiera escaleras aquí,- explicó Eddie.
-Que guardia tan astuto.- Le dedique una sonrisa. Otra vez, nos mostró un armario de limpieza a nuestra derecha y por
delante de nosotros: una puerta con un símbolo de la escalera. La puerta parecía conducir tanto fuera como a los pisos superiores.
-Brillante-, le dije.
-Tú también lo eres, al décimo piso,- señaló Adrián. Era la primera vez que había hablado en un rato.
-No hay nada como un poco de ejercicio – maldita sea-. Llegué abruptamente delante de la puerta. Tenía una pequeña señal de
advertencia diciendo que la alarma se apagaría si la puerta se abría. -Figuras.
-Lo siento- dijo Eddie, como si fuera personalmente responsable.
No es culpa tuya- le dije, dando vuelta. -De regreso, nos vamos.- Tendríamos que aprovechar nuestras oportunidades entre la multitud. Tal vez el desvío había cansado a Víctor y Robert lo suficiente para hacer poco
atractivo el escapar. Ninguno de ellos dos era joven y Víctor todavía estaba en mal estado.
Lissa estaba demasiado tensa para pensar mucho acerca de ser conducida por ahí, pero Adrián me dio una mirada que claramente dijo que pensaba
que esta caminata era una pérdida de tiempo. Por supuesto, él consideraba que todo lo de Robert era una pérdida de tiempo. Me sorprendió sinceramente que fuera a venir con nosotros de nuevo a la
habitación. Yo habría esperado que se quedase en el casino con sus cigarrillos y otra bebida. Eddie, que llevaba a nuestro grupo, dio unos pasos hacia el casino por el
pasillo. Y entonces me di cuenta.
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"¡Alto!" Grité.
Respondió al instante, se detuvo en el estrecho espacio. Con un poco de
confusión seguida. Victor tropezó con Eddie en sorpresa, y luego tropezó con Lissa. El instinto hizo llegar a Eddie a su juego, pero el mío ya estaba fuera. Me agarró tan pronto como la náusea me había barrido. Había un
Strigoi entre nosotros, en el casino.
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CCaappííttuulloo 1100 Traducido por Amanda Corregido por EeMaria
UNO DE ELLOS… UNO DE ELLOS…
-―No‖ grite mientras saltaba hacia el que estaba más cerca de mi--- una mujer. Parecía que había tres Strigoi alrededor de nosotros.
Eddie se movía también, entre los dos estábamos tratando de poner al los Moroi detrás de nosotros. Ellos no necesitaban que los afanáramos. Al
primer signo de un Strigoi, ellos ya estaban retrocediendo-- creando una especie de embotellamiento. Entre los rápidos reflejos de Eddie y el miedo de los Miroi, nadie había visto lo que yo había visto.
Dimitri estaba en medio de ellos. No, no, no, me decía a mi misma esta vez. Él me había advertido. Una y
otra vez el me había dicho en sus cartas, que tan pronto como estuviera fuera sin seguridad, el vendría por mí. Le había creído pero… verlo en la
realidad era una cosa diferente. Habían pasado tres meses, pero en ese instante, un millón de recuerdos pasaron por mi mente como cristales afilados. Mi cautiverio con Dimitri. La manera en que su boca—tan, tan
cálida, a pesar de que su piel era tan fría—me había besado. El cómo sentía sus colmillos en mi cuello y la dulce felicidad que seguía después…
El lucia de la misma manera también, con esa blanquecina palidez, ojos bordeados con rojo que peleaban con la suavidad de su cabello castaños que le llegaba a la altura de la barbilla, además de las otras hermosas
líneas de su cara. Él tenía su guardapolvo de cuero puesto. Tenía que ser uno nuevo, viendo como su anterior abrigo se había arruinado en nuestra última pelea en el puente. ¿Donde seguía el consiguiéndolos?
-―Salgan‖ grite.
Mis palabras eran para los Moroi, mientras que mi estaca estaba en el corazón de la Strigoi mujer. La momentánea confusión con todos nosotros
en el pasillo la había distraído más a ella que a mí. Tuve una buena visión de ella, fue totalmente claro que ella no esperaba que yo fuera tan rápida.
Había matado a muchos Strigoi porque ellos me subestimaban. Eddie no tenía mi suerte, tropezó cuando Victor lo empujo para pasarlo,
permitiendo a los otros Strigoi—un chico—en frente tirar a Eddie contra la pared.
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De cualquier manera esas eran el tipo de cosas a las que nos
enfrentábamos todo el tiempo, y Eddie respondió maravillosamente. El recupero inmediatamente del golpe y con lo Moroi fuera del camino ahora
Eddie era capaz de ir hacia el Strigoi y ocuparse de él. ¿Y yo? Mi atención estaba en Dimitri.
Pase por encima del Strigoi caído sin siquiera mirarla, Dimitri se había acercado por la espalda, enviando sus hombres al frente de la línea de batalla. Tal vez era porque conocía a Dimitri tan bien, pero sospechaba
que él no se había sorprendido de que yo acabara con uno de ellos tan rápido y que Eddie estaba resistiendo con otro, No dudaba que a Dimitri le
importaba si vivían o morían, Ellos eran solo una distracción para poder llegar hasta mí.
-―Te lo había dicho‖ dijo Dimitri, con los ojos divertidos y afilados. Él estaba mirando cada uno de mis movimientos, cada uno de nosotros
subconscientemente imitando al otro mientras esperábamos porque el otro atacara abiertamente.
-―Te dije que te encontraría‖. -―Si‖ dije tratando de ignorar los gruñidos de Eddie y del otro Strigoi. Eddie
podía con él, yo lo sabía. ―recibí las notas‖
Algo parecido a una sonrisa crispo los labios de Dimitri, exponiendo los colmillos, eso de alguna manera me hizo sentir una mezcla de deseo y de aborrecimiento al mismo tempo. Instantáneamente aparte esos
pensamientos. Había dudado antes con Dimitri y casi había muerto por eso. Me rehusaba a dejar que eso pasara de nuevo, y la adrenalina que
corría por mi cuerpo me servía como un recordatorio de que esta era una situación crítica. Él hizo el primer movimiento, pero yo lo esquivé- casi como si lo hubiera
sentido venir. Ese era nuestro problema, nos conocíamos tan bien—conocíamos lo movimientos del otro tan bien, claro que eso no quería decir que coincidiéramos. Inclusive en vida, el tenia mucha más experiencia que
yo, y sus habilidades elevaron la escala.
-―Y de todas maneras aquí estas‖ dijo él, todavía sonriendo -―Estúpidamente, caminando afuera cuando deberías haberte quedado en la seguridad de la corte. No podía creerlo cuando uno de mis espías me lo
dijo‖. No dije nada, en cambio estaba tratando de golpearlo con mi estaca, él lo
vio venir y salto hacia un lado. El que tuviera espías no me sorprendía—incluso de día.
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Él controlaba una red de Strigoi y humanos de la misma forma y sabía
que tenía ojos y oídos observando la corte. La pregunta era: Cómo demonios había conseguido estar en el hotel en medio del día?, incluso con
vigilantes humanos en el aeropuerto o monitoreando las tarjetas de crédito como Adrian había hecho, Dimitri y sus amigos Strigoi tendrían que haber esperado hasta que anocheciera para poder llegar aquí.
No, no necesariamente, me di cuenta un momento después. Los Strigoi ocasionalmente hacían trabajos durante el día, tenían camiones y vans
con cabinas completamente selladas y oscuras. Entradas subterráneas, los Moroi que querían pasar por el casino Witching Hour sabían de acerca de
los túneles que conectaban algunos edificios. Dimitri debía de saber eso también, si él estaba esperando que yo saliera fuera de las guardias, él hubiera hecho cualquier cosa para llegar a mí. Yo sabía mejor que nadie
cuan recursivo era él.
También sabía que estaba tratando de distraerme mientras hablábamos. -―Pero lo más extraño de todo‖ él continuo, -―es que no viniste sola, trajiste
Morois, siempre tomas riesgos con tu vida, pero no esperaba que fueras tan precipitada con la de ellos‖. Algo se me ocurrió en ese momento. Aparte del débil sonido del casino al
final del otro pasillo y los sonidos de nuestra pela todo lo demás estaba en silencio. Estábamos perdiéndonos un importante sonido, digamos, como la
alarma de la puerta de incendios. -―!Lissa!‖ Grite ―!sal de aquí! Sácalos a todos ellos de aquí‖. Ella debería
haberlo sabido. Todos ellos deberían de haberlo sabido, esa puerta llevaba a los pisos de arriba—y afuera. Aun había sol, no importaba si la alarma
traía a todo el equipo de seguridad del hotel hacia nosotros. Infiernos, eso podría asustar a los Strigoi, lo que importaba era que los Moroi estuvieran seguros.
Pero al comprobar por nuestra conexión me di cuenta del problema. Lissa estaba congelada, asombrada, de repente se había dado cuenta con quien
yo estaba peleando, y el golpe de esto era grande. El saber que Dimitri era un Strigoi era una cosa, verlo—de verdad verlo—bueno, eso era diferente.
Yo sabía por experiencia personal incluso después estar preparada, que su aparición todavía me atemorizaba. Ella estaba aturdida incapaz de pensar o moverse.
Solo me tomo un latido del corazón evaluar sus sentimientos, pero en una pelea con un Strigoi, un solo segundo podría hacer la diferencia entre la
vida y la muerte.
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La conversación de Dimitri había funcionado, aunque lo mire y pesaba
que tenía mi guardia arriba, el paso me empujo contra la pared, sus manos fijando mis brazos dolorosamente que perdí mi agarre de la estaca.
Él puso su cara justo en frente de la mía, tan cerca que nuestras frentes se tocaban
-―Roza…‖ murmuro, su aliento era cálido y dulce contra mi piel, debería haber olido como a muerte o decadencia, pero no -―¿Por qué?¿ Por qué
tienes que ser siempre tan difícil? Deberíamos haber pasado la eternidad juntos…‖
Mi corazón retumbaba en mi pecho, estaba asustada y aterrada de la muerte que sabía que tardaría solo segundos. Y al mismo tiempo estaba
llena de dolor por haberlo perdido. Viendo los rasgos de su cara, oyendo el mismo acento en su voz que incluso ahora me envolvía como terciopelo…
Sentí mi corazón rompiéndose de nuevo. ¿Por qué? ¿Por qué nos había pasado esto? ¿Por qué era el universo tan cruel?. Me las arregle para encender el interruptor de nuevo, una vez más
sabiendo que este era Dimitri, éramos depredador y presa—y yo estaba en peligro de ser comida.
-―Lo siento‖ le dije con mis dientes apretados, empujando fuerte—y fallando—para romper su agarre. -―Mi eternidad no involucra ser parte de
la mafia de los muertos‖ -―Lo sé‖ él dijo y podría jurar que había visto tristeza en su cara, pero me
convencí de que tal vez me la había imaginado. -―La eternidad será solitaria sin ti‖.
De repente escuche un chillido, los dos nos estremecimos. Los ruidos que intentaban asustar a los humanos eran un infierno para personas con el
oído tan sensible como el de nosotros. Aun así no pude evitar sentir alivio. La puerta de incendios. Finalmente, estos idiotas—y si, no tenia reparos en llamar a mis amigos idiotas cuando actuaban en esa forma—habían
dejado el edificio. Sentí la luz del sol por medio de mi conexión y me sentí aliviada, mientras que los colmillos de Dimitri estaban cerca de la arteria
que derramaría la sangre y vida de mi cuello. Esperaba que la alarma lo distrajera, pero él era demasiado bueno. Luche
con él una vez más, esperando poder sorprenderlo, pero no había forma. Lo que lo sorprendió fue la estaca de Eddie que estaba enterrada en su estomago.
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Dimitri gruño con dolor y me soltó volviéndose hacia Eddie. La cara de
Eddie era seria, y no parpadeo. Si ver a Dimitri lo desconcertó, mi amigo no lo demostró. Por todo lo que sabía, Eddie ni siquiera lo veía como
Dimitri. Probablemente todo o que él veía era a un Strigoi, esa era la forma en que nos habían entrenado. Los veíamos como monstruos, no como gente.
La atención de Dimitri no estaba en mi por el momento, el quería planear mi muerte, Eddie simplemente era un molestia de la que quería librarse
para poder continuar con su juego.
Eddie y Dimitri se sumergieron en un baile, similar al que yo había tenido con él momentos antes, excepto que Eddie no conocía los movimientos de Dimitri como yo lo hacía, por lo cual Eddie no era totalmente capaz de
esquivarlo Dimitri lo agarro por el hombro y lo empujo hacia la pared.
La maniobra pretendía romper el cráneo de Eddie, pero Eddie se las arreglo para que fuera su cuerpo el que tomara la mayor parte del impacto. De cualquier manera debería doler, pero estaba vivo.
Todo esto sucedió en milisegundos. Y en esos breves momentos mi perspectiva cambio, cuando Dimitri había estado inclinado sobre mí, cerca
de morderme, me las había arreglado para vencer ese impulso de pensar en él cómo Dimitri, la persona que una vez había amado. Continuamente
forzada en la posición de una víctima, con mi vida a punto de terminar, seguía intentando estar en modo de pelea.
Ahora viendo alguien más pelear con Dimitri… viendo la estaca de Eddie saliendo de él… bueno, de repente perdí mí objetividad. Recordé porque
había venido aquí, lo que solo hace un momento aprendido habíamos aprendido de Robert. Frágil, todo era tan frágil. Me había jurado que si el momento que si llegaba el momento en que Dimitri estuviera a punto de
matarme y no había aprendido como salvar a un Strigoi, lo haría, lo mataría y esta era mi oportunidad.
Entre Eddie y yo podríamos acabar con Dimitri, podríamos cavar son ese estado de maldad, así como él un día lo quiso.
Pero… menos de una hora antes, me habían dado la pequeña esperanza de que un Strigoi pudiera ser salvado. Verdad, esa parte en que el la persona
que usaba el espíritu tendría que estacarlo era totalmente absurda, pero Víctor lo había creído. Y si alguien como él lo había creído… No podía hacerlo, Dimitri no podía morir, no todavía.
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Salí disparada con mi estaca, un golpe duro que hirió a Dimitri en la parte
de atrás de la cabeza, él dejo salir un rugido de rabia y se las arreglo para empujarme contra la pared mientras él seguía enfrentándose con Eddie.
Dimitri era así de bueno. Pero la estaca de Eddie estaba acercándose al corazón de Dimitri, y la mirada de mi amigo era firme en el intento de matarlo.
La atención de Dimitri variaba entre los dos, y en un pequeño lapso—solo en medio respiro—vi que Eddie tenía su estaca lista en el sitio y a punto de
dispararla al corazón de Dimitri, un disparo que podría haber tenido éxito donde el mío había fallado.
Y fue por porque, con un movimiento fluido, me moví con mi estaca en medio de los dos hiriendo la cara de Dimitri y golpeando el brazo de Eddie
para ponerlo aparte. Era un cara bonita, y odie el estropearla, pero sabía que Dimitri sanaría. Mientras hacia ese ataque, lo empuje para pasarlo,
empujando a Eddie tan fuerte que él y yo tropezamos contra la puerta de incendios mientras que él continuaba chillando su advertencia.
La cara de piedra de Eddie se vio algo sorprendida que por un momento pensé que nos encontrábamos estancados: Yo empujándolo a él contra la puerta y el empujándome hacia Dimitri, vi pensé ver un momento de duda:
La posición en la que se encontraba era muerta, y Eddie estaba en el limite a punto de empujarme hacia un Strigoi, lo cual su entrenamiento no le
permitía. Dimitri estaría mirando la oportunidad, su mano agarro mi hombro
tratando de jalarme de nuevo. Eddie me agarro por el brazo y me empujaba hacia él. Grite por la sorpresa y el dolor, se sentía como si
fueran a partirme en dos. Dimitri era de lejos el más fuerte, pero atrapada en el medio, mi peso jugaba un papel y me impulse hacia el lado de Eddie, lo que nos sirvió para ganar algún terreno. Aun así era muy lento, como
caminar en la miel, por cada paso que me las arreglaba para dar hacia adelante, Dimitri me arrastraba hacia atrás.
Pero Eddie y yo hacíamos un lento—y muy, muy doloroso—progreso hacia la puerta. Algunos momentos después, escuche el ruido de unos pies y
voces -―Seguridad‖, gruño Eddie dándome un tirón.
-―Mierda‖ dije yo.
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-―No puedes ganar‖ siseo Dimitri, se las arreglo para poner las dos manos
en mis hombros y ahora era más fuerte que nosotros
-―¿De verdad?, estamos a punto de tener la completa patrulla de ataque del Luxor aquí‖
-―Estamos a punto de tener un pila de cuerpo humanos aquí‖ dijo él con desdén. Los humanos nos alcanzaron. No estaba segura de cuáles fueron sus
impresiones. ¿Algún tipo atacando a dos jóvenes? Ellos nos gritaron que nos detuviéramos y nos marcháramos, instrucciones que los tres
ignoramos para seguir con la lucha. Debieron haber puesto sus manos encima de Dimitri, todavía me tenia agarrada pero su asimiento se aflojo lo bastante para que un tirón de Eddie casi me hiciera caer y fuera libre.
Eddie y yo no miramos hacia atrás, ni siquiera cuando los guardias nos estaban gritando a nosotros también.
Ellos no eran los únicos gritándonos, justo antes de abrir la puerta, escuche a Dimitri llamándome. Había una burla en su voz
-―No se ha acabado Roza. ¿En realidad piensas que hay algún sitio en el mundo donde puedas ir y yo no pueda encontrarte?‖. La misma advertencia, siempre la misma advertencia.
Hico lo mejor que pude por ignorar el miedo que esas palabras me
inspiraban. Eddie y yo hacia el aire desértico y hacia la luz solar que había allí, a pesar de que casi era de noche. Estábamos en el parqueadero del Luxor que no estaba lo suficientemente
atestado para que nos pudiéramos esconder. Sin decirnos ni una sola palabra, él y yo caminamos a toda velocidad hacia la multitud. Conociendo
que nuestras habilidades físicas nos permitirían pasar a cualquier humano que nos persiguiera y así dejarnos mesclar con la gente.
Funciono. Nunca vi cuantos nos persiguieron. Mi suposición era que el equipo de seguridad había volcado toda su atención en el tipo alto que estaba matando gente en el hotel. Las voces que nos gritaban se perdieron
y Eddie y yo finalmente empezamos a disminuir la velocidad hasta que nos detuvimos en frente de New York- New York, y de nuevo, sin decir una
palabra entramos al hotel. Tenía una disposición rara y estaba mucho más atestada que el Luxor y fácilmente nos perdimos, mientras encontrábamos un lugar vacio en el lugar más alejado del casino del hotel.
La huida había sido difícil incluso para nosotros, y nos tomo un momento recuperar el aliento mientras estábamos allí.
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Sabía que las cosas se habían puesto serias cuando Eddie finalmente se
giro hacia mí y la rabia encendía su cara. Eddie era siempre el retrato de la calma y el control, desde que los Strigoi lo habían secuestrado el año
pasado. Eso lo haba enfurecido, haciéndolo más determinado al momento de encarar cualquier reto. Pero oh, el estaba furioso con migo.
-―¿Qué demonios fue eso?‖ dijo Eddie ―!Lo dejaste ir!‖ Puse mi mejor cara de pensativa, pero parecía que no funcionaria hoy.
- ―Qué, ¿te perdiste la parte donde lo estacaba?‖
-―! Tenía su corazón! Tenía la oportunidad y tú me detuviste‖
-―Seguridad estaba llegando. No teníamos tiempo, necesitábamos salir de ahí, y no podíamos dejar que ellos nos vieran matándolo‖
-―No creo que haya quedado nadie para que `pueda reportar haber visto algo‖, Eddie respondió, parecía que estaba tratando de recobrar el control -
―Dimitri dejo un pila de cuerpos allá. Lo sabes. Personas murieron porque tu no me dejaste estacarlo‖.
Me estremecí, dándome cuenta que Eddie tenía razón. Esto debió haber terminado allá.
No había visto la cantidad de guardias de seguridad. ¿Cuántos habían muerto?, eso no era relevante. Solo importaba el hecho de que gente
inocente había muerto, incluso uno era demasiado y eso era mi culpa.
Mi silencio hizo que Eddie presionara sobre esta ventaja -―¿Cómo pudiste tu de todas las personas olvidar la lección?, sabía que él
solía ser tu instructor—solía ser, pero ahora el no él es mismo. Nos taladraron con eso una y otra vez. No pienses en él como una persona‖.
-―Lo amo‖ solté sin querer hacerlo. Eddie no lo sabía. Solo unas personas sabían acerca de mi relación romántica con Dimitri y lo que había pasado
en Siberia. -―¿Qué?‖ Eddie grito en medio de un jadeo. Su rabia se había
transformado a consternación. -―Dimitri… él es más que mi instructor‖
141
Eddie continuo mirándome por varios segundos -―Era‖ dijo al final.
-―¿Huh?‖
-―Él era más que tu instructor, tu lo amabas‖. La momentánea confusión de Eddie se había ido. Era de nuevo el duro guardián sin simpatía -―Lo
lamento, pero está en el pasado, cualquier cosa entre ustedes. Tienes que entenderlo, la persona que amabas se ha ido, ¿el tipo que acabamos de ver? No es el mismo‖.
Despacio sacudí mi cabeza
-―Yo… lo sé. Sé que no es él. Sé que él es un monstruo pero podemos salvarlo… si podemos hacer lo que Robert nos estaba contando…‖
Los ojos de Eddie se abrieron de par en par y por un momento el pareció
mudo por la sorpresa. -―¿Es esto de los que se trata? Rose, es totalmente ridículo, no puedes
creer eso. Los Strigoi están muertos, se han ido de entre los vivos. Robert y Víctor estaban hablando un montón de estupideces‖
Ahora era yo la sorprendida
-―¿entonces por qué estas todavía aquí? ¿Por qué te has quedado con nosotros?‖
Eddie alzo sus manos con exaspero
-―Porque tú eres mi amiga. Me quede contigo durante esto… ayudar a escapar a Víctor, escuchar a su hermano loco… porque sabía que me necesitabas. Todos ustedes, para ayudarles a mantenerse a salvo. Pensé
que tenias una verdadera razón para liberar a Víctor—y que después lo devolveríamos a prisión, te suena eso loco?. Si, de pronto pero eso es normal para ti, siempre has tenido una buena razón para hacer lo que
haces‖. Suspirando dijo -―Pero esto… esto es cruzar la línea. Dejar a un Strigoi escapara por tratar de alcanzar una idea—una idea que
posiblemente no funcione—es diez veces peor de lo que hicimos con Víctor. Cientos de veces peor. Otro día que Dimitri camina por el mundo, es otro día que personas van a morir‖
Me derrumbe sobre la pared y cerré mis ojos, sintiéndome enferma, Eddie tenía razón. Lo había estropeado todo.
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Me había prometido que mataría a Dimitri si lo encontraba antes de poder
perseguido la solución de la que nos había hablado Robert. Todo debería de haber acabado hoy… pero me había aturdido de nuevo.
Abrí mis ojos y me enderece necesitando encontrar un nuevo propósito, antes de que estallara en lágrimas en medio del casino.
-―Tenemos que encontrar a los demás, están desprotegidos‖.
Esa era probablemente la única manera que podría para a Eddie de seguirme regañando. El deber nos llamaba. Proteger a los Moroi
-―Puedes saber donde esta Lissa‖
La conexión nos había mantenido en contacto con ella durante el escape, pero no me había permitido ir más lejos de saber que estaba viva y bien.
Profundice un poco más la conexión ahora ―cruzando la calle en el MGM‖. Había visto el enorme hotel cuando entramos en este, pero no me había dado cuenta que Lissa estaba allí. Ahora la podía sentir, escondiéndose en
una multitud como nosotros, asustada pero no herida. Pensé que tal vez ella y los otros habían optado por estar bajo el sol, pero instintivamente se habían dirigido hacia la seguridad detrás de las paredes.
Eddie y yo no hablamos más acerca de Dimitri mientras caminábamos y
cruzábamos el camino atestado. El cielo se estaba tornando anaranjado, pero todavía se sentía seguro estar fuera, mucho más seguro que los pasillos del Luxor.
Por la conexión siempre podría encontrar a Lissa y sin dudar guie a Eddie
a través de MGM por todos los sitios y giros de este—honestamente la apariencia de estos lugares se ponía cada vez más confusa—hasta que vimos a Lissa y Adrian cerca de una fila de maquinas. Él estaba fumando.
Apenas me vio Lissa, corrí sobre mí y me abrazo. -―Por Dios, estaba tan preocupada, no sabía que les había pasado a
ustedes, odio que esta conexión sea de un solo lado‖
Forcé una sonrisa para ellos -―Estamos bien‖ -―Solo algo magullada‖ reflexiona Adrian acercándose sin duda.
En medio de la adrenalina de la pelea, era fácil no darse cuenta de las heridas y el dolor. Después cuando la lujuria de la pelea se había ido, te
dabas cuenta de todo por lo que había pasado tu cuerpo.
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Estaba tan agradecida de ver a Lissa que había olvidad algo que Eddie
había notado- ―¿Chicos, dónde están Víctor y Robert?‖.
La felicidad abandono la cara de Lissa e incluso Adrian dejo de sonreír -―Demonios‖ dije sin necesidad de dar ninguna explicación.
Lissa asintió, con los ojos abiertos de par en par y culpables
-―Los perdimos.‖
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CCaappiittuulloo 1111 Traducido por Anae
Corregido por Mo0sha
QUE BIEN. PERFECTO. Para decidir nuestro próximo curso de acción, nos tomó un tiempo.
Tiramos ideas débiles para realizar un seguimiento a Robert y Víctor, todas las cuales finalmente fueron derribadas. El teléfono de Robert era un
celular, y mientras que la CIA podía rastrear ese tipo de cosas, ciertamente nosotros no. Incluso si la dirección de Robert fue incluida en la guía telefónica, sabía que Víctor no lo hubiera dejado volver allí. Y mientras que
Adrian y Lissa podrían detectar el aura de un usuario del espíritu, podíamos ir vagando sin rumbo en una ciudad y esperando encontrar algo.
No estaba de suerte con esos dos fuera. No había nada que hacer por ahora, solo bajar la cabeza ante la corte y enfrentar el castigo que nos
esperaba. Nosotros - yo - la habíamos jodido. La puesta del sol se acercaba - y viendo que ya no teníamos a un
delincuente conocido por nosotros que nos metiera en problemas - mi grupo con tristeza decidió dirigirse al Witching Hour (el casino) para hacer
nuestros planes de viaje. Lissa y yo teníamos el potencial de ser reconocidas por allá, pero las chicas fuera de control, no entraban dentro de la misma categoría de traidores fugitivos.
Decidimos lanzar los dados (sin juego de palabras) y colgar alrededor de los lugares con más riesgos de ataques de Strigoi, a guardianes, antes de
salir de Las Vegas. Witching Hour no era diferente de cualquiera de los otros casinos en que
habíamos estado - a menos que uno supiera que buscar. Los seres humanos no estaban demasiado interesados en el encanto de los juegos y la ostentación. Se notaba que muchos de los demás clientes eran
uniformes, altos, delgados y pálidos. En cuanto a la dhampirs? Los seres humanos no podían decir que no eran humanos. Sólo el extraño sentido de
dhampirs, morois, nos permitía saber quién era quién. Esparcidos entre los vítores, charlando, y - a veces – protestas, entre la
multitud estaban guardianes. Al igual que en la demanda como tutores, sólo un puñado se podían asignar a tiempo completo a un lugar como este. Afortunadamente, sus números fueron reforzados por los ricos y poderosos
que habían llegado a jugar.
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Emocionado un Moroi gritó sobre las máquinas tragamonedas o la ruleta, mientras que en silencio, los guardianes vigilantes flotaban detrás de ellos,
vigilando en todo momento que ningún Strigoi estuviera aquí. -¿Y ahora qué?- preguntó Lissa, casi gritando por el ruido. Era la primera
vez que ninguno de nosotros había hablado, desde que decidimos venir aquí. Habíamos parado cerca de algunas mesas de blackjack, justo en medio de todo.
Suspiré. Mi estado de ánimo estaba tan oscuro, que ni siquiera necesitaba
de cualquier efecto secundario del espíritu. Perdí a Víctor, perdí a Víctor. Mis propias acusaciones mentales estaban en un espiral sin fin.
-Encontremos su centro de negocios y reservemos entradas fuera de aquí- dije. -Dependiendo de cuánto tiempo hasta que podamos tomar un vuelo,
tendremos que conseguir una habitación de nuevo.-Los ojos de Adrian exploraron la acción en torno a nosotras, más persistentes en uno de los muchos bares. –No, nos va a matar pasar un poco de tiempo aquí.
Chasque -¿En serio? Después de todo lo que pasó, eso es todo lo que puedes pensar?
Su mirada embelesada se volvió hacia mí y se convirtió en un ceño
fruncido. -Hay cámaras aquí. La gente las puede reconocer. Obtener pruebas sólidas de que estabas en este casino y no en Alaska es un buen motivo.
-Es cierto- admití. Creo que el aire hastiado típico de Adrian enmascaraba
su malestar. Fuera de esto aprendimos, porque realmente había que llegar a Las Vegas, el también había corrido con Strigois- Dimitri entre ellos. Eso nunca es una experiencia fácil para cualquier Moroi. -Aunque nosotros
aun no teníamos coartada del porque actualmente nos encontrábamos en Alaska
-En tanto que Víctor no se vea llegar por aquí, nadie va a hacer la conexión.- La voz de Adrian se convirtió en amarga. -Lo que realmente
demuestra lo estúpidos que son todos. -Nos ayudó que Víctor pusiera distancia,- dijo Lissa. -Nadie pensara que
nosotros seriamos tan locos como para dejarlo salir. Eddie, permaneciendo en silencio, me dirigió una mirada y asintió.
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-Entonces, está arreglado-, dijo Adrian. -Alguien vaya por los boletos. Voy
a tomar un trago y probar a algunos juegos. El universo me debe algo de buena suerte.
-Voy a buscar los boletos-, dijo Lissa, escaneo una señal que indicaba las instrucciones de la piscina, servicios sanitarios - y centro de negocios.
-Iré contigo-, dijo Eddie. Considerando que antes su expresión era acusatoria, ahora parecía estar evitando mi mirada por completo.
-Muy bien- dije, cruzando los brazos. -Avísenme cuando hayan terminado,
y nos vayamos a encontrar-. Esa fue Lissa, es decir, ella me decía a través del lazo.
Convencido de que era libre, Adrián se dirigió directamente a la barra, me arrastre tras él.
-Un Tom Collins,- le dijo al cantinero Moroi. Era como si Adrian tuviera un diccionario de mezclas, mental en la cabeza y apenas hizo la revisión uno
por uno. Yo casi nunca le vi beber la misma cosa dos veces. -La quieres fortalecida?- preguntó el cantinero. Que vestía una impecable
camisa blanca y corbata de lazo negro y no parecía mayor que yo.
Adrian hizo una mueca. "No" El camarero se encogió de hombros y se volvió para hacer la bebida.
"Fortalecida" era el código Moroi para poner una inyección de sangre en la bebida. Había un par de puertas detrás de la barra, las que probablemente
conducían a los alimentadores. Al mirar hacia abajo la barra, podía ver Moroi riendo feliz con bebidas teñido de rojo. Algunos le gustaba la idea de tomar la sangre con alcohol. La mayoría - como Adrián, al parecer – no
tomaban muestras de sangre a menos que fuera "directamente de la fuente." Supuestamente no tenía el mismo sabor.
Mientras esperábamos, un Viejo Moroi de pie junto a Adrian me observo y asintió con la aprobación. –Tú, tienes una Buena-, le dijo a Adrian. -Joven,
pero esa es la mejor manera.- Un chico, que también bebía vino tinto o de sangre pura, volvió la cabeza hacia los otros que estaban en el bar. -La mayoría de ellas se emplean y acaban.
Seguí su gesto, incluso a través de no ser necesario.
147
Intercaladas entre los seres humanos y Moroi varias mujeres dhampir,
vestidas, llenas de glamour en seda y vestidos de terciopelo, que dejaba poco a la imaginación. La mayoría eran mayores que yo. Las cuales tenían
una mirada cansada en sus ojos, a pesar de su risa coqueta. Putas de sangre. Fulmine con la mirada al Moroi.
"No te atrevas a hablar de ellas así, o te rompo la copa de vino en la cara." Los ojos del chico se abrieron como platos, y miró a Adrian. -Valiente-.
-No tienes ni idea-, dijo Adrian. El camarero volvió con el Tom Collins. -
Ella ha tenido una especie de mal día. El gilipollas chico Moroi no volvió su mirada a mí. Al parecer el no tomo mi
amenaza tan en serio como debería haberla tomado. -Todo el mundo tiene un mal día. Escuchan la noticia?
Adrian parecía relajado y divertido, mientras tomaba su bebida, pero de pie tan cerca de él, lo sentí tensarse un poco. -¿Qué noticias hay?
-Víctor Dashkov. Ya sabes, ese tipo que secuestró a la chica Dragomir y conspiraba contra la reina? Se escapó.
Las cejas de Adrian se elevaron. -Escapo? Eso es una locura. Oí que él
estaba en algún lugar de máxima seguridad. -Lo estaba. Nadie sabe lo que pasó realmente. Ellos supone que seres
humanos se involucraron... Y luego la historia se vuelve extraña.
-Qué tan extraña?- pregunté. Adrián pasó un brazo alrededor de mí, que sospechaba era un mensaje
silencioso para dejarlo sentarse a hablar. Ya sea porque él creía que era el comportamiento "correcto" de una puta sangre o porque le preocupaba que le diera un puñetazo al chico, no podría decirlo.
-Uno de los guardias que estuvo ahí - pensaba que estaba bajo control.
También convenientemente dice que todo es una bruma y no puede recordar mucho. Les he oído a algunos miembros de la realeza que están ayudando con la investigación.
Adrián se echó a reír, dando un buen trago a su bebida. -Eso es conveniente. Suena como un trabajo interno para mí. Víctor tiene un
montón de dinero. Suficiente para sobornar a un guardia. Eso es lo que creen que pasó.
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Había una suavidad agradable en la voz de Adrian, y una sonrisa algo
tonta apareció en el rostro del otro tipo, me di cuenta de que Adrián había utilizado un poco de compulsión. -Apuesto a que tienes razón.
-Usted debe decirle a sus amigos reales-, añadió Adrian. -Un trabajo interno.
El chico asintió con vehemencia. -Lo haré.
Adrian le sostuvo la mirada unos instantes más y, finalmente, miró hacia abajo para el Tom Collins. El aspecto cristalino de los ojos del hombre
desapareció, pero yo sabía que el fin de Adrián para difundir el trabajo de "dentro" de la historia se quedaría. Adrian se tragó el resto de la bebida y dejo el vaso vacío sobre la barra. Estaba a punto de volver a hablar cuando
algo de la habitación llamó su atención. El hombre Moroi también lo noto, seguí sus miradas para ver lo que a ellos los tenía cautivados por su fama.
Gemí. Las mujeres, por supuesto. Al principio pensé que eran dhampirs de mi tipo, las que parecía estar llamando la atención de la mayor parte de los
dulces ojos aquí. Una reacción tardía revelo para mi sorpresa: las mujeres eran Moroi. Moroi bailarinas, para ser precisos. Había varias de ellas, vestidas con vestidos cortos, con lentejuelas de corte bajo. Solamente,
cada una llevaba un color diferente de joya en tonos: cobre, azul de pavo real. . . Las plumas y diamantes de imitación brillaban en el pelo, ellas
sonreían y reían a su paso por la multitud, de una manera bella y sexy diferente de mi carrera.
Lo que no fue una sorpresa. Yo tendía a notar como los hombres Moroi se comía con los ojos a las mujeres dhampir más a menudo, simplemente
porque yo era un dhampir. Pero, naturalmente, los hombres se sentían atraídos por Moroi y se enamoraban de sus propias mujeres. Así era como su raza sobrevivió, y aunque los hombres Moroi puede ser que deseen
perder el tiempo con dhampirs, casi siempre terminan con su propia especie.
Las bailarinas eran altas y elegantes, de apariencia brillante, lo que me hizo pensar que su camino era la actuación. Yo solo podía imaginar la
pantalla brillante de danza que debían tener. Pude ver claramente como Adrian las apreciaba más, a juzgar por su mirada con los ojos abiertos. Le di un codazo.
-Hey!
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La última de las bailarinas desapareció entre la multitud del casino, frente
a un cartel que decía: TEATRO, como había sospechado. Adrian volvió a mirarme, torneando una sonrisa canalla.
-No hay nada malo con mirar.- Me dio una palmadita en el hombro.
El Moroi junto a él asintió con la cabeza. -Creo que podría asistir a un espectáculo hoy.- Él se arremolinaban alrededor de su bebida. -Todo este asunto Dashkov y el desorden con los Dragomirs... Me hace triste, pobre
Eric. Era un buen tipo.
Puse una mirada dudosa. -Usted sabía de Lissa - Eric Dragomir? -Claro que sí.- El Moroi indicó con un gesto. -He sido gerente aquí por
años. Él estaba por aquí todo el tiempo. Créanme, él tenía aprecio por algunas mujeres.
-Estás mintiendo-, dije con frialdad. -Adoraba a su esposa.- Yo había visto a los padres de Lissa juntos. Incluso en una edad joven, yo había podido
ver el loco amor que se tenían. -No estoy diciendo que hiciera algo. Al igual que su novio, dijo, nada malo
con mirar. Pero mucha gente sabía que al príncipe Dragomir le gustaba continuar la fiesta donde quiera que fuera - especialmente si había
compañía femenina.- El Moroi suspiró y levantó su copa. –Es una lástima, maldita sea, lo que le ocurrió. Aquí tenemos la esperanza de que capturen a Dashkov ese hijo de puta y dejen a la niña de Eric tranquila.
No me gustaba este tipo de insinuaciones acerca del padre de Lissa y
agradecí que ella no estuviera allí. Lo que me inquietaba es lo que había encontrado recientemente del hermano de Lissa, André también había sido una especie de chico fiestero y un rompecorazones. ¿Ese tipo de cosas son
de familia? Lo que André había hecho no estaba bien, pero había una gran diferencia entre las hazañas de un adolescente y las de un hombre casado. No me gusta admitirlo, pero incluso la mayoría de los hombres en el amor
siguen protegiendo a otras mujeres. Adrián era una prueba. Aún así, pensé que a Lissa no le gustaría la idea de ver a su padre coquetear con
otras mujeres. La verdad sobre André había sido bastante difícil, y yo no quería tener nada que ver con destruir los recuerdos angelicales de sus padres.
Le di a Adrian una mirada que decía que de seguir escuchando a este hombre por más tiempo realmente se reduciría a una pelea a puñetazos.
Yo no quería estar aquí si Lissa llegaba en busca de nosotros.
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Adrian, siempre más astuto de lo que parecía, me sonrió.
-Bueno, mi dulce, vamos a probar suerte? Algo me dice que vamos a
vencer las probabilidades, como siempre. Yo le di una mirada. "Lindo".
Adrian me guiñó un ojo y se levantó. -Encantado de hablar con usted-, le dijo al Moroi.
-Yo también-, dijo el hombre. La esclavitud de la compulsión se estaba
disipando. –Deberías de vestirla mejor, ya sabes. -No estoy interesado en poner ropa sobre ella - dijo Adrian mientras me
conducía a distancia.
-Mira eso-, advertí con los dientes apretados -o tú podrías ser el que termine con una copa de vino en la cara.-
-Estoy jugando en parte, pequeña dhampir. Uno que va asegurándose que no se metan en problemas.- Nos detuvimos cerca de sala de póquer del casino, y Adrián me evaluó con la mirada de cabeza a pies. –Sin embargo,
ese tipo tenía razón acerca de la ropa.
Apreté los dientes. -No puedo creer que él dijera esas cosas acerca del papá de Lissa.
-Los chismes y rumores nunca desaparecerán, todas las personas quieren saberlos. No importa si estás muerto. Además, esa conversación fue en
realidad nuestra, y me refiero a tu ventaja. Alguien más, probablemente, teniendo en cuenta el trabajo que hiciste. Ese tipo puede ayudarnos a saber más, eso va a garantizar que incluso los mejores guardianes no se
vean involucrados. -Supongo-. Por fuerza, empuje mi temperamento hacia abajo. Yo siempre
había sido explosiva, y sabía a ciencia que había recogido ciertos códigos de la oscuridad de Lissa en las últimas veinticuatro horas fueron
empeorando la situación, como había temido. Cambié de tema, en dirección a terrenos más seguros. -Estás siendo muy agradable ahora, teniendo en cuenta lo disgustado que estaba antes.
-Yo no estoy tan feliz, pero he hecho algunas reflexiones-, dijo Adrian.
-Oh? ¿Podrías Iluminarme?
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-Aquí no. Ya hablaremos más tarde. Tenemos cosas más importantes de
qué preocuparnos.
-Que, el encubrimiento de un delito y salir de esta ciudad sin ser atacados por Strigoi?
-No. Me gustaría ganar dinero. -¿Estás loco?- Pregunte a Adrian, lo que nunca era una buena idea.
Acabamos de escapar de un montón de monstruos sedientos de sangre, y en lo único que puedes pensar es en el juego?
-El hecho de que estamos vivos significa que debemos vivir-, argumentó. -Sobre todo si tenemos el tiempo, de todos modos.
-Tú no necesitas más dinero.
-Lo haré por si mi padre no me da más. Además, realmente disfruto del juego.
Por "disfrutar del juego", rápidamente me di cuenta de que para Adrian significaba "hacer trampa". Si se considera hacer trampa utilizar al
espíritu. Porque no era tanto el poder mental ligado al espíritu, sus usuarios eran muy buenos en la lectura de personas. Víctor había tenido
razón. Adrian bromeó y siguió ordenando bebidas, pero me di cuenta que estaba prestando mucha atención a los demás. Y aunque se cuidó de no decir nada de forma explícita, sus expresiones hablan por sí - confiado,
seguro, molesto. Sin palabras, todavía era capaz de proyectar la compulsión y un fanfarronear a los otros jugadores.
-Enseguida vuelvo-, le dije, sintiendo el llamado de Lissa.
Me despidió con la mano, sin preocuparse. Yo no estaba preocupada por su seguridad, ya que había unos cuantos guardianes en la sala. Lo que me preocupaba era la posibilidad de que algunos guardias del casino se dieran
cuenta de su compulsión y nos echaran a todos hacia fuera. Todos los vampiros ejercían la compulsión hasta cierto punto, pero los usuarios del
espíritu la ejercían con mayor intensidad. Su uso se considera inmoral, por lo que fue prohibido entre los Moroi. Un casino sin duda tendría razón de sobra para mantenerla fuera de este.
El centro de negocios resultó estar cerca de la sala de póquer, y me encontré con Lissa y Eddie rápidamente. -¿Cuál es el informe? -Les
pregunté mientras caminábamos de regreso.
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-Tomaremos un vuelo en la mañana,- dijo Lissa. Ella dudó. -Podríamos
haber salido esta noche, pero...
No necesitaba finalizar. Después de lo que habíamos enfrentado hoy, nadie quería arriesgarse a la más mínima oportunidad de encontrarse con un Strigoi.
El camino al aeropuerto sólo requeriría de un viaje en taxi, pero aún así, eso significaría que tendríamos que correr un riesgo en la oscuridad.
Negué con la cabeza y los conduje hacia la sala de póquer. -Hiciste lo
correcto. Tenemos tiempo para matar ahora.... ¿Quieres conseguir una habitación y dormir un poco?
-No- Ella se estremeció, y sentí su miedo. -No quiero dejar esta multitud. Y yo estoy un poco asustada de lo que podría soñar…
Adrián podría ser capaz de actuar como si no se preocupara por los Strigoi, pero recordaba los rostros expectantes e inquietantes de Lissa- en
especial el de Dimitri. -Bueno- dije, con la esperanza de hacerla sentir mejor -quedarnos aquí nos ayudará a seguir detrás del horario del Tribunal. También puede ser que Adrian nos arroje a la seguridad del
casino.
Como esperaba, efectivamente Lissa se distrajo viendo a Adrian engañar con el espíritu tanto que ella se intereso en jugar de la misma manera. Genial. Le instó a aumentar la seguridad de juegos y recapituló cómo
Adrian había plantado la idea de un trabajo interno en la cabeza del chico de Moroi. Dejé a un lado la parte de padre de Lissa. La noche transcurrió
sin incidentes milagrosamente – sin uno de los Strigoi o el tipo de seguridad - y un par de personas, incluso reconocieron a Lissa, eso ayudaría a nuestra coartada. Eddie no me dirigió la palabra durante toda
la noche. Salimos de la Witching Hour por la mañana. Ninguno de nosotros estaba
feliz por perder a Víctor o por el ataque, pero el casino nos había calmado a todos un poco - al menos hasta que llegamos al aeropuerto. En el casino,
habíamos sido inundados con noticias Moroi, aislados del mundo humano. Pero a la espera de nuestro avión, no podía dejar de mirar el televisor que parecía estar en todas partes.
La historia titular de la noche, era todo sobre un asesinato en masa más en el Luxor, que había dejado pistas para la policía. La mayoría de los
guardias de los casinos involucrados habían muerto con el cuello roto, y no se encontraron los demás cuerpos.
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Mi conjetura era que Dimitri los había arrojado afuera, donde el sol los
convertía nuevamente en ceniza. Mientras tanto, Dimitri se había escapado, sin dejar tras de él, otros testigos. Incluso las cámaras no
habían grabado nada, lo cual no me sorprendió. Si pudiera desactivar la vigilancia en una prisión, Dimitri ciertamente lo conseguiría en un hotel de humanos.
Cualquier mejoría del estado de ánimo que había conseguido, al instante desapareció, y no hablamos mucho. Yo me quedé fuera de la mente de
Lissa, porque no tenía la necesidad de sus sentimientos depresivos para amplificar los míos.
Habíamos organizado un vuelo directo a Filadelfia y luego cogería un vuelo de vuelta directo al aeropuerto cerca de la Corte. Lo que habría frente a
nosotros una vez allí. . . bueno, eso probablemente sería la última de nuestras preocupaciones.
Yo no estaba preocupada por un ataque de Strigoi en nuestro avión durante el día, y sin ningún tipo de presos a mirar, me dejé caer en el
sueño que tanto necesita. No podía recordar la última vez que había recibido alguna en este viaje. Yo dormía profundamente, pero mis sueños eran acosados por el hecho de que yo había dejado tras de una de las
Moroi, el escape de delincuente y que permitió a un Strigoi caminar libre, consiguiendo a un montón de seres humanos asesinados. Celebre que
ninguno de mis amigos fueran los responsables. Este desastre fue todo gracias a mí.
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CCaappiittuulloo 1122 Traducido por Dany
Lo cual fue confirmado cuando finalmente regresamos a la Corte Real. Yo no era la única en problemas, por supuesto. Lissa fue convocada para ser castigada por la reina, aunque yo sabía que no iba a sufrir ningún
castigo real.
No como Eddie y yo. Puede que estuviéramos fuera de la escuela, pero estábamos técnicamente bajo la jurisdicción de los guardianes oficiales ahora, lo que significa que nos enfrentábamos a tantos problemas como
cualquier empleado desobediente. Solo Adrian escapaba de las consecuencias. Él era libre de hacer lo que quisiera.
Y realmente mi castigo no fue tan malo como podría haber sido. Honestamente, ¿Qué tengo que perder en estos momentos? Mis
posibilidades de proteger a Lissa habían sido incompletas, y nadie me querría como guardián, salvo Tasha de todos modos. Un loco fin de semana en las Vegas-que era nuestro tema de portada-
apenas lo suficiente para disuadirla de tomarme. Era suficiente, sin embargo, para hacer algunas de las perspectivas de Eddie, retirar sus
peticiones para que él fuera su guardián. Muchos lo querían todavía a él, no estaba en peligro de perder una buena
posición, pero me sentí terriblemente culpable. Él no dijo ni una palabra a nadie sobre lo que había hecho, pero cada vez que me miraba, podía ver la
condena en sus ojos. Y vi a un montón de eso en los días siguientes. Resultó que los guardianes tenían un sistema para hacer frente a los desobedientes.
-"Lo que hizo fue tan irresponsable que puede ser que deban regresar a la escuela. Infierno, escuela primaria, incluso."
Estábamos en una de las oficinas de los guardianes, recibiendo los gritos de Hans Croft, el encargado de todos los guardianes en la corte y alguien
que fue instrumental en trabajos de guardianes. Era un dhampir de unos cincuenta años, con un frondoso bigote gris y
blanco. También era un imbécil. El olor a humo del cigarro siempre le rodeaba. Eddie y yo estábamos sentados humildemente ante él, mientras se pasaba las manos detrás de su espalda.
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-―Pudieron haber conseguido matar a la última Dragomir - por no
mencionar al muchacho Ivashkov. ¿Cómo crees que hubiera reaccionado la reina con su sobrino-nieto? ¡Y hablando sobre la sincronización! Ustedes
salen de la fiesta justo cuando el hombre que intentó secuestrar a la princesa se escapa. No es que vosotros sepáis que pasó, ya que estabais probablemente muy ocupados en las máquinas tragamonedas y usando
sus tarjetas de identidad falsas¨. Hice una mueca por la referencia de Victor, aunque supongo que debería
(de estar aliviada de estar fuera de toda sospecha de su fuga.) haberle sido revelado que estábamos encina de toda sospecha para su fuga. Hans leyó
mi gesto como una admisión de culpabilidad. -―Es posible que se hayan graduado‖ declaró ―Pero no quiere decir que
sean invencibles.‖
Este encuentro me recordó a cuando Lissa y yo habíamos regresado a San Vladimir, cuando había sido castigada por la misma cosa: salir corriendo imprudentemente, poniéndola a ella en peligro. Solo que esta vez no estaba
Dimitri para defenderme. Esa memoria me hizo un nudo en mi garganta al recordar su rostro, serio y hermoso, sus ojos marrones intensos y apasionados mientras hablaba por mí y convencía a los otros de mi valor.
Pero no. Dimitri no estaba aquí. Éramos solo Eddie y yo, frente a las
consecuencias de un mundo real. -―Tú‖ Hans apuntó con un dedo regordete a Eddie- ―tú podras tener la
suerte suficiente como para salir (fuera) de esto sin demasiadas consecuencias. Por supuesto, tendrás un punto negro en tu registro para
siempre. Y has jodido (arruinado) por completo tus posibilidades de haber tenido una posición de élite real con el apoyo de otros guardianes. ¡Usted obtendrá alguna asignación, sin embargo. Trabajando solo con algunos de
nobleza menor, probablemente.‖ Los miembros de la realeza de más alto rango, tenían más de un guardián, que siempre hacia la protección mucho más fácil.
El punto de Hans fue que la asignación de Eddie sería a humildes- La
creación de más trabajo y peligro para él. Arrojándole una mirada de reojo, vi esa mirada dura, determinada en su cara otra vez. Parecía decir que no le importaba si tenía que guardar una familia por sí mismo. O incluso diez
familias. De hecho el emanaba el poder de que podrían dejarlo caer solo en un nido de Strigois y él los tomaría a todos.
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-―Y tú‖ voz aguda de Hans tiró mi mirada hacia él -―Serás afortunada si
consigues un trabajo‖.
Como siempre hablé sin pensar. Debí haber tomado silencio como Eddie. -―Por supuesto que voy a tener uno. Tasha Ozera me quiere. Y usted está
demasiado corto de guardianes como para mantenerme sentada‖. Los ojos de Hans brillaron con amarga diversión.
-―Sí, estamos cortos en guardianes. Pero hay todo tipo de trabajos que necesitamos hacer- no solo la protección personal. Alguien necesita
personal en nuestras oficinas. Alguien tiene que sentarse a guardar las puertas delanteras.‖ Me quedé helada. Un trabajo de escritorio. ¡Hans me estaba amenazando
con un trabajo de escritorio!. Todas mis horribles imaginaciones habían participado en custodiar a un Moroi cualquiera, alguien a quien no
conocía y que posiblemente odiara. Pero en cualquiera de los escenarios, me gustaba estar en el mundo. Me gustaba estar en movimiento. Me gustaba estar luchando y defendiendo.
Pero ¿esto? Hans tenía razón. Los guardianes eran necesarios para el trabajo administrativo de la corte. Es cierto que solo se conserva un puñado--que éramos demasiado valiosos--pero alguien tenía que hacerlo.
(Convertirme en una de ellos)Ser algunos de ellos, me era demasiado terrible de comprender.
Sentados alrededor todos los días durante horas y horas. . . como los guardias de Tarasov. La vida de guardián había tenido todo tipo de
trabajos poco glamorosos- pero necesarios – (tareas) misiones.
En verdad, en verdad me di cuenta entonces de que estaba en el mundo real. El miedo se estrelló en mí. Me había tomado en el título de guardián, cuando me gradué, pero yo ¿entendí realmente lo que significaba? Si
¿había estado jugando a hacer-creer-que-goza de los privilegios e ignorando las consecuencias? Yo estaba fuera de la escuela. No habría ninguna detención por esto. Esto era real. Esta era la vida y la muerte.
Mi cara debió haber revelado mis sentimientos. Hans me dio una pequeña y cruel sonrisa.
-―Así es. Tenemos todo tipo de maneras para domar alborotadores. Por suerte para usted, su destino final aún se está decidiendo. Y mientras
tanto, hay un montón de trabajo que hacer por aquí y que ustedes dos, van a estar ayudando con el.‖
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Ese "trabajo" en los días siguientes resultó ser serviles de Mano de obra.
Honestamente, no era demasiado diferente de la detención, y yo estaba bastante segura de que acababa de ser creado para dar a los malhechores
como nosotros algo horrible que hacer. Trabajamos doce horas al día, en gran parte al aire libre transportando
piedras y tierra para construir un nuevo patio, bastante para un conjunto de casas de ciudad real. A veces nos pusieron a limpiar, lavar los pisos. Yo sabía que había trabajadores Moroi para este tipo de cosas y,
probablemente, están recibiendo unas vacaciones en este momento. Aun así, era mejor que el otro trabajo que Hans nos daría: clasificar y
archivar las montañas y montañas de papel. Eso me dio una nueva apreciación por la información a la fase digital. . . y otra vez me hizo preocuparme por el futuro.
Una y otra vez, me quedé pensando en esa primera conversación con
Hans. La amenaza de que ésta podría ser mi vida. Que yo nunca sería un guardián - en el verdadero sentido -de Lissa o cualquier otro Moroi. A lo largo de mi formación, que siempre había tenido una mantra: Ellos son lo
primero. Si hubiera real y verdaderamente jodido mi futuro, me gustaría tener un nuevo mantra* Una es lo primero. A continuación, B, C, D. . . *(Una mantra Puede tomarse como una frase espiritual. En este caso Rose lo cataloga
como la creencia que siempre han tenido los Dhampirs acerca de los Morois “Ellos
son lo Primero”. Entre las mantras más conocidas hay una del budismo es OM,
utilizada regularmente para la meditación.
http://es.wikipedia.org/wiki/Mantra)
Los días de trabajo me mantuvieron lejos de Lissa, y el personal en
recepción dentro de nuestros respectivos edificios halló su manera de mantenernos separadas también. Fue frustrante. Podría hacer un seguimiento de ella a través de la relación, pero yo quería hablar con ella.
Yo quería hablar con alguien. Adrian se quedó demasiado alejado y no se molestó con los sueños, lo que hacía pregunte cómo se sentía. Nunca habíamos tenido nuestra "conversación" después de Las Vegas. Eddie y yo
a menudo trabajamos uno con el otro (juntos), pero él no hablaba conmigo, lo que me dejó horas de estar atrapada con mis propios
pensamientos y la culpa. Y créeme, yo tenía un montón de cosas para intensificar mi culpa.
Alrededor de Corte, la gente realmente no notaba a los trabajadores. Así que si yo estaba dentro o fuera, la gente siempre hablaba como si yo no
estuviera allí. El mayor tema era Víctor. El peligroso Víctor Dashkov anda suelto.
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¿Cómo pudo haber sucedido? ¿Tenía poderes nadie lo sabía? La gente
tenía miedo, algunos incluso estaban convencidos de que aparecería en la corte, para tratar de matar a todos mientras dormían. La teoría de ―trabajo
interno" corría desenfrenada, que consiguió mantenerme fuera de toda sospecha.
Por desgracia, eso significó un gran número de personas preocupadas por los traidores dentro de nosotros. ¿Quién sabía que podría estar trabajando para Víctor Dashkov? Los espías y los rebeldes podrían estar al acecho en
la Corte, en la planificación de todo tipo de atrocidades. Yo sabía que todas las historias eran exageradas, pero no importaba. Todos provenían de un
núcleo de verdad: Víctor Dashkov se había ido caminando por el mundo como un hombre libre. Y sólo yo - y mis cómplices - sabían que era por mi culpa.
Ser vistos en Las Vegas habia seguido prestando una coartada para la fuga de la prisión y había vuelto lo que habíamos hecho, parecer aún más
temerario. La gente estaba horrorizada porque había dejado que la princesa Dragomir huyera ahora que un hombre peligroso andaba suelto - el hombre que la había secuestrado a ella! Gracias a Dios, todo el mundo,
dijo, que la reina nos había sacado de allí antes de que Victor nos encontrara. El viaje de Las Vegas había abierto también una nueva línea de especulación - que me había involucrado personalmente.
-―Bueno, eso no me sorprende sobre Vasilisa," Escuché a una mujer decir
mientras yo estaba trabajando un día al aire libre. Ella y algunos amigos se paseaban a lo largo hacia el edificio de los alimentadores y ni siquiera me vieron. -"Ella ha escapado antes, ¿verdad? Los Dragomirs pueden ser
salvajes. Probablemente irá directamente hacia la primera fiesta que pueda encontrar, una vez que capturen a Víctor Dashkov".
-"Estás equivocada", dijo su amiga. -"Esa no es la razón por qué se fue. Ella es en realidad bastante sensata.
―Es la dhampir que siempre anda con ella, la chica Hathaway. He oído que ella y Adrian Ivashkov fueron a Las Vegas para fugarse. La gente de la
reina apenas llegó a tiempo de detenerlos. Tatiana está furiosa, sobre todo porque Hathaway declaró que nada la mantendrá alejada de Adrian."
Whoa. Eso era una especie de shock. Quiero decir, supuse que era mejor que la gente pensara que Adrian y yo nos estábamos fugando, a que me acusaran de haber ayudado a un fugitivo, pero aún así. . . Estaba un poco
sorprendida por la conclusión que se había producido. Tenía la esperanza de que Tatiana no hubiera oído hablar de nuestra supuesta fuga. Estaba bastante segura de que arruinaría cualquier progreso que ella y yo
hubiéramos hecho.
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Mi primer contacto social real vino en la forma de una fuente improbable.
Yo estaba paleando la tierra en un macizo de flores recién plantadas y sudando como loca. Era casi la hora de acostarse para los Morois, lo que
significaba la gloria de pleno sol de verano. Al menos para nosotros, había un sitio de bastante trabajo: la iglesia gigante de la corte.
Había pasado mucho tiempo en la capilla de la Academia, pero rara vez habían visitado esta iglesia ya que estaba alejada de los edificios principales de la Corte. Era Ortodoxa Rusa – la religión Moroi
predominante- me recordó mucho de algunas de las catedrales que había visto cuando estuve en Rusia, aunque esta no era tan grande. Aunque no
era tan grande. Estaba hecha de hermosa piedra roja, sus torres cubiertas con cúpulas de azulejos verdes, que a su vez fueron cubiertos con cruces de oro.
Dos jardines marcaban los extensos límites de los terrenos de la iglesia, en
uno de los cuales estábamos trabajando. Cerca de nosotros estaba uno de los lugares más notables de la Corte: una gigantesca estatua de una antigua reina Moroi que era casi diez veces mi estatura. Una estatua de
adecuación de un rey en pie en el lado opuesto de los motivos. Nunca podía recordar sus nombres, pero estaba bastante segura de que había oído sobre ellos en una de mis clases de historia. Habían sido visionarios,
cambiando el mundo Moroi de su tiempo.
Una figura apareció en mi periferia, y asumí que era Hans veniendo a darnos otra terrible tarea. Mirando hacia arriba, me quedé asombrada al ver que era Christian.
-―Imagino", le dije. "Que sabes que te meterás en problemas si alguien te ve
hablándome." Christian se encogió de hombros y se sentó de forma parcial en el borde de
un muro de piedra. - "Lo dudo. Tú eres la que va a meterse en problemas, y yo realmente no
creo que las cosas pueden ponerse peor para ti."
-―cierto‖ gruñí. Se sentó en silencio durante unos instantes, mirándome luego a la pala
después un montón de tierra. Por último, preguntó: -"Está bien. Entonces, ¿cómo y por qué lo hiciste?"
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-"¿Hacer qué?"
-"sabes exactamente qué. tu pequeña aventura".
-"Teníamos un avión y volamos a Las Vegas. ¿Por qué? Hmm. Vamos a pensar." Hice una pausa para limpiarme el sudor de mi frente. "Porque
¿dónde más vamos a encontrar hoteles con temas de piratas y camareros que no pidan tarjetas?
Christian se burló. -"Rose, no me mientas. Vosotros no fuisteis a Las Vegas".
-"Tenemos los billetes de avión y recibos de hotel para demostrarlo, por no mencionar gente que vio a la princesa Dragomir ganar ¡en las máquinas
tragamonedas! ". Mi atención estaba en mi trabajo, pero yo sospechaba Christian estaba
sacudiendo la cabeza con exasperación. -"Tan pronto como oí que tres personas habían sacado Víctor Dashkov de
la cárcel, yo sabía que tenías que ser tú. ¿Los Tres han ido? No hay duda." No lejos de allí, vi a Eddie, endurecer la vista a nuestro alrededor con
inquietud. Yo hice lo mismo. Podría haber estado desesperada por contacto social, pero no en el riesgo de que personas peligrosas nos
escucharan. Nuestros crímenes saliendo a la luz harían parecer el trabajo en el jardín como vacaciones. Estábamos solos, pero aún así bajé mi voz e intenté una cara honesta.
-"He escuchado que los humanos fueron contratados por Víctor.‖ Ese era
otra teoría salvaje, al igual que esta: "En realidad, creo que se volvió Strigoi".
-―De acuerdo‖-dijo Christian sarcásticamente. Él me conocía demasiado bien como para creerme.
-―Y yo también escuché que uno de los guardianes no tiene memoria de lo que le hizo atacar a sus amigos.
Él jura que estaba bajo el control de alguien. Cualquiera que hiciera ese tipo de compulsión probablemente podría hacer que otros vieran seres
humanos, mimos, canguros..." Me negué a verlo y estrellé la pala contra el suelo duro. Me mordí el labio en cualquier réplica enojada.
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-"Lo hizo porque ella piensa que los Strigoi pueden volver a su forma
original." Mi cabeza se disparó, y mire a Eddie con incredulidad, asombro que había hablado. "¿Qué estás haciendo?"
-"A decir verdad-respondió Eddie, no dejando de trabajar. "El es nuestro Amigo. ¿Crees que nos va a delatar? "
No, el rebelde Christian Ozera no iba a delatarnos. Pero yo no quería decir eso. Era un hecho de la vida: Mientras más personas conocieran un
secreto, era más probable que tenga fugas.
Como era de esperar, la reacción Christian no era tan diferente de todos los demás.
-"¿Qué? Eso es imposible. Todo el mundo sabe eso".
-"No, de acuerdo con el hermano de Víctor Dashkov", dijo Eddie.
-"¿Vas a parar?" -Exclamé. -"Puedes decírselo tú o lo haré yo."
Suspiré. Los pálidos ojos azules de Christian nos miraban, grandes y
sorprendido. Como la mayoría de mis amigos, después de hacer rodar con ideas locas, pero esto fue empujando la línea de loco.
-"Pensé que Víctor Dashkov era hijo único", dijo Christian. Negué con la cabeza.
-―No. Su padre tuvo una aventura, por lo que Víctor tiene un medio hermano ilegítimo. Robert. Y es un usuario de espíritu‖.
-"Sólo tú", dijo Christian. "Sólo tú pudiste encontrar algo como esto." No hice caso de lo que parecía ser un retorno a su cinismo habitual.
-"Robert afirma haber curado a un Strigoi - mató a los muertos vivientes y
la trajo de vuelta a la vida." -"El Espíritu tiene límites, Rose. Es posible que hayas sido traída de
regreso, pero los Strigois se han ido." -"No sabemos sobre la gama completa del espíritu", señalé. "Sigue
siendo un misterio. "
162
-"Sabemos de San Vladimir. Si él pudiera restaurar Strigoi, ¿no crees que
un tipo como él lo habría estado haciendo? Quiero decir, si eso no es un milagroso, ¿Qué es? Algo como eso habría sobrevivido en las leyendas ",
argumentó Christian. -―Tal vez sí. Tal vez no." Me ate mi cola de caballo, recordando de nuevo
nuestro encuentro con Robert en mi mente por centésima vez. -"Tal vez Vladimir no sabía cómo hacerlo. No es tan fácil."
-―Sí‖-asintió Eddie. "Esta es la parte buena."
-"Oye", le disparé hacia él. -"Sé que estás enojado conmigo, pero con Christian aquí, realmente no necesito a nadie más haciendo comentarios sarcásticos‖.
-"No sé", dijo Christian. -"Para que algo como esto, en realidad se
pueda hacer se necesita dos personas. Ahora se explica cómo este milagro es supuestamente hecho".
Suspiré. -"añadir el espíritu a una estaca, junto con los otros cuatro elementos. "
Los encantos con el Espíritu eran todavía un nuevo concepto para Christian.
-"Nunca he pensado en eso. Supongo que el espíritu puede sacudir las cosas patas arriba. . . pero no puedo imaginarme que atacando con una
estaca encantada con espíritu será suficiente para traer a un Strigoi de vuelta. "
-¨Bueno... Esa es la cosa. De acuerdo con Robert, yo no puedo hacerlo. Tiene que ser realizado por un usuario de espíritu".
Más silencio. Había dejado sin habla a Christian una vez más. Al final, dijo: -¨No conocemos a muchos usuarios del espíritu. Por no
hablar de uno que pueda luchar o estacar a un Strigoi".
-"Sabemos de dos usuarios del espíritu". Fruncí el ceño, recordando Oksana en Siberia, y Avery bajo llave. . . ¿dónde? ¿Un hospital? ¿Un lugar como Tarasov? -No, cuatro. Cinco, contando Robert. Pero sí, ninguno de
ellos puede hacerlo. ". -"No importa, porque no se puede hacer," dijo Eddie.
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-"¡No sabemos eso!" La desesperación en mi propia voz me sobresaltó.
-"Robert lo cree. Victor incluso cree." Dudé. "Y Lissa también lo hace."
-"Y quiere hacerlo", dijo Christian, cayendo en cuenta, rápidamente.
-"Debido a que ella haría cualquier cosa por ti." -"Ella no puede."
-"¿Porque ella no tiene la capacidad o porque no se lo permites?"
-"Ambos", exclamé. -"No la voy a dejar en ninguna parte cerca de un Strigoi. Ella ya está. . ." Gemí, odiando a revelar lo que había descubierto
en nuestro tiempo separados por el vínculo." Ella tiene en una bodega una estaca y está tratando de encantarlo. Hasta el momento, no ha tenido
mucha suerte, gracias a Dios. " -"Si esto fuera posible", comenzó poco a poco Christian. "Podría cambiar
nuestro mundo. Si es capaz de aprender. . ." -"¿Qué? ¡No!" Estaba tan ansiosa por a hacer creer a Christian y ahora
desee no haberlo hecho. La gracia salvadora en todo esto era que ninguno de mis amigos pensaba que esto era posible, ninguno de ellos había
considerado la posibilidad de que Lissa en realidad tratara de luchar contra un Strigoi. "Lissa no es ningún guerrero. Ningún usuario del espíritu que conocemos es, así que al menos que encontremos un,
prefiero..." Me hizo una mueca. "Prefiero a Dimitri muerto." Esto hizo que por fin Eddie dejara de trabajar. Tiró la pala.
-"¿En serio? Nunca hubiera imaginado que." El sarcasmo de rivalizar con el mío.
Me dio la vuelta y me dirigí hacia él, los puños apretados. -¨Mira, ¡No puedo aguantar esto más! Lo siento. No sé qué más decir. Yo sé
que metí la pata. Dejé que Dimitri escapara. Dejé que Víctor escapara¨.
-"¿Dejaste que Víctor escapara? preguntó Christian, sobresaltado. No le hice caso y continué gritando a Eddie.
-"Fue un error. Con Dimitri. . . fue un momento de debilidad. Yo fracasé en mi formación.
Sé que lo hice. Los dos lo sabemos. Pero tú sabes que yo no tenía la intención de los daños que causé. Si eres realmente mi amigo, tienes que
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saberlo. Si pudiera retroceder. . . "Tragué saliva, sorprendió al sentir mis
ojos en llamas. "Yo lo haría. Juro que lo haría, Eddie." Su rostro estaba completamente inmóvil.
-―Te creo. Yo soy tu amigo, y yo
Sé. . . Sé que no pretendías que las cosas salieran como lo hicieron. Me hundí en el alivio, sorprendida de que verdaderamente mi preocupación era que había estado a punto de perder su respeto y
amistad. Mirando hacia abajo, me sorprendió ver mis puños cerrados. Los relajé, sin poder creer que había estado tan molesta. "Gracias. Muchas
gracias." -"¿Qué son todos eso gritos?"
Los dos nos volvimos y vimos a Hans caminando hacia nosotros. Miraba
molesto. También me di cuenta entonces de que Christian había desaparecido prácticamente en el aire. Así como así.
-"¡Este no es el tiempo social!" Hans gruñó. "Ustedes todavía tienen otras horas por delante. Si ustedes van a distraerse, entonces tal vez deberían ser separados." Le hizo señas a Eddie.-―Vamos. Hay un poco de trabajo de
archivo con tu nombre en él. " Le disparé a Eddie una mirada simpática cuando Hans se lo llevó. Sin
embargo, me sentí aliviada de que no fuera yo quien tuviera que hacer el papeleo.
Continué mi trabajo, mi mente girando con las mismas preguntas que Tenía toda la semana. Había querido decir lo que le dije a Eddie. Yo
deseaba tanto que este sueño que estaba guardando por Dimitri fuera verdad. Lo quería más que nada - excepto a Lissa arriesgando su vida. No debí haber dudado. Debí haber matado Dimitri. Víctor no hubiera
escapado. Lissa no habría guardado las palabras de Robert dos veces en su mente.
Ella estaba en su habitación, haciendo un embalaje de última hora antes de ir a la cama. Mañana era su visita a Lehigh. Como era de esperar, mi
invitación a ir con ella había sido revocada a la luz de los recientes acontecimientos. Su cumpleaños - algo que había sido horriblemente pasado por alto en medio de este lío – era este fin de semana también, y no
parecía bien para mí estar lejos de ella durante el mismo. Tendríamos que haber estado celebrando juntas. Sus pensamientos se turbaron, y ella fue consumida por ellos para que un golpe repentino en la puerta la hiciera
saltar.
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¿Cuestionándose por saber quién podría ser su visita a esta hora, abrió la
puerta y quedó sin aliento al ver de pie a Christian allí. Fue surrealista para mí también. Una parte de mí todavía seguía pensando que estábamos
en nuestros dormitorios de la escuela, cuando las normas - en teoría - chicos y chicas mantienen fuera de sus respectivas habitaciones. Pero ya no estábamos allí. Nosotros éramos técnicamente adultos. Debió de haber
ido directamente a su habitación después de verme, me di cuenta. Fue sorprendente la rapidez con la que la tensión incremento entre ellos.
Un manojo de emociones estalló en el pecho de Lissa, la habitual mezclada de rabia, dolor y confusión.
-"¿Qué estás haciendo aquí?" -preguntó.
Las mismas emociones estaban en su rostro.
-"Quería hablar contigo." -"Es tarde", dijo ella con frialdad. "Además, creo recordar que no te gusta
hablar." -"Quiero hablar de lo sucedido con Víctor y Robert."
Eso fue suficiente para asustar a salir de su ira. Echó una mirada inquieta al pasillo y luego le hizo una seña en su interior.
- "¿Cómo sabes eso?" siseó, se apresura a cerrar la puerta.
-"Acabo de ver a Rose".
-"¿Cómo llegaste a verla? No puedo verla." Lissa estaba tan frustrada como yo sobre cómo nuestros superiores nos habían mantenido separadas. Christian se encogió de hombros, con cuidado de mantener una distancia
segura entre ellos en la pequeña suite sala de estar. Ambos tenían los brazos cruzados a la defensiva, aunque no creo que se dieran cuenta de cómo se habían duplicado entre sí.
-"Yo entré en su campo de prisioneros. La Tienen paleando tierra con pala
durante horas." Lissa hizo una mueca. Con la forma en que nos habían mantenido
separadas, no había conocido mucho acerca de mis actividades. -"Pobre Rose".
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-"Ella se las está arreglando. Como siempre." los ojos de Christian se
volvieron hacia el sofá y la maleta abierta, donde una estaca de plata estaba encima de una blusa de seda.
Yo dudaba de que la camisa sobreviviera el viaje sin un millón de arrugas. -―interesante lo que llevas para ponerte en una visita a la universidad."
Lissa rápidamente cerró la maleta. -"Eso es no asunto tuyo."
-"¿De verdad lo crees?" -preguntó, haciendo caso omiso de su comentario.
Dio un paso hacia delante, al parecer, su afán de hacer que se olvidara de querer mantener a distancia.
A pesar de que estaba distraído por la situación, Lissa de inmediato se dio
cuenta de su nueva proximidad, la forma en que olía, la forma en que la luz brillaba en su pelo negro. . .
-"¿Crees que podrías traer de nuevo a un Strigoi?" Se volvió su atención hacia la conversación y negó con la cabeza.
-¨No lo sé. La verdad es que no. Pero me siento como... Me siento como que tengo que intentarlo. Si nada más, quiero saber qué espíritu en un juego
va a hacer. Eso es bastante inofensivo." -"No, lo es de acuerdo a Rose".
Lissa le dio una sonrisa triste, se dio cuenta de lo que estaba haciendo, y
rápidamente la dejó caer. -―No, Rose no quiere ir a ninguna parte cerca de esta idea‖- aunque ella
quiere que sea real". -―Dime la verdad". Su mirada la quemaba a ella. "¿Crees que haya
cualquier posibilidad de estacar a un Strigoi?"
-¨No-admitió¨-. "Casi no puedo lanzar un golpe. Pero... Como dije, siento que debería intentarlo. Debo tratar de aprender. Para un estacar, quiero decir. "
Christian reflexionó un momento y luego hizo un gesto hacia la maleta de nuevo.
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- "¿Vas a Lehigh en la mañana?"
Lissa asintió con la cabeza.
-"¿Y Rose fue retirada del viaje?" -―Por supuesto. "
-"¿La oferta de la reina permitía llevar a otro amigo?"
-"Lo hizo", admitió Lissa. "En particular, sugerí a Adrian. Pero él está enfadado. . . y no estoy realmente segura de si estoy en el estado de ánimo
para él. " Christian se mostró complacido por la noticia.
-"Entonces llévame a mí."
Mis amigos pobres. No estaba segura de cuanta conmoción podrían manejar ellos hoy en día.
-"¿Por qué diablos te llevaría yo?" -exclamó ella. Toda su ira regresó a su presunción. Era un signo de su agitación que había jurado.
-―Porque‖-dijo-, calma la cara, "te puedo enseñar como estacar a un
Strigoi".
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CCaappííttuulloo 1133 TTrraadduucciiddoo ppoorr DDaannyy yy EEeeMMaarrííaa
"EL INFIERNO! ¡Que Si Puede!", dije en voz alta sin dirigirme a nadie.
-¨No, no se puede ", dijo Lissa, con una expresión que hacía juego con mi
propia incredulidad. "Sé que has estado aprendiendo a luchar con el fuego,
pero no has estacado nuca".
La cara de Christian se mostró inflexible. "Lo he hecho - un poco. Y puedo
aprender más. Mia tiene algunos amigos guardianes aquí que le han
estado enseñando combate físico, y ha aprendido algo de él."
La mención de él y trabajando junto con Mia no hacía mucho para
mejorar la opinión de Lissa. "Apenas has estado aquí una semana! Y tu
suenas como si hubiese estado entrenando durante años con algún
maestro."
-"Es mejor que nada", dijo. "¿Y dónde más vas a aprender? ¿Rose?‖
La indignación y la incredulidad de Lissa se atenuaron un poco. –―No‖-
admitió-. "Nunca. De hecho, Rose me sacaría arrastrada si me sorprende
haciéndolo".
Maldita sea, seguro que lo haría. De hecho, a pesar de los obstáculos y el
personal que la mantuvo alejada de mí, me sentí tentada a marcharme de
allí ahora mismo.
―-Entonces esta es tu oportunidad ", dijo. Su voz se volvió irónica. "Mira, sé
que las cosas no están. . . muy bien entre nosotros, pero eso es irrelevante
si se van a aprender esto. Dile a Tatiana quieres llevarme a Lehigh. A ella
no le va a gustar, pero ella te dejará. Te voy a mostrar lo que sé en nuestro
tiempo libre. Entonces, cuando nos den espalda, te llevaré con Mia y sus
amigos."
169
Lissa frunció el ceño.
-"Si Rose lo sabe..."
-"Por eso vamos a comenzar cuando estemos lejos de la corte. Ella estará
demasiado lejos de ti para hacer cualquier cosa."
Oh, por el amor de Dios. Me gustaría darles algunas lecciones sobre
lucha - comenzando con un puñetazo en la cara de Christian.
-"Y cuando volvamos?" preguntó Lissa. "Se dará cuenta. Es inevitable
con el vínculo".
Se encogió de hombros. -"Si ella todavía está en servicio paisaje, seremos
capaces de salirnos con la nuestra. Quiero decir, ella sabrá, pero no podrá
interferir. Mucho‖.
-"Tal vez no sea suficiente", dijo Lissa con un suspiro. "Rose tenía razón
sobre que - no puedo esperar aprender en unas semanas, lo que le tomó
años para hacerlo. "
Semanas? Esa fue su línea de tiempo en esto?
-"Hay que intentarlo", dijo, casi dulce. Casi.
-"¿Por qué estás tan interesado en esto?" Lissa preguntó con suspicacia.
-"¿Por qué te importa tanto traer a Dimitri de vuelta? Quiero decir, sé que a ti te gustaba él, pero absolutamente no tienes la misma motivación que
la que tiene Rose. "
-"Era un buen tipo", dijo Christian. "Y si hubiera una manera de dar vuelta atrás y regresarlo a dhampir? Sí, eso sería increíble. Pero es más que eso. .
. más que él. Si había una manera de salvar a todos los Strigoi, que iba a cambiar nuestro mundo. Quiero decir, no es que quemarlos este bien
después de que hayan desaparecido en juergas de matar, pero si pudiéramos poner fin a esas juergas de asesinato en primer lugar?
Esa es la clave para salvarnos. Todos nosotros. "
Lissa se quedó muda por un momento.
170
Christian había hablado con pasión, y había una esperanza radiante fuera
de él que simplemente no había esperado. Eso fue. . . Conmovedor.
Se aprovechó de su silencio. - "Además, no se sabe lo que haría sin
ninguna orientación. Y me gustaría reducir las probabilidades de que consigas que te maten, porque incluso si Rose quiere negarlo, sé que tu estarás va a seguir empujando esto".
Lissa se quedó tranquila una vez más, pensando en la situación. He
escuchado a sus pensamientos, no me gustaba en absoluto a donde se dirigían.
-"Nos vamos a las seis-dijo al fin. "¿Me puede esperar en las escaleras
las cinco y media?" Tatiana no se emocionará cuando se entere de la nueva elección de invitados, pero Lissa estaba bastante segura de que podía
hablar rápidamente con él por la mañana. Él asintió con la cabeza.
-"Voy a estar allí."
De vuelta en mi habitación, yo estaba totalmente horrorizada. Lissa se iba a tratar de aprender a estacar a un Strigoi – a mis espaldas - y ella se iba
con Christian para ayudarla. Los dos se habían estado gruñendo el uno al otro desde su rompimiento. Yo me habría sentido halagada de que esconderse de mí hiciera que volvieran juntos, pero no lo estaba. Estaba
enojada.
Yo consideraba mis opciones. Los edificios en los que estábamos Lissa y yo no tenían el tipo de seguridad en la entrada que nuestros dormitorios en el
colegio, pero el persona de aquí había sido instruido para advertir a la oficina de guardianes si tenía demasiada vida social. Hans también me había dicho que me quedara lejos de Lissa hasta nuevo aviso. Reflexione
todo por un momento, pensando que podría valer la pena que Hans me arrastrara desde la habitación de Lissa, finalmente pensé en un Plan alternativo. Ya era tarde, pero no demasiado tarde y salí de mi habitación
hacia la puerta de al lado. Llamando a la puerta, esperaba que mi vecina estuviera aun despierta.
Era una dhampir mi edad, un recién graduada de una escuela diferente.
Yo no tenía un teléfono celular, pero yo la había visto hablando por uno, el
día de hoy.
171
Ella abrió la puerta unos instantes después y, afortunadamente, no
parecía haber estado en la cama.
-"hey", dijo ella, comprensiblemente sorprendida.
-"Hey, ¿puedo enviar un mensaje de texto con tu teléfono?"
Yo no quería apropiarme por la fuerza de su teléfono con una
conversación, y además, apenas puede ser que Lissa simplemente me
cuelgue. Mi vecina se encogió de hombros, dio un paso en el cuarto, y
regresó con el teléfono. Había memorizado el número de Lissa y le envió la
siguiente nota:
Ya sé lo que vas a hacer, y es una MALA idea. Voy a patear sus culos
cuando los encuentre.
Le pasé el teléfono a su dueña. "Gracias. Si alguien te responde al
mensaje, puedes, hacérmelo saber? "
Ella me dijo que lo haría, pero yo no esperaba los mensajes de retorno.
Tengo mi respuesta de otra manera. Cuando regresé a la sala y la mente
de Lissa, estaba allí cuando su teléfono sonó. Christian se había ido, y ella
leía mi texto con una sonrisa triste. Mi respuesta llegó a través del enlace.
Ella sabía que yo estaba viendo.
Lo siento, Rose. Es un riesgo que tendré que tomar. Estoy haciendo esto.
Me daba vueltas la noche, todavía estaba enojada por lo que Lissa y
Christian estaban tratando de hacer. Yo jamás pensé en quedarme
dormida, pero cuando llegó a Adrian mí en un sueño, se hizo evidente que
el agotamiento de mi cuerpo había derrotado a mi mente agitada.
-"Las Vegas?" Le pregunté.
Los sueños Adrian siempre se producen en diferentes lugares de su
elección. Esta noche, nos quedamos en el Strip, muy cerca de donde Eddie
y yo nos habíamos reunido con Lissa y él en el hotel MGM Grand.
172
Las luces brillantes y de neón de los hoteles y restaurantes brillaban en la
oscuridad, pero todo el escenario era extrañamente silencio, frente a la
realidad. Adrian no había traído los coches o la gente real aquí en Las
Vegas. Era como un pueblo fantasma.
Sonrió, apoyado en un poste cubierto en los anuncios de papel para
conciertos y los servicios de escolta. "Bueno, realmente no tuve la
oportunidad de disfrutar de ella mientras estábamos allí. "
-"Cierto". Me quedé unos metros de distancia, con los brazos cruzados
sobre el pecho. El tenía pantalones vaqueros y una camiseta, junto con mi
nazar. Adrian aparentemente había decidido no más trajes esta noche,
para lo cual se lo agradecí. Podría haber terminado como una de las
coristas Morois, con plumas y lentejuelas. "Pensé que estabas evitándome.
" Todavía no estaba del todo segura de dónde estaba nuestra relación, a
pesar de su actitud impertinente de vuelta en la hora de las brujas.
Él soltó un bufido. –―No es por mi elección, pequeña dhampri. Los
guardianes están haciendo lo posible por mantenerte sola. Bueno más o
menos.‖
Christian logró colarse para hablar conmigo antes", le dije, con la
esperanza. Para evitar el problema que tenía que estar en la mente de
Adrián: que yo había arriesgado la vida para salvar a mi ex-novio. "Él va a
tratar de enseñar a Lissa a estacar un Strigoi".
Esperé que Adrián se uniera a mi indignación, pero pareció laxo y
sardónico, como de costumbre. "No me sorprende que vaya a intentarlo. Lo
que me sorprende es que haga lo posible en ayudar con alguna teoría
loca".
-"Bueno, es lo suficientemente loco como para atraerlo a él... Y al parecer
puede dominar su odio mutuo en los últimos tiempos. "
Adrian ladeó la cabeza, haciendo que algunos cabellos cayeran sobre sus
ojos. Un edificio con luces de neón azules y árboles de palma fundido un
misterioso resplandor en el rostro de él, me dio una mirada de
complicidad. –―Vamos, ambos sabemos por qué lo está haciendo."
173
-"Porque él piensa que su grupo después de la escuela con Jill y Mia
califica
para enseñar esas cosas? "
-Porque le da una excusa para estar cerca de ella - sin que parezca que él
dio el primer paso. De esa manera, él todavía puede parecer viril. "
Cambié un poco de posición para que las luces del cartel de publicidad gigante sobre máquinas tragamonedas no me brillara en los ojos. —Eso es
ridículo —especialmente la parte acerca de Christian siendo varonil.
-"Los muchachos hacen las cosas ridículas por el amor." Adrian metió la
mano en el bolsillo y levantó un paquete de cigarrillos. "¿Sabes lo mucho
que quiero uno de estos ahora mismo? Sin embargo, sufro, Rose. Todo por
ti."
-―No te vuelvas romántico conmigo‖, le advertí, intentando ocultar mi
sonrisa. ―No tenemos tiempo para eso, no cuando mi mejor amiga quiere ir
a cazar monstruos.‖
-―Sí, pero ¿cómo ella va a encontrarlo a él? Eso es una especie de
problema. "
Adrian no necesidad de elaborar en el" él".
-―Es cierto‖-admití.
-"Y no ha sido capaz de encantar la estaca pero de todas maneras, hasta
que lo haga, todas las habilidades de kung fu en el mundo no importa."
"Los Guardianes no hacen kung-fu. ¿Y cómo se enteró de la
estaca?"
"Ella ha solicitado mi ayuda un par de veces", explicó.
"¿Eh. Yo no lo sabía."
-Bueno, tú has estado muy ocupada. No es que incluso hayas tenido un
pensamiento para tu pobre y anhelante novio.
174
Con todas mis tareas, no me había gastado una cantidad enorme de
tiempo en meterme en la cabeza de Lissa- hey, yo te hubiera preguntado
en cualquier día.
"Yo había estado tan asustado que Adrian se pondría furioso conmigo
después de las Vegas, sin embargo, aquí estaba, ligero y juguetón. No lo
tengo claro. Yo quería que él se centrara en el problema en cuestión. -
¿Cuál es tu opinión acerca de Lissa y sus encantamientos? ¿Está cerca de
conseguirlo?
Adrian distraídamente juega con los cigarrillos, y me fue tentado
para decirle que siga adelante y que tome uno. Este era su sueño, después
de todo. "No queda claro. No he tomado a los encantos de la manera que
ella lo hace. Es raro que teniendo los demás elementos de allí. . . hace que
sea difícil de manipular el espíritu."
"¿La Estás ayudando a ella de todos modos?" Le pregunté con recelo.
Sacudió la cabeza, divertido. "¿Qué te parece?
Dudé. "Y-yo... No sé. Tú la has ayudado a ella con muchas cosas del
espíritu, pero ayudándola a ella con esto significaría…‖
"... Ayudar a Dimitri?‖
Asentí, sin confiar en mí mismo para más detalles. "No," dijo Adrian en el último. "Yo no la estoy ayudando a ella, simplemente porque no sé cómo hacerlo. "
Exhalé con alivio. "Realmente me siento," le dije. Exhalé con alivio. -De verdad lo siento -le dije-Por todo...
Por mentir acerca de dónde estaba y qué estaba haciendo. Fue un error. Y
no entiendo... bueno, yo no entiendo por qué estás siendo tan amable conmigo.
-"Debo ser malo?" me guiñó un ojo. "¿Es esa la clase de cosa que te gusta?
"Por supuesto que no. Pero, quiero decir ¡No!, Que estás tan enojado cuando vino a las Vegas y se enteró de lo que estaba pasando. Acabo de pensar. . . No sé. Yo Pensaba que me odiabas."
La diversión desapareció de su rostro. Se acercó a mí y apoyó las manos en mis hombros, sus ojos de color verde oscuro estaban serios.
175
"Rose, nada en este mundo podría hacer que te odie".
-"Ni siquiera tratando de traer a mi ex-novio de la muerte?"
Adrian me agarró, e incluso en el sueño, pude oler su piel y colonia. –―Sí, voy a ser honesto. Si Belikov caminara alrededor en este
momento, vivo como solía ser? No habría ningún problema. Yo no quiero pensar qué pasaría con nosotros sí. . . así, no vale la pena perder el tiempo. Él no está aquí."
-"Yo todavía... Todavía quiero intentarlo", le dije humildemente. "Todavía lo
intentaría, incluso si está de vuelta. Acabo de tener un tiempo difícil dejar a alguien que me importa ir".
-"Lo sé. Hiciste lo que hiciste por amor. No puedo estar enojado contigo por eso. Fue una estupidez, pero así es el amor. ¿Tienes alguna idea de lo que
haría por ti? Para mantenerte a salvo? " -"Adrian..."
No podía mirarlo a los ojos. De pronto me sentí indigna. Era tan fácil de subestimar. Lo único que podía hacer era apoyar la cabeza contra su
pecho y él envolvió sus brazos alrededor de mí.
-¨Lo siento¨ -¨Siéntelo porque me mentiste¨ dijo, dándome un beso en la frente. -¨No lo
sientas por haberlo amado. Eso es parte de ti, una parte que tienes que
dejar ir, pero esto te ha hecho ser quien eres¨
Una parte que tienes que dejar ir… Adrian estaba en lo cierto y esto me
daba malditamente miedo admitirlo. Había tenido mi oportunidad. Había
tenido mi apuesta para salvar a Dimitri y había fracasado. Lissa no llegaría
a ninguna parte con la estaca, lo que significaba que realmente tenía que
intentar pensar en Dimitri como todos los demás lo hacían: estaba muerto.
Tenía que seguir adelante.
-¨Maldita sea¨ murmure.
-¨¿Qué?¨ pregunto Adrian.
-¨Odio cuando eres el cuerdo. Ese es mi trabajo¨
176
-¨Rose¨ dijo, intentando mantener un tono serio, -¨Se me ocurren muchas
palabras para decirte, sexy y caliente en la parte alta de la lista. ¿Sabes lo
que no está en la lista? Cuerda¨ Me eche a reír.
-¨Esta bien, bueno, entonces mi trabajo es ser menos loca¨
él lo considero. -¨Eso puedo aceptarlo¨ Acerque mis labios a los suyos, y
aunque todavía quedaban algunas inestabilidades en nuestra relación, no
hubo incertidumbre en la forma en que nos besamos. Besar en sueños se
sentía exactamente como en la vida real. El calor apareció entre nosotros y
sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo. Soltó mis manos y me envolvió
por la cintura, para acercarnos más. Me di cuenta de que era el momento
para empezar a creer lo que decía. La vida debía seguir adelante. Dimitri se
había ido, pero podía haber algo con Adrian, al menos hasta que mi
trabajo me llevara lejos. Eso, asumiendo que tuviera uno. Maldita sea, si
Hans me mantenía aquí en trabajos de oficina y Adrian continuaba en su
estado perezoso, podríamos estar juntos para siempre. Adrian y yo nos
besamos durante mucho tiempo, acercándonos cada vez más cerca. Por fin
rompí el contacto. Si tenías relaciones sexuales en un sueño, ¿significaba
que lo habías hecho en la realidad? No lo sabía y desde luego no iba a
averiguarlo. No estaba preparada todavía para eso. Di un paso atrás y
Adrian capto la idea.
-¨Búscame cuando consigas cierta libertad¨
-¨Esperemos que sea pronto¨ le dije. -¨Los guardianes no me pueden
sancionar para siempre¨ Adrian miro con incredulidad, pero dejo que el
sueño se disolviera sin más comentarios.
Volví a mi cama y a mis propios sueños. Lo único que me impedía de
interceptar a Lissa y Christian cuando se reunieron temprano en la
recepción al día siguiente, era que Hans me llamara para trabajar incluso
antes de lo esperado. Me puso a hacer papeleo, en las bóvedas,
irónicamente-dejándome trabajar mientras Lissa y Christian aparecían a
través de mi vínculo. Lo tome como una señal de mi multitarea- habilidad,
el que yo fuera capaz de ordenar alfabéticamente y espiar a la vez. Sin
embargo, mis observaciones fueron interrumpidas cuando una voz dijo:
-¨No esperaba encontrarte aquí de nuevo¨ Parpadee saliendo de la cabeza
de Lissa y levante la vista de mis papeles. Mikhail apareció frente mí.
177
Con las complicaciones que me habían venido con el incidente de Víctor,
me había olvidado casi de la participación de Mikhail en nuestra ¨huida¨.
Deje mis archivos y le di una sonrisa.
-¨Si, extraño mi trabajo, ¿eh? En realidad ellos solo me quieren aquí¨
-¨Por supuesto. Me han dicho que estas metida en un montón de
problemas¨ Mi sonrisa se convirtió en una mueca.
-¨Cuéntame¨ Mire a mí alrededor aunque sabía que estábamos solos. -¨No
estás en problemas, ¿verdad?¨ Negó con la cabeza.
-¨Nadie sabe lo que hice¨
-¨Bien¨ Al menos una persona había salido ilesa de todo esto. No podría
soportar que también lo hubieran atrapado a él.
Mikhail se arrodillo para estar al mismo nivel que yo, apoyó los brazos
sobre la mesa en la que yo estaba sentada. -¨¿Tuviste éxito? ¿Valió la pena?¨
-¨Es una pregunta algo difícil de contestar¨ arqueo una ceja.
-¨Hubo algo… no ocurrió nada exitoso. Pero encontramos lo que queríamos saber—o más bien, creemos¨ Contuvo la respiración.
-¨¿Como restaurar a un Strigoi?¨
―Creo que sí. Si nuestro informador dice la verdad, si. Incluso si lo está, no es tan fácil de hacer. Es casi imposible, en realidad.¨
-¨¿Qué es?¨ Dude. Mikhail nos había ayudado, pero no estaba en mi círculo de confidentes. Sin embargo, incluso ahora, vi esa mirada
embrujada en sus ojos, la que antes había visto. Aun le atormentaba el perder a su amada. Era probable que siempre lo hiciera. ¿Estaría haciendo
más mal que bien al decirle lo que había averiguado? ¿Dolería esa esperanza fugaz? Finalmente me decidí a decírselo. Incluso si se lo contaba a los demás, y no creía que lo hiciera -, se reirían de él. No haría ningún
daño. El verdadero problema vendría si le contaba a alguien sobre Víctor y Robert, pero en realidad no tenía que mencionar su participación. A diferencia de Christian, a Mikhail no se le había ocurrido que la intrusión
gigantesca de las noticias Moroi pudiera haber sido perpetrada por los jóvenes que ayudo a salir a escondidas.
178
Mikhail probablemente no podía prescindir de un pensamiento que no
fuera salvar a su Sonya.
-¨Se necesita a un usuario espíritu¨ le explique. ―Uno con una estaca encantada, y entonces el… o ella… tiene que estacar al Strigoi¨
-¨Espíritu…¨ Ese elemento era todavía ajeno a la mayoría de Moroi y dhampirs, pero pera el no.
-¨Al igual que Sonya. Sé que el espíritu las hace ser más atractivas… pero te juro, ella no lo necesitaba. Ella era hermosa¨ Como siempre, el rostro de
Mikhail tenía esa misma mirada triste que ponía cada vez que mencionaba a la Sra Karp. Nunca le había visto realmente feliz desde la reunión. De repente pareció avergonzado por su momento romántico y volvió a los
negocios.
-¨¿Que usuario del espíritu puede estacar?¨ -¨Nadie¨ dije rotundamente. -Lissa Dragomir y Adrian Ivashkov son los
únicos usuarios de espíritu que conozco -¨ además de Avery Lazar¨ estaba dejando fuera de esto a Oksana y Robert. -¨ pero ninguno de los dos tiene la habilidad para hacer esto, lo sabes tan bien como yo. Y Adrian no tiene
ningún interés en hacerlo de todos modos.¨ Mikhail fue asusto, y capto lo que dije.
-¨Pero Lissa si ¿verdad?¨
-¨Si¨ admití. - ¨Pero necesitaría años para aprender a hacerlo. Además ella es la última de su estirpe. No puede arriesgarse de esa manera¨
La verdad de mis palabras le golpeo y no pude dejar de compartir su dolor y la decepción. Como yo, había puesto mucha fe en nuestro último
esfuerzo por reunirse con su amor perdido. Acababa de afirmar que era posible… y sin embargo, imposible. El suspiro y se levanto.
-¨Bueno… te agradezco que fueras después de todo. Siento que tu castigo sea por nada.¨ Me encogí de hombros.
-¨Esta bien. Valió la pena., Espero…¨ su rostro se volvió vacilante.
-¨Espero que termine pronto y no te afecte para nada¨ -¨¡¿Afecte en qué?!¨ pregunte bruscamente, cogiendo su tono de voz
.
179
-¨Simplemente… bueno, los guardianes que desobedecen ordenes a veces
se enfrentan a largos castigos¨
-¨Oh. Eso¨ Se refería a mi miedo constante por estar pegada a una mesa de escritorio. Trate de mostrarme impertinente y no mostrar lo mucho que me asustaba esa posibilidad.
-¨Estoy segura de que Hans se echa un farol. Quiero decir, realmente me hacen hacer esto solo porque me escape y…¨ Me detuve, con la boca
abierta, mientras un destello apareció en los ojos de Mikhail. Había oído hace mucho tiempo como había intentado localizar a la Sra Karp, pero la
verdad no me había golpeado hasta ahora. Nadie había condenado su búsqueda que había tenido que dejar por su cuenta, rompiendo el protocolo y a verla acechado cuando finalmente la hubiera localizado. El
habría estado aquí por tantos problema como yo por ir por la mía.
-¨Es por…¨ trague saliva. -¨¿Es por eso que… que trabajas ahora aquí ?¨ Mikhail no respondió a mi pregunta. En su lugar me miro con una leve sonrisa y señalo a un montón de papeles.
-¨La F va antes de la L¨ dijo antes de girarse y salir.
-¨Maldita sea¨ murmure, mirando hacia abajo. Estaba en lo cierto. No podía ordenar alfabéticamente mientras veía a Lissa. Sin embargo, una vez
que estuve sola, no me impedido volver a estar en sintonía con su mente. Quería saber lo que estaba haciendo… y no quería pensar en cómo probablemente a los ojos de los guardianes había hecho cosas peores o
similares que Mikhail. Lissa y Christian estaban en un hotel cerca del campus de Lehigh. Mediodía para la vida vampirice significaba la noche
para los humanos universitarios. El tour de Lissa no iba a comenzar hasta la mañana del día siguiente, lo que significaba que tendría que estar en el hotel e intentar ajustarse a un horario humano. Los nuevos guardianes de Lissa, Serena y Grant, estaban con ella, junto
con tres más que la reina había enviado también. Tatiana había permitido
que Christian fuera y no se había opuesto de la manera que Lissa había
temido, algo que me hizo preguntarme si la reina era en realidad tan
horrible como había creído. Priscilla Voda, una cercana consejera de la
reina a mí y a Lissa nos gustaba mucho, también acompañaba a Lissa
mientras vio la facultad. Dos de los guardianes adicionales se quedaron
con Priscilla y el tercero se quedó con Christian. Cenaron en grupo y luego
se retiraron a sus habitaciones. En realidad Serena se quedo en la
habitación con Lissa mientras que Grant se quedó de guardia en la puerta.
180
Ver todo esto me hizo sentir una punzada. Pareja de guardianes, esto era
para lo que había sido entrenada. Lo que toda mi vida había esperado
hacer por Lissa.
Serena era un ejemplo perfecto de guardián. Un golpe en la puerta puso a
Serena en acción. Enseguida su estaca estuvo en su mano y se dirigió
hacia la puerta, observando a través de la mirilla. No pude dejar de
admirar reacción.
-¨Échate atrás¨ le dijo Serena a Lissa.
Un momento después, la tensión de Serena se fue, abrió la puerta. Grant
estaba allí de pie con Christian.
-¨está aquí para verte¨ dijo Grant, como si no fuera obvio.
Lissa asintió. -¨Um, si. Ven y entra¨ Christian entro cuando Grant se hizo
a un lado. Christian le dio una mirada significativa mientras lo hacía,
haciendo un guiño hacia Serena.
-¨Hey, um, ¿te importaría darnos algo de privacidad?¨ Tan pronto como las
palabras salieron de la boca de Lissa, todo se volvió rosa brillante.
-¨Quiero decir… nosotros solo… solo necesitamos hablar de unas cosas,
eso es todo.¨
Serena mantuvo su cara neutra, pero estaba claro que pensaba que iban a hacer algo más que hablar. El promedio de parejas adolescentes no tenía
muchos cotilleos calientes, pero Lissa, con su fama, atrajo la atención con sus asuntos románticos. Serena debía saber que Christian y Lissa habían roto. Por lo que ella podía suponer, ellos estaban de nuevo juntos. La
invitación de Lissa a este viaje sin duda lo insinuaba. Serena miro a su alrededor con cautela. El equilibrio entre la protección y
la privacidad siempre era difícil entre Moroi y guardianes, y la habitación
no la hacía nada fácil. Si estuviéramos en un horario vampírico, con todo
el mundo durmiendo durante el día, no cabía duda que Serena se había
marchado al pasillo con Grant. Pero en la oscuridad, e incluso en un
quinto piso podría ser complicado.
Lissa no se mostro muy complacida en salir de su nuevo cargo. La suite
del hotel de Lissa tenía una amplia sala de estar y un área de trabajo, con
una habitación accesible atreves de unas puertas francesas.
181
Serena asintió con la cabeza.
-¨¿Qué tal si entro ahí?¨ Una idea inteligente. Daba privacidad, pero se
mantenía cerca. Entonces, Serena se dio cuenta de las implicaciones y se
ruborizo.
-¨Quiero decir… a menos que tú quieras ir allí.
-¨No¨ exclamo Lissa, cada vez mas y mas avergonzada. -¨Esto está bien.
Nos quedaremos aquí. Solamente tenemos que hablar¨ No estaba segura
de para quien era beneficioso esto, si para Serena o para Christian. Serena
asintió y desapareció hacia dormitorio con un libro, que me recordó
extrañamente a Dimitri. Cerró la puerta. Lissa no estaba segura si se
escucharía algo, así que encendió la televisión.
-¨Dios, esto es miserable¨ Se quejo. Christian parecía totalmente a gusto
mientras se apoyaba contra la pared. El no era el tipo de persona formal,
pero se había puesto ropa de vestir para la cena y aun la llevaba.
-¨¿Por qué?¨
-¨Porque ella se cree que nosotros estamos.., que estamos bien, ya sabes¨
-¨Y ¿Cual es el problema?¨ Lissa rodo los ojos.
-¨Eres un hombre. Por supuesto que a ti no te importa¨
-¨Hey, no es como si no lo hubiéramos hecho. Además, mejor para ella
pensar eso que saber la verdad.¨ La referencia a su pasada vida sexual
inspiro una mezcla de emocione, vergüenza, ira, y deseo, pero se negó a
demostrarlo.
-¨Bien. Vamos a acabar con esto. Hemos tenido un largo día y nuestro
sueño va a estar trastornado. ¿Por dónde empezamos? ¿Quieres que coja
la estaca?¨
-¨No hay necesidad todavía. Solo vamos a practicar algunos movimientos
defensivos básicos.¨ Se irguió y se dirigió hacia el centro de la habitación,
arrastrando una mesa que estaba en medio. si no fuera por el contexto,
observarlos entrenar para el combate por sí mismos, habría sido divertido.
-¨Esta bien¨ dijo. -¨Ya sabes cómo golpear¨
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-¨¿ Qué? ¡No es cierto!¨ Frunció el ceño.
-¨Tu derribaste a Reed Lazar. Rose lo menciono, unas cien veces. Nunca la
he oído estar más orgullosa de nada¨
-¨Le di un puñetazo a una persona¨ Señalo. -¨Y Rose me estaba guiando.
No sé si sabría hacerlo de nuevo¨ Christian asintió, viéndose decepcionado,
no por sus habilidades si no porque tenía un carácter impaciente y quería
entrar de lleno en la realidad de la lucha entre otras cosas. Sin embargo,
demostró ser un maestro paciente, que sorprendentemente se acercaba
mucho al arte de golpear. Muchos de sus movimientos en realidad los
había cogido de mí. Había sido un estudiante decente. ¿Estaba al nivel de
los guardianes? No. pero por muy poco. ¿Y Lissa? Ella era inteligente y
competente, pero ella no estaba hecha para el combate, sin importar lo
mucho que quisiera ayudar en esto. El puñetazo a Reed Lazar había sido
sorprendente, pero no parecía algo que llevara en su naturaleza.
Afortunadamente, Christian empezó con algo simple como esquivar a sus
oponentes. Lissa era solo una principiante pero mostraba un gran arte.
Christian parecía ayudar con sus habilidades instructivas, pero siempre
había creído que los usuarios de espíritu tenían una especie de instinto
sobrenatural que otros no podrían tener. Dudaba que eso funcionara con
un Strigoi sin embargo. Después de un rato, Christian regreso a la parte
ofensiva y ahí es cuando las cosas fueron mal.
Lisa era gentil, de naturaleza curativa, no encajaba con eso y ella se negaba a golpear con toda su fuerza, por temor a hacerle daño. Cuando él se dio cuenta de lo que realmente estaba pasando, su temperamento
empezó a aumentar. -¨¡Vamos! No te contengas¨
-¨No lo hago¨ protesto ella, dándole un puñetazo en el pecho que no
dejaba duda su opinión. Se paso una mano por el pelo con irritación. -¨¡Tu sabes más que esto! Te he visto llamar a una puerta más fuerte de lo
que me estas golpeando¨
-¨Eso es una metáfora ridícula¨ -¨Y…¨ agrego, -¨tú no estás cogiendo mi cara como objetivo.
-¨¡No quiero dejarte marcas¨
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-¨Bien, al paso que vamos, no creo que haya peligro de eso¨ murmuro el.-
¨Además, luego puedes curármelo.¨
Me hizo gracia sus peleas, pero no como su ocasional utilización del espíritu.
Dando un paso hacia adelante, Christian la agarro por la muñeca y tiro de ella hacia él. Apretó los dedos con la otra mano y lentamente le demostró cómo lanzar un puñetazo tirando el puño hacia su cara. El estaba
interesando en enseñar la técnica y el movimiento, por lo que solo fue un roce.
-¨¿Ves? tira hacia arriba. Haz el impacto justo aquí. No te preocupes por hacerme daño¨
-¨No es así de simple…¨
Su protesta se desvaneció y de repente, los dos parecieron darse cuenta de la situación en la que estaban. Había poco espacio entre ellos y sus dedos
estaban envueltos todavía alrededor de su muñeca. Sentí el calor atreves de la piel de Lissa enviando electricidad a través del resto del cuerpo. El aire entre ellos parecía espeso y pesado, como si los envolviera y tirara de
ellos juntándolos cada vez más. Por los ojos de Christian y la forma de coger aire, estaba dispuesta a apostar que estaba teniendo una reacción
similar por estar tan cerca de su cuerpo. Dándose cuenta el mismo, de repente soltó la mano y dio un paso atrás.
-¨Bueno¨ dijo bruscamente, aunque nervioso por la proximidad. -¨Supongo que vas en serio acerca de ayudar a Rose¨ A pesar de la tensión sexual, el
comentario encendió la ira de Lissa. Ella apretó el puño y cogiendo a Christian con la guardia baja saco el puño y le golpeo en la cara. No tenía la misma gracia que cuando golpeo a Reed pero le dio a Christian un duro
golpe. Por desgracia perdió su equilibrio en la maniobra y se tambaleo hacia delante hacia él. Los dos cayeron juntos, golpeándose contra el suelo y tirando con ellos una pequeña mesa y una lámpara. La luz se apago.
Mientras tanto, Lissa había aterrizado sobre Christian. Los brazos de él
instintivamente la abrazaron, y si el espacio entre ellos antes había sido pequeño, ahora era inexistente. Se miraron a los ojos y el corazón de Lissa golpeo ferozmente su pecho.
Esa sensación tentadora llenaba el alrededor de ellos, el mundo para ella parecía centrarse en sus labios.
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Ambas, ella y yo nos preguntamos más tarde si podrían haberse besado,
pero justo entonces, Serena irrumpió desde el dormitorio. Ella estaba en un estado de máxima alerta Guardián, el cuerpo tenso y lista para
enfrentarse a un ejército de Strigoi con su estaca en la mano. Ella freno cuando vio la escena ante ella: lo que parecía ser un interludio romántico. En cierto modo, algo raro, la lámpara rota y la hinchazón marcaba el
rostro de Christian. Era bastante incomodo para todos y el modo de ataque de Serena se desvaneció a uno de confusión.
-¨Ah¨ dijo ella con incertidumbre. -¨Lo siento¨ La vergüenza inundo a Lissa, así como el auto resentimiento por haber sido afectada por
Christian. Ella estaba furiosa con él, después de todo. Rápidamente, ella se separo y se sentó, en estado nervioso, sentía la necesidad de dejar claro que no
había nada romántico en lo que estaba pasando.
-¨Esto...esto no es lo que parece¨ balbuceo ella, mirando cualquier parte
menos a Christian, quien estaba de pie y parecía tan mortificado como
Lissa.
-¨Estábamos luchando. Es decir, practicando la lucha. Quiero aprender a
defenderme de los Strigoi. Y atacarlos. Christian estaba ayudándome, eso
es todo¨ Había algo bonito en ella y me recordó al encanto de Jill. Serena
visiblemente relajada, estaba claro que eso le hizo gracia.
-¨Bueno¨ dijo ella, -¨no se ve que estéis haciendo un buen trabajo¨
Christian se volvió indignado mientras se acariciaba la mejilla.
-¨¡Hey! Nosotros también sabemos. Yo le enseñe esto¨ Serena seguía
pensando que todo era divertido, pero un destello de seriedad, empezó a
formarse en sus ojos.
-¨Eso pareció más afortunado que cualquier cosa¨ Ella vacilo, como si
estuviera al borde de una gran decisión. Finalmente dijo.
-¨Mira, si vais enserio acerca de esto, entonces necesitáis aprender de la
forma correcta. Os mostrare como hacerlo.¨
No. De ninguna forma. Yo estaba a punto de escapar de la corte y hacer
autostop hasta Lehigh para realmente enseñarles como dar un golpe, con
Serena como ejemplo, cuando algo me sacudió lejos de Lissa y de nuevo a
mi propia realidad. Hans. Le di un sarcástico saludo con los labios, pero
no me dio más oportunidad.
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-¨Olvídate de esto y sígueme. Te han llamado¨
-¨¿Yo?¨ dije sorprendida. -¨¿llamada a donde?¨ Su rostro era sombrío.
-¨Para ver a la reina¨
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CCaappííttuulloo 1144 TTrraadduucciiddoo ppoorr MMoonnttyy
La última vez que TATIANA había querido gritarme, ella simplemente me
había llevado a una de sus salas de estar privada. Se había resultado un
ambiente extraño, como si estuviéramos en la hora del té, excepto por lo
general la gente no gritan a otras personas durante la hora del té. No tenía
ninguna razón para creer que esto sería de otra forma. . . hasta que me di
cuenta de mi escolta me conducía a los edificios oficiales principales de la
Corte, los lugares donde se llevaba a cabo todos lo concerniente a las leyes
reales. Mierda. Esto era más grave de lo que esperaba.
Y de hecho, cuando fui conducida finalmente a la habitación donde
Tatiana esperaba. . . bueno, casi llegó a un punto muerto y no pude
entrar. Sólo un ligero toque en la espalda de uno de los guardianes que me
acompañaban me mantuvo andando. El lugar estaba lleno.
Yo no sabía a ciencia cierta en que sitio de sitio Moroi estaba entrando. La
realeza mantiene una sala lustrosa para el trono de su rey o una reina,
pero yo no pensaba que esto era eso. Este cuarto estaba todavía más
decoradas, transmitiendo la sensación del tipo de realeza al estilo viejo
mundo, con tallados florares cuidadosamente moldeados y candelabros de
oro brillando en las paredes. Había velas encendidas en ellos también. Su
luz se reflejada en los adornos metálicos de la sala. Todo brillaba, y me
sentí como si me hubiera caído en una producción teatral.
Y de verdad, que bien podría ser. Porque después de observar un
momento, me di cuenta de dónde estaba. La gente en la sala estaba
divididas. Doce de ellos sentados en una mesa larga sobre un estrado en lo
que se entiende claramente a ser el punto focal de la habitación. Tatiana
se sentó a la mitad de la tabla, con seis Moroi por un lado y cinco en el
otro. El otro lado de la sala se llenaba simplemente con hileras de sillas,
también muy elaboradas y con cojines de raso, que se llenaron también
con Moroi. El público.
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Las personas sentadas a ambos lados de Tatiana me dieron la pista. Eran
Morois mayores, pero de los que llevaban un encanto histórico.
Once Moroi para las once actuales familias reales. Lissa no tenía
dieciocho años - aunque estaba a punto de cumplirlos, me di cuenta
entonces, y por lo tanto no tenía un lugar entre ellos todavía. Alguien
estaba sentado en el sitio de Priscilla Voda. Estaba buscando en el
Consejo, los príncipes y princesas del mundo Moroi. El miembro de mayor
edad de cada familia reclamó el título real y un lugar de asesoramiento al
lado de Tatiana. A veces el mayor renunciaba al puesto y se lo cedía a
alguien de la familia que se sintiera más capaz, pero la minima rondaba
casi siempre por lo menos los cuarenta y cinco. El Consejo elegía al rey o
la reina Moroi, cargo que ocupaba hasta su muerte o jubilación. En raras
ocasiones, con el respaldo suficiente de las familias reales, un monarca
podría ser desplazados por la fuerza de su cargo.
Cada príncipe o princesa en el Consejo a su vez era asesorado por un
consejo de familia, y mirando hacia atrás en la audiencia, me di cuenta de
que había grupos de miembros de la familia sentados juntos: Ivashkovs,
Lazars, Badicas. . . Las filas más atrás parecían ser observadores. Tasha y
Adrian se sentaron juntos, y yo sabía a ciencia cierta que no eran
miembros del Consejo Real o consejos familiares. Aún así, eso me
tranquilizo un poco.
Yo me quedé cerca de la entrada a la sala, cambiando el peso con
inquietud de un pie a otro, preguntándome lo que sucedería. No acababa
de ganar una simple humillación pública, me parecía que la que había
ganado se daría delante de los más importantes Moroi del mundo.
Maravilloso.
Un desgarbado Moroi con el pelo blanco se adelantó, por el lado de la larga
mesa, y se aclaró la garganta. Inmediatamente, el zumbido de la
conversación murió. El silencio llenó la habitación.
-En esta sesión del Consejo Moroi Real se encuentra ahora en el orden, -
declaró. -Su Majestad, Tatiana Marina Ivashkov, como presidente.
Le dio una ligera inclinación de cabeza en su dirección y luego se dirigió
discretamente a un lado de la sala, de pie cerca de algunos tutores que se
alineaban en las paredes como si fueran decoración.
188
Tatiana tenía vestidos de gala como los que le había visto en las fiestas,
pero para un evento formal de este tipo, ella vestía como una verdadera
reina. Su vestido era de seda azul marino de manga larga, y una corona de
piedras brillantes de azul y blanco se sentaba encima de su cabello
trenzado elaboradamente. En un concurso de belleza, yo habría jurado que
tal conjunto de gemas y diamantes eran imitación. En ella, no puse en
duda por un momento que eran zafiros y diamantes reales.
-Gracias, -ella dijo. También utilizando su voz real, resonante e
impresionante, llenando la habitación.- Vamos a continuar nuestra
conversación de ayer.
Espera. . . ¿qué? Ellos habían estado discutiendo sobre mí, también ayer?
Me di cuenta entonces que había envuelto mis brazos alrededor de mí
misma en una especie de postura de protección, de inmediato los baje. Yo
no quería parecer débil, no importaba lo que tenía reservado para mí.
-Hoy vamos a oír el testimonio de un tutor recién hecho.- Tatiana posó su
aguda mirada sobre mí. La sala entera lo hizo.- Rosemarie Hathaway,
haga el favor de presentarse.
Lo hice, manteniendo la cabeza alta y la postura de confianza. Yo no sabía
exactamente dónde colocarme, por lo que escogí el centro de la habitación,
directamente frente a Tatiana. En caso de que iba a ser exhibida en
público, hubiera querido que alguien me hubiera avisado para llevar mi
uniforme blanco y negro de tutor. Lo que fuera. Yo no mostraría miedo,
incluso con unos vaqueros y una camiseta. Me dio una pequeña
reverencia, adecuada y luego me miró a los ojos directamente,
preparándose para lo que vendría.
-¿Por favor diga su nombre? -me preguntó. Ella ya lo había hecho por mí,
pero aún si dije:
-Rosemarie Hathaway.
-¿Cuántos años tienes?
- Dieciocho.
-¿Y cuánto tiempo hace que tienes dieciocho años?
- Unos meses.
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Esperó un par de momentos para sopesar el dato, como si fuera
información importante.
-Señorita Hathaway, entendemos que en esa época, es en la que se escapo
de la Academia de San Vladimir. ¿Es esto correcto?
¿Era eso de lo que se trataba? ¿No era sobre el viaje con Lissa a las Vegas?
-Sí. -Yo no ofrecí más información.
Oh Dios. Yo esperaba que ella no entrara en el tema Dimitri. Ella no
debería haber sabido acerca de mi relación con él, pero era imposible saber
qué información podría extenderse por aquí.
-Usted fue a Rusia a cazar un Strigoi.
-Sí.
-Como un tipo de venganza personal tras el ataque a Vladimir 's de San?
- Er... Sí.
Nadie dijo nada, pero mi respuesta definitivamente causó un revuelo en la
sala. La gente se movió incómoda y miró a sus vecinos. Los Strigoi siempre
inspiraban miedo, y alguien en busca de ellos era todavía un concepto
poco común entre nosotros. Curiosamente, Tatiana parecía muy contenta
por esta confirmación. ¿Se iba a utilizar como más munición contra mí?
-Queremos asumir entonces-continuó-, que usted es uno de los que creen
en ataques directos contra los Strigoi?
-Sí.
-Muchos tuvieron reacciones diferentes a la terrible atentado en San
Vladimir,- ella dijo. -Usted no es el único dhampir que quería devolver el
golpe contra los Strigoi, aunque eran sin duda los más jóvenes.
Yo no tenía conocimiento de otras personas que en juergas de vigilantes ,
bueno, aparte de algunas dhampirs imprudente en Rusia. Si ésa era la
historia de mi viaje estaba dispuesta a creer, que estaba muy bien
conmigo.
190
-Tenemos informes de ambos tutores y alquimistas en Rusia que fueron
un éxito.- Esta fue la primera vez que había oído mencionar a los
Alquimistas en público, pero por supuesto que sería un tema común entre
el Consejo. -¿Me puede decir cuántos mataste?
-Yo…- susurre con sorpresa. -No estoy segura, Su Majestad. Por lo
menos…- Me devanaba los sesos. -Siete. -Podría haber sido más. Ella
pensaba lo mismo.
-Eso podría ser una cifra modesta en comparación con lo que nuestras
fuentes dicen,- ella observó grandiosamente. -Sin embargo, todavía un
número impresionante. ¿Realizaste las muertes por ti misma?
-A veces lo hice. A veces tenía ayuda. No se... Algunos dhampirs
trabajaron conmigo de vez en cuando.- Técnicamente, había recibido
ayuda Strigoi, pero yo no iba a hablar de ello.
-¿Eran de su edad?
-Sí.
Tatiana no dijo nada más, y como si recibiera una señal, una mujer junto
a ella habló. Yo creía que ella era la princesa Conta.
-¿Cuando mató a su primera Strigoi?- frunció el ceño.
-El pasado mes de diciembre.
-¿Y tenías diecisiete años?
-Sí.
-¿Hiciste la matanza tu misma?
-Bueno... Sobre todo. Un par de amigos ayudaron con la distracción.
Tenía la esperanza de que no fueran a presionar para obtener más
detalles. Mi primer asesinato ocurrió cuando Mason había muerto, y
aparte de los acontecimientos que rodearon Dimitri, que la memoria me
atormentaba más.
Pero la princesa Conta no quería muchos otros detalles. Ella y los otros,
que pronto se unieron en el interrogatorio, en su mayoría quería saber
sobre mis matanzas.
191
Ellos estuvieron poco interesados en saber cuántos otros dhampirs me
habían ayudado, pero no quisieron entrar en cuanta ayuda Moroi había
tenido. También pasaron por alto mi expediente disciplinario, cosa que me
pareció desconcertante. El resto de mis datos académicos fueron
mencionados - mis notas de combate excepcional, cómo había sido uno de
los mejores cuando Lissa y yo había huido nuestro segundo año y la
rapidez con que había recuperado el tiempo perdido para ser superior en
mi clase otra vez (al menos en cuanto a la lucha ). Hablaron también sobre
cómo había protegido a Lissa siempre estábamos solas en el mundo y,
finalmente, concluyó con mi excepcional puntuación en mi prueba final.
-Gracias, Guardián Hathaway. Usted puede marcharse.
La desdeñosa voz de Tatiana no dejaba lugar a dudas. Ella me quería fuera
de allí. Yo estaba más que deseosa de cumplir, dando otra inclinación, y
luego corriendo hacia fuera. Eché un vistazo rápido a Tasha y Adrián
cuando lo hice, y la voz de la reina sonó como yo cruce la puerta,
-Con esto concluye nuestra sesión de hoy. Vamos a convocar de nuevo
mañana.- No me sorprendió cuando Adrian me alcanzó unos minutos más
tarde. Hans no me hubiera mandado a regresar y trabajar después de la
sesión, así que había decidido disfrutar de la libertad.
-Está bien, - le dijo, deslizando la mano en Adrián. -Ilumíname con tu
sabiduría sobre la política real. ¿Qué fue todo eso?
-No tengo idea. Yo soy la última persona en preguntar cosas sobre política,
-dijo. -Yo ni siquiera voy a esas cosas, pero Tasha me encontró en el
último minuto y me pido que viniera con ella. Supongo que ella tiene un
chivatazo de que ibas a estar allí - pero ella estaba tan confundida.
Ni de nosotros había dicho nada, pero me di cuenta que lo llevaba hacia
uno de los edificios que ocupa el comercio restaurantes -, tiendas, etc, de
repente me estaba muriendo de hambre.
-Tuve la impresión de que esto era parte de algo que ya había estado
hablando ,, ella mencionó su último período de sesiones.
-Ha sido cerrado. Al igual que mañana. Nadie sabe lo que están hablando.
192
-¿Entonces por qué hacer este con público? - No me parecía justo que la
reina y el Consejo pudieran tomar y elegir lo que compartían con los
demás. Todas las audiencias deberían ser públicas. Fruncí el ceño.
-Probablemente porque ellos van a celebrar una votación en breve, y que
será pública. Si tu testimonio juega algún papel, entonces, el Consejo tal
vez quiera asegurarse de que haya otros testigos Moroi , de modo que todo
el mundo entienda la decisión cuando se tome . -Hizo una pausa. -Pero,
¿qué sé yo? Yo no soy político.
-Haces que suene como si ya estuviera decidido, -me quejó yo.
-¿Por qué habría que votar en todas las? ¿Y por qué tendría yo que tener
nada que ver con el gobierno?
Abrió la puerta a un pequeño café que vendía comida para un almuerzo
ligero, hamburguesas y sándwiches. Adrián prefería los restaurantes de
lujo con alimentos de gourmet. Creo que él lo prefería, pero también sabía
que no me gustaba estar siempre en la pantalla o que se nos recuerde que
yo estaba con una persona de una real familia de élite. Me gustó que él
hubiera sabido que había hoy sólo quería algo ordinario.
Sin embargo, solo con estar juntos nos habíamos ganado unas pocas
miradas curiosas y susurros de los clientes del restaurante. En la escuela,
que había sido una fuente de especulación, ¿pero aquí en la Corte?
Éramos la atracción del principal escenario. La imagen era importantes en
la corte, y la mayoría de las relaciones Moroi dhampir se llevaron a cabo en
secreto.
Nosotros siendo tan abiertos, especialmente teniendo en cuenta las
conexiones de Adrian - resultaba escandaloso y chocante, y la gente no
siempre era discreta con sus reacciones. Yo había oído todo tipo de cosas
desde que regrese a la corte. Una mujer me había llamado sinvergüenza.
Otro había especulado en voz alta por qué Tatiana simplemente no había
"acabado conmigo."
Afortunadamente, la mayoría de nuestro público se contentaba con mirar
nuestro mundo, haciendo que fueran fáciles de ignorar. Hubo una
pequeña línea de pensamiento en la frente de Adrian cuando nos sentamos
en una mesa.
193
-A lo mejor están votando para que se haga de guardiana de Lissa,
después de todo. -Estaba tan sorprendida que no pude decir nada durante
varios segundos cuando la camarera se apareció de repente. Finalmente
balbucee mi pedido y luego mire a Adrian con los ojos muy abiertos.
-¿En serio?- La sesión había sido la deun examen de mis habilidades,
después de todo. No tiene mucho sentido. Salvo. . . -No, el Consejo no iba
a tomarse la molestia de reunirse para la asignación de su tutor. - Mis
esperanzas cayeron. Adrian se encogió de hombros en señal de
reconocimiento.
-Es verdad. Pero esto no es una misión ordinaria para aprobar a un tutor.
Lissa es la última de su estirpe. Todo el mundo, incluyendo a mi tía, tiene
un interés especial en ella. Dándole a alguien como tú que es... -Le di una
mirada peligrosa para que midiera sus palabras. -...Controvertida podría
molestar a algunas personas.
- Y es por eso que en realidad me quería allí para describir lo que he
hecho. Para convencer a la gente en persona que soy competente. -Incluso
mientras decía aquellas palabras, todavía no me atrevía a creer en ellas.
Era demasiado bueno para ser verdad.-Simplemente no puedo imaginarlo,
ya me parece ser en gran parte tantos problemas con los guardianes.
- Yo no lo sé, -dijo.- Es sólo una suposición. ¿Quién sabe? Tal vez crea que
lo de Las Vegas fue sólo una broma inofensiva. -Había un tono amargo en
su voz sobre eso.- Y yo te dije que la tía Tatiana está cambiando de parecer
en torno a ti. Tal vez ella te quiere como guardiana de Lissa ahora, pero
tiene que hacer una exposición pública que lo justifique.
Era una idea sorprendente.
-Pero si me pongo al cuidado de Lissa, ¿qué vas a hacer? ¿Convertirte en
un tipo respetable y entrar a la universidad también?
-No sé, -dijo, con sus ojos verdes pensativos mientras tomaba su bebida. -
Tal vez lo haré.
Eso también fue inesperado, y mi conversación con su madre regresó a mi
mente. ¿Qué pasa si era el guardián de Lissa en la universidad y estaba
con nosotros durante los próximos cuatro años? Yo estaba bastante
segura de Daniella había pensado que estaríamos separados este verano.
194
Yo pensaba lo mismo. . . y me sorprendi al sentir cómo me aliviaba el que
yo podría llegar a quedarme con él. Dimitri siempre dejó mi corazón lleno
de dolor y nostalgia, pero yo todavía quería Adrian en mi vida. Sonreí y le
apoyé la mano sobre la suya.
-No estoy segura de lo que haría contigo si fueras respetable.
Levantó mi mano a hasta sus labios y la besó.
-Tengo algunas sugerencias, -me dijo. Yo no sabía si era su palabra o el
tacto de su boca en mi piel lo que me hizo temblar. Yo iba a preguntar lo
que esas sugerencias eran cuando nuestro interludio fue interrumpido
por…
-¿Hans?
-Hathaway,-dijo, con una ceja arqueada mientras permanecía de pie junto
a nosotros. -Tú y yo tenemos algunas ideas muy diferentes sobre la
definición de la palabra castigo‖
Él tenía razón. En mi mente, en el castigo participan las cosas fáciles,
como cables de anclaje y el hambre. No los presente. En su lugar, me
respondí:
-Tú no me dijiste que tenía que volver después de haber visto a la reina.-
Él me dio una mirada exasperada.
- Tampoco te dije que te fueras a una cita. Vamos. Volveremos a las
bóvedas.
-Pero ya he pedido y no tardaran en servirme.
-Tendrás tu hora del almuerzo en otro par de horas como el resto de
nosotros.- Traté de reprimir mi indignación. No me habían estado dando
de comer pan y agua durante las costras de mi castigo, pero la comida no
había estado mucho mejor. En ese momento, la camarera regresó con la
comida. Agarré el sándwich antes de que ella incluso dejara los platos
sobre la mesa l y lo envolví en una servilleta.
-¿Puedo llevármelo?
195
-Si te lo puede comer antes de que regresemos. -Su voz era escéptica, ya la
bóveda estaba muy cerca. Evidentemente, estaba subestimando mi
capacidad de consumir los alimentos.
A pesar de la expresión de desaprobación de Hans, Adrián me dio un beso
de despedida y una mirada que le dijo que tal vez continuaríamos con
nuestra conversación. Él me dio una sonrisa feliz, sabiendo que sólo la
vería por un segundo antes de que Hans me llamara desde la distancia.
Fiel a mis expectativas, me las arreglé para comerme el sándwich antes de
regresar al edificio de los guardianes, aunque me sentí unas pocas
náuseas por la siguiente media hora más o menos.
Mi almuerzo era casi a la hora de la cena de Lissa, en el mundo humano.
Volviendo a mi castigo miserable, me animé un poco a dejarme llevar por
su alegría a través de nuestro enlace. Había pasado todo el día de su gira
por el campus Lehigh, y era todo lo que ella esperaba que podría ser. Le
gustaba todo. Ella amaba los bellos edificios, los jardines, los dormitorios.
. . y sobre todo las clases. Un vistazo al catálogo de cursos abrió un
mundo de educación superior incluso a la que San Vladimir, nos había
ofrecido. Quería ver y hacer todo lo que la escuela tenía que ofrecer.
E incluso si ni si quisiera yo estaba allí. Lissa estaba emocionada todavía
por el hecho de que era su cumpleaños. Priscila le había dado un poco de
joyería elaboradas y había prometido una cena de lujo esa noche. No era
exactamente el tipo de celebración que Lissa había esperado, pero la
emoción de su décimo octavo cumpleaños todavía intoxicante,
especialmente en lo que vio a su alrededor en la escuela de ensueño a la
que había de asistir pronto.
Lo confieso, sentí una punzada de celos. A pesar de la teoría de Adrián
sobre por qué la reina me había llamado en el día de hoy, yo sabía que, al
igual que Lissa , que las probabilidades de que fuera a la universidad con
ella todavía eran nulas. Una parte pequeña de mi no podía entender cómo
Lissa por lo tanto puede estar tan excitada sobre la universidad sin
siquiera saber si yo iba a estar allí. Infantil de mí, lo sé.
No tuve mucho tiempo para ponerme de mal humor, sin embargo, porque
una vez que todas la gira se hizo, la comitiva de Lissa regresó al hotel.
Priscilla les dijo que podían prepararse, ducharse y esas cosas durante
una hora o así antes de ir a cenar.
196
Para Lissa, esto significa más tiempo para practicar la lucha.
Mi estado de ánimo melancólico de inmediato se volvió furioso. Las cosas
se pusieron peor cuando me di cuenta que al principio del día, Serena
había dicho a Lissa acerca del deseo aprender a defenderse con Cristian.
Al parecer, pensó que era una buena idea también. Sería figura. Lissa
tenía dos guardianes. ¿Por qué no podía haber llegado alguna persona, de
la vieja escuela que se horrorizara ante la idea de que un Moroi siquiera
pensara en luchar de un Strigoi?
Así que, mientras yo estaba sentada impotente e incapaz de entrar en
razón a golpe cualquiera de ellos, Christian ahora tenía dos personas para
hacer de instructor. Esto no sólo significa más oportunidades de
aprendizaje, también significaba Serena había un socio competente para
demostrar con ciertos movimientos. Ella y Grant discutido, explicando al
mismo tiempo las maniobras de Lissa y Cristian, vistos con los ojos
abiertos.
Por suerte (bueno, no para Lissa), ella y yo pronto notamos algo. Los
guardianes no sabían la verdadera razón por la que Lissa estaba
interesada en la lucha. No tenían ni idea - ¿cómo podrían tenerla? Que
ella quería ir a cazar y jugar con un Strigoi con la débil esperanza de
traerlo de regreso a la vida. Ellos pensaban que sólo quería aprender
defensa básica, algo que parecía muy sensible a ellos. Así que eso fue lo
que ellos enseñaban. Grant y Serena también Lissa y la práctica Cristian
en sí. Yo sospechaba que había un par de razones para esto. Una era que
Lissa y Christian no tienen la habilidad para hacer mucho daño el uno al
otro. La segunda razón era que se divertía con los guardianes.
No divertir a Lissa y Christian. Todavía había tanta tensión entre ellos,
tanto sexual como de enojo, resentido a estar en un contacto tan estrecho.
Grant y Serena detuvieron al Moroi de hacer dos golpes más directos a la
cara, pero esquivarlos a menudo significaba simple roce de unos contra
otros, los dedos deslizándose sobre la piel en el calor de la acción. De vez
en cuando, los guardianes tenían que pedir a alguien que jurara el rol de
Strigoi, y Lissa o Cristian se ponían a la ofensiva. Los dos Moroi daban la
bienvenida hasta cierto punto, después de todo, los ataques directos eran
lo que quería aprender
197
Pero, cuando Christian (jugando el rol de Strigoi) arremetió contra Lissa y
la empujó contra una pared, aprender en la clandestinidad de pronto no le
pareció tan buena idea para ella.
La maniobra los presionó al uno contra el otro, con los brazos de el
sosteniendo los de ella. Podía oler y sentirle y se vio abrumada por la
fantasía de él sólo detonando y la besó.
-Creo que ustedes dos deberían volver a la defensa básica, -dijo Grant,
interrumpiendo sus sentimientos traidores. Sonaba como si estuviera más
preocupado por ellos hiriéndose entre sí que la posibilidad de que
pudieran empezar a hacerlo allí mismo.
A Lissa y Christian les llevo un momento para centrarse, incluso en sus
palabras, y mucho menos tiempo en acordarse de los demás que allí
estaban. Cuando lo hicieron, trataron de evitar el contacto visual y
regresaron al sofá. Los guardianes se lanzaron a más ejemplos de cómo
evitar que un atacante. Lissa y Christian lo habían visto muchas veces,
ellos sabían la lección de memoria, y su atracción anterior dio paso a la
frustración. Lissa era demasiado educada para decir nada, pero después
de quince minutos de Serena demostrando la forma de bloquear con sus
brazos y esquivar a alguien llendo hacia a ti, Christian habló por fin.
-¿Qué tal jugue de Strigoi?- Serena se quedo congelada en las palabras de
Cristian.
-¿Ha dicho juego?- En lugar de ser sorprendido, Grant se rió entre dientes.
-No creo que eso es algo que deba preocuparnos. Tú debes centrarse en
alejarte de un Strigoi, no en estar más cerca.
Lissa y Christian intercambiaron una mirada inquieta.
-Me ayudó a matar Strigoi antes, -señaló Cristian al cabo. -Yo usaba el
fuego en la escuela de ataque. ¿Está diciendo que no está bien? ¿Que yo
no lo tendría que haber hecho?
Ahora Serena y Grant intercambiaron miradas. Ja, pensé. Esos dos no
fueron tan progresistas como yo pensaba. Venían desde el punto de vista
de la defensa, no del ataque.
-Por supuesto que deberías, -dijo Grant en el último. -Lo que hiciste fue
increíble. Y en una situación similar. Claro que sí.
198
No quisiera que estuvieras indefenso. Pero de eso se trata, de usar tu
fuego. Si todo se redujera a la lucha contra un Strigoi, tu magia va a ser el
camino a seguir. Tú ya sabes cómo usarlo, y te informaremos de cuál es la
forma segura de quedar fuera de su alcance.
- ¿Y yo qué? Preguntó Lissa. -No tengo ningún tipo de magia de esa
manera.
-Nunca te acerques lo suficiente a un Strigoi para que eso sea un
problema, -dijo Serena con fiereza. -No le dejes que se aproxime tanto.
Además-añadió con cara de diversión- nunca repitas ese truco del beso
fuera de aquí. Aunque Yo hubiera dado cualquier cosa para que un strogi
se me acercara de esa manera si llevara una estaca conmigo.
Lissa se mordió el labio y se negó a hacer contacto visual con Christian
otra vez, por miedo de mostrar sus intenciones. Esto no iba de acuerdo
con su plan de loco. Cristiano volvió a tomar la delantera.
-¿Puedes al menos hacer una demostración? -preguntó, para intentar, y
tener éxito, que se viera como alguien que buscara algo sensacional y
emocionante. ¿Es difícil de hacer? Parece que todo lo que tienes que hacer
es apuntar y golpear.
Grant soltó un bufido.
-No lo creo. Es mucho más que eso.
Lissa se inclinó hacia delante, juntando las manos mientras seguía el
aplomo Cristian.
-Bueno, entonces no te preocupes por nosotros, tu solo enséñanos. Sólo
muéstranoslo.
- Sí. Vamos a ver. - Cristian cambió sin descanso a su lado. Mientras lo
hacía, sus brazos barriendo, y de inmediato se movió alejándose.
-No es un juego, -dijo Grant. No obstante, se acercó a su abrigo y saco su
arma. Serena le miró con incredulidad.
-¿Qué vas a hacer? -le preguntó. -¿Estacarme?
Le dio risa y registraron la habitación con sus agudos ojos.
-Por supuesto que no. ¡Ah!. Ya está.- Se acercó a un pequeño sillón que
había una almohada decorativa. Lo levantó y puso a prueba su anchura.
199
Era gordo y grueso lleno de algún tipo de relleno denso. Volvió a Lissa y le
indicó que se pusiera de pie. Para asombro de todos, que le siguió el juego.
Bloqueo su cuerpo en una posición rígida, él se apoderó de la dura
almohada entre las manos y lo extendió a un par de pies frente a él.
-Adelante, -dijo. -Es el objetivo y golpéalo.
-¿Estás loco? preguntó Serena
-No te preocupes-, dijo. La Princesa Voda puede permitirse los imprevistos.
Estoy probando un punto. Golpea la almohada.
Lissa vaciló sólo un momento más. Una emoción que parecía
inusualmente intenso la lleno. Yo sabía que ella había estado ansiosa por
aprender esto, pero su deseo parecía más alto que antes. Apretando los
dientes, ella se adelantó y torpemente trato de atravesar la almohada con
su juego. Ella se mostró cautelosa, por temor a hacerle daño a Grant ,
pero no había necesidad de que se preocupara. Ni siquiera le movió, y lo
único que logró con la ataque fue un enganche ligero de los tejidos en la
superficie. Intentó un par de veces más, pero no logro mucho más.
-¿Eso es todo lo que pueda hacer?-dijo Cristian. Evidente, le entregó el
juego.
-¿Tu puedes hacerlo mejor?- Cristian se puso en pie, con una sarcástica
sonrisa desapareciendo mientras estudiaba la almohada de manera crítica
antes de dar el golpe.
Mientras lo hacía, Lissa miró a su alrededor y vio el humor en los ojos de
los guardianes. Incluso Serena se había relajado. Ellos estaban haciendo
su punto, demostrando que estacar no era algo fácil de aprender. Me
alegré, y mi opinión de ellos se levantó.
Cristian finalmente hizo su movimiento. Lo que hizo en realidad perforo la
tela, pero la almohada y su relleno fue demasiado para romper. Y de
nuevo, Grant no fue sacudido en absoluto. Después de más intentos
fallidos, Christian volvió a sentarse y le entregó la estaca. Fue bastante
divertido ver la actitud arrogante de Christian derribándose. Incluso Lissa
lo disfruto, a pesar de su propia frustración sobre lo difícil que era llegar a
hacer daño a un enemigo.
200
-El relleno tiene demasía resistencia, -se quejó Cristian. Grant entregó su
arma a Serena.
-¿Qué es que, y tú te crees que un cuerpo de Strigoi va a ser más fácil de
atravesar? ¿Con los músculos y las costillas en el camino?
Grant regresó a su posición, y sin vacilar, Serena golpeó con la madera. A
punto de reventar por el otro lado de la almohada, que se detuvo justo en
frente del pecho de Grant como pequeñas piezas de relleno cayendo hacia
el suelo. Ella lo tiró hacia fuera y se lo entregó como si hubiera sido la cosa
más sencilla del mundo. Tanto Christian como Lissa miraron con
asombro.
-Déjame intentarlo otra vez , -dijo.
En el momento en que Priscilla los llamó a cenar, no había una almohada
en la habitación de hotel sin ser tocada. Boy, iba a ser sorprendido
cuando recibiera la factura. Lissa y Christian decidieron acabar con el
juego, mientras que los guardianes miraban con aire de superioridad,
seguros de que su mensaje se está entregando. Matar Strigoi no era fácil.
Lissa finalmente lo consiguió. Se dio cuenta de que de alguna manera,
atravesando una almohada - o un Strigoi - no era siquiera el principio.
Claro, que me había oído hablar de lo complicado que llegar hasta el
corazón y esquivar las costillas, pero esto la hizo entenderlo mejor. Mucho
de ello era fuerza - fuerza que físicamente ella no tenía todavía. Serena,
aunque aparentemente pequeña, había pasado la formación de sus
músculos y podría conseguir que a atravesar prácticamente cualquier
cosa. Una lección de una hora no daría Lissa ese tipo de fuerza, y ella le
susurró esto a Cristian cuando el grupo salió a cenar.
-¿Tú has dejar de fumar ya? -preguntó con voz igualmente baja, ya que
viajaba en el asiento trasero de un SUV. Con Grant, Serena, y un tercer
guardián que también estaba allí.
-¡No!-Lissa susurró de nuevo. -Pero tengo que hacerlo, al igual que
entrenar más antes de lograr nada.
-Al igual que levantar pesas.
-Yo... No sé.-Los otros seguían hablando entre sí, pero el tema de Lissa
era demasiado peligroso para correr el riesgo de que la oyeran.
201
Ella se acercó a Christian, desconcertándolo una vez más en su cercanía y
familiaridad. Trago saliva, trató de mantener su rostro impasible y
adherirse a este tema.
-Pero no sólo soy lo suficientemente fuerte. Es físicamente imposible.
Parece que nunca estás consiguiéndolo.
-¡Hey! ¿No atravesaste bien algunas de las almohadas .- Él se sonrojó
ligeramente.
-Casi lo logre con una de color verde.
-¡No quedo casi nada en ella!
-Sólo necesito más práctica.
-Tú no necesitas hacer nada, -replicó ella, luchando por mantener la voz
tranquila a través de su ira. -Esta no es tu lucha. Es mía.
-Oye, -le espetó, con los ojos brillando como diamantes azules pálidos, -
estás loca si crees que voy a dejar que vayas a arriesgarte - Cortó dando la
espalda y en realidad se mordió los labios, como si por sí solo no era lo
suficientemente fuerte para que dejar de hablar. Lissa se lo quedó
mirando, y los dos comenzaron a preguntarse por que habrían terminado.
¿No la había puesto en riesgo dejándola sola con sigo misma,
abandonándola? Pienso Lissa. Aun sin hablar, habló a todo volumen con
su expresión. A través de los ojos de Lissa, lo vi beber en sus
características y tratando de ocultar sus emociones. Por fin, él se apartó y
rompió ese espacio íntimo entre ellos, llegando hasta ella desde que pudo.
-Bien. Haz lo que quieras. No me importa.
Ninguno de los dos habló después de eso, y como era la hora del almuerzo
para mí, regresé a mi propia realidad, y destacaron la presentación de
descanso, sólo para estar informado de Hans que tenía que seguir
trabajando.
-¡Vamos! ¿No es la hora del almuerzo? Tienes que darme de comer -
exclamé. -Eso va un poco más allá de la crueldad. Por lo menos échame
algunas migajas.
-Y te alimentaste. O, bien, te distes de comer cuando te zampaste ese
emparedado. Quisiste adelantar tu hora del almuerzo.
202
Lo conseguiste. Ahora a seguir trabajando.- Cerré los puños contra los
montones interminables de papel delante de mí.
-¿No puedo por lo menos hacer algo más? ¿Pintar los edificios? ¿Lanzar
rocas?
-Me temo que no.- Una sonrisa torció las comisuras de sus labios. -Hay
mucho de la presentación que necesitamos hacer.
-¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo me vas a castigar?- Se encogió de
hombros.
-Hasta que alguien me dice que me detenga.-Él me dejó sola de nuevo, y
me recosté en mi silla, tratando de no lanzar la mesa delante de mí. Pensé
que me haría sentir mejor momento, pero también significaba que tendría
que rehacer el trabajo que había hecho. Con un suspiro, volví a mi tarea.
Lissa estaba cenando cuando sintonizado de nuevo con ella más tarde.
Podría haber sido técnicamente en honor a su cumpleaños, pero en
realidad, todo era una conversación real con Priscilla. Que no había
manera de pasar un cumpleaños, decidí. Tengo que hacer esto a ella cada
vez que ganaba la libertad. Tendríamos una verdadera fiesta, y yo sería
capaz de darle mi regalo de cumpleaños: botas de cuero precioso que
Adrián me había ayudado a adquirir en la escuela.
Estar en la cabeza de Cristian podría haber sido más interesante, pero
como que no era una opción, volví a la mía y reflexionó sobre mi charla
anterior con Adrián. ¿Fue este castigo, finalmente va a terminar? Sería un
real decreto oficial, Lissa y yo juntas al fin a pesar de la política de los
guardianes.
Tratar de averiguar era como estar en una rueda de hámster. Un montón
de trabajo. Sin avances. Pero me consiguió a través de la conversación
durante la cena, y antes de darme cuenta, el grupo de Lissa se levantó y se
dirigió a la puerta del restaurante. Estaba oscuro a ahora, y Lissa no
podía dejar de sentir la extrañeza de estar en un horario humanos. De
regreso a la escuela o la Corte, ésta sería la mitad del día. En su lugar,
ahora estaban regresando a su hotel y se iba a la cama. Bueno,
probablemente no de inmediato. No tenía duda de que si Lissa y Christian
salían de su actual Huff, que estaría de vuelta a apuñalar más almohadas.
203
Por mucho que no quisieran estos dos se estaban citando de nuevo, no
pude evitar pensar que eran mucho más seguro a que estuvieran
separados. O quizá no. El grupo había perdido bastante tiempo en el
restaurante después de la hora de comer normal, así que la suerte estaba
a punto de acabarse, mientras caminaban a través de ella.
Los guardianes no habían estacionado exactamente en la parte trasera,
pero no estaban cerca de la entrada principal tampoco. Tenían, sin
embargo, hizo un punto de estacionamiento al lado de uno de los faroles
iluminando el coche. Pero no estaba encendido ahora. La luz se había roto.
Grant y Priscilla guardián se dio cuenta de inmediato. Era el tipo de detalle
poco que se capacitó a destacar: algo inusual, algo que podría haber
cambiado. En un instante, los dos de ellos tenían participaciones a cabo y
se flanquea el Moroi. Sólo tardó unos segundos para Serena y el tutor
asignado a Cristian a seguir su ejemplo. Eso era otra cosa que estábamos
entrenados para hacer.
Estar en guardia. Reaccionar. Sigan a sus colegas. Ellos eran rápidos.
Todos ellos eran rápidos. Pero no importaba. Porque de repente, había
Strigoi en todas partes.
No estoy del todo seguro de dónde venían. Tal vez había estado detrás de
los coches o en los bordes del estacionamiento. Si hubiera tenido una vista
de pájaro de la situación o estado allí con mi "alarma náuseas," yo podría
haber tenido un mejor sentido de todo. Pero yo estaba viendo la escena a
través de los ojos de Lissa, y los guardianes iban a salir de su camino a su
caza de la Strigoi que parecía haber aparecido de la nada, en la medida
que a ella concernía. La mayoría de las acciones eran un borrón para ella.
Sus guardaespaldas fueron empujando a su alrededor, tratando de
mantenerla a salvo, con los ojos enrojecidos rostros aparecía por todas
partes. Ella lo vio todo a través de una niebla llena de temor.
Pero al poco tiempo, alguno de nosotros podía ver gente muerta. Serena,
tan rápido y fuerte como ella había estado en la habitación del hotel,
atravesó a un varón Strigoi limpiamente a través del corazón. Entonces, a
cambio, una mujer Strigoi saltó sobre el guardián de Priscila y le rompió
el cuello. Lissa estaba lejanamente conscientes de lo que sucedía a su
alrededor del brazo de Christian, apretándola contra la camioneta y su
blindaje con su propio cuerpo.
204
Los guardianes restantes también fueron formando un anillo de protección
lo mejor que pudieron, pero se distrajeron. Su círculo estaba fallando, y
que estaban cayendo.
Uno por uno, los Strigoi mataron a los guardianes. No fue por falta de
habilidad por parte de los guardianes. Simplemente eran superados en
número. Una Strigoi arrancó la garganta de Grant con los dientes.
Serena tuvo un duro revés contra el asfalto, cayendo boca abajo en su
aterrizaje y no se movía. Y, horror de horrores, los Strigoi no parecían ser
caritativos con los Moroi tampoco. Lissa - empujada tan duro contra la
camioneta que parecía que podría llegar a ser uno con ella - miró con los
ojos abiertos como un Strigoi arrancó con agilidad y eficiencia el cuello de
Priscilla, haciendo una pausa para beber su sangre. La mujer Moroi ni
siquiera tuvo tiempo para poner cara de sorpresa, pero al menos no ha
habido sufrido realmente. Las endorfinas atenuaba el dolor a través de su
sangre y la vida fue drenada de su cuerpo
Las emociones de Lissa cambiaron a algo más allá del miedo, algo que casi
no se siente como nada en absoluto. Ella estaba en shock. Adormecida. Y
con una certeza fría y dura, sabía que su muerte se acercaba y lo
aceptaba. Su mano se encontró con la de Cristian, apretando con fuerza, y
volviéndose hacia él, tomó un pequeño consuelo en conocer la última
imagen que vería en la vida fue el hermoso azul y cristalino de sus ojos. De
la expresión de su cara, sus pensamientos estaban con temas similares.
No había miedo en sus ojos, el calor y el amor y Total y completo asombro.
Abrió los ojos, concentrándose en algo justo detrás de Lissa. En ese mismo
momento, una mano agarró el hombro de Lissa y la azotado a su
alrededor.
En esto una pequeña voz dentro de ella en voz baja: Aquí es donde moriré.
Entonces, ella entendió el asombro Cristian. Ella se enfrentaba a Dimitri.
Como yo, ella tenía ese sentido surrealista de que era Dimitri aún sin ser
Dimitri. Así que muchas de sus características eran las mismas. . . y sin
embargo, tantas eran diferentes. Trató de decir algo, cualquier cosa, pero
mientras las palabras formadas en sus labios, ella no lograba sacarlas.
Intenso calor de pronto estalló detrás de ella, y una luz brillante palideció
las características de Dimitri. Ni Lissa ni yo necesitábamos ver a Cristian
para saber que había producido una bola de fuego con su magia.
205
O bien el shock de ver a Dimitri o el temor de que Lissa había impulsado a
la acción de Cristian. Dimitri entrecerró los ojos un poco por la luz, pero
una cruel sonrisa torció sus labios y la mano apoyada en el hombro se
deslizó hasta el cuello
-Para, -dijo Dimitri. -Ponle fin o ella muere.- Lissa finalmente encontró su
voz, incluso con el aire entrecortado.
-No le hagas caso a él,- jadeó ella-Él nos va a matar de todos modos.
Pero detrás de ella, el calor murió. Las sombras cayeron sobre el rostro de
Dimitri, una vez más. Cristian no se arriesgaría a ello, a pesar de que ella
tenía razón. Casi no parecía importar.
-En realidad, -dijo Dimitri, voz agradable en medio de la escena sombría -
Preferiría que vosotros dos se mantuvieran con vida. Al menos por un
tiempo más.- Sentí que la cara de Lissa se tornaba a un ceño fruncido. No
me habría sorprendido si Cristian también lo hiciera, a juzgar por la
confusión en su voz. Ni siquiera podía manejar un comentario sarcástico.
Sólo podía preguntar lo obvio:
-¿Por qué?
Los ojos de Dimitri brillaron.
-Porque yo necesito que seas el cebo para Rose.
206
CCaappííttuulloo 1155 TTrraadduucciiddoo ppoorr GGrreexxxx
CON MI MENTE LLENA DE PÁNICO, JUSTO entonces, levantarme y correr a pie hacia Lehigh- a pesar de estar a millas y millas de distancia- parecía un plan completamente sólido. Un latido después, supe que estaba fuera
de mi liga. Muy, muy fuera de mi liga. Mientras salía disparada de mi mesa y arrancaba de la habitación, sentí una repentina nostalgia por Alberta. La había visto saltar a la acción en San Vladimir y sabía que podía
hacerse cargo de cualquier situación. En este punto de nuestra relación, ella respondería a cualquier amenaza que llevara a ella. Los guardianes de
la Corte todavía eran extraños para mí. ¿A quién podría ir? ¿Hans? ¿El tipo que me odiaba? Él no me creería, no como Alberta y mi madre. Corriendo por los tranquilos pasillos, rechacé todas esas preocupaciones.
No importaba. Yo lo haría creer. Encontraría a alguien que pudiera. Alguien que pudiera sacar a Lissa y Christian de esto. Solo tú puedes, una
voz susurró en mi cabeza. Tú eres a la que Dimitri quiere. Ignoré ese pensamiento también, mayormente porque en mi distracción, choqué con alguien al doblar la esquina. Di un grito ahogado que sonó como
-¨Omph¨ mientras mi rostro se estrellaba contra el pecho de alguien. Miré
hacia arriba. Mikhail. Hubiera estado aliviada, excepto que estaba demasiado llena de adrenalina y preocupación. Agarré su manga y empecé a tirar de él hacia las escaleras.
-¨¡Vamos! ¡Tenemos que conseguir ayuda!¨ Mikhail se quedó donde estaba,
no cediendo ante mi agarre. Él frunció el ceño, con el rostro calmado. -¨¿De qué estás hablando?¨
-¨¡Lissa! Lissa y Christian. Han sido llevados por Strigoi, por Dimitri. Podemos encontrarlos. Yo puedo encontrarlos. Pero tenemos que
apurarnos.¨ La confusión de Mikhais creció.
-¨Rose… ¿cuánto tiempo has esto aquí abajo?¨ Yo no tenía tiempo para esto. Dejándolo, huí escaleras arriba al nivel
principal del complejo.
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Un momento después escuché sus pasos detrás de mí. Cuando alcancé la
oficina principal, esperaba que alguien me reprendiera por dejar mi castigo, excepto…nadie pareció siquiera notarme. La oficina estaba en
caos. Guardianes corrían de un lado a otro, llamadas eran hechas, y las voces se elevaban a niveles frenéticos. Ellos sabían, me di cuenta. Ellos ya sabían.
-¨¡Hans!¨ Llamé, empujando mi paso a través de la multitud. Él estaba al otro lado de la habitación y acababa de colgar una llamada por celular.
-¨Hans, sé donde están. Donde el Strigoi llevó a Lissa y Christian¨
-¨Hathaway, no tengo tiempo para tu…¨, su expresión amenazadora se tambaleó. Ustedes tienen ese lazo.¨ Lo miré con asombro. Había estado
lista para que el me despachara como una molestia. Había estado lista para una larga lucha para convencerlo. Le di un rápido asentimiento.
-¨Lo vi. Vi todo lo que sucedió¨ Ahora yo fruncí el ceño.
-¨¿Cómo es que ya saben ustedes?¨ -¨Serena¨ dijo él sombríamente.
-¨Serena está muerta…¨ Él sacudió su cabeza.
-¨No, no aún. Sin embargo ella ciertamente sonaba así al teléfono. Lo que sea que sucedió, le tomó todo lo que tenía para hacer esa llamada.
Tenemos alquimistas yendo a buscarla, y…limpiando.¨
Reproduje los eventos, recordando como Serena había sido azotada contra el asfalto. Había sido un duro golpe, y cuando no se movió, yo había asumido lo peor. Aún si había sobrevivido, y aparentemente así debió ser,
yo apenas podía formar una imagen de ella sacando su celular de su bolsillo con las manos ensangrentadas… Por favor, por favor déjala vivir, pensé, sin saber a quién le estaba rezando. -¨Vamos¨ dijo Hans. -¨Te necesitamos. Ya hay equipos formándose.¨
Eso fue otra sorpresa. No había esperado que él me llevara tan fácilmente. Un nuevo respeto por Hans se apoderó de mí. Quizás el actuaba como un
imbécil, pero él era un líder. Cuando veía un activo, lo usaba. En una ráfaga de movimiento, él estaba corriendo fuera de la puerta, varios
guardianes siguiéndolo. Luché para mantenerles el paso y vi a Mikhail venir también.
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-¨Harán un rescate¨ le dije a Hans.
-¨Eso es…extraño¨ Dudé inclusive decir las palabras.
Ciertamente no quería desalentarlos. Pero los rescates a Monroi no eran normales. Cuando Strigoi se los llevaban, ellos a menudo lo consideraban
muerto. El rescate que habíamos hecho después del ataque a la Academia había sido una rareza, una que había requerido de mucha persuasión. Hans me dio una mirada irónica.
-¨También lo es la princesa Dragomir¨ Lissa era preciada para mí, valía
más que cualquier cosa en el mundo. Y para los Monroi, me di cuenta, ella era invaluable también. La mayoría de los Monroi capturados por Strigoi podrían ser considerados muertos, pero ella no era como la mayoría de los
Monroi. Ella era la última de su linaje, la última de las doce familias antiguas. Perderla no sería solo golpear la cultura Monroi. Sería una señal,
un presagio de que los Strigoi en verdad nos estaban derrotando. Por ella, los guardianes se aventurarían a una misión de rescate. De hecho, parecía que se aventurarían a muchas cosas. Mientras llegábamos al garaje donde
los vehículos de la Corte eran almacenados, vi masas de otros guardianes llegando, junto con Monroi.
Reconocí unos pocos. Tasha Ozera estaba con ellos, y como ella, los otros era usuarios de fuego. Si habíamos aprendido algo, era cuan valiosos eran
ellos en una pelea. Parecía que la controversia de los Monroi yendo a la batalla estaba siendo ignorada justo ahora, y yo estaba asombrada de lo rápido que este grupo había sido convocado. Los ojos de Tasha
encontraron los míos, su rostro grave y demacrado. No me dijo nada. No necesitó hacerlo. Hans estaba ladrando órdenes, dividiendo gente en
grupos y vehículos. Con cada poco de autocontrol que pude juntar, esperé pacientemente junto a él. Mi naturaleza inquita me hizo querer saltar y empezar a exigir saber lo que podía hacer. Él llegaría a mí, me aseguré a
mí misma. Él tenía un papel para mí; yo solo debía esperar. Mi autocontrol también estaba siendo probado con Lissa. Luego de que
Dimitri se hubiera llevado a ella y a Christian, abandoné su mente. No podía volver, no todavía. No podía soportar verlos, ver a Dimitri. Sabía que
tenía que hacerlo una vez que empezara a dirigir a los guardianes, pero por ahora, me mantuve afuera. Sabía que Lissa estaba viva. Eso era todo lo que importaba por el momento. Aún así, estaba tan acabada y llena de
tensión que cuando alguien tomó mi brazo, casi me volteó contra ellos con mi estaca.
209
-¨Adrian…¨ jadeé. -¨¿Qué estás haciendo aquí?¨Él se paró allí mirándome,
y su mano gentilmente acarició mi mejilla.
Yo solo había visto tal mirada grave y sombría un par de veces en su rostro. Como de costumbre, no me gustó. Adrián era una de esas personas que siempre debería sonreír.
-¨Tan pronto como escuché la noticia, supe donde estarías.¨ Sacudí mi cabeza.
-¨Sucedió como…no lo sé, ¿hace diez minutos?¨ El tiempo de había
desdibujado para mí. -¨¿Cómo podrían todos saberlo tan rápido?¨
-¨Fue dicho por radio a toda la Corte tan pronto como se enteraron. Tienen
un sistema de alerta inmediata. De hecho, la reina está más o menos encerrada.¨
-¨¿Qué? ¿Por qué?¨ De alguna manera, eso me molestó. Tatiana no era la que estaba en peligro.
-¨¿Por qué desperdiciar recursos en ella?¨ Un guardián cercano me dirigió una mirada crítica por eso. Adrián se encogió de hombros.
-¨¿El ataque del Strigoi fue relativamente cerca? Ellos lo toman como una amenaza bastante seria a nuestra seguridad.¨ Relativamente era la palabra
clave. Lehigh estaba cerca de una hora y media de la Corte.
Los guardianes estaban siempre alerta, sin embargo con cada segundo que pasaba, deseé que se movieran más rápido y estuvieran en alerta. Si
Adrián no hubiera aparecido, estaba bastante segura de que hubiera perdido mi paciencia y dicho a Hans que se apurara.
-¨Es Dimitri¨ dije en voz baja. No había estado segura si debía decirle a alguien más eso.
-¨Él es el que se los llevó. Los está usando para atraerme allí.¨
El rostro de Adrián se volvió más oscuro. -¨Rose, no puedes…¨ Sé calló, pero yo sabía lo que quería decir.
210
-¨¿Qué opción tengo?¨ exclamé. -¨Tengo que ir. Ella es mi mejor amiga, y
yo soy la única que puede llevarlos a ella.¨
-¨Es una trampa.¨ -¨Lo sé. Y él sabe que lo sé.¨
-¨¿Qué haré ?¨ De nuevo, sabía exactamente lo que Adrián quería decir.
Miré hacia abajo a la estaca que inconscientemente había sacado antes.
-¨Lo que tengo que hacer. Tengo que… tengo que matarlo.¨ -¨Bien¨ dijo Adrián, alivio inundaba sus rasgos. -¨Me alegro¨ Por alguna
razón, eso me molestó.
-¨Dios¨ espeté. -¨¿Estás tan ansioso de deshacerte de cualquier competencia?¨ El rostro
de Adrián permaneció serio. -¨No. Solo sé que mientras él todavía este vivo, o, bueno, más o menos
vivo, entonces tú estás en peligro. Y yo no puedo soportar eso. No puedo soportar saber que tu vida está en la balanza. Y lo está, Rose. Nunca
estarás a salvo hasta que él se haya ido. Te quiero a salvo. Te necesito a salvo. Yo no puedo…no puedo soportar que nada te suceda¨ Mi broté de cólera desapareció tan rápido como había llegado.
-¨Oh, Adrián, lo siento…¨ Le permití llevarme a sus brazos. Descansando
mi cabeza en su pecho, sentí su latido y la suavidad de su camisa, me permití a mi misma un breve y fugaz momento de comodidad. Solo quería hundirme en él allí mismo. No quería ser consumida por estos
sentimientos de miedo: miedo por Lissa y miedo de Dimitri. Me helé tan pronto como la compresión cayó sobre mí. Sin importar lo que sucediera,
perdería a uno de ellos esta noche. Si rescatábamos a Lissa, Dimitri moriría. Si él sobrevivía, ella moriría. No había final feliz para esta historia, nada podía salvar mi corazón de ser roto en pedazos.
Adrián rozó mi frente con sus labios y luego los llevó hacia mi boca.
-¨Sé cuidadosa, Rose. Sin importar lo que suceda, por favor, por favor sé cuidadosa.
No puedo perderte.¨
211
No sabía que decir a eso, como responder a toda esa emoción brotando de
él. Mi propia mente y corazón se inundaron de tantos sentimientos encontrados que apenas podía formar un pensamiento coherente. En vez
de eso, dirigí mis labios hacia los suyos y lo besé. En medio de toda la muerte de esta noche –la muerte que ya había sucedido y esa que aún estaba por venir- ese beso pareció más poderoso que cualquier otro que él
y yo habíamos compartido. Estaba vivo, estaba vivo y quería quedarme así. Quería traer a Lissa de regreso, y quería regresar otra vez a los brazos de Adrián, regresar a sus labios y toda esta vida…
-¨¡Hathaway! Buen Dios, ¿Tengo que echarte una manguera?¨Me separé
abruptamente de Adrián y vi a Hans mirándome. La mayoría de las furgonetas estaban cargadas. Ahora era mi turno de actuar. Le di a Adrián una mirada de despedida, y él forzó una pequeña sonrisa que supuse
debía ser de valiente.
-¨Sé cuidadosa¨ repitió él , Tráelos de regreso, y tráete a ti también.¨ Le di un rápido asentimiento y luego seguí a un impaciente Hans dentro de
una de las furgonetas. La más extraña sensación de deja- vu se apoderó de mi mientras me deslizaba en el asiento trasero. Esto fue parecido a la vez que Víctor había secuestrado a Lissa. Entonces, también, había viajado en
una furgoneta parecida, dirigiendo por los guardias hacia la ubicación de Lissa. Solo que había estado Dimitri sentado a mi lado, el grandioso y
valiente Dimitri que yo había conocido hace tanto tiempo. Sin embargo, esos recuerdos estaban tan grabados en mi mente y corazón
que podía imaginar cada detalle: la forma que ponía su cabello detrás de su oreja, la mirada feroz en sus ojos marrones mientras pisaba el
acelerador para llevarnos más rápidos hacia Lissa. Él había estado tan determinado, tan listo para hacer lo que era correcto. Este Dimitri, Dimitri el Strigoi, también estaba determinado. Pero de una manera muy
diferente. -¨¿Vas a ser capaz de hacer esto?¨ Preguntó Hans desde el asiento
delantero. Una mano apretó suavemente mi brazo, y me sorprendió ver a Tasha a mi lado. Ni siquiera había notado que ella estuviera con nosotros.
-¨Contamos contigo¨ Asentí, queriendo ser digna de su respeto. Con la mejor manera de un guardián, mantuve mis emociones fuera de mi rostro,
tratando de no sentir ese conflicto entre los dos Dimitri. Tratando de no recordar en la noche que habíamos ido detrás de Lissa y Víctor, había sido la misma noche que había caído presa del encanto de la
lujuria…
212
-¨Dirígete hacia Lehigh¨ dije con voz fría. Yo ahora era un guardián.
-¨nos dirigiremos cuando nos acerquemos¨ Solo habíamos estado en la
carretera por unos veinte minutos cuando sentí el grupo de Lissa detenerse. Dimitri aparentemente había escogido un escondite no muy lejos de la universidad, lo que lo haría más fácil encontrarla que si se
hubieran estado moviendo. Claro, tuve que recordarme a mi misma que Dimitri quería ser encontrado.
Sabiendo que los guardianes conmigo, no necesitarían mis instrucciones hasta que estuviéramos cerca de Lehigh, me armé de valor y entre en la
cabeza de Lissa para ver lo que estaba pasando. Lissa y Christian no habían sido lesionados o atacados, aparte de ser empujados y arrastrados. Estaban sentados en lo que parecía un cuarto de almacenamiento, un
cuarto de almacenamiento que no había sido utilizado en mucho tiempo. El polvo lo cubría todo con una pesada capa, tanto, que era difícil
distinguir alguno de los objetos apilados en los estantes. Algunas herramientas. Papeles aquí y allá, así como también cajas. Una
bombilla era la única luz de la habitación, dándole a todo una sensación sucia. Lissa y Christian estaban sentados con la espalda apoyada en sillas
de maderas, sus manos atadas detrás de sus espaldas con cuerdas. Por un momento, el deja vu me golpeó de nuevo. Recordé el invierno pasado cuando yo también, junto con mis amigos, habíamos estado atados a
sillas, cautivos por Strigoi. Ellos habían bebido de Eddie, y Mason había muerto… No. No pienses así, Rose. Lissa y Christian están vivos. Nada les ha sucedido aún. Nada les sucederá. La mente de Lissa estaba aquí y ahora, pero una vista rápida me permitió
ver como el edificio había lucido cuando ella había sido llevada dentro. Parecía ser un almacén, uno viejo, y abandonado, lo que lo hacía un buen
lugar para que los Strigoi refugiaran prisioneros. Había solo cuatro Strigoi en la habitación, pero era Lissa quien importaba.
Dimitri. Entendí su reacción. Verlo como Strigoi había sido difícil para mí. Surrealista. Me había adaptado, simplemente por todo el tiempo que había pasado con él. Aún así, incluso yo me sorprendía algunas veces al verlo
así. Lissa no había estado para nada preparada y estaba conmocionada. El cabello castaño oscuro de Dimitri estaba suelto alrededor de su barbilla,
una apariencia que siempre había amado en él, se paseaba rápidamente, causando que el polvo girara a su alrededor. Una gran parte del tiempo, su espalda daba a Lissa y Christian, lo que lo hizo mucho más preocupante
para ella. Sin ver su cara, ella casi podía creer que era el Dimitri que siempre había conocido.
213
Él estaba discutiendo con los otros tres mientras caminaba hacia atrás y
hacia adelante en el pequeño lugar, la agitación irradiaba de él en una ola casi palpable.
-¨Si los guardias realmente están viniendo¨ gruñó un Strigoi, -¨entonces deberíamos estar apostados ahí afuera¨ Ella era una alta y desgarbada
pelirroja que parecía haber sido Moroi cuando se convirtió. Su tono implicaba que no creía que los guardianes en verdad fuéramos.
-¨Ellos vienen¨ dijo Dimitri en voz baja, ese encantador acento hizo que mi corazón doliera. -¨Sé que viene¨
-¨¡Entonces déjame salir allí y ser útil! ¨Espetó ella. -¨No nos necesitas a nosotros para cuidar de estos dos¨ Su tono era despectivo. Desdeñoso. Era
entendible. Todos en el mundo vampírico sabían que los Monroi no se defendían, y Lissa y Christian estaban firmemente atados.
-¨No los conoces¨ dijo Dimitri. -¨Son peligrosos. Ni siquiera estoy seguro que esto sea una protección suficiente¨
-¨¡Eso es ridículo!¨ En un suave movimiento, Dimitri se volteó y la golpeó
con el dorso de su mano. El golpe la lanzó hacia atrás unos metros, sus ojos ampliándose con furia y conmoción. Él volvió a colocarse como si nada hubiera sucedido. -¨Tú te quedarás aquí, y los custodiarás hasta que
yo te diga que lo hagas, ¿entiendes?¨ Ella lo miró y tocó su propio rostro pero no dijo nada. Dimitri miró a los otros.
-¨vosotros os quedareis también. Si los guardianes llegan hasta aquí, se necesitarán más que sus servicios de vigilancia¨
-¨¿Cómo lo sabes?¨ preguntó otro Strigoi, uno con el cabello negro que quizás había sido humano una vez. Una rareza entre los Strigoi.
-¨¿Cómo sabes que vendrán?¨ Los Strigoi tenían un oído asombroso, pero
con sus discusiones, Lissa tuvo una breve oportunidad de hablarle a Christian sin ser detectada.
-¨¿Puedes quemar mis cuerdas?¨ Murmuró ella con una voz casi inaudible. -¨¿Como con Rose?¨ Christian frunció el ceño. Cuando él y yo habíamos
sido capturados, era lo que él había hecho para liberarme. Había dolido como el infierno y dejo ampollas en mis manos y muñecas.
-¨Ellos lo notarán¨ susurró
214
. La conversación no fue más lejos porque Dimitri se detuvo abruptamente
y se volteó hacia Lissa. Ella susurró ante el repentino e inesperado movimiento. Rápidamente acercándose a ella, se arrodilló delante de ella y
la miró a los ojos. Ella se estremeció a pesar de sus mejores esfuerzos. Ella nunca había
estado tan cerca de un Strigoi, y el hecho de que fuera Dimitri lo hizo mucho peor. Los anillos rojos alrededor de sus pupilas parecían arder en las de ella. Sus colmillos parecían a punto de atacar. Su mano se deslizó
hacia afuera y agarró su cuello, inclinando su rostro hacia arriba para poder tener una mejor visión de sus ojos.
Sus dedos se hundieron en la piel de ella, no lo suficiente para cortar su aire pero si lo suficiente como para provocarle hematomas después. Si
había un después.
-¨Sé que los guardianes vendrán porque Rose está mirando¨ dijo Dimitri. -¨¿No es así Rose?¨ Soltando un poco su agarre, corrió sus dedos sobre la piel de la garganta de Lissa, tan gentilmente…sin embargo, no había duda
que él tenía el poder para romper su cuello. Era como si él estuviera mirando mis ojos en ese momento. Mi alma.
Incluso sentí como si él estuviera acariciando mi cuello. Sabía que era
imposible. El lazo existía entre Lissa y yo. Nadie más podía verlo. Aún así,
en ese momento, era como si nadie más existiera a parte de él y yo. Era
como si Lissa no estuviera entre nosotros.
-¨Estás allí, Rose¨ Una sonrisa despiadada bailó sobre su boca.
-¨Y no abandonarás a ninguno de ellos. Tampoco eres lo suficientemente
tonta como para venir sola, ¿no? Quizás una vez lo fuiste, pero ya no.¨
Me sacudí fuera de su cabeza, incapaz de mirar esos ojos , y verlos
devolverme la mirada. Ya fuera mi propio miedo o un reflejo del de Lissa,
descubrí que mi cuerpo estaba temblando también. Lo forcé a detenerse y
traté de frenar mi acelerado corazón. Tragando grueso, miré alrededor para
ver si alguien lo había notado, pero todos estaban preocupados
discutiendo la estrategia, excepto Tasha. Sus helados ojos azules me
estudiaban, su rostro demacrado por la preocupación.
-¨¿Qué viste?¨ Sacudí mi cabeza, incapaz de mirarla.
-¨Una pesadilla¨ murmuré. -¨Mi peor pesadilla haciéndose realidad.¨
215
CCaappííttuulloo 1166 TTrraadduucciiddoo ppoorr EEEEMMAARRIIAA
No sabíamos cuantos Strigois estaban en el grupo de Dimitri. Gran parte
de lo que había visto a través de Lissa se había difuminado con la
confusión y el terror. Los guardianes, sabían que estábamos esperando,
simplemente tenían que hacer una conjetura sobre cuántos enviar. Hans
había esperado que una fuerza abrumadora hiciera perder el elemento
sorpresa. Había enviado guardianes de la Corte.
Era cierto que el Tribunal estaba protegido por salas, pero aún así no
podíamos dejarla totalmente indefensa. Tener a recién graduados no había
ayudado mucho. La mayoría de ellos los habíamos dejado atrás, lo que nos
permitía tener a guardianes con experiencia para partir hacia la caza. Eso
nos dejó con unos cuarenta más o menos. Era tan inusual como haber
grandes grupos de Strigoi. Por lo general los Guardianes fueron enviados
de dos en dos, tal vez como mucho en grupos de tres, con las familias
Moroi. Este grupo era grande tenía una fuerza para provocar una batalla
que rivalizaba con el ataque de la Academia. Sabiendo que a escondidas en
la oscuridad no funcionaría, Hans detuvo nuestro convoy en la bodega
donde los Strigoi se refugiaron. El edificio estaba situado en una vía de
servicio de la carretera. Era una zona industrial, un sendero desierto en
medio del bosque, los negocios y las fábricas fueron cerrados a la noche.
Salí de la camioneta, dejando que la envoltura de la noche calentara mí
alrededor. Estaba húmedo, y la humedad en el aire se sentía
especialmente opresiva cuando ya estaba sofocada por el miedo. De pie
junto a la carretera, no sentí náuseas. Dimitri no se había enviado Strigoi
hasta aquí, lo que significa que, nuestra llegada todavía iba a ser una
sorpresa. Hans se me acercó, le di la mejor ubicación que pude sobre la
situación, con base a la información tan limitada que teníamos.
-"¿Pero podrás encontrar Vasilisa?", preguntó.
Asentí con la cabeza. -"Tan pronto como este en el edificio, el enlace me
llevará directamente a ella." Se volvió y miró hacia la noche donde los
coches pasaban veloces junta a la autopista cercana.
216
- "Si ya están esperando fuera, nos van a oler y a oír mucho antes de que
nosotros los vemos." Los faros iluminaban su rostro pensativo.
-"¿dijiste que hay tres capas de Strigoi?"
-"Por lo que yo podría decir. Hay algunos a Lissa y Christian, después hay
algunos fuera". Hice una pausa, tratando de pensar lo que haría Dimitri en
esa situación. Lo conocía lo suficientemente bien, incluso siendo Strigoi,
para calcular su estrategia. -Entonces, otra capa en el interior del edificio -
antes de llegar a la sala de almacenamiento. ―no lo sabía a ciencia cierta,
pero no se lo dije a Hans. Teníamos que hacer por mis propios instintos, lo
que yo haría y lo que pensaría y haría Dimitri. Me imaginé que sería mejor
que Hans preveía las tres capas de Strigoi. Y eso es exactamente lo que
hizo.
-" Vamos somos tres grupos tu lideraras uno grupo y entraras por la
extracción. Otro equipo acompañará al tuyo y finalmente nos separaremos.
Luchará quien este en el interior, dejando a la cabeza de grupo a los
cautivos."
Sonó muy. . . militarista. Extracción, cautivos. Y yo. . . un jefe de equipo.
No tiene mucho sentido de la confianza, en el pasado, siempre habían
utilizado mis conocimientos y luego me dejaban al margen. Bienvenida a
la vida de guardiana, Rose. En la escuela, habíamos llevado a cabo todo
tipo de ejercicios, utilizábamos diferentes escenarios y los instructores se
hacían pasar por strigoi. Sin embargo, ahora en la bodega, todos los
ejercicios parecían una comedia, ningún juego podía medir lo que yo ahora
mismo iba a enfrentar. Durante medio segundo, la responsabilidad de todo
parecía desalentador, pero rápidamente hice a un lado esas
preocupaciones. Esto era por lo que yo había sido entrenada, para lo que
yo había nacido. Mis propios temores no importaban. Ellos eran lo
primero. Era hora de demostrarlo.
- "¿Qué vamos a hacer sino podemos acercarnos sigilosamente a ellos?" Le
pregunté.
Hans tenía un punto sobre detectar con antelación al strigoi. Una sonrisa
casi maliciosa apareció en su rostro, y nos explicó su plan al mismo
tiempo que dividía los grupos. El enfoque de su táctica fue audaz y
temerario. Mi tipo de plan. Y así, nos fuimos. Un extraño nos podría haber
dicho que estábamos en una misión suicida. Tal vez lo fuera.
217
Honestamente, no importaba. Los guardianes no abandonarían a la última
Dragomir.
Y yo nunca hubiera abandonado Lissa, aunque hubiera un millón de
Dragomirs. Así que, con la sorpresa descartada, Hans optó por un ataque
en toda regla. Nuestro grupo volvió fuimos por la calle con una velocidad
ilegal. Tomamos toda la anchura de la carretera, ya que no había tráfico en
sentido contrario Dos camionetas llevaban a los otros equipos.
Conducimos hasta el final del camino, nos detuvimos con un derrape en la
parte delantera del almacén bajamos de las camionetas, el sigilo no era ya
una opción íbamos a ir rápidos y con furia. Algunos de los Strigoi se
sorprendieron. Era evidente que nos habían visto, pero sucedió tan rápido
que habían tenido muy poco tiempo para reaccionar. Por supuesto,
cuando eras mortal y tan rápido como un Strigoi, un poco de tiempo era
necesario. Un grupo de ellos se nos echaron encima, y "El equipo exterior
de Hans" empiezo a atacar dejando a mi grupo y a otro entrar en el
interior.
Los usuarios Moroi del fuego habían sido asignados al grupo exterior, por
temor a incendiar el edificio en llamas una vez dentro. Mi equipo se
trasladó a la batalla, fue inevitable cruzarnos con algún Strigoi, algunos
que no habían ido a pelear con el primer grupo. Con mucha concentración,
no hice caso de las náuseas que tenia por haber cerca un strigoi. Hans
había ordenado no interrumpir el plan a menos que un strigoi se pusiera
en mi camino y otro guardián no pudiera venir en mi ayuda. No quería que
nada me retrasara en el rescate de Lissa y Christian, Luchamos en nuestro
camino hacia el almacén, hasta llegar a un sala sucia bloqueada por
strigoi Me había equivocado en que Dimitri haría capas de seguridad. Un
pequeño hueco se formo en el espacio y por un momento las coas se
volvieron caóticas. Lissa estaba tan cerca. Era como si estuviera
llamándome, ardía de impaciencia mientras esperaba que saliera a liberar.
Mi equipo estaba en la parte de atrás, dejando al otro grupo e la lucha. Vi
Strigoi y guardianes por igual trate de dejar que no m distrajera. Luchar
ahora, el duelo seria mas tarde. Lissa y Christian. Tenía que concentrarme
en ellos.
- "No", dijo Hans, tirando de mi brazo.
Una brecha se había formado delante de nosotros.
218
Todavía había un montón de Strigoi, pero fueron distraídos por mis
compañeros, me deslice a través de ellos. Nos deslizamos por el pasillo,
que daba a un gran espacio vacío en el corazón del almacén. Basura y
escombros era todo lo que quedaba de las mercancías cuando se guardaba
aquí.
Abrí las puertas de la sala, pero ahora no fue necesario el vínculo para que
supiera dónde estaba Lissa.
Tres Strigoi montaron guardia fuera de una puerta. Mas seguridad, Dimitri
iba un paso por delante de mí. No importaba. Mi grupo tenía diez
personas.
Los Strigoi gruñeron, anticipándose para la lucha. A través de una señal
tácita, la mitad de mi grupo lucho. El resto de nosotros tiramos la puerta
abajo. A pesar de mi intento de llegar hasta Lissa y Christian, un pequeño
pensamiento bailo por mi cabeza. Dimitri.
No había visto a Dimitri con los strigoi que habíamos encontrado. Con toda
mi atención puesta en nuestros atacantes, no me había metido en la
cabeza de Lissa para verificar la situación, pero estaba totalmente segura
de que aún estaba dentro de la habitación. Él se habría quedado con ella,
sabiendo que vendría. Estaría esperando para hacerme frente. Uno de ellos
moría esta noche. Lissa o Dimitri.
Después de haber alcanzado nuestro objetivo, ya no necesitaba protección
adicional. Hans clavo su estaca al primer strigoi que había encontrado,
empujándome salto para luchar. El resto de mi grupo hizo lo mismo.
Habíamos entrado en la habitación, pensaba que antes había sido un
caos, eso no era nada comparado con lo que nos enfrentamos. Todos
nosotros - guardianes y Strigoi - apenas cabíamos en la sala, lo que
significaba que estábamos peleando muy, muy cerca. Una mujer de Strigoi
- la había abofeteado Dimitri antes - vino hacia mí. Luché en piloto
automático, apenas consciente de mi estaca le atravesaba el corazón. En
esta sala, llena de gritos y de muerte, sólo habían tres personas en el
mundo que me importaba ahora: Lissa, Christian, y Dimitri. Lo había
encontrado por fin. Dimitri estaba con mis dos amigos contra la pared del
fondo. Nadie estaba peleando con él. Se puso de pie con los brazos
cruzados, el rey en su reino una mientras sus soldados lucharon contra el
enemigo.
219
Sus ojos se fijaron en mí, con expresión divertida y expectante. Allí era
donde todo iba a terminar. Los dos lo sabíamos.
Me abrí paso entre la multitud, esquivando Strigoi. Mis colegas empujaron
la lucha, abriéndome camino. Los dejé a su lucha, avanzando hacia mi
objetivo. Había llegado el momento: el enfrentamiento final entre Dimitri y
yo.
-"Eres hermosa en la batalla", dijo Dimitri. Su voz fría me llego claramente,
incluso por encima del rugido de la lucha. -"Como un ángel vengador caído
del cielo para impartir justicia."
-¨divertido", le dije, cambiando mi posición con la estaca.
-"Eso es por lo qué estoy aquí."
- "los ángeles también caen, Rose."
Casi lo alcance. A través del vínculo, sentí un breve de dolor de Lissa. Un
ardor. No había nadie que le hiciera daño todavía, pero cuando vi sus
brazos moverse por el rabillo del ojo, me di cuenta lo que había sucedido.
Christian había hecho lo que había pedido: Había quemado sus cuerdas.
La vi desatarse y entonces mi atención se centró de nuevo a Dimitri. Si
Lissa y Christian estaban libres. Sería más fácil hacer su huida, una vez
estuviera todo limpio de Strigoi. Si llegábamos a hacerlo.
-¨Has causado un montón de problemas para que yo llegara hasta aquí¨ le
dije a Dimitri. -"Mucha gente va a morir – tuya y mia." Él se encogió de
hombros, indiferente.
Yo estaba casi allí. Frente a mí, un guardián luchaba con un strigoi calvo.
Esa falta de pelo no era nada atractiva, con su piel blanca como la tiza.
-"No importa", dijo Dimitri. Se puso tenso cuando me acerqué. "Ninguno de
ellos importa. Si mueren, entonces, obviamente, no son dignos."
- "Presa y predador", murmuré, recordando lo que me había dicho
mientras me tenía prisionera.
Había llegado hasta él. Nadie se interpondría entre nosotros. Esto era
diferente no era como nuestras luchas pasadas, donde habíamos tenido
mucho espacio y planes de ataque.
220
Todavía estábamos en la habitación, y para mantener nuestra distancia
de los demás, habíamos cerrado distancia entre nosotros. Esa fue una
desventaja para mí.
Los Strigoi superaban físicamente a los guardianes, más espacio nos
ayudaría a compensar la capacidad de maniobra. Yo no tenía necesidad de
maniobrar todavía, sin embargo. Dimitri estaba tratando de esperar a que
yo hiciera el primer movimiento. Tenía una buena posición, sin embargo,
no pude conseguir un tiro claro en su corazón. Podía hacerle algún daño si
le estacaba en otros lugares, pero era probable que se divirtiera con mi
proximidad. Así que también traté de esperar.
-"Toda esta muerte es por ti y lo ", dijo. -"Si dejaras que te despertara...
podríamos estar juntos... Bueno, nada de esto habría sucedido. Podríamos
estar en Rusia, en los brazos del otro, y todos tus amigos estarían aquí a
salvo. Ninguno de ellos habría muerto. La culpa es tuya."
-" Y... ¿qué pasa con la gente que habría que matar en Rusia? "-Pregunté.
Había cambiado el peso. ¿Era eso una apertura?-"No estaría seguro si
yo…-"
Un sonido a mi izquierda me sorprendió. Christian, era libre, acababa de
golpe con una silla a un Strigoi que estaba con un guardián. El Strigoi se
encogió de hombros como si Christian fuera una mosca. Christian voló
hacia atrás, chocando contra una pared y aterrizó en el suelo con una
mirada aturdida. A pesar de mí misma, le di un vistazo y vi s Lissa correr a
su lado. Para mi asombro la vi con una estaca en la mano. ¿Cómo la había
conseguido?, no tenía ni idea. Tal vez la había cogido de un guardián. Tal
vez ninguno de los Strigoi la había registrado cuando entró, después de
todo, ¿por qué llevaría un Moroi una estaca?
-"¡Basta manteneros fuera de su camino!" les gritó,
Me volví hacia Dimitri. Dejar que estos dos me distrajeran me había
costado. Al darme cuenta de Dimitri estaba a punto de atacar, me las
arreglé para esquivar sin ni siquiera ver lo que estaba haciendo. Resultó
que había estado llegando a mi cuello y mi evasión imprecisa me había
perdonado el daño completo. Aún así, me cogió del hombro, golpee mi
espalda casi tan lejos como le había sucedido a Christian.
221
A diferencia de mi amigo, yo tenía años de entrenamiento que me habían
enseñado a recuperarme de algo así, había perfeccionado mucho el
equilibrio y las habilidades de recuperación. Me tambaleé sólo un poco,
pero rápidamente recupere el equilibrio.
Sólo podía rezar para que Christian y Lissa me escucharan y no hicieran
nada tonto. Mi atención debía permanecer en Dimitri, o haría que me
mataran, si yo moría, Lissa y Christian seguro que morían también.
Mi impresión, mientras luchábamos hacia el interior, había sido que nos
superaban en número. Aunque eso significaba a veces poco. Sin embargo,
tenía la esperanza de que mis colegas terminaran con nuestros enemigos,
dejando que yo hiciera lo que tenía que hacer. Dimitri se rió anti mi forma
de esquivar.
-"Me impresionó que lucharais como niños de diez. Ahora tus amigos...
Bueno, también luchan a un nivel de diez años. ¿Y para Moroi? Eso es
realmente bueno. "
-" Sí, bueno, ya veremos cuál es tu evaluación cuando te mate ", le dije.
Hice una finta pequeña para probar lo mucho que le estaba prestando
atención. Esquivo casi sin previo aviso, tan elegante como un bailarín.
-"No puedes, Rose. ¿A estas alturas? ¿No lo has visto? no puede
derrotarme. No me puedes matar. Incluso si pudieras, no serias capaz de
hacerlo.
No, yo no lo haría. Eso es lo que no comprendía. Había cometido un error
por traer a Lissa aquí. Ella estaba aquí. Ella era real. Su vida estaba en
juego, y por eso... por eso, no dudaría.
Dimitri se canso de esperar. Agarro mi cuello con su mano. Y de nuevo le
eludí, dejando que mi hombro tomara la peor parte de la respuesta
positiva. Esta vez se aferró a mi hombro. Me tiró hacia él, le quemaban los
ojos rojos por el triunfo. El espacio que teníamos, era probablemente todo
lo que necesitaba para matarme. Tenía lo que quería. Sin embargo, él no
era el único que me quería. Otro Strigoi, tal vez pensando que ayudaría a
Dimitri, vino hacia nosotros, llegó hasta mí. Dimitri mostró sus colmillos, a
la otra Strigoi, una mirada de puro odio y furia.
-"¡Mía!" Siseo Dimitri
222
Llegando a los otros Strigoi de una manera que tenía claro que él no se
esperaba. Y esa fue mi entrada. Una breve distracción de Dimitri le había
hecho aflojar su control sobre mí. Esa misma cercanía que le hizo tan letal
ahora me hacia peligrosa a mí. Estaba cerca de su pecho, de su corazón,
tenía mi estaca en la mano. Nunca diría con certeza cuánto tiempo duro
serie de acontecimientos. En cierto modo, se sentía como un latido. Al
mismo tiempo, era como si estuviéramos congelados en el tiempo. Al igual
que el mundo entero se había detenido. Mi estaca se movía hacia él, y vi
como los ojos de Dimitri caían sobre mí una vez más, creí que finalmente
lo mataría. No dudaría. . Mi estaca estaba allí - Y entonces no estaba. Algo
me golpeó en mi lado derecho, me empujo lejos de Dimitri y arruino mi
oportunidad. Tropecé, apenas evite golpear a nadie. Aunque siempre
trataba de vigilar las cosas a mí alrededor en una lucha, baje la guardia en
esa dirección. Los Strigoi y los guardianes estaban a mi izquierda.
El muro - y Lissa y Christian – estaban a mi derecha. Eran Lissa y
Christian quienes me habían empujado fuera del camino. Creo que Dimitri
estaba tan asombrado como yo. También estuvo igualmente asombrado
cuando Lissa se acercó a él con una estaca en la mano. Y como un rayo a
través del vínculo, leí lo que muy, muy cuidadosamente se había guardado
el último día: Había conseguido el encantamiento del espíritu en la estaca.
Fue la razón por la que había estado tan excitada durante su último
período de sesiones prácticas con la participación de Grant y Serena.
Sabiendo que tenía la herramienta que necesitaba había alimentado su
deseo de utilizarla ocultarme toda esa información fue una hazaña a la par
que utilizarla. No es que importara ahora.
Encantada o no, ella no podía acercarse a Dimitri. Él lo sabía también, y
su sorpresa inmediatamente cambió a la diversión - casi indulgente, como
la forma que mira un niño algo adorable. El ataque de Lissa era incómodo.
Ella no era lo suficientemente rápida. Ella no era lo suficientemente fuerte.
-"¡No!" grité, saltando hacia ellos, aunque casi seguro que no iba a ser lo
suficientemente rápida.
De repente, un muro de llamas apareció ante mí, el fuego había surgido
desde el suelo, formando un anillo alrededor de Dimitri que me mantuvo
alejada de él. Fue desconcertante por un momento. Sabía que era obra de
Christian.
223
-"¡Ya basta!" no sabía qué hacer, si debía atacar a Christian o saltar hacia
el fuego.
"¡nos vas a quemar vivos a todos!" El fuego fue controlado - Christian
tenía mucha habilidad - pero en una sala de este tamaño, incluso un fuego
controlado era mortal. Incluso los otros Strigoi retrocedieron. Las llamas se
acercaron a Dimitri, creciendo más y más fuerte. le oí gritar, podía ver la
mirada de agonía, incluso a través del fuego. Comenzó a consumir su
abrigo, el humo se derramaba por el incendio. Algún instinto me dijo que
tenía que parar esto. . . y, sin embargo, ¿qué importaba? había venido a
matarlo. ¿Importaba si alguien lo hacía por mí? Y fue entonces cuando me
di cuenta de que Lissa estaba todavía en la ofensiva. Dimitri estaba
distraído, gritando mientras las llamas envolvían su cuerpo. Yo estaba
gritando también. . . por él, por ella. . . era difícil de decir.
Lissa lanzo el brazo por entre las llamas, y de nuevo, el dolor aumentó a
través del vínculo - dolor que pesaba más que las anteriores veces cuando
Christian había quemado sus cuerdas. Sin embargo, ella siguió su camino,
haciendo caso omiso de la agonía del fuego. Su alineación estaba en lo
cierto. Ella tenía la estaca dirigida al corazón. La estaca entró, pinchándolo
a él. Bueno, más o menos. Al igual que cuando había practicado con la
almohada, que no acababa de tener la fuerza para poner la estaca donde
debía. Sentí que volvía a hacerlo, y lo hizo con todas las fuerzas que tenia.
Tiro todo su peso y empujó otra vez, usando ambas manos. La estaca se
hundió todavía más dentro. Todavía no era suficiente. Este retraso habría
costado la vida en una situación normal. Esto no era una situación
normal.
Dimitri no tenía medios para bloquearla, el fuego poco a poco lo estaban
consumiendo. Logró una pequeña lucha y aflojo la estaca, deshaciendo los
pocos progresos que había hecho. Hizo una mueca, y lo intentó de nuevo,
empujando la estaca de vuelta a su posición anterior. Sin embargo, no fue
suficiente. Mis sentidos llegaron, sabiendo que tenía que parar todo esto.
Lissa se iba a quemar si seguía clavándole la estaca. Ella carecía de la
habilidad. La que necesitaba estacar era yo o dejaría que se quemara para
acabar con todo esto. Avancé. Lissa me vio por el rabillo del ojo y me envió
un sentimiento a través de la coacción.
¡No! Permítanme hacer esto! El mandato me golpeó duro, un muro
invisible que me hizo venir arriba.
224
Me quedé allí aturdida, tanto de la propia coacción y la impulsión que ella
lo había usado en mí. Sólo tomó un momento quitármela de encima. Ella
estaba demasiada distraída para poner todo su poder en orden, y yo era
bastante resistente a la obligación de todos modos. Sin embargo, ese ligero
retraso me había impedido llegar a ella.
Lissa lo intento por última oportunidad, sabiendo que no tendría otra
oportunidad. Una vez más, lucho contra el dolor del abrasador fuego, echó
todo lo que había para empujar la estaca hasta el fondo del corazón de
Dimitri.
Su intento fue torpe, que todavía necesitan un poco más y lo hizo con
tanta fuerza como lo haría un guardián. Finalmente lo hizo. Le atravesó el
corazón. Y mientras lo hacía, sentí la magia de la vinculación, la magia
familiar que había sentido tantas veces cuando realizaba una curación.
Salvo que. . . esto era cien veces más potente que todo lo que había sentido
antes.
Me heló. Me sentía como si todos mis nervios estuvieran explotando, como
si acabara de caer un rayo. La luz blanca de repente se hizo a su
alrededor, una luz que empequeñecido el brillo del fuego. Era como si
alguien hubiera dejado caer el sol en el centro de la habitación.
Grité, mientras mis manos protegían mis ojos, di un paso hacia atrás. Por
los gritos de la sala supe que los demás estaban haciendo lo mismo. Por
un momento, fue como si no hubiera ningún lazo. No sentí nada de Lissa -
ni dolor ni magia. El vínculo fue tan incoloro y vacío como la luz blanca
que llenaba la habitación. El poder que había usado había superado y
abrumado inundado nuestro vínculo, se adormeció. A continuación, la luz
desapareció. No desapareció poco a poco. Simplemente…..se fue en un
abrir y cerrar los ojos. Al igual que un interruptor cuando se apaga. Se
hizo el silencio en la sala, a excepción de unas pocas murmuraciones de
malestar y confusión. Esa luz debió haber sido tóxica para los sensibles
ojos de los Strigoi. Fue bastante difícil para mí. Estrellas bailaban delante
de mis ojos. No podía concentrarme en nada, una imagen residual de
brillo quemaba a través de mi visión.
Por fin - bizqueando - pude ver de nuevo. El fuego se había ido, a pesar de
manchas negras de la pared y el techo marcando su presencia, al igual
que algunos rescoldos de humo.
225
En mi opinión, debería haber mucho más daño. Podría no escatimar
tiempo, sin embargo, otro milagro tenía frente de mí. No era un milagro. Si
no un cuento de hadas.
Lissa y Dimitri estaban en el suelo. Sus ropas estaban quemadas y
chamuscadas. Horribles mancas de color rojo y rosa marcaban hermosa
piel, desde donde el fuego los había afectado más. Sus manos y muñecas
eran las más afectadas. Podía ver manchas de sangre donde las llamas
habían quemado su piel en la distancia. Quemaduras de tercer grado,
estaba recordando mis clases de fisiología. Sin embargo, ella no parecía
sentir ningún dolor, no afectaban a los movimientos de sus manos. Ella le
acaricio el pelo Dimitri. Mientras estaba sentada en posición vertical, él se
encontraba en una posición desgarbada. Su cabeza reposaba en su regazo,
y Lissa le pasaba los dedos por el pelo con movimientos suaves y
repetitivos - como cuando uno quiere consolar a un niño o un animal. Su
rostro, incluso estropeado por el fuego, estaba radiante y lleno de
compasión.
Dimitri me había llamado ángel vengador, Lissa era un ángel de la
misericordia mientras le miraba y le decía palabras tranquilizadoras. Con
el estado de su ropa y lo que había visto en el fuego, esperaba encontrar
cenizas- la pesadilla de un esqueleto. Sin embargo, cuando giro la cabeza,
dándome mi primera visión completa de su cara, vi que no se había hecho
absolutamente nada. No tenía la cara quemada- esa piel tan cálida y
curtida como lo había sido el primer día que lo había conocido. Eche un
vistazo a sus ojos, antes de que se cubriera la cara contra la rodilla de
Lissa. Vi profundidad, infinito color café, un color que había caído en él
tantas veces. No había ojos rojos.
Dimitri. . . no era un Strigoi.
Y él estaba llorando.
226
CCaappííttuulloo 1177 TTrraadduucciiddoo ppoorr EEEEMMAARRIIAA
Toda la sala pareció contener la respiración. Aún haciendo frente a los milagros, los guardianes o Strigoi, eran difíciles de distraer. Las luchas que se habían detenido, fueron reanudadas con furiosa intensidad. Los
guardianes tenían la sartén tomada por el mango, los que no estaban encargándose de los últimos Strigoi superviviente que de repente saltaban hacia Lissa, intentando separarla de Dimitri. Para sorpresa de todos, ella
empezó a sujetar a Dimitri con fuerza e hizo algunos intentos débiles de luchar contra los que los rodeaban. Ella era feroz y protectora, como una
madre defendiendo a su niño. Dimitri se sujetaba de ella intensamente, pero él y Lissa fueron superados en números. Los guardianes finalmente los separaron. Hubo gritos confusos mientras los guardianes intentaban
determinar si deberían matar a Dimitri. No hubiera sido difícil. Él estaba indefenso. Apenas podía mantenerse en pie cuándo lo levantaron de un tirón. Eso me despertó. Había estad mirándolos, congelada, estupefacta.
Sacudiéndome mi estupor, di un salto hacia adelante, aunque no estaba segura hacia a quién iba: Lissa o Dimitri.
- "¡No! ¡No lo hagas! Grité, viendo algunos guardianes que se movían para conseguir las estacas.
-"¡Él no es lo que pensáis! ¡Él no es un Strigoi! ¡Mírarle!" Lissa y Christian
gritaban algo parecido. Alguien me sujetó y tiró de mí indicándome que dejara a los demás solucionar eso.
Sin pensarlo, giré y le di puñetazos a mi captor en la cara, viendo demasiado tarde que era Hans. Él se tambaleo, parecía más asombrado que ofendido. Atacarle fue lo suficiente para atraer la atención de los otros,
sin embargo, pronto tuve mi propio grupo de guardianes con los que pelear. Mis esfuerzos no sirvieron de nada, primero porque era un gran
numero y segundo porque no podía luchar con ellos como lo hacía con los strigoi.
Mientras los guardianes me sacaban afuera, noté que Lissa y Dimitri ya habían sido sacados del cuarto. Les exigí saber dónde estaban, gritando
que tenía que verlos. Nadie me hizo caso. Me llevaron arrastrando, fuera del almacén, pasando por encima de cuerpos humanos. Muchos eran Strigoi, pero reconocí algunas caras del custodio de la Corte. Hice una
mueca, no los había conocido bien.
227
La batalla había acabado, y nuestro lado había ganado a un costo muy alto. Los guardianes supervivientes empezaron a hacer la limpieza. No
sorprendida que los Alquimistas apareciesen, pero por el momento, no me preocupaban ninguno de ellos.
- ¨¿Dónde está Lissa?" exigí mientras me lanzaban al interior de un SUV. Dos guardias entraron conmigo, uno sentado a cada lado. No reconocí a
ninguno de ellos. -"¿Dónde está Dimitri?"
-¨La princesa ha sido llevada a seguridad," dijo uno de los guardianes.
Él y el otro tipo miraban fijamente al vacio, me di cuenta que ninguno de ellos iba a responder mi pregunta sobre Dimitri. Él no existía para ninguno
de ellos. -―¿Dónde está Dimitri?" Repetí, hablando más alto con esperanza de tener
una respuesta. ¨¿está con Lissa?¨ Obtuve una reacción. -"Claro que no," dijo el guardián que había hablado antes.
-"Él está… ¿Está vivo?¨ Fue una de las preguntas más difíciles que alguna
vez hubiera hecho, pero tenía que saberlo. Odié admitirlo, pero si estuviera en el lugar de Hans, no hubiera
buscando milagros. Habría exterminando cualquier cosa que percibiera como amenaza.
- "Sí," dijo al fin el conductor. ¨Él. . . Eso. . . Está vivo". Y eso fue todo lo que pude sacarles, por mucho que discutí y exigí ser liberada del coche - y
creerme, intenté hacerlo. Su habilidad para ignorarme fue bastante impresionante. En honor a la
verdad, no estaba segura de saber lo que sucedió. Todo había ocurrido tan rápido. La única cosa que estos dos sabían era que habían recibido
órdenes para escoltarme fuera del edificio. Estuve esperando que alguien conocido se nos uniese al coche, pero no, Sólo más y más guardianes desconocidos. Ni Christian o Tasha. Ni Hans , por supuesto, eso tuvo
sentido. Él probablemente estaba asustado por el puñetazo accidental que le di.
Cuando nos pusimos en marcha, finalmente me di por vencida y me hundí en el asiento.
228
Otros SUV se habían unido al nuestro, pero no tenía ni idea de si mis
amigos se encontraban en ellos. La unión entre Lissa y yo estaba aún entumecida. Después de esa sacudida inicial donde no había sentido nada,
lentamente fui recuperando una ligera sensación suya, indicándome que estábamos conectadas y que ella estaba viva .Eso fue todo. Con todo ese poder que había estallado a través de ella, fue casi como si nuestro vinculo
se hubiese frito. La magia entre nosotras era muy frágil. Cada vez que intentaba usar la unión para averiguar acerca de ella, era como si mirara algo brillantemente que me cegaba.
Asumí que estaría con ella pronto porque necesitaba saber lo que había
sucedido. Todavía estaba aturdida, y el largo paseo de regreso a la Corte me dio tiempo para procesar los pocos hechos a los tuve acceso. Inmediatamente necesitaba ver a Dimitri pero antes tenía empezar desde
el principio si en realidad quería analizar todo lo que había ocurrido. Primero Lissa había hechizado una estaca y me había ocultado esa
información. ¿Cuándo? ¿Antes de su viaje a la universidad? ¿En Lehigh? ¿Mientras estuvo cautiva? No tenía importancia. En segundo lugar, a pesar de sus intentos fallidos con la almohada, había conseguido estacar a
Dimitri en el corazón. Esto había sido una lucha, pero el fuego de Christian lo había hecho posible. Me estremecí, recordando la quemadura que Lissa había sufrido durante el proceso extremadamente duro. Había
sentido su dolor antes de que el vinculo se cerrara, también había visto las marcas en ella. Adrian no era el mejor sanador del mundo, pero esperaba
que su magia fuera suficiente para encargarse de sus lesiones. El tercero y último acto… Bien. . . ¿era un hecho? Lissa había estacado a Dimitri y había usado la misma magia para sanarlo… ¿Y luego? Esa era la gran
pregunta. Que había sucedido, ¿Realmente vi lo que pensé que había visto?
Dimitri había… Cambiado. Él ya no era un Strigoi. Lo sentía en mi corazón. Había sido suficiente para dejarme ver la verdad. Los rasgos Strigoi habían desaparecido. Lissa había hecho todo lo que Robert le había indicado que necesitaba hacer
para restaurar a un Strigoi, y ciertamente después de toda esa magia… Bien, era fácil creer que cualquier cosa era posible. Aquella imagen de
Dimitri volvió a mí, aferrado a Lissa con lágrimas cayendo por su cara. Nunca lo había visto tan vulnerable. En cierta manera, no creí que un Strigoi pudiera llorar.
Algo en mi corazón se retorció dolorosamente, y parpadeé rápidamente para evitar llorar. Eche un vistazo alrededor, me concentré de nuevo en mi
entorno.
229
En el exterior del coche, el cielo se iluminaba. Se aproximaba la salida del
sol.
Los guardianes que estaban conmigo mostraban señales de cansancio en sus caras, pero las expresiones de alerta en sus ojos nunca vacilaron. Había perdido la noción del tiempo, pero mi reloj interno me indicaba que
habíamos estado de camino bastante tiempo. Teníamos que estar casi en la Corte. Tentativamente, roce la unión y encontré que estaba restaurada pero seguía siendo frágil. Fue como si se tambalease dentro de mí. Eso
fue suficiente para tranquilizarme, y darme un alivio. Cuando la unión nos llego por primera vez hace años, había sido tan extraño. . . irreal. Ahora lo
había aceptado como parte de mi vida. La ausencia hoy la había sentido antinatural.
Miré a través de los ojos de Lissa, en el SUV donde ella estaba, esperé ver a Dimitri con ella. Aquel vistazo de él en el almacén no había sido
suficiente. Necesitaba verlo otra vez, necesitaba ver si este milagro realmente había ocurrido. Quise beber de aquellos rasgos, contemplar al Dimitri de hace tanto tiempo. El Dimitri que amé. Pero él no estaba con
Lissa. Christian estaba allí, y él la recorría la mirada mientras ella se movía. Había estado dormida y todavía se sentía algo atontada. Eso, combinado con los efectos secundarios de ese poder abrasador, dejó
nuestra conexión un poco borrosa. Las cosas las sentía desenfocadas, pero globalmente, podía seguir lo que estaba ocurriendo.
-"¿Cómo te sientes?¨ Le pregunto Christian. sus ojos la observaban llenos de afecto, era imposible que ella no se dirá cuenta. Pero de nuevo, ella
estaba preocupada ahora mismo.
-"Cansada. Desgastada. Como... No sé. Como haber sido tirada dentro de un huracán. O atropellada por un coche. Escoge algo horrible, y así es como me siento". Él le dio una pequeña sonrisa y amablemente tocó su
mejilla. Abriéndome más a sus sentidos, sentí el dolor de sus quemaduras y a él explorando su piel, aunque teniendo el cuidado de mantenerse lejos de ella.
-¨¿Está fatal ?¨ Ella le preguntó -¨¿dejando de lado toda mi piel derretida?
¿Me veo como una extraterrestre?¨ - "No," le respondió, con una pequeña sonrisa. -"No es para tanto. Esta tan
bella, como siempre. Se necesitaría mucho para que eso sucediera".
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El dolor que palpitaba en ella la hacía pensar que tenía más daño del que
él admitía, pero el cumplido y la manera en que él se lo había dicho, fue una forma de calmarla. Por un momento, su existencia entera se enfocó en
su cara y en la forma en que el sol naciente comenzaba a iluminarla. Entonces el resto de su mundo cayó con estrépito en ella. "¡Dimitri!
¡Necesito ver a Dimitri!" Había guardianes en el coche, y ella les echó un vistazo mientras hablaba. Al igual que conmigo, nadie pareció estar dispuesto a reconocer lo que había sucedido.
-―¿Por qué no puedo verlo? ¿Por qué lo alejaron de mi?¨ Esto fue dirigido a
cualquier persona que contestase, y al final, fue Christian quien contesto. -"Porque piensan que él es peligroso.¨
- "Él no lo es. Él está simplemente… me necesita. Sufre". Los ojos de
Christian repentinamente se ampliaron, hubo pánico en su cara. -"Él no está… no estás vinculada a él, ¿verdad?¨ Sospeché por la mirada
en la cara que Christian recordaba a Avery y como el vincularse con múltiples personas la había empujado por el borde de un precipicio . Christian no había estado allí el dia que Robert nos explico sobre el alma
yendo al mundo de los muertos y como el Strigoi recuperado no quedaba vinculado. Lissa negó con la cabeza lentamente.
-"No… Sólo lo sé. Cuando Yo… Cuando lo sané, hicimos esa conexión, y lo sentí. Lo que tuve que hacer… No lo puedo explicar".
Ella se pasó la mano por su pelo, frustrada por no poder expresar con
palabras su magia. El cansancio comenzó a golpearla. -"fue como si hubiera hecho una cirugía en su alma," dijo al fin.
-"Piensan que él es peligroso," repitió Christian amablemente. "
-"¡Él no lo es!¨ Lissa miró encolerizadamente al resto de los ocupantes del coche, los cuales miraban a otra parte. -"ya no es Strigoi".
-"Princesa," comenzó a decir uno de los guardianes ansiosamente, - "Nadie sabe lo que sucedió. No puedes tener la seguridad de que…."
-"¡Estoy segura!" dijo ella, con voz fuerte en un lugar tan pequeño. Hubo un aire regio, dominante. - "Lo Sé. Lo salvé. Lo traje de vuelta. ¡Sé con
cada parte de mí que él no es un Strigoi!"
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Los guardianes se vieron incómodos, se quedaron callados. Pensaba que
solamente estaban confusos, y realmente, ¿cómo no lo estarían?. -"Shhh," dijo Christian, poniendo su mano en la de ella. -"No hay nada que
puedas hacer hasta que estemos otra vez en la corte. Todavía estas herida y exhausta¨.
Lissa sabía que él estaba en lo correcto. Ella estaba dolida, y estaba exhausta. Esa magia la había desgarrado. Al mismo tiempo, lo que había
hecho para Dimitri le había creado una unión con él, no uno mágico, sino uno psicológico. Ella realmente había sido como una madre. Se sintió desesperadamente protectora y preocupada.
-"Necesito verle," le indicó. ¿Ella qué? ¿Qué sobre mí? -" Lo harás," le respondió Christian, sonaba más seguro de lo que yo
hubiera sospechado. -"Pero ahora sólo intenta descansar‖. - "No puedo" le dijo, incluso mientras bostezaba. Esa sonrisa, osciló a
través de sus labios, y movió su brazo alrededor de ella, atrayéndola tan cerca como los cinturones de seguridad lo permitían.
-"Inténtalo," le dijo. Ella reclinó su cabeza contra su pecho, y su cercanía fue un tipo de sanación por mérito propio. La Inquietud y preocupación
por Dimitri todavía la perturbaba, pero las necesidades de su cuerpo eran más fuerte. Al fin, ella fue hacia la deriva en el sueño en los brazos de Christian, a duras penas le oyó susurrar,
-"Feliz Cumpleaños".
Veinte minutos más tarde, nuestro convoy regresó a la Corte. Pensaba que esto significaba libertad inmediata, pero mis guardianes se tomaron su
tiempo en salir, en espera de alguna señal o indicaciones que nadie se había molestado en contarme. Resultó que estaban esperando a Hans.
-"No," dijo, firmemente poniendo una mano en mi hombro cuando salí disparada del coche e intenté correr con todas mis fuerzas hacia fuera
para… Bien, no estaba segura donde. Donde quiera que Dimitri estuviera. -¨Quédate¨.
-¨¡Tengo que verlo!¨ Exclamé, intentando empujarlo.
Hans se inter puso como una pared del ladrillo
232
. Visto que él había luchado con mucho más Strigoi que yo esta noche,
hubiera pensado que estaría cansado.
-"Tienes que decirme donde esta". Para mi sorpresa, Hans lo hizo.
-"Encerrado lejos. Muy Lejos, fuera de tu alcance. O de cualquier otro. Sé
que él solía ser tu tutor, pero es mejor si se le mantiene alejado por ahora".
Mi cerebro, cansado por la actividad nocturna y abrumada por la emoción,
tardó un momento en procesar eso. Recordé Las palabras del Christian.
-"Él no es peligroso," le expresé. -"Él ya no un Strigoi¨.
- "¿Cómo puedes estar tan segura?" La misma pregunta que le habían
hecho a Lissa. ¿Cómo podríamos responder a eso? Lo sabíamos porque
habíamos pasado por increíbles dolores para descubrir cómo transformar
a un Strigoi, y cuando habíamos completados esos pasos, hubo una
bomba atómica de magia. ¿Eso no era suficiente? Cómo se veía Dimitri…¿
no era suficiente? En lugar de eso, mi respuesta fue parecida a la de Lissa.
-¨lo sé". Hans negó con la cabeza, y pude ver que en realidad estaba
exhausto.
- "Nadie sabe qué está pasando con Belikov. Los que estábamos allí. . .
Bien, no estoy seguro de lo que vi. Todo lo que sé es que él mandaba a los
Strigoi hasta hace poco, y ahora está bajo el sol. No tiene ningún sentido.
Nadie sabe lo que él es".
- "Él es un dhampir".
-"Y hasta que lo sepamos," él continuó, ignorando mi comentario, "Belikov
tiene que permanecer arrestado mientras lo examinamos. ¿Examinar? No
me gustó como sonaba eso.
Convertir a Dimitri en un animal de laboratorio. Mi temperamento flaqueo,
y comencé casi a gritarle a Hans. Un momento más tarde, logre
controlarme.
-"Entonces necesito ver a Lissa".
-"Ella ha sido llevada al centro médico, el cual necesita urgentemente. Tú
no puedes ir hasta allí," añadió, anticipando mi siguiente respuesta.
233
-"La mitad de los guardianes están allí. Es un caos, y tú te pondrías en
medio".
-"¿Entonces qué mierda se supone que tengo que hacer?"
-¨Consigue dormir un poco". Me dio una mirada sarcástica
-"Aún pienso que tienes una mala actitud, pero después de lo que vi allí. . .
Bien, diré esto. Sabes cómo pelear. Te necesitamos, para algo más que solo
papeleo. Ahora cuídate a ti misma".
Y eso fue todo. El despido en su voz fue claro, y mientras los guardianes se
reunían a su alrededor, fue como si yo no existiera. No importa el
problema de antes todo parecía olvidado. Todo sería archivado. ¿Pero qué
se supone que tenía que hacer? ¿Estaba Hans loco? ¿Cómo podría dormir?
Debía hacer algo. Tenía que ver a Dimitri, pero no sabía dónde lo habían
llevado. Probablemente a la misma prisión donde Victor estaba
encarcelado, la cual era inaccesible para mí. También necesitaba ver a
Lissa, pero estaba en el centro médico. No tenía poder aquí. Necesitaba
traer alguien con influencia. ¡Adrian! Si buscaría a Adrian, tal vez él
moviera algunos hilos. Tenía conexiones con la realeza. Caramba, la reina
lo amaba, a pesar de sus descuidadas formas. Tanto como me mataba el
aceptarlo, me daba cuenta que el conseguir ver a Dimitri enseguida era
casi imposible. ¿Y el centro médico? Adrian podría hacerme ingresar para
ver a Lissa, aun si estuviese lleno y caótico. La unión estaba todavía poco
definida, y hablar con ella personalmente me dejaría conseguir respuestas
más rápidas sobre Dimitri. Además, quise ver por mi misma que ella
estaba bien. Pero cuando llegué a la vivienda de Adrian que se ubicaba en
la Corte, el portero me informó que Adrian había salido hacia unos
instantes, irónico, camino al centro médico.
Gemí. Por supuesto que él ya estaba allí. Con sus habilidades de curación,
lo habían llamado. Débil o no, él definitivamente podría ayudar.
-¨¿Estuviste allí¨ me preguntó el portero mientras comenzaba a
marcharme.
-―¿Qué?¨ Por un minuto pensé que él me hablaba del centro médico.
-"¡La batalla con el Strigoi! El rescate. Hemos estado oyendo toda clase de
cosas".
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- "Ya ¿Qué has oído?" Los ojos del tipo eran amplios y excitados.
-"Dicen que casi todos los guardianes murieron. Pero que vosotros
capturasteis a un Strigoi y lo trajisteis de vuelta".
-"No, no... Hubo más lesionados que muertos. Y sobre lo otro..." Por un momento, no pude respirar. ¿Qué sucedió? ¿Qué había ocurrido realmente
con Dimitri?- "Un Strigoi cambió volviéndose a convertir en dhampir". El portero se quedó con atónito.
-¨¿Te diste un gran golpe en la cabeza?¨
-"¡Te digo la verdad! Vasilisa Dragomir lo hizo. Con el poder del espíritu. Haz correr la voz sobre eso". Le dejé con la boca abierta, no tuve más
opciones. Volví a mi cuarto sintiéndome derrotada pero demasiada excitada para
dormir. Al menos, eso era pensaba. Después caminar un instante, me senté sobre la cama intentando pensar un plan. Sin embargo, al poco
tiempo sentí que caía en un sueño profundo. Me desperté sobresaltada, confundida y completamente adolorida, no me había dado cuenta de que recibí golpes en la lucha. Miré fijamente el reloj, asombrada por el tiempo
que había dormido. En el horario vampírico, la mañana había avanzado. En el transcurso de cinco minutos, me había dado una ducha y me había vestido con ropas sin rasgar y sin manchar de sangre. Y así como así,
estuve fuera. La gente estaba afuera ocupándose de los asuntos diarios, pero las parejas o grupos con los que me crucé parecían hablar de la
batalla en el almacén, y sobre Dimitri. -"Tú sabes que ella puede curarse," oí a un tipo Moroi decirle a su esposa.
"¿Por qué no a un Strigoi? ¿Por qué no a los muerto?¨ - "Es una locura" le respondió la mujer.- " de cualquier forma nunca he
creído en estas cosas de espíritu. Es una mentira para ocultar el hecho que la chica Dragomir nunca se especializó".
No oí el resto de su conversación, pero los otros a los que escuché decían cosas similares. La gente estaba convencida de que todo era una farsa o
consideraban a Lissa como una santa. De cuando en cuando, oía algo extraño, como que los guardianes habían capturado a muchísimos Strigoi
para experimentar. En todas las especulaciones, sin embargo, nunca oí el nombre de Dimitri y supe lo que realmente ocurría.
235
Seguí el único plan que tuve: Ir al edificio de los guardias que custodiaban
la prisión de la Corte, aunque dudaba en lo que haría al llegar allí. No
estaba completamente segura de dónde se encontraba Dimitri, pero me
pareció el lugar más probable. Cuando pasé a un guardia a lo largo del
camino, necesite de varios segundos para percatarme de que le conocía.
Me detuve y giré hacia él.
- "¡Mikhail!" Él echó un vistazo atrás y, al reconocerme, se detuvo.
-¿Que sucede?¨ le pregunté, aliviada de ver una cara amistosa.
-¨¿han dejado salir a Dimitri?¨ negó con la cabeza.
-"No, están todavía tratando de entender que ha sucedió. Todo el mundo
está confundido, si bien la princesa todavía jura y jura que él no es un
Strigoi". Hubo admiración en la voz de Mikhail y tristeza también. Él
deseaba que fuese cierto, que pudiese haber una probabilidad para que su
amor se salvase. Mi corazón le compadeció. Deseaba que él y Sonya
pudiesen tener un final feliz.
- "Un momento. ¿Qué dijisteis?¨ Sus palabras me sacaron de mis
pensamientos románticos y se detuvieran abruptamente. -"¿Dijiste que
Lissa lo vio? ¿Quieres decir después de la pelea?¨ traté de alcanzar la
unión. Gradualmente era más nítida, pero Lissa estaba dormida, así que
no supe nada.
-"Él preguntó por ella," me aclaro Mikhail. -"Así que la dejaron pasar,
protegida, por supuesto". Me quedé mirándolo fijamente, mi mandíbula
casi cayó al suelo. Dimitri tenía visitantes. De verdad le dejaban tener
visitas. El conocer esto iluminó mi oscuro estado de ánimo que había
estado creciendo en mí. Me gire dando media vuelta.
- "Gracias, Mikhail".
-"Espera, Rose-" Pero no me detuve. Corrí a toda velocidad al edificio de los
guardianes ajena a como me veía. Estaba entusiasmada, también revivida
con esta nueva información. Podría ver a Dimitri. Finalmente estaría con
él, de la manera como debía de ser.
-"No lo puedes ver.¨ Me detuve abruptamente cuando el guardián que
estaba de servicio en el área de recepción me detuvo.
236
-"¿Qué? Necesito ver a Dimitri".
-"Ninguna visita".
-"Pero Lissa, eh…, Vasilisa Dragomir puedo verlo¨.
-"Él preguntó por ella". Me quedé mirándolo incrédulamente.
-"Él debió preguntar también por mi¨ El guardián se encogió de hombros.
-"Si lo hizo, nadie me ha dicho¨ La cólera que había reprimido la noche
anterior finalmente despertó.
- "¡Entonces ve y encuentra a alguien que sepa! Dimitri quiere verme.
Tenéis que dejarme entrar. ¿Quién es vuestro jefe?¨ El guardián me miró
ceñudamente.
-"No iré a ningún lugar hasta que mi guardia haya acabado. Si eres
autorizada, alguien te lo hará saber. Hasta entonces, nadie sin un permiso
especial puede ir hasta allí abajo".
Después de haberme encargado de una parte de la seguridad de Tarasov,
me sentí bastante segura de que podía ocuparme de este individuo. Sin
embargo, me sentí igualmente segura de que una vez que me acercara a
los pisos inferiores donde se ubicaban las celdas de la prisión, me toparía
con muchos más guardianes. Por un segundo, sacarlos me pareció muy
razonable. Era Dimitri. Haría cualquier cosa por él. Una leve agitación en
el vínculo me hizo ver la razón. Lissa acababa de despertarse.
-"Estupendo," me dije. Alcé la barbilla y le di una mirada arrogante. -
"Gracias por la 'ayuda‗." No necesitaba a este perdedor. Buscaría a Lissa.
Ella se hospedaba en el lado opuesto de la Corte de donde se encontraba el
área de contención. Cuando finalmente la localice, ella abrió la puerta de
su cuarto, vi que se había preparado casi tan rápido como lo lo hice yo. De
hecho, sentí que estaba a punto de salir. Estudiando su cara y sus manos,
me sentí aliviada al ver que la mayoría de las quemaduras habían
desaparecido. Algunos puntos rojos permanecían aún en sus dedos, pero
eso fue todo, para eso era el trabajo de Adrian. Ningún doctor habría
podido hacer que ocurriera.
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Con una camiseta sin mangas en tono azul claro, con su cabello rubio
recogido, no se veía como si alguien hubiera pasado por una prueba
extremadamente dura e importante en menos de veinticuatro horas.
-¨¿Estás bien?¨ me preguntó. A pesar de todo lo que había ocurrido, ella
nunca había dejado de preocuparse por mí.
- "Sí, estupenda". Físicamente, al menos. "¿y tú?¨
Ella asintió con la cabeza. -"Estupenda".
-"te ves bien," le respondí. "Anoche. . . Digo, me asusté bastante. Con el
fuego. . ." Yo no podía terminar.
-"Sí," me dijo, mirando lejos de mí. Parecía nerviosa e incómoda. -"Adrian
es un gran sanador". -¨¿vas allí?¨ Hubo agitación e inquietud en la unión.
Eso tenía sentido si queria ir al centro médico y ayudar también. Excepto
que… Una revisión más profunda me dio la verdad sorprendente.
-"¡vas a ver a Dimitri!"
-"Rose…"
-"No," dije ansiosamente. "perfecto. Iré contigo. Estuve ahí, pero no me
dejaron entrar".
-"Rose-" Lissa se veía muy incómoda ahora.
-"Me dijeron algunas estupideces sobre que él había preguntado por ti y no
por mí y que por eso no me podrían dejar entrar. Pero si tú vas, tendrán
que dejarme".
-"Rose," me habló firmemente, finalmente interrumpiendo mi parloteo. "no
puedes ir".
-¨¿Yo….qué?¨ Repitió sus palabras, por si las había escuchado mal.
-"Por supuesto que puedo. Necesito verlo. Sabes que hacer. Y él necesita
verme". Ella lentamente negó con la cabeza, aun nerviosa, pero también
compasiva.
-"Ese guardián estaba en lo correcto," me respondió. "Dimitri no ha estado
preguntando por ti. Sólo pregunto por mí". Toda mi ansia, todo ese fuego,
se congeló. Estaba estupefacta, confundida más que cualquier cosa.
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-"Bien…" Recordé cómo él se había aferrado a ella la noche anterior, esa
mirada desesperada en su cara. Odié admitirlo, pero todo tuvo sentido
porque me lo había pedido primero. -"Por supuesto que él querría verte.
Todo es tan nuevo y extraño, y tú fuiste quien lo salvó. Una vez que él se
estabilice, querrá verme también".
- "Rose, no puedes ir". Esta vez la tristeza en la voz de Lissa se reflejó en el
vínculo, inundándome. -"No es sólo que Dimitri pidió no verte. Él pidió
específicamente no verte".
239
CCaappííttuulloo 1188 TTrraadduucciiddoo ppoorr AAnnaaee
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMoo00sshhaa
Lo que realmente apestaba de estar vinculada psíquicamente a alguien es
que uno tiene una idea bastante buena de cuando está mintiendo -o, en
este caso, no mintiendo. Sin embargo, mi respuesta fue inmediata e
instintiva.
-―Eso no es cierto."
-"No es cierto?" Ella me lanzó una mirada mordaz. Ella también sabía que
yo podía sentir la verdad de sus palabras.
-"Por eso... No puedo..." Yo no me perdía entre palabras a menudo - y
ciertamente no con Lissa. Con mucha frecuencia en nuestra relación, yo
tenía que ser asertiva y explicarle a ella él, porque las cosas tenían que ser
como lo eran. Por seguir mi camino no me di cuenta, Lissa había perdido
esa fragilidad.
-―Lo siento‖ - dijo, su voz seguía siendo amable, pero también firme. El
vínculo la traicionaba, ella odiaba mucho el decirme cosas desagradables.
-"Él me pidió... Me dijo específicamente que no te dejara entrar. No quiere
verte."
Me la quedé mirando suplicante, mi voz era casi infantil. -"¿Pero, por qué?
¿Por qué dice eso? Por supuesto que me quiere ver. Él debe estar
confundido...."
-"No sé, Rose. Lo único que sé es lo que me dijo. Lo siento mucho." Llegó a
mí y me abrazo, pero me aparte. Mi cabeza aún estaba conmocionada.
-"Iré contigo de todos modos. Esperaré arriba con los otros guardianes.
Luego, cuando le digas a Dimitri que estoy allí, va a cambiar de opinión."
-― No creo que debas", dijo. -"Parecía realmente serio acerca de ti, no sé
qué ajuste - casi frenético. Creo que sabiendo que le molestaras."
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-"Molestarlo a él? Molestarlo a él? Liss, soy yo! Él me ama. Él me necesita."
Ella dio un respingo, y me di cuenta que le había estando gritando. -"Estoy
informándote lo que dijo. Es todo tan confuso... Por favor. No me pongas
en esta posición. Solo... Espera a ver qué sucede. Y si quieres saber lo
que está pasando, siempre puedes..."
Lissa no terminó, pero yo sabía lo que estaba sugiriendo. Ella estaba
ofreciendo que viera a Dimitri a través del vínculo. Fue un gran gesto de
su parte - no es que ella me hubiera detenido si quisiera hacerlo. No
obstante, a ella no le suele gustar la idea de mi "espionaje". Esto fue lo
mejor que ella podía pensar que me haría sentir mejor.
No es que realmente lo hiciera. Todo esto era todavía una locura. Me
estaban negando el acceso a Dimitri. Quien supuestamente no quería
verme! ¿Qué demonios? Mi reacción instintiva fue hacer caso omiso de
todo lo que acababa de decir y, exigir el acceso cuando ella llegara. Sin
embargo, los sentimientos en el enlace me estaban rogando. Ella no quería
crear problemas. Ella no podría entender los deseos de Dimitri, pero
sentía que debían ser cumplidos, hasta que la situación pudiera ser mejor
evaluada.
-Por favor- pidió ella. La palabra quejumbrosa finalmente me agrietaba.
-"Está bien". Me mató a mí decirlo. Fue como admitir la derrota. Pensé en
ello como en una retirada táctica.
-"Gracias". Esta vez sí me abrazo. -"Juro que obtendré más información y
averiguare lo que está pasando, ¿de acuerdo?"
Asentí con la cabeza, todavía abatida, y salimos del edificio juntas. Con
renuencia sombría, me separé de ella cuando llegó el momento, de dejarla
ir fuera del edificio de los guardianes, mientras me dirigía hacia mi
habitación. Tan pronto como ella estuvo fuera de mi vista, inmediatamente
entre en su cabeza, mirando a través de sus ojos mientras caminaba por el
césped perfectamente cuidado. El vínculo era todavía un poco nebuloso,
pero creciente, más claro por el momento.
Sus sentimientos eran un revoltijo. Ella se sentía mal por mí, culpable de
que se había tenido que negar. Al mismo tiempo, ella estaba ansiosa de
visitar a Dimitri.
241
Tenía que verlo también - pero no de la misma manera que yo. Ella todavía
tenía ese sentimiento de responsabilidad para con él, que instaba a
protegerlo.
Cuando ella llegó a la oficina principal del edificio, el guardián que me
había dejado, le dio un gesto a modo de saludo y luego hizo una llamada
telefónica. Unos momentos más tarde, tres guardianes entraron y le
indicaron a Lissa que los siguiera en las profundidades del edificio. Todos
se envolvieron inusualmente en la sombra, incluso los guardianes.
-"Usted no tiene que hacer esto", uno de ellos le dijo a Lissa. -"Sólo porque
no cesa de preguntar..."
-"Está bien", dijo con aire fresco, digna de cualquier reina. -"No me
importa."
"Habrá un montón de guardias alrededor, al igual que la última vez. Usted
no necesita preocuparse por su seguridad."
Ella dio a todos ellos una mirada penetrante. "Nunca estuve preocupada
por eso, para empezar."
Su descenso a los niveles más bajos del edificio trajo dolorosos recuerdos
de cuando Dimitri y yo habíamos visitado a Víctor. Ese había sido el
Dimitri que había tenido una unión perfecta conmigo, me había entendido
del todo. Y después de esa visita, él se enfureció con Víctor y con las
amenazas en mi contra. Dimitri me amó tanto que él había estado
dispuesto a hacer cualquier para protegerme.
Una puerta con llave de tarjeta protegida finalmente permitió el acceso a
nivel mas controlado, consistía principalmente en un largo pasillo
recubierto por celdas. No tenía la sensación deprimente que había tenido
en Tarasov, pero estas celdas eran de acero duro y forjadas
industrialmente, no inspiraban exactamente sentimientos cálidos y
difusos.
Lissa apenas podía caminar por el pasillo, porque estaba tan llena de
guardianes. Todos para la seguridad de una persona. No era imposible que
un Strigoi rompiera barras de acero de una celda, pero Dimitri había
vuelto. ¿Por qué no veían eso? ¿Eran ciegos?
242
Lissa y su acompañante se dirigieron a través de la multitud y se
detuvieron frente a una celda. Era tan fría, como todo en esta área de la
prisión, sin más muebles que los absolutamente necesarios. Dimitri se
sentó en una cama estrecha, las piernas encogidas hacia él mientras se
apoyaba en una esquina de la pared, siguió de espaldas a la entrada de la
celda.
No era lo que yo esperaba. ¿Por qué no fue él jugando en los bares? ¿Por
qué no exige ser puesto en libertad, diciéndoles que no era un Strigoi? ¿Por
qué estaba tomando todo esto con tanta calma?
-"Dimitri".
La voz de Lissa era suave y dulce, llena de un calor que destacaban sobre
la dureza de la celda. Era la voz de un ángel.
Vi como Dimitri lentamente se daba vuelta, era obvio que él pensaba lo
mismo. Su expresión se transformo ante nuestros ojos, al pasar de la
desolación a interrogativa.
Él no era el único lleno de asombro. Mi mente podría haber sido atada a la
de Lissa, pero al otro lado de la Corte, mi propio cuerpo casi dejó de
respirar. La visión que había recibido de él la noche anterior había sido
increíble. Pero esto. . . estaba pleno-en vista de que él miraba a Lissa - a
mí - fue impresionante. Fue una maravilla. Un regalo. Un milagro.
En serio. ¿Cómo puede alguien pensar que era un Strigoi? Y ¿Cómo era
posible dejar de creer que el Dimitri con el que había estado en Siberia
fuera este? Estaba limpio de la batalla, llevaba jeans y una sencilla
camiseta de color negro. Su cabello castaño estaba atado en una coleta
corta, y una leve sombra en la región inferior de su cara mostraba que
tenía que afeitarse. Probablemente nadie lo dejaba acercarse a una
maquinilla de afeitar. De todos modos, eso le daba un aspecto más sexy -
más real, más dhampir. Más vivo. Sus ojos eran lo que realmente hacían
del todo un conjunto. Su piel blanca como la muerte - ya no existía -
siempre había sido sorprendente, pero los ojos rojos habían sido lo peor.
Ahora ellos eran perfectos. Exactamente como lo que solían ser. De un
marrón cálido y añorado. Yo los podría haber mirado para siempre.
"Vasilisa", exhaló su aliento. El sonido de su voz hizo que mi pecho se
apretara. Dios, me había perdido oírlo hablar. "Volviste".
243
Tan pronto como empezaron a acercarse a las barras, los guardianes se
empezaron a cerrar en torno a Lissa, listos para detenerlo en caso de que
efectivamente el atravesara un cambio. "Retírense!" dijo Lissa utilizando
un tono de voz típico de la realeza, mirando a todos a su alrededor. "Denos
un poco de espacio". Nadie reaccionó de inmediato, y tuvo que poner más
poder en su tono de voz. "Lo digo en serio! Den un paso atrás!"
Sentía el más mínimo hilo de magia fluir a través de nuestro vinculo. No
era una cantidad enorme, pero le daba respaldo a sus palabras, un poco
de espíritu y de coacción inducida. Ella apenas podía controlar a un grupo
tan grande, pero el mandato tenía la fuerza suficiente para que quedaran
claras y crearan un espacio entre ella y Dimitri. Volvió su atención hacia
él, cambiando su actitud al instante en una menos feroz.
-"Por supuesto que volví. ¿Cómo estás? ¿Son..." Dirigió una mirada
peligrosa en los guardianes de la sala. "¿Están tratándote bien?"
Se encogió de hombros. -Muy bien. Nadie me ha herido.- Si él se parecía a
su antiguo yo, él nunca habría admitido si alguien le estaba haciendo
daño. -"Sólo un montón de preguntas. Demasiadas preguntas." Su voz
sonaba cansada, de nuevo. . . a diferencia de un Strigoi que nunca
necesitaba descansar. -"Y mis ojos. Mantenían el escrutinio de los suyos.
-"Pero, ¿cómo te sientes?"- le preguntó. -"En tu mente? En tu corazón?" Si
toda la situación no hubiera sido tan seria, le habría hecho gracia. Era
mucha la línea terapéutica del interrogatorio – Una cosa a la vez, Lissa y
yo habíamos experimentado una gran cantidad de tiempo con él. Yo odiaba
esas preguntas, pero ahora realmente quería saber cómo se sentía Dimitri.
Su mirada, que tanta atención había prestado a ella, ahora era lejana y
fuera de enfoque. -"Es... Es difícil de describir. Es como si hubiera
despertado de un sueño. Una pesadilla. Como estar viendo a alguien más
que actúa a través de mi cuerpo - como si estuviera en una película o
reproduciendo un archivo. Pero no era otra persona. Era yo. Todo ello era
yo, y ahora aquí estoy, y todo el mundo ha cambiado. Y siento que estoy
volviendo a aprender todo de nuevo. "
-"Ya se le pasará. Estarás más acostumbrado a ello, una vez que te acoples
de nuevo a tu viejo yo." Esa fue una suposición de su parte, pero uno se
sentía seguro.
244
Él inclinó la cabeza hacia los guardianes que se reunieron. -"No lo creo."
-"Ellos", dijo categóricamente. -"Sólo necesitan más tiempo". Un breve
silencio cayó, y Lissa vaciló antes de hablar sus siguientes palabras. -
"Rose... Quiere verte."
Dimitri de ensueño, su actitud taciturna se quebró en un latido del
corazón. Sus ojos se centraron de nuevo en Lissa, y conseguí mi primer
vistazo de emoción verdadera, intensa de él. -"No. Cualquiera menos ella.
No puedo verla. No la dejes venir aquí. Por favor."
Lissa se atraganto, sin saber cómo responder. El hecho de que había un
público lo hacía más difícil. Lo mejor que podía hacer era bajar la voz para
que los demás no escucharan. -Pero... Ella te ama. Ella está preocupada
por ti. ¿Qué ha pasado... con ustedes ella te salvo? Bueno, mucho de ello
fue gracias a ella. "
-"Usted me salvó."
-"Sólo hice la pieza final. El resto... Bueno, Rose hizo, eh, mucho." Como
decir, la organización de una fuga de la prisión y la liberación de los
fugitivos.
Dimitri pasó a Lissa, y el fuego que había encendido brevemente en su
rostro se desvaneció. Se acercó a un lado de la celda y se apoyó contra la
pared. Cerró los ojos durante unos segundos, respiró hondo, y luego los
abrió.
-―Cualquiera menos ella", repitió. "No después de lo que hice con ella. Hice
muchas cosas... Cosas horribles." Le dio la mano con la palma hacia
arriba y se quedó así por un momento, pude ver la sangre. "Lo que hice
con ella fue lo peor de todo - sobre todo porque era ella. Ella vino a
salvarme de ese estado, y yo..." Negó con la cabeza. -"Hice cosas terribles.
Les hice cosas terribles a los demás. No puedo ver su rostro después de
eso. Lo que hice es imperdonable".
-"No", dijo Lissa con urgencia. -"No era usted. En realidad no. Ella te va a
perdonar."
245
-"No. No hay perdón para mí, no después de lo que hice. Yo no la merezco,
no merezco siquiera estar a su alrededor. Lo único que puedo hacer..."
Caminó hacia atrás de Lissa, y ante el asombro de los dos, se hincó de
rodillas ante ella. -"Lo único que puedo hacer - la redención sólo puedo
tenerla para - pagarte por salvarme."
-"Dimitri", comenzó con inquietud: -"Yo le dije -"
-―Sentí ese poder. En ese momento, sentí florecer mi alma de nuevo. Sentí
que se curó. Esa es una deuda que nunca podre pagar, pero te juro que
pasaré el resto de mi vida tratando." Estaba mirando a ella, con su rostro
mirando hacia atrás.
-"Yo no quiero eso. No hay nada que pagar."
-"Hay todo para pagar", argumentó. -"Le debo mi vida - mi alma. Es la
única manera que puede acercarse a mí, nunca pagare por todas las cosas
que hice. Todavía no es suficiente... Pero es todo lo que puedo hacer."
Juntó las manos. -"Le juro, lo que sea necesario, cualquier cosa - si está
en mi poder – voy hacerlo. Voy a servirla y protegerla a usted por el resto
de mi vida. Voy a hacer todo lo que me pida. Usted tiene mi lealtad para
siempre."
-―Dimitri…
-"Por favor. Voy a hacer cualquier cosa por usted, pero si la veo... dolerá
demasiado."
Esa es probablemente la única razón que podría haber hecho a Lissa
cambiar de tema. Eso y la mirada desesperada y abatida en el rostro de
Dimitri. Fue una que ella nunca había visto antes, y que yo no había visto
tampoco. Siempre había sido tan invencible ante mis ojos, y esta señal de
vulnerabilidad no lo hacía parecer más débil ante mí. Simplemente lo hizo
más complejo. Me hizo amarlo más - y querer ayudarlo.
Lissa sólo pudo dar una señal, como respuesta antes que uno de los
guardianes en turno le dijera que tenía que irse. Dimitri estaba todavía de
rodillas, y la escoltó fuera, mirándola con una expresión que decía que era
la más cercana a cualquier esperanza que le quedaba en este mundo.
Mi corazón retorcido con tanto dolor y celos - y un poco de rabia también.
Yo era quien debía estar en ese lugar.
246
¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atreve a actuar como si Lissa fuera la cosa
más grande del mundo? Si había hecho mucho para salvarlo, es cierto,
pero yo era la que había viajado por todo el mundo por él. Yo era la que
había arriesgado continuamente la vida por él. Lo más importante, yo era
quien lo amaba. ¿Cómo podía darle la espalda a eso?
Ambas Lissa y yo estábamos confundidas y molestas al salir del edificio.
Las dos estábamos angustiadas por el estado de Dimitri. A pesar de lo
enojada que estaba por su negativa a verme, yo todavía me sentía muy mal
al verlo en ese estado. Me mató. Nunca había actuado de esa manera
antes.
Después del ataque de la Academia, que había sido ciertamente triste y
fatal por esas pérdidas. Este era un sentimiento diferente, la
desesperación. Fue un profundo sentimiento de depresión y culpa de los
que no me sentía capaz de escapar. Lissa y yo estábamos conmocionadas
por eso. Dimitri había sido siempre un hombre de acción, alguien
preparado para levantarse después de una tragedia y luchar contra la
próxima batalla.
Pero esto? Esto fue diferente a todo lo que habíamos visto en él, y Lissa y
yo habíamos tenido ideas salvajemente diferentes sobre cómo resolverlo.
Su enfoque era suave y simpático, su idea era seguir hablando con él y al
mismo tiempo persuadir a los funcionarios de la Corte, de que Dimitri ya
no era una amenaza. Mi resolución a este problema era ir con Dimitri, no
importaba lo que él decía que quería. Me reventó dentro y fuera de una
prisión. Entrar en una celda de la cárcel debía ser la cereza del pastel.
Todavía estaba segura de que una vez que él me viera, cambiaria de
opinión acerca de toda esta redención. ¿Cómo pensaba realmente que no
lo perdonaría? Yo lo amaba. Entendí. Y en cuanto a los funcionarios a
convencer de que no era peligroso. . . así, mi método aun estaba un poco
borroso, pero tenía la sensación de que implicaría una gran cantidad de
gritos y golpes en las puertas.
Lissa sabía perfectamente que yo había observado su encuentro con
Dimitri, así que ella no se sentía obligada a venir a verme, no cuando ella
sabía que la podían requerir más en el centro médico. Había escuchado
que Adrián había derrochado casi toda su magia, ya que había ayudado
a otros. Parecía tan característico de él, tan desinteresado. . . que había
hecho obras sorprendentes, con un gran costo para sí mismo.
247
Adrian.
Ha habido un problema. Yo no había tenido la oportunidad de verlo desde
que volvimos después de la pelea en el almacén. Y aparte de oír acerca de
él por los demás y su curación, yo realmente no había pensado en él en
absoluto. Me dije que si Dimitri realmente podría salvarse, no significaría
el fin entre Adrian y yo. Sin embargo, Dimitri apenas había regresado de
vuelta, veinticuatro horas, y ahí estaba yo, ya obsesionada. -
-"Lissa?"
A pesar de que había regresado de nuevo a mi propia mente, parte de mí
seguía distraída siguiendo la de Lissa. Christian estaba de pie fuera del
centro médico, apoyado contra la pared. Desde su postura, parecía como si
hubiera estado allí por un tiempo esperando algo - o mejor dicho, alguien.
Ella se detuvo, e inexplicablemente, todos los pensamientos de Dimitri
desaparecieron de su mente. Oh, vamos. Yo quería que los dos arreglaran
sus diferencias, pero no teníamos tiempo para esto. El destino de Dimitri
era mucho más importante que tontear con Christian.
Christian no se veía como si estuviera en un estado de ánimo irritable, sin
embargo. Su expresión era curiosa y preocupada cuando él la miró. -
"¿Cómo te sientes?", le preguntó. No habían hablado entre sí desde el viaje
de vuelta, y ella había sido en gran parte incoherente con ellos.
-"Bien". Ella le tocó la cara distraída. -"Adrián me curó."
-"Supongo que es bueno para algo." Bueno, tal vez Christian se sentía un
poco sarcástico el día de hoy. Pero sólo un poco.
-"Adrián es bueno para muchas cosas", dijo, aunque no pudo evitar una
pequeña sonrisa. -"Se estuvo aquí en el suelo toda la noche‖
-"¿Y tú? Sé quién eres. Tan pronto como se fueron hacia arriba,
probablemente fuiste allí a su lado."
Ella negó con la cabeza. -"No. Después de que me sanó, me fui a ver a
Dimitri."
Toda la alegría desapareció de la cara de Christian. -Has hablado con él? "
"Dos veces. Pero sí. Lo hice."
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-"¿Y?"
-"¿Y qué?"
-"¿Cómo es él?"
-"Es como Dimitri." De pronto frunció el ceño, reconsiderando sus
palabras. -Bueno... No es como Dimitri. "
-"¿Qué hace, aún tienen algo de Strigoi en él?" Christian se enderezó, con
sus ojos azules intermitentes. -"Si él es todavía peligroso, tú no tienes
porque estar alrededor de él."
-"¡No!" -exclamó ella. -"No es peligroso. Y..." Ella dio unos pasos hacia
adelante, volviendo su mirada. -"Incluso si así fuera, no tiene sentido que
me digas lo que puedo o no puedo hacer!"
Christian suspiró dramáticamente. -"Y yo que pensaba que Rose era la
única metida en situaciones estúpidas, y que independientemente la
podrían matar.‖
La ira de Lissa se encendió rápidamente, probablemente debido a todo el
espíritu que había estado usando. -"Oye, ¿no tuviste algún problema en
ayudarme a estacar a Dimitri! Me entrenaste para ello."
-"Eso fue diferente. Estábamos en una situación mala y ya, y si las cosas
salían mal... Bueno, yo lo hubiera podido incinerar." Christian la miró de
pies a cabeza, y había algo en su mirada. . . algo que parecía más que una
evaluación objetiva. -"Pero yo no tenía que hacerlo. Estuviste increíble. Tú
diste el golpe. Yo no sabía si podrías, pero lo hiciste... Y el fuego... No te
inmutó en absoluto, pero pudo haber sido fatal.... "
Hubo un temblor en su voz mientras hablaba, como si estuviera recién
ahora realmente evaluando las consecuencias de lo que le podría haber
sucedido a Lissa. Su interés y admiración la hizo al ras, ella ladeó la
cabeza - un viejo truco - para que los mechones de pelo que se había
escapado de su cola de caballo cayeran hacia adelante, y ocultaran su
rostro. No era necesario eso. Christian estaba mirando fijamente el suelo.
-"Tuve que hacerlo", dijo al fin. -"Tenía que ver si era posible".
Miró hacia arriba. -"Y así fue... ¿No? Realmente no hay ningún rastro de
Strigoi?"
249
-"Ninguno. Soy positiva. Pero nadie lo cree."
-"¿Puedes culparlos? Quiero decir, me ayudó a salir de dudas y yo quería
que fuera cierto... Pero no estoy seguro de que alguna vez realmente, no
pensé que alguien podía volver de eso."Alzo su vista de nuevo, su mirada
descansando sobre una lila.
Lissa podía oler su aroma, pero su mirada era distante y con problemas
en su cara, entendí que sus pensamientos no estaban en el momento. Ni
ellos estaban en Dimitri, me di cuenta. Estaba pensando en sus padres. ¿Y
si hubiera habido algo del espíritu en torno a la conversión de los Ozeras
en Strigoi? ¿Y si hubiera habido una manera de salvarlos?
Lissa, no adivino sus pensamientos, y dijo: -"Yo ni siquiera sé bien como,
yo creía. Pero tan pronto como pasó, bueno... lo sabía. Lo sé. No hay
Strigoi en él. Tengo que ayudarlo, tengo que hacer que los demás se den
cuenta. No puedo dejar que este encerrado para siempre - o algo peor."
Cuando Dimitri estaba fuera del almacén, sin los otros guardianes para
rescatarle no había sido nada fácil para ella, y ella se estremeció
recordando los primeros segundos después de su cambio cuando todo el
mundo había estado gritando para matarlo.
Christian se volvió y miró sus ojos con curiosidad. "¿Qué quisiste decir
cuando mencionaste que era como Dimitri pero no como Dimitri?
Su voz temblaba un poco al hablar. "Él es... esta triste."
"¿Triste? Parece que él debe ser feliz, fue salvado."
-No... Tú no entiendes. Él se siente mal por todo lo que hacía como un
Strigoi. Culpable, deprimido. Esta castigándose a sí mismo por ello porque
no cree que pueda ser perdonado."
-"Mierda", dijo Christian, claramente tomándonos por sorpresa. Algunas
chicas Moroi caminaban en ese momento y lo observaron escandalizadas,
por su lenguaje. Se fueron de prisa, murmurando entre ellas. Christian no
les hizo caso. "Pero no puede evitarlo -"
-Lo sé, lo sé. Lo qué pasó con él. "
-"Puede ayudar Rose?
250
-"No," dijo Lissa sin rodeos.
Christian esperaba, aparentemente con una esperanza que había pensado.
Creció su molestia con lo que dijo. -"¿Qué quiere decir que no puede? Ella
debe ser capaz de ayudarnos más que nadie!"
-"No quiero entrar en su mente." Mi situación con Dimitri le molestaba
mucho. Eso hizo que fuéramos dos ya. Lissa se volvió hacia el edificio
médico. Parecía de la realeza y como un castillo en el exterior, ella se
colocó un mecanismo estéril y moderno como en cualquier hospital. -
"Mira, tengo que entrar. Y no me mires así."
-"¿Cómo?" -preguntó, dando algunos pasos hacia ella.
-"Esa desaprobación, tu cabreada mirada que consigues cuando no
recibes lo que quieres".
-"No tengo esa mirada!"
-"Lo haces ahora mismo." Ella se apartó de él, moviéndose hacia la puerta
del centro. -"Si quieres toda la historia, podemos hablar más tarde, ahorita
no tengo tiempo... Y honestamente... no tengo ganas de contarlo".
Eso cabreo mas su mirada - y tenía razón, él la tenía - se perdió un poco.
Casi con nerviosismo, dijo, -"Está bien. Luego entonces. Y Lissa..."
-"Hmm?"
-"Me alegro de que estés bien. Lo que hiciste anoche... Bueno, fue
realmente increíble."
Lissa lo miró fijamente durante varios segundos, su ritmo cardíaco
aumento ligeramente mientras observaba como una ligera brisa volaba con
su pelo negro. -"No podría haberlo hecho sin tu ayuda", dijo al fin. Con
esto, se volvió y entró al edificio, y yo regrese por completo a mi propia
cabeza.
Y al igual que antes, yo estaba pérdida aun. Lissa estaría ocupada el resto
del día, y yo de pie y gritando en la oficina de los guardianes "no me
ayudaría mucho llegar a Dimitri. Bueno, suponía que existía la remota
posibilidad de que podría molestar a la gente tanto que me metieran a la
cárcel también.
251
A continuación, Dimitri y yo estaríamos uno al lado del otro. Rápidamente
desestime dicho plan, temiendo perder lo único que me era más
importante mi formación.
¿Qué podía hacer? Nada. Necesitaba volver a verlo, pero no sabía cómo.
Odiaba no tener un plan.
El encuentro de Lissa con Dimitri no había sido siquiera lo suficiente para
mí, y de todos modos, sentí que era importante el tenerlo a través de mis
ojos, no de ella. Y oh, qué tristeza. . . esa mirada de desesperanza
absoluta. Yo no lo podía soportar. Quería abrazarlo, decirle que todo
estaría bien. Quería decirle que lo perdonaba y que íbamos a hacer todo lo
posible para que todo fuera como lo solía ser. Podríamos estar juntos, tal y
como habíamos planeado.
La idea trajo lágrimas a mis ojos, y me dejó sola con mi frustración e
inactividad, regresé a mi habitación y me deje caer sobre la cama. Sola, al
fin pude soltar el llanto que había estado reteniendo desde anoche. Ni
siquiera sabía por todo lo que estaba llorando. El trauma y la sangre del
último día. Mi propio corazón roto de dolor por Dimitri. Las circunstancias
crueles que habían arruinado nuestras vidas. En realidad, había un
montón de opciones.
Me quedé en mi cuarto una buena parte del día, perdida en mi propio
dolor e inquietud. Una y otra vez, repetí la reunión de Lissa con Dimitri, lo
que había dicho y lo que parecía. Perdí la noción del tiempo, cuando
escuche un golpe en la puerta, mis propias emociones eran sofocantes.
Rápidamente frotando un brazo sobre mis ojos, abrí la puerta para
encontrar que Adrian estaba afuera. -Oye- le dije, un poco sorprendida por
su presencia - por no hablar de culpabilidad, teniendo en cuenta que
había estado lamentándome sobre otro tipo. No estaba preparada para
hacer frente a Adrian todavía, pero al parecer no tenía otra opción ahora. -
"¿Tu... ¿Quieres entrar?"
-"Ojala pudiera, pequeña dhampir." Parecía tener prisa, no como si
hubiera llegado a tener una corta conversación sobre nuestra relación. -
"Pero esta visita es sólo para una invitación."
-"Invitación?‖ Le pregunté. Mi mente estaba todavía en Dimitri. Dimitri,
Dimitri, Dimitri.
253
CCaappííttuulloo 1199 TTrraadduucciiddoo ppoorr AAuurriimm
–¿Estás loco? –le pregunté.
Él me dedicó la misma mirada sin palabras que siempre ponía cuando yo
le hacía esa pregunta.
Suspiré y volví a intentarlo.
–¿Una fiesta? Eso es ir demasiado lejos, hasta para ti. ¡Acaba de morir
gente! Guardianes. Priscilla Voda. –Por no mencionar personas que habían vuelto de la muerte. Probablemente lo mejor sería omitir esa parte–. Este no es el momento para emborracharse y jugar al Beer Pong*
(*Juego clásico en fiestas consistente en acertar a tirar monedas en un vaso, por cada tirada fallida se debe beber un
chupito).
Esperaba que Adrian dijera que siempre era buen momento para jugar a
Beer Pong, pero él se mantuvo serio.
–En realidad, es porque ha muerto gente que va a haber una fiesta. No es del tipo barrilada. Tal vez fiesta no sea siquiera la palabra adecuada. Es una… –Él frunció el ceño, tratando de buscar las palabras para
expresarlo–. Un evento especial. Uno de élite. –Todas las fiestas de la realeza son de élite –señalé.
–Sí, pero en ésta no está invitada toda la realeza. Es… Bueno, la élite de la
élite. En realidad, eso no es que ayudara mucho.
–Adrian… –No, escucha. –Él hizo ese gesto familiar suyo que indicaba frustración,
pasándose las manos por el pelo–. No es tanto una fiesta, sino más bien una ceremonia. Una tradición muy, muy antigua de… No sé. De Rumanía,
creo.
254
Lo llaman Guarda de la Muerte. No es más que una manera de honrar al
fallecido, algo secreto que ha sido transmitido a través de los linajes más antiguos.
Me vinieron a la mente flashes de recuerdo de una destructiva sociedad secreta en el St. Vladimir.
–Esto no será nada del Mana, ¿no?
–No, te lo juro. Por favor, Rose. Yo tampoco estoy muy interesado en todo eso, pero mi madre me hace ir y me gustaría realmente que estuvieras allí
conmigo.
Élite y linaje eran palabras de advertencia para mí.
–¿Habrá otros dhampirs allí?
–No. –Luego añadió rápidamente–: Pero lo he dispuesto para que algunas personas que te caen bien estén allí. Eso lo hará más agradable para
ambos.
–¿Lissa? –supuse. Si alguna vez hubo un linaje estimado, ese era el suyo. –Sí. Acabo de encontrarme con ella en el centro médico. Su reacción ha
sido justo igual a la tuya. Aquello me hizo sonreír. También despertó mi interés. Quería hablar más
con ella sobre lo que había sucedido durante su visita a Dimitri y sabía que me había estado evitando por eso. Si asistir a un estúpido ritual de la
realeza o lo que sea que fuera aquello me llevaba hasta ella, entonces tanto mejor.
–¿Quién más?
–Gente que te gustará.
–Está bien. Sé misterioso. Iré a la reunión de tu secta. –Aquello me
devolvió la sonrisa.
–Difícilmente, secta, pequeña dhampir. De verdad que es una manera de
presentar los últimos respetos a las personas que han muerto en esa contienda.
255
–Alargó la mano y me la pasó por la mejilla–. Y me alegra… Dios, me alegra
tanto que tú no hayas sido una de ellas. No sé qué… –Se le trabó la voz, con su sonrisa displicente titubeando por un momento antes de
estabilizarse de nuevo–. No sabes lo preocupado que estaba. Cada minuto que no estuviste, cada minuto que no supe qué te había sucedido… fue una agonía. Y ni siquiera después de oír que estabas bien, dejé de
preguntarle a todo el mundo en el centro médico qué era lo que sabían. Si te habían visto luchar, si habías resultado herida…
Sentí un nudo en la garganta. No había sido capaz de ver a Adrian cuando regresé, pero debería haber mandado un mensaje, al menos. Le
apreté la mano y traté de bromear con algo que realmente no tenía gracia.
–¿Qué te dijeron? ¿Que era una pateaculos?
–Sí, de verdad. No podían dejar de decir lo asombrosa que eras en la
batalla. También le llegó a mi tía Tatiana lo que hiciste, y hasta estaba impresionada.
Guau. Eso era una sorpresa. Empecé a hacer otra pregunta, pero sus siguientes palabras me demolieron.
–También oí que estuviste gritando a todo el que pudiste para saber de Belikov. Y que estuviste aporreando las puertas de los guardianes esta
mañana. Aparté la mirada.
–Ah, sí. Yo… Mira, lo siento, pero tenía que…
–¡Eh! Oye. –Su voz era profunda y seria–. No te disculpes. Lo entiendo.
Alcé la mirada para mirarle. –¿Lo entiendes?
–Mira, no es que no esperara esto si él volvía.
Volví a mirarle, vacilante, estudiando su seria expresión.
–Lo sé. Recuerdo lo que me dijiste… Él asintió con la cabeza, luego me dirigió otra mirada triste.
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–Desde luego realmente no esperaba que nada de esto funcionara.
Lissa trató de explicarme la magia que utilizó… Pero, ¡santo Dios! No creo que yo pueda hacer jamás nada parecido a lo que hizo ella.
–¿Lo crees? –le pregunté–. ¿Crees que él ya no es un Strigoi?
–Sí. Lissa dijo que no lo era, y yo la creo. Y lo vi a él desde la distancia, fuera al sol. Pero no estoy seguro de que sea una buena idea que tú trates de verle.
–Son tus celos los que hablan. –En absoluto tenía derecho a sonar
acusadora, considerando la manera en la que mi corazón estaba totalmente trastornado por Dimitri.
–Por supuesto que son celos –admitió Adrian con despreocupación–. ¿Qué esperas? El primer amor de tu vida regresa… de la muerte, por
increíble que parezca. No es algo que realmente me entusiasme. Pero no te culpo por sentirte confusa.
–Ya te dije que… –Lo sé, lo sé. –Adrian no sonaba especialmente alterado. De hecho,
había un tono sorprendentemente paciente en su voz–. Sé que dijiste que su regreso no afectaría a las cosas entre nosotros. Pero decir una cosa
antes de que algo suceda y decirla después de que haya sucedido son dos cosas diferentes.
–¿A dónde quieres llegar? –le pregunté, bastante confundida.
–Te quiero, Rose. –Él apretó mi mano con más fuerza–. Siempre te he querido. Quiero que estés conmigo. Me gustaría ser como otros tipos y decirte que también quiero cuidar de ti, aunque… Bueno. Cuando la cosa
se pongo fea, seguramente seas tú la que cuide de mí.
Tuve que reírme a mi pesar.
–Algunos días pienso que corres más peligro de ti mismo que de nada
más. Ya sabes, hueles a tabaco. –¡Eh! Nunca, jamás, te he dicho que fuera perfecto. Y estás
equivocada. Seguramente tú seas la cosa más peligrosa en mi vida. –Adrian…
257
–Espera. –Con la otra mano, presionó sus dedos sobre mis labios–.
Sólo escucha. Sería estúpido por mi parte pensar que el regreso de tu antiguo novio no va a tener ningún efecto sobre ti. Así que, ¿me gusta que
quieras verlo? No, por supuesto que no. Es instintivo. Pero es más que eso, ya sabes. Yo creo que él sea un dhampir de nuevo. Absolutamente. Pero…
–¿Pero qué? –Ahora las palabras de Adrian me despertaban la curiosidad más que nunca.
–Pero, sólo porque él no sea un Strigoi no significa que eso se haya ido completamente de él. ¡Espera! –Adrian pudo ver que mi boca se abría
con desaprobación–. No estoy diciendo que él sea malvado o desee ser malvado, ni nada por el estilo. Pero por lo que él ha pasado… es enorme. Épico. Realmente no sabemos mucho sobre el proceso de cambio. ¿Qué
efectos ha tenido esa clase de vida sobre él? ¿Hay partes violentas de él que podrían desatarse repentinamente? Es eso lo que me preocupa, Rose.
Te conozco. Sé que no vas a ser capaz de remediarlo. Tendrás que verlo y hablar con él. Pero, ¿es seguro? Eso es lo que no sabe nadie. No sabemos nada acerca de esto. No sabemos si él es peligroso.
Christian le había dicho lo mismo a Lissa. Examiné a Adrian
atentamente. Sonaba a una excusa muy oportuna para mantenernos a
Dimitri y a mí apartados. Aun así, vi la verdad en aquellos profundos ojos verdes. Lo decía de verdad. Estaba nervioso respecto a lo que Dimitri
pudiera hacer. Adrian también había sido sincero acerca de estar celoso, lo que no podía sino admirar. Él no me había ordenado que no viera a Dimitri o tratado de dictar mi comportamiento. También me gustó aquello. Extendí
mi mano y entrelacé mis dedos con los de Adrian.
–Él no es peligroso. Él... está triste. Triste por lo que le ha pasado. La culpa lo está matando.
–Puedo imaginarlo. Seguramente yo tampoco podría perdonarme si de repente me diese cuenta de que he estado asesinando brutalmente a personas durante los últimos cuatro meses. –Adrian tiró de mí
acercándome a él y me besó la parte superior de la cabeza–. Y por el bien de todos… Sí, incluso por su bien, realmente espero que él sea
exactamente igual a cómo era. Sólo ten cuidado, ¿vale? –Lo tendré –dije, besando su mejilla–. Ya que siempre lo tengo.
Él sonrió abiertamente y me soltó.
258
–Eso es a lo más que puedo aspirar. Por ahora, tengo que dirigirme de
nuevo a casa de mis padres durante un rato. Volveré a por ti a las cuatro, ¿vale?
–Está bien. ¿Hay algo que debiera llevar a esa misteriosa fiesta?
–Un vestido bonito estará bien. Se me ocurrió algo.
–Si eso es tan elitista y prestigioso, ¿cómo vas a conseguir que entre
una humilde dhampir como yo? –Con esto. –Adrian alcanzó una bolsa que había soltado al entrar, y
me la entregó.
Abrí la bolsa con curiosidad y me quedé boquiabierta con lo que vi. Era una máscara, una que sólo cubría la mitad superior de la cara alrededor de los ojos. Estaba intrincadamente elaborada con oro, hojas
verdes y flores hechas de joyas. –¿Una máscara? –exclamé–. ¿Vamos a llevar máscaras a esa cosa?
¿Qué es eso, Halloween?
Él me guiñó un ojo. –Te veo a las cuatro.
En realidad no nos pusimos las máscaras hasta que llegamos a la Guarda de la Muerte. Como parte de la naturaleza secreta y misteriosa de todo aquello, Adrian dijo que no querríamos llamar la atención sobre
nosotros mientras nos dirigíamos allí. Así que cruzamos a pie los feudos de la Corte bien vestidos –yo con el mismo vestido que llevé a la cena en casa de sus padres– pero sin llamar mucho más la atención de lo que lo
hacíamos habitualmente cuando estábamos juntos. Además, era tarde, y una gran parte de la Corte estaba preparándose para irse a la cama.
Me sorprendió nuestro destino. Era uno de los edificios en los que
vivían trabajadores de la Corte no pertenecientes a la realeza, uno que
estaba muy cerca del de Mia.
259
Bueno, supongo que el último lugar en el que buscarías una fiesta
real sería en la casa de un plebeyo. Salvo que no íbamos a ninguno de los apartamentos de su interior. Una vez pusimos un pie en el vestíbulo del
edificio, Adrian me indicó que deberíamos ponernos nuestras máscaras. Después me llevó a lo que parecía ser un armario del conserje.
No lo era. En vez de eso, la puerta se abría a unas escaleras que descendían en la oscuridad. No podía ver el fondo, lo que me puso en alerta máxima. Instintivamente quise conocer los detalles de cada
circunstancia en la que entraba. Adrian parecía tranquilo y confiado cuando se dirigió hacia abajo, así que tuve fe en que no me estuviera
conduciendo hacia algún altar de sacrificio. Odiaba admitirlo, pero la curiosidad por esto de la Guarda de la Muerte estaba apartando temporalmente de mi cabeza a Dimitri.
Finalmente, Adrian y yo llegamos a otra puerta, y ésta tenía dos
guardias. Los dos hombres eran Morois, ambos enmascarados como Adrian y yo. Sus posturas eran firmes y defensivas. No dijeron nada, sino que se quedaron simplemente mirándonos expectantes. Adrian dijo unas
pocas palabras que sonaban como a rumano, y un momento después, uno de los hombres abrió la puerta y nos hizo un gesto hacia el interior.
–¿Contraseña secreta? –murmuré a Adrian mientras pasábamos.
–Contraseñas, en realidad. Una para ti y una para mí. Cada invitado tiene una diferente.
Entramos en una estrecha galería iluminada tan sólo por antorchas sujetas en las paredes. Mientras pasábamos, sus danzantes llamas
arrojaban sombras fantasmagóricas. Desde lo lejos, nos llegaba el débil murmullo de conversaciones. Sorprendentemente sonaba normal, como cualquier conversación que oirías en una fiesta. Basándome en la
descripción de Adrian, medio me había esperado oír cánticos o tambores. Negué con la cabeza.
–Lo sabía. Guardan una mazmorra medieval bajo la Corte. Me
sorprende que no haya cadenas en las paredes. –¿Asustada? –bromeó Adrian, alargando su mano para tomar la mía.
–¿De esto? Difícilmente. A ver, en la Escala de lo que Da Miedo de
Rose Hathaway, esto es apenas un…
260
Salimos del pasillo antes de que pudiera terminar. Una vasta sala con
techos abovedados se extendía ante nosotros, algo que dejó alucinado a mi deficiente sentido del espacio mientras intentaba recordar cuánto
exactamente habíamos descendido en el subsuelo. Una araña de hierro forjado colgaba del techo con velas encendidas, arrojando la misma luz fantasmal que las antorchas. Los muros estaban hechos de piedra, pero de
una muy selecta y bonita: gris con un moteado rojizo, pulida en lisos sillares redondeados. Alguien había querido mantener la sensación de mazmorra del Viejo Continente pero teniendo el lugar aún un aspecto
elegante. Era una típica línea de pensamiento de la realeza.
Cincuenta y tantas personas pululaban por la sala, algunos apiñados en grupos. Al igual que Adrian y yo, vestían ropas formales y llevaban máscaras que les cubrían la mitad del rostro. Todas las máscaras eran
diferentes. Unas tenían motivos florales como la mía, mientras que otras estaban decoradas con animales. Algunas simplemente tenían diseños
geométricos o en espiral. Incluso aunque los antifaces ocultaban sólo la mitad de los rostros de los invitados, la tenue iluminación impedía bastante el ver con claridad cualquier otro rasgo que los identificara. Los
escudriñé con cuidado, con la esperanza de poder reconocer detalles que descubrieran a alguien.
Adrian me alejó de la entrada y me llevó hacia una esquina. Cuando mi perspectiva de la zona se amplió, pude ver una gran pira en medio de la
estancia, alojada en el suelo de piedra. En ella no ardía ningún fuego, pero todos se mantenían bien
apartados. Por un momento, tuve un desorientador atisbo de déjà vu, que me recordó mi estancia en Siberia. También allí había estado en una
especie de ceremonia conmemorativa –aunque no precisamente en una con máscaras y contraseñas– y todo el mundo se habían acomodado en torno a una fogata al aire libre. Había sido en honor a Dimitri, mientras
todos aquellos que lo habían querido se sentaban y contaban historias sobre él.
Intenté tener mejor visión de la pira, pero Adrian estaba decidido a mantenernos detrás de la masa de gentío.
–No atraigas la atención sobre ti –me advirtió.
–Sólo estaba mirando.
261
–Sí, pero cualquiera que te vea de cerca se va a dar cuenta de que
eres la persona más baja de aquí. Sería bastante obvio que eres una dhampir. Esto es antigua sangre de élite, ¿recuerdas?
Le fruncí el ceño tanto como pude a través de la máscara.
–Pero pensé que dijiste que lo habías arreglado para que yo estuviera aquí. –Gruñí cuando él no respondió–. ¿―Hacer preparativos‖ sólo significa colarme a hurtadillas? De ser así, esos tíos son una mierda de seguridad.
Adrian se burló.
–¡Oye! Teníamos las contraseñas correctas. Eso es todo lo que hacía
falta. Yo las robé…, que diga, las tomé prestadas de la lista de mi madre.
–¿Tu madre es una de las personas que ayudaba a organizar esto?
–Sip. Su rama de la familia Tarus ha sido importante dentro de este
grupo desde hace siglos. Por lo visto tuvieron una ceremonia
verdaderamente notable aquí después del ataque a la escuela. Le di vueltas a todo eso en mi cabeza, intentando decidir cómo
sentirme. Odiaba cuando la gente estaba obsesionada con el estatus y las apariencias, aunque era difícil recriminarles por querer honrar a aquellos
que habían sido asesinados, especialmente cuando una mayoría de ellos habían sido dhampirs. El ataque de los Strigois al St. Vladimir era un recuerdo que me perseguiría por siempre. Antes de que pudiera
considerarlo mucho más, me recorrió una sensación familiar.
–Lissa está aquí –señalé, mirando al rededor. La podía sentir cerca pero no la encontré de inmediato en el mar de máscaras y sombras–. ¡Allí!
Se encontraba apartada de los demás, con un vestido de tonos rosas y una máscara de blanco y oro con cisnes. A través de nuestro vínculo, sentí que estaba buscando a alguien que conociera. Por impulso empecé a ir
hacía ella, pero Adrian me contuvo, diciéndome que esperara mientras él iba a por ella.
–¿Qué es todo esto? –preguntó ella cuando llegó hasta mí.
–Me imaginé que tú lo sabrías –le dije–. Va de todo eso del alto secreto en la realeza.
262
–Demasiado alto secreto para mí –opinó ella–. Mi invitación viene de la
reina. Me dijo que era parte de mi cultura y que me lo guardara para mí, y luego Adrian vino y me dijo que tenía que venir por tu bien.
–¿Tatiana te invitó directamente? –exclamé. Quizás no debería
haberme sorprendido. Difícilmente habría necesitado Lissa colarse a
hurtadillas como lo había hecho yo. Me imaginé que alguien se habría asegurado de que ella tuviese una invitación, pero yo había asumido que todo había sido cosa de Adrian. Eché un vistazo en derredor, inquieta–.
¿Tatiana está aquí?
–Probablemente –respondió Adrian, con una voz fastidiosamente despreocupada. Como era normal, la presencia de su tía no tenía el mismo impacto en él que en el resto nosotros–. Ah, mirad. Allí está Christian. Con
el antifaz de fuego.
No sé cómo Adrian encontró a Christian, aparte de por la metáfora no tan sutil de la máscara. Con su altura y su cabello oscuro, Christian se mezclaba con facilidad con los demás Morois que lo rodeaban, y hasta
había estado charlando con una chica que estaba cerca de él, lo que no era habitual.
–Es imposible que él haya conseguido una auténtica invitación –señalé. Si alguno de los Ozera hubiera sido considerado lo bastante
especial para asistir a aquello, Christian no habría sido uno de ellos. –No lo hizo –corroboró Adrian, haciéndole un pequeño gesto a
Christian para que se uniera a nosotros–. Le di una de las contraseñas que robé de mi madre.
Dirigí a Adrian una mirada sorprendida.
–¿Cuántas has robado?
–Las suficientes para… –Atención a todos.
La retumbante voz de un hombre resonó a través de la sala,
deteniendo las palabras de Adrian y los pasos de Christian. Con una
mueca, Christian volvió a donde había estado, quedando separado ahora de nosotros al otro lado de la estancia. Parecía que después de todo no iba
a tener la oportunidad de preguntarle a Lissa a cerca de Dimitri.
263
Sin más indicación, los demás en la sala comenzaron a formar un
círculo alrededor de la pira. La sala no era lo bastante grande como para que hiciéramos un círculo de una sola fila, así que aún pude quedarme
detrás de otros Morois mientras contemplaba el espectáculo. Lissa estaba a mi lado, pero su atención estaba fija al otro lado de nuestra posición, en Christian. Estaba desilusionada porque él no hubiese sido capaz de unirse
a nosotros. –Esta noche hemos venido a honrar a los espíritus de aquellos que
murieron luchando contra el gran mal que nos ha asolado durante tanto tiempo. –Este era el mismo hombre que nos había llamado a atender. El
antifaz negro que llevaba brillaba con espirales plateadas. Él no era nadie especial que yo reconociera. Probablemente, era seguro suponer que sería alguien de algún linaje importante que daba la casualidad de que tenía
una buena voz para dirigirse a los allí reunidos. Adrian lo confirmó.
–Ese es Anthony Badica. Siempre lo reclutan como maestro de ceremonias.
Anthony se parecía más a un líder religioso que a un maestro de ceremonias en ese momento, pero no quería replicar y atraer la atención de nadie.
–Está noche los honramos –continuó Anthony.
Me estremecí cuando casi todos los que nos rodeaban repitieron
aquellas palabras. Lissa y yo intercambiamos miradas sorprendidas. Al
parecer, había un guión del que no nos habían hablado.
–Sus vidas nos fueron arrebatadas demasiado pronto –prosiguió Anthony–.
–Está noche los honramos. Está bien, ese guión puede que no fuera tan difícil de seguir después
de todo. Anthony siguió hablando de lo terrible que fue la tragedia, y nosotros repetíamos la misma respuesta. Aún me parecía raro todo el
concepto de la Guarda de la Muerte, pero la tristeza de Lissa impregnaba el vínculo y empezaba a afectarme a mí también. Priscilla siempre había sido buena con ella, y educada conmigo. Grant podía haber sido el
guardián de Lissa sólo por un corto tiempo, pero él la había protegido y ayudado.
264
De hecho, si no fuera por la labor de Grant con Lissa, puede que
Dimitri aún fuera un Strigoi. Así que, lentamente, la gravedad de todo aquello comenzó a afectarme y, aunque pensaba que había formas mejores
de llorar a los ausentes, apreciaba el reconocimiento que los fallecidos estaban recibiendo.
Después de unos cuantos estribillos más, Anthony hizo un gesto hacia alguien. Una mujer con una centelleante máscara de color esmeralda se adelantó con una antorcha. Adrian se movió a mi lado.
–Mi querida madre –murmuró él.
Efectivamente. Ahora que él lo había señalado, podía distinguir
claramente los rasgos de Daniella. Ella lanzó la antorcha en la pira, y ésta se encendió como el Cuatro de Julio* (*Día de celebración nacional en Estados Unidos; entre las muchas actividades desarrolladas están
las hogueras y los fuegos artificiales).
Alguien debía de haber empapado esa madera con gasolina o vodka
ruso. Tal vez con ambos. No es de extrañar que los demás invitados hubiera mantenido la distancia. Daniella se mezcló con la multitud, y otra mujer emergió sosteniendo una bandeja con cálices de oro. Caminando
alrededor del círculo, le entregó una copa a cada persona. Cuando se le agotaron, otra mujer apareció con una bandeja.
Mientras los cálices eran repartidos, Anthony explicó:
–Ahora brindaremos por los fallecidos, para que sus espíritus sigan adelante y encuentren la paz.
Me moví incómoda. La gente hablaba de espíritus sin descanso y de
muertos encontrando la paz sin saber de verdad lo que significaba eso. Ser
una shadow-kissed venía con la habilidad de ver a los difuntos sin descanso, y me había llevado mucho tiempo adquirir el control para no
verlos. Éstos siempre estaban a mi alrededor; tenía que esforzarme para
mantenerlos apartados. Me pregunté qué vería ahora si bajaba mis defensas. ¿Estarían merodeando a nuestro alrededor los fantasmas de aquellos que habían sido asesinados la noche del ataque de Dimitri?
Adrian olió su copa tan pronto como la tuvo y frunció el ceño. Por un
momento, sentí pánico hasta que olfateé la mía también.
265
–Vino. Gracias a Dios –le susurré–. Por tu cara, pensé que era sangre.
–Recordé lo mucho que él odiaba la sangre que no viniera directamente de la fuente.
–No –respondió con un murmullo–. Sólo es una mala cosecha.
Cuando todo el mundo tuvo su vino, Anthony alzó su copa sobre la cabeza con ambas manos. Con el fuego detrás de él, tenía un aspecto casi siniestro, de otro mundo.
–Brindamos por Priscilla Voda –dijo.
–Brindamos por Priscilla Voda –repitieron todos.
Él bajó el cáliz y tomó un sorbo. Así lo hicimos todos los demás… Bueno, salvo Adrian. Él, mala cosecha o no, se pimpló la mitad del vino.
Anthony alzó su copa sobre la cabeza nuevamente.
–Brindamos por James Wilket. Mientras repetía las palabras, me di cuenta de que James Wilket era
uno de los guardianes de Priscilla. Este alocado grupo de la realeza verdaderamente le estaba mostrando sus respetos a los dhampirs.
Pasamos por los demás guardianes uno a uno, pero mantuve mis sorbos pequeños, quería mantener la cabeza fría esta noche. Estaba bastante segura de que para cuando llegase el final de la lista de nombres Adrian
estaría fingiendo sus sorbos, porque ya se habría quedado sin bebida.
Cuando Anthony terminó de nombrar a todos los que habían muerto, alzó su copa de nuevo y avanzó hacia el fuego encendido, que había empezado a hacer el pequeño habitáculo incómodamente caluroso. La
parte de la espalda de mi vestido se estaba humedeciendo con el sudor. –A todos aquellos que perdimos por el gran mal, honramos vuestros
espíritus y esperamos que sigan adelante en paz hacia el otro mundo. –Después vertió el resto de su vino en las llamas.
Toda esta charla sobre espíritus atorados en el mundo desde luego
que no estaba en consonancia con las creencias cristianas habituales
sobre la vida más allá de la muerte, que dominaban la religión de los Morois. Eso sólo me hizo preguntarme por lo antigua que era esta ceremonia en realidad.
266
Una vez más, tuve el impulso de dejar caer mis barreras y ver si algo de
esto realmente había atraído a fantasmas hacia nosotros, pero temía lo que pudiera encontrar. Además, de inmediato me distraje cuando todos en
el círculo empezaron a verter su vino en el fuego también. Una a una, puntualmente, todas las personas se fueron aproximando. Todo fue silencio mientras esto sucedía, salvo por el chisporroteo en la pira y el
crepitar de la leña. Todos observaban con respeto.
Cuando llegó mi turno, luché con fuerza por no temblar. No había olvidado
que Adrian me había colado allí. No se admitía a Morois humildes, no digamos dhampirs. ¿Qué harían ellos? ¿Declarar el lugar profanado?
¿Lincharme? ¿Arrojarme al fuego?
Mis miedos resultaron infundados. Nadie dijo o hizo nada inusual cuando
derramé mi vino, y un momento después, Adrian dio un paso al frente con su turno. Me volví a camuflar junto a Lissa. Cuando el círculo entero se
hubo acercado, nos sumimos en un momento de silencio por los difuntos. Habiendo sido testigo del secuestro y posterior rescate de Lissa, tenía muchas muertes que considerar. Ninguna porción de silencio les haría
justicia jamás.
Otra señal tácita pareció atravesar la sala, el círculo se dispersó y la
tensión se disipó. La gente se volvió a reunir en pequeños grupos que conversaban, justo igual que en cualquier otra fiesta, aunque vi lágrimas
en las caras de algunos.
–Priscilla debía de caerle bien a mucha gente –comenté.
Adrian se volvió hacia una mesa que había sido misteriosamente dispuesta
durante la ceremonia. Estaba situada contra la pared del fondo y llena con fruta, queso y más vino. Por supuesto, se sirvió un vaso.
–No todos están llorando por ella –dijo él.
–Encuentro difícil de creer que estén llorando por los dhampirs –señalé–. Ninguno de los de aquí los conocía siquiera.
–Eso no es verdad –repuso él.
Lissa supo inmediatamente a qué se refería.
–La mayoría de las personas que fueron al rescate serían guardianes
asignados a Morois. Todos no podían ser guardianes de la Corte.
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Me di cuenta de que ella tenía razón. Habíamos tenido a muchísima gente
con nosotros en el almacén. Indudablemente, muchos de estos Morois habían perdido a guardianes que habían llegado a ser cercanos para ellos.
A pesar del desdén que a menudo yo sentía por este tipo de realeza, sabía que algunos probablemente habían establecido auténticas amistades y cariño con sus guardaespaldas.
–Esta es una fiesta lamentable –dijo repentinamente una voz. Nos dimos la vuelta y vimos que Christian por fin se había acercado a nosotros–. No
sabría decir si se supone que estamos celebrando un funeral o invocando al demonio. Ha sido una especie de torticero intento de ambas cosas.
–¡Basta ya! –espeté, sorprendiéndome a mí misma–. Esas personas han muerto por vosotros la noche pasada. Sea lo que sea esto, aún sigue
naciendo del respeto por ellos.
El rostro de Christian se tornó sombrío.
–Tienes razón.
A mi lado, había sentido a Lissa iluminarse por dentro cuando lo vio.
Los horrores de su terrible experiencia los había acercado más, y recordé la ternura que habían compartido en el viaje de vuelta. Ella le ofreció una cálida mirada y a cambio recibió una sonrisa insegura. Tal vez podría
surgir algo bueno de todo lo que había sucedido. Tal vez ellos fueran capaces de resolver sus problemas.
O tal vez no.
Adrian esbozó una sonrisa.
–¡Hola! Me alegro de que lo hayas hecho
Por un momento, pensé que él estaba hablando con Christian. Luego miré y vi que una chica con una máscara de pavo real se nos había unido. Con la gente entremezclándose y las máscaras, no me había dado cuenta de
que ella estaba cerca de nosotros intencionadamente. La miré con detenimiento, viendo tan sólo ojos azules y tirabuzones dorados antes de que finalmente la reconociera. Mia.
–¿Qué estás haciendo aquí? –le pregunté.
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Ella sonrió ampliamente.
–Por lo visto Adrian ha consiguió contraseñas para media fiesta.
Él se veía muy satisfecho de sí mismo.
–¿Ves? –dijo, sonriéndome–. Te dije que haría que esto valiera la pena. Toda la pandilla está aquí. Casi.
–Esta es una de las cosas más raras que he visto nunca –opinó Mia, echando un vistazo a su alrededor–. No veo por qué tiene que ser un
secreto que las personas fueron asesinadas eran héroes. ¿Por qué no pueden esperar al funeral conjunto?
Adrian se encogió de hombros.
–Ya te lo dije, esta es una antigua ceremonia. Es un vestigio del Antiguo Continente, y esta gente piensa que es importante. Por lo que yo sé, solía ser mucho más elaborado. Esta es la versión modernizada.
Me di cuenta entonces de que Lissa no había dicho una sola palabra desde que notamos que Christian había venido con Mia. Me abrí al vínculo para
sentir una avalancha de celos y resentimiento. Yo aún mantenía que Mia era una de las últimas personas con las que Christian tendría una
relación. (Está bien, me era difícil imaginarlo en una relación con nadie. Su tiempo junto a Lissa había sido monumental.) Sin embargo, Lissa no podía ver eso. Todo lo que ella veía era a él pasando tiempo continuamente
con otras chicas. A medida que nuestra conversación continuaba, la actitud de Lissa se hacía más glacial y las miradas amables que él había
estado dedicándole empezaron a marchitarse.
–Entonces, ¿es cierto? –preguntó Mia, totalmente ajena al drama que se
desarrollaba a su alrededor–. ¿Realmente Dimitri está… de vuelta?
Lissa y yo intercambiamos miradas.
–Sí –dije con firmeza–. Él es un dhampir, pero nadie lo cree aún. Porque
son unos idiotas. –Simplemente pasa, pequeña dhampir. –El tono de Adrian era suave, aunque el tema claramente lo había incomodado también–. No puedes
esperar que todos se convenzan de inmediato.
–Pero son imbéciles –dijo Lissa con fiereza–. Cualquiera que hable con él puede ver que no es un Strigoi. Estoy presionando para que le dejen salir de su celda y así la gente pueda verlo por sí misma.
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Ojalá ella presionara un poco más para que yo consiguiera verle, pero ahora no era el momento para hablar de eso. Mirando la sala, me pregunté
si algunas personas tendrían problemas para aceptar a Dimitri por su papel en las muertes de sus seres queridos. Él no había sido dueño de sí mismo, pero eso no era suficiente para regresar de la muerte.
Aún incómoda cerca de Christian, Lissa estaba impacientándose. También
quería marcharse y ver a Dimitri. –¿Cuánto tiempo tenemos que permanecer aquí? ¿Hay más que…?
–¿Quién demonios eres tú?
Nuestro pequeño grupo se dio la vuelta como uno solo y nos encontramos con Anthony de pie junto a nosotros. Teniendo en cuenta que la mayoría
de nosotros estábamos allí ilícitamente, él podía haberle hablado a cualquiera. Pero, basándonos en dónde estaba fija su mirada, no hubo dudas de a quién se refería.
Él me estaba hablando a mí.
270
CCaappííttuulloo 2200 TTrraadduucciiddoo ppoorr AAnnggiiee
―¡No eres Moroi!
El continúo. No gritaba, pero definitivamente habíamos captado la atención de la gente que está cerca de nosotros.
―Tú eres Rose Hathaway, ¿Verdad? ¿Cómo te atreves tú y tu sangre impura a invadir la santidad de nuestro---
―Es suficiente,- una suave voz hablo repentinamente. ―Yo me haré cargo
de aquí en adelante. Incluso con el rosto cubierto, no hubo error en esa voz. Tatiana se deslizo al lado del tipo, llevaba una máscara de plata con
flores y un vestido gris con mangas largas. Probablemente la había visto antes en la multitud y ni siquiera me di cuenta. Hasta cuando hablo, estuvo mezclada entre los demás. Toda la sala estaba en silencio ahora.
Daniella Ivashkov se escurrió detrás de Tatiana, con los ojos cada vez más grandes detrás de su máscara cuando me reconoció.
―Adrian-- Ella inicio. Sin embargo, Tatiana se apodero de la situación.
"Ven conmigo". No había duda de que la orden era para mí y que tenía que obedecerla. Se dio la vuelta y caminó rápidamente hacia la entrada de la
habitación. Corrí detrás de ella, al igual que Adrián y Daniella. Tan pronto como salimos de la sala iluminada por antorchas, Daniella ataco a Adrian con palabras.
―¿En que estabas pensado? Sabes que no me importa invitar a Rose a ciertos eventos, pero este era ---
―Inapropiado, dijo Tatiana secamente. ―Aunque, tal vez sea conveniente que un dhampir vea cuanto se respetan los sacrificios de su pueblo. Eso nos sorprendió a todos llevándonos a un momento de silencio. Daniella se
recuperó primero.
―Sí, pero la tradición afirman que—―
Tatiana la interrumpió de nuevo.
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―Soy muy consciente de la tradición. Es una violación de etiqueta, pero si
está Rosemarie aquí eso ciertamente no arruina nuestras intenciones. La perdida de Priscilla… Tatiana no sintió un nudo en la garganta, no exactamente, pero perdió algo de su compostura habitual. Nunca creí que
alguien como ella tuviera una buena amiga, pero Priscilla había estado cerca de eso. ¿Cómo actuaria yo si perdiera a Lissa? No tan controladamente como ella.
―La perdida de Priscilla es algo que lamentaré por largo, muy largo tiempo, Tatiana logro decir por fin. Sus agudos ojos estaban puestos en mí.
―Y espero que realmente entiendas lo mucho que necesitamos y estimamos a todos los otros guardianes y a ti. Sé que a veces tu raza se siente poco apreciada. Pero no es así. Los que han muerto han dejado un
enorme agujero en nuestras filas, uno que nos deja un poco más indefensos, tanto que estoy segura que lo debes saber. Asentí, todavía
sorprendida de que Tatiana no estuviera gritándome para que me largara.
―Es una gran pérdida- dije.
―Y eso empeora la situación ya que los números son lo que nos perjudica
la mitad del tiempo--- especialmente cuando los Strigoi forman grandes grupos. No siempre podemos igualarlos. Tatiana asintió, aparentando grata sorpresa de que hubiéramos estado de acuerdo en algo.
―Sabía que lo entenderías. Sin embargo… Ella se dirigió hacia Adrian.
―No debiste haber hecho esto. Algunas líneas de la decencia deben ser
mantenidas Adrian fue sorprendentemente manso.
―Lo siento, tía Tatiana. Pensé que esto era algo que Rose debía ver.
―Lo mantendrás en secreto, ¿Verdad? pregunto Daniella, girándose hacia
mí. ―Muchos de los invitados son muy, muy conservadores. A ellos no les gustaría que esto saliera a la luz. ¿Que se encontraron con la luz del fuego
y jugaron a disfrazarse? Si, puedo verlos deseando que esto quedara en secreto.
―No le diré a nadie Les aseguré.
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―Bien dijo Tatiana. ―Ahora, aún podrías irte antes de ---- ―¿Es ese
Christian Ozera?- Sus ojos se habían desviado hacia la habitación llena de gente.
―Sí, dijimos Adrian y yo.
―El no estaba invitado exclamo Daniella.
―¿Esto es tu culpa también?
―No es culpa mía, al igual que mi ingenio" dijo Adrian. ―Dudo que alguien
se entere, siempre y cuando se porte bien, dijo Tatiana con un suspiro-
―Y estoy segura de que tomaría cualquier oportunidad que pudiera para
hablar con Vasilisa.
―Oh dije, sin pensar.
―¿Esa no es Lissa?, Lissa le había dado la espalda a Christian y estaba
hablando con alguien más mientras lanzaba miradas ansiosas hacia mí.
―¿Quien es ella?, pregunto Tatiana. Mierda.
―Ella es, um, Mia Rinaldi. Ella es una amiga nuestra de St. Vladimir.
Casi consideré lo de mentirle y mejor darle un nombre real. Algunas familias eran muy grandes así que era imposible hacer un seguimiento de
todo el mundo.
―Rinaldi. Tatiana frunció el ceño.
―Creo que conozco a un sirviente con ese nombre. Me impresiono mucho
que conociera la gente que trabajaba para ella. Una vez más, mi opinión sobre ella cambió.
―¿Un sirviente? pregunto Daniella, dándole a su hijo una mirada de advertencia. ―¿Hay alguien más de quien yo debería saber?
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―No. Si hubiera tenido más tiempo, probablemente habría traído a Eddie
aquí. Demonios, tal vez incluso a Jailbait... Daniella miro escandalizada.
―¿Acabas de decir Jailbait‗?
―Es solo una broma, Le dije apresuradamente, sin querer empeorar esta situación. Tenía miedo de cómo Adrián podría responder.
―Es que a veces llamamos así a nuestra amiga Jill Mastrano. Ni Tatiana ni Daniella parecía pensar que era una broma en absoluto.
―Bueno, nadie parece notar que ellos no pertenecen aquí, dijo Daniella,
señalando a Christian y a Mia.
―Aunque las malas lenguas que aquí, sin duda, se han desmadrado con la
forma en que Rose interrumpió este evento.
―Lo siento, dije, sintiéndome mal por haberla meterla en líos.
―No se hará nada por ahora, dijo Tatiana cansinamente.
―Deben irse ahora mismo para que todo el mundo piense que han sido castigado severamente. Adrian, vuelve con nosotros y asegúrate de que tus
otro -huéspedes‗no llamen la atención. Y no vuelvas a hacer esto.
―No lo hare, dijo, casi de forma convincente. Los tres comenzaron a alejarse, dejándome atrás para esconderme afuera, pero Tatiana se detuvo
y miró hacia atrás.
―Incorrecto o no, no olvides lo que has visto aquí. Realmente necesitamos guardianes. Asentí mientras un arrebato de orgullo me recorría por su
aceptación. Luego ella y los demás regresaron a la habitación. Los miré con nostalgia, odiando que todo el mundo en la reunión pensara que yo
había sido sacada a patadas deshonrosamente.
Teniendo en cuenta que pudo haber sido mucho peor para mí, decidí enumerar mis bendiciones. Me quite la máscara ya que no tenía nada más
que esconder, e inicie retirada hacia el segundo piso y la puerta de salida. No había llegado muy lejos cuando alguien se puso delante de mí. Fue un
signo de preocupación que casi salto tres metros en el aire.
―Mikhail, exclame,
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―Me asustarte tanto que casi medio muero. ¿Qué haces aquí?
―De hecho, te he estado buscando, Había una mirada inquieta y nerviosa en él.
―Pasé por el edificio más temprano, pero no estabas por ahí.
―Sí, estuve en la Mascarada de los Condenados. Me miró sin comprender.
―No importa. ¿Qué sucede? " "Creo que podríamos tener una oportunidad."
―¿Una oportunidad para qué?
―He oído que trataste de ver hoy a Dimitri, Ah, sí. El tema del que definitivamente más quería hablar.
―Si. Tratar es bastante optimista. El no quiere verme, no importa el ejercito de guardias que bloqueen mi camino. Mikhail se movió incómodo, mirando alrededor como un animal asustado.
―Es por eso que vine a buscarte.
―Ok, realmente no estoy entendiendo nada de esto. Además empecé a
sentir dolor de cabeza por el vino. Mikhail tomó una profunda respiración y exhaló.
―Creo que puedo hacer que te escabullas dentro para verlo. Esperé un
momento, preguntándome si había un chiste por venir o si tal vez todo esto era un engaño que nacía de mis tensas emociones. Nop. El rostro de
Mikhail estaba muy serio, y aunque yo todavía no lo conocía tan bien, había recogido lo suficiente como para darme cuenta de que en realidad no era una broma.
―¿Cómo? Pregunte. ―Yo traté y …. Mikhail hizo una seña para que lo siguiera. "Vamos, y te explicaré. No tenemos mucho tiempo." No estaba dispuesta a desperdiciar esta oportunidad así que corrí tras él. "¿Ha
pasado algo?" pregunte, una vez que había alcanzado su paso largo.
―¿El... Él preguntó por mí? Era más de lo que me atreví a esperar. Mikhail
uso la palabra escabullirse, aunque en realidad yo no apoyo esa idea.
275
―Han aligerado su guardia", explicó Mikhail. ―¿En serio? ¿Cuánto?, había
una docena allá abajo, cuando Lissa lo visitó, incluyendo a su escolta. Si habían llegado a sus cabales y se hubieran dado cuenta de que sólo
necesitaba un chico o dos sobre Dimitri, entonces eso era un buen augurio para que todo el mundo aceptase que ya no era un Strigoi.
―Está custodiado por mas o menos cinco
―Oh, No es genial pero tampoco es horrible. "¿Creo que incluso eso
significa que están un poco más cerca de creer que está a salvo ahora?" Mikhail se encogió de hombros, manteniendo los ojos en el camino delante
de nosotros. Había llovido durante el Death Watch y el aire, todavía húmedo, se había enfriado un poco.
―Algunos de los guardias creen. Pero va a tomar un real decreto real del
Consejo para declarar oficialmente lo que en realidad es. Casi me detuve.
―¿Declarar lo que en realidad es?, exclame.
―¡El no es una cosa! Es una persona. Es un Dhampir como nosotros.
―Lo sé, Pero está fuera de nuestras manos.
―Tienes razón, Lo siento, gruñí. No hay necesidad de matar al mensajero.
―Bueno, Espero que traigan su trasero aquí y lleguen a una decisión pronto,
El silencio que siguió habló a la armada. Le di una mirada aguda a
Mikhail. "¿Qué pasa? ¿Qué es lo que no me estás diciendo?" Pregunté. Se encogió de hombros. "Hay un rumor de que hay alguna otro asunto grande
siendo debatida en el Consejo justo ahora, algo que tiene prioridad." Eso también me enfureció. ¿Qué cosa en el mundo podría tener prioridad sobre el caso de Dimitri? Calma, Rose, Cálmate. Concéntrate. No dejes que la oscuridad empeore esto. Siempre he luchado por mantenerlo enterrado, pero a menudo estalla en momentos de estrés. ¿Y este? Si, Este era un
momento muy tensionante. Cambie de nuevo al tema original. Llegamos al edificio de contención, y di pasos dos en dos. "Incluso si han aligerado los guardias de Dimitri, aun así no me dejaran entrar. Los que están allí
sabrían que me ordenaron mantenerme alejada.
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―Un amigo mío está cubriendo el frente justo ahora. No tendremos mucho
tiempo, pero él le dirá a los guardias en el área de contención que tú fuiste autorizada para venir. Mikhail estaba a punto de abrir la puerta, cuando lo
detuve, poniendo mi mano en su brazo.
―¿Por qué estás haciendo esto por mi? El consejo Moroi podría no pensar que Dimitri es un gran problema, aunque los guardias si lo crean. Puedes meterte en un gran problema. El me miro, de nuevo con esa pequeña y
amarga sonrisa.
―¿Tienes que preguntarlo? Lo medite.
―No, dije suavemente.
―Cuando perdí a Sonya… Mikhail cerró los ojos por un instante, y cuando los abrió, parecían estar mirando fijamente en el pasado.
―Cuando la perdí, no quería continuar viviendo. Ella era una buena persona--- en verdad así era. Ella saco a los Strigoi de la desesperación.
Ella no vio otra manera de salvarse del espíritu. Daria lo que fuera--- Lo que fuera--- Por una oportunidad para ayudarla, para arreglar las cosas entre nosotros. No sé si esto sea posible para nosotros, pero sé que si es
posible para ustedes justo ahora. No puedo permitir que pierdas la oportunidad.
Y así, nos dejó entrar, y efectivamente, había un guardián diferente de
servicio. Justo como Mikhail había dicho, el hombre bajó a decirles a los guardias de la cárcel que Dimitri tenía un visitante. El amigo de Mikhail
parecía increíblemente nervioso, lo que era comprensible. Sin embargo, estuvo dispuesto a ayudar. Era increíble, Pensé, lo que un amigo haría por otro amigo. Estas dos últimas semanas fueron una prueba innegable de
ello. Justo como cuando ocurrió la visita de Lissa, dos guardias se presentaron para escoltarme hacia el primer piso. Les reconocí desde el
momento en que había estado en la cabeza de Lissa; parecían sorprendidos de verme. Si hubieran escuchado a Dimitri diciendo rotundamente que él no quería que yo lo visitara, entonces mi presencia
sería realmente impactante. Pero en lo que ellos sabían, alguien en el poder ha perdonado que yo esté aquí, por lo que no hicieron preguntas.
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Mikhail nos arrastraba a medida que hacíamos nuestro propio camino
hacia abajo, y sentí que mi ritmo cardíaco y la respiración crecían rápidamente. Dimitri. Estaba a punto de ver a Dimitri. ¿Qué podría
decirle? ¿Qué podría hacer? Era casi demasiado como para poder comprender. Tuve que abofetearme mentalmente para mantenerme concentrada, o de lo contrario iba a caer estupefacta. Cuando llegamos al
pasillo que contenía las celdas, vi a dos guardias de pie frente a la celda de Dimitri, uno en el extremo final, y a otros dos en la entrada por la que habíamos atravesado para llegar.
Me detuve, inquieta por el pensamiento de que los demás me escucharan
hablar con Dimitri. Yo no quería un público como Lissa había tenido, pero con el énfasis en la seguridad aquí, no podría hacer ninguna elección.
―¿Puedo tener un poco de privacidad? pregunte. Uno de mis escoltas
sacudió la cabeza. "Órdenes Oficial. Dos guardianes tienen que estar puestos en la celda todo momento."
―Ella es un guardia señaló Mikhail ligeramente.
―Yo también lo soy. Déjennos ir. El resto puede esperar en la puerta, Le transmití a Mikhail una mirada de agradecimiento. Puedo hacerme cargo
teniéndolo al lado. Los otros, decidiendo que estaríamos lo suficientemente seguros, se trasladaron discretamente hacia los extremos del vestíbulo. No era una total y completa privacidad, pero de esta forma los guardias no
podrían escucharlo todo. Mi corazón se sentía a punto de estallar en mi pecho mientras Mikhail y yo nos acercábamos a la celda de Dimitri y la
enfrentábamos. Estaba sentado casi como había estado cuando Lissa llegó: en la cama, acurrucado sobre sí mismo, con la espalda hacia nosotros. Las palabras se estancaron en mi garganta. Los pensamientos
coherentes huyeron de mi mente. Fue como si hubiera olvidado por completo la razón por la que había venido aquí.
―Dimitri, dije. Al menos, eso es lo que traté de decir. Me emocioné un poco, así que los sonidos que salían de mi boca eran ilegibles. Parece que fue suficiente, pensé, ya que la espalda de Dimitri de repente se puso
rígida. El no se dio la vuelta.
―Dimitri, repetí, más claramente esta vez. ―Soy…yo. No hubo necesidad para mí de decir nada más. Él había sabido a partir de aquel primer
intento de pronunciar su nombre quién era yo. Tuve el presentimiento de que habría conocido mi voz en cualquier situación. Probablemente
reconoció el sonido de los latidos de mi corazón y mi respiración. Así las
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cosas, creo que deje de respirar mientras esperaba su respuesta. Cuando
llegó, fue un poco decepcionante.
―No.
―¿No qué? pregunte ―En qué sentido, no, ¿Qué no soy yo?
Él suspiró con frustración, un sonido casi - pero no del todo - como el que solía hacer cuando yo hacia algo particularmente ridículo en nuestros
entrenamientos.
―No, en el sentido en que no quiero verte. Su voz estaba cargada de
emoción. "Se suponía que no te dejarían entrar"
―Sí, bueno, he encontrado algo así como un trabajo por aqui.
―Por supuesto que lo hiciste. Todavía no se enfrentaría a mí, lo que fue una agonía. Mire a Mikhail, que me dio un guiño de aliento. Supuse que debería estar contenta de que Dimitri me estuviera hablando.
―Tenía que verte. Tenía que saber si estabas bien
―Estoy seguro que Lissa ya te ha actualizado.
―Tenía que verlo yo misma
―Bueno, ahora lo ves
―Todo lo que veo es tu espalda
Era desesperante, sin embargo, cada palabra que salió de él fue un regalo. Se sentía como si hacia mil años no escuchaba su voz. Al igual que antes, me pregunté cómo pude haber confundido al Dimitri de Siberia con éste.
Su voz había sido idéntica en ambos lugares, el mismo tono y el acento, sin embargo, como un Strigoi, sus palabras siempre habían dejado un
escalofrío en el aire. Este Dimitri era cálido. Dulce, aterciopelado y toda clase de cosas maravillosas envolviéndose a mi alrededor, no importaban las cosas terribles que estaba diciendo.
―No quiero que estés aquí, Dimitri dijo rotundamente. ―No quiero verte.
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Me tomé un momento para evaluar la estrategia. Dimitri todavía estaba
deprimido, se sentía la desperanza a su alrededor. Lissa se había acercado con bondad y compasión. Ella había conseguido atravesar sus defensas,
claro que mucho de eso fue porque él la consideraba como su salvadora. Podría tratar una táctica similar. Podría ser amable, comprensiva y muy amorosa--- todo lo cual era cierto. Lo amaba. Yo quería ayudarlo
desesperadamente. Sin embargo, no estaba segura de que ese método en particular funcionaría para mí. Rose Hathaway no siempre fue conocida por un abordaje suave. Lo hice, así y todo, jugar sobre su sentido de
obligación.
―No puedes ignorarme. dije, tratado de mantener el volumen de mi voz
fuera del alcance de los otros guardianes. ―Estas en deuda conmigo. Yo te salve.
Pasaron unos minutos de silencio.
―Lissa me salvo dijo cuidadosamente.
La ira ardía en mi pecho, solo eso había bastado cuando había visto a Lissa visitarlo. ¿Cómo es que podía el tenerla en tan alta estima a ella y a mí no? "¿Cómo crees que llegó a ese punto?"
―¿Cómo crees que aprendió la manera de salvarte? ¿Tienes alguna idea de lo que nosotros – de lo que yo—tuve que atravesar para conseguir esa información? ¿Crees que ir a Siberia era una locura? Créeme, ni siquiera
tienes que estar muy cerca para ver que tan loco es. Me conoces. Sabes de lo que soy capaz. Y rompí mi propio record esta vez. Tu. Estas en deuda.
Conmigo
Fue duro, pero yo necesitaba una reacción de él. Alguna clase de emoción. Y la obtuve. Él se dio la vuelta, los ojos brillando y el poder crepitando a
través de su cuerpo. Como siempre, sus movimientos eran feroces y agraciado. Del mismo modo, su voz era una mezcla de emociones: ira,
frustración y preocupación.
―Entonces lo mejor que puedo hacer es…. Se quedó paralizado. Los ojos color café que se habían reducido por la exasperación de repente se
volvieron anchos por el… ¿Por el que? ¿Asombro? ¿Temor? ¿O quizás ese sorprendido sentimiento fue el que yo tuve por verlo a él? Porque de repente, estuve segurísima de que él estaba experimentando la misma cosa
que yo había experimentado anteriormente. Me había visto un montón de
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veces en Siberia. Me había visto la otra noche en el almacén. Pero ahora. .
. ahora estaba realmente viéndome con sus propios ojos. Ahora que ya no era Strigoi, todo su mundo era diferente. Su punto de vista y sentimientos
eran diferentes. Incluso su alma era diferente.
Era como uno de esos momentos cuando la gente hablaba sobre sus vidas relampagueando ante sus ojos. Porque mientras nos miramos el uno al
otro, cada parte de nuestra relación se repitió en mi mente. Recordé lo fuerte e invencible que había sido cuando nos conocimos, cuando no había venido a traernos a Lissa y mi de nuevo a los pliegues de la sociedad
Moroi. Recordé la suavidad de su tacto cuando había vendado mis manos ensangrentadas y maltratadas. Recordé que me llevaba en sus brazos
después de que la hija de Víctor, Natalie, me hubiera atacado. Por encima de todo, Recordé la noche que habíamos estado juntos en la cabina, justo antes de que el Strigoi se lo hubiera llevado. Un año. Nos habíamos
conocido tan sólo hace un año, pero habíamos vivido toda una vida en el.
Y él también se dio cuenta de esto, lo supe, mientras me estudiaba. Su mirada era todo-poderosa, cogiendo cada una de mis características y archivándolas. Vagamente, traté de recordar lo que vestía el día de hoy.
Todavía llevaba el vestido de la reunión secreta y sabía que se veía bien en mí. Mis ojos estaban probablemente inyectados de sangre por haber llorado antes, y sólo tuve tiempo para cepillar rápidamente mi cabello
antes de salir con Adrian.
De alguna manera, dudo que nada de eso importe. La manera en que
Dimitri me estaba mirando… confirmó todo lo que había sospechado. Los sentimientos que antes había sentido por mí, habían regresado--- los sentimientos que habían sido manipulados, mientras que era Strigoi----
Estaban todos ahí. Tenían que estar. Tal vez Lissa fue su salvadora. Tal vez el resto de la Corte pensaba que Lissa era una diosa. Supe, en ese
mismo momento, que no importa cuán desaliñada yo luciera o cuan blanco o que tan vacía tratara el de mantener su cara, yo era una diosa para él. Tragó saliva y por la fuerza tomó el control de sí mismo, al igual
que siempre lo hacía. Algunas cosas nunca cambian.
―Entonces lo mejor que puedo hacer, continuo calmadamente, ―Es estar lejos de ti. Esa es la mejor forma de pagar la deuda.
Fue difícil para mí mantener el control y mantener algún tipo de conversación lógica. Estaba tan asombrada como él. Incluso yo estaba
indignada.
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―¡Te ofreciste a pagarle a Lissa permaneciendo a su lado para siempre!
-"A ella No le hice las cosas..." Él desvió la mirada por un momento, una vez más luchando por mantener el control, y luego encontró la mía una vez
más. ―A ella No le hice las cosas que te hice a ti‖ "¡Tu no eras tú! No me importa." Mi temperamento comenzaba a encenderse de nuevo. ―¿Cuantos? el exclamo. ―¿Cuantos guardias murieron la otra noche debido a lo que yo hice?
―Creo…Creo que seis o siete, Duras pérdidas. Sentí una pequeña punzada en el pecho, recordando los nombres leídos en ese sótano.
―Seis o siete, Dimitri repetía llanamente con la angustia en su voz. ―Muertes en una noche. Por mi culpa.
―¡No actuaste tu solo! Y te lo dije, Tú no eras tú. No podías controlarte a ti
mismo. Eso no es lo que me importa ---
―¡Me importa a mí! gritó, el repique de su voz atravesó el pasillo. Los guardianes en cada extremo cambiaron de posición, pero no se acercaron. Cuando Dimitri hablo de nuevo, mantuvo su voz más baja, pero seguía
temblando por las emociones salvajes. ―Me importa a mí. Eso es lo que tú no entiendes. No puedes entenderlo. No puedes entender lo que es saber lo que hice. Todo este tiempo siendo Strigoi… Es como un sueño ahora, pero
es lo único que recuerdo claramente. No puede haber perdon para mí. ¿Y qué paso contigo? Recuerdo la mayor parte de todos. Todo lo que hice.
Todo lo que quería hacer.
―No vas a volver a hacerlo ahora, rogué. ―Así que olvídalo. Antes de--- antes de que todo sucediera, dijiste que estaríamos juntos. Que
tendríamos la misión de estar cerca uno de otro y….
―Roza. Interrumpió,
el apodo perforó mi corazón. Creo que fue un desliz, el verdaderamente no
quería llamarme así. Hubo una sonrisa torcida en sus labios, una sin humor.
―¿Realmente crees que me dejaran ser un guardián otra vez? ¡Sera un milagro si me dejan vivir!
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―Eso no es cierto. Una vez que se den cuenta de que has cambiado y que
eres realmente como el de antes…. Todo volverá a ser como solía ser. Sacudió la cabeza con tristeza.
―Eres muy optimista….tu creencia de que puedes hacer que algo suceda. Ah, Rose. Es una de las cosas más maravillosas acerca de ti y es también una de las cosas más exasperantes.
- "Yo creía que podías volver a no ser un Strigoi", señalé. ―Tal vez mis creencias en lo imposible no sea tan locas después de todo. Esta conversación fue tan intensa, tan dolorosa, pero aún así me recordaba
alguna de nuestras sesiones de práctica. Él trataría de convencerme de algún punto de vista serio, y yo se la combatiría con la lógica-Rose. Por lo
general, ganaba una mezcla de diversión y exasperación. Tuve la sensación de que la situación era un poco diferente, que tendría esa misma actitud ahora. Pero esta no era una sesión de práctica. Él no sonreiría y pondría
los ojos en blanco. Esto era serio. Esto era vida y muerte.
―Estoy agradecido por lo que hiciste, dijo formalmente, aun luchando para
dominar sus sentimientos.
Este era otro rasgo que compartíamos, los dos trabajamos
constantemente para mantener el control. Él Siempre había sido mejor en eso que yo. ―Estoy en deuda contigo. Y es una deuda que no puedo pagar. Como dije, lo mejor que puedo hacer es quedarme fuera de tu vida.
―Si eres parte de la vida de Lissa, entonces no podrás evitarme
―La gente puede existir alrededor de los otros sin… sin que sea nada más
que eso dijo firmemente. Esa era una cosa tan característica de Dimitri. La Lógica luchando contra la emoción. Y fue entonces cuando lo perdí. Como he dicho, el siempre fue mejor manteniendo el control. ¿Yo? No tanto. Me
lancé contra los barrotes, tan rápidamente que ni siquiera Mikhail se sobresalto.
―¡Pero yo te amo! susurre. ―Y se que también me amas. ¿De verdad crees que puedes pasar el resto de tu vida ignorándolo cuando estás a mi alrededor?
La parte preocupante es que por un tiempo muy largo en la Academia, Dimitri se había convencido de que podía hacer exactamente eso. Y había
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estado dispuesto a pasar su vida actuando sin sus sentimientos hacia mí.
―Tú me amas, repetí. ―Sé que lo haces.
Estiré el brazo entre los barrotes. Era un largo camino para tocarlo, pero
mis dedos se acercaron desesperadamente, como si de repente pudieran crecer y ser capaces de establecer contacto. Era todo lo que necesitaba. Un toque de él para saber que todavía le importaba, un toque para sentir el
calor de su piel y –
―No es verdad, dijo Dimitri en voz baja. ―¿estás involucrada con Adrian Ivashkov?
Mi brazo se cayó. ―¿Do---donde Escuchaste eso?
―Las cosas viajan por doquier, dijo, haciendo eco en Mikhail.
―Ciertamente lo hacen, murmuré.
―Entonces, ¿estás con él? preguntó mas obstinadamente. Dudé antes de contestar. Si le dijera la verdad, tendría más terreno para hacer su
comentario acerca de mantenernos separados. Era imposible para mí mentirle, pensé.
-Sí, pero…
―Bien,
No estoy segura de como espere que reaccionara. ¿Celoso? ¿Conmocionado? En lugar de eso, mientras se apoyaba contra la pared,
miró. . . aliviado.
―Adrian es mejor persona de lo que él se acredita. El será bueno para ti.
―Pero…
―Es ahí donde está tu futuro, Rose. Un poco de esa desesperada, Actitud Hastiada del mundo regresaba. ―Tú no entiendes lo que es aparecer por
entre de lo que hice - volviendo de ser un Strigoi. Eso cambia todo--- No solo lo que te hice a ti es imperdonable. Todos mis sentimientos…. Mis
emociones por ti…. Han cambiado. No siento lo mismo que sentía. Yo
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podría ser un Dhampir otra vez, pero después de lo que pasé…. Bueno, me
asusta. Esto altero mi alma. No puedo amar a nadie ahora. No puedo---yo no—Te amo, No hay nada mas entre tú y yo.
Mi sangre se puso fría. Me rehúse a creer sus palabras, no después de la forma en que me miró antes.
―¡No! ¡Eso no es verdad! Yo te amo y tú…
―¡Guardias! Grito Dimitri, con voz tan fuerte que fue una maravilla que todo el edificio no se agitara. ―Sáquenla de aquí. ¡Sáquenla de Aquí!
Con reflejos asombrosos, los guardias bajaron a la celda en un instante. Como un prisionero, Dimitri no estaba en posición para hacer solicitudes, pero las autoridades de aquí seguramente no se iban a enfrentar a una
situación que daría lugar a una conmoción. Comenzaron a empujarnos a Mikhail y a mí hacia afuera, pero me resistí.
―No, Esperen…
- "No luches contra esto", murmuró en mi oído Mikhail. "Nuestro tiempo está acabando, y de todos modos no hubieras podido hacer algo mas hoy."
Quise protestar, pero las palabras se agolparon en mis labios.
Deje que los guardias me condujeran a la salida, pero no antes de que le
diera a Dimitri una última mirada, persistente. Tenía una perfecta apariencia de guardia-tajante en su cara. Pero la forma penetrante en la
que me miró me hizo confirmar que muchas cosas estaban pasando dentro de él.
El amigo de Mikhaíl todavía estaba vigilando en piso de arriba, lo que nos
permitió deslizarnos sin meternos en - muchos - más problemas. Tan pronto como estuvimos en la puerta de salida, Me detuve pateando malhumorada uno de los escalones.
-"¡Maldita sea!" Grité. Un par de Moroi que cruzaban el patio- probablemente dirigiéndose a casa de una fiesta-me dieron miradas
sorprendidas.
―Cálmate, dijo Mikhail. ―Esta es la primera vez que lo has visto desde el cambio. Hay tantos milagros que puedes esperar de inmediato. El va a
entrar en razón.
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―No estoy tan segura, gruñí. Suspirando, levanté la vista al cielo.
Pequeñas y tenues nubes se movían perezosamente, pero yo apenas me fije. ―No lo conoces como yo.
Porque mientras una parte de mí pensaba que mucho de lo que Dimitri había dicho era de hecho una reacción a la conmoción de volver en sí mismo, había otra parte de mí que se preguntaba si sería así. Conocía a
Dimitri. Conocía su sentido del honor, sus convicciones firmes sobre lo que era correcto y lo incorrecto. El estaba en pie por esas dos creencias. El vivió su vida por ellas. Si él realmente, realmente creyera que la cosa más
adecuada que hacer era evitarme y dejar que la relación entre nosotros se desvanezca, bueno… había una buena posibilidad de que él pudiera fingir
muy bien sobre esa idea, sin importar el amor que fluía entre nosotros.
Como había dicho antes, el ciertamente mostraría mucha resistencia como la de San Vladimir. En cuanto al resto. . . la parte de que él ya no me ama
o que no es capaz de amar a nadie. . . bueno, si eso fuera cierto sería un problema diferente estando todos juntos. Tanto Christian como Adrian se
preocuparían de que hubiera alguna pieza de Strigoi en él, pero sus temores habían sido acerca de la violencia y derramamiento de sangre. Nadie se hubiera imaginado esto: que la vida como Strigoi hubiera
endureció su corazón, matando toda posibilidad de amar a alguien.
Matando toda posibilidad de él amándome.
Y estaba segurísima de que si ese era el caso, entonces una parte de mi también moriría.
286
CCaappííttuulloo 2211 TTrraadduucciiddoo ppoorr KKiirraa
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr AAnnaaee
Había muy poco de lo que Mikhail y yo pudiéramos decirnos el uno al otro
después de eso. Yo no quería que se metiera en problemas por lo que había
hecho, y yo lo deje guiarnos hacia la salida del edificio de guardianes en silencio.
Cuando salimos fuera, yo podía ver el cielo color púrpura en el este. El sol estaba
casi arriba, señalando el centro de nuestra noche. Brevemente me metí a la
mente de Lissa, leí que la ceremonia de la muerte había terminado por fin, y ella
estaba en su camino de regreso a su habitación - preocupada por mí y todavía
molesta de que Christian se hubiera presentado con Mia.
Seguí el ejemplo de Lissa, preguntándose si el sueño podría aliviar la agonía que
Dimitri había dejado en mi corazón. Probablemente no. Sin embargo, le dio las
gracias a Mikhail por su ayuda y el riesgo que había tomado. Él se limitó a
asentir, como si no hubiera nada por qué darle las gracias. Era exactamente lo
que él hubiera querido que hiciera por él, si nuestros papeles se hubieran
invertido y la Sra. Karp fuera la única en la cárcel.
Caí en un profundo sueño de vuelta en mi cama, pero mis sueños se turbaron.
Una y otra vez, yo seguía escuchando a Dimitri decirme que no me podía querer
más. Batió en mí una y otra vez, rompiendo mi corazón en pedacitos. En un
momento dado, se convirtió en más de una golpe de ensueño. Oí golpes. Alguien
estaba golpeando a mi puerta, y poco a poco, me sacaron de mis sueños
horribles.
Con la vista cansada, me fui a la puerta y me encontré a Adrian. La escena era
casi un espejo de la noche anterior cuando había venido a invitarme a la fiesta de
la Guardia de la Muerte. Sólo que esta vez, su cara era mucho más sombría. Por
un segundo, pensé que había oído sobre mi visita a Dimitri. O que tal vez se
había metido en más problemas de lo que me había dado cuenta por meterme a
escondidas de sus amigos en un funeral secreto.
-"Adrian... Esto es temprano para ti...." le lance una mirada al reloj, descubriendo
que en realidad me dormí muy tarde.
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-"No es temprano, en lo absoluto", confirmó, su cara todavía seria. "Un montón de
cosas están pasando. Tuve que venir a decirte la noticia antes de que lo
escucharas en otro lugar."
-"¿Qué noticias hay?"
-"El veredicto del Consejo. Finalmente pasó esa gran resolución que han estado
debatiendo. Por el cual fuiste".
-―Espera. ¿Terminaron?" Recordé lo que Mikhail había dicho, que una cuestión
misteriosa había mantenido al Consejo ocupado. Si se terminó, entonces ellos
podrían pasar a otra cosa - por ejemplo, como, declarar oficialmente a Dimitri
dhampir de nuevo. -"Eso es una gran noticia." Y si esto en realidad estaba atado
a cuando Tatiana me había hecho venir para describir mis habilidades. . . así,
¿que realmente hay una oportunidad que podría ser nombrada guardiana de
Lissa? ¿Podría la reina realmente haber llegado? Ella parecía bastante amistosa
anoche.
Adrian me miró con algo que nunca había visto de él: compasión.
-"No tienes ni idea, ¿verdad?"
- "¿No tengo idea de qué?"
-¨Rose..." Suavemente apoyó una mano en mi hombro. "El Consejo acaba de
aprobar un decreto de reducción de la edad de guardianes a dieciséis. Los
Dhampirs se graduaran cuando son estudiantes de segundo año y luego saldrán
a asignaciones."
- "¿Qué?" Ciertamente había oído mal.
-"Tus sabes cómo entraron en pánico por su protección y no tienen suficientes
guardines, ¿verdad?" Suspiró. "Esta fue la solución para aumentar sus números."
-"¡Pero son demasiado jóvenes!" Lloré. "¿Cómo puede alguien pensar que alguien
de dieciséis años están listos para salir a luchar?"
-―Bueno‖ dijo Adrián, "porque tu declaraste que lo eran".
Mi boca se redujo, y se congelo todo a mi alrededor. Tú declaraste que eran. . . No
podía ser posible. Adrian empujó suavemente mi brazo, tratando de despertarme
de mi estupor.
-"Vamos, que todavía están terminando. Se hizo el anuncio en una sesión abierta,
y alguna gente esta... Un poco molesta."
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-―Sí, puedo imaginarlo‖. No necesitaba que me dijera dos veces. De inmediato
comencé a seguirlo, entonces me di cuenta que estaba en mi pijama. Me cambie
rápidamente y se cepille mi cabello, todavía escasamente capaz de creer lo que
acababa de decir. Mi preparación duró cinco minutos, y luego salimos por la
puerta. Adrian no era demasiado atlético, pero mantuvo un buen ritmo mientras
nos dirigimos hacia la sala del Consejo.
-"¿Cómo sucedió esto?" Le pregunté. "Tu realmente no quieres decir que... ¿Que
lo que he dicho jugaba un papel?" Yo quería decir que mis palabras fueran una
demanda, pero salieron con más de una nota de súplica.
Encendió un cigarrillo sin romper el paso, y no me molesté en castigarlo por ello.
-"Al parecer ha sido un tema candente por un tiempo. Fue una votación muy
estrecha. La gente estaba presionando para eso y sabía que había que mostrar
una gran cantidad de pruebas para ganar. Tú fuiste su gran premio: una
adolescente dhampir asesinando Strigoi de izquierda a derecha, mucho antes de
la graduación."
-"No es tanto tiempo", murmuré, mi furia encendiéndose. ¿Dieciséis? ¿Es en
serio? Era ridículo. El hecho de que sin saberlo, yo había sido utilizada para
apoyar este decreto me enfermo del estómago. Había sido una tonta, pensando
que había ignorado todas las veces que infringí las reglas y simplemente había
desfilado para alabarme. Me habían utilizado. Tatiana me había usado.
Cuando llegamos, la sala del Consejo se encontraba en un caos más del que
Adrián me había dado a entender. Es cierto que yo no había pasado mucho
tiempo en este tipo de reuniones, pero yo estaba bastante segura de que la gente
de pie, en grupos y gritando a otros no era normal. El Consejo del heraldo
probablemente no suele estar gritando como loco y tratando de poner orden en la
multitud. El único punto de calma fue Tatiana misma, sentada pacientemente en
su asiento en el centro de la mesa, al igual que la etiqueta del Consejo dictada.
Parecía muy satisfecha de sí misma. El resto de sus colegas habían perdido todo
sentido de decoro y se pusieron en pie, como la audiencia, argumentando entre sí
o cualquier otra persona dispuesta a comenzar una pelea. Observe con asombro,
sin saber qué hacer en todo este desorden.
- "¿Quién votó por qué?" Le pregunté.
Adrian estudio a los miembros del Consejo y señalo con los dedos.
-"Szelsky, Ozera, Badica, Dashkov, Conta y Drozdov. Estaban en contra de ella."
-"¿Ozera?¨-Pregunté, sorprendida. No conocía a la princesa Ozera - Evette –muy
bien, pero me había parecido siempre bastante fuerte y desagradable.
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Tuve un nuevo respeto por ella. Adrian asintió con la cabeza hacia donde estaba
furiosa Tasha quien dirigía a un grupo grande de personas, los ojos brillantes y
agitando los brazos frenéticamente.
-"Evette fue persuadida por algunos de los miembros de la familia de ella."
Eso me hizo sonreír también, pero sólo por un momento. Fue bueno que Tasha y
Christian estaban siendo reconocidos entre sus clanes de nuevo, pero el resto de
nuestro problema estaba todavía vivo y coleando. Podría deducir el resto de los
nombres.
-"Así que... El príncipe Ivashkov voto a favor," dije. Adrian se encogió de hombros
a modo de disculpa por su familia.
-"Lazar, Zeklos, Tarus, y Voda." Eso que la familia Voda votara a favor de una
protección adicional no era del todo una sorpresa, considerando la masacre
reciente de uno de sus miembros. Priscilla ni siquiera estaba en su tumba, y sin
embargo, el nuevo príncipe Voda, Alexander, parecía estar claramente sin saber
qué hacer con su ascenso repentino.
Di a Adrian una mirada penetrante. -"Eso es sólo cinco a seis. Oh." Realización
de deslumbro, -―Mierda. Desempate Real".
El sistema de votación Moroi se ha creado con doce miembros, uno por cada
familia, a continuación, cualquiera que sea el rey o la reina reinante. Es cierto
que a menudo significaba que un grupo recibió dos votos, ya que el monarca rara
vez votaba en contra de su propia familia. Se sabía que sucedía.
Independientemente, el sistema debería haber tenido trece votos, la prevención de
los lazos. Salvo. . . Un problema reciente se había desarrollado. No hay Dragomirs
en el Consejo ya, es decir, los vínculos podrían ocurrir. En tal caso, poco
frecuente, la ley dictaba que el monarca Moroi llevaba a votación el peso extra. Yo
había oído que había sido siempre controvertido y, sin embargo, al mismo tiempo,
no había mucho que hacer por él. Los empates en el Consejo no significaría nada
alguna vez que se asentaron, y puesto que los monarcas fueron elegidos, muchos
lo tomaron en la fe que iban a actuar en el mejor interés de los Moroi.
-"Tatiana fue la sexta," dije. "Y ella se balanceaba." Miró a su alrededor, vi un
poco de rabia en los rostros procedentes de las familias que habían votado en
contra del decreto. Al parecer, no todo el mundo creía que Tatiana había actuado
en el mejor interés de los Moroi. La presencia de Lissa me cantó a través del
enlace, así que su llegada unos minutos más tarde no fue una sorpresa. Las
noticias se habían extendido rápidamente, aunque ella aún no conocía los
detalles finos. Adrian y yo le hicimos señas con las manos. Estaba tan asombrada
como nosotros.
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-"¿Cómo pudieron hacer eso?" - preguntó.
-"Están demasiado asustados de que alguien pueda hacer que aprendan a
defenderse. Los miembros del grupo de Tasha se estaban haciendo ruidosos."
Lissa negó con la cabeza. –―No, no, sólo eso. Quiero decir, ¿por qué estaban aún
en período de sesiones? Debemos estar de luto después de lo que pasó el otro día
- en público. Toda la corte, no sólo una parte secreta de ella. ¡Uno de los
miembros del Consejo, incluso murió! ¿No podían esperar a que terminara el
funeral?"- En la mente de ella, pude ver las imágenes de aquella noche
espantosa, donde Priscilla había muerto justo ante los ojos de Lissa.
-"Pero era fácilmente reemplazable," dijo una nueva voz. Christian se había unido
a nosotros. Lissa dio unos pasos de distancia de él, todavía molesta por Mia. "Y
en realidad, es el momento perfecto. La gente que quería que esto tuviera una
oportunidad. Cada vez que hay una gran lucha Strigoi, abunda pánico en todo el
mundo. El miedo hace que un montón de gente acepte esto. Y si alguno de los del
Consejo estaban indecisos antes de esto, la batalla probablemente les empujó".
Ese fue bastante racional para Christian, y Lissa quedó impresionada, a pesar de
sus sentimientos por él ahora mismo. El heraldo del Consejo finalmente logro
hacerse oír sobre los gritos de la audiencia.
Me pregunté si el grupo se hubiera calmado si Tatiana hubiera comenzado a
gritar que se callaran. Pero no. Eso probablemente estaba por debajo de su
dignidad. Seguía sentada tranquilamente, como si nada inusual estuviera
pasando. No obstante, tomó unos instantes para que todos pudieran establecerse
y tomar sus asientos. Mis amigos y yo a toda prisa tomamos los primeros que
encontramos. Con la paz y tranquilidad lograda por fin, el cansado, heraldo cedió
la palabra a la reina.
Sonriendo con grandilocuencia a la asamblea, se dirigió a ellos en su voz más
imperiosa. -"Nos gustaría agradecer a todos por venir hoy y expresar sus...
opiniones. Sé que algunos todavía no están seguros acerca de esta decisión, pero
la ley Moroi se ha seguido aquí - leyes que han estado vigentes durante siglos.
Tendremos otra sesión antes de escuchar lo que tienen que decir de una manera
ordenada". Algo me decía que era un gesto vacío. La gente puede hablar todo lo
que quería, y ella no escucharía. "Esta decisión - este veredicto - beneficiará a los
Moroi. Nuestros guardianes son ya tan excelentes". Ella asintió con la cabeza
condescendiente hacia los guardianes ceremoniales de pie a lo largo de las
paredes de la habitación. Llevaban las caras neutrales normalmente, pero se
suponía que, como yo, probablemente querían golpear a la mitad del Consejo.
"Ellos son tan excelentes, de hecho, que formaran a sus estudiantes para que
estén preparados para defendernos a una edad temprana.
291
Todos estarán más seguros ante tragedias como la que ocurrió recientemente."
Ella bajó la cabeza un momento en lo que debe haber sido una muestra de duelo.
Recordé la noche anterior cuando había estado consternada por Priscilla. ¿Si eso
había sido un acto? ¿La muerte de su mejor amiga era conveniente para que
Tatiana realizara su propia agenda?. Sin duda. . . sin duda, no era tan fría.
La reina levantó la cabeza y continuó. "Y además, estamos felices de escuchar y
registrar su opinión, aunque por nuestras propias leyes, este asunto se resuelva.
Además las sesiones tendrán que esperar hasta que un período adecuado de
duelo haya pasado por el desgraciado asunto." Su tono y el lenguaje corporal
daban a entender que ese era el final de la discusión. Entonces, una voz
impertinente de pronto rompió el silencio de la habitación.
Mi voz.
-―Bueno, me gustaría algo así como registrar mi opinión ahora."
Dentro de mi cabeza, Lissa me gritaba: ¡Siéntate, siéntate! Pero yo ya estaba de
pie, moviéndome hacia la mesa del Consejo. Me detuve en una respetuosa
distancia, que permitiría que me notaran pero no me abordaran por sus
guardianes. Y oh, me di cuenta. El heraldo se puso rojo brillante por mí
infringiendo las reglas
-"¡Usted está fuera de lugar y en violación de todos los protocolos del Consejo!
Siéntese ahora mismo antes de que la retiren". Echó una mirada a los
guardianes, como si esperara que vinieran a la carga hacia delante en ese
momento. Ninguno de ellos se movió. O no me percibían como una amenaza, o se
preguntaban qué iba a hacer. Yo también me pregunte esto.
Con un pequeño y delicado gesto con la mano, Tatiana le ordeno al heraldo que
se retirara.
-―Me atrevería a decir que hoy ha habido tantas violaciones al protocolo que un
incidente más no hará una diferencia.‖ Ella me miró con una sonrisa amable,
una que al parecer tenía la intención de hacernos ver como amigas. –―Además,
La Guardiana Hathaway es uno de nuestros activos más valiosos. Siempre me
interesa lo que ella tiene que decir.‖
¿Hablaba en serio? Era tiempo de descubrirlo. Así que dirigí mis palabras al
Consejo.
-―Lo que acaba de suceder es total y absolutamente descabellado‖ Consideré que
era una gran hazaña por mi parte que no usara malas palabras existentes porque
había tenido algunos adjetivos en mi mente que eran mucho más apropiados.
292
¿Quién dijo que yo no entendía la etiqueta del Concejo? -¨¿Cómo alguien puede
pensar que está bien enviar a chicos de dieciséis años a arriesgar sus vidas?
-―Sólo son dos años de diferencia‖ dijo el príncipe Tarus. –―No es como si
estuviéramos enviando a niños de diez años‖
Dos años es demasiado pensé por un momento, cuando yo había tenido dieciséis.
¿Qué había ocurrido en esos dos años? Había escapado con Lissa, había visto a
mis amigos morir, había viajado alrededor del mundo, y me había
enamorado…‖Se puede vivir toda una vida en dos años. Y se desean que estemos
en las primeras líneas, que es lo que estamos dispuestos hacer cuando nos
graduamos, entonces deben darnos esos dos años‖ Esta vez, miré a la audiencia.
Las reacciones eran variadas. Algunas claramente de acuerdo conmigo,
asintiendo a lo largo del salón. Algunos parecían como si nada en el mundo
pudiera cambiar su manera de pensar sobre el decreto. Otros encontraron mi
mirada… ¿Había influido en ellos? ¿Estaban inseguros? ¿Se habían avergonzado
de su propio egoísmo? Ellos podrían ser la clave.
-―Créanme, me encantaría ver a su gente disfrutar su juventud‖ Este era Nathan
Ivashkov hablando. –―Pero en este momento, esa no es una opción que tengamos.
Los Strigoi nos están acorralando. Estamos perdiendo todos los días muchos
Moroi y guardianes. Sacar más luchadores pararía esto, y en realidad, sólo
estamos dejando que esas habilidades Dhampir se desperdicien por esperar un
par de años. Este plan protegerá a las dos razas."
-―¡Eso matará mi raza más rápido!‖ dije. Dándome cuenta de que podía empezar a
gritar si perdía el control, tomé un profundo respiro antes de continuar. –―Ellos
no estarán listos. No tendrán todo el entrenamiento que necesitan.‖
Y allí Tatiana entro en su gran actuación. -―Si, pero por tu propia confesión,
fuiste ciertamente preparada a temprana edad. Mataste antes de que tuvieras
dieciocho a más Strigoi que los que algunos guardianes han matado en toda su
vida.‖
La mire fijamente y entrecerré mis ojos. –―Yo‖ dije con frialdad, -―Tuve un
excelente instructor. Uno que actualmente tienen bajo llave. Si quieren hablar
acerca de habilidades que se desperdician, entonces busquen dentro de su propia
prisión.‖
Hubo una leve conmoción en la audiencia y el rostro ―somos amigas‖ de Tatiana
se volvió frío. –―Ese no es un asunto que nos ocupa hoy. Sin embargo aumentar
nuestra protección, si lo es. Creo que incluso tú has comentado en el pasado que
las filas de los guardianes están bajos de números.‖
293
Mis propias palabras, me llevaron de regreso a la noche anterior. –―Las filas
necesitan ser llenadas. Tú y muchos de tus compañeros, han probado que son
capaces de defendernos.‖
-―¡Nosotros éramos excepciones!‖ Eso era egoísta, pero era la verdad. –―No todos
los novatos han alcanzado ese nivel.‖
Un peligroso destello apareció en sus ojos y su voz de nuevo salió como la seda. –
―Bueno, entonces, tal vez necesitan una formación más excelente. Tal vez
deberíamos enviarte a St. Vladimir o a alguna otra academia y así puedes mejorar
la educación de tus jóvenes colegas. Tengo entendido de que tú próxima
asignación será administrativa y permanente aquí en la Corte. Si tú quieres
ayudar a que este decreto sea exitoso, podríamos cambiar esa asignación y
hacerte una instructora. Eso podría acelerar tu regreso a la asignación como
guardaespaldas.‖
Le di una peligrosa sonrisa. –―No lo haga‖ le advertí, -―Nunca trate de
amenazarme, sobornarme o chantajearme. No le gustaran las consecuencias.‖
Eso había ido demasiado lejos. Las personas que estaban en la audiencia se
sorprendieron e intercambiaron miradas. Algunas de sus expresiones fueron de
disgusto, como si no pudieran esperar nada mejor de mí. Reconocí a unos pocos
de esos Moroi. Ellos eran los que yo había oído hablar de mi relación con Adrian y
en como la reina lo odiaba. También supuse que allí, había un número de
miembros de la realeza que estuvieron anoche en la ceremonia y que también
estaban hoy aquí. Ellos habían visto a Tatiana sacarme de la ceremonia y sin
duda pensaban que mi arrebato y mi falta de respeto hoy era un tipo de
venganza.
Los Moroi no fueron los únicos que reaccionaron. Independientemente de si
compartían mis opiniones o no, unos pocos guardianes dieron un paso adelante,
me aseguré de permanecer exactamente donde estaba y la falta de miedo de
Tatiana los hizo mantener en su lugar.
-‖Nos estamos cansando de esta conversación,‖ Tatiana dijo, cambiando al trato
que normalmente nos dábamos. –―Tu puedes hablar más y hacerlo en la forma
apropiada cuando nosotros tengamos nuestra próxima reunión y abramos el uso
de la palabra para los comentarios. Por ahora, te guste o no, esta resolución ha
sido aprobada. Es la ley.¨
¡Ella te está dejando escapar! La voz de Lissa estaba de vuelta en mi cabeza.
¡Retírate de esto antes de que hagas algo que te meta en un problema real!.
¡Discute más tarde!
294
Era irónico porque había estado a punto de estallar y dejar que mi rabia saliera
por completo. Las palabras de Lissa me detuvieron, pero no por su contenido. Era
por Lissa. Cando Adrian y yo habíamos hablado antes de los resultados, yo había
notado una pieza defectuosa.
-―No fue una votación justa,‖ declaré. –―No es legal.‖
-―¿Es usted abogada, señorita Hathaway?‖ La reina estaba divertida y su
disminución hacia mi titulo de guardiana había sido una falta de respeto. –―Si se
está refiriendo a que el voto de la Monarca carga más peso que los otros en el
Concejo, entonces le podemos asegurar que es una ley Moroi que ha sido usaba
por siglos en estas situaciones.‖ Ella miró a sus compañeros miembros del
Consejo, ninguno hizo una protesta. Incluso aquellos que votaron en contra no
podían encontrar fallas en su punto.
-―Si, pero todo el Consejo no voto,‖ dije. –―Han tenido un lugar vacío en el Consejo
por los últimos años, pero ya no.‖ Me di vuelta y señale hacía donde mis amigos
estaban sentados. –―Vasilisa Dragomir ahora tiene dieciocho años y puede ocupar
el lugar de su familia.‖ En todo este caos, su cumpleaños había sido pasado por
alto, incluso por mí.
Los ojos en la habitación se dirigieron hacia Lissa- algo que a ella no le gustaba.
Sin embargo, Lissa estaba acostumbrada a estar en el ojo público. Ella sabía que
se esperaba de alguien de la realeza, sabía cómo debía verse y comportarse. Así
que en lugar de encogerse, se levantó y miró hacia adelante con frescura y con un
toque real que decía que podría caminar a esa mesa y exigir su derecho de
nacimiento. Ya fuera sólo por la magnífica actitud o quizá por un poco del
carisma del espíritu, era casi imposible apartar la mirada de ella. Su belleza era
luminosa como de costumbre y alrededor de la sala, muchos de los rostros tenían
el mismo temor hacia ella que yo había observado alrededor de la Corte. La
transformación de Dimitri era todavía un enigma, pero aquellos que creían que
era una realidad la miraban como a alguna especie de santa. Ella había
comenzado a ser demasiado grande ante los ojos de mucha gente, tanto con el
nombre de su familia, los misteriosos poderes, y ahora la supuesta habilidad para
restaurar Strigoi. Orgullosa, volví a mirar a Tatiana.
-―¿No son los dieciocho la edad legal para votar?‖ Jaque mate, zorra.
-―Si,‖ ella dijo alegremente. –―Si los Dragomirs tuvieran un quórum*‖
*Es un término jurídico que se refiere al número requerido de asistentes a una
sesión de cualquier cuerpo de deliberación o parlamentario para que sea posible
adoptar una decisión válida.
295
Este terminó se toma generalmente para decir si hay suficientes senadores o
diputados (depende la situación), para poder comenzar un sesión en el Congreso.
No podría decirse que mi sensacional victoria se quebró a ese punto, pero
ciertamente perdió credibilidad y brillo. –―¿Un qué?‖
-―Un quórum. Por ley, para que una familia Moroi tenga derecho a votar en el
Consejo, tienen que tener una familia. Ella no lo tiene. Es la única.‖
Miré con incredulidad –―¿Qué?, ¿estás diciendo que ella necesita tener un niño
para poder votar.‖ Tatiana hizo una mueca.
-―Ahora no, por supuesto. Algún día, estoy segura. Para que una familia pueda
votar deben tener al menos dos miembros, y uno de ellos debe ser mayor de
dieciocho años. Es la ley Moroi, de nuevo, una ley que ha estado en los libros por
siglos.‖
Unas cuantas personas cruzaron miradas de confusión y sorpresa. Esta
claramente no era una ley con la que estuvieran familiarizados. Por supuesto,
esta situación, una línea real reducida a una sola persona, no era que hubiera
ocurrido en la historia reciente, no había ni siquiera pasado algo parecido.
-―Es verdad,‖ dijo Ariana Szelsky a regañadientes. –―Lo he leído.‖
Está bien, fue así como mi victoria quedo destrozada totalmente. La familia
Szelsky era una en las que yo confiaba y Ariana era la hermana mayor del chico
que mi mamá protegía. Ariana era una especie de aficionada por los libros y
parecía como si hubiera votado en contra del cambio de edad para los
guardianes, parecía poco probable que ella ofreciera ese tipo de evidencia si no
fuera verdad. Sin más municiones, recurrí a los viejos recursos.
-―Esa,‖ le dije a Tatiana, -―Es la ley más estúpida que he escuchado.‖
Eso lo logro. La audiencia rompió en una cháchara conmocionada y Tatiana
renuncio a cualquier pretensión de amistad que estaba demostrando. El Heraldo
se adelanto antes de que pudiera dar una orden.
-―¡Sáquenla!‖ Gritó Tatiana, incluso con el ruido que estaba creciendo, su voz
sonó claramente a través de la habitación. –―¡No vamos a tolerar este tipo de
comportamiento vulgar.‖
En un abrir y cerrar de ojos los guardianes llegaron a mí. Honestamente, con la
frecuencia con la que había sido arrastrada de varios lugares últimamente, ya se
había hecho familiar últimamente. No peleé con los guardianes mientras me
dirigían a la puerta, pero tampoco les deje sacarme sin unas palabras de
despedida.
296
-―¡Podrías cambiar la ley del quórum si quisieras, ¡perra santurrona!.‖ Grité. –
―¡Estas torciendo la ley porque eres egoísta y tienes miedo! Estas cometiendo el
peor error de tu vida. ¡Te arrepentirás! ¡Espera y versa, desearás nunca haberlo
hecho!‖
No sé si alguien escucho mi acalorado discurso porque para entonces, el salón
estaba de vuelta al caos en que había estado cuando yo entré. Los guardianes,
tres de ellos, no me soltaron hasta que estuvimos fuera. Una vez me soltaron,
permanecimos allí torpemente por un momento.
-―¿Y ahora qué?‖ Pregunté. Trate de sacar la ira de mi voz. Todavía estaba furiosa
y exaltada, pero no era la culpa de estos tíos. –―¿Van a encerrarme?¨ Aceptando
que si me llevaban junto a Dimitri, sería casi un premio.
-―Solo dijeron que te sacáramos,‖ Uno de los guardianes dijo. –―Nadie dijo que
hacer después de eso.‖
Otro guardián, viejo y canoso pero todavía aguerrido, me dio una mirada irónica.
–―Te dejare ir, antes de que ellos decidan como castigarte.‖
-―No es que no te vayan a encontrar si en realidad lo quieren.‖ añadió el primer
guardián.
Con eso, los tres se dirigieron de regreso al interior, dejándome confundida y
molesta. Mi cuerpo estaba todavía acelerado para una pelea y yo estaba llena de
frustración que siempre solía experimentar cada vez que me enfrentaba con una
situación en la que me sentía importante. Todo lo que había gritado no había
servido para nada. No había logrado nada.
-―¿Rose?‖
Desvié mis agitadas emociones y miré hacia el edificio. El guardián más viejo no
había entrado y estaba todavía parado en la puerta. Su cara era estoica, pero creo
que vi un brillo en sus ojos.
-―Por si te sirve de algo,‖ me dijo, -Creo que estuviste fantástica.‖
No tenía muchas ganas de sonreír, pero mis labios me traicionaron. -―Gracias‖ le
dije.
Bueno, tal vez había logrado algo.
297
CCaappííttuulloo 2222 TTrraadduucciiddoo ppoorr KKiirraa yy SSoonniiaa
No hice caso a la advertencia de los tipos de marcharme de allí, aunque tampoco
me quedé sentada en los escalones de la entrada. Me quede cerca de un grupo de
cerezos, pensando en que sólo sería cuestión de tiempo que la asamblea
terminara y que la gente se derramase por las puertas. Después de que pasaron
varios minutos sin que nada sucediese, le eche un vistazo a la mente de Lissa y
descubrí que las cosas aun estaban a pleno rendimiento.
A pesar de que Tatiana ya había declarado dos veces ahora que el período de
sesiones había terminado, la gente estaba todavía de pie por los alrededores,
discutiendo en grupos. Tasha estaba en uno de esos grupos junto a Lissa y
Adrián, y estaba dando uno de esos discursos apasionados que tan bien se le
daban. Tasha podía no ser tan fría y calculadora como Tatiana cuando se trataba
de movimientos políticos, pero aun así tenía un gran conocimiento del sistema y
reconocía las oportunidades cuando éstas llegaban. Estaba en contra del decreto
de disminución de la edad. Defendía la idea de enseñar a los Moroi a luchar. Con
ninguno de ellos conseguiría llegar muy lejos, así que saltó a la siguiente mejor
cosa: Lissa.
-"¿Por qué estamos discutiendo sobre la mejor forma de matar a un Strigoi
cuando podemos salvarlos?" Tasha puso un brazo alrededor de Lissa y el otro
alrededor de Adrian, trayéndolos hacia adelante. Lissa todavía llevaba esa mirada
de serena confianza, pero Adrian parecía estar a punto de huir a la menor
oportunidad. -"Vasilisa a quien por cierto, se le niega injustamente tener su
correspondiente voz aquí gracias a una arcaica ley ha demostrado que un Strigoi
puede volver a la vida. "
-"Eso aún no ha sido probado", exclamó un hombre entre la multitud.
-"¿Estás bromeando?" preguntó una mujer a su lado. "Mi hermana estaba con el
grupo que lo trajo de vuelta. Dice que es definitivamente un dhampir. ¡Estuvo
incluso bajo el sol! " Tasha hizo un gesto de aprobación hacia la mujer.
-"Yo estaba allí también. Y ahora tenemos a dos poderes de espíritu capaces de
hacer esto para otros Strigoi".
Por mucho que respetase a Tasha, no estaba del todo de acuerdo con ella en este
asunto.
298
La cantidad de energía, por no mencionar el esfuerzo necesario para llevarlo a
cabo -,que Lissa había tenido que utilizar con Dimitri había sido asombrosa.
Había incluso dañado temporalmente nuestra conexión. Eso no significaba que
no pudiera hacerlo de nuevo. Tampoco es que no quisiera hacerlo de nuevo. Ella
era tan ingenuamente compasiva como para ponerse a sí misma en la línea de
fugo solo para ayudar a los demás. Pero yo sabía que cuanto más poder de
espíritu utilizase, más rápido viajaría hacia el camino de la locura. Y Adrian. . .
Bueno, era algo casi sin sentido. Incluso si quisiese ir curando Strigoi, no tenía el
tipo de energía curativa que se necesitaría para restaurar a uno - al menos no
ahora. Esto no era raro, los Moroi utilizaban sus elementos de diferentes formas.
Algunos usuarios del fuego, como Christian, eran expertos controlando la auto
incineración. Otros sólo podían usar su magia, por ejemplo, para calentar el aire
en una habitación. De igual manera, Lissa y Adrian tenían sus puntos fuertes
con su poder de espíritu. Su mayor triunfo era la curación en lo referente
fracturas, mientras que Lissa no podía caminar en los sueños, no importaba lo
mucho que practicase. Así que, realmente, Tasha solo tenía un usuario de poder
de espíritu capaz de salvar a un Strigoi, y éste difícilmente podría transformar a
legiones de esos monstruos. Tasha parecía reconocerlo un poco.
-"El Consejo no debería perder el tiempo con las leyes de edad", continuó. -
"Necesitamos hundir nuestros recursos en la búsqueda de más usuarios de
espíritu y reclutarlos para ayudar a salvar Strigois." Fijó su mirada en alguien
entre la multitud. -"Martín, ¿no fue tu hermano convertido contra su voluntad? Si
trabajamos lo suficiente, podríamos hacer que regresase a ti. Vivo. Como lo
conocías antes. De lo contrario, él simplemente va a ser estacado por Guardianes
cuando le encuentren - y por supuesto, él va a matar a muchos inocentes por el
camino. "
Sí, Tasha era buena. Podía pintar una imagen buena y casi hacer que ese tal
Martin derramara lágrimas. Realmente no mencionaba a la gente que se había
convertido en Strigoi voluntariamente. Lissa, todavía de pie junto a ella, no
estaba segura de cómo sentirse ante la idea de un ejército de poderes de espíritu
salvadores de Strigoi, pero sí reconocía cómo todo esto era solo una parte de
muchos otros planes que Tasha tenía- incluyendo uno para conseguir el derecho
de voto de Lissa. Tasha jugaba con las habilidades de Lissa y su carácter,
mofándose de que una ley claramente obsoleta como esta, nunca podría haber
previsto esta situación. Tasha señaló además que un Consejo completo por las
doce familias enviaría un mensaje a todo el mundo sobre la unidad Strigoi Moroi.
Yo no quería oír nada más. Dejaré a Tasha ejercen su magia política, ya hablaria
con Lissa después. Aun me encontraba tan agitada por lo que había sucedido
cuando le grite al Consejo que no pude soportar ver esa habitación durante más
tiempo.
299
Salí de su mente y volví a la mía, gritando cuando vi una cara justo enfrente de
mí. -"¡Ambrose!"
Era uno de los dhampirs más guapos del planeta -,después de Dimitri por
supuesto - me brindó una reluciente sonrisa de estrella de cine.
- "Estabas tan quieta, pensé que tal vez estabas tratando de ser una dríade. "
Parpadeé. -"¿Una qué?"
Hizo un gesto hacia los árboles de cerezo. -"Espíritus de la naturaleza. Las
mujeres hermosas que se unían a los árboles. "
-"No estoy segura de si eso es un cumplido o no", le dije. - "Pero me alegro de
verte otra vez. "
Ambrose era una verdadera rareza en nuestra cultura: un varón dhampir que no
había hecho votos para ser guardián ni había ido a esconderse entre los
humanos. Las mujeres dhampirs a menudo optaban por no unirse a los
guardianes con el fin de centrarse en cuidar de sus familias. Es por eso que las
mujeres guardianas somos tan raras. ¿Pero los hombres? No tenían ninguna
excusa, es lo que la mayoría de la gente pensaba. En lugar de esconderse fuera y
vivir en desgracia, Ambrose ya había decidido quedarse y simplemente trabajar
para los Moroi de otra manera. Él era esencialmente un sirviente - uno de clase
superior que servía las bebidas en las fiestas de la élite y le daba masajes a las
mujeres de la realeza. También, si los rumores eran ciertos, servía a Tatiana de
un modo ―físico. Sin embargo, eso era tan espeluznante, que rápidamente salió
de mi mente.
-"Yo también", me dijo. -"Pero si no estás en conjunto con la naturaleza, ¿qué
estás haciendo? "
-"Es una larga historia. Algo asi como que me han echado de una reunión del
Consejo."
Él parecía impresionado. -"¿Literalmente expulsada?¨
-"Me sacaron a rastras, supongo. Me sorprende que no te hubiese visto por ahí,"
dije divertida. -"Por supuesto, he estado un poco, eh, distraída la semana
pasada."
-"Eso me han dicho", dijo, dándome una mirada simpática. "Aunque, en realidad
he estado fuera. Acabo de regresar anoche.¨
-"Justo a tiempo para la diversión", murmuré.
300
La mirada inocente de su rostro me dijo que todavía no había oído hablar sobre el
decreto.
-"¿Qué estás haciendo ahora?", me preguntó. "Esto no parece ser un castigo.
¿Acabaste ya con tu sentencia? "
-¨Algo así. Estoy esperando a alguien ahora. Estaba a punto de marchar a mi
habitación."
-¨Bueno, si estás matando el tiempo, ¿por qué no vienes a ver a la tía Rhonda?¨
-"¿Rhonda?" Fruncí el ceño. -¨No te ofendas, pero tu tía realmente no me
impresionó con sus habilidades la última vez¨
-"No me ofendo", dijo alegremente. "Pero ella ha estado preguntando por ti. Y por
Vasilissa. Por lo tanto, si solo estas dando una vuelta. . . "
Dudé. Tenía razón respecto a que no tenía nada mejor que hacer en este
momento. Estaba atrapada entre ambas opciones, lo de Dimitri y las resoluciones
del Consejo de idiotas. Sin embargo, Rhonda, con su fortuna y diciéndole tía
Moroi , no era alguien a quien realmente quisiese volver a ver. A pesar de mis
palabras simplistas, la verdad era que en retrospectiva, algunas de las
predicciones de Rhonda se habían hecho realidad. Pensé que no me gustaba
como habían sucedido.
-¨Muy bien¨ dije, tratando de parecer aburrida. "Que sea rápido."
Volvió a sonreír, como si pudiera ver a través de mi astucia, y me llevó fuera de
un edificio en el que había estado en otra ocasión. Allí había un lujoso salón y
spa frecuentado por la Realeza Moroi. Lissa y yo nos habíamos hecho la manicura
allí, y mientras Ambrose y yo hacíamos nuestro camino hacia la guarida de
Rhonda, sentí una extraña punzada en mi interior. Manicura y pedicura. . .
parecían las cosas más triviales del mundo. Pero ese día había sido maravilloso.
Lissa y yo nos habíamos reído y nos habíamos unido aun más. . . antes de que la
escuela fuese atacada y todo se viniese abajo. . . . Rhonda dictaba la fortuna en
un cuarto trasero que estaba lejos del spa. A pesar de la sensación de mala
muerte, hizo que su negocio creciese muy rápido e incluso tenia recepcionista
propia. O, bueno, solía tenerla. Esta vez, el escritorio estaba vacío, y Ambrose me
llevó directamente a la habitación de Rhonda. Era exactamente igual que antes,
como estar dentro de un corazón. Todo era rojo: el papel tapiz, la decoración, y
los almohadones que cubrían el suelo. Rhonda estaba sentada en el suelo,
comiendo una taza de yogur, lo que parecía terriblemente común para alguien
que supuestamente ejercía poderes místicos. Su rizado cabello negro caía en
cascada sobre sus hombros, haciendo que los grandes aros de oro de sus orejas
brillan.
301
-"Rose Hathaway," dijo alegremente, dejando el yogur a un lado. "¡Qué agradable
sorpresa!"
-"¿No me has visto venir?" Le pregunté secamente.
Sus labios temblaban con la diversión. -"Ese no es mi poder".
-"Perdón por interrumpir tu cena", dijo Ambrose, cruzándo con gracia su
musculoso cuerpo al sentarse. "Sin embargo, Rose no es fácil de pillar."
-"No me lo imagino", dijo. "Estoy impresionada de que haya llegado hasta aquí.
¿Qué puedo hacer por ti hoy, Rose? ¨
Me encogí de hombros y me senté junto a Ambrose. -¨No lo sé. Sólo estoy aquí
porque Ambrose me habló de venir. "
-"No cree que su última lectura fuese muy buena", dijo.
-"¡Hey!" Le lanzé una mirada casta. "Eso no es exactamente lo que dije."
La última vez, Lissa y Dimitri habían estado conmigo. Las tarjetas del tarot que
Rhonda había tirado para Lissa, la habían mostrado coronada con el poder y la
luz - no es de extrañar. Rhonda había dicho que Dimitri perdería lo que más
valoraba y lo que tenía: su alma. ¿Y yo? Rhonda sin rodeos me había dicho que
mataría a los no-muertos. Me burlé ya que sabía que tenía por delante una vida
que dedicaría matar a Strigoi. Ahora me preguntaba si "No muertos" significa la
parte Strigoi de Dimitri. Incluso aunque no hubiera usado la estaca, yo había
jugado un papel ciertamente importante.
-"¿Tal vez otra lectura ayudaría a darle más sentido a la anterior?" me ofreció ella.
Mi mente se estaba preparando para otro fraude de broma psíquica. Por eso fue
tan sorprendente que mi boca dijera:
-"Ese es el problema. La otra tenía sentido. Me temo. . . Tengo miedo de qué otra
cosa me puedan mostrar las cartas".
-"Las cartas no hacen el futuro", dijo amablemente-. -¨Si algo está destinado a
ser, será, sin importar lo que veas aquí. Y aun así… bien, el futuro siempre está
cambiando. Si no tuviéramos opciones, no habría ningún punto bueno en la
vida.¨
-¨Mira ahora¨ dije con ligereza. -¨ese es el tipo de respuesta vaga agitada que me
esperaba¨
302
-¨Roma¨ corrigio ella. -¨No gitana¨ A pesar de mi insulto todavía parecía estar de
buen humor. Actitudes parecidas deben haber ocurrido en su familia. -¨¿Quieres
las cartas o no?¨
¿Quería? Ella estaba en lo cierto en una cosa , el futuro se desarrollaría viendo o
sin ver las cartas. E incluso si las cartas se mostraban, probablemente no lo
entendería hasta después.
-¨De acuerdo¨ dije. -¨solo para divertirme. Quiero decir, la última vez fue
simplemente suerte.¨
Rhonda rodo los ojos pero no dijo nada cuando ella empezó a barajar sus cartas
del tarot. Lo hizo con tal precisión que las cartas parecían moverse ellas solas.
Cuando finalmente se detuvo, me entrego el mazo para que cortara. Lo hice y ella
las puso de nuevo juntas.
-¨Hicimos tres cartas ¨ dijo ella, -¨Tenemos tiempo para hacer más si quieres.
¿Cinco tal vez?¨
-¨Cuantas más, más probable es que cualquier cosa pueda tener explicación.¨
-¨Si tu no crees en ellas no debería ser un problema entonces¨
-¨Muy bien entonces. Cinco¨
Ella se puso seria cuando volcó las cartas, estudiándolas con la mirada
cuidadosamente. Dos de las tarjetas habían salido del revés. No lo tome como
una buena señal. La última vez me entere de que lo que aparentemente era feliz
no era tan feliz. La primera era un dos de copas, enseñando a un hombre y una
mujer juntos en un campo cubierto de hierbas, un amor perfecto y floreciente de
emociones felices. Pero el hecho de estar invertida.
-¨¿Sabes qué?¨ interrumpí. -¨Creo que estoy recibiendo el golpe de esto. Puedes
omitir esta. Tengo una buena idea de lo que significa.¨
Podía vernos a Dimitri y a mí en esa carta, la copa vacía y llena de angustia… no
quería escuchar a Rhonda analizar lo que estaba desgarrando mi corazón. Así
que paso a la siguiente: La reina de espadas, también hacia abajo.
-¨Cartas como esta se refieren a personas especificas¨ me dijo Rhonda. La reina
de espadas tenía un aspecto muy impreciso, con el pelo Castaño rojizo y túnicas
de plata. -¨ La reina de espadas es inteligente. Se nutre de conocimientos, puede
ser mas lista que sus enemigos y es ambiciosa.¨
Suspire. -¨Pero al revés…¨
303
-¨Al revés¨ dijo Rhonda. -¨Todos esos rasgos se tuercen. Ella todavía es
inteligente, aun intentando salirse con la suya… pero lo está haciendo a través de
insinceras formas. Hay mucha más hostilidad y engaño aquí. Diría que tienes un
enemigo.¨
-¨Si¨ dije, mirando la corona. -¨Creo que puedo adivinar quién. Acabo de llamarla
puta estúpida¨
Rhonda no hizo ningún comentario y se traslado al siguiente. Se enfrentaba de la
manera correcta, pero desee que no lo hiciera. Tenía un monton de espadas
clavadas en el suelo, y una mujer atada y con los ojos vendados. El ocho de
espadas.
-¨Oh vamos¨ exclame. -¨¿Que pasa conmigo y las espadas? Tú me diste esta
misma la última vez.¨ Esta enseñaba una mujer llorando frente a una pared de
espadas.
-¨Esa fue el nueve de espadas¨ ella estuvo de acuerdo. -¨Puede ser mucho peor.¨
-¨Tengo una idea de eso¨
Cogió el resto y escaneo, por ultimo sacando una carta. El diez de espadas. -¨
Podrías haber tenido esta. ¨Mostraba un muerto tendido en el suelo con un
montón de espadas atravesándolo.
-¨Entendido¨ le dije. Ambrosio se echo a reír a mi lado. -¨¿Que quiere decir el
nueve?¨
-¨El nueve es estar atrapado. No poder salir de una situación. También puede
significar calumnia o acusación. Invocar coraje o valor para escapar de algo.¨
Mire a la reina pensando en las cosas que le había dicho en la habitación del
consejo. Aquello definitivamente contaría como acusaciones. ¿Y quedar atrapada?
Bueno siempre había una posibilidad de vida rodeada de papeles…
Suspire. -¨Muy bien. ¿Cuál es la siguiente?¨ Era el más guapo, el seis de espadas.
Había un montón de gente en un barco, remando bajo la luz de la luna.
-¨Un viaje¨ dijo.
-¨He hecho algún viaje. Unos cuantos de ellos.¨ La mire con recelo. -¨joder, esto
no será como, algún tipo de viaje espiritual o algo así ¿no?¨
Ambrose se echo a reír. -¨Rose, me gustaría que te leyeran el tarot todos los días.¨
Rhonda hizo caso omiso de él. -¨Si fuera de copas tal vez. Pero son espadas
tangibles. Acción. Uno de verdad, ida y vuelta diaria.¨
304
¿Dónde diablos iba a ir? ¿Significaba eso que viajaba a la academia como Tatiana
había dicho? O era posible, que a pesar de haber roto las reglas y haberle dicho
cosas a su alteza real, ¿en realidad fuera asignada a una misión después de todo?
¿Una fuera de la corte?
-¨Podrías estar buscando algo. Puede ser un viaje físico combinado con uno
espiritual¨ dijo ella, sonando como si se estuviera cubriendo las espaldas. -¨Esto
último…¨ su ceño se frunció sobre la quinta carta. -¨Esta se oculta ¨
La mire. -¨El paje de copas. Parece bastante obvio. Es un paje, um, con copas¨
-¨Por lo general, tengo una visión clara… las cartas me hablan en la forma que
ellas se conectan. Esta no está claro.¨
-¨Lo único que no está claro es si es una niña o un niño¨ La persona en la carta
parecía joven, pero tenía un pelo y una cara andrógina que hacía imposible
determinar el género. Las medias azules y la túnica no ayudaban, aunque el
campo soleado del fondo parecía prometedor.
-¨Puede ser¨ dijo Rhonda. -¨Es la más baja en la clasificación de las cartas que
representen a la persona de cada palo: rey, reina, caballero, y a continuación el
paje. El paje es alguien digno de confianza y creativo. Optimista. Lo que podría
significar que alguien va a hacer el viaje contigo, o tal vez sea el motivo de tu
viaje¨
Cualquier optimismo o verdad que hubieran tenido las cartas desapareció con
eso. Dado que ella acababa de decir un centenar de cosas que podrían ser, en
realidad no lo consideraba autentico. Por lo general, ella se daba cuenta de mi
escepticismo, pero su atención todavía estaba en la tarjeta mientras fruncía el
ceño.
-¨Pero yo no puedo decir… hay una nube a su alrededor. ¿Por qué? No tiene
sentido.¨
Algo acerca de su confusión provoco un escalofrío que me recorrió la espalda.
Siempre me dije que esto era falso, pero si se hubiera inventado todo… bien, ¿no
podría haber hecho algo acerca del paje de copas? Ella no estaba poniendo algo
muy convincente en esta última carta si no que se hacia la pregunta a sí misma.
La idea de que tal vez hubiera una fuerza mística por ahí bloqueando su
sobriedad ante mi actitud cínica.
Con un suspiro, ella alzo la vista al fin. -¨Lo siento es lo único que puedo decirte.
¿Te ayudan el resto?¨
305
Recorrí las cartas. Angustia. Un enemigo. Acusaciones. Atrapada. Viajes. -¨ me
dice cosas que ya se. El resto me deja más preguntas.¨
Ella sonrió con complicidad. -¨Así es como suele ser.¨
Le di las gracias por la lectura, en secreto alegre de que no tuviera que pagar por
ello. Ambrose me acompaño fuera y yo intente sacudirme el estado de ánimo por
la fortuna que Rhonda me había dejado. Tenía suficientes problemas en mi vida
para dejar que unas estúpidas cartas me molestaran.
-¨¿Vas a estar bien¨ me pregunto cuando finalmente salimos. El sol estaba
saliendo .La corte real pronto se iría a la cama, terminando lo que había sido un
día turbulento. -¨Yo…yo no te habría traído si hubiera sabido cuanto te molesta.¨
-¨No, no,¨ le dije. -¨No son las cartas. No exactamente. Hay un montón de cosas
pasando… probablemente debes saberlo.¨
No había querido que las noticias salieran a luz cuando me había ido con él, pero
como dhampir el tenia derecho a saber lo que había sucedido. Su rostro inmóvil
mientras hablaba, con excepción de los ojos café oscuro, que se ampliaban,
mientras la historia avanzaba.
-¨Hay algunos errores¨ dijo el al final. -¨Ellos no harían eso. Ellos no se lo harían
a alguien con dieciséis años de edad.¨
-¨Bueno, bien, yo tampoco lo pensaba, pero ellos al parecer iban lo
suficientemente serios para echarme cuando yo, eh, lo cuestione.¨
-¨Puedo imaginarte cuestionándolo. Todo esto va a hacer aun que más dhampirs
abandonen la idea de ser guardianes… a menos, por supuesto, que los jóvenes
estén más disponibles para el lavado de cerebro.¨
-¨Algún tipo de área sensible para ti, ¿eh?¨ pregunte. Después de todo, el también
era un guardián desertado.
Negó con la cabeza. -¨Mantenerse en esta sociedad era casi imposible para mí. Si
algunos de esos chicos deciden abandonar, ellos no tendrán los poderosos amigos
que yo tenía. Estarían excluidos. Eso es todo lo que esto va a provocar. O matar a
los adolescentes o separarlos de su propia gente.¨
Me pregunte que amigos poderosos había tenido, pero este no era momento para
aprender la historia de su vida. -¨Bueno, a esa perra real no parece importarle¨
La mirada pensativa, de repente se afilo. -¨No la llames así ¨ advirtió con una
mirada. -¨Esto no es culpa suya.¨
306
Whoa. Que sorpresa. Yo casi nunca había visto al sexy, carismático Ambrose ser
cualquier cosa menos fácil. -¨¡Por supuesto que es su culpa! Ella es la jefa
suprema de los Moroi, ¿recuerdas?¨
Su ceño se frunció profundamente. -¨El consejo voto también. No solo ella.¨
-¨Si, pero ella voto a favor de este decreto. Ella movió la balanza de la votación.¨
-¨Debe de haber tenido una razón. Tú no la conoces como yo. Ella no querría este
tipo de cosas.¨
Empecé a preguntarle si estaba fuera de lugar, pero me detuve cuando me acorde
de su relación con la reina. Esos rumores románticos me marearon, pero si
fueran verdad, supongo que podría haber legítima preocupación por ella.
También decidí que era probable que el conociera mejor de lo que yo lo hacía a la
reina. Las marcas en el cuello sin duda eran muestra de algún tipo de actividad
íntima.
-¨Lo que está pasando entre vosotros es tu problema, le dije con calma, pero ella
lo utilizo para engañarte haciéndote creer que ella es alguien que no es. Ella
también lo hizo conmigo y también caí. Todo eso es una estafa.¨
-¨No lo creo¨ dijo todavía con la cara fría. -¨Como reina, ella esta puesta en todo
tipo de situaciones difíciles. Tiene que haber más en esto, ella podría cambiar el
decreto, estoy seguro de eso¨
-¨Como reina¨ dije , imitando su tono, -¨ella debería tener la habilidad de ….¨
Mis palabras cayeron cuando una voz hablo en mi cabeza. Rose, vas a querer ver
esto. Pero tienes que prometerme que no causaras ningún problema. Lissa me
indico una ubicación, junto con el sentido de la urgencia.
La mirada de Ambrose pasó de duda a preocupación. -¨¿Estás bien?¨
-¨Yo, si. Lissa me necesita.¨ Suspire. -¨Mira, no quiero pelear, ¿de acuerdo? Es
evidente que cada uno tenemos diferentes puntos de vista de la situación… pero
creo que estamos de acuerdo sobre el punto clave.¨
-¨¿Que los niños no deben ser enviados a morir? Si, podemos estar de acuerdo en
eso.¨
Nos sonreímos provisionalmente el uno al otro y la rabia entre nosotros se volvió
difusa.
-¨Voy a hablar con ella Rose. Voy a averiguar la historia real y te la hare saber,
¿vale?¨
307
-¨Ok¨ Me costó mucho creer que alguien realmente pueda tener el corazón de
Tatiana, pero de nuevo, podía haber más en su relación de lo que me había dado
cuenta. -¨Gracias, Fue bueno verte¨
-¨Lo mismo digo. Ahora ve con Lissa.¨
No necesite más apremiante. Junto con el sentido de urgencia, Lissa había
pasado otro mensaje a través del enlace que hizo que mis pies volaran: es acerca
de Dimitri.
308
CCaappííttuulloo 2233 TTrraadduucciiddoo ppoorr KKiirraa yy SSoonniiaa
No necesitaba del enlace para encontrar a Lissa. La multitud me guió hacia
donde ella y Dimitri estaban. Mi primer pensamiento fue que estaban haciendo
algún tipo de lapidación o fusilamiento medieval. Entonces me di cuenta de que
la gente de pie ahí estaba simplemente mirando algo. Me abrí paso a través de
ellos, sin preocuparme de las miradas enojadas que me dirigían, hasta que me
paré en la primera fila de espectadores. Lo que encontré me hizo detenerme de
golpe.
Lissa y Dimitri estaban sentados lado a lado en un banco mientras tres Moroi se
encontraban frente a ellos. Los guardianes estaban esparcidos a su alrededor,
tensos y listos para actuar, al parecer por si las cosas salían mal. Antes de
incluso escuchar una palabra, yo ya sabía exactamente lo que estaba pasando.
Se trataba de un interrogatorio, una investigación para determinar lo que Dimitri
era exactamente. En la mayoría de casos, este sería un lugar extraño para una
investigación formal. Era, irónicamente, uno de los patios en los que Eddie y yo
habíamos trabajado, el que estaba a la sombra de la estatua de la joven reina. La
iglesia del Tribunal se encontraba cerca. En esta zona de césped no era
precisamente suelo santo, pero estaba lo suficientemente cerca de la iglesia para
que la gente pudiera correr allí en caso de emergencia. Los crucifijos no dañaban
a los Strigoi, pero no podían entrar a una iglesia, mezquita, o a cualquier otro
lugar sagrado. Entre eso y el sol de la mañana, este era probablemente el lugar y
el momento más seguro en el que los funcionarios podían reunirse para llevar a
cabo el interrogatorio a Dimitri. Reconocí a uno de los interrogadores Moroi,
Reece Tarus. Estaba relacionado con Adrián por el lado de su mamá, pero
también había hablado a favor del decreto de edad. Así que sentí una antipatía
instantánea hacia él, especialmente teniendo en cuenta el tono altanero que
utilizaba hacia Dimitri.
-"¿Encuentra el sol encandilador?", preguntó Reece.
Había un cuaderno delante de él y parecía estar leyendo una lista de verificación.
-"No", dijo Dimitri, con voz suave y controlada.
Su atención estaba totalmente centrada en sus interlocutores. No tenía ni idea de
que yo estaba allí, y me gustó que fuera de esa manera.
309
Quería simplemente poder mirarlo por un momento y admirar sus características.
-"¿Y si miras fijamente al sol?"
Dimitri vaciló, y no estoy segura de que alguien aparte de mi haya notado el
destello repentino en sus ojos, o supiera lo que significaba. La pregunta era
estúpida, y creo que Dimitri, tal vez, sólo tal vez- sintió ganas de reír. Con su
destreza habitual, mantuvo su compostura.
-"Cualquiera podría quedar ciego si mira hacia el sol el tiempo suficiente",
respondió. -"No me gustaría pasar por lo que nadie aquí haría."
A Reece no pareció gustarle la respuesta, pero no había ninguna falla en su
lógica. Apretó los labios y pasó a la siguiente pregunta.
-"¿Tiene quemaduras en la piel?"
-"No por el momento."
Lissa miró hacia la multitud y me vio. Ella no me podía sentir de la manera que
yo podía a través de nuestro vínculo, pero a veces parecía que tenía una extraña
sensación cuando yo estaba cerca. Creo que sentía mi aura si estaba lo
suficientemente cerca, ya que todos los usuarios del espíritu veían que el campo
de luz alrededor de las shadow kissed por la sombra eran muy distintos. Ella me
dio una pequeña sonrisa antes de volver a poner atención en el cuestionario.
Dimitri, siempre alerta, notó su pequeño movimiento. Miró por encima de ella
para ver lo que la había distraído, me vio, y vaciló un poco en la siguiente
pregunta de Reece, que fue:
-"¿Ha notado si sus ojos de vez en cuando se vuelven color rojo?"
-"Yo...", Dimitri se me quedó mirando unos instantes y luego volvió la cabeza
hacia Reece.
-"No he estado frente a muchos espejos. Pero creo que mis guardias se habrían
dado cuenta, y ninguno de ellos ha dicho nada."- Allí cerca, uno de los
guardianes hizo un pequeño ruido. Apenas logró mantener una cara seria, pero
creo que él también había querido reírse del ridículo cuestionario. Yo no podía
recordar su nombre, pero cuando había estado en la corte hace mucho tiempo, él
y Dimitri habían charlado y reído un poco cuando estuvieron juntos. Si un viejo
amigo estaba empezando a creer que Dimitri era un dhampir de nuevo, entonces
eso tenía que ser una buena señal. El Moroi junto a Reece miró alrededor,
tratando de averiguar de dónde había venido el ruido, pero no descubrió nada. El
interrogatorio continuó, esta vez tenía que ver con el hecho de si Dimitri entraría
en la iglesia si se lo pidieran.
310
-"Puedo ir ahora mismo", les dijo. -"Iré a los servicios de mañana si quieren."
Reece hizo otra nota, sin duda preguntándose si podría conseguir que el
sacerdote bañara a Dimitri en agua bendita.
-"Todo esto es una distracción", dijo una voz familiar en mi oído. "Humo y
espejos. Eso es lo que dice la tía Tasha". Cristian estaba a mi lado.
-"Tienen que hacerlo", murmuré. "Tienen que confirmar que él no sea más un
Strigoi."
-¨Sí, pero recién hemos firmado la ley la edad. La reina dio el visto bueno para
esto tan pronto como la sesión del Consejo termino, porque es sensacional y hará
que la gente preste atención a algo nuevo. Es la mejor forma en que podrán tapar
todo. '¡Hey, ve y mira el show!'."
Casi podía oír Tasha decir esas palabras. De todos modos, había algo de verdad
en ellas. Me sentía en un conflicto. Dimitri quería ser libre. Yo quería que fuera
de la forma en que solía ser. Sin embargo, no me gustaba que Tatiana hiciera
esto por su propio beneficio político y no porque realmente se preocupaba de lo
que era correcto. Esta seria posiblemente la cosa más monumental que sucediera
en nuestra historia. Tania que ser tratada como tal.
El destino de Dimitri no debía ser solo una distracción conveniente o un "show"
para distraer la atención de todos de una ley injusta.
Reece estaba pidiendo a Lissa y Dimitri que describieran exactamente lo que
habían experimentado la noche de la redada. Tenía la sensación de que era algo
que les costaba un poco. Aunque Dimitri había dado una imagen de compostura
amenazante hasta el momento, yo todavía notaba las sensaciones que
desprendían, la culpa y el tormento que sentía por lo que había hecho como
Strigoi. Sin embargo, cuando volvió a escuchar a Lissa decir su versión de la
historia, su rostro se iluminó con asombro. Pavor. Culto. Los celos se hicieron
presentes en mí. Sus sentimientos no eran románticos, pero no importaba. Lo
que importaba era que él me había rechazado, pero la miraba a ella como la cosa
más grande del mundo. Él me había dicho que nunca hablara con él de nuevo y
juro que haría cualquier cosa por ella. Una vez más sentí esa sensación petulante
de ser tratada injustamente. Me negué a creer que él no me podía querer más. No
era posible, no después de todo lo él y yo habíamos pasado juntos. No después de
todo lo que habíamos sentido el uno por el otro.
-"Ellos parecen muy cercanos", señaló Cristian, con una nota sospechosa en su
voz. No tuve tiempo de decirle que sus preocupaciones eran infundadas porque
quería escuchar lo que Dimitri tenía para decir.
311
La historia de su cambio fue difícil de seguir para los demás, en gran parte
porque el espíritu todavía era incomprendido. Reece se mantuvo tan al margen
como pudo y luego continúo con el interrogatorio a Hans. Hans, siempre práctico,
no dio necesidad de un interrogatorio extenso.
Era un hombre de acción, no palabras. Agarrando una estaca, le preguntó a
Dimitri si podía tocarla. Los guardianes se pusieron de pie tensos,
probablemente, en caso de que Dimitri tratara de agarrar la estaca y se
comportara como un loco. En su lugar, Dimitri con calma extendió la mano y toco
la parte superior de la estaca por unos momentos. Hubo un silencio colectivo
cuando todo el mundo esperaba que gritara de dolor ya que un Strigoi no podía
tocar plata encantada. En su lugar, Dimitri parecía aburrido. Luego sorprendió a
todos. Retiro la mano hacia atrás, y tendió la parte inferior de su musculoso
antebrazo hacia Hans. Como el día estaba soleado, Dimitri llevaba una camiseta,
dejando al descubierto su piel.
-"Córtame con ella", le dijo a Hans.
Hans arqueó una ceja.
-"Cortarte con esto te perjudicará, no importa lo que seas."
-"Sería insoportable si yo fuera un Strigoi", señaló Dimitri.
Su rostro era duro y decidido. Era el Dimitri que había visto en batalla, el Dimitri
que nunca se echaba atrás.
-"Hazlo. No me lo hagas sencillo."
Hans no reaccionó en un primer momento. Era evidente que se trataba de un
curso de acción inesperado. La decisión finalmente cruzó por su rostro, y se
movió, clavando la punta de la estaca en la piel de Dimitri. Como Dimitri había
pedido, Hans no se contuvo. La clavo profundamente, y la sangre brotó. Varios
Moroi, que no estaban acostumbrados a ver sangre (a menos de la que no se
bebe), abrieron la boca por la impresión. De a uno, todos se inclinaron hacia
adelante. La cara de Dimitri demostró que definitivamente sentía dolor, pero la
plata encantada en un Strigoi no sólo lo perjudica sino que arde. Yo había
cortado a un montón de Strigoi con estacas y los oí gritar de agonía. Dimitri hizo
una mueca y se mordió el labio mientras la sangre fluía por el brazo. Lo juro,
había orgullo en sus ojos por su habilidad para mantenerse fuerte. Cuando se
hizo evidente que no comenzaría a gritar, Lissa se dirigió hacia él. Sentí sus
intenciones: quería curarlo.
-"Espera," dijo Hans. -"Un Strigoi se curaría de esto en cuestión de minutos."-
Tuve que dar crédito a Hans. Había ideado dos pruebas en una sola.
312
Dimitri le lanzó una mirada de agradecimiento, y Hans asintió con la cabeza en
acuse de recibo. Hans le creía, lo note. Cualesquiera que fueran sus defectos,
Hans realmente pensaba que Dimitri era un dhampir de nuevo. Y lo amaré por
siempre por eso, no importa cuánto trabajo me hizo hacer.
Por lo tanto, todos nos quedamos allí mirando al pobre Dimitri sangrar. Era una
especie de prueba enfermiza, realmente, pero funcionó. Era obvio para todos que
el corte no iba a sanarse. Finalmente se le dio permiso a Lissa para que lo curara,
lo que provocó una reacción mayor entre la multitud. Murmullos de asombro me
rodeaban, y miradas extasiadas se mostraban en los rostros de la gente.
Reece miró a la multitud.
-"¿Alguien tiene alguna pregunta para agregar a las nuestras?"
Nadie hablaba. Todos estaban estupefactos por el espectáculo delante de ellos.
Bueno, alguien tenía que dar un paso al frente. Literalmente.
-¨Si¨ dije, avanzando hacia ellos.
No, Rose, rogó Lissa. Dimitri tenía una mirada igual de disgustada. En realidad,
también casi todo el mundo sentado cerca de él. Cuando la mirada de Reece cayó
sobre mí, tuve la sensación de que me estaba viendo en la sala del Consejo de
nuevo, llamar a Tatiana perra mojigata. Puse mis manos en mis caderas, sin
importarme lo que ellos pensaban. Esta era mi oportunidad para forzar a Dimitri
a reconocerme.
-"Cuando solías ser Strigoi,", empecé a decir, dejando en claro que yo creía que lo
fue en el pasado, -"tenias muchos contactos. Sabías sobre el paradero de un
montón de Strigoi en Rusia y los EE.UU., ¿verdad?"
Dimitri me miró con cuidado, tratando de averiguar a dónde iba.
-"Sí."
-"¿Todavía los recuerdas?"
Lissa frunció el ceño. Ella pensó que inadvertidamente iba a implicar a Dimitri si
respondía que seguía en contacto con otros Strigoi.
-"Sí", dijo. -"Siempre y cuando ninguno de ellos se haya mudado."
La respuesta fue más rápida en esta ocasión. No estaba segura de si había
adivinado mi táctica o solo confiaba en que la
-¨Rose lógica¨ iría hacia algún lugar útil.
313
-"¿Compartirías esa información con los guardianes?", Le pregunté. -"¿Nos
podrías decir todos los escondites de los Strigoi para que vayamos a la guerra en
contra de ellos?"
Eso genero una reacción. Cazar Strigois era algo tan debatido como los demás
temas dando vueltas en este momento, con opiniones fuertes en todos los lados.
Oí las opiniones reiteradamente detrás de mí en la multitud, algunas personas
decían que yo estaba sugiriendo un suicidio, mientras que otros reconocían que
teníamos una herramienta valiosa. Los ojos de Dimitri se iluminaron. No era la
mirada de adoración que a menudo daba a Lissa, pero no me importaba. Era
similar a las que compartíamos, en esos momentos cuando nos entendíamos tan
bien, sin siquiera necesidad de decir lo que estábamos pensando. Esa conexión
brilló entre nosotros, al igual que su aprobación y gratitud.
-¨Si¨, contestó, con voz fuerte y sonora. -"Les puedo decir todo lo que sé acerca de
los planes de los Strigoi y sus lugares. Puedo enfrentarlos con ustedes o
quedarme atrás, como ustedes quieran."
Hans se inclinó hacia delante en su silla, con expresión ansiosa.
-"Eso podría ser muy valioso."
Más puntos para Hans. Él estaba en el lado de golpear contra los Strigois antes
de que ellos llegaran a nosotros. Reece se sonrojó, o tal vez solo lo afecto el sol.
En sus esfuerzos por ver si Dimitri se quemaba en la luz, los Moroi estaban
exponiéndose a la incomodidad.
-"Esperen un momento", exclamó Reece por encima del ruido cada vez mayor. -
"Esa nunca ha sido una táctica con la que estemos de acuerdo. Además, el podría
estar mintiendo.¨
Sus protestas fueron aisladas por un grito femenino. Un pequeño niño Moroi,
de no más de seis años, había aparecido de repente entre la multitud y corría
hacia nosotros. Fue su madre quien había gritado. Me moví para detenerlo,
agarrando su brazo. Yo no tenía miedo de que Dimitri le hiciera daño, sólo que a
la madre del niño le daría un ataque al corazón. Ella se acercó, agradecida.
-"Tengo algunas preguntas¨, dijo el muchacho, obviamente tratando de sonar
valiente, con un hilo de voz.
Su madre llegó hacia él, pero yo levanté la mano.
-¨Espere un segundo¨, sonreí hacia él. "¿Qué quieres preguntar? Adelante."
314
Detrás de él, el miedo iluminaba el rostro de su madre, y le echó una mirada
inquieta a Dimitri.
-"No voy a dejar que nada le pase", le susurré, aunque ella no tenía manera de
saber si yo podría evitarlo. No obstante, se quedó donde estaba. Reece puso los
ojos en blanco.
-"Esto es ridic"
-"Si usted es un Strigoi", el muchacho interrumpió en voz alta, -"entonces ¿por
qué no tiene cuernos? Mi amigo Jeffrey dijo que los Strigoi tienen cuernos."
Los ojos de Dimitri no miraron hacia el niño o hacia mí ni por un momento. Una
vez más, una chispa se disparo entre nosotros. Luego, con cara suave y grave,
Dimitri se volvió hacia el muchacho y respondió:
-"Los Strigoi no tienen cuernos. E incluso si los tuvieran, no importaría porque no
soy un Strigoi."
-"Los Strigoi tienen los ojos rojos", expliqué. -"¿Sus ojos se vean rojos?"
El muchacho se inclinó hacia delante.
-"No. Son marrones."
-"¿Qué más sabes de los Strigoi?", Le pregunté.
-"Ellos tienen colmillos como nosotros", respondió el muchacho. "¿Tienes
colmillos?"-, Le pregunté a Dimitri con voz cantarina.
Tuve la sensación de que ya estábamos en un territorio cubierto, pero adquiría
una nueva sensación cuando se le preguntaba desde la perspectiva de un niño.
Dimitri sonrió, una sonrisa plena y maravillosa que me pilló con la guardia baja.
Ese tipo de sonrisas eran tan raras en él. Incluso cuando estaba feliz o divertido,
por lo general sólo era una media sonrisa. Esta era auténtica, mostrando todos
sus dientes, que eran tan planos como los de cualquier humano o dhampir. Sin
colmillos. El muchacho parecía impresionado.
-¨Muy bien, Jonathan¨, dijo su madre con ansiedad. -"Ya preguntaste. Vamos a
irnos ahora."
-"Los Strigoi son súper fuertes", continuó Jonathan, que, posiblemente, aspiraba
a ser un futuro abogado. -"Nada puede hacerles daño."
No me molesté en corregirlo, por temor a que él quisiera verme clavar una estaca
a través del corazón de Dimitri. De hecho, fue sorprendente que Reece no lo
hubiera solicitado.
315
Jonathan observo a Dimitri con una mirada penetrante.
-"¿Eres súper fuerte? ¿Puedes ser herido?"
-"Por supuesto que puedo", respondió Dimitri. -"Yo soy fuerte, pero todo tipo de
cosas todavía pueden hacerme daño."
Y luego, al ser Rose Hathaway, dije algo que realmente no debería haberle dicho
al niño
-"Puedes darle puñetazos y averiguarlo."
La madre de Jonathan volvió a gritar, pero era un pequeño bastardo rápido,
eludiendo a su madre. Corrió hasta Dimitri antes de que nadie pudiera detenerlo
-bueno, yo podría haberlo hecho- y golpeó con su pequeño puño la rodilla de
Dimitri.
Luego, con los mismos reflejos que le permitieron esquivar los ataques enemigos,
Dimitri inmediatamente cayó hacia atrás, como si Jonathan le hubiera derribado.
Agarrándose la rodilla, Dimitri gimió como si tuviera un terrible dolor. Varias
personas se echaron a reír, y para entonces, uno de los guardianes agarró a
Jonathan y lo devolvió a su casi histérica madre. Mientras era arrastrado,
Jonathan miró por encima de su hombro a Dimitri.
-"No parece muy fuerte para mí. No creo que él sea un Strigoi."
Esto provocó más risas, y el tercer interrogador Moroi, que había estado
tranquilo, resopló y se levantó de su asiento.
-"He visto todo lo que necesito. No creo que debamos descuidarnos, pero no es
ningún Strigoi. Denle un lugar para quedarse y sólo mantengan guardias con él
hasta que tomemos las últimas decisiones."
Reece salto.
-"Pero…¨
El otro lo despidió con la mano.
-"No perdamos más tiempo. Hace calor, y quiero ir a la cama. No digo que
entiendo lo que pasó, pero este es el menor de nuestros problemas en este
momento, mas aun con la mitad del Consejo queriendo romper las cabezas por el
decreto de edad. En todo caso, lo que hemos visto hoy es una cosa buena,
milagrosa, incluso. Que podría alterar la manera en que hemos vivido. Voy a
informar a Su Majestad."- Y así, el grupo comenzó a dispersarse, pero había
asombro sobre algunas de sus caras.
316
Ellos también estaban empezando a darse cuenta de que si lo que le había
sucedido a Dimitri era real, entonces todo lo que habían conocido sobre los
Strigoi estaba a punto de cambiar. Los guardianes se quedaron con Dimitri, por
supuesto, cuando él y Lissa se levantaron. Me dirigí de inmediato hacia ellos,
deseosa de festejar nuestra victoria. Cuando había sido "derribado" por el
pequeño Jonathan, Dimitri me había dado una pequeña sonrisa, y mi corazón
había saltado. Entonces supe que yo tenía razón. Todavía sentía algo por mí. Pero
ahora, en un abrir y cerrar de ojos, esa relación se había ido. Al verme caminando
hacia ellos, la cara de Dimitri se volvió fría de nuevo.
Rose, dijo Lissa a través del vínculo. Vete ahora. Déjalo en paz.
-"Diablos que lo haré", le dije, en voz alta y dirigiéndome a él. -"Yo te ayude."
-"Estábamos haciéndolo bien sin ti", dijo Dimitri rígido.
-"¿Ah, sí?"- No podía creer lo que estaba escuchando. -"Parecías muy agradecido
hace un par de minutos cuando se me ocurrió la idea de que nos dé ayudaras en
contra de los Strigoi."
Dimitri se volvió a Lissa. Su voz era baja, pero llegaba a mí.
-"No quiero verla."
-"¡Tienes que hacerlo!" Exclamé.
Algunas de las personas que salían se detuvieron para ver lo que estaba pasando.
-"No me puedes pasar por alto."
-"Haz que se vaya", gruñó Dimitri.
-"No voy…."
¡ROSE! Lissa gritó en mi cabeza, mareándome. Esos ojos de jade punzantes se me
quedaron mirando. ¿Quieres ayudarlo o no? ¡Estar aquí y gritarle va a hacerlo
sentir aún más molesto! ¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres que la gente vea eso?
¿Hacerlo enojar y gritarle sólo para que no te sientas invisible? Necesitan verlo
calmado. Tienen que verlo... normal. Es verdad, acabas de ayudar. Pero si no te
vas ahora mismo, podrías arruinar todo.
Me quedé mirando horrorizada a los dos, mi corazón latía con fuerza. Sus
palabras se habían sentido por toda en mi mente, pero Lissa se veía muy
tranquila. Mi temperamento se disparó aún más. Yo quería ir a despotricar contra
ellos, pero la verdad de sus palabras penetraron a través de mi ira.
317
Hacer una escena no ayudaría a Dimitri. ¿Pero era justo que me echaran? ¿Era
justo que los dos se fueran juntos y haciendo caso omiso de lo que yo acababa de
hacer? No. Pero no iba a dejar que mi orgullo herido arruinara lo que había
alcanzado. La gente tenía que aceptar a Dimitri. Les dirigí a los dos una mirada
que dejara mis sentimientos claros y luego me aleje. Los sentimientos de Lissa
inmediatamente cambiaron a simpatía, pero yo los bloqueaba. No quería
escucharlos. Me estaba apenas acercando a la iglesia cuando me topé con
Daniella Ivashkov. El sudor empezaba a difuminar el maquillaje perfectamente
aplicado, haciéndome pensar que había estado aquí un rato largo mirando el
espectáculo de Dimitri. Parecía tener un par de amigos con ella, pero mantenían
su distancia y charlaban entre sí cuando se detuvo delante de mí. Calmando mi
enojo, recordé que ella no había hecho nada que me enojara. Forcé una sonrisa.
-"Hola, Lady Ivashkov."
-"Daniella", dijo amablemente. -"No hay títulos."
-"Lo siento. Todavía es una cosa extraña."Asintió con la cabeza hacia donde
Dimitri y Lissa se alejaban con sus guardias. –
-¨Te vi ahí, hace un momento. Ayudaste a su causa, creo yo. Reece se fue
bastante nervioso."- Recordé que Reece estaba relacionado con ella.
-"OH... Lo siento. Yo no tenía intención de…"
-"No te disculpes. Reece es mi tío, pero en este caso, yo creo en lo que Vasilisa y
el Sr. Belikov están diciendo."
A pesar de lo furiosa que Dimitri me acababa de poner, mi instinto resintió el
abandono de su título de "guardián". Sin embargo, pude perdonarla, teniendo en
cuenta su actitud.
-"Usted... ¿Usted cree que Lissa lo curo? ¿Que los Strigoi se pueden restaurar?¨
Me daba cuenta de que había mucha gente que lo creía. La multitud lo había
demostrado mucho, y Lissa estaba construyendo un grupo de devotos. De alguna
manera, mi línea de pensamiento siempre tendía a asumir que todos los
miembros de la realeza estaban en mi contra. La sonrisa de Daniella se volvió
irónica.
-"Mi hijo es un usuario del espíritu. Por lo que he tenido que aceptar un montón
de otras cosas que no creía que fueran posibles."
-¨Supongo que sí¨ admití.
318
Más allá de ella, me di cuenta de un hombre Moroi que estaba de pie cerca de
algunos árboles. Sus ojos de vez en cuando nos miraban, y yo hubiera jurado que
lo había visto antes. Las siguientes palabras de Daniella hicieron dirigir mi
atención hacia ella.
-¨Hablando de Adrián... estaba buscándote. Algunos de los familiares de Nathan
tendrán un cóctel en una hora, y Adrián quería que vayas."
Otra fiesta. ¿Eso era todo lo que hacían en la Corte? Las masacres, los milagros...
no importaban. Todo era motivo de fiesta, pensé con amargura. Probablemente yo
había estado con Ambrose y Rhonda cuando Adrián, salió a buscarme. Era
interesante. En la transmisión de la invitación, Daniella también decía que me
quería allí. Por desgracia, era un momento difícil para ser de lo más abierta con
ella. La familia de Nathan significaba mucho para los Ivashkovs, y no sería fácil.
-"¿La reina estará allí?"- pregunté con recelo.
-¨No, ella tiene otros compromisos."
-"¿Está segura? ¿Nada de visitas sin previo aviso?"
Ella se echó a reír.
-"Estoy segura de ello. Los rumores dicen que ustedes dos en la misma sala de
reuniones... No es muy buena idea."
Sólo podía imaginar las historias que circulaban sobre mí en el Consejo, en
particular desde que el padre de Adrián había estado allí para presenciarlo.
-¨No, no después de ese fallo. Lo que ella hizo..."
La ira que había sentido antes empezó a brillar de nuevo.
-"Es imperdonable."
Ese tipo raro por el árbol aún estaba esperando. ¿Por qué? Daniella no confirmo o
negó mi declaración, y me pregunté qué opinaba ella sobre el tema.
-"Ella aún te tiene cariño."
Me burlé
-"Me cuesta creer eso."
Por lo general, las personas que te gritaban en público no tenían demasiado
"cariño" hacia uno, incluso cuando Tatiana había perdido la compostura cerca
del final de nuestra disputa.
319
-"Es cierto. Pero esto resonara mas, y podría incluso ser una oportunidad para
que puedas ser asignada a Vasilisa."
-"No puede estar hablando en serio", exclamé
Debería haberlo sabido mejor. Daniella Ivashkov realmente no parecía del tipo de
mujer que hacia bromas, pero yo realmente creo que cruce la línea con Tatiana.
-"Después de todo lo que ha pasado, no quieren perder a los buenos guardianes.
Además, ella no quiere que haya enemistad entre ustedes."
-"¿Sí? Bueno, ¡yo no quiero sobornos! Si ella piensa que por poner a Dimitri en
libertad y conseguirme un trabajo real va a hacerme cambiar de opinión, se
equivoca. Es una mentirosa, intrigante-"- Me detuve abruptamente. Mi voz se
había vuelto muy fuerte ya que los amigos cercanos a Daniella ahora estaban
mirándonos. Y yo realmente no quería decir los nombres que pensaba que
Tatiana merecía frente a Daniella.
-¨Lo siento¨ le dije
Traté de civilizarme.
-"Dile a Adrián que voy a ir a la fiesta... Pero ¿realmente quieres que vaya?
¿Después de que lo que paso en la ceremonia de la otra noche? ¿Y después,
bueno, de las otras cosas que he hecho?"
Ella negó con la cabeza.
-"Lo que sucedió en la ceremonia es también culpa de Adrián. Ya está hecho, y
Tatiana lo dejara pasar. Esta fiesta es un acontecimiento mucho más alegre, y si
él te quiere allí, yo quiero que sea feliz."
-Voy a ducharme y cambiarme para reunirme con él en una hora."
Ella tuvo el suficiente tacto para ignorar mi arrebato de antes
-"Maravilloso. Sé que él estará feliz de escuchar eso."
Me negué a decirle que yo estaba realmente feliz con la idea de hacer alarde de mí
delante de algunos Ivashkovs con la esperanza de que se lo comunicaran a
Tatiana. Yo ya no creía que ella aceptaba lo que estaba pasando entre Adrián y
yo. Y la verdad, quería verlo. No habíamos tenido mucho tiempo para hablar
recientemente. Después de que Daniella y sus amigos se fueran, me imaginé que
era el momento de llegar al fondo de las cosas. Me dirigí directamente hacia el
Moroi que había estado al acecho, con las manos en mis caderas.
320
-¨Está bien¨- exigí. -¿Quién es usted y qué quiere?"-
Era sólo unos años mayor que yo y no parecía en absoluto amedrentado por mi
actitud de chica dura. Me dirigió una sonrisa torcida, y yo otra vez me
preguntaba donde lo había visto.
-"Tengo un mensaje para usted", dijo. -"Y algunos regalos."
Me entregó una bolsa de tela. Miré dentro y encontré una computadora portátil,
cables, y varias piezas de papel. Lo mire fijamente con incredulidad.
-"¿Qué es esto?"
-"Algo que necesita para obtener algo, y no deje que nadie más lo vea. En la nota
se le explica todo."
-"¡No juegues conmigo a la película de espías! No voy a hacer nada hasta que…"
Su rostro me hizo hacer un clic. Yo lo había visto antes en San Vladimir, en la
época de mi graduación, siempre flotando en el fondo. Gemí, de pronto comprendí
el carácter secreto y la actitud arrogante.
-"Usted trabaja para Abe."
321
CCaappííttuulloo 2244 TTrraadduucciiddoo ppoorr AAuurriimm yy MMoonnttyy
Él sonrió abiertamente.
–Hace que suene como si fuese algo malo. Le puse cara larga y volví a mirar de nuevo en el bolso con nueva
apreciación. –¿Qué es lo que sucede? –Soy el mensajero. Sólo hago recados para el señor Mazur. –¿Esa es una bonita forma de decir que espías para él? ¿Averiguar los
secretos sucios de la gente para que él pueda utilizarlos contra ellos y seguir desempeñando su papel?
Abe parecía saberlo todo sobre todo el mundo, especialmente de los políticos
de la realeza. ¿Cómo, si no, podía conseguirlo sin tener ojos y oídos por todas partes? Digamos que, ¿en la Corte? Por todo lo que yo sabía, él tenía mi habitación cableada con micrófonos.
–Espiar es una palabra muy dura. –Noté que el tipo no lo negaba–. Además,
él paga bien. Y es un buen jefe. –Hecho el trabajo, se dio la vuelta, pero me hizo una última advertencia–. Como he dicho… el factor tiempo cuenta. Lea la nota tan pronto como pueda.
Casi me dieron ganas de lanzarle el bolso al tipo. Estaba acostumbrándome
a la idea de ser la hija de Abe, pero eso no significaba que quisiera verme envuelta en alguna absurda conspiración de las suyas. Uno bolso con material informático parecía una premonición.
Sin embargo, me lo llevé a mi suite y vacié su contenido sobre la cama. Había unas cuantas hojas de papel, la primera de arriba era una carta de presentación.
―Rose: Espero que Tad sea capaz de entregarte esto de la manera oportuna. Y espero
que no seas demasiado mala con él. Estoy haciendo esto en nombre de alguien que quiere hablar contigo acerca de un asunto urgente. Sin embargo, es una conversación que nadie más debe oír.
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El portátil y el modem por satélite que hay en este bolso te permitirán tener una conversación privada, siempre y cuando estés en un lugar privado. He incluido instrucciones paso a paso de cómo configurarlo. Tu reunión tendrá lugar a las 7 a.m.
No había nombre a pie de texto, pero no lo necesitaba. Dejé la carta y me quedé mirando el revoltijo de cables. Quedaba menos de una hora para las siete.
–¡Oh vamos, viejo! –exclamé. Había que reconocérselo a Abe, los folios adjuntos traían indicaciones muy
básicas que no requerían de ser ingeniero informático para entenderlas. El único problema era que había un montón de ellas, detallando dónde iba cada cable, qué contraseña introducir, cómo configurar el modem, etcétera. Por un momento consideré ignorarlo todo. Aunque, cuando alguien como Abe utilizaba la palabra ‗urgente‘, me hacía pensar que tal vez no debería ser tan rápida en desecharlo. Así que, preparándome para algunas acrobacias técnicas, me puse a seguir sus instrucciones. Me llevó casi todo el tiempo que tenía, pero conseguí conectar el modem y la webcam, y acceder al programa seguro que me permitiría tener una videoconferencia con el misterioso contacto de Abe. Terminé unos minutos antes de cumplirse el tiempo del que disponía y esperé a que éstos pasaran mirando fijamente una ventana negra en mitad de la pantalla, preguntándome en qué lío me había metido.
Exactamente a las siete, la ventana volvió a la vida, y apareció un familiar –
aunque inesperado– rostro. –¿Sydney? –pregunté sorprendida. El vídeo tenía ese mismo estilo ligeramente entrecortado que tenían la
mayoría de las conexiones de Internet, aunque no obstante, el rostro de mi amiga (en cierto modo) Sydney Sage me devolvía la sonrisa. La suya era de un humor mordaz, pero eso era típico en ella.
–¡Buenos días! –saludó ella, sofocando un bostezo. Dado el estado de su pelo
rubio hasta la barbilla, era probable que acabara de salir de la cama. Hasta con la pobre resolución relucía el tatuaje dorado de un lirio sobre su mejilla. Todos los Alquimistas tenían ese mismo tatuaje. Constaba de tinta y sangre de Moroi, aportándole la buena salud y la longevidad de los Morois a su portador. También tenía un poco de coacción en la mezcla para guardar a la sociedad secreta de los Alquimistas de revelar nada indebido sobre los vampiros.
–Noches –le corregí–, no mañanas. –Podemos discutir sobre vuestro jodido y maldito horario en otro momento –
dijo ella–. No es para eso que estoy aquí.
323
–¿Para qué estás aquí? –le pregunté, aún asombrada de verla. Los Alquimistas hacían su trabajo casi a regañadientes y, aunque yo le caía mejor a Sydney que la mayoría de los Morois y dhampirs, ella no era del tipo que hacía llamadas de teléfono (o videoconferencias)–. Espera… No puedes estar en Rusia. No si es por la mañana… –Traté de recordar el cambio horario. Sí, para los humanos de por allí, el sol se estaría poniendo o a punto de hacerlo ahora mismo.
–Estoy de vuelta en mi país natal –dijo ella con simulada dignidad–. Conseguí un nuevo destino en Nueva Orleans.
–¡Guau, qué bueno! –Sydney había odiado ser asignada a Rusia, aunque mi
impresión había sido que a ella le había tocado cargar con el muerto allí hasta que terminase sus prácticas de Alquimista–. ¿Cómo lo has logrado?
Su pequeña sonrisa se volvió una expresión de incomodidad. –Oh, bueno. Abe, esto…, podemos decir que me hizo un favor. Él lo ha
hecho posible. –¿Has hecho un trato con él? –Sydney debía de odiar realmente Rusia. Y la
influencia de Abe debía de ser realmente profunda si podía afectar a una organización humana–. ¿Qué le has dado a cambio? ¿Tu alma?
Hacer una broma como esa a alguien tan religiosa como ella no era muy
apropiado. Por supuesto, creo que ella pensaba que los Morois y los dhampirs devorábamos almas, así que tal vez mi comentario no estaba tan fuera de lugar.
–Esa es la cosa –señaló ella–. Fue una especie de arreglo a lo ‗Te lo haré
saber cuándo necesite un favor en el futuro‘. –Imbécil –dije. –Oye –espetó ella–. No tengo por qué estar haciendo esto. De verdad te estoy
haciendo un favor al hablar contigo. –¿Por qué estás hablando conmigo exactamente? –Quería hacerle más
preguntas acerca de su trato abierto con el demonio, pero me imaginé que sólo
conseguiría que me desconectara. Ella suspiró y se apartó el pelo de la cara. –Necesito preguntarte algo. Y te juro que no iré con el chisme de que tú…
Sólo necesito saber la verdad para que no perdamos nuestro tiempo en algo. –Está bien… –―Por favor, no me preguntes por Victor‖, imploré. –¿Has entrado sin permiso en algún lugar últimamente?
324
¡Maldición! Mantuve mi cara perfectamente neutral. –¿A qué te refieres? –A los Alquimistas se nos ha robado algunos documentos recientemente –
explicó. Ella ahora se había puesto toda seria y profesional–. Y todo el mundo se está volviendo loco intentando averiguar quién lo ha hecho y… por qué.
Mentalmente, respiré aliviada. Está bien. No se trataba de Tarasov. Gracias
a Dios había un delito del que yo no era culpable. Luego me golpeó el total significado de sus palabras. La fulminé con la mirada.
–Espera. ¿A tus chicos les roban y yo soy de la que tú sospechas? Pensé que
estaba fuera de tu lista de criaturas malvadas. –Ningún dhampir está fuera de mi lista de criaturas malvadas –indicó ella.
Esa media sonrisa suya había regresado, pero no sabía decir si ella estaba bromeando o no. La sonrisa se desvaneció rápidamente, señalando lo importante que era esto para ella–. Y créeme, si alguien puede llegar hasta nuestros archivos, esa eres tú. No es fácil. Prácticamente imposible.
–Um, ¿gracias? –No estaba segura de sí debería sentirme halagada o no. –Desde luego –continuó ella con desdén–, sólo se llevaron documentos en
papel, lo que es estúpido. Hoy en día todo tiene una copia digital de seguridad, así que no estoy segura de por qué irían a escarbar en archivos del Pleistoceno.
Yo le podía dar un montón de razones por las que alguien haría aquello,
pero averiguar por qué yo era su sospechosa número uno era más importante. –Eso es estúpido. Así que, ¿por qué crees que yo lo haría? –Por lo que fue robado. Era información sobre un Moroi llamado Eric
Dragonir. –Y… ¿qué? –Esa es tu amiga, ¿verdad? Es decir, ella es su hija. –Sí… –Casi me quedé muda. Casi–. ¿Vosotros tenéis expedientes sobre
Morois? –Tenemos expedientes sobre todo –señaló ella con orgullo–. Pero cuando
traté de pensar en quién podría cometer un delito como éste y estuviese interesado en un Dragonir… bueno, tu nombre me vino a la cabeza.
–Yo no lo he hecho. Hago muchas cosas, pero eso no. Ni siquiera sabía que
tuvierais ese tipo de documentos.
325
Sydney me observó con recelo. –¡Es la verdad! –Como he dicho antes –me aseguró–. No te voy a delatar. En serio. Sólo
quiero saberlo para que pueda hacer que la gente deje de perder el tiempo con ciertas pistas. –Su suficiencia se templó–. Y, bueno, si lo hiciste tú… tengo que mantener la atención lejos de ti. Se lo prometí a Abe.
–Por mucho que te cueste creerme, ¡yo no lo he hecho! Pero ahora soy yo la
que quiere saber quién lo ha hecho. ¿Qué ha robado? ¿Todo lo de él? Ella se mordió el labio. Deberle un favor a Abe podía significar hacer cosas a
espaldas de su propia gente, pero por lo visto ella tenía limites en lo más o menos que podía traicionar.
–¡Vamos! Si tenéis copia de seguridad digital, tienes que saber lo que ha sido
tomado. Es de Lissa de quien estamos hablando. –Me vino una idea–. ¿Podrías mandarme una copia?
–No –me contestó rápidamente–. Rotundamente no.
–Entonces, por favor… ¡Sólo una pista acerca de qué va! Lissa es mi mejor
amiga. No puedo dejar que nada le suceda. Estaba preparándome totalmente para una negativa. Sydney no parecía muy agradable. ¿Tenía amigos? ¿Podía entender lo que yo sentía?
–En su mayor parte cosas biográficas –dijo finalmente–. Algo de la historia
de él y observaciones que hemos hecho. –Observa… –Lo dejé, decidiendo que realmente no quería saber más de lo
que ya sabía sobre lo que los Alquimistas espiaban de nosotros–. ¿Algo más? –Registros financieros. –Ella frunció el ceño–. En particular acerca de unos
importantes ingresos que él hizo en una cuenta bancaria de Las Vegas. Ingresos que él tuvo su manera de encubrir.
–¿Las Vegas? Acabo de estar allí… –No es que eso fuera relevante. –Lo sé –repuso–. Vi algunas cintas de seguridad del Witching Hour de tu
aventura. El hecho de que salieras corriendo así es parte del porqué he sospechado de ti. Parecía lógico. –Ella titubeó–. El tipo que iba contigo…, el Moroi alto con el pelo oscuro… ¿es ese tu novio?
–Esto…, sí.
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Le llevó mucho tiempo y un gran esfuerzo para ella reconocer la siguiente afirmación:
–Es guapo. –¿Para ser una malvada criatura de la noche? –Desde luego. –Ella volvió a titubear–. ¿Es verdad que fuisteis allí para
fugaros? –¿Qué? ¡No! ¿También a vosotros os llegan esas historias? –Negué con la
cabeza, casi riéndome de lo ridículo que era todo, pero sabiendo que necesitaba volver a los hechos–. Así que, ¿Eric tenía una cuenta en Las Vegas en la que ingresaba dinero?
–No era suya. Era de una mujer. –¿Qué mujer? –Nadie… Bueno, nadie a quien podamos seguirle la pista. Ella sólo estaba
registrada como ‗Jane Doe‘. –Original –murmuré–. ¿Por qué estaría haciendo él eso? –Eso no lo sabemos. Ni nos importa realmente. Sólo queremos saber quién
irrumpió y robó nuestras cosas. –La única cosa que sé sobre eso es que no fui yo. –Viendo su mirada
escrutadora, levanté las manos–. ¡Vamos! Si yo quisiera saber acerca de él, simplemente se lo preguntaría a Lissa. O robaría nuestros propios archivos.
Siguieron unos instantes de silencio. –Está bien. Te creo –concedió ella. –¿De verdad? –¿Quieres que no te crea? –No, es que ha sido más fácil convencerte de lo que pensaba.
Ella lanzó un suspiro.
–Quiero saber más sobre estos documentos –dije con ferocidad–. Quiero
saber quién es Jane Doe. Si pudieras conseguirme otros documentos… Sydney negó con la cabeza.
327
–Nop. Aquí es donde te corto. Ya sabes demasiado. Abe quiere que te mantenga alejada de problemas y lo he hecho. He hecho mi parte.
–No creo que Abe vaya a dejarte marchar tan fácilmente. No si has hecho un
trato abierto. Ella no contestó a eso, pero la mirada de sus ojos castaños me hizo pensar
que estaba de acuerdo. –Buenas noches, Rose. Mañanas…, lo que sea. –Espera, yo… La pantalla se quedó en negro. –¡Maldita sea! –gruñí, cerrando el portátil con más fuerza de la debida. Toda aquella conversación había sido un shock, empezando por Sydney y
terminando por que alguien había robado documentación de los Alquimistas sobre el padre de Lissa. ¿Por qué se preocuparía nadie por un hombre ya fallecido? ¿Y por qué robar los documentos? ¿Para saber algo? ¿O para intentar ocultar información? Si esto último fuera cierto, entonces Sydney estaba en lo cierto respecto a que había sido un esfuerzo inútil. Volví a repetirlo todo en mi mente mientras me preparaba para irme a la cama, mirando mi reflejo mientras me cepillaba los dientes. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué hacer eso? ¿Y quién? No necesitaba más intrigas en mi vida, pero cualquier cosa que implicara a Lissa tenía que ser tratado con seriedad. Desafortunadamente, pronto se hizo evidente que no entendería nada esta noche, y me quedé dormida con todos aquellos interrogantes dando vueltas en mi cabeza.
Me desperté a la mañana siguiente sintiéndome un poco menos abrumada…
aunque todavía corta de respuestas. Me debatía en si decirle o no a Lissa lo que había sabido y, finalmente, decidí que debería decírselo. Si alguien estaba reuniendo información sobre su padre, ella tenía derecho a saberlo, y además, esto difícilmente era igual a los rumores sobre su…
Me asaltó un pensamiento en mitad del lavado de mi cabello. Había estado
demasiado cansada y sorprendida para conectar las piezas la noche anterior. Ese tipo en el Witching Hour había dicho que el padre de Lissa iba por allí mucho. Y ahora los registros de Sydney informaban que él había hecho importantes ingresos en una cuenta de Las Vegas. ¿Coincidencia? Tal vez. Pero con el paso el tiempo, yo estaba empezando a dejar de creer en las coincidencias.
Una vez presentable, me puse en camino hacia el lado de la Corte de Lissa,
aunque no llegué muy lejos…
328
Adrian estaba esperándome abajo, en el vestíbulo de mi edificio, desplomado en un sillón.
–Es temprano para ti, ¿no? –me burle, viniendo a detenerme frente a él. Esperaba una sonrisa como respuesta, pero Adrian no parecía
particularmente alegre esta mañana. De hecho, lucía bastante desaliñado: su pelo carecía de su habitual estilo cuidado, y su ropa –inusualmente elegante para esta hora del día– estaba arrugada. El aroma de los cigarrillos de clavo flotaba a su alrededor.
–Es fácil que resulte temprano cuando no consigues dormir mucho –
respondió–. Estuve despierto gran parte de la noche esperando a alguien. –Esperando a… ¡Oh, Dios mío! –La fiesta. Me había olvidado por completo de
la fiesta a la que me había invitado su madre. Abe y Sydney me habían distraído– Adrian, lo siento muchísimo.
Él se encogió de hombros y no me tocó cuando me senté en el brazo de su
sillón. –Da igual. Probablemente ya no debería sorprenderme. Estoy empezando a
darme cuenta de que me he estado engañando a mí mismo. –No, no. Yo iba a ir, pero, luego, no te vas a creer lo que… –Ahórratelo, por favor. –Su voz sonaba cansada y sus ojos estaban rojos–.
No es necesario. Mi madre me dijo que te vio en el interrogatorio de Dimitri. Fruncí el ceño. –Pero no es por eso que me perdí la fiesta. Había un tipo que… –No se trata de eso, Rose. Se trata de que te las arreglaste para sacar tiempo
para eso… y para una visita a su celda, si lo que oí es cierto. Pero, no pudiste molestarte en aparecer en donde dijiste que irías…, o tan siquiera en mandar un mensaje. Eso era todo lo que tenías que hacer: decir que no podías ir. Te esperé cerca de una hora en casa de mis padres antes de darme por vencido.
Iba a decir que él podría haber intentado ponerse en contacto conmigo,
pero, sinceramente, ¿por qué debería hacerlo? No era responsabilidad suya. Yo fui la que le había dicho a Daniella que me encontraría con él allí. Fue culpa mía no presentarme.
–Adrian, lo siento. –Le apreté la mano, pero él no me la estrechó en
respuesta–. De verdad, no era mi intención, pero…
–No –me interrumpió de nuevo–. Desde que Dimitri regresó… No, borra eso. Desde que te obsesionaste con cambiarlo, te has estado apartado de mí.
329
No importa lo que haya pasado entre nosotros, nunca te has entregado realmente en nuestra relación. Yo quería creer en lo que me decías. Pensaba que estabas preparada… pero no lo estabas.
A mis labios afloraron las protestas, pero una vez más las detuve. Él tenía
razón. Yo había dicho que hacía una buena tentativa al salir con él. Incluso me había sumido en el cómodo papel de ser su novia, pero todo el tiempo… todo el tiempo una parte de mí se había estado consumiendo por Dimitri. Yo lo había sabido también, pero había seguido viviendo esa doble vida. Me vino a la cabeza un extraño flashback de mi tiempo con Mason. Había llevado la misma doble vida con él, y Mason había sufrido por ello. Yo era un desastre. No conocía a mi propio corazón.
–Lo siento –le volví a decir–. De verdad que quiero que tengamos algo… Hasta para mí las palabras sonaron lamentables. Adrian me ofreció una
sonrisa de complicidad. –No me creo eso. Ni tú tampoco. –Se puso en pie y se pasó la mano por el
pelo, sin que sirviera de mucho–. Si de verdad quieras estar conmigo, entonces tendrías que haberlo demostrado esta vez.
Odiaba verlo tan adusto. En especial odiaba ser la razón de ello. Lo seguí
hasta la puerta. –Adrian, espera. Sigamos hablando. –Ahora no, pequeña dhampir. Necesito dormir algo. Simplemente no puedo
interpretar este papel en este momento. Podría haber ido tras él. Podría haberle hecho un placaje en el suelo. Pero
no habría valido la pena… porque no tenía respuestas para darle. Él había tenido razón en todo, y hasta que no pudiera aclarar mi confundida mente no tenía derecho a obligarle a hablar. Además, considerando el estado en el que se encontraba, dudaba que ninguna conversación hubiera sido productiva.
Pero, cuando empezaba a salir, no pude evitar mis siguientes palabras. –Antes de que te vayas… y entiendo por qué tienes que hacerlo…, hay algo
que tengo que preguntarte. Algo que no tiene que ver con nosotros. Afecta… afecta a Lissa.
Esto hizo que viniera a detenerse lentamente. –Siempre un favor. –Con un suspiro de cansancio del mundo, me miró por
encima de su hombro–. Que sea rápido.
330
–Alguien ha irrumpido en los archivos de los Alquimistas y ha robado información sobre el padre de Lissa. Parte de ello eran cosas de historial biográfico corriente, pero había algunos documentos que iban de ingresos clandestinos en una cuenta bancaria de Las Vegas. En la cuenta bancaria de una mujer.
Adrian esperó unos instantes. –¿Y? –Y estoy intentando averiguar por qué alguien haría eso. No quiero que
nadie fisgonee sobre su familia. ¿Tienes alguna idea de qué estaría haciendo su padre?
–Ya escuchaste al tipo en el casino. Su padre iba mucho por allí. Tal vez
tenía deudas de juego y estaba pagando a un usurero. –La familia de Lissa siempre tuvo dinero –señalé–. No podría haberse llegado
a endeudar tanto. ¿Y por qué a alguien le interesaría tanto como para robar esa información?
Adrian levantó las manos. –No lo sé. Eso es todo lo que tengo, por lo menos por la mañana tan
temprano. No tengo capacidad intelectual para la intriga. No obstante, de verdad que no puedo imaginar cómo nada de esto puede representar una amenaza para Lissa.
Asentí con la cabeza, decepcionada. –Está bien. Gracias. Él siguió su camino y yo le observé mientras se marchaba. Lissa vivía cerca
de él, pero no quería que creyese que le estaba siguiendo. Cuando él puso suficiente distancia entre nosotros, salí también afuera y empecé a dirigirme en la misma dirección. El débil sonido de unas campanas hizo que me detuviese. Vacilé, repentinamente insegura de a dónde ir.
Quería hablar con Lissa y contarle lo que me había dicho Sydney. Lissa
estaba sola para variar; este era el momento perfecto. Y aun así… las campanas. Era domingo por la mañana. La misa estaba a punto de comenzar en la iglesia de la Corte. Tuve una corazonada sobre algo y, a pesar de todo lo que había sucedido –incluido lo de Adrian–, tenía que ver si estaba en lo cierto.
Así que hice un sprint hacia la iglesia, yendo en dirección opuesta al edificio
de Lissa. Las puertas estaban cerradas cuando alcancé mi destino, pero unos cuantos rezagados estaban tratando rápidamente de colarse con sigilo.
331
Entré junto a ellos, deteniéndome un momento para orientarme. Nubes de incienso flotaban en el aire y a mis ojos les llevó un momento adaptarse de la luz del sol a la de las velas. Puesto que aquella iglesia hacía parecer pequeña la capilla del St. Vladimir, estaba atestada de mucha más gente de la que yo estaba acostumbrada a ver en misa. La mayoría de los asientos estaban ocupados.
Pero no todos. Mi corazonada había sido acertada. Dimitri estaba sentado en uno de los
bancos de atrás. Con unos cuantos guardianes sentados cerca de él, por supuesto, pero eso era todo. Incluso en una iglesia abarrotada, nadie más se había unido a él en el banco. Reece le había preguntado ayer a Dimitri si él podía poner un pie en una iglesia, y Dimitri había ido más allá y le había contestado que incluso iría a los servicios del Domingo.
El sacerdote ya había comenzado a hablar, así que me deslicé en el banco de
Dimitri tan discretamente como pude. El sigilo no importaba, pensé, porque aun así atraje bastante la atención de las personas que estaban cerca, quienes se sorprendían de verme sentarme junto al Strigoi convertido en dhampir. Los ojos miraban con fijeza y estallaron varios cuchicheos entre susurros.
Los guardianes habían dejado algo de espacio cerca de Dimitri, y cuando me
senté a su lado, la expresión de su rostro mostraba que, al mismo tiempo, aquello le sorprendía y no le sorprendía.
–No lo hagas –dijo él en voz queda–. No empieces… aquí no. –Ni lo sueñes, camarada –le murmuré en respuesta–. Sólo vengo por el bien
de mi alma, eso es todo. Él no necesitó decir una palabra para hacerme llegar que dudaba mucho
que estuviera allí por ninguna razón piadosa. Sin embargo, me quedé en silencio durante toda la misa. Incluso respeté algunos límites. Después de varios minutos, la tensión en el cuerpo de Dimitri disminuyó un poco. Se había vuelto cauteloso cuando me uní a él, pero en algún momento debía de haber decidido que yo mantendría mi buen comportamiento. Su atención se desvió de mí y se centró en los cánticos y las oraciones, y yo hice todo lo posible por observarlo sin que fuese demasiado evidente.
Dimitri acostumbraba a ir a la capilla de la escuela porque le aportaba paz.
Él siempre había dicho que, aunque sus asesinatos destruían la maldad en el mundo, aun así sentía la necesidad de venir a pensar en su vida y buscar el perdón por sus pecados. Mirándolo ahora, me di cuenta de que eso era más verdad que nunca.
Su expresión era exquisita. Yo estaba tan acostumbrada a verle ocultar sus
emociones que fue un poco desconcertante que él de repente tuviera una gran cantidad de ellas en su rostro.
332
Estaba absorto en las palabras del sacerdote, con su hermoso rostro completamente concentrado. Y me di cuenta de que él se estaba tomando personalmente todo lo que el sacerdote estaba diciendo acerca del pecado. Dimitri estaba repitiéndose todas las cosas horrorosas que había hecho como Strigoi. Por la desesperación de su cara, pensarías que el mismísimo Dimitri era responsable de todos los pecados del mundo de los que el sacerdote hablaba.
Por un momento, creí ver esperanza también en el rostro de Dimitri, sólo un
destello de ésta mezclada con su culpa y dolor. No, me di cuenta. No era esperanza. La esperanza implica que creas que tienes una oportunidad de algo. Lo que vi en Dimitri era anhelo. Melancolía. Dimitri deseaba que al estar allí, en aquel lugar sagrado, y escuchar los mensajes que le llegaban, podría encontrar redención por lo que había hecho. Y aun así… al mismo tiempo, era manifiesto que no creía que fuera posible. La ansiaba, pero nunca podría alcanzarla en lo que a él respecta.
Ver aquello en él me dolía. No sabía cómo reaccionar ante ese tipo de actitud
sombría. Dimitri pensaba que no había esperanza para él. ¿Yo? No podía imaginar un mundo sin esperanza.
Yo tampoco me habría imaginado nunca volviendo a citar las enseñanzas
eclesiásticas, pero cuando el resto de la muchedumbre se puso en pie para tomar la comunión, me encontré a mí misma diciéndole a Dimitri:
–¿No crees que si en teoría Dios puede perdonarte, es algo egotista de tu
parte que no te perdones a ti mismo? –¿Cuánto tiempo has estado esperando a utilizar ese argumento conmigo? –
preguntó. –En realidad, me ha venido solo. Bastante bueno, ¿eh? Apuesto a que
pensabas que nunca prestaba atención. –No, no lo hacías. Nunca lo haces. Me estabas mirando. Interesante. Para saber que yo lo estaba mirando, ¿Dimitri tenía de haberme
mirado mirándole? Aquello aturdió mi mente. –No has respondido a mi pregunta. Mantuvo la mirada en la fila para la comunión mientras elaboraba su
respuesta. –Eso es irrelevante. No tengo por qué perdonarme, aunque Dios sí lo haga. Y
no estoy seguro de que Él lo haría. –Ese cura acaba de decir que Dios lo haría. Ha dicho que Dios lo perdona
todo. ¿Estás llamando mentiroso al cura? Eso es bastante sacrílego.
333
Dimitri gruñó. Nunca pensé que sentiría dicha martirizándolo, pero la mirada de frustración en su rostro no era por su dolor personal. Era porque yo estaba siendo impertinente. Había visto esa expresión en él un centenar de veces, y la familiaridad de aquello me entibió, por descabellado que sonase.
–Rose, tú eres la que está siendo sacrílega. Estás retorciendo la fe de estas
gentes para tus propósitos propios. Nunca has creído en nada de esto. Y aún no lo haces.
–Yo creo que los muertos pueden volver a la vida –señalé con seriedad–. La
prueba está sentada justo a mi lado. Si eso es verdad, entonces creo que perdonarte a ti mismo no es sino un paso más.
Su mirada se endureció, y si estaba rezando por algo en ese momento, era
porque el proceso de la comunión se acelerara y él pudiera salir de allí y alejarse de mí. Los dos sabíamos que tendría que esperar a que terminara la misa. Si no se quedaba, eso le haría parecer un Strigoi.
–No sabes de lo que estás hablando –dijo. –¿No lo sé? –dije entre dientes, acercándome más. Lo hice para poner
énfasis, pero todo lo que conseguí (al menos yo) fue tener una mejor vista de la forma en la que la luz de las velas brillaba sobre su cabello y de lo delgado que estaba su cuerpo. Al parecer alguien había decidido que podía ser seguro que se afeitase, y su cara estaba suave, mostrando sus maravillosas y perfectas líneas.
-Sé exactamente lo que estoy hablando, -continúe, tratando de ignorar que su
presencia me afectaba. -Sé que tú has pasado por muchas cosas. Yo sé que has
hecho cosas terribles, las vi. Pero eso fue en el pasado. Estaba más allá de su
control. No es como si fueras a hacerlo de nuevo.
Una mirada extraña, embrujada cruzó su rostro.
-¿Cómo lo sabes? Tal vez el monstruo no se fue. Quizá todavía hay algo de Strigoi
al acecho en mí.
-Entonces tú necesitas derrotarlo para seguir adelante con tu vida. Y no sólo a
través de tu caballeresca promesa de proteger a Lissa. Tú necesitas vivir de
nuevo. Necesitas abrirte a las personas que te aman. Un Strigoi no haría eso. Así
es como te vas a salvar.
-No puedo permitir que la gente me ame - gruñó. -Yo soy incapaz de querer a
nadie a cambio.
-¡Tal vez debería probar en vez de sentir lástima por ti mismo!
-No es tan fácil.
334
-Da -apenas me contuve de maldecir en una iglesia -Nada de lo que he hecho ha
sido fácil! Nuestra vida antes, antes del ataque no era fácil, y lo conseguimos a
pesar de eso! Podemos superar esto también. Podemos lograrlo a través de
cualquier cosa juntos. No importa si tú depositas tu fe en este lugar. No me
importa. Lo que importa es que pongas tu fe en nosotros.
- No hay nosotros. Ya te lo he dicho.
-Y tú sabes que, no soy un oyente muy bueno.
Estábamos manteniendo nuestra voz baja, pero creo que nuestro lenguaje
corporal indicaba claramente una disputa.
Los otros practicantes estaban demasiado distraído para notarlo, pero los
guardianes de Dimitri nos estaban observando cuidadosamente. Una vez más, me
acorde acerca de lo que Lissa y Mikhail habían dicho .Sobre que, el que Dimitri se
mostrara enfadado en público no lo iba a hacer ningún favor. El problema era
que todavía tenía que decir algo que lo haría enojar.
-Desearía que no hubieras venido aquí, -dijo al fin. -Es realmente mejor para
nosotros estar separados.
-Es gracioso porque yo podría jurar que una vez dijiste que estábamos
destinados a estar juntos.
-Yo quiero que te quedes lejos de mí,- dijo, ignorando mi comentario. -Yo no
quiero que sigas tratando de traer de vuelta sentimientos que se han ido. Eso es
el pasado. Nada de eso va a suceder de nuevo. Nunca. Es mejor para nosotros si
actuamos como extraños. Es mejor para ti.
El amor, y los sentimientos de compasión que él había movido dentro de mí
calienta, se fueron.
-Si usted va a decirme lo que puedo o no puedo hacer, -gruñí sin apenas voz -,
entonces por lo menos ten la valentía de decírmelo a la cara!
Él se dio la vuelta tan rápidamente que pudo haber sido hecho por un Strigoi. Su
rostro estaba lleno de. . . ¿qué? No era la depresión de antes. No ira, bueno
aunque hubo un poco de ira. Había más, sin embargo. . . una mezcla de
desesperación, frustración, y quizás incluso de miedo. Subrayando todo con
dolor, al igual que un sufrimiento terrible, y una exquisita agonía.
-No quiero que estés aquí, dijo, con los ojos llameantes. Las palabras me dolieron,
pero algo sobre todo me emocionó, al igual que la agitación antes había tenido
con en mis comentarios frívolos. Esta no era la mirada fría y calculadora de un
Strigoi.
335
Este no era el hombre derrotado en la celda. Este era mi instructor de antaño, mi
amante, el que atacaba a todo en la vida con intensidad y pasión.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que es necesario que te mantengas alejada de
mí?
-Pero tú no vas a hacerme daño. Ahora lo sé.
-Ya te he lastimado. ¿Por qué no puedes entenderlo? ¿Cuántas veces tengo que
decirlo?
-Tú me dijiste... tú me dijiste antes de salir que me amabas. Mi voz tembló. -
¿Cómo puedes dejar que me valla?
-¡Porque es demasiado tarde! ¡Y es mejor que no recuerde lo que hice! - Su control
se rompió, haciéndose eco en su voz a través de la parte de atrás de la iglesia. El
sacerdote y los que estaban tomando la comunión no se dieron cuenta, pero
había conseguido definitivamente la atención de aquellos en la mitad posterior de
la iglesia. Algunos de los guardianes se pusieron rígidos, y otra vez, tuve que
repetirme la advertencia a mí misma. No importa lo furiosa que estaba con
Dimitri, no importa cómo me sentía de traicionada por que se había alejado de
mí. . . No podía arriesgarme a que otros pensaran que era peligroso. Dimitri casi
parecía que iba alanzase al cuello de alguien, él estaba claramente molesto, y
uno podría confundir a la frustración y el dolor con algo más siniestro.
Me alejé de él, tratando de calmar el batido que eran mis emociones. Cuando
miré hacia atrás, con los ojos cerrados, sentí el poder y la electricidad entre
nosotros. Dimitri podía pasar por alto que todo lo que quisiera, pero la llama
profunda de nuestras almas, aún estaba allí. Yo quería tocarlo, no sólo con este
roce de mi pierna, con todo. Yo quería tomarle entre mis brazos contra mí, lo
tranquilizador que sería poder hacer algo juntos. Sin darme cuenta, llegué a él,
necesitaba que le tocaran. Él se levantó como si fuera una serpiente, y todos sus
tutores salieron disparados hacia adelante, se preparaban para lo que podría
hacer.
Pero él no hizo nada. Nada, salvo mirarme con una mirada que hizo que se me
helara la sangre. Como si yo fuera algo raro y malo.
-Rose. Favor para. Por favor, mantente alejada. -Él estaba trabajando duro para
mantener la calma.
Me levante, ahora tan enojada y frustrada como él. Tenía la sensación de que me
quedaba algo por decir en cuanto a nosotros. En un susurro, murmuré:
-Esto no ha terminado. No voy a rendirme contigo.
336
-He renunciado a ti, me dijo de nuevo, con voz suave. -El amor se desvanece. El
mío lo hizo.
Lo miré con incredulidad. Durante todo este tiempo, nunca había lo expresó así.
Sus protestas han sido siempre sobre algún bien mayor, alrededor de los
remordimientos que sentía por haber sido un monstruo o cómo se le había
marcado el amor. ―He renunciado a ti. El amor se desvanece. El mío lo hizo.‖ Yo
estaba segura de que no olvidaría aquellas palabras, la picadura de esas palabras
me pego tan fuerte como si me hubiera abofeteado.
Algo cambió en su rostro, como si tal vez él supiera lo mucho que me había
herido. Yo no me quede para averiguarlo.
En su lugar, me abrí paso fuera del pasillo y salí corriendo por la puerta trasera,
temía que si me quedaba más tiempo, todos en la iglesia me verían llorar.
337
CCaappííttuulloo 2255 TTrraadduucciiddoo ppoorr GGaallaaddrriieell
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMoo00sshhaa
No quise ver a nadie más después de eso. Volví a mi cuarto tan rápido como
pude, apenas notando los obstáculos y las personas en mi camino. Una y otra
vez las palabras de Dimitri se repetían en mi cabeza: ―el amor se desvanece. El
mío lo hizo‖. De alguna manera esa fue la peor cosa que pudo haber dicho. No
me malentiendan: el resto tampoco fue fácil. El que me dijera que me va a
evitar y que va a ignorar la relación que tuvimos antes también me hizo sentir
horrible. Aun así, con todo eso, sin importar lo mucho que dolía, aun existía la
pequeña esperanza de que aun hubiera alguna chispa de amor entres
nosotros. De que él aun me amaba.
Pero. . . el amor se desvanece.
Eso era algo completamente diferente. Significaba que lo que teníamos morirá,
se volverá cada vez más débil hasta que se derrumbara y quedara a la deriva
como hojas secas llevadas por el viento. El solo pensarlo causaba dolor en mi
pecho y estomago, me enrosque en la cama, rodeándome con los brazos como
si eso pudiera aminorar el dolor. No podía aceptar lo que había dicho. No
podía aceptar que de alguna forma, luego de esta odisea, su amor por mi
hubiera desaparecido.
Quería quedarme en mi cuarto por el resto del día, enroscada en la oscuridad
de mis sabanas. Olvide la conversación de Sydney y mi preocupación sobre el
padre de Lissa. Incluso solté a la mismísima Lissa. Ella tenía algunos encargos
que hacer hoy, pero cada cierto tiempo, un mensaje me llegaba a través de
nuestra conexión: ¿Vienes?
Cuando no la contacte, empezó a preocuparse. Repentinamente tuve miedo de
que ella—o alguien más—pudiera venir a mi habitación buscándome. Así que
decidí irme. No tenía un verdadero destino en mente; solo tenía que seguir
moviéndome. Camine por la cancha, explorando lugares que nunca antes
había visto. Esto tenía más estatuas y fuentes de lo que me había imaginado.
Aunque, su belleza pasaba desapercibida para mí, cuando volví a mi
habitación horas después, estaba exhausta por tanto caminar. Oh bueno. Al
menos logre evitar tener que hablar con alguien.
338
¿O no? Ya era tarde, pasaba de la hora en que usualmente me voy a dormir,
cuando alguien toco mi puerta. Dude en contestar. ¿Quién vendría tan tarde?
¿Quería la distracción que me proporcionaría o prefería mantener mi soledad?
No tenía idea de quien pudiera ser, a excepción de que estaba segura que no
era Lissa. Dios. Por lo que sabía podía ser Hans, reclamando una explicación
de porque no me había aparecido para mi trabajo. Luego de mucha meditación
(y de que seguían tocando persistentemente), decidí abrir.
Era Adrian.
—Pequeña dhampir —dijo con una pequeña y cansada sonrisa—. Luces como
si hubieras visto un fantasma.
No exactamente un fantasma. Créeme, reconozco los fantasmas cuando los
veo. —Yo… yo no esperaba verte después de esta mañana…
Entro y se sentó en mi cama, y estaba contenta de ver que se había limpiado
después de la charla que tuvimos. Llevaba puesta ropa limpia, y su cabello
había vuelto a su usual perfección. Aun logre sentir el residual olor a clavo
(algo similar a la marihuana), pero con todo lo que lo hecho pasar, tenía
derecho a sus vicios.
—Sip, bueno, yo tampoco pensaba pasar —admitió—, pero… veras… hiciste
que pensara sobre algo.
Me senté a su lado, manteniendo una distancia saludable. —¿Nosotros?
—No. Lissa.
—Oh —acuse a Dimitri de ser egoísta, pero aquí estaba yo, asumiendo que el
amor por mi era lo único que pudo haber traído a Adrian.
Sus ojos se volvieron especulativos. —Sigo pensando en lo que me dijiste,
sobre su padre. Y tenías razón—sobre las apuestas. El tendría el dinero para
poder pagar cualquier deuda. No tendría por qué tenerlo en secreto. Así que le
pregunte a mi madre.
—¿Qué? —pregunte—. No se supone que nadie sepa…
—Si, Si. Me imagine que tu información seria de máxima seguridad. No te
preocupes. Le dije que cuando estuvimos en las Vegas, escuchamos a algunas
personas hablando al respecto—respecto al padre de Lissa haciendo depósitos
secretos.
339
—¿Que dijo ella?
—Lo mismo que yo. Bueno, en realidad, primero me regaño. Dijo que Eric
Dragomir era un buen hombre y que no debería andar esparciendo rumores
sobre los muertos. Dijo que tal vez era adicto a las apuestas, y que si era así
las personas no deberían enfocarse en eso, cuando el hizo tantas cosas
magnificas. Después de la vigilia, creo que tiene miedo que provoque más
escenas públicas.
—Tiene razón. Sobre Eric —dije. Tal vez alguien había robado esos archivos
como parte de una sucia campaña. Aunque francamente, el esparcir rumores
sobre los muertos no tenía sentido, pero quizás alguien quería ensuciar la
reputación Dragomir y ¿deshacerse de cualquier oportunidad de que Lissa
cambiara la ley del voto? Le iba a decir eso a Adrian cuando me interrumpió
con algo aun más impactante.
—Y entonces mi padre nos escucho, y dijo: 'Probablemente mantenía una
amante. Tienes razón—era un buen sujeto. Pero le gustaba coquetear. Y le
gustaban las damas‖. —Adrian rodo los ojos—. Esa es una cita: 'Le gustaban
las damas‖. Mi padre es un idiota. El suena como si tuviera el doble de su
edad.
Apreté el brazo de Adrian sin darme cuenta. —¿Que dijo luego de eso?
Adrian encogió los hombros pero dejo mi mano donde estaba. —Nada. Mi
madre se molesto y le dijo lo mismo que me había dicho, que era cruel esparcir
historias que nadie podía probar.
—¿Crees que sea cierto? ¿Crees que el padre de Lissa tenía una amante? ¿Era
eso por lo que estaba pagando?
—¿Honestamente? No lo sé, pequeña dhampir. Mi padre es del tipo que salta
sobre cualquier rumor que pueda encontrar. O crea uno. Digo, sabemos que al
padre de Lissa le gustaban las fiestas. Es fácil saltar a ciertas conclusiones
desde ahí. Él probablemente tenía algún sucio secreto. Diablos, todos los
tenemos. Tal vez el que robo esos archivos solo quería explotar eso.
Le dije sobre mi teoría de que fuera usado contra Lissa. —O —dije,
reconsiderando—, tal vez alguien que la apoya lo tomo. Para que no saliera a
la luz.
Adrian asintió. —De cualquier manera, no creo que Lissa se encuentre en
peligro mortal.
340
El comenzó a levantarse, y lo traje de vuelta. —Adrian, espera… yo… —
trague—, quería disculparme. Por la manera en que te he estado tratando, lo
que he estado haciendo… no es justo para ti. Lo lamento.
El miro a un lado, lejos de mí, con sus ojos enfocados en el piso. —No puedes
cambiar lo que sientes.
—La cosa es… que no sé lo que siento. Y eso suena estúpido, pero es la
verdad. Me importa Dimitri. Fue estúpido de mi parte pensar que no me
afectaría que el volviese. Pero me di cuenta… ―el amor se desvanece. El mío ya
lo hizo‖ me di cuenta que lo nuestro termino. No digo que sea algo fácil de
superar. Tomara algo de tiempo, y nos mentiría a ambos si dijera que no es
así.
—Eso tiene sentido —dijo Adrian.
—¿En serio?
Me miró, con una hebra de entretenimiento en sus ojos. —Sí, pequeña
dhampir. Algunas veces tiene sentido lo que dices. Continua.
—Yo… bien, como dije… voy a sanar. Pero si me importas… incluso creo que
te amo un poquito —eso consiguió una sonrisa—. Quiero intentarlo de nuevo.
Realmente quiero. Me gusta tenerte en mi vida, pero ya antes he saltado
demasiado pronto. No tienes razón alguna para quererme después de la
manera en que te he tratado, pero si quieres que volvamos a estar juntos,
entonces yo también lo quiero.
Me estudio por largo rato, y deje de respirar. No quise decir eso: El tiene todo
el derecho de terminar lo que hay entre nosotros… y aun así, el pensar que
pueda hacerlo me aterroriza.
Al fin, me jalo contra él y se acostó en la cama. —Rose, tengo todo tipo de
razones para quererte. No he sido capaz de mantenerme lejos de ti desde que
te vi en el albergue de Ski.
Me moví más cerca de Adrian en la cama y presione mi cabeza contra su
pecho. —Podemos hacer que esto funcione. Sé que podemos. Si arruino las
cosas otra vez, puedes irte.
—Si tan solo fuera tan fácil —rio—. Te olvidas que tengo una personalidad
adictiva. Soy adicto a ti. De alguna manera pienso que tú podrías hacerme
todo tipo de cosas malas, y aun así regresaría a ti.
341
Solo quiero que todo entre nosotros sea sincero, ¿de acuerdo? Dime lo que
estas sintiendo. Si sientes algo por Dimitri que te confunde, dímelo. Lo
arreglaremos juntos.
Quería decirle que—pese a mis sentimientos—no tenía nada de qué
preocuparse respecto a Dimitri porque Dimitri ya me había rechazado varias
veces. Podría perseguir a Dimitri todo lo que yo quisiera, y no serviría de nada.
―El amor se desvanece‖. Esas palabras ardían, y no podía soportar darle voz a
ese dolor. Pero mientras Adrian me sostenía y yo pensaba sobre lo
comprensivo que era respecto a todo esto, alguna parte herida de mí también
reconoció que lo opuesto también era verdad: El amor crece. Lo intentaría con
él. Realmente lo intentaría.
Suspire. —No se supone que seas tan sabio. Debes ser superficial e
irrazonable y… y…
Me dio un beso en la frente. —¿Y?
—Mmmmmm. . . . ridículo.
—Ridículo, puedo serlo. También las otras cosas… pero solo en ocasiones
especiales.
Estábamos entrelazados, cada vez más cerca, y levante un poco la cabeza para
estudiarlo, lo altos pómulos y el cabello artísticamente alborotado lo hacían
tan apuesto. Recuerdo las palabras de su madre, que sin importar lo que
deseásemos, el y yo eventualmente tendríamos que tomar distintos caminos.
Tal vez así es como iba a ser mi vida. Siempre perdería a los hombres que
amo.
Lo jale con fuerza hacia mí, besando su boca con una fuerza que incluso a él
lo tomo por sorpresa. Si algo he aprendido sobre la vida y el amor, es que eran
cosas tenues que podían acabar en cualquier segundo. La precaución era lo
esencial—pero no a costa de desperdiciar tu vida. Hoy decidí que no la iba a
desperdiciar.
Mis manos ya se encontraban quitándole la camisa a Adrian antes de terminar
ese pensamiento. El no lo cuestiono ni dudo en empezar a quitarme la ropa.
Puede que él tenga momentos profundos y comprensivos, pero seguía siendo…
pues, Adrian. Adrian vivía su vida en el ahora, haciendo las cosas que deseaba
sin pensárselo dos veces. Y me había deseado por mucho tiempo.
También era muy bueno en este tipo de cosas, razón por la cual mi ropa
termino en el piso antes que la de él.
342
Sus labios eran calientes y entusiastas contra mi garganta, pero era
cuidadoso en nunca dejar que sus colmillos rozaran mi piel. Yo era un poco
menos gentil, sorprendiéndome a mi misma cuando enterré mis uñas en la
piel desnuda de su espalda. Sus labios se movieron más abajo, trazando la
línea de mi clavícula mientras me quitaba hábilmente el sujetador con una
mano.
Estaba un poco asombrada por la reacción de mi cuerpo mientras ambos
peleábamos por quitarle los jeans al otro primero. Me había convencido a mi
misma que nunca más querría sexo luego de Dimitri, pero, ¿pero en este
instante? Oh, yo quería tenerlo. Tal vez era una reacción psicológica al rechazo
de Dimitri. Tal vez se trataba de un impulso por vivir el momento. Tal vez era
amor por Adrian. O tal vez era solo lujuria.
Lo que fuera, me dejaba impotente bajo sus manos y boca, las cuales parecían
tener la intención de explorar cada parte de mi. La única vez que se detuvo fue
cuando finalmente toda mi ropa había desaparecido y yacía desnuda ahí con
él. Casi estaba desnudo, pero yo aun no había llegado a sus bóxers. (Eran de
seda porque, honestamente, ¿qué más usaría Adrian?). El tomo mi rostro
entre sus manos, sus ojos llenos de intensidad y deseo—y un poco de
maravilla.
—¿Que eres, Rose Hathaway? ¿Eres real? Eres un sueño dentro de un sueño.
Temo que el tocarte me despierte y tu desaparezcas —Reconocí un poco del
trance poético en el que el cae a veces, los momentos que me hacen
preguntarme si estaría comenzando a sufrir un poco de la locura inducida por
el espíritu.
—Tómame y averígualo —dije, acercándolo a mí.
El no volvió a dudar. La última pieza de su ropa cayó, y todo mi cuerpo se
calentó al sentir su piel y la manera en que sus manos se deslizaban sobre mí.
Mis necesidades físicas estaban rápidamente pisoteando cualquier lógica y
razón. No había pensamientos, solo nosotros, y la fiera urgencia que nos
acercaba. Tenía una ardiente necesidad y deseo y sensación y…
—Oh, mierda.
Salió como una especie de murmuro ya que nos estábamos besando, nuestros
labios buscando los del otro con entusiasmo. Con reflejos de guardián, apenas
pude hacerme a un lado, justo cuando nuestros labios empezaban a juntarse.
El perder la sensación de él contra mí me impacto, aun más que a él. Estaba
atontado, simplemente mirando fijamente con asombro mientras me alejaba
de él hasta que finalmente logre sentarme en la cama.
343
—¿Qué… qué sucede? ¿Cambiaste de parecer?
—Primero necesitamos protección—dije. ¿Tienes algún condón?
El proceso duro por unos cuantos segundos y luego suspiro. —Rose, solo tu
escogerías este momento para recordar eso.
Era un punto justo. Mi sincronización apestaba. Aun así, era mejor que
recordarlo después. Pese al deseo desenfrenado de mi cuerpo—que seguía ahí
créanme—repentinamente tuve una alarmante, y vivida imagen de Karolina la
hermana de Dimitri. La conocí en Siberia, y ella tenía un bebe de seis meses.
El bebe era adorable, como suelen ser los bebes, pero por Dios, era demasiado
trabajo. Karolina tenía un empleo de mesera, y tan pronto como regresaba a
casa, su atención se dirigía al bebe. Cuando estaba en el trabajo, la madre de
Dimitri se encargaba del bebe. Y el bebe siempre necesitaba algo: comida, que
lo cambiaran, que lo salvaran de ahogarse con cosas pequeñas. Su hermana
Sonya estaba a punto de tener un bebe, y por cómo había dejado las cosas con
su hermana menor, Viktoria, no me sorprendería enterarme que también
estuviera embarazada dentro de poco. Grandes cambios en la vida por
pequeñas y descuidadas acciones.
Así que estaba bastante segura que no quería un bebe en mi vida justo ahora,
no siendo tan joven. Con Dimitri, no había preocupación gracias a la
infertilidad dhampir. ¿Con Adrian? Era un problema, al igual que el hecho de
que mientras que las enfermedades eran raras entre nuestras especies, no era
la primera chica con la que Adrian había estado. O la segunda. O tercera…
—¿Entonces tienes alguno? —pregunte impaciente. Solo porque estaba en
modo responsable, eso no significaba que deseaba menos el sexo.
—Si —dijo Adrian, sentándose también—. En mi habitación.
Nos miramos el uno al otro. Su habitación estaba muy lejos, en la sección
Moroi del Campus.
El se deslizo más cerca, colocando su brazo alrededor mío y succionando mi
oreja. —Las probabilidades de que algo malo pase son muy bajas.
Cerré los ojos e incline la cabeza hacia atrás hasta dar con él. Tomo mis
caderas en sus manos y acaricio mi piel. —¿Que eres, un doctor? —pregunte.
El se rio suevamente, con su boca besando cierto lugar tras mi oreja. —No.
Solo alguien dispuesto a arriesgarse. Puedes decirme que no quieres esto.
344
Abrí los ojos y me aleje para poder verlo directamente. El tenía razón. Yo
deseaba esto. Esto era malo, muy malo. Y una parte de mí—que era
básicamente la mayor parte de mí—que se quemaba con la lujuria estaba
tratando de ganar. ¿Las probabilidades eran bajas, cierto? ¿Acaso no había
personas que siempre trataban de quedar embarazadas y no podían? Mi deseo
tenía un buen argumento, así que fue una sorpresa cuando mi lógica gano.
—Yo no puedo arriesgarme —dije.
Ahora Adrian me estudio, y al final, asintió. —De acuerdo. Sera en otra
ocasión. Esta noche seremos. . . responsables.
—¿Eso es todo lo que dirás?
El frunció el ceño. —¿Que mas podría decir? Tú dijiste no.
—Pero tú… pudiste usar la compulsión.
Ahora el realmente estaba asombrado. —¿Quieres que la use?
—No. Claro que no. Solo se me ocurrió que… bueno, que tú podrías hacerlo.
Adrian tomo mi rostro entre sus manos. —Rose, hago trampa con las cartas, le
compro licor a menores. Pero nunca, jamás te forzaría a hacer algo que no
quieres. Ciertamente no esto…
Sus palabras se cortaron porque me presione contra él y comencé a besarlo
nuevamente. La sorpresa debió haber evitado que hiciera algo de inmediato,
pero pronto, el me alejo con lo que parecía ser una gran reluctancia.
—Pequeña dhampir —dijo secamente—, si quieres ser responsable, esta no es
una buena manera de serlo.
—No tenemos que dejar pasar esto. Y podemos ser responsables.
—Todas esas historias son…
El se paró en seco cuando quite mi cabello del camino y le ofrecí mi cuello.
Logre voltearme ligeramente para poder ver sus ojos, pero no dije nada. No
tuve que hacerlo. La invitación era obvia.
—Rose… —dijo inseguro—pese a que pude ver la añoranza en su rostro.
345
El beber sangre no era como el sexo, pero era una añoranza que todos los
vampiros tenían, y el hacerlo mientras se está excitado—según había
escuchado—era una experiencia asombrosa. También era tabú y rara vez se
hacía, según decía la gente. Ese era el inicio de la definición de puta de
sangre: dhampirs que daban su sangre durante el sexo. La mera idea que un
dhampir diera su sangre era una desgracia, pero ya antes lo había hecho: con
Lissa cuando necesitaba comida y con Dimitri cuando era Strigoi. Y había sido
glorioso.
El trato de nuevo, esta vez su voz era más segura. —¿Rose, sabes lo que me
estas pidiendo?
—Si —dije firmemente. Gentilmente recorrí un dedo por sus labios y luego lo
introduje para tocar sus colmillos. Le lance sus propias palabras. — Puedes
decirme que no deseas esto.
El si quería esto. En un instante, su boca estaba en mi cuello y sus colmillos
estaban penetrando mi piel. Grite ante el dolor repentino, un sonido que se
suavizo hasta ser un gemido cuando las endorfinas que venían con cada
mordida de vampiro fluyeron dentro de mí. Una dicha exquisita me consumió.
El me jalo fuertemente contra él mientras bebía, casi sobre su regazo,
presionando mi espalda contra su pecho. Yo estaba distantemente consciente
de sus manos sobre mi cuerpo, de sus labios en mi cuello. Mas que todo, de lo
que estaba consiente era que me ahogaba en pura y exquisita dulzura. La
droga perfecta.
Cuando se alejo, fue como perder una parte de mi misma. Como estar
incompleta. Confundida, y necesitándolo de regreso, trate de alcanzarlo.
Gentilmente el alejo mi mano, sonriendo mientras lamia sus labios.
—Con cuidado, pequeña dhampir. Tarde más de lo que debía. Tu
probablemente podrías tener alas y volar justo ahora.
En realidad no sonaba como una mala idea. Sin embargo, en unos cuantos
instantes más, la intensa, y loca parte de la sensación se desvaneció, y volví a
mi misma. Aun me sentía de maravilla y mareada; las endorfinas habían
alimentado el deseo de mi cuerpo. Mi razonamiento lentamente volvió a mí,
permitiendo (más o menos) que pensamientos coherentes penetraran la feliz
niebla. Cuando Adrian estuvo convencido que estaba lo suficientemente
sobria, se relajo y se acostó en la cama. Me le uní al siguiente momento,
enroscándome a su lado. El parecía tan contento como yo.
—Eso —dijo— fue el mejor no-sexo que jamás he tenido.
346
Mi única respuesta fue una sonrisa adormilada. Era tarde, y mientras más
bajaba de la nube de las endorfinas, mas adormitada me sentía. Una pequeña
parte de mi dijo que pese a que yo quise esto y que me importaba Adrian, todo
había estado mal. No lo había hecho por las razones correctas, en vez de eso
me había dejado llevar por mi angustia y confusión.
El resto de mi decidió que eso no era cierto, la molesta voz pronto se
desvaneció por lo exhausta que estaba. Caí dormida contra Adrian, y conseguí
la mejor noche de sueño que había tenido en un largo tiempo.
No estaba completamente sorprendida de haber podido salir de la cama,
bañarme, vestirme, e incluso secarme el cabello con la secadora sin que
Adrian despertase. En el pasado mis amigos y yo habíamos pasado cada
mañana tratando de sacarlo de la cama. Con resaca o sobrio, el dormía
profundamente.
Pase más tiempo con mi cabello de lo que lo había hecho por algún tiempo. La
marca de la mordida de vampiro estaba fresca en mi cuello. Así que use el
cabello suelto, cuidando de estilizarlo a manera que el largo cabello ondulado
colgara espesamente sobre el lado donde se encontraba la mordida. Satisfecha
que el moretón quedaría camuflajeado, me pregunte qué haría después. En
una hora más o menos el Concilio escucharía los argumentos de las diferentes
partes con variadas ideas sobre el nuevo decreto de la edad, la lucha Moroi, y
el voto Dragomir. Considerando que me dejaran entrar, no tenía la intención
de perderme los debates en el actualmente tema más candente en nuestro
mundo.
Aun no quería despertar a Adrian. Estaba enredado en mis sabanas y
durmiendo pacíficamente. Si lo despertaba, me vería obligada a quedarme en
lo que él hasta que estuviera listo. A través de nuestro enlace sentí a Lissa
sentada sola en una cafetería. Quería verla y desayunar, así que decidí que
Adrian se podía cuidar solo. Le deje una nota sobre donde estaba, ya que la
puerta se cerraría con llave una vez que saliera, y dibuje un montón de X y
O´s.
Aunque cuando estaba a medio camino del café, sentí algo que arruino mi
plan del desayuno. Christian se había sentado con Lissa.
—Vaya, Vaya —murmure. Con todo lo que había estado sucediendo no le
había prestado atención a la vida personal de Lissa. Después de lo ocurrido en
la guarida, no estaba completamente sorprendida de verlos juntos, pese a que
sus sentimientos me decían que no había habido una reconciliación
romántica… todavía. Esta era un difícil intento de ser amigos, una
oportunidad de superar los constantes celos y desconfianza.
347
Lejos de intervenir en el trabajo del amor. Conocía otro lugar cerca del edificio
de los guardianes que también tenía café y donas. Eso serviría, si es que nadie
ahí recordaba que técnicamente seguía a prueba y había creado una escena
en la sala real.
Las probabilidades de eso no eran buenas.
Aun así decidí intentarlo y dirigiéndome hacia allá, mirando el cielo con un
mal presentimiento. La lluvia no le ayudaría en nada a mi estado de ánimo.
Cuando llegue al café, descubrí que no tenía nada de qué preocuparme
respecto a que alguien me pusiera atención. Había un objetivo mejor: Dimitri.
Él había salido con su guardia personal, y pese a que estaba feliz de que
tuviera algo de libertad, la actitud de que el todavía necesitaba que lo vigilaran
de cerca me molestaba. Al menos hoy no había una multitud gigante. Las
personas que entraban en busca de su desayuno no podían evitar quedársele
mirando, pero pocos permanecían haciéndolo. Esta vez el tenia cinco guardias,
lo que era una reducción significativa. Esa era una buena señal. El se sentaba
solo en una silla, con un café y una dona glaseada a medio comer. Estaba
leyendo una novela que yo podía apostar que era del oeste.
Nadie se sentaba con él. Su guardia simplemente mantenía un aro de
protección, un par cerca de las paredes, uno en la entrada, y dos en las mesas
cercanas. La seguridad parecía sin sentido. Dimitri estaba completamente
metido en su libro, ignorante de los guardias o los ocasiónales espectadores—o
simplemente estaba dando un buen show de que no le importaba. Parecía
bastante inofensivo, pero las palabras de Adrian regresaron a mí. ¿Había
quedado algo de Strigoi en él? ¿Alguna parte oscura? El mismo Dimitri
clamaba que aun llevaba la parte que siempre le impidió amar
verdaderamente a alguien.
El y yo siempre hemos podido sentir cuando el otro está cerca. En un cuarto
lleno de gente, siempre podía encontrarlo. Y pese a su interés en el libro, el
alzo la mirada cuando camine hacia el mostrador del café. Nuestras miradas
se encontraron por un milisegundo. Su rostro no tenía ninguna expresión… y
aun así, tenía la sensación que estaba esperando por algo.
Por mí, comprendí asombrada. Pese a todo, a nuestra pelea en la iglesia… él
aun pensaba que lo perseguiría y le haría una súplica por nuestro amor. ¿Por
qué? ¿Esperaba que yo fuera tan irracional? ¿O era posible… era posible que
él quisiera que me le acercara?
Bueno, por la razón que sea, decidí que no lo haría. Ya me ha herido
suficientes veces.
348
Me dijo que me alejara, y si eso era parte de algún elaborado plan para jugar
con mis sentimientos, no iba a jugar. Le di una mirada altiva y me di la vuelta
rápidamente mientras caminaba hacia el mostrador. Ordene un te chai y
pastel de chocolate. Luego de un momento de considerarlo ordene un segundo
pastel de chocolate. Tenía el presentimiento que iba a ser uno de esos días.
Mi plan era comer fuera, pero cuando mire a la ventana, pude levemente ver
las marcas de gotas de lluvia golpeando los paneles. Demonios. Brevemente
considere enfrentar los elementos e ir a algún otro lugar con mi comida, pero
decidí que no iba a dejar que Dimitri me sacara asustada de aquí. Vigilando
una mesa lejos de él, me dirigí a ella, haciendo lo posible por no mirarlo o
siquiera reconocer el hecho que estaba ahí.
—Hey Rose. ¿Iras al Concilio hoy?
Me detuve. Uno de los guardianes de Dimitri había hablado, dándome una
sonrisa amistosa igual que él. No podía recordar el nombre del tipo, pero
parecía buena persona cada vez que nos encontrábamos de casualidad. No
quise ser maleducada, así que, reluctantemente, conteste—incluso cuando eso
significo permanecer cerca de Dimitri.
—Sip —dije, asegurándome que mi atención estuviera enfocada únicamente en
el guardián—. Solo tomare algo de comer antes.
—¿Te dejaran entrar? —pregunto otro de los guardias. Él también estaba
sonriendo. Por un instante pensé que se estaban burlando de mi último
sobresalto. Pero no… no era eso. Sus rostros mostraban aprobación.
—Esa es una excelente pregunta —admití. Le di una mordida a mi pastel—.
Pero creo que debería intentarlo. También tratare de comportarme.
El primer guardia rio. —En verdad espero que no. Ese grupo merece toda la
angustia que les puedas dar sobre esa estúpida ley de la edad —los otros
guardianes asintieron
—¿Qué ley de la edad? —pregunto Dimitri.
Reluctantemente, mire hacia él. Como siempre me dejo sin aliento. Detente,
Rose, me regañe a mí misma. ¿Estás molesta con el recuerdas? Y ahora
escogiste a Adrian.
—El decreto donde la realeza piensa que el enviar a dhampirs de dieciséis
años a luchar contra los strigois es lo mismo que enviar dhampirs de dieciocho
años —dije, y tome otra mordida.
349
La cabeza de Dimitri se levanto tan rápido que casi me ahogue con el
mordisco. —¿Cuales de dieciséis están peleando contra los Strigoi? —sus
guardianes se tensaron pero no hicieron nada más.
Me tomo un momento tragar el pedazo de pastel. Cuando finalmente pude
hablar, casi tenía miedo de hacerlo. —Ese es el decreto. Los Dhampirs se
gradúan cuando tiene dieciséis ahora.
—¿Cuando sucedió esto? —demando.
—Hace poco. ¿Nadie te dijo? —voltee a ver a los otros guardias. Uno de ellos se
encogió de hombros. Tenía la impresión de que realmente creían que Dimitri
era un Dhampir pero que no estaban listos para ponerse conversadores con él.
Su único contacto fuera de ellos seria Lissa y sus interrogadores.
—No —las cejas de Dimitri se fruncieron mientras meditaba las nuevas.
Comí mi pastel en silencio, esperando que eso lo hiciera hablar más.
Funciono.
—Es una locura —dijo—. Dejando lo moral de lado, ellos no están listos a tan
corta edad. Es un suicidio.
—Lo sé. Tasha realmente dio un buen argumentó en contra, y yo también.
Dimitri me dio una mirada de sospecha ante esa última parte, particularmente
cuando un par de guardianes sonrió.
—¿Fue un voto cerrado? —pregunto. Pregunto en modo de interrogación, en la
seria y enfocada manera que lo había definido cuando era guardián. Era
mucho mejor que la depresión, decidí. También era mejor que él diciéndome
que me aleje.
—Mucho. Si Lissa hubiera podido votar, no la hubieran aprobado.
—Ah —dijo él, jugando con la orilla de su taza de café—. El quorum.
—¿Sabes de eso? —pregunte sorprendida.
—Es una vieja Ley Moroi.
—Eso escuche.
—¿Que está tratando de hacer la oposición? ¿Tratando de cambiar la opinión
del Concilio o que le devuelvan a Lissa el voto Dragomir?
350
—Ambos. Y otras cosas.
El negó con la cabeza, colocando un mechón de cabello tras su oreja. —No
pueden hacer eso. Necesitan escoger una causa y enviar todo su peso tras ella.
Lissa es la opción más inteligente. El Concilio necesita de vuelta a los
Dragomir, y he visto la manera en que las personas la miran cuando ella me
presta atención —solo el más leve hilo de amargura que llevaban sus palabras,
me indicaron como se sentía respecto a eso. Luego estaba de vuelta a los
negocios—. No sería difícil obtener el apoyo para eso—si no dividen sus
esfuerzos.
Comencé con mi segundo pastel, olvidando mi anterior resolución de
ignorarlo. No quería distraerlo del tema. Era la única cosa que le había
regresado el viejo fuego a sus ojos, la única cosa en la que parecía
verdaderamente interesado—bueno, aparte de jurarle devoción de por vida a
Lissa y decirme que me quedara fuera de su vida. Me gustaba este Dimitri.
Era el mismo Dimitri de hace tiempo, el que era fiero y estaba dispuesto a
arriesgar su vida por lo que era correcto. Casi desee que volviera a ser el
molesto y distante Dimitri, el que me dijo que me alejara. Verlo ahora traía
demasiados recuerdos—sin mencionar la atracción que pensé había aplastado.
Ahora con toda esa pasión sobre él, lucia más sexy que nunca. El usaba esa
misma intensidad cuando peleamos juntos. Incluso cuando teníamos sexo. Así
era como se suponía que Dimitri debería de ser: Poderoso y al mando. Estaba
agradecida y aun así… viéndolo de la manera en que lo ame, solo hacía que el
corazón me doliera mucho más. Lo había perdido.
Si Dimitri sabía lo que yo sentía, no lo mostro. Me miro de frente, y, como
siempre, el poder de su mirada me envolvió. —¿La próxima vez que veas a
Tasha, le dirías que venga a verme? Necesitamos hablar sobre esto.
—¿Así que Tasha puede ser tu amiga pero no yo? —las filosas palabras
salieron de mi boca antes que pudiera detenerlas. Me sonroje, avergonzada
por haberlo dicho frente a los otros guardianes. Aparentemente Dimitri
tampoco quería una audiencia. Miro al que primero se había dirigido a mí.
—¿Hay forma de que pudiéramos tener algo de privacidad? —sus guardias
intercambiaron miradas, y entonces, casi como un solo ser, ellos
retrocedieron. No era una gran distancia, y aun mantenían un aro alrededor
de Dimitri. Sin embargo, era lo suficiente para que nadie escuchara nuestra
conversación. Dimitri se volvió hacia mí. Me senté.
—Tasha y tú tienen situaciones completamente diferentes. Ella puede estar a
salvo en mi vida. Tu no.
351
—Y aun así —dije mientras quitaba molesta un mechón de mi cabello—,
aparentemente está bien que esté en tu vida cuando es conveniente—digamos,
como, haciendo mandados, o pasando mensajes.
—No parece que realmente me necesites en tu vida —el asintió secamente,
inclinando su cabeza ligeramente hacia mi hombro.
Me tomo un momento entender que había sucedido. Al mover mi cabello,
expuse mi cuello—y la mordida. Trate de no sonrojarme nuevamente, sabiendo
que no tenía nada de que sentirme avergonzada. Coloque el cabello
nuevamente en su lugar.
—No es asunto tuyo —sisee, esperando que no hubieran visto los otros
guardianes.
—Exactamente —sonó triunfante—. Porque necesitas vivir tu propia vida, lejos
de mi.
—Oh, Por Dios —exclame—. Dejarías la mier…
Mis ojos se quitaron de su rostro por que repentinamente un ejército
descendió sobre nosotros.
De acuerdo, no era exactamente un ejército, pero bien pudo haberlo sido. Un
minuto solo éramos Dimitri, yo, y los guardias, y repentinamente—el lugar
estaba nadando en guardias. Y no de cualquier tipo. Ellos usaban el uniforme
blanco—y—negro que los guardianes usualmente utilizaban en ocasiones,
pero un pequeño botón rojo los marcaba como guardianes específicamente
relacionados a la seguridad de la reina. Al menos había como veinte de ellos.
Eran letales y asesinos, lo mejor de lo mejor. A través de la historia, asesinos
que habían atacados a los monarcas se habían encontrado rápidamente
vencidos por la guardia real. Ellos eran la muerte andante—y nos estaban
rodeando. Tanto Dimitri como yo nos pusimos de pie, inseguros respecto a lo
que estaba sucediendo, pero seguros de que era con nosotros, su mesa y sillas
estaban entre nosotros, pero aun así nos colocamos en la posición estándar de
pelea cuando estábamos rodeados por enemigos: espalda—a—espalda.
La guardia de Dimitri llevaba ropa ordinaria y lucían un poco impresionados al
ver a sus superiores, pero con la eficiencia de los guardianes, la escolta de
Dimitri rápidamente se unió a la guardia de la reina. No había más chistes o
sonrisas. Quería lanzarme frente a Dimitri, pero en esta situación, era un poco
difícil.
352
—Tienes que venir con nosotros ahora —dijo uno de los guardias de la reina—.
Si te resistes, te llevaremos a la fuerza.
—Déjenlo en paz —grite, mirando de un rostro al otro. Esa ira oscura exploto
dentro de mí. ¿Cómo podrían seguir sin creer? ¿Por qué seguían
persiguiéndolo? — ¡El ahora no ha hecho nada! ¿Por qué no pueden aceptar
que el ahora es un dhampir?
El hombre que hablo arqueo una ceja —No estaba hablando de él.
—¿Están… están aquí por mi? —pregunte. Trate de pensar en algún nuevo
espectáculo que pudiera haber causado últimamente. Considere la loca idea
de que la reina se hubiese enterado que yo había pasado la noche con Adrian
y estaba más que molesta por ello. Aunque eso difícilmente era razón
suficiente ¿como para enviar a la guardia del palacio a buscarme…. ¿o no?
¿Había ido demasiado lejos?
—¿Por qué? —demando Dimitri. Ese alto y maravillo cuerpo—que podía ser
tan sensual a veces—estaba lleno de tensión y amenaza ahora.
Él hombre mantuvo su mirada sobre mí, ignorando a Dimitri. —No me
obligues a repetirlo, ven con nosotros pacíficamente, o te obligaremos —las
esposas que traía en sus manos brillaban.
Mis ojos se agrandaron —¡Esto es una locura! No iré a ningún lado hasta que
me digan cómo diablos esto…
Ese fue el momento en que al parecer ellos decidieron que no iba a irme
pacíficamente. Dos de los guardias reales se lanzaron contra mí, y aun cuando
técnicamente trabajábamos en el mismo bando, mis instintos se activaron. No
entendía nada de lo que estaba sucediendo aquí a excepción del hecho que me
iban a llevar como algún tipo del amo del crimen. A uno de los guardias le tire
la silla en la que me había estado sentada y le lance un puñetazo a otro. Fue
un extraño lanzamiento, empeorando por el hecho que el guardián era más
alto que yo. Esa diferencia en estatura me permitió esquivar el siguiente
intento por agarrarme y cuando pateé fuerte sus piernas, un pequeño gruñido
me dejo saber que había acertado.
Escuche unos cuantos grititos esparcidos. Los que trabajaban en el café se
escondieron detrás del mostrador como si esperaran que sacáramos armas
automáticas. Los otros que habían estado comiendo el desayuno rápidamente
se levantaron de sus mesas, botando los platos y la comida. Ellos corrieron
hacia las salidas las cuales seguían bloqueadas por más guardias. Eso
provoco más gritos, aun cuando las salidas estaban bloqueadas para mí.
353
Mientras tanto otros guardianes se estaban uniendo a la pelea. Aunque logre
dar unos buenos golpes, sabía que los números de ellos eran sobrecogedores.
Un guardián tomo mi brazo y comenzó a tratar de ponerme las esposas. Se
detuvo cuando otro par de manos me tomo por el otro lado y me jalo.
Dimitri.
—No la toques —gruño.
Había una nota en su voz que me hubiera asustado de haber sido dirigida a
mí. Me empujo tras él. Colocando su cuerpo protectoramente frente al mío y
dejándome contra una mesa. Los guardianes se lanzaron contra nosotros de
todas las direcciones, y Dimitri empezó a hacerse cargo de ello con la misma
gracia mortal que había hecho que una vez la gente lo llamase ―Dios‖. El no
asesinó a ninguno de los que pelearon con él, pero se aseguro que quedaran
fuera de acción. Si alguien pensó que sus ordalías como Strigoi, o el ser
encarcelado habían disminuido su habilidad de combate, estaban
terriblemente equivocadas. Dimitri era una fuerza de la naturaleza logrando
manejar a los que nos atacaban y detenerme cada vez que trate de unirme a la
pelea. Puede que los guardianes de la reina sean lo mejor de lo mejor, pero
Dimitri… bueno, mi antiguo amante e instructor estaba en una categoría
completamente diferente. Sus habilidades de combate estaban más allá que
las de los demás, y en las estaba usando para defenderme.
—Quédate atrás —me ordeno—. Ellos no te pondrán una mano encima.
Al principio, estaba sobrecogida por lo protector que era—incluso si odiaba no
ser parte de la pelea. El verlo luchar nuevamente era fascinante. Él hacía que
luciera hermoso y letal al mismo tiempo. Él era el ejército de un solo hombre,
el tipo de guerrero que protegía a sus seres queridos e instigaba terror en sus
enemigos…
Y fue entonces que una horrible revelación me golpeo.
—¡Alto! —grite repentinamente—. ¡Iré con ustedes! ¡Iré con ustedes!
Nadie me escucho al principio, estaban demasiado envueltos en la pelea. Los
guardianes seguían tratando de pasar a Dimitri, pero el parecía presentirlos y
empujaría hacia ellos sillas o cualquier cosa que pudiera tomar—mientras
lograba seguir golpeando con puños y patadas a los que se le enfrentaban
directamente. ¿Quién lo sabría? Tal vez el realmente podía encargarse de un
ejército por sí mismo.
Pero no podía dejar que lo hiciera.
354
Tome el brazo de Dimitri. —Detente —repetí—. Ya no pelees mas.
—Rose…
—¡Detente!
Estaba bastante segura que nunca antes en mi vida había gritado tan alto una
palabra. Resonó por todo el lugar. Por lo que sabía, resonó por todo el campus.
Exactamente no logre que se detuvieran, pero muchos de los guardias fueron
más despacio. Unos cuantos de los que trabajaban en el café sacaron un poco
las cabezas sobre los mostradores para vernos. Dimitri seguía en movimiento,
aun listo para encargarse de todos, y yo prácticamente me había lanzado
hacia él para que me notara.
—Detente —esta vez, mi voz era un susurro. Un intranquilo silencio había
caído sobre todos—. Ya no luches contra ellos. Iré.
—No. No dejare que te lleven.
—Tienes que —le rogué.
Él estaba respirando fuertemente, cada parte de él tensa y lista para atacar.
Nuestras miradas se encontraron, y un millón de mensajes parecieron fluir
entre nosotros mientras la vieja electricidad crujía en el aire. Solo espere que
reviviera el mensaje correcto.
Uno de los guardianes tentativamente dio un paso adelante—teniendo que
rodear el cuerpo inconsciente de su colega—y la tensión de Dimitri se rompió.
Comenzó a bloquear al guardián y a defenderme nuevamente, pero yo me
coloque entre ellos, tomando entre las mías la mano de Dimitri y manteniendo
mi mirada fija en la suya. Su piel era cálida y se sentía, tan, pero tan bien
tocando la mía.
—Por favor. No más.
Vi en ese instante que el finalmente comprendió lo que estaba tratando de
decirle. La gente aun le temía. Nadie sabía lo que él era. Lissa había dicho que
el hecho que se comportara normal y calmadamente ayudaría a aliviar los
temores. ¿Pero esto? ¿Él luchando contra un ejército de guardianes? Eso no le
iba a ganar puntos por buena conducta. Por lo que sabía, ya era demasiado
tarde después de esto, pero tenía que intentar controlar los daños. No podía
dejar que lo volvieran a encerrar—no por culpa mía.
355
Mientras me miraba, parecía enviarme un mensaje: que aun seguiría peleando
por mí, que pelearía hasta colapsar para evitar que me llevaran.
Negué con la cabeza y le apreté la mano como señal de despedida. Sus dedos
eran justo como los recordaba, largos y elegantes, con callos creados por los
años de entrenamiento. Lo solté y me di la vuelta para enfrentar al tipo que
había hablado en un principio. Asumí que era un tipo de líder.
Sostuve mis manos hacia delante y lentamente camine. —Iré tranquilamente.
Pero por favor… no vuelvan a encerrarlo. Él solo pensó… solo pensó que
estaba en problemas.
La cosa era, que cuando las esposas se cerraron en mis muñecas, Yo comencé
a pensar que estaba en problemas. Mientas los guardianes se ayudaban
mutuamente a levantarse, el líder tomo un aliento profundo e hizo la
proclamación que había estado tratando de hacer desde que entro. Trague,
esperando escuchar el nombre de Víctor.
—Rose Hathaway, estas bajo arresto por alta traición.
No era exactamente lo que me esperaba. Esperando que mi sumisión me
hiciera ganar algunos puntos, pregunte, —¿Qué tipo de alta traición?
—El asesinato de su real majestad, La Reina Tatiana.
356
CCaappííttuulloo 2266 TTrraadduucciiddoo ppoorr GGaallaaddrriieell
CCoorrrreeggiiddoo ppoorr MMoo00sshhaa
Quizás fue el enfermo sentido del humor de alguien, pero terminé en la ahora-
vacante celda de Dimitri. Yo había venido en silencio luego que ese guardia
impusiera los cargos sobre mí. De hecho, me había puesto en estado de coma
porque demasiado de lo que había dicho era imposible de procesar.
Ni siquiera pude llegar realmente a la parte sobre mí. No pude sentir ultraje o
indignación por la acusación porque todavía estaba atascada en la parte de
Tatiana estando muerta. No solo muerta. Asesinada. ¿Asesinada? ¿Cómo
había sucedido eso? ¿Cómo había sucedido eso aquí? Esta Corte era uno de
los lugares más seguros en el mundo, y Tatiana en particular siempre estaba
protegida –por el mismo grupo que había caído sobre mí y Dimitri tan rápido.
A menos que ella hubiera dejado la Corte –y yo estaba bastante segura que no
lo había hecho- ningún Strigoi pudo haberla matado.
Con las constantes amenazas que enfrentábamos, asesinato entre dhampirs y
Moroi era casi inaudito. Seguro, sucedía. Era inevitable en cualquier sociedad,
pero con la forma que los nuestros eran cazados rara vez teníamos tiempo de
voltear la mirada hacia los nuestros (poniendo los gritos en las reuniones del
Consejo a un lado). Eso era parte del por qué Víctor había sido tan condenado.
Sus crímenes eran tan malos como se volvían las cosas. Hasta ahora. Una vez
que superé la idea imposible de Tatiana estando muerta, fui capaz de hacer la
verdadera pregunta: ¿Por qué yo? ¿Por qué me acusaban a mí? Yo no era
abogado, pero estaba bastante segura que llamar a alguien una perra mojigata
no era evidencia suficiente en un juicio. Traté de obtener más detalles de los
guardias fuera de la celda, pero ellos permanecieron con los rostros severos y
silenciosos. Luego de dejar mi voz ronca de tanto gritar, me dejé caer en la
cama y fui a la mente de Lissa, donde estaba segura que obtendría más
información.
Lissa estaba frenética, tratando de sacar algunas respuestas de quien pudiera.
Christian todavía estaba con ella, y ellos estaban parados en el interior del
recibidor de uno de los edificios administrativos, el cual estaba lleno con una
intensa actividad. Dhampirs y Monroi por igual, corrían por todas partes,
algunos atemorizados de esta nueva inestabilidad de gobierno y otros
esperando tomar ventaja de ella.
357
Lissa y Christian se pararon en medio de todo, como hojas arrastradas por la
furia de una tormenta. Mientras Lissa era ahora técnicamente un adulto, ella
había permanecido siempre bajo el ala de alguna persona mayor en la corte –
usualmente Priscila Voda, y ocasionalmente incluso Tatiana. Ninguna de ellas
estaba disponible ahora, por obvias razones. Mientras muchos de la realeza la
respetaban, Lissa no tenía una fuente real a quien recurrir. Viendo su
agitación, Christian apretó su mano.
― La tía Tasha sabrá lo que está sucediendo, dijo él.
― Ella aparecerá tarde o temprano. Sabes que ella no dejará que nada le
suceda a Rose.
Lissa sabía que había un poco de incertidumbre en esa afirmación pero no lo
mencionó. Tasha quizás no quería que nada me sucediera, pero ella
ciertamente no era todopoderosa.
―¡Lissa! La voz de Adrián causó que Lissa y Christian se dieran la vuelta.
Adrián acababa de entrar, junto con su madre. Adrián lucía como si hubiera
ido directo de mi habitación hacia aquí. Él usaba la ropa de ayer, un poco
arrugada, y su cuerpo estaba peinado sin su usual cuidado. En comparación,
Daniella lucía fina y confeccionada, la imagen perfecta de una mujer de
negocios que no había perdido su feminidad. ¡Por fin! Aquí había personas que
quizás dieran respuestas. Lissa se precipitó hacia ellos con gratitud.
― Gracias a Dios, dijo Lissa.
― Nadie nos dice que sucedió….excepto que la reina está muerta y Rose está
encerrada. Lissa miró el rostro de Daniella suplicante.
― Dime que ha habido alguna clase de error.
Daniella palmeó el hombro de Lissa y le dio una mirada tan reconfortante
como pudo, dadas las circunstancias.
― Me temo que no. Tatiana fue asesinada anoche, y Rose es la principal
sospechosa.
― ¡Pero ella nunca hubiera hecho eso! exclamó Lissa. Christian se unió a ella
con ira justificada.
― Sus gritos al Consejo ese día no son suficientes para condenarla por
asesinato. Christian y yo teníamos la misma línea de razonamiento. Era casi
aterrador.
― Tampoco cae en ― La Sombra del Mal.
― Tienes razón. No es suficiente, coincidió Daniella.
358
― Pero tampoco la hacen ver bien. Y aparentemente, tienen otra evidencia que
dicen que prueba su culpabilidad.
― ¿Qué clase de evidencia? exclamó Lissa. Daniella se volteó compungida.
― No lo sé. Eso sigue siendo parte de la investigación. Tendrán una audiencia
para presentar la evidencia e interrogarla sobre su paradero, posibles
motivos…esa clase de cosas.
Ella miró a su alrededor a la gente corriendo.
― Si es que incluso llegan tan lejos. Este tipo de cosas…no han sucedido en
décadas. El Consejo gana absoluto control hasta que un nuevo monarca es
electo, pero aún así habrá caos. La gente tiene miedo. No me sorprenderá si la
Corte va bajo ley marcial. Christian se volteó hacia Lissa con esperanza en su
rostro.
― ¿Viste a Rose anoche? ¿Estaba contigo? Lissa frunció el ceño.
― No. Creo que estaba en su habitación. La última vez que la vi fue el día
antes de ayer.
Daniella no lucía feliz sobre eso. ― Eso no va a ayudar. Si ella estaba sola,
entonces no tiene coartada.
― Ella no estaba sola. Tres pares de ojos se voltearon en dirección a Adrián.
Era la primera vez que hablaba desde que llamó a Lissa al principio. Lissa no
se había enfocado demasiado en el aún, lo que significaba que yo tampoco.
Ella solo había observado su apariencia superficial cuando llegó, pero ahora
podía ver los pequeños detalles. La preocupación y la angustia habían dejado
sus marcas, haciéndolo lucir mayor de lo que era. Cuando ella entró en
sintonía con su aura, vio el dorado usual de los usuarios del espíritu, pero ese
y sus otros colores estaban enturbiados y teñidos de oscuridad. Había un
parpadeo allí también, una advertencia de la inestabilidad del espíritu
tomando control. Esto había llegado demasiado rápido como para permitirle
reaccionar, pero sospechaba fumaría y bebería tan pronto como tuviera un
momento libre. Era así como Adrián le hacía frente a un montón de cosas.
― ¿Qué estás diciendo? Preguntó Daniella con brusquedad. Adrián se encogió
de hombros.
― Ella no estaba sola. Estuve con ella toda la noche. Lissa y Christian hicieron
un buen trabajo manteniendo expresiones neutrales, pero el rostro de Daniella
registró la conmoción que cualquier padre tendría al oír sobre la vida sexual
de su hijo. Adrián notó su reacción también.
― Ahórratelo, le advirtió él.
359
― Tu moral, tus opiniones… nada de eso importa ahora. Él hizo un gesto
hacia la gente llena de pánico corriendo de un lado a otro, gritando como
Víctor debía haber llegado sin duda a la Corte a matarlos a todos.
Adrián sacudió su cabeza y volvió su mirada hacia su madre. ― Yo estaba con
Rose. Eso prueba que ella no lo hizo. Lidiaremos con tu desaprobación
maternal sobre mi vida amorosa después.
― ¡Eso no es lo que me preocupa! Si ellos tienen pruebas contundentes y tú te
mezclas en esto, podrías estar bajo sospecha también. La compostura con la
que Daniella había entrado empezaba a resquebrajarse.
― Ella era mi tía, exclamó Adrián con incredulidad. ―¿Por qué íbamos Rose y
yo a matarla?
― Porque ella desaprobaba su relación.
Y porque Rose estaba molesta por la regla de la edad. Esto vino de Christian.
Lissa lo miró, pero él solo se encogió de hombros. ― ¿Qué? Solo estoy
resaltando lo obvio. Alguien más lo haría si no era yo. Y todos hemos
escuchado las historias- la gente ha inventado cosas que son extremas incluso
para Rose. Un comentario fuerte de hecho.
― ¿Cuándo? preguntó Daniella, apretando la manga de Adrián. ― ¿Cuándo
estuviste con Rose? ¿Cuándo llegaste allí?
― No lo sé. No recuerdo, dijo él.
Ella apretó su agarre. ― ¡Adrián! Tómate esto en serio. Esto va a hacer una
gran diferencia en como las cosas se procesen. Si llegaste allí antes de que
Tatiana fuera asesinada, entonces no serán relacionados a eso. Si estuviste
con Rose después-―
― Entonces ella tiene una coartada, interrumpió él.
― Y no hay problema.
― Espero que eso sea verdad, murmuró Daniella. Sus ojos ya no parecían
enfocarse en mis amigos. Las ruedas en su cabeza daban vueltas, sus
pensamientos saltaban hacia adelante mientras ella trataba de pensar la
mejor manera de proteger a su hijo. Yo había sido un caso desafortunado para
ella. Él era, comprensiblemente una emergencia de alerta roja para ella.
― Aún así vamos a conseguirte un abogado. Hablaré con Damon. Tengo que
encontrarlo antes de la audiencia de esta noche. Y Rufus tendrá que saber de
esto también. Maldita sea.
360
Adrián arqueó una ceja ante eso. Yo tenía la impresión de que la dama
Ivashkov no maldecía muy a menudo.
― Tenemos que averiguar a qué hora estuviste allí. Adrián aún llevaba su
aflicción como una capa y lucía como si fuera a derrumbarse si lo recibía
nicotina o alcohol pronto. Odiaba verlo así, particularmente por mi causa.
Había fuerza en su interior, sin duda, pero su naturaleza –y los vagos efectos
del espíritu- estaban copando esta fuerza. Aún así, a través de su agitación, se
las arregló para arrancar un recuerdo y así ayudar a su frenética madre.
― Había alguien en la entrada del edificio cuando entré… un portero o algo,
creo. Nadie frente al escritorio, sin embargo. La mayoría de los edificios
usualmente mantenían miembros del personal en los alrededores para
emergencias o servicios de conserjería. El rostro de Daniella se iluminó.
― Eso es. Eso es todo lo que necesitamos. Damon averiguará la hora a la que
llegaste allí así podemos liberarte y aclarar esto.
― ¿Y también puede defenderme si las cosas resultan mal?
― Claro, respondió ella con rapidez.
― ¿Qué hay de Rose?
― ¿Qué hay con ella? Adrián todavía parecía a punto de derrumbarse, pero
había seriedad y enfoque en sus ojos verdes. ― Si descubren que la Tía
Tatiana fue asesinada antes que yo llegara allí, y Rose es arrojada a los lobos,
¿será Damon su abogado?
Su madre se tambaleó. ― Oh, bueno, cariño… Damon en verdad no hace esa
clase de cosas… ― Lo hará si tu se lo pides, dijo Adrián con severidad.
― Adrián, dijo ella con cansancio, ― no sabes de lo que estás hablando. Ellos
dicen que la evidencia en su contra es mala. Si nuestra familia muestra apoyo-
― ¡No es como si estuviéramos apoyando al asesino! Tú conociste a Rose. Te
agradó. ¿Puedes mirarme a los ojos y decirme que está bien para ella ir allá
con cualquier mediocre defensa que ellos encuentren para ella? ¿Puedes?
Daniella palideció, y yo maldije, ella en verdad se encogió hacia atrás. No creo
que estuviera acostumbrada a tal fiera resolución de su despreocupado hijo. Y
aunque sus palabras fueron perfectamente sensatas, había una especie de
loca desesperación en su tono y actitud que era un poco aterradora. Si eso era
causado por el espíritu o por él mismo, no lo sabría decir.
― Yo… hablaré con Damon, dijo Daniella al final. Ella había tenido que tragar
grueso algunas veces antes de lograr que las palabras salieran.
361
Adrian dejó escapar una exhalación profunda y algo de esa fuera se fue con
eso. ― Gracias.
Ella se escabulló lejos, fusionándose con la multitud dejando a Adrián solo
con Christian y Lissa. Los dos parecían solo un poco menos aturdidos que
Daniella. ― ¿Damons Tarus? Adivinió Lissa. Adrián asintió.
― ¿Quién es ese? preguntó Christian.
― El primo de mi mamá, dijo Adrián. ― El abogado de la familia. Un verdadero
tiburón. Un poco sórdido también, pero más o menos puede sacar a
cualquiera de cualquier cosa.
― Eso es algo, supongo, reflexionó Christian. ― ¿Pero es lo suficientemente
bueno para pelear esta tan mencionada fuerte evidencia?
― No lo sé. En verdad no lo sé. Adrián distraídamente estiró la mano hacia su
bolsillo, el lugar habitual de los cigarrillos, pero él no tenía ninguno hoy.
Suspiró. ― No sé que evidencia es o siquiera como murió la Tía Tatiana. Todo
lo que escuché fue que la encontraron muerta esta mañana.
Lissa y Christian intercambiaron muecas. Christian se encogió de hombros, y
Lissa se volteó de nuevo hacia Adrián, tomando el rol de mensajero.
― Una estaca, dijo Lissa. ― La encontraron en su cama con una estaca de
plata en medio de su corazón.
Adrián no dijo nada, y su expresión en verdad no cambio. Se le ocurrió a Lissa
que en medio de toda esta charla sobre inocencia, evidencia, y abogados, todos
habían de alguna manera pasado por alto que Tatiana había sido la tía de
Adrián. Él no aprobaba algunas de las decisiones de ella y había hecho un
montón de chistes sobre ella a sus espaldas. Pero aún así era su familia,
alguien que él había conocido toda la vida. Él tenía que estar sintiendo el dolor
de su muerte sobre todo lo demás. Incluso yo estaba un poco en conflicto. La
odiaba por lo que me había hecho, pero nunca la había querido muerta. Y no
pude evitar recordar que ella ocasionalmente me había hablado como si yo
fuera una persona real. Quizás había sido fingido, pero estaba bastante segura
que había sido sincera la noche que ella había estado donde los Ivashkovs.
Ella había estado callada y pensativa, más que nada preocupada por llevarle
paz a su gente.
Lissa miró a Adrián irse, simpatía y pesar fluyeron a través de ella. Christian
gentilmente tocó su brazo. ― Vamos, dijo. ― Hemos encontrado lo que
necesitábamos. Estamos solo atravesados aquí.
Sintiéndose inútil, Lissa dejó que él la llevara afuera, esquivando más
multitudes en pánico.
362
El bajo sol naranja le daba a cada hoja y árbol una dorada y cálida sensación.
Había habido mucha gente afuera cuando regresamos del almacén con
Dimitri, pero era nada comparado con esto. La gente zumbaba con miedo,
apresurándose a pasar la noticia. Algunos ya estaban de luto, vestidos de
negro, con lágrimas en sus ojos.
Me pregunté cuanto de eso era real. Inclusive en medio de la tragedia y el
crimen, los de la realiza se pelearían por el poder. Cada vez que escuchaba mi
nombre, Lissa se ponía más y más furiosa. Era una ira mala también, esa que
se sentía como humo negro en nuestro lazo y a menudo la hacía arremeter
contra algo. Era la maldición del espíritu. ― ¡No puedo creer esto! Le dijo ella a
Christian. Noté, incluso si ella no, que él la llevaba a toda prisa a un lugar
donde no hubiera gente.
― ¿Cómo alguien puede pensar eso de Rose? Es una trampa. Tiene que serlo.
― Lo sé, lo sé, dijo él. Él conocía las peligrosas señales del espíritu también y
estaba tratando de calmarla. Ellos habían llegado a una pequeña área
cubierta de hierba a la sombra de un gran árbol de avellana y se sentaron en
la tierra. ― Nosotros sabemos que ella no lo hizo. Eso es todo lo que
necesitamos. Lo probaremos. Ella no puede ser castigada por algo que no hizo.
― No conozco este grupo, se quejó Lissa.
― Si alguien quiere llegar a ella, pueden hacer todo tipo de cosas posibles.
Con solo la más mínima conciencia, atraje un poco de la oscuridad de ella
hacia mí, tratando de calmarla. Desafortunadamente, solo me enfureció más.
Christian se rió. ― Olvidas algo. Yo crecí alrededor de este grupo. Yo fui a la
escuela con niños de este grupo. Yo los conozco -pero no entraremos en
pánico hasta que sepamos más, ¿bien?
Lissa exhaló, sintiéndose mucho mejor. Yo iba a tomar mucha oscuridad si no
era cuidadosa. Ella le dio a Christian una pequeña y tentativa sonrisa. ― No te
recuerdo siendo tan razonable antes.
― Es porque todos tienen diferentes definiciones de ‗razonable‗. La mías y es
solo mal entendida, es todo. Su voz era sabia.
― Creo que debes ser muy mal entendido, ella se rio.
Los ojos de él sostenían los de ella, y la sonrisa en su rostro se transformo
en lago más suave y cálido.
― Bueno, espero que esto no sea mal entendido. De lo contrario, podría
obtener un puñetazo. Inclinándose, él llevó sus labios a los de ella. Lissa
respondió sin dudar o pensamiento alguno, perdiéndose a sí misma en la
suavidad del beso. Desafortunadamente, yo fui arrastrada con ella.
363
Cuando se alejaron, Lissa sintió su corazón acelerarse y sus mejillas
sonrojarse.
― ¿Cuál exactamente era la definición de eso? Preguntó ella, reviviendo como
su boca se había sentido.
― Significa ‗Lo siento,‗ dijo él.
Ella miró a otro lado y nerviosa tiró algo de la hierba. Finalmente con un
suspiro, ella lo miró de nuevo. ― Christian… ¿algunas vez…alguna vez hubo
algo entre tú y Jill? ¿O Mía?
Él la miró con sorpresa. ― ¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso?
― Pasas mucho tiempo con ellas.
― Hay solo una persona a la que siempre he querido, dijo él. La firmeza de su
mirada, esos ojos azules de cristal, no dejaban duda de quién era esa persona.
― Nadie más se ha acercado nunca a mí. A pesar de todo, incluso con Avery-
―Christian, siento mucho eso ―
― No tienes que ―
― Si ―
― Demonios, dijo él. ―¿Me dejarás terminar una ora….
― No, lo interrumpió Lissa. Y ella se inclinó y lo besó, un fuerte y poderoso
beso que ardió por todo su cuerpo, uno que le dijo que no había nadie más en
el mundo para ella tampoco.
Bueno. Aparentemente Tasha había tenido razón: yo era la única que podía
volverlos a juntar. De alguna manera no había esperado que mi arresto
jugara ese papel. Me aparté de su cabeza para darles algo de privacidad y
salvarme a mi misma de verlos besándose. No les envidiaba su momento. No
había nada tampoco que pudieran hacer por mí, y ellos merecían su
reencuentro. El único curso de acción era esperar por más información, y en
verdad, su método para pasar el tiempo era mucho más saludable que lo que
fuera que probablemente estaba haciendo Adrián. Me tumbé en la cama mi
miré fijamente el techo. No había nada a parte de metal simple y colores
neutrales a mí alrededor. Me volvía loca. No tenía nada que mirar, nada que
leer. Me sentía como un animal atrapado en una jaula. La habitación parecía
volverse cada vez más pequeña. Todo lo que pude hacer fue repasar lo que
había sabido a través de Lissa, analizando cada palabra de lo que se había
dicho.
364
Tenía preguntas sobre todo, por supuesto, pero lo que se quedó conmigo fue
Daniella mencionando una audiencia. Necesitaba saber más de eso. Tuve mi
respuesta- horas después. Había caído en una especie de bruma adormecida y
casi no reconocí a Mikhail parado en el frente de la puerta de mi celda. Salté
de mi cama a las barras y vi que estaba abriendo la puerta. La esperanza
surgió a través de mí.
― ¿Qué está sucediendo? Pregunté. ― ¿De verdad me dejarán ir?
― Me temo que no, dijo él. Su punto fue demostrado cuando, después de abrir
la puerta, rápidamente puso mis manos en esposas. No luché. ― Estoy aquí
para llevarte a tu audiencia. Entrado al pasillo, vi otros guardias reunidos. Mi
propio equipo de seguridad. Un espejo del de Dimitri. Encantador. Mikhail y
yo caminamos juntos, y gracias a Dios, y habló en el camino en lugar de
mantener ese horrible silencio que parecía ser un tratamiento común para los
prisioneros. ― ¿Qué es la audiencia exactamente? ¿Un juicio? ― No, no.
Demasiado pronto para un juicio. Una audiencia decide si vas a juicio o no.
― Eso suena un poco como una pérdida de tiempo, señalé.
Salimos del edificio de guardianes, y ese aire fresco y húmedo fue la cosa más
dulce que jamás había probado. Es una pérdida de tiempo mayor si vas a un
juicio en toda regla, y ellos se dan cuenta que no hay caso que sostener. En la
audiencia, ellos exponen toda la evidencia que tienen, y un jurado –o, bueno,
alguien actuando como jurado- decidirá si deberías tener un juicio. El juicio lo
hace oficial. Ahí es donde dan el veredicto y reparten el castigo.
― ¿Por qué se tomarían tanto tiempo para la audiencia? ¿Por qué me harían
esperar en la celda todo el día?
Él se rio, pero no porque pensara que era gracioso. ― Esto es rápido, Rose.
Muy rápido. Puede tomar días o semanas obtener una audiencia, y si vas a
juicio, permanecerás encerrada hasta entonces.
Tragué grueso. ― ¿se moverán rápido con eso también? ― No lo sé. Ningún
monarca ha sido asesinado en casi cien años. La gente esta desbocada, y el
Consejo quiere establecer orden. Ellos ya están haciendo grandes planes para
el funeral de la reina –un gigante espectáculo que distraerá a todos. Tu
audiencia es también un intento de establecer el orden. ― ¿Qué? ¿Cómo?
― Mientras más pronto condenen al asesino, más seguros se sentirán todos.
Ellos piensan que este caso en tu contra es sólido, quieren apresurar las
cosas. Quieren que seas culpable. Quieren enterrarla sabiendo que su asesino
se mueve hacia la justicia, así todos pueden dormir tranquilos cuando el
nuevo rey o reina sea electo.
― Pero yo no…― Dejé ir mi negación. No tenía sentido.
365
Delante de nosotros, el edificio que albergaba las salas de la corte se alzaba.
Había parecido prohibido la primera vez que había estado aquí para el juicio
de Víctor, pero eso había sido por miedo a los recuerdos que él provocaba en
mí. Ahora… ahora era mi propio futuro en la línea. Y aparentemente no solo
mi propio futuro –el mundo Moroi estaba observando y esperando, con la
esperanza de que yo fuera una villana que sería encarcelada para siempre.
Tragando grueso, le di a Mikhail una mirada nerviosa. ― ¿Crees… crees que
me enviarán a juicio?
Él no respondió. Uno de los guardias sostuvo la puerta abierta para nosotros.
― ¿Mikhail? Insté. ¿Realmente me pondrán en juicios por homicidio?
― Sí, dijo él con simpatía. ― Estoy bastante seguro de que lo harán.
366
CCaappííttuulloo 2277 TTrraadduucciiddoo ppoorr MMoonnttyy
El entrar en la sala del tribunal fue una de las experiencias más surrealistas
de mi vida - y no sólo porque yo era quien iba a ser acusado. Simplemente me
recordaba al juicio de Víctor, y la idea de que yo estaba ahora en su lugar fue
casi demasiado raro para asimilarlo.
Entrar a una sala con una tropa de tutores hace que la gente mire, y créanme,
había una gran cantidad de personas congregadas allí, así que naturalmente,
no me escondí o sentí vergüenza. Caminé con confianza, con la cabeza bien
alta. Otra vez más tuve un flashback extraño sobre Víctor. Él también había
caminado de forma desafiante, y me había horrorizado que alguien que había
cometido sus crímenes pudiera comportarse de esa manera. ¿Y si esta gente
pensaba lo mismo de mí?
En la tarima en la parte delantera de la habitación había una mujer que no
reconocí. Entre los Moroi, un juez era generalmente un abogado que había
sido nombrado para el cargo para los fines de la audiencia o lo que sea. El
juicio en sí , por lo menos en uno grande como el de Victor , había sido
presidido por la reina. Ella había sido la encargada de decidir en última
instancia, el veredicto final. Aquí, los miembros del Consejo serían los que
deberían decidir llegada esa fase. El juicio lo hace oficial. Ahí es donde pasan
el veredicto y repartir el castigo.
Mi acompañante me llevó a los asientos delanteros de la sala, más allá de la
barra que separaba a los principales actores de la audiencia, y me hizo un
gesto hacia un lugar junto a una Moroi de mediana edad vestida con un traje
de diseñador muy formal y negro. El objetivo estaba claro, la reina había
muerto, y él había ido a buscar su vestimenta al departamento moda de
―mostrar mi dolor―. Su cabello era un rubio pálido, ligeramente mezclado con
los primeros signos de plata. De alguna manera, hizo que se viera bien.
Supuse que se trataba de Damon Tarus, mi abogado, pero no dijo una
palabra.
Mikhail se sentó junto a mí también, y me alegré de que le hubieran elegido
para ser el que, literalmente, no se separara de mi lado. Mirando hacia atrás,
vi a Daniella Ivashkov y Nathan sentados con otros miembros de la realeza
de alto rango y sus familias. Adrian había optado por no unirse a ellos.
367
Se sentó más atrás, con Lissa, Christian, y Eddie. Todos los rostros estaban
llenos de preocupación
El juez , una anciana, de pelo gris, Moroi que parecía que aún podía patearte
el culo, llamó la atención de la sala, y se volvió para mirar hacia adelante de
nuevo. El Consejo estaba entrando, y anunció una por una. Dos grupos de
bancos se habían preparado para ellos, dos filas de seis años con un treceavo
en la parte trasera levantada. Por supuesto, sólo once de los lugares estaban
llenos, y yo trataba de no fruncir el ceño. Lissa debería haber estado sentada
allí.
Cuando el Consejo se resolvió, el juez se volvió hacia el resto de nosotros y
habló en una voz que resonó en la habitación.
-Esta audiencia está en orden, en el que determinará si hay pruebas
suficientes para…
Un golpe en la puerta le interrumpió, y todo público estiro el cuello para ver
qué estaba pasando.
-¿A qué se debe esta perturbación?- el juez exigió. Uno de los guardianes tenía
la puerta entreabierta y se inclinaba hacia fuera, al parecer hablando con
quien estaba en la sala. Se metió de nuevo en la habitación.
-El abogado de los procesados está aquí, Su Señoría.- el Juez miró a Damon El
y yo en seguida miramos con el ceño fruncido al tutor.
-Ella ya tiene un abogado.
El guardián se encogió de hombros y pareció cómico, indefenso. Si hubiera
habido un Strigoi allí, él habría sabido qué hacer. Esta interrupción extraña
de protocolo fue más allá de su conjunto de habilidades. El juez suspiró.
-Muy bien. Envía a quien quiera que sea aquí y vamos a resolver esto.
Abe entro en la sala.
-¡Ay señor!- dije en voz alta.
Yo no tuve reprimenda por hablar fuera de turno, porque un rumor de
conversaciones de inmediato llenó la habitación. Mi teoría fue que la mitad
estaban asustados porque sabían quién era Abe y su reputación. La otra
mitad probablemente sólo estaban sorprendidos por su aspecto.
Llevaba un traje de casimir gris, considerablemente más ligera que el negro
sombrío de Damon. Debajo se trataba de una camisa de vestir que era tan
brillante de color blanco, que parecía brillar, especialmente junto a la corbata
de seda carmesí brillante que llevaba.
368
Otros puntos de color rojo fueron esparcidos sobre su equipo - un pañuelo en
el bolsillo, gemelos de rubí. Naturalmente, todo estaba tan perfectamente
adaptado y era tan caro como el conjunto de Damon. Sin embargo, Abe no se
veía como si estuviera de luto. Ni siquiera parece que iba a venir a un juicio.
Era más como si hubiera sido interrumpido en su camino a una fiesta. Y por
supuesto, lucía su habituales pendientes de aro de oro y la barba negra.
El juez silenció a la habitación con un movimiento de mano mientras se
pavoneaba a ella.
-Ibrahim Mazur,- dijo ella, sacudiendo la cabeza. Hubo asombro y
desaprobación a partes iguales en su voz. -Esto es... Inesperado.- Abe hizo
una galante reverencia.
-Es hermoso verte de nuevo, Paula. No has envejecido ni un día.
-No estamos en un club campestre, Sr. Mazur,- ella le informó. -Y mientras
estemos aquí, dirígete a mí por mi título propiamente dicho.
-Ah. De acuerdo.-Le guiñó un ojo. -Mis disculpas, Su Señoría.-Se volvió y miró
a su alrededor hasta que sus ojos se posaron en mí. -Ahí está. Siento haberme
retrasado. Vamos a empezar.
Damon se puso de pie.
-¿Qué es esto? ¿Quién es usted? Yo soy su abogado.
Abe negó con la cabeza.
-Debe haber habido algún error. Me tomó un tiempo para conseguir un vuelo
aquí, así que no puedo ver por qué habrían nombrado a un abogado de oficio
para llenar mi sitio.
- ¡Abogado de Oficio! -el rostro de Damon se puso rojo de indignación. -Yo soy
uno de los abogados más renombrados de América entre los Moroi.
-De renombre, pero entre la comunidad.- Abe se encogió de hombros y se
recostó en su asiento. -No juzgo. Ni una palabra.
- Sr. Mazur-interrumpió el juez-, ¿es usted abogado?
-Soy un montón de cosas, Paula, Su Señoría. Por otra parte, ¿qué importa?
Ella sólo necesita a alguien que hable por ella.
- Y ella tiene a alguien,- exclamó Damon. - A mí.
-Ya no es así, -dijo Abe, su comportamiento siguia siendo muy agradable.
Nunca había dejado de sonreír, pero me pareció ver el brillo peligroso en sus
ojos que asustaba a tantos de sus enemigos.
369
Era la imagen de calma, mientras que Damon parecía que estaba lista para
tener una convulsión.
-Su Señoría
- ¡Basta! " -dijo con esa voz resonante de ella. -Que la chica elija.- Fijó sus
ojos castaños en mí. -¿Quién quieres que hable por ti?
-Yo…- Mi boca abierta en forma abrupta la atención se centró en mí. Yo había
estado mirando el drama entre los dos hombres como un partido de tenis, y
ahora la pelota me había golpeado en la cabeza.
-Rose.
Sorprendida, me volví un poco. Daniella Ivashkov se había deslizado en la fila
detrás de mí.
-Rose, -me susurró de nuevo, -no tienes idea de quién es ese hombre Mazur.
-Oh, ¿no?
-Tú no quieres tener nada que ver con él. Damon es el mejor. No es fácil de
conseguir.
Ella volvió a su asiento, y nos miramos entre las caras de mis dos abogados
potenciales. Comprendí el sentido de Daniella. Adrián le había hablado de
conseguir a Damon para mí, y entonces Damon lo está haciendo. Rechazarle
sería un insulto a ella, y teniendo en cuenta que ella fue una de las pocas
Moroi reales que había sido amable conmigo acerca de Adrian, yo desde luego
no quería ganarme su antipatía. Además, si se trataba de una cuestión de la
realeza, tener uno de ellos de mi parte era probablemente mi mejor
oportunidad.
Y, sin embargo. . . Allí estaba Abe, mirándome con esa sonrisa inteligente tan
suya. Sin duda era muy bueno en salirse con la suya, pero mucho de eso era
por la fuerza de su presencia y reputación. Si de verdad hubiera alguna
evidencia absurdas en mi contra, la actitud de Abe no sería suficiente para
hacer que se vaya. Por supuesto, él era astuto, también. La serpiente. Podía
suceder que lo imposible, y que hubiera sacado sin duda una gran cantidad de
sus artimañas para mí.
Eso no hacía, sin embargo, cambiar el hecho de que él no era un abogado. Por
otra parte, él era mi padre.
Era mi padre, y aunque todavía apenas le conocía, había recorrido grandes
distancias para encontrarse aquí y con su traje gris para defenderme. ¿Era el
amor paternal en malas condiciones? ¿Era realmente tan bueno como
abogado?
370
Y al final del día, ¿es verdad que la sangre corría más gruesa que el agua? Yo
no lo sabía. En realidad no me gustaba ese dicho. Tal vez funcionara para los
seres humanos, pero no tenía sentido con los vampiros.
De todos modos, Abe me miraba fijamente con ojos marrones oscuros casi
idénticos a la mía. Confía en mí, parecía decir. Pero, ¿podría hacerlo? ¿Puedo
confiar en mi familia? Me habría confiado a mi madre si ella estuviera aquí - y
yo sabía que ella confiaba Abe.
Suspiré y hice un gesto hacia él.
-Yo le elijo a él-En un matiz, añadí: -No me hunda, Zmey.
Una sonrisa se hizo más amplia en Abe cuando las exclamaciones de sorpresa
llenaron la audiencia, y Damon protestó con indignación. Daniella podría
haber tenido que persuadirlo para que me representara en un principio, pero
ahora este caso se había convertido en un motivo de orgullo para él. Su
reputación había sido mancillada.
Pero yo había hecho mi elección, y el juez exasperado no oiría más argumentos
sobre esto. Damon se levanto y escandalizado tomo distancia, y Abe se deslizó
en su asiento. El juez comenzó con el discurso de apertura estándar, que
explica por qué estamos aquí, etc, etc Mientras hablaba, me incliné hacia Abe.
-¿En qué me has metido? Le susurre a él.
-¿En qué te has metido? No se puede decir que te acabo de recoger en la
estación de policía por beber siendo menores de edad, al igual que la mayoría
de los padres?- Estaba empezando a entender por qué la gente se molestaba
cuando hacía bromas en situaciones peligrosas.
-¡Mi futuro de mierda está en juego! Ellos me van a enjuiciarme y condenarme!
-Todo rastro de humor o ánimo desapareció de su rostro. Su expresión se
tornó dura, muy serio. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.
-Eso, -dijo en un tono de voz bajo, -es algo que te juro nunca, nunca va a
pasar.
El juez volvió su atención hacia nosotros y el abogado de instrucción, una
mujer llamada Iris Kane. No era un nombre de la realeza, pero aún parecía
muy dura. Tal vez eso fuera solo una cosa de abogados.
Antes de las pruebas en mi contra fue presentada, el asesinato de la reina
también fue descrito en todos sus detalles espeluznantes. ¿Y cómo había sido
encontrada esa mañana en la cama, una estaca de plata a través de su
corazón y una profunda mirada de horror y conmoción en su cara.
371
La sangre había estado en todas partes: el camisón, las sabanas, su piel. . .
Las imágenes fueron mostradas a todos en la sala, provocando una variedad
de reacciones. Exclamaciones de sorpresa. Más miedo y pánico. Y algunos. . .
algunas personas lloraban. Algunas de esas lágrimas eran, sin duda, a causa
de la terrible situación general, pero creo que muchos lloraron porque había
amado o deseado Tatiana. Ella había sido fría y rígida a veces, pero en su
mayor parte, su reinado había sido pacífica y justa.
Después de las fotos, me pidieron que me levantara. La audiencia no
ejecutaba del modo normal que un se haría en un juicio. No hubo un
intercambio de abogados haciendo preguntas a los testigos. Los ordenaron a
cada uno de pie allí y se turnaban para hacer preguntas mientras que el juez
mantenía el orden.
-Miss Hathaway,- comenzó a Iris, dejando caer mi título. -¿A qué hora regresó
a su cuarto la noche anterior?
-No sé la hora exacta…- Me concentré en ella y no Abe o en el mar de caras
que allí había. -A eso de las 5 am, me parece. Tal vez 6.
- ¿Había alguien con usted?
-No, bueno sí. Más tarde. -¡Oh, Dios. Aquí viene. -Um, Adrian Ivashkov me
visitó
-¿A qué hora llegó? pidió a Abe.
-No estoy segura de eso. Poco después de que llegara, supongo."
Abe dio su sonrisa encantadora a Iris, quien se escondió través de unos
papeles.
-La reina fue asesinada en un margen bastante precisión reducido entre siete
y ocho. Rose no estaba sola, por supuesto, tendríamos que escuchar al Sr.
Ivashkov declarar en este sentido.
Mis ojos sacudieron brevemente a la audiencia. Daniella estaba pálida. Esta
era su pesadilla: Adrian involucrándose. Mirando más lejos, vi que Adrian
parecía estar extrañamente en calma. Realmente esperaba que no estuviera
borracho. Iris sostenía una hoja de papel triunfante.
-Tenemos una declaración firmada de un portero que dice el Sr. Ivashkov llegó
al edificio de la demandada sobre las nueve y veinte, aproximadamente.
-Eso es muy específico, -dijo Abe. Parecía divertido, como si hubiera dicho algo
gracioso. -¿Tiene a alguien personal de la recepción para confirmar eso?
372
-No, -dijo Iris fríamente. -Pero esto es suficiente. El portero recuerda porque
estaba a punto de tomar su descanso. Señorita Hathaway estaba sola cuando
se produjo el asesinato. No tiene coartada.
-Bueno, dijo Abe, -por lo menos cuestionable, según algunos hechos.
Pero no se habló más del tiempo. Las pruebas eran admitidas en los registros
oficiales, y yo tomé una respiración profunda. No me había gustado esa línea
de cuestionamiento, pero había sido previsto, a partir de las conversaciones
había oído antes a través de Lissa. Lo de ninguna coartada, no era bueno,
pero yo estaba de acuerdo con Abe. Lo que hasta ahora tenían no parecía lo
suficientemente fuerte como para mandarme a juicio. Además, no había
pedido algo más acerca de Adrian, que lo dejó fuera de esto.
-Siguiente prueba, -dijo Iris. Hubo un triunfo petulante por toda su cara.
Ella sabía que la cosa del tiempo era escasa prueba, pero lo que iba a venir,
ella pensó que era la prueba de oro. Pero, en realidad, era de plata. Una estaca
de plata. Así me ayudaba, ella tenía una estaca de plata en un recipiente de
plástico transparente. Brillaba a la luz incandescente, con excepción de la
punta. Que estaba oscura por la sangre.
-Este es el arma usada para matar a la reina, -declaró Iris. -el arma de la
Señorita Hathaway . -Abe se echó a reír.
-Oh, vamos. Los guardianes cambian de equipamiento todo el tiempo. Tienen
una, todos tienen una idéntica.- Iris no le hizo caso y me miró.
-¿Dónde está su equipamiento en este momento?-
Fruncí el ceño.
-En mi cuarto.- Se volvió y miró a la multitud.
-¿Guardián de Piedra?- Un dhampir de altura con un tupido bigote negro se
levantó de la multitud.
-¿Sí?
-Usted llevó a cabo el registro de la habitación de la señorita Hathaway y sus
pertenencias, ¿correcto?
Esto me escandalizo
-Ha buscado mi - Una mirada aguda de Abe me silenció.
-Correcto, -dijo el guardián.
-¿Y ha encontrado alguna estaca de plata?- preguntó Iris.
373
-No.- Ella se volvió de nuevo a nosotros, todavía con aire satisfecho, pero Abe
parecía encontrar esta nueva información aún más ridículo que el último lote.
-Eso no prueba nada. Podía haber perdido el juego sin darse cuenta.
- ¿Perdido en el corazón de la reina?
-Señorita Kane, advirtió el juez.
-Mis disculpas, señor juez, -dijo Iris sin problemas. Se volvió hacia mí. -
Señorita Hathaway, ¿hay algo especial acerca de su estaca? ¿Cualquier cosa
que lo distingue de otros? "
-Y, sí.
-¿Puedes describirlo?-Me atragante. Tuve un mal presentimiento sobre esto.
-Tiene un patrón de grabado al agua fuerte en la parte superior.
Una especie de diseño geométrico. Los Guardianes lo hacen a veces. Me
encontré esta estaca en Siberia y la conserve. Bueno, en realidad, Dimitri me
la había enviado a mí después de que se la saca de su pecho. Iris se acercó al
Consejo y le tendió el contenedor de manera que cada uno de ellos podría
verla. Volviendo a mí, y me la ofreció.
-¿Es éste tu patrón? ¿Tú estaca?
Me quedé mirando. Era, en efecto. Mi boca se abrió, dispuesto a decir que sí,
pero luego me llamó la atención de Abe. Claramente, él no podía hablarme
directamente, pero envió una gran cantidad de mensajes en esa mirada. El
más grande fue que tuviera cuidado, se astuta. ¿Qué haría una persona
resbaladiza como Abe?
-Es... Se ve similar al diseño de la mía, dije por fin. -Pero no puedo decir con
seguridad si es exactamente la misma.- La sonrisa de Abe me dijo que había
respondido correctamente.
-Por supuesto que no podemos, -dijo Iris, como si no hubiera esperado nada
mejor. Ella entregó el contenedor a uno de los secretarios judiciales. -Pero
ahora que el Consejo ha visto que el diseño hace juego con su descripción y es
casi como su estaca, me gustaría señalar que la prueba ha revelado - ella
levantó más documentos, con la victoria en toda su cara - que sus huellas
dactilares están en él. -No, eso fue un gran golpe. El gran golpe. Las duras
pruebas.
-¿Cualquier otra huella dactilar distinta? -preguntó el juez.
-No, señor juez. Sólo las suyas.
374
-Eso no significa nada, -dijo Abe, encogiéndose de hombros. Tenía la
sensación de que si yo de pronto confesara el asesinato, aún afirmaría que
era una evidencia dudosa.
-Y si alguien robó su estaca y usó guantes. Sus huellas dactilares estarían en
ella porque es suya.
-Eso sería complicado, ¿no te parece?- Iris pidió.
-La evidencia esta aún llena de agujeros, -protestó. -Eso es lo complicado.
¿Cómo podía haberse metido en el dormitorio de la reina? ¿Cómo podía haber
conseguido pasar a través de los guardias?
-Bueno-murmuró Iris ,- esas preguntas serían las preguntas más normales
en un juicio, pero teniendo en cuenta la extensa capacidad de la señorita
Hathaway en irrumpir dentro y fuera de los lugares, así como los
innumerables manchas disciplinarias que tiene, no dudo de que podría haber
encontrado varias maneras de entrar.
-Usted no tiene pruebas, -dijo Abe. -Ninguna teoría.
-Nosotros no las necesitamos, -dijo Iris. -No en este momento. Tenemos más
que suficiente para ir a juicio, ¿no es cierto? Quiero decir, ni siquiera hemos
llegado a la parte donde los innumerables testigos oyeron a señorita Hathaway
decir a la reina que lamentaría haber establecido la reciente la ley para los
guardianes. Puedo encontrar la transcripción si quieres, sin mencionar los
informes de otros que cuentan las "expresivas palabras " de la señorita
Hathaway comento en público. -Un recuerdo volvió a mí, de pie afuera con
Daniella mientras yo despotricaba, con los demás mirando, acerca de cómo la
reina no me podía comprarme con una misión. No fue una buena decisión de
mi parte. Tampoco lo fue reventar en momento de la muerte o quejarme de
que la reina no merecía la pena ser protegida, cuando Lissa había sido
capturada. Le había dado a Iris una gran cantidad de material.
-Oh, sí-continuó Iris. -También tenemos las cuentas de la reina que declara
su desaprobación extrema de la relación de la señorita Hathaway con Adrian
Ivashkov, sobre todo cuando los dos corrieron para fugarse. -Abrí la boca con
eso, pero me hizo callar Abe. -Hay un sinnúmero de otros registros de Su
Majestad y la señorita Hathaway peleando en público. ¿Le gustaría que
encontrar esos papeles también, o somos capaces de someter a votación una
versión de prueba ahora?
Este fue dirigido al juez. Yo no tenía formación jurídica, pero la evidencia era
bastante abrumadora. Las pruebas decían que definitivamente había razón
para considerarme una sospechosa de asesinato, con excepción de. . .
375
-¿Su Señoría? Le pregunté. Creo que ella había estado a punto de dar su
declaración. -¿Puedo decir algo?- El juez pensó en ello, se encogió de hombros.
-No veo ninguna razón para no hacerlo. Estamos recogiendo todas las pruebas
que hay.- Oh, yo trabajaba de forma independiente esto no estaba en el plan
de Abe en absoluto. Camine al estrado, con la esperanza de que me detuviera
con su sabio consejo, pero no fue lo suficientemente rápido
-De acuerdo-dije, esperando que sonara razonable y que no iba a perder los
estribos. -Han puesto un montón de cosas sospechosas aquí. Puedo ver eso.-
Abe miró dolido. No fue una expresión que había visto en él antes. No solía
perder el control de situaciones muy a menudo. -Pero esa es la cuestión. Es
demasiado sospechoso. Si yo fuera a asesinar a alguien, yo no sería tan
estúpida. ¿Crees que me iría dejando mi estaca clava en su pecho? ¿Crees
que no me pondría guantes? Vamos. Eso es insultante. Si yo soy tan astuta
como usted reclama y dice que soy, entonces ¿por qué lo hice de esa manera?
Quiero decir, ¿en serio? Si lo hiciera, sería mucho mejor. Usted ni siquiera me
tendría como sospechosa. Todo esto es realmente una especie de insulto a mi
inteligencia.
-Rose - comenzó Abe, con una nota peligroso en su tono. Seguí adelante.
-Todo esto evidencia que tenemos es tan dolorosamente obvia. Infierno, el que
preparo bien podría haber pintado una flecha hacia mí, y créanme, pero quien
crea esto es demasiado estúpido es tanto como quien ideara esta trampa. -El
volumen de mi voz iba en aumento y conscientemente lo traje de nuevo a
niveles normales. -¿Quieres una respuesta fácil. Una respuesta rápida. Y
sobre todo quiere que alguien, sin conexiones, sin familia poderosa para
protegerlos…-Dudé allí, insegura de cómo clasificar a Abe. -Porque así es como
siempre es. Así es como lo hizo con esa ley antigua. Nadie es capaz de
defender a los dhampirs ya sea porque este sistema maldito no lo permitirá.-
Se me ocurrió entonces que me había alejado bastante del tema, y estaba
haciendo dándome a mi misma un aspecto más culpable por golpear a la ley
antigua. Me tire de las riendas para frenarme y dar la vuelta-Um, de todos
modos, señor juez... Lo que estoy tratando de decir es que esta evidencia no
debería ser suficiente para acusarme o enviarme a juicio. No pude planear un
asesinato así de mal.
-Gracias, Señorita Hathaway, -dijo el juez. -Eso fue muy... Informativo. Usted
puede tomar su asiento, mientras que ahora se da la votación del Consejo.
Abe y yo regresamos a nuestro banco.
-¿Qué diablos estabas pensando? -susurró.
-Estaba contando las cosas como son. Me estaba defendiendo.
376
-Yo no iría tan lejos. Usted no es abogado.- Yo le dirigió una mirada de
soslayo.
-Ni tú, viejo.
El juez pidió al Consejo que votaran sobre si creían que no había pruebas
suficientes para hacerme un sospechoso viable y mandarme a juicio. Ellos lo
hicieron. Once manos se levantaron. Al igual que todo había terminado. A
través de nuestro vinculo, sentí la alarma de Lissa. Como Abe y me levanté
para irme, me miró por entre el público, que empezaba a disolverse ya deseoso
de hablar sobre lo que pasaría ahora. Sus ojos de color verde claro muy
abiertos, con el rostro inusualmente pálido. A su lado, Adrián también miró
angustiado, pero como él me miró, pude ver el amor y la radiante
determinación. Y en la parte posterior, detrás de los dos. . . Dimitri.
Yo ni siquiera sabía que estaba allí. Sus ojos estaban puestos en mí también,
oscuro y sin fin. Sólo que yo no podía leer lo que estaba sintiendo. Su rostro
delataba la nada, pero había algo en sus ojos. . . algo intenso e intimidatorio.
La imagen de él listo para tomar ese grupo de tutores pasó por mi mente, y
algo me dijo que si le preguntaba, él lo haría de nuevo. Él lucharía su camino
hacia mí a través de esta sala y hacer todo lo posible para rescatarme de allí.
Un roce de mi mano me distrajo de él. Abe y yo habíamos empezado a salir,
pero el pasillo delante de nosotros estaba lleno de gente, lo que nos detuvo. El
toque contra de mi mano había un pedazo pequeño de papel metido entre mis
dedos. Mirando más, vi que Ambrosio estaba sentada junto al pasillo, mirando
al frente. Quería preguntarle qué pasaba, pero algún instinto me mantuvo en
silencio. En vista de que la línea aún no se movía, me apresuré a abrir el
documento, manteniéndolo alejado del de la vista Abe. El documento fue
pequeño, su elegante letra cursiva casi imposible de leer.
Rose:
Si estás leyendo esto, entonces algo terrible ha sucedido. Es probable que me
odies, y yo no te culpo. Sólo puedo pedir que confíes en que lo hice con el decreto
de antigüedad era mejor para tu gente de lo que otros habían planeado. Hay
algunos Moroi que quieren obligar a que todos dhampirs entren en servicio, tanto
si quieren como si no, mediante el uso de la compulsión. El decreto de
antigüedad ha disminuido esa facción.
Sin embargo, me dirijo a ti con un secreto que usted debe corregir, y es un
secreto que debe compartir con los menos posibles. Vasilisa necesita de su
puesto en el Consejo, y se puede hacer. Ella no es la última Dragomir. Otro vive,
el hijo ilegítimo de Eric Dragomir. No sé nada más, pero si tu puedes encontrar a
este hijo o hija, usted le darás el poder a Vasilisa que se merece.
377
No importan tus defectos ni tu temperamento peligroso, tu eres la única que
siento que puede asumir esta tarea. No pierdas el tiempo en el cumplimiento de
la misma.
--Tatiana Ivashkov
Me quedé mirando el pedazo de papel, sus escritura se arremolinaba enfrente
mía, pero su mensaje quemaba en mi mente. Ella no es la última Dragomir.
Otro vivía. Si eso era cierto, si Lissa tenía un medio hermano o media
hermana. . . lo cambiaría todo. Ella tendría un voto en el Consejo. Ella ya no
estaría sola. Si era cierto. Si esto era de Tatiana. Cualquier persona puede
firmar su nombre a una hoja de papel. No hacerlo realidad. Aún así, me
estremecí, turbada por la idea de recibir una carta de una mujer muerta.
Había dejado de ver los fantasmas que nos rodean, pero ¿Y si Tatiana estaba
allí, inquieta y vengativa. ?Yo no me atrevía a bajar mis paredes y mirar.
Todavía no. Tenía que haber otras respuestas. Ambrosio me había dado la
nota. Tenía que preguntarle. . . excepto que se movían por el pasillo de nuevo.
Un guardián me dio un codazo a lo largo.
-¿Qué es eso? - pidió a Abe, siempre alerta y sospechando. me apresuré a
dobló la nota y esconderla.
-Nada.
La mirada que me dio me dijo que no me creía en absoluto. Me pregunté si
decirle algo. ―Es un secreto que debe compartir con los menos posibles.‖ Si él
era uno de los pocos, este no era el lugar. Traté de distraer la atención de ella
y sacudir la mirada estupefacta que tenía que tener en mi cara. Esta nota ha
sido un gran problema, pero no tan grande como el inmediatamente frente a
mí.
-Usted me dijo que no iría a juicio,- le dije a Abe. Mi irritación anterior estaba
de vuelta. -¡Perdí una gran oportunidad con ustedes!
-No fue una gran oportunidad. Tarus no has salido de este bien.- La fácil
actitud de Abe sobre todo esto, me enfureció aún más.
-¿Quieres decir que sabía que esta audiencia era una causa perdida desde el
principio?- Era lo que Mikhail había dicho. Qué bueno tener esa fe en todo.
-Esta audiencia no era importante, -dijo Abe evasivamente. -Lo que sucede
después si lo es.
-¿Y qué es exactamente?
378
Él me dio esa oscuridad y astuta mirada de nuevo.
-Nada tiene que preocuparte por el momento.
Uno de los guardianes puso su mano sobre mi brazo, diciéndome que tenía
que irme. Me resistí a su tirón y me inclinó hacia Abe.
-¡Al infierno si no lo hago! Esta es de mi vida de lo que estamos hablando, -
exclamé. Yo sabía lo que vendría después. Prisión hasta el juicio. Y más
prisión si era condenada. -¡Esto es serio! ¡No quiero ir a juicio! No quiero pasar
el resto de mi vida en un lugar como Tarasov.- El guardia tiró con más fuerza,
que nos empujó hacia adelante, y Abe me lanzo una mirada que me dejo
clavada y me heló la sangre.
-Tú no vas a ir a juicio. Tú no vas a ir a la cárcel, -siseó, de modo que le
escucharan los guardias. -Yo no lo permite. ¿Entiendes?
Sacudí la cabeza, confundida por todo y sin saber qué hacer con nada de eso.
-Hasta tu tiene tus límites, viejo.-La sonrisa regresó.
-Te sorprenderías. Además, ni siquiera envían a los traidores a la cárcel real,
Rose. Todo el mundo sabe eso. - se burlo de mi.
-¿Estás loco? Por supuesto que sí. ¿Qué otras cosas crees que hacen con los
traidores? ¿Decretan su libertad y les dicen que no lo vuelvan a hacer?
-No, -dijo Abe, justo antes de que me diera la vuelta. -Ellos ejecutan a los
traidores.
FFIINN……
379
BBllooggss ttrraadduuccttoorreess MMaass qquuee VVaammppiirrooss EEll RRiinnccóónn ddee DDaannyy
MMeennttiirraass FFaannttaassííaass yy RReeaalliiddaadd
MMyy lliittttllee DDhhaammppiirr wwoollrrdd
BBeessooss DDee uunn ÁÁnnggeell
VVaammppiirreevviillllee
TThhee lliittttllee FFooxxyyss
LLoobbooss ddee llaa NNoocchhee
CCoorrrreeccttoorraass TTrraadduuccttoorraass
EEEEMMaarriiaa AAuurriimm
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AAnnaaee GGrreexxxx
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AAmmaannddaa
AAnnggiiee
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