TEXTOS HISTÓRICOS
GUÍA PARA EL COMENTARIO DE TEXTOS HISTÓRICOS
1. Lee atentamente el texto comprendiendo lo que nos quiere
decir. Seguramente deberás leerlo varias veces. Busca en el
diccionario las palabras cuyo significado desconozcas.
2 .Subraya a continuación las ideas que te parezcan más
importantes.
3. Indica de qué naturaleza es el texto fijándote en su
contenido
NATURALEZA
Jurídico.- cuando tiene carácter legal, emana de fuentes
legales o establece normas de derecho, bien a nivel nacional
o internacional. Son textos jurídicos las leyes y decretos de
todo tipo, las constituciones, los tratados y acuerdos
internacionales, y, en general, cualquier texto político de
carácter análogo.
Histórico-literarios.- cuando posee un notorio
carácter subjetivo, emanado directamente de la trayectoria
personal de un individuo o grupo, en la que se refleja o
proyecta el proceso histórico. Son de este tipo las memorias,
las autobiografías, los recuerdos históricos, las cartas y notas
personales, los artículos de prensa y, asimismo, las obras
literarias y de pensamiento que recogen y dan testimonio de
la realidad social, por ejemplo, la novela o
el ensayo históricos.
• Económicos.- Se refieren a actividades productivas o
relaciones económicas de diversa índole.
• Sociales.- Aluden a la familia, individuos, grupos, vida
cotidiana, clases, estructuras y conductas sociales,
etc...
• Culturales.- Pensamiento, arte, etc...
• Historiográficos.- cuando se trata de la obra de
un historiador o autor posterior a los hechos, que son
analizados con una finalidad investigadora y científica.
Entran en este grupo las obras de Historia en sentido
amplio.
Algunos textos pueden ser clasificados o incluidos en
más de uno de estos apartados
4. Explica el momento y las circunstancias históricas a las que
hace referencia el texto.
EL MOMENTO HISTÓRICO
ORIGEN Y DESTINATARIO
EL AUTOR
EL MOMENTO HISTÓRICO
Se trata de situarlo en su contexto histórico. Se puede
hablar de:
•las circunstancias en las que surge el documento
•de los caracteres de la época
•los personajes que la protagonizan
En caso de que un texto no estuviera fechado, deberemos
recurrir a los elementos que contiene (personajes,
acontecimientos...) que nos permitan fecharlo con mayor o
menor precisión.
ORIGEN Y DESTINATARIO
Aquí debemos averiguar qué clase de personaje o qué
institución escribe el texto.
Asimismo, a quién va dirigido:
un particular (una carta..)
un colectivo (manifiesto, panfleto)
todo un pueblo (constitución, ley...)
EL AUTOR
En el caso de que el autor no estuviera citado, deberemos
proceder a su identificación por los elementos que
contiene el texto (ideas, instituciones, fechas, hechos
concretos, etc..).
Una vez se sabe el autor debe trazarse algunos aspectos
de su biografía, sobre todo cuando ésta ayuda a
comprender mejor el texto, intentando ver cómo se
manifiesta sus ideas en el texto, y en el caso de un texto
impersonal (ley, manifiesto, panfleto, anónimo) cómo se
proyecta la ideología del grupo, partido o poder en el
documento.
5. Intenta encontrar una estructura dentro del texto. Tal
vez se pueden diferenciar varias partes del mismo.
Una vez clasificado el texto, comienza el análisis del mismo, lo que
constituye la parte central del trabajo. Ésta se basa en el análisis
temático y explicación profunda de su contenido. Al inicio de esta
actividad hay que insistir en la necesidad de la atenta y detenida lectura
del texto.
Destacaremos dos métodos para explicar y analizar el contenido de un
texto histórico:
El método literal: consiste en seguir un orden descriptivo con la
explicación progresiva de palabras, expresiones y alusiones que
en él aparecen. Es un método sencillo que puede ser muy útil
cuando tenemos entre manos un texto muy denso.
• El método lógico: consiste en reagrupar los pasajes y las
explicaciones de acuerdo con su temática; resulta útil para textos mal
articulados o confusos.
En cualquier caso e independientemente del método empleado, la
explicación del contenido ha de organizarse definiendo de manera
precisa los nombres propios, los nombres técnicos, los de
instituciones y en general, todas las expresiones significativas
además de aclarar y precisar las alusiones históricas, los datos y los
hechos a los que se hace referencia.
6. Comenta el texto poniendo en relación lo que nos
dice el texto con las características del momento
histórico que hemos explicado en el apartado 4.
Clasificado y analizado el contenido, ya estamos en condiciones
de abordar el comentario. En concreto se trata de tomar el texto
como fundamento o base para desarrollar y disertar sobre el
momento histórico en sus aspectos más generales.
De esta aclaración se obtiene una visión general del proceso y
circunstancias en el que al texto se inscribe. Consiste, pues, en
hacer una completa exposición del tema al que nos han conducido
los pasos precedentes. Esta exposición ha de seguir vinculada al
texto, pero puede desviarse de él en su desarrollo, por lo que
conviene establecer unos límites precisos que impidan divagar o
desorientar
7. Establece una conclusión haciendo una
valoración de la aportación que nos hace el texto
para la comprensión del momento histórico.
Nos permite determinar lo siguiente:
• Su autenticidad y exactitud.
• Su sinceridad y objetividad.
• Su interés, es decir si se trata de un documento decisivo para
el análisis del momento histórico en el que se inscribe o hace
referencia, o por el contrario tiene una importancia relativa o
secundaria.
“1º: Muchos objetos necesarios para la vida -vestidos, alimentos, muebles, útiles-
eran fabricados en el marco familiar, especialmente en el medio rural. 2º: El
artesano trabajaba sólo o con un número muy reducido de obreros, raras veces
más de cinco. Este artesano podía ser libre o bien estar sometido a los
reglamentos de las corporaciones o gremios (...) 3º: El capitalismo aparece en (...)
la organización del mercader-empresario...(que) proporcionaba a los obreros
trabajando en sus domicilios la materia prima y algunas veces los instrumentos de
trabajo; más tarde iba a recoger el trabajo realizado y lo venía en su provecho
después de haber pagado un salario fijo al obrero, campesino o ciudadano (...)”
J. A. Lesourd y C. Gérard. Historia Económica Mundial.
“Los demandantes piden poder exponer a la Corte de justicia en base a los siguientes hechos:
Que con el pretexto de hacer mejorías en las tierras de propiedad de la citada parroquia se privará a los campesinos
sin tierra y a todas las personas que tienen derechos sobre las common lands que se pretenden cercar, del
indispensable privilegio del que actualmente gozan, es decir, de que sus bueyes, terneros y ovejas puedan pacer a
lo largo y a o ancho de dichas tierras. Este privilegio no sólo les permite mantenerse a ellos y a sus familias en
medio del invierno -cuando no lograrían, ni siquiera pagando en dinero contante, que los propietarios de otras tierras
les dieran la mínima cantidad de leche o de suero para tales necesidades-, sino que también les permite entregar a
los ganaderos partidas de animales jóvenes y delgados a un precio razonable, para luego engordarlos y venderlos
en el mercado a un precio más moderado; y este sistema se considera como el más racional y eficaz para asegurar
el abastecimiento público de géneros de primera necesidad a precios más bajos. Los demandantes consideran
además que el resultado más desastroso de este cercamiento será la casi total despoblación de su ciudad, ahora
llena de trabajadores orgullosos y fuertes que, al igual que los habitantes de otras parroquias «abiertas», son el vigor
y la gloria de la nación, el sostén de su flota y de su ejército. Bajo el empuje de la necesidad y de la falta de trabajo,
se verán obligados a emigrar en masa hacia las ciudades industriales, en donde la naturaleza misma del trabajo en
el telar o en la fragua reduciría pronto su vigor, debilitaría a su descendencia y podría hacerles olvidar poco a poco
ese principio fundamental de obediencia a las leyes de Dios y de su país que constituye el carácter peculiar de esos
sencillos y fieros campesinos que es fácil encontrar en las zonas de los open fields y de los que en gran medida
dependen el orden y la tranquilidad del Estado. Según los demandantes, éstos son algunos de los daños que se
podrán derivar de las previstas medidas que les afectarán como individuos, pero que tendrán consecuencias en toda
la comunidad. Ya se han comprobado estos daños en muchos otros casos de cercamientos, y ellos opinan que
presentando el problema al Parlamento (que constitucionalmente es protector y patrono de los pobres) sus derechos
no podrán dejar de ser tutelados frente a la ley en discusión.
Petición de pequeños propietarios de tierras y personas con derechos de servidumbre activa sobre las
common land. En Raunds, Northamptonshire. Commons Journal, del 19 de julio de 1797
"El Imperio Alemán se ha convertido en un Imperio mundial. Por todas partes,
en las regiones más remotas del globo, viven millones de compatriotas
nuestros. Los productos alemanes, la ciencia alemana, el espíritu de empresa
alemán atraviesan los océanos. Las riquezas que Alemania transporta a través
de los mares se cifran en miles de millones. A vosotros os incumbe, señores, el
deber de ayudarme a sujetar sólidamente esta gran Alemania a nuestra patria."
Discurso de Guillermo II. 1896, 25° aniversario del imperio
“La clase alta, sin embargo, dueña del poder y de la riqueza, no se dio cuenta
del peligro que amenazaba el frágil equilibrio de su posición. Los ricos se
divertían bailando el charlestón y los nuevos ritmos el jazz, el fox-trot y unas
cumbias de negros que eran una maravillosa indecencia. Se renovaron los
viajes en barco a Europa, que se habían suspendido durante los cuatro años
de guerra y se pusieron de moda otros a Nortameamérica. Llegó la novedad
del golf, que reunía a la mejor sociedad para golpear una pelotita con un palo,
tal como doscientos años antes hacían los indios en esos mismos lugares. Las
damas se ponían collares de perlas falsas hasta las rodillas y sombreros de
bacinilla hundidos hasta las cejas, se habían cortado el pelo como hombres y
se pintaban como meretrices, habían suprimido el corsé y fumaban pierna
arriba. Los caballeros andaban deslumbrados por el invento de los coches
norteamericanos, que llegaban al país por la mañana y se vendían el mismo
día por la tarde, a pesar de que costaban una pequeña fortuna y no eran más
que un estrépito de humo y tuercas sueltas corriendo a velocidad suicida por
unos caminos que fueron hechos para los caballos y otras bestias naturales,
pero en ningún caso para máquinas de fantasía. En las mesas de juego se
jugaban herencias y las riquezas fáciles de la posguerra, destapaban el
champán, y llegó la novedad de la cocaína para los más refinados y viciosos.”
Isabel Allende. La Casa de los Espíritus. Ed. Plaza y Janés. Barcelona,
1992
"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible
para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores
apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y
excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos
sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitoiros, a sábanas
grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las
chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a
sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus
bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos,
cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos.
Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se
respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como
el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza
entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una
cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se
había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había
ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la
vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor.
Patrick Süskind. El Perfume.
“¿Se podía esperar, del presente enfrentamiento, una victoria decisiva del
proletariado revolucionario, se podía dar por sentado la caída de los Ebert-
Scheidemann (2) y la instauración de la dictadura socialista? Ciertamente no, si
no se tiene en cuenta todos los elementos que determinan la respuesta. Basta
con poner el dedo en la llaga sobre la situación actual de la revolución; la falta
de madurez política de la masa de soldados que continúan tolerando los
abusos de sus oficiales y son utilizados con fines contrarrevolucionarios, sólo
esto prueba que la posibilidad de una victoria duradera de la revolución no era
posible (…).
Los campos, de donde ha partido un elevado porcentaje de la masa de
soldados, continúan estando poco más o menos al margen de la revolución.
Incluso Berlín está poco más o menos aislado del resto del Reich. En algunas
provincias -en Renania, en la costa del mar del Norte, en Brunswick, Sajonia,
Wurtemberg-, los focos revolucionarios están en cuerpo y alma al lado del
proletariado berlinés. Pero lo que falla es la coordinación del movimiento, la
acción común que diese a los impulsos y a las luchas de la clase obrera
berlinesa una mayor eficacia.”
Rosa Luxemburgo. Artículo publicado en el periódico espartaquista Rate
Fahne. 14 de enero de 1919.
“Cuando, por medio de la creación de la Milicia, guardia armada del Partido y de la
Revolución y por la constitución del Gran Consejo, órgano supremo de la Revolución,
se golpeó con un sólo golpe la práctica y la teoría del liberalismo, entonces nos
metimos definitivamente por la vía de la Revolución.
Hoy estamos enterrando el liberalismo económico. El corporativismo desempeña en
el terreno económico el mismo papel que el Gran Consejo y la Milicia han
desempeñado en el plano político.
El corporativismo es la economia disciplinada y por consiguiente, controlada, porque
no es posible una disciplina sin control.
El corporativismo supera al socialismo y al liberalismo, creando una síntesis nueva.
He aquí un hecho sintomático, sobre el que se ha reflexionado muy poco: la
decadencia del capitalismo coincide con la decadencia del socialismo. Todos los
partidos socialistas de Europa están por los suelos. Y no me refiero sólo a Italia y
Alemania, sino también a otros países.”
Discurso de Mussolini sobre el Estado corporativo. 28 octubre 1933.
“Nosotros hace tiempo que hemos abandonado la SDN porque conforme a su origen y a
sus obligaciones, nos ha negado el derecho a la igualdad de armamento y, por
consiguiente a la igualdad en la seguridad. No volveremos más porque no tenemos la
intención de dejarnos, en un punto cualquiera del mundo, encadenar a la defensa de la
injusticia por la decisión de una mayoría de la SON, y porque creemos rendir así un
servicio a todos esos pueblos que la desgracia arrastra a apoyarse en la SDN y a
otorgarle su confianza considerándola como un factor de ayuda real. Habíamos
considerado, como más justo, en el caso de la guerra de Abisinia, por ejemplo, en primer
lugar, tener una mayor comprensión hacia las necesidades vitales de Italia y, en segundo
lugar, conceder menos esperanzas y, sobre todo, menos promesas a Abisinia. Ello habría
podido, quizá, acarrear una posible solución más amplia y más razonable de todo el
problema.
Nosotros no tenemos en absoluto la intención, en un caso grave, de dejar implicar a la
nación alemana en conflictos donde no estuviera interesada ella misma [Alemania]. No
estamos dispuestos a intervenir en favor de intereses económicos o territoriales de otros
sin que haya a la vista la menor ventaja para Alemania. Por otra parte, nosotros mismos
no esperamos un apoyo tal de otros pueblos. Pero si una parte de los intereses alemanes
llegaran a ser seriamente puestos en juego, no nos esperaremos nunca a obtener de una
SDN un apoyo tangible; al contrario, suponemos, "a priori", que habremos de hacer frente
nosotros mismos a los problemas que se deriven de ello.
En fin, nosotros no tenemos en el futuro la intención de dejarnos trazar por cualquier
institución internacional una línea de conducta que, excluyendo el reconocimiento de
estados de hecho indiscutibles, no tiene nada que ver con el comportamiento de gentes
reflexivas, pero emparentadas con la política de la avestruz.”
Discurso de Hitler pronunciado en el Reichstag. 20 de febrero de 1938.
“La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los
alimentos tan sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más
elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a
favor de la primera de estas dos fuerzas.
Para que se cumpla la ley de nuestra naturaleza, según la cual el alimento sea
indispensable a la vida, los efectos de estas dos fuerzas tan desiguales deben ser
mantenidos al mismo nivel.
Esto implica que la dificultad de la subsistencia ejerza fuerza sobre el crecimiento
de la población una fuerza y constante presión restrictiva. Esta dificultad tendrá que
manifestarse y hacerse cruelmente sentir en un amplio sector de la humanidad”.
T. R. Malthus. Primer ensayo sobre la población.
"Inglaterra no puede prescindir de las colonias, pues sin colonias no hay comercio, sin comercio no hay marina y sin
marina Inglaterra no pasaría de ser en Europa una potencia de tercer orden.
Como consecuencia de la defección de sus colonias en el continente americano, Inglaterra se ve reducida a sus
posesiones en las Antillas, a su extenso asentamiento en Asia ya sus factorías de África. Todas esas colonias juntas no
bastan para abastecer su marina mercante, y por ende, su potencia marítima... Sus islas productoras de azúcar son muy
inferiores a las nuestras. Sus posesiones asiáticas constituyen para ella una fuente inagotable de riquezas, pero su
intercambio comercial queda limitado a artículos de lujo, no proporciona salida alguna a sus objetos manufacturados
nacionales y no utiliza para ello más que un menguado número de barcos y de marineros. Otro tanto sucede con sus
factorías de África (...) y la trata de negros que allí practica no tiene valor más que en la medida en que posea extensas
plantaciones por cultivar allende los mares, en América.
Es esa necesidad imperativa de poseer inmensas colonias que dependan de la metrópoli, que absorban sus productos
manufacturados y que den trabajo a un inmenso plantel de marineros, lo que ha obligado, hasta ahora, al gobierno inglés
a adoptar esa postura tan ciegamente obstinada de mantener a toda costa bajo su yugo a los insurrectos. Es
precisamente esa necesidad, experimentada por la nación entera, la que la impulsa a realizar, hoy en día, ingentes
esfuerzos y en la que se halla el origen del espíritu de animosidad que, excepción hecha del partido de la oposición,
impera en contra de sus colonias sumidas en la rebelión.
Si la pasión no tuviese por efecto enturbiar el sereno entendimiento a la hora de reflexionar, el gobierno inglés hubiese,
ante todo, examinado con detenimiento la naturaleza de sus colonias del continente americano. Se hubiese percatado de
que no era la misma que la de las demás colonias europeas, que la de las Antillas, por ejemplo, donde un reducido
número de blancos sin enjundia y enervados domina a un gran número de negros y requiere de continuo la protección de
tropas extranjeras; donde el país, al no producir más que artículos de lujo, depende totalmente de Europa para todas las
necesidades de la vida (...) Las condiciones de vida reinantes en las colonias inglesas del continente americano son
completamente distintas: son colonias agrícolas y pobladas en su mayor parte por hombres libres; proporcionan a
profusión todos los artículos de primera necesidad y asimismo muchos otros que sitúan a la metrópoli en un estado de
dependencia con respecto a ellas. Si ésta, a su vez, las hace depender de ella a través de sus manufacturas es mediante
leyes forzadas y prohibitivas que se sacudirán esos nuevos territorios, recobrando su libertad, construyendo manufacturas
del mismo estilo para las cuales poseen además las materias primas en su propio seno, y otorgando a todas las naciones
el libre acceso a sus puertos. Así pues, semejantes colonias están indefectiblemente destinadas a formar, el día de
mañana, un Estado independiente de Europa (...)"
Memoria del Conde de Broglie al Rey Luis XVI de Francia. Febrero 1776.
“La invención y el uso de la máquina de cardar lana, que tiene como consecuencia
reducir la mano de obra de la forma más inquietante produce (en los artesanos) el
temor serio y justificado de convertirse, ellos y sus familias, en una pesada carga para
el Estado. Constatan que una sola máquina, manejada por un adulto y mantenida por
cinco o seis niños realiza tanto trabajo como treinta hombres trabajando a mano según
el método antiguo (...). La introducción de dicha máquina tendrá como efecto casi
inmediato privar de sus medios de vida a gran parte de los artesanos. Todos los
negocios serán acaparados por unos pocos empresarios poderosos y ricos (...). Las
máquinas cuyo uso los peticionarios lamentan se multiplican rápidamente por todo el
reino y hacen sentir ya con crueldad sus efectos: muchos de nosotros estamos ya sin
trabajo y sin pan.”
Extraído del Diario de la Cámara de los Comunes, 1794
“Es un hecho curioso que, en los comienzos de la industria algodonera, todas las
operaciones, desde el tratamiento inicial de la materia prima hasta su salida en forma
de tejido, se efectúan bajo el techo de la casa del tejedor. En un segundo período,
con la mejora de las técnicas, la práctica era la de fabricar los hilados en la fábrica y
tejerlos a domicilio. En la actualidad, ahora que esta industria ha llegado a su
madurez, todas las operaciones, que ponen en juego medios mucho más amplios y
complejos, se efectúan en un solo edificio...
En las fábricas movidas por el vapor, el algodón es cardado, bobinado en mechas,
hilado y transformado en tejido, y una sola fábrica es suficiente para producir la
misma cantidad de metros para la que antes era precisa la mano de obra de toda
una región.”
R. Gueston. Historia abreviada de la manufactura de algodón.
"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso
miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las
cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz,
pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el
pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los
domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de
Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió,
pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la
escuela que estar en la mina."
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio
recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas,
1842.
“Las influencias desfavorables, en los obreros, del trabajo de la fábrica son: 1.
La desagradable necesidad de constreñir sus esfuerzos intelectuales y físicos
a un paso igual al del movimiento de la máquina (...) 2. La persistencia en una
posición recta, por espacios de tiempo demasiado largos (...) 3. La privación
del sueño por la larga jornada de trabajo (...) Los locales de trabajo,
frecuentemente, son bajos, deprimentes, polvorientos y húmedos, el aire
impuro, la atmósfera recalentada, y continua transpiración (...) El muchacho de
la fábrica no tiene un momento libre fuera del destinado a almorzar, y sólo
entonce sale al aire libre (...)”
F. Engels. La situación de la clase obrera. (Informe del Dr. D. Barry). 1845.
"Examinad nuestra situación, considerad la ventaja que Dios y la naturaleza nos
han dado, y el destino que se nos promete. Nos encontramos en los confines de la
Europa occidental, en el principal punto de unión entre el viejo y el nuevo mundo.
Los descubrimientos de la ciencia, los progresos de la navegación, nos han
colocado a menos de diez días de Nueva York. En relación a nuestra población y a
la superficie de nuestro país, tenemos una extensión de costas superior a las de
cualquier otra nación, lo cual nos asegura la hegemonía y la superioridad en el
mar. El hierro y el carbón, esos nervios de la producción, nos proporcionan en la
gran competición de la industria una ventaja sobre nuestros rivales. Nuestro capital
sobrepasa en mucho al que ellos disponen (...) Nuestro carácter nacional, las
instituciones libres que nos administran, nuestra libertad de pensamiento y de
acción, una prensa sin cortapisas que difunde todos los descubrimientos y todos
los avances de la ciencia, se combinan con nuestras ventajas naturales y físicas
para colocarnos a la cabeza de las naciones que se benefician del libre
intercambio de sus productos. ¿Es entonces éste el país que se sustraerá de la
competencia?"
Discurso de Sir Robert Peel al Parlamento, 16 de febrero de 1846.
“La burguesía ha sometido el campo a la denominación de ciudad. Ha creado
ciudades enormes, ha incrementado en alto grado el número de la población
urbana con relación a la rural. Ha hecho depender a los países bárbaros y
semibárbaros de los civilizados, a los pueblos campesinos de los pueblos
burgueses, al Oriente de Occidentes. La burguesía va superando cada vez más
la fragmentación de los medios de producción, de la propiedad, de la población.
Ha centralizado los medios de producción y ha concentrado la propiedad en
unas pocas manos.”
Marx y Engels. Manifiesto del Partido Comunista. 1848.
“Los avisos de Boston en la Nueva Inglaterra, recibidos por vía de Bristol, refieren
que por el mes de agosto último se había sublevado el populacho de aquella ciudad
con motivo de los nuevos impuestos, establecidas en la última sesión del
Parlamento; que no sólo fueron insultados los principales personajes del continente,
sin también hicieron pedazos los papeles y efectos del Contralor, del Juez del
Almirantazgo, del Repartidor de Sellos, y del Gobernador, cuya casa entraron a saco
llevándose cuanto había en ella, y que no habían calmado muchos desórdenes
hasta que principios del mes siguientes, que se pudieran junta como unos 500
hombres, que lograron arrestar las principales cabezas de la sublevación.”
Gazeta de Madrid, 4 de noviembre de 1765.
"Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es
el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis
cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no
ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca
contra mí; sólo a mí pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división;
es por mi autoridad que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación, sino
al registro, a la publicación y a la ejecución de la ley; el orden público emana de
mí, y los derechos y los intereses de la Nación, de los que se suele hacer un
cuerpo separado del Monarca, están unidos necesariamente al mío y no
descansan más que en mis manos."
Discurso de Luis XV al Parlamento de París el 3 de marzo de 1766.
"Título III, art. 1º:
La soberanía es una, indivisible, inalienable e imprescriptible.
Pertenece a la Nación. Ningún sector del pueblo, ningún
ciudadano, puede atribuirse su ejercicio.
Capítulo 2, Sección 1, art. 3º: En Francia, ninguna autoridad es
superior a la de la ley.
El Rey sólo reina por ella, y sólo en su nombre puede exigir
obediencia."
Fragmento de la Constitución francesa de 1791
“Instando a mi amigo cristiano a que me explicase qué es nobleza
hereditaria, después de decirme mil cosas que yo no entendí (...) concluyó
con estas voces, interrumpidas con otras tantas carcajadas de risa:
“nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo en que, ochocientos años
antes de mi nacimiento, muriese otro que se llamó como yo, y fue hombre
de provecho, aunque yo sea inútil para todo.”
José Cadalso. Cartas marruecas. 1789. Carta XIII.
"Francia y Rusia, animadas de un mismo deseo de conservar la paz, y no teniendo
otro fin que atender las necesidades de una guerra defensiva, provocada por un
ataque de las fuerzas de la Triple Alianza contra una u otra de ellas, han convenido
las disposiciones siguientes:
Primera. Si Francia es atacada por Alemania, o bien por Italia sostenida por
Alemania, Rusia empleará todas las fuerzas disponibles para atacar a Alemania. Si
Rusia es atacada por Alemania, o bien por Austria sostenida por Alemania, Francia
empleará todas sus fuerzas disponibles para combatir a Alemania.
Segunda. En el caso de que los fuerzas de la Triple Alianza, o una de las potencias
de que forman parte, se movilizaran, Francia y Rusia, ante la primera noticia del
hecho, y sin que sea necesario acuerdo previo, movilizarán inmediata y
simultáneamente la totalidad de sus fuerzas y las trasladarán lo más cerca posible
de sus fronteras.
Tercera. (...) Estas fuerzas se emplearán a fondo, con toda diligencia, de manera
que Alemania tenga que luchar a la vez en el Este y en el Oeste.
Sexta. La presente convención tendrá la misma duración que la Triple Alianza."
Convención militar del 18 de agosto de 1892.
“Durante los calurosos días de finales de julio, yo estaba en Cambridge,
discutiendo la situación con todo el mundo. Consideraba imposible creer que
Europa estuviese tan loca como para precipitarse a la guerra, pero yo estaba
convencido de que, si llegaba a haber guerra, Inglaterra se vería involucrada. Yo
deseaba vivamente que Inglaterra permaneciera neutral, para lo que recogí
firmas de un amplio número de profesores y compañeros para una declaración
que, a tal efecto, apareció en el Manchester Guardian. El día que la guerra fue
declarada, casi todos ellos cambiaron de pensar. Eché la tarde paseando por las
calles, especialmente en las cercanías de Trafalgar Square, observando a un
entusiasmado gentío que me hacía a mí mismo sensible a tales emociones. (...)
Yo había supuesto ingenuamente lo que la mayoría de los pacifistas afirmaban:
que las guerras eran una imposición de gobiernos despóticos y maquiavélicos
sobre una población que las rechazaba. (...)”
Bertrand Russell. Autobiografía.
“Mi madre me explicaba que Alemania había perdido la guerra aunque sus
soldados habían sido los más valientes, y que una paz infame había provocado el
desastre del país. La economía nacional se había hundido a causa de las
indemnizaciones de guerra, el pago de las cuales nuestros enemigos no paraban
de reclamar […]. Se veía cómo los adultos se indignaban ante los enfrentamientos
que tenían lugar en el Parlamento y no se comprendía que este desorden lo
provocaran los partidos que dividían a los alemanes […]. Algunas damas de
antiguas costumbres decían: “En tiempos del Imperio los alemanes no se
enfrentaban los unos con los otros. Se podía estar orgulloso de ser alemán”.
Además, en medio de estas miserias de las cuales se lamentaban los adultos,
había paro […].
Los promotores del nacionalsocialismo prometieron suprimir el paro y la miseria
de seis millones de habitantes y yo los creí. Creí que llevarían a cabo la unión
política del pueblo alemán y que superarían las dificultades resultantes del Tratado
de Versalles.”
Memorias de Melita Maschmann, una afiliada a las Juventudes Hitlerianas