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PLASTICAS

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y hasta en esos pec~s, habitantes de lasprofundidades de tmta azul-negra delocéano pintado. .

Jesús Reyes nos lleva de la mano :nsus papeles al colorido ambiente de los CIr­cos para ver a la écuyere montada en sucaballo de Metepec, de crin dorada y pelode mil tonalidades, o al payaso descuida­do que trata de esconder su rostro enel interior de una de sus mangas, y hastael señor Santiago, animado por los otroscuadros, parece haber dejado los altarespueblerinos para participar d~ la .aniI:na­ción circense y, sin saber a CIenCIa CI~r­

ta 10 que hace, lanzar su caballo de OJOSaztl~es y nariz sonrosada s~bre un moro,vestido a la usanza del sIglo XVI, queduerme, tendido, el sueño de los justos.

Al llegar al hombre, como tema de suoriginal creación artística, Chuch? Reyescoincide intuitivamente, respondIendo a

ARTESPor]. ]. CRESPO DE LA SERNA

LA PINTURA COMO AFICION,'N

UNCA es tarde si la dicha esbuena". Este apotegma po-

o puJar podría aplicarse al casodel jovial médico de niños

-Carrillo Gil- que, de pronto, casi sinavisar, o sea sin que le precedieran heral­dos acostumbrados y platillos retumban­tes, se nos aparece en la Galería de ArteMexicano, con un buen lote de pinturasde su mano. "Hobby" o pasatiempo le lla­ma él, en su lujoso catálogo, a esta "s~'i­

da". Es decir, que, modestamente no qUle­re que se aprecien sus innatas cualidadesde pintor, porque antes que eso ha sidoy es "fraile", o sea, parafraseando otraafirmación popular, médico de profesiónprincipal. Pero el hecho de que ahorapinte y pinte bien, demuestra que, ·~n elfondo, ha sido siempre un artist.1. Enefecto, ha dedicado gran parté de su peC'J­lio a coleccionar obras maestras' de la íJin­tura: no sólo posee un tesoro de obras deOrozco, sino de Rivera, Tamayo,Siquei­ros y otros pintores mexicanos, y :l.demásalgunas joyas del arte de otra s tierras,amén de una biblioteca de libros de artr,realmente notab~e. El coleccionista, des­de tiempo de los egipcios, griegos v ro­manos, era un esteticista (valga la pala­breja), o sea lo que los franceses llam:mun "connaisseur". Dicho en otras palabras,un juzgador, un crítico. Un crítico que enlugar de hablar mucho o de escribir -so­bre todo- adquiere para su regalo lascosas que prefiere o admi ra.

El crítico, o su avatar, el coleccionistade arte (los críticos co'eccionan "in men­te") vive siempre én un amhiente cle arte,y es lógico que llegue a contagiarse de él.Muchos serán entonces los :' rbitrios (]ueescoja para vaciar sus entusiasmos y susexperiencias, o simple\llente para decirsus predilecciones y ofrecerncs su fe es­tética. Carrillo Gil es de los que han sen­tido el aguijón de crear él también conlos propios instrumentos que han servidopara las obras que admira y que le hanhecho pasar ratos deleitosos. Por eso em­pezó a pintar un día. Y después de cuatroo cinco años de esta.r haciéndo~o. nosmuestra ahora sus resultados. Nuncaaprendió a derechas. El mismo lo confie-

un ascetismo tradicional, con la expresiónmás dramática del arte de la Colonia: losCristos Sangrantes, esos Cristos que per­mitieron al indígena, con el pretexto dela crucifixión, revivir el culto ancestralpor la sangre. La -religiosidad ·.del pintorestá patente en sus Cristos distorsiona­dos y,patéticos, logrados a partir de Uflatécnica básica que consiste en la aplica­ción de manchas de color, limitadas porlíneas negras. A partir de este principio,Reyes realiza infinitas variedades deCristos realmente impresionantes y ma­gistrales por sus calidades plásticas: mo­renos Cristos sedentes, de formas corpo­rales apenas 'Ciefinidas pero de intensaexpresión dolorosa; Cristos blancos y ver­des, pintados sobre un fondo- rojo, queal craquelarse han abierto su carne pinta­da dejando ver sus llagas de papel dechina que parecen- extenderse hasta el

Carrillo Gil: Abstracción

Orozco Rivera: Payaso

sa en ese interesantísimo prólogo -que('s un verdadero "statement"- en su ca­tálogo. De ahí que en sus primeros inten­tos, presenta¿os también en la exposición,se advierta la torpeza ingenua pero vo­

luntariosa de quien está decidido a con"

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firmameñto; Cristos rosas, cruzadós €iltodas direcciones por la huella Cle los la­tigazos de un pincel caprichoso; tal pare­ce que les han lanzado encima el ignomi­nioso frasco de pintura roja de la Pasión.

Este es el arte de Chucho Reyes, su­b!imación del sentimiento secular de todóun pueblo. En él coexisten, contradicto­riamente, el color de las flores, la jugosaapariencia de las frutas, la radiante pres­tancia de las plumas y las pieles de sim­bólicos animales, la gracia y la ternurade los niños, con la presencia risueña delos esqueletos presumidos·y la profundadramaticidad de los Cristos ensangrenta­dos. Es evidente que estos papeles deChucho Reyes han surgido de la mismaraíz que nuestro gran barroco diecioches­co, esa raíz, afirmada y nutrida por unsuelo tan fecundo para el arte como es elsuelo de México.

quistar este admirable y alucinante len­guaJe.

Poco a poco se va viendo cómo lograadueñarse de los secretos y picardías deloficio. Esto es palpable. En sus últimaste'as -o masonites- hay exquisiteces demateria, de transparencia, de tonos, devalores, de esgrafiados, etc., que son de unmaestro. No cabe de ello la menor duda.Sus preocupaciones pictóricas giran entorno a sus preferencias, naturalmente.Primero, hay en él una mímesis incons­ciente de pintura "primitivista" popularmexicana, luego del gran maestro Orozco,y por fin, cuando parece sentirse bastanteseguro en el manejo de "tubitos de colory pinceles", aborda temas -sus naturale­zas muertas, por ejemplo-, en que empie­zan a despuntar sus verdaderas aficionespersonales por una expresión abstracta,geometrizante, del tipo de Lionel Feinin­ger, Rudolph Bauer, Delaunay, JacquesVillon, con variaciones estilo Kandinski,el inglés Nicholson, sin olvidar a los futu­ristas y a~gunos de los cubistas. En susdiferentes "experimentos" hay no pocosaciertos que demuestran su sentido delequilibrio, su innato gusto del color, y unalie'nto poético de mucho empuje que,orientado definitivamente hacia una _ex­presión más completamente suya, nos da­ría resultados sumamente interesantes ydignos de admiración. Indudab'elllenterosee o imaginación y temperamento ar­tístico. En muchos casos o logra, con unaeconomía y. austeridag casi matemáticas,expresiones llenas de verdadero pathos,que no pueden menos de conmover al es­pectador. Quizá 10 que him dado ",n lla­mar "expresionismo abstracto", del cualhace profesión, pueda permitir aún agi­tar -usando artilugios inte1ectualizan­tes- el mundo de las sensaciones, sim­p1emente· porque permite reconocer aquíy allá vestigios de 10 real. i Tal ve?! Yocreo que esos "experimentos" -interp­san tes como tales experimentos-, sólodan de vez en cuando, resultados qu n val­gan la pena para enriquecer el mundo delarte. Pero son demasiado "feux d'artifi­ce", y por ello encandilan al incauto ...Como manera de "entrar" en el campode la pintura me parece una excelenteoportunidad. porque, en medio de todo,esos "juegos" dejan libertad para "combi­naciones" sin fin, de acuerdo con cadapersona, exactamente como las combina­ciones aritméticas o geométricas, es decir,muchísimo más por no tratarse de núme­ros o relaciones inconmovibles.

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Goya: "Escapan entre las IIGlltos"

Gaya: "Mu/'ió la. Verdad"

La vida de un circo de barriadas, de uncirco ,;iajero, es lo que Orozco Riveraha pintado. Para ello se incorporó a una!'trouppe" en la que tenía algunos conoci­dos. Tomó parte en sus marchas a travésdel país, llegó a ser uno de los payasos,se compenetró a fondo de todos los inci­dentes y aspectos de esa experiencia, car­gada de patetismo y de problemas huma­nos.' Nos da, preferentemente, el retrato"interior" de la vida circense; no los ma­labarismos y efectismos del ruedo, ni laalgarabía de las tardes pueblerinas cuan­do los chicos y grandes se deleitan con lastravesuras de los payasos, y las arriesga­das maniobras de los hombres-pájaros,etc. El ha pintado 10 que está tras las fien­das de lona; los acróbatas haciendo ejer­cicios para estar "en caja", el excéntricoque descansa en la prima tarde acarician­do un gatito, Jos saltimbanquis y "ecu­yéres" que se visten y maquillan en unoscompartimientos bajo una tienda, la le­vantada de la "carpa", el magnífico auto­rretrato en traje de clown, etc.

No obstante que el tema ha sido trata­do de un modo inolvidable por Seurat, T.Lautrec, Marie Laurencin, Picasso, J.Clemente Or02co, Orozco Romero, An­guiano, Chávez Morado y otros que nohace al caso enumerar, este joven art"istalogra uila expresión muy original, quepermite augurarle un porvenir muy ha-

. Jagueño.

TNfORMACION y COMENTARIOS

• En la Galería Proteo ha' estado ex­puesta una pequeña demostración de cerá­micas hechas por el excdente escultorGerrnán Cueto, como demostración desus trabajos de aprendizaje de nuevosmétodos de tal oficio en Suecia, reciente­mente. Advertimos algunas piezas real­mente sugestivas, tanto en factura comoen los colores empleados, mas en generalla exposición fué, mas bien, una muestrade experimentos realizados, con los me­dios de que aquí se puede disponer. N ospareció un ~oco prematura.

Al propio tiempo se celebraba l.:na de­mostración de arte abstracto, en la quefiguraban autores de varias j)roceden­cias, con inclt:sión de algunos locales.como Juan Soriano. Jesús Re-ves Ferrei­ra y Matías Goritz. Arte de 'laboratorio-no es posib'e colocárselo de otro mo'do- un tanto monótono, porque en élse advierten fórmulas o "maneras" que,con ,ciertas 'diferencias, no muy visibles,hacen sus expresiones casi iguales en to­elo el mundo ...

En tI mismo 10c¡¡1, arreglado con atin­gencia y gusto por el director de la Ga­lería, Lucien Parizeau. he vuelto a verlas csculturas fantástioo-populares de

. VicenJe Castillo Gramas. Igualmente queen la primera ocasión -el año pasado-­su tema es la represen tación de las vi­vencias de la vida por medio de actitu­des de la muerte, ya patéticas, ya joco­sas. Es un continuador de la tradiciónde Posada. en otro medio de expresión.Tiel?e .gracia, picardía, intención, y gransentll11lento.

• En la galería Excélsior ha estado pre­sente ur:o de los indiscutibles padres delute moderno: Coya, con un centenar desu formidable obra grabada: Los Desas­tres de la Guerra. Las admirables estam­pas, "dmirables por su valeroso y furibun­do contenido y por su factura de tantaanalogía con otro grande -Rel~brandt-

pintor Car!os Orozco Romero:' De -él haaprendido, sobre todo, la rigurosidad ylimpieza del dibujo, pero el maestro noha querido ejercer en él otra influencia,ele manera que su estilo -naturalmenteincipiente y aún no muy seguro-;;- se per­fila dentro de un temperamellfoy unosgustos muy personales, dentro de una tra_yectoria tradicionalmente realista. En estaocasión sus cuadros todos tienen un temacomún, de manera que hay entre ellosuna unidad de ideas y -salvo dos o tresexperimentos no muy logrados- unidadde factura y de colorido. A mí me pareceacertado el hecho porque permite darseCUt'nta de lo variado que puede ser untema tratado con honradez, constancia eimaginación; y, además, porque demues­tra que cualquier fenómeno de la vidamexicana tiene posibilidades de ser expre­sado en jirones auténticos de -tal viveri­cia, y por ende, convincentes, esto es,

'que "llenen" al más exigente.

En la pequeña sala de la librería deObregón, en la avenida Juárez, un origi­nal programa imitando los que se repar­ten en los pueblos por los cirqueros "dela legua" invitaba, en días pasados, a vercuadros de este novel pintor, de quiensólo habíamos visto antes a1g11nos ejem­plos excelentes en exposiciones de grupo.Grozco Rivera ha estudiado hasta hacepoco en la Escuela de Pintura y Escultu­ra -Esmeralda-, siendo su maestroprincip:d y más reciente el distinguido

EL CIRCO DE MARIOOROZCO RIVERA

Amigo Carrillo Gil: no es UnIcamentepor vanidad o por interés, por lo que losque' pintan realizan exposiciones, sinopar el innato espíritu de comunicación es­piritual, social, que alienta en el fondodel prójimo. Gracias por habernos ense­ñado sus primicias.

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fueron vendidas en un santiamén ... Pocodespués sucede a esta magnífica exposi­ción la de "Seis temas y su desarrollo"en que Federico Cantú, excelente gr'aba­do-r sobre todo, expone gráficamente, poretapas, ,cómo Hega a plasmar en col.oresla idea original de un tema cualqUiera,expresada en dibujo, en grabado, en bo­cetos coloreados y finalmente en el cua­dro o alegoría mural. El interés prin­Cipil! del arte de este pintor nuestro esS11 esfuerzo constante por actualizar te­mas' religiosos (católicos) trasponiéndo­los a una tipología de carácter local. Ensus escenas en escala mayor alcanza ex­celentes resultados, algunos de innegablenobleza y aliento, como en su "Cena"y en la pintura mural que hizo hace algu­nos aeos para un templo fuera de servicio,en esta ciudad.

• De nuevo hemos vuelto a admiraralgunos ejemplos del arte de Cli1nent.En la galería de Arte Mexicano. Desde1949 es cuando este artista, con una vo­luntad digna de admiración, quema susnaves y se decide a entrar en las filasde quienes están tratando de encontrarlenguajes que correspondan a esta época,llena de contradicciones, angustias, des-

Remedios V 01'0: La son.ata de lu::

c'speranzas e inquietudes, que estarnospadeciendo, exactamente como biológica-

. mente acontece con eso que los inglesesy franceses llaman "trabajos" del parto;d(ll parto que está ya anunciando unanueva etapa humana. Tiene Climent unsentido pasmoso del valor cromático comoexpresión en sí y como vehículo emo­cional. Sus formas, de un rigor analíticotemplado por el sentimiento de las cosasplásticas, podrá ser acaso algo intelectua­l'izante·,·pero siempre tiene gran dosis delo que debe llamarse en pintura "lo poé­tico", .o sea 10 inefable que despierta enotros "cosas inefables". Un grafismo ex­perimental que tiende a hallar las dimen­siones sin caer en perspectivas ya proba­das, sino por superposición transparentey simultánea de líneas estructurales, pres­ta a sus cuadros, gran interés. Por su in­negable incorporación con las corrientesdel llamado abstraccionismo, pueden ha­Ilársele de pronto analogías con algunosde sus pontífices como por ejemplo elgran Klee. Miró, etc., y a veces con Ta-

Enrique Criment: Catedral

Fedp-rico Cantú: Moisés

ear/eles franceses

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mayo, que tiene mucha íñílúeñda de loseuropeos. El color en Climent, y aun sust~m~s, un poco al margen de los aconte­Cll111entos del mundo, sencillos, "matter­of-fact", traen consigo no poco de laverb~ jovial y mediterránea, propia, delespanol.

• En la nueva y flama,nte galería de"El Eco" ha expuesto, después de sularga estancia en Europa, Jiéctor Xavierc0.o dibujos ligeramente coloreados ~veces de cierto carácter de vitral, en quedemuestra mayor soltura y' amplitud derasgo~, que en aquellos dibujos a línea,muy Japoneses, perfectos, detallados, ba­rrocos, que le conocíamos. Sus motiva­ciones son también de más alcance. Enque se rastrea una intención evocadorade escenas de estelas funerarias griegasy romanas, de pinturas de catacumbascristianas, o de símbolos bucólicos 'lo­gra preciosos efectos de formas y' ,deluces.• En el Instituto Francés de la Amé­rica Latina; tan acertada1nente dirigidopor Fran<;ois Chevalier, y con la cola­boración del Director de la Academiade San Carlos, R. López Vázquez, se hanexpuesto cosa pe sesenta carteles anun­ciadores franceses. Es legendario el buen

'gusto que preside, antes que nada, a lafactura de estos . carteles en Francia.i Quién no recuerda cómo adornan, porejeniplo, las estaciones de ferrocarril odel "Metro"; o esos kioskos en que tam­bién están los programas de conciertos,exposiciones, conferencias y teafros, tan­to en París, como en otras ciudades frart­cesas! Encuentro que el oficio de "pintorde 'carteles" ha sido elevado a una granaltura en esta edad en que vivimos. Lasnecesid::ides modernas' siempre crecientes(a veces de modo artificial), el aUlnentode las comunicaciones, etc., han hecho "cre­cer la demanda publicitaria' de un modocasi alarmante. Pero dentro de esa especiede caos que envuelve a la radio, la televi­sión, las revistas, los periódicos y otrosmedios del anuncio, todavía el cartel pue­de ejercer una función educadora delgusto, siendo su presentación grata alque lo ve. Esto lo reali~an .lQs ~aJteJes

de Francia, rivalizando con los de Suiza,Italia, Alemania, algunos de Inglaterra,Bélgica, Holanda, los países escandinavos,y ciertos norteamericanos. En la exposi­ción que reseño a vuela pluma, se destaca­ban por su economía de formas, su buenaintención anunciadora del producto, y sucolorido agradable y atractivo, especial­mente los de famoso Jean Carlu, y losde Fix Masseau, Damour, Villemot . ..• En la salita "Diana" -Paseo de laReforma 489- se abrió una exposiciónde seis pintoras: Remedíos Varo, LeonomCarrington, Alice Rahon (me escribe deParís contándome del buen éxito que tu­vo su exposición allí), Cordelía Urueta,Elvira Gascón y Solange de Forge. Larevelación máxima es la pintora Varo,lavarra residente, modesta, dotada de unafantasía extraordinaria, cuyos cuadroscon una mezcla alquimista de lo fla­menco antiguo y la pintura china (nadaabsolutamente de hispano, al parecer)están hechos con una factura de bene­dictino sapi'ente, y de un gusto nadacomún. Por cierto, se advierte cierto pa­rentesco con esa fantasía onírica extra­ordinaria de Carrington, que también es­tá bien representada en este convivio.Tienen interés las otras obras restantesespecia.Jmente el "Espectro del Ave"', d~CordelJa U rlleta.


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