Download - Informe sobre Anorexia
Introducción
En el presente informe se intentará realizar un trabajo de articulación con-
ceptual tomando como elemento de análisis el Caso X. El objetivo será poder
dar cuenta de la particularidad del caso observado marcando como ejes de
análisis los conceptos de Estrago Materno e Ideal. La idea es marcar como a
través del discurso de la Sujeto, puede observarse la estrategia defensiva que
la paciente utiliza frente a un Otro materno estragante. Además es preciso ubi-
car en este caso, como el Ideal anoréxico de un cuerpo delgado reaparece
constantemente como forma necesaria de diferenciarse de ese Otro avasallan-
te, mostrando de esta forma las características estructurales de la paciente.
Caso
X es una mujer soltera que promedia sus 50 años, quien se ubica en una po-
sición subjetiva anoréxica. A su vez se presupone que se trata a su vez de una
estructura psicótica. Vive sola con su madre la cual según la paciente es una
mujer excedida de peso, lo mismo comenta sobre su hermana y su sobrino.
La paciente acude a los consultorios externos de psicopatología del Hospital
Piñero sin ser acompañada por un familiar desde hace bastante tiempo. El dis-
positivo desplegado con esta paciente consiste en una red que cuenta con los
siguientes profesionales: una licenciada en psicología, una médica especialista
en psiquiatría y una nutricionista. Se le prescribió como medicación clonaze-
pam para ayudarla a bajar las ansiedades, sin embargo la paciente manifiesta
no tomarlas porque se duerme en el trabajo. Además del tratamiento realizado
en esta institución, X también suele ir a varios hospitales a tratarse por otros
asuntos.
La paciente marca la edad de 18 años como punto de comienzo de su pro-
blema de alimentación. Cuando el padre murió ella se encontraba en su casa
bañándose, ya que su hermana le dijo que volviera a su casa a descansar un
poco.
Durante la sesión X se manifiesta ansiosa y alterada, comenta que ya no to-
lera mas la situación en la que vive: un trabajo mediocre que no la dignifica
acompañado del encierro padecido en su casa, la cual la vive como una pri-
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sión. Sumado a esto, la paciente declara que su madre, con quien convive, pa-
recería estar muy contenta con la circunstancia que atraviesa ya que esto le
ocasiona vivir con ella y en su defecto hacerle compañía.
Sobre su mamá, X comenta que siempre esta preocupada por la comida y
que lo único que puede brindar a los demás es alimento, ya sea a ella, a su
hermana o incluso al perro de la casa: “Mi mamá nos engordó desde chicas, lo
único que sabe hacer es darnos comida.”
En el análisis, la paciente relata dos experiencias particulares de la vida coti-
diana en las cuales a pesar de su condición delgada, personas extrañas (un ve-
cino y una médica) le indican que esta excedida de peso y debe adelgazar. An-
te esto X se muestra indignada. Existe un tema recurrente en su discurso con
respecto a la grasa: “Todos son unos grasas,” “tengo el colesterol alto”, “gorda
pedorra”.
Trabajo de articulación:
En esta paciente, nos encontramos con una fuerte queja hacia un Otro ma-
terno invasivo, que siempre la insta a llenarse de comida; pero que a su vez la
mantiene cautiva dentro de una casa que la paciente siente como su prisión. X
declara: “¡Ella está chocha, y yo estoy encerrada con un odio! Debe estar cho-
cha, y ahora no me llama nadie, antes me llamaba uno, otro. Yo le digo: “¡vos
me queres matar!, Me vas a enterrar en Lugano”. Odio ese lugar, me deprime.
[…] Igual a pesar que se enoja, ¡debe estar chocha que este ahí!. […] Para mi
esta me hizo una brujería. ¡Le tengo una idea a mi vieja!. No puede ser que no
pueda ir a ningún lado. Antes salía con un tipo, ¡desapareció!”
La paciente vive el encierro en su hogar como un designio de ese Otro ma-
terno insaciable que la acapara toda para sí, tomándola como objeto que obtu-
ra su falta. Hay en el discurso de X una continua denuncia de ser gozada por el
Otro materno: “¡Ella está chocha, y yo estoy encerrada con un odio!”. La pa-
ciente se encuentra ubicada como objeto de goce frente a esta madre. Ante
esta alienación, su único escape es poder diferenciarse de ella a través del va-
cío. El comer la nada de la anorexia, le permite a la paciente contrastarse de la
invasiva preocupación por la comida que tiene su madre. El rechazo se pone
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de manifiesto como una protesta por una demanda de amor que siempre fue
taponada con alimento: “Mi mamá nos engordó desde chicas, lo único que sa-
be hacer es darnos comida. Cuando vamos a lo de mi hermana le lleva una
pastafrola. ¡Llevale un ramo de flores!" […] ¡es todo comida, hasta el perro! Es
grande de edad, pero chiquito de raza y le enchufa comida. ¡Se va a morir de
un empacho!, Y dale con la comida. Esta siempre apurada, llego y me pregun-
ta: “¿A que hora comemos?”. No me voy a morir si no como”
Los dichos de la paciente exponen claramente un reclamo dirigido hacia un
Otro que se siempre se presentó pronto a responder con comida, a saturarla y
colmarla de cosas que respondían al plano del tener. Pero el plano del ser que-
dó desfasado, debido a que no pudo producirse el efecto particularizarte, el
cual es el resultado del reconocimiento como sujeto por parte del Otro.
Lacan postula que ante el vacío dejado por la falta estructural, abierta a cau-
sa del significante, el sujeto se dirige al Otro en busca de que éste pueda dar
una respuesta a su falta. Es en esta búsqueda en donde el sujeto plantea su
demanda de amor. “Amar es dar lo que no se tiene a quien no es” dice Lacan
(1960), es brindarse en falta. Esto es lo que hace el Otro cuando reconoce al
sujeto como tal y no como objeto. Brinda su falta y al hacerlo lo reconoce como
ser deseante. “El deseo siempre es deseo del Otro, es deseo de reconocimien-
to.” (Recalcati, 2005, p. 63), la demanda de amor reclama un signo de este re-
conocimiento, un signo que muestre la falta del Otro. En su libro “La última ce-
na: anorexia y bulimia”, Massimo Recalcati (2005) sostiene que es justamente
esto lo que el sujeto anoréxico exige:
“La anoréxica reclama no tanto al Otro de la demanda sino al Otro
del deseo. No basta que el Otro rellene el vació de la necesidad con ali-
mento. Es necesario que otorgue al sujeto algo suyo […] El Otro debe
mostrar al sujeto cuánto este, en su particularidad irreducible, cuenta
para él.” ( pags 54 y 99).
Ahora bien, esto es lo que se pone en juego en la neurosis. Sin embargo
cuando hablamos de una estructura psicótica, la relación con el Otro materno
cobra otras dimensiones. Recalcati sostiene “que en la psicosis, el sujeto per-
manece adherido al Otro, ocupando la posición de objeto de goce del Otro sin
posibilidades de introducir algún principio de separación. Es la alineación sin
separación.” (Recalcati, 2005, p. 85) En el caso de X, la posición anoréxica vie-
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ne a poner esa barrera entre el Otro Materno estragante y ella. Ante la imposi-
bilidad de un reconocimiento que le otorgue el efecto particularizante como su-
jeto, la paciente quedó posicionada como objeto de goce. La única estrategia
para escaparse de este goce materno es el rechazo total de lo que provenga
del Otro, es esto lo que le permite resistir a ser absorbido por el canibalismo de
este.
En lugar de un signo de amor, lo que responde a la demanda de X por ser re-
conocido como sujeto es la intrusión de lo Real, la cual retorna en forma de in-
sultos propinada por el Otro en referencia a la grasa y la gordura. Lacan define
a la injuria como aquello que alude al sujeto en lo más real de su ser. Son es-
tos insultos la enunciación que el Otro le da a X como sujeto, es una definición
que la ata a ese goce materno sin posibilidad de separación. Esta enunciación
reaparece continuamente en los episodios con la médica y el vecino, bajo la
forma de una voz escuchada, es decir como alucinaciones verbales.
Veamos el primer relato: “Fui a la médica de cabecera que me mandó a hacer
el electro. Voy, me atiende una gorda pedorra que ni hola me dijo. No me ofre-
ció el asiento, así que me senté sin que me dijera. La mina me pregunta si deje
de fumar, ni le respondí. Bueno, miran las placas y me dice que esta todo mal.
¿Vos sabes lo que me dijo?, ¡que estaba excedida de peso!, ¡que tengo que
comer lechuga!. Abrí la campera, le mostré y le dije: -“¡La que tenes que bajar
de peso sos vos!”. ¡A vos te parece, loco?!”
En el segundo relato, X comenta: “El otro día no sabes, estaba caminando por
el barrio y paso un tipo y me dijo: “¡Gorda largá los postres!”. ¡A mi me lo dijo!,
pero pensé que le estaba diciendo a otra. Pareciera que lo hubiera mandado la
gorda de la doctora”
Estas alucinaciones verbales podrían ser consideradas como fenómenos ele-
mentales, ya que los mismos son observables que manifiestan el carácter es-
encial de la estructura misma. Roberto Mazzuca (2001) sostiene que este fenó-
meno específico de la psicosis muestra claramente como el sujeto es hablado
por el Otro. El rasgo esencial de estas alucinaciones corresponde a la certeza
de que eso dicho refiere al sujeto, es decir la autorreferencia de que eso oído le
concierne a ella y solo a ella. El insulto es claramente un ejemplo de esto, en el
caso de X todo lo que haga referencia a la gordura es tomado como tal.
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La particularidad de este caso, se debe a que la sujeto no busca a través de
la demanda de amor dejar en evidencia la falta en el Otro (como ocurre en la
neurosis), sino que lo que el objetivo es escapar al goce invasivo de este Otro
Materno. “El rechazo del objeto alimentario no entra en dialéctica de la deman-
da y respuesta sino que refleja una nítida ruptura del lazo social, del vínculo
con los otros, de la relación amorosa”. (Beatriz Tendlarz, 2007, pag. 28)
Si bien en X no habría una ruptura total del lazo social, pueden observarse
varios signos que hacen notorio la evitación a vincularse con los otros. Dice la
paciente: “El domingo pasado fue el cumpleaños de la sobrina de mi hermana.
No fui, ¿para que?, ¿para aguantar a mi mamá?. Me quedo tranquila en casa
escuchando música y tomando soda. ¿Aparte aguantar al tarado de mi so-
brino? ¿Para que!? Si no me llaman”
Este discurso es un fiel reflejo de la conducta de encierro tomada por X, acti-
tud que ella misma adopta al confinarse en su hogar. Sin embargo en una ma-
niobra delirante, adjudica esta reclusión a al deseo omnipotente de su madre.
Siendo ella la responsable de que la paciente se encuentre todo el día enclaus-
trada en su casa.
Para X la madre no representa al Otro del deseo, sino más bien a un Otro
persecutor e invasivo. Al respecto Recalcati (2005) postula:
“El canibalismo materno indica la tendencia a reducir al niño a objeto
real del propio goce. Porque el falo imaginario que el niño ocupa co-
mo lugar […] es aquel elemento que puede, imaginariamente, com-
pletar al Otro. De este modo el niño se transforma para el deseo ma-
terno, en el objeto que puede saturar su “falta-en-ser.”” (Pág. 80)
El único limite a esta madre estragante es el significante del Nombre del Pa-
dre ya que es el mismo quien desplaza al sujeto del lugar de objeto fálico,
orientando al deseo materno hacia la incógnita fálica. De esta forma la metáfo-
ra paterna introduce la función normativa que prohíbe a la madre tomar al niño
como objeto de goce y a la vez determina la barradura en el sujeto, es decir or-
dena la castración. Sin embargo en el caso de X, al tratarse de psicosis, este
significante primordial no se encuentra operando ya que esta forcluído de la es-
tructura. Es entonces donde el Ideal del cuerpo delgado funciona como una su-
plencia del Nombre del Padre, dándole así la estabilidad necesaria para poder
poner una barrera al goce irruptivo del Otro materno. De esta forma la anorexia
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es sostenida como la identidad propia del sujeto, ya que es en la nada, en el
vacío que la paciente logra encontrar ese objeto que puede separarla de la bo-
ca del cocodrilo materno. Ante una madre “obesa”, obsesionada por el alimen-
to, el recurso de X es volverse lo opuesto: un cuerpo delgado, “ser flaca” en tér-
minos de la paciente. De esta manera logra establecer mediante la anorexia un
dique a esta simbiosis con el Otro materno de la cual se siente presa.
Conclusión:
La anorexia en X se presenta como una suplencia a la forclusión del Nombre
del Padre. Al tratarse de una estructura psicótica, el ideal de cuerpo delgado
funciona como estabilizador del sujeto permitiéndole erigir una barrera al goce
del Otro Materno. De esta forma la paciente puede acotar en cierta medida los
efectos estragantes de su madre mediante una estrategia defensiva que impli-
ca volverse un palito espinoso, poco apetecible, para de esta forma no ser de-
vorada por el Otro.
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