El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
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El origen poético de las cosas
y la locura
rafael romero arze
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
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La presente edición es propiedad del autor. Quedan reservados
todos los derechos de acuerdo a la ley.
Coordinación y redacción
rafael romero arze
Diagramación
Federico Gastón Gutiérrez Prudencio
Foto de portada:
rafael romero arze
Darechos de autor: I-412/2010
Editorial Adonai
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Impreso Bolívia – Printed in Bolivia
El origen poético de las cosas y la locura
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explotado, infortunado y excluido, que haga su
voluntad sobre las cosas e imponga su propia
locura. La locura tiene esa fuerza, hace que
todo sea distinto y único. Las cosas cambian,
la locura hace posible esos cambios. Siempre
son tiempos de cambio, pero un cambio sin
locura, sin pasión y sin la verdad de las cosas,
no merece llamarse cambio. La locura es
irreverente ante la muerte y respetuosa con la
vida. El hombre de hoy tiene que ser loco, ya
no más racionales, mediocres y asustadizos de
las cosas; el loco debe ocupar su lugar y reinar
con locura poética la vida y la muerte. Para
concluir este inicio recalco: Las cosas dieron
origen a la locura, y los locos hicieron de las
cosas, su poesía. ¡Salud!
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La locura
No es el caballero de la triste figura que arrastra sus sombras como cualquier viajero. Corretea en los cielos y los infiernos. Camina sufriendo por tanto silencio. Es la hacedora de las galaxias. A su edad, se ha convertido en un genio inspirado. Es una dulce hermafrodita. Ha creado a los hombres y les ha dado un corazón endeble, de igual manera, les ha
negado la inmortalidad.
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por sí solo permite que los hombres muestren
su verdadera naturaleza. Un hombre mediocre
y racional con poder, se convierte en un poder
improductivo y sin ningún norte de cambio, se
concentra en vicios de mediocridad. En
cambio, la locura del poder es la razón pura
del poder, se encarga de elevar las fuerzas
creadoras de los hombres, su preocupación no
es la hegemonía, busca la locura de los
hombres, de aquellos que cambien el mundo.
Sabe la importancia de la vida y comprende la
necesidad de la muerte del hombre inmortal.
Con la locura del poder, el pueblo deja de ser
una “esfinge con cabeza de asno”, hace su
voluntad y entiende que su posición es la que
él ha elegido. El poder busca hombres
académicos y que hayan leído miles de libros -
racionales que aman lo colectivo-. La locura del
poder anhela que el hombre piense por sí
mismo -locos individualistas y con voluntad-.
El poder siente lástima por el infortunado y el
excluido, lamenta que ese pobre hombre haya
sido explotado y engañado por sus
explotadores por cientos de años. La locura del
poder no tiene lástima ni pena por nada y
nadie; le permite a ese hombre pobre,
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nos hace falta que nos definan o
conceptualicen, son nuestras acciones las que
definen nuestras locuras. Para entender al
hombre loco es suficiente saber que no encaja
en el engranaje del sistema, un medio que ha
sido construido por unos pocos hombres
racionales. No es mi intención matar al hombre
loco, cada uno de nosotros podemos cultivar a
ese loco que anda perdido en nuestro interior.
Pero no es fácil, el camino es un abismo sin
fin, es decir, se vuelve un trabajo que nunca
termina, ni siquiera cuando nos encontramos
con la muerte.
Pareciera que el hombre loco se ha
extinguido, ya no hay más, y en su lugar, están
hombres racionales y mediocres que juegan al
discurso y a la tautología de las cosas. Hablan
de cosas simples y prostituyen a las palabras y
restan la fuerza de su uso. Se aprovechan de la
masa estéril y se erigen como sus salvadores y
líderes llenos de una ética intachable. Hablan
de consensos y concertaciones, pero por debajo
hacen artimañas mezquinas para cumplir sus
metas miserables. Anhelan el poder -fuerza de
la razón-, y no así la locura del poder. El poder
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El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio
es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
Friedrich Nietzsche
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verdadero amante y hace el amor con el cuerpo
de las palabras, las ideas y los pensamientos.
La locura no es ciega, tampoco ve lo que todos
ven, tiene una visión particular. Distinta, eso
es todo. El loco prefiere creer en la voluntad y
no en la razón, pero se exige a sí mismo
suprimir esa voluntad, quiere superarla. Llegar
a un nirvana. Su única finitud es que no existe
una realidad trascendente, tampoco hay
destino y ningún privilegio para los seres
humanos. El único sentido de la vida es el que
él le ha dado. Su amor es dionisíaco. No quiere
ser igual a los demás y no teme a lo nuevo.
Podría decir muchas cosas acerca del
hombre loco, pero eso significaría limitar su
existencia. No es mi intención. Mi locura no
permite que pueda decir más cosas. Pero no
hay un patrón antropológico que defina al
hombre loco. Nadie puede matarlo. Me niego
rotundamente a crear un arquetipo de hombre
loco. Considero que si alguien lo define -al
hombre loco- es por la estupidez de querer
poner nombre a todo, o de que todo tenga
algún sentido. No. No es así. El hombre loco es
libre ¿Qué es un hombre libre? A los locos no
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importante. El hombre loco no nace, sino que
se hace a su propia imagen, semejanza y
conveniencia de las cosas. Es el propio hacedor
de la vida y la muerte. Es él, quien elige por
voluntad propia y no así por la razón. Su
pasión desencadena actos de locura, muchas
veces motivado por la voluntad de hacer lo que
sienten sus almas. Es un espíritu libre. El
hombre loco no tiene una sola alma, posee
millones. En esa pluralidad de fuerzas
argumenta su existencia en el tiempo y el
espacio. Acepta la razón, pero la evita como
recurso discursivo. Ante todo es un hombre
solitario, amante del silencio y del amor a las
cosas. El hombre loco ama la vida, pero detesta
lo que hay en ella; anhela la muerte y huye de
la inmortalidad. Busca que su muerte sea
poética, igual que su vida. Es un hombre
individual, y como tal, tiene ideales propios.
Considera que la sabiduría sólo está en los
hombres locos racionales. Al hombre loco no le
interesa ser un sabio, le interesa y cree en la
vida. Le gustan los riesgos y asume la
responsabilidad de ellos. No se enamora de
personas, sino de almas. Busca provocar a sus
fantasmas y enamora a sus demonios. Es un
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DEDICATORIA
A todas aquellas almas que aún deambulan en el
limbo y en la oscura noche de la vida.
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Prólogo
El análisis de la locura de este libro
traspasa todos los países, tanto desarrollados,
como emergentes y subdesarrollados. El
mundo es uno, y hoy en día los procesos
sociológicos y antropológicos, se deben analizar
sin olvidar la globalidad de la raza humana en
su conjunto.
Por esa y otras tantas razones,
encontrarse en el presente que nos acompaña,
con escritos que apuntan hacia otros objetivos,
diferentes de los que usualmente conocemos,
es algo que, en lo personal, me produce un
hondo placer. En la modernidad y en el siglo
veintiuno, tiempo donde se supone que el
conocimiento está más abierto que nunca a
escuchar nuevas voces e ideas, en que el
mundo está llano al cambio continuo y al
nomadismo en todo sentido (ideas, cuerpo,
sistemas, etc.), es cuando hemos fallado, ya
que la comodidad en que nos envuelve la vida
de ciudadanos nos ha provocado un olvido, o
más bien, un letargo que ha adormecido la
única obligación importante de todo habitante,
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causa de lealtad a los valores de la vida y la
muerte. Es un hombre superior que destruye
al inferior -mediocre-. En otras palabras, se
convierte en un caminante libre como las
sombras. Es un libre pensador. Un loco que
confecciona una libertad de pensamiento de
almas fieles. Para él no existe lo nacional ni lo
universal, sólo las cosas eternas de la vida y la
muerte. No hay gentilicios, sólo almas vivientes
en el interior de las personas.
“La locura retrasa la pérdida precoz de la
juventud y aleja de nosotros la inoportuna
vejez”, nos dice Erasmo de Rótterdam en su
obra Elogio a la locura. La locura es aquella
alquimia mítica de la juventud eterna. Para
Erasmo es la encargada de esparcir la alegría
sobre los dioses y los hombres. Para nosotros
la locura y las cosas son lo mismo, una no
existe sin la otra. Las cosas dicen y la locura
hace que las cosas tengan vida -la cosa en sí-.
Así es cómo nace el hombre loco, gracias al
engendro de las cosas nace la locura.
El hombre loco puede ser varón o mujer.
La procedencia étnica o telúrica no es
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príncipe azul con su corcel (porsche reciente
modelo) para que le cambie la vida. En cambio,
Judit es la mujer que no espera ningún
príncipe, sino que se libera. Es así la locura, la
liberadora de las cosas. La locura hace libre al
hombre solo y le permite hacer cualquier cosa.
Por ejemplo, intentar instaurar el caos es
aceptar el bien y el mal dentro de cada uno. El
caos es el equilibrio de las cosas que ofrece la
locura. No tiene orden y su sujeto es la
elección creadora de la vida y la muerte. El
caos es un agente de las cosas porque permite
que exista un movimiento de voluntad libre, no
realiza planes y tampoco maquina ideas. El
caos es un anagrama de la cosa. Al principio
existió el caos, o sea, la cosa del mundo, luego
el caos liberó a sus hijos, es decir, la cosa en sí
fluyó a través del universo. El caos es la
poesía que permite que la cosa exista y que la
locura vuelva loco al hombre. Si el orden es lo
racional -coerción-, pues el caos es lo
irracional -voluntad-. En el orden hay una
moral deformadora de la realidad, en cambio,
en el caos la moral es la transmutación hacía
el hombre verdadero, un asesino por
naturaleza. Quien eleva su energía por una
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no de naciones y gobiernos, sino de sí mismo:
Aceptar su esencia y origen más allá de
preceptos inculcados socialmente. La
comodidad es siempre peligrosa para alcanzar
este tan ansiado deseo de todo hombre loco. Y
en un mundo de burgueses, como el de hoy, el
loco obviamente sobresale.
En esta obra, el autor vuelca toda su
impotencia frente a un mundo que muchas
veces le agobia, siente que le vence y que
dentro del proceso de estandarización que toda
sociedad conlleva (no solamente humana), le
produce la aniquilación de su creatividad y de
sus anhelos.
A pesar de esta sensación de
abatimiento, el escribidor no pierde la fe ni las
fuerzas, más bien propone una solución a esta
hibernación de la humanidad nacida gracias a
los beneficios de la vida en sociedad: Ofrece la
“locura” como salvación de las almas.
Hablar de conceptos “puros” envolverá
eternamente diversas discusiones; el lenguaje
cobra vida por nosotros mismos. Por esa razón,
el autor no intenta describir qué es la locura
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con palabras tal como lo haría un diccionario;
lo hace por medio de ejemplos cotidianos, por
medio de nuestro uso del lenguaje cuando nos
referimos a la locura. El autor enlaza la
existencia de las cosas y la locura ¿Qué está
primero? ¿Las cosas o la locura?, se pregunta.
Como no podemos negar nuestra naturaleza,
nos debemos situar en la situación, de
humanos que se vuelven locos por las cosas.
Personalmente, la locura comenzó a
llamar mi atención (conscientemente) en el
mismo tiempo en que el autor escuchó su
llamado. Vivíamos juntos en San Rafael del
Sur, un pequeño pueblo de Nicaragua, como
voluntarios de una pequeña ONG. En esos
días, días salvajes sin duda, el mundo era una
turbulencia interminable dentro de nosotros.
Sufrimos una explosión de ideas, causada por
infinitas situaciones: Juventud, idealismos,
amor, mundo finito, notoriedad de lo efímero,
situación económica flébil, infidelidades
amorosas, calores extremos y un trópico
incesante. Sin embargo, este estado de nuestra
alma se debió, más que todo, al ambiente
distinto en que nos situamos, diferente de la
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Antes de hablar del hombre loco
debemos comprender que la ira y la locura son
emociones que alteran nuestras conductas
como respuestas a distintos sistemas de
nuestro entorno. Según Robert W. Levenson,
conductualmente “las emociones sirven para
establecer nuestra posición con respecto a
nuestro entorno, impulsándonos hacia ciertas
personas, objetos, acciones, ideas y
alejándonos de otras”. Por ejemplo, la ira de
Judit cortando la cabeza de Holofernes es un
acto poético de locura, porque hace su
voluntad -nace de una emoción que altera su
conducta-, en otras palabras, mata lo racional
en ella. Destruye a su príncipe. A este pasaje
no debe malinterpretarse como una apología de
la violencia, sino más bien la actitud que
asume una mujer como un acto de liberación
de lo racional. No obstante, pintores tales como
Caravaggio, Artemisia Gentileschi y otros,
durante el período del Renacimiento y Barroco,
quedaron enamorados de Judit. Confieso que
yo también siento algo por ella. Es locura e
irracional porque el arquetipo de mujer va
contra los cánones del arquetipo de la mujer
contemporánea; es decir, la que espera a su
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Una cosa es el hombre racional y otra,
distinta y antagónica es el hombre racional
erudito. El hombre racional erudito es un loco
racional. Cree en la razón como la supremacía
de todas las cosas. Pero es su locura racional
lo que le permite entender el proceso de
creación y producción. Está más interesado en
la calidad que en la cantidad. “Si lo bueno
breve, dos veces bueno”, decía Baltasar
Gracián. El loco racional es un apasionado por
la razón porque en ella encuentra el sentido de
su existencia individual. Cuestiona la moral
ortodoxa y propone invertir la tabla de valores,
a eso Nietzsche le llama moral de los señores.
Para este hombre loco, el bien y el mal son dos
fuerzas complementarias de mutua
dependencia. Por principio de vida, dice la
verdad antes que la verdad. No teme a las
críticas y detesta al hombre racional mediocre.
Su locura racional no le permite acercarse a
los políticos y lamenta la ausencia de
verdaderas políticas públicas para construir un
mundo ideal dentro de sus cánones racionales.
Cree en el Estado y la superación de éste. El
hombre racional erudito es un loco racional.
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comodidad de nuestros hogares, o al cobijo de
nuestro país. En fin, no era la primera vez que
viajaba, pero sí por primera vez intenté vivir
una aventura más allá de la burguesía; los
viajes con papá o los mochileros de verano,
más que una aventura son vuelos burgueses;
vuelos sin alas. Esa primera vez es inolvidable:
Pérdida de la virginidad frente a la vida.
Remarco esa experiencia pasada porque
la considero similar a la que describe el
escritor a través de la historia de Mc Candless:
“La cosa adquiere cuerpo y materia cuando
ambos deciden explorar el lado salvaje” dirá
aquél en este libro, y con cuánta propiedad lo
dice. Su alma no es tan distinta de la de Mc
Candless.
Relatos como el que describe Romero
Arze, o la vida de Mc Candless son
consecuencias de una oposición entre la
dualidad popular de la civilización/desarrollo,
y la existencia de “diferencias improductivas”
que no se acoplan a esta dualidad. “En el
mundo de hoy debes producir, si no produces
estás fuera” ¿Producen los locos? ¿Los locos
El origen poético de las cosas y la locura
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dan beneficios a la sociedad? ¿Los excluimos
porque consideramos que dañan a la sociedad
o porque simplemente nada aportan? Rafael
Romero Arze responde a estas preguntas y
reivindica a los locos y su especie; explica que
son ellos a quienes les debemos los cambios de
este mundo. La locura es la responsable de los
sueños, a ella le debemos los pocos momentos
de felicidad que nos acompañan. Para el autor
ser loco es el acto más racional de un ser
humano: Actos coherentes con los
pensamientos e ideales propios. También
recalca la aceptación y el amor, no sólo a la
vida, sino también a la muerte por parte de los
locos. Ellos aceptan la muerte, no andan a
hurtadillas tratando de engañarla como el
ciudadano de naciones; ellos saben que la
muerte es tan importante como la vida: Lo
único que sabemos al momento de nacer.
En el proceso de individualización de la
sociedad, tal como explican algunos filósofos
postmodernos, el incremento de la
individualidad no es un sinónimo de extensión
de poder del individuo; todo lo contrario, éste
se encuentra más expuesto como “ser
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trabajo y cuenta con ellos para todo -él no hace
nada-. Al final su idea innovadora es un ideal
colectivo y ajeno a sí mismo. Es una máquina
de hacer amigos. Piensa que no hay un sólo
amor eterno, sino varios. No es leal, pero es fiel
a su pareja. Le gusta el machismo. Ignora el
cambio, le teme a los riesgos y escapa de la
muerte. Para él, la economía es todo, y todo
hace con dinero. Compra amor, porque es
incapaz de amar a una prostituta. Hace
exactamente lo que tiene que hacer siguiendo a
su manera las normas y las reglas de la
sociedad. El hombre racional es mediocre
porque no cambia el mundo, y se conforma con
las peores cosas. Quiere ser apolíneo9 y vivir en
el mundo de la legalidad y la racionalidad.
Adopta una moral de esclavos, y para
Nietzsche ésta moral es de la voluntad de
igualdad, resentimiento contra la vida
superior, censura la excepción, glorifica lo que
hace soportable la vida a los enfermos y débiles
de espíritu, la concordia, el altruismo y la
hermandad entre los hombres.
9 Que posee los caracteres de serenidad y elegante equilibrio atribuidos a Apolo, dios griego.
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mundo; segundo, el hombre loco que destruye
el mundo para instaurar el caos.
Hablemos del hombre racional. Puede
ser varón o mujer. Tienen un alto grado de
compromiso con las demás personas. Se dice a
sí mismo humanitario. Trabaja con denuedo y
a veces, con ahínco. Lee y escribe artículos
racionales en los que hace gala de su
inmaculada moralidad racional. Puede creer en
alguna teodicea de salvación. Su aspiración es
enumerar sus éxitos y logros mundanos,
aunque no haya producido y creado nada.
Siempre está atento a las noticias informativas.
Opina de política y economía. Es un
apasionado del fútbol. Toma alcohol y le gusta
emborracharse para alimentar su ego. Ama los
ternos cafés8. Se identifica con la cultura
nacional, o bien con la gastronomía local.
Escucha música de la temporada y baila
cualquier ritmo. Cuando el hombre racional
produce, su principal preocupación es la
cantidad y no la calidad. Sus ideas son
innovadoras porque confía en su equipo de
8 Es una alegoría que hiciera Juan Carlos Gumucio al criticar al hombre mediocre -periodista- que espera que la noticia llegue a él sin que haga nada.
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individual”, tanto en sus acciones como sus
pensamientos; publica lo que le justifica como
individuo: Sus sueños, ideales y deseos
interiores. Este libro es un avance notable en
la importancia que tiene la locura en el devenir
de los hombres. La locura es la esperanza en la
marcha de individualización global actual, la
esperanza para que aquella no sólo sea una
consecuencia social, sino para que también
podamos poetizarla y tomar sus riendas como
seres que no dejamos de fantasear con la
libertad: La locura es la corriente de
pensamiento que transformará a la
individualidad en un acto poético. La vigilancia
dada por las sociedades al sexo y la locura van
de la mano con el discurso de este libro: “Son
de las pocas alternativas que nos van
quedando para descifrar la naturaleza
humana”, nos dice Foucault en su historia de
la Sexualidad.
Los conceptos son manipulados por
nosotros mismos; en consecuencia las
estructuras de poder se notan aun más en el
uso del lenguaje. “Se ha manipulado la locura”,
dice el autor a conveniencia del poder. Pero el
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poder no vence, los locos deben reafirmar que
son los verdaderos ciudadanos porque son los
únicos que aman a la humanidad, y es por esto
que la relación del loco con la muerte es tan
cercana: “Pues el loco encontró la muerte,
sabía que al hacer esa cosa -manejar bicicleta-
podía terminar con su vida. Entonces los locos
arriesgan todo por las cosas ¿Qué cosas? Pues
todas. O sea, el todo para un loco es el sentido
que él mismo le da a la vida y la muerte”.
El escritor habla de armonía y locura,
que unidas caminan por los senderos de la
existencia. Qué acertada verdad, si se me
permite decir: La armonía es esencial en el
proceso de la individualización. Re-
conceptualizando: No pensemos en armonía
como una cosa tranquila similar a un río de
aguas calmas; pensemos en armonías
diferentes que se adapten a cada individuo:
Unas pueden ser tormentosas, otras calmas,
algunas indiferentes, pero justifican su
armonía porque pertenecen a ese y sólo a ese
individuo, y él las acepta, curso que permite el
nacimiento de su armonía: “Las cosas dieron
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Están seguros de que pueden dominar y
amedrentar a todos ¡No! El hombre adinerado
que maneja el poder del dinero, jamás, jamás
de los jamases podrá conquistar el alma de un
hombre loco. El hombre loco es superior a
todo, porque comprende la cosa y la locura de
la cosa en sí.
La locura da sentido y valor de verdad al
planteamiento de las cosas. Una persona que
no concibe la locura y las cosas, tiene una
visión deformada de la realidad; está más
circunscrita a los códigos urbanos de las tribus
salvajes metropolitanas. Para él -hombre
modernista y académico-, la locura es algo
patológico y carece de razón. Para nosotros, la
locura cuestiona la razón, y en la “locura está
la razón pura”, diría Foucault. Sobre el loco, él
“explica el amor a los enamorados, la verdad
de la vida a los jóvenes, la mediocre realidad de
las cosas a los orgullosos, a los insolentes y a
los mentirosos”, escribe Foucault en la Historia
de la Locura en la época clásica, tomo uno. A
partir de este hecho bifurcamos
arbitrariamente dos categorías de hombres;
primero, el hombre racional que no cambia el
El origen poético de las cosas y la locura
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los locos requieren que las cosas existan. El
hombre ha olvidado el motivo de su existencia.
Se plantea objetivos y metas estériles, su único
afán y logro es el dinero, acumulación de
capital. No importa si tienen que abandonar
por lapsos cortos y largos a sus seres queridos,
lo hacen no por cumplir sus locuras, sino para
acceder a un mundo económico. Piensan que
con eso cumplirán sus sueños. Están
convencidos de que ascenderán socialmente.
Confían que su vida tendrá otro sentido. Saben
que accederán a lugares donde antes no
accedían. Buscan la estabilidad y la seguridad
para su vida postrera. Han acumulado riqueza.
Se enorgullecen de comprarse tierras, autos y
casas como símbolos de poder. Son
inversionistas y contratan empleados. Hablan
del trabajo de esclavo y de la vida sacrificada a
la que se sometieron. Son esclavos de las horas
y del trabajo. Son hombres nuevos, hombres
que han cambiado su vida. Cuando el hombre
tiene dinero cree que tiene el poder, piensa que
puede hacer todo lo que quiere. Quieren tener
una muerte segura y se compran un sitio en el
cementerio para descansar en paz. Confían en
que comprarán amor eterno. Pagan por amor.
El origen poético de las cosas y la locura
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origen a la locura, y los locos hicieron de las
cosas, su poesía”.
Para hallar finalmente una “completa”
conceptualización de los locos y su verdadero
rol en la sociedad, se necesita el trabajo de
toda una vida; y en ese camino largo, este libro
es una aproximación inicial, innovadora y
novedosa hacia la problematización de los
locos en nuestras sociedades, y de qué manera
los hemos conceptualizado.
Así, Rafael Romero Arze crea una oda a
la importancia de los locos, gracias a ellos, a
su anacronismo total y a su genialidad
inadaptable, se adelanta a la historia y nos
presagian futuros desconocidos. He ahí su
genialidad y también su desamparo: Ser loco
implica un proceso de discriminación en la
sociedad actual. Estamos todos locos, la
diferencia está entre los que están dispuestos a
aceptar los sacrificios que la felicidad supone,
y los que no la aceptan.
Felipe Symmes
Lyon, Francia, 2010
El origen poético de las cosas y la locura
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Las cosas y la Locura
El universo estalló de ira porque alguien
se adelantó a escribir sobre las cosas. No es
justo. Hay tantas cosas que se han dicho. Lo
peor de todo: Se han redactado en otros
códigos lingüísticos tales como el arameo, el
sánscrito, el hebreo, el griego, el latín, el
alemán, el francés, el inglés, y otros ¡Qué
tragedia! Apenas podemos comprender un poco
nuestra propia idiomática, porque entenderla
del todo, sólo es la locura de unos pocos. En
fin, no debemos desanimarnos y mucho menos
dejar que nuestra autoestima decline por
nuestra propia incapacidad. Bautista Saavedra
decía “Se puede ignorar todas las lenguas,
menos una, y ser un famoso lingüista. En
El origen poético de las cosas y la locura
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indiferentes de su entorno, que había incubado
la “locura destructiva” de la Primera Guerra
Mundial. Segundo, un hombre -Hugo Ball- se
cansa de todo y decide crear y producir cosas
distintas. A esa iniciativa otras personas se
adhieren y eligen crear una palabra para
identificarse, Dadá, esa palabra no tiene
sentido, no significa nada, fue inventada en un
cabaret y su voluntad hace que su locura cobre
fuerza no sólo en Europa, sino también en los
Estados Unidos. Tercero, es por esa razón que
se ha escogido este movimiento, para explicar
que los actos de locura permiten que las cosas
cobren sentido no sólo en un lugar, sino que
tienen la opción de trascender las fronteras.
Cuarto, en la actualidad, el dadaísmo parece
estar en statu quo, o por lo menos, hasta que
algún loco decida darle continuidad, o bien,
hacer algo nuevo ¿Cómo está el mundo ahora?
¿Tiene sentido? ¿Hay todavía locos que quieren
cambiar o ver arder al mundo? ¿O es que los
locos están incomprendidos en esos centros
médicos que a base de drogas quieren hacerles
entrar en razón? Malditos ¿Es necesario
comprender y tomar más en serio a la locura
de las cosas? El mundo necesita de los locos, y
El origen poético de las cosas y la locura
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sentido a la realidad visible e invisible de las
cosas. Incluso consideramos que cada persona
no tiene un alma, sino millones ¿Qué tiene que
ver esto con la carroña de Baudelaire? Pues un
objeto -cuerpo-, o bien, una cosa que antes
tenía vida, sirve de alimento a otro objeto para
seguir con vida. Y esa dualidad invita a
reflexionar y a pensar sobre el amor y lo
trascendente que es la vida y la muerte. Una
imagen fétida y nauseabunda, se convierte en
un poema para expresar el “enlace de almas
fieles”. Pareciera que eso ha sido una parte de
la contribución del dadaísmo en la poética.
Permitir abordar nuevas figuras y hacer de
ellas cosas poéticas. Pero para que lo Dadá se
exprese así, tiene que haber locura, porque ella
es la generadora de nuevas formas de
pensamiento. Sin locura, el hombre no existe y
las cosas son estériles objetos sin sentido.
¿Por qué se ha tomado lo dadaísta? ¿Qué
es exactamente lo que se busca? ¿Cuál es la
relación de este movimiento con la locura?
¿Para qué sirve todo esto? Primero, este
movimiento surge como respuesta a una abulia
carente de actitud crítica y creativa de artistas
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
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cambio, se puede poseer el uso de muchos
idiomas y no ser ni un incipiente filólogo; son
dos cosas muy distintas”. Es difícil precisar
con exactitud matemática la cantidad de
idiomas que existen en el mundo. Los idiomas
en cierta manera nos describen el mundo
según las estructuras de pensamiento de cada
sociedad. Por ejemplo, en alemán la palabra sol
(Die Sonne) es femenino, en cambio, la palabra
luna (Der Mond) es masculina. Ocurre lo
contrario en español, la palabra sol es
masculina y la luna femenina. Ambas
estructuras lingüísticas tienen valor de verdad.
Ninguna ofende ni lastima. Es una existencia
armónica de mundos distintos. Entonces
debemos aceptar que existen diferencias entre
las personas, y no sólo en lo idiomático, sino
en lo étnico también. El hecho de pertenecer a
cierta comunidad de hablantes, nos acerca y
aleja de otras comunidades de hablantes, por
ejemplo, entre un país y otro existen
diferencias que jamás se salvarán. Estamos
divididos y distanciados por el idioma y las
costumbres, pero estos elementos no pueden
representar ningún obstáculo para que
podamos relacionarnos sin importar las
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[18]
diferencias que existen entre los países del
mundo. Hay algo que une al universo. Pulula
libremente en las galaxias, en los planetas y en
la mente del hombre. Son las cosas. Al hablar
de las cosas, la cosa tiene un significado
común. Algo que permite la comprensión y
explicación de los mundos. Veamos. La cosa en
español significa todo lo que tiene entidad, ya
sea corporal y espiritual, natural o artificial,
concreta, abstracta o virtual, según la Real
Academia Española (RAE). En inglés la cosa es
Thing. En alemán la cosa es Die Sache. En
francés la cosa es Chose. En rumano la cosa es
Lucru. En portugués la cosa es Coisa. En
italiano la cosa es Cosa. Todos esos vocablos,
es decir, el contenido de la cosa, casi siempre
tienen equivalentes en cada idioma. Por
ejemplo, juguemos con el español, “¿Qué vas a
hacer?”, pregunta alguien. “No lo sé, cualquier
cosa”, responde. Esa cosa, en realidad es algo.
O sea, ese algo viene a constituir una cosa que
puede reemplazar a otra. Cualquier cosa puede
ser tomar un helado, salir a caminar, leer un
libro, chatear un rato, navegar por Internet,
dormir, salir con la pareja, manejar bicicleta,
ver películas, estudiar, nadar, comer, cocinar,
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[51]
ánemos; y es que los hombres parecemos tener
vida por el aire que respiramos, lo cual es
totalmente falso, ya que el alma es concebida
mucho antes de que el ser humano pueda
respirar por su boca, pues en el vientre
materno ya tiene vida. Por lo tanto, el alma no
es aire. […] No obstante, se la llama alma
porque vive; en cambio, se dice espíritu debido
a su naturaleza espiritual, o porque inspira en
el cuerpo. Cabe decir igualmente que ánimo
(animus) y alma (anima) es una misma cosa.
Pero el alma está referida a la vida, mientras el
ánimo lo está a la inteligencia”, puntualiza San
Isidoro de Sevilla. De regreso al tema, cuando
Baudelaire en su primera línea dice / Recuerda
el objeto que vimos, alma mía, / Alma mía. Eso
dice mucho. Mayormente se piensa en amor
mío y se entiende, pero alma mía, son palabras
que engloban la vida en su totalidad, no hay
género ni nada, sólo vida y muerte. El alma
vendría a ser ese misterio inescrutable donde
filósofos, pensadores, escritores, poetas,
idealistas, materialistas y teólogos, han
intentando hacer aproximaciones sobre su
definición. En nuestro caso, nos quedamos con
la idea de que alma es vida y muerte que da
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[50]
idioma original, el francés. Podríamos decir que
las cosas y la locura han hecho posible que el
dadaísmo surja como un movimiento artístico,
varias personas se han identificado con sus
postulados y posteriormente dio inicio la
corriente surrealista. Pero cabe aclarar que son
las personas que dan sentido a las cosas y a la
locura. Ellas -las cosas- por sí mismas, no
tienen la posibilidad de materializarlo porque
son entes abstractos que se materializan por
medio de la cosa en sí. La cosa está ahí, mucho
antes que el hombre, y tiene sentido cuando el
hombre hace algo, y eso es la locura que le
lleva a pensar de manera distinta y hacer las
cosas diferentes. Por ejemplo, Baudelaire en su
poema hace referencia a un amor de almas, y
no de personas. Habla de cosas. Es necesario
hacer un paréntesis y hablar de las almas y
espíritus para no tener una idea inequívoca.
Según San Isidoro de Sevilla, la naturaleza
“hace nacer las cosas”, a esto diremos que las
cosas no son sólo visibles, sino que hay cosas
que no podemos observar ni mirar, como el
alma. Sobre el nombre de alma, el teólogo
sostiene (anima) es de origen pagano, y se la
llamó así a causa del aire. “En griego aire es
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[19]
amar, pasear a los perros, lavar ropa, limpiar
la casa, ir de compras, pintar, practicar algo,
en síntesis, todo1. Con la cosa podemos decir
cualquier cosa sobre algo. Y es ese algo lo que
permite que hablemos de las cosas, y las cosas
hablan al decir algo. Cuando en inglés decimos
por ejemplo: “Say something”, dice alguien.
“For example?”, contesta. “I don’t know,
anything”, sentencia. Alguien pide información
sobre algún tema de interés en común, pero el
interlocutor no sabe exactamente qué decir.
Alguien quiere saber algo de un suceso
específico, para ello interroga al interlocutor y
le pide que diga cualquier cosa, en el momento
en que diga algo, la cosa puede tener sentido o
no tenerlo. Ahora en alemán. “Wie läuft die
Sache” (como marcha la cosa, el asunto), dice
alguien. “Sehr gut” (muy bien), contesta. La
cosa es la unión de una acción que permite a
dos sujetos establecer que algo está saliendo
bien para ambos. En portugués. “Dá-me
qualquer coisa”. Esto implica ya un universo de
contenido. “Dar cualquier cosa” depende del
1 Entendemos a la cosa como la parte y el todo. Es decir, como categorías filosóficas que reflejan la relación y la conexión entre sus distintos objetos, sus aspectos y elementos. Ver Iudin Rosenthal, Diccionario Filosófico.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[20]
contexto de la historia que se dice del hablante
y el oyente. La cosa es el elemento que permite
que la cosa en sí tenga sentido. Por ejemplo, si
dos personas hablan de literatura, ambas
están conversando sobre la misma cosa que es
la cosa en sí. Si dos deportistas intercambian
indumentaria, sería lo mismo para ellos, en
otras palabras, esa cosa que han
intercambiado ambos, les será útil en su
actividad física, la cosa en sí. No importa el
idioma ni la costumbre, la cosa no deja de ser
la cosa. “Estoy loco por las cosas” ¿Cómo uno
puede volverse loco por las cosas? Pues sí, a
través de las cosas uno puede llegar a la locura
¿Tal vez las cosas nos acercan a la locura? No
es malo. Debe estar claro que no puede existir
un orden jerárquico de las cosas y la locura,
por naturaleza son una empresa libre e
independiente que según el uso pueden ser
indivisibles e indelebles. Para comprender con
mayor precisión lo expuesto, debo hacer un
paréntesis para hablar acerca de dos hombres
que se volvieron locos por las cosas, son Chris
McCandles y Everett Ruess. Dos almas libres.
Dos almas inconquistables ¿Qué tienen de
común estos nombres? La locura por las cosas,
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[49]
nos miraba con aire enojado,
espiando el momento de recuperar del
esqueleto
el trozo que había abandonado.
Y, por tanto, tú eres parecida a esta porquería,
a esta horrible infección,
estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza,
tú, mi ángel y mi pasión.
¡Sí! tal serás, oh, reina de las gracias,
después de los últimos sacramentos,
cuando irás bajo la hierba y las floraciones
grasas,
a enmohecer entre las osamentas.
Entonces, ¡oh, mi belleza! dile al gusano
que te comerá a besos,
que he guardado la forma y la esencia divina
de mis amores descompuestos.
Con esta poesía, el poeta maldito habla
sobre las cosas, o sea, amor, muerte, vida,
aromas, belleza y recuerdos. Aunque por
motivos de traducción francés al español, no
existe ese ritmo y melodía que tiene en el
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[48]
Las moscas zumbaban sobre este vientre
pútrido,
de donde salían negros batallones
de larvas, que se deslizaban como un espeso
líquido
a lo largo de estos viventes harapos.
Todo aquello descendía, subía como una ola,
o se lanzaba chispeante;
se habría dicho que el cuerpo, hinchado de un
aliento vago,
vivía multiplicándose.
Y este mundo comportaba una extraña música,
como el agua corriente y el viento,
o el grano que un aventador de un movimiento
rítmico
agita y devuelve a su harnero.
Y las formas se borraban y sólo eran un sueño,
un esbozo lento en venir,
sobre la tela olvidada, y que el artista acaba
solamente para el recuerdo.
Detrás de las rocas una perra inquieta
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[21]
o bien, sus cosas y la locura ¿Cómo? ¿De qué
manera la cosa se vuelve locura? No es fácil
explicar, pero voy a intentar establecer el nexo
natural de la locura con las cosas. Cuando
terminé de leer el libro Into the Wild -un regalo
que me hicieron- supe que había encontrado a
varios locos. En primer lugar, las historias –de
Chris y Everett- que voy a nombrar son
extraídas del libro -Hacia rutas salvajes, en
español- de Jon Krakauer. El hecho central del
libro es la muerte de McCandles, un joven de
veinticuatro años que decide tener una vida
nómada y busca el lado salvaje -literalmente-
de la vida. Equipado con pocas cosas decide
entrar en Alaska completamente solo, después
de un potente invierno, el cuerpo es
encontrado congelado e inerte -muere de
hambre-, al lado del cadáver había varios
libros y una nota donde se despedía del
mundo. Krakauer investiga el hecho y hace un
relato que describe toda su agudeza
investigativa sobre la muerte de McCandles. No
sólo habla de él, sino que también hace
referencia a Everett Ruess, otro muchacho que
decide ingresar en el desierto -en Utah- para
no salir nunca más de él. Creo que el objetivo
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[22]
del autor en nombrar y citar a otros jóvenes
que corrieron la misma suerte de McCandles,
tiene la finalidad de hacernos [re]pensar
nuestra existencia y el estilo de vida que
llevamos los hombres urbanos y rurales.
Ambos personajes tenían una visión distinta de
la vida, ellos exploraban todo lo que se
proponían. Buscar el lado salvaje era la cosa
que les motivaba a seguir con vida. Ambos
mueren. Para ellos lo importante es no tener
una vida sedentaria y estable, sino entrar a un
mundo lleno de emociones e incertidumbres;
podría decirse que es buscar y vivir la vida
según sus propias reglas. En este caso la cosa
es una filosofía de vida, la cosa se convierte en
la razón de su existencia misma. La cosa
adquiere cuerpo y materia cuando ambos
deciden explorar el lado salvaje. Son locos
porque son leales a sí mismos, tienen un
propio discurso y una filosofía de la vida y la
muerte. La locura se expresa cuando ellos
hacen sus cosas, y esa práctica tiene sentido
para ellos. Hay lógica pragmática. No hay ideas
luxadas ni tampoco tibias. Entrar en tierras
salvajes es un acto de locura, pero tiene
sentido porque hay una cosa que les impulsa a
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[47]
Charles Baudelaire, presenta una locura, una
visión distinta acerca del objeto. Hace un
poema motivado en una carroña, y dice:
Una carroña
Charles Baudelaire
Recuerda el objeto que vimos, alma mía,
aquella bella mañana de verano tan dulce:
al torcer de un sendero una carroña infame
sobre una cama sembrada de guijarros,
las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos,
abría de una manera descuidada y cínica
su vientre lleno de exhalaciones.
El sol brillaba sobre esta podredumbre,
como para cocerla a punto,
y de rendir al céntuplo a la gran Naturaleza
todo esto que al mismo tiempo había unido.
Y el cielo miraba el esqueleto soberbio
como una flor abrirse.
El hedor era tan fuerte, que en la hierba
te creíste desmayar.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[46]
Ahora saque cada recorte uno tras otro Copie concienzudamente [subrayado mío] en el orden en que hayan salido de la bolsa El poema se parecerá a usted Y es usted un escritor infinitamente original y
de una sensibilidad hechizante, aunque
incomprendido del vulgo.
El texto fue publicado en la recopilación
Siete manifiestos dadá, "Dadá manifiesto sobre
el amor débil y el amor amargo", VIII (1924). Si
no es locura hacer un poema de esa
naturaleza, por lo menos difiere de los
principios de toda producción poética. Sin
embargo, hay que tener cuidado en considerar
que una creación de esa naturaleza es poesía
pura y debe considerársela como tal. No es así,
y tampoco para el dadaísmo lo sería. Son ellos
mismos los que exigen que sus poemas
contengan melodía y ritmo.
No sólo los escritores y poetas recibieron
esta influencia -Dadá-, también los músicos,
pintores y fotógrafos. Este movimiento llegó
hasta los Estados Unidos. La generación de los
poetas malditos de igual manera tuvo
influencia dadaísta. Por ejemplo, en Francia,
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[23]
seguir sus ideales individuales, a conseguir y
materializar sus sueños. Everett Ruess envía
una carta a su hermano Waldo, en que le
expresa que no volverá a la civilización porque
está encantado con la vida de vagabundo que
lleva. También le comenta que ha buceado en
las profundidades de la vida y que no piensa
renunciar a una vida sin emociones. Así son
los locos, prefieren una vida de emociones que
una sin sentido y estéril. Pongo énfasis en la
palabra bucear, eso implica una acción de
doble esfuerzo en la vida. El mundo de los
locos, el mar. Ese océano que ha dado origen a
las historias y leyendas más importantes de
nuestra existencia.
Por su parte, McCandles también
escribió varias cartas a familiares y amigos,
pero una en especial es la que llamó mi
atención. Le escribe a Ron, le dice que sea
audaz, que las personas se han acondicionado
para aceptar una vida estable, convencional y
conformista. Le aclara que ese molde mental es
lo más perjudicial para el espíritu aventurero
del hombre. Le exhorta a vivir experiencias
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[24]
nuevas donde el horizonte cambie
constantemente cada día.
Hacia rutas salvajes, donde no hay
camino ni sendero, ni nada por el estilo. Sólo
una ruta invisible que traza la vida de los
hombres locos. Un camino imaginario que
existe gracias a la locura de las cosas. A partir
de estos hechos y de estas experiencias, la
locura adquiere un espíritu individual y único.
La locura se re-politiza a sí misma, ya no es
sinónimo de demencia, ahora se convierte en
una corriente de pensamiento. Una opción
para cambiar el mundo. Una alternativa para
descifrar la naturaleza humana. La locura ha
sido liberada nuevamente, ya no más encierro,
libertad absoluta. Dejar todo, abandonar un
estilo de vida por ideales propios e individuales
no es algo nuevo, siempre ha existido y
existirá, aunque son pocos los locos que ponen
en práctica su locura, muy pocos. El mundo
real no tiene dimensiones, la realidad también
está presente en los caminos literarios, por
ejemplo, en Don Quijote de La Mancha, cuando
Luscinda acepta a regañadientes desposarse
con don Fernando, Cardenio -su amante- deja
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[45]
no será el único y último. El dadaísmo hizo
cosas para cambiar otras cosas. Así como
también la Revolución Francesa cambió las
cosas. Lo que se quiere decir es que la locura
hace que las cosas cambien -nuevamente la
cosa en sí adquiere voluntad antes que la
razón-. Pero uno tiene que aceptarla tal como
es. Y Sebastián Brant bien decía /Y al
contemplarse todos saben/ que ni somos ni
fuimos cuerdos, / y que no debemos tomarnos/
por eso que nunca seremos. / Para muchos
poetas escribir versos requiere de mucho
trabajo, tiempo y algo de locura, sin embargo,
esa locura es comprendida sólo por ellos. Pero
otros poetas escriben sin locura. Para ilustrar
la estética dadaísta, Tristan Tzara dio consejos
para hacer un poema dadaísta:
Coja un periódico Coja unas tijeras Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema Recorte el artículo Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa Agítela suavemente
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[44]
junto a otras personas, un movimiento
artístico que surge en 1916 en el cabaret
Voltaire. El movimiento se llamó Dadá y su
característica fue ir contra las convenciones
literarias y artísticas, especialmente burlarse
del artista burgués y su arte. Por ejemplo, sus
poemas eran una sucesión de palabras y
sonidos, había dificultad para encontrar lógica.
Se inclinaba hacia lo dudoso, la muerte, lo
fantasioso y la constante negación. Según De
Micheli Mario en su libro de Las vanguardias
artísticas del siglo veinte, el dadaísmo surgió
del desencanto que sentían las personas al
vivir en Europa, en el período tardío de la
Primera Guerra Mundial y posteriormente, en
actitud de rebelión a hacia la abulia y el
desinterés social característico de los artistas
del período de entreguerras. Esa actitud
mezquina de los artistas hace que las cosas
cambien, es decir, que se hagan locuras. La
cosa en sí empieza a maquinar por voluntad
propia. Empezar a proponer ideas diferentes
ante un sistema ordenado, productivo,
coercitivo, pero de espíritu estéril. Eso produce
la locura de las cosas. Este movimiento fue
necesariamente un acto poético de locura. Pero
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[25]
la ciudad para adentrarse en las montañas
decepcionado por lo acontecido; pero Luscinda
no aguanta ese matrimonio impuesto y decide
huir a las montañas y vagar en ellas. En ese
episodio vemos a dos almas que dejan todo y
se refugian en páramos agrestes y solitarios.
Esos caminos nos indican los principios de la
locura que han producido ciertas cosas, así es
cómo comienza la locura de las cosas. Al final
el hombre loco hace lo que tiene que hacer, sin
importar que ese camino le conduzca hacia la
muerte; siente el miedo, pero es un hombre
que necesita de emociones para sentirse vivo.
El mundo de la locura es amplio. El orbe de las
cosas es infinito. El mundo es pequeño, el
tiempo es violento y la vida de los hombres se
define por sus acciones finitas.
Lamentablemente el hombre es un animal
evolucionado, ha aprendido a seleccionar lo
que le conviene, mantiene el hambre y la
miseria en el mundo por un cálculo político, y
explica con frases y fórmulas económicas las
razones de las guerras y las hambrunas en
todo el planeta. Desde que el hombre le ha
dado un valor económico al papel -ha
divinizado su vida-, la sociedad y el mundo
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[26]
entero por arreglo a fines -praxis- ha
tergiversado y manipulado a su conveniencia a
la locura. Para ellos, los locos son los dementes
y los que no tienen razón. Malditos, no por
poetas, sino por racionales. El hombre
evolucionó e hizo descubrimientos novedosos,
pero todo es usado para conquistar territorios
e imponer ideales colectivos ¿Por qué debemos
vivir sometidos al imperio de la ley? ¿Por qué
seguir a individuos para quienes su único
interés es conseguir el poder? ¿Por qué existe
la división y la creación de fronteras? La
respuesta es fácil, el hombre necesita rigor,
leyes y sanciones para ser un hombre recto.
Las leyes son para los hombres racionales y
conformistas, para aquellos que aceptan la
imposición del castigo y la condena de lo bueno
y lo malo de vivir en un mundo sedentario, un
sistema que está regido por normas sociales y
derechos colectivos que obliga
a las personas a perderse en la masa y
la ignorancia del pueblo. Todos deben tener
identificación e identidad. El sistema obliga a
que todos tengan un nombre, un trabajo, y
una vida para proteger al sistema. En cambio,
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[43]
abstracto que se materializa sólo en el mundo
de la locura. Es la locura la voluntad que anula
a la razón y que le permite -discursivamente-
encontrar el sentido social de la cosa para
entrelazarla poética y materialmente con las
cosas en sí. La locura tiene voluntad y juega
con las cosas, hace que las realidades tengan
otro sentido y determina la realidad irracional5
de la experiencia. Para precisar, la locura y las
cosas son las Musagetas6 (musas) de nuestro
infierno. Sin ellas nuestra religión (la locura de
las cosas) carece de fe; nuestro cuerpo se
convierte en un delito, así como esas masas
humanas moviéndose en hornos de
mediocridad, mezquindad, moralidad y
sabiduría racional. Estamos hablando de
pasión, pasión en puta7.
Las cosas (guerra y sus efectos) hacen
que en Zürich (Suiza) surja un movimiento
propuesto por Hugo Ball y posteriormente se
adhiere Tristan Tzara, quienes promueven,
5 Entiéndase desde una perspectiva de Nietzsche y Shopenhauer, como teoría vitalista, es decir, la voluntad por la razón. 6 Se dice de Apolo y de Hércules como conductores de las musas. 7 “En puta”, expresión centroamericana (Nicaragua) que hace referencia al sentimiento más puro y noble que tiene una persona por su par.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[42]
Y al contemplarse todos saben que ni somos ni fuimos cuerdos, y que no debemos tomarnos por eso que nunca seremos.
No hay un hombre sin una grieta, y nadie puede pretenderlo; nadie está exento de locura, nadie vive del todo cuerdo.
Este poema fue escrito por nuestro
teólogo alemán, dice muchas cosas. En cierto
aspecto cuestiona el carácter racional del
hombre, “nadie está exento de locura, / nadie
vive del todo cuerdo”/, afirma. En esas líneas
uno puede hacer su propia interpretación, no
hay una locura, sino varias. El hombre sólo
hace que las cosas tengan sentido para él. No
se puede comprender las cosas sin las cosas en
sí4, ambas son partes de un engranaje
4 Las cosas en sí -según Kant- son las realidades que no pueden conocerse por hallarse fuera del marco de la experiencia posible. Por ejemplo, ¿Qué forma o color tiene la locura? Sin embargo, las cosas en sí se materializan en el discurso literario y en la voluntad, y es en esa narrativa donde las cosas en sí, son también cosas. “Nadie ama, sólo las cosas son las que aman”, dice Jaime Sáenz. En Definitiva, las cosas y el amor existen, pero no en cuanto a materia. Con las cosas en sí, queremos comprender que esas realidades pueden experimentarse mediante el discurso narrativo y las prácticas individuales propias generadas por acción volitiva.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[27]
el hombre loco juega -temporalmente- el juego
de la vida, no puede excluirse, pero mantiene
su lucha que se ha convertido en una guerra
silenciosa y anónima. Existen guerreros, pero
que no postulan ni creen en ninguna bandera
ideológica política, son locos que hacen que su
vida tenga razón de ser y de vivir. Viven. Son
hombres que dejan todo para imponer su
voluntad individual. No buscan gloria, fama ni
fortuna, son almas libres que deambulan en
un mundo equivocado. La presencia de Chris
McCandles, Everett Ruess, Steve Irwin y la
existencia de autores tales como Homero,
Dante, Víctor Hugo, Cervantes, Shakespeare,
Modigliani, Da Vinci, Aspasia, por citar
algunos, son personajes que han existido y en
cierta manera se han vuelto locos por las cosas
¡Las cosas han provocado la locura en esas
personas! ¡Ellos han cambiado al mundo!
Ahora bien. Atreverse a caminar desnudo
por las calles es cosa de locos. Los locos y sus
cosas. Diría que el practicar deportes extremos
y arriesgar la vida es cosa de locos. Muchos
dirán que uno tiene exceso de adrenalina; tal
vez la adrenalina sea una parte de la locura,
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[28]
independientemente de la explicación
fisiológica de las glándulas suprarrenales.
Vayamos más lejos. Bucear en un arrecife,
territorio de tiburones blancos, es un acto de
locura, porque eso implica arriesgar la vida.
Observamos que la muerte y la locura están
relacionadas con las cosas “¿De qué murió?”,
preguntan. “No lo sé, de algo”, contestan. Ese
algo hace referencia a la cosa, por ejemplo, un
accidente de tránsito. “Era un loco, andaba con
su bicicleta a toda velocidad y no le importaba
nada”, comentan. Pues el loco encontró la
muerte, sabía que al hacer esa cosa -manejar
bicicleta- podía terminar con su vida. Entonces
los locos arriesgan todo por las cosas ¿Qué
cosas? Pues todo. O sea, el todo para un loco
es el sentido que él mismo le da a la vida y la
muerte -es el caso de Chris McCandles-. Ahora
vayamos imaginariamente a Australia para
conocer a un hombre loco, Steve Irwin, el
verdadero “Cocodrilo Dundee” que encontró la
muerte en sus locuras cuando una Manta
raya-Gimnuridos, -en Port Douglas en
Queensland- lanzó su ballesta a la altura de su
pecho y atravesó su corazón; falleció en el
transcurso del viaje al Hospital. Este
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[41]
su propia pragmática discursiva, posee ideas y
pensamientos propios, es decir, se constituye
en una corriente de pensamiento, aunque
muchos digan que eso es una locura -tontera
dirían los contemporáneos-, pero no, es la
voluntad de los hombres que hacen que las
cosas estén por encima de la locura misma. El
hombre ha tenido que realizar hazañas de toda
índole, ha llegado al espacio, conoce
superficialmente la profundidad de los
océanos, ha podido volar, ha conquistado
corazones y ha hecho temer al hombre por el
hombre. La locura no tendría sentido si no
fuera por las cosas. La cosa en sí ha hecho de
la locura una cosa para nosotros. Es decir, que
las cosas han permitido que el hombre se
apropie de la locura. El mundo existe por la
locura del caos. Al respecto, Sebastián Brant,
en la Nave de los Locos nos dice:
Stultifera Navis
Esta es mi nave de los locos de la locura es el espejo. Al mirar el retrato oscuro todos se van reconociendo.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[40]
Foucault. El inglés y el español son testigos de
la creación de la locura trágica que nace en el
siglo décimo quinto. En síntesis, es en el
Renacimiento cuando la locura empieza a
encontrar el sentido verdadero de las cosas.
La locura no es una categoría filosófica
como el espacio, el tiempo y las cosas. Pero sí
se puede hacer ensayos filosóficos de ella, por
ejemplo, La nave de los locos por Sebastián
Brant, Elogio de la locura por Erasmo de
Rótterdam, La historia de la locura en la época
clásica primera, segunda y tercera parte por
Michel Foucault. La locura es una parte y el
todo del carácter del pensamiento humanista3,
y puede comprenderse como una corriente de
pensamiento libre basado en los actos volitivos
de las personas. La locura es una corriente de
pensamiento porque tiene su propio discurso,
y está establecida por la razón de las cosas; es
ella la que da sentido y el hombre usa ese
mundo de contenido para hacer algo. Al tener
3 En este período la locura fue liberada del encierro, pero la “razón” se impuso por el uso de la violencia en la época clásica y la volvió a encerrar y a confundirla con los aspectos más bajos y mezquinos de los hombres, al extremo de que a los locos les encerraban con los criminales, enfermos y desorbitados.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[29]
veterinario estaba consciente de que esa cosa -
su trabajo- iba a ser la causa de su muerte.
Entonces las cosas vienen a constituirse como
un cómplice no sólo en las palabras, sino que
también en las acciones de los locos. Antes de
entrar en caminos de locura es menester que
esté claro que las cosas son una parte y el todo
de la vida. No entraremos en caminos de las
teodiceas ni religiones, tampoco en lo
sobrenatural. Aunque todo eso involucra a las
cosas. Nuestra empresa no es teleológica.
Regresemos. Hay muchas cosas que hacen los
locos, la principal, o bien, la fuerza que
impulsa sus acciones son las pasiones que él
siente por la vida y la muerte. Son esos
placeres clandestinos por las cosas, es decir,
arriesgar todo por hacer algo que a él le
satisface; y no hago referencia exclusivamente
a quienes realizan deportes extremos, sino a
todas las personas que hacen lo que quieren
hacer y están en armonía con sus propias
cosas. Al final son ellos -comunidad de locos
hablantes-, los que generan sentido a las cosas
-palabras-. Una cosa es hablar y decir algo,
otra distinta es plasmar por medio de la
palabra escrita alguna cosa.
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[30]
Escribir no es fácil; sostengo que no
todos deben escribir, menos aún los que
escriben sin pensar. Escribir y no estar locos
por alguna cosa es un delito inmortal. No se
puede escribir por escribir y conformarse con
lo que uno escribe, hacerlo de esa forma es
negar lo trascendental de uno mismo. Las
letras forman palabras, pero son arbitrarias
según la abstracción mental de cada persona.
Escribir es un acto poético donde se involucra
los pensamientos del escribiente; es él, quien
define qué y cómo escribir; en cierta manera,
expresa su forma de pensar sobre la vida y la
muerte. Las cosas dieron origen a la locura, y
los locos hicieron de las cosas, su poesía. Si el
hombre no sueña, las cosas se vuelven
estériles. No es suficiente hablar con
propiedad, uno tiene que decir algo en sus
peroratas. Por favor, un orador por naturaleza
tiene cualidades para decir las cosas. Existen
personas que hablan y hablan por horas, pero
no dicen absolutamente nada. “Ninguna cosa
importante rescato de su exposición de tres
horas”, dicen. Los oradores saben cuándo
callar. Un orador no nace, necesariamente
tiene que estudiar, prepararse y otras cosas
El origen poético de las cosas y la locura
rafael romero arze
[39]
perseguía para encerrarlo. Por fortuna, su
cuerpo atlético le permitió burlar al orden
establecido. Retomemos la nave de los locos
¿Para qué utilizar balsas llenas de hombres
locos y arrojarlos al mar? ¿Por qué
encerrarlos? La nave de los locos. La balsa de
la locura ¿Qué tiene que ver el mar con la
locura? Ambas son la misma cosa. El mar
extiende sus brazos de locura para que fluyan
los locos libremente. El mar es el hogar de las
criaturas más extrañas y exóticas de todos los
mundos. Existen monstruos, dioses, demonios
y locos que hacen poesía con las cosas. Y las
cosas danzan en la realidad de la locura. No
por nada el capitán Nemo aún insiste en
navegar sus veinte mil leguas de viaje
submarino con su tripulación de locos. Y no
sólo Julio Verne llega a escribir locuras,
también William Shakespeare y Miguel de
Cervantes. Las obras de estos dos últimos
están dentro de los cánones de la locura. “En
la obra de Shakespeare encontramos las
locuras emparentadas con la muerte y con el
homicidio; en la de Cervantes, las formas que
se ordenan hacia la presunción y todas la
complacencias de lo imaginario”, señala
El origen poético de las cosas y la locura
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el Renacimiento. Los locos “vivían
ordinariamente una existencia errante”. En
Francfort, en 1399, se encargó a unos
marineros que libraran a la ciudad de un loco
que se paseaba desnudo. Ese hombre fue
puesto a la fuerza en una balsa para llevarlo
mar adentro ¿Cuán peligroso puede ser un
hombre desnudo? “¡Daños a la moral y falta a
las normas de urbanidad!”, dirán esos
“espíritus elevados”. Pobres bobos. El desnudo
no es sólo arte, es una musa que influye a los
mortales. Ha gobernado reinos y destruido
imperios. Imponen su verdad y cuestiona la
razón mediocre del hombre. En efecto,
solamente los locos andan desnudos. Me
pregunto: ¿Por qué hacemos el amor con el
cuerpo desnudo? ¿Será que estamos algo
locos? Sin lugar a dudas que sí. Recuerdo una
anécdota que me contó un amigo hace un par
de años, él se había jurado a sí mismo que si
aprobaba el examen de ingreso a una de las
más prestigiosas universidades de su país,
correría desnudo por las calles metropolitanas
de su ciudad. Así lo hizo, tuvo que correr,
corrió y disfrutó, para él tenía sentido estar
desnudo, pero no para la policía que le
El origen poético de las cosas y la locura
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más. Tiene que leer. Es la lectura la que nutre
de una dulce locura. Una locura que despierta
la razón de las cosas, la palabra ¡Oh!, la
palabra confecciona todo, ella describe, narra,
explica y hace su voluntad al decir algo. El
texto describe los contextos, dicen los
lingüistas. Se manifiesta por medio del texto la
relación entre el polo del lector y el polo del
escritor ¡Diablos!, escribir no había sido tan
fácil como creía. Se debe diferenciar el oficio de
escribir y la pasión que se tiene al escribir. El
primero está vinculado a lo cotidiano, una
persona por lo general escribe algo todos los
días, sin importar qué, no es necesario pensar.
Por ejemplo, “Hola, cómo estás, te cuento que
hace dos días te mandé un sobre y espero te
guste el obsequio, bla, bla, bla”, escribe
alguien. Pero este simple mensaje puede
representar mucho para el emisor, tal vez ese
regalo que hizo le cambie su vida. No pretendo
decir que al escribir una nota simple, no exista
pasión, sí puede haberla, pero dependerá de la
fuerza que otorgue el escribiente a su texto y la
relación del continente con el contenido. Para
expresar pasión no es necesario ser poeta y
trovador, sino que se debe decir lo apropiado.
El origen poético de las cosas y la locura
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El segundo, hay algunos escritores de oficio,
esos que escriben por escribir cosas de amor y
se preocupan de la humanidad porque se
llaman a sí mismos humanistas. Pareciera que
han olvidado el miedo, esa emoción
escalofriante y tenebrosa de dejar espacios en
blanco, esa ausencia de la palabra escrita que
describe a las cosas. Al usar la palabra no sólo
decimos algo, sino que también hacemos algo;
pensar y reflexionar en cada letra y espacio en
blanco. Por ejemplo, “Permítaseme que no
admita el impedimento del enlace de las almas
fieles. No es amor el amor que al percibir un
cambio cambia, o que propende con el
distanciado a distanciarse. / ¡Oh, no! Es un faro
inmóvil que contempla las tempestades y no se
estremece nunca; es la estrella para todo barco
sin rumbo, cuya virtud se desconoce aunque se
tome su altura. El amor no es un juguete del
Tiempo, por más que lleguen al alcance de su
corva guadaña los labios y las mejillas de rosa;
el amor no se altera con las horas y las
semanas rápidas, sino que perdura hasta el fin
de los días. / Si esto es error y puede
probárseme, yo no he escrito nunca, ni hombre
ninguno ha amado jamás.” dice Shakespeare.
El origen poético de las cosas y la locura
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encerrados, estudiados y tratados por
psiquiatras, quienes intentan mantenerlos o
sacarlos de sus desórdenes mentales. Creo que
es ahí donde se jode todo -se impone el poder
de la razón-, cuando a ese hombre desnudo se
le ocurre andar por las ciudades, le encierran,
le someten a diagnósticos y le hacen una serie
de estudios. A nadie le importa. “¡Ha perdido la
razón ese pobre hombre! ¡Qué barbaridad,
cómo va a andar desnudo! ¡Es un pervertido!
¡Atrevido! ¡Impuro! ¡Satánico! ¡Loco!”, dicen los
“elevados de espíritu”.
El loco ha sido estigmatizado en todo
periódo, por ejemplo, “Un nuevo objeto acaba
de aparecer en el paisaje imaginario del
Renacimiento; en breve, ocupará un lugar
privilegiado: Nef des Fous, la nave de los locos,
extraño barco ebrio que navega por los ríos
tranquilos de Renania y los canales
flamencos”, apunta nuestro filósofo francés. El
Narrenschiff -continúa la explicación- es una
composición literaria inspirada en el ciclo de
los Argonautas. Se dice que de todos los navíos
novelescos o satíricos, el Narrenschiff es el
único que ha tenido existencia real. Retomando
El origen poético de las cosas y la locura
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seré tu modelo favorito”. Horas más tarde ella
cumplió su promesa. Se suicidó para
inmortalizarlo en la muerte. Es el hombre loco
el que hace que funcionen con locura las
cosas.
Hablar de locura es contar la historia de
la vida. A la locura se la consideraba como la
lepra, es decir, involucraba el encierro, la
exclusión y la discriminación. A los leprosos les
encerraban como a los locos. “Para un millón y
medio de habitantes, existían en el siglo doce,
en Inglaterra y Escocia, doscientos veinte
leprosorios”, explica Foucault. Una vez
desaparecida la lepra, hubo otras
enfermedades, por ejemplo, las venéreas, esos
hospitales del siglo décimo sexto -sin leprosos-,
empezaron a ser utilizados por estas personas,
pero no en su totalidad, los enfermos eran
pocos. Posteriormente los bienes de esas
infraestructuras fueron pasando a manos
privadas, y otros fueron destruidos. En nuestro
tiempo aún existen esos centros de atención
para aquellas personas que sufren de algún
desorden mental, comúnmente llamados locos.
Pero no son locos, sino desorbitados. Estos son
El origen poético de las cosas y la locura
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Estas letras no fueron escritas sin pensar, son
inmortales, en cierta manera ha matado al
tiempo. A pesar de que los días pasan y los
años transcurren con sus días y sus noches,
este verso aún existe en la existencia del
tiempo. Es el lector quien dará sentido a cada
línea del contenido. Son palabras que
trascienden más allá de los límites de la
consciencia y el conocimiento. Se hacen
inmortales ante la presencia de todos los
semidioses que están debajo de todo el cielo.
“Enlace de las almas fieles”, con esa frase
inmortaliza al amor, le da libertad y locura. El
amor ya no pertenece a las personas, ya no es
una prerrogativa del reino animal, sino que es
de las almas, atrás queda el varón y lo
femenino, ahora un hombre puede amar a
otro, y la mujer, también amará a otra. El
género ha sido destruido para siempre en el
mundo de los locos, ya no más masculino ni
femenino, ahora son estrellas y barcos.
Incluso, el sexo ya no es igual. Adiós a esas
falsas musas, ahora son musos los que
provocan la creación y los cantos de amor de
media noche. El hombre hace de la mujer un
mito, y del hombre una mujer, según el
El origen poético de las cosas y la locura
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Tratado de Perversiones de Francisco Umbral.
La unión de personas del mismo sexo era
condenada, juzgada y sentenciada a la
exclusión -en algunos lugares aún persiste-,
ahora hay países donde es legal y legítimo el
matrimonio del mismo sexo. Al decir enlace se
refiere a la unión de dos amantes que se
entregan ante la locura de las cosas, el amor.
El hombre loco es el único que ama a las
cosas. Eso no es todo, hay que aclarar algo
para evitar sucias interpretaciones a todo lo
expuesto. Cuando hablo de la libertad y la
locura del amor, estoy diciendo que el amor no
distingue si es varón o mujer, para el amor eso
no importa, tampoco la edad ni la raza, el amor
es loco, en esa locura se encuentra el sentido
de las cosas. Para el loco amor está permitido
el enlace de hombre y mujer, como también el
de hombre con hombre y el de mujer con
mujer. Sólo hay una exigencia de ese loco
enlace de amor: Es la lealtad a la pareja, el
enlace sólo se da una vez, no hay más, es como
la vida, sólo tenemos una. El amor que plantea
la locura es uno solo. Muchas veces he
escuchado hablar acerca del primer amor, por
lógica si hablamos de un primer amor,
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debemos considerar a un segundo, a un
tercero, etcétera. Falso, sólo hay uno solo,
nada más. Pero no es fácil. Insisto en que sólo
algunas personas están con su amor loco, el
resto, no. Las causas son varias, desde la
mentira, la infidelidad hasta la indiferencia.
Hoy, el hombre ha perdido la noción del amor
loco, ya nadie ama, “y son las cosas las que
aman”, escribió Jaime Sáenz. Pareciera que
nadie está dispuesto a dejar todo por amor.
Cuando alguien está con su amor loco, la vida
se convierte en una locura y le invaden miles
de emociones para entender la vida. No es fácil
mantener vivo el amor loco. Existen riesgos y
desafíos. Algo que sólo los locos están
dispuestos a hacerlo. Por ejemplo, Modigliani2
en plena agonía pidió a Jean que estaba
embarazada de nueve meses mientras le
pintaba: “Sígueme en la muerte y en el cielo
2 Pintor Italiano (1884 – Paris, 1920) que en 1917 conoce a Jean Hébuterne, quien será su compañera hasta la muerte. En diciembre de ese año realiza su primera exposición individual en la galería de Berta Weill; el día de la inauguración, la policía retira cinco desnudos por ofensas al pudor y no se vende ningún cuadro. Los biógrafos lo consideran como un artista bohemio vinculado con las drogas, alcohol, mujeres, pobreza y enfermedad. Su fama llegó cuando él murió, pero su extraordinario talento ha legado a la posterioridad.