Discapacidad y atención a la diversidad: un desafío a la ciencia
*Lic. en Cultura Física. Máster en Educación Especial **Lic. en Cultura Física. Máster en Cultura Física Terapéutica Prof. Asistente ISCF “Manuel Fajardo” (Cuba)
MSc. Yamila Fernández Nieves* [email protected] MSc. Maylene López Bueno** [email protected] MSc. Joaquín Eduardo Barrios González** [email protected] MSc. Jorge Coll Costa** [email protected]
Resumen La visión contemporánea sobre el problema de la Discapacidad, ha ido evolucionando a pasos agigantados. Asimismo la ciencia, cualesquiera que sea la esfera científica, asume la responsabilidad social que implica su tratamiento desde el enfoque humanista que demanda la época. Sin embargo, para que las estrategias que se implementen en este sentido, resulten verdaderamente desarrolladoras, se impone que su abordaje sea multi, inter y transdisciplinar. El presente artículo esboza la evolución histórica en torno a este problema y los puntos de armónica confluencia entre las áreas científicas más directamente implicadas e interrelacionadas, en la noble tarea de integrar socialmente a las personas con discapacidad; ocupando un lugar cada vez más relevante, las ciencias de la Actividad Física. Palabras clave: Discapacidad. Diversidad. Integración social.
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - Nº 123 - Agosto de 2008
Introducción
La naturaleza, se niega a concederle el don de la perfección a la especie humana; pero el intento
por alcanzarla, sí es patrimonio del homo sapiens. Cuando en pleno siglo XXI, algunos no tan homo - y
mucho menos sapiens – optan por eliminar al deficiente, y ahorrarse así las diferencias; otros, por
suerte la mayoría, optamos por salvar al deficiente y eliminar las diferencias.
Se trata entonces, de apostar por el mejoramiento humano y profesional, que nos permita asumir
una adecuada atención a la diversidad, poniendo la ciencia, incluyendo a las ciencias pedagógicas, en
función de garantizar la calidad de vida de todos los miembros de nuestra sociedad, sin distinción de
raza, religión, sexo, edad, y por supuesto, sin distinción de la condición de salud.
Dos de los indicadores más importantes establecidos por la Organización de Naciones Unidas
(ONU), para determinar los niveles de desarrollo alcanzados por una nación, lo constituyen el índice
de mortalidad infantil; así como la salud y la educación que determinada sociedad puede asegurar a
toda su población, especialmente a su infancia.
Cuba, a pesar de ser un país en vías de desarrollo y de las dificilísimas condiciones económicas en
que se encuentra desde hace mucho más de cuatro décadas; figura entre los países que exhiben
mejores resultados en ambas esferas. Esto denota la prioridad que nuestro estado le confiere a salud
y educación de nuestros niños; premisa indispensable para el desarrollo de cualquier ciencia en la
actualidad: la voluntad política.
Nos cabe todo el orgullo de mostrar al mundo, los índices cada vez más bajos de mortalidad infantil;
sin embargo, no escapamos de una encrucijada: mientras más bajos son los índices de mortalidad,
más altos suelen ser los de morbilidad; pues se incrementa el grado de supervivencia de los niños con
trastornos del neurodesarrollo o de alto riesgo, tanto biológico, como social. O sea, que a pesar de los
tremendos esfuerzos que las ciencias médicas despliegan en virtud de salvar la vida y garantizar la
salud de nuestros niños; lo cierto es que al mundo siguen, y seguirán llegando, seres no tan sanos y
fuertes como el que esperábamos, pero tan seres humanos como el más perfectamente dotado. He
aquí uno de los problemas sociales; que desafía el quehacer científico y tecnológico, de todas aquellas
disciplinas científicas cuyo objeto esté vinculado directamente a la promoción de salud y educación
para la salud; lo cual atañe directamente a las ciencias de la Actividad Física.
Desarrollo
El impacto social de la ciencia y la tecnología engendrada a su vez por ésta; no ha alcanzado límites,
lo que genera una interacción directamente proporcional entre ambas, dando lugar a diversas
situaciones problémicas de toda índole: económica, social, educacional, etc.; que no pocas veces se
entrecruzan entre ellas y cada vez más; unas encuentran respuestas a sus interrogantes científicas, en
el campo de otras.
Durante el proceso de desarrollo de cada ciencia, tiene lugar la estructuración y definición precisa
de su objeto de estudio; pero al mismo tiempo, las investigaciones científicas -motores impulsores del
desarrollo científico-, cada vez más abarcadoras, incrementan las relaciones con otras disciplinas
científicas. Quizás este irrefutable hecho, llevó al Dr. Agustín Lage Dávila a concluir que: “el
conocimiento es importante, pero sus funciones han cambiado porque la velocidad de generación es
mayor que la de difusión. Avanza más, no quien tenga mayores conocimientos, sino quien mejor los
combine”(1).
Discapacidad: evolución histórica y visión actual
La atención a las personas con discapacidad, ha transitado uno de los caminos más escabrosos y
crueles, de toda la historia de la humanidad. Así por ejemplo, en la comunidad primitiva, el individuo
que no estaba apto para participar en la búsqueda de alimentos, o que era incapaz de adaptarse a las
difíciles condiciones de vida existentes, estaba condenado a perecer; si es que antes no era eliminado.
El nivel de las fuerzas productivas era tan bajo, que no se contaba con productos excedentes, que
pudieran garantizar la supervivencia de aquellos que no participaran en el proceso de producción.
Las investigaciones antropométricas, han demostrado que en la antigua Grecia, específicamente en
Esparta; la matanza de niños estaba relacionada directamente, con aquellos infantes en los que se
hacía evidente alguna deformidad física, particularmente, si ésta era muy marcada.
Las palabras del filósofo romano Lucio Anneo Seneca, citadas por Ligia Trujillo y col. (1984) delatan
la crueldad de aquella época: “Matamos a los seres deformes y ahogamos a aquellos niños que nacen
enfermizos, débiles y deformados. No actuamos así por ira o por enfado, sino guiándonos por los
principios del raciocinio: separar lo defectuoso de lo saludable”. (2)
A medida que las fuerzas productivas se fueron perfeccionando y con ello, mejorando las
condiciones socioeconómicas; los médicos, pedagogos y filósofos de ideas más progresistas, lideraron
las investigaciones científicas pioneras con respecto a la discapacidad y a las posibilidades de
desarrollo educacional y social de las personas que la portaban. Aparecen las primeras iniciativas de
enseñanza individual a los niños con anomalías en el desarrollo.
A finales del siglo XVIII en algunos países, fundamentalmente de Europa, se comenzaron a educar
los niños con déficits físicos, psíquicos y sensoriales, en las llamadas “Casas de Beneficencia”.
Posteriormente, ya en el siglo XIX, cuando las ciencias médicas empezaron a profundizar en el estudio
los trastornos del desarrollo y poco a poco, se comenzó a comprender la esencia de los mismos; las
ciencias psicológicas y pedagógicas, retroalimentándose de las primeras, y por tanto, con un enfoque
predominantemente clínico, que hacía hincapié casi absoluto en el “defecto”, comenzaron a
profundizar en el desarrollo de la personalidad de estos niños y aparecen las primeras instituciones,
donde fueron educados por separado, según el carácter del defecto. Así, surgen las primeras
instituciones especiales para niños sordos y ciegos; y más tarde, las instituciones para niños con
retraso mental.
El siglo XX, es también llamado “el siglo de las luces”. Realmente, el esplendor económico; trajo
consigo el esplendor social, e iluminó el desarrollo científico. La tecnología se vistió de gala y entre las
ciencias más beneficiadas, se encontraron las ciencias médicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en la década del 50, elabora la primera Clasificación
Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la Salud (CIE). Dado el
vertiginoso desarrollo científico – técnico, en el campo de las ciencias básicas y preclínicas; así como
de las especialidades médicas propiamente dichas, en 1989, se revisa y elabora la 10ma edición de
esta clasificación (CIE-10), todavía con vigencia. Estudios realizados por el Observatorio de la
Discapacidad del IMSERSO (Instituto de Migraciones y Servicios Sociales, España), exponen, según
refiere Herrera, S. (2003), que entre los aportes más significativos de la CIE-10, figuran:
Los profesionales de la salud cuentan con múltiples herramientas diagnósticas que
facilitan la identificación de las diferentes enfermedades y síndromes.
Un lenguaje común.
Bases científicas precisas, fiables y aplicables transculturalmente.
La transferencia y comparación de información de salud.
Aportar sistemas de codificación/registro.
Promueve la investigación.
Sin embargo, la consideración de diagnóstico es importante, pero insuficiente para abarcar los
elementos esenciales del concepto salud, pues:
No permitía realizar estimaciones sobre la utilización de los servicios de salud, los
progresos del paciente o su posterior rendimiento laboral.
Etiquetaba a los pacientes, con un código representativo para cada enfermedad.
No evalúa las repercusiones de las enfermedades sobre el individuo (Discapacidad).
La OMS define a la Salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de afecciones o enfermedad. De esta manera, deviene entonces, imperiosa
necesidad el hecho de poseer una clasificación que tenga en cuenta la repercusión de las
enfermedades, en el funcionamiento personal y social del individuo. Nace en 1980, la CIDDM.
Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías. Entre sus aportes más
significativos, se enmarcan:
Intento por subsanar las deficiencias de la CIE-10 y contar con un sistema, para evaluar
las repercusiones de la enfermedad y la Discapacidad.
Modificó la política social. Cambios en la visión de las posibilidades de integración en el
mundo escolar, laboral y de relación social.
En este sentido, define:
Deficiencia: Toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica,
fisiológica o anatómica.
Discapacidad: Toda restricción o ausencia (debido a una deficiencia), de la capacidad
de realizar una actividad en la forma, o dentro del margen que se considera normal
para un ser humano.
Minusvalía: Una situación de desventaja para un individuo determinado, consecuencia
de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol
que es normal en su caso (en función de su edad, sexo y factores sociales y culturales).
O sea, según la CIDDM, la discapacidad, es un problema de la persona, como consecuencia directa
de una enfermedad, trauma o condición de salud (modelo médico, lineal). Se trata de la restricción o
ausencia, debido a la deficiencia, de la capacidad de realizar una actividad dentro del margen que se
considera normal para un ser humano. Este concepto se incluye en una relación sucesiva, de causa-
efecto: Deficiencia Discapacidad Minusvalía.
Esta clasificación, estuvo vigente hasta finales del siglo XX; pero tal y como las ciencias sociológicas,
psicológicas y pedagógicas, se retroalimentaron de las ciencias médicas; sobre todo, en la segunda
mitad de ese siglo; asimismo sucedió a la inversa. Aunque sus aportes fueron de incuestionable valor
social, su alcance no satisface las expectativas, al centrar la discapacidad en el individuo que la
padece. En las dos últimas décadas del pasado siglo y como resultado de las investigaciones en el
campo sociológico y psicopedagógico fundamentalmente, la comunidad científica internacional, fue
ganando conciencia en que “el problema radica en el fracaso de la sociedad y del entorno creado por
el ser humano, para ajustarse a las necesidades y aspiraciones de las personas con discapacidad y no
en la incapacidad de dichas personas, para adaptarse a las demandas de la sociedad”. (Harlan Hahn,
1993).
Otra vez, frente a un sensible problema social. En los albores del siglo XXI, la CIDDM, resulta
también insuficiente. Entre sus principales críticas figuran:
Predominio del abordaje negativo, centrado en la deficiencia.
Enfoque de la Discapacidad como hecho individual, no universal.
Escaso enfoque en los aspectos sociales y contextuales.
Desde 1993, un grupo de científicos de la OMS, someten a estudio nuevamente esta clasificación y
en el 2001; en el marco de la 54ª Asamblea Mundial de la Salud, aprueban la nueva –y vigente-
Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF, 2001).
Esta nueva clasificación, considera al ser humano en el centro de las interrelaciones: biológicas,
físicas, psicológicas, sociales. Todas ellas, imbricadas unas con otras, pueden generar la discapacidad o
por el contrario, reducirla. Desde este nuevo modelo bio-psico-social, se considera como
discapacidad, a las limitaciones en la actividad y restricciones en la participación social, que puede
tener una persona como consecuencia de la interacción entre los aspectos inherentes a su condición
de salud (Funciones/estructuras corporales), la actividad (limitaciones en la actividad), la participación
(restricciones en la participación), relacionados con los factores contextuales (ambientales y
personales) que ocasionan resultados negativos. Leyva Fuentes (2003), lo resume de la siguiente
forma:
Para poseer una clara comprensión del problema de la discapacidad, desde esta nueva posición,
resulta imprescindible compartir con la CIF, su cuerpo terminológico:
Funcionamiento: Término global que hace referencia a todas las funciones corporales, estructuras
corporales, actividades y participación.
Condición de salud: término genérico, que incluye enfermedad (aguda o crónica), trastorno,
traumatismo y lesión. Incluye además otras circunstancias, tales como el embarazo, estrés,
envejecimiento, anomalías congénitas o predisposiciones genéticas.
Funciones corporales: Son las funciones fisiológicas de los sistemas corporales:
1. Funciones mentales.
2. Funciones sensoriales y dolor.
3. Funciones de la voz y el habla.
4. Funciones del sistema cardiovascular, hematológico, inmunológico y respiratorio.
5. Funciones del sistema digestivo, metabólico y endocrino.
6. Funciones genitourinarias y reproductoras.
7. Funciones neuromusculoesqueléticas y del movimiento.
8. Funciones de la piel y estructuras relacionadas.
Estructuras corporales: Son las partes anatómicas del cuerpo, tales como órganos, las extremidades
y sus componentes.
1. Estructuras del sistema nervioso central (SNC).
2. El ojo, el oído y estructuras relacionadas.
3. Estructuras involucradas en la voz y el habla.
4. Estructuras de los sistemas cardiovascular, hematológico, inmunológico y respiratorio.
5. Estructuras relacionadas con los sistemas digestivo, metabólico y endocrino.
6. Estructuras relacionadas con el sistema genitourinario y el sistema reproductor.
7. Estructuras relacionadas con el movimiento.
8. Piel y estructuras relacionadas.
Deficiencias: Son los problemas en las funciones o estructuras corporales, tales como la desviación
significativa de la “norma” generalmente aceptada.
Actividad: Es la realización de una tarea o acción por parte de un individuo. Respecta la perspectiva
del individuo, respecto al funcionamiento.
Limitaciones en la actividad: Dificultades que un individuo con determinado estado de salud,
puede tener en el desempeño/realización de diversas actividades. Sustituye al término discapacidad
de la CIDDM.
Participación: Es el acto de involucrarse en una situación vital. Representa la perspectiva de la
sociedad, respecto al funcionamiento.
Restricciones en la Participación: Son los problemas que un individuo puede experimentar al
involucrarse en situaciones vitales. Antes minusvalía.
Dominios: Conjunto relevante y práctico de funciones fisiológicas y estructuras anatómicas,
acciones, tareas o áreas de la vida, relacionadas entre sí.
Actividades y participación
1. Aprendizaje y aplicación del conocimiento.
2. Tareas y demandas generales.
3. Comunicación.
4. Movilidad.
5. Autocuidado.
6. Vida doméstica.
7. Interacciones y relaciones interpersonales.
8. Áreas principales de la vida.
9. Vida comunitaria, social y cívica.
Bienestar: Término general, que engloba todos los dominios de la vida humana, incluyendo
aquellos aspectos físicos, mentales, y sociales, que componen lo que se considera como “tener una
buena vida”.
Dominios del bienestar: educación, trabajo, ambiente, etc.
Dominios de salud del bienestar: ver, oír, recordar, etc.
Discapacidad (según la CIF): Término genérico, que abarca las distintas dimensiones de:
Deficiencias de función y deficiencias de estructura (antes deficiencias).
Limitaciones en la actividad (antes discapacidad).
Restricciones en la participación social (antes minusvalía).
Entre los principales aportes de esta clasificación, figuran:
El énfasis realizado en los elementos positivos de la discapacidad, no en los
estigmatizantes.
La aplicación del modelo bio – psico – social.
La introducción del concepto de universalidad.
Promover la igualdad de oportunidades para todos.
Apoyar la lucha contra la discriminación, basada en la discapacidad.
Cambio en el modo de pensar sobre las personas con discapacidad, y los servicios y
apoyos que se le proveen.
Discapacidad e Infancia. Documentos Legislativos Internacionales
La Declaración de los Derechos del Niño proclamada por la ONU, 1959: establece que
" El niño física o mentalmente impedido debe recibir el tratamiento, la educación y el
cuidado especial que requiera en su caso particular”.
Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada en Nueva York, por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, el día 20 de Noviembre de 1989. Esta Convención
dictamina:
o Artículo 23.1. "los Estados Partes reconocen que el niño mental o físicamente
impedido deberá disfrutar de una vida plena y decente en condiciones que
aseguren su dignidad, le permitan llegar a bastarse por sí mismo y faciliten la
participación activa del niño en la comunidad".
o Artículo 23.3 "En atención a las necesidades especiales del niño impedido, la
asistencia que se preste, será gratuita siempre que sea posible, habida cuanta
de la situación económica de los padres o de las otras personas que cuiden del
niño, y estará destinada a asegurar que el niño impedido tengan un acceso
efectivo a la educación, la capacitación, los servicios sanitarios, los servicios de
rehabilitación, la preparación para el empleo y las oportunidades de
esparcimiento y reciba tales servicios con el objeto de que el niño logre la
integración social y el desarrollo individual, incluido su desarrollo cultural y
espiritual, en la máxima medida posible".
o Artículo 23.4 "Los Estados Partes promoverán, con espíritu de cooperación
internacional, el intercambio de información adecuada en la esfera de la
atención sanitaria preventiva y del tratamiento médico, psicológico funcional
de los niños impedidos, incluida la difusión de información sobre los métodos
de rehabilitación y los servicios de enseñanza y formación profesional, así como
el acceso a esa información a fin de que los Estados Partes puedan mejorar su
capacidad y conocimientos, y ampliar su experiencia en estas esferas".
o Artículo 24.1 "Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del
más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las
enfermedades y la rehabilitación de la salud. Los Estados Partes se esforzarán
por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al disfrute de esos
servicios sanitarios”.
o Artículo 28.1 "Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a la educación
y, a fin de que se pueda ejercer progresivamente y en condiciones de igualdad
de oportunidades ese derecho".
ICF-CY (2007). Versión específica para niños y jóvenes de la Clasificación internacional
del funcionamiento, de la discapacidad y de la salud (CIF). Se trata del primer código de
clasificación internacionalmente acordado para evaluar el estado de salud de niños y
jóvenes en el contexto de las fases de su desarrollo y del medio en que viven.
Esta nueva clasificación, sustenta la necesidad de su elaboración, teniendo en cuenta, un nuevo
problema científico: el rápido crecimiento y los cambios veloces que ocurren durante los dos primeros
decenios de vida no se reflejaban lo suficiente en la CIF-2001. La ICF-CY, aborda con mayor detalle ese
importante periodo del desarrollo. Su nuevo sistema de codificación estandarizado, ayudará a los
clínicos, educadores, investigadores, administradores, instancias normativas y padres a documentar y
cuantificar las características importantes del crecimiento, de la salud y del desarrollo de niños y
jóvenes. Además, comprende a los niños con retrasos del desarrollo; aspecto sumamente necesario,
teniendo en cuenta que pueden correr más riesgo de discapacidad.
El empleo de esta clasificación, permitirá a los profesionales de la salud, padres y maestros;
describir de forma precisa esos retrasos, con objeto de prever las necesidades de salud; así como las
educacionales. “El hecho de concentrar la atención en la manera en que los niños y jóvenes se
desempeñan física, social y mentalmente en el contexto de su desarrollo y entorno tiene
repercusiones importantes para la educación especial”, refiere Yutaka Oda, Presidente del Instituto
Nacional de Educación Especial del Japón.
Servicios y Apoyos Sociales: Derecho de las Personas con Discapacidad y Responsabilidad de la
Intelectualidad Científico – Técnica.
Marco Jurídico
Según la ONU, en informes publicados por la organización en el año 2006, unos 650 millones de
personas en el mundo, lo que representa un 10% de la población mundial, sufre algún tipo de
discapacidad, visible o no visible, y un 80% de ellas vive en los países en desarrollo.
La OMS declara como política, el principio expuesto en las Normas Uniformes de la ONU, sobre
Equiparación de Oportunidades para las Personas con Discapacidad. En este sentido, refiere que los
estados tienen la responsabilidad de promover la salud y el bienestar de las personas con
discapacidad, mediante la eliminación de obstáculos a la participación equitativa en áreas como:
Acceso al entorno físico, información y comunicación.
Educación.
Empleo.
Mantenimiento de ingresos y seguridad social.
Vida familiar, relaciones sexuales y paternidad/maternidad.
Actividades culturales.
Recreación y deportes.
Religión.
Entre los servicios que se le proveen a las personas con discapacidad, sobresalen los servicios
médicos, destacándose la Medicina Física y Rehabilitación; así como los servicios educativos, donde
cobra cada vez más fuerza, la llamada Pedagogía de la Diversidad. Se incluyen acá por supuesto, los
servicios que generan las ciencias de la Cultura Física y otras afines: Actividades Físicas Adaptadas y
Psicomotricidad, entre las más significativas; tanto, como significativo resulta el hecho de la
interrelación entre todas ellas, que ya no permite a la ciencia, dar respuesta al problema de la
discapacidad, sin el enfoque multi, inter y transdisciplinar que demanda la práctica social de estos
tiempos.
La OMS reconoce además, que los avances de la investigación y la ciencia, tendrán grandes efectos
en las vidas de las personas con discapacidad. Este progreso está diseñado para beneficiar al ser
humano. La aplicación de nuevos conocimientos tiene una importancia potencial para prevenir o
limitar la incidencia de enfermedades y discapacidad. Aunque puedan haber beneficios, también hay
peligros si se descuida el rumbo de las investigaciones y las formas por las que la tecnología puede
perjudicar los derechos humanos e incluso la existencia misma de las personas con discapacidad. La
OMS, debe desarrollar lineamentos éticos con base en los principios de justicia, no-discriminación,
diversidad, autonomía y toma de decisión con conocimiento de causa.
Documentos Programáticos Internacionales, relacionados con la Atención a la Diversidad
Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU (1948).
Creación de la OMS (1948).
Informe Warnok (1978).
Año Internacional de los Impedidos (1981).
Programa de Acción Mundial para los Impedidos (1982).
Convenio sobre los Derechos del Niño (1989).
Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983 - 1992).
Normas Uniformes de la ONU, sobre la igualdad de oportunidades para las personas
con discapacidad. (1993).
Declaración de Salamanca. (1994).
Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías. CIDD, 1980.
Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF,
2001).
ClF – CY (2007). International Classification of Functioning, Disability and Health for
Children and Youth.
Convención Internacional para los Derechos de las Personas Discapacitadas (2007).
El 3 de diciembre de 1982, en su Resolución 37/52, la Asamblea General de la ONU, aprueba el
"Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidades", quedando establecidas las
medidas sobre Prevención, rehabilitación e igualdad de oportunidades:
Prevención significa la adopción de medidas encaminadas a impedir que se produzcan deficiencias
físicas, mentales y sensoriales (prevención primaria) o a impedir que las deficiencias, cuando se han
producido, tengan consecuencias físicas, psicológicas y sociales negativas.
La rehabilitación es un proceso de duración limitada y con un objetivo definido, encaminado a
permitir que una persona con deficiencias alcance un nivel físico, mental y/o social funcional óptimo,
proporcionándole así los medios de modificar su propia vida. Puede comprender medidas
encaminadas a compensar la pérdida de una función o una limitación funcional (por ejemplo, ayudas
técnicas) y otras medidas encaminadas a facilitar ajustes o reajustes sociales.
La igualdad de oportunidades significa el proceso mediante el cual, el sistema general de la
sociedad -tal como el medio físico y cultural, la vivienda y el transporte, los servicios sociales y
sanitarios, las oportunidades de educación y trabajo, la vida cultural y social, incluidas las
instalaciones deportivas y de recreo- se hace accesible para todos.
En diciembre del 2006, se aprueba con consenso de los 192 países miembros de la ONU, la
Convención Internacional para los Derechos de las Personas Discapacitadas, siendo el primer tratado
del siglo XXI en ser adoptado y constituyéndose de esta manera, en un valioso instrumento jurídico
vinculante para los gobiernos, quienes deberán introducir cambios en sus legislaciones, referentes a
mejorar y promover el acceso a la educación y al empleo de las personas discapacitadas.
Del mismo modo, deberán tomar medidas para mejorar la calidad de vida de las personas con
discapacidad para que puedan tener acceso a sistemas de salud adecuados, a la información y a poder
movilizarse sin obstáculos físicos.
Asimismo tiene como objetivo, proteger y garantizar el disfrute y la igualdad plena de los
discapacitados con el resto de las personas en áreas como la participación en la vida pública, el
sistema judicial y en el bienestar social.
"Esta convención supera el enfoque médico-asistencial para centrarse con profundidad en el tema de
los derechos humanos. Abre el camino para que los gobiernos asuman su responsabilidad para
quienes tienen necesidades especiales", (Rincón-Gallardo, G. 2006).
Según datos publicados por Prensa Latina, la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), considera que la toma de conciencia sobre la necesidad y
el derecho a la educación inclusiva de las personas discapacitadas, es hoy un requisito indispensable
para la integración de estas personas a la sociedad. El relator especial sobre el derecho a la educación,
Vernor Muñoz, refiere que los convenios firmados al respecto, muestran que hay un reconocimiento
importante sobre el tema de la discapacidad; sin embargo, considera que en estos momentos, pese a
las obligaciones establecidas por ley en numerosos pactos y convenciones internacionales, los
avances son mínimos, por la falta de una verdadera voluntad política de los estados; unido por
supuesto, a la discrepancia existente entre el marco jurídico y los recursos disponibles para la
realización del derecho a la educación inclusiva. (Prensa Latina, mayo, 2007)
Medicina Física y Rehabilitación
La Medicina Física y Rehabilitación es la especialidad médica que desarrolla un conjunto de medidas
de promoción de salud, prevención, diagnóstico, investigación y tratamiento, para obtener la máxima
reincorporación posible a la comunidad de los pacientes con enfermedades o secuelas invalidantes,
congénitas o adquiridas. La especialidad utiliza esencialmente como terapéutica los agentes físicos
terapéuticos, naturales y artificiales, métodos de reeducación funcional, métodos de la terapéutica
ocupacional, los métodos de la ortopedia técnica y las ayudas ortésicas. Se encarga de implementar,
dirigir y controlar el desarrollo del proceso de rehabilitación (Hernández Tápanes, S. 2006).
Esta especialidad médica, enriquece sus acciones con una valoración integradora, que se manifiesta
en el diagnóstico y evaluación funcional; así como un pronóstico que asocia las categorías de la
discapacidad, incluyendo los aspectos biológicos, funcionales y sociales del individuo. El especialista
en Medicina Física y Rehabilitación, es un médico que debe conocer, prescribir, coordinar y dirigir
todos los procedimientos y recursos médicos, sociales, vocacionales, educacionales y laborales; que
conduzcan a la prevención y tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación (agentes físicos,
terapéuticos, naturales y artificiales, métodos de reeducación funcional, métodos de terapéutica
ocupacional, métodos de ortopedia técnica y las ayudas técnicas).
Así entonces, coincidimos con la definición de Rehabilitación Integral, que la considera como un
proceso por el cual la persona con discapacidad logra la mayor compensación posible de las
desventajas de toda naturaleza que puede tener como consecuencia de una deficiencia o de una
discapacidad para el desempeño de los roles que son propios por su edad, sexo y condiciones
socioculturales.
Para lograr dicha compensación requiere disponer de un conjunto de apoyos de diferente
naturaleza, de aplicación personal e individualizada y medidas de equiparación de oportunidades para
su integración social. En este marco, adquiere particular relevancia la Pedagogía Especial.
Educación Especial. Pedagogía de la Diversidad
En sus inicios, primera mitad del siglo XX, la Educación Especial, en directa retroalimentación con
los cánones sociales de la época, centró su visión en el “defecto” de la persona que padecía alguna
limitación física, psíquica o sensorial. Se consideraban personas “enfermas” - modelo médico - y en
correspondencia con esto, prácticamente las estrategias de atención, no iban más allá de satisfacer
las necesidades primarias de estos seres: alimentación, aseo, vestido, ciertos niveles de comunicación,
etc.; pero sin profundizar en planteamientos instructivos y psicoeducativos. Así, surgen las primeras
instituciones asistenciales, con un inconfundible enfoque segregacionista.
A finales de la primera mitad del siglo XX, y a raíz de los avances científico - técnicos, especialmente
de los que procedían de las ciencias médicas y psicológicas, la comunidad científica fue ganando
conciencia acerca de las reales posibilidades de desarrollo que poseían estos individuos, si recibían la
atención especializada que necesitaban, según sus particularidades. Surgen así, las escuelas
especiales. L.S. Vigostky, padre de la Defectología rusa y precursor del paradigma socio -histórico –
cultural, sentenció que por una parte, el defecto debilita el organismo, arruina su actividad, es una
minusvalía; por otra, porque precisamente el defecto dificulta y altera la actividad del organismo; este
sirve de estímulo para el desarrollo elevado de las otras funciones y lo incita a realizar una actividad
intensificada, la cuál podría compensar la deficiencia y vencer las dificultades.
Sin dudas, la era de las escuelas especiales, significó un tremendo paso de avance en el abordaje
pedagógico del niño y joven con discapacidad; pero continuaba primando el hincapié en el niño y su
defecto; no en su potencialidad, ni en la oferta educativa. Aunque más abierto y flexible, el enfoque
educativo, sigue siendo segregacionista. Sin embargo, “las escuelas segregacionistas”, iluminaron – y
todavía iluminan, al menos en Cuba - el camino de la integración.
Necesidades Educativas Especiales (NEE)
La génesis del término Necesidades Educativas Especiales (NEE), se encuentra en el Informe
Warnock (Inglaterra, 1978); elaborado por un comité de expertos, que tenía como objetivo, analizar la
prestación educativa en favor de niños y jóvenes con deficiencias físicas y mentales en Inglaterra,
Escocia y Gales, considerando los aspectos médicos de sus necesidades; así como los medios
conducentes a su preparación para insertarse en el mundo laboral.
El término alumnos con necesidades educativas especiales, fue acuñado en el Informe Warnock,
para definir a aquellos alumnos que presentan unas dificultades de aprendizaje, que hace necesario
disponer de recursos educativos especiales para atenderlas. A partir del Informe Warnock, se
promueve la reconceptualización de la Educación Especial a nivel internacional. Así, la aprobación en
España (1990), de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), revierte
singular trascendencia para los países de habla hispana.
Según la LOGSE (1990), el concepto de NEE, está en relación con la idea de diversidad de los
alumnos y se concreta en la atención a aquellos alumnos que, de forma complementaria y más
especializada, precisan de otro tipo de ayudas menos usuales, bien sea temporal o
permanentemente.
En Junio de 1994, se lleva a cabo en Salamanca, España; la reunión de la UNESCO, cuyo tema
central lo constituye la educación de los alumnos con necesidades educativas especiales. En este
marco, nace la llamada Declaración de Salamanca. En el Proyecto de Marco de Acción sobre
Necesidades Educativas Especiales, queda establecido que “El principio rector de este Marco de
Acción es que las escuelas deberían dar cabida a todos los niños, independientemente de sus
condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas o de otro tipo. Deberían acoger a
niños discapacitados y niños bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de
poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales, y niños de otros
grupos o zonas desfavorecidos o marginados. (...) En el contexto de este Marco de Acción el término
Necesidades Educativas Especiales se refiere a los niños y jóvenes cuyas necesidades surgen por su
discapacidad o dificultades del aprendizaje. Muchos niños pueden experimentar dificultades de
aprendizaje y tener por lo tanto Necesidades Educativas Especiales en algún momento de su
escolarización.”
Fundamentalmente después del Informe Warnock y de la Declaración de Salamanca y su Marco de
Acción; con la generalización del término Necesidades Educativas Especiales (NEE); toma auge la
concepción de la integración escolar y con ello, la reconceptulización de la Pedagogía Especial, basado
en el principio de la normalización, que en marcada síntesis, proclama que los niños con discapacidad,
han de beneficiarse de los servicios educativos ordinarios y propios de la comunidad.
El nuevo concepto de Educación Especial lleva necesariamente a plantear una escuela abierta a la
diversidad, capaz de garantizar condiciones normalizadoras y favorecedoras del desarrollo para todos
los alumnos, sean cuales sean sus diferencias, sus características individuales y del entorno.
En las puertas del siglo XXI, se ha convertido en tarea de primer orden, la Atención a la Diversidad,
como el reconocimiento de las diferencias de sexo, de desarrollo, de creencias, de culturas; así como
también de las diferencias en el aprendizaje de los alumnos como fundamento de su educación.
Plantea Bell, R. R. (2001), que la meta y máxima aspiración, en torno a la Pedagogía de la Diversidad,
consiste en el logro de una educación verdaderamente desarrolladora y de calidad para todos; lo que
ha venido propiciando la aparición en el ámbito pedagógico, de términos tales como inclusión e
integración.
La orientación dialéctico-materialista de la psicología socio-histórico-cultural, constituye una
premisa de considerable alcance, para abordar el tema de la diversidad. Vigotsky elaboró una
comprensión dialéctica del desarrollo psíquico, haciendo hincapié en su carácter interactivo; donde
otorgó el papel determinante a los factores sociales, considerando al hombre como un producto del
desarrollo histórico-social, mediatizado culturalmente. Esto constituye sin dudas, uno de los
principales sustentos teóricos, para la comprensión de la Pedagogía de la Diversidad.
Refiere este autor, que resulta cada vez menos refutable la sentencia de que “todos los niños
pueden aprender”; sin embargo, se trata de definir qué es lo que debe aprender, dónde, cómo,
cuándo y cuáles serían las vías para lograrlo. Sin dudas, un constante reto para las ciencias
pedagógicas.
Hablar de Pedagogía de la Diversidad significa en este ámbito, asegurar la existencia de tipos de
ayuda y apoyos que necesita el educando, con la intensidad y la duración requeridas, que permitan
potenciar el desarrollo de los alumnos con mayores necesidades educativas.
Según Leyva Fuentes, M. (2003), sistemas de apoyo, son el conjunto de procesos de carácter
sistemático y sostenido, a través de los cuales, personas, grupos o instituciones interaccionan y
satisfacen necesidades orientadas a mejorar las condiciones de aprendizaje de los alumnos y las
condiciones organizativas de los centros. Se habla de apoyo a los alumnos, a los profesores y a los
centros escolares, desde una perspectiva más general e institucional. Se entiende que éste engloba la
entera variedad de actividades, estrategias y programas educativos, en el propio centro escolar o
fuera de él, que complementan consolidan o enriquecen los procesos de enseñanza de los profesores
y los procesos de aprendizaje de los alumnos.
Sin embargo, coincidimos con autores como Orozco, M.(2003), Bell, R. (2001), entre otros, quienes
plantean que la integración escolar de niños con necesidades educativas especiales, es un problema
que requiere cautela. No se trata de “integrar por integrar”, es imprescindible preparar al sistema
educativo para el cambio, lograr la comprensión y el comprometimiento del colectivo pedagógico. Lo
anterior supone, que si se asume el reto de la atención a la diversidad es necesario también, una
reconceptualización del rol del profesor, como máximo responsable y ejecutor de las estrategias
pedagógicas propuestas en este sentido, en aras de garantizar una verdadera integración, que se
asegure de no disfrazar a la segregación con sus atuendos. La atención a la diversidad compromete a
todo el colectivo pedagógico de un centro escolar. Recaba el concurso de todos; necesita - y exige –
de un profesional lo suficientemente preparado para dar respuesta a las diferentes situaciones
educativas que surjan en este contexto: un desafío al ejercicio de la profesión y un reto para la
formación del profesional con perfil pedagógico, en cualesquiera de sus esferas, incluida por
supuesto, las Actividades Físicas y los Deportes.
Discapacidad y Actividades Físicas
En 1970, la Fédération Internationale d’ Education Physique (FIEP) elaboró y difundió
internacionalmente, el Manifiesto Mundial de Educación Física, lo que originó fuertes debates, acerca
de su concepción científica. En las últimas décadas del siglo XX, a raíz de los novedosos
planteamientos científicos contemporáneos, fundamentalmente de en las esferas médicas,
psicológicas, sociales y pedagógicas; se abre paso, la necesidad de un nuevo entendimiento de la
Educación Física.
La FIEP, elabora un nuevo Manifiesto en el año 2000. Entre sus artículos más sobresalientes para
nuestro objeto de investigación, se destaca:
Art. 1 - La Educación Física, por sus valores, debe ser comprendida como uno de los
derechos fundamentales de todas las personas.
Art. 2 - La Educación Física, como derecho de todas las personas, es un proceso de
Educación, sea por vías formales o no formales.
Art. 17- La Educación Física, a ser reconocida como medio eficaz de equilibrio y mejoría
en diversas situaciones, cuando es ofrecida a personas con necesidades especiales,
deberán ser cuidadosamente adaptadas a las características de cada caso.
Art. 18- La Educación Física debe ser utilizada en la lucha contra la discriminación y la
exclusión social de cualquier tipo, democratizando las oportunidades de participación
de las personas con infraestructuras y condiciones favorables y accesibles.
Sin embargo, las Actividades Físicas Adaptadas (AFA), como término, no se introduce hasta 1973,
cuando se funda la Federación Internacional de la Educación Física Adaptada (IFAPA). En el Primer
Simposio Internacional sobre Actividad Física Adaptada (AFA), en Berlín, 1989; queda elaborada su
definición más concensuada:
“La AFA hace referencia a la actividad física y motriz; y a los deportes en los que se pone especial
énfasis en los intereses y capacidades de las personas con condiciones limitadas, como las personas
discapacitadas, con deficiencias en la salud o los mayores de edad”.(3)
Según refiere Van Coppenolle, H., presidente de la IFAPA , “valoramos y promovemos la actividad
física, como forma de ocio, deporte, terapia, forma física y expresión”.(4)
Ejemplos irrefutables de cuánto se ha hecho en este campo, lo constituyen las Olimpiadas
Especiales y los Juegos Paralímpicos.
Las Olimpiadas Especiales, tienen la misión de proporcionar entrenamiento deportivo y
competición atlética durante todo el año, en una variedad de deportes Olímpicos para las personas
con 8 años de edad y mayores con discapacidad mental, dándoles la oportunidad de desarrollar la
aptitud física, demostrar coraje, experimentar alegría y participar en un intercambio de premios,
destrezas y compañerismo, con sus familias, otros atletas especiales y la comunidad.
Los Juegos Paralímpicos, tuvieron su génesis en 1948, cuando el neurocirujano inglés Sir Ludwing
Gutmann, tuvo a bien, organizar unas competencias deportivas, con lesionados de la columna
vertebral, que habían sido combatientes de la II Guerra Mundial. Estos juegos, coincidieron con los
Juegos Olímpicos de Londres. Cuatro años después, se sumaron al proyecto, competidores de
Holanda, lo que dio continuidad al carácter internacional de los actuales Juegos Paralímpicos.
Oficialmente se realizaron por primera vez, en Roma, 1960.
El Secretariado de Deportes de la Universidad de Alicante, España, considera a las Actividades
Físicas Adaptadas, como una disciplina con identidad propia, que emerge desde el ámbito de la
Educación Física y que está destinada a dar respuesta a las necesidades adaptativas primarias de las
personas con discapacidad. En este perfil de personas se incluyen a los miembros de los siguientes
colectivos:
Personas con deficiencias y/o discapacidades físicas, psíquicas y emocionales (o de sus
posibles combinaciones) permanentes o transitorias.
Personas con enfermedades crónicas que influyan directamente en el desarrollo o
mantenimiento de su autonomía personal y social.
Personas con edades avanzadas cuya autonomía psicomotriz comprometa a sus
habilidades adaptativas.
Niñas y niños que necesiten una estimulación o atención temprana para normalizar su
desarrollo evolutivo, así como los que estén incluidos en el primer grupo.
Individuos normalizados/as en los que se desee estimular el aprendizaje de las
habilidades adaptativas generales y de las habilidades psicomotrices específicas.
Por otra parte, el espacio epistemológico de la Psicomotricidad como disciplina científica, tal como
refiere Berruezo Adelantado, P.P (2001), abarca las ciencias de la salud, de la educación y de la
actividad física. En este sentido, según sus objetivos y praxis, la Federación de Asociaciones de
Psicomotricistas del Estado Español, declara que las competencias del psicomotricista como
profesional, se concretan en las áreas siguientes:
Área de diagnóstico, cuya finalidad es la comprensión global de la persona, mediante la
aplicación de instrumentos específicos de valoración, entre los que se destaca el
balance psicomotor y la observación psicomotriz.
Área de prevención, cuya finalidad es la detección y prevención de trastornos
psicomotores o emocionales en poblaciones en riesgo o en etapas concretas de la vida.
Área de educación, cuya finalidad es facilitar la maduración psicomotriz en el marco
curricular del centro educativo.
Área de terapia, cuya finalidad es la intervención psicomotriz sobre trastornos
psicomotores del desarrollo; así como sobre alteraciones emocionales y de la
personalidad, en función de un proyecto terapéutico realizado sobre la base de un
diagnóstico.
Área de formación, investigación y docencia, cuya finalidad es la capacitación para el
desarrollo de la actividad profesional, la profundización en sus ámbitos de
competencias y la transmisión de los contenidos ligados a esta práctica.
Con respecto al último de los aspectos mencionados, los que tenemos la responsabilidad social de
tributar a la formación y capacitación de los recursos humanos en este ámbito, estaremos
replanteándonos constantemente un mismo problema científico: ¿Cómo contribuir a elevar la
profesionalidad de nuestros especialistas, que garantice una adecuada atención a la diversidad?
Referencias
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4. Van Coppenolle, H. (2003). ADAPT. Currículo Europeo sobre Actividad Física
Adaptada. Disponible en: www.keleuven.ac.be.pdf p.2.
5. Ibid.
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